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EJERCICIO DEL “SÍ” o “NO”

“Las parejas del mismo sexo no se deberían besar


en público, especialmente por respeto a lxs niñxs”.

“En ocasiones le he preguntado o pensado en preguntarle a una


pareja de dos hombres, quién es el hombre de la relación”.

“La homosexualidad es una enfermedad y se puede curar”.


“Prefiero un hijo drogadicto que un hijo marica”.

“Para evitar problemas es mejor que los familiares homosexuales no


lleven a sus parejas a las reuniones familiares”.

“Estoy de acuerdo con que las personas amen a quien quieran amar
pero que no adopten”.

“Una mujer trans nunca podrá ser una mujer real”.

“Me parece bien que una mujer tenga una relación con otra mujer,
pero me parece feo cuando la pareja es de dos hombres”.
La bala
Paul B. Preciado

La homosexualidad es un francotirador silencioso que


pega un tiro al corazón de los niños en la hora del recreo,
apunta sin intenciones de saber si son hijxs de burgueses
bohemios, de agnósticos o de católicos integristas. Su
mano no tiembla, ni en los colegios del VI distrito de París ni en las zonas de
educación prioritaria. Dispara con la misma precisión en las calles de Chicago,
en las aldeas de Italia o en las periferias de Johannesburgo. La homosexualidad
es un francotirador ciego como el amor, estridente como una risa y tan tierno
como un perro. Y si se cansa de tomar a los niñxs como blanco, dispara una
ráfaga de balas perdidas que se alojarán en el corazón de un agricultor, un
taxista, un cantante de hip-hop, una cartera durante su recorrido… la última bala
impactó en una mujer de 80 años mientras dormía.

La transexualidad es un francotirador silencioso que pega un tiro al pecho de


niñxs plantados ante un espejo o que cuentan sus pasos camino a la escuela. No
se preocupa por saber si nacieron por inseminación artificial o coito católico. No
se pregunta si provienen de familias monoparentales o si papá se vestía de azul y
mamá de rosa. No tiembla por el frío de Sochi ni por el calor de Cartagena. Abre
fuego tanto sobre Israel como sobre Palestina. La transexualidad es un
francotirador ciego como la risa, brillante como el amor, tan tierno y tolerante
como lo son los perros. De vez en cuando dispara, sobre un profesor de provincia
o sobre un padre de familia, y bang.

Para aquellxs que tienen el coraje de mirar la herida de frente, la bala deviene la
llave de un mundo que jamás habían visto antes. Las cortinas se abren, la matriz
se descompone. Pero entre aquellos que llevan la bala en el pecho, algunos optan
por vivir como si no sintieran nada. Otros compensan el peso de la bala haciendo
enormes gestos de Don Juan o de princesa. Lxs médicxs y las Iglesias prometen
extirpar la bala. Se dice que una nueva clínica evangelista en Ecuador abre todos
los días para volver a educar a los homosexuales y a los transexuales. Las iras [les
foudres, lit. los rayos] de la fe devienen descargas eléctricas. Pero nadie ha sabido
nunca cómo extirpar la bala. Ni los mormones ni los castristas. Uno puede
enterrarla más profundamente en su pecho, pero jamás la puede extirpar. Tu
bala es un ángel de la guarda: siempre estará a tu lado.
Yo tenía 3 años cuando por primera vez sentí el peso de la
bala. Me di cuenta de que la portaba cuando escuché a mi
padre tratar como sucias tortilleras repugnantes a dos
chicas extranjeras que caminaban tomadas de la mano en
la calle. Mi pecho comenzó a arder. Esa noche, sin saber
por qué, me imaginé por primera vez que me escapaba de
mi ciudad y que partía a otro país. Los días que siguieron
fueron días de miedo, y de vergüenza.

No es difícil imaginar que entre los adultos que marchan en la manifestación de


Hazte Oír hay algunos que llevan, enquistada en el pecho, una bala ardiendo.
Tampoco es difícil saber por deducción estadística, conociendo la buena
puntería de nuestros francotiradores, que habrá entre sus hijos algunos niños que
crecerán con la bala en el corazón.

Cuando veo avanzar a las familias de las manifestaciones neoconservadoras con


sus hijos, no puedo evitar pensar que entre esos niños hay algunos de tres, cinco,
quien sabe, apenas ocho años, que llevan ya una bala ardiendo en el pecho.

Sostienen banderas que dicen “pas touche à nos stereotypes de genre”, “Los
niños tienen pene, las niñas tienen vulva, que no te engañen”, que alguien les ha
puesto entre las manos. Pero ellos saben que no podrán estar a la altura del
esteriotipo.

Sus padres gritan para que las niñas lesbianas, los niños maricas y lxs niñes trans
no vayan al colegio, pero ellos saben que llevan la bala dentro. Por la noche,
como cuando yo era un niño, se van a la cama con la vergüenza de decepcionar
a sus padres, con miedo quizás de que sus padres les abandonen o que deseen
su muerte. Y sueñan, como yo cuando era un niño, que huyen hacia un lugar
extranjero, o a un planeta lejano, donde los niños de la bala pueden vivir. Yo os
hablo a vosotros, los niños de la bala, y os digo: la vida es maravillosa, os
esperamos aquí, todos los caídos, los amantes del pecho agujereado. No estáis
solos.

Fuente: https://laboratoriodesensibilidades.files.wordpress.com/2019/09/paul-b.-
preciado-un-apartamento-en-urano.-crc3b3nicas-del-cruce.-anagrama-2019.pdf
L
CUMBIA DE LA LENCHA

Si una vez dije que era heterosexual hoy me


arrepiento. Si una vez dije que lo amaba no sé lo
que pensé estaba en el clóset.

Sí, yo soy la machorra, bollera, lesbiana, tortillera, tra-tra-tra- trailera.

Lencha de las finas,

hija de las rebeldes.

Soy la que resiste,

la flecha que derecha se desvia.

La niña que besaba el poster de Katy Perry a escondidas.

Creci entre raíces de jacarandas, azucenas y muxhes que bailan sor


calenda con el presidente.

La que le contaba a Selena Quintanilla que le gustaban las niñas.

Si una vez dije que lo necesitaba,

y que un hombre mi vida salvaba.

Si una vez dije que era heteronormada,

no lo vuelvo a hacer...

Ese error es cosa de ayer.


Soy la que en colegios católicos se ponía a cantar
mientras todos rezaban el padre nuestro. La que
prefería el ave maria cuando la monja queria que
amaramos al señor.

¡Qué lástima!, decias

desperdicio de mujer.

Te hace falta un buen hombre para cambiar de parecer.

A mi la gente me señala,

me apunta con el dedo, y yo los uso cuando me echan el perro.

Resisto porque existo.

Existo porque resisto.

Hola papá soy tu hija.

Ya sé hacer tortillas.

¿Ya me puedo casar?

CITLALLI SANTOS (Oaxaca, 2000). Estudia lingüística y literatura hispánica en la


Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Participó en el primer Slam Queer de
la BUAP y en la liga Slamera mera de la ciudad de Puebla, donde obtuvo el primer
lugar. Sus textos han sido publicados en revistas digitales como Humanista mx y
Vertede- ro Cultural. Es una de las fundadoras del colectivo de poesía inde- pendiente
Queremos ser escuchados, y colaboradora del colectivo Nave Quetzal.
G
SAN SEBASTIÁN Adriana Azucena Rodríguez

La terapia de conversión en la clínica San Sebastián es


todo un éxito. Una chica lesbiana se convirtió en un
unicornio y un joven gay se convirtió en una jacaranda floreciente. Un ama
de casa se descubrió capaz de transformarse en un bollo de crema y un
jubilado en una taza de chocolate. Siguen tan homosexuales como antes,
por supuesto.

CASI OBSCENO
Si quisieras oír lo que me digo en la almohada
el rubor de tu rostro sería la recompensa
Son palabras tan íntimas como mi propia carne
que padece el dolor de tu implacable recuerdo

Te cuento ¿Sí? ¿No te vengarás un día? Me


digo:
Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja
Y en tu sexo el milagro de una mano que baja
en el momento más inesperado y como por azar
lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado

No soy malvado trato de enamorarte


Intento ser sincero con lo enfermo que estoy
y entrar en el maleficio de tu cuerpo
como un río que teme al mar pero siempre
muere en él.

-Raúl Gómez Jattin


B
SER BISEXUAL.
TRADUCCIÓN REAPROPIADA AL TEXTO DE
BI SEXUAL WOMEN SPEAKS I I . SPOKEN WORD
POEM DE BEL LA COX POR INSTAGRAM:
@BIVENCIABI SEXUALA

Hablar sobre lo que es ser tú,


una incapaz de escoger.
Definitivamente, una definida,
indefinida. Fanática de la indecisión.
Hablar de cómo es amar tanto, tanto, tanto,
que el género no es lo que importa.
La genitalidad tampoco determina tu amar.
¿Para ti es un 50% ,50%?
Mmm... ¿o un 80%, 50%?
No, 50%, 40% mmm...
No importan los porcentajes, estos son
hechos para ustedes que se confunden.
Yo estoy bien sin ponerle un número.
Soy 100% bisexuala.
Aunque claro, no nos engañemos siempre
será con las mujeres con las que construya,
reafirme y a las que dedique mi amor.
Hablar de cómo un ex se atragantó al
mencionarle el pene.
Y cuando otro ex no pudo manejar mis alabanzas
a la pucha.
Hablar del código de vestimenta.
La siempre cambiante fluidez, tus cambios
constantes.
Los cortes de cabello, los piercings, las camisas a
cuadros y las faldas putonas.
El ¿qué tan hetero me veo?
Y ahora, ¿qué tan lencha?
Hablar de como la primera vez que
te enamoraste de una mujer,
desesperadamente, con sollozo y
con todo el corazón entero entregada a ella.
Y ella te dijo que eras un experimento.
Era la primera prueba gratis de
la sexualidad con una mujer.
Para que te decidieras lesbiana
porque ella tenía la pucha de estrella dorada,
alesbianadora de heterosexualas.
No tan diferente al tipo aquel que
te dijo te quitaría lo lesbiana.
Hablar de cómo eso te hizo sentir.
Cómo todos te quieren definir,
cuando tú sabes que el fluir
es lo que te hace sonreír.

Hablar de cómo es posible besar a chicos en


público, pero debes cargar un secreto,
de cómo besar a mujeres tiene que
hacerse en lo discreto.
Hablar y decirles, que amar a una mujer no es
más fácil, o igual que amar a un hombre.
Hablar y decirles que la bisexualidad no es
la sala de espera entre ser hetera o lesbiana.
Ser bisexuala puede ser una opción,
no tendría que haber una decisión.
Diles cómo puedes hacer de esto una broma.
Amo a los perros y a los gatos porque
soy Bisexuala.
Contrario a decidirme por una sola opción,
amo a ambos o a todos o a veces a ninguno.
Sumarle la culpa de todas las indecisiones de
mi vida a mi bisexualidad.
Será un recurso al que no renunciaré jamás.
Ahora habla sobre la belleza.
Dile a las lesbianas cómo besar a un hombre,
en su momento fue romántico.
Cuéntale a la gente hetero la sacudida erizante
que es mirar, provocar y escuchar el orgasmo
de una mujer.
Dile a las mujeres lo mismo.
Enseñémonos a develar nuestras puchas hasta
que no haya más vergüenza.
Diles que el vello púbico no
debería de importar.
No, el vello púbico o en el espacio público,
no debería de importar.
Diles que el significado de orgullo es que
estemos todes incluides.
Háblales de la gloriosa gracia de
hacer drag king.
Haciendo lip sync adueñándote del escenario
Diles que a pesar de todo te sientes libre.
Diles que no puedes, no lo harás y
no debes, no tendrías por qué elegir.
Diles que has viajado y llegado al fin del mundo y
has encontrado que el espectro de realidades
de género aún se está desplegando.
Diles que la gente es mucho
más que su genitalidad.
El sistema de género está hecho por el hombre.
Y esto lo hace estar lleno de defectos.
Diles que la humanidad son creaciones
tan realmente exquisitas.
Que tan solo pueden haber sido creadas
por un dios, que de seguro debe de
estar enamorado de ambos sexos, o de todos.
Diles que sí, en efecto,
esto hace a dios ser bisexual.
Si es que dios es una entidad sexual.
Diles no, no estoy comparando
la bisexualidad con la deidad.
No, pero si tienen sexo contigo
tendrán por seguro conocer el cielo.
Y nada tiene que ver con la bisexualidad
sino con mi capacidad de amar.
T
Libro en físico de Biblioteca diversa.
Libro álbum “Martina” (Entre rimas y amores, Umbral
#3)
I
INTERSEXUAL
TESTIMONIO INTERSEX
Somos testimonio de lo mítico
Testimonio de lo silenciado
Testimonio de lo Mutilado
Testimonio de lo apresurado
Testimonio de la ignorancia
Testimonio de la incertidumbre
de una vergüenza Familiar
y lo que había que esconder
Somos testimonio del dolor
Testimonio de lo negado
de vocabularios impuestos
y de manos médicas sobre nuestros cuerpos infantes
Somos también testimonio de una LUCHA
Testimonio de una FUERZA
Testimonio de la EMPATÍA
Testimonio de una BANDERA
Testimonio de VALIENTES
TESTIMONIO DE SOBEVIVIENTES
Cecilia L. En Página web: Brújula Intersexual.
(RECORTAR FRAGMENTOS)
Testimonios del libro “La gente me señala” de
Fondo Lunaria Mujer (Investigación sobre
Violencias hacia las mujeres LBT)

1
Ser mujer Lesbiana Bisexual Trans implica ser burlada
cotidianamente, ser joven implica no ser tomada en cuenta. Ser mujer
lesbiana, bisexual y trans joven implica estar expuesta a constantes
violencias, en la familia, en el espacio público, en el trabajo, en cada
lugar que se pise…(pág.19)
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2
Nada más vergonzoso que nos llamen en frente de las personas en
medio de una sala de espera con un nombre de hombre, o nos digan
“señor” o “caballero”. ¿Así quién vuelve? Y ni se diga en el
consultorio, hay médicos y enfermeras que ni saben cómo tratarnos,
hasta nos hablan con asco, ni nos tocan y eso es muy triste…(p.103).
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3
Mi mamá me aseguró que, si yo era lesbiana, ella iba a matar a mi
papá, a matarme a mí, y que se iba a suicidar porque ella no iba a
tener la vergüenza de tener una hija lesbiana. (p.22)
4
Los hombres deben ser varoniles, no pueden usar
el cabello largo ni las uñas pintadas. Yo desde
pequeño no me quería cortar el cabello, así que mi
tía me tomó del pelo y me obligó a cortarlo. Mi
papá también me pegaba.
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5
Yo me arrepentía tanto de no decirle (a mi mamá) que yo era
lesbiana y me traumaticé, incluso yo me iba a suicidar. Estuve a punto
de matarme por eso, pero un día, muchos años después, tuve el valor
de enfrentarlo y decirles. Luego de decirles, me golpearon más y me
abandonaron más todavía. (p.26)
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6
Cuando mi mamá se enteró que mi tío me violó durante ocho años
por ser bisexual no se molestó con él, sino conmigo. (p.27)
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7
Mi tío paterno me violó desde los 6 hasta los 14 años luego de
haberme visto besándome con una niña.
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8
Desde que dije que era una mujer trans, mi papá
convive conmigo pero nunca me habla.

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9
Mamá dice que me acepta como un gay varonil pero no me acepta
femenina ni trans. (p.31)
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10

Mi hermana es una mujer lesbiana y yo una mujer trans. A los 13


años les dije que era un hombre gay, aunque yo sabía que era trans.
Ese fue un error. De ahí hasta los 23 salí del closet la segunda vez. No
lo aceptaron, hubo muchos golpes, no sé de mi madre hace mucho
tiempo. Me fui a la calle casi año y medio. En la actualidad estoy casi
mejor, pero sigo sola. No tengo ningún tipo de contacto con mi
familia. (p.32)
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