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<3 i 3 = UV % onl Si lar Massimo Cacc cows. me DoeEasee oe tpt oem! sek eeaeo! +oaeam ce oman cocchasamacccee FOG OGRE BG OS CeRanEEG SEs ado cit, pub crimenre por Pazcini Sampson i a Veruceio Rimi 2004 caren coresponde 218 2" edicin de 2009 evisin tenica: Massimo Presios! Danio. Cabin Rico Lope y Jest Verquee Gémer para desescbir (6 de a taduccin: Most Puente © del texto: Massimo Cacia de ea ein: © Editorial Gusav0 Gi, SL, Barcelona, Printed in Spain ssn gp8-84-252-2331-0 Depésto legal. 37765-2010 presi: Ltospli, SA, Les Franqueses alVals (Barcelona) CCunlguer focma de reproduccién, die- riba formacién de est obra slo puede ser realizada con la autorizaciém de sus iu Inve salvo excepci6n prevsta por I ley, Dirljase a CEDRO (Centro Espaitol de Derechos Reprogrificos, www.cedro.org) si necesita ftocopiar © escanear agin fragmento de esta obra La Editorial no se pronuncia ni express ‘i implicitamente respecto 2 la exactieud de la informacin contenida en este libro, ‘azn por la cual no puede asumir ningéin tipo de responsabilidad en caso de error 24 29 9 ——__ Capitulo 1 Polis y civitas: la raiz étnica y la concepcion movil de la ciudad Comenzaremos con algunas precisiones hist6rico-termino- 4A. |l6gicas, pues hablar de la ciudad en términos generales no yagi fiene mucho sentido, No existe la Ciudad, sino que exis- fen diversas y diferenciadas formas de vida urbana. No es rasualidad que “ciudad” se diga de diferentes maneras, Por ejemplo, en latin no existe una palabra correspondien- te ala griega polis. La diferencia entre ambos idiomas atafie al origen de la ciudad y constituye una diferencia esencial. Cuando un griego habla de polis, en primer lugar se refiere a la sede, a la morada, al lugar donde tiene su raiz un deter- minado genos, una determinada estirpe, una gente (gens/ genos). Eni griego el término polis resuena inmediatamente a una idea fuerte de arraigo. La polis es aquel lugar donde una gente determinada, especifica por sus tradiciones, por sus costumbres, tiene su sede, su propio ethos En griego ethos es un término que alude a la misma rafz latina sedes y carece Laciudad ‘Massimo Cacciari de cualquier significado simplemente. moral, que, en cam- le cualquier signi hea : latino. Los mores latinos son tradiciones, la sede, antes y mas origina tradicién, el lugar donde mi bio, si tiene el mos costumbres; el ethos griego es k riamente que toda costumbre y gente tiene su morada tradicional. Y la polis es precisamente e como sede a una gente el lugar del ethos, el lugar que sir : Tua determinacion ontol6gica y genealogica del térmi- no polis no se encuentra en el término latino civitas. La dife rencia es radical porque, si reflexionamos detenidamente, en el término latino civitas se manifiesta su procedencia a partir del civis,y los cives forman un conjunto de personas que se reiinen para dar vida a una ciudad. El gran lingitista cen- trocuropeo Emile Benveniste ya puso de manifiesto todo esto hace mucho tiempo. Por tanto, no existe madame a ville, como tampoco exis- te monsieur le capital © madame la terre. Civitas es un término que deriva de civis, de modo que, en cualquier caso, aparece como el producto de los(éiveden su concurrencia conjun— ta.en un mismo lugar y en el sometimiento a las mismas eyes. En cambio, en griego la relacién es totalmente inver- sa porque el término fundamental eg/folisyy el derivado es polites, el ciudadano. Notese la perfecta correspondencia entre la desinencia de polites y de civitas; en el tiltimo ténmi- no se alude a la ciudad, en el primero al ciudadano, Desde el inicio, los romanos consideraron que la civitas era aque- llo que se produce cuando diversas personas se someten a |as mismas leyes, independientemente de su determinacion Einica o religiosa. Este es un rasgo absolutamente caracte- Sstico y extraordinario de la Constitucién romana respec 0 a toda la historia de las ciudades griegas y helenisticas Precedentes,rasgo fundamental para entender después toda ” las ria " 3 = 3 g 3 3 2 z la fuerza polit ica de la historia romana, el acento politico —en el sentido actual del término— que domina la histo- ria romana. En la civilizacién griega, la ciudad es fundamentalmente Ja unidad de personas del mismo género y, por tanto, puede comprenderse como polis, una idea que remite aun todo orginico, es anterior a la idea de ciudadano. En cambio, desde los origenes —tal como narra el propio mito fun- dacional romano— en Roma la ciudad es la concurrencia conjunta, el confluir de personas muy diferentes por reli- gidn, etnia, etc., que concuerdan sélo en virtud de la ley. Es el gran mito de la Concordia romana que domina la obra de Tito Livio y que se halla en los cimientos de toda Ia historiografia romana, De hecho, si leemos el primer libro de la historia de Roma, Ab urbe condita; esta idea aparece clarisimamente, y mis tarde pasar a ser un tema fundamen- tal de toda la politologia y de la filosofia politica europea. ____ El primer dios a quien se erigié un templo en Roma fue el dios Asilum. Roma se funda a través de la obra con- junta de gente que habia sido desterrada de sus ciudades; | expatriados, errantes, profiugos y bandidos que confluyeron (en _un mismo lugar y fundaron Roma. Este aspecto domina toda la historia romana: la idea de ciudadania no tiene nin- guna raiz de cardcter étnico o religioso. Es cierto qué habia 4 esp tn esclavos, pero entre los hombres libres se es ciudadano inde- faci pendientemente de cualquier distincién de estirpe o credo, anv Este hecho constituye una excepcién respecto ala historia. = a" de las ciudades griegas y helenisticas anteriores a Roma. Por influencia romana, mis tarde esta idea de ciudadania también se difundiria a otras ciudades y a toda la cuenca mediterrinea cuando ésta se convierte en Mare Nostrum. foe © Livio, Tito, Ab urbe condita (version castellana: Historia de Roma desde su _fundacién, Editorial Gredos, Madrid, 1990-1997) [N. del T] a con la famosa Constitucién antoni- las primeras décadas del siglo m d.C., bres libres que viven dentro de los 2 _Elrecorrido se cierré niana de Caracalla de ¢ todos los hom en la que todos I : limites del imperio pasan a ser cives romani, con indepen- limites del impe' dencia de toda determinaci6n africanos, de Asia Menor, espafioles, galos, etc, ‘Antes de la influencia romana y de su dominio no do esto en ninguna de las poleis griegas; por el contrario, en ellas prevalece el principio de “pertenezco a esta polis porque alli tiene la sede mii genos”. Obviamente, no se excluye la posibilidad de poder esta- blecer foedera, pactos entre ciudades (este hecho es fun- damental para entender Ia historia de Grecia) pero cada una de ellas se mantiene sustancialmente aislada a causa del arraigo de estirpe y de género. Como consecuencia se produce el aislamiento de cada una de las polis respecto del resto. Aungue existen las olimpiadas, las grandes fiestas, las ciudades griegas permanecen como islas y s6lo duran te brevisimos periodos pueden federarse bajo la presion de acontecimientos extremos particularmente dramaticos —por ejemplo, a principios del siglo v a.C. por las guerras etsas— 0 porque una de ellas asume la hegemonja, aunque Por poco tiempo (la hegemonia de Atenas dura poquisi- cyvAodes BO Y la de Esparta todavia menos). Por tanto, a las ciudades zdo. — Stiegas les resulta imposible dar vida a unidades federadas ves mis amplias, justamente porque cada una de ellas no es una Ghiis Y porque en ellas mismas no pueden absorber ni inte- nico-religiosa, sean éstos encontramos nada de to gzarlo distinto, 1 Saga __ tuiet ¢s libre en la polis, pero no pertenece al genos, tiene la condicién del meteco, del huésped, una condi- cién imi que ostent muy similar a la que ostentaban Jjudios y cristianos Laciudad : s 3 E 5 ‘ 2 3 en as ci dores so dades m éstas pa y multic va preci el extrar extranje nocen d culto, av Nos nos lev: de otor en el ser se,no di una ide vista ror Roma y dano co someter tiene est Natu valor sir del civis. encuent la Repai vive una mando; razones Atenas ¢ Hélade. 3 Polis y civitas: la raiz étnica y la concepcién mévil dela ciudad en las ciudades musulmanas. De hecho, algunos historia dores sostienen que el derecho de hospitalidad de las ciu- dades musulmanas —derecho por el cual durante siglos éstas pasan a ser ciudades verdaderamente multiculturales y multiconfesionales en la cuenca mediterrinea— deri- va precisamente de la institucién de la hospitalidad hacia el extranjero libre presente en las ciudades helenisticas, un extranjero que es totalmente tolerado y a quien se le reco- nocen derechos personales, tradiciones propias y libertad de culto, aunque sin el ejercicio de derechos politicos. Nos encontramos, pues, ante esta gran distincién que nos lleva a preguntarnos qué entendemos por ciudad: dle otorgamos un valor fuertemente étnico o la entendemos en el sentido de civitas? Al pensar en la democracia atenien- se, no debemos olvidar que ésta funcionaba sobre la base de una idea étnica y religiosa, mientras que desde el punto de vista romano se trata de un producto artificial; es decir, en Roma uno pasa a ostentar plenamente el titulo de ciuds dano con todos los derechos simplemente porque acuerda someterse a unas leyes y obedecer ese régimen: concordia tiene este significado. Naturalmente, la sede de Roma, la Urbs, tiene un gran valor simbélico; venerarla es uno de los deberes ineludibles del civis. Roma es el centro del imperio, el lugar donde se encuentran las grandes instituciones politicas (el Senado, la Repiiblica y més tarde el emperador), pero en Roma no vive una determinada estirpe o raza que, como tal, tenga el mando; su primacia no tiene de ningiin modo su origen en razones como aquellas que hacfan creer a un ateniense que Atenas era realmente el nticleo, el valor fundamental, de la Hélade. Laciudad 4 tra idea interesante, que nace precisamente en este con- texto, ¢s que en su esencia la ciudad es “mévil””. Uno de los epitetos més significativos de la época tardorromana es el de Roma mobilis,justamente porque este dinamismo extre- mo del propio mito de los origenes le permite imaginarse asi misma y construir su propio mito a través de la sintesis, de los elementos més dispares. Todo el esfuerzo de Virgilio y toda la ideologia de Augusto se basan en la idea de los ori- genes, y los origenes de una ciudad siempre son su potissima ‘pars (tal como aparece en el Cédice de Justiniano), su parte mis fuerte, porque el origen es aquello que funda la ciu- dad. Sin embargo, tal como los representa la ideologia de Augusto, los origenes de Roma se encuentran precisamen- te en la confluencia de pueblos diversos; los propios latinos no son los enemigos que son conquistados y sometidos. La promesa de Zeus a Juno consiste en que, si bien los tro yanos sern los vencedores, después seran a su vez absorbi- dos por la lengua y el nombre de los latinos. Es Eneas quien se acerca a los etruscos para suplicarles su alianza. Se pro- duce toda una confluencia de elementos diversos, de tra diciones y lenguas diversas, y ésta es precisamente la civitas. Es por encontrarse bajo una misma idea, es mis, bajo una misma estrategia (mas que una idea fundadora), por lo que se mantienen unidos estos ciudadanos tan diversos; no por su origen, sino por el objetivo comin. La ciudad proyectada €n su futuro retine a los ciudadanos, no el pasado de la gens, ni la sangre; los ciudadanos se retinen para perseguir un fin, de abi la Roma mobilis. Todo esto esta claramente enunciado en el gran poema de Virgilio, Pero, zcual es el fin que hay que alcanzar? La Tespuesta es ¢l imperium sine fine. De los lugares més diversos, de Europa, 5 Polis ycivitas: la ratz étnica y la concepcién mévil dela ciudad de Afri mitir qu romano no signif armas; e Roma d Urbs det lo que i timiento rige la ci tivo: se que pro Roma m gNo gran ye los padr cial. En na, y no Laid mos en solamen que la“ el circul ciudad toda su Tomana absolute mente « implicit Con si estia + t 5 Polis y civitas: la ratz étnica y la concepcién mévil de la ciudad de Africa y de Asia, se conflu e simulténeamente para per mitir que Roma expanda sus fronteras, para que el Imperio romano no tenga limites espaciales ni temporales, Imperio no significa imperio policial, dominio ejercido con las armas; en la obra de Virgilio, “imperio sin fin” significa que Roma debe dar las leyes a todo el mundo, a todo el orbe; la Urbs debe convertirse en aquello que otorga las leye aque- lo que impone a todo el mundo la concordia por el some- timiento a la ley. En esta idea esta implicito que aquello que rige la civitas no es un fundamento originario, sino un obje- tivo: se vive en comin porque por medio de la concordia que producen nuestras leyes podemos mirar a un gran fin: Roma mobili gran y eterna construccién del derecho romano, por ello los padres de la Iglesia vefan a Roma como algo provider cial. En esencia, la estructura juridica de la Iglesia es roma- na, y no puede ser de otra manera. La idea de que aquello que nos une, aquello que tene- mos en coméin, no tiene nada de originario, sino que es solamente un fin, es algo grandioso. Esto no es otra cosa que la “globalizacién”: hacer de la orbis una urbs a fin de que el circulo magico que encerraba y apresaba los limites de la ciudad en las poleis coincida con el circulo del mundo en toda su dimensién espacial y temporal. Esta es la gran idea romana que ha entrado en el ADN de Occidente, una idea absolutamente inextirpable que se ha convertido precisa mente en la idea fundamental de la misma teologia politica implicita en el espfritu de las misiones, de la evangelizacién. Como es natural, esta movilidad puede tener éxito slo si esté asociada a la idea de civitas augescens, de ciudad que 6 La ciudad Massimo Cacciari lave y emblematico sobre " érmino cl: empre crece: otro tér siemp n amigos romanistas 5 me he explayado con s lenguajes y nuestro patrimonio el que av y que domit cultural. Este refiere a la polis : cuenta de que su dramatico problema consistia en que la polis no se agrandase demasiado, porque si esto ocurria, gcOmo haria para mantenerse arraigada a su genos? En La Reptiblica y en Las Leyes de Platén, y en La Politica de Aristételes el problema radica en mantener espacial- mente controlables los caracteres de la polis, de lo contrario ‘oda su construccién se hubiese derrumbado. En cambio, el caracter fandamental, programitico, de la civitas consiste en crecer; no hay civitas que no sea augescens, que no se dilate, que no de-lire (la ‘lira’ es el surco,la huella que delimitaba la ciudad; delirio” quiere decir salirse fuera de la ‘lira’ ir més alla de los limites de la ciudad). Por su naturaleza, la civitas es, pues, augescens; jpara un romano no es posible una civitas a nuestro: rmino resulta inconcebible en lo que se al leer a Platén ya Aristételes, uno se da que no de-lire! En la formacién de la polis no puede eliminarse el cri- terio fundamental del genos, como podemos ver también en la obra de Platon y Arist6teles. Que la polis esta formada Por animales politicos dotados de logos es evidente, pero el logos es el griego. Los griegos fueron casi exclusivamente 2 su historia, en cambio el Impetio romano es programaticamente bilingtie (un rasgo interesantisimo si lo comparamos con el cardcter cultural del imperio americano, al menos entre sus dirigentes). En toda la literatura griega, desde el siglo ral siglo vi d.C. Oo ecitn los autores latinos: ni Virgilio, ni Horacio, ni ee re dio ni Lucrecio; casi todos son ignorados en lg practica x yen la sustancia. La cultura griega continuaba creyendo que el propio logos —puesto que en sus varios dialectos perte- nece a ese genos y lo caracteriza— era universal justamente por estar “arraigado”; por estar tan unido a su propia sedes, a su propio ethos (en el sentido anteriormente descrito) Es decir, para los griegos el logos también tenfa un signifi- cado étnico y no era en absoluto un mero instrumento de cAleulo y de comunicacién. Los helenos no tenfan ninguna idea instrumental del lenguaje y éste era lo que los carac- terizaba frente a los barbaros. Es imposible escindir ambos aspectos: por un lado el ethos, por otro el logos. Uno de los elementos fandamentales del ethos griego es su lengua~ je, que tiene esas caracteristicas de medida, articulacién y riqueza, y que es el mico lenguaje que los griegos, sobre todo durante el siglo v, sienten que es capaz de parresia (de hablar franco, libre). El tinico logos capaz de producir dialogos, donde el elemento dialdgico del convencimiento y de la persuasién resulta crucial En el resto de lenguas se percibia més bien un tono de mando, de tirania, de indistincién, como sucedia en la gran tierra asiatica, espacio geografico de lo indistinto, una tierra que no estaba organizada en poleis auténomas, celosas de su propia autonomia y de los cultos propios de los que sen- tian su especificidad. Bien es cierto que existfa un Olimpo comiin, pero no entenderiamos nada de la mitologia griega si no supiéramos cudn localizada estaba, cuan “territorializa~ da” estaba su forma (gcudntas tumbas de Heracles habia por toda Grecia y cudntas del resto de héroes?). Esto era Grecia: una familia hecha de distinciones celosas, de diferencias, y ésa fue su debilidad, de modo que este milagro duré hasta la guerra del Peloponeso. la raiz étnica y la concepcién mévil de la ciudad ———— 0 x135 em ‘Tal como ya han explicado Carl Schmitt y otros autores, el al como ya han explica ‘ene una raiz terrenal (nomos es el pasto), ia tierra. Originalmente la ley noms, la ley, que ti es justamente la particién de | tra aquel proceso por el cual se divide la tierra, el pasto, LL tierra indistinta se articula y ello se hace sobre la base de un logos Esti claro que el nomos terrenal debe respe- tar una justicia mas alta: éste es el discurso de los filéso- fos (Heraclito, Empédocles y otros) que, sin embargo, lo declinan siempre en polémica con su polis, con sus conciu- dadanos, Estos no saben escuchar el logos, y por ellos perma- nnecen siendo in-fantes La muerte de Sécrates fue el gran pecado de la polis, que condena al justo para defender su Constitucién material. A ojos del fil6sofo, de quien dice “escuchar el logos”, el nomos de la polis deberia “armonizar con la divina Diké” y,sin embargo, era exclusivamente terrenal. Esto es lo que sucede en filosofia durante dos sigios, hasta llegar a Platn, mientras que Arist6teles pasa pagina construyendo una fenomenologia de las Constituciones politicas. Pero no se escucha a Platén hasta el punto de que se tome La Repiiblica como la suprema indicacién de aquello que la polis debe ria ser para que funcionase con medida y justicia, algo totalmente irreal respecto al funcionamiento de la polis verdadera _ Ademis, el araigo terrenal constitufa una referencia sim- bélica muy fuerte porque el genos y el logos expresaban esos mitos, esas tradiciones y esas costumbres. :Dénde aprendian Dcempimendean ee ién Gon ladSibechnalestusatia cece eee Urania, es Sti siempre incierta problemitica, iP! y 3 3 5 4 e i 2 23 z i 23 3 = — £ 8 é Z mbattista Vico decia que el término estaba formado sobre la misma Sobre la raiz de polis se ha dicho de todo. Gi: raiz de polemos (guerra), algo que mis tarde han repetido 11 Schmitt y tantos otros. Es cierto que la rate de polis, si es que es indoeuropea, indica pluralidad y multiplicidad, pero no es del todo seguro que tenga una rafz indoeuropea, mediterranea, semitica, mesopotamica 0 acadia. Es sabido que muchisimos términos griegos, sean toponimicos 0 no, tienen una raiz que no es indoeuropea, sino mediterranea, pelisgica, acadia. Probablemente también sea porque en acadio existen varios sustantivos con este étimo que indican fortaleza, castillo, lugar fortificado.

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