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25 fj Bases del feminismo cientifico' Hace ya muchos aos que se gasta tiempo y energias en las exte- Fiorizaciones inacentes de un feminismo a base de flantrapia, de humanitarismo y de justicia, Creo que ya es hora de acabar con esas manifestaciones de feminism idealista y comenzar una serie de estudios y agitaciones en que entren menos todas esas pala brotas del liismo social y se dé mayor cabida alos criteios, mis. acertadas, del criticsma cientfico y a los métodes y dacumen- ‘0s rigurosamente positives que seran la verdadera fuerza del movimiento feminista en el porveni. Haciendo ast, se iniia la vida del feminismo cientifico, que es el Unico que puede y debe preocupar a los que estudlan Los tras cendentales problemas planteadas por la socialogia y la psico: logia contempordneas, Entre ellos ocupa un sitio de eleccién la Et Mercurio de América, Ato |, Buenos Aes, noviembre de 1898, Disponible en el CDInCr SCBICCA W. ‘reyendo Wl cnocar las opiniones en qu est dda sobre ota cus tin, el pensamenta de mundo insects contemporsnea. en = grupos Juric. ieranoy sooo, se est realizndo ura enauéte —a gue ‘han responddo,enre otras ements personledes, Mx Nora, Lombroso, Pantaleo, Nowcow, Sihele, Ferrero, et— por inaatva del Dr Gullerma Gambarota, da fora de Nts, suspicode per vara eae mejores estas europeas de socolagi. Ena circle macin que hemos ‘edie se frmulan as spuentascuastones, cae palptant teres no scapara a nadie {Gestion aca rit La moje igual icant, hombre con ders chosdentcos los de est La mujer igual jrdeamente al hombre: con ‘erechon erates par equivalantes lose este a mujer no ga jr (deamanta a hamive con devecnos menarer oe Ge eet Son tes formulas que sintatzan tres programas. ual do ols o po. blo? El prferble ox eazable? Cueone secunderos,complementrins —1* Los smores do una mujer, desde a punto de vista moral deben er juzgados lo mismo que ls amo. ‘ede loshombres? En atiossalabrax el ederecho de amar debe ser iusk tentamujery net hombre? ~2" Larue asada ene el derecho de gar {La vida con su prog trabajo? — La madre one gual, mayo rence derecho que el pare do coopera ala educacion da pole? 4" ‘em esarrallo ea prole?—5"Esadmsble el derecho del voto paral mur? poltcoyadmnstrativo,o bien el uno ol aro solamente? ‘esto dle focultauva-—Vuestra espa, st tv's cerechos ules 2 los wuestos podtapareceros menos seeuctora, menos amable? Das de estas cestiones, a cond juridical derecho de amar. ene radas con ampltud de cites, enceran muestra respuesta ale enqule Politica dela Memoria W 10/1/12 |Aos 2009/2011 José Ingenieros condicion juridica de la mujer; problema que la historia muestra bajo tantes y tan variados aspectos cuando el espiritu se con centra intentando descifrar los jeroglificos que las pasadas inst tuciones juridicas han grabado sobre las piedras que sefalan el rumbe seguide por la humanidad en su eterno movimiento de cevolucién, La historia es rca de fendmenos; de cada fendmene la ciencia puede deducir numerosas ensefianzas. La leyenda biblica —simbolizadora de las instituciones de una época—nos muestra a Eva extraida del torax de Adin para ser: le compafera; pero después del pecado queda sometida a él: y esta inicua sentencia cumplose todavia, rigurosamente, entre los pueblos en que fue pronunciada. La historia de muchas tri bus primitivas, de algunas contempordneas que atin se encuen tran en las primeras fases dela vida en sociedad, nos muestra a la mujer como un objeto perteneciente al hombre: se la com pra, vende y explota como a un animal de carga; para el cafre contempordneo «la mujer es el buey del maride. Por su parte, los filosofos, jsiempre los filésofas! legaron alguna vee hasta negar la espiritualidad del alma de la mujer mientras la afirma ban para el hombre. Pero ésta, como todas las medals tiene su roverso. En la historia. de las instituciones religiosas encontramos ala mujer ya sacerde tsa, ya pitonisa Era lade Diana la destinada al supremo honor de cortar las venas alas extranjeras arrojados por la suerte alas cos tas de Taurida,yerala barbara druidala que concurta,en|as Galas, alos sacificios ramanos.Belkiss, de Saba, Talestria, de las Amazonas, Semiramis de Ninive,evidencian que en la historia antigua no era Imposible a la mujer ocupar la cumbre del dominio politico. En la ritologia griega fue a nueve mujeres, las musas, que se design como inspiradoras dela poosia del ato, y dela cioncia; prucba de la consideracién en que la mujer era tenida, Platén, en suRepibica, las admite a gobernar los Estados y dirigir Los ejércitos. No obstante esa multitud de hechos contradictorios sin hilacién aparente, surge, para la sociologia, la necesidad imperiosa de bbuscar cuales son las relaciones existentes entre la condicién Juridica de la mujer y su condici6n social, pues, evidentemente, las instituciones jurdicas son correspondientes a determinadas formas sociales, y son variables como éstas y con éstas. ‘Spencer, admitiendo que las sociedades evolucionan del tipo mil- tar al tipo industrial, encuentra que hay asociaciones naturales, centre el militarismo y la poligamia y entre el industrialismo y la ‘monogamia, Entiendo que tanto la premisa como las conclusio res son aproximativamente exactas, pero incompletas y defi centes, pues se limitan a constatar la modalidad de un fenome no sin explicar sus condiciones de esencialidad. Labriola afirma {que Darwin no fue el flésofo de su ciencia; caso pueda algin dia afirmarse otro tanto de Spencer. Desde que la Sociologia comenz6 2 estudiar las insituciones socia- les, constaté, como primeros fenémenos su evolucion en el tiem poy Laeexistencia de vinculos determinados entre todas las corres- ppondientes @ una misma forma de organizacion social. Oe alli surgen algunas evidencas: T Las insttucionesJuriicas que deter: rminan la situacién de la mujer evolucionan; 2° Cada una de esas Instituciones es arménica con las demas instituciones sociales de cada momento histérico: 3" Son determinadas por la forma de ‘organizacién socal. Losestudios histéricos yclentificas de Morgan, Engels, Letourneau, ‘Marx, Lafargue, Loria, han demostrado que las condiciones del ambiente econdmico —determinado por los sistemas que rigen la produccién y eleambio en armani con las condiciones del ambien te natural— son las que determinan las diversas formas de orga nizacion de las sociedades humanas y las diversas relaciones delos Individuos, los grupos y los pueblos entre si. La forma de la fam Ua, a situacion de La mujer en ella, su capacidad como productora y consumidora ante el doble criterio de la conveniencia del indivi duo y de la especie, no estan excluidos de la concepcion general de los fenémenos historicos. Luego la condicin juriica de La mujer varia, en general, paralelamente a su condicién econémico-social ‘Aparentomente la moral y los sentimiontos sociales de caridad y filantropia, debieran jugar una considerable influencia sobre la situacion juridica de La mujer. No es asi. La moral, en sus malt. ples formas y evoluciones, esté principalmente subordinada alas condiciones de hecho del ambiente en que se desenvuelve —y ase al respecto la obra magistral de Aquiles Loria;— los senti- ‘mientos sociales también lo estan, y lo prueban asi el asesinato de los ancianos por sus mismas hijos y el asesinato selective de los nif, cuando se considera que su capacidad de produccién serd inferior a su capacidad de consumo; esos expedientes eco- inémicos son usados por muchas tribus salvajes 0 bérbaras. En las relaciones econémicas de los grupos sociales, se ha encon trado la explicacion de todas Las formas familiares desde la pro- rmiscuidad —o «matrimonio comunal» de Lubback— hasta la monogamia, a través del matriarcado y del patriarcado, de la poliandria y de la poligamia, que Spencer clasific, mas racional- ‘mente, como poliginia. Y, correspondiendo a esas instituciones domésticas, diversas situaciones de la mujer en la familia y la sociedad y condiciones juridicas diferentes. tna cestonpalptante 87 La promiscuidad primitiva se transforma en familia matriarcal cuando surge la necesidad de intensificar la produccién con el trabajo asociado por causa dol aumento dea poblacion; ol patriar- cada es correspondiente a una nueva necesidad del perfecciona miento en La asoclacién del trabajo para la produccién; la mono- _gamia tine sus vinculos con la propiedad individual. La conclcion de la mujer en la familia, y por consiguiente su condi ‘in juridica varia junto con su grado de dependencia econémica det hombre. La supremacia de éste sobre el resto dela familia es debi dda aque él es quien la mantione; alguien ha hecho notar el parale- Uismo existente entre esa supremaciay la econdmica de las clases sociales: en una sociedad con esclavitud la mujer equivalejuridica mente a una esclava del marido, en una sociedad feudal a una sier- va 0 vasalla, yen a sociedad capitalsta equivalea una asalariada EL mismo cafre que dijo a John Barrow que ela mujer es el buey del maridon agregé: cha side comprada y por consiguiente debe ‘rabajars; ali ta mujer, juridicamente, no puede ser més que una ‘sclava. En cambio en la Repablica de las Amazonas, que gracias 2 los historiadores griegos ha salido de la leyenda para ingresar 2 Lahistoria, ofrece el ejemplo de lo contrario: en un pueblo en el cual las mujeres praducen o conquistan todos los medios de subsistencia que necesitan, ellas son absolutamente indepen- dientes de todo yugo masculino; alli la situacin juridica de la mujer es La privlegiada, pues los hombres aprsionados en las. batallas son, socal y juridicamente, esclavos. Se observa que, en general a stuacién social de la mujer en la historia ha mejorado progresivamente y también que el desarro- llo reciente de las fusrzas productivas en todos los grupos sacia- les salidos de la barbarie ha hecho cada vez menos dependiente 2 La mujer del hombre, por cuanto dentro de la familia monogs- mica, econémicamente mantenida por el hombre, la manutencién de la mujer ha sido progresivamente menos gravosa; de alli una ‘tendencia a su exacta compensacion por medio de los servicios domésticos prestados por la mujer. O, en términos més riguro- 505: la cantidad de trabajo gastada por el hombre para mantener 2 su mujer se aproxima a la gastada por la mujer en el hogar en beneficio del hombre. Vers, pues, que siempre marchan para- lelamente la situacién econémica-cocial y la juriica de La mujer. Como debe, pues, encararse el problema en nuestros dias? En primer lugar se constata un hecho —un hecho es més que un ‘argumento— la clovacién Juridica de la mujor es una tendencia indiseutible en el desenvolvimiento histéric, y es correlativa a un mejoramiento de su situacién econémico-social. En segundo Lugar la condicién juridica de la mujer no puede ser de hecho ei mas ni menos elevada que aquélla. El obtener en nuestros dias, una nivelacién juridica del hombre y la mujer seria una simple conquista formal y no esencial; pues aunque el cédigo los nive- lara, las condiciones de hecho de la vida, de pendientes de las condiciones naturales y econémicas,harian persistir el presente desnivel. Es evidente, pues, que la primera condicién requerida para La igualdad Juridica del hombre y la mujer es su igualdad eco- nomica y social Politica dela Memoria 10/1/12 | Aas 2008/2011 pp. 67-95 ef La opinion dividese en dos campos, entre los contemporéneos: Feminists y Antifeministas. Hae ya algin tiempo Proudhon y Stuart Mill dieron sobre el tema las dos notas més vigorosamente opues- tas. Para el primera la mujeres un diminutive del hombre, inferior 6, fisica, mora eintelectualmente. lnferir ante el hombre des- de todos os puntos de vista, es alga como un términa madio entre éLy el resto del reino animal.» Para Proudhon ta mujer no podria ser jridicamente responsable hasta ls 45 aos; y su condicion jr: dlica deberla ser incomparablemente inferior ala del hombre. Para Stuart Mill, la mujer y el hombre son iguales, por su inte lectualidad y sus sentimientos, por su corazén y su razén. Ella, como él, puede y debe participar ala direccién de la familia y del Estado; todas las carreras y profesiones, manuales e intelectua les, deben serle accesibles;con esto la familia ganaria esposasinte ligentes y madres instruidas,y la sociedad adquirila artistas, pro- {esores, sabios,funcionarios, y quizas gobernantes concienzudos ‘yhonrados. «En los pueblos libres, a Justicia debe ser el principio Cardinal y no puede admitirse que en la célula socal, en la fami li, porssta la tirana. La sociedad no puede ser una repuiblica en ‘general y una aglomeracién de monarqulas en sudetalle; una socie- dad semejante no puede prosperar, pues encierra una contradic. cin que es germen de destruccin fatal» Para Stuart Milles jus. ‘2 y humanitaria la nivelacién Juridica del hombre y la mujer. “Todos los feministas contemporéneos han seguido consciente 0 inconscientemente, las huellas de Stuart Mil han hecho del femi- rismo una cuestién de justia, de razén, de humanidad, etc, y han creide que la elevacion de la mujer consiste exelusivamente en la elevacién de su condicién Juridica, Platonisme Inocuo que no pue de tener mucha influencia sobre la emancipacion de la mujer. Es con otras criterios,rigurosamente cientficas, que la sociolo gia debe buscar la solucion del problema creo que con ellos no puede sino llegar a esta conclusién: la igualdad juridica del hom bre y la mujer esta subordinada al previo nivelamiento de sus condiciones econémico-sociales. Ese nivelamiento sera posible, y solamente entonces, cuando la presente forma de preduccién capitaista haya evolucionado hacia su forma inmediata superior caracterizada por la socializacion de todas las fuerzas econdimi- «as de produccién y de cambio, y por una division cada vez mayor del trabajo y su mayor simplificacion y accesibitidad para cada individu, Entonces todos ls individuos, hombres y mujeres, podean ser iguales en su cardcter de unidades tiles de la pro duccién social ¥ cuando el hombre y la mujer sean, de hecho, socialmente iguales, na pedrén dejar de ser jurcicamente. \Verdad es que la Naturaleza, con el fin nico de la reproduccion de la especie, ha lferenciado alos individuos de la especie huma ra en machos y hembras, determinando en ellas condiciones fsio- lagicas que os hacen diferentemente apts para realizar las diver- sas formas del trabajo requeridas para satisacer las condiciones de reparacién que sustituyen el desgaste de individuo y de la espe le. Creo que esas diferencias, que no contienen ningun germen de superioridad, deberin ser tenidas en cuenta por ls legislacién del porvenir que sera, forzosamente, una legislacion clentifica. Politica dela Memoria W 10/1/12 |Aos 2009/2011 Luege: «La mujer igual, jurdicamente, al hombre, con derechos diferentes a los de éste, pero equivalentes a ellos; la realizacion, de este programa ests subordinada 2 una evolucion provia de la presente organizacién social» Creo que en esos términos debe plantearse el programa del feminism centfico, El derecho de amar y la pluralidad afectiva A inquitr i los amores de una mujer, desde el punto de vista ‘moral, deben ser juzgados lo mismo que los amores de los hom bres; 0, en otras palabras, sel ederecho de amar» de La mujer es Igual al homénimo del hombre, se plantea el problema més impor: tante de la psicologia afectiva, que hasta ahora no ha sido con venientemente abordado por los muchisimos que han escrito de AL casi siempre con eriterios profundamente desacertados. Seha exagerado, y se exagera todavia, al hablar o escribir, La impor: tancia de las funciones sexuales yafectivas en ta mujer, et hecho se ha repetido desde que dijo Hipécrates: «Faemina est quod est propter uterums, hasta que escrbié Mme. de Stael: «Toda la vida dela mujer sereduce a un episodio, que es el amor.» Y sin embar go se ha cansiderado, por lo general, mas amplia para el hombre el derecho de amar, que para la mujer. El hecho se explica por: que, al tratar estos problemas, los sentimientos afectivos suelen entrar en juego desplegando su omnipotencia en perjucio de las Ideas, euyo poder es normalmente inferior al de ellos; y de all! que el hombre al tratar de determinar los limites del «derecho de amar» de la mujer, no lo hace siguiendo un proceso mental, sino obedeciendo a un proceso sentimental que en éltimo anal sis despotiza sobre la voluntad, abedeciendo en este case a las formidables instigaciones de «egofsmo sexuals. Pero la interpre tacion ientifica de este problema, debe desligarse de toda influen cia de los sentimientos, so pena de no ser cientifica; la mayor expansion e intensficacion del individuo es, en gran parte, depen dente de la educacién, subordinads de los sentimientos y del pre dominio siempre mayor de las ideas sobre la voluntad, Jules Payot ceeribié un libro muy inteligente y muy liico sobre esta cuestién, Los hechos comprobades cientificamente, son los que pueden arghir en la cuestion. La herencia de fuerzas psiquicas al estado Latente —que podtta llamarse en adelante inneidad psicolgico— no presenta diferencias relativas al sexo del individuo; las moda Lidades y finalidades naturales de su afectividad son andlogas: cépula para a reproduccién de la especie; su perceps receps sen sitio es absolutamente el mismo. Luego los individuas machos de la especie humana no nacen diferentes de los individuos hem bras, desde el triple punto de vista de su intelectualidad, de su afectividad y de su sensibilidad, Sin embargo es indscutible que en esas tres formas principales de la vida det individuo se notan, en los adultos, diferencias nota bles: laintelectualidad media del hombre es mayor que la de la ‘mujer; algunas sensibilidades presentan una inversion de esos coeficientes; la afectvidad presenta diferencias cuaitativasy euan tutativas en ambos sexos, Pero esas diferencias, y esta observa cién es de una importancia capitaisima, no son innatas sino adqul rida, son la resultante de la doble accin ejercida por a educa ign y el ambiente sobre el individu. Vemos pues que el potencial afectivo, o capacidad afectiva,ocoo- ficiente de afectividad, (eljan los buscadores del bon mot), es Igual en los individuos de ambos sexos y que en las condiciones de desarrollo se encuentra la causa de las diversificaciones que cexperimenta en Los adultos de uno y otro sexo. Asicomo se mod fican clertas especies vegetales, sometiéndolas a especiales sis- ‘temas de cultura; asi como se modifican las especies zooldgicas, bajo Las influencias de determinadas condiciones amibientes — como los criadores refinan los caballos y los médicos atendan la viruloncia de Los microbios;— de la misma manera el ambiente de una é6poca dada, determina criterios morales dado que, por medio de la educaciin, modifican la intelectualidad, la afectivi- dad y la sensibilidad de los individuos. El ambiente y la moral no son cosas fias y universales; lejos de ‘0, la moral es una nocién absolutamente variable en el tiempo yen el espacio. Las condiciones cBsmicasy sacalesinfluyen sobre a moral de una manera directa y absoluta, Por moral no puede entenderse mis que el crterio medio, variable en al tiempo y en el espacio, con que se juzga una accion determinada, No hay una ‘moral; hay morales, o, mas bien dicho, hay un criterio con que se Juzgan actos, que es constantemente variable y no igual en todas partes. En armonta con la moral se ha condenade el patriciio y se ha dado muerte al anciano padre enfermo; se ha prestado la cesposaal transeGnte extranjero se ha asesinado aa esposa adc. tera; se ha regado con sangre el altar de los doses y se ha con denado los sacrificios sangrientos; se ha vivide en la promiscuidad se ha predicade la castidad. Esto ltimo para que el mas alto cenfermo dela filosofia universal, Nietzsche, pudiera afrmar en su ‘nueva moral que «predicar la castidad es una obra perniciosa Creo que sistematizar en cédigos la mora, darle una norma cien ‘ifca, pretender fijar sus futuras modalidades, intentar subordinar ell las enerpias individuales 0 calectivas, es el mds profunde de los errores, yo Lo han conseguide ni lo conseguirin los filosofos nilos sabios, ya merezcan mi mds profundo respeto centifico, como Guyau, 0 mi mss tena conmiseracién, como Janet. ‘Ademis la morales variable para cada clase social, para cada épo ca de la vida, para eada temperamento individual, y conduce a Considerar bueno 0 malo un acto que no lo es para otro w otros, ya cansiderar justo 0 justo lo que resulta ser precisamente lo contrario para los demés. Se deduce que en la imposibilidad de ularse por un cédigo moral enaturals los grupos humanos se gulan por un cédigo «convencionals, que es siempre impuesto por los mis fuertes. El sexo masculino, més fuerte econémica- ‘mente que el femening, le impone un cédigo moral que le bene ficia de una manera exclusiva, pues atribuye al hombre derechos {que consagra como deltos en la mujer, verbigracias el adulterio, CCon esto viola las bases naturales de la vinculacién afectiva de los sexos, pues ésta no puede existir sino entre iguales. Por su parte las mujeres ricas casadas con hombres que no lo son, se tna cestonpalptante 89 preocupan de exigi a éstos una rigurosa fidelidad reservindose cel derecho de series infcles Esta moral, que es simple convencionalismo, no puede sino ser periciosa las expansiones de la afectivdad de La mujer. Recuerdo la invectiva de Nietzsche: la moral contra natura, es decir casi toda la moral enserada hasta hoy, est dirgida, precisamente, en sentido opuesto alos instintos de la vida. La compra de la mujer 0 del hombre, en uso en algunos pueblos primitives, prsiste ain es verdad que su existencia es menos apa- rente, pero esto se debe a que la simulacién esta perfectamente protegida por una adaptacion al cbdigo moral de nuestra épaca;es un verdadero mimetismo moral. El egoismo sexual se parapeta tris del embuste del convencionalismo para hacer slempreexac: tala noble protesta de Marla Deralsmes:o el hombre asesina a la mujer porque le resiste, 0 la desprecia porque le cede. Este cardcter convencional de la moral hace que, en primer lugar, la unién legal, el matrimonio, se haga obedeciende a otros mévi- les que no som los afectivos, generalmente el interés; en segun: do lugar se atribuye més moralidad e importancia al vinculo legal {que al vinculo afectiva, produciendo esas das causas el fenéme- no, cuya constatacién ne ha escapade a la saciologi, de que el ‘amor aparece mas tarde, después del matrimonio, con todo su vigor y su atrevimiento y se implanta fuera del circulo matrimo nial, tayendo camo légica consecuencta el enganeo reefproco del hombre y la mujer. Esos hechos evidencian dos cosas: que el cédigo moral presente no esta en armonia con la naturaleza humana, que no pudenda cencerrarse en su clreula de hierro se ve obligada a romperto fre- ‘cuentemente, y que es un cédigo impuesto por los individuos eco- némica y socialmente privilegiados, los hombres, en perjuicio de los socialmenteinferiores, las mujeres. Esos dos hechos cuya obser vvacin se hace cada dia mas general y extensiva alos miembros de toda la escala social, producen una reaccion contra el cédligo moral vigente y determinan una corriente contraria ala superioridad moral y socal del vinculo legal del matrimonio sabre el vinculo afectiva, reaccion que Spencer ha constatado y explicado perfectamente De esos fenémenos —y de otros muchos de psicologia afectiva {que no es del caso referit— legamos a una concepcién nueva del problema afectivo, que por otra parte puede armonizarse per- fectamente con las mas recientes nociones adquirdas en elterre- no experimental por la psicologia cientifica. A mi juici, exsten €en el individu, macho o hembra, condiciones psicolégicas esen ciales que determinan en él a apluralidad afectivan, es decie La «coptitud de cada individuo para sentir emociones afectivas de cardcter sexual hacia varios individuos del sexo opuesto.» Los spencerianos y los socialistas eonsideran que la monogamia ¢ la forma superior dela organizacion de la familia y se limitan 2 demostrar que a la presente forma de unién legal sucederé una forma monogimica de unin libre por eleccion afectiva, Y no se ‘equivecan, Politica dela Memoria 10/1/12 | Aas 2008/2011 pp. 67-95 90 fi Pero es un profundisimo error creer que esa forma monogamica es la altima que revestir la familia; es una contradiccién en los evolucionistas creer que la familia dejaré de evolucionar en cuar. to.una evolucién posterior chacan sus sentimientos. Es tan absur- do coma las negaciones de los que siendo beneficiades por la presente organizacién econémica, pretenden detener, negindo las, sus Futuras transformaciones. Felizmente esto no es posible; pues sila evolucién es la ley superior de la existenciay de la vida ella tiene que realizarse no obstante y a pesar de los sentimien tos y los intereses de los individuos. En la unién libre monogamica por eleccién afectiva esas ideas y sentimientos individuales se modifiearin tendlendo a aproximarse rnuevamente a sus formas naturales, aejSndose cada vez mas de ‘todo convencionalismo traducido en restriccin legal La afectivi- dad siendo miltiple on Los individuos éstos tenderéninsensible- mente 3 emanciparse del yugo de la monogamia extencliendo en ‘toda su amplitud su potencialafectivo sobre uno © més indviduos del sexo opuesto y uniéndose sexualmente con ellos por mutuo consontimiento y por el tiempo que dure la afinidad afectiva. La manutencién social de los hijos, que los spencerianos y los secialistas admiten, es la nica condicién esencial para esa evo- luci6n posterior y para el funcionamiento del sistema Spencer, en la conclusion del cap. Vill de winsttuciones domésti- casm, defiende la monogamia con este argumento de resumen «todas las ideas y los sentimientos hoy asociados al matrimonio requieren necesartamente la unién simplen. Pero Spencer, a cuyo ‘genio tanto debe ls teoria de la evolucion,olvida que es0s sent mmientos y esas ideas no pueden estar excluidos de la concepcién evolutionist, No existian en otra época los que hoy inducen acon ‘iderar como sagrada la unién monogémica legal eindisoluble;aho- ra comienzan a desintegrarse aflojando su rigorismo legal supers fectivo, aceptan el collage, y preparan, por evolucién, la génesis de las ideas y los sentimientos arménicos con ta unién libre prevista or casi todos Los soci6logos. Poro éstos a su vez ovolucionarsn tendiendo a aproximarse mis alas condiciones naturates de a «plu. ralidad afectivan, hecho inevitable que, sin embargo, las ideas y los sentimiantos presentes hacen aparecer monstruasa a la inmen- sa multitud de pensadores superfciales, Algunos creerin que se trata de una simple vuelta al pasado, de tuna simple regresion ala promiscuidad primitiva;y esto seria ura prueba de absurdo pues la historia ensefa que la ciilzacién no presenta verdaderas regresionesa las instituciones de sus épocas salvaje y birbara. Una regresion existe, pero es puramente formal, produciéndose sobre los caracteres externas; ello es, por atra parte, el mejor argumento cientfico en favor de esta concepcién. Unade as leyes ‘menos conocidas, y no por eso menos cierta que las demés cien tificamente comprobadas, es la ley de regresion aparente, intuk da por Dramard y expicada y defendida brilantemente por Enrique Ferri. Esta ley constata que todas las instituciones sociales vuel vvon a rovestirse de las formas que tuvieron en periodos histéri Politica dela Memoria W 10/1/12 |Aos 2009/2011 0s primitives. El fenémeno, seguin Feri, ha sido intuide o cons tatado parcialmente por Cognetti de Marts para las instituco nes econémicas, por Carducci parala literatura, por De Hartmann para la esencia de las ideas religiosas, por Spencer para las inst tuciones politicas; Ferri lo evidenciarefiriéndolo a la propiedad y ala penalidad, Creo que la concepcion de la evolucién camo un ‘movimiento helicoidal es La que mejor explicaria esta ley. ‘Sin embargo los partidarios de la unién monogamica pueden vivir sin alarmarse; las transformaciones sociales no se producen a sal: tos, y mucho menos las que estén custodiadas por ideas y sent imientos secularmente arraigados. Aeaco esta regresién aparente de la institucion familar requiera algunos clentos o miles de afos para ser completa; pero por esa no dejard de praducirse, ex menor la satisfacci6n intelectual de poder hacer su previsin cientifica. Por sobre las alarmas de los sentimientos esta cienciaque sabe, con Lucrecio, el sabia poeta naturalists, que: «Tada es meta morfosis: siempre un flujo nuevo desaloja las cosas viejas y el {eterno cambio rejuvenece el Universo».

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