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APUNTES SOBRE LA CIUDAD

Una ciudad no sólo se compone de edificios públicos, casas, plazas,


calles, comercios, señales de tránsito y rutas o autopistas. La ciudad es
un lugar de identidad, de historia, de relaciones entre sus habitantes y
en esto yace el
interés que tiene para un periodista. Cada ciudad o pueblo encierra un
relato único, propio, original que no figura en ningún mapa, que
requiere en general una “hoja de ruta” especial, que trazará el propio
periodista al finalizar su experiencia en ese lugar.

Las ciudades no sólo despiertan el interés del periodista, han sido uno
de los grandes temas de la literatura del siglo XX, y no sólo se han
ocupado de ellas como mero escenario de sus historias, sino que han
sido protagonistas de esas ficciones, la ciudad como un personaje más
que interactúa, condiciona, modifica, le da un habla particular y propia
al personaje humano principal, que puede ser contenido o excluido de
esa ciudad o pueblo.

Los obreros, las secretarias, las maestras rurales, los canillitas, los
“crotos”, las empleadas domésticas, los policías de gatillo fácil, los
empresarios corruptos, las tribus de emos o góticos, los “villeros”, los
inmigrantes, se explican, en parte, como emergentes de una ciudad en
un determinado momento histórico-político-económico y social.

Los lugares que habitamos nos dan identidad y encierran sueños e


ideologías de gobernantes, arquitectos, artistas, y a la vez el humano
que vive alli no es un ser pasivo y en esa interacción con esa ciudad o
pueblo que le da su impronta, él también en su evolución lo conserva,
lo modifica, lo altera o lo destruye, pero siempre lo resignifica.

A partir de lo que se denomina la posmodernidad, allá por los noventa,


el antropólogo Marc Auge elabora el concepto de “no lugar”, como
aquel “espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como
relacional ni como histórico”.
“Los no lugares son la medida de la época: las vías aéreas, ferroviarias,
autopistas, medios de transporte, los aeropuertos, las grandes cadenas
hoteleras, los parques de recreo, los supermercados, la madeja compleja, en
fin, de las redes de cables o sin hilos que movilizan el espacio extraterrestre
a los fines de una comunicación tan extraña que a menudo no pone en
contacto al individuo más que con otra imagen de sí mismo”, explicó Augé.

Los no lugares crean usuarios y mantienen con ellos relaciones frías,


distantes, que invitan a la repetición.
“El espacio del no lugar libera a quien lo penetra de sus
determinaciones habituales. Esa persona sólo es lo que hace o vive
como pasajero, cliente, conductor. (…) En definitiva, se encuentra
confrontado con una imagen de sí mismo, pero bastante extraña en
realidad. En el diálogo silencioso que mantiene con el paisaje-texto que
se dirige a él como a los demás, el único rostro que se dibuja, la única
voz que toma cuerpo, son los suyos: rostro y voz de una soledad tanto
más desconcertante en la medida en que evoca a millones de otros”,
explicó Augé.

Lugares y no lugares son espacios que cobran interés para todo aquel
periodista que quiera sondear y dar registro del hombre y su espacio en
determinado momento, leyendo las idiosincrasias y los signos de
época.

¿Cómo se escribe sobre eso?, cómo se cuenta lo que cuentan las


ciudades?

El formato será la crónica, por ser el formato que supone la VIVENCIA


del lector en el lugar a narrar. Una vivencia extendida en el tiempo, lo
que posibilitará al periodista antes, durante y después:

+ documentarse
+ ir
+ observar con los 5 sentidos
+ dialogar con la mayor cantidad de personas
+ contrastar relatos
+ escribir y re escribir.

Una vez decidido el lugar, o No Lugar, que debo conocer para luego
escribir sobre él, me ocuparé de documentarme sobre todo lo que
pueda saber de ese territorio: historia, geografía, densidad de
habitantes, cultura, economía, seguridad e índice de delitos,
composición etaria de sus habitantes, índice delictivos, medios de
transporte, políticas de inclusión, etc.
Para ello consultaré diversas fuentes, no sólo las oficiales, sino que
recurriré a organizaciones sociales, ong, organizaciones barriales,
gremiales, etc.

Una vez en el lugar (ciudad, pueblo, barrio, asentamiento) tomaré


contacto con los habitantes, oiré la lectura que hacen de ese lugar, qué
cuentan de su ciudad, pueblo o barrio, cómo se apropian y usan ese
territorio, qué obtienen de ese lugar, qué le reclaman, cómo es la
comunicación entre vecinos
Los oiré
Y veré con mis 5 sentidos cómo es ese vínculo con el territorio.

Esto no se logra en un día, ni en dos; cuanto más tiempo le dediquemos


a estar en ese lugar (o no lugar) más información tendremos sobre
cómo es esa ciudad, en función del vínculo que establece con sus
habitantes.
Los rascacielos, las autopistas, los trenes rápidos, los countries, las
chacras, las casillas de chapa, los museos, las pistas de skate, los
puertos, los shopping, las zanjas de aguas servidas, las universidades,
los templos, etc, sólo serán importantes y aparecerán en nuestra
crónica en función de cómo los habitantes de ese lugar acceden, o no;
disfrutan o sufren esa arquitectura urbana; en qué medida se sienten
representados o expulsados de ese lugar.

Tras varios días de vivenciar, de oir, de contrastar testimonios, de


recorrer la orografía y arquitectura urbana, ya tendré una idea sobre la
idiosincrasia de esa ciudad, pueblo, barrio o No Lugar.

Llegó el momento de escribir, de releer los apuntes del cuaderno, de oir


algunos testimonios, de recordar charlas, leyendas, anécdotas, de
revisar fotos y chequear datos estadísticos.

Como cualquier texto que pretenda atraer a un lector, la crónica


también tiene:

+ Inicio

+ Desarrollo

+ Desenlace o Cierre

Esto supone que es tan importante el inicio como el cierre, son tres
bloques de similar contundencia y dinamismo.
Debo imaginar que mi crónica es como una cadena de gruesos
eslabones, todos de igual tamaño y material, ya que si algún eslabón es
más frágil provocará la ruptura de mi texto, dejará escapar a mi lector.

Mi crónica se compondrá de muchas escenas, muchas escenas que


sostendrán mi eje: “el barrio o la ciudad X es de tal manera, o se
caracteriza por ser de X manera”.

De todo lo que vi tendré que elegir cuál es la escena o el diálogo oído


que mejor plantea ese postulado, que pueder ser atractivo para mi
lector. Y me abocaré a su escritura como inicio de la crónica. Utilizaré
los recursos de descripción y diálogo para lograr que el lector sienta
que está en ese lugar, viendo esa escena y queriendo seguir leyéndola
hasta el final.

Pero luego ...¿cómo sigo?. Elaborando más escenas que vayan


consolidando mi eje!.

¿Y los datos duros?, van?. Si, van; siempre y cuando sean datos que
avalen mi eje, lo fundamenten, y sean datos que permiten entender
mejor una idiosincrasia.

¿Cuántas escenas serán suficientes?. No hay un número, aunque se


entiende que uno debe escribir una crónica, no un libro, jaja. Tendré
que elegir las escenas que mejor reflejen el eje sostenido en mi crónica.

Ejemplo: si mi eje será que la ciudad de Berisso sigue siendo una


“ciudad dormitorio” como en los tiempos en que funcionaba la fábrica
Swift Armour
trataré de incluir escenas, con descripciones y diálogos, donde vecinos
y autoridades cuentan eso o grafican eso. Autoridades que detallan la
cantidad de vecinos que viajan a La Plata o CABA a trabajar; escenas
de mercados, ferias y comercios con mujeres como las únicas
compradoras; enfermeras relatando que se van a La Plata a las 7.30 y
regresan a la noche para cenar y dormir.

¿Cómo la cierro? Con una escena contundente, tan contundente como


la inicial, que trabaje cierta circularidad,es decir que “cierre”, que
remate lo planteado al inicio.

¿Uso subtítulos?. Si, es te permitirá dinamizar el texto (y no aburrir a tu


lector) y hasta separar bloques informativos.

¿Uso recuadros? Son útiles, no son obligatorios pero si hay


información que te parece importante pero de alguna manera “no va”
con el desarrollo de tu crónica, porque dispersaría a tu lector o
quebraría la tensión, armamos un recuadro para esa información.

¿Para armar una crónica sobre un No Lugar es igual el esquema?,


básicamente sí. Es problable, por la propia esencia de esos No Lugares,
que tengamos muchas escenas que den cuenta de la escasa
vinculación entre los “consumidores” que asisten a esos espacios. Un
registro de gente más pendiente de satisfacer sus propias necesidades
más que relacionarse con Otres. Pero justamente ahí reside lo
interesante de ese registro.

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