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TOPOGRAFÍA: SUS INICIOS Y EVOLUCIÓN HASTA LA

TOPOGRAFÍA 4.0
La topografía es la ciencia que estudia el conjunto de principios y procedimientos que tienen por objeto la
representación gráfica de la tierra, con sus formas y detalles; tanto naturales como artificiales. Esta representación
tiene lugar sobre superficies planas, limitándose a pequeñas extensiones de terreno, utilizando la denominación de
«geodesia» para áreas mayores. De manera muy simple, puede decirse que para un topógrafo la Tierra es plana
(geométricamente), mientras que para la geodesia no lo es.
Para eso se utiliza un sistema de coordenadas tridimensional, siendo la x y la y competencia de la planimetría, y
la z de la altimetría.
Los mapas topográficos utilizan el sistema de representación de planos acotados, mostrando la elevación del
terreno utilizando líneas que conectan los puntos con la misma cota respecto de un plano de referencia,
denominadas curvas de nivel, en cuyo caso se dice que el mapa es hipsográfico. Dicho plano de referencia puede
ser el nivel del mar, y en caso de serlo se hablará de altitudes en lugar de cotas.
Actualmente se desconoce el origen exacto de la topografía. Se cree que los primeros trabajos topográficos se
hicieron en Egipto, ya que existen representaciones en muros y tablillas. En 1400 a. C. Heródoto dice a Seostris,
que divida las tierras de Egipto en predios para cobrar impuestos, creando puestos de funcionariado llamado
“tendedores de cuerda” que se dedican a medir.
En Egipto, en cada tierra de labor, se destinaba una parte al faraón que se marcaba mediante una linde. Con las
crecidas del Nilo estas lindes se borraban, por lo que cada año se volvían a marcar la cantidad exacta que le
correspondía al Faraón. De esta tarea se encargaban los agrimensores del faraón. Las instrucciones de
Amenempe, a finales de la dinastía XIX (siglo XII a. C.) según transcribe el escriba, enumera los acometidos del
agrimensor jefe «el supervisor de los granos que controla la medida, quien fija las cuotas de la cosecha para su
señor, quien registra las islas de tierra nueva, en el gran nombre de Su Majestad, quien registra las marcas en los
límites de los campos, quien actúa para el rey en su enumeración de los impuestos, quien hace el registro de tierra
de Egipto».1
Otros autores marcan como el principio de la topografía a Tales de Mileto y Anaximandro, que son los que realizan
las primeras cartas geográficas.
Como señala el ingeniero geógrafo francés P. Merlín «la topografía nace al mismo tiempo que la propiedad
privada».
La topografía, como ciencia, ha ido mejorando en función de la evolución tecnológica de cada época.

Inicios de la topografía

Lo que no se mide no se puede mejorar. Desde la antigüedad, y siempre, el ser humano ha usado la
tierra para algún fin, ya sea para agricultura, vivienda, por conquistas o por el crecimiento de la
población, razón por la que es necesario mensurarla. Desde esa época, la forma más básica de medir
los terrenos era estableciendo como límites los accidentes geográficos (ríos, lagos, montañas y
acantilados). Con la aparición de la civilización egipcia se inició el uso de instrumentos como la plomada,
la escuadra y el compás para establecer linderos en las riberas del río Nilo, instrumentos que en la
actualidad se siguen usando para algunas medidas básicas, por ejemplo, a la hora de levantar el muro
de una casa, pues son herramientas que se aplican muy bien para distancias muy cortas o lo que se
conoce como replanteo en la topografía convencional; luego, los griegos usaron los astros para
establecer medidas más exactas, entre estos, el cálculo del radio de la Tierra por el griego Eratóstenes
al analizar las sombras que se producían en dos puntos específicos, lo que se puede establecer como el
principio de la geodesia, que no es más que la medición de grandes dimensiones de terreno.
Durante los siglos posteriores surgieron otros precursores de la topografía, cabe mencionar a la
civilización Romana, que perfeccionó la técnica que hizo posible la construcción de sus
monumentales obras -caminos, templos y acueductos- entre otros; todo ello gracias a nuevos
inventos como la groma (escuadra), usada para comprobar las direcciones perpendiculares; o la
dioptra, basada en un nivel de agua fijo en un trípode usado para el replanteo de las
alineaciones de las calzadas. Este invento fue la base para los niveles modernos que siguen
usando un trípode con una esfera tórica de agua, estos se usaron por mucho tiempo y,
paulatinamente, fueron perfeccionados siguiendo los principios trigonométricos y geométricos
inventados por los griegos: el teorema de Pitágoras y la ley del seno y coseno, empleados en las
construcciones de los romanos, esta forma de medir se mantuvo por mucho tiempo hasta la
incorporación de los lentes o espejos a finales del siglo XVIII d. C.

La topografía en la actualidad

El inglés Jesse Ramsden inventó el primer aparato de medición mecánico y óptico, ya que
incorporaba lentes y espejos que daban una mayor precisión, y que fue la base de lo que hoy
conocemos como estación total; este invento, llamado teodolito, fue perfeccionado con los años
por diversos fabricantes, quienes disminuyeron el peso y el tamaño de los lentes, además de
aumentar la calidad de las piezas. En 1920, el ingeniero suizo Enrique Wild mejoró la calidad de
los lentes y con esto se logró una mayor precisión en las lecturas.

Con los teodolitos se lograba una mayor precisión gracias a que -por medio de los lentes- se
podía medir mayores distancias, debido a que estos funcionaban como si fueran un telescopio, a
diferencia de los aparatos usados por los egipcios y romanos con los que se medía hasta donde
la vista podía ver.

Durante los años posteriores a 1920, diversas empresas a nivel mundial intentaron satisfacer las
demandas del mercado: la suiza Leica o las japonesas Topcon y Sokkia y la norteamericana
Trimble, estas fueron perfeccionando los lentes y las partes externas de los teodolitos logrando
con esta competencia un mayor avance en la fabricación de estos, pero todos mantuvieron el
mismo principio: medir los ángulos y distancias que hay de un punto a otro apoyándose en
equipos auxiliares como la cinta métrica y el bastón para las alturas de los puntos de referencia
y los cálculos trigonométricos se trabajaban por medio de fórmulas. Por ejemplo: si se va a
medir un terreno necesitamos el apoyo de un ayudante/cadenero, el cual va a apoyarnos con el
bastón, ya que los nuevos teodolitos incorporan un distanciómetro láser que elimina el uso de la
cinta métrica dándonos un mayor alcance y precisión, este ayudante/cadenero se para en un
punto de interés y el operador -por medio de los lentes- apunta al espejo que va montado en el
bastón, el cual se llama prisma, y luego el operador aprieta un botón y la estación total mide -por
medio del láser- la posición del bastón en ángulo y distancia, elementos que constituyen la base
que usan todas las estaciones totales para medir las distancias entre dos o más puntos, no
importa la marca de la estación total o teodolito electrónico, el proceso es el mismo.

Los teodolitos no han cambiado mucho en su estructura base, son aparatos ópticos y en algunos casos
electrónicos montados sobre un trípode de metal o madera; algunos puntos que han cambiado en la
fabricación y uso es la incorporación de otros materiales como el plástico que cubre las partes ópticas en
lugar de metal, o el tipo de baterías o la incorporación de pantallas táctiles que permiten una mejor
visualización de los datos y, por último, los microprocesadores, los cuales almacenan las mediciones de
los puntos tomados en campo y permiten realizar cálculos de perímetros y áreas que antes se realizaban
solo a mano o con algún programa externo como AutoCAD o Excel. Por ejemplo, en la estación total
Trimble Modelo C5, lo único que necesitamos para calcular el área y perímetro es usar el módulo que
incorpora la misma estación, y que se llama COGO, y elegir los puntos a los cuales se les quiere conocer
el área y perímetro. El mismo programa arroja gráficamente el polígono con los datos del perímetro y
área, estos datos se anotan en una libreta o se pueden descargar por medio de una USB junto a los
datos de rumbos, distancias y ángulos que son usados para realizar los planos en AutoCAD. Por último,
se necesita obtener -por lo menos- un punto con coordenadas conocidas para incorporarlo en el plano,
este dato solo se obtiene por medio de un GPS o un GNSS, ni las estaciones totales ni los teodolitos
electrónicos pueden realizar esa medición.

El futuro de la topografía

El futuro de la topografía apunta al uso de los vehículos aéreos no tripulados -conocidos


popularmente como drones-, esto gracias a que estos aparatos incorporan el sistema GPS
(global position system) y en algunos casos el sistema GNSS (Global Navigation Satellite
System). Estos sistemas de posicionamiento global permiten tomar muchos puntos con
coordenadas reales, optimizan el tiempo de toma de datos y ahorran cálculos, además, muchos
de estos drones tienen la facilidad de agregar otros tipos de cámaras más sofisticadas como las
que usan el sistema LIDAR, que posee un escáner que puede tomar millones de puntos
simulando en tres dimensiones el terreno o edificación objeto de medición; otra ventaja que
presentan estos sistemas es que a diferencia de la estación total -en la cual para medir un
terreno debemos ir tomando datos de cada punto uno por uno por medio de un ayudante con el
bastón- el dron sobrevuela un área y puede -en pocos minutos- tomar muchos más datos de
campo que lo que se logra en un día de trabajo con una estación total; otra ventaja de estos
drones es que podemos usar programas de sistemas de información geográfica para realizar
cálculos exactos de perímetro, áreas, inundaciones, cobertura boscosa, elevaciones, curvas de
nivel, tipo de uso de suelo y muchos más, gracias a que estos drones tienen la facilidad de
poder incorporar cámaras especiales que permiten tomar datos en infrarrojos o en sistema
LIDAD o radar, lo que aumenta las posibilidades de realizar diversos cálculos desde la
comodidad de la oficina.

El futuro de la topografía está en estos nuevos sistemas de vehículos aéreos no tripulados, pues
permiten analizar -por medio de drones y usando software- un gran número de variables en poco tiempo
y optimizan los recursos disponibles al realizar un levantamiento, lo que mejora la precisión y exactitud.
Estos datos se pueden conectar a diversos programas como AutoCAD, Revit, ArcGIS, QGIS y bases de
datos, estableciendo la conexión 4.0 entre todos los sistemas de manera más eficiente y rápida, por eso
se le denomina a esta la topografía 4.0: una integración total de la máquina a los sistemas informáticos
usados, no solamente en la construcción, sino también en otras áreas como las agricultura, arquitectura,
cartografía y geodesia, entre muchas otras disciplinas. Debemos tener claro que lo que no se mide no se
puede mejorar y si no usamos estas nuevas y ventajosas tecnologías estamos perdiendo una gran
oportunidad para mejorar el análisis y la toma de decisiones.

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