Está en la página 1de 17

Democracia

orgánica
forma de gobierno instaurado en España
por el franquismo en 1942, en el que la
representación popular no se ejercía a
través del sufragio universal sino a través
de las relaciones sociales “naturales”
como la familia o el municipio

La democracia orgánica fue uno de los


nombres que adoptó el régimen
franquista, según el cual la representación
se ejercía a través de las instituciones
sociales que la dictadura franquista
consideraba naturales, como la familia, el
municipio y el sindicato vertical. Se puso
en práctica, de forma limitada, en 1966,
cuando se aprobó la última Ley
Fundamental, la Ley Orgánica del Estado.
La «democracia orgánica» era contraria a
los principios liberales, el
parlamentarismo, los partidos políticos y
el sufragio universal.

Teoría
Véase también: Democracia autoritaria

La concepción orgánica de la sociedad se


remonta a los estoicos, mientras que su
principal teórico moderno fue Althusio.[1] ​
En la Edad Contemporánea, esta idea la
hace suya el idealismo alemán con Hegel
y otros pensadores menores como Karl
Christian Friedrich Krause cuyo discípulo,
Heinrich Ahrens, la desarrolló
sistemáticamente, siendo uno de los
propagandistas más decididos de la
filosofía krausista, que tan en boga estuvo
en Europa en todo el segundo tercio del
siglo xix y que fue difundida en España
por el catedrático Julián Sanz del Río y sus
discípulos, Nicolás Salmerón, Federico De
Castro y Fernández, Giner de los Ríos,
Tapia y tantos otros.
Las democracias son métodos de
participación de los gobernados en la
adopción de las decisiones públicas. En
las democracias orgánicas, se condiciona
el ejercicio de cualquier derecho individual
a las decisiones tomadas en las
corporaciones sociales "tradicionales"
como la familia o el municipio, otras
relacionadas con el desempeño de las
actividades económicas como el
sindicato, religiosas como las
organizaciones eclesiásticas o el partido
único en el plano estrictamente político.
Es la realización política del modelo
económico conocido como
corporativismo,[cita requerida] que fue uno de
los principios ideológicos de los
fascismos históricos del siglo xx.

Teóricamente, la democracia orgánica


presenta lo que podría considerarse
elementos aparentes [cita requerida] de
movimientos asociativos como el
sindicalismo o algunas de las variantes
del anarquismo, aunque su modelo
histórico más cercano es la organización
gremial de la Baja Edad Media, y mientras
las ideologías libertarias son asociativas,
[cita requerida] las corporativistas son
tradicionalistas y férreamente jerárquicas.
El franquismo no se proclamaba como
dictadura, sino como democracia orgánica,
régimen teorizado en España por
socialistas como Fernando de los Ríos,
conservadores, liberales como Salvador
de Madariaga, progresistas
(krausoinstitucionalismo) de la Institución
Libre de Enseñanza y monárquicos de
Acción Española.

Organicismo en la II República

Tras la proclamación de la Segunda


República Española se creó una comisión
encomendada de elaborar un
anteproyecto de Constitución.[2] ​El
anteproyecto suscrito por Angel Ossorio y
Gallardo y principalmente inspirado por
Adolfo González Posada responde al
esquema orgánico que, siguiendo la línea
corporativista del idealismo germano,
habían defendido en España los llamados
krausistas y algunos de sus herederos.
Proponía un bicameralismo con Senado
corporativo: el poder legislativo sería
ejercido por un Congreso elegido por
sufragio universal en circunscripciones
provinciales y por un Senado que
representa los intereses sociales
organizados.[3] ​
Esta segunda cámara tendría la siguiente
estructura:

"...El Senado se
compondrá de 250
Senadores: 50 elegidos
por las Provincias o
Regiones con sus
Municipios; 50 por las
representaciones
obreras de los grupos de
Agricultura, Industria y
Comercio; 50 por las
representaciones
patronales; 50 por las
Asociaciones de
profesionales liberales,
y otros 50 por las
Universidades,
Instituciones culturales
y confesiones
religiosas..."
Anteproyecto de
Constitución-

La cámara alta respondía a los dos


clásicos criterios orgánicos de
representación, el territorial, 50 senadores
provinciales y el funcional, 200 senadores
de carácter corporativo. Cabe señalar
como, al igual que en las Cortes
Españolas se daba el mismo peso a los
senadores sindicales que a los patronales,
compensados por otros tantos delegados
de las profesiones liberales y de las
instituciones culturales y religiosas.

La supresión del Senado de España se


decidió por 150 votos contra 100 en la
sesión de 27 de octubre de 1931. Tras
perder la votación, Ossorio acusó a los
diputados conservadores y agrarios, que
se habían retirado del Parlamento, de no
haberle apoyado para impedir el triunfo del
unicameralismo que preconizaban los
socialistas.[4] ​

España franquista

El proceso de institucionalización jurídico-


política del régimen franquista como
“Estado autoritario y corporativo”, abierto
con la primera Ley Fundamental, el Fuero
del Trabajo (1938-1939), se concretó en
clave organicista a partir de la Ley de
Cortes (1942-43). A lo largo de tal
proceso, cerrado con la aprobación de la
Ley Orgánica del Estado (1966-1967),
apareció en el horizonte institucional y
doctrinal del Régimen la posibilidad de
implantar un tipo de Democracia orgánica
en España. A nivel institucional, esta
fórmula se desplegó como instrumento
representativo en el ámbito jurídico-
político (Cortes Españolas, Consejo del
Reino) y en el jurídico-social (Sindicalismo
vertical, Consejo Económico y Social de
España, Corporaciones profesionales).[5] ​

A diferencia de las democracias liberales,


la democracia orgánica consideraba que,
en lugar de los denostados partidos
políticos, los órganos naturales de
asociación eran tres: la familia, donde se
nace; el municipio, donde se vive; el
sindicato, donde se trabaja.

La denominación «democracia orgánica»


surge hacia la mitad de la dictadura,
apoyándose en la Ley del Referéndum
Nacional (1945), cuando se quería dar un
barniz al sistema político corporativista
que se había venido desarrollando durante
la dictadura, argumentando que tal
solución permitía que, sin intervención de
partidos políticos, los españoles pudieran
participar en la vida política por medio de
sus organizaciones naturales.

Portugal

Otra realización similar se dio en la


República Portuguesa bajo el mando de
Salazar llamada República Corporativa.
Bibliografía

Ignacio María de Lojendio, Régimen


político del Estado español. Barcelona,
Bosch, 1942.
Rodrigo Fernández-Carvajal, Voces para
un Diccionario de términos jurídicos, en
Empresas políticas, n.º 6, 2005, págs.
165-177.

Referencias

1. Gonzalo Fernández de la Mora, El


Organismo de Althusio, Revista de
Estudios Políticos, 1991. [1] (http://eur
opa.sim.ucm.es/compludoc/AA?articu
loId=506427&donde=castellano&zfr=
0)
2. Comisión Jurídica Asesora,
dependiente del Ministerio de Justicia,
creada por decreto de 6 de mayo de
1931
3. Gonzalo Fernández de la Mora,
Organicismo en la II República Razón
española: Revista bimestral de
pensamiento, ISSN 0212-5978, Nº. 92,
1998 , pags. 303-309.
4. «Sergio Fernández Riquelme, Angel
Ossorio y Gallardo, ante la solución
corporatica (1913-1931) El impacto
histórico de la representación política
del trabajo» (https://web.archive.org/w
eb/20110716035609/http://www.semi
nariomartinezmarina.com/ojs/index.p
hp/historiaconstitucional/article/view
File/228/201) . Archivado desde el
original (http://www.seminariomartine
zmarina.com/ojs/index.php/historiaco
nstitucional/article/viewFile/228/20
1) el 16 de julio de 2011. Consultado
el 8 de enero de 2011.
5. Sergio Fernández Riquelme La
Democracia Orgánica en España
[1943-1967 (http://www.arbil.org/120d
emo.htm) : los teóricos y las ideas
Arbil nº120]
Datos: Q2565498

Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Democracia_orgánica&oldid=157410825»

Esta página se editó por última vez el 19 ene 2024


a las 14:18. •
El contenido está disponible bajo la licencia CC
BY-SA 4.0 , salvo que se indique lo contrario.

También podría gustarte