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Clay Blair, Jr. superviviente de los Andes La historia inverosimil de 16 muchachos perdidos en las nieves de los Andes durante 70 dias de horror y obligados a comer carne humana para sobrevivir. Roberto Canessa, el estudiante de medicina, fue el primero en aludir el tema delicado y penoso, pero ldgico, de buscar un remedio a la muerte por hambre. Hablé de ello en tono frio y cientifico, sin forzar demasiado la nota, pero explicando a sus compafieros que todos ~ estaban acabéndose lentamente por falta de alimento y carencia de proteinas. Era poca la esperanza que podian concebir en cuanto a encontrar la seccién de la cola. Pero, aun cuan- do lo hubiesen logrado, gcudnto tiempo les po- dria durar el alimento que encontraran alli, si encontraban alguno? Seguramente no podria bastarles hasta que terminase la primavera, cuando las nieves empezaran a derretirse y hu- biera alguna posibilidad de salir de alli. De ellos dependia: vivir o morir, ésta era la al- ternativa. Habia en el “cementerio” diez caddveres con- gelados. Descartando los parientes —la madre y hermana de Parrado, y el sobrino de Methol, Francisco Abal—, quedaban siete. Estos siete cuerpos podrian proporcionarles proteinas su- ficientes para durar, por lo menos, un mes y acaso mds, aunque eran veintiséis los supervi- vientes. Para entonces, seguramente, ya se ha- bria derretido la nieve... Y ast fue como llegaron a una decisién... Eseaneado oon CrnScannet Clay Blair, Jr. supervivientes de ios Andes Editorial Diana MEXICO la. Edicién, agosto de 1973 fa. Impresion, octubre de 1974 Titulo original: survive! — Traductor: Andrés Ma. Mateo, Doctor en Filosofia — perecnos REsERvAbOs © — Copyright ©, 1973, by Clay Blair, Je. — Edicién original en inglés por Berkley Publishing Corpora- tion, New York, N. Y., U.S.A. — Copyright ©, 1973, por EprroRIAL Dy’ & * = Roberto Gayol 1219, Esq. Tlacoquemécath México 12, D.F. — Impreso en México — Printed ip Mexico. Prohibida la reproduccién total o parcial 4m autorizacién por escrito de la casa editora Eseaneado oon Can Fred Eleanor Eseaneado oon CrnScannet yaw ~ Sowa i. 12, B, 14, Ls. 16. Ms 18. 19. 20. 21, 22. 23, 4. 25. 26. Contenido Pasaje barato para una boda El mejor equipo, técnicamente Alegre reunién en Carrasco . Gilberto Regules: una serie de wnincidencias curiosas . EI avién, estupendos la » tipulacion, sengliss al pa- recer 3 Una expedicién ‘nocturna fuera de pigenanna : “Habia perdido el respeto a los Andes” El tobogan siniestro # a4 # % Llamaradas de esperanza que se desvanecen . Literatura clasica al revés i Nueve muertos, ocho desaparecidos x El SAR: optimismo en piiblico, pesimismo en privado . Ingenio, religién, desesperacién EI duefio del Tinguiririca . Decisién de vivir Sepultados en vida . ° Esfuerzo inutil en la cola del : avién . ¢Un valle verde al oeste? . Una cruz en la nieve . Pistas convergentes . Nervios en ascuas . Un rescate sensacional En intima comuni6n : Cumplimiento de una ultima siplica 2 “zQué habria hecho usted?” . Lista de pasajeros . 129 139 153 163 175 185 195 205 217 229 245 265 - 285 . 299 311 315 Eseaneado oon Can Pasaje barato para una boda Héctor Mariani, contador publico de 54 afios, y su esposa Graciela, doce afios mds joven que él, recibieron noticias importantes a fines de septiembre de 1972, en Montevideo, Uruguay. Su hija mayor, Maria, iba a ca- sarse hacia el 15 de octubre. Si el tiempo y las circunstancias hubieran permitido que la noticia les legase doce afios antes, la habrian recibido con alborozo, naturalmente. Los Mariani, en plan de prosperidad entonces, como la mayor parte de los uruguayos de clase media, habrian elaborado planes solemnes y fantdsticos para una ceremonia inolvidable. Pero ahora corrian tiempos distintos. Muy distintos. Hacfa doce afios, Uruguay, la mds pequefia de las naciones sudamericanas, era una especie de utopia pas- toral y venturosa. Su territorio —mas o menos de la ex- tensién de Dakota del Norte— goza de un paradisiaco clima templado, en que no se conoce el hielo ni la es- carcha. Su suelo, enriquecido por el rio de la Plata, es il Eseaneado oon CrnScannet 12 CLAY BLAtR, yg ideal para pastizales. Los primitivos colonizadores espa- fioles dividieron la tierra en inmensas estancias me Pa chos—, en que criaban ganado vacuno y bovino, Al ran los aftos y las décadas, los espaiioles, y después ae guayos, se hicieron ricos exportando lana, pieles y carne procesada a la Gran Bretana y al resto de Europa. A diferencia de la mayor parte de los paises hispa- noamericanos, no habia dictadura militar en Uruguay Al contrario, los présperos ciudadanos de esta nacién, que tenfan tiempo de sobra para dedicarse a los escarceos de la politica y realizar experimentos con organizacio- nes gubernamentales, tuvieron el brio para crear un sis- tema de gobierno progresista, enteramente democratico y totalmente libre. Uruguay establecié desde hace mucho tiempo lo que entonces se consideraban reformas sociales radicales: jornada de ocho horas, atencién médica gra- tuita, ensefianza obligatoria, pensiones liberales para los enfermos, imposibilitados y ancianos. Ademis, el go- bierno, establecido en la unica gran ciudad de Uruguay, Montevideo, contraté los servicios de centenares de mi- Ilares de personas para que administrasen los diversos programas sociales, fomentando asi Ja economia y crean- do una gran clase media. Consecuencia de todas estas actividades, fue que Uruguay alcanzé el segundo lugar en cuanto a nivel de vida en América del Sur, y su in- dice de analfabetismo era uno de los mis bajos del continente. Mientras hubiese una demanda intensa de lana, pie- les y carne de res procesada, todo iba viento en popa. las mil maravillas. Pero, inevitablemente, los urugua- yos empezaron a flojear, dejindose llevar por la dulce pereza. Se aficionaron a la costumbre regalona de la Siesta, establecida por los grandes de Espafia de los ten pos coloniales, y cerraban tiendas y establecimientos C¢ negocios desde el mediodfa hasta las tres de la tarde. Se repantigaban a saborear sus prolongadas comidas de mediodfa y de la noche, en las que consumfan gran los uru- Eseaneado oon CarnScannet SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 13 variedad de platos de carne y trasegaban respetables cantidades de vino. Durante el verano (que se extendia de diciembre a febrero), poblaban bulliciosamente las playas que bordean el rio de Ja Plata desde Montevi- deo a Punta del Este, ya en el Océano Atlantico, donde todo el mundo podia permitirse una casita de campo. A mediados del decenio de 1950, el alcizar utépico uruguayo comenzé a desmoronarse. El desarrollo de ma- teriales sintéticos redujo bruscamente la necesidad de grandes exportaciones de lana y pieles. Sus vecinos ar- gentinos, que habian ido mucho mis adelante que los somnolientos uruguayos en el arte de criar ganado, con- quistaron gran parte del mercado tradicional uruguayo le carne. La econom{a del Uruguay entré en barrena, provocando la inflacién rabiosa y una escandalosa de- valuacion del peso. La clase acaudalada, ‘que controlaba las estancias (y las industrias relacionadas con ellas), trasladé6 sus fortunas a los bancos norteamericanos y suizos, contribuyendo de esta manera a debilitar mds todavia la economia. Los uruguayos son gente simpatica, amistosa, cdlida y acogedora, amante de la diversién y enemiga de las malas noticias. Consecuencia de este temperamento suyo, fue que tardasen mucho tiempo en hacerse cargo de la realidad econdmica. La vida siguid deslizindose a su paso lento y sin prisas. La mitad de los tres millones de sus habitantes siguieron en las néminas. del gobier- no o disfrutando de sus pensiones. Al caer la noche del viernes, todo el mundo seguia precipitandose hacia las playas para absorber avidamente el sol y tratar de olvi- dar, dejando atrds las calles desérticas de Montevideo. En 1971, Uruguay era una verdadera escombrera eco- némica, y su indice de, inflacién era uno de los mas elevados del mundo. El gobierno abatié sus vuelos, aunque ya demasia- do tarde quizd. Impuso controles de salarios y precios, castigando las infracciones con severos castigos. Con Eseaneado oon CrnScannet : CLAY BLAIR, yp. objeto de equilibrar las importaciones con las exporta. jones, embargd bienes y_ articulos ‘ujO, Como auto. Sats cigarrillos, whisky, vinos y licores. Los uru- me ae in! podian prescindir de estos articulos, y se Aeseneadend una imponente operacién de contrabando, La corrupcién se extendid por los numerosos sectores de la hipertrofiada burocracia gubernamental, La clase media joven de Uruguay —€specialmente los estudiantes de universidad— comenzaron a organi- zarse para protestar ante las sombrias perspectivas eco- némicas que encapotaban el porvenir. Romdnticamente se apellidaron Tupamaros, nombre que tomaron del cé- lebre caudillo inca del Pert: que se sublevé contra los colonialistas espafioles en el siglo XVII. Al principio se limitaron a hablar y a celebrar manifestaciones para dar gallarda muestra de si. Pero después se dedicaron a asaltar bancos, secuestrar diplomaticos extranjeros, po- ner petardos en establecimientos industriales extranje- ros y, finalmente, se entregaron al asesinato. El ejército uruguayo, fuerza integrada por unos 11,000 hombres que tradicionalmente siempre habian estado alejados de todas las tensiones y politiquerias na- cionales, abrigaba la esperanza de que las autoridades civiles se bastasen y sobrasen Para exterminar a los te- troristas. Cuando se vio claramente que esto no iba a ser posible, el ejército salié a escena e implanté la ley t marcial. Los soldados atraparon a la mayor parte de los Tupamaros, y sus lideres fueron a parar a la carcel. Otros se exiliaron en Chile, nacién que tenia relaciones inti- mas con Uruguay. Desde 197] el ejército uruguayo ha sido el poder central del pais, manteniendo un simula- cro de ley y derecho, Todos los uruguayos se sintieron sobresaltados y es- ‘remecidos por esta conmocién nacional, que venia a perturbar el j¢manso sereno de su vida. Los Mariani mds que nadie. Al igual que los demas uruguayos, ha- ‘an visto cémo mermaba drésticamente el valor de Escaneado oon CarnScannet SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 15 sus pesos. Su nivel de vida, antes holgado y hasta cle- gante, como el de la mayor parte de las familias de la clase media uruguaya, fue descendiendo hasta costarles trabajo terminar cl mes con el presupuesto corriente. Suprimieron todos los gastos superfluos. Ademas, tenian un motivo especial de preocupacién: su hija mayor, Maria, se habia afiliado a los Tupamaros. Cuando el ejército empez6 a sentar la mano a los elementos inquie- tos, huyé a Chile. Por estas razones, y otras que no son del caso men- cionar, la noticia de que Maria iba a casarse no les pro- dujo precisamente un jubilo desbordante, sino que vino a crear problemas al hogar de los Mariani. Su hija no podia volver a Montevideo para celebrar alli su matri- monio: podia capturarla la policia y acaso la metiesen en la carcel. En consecuencia, si Héctor y Graciela que- rian asistir a la boda, no tendrian mas remedio que tras- ladarse a Santiago, aventura bastante cara, porque no les iba a costar menos de cuatrocientos ddlares, en su mayor parte por gastos de avidn. Tal como estaban las cosas, sus hermanos, Carlos, de 20 afios y Gustavo, de 17, tendrian que quedarse en casa junto con su herma- nita Rosario, de 12. Habia una manera posible de ahorrar bastante di- nero en el pasaje aéreo, y Héctor la conocia. La pequefia fuerza aérea uruguaya, de 2,000 hombres, operaba unos cuantos transportes en vuelos regulares, no sdlo dentro de las fronteras de Uruguay, sino fuera del pais, hasta Brasil, Argentina y Chile. La fuerza aérea cobraba con- siderablemente menos que las lineas de aviones comer- ciales. El viaje redondo de Montevideo a Santiago cos- taba sélo 38 ddlares por persona, y el jet comercial no cobraba menos de 120 por el mismo trayecto. Héctor Mariani se dirigié a la oficina de reserva- ciones de la fuerza aérea, TAMU (Transportes Aéreos Militares Uruguayos). No fueron noticias precisamente agradables las que le dieron alli. La TAMU sélo reali- Eseaneado oon CrnScannet 16 CLAY BLAIR, jR, zaba vuelos a Santiago cada dos meses, el miércoles ter- cero del mes: febrero, abril, junio, agosto, octubre y diciembre. El avién regresaba al dia siguiente. Si los Mariani se decidian por los ‘Transportes Aéreos Milita- res Uruguayos, tendrian que optar entre detenerse sdlo veinticuatro horas en Chile o dos meses, alternativas igualmente inaceptables para ellos. Entonces Héctor se enteré por un amigo de algo que le Ilené de alegria: un grupo de jévenes —algo asi como un equipo deportivo— habia organizado y pagado un viaje especial de TAMU a Santiago. La cosa no tenia nada de extraordinario. La fuerza aérea continua- mente estaba preparando viajes para grupos deporti- vos y civicos o para cualquier organizacién que pudiera permitirse pagar el flete. Estos vuelos especiales propor- cionaban ingresos extra a la fuerza aérea, con los cuales podian entrenar a los nuevos pilotos, mientras otro pa- gaba el combustible por dia y por depreciacién. El aparato fletado iba a partir de, Montevideo, segin averigué Héctor, el jueves 12 de octubre, por la mafia- na. Si lograba plazas en el avién, podrian volar a San- tiago con el equipo ese dia, y regresar el 19 de octubre en el vuelo regular de la TAMU. Esto representaba para ellos una semana en Santiago, incluyendo el dia de la boda. Perfecto, tenfan un pasaje barato para una boda. Héctor volvié lo mas aprisa que pudo a la oficina de reservaciones. Alli le dieron una mala noticia: sélo disponian de una plaza. Con la esperanza de que por lo menos uno de los dos pudiese estar presente en. la ceremonia, pagé el asiento extra para su mujer. Ella estaba encantada. Le gustaba mucho volar y estar{a pre- sente en la ceremonia. Cuando comunicé sus planes a los parientes y amistades, la colmaron de la clase de regalos de boda que mas utiles podian resultar a Maria y a su futuro marido, y més faciles de llevar en la maleta de Graciela: dinero, No quiso decir a Maria que iba. Querfa darle una sorpresa. Eseaneado oon Carnscannet Montevideo 4 ARGENTINA ge PATO: 53 y El mejor equipo, técenicamente Alla por los tiempos utépicos de 1955, un grupo de familias de la clase aristocratica de Montevideo, la ma- yor parte de las cuales residian en el suburbio elegante de Carrasco, se reunieron para solucionar un problema: comun. Todos eran catdlicos conservadores —rancheros,” médicos, abogados, arquitectos, hombres de negocios—, que estaban descontentos con el sistema vigente de es- cuelas publicas. Les preocupaba que sus hijos no reci- biesen una educacién acendradamente religiosa; ya eran demasiados los valores tradicionales conculcados o des- terrados por las poderosas influencias extranjeras que dominaban Uruguay. Lo que estaba necesitando Carras- co, segtin ellos, era una escuela privada catdlica, que metiese en cintura a los nifios, de conformidad con las caracterfsticas del centro escolar de los Hermanos Cris- tianos de Buenos Aires, localizado a unos 200 kiléme- tros, m4s o menos, aguas arriba del siempre hermoso rio de la Plata. 21 Eseaneado oon CrnScannet 22 CLAY BLATR, JR, Al cabo de cierto tiempo, este grupo envié una de. legacién a Buenos Aires, con la idea de atraerse a los Hermanos Cristianos para que abriesen una escuela en Carrasco. Los Hermanos Cristianos, perteneciente a una orden irlandesa fundada en 1802 por Edward Rice, reci- bieron con afecto y entusiasmo a la delegacién. Tras numerosas propuestas y contrapropuestas, los hermanos accedieron a abrir un centro escolar en Carrasco. Las clases primeras se impartieron en un edificio habilitado temporalmente para la escuela cerca de la playa. Por esto se Ilamé Stella Maris, o sea, Estrella del Mar. Los padres de familia que iniciaron este ambicioso proyecto no podian estar mas satisfechos de los resulta- dos. Profesaban verdadera admiracién a los Hermanos Cristianos, veian con buenos ojos sus métodos docentes y dieron su visto bueno al plan de estudios, Los herma- nos estaban convencidos de que los deportes eran algo esencial para lograr el desarrollo perfecto del muchacho hasta convertirse en hombre. Por este motivo, la jorna- da escolar se repartia entre las actividades de clase y los deportes por partes iguales, El inglés, el francés (que antafio fuera el segundo idioma de la clase superior de Uruguay) y la religién, eran cursos obligatorios en las aulas. En la pista deportiva, los hermanos preferfan el rugby. El juego del rugby, del cual derivé el futbol norte- americano, tuvo su origen en Inglaterra. Hoy el equipo de rugby consta de quince jugadores. El objeto es, como en el futbol norteamericano, hacer pasar el balén por la linea de gol contraria. Un touchdown vale cinco pun- tos. El gol de campo vale dos. El partido se juega en dos periodos de cuarenta minutos, separados por un intermedio de diez. Cada equipo tiene derecho a dos © tres reservas (segiin dispongan los reglamentos locales), ue sdlo pueden entrar a jugar para sustituir a juga- lores lesionados. Los demas tienen que estar jugando los ochenta minutos, Los jugadores de rugby Mevan bo- Eseaneado oon CxnScannet SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 23 tas especiales con tacos, pero no se permiten mullidos ni proteccién de ningun género. Es, sin duda alguna, el mds duro y violento de los deportes de equipo. El jugador verdaderamente entre- gado a su equipo tiene que conservarse siempre en mag- nificas condiciones f{sicas para resistir los choques bru- tales y estar corriendo sin parar casi los dos periodos de cuarenta minutos. He aqui lo que dice un jugador de rugby: —Los Estados Unidos se apoderaron del rugby y lo convirtieron en un deporte altamente cientifico, con su forward ‘pass, sus gruesos mullidos de proteccién, sus equipos ofensivos y defensivos y sus frecuentes sustitu- ciones. El rugby puro, tal como hoy se juega, sigue sien- do el deporte rudo y peligroso que fue desde el princi- pio. Hay que jugar el partido entero. No se va a buscar a nadie mas que al hombre que lleva el balén. Algunos jugadores se convierten en verdaderos monstruos en la cancha. Sueltan patadas a diestra y siniestra, golpean al Tegatear y tratan de abatir a los enemigos a base de le- siones, agotando sus reservas. Los jugadores salen del campo con heridas y magullamientos, con la nariz rota o la cara salpicada de sangre. Es como un combate cuerpo a cuerpo, y quiza peor. Unidos intimamente en el peligro, los jugadores se hacen amigos para toda la vida en la cancha. Pas6 el tiempo. El colegio Stella Maris ya no cabia en los locales y terrenos que habia venido ocupando con caracter temporal. Los padres de familia desencadena- ron una campafia para recoger fondos, y pronto hubo dinero suficiente para construir un gran edificio per- manente. Uno de aquellos padres de familia, el arqui- tecto Juan Manuel Pérez del Castillo, que muriéd al poco tiempo, levanté los planos del nuevo edificio. En 1961 estaba terminado. En afios posteriores, los hermanos fue- Ton afiadiendo mds aulas y construyeron un gimnasio. En 1972, el Stella Maris era una institucién floreciente, Eseaneado oon CrnScannet 24 GhAY Duara, yy con una matricula de 700 alumnos, todos ellos Catdlic, (u obligados a convertirse al catolicismo después de ser admitidos), todos cuidadosamente seleccionados y vesti- dos lo mismo, con su chaqueta azul marino, Pantalgén, gris, camisa blanca y corbata marrén. Sélo hubo una nota sombria en todo este Progreso constante e ininterrumpido. El 27 de mayo de [969 mientras bogaban en una pequefia lancha por el rio de la Plata cuatro antiguos jugadores de los Old Chris- tians, se formé una fuerte tormenta, la embarcacién volco y tres de los cuatro jévenes perecieron ahogados: Daniel Costemalle, Eduardo Gelsi y José Luis Lombar- ders. Aquella tragedia fue particularmente cruel para la madre de Daniel Costemalle. Su marido, abogado, na- dador célebre y famoso jugador de water polo, habia muerto hacia poco, dejandola al cuidado de sus dos hi- jos, Daniel y Gaston. Después del accidente, slo quedé Gaston, excelente jugador de rugby. Los graduados del Stella Maris, que después de dos afios de preparatoria en el colegio pasaban a Ia univer- sidad, no pertenecfan al equipo de rugby. A fines de 1964, los antiguos graduados organizaron con la ayuda de los Hermanos Cristianos un equipo al que denomi- naron Old Christians o Viejos Cristianos. Entonces, en- tre ellos y otros seis equipos de Montevideo, organiza- ton una liga formal, con el nombre de Unién de Rugby de Uruguay. Durante la temporada celebraban un par- tido cada semana. Al correr el tiempo, los Viejos Cristianos Iegaron a formar un club de grandes proporciones, al que per tenecian unos 300 miembros, entre jugadores y socios. El equipo se dividié en tres secciones: divisién A, divi- sién B y divisién juvenil. Cada una de ellas contaba con un numero de jugadores que oscilaba entre 15 0 20. Los muchachos empezaban por incorporarse a la divisién juvenil y luego pasaban a la B. Sélo los mas duros y capacitados integraban la divisién A. Eseaneado oon Carnscannet SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 25 La aficién al rugby fue progresando y los otros seis equipos de la liga se dividieron en secciones parecidas. Todos los sibados, las divisiones de los siete equipos jugaban unas contra otras. Los domingos jugaban pri- mero la divisiones juveniles, y luego se celebraba el gran evento: los partidos de las divisiones A. Estos ge- neralmente tenfan un publico de 3,000 personas apro- ximadamente, entre las novias de los muchachos, sus padres, amigos, otros jugadores de rugby, y naturalmen- te, los Hermanos Cristianos. Los Old Christians tenian un médico no oficial del equipo: era un fanatico empedernido, llamado Francis- co Nicola, de 40 afios, padre de cuatro hijos. Nicola, que en otros tiempos fuera campeon de natacién, era hijo de un médico que se hizo célebre en Montevideo mer- ced a un episodio extrafio y lamentable: se le muridé uno de sus pacientes, y un pariente de él, en un arre- bato de célera, descerrajé un tiro al doctor Nicola. No murié éste, pero la bala lo dejé paralitico. Tuvo que pasarse el resto de su vida en una silla de ruedas, vi- viendo a base de una pensién que le pasaba el gobierno y prestando atencién médica a cuantos acudian a él. El doctor Francisco Nicola y su esposa Esther, que también tenia 40 afios, generalmente asistian a todos los parti- dos que se celebraban en la divisién A 0 a la mayor par- te de ellos. Los Old Christians fueron convirtiéndose poco a poco en un equipo bien organizado y competente. En 1968 y en 1970 conquistaron el campeonato de Uru- guay. Lo perdieron en 1971, pero fueron invitados a Santiago, Chile, por los Old Boys, equipo formado en el elegante colegio inglés The Grange. Los Old Chris- tians se encontraron en Chile con una federacién de rugby mucho mas antigua y con muchos mds equipos (cerca de 24), que la unién de Uruguay. —Hablando en términos generales —dijo el presidente de la Federacién Chilena de Rugby, Patricio Campos—, Eseaneado oon CrnScannet FAY MELATR, yy 26 5 an un mal equipo, Pero, en los Old Christians no hacia 1971, los Old Boys eran mejores, . : Para muchos Old Christians, cl viaje a Chile de 197] constituyé6 una experiencia inolvidable. El avién tuvo que cruzar la mole imponente de los Andes, aventura desconocida para muchos de los viajeros. Ya en Santiago, fueron agasajados por todo lo alto con banquetes y vinos (el excelente vino chileno es famoso en toda His. panoamérica y hasta en el mundo entero), por los Old Boys. Muchos de los excursionistas tenfan puntos de vis. ta liberales y se inclinaban hacia la izquierda, por lo cual se mostraron fascinados con los experimentos mar- xistas de Salvador Allende, y Megaron a convencerse de que iba a ser necesario adoptar en Uruguay medidas por el estilo. Todos ellos cayeron muy en gracia y sim- patizaron efusivamente con los chilenos, gente acogedo- Ta y amistosa, como los uruguayos, y que compartia con ellos una positiva antipatia, si no animadversién, a los agresivos argentinos, habitantes del pais que los separa- ba. No sdlo los vinos chilenos, sino su magnifica cham- pafia, animé aquellas entusiastas relaciones entre las ju ventudes deportivas de las dos naciones amigas. Las lindas y desenvueltas muchachas, Ilamadas “Lolitas”, que conocieron en el cabaret Eve, y con las que bailaron el rock, acabaron de poner un tono de encanto maravi- lloso a la estancia en Chile de estos deportistas. De vuelta en Uruguay, los Old Christians esperaron el afio 1972 con una confianza desbordante. Todos esta- ban de acuerdo en que técnicamente, ellos constitufan el mejor equipo de la unién, El capitin del mismo, Marcelo Pérez, de 25 aiios, hijo del fallecido arquitecto que hiciera los planos del Stella Maris, era estudiante de arquitectur’ en la universidad. Oscar Viera, compafiero de equip? intimo amigo suyo, dijo de él: —En toda mi vida no he encontrado un bea que supiera cumplir tan bien con sus responsabilida es. Eseaneado oon CrnScannet SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 27 Era maravilloso e impecable, un lider nato, que Iena- ba de aliento y optimismo a todos los miembros del equipo. A lo largo del afio, los Old Christians se estuvieron entrenando concienzuda y metdédicamente, y celebraron muy buenos partidos. Pero cuando se acercaban a los finales, el desastre se abatié sobre ellos. Iban a enfren- tarse con el peor equipo de la unidn, el de Los Cachila. Los Ilamaban asi porque era el nombre que se da en Montevideo a los automéviles viejos 0 carcachas, como se denominan en otras partes. Era un equipo al que ya habfan aplastado anteriormente, por lo cual los Olds Christians se confiaron: demasiado. Los Cachila los de- rrotaron y, mohinos y alicaidos, tuvieron que conten- tarse con el subcampeonato. Aquella derrota fue humillante para ellos. Al ter- minar el partido, muchos Olds Christians quisieron aho- gar su tristeza con un coctel. fuerte, hecho de cerveza, vino y ginebra. Vestidos como estaban se tiraron de cabeza en una piscina, donde chapotearon a placer, y luego se Ilevaron a sus novias al cabaret nocturno Zum Zum, o al bar La Mascota. Unos cuantos se escabulleron sin decir nada hacia Punta del Este, en cuya playa te- nia un apartamento familiar la novia de uno de los jugadores. Perdieron el campeonato, pero todavia se abrian ante ellos perspectivas risuefias, Los Old Boys de San- tiago les habijan mandado una invitacién para otra visi- ta, Al presidente del club, Daniel Juan, tocé organizar todos los preparativos. Alquilé un avién de la fuerza aérea por unos 15 millones de pesos (1,500 ddlares), y se dedicé a llenarlo de Old Christians o fanaticos de su equipo, para realizar un viaje de ida y vucita, a 38 délares por barba, lo cual no constitufa precisamente una tarea facil. En Uruguay, el afio escolar dura de marzo a noviembre; el mes de octubre, muchos de los jugadores tenian que estudiar a fondo para presentarse Eseaneado oon CrnScannet 28 CLay BLAr Ry %, a los examenes de fin de curso. Por Otra parte, | Se x : » Tas ticias que llegaban aquel ajio de Chile no eran no: halagiiefias; se hablaba de huelgas y algaradas Vidlens a favor y en contra de Allende. Algunos padres creian conveniente que sus hijos se trasladasen all, ai 7 atmésfera tan poco tranquilizadora. vane Daniel Juan terminé por reclutar para el Viaje a 4] personas: 16 miembros regulares de la divisién A, con el capitan Marcelo Pérez, otros tres que iban en calidad de reservas, el médico del equipo, doctor Nicola con su mujer, y 20 socios y aficionados. Uno de los jugadores regulares del equipo, Roberto Jaugust, de 20 afios, era hijo del director de las oficinas de la KLM en Monte. video. Como tenia un pase familiar gratuito para esa compafifa aérea, arreglé las cosas para ir por su cuenta en un avion comercial. Daniel Juan no tomé parte en la excursién. No le interesaba porque acababa de pasar una semana en Buenos Aires, ayudando a su hermana, que iba a figurar en un espectaculo ecuestre. Al volver de alla y hablar del viaje a Santiago a su padre, que era un magnate naviero, éste no le dijo que si ni que no, lo cual interpreté Daniel como gesto de desapro- bacién, y no quiso insistir mds. Otro muchacho, Alfredo Cibils, cancelé el viaje en el ultimo momento porque tenfa que estudiar. “4 El resultado fue que sobraba un asiento en el avion.. fletado. Lo ocupé alguien que no tenfa nada que Ver con la excursién: Graciela Mariani. Eseaneado oon CrnScannet Alegre reunién en Carrasco El jueves 12 de octubre, Dia de la Raza, era el comienzo de un fin de semana de cuatro dias para mu- chos uruguayos. El tiempo habia sido inclemente y su- cio el dia anterior, frio y Muvioso. Pero el jueves ama- neciéd completamente claro y soleado, lo cual prometia un dia excelente para volar. A las 7:00 de la mafiana, el pequefio, pero bonito Aeropuerto Internacional de Carrasco, estaba leno de gente. El equipo de rugby de los Old Christians y sus fandticos y acompafiantes empezaron a llegar de uno en uno o en grupos de dos o tres, vestidos con su chaqueta y corbata de uniforme, o con suéteres caros. Se iban pre- sentando al presidente, Daniel Juan, que se habfa co- locado junto a los representantes de TAMU, tras el mos- trador de comprobacién. Habia ido para ver partir al equipo de los Old Christians y atender con prontitud cualesquier dificultades que pudieran surgir en el ulti- mo momento. 31 Eseaneado oon CrnScannet rs CLAY BLarR > TR, Los muchachos estaban de un humor Magnific, mandolo todo. Hacian chistes de que el avign estrellarse sin duda alguna en los Andes, y entre a a y algazaras, se tiraban un balén unos a otros. Los padre las novias de algunos habian ido a despedirlos, pero 12 que se imponian en el gentio y destacaban entre L masa eran principalmente los jévenes, gallardos, jit ligentes y rebosantes de energias, todos ellos alrededor de la veintena, afios mds o menos, listos e impacientes para una gran aventura. Habia entre ellos cinco estudiantes de derecho, no todos graduados del Stella Maris ni jugadores de rugby, Gastén Costemalle sobresalia en el grupo, el joven de 23 afios que habia perdido a su hermano en un ac. cidente ndutico en 1969. Vivia con su madre, empleada del Departamento de Justicia, en un apartamento que miraba sobre el rio de la Plata, en Montevideo. Era un brillante intelectual, que tomaba parte activa en un partido politico liberal y dedicaba parte de su tiempo al periodismo y a la publicacién de ensayos politicos. Excelente futbolista, el afio anterior habia sido capitan de los Olds Christians. En 1972 alterné con Marcelo Pérez en el puesto de capitan del equipo. Era, natural- mente, graduado del Stella Maris, El segundo era un estudiante de derecho que estaba empezando la carrera. Se Ilamaba Antonio Vizintin, te nia 19 afios y era hijo de un subastador. Se habia gra duado también en el Stella Maris, y era miembro del equipo de la divisién A. Aunque un tanto introvertido y tmido, era un tigre en la cancha. Oscar Viera, co” discipulo suyo y miembro del equipo, recordaba que “Vizintin era muy distinto de todos nosotros. Tod crefan que era muy liberal. Sus puntos de vista po i ticos eran los de un hombre de la extrema derecha. tomabamos mucho el pelo por sus ideas”. Eseaneado oon Can SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 33 El tercero era condisc{pulo de Costemalle, se Hama- ba Alfredo Delgado, tenia 25 aiios y era hijo de un veterinario, Lo mismo que Costemalle, era un intelec- tual activo en la politica liberal. Tenfa talento y cuali- dades para hablar en ptiblico. No era graduado del Stella Maris ni jugador de rugby. Pertenecfa a uno de los equipos de futbol asociacién de la universidad, el Loyola. No habia estado nunca en Chile. Pensaba echar una mirada de primera mano a los programas de refor- ma social del presidente marxista de Chile, Salvador Allende. El cuarto, Numa Turcatti, de 24 afios, hijo de un famoso abogado de Montevideo y director de una gran entidad bancaria, la Caja Obrera, tenfa un hermano gemelo y era graduado del colegio del Sagrado Coraz6n y compafiero de equipo de Delgado en el Loyola, Tur- catti y Delgado eran intimos amigos; todos los dias co- mian juntos en el colegio. Costemalle y Delgado estaban encantados de la vida con el viaje, pero Turcatti no compartfa su alegria. Le preocupaban demasiado los exdmenes finales que tenia encima. Al principio decliné la invitacién. Después cam- bié de parecer, “porque no queria decepcionar a sus amigos”, segtin dijo un criado de su casa. El otro estudiante de derecho era Juan Carlos Me- néndez, de 22 afios, amigo de los demds, aunque no estaba muy relacionado con el Stella Maris ni con los Old Christians, Aunque también él tenia que exami- narse, decidié hacer el viaje, porque era una forma ba- rata de conocer Chile. Lo mismo que Costemalle, Juan Carlos hab{a perdido a su padre unos cuantos afios antes. La noche anterior al vuelo, la familia Turcatti cele- bré una fiesta social. El hermano mayor de Numa tenfa una buena cdmara y tomé algunas fotos. Numa le supli- c6 que le dejase la camara para el viaje a Chile. Su her- mano accedié a regafiadientes, pero recomendandole que la protegiese con su misma vida. Le habian dicho Eseaneado oon Ca 34 CLAY BLArR, 5, que las cdmaras fotograficas y la pelicula eran Muy ca. ras en Chile, y que habfa que andar con mucho cuida. do para que no le robasen a uno estos adminiculo, Numa le prometié cuidarla con toda atencién, Enton, ces su hermano se la entregé con la pelicula iniciada en la fiesta. Cuatro de los excursionistas eran estudiantes de me. dicina, todos ellos graduados del Stella Maris. Sobresalfa en el grupo Roberto Canessa, de 19 afios, hijo de un famoso especialista del corazon, Juan Carlos Canessa. Roberto, que estaba para terminar su segun- do curso, era un magnffico estudiante. Le encantaban los deportes al aire libre y era muy aficionado al mon- tafiismo y a pasar las noches en el campo. Jugaba en el equipo de la divisibn A y estaba en soberbia condi- cién fisica, hasta el extremo de que se le habia puesto el apodo de “Musculos’”’. Por lo visto era, ademas, un cabezota implacable. Segin recuerda un_condiscipulo suyo: “Si uno decia que si, «Musculos» decia que no. Si decias que no, él contestaba que si.” En sus estudios médicos, Roberto se habia familiarizado con la anato- mia humana, con todo lo relativo a la nutricién ya otras especialidades del organismo. Estaba impaciente por realizar el viaje: ya habia ido a Chile el aio ante- terior, haciendo alli muchas amistades. El segundo era el mejor amigo y condiscipulo de Canessa. Se Ilamaba Fernando Vazquez, tenia 20 afios y era hijo de un ingeniero electricista. No jugaba al rugby. Sus inquietudes eran intelectuales y estaba t0o- mando parte sumamente activa en la seccién juvenil del partido politico radical. Durante sus estudios, Y en: tre clase y clase, era muy aficionado a explorar los mis" terios de la vida, tomando toda clase de apuntes > ademas, escribiendo versos, El ultimo poema suyo fue Eseaneado oon Carnscannet SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 35 de tonos bastante melancdlicos, y empezaba asi: “El camino de la vida es una pregunta sin respuesta...” Cuando Roberto Canessa propuso a Fernando que hiciera el viaje a Chile con el equipo, él recibié la in- vitacién con alborozo. Pero la idea no acababa de hacer feliz a su padre. —No me agradaba la perspectiva de que Fernando cruzase los Andes en un avidn de la fuerza aérea —comen- t6 después el sefior Vazquez—. No vuelan muy alto, y los pilotos no estan familiarizados con el vuelo por encima de las montafias. Fernando no quiso hacer caso a las indicaciones de su padre. Decia que, en toda su historia, la fuerza a¢rea no habia tenido un solo accidente en sus vuelos con pasajeros civiles. —Qué podia yo decir? —continué comentando el se- fior V4zquez—. Tenia una mente obstinada. Era un mag- nifico estudiante que habia sido condecorado con una medalla de oro por su aplicacién y aprovechamiento en la preparatoria. Cada vez que yo me permitia disentir de su manera de ver las cosas, me respondia: “Pero, pa- dre, gqué te pasa? No te fias de mis grados? Déjame hacer lo que quiero.” E] dia anterior a la salida del avién, Fernando co- mid con su madre y su novia, Corina Cooke. No dejé de hacerlas pasar un mal rato con sus chistes de mala sombra sobre una catdstrofe del aparato en los Andes. Después de comer, todavia en plan de broma, dijo a Corina que si se estrellaba el aeroplano, él de todas maneras saldria caminando de los Andes. —Todas las chicas de Montevideo me van a tomar por un gran héroe —comenté entre risas. El tercer estudiante médico era Gustavo Zerbino, de 19 afios, amigo y condiscipulo de Canessa y de Vaz- quez. Era uno de los ocho hijos de un célebre abogado, y jugaba en el equipo de la divisién A. Entre los mu- chachos estaba considerado algo asi como un héroe. Eseaneado oon CrnScannet CLAY BLAIR 36 JR, Cuando en septiembre de 1970, una banda de erro, ristas Tupamaros colocé una bomba en el boliche de Carrasco, Zerbino rescaté de los escombros a una my. jer llamada Hilaria Ibarra Benitez “RI otro estudiante de medicina se lamaba Diego Storm, tenia 20 afios y era intimo amigo de los demfs, No jugaba al rugby y era hijo de un antiguo ranchero, que se habia hecho inversionista. También formaban parte del grupo tres estudiantes de economia, graduados del Stella Maris. Arturo Nogueira, de 21 afios, jugador del equipo de la divisién A, era el que mas detacaba entre ellos, Su padre era representante de una empresa papelera sueca, que compraba pulpa en Uruguay. Arturo que- tia que lo acompajiase su familia en el viaje, para llenar un poco més el avién. Su padre decliné la invitacién, porque visitaba frecuentemente Chile en viajes de ne- gocios, y ademas tenia demasiado trabajo para perder cinco dias con los Old Christians. En cambio, la madre de Arturo estaba dispuesta a ir. Pero ocurrié que una semana antes de la fecha de partida la hermana peque- fia de Arturo cayé enferma de hepatitis. La madre tuvo que cancelar su reservacién para atenderla. Arturo logré convencer a dos de sus condiscipulos de la escuela de economia de que debian hacer el viaje. Ninguno de ellos era atleta. 7 Uno era Felipe Maquirriain, muchacho de 22 an hijo de un acaudalado hombre de negocios, propietar' de la tintorerfa mds importante de Montevideo. — nacido en Buenos Aires, cuando su padre era allt ann pleado de la Pan American Airways. Posteriormente familia se trasladé a Montevideo. Los Maquirrign alla metodistas. Para poder matricular a Felipe en el 1 cato- Maris tuvieron que prometer que se convertiria a! X ae Eseaneado oon CanScannet SUPERVIVIENTES DE ‘LOS ANDES 37 licismo. Mercedes, novia de Felipe, también estudiaba economia. Otro miembro de este pequefio grupo era José Al- gorta, de 21 afios, hijo de un arquitecto, Tanto su padre como su madre se habfa criado en Montevideo, pues- to que eran miembros de familias importantes de esta ciudad; pero hacia pocos afios el seior Algorta se ha- bia trasladado a Buenos Aires para desempefiar el cargo que le habian conferido de asesor arquitecténico de un banco. José se quedé en Montevideo a fin de terminar sus estudios en compajfiia de sus amigos, y vivia con su abuela. José Algorta y Felipe Maquirriain eran ami- gos entrafiables. La mafiana del dia del vuelo, el padre de Felipe, que era un hombre distinguido y tenfa toda la pres- tancia de un caballero inglés, se levanté temprano para llevar a los dos muchachos a Carrasco, en su automodyil. Fueron a buscar a José a casa de su tio Rodolfo Ha- reau, y Hegaron répidamente a Carrasco. Desayunaron los tres en el segundo piso del restaurante, y luego se incorporaron al gentio que estaba abajo, frente al mos- trador de la TAMU. EI sefior Maquirriain hablé con el presidente del club, Daniel Juan, y después pregunté a un jefe de la TAMU el nombre del piloto. —Ferradas —le contesté él—, es el mejor piloto de la fuerza aérea. —Con estas seguridades, el sefior Maqui- triain regresé tranquilo a su casa. Habia dos jévenes que estaban realizando - estu- dios especiales en ingenieria mecdnica en la universi- dad. Ambos eran estrellas del equipo de la divisién A, de los Old Christian 7 El primero era Roy Harley, de 20 aiios, hijo de un ranchero, topégrafo y comerciante. E] joven Roy estaba fascinado con cuanto tuviese que ver con mecdnica y Eseaneado oon CrnScannet 38 CUAL BRAT py electronica. Reparaba encantado los automéviles de 1 familia, los aparatos de radio y los tocadiscos, * El otro, Fernando Parrado, de 22 afios e hijo de un mayorista de ferreterfa, habia crecido entre er. nos y tuercas. Era un muchacho alto y lleno de fibra, que llevaba gruesos lentes. Sus compafieros de equipo creian que estaba en mejor condicién fisica que nin. guno de los jugadores. Constantemente se entrenaba y era incansable en la prdctica del rugby. Su aficién entusiasta a los automéviles lo impulsé a tomar parte en varias carreras. Su ultima adquisicién, de la que se sentia ufano, era una motocicleta Suswki, de 500 cc. Parrado habia convencido a los miembros de su fa- milia de que debian hacer el viaje. Eran su madre Eugenia, de 50 afios, natural de Polonia, y su her- mana Susana, de 20. La sefiora Parrado habia tratado por todos los medios de convencer a su vecina y buena amiga, Maria Carmen de Linares, para que se fuese con ellos. Pero su marido, el sefior Linares, crefa que las circunstancias politicas de Chile no eran muy tran- quilizadoras y se opuso a que hiciese el viaje. Dias antes de emprender el vuelo, Fernando Pa- trado tuvo una breve conversacién, en broma, con Bob- by Jaugust, su buen amigo y compafiero de equipo, jue iba a tomar un avién comercial utilizando el pase de la familia. Bobby recordaba después que Parrado le habia dicho: —Si Ilegas antes que yo, procura que en el cuarto de cada uno de los muchachos haya una “Lolita”. Si yo Mego primero me encargaré de ello. Casi la mitad de los muchachos que se inscribieron en la excursién eran, como cuadraba al pastoral Uru- guay, estudiantes agrénomos, dedicados a las ciencias agricolas del suelo y de las cosechas, o a estudios d¢ ganaderfa, o bien se preparaban para ser veterinarios. Eseaneado oon CxrnScannet SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 39 En su mayor parte eran hijos de grandes hacendados, que proyectaban seguir los pasos de sus padres y abue- Ios, haciéndose cargo de la administracién del patrimo- nio familiar. Algunos eran alumnos de la Universidad de Montevideo, otros asistfan a la escuela especial de agricultura y agronomfa de Durazno, pequefia ciudad del interior de Uruguay, a unos 160 kilémetros al norte de Montevideo. Los estudiantes de Durazno se trasla- daban a la capital casi todos los fines de semana, para reunirse con sus amigos, novias y familias que vivian en la ciudad, y con sus camaradas del Stella Maris y de los Old Christians. Los mencionamos a continuacidén: * Carlos Paéz, de 18 aiios, estudiante de agricultura en Durazno. Era hijo del célebre artista uruguayo Car- los Pdez Vilard, amigo de Picasso, del doctor Albert Schweitzer, del argentino Jorge Borges, premio Nédbel de literatura, y de otras personalidades del mundo ar- tistico y literario. Su madre, antigua campeona sudame- ricana de golf, poseia varios ranchos ganaderos. Los padres de Carlos estaban divorciados, eran los unicos padres divorciados del grupo. El sefior Vilaré, que habia realizado la mayor parte de su obra en una casa fantastica construida sobre un promontorio cercano a Punta del Este, llamada Casapueblo, se habia trasla- dado hacia poco a Sao Paulo, Brasil, residencia de otros muchos acaudalados mecenas de las artes. La madre vi- via en Carrasco, donde cuidaba de la educacién de sus dos jévenes hijas. Carlos, a quien Iamaban de apodo “Memo”, habia sufrido mucho con el divorcio de sus padres, que lo dejé desconcertado y abatido, Ultima- mente no habia brillado por su aplicacién en la escuela. Bajé de peso y sus amigos crefan que estaba padeciendo enormemente con su crisis de tensién y ansiedad. No era jugador de rugby, pero tenfa muchos amigos entre los Old Christians. . * Roberto Francois, de 20 afios, estudiante de agri- cultura en Durazno. Su padre era un famoso radidlogo Eseaneado oon CrnScannet CLAY BLAIR #0 TR, de Montevideo. Francois no jugaba al rugby. ¥] y Pie, eran entrafiables amigos y con frecuencia solian jy ‘un. tos a Durazno. * Gilberto Regules, de 21 aiios, estudiante de agri cultura en Durazno. Su abuelo habia sido un hacendado agricola y un célebre poeta, de los pocos que registra la historia de Uruguay. E] padre de Gilberto heredg su rancho. Gilberto se proponfa dedicarse a la cria de ga. nado cuando terminara sus estudios. Pese a su abdomen algo prominente, Gilberto era un excelente jugador de rugby, que habia pertenecido tres afios al equipo de la divisisn A. A bordo de su Land Rover viajaba de Du. razno a Montevideo para ver los partidos. * Rafael Echavarren, de 22 afios, estudiante de in. dustrias lecheras. Echavarren, que no era graduado del Stella Maris, habia jugado al rugby con Los Cachila, y conocia a muchos jugadores de los Old Christians, en- tre ellos a Regules. Trabajaba al lado del rancho de su abuelo, cerca de Durazno, en la instalacién de equipos automaticos de ordefiar, y en la cria de pollos. Era novio de Anita Lawlor, y pensaban casarse en marzo de 1973. Rafael era un muchacho alegre y de buen humor, a quien encantaba tocar la guitarra y cantar. * Gustavo Nicolich, de 20 afios, hijo de un famoso arquitecto, que ademas era director del programa de desarrollo de la vivienda en Uruguay. Era el mayor de los cuatro hermanos, y estudiaba veterinaria en la universidad. Muchacho simpatico y querido por todo el mundo, estaba tomando intensa parte activa en los movimientos del partido politico liberal. Nicolich, el estudiante de medicina Diego Storm, el estudiante de ingenieria mecdnica Roy Harley, Cat los Pdez, Roberto Francois y Gilberto Regules eran amigos intimos desde los tiempos del Stella Maris. Se- guian siendo inseparables y se llamaban a s{ mismos #4 banda”. Rafael Echavarren, aunque no tenia vinculos tan antiguos de amistad con ellos, habfa sido atraido al Eseaneado oon Can SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 41 grupo. Regules le habia persuadido a embarcarse en el viaje, prometiéndole que quizd podia tocarle jugar como reserva con los Old Christians. * Daniel Shaw, de 24 afios, hijo de un abogado, gra- duado del Stella Maris y antiguo jugador del Old Chris- tians, acababa de terminar el curso tercero de la escuela de agricultura. Después empezd a trabajar en el rancho ganadero de su padre, situado a 240 kilémetros de Mon- tevideo, Llevaba todavia el rugby dentro del cuerpo. Cada dos semanas iba a Montevideo a jugar con un equipo inferior, Los Cuervos, porque alli no habia tanto rigor en cuanto a entrenamiento. Cuando Daniel Juan anuncié que se estaba prepa- rando un viaje a Chile, un amigo Ilamé a Shaw y lo invité a incorporarse a la excursién. Ese amigo pensaba que quizd Shaw podria jugar en el equipo ocupando el puesto de Oscar Viera, estudiante de derecho de 18 afios, que no podia ir porque tenia que estudiar fuerte para los exdmenes. Daniel Shaw se presenté en casa de su padre, en Montevideo, varios dias antes del viaje y le dio a co- nocer sus planes. Su padre no se manifesté muy entu- siasmado con Ja idea. Le parecia que aquélla era una excursion de poca altura para un joven que estaba ini- ciando su carrera de ranchero. —Traté de disuadirlo —decia después el sefior Shaw—. No me sentia demasiado feliz con aquel viaje del equi- po a bordo de un avidn de la fuerza aérea. Pero Daniel estaba empecinado en ir por encima de todo y, claro, a los 24 afios era un hombre que podia pensar y decidir por cuenta propia, de modo que mi autoridad no era mas que relativa. . ¢ Adolfo Strauch, de 24 afios, y su primo carnal Eduardo Strauch, de 25. Adolfo estudiaba agronomia y Eduardo era senior en la escuela de arquitectura de la universidad. Sus padres eran hermanos y se habian casado con sendas hermanas, lo cual hacia a los muchachos dos Eseaneado oon CarnScannet 42 CLAY BuArR, yy veces primos hermanos. jel sefor. Shaw se habfa n la tercera hermana de la familia, lo que se cn que Danicl Shaw, Eduardo y ‘Adolf eran penn hermanos o carnales. Los hermanos Strauch habfan lle vado juntos un negocio de jeyeria, pero lo vendieron ' compraron estancias. Los Shaw y los Strauch Constitufan un grupo familiar muy unido, porque los tres Primos eran amigos intimos. Ademds, Adolfo y Eduardo Strauch eran sobrinos de Ia esposa del presidente uruguayo, Juan M. Bordaberry. ¢ Daniel Fernandez, de 26 afios, estudiante de agro- nomia. Su padre era propietario de un rancho cercano a Montevideo. Su madre era Strauch, asi que él era primo de Daniel Shaw y Eduardo y Adolfo Strauch. ¢ Enrique Platero, de 22 afios, hijo de un hacendado agricola. Era graduado del Stella Maris, jugaba con el equipo de la division A y se estaba especializando en industrias lecheras en la escuela de agricultura. Pesaba mas de 90 kilos, y era un jugador temible en la can- cha. Sus compafieros de equipo le Ilamaban “E] Bruto” o “El Camionero”. @ Alexis Hounié, de 20 afios, estudiante de veterina- ria. Era graduado del Stella Maris y se le consideraba como un “brillante” deportista. Pertenecia al equipo de la divisién A de los Old Christians. Era vecino y buen amigo de Platero. * Guido Magri, de 24 afios, estudiante de agrono- mia. Habfa sido capitan y jugador magnifico de los Old Christians. Se habia embarcado en la expedicién por dos motivos: para jugar al rugby y para hacer una visita a su prometida, Marfa de los Angeles Mardones San- tander, muchacha chilena que, después de vivir con su familia en Montevideo, habfa regresado a su pais natal. Marfa y Guido proyectaban casarse el 21 de diciembre. En su visita a Santiago, Guido se proponia arreglar at gunos documentos legales relacionados con el maltt monio. Casado Eseaneado oon CxrnScannet SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 43 @ José Luis Inciarte, de 24 afios, estudiante de agronomia. Habia fallecido su padre, que era ranchero. José no habia estudiado en el Stella Maris ni habia sido jugador de los Old Christians. Era futbolista de balompié o futbol asociacién, pero tenia muchos amigos entre los Old Christians y le encantaba Chile. Estaba pensando casarse en abril. La expedicién a Santiago iba a ser su ultima “parranda”, porque después tenia que sentar un poco la cabeza para Ievar una vida hogarefia tranquila en el rancho de la familia. * Ramén Sabella, de 21 afios, también estudiante de agronomia. El padre de Sabella era propietario de una finca en la que cultivaba frutas, principalmente naran- jas y tangerinas. Le llamaban “Moncho”, y no era ni graduado del Stella Maris ni jugador de rugby. Habia sido condiscipulo de Rafael Echavarren en Ia prepara- toria. Hubo, ademis, otros que se incorporaron a la ex- cursién: * Carlos Valeta, de 18 afios, graduado del Stella Ma- ris, estudiante de preparatoria en Montevideo. Era hijo de un ginecdlogo de esta ciudad. No jugaba al rugby. * Daniel Maspons, de 20 afios, graduado del Stella Maris y miembro del equipo de la divisin A. Su padre tenia una camiseria. * Alvaro Mangino, de 19 afios, estudiante. No habia sido alumno del Stella Maris, pero jugaba al rugby con el equipo Carrasco Polo, y era amigo de muchos ju- gadores del Old Christians, sobre todo de Gustavo Zer- bino, estudiante de medicina. Tenia planes de estudiar agricultura cuando se graduase en la preparatoria. * Francisco Abal, de 22 aiios, graduado del Stella Maris y miembro del equipo de la divisién A. Habia de- jado los estudios para trabajar en la fabrica de cigarrillos de Ia familia, comenzando desde los puestos mas bajos. Habia jugado seis afios en el Old Christians y se le calificaba de “grande”. Eseaneado oon CrnScannet 44 CLAY BLArR, 5, * Javier Methol, de 36 afios, tio de Francisco Abal, su esposa Liliana, de 34, madre de cuatro hijos, Javier era ejecutivo en la fAbrica de cigarrillos de la familia Abal, y le habfan puesto de apodo “EI Gato”, porque habia salido con vida de varios accidentes gravisimos, @ Julio Martinez Lamas, de 24 afios, era un joven alto y flaco, con una barba recortada, Se habia gtaduado en el Stella Maris y jugaba en el equipo de la divisién A En 1971 habia hecho el viaje a Chile, a que nos hemos referido anteriormente. Sus compafieros de equipo le Mamaban ‘‘Maximiliano”. Su padre, que habia muerto hacfa muchos aiios, era un famoso abogado que presté servicios en el Departamento de Agricultura y escribié diversos ensayos sobre filosofia polftica. Julio era empleado del Central Republic Bank, y procesaba o atendia las preguntas de los clientes. Vivia con su madre, viuda, y su hermanita de 14 afios. El dia anterior al viaje a Chile, sus compafieros de oficina es- tuvieron haciendo chistes a propdsito de la fuerza aérea uruguaya, con no mucha gracia por cierto. Wilton Ca- barcos, un empleado del banco, sofié la noche anterior que el avién de Julio se estrellaba en los Andes. Al decirselo a éste, el muchacho salté con el siguiente co- mentario: —No te apures, yo voy a vivir muchos, muchos afios. ¢ El capitan del equipo, Marcelo Pérez. * El doctor Nicola, médico del equipo, con su esposa. . * Graciela Mariani, la unica que no tenia nada que ver con el grupo y que queria dar una sorpresa 2 su hija el dia de su boda, con la maleta Ilena de dinero. Héctor Mariani Ilevé a su esposa al aeropuerto en automévil. Cuando llegaron, ella checd su boleto y en- tregé el maletin al mozo. Después se quedaron mirand? al bullicioso grupo de los Old Christians y sus fanatt cos; observaron que habja cierta confusién. Uno de Pe muchachos, Eduardo Strauch, habfa olvidado algun e: Eseaneado con Cam i | SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 45 cumento importante. La cosa se arreglé, aunque ellos no pudieron enterarse cémo. Pero lo que si se comprobé fue que uno de los jugadores, Gilberto Regules, no ha- bfa llegado y quizd ya no llegase a tiempo de tomar el avin, que tenia que partir, segin estaba programado, a las 8:00. Al enterarse de que iba a haber una plaza mas, Héc- tor Mariani tomé rapidamente una decisién: si podia comprarla, harfa el viaje con su mujer, aunque no lle- vase mas ropa que la puesta ni contase con los articulos indispensables para su atencién y cuidado personal. Fue a informarse a la mesa de la TAMU. Por mucho que insistid, no recibié mds que una negativa rotunda. Lo sentian mucho, pero Gilberto Regules habfa pagado su plaza y tenfa derecho a ocuparla, aunque se presen- tase en el ultimo momento, cosa que muy bien podia ocurrir. Habia algo mds todavia: segtin los reglamentos de Ia fuerza aérea estaba prohibido vender en el ultimo momento las plazas de los pasajeros que no se presen- tasen. Al acercarse mas y mas la hora de despegar el apa- rato, se ofa resonar en el aeropuerto una y otra vez por el escandaloso megdfono: —Gilberto Regules, preséntese al mostrador de la TAMU... Gilberto Regules, preséntese, por favor, a la mesa de la TAMU... Eseaneado oon CrnScannet Gilberto Regules: Una serie de coincidencias curiosas Eseaneado oon CrnScannet Gilberto Regules, uno de los principales jugadores de los Old Christians, estaba profundamente dormido. A qué se debia que estuviese tan dormido, es una his- toria que ni él ni los miembros de su familia van a olvidar toda su vida. Como él mismo comentaba: —Fue una serie de coincidencias curiosas. La cosa comienza mds 0 menos una semana antes de que partiese el avin con el equipo de los Old Chris- tians a bordo. Hasta entonces, la familia Regules habia vivido en Carrasco, como la mayor parte de los juga- dores de dicho equipo. De haber seguido alli, muchos amigos y vecinos se habrian encargado de que Gilberto no perdiese el vuelo ni se quedase dormido como una marmota el dia de la partida del aparato. Pero ocurrid que la familia Regules se habia trasladado, por una de esas “curiosas coincidencias”, a un elegante apartamento junto a la playa de Pocitos, mas proxima al centro ur- bano de Montevideo. 49 Eseaneado oon Can 50. CLAY BLAIR > TR, Cuando Gilberto legé al campo para hacer gyg parativos e incorporarse a “la banda” y salir con ello, a Santiago, encontré el nuevo apartamento en ¢] 05 completo desorden. Los muebles estaban tirados Y amon, tonados por todas partes; slo una cama, la de su madre, estaba en su sitio. Carpinteros, pintores y decoradores se movian por todas partes, cada uno a su cosa, sin dejar titere con cabeza. El teléfono tampoco habia sido ¢. nectado. En vista de aquella terrible confusién, la madre de Gilberto lo mandé con su padre y su hermana a dormir a la casa de la abuela, situada en un distrito de Monte. video, no lejos del hogar de Eduardo y Adolfo Strauch, La noche anterior de la partida del avidn, Regules dejé convenido con su amigo Rafael Echavarren que lo fuese a buscar por la mafiana para Ilevarlo al aeropuerto. Echavarren, a su vez, hizo arreglos con su prometida, Anita Lawlor, para recogerla también, e ir los tres jun- tos al aeropuerto. Para concertar todas estas cosas, Echa- varren, después de cenar en la casa de su padre, fue a dormir a la de su abuela, cercana a Punta Gorda. Los uruguayos suelen cenar tarde, a las diez u once de la noche, y a veces mas tarde todavia. Asi ocurrié aquella noche: la cena se prolongéd hasta horas muy avanzadas. Se sentd con ellos a la mesa una dama de Carrasco, amiga de la familia. Durante el curso de la velada, ésta dijo a Regules que no habia necesidad de que Echavarren diese toda aquella vuelta para ir a reco- - gerlo. Regules podia Ilevarse el automédvil de Ja dama por la mafiana, a primeras horas, a su casa de Carrasco, dejarla alli con el vehiculo y arreglar con uno de los mu- chachos de Carrasco que fuesen a recogerlo alla. _ : Esto parecfa un plan mejor. En consecuencia, Ls gules telefoned a Echavarren y cancelé el plan. Desput . , cols, Jlamé a otro miembro de “Ja banda”, Roberto Fran a y le pregunté si no podria recogerlo en casa de aq 8 sefiora. Su amigo no tuvo inconveniente. Prometi P Eseaneado oon Can | j 1 1 gUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 51 sar por alli entre seis y media y siete. Entonces Regules solicité un servicio especial que prestaba la UTE, la compaiifa tclefénica uruguaya, y encargé que lo des- ertaran a las 5:30 de la mafiana. Después de aquella cena tan prolongada y tardia, Regules se reunid con su padre para recibir instruccio- nes precipitadas y minuciosas sobre el uso de la camara que pensaba llevarse a Chile. —Yo no tenia la menor idea de cémo funcionaba —decia después Regules—. En mi vida he tomado una foto y queria saber cémo debia manejar la cdmara. Se trataba de un modelo caro e importado, de fun- cionamiento complicado. Regules y su padre se queda- ron hasta mas de las tres de la madrugada bebiendo vino y leyendo el folleto de instrucciones. Por fin, Re- gules cay6 rendido en la cama, pero no sin antes mover la clavija del teléfono de la parte baja de la casa a fin de que se oyese en la recémara la Mamada de la UTE para despertarlo. De ordinario, cuando el padre de Regules dormia en casa de la abuela, dejaba el automévil en la parte de atrés del edificio y cerraba la verja de hierro del paseo de entrada. Pero esta vez estaban tan dormido que ni se acordé ni se preocupé en lo mds minimo por hacer esta diligencia. Estacion6 el auto frente a la facha- da, con la verja abierta de par en par, y se fue a la cama. Dos horas y media mas tarde, la UTE llamaba pun- tualmente. Soné el teléfono de la parte superior, ins- talado en Ja habitacién en que dormia la hermana de Regules. Contesté ella el teléfono, se levantd, se dirigié al cuarto de su hermano y lo despertd. Regules se le- vanté de la cama y quedé mirandose al espejo. Pero, €n cuanto su hermana salié de la habitacién, se volvid 4 acostar y de inmediato se quedé dormido. —No recuerdo absolutamente que nadie me desper- tase —comentaba més tarde Regules—. Ni idea. Eseaneado oon CrnScannet Ml OUAY Whary a2 i como un tronco, pero e . Roberto Frane 1 taigs ilo} si, ©OMO ha, guid su curs bia prometido, senora de Carrasco, donc | “al suponfa que deb{a ee la | . “oO ' fan de él ni se vela g. 0% amigo, Pero allf nada sab berto supuio wpe eto movil por ninguna parte, Ro perto SUpUSO que ung Ver mis Regules habia cambiado de plan, y We ya estab, en el aeropuerto. ‘Total, que alla e dingis SiN preocy. parse miis, Pero Regules no habfa legad lo. Francois, Echavarren y Carlos Piez se Preguntaban desorientados: gDénde podrd estar ese hombre? Vieron un teléfono y llamaron a la casa de su abuela. Ung empleada de la UTE les dijo que el teléfono estaba descompuesto. —Después nos enteramos a qué se debfa aquello —recordaba Regules—, Tras la lamada telefénica para despertarme, algo ocurrié con el cable que comunicaba el aparato de arriba con el de abajo. Una semana des. pués, mds o menos, mi padre fue a utilizar la clavija y se encontré con que el cable estaba colgando. Por eso fue por lo que no soné el teléfono. “La banda” estaba desesperada. Las manecillas del reloj avanzaban con movimiento inexorable hacia la hora de despegar el avién. Por si esto fuera poco, se enteraron de que Eduardo Strauch se habfa olvidado de su documentacién personal. Ricardo, su hermano’ més pequefio, que habfa ido al aeropuerto para despe- dirle, se presté a salir disparado hacia su casa para Te- coger los papeles. Como Francois sabia que tenia que pasar cerca de la residencia de la abuela de Regules, le suplicé que averiguase qué le habla ocurrido. blo ado Strauch salié como alma que Ieva el dia Teena ox ehoon.seneldee eo Siete, x st velocidad y su mente Os puestos en manejar a t 2 los documentos den, stt8_Obsesionada con recog jaban subir ay oo 3U hermano, sin los cuales no le de- ir al avién. Al pasar frente a la casa de la Eseaneado oon CarnScannet SUPERVIVIENTES DE LOS ANpEs 53 abuela de Regules se acordé de tar por él y averiguar qué le hal detuvo un momento a mirar. el automévil del padre de Re a Ja residencia. Como sabia que tenfa la costumbre de dejar el vehiculo en la parte trasera de la casa y cerrar la verja, supuso que todo el mundo estaba en pie y que su padre le habia Mevado ya al aeropuerto, o es- taba a punto de arrancar hacia alld. Por eso, Ricardo ya no quiso detenerse mas. Se limité a volver al aeropuerto, a donde Ilegé apenas con el tiempo suficiente para que su hermano presentase a las autoridades su documen- tacién y abordase el aparato. A las nueve de la mafiana Regules se desperté. Miré su reloj de pulsera y le pas6 un escalofrio por la es- palda. jHabia perdido el avién! Furioso consigo mismo se vistié, tomé una taza de café y se fue a casa de Fran- cois a preguntar por qué no le habfa llamado nadie. La familia del muchacho se quedé de una pieza, y le dijeron, no sin cierta risita burlona: —Lo sentimos mucho. Marcamos el niimero en el aparato... jpero tu teléfono debe estar estropeado! Cuando volvia a casa de su abuela, con el peor hu- mor del mundo, Regules ideé un plan. Pediria a su padre 60 dolares prestados para adquirir un pasaje a Santiago en un vuelo comercial. Alli se reunirfa con los expedicionarios y vegresaria con ellos, ocupando el asiento que ya tenfa pagado. Al padre de Regules aquello no le hizo la menor gracia. Era una estupidez haber pagado el viaje en el avion de la fuerza aérea para después quedarse dormi- do como un tonto, le dijo. Regules le dio toda la raz6n. No podia encontrar una explicacién a aquello. Sabia + de sobra lo importante que era para él levantarse a Uempo. Jamas le habia pasado una cosa asi, y nunca le volveria a pasar. : A regafiadientes, su padre le presté el dinero. que tenia que pregun- bia pasado. Frend y se Vio la verja abierta y gules estacionado frente Eseaneado oon CrnScannet El avién, estupendo; la tripulacién, magnifica al parecer Mientras se reunian los pasajeros, el aparato de la fuerza aérea que iba a Ilevarlos a Santiago estaba ha- ciendo los ultimos preparativos para despegar en la parte del aeropuerto de Carrasco destinada a la fuerza aérea, a unos centenares de metros de la terminal para el pu- blico corriente. Aquella mafiana, la Fuerza Aérea Uruguaya, fun- dada en 1948, tenia en su registro un total aproximado de 60 aeroplanos. La mitad de ellos eran aviones de adiestramiento T-6 a hélice, de la Segunda Guerra Mun- dial, obtenidos de Estados Unidos, que desde hace mu- chos decenios tiene relaciones amistosas con Uruguay. Ademds contaba la fuerza aérea con 10 jets T-33 mono- motores, de adiestramiento, y media docena de heli- cépteros. La secci6n mayor y de mds movimiento de la Fuerza Aérea Uruguaya estaba integrada por los dos grupos de transportes de la Brigada Niimero Uno, con base 57 Eseaneado oon CrnScannet 38 CLAY BLareR > IR, en el aeropuerto de Carrasco. Un grupo, el numero constaba de unos 18 DC-3 viejos (0, expresado ei minos militares, C-47). El segundo grupo, el yg cuatro, estaba constituido por cuatro monoplanos °° vos de ala alta, con motores de turbopropulsién, de ellos eran Fokker F-27, de construccién holandesa Los otros dos eran norteamericanos, marca Fairchilg F-227, con motores Rolls Royce. Los Fokker tenian 43 asientos. Los Fairchild, cinco metros mis largos, tenian 48. La Fuerza Aérea Uruguaya habia seleccionado uno de los Farchild para el viaje contratado del Old Chris. tians. Era el avién nimero 571, entregado a Uruguay el 13 de agosto de 1971. Tenia 792 horas de vuelo y su condicién se consideraba perfecta. En realidad era ¢| mejor aparato que podfa proporcionar la fuerza aérea, A primeras horas de la mafiana, la tripulacién se presentd o reporté ante los jefes de operaciones de bri- gada. Eran cinco individuos: el capitan del avién, coro- nel Julio César Ferradas, de 39 afios; el segundo dea bordo, teniente coronel Dante Héctor Lagurara, de 41; el navegante, teniente Ramén Martinez, de 30, y dos hombres contratados, el mecanico Carlos Roque, de 24, y un sobrecargo, Ovidio Ramirez, de 26 ajfios. Seguin todas las apariencias, la tripulacién era coum- petente y magnifica. El capitan Ferradas, uno de los 155 pilotos de la Fuerza Aérea Uruguaya, tenia 5116 horas de vuelo, 552 de ellas a bordo de los nuevos Fairchild y Fokker. Habia levado uno de los Fairchil desde la fabrica, situada en Hagerstown, Maryland, ee ta Montevideo. Durante los tres meses anteriores in pilotado el avién miimero 571 durante 76 horas. i" bia realizado el vuelo de Montevideo a Santiago, ot zando los Andes 29 veces, 12 de ellas el aiio ane Su copiloto, Lagurara, habia pilotado jets de con on Por lo cual tenfa menos horas de vuelo: 1,984: Apel madamente 505 de ellas a bordo de aparatos F'0 Eseaneado oon Carnscannet SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 59 y Fairchild. Habfa cruzado diez veces los Andes en vuelo de ida y vuelta entre Montevideo y Santiago. Marti- nes, uno de los 23 navegantes con que contaba la fuerza aérea, Ilevaba nueve afios de servicio en la misma, du- rante los cuales habia acumulado 1,200 horas de vuelo. Roque, el mecinico, habia prestado servicios durante cuatro aiios en el grupo 4, especializindose en aviones Fokker y Farchild. Uno de los cinco hombres que integraban la tri- pulacién, el copiloto Lagurara, logré salir con vida de un accidente en el afio 1963. Volando en formacién a bordo de un jet de combate, chocé contra otro. Lagurara se tiré en paracafdas y, gracias a ello, escapé de la muer- te. Pero el otro piloto perecié. Su aparato se estrellé contra una casa y maté a una mujer. En la investiga- cién que se efectué después del accidente, Lagurara fue descargado de toda culpa. Se averiguéd que el piloto muerto habia golpeado con su avién la cola del de Lagurara, lo cual dio origen a la catdstrofe. Es costumbre en la divisién de transportes de la Fuerza Aérea Uruguaya que el piloto de menos ex- periencia ocupe el asiento izquierdo de la cabina de mando. El capitan del avidn, o sea el piloto, se sienta en el de la derecha, reservado de ordinario para el co- piloto. De esta manera, los pilotos menos experimenta- dos van aprendiendo bajo la mirada y direccién del capitan del aparato. Puede decirse que todos los vuelos de un avién de transporte uruguayo constituyen un verdadero entrenamiento. De acuerdo también con la costumbre establecida para los adiestramientos, el copiloto Lagurara dejé cons- tancia en la seccién de operaciones del plan de vuelo: Gg en TAl oas e escalas de Montevideo a San- meee ae istancia de cerca de 1,500 kild- a Chicage o de Nueva York Tae wuelo de Boston Teniendo ° resenites lo ? Tk a Jacksonville, Florida. uertes vientos del oeste, el Fair- Eseaneado oon CrnScannet 60 eUAIR child, que desarrollaba una velocidad de 149 si debia llegar a su destino, segun el programa, en ae horas. La ruta que debia recorrer era la siguiente: tro tevideo, Buenos Aires, Mendoza (Argentina) y Santige™ Chile. ; e Las primeras tres y media horas de vuelo no jp, a tener novedad alguna. Pero los ultimos treinta mi tos podian ser algo mas movidos y menos ratinariog En esta Ultima etapa de Mendoza a Santiago, el aparato tenfa que cruzar la cordillera (como si dijéramos, d espinazo) de los Andes. Los Andes, cadena imponente de montafias, de una formacién que se remonta a cen. tenares de millones de afios, probablemente al chocar el fondo del Océano Pacifico con el borde continental de América del Sur, va corriendo de norte a sur a lo largo del litoral oriental chileno. Su anchura es de cer- ca de 150 kilémetros, incluyendo las faldas y laderas mas bajas. Sus cumbres centrales mds altas alcanzan, por término medio, una altura de 4,667 metros. Uno de sus picos, el Aconcagua, es la montafia mds alta del hemis ferio occidental, con cerca de 7,000 metros. En circunstancias normales, el Fairchild tenia una altura tope de vuelo de 6,858 metros. (Sin presurizacién, podia subir hasta 7,620.) Esta limitacién indicaba qué el aparato no podia volar sobre los Andes como un jet comercial, sino que tenia que atravesarlos. Cuando ¢ tiempo era bueno —es decir, cuando habia buena visk bilidad— y el Fairchild podia volar de conformidad co? las reglas visuales de vuelo, hab{a cuatro pasos queables: los de Juncal, Nieves, Alvarado y Planch6n EI de Juncal era la ruta mas directa de Mendoza 4 Sa tiago, y el paso que més franqueaban los aviones © tenfan un tope de altura relativamente bajo, como Fairchild. cad I _ Cuando el tiempo era malo, o sea, la visibilidad mitada, las cosas cambiaban. Seguin los convenios vidad nacionales, el Fairchild tenia que volar de con form Eseaneado oon CarnScannet sUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 61 con los reglamentos de instrumentos de vuelo, Las siglas de las reglas visuales de vuelo son VER (visual flight rules); las de instrumentos de vuelo, IFR (instrument flight rules). En las condiciones de IFR, el tope minimo de altura del Paso de Juncal eran 7,925 metros, dema- siados para el Fairchild. Los pasos de Nieves y Alva- rado no tenfan instrumentacién y, de hecho, estaban cerrados cuando hab{a mal tiempo. El otro paso, el de Planchén, el mas meridional de los cuatro, tenia una altura minima de IFR de 4,877 metros. Por tanto, si la tripulacién se hubiese visto en condiciones de IFR, el Fairchild tendria que haber virado hacia el sur, en Mendoza, y cruzar el Paso de Planchén. Desde que los aeroplanos empezaron a trasponer los Andes, alld por el decenio de 1920, los pilotos habian mirado con gran respeto siempre la enhiesta cordillera. Los violentos vientos imperantes (entre 30 y 40 nudos por término medio) que procedian del Océano Pacifico, producian, y siguen produciendo, graves turbulencias, al penetrar silbando furiosamente por los cafiones y ba- rrancos de los Andes. Un piloto los describié de la si- guiente manera: —Los vientos se estrangulan al irrumpir en los des- filaderos y adquieren una velocidad tremenda de 60 o 70 nudos. Dan la vuelta a los picos y regresan en la misma direccién en que vinieron, chocando con las nue- vas rdfagas huracanadas, que avanzan fragorosamente. Esto fuerza a los vientos a elevarse o abatirse. Un avién atrapado en esa especie de torbellino, puede girar como una hoja seca, caerse como un ladrillo, o levan- tarse como una pluma. eae hay otro problema. Muchas de las crestas nieves as esti cubiertas por glaciares y coronadas de billet ras. Por la tarde, cuando el sol reverbera se refleja en la helada oa pegmente sobre la nieve, perficie, y el aire, calentado por sus reflejos, se levan- eden mezclarse con los t @ bruscamente. Estas rafagas p Eseaneado oon CarnScannet @ Chay MLaiy Jr, fuertes vientos de direccién cadética, formando a tice frenético de corricntes aéreas, qu nt los 100 nudos de velocidad. —Por este motivo —explica un piloto avezad, los Andes— nadie que esté en su sano juicio vuela | por los Andes después de las once de la Mailana, ° A lo largo de los aiios, los Andes se han engull; muchos aparatos aéreos, algunos de los Cuales se do dieron para siempre en el laberinto de sus barrancle desfiladeros profundos. La ultima catdstrofe de este ty ocurrié el pasado mes de julio. Un cuatrimotor deg 3 de Carrasco rumbo a Santiago de Chile con ona ee ga de 86 cabezas de ganado vivo, que iban a ser yj}. zadas para recria. La tripulacién constaba de seis hom. bres, entre ellos tres uruguayos, uno de los cuales habia sido miembro de la fuerza aérea. El aparato capoté en los Andes y no se ha vuelto a saber nada de él ni se ha encontrado hasta ahora resto alguno. La catdstrofe aérea mis espectacular y extraiia de los Andes ocurrié en abril de 1961. Un aparato comer- cial de la LAN de Chile, transportaba a un equipo chi- leno de futbol, el Green Cross, 0 Cruz Verde, de la comarca meridional de la nacién a Santiago. El avién se encontré. con una tormenta terrible, se congelé y es. tallé sobre los Andes. Después de una busqueda prolija e inutil, se dio por perdido definitivamente. Pero un parasicdlogo de Santiago —abogado célebre que il Jaba para el gobierno— determiné exactamente, en estado de trance, la ubicacién precisa, en grados de latitud y \ longitud, del accidente. La compafiia LAN Chile re bi6 la noticia con escepticismo, pero organizd ma on expedicién por el lugar indicado. Encontraron el aire: exactamente donde dijo el parasicdlogo. Se et nce lado contra un murallén de granito y se. hab saith la diado, muriendo los cinco hombres que integ pable- tripulacién y los 24 futbolistas del equipo. P' mente despedazados por el choque. Sa veces i Ca veces aleanzay, ajo Eseaneado oon CarnScannet sUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 63 Cuando Lagurara registré en la seccién de Opera- ciones de Brigada el plan de vuelo del avién numero 571, cruzaba los Andes un gran bloque gélido de aire. Procedia del sudoeste, de la Antéartida, y era parte del sistema climatolégico devastador que venia abatiéndose sobre Chile todo el invierno, acumulando en las cum- bres y laderas de los Andes la mayor cantidad de nieve que se conociera durante los Ultimos cuarenta ajfios. (Habia nevado inclusive en Santiago, acontecimiento inaudito.) El bloque frio habia provocado un verdadero caos atmosférico en las montafias. Mas tarde, el piloto uruguayo Ratl Rodriguez Es- calada, que llevaba 22,000 horas en los controles de la linea aérea nacional uruguaya Pluna, decia: —No sé si observaron y comprobaron el tiempo que hacia en los Andes. Tenian a su disposicién los reportes: todas las tardes, a las 5:30, Buenos Aires transmite el estado del tiempo de toda el area. Pero yo estoy seguro de que, si hubiese sido el piloto del Fairchild y hubiera Visto el bloque de viento helado que azotaba los Andes, jamés habria despegado de Carrasco. Fue una estupidez incalificable. Eseaneado oon Can Una expedicién nocturna fuera de programa Después de abandonar definitivamente todo. intento de dar con Gilberto Regules, los jefes de la TAMU tacharon su nombre en la lista de pasajeros, y el resto de ellos fue pasando de uno en uno por la puerta co- rrespondiente hacia el aeroplano 571 de Ja fuerza aérea, que habia sido trasladado de Operaciones de Brigada a la terminal de aviones civiles de Carrasco. Fueron subiendo poco a poco al aparato, pintado totalmente de blanco, en cuyo fuselaje destacaban con caracteres ne- gros las palabras Fuerza Aérea Uruguaya. Los pasajeros penetraron en el avidén, subiendo por una corta escala hasta la puerta que se abria en el late- tal izquierdo del fuselaje. El copiloto Lagurara ocupé el asiento izquierdo de la cabina; Ferradas se senté a su derecha. Martinez, el navegante, no estaba en aquel mo- mento en funciones de tal, sino que se encargaba del Papeleo y Ia documentacién de los viajeros. Se sentd €n la parte trasera del avién, junto a la pequefia cocl- 67 Eseaneado oon CrnScannet 68 CLAY wuary >on, y las formas ofjc cial na, con una malet y ms tendidas sobre ella, El mecinico Roque ocy Dd, un ox quefio asicnto desmontable, eclamente din be piloto y del copiloto. Ovidio Ramirez, el soby, cl de pic, junto a la puerta, iba indicando a los jug: dee del Old Christians y a los demas pasajeros sus respee tivos lugares. El Fairchild no tenfa grandes comodidades, Part del equipaje iba en una seccién de la cola, pero muchas piezas habfan sido depositadas en las dos secciones for. madas por una gruesa red, en la parte inferior de |g puerta, hacia la proa del fuselaje. Los asientos, dos a cada parte del pasillo central, eran duros en compara. cién con los de los aparatos comerciales. All{ no hab{a almohadillas ni mantas. Como el aparato iba a Negar a Santiago al mediodia, mds 0 menos, tampoco habfa desayunos ni comidas en el espacio destinado a la coci- na. Sélo podia tomarse café, mate preparado a base de las hierbas que se llevaban a bordo, unos cuantos refres- cos y pequefios sandwiches y aperitivos. Cuando los cuarenta pasajeros —cinco mujeres y treinta y cinco varones— se abrochaban los cinturones de sus asientos, el sobrecargo cerré la puerta. Lagurara revisé los motores Rolls Royce y puso en movimiento el aparato hacia la pista de despegue. Solté los frenos ¢ intensificé la combustién para incrementar la energia. El Fairchild dio una sacudida y empez6 a rodar suave- mente. Recorrié una buena parte de la pista. Con los Pasajeros y su equipaje, iba muy cargado. A las 8:02, las ruedas se despegaron rasantes del suelo de la pista. El Fairchild fue elevindose paulatina pero ininte- trumpidamente sobre la praderia de ricos pastizales que todeaba el aeropuerto, después por encima de Carrasco y de las casas en que vivian la mayor parte de los mu- chachos. Los que iban sentados junto a las ventanillas dominaban una vista extensa, e iban sefialando con © dedo, Nenos de entusiasmo, puntos distintos del pan Eseaneado oon CrnScannet SUPERVIVIENTES DE LOS ANDES 69 a, calles y edificios urbanos, y més alld la j Trio de la Plata. El Fairchild ascendid eee me volé sobre la playa de Pocitos y luego fue descubriendo Jas anchurosas avenidas del centro de Montevideo. Era un hermoso dia de primavera. El sol cabrilleaba en las vibrantes hélices, Aparecié el rétulo de “No fumar”, y los que tenian encendido su cigarrillo lo apagaron. Cuando desaparecié el anuncio de abrocharse los cin- turones, muchos de los muchachos se levantaron y em- pezaron a buscar a otros compajfieros, adelante y atrds del aparato. Al cabo de treinta minutos, el aparato volaba sobre Buenos Aires, ciudad enorme y esplendorosa comparada con Montevideo. Los muchachos se apelotonaban con- tra las ventanillas ovales para ver mejor. Algunos cam- biaron de asiento, para dejar a sus compafieros disfrutar de aquella vista. Pero Buenos Aires quedé atras en se- guida. El Fairchild avanzé con su fragor de motores sobre las fértiles y Hanas pampas, planicie que se ex- tiende al oeste (y al sur) de Buenos Aires, y que en realidad es una inmensa dehesa para ganado de calidad superior, como es el de Argentina. El paisaje era fasci- nador para los estudiantes de agronom{fa y agricultura. Para los demas resultaba mondtono. Pasaron tres horas. En la parte delantera del avidn se veia a Lagurara y Ferradas. Desde sus asientos’ po- dian divisar ya, a lo lejos, la mole erguida de los Andes, y hacia el este, del lado de acd de las primeras estriba- ciones, la ciudad de Mendoza. Los Andes estaban en- capotados de redondos y sombrios cumulos, sefial segura de que el tiempo era malo. Lagurara hablé con el con- trol de Mendoza. El Paso de Juncal no podia trasponerse sino a base de IFR, o sea, estaba cerrado para el Fatr- child. Los pasos de Nieves y Alvarado estaban cerrados para todos. La unica ruta que le quedaba al Fairchild era la de Planchén. El tiempo era malo en Planchon, el bloque de aire frio habfa producido tormentas. Eseaneado oon CrnScannet

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