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Himlaya

Los campos de cebada ondula


con el ligero soplo del viento .
Inclinado hacia delante, el
viento tinte contempla una
espiga que tiene en las manos
y se deleita mirando con
satisfacción los granos
dorados al sol, que se van
soltando en su palma al
aplastar la espiga. –Este año la
cosecha será buena- explica a
su nieto tsering-. Dará de
comer a la aldea durante seis
meses.
Sabe que, para subsistir el
resto del año, será necesario
bajar al valle y cambiar la sal
recogida en el tibet por mas
cebadas. Pero esto no es nada
extraño en la región Dolpo:
hace muchos años que las
caravanas de yaks recorren las
montañas del himalaya para
transportar la preciosa sal.
De repente, pequeño Tsering
comienza a gritar:-¡abuelo,!la
caravana!!llega la caravana ¡a
los gritos del niño, todos los
aldeanos se precipitan hacia la
parte mas baja de la aldea

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