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Onésimo Díaz, Posguerra.

La primera expansión del Opus Dei


durante los años 1939 y 1940, Madrid, Rialp, 2018, 382 págs.
DOI: https://doi.org/10.24197/ihemc.39.2019.811-814

Onésimo Díaz, investigador del Centro de Documentación y Estudios


Josemaría Escrivá de Balaguer –adscrito a la Universidad de Navarra–, es autor de
diversas monografías y estudios centrados en Historia Contemporánea. Entre ellos
destacan sus aproximaciones a la cultura en la década de 1940. En este contexto, y
fruto de sus investigaciones más recientes, presenta este libro sobre la primera
expansión del Opus Dei en los iniciales años de la posguerra.
En los últimos tiempos han aparecido diversos estudios sólidamente
documentados sobre la historia de los inicios del Opus Dei, basados en
documentación original e inédita del Archivo de esta institución (cartas, diarios,
prensa y materiales diversos). Esto ha llevado a la publicación de una bibliografía
bien fundada y ya relativamente extensa: una biografía de José María Escrivá, una
monografía del hispanista John Coverdale, la compilación de fuentes editada en
Ariel, las ediciones críticas de las obras del fundador –entre las que destaca la de
su libro más emblemático (Camino) realizada por Pedro Rodríguez–; así como los
trabajos de José Luis González Gullón sobre la Academia–Residencia DYA y las
vicisitudes padecidas por los miembros del Opus Dei durante la Guerra Civil.
Por otro lado, diversas tesis doctorales –ya publicadas–, se han acercado a
la realidad no solo de la institución, sino también de su fundador: sus años de
seminario en Zaragoza, realizada por Ramón Herrando Prat de la Riba; la estancia
en Logroño de Jaime Toldrá; y, entre otras, la actividad sacerdotal en el Patronato
de Santa Isabel de Beatriz Comella. Además, el Instituto Histórico San Josemaría
Escrivá ha impulsado la publicación de la revista académica de libre acceso Studia
et Documenta, donde se recogen estudios y avances de investigación con material
del Archivo General de la Prelatura del Opus Dei en Roma. Por último, la
publicación por la editorial Monte Carmelo de un diccionario sobre San Josemaría,
ofrece un buen número de voces e información detallada sobre muchos aspectos
desconocidos hasta ahora de la institución y sus miembros.
En esta línea de investigación, el libro de Onésimo Díaz muestra con
detalle el desarrollo de los trabajos de los hombres del Opus Dei en la inmediata
posguerra. Un relato en el que las grandes líneas se contrastan con la actividad
cotidiana que muestran, entre otras fuentes, los diarios de los centros del Opus Dei y
la correspondencia entre sus miembros. Un ejemplo de microhistoria notable. Una
descripción completa y detallada que se extiende a las biografías breves –pero
precisas y esclarecedoras incorporadas en concretas notas a pie de página–, del

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numeroso elenco de protagonistas que discurren por las páginas del libro. En este
sentido, permite conocer la abundante nómina de personas que tuvieron una
relación más o menos permanente con el fundador y sus apostolados.
Como se ha comentado, las fuentes principales de esta investigación se han
consultado en el Archivo General de la Prelatura, en Roma. Punto esencial han sido
los citados diarios, que jornada a jornada reseñaban de modo familiar e informal,
los acontecimientos del día, las personas conocidas, los asistentes a los medios de
formación doctrinal organizados, etc. Asimismo, han sido importantes los relatos de
los viajes que se realizaban a diversas ciudades españolas para extender la labor
apostólica y la correspondencia conservada entre el fundador y buena parte de los
jóvenes universitarios que se acercaban a las residencias del Opus Dei. Otros
archivos como el General de la Universidad de Navarra, el General de la
Administración del Estado de Alcalá de Henares y el General de Palacio, han
aportado también documentación importante. A todo ello hay que sumar un buen
número de testimonios orales.
Sobre estas fuentes, el autor ha elaborado un relato coherente basado
fundamentalmente en la sucesión cronológica y en la atención a los diversos
escenarios físicos en los que se desarrollaban las tareas formativas. El esfuerzo por
escribir la historia del Opus Dei –a pesar de estar delimitada en el tiempo: 1939–
1940–, supone contar también la historia de la Iglesia española en ese mismo
período; así como al contexto político y universitario, aunque de modo sumario. El
objetivo del libro no es describir el espíritu ni el mensaje de José María Escrivá –
aunque se va trasluciendo en sus páginas–, ni contar la estructura ni organización
interna de la institución. Pero resulta evidente la necesidad de conocer el entorno
religioso y cultural existente en España en esa etapa. Y en este sentido, el trabajo se
acerca con detalle al conocimiento de los protagonistas, los hechos, sin olvidar que
se producen tras una dura contienda y durante una dolorosa posguerra. Por estos
motivos, se hace hincapié en un relato deliberadamente expositivo, sin excesivos
análisis críticos; puesto que pretende una primera aproximación a un tema sobre el
que queda mucho que investigar. Como bien señala en la presentación del libro:
“intento evitar afirmaciones rotundas y juicios excesivamente personales, y así dejo
que los documentos hablen por sí solos”.
Aunque el autor explica las razones de estas ausencias, se echa de menos
en su trabajo un acercamiento a la labor realizada por las primeras mujeres del Opus
Dei en esos años. Bien es verdad, que su número era muy escaso en esos momentos
y que hasta finales de la década no comenzaron a desarrollarse plenamente las
residencias de mujeres; pero quizá unos epígrafes sobre la parte femenina de la
institución ayudarían a completar el cuadro de la posguerra. Sobre este aspecto
existen ya contribuciones concretas que se han publicado como artículos en Studia
et Documenta, en biografías de algunas de ellas (por ejemplo, Guadalupe Ortiz de
Landázuri y otras), así como sobre algunas de sus actividades en el mundo editorial
y de la cultura. Un conjunto de aportaciones que piden ya un trabajo más amplio y

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sistemático que encuadrara además la actividad de estas en el amplio marco de la


historia de las mujeres en España. Asimismo, se advierte la ausencia de fuentes
alternativas, otras miradas, otros apuntes distintos a los de la propia institución. Esa
variedad ayudaría a conocer desde otra perspectiva la aparición del Opus Dei en la
historia contemporánea española.
El libro de Onésimo Díaz se presenta en 8 capítulos que describen con
detalle los diversos avatares que José María Escrivá y su pequeño grupo de
seguidores experimentan en este corto espacio de tiempo. El estudio se inicia con
un breve acercamiento a la realidad del Opus Dei en Burgos durante la guerra civil.
El fundador, tras una larga peripecia de varios meses, logró cruzar a través de los
Pirineos a la zona franquista. Una vez instalado en la capital del bando rebelde
comenzó de nuevo a impulsar su trabajo apostólico. Díaz recoge varias cartas
circulares que remite Escrivá al reducido número de jóvenes estudiantes que habían
formado el núcleo primigenio antes de la contienda. Un segundo capítulo, muestra
el contexto histórico de la posguerra, la situación española, el panorama
universitario y un interesante acercamiento al asociacionismo católico. A
continuación, se detalla la vida de los miembros del Opus Dei en el Madrid de la
posguerra, las ruinas de la residencia DYA, las dificultades para encontrar una casa
que albergara a esos jóvenes universitarios; así como los viajes y la predicación del
fundador por diversas ciudades españolas.
El cuarto capítulo se centra en la expansión del Opus Dei en Valencia, la
actividad en esa ciudad, los primeros contactos, la figura de Rafael Calvo Serer, los
intentos de comenzar en París, etc. Se continúa con el crecimiento de miembros y
labor apostólica que experimentó la institución en los primeros meses del curso
académico 1939–1940. La nueva residencia de Madrid –Jenner–, que sustituía a la
destruida DYA, se convierte en un punto neurálgico para la expansión a otras
ciudades como Valladolid, Zaragoza, Salamanca, la ya citada Valencia, etc.
1940 marca otro hito sustancial en esta misma línea. Más viajes, más
contactos con jóvenes universitarios, la expansión a Barcelona, Andalucía, Asturias,
País Vasco, Murcia,… En esas páginas se advierte la incansable actividad
desarrollada por el fundador y los primeros miembros: Álvaro del Portillo, Juan
Jiménez Vargas, José María Hernández Garnica, Vicente Rodríguez Casado… y
otros más como Rafael Termes, Alberto Ullastres y Raimundo Paniker…, que
formaron el primitivo núcleo de seguidores de Escrivá y comenzaron la difusión del
mensaje del Opus Dei por el resto de la Península.
Es interesante el acercamiento que realiza el autor, en el séptimo capítulo, a
la formación espiritual y doctrinal que comienzan a recibir los fieles del Opus Dei
en estos primeros meses de la posguerra: las semanas de estudio, las predicaciones
de Escrivá y la transmisión de un mensaje que remarcaba la importancia de la
santidad en medio de la vida ordinaria, en el lugar de trabajo, en las circunstancias
personales de cada uno. Lógicamente, en un ambiente excesivamente clericalizado
como el existente en la España de la posguerra, dónde se mezclaban sin demasiadas

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distinciones lo político y lo religioso; la presencia de unos jóvenes universitarios,


laicos, que no hacían ostentación de su condición de cristianos y que, de una
manera u otra, se encontraban muy alejados del mundo conventual, no podían pasar
desapercibidos y dejar indiferentes a determinados prebostes del ámbito
eclesiástico. Algunas de las posteriores distorsiones que ha padecido el Opus Dei
provienen de estos años y ya se anuncian en esas páginas.
Otro punto significativo se aporta en el capítulo octavo cuando se describe
la apertura de dos centros para el apostolado con personas graduadas. Si hasta ese
momento, el desarrollo del Opus Dei se ha centrado en la incorporación de jóvenes
estudiantes; a partir de abril de 1940 se abre a profesionales de los más variados
campos. Un penúltimo apartado recoge un interesante elenco de conclusiones que
sirven para compendiar con cierto detalle los trazos más sobresalientes de la
expansión del Opus Dei en la primera posguerra. Conviene destacar la descripción
minuciosa que se hace de las fuentes utilizadas y empleadas para este riguroso
trabajo histórico. En primer lugar, las documentales –cartas, diarios,…–, orales y las
entrevistas que el autor ha mantenido con algunos de los protagonistas de esas
páginas, que todavía vivían cuando se realizó el estudio. En segundo, las
publicaciones periódicas consultadas y la abundante bibliografía citada, que
permiten un exhaustivo acercamiento al conocimiento de los orígenes del Opus Dei.
Por último, se incluye un índice de personas que permite y facilita la consulta
aislada de información sobre los protagonistas de esta investigación.
En resumen, estamos ante un estudio riguroso que aporta información
novedosa y desconocida hasta ahora. Y pone en el escaparate de la Historia,
fuentes, archivos, datos que pueden ayudar a conocer con más precisión y detalle el
crecimiento del Opus Dei en España y su expansión por el resto del mundo. Una
institución que en 1939 escasamente superaba la docena de miembros, a la altura de
2019 se extiende por los cinco continentes y está presente en 69 países.

Juan Manuel MATÉS–BARCO


Universidad de Jaén
jmmates@ujaen.es

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