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ARQUITECTURA SIN. ARQUITECTOS En este libro, Bernard Ru- dotsky se aparta del concepto restringido que ha condiciona- do nuestra opinign sobre ia his- toria dela arquitectura, y ence- ra el arte de la edificacion co- mo un fenomeno universal Dejando de lado los prejuicios ‘geogréficos y sociales que han oscurecido lo que é! considera un cuadro “total” de la arcui- tectura, nos ofrece un panore- ‘a de mundos haste ahora des- conocidos. Un cantro teatral ‘prehistoricopara cientos de mi- les de espectadores, situado en leno continente emericano; ciudades y aldeas subterréness. con escuelas, oficinas y fabri- 2s, habitadas por millones de persones, son algunos de los nesperados fendmenos que nos muestra el autor. En poces pa: labras, Arquitectura sin arqui- a telleza de esta arquitec- tura “primitiva’” ha sido tre- ‘cuentemente considerade acc dental, pero en la actualidad reconocemes en ella una for- ma de arte, resultante de la in- teligencia humana aplicada a modos de vida tinioos an su 96- BERNARD RUDOFSKY Arquitectura sin arquitectos Breve introduccion a la arquitectura sin genealogia es) EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES * Titulo de la obra original: Architecture without architects Doubleday & Company, Ine. Garden City, New Vorky 1964 Traducida por Raut Geco Sequnda eins dicicenbee do 1976 EUDEBA S.E.M. Funda por ta Univenidad de Buen Aiees ‘PLAN EDITORIAL 1972/1978 © 1973 EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BURNOS AIRES, ivadavia 1571/75 Soriedad de Reonomia Mixta Hecho el depasito de ley PRINTED IN. ARGENTINA AGRADECIMIENTO La exhibision de Arguirecture six Arquitectos, realizada en el Museo de Arte Moderna, entre el 9 de noviembre de 1964 y el 7 de fobroro de 1965, fue dipuesta por el Departs- mento de Expostiones Circulantes, con el auspicio del Consejo Internacional del Museo de Arte Moderno, Tanto esa exposicién como la publicacion que la acompao fueron pre- ppradas por el autor, que se desempenta como Consultor del Departamento de Arguitectu tay Diseno. Las fundaciones John Simon Guggenheim y Ford, contribuyeron a financiar la cjecueién de este proyecto mediante la concesion de becas "al director de la muestra ~ destinadas al estudio de una arquiteetura no formal y no clsificad Nunca se habria concretado este apoyo sin las entusasts recomendaciones de los argu. tectos Walter Gropivs, Petro Belluschi, José Luis Sert, Richard Neutra, Gio Ponti, Kenzo Tange, y Ia del Director del Museo, René D'Hamoncourt quienes, procedentes de pases rncof en arquitectura vernécula, me slentaron ‘Agradezco sinceramente a todas ls personas — cuyo miimero meimpide, por elewentalet ‘azones de aspicio, consgharlataqui— que contribuyeron aeste proyecto de diversas mane- zis. Sin embargo, dejo constancia de mi especial agradecamiento a Mme. Renée Heyum, det ‘Museo del Hombre de Paris; Biss Ruth M. Anderson, de lu Sociedad Tispinica de Am: rica en Nueva York; a la Comisin Directiva del Frobenius Institute, de Frankfurt; a Dr, Myron B. Smith, de los archives Istimicos de Washington, y a Miss Ellen Marsh, quien colabers ea la bisqueds con pacienciaejemplar ‘Agradezco también las fotograias, muchas de ellaspenerosarneate donadas; ia lista comple- ta de la documentacién fotogrifica consta en otra parte de esta publica Bornard Rudojsky Prefacio La historia dela arquitectura, tal como ha sido essrita y ensefeda en e] mundo occidental, no se he referido més que a unas pocasy selectasculturs, En términos de espacio, abarca ‘una pequona parte del globo terriqueo: Europa, algunas zonas de Eaipto y de Anatolia, es decir, apenas un poco mis de lo conocido en el siglo II 4. J.C. Adem, ha ocapado so- Jmentedce ns iltimas Fass de su evolucion. Al omutir las primeras sincuenta canturis, los cronistas nos presentan un cusdeo ecebado de la arquitectura “formal”, tan abitrario, po ‘a ume inttodccién al arte de Ia edifiacion, como seria ubica el nzcimiento del arte mu- : sila partir del advenimiento de la orquestasinfonica ‘ ‘Aunque se intente explicar la omisi6n de Tes primeras etapas por Ia escasez de monumen- tus arquitecténicos, el enfoque discriminatorio de historidor puede ser atribuido su r- tionalismo.l mangen de lo mencionado, la historia de le arquitectura tal como la conoce- mos ha sido igualmente tempiversada en el plano social. Equivale a poco més que un “quién es quién” de los arquitectos que eelebraron el poder y Is riqueza; ana entolo- Bia de edificios de, por y para Ios privlegiados ~ las cases de los verdaderos y de los Fas dioses, de principes del comercioy principes de la sangre—, sin alusién alguna alascasas de pusblo ‘Tal preocupacin por la erquitectura noble y por Ia nobleza arquitecténica pudo haber sk do comprensible en une generaci6n anterior a la nuestra, cuando es reliquies y wings de poco conacida, que ni siquiera posee una denominacién especifica. Fr busca de un ‘nombre genérico, la llamaremos vernécula, andnima, espontinea, indigena, rural, sept los Lamentablemente, nuestra visién del cuadro total dela arquitectusa anGniima se halla dis. torsionada por falta de documentos visuales y de otro tipo. Mientras estamos relativamen- te bien informados acerca de los objetivos attisticos y de los adelantos técnicos de pinto- 2s que vivieron have 30,000 afios, os arque logos se consideran afortunades cuando des ccubten vestighos de una ciudad que data de apenas mas allé del tereer mulenioa J.C. Dado j' «que el problema de los comienzos de la arguitecturagunrdaestecherelacioa con el pro. pisito de est obra, resulta corvenintealudira sus posible oriaenes xs ‘Una macién que Jura por Ia Biblia también encuentra en ella un incomparable libro de: Ferencias. jAy de la claridad de las Escrituras en materia de arquitectura! Nunea nos re- sulta tan desconoertante como cuando nos enteramos (Génesis IV: 17) de que Cain, el hi- jo de Adin, constray6 una ciudad y la denomin6 Enoch como 4 su hijo. Una ciudad para luna sola familia, por deliciosa que resulte Ia idea, es una aventura sumamente extravagan- te y jamais repetida en el curso de ta historia Si esto prueba algo, también iustra sobre el rogreso alentador concretado en una sole generacion; desde una dichoea existencia de colibri, en un bien provisto Paraiso, hasta el complicado organismo de una ciudad, Los ‘eeéplicos que considezen 2 Enoch como una quimera encontrarin més significado en el ‘Atca, especialmente por el hecho de haber sido ordenada por el Senor en persona, y cons- tuida segin sus propias especificaciones. La cuestién acerca de si el Areigdebié haberse deneminado edificio oembarcacién, esreduncante. El Arca no tenfa quilla, ya que éta fue una invent ‘ual de épocits posteriares,y debernos ademas suponer que I no eran alin conosi su existencia hubiera frusteado ¢! vo det Dibweis, Cuando Noé desemburs6 en ef monte Ararat, tena 601 tw que yan 1 la Tor de au juventud, prefiis dedicar el resto viticulture, ¥ de hijos Iu laren de odificar. {x Biblia también x ide Sem, las que probablemente hayan sido am sla ciencia en husea de los o muy dig les. Parece que entara arquear algunas ratas, para co Js. por cierto), ronehies animales se habian ya com ue alos castores se les huya ocurrido ta Wea de constrai var a tos humanos en la mista horipeeemprend us reprosas al obser \ bormbre tom jeticos. Darwin ob- Posiblemente ocurrié 8 Is inv la idea de consisuirse un sefugio de su primos, los monos antrops servis que el orangutan en las ilas de! Ie himpancés en Africa, edificaban plataformas sobse las cuales dormian: “y como ambas esp guen el avis habito po ‘esto se debe al instinto, pero en realidad, no podemos estar Segu- oa ef reaultads de sinifores deveas errambos animales. y de un similar po dor de razomamient dria argsmentarse 4) Los monos sav no compacten el apremio del tes de las eocss, Sno que prefieren un entablado sere0, ti FHubitantes norteumnericanos de los arboles. Escens del despojo segin Francisca Ear mo (en su libro, Lusigerfen, 1668) ee _—___ Rexcevi Aldea flotante en China, sogin Francisco Erasmo (en sa libro. Zarrsgarten, 1668) En ono pirvafo de EL orger ded hombre, Darwin se cubie durante la noche con las hojas del pandanus” , y Brehm observa que uno de s rmndriles (variedad de monos)."se protegis del calor del sol, aroyindose una esters de pa sobre su cabeza, En estos hibitos ~ conjeturaba Brehm ~ vemos probablemente, los primeros pasos hacia algunas de las artes més simples, tales como una arquitectura tosca y luna radimentatia yestimenta, entre los antepasados de] hombre". El campesine, que duer- ine junto a su segadore, que cubro su cabeza con un periddico, revalida de ests manera, el sucimiento de Ia arquitectura, Antes de que hombres y bestias caminaran subre La tierra, existfan ciertos tipos de argue tcctura, toscamente modelados por las fuerzas de ta Creacidny. ocasionalmente erosions ddos por el viento y ¢l agua en elegemtes estructura (figura 19), Las eavernus naturales po- seen una gran fassinacin para nosotros, tal vez porque hubiendo sido los primeros ref tins de los hombres, podrian convertirse en Ins dltimos. De todos modos, fueron clegidas ton mucha perspicacia, como depOsito de suestro mix preciados artefactos: los arciuvos de gobiemo y de negocio No ests por suptesto, al aleamoe de esta expos = Soe RRR Fee iin una tipologia esquemitica. Simplemente ns ayudard @ amos do nuestro esiecho panorama de arquitecturs oficial y comercial, Aunave Is anesexiticas han sido uy apreciadss en el mundo oesideatl, st bien tidindolas de “pri pritivas*, la angultectura exotia (tomando ha palabra en st acepeién original: ajeno, ex trate), no Wa Hallade respuesta y todavia encuentra rleguda a tas piginas de rovistas frowritcas y antropologess, pute de unos pocos extaios cegionales y deartculos Ssperso, nocexiste informacion scbre este tema. Sin embargo, desde que los vais scon- “irvoronen un indastsa lsencantosde las postales y Ja aruitecura popular de fos "pa nan demostmado si considerable atractivo, Nuestra atti en 2 sobe que el oranguedn ses de cuentos de had presents exhibicién, sera simplemente condescendient Ey elemento pintoresco abunda en nuestras fotografias, no obstante fa exhiicibn no es tim ejrcicio de bellera arcaica, ni una guia de viajes, salvo an el sentido de que: mares un ‘para la exploracion de nuestros perjuicios arquitect6 1 hace, punto de parti Resulta francamente pok’mico comparar come s° En la historia ortédoxa de la arquitectua, el énfasis esta en el trabajo del arquitecto, con siderado individualmente: aqui en eambio, el acento esti en le empresa comunal, actuando en una comunidad de experiencia”. a alegarse que este arte no tiene cabids on una civilizacton naciente, pero aun asi no on que deriva de est Los constructores sin escuela, er distintos lugares y tiempos, los protagonistas de esta demostracion, muestran un admirable talento para ubicar sus edificios en el medio natural, En lugar de tratar de ‘conquistar” fa naturaleza como lo hacemos nosotros, s¢ adaptan al clima y aceptan el de- salio de la topograt Mientras que a la mayoria de nosotros nos agradan las Hanuras y los terrenos sin acciden- tes particulares (cuundo los hay, son ficilmente borrables con una topadora), otras perso nas & sientem atraidaspor el terreno escabroso. Incluse buscan las mas complicadas. figuraciones del paisa, eligiendo a veces, verdaderos nidos de aves de rapifia para el ‘emplazamiento de su edificaciones: Machu Picchu, Monte Alban, los escarpados bastiones ée Ia repiiblica de los monjes en el Monte Athos, por mencionar s6lo algunos lugares co- nocide: Enel Vie ip Mundo, muchas ciudades estin todavia solidamente encerradas por fosos, lagunas ¢x- planadas o murallas que ian perdido su valor defensive. En algunos casos el proposita de las murallas no era el de ofrecer obstéculos 3 los invasores, sino el impedic una expansiéyn no deseada. La palabra urbanidad tiene su origen en estos hechos y la “urs” latina Sige nifica ciudad amurattada jocenes como somos en esta clase de patemidad planifies- dda que le concierne al urbanismo, nos agota la proliferaciin arquitectonica, Nuestras ei- dades ctecen desenfrenadas, com> una eczoma de la arquitectura que desafia todo y los se imente dedicados 2 sus negocios y al logro de pretgios. Al eafatizar los papelesdesemrpaftados por los arquitectos y sus modelos, el historiador ha jo los talentos y realizaciones de los constructores anénimos, hombres cuyos cone 1 rayar alguna ver en la ucopfa, pero cuyas estéticas se acerean a lo sublime. as formas de los casas, ala has veces transmnitidas a través de varias generaciones (Figura 146) aparecen como etern- mente vilidas, al igual que fas formas de sus herramientas. Sobre todo, es lo “humano” de esta arquitectura, to que debiera en adelante inspiramos alguna respuesta. En los paises donde las ealles no se han transformado todavia en autopistas y playas de estacionamien- tos algunos arreglos como pérgolas, toldos (que atraviesan de Jado a lado las calles) 0 te- <2 en CT ST ee AE BT PRT atin id 0 SAE ERS f amma Rg eae CNA A Ms 00 0 HR a SHINO OAS SEAN EH ER te il A get] MN = fl in en AL 27 itl cn ANNA TT ART ECTTTTTCMETT TINT ca : Hen cimianto. A través peeticulo comin, p calles de Bologns, ps Otro elemento ajens ién han sido incorpora plo, estin rodeadas de eu el espiritu comural. esl smestibles in las sociedades donde el aliments es considerado mas que ua producto indus Ural, un Gon divno, la arquitecrara de los graneros es solermne: tal punto que para los 2 iniciados, se azemejan a edificios cam finalidades roigiosas. Aunque pequerios en ‘estos depésitos Megan a ser imponentes, come losque e encuentran en la Penfnsuls tbé- rica, en el Sudin o en Sapin. En vista de su gran puseza estlistica y de su precioso conte- ido, los eros lasficado como euast sagtados. Ademis de la arquitectura yernécula superior y de los ejemplos ce arquitectura “sofistiese 6a” 0 “menor” de ta Europa Central el Mediterrineo, el suty este de Asia, y de laa tectura primitiva propiamente dicha, la muestra exhibida inclaye tainbicn categoras. 1 les como arquitectura por substraccioa 0 cjemplificads por las viviendas de los trogloditas y por los edificios cortaios en la roca viva, atuecada, La at Guitecturt midimentariaestd epresentada por pantallas para el viento, las que aleanzan al gunas veces, dimensiones gigantescas. En Japbn, pueden resguacdar y hasta recubcir una cata, uri aldes © un pucblo entero De ta arquitectura de fos ndmades se muestran casas transportable, casts sobre muedas, casas treo, casas embarcuciny tiendas de campata. La arquitecturs protoindustrial inchaye muedas para agua, motinos (verticals y horizontales)y pulomares que won. yerds eras plantas fertlizantes. Dado que somos ““desdefiosos de las ideas, pero enamorades de os inventos utiles”, debernos encontrar mis de nuestro agrade, la mecénica que lo este tico de esta anquitectur Sabemos que muchas soluciones audaces “prmitivas”,preveen nuestra engortosetecno- logia: que mis de un invento reciente no era desconocido pare arquitecturavemcule: prefabricacion, produccién en serie de elementes pura la construccin,estructuras flex bles o movibles, y mis espocialmente, lose radiante, aire wondicionado, control de la ua, Yin los ascensores. Podemos tambien compara los atractivos do nuosteas casas, con el inesperado confort de cierta “arquitectura doméstica africana", como cuando vemos las wis vviendas eparadas ‘que un respetable caballro destina para Sus seis esrosas. O también, cuando encontramas Estructura en expelcto, clementos constrctivos modulares, planta Libre, paredes corediras,han constituido el repertorio de la arquitectura verniculsjaponcsadyran- te silos. Detalle de un libro de iustraciones del siglo XVIIL ‘que mucho antes de que los arquitectos modemos concibieran las ciudades subterrineds, ‘con la optimista ilusion de protegernos en futuras guerras, tales ciudades existian y exis- ‘en todavia, en mas de un continente. Hay una buena dosis do ironia, en el hecho de que para evitar el deterioro fisico y mental elhabitante de la ciudad escopa, periédicamente, de sv guarida espléndidamente equipada, para buscar bienestar en lo que él piensa que son los ambientes primitivos: una cabafs, tuna tiends de campana o, sies menos fandtico, un pueblo pesquero o una alejada aldea de montefia. A pesar de si manta por el confort mecénieo, sus posibilidades para encontrar eposo se basan, precisamente, en su ausencia. A fuerza de logica, la vida en las consuni- ages del Viejo Mundo, essingularmente privilegiads. En lugar de varias horas de vigje dia- tio, s6lo un salto de escalones, separa e! taller o el estudio de un individuo, de sus habi- taeiones, Puesto qué él mismo ayudé a formar y proservar sa medio ambiente, parece no ccansarse munca de él. Ademas, 25 toralmente indiferents sl “progreso”. Asi como 105 ju- fuetes de un nifio no son sustituto del afecto humano, para él ninguna solucién técnica, ‘compensa su falta de viabilidad, No s¢ trata s6lo de la necesided de limitar el crecimiento de une comunidad, hecho bien entendido por los constructores anénimos, sino que también, esto se halla ligado a la comprensién de los “limites” de Ia arquitectura misma , Ellos dificilmente subordinan el bbisnestar familiar, a propésitos de lucro o progreso. A este respecto, comparten las ereen- cias del flésofo profesional. Wiene al caso citar a Huizinga, cuando dice: “La creencia de que todo nuevo descubrimiento 0 refinamiento de los recursos existenles debe contensr la promesa de valores mis altos, o de una felicidad mayor, es un pensariento ingenuo en extreme... 10 €5 de ningin modo praedéjico, decir que una cultura deba fundarse sobre un progreso real y tangible”. Esta obra pretend demostrar que la flasofia y el saber eémo obrar de los constructores Sninnos, presentan la mayor fuente de inspiracion arquitectOnica ain no abordada por el hombre industrial. La sabiduria que pueda derivarse va mis alli de consideraciones eco- niomieas y estétieas, ya que enfrenta los problemas mis dficiles y engorrosos de la convi- vencia humana

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