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Christopher Dawson sae (Pals de ales) em 2890, d familia ang historingrifea y sociologica en Oxford, cn, stor He los textos tecopllados en Hsin e propane dar una vata yanordmica de la 1do Edad Media ha sido considerado por tos iments el sgt 3, y por lox enciclopediats glo Sv, como vin pieamo calral ates y yor Gta dieron en lamar Edad Oscura, ex deci et extaneanienta intelectual. Para Davo, ¢3 srevelan un contenido y un signfeado peck sianos #26n por cual Dewsoe ls denomans cule Barson no ro la intencion de hacer Ia apologéa del medicral, mds bien se propos inverigar les antece elects sociales de La culture oecidena ety de desentraftar sus elementos friars y, tuna mejor comprensiGn de te logros, deficenciss a finales del gl xx TMs HISTORIA DE LA CULTURA CRISTIANA CHRISTOPHER DAWSON COMPILACION, TRADUCCION E£ INTRODUCCION DE HEBERTO VERDI NANDEZ, X. IGLESIA Y ESTADO EN LA EDAD MEDIA* Es IMPOSIBLE entender Ia historia de la Iglesia me- dieval, ni sus relaciones con el Estado y con Ia vida social en general, silas proyectamos en las condicio- nes del mundo de hoy. La Iglesia era una sociedad mucho mas universat y con mayor cobertura que el Estado medieval, y ejerefa muchas de las funciones que ahora las consideramos competencia del poder politico. F. W. Maitland ha insisudo en que es muy dificil dar wna defnicién de este Estade que no in- cluya ala Iglesia medieval; ademas, el Estado, en las condiciones del feudalismo, carecié » menudo de prerrogativas y funciones sin las cuales no podriamos. concebir al Estado en nuestro tempo. En el mundo moderno se tiende a considerar a la Iglesia como una sociedad esencialmence voluntaria, de membresia ¥ funciones limitadas, en tanto que el, Estado es un hecho fundamental que domina cada aspecto de la vida social y deja poco espacio para alguna actividad independiente. Para nosotros, el principal problesna es cémo sal- vaguardar el minimo de autonomia social sin Ia cual nila sociedad espiritual dela Iglesia ni los organismos sociales naturales como la familia podrian cumplir sus finciones. En Ia primitiva Edad Media, el Esta do no tenia la capacidad fisica ni el prestigio moral para fundar tales pretensiones. Estaba demasiado «Tilo original “Church and State inthe Middle Ages" en Motirsal Bs cap. V, 19341958, cag ou LA CULTURA OCCIDENTAL CRISTIANA ocupado con sus problemas de supervivencia y ocu- paa ana precaria posiciém entre Ia sociedad unix versal de la Iglesia —ta cual poseia el monopolio de la cultura superior— y [as unidades cernitoriales menores, cuya autonomia local era tan grande que dejaba escasas facultades politicas en manos del Soberano nominal, En todo caso, en la Edad Media Ja realidad social tltima no era el reino nacional, sino la comunidad del pueblo cristiano, del cual el Estado era el Srgano temporal, y el rey, designado por Dios, era el defensor y guardian - El hombre medieval, al hacer la distincién entre Iglesia y Estado, no pensaba en dos sociedades per- fectas ¢ independieates, sino mas bien en dos dife- rentes autoridades y jerarquias que administraban Ios asuntos espirituales ¥ temporales de una misma comunidad crisGana; Esteban de Tournai expone esto en un conocido texto; En la misma ciudad y Sao ef miso rey existe dot Pektosy dos formas de vida, don autora y dose Falcons: La cudad ela lesia ye ey es Cristo. bs Joe pcblos so ls dos rdenes que hay en la Tgiest crefroyelaado Las ds formes de vida son a epth ShSty teorport, Es da atoridades son el cerdocto ib dealer Las dos jrsdiciones son ls eyes dvi y Por supuesto, la Iglesia y el Estado conservaron st distincidn formal, En realidad, desde un cierto pun- to de vista existid una diferencia sociol6gica mas 1 R. Carlyle, Hisoy of Pla Thom, W. Slarkvond, tmbue go Londsen 1980-1036 p. 108. Este pase es citado pot F-M- Stain en Pond Spiiuren forma al ue suger que lex LI es Ta umanidd'y ue Tos dos pueblos son la Iglesia y et Jhuuda, pero noes esto lo que dice Esteban de Tournai IGLESIAVESTADOENLAEDAD MEDIA. 245 grande entre ambos sociedades de la que existe hoy en dia, dado que heredaron tradiciones culturales antecedentes historicos distintos. La Iglesia volvia la mirada hacia un pasado eivilizado y preservaba la adicion de la cultura latina y del ordenamiento juridico romano, en tanto que el Estado medieval ers el heredero de los conquistadores birbaros y representaba las tradiciones e instituciones de los pueblos germanicos: francos, sajones, lombardos y visigodos. Asi, Ia sociedad medieval presenta un do- ble aspecto. Por un lado, existfa [a unidad ideal de Ia cristiandad que teunia a todos los bautizados como un solo pueblo y familia frente a los barbaros paga- nos del Norte y al civilizado mundo musulman det Sur y, por owo lado, se daba la tendencia centrifuga de los particularismos nacionales y locales que frag- mentaton Europa occidental en una masa confusa de principados beligerantes. Sin embargo, es pertinence recordar que estos dos aspectos de Ia sociedad medieval no deen identifi- carse simplemente con las categorias eclesidstica y politica estrictamente tales, El rey medieval no era simplemente ef represen- tante de las monarquias nacicnales birbaras; era también un oficial en la sociedad cristiana, evaba en nina relacion muy estrecha con la Iglesia y era con- sagrado mediante ritos religiosos. $i bien Ios cano- nistas reformadores insisten en Ta esencial distin- clén entre las unciones sacerdotales y las reales, la monarquia medieval tenfa un caracier sagrado y casi sacerdotal que no lleg6 a perder del todo sina hasta finales del antigno régimen, en las postrime- as del siglo xv Esta eoncepcidn religiosa del Estado y del oficio real ob«uvo su completa expresidin en el Imperio car 246 ——LACULTURA OCCIDENTAL CRISTIANA rolingio, el cui tavo una vast influencia en el desae Frollosibsiguiente de fa cultura medieval. Este Ime perio fue la mas acabada expresign politica de las Tendencies unitaras y univeriiatas de que hemos hablado,y fue considerada por Calomagno y sus sw Cesoresj Consejeros eclesisticos no solamente como ¢] Estado imperial faneo, ni como tna Teencaa ion del Imperio romano en Oceidente, ino como €l organo ye! brazo politico de Ia Ilesa catdlica, En palabras dela carta de Caslomagno al papa Le6n Il Clemperador es “el represcntante de Dios y quien fiene el deber de proteger y gobernar a todos los Iembxos de Dos Els wet ype ser doe, conduetory guia de todos ls erstianos Tia concepcion unitaria de la sociedad crstiana tena naturalmente, bajo nfluencia de un fer te emperor, esa shure especie de cso, pismo como el de i Iglesia ce izancio. ELempe- Pifor era visto como el verice de la psramide de la ‘oetedad eristana, el ponte calminante al cual con- ‘ergian las jerarquias eclestatieasyeiiles. Sin em argo, el Iitperio carolingio, a diferencia del Impe- Fo ersiano de Oriente, No poseia una burocracia tentrenada en asuntos lees yen consecuencia de- pendfa en mucho mayor grad que el Fstado bizan- Fino, de In aistencia oe los cleiges en las areas de ta administacon cil. Igvaliente, en =! Imperio Caroling y su sucesor germinico os obispos fue- fan el principal apoyo del gobierno, y los elérigos {deh eputa real ajo el archicapellan conformaban fn cancitera imperial y el Grgano central de fa ade minisuacin. As, por una parte, cl emperador in- tervenia continuamente en asuntoseelesisticos, en (Stead de su prerrogitia como defensor dela fe y Sopervisor del orden eclesiistico, mientras que, Por IGLESIAVESTADOENLA EDAD MEDIA. 247 Ja otra, el clero ejercfa un importante papel en Ia administracién secular del Imperio. En les circunstancias, la distincién entre la Igle- sia y el Estado tendia a hacerse borrosa y confusa, La Iglesia era, de hecho, un Estadordglesia y el Esta- do era una Iglesia-Fstado, la membresia de éste era Ja misma que la de aquélla y el personal del gobier- no estatal era pricticamente el mismo que el de la Iglesia. Pero este estado dle cosas no era peculiar del Imperio. Situaciones semejantes se daban en la In- glaterra sajona y en la Francia de los Capetos. En ambas, los principales consejeros y ministros del rey fueron eclesiisticos. En Inglaterra, los abispos y los abades se sentaron junto con los magnates seculares en el witan® y en Ia corte del condado, y junto con cellos emitieron leyes eclesidsticas y civiles, en tanto que en Francia el rey debia gran parte de su poder su control sobre los obispados y a su posiciin como abad laico de algunos de los mas ricos e importan- tes monasterios. De este modo, él concepto carolingio o unitario de las relaciones entre [glesia y Estado tendia al mis- mo tiempo hacia ja secularizacion de la primera y la lericalizacin del segundo. Los obispos y abades se convirtieron en grandes magnates seculares que ad- ministraban Ia justicia en sus propios tribunales y conducian sus propios soldados al combate, y al mis- mo tiempo la Iglesia quedé implicada en el des- arrolio feudal de la sociedad, de al suerte que los oficios y beneficios eclesidsticos eran negociados en Ia misma forma que los feudos civiles y eran utiliza- dos por los principes para regalar a sus parientes y partidasios, * Bspecie the cansejo real integrado por magnates secures, obispos abader [1 28 LA CULTURA OCCIDENTAL CRISTIANA En gran parte, la historia de la Iglesia medieval consiste en una serie de intentos para remediar este estado de cosas y emancipar a fa potestad espirintal del control y explotacién por el poder estatal y volver a los prineipios tradicionales de ordenamien- to candnico. El primero de estos intentos fue la refor~ ‘ma de la Iglesia francesa por san Bonifacio, pero ello sucedié en el siglo vin, antes de la fundacién del Im- perio y de la formacién del Estado feudal. El segundo fue ef movimiento reformador def periodo carolin- gio, el cual ha sido estudiado de manera exhaustiva, en lo concerniente al control de las propiedades eclesiasticas, por Emile Lesne en el segundo volu- men de su Historia de tas fropiedades eclesiisticas en Francia? Este movimiento iba dirigido primordial- mente contra la secularizacién de las abadias y de las propiedades eclesiasticas, y también en defensa de los derechos de los obispos frente a los metropo- Licanos, por una parte, y frente al poder real, por otra, Debido en parte a lo limitado de sus abjetivos, tal reforma no obtwo éxito duradero, y sus resulta dos mas importantes fueron Ia elaboracion de las “Falsas Decretales" y otros documentos capitulares apéerifos que tuvieron gran influencia en la subse- cuente historia del derecho canénico Sin comparacién, fue mas importante el tercer movimiento de reforma, el cual culminé con la obra de Gregorio VII y la gran lucha de las Investiduras Gonsiderada desde el punto de vista eclesiastico, la obra de Gregorio constituyé una verdadera refor- ‘ma, un intento de retornar a la més pura tradicion de la antigua Iglesia y restaurar la estricta disciplina canéniea: y esto tuvo consecencias revolucionarias 2. Lesne, His dela profi eintque en Pants, YO. 1990-1998. IGLESIAYFSTADOEN LA EDAD MEDIA 249, también en Ia esfera politica, ya que trajo consigo. nuevas formas de concebir las relaciones entre el poder espirital y el temporal. Los reformadores hheredaron Ja misma concepcién unitaria de la so- ciedad cristiana que tuvieron los carolingios; pero, mientras los carolingios veian al emperador como, al jefe supremo de todo el pucblo cristiano y lazo de tnidad entre la Iglesia y el Estado, los nuevos refor- madores proclamaron [a absohuta wascendencia y superioridad del poder eypiritual y postularon que la potestad temporal debia subordinarse a fa potes- tad espiritual de la misma forma que el cuerpo debe subordinarse al espiritu De este modo, ef principio esencial del movie miento reformador fue el misino que inspiré todo cl desarrollo de la legislacin canénica en el Medi vo y en los tiempos modemos, a saber, la reafirma- cin de la Iglesia como una sociedad espiritual libre ¥y universal bajo la soberania de la Sede Apostolica, con su propio cédigo de leyes y su sisterna legislati- vo y judicial independiente. Mas, debido a las par- ticulares circunstancias de la sociedad medieval, no cera posible mantener este principio sin asegurarce un cierto grado de control ¥ respansabilidad respec- to del poder temporal. Dada la concepei6n unitaria de la sociedad cristiana, el programa de los refor madores requeria poner al papa en lugar del empe- rador como jefe de facto del pueblo cristiano y lider y,juez supremo de la cristiandad Desde el punto de vista moderna, hay un abismo inmenso entre estas dos vertientes de! programa re- formador, pero los reformadares no se daban cuen- ta de ello, pues vemos en sus escritos que ambas pretensiones, la de fa libertad espiritual y la de la su- premacia sobre la potestad temporal, eran conside- 250 {LACULTURA OCCIDENTAL CRISTIANA radas como partes inseparables de una tinica totali- dad. Asi, en las famosas proposiciones conocidas como los Dictatus Papae que parecen haber sido re- dactadas por el mismo Gregorio VII en 1075, encon- tramos demandas como la del derecho del papa a usar insignias imperiales, deponer emperadores y exonerar a los sitbditos del juramento de lealtad a gobernantes injustos, las cuales quedan estipuladas en el misino nivel de los principios esticramemte ccanénicos, como los de Ia autoridad suprema de la Santa Sede, la irreformabilidad de los decretos papa- {es y el poder propio del papa de deponer y absol- ver obispas. De manera analoga, los escritores del partido im- perialista no se limitaban a defender las prerrogati- yas puramente politicas del poder temporal o a re- cusar el derecho del papa a deponer gobernantes o a usar las armas contra sus adversarios. Ellos reclama- ban para el emperador el derecho de intervenir en asuntos puramemte eclesidsticos, no solamente en la designacién de obispos, sino aun en los asuntos de! papado, de tal suerte que el emperador venia a ser la iltima instancia en ef gobierno de Ia Iglesia, atri- buyéndole el derecho de controlar la eleccién del papay de deponerlo, si éste llegara a hacerse indligno, ‘como sucedis en el eélebre caso del Sinodo de Sutri, cuando Enrique IM desconocié a los tres preten- dientes al pontificado y nombré en su lugar a su pro- pio candidato, De este inodo, la lucha entre el Imperio y el papa- do en relaciin con las Investiduras qued6 envuelta en una inextricable confusion que hace extremada- ‘mente dificil para ef moderno estudioso juzgar equui- tativamente ambas partes. Es un profundo error pro- yectar en la historia de fa temprana Edad Media la TGLESIAVESTADOENLAEDAD MEDIA 351 oposicién entre las pretensiones de las monarquias nacionales y la jurisdiccién universal del pontfice romano que fue caracteristica de Ia época del Rena- cimiento y de la Reforma. El Estado que Gregorio Vil y sus sucesores tuvieron que enfrentar no fue el modemo Estado politico con sus ideas de adminis. tracién centralizada y su fuerte conciencia naciona- lista, sino més bien la vieja wadicién del Impenio cristiano de Carlomagno y Otén con sus pretensio- nes universalistas y su ideal teocrético. Fue cabalmen te hasta que la Iglesia reclamé su derecho a vivir libre del control secular cuando el Estado se volvié cons ciente de su justa misin y pudo afirmar su propia autonomia politica. La restauracién del derecho romano, que desem pefid un papel determinante en el renacimiento politico y el desarrollo de! Estado europeo, fue ella misma continuacién y resultado de la actualizacion del derecho candnico que acompaié al movimiento reformador. El renacimiento del derecho romano nunca fae visto como un peligro por parte de Ia Iglesia romana; por el contrario, el papado fue el primero en asimilar los principios del renacimaiente juridico y hacer de ellos un invaluable instrumente ppara llevar a cabo la tarea de una legal reorganiza cién y centralizacion de los asuntos eclesiasticos Los civiles y los eclesissticos no eran entre sini ene migos ni rivales; eran aliados en la tarea de raciona liza y clarificar el complejo embrollo de relacione politicas y religiosas en que estuvo atrapada la socie dad medieval. En efecto, los ereadores cel nuevo Es tado y €l nneve derecho eran ellos mismos hombre de Iglesia, por ejemplo, Roger de Salisbury, Huber Walter y Henry de Bracion, en Inglaterra. ‘Mis an, fa ley romana era considerada come 82 ‘LA CULTURA OCCIDENTAL CRISTIANA, amis proxima a las Leyes ecleséstcas que a late usual del Estado feudal en palabras de on pimione Jurista, aquella ley era una cosa sagrada pr anete Sime ¥ Joan de Salisbury jurga el intento del vey Esteban de suprimir Ia ensenanca del derecho re. ‘mano en Inglaterra como tn acto de sterflega Ura fa semejante a Ia destraccion de los Libros de la Lay por el rey Anoco. Ei profesor Clement Wed Esta isin del derecho romano como una cosa agrada se enina con el prof semi que dene Jaane Signifeacton exprital deh onda de Ia aaeaey tana bajo romana une ya poteal aon tersal del suceoe de Pedvo, come tna erdenanea lh ‘ns conte is enncas Sears defo dts ris bien que en la azn pen la revchacion Bs cierto que el Imperio, no menos que la Iglesia, estavo en favor de este ideal de unidad, y que el de- echo romano pudo haher sido usado por el Impe- rio como arma en sus conflictos con el papado: de hecho, asi lo utiliz6 uno de Jos primeras panfletistas antipapales, Pedro Crasso de Ravena; con todo, la verdadera fuerza de la posicién imperial residia en Ia atraccion que ejercian los ideales teocraticos de la monarquia carolingia, ademas de que el nuevo Im- Perio era tan totalmente germinico y aromano en Su constitucién y tradicién, que la genuina tradi ci6n juridica del antiguo Imperio representada por ol Gorpus Juris permaneci6 totalmente ajena en esp- rita al nuevo Imperio. 2.6. Webb, “The Poliratics of John of Salisbury” en Church Quartety Review, vol. L391, 1911, p. 341 IGLESIAYESTADO ENTAEDAD MEDIA. 258 La Iglesia romana, por otra parte, most una real afinidad y simpatia con las tradiciones del mun- do fatino civilizado, y desdefaba al Imperio germ nico como a un poder extraio y birbaro. Un buen, jemplo de esta actitud puede verse en Bonizo de Sui, uno de los principales canonistas italianos y partidario de la reforma gregoriana, Como apunta M. Foumier: Rate entusiasta gregoriano profess una genuina adm ‘racin por el lmperio, no por el Imperio de los carolin- ‘gs y sus sucesores, sino por él Imperio de Ia Antigtie- fad, Vee) Imperio romano como un monvmento gigantesco erigido por los antepasados que difundieron Tn gloria de Hala por todas partes, y contrapone esta gloria al Estado del Imperio de su tiempo, arruinado por Ta deplorable anarquia en la cual sus amos germanicos lo han dlejado caer. Barbas seri ef suis nom situ lg dus [srve a los barbaros y no usa sus propias leyes)* Asi, fue el papado y no el Imperio el que primera: mente revivid y aplicé Ia ciencia juridica a la tarea del gobierno, El desarrollo de la ley eclesiastica sobre principios cientificos por obra de Graciano y sus st cesores brindé a todo el sistema del gobierno eclesias- tico una bate legal y racional que el Estado medieval ain no tenia, Mientras que éste buseaba a tientas los rudimentos de un ordenamiento administrativo, la Iglesia ya se habia constituido como una sociedad internacional organizada, con un gobierno centrali- ML Fownier,y Le Bras, Mier dis Collis compas om eaident, p18 Comparese con Is noble oda heraciana de Al fang de Salerno a Hidebrando, el representante dela grandes fe Roms ante tar fuereis de la barbarie: Onicpad Ww Maria fprus/ undue abies gent / Mama nee malt Vet mnie Jave [is con moderada voz haces Yo que eh oto tiempo hieieron ‘Mario y julio con sangrientas gucrrash co LACULTURA OCCIDENTAL CRISTIANA zado, un eédigo de byes escrits yun elaborado ss tema juiadiccional de apelacion y de ambleas le- sistas y representatives El resulado de dicha restauracin fue hacer del papado un poder efecivo en lav pibica de Eu fopa y torgarle un prstigio internacional que so. brepauata con mucho al depen y le rade rein feudal ‘Aum en aus mejores dias bajo Carlomagno, Oxén o Enrique ll, el poder del Imperio repossba, en tkima Insancia en la fuetza milan, fue incapar de extender su iafluenciaefectiva sobre Italia sin el recurso de reiteradas expediciones militares que presentaron el earicter de invaiones birbaras La Superiovidad del papado, por oto lado, era moral ¢ intelectual yfos poderes que Hocharon contra € fe. ron ineapaccs de resists presigio espivtnal, Mientas que el Sacro Impento eomano, perdié gradualmente su antigua posicion como represen: tante de fa unidad de la eistiandad y se convitis en una masa inmancjable y desoyganivada de territe- vos feudales, el papado se comtio en Ia cabeza del roundo cristiano en todo el sentido dela palabra y ejerci6 una efectiva autora poiica sob fos pce blos de Furopa occidental Ese autoridad no estaba Confinada a i esfera ecesistiea, sino que se exten dia todos los aspectos de Ia vida soctly la ctv dad humana. Jurgo los asuntos de los reinos, org nin6 Tas ceutadas contr los infeles Tos herejesy excomulg y depuso a gobernantes que wansgredic. ron los derechos de in eristandad, De hecho, el papado medieval combin6 dos fun- ciones disinias aunque relacionadas, El papa esti tamente habland, gobernaba la Igesiay pes ert el spresentante de Pelroy el jefe des iort mats ele: (GLESUAY ESTADO EN 14 EDAD MEDIA sigstica, pero era también el lider y el juez de sociedad cristiang en un sentido amplio; era cx ef presidente de una especie de liga europea de a: ciones y la suprema autoridad en derecho inter- nacional, Este doble aspecto del papado medieval obticne su més completa expresion en el pontificado de Inocencio Il, quien es considferado con frecuen como ¢] ads grande de los papas medievales, Por una parte, con é] culmin6 la organizaci6n de la Igle- sia medieval de conformidad con los principios de I2 nueva legislacién canénica, y el gran Concilig < Lewan de 1215 marca el triunfo final del prose de reforma eclesidstica que habia sido iniciado bajo Le6n IX y sus sucesores; mas, por otra parte, € ers quien gobernaba la cristiandad y quien realizé c ideal de unidad de la civilizacién cristiana bajo una sola cabeza, de manera mas completa y efectiva que Carlomagno y Otdn el Grande En palabras de la Biblia que él mismo toms como texto de su sermén el dis de su consagraciém, fue “constinuido sobre las naciones y sobre los re para arrancar y romper, para destruir y dersibar. p Ta construir y plantar...” El juzg6 entre nacion Nacién, entre reyes y pueblos, entre rivales preten dientes al Imperio, entre el rey de Francia ¥ « de Inglaterra y entre este sltimo y sus stibdites = beldes. Sin embargo, estos dos aspectos de la 2ute ‘ad papal, el mismo Inocencio TIT no lograba dis gitirlos adecuadamente segiin su principio y especie Tespectivos. Ambos eran derivados de la prerroz vva del papa por ser Vicario de Dios en Ja tier. palabras de Inocencio, el papa era el juez del = do, “puesto entre Dios y los hombres, debajo Dios y encima de los hombres": él es el represen. 6 LACULTURA OCCIDENTAL CRISTIANA tante de Aquel a quien pertenece Ia tierra cou todo Jo que contiene y toclos sus habitantes, él, como sa- cerdote segiin el orcien de Melquisedec, es al mismo tiempo sacerdote y rey que reiine en su persona la plenimd de todo poder y autoridad. Es obvio que un concepto tan amplio de la autori- dad universal del papa deja muy poco espacio a la moderna distincion entre los dos éxdenes y socie- dades auténomas, a saber, el Estado y la Iglesia. Mas ya se ha sefialado anteriormente que la concepeién ‘medieval de la sociedad cristiana era esencialmente ‘unitaria. El Estado y la Iglesia no eran dos organis- mos independientes, sino dos drdenes o funciones diferentes de una sola sociedad de la cual el papa era la cabeza; con todo, ello no queria decir que es tos drdenes fueran idénticos o se confundieran. Et principe renfa su propia fancién en la sociedad cris Gana y sus propios derechos dentro de la esfera del ejercicio de éstos. La del pontifice era una auwori- ica que wascendia a la del rey sin Esto es lo que ¢) papa quiere decir cuando replica a la protesta de Felipe I contra su intervencion en la disputa con el rey Juan. El dice que no juga so- bre feudlos, sino sobre pecados. En otras palabras, interviene en una disputa politica porque estan en juego cuestiones morales de las cuales debe cuidar ‘pot mandato divino, Sin embargo, esta distincién no implicaba lisnitacién alguna sobre la plenitudo ppotes- tatis del papado, ya que de acuerdo con la mental dad de los medievales el oficio real era esencialmen- te de indole moral. El rey, como el sacerdiote, era un oficial en Ia tinica sociedad cristiana, bien que su of cio era esencialmente inferior y limitado a los asun~ os temporales. Consiguientemente, el poder secular IGLESIAYESTADOENLAEDAD MEDIA 257 era poco mas que un débil reflejo del poder espiri- tual, A este respecto podemos citar nuevamente 2 Inocencio IIL ‘Como la kuna deriva st hz del sol pues &s inferior a él tanto en cantided como en ealilad, en posicion y en. cfectividad, ast arnbién el poder veal deriva el esplen- or de su dignidad del poder del papa... Los princi pes y ls reyes tienen cada cual sus provincias o reinos Separados, mas Pedro es supremo sobre todos por igual por la amplitud y plenitud de su potestad. pues él es el Vicario de Aquel que es dueiio del universo..." Cristo dejo a Pedro no solamente el gobierno de la Iglesia universal, sino el de tod el mundo.* Aqui, la pretension papal parece desbocdar Jos lites ene as exeras epi y tempera yom render wna sapremacia absolutamente universal fue es estictamente teoerstiea. Sin embargo, esta Suposisn esta implicitaen Ta famosa imagen de san Bernardo de tas “dos espadas, las cuales pertene fen por derecho a Pedro, aunque el uso de Is espa dla rrterial se delega al Estado para ejercerlo bajo Iadserecion dela Iglesia ad muti soc fa Ui Go del sacerdotel Este pasje es somamente sigtit- tativ, ya que san Bernardo no era en modo alguno tn “eur en ot sentido reciente de esta palabra, Era Seudamnente conseiente dela mundanidad ycoreupe tion a que estabn expuesta [a Iglesia de #0 Bempo y de las tentaciones 68 ambicign y avaricia que acon pafaban al creciente poder de la varia romana. Pe Forno obstante sus fameas critics, no hay deFensor Mig, ovo, ce, col 377 ‘ta, sl. O30 0. 101. 1 Tha, woh. set, col, 759. 28 LA CULTURA OCCIDENTAL CRISTIANA mis ferviente de las prerrogativas del papado que san Bernardo. ‘Los polemistas antipapales suelen utilizar el pax saje del escrito De Considevatione, en el cual él exhor~ taal papa a considerarse como uno de los obispos y ng como su patrén, y a fa Santa Sede como la ma dre y no coma la dueha de las Iglesias. Este pasaje, tomado en su integridad, es quizi la mas sublime expresion del ideal de [a supremacia del poder cespiritual que se haya escrito, papa debera ser el martlo deo tranos padre feos ress el dipemsador de lees yeSnones Ta Lr dl tno, el Vicario de rity ef Gro del Se ory, o hime de odo, el ios de Faraon,Emtended Ielave igo, Cuando el poder ta maka van de 1a mano, debemosreena par aga mie que him mo Que u rsa et ore aquelig que obra ena Queraquel que no tee a tor hombres tere # adn elanems fet ra Que quem incre en tvedlen plese que mcutre en Bano deat hor Brevsnoen trade Dios! Esto expresa claramente la preocupacién funda- mental que determiné la actitud del catolicismo medieval respecto de las relaciones entre la Iglesia y el Estado: Ia necesidad de disponer de cierto poder para defender la causa de la justicia y de la Ley de Dios contra las fuerzas dle Ia violencia y el desorden que se desataron en la Europa medieval. Esta mis- ma preocupacién domina toda la vida de Grego: rio VITy encuentra una patésica expresion en las cartas de este gran pontifce, Sin embargo, no debe- mos cerrar los ojos a los aspectos menos nobles * San Bernardo, De Cansei, IGLESIAVESTADOENTAEDAD MEDIA 250 materialistas del ideal teocritico que dan motive para justificar las criticas de sus enemigos. En el s gle XI la causa del papado fue defendida no slo por el desinteresado idealismo de Gregorio VIl, sino por el burdo y odioso fanatismo de un Manegoldo de Lutterbach y, en periodo posterior, por los apo: logistas de Ia plenitudo potestatis papal, quienes no se limitaron al elevado piano espiritual de san Bernar do, sino que recurrieron a la falsa “donacién” de Constantino* con el intento de dar base legal a una pretensidn que, en su esencia, tascendia toda la es fera politica y requerfa una justificacién religiosa, s es que podia ser justificada en algin sentido. El hecho es que durante la primera parte de Ia Edad Media hasta el surgimiento del tomismno se daba una inescapable confusién entre el orden espi- imal y el temporal, fa cual llev6 aun tragico malen- tendido ya muchos conflictos. La lucha entre el pontificado el Imperio no fue una lucha entre la Iglesia y el Estado secular, tal como los vemos hoy Era un conflicto entre dos formas paralelas de un mismo ideal, entre el ideal de un Imperio teocrit coy el de una Iglesia teocritica, cada uno de los cuz Tes se inspiraba en la vision de una sociedad cristiana ‘omnicomprensiva, la Ciudad de Dios en la terra, No es necesario sefialar cuin grande era el abis- mo que separaba esta grandiosa vision de un orden universal de la anarquia semibsrbara de la Europa feudal. Y la tragica ironia de tal contraste aumen: taba por el hecho de que estos confiictivos idealis mos eran frecuentemente utilizados para servir a intereses y ambiciones egoistas, Gfi.G, Dawson, The Mating of Eur York. 1956, p.224 (TJ leridian Books, Neer

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