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Los Sorias y la escritura como guerra:


temporalidad y mundos posibles en la
poética de Alberto Laiseca*
Fecha de recepción: 05 de septiembre de 2015
Fecha de aprobación: 01 de abril de 2016

Resumen
En este trabajo analizaremos los modos a través de los cuales la José Agustín Conde de Boeck
representación de la guerra atraviesa los diferentes niveles textuales Universidad Nacional de Tucumán
de Los sorias, la novela central de Alberto Laiseca y una de las más Licenciado en Letras por
relevantes de la literatura argentina contemporánea. Haciéndose eco la Universidad Nacional de
Tucumán. Doctorando en Letras
de la fuerte pregnancia cultural de lo bélico en la literatura argentina,
Universidad Nacional de Córdoba.
veremos cómo gran parte del efecto de canonización de la obra josecondeboeck@hotmail.com
de Laiseca se sustenta en el modo en que estructura los “mundos
posibles” de su poética a través de la guerra ya no sólo como tema, * Artículo de reflexión producto
sino como principio escriturario y como estrategia para establecer de investigación doctoral titulado
una particular distribución de la temporalidad narrativa. “Coloquialidad, discurso y
transgresión: el caso de la revista
Palabras clave: Laiseca, guerra, temporalidad, mundos Babel (1988-1991)” desarrollado
posibles. en la Universidad Nacional
de Tucumán y financiada por
CONICET.

Citar: Conde de Boeck, J.A. (enero-junio de 2016). Los Sorias y la escritura como
guerra: temporalidad y mundos posibles en la poética de Alberto Laiseca. La Palabra,
(28), 105-126. doi: http://dx.doi.org/10.19053/01218530.4791

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Los Sorias [The Sorias] and Writing as


War: Temporality and Possible Worlds in
the Poetics of Alberto Laiseca
Abstract
In this paper we will analyze the ways in which the representation of war crosses diverse textual
levels in Los sorias [The Sorias], Alberto Laiseca’s main novel, and one of the most relevant in Argentine
contemporary literature. Adressing the strong cultural importance of the war in Argentine literature, we
will examine the relationship between the effect of canonization in Laiseca and the war structure of his
“possible worlds”. And we will consider war not just as a literary topic, but as a writing principle and
strategy for establishing a particular narrative temporality.

Keywords: Laiseca, war, temporality, possible worlds.

Les Sorias et l’écriture comme guerre :


temporalité et mondes possibles dans la
poétique d’Alberto Laiseca
Résumé
Dans ce travail nous analyserons les modes de représentation de la guerre qui traversent les différents
niveaux textuels des Sorias, le roman central d’Alberto Laiseca (un des plus importants de la littérature
argentine contemporaine). Etant donné la présence culturelle de la guerre dans la littérature argentine
on verra comment l’effet de “ canonisation ” de l’œuvre de Laiseca est soutenu, en grande partie, dans
la manière comme il structure les “ mondes possibles ” de sa poétique à travers la guerre non seulement
comme sujet, mais comme principe d’écriture et comme stratégie de distribution de la temporalité narrative.

Mots clés : Laiseca, guerre, temporalité, mondes possibles.

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Los Sorias y la escritura como guerra: temporalidad y mundos posibles en la poética de Alberto Laiseca
José Agustín Conde de Boeck

De cualquier manera un día tuve sobre mi mesa la obra. Era un libro de tapas duras y negras, sin
inscripciones exteriores, de unas setecientas páginas. El único ejemplar. Lo abrí y ni yo podía creer
que hubiese escrito eso. Qué se habían hecho de los bloqueos. Dónde estaban mis imitaciones de
Hermann Hesse. […] La obra maestra era ética, estética, mística y práctica.
Alberto Laiseca, “Gracias Chanchúbelo” (2011, p. 221)

Introducción de escenificación, etc. (Zunini, autónoma. Para ello utilizaremos


2014). En cierta medida, la especialmente el concepto de
En El país de la guerra (2014), obra de Laiseca, con Los sorias heterocósmica o mundos posi-
Martín Kohan analiza el papel de (1998) en su centro, es una bles, desarrollado por Lubomír
la guerra como tema hegemónico puesta en escena definitiva de Dolezel (1998), y pondremos
en las narraciones argentinas la guerra como significante: la énfasis, a partir del análisis de
acerca de la historia nacional, guerra como “continuación de los diferentes niveles que com-
o más bien, la intervención del la política por otros medios” ponen la obra (desde el cultural y
imaginario de la guerra en la (frase de Clausewitz que vuelve editorial hasta el narrativo), en la
construcción de la identidad ar- de manera recurrente en el noción típicamente laisequeana
gentina. Según Kohan, la historia ensayo de Kohan), la guerra total de “guerra total”.
nacional, aun en los tiempos de –surrealista, delirante, exótica–
paz, se busca a sí misma en la desde una concentración plástica Hipergrafía, prolificidad,
épica de la guerra. A través de de formas muy específicas de extensión
una serie de textos –desde Al- la guerra como relato nacional:
berdi, Mitre y Sarmiento hasta una simbolización hiperbólica Haciendo referencia a la com-
la ficcionalización de la Guerra y sublimada de la guerra como plejidad y extensión del Ulysses
de Malvinas en las novelas de constante punto de partida en toda de James Joyce, la mítica novela
Fogwill y Gamerro, pasando por definición de la argentinidad. cuyo relato abarca la tempora-
los años setenta y su concepción Porque, precisamente, Laiseca lidad de un solo día en la vida
de la lucha armada como guerra busca fundar la “novela total” de Stephen Dedalus y Leopold
asimétrica en Walsh y Urondo– de la literatura nacional en el Bloom, Borges escribe en un
Kohan postula la imposibilidad vértice de una guerra donde toda poema que homenajea al autor
de pensar la construcción de la remisión a la argentinidad es irlandés: “Dame, Señor, coraje y
historia argentina por fuera de elidida de forma tal que termina alegría / para escalar la cumbre
un cierto relato de guerra que configurando un énfasis. de este día”.
se inaugura en el siglo XIX y se
proyecta hasta la actualidad. El objetivo de este trabajo se Del mismo modo, acerca de la
concentrará en analizar el modo extensión de Los sorias, Ernesto
La guerra como isotopía en que la tematización de la gue- Mallo confesaba:
hegemónica de la literatura rra confiere densidad narrativa
nacional se postularía como a la obra de Laiseca, tanto en la En la primera página hay
un verdadero “paradigma de configuración de los niveles de una cita de Almanzor que
argentinidad”, configurado en temporalidad del relato, como refiere que el mundo está
términos de efectos narrativos: en la particular construcción sostenido por cuatro cosas.
modos de narrar, disposición de de un mundo literario que se Una de ellas es el coraje
personajes, jerarquías de planos erige en toda una mitología de los valientes. No leí

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Los sorias, pero está en sostiene el carácter mismo de verdadera (y no meramente


mi biblioteca a la espera del texto. La extensión promocionada) inclasificabili-
de que algún día tenga el fue un programa, no una dad. Lo incómodo de Los sorias
coraje de enfrentar sus más consecuencia. (p. 448). es, precisamente, su falta de
de 1.300 páginas. (Zina, programa, su arbitrariedad que
2011) Parecería lógico enmarcar las intenta emular la pluralidad del
grandes novelas de Laiseca (El mundo. Esa falta de literariedad
Sin embargo, la hipergrafía como jardín de las máquinas parlantes con que su demasía parece ex-
rasgo fundamental de la poética y Los sorias) en este mismo pandirse frenéticamente, como
desmesurada de Laiseca es un diagnóstico, y, sin embargo, si todo pudiera “estar de más”,
fenómeno que va más allá de la no dejaría de resultar extraño por superposición de episodios,
prolificidad (como sucede con al sistema de procedimientos por expansión descriptiva, por
Aira) o de la extensión (como propios del autor, al conjunto de un desborde “anormal” de ima-
puede señalarse en obras como recursos con que ha construido ginación. La construcción de
El pasado de Pauls, Vivir afuera su posición marginal en el campo Laiseca como autor postmoder-
de Fogwill, El traductor de literario. Decir que la extensión no, así como la pregnancia que
Benesdra, Las islas de Gamerro de Los sorias es un “programa” tuvo su recepción en un espacio
o La Historia de Caparrós). La iría a trasmano del “plebeyismo” más o menos coincidente con
hipergrafía laisequeana es la que configura prácticamente el de César Aira, se basa en la
materialidad de su escritura: es la génesis escrituraria de puesta en escena de un valor:
precisamente su movimiento la literatura de Laiseca y la la hipergrafía como compulsión
expansivo (es decir, la distorsión estrategia fundamental de su que denuncia el consecuencialis-
y la amplificación) lo que inserción en el campo literario. mo y el régimen representativo
produce el “efecto Laiseca”, de la literatura de “programa”,
e incluso es lo que da lugar Es justamente esta sensación de de la producción literaria cali-
a la actitud de culto entre los texto salvaje, expansivo y arbi- brada por un discurso que le es
autores más jóvenes (el realismo trario lo que configura el efecto exterior. Con justicia, Guillermo
delirante tiene la iteratividad de de Los sorias: la sensación que Saavedra presentaba a Laiseca,
un ritual). tiene el lector, cercana a la que en 1987, como “alguien capaz
experimenta el lector de Kafka, de escribir olímpicamente de
Sobre la extensión de algunas de que la novela podría exten- espaldas a los usos y costumbres
novelas de la literatura argentina derse ad aeternum, por inserción del circuito local”.
actual, y en particular sobre El y acumulación de episodios,
pasado de Alan Pauls, Sarlo por expansión analítica de sus Igualmente, no será en la proli-
(2007) afirma: imágenes. A diferencia de lo ficidad (auto-canonización por
que sucede con El pasado, sí saturación del mercado) donde
La extensión de El pasado puede (y debe) decirse acerca pueda comprenderse la apertura
es […] su presupuesto. La de las novelas de Laiseca que receptiva que la obra de César
novela no “salió” larga, “salieron” largas como resultado Aira significó para la de Laiseca
como resultado de una de una “impericia”. Pero es que (Prieto, 2006, p. 446), sino más
impericia, sino que, para ser es esta “impericia”, este efecto bien en la asunción de una escri-
lo que es, necesitó ser larga. de descuido, de “mala escritu- tura “surrealista” hasta sus últi-
Sería un error pensar que ra”, lo que coloca al realismo mas consecuencias, aún cuando
algo “está de más”, cuando, delirante (como lo ha bautizado implique la disolución de los
en realidad, esa demasía el propio autor) en esa posición límites entre literatura “buena”

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José Agustín Conde de Boeck

y “mala”, o la neutralización de –refrendada por el propio 1988b), también El jardín estaría


toda apariencia programática. Laiseca y de la cual Ricardo finalizada mucho antes de su
Sólo que, si en Aira subsiste un Piglia (2004) se hace eco en su publicación original, siendo la
programa de fondo –la aplica- célebre prólogo– afirma que Los extensión de ambas el único
ción teórica de un sistema de sorias fue escrita durante los diez obstáculo para su circulación.
procedimientos surrealistas, una años que van de 1972 a 19821, en En una entrevista a Fernando
“composición hipercontrolada” realidad resulta imposible saber Molle (2011), el autor afirma,
(Prieto, pp. 445-446), dirigida a cuánto quedó de esa redacción con cierta vacilación, que Los
un experimentalismo cuyo efec- original en la versión publicada sorias sería cronológicamente
to de sentido está programado y en 1998. Quizás sobrevive más su primer libro:
enmarcado en un cierto esprit de esa versión de 1982 en los
de vanguardia– en Laiseca la relatos de Matando enanos a —A pesar de su edición
escritura se entrega sólo a las garrotazos o en “La epopeya del tardía, ¿Los Sorias es cro-
mínimas restricciones con que rey Teobaldo” (de Aventuras de nológicamente su primer
una “anti-novela” puede man- un novelista atonal) antes que en libro?
tenerse dentro de lo novelesco, la confección final de Los sorias,
pero adoptando, por lo demás, donde la experiencia posterior —No, querido, pero a ver...
el surrealismo más en el pro- de haber escrito sus novelas sí, yo creo que sí, creo que
cedimiento mental de escritura exóticas (La hija de Kheops a Los Sorias la empecé a
(el delirio como continuum, la y La mujer en la muralla 2 ) escribir sin escribirla, sin
hipergrafía como automatismo y El jardín de las máquinas saber que iba a ser escritor,
más o menos controlado) que parlantes (1993) probablemente a los nueve años de edad,
en el efecto “cultural” de su le permitió al autor plantear cuando recortaba figuritas,
recepción. su obra cumbre con mayor cuando organizaba ejérci-
sofisticación y actualizar los tos. Ahí salió. Mucho des-
Un efecto rizomático elementos de su mitología que, pués me puse a escribirla.
desde 1982, tuvieron un alto Escribí tres porquerías, tres
Asumir que las obras de Laiseca grado de desarrollo. Sin embargo, versiones, las deseché. Y
anteriores a la publicación de más allá de toda especulación, empecé de nuevo todo por
Los sorias en 1998 configuran Laiseca sostiene firmemente cuarta vez, a principios de
“anticipaciones” de esta gran la fecha de finalización de Los los setenta, sin tomar como
novela no puede ser más que un sorias en 1982 y, si se juzga texto base lo anterior. Diez
gesto simbólico. Aunque cierta por algunas declaraciones de años después, la terminé.
leyenda del campo literario fines de los ochenta (Laiseca, (Molle, 2011).

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1
De hecho, en la última página de Los sorias el autor agrega la fecha original de finalización: 27 de febrero de 1982. Esto
significaría que la novela existía completa desde cinco meses antes de la primera edición de Aventuras de un novelista atonal.
Ahora bien, es de pensar que el agregado de esta fecha al final de Los sorias puede corresponder también a un efecto de
sentido destinado a subrayar la mítica condición de inédita de la novela.
2
Todo un sector de la crítica literaria (Montaldo, 1990; de Arriba, 1996; Holmes, 2008; Kurlat Ares, 2006) ha demarcado un
período de la literatura argentina (más o menos circunscripto a la década del ochenta) caracterizado por la escritura de novelas
ambientadas en espacios exóticos (China, Egipto, Malasia, etc.), en las cuales se construyen parodias de corte postmoderna
desde las cuales lo exótico puede leerse como metáfora distanciada de la realidad argentina. En su mayoría, estos autores
coinciden con lo que fue el grupo “Shanghai”, nucleado luego en la revista Babel (1988-1991) y compuesto principalmente por
Martín Caparrós, Daniel Guebel, Alan Pauls, entre otros. César Aira y Alberto Laiseca han sido referentes de esta generación
y, por lo demás, han escrito respectivamente dos de las novelas fundacionales del exotismo postmoderno argentino: Una
novela china (1987) y La hija de Kheops (1989).

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En todo caso, la inclusión de mítica como accidentada. Si bien Recién en 2004, Los sorias se
Los sorias en un tríptico junto a se mantuvo durante los años reeditó en una impresión de
El jardín y a El gusano máximo ochenta y noventa como una mayor tirada (mil quinientos
de la vida misma (1999) sería, suerte de obra maestra secreta e ejemplares), esta vez a través
a todas luces, una clasificación inédita en el ámbito intelectual, de la editorial Gárgola, dirigida
artificial a resultas de los efectos las continuas redacciones (de las por Ricardo Romero. En 2014,
producidos en el campo literario cuales sólo la cuarta llegó a ser diez años más tarde, Simurg se
argentino según el orden de la definitiva) y los constantes encargó de la tercera edición de
publicación de las obras. Igual- intentos frustrados de publicarla la novela, poco después de que
mente, si el efecto de recepción produjeron la construcción de apareciera en Francia la primera
de Los sorias al ser publicada en un fuerte efecto de sentido alre- traducción de alguna obra del
1998 es el de culminación de un dedor de la novela, el cual, como autor: Aventures d’un romancier
proyecto creador, en términos hemos visto, cristaliza comple- atonal, publicada por la editorial
de producción debería hablarse tamente en el discurso mítico El Nuevo Attila y traducida por
más bien de punto de partida. que se manifiesta en el prólogo Antonio Werli (también se han
Ahora bien, si pensamos que de Piglia a la primera edición, presentado en 2014, en el Salón
todas las obras de Laiseca remi- o en algunas declaraciones del Libro de París, los relatos
ten explícita o implícitamente de Fogwill y Aira. Durante “Yo comí una chuleta de Napo-
a su novela mayor, la cual se los años ochenta y noventa se león” y “Mi mujer”, publicados
erige en centro gravitatorio de su publicaron algunos fragmentos por La Guêpe Cartonnière).
poética, esta duplicidad (culmi- de la gran novela “impublicable”
nación/punto de partida) genera (en el semanario El Porteño, Género cultural y antecedentes
a su vez un efecto rizomático3, en V de Vian, en Babel) y la en el campo
donde la referencia a Los sorias leyenda circuló por el ambiente
nunca es lineal (antecedencia/ literario a través de la lectura Frente al proyecto creador de
posterioridad), sino accidentada de los ciclópeos manuscritos Laiseca, y particularmente frente
(una obra que existe y que no originales, proporcionados por a su centro medular, Los sorias,
existe a la vez; culminada, pero el propio autor (Piglia, Fogwill y es inevitable remitir a esa recu-
inédita) y ubicua (Los sorias Aira fueron los primeros lectores peración de una “vanguardia”
como omnipresencia a lo largo de la obra). fuerte que comenzó a emerger
de todo el programa literario de con los autores de Literal a
su autor); un efecto de rizoma Finalmente se publicó en 1998, comienzos de los años setenta:
donde, a fuerza de paradoja, Los de la mano de Gastón Gallo, la búsqueda de una revolución
sorias no constituye un centro director de la naciente editorial literaria a partir de una suerte de
jerárquico que subordina al resto Simurg, y fueron necesarios nu- terrorismo de los procedimientos
de las obras, sino que es la mul- merosos voluntarios para tipear hegemónicos de lo literario, la
tiplicidad de todas ellas. los manuscritos (Zina, 2011). impugnación de la mera repre-
La primera edición, en papel bi- sentación lineal de la realidad,
Instancias de mediación edi- blia, e ilustraciones típicamente el rechazo a caer en los compro-
torial laisequeanas (mapas, diseños, misos sociales sistemáticos y su
pentagramas, etc.), circuló en reivindicación de lo imaginario
La historia de Los sorias en el una edición limitada de tres- como un “envolvente de la reali-
campo literario argentino es tan cientos cincuenta ejemplares. dad”, como dice Germán García

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3
Tomando el concepto de rizoma de Deleuze y Guattari (1972).

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José Agustín Conde de Boeck

en su posfacio a El fiord (1969, 2013; Vázquez, 2008; Kurlat su admiración por Marechal o
p. 43). En continuidad, también Ares, 2006). La con-tratapa Filloy, puede afirmarse que, en
resulta inevitable la remisión de Su turno en la edición de todo caso, es el intelectualismo
al género de la novela experi- Mansalva, por ejemplo, afirma estéril de las vanguardias lo que
mental, desde sus antecedentes de manera taxativa: constituye el objeto de su recha-
universales, como Ulysses de zo, puesto que no puede negarse
Joyce, las obras lúdicas de Ray- Su turno -parodia de la novela la continuidad de su obra con
mond Roussel o el movimiento policial y de la gótica, donde los experimentalismos de Lam-
surrealista, hasta su refundación el lenguaje y la invención se borghini, Aira o Marcelo Fox.
en las letras nacionales con Ma- funden en la pura acción del En esta línea reflexiona Daniel
rechal, Macedonio Fernández, relato- vuelve comprensible Link, al comparar Los sorias
Filloy y Cortázar. Experimenta- el linaje que posteriormente con Memorias de un semidiós de
ción con el lenguaje y utilización protagonizó una de las Héctor Libertella (que “pueden
del humor como recurso para líneas más potentes en la ser las novelas más larga y más
exponer una visión del mundo construcción de la literatura corta de la literatura argentina”
propia son elementos que Los argentina de vanguardia. [1998]):
sorias comparte con cierta for- (2010).
ma de la novela vanguardista Tan lejos de la vanguardia
argentina que tiene a Joyce como Y, sin embargo, en la represen- como del realismo “de
asignatura pendiente y que en tación que Laiseca hace del arte, almacén”, Libertella y
Adán Buenosayres, en Rayuela su repudio a las vanguardias, Laiseca definen su literatura
o en Museo de la novela de la a las que identifica con el arte con palabras como sueño y
Eterna asume la tarea paradójica abstracto, se presenta de manera delirio. Sólo habría dos
de, en un único gesto, destruir la evidente, especialmente en obras lógicas para tener en cuenta:
novela como género y, a la vez, como Por favor, ¡plágienme! o la lógica del mito (aquello
construir la “gran novela total”. en su novelización de El artista, que se puede contar, pero
En este marco de búsquedas esté- así como en la crítica que hace que no puede interpretarse)
ticas, “la idea wagneriana de un en El jardín de las máquinas hacia la que tiende Laiseca
arte total adquiere con Laiseca parlantes a sus propias juveniles (y de ahí su interés, que
forma de novela” (Link, 1998). veleidades vanguardistas (2013, no hay que confundir con
97-98). Así, por ejemplo, el autor ningún exotismo4, por las
La crítica se ha hecho eco en afirma: “Cortázar me gusta en antiguas dinastías chinas
numerosas ocasiones de esta sus cuentos, pero creo que en sus y egipcias) y la lógica del
necesidad de explicar el realismo novelas se dejó llevar por la van- sueño (aquello que no se
delirante de Laiseca por medio guardia y no fue tan bueno” (Ma- puede contar, que debe
de su inclusión en el paradigma zzuco, 2010). Y si consideramos inter-pretarse) en la que
de las novelas vanguardistas que, a fin de cuentas, Laiseca no hace pie Libertella.5
argentinas (Piglia, 2004; Bergara, ha tenido reparos en expresar

______________________________
4
Debemos aclarar que, si bien estamos de acuerdo con esta posición de Link, el sentido que nosotros concedemos al término
“exotismo” en esta investigación se restringe a una noción más específica: lo exótico como construcción paródica, artificio
simbólico y pastiche entre los géneros “altos” y “bajos” de la literatura, y, muy particularmente, con la tematización, propia
de la novela moderna, de lo extranjero y de lo ajeno como significante estereotipado que remite inevitablemente a la propia
identidad social y a la instancia de enunciación.
5
Link (1998) afirma luego, en torno a la novela de Libertella: “es previsible, pues, que al autor le sorprenda lo que sus
lectores leen en sus libros. En cada interpretación, sabido es, aparece el propio fantasma. Y si el Semidiós es Yabrán eso es
porque Yabrán, hoy, es el fantasma argentino”. Esto mismo nos permite repensar las lecturas alegóricas que se han hecho

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Además del mito, la vanguardia algunas novelas de Aira, etc., a Este paratexto remite a varios
y la novela experimental, debe lo cual podría incluirse, como aspectos de la poética de
tenerse en cuenta la frecuente extensiones hacia los noventa, Laiseca: la obsesión por la figura
relación que se establece entre Son del África de Sergio Bizzio del tirano (Almanzor fue un
Los sorias y géneros como y Un poeta nacional de C.E. caudillo musulmán que instauró
la ciencia ficción (Piglia en Feiling, ambas de 1993). un régimen totalitario en la
Laiseca, 20036; Ravetti, 2013a), España del siglo X) y el interés
la novela gótica y de terror Algunas líneas generales de la por el exotismo oriental (así
(aspecto fortalecido por el papel superficie textual de Los sorias como Laiseca dedicó respectivas
del autor en los mass media, novelas al emperador chino
como en sus presentaciones Son tres los paratextos funda- ShiHuangdi con su construcción
televisivas de cuentos de terror, mentales de Los sorias (más allá de la Gran Muralla y al faraón
y no tanto argumentado por de las tres diversas portadas que egipcio Kheops con su pirámide,
la crítica, aunque el propio han acompañado a sus sucesivas no hubiera sido ajeno a sus
Laiseca resalta esta filiación de ediciones): el prólogo de Ricardo intereses dedicar una obra a
los referentes paródicos de sus Piglia (que a su vez configura Almanzor y la construcción
obras –Poe, Stoker, Meyrink– un metatexto crítico)8 y la dedi- de su gran ciudad palacio de
que apuntan al género de terror), catoria al crítico de arte César Almedina-al Zahira9). Ambos
la fantasía épica (el propio Magrini (a quien Laiseca define, elementos serán centrales en
Laiseca afirma que su novela según lo que Oscar Wilde llama- Los sorias: la figura del dictador,
puede leerse como “ficción ba “el crítico como artista”). El encarnada en el Monitor, y
pura”, al estilo de Tolkien7 [en tercer paratexto con que abre la la construcción ciclópea de
Petroselli, 2004]) o la novela novela, un epígrafe, es una cita monumentos simbólicos al estilo
de aventuras (así, Kurlat Ares adjudicada al caudillo árabe oriental (la escritura colosal
[59] relaciona la emergencia de Almanzor: de la propia novela funciona
las novelas exóticas de Laiseca como construcción homóloga,
con una revitalización, en clave El mundo está sostenido introduciendo esa relación lúdica
postmoderna, de la novela solamente por cuatro cosas: con que el autor se identifica a
juvenil de aventuras: Arnulfo la ciencia de los sabios, sí mismo con un Monstruo o
o los infortunios de un príncipe la justicia de los grandes, con los propios tiranos de sus
y La perla del emperador la plegaria de los justos y obras). A lo largo de la novela,
de Daniel Guebel, La noche el coraje de los valientes. se retoma el epígrafe cuando
anterior de Martín Caparrós, (2004, p. 13) uno de los tiranos principales,

______________________________
de la obra de Laiseca (Casas, 2014; a su vez, Kurlat Ares, 2006, es tal vez la síntesis perfecta de esta vertiente interpretativa),
donde las torturas de Su turno son las de la triple A, o donde las dictaduras de Los sorias remiten al Proceso militar: lo político
no como significado de la obra de Laiseca, sino como presencia fantasmática.
6
Contratapa de Las aventuras del profesor Eusebio Filigranati.
7
Abundan las comparaciones entre la epopeya total de Los sorias y la obra de J.R.R. Tolkien, El señor de los anillos. Excluyendo
las obvias diferencias de género entre ambas obras y señalando los atributos paródicos de la obra de Laiseca, Christian Estrade
(2013) afirma: “En otro orden de comparación Laiseca escribe una epopeya delirante, una versión sádica, ubuesca y criolla
del El señor de los anillos de Tolkien”. En el Dictionnaire des Littératures Hispaniques compilado por Jordi Bonells (2009), se
declara algo similar: “L’épopée politique tient de la farce rabelaisienne mais ne dédaigne pas, dans une sorte de parodie de
Tolkien revisitée par Jarry […]”.
8
El prólogo de Ricardo Piglia es un metatexto de gran importancia en lo que respecta a la construcción de imagen de Laiseca
en el campo literario y, en sí mismo, configura una instancia de canonización fundamental en la carrera del autor.
9
Puede mencionarse como curiosidad, acaso externa a las intenciones del autor, que la batalla donde fue vencido Almanzor,
en Calatañazor, se encuentra en las cercanías de la ciudad de Soria (nombre que, como sabemos, en Los sorias no sólo tiene
carácter de topónimo sino también de gentilicio, e incluso de adjetivo valorativo).

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Los Sorias y la escritura como guerra: temporalidad y mundos posibles en la poética de Alberto Laiseca
José Agustín Conde de Boeck

el Soriator, plantea cambiar su A su vez, el cuerpo textual de El narrador y el punto de vista


nombre a Al-Manzur Billah, a Los sorias está compuesto por
fin de homenajear al personaje 165 capítulos, número de cuya Usualmente omnisciente o
histórico (2004, p. 1067). arbitrariedad puede inferirse el cuasiominisciente, el punto de
método acumulativo de su es- vista varía en la medida en que
Asimismo, la enumeración cos- critura, donde buena parte de sus la novela abandona a Personaje
mogónica de la cita de Almanzor macrosegmentos pueden leerse Iseka (el protagonista en quien se
evoca la ambición de totalidad como relatos autoconclusivos centran los primeros capítulos)
que atraviesa todo el proyecto y autónomos, al estilo de los y se sitúa, ora en Monitor, ora
de Los sorias: la construcción de compilados en Matando enanos en el Kratos Enrique Katel,
un mundo imaginario donde se a garrotazos (obra que, así como o en otros personajes como
describen las dinastías, las gue- una miniatura de Los sorias, Dionisios Iseka o Decamerón
rras, las costumbres religiosas, podría leerse también como un de Gaula (imposible hablar de
la literatura y el conocimiento fragmento de sus métodos para actores 10 secundarios en una
de sus hiperbólicas civilizacio- construir su mundo narrado). narración tan sostenida por la
nes. Por lo demás, la nota al pie Cada capítulo está introducido proliferación de fragmentos
donde Laiseca remite a la fuente por un subtítulo que remite al y de relatos enmarcados, más
de la cita –“Del artículo “A mil personaje, al espacio o al objeto aun teniendo en cuenta que la
años de Almanzor”, de Miguel descripto, o bien a la situación novela llega a tener más de un
Albornoz (N. York Octubre de narrada (cabe mencionar que un centenar de personajes). El uso
1978. Diario La Prensa, Bs.As.)” gran porcentaje de la novela, lo del monólogo interior o del
(2004, p. 13)– funciona como cual es característico en la poé- discurso indirecto libre produce
un marcador, probablemente tica del autor, está constituido en el narrador extradiegético,
involuntario, del diletantismo por extensas descripciones): “El por medio de un segundo
con el cual el autor se construye sótano de los corruptos y otros nivel narrativo, una constante
como sujeto supuesto saber: a festines dignos de Atila”, “Al- internalización en la diégesis.
diferencia del saber borgeano, bergues para animales mágicos”, Por momentos, el narrador en
cuyo universo de referencias “La selva misteriosa”, “Una tercera persona permuta hacia
bibliográficas se sustenta en civilización tan perfecta que ni una primera persona imprecisa,
fuentes auténticas citadas o al ruinas deja”, “Los tres chiflados cuya función es más retórica
menos consultadas en sus len- (Shemp, Moe, Larry)”. Muchos o fática que diegética (“Pero
guas originales, Laiseca comien- de estos subtítulos participan del no nos adelantamos”, “Voy a
za su mayor obra con una cita humor absurdo que configura consignar algunas frases de Juan
tomada de un artículo de difusión un elemento fundamental del Carlos Soria” [2004, p. 17]).
proveniente de un diario local. realismo delirante.

______________________________
10
Nos remitimos al concepto de “actor” de Greimas: “término parosémico y sustitutivo del de personaje […] designa, en correlación
con el papel funcional del actante en el nivel semionarrativo o de la historia, las unidades léxicas nominalizadas que, operando
ya en el plano discursivo, muestran la individualización como rasgo semántico y distintivo mínimo: el actor, pues, concuerda
en gran medida con el personaje, aunque Greimas acepta que los actores pueden ser individuales o colectivos y figurativos
(hombres o animales) o conceptuales (el azar)” (Valles Calatrava, 2008, p. 164). Siguiendo este concepto, podemos incluir
entre los actores de Los sorias no sólo a los personajes figurativos e individuales (como Personaje Iseka, Monitor o el Kratos
Enrique Katel), sino también a los actores colectivos (Tecnocracia, Soria, Protelia, Chanchín del Sur, y toda la cartografía
geopolítica laisequeana) y conceptuales (las “manijas” enviadas por los esoteristas, el dios Exatlaltelico y, en definitiva, el
Ser y el Anti-Ser). También pueden incluirse las diversas criaturas mágicas utilizadas por los esoteristas como medios para
enfrentar a sus enemigos (“vurros”, “harañas”, “chimpanzés”). Estas criaturas, según el momento de la novela, actualizan
diversas funciones, desde Aliado hasta Oponente.

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La novela abunda en relatos a utilizar el concepto de Lubo- a Los sorias como “la
enmarcados (estructuras hipo- mír Dolezel [1998]) por medio mejor novela escrita en la
diegéticas), desde el surrealista de descripciones expansivas, si Argentina desde Los siete
sueño del hombre de bronce, bien es común a todo el realismo locos” (p. 7).
en el primer capítulo, pasando delirante, en su mayor novela
por constantes citas a la prensa cobra el estatuto de matriz: todo Temporalidad mítica y Los
tecnócrata, hasta las historias lo que pasa a nivel narrativo en sorias como “mundo posible”
autónomas de una gran canti- Los sorias está subordinado a la
dad de personajes secundarios descripción digresiva de perfi- Lubomír Dolezel (1999) concede
que no vuelven a mencionarse les singulares de este universo, una importancia fundamental al
posteriormente. Incluso, vale erigiendo al protagonista y al estudio de los “mundos posibles”
repetirlo, los episodios a través lector en funciones de testigo. Ya que se construyen en la lite-
de los cuales se desarrollan los Piglia nota, en su prólogo, esta ratura. Tomando un término
personajes principales se pre- inclinación hacia el estatismo dieciochesco utilizado por la
sentan con cierta independencia perceptivo que predomina en la filosofía de Leibniz (y luego por
unos de otros, generando un novela: Alexander Baumgarten), Dole-
efecto acumulativo cercano al de zel denomina “heterocósmica”
los relatos de Matando enanos a El que narra es objeto de a las realidades paralelas, cohe-
garrotazos. una persecución y en lugar rentes y homogéneas, que la
de huir trata de explicar lo literatura pone en escena. Para
A diferencia de El jardín de las que está sucediendo. (2004, Dolezel, los “mundos posibles”
máquinas parlantes, que, más p. 9) construidos por la narrativa
allá de hipodiégesis y digresio- literaria son sistemas de hechos
nes, es una novela puramente Como ya hemos dicho, ficticios creados discursivamente
narrativa y lineal, Los sorias sus- el fragmentarismo de a partir de una “fuente de
tenta su extensión y barroquismo Los sorias la acerca a autoridad” (Dolezel, 1980, pp.
en su privilegio del fragmento una versión dilatada ad 11-12), la cual se produce desde
y la descripción. Es más, gran nauseam de los relatos la instancia enunciativa donde
parte del universo construido en de Matando enanos se sintetizan el narrador (o
Los sorias, al dejar parcialmente a garrotazos; pero lo narradores), el autor implicado
de lado la diégesis inicial prota- importante es resaltar que y, en última instancia, el autor
gonizada por Personaje Iseka, se este efecto de acumulación empírico. Estas tres instancias
construye como una etnografía o t o rg a u n a s u e r t e d e concentran en sí la autoridad
de cada aspecto de la mitología procedimiento creativo a la para admitir o excluir elementos
que funda: costumbres, religión, novela: la arbitrariedad de de sus mundos literarios, y
política, guerra, conspiraciones, episodios, la imaginación cuanto mayor es la autonomía
fragmentos periodísticos, him- aleatoria, el experimento que esta realidad posee respecto
nos, poemas, obras de teatro, inventivo, algo semejante a de la mera mímesis, mayor
etc. En esto puede emparentarse la ideal y siniestra máquina será la autoridad detentada por
Los sorias con otra gran novela de narrar que imaginara el autor para dar sustento a su
enciclopédica de la literatura Piglia en La ciudad ausente realidad ficcional. Todo mundo
argentina de los noventa: La His- (1992). Bajo el régimen posible sería en sí mismo un
toria (1999) de Martín Caparrós. de tal utopía narrativa, sistema de verosimilitud cuya
Ahora bien, esta tendencia a la es comprensible que densidad ontológica mantiene
“heterocósmica” (para comenzar Piglia haya considerado relaciones semióticas complejas

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Los Sorias y la escritura como guerra: temporalidad y mundos posibles en la poética de Alberto Laiseca
José Agustín Conde de Boeck

con la “realidad” (es decir, con textos produce un efecto de rea- leyes están específicamente
los otros relatos culturales que lidad autónomo con un funcio- orientadas a poner en escena
dan forma a la experiencia social namiento para cuya comprensión el conflicto bélico, mezclando
y psicológica). se debe considerar estrictamente de manera indivisible el tiempo
los modos en que resignifica los mental del delirio con la
El modelo de Dolezel busca textos culturales que componen temporalidad lógica propia de la
superar las limitaciones de las su tejido semiótico. dimensión física de la guerra. El
concepciones de la literatura que resultado produce una expansión
se apoyan en modelos miméticos Uno de los rasgos fundamentales interior del “cronotopo” de
o universalistas, es decir, que se de la autonomía heterocósmica Los sorias hacia una escritura
reducen a determinar las relacio- del universo Laiseca estriba co mo g u er r a: s itu acio n e s
nes entre el texto literario y sus en la particular utilización del aparentemente cotidianas, como
referentes del mundo “real”, o tiempo y el espacio. Si bien la convivencia entre Personaje
bien, a la encarnación que produ- el espacio geográfico con el Iseka y sus compañeros de
ce de arquetipos universales. La que Los sorias construye sus pensión, dilatan y distorsionan
búsqueda de canales semióticos conflictos geopolíticos no es la realidad espacio-temporal
que permitan establecer víncu- definido minuciosamente, y a hasta alcanzar la trascendencia
los entre la obra de Laiseca y la veces incluso plantea ciertas de un enfrentamiento donde
realidad socio-histórica nacio- contradicciones, su operatividad cada detalle es interpretado
nal, así como la determinación es suficiente para los intereses del como parte activa de un conflicto
de constantes estructurales de mundo narrado, donde el espacio, bélico. La guerra contra los
la narración (desde los tópicos desde la pieza de pensión de “enemigos de pieza”, descripta
y motivos, hasta las dinámicas Personaje Iseka hasta la guerra en las primeras quince páginas
actanciales que se producen en total de potencias, se representa de Los sorias, se construye
su obra), no permiten desarrollar como cifra de conflicto, como como un microuniverso de la
la especificidad del universo mapa de estrategias bélicas y guerra ciclópea que tendrá lugar
Laiseca (tarea que, someramen- como zona de conflagración. a lo largo de todo la novela.
te, es invocada por Piglia en su A su vez, la introducción de Personaje Iseka es escritor y su
prólogo al concentrarse en el elementos mágicos y religiosos inspiración se ve constantemente
funcionamiento profundo de Los a lo largo de la novela (presentes obstaculizada por sus “enemigos
sorias como “mundo autónomo en toda la obra del autor) origina de pieza”. A fin de evitar estas
que vive con sus propias leyes” superposiciones de espacios molestias y conseguir concen-
[2004, p. 10]). El poder repre- visibles e invisibles (guerras tración para inspirarse, delira
sentado en el realismo delirante que se manifiestan físicamente, con una representación bélica
no sería así sólo un “reflejo” o pero que tienen un equivalente del tiempo ganado para escribir
una “textualización” de un po- astral y otro cosmológico, donde y donde las ofensivas están com-
der “real” que desde el exterior se enfrentan el Bien y el Mal). puestas por tiempo arrebatado,
le dicta sus articulaciones a la Igualmente, la temporalidad lo cual produce que, desde el
literatura, sino que posee un en la obra de Laiseca, si bien comienzo, Los sorias construya
sentido interior y unitario. Es in- puede interrumpir la linealidad su concepción de la guerra
evitable aceptar que este sentido cronológica de sus narraciones como una guerra por el tiempo
está parcialmente subordinado a con estructuras hipodiegéticas o (que, además, se despliega a
efectos de sentido provenientes con descripciones hiperbólica- través de una temporalidad
de otros textos culturales, pero mente detalladas, siempre se mental subordinadora de la
la específica reescritura de estos despliega hacia un tiempo cuyas temporalidad real):

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No va a ser fácil. Las horas identificarse algunas particula- heterocósmica laisequeana es la


de los sorias se infiltran a ridades del realismo delirante cronología, la puesta en escena
través de las zonas desmili- en general y de Los sorias en de la temporalidad diegética:
tarizadas y se lanzan como particular. Según Dolezel, toda en su mundo, los hechos pseu-
kamikazes sobre mis posi- heterocósmica sería incompleta dohistóricos no se localizan
ciones. Me pongo a escribir en la medida en que toda diégesis temporalmente bajo el régimen
y miles de minutos, que es un perfil, un fragmento, de un de algún sistema identificable,
escupen sus ametralladoras mundo posible total. Las obras como siglos, años, fechas. La
pesadas, pican la tierra al recortan pequeñas porciones de cronología laisequeana depende
lado de mi cama. Cerca de ese mundo posible (así, nunca de una temporalidad mítica y
mí un ciego afecta comer conocemos lo que ocurre en cada no posee otro calendario que el
un chocolatín y me larga rincón de los mapas de Tolkien, del devenir narrativo y el de las
el papelito plateado. Un ni la totalidad del contenido de la grandes secuencias sucesivas
minuto sin estallar. Hay borgeana Encyclopedia de Tlön, (antes de la guerra, durante,
que quitarle el detonador. ni el desenlace narrativo de las después; deshumanización del
Llamen a la cuadrilla tres grandes novelas de Kafka: dictador/rehumanización; prepa-
desmontadora de minutos. las obras eligen mostrar una ración para la guerra, desarrollo
(2004, p. 25). parte de los mundos que constru- de la guerra, derrota, etc.). Es a
yen). Podría decirse que, como través de este uso de la tempo-
Por otra parte, las referencias en un iceberg, la obra literaria ralidad que Laiseca eleva la gue-
espaciales mezclan su dimensión fáctica es sólo la parte visible, y rra, no ya a una representación
referencial con connotaciones el potencial mundo posible a que de referentes socio-históricos
ambiguas, donde el mundo da lugar es la parte sumergida e particulares, sino al estatuto de
ficcional en que se encuentran invisible. Esto hace del mundo mito. Con una temporalidad
Tecnocracia y Soria, entre otras posible una realidad inagotable, arquetípica, cuyo flujo se adapta
potencias, a veces incorpora siempre posible de ser revisi- a la idea general de lo bélico
signos de “disonancia argenti- tada y expandida. El mundo (no una guerra, sino todas las
nizante” (como en la Norteamé- ficcional de Laiseca, como toda guerras), la escritura de Laiseca
rica de Su turno, la China de La heterocósmica, está incompleto: se organiza en torno a la guerra
mujer en la muralla o la Tollán/ Los sorias es sólo un fragmento como mundo autónomo, ajeno a
Buenos Aires de El jardín de las de ese mundo (como dice Piglia referentes exteriores, sólo deu-
máquinas parlantes) que distor- “Un fragmento de ese mundo dor de una mítica de lo bélico. Y
sionan los límites espaciales al atomizado ha llegado hasta no- es por medio de esta estrategia,
perder densidad mimética: ¿se sotros” [p. 10]). Su nivel de com- una vocación de universalidad,
trata todo de un delirio de Perso- pletamiento es siempre aplazado, que logra rozar las aristas más
naje Iseka o de un mundo cuya pues, si bien a nivel intratextual complejas y las tensiones más
verosimilitud ficcional interior sus otras obras se sitúan en un profundas de la realidad argenti-
es efectiva? ¿Se trata de una mundo más o menos identifica- na: un distanciamiento simbólico
alegoría con nombres apócrifos ble con el de Los sorias, estas de la coyuntura social que termi-
que representa de manera cifrada obras también lo expanden de na, sin embargo, reconduciendo
la realidad nacional inmediata? forma tal que siempre hay más hacia ésta.
zonas incompletas, inexploradas,
Siguiendo las características con elididas. Así, por ejemplo, uno La infinita diversidad de mundos
las que Dolezel (1999) define de los factores que más contri- posibles nunca es homogénea,
los “mundos posibles”, pueden buye a la incompletitud de la aunque cada uno de ellos en su

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Los Sorias y la escritura como guerra: temporalidad y mundos posibles en la poética de Alberto Laiseca
José Agustín Conde de Boeck

interior mantenga una profunda mación tanto propias como epistemológica; es decir, en
trabazón orgánica. El realismo ajenas), se erige en una moralia cada siglo, el modo de es-
delirante de Laiseca se relaciona que funciona de antesala o, en tructurar las formas del arte
de una manera particular con todo caso, de anclaje material, refleja –a guisa de seme-
este aspecto, pues absorbe la a la estructura textual de su janza, de metaforización,
homogeneidad de otros mundos universo literario. de apunte de resolución
posibles: utiliza referencias que del concepto de figura– el
sólo tienen sentido en la mímesis La tradición literaria argentina, modo como la ciencia o, sin
“real” y que no se explican en de Sarmiento a Borges y de éste más, la cultura de la época
el mundo posible del autor. a Laiseca, produce una dinámica ven la realidad. (p. 89)
Así, por ejemplo, en el mundo en torno a la Ilustración que va
delirante de Los sorias es posible desde la veneración pragmática La heterocósmica laisequeana
hablar de Wagner, Poe, Wilde, el del conocimiento (en Sarmiento) como guerra total
Califato de Córdoba, Almanzor, hasta la desnaturalización de los
etc., pero la localización de estas límites entre el saber y lo apó- La narración de Los sorias se
referencias culturales no tiene crifo (en Borges) y, finalmente, estructura fundamentalmente
marco de origen: ¿se trata del el uso torcido del conocimiento, en lo que María Celeste Aichino
Wagner del mundo empírico, destituido de toda certidumbre (2011) denomina “enfrenta-
invocado por Laiseca como un referencial (en Laiseca). mientos cósmicos”, que expresa
referente extratextual, o de un ese tipo de guerra teológico-
Wagner que forma parte del Como ya hemos dicho, no sólo metafísica con la que Laiseca
mundo de la novela, habitante de la tematización del poder, sino inauguraba su proyecto creador
algún territorio de la cartografía la forma de ponerlo en escena, en 1973, al iniciar su primer
laisequeana?). A través de esta a través de la disolución de toda relato publicado con el presagio
estrategia, la heterocósmica máthesis representativa, concede de una “guerra total”:
laisequeana absorbe otros a la obra de Laiseca el estatuto
mundos posibles destituyendo de metáfora epistemológica de Queréis la guerra total, más
la homogeneidad de éstos e la experiencia socio-histórica total que todas las guerras
integrándolos a la propia. argentina. Pocos pensamientos totales que han sido, más
pueden capturar mejor el sentido total incluso, de lo que yo
A su vez, si, como afirma de tal apreciación del realismo pueda estar diciendo en este
Dolezel, se accede a las diversas delirante que la siguiente cita de momento, os pregunto de
heterocósmicas por medio de Umberto Eco (1992): nuevo, ¿queréis la guerra
signos textuales y no por medios total? (2011, p. 427).
físicos, también la corporalidad El arte, más que conocer el
extravagante y “monstruosa” mundo, produce comple- En Los sorias se pone en escena,
de Laiseca, así como el relato mentos del mundo, formas de forma absoluta, lo que en el
mitificado de su vida y sus autónomas que se añaden resto de las obras de su autor se
costumbres, se convierten en a las existentes exhibiendo evoca apenas en fragmentos o en
un canal semiótico de acceso a leyes propias y vida per- representaciones transversales:
los mundos posibles de su obra. sonal. No obstante, toda en Su turno se presagia la
La vida “real” de Laiseca como forma artística puede muy instauración de la Tecnocracia;
“autor empírico”, transformada bien verse, sino como sus- en los cuentos de Matando
en signos interpretables (produ- tituto del conocimiento enanos a garrotazos se muestran
cidos por estrategias de legiti- científico, como metáfora algunos breves destellos de

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enfrentamientos bélicos y fuerzas, esa malla porosa y exhaustividad “heterocósmica”


conspiraciones políticas que ambigua que es el poder. Y si en de la fantasía épica o la ciencia
tienen como eje a la figura de el mundo mitológico de Laiseca ficción estandarizadas: lejos de
Monitor; en Aventuras de un el Bien y el Mal se enfrentan por la cartografía meticulosa de la
novelista atonal aparece ya medio de una magia militarizada Tierra Media de J.R.R. Tolkien,
una versión caricaturesca y y de los hombres que se enrolan de la historiografía erudita del
desbocada de la guerra total en sus filas, es precisamente ciclo de Fundación de Isaac Asi-
(narrada en “La epopeya del en el complejo ejercicio del mov o de la intensiva ingeniería
rey Teobaldo”); las defensas poder donde se pone en juego científica de Arthur Clarke,
mágicas que simbolizan las lo humano: la deshumanización Laiseca se acerca más a esas
construcciones ciclópeas en La del dictador, atraído por el Anti- épicas distorsionadas, barrocas y
hija de Kheops y en La mujer en Ser, y su posterior salvación paranoicas de Thomas Pynchon
la muralla (la Gran Pirámide y moral por gracia del Ser, es o, más aún, al babélico reino oní-
la Gran Muralla china) parecen motivo dialéctico y obsesivo rico dirigido por el Gobernador
anticipar el advenimiento de de la obra de Laiseca. Si en La Omnipresente de La otra parte
grandes enfrentamientos entre mujer en la muralla se planteaba (1909) de Alfred Kubin, novela
las fuerzas del Bien y el Mal, la deshumanización del tirano, fundacional del expresionismo
donde el principal terreno de en Los sorias se pone en juego alemán. El mundo de Laiseca
batalla será el simbólico-mítico; el esquema narrativo inverso: flota entre el mito, el sueño y el
y, tanto en el pseudo-ensayo la rehumanización del Monitor, delirio, y se distribuye en masas
Por favor, ¡plágienme! como líder de la Tecnocracia. geopolíticas amorfas y desme-
en la enorme épica esoterista suradas, en espacios geográficos
de El jardín de las máquinas Más allá de las convenciones a veces arbitrarios (abundan los
parlantes, se introducen aspectos del género épico que entran en nombres absurdos de reinos o
centrales en el universo de Los juego en su desarrollo narrativo, estados que no vuelven a ser
sorias: el funcionamiento de la Los sorias se construye sobre mencionados), en una mixtura
magia en el mundo laisequeano, ese enrarecimiento paródico y indesbrozable entre las referen-
los bandos que se distribuyen surrealista por medio del cual cias reales y las apócrifas, entre
entre las fuerzas del Ser y el realismo delirante genera su lo verosímil y lo sobrenatural,
el Anti-Ser, el bestiario de propia atmósfera: un ambiente entre lo realista, lo fantástico y
criaturas sobrenaturales que la enrarecido que Díaz Gavier de- lo simbólico: ese “saber intran-
guerra utiliza como armamento nomina “tejido pop”, en relación sitivo” que definimos anterior-
fundamental, las formas de al pop art, y que a su vez vincula mente para describir las claves
concebir el arte y su función en a lo que Walter Benjamin define principales de Aventuras de un
un régimen que, como remisión como la “ebriedad revolucio- novelista atonal.
a la figura siniestra del Hitler, naria” del surrealismo (2010,
sintetiza dictador y artista en una p. 1729). Si bien el espacio Por su parte, Aichino (2011, p.
misma figura. geopolítico construido en Los 9) distribuye la narración de Los
sorias busca la minuciosidad ve- sorias en cuatro niveles:
Ahora bien, en Los sorias es el rosímil de un “universo aparte”,
orden del “todo” lo que entra en proporcionando anclajes gráficos 1. El nivel cotidiano, donde se
guerra, el tejido maniqueo de la tales como mapas, esquemas y sitúa la apertura de la novela:
realidad laisequeana que entra enumeraciones sistemáticas de Personaje Iseka vive en una
en colisión: el Bien y el Mal, el costumbres, cultos, fuerzas mili- pensión miserable junto a unos
Ser y el Anti-Ser, y, entre ambas tares, etc., nunca se instala en la compañeros cuyos consejos

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Los Sorias y la escritura como guerra: temporalidad y mundos posibles en la poética de Alberto Laiseca
José Agustín Conde de Boeck

interpreta como invasiones 4. El nivel cosmológico: la encuentren en la sexualidad libre


existenciales a su privacidad y a eterna lucha entre el Ser (el Bien) una vía para la humanización y
su inspiración artística. Cuando y el Anti-Ser (el Mal), la cual la armonía espiritual (Aichino,
Iseka abandona la pensión, tiene supeditados a sus avatares 2011, p. 10).
ubicada en una zona predomi- en los tres niveles anteriores.
nantemente Soria, para insta- También resulta necesario des-
larse en la Tecnocracia, se abre Cabe destacar que, estos cuatro tacar que estos cuatro niveles no
el segundo nivel. niveles que dan forma a Los sólo se limitan a la narración de
sorias tienen un funcionamiento Los sorias, sino que se distribu-
2. El nivel geopolítico: re- reversible: toda la guerra mani- yen de diversas maneras a lo lar-
presentado por las grandes quea que sucede en el nivel go de toda la obra del autor: así,
potencias dictatoriales en guerra cosmológico no sólo se expresa por ejemplo, el nivel cotidiano
(Tecnocracia y Soria pactan en los enfrentamientos esotéri- predomina en la primera mitad
alianzas con diferentes estados cos o en los geopolíticos, sino de Aventuras de un novelista ato-
y llevan a cabo una guerra que también en la psicología de los nal, mientras que en su segunda
Laiseca construye por medio de personajes. La rehumanización mitad predomina una suerte de
un pastiche de datos derivados de del Monitor, por ejemplo, se nivel mítico (donde se aúna el
los grandes conflictos bélicos de constituye en el eje profundo geopolítico y el mágico de Los
la historia, poniendo énfasis en donde se debate el Ser y el Anti- sorias). Por su parte, la mayor
los personalismos fascistas de la Ser, razón por la cual no sería parte de los cuentos de Matando
II Guerra Mundial11). Esta guerra errado mencionar un quinto enanos a garrotazos se ubica en
parece por momentos constituir nivel: el nivel ético, donde el el nivel geopolítico, aunque al-
una sublimación simbólica y cosmológico encarna su mayor gunos, como “El checoslovaco”,
extremada del enfrentamiento pugna por el alma del hombre. A parecen centrarse en el nivel de
psicológico entre Personaje su vez, este nivel se expresa en los conflictos éticos (donde el
Iseka y sus “enemigos de pieza”. la forma en que Personaje Iseka cosmos maniqueo de Laiseca
percibe la guerra y en cómo ésta se encarna en la vida mental de
3. El nivel mágico: diversas se erige en hipóstasis de sus los personajes). Por otra parte,
sociedades esotéricas mantienen conflictos psicológicos iniciales las novelas exotistas de Laiseca
una guerra secreta, usualmente (los del nivel cotidiano). Y es en (así como también Las cuatro
interpersonal (de mago a mago), este nivel donde se emplaza uno torres de Babel y algunos rela-
y utilizan para ello dos armas: el de los temas fundamentales del tos de Gracias Chanchúbelo) se
conocimiento de la magia y los realismo delirante: la sexualidad producen en los cuatro niveles,
poderes de todo un bestiario de (en su versión laisequeana de lo sólo que el geopolítico, en lu-
criaturas sobrenaturales que ellos “sadomasoporno”). En la vita- gar de tomar la apariencia de
mismos crean. Los enfrenta- lidad sexual de los personajes los fascismos contemporáneos
mientos producidos en este nivel también se revelan los grandes de Los sorias, se encarna en la
se corresponden, a su vez, a los enfrentamientos cosmológicos, reconstrucción de ambientes y
del nivel geopolítico. y es usual que las utopías de símbolos tomados de las civili-
Laiseca, como La hija de Kheops, zaciones antiguas.

______________________________
11
Lo hiperbólico del realismo delirante alcanza también a la parodia de las jerarquías dentro de los regímenes dictatoriales (tanto
en Soria como en Tecnocracia). Así, Laiseca mezcla el militarismo nazi con la burocracia soviética, resultado de lo cual es la
abundancia de Monitorías y submonitorías, Kratos, secretarios, subsecretarios, vicesubsecretarios, infravice subsecretarios,
etc.

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El jardín de las máquinas Los sorias lleva a su máxima importancia radical, subordinada
parlantes, novela que entra en expresión uno de los elementos a fines esotéricos y religiosos. Es
diálogo constante con la obra fundamentales del realismo así que, dentro de la estructura
mayor de Laiseca, desarrolla delirante: la descripción de las estatal de la Tecnocracia, una de
especialmente el universo del relaciones humanas y sus tensio- las monitorías más importantes
nivel mágico, que aparece nes a través de metáforas bélicas. es la de las Lenguas, dirigida por
representado en contrapunto Los conflictos psicológicos entre el Kratos Enrique Katel. En esta
con el cotidiano, el cosmológico Personaje Iseka y sus compañe- suerte de ministerio se investiga,
y el ético. Si esta obra concentra ros de pensión se distorsionan e entre otras cosas, el origen eti-
en sí el mundo del esoterismo y hiperbolizan en la guerra geopo- mológico de las palabras, puesto
la construcción de las criaturas lítica, manteniendo las claves en que, “Según ellos, el Anti-Ser
mágicas tal como aparecerán en los nombres: el apellido Iseka es (o Dios del Mal) operaba sobre
Los sorias, su nivel geopolítico el que tienen todos los habitantes los hombres a través de las dis-
se produce más bien de fondo: de la Tecnocracia y el de los her- torsiones idiomáticas” (p. 71).
éste aparece apenas evocado, manos Soria se amplifica hasta Las palabras, como símbolos
como una realidad fuera de foco, bautizar al estado homónimo: del cosmos, invocan numerosos
aunque con el mismo nivel de Soria. La creencia laisequeana arquetipos. Conocer el origen
mixtura entre países reales y en las energías psíquicas es una de las palabras implica conocer
apócrifos (así, por ejemplo, la de las bases de su concepción a qué Dios se está invocando
narración se sitúa en un espacio de la magia, lo cual hace de con ellas. Como ya se ve en El
que, localizado en América del su mundo un espacio donde la jardín de las máquinas parlan-
Sur, parece evocar directamente guerra es total en el sentido de tes, las guerras entre esoteristas,
a la Argentina, aunque el estado abarcar desde los matices de los así como el funcionamiento de
se denomina Guatimotzín y su conflictos interpersonales hasta sus máquinas mágicas, están
capital, equivalente a Buenos los enfrentamientos cósmicos estrictamente ligadas al uso de
Aires hasta en los distorsionados entre el Ser y el Anti-Ser: de las palabras y de las “manijas”
nombres de las calles, se llama forma asfixiante y abarcadora, (maldiciones) o salvaciones que
Tollán; aun así, a lo largo de todo el universo de Laiseca estas producen en los hombres. A
la novela también se habla de participa de una misma guerra su vez, el Kratos de las Lenguas,
Argentina, como si fuera un país extendida en diferentes niveles. a pesar de ejercer su actividad en
distinto a Guatimotzín). En el En El jardín de las máquinas el marco de una dictadura, posee
caso de El jardín, la remisión a parlantes, esta guerra entre el una ideología estética repre-
una realidad política inmediata Bien y el Mal llega a las sutilezas sentada positivamente a lo largo
es de las más explícitas que más profundas de la vida mental: de la novela: de forma opuesta al
pueden encontrarse en la obra la guerra entre las diversas zonas rechazo tecnócrata frente a las
de Laiseca, y la figura de su del hombre, entre la luz y la os- formas artísticas experimentales
dictador, Quetzal, comporta una curidad que cada uno alberga. Y o no comprometidas, Katel bus-
parodia del tercer peronismo, esta dialéctica interior es la que, ca el advenimiento de un “nuevo
incluyendo el regreso del exilio en su desarrollo narrativo más arte” donde exista una libertad
y la designación de un primer elaborado, permite el acceso al creadora absoluta. En este asun-
ministro maléfico que puede motivo de la deshumanización y to, el Kratos y el Monitor man-
identificarse con López Rega. la rehumanización del dictador. tienen constantes disputas. Aun-
que ambos acuerdan en lo que
La síncresis entre los diferen- En la cosmología de Los sorias, respecta a la libertad sexual, el
tes niveles que se produce en el lenguaje y el arte tienen una Monitor rechaza profundamente

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las formas “sin trascendencia” viraje estético del propio Laiseca migos de pieza”), pueden ser
del arte, como el arte abstracto es puesto en boca del Kratos asociados connotativamente a
o la música dodecafónica. En (significativamente, en una una representación del “cabecita
la dialéctica entre el Monitor y carta a Personaje Iseka, como si negra” provinciano, el discurso
Enrique Katel, Laiseca represen- fuera una carta a sí mismo) del de Katel intenta redireccionar
ta su propio viraje desde el arte siguiente modo: los atributos negativos de
experimental de sus primeros estos personajes hacia una
textos hacia una literatura cen- Usted declara ser escritor. interpretación más amplia,
trada en la invención novelesca Muy bien, entonces donde también los habitantes
y en una suerte de magisterio comprenderá si digo que de la Tecnocracia (apellidados
moral. Si tenemos en cuenta en arte uno debe ser clásico Iseka) pueden tener un espíritu
que la redacción de Los sorias pero al mismo tiempo “soria”12.
es contemporánea parcialmente futurista, innovador. Hace
a Aventuras de un novelista ato- falta un gran criterio para no Equivalente al novelista atonal
nal, puede comprenderse que la seguir un camino estético de Aventuras y al Corvina
crítica al arte “atonal” todavía erróneo que conduzca a Sotelo de El jardín, Personaje
no sea tan radical como la que la esterilidad. A veces uno Iseka, tal como nota el Kratos
aparecerá en El jardín de las cree haber descubierto (p. 75), está “manijeado” e
máquinas parlantes, donde el un planeta nuevo (una irremisiblemente destinado al
mismo personaje que defiende suerte de novela atonal, fracaso y la locura, a no ser
el “realismo delirante” critica pongamos por caso), pero que encuentre un Maestro. La
los hermetismos vacíos y “sos- luego comprende años carta mesurada de Katel vendría
pechosamente inaccesibles” del después que, pese a todos a buscar la misma salvación
arte experimental (2013, pp. 97- los hallazgos, es un camino espiritual que De Quevedo
98). En todo caso, la concepción cerrado […] (p. 73). procura a Sotelo. Desde el punto
laisequeana del arte se mantiene de vista narratológico, si la
siempre en un equilibrio entre Del mismo modo, Katel intenta función actancial del Sujeto se ve
el entusiasmo de Katel por la atemperar el fervor y el odio de representada por Personaje Iseka
vanguardia como forma de li- Personaje Iseka hacia los sorias y el del Oponente por los sorias
bertad creadora y la obsesión de (de quienes ahora sólo quiere en sus diversas manifestaciones,
Monitor por la trascendencia (lo vengarse por el tiempo que los la función de Aliado estaría
cual lleva al dictador a denunciar toleró en la pensión): “Con potencialmente encarnada por
la vanguardia por su frivolidad y quienes debemos ser implaca- Enrique Katel, del mismo modo
falta de vitalidad). bles es con los sorias de espíritu” que en El jardín de las máquinas
(p. 74), afirma Katel, y con ello parlantes idénticas funciones se
Ahora bien, si Monitor representa diluye algunos de los matices encarnan en: Sotelo (Sujeto),
la deshumanización del dictador ideológicos que eran centrales esoteristas chichis (Oponente) y
extremista y fanático (cuya en la construcción semiológica De Quevedo (Aliado). En ambos
ulterior salvación adviene por del primer capítulo de la novela: casos, la función del Oponente
la gracia de la derrota), Enrique si los sorias, especialmente en oculta la acción del Anti-Ser y
Katel representa un discurso de su encarnación inicial en Juan la del Aliado la del Ser. Podría
mayor templanza y mesura. El Carlos y Luis Soria (“los ene- decirse que la rehumanización

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Frase que parece jugar con esa decadente expresión argentina que, procurando matizar el racismo y orientarlo hacia una
cierta corrección política, afirma su rechazo a los “negros de mente, no de piel”.

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final del Monitor representa en y la diseminación del “yo” del con cosmovisiones diferentes)
un nivel simbólico la salvación autor en diversos personajes. resulta un procedimiento con-
de Personaje Iseka y el triunfo En este momento de la novela, trario al de la novela simbólica
del Ser, respectivamente. la naturaleza simbólica o alegó- germánica (probable referencia
rica es expuesta como una zona a Kafka y a Hesse), que se
La salvación (siempre salvación blanda del realismo delirante, mantiene siempre en un registro
de la propia locura gracias a la como aquello hacia lo que esta monológico: personajes cuya
asunción de la alteridad) confi- expresión literaria está siempre diversidad esconde la voz sin-
gura una isotopía semántica axial a punto de caer y que, aunque gular del propio autor. Aún así,
y a la vez compleja dentro de la no cae en ello completamente, al criticar el recurso alegórico,
obra de Laiseca. Ya en El jardín tampoco logra eludirlo. Enrique Laiseca también denuncia su
de las máquinas parlantes, De Katel, frente a una obsesiva carta propia tendencia a la simboliza-
Quevedo busca “desmanijear” anti-soria que le envía Personaje ción como principio creador. La
a Sotelo alejándolo de sus obse- Iseka, piensa13: reflexión de Katel continúa:
siones antisindicalistas, de sus
experimentos artísticos vacíos Que aquella invocación por Esos escritores –meditó el
y, finalmente, de su irremediable medio de una carta era un Kratos– tienen muchísimos
soledad. En esta novela, durante suceso, por sus característi- menos “yoes” de lo que se
la guerra teológica que se pro- cas, exactamente opuesto a imaginan. A veces la fuerza
duce en el hospicio, Sotelo es los procesos internos de la no les alcanza ni para ser
parcialmente salvado del Anti- novela simbólica alemana, malos. Suponen ser niños
Ser por medio de una enseñanza donde todos los personajes terribles y resultan de lo
contra el solipsismo (puesta en son proyecciones del per- más comunes. Arrancan
boca de un loco, pero en realidad sonaje principal: sus otras del falso fundamento de
proveniente de De Quevedo, personalidades o “yoes”, que en el “teatro” de sus
que a su vez está poseído por el digamos. En esa novelís- propias almas hallarán la
Ser): “Esto es parte de tu anti- tica se parte del principio purificación. Entonces to-
guo egoísmo: considerar a los de que el alma humana dos los personajes y suce-
otros como partes de tu persona contiene alturas excelsas, sos son símbolos y partes
en vez de verlos como lo que pero también aberraciones de un todo, que es el Gran
son: otros” (2013, p. 207). Sig- espantosas. Esta idea nace Yo. ¡Vaya arrogancia! Esto
nificativamente, en Los sorias, de la omnipotencia de su resulta, cuanto menos, una
el Kratos reflexiona de forma autor, que en el fondo cree falta de respeto por la reali-
similar sobre la posible salvación contenerlo todo. Pero no es dad. El autor no es Dios ni
de Personaje Iseka y, a la vez, así. (2004, p. 75) cosa que se le parezca. Por
elabora una crítica metaliteraria creerse omnipotente olvida
de gran densidad semiológica Con esto, Laiseca se refiere, de a los demás, deja de consi-
donde se ponen en duda dos forma metaliteraria, a que el derarlos seres humanos y
procedimientos fundamentales recurso de haber incluido una los disminuye hasta hacer-
del realismo delirante, a saber: instancia dialógica en su no- los meros símbolos, simples
la simbolización de la vida co- vela (carta de Personaje Iseka propagaciones de su yo. El
tidiana como principio creador y respuesta del Kratos, ambas castigo viene solo, y es que

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La cita es extensa, pero vale la pena incluirla debido a que en ella se concentran elementos fundamentales de la poética
laisequeana y de las propias condiciones de producción de Los sorias.

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el escritor no resuelve su rasen todos; una saga de la propia obra: sólo respetando la
problema y patina en sus purificación interior en la especificidad de la realidad como
vicios hasta el último día cual, etcétera, etcétera. fenómeno exterior y objetivo,
de su vida: por no haber el escritor se purifica y se salva
aceptado a los otros como […] de su locura. A su vez, estas
otros. Una novela puede De pronto tuvo una intui- reflexiones de Katel configuran
ser escrita por razones de ción, que bien podría ser una compleja puesta en escena de
purificación, y quizá mu- falsa. Su entrenado olfato los mecanismos de la narrativa
chos personajes contengan de Kratos de las Lenguas del autor, de sus puntos débiles,
partes de su autor. Pero no le hizo sospechar que Per- de sus contradicciones. La
todos, y aun los que entran sonaje Iseka debía ser novela se pliega sobre sí misma,
en esta categoría, si son uno de esos autores que denunciando y condenando la
partes lo son entre otras en un pasado remoto es- propia instancia de enunciación
cosas y a pesar de; lo más tuvieron enganchados que la hace posible. Incluso más:
fructífero e importante, en por el simbolismo ale- describe las características de
todo caso, es el hecho de ser mán. Tales manijeados, una novela ideal y absoluta que,
ellos mismos, pues viven. a lo poco que han vivido por un lado, parece representar
en serio lo recortan de la lo opuesto de Los sorias, pero
Los simbolistas –continuó realidad, lo incorporan a por otro, también expresa la
pensando con furia el su novela simbólica y lo voluntad profunda de la gran
Kratos– se parecen a transforman en alegorías, novela del autor:
quienes creen que el mundo ensuciando el hecho ma-
no existe, que sólo ellos ravilloso de la existencia. Esperaba que ese tonto
tienen resolución real alguna vez escribiese algo
y corpórea, y que están Si Personaje Iseka no bajaba que fuera superior a la no-
imaginando todos los de su altura falsamente vela simbólica alemana, con
procesos de la vida. En tal poderosa, si no reconocía sus enfermedades y omni-
omnipotencia viciosa está a la realidad como realidad potencias. Que escribiese
la clave del fracaso: en y a los otros como otros, una novela tal como una
su falta de respeto por el estaba frito. No tendría ciudad cuyas paredes,
mundo terrenal. salvación. (pp. 75-76; el pisos y techos fuesen como
resaltado es nuestro) enormes fotografías, cintas
Personaje Iseka había en- magnéticas y filmaciones
viado a Enrique Katel una El motivo de la salvación por de procesos internos y
carta larguísima, ignoro medio del reconocimiento de la externos. Una novela al fin
cómo el otro tuvo paciencia alteridad (tal como sucede con de la cual el lector, pese a
de leerla. No se limitaba Sotelo en El jardín, gracias a su todo, no se diga: “Esto lo
a referirle el asunto de Maestro y a su amada Cecilia, o soñó el personaje central”,
los hermanos Soria, o el con los atonalistas en el relato sino: “Ésta es una realidad,
affaire yogur. Se explayó “Los santos”, que se salvan de sucedió, los personajes
también sobre su vocación su destino de soledad cuando viven y mueren en este
de escritor, en cómo había abandonan su obra obsesiva y libro, no hay símbolos que
sido su proceso. Declaró se marchan a hacer una familia los ensucien. Se respetó su
que pensaba escribir una y trabajar la tierra) se vincula sangre”.
larga novela donde figu- estrictamente a la concepción de

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Si alguna vez el otro escribía su expresa la voluntad de clausurar funciona en el realismo delirante,
famosa novela, el Kratos rogaba (o al menos obsta-culizar) una ya no como tema literario, sino
para que su autor no cayese en clave hermenéutica que parecería como principio escriturario: una
la tentación de mancharla con desprenderse de la obra: la idea temporalidad mítica y una hetero-
símbolos, aunque ello exista del delirio como sublimación psi- cósmica dispuesta en diversos
siempre, aun si el hombre no se cológica. Personaje Iseka, según niveles de representación cuyo
lo propone. La alegoría constan- la concepción del autor, no debe eje es la guerra total como matriz
temente subyace; pero sólo los ser comprendido como un centro narrativa. La guerra es el punto
hombres reales y vivientes logran significativo de la novela, del cual de partida para narrar, la base
que el símbolo se comprenda, sin se desprenderían todos los perso- para estructurar tal narración y la
por ello permitir que invada el najes como hipóstasis diegéticas, justificación para poner en escena
campo gravitatorio irrepetible de sino que se debe juzgar el mundo una mitología sustentada en un
la vida. narrativo por la realidad profunda maniqueísmo filosófico cuya dia-
que encubre bajo el manto de léctica se desplaza entre el Bien y
Una novela que, aun partiendo hiperbolización, anacronías y pa- el Mal, el Ser y el Anti-Ser.
del simbolismo alemán, éste rodias. Así, el funcionamiento del
termine por hacerse trizas. Sólo poder, la violencia, el mal, el arte, Laiseca construye su obra capital
así su autor lograría purificarse en el sexo –en fin, los grandes temas a partir de la ambición de repre-
serio, pues ello sería prueba de que laisequeanos–, no son desprendi- sentar una guerra total (la guerra
aprendió la dura lección. (p. 77) mientos monológicos del autor, como símbolo de crisis cultural y
sino búsquedas dialécticas donde como función textual donde, más
Si este “hacerse trizas” remite en se representan formas opuestas que la remisión particularista a
Los sorias a la disolución de los de concebir el mundo (pensemos un específico fenómeno histórico,
mecanismos solipsistas del criti- en la gran cantidad de debates sobreviene la voluntad de mostrar
cado alegorismo, en Aventuras de dialógicos que alberga la novela lo bélico como atributo general,
un novelista atonal adquiere una en torno a diversas cuestiones, como figuración literaria de ten-
concreta dimensión diegética: el especialmente sobre el papel del siones sociales). Y esta ambición
novelista atonal, su novela y sus estado en la vida del hombre) y se desplaza, a su vez, hacia dos
lectores se destruyen, como una cambios dinámicos en la estructu- grandes totalidades: la novela total
forma de purificación. Paradó- ra actancial de los personajes. Así, – como superación del género por
jicamente, Laiseca hace decir al Monitor, al humanizarse y subje- medio de la maximización de sus
Kratos que el lector de esa novela- tivarse a lo largo de la novela, va potencialidades episódicas y por
mundo debe terminar la lectura sin adquiriendo de manera creciente su hiperbolización de lo novelesco
pensar que todo lo sucedido fue un una función como Sujeto central como elemento plebeyo –y la obra
sueño del personaje protagonista. de la narración, alrededor del cual de arte total– mezcla de géneros,
Sin embargo, y aunque no lo de- se construyen las demás funciones aspiración artística autonomizada
sarrollaremos aquí, puede decirse del relato. de lo exclusivamente literario.
que existen numerosas y ambiguas Pero también, esos niveles de
claves en Los sorias para interpre- Conclusión totalidad acaban concentrándose
tar las guerras cosmológicas y de- en un único núcleo: la ética de un
li-rantes entre Soria y Tecnocracia La guerra, motivo obsesivo de magisterio espiritual donde “lo
como un delirio compensatorio de la tradición literaria argentina, se total” (guerra, novela y arte) se
Personaje Iseka (e incluso como disemina en Los sorias, de Alberto convierten en la piedra de toque
un conjunto de fantasías oníricas). Laiseca, hacia la cons-trucción de para la humanización del poder
Es quizás por ello que Laiseca todo un mundo posible. La guerra político.

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