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LÍNEA POLÍTICA

I.- CONTEXTO INTERNACIONAL


1) Las históricas transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales que
vive el mundo, están determinadas por dos grandes contradicciones: la fundamental
entre trabajo y capital, que signa con mayor fuerza la época de transición del sistema
capitalista al socialista; y la principal, entre las naciones y el imperialismo, que
plantea la lucha por la liberación nacional y el desarrollo independiente de los
pueblos.
2) Entre las principales tendencias que ponen de manifiesto este nudo de
contradicciones, destaca el predominio de la especulación financiera, lo cual
determina las nuevas formas de las crisis económicas globales del sistema
capitalista en su fase imperialista y los mecanismos utilizados para superarlas, que
en general recurren a manipular las variables macroeconómicas sin importar sus
efectos reales en las y los trabajadores, pueblos y naciones. Otra tendencia
dominante es hacia la modernización y desarrollo de la industria militar, unido a una
intensificación del despliegue militar de las fuerzas imperialistas, con miras a
asegurar su control sobre áreas, recursos y mercados de interés estratégico. Estos
elementos, a su vez, propician un clima de grandes amenazas a la paz mundial. La
tercera de las tendencias que señalamos es la agudización de la lucha de clases y
en general la reactivación creciente de los movimientos populares de resistencia al
imperialismo en todo el mundo.
3) El capitalismo mundial está bajo el impacto de la crisis que se inició en el sistema
financiero de los Estados Unidos en 2008. Para resistir esta nueva crisis cíclica, el
sistema recurre a políticas de corte neoliberal que descargan sobre los pueblos
trabajadores el peso de una situación que es responsabilidad de la clase
explotadora. Mientras algunas grandes corporaciones ya han vuelto a percibir
ganancias exorbitantes, los pueblos trabajadores del mundo son cada vez más
golpeados por políticas de reducción del gasto público en general, recorte de la
seguridad social y precarización de las condiciones de trabajo. En Europa, estas
políticas han traído graves perjuicios a la clase obrera y trabajadora, y han desatado
protestas en países como Grecia, Portugal, Irlanda, Francia o España, lo que
muestra la agudización en curso de la lucha de clases. En los Estados Unidos,
persiste también el deterioro de las condiciones de trabajo y de vida de buena parte
de la población, y los índices reales de desempleo y pobreza se mantienen cerca de
sus valores máximos históricos: unos 30 millones de personas continúan sin
encontrar trabajo regular en ese país, y casi 45 millones de personas viven en
niveles de pobreza.
4) La actual crisis del sistema, por profunda que sea, no significa el derrumbe por sí
solo del capitalismo. Pero sí es una coyuntura que presenta condiciones favorables

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para un ascenso en las luchas de la clase obrera y los pueblos del mundo hacia la
derrota y superación de este sistema explotador. Este momento es por tanto crucial
para un avance cualitativo en la organización, unidad y capacidad de movilización del
movimiento obrero y popular en todo el mundo. Los partidos comunistas, así como
todas las fuerzas revolucionarias anticapitalistas, antimperialistas y de liberación
nacional y social, tenemos el desafío de convertir la presente crisis en un momento
de auge revolucionario, para el definitivo quiebre de la hegemonía del capital en el
mundo.
5) Esta crisis ha puesto de relieve algunos fenómenos que están en desarrollo desde
hace algún tiempo. Uno de ellos es la creciente tensión entre los distintos polos
imperialistas, particularmente entre el estadounidense y el europeo, y entre éstos y
los polos emergentes o en expansión, como el ruso. Estas contradicciones inter-
imperialistas crean una situación muy fluida, que oscila desde las alianzas flexibles
entre todas estas potencias económicas para impulsar sus objetivos comunes de
dominación mundial, a las confrontaciones momentáneas entre ellos cuando pugnan
por el control de áreas o mercados de especial importancia, como ha ocurrido ya
varias veces en torno a los recursos energéticos y las posiciones geopolíticas de
Asia Central, que despiertan las ambiciones hegemónicas de Rusia, Europa y los
Estados Unidos a la vez.
6) Dentro de ese contexto surgen nuevos actores de importancia a escala mundial,
los más destacados de los cuales son los llamados países BRIC (Brasil, Rusia, India,
China), que tienen los más altos índices de crecimiento y las mejores perspectivas
económicas en el corto y mediano plazo. El principal de ellos es la República Popular
China, cuyo acelerado desarrollo ya la llevó a desplazar al Japón como la segunda
mayor economía del planeta, y su creciente poderío en todas las esferas le permite a
disputar la hegemonía económica a los Estados Unidos. Otra de las potencias
emergentes es Brasil, país que viene desarrollando una audaz política de aumento
de su influencia y presencia particularmente en el escenario latinoamericano, lo que
lleva a agudizar sus tensiones con el imperialismo estadounidense.
7) Se han producido asimismo nuevos movimientos de masas en el Medio Oriente y
el norte de África, que han agudizado la situación de volatilidad persistente desde
hace décadas en esa área de importancia neurálgica. Desde fines del año pasado
los pueblos de estos países han iniciado, uno tras otro, movimientos de masas en
reclamo de mayores libertades políticas y el fin de los regímenes dictatoriales que
habían controlado la mayoría de los países de la región. El imperialismo se está
aprovechando de esta situación para reafirmar y fortalecer su dominio en esa parte
del mundo, burlando las legítimas aspiraciones de progreso de los pueblos. Más aún,
hay indicadores que señalan que al menos algunos de estos movimientos han sido
estimulados por el propio imperialismo a través de algunas de sus agencias, dentro
de una táctica de desestabilización de una amplia región del mundo. Esto se ha
hecho especialmente evidente con los ataques a Libia y la agitación en Siria.
8) Nuestro continente sigue estando en la mira de la estrategia de dominación global
del imperialismo, particularmente del estadounidense. Así lo demuestra su renovada
y fortalecida presencia militar en algunos países de la región, como el caso de

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Colombia, sumida en su largo conflicto interno que se agudiza debido a esa
presencia militar extranjera. Las acciones abiertas y encubiertas del imperialismo y
sus aliados locales han contribuido a agravar las crecientes dificultades que
enfrentan los procesos de liberación nacional en curso, pese a lo cual continúan los
avances en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, a la vez que hay nuevos
desarrollos de las luchas populares y las fuerzas progresistas en varios otros lugares.
La progresiva articulación entre estos y otros países que se expresa en el
establecimiento y consolidación de diversos bloques de integración en los que
Venezuela viene jugando un papel protagónico, y el creciente reconocimiento a la
heroica Cuba pese a las pretensiones imperialistas, apuntan de distintas maneras y
con diferente contenido al desarrollo de un mundo multipolar y una nueva correlación
de fuerzas en la esfera internacional, todo lo cual repercute favorablemente en la
lucha por la soberanía nacional de nuestros pueblos.
9) Esto demuestra que continúa en todo el mundo la reactivación de los movimientos
democráticos, progresistas y populares, tras el severo reflujo que sufrieron en los
años 90 y principios del nuevo siglo, en el contexto de la caída de diversas
experiencias socialistas en Europa y algunos países de Asia, y la imposición por el
imperialismo de la doctrina del “fin de la historia”. Debemos mencionar con especial
satisfacción la recuperación sostenida que sigue experimentando el movimiento
comunista internacional en todos los continentes. Pese a la persistencia del
anticomunismo en diversos países, especialmente en Europa Central, se consolidan
cada vez más los partidos comunistas y obreros del mundo, y se fortalecen y
dinamizan sus diversos mecanismos de articulación. Son cada vez más frecuentes y
productivos los encuentros entre nuestros partidos hermanos y los movimientos de
liberación nacional, con respeto y reconocimiento de las distintas formas de lucha
que corresponden a las realidades concretas de cada pueblo.
10) Motivo de especial preocupación para quienes luchamos por un futuro mejor, son
las amenazas a la preservación de la vida misma en el planeta, como resultado de la
acción destructora de la naturaleza por el sistema capitalista. El deterioro de
ecosistemas, el cambio climático y la extinción de especies animales y vegetales,
son consecuencias de un modelo de desarrollo depredador e irresponsable, que
antepone los intereses económicos de las minorías al bienestar y hasta la
supervivencia de la humanidad como conjunto; esta es otra poderosa razón para
continuar y profundizar nuestra lucha por la superación del capitalismo.

II.- CARACTERIZACIÓN DEL ACTUAL PROCESO POLÍTICO VENEZOLANO


11) El PCV ha sostenido y ratificado numerosas veces desde nuestros XI y XII
Congreso (2002 y 2006), la caracterización del proceso de cambios liderado por el
Presidente Chávez, como “...Revolución Bolivariana (...) antiimperialista, de
liberación nacional, y que abre perspectivas hacia el socialismo...”; esto es, como la
fase inicial de realización concreta del proceso revolucionario que describimos y
prefiguramos en nuestro Programa (1980). Sin embargo, tras doce años de gobierno
se hace necesario volver a tal caracterización para reevaluarla a la luz de las

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experiencias que hemos acumulado en esta etapa, y especialmente al confrontarla
con la realidad actual del proceso iniciado en 1999. A fin de organizar esa revisión,
hemos identificado en la caracterización antes citada dos núcleos conceptuales, que
deben ser objeto de un profundo ejercicio de definición y cuestionamiento, crítico y
autocrítico: a) “revolución de liberación nacional”, y b) “perspectiva socialista”.
a.- Revolución de liberación nacional
12) La consideración de este primer núcleo conceptual conduce a plantearnos
preguntas tales como: ¿qué es para la ciencia marxista-leninista una revolución de
liberación nacional?, ¿es el actual proceso venezolano efectivamente una revolución
de liberación nacional?, ¿en qué medida se ha cumplido la liberación nacional en
Venezuela? Se nos plantea la tarea de revisar los indicadores específicos de avance
de la liberación nacional y contrastarlos con la realidad, las tendencias en curso y la
orientación objetiva de los planes y ejecutorias gubernamentales.
13) Una revolución de liberación nacional implica un proceso de ruptura de la
dominación de los grandes poderes imperialistas sobre los países coloniales, semi-
coloniales y dependientes en general; esta ruptura conlleva, entre otras conquistas,
el rescate y fortalecimiento de la soberanía nacional, el establecimiento de un Estado
nacional eficiente de carácter democrático-popular revolucionario, el desarrollo
económico independiente, la industrialización con progresivo desarrollo científico-
tecnológico autónomo y productividad creciente, el logro de la soberanía
agroalimentaria, y el establecimiento de las bases para el desarrollo pleno de la
identidad nacional.
14) Indiscutiblemente, a lo largo de estos doce años se han producido en Venezuela
cambios de importancia en varios de los aspectos mencionados. Ha habido, por
ejemplo, un esfuerzo intenso, sostenido y razonablemente exitoso para modificar el
patrón de distribución de la renta petrolera nacional, especialmente a través de las
diversas Misiones sociales, lo que queda en evidencia en la evolución favorable de
indicadores de desigualdad social tales como el “Índice Gini”. También se han
impulsado políticas, proyectos y planes con el objetivo de establecer mecanismos
que viabilicen un modelo de “democracia participativa y protagónica”, aunque con
resultados aún insatisfactorios. Igualmente constatamos importantes cambios en
determinados aspectos de la subjetividad colectiva, produciendo avances en la
conciencia antiimperialista de amplias capas del pueblo venezolano.
15) Hemos rescatado en buena medida espacios importantes de nuestra soberanía
nacional que habían estado mediatizados o completamente controlados por los
intereses de los grandes poderes imperialistas mundiales. Un ejemplo primordial es
el rescate, todavía en proceso, de la industria petrolera nacional y de nuestra
capacidad autónoma de decisión política en materia de hidrocarburos y energía en
general. Nunca debemos olvidar que en la última década del siglo XX hubo, por parte
del imperialismo y sus aliados locales, un intento sostenido y coherente de
desmembrar, debilitar y finalmente desnacionalizar la corporación PDVSA, intento
que sólo fue derrotado y revertido a partir del triunfo sobre el paro-sabotaje petrolero
de 2002-2003. De no haber contado con un gobierno dispuesto a defender

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consecuentemente los intereses nacionales, Venezuela habría perdido ya hace años
todo control sobre su principal industria, y retrocedido aún más en la ruta hacia la
plena liberación nacional. Ese acto de reivindicación de los más fundamentales
intereses de la patria es un paso imprescindible en el camino de la liberación
nacional.
16) Se han logrado debilitar algunos de los monopolios privados y fortalecer la
presencia del Estado en los sectores financiero, producción y distribución de
alimentos, generación y distribución eléctrica e industrias básicas. Especial mención
merecen la recuperación del papel regulador del Estado sobre el espectro
radioeléctrico, el fortalecimiento de los medios audiovisuales alternativos y el avance
en cuanto a las telecomunicaciones en general, materia en la que destaca el
establecimiento de presencia soberana en el espacio ultraterrestre a través del
Satélite Simón Bolívar.
17) Asimismo, como producto de las orientaciones patrióticas y progresistas del
Presidente Chávez, la soberanía venezolana ha experimentado también importantes
avances en materia de política exterior. Ha sido un propósito permanente de este
gobierno promover la formación y fortalecimiento de foros y espacios de integración
internacional alternativos a los tradicionalmente controlados por los intereses
imperialistas, así como fomentar acuerdos en diversas áreas y contactos
diplomáticos con los más diversos países (Cuba, Rusia, Bielorrusia China, Irán,
Brasil, entre otros), en procura de los intereses nacionales y sin obedecer a los
dictados de los centros mundiales de poder.
18) Como definió el camarada Lenin, “El imperialismo es el capitalismo en la fase de
desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital
financiero, ha adquirido una importancia de primer orden la exportación de capital, ha
empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el
reparto de todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes”
(El imperialismo, fase superior del capitalismo). En un mundo dominado por el
imperialismo y sus corporaciones transnacionales, la lucha por la liberación nacional
no puede concebirse al margen de un proceso de resistencia y acumulación de
fuerzas de carácter continental y mundial. De allí la importancia de esta política
internacional que ha impulsado la formación de nuevas alianzas y escenarios que
fortalecen la multipolaridad a nivel continental y global, en función de la definitiva
ruptura de la dependencia y la subordinación de la nación frente a los dictados del
imperialismo, en particular el estadounidense.
19) Destacan en este sentido, tanto la histórica derrota sufrida por el imperialismo
estadounidense en su pretensión de imponer el ALCA, como las alianzas políticas,
económicas, culturales y militares, sobre la base de principios de solidaridad, ayuda
mutua y equidad, que viene impulsando y desarrollando el gobierno nacional,
especialmente en Latinoamérica y el Caribe, dentro del marco de esfuerzos como
ALBA, PetroCaribe, Banco del Sur o Banco del ALBA, entre otras iniciativas dirigidas
a construir integración latinoamericana con soberanía. También merecen ser
mencionados el destacado papel jugado por el gobierno nacional en el nacimiento de
la UNASUR, y su decisión, aún no materializada, de incorporarse a MERCOSUR,

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hecho positivo pese a las limitaciones inherentes a este mecanismo de integración
comercial dominado por capitales brasileros. Acerca de ALBA, que es el más
avanzado de estos esfuerzos en cuanto a su concepción y sus objetivos estratégicos,
debemos llamar la atención sobre el hecho de que esta experiencia, así como la
mayoría de sus instrumentos derivados, dependen en una alta proporción de los
recursos que aporta el gobierno venezolano, lo que los hace vulnerables puesto que
nuestra propia economía sigue estando atada a la exportación de crudo a los
mercados internacionales.
20) Son también notables los esfuerzos del gobierno en cuanto a equipamiento y
reorganización de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Rota la
dependencia material y tecnológica frente al imperialismo estadounidense en que se
encontraba nuestra FANB, y diversificadas las fuentes de nuevos equipos y
suministros militares, nuestros cuerpos de defensa nacional están hoy en mayor
sintonía con lo que deben ser las fuerzas militares de una nación verdaderamente
soberana. Valoramos también que se hayan interrumpido las influencias que ejercían
las Fuerzas Armadas de los EE.UU. sobre nuestra FANB a través de diversos
mecanismos como el envío de oficiales venezolanos a escuelas y delegaciones en
los Estados Unidos, o la presencia de asesores y agregados militares
estadounidenses en nuestro país. Asimismo, hay que subrayar los avances hacia la
formulación de una nueva doctrina militar integral que hace énfasis precisamente en
la defensa de la soberanía y redefine las relaciones tradicionales entre la FANB y el
pueblo dentro de un marco de lucha por la liberación nacional y ante posibles
confrontaciones con el imperialismo, nueva doctrina que no ha sido completamente
asumida por la totalidad de los integrantes de la FANB.
21) En cuanto a la estructura político-jurídica, se han producido cambios a partir de la
aprobación de la Constitución Bolivariana en 1999, tales como la introducción,
producto del acumulado de luchas del pueblo venezolano, del avanzado concepto de
“democracia participativa y protagónica”, y su posterior desarrollo a través de la
creación de ciertos mecanismos de participación popular y de un cuerpo de leyes
que les dan forma, aunque a partir de una concepción restringida y tutelada del
Poder Popular. Asimismo, se establecieron y reivindicaron avanzados derechos
civiles, humanos y políticos para las mujeres, los pueblos indígenas, adultos
mayores, niñas, niños y adolescentes.
22) Pasemos ahora a evaluar la dimensión de estos cambios y sus perspectivas de
desarrollo futuro. En materia económica, constatamos que sigue vigente, y en
algunos sentidos hasta se está fortaleciendo, el modelo de capitalismo dependiente,
rentista e improductivo que dominó en nuestro país durante la mayor parte del siglo
XX. No hemos logrado avances en la diversificación de la economía,
fundamentalmente petrolera, lo que nos obliga a seguir siendo un país
monoproductor, multiimportador y con una alta dependencia tecnológica. Hoy
dependemos más que antes de la renta petrolera y de la compra en el exterior de
buena parte de lo que consumimos, incluyendo una porción significativa de nuestros
alimentos. De hecho, desde el primer triunfo electoral del Presidente Chávez, el valor
de nuestras exportaciones petroleras ha crecido un 250% y el de nuestras

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importaciones casi 200%, mientras que el de nuestras exportaciones no petroleras se
ha reducido cerca de 15%.
23) Las diversas iniciativas colectivas emprendidas por el gobierno, tales como los
“Saraos” y “Saraítos”, “Núcleos de Desarrollo Endógeno”, “Fundos Zamoranos” y las
llamadas “Empresas de Producción Social”, han sido, al menos hasta ahora, muy
poco exitosas, como también lo han sido la mayoría de las numerosas cooperativas
constituidas en el marco de las Misiones “Vuelvan Caras” y “Che Guevara”, y muchas
de las pequeñas y medianas industrias que el gobierno ha apoyado. Y una nación
que no produce lo que come, o sea, que no ha logrado asegurar su soberanía
agroalimentaria, no es verdaderamente dueña de su destino. Sin embargo, la
reciente implementación de la Misión “Agro Venezuela” abre una perspectiva para el
desarrollo de la producción agraria nacional, ya que incorpora a los verdaderos
hombres y mujeres del campo en condiciones que podrían resultar favorables.
24) Continuamos teniendo asimismo un severo déficit en cuanto al aparato
institucional del Estado, no sólo en términos de su capacidad de proveer, con niveles
razonables de eficiencia y calidad, los servicios a que está constitucionalmente
obligado, sino incluso en términos de sus propios procesos internos de organización,
planificación, administración y contraloría. El Estado venezolano sigue siendo
altamente ineficiente, con graves niveles de desorden e improvisación, sin
procedimientos claros y estables, sin planificación eficaz. En algunas áreas
específicas, como la administración tributaria, servicios médicos preventivos y
masificación de la educación, se está avanzando, pero en otros casos hemos
retrocedido, como en materia de planificación y coordinación y en prestación de
algunos servicios públicos básicos. El desorden generalizado en las instituciones del
Estado contribuye a crear condiciones favorables para la intensificación del
fenómeno de la corrupción administrativa, que sigue siendo un elemento habitual en
la vida de la república, con grave perjuicio para el bienestar colectivo y para el
avance hacia la liberación nacional.
25) En general, la estructura orgánico-funcional del Estado sigue estando
fundamentalmente orientada a responder a los intereses de la burguesía comercial
importadora, cuya relación e intervención no sólo impacta tremendamente todos los
ámbitos y niveles del aparato institucional, sino que tiene en éste la principal fuente
de sus ingresos y acumulación de capitales, asociada a la corrupción y la cultura
política clientelar.
26) Lo que ha ocurrido, esencialmente, es que la burguesía asociada y subordinada
a los monopolios imperialistas, especialmente estadounidenses, agrupada en
Fedecámaras, Venamcham, Consecomercio y Conindustria, que ejercía el dominio
del Estado y parasitaba de la renta petrolera, a través de los múltiples mecanismos
creados por el régimen político “puntofijista”, ha sido desplazada del control estatal,
pero en general no por las clases y capas realmente interesadas en un cambio
revolucionario. Son otros segmentos de la burguesía, y fundamentalmente de la
pequeña burguesía, asociados a ciertos grupos e individualidades civiles y militares,
quienes, pese a la resistencia de factores progresistas y revolucionarios, ahora
determinan la tendencia dominante en la dirección del Estado, no para transformarlo

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y crear un Estado Democrático-Popular Revolucionario, sino para administrar la renta
petrolera bajo monopolio estatal, introduciendo reformas sociales y políticas, pero
preservando el modelo económico rentista tradicional y el tipo de Estado burgués
que corresponde a tal modelo, altamente burocratizado, elitesco, ineficiente,
corrupto, populista y asistencialista. Como prueba de ello, la participación privada en
el Producto Interno Bruto del país ha aumentado desde 64% en 1999 a casi 67% en
2010, lo que indica que los principales beneficiarios de la gestión del actual gobierno
han sido la burguesía, o al menos ciertos sectores de ella, y la pequeña burguesía.
27) En síntesis, los cambios ocurridos en estos años son resultado, en gran medida,
de una práctica social-reformista de tendencia patriótica y progresista, que debe ser
superada mediante una nueva correlación de fuerzas populares y revolucionarias
liderada por la clase obrera y trabajadora en general, a fin de garantizar la
consolidación y profundización de la liberación nacional y crear condiciones para
avanzar efectivamente en la perspectiva socialista.
b.- Perspectiva socialista
28) Estamos obligados a definir con precisión en qué consiste el socialismo, cuáles
son los rasgos que debería tener un proceso de perspectiva socialista, y si el actual
gobierno ha dado hasta ahora señales concretas y objetivas de que efectivamente se
orienta en esa dirección.
29) Constatamos que algunos de los actores fundamentales del gobierno nacional,
con el Presidente Chávez a la cabeza, han emitido fuertes y reiteradas señales de
que están honestamente convencidos de estar construyendo el socialismo; sin
embargo, a lo largo de estos años no se han producido suficientes realizaciones
concretas que indiquen que se está efectivamente avanzando hacia esa perspectiva.
30) En los documentos emanados del Taller Nacional Ideológico que realizamos en
febrero de 2008 para tratar precisamente este asunto, ya advertíamos del desarrollo
de tendencias contrarias a la perspectiva socialista en el propio seno del gobierno y
de las fuerzas que lo apoyan, y señalábamos que: “a) en lo económico, el socialismo
es transformación profunda del sistema económico para implantar la propiedad social
de los medios fundamentales de producción, y el gobierno bolivariano ha logrado
pocos avances en este sentido, y en general, sin el protagonismo de la clase obrera
organizada; b) en lo político, el socialismo implica la aparición y desarrollo progresivo
de formas colectivas de poder y dirección, y el gobierno bolivariano no ha logrado
avances sustanciales hacia la abolición de las formas de gobierno presidencialistas
tradicionales.”
31) Tres años más tarde, se puede constatar que seguimos sin avances de
importancia hacia esas dos metas que allí enunciábamos. Se han producido
estatizaciones de empresas por la vía de la adquisición o la expropiación con
indemnización, y se han rescatado tierras que estaban en condición de latifundios;
nuestro Partido apoya esas iniciativas como avances frente a la propiedad privada
monopólica sobre los medios de producción, pero advierte que estas decisiones no
alteran de manera significativa el orden económico dominante. Además, como ya
señalábamos en 2008, esas estatizaciones han continuado haciéndose

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generalmente por un método burocrático y administrativo, sin el protagonismo de las
y los trabajadores organizados, lo que las debilita como experiencias revolucionarias
en ruta hacia la perspectiva socialista, puesto que las priva de la direccionalidad
estratégica y el contenido clasista que sólo el control efectivo de la clase trabajadora
podría darles, y priva asimismo a la propia clase de las experiencias y aprendizajes
que obtendría en el curso de la lucha contra la clase capitalista.
32) Esto también ha ocurrido en las nuevas empresas creadas por el gobierno: la
participación de las y los trabajadores en la organización, gestión, administración,
planificación y control ha sido nula o muy limitada. Sin la participación protagónica de
las y los trabajadores organizados, el desarrollo de estas empresas de propiedad
estatal apunta hacia un nuevo ciclo de “capitalismo de Estado”, y no hacia el
advenimiento de la perspectiva socialista. No obstante, en Guayana hay en curso
algunas experiencias de participación de las y los trabajadores que deben ser
evaluadas con mayor cuidado; las y los comunistas saludamos y acompañamos
estas experiencias, que pueden constituir embriones de un futuro control obrero si se
fortalecen y desarrollan adecuadamente.
33) Asimismo, ha faltado en esos esfuerzos, y en general en toda la gestión
gubernamental, un componente fundamental de lo que debe ser la estructura
económica socialista: la planificación central participativa. Este es precisamente uno
de los rasgos distintivos del modo de producción socialista y una de sus
características que lo hacen objetivamente superior al capitalismo, pues en este
último se imponen los intereses y conveniencias propias de cada empresa individual,
no las del conjunto social, y esto conduce a un uso menos racional y eficiente de los
recursos y las capacidades productivas de la sociedad. El socialismo, en cambio,
ordena y planifica la economía teniendo en cuenta el conjunto social, administrando y
reorganizando las fuerzas productivas racionalmente y con visión de futuro, según lo
demanden la satisfacción de las necesidades del colectivo y la sustentabilidad social
y ambiental.
34) Y en cuanto a los aspectos político-institucionales, continúa sin haber avances de
importancia hacia la abolición de la institucionalidad burguesa en general que sigue
caracterizando al Estado venezolano. No hay progreso hacia el establecimiento de
instancias de dirección colectiva, ni hay expresiones concretas de que esté en
marcha un proceso de desmantelamiento de los fundamentos del Estado burgués,
para sustituirlo por uno Democrático-Popular Revolucionario de transición al
socialismo. Debe observarse que en los últimos años, por el contrario, ha ocurrido un
fortalecimiento del presidencialismo, lo que pudiera conducir a una crisis en la
gestión de gobierno, al concentrarse en la Presidencia de la República las
respuestas fundamentales a las demandas sociales.
35) Hay además graves dificultades emanadas del hecho de que entre los actores y
figuras gubernamentales que parecen interesadas en avanzar hacia el socialismo,
predomina una heterogénea mezcla de concepciones idealistas y pequeño-
burguesas acerca de la nueva sociedad y las vías para avanzar hacia su
construcción. Al no haber en los altos niveles de conducción política una concepción
científica del socialismo, coherente y sólidamente fundamentada en los principios del

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materialismo histórico, el proceso de cambios carece de claridad en las definiciones
claves para apalancar su avance en la dirección correcta. Y desde luego, la
confusión reinante al respecto sirve magníficamente a los intereses de quienes,
dentro y fuera del gobierno, no desean sinceramente la construcción del socialismo.
36) La brecha entre el discurso “socialista” (subjetividad) de algunos actores
gubernamentales y la práctica concreta del gobierno (objetividad) es ya inocultable, y
la tensión que genera esa brecha creciente está alcanzando un punto crítico.
Entiéndase bien, no estamos reclamando que Venezuela no esté todavía en
transición al socialismo; antes por el contrario, siempre hemos advertido contra las
pretensiones voluntaristas de “decretar” el socialismo. Es necesario tener claro que la
caracterización del socialismo que sirvió de base para nuestro documento del Taller
de 2008, aunque es esencialmente correcta, corresponde a otra fase del proceso
histórico venezolano que todavía no hemos alcanzado. Lo que queremos señalar es
que, tras varios años de insistentes discursos y reiterados “proyectos socialistas”,
todavía no hay avances concretos que indiquen que efectivamente nos dirigimos
hacia esa perspectiva estratégica. Por el contrario, son cada vez más notorias las
pretensiones de “construir socialismo” sobre la base de valores y procedimientos que
son propios del capitalismo.
37) Esta brecha creciente tiene una explicación histórica concreta: por un lado, el
sujeto social que hasta ahora ha dirigido el proceso, corresponde a un perfil clasista
de sectores medios y pequeña burguesía, no de clase obrera, que es el verdadero
sujeto social históricamente llamado a construir el socialismo; y por otro, la propia
clase obrera y el pueblo trabajador de la ciudad y el campo en general, no han
alcanzado todavía en nuestro país el nivel necesario de conciencia, organización,
claridad programática y movilización que le permitiría imponer su hegemonía de
clase y forzar el rumbo de los acontecimientos en la dirección correcta. Ello obliga a
las fuerzas revolucionarias en general, y especialmente al PCV, a plantearse si es
científicamente sostenible la afirmación de que el actual proceso político venezolano
es un proceso con “perspectiva socialista”.
c.- Conclusión
38) Por todo lo anterior, formulamos una re-caracterización del proceso en curso en
nuestro país, producto de la reevaluación permanente que hace nuestro Partido de
todas sus afirmaciones y propuestas a la luz de la experiencia concreta, por medio
de nuestros mecanismos orgánicos de discusión y elaboración colectiva, y gracias al
uso de las herramientas de análisis que nos proporciona la ciencia marxista-leninista.
Es desde esta perspectiva que asumimos la siguiente caracterización del proceso
actual, que recoge nuestras más recientes conclusiones:
39) Desde 1999, nuestro pueblo protagoniza una nueva fase de su larga lucha
revolucionaria antiimperialista en el contexto de la transición histórica mundial del
capitalismo al socialismo. Esta fase está caracterizada por la existencia de: a) un
gobierno democrático, progresista, de orientación patriótica, antioligárquica y
antimonopólica, inscrito en un proceso de liberación nacional que se desarrolla pese
a grandes dificultades, que promueve una distribución más equitativa de la riqueza, y

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que avanza en la ruptura de la dominación imperialista que todavía atenaza a
nuestro país; b) condiciones propicias para abrir cauces a la perspectiva socialista en
dependencia de que construyamos una nueva correlación de fuerzas favorable a la
clase obrera y al pueblo trabajador en general.

III.- LOS INSTRUMENTOS POLÍTICOS DEL PROCESO. LA CORRELACIÓN DE


FUERZAS
a.- El Frente Amplio Nacional Patriótico
40) Partiendo de la re-caracterización que hacemos del actual proceso, reafirmamos,
con nuevas precisiones, la política de amplia alianza de fuerzas antiimperialistas y de
los correspondientes instrumentos, que hemos venido sosteniendo, de una u otra
manera, desde hace décadas (“Junta Patriótica” en los años 50, “Frente de
Liberación Nacional” en los años 60, “Amplia Conjunción de Fuerzas Populares y
Democráticas” en los años 80, etc.), y que hemos reformulado en años recientes
como “Frente Amplio Nacional-Patriótico” (FANP).
41) Concretamente, como correlato de algunas de las conclusiones a que hemos
llegado en cuanto al carácter y desarrollo del proceso de liberación nacional en la
Venezuela actual, reasumimos la definición vigente de ese FANP, precisando la
identificación de sus componentes, así como sus posibles limitaciones y diversos
niveles de compromiso inherentes; nuestro XII Congreso (2006) definió al FANP
como un “...frente social y político (...) integrado por la clase obrera y demás
trabajadores, los campesinos sin tierra y los pequeños propietarios del campo, los
pueblos indígenas, las capas medias urbanas y rurales, los grupos sociales más
excluidos y depauperados, la pequeña burguesía, la burguesía no monopólica y no
asociada a los intereses imperialistas, así como los diversos movimientos,
organizaciones y partidos que sean expresión de estos sectores y clases.”
42) Esos sectores sociales, y particularmente la clase obrera y el pueblo trabajador
en general, son las fuerzas que objetivamente necesitan la consolidación y
profundización del proceso de liberación nacional. Este conjunto social de
componentes heterogéneos está llamado a constituir el FANP, para que se adelanten
efectivamente los cambios que nos permitan terminar de resolver la contradicción
principal entre los intereses de la nación y los del imperialismo.
b.- La burguesía y sus diversas fracciones en el FANP
43) En la Venezuela actual ciertamente identificamos a una burguesía nacional no
monopólica y no asociada ni dependiente del capital imperialista, cuyos intereses
objetivos son compatibles con el incipiente proceso de liberación nacional que se
lleva a cabo en el país, y que se aproxima al perfil con que históricamente la hemos
caracterizado: interesada en el desarrollo de una comunidad nacional independiente
y soberana, ganada para la formación de una economía productiva y diversificada y
para el desarrollo de los mercados internos del país; que puede ser motivada a
contribuir con el establecimiento de industrias productivas y eficientes en nuestra
nación; y que pudiera, por tanto, estar interesada en la derrota del dominio del

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imperialismo, ante la amenaza de ser devorada por éste. Nos referimos a
inversionistas de capitales nacionales no monopólicos, dedicados a actividades
productivas y de algunos servicios básicos.
44) Pero tal fracción de la burguesía, hasta ahora, no incide de manera determinante
en la realidad económica y social del país. De hecho, la mayoría de los escasos y no
siempre exitosos desarrollos productivos de alguna envergadura que han ocurrido en
años recientes, han correspondido a iniciativas del propio gobierno y no de esa poco
pujante fracción burguesa. Y además, esa burguesía no ha demostrado en general,
hasta los momentos, tener un compromiso cierto y consecuente con los intereses
nacionales, más allá de si expresa simpatías con el actual proceso de cambios, se
identifica con la oposición, o se abstiene de definir posición en la presente
polarización política.
45) Por otra parte, existen fracciones burguesas y pequeño-burguesas
improductivas, que se aprovechan de la renta administrada por el Estado
venezolano, cuyos intereses fundamentales están asociados a actividades tales
como el comercio importador, los servicios financieros, los negocios con instituciones
públicas y los servicios no esenciales. Estos sectores burgueses no productivos, que
proliferan en torno al Estado, son consustanciales con el modelo rentista que sigue
dominando nuestra realidad, y no surgieron con el advenimiento del actual gobierno,
aunque lejos de extinguirse en el curso de este proceso, parecen fortalecerse con
nuevos actores ligados a individualidades y grupos que han ejercido o ejercen
funciones dirigentes en el Estado venezolano, en áreas claves de la administración
pública y en institutos, entes y empresas estatales. Tales fracciones burguesas, aun
relacionadas estrechamente con individualidades y sectores del gobierno nacional,
no están interesadas en el desarrollo económico soberano del país. Por ejemplo, los
intereses de la burguesía importadora están obviamente reñidos con el propósito de
alcanzar la soberanía agro-alimentaria o una abundante producción de bienes a
partir del desarrollo de industrias nacionales que procesen en el país nuestras
materias primas. Estas fracciones burguesas son incongruentes con cualquier
proyecto de desarrollo nacional y por tanto, no podrán formar parte ni estar
representadas en el FANP.
46) Mención particular merecen los “nuevos ricos parasitarios”, que no encajan en la
categoría de burguesía propiamente dicha, pero que constituyen una capa social que
se aprovecha aún más descaradamente del Estado rentista, a partir de la corrupción
administrativa como mecanismo de acumulación de riquezas. Esta capa la forman
individuos o grupos, mayoritariamente pertenecientes a sectores de capas medias y
pequeño-burgueses, que ostentan cargos de dirección en empresas y organismos
del Estado e instancias de diversa importancia de la administración pública, o que
están estrechamente relacionados con quienes ejercen tales cargos dirigentes.
Tampoco esta capa social parasitaria ha surgido con la fase actual del proceso
histórico nacional, sino que es inherente al modelo rentista petrolero venezolano.
Pero, al igual que la anterior, no sólo sobrevive, sino que en general luce fortalecida
en el actual período con nuevos actores, que ejercen una creciente influencia en la
dirección de determinadas instancias gubernamentales.

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47) Este segmento social de naturaleza rapaz, aprovechadora y parasitaria, que lucra
de la riqueza producida por la clase trabajadora y administrada por otros (burguesía
nacional, Estado venezolano), no presta ningún beneficio a la sociedad. Algunos
individuos de esta capa social inician negocios aparentemente legítimos, aunque
surgidos mediante la desviación de recursos públicos, operaciones fraudulentas,
jugosas comisiones por asignación de contratos y apropiación indebida de patrimonio
público. Estos sectores últimamente ganan fuerza económica y hasta política,
enmascarados con éxito en un ropaje y lenguaje supuestamente revolucionarios, en
medio de un ambiente político dominado por la prepotencia pequeño-burguesa, la
falta de control en la gestión pública y la cultura del no trabajo y la riqueza fácil. Son
esencialmente reaccionarios y contrarrevolucionarios, independientemente de las
poses que adopten. No tienen cabida en el FANP y es tarea verdaderamente
revolucionaria identificarlos y combatirlos.
c.- La clase obrera, las y los trabajadores y el campesinado
48) Partimos de la constatación de que hay avances en la subjetividad colectiva
especialmente en cuanto a la conciencia antiimperialista y a la demanda de
democracia participativa; esto crea condiciones que permiten avanzar hacia objetivos
estratégicos mayores. Pese a ello, por el momento la correlación de fuerzas en el
panorama nacional general continúa siendo desfavorable para las fuerzas histórica y
objetivamente más comprometidas con la perspectiva del socialismo científico. Los
principales factores que inciden en este cuadro de clases continúan siendo el escaso
desarrollo ideo-político y la debilidad organizativa de la clase trabajadora, lo que
contribuye a mantener su dispersión y desunión. Tenemos que reconocer que este
estado de cosas se debe en buena medida a la insuficiente influencia de nuestro
Partido en el seno del movimiento obrero y sindical.
49) La historia confirma una y otra vez la justeza del postulado científico que
identifica a la clase obrera como la fuerza motriz de vanguardia en torno a la cual
debe construirse la alianza de clases necesaria para avanzar por la senda del
socialismo. Las razones son claras: dada la posición que ocupan en el proceso
productivo, las y los obreros no sólo son los más interesados en llevar las tareas
revolucionarias hasta sus últimas consecuencias, sino que son además quienes
están en las mejores condiciones objetivas para impulsar desde el propio corazón de
la economía la transición hacia las nuevas relaciones de producción.
50) La clase obrera venezolana todavía tiene que fortalecerse, organizarse,
unificarse y avanzar más en el desarrollo de su conciencia clasista, para estar en
condiciones de colocarse al frente de la revolución y conducir al resto del pueblo en
la lucha por construir el socialismo. Mientras esta clase no esté en condiciones de
jugar su papel dirigente, el socialismo será sólo una aspiración noble pero irrealizable
o una figura retórica en los discursos y consignas. Corresponde al PCV, junto al resto
de las fuerzas revolucionarias y progresistas más consecuentes y más genuinamente
comprometidas con la perspectiva de la transformación profunda de la sociedad, la
tarea de unir al máximo el movimiento de los trabajadores y consustanciarlo con la
conciencia socialista.

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51) Un grave obstáculo en el desarrollo de estos esfuerzos es la concepción
anticientífica y pequeño-burguesa, ampliamente aceptada y difundida por muchos de
los actores políticos fundamentales del actual proceso, que pretende sustituir a la
clase trabajadora organizada como fuerza motriz fundamental de la revolución social
por otras categorías tales como “el pueblo”, “la comunidad” o “las multitudes”. El
problema con estas categorías es que son genéricas y abstractas, no históricamente
concretas, y carecen por lo tanto de contenido clasista específico. Hablar de “las
multitudes”, por ejemplo, es escamotear o al menos deformar la lucha de clases, que
ocurre no entre los muchos y los pocos, sino entre los explotados y los explotadores,
independientemente de sus respectivas fuerzas numéricas.
52) En la década de los 80, como efecto del neoliberalismo, se inició una tendencia
hacia la desindustrialización del país. Esta tendencia fue detenida a partir del año
1999 cuando el nuevo gobierno rompió con la política neoliberal, pero diversos
factores internos y externos han impedido el éxito del proceso de industrialización
nacional. Si bien es cierto que la debilidad del tejido productivo ha provocado un
decrecimiento numérico relativo del proletariado industrial (por ejemplo, el número de
trabajadoras y trabajadores ocupados en la industria manufacturera se ha reducido
más de 20% desde 1990), esto no significa un decrecimiento de la clase obrera como
un todo, puesto que ha habido un aumento de la fuerza de trabajo ocupada en otros
sectores.
53) Somos testigos a menudo de decisiones, acciones y omisiones gubernamentales
que, en correspondencia con el carácter de clase de los sectores que dirigen el
proceso, no sólo no ayudan a fomentar y estimular la conciencia, los niveles de
organización y la combatividad de la clase obrera, sino que, por el contrario,
conducen a su debilitamiento y a su desmovilización. Ejemplos patentes de esto
último son, entre otros: el hostigamiento, persecución y despido que han sufrido las y
los trabajadores de empresas y entes del Estado cuando han intentado ejercer su
derecho a la organización autónoma e independiente; la demora y el desgano con
que han sido atendidos los reclamos de que se avance hacia la formalización de los
Consejos Socialistas de Trabajadoras y Trabajadores como expresiones legítimas
del Poder Popular; o el haber desaprovechado, a todo lo largo del período anterior de
la Asamblea Nacional, una oportunidad excelente para aprobar una nueva y
revolucionaria Ley Orgánica del Trabajo y la Ley Especial de los Consejos Socialistas
de Trabajadoras y Trabajadores.
54) Una manifestación de la debilidad de la clase son las dificultades encontradas en
el proceso de consolidación y fortalecimiento de la Unión Nacional de Trabajadores y
Trabajadoras (UNETE), obstaculizada de diversas maneras desde su fundación, y
que en los últimos tiempos, cuando está en pleno relanzamiento como central
sindical unitaria identificada con el proceso de cambios desde posiciones de
independencia de clase, vuelve a ser amenazada, esta vez por la aparición de
nuevos intentos fraccionalistas y la pretensión de imponer un sindicalismo de tipo
oficialista.
55) Con la promulgación de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario en el 2001,
comienza un proceso de agrupamiento de corrientes sociales y políticas campesinas

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en la Coordinadora Agraria Nacional “Ezequiel Zamora” (CANEZ), cuyo papel
protagónico en movilizaciones regionales y nacionales permitió aglutinar a
campesinos y campesinas en la lucha contra el latifundio, logrando importantes
avances en la toma de la tierra. Este proceso adquirió mayor relevancia no por las
decisiones administrativas del Estado, sino por la acción de las masas en un marco
de debilidad orgánica del movimiento campesino y de ausencia de planes específicos
de defensa, lo que provocó una contraofensiva de los terratenientes con el uso de
sicarios y paramilitares, con un saldo de más de 250 dirigentes campesinos
asesinados, sin que haya respuestas por organismos de seguridad, Fiscalía y
tribunales.
56) A partir de la creación por el gobierno nacional de “Fundos Zamoranos”, “Núcleos
de Desarrollo Endógeno” y “Saraos”, entre otros, viene conformándose una base
organizativa campesina que incluye a pequeños propietarios y trabajadores del
campo en organizaciones como CANEZ, Frente Campesino “Ezequiel Zamora”, y
Frente de Campesinos y Pescadores “Simón Bolívar”, con los cuales debemos hacer
mayores esfuerzos con miras a la creación de espacios de articulación para construir
la unidad del movimiento campesino.
d.- La expresión orgánica de la alianza antiimperialista: el FANP
57) La necesidad histórica de construir un instrumento político amplio, unitario y
antiimperialista para transitar en mejores condiciones la fase nacional liberadora de
la revolución venezolana, ha sido un planteamiento programático del PCV. Ya en
tiempos del primigenio “Polo Patriótico” constituido para la campaña electoral de
1998, presentamos la propuesta de que éste trascendiera su carácter electoral y
sirviese de base para construir la expresión orgánica permanente de la alianza
antiimperialista, cuya concepción corresponde al FANP.
58) Pero no basta con identificar correctamente a las clases, fracciones de clase y
organizaciones que objetivamente están llamadas a conformar el FANP en virtud de
que sus propios intereses coinciden con los de la patria venezolana en la lucha
contra el imperialismo y por la plena liberación nacional. Se requiere además que esa
coincidencia alcance a tener expresión material organizada.
59) En nuestro XII Congreso (2006) constatamos los enormes perjuicios que la
inexistencia de ese espacio estaba causando a la fase actual del proceso de
cambios. Poco o nada se ha avanzado desde entonces, y continuamos privados de
instancias y mecanismos estables y eficaces de planificación, evaluación y control
popular revolucionario, en que las distintas fuerzas, organizaciones e incluso
individualidades que deberían formar parte del FANP, tengan voz y presencia
permanente en una estructura orgánica de dirección colectiva y unificada. Tal
carencia es, en buena medida, responsabilidad de la alta dirigencia del proceso, que
no ha sabido comprender el carácter de la actual fase histórica y de los actores e
instrumentos políticos involucrados, y ha actuado, también en esta materia, con
arrogancia, sectarismo y apresuramiento. Esto ha llevado no sólo a la inexistencia de
esa instancia de dirección colectiva y unificada que necesitamos, sino incluso al
alejamiento innecesario de factores y fuerzas que objetivamente deberían estar al

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lado de la alianza antiimperialista, pero que se han separado por no haber
encontrado un espacio orgánico para el debate y confrontación de sus opiniones y
contribuciones y para aportar a la construcción colectiva y unitaria de la línea política
del proceso.
60) Desde principios de 2011, el Presidente Chávez ha propuesto el lanzamiento del
llamado “Gran Polo Patriótico”. El PCV reitera su positiva opinión en cuanto a este
llamamiento, que es una oportunidad para corregir la situación descrita en el párrafo
anterior, e insiste, una vez más, en que este nuevo espacio debe ser una instancia
política unitaria y con dirección colectiva; dotada de una propuesta programática con
claridad en cuanto a sus objetivos de corto, mediano y largo plazo; permanente y no
coyuntural; con visión estratégica y no restringida al ámbito electoral; que estimule y
promueva la discusión política e ideológica de fondo; y, sobre todo, que se
caracterice por una dinámica interna que respete la diversidad y favorezca la
participación equitativa y democrática de todas las corrientes, organizaciones,
tendencias y factores políticos y sociales componentes de la alianza antiimperialista.
e.- El Bloque Popular Revolucionario
61) Al mismo tiempo que promovemos la formación del Frente Amplio Nacional
Patriótico, las fuerzas dentro de esa alianza que estamos más consecuentemente
comprometidas con la perspectiva del socialismo tenemos la tarea simultánea de ir
construyendo el “Bloque Popular Revolucionario” (BPR), necesariamente circunscrito
a quienes nos proponemos la completa abolición de la clase explotadora, y que por
lo tanto no puede incluir absolutamente a ninguna fracción burguesa ni a
organización alguna que exprese sus intereses.
62) Pero este proceso de conformación del BPR debe hacerse sin promover rupturas
en el Frente Amplio, sino como parte dialéctica de éste. Esto requiere habilidad
política, claridad conceptual y constancia por parte de las y los revolucionarios, pues
se trata de atender dos líneas de acción que deben avanzar simultáneamente en dos
planos organizativos diferentes: una orientada a la consolidación de la amplia
coalición antiimperialista junto a algunos elementos, sectores y fracciones de la clase
explotadora; la otra orientada al fortalecimiento, dentro de esa misma alianza, de los
elementos, fracciones y sectores que buscan avanzar más allá del antiimperialismo,
hacia la perspectiva del socialismo y la abolición total de la explotación de clase.
63) Es responsabilidad del PCV y del conjunto de las fuerzas genuinamente
comprometidas en la lucha por el socialismo científico, lograr que la clase obrera se
constituya en el eje del BPR. Debemos defender los objetivos antiimperialistas y de
liberación nacional, fortaleciendo al mismo tiempo las banderas clasistas y
socialistas. Esto requiere el fortalecimiento y desarrollo cualitativo y cuantitativo de
nuestro propio Partido y nuestros cuadros, tanto en lo organizativo como en lo
político-ideológico.
64) En consecuencia, se hace necesario para nosotros abordar con flexibilidad
dialéctica y habilidad política la construcción simultánea en dos niveles diferentes,
uno más táctico y otro más estratégico. Y en todo momento debemos tener en
cuenta que el actual proceso, más allá de sus límites, problemas y dificultades,

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constituye una ocasión extraordinaria que nos abre oportunidades y posibilidades
para avanzar. Es nuestra obligación aprovechar esta ocasión favorable al máximo
para acumular fuerzas a favor del movimiento popular y revolucionario, y eso
significa no sólo aumentar la eficiencia de nuestro trabajo dentro de las condiciones
reinantes, sino esforzarnos para que éstas se preserven y desarrollen mientras
madura y se fortalece el BPR.
f.- El Estado
65) Luego de identificar el carácter y contenido clasista del actual Estado
venezolano, queda claro que este no es, de ninguna manera, el Estado que
proponíamos y prefigurábamos en nuestro Programa de 1980. Hablábamos
entonces, y debemos volver a hacerlo, de un Estado Democrático-Popular
Revolucionario, que emergerá como resultado de una revolución protagonizada por
una amplia alianza de factores políticos, económicos y sociales, con la clase obrera
como vanguardia y fuerza principal. Lo verdaderamente relevante de esta
conceptualización es ese último elemento: la posición dirigente de las y los
trabajadores. Es esto lo que le dará al Estado Democrático-Popular Revolucionario la
direccionalidad estratégica y el contenido de clase que le es propio, que garantice la
coherencia necesaria para el avance efectivo hacia las metas históricas de la
revolución. Como decía el camarada Lenin, “Las formas de los Estados burgueses
son extraordinariamente diversas, pero su esencia es la misma: todos esos Estados
son, bajo una forma o bajo otra, en último resultado, necesariamente, una dictadura
de la burguesía. La transición del capitalismo al comunismo no puede, naturalmente,
menos que proporcionar una enorme abundancia y diversidad de formas políticas,
pero la esencia de todas ellas será, necesariamente, una: la dictadura del
proletariado” (El Estado y la Revolución).
66) La esencia del Estado burgués en nuestro país no ha sido alterada. Las
modificaciones introducidas a partir de 1999, resultan intentos de democratizar el
Estado, ensayos para corregir los vicios y excesos burocráticos de éste y mejorar sus
niveles de eficiencia, propósitos que están enmarcados en un proyecto reformista.
Esto se debe, en buena medida, a que las fuerzas motrices del proceso iniciado en
1999 corresponden a un perfil clasista de fracciones de la pequeña burguesía, en
alianza con sectores medios vinculados al funcionariado estatal incluyendo el
estamento militar, y con la intelectualidad radicalizada. Tal bloque de clases, a
menos que sea modificado bajo el influjo de un cambio en la correlación de fuerzas,
carecerá de la vocación y el empuje necesarios para avanzar mucho más, y puede
llegar a retrogradar y degenerar poniendo en peligro los avances democráticos y
progresistas de la última década.
67) Algo parecido podemos decir del intento de construir, en los años más recientes,
el llamado “Poder Popular” sobre la base exclusivamente de los Consejos
Comunales y las Comunas. Reconocemos y apoyamos esta iniciativa como un
avance en la organización popular, pero debemos criticar la conceptualización
dominante de lo que debe ser el Poder Popular, pues en la actualidad se lo reduce a
una instancia circunscrita al nivel inferior del organigrama de la república, se lo
convierte en la práctica en una nueva instancia del Estado con posibilidades muy

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restringidas de incidir en la dirección, administración y evaluación del resto del
aparato estatal, y, al subordinarlo a éste, se lo priva de su potencial genuinamente
revolucionario y de su capacidad de transformar el Estado burgués en uno
Democrático-Popular de avanzada.
68) Sobre esto ya advirtió el PCV durante el debate de la fallida Reforma
Constitucional de 2007. Decíamos en esa oportunidad que: “El Poder Popular no es
una parte del poder, no es una nueva rama ni un nuevo nivel del Poder Público. Es la
fuente fundamental de la que emana todo poder en una democracia popular
revolucionaria. La toma de decisiones a todos los niveles de los poderes del Estado
debe estar sujeta a este principio. El Poder Popular es el Poder, el contenido y el
centro del nuevo Estado Democrático Popular Revolucionario.”
69) Pero la concepción que se ha impuesto desde el gobierno, aunque dice estimular
y fomentar la participación protagónica del pueblo organizado, en la práctica somete
al llamado “Poder Popular” a las decisiones y lineamientos emanados del Ejecutivo
Nacional. Esto es el opuesto exacto de lo que deberá ocurrir en el Estado
Democrático-Popular Revolucionario que proponemos. Nada avanzamos con
denominar a los Ministerios del Ejecutivo Nacional como “del Poder Popular”, si en la
realidad el pueblo organizado carece por completo de mecanismos para incidir
efectivamente en la administración o contraloría de los entes de gobierno, y mucho
menos para dirigir el aparato de Estado como debería ser.
70) Además, se ha limitado el Poder Popular principalmente a una concepción de
carácter territorial (Comunas y Consejos Comunales) y se le ha dado poca
importancia a las formas organizativas específicamente clasistas, y por lo tanto de
mayor potencial transformador de la sociedad, como ha ocurrido en el caso de los
Consejos Socialistas de Trabajadoras y Trabajadores (CSTT), cuyo proyecto de Ley
fue preparado y presentado ante la Asamblea Nacional por el PCV en junio de 2007
sin que hasta ahora se haya iniciado su discusión. Es necesario que sigamos
avanzando también en el diseño y desarrollo de formas organizativas análogas a los
CSTT que sean expresión del Poder Popular en los sectores campesino y de pesca.
71) En suma, tenemos hoy un Estado que corresponde a los intereses y perspectivas
de esos sectores que más se benefician de él y pugnan por controlarlo
completamente, a pesar de la resistencia de quienes, desde el propio gobierno con el
Presidente Chávez a la cabeza, y desde otras esferas de la vida nacional,
continuamos empeñados en propiciar transformaciones radicales y profundas.
72) En tal sentido, existen en la Venezuela de hoy particularidades presentes en la
agudización de las contradicciones capital-trabajo y Estado burgués-clase
trabajadora, en el marco de una creciente conflictividad laboral. La clase obrera y
trabajadora en general, además de enfrentar los efectos propios de la lógica de los
capitalistas de obtener máxima ganancia al menor costo de la fuerza de trabajo, se
enfrenta también, cada vez más, a la élite pequeño-burguesa que se aferra al control
de instituciones y empresas del Estado contra la resistencia organizada de las y los
trabajadores que se empeñan por preservar derechos laborales conquistados y por
ejercer su derecho a la democracia participativa y protagónica a través de

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organizaciones independientes y autónomas, tanto en los sindicatos como en los
Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras.
73) Y algo similar ocurre también en casos en que el conflicto se plantea entre las y
los trabajadores y la patronal privada: altos funcionarios, civiles y militares,
intervienen en conflictos obrero-patronales a favor de la patronal privada, incluso de
empresas transnacionales, atropellando impunemente el derecho a la libertad
sindical y a la negociación colectiva, entre otras conquistas de la clase trabajadora.
Todo esto contribuye a profundizar el creciente descontento y frustración entre la
masa laboral venezolana, sirviendo un escenario propicio para que la reacción, de
forma oportunista, conquiste adeptos entre las filas proletarias y recupere espacios
perdidos en el ámbito político-sindical.
g.- Las fuerzas de la reacción
74) Un estudio de la correlación de fuerzas existente en la Venezuela actual no
estaría completo sin una revisión del estado y dinámica de las fuerzas de la reacción.
En primer lugar, es necesario identificar la naturaleza de clase de cada una de esas
fuerzas, distinguirlas en función de esa naturaleza de clase, y precisar las tensiones
y contradicciones que existen entre ellas.
75) Una cosa son las organizaciones, partidos y fuerzas (abiertamente políticas o de
la llamada “sociedad civil”) afiliadas a los intereses de la burguesía monopólica
tradicional venezolana, el imperialismo y sus agentes locales; y otra cosa son las
expresiones orgánicas de los sectores pequeño-burgueses, las capas medias
profesionales y los pequeños y medianos propietarios del campo y la ciudad. Las
primeras son vehículos de quienes han perdido buena parte del poder político y
económico de que disfrutaban sin obstáculos hasta 2001, en su esfuerzo por
recuperar y restaurar plenamente sus privilegios y su posición dominante. Las
segundas, en cambio, son vehículos de grupos y fracciones de clase cuyos intereses
objetivos no están en contradicción con el proyecto antiimperialista y de liberación
nacional, aunque mantengan divergencias con algunos rasgos de la conducción del
gobierno o con la propuesta socialista.
76) Con la primera categoría de fuerzas de la reacción no hay ni puede haber
conciliación posible. Pudiera haber en todo caso coexistencia en el marco de la
coyuntura política reinante; pero esta coexistencia nunca puede dar lugar a
acuerdos, compromisos o negociaciones que nieguen la lucha de clases y la aguda
confrontación de intereses irreconciliables que existe entre ellos y quienes estamos
llamados a formar parte del FANP, particularmente del Bloque Popular
Revolucionario.
77) La segunda categoría de fuerzas que hoy se encuentran en el campo de la
oposición, en cambio, incluye a sectores e individualidades que, en virtud de sus
intereses objetivos, su situación histórica concreta y su muy probable evolución
futura, deberían estar acompañando a las fuerzas que luchamos por la derrota del
imperialismo y el logro de la plena liberación nacional. Es necesario decir que estas
fuerzas están hoy enfrentadas al gobierno nacional debido, por un lado, al mal
manejo de la política de alianzas por las tendencias dominantes en el principal

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partido del proceso, y por otro, a la inconsistencia ideológica que es consustancial a
las direcciones de ciertas fuerzas antiguamente aliadas. De haber habido una mayor
comprensión del carácter de la actual etapa histórica de liberación nacional y del
contenido y perspectiva de clase de cada una de las fuerzas involucradas, no sólo se
habría evitado el innecesario rompimiento con algunos factores que nos
acompañaron en el pasado y deberían seguir haciéndolo hoy, sino que hasta se
podría haber ganado o al menos neutralizado a otros factores con los que
objetivamente no tenemos contradicciones insalvables en el marco de la actual fase
histórica.
78) Tras el arrollador triunfo en las elecciones presidenciales de 2006, comenzó un
lento pero incesante proceso de debilitamiento relativo del apoyo popular al gobierno.
El PCV ha alertado ya varias veces acerca de este hecho, y el XXXIX Pleno de
nuestro Comité Central (noviembre de 2010), en particular, identificó que hay “…un
avance de las fuerzas reaccionarias, apoyadas por el imperialismo, aprovechando
nuestras fallas y debilidades. El proceso viene sufriendo un peligroso desgaste, que
de no revertirse a tiempo, pudiera causar enormes dificultades para mantener el
ritmo actual de cambios e, incluso, un retroceso histórico”. Las causas de esta
erosión, que puede llegar a convertirse en reflujo, son diversas, y ya hemos
mencionado muchas de ellas en este documento.
79) La gran votación obtenida por la oposición en las elecciones parlamentarias de
2010 es la más visible manifestación de su recuperación en las zonas urbanas,
aunque no expresa el nivel real de desgaste del proceso, que es aún mayor.
Después de esas elecciones, ha habido alguna recuperación del apoyo popular al
Presidente Chávez, pero sobre bases que podrían resultar frágiles y efímeras si las
nuevas expectativas generadas en los últimos meses resultan defraudadas. En todo
caso, lo que nos corresponde ahora, con la mayor urgencia, efectividad y
participación popular, es contribuir a revertir la tendencia al desgaste que
mencionamos. Para ello, es necesario reorientar revolucionariamente el proceso para
corregir los graves vicios y desviaciones que han surgido en todos los niveles de
gobierno, y que han deteriorado su credibilidad y debilitado el entusiasmo del apoyo
popular: el despilfarro, el burocratismo, el nepotismo, la corrupción, la carencia de
eficaz control y contraloría social, la falta de planificación centralizada de la
economía, y el asistencialismo como método para ganarse la voluntad inmediata de
las masas de manera clientelar, sin crear en ellas la conciencia de clase que las
comprometa en las tareas de la revolución.
80) Pero además, las fuerzas del proceso debemos identificar con precisión quién es
quién en el campo opositor y cuáles son las contradicciones que hay entre las
diversas fuerzas de ese campo, a aprovechar esas contradicciones para ganar
nuevos aliados o neutralizar fuerzas confrontadas, y a conectar o reconectar si las
condiciones políticas así lo permiten, con quienes, por virtud de esas mismas
contradicciones, deberían estar a nuestro lado en esta etapa histórica.
81) Y a la inversa, al mismo tiempo que procuramos ganar o anular a quienes están
en la oposición y no deberían estarlo, debemos identificar y confrontar a quienes,
incluso incorporados a partidos y organizaciones favorables al proceso de cambios,

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son en realidad miembros o agentes de la burguesía rentista comercial-importadora o
hasta de los “nuevos ricos parasitarios”. Su presencia interesada y oportunista al lado
de las fuerzas revolucionarias dificulta todavía más nuestro avance y contribuye al
desprestigio del proceso y a la erosión del apoyo popular.

IV.- HACIA UN CAMBIO EN LA CORRELACIÓN DE FUERZAS


82) El objetivo general y fundamental de todo el trabajo político y de masas,
ideológico y organizativo del Partido Comunista de Venezuela, en el presente
momento histórico, tiene que ver con la necesidad de producir una consistente y
acelerada acumulación de fuerzas del movimiento obrero y popular que,
cohesionadas en un sólido Bloque Popular Revolucionario actuando en el seno del
FANP, forjen una nueva correlación de fuerzas favorable a la clase obrera y al pueblo
trabajador, es decir, a los factores políticas y sociales consecuentemente
antiimperialistas y realmente interesados en la profundización del actual proceso de
cambios, para el desmontaje del aparato estatal burgués, la construcción del nuevo
Estado Democrático Popular Revolucionario, el progresivo desmantelamiento del
sistema capitalista y la edificación del socialismo en la perspectiva de la formación
económico-social comunista.
83) De todas las anteriores consideraciones, se desprende un conjunto de tareas a
desarrollar por nuestro Partido en el corto y mediano plazo. Estas tareas se agrupan
en tres ejes principales: el fortalecimiento y desarrollo del propio PCV; el
fortalecimiento de la clase obrera tanto en lo organizativo como en lo ideo-político; y
la construcción de los instrumentos y alianzas amplias, tanto para la lucha
antiimperialista (FANP) como para el avance hacia la perspectiva socialista (BPR).
84) Las y los comunistas nos proponemos que el Bloque Popular Revolucionario sea
liderado por la clase obrera, para que en el contexto de la agudización de la lucha de
clases, éste pueda asumir consecuentemente la batalla social, política y cultural
contra el dominio del capital y por el verdadero socialismo. La construcción del
Bloque Popular Revolucionario es de crucial importancia para la clase obrera en su
lucha por el poder, como lo afirmaba el camarada Antonio Gramsci, consecuente con
el pensamiento leninista, de inobjetable actualidad para las y los comunistas
venezolanos: "El proletariado puede convertirse en clase dirigente y dominante en la
medida en que consigue crear un sistema de alianzas de clase que le permita
movilizar contra el capitalismo y el Estado burgués a la mayoría de la población
trabajadora" (La cuestión meridional).
85) La concreción del objetivo general y fundamental del trabajo del Partido entre las
masas, pasa necesariamente por resolver tres aspectos indispensables para que la
clase obrera y el pueblo trabajador asuman un papel efectivamente revolucionario:
conciencia, organización y unidad.
86) Conciencia de clase, para asumir la lucha de clases como determinante de los
cambios revolucionarios y a la clase obrera como sujeto histórico de la revolución
socialista, lo que se relaciona con la necesidad de una amplia y profunda lucha de
ideas contra la ofensiva ideológica burguesa anticomunista, activada por las fuerzas
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contrarrevolucionarias, pero también contra las corrientes reformistas y diversionistas
que, desde el interior del proceso, difunden una concepción pequeño-burguesa y
acientífica del socialismo, auspiciando la subordinación de la clase obrera ante la
actual hegemonía del reformismo pequeño-burgués.
87) Organización y unidad del movimiento obrero y popular, con independencia de
clase, para la lucha social y política revolucionaria por la construcción de un nuevo
Estado Democrático-Popular Revolucionario, basado en el Poder Popular, y el
establecimiento de relaciones socialistas de producción. Por ello adquiere una
importancia prioritaria, para nuestro Partido y, en general, para el movimiento obrero
revolucionario, el fortalecimiento del sindicalismo clasista, el desarrollo del
movimiento de delegadas y delegados de prevención, y el impulso en la construcción
de los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras y otras formas de
organización popular tales como los Consejos de Campesinas y Campesinos y los
Consejos de Estudiantes, etc.; de allí la importancia de derrotar la pretensión de
colocar a las organizaciones de masas bajo el control de la burocracia estatal y de
las tendencias que hegemonizan el proceso.
88) Todos estos planteamientos nos llevan a la necesidad de fortalecer ideológica y
políticamente al Partido Comunista de Venezuela y de desarrollarlo orgánicamente
entre la clase obrera y el pueblo trabajador; no conformarnos con lograr el
reconocimiento de las y los trabajadores de la ciudad y el campo por las posiciones
que asumimos en la defensa de sus intereses, sino hacer realmente del PCV la
vanguardia política organizada de la clase obrera y del pueblo trabajador en general.
¡Con la clase obrera y el pueblo trabajador para la toma del Poder!
¡Por una nueva correlación de fuerzas para profundizar la liberación nacional
en la perspectiva socialista!

XIV CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA - PCV


Caracas, 4 al 7 de agosto de 2011

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