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Las mujeres y la ficci6n fo) EL TITULO DE ESTE ART{CULO PUEDE SER LE{DO DE DOS MANERAS: puede aludir a las mujeres y la ficcién que escriben o a las mujeres y a la ficcién que se esctibe sobre ellas. La ambigiiedad es intencional, ya que para lidiar con las mujeres como escritoras, es deseable la mayor clasticidad posible; es necesario dejarse espacio para lidiar con otras cosas ademas de su trabajo, tanto que su obra ha sido influida por condiciones que no tienen nada que ver con el atte. La investigacién més superficial respecto a la escritura de ~~ mujeres inmediatamente hace surgir un sinfin de preguntas. ;Por qué, nos preguntamos, no hubo un continuo de escritura de mujeres antes del siglo dieciocho? ;Por qué entonees ellas escribieron habitualmente como hombres, y en el curso de su escribir, produjeron una después de la otra, algunos de los clésicos de la ficcién inglesa? a¥ por qué su arte entonces, y por qué hasta cierto punto lo sigue haciendo, tomé la forma de ficcin? ‘Al pensar un poco nos daremos cuenta de que estamos haciendo preguntas para las que solo obtendremos, como respuesta, mds ficcién, La respuesta ahora est encerrada en vicjos diarios, escondida en antiguos cajones, medio eliminada en las memorias de las mayores. La encontraremos en Ia vida en la oscuridad, en esos pasillos casi sin iluminacién, apenas pescibidos. Porque sabemos poco acerca de las mujeres. La historia de Inglaterra es la historia de la Ifnea masculina, no de la femenina. De nuestros padres siempre sabemos algtin hecho, alguna distincién. Fueron soldados o fueron marinos; ocuparon ese puesto o hicieron tal ley: Pero de nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras bisabuelas, qué queda? Nada si no la tradicién. Una era hermosa, otra era pelitroja, otra fue besada por una reina. No sabemos nada de ellas excepto por sus nombres y las fechas de sus matrimonios y el ntimero de hijos que tuvieron. 88 Entonces, si deseamos saber por qué én cualquier momento especifico las mujeres hicieron esto 0 lo otto, por qué no escribieron nada, por qué por otra parte escribieron obras maestras, es extremadamente dificil saberlo, Cualquiera que quiera rebuscar entre esos vicjos papeles, que quiera dar vuelta la historia hacia el otro lado y ast conscruir una imagen fel de la vida diatia de la mujer comin en la época de Shakespeare, en la época de Milton, en la época de Johnson, podria no solo escribir un libro asombrosamente interesante, pero también le daria al critico un arma de la que ahora catece. La mujer extraordinaria depende de la mujer comtin, Es solo cuando conocemos cadles eran las condiciones de la vida de la mujer promedio (el promedio de sus hijos, si ten‘a dinero propio, un cuarto propio, si tenia ayuda para criar a su familia, si tenia ssitvientes, si las tareas domésticas eran su labor), solo cuando podemos medir la forma de vida y la experiencia de vida posible para la mujer comtin, podremos entender el éxito o fracaso de la mujer extraordinaria come escritora, Extrafios espacios de silencio parecen separar un periodo de actividad del siguiente. Estén Safo y un pequefio grupo de mujeres escribiendo poesia en una isla griega sciscientos afios antes del nacimiento de Cristo. Ellas se callaron. Entonces alrededor del afic 1000 encontramos a una mujer de la corte, la dama Murasaki, escribiendo una muy larga y bermosa novela en Japén. Pero en Inglaterra durante el siglo dieciséis, cuando los dramaturgos y poetas estaban més activos, las mujeres estaban mudas. La literatura isabelina era exclusivamente masculina. Entonces, al final del siglo dieciocho y a principios del diecinueve, encontramos a mujeres escribiendo de nuevo (esta vez en Inglaterra) con extraordinatia frecuencia y éxito. La ley y las costumbres son, por supuesto, las principales responsables de estos extrafios insermedios de silencio y habla. Cuando una mujer estaba sujeta, como en el siglo quince, a ser golpeada y empujada por la habitacidn si no se casaba con cl hombre elegido por sus padres, la atmésfera espiritual no era favorable pata la creacién de obras de arte. Cuando se la casaba sin su consentimiento con un hombre que entonces se convertta en su amo y sefior, “hasta donde las leyes y costumbres lo permitieran’, como era en la época de los Estuardo, es posible que tuvieran poco tiempo y menos apoyo para escribir. El inmenso efecto del entorno y la sugestién en la mente, recién empezamos a entenderlo en nuestra época psicoanalitica. De nuevo, con memorias y cartas para ayudarnos, estamos empezando a entender lo anormal del esfuerzo necesario para producir una obra de arte, y qué tipo de refugio y apoyo requiere la mente del artista. Estos hechos nos los aseguran las vidas y cartas de hombres como Keats y Carlyle y Flaubert. Por tanto es claro que la extraordinaria explosion dela ficci6n al principio del siglo diecinueve en Inglaterra fue acompafiada por innumerables pequefios cambios en la ley, las costumbres y los modales. Y las mujeres del siglo diecinueve tenfan cierto ocio, tenfan cierta educacién. Ya no era Ja excepcién para las mujeres de las clases medias y altas el elegir sus propios maridos. Yes significativo que de las cuatro grandes mujeres novelistas (Jane Austen, Emily Bronté, Charlotte Bronté y George Eliot), ninguna tuvo hijos y dos eran solteras. Aun asf, a pesar de que es claro que la prohibicién de la escritura ha sido levantada, todavia hay, pareciera, presién considerable para que Jas mujeres escriban novelas. No hay cuatro mujeres mds distincas en genio y cardcter que estas cuatro. Jane Austen no tenia nada en comin con George Eliot; George Eliot cra el opuesto de Emily Bronté. Y aun as{ todas fueron entrenadas para la misma profesién; todas, cuando escribieron, crearon novelas. La ficcién era, como todavia es, la forma més facil para una mujer de escribir. No es dificil, tampoco, encontrar la razén. Una novela es la forma de arte menos concentrada, Una novela puede ser tomada o abandonada més ficilmente que una obra o un poema. George Eliot dejaba su trabajo para cuidar a su padre, Charlotte Bronté abandonaba su pluma para sacar los ojos de las papas. Y viviendo como lo hacian en la sala de estar, rodeadas de gente, una mujer estaba entrenada para usar su mente en la observacién y para el andlisis de personalidades. Estaba entrenada para set una novelista y no una poeta. Incluso en el siglo diecinueve, una mujer vivia casi exclusivamente en su habitacién y sus emociones. Y esas novelas decimonénicas, destacables como lo eran, estaban profundamente influenciadas por el hecho de que las mujeres quienes las escribieron estaban excluidas a ciertos tipos de experiencia. Que las vivencias tienen gran influencia en Ia ficcion. ¢s indiscutible, La mejor parte de las novelas de Conrad, por ejemplo, habria sido destruida si hubiera sido imposible para él ser un marinero. Quita todo lo que Tolstdi sabia de la guerra como soldado, de la vida y la sociedad como un joven rico cuya educacién le daba acceso a todo tipo de experiencias, y Guerra y pas seria increiblemente empobrecida. Yssin embargo, Orgullo y prejuicio, Cumbres borrascosas, Villette, y Middlemarch faeton escritas por mujeres a quienes se les negé forzosamente toda experiencia salvo csa que podria encontrarse dentro de una sala de clase media. Ninguna vivencia de primera mano de la guerra, navegacién, politica o negocios era posible para ellas. Incluso su vida emocional estaba estrictamente regulada por las leyes y costumbres, Cuando George Eliot se aventuré a vivir con el sefior Lewes sin ser su mujer, la opinién pitblica se escandaliz6. Bajo su presi6n, ella se retiré a una reclusién suburbana que, inevitablemente, cuvo los peores efectos posibles sobre su trabajo. Escribié que a menos que la gente le preguntara por voluntad propia si podian ir a verla, no los invitaba. Al mismo tiempo, en el otro extremo de Europa, Tolstdi estaba viviendo una vida libre como soldado, con hombres y mujeres de todas las clases, por la que nadie lo censuraba y de la cual sus novelas absorbieron mucho de su asombrosa envergadura y vigor. Pero las novelas de mujeres no fueron afectadas solo por el necesariamente angosto rango de la experiencia del escritor. Mostraban, al menos en el siglo diecinueve, otra caracteristica que puede ser rastreada hasta el sexo del autor. En Middlemarch y en Jane Eyre estamos conscientes nolsolo{de'la personalidad del novelista, como somos conscientes de la personalidad de Charles Dickens, sino también somos conscientes de lla presencia de una mujer, de alguien que resiente el tratamiento de sa ‘sexo y clama por sus derechos. Esto le da a la escritura de mujeres un elemento que est completamente ausente de Ja escritura masculina, a menos que, de hecho, se trate de un hombre trabajador, un negro, @ alguien que por alguna otra raz6n sea consciente de una discapacidad, Introduce una distorsién y es frecuentemente la causa de debilidades, El deseo de clamar por una causa personal o de hacer de un personaje un portavoz de algin descontento o agravio personal siempre tiene um efecto, angustioso, como si el lugar al. quelsedirige la atencion del lector se vuelve doble en lugar de simple. El genio de Jane Austen'y Emily Bronté nunca es més convincente que en su poder para ignorar estos reclamos y solicitudes y para seguir en su camino sin ser perturbadas por el escarnio o la censura. Pero se necesita una mente muy serena o muy poderosa para resistir la tentacién de la rabia. El ridiculo, la censura, la certeza de la inferioridad de una forma u otra que fueron prodigados sobre las mujeres que practicaban tun arte, provocaba naturalmente tales reacciones. Uno ve el efecto en la indignacién de Cha:lotee Broncé, en la resignacién de George Eliot. Una y otta ver. entcontramos en el trabajo de las autoras menores, en su cleccion de temas, en su autoafirmacién antinatural, en su docilidad antinacural, Atin més, la insinceridad se cuela casi inconscientemente. ‘Adoptan una mirada de deferencia a la autoridad, La visién se vuelve demasiado masculina o demasiado fernenina; pierde su perfecta integridad y, con eso, su més esencial cualidad como obra de atte. El gran cambio que se ha introducido en la escritura de mujeres es, al parecer, un cambio de actitad. La escritora ya no estd amargada. No estd enojada, No esté pidiendo y protestando mientras escribe. Nos estamos acercando, si no hemos llegado ya, al tiempo en que su trabajo ended poca o nula influencia extema para perturbatlo, Ella serd capaz de concentrarse en su visidn sin distracciones desde el exterior. La distancia que una vez estuvo al alcance del genio y la originalidad s6lo ahora se ha acercado al alcance de las mujetes comunes. Por tanto, la novela promedio de una mujer es mucho mds genuina y mucho més interesante que lo que era hace cien o incluso cincuenta afios. Pero todavia es verdad que antes de que una mujer pueda escribir exactamente cémo quiere, tiene muchas dificultades que enfrencat, Para emperat, estan las dificultades técnicas (tan simples, aparentemente, en realidad, tan complicadas) de que la misma forma de la oracién no calza con ella, Es una oracién hecha por hombres, es demasiado suelea, demasiado pesada, demasiado pomposa para ser usada por una mujer. Y sin embargo, en una novela, que cubre tanto terreno, un tipo comin y cosriente de oracién tiene que ser encontrado para llevar al lector ficil y naturalmente de un lado del libro al otto. Y esto una mujer debe hacerlo por sf misma, alterando y adaptando la oracién actual hasta escribir una que tome la forma natural de su pensamiento sin aplascarlo © distorsionarlo. Pero eso, después de todo, es solo un medio para un fin, y el fin sigue solo siendo posible de alcanzar cuando una mujer tiene el coraje para superar los obstéculos y la determinacién para ser honesta consigo misma. Porque una novela es, después de todo, una declaracién sobre mil objetos distintos, humanos, naturales divinos; ¢s un intento de relacionarlos unos con otros. En toda novela de méritos estos distintos 7 elementos deben mantenerse en su lugar con la fuerza de la visién del autor, Pero tienen otro orden, que es el orden que se les impone por convencién. Y como los hombres son los drbitros de ésa convencién, como han establecido un orden de valores; as{ también, ya que la ficcién se basa principalmente en la experiencia, estos valores perduran ahi en gran medida. ores de una mujer no sean los valores de un hombre. Por tan jando una mujer escribe una novela, ella encontrar que esté desea petuamente alterat los valores establecidos, hacer serio lo que p : porque los criticos del sexo opuesto estardn genuinamente confundidos y sorprendidos por un intento de alterar la escala de valores actual, y ser vista no solo como una mera diferencia de visién, sino una visién que es débil, 0 trivial, o sentimental, porque difiere de la suya. Pero aqui también las mujeres estin empezando a ser més independientes de la opinién. Estin empczando a respetar su propio sentido de los valores. Y es por esta razén que los temas de sus novelas empiezan a mostrar ciertos cambios. Estén menos interesadas, pareciera, en ellas mismas; por otra parte, estén mds interesadas en otras mujeres. A principios del siglo diecinueve, las novelas escritas por mujeres eran en gran parte autobiogrdficas. Uno de los motivos que las llevé a escribir fue el deseo de exponer su propio suftimiento, de reclamar por su propia causa, Ahora que este deseo ya no es tan urgente, ellas estén empezando a explorar su propio sexo, a escribir de si mismas como nadie ha escrito de cllas antes, ya que, por supuesto, hasta muy recientemente, las mujeres en Ia literatura eran creacién de los hombres. Aqui de nuevo hay dificultades que superar ya que, si uno puede generalizar, no solo las mujeres se someten menos facilmente ala observacién que los hombres, también sus vidas son menos probadas y examinadas por los procesos comunes de la vida, Muy a menudo, nada tangible queda del dia de una mujer. La comida que ha sido cocinada es comida, los nifios que han sido criados se han enviado al mundo. ;Dénde cae el interés? ;Cudl es el punto saliente del que se aferra la novelista? Es dificil decirlo. Su vida tiene un cardcter anénimo que es confaso y desconcertante en extremo. Por primera vez, este oscuro pais esté { criticadas empezando a ser explorado en lafecién, y al mismo tiempo, una mujer tiene también que registrar Los cambios en las mentes de las mujeres y cn los habitos que la apertura de las profesiones ha introducido. Ella ha tenido que observar como las vidas dejan de vivirse bajo la tierra tlene que descubrir qué nuevos colores ysombras se estén mostrando en ellas ahora que estén expuestas al mundo exterior Sis entonces, uno deberfa tratar de resumis la personalidad dela fiecibn de mujeres en el momento presente, tal vez decir que es valiente, ¢s sincera, se mantiene cercana a lo que las mujeres sienten. No esta amargada, No insiste en su femineidad. Pero al mismo tiempo, un libro de una mujer no esté escrito como un hombre lo hubiera escrito, Esas snalidades son nhucho mas comunes de fo que eran, pero le dan incluso t obras de segunda y tercera categorfa el valor de la verdad y ol interés de la sinceridad. ero ademés de estas buenas cualidades, hay dos que llaman a una discusi6n mis profunda. El cambio que ha convertido ala mujer ingles de una influencia sin descripeién, fluctuante y vaga, en una votante que ganaun sueldo, una ciudadana responsable; kha dado tanto en se vida yen su arte un giro hacia lo impersonal. Sus relaciones ahora no son ole emocionales, son intclectuales y politicas. El viejo sistema que la condenaba a mirar las cosas de soslayo con los ojos entornados o a través de los ofs de su matido @ hermano, ha dado luga als interesesdirectos y pricticos de tna que debe actuar por s{ misma, y no solo infuencias Joe actos de otros. Por tanto, su atencién esti siendo dirigida lejos del centto personal, que la enfocaba exclusivamente hacia el pasado, y hacia Jo impersonal, y sus novelas se vuelven naturalmente nis criticas de la sociedad y menos analiticas de las vidas individuales. Podemos esperar que el oficio de tébanos del Estado, que hasta abors ha sido una prerrogativa masculina, ahora serd entregado a las mujeres también. Sus novelas también lidiarin con males y semedios sociales, Sus hombres y mujeres no serén observaclos solo en relacién emocional entre unos y or0s, pero mientras ellos se adbieren y chocan en grupos en clases y razas. Ese es tin cambio de cierta importancia. Pero hay otro saan més interesante para quienes prefieren las mariposasa os vdbanos (es lec, el artista al reformador). La gran impersonalidad de las vidas de las mujeres fomentarin el espisiva poético, yes en Ja poesia quella ficcién de las mujeres sigue siendo débil, Las llevaré a estar menos absortas en los hechos y dejar de estar contentas con registrar con incretble precisién los més minimos detalles que caen bajo su propia observacién. Ellas mirarén més alld de las relaciones politicas y personales, hacia las preguntas mis amplias que la poeta trata de solucionar: de nuestro destino y el significado de la vida. La base de Ja actitud pottica esté por supuesta fundada en gran parte sobre cosas materiales, Depende del ocio y de un poco de dinero, y de la oportunidad que entregan el dinero y el ocio para observar impersonalmente y sin pasién. Con dinero y ocio a su servicio, las mujeres naturalmente se ocuparén a s{ mismas més que lo que hasta ahora ha sido posible en el arte de las letras. Ellas creardn un uso més sutil del instrumento de la escritura, Su técnica se volverd més audaz y més rica. En el pasado, la virtud de la escritura de mujeres muchas veces cayé en su divina espontaneidad, como la cancién del mislo 0 del tordo. No la habfan aprendido, venfa del corazén. Pero era algo, y mucho més a menudo, parloteo y chismes, mera chatla detramada sobre el papel y dejada secar en pozas y manchas. En el futuro, con tiempo y libros y un pequetio espacio en casa para ella la literatura se volverd para las mujeres, asi como pata los hombres, un arte a ser estudiado. El don de las mujeres serd entrenado y fortalecido, La novela dejard de ser el vertedero de las emociones personales, Se transformaré, més que ahora, en una obra de arte como cualquier otra y sus recursos y limitaciones serdn exploradas. Deaqui solo hay un paso corto a la préctica de las artes sfisticadas, hasta ahora tan poco practicadas por las mujeres, a la escritura de arte y critica, de la historia y la biografia. ¥ eso, también, si consideramos la novela, sera una ventajas porque ademés de mejorar la calidad de la novela en si misma, también alejara a los extrafios que se han sentido atraidos a la ficcién por su accesibilidad mientras sus corazones estén en otra parte. Asi la novela se liberard de esos excedentes de la historia y los hechos que, en nuestro tiempo, la han deformado. Asi, si podemos profetizar, las mujeres llegardn a escribir menos novelas, pero mejores, y no solo novelas, sino también poesia, critica ¢ historia, Pero en ésto, seguramente, uno est4 mirando hacia esa edad dorada, tal ver fabulosa, en que las mujeres tendrén lo que por tanto tiempo se les ha negado: ocio, dinero y un cuarto propio.

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