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STAFF
MODERADORA DEL PROYECTO
-Patty
TRADUCTORAS
Lucia BJ VivianaG2509 AS
Página | 3
Wanda LouLo Fable
CORRECTORAS
-Patty Liv VivianaG2509
Lucia BJ
A la deriva
Miro al mar.
Olas que brillan como vidrio, lo suficientemente afilado como
para silenciarlos gritos más vacíos.
Mis llantos tragados a una oscuridad como el infierno de
donde vinieron.
El infierno que ella me trae.
Página | 6 El infierno que me hizo amarla.
El infierno que se crea con el amor a este mar.
Ella lo ve, pero no lo sabe, o tal vez lo hace, tal vez ese sea
el chiste.
Que moriremos aquí juntos, el mar y yo.
Y luego está el agua, en el que vamos a la deriva.
Ahora mismo.
Que no se preocupa por nosotros.
No le importa el amor no correspondido o los corazones
ardientes o su mismo corazón que me ahoga.
Solo los años vacíos después de ser salvo.
Prólogo
Anders
ANTES - Ocho años atrás…
—¿Estás perdido?
¿Cuándo no lo estoy?, pienso para mí mismo. No tengo prisa
por darme la vuelta y averiguar quién esta preguntado. No tengo
prisa por hacer nada, ni siquiera por averiguar dónde estoy.
Perdido.
1Lasaventuras de Huckleberry Finn, obra de Mark Twain, considerado el Dickens norteamericano, representa una de las
primeras grandes novelas estadounidenses.
Señala una puerta cerrada. —Esta es la Sra. Chaffey —dice—.
Ella ni siquiera es española, es tan patético. Te perdiste la primera
clase, ¿no es así? —Asiento con la cabeza—. Bueno, de todos modos,
no te preocupes. Es dura, pero es mucho más amable con los chicos
que con las chicas.
Shay abre la puerta y pasamos de nuestro pequeño mundo
privado en el pasillo a un salón de clases lleno de ojos cansados y
conectados, todos mirándome.
Son extraños. Soy un extraño. Mi pelo es largo, mi cara
desaliñada, como un perro en la calle. Me visto sobre todo de negro.
Tengo muchos tatuajes y planeo tener más. Me veo diferente, soy
diferente.
Y esto me queda bien.
Me pusieron en un papel y yo lo haré.
Si quieren que sea malo, seré peor.
Página | 10 Ni siquiera miro a la profesora. No importa. Ella no importa.
Lo único que importa es la chica de ojos anhelantes, sonrisa
tímida y orejas pequeñas.
Cuando encuentro un asiento vacío en la parte de atrás del
salón de clases, sé que al final de la semana estaré susurrando en
esos oídos, le estaré diciendo cosas que ella quiere escuchar,
promesas que tal vez no pueda cumplir. Seré su salvador.
Y ella será mía.
Capítulo 1
Shay
PRESENTE
3
Se refiere a la música popular de Corea del Sur, incluye diversos géneros como: pop, hip-hop, rock, etc.
Recomendación personal de -Patty: Vayan a escuchar Monsta X
4
Ragnar Lodbrok fue un rey legendario de Noruega, Suecia y Dinamarca que reino en el siglo VIII. Fue el
protagonista de una serie llamada Vikingos(a la que hace referencia Shay).
5
Nacidos desde los años 80 hasta los 2000, generación marcada por un mayor uso y familiaridad con los
medios de comunicación y tecnologías digitales.
sombría). Independientemente, creí que ese sería el inicio de la vida
que siempre había anhelado y necesitado.
Pero Danny se decidió por Europa y no estaba dispuesta a
dejarlo que se fuera sin mí. Ahorramos. Nos quedamos en Capri por
meses. Hicimos amigos, obtuvimos trabajos de barman y tuvimos
pagos bajo la mesa, vivimos la dolce vita6.
Y luego…
Me dejo. De repente, toda la decisión de ‘‘Vamos a Europa y
divirtámonos’’ de su parte, se volvió menos que una nueva
experiencia juntos y más acerca de él no queriendo comprometerse y
establecerse. De pronto, todo tuvo sentido.
No debí haber estado sorprendida. Quiero decir, sabía que
nuestra relación no era perfecta, sabía que a lo largo de los meses las
cosas entre Danny y yo habían estado tensas, tenía esa molesta
sensación en la parte de atrás de mi cabeza de que las cosas no
estaban bien. A menudo venia en la noche, cuando él estaba
Página | 13 dormido a mi lado. Lo amaba, pero… ¿eso era esto? Había
experimentado las mariposas y los fuegos artificiales alguna vez, ¿era
eso algo del pasado? ¿Iba a ser así esto entre él y yo para siempre?
Naturalmente, la belleza de Capri era una fácil distracción y empuje
lejos esos sentimientos hasta que èl terminó conmigo. No puedo
decir que siga llorando por eso, han pasado 4 meses desde que deje
Capri y él volvió a nueva York. Pero eso no significa que estoy bien
aún. Mi corazón y mi orgullo han estado en modo reparación desde
entonces. Este tipo de ruptura es como cuando dejas caer tú teléfono
inteligente al suelo: la pantalla puede estar rajada y sea difícil de ver,
pero aun puedes utilizar la maldita cosa.
Así que, con Danny fuera de la foto, estoy por mi cuenta. Sola.
Está es Shay Lavji en modo defectuoso, como estoy acostumbrada a
funcionar y estoy eligiendo ver el lado positivo. Lo que es,
principalmente, que ahora soy libre de ir a donde quiera, ver lo que
quiera y no hay una sola persona o cosa ahí afuera por la que sea
responsable.
Suspiro cuando la lluvia comienza a caer de nuevo, una gota
aquí y allá se agita en los charcos debajo de las estatuas. Aunque
6
Dulce Vida, expresión Italiana.
soy libre como un pájaro, no puedo ignorar la creciente comprensión
de lo increíblemente solo que puede ser cuando no tienes a nadie a
quien escribir.
Probablemente por eso hice algo un poco loco esta mañana.
—Shay —grita Michelle con su voz cantarina—. ¿Vienes?
Sonrío y asiento con la cabeza, notando que la mamá me da
una mirada de lástima antes de caminar detrás de ellos, el padre y el
hijo, Stuart, ya al pie de las escaleras esperándonos.
Esta es la familia Wright, de Birmingham, Inglaterra. Los
conocí esta mañana cuando estaba teniendo mi desayuno en la sala
del hotel, tomando una comida típica noruega (una que el hotel
promocionó como —el mejor desayuno en Oslo—, pero como soy
nueva en el país y la ciudad y nunca antes había tenido un
desayuno noruego, no puedo asegurarlo. No sé si los mejores
desayunos tienen más pescado ahumado, seco o en escabeche o
menos pescado ahumado, seco o en escabeche).
Página | 14
De todos modos, esta mañana me desperté en una especie de
depresión. Ayer llegué a Oslo y encontré la ciudad fría, húmeda y
miserable. A diferencia de Irlanda, donde acababa de pasar tres
meses trabajando en una posada en una ciudad pequeña, la gente de
aquí no sonreía, no te miraba a los ojos. Incluso durante el vendaval
más desagradable que azotaba la tierra, los irlandeses siempre
encontraban una excusa para mantener ese brillo en sus ojos.
Este no era exactamente el comienzo de mi experiencia en
Noruega con el pie derecho. Tal vez porque tenía demasiadas
esperanzas y expectativas, después de todo, este era el país de mis
sueños, pero me quedé un poco decepcionada. Recorrí las calles
tratando de capturar imágenes para mi cuenta de viajes en
Instagram, pero terminé de regreso en el hotel empapada hasta los
huesos y sola. Incluso una larga conversación en Facetime con mi
amiga Amber en Capri no me levantó el ánimo, y no hay nada como
una habitación de hotel para que te des cuenta de lo sola y
desamparada que estás en realidad.
Entonces, esta mañana mientras equilibraba capas de salmón
ahumado y pepino sobre un pan crujiente que rompía los dientes, no
pude evitar escuchar a la familia que estaba a mi lado, charlando
con su cadencioso acento británico sobre sus planes para el día.
Primero, iban a visitar el Museo Vikingo, luego al Parque Frogner,
luego bajarían al palacio real para ooh y ahh sobre los guardias y
toda esa mierda elegante.
Y luego hice algo que nunca esperé.
Me incliné, sonreí con la boca llena de bondadoso salmón y
pregunté—: ¿Puedo ir yo también?
La madre me miró como si estuviera loca, porque obviamente lo
estoy, e intercambió una mirada preocupada con su marido. Sin
duda, había escuchado algunas historias de terror extrañas a lo
largo de los años sobre turistas solitarios trastornados. Pero Michelle
dijo—: ¡Claro que puedes! ¿Cuál es tu nombre? —y cuando me
presenté como Shay, su hermano, unos años mayor, dijo—: ¿No
tienes familia?
Sonreí a través de eso, a pesar de que dolía como el infierno.
— Por supuesto que sí. Pero estoy sola en Noruega y podría
Página | 15 utilizar la compañía. —Miré a los padres—. Siéntanse libre de
decirme que no, sé que esta es una propuesta extraña. Acabo de
llegar a Oslo ayer y, hasta ahora, no estoy tan impresionada. Tal vez
ayudaría verlo todo a través de sus ojos.
La mamá reflexionó sobre eso por un tiempo antes de que el
papá hablara—: Eres más que bienvenida a unirte a nosotros, Shay.
Y eso fue esto. Entonces, juntos, hemos visto el Museo Vikingo
esta mañana, que fue un buen respiro de la lluvia y pude mostrar
mis habilidades geográficas contándoles sobre los diversos barcos
vikingos y la historia de la gente (que ojee junto a los libros de texto
reales, Planeta solitario y maratones de Vikingos), y luego tomamos
el tranvía y caminamos un poco hasta el parque Frogner y al Parque
de esculturas Vigeland en el medio de todo.
En un agradable día de verano, este lugar debe ser increíble.
Pero estamos a fines de abril aquí y no solo tenemos que lidiar con
un clima sombrío, sino que los brotes apenas aparecen en los
árboles y, aunque el aire huele dulce, hay suficiente frío en él para
filtrarse en tus huesos.
Pensarías que estaría acostumbrada a este clima ya que acabo
de pasar tanto tiempo en Irlanda, pero había algo en ese lugar que lo
hacía todo más llevadero. Creo que fue Mumsy, el posadero a quien
estaba ayudando, y la gente del pueblo a quien llegué a conocer.
Incluso Capri tendría algunos días oscuros y tranquilos en el otoño,
pero, al estar rodeada de amigos y estar ocupada con el trabajo,
nunca le presté atención.
No hace falta decir que me tomó por sorpresa. Por todo lo que
había estado esperando con Noruega, me sentí ofendida
personalmente por el país no sacando las sonrisas y el sol solo para
mí. Es un poco loco pensar eso, lo sé, pero, de nuevo, me estoy
juntando con una familia británica que no conozco, así que, ¿qué
esperas?
Bajo los escalones, percibo el fresco aroma de la lluvia y trato
de encontrar lo positivo. He decidido pasar otro día en Oslo, pero
luego espero tomar un tren y dirigirme hacia el norte, donde
realmente quiero ir.
Mi corazón comienza a latir con fuerza ante el pensamiento,
una inquietud me recorre. Hasta ahora tengo planes para que el
Página | 16 tren me lleve a Trondheim, luego podría ir hacia el norte a Tromso7
en el Círculo Polar Ártico antes de regresar por la costa, tal vez
tomando el ferry a lo largo de los fiordos. Hay un millón de lugares
diferentes para explorar en este país alto y estrecho y, sin embargo,
el hecho de ir a Trondheim me pone un poco nerviosa.
Se supone que Trondheim está a solo un brinco, un rebote y un
salto de Anders Johansen, la razón por la que me obsesioné tanto
con Noruega para empezar.
—¿Te apetece ver el palacio real, Shay? —pregunta el padre
cuando me acerco a ellos, haciendo que el pensamiento de Anders se
desvanezca de mi mente—. ¿No tienes frío?
Niego con la cabeza y les doy a todos mi sonrisa más
tranquilizadora. —Para nada. El palacio suena maravilloso. —Le
sonrío a Michelle—. Siempre quise ver una princesa, ¿no es así?
—Hemos visto a la duquesa de Cambridge pasar junto a
nosotros en su coche —dice Stuart, sonando aburrido y orgulloso—.
Tenía el dedo metido en la nariz.
7
Ciudad conocida como un punto de observación de la aurora boreal que en ocasiones ilumina el cielo
nocturno.
—Stuart —le advierte rápidamente su madre, mientras el padre
trata de reprimir una carcajada—. No hablamos sobre Kate
Middleton de esa manera.
—Bueno —les digo—. he leído que la princesa de Suecia era
una plebeya cuando conoció al Príncipe.
—¿Cómo tu y yo? —pregunta Michelle—. ¿Gente común?
—Así es. Lo que significa que es posible que cualquier niña se
convierta en princesa si lo desea.
—Sin embargo, significa que tienes que vivir con un chico—dice
Stuart inteligentemente—. Ese no soy yo. Probablemente sería peor
que yo.
Michelle toma su labio entre los dientes y parece pensarlo.
—No lo sé. Apuesto a que podría encontrar una manera de ser
una princesa sin tener que vivir con ningún chico.
Página | 17 Les sonrío a sus padres. —Tiene una buena cabeza sobre los
hombros.
—Sí, espero que siga así —dice su padre, mientras salimos del
parque.
El resto del día transcurre bastante bien. Encontramos nuestro
camino hacia el palacio, que se encuentra al final de la calle más
icónica de Oslo, presidiéndola como un pastel de bodas gigante, y
observar a los guardias pavonearse seriamente mientras Stuart hace
algunos comentarios bastante divertidos al respecto. Parece que
todos los británicos nacen con el mejor sentido del humor.
Nuestro hotel está cerca del palacio, por lo que terminamos
separándonos después, y yo le doy a la familia mi correo electrónico
y mi nombre en Instagram en caso de que quieran mantenerse en
contacto. A pesar de que en algunos momentos era un poco
incómodo haber pasado el día con esta familia, y estoy bastante
segura de que les he dado una experiencia que recordarán, sino más
bien inolvidable, mientras camino sola de regreso, me golpea una
punzada de tristeza. Es la misma sensación que tuve anoche,
después de hablar por FaceTime con Amber y enviarle un mensaje de
texto a mi hermana, la comprensión de que, quiero estar aquí, todos
a los que soy cercana están a un millón de millas de distancia.
Y la única persona a la que conozco aquí, es alguien a quien
nunca quiero volver a ver.
Para calmar la soledad y aprovechar el clima tranquilo, me
abro camino a través de calles de cuento de hadas llenas con
restaurantes y boutiques rogando por que hagas una compra,
tomando artísticas fotos una tras otra para mi Instagram, con la
esperanza de calmar este sentimiento. Entro en una cafetería de
aspecto cálido, una taza de Joe8 es lo único remotamente accesible
en esta ciudad, y saco mi Kindle, hojeando mi guía de Planeta
solitario de Noruega. Los reconfortantes aromas del café molido y
los pasteles glaseados con cardamomo9 impregnan el aire y reúno el
valor para reservar el tren a Trondheim.
Bebo mi café lentamente mientras trato de idear un plan de
juego. Saco mi diario del bolso y lo extiendo sobre la mesa de
madera nudosa y hago una lista de lugares que quiero ver, cosas que
quiero hacer. Tengo tres meses aquí sí quiero usarlos, pero, por si
acaso, planeo solo un mes. El país me va a robar las finanzas más
Página | 18
rápido de lo que pensaba y no creo que sea fácil conseguir un trabajo
sin ser ciudadana.
Luego, por supuesto, está la pregunta de —¿qué pasa después
de eso?— Pero no quiero permitirme pensar tan lejos.
Mi vida más allá de este viaje es un agujero negro que se
avecina.
La cafetería está a punto de cerrar, se está volviendo silencioso
con solo una débil música de cantautor y un barista agachado,
barriendo entre las mesas vacías, cuando creo que he descubierto mi
plan de viaje. En realidad quiero ir hacia el norte y disfrutar de las
noches en las que el sol no se pone, he decidido salir mañana para
tomar el tren hasta la ciudad de Trondheim y descubrir la mejor ruta
hacia el Círculo Polar Ártico. Me gusta bastante Oslo, pero no es por
eso que vine aquí. Es mejor empezar de nuevo mañana.
8
Manera familiar utilizada en EE.UU. para pedir una taza de café proviene de Josephus Daniels, Secretario
de Marina que en 1913 prohibió el consumo de bebidas alcohólicas en los barcos de las armadas
estadounidenses, imponiendo el café como bebida de servicio.
9
Es una especia proveniente de la India, utilizada en la gastronomía de diferentes países por su aroma.
Sintiéndome mejor con un plan, cierro el diario y, usando el
wifi gratuito, subo una foto de más temprano de mi café latte 10 a
Instagram, con la descripción: Planificación de viajes en un café de
Oslo. Decidida a ir en tren a Trondheim mañana 11 . Hasta ahora,
Noruega es todo lo que esperaba que pudiera ser.
Por supuesto, hice que pareciera que me lo estaba pasando
mejor de lo que estoy, como si me hubiera encontrado aquí. Quiero
decir, ese es el punto de las redes sociales a veces, ¿no? Enterrar tu
realidad, publicación por publicación.
Y a pesar de que he hecho todo lo posible por no pensar en él
en todo el día, en el camino de regreso de la cafetería al hotel, a la
luz moribunda de las nueve de la noche. Con la puesta de sol, no
puedo evitarlo.
Anders se arrastra por mis pensamientos, como un fantasma.
Todavía puedo verlo, olerlo, como si hace ocho años hubieran sido
ayer. Es toda una emoción. Esa sacudida. Esas manos húmedas,
Página | 19 pulsos acelerados y escalofríos que te sacuden hasta la médula. Son
las emociones de mi primer amor, todo envuelto en un pequeño
paquete engañoso y patético. Pero Anders no fue solo ese primer
amor para mí, fue mucho más. Él fue la única persona que me hizo
sentir como si tuviera un hogar, a pesar de que era una extranjera
en una tierra extraña.
Y es triste. Tan malditamente triste. Porque, en realidad, si
debería estar suspirando por alguien, debería ser Danny. Es el
hombre con el que estaba viajando, con el que vivía en Brooklyn,
quien me robó el corazón en la universidad, que me hizo olvidar a
Anders y me hizo creer que no todos los hombres nacen para hacerte
daño, que no todos los hombres van a joderte. Naturalmente, eso era
una mentira. Danny no fue mejor que Anders al final, tal vez un poco
más honesto, pero igual se fue.
—Eso es lo que hacen los hombres —dijo una vez mi madre—.
Se van. —Ella tenía razón en eso y se equivocaba en muchas otras
cosas.
10
Café en el cual todo gira en torno a la espuma suave y sedosa, se prepara con café expreso, leche y
espuma de leche.
11
No sé ustedes, pero mi ama me ha dicho que nunca ponga a donde voy en redes sociales… JAJAJAJAJAJA
Para cuando llego a mi hotel, el día me ha atrapado y estoy
exhausta. Me meto en la cómoda cama, me cubro con las mantas
para protegerme del incesante aire acondicionado que no sé cómo
apagar, y cierro los ojos para mi segundo día en Noruega.
Mañana empiezo de nuevo.
Página | 20
Capítulo 2
Shay
ANTES
15
Busquen en google. Es un papucho, su cara parece tallada por los mismos Dioses.
16
Nicholas Cage
Capítulo 3
Anders
AHORA
18
Vehículo que posee un motor que produce 150 caballos y se adapta a reglas anti polución de
EE.UU. como novedad presenta una carrocería larga con una distancia entre ejes de 3,200 metros.
Superior a los 2.3 del modelo 240z. Son considerados autos clásicos y de colección.
Siempre hay un gran cambio entre mi vida en el mar y mi vida
en Todalen. En mi pueblo, hay restricciones. Por muy hermosa y
pintoresca que sea la ciudad, también es el lugar donde crecí, el
lugar donde mi vida se vino abajo, el lugar del que traté de escapar.
No importa lo que hacía, a dónde iba, o en quién me convertía, me
trajo de regreso, acortando esa correa. Es donde todos saben tu
nombre y te conocen, o al menos ellos creen que lo hacen.
En el mar, estás solo. Sí, está tu primer oficial, como Espen19,
y marineros, pero como capitán estás solo la mayor parte del tiempo,
con solo un fuzz en la radio como compañía. No hay limitaciones que
puedas ver o sentir, solo el oleaje gris oscuro, el tono familiar del
barco, el horizonte que siempre se está moviendo, siempre
llamándote para que continúes. Pero el mar es un lugar peligroso.
Le quitó la vida a mi padre. Te promete libertad, pero esa libertad
solo conduce a la muerte.
Vivo dos vidas.
19Error del libro en ingles, a veces el nombre de Espen aparece como Epsen, decidimos arreglarlo, ya que no sabemos si
es un error, o así lo coloco la escritora.
Deslizándose suavemente sobre la cima de una montaña que
alguna vez fue un hombre.
O tal vez es el hombre quien una vez fue una montaña.
Inmóvil.
Impenetrable
Atascado.
Y aquí viene ella
Para no dejarlo libre
Pero para seguir adelante.
Sin mirar atrás.
Mierda. Pienso. Completa mierda, como siempre. Si pudiera
desmenuzar el papel en mi cerebro, lo haría.
Pero el hecho aún permanece.
Página | 30
Shay estará en Trondheim mañana.
No debería haber descargado Instagram el mes pasado. Fue
un error. Estaba aburrido y esperando a Espen para llegar a los
muelles, matando las horas, la tenue luz del sol en mi espalda.
Everly Madison me agregó como amigo de Facebook hace años.
No me había mantenido en contacto con nadie de ese año en Estados
Unidos, por lo que fue una sorpresa. No podría decir que fuera una
agradable sorpresa, pero me gustaba Everly. Incluso a una edad
temprana, tenía esa actitud de chica dura y masticadora de chicle
que de alguna manera te tranquilizaba. Eso es todo lo que siempre
he querido en la gente, sin tonterías.
Sin embargo, no podía fingir que Everly no era mi siguiente
paso hacia Shay. Así que tal vez estaba lleno de tonterías. Nunca
tuve el valor de agregar a Shay, de enviarle un mensaje, de decirle
que lo sentía, que todavía lo siento por todo lo que le hice.
Así que seguí siendo amigo de Everly y, aunque rara vez
hablábamos, aparte de un me gusta al azar o un comentario sobre
un estado, revisé sus fotos de vez en cuando, analizando a Shay.
Gustándome lo que vi.
No, amando lo que vi.
Solo una angustia total por lo que vi.
La chica con el pelo rebelde y las cicatrices del acné y los labios
más dulces que jamás hayan adornado mi cuerpo, se había
convertido en una mujer a la que las palabras no podían hacerle
justicia. Créeme, lo he intentado.
Se convirtió en una especie de adicción. De repente siempre
estaba al acecho, sintiéndome culpable por hacer eso, como un tipo
espeluznante de alguna manera. Demonios, soy una especie de
canalla, no sirve de nada eludir el lenguaje aquí. Luego me sentí
culpable por la forma en que terminaron las cosas entre nosotros, la
mierda que dejé en el polvo.
En ese entonces Shay estaba en Europa. En Italia.
Con su novio, pero aun así.
Cerca. Pero muy lejos.
Página | 31
Y luego, el año pasado, como si ella lo supiera, todas sus fotos
se volvieron privadas. No pude verla nunca más. Luego, el mes
pasado, vi a Everly publicar una foto de Instagram en Facebook.
Ella mencionó a Shay en la descripción, etiquetándola.
Descargué Instagram.
Encontré a Shay. Su perfil, público.
Y mi mundo comenzó a girar una vez más.
Pasé toda la hora revisando cada foto suya, desde Italia hasta
Irlanda. Luego me subí al bote dejando atrás sus imágenes y la
recepción.
Hasta esta mañana.
Ella estaba en Oslo.
Ahora está en Trondheim.
Ella está aquí.
Suspiro y me encojo de hombros, tratando de deshacerme de
los nudos. Uno de los marineros se lastimó un brazo hace unos días,
estaba trabajando cuando podía para ayudar a traer las redes.
Observo cómo las nubes continúan rodando hacia mí, alcanzando el
agua, alcanzándome, luego giran antes de que puedan atraparme.
Regreso a casa.
20
Este término deriva del italiano burlesco, que significa burla o broma. Se caracteriza
artísticamente por ser un género donde la extravagancia, comedia e ironía son protagonistas.
Destaca sensualidad por encima de la sexualidad, no implica hacer striptease.
Astrid fue la que se metió en más problemas, no exactamente
con los chicos, sino con su grupo de amigas que parecían enloquecer
en esta ciudad. Debido a que solo tenemos dos años de diferencia,
ella no tomo ninguna orden mía ni de nadie más. Lise y Tove ni
siquiera eran adolescentes en ese momento y estaban tan
angustiadas por la partida de nuestra madre, como todos nosotros,
eran mucho más fáciles de manejar.
Supongo que no fue una sorpresa que cuando Astrid cumplió
los dieciocho, se mudara a Oslo. Luego a Copenhague. Luego
Amsterdam. Y ahora París, donde vive desde hace unos años y
trabaja como bailarina de burlesque. Naturalmente, siendo su
hermano, nunca he visto ninguno de sus espectáculos y no tengo
ningún deseo de hacerlo, aunque Lise y Tove me dicen que es buena
en lo que hace.
No tengo ningún problema con eso, lo que sea que la haga feliz.
Pero tengo que admitir que a veces la envidio mucho. Es un
sentimiento extraño estar celoso de tu hermana, como si fuera
Página | 34
contra la corriente, pero el sentimiento está ahí. Astrid está haciendo
lo que quiere hacer con su vida. Ella está haciendo lo que quiere,
punto. No tengo ese lujo y, para ser honesto, ni siquiera me lo
merecería si lo tuviera.
Con la disputa entre Astrid y yo, ella y Lise comienzan a
discutir sobre un libro que ambas leyeron. Sentado en la cocina en
la que crecí, todavía puedo oler los waffles que mi madre solía hacer
todas las mañanas, los montones de mermelada y crema recién
hechas de las vacas. Mi madre nunca fue muy cariñosa, pero conocía
bien la cocina. Como de costumbre, mis entrañas se llenan de
nostalgia tóxica.
Doy un largo trago de cerveza y le pregunto al tío Per cómo les
ha ido a los corderos. Ofrece algunas palabras, haciéndome saber en
qué ayudaré durante el próximo mes (la primavera es ocupada) antes
de que me marche de nuevo, aunque no puede ocultar la mueca
cuando se acomoda en su silla. La salud del tío Per nunca ha sido la
mejor. —Demasiada mantequilla, demasiado whisky—, solía decir
mi padre, y lo han estado alcanzando lentamente a lo largo de los
años, ahora dándole el golpe. Ha estado yendo al médico y hasta
ahora todo parece estar bien, pero es un hombre viejo e infeliz, y me
temo que esto último pueda ser su verdadera muerte algún día.
Mi tío nunca se casó. Astrid me dijo una vez que se había
enamorado de una mujer cuando era muy joven y que estaban
comprometidos para casarse, pero ella murió en un accidente
automovilístico. Supongo que renunció al amor, y al menos a las
mujeres, después de eso. En realidad, nunca he conocido nada
diferente. Crecí en esta casa de campo con la habitación de mis
padres en un extremo del largo pasillo de arriba y mi tío en el otro.
Sé que ambos heredaron la granja de mis abuelos y lo hicieron,
trabajando juntos. Éramos una gran familia, algo feliz.
Luego, cuando los tiempos se pusieron difíciles y la granja se
vio afectada, mi padre se convirtió en pescador para complementar
los ingresos.
Decir que me he convertido en el hijo de mi padre me aterroriza
porque es correcto.
—¿Qué opinas? —dice Astrid, y me doy cuenta de que está
hablándome.
Página | 35 Yo levanto las cejas. —No me digas que otra vez esto es sobre
una chica.
Ella mira a nuestro tío. —¿Necesitas que Anders empiece a
ayudarte mañana o puede esperar por un día?
—¿Por qué? —pregunto, sospechoso.
—Pensé que tú, yo y Lise podríamos ir a Trondheim por el día.
Roar está viniendo, voy a encontrarme para recogerlo en la estación
de tren. —mira a nuestro tío—. Tío Per, tú también puedes venir.
Puede ser bueno alejarse de este lugar.
Pero apenas escucho mientras hablan de eso.
Trondheim.
Sería gracioso si no hubiera tenido la idea de ir allí de todos
modos.
Ir allí por capricho.
Todo por las razones equivocadas.
Razones muy equivocadas.
Trondheim no es una gran ciudad, pero es ocupada. Las
posibilidades de que vea a Shay allí son escasas o nulas, incluso si la
acechara en Instagram, tratando de trazar cada movimiento a través
de sus historias. E incluso si me encontrara con ella, ¿qué diría?
¿Lo siento? Ella me golpearía tan rápido que ni siquiera podría
pronunciar las palabras, y todavía recuerdo cómo se siente su puño.
Todavía recuerdo cómo se siente ella, y follar con Britt Solberg un
millón de veces nunca lo borrará.
Se supone que los primeros amores son una mierda, y todavía
lo mantengo.
Pero diablos, si esa mierda no apesta para siempre.
—Estoy dentro —digo rápidamente, mirando en tono de
disculpa al tío Per—. Si eso está bien.
Él asiente con la cabeza, le tiemblan la mandíbula y se ajusta
las gafas. —Sí. Está bien, Anders. Pero me quedaré aquí. La ciudad
ya no es lo que solía ser.
Lo que creo que quiere decir es que no quiere estar atrapado en
Página | 36 un coche durante dos horas con su sobrino y sobrinas. Ni siquiera
estoy seguro de querer eso tampoco.
Pero el tirón está ahí.
Las nubes están rodando sobre las montañas.
Y ella estará del otro lado.
Capítulo 4
Shay
El paisaje que pasa volando por mi ventana es demasiado hermoso
para ser considerado real. Tomo una foto tras otra, maldiciéndome a
mí misma cuando soy demasiado lenta para conseguir que esa
hermosa casa roja se encuentre entre un campo de trigo dorado, o
cuando en su lugar recibo el resplandor del sol, arruinando una
toma de nubes de algodón de azúcar sobre una vista alpina sin
árboles. No puedo creer que estuve a punto de descartar este país
debido a unos días fastidiosos en Oslo, porque este viaje en tren solo
es uno de los más impresionantes en los que he estado.
Página | 37
Tengo un cómodo asiento junto a la ventana sin nadie a mi lado,
frente a una mujer que viaja con un galgo en miniatura envuelto en
capas de mantas y luciendo como en casa. El tren tiene un carrito de
bar y, aunque es poco antes del mediodía, ya comencé con una lata
de sidra de pera crujiente y un gofré aplanado que se supone que
debes comer con queso marrón dulce.
Si estaba preocupada por encontrar mi lugar, mi dirección, todo
eso se queda atrás en las vías del tren. Ahora realmente siento que
estoy viajando. Estoy avanzando y viendo el país a medida que
avanzo.
A veces, el tren recorre a lo largo de los ríos de un turquesa tan
opaco que parece que Dios arrojó pintura de acuarela en ellos. Otras
veces pasamos por pintorescas granjas con graneros rojos gigantes y
casas blancas con molduras oscuras y césped en el techo. Sí, un
césped. Todos aquí tienen césped en el techo, todos también parecen
mantener los patios y las casas más prolijos de la historia. No hay ni
una pizca de basura en ninguna parte, no hay pintura descascarada
ni colores descoloridos. Pueblo tras pueblo, todo lo que veo son las
casas más pintorescas, bonitas y ordenadas que jamás he visto.
Incluso los bosques aquí parecen estar ordenados, los altos pinos
majestuosos marchan en fila, flanqueando lagos prístinos como
guardias en atención.
Para cuando el tren llega a Trondheim, siento como si me hubiera
ahogado en sensaciones visuales. También estoy bastante adolorida
y cansada considerando que fue un viaje de ocho horas, aunque
resultó ser fascinante todo el camino. Estoy bastante segura de que
he molestado a todos en mi Instagram con mis fotos, aunque la
mayoría de la gente en casa todavía duerme. Nadie quiere ver un
millón de publicaciones de campos de un verde deslumbrante o
vistas alpinas o fotos de mi sidra, pero eso no me detiene. ¿Qué más
se supone que debes hacer? Mi diario ya está lleno de mis tonterías y
mi cerebro se está cansando un poco de mí misma.
Además, una parte de mí quiere que Danny lo vea. Después de que
rompió conmigo, lo eché de mis redes sociales y elevé mi
configuración de privacidad al máximo. Pero Instagram es mi fuerte y
mantengo esa cuenta pública, así que a veces me pregunto si me
está siguiendo en secreto. Aunque Danny ya no ocupa tanto mis
pensamientos, hay esa pequeña parte de mí que quiere demostrarle
cuánto me estoy divirtiendo, cómo estoy mejor sin él. El tiempo solo
suaviza el aguijón del rechazo, nunca lo borra por completo.
Página | 38 Cuando llegamos a una parada, me encojo de hombros en mi
chaqueta, mirando la lluvia que acaba de comenzar a golpear la
estación de tren, corriendo por las ventanas y agarro mi mochila del
portaequipaje entre los vagones. Por alguna razón, cuando me
imagino viajando a algún lugar, siempre imagino que el clima es
soleado. Hago esto independientemente de la temporada y siempre
me viene a morder el culo.
Esta vez, reservé una habitación privada en un pequeño hotel en el
casco antiguo de Trondheim, y aunque parecía un paseo corto en el
mapa, ahora que está lloviendo y el GPS de mi teléfono me dice que
son más, como 30 minutos, decido quedarme en la estación de tren
y, con suerte, esperar a que pase. Hay taxis afuera y no sé si Uber
opera aquí, pero me he propuesto ahorrar dinero siempre que pueda.
Además, no puede llover para siempre y la caminata me hará bien
para quemar esos wafles con el extraño queso marrón.
Pero cuando una hora se convierte en dos y me aburro y estoy
ansiosa esperando en la estación, bebiendo botellas de Brus, un jugo
de manzana con gas que es para morirse, decido hacerlo. Hace más
frío aquí que en Oslo y realmente te atraviesa, incluso en la estación
de tren.
Me paro en las escaleras esperando taxis o autos con un letrero de
Uber, pero no veo nada hasta que una camioneta VW gris oscuro se
detiene en un estacionamiento y sale una chica de mi edad con el
pelo rojo salvaje, envolviendo una bufanda amarillo mostaza
alrededor del cuello de su chaqueta de cuero y encendiendo un
cigarrillo. Veo que todavía hay un par de personas en el coche, pero
no salen.
Sube los escalones hasta que está a mi lado bajo el refugio del
saliente y se asoma por las ventanas de vidrio a la estación antes de
darme una sonrisa rápida y decirme algo en noruego.
—Lo siento... —empiezo a decir, sin entenderla.
—Oh, no hablas noruego —dice la chica rápidamente, dando una
calada a su cigarrillo. Como la mayoría de las personas que he
conocido aquí, su acento se suaviza cuando habla inglés y lo habla
perfectamente—. Está bien. Solo me preguntaba si había entrado el
tren.
—Yo estaba en el de Oslo, entré hace unas horas, pero eso es todo.
Ella me mira con el ceño fruncido y cuento un puñado de pecas en
su nariz. —¿Has estado pasando el rato en la estación de tren
Página | 39
durante horas? Te lo digo, no es lo mejor que Trondheim tiene para
ofrecer.
—Estaba esperando a que la lluvia amainara y luego caminar
hacia la ciudad, luego pensé que tomaría un taxi, pero ya no veo
ninguno.
Ella mira al cielo. —No se detiene. No ha llovido mucho aquí esta
primavera, así que realmente se está desatando. —Ella me mira—.
¿De dónde eres? ¿Canadá?
—Nueva York —le digo a ella.
—Genial —dice asintiendo—. Mi madre vive allí, pero yo nunca he
estado. Sin embargo, está en mi lista de deseos.
—¿Vives en Trondheim?
Ella niega con la cabeza. —En realidad, vivo en París. Solo estoy
visitando a familiares, amigos. —Suspira y me da una sonrisa
tonta—. Vengo aquí algunas veces al año, es muy fácil con los
vuelos. Pero, aun así, cada vez que vengo tengo que hacer rondas y
visitar a todos los que conocí. Hoy voy a recoger a mi amigo, luego
me dirijo a ver a mi familia y luego a París. Un día me iré de
vacaciones para relajarme.
—Suena ocupado —comento, agradecida de que esta chica sea tan
abierta y habladora—. Me encantaba París, ojalá me hubiera
quedado más tiempo. Muy caro.
—Y, sin embargo, aquí estás en Noruega.
Me río, quitando el flequillo de mi cara y recostándome más lejos
de la lluvia. —Lo sé. Los precios me están matando hasta ahora.
Llegué a Oslo el otro día, pero ya siento que mi cuenta bancaria se
está agotando. Pero ha sido mi sueño venir aquí y algunas cosas
valen la pena, ¿sabes?
—Totalmente —dice, echando una bocanada de humo sobre su
hombro y lejos de mí—. Eso fue todo para mí y Paris. Yo trabajo ahí.
Pero es muy fácil hacerlo aquí en la UE. ¿Estás viajando? ¿Errante?
¿Trabajando?
—Un poco de todo eso —le digo.
Ella asiente y hace un pequeño ruido de acuerdo, el tono se eleva
al final. —Bueno, ¿a dónde vas ahora? ¿Quieres un paseo?
Página | 40 —Oh, no podría —le digo. Aunque me conmovió que ella se
ofreciera, lo último que quiero es ocupar a esta extraña.
Ella me da una manera desdeñosa. —Vamos. No es problema.
¿Dónde te estás quedando?
—El Hotel Gustav. Creo que está en el casco antiguo.
—Está al otro lado del río. Justo al lado de un pub increíble. Tan
pronto como Roar salga del tren, te llevaremos allí. Toma una
bebida. Él vive en esa dirección de todos modos y también está
visitando a su familia, así que no creo que tenga prisa por llegar a
casa.
—¿Está segura? No quiero imponer tu tiempo con tu amigo...
Ella me mira de frente, el viento sopla un rizado mechón castaño
rojizo sobre su rostro. —Escucha. Está bien. Está resuelto. De todos
modos, tengo a mi hermano y a mi hermana en el coche. —Ella
señala con la cabeza hacia la camioneta y luego extiende la mano—.
Soy Astrid, por cierto.
—Shay —le digo, y me sorprende la fuerza de su apretón de
manos. Su nombre hace que mi cabeza se mueva hacia adelante. De
alguna manera me resulta familiar.
Ella señala con la cabeza hacia el estacionamiento. —Vamos,
meteré tus cosas en el coche antes de que él venga. Quién sabe
cuántas cosas traerá.
Astrid agarra mi bolsa de lona y se dirige hacia el auto. Todavía
estoy desconcertada por su amabilidad y generosidad, y hay un
sentimiento extraño en mis entrañas que se está construyendo y
construyendo. Como un déjà vu, pero no del todo. Como si algo
estuviera sucediendo, que los engranajes de la máquina que es mi
vida están girando, ruedas en movimiento, haciendo que las cosas
giren en una esquina.
Empiezo a bajar los escalones detrás de ella, cuando de repente
todo va a cámara lenta.
Mientras arroja mi bolso en el maletero, la puerta del lado del
pasajero se abre y sale un hombre alto, hombros como montañas.
Él me enfrenta, me mira fijamente.
Mirando dentro de mí.
Página | 41 Como si pudiera ver mi corazón empezando a dar un vuelco en mi
pecho.
No. No. No.
Eso no puede ser.
Parpadeo porque hay algo mal en mis ojos. La lluvia los nubla.
Juro que estoy mirando a un hombre que luce exactamente como
se vería Anders ahora.
La barba.
Ese cabello desordenado y enmarañado.
Esos pómulos.
Claro, la mayoría de los hombres guapos que he visto en Noruega
hasta ahora se ven exactamente así, pero, aun así.
—¿Shay? —él pregunta incrédulo. Su voz es mucho más profunda
ahora y, sin embargo, suena como el pasado, incluso mientras
resuena en este estacionamiento.
Tengo dieciséis años de nuevo.
Y ahí es cuando casi dejo caer mi mochila.
Esto no puede estar sucediendo.
No pudo haber dicho mi nombre.
Ese en serio no puede ser él.
Anders Johansen.
Quiero decirle que no lo conozco. Que mi nombre no es Shay. Que
ha cometido un error.
Pero no puedo. Solo puedo mirar, como él solo puede mirar. Hay
baldes de lluvia y nuestro pasado entre nosotros.
—¿Ustedes dos se conocen? —pregunta Astrid, mirándonos a los
dos. Entonces, algo se refleja en su rostro—. Oh ... Anders. ¿Es
esta... es esta la chica?
¿Soy yo la chica?
—Shay —dice Anders de nuevo, como si no la oyera, con la voz
más suave ahora—. No puedo creer... —parpadea un par de veces,
niega con la cabeza y un mechón de cabello negro y húmedo se le
pega a la frente—. Por favor, entra en el auto. Te llevaremos a donde
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necesites ir.
El lugar al que tengo que ir está de repente a miles de kilómetros
de aquí. Estoy tan tentada a pasar junto a ellos o dar la vuelta y
regresar a la estación de tren. Fingir ignorancia. Fingir. Salvar el
rostro, el corazón y el alma.
Pero no puedo. No tiene sentido. Porque después de todo lo que se
interpuso entre nosotros, aquí estamos de nuevo. ¿Cómo no creer en
el destino cuando nos miramos el uno al otro después de todos estos
años, lluvia en mis ojos, miedo en mi corazón?
Mierda. Mi pulso late tan rápido que tengo miedo de que me
atraviese la piel.
Asiento con la cabeza. —Está bien —le digo, mi voz temblando.
Con las piernas en cámara lenta, bajo el último escalón y él
camina alrededor del capó del auto, su mano extendida para tomar
mi mochila de mis hombros. A medida que se acerca, lo veo ahora
con aterrador detalle.
La lluvia cae por su frente arrugada. Sus ojos azul grisáceo, como
el mar más profundo y oscuro. Su nariz romana, ligeramente torcida
en el centro, como si hubiera sido golpeada por algunas personas
(aparte de mí).
No me sonríe, solo mira, tal vez con curiosidad, tal vez con miedo.
Porque recuerdo todo como si fuera ayer.
La ira, la vergüenza y el arrepentimiento no se han ido.
Traga y veo cómo su nuez de Adán se agita en su garganta y una
vez más me sorprende lo mucho más grande que es ahora, todo
hombre y musculatura. Los tatuajes en sus nudillos se asoman
cuando alcanza mi mochila, que me he quitado de los hombros sin
siquiera darme cuenta. El gorrión. Ese fue su tatuaje para mí. Yo era
el pájaro en la jaula, el que quería liberar.
—Eres tú —susurra, su voz ronca, como si estuviera atrapado en
algún lugar de su garganta. Me mira fijamente, buscando la realidad.
¿Por qué el tiempo ha sido tan amable con él?
Pero hay algo que arde en sus ojos, la forma en que se sostiene a sí
mismo, el leve apretón de su mandíbula, que me dice que tal vez el
tiempo no ha sido tan amable después de todo.
Antes de que pueda moverme o hacer algo, la puerta a mi lado se
abre y una chica, tal vez de unos veinte años, con ojos de mar
Página | 43 profundo como él y un corte de pelo de duendecillo oscuro asoma la
cabeza.
—¿Van a empaparse de toda la lluvia o qué?
Anders simplemente pasa a mi lado, lo suficientemente cerca para
que pueda percibir un leve olor a hierbas, como eneldo, y arroja mi
mochila en el maletero.
Astrid le lanza una mirada perpleja por un momento antes de
mirar a la estación donde está llegando el tren.
—¡Vuelvo enseguida! —ella dice—. No hablen de nada. Quiero
saber todos los detalles sobre lo que sea que sea esto. —Ella mueve
sus dedos hacia nosotros y luego corre hacia la estación de tren, los
charcos salpicando.
De alguna manera, mis pies se mueven sin que yo les diga que lo
hagan y voy hacia la parte trasera del auto, donde Anders me abre la
puerta. —¿Todavía quieres dar un paseo? —pregunta, y en sus ojos
puedo ver que quiere que diga que sí. Me está dando la bienvenida,
este encuentro casual.
Pero empiezo a preguntarme cuánto de esto es casualidad.
Y cuánto de esto fui yo viniendo aquí, esperando que esto
sucediera.
Me encuentro asintiendo con la cabeza, todavía sintiéndome como
si estuviera en un sueño surrealista, luego me deslizo en el asiento
trasero. Le doy una sonrisa agradecida, aunque incómoda, a la chica
a mi lado, sabiendo que tiene que ser una de las hermanas de
Anders, sus ojos son los mismos, justo cuando él se sube al auto a
mi lado. No es hasta que cierra la puerta que me doy cuenta de lo
mojada que estoy. El coche está sumergido en la humedad mohosa
de la lluvia, los limpiaparabrisas van a una milla por minuto.
Y estoy presionada contra Anders.
Santa mierda.
Él se gira en su asiento para mirarme, ese mechón de cabello
todavía se le pega a la frente, y pregunta—: ¿A dónde te dirigías?
Yo trago. —El... —Y así me olvidé del nombre del hotel, a pesar de
que acababa de decírselo a Astrid. Saco mi celular del bolsillo de mi
chaqueta, los dedos tiemblan mientras trato de abrirlo.
—Entonces, lo siento —dice la chica a mi lado—. ¿Pero quién eres
Página | 44
tú? Quiero decir, ¿cómo conoces a mi hermano?
—Larga historia —le digo con una sonrisa rápida, antes de
intentar abrir mi GPS. Mis dedos están mojados, lo que lo hace
imposible, y tener el hombro de Anders contra el mío no facilita las
cosas.
—Fui a la escuela con ella en Estados Unidos —dice Anders,
ofreciendo más sobre nuestro pasado de lo que estaba dispuesta a
renunciar.
—Oh —dice la chica con el ceño fruncido. Entonces sus cejas se
elevan—. Oh.
Espera. ¿Qué significó ese segundo oh? ¿Ella sabe de nosotros?
Porque Astrid dio casi la misma reacción.
La chica...
—¿Qué estás haciendo en Noruega? —ella prosigue.
—Tal vez deberíamos llevarla a su hotel —dice Anders, y algo sobre
eso me hierve la sangre, como si estuviera tratando de deshacerse de
mí tan rápido. De nuevo.
—Aguanta, aguanta. —La chica levanta las manos y niega con la
cabeza—. Nada de esto tiene mucho sentido. —Ella toma una
respiración profunda—. Okey. Shay... ese es tu nombre, ¿verdad?
Asiento con la cabeza.
—Está bien, Shay. Anders y tú se conocen desde la escuela
secundaria. No se han visto desde entonces, ¿verdad? Entonces, esto
es una pequeña coincidencia, ¿no crees? Ambos se reunieron de
nuevo así. Y ahora Anders, ¿quieres llevarla a su hotel y dejarla y eso
es todo? —Ella lo mira, entrecerrando los ojos brevemente—. No. Lo
siento. No a los dos. Shay, mi nombre es Lise. Has conocido a Astrid.
Anders es nuestro hermano. Nuestro hermano no debe ser
escuchado, acaba de bajar de un barco después de estar en el mar
durante tres semanas y su cerebro no funciona correctamente.
¿Sabes cómo la gente consigue piernas de mar? Obtiene cerebro
marino. Perdónalo por favor. Y perdona mi inglés también.
Estoy a punto de decirle que su inglés está bien cuando ella se
enciende.
—Lo que creo que tenemos que hacer, a menos que tengas una
reunión de negocios en la próxima hora, es ir al bar en el casco
antiguo, tomar unas copas y discutir lo loco que es esto, ¿no?
Página | 45 De repente, la puerta trasera se abre y se arroja el equipaje,
sacudiendo el automóvil. Entonces Astrid se sube al asiento del
conductor mientras el lado del pasajero se abre y entra un tipo alto y
larguirucho con barba. Siempre debe ser temporada de leñadores en
Noruega.
—¡Okey! —dice Astrid, aplaudiendo—. ¡Hoy tenemos un auto
completo! Roar, esta es Shay. Es Shay, ¿verdad?
Asiento con la cabeza. —Encantada de conocerte Roar.
Roar se gira en su asiento y me sonríe. Tiene una cara tonta que
equilibra la barba. —Igualmente. Astrid dice que eres amiga de
Anders.
—Bueno, eso es lo que estoy tratando de averiguar —dice Lise a mi
lado—. Él quiere dejarla en su hotel.
—Yo no dije eso —protesta Anders con brusquedad.
—¡Ja21! —Astrid dice, arrancando el coche—. Primero vendrás con
nosotros al bar. Luego la llevaremos a su hotel. Ahora eres nuestra
rehén.
Lise habla a mi lado y dice algo más en noruego.
21 Si, en noruego
Anders me mira. No puedo leerlo. No estoy segura de querer
hacerlo.
Sin embargo, ser dejada en mi hotel probablemente sería lo mejor,
pero ¿y luego qué? Pasaría el resto de la noche, el resto de mis días
aquí, tal vez incluso el resto de mi vida, preguntándome qué diablos
pasó.
No puedo fingir que no vine a este país con la esperanza de que
esto sucediera.
Esperando, en secreto, sin que mi corazón lo sepa.
Pero ahora lo sé.
Y esto no debería haber sido posible.
Así que creo que al menos eso se lo debo.
Aunque a él no le debo nada.
Todos me miran, esperando una respuesta.
Página | 46 —Me encantaría tomar una copa —le digo mientras Astrid sale del
estacionamiento. No estoy segura de tener muchas opciones en eso
de todos modos.
Puedo ver a Anders frunciendo el ceño por el rabillo de mi visión.
Se da la vuelta y asiente. —Es una bebida.
—Bien —dice Astrid, pisando el acelerador con tanta fuerza que mi
cabeza sale volando contra el reposacabezas—. ¡Lo siento! —dice,
guiñándome en el espejo.
—¿Es esta tu primera vez en Trondheim? —Me pregunta Lise,
mientras recorremos las calles adoquinadas, pasamos por tiendas de
colores brillantes y la gente se acurruca bajo los paraguas.
Apenas puedo asimilarlo todo. Todo lo que puedo seguir pensando
es:
¿Es esto real, es real, es real?
¿Realmente es Anders sentado a mi lado?
Mi primer amor.
Quizás mi único amor.
Y la primera persona que me mostró lo que es romperse.
Capítulo 5
Shay
Basta decir que Lise me hace la mayoría de las preguntas durante
el viaje, todas las cuales respondo en piloto automático.
Primer viaje a Noruega.
Acabo de llegar aquí.
Estuve en Irlanda antes.
No tengo idea de lo que sigue para mí.
Ni idea.
—Eso debe ser agradable —dice Lise, mientras cruzamos un
Página | 47 puente que cruza el río y las orillas están bordeadas de viejos
cobertizos para botes decorados en ricos colores: dorados, azules y
rojos que se reflejan en el agua oscura.
—¿Agradable? —repito.
—Sí —dice ella—. Para hacer lo que quieras, ir a donde te lleve el
viento. No tener planes, ningún lugar adonde ir.
Si, lo creo. Pero a veces quieres un lugar adonde ir. Un lugar para
estar.
Astrid aparca el coche en una carretera estrecha y montañosa y
todos gritamos. Trato de no mirar en la dirección de Anders y
mientras me pongo la chaqueta por encima del cárdigan y miro los
parches húmedos de mis jeans, me pregunto si el maquillaje me
corre por la cara. Afortunadamente, la lluvia se ha reducido a
llovizna.
Incluso con el clima de mierda, Trondheim se ve y se siente muy
diferente a Oslo. Los edificios son más antiguos, menos modernos y
más pintorescos, el tráfico es bajo, calles adoquinadas llenas de
ciclistas jóvenes de rostro fresco, sonriendo bajo la lluvia, saliendo de
las carreteras principales.
—Este es el casco antiguo de Trondheim —anuncia Astrid
mientras camino a su lado, adelantándome a Anders. Cuando
cruzamos la carretera principal llamada Nedre Bakklandet, y casi
nos atropella lo que parece ser un flujo interminable de gente joven y
hermosa en bicicleta (¿quién anda en bicicleta con este clima?), Ella
señala un edificio junto al puente—. Y ese es mi bar favorito. La
cerveza es barata y buena.
El bar se llama Den Gode Nabo (no tengo idea de lo que eso
significa, suena como un planeta de Star Wars) y por dentro es
deliciosamente cálido y oscuro, como un bar de buceo escandinavo,
pero limpio y lleno de carácter. Los suelos inclinados, las paredes,
incluso los techos bajos de los que cuelgan viejos candelabros
polvorientos, son todos de madera nudosa. Hay mesas largas con
bancos apilados con mantas y almohadas y muchos reservados y
mesas escondidas en rincones oscuros. Me siento como si estuviera
en un antiguo cobertizo para botes tradicional, que probablemente
sea el caso. Incluso hay una sección en la parte de atrás que
conduce por una rampa hacia un patio flotante en el río, aunque ni
siquiera un noruego se atrevería a tomar una copa con este clima.
—Aquí —dice Astrid, señalando un reservado en la esquina—. Roar
Página | 48 y yo traeremos las bebidas. ¿Qué quieres? ¿Cerveza? ¿Sidra?
—La sidra está bien —le digo, alcanzando mi billetera, pero los dos
ya se están alejando hacia la barra larga al final. Espero que Lise se
quede con nosotros, pero sale corriendo tras ellos.
Dejándonos solos a Anders y a mí.
—Eso está en ella —dice Anders, tomando asiento y señalando mi
billetera—. Vas a necesitar ahorrar tanto dinero como puedas en este
país. —Asiente con la cabeza hacia el lugar frente a él—. Por favor,
siéntate.
Preferiría no. Me siento más cómoda parada al final de la mesa,
mirándolo. Es como si tuviera un pie fuera de la puerta, lista para
correr. Todavía no sé qué decir ni cómo actuar. Nada de esto parece
real.
—Por favor —dice Anders, frunciendo el ceño. Hay una gravedad
en su voz. Sinceridad. Tal vez estoy jodidamente loca por todavía
guardarle rencor. Quiero decir, a la mayoría de la gente no le
importaría. Everly ni siquiera se inmutó. Dejemos que lo pasado sea
pasado. El pasado es el pasado. Y lo que un chico de diecisiete años
le hizo a tu corazón no debería importar cuando tengas veinticuatro.
Entonces me siento.
Creo que respiro por primera vez desde que salí de la estación de
tren.
—Entonces —me dice, y se quita la chaqueta para la lluvia, la
dobla y la cuelga a lo largo del borde liso de la cabina de madera—.
Estoy encontrando esto muy interesante.
Levanto la ceja. —Bueno, sí.
Interesante. Y muy incómodo.
—Probablemente eres la última persona con la que imaginé que me
encontraría —dice con cuidado, cogiendo una muñeca rusa y
mirándola mientras le da la vuelta—. Tengo que decir que todavía no
puedo creerlo. —Me mira rápidamente—. ¿Cómo has estado?
¿Cómo he estado? ¿Por dónde empiezo?
—¿Todavía estás en Nueva York? —pregunta, incitándome.
—Sí —digo, acomodándome en el asiento. Todavía tengo un poco
de frío por toda la lluvia, y todo el susto, así que me cubro el regazo
Página | 49 con una de las mantas—. Bueno, ahí es donde iré cuando todo esto
termine. De regreso a Brooklyn. Aunque ahí fui cuando llegué a la
universidad. Obtuve mi título.
—¿En qué?
—Mierda —le digo, ofreciendo una media sonrisa—. Un B.A. en la
historia del arte.
—¿En serio? —él pide. Casi suena impresionado—. ¿Y qué haces
con eso?
Me encojo de hombros. —Nada. Excepto ir a Europa y visitar todos
los museos y galerías de arte que puedas, porque por una vez
conoces la historia detrás de cada pintura. Sin embargo, fuera de
eso, estoy perpleja.
—Nunca parecías tan interesada en pintar en la clase de arte —me
dice, y de inmediato siento que me congelo por dentro, esa
invocación del pasado—. Era más fotografía, ¿no? Sabes, todavía
tengo algunas de las fotos en blanco y negro que revelamos.
—¿Oh? —¿Debería sentirme halagada aquí de que se haya
aferrado a ellas?—. Bueno, todavía me encanta la fotografía, me he
vuelto vaga con mi iPhone, ya sabes.
—Noruega es demasiado hermosa para desperdiciarla en un
teléfono —me dice, presionando sus dedos en la mesa para
enfatizar—. Tienes que hacerle justicia con una cámara adecuada.
¿Trajiste una contigo?
Niego con la cabeza. Tenía una, una Nikon, pero era de Danny. O,
en otras palabras, era nuestra pero cuando se fue, la tomó. En ese
momento estaba bien con eso. Algunas personas creen que la
cámara captura tu alma. Creí que una capturaba nuestra relación
mediocre.
Ahora, sin embargo, desearía haberme aferrado a ella. Un iPhone
solo hace mucho.
—Tengo una que puedes tener —dice Anders—. En realidad, tengo
bastantes.
—¿Tienes bastantes cámaras? —pregunto. Sin embargo, no sé por
qué sueno tan sorprendida. Anders siempre tuvo bastantes cámaras.
De vuelta en la escuela secundaria, iba a la casa de empeño y
compraba cualquier cosa que le interesara, incluso si ya tenía un
montón de ellos, incluso si no tenía la intención de usarlo nunca.
Solía decir que estaba rescatando el artículo, como si tuviera alma y
Página | 50 su hogar le diera vida. Recuerdo que tenía una caja llena de Zippos y
otros encendedores plateados que no tenían combustible o no
funcionaban, pero no importaba. Siguió adquiriéndolos y se
siguieron acumulando.
Estoy tentada de mencionarle esto, en la línea de: ¿Recuerdas lo
que solías hacer?, pero no me atrevo. Eso es lo que hacen los viejos
amigos con cerveza y pizza.
No somos eso.
—Sí —continúa—. Yo las colecciono. Pero sé que recuerdas eso de
mí. Realmente deberías venir a Todalen con nosotros. Ya que no
tienes planes.
Le doy una mirada. —Primero estabas ansioso por dejarme en mi
hotel, ¿ahora quieres llevarme a tu villa? —Siempre recordaba el
nombre de la ciudad en la que creció. Siempre lo había hecho sonar
tan impresionante, como estoy segura de que cualquier poeta
aficionado lo haría.
Él mira hacia otro lado y se encoge de hombros. —Pensé que te lo
estaba poniendo más fácil. Para ser honesto, todavía no estoy seguro
de si me vas a pegar de nuevo o no. —Sus rasgos se suavizan, las
líneas de su frente se suavizan—. Shay, mira…
—Aquí vamos, —anuncia Astrid en voz alta, haciéndome saltar en
mí asiento. Ella y Lise arrojan mi sidra y sus cervezas en la mesa, la
cabeza espumosa se derrama, mientras veo a Roar escaparse con un
cigarrillo.
Astrid se desliza hacia el lugar a mi lado y apenas tengo tiempo
para apartarme. Ella levanta su copa. —Por Shay, por quien ya
siento lástima, encontrándose con personas extrañas como nosotros.
El resto de nosotros levantamos nuestras copas. Y luego las chicas
empiezan a hablar.
Bueno, realmente Astrid se pone a hablar, aunque Lise interviene
de vez en cuando. Anders permanece casi en silencio, sus ojos
profundos sobre mí todo el tiempo. Solo puedo esperar que el rubor
en mis mejillas sea por la sidra fuerte y nada más.
Me enteré de que Astrid es una viajera por el mundo, soltera
perpetua y que trabaja como bailarina de burlesque en París. No es
exactamente el Moulin Rouge, dice, pero lo suficientemente bueno.
Aunque su rostro, con un puñado de pecas en su nariz de salto de
Página | 51 esquí y su sonrisa de dientes huecos, la hace parecer más joven de lo
que es, su actitud y su cuerpo explosivo (en serio, Christina
Hendricks no tiene nada en ella), ciertamente encaja en el papel.
—Entonces, ¿qué es lo que te gusta hacer? —me pregunta Astrid—
. Quiero decir, ¿qué tipo de trabajo? ¿O qué tipo de pasatiempo
apoyaría un trabajo?
—En el mundo ideal, me encantaría hacer más fotografías —le
digo—. En la escuela secundaria tomé un montón de clases y
realmente me gustó. —Siento los ojos de Anders sobre mí—. No he
tenido ningún entrenamiento profesional desde entonces, pero he
estado haciendo muchos tutoriales en línea a lo largo de los años,
obteniendo el mejor equipo que podía pagar. Desde que viajo, creo
que encontré mi vocación. Tomo muchas fotos para mi cuenta de
Instagram, y sé que suena tonto, pero he visto que cuentas similares
se hacen realmente grandes, especialmente si la persona es
agradable a la vista. Vuelan por todo el mundo solo para tomar
fotografías y publicarlas. Ese es mi trabajo ideal.
—Ese también suena como mi trabajo ideal —dice Astrid.
—Sí —Lise—. Sabes, suena como un sueño, pero también es lo que
te está pasando en este momento. No está tan fuera de tu alcance. Si
lo construyes, vendrá.
—Bien, bueno, mucha gente ahora mismo tiene la misma idea.
¿Has visto la cantidad de cuentas de viajes en Instagram?
—Sí, pero eso no debería detenerte —me dice Astrid—. Es mejor
seguir haciendo lo que estás haciendo aquí e intentarlo, que volver a
Estados Unidos y tener que conseguir un trabajo que no te gusta.
—Si pudiera conseguir un trabajo —admito con un suspiro, mis
hombros cayendo levemente con un peso figurado—. Toda la
educación en el mundo no parece importar en este momento. Ya sea
que trabajes en Target o en el campo de tu título, todos los
empleadores quieren una experiencia de tres años para un trabajo de
nivel de entrada, e incluso entonces obtiene un salario mínimo.
Astrid me da una sonrisa comprensiva y me pregunto cuánto
ayuda con sus películas de baile en París. Supongo que mucho. —
Bueno, entonces tu solución es no volver nunca a casa. Quizás
puedas quedarte aquí y casarte con un noruego. —Y ante eso, le
sonríe a Anders.
Siento que mi cara se sonroja.
Página | 52
Anders se ríe. —Me temo que la mayoría de los hombres noruegos
no son lo suficientemente civilizados para Shay.
Instintivamente le doy una palmada en el brazo. —¿Estás tratando
de decir que soy de alto mantenimiento?
Él se muerde una sonrisa. —Para nada.
—Definitivamente no lo recomiendo —dice Lise, tomando un sorbo
de su bebida—. Vimos cómo resultó Tove.
Lise luego nos dice que su hermana gemela, Tove, es una
divorciada y una madre soltera que vive en el Círculo Polar Ártico.
Cuando menciono que quiero ir allí, Lise me dice que debo ponerme
en contacto con ella, aunque Astrid agrega que el hijo de Tove,
Harry, es un niño de seis años de terror y yo estaría en un infierno
de un momento.
—¿No vas a decir nada? —le pregunta Astrid a Anders. Frunce el
ceño, absorto en sus pensamientos, y aparta los ojos de un espacio
en blanco en la mesa para mirarla—. ¿Contribuir a la conversación?
—¿Acerca de? ¿Qué tan loca está Tove? —pregunta, palmeando su
cerveza con sus grandes manos. Siempre tuve algo por sus manos, y
desearía que ese gorrión no me estuviera mirando. Mis ojos recorren
los otros tatuajes de sus nudillos: el pez, la pala, el ojo, el reloj de
arena, el ancla, el timón del capitán y la flecha. Solo el ancla y la
pala estaban allí cuando lo conocí. Añadió un gorrión por mí, pero
nunca supe qué significaban los otros dos. Solo se encogería de
hombros cuando se le preguntaba. Dijo que no significaban nada
para él, lo que siempre pensé que era una forma extraña de
expresarlo.
—Agrega algo sobre ti. Ya sabes, a tu amiga que no has visto en
años —dice Astrid, arrastrando los pies fuera de la cabina—. Voy a ir
a ver a Roar, ¿alguien más quiere algo?
Niego con la cabeza. Ya estoy bastante mareada por las dos sidras,
lo que me está poniendo en un estado cálido y acogedor. Y no puedo
permitirme eso, no cuando Anders está sentado frente a mí, sus ojos
ocasionalmente se encuentran con los míos y los retienen como
rehenes.
Odiaba lo hermoso que era en ese entonces, y odio lo hermoso que
es ahora. Hace difícil pensar.
—No hay mucho que agregar —dice Anders, mientras Astrid se
va—. Tomé el control del barco pesquero de mi padre después de su
Página | 53 muerte. Manejo el barco cuando puedo para mantener la granja, y
ayudo a mi tío con el trabajo el resto del tiempo. No tengo
exactamente una vida emocionante.
Mi corazón se acelera ante su admisión. Sé que está tratando de
ser autocrítico cuando dice eso, pero no puedo perder la mirada de
derrota en sus ojos.
—Siento lo de tu padre —le digo. Recuerdo que su padre y él
tuvieron una relación difícil. Es por eso que se mudó a Estados
Unidos para estar con su madre, a pesar de que su relación también
se volvió demasiado difícil. Anders fue expulsado de la escuela un
mes antes de que se suponía que debíamos graduarnos y enviado de
regreso a Noruega; su madre ya no pudo con él. Lo cual estuvo bien
en ese momento, ya que rompimos unas semanas antes. En un
instante, Anders pasó de ser todo para mí a estar fuera de mi vida
para siempre.
Olvídalo, tengo que recordarme a mí misma. Concéntrate en el
ahora.
—¿Como murió? —pregunto, aunque sé que la pregunta puede ser
un poco grosera.
—Estaba perdido en el mar —dice Lise en voz baja, mirando sus
manos—. Hace cuatro años.
—Mala tormenta —dice Anders. Se recuesta en su asiento, sus
ojos buscan distraídamente la barra mientras su mandíbula inferior
se mueve—. Encontraron el bote, pero él había sido barrido. Estaba
tratando de salvar a un marinero cuando sucedió. Llevaba puesto un
traje de supervivencia en ese momento, pero… no importaba.
—Ay Dios mío. —Mi mano va a mi pecho, mi corazón se hunde—.
Lo siento mucho. ¿Y ese es el barco que tienes ahora mismo?
—Midnattsol —dice—. El Sol de Medianoche. Solía llamar a mi
madre sol de medianoche, así que supongo que estaba maldito para
empezar.
¿Estás trabajando en un barco maldito? Quiero preguntar. Pero no
lo hago. El tema parece comprensiblemente delicado. No puedo
imaginar cómo sería que un padre muriera así, de una manera tan
vaga e indefensa, sin un cuerpo que enterrar, y luego heredar la
nave, el trabajo que lo mató. No puedo comprender cómo lo hace
Anders, pero estoy empezando a comprender esa mirada angustiada
en sus ojos. Cuando era más joven, había al menos una fachada de
rebelión juvenil jovial enmascarando la oscuridad. Pero ahora,
Página | 54
especialmente en la tenue luz de este bar, parece desgarrado por la
guerra y cansado.
—Pero —dice Lise, pegando una sonrisa y mirando a Anders—,
nuestro padre sabía lo que estaba haciendo. Era muy bueno en su
trabajo y conocía los riesgos. Todos lo hicimos. Sucede mucho por
ahí y era simplemente el plan de Dios para él.
Anders resopla y le da un plan burlón. —Sigues diciendo el plan de
Dios, Lise, pero no estoy seguro de que sepas lo que eso significa.
Ella levanta la barbilla. —Sé lo que Dios significa para mí. ¿Qué es
él para ti?
—Un poeta —dice Anders después de un momento, sin sonreír a
nadie en particular—. Uno desagradable.
Oh chico. Espero no estar a punto de quedar atrapada en un
debate teológico entre hermanos.
—Entonces, ¿cuánto tiempo estás en el mar? —Le pregunto,
tratando de llevar la conversación por un camino más suave.
Me mira con atención y asiente con la cabeza casi imperceptible,
como si supiera lo que estoy tratando de hacer. —Por lo general, tres
semanas, a veces un mes. A veces más. Depende de la temporada. Lo
más corto que he estado fuera fueron dos semanas. Fue un desastre,
no pude encontrar el pescado en ninguna parte, pero eso es lo que
obtuve por probar nuevos terrenos. El más largo fue de seis
semanas. La pesca fue jodidamente fantástica y cuando tienes la
oportunidad de ganar más dinero, la aprovechas.
—Pero cuando haces eso —dice Lise—, y trabajas turnos de
dieciséis horas, te quemarás antes de lo que crees.
Anders se encoge de hombros. —Soy joven. Todavía no estoy
agotado. Y hace que trabajar en la granja se sienta como unas
vacaciones.
—¿Y cuánto tiempo trabajas en la granja? —pregunto, totalmente
intrigada por cómo ha resultado su vida. Me hace sentir como si
literalmente yo hubiera hecho una mierda. Sí, obtuve mi título y
mantuve algunos trabajos. Pero ninguno de ellos fue particularmente
desafiante.
Ninguno de ellos significaba nada.
—Depende de la temporada, del bacalao, de los precios —dice—.
Página | 55
Estaré aquí durante un mes a menos que algo cambie.
Un mes. La misma cantidad de tiempo que me dije a mí misma
que probablemente me quedaría en el país.
Me estoy engañando a mí misma sí creo que eso significa algo.
—¿Nos estamos portando bien? —dice Astrid mientras pone un
vaso de agua, Roar a su lado, bebiendo una cerveza.
—Solo tú —dice Lise.
—Bueno, esta noche nos llevaré de regreso a Todalen —dice
Astrid—. Alguien tiene que estar sobrio. —Sus labios se contraen
cuando mira entre Anders y yo—. Hola Lise, —dice, mirando a su
hermana con ironía—. Ven conmigo al 7- 1122.
Lise frunce el ceño. —¿Ahora?
—Sí, quiero la compañía.
—Pero está justo al lado —dice Lise, y ahora Astrid está
levantando las cejas en dirección a Anders, de una manera
demasiado dramática. Los labios de Lise forman una `O` y luego
asiente. Dice algo en noruego, en voz baja, y se levanta—. Si me
22
7-11:7-Eleven es una cadena multinacional de tiendas de conveniencia con sede en Texas.
disculpan, —nos dice, antes de que se escabullan por la barra y
salgan por la puerta.
Miro a Roar para ver qué va a hacer, pero él solo levanta su
cerveza en un saludo y luego se dirige al bar, hablando con el
camarero, a quien obviamente conoce bien.
Y estamos solos de nuevo.
Miro lentamente hacia atrás a Anders y me aclaro la garganta.
Me mira con la cabeza gacha y el ceño fruncido. —¿Vas a quedarte
en Trondheim? —pregunta con cuidado.
—Sólo por una noche o dos —le digo—. Entonces tal vez me dirija
hacia el norte.
—Tienes que ir al sur también —dice.
—Lo haré. Tengo un plan.
Finalmente.
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Asiento, dándole una rápida sonrisa. —Pensé que sería mejor ir a
registrarme en el hotel. Está en algún lugar cerca de aquí.
Aunque todavía tomo la bolsa de dulces. No voy a dejar pasar eso.
—¿Estás segura? —ella pregunta—. Esperábamos que Anders
pudiera convencerte de que vinieras a Todalen con nosotros. —Ella
intercambia una mirada con Lise—. Sé que realmente no nos
conocemos, pero Lise y yo estaremos allí por unos días más y sería
bueno tener a alguien más con quien hablar que no sea el tío Per y
nuestro hermano. Roar se queda aquí en la ciudad. Y las chicas del
pueblo son aburridas.
—Incluso si Anders no lo cree así —agrega Lise con una sonrisa.
Ese comentario profundiza más de lo que debería. Astrid le da a
Lise una mirada de advertencia.
—Iba a acompañar a Shay a su hotel —dice Anders mientras
regresa. Coge su chaqueta y se la pone y yo hago todo lo posible para
no mirarle los hombros.
23
Lakerol:es una marca sueca de dulces. Los caramelos son pastillas sin azúcar y el ingrediente principal es la
goma arábiga. Los dulces se producen en una variedad de sabores. El dulce es producido por la empresa
sueca de confitería Cloetta.
24
Melkesjokolade:Freia Melkesjokolade es una barrita de chocolate con leche de la marca chocolatera
noruega Freia, que ha sido la chocolatina más vendida en Noruega desde la década de 1960.
—¿Estás segura de que no podemos convencerte? —Me pregunta
Lise.
Tengo que admitir que se siente muy bien ser querida, incluso por
personas que apenas conoces. Realmente bueno. Pero ya he tomado
una decisión.
—Gracias, pero voy a ceñirme a mi plan original.
Astrid parece abatida. —Ah, bueno, espero que lo pases bien en
Noruega, independientemente. Fue un placer conocerte.
Me da un abrazo rápido y Lise hace lo mismo.
Anders toma las llaves de Astrid y luego me asiente. —¿Lista para
ir?
—Sabes que puedo encontrar el lugar por mi cuenta, tengo mi
teléfono —le digo mientras saludo una vez más a sus hermanas y
salgo por la puerta. La lluvia está cayendo de nuevo, un viento frío
azota.
Página | 62
Aquella noche, me acuesto en la cama, sin poder dormir, los
sentimientos me desgarran, dejándome vacía.
Son sentimientos de hambre.
Me siento imprudente y con ganas. Como si quisiera ceder.
Recuerdo un poema que leí una vez.
Ella quiere tanto, demasiado por cosas que no la quieren, por cosas
que no son cosas, por corazones que no son corazones.
Ella quiere tanto, que le doy todo de mi, y ella apenas se da cuenta
de que es lo que ella quería desde el principio.
Capítulo 6
Shay
ANTES
Sexo.
Es todo en lo que pienso. Todo el puto tiempo.
Y para ser honesta, ni siquiera estoy segura de si esto es
normal. Everly y yo hablamos de sexo con mucha libertad. Sé
que ha tenido relaciones sexuales con su ex, Jeff, pero aparte de
algunos detalles básicos, nunca lo menciona. Aunque habla de
Página | 63
pollas todo el tiempo, por lo general lo hace con humor.
Luego está mi otra amiga, Jen Brown, que duerme orgullosa.
Ella entendería mis locos pensamientos sexuales, pero tiene
esta forma de hacerte sentir particularmente mal si le preguntas
algo, como si fueras mucho más joven y ella lo supiera todo. No
voy a seguir ese camino.
Y, de todos modos, tampoco voy a hablar con mi hermana
sobre sexo. Puede que Hannah sea mayor, pero te garantizo que
también es virgen. Nunca he visto a un chico a su alrededor,
incluso ahora con ella yendo a la universidad. Sexo, chicos,
maquillaje, alcohol, cualquier cosa remotamente genial y
Hannah ni se inmuta. Probablemente se convertirá en la
científica que descubre la cura para el cáncer, pero no podrá
encontrar su propio punto G.
No es que yo lo tenga. Pero lo he intentado. Las revistas
Cosmo son una gran cantidad de conocimientos.
Luego está mi madre, con quien probablemente ni siquiera
hablaría, aunque estuviera aquí con nosotras y no actuara
como una tonta con nuestro padre en Mumbai. Desde que ella
lo recuperó (joder, ni siquiera lo recuperó, le suplicó que
volviera después de todo lo que él le hizo. ¿Quién hace eso?), he
resuelto no volver a seguir nunca un consejo de ella. Eligiendo a
papá en lugar de nosotras, de nuevo, cuando ella debería correr
hacia las colinas y pedir el divorcio.
No lo entiendo, y cuanto más lo pienso, más enojada me
pongo.
Entonces, tal vez sea bueno que tenga sexo en el cerebro.
Quiero decir, cómo no hacerlo cuando tengo a Anders para
distraerme.
He estado viendo a Anders durante un mes.
Solo nos hemos besado.
Está bien, no debería decir que solo nos hemos besado.
Sus besos son más que cualquier beso que haya tenido antes.
Son desgarradores.
Página | 64 Impresionantes.
Y muy adictivos.
Por supuesto, también me ha tocado varias veces, y algunas
veces, me refiero a anoche, y no estaba a punto de apartarme de
él porque sabe exactamente lo que está haciendo con ellas. No
me manosea como lo hacía Phil Hadzocos cuando estábamos
saliendo, como si mis tetas fueran tratadas como una pelota
antiestrés.
Tal vez sea porque Anders es extranjero y tiene ese acento
ridículamente sexy, ese hermoso cuerpo delgado y esas
maravillosas palabras que ronronea en mis oídos.
Sabes a polvo de estrellas.
Tengo el cielo en mis manos.
Me vas a sentir incluso cuando me haya ido.
¿Ves lo que quiero decir con impresionante?
Estoy segura de que sus palabras son cursis para algunos, tal
vez. Pero no de la forma en que lo dice. No con esos ojos
intensos suyos, los que me atraviesan, que se burlan de mí con
secretos que tal vez nunca descubra sobre él. Sus palabras son
él y las creo con cada parte de mí.
No quiero nada más que perder mi virginidad con Anders
Johansen. Algunos incluso podrían decir que estoy enamorada
de él.
Pero qué terriblemente trágico es estar enamorada,
especialmente cuando es el primero. Porque eso nunca puede
funcionar. La gente ya no se casa con sus novios de secundaria,
y si lo hacen y lo hacen funcionar, estoy segura de que son uno
de los pocos afortunados. Soy realista. Sé lo que nos da el
mundo. Sé que, si te enamoras una vez, debes estar preparada
para enamorarte una y otra vez. Con tantas personas diferentes
como sea posible. Porque, ¿cómo sabes que es amor si no tienes
con qué compararlo?
Pero es por eso que da tanto miedo y por eso actualmente,
mientras estoy sentada en mi habitación, con montones de
Página | 65 revistas en mis pies, uñas recién pintadas, me niego a
entretener el tema. En su lugar, me refiero al sexo. El sexo es
más fácil de manejar. Creo. Ojalá. Porque, ¿qué pasa si te
enamoras, pierdes al chico y luego en la vida, muchos amores
después, te das cuenta de que el primer amor fue el único que
realmente se quedó en ti?
¿Y luego qué?
Esa no puedo ser yo.
Me niego a enamorarme de mi novio.
Pero recuerda mis palabras, lo veré antes de que termine la
semana.
Capítulo 7
Shay
Ahora
No puedo dormir.
Doy vueltas en la cama y las mantas me envuelven hasta
casi estrangularme. Desde que me registré en el hotel, no he
podido dejar de pensar en Anders. Ni por un segundo. Ni
Página | 66 siquiera me molesto en actualizar mis redes sociales o en enviar
mensajes de texto a Everly como debería, o enviar un correo
electrónico a mi madre como ella me pidió.
Me dedico a pasear por mi habitación o a mirar el rio por
la ventana, deseando no estar tan sola. Deseando haber dicho
que sí.
Soy testaruda. Terca y estúpida. En las heces de mi
subconsciente, sé que había estado esperando, rezando, que me
encontrara con Anders, tanto como esperaba no hacerlo. Ahora
que lo hice, se siente tan... mezquino dejarlo como lo hice.
Tal vez fue el destino, tal vez no, pero algo me dice que
cualquier fuerza que lo puso en mi camino quería que pasara
algo más. Después de todos estos años, y todas las cosas que
imaginé decirle, ninguna de ellas se dijo. No hubo un cierre.
Nada se resolvió. Todo lo que mi encuentro con Anders hizo fue
recordarme que tenía la oportunidad de hablar con él, dejar
atrás el pasado y superarlo, me atrevo a decir, pero yo era
demasiado terca para considerar su oferta.
Cuando llegan las tres de la madrugada y estoy medio
levantada de la cama, mirando al techo y escuchando la lluvia
con un corazón pesado y palpitante, sé lo que tengo que hacer.
No se ha acabado.
Y con eso en la cabeza, finalmente me duermo.
25
Canción popular, reversionada por Pharell Williams
madre sustituta durante casi todo el instituto, se podría pensar
que estaríamos más cerca de alguna manera.
—No funciona así con la familia—dice—. La sangre no te
acerca más que la distancia. Deberías saberlo.
Le observo. Ese agarre en el volante, el gorrión cada vez
más distorsionado y pálido. —¿Ah sí?
Asiente con la cabeza, pero aprieta los labios y no
continúa. Siempre ha sido así. Sacar información de él era casi
imposible. Claro, podía recitarte poesía o alguna confesión con
palabras, pero tenía que venir de él. Nunca podías sacársela por
tu cuenta. Te daba lo que querías sólo cuando él lo decidía. Eso
explica por qué a lo largo de los ocho meses que estuvimos
saliendo, él seguía siendo un misterio para mí.
Para mi sorpresa, continúa—: Mi padre y yo... antes de que
me enviaran a América, mi padre me trajo para un viaje de
Página | 78
pesca de dos semanas. En ese momento no nos iba muy bien.
Nuestra relación, quiero decir. Cuando mi madre nos dejó,
todos nos lo tomamos mal y tuvimos que hacer lo que teníamos
que hacer. Aunque no fuera lo que queríamos.
Se lame los labios y tiene una mirada lejana. El aire
entre nosotros se vuelve pesado y pienso que tal vez haya
terminado de hablar. >>>De todos modos, sé lo que mi padre
intentaba hacer. Hacerme ver cómo se ganaba la vida. Hacerme
entender, las dificultades, los sacrificios. Todas esas cosas que
no te importan una mierda cuando eres joven, no hasta que
eres mayor y es demasiado tarde. No lo aprecié. No me uní a él.
Todo lo que hizo fue empeorar las cosas. Incluso nos peleamos
una noche y... —se interrumpe. Da una rápida sacudida de su
cabeza—. No importa. Con o sin sangre, las relaciones no se
pueden forzar. Más que eso, la empatía no puede ser forzada. La
comprensión. ¿Sabes?
Asiento con la cabeza. —Lo sé.
Conducimos en silencio durante unos instantes más,
antes de tomar un desvío que conduce entre imponentes
montañas, sus picos calvos de roca y arbustos alpinos. Parecen
monjes, sumidos en la meditación, en su propia eterna
búsqueda de la felicidad.
—¿Eres feliz? —Me encuentro preguntándole.
Me lanza una mirada rápida. —Temas tan serios para
personas que se acaban de conocer.
Sonrío expectante y lo miro fijamente en busca de una
respuesta.
Vuelve a mirar a la carretera, mordiéndose
momentáneamente el labio en señal de reflexión. —No.
No sé por qué me sorprende, teniendo en cuenta lo que
acabamos de hablar. —¿Ni siquiera a veces?
—Oh, todo el mundo es feliz a veces. Como tú has dicho.
Pero cuando esas veces son pocas y distantes entre ellas, creo
Página | 79
que son la única respuesta. —Me mira de nuevo—. Puedo
decirte que he sido feliz esta mañana.
—¿Lo fuiste?
—Vi tu mensaje en Facebook. Eso me hizo feliz.
Desvío la mirada, ocupándome del paisaje. —Oh —digo. No
estoy segura de cómo me siento al respecto, pero mis mejillas se
calientan.
Pronto nos dirigimos a través de túneles hasta que el
mundo a mi derecha se abre y estamos costeando a lo largo de
un absoluto cuento de hadas.
Qué maravilla. Es aún más hermoso de lo que podría
haber imaginado.
—Bienvenida a Todalen —dice Anders, deteniéndose en un
pequeño mirador a un lado de la carretera.
Me bajo y me siento inmediatamente abrumada por todo
ello. Detrás de nosotros están las montañas escarpadas y
boscosas que se desploman a nuestros pies, la estrecha
carretera que serpentea a lo largo de la base y se adentra en un
pintoresco valle. Frente a nosotros hay más montañas con
casquetes nevados que parecen surgir directamente del mar
azul como una antigua mandíbula. En el espacio que nos
separa de la tierra, las gaviotas danzan por encima de un
pequeño barco pesquero que atraviesa el agua.
—Wow —digo, sentándome en el borde del acantilado,
un camino afilado que conduce a unos pocos metros hasta las
aguas profundas—. Es impresionante.
—Ja26 —dice él, de pie a mi lado, con las manos en las
caderas—. Debo decir que cada vez que vuelvo a casa es
agradable tener esta vista recibiéndome.
El sol se siente más fuerte aquí y rápidamente me despojo
de mi suéter y extiendo mis brazos, tratando de tomar el sol
mientras pueda. —Creo que no he sentido el sol desde que salí
de Italia.
Página | 80
—Apuesto a que tienes un montón de historias sobre ese
lugar—dice, sonriendo hacia mí—. Una chica como tú.
Levanto la vista, con un gesto de dolor por el sol en mis
ojos. —¿Una chica como yo?
Asiente con la cabeza. —Vamos. —Y da la vuelta al
coche, volviendo a entrar.
Sinceramente, podría quedarme aquí sentada para
siempre, aferrándome a la felicidad, pero me levanto,
sacudiéndome el trasero, y me subo al coche.
El motor acelera y, con una rápida sonrisa de Anders,
arrancamos.
26 Si, en noruego.
Capítulo 8
Anders
Página | 96
Estoy empezandoa pensar que hay algo mal conmigo. ¿Por
qué no pasamos más allá de las manos debajo de mis
pantalones y las mamadas? Quiero decir, es bastante obvio que
si tengo su polla en mi boca, estoyarriba de ello por algo. Y,
bueno, él también. Literalmente27.
Para ser justos, él quiereir abajo, pero soy yo quien lo
aleja. No sé. No puedo imaginar por qué querría hacerlo. Es
asqueroso, ¿no? Y por alguna razón sigue preguntándome. No
entiendo por qué algún chico querría tener la boca ahí abajo.
Así que me estoy concentrando en hacerme más atractiva
para él, con la esperanza de que podamos pasar la etapa de los
toqueteos (que, si soy honesta, es más como dedear). Estoy
consultando mis revistas, tratando de aplicar el maquillaje más
—digno de sexo—, para asegurarme de que mis piernas y la
línea del bikini estén siempre afeitadas, para tener el cabello y
la piel que se puedan tocar. Un aliento fresco es un aliento
besable, por eso estoy masticando chicle y tomando mentas
cada vez que estoy en presencia de Anders
27 Hace un juego de palabras en inglès: Se refiere a que ella está arriba de ello por algo. Y
el también, literalmente
Que son muchas veces. Estoy literalmente con él todos los
días después de la escuela y siempre en mi casa. Solo he estado
en su casa una vez, porque su madre insistió en conocerme.
Esa fue una cena del infierno. Podrías haber cortado la tensión
de esa familia con un cuchillo para mantequilla. Su madre fue
amable,pero tenía la determinación de su refrigerador de acero
inoxidable. Su padrastro estaba en el lado tranquilo y apenas
nos miró a ninguno de los dos. Entonces, después de eso,
decidimos seguir pasando el rato en mi casa. Después de todo,
mi hermana apenas está en casa y mis padres están para
siempre en la India. Pensarías que sería la configuración
perfecta para toneladas de sexo épico.
O simplemente algo de sexo.
Sólo una vez.
Incluso Everly me preguntó si —ya lo habíamos hecho—, a
Página | 97 lo que le di la misma respuesta que ella me dio—: Hay otras
formas de divertirse.
Así que para Halloween, voy con todo. Me estoy vistiendo
como Cleopatra y estoy usando la cosa más promiscua que
puedo usar en la escuela, ya que se nos permite usar nuestros
disfraces, y luego esa noche me voy a quitar aún más ropa. Si
eso no llama la atención de Anders, no estoy segura de qué lo
hará.
Pero, unas horas más tarde, Anders aparece en mi puerta
sin previo aviso.
Abro la puerta y él está parado en los escalones. Está
lloviendo levemente y el aire huele a petardos y a amenaza de
nieve. Su chaqueta de cuero está salpicada de agua, su cabello
húmedo y largo. Ahora llega casi a los hombros. Everly dice que
tiene un look —Euro Trash—, pero creo que le sienta bien.
—¿Caminaste? —le pregunto, mirando por encima de su
hombro y no viendo el Mustang que usualmente toma prestado
de su padrastro.
—Salieron, escondieron las llaves —dice. Hay algo extraño
en la forma en que me mira. Es intenso. Sé que a veces puede
ser un tipo intenso y melancólico, propenso a los vuelos de
fantasía en un momento y a la exaltación al siguiente, pero esta
mirada, esta mirada, me tiene en su poder.
—Deberías habérmelo dicho —le digo—. Podría haber
cogido el coche de Hannah y venir a buscarte. O el de mi madre,
dijo —solo de emergencia—, pero a quién le importa.
—Eres mi emergencia —dice—. No podía esperar.
Sonrío con cautela, intrigada. —¿Esperar para qué?
—Para decirte algo que he querido decirte por un lago
tiempo.
Mi pecho se contrae. Siento miedo. Hay algo demasiado
salvaje en su mirada.
Página | 98
Peligroso.
Real.
Santa mierda. Está rompiendo conmigo.
Mis ojos se agrandan, mis pulmones dejan de funcionar
por completo.
Él no puede… él no puede…
—Shay —dice, acercándose y deteniéndose en el escalón
debajo de mí, así que tenemos la misma altura. Su voz es suave
pero entrecortada. Como si lo que está a punto de decirnos nos
rompa a los dos.
Agarra mi cara entre sus manos y veo las gotas de lluvia
deslizarse por sus pómulos, sus cejas negras y mojadas se
fruncen juntas. Sus ojos miran tan profundamente los míos que
sé que ve todo lo que soy.
Tiene mucho poder en este momento. Mucho.
—Te amo —dice.
Parpadeo, no segura de haberlo escuchado bien. Todos los
sentimientos dejan mi cuerpo.
—¿Qué? —pregunto, apenas susurrando.
—Estoy enamorado de ti —dice de nuevo y ahora
reconozco la mirada en sus ojos. Febril. Loca—.Ya no podía
guardármelo para mí.
Él me ama.
—Yo… —empecé a decir.
¡Él me ama!
Pasa su pulgar por mis labios. Y me alegro de haber usado
ChapStick con sabor—. No quiero que me lo digas. Jamás.
Estoy estupefacta. —¿Jamás?
—Son mis palabras para ti.
Página | 99
—¿Y qué pasa si yo siento lo mismo?
—No te preocupes. Lo sabré cuando lo hagas —dice, antes
de besarme.
Y si esas palabras, esas palabras, no me habían robado
todo el aliento, este beso lo hace.
Este beso tiene la profundidad de los océanos.
Dedos en mi cabello, en mi cara, en la parte baja de mi
espalda.
Este beso es el preludio de mis sueños.
Con los labios cerrados, volvemos a trompicones a la casa.
Subiendo las escaleras.
A mi cuarto.
La puerta se cierra.
Me recuesto en la cama.
Estoy nerviosa. Muy nerviosa. Anders no se mueve, está
parado al pie de la cama, inmovilizándome con los ojos.Hay
tantas emociones arremolinándose en ellos que no sé a cuál
aferrarme.
Hay esperanza, asombro, dolor, angustia y lujuria. Lujuria
pura.
Decido aferrarme a la lujuria.
Porque eso es lo que yo también siento.
Hasta mis huesos.
Pero Anders no se mueve aún. Continúa mirando.
Y cuanto más me mira, mi mente empieza a divagar más.
A pensar. A pensar demasiado. A preocuparse.
Pero luego se recupera.
Página | 100 Y se mueve rápido.
Es un borrón, quitándose su chaqueta y aventándolaal
piso, luego su camisa.
Luego se sube a la cama, flotando sobre mí, con las manos
rozando los lados de mi camisa. Su piel es fuego contra la mía,
su palma se fusiona con mi pecho mientras me quita el sostén,
mi blusa.
Ahora estoy desnuda, mi piel arde bajo su toque, bajo su
mirada mientras me mira.
Por favor, no me lastimes, pienso.
Y no me refiero al sexo. Sé que dolerá un poco, que se
sentirá extraño al principio.
Pero este chico me ama.
Y yo lo amo.
Y estoy apunto de darle mi virginidad.
Si esto no dura, si esto no funciona, estaré arruinada. Lo
sé. Él siempre estará a lo grande en mi vida como el chico con el
que me acosté por primera vez. Eso es algo que nunca se puede
borrar ni recuperar.
—Te amo —me susurra mientras desabrocha mis jeans y
los baja sobre mis muslos.
—Te amo —le respondo, a pesar de que él me dijo que no
lo hiciera.
Sus ojos brillan con oscuridad y deseo y algo más que no
puedo describir.
La emoción atraviesa mi corazón.
Se quita los pantalones, presiona su cuerpo contra mí, su
dura longitud entre mis piernas y sé que esto es todo.
Se empuja dentro de mí.
Duele un poco. Es incómodo, por decir lo menos.
Página | 101 Pero es él. Todo él. Es lo que quería.
Intento mantenerlo alejado de mi cara, pero él hace una
pausa, besando mis labios, mimandíbula. —¿Estás bien?
¿Quieres que me detenga?
Niego con la cabeza, haciendo una mueca, presionando
mis manos sobre los duros músculos de su espalda. —No te
detengas.
No podemos detener lo que ya está en movimiento.
Capítulo 10
Shay
AHORA
Página | 112
Capítulo 11
Shay
ANTES
Página | 129 Muevo su mano sobre los pezones de la vaca para que se
agarre.
Jadea y se ríe.
—Ahhh, esto es extraño. ¿Es extraño para la vaca?
Me río.
—¿Probablemente? La vaca está acostumbrada a la eficiencia y
la máquina no se ríe.
Intenta apartar las manos.
—No puedo hacerlo. Esto es muy raro. Voy a estropearlo.
Suspiro y suelto sus manos, pero no me muevo. Me acerco y
empiezo a ordeñar la vaca yo mismo, tratando de demostrarle la
técnica.
—¿Ves cómo lo pellizco hacia el final?
—Deja de hacer esto sexual.
Me echo a reír, mis manos se alejan. La vaca muge de
impaciencia.
29La sombra de un amor… *Suena melodía desencadenada*: Ooooh, MY LOVE, M DARLIIIING (Sorry, me inspire)
—¿Sexual? Bien ahora lo hiciste raro.
—Tú eres el que acaba de comparar esto con la escena de la
cerámica de Ghost.
Vale, en eso tiene razón.
—Bien, bien—le digo—. Sólo inténtalo.
Exhala, ajustándose en el taburete, cuadrando los hombros.
Luego lo intenta de nuevo. Lo hace bien.
—Si, bien. Sigue adelante.
—Shhhh—me dice—. Lo estás haciendo raro de nuevo.
Miro a la vaca, que me devuelve la mirada. Juro que veo a la
vaca negar con la cabeza.
Pero Shay aprende rápido. Me quedo agachado detrás de ella,
mirando, pero la dejo hacer todo, dejándola descubrir la mejor
técnica por sí misma. No pasa mucho tiempo antes de que ella
Página | 130 encuentre un ritmo fácil, la leche llena el balde y la vaca se ve
tranquila y feliz.
—Ahí tienes, lo estás haciendo. ¿Quieres que te tome una foto?
—Eso implicaría que me desabrocharas y me metieras la mano
en el bolsillo del pantalón.
—Ah, y no quieres que sea sexual—recuerdo.
—Tal vez sea mejor dejar algunos recuerdos para nosotros y no
para Internet —dice después de un segundo, sus manos aun
trabajando.
—Ahora estás hablando mi idioma—digo, balanceándome sobre
mis talones—. Sabes, cuando estoy en el mar no tenemos ninguna
recepción celular en absoluto. Son semanas y semanas de nada. A
veces llevo una cámara, especialmente si las ballenas tienden a estar
en el área, pero nunca publico nada. Creo que es bueno que te
quedes con las cosas para ti.
Ella se encoge de hombros.
—A veces lo es. Pero a veces quieres compartir con el mundo.
¿Cuál es la diferencia entre eso y tu poesía? ¿O las otras fotos que
tomas?
—No los comparto con nadie.
—Lo hiciste conmigo.
Si. Y ahora mismo eres mi mundo.
Pero, por supuesto, no digo eso.
—Sabes que en unas semanas tengo que volver al barco. Salir
al mar de nuevo.
Ella asiente.
—Sí. Quién sabe dónde estaré para entonces.
—Bueno... ¿y si estuvieras conmigo?
Shay deja de ordeñar y me mira por encima del hombro,
sosteniendo mi mirada. La vaca golpea su pie con impaciencia, lo
que hace que Shay vuelva a trabajar.
—¿Qué quieres decir? ¿En el barco?
Página | 131 —No. El tiempo anterior a eso. ¿Y si... y si puedo averiguar
cómo tomarme un tiempo libre? Los corderos ya están todos, así que
hay menos trabajo. Per puede encargarse de las vacas y yo puedo
traer a Kolbjorn, él ayuda cuando no estoy. Tal vez podríamos hacer
un viaje por carretera juntos, sólo unos días. Una semana.
Disminuye la velocidad por un momento y puedo sentirla
tratando de resolver esto.
—¿Es una buena idea? —pregunta finalmente.
—Seguro. ¿Por qué no?
—Porque…
—Somos amigos, ¿no? Los amigos viajan juntos. Y sería más
barato para ti dividir el costo de esta manera. Ibas a viajar de todos
modos.
—Me iba a quedar en hostales. ¿Que estabas pensando?
Obviamente estaba pensando en compartir una habitación de
hotel.
Y una cama.
Y ella lo sabe.
—Anders—dice en voz baja—. Siento que... lo que tenemos, sea
lo que sea, es tan frágil. Tan cerca de volverse complicado, y
realmente no puedo manejar lo complicado en mi vida ahora mismo.
No puedo.
—Yo tampoco. Así que no lo compliquemos.
Se frota los labios por un momento y vuelve a ordeñar.
—Creo que eso es imposible.
—No lo sabrás a menos que lo intentes.
—Bueno, tal vez estoy demasiado asustada para intentarlo. Tal
vez deberíamos simplemente...
—¿Continuar ordeñando la vaca?—Hago una broma. Le doy
una salida fácil de esto.
—Sí. Eso.
Asiento con la cabeza y lentamente me pongo de pie, me duele
Página | 132 la espalda baja de estar agachado durante tanto tiempo. Me estiro,
con los brazos sobre la cabeza, y cuando miro hacia abajo, Shay ha
dejado de ordeñar. Ella me mira con una expresión curiosa.
—¿Qué?—pregunto.
Tiene la mirada en sus ojos como si estuviera a punto de
decirme algo, así que instintivamente me inclino.
Luego, ella arroja leche, en mi maldita cara.
—¿Qué carajo?—exclamo, pasando mi brazo por mi frente.
Mientras tanto, casi se cae del taburete y se ríe mucho. Incluso
la vaca se ríe, como si fuera idea suya.
Afortunadamente, sé cómo obtener mi propia venganza.
Shay tiene muchas cosquillas. Especialmente en las costillas.
Lo utilizaba como mecanismo de coqueteo cuando era joven, una
forma de hacernos rodar por la cama (o el suelo), y no me
enorgullece decir que estoy a punto de hacer lo mismo por la misma
razón ahora mismo. Bueno, eso, y que se lo merece.
Levanto los dedos, moviéndolos hacia ella, y se le cae la boca al
ver mi mirada, esa mirada que dice que voy a por ella.
—¡No!—grita suavemente, y luego se pone de pie, derribando el
taburete.
Intenta pasar corriendo a mi lado, pero la agarro por la cintura
y la giro, tratando de sujetarla con una mano mientras le hago
cosquillas con la otra. Es un trabajo duro, considerando que lleva un
mono holgado, pero incluso la sola idea la hace reír y jadear.
—¡No te atrevas!—grita, mientras trato de pasar mis manos por
su costado.
Mechones de cabello se sueltan de su trenza, fluyendo hacia su
rostro, una risa ansiosa cayendo de sus labios.
Dios, nunca se vio tan hermosa.
Antes de saber lo que estoy haciendo, antes de tener la
oportunidad de pensar, de detenerme y reflexionar sobre las
consecuencias, la aprisiono contra la pared del granero, nuestros
rostros a centímetros uno del otro, mi cuerpo contra el suyo, los
Página | 133 corazones acelerados.
Y la beso.
El mundo se detiene.
Gira.
Invierte el curso durante un breve momento en el que recuerdo
exactamente cómo era besar esos labios suaves y anhelantes, tener a
Shay sin aliento contra mi boca, sentir cómo su cuerpo se rinde
lentamente a mis manos.
Entonces ambos nos detenemos, respiramos, el mundo se
detiene una vez más antes de que ella me mire fijamente a los ojos y
entonces todo avanza con fuegos artificiales, mi sangre se llena de
caliente urgencia.
Cubro su boca con la mía, su lengua me provoca, me alimenta,
mientras mis manos desaparecen en su pelo, manteniéndola en su
sitio, conectándome a tierra. Todos los años de sueño, los años de
culpa, vergüenza y arrepentimiento, y ahora ella está aquí, nuestro
beso apasionado, salvaje, lleno de emoción y deseo, tratando de
recuperar el tiempo perdido. Tratando de deshacer todo lo malo.
Una garganta se aclara detrás de mí.
—Anders—dice con voz severa.
Mierda.
Es Per.
Me aparto de Shay, respirando con dificultad, y me doy la
vuelta para verlo en la entrada del granero, sin parecer demasiado
complacido. Por otra parte, ese es su rostro natural.
—Devuélvela a donde pertenece—dice, señalando a la vaca,
aunque por un momento pienso que también se refiere a Shay.
Luego asiente a Shay y dice en un inglés entrecortado—: Necesito
ayuda con una oveja.
Miro a Shay y ella asiente en respuesta a él, alisando su
cabello.
—Seguro. Por supuesto.
Me echa una mirada cautelosa, sus ojos parecen atormentados
Página | 134 y tensos, lo suficiente como para ponerme el corazón en vilo, y luego
se aparta de la pared y se acerca a Per a grandes zancadas.
Veo cómo se alejan juntos hacia la brillante luz del exterior y
cómo sus siluetas desaparecen.
Me froto los labios, aun saboreándola.
Creo que acabamos de cruzar la línea de lo complicado.
Capítulo 13
Shay
ANTES
30
Si no estoy mal, es SALUD en noruego.
—No estoy segura de que suave sea el adjetivo correcto—le
digo, y juro que ya siento los efectos, calienta mi pecho—. ¿Por qué
pruebo el eneldo?
—Estaciónate.
Miro a Shay, frunciendo el ceño. —¿Vas a vomitar?
Página | 168 Me lanza una mirada seca y me golpea el brazo. —No, aunque
estoy empezando a pensar que eras un piloto de rallies en tu vida
pasada. Quiero tomar una foto.
—Oh, una foto—le digo—. ¿Este es un nuevo pasatiempo tuyo?
Me saca la lengua cuando encuentro la próxima salida junto al
fiordo, esperando a que pase un coche antes de cruzar y aparcar el
auto.
Técnicamente, solo dejamos Todalen hace unos diez minutos y
Shay se las arregló para tomar un millón de fotos ya. Supongo que el
camino es extremadamente pintoresco, con las montañas cayendo
directamente hacia el fiordo, pero lo he conducido tantas veces que
no me parece gran cosa. Ella es buena para eso, sin embargo, entre
un millón de otras cosas. Ayudándome a ver las cosas que están
frente a mí.
Shay sale del Datsun y saca la Pentax. Pasamos por la tienda
de la esquina, que tenía un rollo de película (Algo que dice que esta
una ciudad que se aferra al pasado), y ha ido alternando entre su
teléfono y la cámara de película.
La miro mientras toma sus fotos, la brisa le quita el pelo de los
hombros. Tengo ganas de pellizcarme.
Yo mismo que tuve esta suerte, que tengo esta oportunidad de
estar con ella así.
También fue más fácil de lo que pensaba. Per casi pareció
aliviado cuando le dije que me iría con Shay por una semana.
Supongo que a veces también puede cansarse de mí, además no
estoy seguro de cuánto de Shay escuchó en la mañana, pero tiene
que ser incómodo tenernos a los dos en la casa. Y si aún no es
incómodo, ciertamente lo será, porque no puedo quitar mis malditas
manos de esta mujer.
De todos modos, Kolbjorn aceptó, no hay problema, así que
ahora solo tengo que reducir la velocidad y aferrarme a cada
momento que puedo, como este.
Finalmente, Shay se da la vuelta, baja la cámara y me sonríe.
Yo automáticamente sonrío a su espalda, sintiendo tanta
oscuridad levantarse dentro de mí. Mientras no piense sobre el
futuro, siempre y cuando solo piense en el aquí y ahora, esa
oscuridad no puede tocarme. No me gusta por lo general cuando lo
hace.
Ella vuelve al auto. —Está bien, prometo no volver a hacer eso.
Sé que tenemos prisa por atrapar el transbordador.
—En realidad, el ferry sale con bastante regularidad—le digo—.
Es solo que cuanto más rápido vamos, más rápido te llevo al hotel y
puedo follarte hasta que no puedas respirar.
Sus ojos se agrandaron, su boca cayó ligeramente. Ella sonríe,
Página | 169 moviendo las cejas. —Oh. Oh mí...
Esa es una mirada de la que no me cansaré.
Pero mientras terminamos tomando el pequeño ferry que cruza
el fiordo y conducimos por la carretera serpenteante, el Datsun
impresiona a Shay en cada esquina, sé que deberíamos hacer una
breve parada en Kristiansund antes pero vamos a nuestro hotel
remoto para pasar la noche. Es el último brote de civilización.
—Kristiansund—dice Shay mientras lee un cartel mientras nos
dirigimos a la ciudad. En realidad, es más una gran ciudad, unas
veinticuatro mil personas se dispersaron a lo largo de la costa rocosa
y las ensenadas—. ¿Vamos a ver tu bote?
Ni siquiera pensé en eso. Me niego a pensar en esa parte de mi
vida en este momento. —En realidad yo… Pensé que tomemos un
almuerzo tardío en alguna parte. Debes estar hambrienta. Solías
estar tan hambriento, era atemorizante.
—Todavía lo hago—dice ella. Se gira en su asiento para
mirarme—. Pero insisto en que me lleves a tu barco. ¿Cuál era su
nombre otra vez?
—Sol de Medianoche 31 —le digo—. Es solo un viejo barco de
pesca, Shay. No hay nada que destacar.
31Midnight Sun
—Tal vez para ti—dice, su expresión se vuelve grave—. Pero
perteneció a tu padre y es un gran parte de tu vida. Quiero verlo.
Quiero ver esa parte de ti. Tu dueño del mar.
Dejé escapar un bufido cáustico. —Esa es una nueva. Bien —le
digo con un suspiro, bajando por la carretera hacia el puerto
deportivo—. Pero no te impresionará.
—No estoy tratando de quedar impresionada. Estoy tratando de
conocerte.
La comisura de mi boca se levanta. No puedo decir que no se
sienta bien, que quiere conocerme, más de lo que ella me conocía
antes. Es un poco aterrador al mismo tiempo, porque sé todas las
partes oscuras que intento y mantengo ocultas. Ella ha visto mi
poesía, pero eso solo rasca la superficie de quién soy realmente. Esa
es mi fea alma reorganizada en bonitas palabras.
Llegamos al puerto deportivo, aparcamos y salimos del coche.
Hoy está ocupado, salen muchos barcos. Tomo la mano de Shay y
caminamos hacia el muelle, dirigiéndonos hacia el bote al final del
mismo.
Para mi sorpresa, Espen está a bordo, con un balde y un
Página | 170 cepillo en la mano. Yo sé que él lo limpia entre viajes, no pensé que
estaría aquí hoy.
—Anders—dice, igual de sorprendido de verme. Luego mira a
Shay y sus cejas se elevan aún más—. Y, hola.
Por supuesto que está diciendo todo esto en noruego, pero
Shay ya ha aprendido bastante.
—Hola—dice en noruego, su acento ridículamente lindo—. Soy
Shay. La... amiga de Anders.
Espen se ríe, aplaudiendo. —Amiga, ¿eh? —Me da un guiño
lascivo, luego cambia a Ingles—. Soy Espen. Soy el primer oficial de
Anders y, a veces, amigo. Pero no de esa manera.
—¿Primer oficial? —dice ella—. Habla muy bien de ti.
Juro que Espen se está poniendo de un tono rosado debajo de
su barba. —Eso no puede ser correcto. Todo lo que hace Anders es
insulta a mi madre.
—Oye —le digo—. Tu madre se lo merece—agrego en broma.
Me lanza una mirada burlona antes de volver su atención a
Shay. —Bueno, ¿Vas a venir a bordo? —pregunta Espen—. Me
gustaría decir que sabía que vendrías y solo estaba limpiando para
ti.
Shay me mira interrogante y yo asiento. —Vamos.
Camina hacia los escalones y luego Espen extiende la mano, la
toma de las manos y la sube a la cubierta. Yo sigo, justo detrás de
ella.
—Wow—dice Shay, pasando las manos por la cabina y mirando
dentro.
Me río. —No tienes que decir wow, a menos que estés hablando
de lo basura que es.
—No, lo digo en serio—me dice, luciendo seria—. Tiene mucho
carácter, como si fuera sensible o alguna cosa.
—Ya lo creo—dice Espen—. Una vieja mula testaruda es lo que
es. Siempre tratando de ahogarnos.
Luego se calla, recordando lo que le pasó a mi padre.
Me aclaro la garganta, tratando de pasarlo por alto. —Muchos
barcos están saliendo—digo, señalando el puerto con la cabeza.
—Sí—dice, obviamente agradecido por el cambio de tema—. La
pesca en este momento es una locura, un área justo en las afueras
del banco superior.
Parte de mis entrañas se retuerce. Lo que realmente debería
hacer no es llevar a Shay a un viaje por Noruega, sino regresar al
mar para aprovechar la recompensa. Las existencias de bacalao se
han ido agotando a lo largo de los años gracias a la sobrepesca, por
lo que es raro tener un buen lote. El banco del que habla Espen está
Página | 171 en la sección de agua turbulenta, más mar adentro de lo que nos
gustaría ir, pero es factible para nuestro barco.
—Joder—digo en voz baja.
—¿Qué? —pregunta Shay, y sé que, si se lo digo, aprovechará
la primera oportunidad para insistir en que cortemos nuestro viaje
corto. Tan cerca como estamos ahora, todavía siento que ella tiene
un pie fuera de la puerta.
—Nada—le digo.
—Oye, sabes que Dag está aquí en los muelles—dice Espen—.
Dice que se va, pero que tiene problemas del motor.
— ¿Quién es Dag? —pregunta Shay.
—Solía ser el primer oficial de mi padre—le digo—. Me enseñó
todo lo que sé.
Espen se aclara la garganta y me da una sonrisa expectante.
—Sí, Espen, y tú me enseñaste el resto—prosigo—.
Recuérdame de nuevo quién está a cargo aquí?
—Sólo porque es tu barco—Le guiña un ojo a Shay—. No
estaría en ninguna parte sin mí.
—Bueno, ¿Por qué no tomáis el barco tú y Dag? —Le digo—.
Hoy.
—¿Sin ti? —pregunta Espen. Ciertamente, eso nunca había
sucedido antes. Pero confío en ambos, y ¿por qué deberían perder
esta oportunidad? Sé que no voy a ir de todos modos.
—Sí, sin mí. Iré a la siguiente ronda.
Espen tiene ese brillo en sus ojos, el que obtiene cuando piensa
en dinero. —Tendré que preguntarle a Dag.
—¿Preguntarme qué? —dice Dag detrás de mí, su acento
fuerte—. ¿Y por qué todos hablamos inglés?
—Dag—le digo. —Venga a bordo. Tengo una propuesta para ti.
Dag da una calada a su cigarrillo por un momento, luego sube
a bordo con facilidad. Tiene unos setenta años, pero tú no lo sabrías
por la forma en que se mueve, y aunque fuma como una chimenea,
parece estar en mejor salud que la mayoría de la gente. Para agregar
a su constante fumar, lleva una alegre gorra de pescador griego,
camisa a rayas, y tiene la piel curtida oscura, incluso en el medio del
invierno. Él es lo que imaginas cuando piensas en el pescador rudo
estereotipado, aunque Dag es mucho más inteligente de lo que
parece. Pienso que él tiene varios títulos e incluso podría haber sido
abogado en una vida pasada.
— ¿Y quién es ella? —Dag le dice a Shay mientras la mira con
aprecio. Ella está de pie junto a la puerta, dándole una sonrisa
tímida.
—Shay—dice, extendiendo su mano—. Soy amiga de Anders.
Página | 172 Dag se pasó la palma de la mano por los pantalones
manchados de grasa antes de estrecharle la mano. —Trozo de cuero.
Lo siento, estaba jugando con el motor.
Shay simplemente asiente y cuando él suelta su mano, ella la
limpia sutilmente en sus jeans.
Miro a Dag. —Espen me dijo que tienes problemas con el
motor.
Suspira, alejando el humo de nosotros. —Eso parece. Estaba a
punto de salir pero creo que necesito un alternador nuevo. Odio
perder esta oportunidad—Mira a Shay—. El bacalao ya no es lo que
solía ser. Cuando encuentras un buen lugar, tienes que salir. Nunca
se sabe si será la última vez.
—Anders acaba de decirnos que saquemos el barco—le dice
Espen.
—¿Es así? —dice Dag, arqueándome una ceja—. ¿Y la chica
viene?
Niego rotundamente con la cabeza. —No. Shay se queda aquí.
En tierra. Conmigo. Solo creo que, ya que no voy a salir, ambos
deben tomarlo. Ve a buscar el pescado.
Dag frunce el ceño. —¿Estás seguro?
—Sé que eres bueno para eso—le digo, extendiéndome para
darle una palmada en la espalda—. Solo tráela de vuelta en una
pieza. Ah, y ahórrame el diez por ciento de tus cheques de pago.
—Sabía que había una trampa—murmura Dag en voz baja,
pero parece complacido de todos modos.
Ahora que Dag y Espen se preparan para partir, saco a Shay
del barco. Necesitan ir a buscar algo tripulación, pero eso no debería
ser un problema en un día como hoy.
Nos despedimos y llevo a Shay de regreso al auto, queriendo
tenerla a solas. Todavía tengo que manejar un poco al hotel.
—¿Estás de acuerdo con que tomen el bote? —pregunta
mientras caminamos hacia el Datsun, ocasionalmente mirando sobre
su hombro en el barco donde Dag y Espen se apresuran a preparar
las cosas.
—Son lo mejor que puedes tener—le digo—. Mejor que yo.
Estarán bien. Eso es lo que pasa aquí. Si no nos ayudamos unos a
otros, entonces la comunidad sufre como un todo.
—¿Estás seguro de que no quieres ir con ellos?
Sabía que diría eso.
Me detengo y tomo sus manos entre las mías, sujetándolas con
fuerza. La miro hacia abajo.
—No me podrías pagar para que salga ahora mismo. Eres lo
único que me importa en este momento, Shay. Eres tú. Sólo tú.
Ella aparta la mirada, sus mejillas se ponen rojas. Me encanta
Página | 173 cuando la hago sonrojar.
—Vamos, vámonos—le digo, besándola suavemente antes de
llevarla hacia el auto.
Necesito hacerla sonrojar un poco más.
Capítulo 16
Shay
Felicidad.
Esa es la sensación que me inunda cuando el aire fresco del
océano entra a través de la ventana, cepillando mi cabello hacia
atrás, haciéndome sentir vigorizada de la cabeza a los pies.
Estoy feliz.
Justo aquí, justo ahora, en este momento.
Sentada en el asiento del pasajero junto a Anders en su sexy
Página | 174
auto antiguo, navegando por la costa noruega, un lugar que me
moría por ver. El sol se asoma a través de las nubes, iluminando mi
rostro. De vez en cuando Anders se acercará y tomará mi mano y
dejaré de intentar luchar contra los recuerdos que me trae… en los
que estábamos juntos en el coche de su padrastro, navegando hacia
el lago Echo, sin preocupaciones en el mundo. En cambio le doy la
bienvenida a ese recuerdo y luego me concentro en hacer uno nuevo.
Este es un nuevo para nosotros, después de todo.
Me muerdo el labio al pensarlo. En la palabra. Nosotros. Parece
demasiado y, sin embargo, no es suficiente. Somos esta entidad
indefinible, tal vez lo fuimos desde el principio, y no tengo ni idea de
adónde va o qué va a suceder a continuación. Sé que ninguno de los
dos quiere hablar sobre el futuro, sobre el después. ¿Qué pasa
después de este viaje? ¿Qué nos pasa entonces? ¿Habrá un nosotros
en la forma que hay ahora?
Es una lección para permanecer en el momento. Al apreciar
esto por lo que es. Dos personas que se unen por una segunda
oportunidad. No significa que tengamos otra oportunidad en nuestra
relación. Ambos también hemos cambiado mucho para que eso
continúe, para que continuemos donde lo dejamos. Tampoco
significa que esto vaya en algún lugar de nuevo.
Es solo por ahora.
Como dijo Anders, lo tomaremos día a día.
Sin embargo, es una lástima que no pueda reprimir este
sentimiento. De sentirse libre como un pájaro, como un gorrión y
atado al mismo tiempo. Atado a él, con ganas de volar pero siempre
volviendo, porque quiero. Porque su atracción es demasiado fuerte,
demasiado magnética para que me resista.
Almorzamos tarde justo después de salir de Kristiansund, en
un pequeño restaurante con vistas al mar salvaje. Comí sopa de
klipfisk32, que es este bacalao seco salado por el que son famosos
aquí (en realidad, muy similar a bacalao que comí en Portugal) y una
cerveza, y nos sentamos uno al lado del otro y miramos cómo
entraban las olas. Anders estaba mayormente en silencio, pero
contento, sosteniendo mi mano todo el tiempo mientras le hacía
preguntas sobre su barco y la pesca.
Eso era algo que no esperaba. No solo para ver el infame barco
Página | 175 que le roba su vida en la granja durante tantas semanas seguidas,
sino para conocer a su primer oficial y al amigo de su padre.
Realmente me sentí como que estaba viendo un lado de Anders que
solo había visto a veces. De vuelta en la granja, aunque parece que
Per y Anders manejan las cosas como un equipo, Per toma la
delantera. Él es el tío y más anciano que Ander y estaba dirigiendo el
lugar antes de que Anders tuviera la edad suficiente para ayudar.
¿Pero en el barco? Incluso en los breves momentos que vi, no
había duda de que Anders estaba a cargo, y había algo
innegablemente sexy en eso. Oh capitán, mi capitán.
—¿Crees que lo harás para siempre? —Le pregunto a Anders.
Nos hemos quedado en silencio durante la mayor parte del viaje, por
lo que toma un momento para salir de su cabeza.
—¿Hacer qué? —pregunta, sus grandes manos palmeando el
volante, los tatuajes en sus nudillos moviéndose. El gorrión parece
que está despegando.
—Manejar el barco de pesca —le digo. —Ser el capitán.
32
Del noruego: Pescado
Sus cejas oscuras se fruncen y se muerde el labio por un
momento. —Haré lo que tenga que hacer.
—Eso no suena muy prometedor.
Él suspira. —Lo sé. Sé que no es así. Pero no tengo elección.
Sabes que la granja apenas llega lo suficiente como es. No hay otra
forma de complementar nuestros ingresos. Quiero decir, mírame.
Lo miro. En su camiseta Henley azul tormenta que muestra
cada centímetro de sus músculos duros y pone en marcha sus ojos
gris azulado oscuro, su espesa barba, su frente melancólica, cada
centímetro de hombre que es. —Te estoy mirando —digo en voz baja.
Él niega con la cabeza. —No estoy destinado a nada más, Shay.
Para eso estoy aquí, como mi padre antes de mí. Ni siquiera me
gradué de la escuela secundaria, no oficialmente. Me expulsaron
antes de que eso sucediera. No había universidad para mí.
Simplemente había... nada. Estaba tan perdido. Tan jodidamente
perdido. Y el barco, el barco fue lo único que me dio algo en lo que
Página | 176 apoyarme.
—¿Y lo hace ahora?
—Sí —dice, con una inclinación determinada a su boca. —Me
da…
—¿Propósito?
—No. Sin propósito. Solo... un medio para un fin, supongo.
—Pero no te encanta...
Me da una sonrisa rápida y resignada. —Se supone que no
debes amar tu trabajo, Shay. Es solo una ventaja si lo haces. Es un
trabajo duro, pero aporta dinero. Es algo que puedo hacer, y solo eso
es un buen sentimiento.
—¿Pero no sientes que tienes que asumir el legado de tu padre?
Empieza a amasar el volante, asintiendo lentamente con la
cabeza mientras vuelve a mirar la carretera, con una dureza en ellos.
—Si. Lo hago. Más aún porque murió en el mar. A veces... me
pregunto cómo habría cambiado mi vida saber si todavía estaba vivo.
No solo porque no tendría tanta culpa e ira por cómo nuestra
relación fue cuando él... cuando lo perdí. Pero me pregunto por mi
propia vida. Qué habría hecho con él. Yo asumí la vida de mi padre,
nunca tuve muchas oportunidades de hacer una propia.
Ambos nos quedamos en silencio después de eso, y vuelvo mi
atención al océano gris acero, la forma en que el sol destella como la
luz de una cuchilla. Me recuerda a sus ojos.
—Sabes, nuestras vidas pueden ser diferentes —le digo
después de un momento. —Pero sé exactamente cómo te sientes.
Pero en lugar de tener zapatos que llenar, no tengo nada en
absoluto. Sin propósito. Simplemente no tengo rumbo. Nunca tuve a
nadie en mi familia para guiarme hacia cualquier cosa, incluso
perspectivas de mierda. La empresa de tecnología de mi padre en
Mumbai está en auge, pero nunca se interesó en mí, nunca se
preocupó de intentar pasar la antorcha en mi dirección. Pensarías
que nos vería a Hannah y a mí como futuras protegidas, pero no nos
prestó atención. Mi mamá dijo que era porque él siempre quiso
niños, y no tengo ninguna duda de que eso es cierto, y
definitivamente hizo que Hannah se abrochara y trabaje duro. Sabía
Página | 177
que estaba trabajando para obtener su aprobación. No sé si alguna
vez lo consiguió—. Respiro hondo, la sensación es espesa como lodo
y, sin embargo, es liberador al mismo tiempo hablar de eso, es como
si estuviera limpiando las telarañas de mi alma. —Y obviamente a él
no le importaba, porque ¿por qué nos dejó trabajar ahí? ¿Por qué no
nos trajo a todos allí? Nos hubiéramos ido. Podríamos habernos
criado en la India en lugar de los EE. UU. Al menos nos hubieran
criado. Pero en cambio, nos dejó y mi madre aún lo seguía. Ella nos
siguió y nos dejó para que nos las arreglamos solos. Ella lo eligió a él
sobre nosotros. La engañó, ya sabes—. Miro a Anders y veo la
vergüenza en su rostro. —Tuvo una aventura. Una amante. Entonces
se divorciaron, pero incluso entonces mi mamá volvió con él.
Después de todo lo que le había hecho, ella volvió con él y yo creo
que nunca entenderé por qué.
Las palabras caen a nuestro alrededor como copos de nieve.
Anders se ha puesto tenso. Porque eso es lo que está sucediendo
ahora, ¿no es así? Sé que no es lo mismo, o particularmente justo,
comparar el matrimonio de mis padres con lo que Anders y yo
tuvimos, lo que tenemos de nuevo, pero lo entiendo. Mi madre
persiguió a mi padre porque algo en su alma se sintió atraído hacia
él, sin importar lo que le hiciera. No lo hice bien, no quise decir que
era inteligente, pero era algo contra lo que ella era impotente.
Y ahora, después de todo lo que me hizo Anders, me acostaré
con él de nuevo. Estoy con él de formas que nunca imaginé que lo
estaría. ¿Esto me hace sentir como mi madre
Me aclaro la garganta, con la esperanza de despejar ese
sentimiento cargado. —De todos modos, estoy balbuceando. Solo
estoy tratando de decir, lo entiendo. Te entiendo. Aunque las cosas
no podrían ser más diferentes. Aunque tengas claro el camino y solo
tengo un rastro de malezas cubiertas de maleza. Nunca mi padre o
mi madre se interesaron mucho en mí, en lo que hago, así que he
estado tratando de encontrarme a mí mismo y es como si cada vez
que miro a la vuelta de la esquina, esperando verme, encontrarme,
terminar el viaje, solo hay otro rincón. Es como... estoy
constantemente sin alcance, como cuanto más tiempo voy, más duro
miro, más elusivo me vuelvo.
—Quizás estás buscando demasiado —dice Anders. —Quizás lo
que estás buscando está justo frente a ti. Tal vez no estás tanto
buscando algo como huyendo de algo.
Página | 178
Maldita sea. Eso fue una bomba de verdad y media. Parece
denotar en el coche.
—¿Y de qué estoy huyendo? —Preguntó suavemente.
Me da una sonrisa amable. —De lo que todos estamos
huyendo. Nosotros mismos.
Ambos reflexionamos sobre eso cuando sacamos el Datsun de
la autopista y empezamos a bajar por una carretera estrecha, el
paisaje me llama la atención. Aquí, no hay muchos árboles, solo
muchas rocas y plantas parecidas a la tundra y arbustos, pero
proporcionan un contraste impresionante contra las hileras de
pequeñas casas rojas, blancas y doradas alineadas en la orilla del
agua.
—¿Dónde estamos? —Preguntó, sacando mi iPhone y tomando
fotos a través de la ventana abierta.
—No sé el nombre de este asentamiento —dice. —Pero la casa
de huéspedes se llama Svegvikka.
Continuamos por la carretera estrecha, pasando por las casas,
bordeando el Atlántico, hasta llegar a un gran edificio blanco que
parece construido directamente en el mar.
—Esto solía ser una fábrica de bacalao —me dice mientras
estaciona el auto. —Un almacén para klipfisk 33 . Tiene buenas
calificaciones en línea, así que espero que sea de tu agrado.
Me río. —¿De mi agrado? Anders, he estado viviendo con una
mochila desde siempre hasta este momento. Estoy acostumbrada a
compartir dormitorios con chicos extranjeros malolientes que
roncan. Ahora estoy contigo. No podría importarme menos donde
estamos, quédate o vete—. Echo un vistazo al pintoresco edificio. —
Esto se ve perfecto.
Y es perfecto. El personal es joven y amable y nos da una llave
con lo que se siente como una pequeña ancla colgando de él. Nos
dicen que podemos comer en el comedor comunitario en un par de
horas y que ellos tienen un menú fijo (supongo que hay bacalao seco
salado en el menú), luego avísenos si queremos participar en la
inmersión de mañana por la mañana, estamos más que bienvenidos.
—¿Bucear? —Le pregunto a Anders mientras nos dirigimos a
Página | 179 nuestra habitación. —¿La gente va a bucear? ¿Aquí? —Me
estremezco al pensar en el agua parece tan oscura, profunda y fría.
—Te sorprendería lo mucho que puede hacer un traje seco —
me dice mientras nos detenemos frente a la puerta e inserta la llave
grande. —Y las aguas aquí son sorprendentemente claras. Es
hermoso. Nunca lo he hecho, por supuesto, pero me gustaría obtener
mi certificado algún día.
Quiero preguntarle sobre qué otros sueños y metas tiene para
sí mismo, las cosas que quiere hacer un día, incluso si cree que ese
día nunca llegará. Pero en el momento en que abre la puerta, me
olvido de eso.
La habitación es grande y sencilla, toda blanca desde las
paredes de madera hasta el suelo y la cama. Pero es la vista lo que
me roba el aliento. Dejo mi bolso en la cama y me dirijo directamente
al gran piso del techo de la ventana que da al agua. Cae hacia abajo.
Literalmente, podría ir a pescar directamente a la ventana.
—Wow —digo. —Que vista.
33
Del noruego: Pescado
—Estoy de acuerdo —dice Anders, y su voz saca esa cualidad
áspera y ronca que instantáneamente me hace temblar.
Me doy la vuelta para verlo mirándome con una mirada
acalorada que raya en la desesperación.
Mi cuerpo se pone en marcha de inmediato.
Nos atacamos, besándonos con fuerza, agarrándonos las
manos con desesperación, mis puños en su chaqueta tratando de
quitársela, la suya en mis pantalones, tratando de desabrochar mis
jeans. Parece que no podemos trabajar lo suficientemente rápido y
casi nos estamos cayendo, tratando de llegar el uno al otro, tratando
de consumirnos.
Anders me empuja contra la pared y me da besos calientes y
febriles en el cuello mientras me cepilla el pelo en mi hombro, luego
su cabeza se inclina hacia mis pechos, donde suavemente los ahueca
y los acuna, antes de sus dedos se doblen a lo largo del escote de mi
camisa, tirando de ella hacia abajo hasta que mi pecho se libera de
Página | 180 mi sostén. Su lengua gira alrededor de mi pezón, succionándolo en
su boca, haciéndolo duro como una piedra, mis nervios eléctricos.
Gimo en voz alta, mis ojos cerrados, la cabeza contra la pared
mientras sus anchas palmas vagan por mis pechos, por mi cintura,
entre mis piernas. Doy un paso atrás, tratando de ayudarlo a
quitarme los jeans y la ropa interior, y solo tengo una pierna libre
antes de que me empuje hacia atrás de nuevo, más fuerte esta vez,
gruñendo en mi oído.
Dios mío, es intenso.
Especialmente cuando veo sus ojos, la forma en que me
queman, dejándome saber exactamente cuánto él me quiere, me
desea, me necesita.
Se agacha entre mis piernas e inmediatamente lo dejó entrar,
la lenta provocación y empuje de sus dedos donde ya estoy mojada y
esperándolo con impaciencia, mientras él mete mi pezón en su boca
caliente, pellizcando la punta endurecida entre sus dientes.
Otro ruido codicioso se escapa de mi boca mientras envía
ondas de choque por mi columna vertebral, haciéndome sentir
caliente, mi cuerpo se vuelve loco ahora con deseo creciente.
—He estado soñando con esto todo el día —dice con voz ronca,
la lujuria goteando en su voz mientras besa mi boca.
—¿Es eso así? —Me las arreglo para decir contra sus labios. —
Recuerdo algo similar esta mañana.
—No es suficiente para mí —gruñe.
—Bien —le digo coquetamente, colocando mi mano contra su
pecho. —Entonces no te importará si devuelvo el favor.
Me agacho y coloco mi palma contra la entrepierna de sus
jeans, sintiendo la dura masa de su erección antes de abrirlos. Me
acerco y agarro su polla, haciendo un puño, y lo beso locamente
mientras lo liberó, bombeando mi mano hacia arriba y hacia abajo
por su eje, sintiendo su duro calor hundirse en mi palma.
Él gime, mordiéndose el labio lleno, los ojos cerrados por la
sensación. No puedo evitar sonreír, amando el camino el placer se ve
en su rostro, particularmente cuando se lo doy.
Página | 181 Luego me hundo de rodillas y tomó su polla en mi boca, con
cuidado, queriendo tomarme mi tiempo burlándome de él,
haciéndole saber lo que puedo hacer por él, lo mucho que amo
sentirlo entre mis labios.
Sus manos van a ambos lados de mi cabeza y me agarran con
fuerza, manteniéndome en su lugar mientras aprieto la base de su
polla y empiezo a bombear en mi boca, más rápido ahora. Está sucio
y húmedo y mis dientes de vez en cuando se arrastran a lo largo de
la rígida y venosa longitud, algo que creo que le gusta a juzgar por la
forma en que jadea y la fuerza con que está sosteniendo mi cabeza
en su lugar, como si quisiera follarme la boca hasta el olvido.
—Dios, quiero que me chupes hasta dejarme seco —dice, con
voz ronca, y una emoción me recorre cuando parece que se pone aún
más duro en mi boca. —Disparar mi carga directamente por la parte
posterior de tu garganta.
Hola, mi sucio hablador.
Casi me detengo para decirle que se puede arreglar fácilmente,
que me lo tragaré entero, lo lameré todo, hasta la última gota, pero
de repente gime y deja de follarme los labios.
—Espera —dice Anders sin aliento. —Necesito entrar en ti
Alejo mis labios de su polla, su piel aterciopelada, suave y
caliente, y me pongo de pie, disparándole una tímida sonrisa. Por
mucho que quisiera acabar con él, no me quejo de que esto vaya en
una dirección diferente.
Sin embargo, antes de que pueda decir algo, me está besando
con fiereza, lo suficiente como para robar el aire de mi pulmones,
hace que mis dedos de los pies se doblen contra el suelo, y luego me
hace girar hasta que mis brazos están en alto, mis palmas de las
manos presionadas contra el cristal de la ventana, mis pechos
presionados contra él.
Es mediodía y mis pechos están a la vista aquí, saliendo de mi
sostén.
Afortunadamente, no hay nadie en la pequeña bahía en este
momento, y los únicos que pueden vernos son las gaviotas.
Tendré que avisar a Anders si eso cambia.
Página | 185 —Tan mal —me las arreglo para decir, todavía sintiéndome un
poco oxidada cuando se trata de decir lo que estoy pensando durante
el sexo. La charla sucia le llega muy fácilmente.
—¿Qué tan mal? —dice, su dedo todavía me trabaja,
provocándome hasta el punto de la locura—. ¿Cómo si fueras a morir
sin que mi polla gorda te abra de par en par? ¿Cómo si me
suplicaras? ¿Me rogaras que te haga venir?
Prácticamente gruñí en respuesta, mi cuerpo se convirtió en un
alambre tenso, mi espalda ya se arqueaba, tratando de ponerme en
contra de su dedo.
Pero apartó el dedo, una broma, y en la oscuridad pude ver sus
dientes blancos, la sonrisa tortuosa. Él realmente quiere que le
ruegue, ¿no es así?
—Shay —dice a modo de advertencia, con la voz ronca y
gutural. La punta áspera de su dedo regresa y se desliza de ida y
vuelta, el sonido húmedo llenando el aire.
—Sí, sí, te lo ruego —digo entre un gemido—. Quiero que me
folles. Vente dentro de mi
Deja escapar un siseo agudo. —Mierda.
—Sí, exacto.
—Sabes, hay algo que decir sobre la gratificación retrasada —
murmura, moviendo su cuerpo hacia abajo, ahora y bajando su
rostro hasta que pueda sentir su aliento en mi clítoris.
—No me digas que esto es una metáfora sobre el uso de la
cámara de rollos —le advierto.
Pero antes de que pueda hacer un comentario sabelotodo, toca
mi clítoris con la punta de la lengua y me estremezco, jadeo, mis
manos moviéndose a su cabello ahora y agarrando sus gruesos y
oscuros mechones. Su lengua se mueve lentamente hacia arriba a lo
largo de mi clítoris y vuelve a bajar, tan deliberadamente burlona
como su dedo, antes de que comience hundiendo su lengua
profundamente dentro de mí, follándome una y otra vez, dentro y
fuera.
Mierda. Él es bueno. Demasiado bueno. Mi espalda se curva y
levantó las caderas, tratando de conseguir más agarre, de conseguir
más de todo lo que me está dando. Quiero sentir su lengua lo más
Página | 186 profundo que pueda.
Y se sumerge más profundamente.
Dios, todavía no puedo creer esto, que este es mi Anders
haciéndome esto, cambiando mi mundo al revés hasta que las
estrellas estén en mis ojos.
Lo siento sonreír contra mí brevemente, como si pudiera
escuchar mis pensamientos, luego vuelve a follarme con su lengua y
mientras aprieto por más, comienza a presionarla contra mi punto G
y antes de que mi cerebro incluso pueda dar sentido a la sensación,
un tipo diferente de presión se está construyendo dentro de mí, cómo
si pudiera partirme en dos.
Mi orgasmo me ciega, y estoy gritando lo suficientemente fuerte
como para despertar a los otros invitados antes de que mis gritos
estallen con el trueno afuera. Me estoy volviendo fuerte, mi cuerpo se
desgarra cuando su lengua me siente desde adentro, y soy solo un
hilo que se deshace, una y otra vez.
—¡Anders! ¡Mierda! —grito, empujo mis caderas hacia su boca,
mis muslos se aprietan al lado de su cara como un vicio.
Él está sonriendo contra mí antes de alejarse, y honestamente,
toma un momento descubrir dónde estoy y lo que está sucediendo.
Una habitación en Noruega.
En la costa. Con Anders Johansen.
Joder, es como si me hubiera pasado algunas de las mejores
drogas del mundo.
Lo escucho reír, obviamente divertido por mi estado de ánimo,
y abro los ojos para verlo moverse encima de mí. En la penumbra
puedo distinguir la silueta intimidante de su polla sobresaliendo, lo
veo alcanzar hacia abajo y acariciarse a sí mismo, y aunque acabo de
llegar, aunque todavía estoy pulsando por mi orgasmo, estoy
insaciable por él estando dentro de mí.
Codicioso, incluso.
—Puedo sentir tus ojos ardiendo a través de mí en la oscuridad
—dice con voz ronca—. Supongo que tendré que follarte incluso más
duro esta vez. Te haré venir de nuevo. Es difícil tenerte satisfecha,
¿lo sabías? Chica avariciosa
Página | 187 Me aclaro la garganta, tratando de verlo mejor, con ganas de
encender la luz, aunque sé que los dramáticos destellos de los
relámpagos y el retumbar del trueno actúan como afrodisíacos. No
hay nada de malo en un poco de drama con tu sexo.
—¿Te estás quejando? —pregunto.
—Ni siquiera un poco —dice.
—Entonces quiero que vengas dentro de mí —le digo,
empujando mi timidez a un lado.
—Ya lo estaba planeando —responde con brusquedad, y tragó
saliva con anticipación mientras se acerca como un depredador.
Prácticamente se me pone la piel de gallina.
Se baja, su polla presionada contra mi pelvis, la piel suave
como el terciopelo, la longitud dura como una roca, luego sus manos
están agarrando mis muñecas y sujetándolas por encima de mi
cabeza. En los destellos de los relámpagos miro la tensión en sus
enormes bíceps mientras me sostiene, transfiriendo el peso a una
mano mientras se agacha con la otra y desliza su polla gruesa y
caliente entre mis piernas.
Cierro los ojos por un momento, separando mis piernas para
facilitar el acceso, y cuando empuja su polla dentro de mí, es como si
hubiera perdido la capacidad de respirar. Estoy mojada como el
pecado y, sin embargo, él es tan grande y grueso que es como si
hubiera apenas suficiente espacio para él.
—Respira —me susurra—. Respira, Shay.
Abro los ojos para distinguir el brillo febril en sus ojos mientras
me mira. Aspiro mi aliento sintiendo mientras él se desliza hacia
adentro, luego exhalo, deseando relajarme a su alrededor.
—Esa es una buena chica —me dice, con una voz a la vez
áspera y tranquilizadora—. Buena chica, hazme espacio. Deja que te
folle bien.
Él se retira, casi todo el camino, luego lenta, deliberadamente,
empuja hacia adentro. Jadeo, recordándome respirar a su alrededor,
y luego nos acomodamos en un ritmo suave. Es capaz de empujar
más profundo, aunque el hecho que tiene que ir tan lento lo hace
temblar de tensión y tensión, y siento cada centímetro de su polla
hasta que está metido dentro de mí hasta la empuñadura.
Página | 188
—Shay —gime, y luego comienza a maldecir en noruego. Hay
algo salvaje en su voz, y tal vez sea la tormenta afuera, tal vez sea la
forma en que comenzamos, con él lleno de miedo, y tal vez sea su
forma de trabajar a través de eso, pero Anders se está transformando
en algo salvaje, real y crudo. Como un ser primordial, algo nacido
para follar hasta morir—. Qué buena chica, Shay. Te sientes tan
jodidamente bien. ¿Te hago sentir bien?
Dejé escapar un sí confuso. Pero el bien no lo explica del todo.
El bien no encapsula todo lo que me está haciendo sentir. Esto es
más que bueno. Me siento viva. Siento que me estoy conectando con
él de una manera tan íntima y cruda, que hace que cada cogida que
he tenido antes palidezca en comparación, incluso cuando solíamos
tener sexo. Esto es algo más, algo que no encuentras con nadie.
Y, sin embargo, debes dejarlo pasar, a menos que encuentres
una manera de hacerlo funcionar.
Que se joda esa voz. Y al diablo con ese miedo.
—Fóllame —gruño, agarrando sus hombros, deslizando mis
dedos por su espalda, arañando las uñas—. Fóllame más fuerte, por
favor.
Un relámpago muestra la sorpresa en su rostro, sorpresa que
se vuelve líquida, fundida, y antes de que pueda hacer cualquier
cosa, me está volteando sobre mi estómago y levantando mi trasero
en el aire. Pone una mano en la espalda de mi cabeza y empuja mi
cara hacia abajo en la funda nórdica.
Luego, con un apretón de magulladuras, sostiene mis caderas y
empuja su polla dentro de mí de nuevo.
Apretado.
Tan apretado ahora, apenas puedo respirar.
—Anders —digo a través de un gemido, y luego se mueve
rápido, follándome salvajemente. Él empuja sus caderas más fuerte,
golpeando contra mi trasero, el ángulo lo hace golpearme más
profundo que nunca.
Santa mierda.
Ni siquiera puedo mantener la cabeza recta, estoy perdida en la
Página | 189 sensación de él, como si me hubieran llevado a dar un paseo que no
puedo detener, no quiero detenerme. Empieza a moverse un poco
más rápido, la fuerza hace que mis piernas se separen más y más
anchas a través de la cama, dejándolo entrar. Su agarre se aprieta
alrededor de mi muñeca y golpea mi trasero difícil.
Muy duro.
Grito, me sobresalto por el agudo aguijón de su bofetada,
arqueando la espalda.
—Mantén las piernas juntas —gruñe—. Más apretado. Quiero
que me sientas follar cada centímetro. Quiero imprimir la cabeza de
mi polla muy dentro de ti.
Jesús.
Bien entonces.
Lo dice en serio. Con el duro empuje de su polla mientras se
desliza a lo largo de cada sensible centímetro dentro de mí, la
sensación de sus caderas cuando chocan contra mi trasero por
detrás, la forma en que sus manos se sienten alrededor de mi
cintura, manteniéndome atada y en su lugar, lo siento. Todo él.
No creo que nunca dejaré de sentirlo, no cuando me esté
follando así.
—¿Estás lista para venirte por mí? —dice, con voz ronca,
golpeándome las nalgas de nuevo, la cama rebotando en un punto
constante—. Quiero escucharte desenredarte. Quiero escucharte
como nunca antes te había escuchado.
Dios mío.
Quiero decir, ¿quiere que despierte a toda la casa de
huéspedes?
Pero luego sus dedos se deslizan por debajo de mis caderas,
encontrándome resbaladiza y empapada, y es todo lo que necesito
para dejarlo ir por completo. Una punta callosa se desliza sobre mi
clítoris y es como si hubiera desconectado una puta mano granada.
Estalló como una maldita bomba.
—¡Me vengo! —gritó, el orgasmo se apodera de mí mientras me
Página | 190 destroza. Hace un puño de mi cabello y tira de él, el dolor baja por
mi columna mientras su polla sigue empujándose constantemente
hacia mí, mi cuerpo apretando a su alrededor, devastado por las
interminables convulsiones que nunca dejan de llegar—. Anders —
Me las arreglo para decir su nombre antes de que me detenga, antes
de que la ola me empuje en todas direcciones y ya no sé qué camino
hay.
—Joder, bebé —dice Anders, con voz baja y ronca por la
desesperación, y comienza a conducir más profundo, cada el
músculo de su cuerpo comenzando a temblar por el esfuerzo—. Una
chica tan buena, tomando mi polla tan jodidamente bien. Oh Dios.
Él se viene, conduciendo tan profundo mientras dispara su
carga dentro de mí, las malas palabras noruegas caen de sus labios.
Gruñe en voz alta, su cuerpo termina, empuja la empuñadura de
nuevo, sus bolas presionan contra mi trasero, y luego desacelera, el
sudor goteando de su cuerpo sobre mi espalda húmeda.
—Jódeme —dice a través de un gemido desigual, sus caderas
bombeando una, dos veces, antes de inclinarse hacia adelante casi
colapsando sobre mí. Su pecho sudoroso roza mi espalda y me quita
el peso de encima con un brazo tembloroso.
—Creo que acabo de hacerlo —me las arreglo para murmurar
en la almohada.
Se ríe suavemente y luego se retira lentamente, dejándome
despojada y vacía sin él dentro de mí. Él rueda sobre la cama a mi
lado, y vuelvo la mejilla contra las sábanas para quedar frente a él.
Extiende la mano y me quita el flequillo de la cara, justo
cuando otro relámpago ilumina la habitación.
Pero esta vez, no hay miedo en sus ojos.
Esta vez parece feliz
Página | 191
Capítulo 17
Anders
—El vuelo es joven, estamos profundizando sin una escafandra
autónoma —Skye Edwards de Morcheeba canta suavemente desde la
radio en la esquina del bar.
Profundizar sin una escafandra autónoma está bien.
Estoy jodido.
Total y completamente jodido.
Supe desde el momento en que vi a Shay de nuevo, que estaba
en lo más profundo. Simplemente no sabía que serían brazas
Página | 192 profundas. Ya estaba tan ansioso por tenerla de vuelta en mi vida,
por tener la oportunidad de hacer las paces y conseguir las cosas
bien de nuevo, que en realidad no estaba pensando con claridad
sobre lo que realmente haría tenerla de vuelta a mí. Lo qué significa.
Todavía no lo sé, para ser honesto. Incluso sentado aquí en
este bar con poca luz en Alesund, con una pinta de cerveza fría y
una pizza klipfisk34 de venta ambulante, me siento más perdido que
nunca. Han pasado unos días desde que salimos a la carretera en mi
Datsun, buscando un escape y una aventura, y si no me estaba
enamorando de ella en Todalen, entonces estoy casi en caída libre
ahora. Una inmersión profunda, a través de aguas claras que se
vuelven turbias y complejas cuanto más bajo voy, mientras trato de
luchar con mis sentimientos por ella, sigo hundiéndome, y
hundiéndome.
La cuestión es que hay demasiados sentimientos que procesar
y todos me llevan en diferentes direcciones. He empezado a escribir
poesía de mierda para tratar de resolverlo todo, sacando la sección
de notas de mi iPhone y dejar que las palabras me visiten, como una
34
Del noruego: Pescado
marea que fluye y fluye. No tengo idea de dónde terminaré al final,
pero sé que probablemente no será bonito.
Sin embargo, será real.
Real y crudo.
Justo como nosotros.
Se suponía que la ciudad de Alesund sería solo una parada
nocturna. Después de que dejamos la Casa de Huéspedes de
Svegvikka, condujimos por el infame Atlantic Ocean Road,
tomándonos nuestro tiempo para que Shay pudiera fotografiar y
documentar cada momento impresionante. La carretera es
mundialmente conocida por una razón: la mitad del tiempo, se siente
como si estuvieras conduciendo suspendido sobre el agua, con solo
pequeños islotes para conectarte a tierra aquí y allá, montañas al
acecho al fondo. Hay un puente, Storseisundet, que tiene una
pendiente tan pronunciada que cuando se conduce por ella, la
carretera parece desaparecer y parece que estás a punto de recrear
partes de la película Speed.
Página | 193
Con tanto que ver, llegamos tarde a Alesund, y no fue hasta el
día siguiente que Shay se enamoró del lugar y preguntó si podíamos
quedarnos unas cuantas noches más. Por supuesto que dije que sí.
Yo diría que sí a cualquier cosa que ella me preguntará.
Nuestra habitación es bastante sorprendente, justo encima del
agua, al igual que nuestra habitación anterior en la casa de
huéspedes, excepto que esta vez estamos en un puerto concurrido,
con veleros y barcos de pesca pasando, tomando fotografías de
nuestro luminoso hotel, a veces saludando desde la ventana. El hotel
incluso te ofrece rutas de pesca que puedes colgar fuera de tu
ventana con la esperanza de atrapar algo. Obviamente, la pesca es lo
último que quiere hacer ahora mismo, pero Shay se ha estado
divirtiendo, atrapada en la vacilante esperanza de alguna cosa. Hasta
ahora, no ha tenido suerte, pero ella tiene una paciencia que yo
definitivamente no tengo.
Así que estamos aquí, simplemente permaneciendo en el lugar,
explorando las tiendas, los bares y los restaurantes y tratando de
disfrutar de la compañía del otro mientras tenemos la oportunidad.
Se siente como unas vacaciones, como si hubiéramos encontrado un
poco de espacio para nosotros mismos para estar juntos y
descubrirnos de nuevo.
Pero soy tan consciente del tiempo, avanzando y deslizándose
entre nuestros dedos. Cuanto más intentó esperar, peor se pone,
como tratar de contener los granos del reloj de arena. Ni siquiera
quería dejarla ir de compras sola hoy, quería quedarme a su lado,
empapándome de su compañía tanto como pueda antes de que sea
demasiado tarde.
Ella insistió en que comprar ropa sería demasiado aburrido
para mí, y que se reuniría conmigo en este bar para la cena y las
bebidas. Quién sabe, tal vez necesite algo de tiempo para estar sola.
Quizás la estoy apiñando un poco. Quizás estoy siendo demasiado. A
ella parecía gustarle ese aspecto de mí en el pasado, pero tengo que
dejar de pensar en el pasado. Tengo que empezar a pensar en
nuestro presente y nuestro futuro.
¿Y qué futuro es ese? Me pregunto. Aquel en el que se queda en
la finca, ayudando a Per, sin tener vida propia mientras estás en el
mar la mayor parte del mes... ¿Ese futuro?
Odio como es. Cómo será. Ojalá pudiera soltar los grilletes
Página | 194
oxidados que me mantienen en su lugar, estoy atrapado en una vida
en la que no quiero estar atrapado. Mi deber. Mi destino. Estoy
destinado a ello y, sin embargo, quiero estar atado a ella.
Tranquilo, me recuerdo. Vas demasiado rápido. No arruines el
poco tiempo que tienes.
Y ahí está ella.
Shay abre la puerta del bar y entra. Ella debe haber regresado
a la habitación del hotel para cambiarse porque su chaqueta vaquera
y su bufanda se cuelgan sobre un brazo y lleva un vestido nuevo,
blanco con diminutas flores rosadas, de esas que abrazan sus tetas,
exponiéndolas, haciendo que su piel brille. Sé que la gente está
mirándola mientras camina hacia mí, dándome una sonrisa tímida
mientras se quita el flequillo de la cara, y no puedo culparlos.
Soy el tipo más afortunado aquí.
Ella está haciendo girar todas las cabezas, pero yo soy la
elegida.
—Oye —dice, tomando asiento frente a mí.
Solo puedo quedarme mirando tontamente por un momento.
—Te ves hermosa —le digo finalmente—. ¿Puedo quedarme
contigo?
Añado una sonrisa a mis palabras, así que pensará que estoy
bromeando, pero también un poco no.
Ella ríe. —Soy todo tuya, Anders. Y gracias. No estaba segura
del vestido porque no es del todo temporada de vestir aquí, de ahí las
botas —Saca la pierna y muestra sus botas de combate—. Pero yo
estaba tan jodidamente harta de mi ropa, no tienes idea. Creo que
podría dejar la mitad de ellos en el hotel, tal vez el ama de llaves los
quiera. Compré tantas cosas, encontré la mejor tienda con todas
estas geniales marcas noruegas. Al menos creo que son marcas
noruegas.
No puedo evitar sonreírle, colgando cada palabra de ella. —
Bien. Te lo mereces. No puedo imaginar tener que vivir de una
mochila durante tanto tiempo.
Ella me da una mirada seca. —Oh, lo que sea, eres un tipo. ¡Un
pescador! Probablemente uses la misma maldita cosa todos los días
cuando estás en el mar.
Le doy una mirada que dice culpable.
Página | 195
—De todos modos —dice—. Parece que mi vida ha encontrado
un nuevo capítulo, ¿sabes? Así que también podría vestir
apropiadamente.
¿Y qué capítulo es ese? Quiero preguntar. ¿Es un capítulo en el
que estoy? ¿Soy parte de esta nueva narrativa?
Pero el miedo ha templado mi osadía. Tengo miedo de
preguntarle ciertas cosas en caso de que eso la asuste lejos para
siempre. Sé que ambos deberíamos ser libres el uno con el otro
ahora mismo, que no tengo nada que perder, y sin embargo... sin
embargo, se siente como si pudiera perderlo todo.
Como dije.
Estoy jodido.
—Entonces, ¿deberíamos comer algo aquí? —pregunta, sus
delgados dedos tirando del menú hacia ella. Por un momento me
imagino un anillo de diamantes en su mano izquierda, un anillo que
yo le hubiera dado. Nos imagino en el futuro, aquí, viviendo esta vida
juntos, tratando de aprovecharla al máximo, hacer que funcione.
¿Sería tan injusto pedirle que se quede conmigo? Tenerla conmigo...
¿Ella… me ama?
¿Puedo darle la vida que quiere, aquella en la que se
encuentra, donde encuentra un hogar y estabilidad y la familia que
siempre ha estado anhelando?
¿Me dejaría intentarlo?
El sentimiento tiene tanta euforia detrás de él que se siente
como un pájaro a punto de tomar vuelo y remontarse por encima de
los mares, y con un sentimiento pesado y hundido en mi corazón, sé
que es pedir demasiado. Pidiéndole que se quede conmigo aquí en
Noruega, estar conmigo, solo sofocaría su vida. Los dos somos
jóvenes, pero de alguna manera ella es mucho más joven. Ya me he
asentado, en los mismos surcos profundos en los que moriré. Ella
tiene todo su futuro por delante. Pedirle que se quede conmigo es
privarla de eso. Ya le he jodido la vida una vez antes, no lo volveré a
hacer.
—¿Pizza Klipfisk 35 ? —pregunta Shay, mirándome desde el
menú. Le doy una sonrisa cautelosa—. Eso no puede saber bien,
¿puede? Joder, estoy tentada de pedirlo. Eso, y un montón de esa
Página | 196
sidra que tuve el otro día.
Se muerde el labio y de repente me importa un carajo la sidra,
la pizza o cualquier otra cosa.
Todo lo que me importa es ella.
Estaré con ella tanto como pueda, mientras pueda.
Me puse de pie y alcance su mano. —Ven aquí —digo con
brusquedad.
Luego la llevó a través de la barra, sin importarme si alguien
nos está viendo ir juntos al baño.
Una vez dentro del baño, cierro la puerta, asegurándome de
que esté segura, y luego atacó a Shay, el fuego arde a través de mis
venas hasta que mi piel se sienta demasiado caliente y solo hay una
forma de obtener alivio.
Mis manos agarran su dulce rostro, mis dedos se clavan en su
mandíbula, mientras me muevo con urgencia, conduciendo su
espalda hacia la pared de azulejos hasta que se aprieta contra ella.
Mi boca cubre su boca, labios, lengua hambrienta empujando contra
la de ella. Follándola bien. Ella gime en mi boca y siento las
35
Del noruego: Pescado
vibraciones bajando por mi columna, directamente a mi polla, que ya
está dura como una roca.
Me azota hasta que soy algo salvaje, brutal, febril, mi polla se
está poniendo increíblemente rígida y tratando de romper la bragueta
de mis jeans, suplicando por la liberación, por alivio. Me agacho y
levanto el dobladillo de su pequeño y bonito vestido hasta que se
amontona en sus caderas, luego deslizo mis manos debajo de su culo
y la levantó para que sus piernas estén envueltas alrededor de mí,
abrazándome fuerte.
—Anders —dice a través de un jadeo gutural, y no puedo evitar
sonreírle, recordando cómo solía estar tan dispuesta a cualquier
cosa, incluso follar en una piscina pública. Ella puede protestar todo
lo que quiera, pero yo sé que sigue siendo la misma chica aventurera
También sé que no puedo apartar mis malditas manos de ella
aunque lo intente.
De repente, la hago girar y la colocó con cuidado en el borde
del fregadero, probando su peso durante un momento, alejándome
Página | 197
de su boca ansiosa.
—¿Qué vas a…? —comienza, sus labios húmedos y deseosos,
pero por la mirada tortuosa que le estoy dando, su pregunta se
responde rápidamente.
Coloco mis palmas en sus muslos, extendiéndolos frente a mí
mientras ella extiende una mano hacia adelante sosteniendo mi
hombro para evitar caerse, mientras la otra mano se apoya contra el
fregadero.
—Fóllame —gruñe. No lleva ropa interior en absoluto. Es toda
ella, abierta y rosada y desnuda para mí, para beber, de todas las
formas que pueda.
Le doy una mirada rápida y acalorada. —Como si no hubieras
planeado esto —digo con brusquedad—. Eres una buena maldita
chica, ¿no es así?
Me sonríe y se muerde el labio de nuevo. —Buena o mala, soy
como tú me quieras.
Y estoy perdido.
Me agacho e inmediatamente entierro mi rostro entre sus
piernas, lamiendo arriba y abajo su suave pliegue, probando cada
centímetro de ella. Ya está tan jodidamente mojada que
prácticamente me estoy ahogando en su miel. Mi dulce, dulce
gorrión.
—Oh, joder, Anders —grita, con las piernas abiertas para mí
mientras se agacha y agarra mi cabello, haciendo un puño, tirando
de mi cabeza en ráfagas de maravilloso dolor. No hay nada mejor que
esto, devorándola como un hombre deseando oxígeno, follándola más
fuerte con mi lengua, probándola, sintiendo su clítoris palpitar
debajo de mis labios, hasta que estoy a un pelo de distancia de
correrme.
Mierda. Más despacio, Anders.
Entonces su cuerpo se tensa y ella se corre en mi boca y no
dejo de presionar, no reprimo mi necesidad de devastarla por dentro
y por fuera.
—Oh Dios, oh Dios —grita, su voz se ahoga, y yo sonrío contra
su piel resbaladiza, amando el sonido de ella, la forma en que me
llama, como si yo fuera su dios. Joder, eso es todo lo que quiero.
Me enderezo, manteniendo sus piernas abiertas incluso
Página | 198
mientras su cabeza rueda hacia un lado, su boca abierta, jadeando,
su cuerpo todavía temblando por su orgasmo. Rápidamente
desabrochó mis jeans y saco mi polla, caliente, apretada y rígida en
mi mano. Es casi doloroso, esta necesidad que tengo de ella, una
necesidad que no puedo negarme por más tiempo.
Mientras todavía está flácida, tratando de recuperar el aliento,
envuelvo mi mano alrededor de su cintura, sosteniéndola, y aprieto
mi agarre alrededor de mi polla, presionándola contra ella, el sonido
es húmedo, resbaladizo. Siseo suavemente la anticipación se
construye, luego me empujo dentro de ella con un fuerte y ansioso
empujón, sosteniéndola firme contra mí.
Jadea en voz alta, sus manos se clavan en mi camisa,
sujetándola con fuerza, y estoy dejando escapar una voz baja y
animal. Gimo mientras me conduzco dentro de ella, hasta la
empuñadura, para que estemos tan cerca como sea posible.
Me aparto una pulgada y la miro a los ojos, perdido en su
calidez, su deseo por mí, una mirada que nunca te cansas de ver.
Como ella me ve, todo de mí, por lo que realmente soy, incluso las
partes de mí que nunca le he mostrado a nadie. Las partes a las que
tengo demasiado miedo.
La beso, suave, fuerte, sintiendo demasiado de todo, como si se
deslizara entre mis dedos justo como los días, el tiempo que tenemos
juntos. No quiero perderla, no quiero dejarla ir, deseo mantenerla
follándola así, enterrada tan profundamente por dentro que nunca
podrá deshacerse de mí ni olvidarme.
Quiero que se quede conmigo y estoy demasiado asustado para
pedirlo.
Entonces, en cambio, dejó escapar un gemido gutural, y ella
gime en respuesta, y nuestra necesidad del uno por el otro se llena la
habitación, convirtiéndose en algo más grande que los dos.
Déjame tener esto, déjame tener esto.
Sigo bombeando dentro de ella cada vez más fuerte. Mis
caderas chocan contra el fregadero mientras la follo, más rápido, y
sus piernas se envuelven más apretadas a mí alrededor,
manteniéndome lo más cerca posible.
—Sí, sí —susurra, y la miró, viendo cómo sus ojos se cierran
con fuerza, mientras su cabeza comienza a golpear contra el espejo.
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Joder, esto está caliente. No sé cuánto tiempo más podré seguir así.
Sus manos se mueven frenéticamente arriba y abajo de mi
camisa, las uñas se clavan en mis músculos y se arrastran hacia
abajo, mi trasero donde ella tira de mí hacia ella, hasta que me
conduce tan profundamente dentro de ella que el aire sale de mis
pulmones y estoy sin aliento.
—Joder, Shay —juro, gruñendo con cada embestida, el sudor
goteando en mi frente y rodando hacia sus tetas, que prácticamente
se le salen del vestido—. No voy a durar mucho.
—Estoy lista para ti —dice ella, clavando las uñas más
profundamente—. Quiero sentir que te corres dentro de mí. Hazme
gotear de ti.
Santo cielo. Nunca había escuchado a Shay hablar sucio antes,
y tengo que decir que jodidamente me encanta.
—Buena chica —gruño, presionando mi mano contra su
garganta, sosteniendo su cabeza contra el espejo mientras la follo
más, más profundo—. Qué buena chica, Shay.
Ella me mira con ojos salvajes y luego me agacho con mi otra
mano, deslizándome sobre mi eje resbaladizo donde desaparece en
ella a una velocidad vertiginosa, levantando mis dedos hasta que
frotó su clítoris.
—¡Oh, mierda! —grita, viniéndose ya, y ahora no puedo
contenerme más. Arqueo la espalda, conduciendo mi polla en ángulo
mientras ella tiene un orgasmo, sus muslos tiemblan mientras
convulsiona alrededor de mi polla, apretando y...
Allí.
Tan cerca.
Mierda.
Me corro, con los ojos en blanco y el baño girando hasta que
estamos en nuestra propia galaxia. Creo que estoy jurando en
noruego, mis palabras se convierten en sonidos de animales sin
sentido a medida que sigo llegando dentro de ella, disparando
directamente hacia ella mientras mis bombeos comienzan a
disminuir.
Siento que me están vaciando, no solo físicamente, sino
también emocionalmente. Como si me estuviera agotando, dándole a
Shay cada onza de mí, con la esperanza de que ella me mantenga a
salvo y cerca de su corazón.
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Pero cuando mi orgasmo comienza a salir de mi cuerpo, y me
doy cuenta de que me la acabo de follar dentro de un baño público
en Alesund, todas mis viejas preocupaciones vuelven a mí.
Que no seré suficiente para ella.
Que esto es todo lo que obtendré de ella.
Y que pasaré el resto de mis días lamentando no haber hecho
más para retenerla esta segunda vez alrededor.
Porque el problema ahora, el problema que veo con tanta
claridad, es que no puedo simplemente dejar ir a Shay, y tampoco
puedo quedarme con ella. Uno es injusto conmigo, el otro es injusto
con ella.
El problema es que la amo.
Me he vuelto a enamorar de ella.
Y si algo me ha enseñado la historia es que esto no va a acabar
bien.
Capítulo 18
Shay
Una de las primeras cosas que las guías de Noruega te
dirán es que debes salir para ver los fiordos. Hay tantos,
incluido el que lleva a Todalen, que la mayoría de los viajeros se
verán abrumados por las opciones, pero es el fiordo del
Geiranger del que más se habla. Definitivamente es el que
aparece en las portadas de las guías.
Ahora mismo, de pie junto a Anders en la cubierta
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superior del ferry puedo ver por qué es Patrimonio de la
Humanidad de la UNESCO, y el tema tipo cuento de hadas de
tantas fotos. Es estrecho como el infierno, con innumerables
cascadas que salpican las afiladas laderas de las imponentes
escarpadas montañas, sumergiéndose en las profundidades del
océano. Apenas tiene costa, y cuando hay una porción de tierra,
pintorescos restos de granjas abandonadas a las que solo se
puede acceder en barco, añaden algo de color al infinito verde,
gris y azul.
Más que nada, este fiordo te hace sentir imposiblemente
pequeño. Este transbordador de choches parece un barco en
miniatura en comparación, y todo parece demasiado grande
para contenerlo con los ojos.
De cierta forma, me recuerda a cómo me siento alrededor
de Anders.
Cómo al estar en su presencia me hace sentir tan pequeña
a su lado. No es solo que soy pequeña y él es este dios nórdico
corpulento, tampoco es que él me hace sentir menos. No me
encojo a su lado, sino que florezco. Es que a veces la forma en
que me mira parece ser demasiado grande para que este mundo
la contenga, un sentimiento tan grande que ni siquiera se puede
afrontar.
A veces sorprendo a Anders mirándome fijamente. Es una
mirada diferente de la que conocía el primer día. Es algo más
que lujuria, una necesidad de mí, una que puedo sentir en mis
entrañas, abriendo las jaulas y dejando que los pájaros
esperanzados vuelen. Quiero tomar esa mirada, devolvérsela y
hacerle saber que me tiene.
Pero cada vez que estoy a punto de hacerlo, cada vez que
respiro profundamente y me preparo para decirle algo que no
puedo retirar para dar un paso hacia lo desconocido y poner mi
corazón en juego, esa mirada en sus ojos desaparece. El estado
de ánimo cambia, como las nubes sobre el sol, una tormenta
pasajera. Es como si no se permitiera mirarme así durante
mucho tiempo, como si no se permitiera desearme.
Página | 202 Y eso es todo lo que hace falta para que yo también dé un
paso atrás. Sigue siendo Anders, sigue siendo cálido y divertido,
pero esa tormenta lo está alejando de mí. Es como si quisiera
estar conmigo más que solo un momento, pero entonces alguna
parte de él da un paso adelante y lo hace retroceder.
Probablemente porque sabe que no hay futuro para
nosotros.
Yo también lo sé, y sin embargo… no puedo evitar soñar y
preguntarme.
Y esperar. Esta cosa tan peligrosa llamada esperanza.
He estado en el viaje con Anders por más de una semana.
Nos hemos tomado nuestro tiempo. Hemos encontrado una
rutina. Nos levantamos, tenemos sexo, pasamos tiempo en la
cama hablando. No solo hablando con palabras, sino con
nuestros ojos, manos y bocas. Nuestros cuerpos se dicen
muchas cosas el uno al otro, más de lo que a menudo podemos
verbalizar. Usamos ese tiempo para comunicarnos como solo
podemos hacerlo cuando él está dentro de mí y nos movemos
juntos como uno, sintiéndonos unidos de una manera que
nunca creí posible. El lenguaje en el que hablamos crece cada
vez más dulce y profundo.
Luego seguimos con nuestro día. Si salimos a la carretera,
documento cosas para mi Instagram, escribiendo entradas de
blog, tomando y editando fotos, mientras él también toma fotos,
ayudándome cuando lo necesito y, a veces, incluso le sorprendo
escribiendo poesía en su teléfono. No me la muestra, pero me
doy cuenta que le está dando una salida, le está permitiendo
descubrir las cosas que convierten sus ojos en una tormenta,
las cosas que tiran de su estado de ánimo en tantas direcciones
angustiosas diferentes.
Si no estamos en la carretera, si estamos en una ciudad,
nos convertimos en turistas. Comemos, bebemos, hacemos
turismo y follamos. En ese orden, y a veces no. Es como si los
dos nos hubiéramos comprometido a tratar cada día como una
cosa especial y preciosa. Ya no hablamos del futuro. No
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hablamos de lo que pasará cuando esto termine. Ni siquiera
hablamos de cuándo terminará. Ya nos estamos tardando más
tiempo del que habíamos planeado. Solo sabemos que se
acabará, y ese hecho es demasiado crudo y doloroso de
soportar. Así que lo ignoramos y nos hundimos aún más en el
otro, disfrutando de nuestra compañía como si tuviéramos todo
el tiempo del mundo. Le damos la espalda al futuro, Vivimos en
bloques de veinticuatro horas de felicidad egoísta.
Es curioso, cuando me imaginé que algún día volvería a
estar con Anders, y reconozcámoslo, me lo imaginé; no es que
haya venido de accidente a Noruega, automáticamente nos
imaginaba como éramos. Esta versión adolescente de nosotros
mismos, escuálidos y con cicatrices de acné. Nuestras
emociones constantemente desbordadas, las hormonas fuera de
control. Con los corazones siempre en nuestras mangas,
absorbidos por la resaca del primer amor.
Pero esto es tan diferente. Es como si esa versión de
nosotros perteneciera a otras personas, como un viejo programa
de televisión que viéramos todo el tiempo. La esencia está ahí,
como si hubiéramos capturados esos sentimientos, zumbando
como si los guardamos dentro de frascos, para abrirlos aquí,
estos años después. Nuestro pasado nos rodea, iluminando al
cielo, sin ningún lugar al que ir.
Anders me rodea con su brazo y acerca su boca a mi oreja.
—¿Ya tomaste suficientes fotos?
Me río y giro la cabeza para mirarle mientras él me da un
largo beso en los labios.
—Ni de cerca —le dijo.
Llevamos casi una hora en el ferry remontando el fiordo,
acercándonos a nuestra parada, el pueblo de Geiranger al final,
y no he dejado el teléfono y la cámara ni por un segundo. Al
principio pensé que rodar una película iba a ser molesto, en mi
mochila hay innumerables rollos de película sin revelar, pero
ahora entiendo porqué a Anders le sigue gustando tanto. Hay
Página | 204 tanto misterio en un mundo donde el misterio escasea. En lugar
de darte la imagen de inmediato, una imagen que se puede
borrar fácilmente, que no ocupa espacio, estas te hacen esperar.
Te hacen practicar la paciencia. Te hacen detenerte y tomar
nota de todo. La luz, el aire, el movimiento, la profundidad. Te
obliga a prestar atención antes de hacer clic en el obturador. Es
como si no solo capturara los recuerdos, sino que los creara al
mismo tiempo.
Ahora, mientras levanto la cámara y apunto hacia el final
del fiordo, donde las montañas doblan una esquina y otro
transbordador sale de la pared de roca, con un aspecto
miniatura en comparación, sé que cuando más tarde mire las
fotos que he tomado, recordaré haber estado aquí con Anders,
su cuerpo cálido y firme contra mi espalda, el olor a pino de su
lavado corporal, el olor del agua fresca de los glaciares que
salen del fiordo. El cálido sol en mi cara. Sentiré la forma en
que me abraza, cómo me hace sentir que nunca me dejará,
aunque su mirada a veces diga lo contrario.
Pero ahora mismo, sus ojos me dicen que soy suya.
Eso es todo lo que necesito ser, al menos por el momento.
¿Y después qué?
Pero lo ignoro. Ignoro esa voz como lo he estado haciendo
todo este tiempo. Ambos no queríamos complicaciones, ambos
sabíamos que esta cosa, este nuevo nosotros tenía una fecha de
caducidad. No tiene sentido luchar contra ello, no importa lo
que sienta por él.
—Ahí está el pueblo. —me dice con su suave como el
whisky en las rocas, y veo cómo el ferry dobla en la esquina y
aparece el pequeño pueblo, la mayor parte de él es vertical, las
construcciones salpicadas a lo largo de una empinada
pendiente que sube y sube, con curvas que actúan como una
costura.
Es precioso. Absolutamente impresionante. Y,
naturalmente, vuelvo a hacer un millón de fotos más.
Anders reservó un hotel justo en la cima de la montaña,
Página | 205
así que tan pronto como el ferry atraca y estamos en el coche,
conducimos a toda velocidad a través de las curvas, subiendo
hasta que mis oídos estallen por la presión, hasta que llegamos
a este pintoresco hotel que está situado tan cerca de la
carretera de la montaña que uno juraría que los coches van a
pasar justo por el patio.
Subimos a nuestra habitación y, aunque es pequeña, tiene
una ventana que da a todo el pueblo y el fiordo, probablemente
la mejor vista singular de todo el maldito lugar. Estoy tan
acostumbrada a tener que reservar todo mi alojamiento cuando
viajo, que tener a Anders tomando las riendas ha sido un alivio
y una agradable sorpresa en todos y cada uno de los lugares en
que nos alojamos. Me sorprende constantemente haciendo todo
lo que puede para asegurarse que el viaje sea lo mejor posible.
Pero honestamente, lo único que necesito es a él.
Podríamos habernos quedado en Todalen por lo poco que me
podría importar. Sí, quería ver Noruega y estoy agradecida de
que haya sido mi guía turístico, pero la atracción más hermosa
e impresionante es él. Es saber que tenemos una historia, por
muy tumultuosa que sea, saber que me entiende, que entiende
de dónde vengo. Es esa alma de poeta que aflora de vez en
cuando, tan cerca que casi puedo tenerla en mis manos. Sólo
necesito escarbar unas cuantas capas más, encontrar la versión
de sí mismo que sigue ocultando, dejarme verlo por sí mismo.
—Esto es precioso, Anders, —le digo mientras tomo una
foto del marco de la ventana y de la impresionante vista detrás
de él—. Nunca dejas de impresionarme.
—Y nunca dejaré de querer impresionarte —dice. Hay una
nostalgia en su voz que hace a mi corazón dar un vuelco.
Me doy la vuelta para mirarle, y me sorprende ver una
capa de tristeza en su frente.
—Sabes que no tienes que hacer mucho para
impresionarme —le digo, con la voz entrecortada cuando mis
sentimientos enterrados salen a la superficie—. Con estar aquí
conmigo es suficiente.
Página | 206
Le doy un poco de espacio, esperando que lo acepte.
Él traga, su manzana de Adán balanceándose en su
garganta, la esquina de su boca llena se levanta un poco.
—Ojalá pudiera quedarme contigo —dice.
Y lo dice de una forma tan jodidamente sencilla que tardo
un momento en darme cuenta. Un momento antes de que me dé
una patada en las tripas.
La verdad de todo esto.
Debería asentir y aceptarlo, pero no puedo. No puedo.
—Pero puedes hacerlo —le digo—, no tenemos que dejar
que esto sea todo. Esto, nosotros… puede funcionar más allá de
este viaje, ¿cierto? Quiero decir, sé que dijimos que no
hablaríamos de esto, pero también sé que no nos queda mucho
tiempo antes de que uno de los dos tenga que tomar una
decisión y… sólo creo….
Solo creo que deberíamos seguir juntos.
Hacer que funcione.
Por favor, no me hagas decir todo esto en voz alta, no
cuando no me das nada a cambio.
Me mira fijamente, y esa tormenta está de vuelta,
arrasando sus ojos, furiosa, oscura y poderosa, arrasando con
él. Ya sé la respuesta. Ya me está matando.
Suspira, se pasa una mano por la cara, por la barba, noto
cómo la tensión se desprende de él.
—No lo sé —dice, su vos es un susurro áspero. Pasa junto
a mí y se sienta en el borde de la cama, entrelazando sus
manos, mirando al suelo. Tengo el presentimiento de que se
está cerrando a mí, como solía hacer cuando hacía preguntas
que no le gustaban.
—Bueno, lo sé —le digo, aunque estoy mintiendo un
poco—. Vale, entonces no lo sé. Pero sé lo que quiero.
Página | 207 Sé valiente, Shay. Es hora de ser valiente.
«Y ese eres tú, Anders. Te quiero a ti y quiero que
nosotros… quiero que demos una oportunidad a esto. Sé que
dije que no quería complicar las cosas entre nosotros, pero se
complicaron desde el principio. Es demasiado tarde para algo
fácil y simple, porque no somos fáciles ni simples. Somos dos
almas solitarias con una historia retorcida y con tanto exceso de
equipaje que nos pesa a los dos. Ni siquiera podemos salvarnos
el uno al otro si ambos estamos ahogándonos. —Hago una
pausa, el corazón me late en la garganta, mi honestidad me
toda por la fuerza—. Pero quiero intentarlo. No quiero
despedirme de ti y seguir adelante. No puedo. Solo quiero seguir
adelante si es contigo.
Y ahí está todo.
Mi preciosa verdad.
Y, sin embargo, Anders se queda mirando al suelo. Es
como si no me hubiera escuchado.
Mi corazón se desploma, una sensación enfermiza se
extiende por mis venas, haciendo correr sangre fía.
Me acerco a él y me pongo delante, deseando que mi
corazón no haga tanto ruido.
—Oye —le digo—. Mírame, por favor. Mírame cuando te
desnudo mi corazón.
Lentamente levanta la cabeza y odio lo que veo en sus ojos.
Odio lo mucho que me recuerda a su yo más joven, el que se
volvió frío y distante, el que me apartó.
—No seas como él —le digo en voz baja, con mi voz
temblando suavemente por la rabia—. No seas como él. Ya no
eres ese chico. Eres un hombre. Tienes que manejar esto, a
nosotros, como un hombre. Si no sientes nada por mí, si no
tienes sentimientos verdaderos, si no quieres estar conmigo, si
no quieres un futuro del que yo sea parte, entonces tienes que
decírmelo. Sí, me va a doler. Me destruirá. Pero lo puedo
soportar. La verdad es lo que merezco.
Página | 208
Traga grueso, lamiéndose los labios.
—Lo que te mereces, Shay, no soy yo.
Oh no, esto no.
Sacudo la cabeza.
—No empieces.
—Hablo en serio —dice bruscamente, frunciendo el ceño—.
No te mereces quien soy realmente. Te mereces alguien que esté
contigo todo el tiempo, que te dedique su tiempo, atención y
afecto, porque tú vales todo eso y más. Pero ese no soy yo.
—¡Claro que eres tú!
—No. Esto… —se señala a sí mismo, a la habitación—.
Esta es una versión de mí mismo que ni siquiera reconozco.
Esto es lo que podría haber sido mi vida. Pero no es la vida que
tengo. Estaré fuera todo el tiempo, y cuando no esté en el mar,
estaré trabajando en la granja. ¿Qué demonios harás con tu
vida? ¿Sentarte y esperar mientras no estoy? ¿Desperdiciar tus
años trabajando en una granja, ordeñando vacas?
—No des por sentado que no sé qué hacer conmigo —le
digo, mirándolo ahora con desprecio. Odio cuando la gente hace
suposiciones sobre mí—. Estaría muy ocupada tratando de
averiguar lo que quiero hacer con mi vida.
Extiende sus brazos.
—¿En serio? ¿Y qué pasa si llegas a la conclusión de que lo
que no quieres es a mí? ¿Que la vida que tienes conmigo no es
la que querías? Shay, eres tan hermosa y vibrante, eres
inteligente y apasionada, tienes todo un futuro por delante y
puedo decir con certeza que mereces algo más que las migajas
de un pescador.
—¡Residuos! —grito—. ¿Eso es lo que crees que es? ¿Crees
que me estás dando sobras? Bueno, joder, Anders, ¿por qué no
me dijiste que esto no sería suficiente? —Me inclino hacia él y le
señalo con el dedo, con mi corazón en llamas, mis ojos buscan
Página | 209 los suyos febrilmente—. No tenía ni idea de que no estaba
sacando lo mejor de ti.
—¡Te estoy dando todo lo que tengo! —dice, con voz
profunda y creciente—. Todo lo que puedo dar. No sé si es lo
mejor, pero es todo lo que tengo.
—¿Lo haces? —contesto—. Porque a veces es jodidamente
imposible contigo. Escribes tu poesía, pero cuando se trata de la
persona que quiere escucharla, que quiere sentir lo que tienes
que decir, te contienes.
—No me estoy conteniendo —dice bruscamente, con la
mandíbula rechinando—. Solo estoy… tratando de entender
esto, al igual que tú.
—Bueno, parece que ya has terminado de intentar
resolverlo, ¿no? ¿Es mejor que nos separemos y sigamos
caminos separados entonces?
—Shay, te mereces a alguien mejor —grita en voz baja, y lo
peor de todo es que sé que no lo dice por decir. Realmente cree,
en el fondo, que no es lo suficientemente bueno para mí. Eso
me corta hasta la médula.
—Ni siquiera digas eso. No te atrevas a decir eso.
—Ni siquiera sabes lo que es mejor para ti, tú…
Oh, no.
Esto no.
—¡No tires esta mierda de que sabes lo que es mejor para
mí! —le digo con brusquedad, mi ira me sorprende incluso a
mí—. Esa es la mierda que habrías hecho en el instituto,
tratándome como basura para que te alejara, para que fuera
más fácil para ti. Pues no fue más fácil para mí. Ni siquiera
sabes lo que realmente pasó, Anders. No tienes ni puta idea.
¿Crees que fue tan fácil el que te hayas ido? Me dejaste en un
estado del que apenas me he recuperado.
Me mira fijamente, sacudiendo ligeramente la cabeza, con
las cejas oscuras juntas formando una línea afilada.
Página | 210
—¿De qué estás hablando?
Y ahora he dicho demasiado.
Aprieto los labios con fuerza, deseando no continuar.
Pero mierda, ha pasado demasiado tiempo. He mantenido
esto en secreto durante demasiado tiempo. Todo este tiempo ni
siquiera mi madre sabe que aborté. Solo Everly y Hannah lo
saben. Nunca tuve la oportunidad de decírselo a Anders, y me
dije que no lo haría porque no quería sacar a relucir el pasado,
no quería que se sintiera mal, no quería estropear el precioso
tiempo que teníamos juntos. Pero como quiere alejarme,
supongo que ahora es un buen momento.
—Estaba embarazada —le digo, mi voz suena tan pequeña
y débil en la habitación—. Era… era tuyo.
Sus ojos se abren de par en par y la boca le queda
ligeramente abierta. Me mira fijamente como si el mundo
acabara de ser arrancado debajo de él.
—¿Qué?... Yo no… ¿Cuándo?
Cierro los ojos, tratando de reunir los nervios, tratando de
darme una columna vertebral de acero.
—Creo que fue la vez en la piscina. No usamos condón.
Descubrí que estaba embarazada una semana antes de
descubrir que me engañaste.
El silencio es un hilo conductor entre nosotros.
Abro los ojos y me atrevo mirarle. Me mira fijamente, con
el ceño fruncido, la angustia inundando sus rasgos.
—Nunca me lo dijiste… ¿Por qué no me lo dijiste?
Me retraigo, parpadeando, con los pelos de punta de
nuevo.
—¿Me estás tomando el pelo? Anders, me apartaste. No
devolvías mis mensajes, ni siquiera me mirabas en los pasillos.
¿Crees que de pronto te iba a decir que estaba embarazada? En
Página | 211
primer lugar, tuvo que asegurarme con el médico, y luego,
cuando lo supe, ya sabía que me habías engañado. No había
razón para decírtelo. Habías hecho tu elección. Me empujaste,
me alejaste, así que me enfrente a ello por mi cuenta.
—¿Y cómo… lo afrontaste? —pregunta, con la voz baja,
quebrada.
—Aborté —le digo con naturalidad, su rostro decae un
poco, lo suficiente como para ponerme a la defensiva—. Era la
única opción que veía para mí. Estaba muy asustada. Solo tenía
a Hannah, y ella tenía mucho que hacer con la escuela. No
podía criar a un bebé y quedármelo, ni tenerlo y darlo en
adopción. Así que aborté porque era lo único que tenía sentido.
—¿Te arrepientes? —susurra.
Me muerdo el labio un momento antes de negar con la
cabeza.
—No me he hecho un examen de conciencia a lo largo de
los años, y no. No me arrepiento. No estaba preparada para ser
madre. Demonios, no sé si alguna vez lo estaré, si es algo que
alguna vez quiera. No me arrepiento porque era lo correcto en
ese momento. Pero no significa que fuera fácil. No significa que
sea algo que pueda dejar de lado y olvidar. Ahora he hecho las
paces con ello, pero durante mucho tiempo me pesó. Me
sentía… avergonzada. Y culpable. Y porque no tenía a nadie con
quien hablar de ello, porque era tan joven y estaba tan
confundida, era algo que tenía que mantener enterrado dentro
de mí.
Me mira fijamente, con los ojos recorriendo cada
centímetro de mi cara, el dolor visible en la tormenta.
—Sabes que yo habría… habría estado ahí para ti. Si
hubieras querido conservarlo.
Le dirijo una mirada afilada.
—Eso no ayuda, Anders. Lo hecho, hecho está.
—No, quiero decir —dice, luchando por las palabras—,
Página | 212 solo quiero que sepas que no fue del todo horrible. Sé que no lo
crees, pero habría dado un paso adelante. Lo habría intentado.
No te habría dejado, me hubiera quedado en Nueva York,
podríamos haber hecho que funcionara. Tal vez podría haber
conseguido un trabajo en algún lugar, mi propia casa…
Se interrumpe, con una mirada extrañamente
esperanzada, como si esto fuera algo que pudiera retroceder en
el tiempo y arreglar. Pero no hay forma de arreglar esto. Nunca
lo hubo.
—Lo dices ahora, porque sabes quién eres ahora. Eras un
adolescente, Anders, y como has dicho muchas veces antes,
estabas jodido. Los dos lo estábamos. No puedes predecir ahora
lo que habrías hecho entonces. No es justo para ninguna de las
dos versiones.
—Shay —susurra, la voz le tiembla ligeramente mientras
respira profundamente—. Esto me está rompiendo el corazón.
El que hayas tenido que pasar por todo eso tú sola. Todo por mi
culpa. —Exhala con fuerza—. Lo siento mucho.
—Sí bueno, yo también. Siento que hayamos tenido que
llegar a eso. Por muy enfadada que estuviera, también fue culpa
mía. Se necesitan dos en esta situación. Debería haberlo sabido.
—Ojalá… ojalá lo hubiera sabido —se mira las manos,
retorciéndolas—. Sé por qué no me lo dijiste, pero aun así…
—Bueno, ahora lo sabes.
—No me extraña que me odiaras tanto —dice en voz baja.
Hay tanto dolor latente en su voz que es un pequeño puñetazo
en mi corazón—. Fui horrible. Fui tan jodidamente horrible
contigo.
Los muros de acero que intenté levantar dentro de mí se
doblan, solo un poco.
Me siento a su lado y pongo mi mano sobre la suya. La
sensación de su piel contra la mía me calma y a la vez me
Página | 213 entristece, porque me preocupa que ya no nos queden
momentos así.
—Como he dicho, lo hecho, hecho está. ¿Las personas que
éramos? También están hechas. Han pasado a mejor vida. Han
seguido adelante y se han convertido en nosotros. —Hago un
gesto hacia nosotros con mis manos.
—¿Y qué significa entonces para nosotros?
—Significa lo mismo que tú has dicho —digo, las lágrimas
empiezan a arder tras mis ojos—. Significa que pronto me
subiré a un ferry rumbo al sur, tú volverás a la granja y ambos
podremos decir que pudimos hacer las paces. Que finalmente
conseguimos el cierre que ambos necesitábamos.
—Si esto es un cierre, entonces ¿por qué parece que
estamos dejando una puerta abierta de par en par?
Le dirijo una mirada incrédula. Él es el que ya dijo que no
iba a ser suficiente para mí, que solo iba a recibir migajas, que
no merecía una vida con él, independientemente de lo que
realmente quiero. Él ya ha empezado el proceso de cerrar esa
puerta.
Así que tal vez esto solo lo demuestra, creo. Tal vez
demuestra que no sabe lo que quiere.
—Quizás esto sea lo mejor —le digo con un suspiro, con el
corazón rompiéndose en mi pecho—. Tal vez solo estábamos
engañándonos a nosotros mismos. Tal vez todo primer amor
está destinado a quedarse así, como un primer amor.
Deberíamos haberlo dejado donde estaba. En el pasado. En la
basura.
Su cara palidece ligeramente, como si acabara de darle
una bofetada en la cara, como si recordara la vez que lo hice.
Vale, mis palabras lo han mordido. Puede que hayan
dolido, pero no significa que no sean ciertas. Deberíamos haber
dejado esta nueva relación en lo que era, unos cuantos rollos en
el heno para disipar la tensión sexual entre nosotros, además
de un poco de turismo. ¿Por qué demonios teníamos que ir y
Página | 214 meter todos nuestros sentimientos en esto? ¿Por qué teníamos
que hacer de esto un puto desastre?
Porque tus sentimientos estaban ahí, desde el principio, y
también lo estaba el desastre.
Lo ignoro.
Me pongo de pie.
—Voy a tomar una ducha. Necesito un tiempo a solas.
Cojo mi bolso y me dirijo al lavabo.
Cometo el error de mirar a Anders antes de cerrar la
puerta.
Si pensaba que mi corazón se rompía lentamente dentro de
mi pecho, siento que estoy viendo cómo a él le ocurre en tiempo
real.
Sus ojos me dicen que todo le duele.
A la mañana siguiente me despierto con la lluvia
golpeando el cristal de la ventana.
Anders ronca ligeramente a mi lado, un sonido que antes
me molestaba de forma juguetona, pero ahora me corta como
un cuchillo.
Esta será nuestra última mañana juntos.
Anoche fue la última vez que dormí con él. No es que
tuviéramos sexo, ambos estábamos emocionalmente demasiado
agotados y entumecidos para eso, pero ya no puedo imaginar no
despertarme con él a mi lado.
Déjame decirte que no hay nada peor que llorar por la
persona que tienes al lado. Tengo experiencia de primera mano
con eso de Danny, que es por lo que romper mientras estás de
vacaciones es una cosa que debes evitar.
Página | 215 No es que estemos rompiendo. Esta vez, Anders y yo
nunca estuvimos juntos. Ambos sabíamos en qué nos
metíamos, sabiendo que nos divertiríamos en un viaje por
carretera, después de eso, nos separaríamos. Pero seguro que se
siente como si estuviéramos rompiendo, especialmente después
de la última noche.
Es por eso que después de que terminamos de
desahogarnos, fui y reservé un ferry para salir de Trondheim
mañana. Mejor acortar el viaje en lugar de prolongar lo
inevitable. Hoy, Anders nos conducirá hasta Trondheim, esta
vez yendo hacia el interior por el camino de las famosas curvas
Trollstiggen, antes de dejarme en la ciudad. Conseguiré una
habitación de hotel y él volverá a Todalen. Luego me subiré al
ferry e iré a ver Berden y los destinos al sur de aquí. Wanderlust
36activado.
Página | 242
Epílogo
Shay
—¿Alguna vez ha visto algo así? —susurro, mi voz se ahoga en
un silencioso de asombro.
Estoy de pie junto a Anders, junto al agua, nuestras cabezas
inclinadas hacia el cielo, donde las auroras boreales destellan sobre
las cimas de las montañas. Es tan impresionante que me está
costando darme cuenta de que es real. Parece una proyección de
acuarela, verdes neón y morados y azules que compiten con las
estrellas.
—Todos los inviernos —me dice Anders—. Pero cada vez sigue
Página | 243 deteniendo mi corazón. Igual que tú.
Aparto los ojos del espectáculo de luces en el cielo y lo miro.
Los morados se reflejan en sus ojos oscuros, haciéndolo lucir
mágico. Él es mágico. Especialmente sus dedos.
—¿Estás tratando de cortejarme con tu poesía de nuevo? —
pregunto.
Él sonríe y se ajusta el gorro de lana en la cabeza. —Si
funciona, funciona.
Dado que es invierno, los dos estamos abrigados con nuestra
ropa de invierno, la nieve recién caída a nuestro alrededor. Llegó a
principios de este año, para las quejas de Per (para ser un noruego, el
hombre se resfría fácilmente), pero me encanta. Tenemos bastantes
cosas blancas, y aunque hemos estado trabajando mucho en la
propiedad para nuestros huéspedes, hace que todo sea más
hermoso.
A nuestros huéspedes también les encanta. Tenemos estos
trineos en los que puedes pararte y empujar con tus piernas
llamados trineos de chispa o patada. Básicamente, es como una silla
sobre esquís (los noruegos literalmente amarran los esquís a cualquier
cosa). Los invitados las sacan durante el día, antes de que se ponga
el sol a las tres de la tarde. Afortunadamente, el invierno también
significa el comienzo de las auroras, algo para lo que los viajeros
vienen específicamente a Noruega, y esta noche sé que está a la
altura de sus expectativas.
Han pasado alrededor de seis meses desde que Anders y yo
decidimos convertir la granja en un rancho y, como puedes imaginar,
no ha sido fácil. Comenzamos a fines de la primavera, lo que
significaba que había mucho trabajo en la granja y Anders estaba
haciendo sus cosas agrícolas y ayudando a Per tanto como podía, lo
que significaba que gran parte del negocio de las estancias en la
granja descansaba sobre mis hombros. Y, seamos honestos, solo soy
una mochilera. Fui a la universidad para estudiar arte. No sé nada
sobre la gestión de un negocio, y mucho menos un hotel. Pero
tampoco soy una cobarde. Estaba decidida a hacer que todo esto
funcionara. Me puse las botas y comencé a trabajar, haciendo lo
mejor que podía, día tras día.
Primero, aprendí noruego. Quiero decir, todavía estoy
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aprendiendo, pero eso era algo que necesitaba saber, especialmente
cuando comencé a hacerme amiga de la gente de la ciudad. Anders
había dicho que es la comunidad la que realmente brinda a las
personas el apoyo que necesitan, y tenía razón. Estoy tan
acostumbrada a estar sola que olvidé lo que era no solo pedir ayuda,
sino recibir ayuda.
Así que me hice amiga de las personas que dirigen la cámara
de comercio. Luego me hice amiga de la pareja que dirige el hotel
Dumpling. Luego, de los excursionistas que llevan a los turistas por
el parque. A través de ellos hicimos un plan que beneficiaría a todos
los negocios de la ciudad cuando llegaran los turistas, cosas como
publicidad gratuita y descuentos y cosas por el estilo.
Una de las mujeres que opera a los proveedores de
senderismo, Ana, se convirtió rápidamente en una amiga mía, y
también es diseñadora de interiores. Con su ayuda, junto con un
poco de músculo de Anders y Kolbjorn, convertimos la cabaña de
huéspedes en nuevos espacios para nuestros huéspedes,
maximizando ese aspecto nórdico chic de la casa de campo de Hygge
por el que todos se vuelven locos. Ahora hay cuatro habitaciones
separadas, dos arriba y dos abajo, totalmente independientes y cada
una lo suficientemente grande para cuatro viajeros. También está
junto al agua, lo que les brinda una vista perfecta del fiordo.
Luego íbamos a convertir algunas de las habitaciones de la
casa de campo en habitaciones de huéspedes también, pero todas
sus hermanas se quejaron una vez que se dieron cuenta de que sus
propias habitaciones serían transformadas. Dado que todas nos
visitan con bastante frecuencia, en lugar de eso nos dispusimos a
construir otra casa de huéspedes, que no se terminó hasta octubre.
Esta cabaña tiene dos unidades, más una habitación grande estilo
dormitorio, un tributo a mis días de mochilera, ya que muchas de las
personas que vienen aquí son mochileros que buscan ir de excursión
al parque nacional.
Pero a pesar de que tratar con los huéspedes cara a cara,
asegurarme de promocionar constantemente el lugar en las redes
sociales y ejecutar el calendario y las reservas ocupa todo mi tiempo,
y puede ser extremadamente agotador, ayuda que soy buena en eso.
Quiero decir, muy buena en eso. Por ejemplo, he pasado mucho
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tiempo buscando mi vocación, mirando arriba y abajo por Europa,
con la esperanza de encontrarme a mí misma y a mi propósito, y sin
embargo, nunca pensé que sería así.
Anders dice que soy natural. Supongo que tengo la experiencia
de un viajero, pero también sé lo que es estar buscando un hogar,
un lugar para descansar y sentirse bienvenido. Quiero que esta
estadía en la granja sea eso para todos los que visitan aquí, y me
gusta ir más allá y ayudar a que eso suceda para las personas, ya
sea brindando recorridos personalizados en nuestro nuevo bote de
pesca (no comercial) o dejando que los niños alimenten con biberón a
las vacas bebé. Siempre que se vayan con una sonrisa de
satisfacción en sus rostros y un corazón lleno de recuerdos, entonces
sé que he hecho mi trabajo.
Por supuesto, con Anders y yo tan ocupados, debemos recordar
hacernos tiempo el uno para el otro. Todas las noches durante la
cena nos chequeamos, luego tomamos una copa, guardamos los
teléfonos y las computadoras y encontramos formas de conectarnos.
Nos mantiene juntos en esto, trabajando como un equipo, no solo en
la granja, sino en nuestra relación, que es igual de importante.
No es la relación más perfecta del mundo. A veces peleamos.
Hemos tenido segundas oportunidades. Hemos tenido muchos
comienzos difíciles. Los cínicos podrían decir que los primeros
amores deberían dejarse en el pasado, que teníamos demasiado
equipaje que eliminar. Pero la verdad es que lo amo y él me ama, y
eso es suficiente. Es más que suficiente. No hay nada mejor que el
amor verdadero.
Entonces, si bien nuestra relación puede no ser perfecta, no
importa porque es nuestra relación. Y lo vale todo.
—¿Quieres dar un paseo?—me pregunta Anders.
Salgo de mis pensamientos y lo miro. Mientras muchos de los
invitados están en su ropa de invierno, acomodándose en las mesas
de picnic con bebidas, mirando la aurora boreal, parece ansioso por
ir a algún lado. Tiene ese brillo aventurero en sus ojos, el que tiene
cuando está a punto de ponerme en la parte trasera de su
motocicleta.
—¿En la nieve? —pregunto.
37ElAkvavit, también conocido como aquavit, es una bebida destilada escandinava de habitualmente un 40 % de alcohol
por volumen. Su nombre viene de aqua vitae, que significa "agua de la vida" en latín. Se destila al igual que el vodka, de
patatas o grano.
—Ja —dice secamente, y luego la chispa comienza a ganar
velocidad a medida que patea cada vez más rápido hacia la pequeña
colina al final del camino de entrada donde se introduce a la
carretera.
—Wheeeeee —grito, abrazando la botella de licor con un brazo,
mientras mi mano agarra el borde de la silla, sujetándome. Da algo
de miedo cuando Anders está conduciendo, pero es muy divertido.
Seguimos la carretera durante al menos quince minutos, en
dirección a la ciudad, nada más que el suave sonido de los esquís en
la nieve y la respiración pesada de Anders mientras nos empuja.
Nos deslizamos por el espeso bosque en algunos puntos,
sintiéndonos como en un congelado cuento de hadas, luego por la
orilla del agua, donde la nieve se ha derretido un poco y se ha
convertido en hielo.
Finalmente, nos detenemos, aunque no hay nada a nuestro
alrededor.
Página | 247 Miro a mi alrededor, confundida.
Luego miro a Anders. —¿Qué? ¿Ya estás cansado?
Sin embargo, no responde nada. En cambio, tiene esta
expresión grave en su rostro. Ahora, Anders sigue siendo Anders, y
todavía es propenso a muchas melancolías de vez en cuando, sus
cambios de humor no están fuera de lugar. Pero no he visto este tipo
de mirada en sus ojos durante mucho tiempo.
Quiero decir, se ve intenso.
—¿Qué ocurre? —pregunto.
Aprieta los labios, frotándolos en un gesto nervioso, luego se
acerca al frente del trineo. Se para justo entre los esquís frente a mí.
Se agacha y hace un gesto hacia la botella. Se la entrego sin decir
una palabra, mirando como saca el corcho y luego toma un gran
trago directamente de la botella, haciendo una mueca.
—¿Es la aurora? ¿Las auroras boreales? ¿Están jugando con
tu cerebro? —Le pregunto mientras traga, estremeciéndose un poco.
Se limpia la parte posterior de la boca con la mano enguantada y
luego se arrodilla. Por un momento, creo que lo está haciendo solo
para colocar la botella de licor en la nieve a su lado, en lugar de
devolvérmela.
Pero después de hacer eso, no vuelve a levantarse.
Y apenas esta mirándome. De hecho, sus ojos están cerrados
mientras abre la cremallera de un bolsillo de su parka 38 y es
entonces cuando me doy cuenta.
Ay Dios mío.
Oh Dios mío.
¿Está... proponiéndose?
—¿Anders? —susurro, con el corazón en la garganta,
demasiado asustada para leer esto, demasiado asustada para no
hacerlo.
Lame sus labios y abre los ojos para encontrarse con los míos
justo cuando saca un joyero de terciopelo del bolsillo. —Shay...
Sostiene la caja y, con manos temblorosas, la abre para
mostrar un anillo de diamantes que me deja sin aliento. La aurora
Página | 248 sobre nosotros es lo suficientemente brillante como para golpear el
anillo, haciendo que los diamantes brillen, como luces polares en sí
mismas. Miro el anillo, los ojos muy abiertos, mi corazón ruidoso en
mi cabeza, un millón de mariposas brillantes desatadas en mi
estómago, como si las luces polares brillaran dentro de mí.
¿Está sucediendo esto?
¿Está sucediendo esto realmente?
—Shay —dice Anders de nuevo, tomando una respiración
profunda y temblorosa. Levanto la mirada para encontrarme con
sus ojos y me derrito en el acto, se ve tan jodidamente guapo,
nervioso y adorable a la vez—. Estaba planeando hacer esto en
Navidad. Iba a escribir un discurso completo. Quizás involucrar a
mis hermanas. Hacer algo realmente elaborado, una de esas
propuestas que publicas en Instagram. Lo tenía todo planeado. Pero
entonces... —Lame sus labios y mira al cielo, las luces se reflejan en
sus ojos—. Entonces vi la aurora. Y lo tomé como una señal. Que
no necesito planear nada, porque la vida es lo que pasa cuando estás
haciendo otros planes, y creo que ahora, eso realmente se aplica a
nosotros. Porque solo estamos tomando todo esto un día a la vez,
siempre y cuando estemos avanzando.
38Prenda de abrigo de material impermeable por fuera y acolchada por dentro .
Hace una pausa, dándome una dulce sonrisa, una que me
hace llorar. —Todo lo que sé es que quiero seguir adelante contigo.
Quiero que te cases conmigo, que te conviertas en mi esposa, para
que podamos seguir avanzando juntos. Shay Lavji, eres mi pasado,
mi presente y mi futuro, y me sentiría muy honrado si te casaras
conmigo.—Baja la mirada hacia mi mano, la cual estoy apretando
contra mi pecho—. Ayudaría si pudiera tener tu mano —dice.
Empiezo a reírme, sacando la mano, sintiéndome tan
abrumada que apenas puedo respirar, apenas pienso, apenas me
muevo.
Toma mi mano izquierda y me mira con ojos preocupados. —Y
ayudaría si dijeras que sí también.
Me río de nuevo, tratando de hacer entrar algo de sentido en
mi cerebro. —¡Sí! —exclamo—. Sí, Sí. Siempre sí, Anders. Por
supuesto que me casaré contigo.
Me sonríe y, con manos temblorosas, me quita el guante, toma
Página | 249 el anillo y lo desliza sobre mi dedo anular izquierdo. Encaja
perfectamente, con corte de pera, brillando como las divinas luces de
arriba.
—Es tan hermoso —susurro, incapaz de apartar la mirada.
Este anillo, este hermoso anillo, está en mi dedo. Anders me acaba
de dar este anillo. Anders se acaba de proponer.
Me voy a casar con Anders.
—Oh, Dios mío —grito, las lágrimas comienzan a caer por mis
mejillas, calientes contra mi piel helada. Todo me está golpeando
ahora. ¡Estoy jodidamente comprometida!
Anders se ríe, tiene los ojos húmedos y luego me pone en pie y
me rodea con los brazos. —Te amo —susurra, besando mi cuello, mi
oído—. Tusen takk39 por decir que sí.
—Vær så god —contesto, diciéndole de nada en noruego.
Luego retrocedo y dejo escapar un chillido emocionado, mi
felicidad me derriba, haciéndome querer correr y gritarle al cielo con
alegría. Yo también soy brillante.
39Gracias, en Noruego.
Comprometidos.
Nos vamos a casar.
¡Nos vamos a casar!
Anders me sonríe, luego toma mi rostro entre sus grandes
manos y me mira con tanto amor, amor que se hunde en mi corazón,
haciéndome suya de por vida.
Y en sus ojos veo mi pasado, presente y futuro.
Estoy con él todo el camino.
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