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2 Personajes:
Jorge: Hombre de unos cincuenta años. Ha sacrificado su vida por un trabajo que en realidad no le
gustaba. De un día para otro lo despiden y luego de reflexionar acerca de lo inútil que ha sido su
sacrificio, decide empezar de nuevo.
Andrés: Sobrino de Jorge. Enterado del momento que vive su tío, va a visitarlo.
ACTO ÚNICO
Escenario: Un porche que da a un patio trasero. En el porche una larga hamaca de madera
Jorge está sentado contemplando el patio. Andrés sale de la casa por la puerta trasera.
–Andrés: Hola tío, entré porque estaba abierto. Imaginé que estarías aquí.
–Jorge: No. Una mañana llegó mi superior y me dijo con la mínima sensibilidad: ¨Amigo, estamos
queriendo renovar la imagen de la empresa y estamos pensando para su puesto en alguien con ideas
nuevas y mayor manejo de la tecnología¨… Creo que ni siquiera sabía mi nombre.
–Andrés: Bueno tío, es que esos hombres no suelen ser muy considerados.
–Jorge: Es que me sentí tan ingenuo, porque yo creía que era importante para estas personas. Cada
navidad que pasaba lejos de mi hija o cada cumpleaños suyo que me perdí por estar trabajando, me
consolaba pensando: ¨en mi trabajo aprecian mucho mi desempeño¨, ¨soy muy importante en mi
trabajo¨. Sí, ¡muy importante!
–Andrés: Tienes que sentirte tranquilo de haber hecho lo que tenías que hacer.
–Jorge: Es que hoy no tengo nada de aquello por lo que sacrifique toda mi vida. Es como haber
estado treinta años construyendo un castillo que un día se derrumbó y punto, no queda más nada.
–Andrés: Sabes que siempre vas a tener lugar en el proyecto familiar. De hecho, con tu experiencia
nos aportarías mucho.
–Jorge: Te agradezco pero ya dediqué mucho tiempo a ¨tener éxito¨, con los años que me quedan me
voy a dedicar a hacer algo que me haga feliz.
–Jorge: Voy a armar mi huerta y me voy a dedicar a cultivar mi propia comida. Quizás con el tiempo
pueda hacerla crecer y vender productos orgánicos.
–Andrés: (Sorprendido) ¡Wow, eres una caja de sorpresas! Nunca me imaginé que podía gustarte
eso.
–Jorge: Así como me ves, cuando niño, yo le ayudaba a mi padre en las tareas del campo.
–Jorge: No lo sé. En algún momento de la vida uno se confunde y empieza a hacer cosas que no
quiere porque piensa que eso le da más valor… Y así se te pasa la vida… Y un día estás viejo y
aquellos por los que sacrificaste la vida te dicen con una palmada en la espalda: ¨Amigo, estamos
pensando en alguien más joven para su puesto¨. (Pequeña pausa) ¿Me permites un consejo?
–Jorge: No desperdicies tu vida en algo que no quieres hacer porque quizás un día se termina y si no
lo has disfrutado te quedas sin nada.
–Andrés: (Mira el reloj) Tío, tengo que irme, pero por cualquier cosa que necesites me llamas.
(Se despiden. Andrés se va. Jorge se para, se despereza estirando sus brazos y baja del porche al
patio)
–Jorge: Bienvenida nueva oportunidad.
FIN