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1. LA DIGNIDAD de melr de fis, ebn Mensch 2 sein, desto Ahlicke bist du den Gotten: cuanto mas hombre te sientes, mis te asemejas alos dioses» (Johann Wolfgang von GOETHE) a) Una tautologia =tepelicten oobi! Delos dos rasgos referidos por Buenaventura, uno pare- ce haber sido aceptado plenamente por nuestros contemporé- neos, y esta sin dua en la mente y en la boca de casi todos ellos. En efecto, entre las asociaciones de vocablos mas comu- nes en el mundo de hoy se encuentra la que recogen frases como edignidad de la persona humana», edignidad humana» 6 edignidad personal». Parece, pues, que una corriente subte- rminea o una afinidad secreta ligaria los sustantivos edigni- dad» y epetsona». ¢Existe un fundamento tedrico para seme- jante conjuncién? Como antes sugeria, el gar clésico para iniciar el estu- dio del significado del término «persona» en Occidente es la obra de Boecio. En conereto, en el De duabus naturis et una persona in Chrisio nos dice este eminente conocedor del mun- do clasico que la voz latina «persona» procederia de «persona- _ res,que significa resonar, hacer eco, retumbar, sonar con fuer- ‘za. Y, en verdad, con el fin de hacerse oft por el publico _ Presente, los actores griegos y latinos utilizaban, a modo de “Megéfono o altavoz, una mascara hueca, cuya extremada con- ‘Govidad reforzaba el volumen de la vor; esta cardtula recibta 19 ‘TOMAS MELE DO. 1 Ja denominacién de «présopom», yen latin, juste= engl mente, la de «personay. Por su parte, cl adietivo epersonuss, de Ja misma familia semantica, quiere decir sonoro 0 resonante, yy connota la intensidad de volumen necesaria para sobresalir o descollar Pero ln ca de Jos asistentes el rostro del actor; y este objetivo respondia a {ma idea prozramitica: lo excelente, lo que impor taba en la re- presentacion, no era Ja individualidad de Jos intérpretes, sino a alcurnia de los personajes por ellos representados. Se advierteentonces c6mo, desde una doble perspectiva “jn del simple sleance de la vor y la de Ta re-presentacion 65 tna, el voeablo epersona se halla emparentado, en su igen on la noci6n de lo prominente o relevante "Yes otro el significado més inmediato de la palabra dignidads. Para definirl, el Diccionario dela Real Avademia vera a dos sindnimos: exesencin y reaee, La digndad constr tuye portant, wana especie de preeinercid de bondad o de ca ca, se setalao ele- sta tenia otro fin inmediato: ocultar a la vista tegora superior, er virtue dela cual algo des va por entire de otras sere, carentes de ram cexcelso valor. Como recuerda Antonio Millan-Puelles, ea expresién “gigni- dled de la persona” viene a ser, de esta suerte, un pleanasnt, sna redundancia intencionada,cuyo fin estrba en subra¥ar a tepecial importacia de un cert tipo de eaidades» ‘Todo esto empieza ya a ser pertinente, 2” cuanto indica dor de Ia grandeza de la tarea que, como personas, llevamos sor ananos;en cuanto indice, pongo por caso, dela ats de ideal a que se encuentran convocados nuestros amigos, hijos, mejor cnyge, etc en cuanto exigitivo del infinitoFesPe 20 _LAS DIMENSIONES DE LA PERSONA de la veneracién con que hemos de enfrentamos con el quien» de cada tino de nuestros interdocutores. Pero hay mas. ¥ es que el uso filos6fico y teolégico del término «persona» consagré, profundizando en ella, la signifi caci6n derivada de su utilizacion en el teatro. Y asi, para To- vias de Aquino, que condensa de algiin modo lo mejor de la tradicion al respecto, llamamos persona a todo individuo po- seedor de una propiedad diferenciadora, que no es otra que st peculiar dignidad, Persona, repte escuetamente est autor, es tin enombre de dignidade (nomen dignitatis), 0, con términos quivalentes y mas expresivos: ela persona es lo més perfecto gue existe en toda Ja naturaleza (perfectissinum in tora hatura)», Nuestro fil6sofo refuerza esta misma idea cuando sostene que el titulo de persora se aplica en exclusiva alos se res ms excelentes que hay en el universo: a saber, y por orden ascendente, a los hombres, los dngeles y Dios... que de algtin modo -y no deja de ser relevante- pertenecen todos a la mis. ‘ma familia, al linaje de las personas. Cada uno de nuestros in- terlocutores humanos es, ya naturalmente y por libre designio divino, de la estirpe del propio Dios! fsa es la medida de nues- tra tarea, de nuestro comportamiento para con elles. ¢Cabe mayor exaltacion? Por eso, pudo escribir Clive Staples Lewis: «No hay gen: tevular Nunca hemos hablo con un mero moral. Mores ss ines ars comets artistas y civlizaciones. Sta ees lanes comola dus mea Los se- rscon ques romeaos, abjos, nos eases a ts desir potas sn nmi: ores ior tks cxplendoesinsabables.Y de forms todavia mi ignificativa: «Es muy serio vivir en una sociedad de posibles 2 TOMAS MELENDO closes y diosas, recordar que la persona més estipida y sin tr sr algiin dfa una cria terés con la que podamos hablar puede se tora ante cua presencia nos sintamos movidos a dora.» Resulta mas que claro, después de la altima advertencia de las cits que la lustran, que a expresion dignidad de le persona constituye una especie de tautologfa o de reliera ci6n, por cuanto viene a querer decir algo asi como excelencia dle loexcelente, dignidad de lo digno 0, desde el otro extremo, preeminenca o personalidad del persona, Sis costurnbre¥ tina eierta inercia esterilizante no nos hubieran hecho insensi bles a su significado, al hablar de dignidad -y, mas en concre- laa diario en cada tino de los tendria que representarsenos, Ja maravilla, la excelsitud,fo- to, al esforzarnos por considera seres con quienes alternamos- de forma vivida y esplendorosa, dos los logros que el ser humano ha conguistado en st histo ria personaly colectva,y todos los que se vislumbra ave Puc dd alguna ver. aleanzar. Y esto ttaeria wna consecuencia inmediata, a ln que acabo de aludit: poner ante nuestros o}5, au pesa de los pesares a magni del inal que debemos ef canara nuestros colaboradores y amigos, y areal posiil- “ind de alcanzarlo, apoydndonos en la misma densidad inte- rior de su indole de persona. ‘Para facilitar esa ingente tarea, intentemos esclarecer iteriormente los arménicos que evoca el vocablo eign in, by Hacia una descripetén de ta dignidad personel (eleva intimidad, antonomia) Tiene razon Reinhard L6 dad de delinir con exactitud y de manera exhaustive n de dignidad. ria, tan principiales, que resultan poco menos que evidentes y que, por tanto, no cabe esclarecer mediante conceptos mis notorios. Simplemente hay que mirarlas -contemplar a quic nes ls detentan-, intentando penetrar en elles. ¥, asi, en una primera instancia, lo més que podria afirmarse dela dignidad es que constituye una sublime modalidad de lo bueno, de lo ‘alioso, de lo postive: la bondad de aquello que estédotado de tna categoria superior De ahi que los diceionarios al uso, tras aludir a'una acepcién relatva del vocablo «digno» Io adecuado, lo conve- riente-, afiadan que, cuando esta palabra se utiliza de manera noreferencial o absoluta, «se toma siempre en buena parte ¥ encontraposicién de indignow, Y cuando después agreguen aque la dignidad ees el decoro conveniente a una categoria ele- yada 0 a las grandes prendas del énimo», estardn apuntando a ladiferenciaespectica yal fundamento iltimo de esa excelen- cia, que esl interior elevacion o aleurnia de un sujeto. Precisarnente por ello, si tuna persona desprovista de esa plenitud recéndita, configuradora, se adorna con Jos signos exteriors den dinidad sa aparentemanifestacin de excel- stad vera ace y vie a prods labo, fet a oon contrarios a los que se pretendian con la farsa:es lecir, en lugar de la majestad, el ridfculo. {amos ante una de esas realidades tan prima. ae me ee deberiamos considerarlo a menudo y hacerlo coe epee ame sobre las que te Piedparuameccres (i) por una parte, tomarlos cons ee valla que todos, con plena Ieee seein cnerts, panin Gi), por Imarlos a cultivar su riqueza interior; insistirles en que B xloras en que, como n0s reeter= ahi radica el hontanar de su g da Enrique Larreta, haciendo eco a los hombres son come vasijas de Jo que guardians y, (i) con todo eso, I es intimamente noble, superior, no J resultado se superficial a una Sabiduria inmemorial, bbarvo, que no valen sino por levarles a concluir, como: contrapanto, que Jo que no pwede expresarse ehacia fuera» como tal, sin tvidencie a todas luces como postizo. (El vistazo mas s sos famosas del mundo de hoy; en Tos dstnios campos de a Fiided Inumana, bastaria para caeten Ta cuenta, por confi vracion o por contrast, de esto limo que acabo de sostener) ‘Un andlisis somero del significado del pues, el siguiente saldo: al parecer, cualquier exteriorizacién 0 Trace de esa sublime nobleza que conforma a digidad rem te enfin de cuentas a una prestancia intima configuradora a punto terminal de referencia ye orgen de cusleuie dignidad deen la suprema valia interior del sujeto que la ostenta;y we crezca en todos ces weso» lo que tenemos que intentar gu ming arroja caantos conviven con nosotros. Dues lo que hay en juego, por el momento, son dos Come ‘os desde las especulaciones de Agustin de ponentes que al men {rechamente emparentados: 1) last Hipona se encuentran es perioridad o levacién en la bondad, y 2) la interioridad 0 pro" Pondidad de semejanterealeza, que es lo que normal men aplicado a las personas, se conace como intimidad, como mundo interior Alto e interno, por tar ‘cuanto mds alto, Por esos derrote! 110;-y mas noble cuanto mds interno, sy mds fatima sos hemos vist thsta ahora que camina la excelsitud personal, 24 LAS DIMENSIONES DE LA PERSONA Spaemann, por su parte, sostiene que la dignidad consti- tuye siempre ela expresién de un descansar-en- una independencia interior eee spendencia interior». ¥ explica que semejante autond mia no ha de ser interpretada «e¢ ‘ick ada xcomo tuna compensacion de la debilidad, como la actitud de la zorra pe aes ra quien las uvas es tin demasiado verdes, sino como expresién de fuerza, como ese pis por ao las was de aquel a quien, por un Ido, no le fmportan y, por otf, esté seguro de que puede hacerse cc ellas en el momento en que quiera : sigue- nos parece poseedor de dignidad, pero sdlo cuando no se ha apoderudo de él a voracidad. Y también sélo aquel ani Sélo el animal fuerte ~pro- ‘mal que no se caracteriza fisionss ‘ jcamente por una orienta- cién hacia la mera supervivencia, como el cocodrilo con su enorme boca 0 los insect jigantes con unas extremidades desproporcionadas», Alirmado lo cual, concluye: «La dignidad tene mucho que ver con la capacdad activa de ser; Esta es rmanifestacions! fe De tal modo, los dos ingred los dos ingredientes a los que hace stantes aludiamos - me lpstaus Dicsianog elevacién y la co ‘ie pein resumirse o articularse en torno a uno que li soge y lleva a plenitud: la ‘l Propio ser, la fuerza interior y no violenta, la aut oe chamente ligada, Ges oe , como veremos, con Ia libertad y el amor: oe ¢ntonces, avanzar una primera descripcidn de la , compuesta por tres elementos integrados. Entende- TCR Sn cE R Sr Lo tao onl, ai 19. ee ore el concepto de dignidad human: : que Se consagraron de manera exclusiva a est ‘ ile 5 | ‘ SOMAS MELENDO mos por dignidad: (1) aquella exceencia © encumbramiento ridadl que permite al vorelativos a un tal grado de (2) nzeior sujeto manifestarse come (3) auténomo. Quien posee intimi- dad yor de wn dentro» consistent eh viriud del cual puede decirse que se apoya 0 sustenta en si, ¥ conguista esa estatura soologica capaz de inoucino ena esfera POPS de lo s0- breeminente, de Jo digno. Frerovdad, por nt, eevaion,aurowonne he aqui las wes coordenadas qe define a digi dea perso T insisto en que estas propiedadles: {i) las poseen, al me- ros vrtualmente, todos los eres humans, POF el hecho subli me de ser personas; (ii) son justo Jas que debemos procurar it trementar en cada uno de ells para conseHLIT el despliesue de su condicién personal Cabria confirmarla, observando en nuestro entorno ma- sifestactonesprilegiadas de majestad 0 reer Lo majestuc- so, por ejemplo, nos results instintivamente ndvertido come lo raquo, como aquello que se encima al afirmarse y des ansar en sf sin necesitar de fo que Te cireunda y sin sentirse J terreno de la senazado por elo. Yes, en primer AE simple metafore: pgnsese en la prestancla deun éguila, un kon wn su sola presencia el syn para sangre, que parecen domina CO sero entorno que fos rodea. ¥ después. ¥ primordiatmente, & ‘el ambito mas propio: de las realidades humanas: un rey -© un jue justo, pongo por e80- forma eminente ¥ si fisica la excelsitud de su rango ‘cuando, asentado en su tron 1e desde si el canjunto de cues manifiesta de juga y decid stiones sometidas 254 LAS DIMENSIONES DE LA PERSONA juris janie wipe revela todavia mas su abolengo cuando, pres- do dels signos exteriores de su soba Ho, re inden ln ania eimperio, r= pesind bre su inierna grandeza constitatva, logra ar inargen Ue tad pueapa)yeparaa aquella sbi dd ntimamente personal que, en st c280, lo ha hecho mere dor del cargo que desempeia. ree Y, en esta misma lin a linea, un sencillo pastor de moi ee J montata ceo el a Ia grandiosa desnudez desu recéndita alournia de persona en la proporcién exacta en que, ddependiente en su propia ¢ interna humanidad, oe i Gir de todo cuanto tne a su alrededor despegido incl de pasar del tiempo, se muestra también ajeno al sinfin de sol ck Ce gt aoe ace aed tel o De manera semejante, se afirma que una persona acta con dignidad cuando sus operacion Srgod note ret hondon conte den pops Te rnemos que sabérselo explicar, sobre todo con al las personas que, de un modo u otro, se encuentren ia cargo, Alguien acepta un castigo 0 una injusticia aa mente, o lucha por adquiri por adguirir un bien conveniente o incluso necesario con pareja composturs cnpajcomponr cuando nada de ello parece aec- tek io i consistencia de su grandeza o densidad inte- tinal amenran sneak depende ao consecucién de los beneficios 0 prebendas: el sujeto dig sé encuentra como asegu ; Eye segurado en su propis a -gurado en su propia espesura yen st Por : as ee pe escribir La Bruyére que «un alma grande jor encima de la injuria, de | iol ® ia, de la injusticia y a Sepa que «el hombre superior es impasible ee se le alabe, siempre sigue adelante». _ se le vitupere 20 i ices ‘TOMAS MELENDO ta, de tal suerte, & Ja autarquia de lo que de lo que no se desparanna para bus: srentes: mi las requelere ni, La dignidad apunt se eleva al asentarse en vo en exterioridades inconsis asechado por elas ‘como sugera, se sievrte asechal : ia templanza, el desprendimien Desde esta perspectiva, n ienes materiales, suscita indefectiblerente la sensi ve quien obra con tal mo- ear apo} io delos re fe poraut dan de dignidad: preeisamente pore on “Jeracion se muestra lo bastante radicado © valia interior, tne veafidades que To cireundan se le hrasta el punto de que cen en cierto modo como superuas ¥ €s CAPE de re fas, ¥ también se muestra, como sign P& ia humildad reconocida: «la grandew ‘il se connatt par nunciar goz0so a elle adja de excelencia, vi tome est grande ~eseribio Pascale 66 Gl vnisérabe. Un arbre nese coral Pas ‘misérables ¢) Manifestaciones pivilgiadas dela dignidad personal esente, lemos dado por st de Ja persona se expresa joes. Pero n0 radora 0 En lo desarrollado hasta el P ‘magnificencia de manifestaciones exter siempre ocurre asi: POF su misma debilidad cont a por detect de peneracion ode perspec en quien los ob serva, hay signos que podrfant no resultar suficientes para © feriovizar la aleuria del sujeto en el aus inhieren. fi En semejantes circunstancias, caben dos. posibilida tad ntrinaeca se desfigrey desaparezce an de sus maniestaciones; 0 ave, paral Jbreponiéndose & Ja ende- Judia sin dude ‘Spae- puesto que la interior través de un conjunto que la sublimi Ja inadecuaci6r mente, quede realzada y triuinfe, 8 bier de sus sintomas. A esto segundo al R LAS DIMENSIONI JELA PERSONA mann al escribir: «la dignidad nos impresiona de modo espe- cial cuando sus medios de expresion estén reducidos al mint mo y, sin embaryo, se nos impone irresistiblementey. Obsérve. se, con todo, que el aserto del filésofo aleman incluye una condicional mas o menos expresa: la nobleza de una persona ‘ hace presente de manera todavia mas apabullante cuando Jos instrumentos manifestativos se limitan hasta el extremo, si yysélo sila existenela de esa dignidad logra de algin modo le sar hasta nosotros. Cosa que implica, como es obvio, una ma- yor capacidad de penetracién por parte de quien advierte esa peculiar altura; no todos estén dotados de la perspicacia im- prescindible para apreciarla, cuando los medios de ostension menguan; pero quienes lo logran -y casi como compensa- cidn-, advierten la eminencia de la persona con wna elaridad deslumbradora. @Por qué sucede esto? Muy probablemente porque, al re- ducirse los vehiculos de expresi6n extema, incluso hasta casi desaparecer, la mirada ha de dirigirse por fuerza hacia lo que compone el fundamento basilar de la dignidad en euestion: hasta la intrinseca y constitutiva plenitud de ser: Aqui no hay posibildad de que los oropeles, inexistentes, oculten el autén: tico metal: y éste reverbera con un fulgor inusitado. En efecto, ante un conocimiento agudo -provisto de amorosa perspicaca-, la dgnidad de los «débiles» se presenta inconmensurablemente engrandecida y; sobre todo, radicada en el auténtico hontanar de que dimana. Fijemos nuestra atencién, para advertirlo, en el caso de los deficientes y de los enfermos mentales, Un subnormal, un subnormal profundo, puede ser obje- ‘ode desprecio, de irision, de burla, de compasin... o de ex- 29 ‘TOMAS MELENDO quisita aprobacion admirativa (necesariamente acompafiada, segiin acabo de sugeri, del amor del afeco). Por gue sia filtima posibilidad? Porque ante unos ojos que saben Pre viarlos, los infradotados manifestan, con mayor clridad que fos sujetos normales, los auténticos iculos de [a insondable dignidad del ser bumano, El disminuido psauico pares eS ‘cuentra situado el conjunto de este escrito. Si, a pesar de ello -y en el respeio mis exquisito a Jas creencias personales-, ist atrevo a mencionatlo es porque, desde la magnificencta de! tnisteio,arvoja abundante luz sobre la naturaleza intrinseca de la dignidad personal. Veamos cémo y por qué Ten primer érmino, igual que sucedia en ejemplos ante vires, para apreciar lo que stole en a Cz son neces holgadas entendederas: Jas que otorga una fe vivida, Sin ellas, cl resultado de la Pasién se transforma en frustracion rotunda, undo lugar, et Drama nos -andalo o en demencia. En se: 0 ee también porque pone de relieve, aiskindolo, el ae damento radical -ultimisimo— de la nobleza del Dios bers 10 punto de que, en contraposicion a lo que les les, para el cristiano convencido Cris: Hombre; hast ; ccture aebroos y gent ate vat precanmente:erucifcado cost ris privlegiada expresin de dignidad humano- divin, Ise casted interirizada hasta su médula ras fatima: «No ese poder al que he remunciado, no mi mognifienen ome Trios, que no aparece, noes mi capacided de liderazgo hums nov ahora entenbrecda.: 8 mi Amor, identifica con Se, aurosubsistente, lo que confiere a esta Figura fracas ‘que ests contemplando~iy adorandot- toda su eminents ig: nidado. 32 LAS DIMENSIONES DE LA PERSONA ‘También agut se da, pues, como al tratar de los discapar citadlos, pero elevado a una potencia infinita, lo que cabria ca- lificar como reductio ad fimdamentum ascenso hasta las cau- sas tiltimas. En efecto, las prendas reales mas definitivas de la excelencia del Dios encarnado nunca se dejan traslucir con mis realce que en la locura de la Pasién, Pera, ademas, la su- perioridad entitativa ~ese descansaren-si-mismo en el que ha- clamos estribar lo dignidad, y que revela una altisima densi dad ontolégica- se ponen ahora especialmente de manifesto, por cuanto Cristo renuncia de sturtera voltattaria a todo lo su- perfluo. Es ésa la cardinal diferencia, la discriminacion que abre un abismo insalvable entre los crucificados por fuerza ~violentamente desprovistos de la posibilidad de expresar su nobleza intrinseca- y Aquel que dibremence abdiea de cuanto no resulta imprescindible para cumplir el sentido definitivo de su ser-encarnado: la redencién, Insisto, porque resulta revela- dor respecto a nuestro problema: a Jesiis, para salvamos, le basta el Amor, reducido a su mds desnuda expresi6n; y es el Amor lo que triunfa en la Cruz, Por eso puede abandonar todo lo dems: el resto no es necesario, y podtia inducir a error so- bre los verdaderos motivos de la dignidad del Redentor,Inclu- so de la iterioridad humana puede prescindirse, porque existe tun «dentro» todavia més intimo y noble, en el que radica la verdadera grandeza del Crucificado: ef mismisimo Ser divino, que en la Pasion se manifiesta ostensiblemente como Amor. Estamos, y perd6neseme la aparente irreverencia, ante el caso més flagrante de superioridad con respecto a las suvasx: el poder, el aparato externo, incluso la misma aparien- cia cabalmente humana, Como es obvio, el Crucificado podria hacerse con ellas en cualquier momento: recuérdense las doce 33 a ‘MAS MELENDO SE legiones de angeles que el Padre esa dispuesto ‘mandar, re wre lee la palabra poderosa de! Verbo encamado, que demri- pa por tierra acuaniosvienen aprender, Pero no as Wee me en ese dliberado no requeir de ela ostenta st infin vy endenci, su estar por encima, su independencia onto gjca , por tod ello, manifesta e increments St dignidad. 34 2, SU INDOLE ESPIRITU-CORPOREA Os homini sublime det, eaelumgue tue jest er eecos ad sera tllerevlus: (Dis) igi la frente ‘lel hombre y le mandé contemplar el cielo y alear sus mirada hacia las essellas (Publio OVIDIO Nason) Gran parte de lo recordado hasta el momento resulta ac- ‘esible a cualquier observador que reflexione minimamente sobre el asunto, que mire con un poco de atencién a la reali- dad, Esté en el Ambito del analisis fenomenologico. ¥ merece que lo fengamos en cuenta, que recapacitemos sobre elloe dntentemnos aplicarlo a todas nuestras relaciones interpersona- les, Por su parte, para guienes se encuentran mis o menos fa- niliarizados con las categorias filoséficas de los iltimos st alos, las consideraciones que venimos haciendo evocan de inmediato una misma y trascendental nocién filoséfica: la de absoluto. Y también sobre ella conviene meditar. Algo es ab-soluto, en cualquiera de sus acepciones » posi- bles intensidades, en la medida conoreta en que, de un modo otro, tiene intimidad; es decir, reposa en sf mismo y se muestra ‘autérquico, exento. Y como todo ello, segiin se nos acaba de suigerir, es indice y ratz de dignidad, podriamos defini a ésta, dando un paso adelante, como la bondad que corresponde a To absoluto. As{ Io hace, de manera explicita, Tomas de Aquino: «la dignidad -escribe- pertenece a aquello que se dice absoluta- mente: dignitas est de absolutis dictis», $i quisiéramos, pues. adentrarnos hasta la significacién més honda de la dignidad 35

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