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Los Provos y Los Situacionistas
Los Provos y Los Situacionistas
VI. El 68
El movimiento de los Provos actuó entre los años 1965 y 1968 en Ámsterdam, Holanda. Aunque
relativamente breve en el tiempo, fue un semillero de ideas y acciones que incidieron en el Mayo del 68
francés. Fueron los primeros en combinar la no-violencia y el humor absurdo con el afán de promover el
cambio social. También fueron los primeros en hacer campaña activamente contra la prohibición de la
marihuana.
La denominación Provo fue acuñada para agrupar a una serie de jóvenes con ganas de provocar al
sistema creativamente: provoquemos reacciones violentas entre la clase gobernante con acciones no
violentas”.
Una iniciativa de los provos que acabó siendo muy popular fue la de reunirse en forma de happenings,
que solían celebrarse en el campo y en los cuales se organizaban conciertos, narcosalas, charlas
Otra de las estrategias consistió en los llamados Planes Blancos. El primero de ellos, el Plan Blanco de
Bicicletas, buscaba denunciar la contaminación generada por los vehículos privados y la pésima calidad
del servicio de transporte público de Ámsterdam. Con el fin de provocar a la sociedad, los provos
invadieron las calles de la ciudad con miles de bicis pintadas de color blanco. Circulando en dirección
contraria, deteniéndose en medio de la calzada o, simplemente, lanzando las bicis a la vía, los provos
consiguieron colapsar el tráfico de Ámsterdam. Este plan proponía expulsar a los coches, nocivos para el
medio ambiente, del interior de la ciudad, para ser remplazados por bicicletas. Las bicicletas serían
BICICLETAS
Otros planes fueron el Plan Blanco de las chimeneas (poner un fuerte impuesto a las más contaminantes
y pintarlas de blanco), el Plan Blanco de los niños (guarderías gratis), el Plan Blanco de las viviendas
(poner fin a la especulación inmobiliaria) y el Plan Blanco de las mujeres (atención médica gratuita para
las mujeres).
Roel Van Duyn, un tímido e introvertido intelectual, pronto se convirtió en la mayor fuerza detrás de la
revista Provo.Otra figura clave fue Robert Jasper Grootveld, un antiguo limpiador de ventanas y príncipe
FUMAR, SEGÚN GROOTVELD, ERA UN CULTO IRRACIONAL, UN RITUAL SIN SENTIDO AL QUE LA INDUSTRIA
TABACALERA FORZABA A LA SOCIEDAD CON EL ÚNICO PROPÓSITO DE SACAR BENEFICIOS. LOS JEFES DE
LA “NICO-MAFIA” ERAN LOS MAYORES SACERDOTES DEL “CULTO AL CIGARRILLO”; LOS SPOTS
PUBLICITARIOS ERAN SUS TÓTEMS. LAS AGENCIAS DE PUBLICIDAD ERAN PODEROSOS BRUJOS,
PERMANECÍAN LOS ADICTOS CONSUMIDORES, DANDO SUS VIDAS A TRAVÉS DEL CÁNCER AL GRAN “NICO-
SEÑOR”.
GROOTVELD COMENZÓ UNA OFENSIVA INDIVIDUAL CONTRA LA INDUSTRIA TABACALERA. LO PRIMERO QUE
HIZO, FUE GARABATEAR LA PALABRA “CÁNCER” EN ALQUITRÁN NEGRO EN CADA ESTANCO DE LA CIUDAD.
En el centro de la posición de Grootveld estaba la creencia de que a las masas les habían lavado el
Desde su mirada, eran necesarios nuevos rituales para despertar a estos complacientes consumidores.
Mientras los escritos de Van Duyn hacían un llamamiento al público culto, Grootveld encontró a sus
Para ambos, los trabajadores y la clase dirigente se habían fundido en una grande y gris clase media. La
La única solución a este estado de cosas se encontraba en los artistas, los marginados, los chicos de la
calle y los beatniks, los cuales compartían su no-participación en la sociedad capitalista. Era tarea de los
provos despertar su latente instinto para la subversión, para convertirlo en acción anarquista.
La desaparición de los provos se debió en gran medida a la creciente aceptación de elementos
moderados, y a la creciente confusión dentro de sus filas. Tan pronto como comenzaron a participar en
las elecciones municipales se produjo una división entre los provos de la calle y los provos reformistas
que se apartaron del movimiento.
GUY DEBORD Y LA SOCIEDAD DEL
ESPECTÁCULO
Se unió de forma efímera al grupo Socialismo o barbarie, dirigido por Cornelius Castoriadis, una escisión
de la Internacional troskista orientada a la crítica de las burocracias socialistas concebidas como agentes
gestación del Situacionismo. No era un organizador, sino un teórico y su falta de eficacia en la gestión de
el principal elemento de alienación capitalista: consumir es hermoso y seductor, por tanto, alienante ya
un espectáculo y el ciudadano ha pasado a ser espectador de la teatralización que han generado los
poseedores del capital. El espectáculo es el instrumento del capital para imponer acabadamente modelos
culturales. La vida entendida como espectáculo es el eje central de la modernidad. En la sociedad del
espectáculo, la política ha desaparecido. Todos son espectadores guiados por el deseo de una vida
tranquila y pacífica. Y en esto no hay diferencia: tanto los poderosos como los pobres viven una vida
rutinaria en la que la novedad queda excluida. La novedad implica el riesgo y el riesgo es algo que el
espectador no busca. El espectáculo termina siendo el “opio del pueblo”. De la misma forma que el
espectador de un filme no tiene capacidad de operar sobre ese producto cultural sino que apenas puede
aceptarlo o rechazarlo, la sociedad del espectáculo implica una actitud pasiva ante los acontecimientos.