Está en la página 1de 18
Capitulo 1 ———_— En defensa de los modelos maternaticos La profesi6n del economista se divide en macroeconomta, que observa lo que no puede explicarse, y microeconomia, que explica lo que no puede obser- varse.t eae ceconomfa es visto; con frecuencia, como el origen de ‘un sinndimero de teribles problemas en el mando. Los enemigos mis vociferantes de esta tendencia consideran a las mateméticas como invasoras en un campo que no les corresponde, pues restringen el desarrollo de la disciplina econémica y la confinan en un marco de formalidad innecesaria. Por otro lado, la economia modema, al menos desde un punto de vista académico, no cexistrfa sin el uso exhaustivo del lenguaje matemitico. Para corroborar esto, invitamos al lector a tomar cualquier revista académica especializada en economfa y abrisla en wna pégina al azar, imaginemos que desaparecen todos los simibolos matemiticos, qué queda? May poco. El estudiante de economia tiende a sentir ansiedad por saber si todos esos modelos repletos de mateméticas le serén tiles alain dia, Dado que Ja aplicacién esperada gene- ralmente no es inmediata, debe aclararse el contexto en el que se jusifica Ia sofsticacién te6rica del enguaje matemstico. En este capitulo nos proponemos defender Ia presencia de las mateméticas en las ciencias econémicas, aunque con plena concieacia de que su Tots anima toma de (21). Capitulo 1 En defensa de tos modelos matematc empleo puede dar pie a posibles abusos. Esencialmente, el problema que tenemos enfrente 6 entender eusl es el origen, la pretensién y el objetivo de los modelos matemiticos, asf como justifiear su uso en la economia. En este libro nos proponemos estudiar la herramienta matemética utilizada en Ios :m0- dotos en los que el tiempo es una variable. Nos parece pertinente hacer notar que el uso del tiempo en tos modelos econémicos es un hecho reciente, aunque desde el inicio de Ja economia se considers que los modelos debfan ser esencialmente dinémicos, es deci, ‘enfan que involucrar una evolucién temporal. Baste recordar la célebre “mano invisible” Propuesta por Adam Smith, segin Ja cual cl tiempo se encargari de evar Jos sistemas econsmicos al equilibrio Sptimo. El interés tao en la variable temporal acaso se pueda explicar por ef hecho de que el enfoque estético plante6 suficientes retos a 1os economis- ‘as. Una mejor explicacién acaso sea que el uso del tiempo continuo es, en general, ‘ina abstraccién que no surge de manera natural pues los procesos econémicos se cumplen en petiodos discretos. Los modelos dinémicos han existido en las ciencias exactas casi desde su inicio. Junto ‘con ellos, Jas matemiticas también han evolucionado. El mejor ejemplo de esto es la rela- w*, se crea una diferencia entre la cantidad oftecid y Ta demandada de trabajo Ly — La. 3. Deduccién a partir del modelo Fl equilibro en et mercado labora se obtiene al intersecar Ins funciones de oferta y deman- da laborales. Las eantidades de equilibrio, obtenidas cuando f(w) = g(w), son w* y L* En este equilibrio no existe desempleo involuntario (ningén trabajador que desee trabajar ‘con dicho salario est4 desempleado). Al imponet un salario mfnimo mayor a w*, la oferta Isboral aumenta a Ly > L* ylademanda disminuye a Ly < L*,Lacantidad D = Ly~L2 de trabajadores serdn desempleados involuntatios, De estos, L* ~ Lz perdieron su empleo y Li — L* ahora desean trabajar por el salario minimo. La cantidad La de trabajadores que Jonservan su empleo incrementa su salario a tOmin. La figura 1.3 representa estas conside- raciones. Esta seré Ia tinica ocasién en la cual el precio (¢! salario, en este caso) se presente ‘en el eje horizontal y la cantidad en el vertical. En economia normalmente se consideran Jas funciones inversas de manera que los ejes se invierten, Verificacién y conclusiones EI modelo propoesto indica que Ia imposici6n de un salario mfnimo aumenta las percep- ciones de algunos trabajadores a costa de un incremento en el desempleo. Una observacién importante es que la magnitud de estos efectos depende de las pendientes de las curvas de oferta y demanda. Aqui no obtenemos ninguna conclusién cuantitativa; sin embargo, podrfan estimarse las funciones de oferta y demanda laboral en forma empitica, a partir de datos reales. La situacién presentada hace una gran cantidad de simplificaciones, entre otras cosas, supone que el mercado de trabajo es como el de cualquier otro bien, que carece de imper- fecciones, que existe el equilibrio, que las ganancias y pérdidas no estén cuantificudas, que no nos ocupamos de la obtencién formal de las funciones de oferta y demanda, etc. A pesar de que existe un gran niimero de erfticos al modelo y a sus conclusiones, Ja mayor parte de Jos economistas Jo aceptan como una represcntaci6n cualitativa adecuada de la realidad." "Como ejemplo, recordemos queen 1995 eaus6 gran revuelo una publicaidn de los economistas David Card _y Alan Krueger (véase [17D En ella se reali6 un estudio cas eadenas de restaurantes de comida rida en New Jamey y Pennsylvania, cuya conelusin fue que el aumento a salario mfaimo no tenta efecto en el eine. ‘studio fue uilizado con fines poltoos por I administracion del pesidemte Clinton, Las ericas no se hicieron ‘experaty los métndosestalticosulizados ene] estudio han sido puestos bao sospecha EJERCICIOs © LU Los siguientes escenatios descri- ben vag, jamente fenémenos hipotéticos que Se desea estudiar. Para cada caso, identifi. ar Un problema especitico y las variables relevantes, proponer relacioncs entre ellas ¥ justificar. (Evidentemente, las respuestas Pueden variar) 4) (Es el momento de comprar un auto nuevo? >) La poblacién de perros callejeros en Ta ciudad de México es alarmante, ©) Se desea sustituir tos “microbu- 8e8” urbanos por autobuses eficien- tes operados por el gobierno de la ciudad. 4) La Secretaria de Salud se interesa Por conocer Ia eficiencia de una nue- ‘a Vacuna contra el sarampién, ¢) Nos preguntamos si debemos aho- mar una porei6n de nuestro ingreso. Ejercicios > 1.2 Bl fendmeno de difusién social (0 proceso del chisine) describe eémo se eX Pande la informacién dentro de una socie- dad. Los miembros de la poblacién se div den en dos clases: los que poseen Ia infor- ‘macién y los que carecen de ella, En una poblacién conocida (digamos de 1 indi duos), es razonable suponer que fa tasa de

También podría gustarte