“UN ESTRANO CASO MILAGROSO”:
LA APARICION DE LA VIRGEN EN LOS TEXTOS
TEMPRANOS DE LA CONQUISTA DE CHILE
ANDRES PRIETO
The University of Connecticut
I. INTRODUCCION
En el canto IX de La Araucana se nos relata cémo, ante el inminente
ataque del ejército araucano a una indefensa ciudad de La Imperial, una mujer
vestida de blanco y un anciano descienden del cielo en una nube y conminan
a los mapuches a no atacar el fuerte, sometiéndose al dominio espajiol:
Anteriormente, es
ZA dénde anddis, gente perdida?
Volved, volved el paso a vuestra tierra,
no vais a La Imperial a mover guerra.
“Que Dios quiere ayudar a sus cristianos
y darles sobre vos mando y potencia;
pues ingratos, rebeldes, inhumanos
asf le habéis negado la obediencia.
Mirad, no vais allé, porque en sus manos
pondré Dios el cuchillo y la sentencia. (IX, 14-15)
el mismo demonio quien se les ha aparecido:
en esto Eponamén se les presenta
en forma de un dragén horrible y fiero
con enroscada cola envuelto en fuego
y en ronca y torpe voz les hablé luego
diciéndoles que apriesa caminasen
sobre el pueblo espafiol amedrentado,
que por cualquiera banda que Ilegasen
con gran facilidad serfa tomado
y que a cuchillo y fuego la entregasen
sin dejar hombre a vida y muro alzado. (IX, 10-11)
Mediante esta doble aparicién, el poeta dota a la conquista de Chile con
las caracteristicas de la eterna lucha entre el Bien y el Mal, representadas por
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la dualidad Cielo/Infierno. Sin embargo, es de sefialar que esta distribucién
de valores entre el bando indigena y el espafiol, mediante el uso de figuras
procedentes del panteén cristiano, se verifica también en los modelos que con
mayor probabilidad utiliz6 Ercilla para este episodio. Estos modelos, como se
verd, no corresponden a la tradicién épica.
En efecto, si se revisan las paginas de la Crénica y Relacién Copiosa
y Verdadera de los Reynos de Chile de Gerénimo de Vivar se encontrara
el relato del ataque realizado por Ainavillo a la ciudad de Concepcién en el
afio 1550. El cronista atribuye directamente a la Virgen Maria la facil victoria
de las fuerzas encabezadas por Valdivia:
Esta victoria hubo el gobernador con ayuda de Dios
y de su Bendita Madre Santa Maria y del Bienaven-
turado Apéstol Santiago porque, corténdoles las
manos a estos indios y hablando con algunos, y
decian todos a una que no habfamos sido parte
nosotros para con ellos sino una muger que habia
bajado de lo alto y se habia puesto en medio de ellos,
y juntamente bajé un hombre de una barba blanca
y, armado con una espada desnuda y un caballo
blanco. Visto por los indios tan gran resplandor que
de sf salfa, les quitaba la vista de los ojos, y que de
verlo perdieron el 4nimo y fuerzas que trafan. Segdin
yo me informé de ellos, fue muy cierto ver este
milagro cuando se pusieron a vista de los espafioles
porque, sin el favor de Dios, tan pocos espafioles
contra tanto enemigo no nos podiamos sustentar,
pues ver los aparejos que trafan era de ver, porque
yo vi muchas ollas y flechas de fuego para echarnos
en las casas y muchos tablones para poner en el foso
y pasarnos al fuerte. (144)
Ocho afios antes de que la crénica de Vivar estuviese finalizada, el
mismo Pedro de Valdivia, en una carta dirigida a Carlos V y otra a sus
apoderados en la corte, escribe:
Y parece nuestro Dios quererse servir de su perpe-
tuacién [de la presencia espafiola en tierra chilena]
para que sea su culto divino en ella honrado y salga
el diablo de donde ha sido venerado tanto tiempo;
pues segund dicen los indios naturales, que el dia que
vinieron sobre este nuestro fuerte, al tiempo que los
208‘ANDRES PRIETO
“UN ESTRANO CASO MILAGROSO": LA APARICION DE LA VIRGEN.
de a caballo arremetieron con ellos cay6 en medio
de sus escuadrones un hombre viejo en un caballo
blanco e les : «Huid todos, que os mataran estos
cristianos», y que fue tanto el espanto que cobraron,
que dieron a huir. Dijeron mas: que tres dias antes,
pasando el rio de Biubiu para venir sobre nosotros,
cay6 una cometa entr’ellos, un sébado a medio dia,
y deste fuerte donde estamos la vieron muchos cris-
tianos ir para alli con muy mayor resplandor que
otras cometas salir, e que, cafda, salié della una
sefiora muy hermosa, vestida también de blanco, y
que les dijo: «Servi a los cristianos, y no vais contra
ellos, porque son muy valientes y os matarén a to-
dos». E como se fue de entre ellos, vino el diablo,
su patrén, y los acabdill6, diciéndoles que se junta-
sen muy gran multitud de gente, y qu’él vernia con
ellos, porque, en viendo nosotros tantos juntos, nos
caerfamos muertos de miedo; e asf siguieron su
jornada. (157)
Es de notar que ninguno de los autores estuvo presente en el momento
del milagro. Los tres ponen cuidado en no involucrar a ningiin espafiol en una
actividad que, ya en el siglo XVI, era considerada sospechosa. Asi, Valdivia
narra el suceso indirectamente, hablando por los indigenas: “Segund dicen los
indios naturales”. Vivar, por su parte, reconoce que los indigenas informan
de la aparicién después de los tormentos a que son sometidos. La presencia
del Yo en el relato de Vivar cumple el papel de interrogador, aun cuando la
explicacién que da es més propia de un testigo presencial:
Segiin yo me informé de ellos, fue muy cierto ver
este milagro cuando se pusieron a vista de los espa-
fioles porque, sin el favor de Dios, tan pocos espa-
fioles contra tanto enemigo no nos podiamos susten-
tar, pues ver los aparejos que trafan era de ver, porque
yo vi muchas ollas y flechas de fuego para echarnos
en las casas y muchos tablones para poner en el foso
y pasarnos al fuerte. [El énfasis es mio}
Pero es Ercilla quien mas precauciones toma antes de referir el suceso:
En contar una cosa estoy dudoso,
que soy de poner dudas enemigo,
y es un estrafio caso milagroso,
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que fue todo un ejército testigo;
aunque yo soy en esto escrupuloso
por lo que dello arriba, Sefior, digo,
no dejaré en efeto de contarlo,
pues los indios no dejan de afirmarlo. (IX, 4)
Evidentemente, Ercilla no podia presentarse a sf mismo como testigo
del hecho, dado que reconoce no haber estado presente en las acciones hasta
ahf narradas (XII, 70). Sin embargo, llama la atencién la fuerte reserva que
manifiesta antes de introducir divinidades en una escena bélica, en particular
si consideramos que éste era uno de los recursos que los lectores de la épica
podian esperar. Esto puede deberse en parte al cardcter de historia verdadera
con que el poeta espera que se perciba su obra, sobre todo en la primera parte,
Pero esta también el hecho de que Ercilla modela su relato a partir de fuentes
historiogréficas, en particular la Crénica de Vivar, cuyo manuscrito podria
haber conocido en Chile (Triviitos 18). A diferencia de los elementos proféticos
que aparecen en la segunda parte, cuya marca de literariedad es explicita, este
episodio se presenta como un hecho ya no verosimil, sino veridico en los
documentos anteriores al poema. De hecho, sus mismas marcas de literariedad
en el poema son menores, aunque no inexistentes.
Il. VALDIVIA Y GERONIMO DE VIVAR
Comparando el texto ercillano con sus predecesores, constatamos que
la aparicin sufre una serie de cambios en los casi veinte aiios que median
entre la carta de Valdivia y la publicacién de la primera parte de La Araucana.
La diferencia mas obvia entre estos tres textos es la fecha y el lugar de la
aparicién. Tanto para Valdivia como para su secretario, ésta tuvo lugar en 1550
en Concepcién, Para Ercilla, en cambio, la aparicién ocurre “har cuatro aiios
cierta y justamente” (IX, 18), es decir, en 1554, y la poblacién atacada es La
Imperial. Pero no es ésta la tinica diferencia entre los tres relatos. Hay también
diferencias en el modo en que cada uno de ellos estructura la narracién,
sirviendo en cada caso a fines distintos.
En las dos cartas de Valdivia, el ordenamiento de las distintas apari-
ciones que configuran la intervencién divina es el mismo. Cronolégicamente,
la serie se configura de la siguiente manera: caida de un cometa entre los
escuadrones indigenas, del cual sale la Virgen aconsejéndoles no atacar, sino
servir a los espafioles; posterior aparicin del demonio que los alienta en sus
propésitos; y, tres dias después, descenso de Santiago en medio de la batalla.
En el texto, Valdivia reordena asf la serie: batalla y triunfo espafiol, cuyo
principal responsable en el texto es el apéstol; luego, la advertencia mariana;
@ 210‘ANDRES PRIETO “UN ESTRARO CASO MILAGROSO": LA APARICION DE LA VIRGEN
para terminar con la arenga del demonio. Esta manera de organizar la trama
del relato es la que le permite a Valdivia interpretar la voluntad divina como
deseo de perpetuacién de la presencia espaiiola en Chile, a fin de instaurar en
41 la religin catdlica y terminar asf con el culto demoniaco. Esto queda
reforzado por la fuerte limitacién de las lecturas posibles que realiza Valdivia
al colocar su propia interpretacién al comienzo del relato. Este interés en
orientar la lectura se debe al propésito de sus cartas, Si se considera que en
el epistolario valdiviano la relacién propiamente tal siempre acttia como apoyo
a las peticiones de mercedes, se puede ver que la manifestacién ya no sélo
de la aprobacién de sus actos por parte de la divinidad, sino su ayuda efectiva,
sirve como un fuerte argumento a favor del anhelo més caro al conquistador
Y que es precisamente la principal peticién de esta carta: la ratificaci6n real
del titulo de gobernador que le ha entregado La Gasca en el Peri.
En el texto de Vivar esta secuencia es alterada drasticamente: el apdstol
y la Virgen aparecen de modo simulténeo para decidir la batalla en favor de
los espafioles, en tanto que la arenga del demonio desaparece de su relato. Ms
atin, la explicacién del triunfo espafiol en esta batalla aparece dada en dos
planos distintos: primero se entrega una explicaci6n militar, para luego dar una
causa sobrenatural'. Estos dos niveles se deben, por un lado, al cardcter
historiografico del texto, que le da una funcién distinta a la de las cartas de
su patron; y, por el otro, a la estructura misma de la Crénica, organizada “en
tomno a la figura y trayectoria de un sujeto ejemplar —Pedro de Valdivia—
cuya historia de sefialados servicios narra” (Invernizzi 11). Esto ultimo deter-
mina las variantes de la aparicién propiamente tal, pues ya no se trata de
convencer a las autoridades de la necesidad politico-teolégica del manteni-
miento y confirmacién de la empresa valdiviana, sino de ensalzar a su rea-
lizador, dotandolo directamente con el favor divino. Es asi como vemos a la
Virgen y a Santiago peleando codo a codo con los espafioles —este tiltimo,
incluso, “armado con una espada desnuda”—, sin darles ningiin tipo de ad-
vertencia ni consejo a los mapuches. La conquista de Chile no es descrita, al
menos en este pasaje, como una empresa religiosa en la cual se intenta erradicar
el culto diabélico entre los indigenas —la omisién del influjo demoniaco es
elocuente, sobre todo contrasténdolo con la funcién que le asigna el texto
valdiviano—, sino una empresa en la cual su héroe cuenta con el favor y apoyo
divinos.
1 En el pirrafo anterior al aqut reproducido se lee: “Aprestado el general con los dichos, acometi sin
temor ni pereza todos juntos al galope y, llegando cerca con toda furia, rompieron el escuadr6n de
los indios. Viéndose desbaratados, teman tanto el resuello de los caballos que no paraban y, dejando
armas en el campo y como iban a la ligera que no les embarazaba mucho la ropa que traen, no iban
muy perezosos huyendo. Viendo los otros dos escuadrones la obra que se le habia hecho al mas fuerte
y en el que més confiaban, volvieron las espaldas” (144),
2118TALLER DE LETRAS N° 29
Il, ERCILLA
Esta interpretacién de la actuaci6n valdiviana por cierto que no aparece
en La Araucana. Conocidas son las censuras de Ercilla al cardcter moral del
extremefio. De hecho, el desplazamiento temporal y espacial del episodio en
su poema puede leerse a partir de ellas. La referencia que Ercilla hace al
nombrar el ataque a Concepcién por las fuerzas de Ainavillo es demasiado
breve y general como para atribuirle a Valdivia la posesién directa del favor
divino:
Una batalla tuvo aqui sangrienta,
donde a punto Ilegé de ser perdido;
pero Dios le acorrié en aquella afrenta,
que en todas las demés le habfa acorrido.
Otros dello dardn més larga cuenta,
que les esta este cargo cometido:
allf fue preso el barbaro Ainavillo,
honor de los pencones y su caudillo. (1, 61)
Ercilla se desliga de la responsabilidad de narrar esta batalla, sefialando
de paso su conocimiento de otros textos que sf la consignan. La aparicién en
‘su poema tendra otros fines, los que se extenderdn mds alld del ambito americano
para conformar una visién mds amplia de la historia humana. Por esta raz6n,
presenta una serie de diferencias estructurales con respecto a las versiones
anteriores.
En primer lugar, Ercilla vuelve a incluir la arenga diabélica en su relato.
La conquista aparece dotada de las caracteristicas de la lucha entre el Cielo
y el Infierno, en particular por la estructura del relato, que opone la aparicién
de Eponamén ala de la Virgen y Santiago. A diferencia de los textos anteriores,
que enfatizaban al conquistador por sobre la conquista como el realizador de
la voluntad divina, en el texto de Ercilla el anonimato de los defensores de
La Imperial y su carécter colectivo (IX, 7) ponen el acento sobre el hecho
mismo de la empresa conquistadora como portador privilegiado del estandarte
divino. El enfrentamiento entre el Bien y el Mal adquiere en el poema una
dimensi6n césmica que no posefa en las cartas de Valdivia, manifestado por
las oposiciones climaticas que rodean a cada aparicién. En efecto, cuando
aparece el demonio, la naturaleza se torna abiertamente hostil, el aire se turba
“y de prodigios tristes se espesaba”. Granizos, lluvias de piedras, rayos, truenos
y relémpagos constituyen el marco de la aparicién de Eponamén (IX, 9). En
cambio, en cuanto aparece Maria, “la tempestad cesé y el raso cielo / vistié
el htimido campo de alegrfa” (IX, 13). Las palabras e imagenes relacionadas
con la luz aparecen casi en cada verso de esta octava. La distribucién de los
212‘ANDRES PRIETO “UN ESTRARIO CASO MILAGROSO": LA APARICION DE LA VIRGEN
valores asociados al Bien y al Mal entre los bandos en disputa se realiza a
través de los papeles que cumplen tanto Eponamén como Marfa, incitando la
muerte de los espafioles y defendiéndolos, respectivamente.
Pero, sin duda, la mayor diferencia, tanto con Valdivia como con Vivar,
es que en el poema el apéstol no entra en batalla. Mas atin, su aparicién es
secundaria respecto a la de la Virgen:
en una nube una mujer venia
cubierta de un hermoso y limpio velo,
con tanto resplandor, que al mediodia
la claridad del sol delante della
es la que cerca dél tiene una estrella.
Desterrando el temor la faz sagrada
a todos conforté con su venida;
venfa de un viejo acompajiada,
al parecer de grave y santa vida. (IX, 13-14)
Este cambio no es menor. Santiago ya no es un apéstol guerrero que,
“armado con una espada desnuda y un caballo blanco”, decide el destino de
una batalla que de otro modo los espafioles hubiesen perdido, como reconoce
al final de su relato Vivar. Esta cuidadosa separacién entre la aparicién y la
batalla (que nunca Ilega a realizarse) sefiala con exactitud el cardcter contin-
gente de la lucha entre espaiioles y araucanos en el contexto del enfrentamiento
del Bien y el Mal en el que la sittia. Para Ercilla, la aparicién, como los
milagros, es parte de un mecanismo histérico de lucha que ya se ha utilizado
en otras épocas, y cuyo objetivo no se condice tinicamente con los proyectos
de expansion imperia
Si los hombres no ven milagros tantos
como se vieron en la edad pasada,
es causa haber agora pocos santos,
y estar la cristiana ley autorizada. (IX, 1)
Ercilla razona que si se vio un milagro de las dimensiones por él narradas
en Chile, el propésito divino era evangelizador mas que politico, pues su tinico
motivo serfa “que a la fe se redujese / la barbara costumbre y ciega gente”
(IX, 5). Asi, el caracter césmico con que se nos presenta el enfrentamiento
entre el Cielo y el Infierno le confiere a la disputa entre ambos bandos una
indole absoluta. Pero al separar el enfrentamiento mismo entre el Cielo y el
Infierno del hecho contingente de la conquista, no se le atribuye este cardcter
césmico al proyecto de expansién imperial en sf. Ercilla muestra la conquista
como un capitulo més de la lucha entre ambos poderes sobre la tierra.
213TALLER DE LETRAS N° 29
De este modo se entiende la eliminacién de la espectacular aparicin
que Santiago realizaba en el texto valdiviano, y, particularmente, en la
Créniea de Vivar. En su lugar, Ercilla despoja al apéstol de todo atributo
guerrero y lo hace aparecer en un rol secundario, pues el milagro de evitar
el ataque lo realiza Maria. Es decir, Santiago ya no es més el Santiago
Matamoros de la tradicién espafiola. En su lugar encontramos una figura
subordinada a la de la Virgen, cuya funcién ya no es 1a batalla —y esto es
importante remarcarlo—, sino el apoyo de la tarea evangelizadora llevada
a cabo por Maria.
IV. CONCLUSION
Si bien puede decirse que mediante este episodio Ercilla incluye a la
empresa imperial dentro del marco més amplio de la lucha entre el Bien y el
Mal, no debe olvidarse que la conquista de Chile no est exenta de una mirada
critica. No s6lo Valdivia es quien recibe una censura moral en el poema, sino
que puede argumentarse que, en la primera parte, la accién épica gira en torno
a las hazafias de un héroe dominante: Lautaro. Pero tampoco puede dejar de
sefialarse que, en la tiltima batalla, la victoria espafiola es contundente y uno
de los primeros en caer es el comandante araucano. Su misma muerte anula,
en parte, su herofsmo. No s6lo muere por haber bajado soberbiamente la
guardia en el tinico excurso erético de esta parte, sino que es alcanzado por
una flecha atin antes de poder entrar en combate. La muerte de Lautaro no
deja dudas respecto de la distribucién de valores arriba comentada, pues su
alma “bajo furiosa a la infernal morada” (XIII, 18). Compdrese con la muerte
de quien debe ser el personaje espafiol mas censurado en la primera parte,
Valdivia, a quien un indigena “entreg6 al eterno suefio /y en el suelo con sibita
caida / estremeciendo el cuerpo, dio la vida” (III, 67). Los cristianos merecen
ser castigados por sus pecados, en particular por su codicia. Sin embargo, “el
Eterno Padre poderoso / lo dispone y ordena de otra suerte / dilatando el azote
merecido” (VIII, 67). A pesar de que el poeta les dedica mayor atencién,
los araucanos aparecen, como conjunto, marcados por su pertenencia al
bando del Mal y, por lo tanto, condenados a la derrota final. Y es preci-
samente esto lo que reconoce Puchecalco al advertirles a los caciques que
slo “por un término breve se os concede / la libertad y habéis lo més gozado”
(VIII, 40). En la primera parte, la visién hist6rica de la conquista de Chile
tiende al relos apocalfptico del triunfo final del Bien sobre el Mal. Al
presentar la conquista como un capitulo mas de la lucha eterna entre las
2 Acerca de las marcas negativas con que son descritos los indigenas a lo largo del poema, véase
Elizabeth Davis, especialmente 39-51
214[ANDRES PRIETO “UN ESTRANIO CASO MILAGROSO": LA APARICION DE LA VIRGEN
potencias divinas, Ercilla puede mostrarla con altibajos y cambios de fortuna
en ambas partes y, al mismo tiempo, reservarse una mirada critica para las
acciones de sus compatriotas.
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