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DORADO a 2 Pa 8] J ie} Pa o ea El lobo dorado EL LOBO DORADO 1 Todo lo que se alcanzaba a ver estaba sumido en un blanco tan puro y radiante, que costaba trabajo mirar sin cerrar los ojos. Las montafas que cerraban el paisajeen la distancia, lucian un color azulado, solo dos tonos menos que el limpio cielo, pues reflejaban parte de su grandeza. Una silueta se veia avanzando trabajosamente por entre el metro de nieve que habia caido la noche anterior. Venia saliendo de un denso bosque y atravesaba la llanura que separaba el puesto militar de Ford Dale, de las inhéspitas tierras del oeste del nuevo estado, recién formado por decisién del gobierno federal. La figura humana guiaba a un caballo que obedecia trabajosamente, jalandolo por las bridas y obligandolo a arrastrar un trineo con una voluminosa carga encima. Todavia la nieve no se habia asentado lo suficiente y tanto el animal como la carga se hundian, dificultando aun mas la labor; pero la adversidad no contaba con el espiritu inquebrantable del hombre, que miraba hacia el empalizado del fuerte como si quisiera acercarlo con la mirada. Nadie salié a ayudarlo, por aqui las personas pueden hacer algo o no lo hacen, asi de simple. Cuando lleg6 a la puerta ya estaba abierta. Al pasar de la espesa nieve a los pocos centimetros que habia al otro lado dela muralla, sus pies se aliviaron y le parecié momentaneamente que flotaba muy cerca del piso. Pronto esa sensacion paso y pudo afincarse bien. Cruzé saludos de cortesia con los soldados bien abrigados de la puerta y siguid de largo, esta vez a mayor velocidad. Metio el caballo en la caballeriza, le limpié la nieve y le sirvié un poco de paja, le desmonto los arneses y le dio unas palmadas de agradecimiento por ayudarlo en el trabajo tan noblemente. Pens6 un momento en quitar la nieve de encima de la carga, pero el frio y el cansancio le hicieron ir, antes que nada, ala bodega La bodega era eso y también el bar del puesto, sala de reunion, de negocios y de peleas, todo en uno. A pesar de esto, el puesto fronterizo era el mejor lugar para hacer cualquier cosa, pues la presencia y jurisdiccién de los militares le daba la seguridad y justicia necesaria a cualquier problema. La gente habia aprendido que valia mas ser honesto que tratar de burlar a las autoridades, y personas de todos los alrededores venia aqui para vender y comprar sus productos. Era una ley férrea, brutal y tajante, como los hombres que la hacian cumplir. Por raro que parezca, el clima y las condiciones extremas hacen que, para que la vida transcurra lo mas ordenada y civilizada posible, la ley tiene que ser también extrema. No pueden coexistir un entorno hostil y una ley débil, o laindisciplina ciudadana terminaria pasando por encima de ella como una aplanadora. Asi entonces, estos hombres de uniforme, eran tan rudos y capaces como los bandidos mas salvajes, por eso los respetaban y temian por igual. Clark Lewis entré en la bodega sacudiéndose la nieve de encima y despojandose de su abrigo de Piel de lobo que estaba rigido por el frio, lo colocé cerca de la gran estufa que calentaba el lugar y fue a sentarse a la barra, saludando a algunos de los presentes; a los amigos los saludaba de nombre, a los conocidos con un gesto y a las autoridades con la mirada. Un hombre con un tabaco y mas alto que él, le puso un vaso de whiskey delante. —Gracias Tom —le dijo al hombre casi sin mirarlo y vaciando de un golpe el contenido del vaso en su garganta. — (Como te fue? —Bastante bien para cémo esta el tiempo. Traje veinticinco, once lobos, un oso, ocho zorros y cuatro alces. — jRayos, Clark, es el doble de lo que la mayoria trae! — {Lo quieres todo? —Si me fias la de oso. Las cosas no estan del todo bien. —Estuve persiguiendo ese oso tres dias, Tom. —Sabes que yo siempre te pago. —Sabes que si no me pagas te mato. La mirada de los dos hombres se cruz6 por encima del mostrador. — ¢Mandas al chico a buscarlas a la caballeriza? —Claro Lewis, ahora mismo. Uno por la casa —dijo el hombre alto y le llené el vaso. —Hay una que es mia. —Una joya. {He? —Un lobo blanco, mas blanco que la nieve, solo se le podia ver los ojos. Y era enorme, ademas. —Si me das una semana, te la pago al triple de lo habitual. —Y dos botellas de tu mejor whiskey. —No me das mucho margen, Clark. —Alla afuera tampoco hay mucho margen Tom y no se puede negociar. —Mejor no. Luego no podré venderla. Hablando un poco de todo, Clark. ,No has escuchado nada sobre un lobo dorado? — éQué tonteria es esa, Tom? No existen los lobos dorados. Y si existieran moriria de hambre en una semana. Si alla afuera brillas solo un poquito no cazas nada y sin un arma, menos aun. No me vengas con idioteces. —Pues esa idiotez que tu dices vale una fortuna, no tendrias que cazar nunca mas. — ¢Y quién dice que semejante animal existe? —En Robles Crew, hay un hombre que viene persiguiendo el rumor desde Yelow Stone y dicen que pagara una fortuna a quien le traiga la piel de semejante bestia. Big Tong hacontado a todos que hace una semana lo vio con sus propios ojos. — jBig Tong es un viejo imbécil que se inventa historias! O por qué crees que le llaman.asi: —Quizas tengas razon —dijo por fin el del mostrador un poco decepcionado-—. Si tt lo dices debe de ser asi, no por gusto eres el mejor cazador de la zona. — iY de todo el maldito pais, Tom! jNo lo olvides! ; De todo el maldito pais! Rieron y siguieron charlando hasta que el cazador estuvo lo suficientemente borracho para ir ajugarse el dinero alos naipes. No obstante, tuvo suerte esa noche y gano mucho mas de lo que perdio. Se gasto la mitad de las ganancias en un bano caliente, mas alcohol y en una mujer. Al dia siguiente lo sacudieron bastante para poder despertarlo — jMaldigo a todos los dioses y a sus putas, sera que un hombre no puede dormir tranquilamente en este lugar! — ;Deja de maldecir y vistete! Hace rato que te esta buscando un hombre y por su ropa parece importante. Quizas me agradezcas luego. —Lo unico que agradeceria es dormir, mujer de los milinfiernos jAlla afuera ni eso se puede hacer! Se sento en el borde de lacama. Enseguida su cuerpo noto el cambio de temperatura, al estar fuera del cobijo de las mantas. —Ya me estoy poniendo viejo para esta vida de m* keKG No llegaba a los cincuenta anos, pero las inclemencias del tiempo, las malas noches y la intemperie le hacia lucir de sesenta y sentirse de setenta. No obstante era muy fuerte. Su oficio y la alimentacion, casi exclusivamente a base de carne, le tallaron un fisico de acero y bien definido. Sin llegar a ser muy musculoso, era atlético y sobre todo, agil. Podia correr durante horas y perseguir una pieza por dias sin sentirse mucho el esfuerzo; pero su cualidad mas importante era su persistencia. Nada le distraia de su objetivo cuando decidia hacer algo. Esos espiritus indomables, que tanto abundan en los lugares donde hay adversidades y que son producto precisamente de esas condiciones, se sienten atraidos por la vida dura y peligrosa que ofrecen las tierras perdidas del mundo. Sus almas se vuelven tan salvajes como la misma naturaleza y al regresar momentaneamente a la civilizacion, después de mucho tiempo, simplemente no encajan en ella y ella misma le rechaza como aun hijo que se perdio y que ahora no reconoce. Asi se sentia Clark después de veinte afios persiguiendo animales durante las cuatro estaciones del ano. Sus huesos comenzaban a sufrir el desgaste de las cacerias y del frio intenso de las noches, acostado junto a una hoguera a punto de extinguirse. La soledad se habia metido en su alma a tal punto que apenas soportaba la compania de otros seres humanos. Incluso rechazaba la proximidad de las mujeres después de saciar sus instintos mas apremiantes. Buscaba Ja soledad casi como un vicio y al no encontrarla estando rodeado de personas, se lanzaba cada vez mas a menudo a la inmensidad de los bosques y montafias que se ofrecian a él y a sus habilidades como un universo a sus pies. No necesitaba dominar el entorno; ya le tenia dominado. No era necesario esforzarse para sobrevivir, porque lo hacia de forma natural, como un ser salvaje mas. Poco a poco le fue costando mas trabajo regresar ala civilizacion; cada vez demoraba mas volver con el'trineo lleno de pieles, no porque tardaraen lenarlo ni porque pesara demasiado, sino porque amedida que curtia las pieles y las acomodaba en fardos, se acercaba la hora de reunirse con los compradores, los militares y el resto de los cazadores y esa sensacion le resultaba mas rara con cada afio que pasaba. Si no fuera por el dinero, el cual necesitaba para poder asegurarles la existencia a sus dos hijos muy lejos de alli, hace tiempo se habria construido una cabahaen medio de la nada, para morir alli de frio o de hambre cuando no pudiese cazar mas. Al principio, de joven, disfrutaba matar animales por laemocion y la camaraderia que surgia en los grupos de hombres dedicados a ese oficio; pero fueron pasando los ajios y emprendi6 el negocio que ya conocia bien en soledad, al darse cuenta que era mucho mejor que sus amigos y solo recibia la misma paga que los demas. Asi empez6 su nueva vida y contrario alo que pensé en un principio, le tom6.el gusto rapidamente. A estas alturas ya no disfrutaba matar, lo hacia de forma mecanica, sin laemocion y excitacion de ahos anteriores, solamente por el dinero. El resto del tiempo disfrutaba complementandose con el entorno. Aprendié a fuerza de soledad,a ver las grandes y pequenas maravillas que le rodeaban; los laboriosos castores construyendo formidables tefugios y diques, a las aves nocturnas con su increiblemente silencioso vuelo, el camuflaje de los zorros, la unidad de los lobos, la fuerza del oso, la valentia del arce. Admiré a los insectos, a los salmones, a las Aguilas; pero siempre estuvo en contacto mas directo con los lobos, asi que aprendio a la perfeccién el caracter y las costumbres de ellos, desde su jerarquia y su manera de cazar, hasta su inteligencia y bondad Vio de primera mano, como protegian a sus cachorros con la vida misma, la forma en que ayudaban a los enfermos 0 a los mas viejos, el altruismo del lobo alfa y su magnificencia También comprendié que los actos de los animales, que a veces nos parecen crueles, en verdad tienen una razon de peso y que son absolutamente necesarias para la subsistencia en un entorno tan extremo. En fin, aprendio sin apenas notarlo, a admirar todo lo que le rodeaba y como la admiracié6n es el primer paso que se da para amar algo, terminé amando todo aquello que en un principio, le resultaba adverso y hostil. No era, por supuesto, un amor libre de respeto; solo se puede amar lo que se respeta, no lo.que'se teme y él le perdio todo el temor, para convertirse en parte del todo; de los arboles, de los animales, de la nieve, del frio, del rio, del aire. Adquirié la costumbre tan rara e inentendible que observo en los nativos de pedir perdon a sus presas por matarlas y se sintié mal por haber tildado de tontos y estupidos a esos seres que, desde hacia siglos, se habian fundido con la naturalezaen un solo ente, viviendo con ella en total armonia y tomando solo lo que era vital para vivir, dejando que el mundo siguiera el rumbo marcado por si mismo sin romper el curso natural de la existencia. Concientizado esto, odié al hombre blanco como si fuera un nativo mas, aunque tampoco se alié alos pocos que quedaban en esas tierras, aunque se aproximé6 a ellos en varias ocasiones, la simpatia que les tenia se esfumaba ante la justificada desconfianza de los nativos, quienes veian cOmo desaparecian sus territorios y su comida en manos de los insaciables blancos. Ante los asombrados ojos de Tom, Clark se disponia a marcharse nuevamente del puesto militar. Nadie salia con solo un dia de descanso, a no ser que fuera algo sumamente importante. — (Estas loco, Clark? Diluvio no ha tenido tiempo de reponerse, ni tu tampoco. —Voy solo. {Me cuidarias a Diluvio por unos dias? —Claro que si...pero qué vas a hacer solo alla afuera. ,Acaso quieres morir? — iYa quisieras! Asi no tendrias que pagarme esa piel de lobo blanco. Estaré cerca de aqui, solo quiero averiguar algo. Tendras todo el dinero en quince dias? —Haré lo que pueda. jEspera, casi se me olvida! El] tipo rico del que te hable, el que busca al lobo dorado, esta aqui en el puesto. Y como todos te han senalado a ti como al mejor cazador, te esta buscando — jPues que siga buscandome! —No vaa hacer falta —dijo una voz fuerte como un trueno, a sus espaldas-, ya le encontré. Clark imaginé encontrar un hombre grueso y tal vez calvo, con carade banquero y sosteniendo un reloj de oro en lamano, mirandolo a través de unos espejuelos; pero al volverse descubrié todo lo contrario. El hombre era tan alto como él, estaba muy bien vestido, pero de alguna manera la ropa no expresaba nada ostentoso. Eracomo si fuese un minero que le hubiese robado el traje a su jefe. A todas luces el tipo no nacié rico, ni era ajeno al trabajo duro. A Clark le llamé enseguida la atencion, pues muy pocos pobres llegan a tener riquezas. El rostro curtido y agrietado no miraba de reojo, sino que lo hacia de frente, con una Mirada fija y penetrante, como miran los hombres sin miedo — {Qué quiere usted de mi? —dijo descortésmente al extrano, molesto por la media sonrisa que se dibujaba en su boca, mas como una mueca que por simpatia —Soy Thomas Rindell, y tengo un negocio para usted que le puede convertir en un hombre rico. — éY parecerme a usted? No, gracias. Clark avanzaba a medida que hablaba. Al llegar frente al hombre se detuvo y le mir6 fijamente. Este le hablo con demasiada familiaridad, como si le conociese. —jVamos, Clark! Le invito a tomar el mejor Whiskey que jamas ha tomado, sé que le gusta. —Me gusta cuando tengo frio. —éY no tiene frio? Esta nevando. —Si acaso me alcanza para no sudar. —jJa, ja, ja, me gusta este hombre! jVamos a mi habitacién del hotel! Me parece que vamos a levarnos muy bien Rindell le paso el brazo por encima del hombro y le empujo suavemente. Clark se dejo llevar sin protestar; algo del sujeto le daba confianza y decidio ver qué pasaba con el tipo raro. Se dio cuenta al caminar a su lado, que cojeaba de una forma extrafia, balanceando su peso de un ladoa otro. Fueron a la habitacion del sefior Rindell, la unica que tenian para huéspedes ilustres, que era un poco menos sucia y un metro mas espaciosa que las demas; sin embargo, al sefior no parecia molestarle en absoluto. Se sento a una mesa con dos sillas y sirvid abundante bebidaen dos vasos de cristal, con un gesto invité.al cazador a unirsele. Este lé secundo y bebieron el contenido de un golpe y sin decir nada. —La cuestion es sencilla —-comenzo a decir el senor Thomas-, quiero contratar sus servicios para que cace un animal, cuya piel deseo mucho tener. — {Un lobo dorado, ya lo sé! —Me alegro que lo sepa, asi no perderé mi tiempo —Ni yo perderé el mio. No existe un lobo dorado Los hay de todos los tonos entre blanco y negro, pero dorado es imposible. Nunca... —Seria aceptado ninguna manada y no podria acercarsele a una presa ni acien yardas —le interrumpi0¢, y mientras hablaba llenaba los dos vasos generosamente-, yo también soy cazador, oal menos solia serlo. Se subié la pata derecha del pantalon, dejando ver una protesis de madera, que salia desde debajo de la rodilla —Lo siento por su pierna; pero si es cazador sabe que eso es imposible. —Nada es imposible. Este pedazo de madera lo prueba. El maldito perro dorado fue quien se llevo lo que falta. Ante tan evidente prueba, Clark dud6 seriamente —Quizas lo imagin6, quizas tenia mucho alcohol en su sangre. —No me voy a ofender porque no me conoce, senior Clark. Esto fue hace veinte afios, cuando aun era joven y no bebia cuando cazaba, sabe que la bebida espanta a la presa y que el alcohol enfria mas de lo que calienta, asi que nada de lo que usted dice tiene logica —

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