A partir de los años sesenta, varios organismos internacionales comenzaron a plantearse la necesidad de implementar un modelo de desarrollo que fuese compatible con el mantenimiento ecológico del planeta, ya que este posee recursos que no son ilimitados. En esa misma década, Anahy Sachs, consultor de Naciones Unidas para temas de medio ambiente y desarrollo, propuso la palabra “ecodesarrollo” para conciliar el aumento de la producción mundial, y la conservación del ecosistema de la Tierra. Pero dicho termino no tuvo gran acogida y en su lugar se utilizó “desarrollo sostenible”. En 1972 el informe Meadows sobre "Los límites del crecimiento” dio una voz de alerta y planteó límites al crecimiento económico y cambios en el manejo de los ecosistemas con el propósito de evitar efectos catastróficos para el planeta. En 1987, la Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo, definió “desarrollo sostenible” como el que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias. Para el 1992, la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, asume por primera vez a nivel mundial, el desarrollo sostenible como guía para la formulación de políticas de desarrollo racional y regional, integrando el desarrollo y el medio ambiente. El principal resultado obtenido de esta cumbre fue un documento titulado “Agenda 21”, en el que se define una estrategia general de desarrollo sostenible para todo el mundo, haciendo hincapié en las relaciones entre los países desarrollados y en vías de desarrollo. En ese mismo año la Unión Europea reconoce que el camino hacia el desarrollo sostenible será largo y que el medio ambiente depende de las acciones colectivas que se tomen en la actualidad. En la actualidad, se tiene claro conocimiento de que la naturaleza cuenta con recursos limitados los cuales hemos venido explotando de una forma que el planeta no es capaz de absorberlos, regenerarlos o incluirlos de nuevo sus procesos naturales. Lo cual está provocando cambios climáticos y problemas de recursos que comprometen el desarrollo de futuras generaciones.