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V. Estudiando la estructura urbana @ aqui algunas ideas para participar H«= anqutects en la onstruccion de tuna ciudad que se desarrolla casi sin la intervencién efectiva de disefadores. Ello tiene que ver con una mejor comprensién de los diver- sos elementos que conforman el entorno urbano, por lo que en este capitulo se expondrén concep- tos generales sobre esos elementos, que poste- riormente se verén contrastados con algunas experiencias de aplicacion, DeLimmmaciones Se trata de estudiar a la estructura urbana, y en este caso, llamo asi a las relaciones de orden mor- fol6gico que se establecen entre las partes que forman un cierto espacio urbano, contenido por los objetos arquitecténicos, De este modo, la estructura urbana se conere- tard en el trazado de calles, en las caracteristicas 64 de los lotes, en la posicién de los objetos arqui- tecténicos con respecto a esas calles y esos lot en la altura de las edificaciones de acuerdo a los espacios abiertos que ellas limitan y en otra serie de aspectos que més adelante se especificarin Como puede observarse, cuando se habla de estructura urbana no sélo se hace referencia a la red de vias de comunicacién, ni se limita el estu- dio a la pura planimetria, sino que se ponen en juego todos los aspectos que en diversas dimen- siones conforman un sitio, Aunque es la red del trazado vial la que nos da el primer indicio de esa estructura, (Figuras 71, 72, 73 y 74) Y también queda establecido que al referirnos una estructura urbana dada, ésta contiene sul ciente coherencia en la relacién de sus partes como para observar en ella una minima unidad. Sélo entonces es posible considerar la existencia de limites a su extensién territorial; a partir de los cuales, se podria observar la apaticién de ott® estructura diferente 0 bien la no existencia d* A-camammmi: (illicit FiGuRAS 71, Ciudad Obregén, Sonora; 72, Guanajuato, Guanajuato; 73, Morelia, Michoacan 1 74, Zacatecas, Zacatecas. Estudios comparativos de Barrios y Pueblos de México dibujados ‘ala misma escala grafica, Segiin el articulo Ciudades dentro de la ciudad pot Leo Krier, 1978. Esta. Véase el ejemplo de varias ciudades de México, tomando como método los estudios hechos por Leo Krier. Una vez establecidas las caracteristicas de dicha estructura urbana, también es posible reali- zar una investigacién historiografica sobre la misma, y esto nos permitira afirmar que dicha estructura ha sufrido diversas transformaciones hasta llegar al estado en el que se encuentra. En esta operacién de rescate veremos que la estruc- tura urbana més actual conserva las mismas rela- ciones en sus partes y que sélo han variado aspectos secundarios, o bien, que los cambios han sido tales que fue otra la estructura que ahi exis- tid y que la misma cambié violenta o paulatina- mente hasta adquirir lo que ahora se observa. Esta historiografia puede permitirnos, en un momento dado, considerar ciertas posibilidades de transformacién futura, es decir el estableci- miento de una serie de tendencias a partir de las cuales se podrian prever las nuevas caracteristi- cas que la estructura tendria. Ello nos permitiré plantear acciones que se integraran coherente- ‘mente con tales tendencias. ALGUNOS CON NCEPTOS TEORICOS Esta vision de lo que es la estructura urbana se tiene que apoyar en un planteamiento episte- molégico que permita comprender y ubicar cada ‘uno de los hechos analizados en un marco gene- ral que integre y explique el conjunto, lo cual implica contemplar la realidad urbana como un todo estructurado més alla de su imagen, Un todo que a su vez esta en constante desarrollo, por lo que no puede considerarse como inmuta. ble, sino que en su transformacién continua debe incluso requerir de una revisién permanente 'No significa, como lo ha planteado Kare! Kosik#!, que adoptemos una posicién relativista o una visidn estructuralista en donde una serie de estructuras auténomas parezcan moverse inde- pendientemente de las acciones del ser socal Precisamente la concepcién de totalidad concreta nos permite ubicar los diferentes elementos de la realidad (escindida para su conocimiento) en una totalidad abstracta que se encuentra siempre en tun proceso de génesis dinémica, en un proceso dialéctico con la propia realidad concreta Ello también nos salva de la ingenua preten- sién de querer conocer todos los aspectos de la realidad (en ese vicio habia caido el urbanismo contempordneo apoyado por las computadoras), como dice Kosik, se trata de establecer una teorls de la realidad y de su conocimiento también como realidad. Mis recientemente Edgar Morin ha propues'® adoptar el paradigma de la complejidad, donde * través de la distincién-conjuncidn sea posible di tinguir sin desarticular, asociar, sin identificet 0 reducir. Ese paradigma comportaria un principe dialégico y translégico, que integraria la 166: clasica teniendo en cuenta sus limites. Se trata de ir més alla de una version clasificatoria, s6lo anal tica, reduccionista del mundo, de desartel#! 41. Karel Kosik, Dialética de lo concreto, Editorial Grijalbo, México, 1967, 66 ahora, mas alld del reduccionismo y del holismo, una idea de unidad compleja que enlace el pen- samiento analitico reduccionista al pensamiento global, en una dialectizacién.2 Para el caso, entonces, es necesario considerar a la ciudad como una totalidad multidetermina- da por factotes econémico-sociales, politico ide- ologicos y técnico-formales que requieren de acercamientos continuos para pasar de un primer nivel de determinacién a otros cada vez mas cer- canos a la realidad misma, Estos acercamientos llevan, como es evidente, a la necesidad del cono- cimiento histérico, que como se ha dicho, es la condicién de todos los demas, pues la sociedad se ubica en el tiempo y s6lo asi nos es permitido expresar Igicamente la manera en que estén hechas las cosas. Hasta aqui, con estos elementos de la concep- tualizacién, es posible afirmar que la ciudad es un producto cultural que por supuesto no puede reducirse a su expresién arquitect6nica, atin cuando ésta sea el dato mas objetivo con el que contemos para su conocimiento inicial. (Figura 75) TOMAR UNA POSICION Siguiendo los planteamientos de Aldo Rossis* diremos que la ciudad es sus relaciones sociales; de tal modo que las morfologias y las tipologias urbano-arquitect6nicas resultan producto y pro- ducci6n cultural histérica no exclusivamente de funciones, sino una imbricacién en el espacio de los paradigmas urbano-arquitectonico-tecnolégi- cos con sus permanencias y transformaciones.# Producto y produccién de un determinado desarrollo econémico y social pero finalmente, producto y produccién de decisiones individua- les y colectivas, miltiples y al mismo tiempo Gni- as; determinadas por las relaciones de domina- cin que a su vez determinan, y donde el poder, como afirma Gilly imprime su marca. Asi, la ciudad no escapa a este proceso sino que en su realizacién hace evidente, de manera palpable, la dominacién de unos grupos sobre otros a través de la praxis politica que se concreta en las realizaciones urbanas, caracterizando lo Ficuns 75, Vista de una calle de Alamos, Sonora, 2002 42 Edgar Morin, Introducci al pensamento complejo, Gedisa editorial, Barcelona, 2001 43 Aldo Rossi, La arguitectura de a ciudad, G. Gili, Barcelona, 1971 4 Fernando Tudela, Conacimientoy dseio, ist Xochimileo, México, 1985. 45 Ad Gilly, Nota periodistica, Periddico La Jornada, México, 36-89. 67 que podria llamarse el discurso del poder. Es més, Th ciudad juega el papel de ocultamiento de las diferencias sociales estableciendo lazos que las desdibujan. s entonces la estructura urbana y su morfo- logia correspondiente una materialidad en la que subyacen formas de dominacién donde los inte- reses de un grupo dominante se legitiman de acuerdo al tipo de dominacién de que se trate, apropiandose y utilizando el espacio urbano de Ja forma en que mejor convenga a dichos intere- ses, Ello no significa aceptar fatalmente la impo- sici6n de estos hechos. El conocimiento de los mismos deberd llevarnos a su superaci6n. Una etapa en la cual junto al interés particular, deberd privar el beneficio de la sociedad en su conjunto. PRIMERAS CONSECUENCIAS Avanzando hacia el conocimiento mas particular de la estructura urbana se hace necesario precisar en dénde podemos observar las caracteristicas de base de la estructura de la ciudad por unos gru pos y otros, Se trata de leer factores de la trans- formacién que aunque en su materialidad no se presenten como una modificacién de la morfo logia correspondiente, si establecen la posibilidad y la necesidad de que tales transformaciones se operen. Registrar los cambios en el uso del suelo para sustituir las actividades que se dan en un predio por otras de mayor beneficio econémico; observar la disposicién de espacios y equipamientos colec- tivos ubicados en puntos que se convertirén en 68 reactores de modificaciones futuras; contemplar el establecimiento de cierta infraestructura: dota- cin de agua y energia eléctrica; si bien todo ello no significa en sf generar el cambio de la estructy. ra y su morfologia consecuente, seguramente estableceré tanto la posibilidad de los cambios como las caracteristicas que los mismos tendrén, Un segundo paso seré realizar otra serie de observaciones derivadas de la continuidad en la formaci6n y transformacién de la ciudad, ya que cuando hablamos del conocimiento de las trans- formaciones de la estructura urbana, estamos dando por supuesto que existe una continuidad histérica de los hechos sociales realizados en y sobre dicha estructura. Diremos entonces que el desarrollo urbano es correlativo en sentido tem- poral, 0 sea, que podemos precisar un antes y un después en la ciudad. De aqui nace la idea de la existencia de elementos permanentes de la estructura urbana. Se debe afadir otra suposicién que acepta la existencia de una continuidad espacial de la ci dad, y que conlleva a considerar como hom neos todos aquellos elementos que encontramo sobre cierto territorio sin suponer que exista una 10s y otros. Lo que alimenta la ruptura entre un polémica de saber si existen 0 no saltos cualitat las vos en los procesos de transformacién de estructuras urbanas. La especulacion intelec se resuelve en el establecimiento de dos po dades de crecimiento de la ciudad: el ¢ por partes, es decir por “trozos de ciudad desarrollo alrededor de elementos primarios “+ contorno se ve supeditado a seguir m nes de dichos elementos. (Figuras sbitacional: Miguel Alemdn, Afadiendo “trozos” de ciudad al contexto Ficura 76, Arquitecto Mario Pani, Unidad h lente, Ciudad de México, 1956. exist 69 de : co sobre los efectos Profundizando un po mos decir que S¢ der tar estas propuestas Po ‘ plantea la contradicci6n entre el crecimiento dela Ficura 77. Bjemplo de crecimiento de un pueblo alre- dedor de un monumento. Cuetzalan, Puebla, 2004. ciudad por partes completas afiadidas ala tura original (0 substituyéndola) y el crecimin jalonado por elementos primatios, coms llama Rossi, en donde la permanencia de wa. conlleva al resto del entorno a seguir en su sin, ficado a dicho elemento, constituido ya, aj piso del tiempo, en monumento. Es importante este problema pues de él dey, va una posibilidad de accién de los arquites con respecto a la ciudad. Considerando la iden desarrolladas por Carlo Aymoninot, dé que ante este planteamiento de la relacién monu. mento entorno se establece la problemitica arquitecténica del cambio de funciones de un edificio (0 un conjunto) y del cambio de signifi dos en el mismo Ambito, operado por las trans- formaciones del monumento. Finalmente cabe establecer que si bien en cer strug Ficura 78. La tipologia como elemento ordensit Calle de Tlacotalpan, Veracruz, ca. 1990. 46 Carlo Aymonino, El significado de las ciudades H. Blume Ediciones, Madd, 1981 70 FicurA 79. La tipologia como elemento ordenador. Calle de Tlacotalpan, Veracruz, ca. 1990. to momento la sola tipologia edificatoria significé en su implementaci6n generalizada un elemento ordenador de la morfologfa de la estructura urba- na (figuras 78 y 79), la crisis generada por el ‘Movimiento Moderno ha llevado al establecimiento de diferenciaciones entre los elementos constitu- tivos del entorno, que impiden su captura como un todo homogéneo. (Figuras 80 y 81) EL PRINCIPIO DE OTRA VISION Relacionar estos dltimos conceptos, los de la crisis, de la tipologia y los del monumento entorno, permite formular la hipdtesis de que la ciudad en su estructura significante, es decir en su expresi- vidad morfolégica, puede ser resuelta mediante los instrumentos espectficos del proyecto arqui- tecténico pero aplicados bajo una perspectiva Ficura 80, Imposicién de la tipologia moderna en un. ‘entorno tradicional. Juchitén, Oaxaca, ca. 1985. diferente a la utilizada por los representantes del Movimiento Moderno. No se trata de hacer desarrollo de la ciudad por medio de adiciones tipoldgicas, esta seria una actitud meramente voluntarista, Se trata de esta- blecer cambios ambientales acordes con las nue- vas demandas, que posibiliten la remodelacién social basica que haga factible y sostenida la transformacion de la estructura. Por tiltimo y ante una visidn tragica del hacer n Figura 81. Imposicion de la tipologia moderna en un entorno heterogéneo. Guadalajara, Jalisco, 2003. arquitectonico en la ciudad y su imposibilidad de ejercer una influencia en el proceso de desurba- izacion actual, y mas alla de una postura nostal- encuentra la idea de que en realidad y efiala Antonio Fernandez de Alba‘?, de los fenémenos que acontecen en la ciudad se conocen muy pocos datos, lo que nos da muy fundamentos para explicar con objetivi- ad la naturaleza del contenido cualitativo del “ndicleo urbano y su dimensi6n real”. (Figura 82). Ficura 82. Ejemplo de la naturaleza del cont cualitativo del Nacleo urbano, Patzcuaro, Mich: 197 ELEMENTOS DE LA LECTURA Primera parte Se precisa ahora saber si existe la posibilidad de conocer la realidad urbana morfolégicamente expresada. La respuesta es afirmativa peto p22 ello es necesaria una sistematizacién que vaya Ilevando a la proximidad con los hehe urbanos. Se trata de plantear un método que Pi" mita conocer por partes a la realidad dela cus! para de ahi establecer los elementos de vincula cién entre lo existente y lo necesario de cart Se propone que contemplemos a la morfoles! de una cierta estructura urbana, compues® ” partes tales como: paramentos, calles, PB? 7 Antonio Fernéndez Alba, en el prologo a El signifndo de las ciudades, op cit. 72 reas verdes, etcétera, y todo ello relacionado por medio de un tejido urbano de caracteristicas par- ticulares. Es preciso entonces, contar con los instrumen- tos que permitan primero describir las caracteris- ticas concretas de las estructuras por analizar. Para los arquitectos estos instrumentos llevan a la representacién grafica de lo observado, El paramento El paramento es el marco que limita el espacio donde se realizan las actividades piblicas de los individuos en la ciudad. Mas alla de éste se da la actividad privada que se presenta en relacién ‘opuesta con la vida comunitaria de la ciudad y con la cual debe establecerse un distanciamiento (fisico o virtual) que garantice dicha privacidad. El paramento es la cara que ofrecen los ambi tos privados expresando el limite de la vida urba- na, sefialando en sus caracteristicas morfol6gicas tanto las formas en que se relaciona la vida par cular de los ciudadanos con su ciudad como las formas que adopta esa vida privada. Dicho para- mento e més que las fachadas reunidas de las construcciones vecinas: es un conjunto y como tal su observaci6n se debe realizar integradamen- te, (En los espacios que siguen los principios de la ciudad moderna este paramento, dada la lejania entre unas edificaciones y otras, casi ha dejado de existir), Analizéndolo vemos que si presenta carac- teristicas de continuidad, es decir, si ofrece claras vinculaciones de una edificacién a otra o incluso si presenta una sucesin de elementos escasa- mente variados entre sus componentes, entonces podemos suponer que se dio y tal vez atin sub- siste, una coincidencia de ideas en la que los habi- tantes comparten intereses y proyectos asi como referencias historicas similares. (Figuras 83 y 84) Ficurs 83, Bjemplo de paraniento con escasas varia- ines. Angostura, Sinaloa, ca, 1994, FicuRa 84. Ejemplo de paramento con escasas varia- iones. Mazatlan, Sinaloa, ca. 1994. 7 Ficuta 85. Un paramento con cierta heterogeneidad, Centro histérico de la ciudad de Parral, ‘Chihuahua, 2001, Ficuna 86. Pedro Jaramillo Castillo, Tlalpujahua, una ciudad ‘que se descubre caminan- do, Ejemplo de estudios de un paramento, 1984. 74 Si por el contrario, no pueden hallarse en anilisisclaras relaciones morfol6gicas de una, ficacién a otra, se puede interpretar que estan, ante una expresién de heterogeneidad tants 4 proyectos sociales como del modo de realizar (Figura 85) El andlisis del paramento a su vez tiene que tomando en cuenta aspectos particulates de oy objetos que lo conforman: el perfil, que es la ines que une las alturas de las edificaciones agrupadas en una secuencia construida; la densidad de construccién, o sea la mayor o menor profusi de vanos; la presencia de cintas secuenciales que ligan un objeto con otro a diversas alturas I tex tura de las construcciones; la posicién de los umbrales 0 elementos de acceso al espacio priva do; el ritmo que dan los anchos de los frentes de la lotificacién y otros aspectos més que quedan atin por considerar. (Figura 86 y 87) I 00 000 Ooo ooo ooo ooo ooo TNO O00 Onc on oo oon nnn a2 SSS 23 ooo Taooosa Sa Ficurs 87, Dibujos de alunos de la Universidad Aut6noma Metropolitana Xochimilco. Ejemplos de paramentos ide caracteristicas diversas en el centro historico de la Ciudad de México. 2001 75. Lacalle tre los paramen- ‘onfinado —al pues sélo la La calle es el vacfo que queda en! tos. Es un espacio virtualmente c menos en su delimitacién vertical— altura de los paramentos que le enmarcan refiere a esa configuracién. Sin embargo este limite es real, de ahi que eventualmente las actividades que se realizan en la calle se puedan concebir concretadas por encima de la altura de las edi caciones del entorno. Lacalle, también es vacio en el sentido de su recorrido. Es vacio que fluye en cierta direccion y cuyo Iimite s6lo se establece cuando deja de haber paramentos que le circunden o bien cuan- do cambia de direccién. Y a pesar de ser un vacio, la calle tiene caracterfsticas morfol6gicas que le son intrinsecas. (Figuras 88 y 89) En la relacion del ancho de la calle con la altu- rade los paramentos que la limitan y le dan sen- te ms 88 jemplo del vaio de Querétaro, 2001. ae 76 tido, se establece una clara condicién mor que varia segiin se modifique esta relacis, op La calle vista de tal modo, es como us cuya secci6n queda definida precisamente 9.” ancho, el perfil de su pavimento, la presen, banquetas que separan los flujos de ciculaay la altura y posicién de los paramentes con pecto a la linea directriz de este espacio vir, (Figura 90) ual Esta seccién tiene la caracteristica de ser un especie de bocaescena en donde las acciones « realizan hacia el fondo del escenatio, fondo gy puede prolongarse extensamente o bien limitarse Ficus 89, Cambio de direecién de une cl Guanajuato, Guanajuato, 2004 Picurs 90. Dibujo del autor. Principio de andlisis de una calle en ascenso en Zacapoaxtla, Puebla, 1976, abruplamente por el cambio repentino de la pen- diene de la calle o por el giro que realiza la gene- ratriz direccional de la misma. (Figuras 91 a 99) s.unos aspectos que hay que analizar y valo- rar de este espacio seran: su seceién, incluyendo |a apariciGn de elementos complementarios como podrian ser los flamados camellones; la posicion de los paramentos considerando su alineacion con respecto a la generatriz direccional; la densi- dad de la secuencia de paramentos, 0 sea la con- tinuidad de las construcciones colindantes unas ‘con otras (o bien la aparicién de baldios entre una y otta edificacién); la aparicién de planos inter- medios virtualmente dados por drboles alineados u otros elementos que forman pantallas entre el limite del pavimento de la calle y los paramentos; y otros que en anélisis habran de aparecer. (Figuras 100, 101, 102, 103 y 104) 7 Ficuas 101. Ejempl . jemplo de limite de una bocaescena, Hay que observar que no existe banqueta, Querétaro, Querétaro, 2001 Ficura 103. Ejemplo de pantallas de arboles en la sec. cién de calle. Puebla, Puebla, jemplo de calle con “camell6n” de gran dimensién, Jiménez, Chihuahua. Ficus 104 Ejemplo de call ‘modificada en so altura virtual con pantallas, Thncas Tiaxcala La encruciiada Como todo intento metodolégico por organizar nuestra vision de la realidad, ésta supera cons- tantemente el marco al que pretendemos cefirla, Tales el caso de la calle y sus paramentos que ya hemos analizado y que al llegar a los puntos en donde se inician’o terminan, adquieren carac- teristicas particulars. En el encuentro de una alle con otra y sus paramentos, se producen efectos que conviene observar particularmente. En realidad podemos decir que una verdade- ra estructura urbana comienza cuando dos calles se cruzan, es decir, forman una encrucijada. Son muchos los ejemplos de entornos urbanos dados solamente a lo largo de una calle y atin cuando esta pueda ser sumamente alargada, su vida urbana es muy artificial pues la comunicacién entre los habitantes se da sélo a lo largo de la misma y siempre frente a una tinica edificacién. Lacalle tipica del pueblo del oeste norteamerica- noes una muestra evidente. (La que aparece en cualquier pelicula Western 0 el strip, es decir, la original calle de los casinos de Las Vegas, ahora modificada por los nuevos hoteles)'® El hecho de que al cruzarse una calle con otra leguen a término el limite de sus paramentos y se inicien otros tramos de estos en la misma direc- ion 0 cambiando de rumbo, hace que este punto sea de manera natural un encuentro entre espa- clos y personas (figura 105). Una esquina es un lugar multiforme, protéico, versatil, eternamente en movimiento, Son interminables las funciones ¥ USOs que contiene este microcosmos en el que convergen dos calles, por pequefias que estas sean, dice Claudia Canales# y hace el recuento de miiltiples situaciones por ella observadas. Ficura 105, Encrucijada en la ciudad de Monterrey, Nuevo Leén, 1999. La pregunta que hay que hacerse es por qué ahi sucede todo eso. Y al igual que frente a los demés hechos urbanos que aqui citamos, el enfo- que de nuestro andlisis est’ dominado por la perspectiva del disefiador; lo que nosotros obser- vamos son caracteristicas morfolégicas. Sabemos que al cruzar la esquina, atin cuando continuemos en la misma direccién, estamos a inicio de un nuevo paramento urbano y hemos dejado el anteriormente recorrido. En una esqui- na los paramentos de una calle dan vuelta, es 48 Denise Scott Brown y Robert Venturi, Aprendiendo de todas las cosas, Tusquets Editor, Barcelona 1971. $8 Chi Cones Noe eo Mato Bale, Perc La Jornada Meio, 24 de agosto 196 81 decir, nos indican su inicio y al mismo tiempo su culminacién. ‘Asi que el primer punto que hay que observar es la manera en que esta vuelta se resuelve. Ya Frank Loyd Wright decfa que el problema mas dificil en arquitectura es “dar la vuelta” a una fachada, de tal modo que tratandose de un para- mento urbano la complejidad aumenta pues esta- ‘mos relacionando no sélo dos caras de una edi cacién, sino toda la secuencia de dos paramen urbanos. (Figura 106) : Y la importancia de la esquina es tal, que muchas construcciones se acentia, increments do la altura de la edificacion en este punto pur que a partir del mismo se desarrolle la secueri, y se armen los dos paramentos. (Figura 107) FIGURA 106, Ejemplo de “encuentro” de 82 oe a dos paramentos, sin acento en Ficuns 107. Arquitecto Enrique de la Mora, Estudio de la esquina del proyecto de remodelacion de los almacenes Al Puerto de Liverpoool, calle 20 de Noviembre, centro de la ciudad de México, 1934. Otro aspecto que hay que observar es la dis- tancia que hay entre estos dos “inicio y final” de paramentos que llegan a una encrucijada. Y esta distancia esta dada por el ancho de las calles que se cruzan. Asi, se establece una relacién entre Paramentos que ya no sélo delimitan la bocaesce- na de la primera calle sino nos anuncian a los Paramentos de la otra bocaescena, de tal modo que una vez observada esta condicién aparece la relacién con las siguientes esquinas, pues en la encrucijada al menos se forman cuatro. Un recurso muy socorrido en la Ciudad de México en los fraccionamientos de principio del siglo xx fue que cada una de las esquinas estaba recortada a 45 grados, con respecto al trazo de las, calles (el llamado pan coupé cuyo origen esta sin duda en el proyecto de Ildefonso Cerda del ensanche de Barcelona), y la relacién entre las esqui- nnas que se establece en esta condicién es suma- mente particular, sobre todo observada ésta en contraesquina, lo que nos obliga a hacer un corte urbano en esta direccién para captar plenamente su morfologia. (Figuras 108 y 109) Ficura 108, Ejemplo de encuentro de calles con el part coupe redondeado, Colonia Romita, Ciudad de México, 2000, 83 Ficus 109, Ejemplo de acceso a la propiedad por la esquina recortada, Lagos de Moreno, Jalisco, 1983, Ahora bien, hasta aqui hemos considerado que el encuentro entre dos calles se da entre per- pendiculares, pero algunas veces el encuentro es en diagonal con respecto a la traza ortogonal (figura 110). Y atin esto no siempre sucede asi, pues en los entornos urbanos que no siguieron dicha traza, sino que se organizaron de acuerdo a los accidentes topograficos, el cruce de las calles se da en éngulos muy variados. (Figura 111) 84 FicuRa 110, Ejemplo de encuentro de calles en éngulo de 452, Colonia Alamos, Ciudad de México, 2000. FicuRA 111, Ejemplo de encuentro de dos calles en traza irregular. Cosalé, Sinaloa, 1986 Ejemplos de ello los han registrado José Luis Garcia y Lena Iglesias en su trabajo sobre los pue- blos de Galicia, Asturias, Cantabria y otras regi nes de Espana. Las condiciones son mas variadas, y como al encontrarse de diversos modos dos a és calles se genera una ampliacién del espacio entre estas, se produciré en primera instancia un ensanche que poco a poco se convertiré en una plaza, motivo del siguiente concepto a analizar. (Figuras 112, 113 y 114) Ficus 112. José Luis Garcia Fernandez y Lena Saladina Iglesias Rouco, La Plaza en la Ciudad. Encuentro de calles en Mondoftedo, Lugo, Hermann Blume, Editor, Madrid, 1986. La plaza La plaza es tal vez el elemento mas complejo ¥ representativo de los que conforman la morfo- logia de la estructura urbana. Puede asegurarse que en ciertos casos la plaza es el principio rector Ficura 114, Encuentro de calles en Navia, Asturias Abide. de dicha estructura, También puede apreciarse que el monumento no tendria la suficiente signi- ficacién si no estuviese siempre enmarcado por tuna plaza que le da la profundidad necesaria para su mejor apreciacién. Es el caso de las plazas italianas. La Piazza del Campo por ejemplo, “es la tinica que pose, dentro de la brevedad de su 85. espacio, la libertad del aire libre” dice Xirau®. Cualquier transformacién que suftiera la morfo- Jogia de esta plaza romperia no slo con el senti- do del Palacio Comunal y su elevad sino con el acabado equilibrio de toda la ciudad. s tan sutil el efecto que el espacio de la plaza produce que puede darse el hecho de que sea \samente la aparicién de una plaza o la modi- ficacion de la existente, la que venga a deteriorar el sentido que tuvo en un momento dado cierto edificio de alta representatividad social Un caso ejemplar lo tenemos en la Ciudad de México, cuya plaza es fruto de un cambio conti- nuo dentro del sitio que hy ocupa. Siendo ini- cialmente asiento del centro ceremonial de México Tenochtitlan, en ese gran espacio se ubica- ba un conjunto de construcciones religiosas que dejaban amplios espacios entre si. (Figura 115) Luego de la destruccién de estas edificaciones por los conquistadores espaftoles, Alonso Garcia Bravo traz6 la ciudad virreinal dejando un espa- cio abierto de considerables dimensiones en el centro de su damero. Los motivos de esta opera- ci6n son miiltiples: aprovechar el espacio abierto que existia en esa drea, mantener la gran escala de los espacios abiertos prehispénicos, ajustarse al trazado de las antiguas acequias y calzadas, etcétera. Esta plaza, al inicio de la vida virreinal, se ocupé con construcciones provisionales para el comercio y posteriormente se construyé una edificacién més definitiva para los mismos fines, que permanecié hasta el inicio de la vida del México independiente. (Figuras 116 y 117) jo Campanile Ficus 115. Reconstruccién del centro ceremonial de México Tenochtitlan, FicuRa 116. Vista de la plaza central de México a, 1703. 50 Xirau, Ramén, Ciudades, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, México, 1985. 86 Este edificio (el Parin) fue demolido en 1842 y la plaza adquirié su dimensién actual. Un afio después, se llegé a construir el basamento de una columna que se colocaria al centro de la plaza con el fin de celebrar la Independencia; un z6calo, lo cual explica el nombre con que hoy se conoce a esta plaza. (Figura 118) La plaza qued6 cerrada por construcciones en tres de sus lados y la Catedral al norte. Solo hasta 1933 se iniciaron las obras de apertura de una avenida que permitiré observar esta gran cons- sf os Talk trucci6n religiosa desde considerable distancia, E l modificando la percepcién que antes se tenia de este espacio. (Figuras 119, 120 y 121) FicuRs 117, Vista de la plaza central de México en 1793. Ficura 118, Vista de la gran plaza de México, 1843. 87 Ficura 120. Vista del Zocalo desde la Avenida 20 de Noviembre en el tiempo de las obras de ura de la calle, 1933, 8 FUR 119. Vi sade Plaza hai ea al fin del sgl, Ficura 121. Vista de Catedral desde la Avenit® ‘20 de Noviembre ea abjerta la calle FicuRa 122. Corte del “Zécalo”, viendo al sur, Ficura 124, Corte del "Zécalo” viendo al norte. 89 La plaza tiene elementos de la morfologia de fos ¥ de la morfologia de la calle y tales parament es conjugan para establecer ese caracteristicas: $e espacio de confluencia En la plaza pueden observarse los caracteres de Jos paramentos que la limitan: perfiles, densidad de vanos, alturas, cintas de continuidad, proyec- ones, anchos de notificacién, umbrales, eteétera, Pueden realizarse también una serie de cortes hipotéticos para establecer las secciones que tiene en multiples sentidos. En dichos cortes se pueden estudiar las relaciones que guardan el ancho de la Mentos plaza en un sentido y el alto de los pa en ese mismo sentido. Secciones de! pavimento, aparicién de pantallas entre la superficie de la plaza y los paramentos que la limitan, asf como su posicidn con respecto al eje transversal en que se ha seccionado y muchos elementos mas por analizar. (Figuras 122, 123 y 124) Se puede también captar la generatriz o las generatrices de la plaza, es decir el sistema con que probablemente fue trazada, estudiar los reco- rridos que pueden realizarse dentro de ella —tan- to peatonales como visuales y vehiculares—, establecer las direcciones del desfogue del espa- cio de la plaza seftalado por las secuencias dadas en los paramentos y considerando hacia donde se prolonga el espacio de dicha plaza, eteétera Pero sien el estudio de la calle es mas o menos facil observar cuando existen o dejan de existirdo que Rob Krier llama “vallas protectoras’3! 0 sea 51 Rob Kees El espacio urbano, Proyectos de Stutgart, Gustavo Gili, 90 paramentos limitantes de la calle, en la contem placidn de la plaza esta condicin de vallado vuelve mucho mas compleja pues a pesar de» existir en muchos casos una continuidad qu mencionado vallado, es facilmente perceptibie « enmarcamieto virtual del espacio de la plaza El Zécalo de la ciudad de México es una plaza de paramentos evidentemente continuos muy regularmente opuestos unos a otros, mientras que en la Plaza de Izamal en Yucatan el espaci fluye a través de los portales y el atrio elevado que se ubica sobre una antigua piramide prehispanica, para envolver a la iglesia prineipa realzarla y al mismo tiempo liberarla dentro del vacfo que la enmarca. (Figuras 125, 126 y 127 FIGURA 125. Vista de la Plaza elevada de lzamal ‘Yucatén, desde la plaza oriente, ca. 194 Barcelona, 1981. Ficus 126. Vista de las plazas Oriente y elevada de Tzamal, Yucatén, ca. 1994, Jardines y parques éSon las areas verdes elementos constitutivos de la morfologia de la estructura urbana? La res- puesta es si. Apareciendo como islas en medio de una serie de edificaciones que conforman una zona de la ciudad, 0 bien como parte o apoyo de las delimitantes de los espacios urbanos, las areas, verdes © sea los espacios que ocupan Arboles, arbustos, plantas de ornato, céspedes, etcétera, vienen a completar la estructuracién de la morfo- logia de la ciudad. En algunos casos porque fueron quedando envueltos por la construccién de a estructura urbana y en otros porque asi fueron sembrados con la intencién de dar realce a los demés ele- mentos de la estructura conformada. (Figuras 128 y 129) Ficuka 127. Vista del acceso a la Plaza elevada de Izamal, Yucatan, ca. 1994. Ficura 128, Ejemplo de lo que significa la ausencia de la vegetaciOn, Una calle de la ciudad de México, n Ficura 129. Ejemplo de lo que significa la presencia de vegetacién. Una calle de la ciudad de México, ‘en primavera. Son estos verdes, tal vez, una afioranza de ese lugar sobre el que se implanté la ciudad: el campo, que ha quedado como contrapartida perenne de la creacién més artificial de la vida del hombre en sociedad, la ciudad. Un rasgo que puede observarse en estos espa- ios verdes es su densidad, la cual tiene muchas variaciones tanto por la distancia existente entre los elementos sembrados como por el tipo de vegetacién de que se trate. Algunos drboles son de follaje muy tupido, los hay de follaje abierto, unos son de hoja caduca, otros de hoja perenne, varia la altura a partir de la cual se desprenden Jas ramas del tronco, o bien varia la altura que lle- gan a alcanzar y algunos florecen a lo largo del afto. (Figura 130) Medir estas caracteristicas implica también considerar que las dteas verdes y sobre todo los 92 Ficuxa 130. Ejemplo de vegetacién exuberante que transforma la calle Arboles, han requerido de un tiempo considera: ble (generalmente mas largo que la vida de un set humano) para alcanzar su madurez. Por otra parte esta el uso que este espacio tiene relativo a la morfologia de la estructura urbana: bien pudiera combinarse con plazas, como parte de la calle o bien, como parte de los paramentos. Detenerse a considerar las caracteristicas del rea verde implica conocer la existencia del jardin inglés, ampliamente diferente de la concepcion francesa de grandes trazados o de las posibilida- des dadas por un clima tropical Tejido urbano Falta ahora esbozar que todos los elementos ante- riormente presentados y otros més —que en pré- ximos trabajos habré que integrar—se entrelazan de una forma particular, generando lo que puede llamarse un tejido con caracteristicas también legibles. Este tejido une, en principio, el espacio pabli- co con el espacio privado, en donde aparece en muchas ocasiones un espacio de transicién, que pudiera considerarse como semipiblico, y que resulta de enorme importancia al momento de buscar enlaces entre ambos. (Figura 131) ; = El caso més tipico de estas caracteristicas es el del patio del claustro, en donde atin cuando ya No se esta en la calle, tampoco se esta en las habi- taciones de los edificios. El tejido urbano expresa la ocupacién que las edificaciones hacen del territorio y tanto més densamente lleno se encuentre el espacio en el que se asienta la ciudad, mas complejo y definiti- Vo sera dicho tejido. (Figura 132) El sistema de calles también seré parte del teji- do y dard al mismo una de sus caracteristicas mas definitorias. Las tortuosas calles de Siena medie- val respetaron los contornos, pero los cortaban por medio de intersecciones en distintos interva- IE mf irtcos de Tlalpujahua, Michoacin, FicuRA 131. Pedro Jaramillo, Estudios de porticos de Tlalpy Ejemplo de espacios de transicin del tejido urbano, 1984 2 Ficura 132. Cecilia Cortés, Ernesto Betancourt, etal. Tejido de construcciones y espacios abiertos alrededor del Zécalo de la Ciudad de México, 2000. 94 los para abrir una vista, cayendo inclinadas en forma de escalera para ofrecer asf atajos a los pea- tones dice Lewis Mumford.52 El estudio del tejido nos Hlevard también, como ya se anuncia en la cita anterior, al conocimiento de la estructura de la morfologia en su expresién sobre la topografia del territorio, cambiando radi- calmente si se trata de terrenos accidentados o de territorios francamente planos en donde el tejido pueda extenderse indefinidamente sin que exis- tan impedimentos fisicos para ello, Es el tejido la categoria donde podemos sinte- tizar propiamente la estructura urbana y en su estudio encontrar su diferencia con otros tejidos, que nos permitirin hablar de secuencias de implantacién de estructuras urbanas. ‘También en el anélisis histérico del territorio podemos hallar las etapas de transformacién del tejido, lo que vendré a demostrar alguna de las tesis que en el principio de este apartado se ha expuesto y lo que nos permitira plantear alguna de las hipétesis sobre las transformaciones futu- ras hacia las que tiende la estructura. ELEMENTOS DE LA LECTURA Segunda parte Tratemos ahora el tema de la “Lectura” de los ele- mentos morfolégicos considerados previamente. 52 Mumford, Lewis 53 Lucien Goldman, Las ciencias humanas y la flosofia, Ediciones Nuevs poldinen, : yi ihi ‘Buenos Aires,1966. 54 Kevin Lynch, La imagen dela ciudad, Ediciones Infinit, Porque una cosa es saber que se encuentran tales © cuales palabras en un texto y otra muy diferen- te el intento de interpretacién que de dicho texto podemos hacer. Entran aqui elementos de apreciacién que de no manejarse cuidadosamente pueden llevar a falsas visiones de lo antes estudiado. Aparecen tanto nuevos conceptos para denominar las rela- ciones establecidas entre las partes, como la pro- pia formacién de quien realiza la lectura. Y esto liltimo es lo més dificil de superar, pues estamos hablando de los condicionamientos ideolégicos que inclinan la explicacién de los fenmenos hacia la perspectiva que posee el propio lector? Igual problema se presenta cuando se preten- de aplicar el concepto de imagen a la lectura de la morfologia de la estructura urbana, Entran en operacién aspectos de significacién social que son. Jos que van dando su sentido a la percepcién piiblica de lo urbano. Conceptos como los propuestos por Kevin Lynch para capturar la imagen de la ciudad, necesariamente pasan por el uso social que los espacios urbanos han tenido para poder relacio- nar lo objetivo de los “nodos", “bordes”, “sen- das’, eteétera, de los que habla este autor, con la percepcidn subjetiva que de ellos se tiene. El sentido de imagen pone en juego la memo- ria para referir, desde ella, al fenémeno observa- do, y la memoria sélo registra algunos de los aspectos de dicho fenémeno. De tal modo que si Lo cultura de las ciudades, Emecé Editores, Buenos Aires 1968. a Visin, Buenos Aires 1972. 95 160 lo transferimos a la memoria colecti- ‘con aquello que, io social, va este proces va, nos quedamos solamente por las determinaciones de predomi adquiriendo significacién. Para empezar la lectura Por las razones anteriores, los conceptos deben ten- der a objetivar la percepcién de las relaciones entre los hechos urbanos. La focalidad, por ejemplo, que entendemos comolla concentracién de las visuales a ue obliga tanto la posicién de un objeto aislado en Ja estructura, asf como sus caracteristicas de dife- renciacién morfol6gica que le separan del resto del entorno. La escala, que es la relacién que existe entre las dimensiones de los individuos usuarios del espacio urbano y las dimensiones del entorno limi- tado y de los elementos que lo enmarcan. Las arti- culaciones, que son elementos que contienen carac- teristicas combinadas entre una y otra configura- cién y que por lo tanto adquieren la posibilidad de enlazar diversas estructuras morfolégicas. Aparecen ademés elementos que juzgamos como externos a la estructura pero que sutilmen- te influyen en ella: edificaciones lejanas que se establecerdn como cicloramas del entorno obser- vado, o sea, un fondo de escenario dado por la posicién de esos elementos o por las caractert cas formales de ellos, bésicamente diferentes a los del entorno analizado. El caso es similar para los. paisajes naturales, que desde este punto de vista pueden considerarse como telones que enmarcan la percepcién de la morfologia. (Figura 133) 96 Ficura 133. Dibujo del autor. Las montarias son e fondo sobre el que se recortan todas las edifcaciones Tepoztlén, Morelos, Reconstruccion hacia 1905, Primeras aplicaciones Cabe precisar que hasta aqui sélo hemos presen tado algunos de los conceptos que es pose poner en juégo al analizar e interpretar la mor‘: logia de la estructura urbana, pero aunque este apartado es sélo un avance metodol6gico, pose mos considerar las posibilidades de trabajo con- creto para los arquitectos ante un entorno dad y sus posibles transformaciones previstas. Si hemos calculado bien las tendencias de tans formacién o permanencia de la multicitada estue tura, entonces podemos definirnos por el este miento de enlaces con Io existente 0 por una fran~ ca separaci6n, si asi lo consideramos adecuado Esta segunda posicién ha sido la mas socors? Por los arquitectos del Movimiento Modern 9 6" ya esté ampliamente demostrado, tal préctict MX ilevado més a la destruccién del equilibrio 4 entorno urbano que a su pretendida regener#"" En cuanto a la primera alternativa, a partir del anilisis ¢ interpretacién que se propone se tiene tuna gama considerable de recursos para concre- tar un objeto, que, si bien debe resultar represen tativo de su momento hist6rico, puede integrarse con éxito en el entorno previamente consolidado. Tor supuesto se trata de una posicién que va mas allé de la pura imitacién, Nada de escenografias estériles que al poco tiempo queden al descubier- to, ni tampoco de intentos por mimetizarse en el ambiente establecido. Se trata de buscar el establecimiento de un Gislogo en el que la estructura existente subsista como interlocutor del nuevo objeto arquitecténi- coy de que este adquiera su caracter de participe en ese encuentro armonioso, tema que se ampliard al final de este libro. Es claro que esta propuesta no puede realizar- se sin que exista una conciencia y una presin fio, Ocho leciones de arquitectur, social, y la manera en que ésta pudiera inducirse es estableciendo una legislacién que busque alcanzar el didlogo entre una serie de acciones que enriquezcan el entorno mediante un proceso arménico de transformacién. (Figuras 134 y 135) Solamente en los tiltimos afios se ha consoli- dado esta preocupacién por el entorno y todavia se mantiene la polémica sobre las limitaciones a la creaci6n arquitect6nica que establece el contexto. Estas ideas sélo son reflexiones iniciales, sin embargo, un intento por superar la situaci6n en que ahora se encuentra la préctica del oficio arquitecténico, en donde es tal vez el exceso de enguajes formales, como dice Ludovico Quaroni®®, el que ha venido a producir esas que yo llamo “Torres de Babel Horizontales” en que se han ido convirtiendo las ciudades que habitamos y las més de las veces, sufrimos. Xarait Ediciones, Madrid, 1980. 97 Ficuna 134, Recorrido por las plazas contiguas y los edificios que las circundan, coun sus significaciones de acuer doa la presencia que mantienen estos espacios. Tlaxcala, Tlaxcala, 7 J eaaetialy su plaza 2, La calle que ccunda el Z6calo; 3. Los portals del Zécalo; 4. El eneventro de ports + A través de los portales se ve la tercera plaza; 6. La tercera plaza; 7. El inicio de la rampa; 8, Los arcos de la rampa ; {La torre los arcos; 10. La torre y la plaza de toros; 11, Los portales del convento; 12. La escalinata hacia una capil alta; 13, Panorémica desde la capilla alta; 14. La capilla baja de indios antes de ingresar al atro del convent 98 5. Recorrido por los espacios urbanos del centro de Tlaxcala, Tlaxcala, 2001

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