Está en la página 1de 391

Introducción.

126K 3.9K 679


by gotdynamites

Ir a lo seguro era su mejor opción. Pero nadie le dijo que irse a lo prohibido podría ser la mejor decisión
de su vida.
Lauren vivió toda su vida al pie de la letra y sin errores, siendo nada más que un orgullo para sus amorosos
padres. Camila vivió toda su vida siendo humillada, su padre nunca la vio como nada más que un objeto y su
madre nunca hizo nada para poder impedirlo.
Dos mujeres muy diferentes, y a pesar de que ninguna sabe de la existencia de la otra, ambas tienen
demasiadas cosas en común; sus vidas no son nada más que un montón de mentiras... ¿Qué las llevara a
cruzar sus caminos? La tentación, algo que Lauren considero durante toda su vida como solo un impulso
incorrecto y algo que Camila amaba provocar en las personas.
Primera vez Primera vez razaa

P 1-1
Prólogo.
98K 3.4K 2.1K
by gotdynamites

ADVERTENCIA: Si sos una persona sensible o que se perturba fácilmente, esta historia tiene contenido que
no seria conveniente que leas: Trata de persona, insultos, violencia, violencia de genero, violencia
familiar, alcoholismo y sexo explícito . Queda bajo TU RESPONSABILIDAD tomar la decisión de leerla
o no.
______________________________________________
"Tentación es el deseo de realizar una acción inmediatamente agradable pero probablemente con
consecuencias graves . "
Tonterías. Cada una de esas palabras.
En la mente de Lauren la palabra "tentación" no tenía lugar alguno, siempre pensó que solo las personas
estúpidas eran capaces de caer en el control de un deseo tan dañino, personas que no tenían ni un mínimo
aprecio por todo lo que los rodeaba, personas a las que no les preocupaba su futuro, su familia, su trabajo,
absolutamente nada. ¿Para qué hacer algo que te hará feliz solo unos momentos si después vivirás una vida
completamente arruinada gracias a ello?... Bueno, quizá no tanto, pero esa palabra era sinónimo de
problemas en el vocabulario de Lauren.
Claro está, que Lauren nunca pensó el lado positivo de las cosas; habiendo sido la chica realista y un poco
pesimista que siempre fue, ella solo pensaba en los riesgos que hasta el más pequeño error podría causar.
Para ella ir a lo seguro era su mejor opción, pero nadie le dijo que irse a lo prohibido podría ser la mejor
decisión de su vida.
"¿Estas perdida acaso?" Lauren volvió a escuchar la ronca voz a sus espaldas, pero su subconsciente le dijo
que sería una mala idea darse la vuelta para observar de dónde provenía dicha voz, lo que la hizo
mantenerse de espaldas con su frente apoyada sobre la puerta de madera y su mano intentando girar el
picaporte, lo cual por cierto, no daba muchos resultados y solo provocaba que sus nervios aumentaran.
"Créeme, uno no se pierde en un lugar como este a propósito." Fue lo único que respondió mientras tomaba
una fuerte bocanada de aire e intentaba abrir la puerta de nuevo. Sin resultados. Iba a matar a Normani tan
pronto como pusiera un pie fuera de la oscura habitación.
"Oh ya veo..." Dijo la misma voz, que ahora parecía estar más cerca que antes. "Te viste obligada a entrar
aquí."
"Podría decirse."
"¿Y qué fue lo que te obligo a hacerlo? ¿Solo curiosidad o tu deseo por algo prohibido?" Ante la última
pregunta Lauren intento responder claramente, pero solo logro tartamudear como una idiota.
"¿Q-qué? No. NO. Mi amiga me encerró aquí. Creo que pensó que era divertido o algo, no sé." Giro su
cabeza hacia el costado derecho, mirando la pared que tenía en frente. Dándole a la chica que estaba a sus
P 2-1
espaldas una clara imagen del perfil de su pálido rostro, que seguramente ahora estaba más pálido que de
costumbre.
"Si claro." Escucho una risita burlona. "Tu voz dice eso, pero tu lenguaje corporal dice otra cosa."
"Hablas como si me conocieras" Respondió a la defensiva.
"Es verdad, no sé quién eres, o de dónde vienes, o cuál es tu historia de vida. Y no es que me interesara de
todos modos." Volvió a soltar una risita burlona. "Pero se lo que las mujeres como tu buscan. Te diría la
cantidad de mujeres que cruzaron por esa puerta buscando exactamente lo mismo que tú, pero ya perdí la
cuenta después de la numero veintisiete."
Kakakqkqkw weas a buena * Procesando *

P 2-2
Capítulo 1 - "Que tengas una buena vida, Jauregui"
83.2K 3.4K 1.9K
by gotdynamites

Miami, Florida. 4 de marzo de 1987.


?¿Qué fue lo que hiciste?.? La residencia Jauregui siempre fue un lugar pacifico, la familia de clase media,
conformada por ambos padres y su única hija Lauren, vivía en paz y armonía en la comodidad de su hogar. O
al menos eso pretendían.
? ¡Fue un accidente! ? Grito Michael, el padre de familia. ? ¡Ya cálmate! Vas a despertar a la niña.
?No digas que fue 'solo un accidente' Michael, eres lo suficientemente maduro y consciente para entender lo
que hiciste.? El matrimonio llevaba alrededor de unos veinte minutos discutiendo en la cocina. Todo había
empezado cuando el esposo de Clara había llegado más tarde de lo normal a la casa, la cena se echó a
perder y Clara tuvo que tirar los restos a la basura. Pero eso no era lo que le preocupaba, quería saber por
qué su esposo, que acostumbra a estar en casa antes de las siete, cenar con su esposa e hija para luego
relajarse mirando un rato la televisión y más tarde encargarse de que su pequeña Lauren se durmiera a un
horario adecuado a su edad y llevarla a su cuna para que tuviera una noche de sueño tranquila, había llegado
a casa en horas de la madrugada. La locura se desató cuándo Michael le confeso a su esposa el porqué de su
tardanza.
?Escucha, lo siento, pero pensé que esto sería el primer paso para que podamos comenzar la familia que
siempre quisimos.
? ¿La familia que siempre quisimos?? Preguntó Clara. ?O ¿La familia que TU siempre quisiste?? Pregunto
una vez más, molesta. ?Ya tenemos una familia Michael. Tú, yo y la pequeña que está acostumbrada a que su
padre le cuente un cuento y la arrope antes de dormir. ¿Sabes cuánto me costó hacer que Lauren se durmiera
hoy?
? ¿Así que ese es el problema?? Se defendió su esposo. ? ¿Estas enojada porque no lleve a Lauren a dormir
hoy?
?No hagas el papel de tonto. ¡Sabes que eso no es lo que me molesta en este momento!? Grito Clara, dándole
la espalda a su esposo, apretó con fuerza las esquinas del desayunador que estaba ubicado en el centro de la
cocina. Apretó tan fuerte que sus nudillos se volvieron blancos por el esfuerzo. Tomo varias respiraciones
profundas para intentar calmarse e intentar seguir con esta conversación de la forma más pacifica posible. ?
¿Por qué lo hiciste?
?Amor...? Se colocó detrás de su esposa e intento apoyar sus manos en sus hombros, solo para ser alejado
bruscamente.
? ¡SOLO DIME POR QUÉ MICHAEL!? Le gritó, totalmente fuera de sí.
En ese momento el descontrolado llanto de una bebé pudo ser escuchado a través de las paredes de la casa.
Michael cerró sus ojos con fuerza, replanteándose todas las decisiones que había tomado últimamente y
dándose cuenta de que lo que hizo fue su mayor error. Él ya tenía todo lo que quería, y no iba a perderlo
P 3-1
todo por un momento de debilidad y tentación.
Cuando volvió a abrir sus ojos, su vista se clavó en su esposa, quien lo miraba de frente con lágrimas en sus
ojos. Dejo escapar un largo suspiro tratando de calmarse para luego decirles unas palabras a su esposo.
?Te llaman, Papá.? Le dijo en un tono desafiante, para después salir de la cocina pero no sin antes darle un
pequeño empujón. No era uno de aliento, por supuesto.
El llanto de su hija hizo que rápidamente saliera de su trance luego del empujón, y subiera al cuarto donde la
pequeña Lauren Jauregui pasaba sus noches soñando quien sabe qué clase de fantasías y desconectándose
por completo del mundo real. Su mundo real. No era que le importara de todos modos, era muy pequeña
para entenderlo y darle importancia.
Michael se detuvo justo frente a la puerta del cuarto, la cual habían acostumbrado a dejar abierta todas las
noches solo en caso de que algo pasara. Miro alrededor, el cuarto era rosa, repleto de juguetes, juegos, e
infinidad de otras cosas con las cuales el matrimonio malcriaba a su hija de menos de un año. Una de las
fotos de su boda colgaba en una de las paredes, al lado de unas enormes letras rojas que formaban el nombre
'Lauren' y justo en el centro de uno de los tantos corazones que habían sido dibujados alrededor del nombre.
Siempre se preguntó por qué su hija querría una foto de su boda en la habitación y sabía que probablemente
esa foto iba a desaparecer de ahí con el correr de los años y a medida que Lauren se hiciera mayor, junto
con el color de las paredes, la decoración del cuarto y todos sus juguetes para darle paso a cosas que sean
más conforme a su edad.
Y justo debajo el mural con su nombre, estaba la cuna de la pequeña ojiverde que ya tenía casi nueve meses
de vida. Su tesoro.
? ¿Qué pasa pequeña?? Pregunto el padre con una vocecita graciosa, lo que hizo que Lauren dejara sus
llantos de lado para prestarle atención a su Papá. ? ¿Tuviste una pesadilla?? La tomo en sus brazos para
colocarla contra su pecho mientras acariciaba su pequeña espalda con suavidad. ?Tu madre es una gritona.
Siento que te hayamos despertado.? Dijo soltando una risita, Lauren parecía haberse calmado tan pronto
como su padre la había colocado contra su pecho, el sonido de sus latidos eran como un calmante en los
oídos de la pequeña Jauregui.
Michael solo se limitó a mirarla mientras pensaba, el llanto de Lauren fue muriendo de a poco hasta que la
niña encontró otra forma de distraerse, jugando con la corbata de su padre.
?Tu vida parece tan fácil.? Pensó en voz alta. ?Espero que algún día, cuando crezcas, no cometas mis
mismos errores. Y que estés orgullosa de la persona en la que estoy seguro que te convertirás. De alma pura,
personalidad hermosa y un corazón gigante. Justo como tu madre. Porque estoy seguro de que ella se
encargara de educarte de esa forma.? Su mente viajo inmediatamente al primer encuentro que había tenido
con su esposa en el año 1976 y como se había enamorado de ella inmediatamente. Diez años antes de que su
tesoro más preciado llegara al mundo, su hija.
Cuando se aseguró de que Lauren había vuelto a sumergirse en un profundo sueño, beso su frente y con
mucha suavidad volvió a dejarla en su cuna, para que continúe descansando. Michael podía quedarse horas
solo de pie al lado de la cuna de su hija viéndola dormir, y juraba que era una de sus cosas favoritas. Verla
dormir, tan tranquila y desconectada de lo que pasaba a su alrededor, de alguna forma u otra le transmitía
cierto tipo de paz.
P 3-2
Decidido, salió de la habitación, tenía una llamada que hacer.
?Hola...? Saludo cuando contestaron su llamado. ?Soy yo, Michael. Lo pensé y, creo que sería mejor no
seguir con esto, no quiero arruinar a mi familia más de lo que ya lo he hecho.
? ¿Estás jugando verdad?? Respondió el hombre al otro lado de la línea. ?Ya no hay vuelta atrás Jauregui.
?Lo siento, pero sabías que podía llegar a arrepentirme.
?Ya es tarde para eso.
?Lo sé, y prometo que te pagare de algún modo solo...? Pensó unos minutos antes de continuar. ?Solo, no le
menciones nada de esto a nadie. Ya en demasiados problemas me metí.
?Lo sé, uno de ellos me involucraba.? Se rio, burlándose del desesperado padre. ? ¿Y qué se supone que
haga yo ahora? Tengo lo que me pediste y ahora no lo quieres.
?Solo cuídala. Haz algo más productivo que no sea arruinarle la vida.
?La boquita, Jauregui. No quieres tener otro problema conmigo.? Le advirtió. ?Está bien, lo haré. Pero no te
prometo nada, y no será gratis.
? ¿Cuánto quieres?? Respondió rápidamente, en cuanto más rápido acabara con esto, más rápido retomaría
su feliz vida en familia.
?Oh descuida, yo te diré cuando necesite que cumplas con tus pagos.? Volvió a reírse. ?Pero te aseguró que
no será solo uno.
? ¿Qué? ¿Qué pretendes?? El hombre solo volvió a reír, Michael estaba a punto de tirar su teléfono contra la
pared.
?Que tengas una buena vida, Jauregui.? Y con esas últimas palabras, la llamada terminó.
__________________________________________________________
Miami, Florida. Presente.
?Lauren, hija...? Michael Jauregui entro en la oficina de su hija, solamente para ser recibido con un dedo
índice de esta en el aire mientras estaba en el teléfono, indicándole que esa era una llamada importante y
debería esperar.
?Entiendo lo que está tratando de explicarme señor Johnson pero honestamente nuestra empresa no está
interesada en esa clase de negocios en este momento, en realidad, nunca lo estaremos.? Lauren le guiño un
ojo a su padre mientras sonreía, haciéndole saber que tenía toda la situación bajo su control, justo como a
ella le gustara que fuese. Michael tomo asiento frente a su hija y solo se limitó a escuchar su conversación. ?
Se lo diré de una forma que no lo ofenda. No queremos involucrarnos con ninguna clase de negocio
corrupto, y si, por corrupto me refiero a su curiosa forma de conseguir dinero para financiar su empresa.?
Michael rio al escuchar la directa contestación que su hija le dio al interesado del otro lado de la línea. ?
Gracias por su comprensión, ahora si me disculpa, tengo un asunto que atender. Que tenga un buen día.?
P 3-3
Fueron las últimas palabras de la señorita antes de terminar la comunicación.
? ¿Johnson de nuevo eh?? Preguntó Michael una vez que tuvo la atención de su hija. ?Pensé que ya se había
rendido.
?Nunca se rinde.? Lauren rio. ?Sabe que sin nosotros está perdido, cuando menos te lo esperes, su empresa
estará en nuestras manos, limpiaremos su reputación y el, probablemente termine en la cárcel por jugar
sucio.
? ¿Desde cuándo te volviste tan soberbia?? Bromeo Michael.
? ¿Desde cuándo empezaste a educarme?? Respondió Lauren del mismo modo.
?Graciosa. ¿Hablaste con tu madre?
?No, le dije a mi secretaría que no me pase ninguna de sus llamadas. No quiero tener una conversación de
treinta minutos acerca de porque las rosas blancas son la mejor elección para adornar el pasillo de la
iglesia.
?Bueno, esas conversaciones no pasarían si hubieras decidido no casarte.? Le reclamo su padre.
?No empieces...? Le advirtió Lauren. ?O le diré a mamá que discuta el tema de las rosas contigo.
?No gracias, paso.? Se rio. ? ¿Qué opina Ian al respecto?
?Nada realmente, y dudo que quiera discutir el tema de las flores. Él dijo que me encargara de hacer una
lista de todo lo que quería para la boda y él se encargaría del presupuesto.? Michael levantó una ceja,
dándole una mirada sugestiva. ?Ni una palabra.
?Mis labios están sellados.? Lauren se sentó en su silla giratoria y se dio la vuelta, dándole la espalda a su
padre y mirando la ciudad a través del ventanal de su oficina. ?Venía a ver si ya revisaste las cifras del mes
pasado.
?Lo hice...— Respondió sin darse la vuelta. —Nuestras acciones aumentaron un 45% y si seguimos así
podemos llegar a duplicarlas el próximo mes.
—Me complace escuchar eso, princesa. — Lauren dejo escapar un fuerte suspiro. — ¿Qué te pasa?
—Nada. Es solo que... Todo esto de la boda y el trabajo me está estresando más de lo que debería.
—No debería estresarte tanto, sí. Pero te estresa porque no haces otra cosa. — Al no tener una respuesta de
parte de Lauren, se puso de pie y caminó hasta darle la vuelta al escritorio y se plantó frente a la vista de su
hija. —Aunque admito que hablar sobre flores con tu madre no es muy placentero que digamos. — Esta vez,
Lauren dejo escapar una suave carcajada. —Ponte de pie. —Le ordeno.
Tan pronto como Lauren se paró, Michael no tardo en envolverla con sus brazos y apretarla contra su pecho.
Y justo como cuando era pequeña, los latidos del corazón de su padre parecieron relajar a Lauren de
inmediato, ella respiro profundamente mientras cerraba los ojos y su mano derecha comenzaba a juguetear
con el nudo de la corbata de su padre.
P 3-4
— ¿Te sientes mejor? — Lauren no pudo ni abrir su boca para responder, su mejor amiga Normani Kordei
siempre fue conocida por sus inoportunos comentarios en inoportunas situaciones.
—Jauregui te conviene que te relajes en este preciso momento o voy a meter todas las acciones de esta
empresa en tu enorme traser...— Se calló de inmediato cuando vio el íntimo momento que su amiga estaba
teniendo con su padre. —Lo siento.
—Qué raro Normani interrumpiendo algo. — Comentó Michael irónicamente. —Tranquila, yo ya me iba.
Fíjate si puedes hacer que se tranquilice un poco.
—Ya que su prometido no puede hacerlo. — Normani y Michael comenzaron a reír a carcajadas ante el
comentario de la morena.
—Si vienen a denigrar a mi futuro esposo de esa forma, váyanse.
—Yo ya me iba de todos modos. — Dijo Michael. —Suerte con eso. — Le susurró a Normani antes de salir
rápidamente de la oficina.
—Amo a tu padre. — Normani aún no paraba de reír.
— ¿Vienes a reírte en mi cara? — Lauren no pudo soportarlo más, y comenzó a reír junto con su amiga. —
Eres de lo peor.
—Relájate Jauregui, tengo una propuesta para ti. — Lauren amaba las propuestas, pero no sabía que lo que
Normani tenía en mente no estaba relacionado con los negocios.
Ok bye F

P 3-5
Capítulo 2 - "No"
66.9K 2.7K 1.9K
by gotdynamites

-No. - Lauren había tomado una decisión e iba a cumplir con ella. -De ninguna manera Normani, no cuentes
conmigo.
-Oh vamos...- Bufó su amiga. -Te casas en seis meses y tú misma dijiste que todo esto te está sacando de
quicio. Sabes que necesitas hacer algo que te saque un poco de la rutina.
-Si quisiera salir de la rutina, iría a... No sé, la playa o a caminar por el parque.
-Wow, eso sí que es vivir la vida al límite. - Si había algo que Lauren amaba de Normani era su ironía, pero
en este momento la estaba poniendo de mal humor. -Además, puedes considerar esto como tu despedida de
soltera. ¿Crees que Ian no va a tener una? - Le preguntó. -Escuche a Jacob y a Nick hablando sobre ello esta
mañana junto a la máquina expendedora. Créeme, la tendrá y será algo fuera de control.
-Ian sabe cómo comportarse, y más sabiendo que está a punto de casarse.
-Nunca dije que no lo hiciera. - Le aclaró. -Pero aun así saldrá a disfrutar su ultimo día como hombre
soltero, ¿Y tú qué harás Lauren? ¿Quedarte en esta oficina mirando la noche caer mientras metes tu cara en
una pila de papeles?
-Es mejor que nada. Además yo soy una mujer seria y no puedo estar metida en esa clase de... Lugares
inapropiados. ¿Te imaginas como hablaran de eso si llegan a ver a Lauren Jauregui entrar ahí?
-¿Si llegan a verte? Lauren, nunca das la cara en las conferencias con otras empresas, no dejas que los
reporteros te tomen fotos durante los reportajes y nunca sales de esta oficina o de tu departamento, con
suerte dos o tres personas fuera de la empresa conocen la cara detrás del nombre Lauren Jauregui. Tu rostro
es solo una leyenda para muchos. - Normani estaba comenzando a enfadarse con la actitud testaruda que su
amiga estaba teniendo. -Además, eres la única persona que conozco que utiliza un nombre falso para
identificarse fuera del trabajo. ¡UN NOMBRE FALSO LAUREN! - Lauren se sorprendió por el grito que su
amiga le dio. -Así de paranoica estas.
-Me gusta mi privacidad. - Fue lo único que respondió.
-Entonces haz uso de esa privacidad y sal, libérate un rato. - Normani había dado en el punto. - ¿Acaso no te
sientes tentada a probar los misterios de la vida antes de que se termine? - Tentación, esa palabra del
demonio. Lauren la odiaba, porque sabía que un momento de tentación era sinónimo de problemas.
-Tentarse es para los débiles. - Miró fijamente a Normani antes de relamer sus labios y continuar. -Tentarse
no es bueno.
-Eso suena como algo que está escrito en la Biblia. - Su amiga ahora se mostraba confundida.
-Puede ser, pero en realidad Papá dice que uno nunca debe caer en la tentación, nunca sabrás lo que puede
ocurrir después.
P 4-1
-Sí claro, de seguro, no se... Tal vez un stripper vaya a buscarte a tu departamento para asfixiarte con su
sunga de elefantito. - La oficina de Lauren se llenó con las carcajadas de Normani, estaba segura de que
hasta los empleados de mantenimiento que estaban en el subsuelo del edificio podían escucharla. Solo
Normani rio, Lauren solo se limitó a mirarla seriamente, las bromas de su amiga se volvían cada vez peor. -
Solo piénsalo y me llamas, MEGAN RAE.
Dijo Normani haciendo énfasis del nombre falso que Lauren utilizaba para identificarse algunas veces fuera
del ámbito laboral. Antes de levantarse de su asiento, su amiga dejo sobre el escritorio un folleto
publicitario del lugar al cual le había propuesto asistir la noche del sábado. No respondió, solo miro
fijamente el pedazo de papel y no le quitó la vista de encima hasta que escucho la puerta de su oficina
cerrarse, lo que significaba que Normani se había retirado para seguir con su trabajo y dejándola a Lauren
para que cambiara su decisión. Bueno, tal vez solo podría ir a mirar y a beber un par de tragos, solo para no
defraudar a su amiga. Sabía que pasando el tercer vaso de vodka Normani empezaría a buscar una presa
para pasar la noche y eso le daría a Lauren tiempo de escapar y volver a su departamento sana y salva.
Pero luego otra pregunta empezó a atormentar a Lauren. ¿Por qué estaba tan asustada de caer en la tentación?
No solo lo pensó porque su amiga le había propuesto ir a un bar de strippers a pasar una noche, si no en
general. Era como si no tuviera confianza en ella misma, como si estuviera asustada de cometer errores
sabiendo que por algo son llamados ERRORES, porque no están destinados a pasar. No a Lauren. Todo en
la vida de Lauren habían sido buenas decisiones, nunca conoció el significado de la palabra fracaso, y nunca
tuvo que enfrentarse con malas consecuencias.
Tomo el colorido folleto y lo observo por unos instantes. 'Electric City Cabaret Club' el nombre del club
para adultos resaltaba justo en la parte superior del papel, escrito en letras amarillas que aparentaban un
tono electrizante.
¿Qué tan malo podría ser dejarse ir por una noche?
'Me arrepentiré de esto el domingo por la mañana.' Pensó mientras apretaba el botón de su comunicador para
llamar a su secretaría.
-Madison, dile a Normani que suba a mi oficina de nuevo por favor.
__________________________________________________________
Lauren llego a su departamento esa noche completamente agotada. Después de haber discutido durante unos
cuarenta minutos con Normani sobre sus planes para el sábado, se encontró con la sorpresa que su madre
estaba esperando afuera de su oficina para poder hablar con ella ya que estaba preocupada porque su hija no
contestaba sus llamados. Recibió un largo sermón de su parte sobre no ignorar a la gente y sobre todo a sus
padres ya que es de mala educación y esa no era la forma en la cual la habían criado y bla bla bla, y para su
suerte, Clara aprovecho la oportunidad para hablar con Lauren acerca de la decoración de su boda...
Durante unas dos horas.
Después de acompañar a su madre hasta la salida del edificio, Madison, su secretaría, le aviso que una
conferencia de emergencia vía Skype con unos accionistas Italianos se estaba llevando a cabo en la oficina
de su padre y requerían su presencia inmediatamente. Genial, pensó Lauren, solamente debía aparentar
simpatía para convencer a los interesados y luego podría marcharse a su departamento para mirar su serie
favorita mientras cenaba comida chatarra y más tarde podría dormir plácidamente junto con Buster, su
P 4-2
cachorro pomsky que había adoptado hace un par de meses mientras estaba de visita en Canadá. Claro que a
Ian, su pareja y empleado, había tenido la genial idea de pararla a mitad de camino para esconderse en el
closet del conserje a 'hablar' con ella. Para su mala suerte, Lauren no estaba de humor para esas clases de
'charlas' (que de charlas no tenían nada), así que Ian la dejo marcharse con la promesa de que más tarde lo
vería en su departamento. Gracias a eso, llego tarde a la conferencia y tuvo que recibir otro sermón de su
padre acerca de su compromiso con el trabajo y la puntualidad. Hoy simplemente no era su día.
Buster era el único ser que parecía saber entenderla, por lo cual cuando Lauren se sacó sus tacones y se
sentó en el sillón de la sala dejando escapar un cansado suspiro que pareció haber estado aguantando todo el
día, su mascota se sentó a su lado y apoyo su cabeza sobre sus piernas mientras la observaba con sus
blancos ojos.
- ¿Vas a regañarme tú también? - Lauren le pregunto al animal como si el pudiera entender sus palabras. Y al
parecer en parte lo hizo, ya que el perro tomó esto como una invitación para saltar con sus patas delanteras
sobre su dueña y comenzar a lamerle la cara. -Yo también te extrañe mi amor...- Acarició a su mejor amigo y
luego se dispuso a darle algo de comer, en ese momento escucho como el timbre del lugar sonaba.
-Está abierto...- Solo cuatro personas podrían aparecer en su departamento a esa hora, y considerando que
Normani probablemente esté en su oficina trabajando (o mejor dicho, pretendiendo que trabaja) a contra
turno y por el horario sus padres ya estaban en casa probablemente durmiendo, solamente quedaba una
opción. Ian.
-En serio, ¿Qué te cuesta darme una llave de tu departamento? - Reclamó su prometido apenas abrió la
puerta. -Ese timbre es demasiado molesto.
-Me gusta mi privacidad. - Es verdad, Lauren amaba demasiado su privacidad.
-Es lo que siempre dices. - Ian colgó su abrigo en el pequeño closet junto a la entrada y camino hasta donde
Lauren estaba terminando de servir un poco de alimento en el tazón de Buster. -A mí también me gusta que
tengas tu privacidad, pero a veces siento que te gusta más de lo que yo te gusto a ti y cuando nos casemos
no...- Lauren lo interrumpió.
-Si vienes a sermonearme, puedes volver a tu casa Ian. No estoy de humor. - Ian levanto las manos en el aire
inmediatamente, sintiéndose atacado.
-Está bien, lo lamento. Sé que tuviste un día de mierda y no debí haber dicho eso. - Se mordió su labio
inferior, estaba nervioso e intentaba pensar que debía decir. La mirada asesina con la cual Lauren lo estaba
observando no ayudaba mucho que digamos. -Cielos, lo siento cariño, no pensé que te molestaría, es solo
que, no sé, como tú tienes unas llaves de mi casa y estamos por contraer matrimonio entonces pensé que... N-
no pensé q-que iba a molestarte amor en serio yo...- Si había algo que odiaba en el mundo mucho más que
los sermones, era cuando Ian comenzaba a hablar cosas sin sentido, y rápidamente sin poder evitar
tartamudear en ocasiones. Siempre hacía eso cuando pensaba que se había metido en problemas.
- ¡IAN! - Lo freno. -Está bien, no te disculpes... Solo...- Suspiró. Ian la observo por unos momentos y al ver
a Lauren tratando de tomar profundas respiraciones para calmarse, aprovecho la oportunidad para
envolverla en sus brazos y dejar un tierno beso en su frente. -Solo cenemos y vayamos a la cama, hoy fue un
día pesado.

P 4-3
- ¿Solo cenar y dormir? - Preguntó. -Al menos dime que tu estas en el menú. - Bromeó.
-No esta noche. - Solo eso dijo, levanto la mirada y envolvió sus brazos alrededor del cuello de Ian, para
mirarlo fijamente a sus ojos café y sonreírle con simpatía. -Hola...
-Hola...- Respondió el igualando su sonrisa. Planto sus labios en los de Lauren, dejando un tierno beso en la
boca de su futura esposa, y los mantuvo ahí, solo sus labios contra los de ella, sin moverlos ni nada, estaba
disfrutando la sensación y la textura de ellos.
Si, los días de Lauren a veces no eran perfectos. Pero no tenía dudas de que su vida en general si lo era.
O al menos eso le hacían creer...
WAKALAAAAAA IUG SEXO HETERO KE ASKO NI PENSARLO Dentro del trabajo: Lauren jauregui Fuera de el trabajo: pamelachu
El que entendio, entendió akakalwllw

P 4-4
Capítulo 3 - "Camila"
64.4K 2.8K 1.2K
by gotdynamites

Miami, Florida. 3 de marzo de 1987.


— ¿Ya decidieron un nombre para la pequeña? — El doctor Mendes, un hombre de unos cuarenta y tantos
años que se especializaba en trabajo de partos, estaba encantado con la nueva vida que acababa de traer al
mundo hace unas horas, seis horas para ser exactos.
Miro con adoración al joven matrimonio Cabello, mientras observaban a su hija, pareciendo aún no poder
creer que ya estuviera allí en los brazos de su madre. Eso era cierto, Sinuhe y Alejandro no podían creer la
vida que tenían a sus cuidados en este momento, ambos coincidían en eso... Pero tal vez no en los
sentimientos que la bebé causaba en ellos.
La mujer miró a su esposo con una mirada cuestionable, el doctor lo pudo notar. En esos ojos habían amor,
curiosidad, confusión y... ¿Miedo?
—No es mi problema. — Respondió Alejandro como si acabara de leer la mente de su esposa. El doctor
rio. Padres, siempre le dejan la tarea difícil a las mamás, estaba acostumbrado a ese tipo de bromas. La
esposa, a diferencia del doctor, fulmino al padre de familia con la mirada. —Tú encárgate de eso. Yo me
encargaré del resto... Tengo que hacer una llamada. — Y sin siquiera esperar una respuesta, salió decidido
de la habitación.
—Eh... Su esposo tiene un carácter fuerte. — El doctor intento romper la tensión que la salida de Alejandro
había creado entre él y la esposa del hombre.
—Después de vivir con él unos años te acostumbras. — La madre no había quitado la vista de la pequeña
que dormía profundamente sobre su pecho desde que las enfermeras la habían traído a la habitación para que
Sinu le diera de comer. No solo estaba encantada con su pequeña creación de vida, parecía hasta estar
enamorada de ella, y el doctor Mendes siempre pensó, que no había nada más hermoso en el mundo que una
madre completamente entregada a su hijo. El amor más puro y duradero que existe.
—Entonces... ¿Tiene nombre esta princesa? — Nombre. Esa pregunta la paralizó por completo. Ella no
había decidido un nombre para la niña, lo había pensado si, miles de veces, mentiría si no dijera que cada
noche antes de dormir se quedaba al menos una hora dando vueltas en la cama mientras Alejandro dormía
como un cerdo pensando cómo sería compartir su vida con el pequeño ser que vivía en su vientre. Pero no
sabía si sería lo correcto a darle un nombre al bebe, no sabía cómo reaccionaría su esposo al enterarse, no
sabía que consecuencias tendría... Al diablo con eso, Sinu ya estaba cansada de tener que obedecer las
órdenes de su esposo por miedo. Esa era su hija, su sangre y su creación, y su hija merecía por lo menos
tener un nombre decente y digno de su belleza.
No le tomó más de treinta segundos encontrar el nombre ideal para su princesa de ojos chocolate.
—Camila. — Respondió con una sonrisa.
—Camila. — Repitió el doctor, como queriendo probar cada letra del nombre de la pequeña. —Camila
P 5-1
Cabello. — Al escuchar el nombre completo de su hija por primera vez, un nudo se formó en el estómago de
Sinu. Esto estaba mal. —Es la primera vez que escucho ese nombre. Pero me gusta, es diferente y único.
Justo como ella. — Toco delicadamente con la punta de su dedo índice, un pequeño lunar que Camila tenía
en su frente, justo debajo del beanie rosa que cubría una gran parte de su cabeza. 'Demasiado grande para
una niña tan pequeña' rio al pensar. —No quiero alardear, pero tengo un buen presentimiento sobre su hija
señora Cabello. Lo tuve desde hace unas horas cuando la sostuve en mis brazos. Y no soy psíquico, pero
puedo asegurar que esta niña va a cambiar la vida de muchos con el futuro brillante que le espera. — Al
quitar la vista de la niña, se encontró con los ojos confundidos de una madre que parecía querer derramar
una lágrima por cada una de sus palabras.
—Sinu...— El padre de Camila volvió a entrar en la habitación, su sería actitud no se calmó ni por un
segundo. Ni siquiera cuando interrumpió al doctor y a la madre bruscamente. —Está aquí, quiere hablar
contigo.
— ¿C-conmigo? — Comenzó a ponerse nerviosa. Sí, esto estaba muy mal.
—Ya sabes, del papeleo y es...— Antes de terminar de hablar, miro como el doctor Mendes observaba el
intercambio de palabras de la pareja un poco confundido. Lo que menos necesitaba era a un idiota
metiéndose en sus asuntos. — ¿Le importaría doctor? Mi esposa necesita privacidad.
—Claro. Tengo otros pacientes que revisar. — Le sonrió a la madre de Camila, quien estaba muy ocupada
esquivando la seria mirada de su esposo para devolverle el gesto. Así que solo acomodo el beanie de la
niña para asegurarse de que no tuviera frio en su cabezita debido a la exesiva ventilación del hospital. —
Felicidades por la hermosa vida que acaban de traer al mundo. Debes estar orgulloso. — Le comentó a
Alejandro cuando se acercó a la puerta.
— Si, como sea...— Respondió. ¿Cuál era su problema?
—Que tengan una linda noche.— Si antes estaba algo confundido, ahora lo estaba el doble. Mendes salió de
la habitación y se encontró con un hombre vestido de traje negro, a su derecha un maletín y en su regazo una
gran pila de papeles, que esperaba pacientemente en las sillas que estaban al lado de la habitación de la
familia Cabello.
— ¿Puedo pasar? — Fue lo único que este misterioso y elegante hombre le pregunto.
—Lo siento, el horario de visitas se terminó. Solo puedo permitirle entrar si es familiar de los Cabellos.
—Soy familiar. — Respondió rápidamente. El doctor lo miró con duda. Absolutamente nada de la
apariencia de ese hombre le transmitía confianza.
— ¿Puedo preguntar su parentesco? — De alguna forma debía obtener respuestas, debía entender que estaba
pasando, debía entender esta confusa situación.
—Eh... Soy...Yo s-soy...— El hombre tomo una gran bocanada de aire y luego suspiro. — ¿Puedo pasar si o
no? — Volvió a preguntar, negándose a darle al doctor Mendes una explicación coherente. Y a pesar de que
no estaba muy seguro de querer confiar en ese hombre, las normas del hospital decían que si una persona era
verdaderamente familiar del paciente en cuestión, su deber era dejarlo pasar a la habitación, sin hacer más
preguntas. Normas que su curiosidad y desconfianza no le permitieron cumplir.
P 5-2
—Sí, supongo. — Ahora estaba completamente confundido.
—Gracias Doctor. — Apenas susurro, parecía que tenía miedo de algo o de alguien. No que Mendes fuera
un hombre entrometido, pero esta situación por completo le causo curiosidad y preocupación.
Si solo hubiera sabido que el futuro que le esperaba a la pequeña Camila no era exactamente el que él se
imaginaba...
____________________________________________________
Miami, Florida. Presente.
— ¡Camila!— La joven mujer salió de su trance y volvió a concentrarse en la pantalla de su laptop. Del otro
lado de la pantalla, o mejor dicho, del otro lado del mundo, exactamente en Londres (pero esa es otra
historia) su mejor amiga Dinah la miraba con los ojos lo más físicamente abiertos posible. — ¿Qué clase de
tontería se ganó tu atención ahora?
—Lo siento Cheechee, estaba pensando. — Camila siempre tuvo un problema con la atención, se distraía
muy fácilmente.
—Pareces estar haciendo eso mucho últimamente. ¿En qué piensas? — Suspiró.
— ¿Nunca te pusiste a pensar cómo sería tu vida ahora, si todo hubiese sido diferente desde el principio?
— ¿Quieres saber si me hubiera mudado a Londres si las circunstancias hubiesen sido diferentes? Ya sé que
me extrañas Mila pero...—Camila la interrumpió.
—No, me refiero a MÍ. ¿Cómo crees que hubiera sido mi vida si... No sé, si hubiese nacido en otra familia?
—Espera... ¿Entonces no me extrañas? ¿Para nada?
—Dinah...
—Lo siento. —Rio. — Solo bromeaba, ¿Qué tiene de malo tu familia?
— ¿Además de que mi padre es un hijo de puta y mi madre su perro guardián? Todo.. Bueno, todo excepto
Sofía. — La hija menor del matrimonio Cabello era una de las pocas razones por la cual Camila aun no
había intentado distanciarse de sus padres.
—Mila...— Comenzó Dinah. —Sabes que no tienes opción. Pero desearía que las cosas fueran diferentes
para ti.
—Sí, yo también.
—Y siento que la vez que trate de sacarte de ahí no haya dado buenos resultados. — Camila rio recordando
la vez que Dinah había planeado un escape a México, en donde cambiarían sus nombres por 'Cheechee' y
'Chancho' (Nombres que ahora pasaron a ser sus apodos) y se ganarían la vida poniendo un puesto de tacos
en la frontera. 'Uno nunca sabe cuándo un inmigrante ilegal puede tener hambre. Y Mila es una excelente
cocinera.' Era su justificación. — ¿Trabajaras hoy?
P 5-3
— ¿Tengo otra opción? — Respondió la joven con ironía. Su trabajo no podía ser considerado como algo
placentero, al menos ella no lo hacía, pero sabía que otras personas tal vez sí. —Además, sabes que si no lo
hago yo, va a obligar a Sofía a hacerlo. Y no quiero que ella pase por lo que yo tuve que vivir y sigo
viviendo hasta el día de hoy. — Y justo cuando Camila terminó de responder la pregunta de Dinah, la puerta
de su habitación se abrió y sin permiso alguno su padre entró a interrumpir su video-llamada.
—Karla. Hora de ir a trabajar. — Dijo de forma autoritaria llamando a la joven por su primer nombre. 'Está
enojado conmigo' pensaría una persona común y corriente si su padre la llamara por su primer nombre, pero
Alejandro siempre era así con su hija mayor. Camila pudo ver a través de la pantalla como Dinah apretaba
los puños tratando de contener la ira que tenía contra el padre de la joven en cuestión sabiendo que no podía
hacer nada estando en otro continente y observando la situación a través de una pantalla, sabía que su amiga
aún seguía sintiéndose impotente por no poder hacer nada al respecto, y no la culpa, hasta la misma Camila
odiaba a su padre, a la persona que le dio la vida. Todo parecía tan irónico pero para ella no lo era, los
únicos sentimientos que sentía con respecto a su padre eran malos, y en sus recuerdos no tiene ni una sola
imagen de haber sentido algo más que no sea odio hacia su progenitor, ni siquiera la más mínima pizca de
amor.
— ¿Es necesario que vaya al club esta noche? — Camila hacía la misma pregunta cada vez que su padre
venía a buscarla para cumplir con su trabajo, era la única vez en el día (o a veces, en la semana) que su
padre mínimamente le dirigía más de cinco palabras. Y siempre tenía la esperanza de que el hombre le diera
un descanso del agitado ritmo que se vivía en el club, para su mala suerte, y como muchas otras veces, esta
no fue la excepción. En la vida de Camila no existían las excepciones.
—Sí. Hoy es sábado lo que significa que el club va a estar repleto hasta tarde. Y además unos empresarios
nos visitaran esta noche, van celebrar una despedida de soltera y no podía dejar a mi mejor acto fuera de
esto. — Otra persona se hubiera sentido halagada ante el inconsciente cumplido que Alejandro había
acabado de hacer, pero Camila se sentía disgustada.
— ¿Quién es la afortunada? — Pregunto Camila con ironía. Si alguien le pidiera que le recomendara un
lugar para celebrar su despedida de soltera, la última cosa que haría sería recomendarle el inapropiado club
de su padre.
—Eso no importa. Lo importante es que es rica así que si lo haces bien tal vez no te toque trabajar durante la
próxima semana. Claro, si esos tacaños te dejan una buena propina. — Alejandro rio e intento acariciar
juguetonamente la mejilla de Camila pero esta inmediatamente se alejó impidiendo que su padre la tocara.
Se sentía aterrada hasta de un acto de 'cariño' tan normal. —Te quiero abajo en cinco minutos Karla. —
Salió del cuarto dejando a Camila sola para que pudiera prepararse para otro día de humillante trabajo.
—Eso fue turbio. — Se había olvidado por completo de terminar la video-llamada cuando su padre entro a
la habitación, por lo que Dinah tuvo que presenciar el morboso encuentro padre e hija. —Mila, ha estado
tratándote así desde qué tenías quince años, debes hacer algo al respecto. — Camila suspiró.
—No puedo Dinah. — Respondió. —Lo siento pero tengo que ir al trabajo.
—Buena suerte. — Fue lo único que su mejor amiga podía decirle. —Deja a esos empresarios con la boca
abierta, aunque con ese cuerpo y ese vestuario que usas no te costará mucho. — Intentó bromear.
—Ha ha... Nos vemos Dinah.
P 5-4
Camila Cabello no llevaba la típica vida que una joven de veinte siete años debería tener.
Cuando Camila conversaba con chicas de su misma edad siempre se encontraba con lo mismo, una carrera
universitaria terminada, un departamento o casa para ella sola, una persona con la cual estaban en pareja o a
punto de casarse. Cosas que ella nunca pudo tener. Fue a la universidad si, estudió música y logro recibirse,
pero a causa de los abusos y amenazas de su padre se vio obligada a continuar trabajando en su club a pesar
de tener un título universitario. Nunca tuvo la oportunidad de poder emanciparse de sus padres, no importa
que tan duro lo intentara. Tuvo parejas, pero sus relaciones siempre terminaban cuando la persona se
enteraba lo que ella debía hacer para ganarse la vida o intentaban aprovecharse de ello, por lo tanto nunca
supo lo que es tener a alguien que la ame incondicionalmente sin importarle lo que hiciera.
Desde que tiene memoria su rutina era la misma, despertarse, ir a la escuela o universidad (la única cosa
que Camila siempre le agradecería a Alejandro era que le dio la oportunidad de estudiar aunque él lo
considerara innecesario) y volver a casa para prepararse e ir a trabajar como bailarina (stripper, para ser
más exacta) en el club Electric City del cual su padre era el dueño desde antes que ella naciera. Su vida se
basaba en soportar cada noche a personas ebrias que siempre intentaban llevársela a la cama, gracias a que
su padre parecía tener un poco de sentido común después de todo, los visitantes del club tenían prohibido
tocar a las bailarinas y/o tener otro tipo de relación con ellas que no sea verlas sobre el escenario o un lap
dance.
Camila sabía que era atractiva y que tenía un cuerpo sensual, tantos años de bailarina habían dado
resultados. Pero llego un punto en el cual se empezó a sentir incomoda en su propia piel, porque su cuerpo,
el cual se supone solamente debía ser apreciado por alguien especial e íntimo y que sea digno de amarla, era
visto como un objeto sexual por muchas personas desconocidas, sobre todo hombres que no tenían ni un
mínimo de respeto y a veces mujeres que se veían atraídas por la curiosidad y el cuerpo y apariencia de
Camila eran la forma perfecta de explorarla.
Sus pensamientos de pronto se fueron a la chica que estaría festejando su despedida de soltera esta noche en
el club. ¿Por qué haría eso? Y lo más importante, ¿Quién era? ¿Cómo es su vida? Seguramente es mejor que
la que ella tenía, de eso no tenía dudas.
—Ya estas lista linda. — Le informó Eleonora, la desagradable maquillista que su padre Alejandro había
contratado.
—No me digas linda cuando parezco una de esas muñecas inflables que venden en EBay. — Respondió
Camila de mala gana.
— ¿Qué acaso no cumples la misma función? — Pregunto en forma de broma, pero se arrepintió
inmediatamente al ver la cara de despreció con la cual la miro Camila. —Iré a decirle a Cameron que ya
estas lista para tu número. — Sin decir nada más, se retiró del lugar, dejando a Camila sola en el caluroso
camerino.
Se miró al espejo, ya no recuerda cuando fue la última vez que alguien la llamo 'linda', 'hermosa' o 'sexy' o
la última vez que alguien la trato como una mujer en general... Claro, la última vez que alguien la tratara así
sin tenerla semi desnuda al frente suyo. Se sentía inútil pero ¿qué podía hacer? Este es el negocio familiar.
Por más que no le gustara, esto era lo que su familia la obligo a ser, su reputación.
—Sales en cinco. — Cameron se asomó por la puerta en ese momento. —Apresúrate. — Y con un fuerte
P 5-5
golpe cerró la puerta, sacando a Camila de sus profundos pensamientos.
—Bueno... — Suspiro audiblemente. —Es solo otro día en la oficina Camila. — Abrió uno de los cajones
del vestidor y tomando uno de sus tantos moños característicos y su bata de seda blanca, salió del pequeño
lugar, dejando solo un portazo reflejando su frustración consigo misma.
Ah ya doy The Stripper who?

P 5-6
Capítulo 4 - "Lauren"
54.8K 2.7K 1.2K
by gotdynamites

— ¿A dónde vas? — Ian, siendo la persona curiosa que siempre fue, no pudo evitar sentir curiosidad al ver
como la habitación de su novia se había transformado en un enorme desorden de ropa, zapatos, y bolsos. Eso
solo podía significar una cosa; Lauren saldría.
—Saldré con Normani. — Respondió Lauren cortamente. Estaba en lo cierto.
—Ah...
— ¿Ah? ¿Ah qué? — Lauren dejo de mirarse al espejo por un momento para ver a un confundido Ian en la
puerta de su habitación, el muchacho parecía estar sumergido en un profundo pensamiento. — ¿Qué sucede
Ian?
—Nada... Es que... Cada vez que sales con Normani solamente puedo pensar en problemas. — Rió.
—Hey, yo sé que Mani no es la mejor en eso de mantener la compostura. Pero créeme, sabe lo que hace. —
Volvió su atención al espejo e intento terminar de alisar su cabello. —Además tus amigos no son unos
ángeles tampoco. — Le reclamo.
—Eso es cierto. — Tomo asiento en la cama de Lauren, bueno, mejor dicho en el único espacio de la cama
de Lauren que no estaba cubierto por su incontable cantidad de vestidos. — ¿Y a dónde irán?
Lauren se paralizo por completo. No podía decirle a su novio y futuro esposo que su mejor amiga estaba a
minutos de llevarla a un club para adultos. Si bien la ojiverde siempre fue 100% sincera con Ian, al igual
que el lo fue con ella, sabía que el chico era demasiado inseguro de si mismo y a pesar de que confiaba en
ella plenamente, si le decía en que consistían sus planes para la noche el iba a ponerse intranquilo
imaginando un montón de situaciones que podrían llegar a ocurrir durante su ausencia. Y conociéndolo, hasta
podía llegar a tener un ataque de pánico. Exagerado, si, pero así era él.
Lauren conoció a un humilde Ian Dallas durante una de las tantas jordanas de entrevistas de trabajo que tuvo
que atender en la empresa familiar, hace aproximadamente cinco años. El joven atravesó con sus nervios al
máximo la puerta de una recién graduada de la universidad de economía Lauren Jauregui para intentar
ganarse el puesto de encargado de seguridad de la empresa, desde ese entonces la joven noto que el chico
era sumamente inseguro de sí mismo y demasiado tímido, cosa que a Lauren y a su padre les transmitió
cierta confianza y lo cual le resulto un atributo favorable para el al momento de elegirlo para el tan preciado
puesto. En parte, Lauren amaba la forma en que él muchacho se sentía intimidado ante su presencia, a pesar
de que él era dos años mayor que ella, la hacía sentir como la jefa que su padre siempre le comentó que
quería que fuese cuando se hiciera parte del negocio familiar, pero luego sentía culpa porque el joven solo
intentaba hacer bien su trabajo y ella solo ocasionaba que sus nervios le jugaran una mala pasada y que en
consecuencia el chico cometiera errores en sus tareas laborales, errores que obviamente ella se encargó de
perdonar y encubrir.
Le tomo a Ian al menos dos años para decirle a Lauren que era hermosa, un día jueves cuando la empresaria
entro a su pequeña oficina para preguntarle amablemente si tenía alguna pluma que pudiera tomar prestada
P 6-1
ya que la suya se había quedado sin tinta, y le tomo solo tres segundos arrepentirse y disculparse con su jefa
pensando que lo que había dicho había estado completamente fuera de lugar, así fue como Lauren descubrió
que el chico tenía una tendencia a hablar rápidamente cosas sin sentido sin poder evitar tartamudear en
algunas ocasiones cuando creía que se había metido en serios problemas, habito que después se volvió algo
molesto con el correr de los años. Después de eso, le tomo cuatro meses más retomar valor para invitar a su
jefa a salir, o al menos intentarlo, ya que Lauren tuvo que descifrar lo que el chico estaba intentando decir
con sus tartamudeos. No les tomo más de cinco citas en darse cuenta de que merecían una oportunidad en el
amor, y después de la sexta cita lo suyo se volvió oficial.
Y ahora estaban en esta instancia, dos años y medio de relación y a seis meses de dar el 'sí'. A Lauren le
gustaría decir que muchas cosas cambiaron desde ese entonces, pero no, Ian sigue siendo el mismo chico
inseguro, humilde y tímido que conoció hace cinco años. Lo cual era bueno, a Lauren le gustaban las
opciones seguras, y sabía que Ian era una.
Entre tantos pensamientos, Lauren se olvidó que aún tenía la planchita para alisar el cabello encendida en su
mano y peligrosamente muy cerca de una de sus orejas, fue tarde cuando se dio cuenta de esto, ya se había
quemado accidentalmente.
— ¡ME CAGO EN LA... — Tomo una gran bocanada de aire para evitar seguir gritando de esa manera. Si
su madre la escuchara en este momento seguramente la hubiese regañado.
— ¿¡Estás bien!? — Ian preguntó rápidamente.
—Sí, estoy bien, es solo una quemadura. — Respondió estando ya más calmada. —Probablemente iremos a
tomar unos tragos a un bar, escuchar un poco de música, algo tranquilo. Sabes que no me gusta todo eso de
fiestas alocadas y descontroladas. — Una de las características típicas de Ian era su manera de creerse todo
lo que las personas le decían. Y a Lauren le gustaba tomar ventaja de eso cuando esa necesario.
—Oh, Nick me dijo que se presentara con su banda en El Cuervo esta noche. Tal vez deberían ir ahí, son
muy buenos. — Bingo, había caído en la trampa.
—Sí, le diré a Normani, seguro que le encantara la idea. — Siguió con su mentira.
—Tal vez debería ir yo también. No quiero ser un mal amigo, Nick siempre me ha apoyado en todo.
— ¡NO! — Lauren lo detuvo rápidamente y no pudo evitar reprenderse a sí misma cuando vio la mirada de
confusión en el rostro de su novio. Si iba a seguir con la mentira, debía hacerlo bien. —Digo, ¿por qué
mejor no te quedas aquí esta noche y de paso cuidas de Buster? Sé que Nick lo va a entender...— Le sugirió,
Ian frunció el ceño dándole a entender a Lauren que no le gustaba mucho la idea de pasar la noche con su
perro. —Por favor, prometo recompensarte en cuanto vuelva a casa. — Se acercó a él y envolvió sus brazos
alrededor de su cuello mientras se sentaba sobre su regazo. Conocía las debilidades de su amado, y sabía
que el sexo era una de ellas. Pero claro, Ian era muy vergonzoso como para admitirlo, solo dejaba que las
cosas pasaran por si solas (O que Lauren prácticamente se arrojara encima de él). Ian aprovecho la
oportunidad para abrazar su cintura con sus brazos y apoyar su frente contra la de ella.
— ¿Recompensarme eh? — Preguntó con picardía, a veces Lauren no lograba entender como de a momentos
Ian parecía tener toda la confianza del mundo y que cinco segundos después se convierta en un tonto inseguro
de todo lo que lo rodea. —Está bien, cuidaré de tu perro.
P 6-2
—Buster. — Lo corrigió.
—Cuidaré de Buster, amor.
—Genial. — Sabía que su salida ya estaba asegurada y no tendría que preocuparse por Ian sospechando de
sus planes, así que le agradeció besando sus labios de una forma excitante, si iba a recompensarlo más tarde
debería por lo menos darle un pequeño adelanto ahora, además, sabía que lo necesitaría después de pasar la
noche en un club de strippers. Antes de separar sus bocas, Lauren tomó entre sus rojos labios el labio
inferior de Ian y le dio una juguetona mordida para luego dejarlo libre. — ¿Podrías ir a la sala mientras
termino de cambiarme y me avisas cuando Normani llegue?
— ¿No puedo quedarme y ver cómo te cambias? Digo, después de todo no es nada que no haya visto. —
Lauren lo fulmino con la mirada. —Lo... Lo s-siento La-auren, no quise hacerte enojar o...
—Está bien cariño. — Se puso de pie. —Es solo que tengo prisa y sabes que si te quedas a mirar, no
terminare nunca más.
—Tienes un punto ahí. — Ian también se puso de pie y se dirigió a la puerta de la habitación. —Y Lauren...
— Se detuvo.
— ¿Si?
—Luces hermosa. — Le sonrió, y ella no pudo evitar devolver el gesto. —Voy a darle de comer a Buster.
Y era en este tipo de ocasiones las que le hacían creer a Lauren que estaba siguiendo el camino correcto con
respecto a su vida... ¿Podría eso cambiar esta noche?
____________________________________________________
— ¿Cómo estas gatita? — Cameron, uno de los encargados principales del club Electric City, decidió
tomarse un descanso de todo el alboroto que estaba sucediendo en el lugar y hacerle un poco de compañía a
una solitaria y desconcertada Camila en la barra de tragos. No podía creer el incontrolable ritmo que el club
estaba teniendo esta noche. Si bien las noches de Sábados ya de por si eran una locura, hoy parecía haber
más gente que de costumbre. —Tu padre dice que hay una enorme fila afuera, y que están ansiosos por entrar
al acto de las 22.30. — Le comentó a la chica mientras se sentaba a su lado en uno de los taburetes vacantes,
donde ella, aun vestida con su pequeña bata de seda (abotonada, por supuesto) y sus orejitas de gato, miraba
el descontrol que se vivía dentro del lugar, total y especialmente alejada de los hombres que pensaban con
la cabeza equivocada.
—Qué emoción. — Comentó la joven irónicamente mientras le daba un gran sorbo a su vaso de whisky.
— ¿Estas bebiendo? — Camila le dio una mirada como diciendo '¿Qué no es obvio?' — ¿No deberías estar
trabajando? — El chico tenía un buen punto. Ella termino el resto de su bebida antes de girarse y pedirle al
cantinero del club que le sirviera otro vaso.
—Cuando estaba a punto de salir a hacer mi número, Papá me detuvo y me dijo que no quería que subiera al
escenario hasta que la misteriosa empresaria que festejara su despedida de soltera aquí llegase. — Se río.
—Creo que necesitare unos tragos después de todo, será una noche pesada.

P 6-3
Cameron asintió haciéndole saber a Camila que había entendido su situación. Si bien el joven era la mano
derecha de Alejandro Cabello y lo respetaba más que nada en el mundo, tenía demasiado sentido común y, a
diferencia de su jefe, un corazón. Entendía las cosas que las chicas y chicos del club habían sufrido en su
pasado, especialmente Camila; la entendía perfectamente de los pies a la cabeza, sabía por todo lo que la
chica había pasado y hasta lo que el día de hoy tenía que enfrentar, era una de las pocas personas que
parecían escucharla cuando lo necesitaba pero a pesar de todo eso, nada cambiaba el hecho de que Cameron
también era un hijo de puta con ella cuando era necesario.
— ¿Quién crees que sea? — Preguntó el chico de la nada y Camila pareció no entender su pregunta. No
sabía si era por el alcohol que ya estaba haciendo estragos en su sistema o el hecho de que su mente estaba
en otra parte. —La empresaria. — Le aclaro.
—No lo sé. — Volvió a la realidad. —Pero probablemente sea de esas tipas que vivieron la mayor parte de
su vida siguiendo las instrucciones que le metieron en la cabeza al pie de la letra y ahora que está a punto de
comprometerse con alguien por el resto de su existencia, de seguro quiere saber qué se siente romper las
reglas, ir a lo prohibido, caer en la tentación... Al menos por una noche. — La joven no pudo evitar reírse al
ver la mirada confundida de Cameron. —No me mires así. No soy adivina Cam, son solo cosas que pasan
con frecuencia aquí.
—Pues, en realidad, ella aparenta ser exactamente como la describiste. — Le comentó mirando a una de las
nuevas bailarinas que había sido contratada hace unas semanas subir al escenario, su número estaba a punto
de comenzar y de seguro no se lo quería perder.
—Wow, espera...— Camila dejo su vaso sobre la barra y tomo el rostro de Cameron entre sus manos, quería
que el chico la mirara de frente cuando respondiera a su pregunta. — ¿Tu sabes quién es?
—No debí decir eso...— Se reprendió a sí mismo. —Tu padre dijo que era un secreto. — Volvió la mirada
al escenario, maldiciendo cuando notó que la chica ya estaba comenzando a desvestirse y que se perdió una
de las partes más excitantes del strip tease, el comienzo. Además, esperaba que haciéndose el tonto y
mirando hacía otra parte, Camila se olvidaría del tema y así no tendría problemas con su jefe.
—Cameron, si no me dices quién es esta misteriosa mujer te puedo asegurar que puedo dejarte fuera de tu
puesto con solo una llamada a mi Padre...— Camila odiaba este trabajo, pero sabía que lamentablemente ser
la hija del jefe máximo del negocio tenía sus ventajas. —Sería una lástima que tengas que devolver ese
Ferrari a medio pagar. — El chico no pudo evitar girar su cuello rápidamente ante la mención de su más
preciado vehículo, la bailarina sabía cómo presionar todos sus botones y había dado en el blanco.
Cameron tomo una gran bocanada de aire antes de responder, estaba en las cuerdas del ring y estaría
derrotado por knock out si no le respondía a la hija del temible Alejandro Cabello lo que quería saber.
—Su verdadero nombre es Lauren. Es todo lo que se.
SISISISISIIS Ascoooooooo

P 6-4
Capítulo 5 - "Tick. Tock..."
55.6K 2.7K 538
by gotdynamites

Alrededor de las 23 horas de la noche del sábado, las amigas Lauren Jauregui y Normani Kordei partieron
rumbo a uno de los más famosos clubs para adultos de Miami con la esperanza de tener una noche de
diversión sin tener que preocuparse por el trabajo. Bueno, Normani no se preocupaba mucho por su trabajo
ya de por sí pero Lauren literalmente vivía en su oficina desde que su Padre le cedió parte del dominio de
las empresas Jauregui hace unos años como regalo de graduación.
Al llegar al lugar se encontraron con una fila que llegaba hasta el final de la otra manzana, en su mayoría
compuesta por hombres de más de cuarenta años que no parecían nada agradables a la vista delicada de
ambas mujeres. Lauren se sintió un poco aliviada porque sabía que sería imposible entrar al lugar por lo que
tendrían que buscar otro club o bar para ir a divertirse y así no le habría mentido a Ian... Bueno, no del todo,
pero por lo menos ya no sentiría tanta culpa de haberlo hecho.
Poco duró esa sensación de alivio, Normani ya tenía todo planeado desde mucho antes de que la empresaria
aceptara la invitación. 'Tranquila, yo me encargo' le dijo su amiga después de estacionar y salir del auto.
Para sorpresa de Lauren, Normani ni siquiera se paró al final de la fila, solo camino hasta el frente de lugar
y le hizo una seña con su mano para que siguiera sus pasos. Normalmente uno esperaría recibir todo tipo de
insultos por haberse colado en una fila de este tamaño y considerando que esas personas deben estar
locamente impacientes por entrar al ruidoso lugar para obtener algo de satisfacción y placer, pero para
sorpresa de las amigas, solo recibieron un montón de comentarios fuera de lugar de los hombres (y algunas
mujeres) que las admiraban de pies a cabeza desde la fila y no perdían la oportunidad para aclamar sus
irresistibles apariencias.
—Mani está bien, buscaremos otro lugar donde pasar la noche. No es necesario que sobornes a los de
seguridad. — Lauren conocía a su amiga, y sus costumbres, si había algo que Normani no lograra conseguir
entonces de seguro una buena suma de dinero lo conseguiría por ella.
—Lauren, fuera del trabajo deberías tan solo cerrar tu boca. — La calló rápidamente. —Hola, somos
Normani Kordei y Megan Rae. — Lauren miró a su amiga confundida por su tan amigable trato con uno de
los empleados de seguridad del club, pero de todos modos le sonrió, haciéndole saber que estaba
agradecida con ella por no haber revelado su verdadero nombre y haber respetado su privacidad. El guardia
de la entrada les sonrió a ambas amablemente, lo que sorprendió aun más a Lauren ya que al trabajar en un
lugar así se esperaba que sus empleados fueran unos cerdos sexistas justo como sus clientes.
—Las están esperando señoritas. Felicidades por su compromiso señorita Rae. — El guardia aprovecho la
oportunidad para felicitar a Lauren, ¿Pero cómo sabía el que Megan... O más bien Lauren, estaba
comprometida?
— ¿Nos están esperando? — Decidió preguntar cuando el guardia levanto la cadena de seguridad y les dio
acceso a ambas a un pasillo que las llevaría a la entrada del club. Normani le estaba escondiendo algo a
Lauren, la conocía demasiado para no darse cuenta, y en ese momento solo podía pensar en lo que Ian le
había dicho hoy temprano en su habitación mientras se estaba preparando para salir.

P 7-1
"¿Qué sucede Ian?"
"Nada... Es que... Cada vez que sales con Normani solamente puedo pensar en problemas."
Al parecer su novio estaba en lo cierto.
—Bueno, Lauren. Considerando que es muy difícil lograr que salgas un sábado por la noche a divertirte, creí
que sería bueno aprovechar esta oportunidad y festejar tus últimos meses de soltería.
— ¡NORMANI! — No podía creer lo que su amiga acababa de hacer. —No voy a festejar mi despedida de
soltera en un lugar tan desagradable como este.
—Tranquila. Solo tomaremos unos tragos, te pones al día con los invitados y te vas. — Lauren nunca podría
estar de acuerdo con una idea así.
— ¿Invitados? ¿Qué invitados?
—Solo son un par de tontos que trabajan para ti, ya sabes, de esos que están lamiéndote el trasero todo el
tiempo. — Eso es gracioso porque la mayoría de sus empleados excepto por Ian y Normani parecían hacer
exactamente eso cada vez que veían a la empresaria en algún rincón de la empresa.
— ¿Te refieres a toda la empresa? Pero ellos no son mis amigos Normani, son mis empleados. Ni siquiera
conozco sus nombres.
—Lo sé. Y no tienes muchos amigos porque tu vida social apesta. — Parecía que la morena aprovechaba
cada oportunidad que tenía para recordarle a Lauren su patético estilo de vida y su estúpido principió de 'me
gusta mi privacidad' que utilizaba seguido. —Por lo menos una o dos horas Lolo, luego te llevo a tu casa
para que puedas revolcarte con el tarado de tu novio. — Suspiró. Estaba derrotada.
—De acuerdo... Solo una hora y media, como mucho dos. Luego me llevas a casa.
—Como quieras. — Después de atravesar el largo pasillo solamente iluminado por unas luces rojas muy
tenues, dándole al lugar un toque de sensualidad, llegaron hasta las puertas que separaba el club de la
entrada de este, la música ya se podía escuchar claramente tanto como los gritos de los cerdos desesperados
por algo de sexo que estaban dentro y dos personas, más bien un chico con su torso desnudo y una chica con
solo una pequeña bata blanca cubriendo su cuerpo (que se transparentaba mucho para el gusto de Lauren),
esperaban junto al marco de las puertas para facilitarle la entrada a los clientes, supuso que era parte de los
servicios que el club ofrecía, después de todo supuestamente era el "mejor" entre muchos. En este caso el
chico fue el encargado de abrir las puertas para que ambas pudieran ingresar a divertirse, y Lauren no pudo
evitar mirar el gran tatuaje tribal que este tenía en su cuerpo, iba desde su cuello descendiendo por su
cuerpo hasta llegar a la parte baja de su abdomen perderse debajo de sus ajustados jeans y justo en una zona
que dejaba volar la imaginación. Esto no paso de largo ante la mirada de Normani, la cual por supuesto, mal
interpreto la forma que Lauren miraba al chico. —Diviértete.
____________________________________________________
Tick. Tock. Tick. Tock...

P 7-2
Camila se había pasado las últimas tres horas de su vida encerrada en su pequeño camerino, horas que
podría haber utilizado para leer un libro o para ponerse al día con su hermana menor Sofía. Solamente
estaba acompañada por el sonido del viejo reloj que colgaba de la pared, lo cual le resulto un tanto cómico
ya que ella siempre odio los relojes de agujas, probablemente porque nunca aprendió a leer la hora en ellos
o simplemente porque desde que tenía quince años sabía que cuando la manecilla pequeña llegara al número
12, la característica música de su acto empezaría a sonar en el club y ella tendrá que salir ahí afuera a
subirse a un escenario solo para sentirse humillada frente al público. Una vez más.
Podría decirse que hoy había sido en parte su 'día de suerte', Alejandro le había ordenado que no saliera ni
de casualidad de su camerino hasta que la empresaria, o mejor dicho, esa tal Lauren llegara al lugar.
Ordenes que Camila no considero de importancia cumplir, así que no fue nada agradable cuando su padre la
vio a través de la puerta de su oficina sentada en la barra absorbiendo cualquier bebida alcohólica que
tuviera a su alcance como si fuera una clase de esponja, no tardo más de cinco segundos en atravesar el club
y ordenarle a los gritos y a la vista de todos los empleados y personas del público que se fuera a su
camerino inmediatamente. Al parecer Camila tardó en entender las ordenes que le estaban siendo dadas ya
que definitivamente todo el whisky que consumió previamente estaba comenzando a pasarle factura, así que
Alejandro tuvo que tomarla del brazo y literalmente arrastrarla hasta llegar al lugar de donde no tendría que
haber salido en primer lugar. 'Más te vale que lo hagas bien esta noche.' Fue la última orden que le dio antes
de cerrar la puerta del cuarto y encerrarla con llave.
Definitivamente se había metido en un lio. Pero para su suerte, sabía que su padre se olvidaría de ello tan
pronto como la noche termine.
Intentó practicar su rutina de baile para matar el tiempo y para que todo saliera perfecto como se le había
ordenado, pero estaba demasiado alcoholizada como para caminar correctamente en sus zapatos de tacón
alto y tuvo que sentarse, estaba comenzando a tener mareos y no podía permitir que su irresponsabilidad le
impidiera hacer su show, por su propio bien. Su única solución accesible en ese momento y en esas
condiciones era intentar enviarle un rápido mensaje de texto a su madre para saber si conocía algún remedio
casero para curar la borrachera lo más pronto posible; después de todo Sinu había tenido que lidiar con un
alcoholizado Alejandro una gran cantidad de veces durante su matrimonio, algo debía saber... Y si, después
de una gran taza y media de café negro con sal y un antiácido Camila se sentía completamente sobria.
—Solo cinco minutos para tu acto y ya eres libre Camila...— Nunca estuvo tan agradecida de un día de
trabajo como lo estaba hoy, no le importo que su padre la haya tratado como una empleada más del club y no
como a su hija frente a todas las personas presentes y tampoco le importaba lo que esas personas pensaran,
solo le importaba cumplir con su jornada e ir a su casa para dormir hasta su próxima vida, si eso fuese
posible.
—Gatita... — A pesar del fuerte volumen de la música que estaba sonando en el club, Camila pudo
reconocer la voz y el característico toquido de Cameron al otro lado de la puerta.
—Te diría que pases, pero mi padre cerró la puerta con llave. — Gritó para que el chico pudiera
escucharla.
—Oh... Bueno, hablando de tu padre, quiere saber si ya estas lista. — Miro nuevamente al reloj de la pared.
¿En qué momento la aguja pequeña del reloj se había movido tan cerca del 12? Había perdido la noción del
tiempo por quedarse perdida en sus propios pensamientos, otra vez.

P 7-3
— ¿Podrías abrir la puerta primero?
— ¿Estas vestida? —Cameron no era del tipo de hombres que trataba a las mujeres con respeto, en especial
a las que trabajaban en el club. Pero de algún modo u otro, siempre respeto a Camila... Pero tal vez solo lo
hacía porque era la hija de su jefe y al igual que ella le temía a Alejandro, no tenía otro motivo para hacerlo,
al menos no uno que Camila pudiera pensar.
—Lo más vestida que se me permite estar. — Ante su respuesta, el joven no tardo más de dos segundos en
abrir la puerta con la copia de las llaves que el padre de la chica le había otorgado cuando comenzó a
trabajar como su mano derecha.
—Está aquí.
— ¿Quién? —El la miro y levantó ambas cejas, como intentando darle un mensaje, uno que decía 'sabes de
quién estoy hablando' —Oh... Ella.
—Si... Ella... Pero aparentemente no está muy conforme con el lugar así que lo que tengas que hacer, será
mejor que lo hagas rápido. En lo posible antes de que se vaya
— ¿Y por qué yo tengo que encargarme de entretenerla? ¿Qué soy? ¿Su bufón?
—No, pero si vino hasta aquí es por algo y deberíamos darle lo que quiere. Aparte sabes cómo es tu padre,
piensa que si personas ricas vienen al lugar y se van conformes van a dejar más dinero y todo eso.
—Bueno, pero todos me están insistiendo para que yo salga ahí y le de 'lo que quiere', y ni siquiera sabemos
si la tipa es lesbiana... Y supongo que no lo es. Es una presión innecesaria. Si se quiere ir, solo que le abran
la puerta y ya, vendrán otros clientes desesperados mucho más ricos que esta empresaria y además, de
seguro ella tiene mejores cosas que hacer que perder el tiempo en un lugar asqueroso como este. Como estar
con la persona que ama, por ejemplo. —Momentos de reflexión mezclados con un poco de alcohol y charlas
como esta, no era una combinación muy favorable en Camila.
—Camila... —Suspiró. — Sé que no te gusta escuchar esto, pero eres una de las mejores bailarinas aquí, y
no sé cómo lo haces pero siempre ocasionas cosas en la gente que... No lo sé, es imposible controlarlas. —
Camila rio.
—Eso se llama 'tentación', Cameron.
—Bueno, digamos que tientas a las personas. Ese es el punto de este trabajo después de todo. —Apoyo sus
manos en los hombros de las chicas para apretarlos levemente, tratando de darle ánimos. —Solo serán dos
minutos, y luego puedes irte.
—Está bien. —Sin importarle la presencia del chico, Camila desabotono su bata dejando al descubierto su
cuerpo semi desnudo, cubierto solamente por un elegante conjunto de lencería negra. —Terminemos con esto
por hoy.
Cameron ya estaba acostumbrado a ver a la hija del jefe dando vueltas por el club sin nada más que su ropa
interior puesta, y al parecer no era algo que le llamaba la atención como a cualquier hombre que solía
frecuentar el lugar. Camila ya había perdido la cuenta de la cantidad de empleados que habían intentado

P 7-4
sobrepasarse con ella en cierto punto y las veces que se metió en problemas por su corto temperamento,
pero realmente no le importaba, no era su culpa que los empleados de su padre sean unos cerdos sexistas.
Pero con Cameron no se sentía incomoda en absoluto. Ambos tenían la misma edad y se conocían desde su
infancia ya que el padre de el chico solía ser socio de Alejandro Cabello, eso fue hasta que murió en un
trágico accidente automovilístico cuando el era solo un bebé, y cuando cumplió diecinueve años el joven
decidió ocupar los zapatos de su padre y entrar en el asqueroso negocio de los clubs para adultos. Camila
nunca pudo entender por qué su amigo, teniendo miles de salidas diferentes, había decidido seguir este
camino. Ese era el principal problema, la decisión; pudo haber tenido la oportunidad de ser un abogado, un
doctor, un exitoso actor, y miles de trabajos mil veces más dignos que este... Ella ni siquiera había tenido la
oportunidad de decir "no" cuando su padre la involucro en este negocio.
—Espera... —Se detuvo a unos pocos pasos del escenario para hacerle una última pregunta al joven que
caminaba a su lado. — ¿Cómo es ella? Digo, ¿cómo luce? tengo que saber a quién debo prestarle más
atención en particular. —Cameron rio ante la curiosidad de la bailarina.
—Oh gatita, te va a encantar... Ella tiene los ojos verdes más hipnotizantes que podrías llegar a ver en
probablemente toda tu vida. —Le dio unas palmadas en la espalda antes de abandonar a Camila en las
escaleras del escenario. — Buena suerte.
—'Ella tiene los ojos verdes más hipnotizantes que podrías llegar a ver en probablemente toda tu vida' —
Imito con un tono gracioso la voz del chico y luego se rio de su comentario, no podía tomarse en serio este
trabajo cuando Cameron hacía acotaciones como esas. —Sí, claro.
Uffff...???????? :(??

P 7-5
Capítulo 6 - "Cuarto Pasión"
66.1K 2.9K 2.3K
by gotdynamites

—Me quiero ir de aquí.


Decir que la última hora de la vida de Lauren había sido una pérdida de su tiempo, podría ser un
entendimiento; se había pasado los últimos sesenta minutos pretendiendo conocer gente que no era de su
importancia a la cual nunca se había molestado en conocer antes, ella no era quién tenía que socializar con
sus empleados en la empresa, su padre siempre se encargaba de eso. Algunas personas le resultaban
familiares, pero aun así no recordaba sus nombres, o sus apellidos, o sus nombres de pila. A los demás
presentes, ni siquiera estaba segura de que fueran empleados suyos.
Aunque a pesar de eso, Normani conocía muy bien a los invitados y cada vez que Lauren intentaba pretender
estar interesada en saber el nombre de alguno de los presentes, no dudaba en susurrarle disimuladamente en
su oído el nombre de la persona en cuestión. Y aunque Normani amaría ver a su mejor amiga humillarse
frente a las personas que la consideran como su autoridad máxima, no podía dejar que eso pase.
—Ni siquiera lo estas intentando Lauren.
—Tal vez no lo 'estoy intentando' porque yo no debería estar aquí. Debería estar en casa, durmiendo con
Buster.
—O revolcándote con tu novio... —Agregó Normani con una pícara sonrisa. —Lauren, la noche recién
empieza y ni siquiera le estas prestando atención al show.
—Digamos que ver a personas con poca ropa deshacerse de dichas prendas no es algo que me interese.
—Pero aun así dejas que el tonto de Dallas se desnude frente a ti.
— ¡NORMANI! —Lauren ya se estaba hartando de las innecesarias acotaciones de su amiga.
—Bien, lo siento. —Bien en el fondo ella sabía que en realidad no lo sentía. —Vamos a la barra, necesitas
unos tragos.
—Lo que necesito es una mejor amiga con sentido común.
—Que tu sentido común sea anormalmente diferente al mío no significa que yo no tenga. Ahora cierra la
boca y embriágate de una buena vez.
Normani siempre fue la clase de amiga que incitaba a Lauren a tomar malas decisiones. No la mal
interpreten; Lauren amaba a su mejor amiga con su vida, ella fue una de las personas que siempre estuvo a su
lado apoyándola, ayudándola, y queriéndola incondicionalmente sin siquiera pedir algo a cambio desde que
se conocieron veinte tres años atrás en el jardín de niños, cuando ambas tenían apenas cinco años de vida.
Solo que conforme el tiempo avanzaba y ambas chicas fueron creciendo y madurando, una opto por el
camino de la rebeldía mientras que la otra siguió viviendo su vida al pie de la letra.

P 8-1
Su mejor amiga había estado ahí para consolarla a los nueve, cuando Brad Simpson, uno de sus compañeros
de clase, la había avergonzado frente a todo el salón y se había reído de ella junto con sus amigos. Pero
también estuvo ahí a los dieciséis para darle unas palmadas en la espalda a Lauren cuando años más tarde se
vengó y humillo con clase al mismo chico y a su grupo de amigos frente a toda la escuela.
También estuvo a su lado a los quince, cuando su abuela Graciela falleció luego de una larga lucha con el
cáncer, y por supuesto sujeto fuertemente su mano tanto en el funeral como a los dieciocho, cuando Lauren
decidió hacer uso de su legalidad tatuándose una libélula la cual llamo 'Grace' en honor de su abuela.
Obviamente, también había estado presente a los veintidós, cuando Lauren se graduó con honores de la
Universidad de Economía de New York, y estaba sentada a su lado en su cena de graduación cuando su
Padre le entrego de sorpresa las llaves de una oficina la cual llevaba su nombre en lo alto de uno de los
edificios de Jauregui Enterprises.
En el corto trayecto que ambas amigas caminaron desde el sector VIP del club hasta la barra de tragos al
otro lado del lugar, todos esos recuerdos invadieron la mente de la ojiverde. Los recuerdos de su vida que
más se habían grabado en su memoria los había compartido con su mejor amiga, y definitivamente quería
compartir todo lo relacionado con su boda con ella también. No debía permitir que su bajo perfil se
interpusiera en ello, por lo tanto decidió hacerle caso a Normani, embriagarse, tener una buena noche y
celebrar sus últimos meses se soltería. Después de todo, se lo merecía después de la semana de trabajo que
había tenido.
—Estoy de humor para un buen trago de todo lo que contenga vodka. —Lauren rio conociendo ya la
costumbre de su amiga. —Hey Rojito... —Normani llamó al joven cantinero usando de referencia su peli
roja cabellera. Así era ella, educada pero al mismo tiempo grosera. —Prepárame un cocktail criollo por
favor.
—Que sean dos, por favor. —Añadió Lauren antes que el cantinero pusiera manos a la obra.
—Así que, dejaste a Ian para que cuide a tu perro. —Le comentó entre risas. —Te lo juro Lauren, tienes a
ese sujeto rendido a tus pies.
—No lo tengo rendido a mis pies... —Se defendió. — Solo que Ian es fácil de manipular, eso es todo.
— ¿Manipular? —En ese momento los pequeños engranes en la mente de Normani empezaron a girar y las
palabras de Lauren comenzaron a tener sentido. —Ohh... ¿Le mentiste no es cierto?
—No le mentí, solo no le dije exactamente a donde iba porque no quería preocuparlo. Ya sabes como es.
Desde mi punto de vista eso es ser una novia atenta y considerada.
—Aun así le mentiste. —Normani volvió a reírse. — Mírate Jauregui, parece que juntarte tanto tiempo
conmigo por fin está dando frutos. —Lauren estaba a punto de iniciar una discusión con su amiga de no ser
por un misterioso joven con una sonrisa amigable que se acercó a ellas justo antes de que sus palabras
dejaran su boca.
— ¡Hola! —Las saludo a ambas amigablemente.
—Buen intento Ken, pero será mejor que te vayas antes de que patee tu trasero. —Lo amenazo la morena. —
P 8-2
Ella se está por casar y yo no estoy interesada en chicos que visten mejor que yo.
—Normani... —Le susurró a su amiga para intentar lograr que cierre su boca, o se comporte un poco más
educadamente.
—Oh si lo sé, solamente vengo a ver como la estaban pasando. Soy Cameron, uno de los encargados del
club. —Se presentó.
—Ah, ¿tú eres con quien hable por teléfono verdad? —Preguntó Normani y el chico asintió. —Lo siento,
pensé que eras unos de esos tipos que intentan meterse en los pantalones de todas las chicas que ve.
—No hay problema. —Miró a Lauren. — Supongo que tú debes ser Lauren.
— ¿¡Qué!? —Pregunto rápidamente, no sabía si había escuchado mal debido a la alta música del lugar o ese
tal Cameron sabía quién era ella en realidad.
—Di-digo... Tú debes ser... Em... ¿Megan? —Lauren asintió luego de escuchar nuevamente la pregunta del
joven, aunque no sabía que por dentro Cameron se estaba regañando así mismo y que al mismo tiempo
festejaba el hecho de que ella no se había dado cuenta de que él sabía su verdadera identidad. —Bueno
señoritas, les recomiendo que se pongan cómodas porque nuestro mejor acto está a punto de subir al
escenario. —Cuando vio al cantinero acercarse a las chicas con sus tragos, añadió. — Oh y disfruten de esta
ronda de tragos mientras observan el show, corre por cuenta de la casa.
— ¡Muchas gracias! —Agradecieron ambas al mismo tiempo.
—No es molestia señoritas, que tengan una linda noche. —Se despidió de las mejores amigas con un guiño
luego de esas palabras.
—Eso fue... Inoportuno y raro. —Comentó Lauren.
—Sí, pero supongo que por eso consideran este lugar como el mejor de Miami. —Normani puso su vaso de
alcohol frente a los ojos de Lauren. — El lado positivo es: tenemos bebidas gratis. —Rio.
—El mejor acto del club, ¿Qué crees que sea?
—No sé, pero espero que involucre a ese tipo de la entrada con el tatuaje al que tanto miraste al entrar, con
ropa interior muy ajustada.
—Yo no lo estaba mirando. —Se defendió Lauren. — Bueno, sí, lo mire. Pero no de ese modo y no con esas
intenciones que tú crees.
— ¿No? Por favor Lauren, estabas totalmente interesada en él.
—Claro que no, esa clase de tipos no son de mi interés.
— ¿Y qué es de tu interés entonces?
Antes de que Lauren pudiera responder a la inútil pregunta de su amiga, las luces del lugar se volvieron más
tenues de lo que ya estaban. La mayoría de los presentes en el lugar comenzaron a aplaudir, gritar
P 8-3
incoherencias y/o groserías y algunos tuvieron el desagrado de silbar o aullar como unos animales. Hasta
Normani dejo escapar un pequeño grito como para involucrarse un poco más en la onda del club.
No se había dado cuenta que la música se había detenido por completo hasta que el público se calmó y en su
mayoría comenzó a acercarse al escenario, tampoco se dio cuenta en que momento el escenario había sido
completamente re-decorado luego del último acto, pero a comparación de este el ambiente era un poco más
simple; Ahora una enorme bola de espejos colgaba sobre el centro de este y al fondo se podía divisar un
enorme bulto cubierto con una cortina blanca, como si fuera una sorpresa que estaba a punto de revelarse en
cualquier momento para el deleite de los espectadores.
El ritmo volvió al ambiente cuando la canción 'Lady' de Lenny Kravitz empezó a retumbar a través de los
parlantes y la enorme cortina blanca desaparecía, dejando al descubierto una jaula lo suficientemente grande
para que una persona pudiera entrar ahí... Y de hecho había una persona ahí.
Pero Lauren no se dio cuenta ni de la música que sonaba, ni en qué momento la cortina desapareció, pero
cualquiera podría darse cuenta cual era el centro de distracción de Lauren; la chica sobre el escenario. Si
ninguno de los bailarines anteriores había logrado captar la atención de la empresaria, esta chica sin duda lo
había hecho.
La bailarina salió de su encierro justo antes de que la canción alcanzara el estribillo, ahí fue cuando Lauren
entendió el porqué de la escenografía cuando vio las pequeñas orejitas de gato que decoraban la cabeza de
la chica, y eso, junto con su conjunto de ropa interior de lencería, eran las únicas prendas que cubrían su
desnudez. Camino hasta el centro del escenario, sonriendo juguetonamente mientras mordía su lengua y los
espectadores comenzaban a ponerse locos, pero de alguna forma u otra todos se quedaron callados, más
precisamente con la boca abierta, cuando la bailarina comenzó a mover sus caderas al ritmo de la guitarra
eléctrica de la canción.
Tenía que admitir, que la chica sabía perfectamente cómo moverse para provocar una reacción en los demás
y eso era evidente por la actitud atónita que tenían las personas presentes en el lugar, podía jurar que hasta
vio al cantinero romper un vaso por estar viendo la rutina de baile que estaba ocurriendo sobre el escenario.
Y como imagino, todo esto se volvió peor cuando la bailarina se acercó lentamente al caño que se ubicaba
junto en el medio del escenario mientras relamía sus labios con una sonrisita burlona totalmente a propósito.
Si alguien hubiera dejado caer un alfiler en el medio del lugar, bueno, quizá no se hubiera escuchado por la
alta música, pero era obvia la tensión que se estaba viviendo.
También debía admitir, que a comparación de las otras bailarinas que Lauren había visto solo unos segundos
desde que llego el club, esta chica era algo diferente; No era la típica rubia con lentes de contacto y con
todas las partes de su cuerpo posiblemente operadas por un cirujano plástico. No, esta chica era cautivante
de los pies a la cabeza, su cuerpo parecía una obra de arte y la ropa interior que tenía puesta no estaba
ayudando mucho a la cordura de la ojiverde. Su largo cabello negro brillaba y parecía ser más suave que la
seda y desde lejos pudo divisar el oscuro pigmento de sus ojos. Su cara era perfecta, tenía una mandíbula lo
suficientemente definida como para besar y morder incansablemente, sus cejas estaban perfectamente
definidas, su nariz perfecta, y sus labios carnosos y totalmente deseables. 'Esa cara tuya es un poema' pensó
mientras inconscientemente sonreía al prestarle totalmente toda su atención a esta increíble, profesional,
excitante y bella bailarina.
Lauren tampoco se dio cuenta que el acto había terminado, y mucho menos que había estado todo el tiempo
observando a la bailarina pretendiendo ser un gato como si fuera un pedazo de carne, totalmente atónita y
P 8-4
mordiendo su labio inferior mientras lo hacía. Pero Normani si se dio cuenta de esto.
—No respondas. Creo que ya lo descubrí. —Pero Lauren ni siquiera la escucho, seguía con su vista clavada
al escenario viendo como la bailarina cubría rápidamente su espléndido cuerpo con una pequeña bata blanca
y bajaba del escenario sin mirar atrás ni siquiera una vez.
____________________________________________________
—Gatita, aquí estas. —Cameron se mostraba muy feliz para alguien que había estado trabajando en el
ruidoso club desde temprano. — ¿A dónde vas? —Preguntó al ver a Camila, ya vestida más apropiadamente
con un jean negro y un sweater color piel, una enorme bufanda negra cubría su cuello para protegerlo del
frio aire de la calle.
—A casa. —Respondió colgando su mochila sobre su hombro derecho e intentando salir del camerino, pero
Cameron fue más rápido que ella al impedirle el paso.
—No puedes irte.
—Si puedo, mi acto acaba de terminar hace quince minutos. —Dijo confundida.
—No no... Surgió algo de último minuto. —Camila entrecerró sus ojos, como si eso le ayudara a pensar más
claramente.
— ¿Qué clase de 'algo de último minuto' exactamente?
—Un lap dance. —Respondió el joven con una pícara sonrisa.
— ¿Por qué no me lo dijiste antes de que me desvistiera? No creo que tengas idea de cuánto tiempo me tomo
sacarme el barato maquillaje que Eleonora usa en mi cara.
—Es que la interesada, bueno, como dice la palabra; tomo interés luego de verte bailar.
— ¿Interesada eh? —Arrojo su mochila de nuevo sobre el pequeño sillón rojo contra la pared del cuarto. —
Déjame adivinar. La chica de "los ojos verdes más hipnotizantes que podría llegar a haber visto" —Volvió a
imitar el tono que Cameron había usado antes de dejarla en el escenario.
— ¿La viste verdad? —No había forma de borrar la sonrisa del rostro de Cameron. —Siempre fuiste buena
adivinando.
—Como no verla, creo que su vestuario cuesta más que el club entero... Además eres muy obvio Cameron.
—En fin, cámbiate y te quiero en el Cuarto Pasión lo más pronto que puedas. —Le ordeno a la joven.
—Espera, yo no dije que iba a hacerlo. Mi horario termino. —Reclamó.
—Si pero tienes que cumplir con tus demás obligaciones, es tu trabajo.
—Aun así no lo hare. Estuve todo el maldito día esperando para poder irme de aquí. —Cameron suspiro,
mientras cerraba sus ojos y apretaba el puente de su nariz con su dedo índice y pulgar.
P 8-5
—No creo que quieras discutir esto con tu padre, ¿verdad Camila? —Ahí estaba, el lado más detestable de
Cameron. Si Camila ni siquiera podía soportar la actitud de su padre, imagina a tu mejor amigo actuando de
la misma manera. —Sé que algo te está incomodando, ¿qué te pasa?
— ¿La viste? —Su amigo asintió dándole a entender lo obvio. —Ella es perfecta.
—Sí, es bastante bonita. —Afirmo.
—No Cameron... —Camila hizo a un lado su mochila para poder sentarse en el sillón. —Me refiero a que es
la perfecta mujer, con la vida perfecta, perfecta ropa, perfectos amigos, probablemente perfecto futuro
esposo. Y si mal no recuerdo estamos hablando de la misma tipa que hace veinte minutos se quería ir de
aquí, dudo que de un momento a otro haya decidido qué quería meterse en un cuarto para que una bailarina
de un mugroso club le baile.
— ¿Insegura? —El chico dio en el punto.
—Tal vez. —Si había algo que Camila odiaba más que su trabajo, eran los prejuicios. Y sabía que a causa
de su trabajo recibía una buena cantidad de estos a diarios. Le molestaba que la gente ande por ahí con una
idea errónea de lo que ella realmente era.
Nunca se quejo acerca de los bailes privados que les daba a hombres y mujeres en el famoso "Cuarto
Pasión" del club, nunca lo hizo porque simplemente no se le permitía quejarse de absolutamente nada. Las
reglas eran simples: Toca a los clientes pero no dejes que ellos te toquen y en caso de emergencia llama al
guardia que cuida la puerta del cuarto y con algo de suerte él te escuchara. Gracias al cielo, ella había tenido
la suerte de que ningún cliente se había sobrepasado mientras estaba encerrado entre esas cuatro rojas
paredes observándola; ya se consideraba experta en las miradas, todas variaban en tamaños, colores, tonos y
brillos. Pero había algo en especial que para Camila las volvía completamente iguales al resto... El deseo
con el cual la admiraban.
Y hablando de miradas, estaría mintiendo si dijera que la mirada de una chica en especial que se encontraba
en la barra no le llamo la atención. No fue difícil identificar a la empresaria, que ahora conocía bajo el
nombre de Lauren, entre la multitud del lugar. Tal y como Cameron le había advertido, sus ojos la
hipnotizaron desde el momento que la cortina blanca que cubría su jaula desapareció, y no es que hubiera
podido evitarla si quiera; Lauren estaba frente al escenario y sus bellos ojos verdes penetraron su mirada
desde el primer minuto, y aunque Camila hubiese deseado poder tener más tiempo para devolver la mirada
de deseo que la empresaria le estaba dando, tenía que concentrarse el doble si quería que su rutina de baile
saliera bien, después de todo aún seguía un poco ebria. Pero debía admitir, que le gusto lo que vio.

—Te pidieron especialmente a ti. —Dijo Cameron sacándola de sus pensamientos. —Tienes 10 minutos.
Luego al Cuarto Pasión.
—Eleonora no está aquí. —Era obvio que la chica estaba buscando excusas para no cumplir con su trabajo.
—No importa, no creo que le preste atención a tu maquillaje después de todo. —Dijo fríamente. — Le voy a
decir a Normani que estarás lista en... —Miro su reloj. — ¡Nueve minutos Camila! —Le recordó antes de
irse para dejar que se prepare para su última rutina del día. Si tenía suerte.

P 8-6
— ¿Quién demonios es Normani? —Se preguntó a si misma antes de empezar a desvestirse.
____________________________________________________
— ¡Normani! —Lauren gritó desde su lugar intentando atraer la atención de su amiga, la cual había
desaparecido hace unos minutos dejándola sola en la barra. Gran error.
—Aquí estoy. ¿Qué sucede?
— ¿Dónde te habías metido? —Le pregunto, y la sonrisa que acompañaba la pregunta le indicaba a Normani
que su amiga de hecho no estaba molesta.
—Baño. —Mintió. — ¿Por qué estabas gritando así?
—Oh... —Se dio vuelta y señalo a una de las mesas del sector VIP en donde estaban celebrando su
despedida de soltera. — Ese idiota de camisa blanca. ¿Quién demonios es?
—Mark. Trabaja en el sector de atención al cliente.
—Bueno. El lunes a primera hora lo despido.
— ¿Qué? ¿Por qué? —Solo dejo a Lauren sola por unos minutos y ahora estaba completamente confundida.
—Rompió un vaso y derramo gaseosa en mis zapatos. —Dijo riendo. — Estos zapatos valen más que su
trabajo.
—Estas ebria. —Más que una pregunta, era una afirmación.
—Seeeeeeeeeeeh. —Su amiga volvió a reír aún más fuerte.
—Genial, entonces definitivamente vas a disfrutar tu sorpresa. —Normani susurro.
— ¿Qué?
—Nada.
—No. Dijiste algo de una sorpresa. Para mí. Y amo las sorpresas. —La sonrisa de Lauren podría poner
celoso hasta al niño más feliz de la tierra.
—¿Tanto como amas a Ian? —Aprovecho la oportunidad para bromear.
—Más que a Ian. —Respondió sin censura. — Ian es un idiota.
—Definitivamente tienes que beber más seguido. —Tomo el vaso a medio vació de las manos de Lauren y
lo apoyo sobre una mesa. —Ahora sígueme. —Y sin esperar respuesta, tomo el brazo de su mejor amiga y
comenzó a guiarla hasta su sorpresa. Ni que ella se a fuera a resistir de todos modos. — ¿Te gustan los gatos
Lauren?
—Amo a los gatitos. —Respondió riendo. — Son tan tranquilos, y peludos. Son como peluches con vida, y
P 8-7
que hacen popó por todos lados... Por eso tengo un perro, se llama Buster.
—Lo sé Lau, lo conozco.
—Buster ladra cada vez que quiere salir para ir al baño. —Para la suerte de la morena, ya habían alcanzado
el destino donde se encontraba la sorpresa de Lauren. El famoso "Cuarto Pasión". Ya no soportaba a la
empresaria hablando incoherencias a causa del alcohol.
—Descuida, este gatito hará que te olvides de tu perro por completo.
— ¿Y qué si es un gatito agresivo?
—No, es totalmente inofensivo. —Abrió la puerta del cuarto. — Entra, ahí está. —No era un trabajo difícil
convencer a una alcoholizada Lauren a hacer lo que uno quería.
—Normani, aquí no hay... —Pero antes de que pudiera reclamarle a su amiga la ausencia del animal, esta
había cerrado la puerta bruscamente cerrándola con llave. De un lado, Normani le estaba metiendo en el
bolsillo un billete de $100 dólares al guardia de la puerta para que no dejara salir a su amiga de ahí, y del
otro, estaba Lauren golpeando la puerta bruscamente, al parecer el pequeño complejo de claustrofobia que
la ojiverde tenía la había vuelto a un estado sobrio inmediatamente. — ¡NORMANI! ¡TE VOY A MATAR!
¡SACAME DE AQUÍ!
— ¿Cuál es la prisa, ojitos? —Lauren escucho una dulce y rasposa voz a sus espaldas, y realmente
cautivante. No le tomo más de dos segundos dejar de golpear la puerta y darse la vuelta, solo para volver a
voltearse hacía está nuevamente cuando vio a la misma bailarina que minutos antes había atraído toda su
atención y había encendido todos sus sentidos, de pie a sus espaldas. No podía darse la vuelta y no podía
mirarla si no quería sentirla, lo cual era el mayor problema, ya que Lauren si quería sentirá. Cada parte de
ella.
—Oh mi Dios...
JAJAJAJ esperemos xdxd Será? Tengo dudas :v

P 8-8
Capítulo 7 - "A punto..."
60.3K 2.7K 1.9K
by gotdynamites

— ¿Quieres sentarte o...?


—Quiero salir de aquí. —Lauren le respondió rápidamente a una confidente Camila.
—Créeme, es mejor si tomas asiento linda. —La chica que aún seguía dándole la espalda e intentando abrir
la puerta no respondió. —No se abrirá.
—Gracias por recalcar lo obvio.
—Sabes, no te veo muy feliz de estar en mi presencia. —Rio. — ¿Estas perdida acaso?
Lauren volvió a escuchar la ronca voz a sus espaldas, pero su subconsciente le dijo que sería una mala idea
darse la vuelta para observar de dónde provenía dicha voz, por qué ya sabía que se encontraría con una
imagen exquisita y excitante, lo que la hizo mantenerse de espaldas con su frente apoyada sobre la puerta de
madera y su mano intentando girar el picaporte, lo cual por cierto, no daba muchos resultados y solo
provocaba que sus nervios aumentaran.
—Créeme, uno no se pierde en un lugar como este a propósito. — Fue lo único que respondió mientras
tomaba una fuerte bocanada de aire e intentaba abrir la puerta de nuevo. Sin resultados. Iba a matar a
Normani tan pronto como pusiera un pie fuera de la oscura habitación.
—Oh ya veo... — Dijo la misma voz, que ahora parecía estar más cerca que antes. —Te viste obligada a
entrar aquí.
—Podría decirse.
— ¿Y qué fue lo que te obligo a hacerlo? —Lauren levantó su ceja derecha demostrando confusión, no que
la chica a sus espaldas iba a notarlo. — ¿Solo curiosidad o tu deseo por algo prohibido? —Ante la última
pregunta intento responder claramente, pero solo logro tartamudear como una idiota.
— ¿Q-qué? No. NO. Mi amiga me encerró aquí. Creo que pensó que era divertido o algo, no sé. — Giro su
cabeza hacia el costado derecho, mirando la pared que tenía en frente. Dándole a la hermosa chica que
estaba a sus espaldas una clara imagen del perfil de su pálido rostro, que seguramente ahora estaba más
pálido que de costumbre.
—Si claro. — Escucho una risita burlona. —Tu voz dice eso, pero tu lenguaje corporal dice otra cosa.
—Hablas como si me conocieras. — Respondió a la defensiva.
—Es verdad, no sé quién eres, o de dónde vienes, o cuál es tu historia de vida. Y no es que me interesara de
todos modos. — Volvió a soltar una risita burlona. —Pero sé lo que las mujeres como tu buscan. Te diría la
cantidad de mujeres que cruzaron por esa puerta buscando exactamente lo mismo que tú, pero ya perdí la
cuenta después de la numero veintisiete.
P 9-1
—Y ¿Qué es lo que estoy buscando? — Lauren volvió a responder con el mismo tono de burla que la chica a
sus espaldas había usado.
—No lo sé ojitos claros, tu dime. —Ya no podía soportarlo más, se sentía agobiada y el alcohol que había
consumido durante el transcurso de la velada no ayudaba mucho a su situación de nervios. El mundo ante sus
ojos comenzó a girar y el aire comenzó a faltarle.
—Mira, no sé qué clases de cosas estés acostumbrada a hacer en este... Lugar. — Lauren, completamente
enojada, se giró sin darle importancia a nada, ni siquiera que alguien pudiera verla y la reconociera (Como
si eso fuera a pasar, si nunca sale de su oficina) quedando de frente con la imagen de una chica de cabellera
morocha, una sonrisa burlona en sus carnosos labios y vestida solo con una pequeña bata blanca de seda y
una vincha en su cabeza que parecía tener forma de dos orejitas de gato 'qué ridícula para la clase de trabajo
que tiene' pensó para ella misma. —Pero en serio apreciaría si me dejaras salir de aquí.
—Y yo apreciaría si me dijeras a qué le tienes miedo, Lauren. — Se quedó con la boca abierta.
— ¿Có-cómo sabes mi nombre?
— ¿Acaso hay alguien que no lo sabe? —Camila le sonrió juguetonamente, su lengua apenas asomándose
entre sus dientes mientras ella la mordía en medio de la sonrisa. Ahí estaba, la misma sonrisa que Lauren
había visto en el escenario, la misma que no solo la volvió loca a ella sino a todos los espectadores
presentes ante la belleza que era esta chica. Pero no se permitió admirar durante mucho tiempo su sonrisa, la
preocupaba más el hecho de que esta bailarina, aun completamente desconocida para ella, sabía su
verdadera identidad, la cual se había encargado de proteger todo este tiempo.
—Tu... No conoces mi apellido, ¿verdad? —Tenía que asegurarse.
— ¿De verdad importa? —Comenzó a acercarse a la nerviosa ojiverde a pasos lentos, y esta comenzó a
intentar retroceder para intentar escapar de su proximidad, no lo iba a lograr de todos modos ya que estaba
arrinconada entre la puerta y en pocos segundos, también lo estaría por el cuerpo de Camila. —Me gusta el
nombre Lauren. Es elegante, delicado, y hermoso. Definitivamente te describe de pies a cabeza, por dentro y
fuera.
Usualmente a Camila se le pagaba por ser coqueta con sus clientes, era parte de su trabajo decir cosas
bonitas y ser juguetona en el intento. Pero por primera vez desde que su padre le dio este trabajo, ella estaba
diciendo algo que sinceramente pensaba. Estaba siendo honesta, con una completa y hermosa extraña.
También era la primera vez que veía a alguien estar tan nervioso y asustado ante su presencia, generalmente
era todo lo contrario; los clientes eran los que estaban completamente seguros de sí mismos y de sus
acciones al entrar al cuarto, y Camila era la nerviosa e indefensa chica que tenía miedo de arruinar su
jornada de trabajo y de ser maltratada por su padre/jefe a causa de esto. El lado positivo esta vez le
pertenecía a ella, el nerviosismo de Lauren era un punto a favor y se sentía más confidente que de costumbre.
—No quiero que te acerques más. —Dijo casi en un grito, deteniendo a la bailarina a unos pocos pasos de
distancia. — No quiero... No puedo... Voy a casarme.
—Tranquila, no voy a meterme en tu relación. No estoy autorizada para ser íntima con mis clientes. —Ignoro
las palabras de la nerviosa chica y volvió su tarea anterior de acercase, esta vez no se lo impidió, y en un
P 9-2
abrir y cerrar de ojos solo unos imaginarios centímetros separaban el cuerpo de Camila de el de Lauren.
— ¿Cómo es eso? —Preguntó sin apartar la vista del rostro de la bailarina, quien volvió a reír y sonreír al
explicar la duda de Lauren.
—Bien Lauren, primero que nada, no soy una prostituta. —Dijo mientras tomaba su mano en un rápido y
suave movimiento. La nerviosa chica dirigió su vista hasta sus manos entrelazadas y luego volvió a levantar
la mirada mientras mordía su labio inferior. —Segundo, hay muchas formas de ser intimo con una persona;
abrazándola mientras duerme, besando sus labios, haciéndole el amor... —Lauren trago saliva audiblemente
ante las palabras de Camila, el pulgar que se deslizo sobre la parte de atrás de su mano acariciándola
suavemente no pasó desapercibido para los nervios de la empresaria. — Yo no soy nadie para hacer ese
tipo de cosas con un cliente, en cambio esto... —Comenzó a caminar, la mano de Lauren aún entrelazada a
la suya, y esto le permitió guiarla hasta el otro lado del del cuarto, en donde un enorme sillón de cuero rojo
se ubicaba contra la pared. Le dio una vuelta juguetonamente sin soltar su mano, casi como si fuera un
elegante paso de baile, para dejar ahora a una aun confundida Lauren de espaldas al sillón. —No tiene nada
de intimó. —Y sin decir más, empujo a la chica sobre el sillón.
Lauren sentía que iba a vomitar en cualquier momento, pero no por sus nervios, los cinco tragos que
consumió durante la ausencia de su amiga Normani estaban comenzando a poner su mundo de cabeza, aunque
pensándolo bien, Camila ya estaba haciendo eso.
—Vi cómo me mirabas durante mi rutina de baile. —La bailarina dejo caer al suelo su bata de seda,
quedando solo con un conjunto de lencería y sus tiernas orejitas de gato sobre su cabeza.
—Y-yo no te estaba mirando. —Se defendió.
—Claro, entonces debe haber algo mal con mi cara. ¿Tengo un enorme grano acaso? ¿Una segunda nariz?
¿Un tercer ojo?
—No. —Respondió Lauren, sintiéndose derrotada. — Tu cara es... Está bien... Es perfecta.
— ¿Qué? —Preguntó Camila.
—Que tu cara es perfecta.
—Perdón, no te escucho.
— ¡Qué tu cara es perfecta! —Le gritó. Arrepintiéndose inmediatamente.
—Lo sé. Te escuche la primera vez, solo quería ver la forma en que tus labios se movían al decirlo. Es
excitante. —Lauren podía sentir como poco a poco su cordura entraba en estado crítico, y esto solo con
escuchar un montón de palabras.
— ¿Qué vas a hacerme?
—Nada que tú no quieras, cariño. —Afirmó. —Solamente tienes que ser paciente, estar quieta, y disfrutar tu
regalo de compromiso. — Las últimas palabras habían dejado un gusto amargo en la boca de Camila justo
después de decirlas.

P 9-3
Cada movimiento de la bailarina aumentaba considerablemente la temperatura del cuerpo de Lauren. En
especial cuando ella se acercó al sillón, inclino su cuerpo sobre el suyo y apoyo las palmas de sus manos
sobre el cabezal de cuero de este. Sus ojos marrones nunca dejando de mirar penetrantemente los verdes
ojos de su, podría decirse, victima. Por qué en parte así era como la empresaria se estaba sintiendo en este
preciso momento; Camila era su victimaria y ella su entregada víctima.
Para sumarle más leña al fuego de la tensa situación, luego de unos sofocantes segundos de un intenso
contacto visual, la joven bailarina decidió subir la apuesta, y se arrodillo en el sillón, sobre Lauren, y ambas
piernas a cada lado de las suyas, arrinconándola nuevamente con la diferencia que esta vez no era contra la
puerta del cuarto. Estudio detalladamente el perfecto rostro de la empresaria, buscando en algún lugar
arrepentimiento o alguna señal que le indicara si lo que estaba haciendo no era de su agrado, y al no ver
ninguna de estas características muecas, no tuvo vergüenza alguna de sentarse sobre el regazo de la chica de
ojos verdes, ahora sus manos descansaban sobre los hombros de su clienta y no sobre el sillón, sus miradas
no encontraron otro punto de distracción más que el color de ojos de la otra ni siquiera por un segundo.
—Dime que quieres, Lauren. —Le ordeno en un susurro que se robó por completo el aliento.
—Y-yo...
Solo tenía que decirlo y hacerlo. La encantadora bailarina estaba a su merced. No era tan complicado. Sabía
de qué se trataba esta situación, lo vivió viendo películas, disfrutando un libro, incluso escuchando las
historias que de vez en cuando le daban una vuelta o dos a los pasillos de la empresa en boca de sus
chismosos empleados... Y también por experiencia propia.
Lauren no era inocente en cuando a la tentación se trataba, había caído en ella muchas veces durante su
adolescencia y sobre todo durante sus años de universidad. Claro que en ese entonces ella no tenía nada que
perder y no tenía ni una mínima idea de a lo que se estaba enfrentando hasta que su padre le aconsejo
prácticamente a los gritos que piense bien las cosas antes de actuar si quería llegar a ser alguien perfecto en
la vida. Ahora era diferente, no podía darse el lujo de volver a tentarse.
—Me quiero ir. —Dijo finalmente contra su voluntad, pero sabía que era lo correcto.
— ¿Estas segura, ojitos? —Preguntó Camila inclinando su cabeza hacía un costado, podría notar una pizca
de confusión y algo de decepción. Y aunque ella no sabía exactamente lo que la chica encima de ella estaba
pensando o sintiendo, estaba en lo cierto; se sentía confundida y decepcionada.
—Muy segura. —Ya había tomado su decisión, pero a pesar de eso ninguna de las dos se molestó en quitar
la mirada de la otra, hasta que la bailarina decidió romper el hielo nuevamente levantándose de forma
brusca del regazo de Lauren y recogiendo su bata del suelo.
—Está bien. —Dijo colocándose sobre sus hombros el pequeño artículo de ropa. —Te acompaño hasta la
puerta, de otro modo el guardia no la abrirá si la orden no sale de mi boca. —Rio.
—Muchas gracias.
—Oh no tienes que agradecerme. —Camila golpeo con sus nudillos la vieja madera de la puerta, como
siguiendo un patrón y un toquido característico, como una señal. —Raúl, abre la puerta. —Grito unos
segundos más tarde, y no mucho tiempo después la puerta se abrió y Lauren volvió a encontrarse con las
P 9-4
fuertes luces del club. —La tentación es fuerte Lauren, no podrás controlarla por más fuerte que seas. —Le
comentó antes de que saliera del cuarto.
— ¿Y eso que significa? —Se detuvo a preguntar, pero solo recibió una risa burlona en lugar de la respuesta
que buscaba.
—Nos vemos pronto, ojitos. —Se adelantó a salir del lugar pero antes de hacerlo, se volteo por unos
segundos a mirar a la confundida chica que había quedado a sus espaldas. —Es en serio.
____________________________________________________
—Te voy a matar. —Fue lo primero que Lauren le dijo a su mejor amiga cuando fue a su encuentro en el
medio de la pista del baile.
—Hey Jauregui ¿qué tal te fue con tu regalo de compromiso?
—Me engañaste Normani. —Le reclamo. —Me dijiste que adentro del cuarto había un gatito.
—No es mi culpa que seas la ebria más ilusa que existe. Y por lo que veo un poco agresiva también. —Rio.
—Me contrataste un stripper para que me baile en mi despedida de soltera. Y además era una mujer.
—Yo nunca especifique el género del gatito. —Volvió a reír.
—Deja de reírte, quiero que me lleves a casa.
—Pero...
—Ahora Normani. Estoy ebria, no me siento bien, y solo quiero ir a casa a lidiar con las consecuencias.
— ¿Vas a tocarte pensando en el gatito? —Levanto sus cejas, insinuándole algo totalmente fuera de lugar.
— ¡NORMANI!
—De acuerdo. Te llevo. —Dejo su vaso sobre una de las mesas y tomo su bolso que estaba colgado en una
de las sillas. — ¿Podrás perdonarme esto algún día?
No era necesario preguntar, Lauren le perdonaría a Normani hasta el peor de los crímenes, porque sabía que
ella haría lo mismo.
— ¿Lo de la stripper? Si. ¿Qué le hayas dicho mi verdadero nombre a una desconocida? No lo creo.
— ¿De qué hablas? —Preguntó su amiga confundida, ya habían salido del club y se encontraban caminando
al auto de la morena para dar por terminada su noche.
—La chica que contrataste para mí. Sabía mi nombre. No puedo creer que se lo hayas dicho.
—Qué extraño...

P 9-5
— ¿Qué cosa?
—Yo nunca le dije tu nombre real. —Lauren se quedó sin palabras inmediatamente. — Es más, yo ni
siquiera hable con ella.
____________________________________________________
— ¿Ya volviste? —Preguntó Ian al ver a Lauren abrir la puerta de su departamento con dificultad para luego
arrojar bruscamente su abrigo y bolso dentro del closet. Había sido una noche larga, frustrante y confusa. Y
ahora más que nunca necesitaba una especie de distracción. — ¿Qué haces aquí tan tempran... —Ni siquiera
dejo a Ian terminar su pregunta antes de devorar hambrientamente sus labios.
— ¿Y tú que haces que no estas esperándome desnudo en la cama? —Dijo con una pícara sonrisa. Verán, el
alcohol ocasionaba diferentes emociones en Lauren: Un segundo estaba feliz, al otro enojada con todo el
mundo, otro estaba tan débil y entregada como un niño indefenso, y algunas veces, como ahora, estaba
realmente caliente. Ian solamente la miro con la boca abierta, sin saber que responder.
—Eh... Yo... Sé que te prometí cuidar a tu perro a cambio de eso pero no creo que ahora sea un buen
momento amor. —El rostro de su novia había cambiado por completo, ahora mostraba confusión. —Tal vez
mañana ¿sí? Ahora vamos a dormir. —Beso su frente y saco los brazos de Lauren de alrededor de su cuello,
los cuales habían encontrado su lugar ahí cuando la ojiverde ataco sus labios. —Te espero en el cuarto.
'Qué manera de terminar mi despedida de soltera' pensó mientras veía a su prometido alejarse para ir a su
cuarto. Y solo ahí pudo notar una cosa; Ian no llevaba puesta la misma ropa que tenía cuando Lauren se fue.
Gracias Cameron Ya déjalo :v

P 9-6
Capítulo 8 - "Dudas"
63.6K 2.5K 1.3K
by gotdynamites

—Hola... —Saludo la madre de familia, Sinu Cabello, a su esposo e hija al verlos entrar en la cocina. —
¿Cómo les fue en el trabajo?
—Genial. —Respondió el hombre sin darle mucha importancia y abriendo la heladera para tomar una fría
lata de cerveza.
—Brutal. —Respondió Camila.
— ¿Puedo saber por qué? —Más que estar pidiéndole una explicación a su hija, Sinu estaba más que nada
cuestionándole a su esposo si era de su incumbencia saber la situación. Generalmente todo lo que pasaba
entre Alejandro y Camila quedaba entre ellos ya que según el padre de familia eran 'asuntos de trabajo'
—No la escuches. Es una chica caprichosa que solo está enfadada porque la hice trabajar una noche de
sábado. —Se defendió mientras tomaba un gran sorbo de su cerveza y se sentaba en una de las sillas de la
cocina. —Además, se puso ebria en horario de trabajo y casi me hace perder millones. —Camila rodo los
ojos ante la exageración de su padre.
— ¿Es cierto eso Camila? —Sinu estaba fingiendo no saber nada al respecto.
Y ahí estaba, la actitud más detestable que su madre tenía. Sinu era la mejor madre del mundo, Camila lo
sabía, su hermana lo sabía, hasta Dinah lo sabía. Pero como toda persona que es demasiado buena en esta
sociedad, siempre seguía la corriente a causa del miedo que le tenía a su esposo y a sus socios. Cada vez
que la joven tenía algún problema el cual involucraba de alguna manera u otra a su padre, Sinu era la
primera y única en ayudarle, pero siempre bajo una condición, 'No le digas nada de esto a tu padre'. Y
cuando Alejandro se enteraba o tenía sospechas de que su esposa podría estar del lado de Camila más que el
de él, ella siempre actuaba como si no tuviera idea de la situación y ponía la lámpara sobre su hija, haciendo
que tome toda la culpa.
No la culpaba después de todo, sabía que su madre siempre trataba de evitar los abusos de su padre porque
al igual que ella, estaba harta de ellos. Y aunque odiaba que actuara como un perro guardián del hombre más
desalmado que conoce, preferiría mil veces sufrir las consecuencias y tomar toda la culpa del asunto,
después de todo su vida ya era lo suficientemente detestable y un poco de sufrimiento más no haría ninguna
diferencia.
—Fue una noche pesada. —Fue lo único que respondió. — ¿Ya me puedo ir a la cama?
—Si. Te lo mereces después de todo. —Camila sonrió ante las palabras de su padre, aunque no lo crean,
eso fue lo más cercano a algo tierno que la relación de ella y Alejandro ha estado desde hace casi diez años.
—Gracias. —Pero él ni siquiera escucho, estaba muy ocupado bebiendo como un cerdo el contenido de su
cerveza como para darle un poco de atención a su propia hija, u objeto de trabajo mejor dicho.
Antes de salir de la cocina aprovecho unos cortos segundos para voltear a ver a su madre, y en su rostro el
P 10-1
arrepentimiento y las suplicas por el perdón de su hija eran evidentes gracias a sus expresiones, así que solo
asintió en su dirección, haciéndole saber a Sinu que todo estaba bien, que ella estaba bien, y que no era
necesario disculparse. Pudo haber sido peor, pero no lo fue. Hoy era su noche de suerte.
Al entrar a su habitación, el único espacio personal en el que podía aislarse de la morbosa situación que la
rodeaba día a día, miro la hora en su celular y vio que eran un poco más de las tres y media de la
madrugada. Probablemente ya es de día en Londres, y esperaba que así sea, realmente necesitaba unas
palabras de su amiga en ese momento. Ni siquiera se molestó en encender su laptop, solamente marco el
número de su amiga y ya, estaba muy cansada y estresada como para preocuparse por los costos de una
estúpida llamada telefónica.
—Hoi — Respondió su mejor amiga después del tercer tono. — ¿Para qué llamas? Tu padre tendrá que
vender el club para poder pagar esta llamada telefónica.
—Genial entonces. —Ambas rieron. — Pero en serio, necesitaba hablar contigo.
—Suéltalo...
—Es sobre algo que paso en el club esta noche...
—A ver, ¿qué clase de pervertido te toco hoy? —Este tipo de conversaciones ya era moneda corriente en la
relación que era su amistad.
—Ninguno.
— ¿Pervertida? Sé que te gustan esas... —Bromeó.
—En realidad, no era para nada pervertida.
—Ohh, una sumisa. —Volvió a reír.
—No creo que así sea. —Le reclamo. — Aunque no me molestaría si lo fuese. El término que más las
describiría sería "tímida"
No era un secreto entre ambas amigas que Camila tenía cierta preferencia por las mujeres, de hecho Dinah
fue la primera y única persona (probablemente la última también) a la que la joven le confió este aspecto de
su sexualidad. Así que de vez en cuando las amigas pasaban largas noches hablando sobre las bellezas que
atravesaban las puertas del club en busca de un poco de placer y Dinah aprovechaba la oportunidad para
intentar convencer a Camila de que se escape y vaya a Londres para que pueda conocer las verdaderas
bellezas de mujeres que el mundo tenía para ofrecerle, según su parecer. Pero el miedo que la joven Cabello
le tenía a su padre y el temor de que su madre y su hermana sufran las consecuencias era más grandes que su
deseo de armar sus valijas y largarse de ahí de una buena vez.
—Bueno ya llamaste y probablemente gastaste un millón de dólares así que tendrás que contarme. —Camila
no podía verla, pero del otro lado de la línea su amiga levanto ambos hombros como diciendo 'da igual'—
¿Es linda?
—Perfecta. —Respondió sin dudar. — ¿Recuerdas que esta tarde Papá dijo algo sobre una despedida de
soltera de unos empresarios?
P 10-2
—Si... —Estaba intentando recordar muy bien la morbosa situación de la video-llamada de esa misma tarde
hasta que la bombilla imaginaria sobre su cabeza hizo clic y se encendió. — ¿Estás hablando exactamente de
la soltera de esa despedida?
—Exacto. —Afirmo con una sonrisa que obviamente, su amiga no podía ver, y estaba agradecida por ello,
probablemente ya se hubiera estado riendo en su cara sin control alguno. — Tiene los ojos más hipnotizantes
que vi en mi vida. —Dijo recordando exactamente las palabras de Cameron y el tinte brilloso de color
verde en los ojos de Lauren.
— ¿Cómo hiciste para verle los ojos en un club que apenas tiene luz y es más grande que mi casa y la tuya
juntas y multiplicadas por tres? —Preguntó en forma de broma.
—Oh, es que su amiga encargo una sorpresita para ella. —Mordió su labio al recordar la situación vivida en
el Cuarto Pasión del club, Lauren aprisionada entre sus piernas mientras ella se sentaba en su regazo era una
imagen difícil, por no decir casi imposible de borrar. Cosa que a Camila no le pasaba seguido con sus
'clientes'
— ¿Entonces le bailaste? —No era necesario preguntar de todos modos, Dinah ya sabía la respuesta a esa
pregunta. — ¿Le gusto? —La joven suspiró antes de responder.
—No lo sé Dinah. Primero se asustó, luego se dejó llevar, luego se asustó de nuevo y se quiso ir, así que le
abrí la puerta y la deje en el cuarto para que haga lo que se le plazca. Solamente alcance a quitarme la bata.
—Seguramente es de esas que pretende ser heterosexual y pierde totalmente la cordura cuando ve a una
linda mujer como tú. —Las carcajadas de ambas chicas inundaron la línea telefónica. —No te preocupes, va
a volver.
—Sé que lo hará...
Afirmó Camila, más confidente que nunca. ¿Tendría razón?
____________________________________________________
—Es bueno verte de nuevo, Lauren.
Ally Brooke, mejor conocida como la Doctora Allyson Brooke Hernandez, era una reconocida psicóloga de
la ciudad de Miami graduada con honores de una de la más prestigiosas universidades del país, también era
sumamente amigable y claro una de las más costosas psicólogas en la ciudad. Y obviamente, era la
encargada de escuchar a Lauren una vez a la semana divagar acerca de su situación de estrés a causa del
trabajo y otras cosas.
Más que como terapia, Lauren y Ally veían sus sesiones como un encuentro de amigas para ponerse al día. A
pesar de que a Ally se le pagara para charlar con la empresaria, lo que honestamente mucho no le molestaba
porque el dinero no era un problema para ella.
— ¿Cómo has estado? —Preguntó la joven psicóloga mientras se sentaba en su silla y Lauren tomaba asiento
en el cómodo y grande sillón frente al escritorio de esta.
—Bien.
P 10-3
—Oh... Te noto estresada.
—Dime algo que no sepa. —Respondió Lauren sarcásticamente.
—No, me refiero a que luces más estresada que de costumbre. Como si algo más se estuviera consumiendo
tu atención e invadiendo tu mente, lo que también proporcionalmente debe estar afectando tus sentimientos.
— Ally era buena leyendo los comportamientos de las personas, después de todo era una de las mejores.
Lauren la miro algo confusa. — En otras palabras; estas en otro mundo, Lauren.
—Oh... Si puede ser.
—Definitivamente estas actuando diferente a como actuaste en la sesión del lunes pasado. Así que lo mejor
será hacer una línea de tiempo para ver qué fue lo que afecto tu comportamiento así que... —Ally se quitó
los anteojos y se puso cómoda en su silla. —Cuéntamelo todo, desde el lunes pasado cuando saliste de aquí
hasta hace unos minutos cuando volviste a sentarte en ese sillón.
Y tal y como se le pidió, Lauren le dio un detallado relato a su psicóloga de lo que había pasado durante su
semana, incluyendo cuando tuvo que salir el martes a medianoche a comprar alimento para perros porque
Buster tenía hambre y se negaba a comer la comida que Lauren quería darle en esa ocasión, o que el
miércoles tuvo que despedir a un empleado porque descubrieron que había estado evitando su horario de
trabajo durante un mes, tampoco se olvidó de contar que el jueves por la tarde se durmió sobre su escritorio
y su celular la despertó bruscamente, haciendo que vuelque su taza de café sobre unos papeles de impuestos
importantes y que en consecuencia se tuvo que quedar todo el resto del día rehaciéndolos y tuvo que
posponer una cena con los padres de Ian.
Por último, finalizo su relato contando como el viernes Normani la había convencido, o más bien engañado,
para salir a este club para adultos del que nunca escucho hablar y hasta le contó sobre su pequeña 'sorpresa
de compromiso', y para ponerle la frutilla al postre contó la extraña situación que había vivido con Ian el
domingo por la madrugada cuando volvió a su departamento.
—No se Ally. ¿Piensas que Ian está en algo raro? —Le preguntó ni bien termino de contar todo lo sucedido.
—A juzgar por todo lo que me dices sobre él, no creo que Ian sea la clase de persona que hace cosas malas.
—Las apariencias engañan, Ally.
—Sí, y también las personas. —Lauren se puso nerviosa ante las palabras de Ally, como si algo la
incomodara —Esa es la reacción que buscaba. ¿Piensas que Ian te engaña Lauren?
—No lo sé. —Respondió sinceramente. — No, confió en él. —A eso lo dijo más para intentar convencerse
a ella misma.
— ¿Y qué hay de ti? —Lauren volvió a mirarla confundida. — ¿Alguna vez engañaste a alguien, o tuviste el
deseo de hacerlo, una pequeña tentación tal vez? — ¿Por qué todos estaban tan obsesionados con eso
últimamente?
—No...
— ¿No?
P 10-4
—Bueno si, estuve tentada varias veces, pero nunca engañe a alguien. No podría, creo que sentiría mucho
remordimiento.
—Las personas cambian Lauren. Por lo que veo tú cambiaste desde esos momentos de tentación que dices
haber tenido.
—Lo sé, de hecho cambie.
—Bueno. ¿Qué te hace pensar que Ian no puede cambiar también? —Odiaba cuando Ally usaba la lógica en
sus sesiones. — No estoy tratando de influenciarte en ningún sentido Lauren, ni tampoco voy a aconsejarte.
Mi deber es abrirte los ojos y hacerte pensar las situaciones. —La empresaria asintió. — ¿Cuándo fue la
última vez que caíste en la tentación?
—No recuerdo.
—Estas mintiéndome. —La regaño.
— ¿Cómo lo sabes?
—Tu comportamiento te delata. —Le explico. — Dime la verdad, lo que tú me cuentes no saldrá de entre
nosotras dos, estas cuatro paredes, y tu expediente. —Lauren suspiro antes de contestar.
— ¿La verdad? —Ally asintió respondiendo a su pregunta. — Ayer a la madrugada, en el club al que fui con
Normani del que te hable.
____________________________________________________
— ¿Pudiste encontrar a tu gatito? —Preguntó Normani entrando, como siempre, sin tocar a la puerta de la
oficina de Lauren y riéndose de su amiga.
—Cierra la boca. —Le respondió sin quitar la vista de la pantalla de su computadora.
— ¿Sigues enojada por eso? —Se sentó en la silla que estaba del otro lado del escritorio de Lauren.
—No, ya te dije que no estoy enojada. —Le recordó. — Solo no quiero que digas algo que luego se va a
expandir por toda la empresa, sabes que Madison tiene una bocota terrible y que todo lo que pasa aquí, en
dos minutos lo saben hasta los conserjes.
— ¿Desde cuándo recibir un lap dance de una sexy bailarina en tu despedida de soltera es algo malo?
—Desde que yo estoy comprometida.
—Hablando de eso, nunca me contaste lo que paso con... Ya sabes, la gatita. —Dijo guiñándole un ojo.
—Nada paso. —Le dio Lauren seriamente, es que de hecho era así; nada había pasado con la bailarina.
Nada que ella quisiera, porque es lo suficientemente estúpida como para actuar por lo que realmente quiere.
— ¿Nada de nada? —Preguntó para asegurarse que su amiga no mintiera. — Escucha, pague $2000 para
conseguirte a esa bailarina, es la mejor del club y por lo que vi la que más te gusto.
P 10-5
—No me gusto. —Se defendió Lauren.
—Claro, tus ojos brillantes y la baba que colgaba de tu boca mientras ella bailaba sobre el escenario decían
todo lo contrario. —Respondió su amiga con ironía. —Que te guste alguien no es un delito.
— ¿Quién gusta de quién? —Justo en el perfecto momento, Ian entro a la oficina de Lauren, también sin
tocar. ¿Qué acaso nadie entendía el concepto de 'privacidad' en su círculo íntimo?
—A Normani, le gusto Nick. Dice que es un excelente músico. —La empresaria fue rápida para salvarse
ante su novio, mandando a su amiga al frente y rápidamente recordando la mentira que le había dicho a Ian el
sábado por la noche, eso de que iría a ver a su amigo tocar con su banda en un bar. Normani la fulmino con
la mirada, al mismo tiempo que le murmuraba un '¿Qué estás haciendo?' a su amiga por haberla metido en
problemas.
—Oh, fueron a ver a la banda. ¿Qué tal estuvo? —Preguntó dándole la vuelta al escritorio para pararse
detrás de la silla de Lauren y colocar sus manos sobre los hombros de su novia en señal de cariño. Casi
inmediatamente comenzó a masajearlos con cierta suavidad. —Lauren no me ha dicho nada sobre el sábado.
—Quizá porque nunca preguntas. —Le reclamó, pero como era de esperarse Ian la ignoro. Él no lo notaba,
pero Lauren era la clase de persona que necesitaba más atención de la que el comúnmente le daba.
—Estuvieron geniales. —Normani le siguió la corriente a su amiga para romper un poco la tensión. — Muy
buenos músicos, genial repertorio de canciones. Si tuvieran un disco lo compraría. —El joven rio.
—Eso es genial. Nick me dijo que creyó no haberlas visto. —Los ojos de ambas amigas se abrieron casi tan
grandes como un par de platos. — Pero veo que se equivocó, probablemente estaba ebrio ya saben cómo es
el.
—En fin. Siento que aquí sobro así que los dejare a los dos para que... Hagan las cosas que normalmente
hacen. —La morena aprovecho la oportunidad para salvarse del problema en el que casi metió a su amiga y
se retiró rápidamente de su oficina.
—Normani es una buena amiga. —Comentó Ian apenas la puerta se cerró.
—No tienes idea. —Lauren le respondió con ironía mientras se ponía de pie y se daba la vuelta para quedar
frente a él. — ¿Quieres qué almorcemos juntos hoy? —Era preferible cambiar de tema antes de que se hunda
más profundo.
—No puedo, lo siento amor. —Beso la nariz de su novia. —Tengo unos asuntos que atender. —Por último,
beso cortamente los suaves labios de la empresaria y luego de sonreírle no tardo más de cinco segundos en
atravesar la puerta y desaparecer de la oficina.
Si. Algo raro estaba pasando...
Ay ajá Me la creí, quedé como pendeja :)

P 10-6
Capítulo 9 - "Respuestas"
55.8K 2.7K 1.1K
by gotdynamites

— ¡IAN!
Al parecer no era el mejor comienzo de mañana que el joven había esperado tener. Nada bueno podría
resultar de tu jefe, que también es el padre de tu novia, entrando a los gritos a tu oficina. Ian ya se estaba
preparando para sus balbuceos sin sentido alguno pensando que se había metido en un gran lio del cual no
tenía idea.
—Si suegro... Digo, Señor Jauregui. —Dijo un poco alterado mientras se levantaba de su asiento y se ponía
de pie, como si fuera una señal de respeto a su superior. — ¿Estoy en problemas?
— ¿Por qué lo estarías? —Michael le hizo una seña con su mano, indicándole que podía volver a tomar
asiento mientras él se acercaba al escritorio del joven y apoyaba sus manos en este.
—N-no lo sé. —Respondió honestamente. —Las únicas veces que has venido aquí siempre fue para
gritarme.
—Me sorprende que después de tantos años como empleado aun no sepas que yo me la paso gritando por
cada rincón de la empresa. Y más ahora que dentro de poco serás parte de la familia. —Ian sonrió después
de escuchar las últimas palabras de su suegro. —No estás en problemas Dallas.
—Que bien... —Suspiro aliviado.
—Pero si lo estarás si no me ayudas con algo. —El cuerpo del joven se tensó por completo.
— ¿A-algo?
—Sí, necesito tu ayuda con algo. —Tomó asiento en la silla que estaba del otro lado del escritorio. —Y
además, también necesito que no le menciones ni una palabra de esto a Lauren. —Ian podía sentir como en
cualquier momento caería al suelo desmayado a causa de sus nervios. — ¿Me entendiste?
Parecía que toda capacidad que tenía para hablar o comunicarse de alguna forma había desaparecido de sí
mismo en ese momento, ni siquiera sus incoherentes tartamudeos que siempre sucedían cuando se ponía
nervioso podían salir de su boca.
— ¿ME ENTENDISTE DALLAS? —Volvió a preguntar en un tono más autoritario, lo que hizo que Ian
volviera a la realidad.
—Si jefe... ¿Qué necesita?
Michael le dedico una sonrisa, más que nada burlona, demostrando que amaba el poder de autoridad que
tenía sobre su yerno y sobre cualquier empleado de la empresa. Corría en la sangre de los Jauregui intimidar
a todo el mundo con sus actitudes autoritarias y seguras, por eso era que nadie quería meterse en problemas
con el jefe y preciada hija. Ian ya había mordido fuerte el anzuelo desde el momento que comenzó a salir con
P 11-1
Lauren sin darse la más mínima idea.
Los próximos treinta minutos de la conversación entre ambos se basó en explicaciones, ordenes, direcciones
y cada tanto la frase 'No le digas nadan de esto a Lauren' aparecía entre ellas. Ian, siendo el tonto inocente
que siempre fue, no podía entender bien cuál era la razón por la que Michael estaba tan centrado en que su
hija no supiera nada de sus actividades, en cierto punto hasta pudo notar su nerviosismo cuando en un
momento su grave voz se quebró un poco al hablar.
Y sin darse cuenta, el joven estaba cayendo en una trampa invisible de la cual no podría salir.
—De acuerdo. —Aceptó. — Lo ayudare con este asunto.
—Me gusta cuando eres obediente, Dallas. —Se levantó de su asiento y acomodo su traje que se había
arrugado un poco al sentarse. —No olvides nada de lo que te dije. Todo esto es confidencial y sumamente
importante.
— ¿Qué tan importante? —Pregunto curioso.
—Eso es algo que yo debo saber y tú no debes preguntas. —Le respondió de mala manera.
—Lo siento. No fue mi intenció... —Michael lo interrumpió.
—Guárdate las disculpas, solamente me interesa que hagas lo que te pedí y lo hagas bien. —Comenzó a
caminar hacia la salida.
— ¡Espere! —Había una duda que atormentaba la cabeza de Ian desde el momento que esta charla comenzó
y no quería perder la oportunidad de obtener una respuesta. — ¿Qué se supone que le diga a Lauren? —
Jamás le había mentido a su novia, su futura esposa, en sus casi tres años de relación, y ahora no estaba en el
lugar exacto para comenzar a hacerlo.
—No le dices nada. Solamente busca un modo de desviar el tema en caso de que tenga dudas. —El joven
estaba confundido y su jefe pudo notarlo. —Distráela, como sea, así lograras que se olvide del tema. —
Antes de salir de la oficina, volteo para mirar a Ian a los ojos y decirle. —Confió en ti, es tu única chance,
no la arruines.
Tal vez fue la amenaza de Michael Jauregui, tal vez fue su miedo al fracaso, tal vez fue el miedo en sí, pero
Ian ya no sabía que pensar de la situación, así que solo le restaba ir al lugar en donde se le indico que
estuviera a las 13 hs del día miércoles, con los papeles que su jefe le indico que tuviera a mano y averiguar
de qué se trataba la situación por su cuenta. Rindiéndose ante su curiosidad y temor, había rechazado
exitosamente la oferta de su novia para almorzar juntos sin que ella levante una sospecha y en este momento
estaba conduciendo por una de las zonas menos agradables de la ciudad de Miami, camino al tan hablado
club para adultos 'Electric City' en donde se encontraría con Michael y su socio, del cual no le dio una
identidad.
Sabía el camino para llegar al club, había estado ahí anteriormente cuando era más joven. Lo que no sabía es
que a unas cuadras de distancia, de la forma más discreta posible, Lauren estaba siguiéndolo cansada de las
actitudes extrañas que estaba teniendo y en camino a buscar explicaciones.

P 11-2
____________________________________________________
—Cameron... —Camila se encontraba sentada sobre la barra del club. Era temprano ahí así que todos los
empleados estaban más que nada preparando el lugar para la noche, incluyendo a Cameron que estaba
contando el dinero de la caja registradora.
— ¿Qué pasa gatita? —Preguntó sin apartar la vista del montón de billetes que tenía en sus manos.
— ¿Cómo se llamaba la tipa del sábado?
—Vienen cientos de tipas acá a diario Camila, ni siquiera me molesto en aprender sus nombres. —Rio ante
la pregunta de la bailarina.
—No, la empresaria. Dijiste que se llamaba Lauren, pero ¿cuál es su apellido? —Pensó que ya se había
zafado de ese problema, su bocota lo metería en problemas algún día de estos si no aprendía a controlar sus
palabras. Sobre todo estando cerca de Camila.
—Ya te dije que todo lo que sé es que se llamaba Lauren.
—Bueno, pero tal vez la conoces de algún lado y has escuchado su apellido. —La chica no se iba a rendir
tan fácil.
—La verdad, no. Recordaría esa cara si la hubiera visto alguna vez. —Dejo lo que estaba haciendo para
prestarle toda su atención a la chica sobre la barra. — ¿Por qué preguntas?
—Solo curiosidad. —Respondió rápidamente. Cameron hecho un rápido vistazo hacía las manos de Camila,
estaba sosteniendo firmemente su celular y logro ver como el buscador Google estaba abierto en la pantalla,
el nombre 'Lauren' escrito en el espacio en blanco y la pequeña barra titilaba constantemente esperando a
que la chica complete el nombre para empezar la búsqueda.
— ¿Estas segura que es solo curiosidad? —Él no era un tipo fácil de engañar.
—Tal vez. —No tenía sentido alguno defenderse, ya había sido atrapada. — Solo quería ver si internet sabe
algo de ella.
— ¿Stalkeando a una mujer comprometida, Camila? —Rio.
—No stalkeando, más bien aprendiendo un poco más sobre ella. —Cameron suspiro.
—No juegues con fuego Mila, te puedes quemar... —Le advirtió
— ¿Y eso que significa? —La duda de Camila tendría que esperar, ya que la conversación que estaba
teniendo con su amigo fue interrumpida por un desconocido muchacho que entro al club, demasiado elegante
con su traje negro y sus zapatos que probablemente costaban más que el vestuario entero de la bailarina. —
¿Quién es ese?
—Viene a ver a tu padre y a su socio. —Le respondió. —Disculpa, debo llevarlo a su oficina.
—Espera, te pregunte una cosa. ¿Qué quisiste decir con eso de 'no juegos con fuego porque te puedes
P 11-3
quemar'? o como sea que dijiste.
—Prometo responderte todo lo que quieres saber luego Camila, tengo trabajo que hacer.
Cuando Cameron se comportaba de esa forma, era mejor dejarlo hacer su trabajo y no cuestionarlo. No le
gustaba ver a su amigo adoptando las mismas actitudes que Alejandro tenía con ella. Así que lo mejor sería
cerrar la boca, y así lo lo hizo, mientras veía a Cameron alejándose con ese elegante tipo dirigiéndolo a la
oficina de su padre.
Dejo su celular a su lado en la superficie de la barra y comenzó a balancear sus piernas de adelante para
atrás como si fuera una niña pequeña. Decir que estaba aburrida era un entendimiento, ni siquiera era su
horario de trabajo aun, solo había venido al club para intentar quitarle a Cameron información sobre esa tal
Lauren y en cambio obtuvo todo lo contrario. Claramente la chica estaba frustrada desde lo ocurrido el
sábado, no estaba acostumbrada a que los clientes la rechacen de esa forma, incluso que la rechacen después
de que ya se habían entregado por completo. Algo había puesto a la empresaria insegura ante la presencia de
Camila, y ahora ella se sentía de la misma forma.
Y ahora con la extraña advertencia que Cameron le había dado, se sentía el doble de frustrada e insegura,
sobre todo confundida. Necesitaba algún tipo de respuesta, en lo posible a todas sus dudas.
Pero ahora ya no era el momento para pensar en eso, ya que todos sus pensamientos se vieron interrumpidos
por una persona que atravesó las puertas del club mirando hacía todos lados como si estuviera en busca de
algo o alguien, una persona que Camila conocía dentro de todo demasiado bien.
—Okay, creo que ya no necesito las respuestas de Cameron de todos modos. —Se dijo así misma y de un
pequeño salto se puso de pie para caminar hasta la desorientada mujer. ¿Qué mejor forma de encontrar las
respuestas a todas tus dudas que ir directamente a la causante de estas? —Ojitos claros, es bueno verte de
nuevo.
____________________________________________________
—Ojitos claros, es bueno verte de nuevo.
En ese momento cada parte del cuerpo de Lauren se tensó completamente y unos escalofríos intensos
recorrieron cada centímetro de su piel, y hasta podía jurar que en un momento escucho el acelerado sonido
de los latidos de su corazón. Creía reconocer esa voz.
Lauren estaba tan centrada en descubrir qué demonios estaba haciendo Ian que la estaba evitando, pensando
que tal vez su novio la esté engañando, que se olvidó que al venir a este lugar se estaba ganando un pasaje
directo a la tentación y al peor de sus miedos. Era momento de darse la vuelta y enfrentar todo lo que esta
desconocida estaba causando en ella.
—Hola. — ¿En serio? — Es bueno verte... Vestida. — ¿Es lo único que podía decir en ese momento?
— ¿Sería malo verme desvestida?
—No. —Rápidamente se dio cuenta del lio en que se estaba metiendo al decir eso. — Digo, no... No... No
lo sé. —La bailarina, sin control alguno, comenzó a reírse en su cara. Si hubiera sido una de sus empleadas,

P 11-4
ya la habría mandado a la calle. Pero esta no era su empresa, y esta no era una simple empleada a la cual
ella podía controlar. Más bien era todo lo contrario.
—Te lo dije: no ibas a poder resistir.
—Mira, no estoy aquí para discutir sobre la tontería que mi amiga me obligo a hacer el sábado. Estoy aquí
buscando a mi prometido.
—Bueno, no creo que tu prometido sea tan bueno si tienes que venir a buscarlo a un club de strippers. —En
ese momento Lauren no sabía si salir corriendo por la puerta del lugar o romperle la cara a la engreída
bailarina que le estaba poniendo los pelos de punta desde el sábado.
—Tú no lo conoces.
—Y tú no me conoces a mí. —Dijo extendiendo su mano hacía Lauren. — Me llamo Camila. —Lauren no
sabía si estrechar la mano de Camila o no, más que nada no sabía si sería lo correcto presentarse ante ella,
pero si la memoria no le fallaba debido a todo el alcohol que había consumido esa noche, sabía que la joven
ya conocía su nombre.
—Lauren. —Dijo dándole un fuerte apretón y rápidamente soltando su mano.
—Supongo que Lauren debe venir acompañado de un apellido. —Reclamo.
—No voy a decirte mi apellido.
— ¿Por qué no? No tiene nada de malo. Mi apellido es Cabello en caso de que tengas dudas. —La
empresaria no sabía, pero Camila estaba intentando obtener la primera respuesta a sus dudas: su identidad.
—Bueno... Yo soy... Mi nombre completo es Lauren Jauregui. —Se dio por vencida. — Pero no se lo digas
a nadie.
—De acuerdo señorita Jauregui. —Dijo en tono burlón, acompañándolo con una sonrisita. — Acompáñame,
se dónde está tu prometido.
— ¿De verdad? —Camila asintió. — Muchas gracias.
—No tienes que agradecer nada.
Tal vez Camila estaba acostumbrada a manipular a las personas gracias a los penosos ejemplos de vida que
su padre le dio, tal vez Lauren era muy ingenua. Pero si estaba claro que la 'inteligente' empresaria estaba
siendo engañada en este momento. La bailarina no tenía ni idea de donde estaba el prometido de Lauren y
mucho menos quien era, y si tenía una oportunidad iba a aprovecharla; si Lauren había vuelto hacía ella por
una ocurrencia del destino, iba a hacer que no se arrepintiera de ello.
Qué bueno que había decidido usar el conjunto de lencería que era parte de uno de sus vestuarios para los
shows bajo sus ropas comunes antes de salir de casa esa mañana...
Me gusta esta camila Mi heterosexualidad is dead on the floor, mija ????????

P 11-5
Capítulo 10 - "Respuestas" (Parte 2)
53.9K 2.7K 1.9K
by gotdynamites

— ¿Qué está haciendo Ian aquí? —Preguntó Lauren mientras, sin darse cuenta, estaba siendo guiada por
Camila al Cuarto Pasión nuevamente.
— ¿Quién?
—Ian es mi prometido. —Le explico a la bailarina. — Dijiste que sabías donde estaba.
—Ah... Bueno, dije que sabía dónde estaba, no que sabía cómo se llamaba. —Siguió con su mentira.
— ¿Y bien? ¿A dónde está? —Camila sonrió al ver la puerta del tan esperado cuarto al final del pasillo.
— ¿Ves esa puerta roja? —Se detuvo para señalarle dicho punto a la empresaria, la cual asintió
rápidamente. —Estoy segura de que ya la conoces. —Dijo con una risita. —Solo ábrela y ya.
Usualmente Camila no era el tipo de persona que manipulaba a los demás, pero al parecer la habilidad para
engañar y mentir era algo que comúnmente corría en la sangre de la familia Cabello, eran por demás de
inteligentes pero con malas intenciones. Era raro, estaba acostumbrada a decir pequeñas mentiras piadosas
como fingir estar enferma para faltar al trabajo o a la escuela, o solía pedirle dinero a su madre para ponerlo
en la caja registradora del club cuando había tenido una mala noche de ganancias para que su padre no le
gritara al llegar a casa, y hasta una vez había pretendido haber olvidado el cumpleaños de Sofía para
después sorprenderla con una fiesta sorpresa al llegar de la escuela. Pero esto era diferente y superaba todas
sus expectativas como buena persona, Lauren era una tipa seria y demasiado ingenua para su gusto, pero
también era intrigante y totalmente atractiva, y evidentemente había puesto en alerta todos los sentidos de la
bailarina el sábado pasado cuando tuvo la oportunidad de tenerla encerrada en un cuarto, toda para ella sola,
aunque solo hayan sido unos minutos. La atracción que sentía por ella y la cordura que caracterizaba a la
empresaria eran lo suficientemente fuertes como para romper por completo la honestidad de Camila. Una
mentira no es algo mortal y un poco de problemas nunca hirieron a nadie.
Aún estaba a tiempo de detener a Lauren y decirle la verdad, que en realidad no sabía en donde diablos
estaba su futuro esposo y que la engaño para que entrara al cuarto y así poder estar con ella a solas y contra
su voluntad, aún estaba a tiempo de volver al mundo real y darse cuenta de que lo que estaba haciendo
estaba mal, pero el problema era que ella no quería hacerlo. Y menos ahora que la chica de ojos verdes ya
había abierto la puerta y rápidamente entro al cuarto indicado.
Jaque mate, Jauregui.
—Hijo de perra. —Maldijo Lauren en un susurro al darse cuenta de que el cuarto estaba vacío, pensando
que Ian se había ido mucho antes de que ella entrada al lugar, pero sin pensar que la bailarina la estaba
engañando. Después de echarle un último rápido vistazo al cuarto se dio la vuelta solo para encontrar la
puerta cerrada y a Camila de pie justo en frente de esta.
— ¿Qué paso?

P 12-1
—Nada, el maldito no está aquí.
—Oh... —Dijo al mismo que sin disimulo alguno, trababa la puerta del cuarto por dentro.
— ¿Qué estás haciendo? —La acción no paso por alto en los ojos de la empresaria.
—Nada. —Dicho esto no tardo más de cinco segundos quitarse su sweater y con su torso al descubierto, su
brasier cubriendo justo lo necesario pero al mismo tiempo dejando al descubierto la cantidad justa de piel
como para comenzar a provocar y a poner nerviosa a Lauren. — Hace calor aquí.
—No es verdad.
—Que lastima entonces. —Comenzó a desabotonar sus jeans y la ojiverde comenzó a entender sus
intenciones.
—Espera, n-no hagas e-eso...
— ¿Te molesta?
—No... —Otra vez volvió a hablar sin medir sus palabras. — Quiero decir, si, me molesta. Me pone
incomoda.
— ¿En serio? Eso no era lo que aparentabas el sábado pasado cuando estuve sentada en tus piernas. —Con
ayuda de sus manos deslizo la prenda de ropa a través de sus largas y delgadas piernas para poder
deshacerse de ella. —Sera mejor que te sientes.
—Tengo que encontrar a Ian. —Se excusó rápidamente.
—Si prometes sentarte y quedarte quieta, prometo que te ayudare a buscar a tu estúpido prometido.
— ¿Se supone que debo creerte? Me acabas de engañar para entrar aquí. —La bailarina solo rio y comenzó
a caminar hacia ella con un andar lento y provocativo.
—Relájate.
Le susurro cuando estaba lo suficientemente cerca de ella, invadiendo su espacio personal. Pero esto duro
solo unos momentos ya que segundos después Camila la empujo y Lauren termino sentada en una silla que
estaba en el medio del cuarto. ¿En qué momento apareció? Podría jurar que no había visto al objeto al entrar
al cuarto, pero claro, estaba lo suficientemente enfocada en encontrar a su novio que ese pequeño detalle del
cuarto no le importo mucho.
Siempre pensó que era lo suficientemente inteligente como para no caer en engaños o vincularse con fraudes,
pero ahora mismo estaba dudando de eso ¿o tal vez solo tenía esa capacidad para los negocios?, qué más da,
era obvio que había sido engañada de manera terrible por una simple bailarina. En parte se sentía derrotada
e inútil, si hubiera sido lo suficientemente inteligente como para ponerle un alto a esto tan pronto como
empezó, no estaría encerrada nuevamente en este cuarto, sentada en una silla, indefensa, y siendo intimidada
por una hermosa chica que estaba de pie frente a ella con solo un fino conjunto de lencería cubriendo su
perfecto cuerpo. Y mientras sus ojos recorrían sin vergüenza alguna el cuerpo de la chica, justo ahí pudo
notar un detalle que también se le había pasado por alto, pero era un detalle que le traía recuerdos y que en
P 12-2
parte le dio un poco de ternura; Camila estaba usando la pequeña vincha con forma de orejitas de gato. Sin
embargo, no eran las mismas que había utilizado la noche del sábado cuando anteriormente estuvo a solas
con Lauren, pareciera que la chica tenía varios tipos de este accesorio y que los usaba como si fuera
comúnmente parte de su vestuario.
Y sin darse cuenta, se encontró a ella misma relajándose y sintiendose cada vez más cómoda con la
presencia de la joven. Cuando la chica de ojos chocolates le dio la espalda para ir a hacer quien sabe que al
otro lado del cuarto, se tomó un tiempo para examinar su alrededor; El cuarto estaba naturalmente más
iluminado que la otra noche debido a la luz del sol que entraba por las ventanas, y este mismo brillo era lo
que hacía resaltar aún mucho más el color rojo de las paredes del cuarto, así como también el color de sus
muebles, y al mismo tiempo, el tono rojizo que el cuarto poseía resaltaba increíblemente el tono bronceado
de la piel de Camila.
—Sé que todo esto te incomoda. —Dijo la bailarina mirándola por encima de su hombro, y Lauren
comprendió lo que la chica estaba haciendo era jugar con el equipo de sonido que estaba en una esquina del
cuarto, intentando elegir la música ideal para esta situación. —Pero te prometo que voy a hacerte pasar un
buen rato. —Se volteo para quedar de nuevo frente a la vista de la empresaria.
—No me sorprendería si terminas mintiéndome otra vez. —Usualmente los comentarios irónicos de Lauren
siempre estaban acompañados por una seria expresión en su rostro, pero por alguna razón, esta vez lo dijo
con una juguetona sonrisa.
—Tranquila ojitos... —Se acercó nuevamente a ella, moviendo sus caderas al sensual ritmo de la música
que recién ahora, Lauren noto que estaba sonando a través de los parlantes del cuarto.
Y en ese momento, todo el autocontrol que Lauren poseía, desapareció por completo de su mente, que ahora
estaba invadida con la exquisita imagen de Camila mirándola seductoramente.
— ¿Te molesta si me siento?
Pregunto del modo más inocente posible y sin esperar una autorización, volvió a sentarse sobre el regazo de
la empresaria, de la misma forma que lo había hecho el último fin de semana. Delicadas manos se posaron
sobre sus hombros cubiertos por el negro blazer que llevaba puesto y las piernas de la bailarina, una a cada
lado de su cuerpo, atrapándola entre la silla y su anatomía. La ojiverde comenzó a sentirse incomoda de
nuevo, pero no por la presencia de la persona que estaba encima suyo ahora mismo, si no que por el hecho
de que no sabía dónde colocar sus manos, no quería parecer una inexperta, tampoco quería faltarle el
respeto a Camila, pero luego recordó que le había pedido que por favor se 'ponga cómoda' así que
aprovecho el hecho de que la chica parecía haberse perdido en el verde de sus ojos y movió sus manos para
posarlas sobre la pequeña cintura de la joven y apretarla delicadamente.
—Despacio, Jauregui. —Tomo sus manos en las suyas y con un poco de dificultad las coloco en los
bolsillos del blazer de Lauren. —Mantén tus manos solo para ti.
—Entonces, ¿Tu puedes tocarme y yo no?
— ¿Desde cuándo te pusiste tan confidente? Si mal no recuerdo estabas asustada de mí hace unos minutos.
—La ovijerve solo se encogió de hombros como forma de respuesta. —Pero si, así son las reglas. A ti te
gusta seguir las reglas, ¿No es cierto?
P 12-3
Se estaba burlando de ella, se daba cuenta de ello, pero no le importaba para nada. Al menos no en este
momento, y mucho menos cuando Camila beso juguetonamente su frente y sin aviso, comenzó a mover sus
caderas de un lado al otro, encima de ella, sus mirada nunca dejando la suya y su boca ligeramente abierta
de una manera que Lauren jamás hubiera considerado tan sensual si fuera otra persona. Sus manos habían
comenzado a sudar en sus bolsillos y sentía que no iba a poder mantenerlas ahí por mucho tiempo. Era la
primera vez que la chica recibía un lap dance, ¿Qué esperaban? La temperatura estaba aumentando y junto a
la temperatura del cuerpo de Camila la situación se estaba haciendo casi insoportable, pero insoportable en
el buen sentido.
Justo cuando Lauren no pudo soportarlo más y saco sus manos de los bolsillos para poder volver a tocar el
cuerpo de la bailarina, esta se levantó y se puso de pie, evitando el contacto entre ambas.
—Te dije que mantengas tus manos quietas. —Le recordó.
— ¿Qué gracia tiene? —Definitivamente esta no era la misma chica que había estado con Camila el sábado,
esa chica que se asustó y le rogo por favor que la dejara salir del cuarto.
—Me lo estas poniendo difícil, ojitos. Y no quiero que hagas algo de lo que luego te vas a arrepentir. —Le
advirtió con una sonrisa.
Después de eso, no muchas palabras fueron intercambiadas entre ambas. Camila estaba muy centrada en
conquistar por completo a la chica que la miraba atentamente desde su asiento y Lauren estaba muy ocupada
mirando cada detalle de la rutina de baile de la bailarina, y también cada detalle de su perfecta figura.
La forma en que las caderas de la joven se movían era exquisita, sus pasos de bailes perfectos, y la forma en
que mordía sus labios era sumamente atractiva. Estaba hipnotizada, encantada y atrapada en la belleza de
esta exótica bailarina, ya era imposible negarlo. Ni siquiera se reconocía a ella misma, y le parecía gracioso
que había accedido a esto estando sobria y que el sábado cuando estuvo en la misma situación lo único que
hizo fue salir corriendo por la puerta para rogarle a Normani que la lleve a su casa. Probablemente era
porque se sentía culpable de haberle mentido a su novio, pero ahora con sus sospechas sobre Ian teniendo un
amante y engañándola eran demasiado fuertes, pagarle con la misma moneda no estaría nada mal. Y que
mejor forma que hacerlo que con una hermosa chica como era Camila.
—Ven aquí.
Le rogó a la bailarina con casi demasiada necesidad. Ya se había metido en un lio, meterse en dos no haría
ninguna diferencia. Y al parecer la chica de ojos marrones pensaba lo mismo, ya que inmediatamente volvió
a acercarse, pero en lugar de sentarse encima de ella como lo había hecho anteriormente, se dio la vuelta y
comenzó a mover sus caderas nuevamente mientras enredaba sus manos en su sedoso cabello, su cola justo
frente al punto de visión de Lauren quien no pudo evitar relamerse los labios ante la imagen. Estaba tan
distraída que ni siquiera noto cuando las manos de Camila se movieron a su espalda para desprender su
brasier sin dificultad alguna, volvió a la realidad cuando vio caer la prenda de ropa al piso.
— ¿Acabas de...? —No podía creer lo que acababa de pasar, levanto la vista para ver la ahora espalda
desnuda de la chica, y luego pudo notar la pícara sonrisa en el rostro de Camila mientras esta la miraba por
encima de su hombro.
—Así tienes más para observar. —Lauren no podía quitar la vista de la espalda de la chica, por instinto lo
P 12-4
único que pudo hacer fue levantar su mano y tocarla, acariciarla, sintiendo los huesos de la bailarina a
través de su suave piel, y hasta pudo escucharla suspirar delicadamente ante su tacto.
—Te dije que vengas aquí. —Dijo con voz autoritaria, la misma que usaba cuando le gritaba a un mal
empleado o cuando le ordenaba algo a su secretaria, y con la misma mano que uso para acariciar la espalda
de la chica, tomo fuertemente sus caderas y la obligo a sentarse en su regazo, su espalda contra su pecho y
automáticamente la cabeza de Camila se relajó hacía atrás, apoyándose en el hombro de la empresaria. —
No me gusta que no me hagan caso. —Uno de sus dedos índices comenzó a jugar con la única prenda de ropa
que quedaba sobre el cuerpo de Camila, su tanga.
—Lo note. —Lauren intentó echar un vistazo a los pechos de la bailarina, pero esta por alguna razón,
mantenía sus brazos cruzados sobre estos, cubriéndolos por completo para su disgusto. Inconscientemente
comenzó a tirar de la tanga de la chica. — ¿Quieres que me la quite?
— ¿Qué? —Le pregunto en el odio a la chica semi desnuda, volviendo a la realidad.
Pero Camila ni siquiera espero una respuesta, se puso de pie nuevamente y comenzó a quitarse el artículo de
lencería. Y en ese momento, inexplicablemente, Lauren se percató de la gravedad de la situación. ¿Qué
estaba haciendo? Esa no era ella, no era el tipo de persona que sus padres le habían enseñado a ser, sentía
que se estaba aprovechando por completo de la chica, y se sentía culpable de nuevo porque ni siquiera sabía
si Ian realmente la estaba engañando y ella estaba sentada en un cuarto a punto de cumplir sus fantasías con
una persona casi desconocida solo para vengarse de algo que tal vez ni siquiera paso. Maldita tentación.
No le fue difícil cerrar sus ojos fuertemente para evitar ver la figura desnuda de Camila. De esa forma tal
vez lograría sentirse menos idiota.
—Vístete, por favor.
— ¿Qué? —Pregunto una desnuda y confundida Camila, ni siquiera se molestó en cubrirse, pero al parecer
la empresaria tampoco se molestó en mirarla. — ¿Es en serio?
—Por favor. —Volvió a suplicar, no tenía sentido darle una explicación, porque ni ella lograba entender lo
que acababa de pasar.
—Como quieras. —No volvió a ponerse ropa interior, solo camino hasta el perchero que estaba en el cuarto
y tomo una de las batas de seda para cubrir su cuerpo desnudo. —Ya puedes mirar. —Lauren suspiro
aliviada, al abrir sus ojos y no encontrarse con una silueta desnuda frente suyo.
—Gracias. —Se puso de pie. — ¿Me ayudaras a buscar a mi novio?
—Oh bonita. —A juzgar por el tono de Camila, sabía que estaba algo molesta. — Yo ni siquiera sé quién es
tu novio. —Camino hasta la puerta y en menos de un segundo la tenía abierta de par en par para que la
empresaria se retirara de su vista y con suerte, de su vida. —Tú lo perdiste, búscalo por tu cuenta.
— ¿Me mentiste? —Ya a este punto nada le sorprendía.
—Parece que no eres la única decepcionada aquí, Lauren. —Hizo una seña con su mano, quería que se vaya.
—Como quieras. —Dijo saliendo del cuarto. — Gracias por nada.
P 12-5
—No tienes nada que agradecer. —Y luego de eso lo único que escucho fue un portazo a sus espaldas.
—Estúpida... —Murmuro, no podía creer que había sido engañada, dos veces en menos de una hora. Y todo
por venir a buscar a... — ¿Ian? —Preguntó al ver al chico saliendo de un cuarto a unos metros de donde ella
se encontraba.
— ¿Lauren? —El miedo era evidente en la cara del chico. — ¿Qué haces aquí?
Camila Vuela Tangas Cabello CCC

P 12-6
Capítulo 11 - "¿Tienes miedo?"
54.8K 2.6K 980
by gotdynamites

Los momentos de tensión eran incomodos, sobre todo si se daban entre una pareja. El encuentro de Ian y
Lauren en el pasillo del club no era la excepción.
— ¿Qué estoy haciendo aquí? —Le preguntó a su novio cruzándose de brazos. — ¿Tu que estás haciendo
aquí?
—Eh... Trabajo. —Simplemente respondió.
— ¿Es en serio Ian? ¿Esperas que me crea esa excusa?
— ¿Cuál excusa? —El chico estaba claramente confundido, pero Lauren estaba demasiado paranoica como
para creerle, pensaba que era nada más que una simple actuación.
—Me estas engañando.
— ¿¡QUÉ!? —El grito probablemente fue oído hasta por los trabajadores del negocio de el frente. — ¿Qué
mierda estas diciendo Lauren? —Este era un lado de Ian que a Lauren no le gustaba ver, si bien era raro
verlo enojado, aún no se había acostumbrado a sus repentinas actitudes que salían a la superficie solo
cuando el joven se enojaba.
—Te seguí solo para encontrarte en un club de strippers, sin quitar el hecho de que me mentiste hoy cuando
te pregunte sobre el almuerzo.
—No te mentí. —Se defendió. — Solo... No te dije a donde iba. —Lauren conocía esa línea, porque ella ya
la había usado con él. Según ella, estaba segura de que estaba siendo engañada.
—Entonces responde a mi pregunta; ¿Qué estás haciendo aquí?
Y ahí estaba, el nerviosismo e incomodidad que eran tan características de Ian cuando se sentía presionado.
Estaba dando en el punto y presionando todos sus botones.
—No puedo decirte.
— ¿Disculpa? —No podía creer la realidad de la situación.
—Laur... —Su novio la tomo del brazo para alejarla un poco más del lugar en donde se encontraban parados
frente a frente discutiendo, y la llevo a una de las esquinas del club, para así poder lograr tener una
conversación un poco más privada, si eso era posible. —No puedo hablar, prometí que no lo haría. —Dijo
aún sin soltar su brazo. No estaba siendo brusco con ella, solo mantenía un suave agarre para asegurarse de
que su novia no se escapara en el medio de sus explicaciones, y por dentro rogaba que ella pudiera entender
sus motivos.
—Así que le haces promesas a una zorra, sin siquiera importante si me estas mintiendo o no. —Supuso
P 13-1
—No, amor, estás mal interpretando toda esta situación.
—Creo que estoy entendiendo bien la situación a decir verdad. —Con un brusco movimiento se soltó del
agarre que Ian mantenía en su brazo. —Si vas a empezar con las mentiras en este punto, creo que es mejor
que nos olvidemos de la boda... —El joven la interrumpió rápidamente.
—Si te digo de que se trata toda esta mierda y por qué estoy aquí, ¿me dejarías en paz con tus estúpidas
acusaciones?
— ¿Me estas sobornando a cambio de honestidad? —Preguntó irónicamente, — Creí que eso era algo que
estabas dispuesto a darme desde el momento que me propusiste matrimonio.
—Lauren... —Dijo un poco más serio y calmado de lo normal, Ian podía adoptar una postura completamente
diferente a la persona que realmente era en cuestión de segundos.
Se encontraba entre la espada y la pared, por un lado no podía decirle a Lauren de lo que se trataba todo
esto o perdería su trabajo, y por otro no podía mentirle a Lauren como su padre le había ordenado (o más
bien amenazado) porque si no la perdería a ella. Nunca había sentido tanta presión en sus treinta años de
vida, aunque en este momento no lo estaba demostrando debido al enojo que las acusaciones sin sentido de
su prometida habían provocado en su humor.
Pero, se supone que ella también tenía que entenderlo, pase lo que pase o fuera lo que fuere. Y ya que el
plan original de distraerla no dio resultados, y honestamente nunca podría mentirle a la joven, no tuvo más
remedio que contarle la verdad, aunque no toda. Solo una pequeña parte, omitiendo detalles que para él no
eran para nada importante pero para Lauren podrían cambiar su vida por completo y ponerla totalmente de
cabeza. Él no lo sabía.
Y así lo hizo, le explico todo lo que él consideraba necesario para salvarse a sí mismo.
— ¿Qué? —Ahora Lauren se mostraba sorprendida y asustada, estaba preparada para enfrentarse al hecho
de que su prometido al parecer estaba teniendo un amorío a sus espaldas, pero definitivamente no estaba
preparada para enfrentar la verdad, menos una como esta.
—Mira, esto que estoy haciendo es completamente legal. Tu sabes que no me metería en asuntos ilegales, y
menos considerando lo importante que la reputación es para ti. — Ian dijo mirándola con sus ojos marrones
que compraban a cualquiera. —Y solo necesito que me apoyes en esto, por favor.
—Ian, esto no parece algo legal. No parece algo correcto.
—Créeme, lo es amor. Yo nunca haría algo que me arruine. Que NOS arruine. — Le comentó. —Tu padre,
tu madre, incluso la hija del señor con el que estaba hablando... — Señalo con su cabeza la oficina en la que
había estado minutos antes. —Está involucrada en esto. Y créeme, son buena gente. Solo necesito que por
favor confíes en mí como siempre haces y nos ayudes. Por favor. — Dijo mientras posaba una de sus
sudorosas manos en la mejilla de Lauren. 'Está nervioso', conocía el lenguaje corporal de su novio, pero no
podía identificar si sus nervios eran una buena o mala señal. Aunque considerando que Ian era la persona
más idiota del mundo para mentir, y para otro tipo de cosas también, ella decidió confiar en su palabra.
—No puedo creer que mi padre esté involucrado en todo esto. —Seguía estupefacta. — Y tú no eres ese tipo
P 13-2
de persona. Al menos creo que no lo eres.
—No lo soy. —Respondió rápidamente. —No quiero decepcionarte amor, pero tampoco quiero decepcionar
a tu padre. Entiendo que esto es extraño pero por favor entiéndeme a mí. No sé qué haría si te perdiera. —
Sus ojos estabas más brillosos que de costumbre, a causa de las lágrimas que amenazaban con salir.
—Está bien lo haré. — Respondió Lauren de forma insegura. Claro, Ian nunca se daría cuenta de ello. A
pesar de que ella era un libro abierto cuando de sus emociones se trataba, el nunca aprendió a leerla. Acepto
más que nada porque no podía soportar las lágrimas, y menos si eran de otra persona.
—Genial. — Una enorme sonrisa se dibujó en sus labios mientras se frotaba con ambas manos sus ojos,
antes de dejar un beso en la frente de Lauren. — ¿Qué hacías tu aquí de todos modos? Este no es lugar para
una dama.
—Ah, bueno...
Las coincidencias eran una de las curiosidades más inexplicables del destino, y Lauren no creía mucho en
ellas. En especial cuando vio a Camila, ya completamente vestida de nuevo con su sweater y jeans
cubriendo su cuerpo y no una bata o un conjunto de lencería, aparecer a espaldas de Ian mientras ella
intentaba responder a su pregunta, y la sonrisa burlona que tenía en su rostro no le daban mucha tranquilidad.
— ¿Lauren? —Volvió a insistir Ian.
Pudo ver por sobre el hombro de su novio como Camila reía por lo bajo y señalaba la espalda del chico
'¿Ese es tu prometido?' le murmuro, lo suficientemente bajo para que Lauren la escuchara, aunque en
realidad, la habría entendido igual, era imposible no mirar la forma en que sus labios se movían al hablar.
Pero no podía distraerse ahora, si la bailarina abría la boca y hacía un comentario sobre lo que había pasado
hace unos minutos en el encierro del Cuarto Pasión, en ese caso ella sería la que estaría en problemas por
haber 'engañado' a su pareja. Lo único que podía hacer era lanzarle una mirada de suplicas para que no se
metiera en este asunto, y Camila pareció entender.
Solo que antes de dejar la escena para que Ian y Lauren sigan con su discusión, le guiño juguetonamente un
ojo a la empresaria y luego se dio la vuelta para dirigirse a quien sabe dónde, lo que le dio a la ojiverde
tiempo para suspirar aliviada y pensar en una excusa creíble para zafar de este lio.
—Yo estaba... —Y justo, como una respuesta a todos sus problemas, su padre salió del mismo cuarto en
donde Ian había estado hace unos minutos. Y su reacción no fue nada agradable cuando vio a su hija parada
a unos metros de distancia, en el lugar en donde se supone que ella no tenía que estar.
—Lauren... —Rápidamente se acercó a la pareja.
— ¡Vine a ver a mi Papá! —Inventó rápidamente. —Sí, lo estaba buscando por toda la empresa y su
secretaría me dijo que estaría aquí.
—Tienes que irte. —Le dijo Michael a su hija fríamente. — No tienes que estar aquí.
—Y ustedes tampoco deberían estar aquí y sin embargo aquí están. —Respondió irónicamente.

P 13-3
—Ian, ¿Le dijiste? —Esta vez su bronca se depositó en su yerno.
—T-tenía que hacerlo, amenazo con... Ella dijo que cancelaria la b-boda.
—Yo quiero ayudar. —Reclamó Lauren. — Ya le dije a Ian que los apoyaría.
—Claro que no, tú no te involucraras en esto. —Michael empujo a Ian con una fuerza que hasta a el mismo
sorprendió para ponerse de pie frente a su hija de forma desafiante y autoritaria.
—Si lo hare. Tus negocios son también mis negocios. ¿O te olvidas que yo también soy parte de la empresa?
—Esto no tiene nada que ver con la empresa hija.
— ¿Entonces por qué Ian está involucrado en esto? —Antes de que el padre pudiera darle una respuesta a su
hija, un señor apareció en el centro de la discusión. Una amigable sonrisa decoraba su rostro mientras se
acercaba al origen de todo ese griterío que se estaba viviendo en el club.
— ¿Qué es este escándalo? —Preguntó entre risas.
—No es nada Alejandro. —Michael le respondió tan fríamente que hasta Lauren sintió escalofríos recorrer
cada parte de su cuerpo. —Lauren, vete a casa por favor. —Esta vez su tono era más suplicante, como si el
miedo lo hubiera invadido por completo.
—Así que tú eres Lauren. —El hombre, que ahora la ojiverde conocía como Alejandro, la estaba mirando
intensamente de los pies a la cabeza. —Cómo has crecido. — ¿Acaso se conocían? —Hasta diría que eres
igual a tu padre. —Las manos de Michael se cerraron en un puño, era la única forma de la cual podía
controlar la fuerza de la ira que llevaba dentro.
—No sabía que nos conocíamos, disculpe. —La joven le extendió su mano. —Lauren Jauregui.
—Se quién eres. —Se acercó para poder estrechar su mano. —Alejandro Cabello. —Ese apellido sonaba
un par de campanas en la memoria de la chica. —Soy dueño del club. Te conocí cuando eras apenas una
bebe.
—Me siento mal por no recordarlo. —Y verdaderamente así era, sentía que era de mala educación no
recordar a las personas que en algún momento formaron parte de su vida y al parecer, de la de sus padres
también.
—Y ¿Por qué es todo este alboroto?
—Por nada.
— ¿En serio? Porque me pareció oír que tu hermosa hija Lauren. —Dijo señalándola. — Quiere unirse al
negocio. —Michael iba a responder pero la joven fue más rápida que él, era lo suficientemente adulta como
para tomar sus propias decisiones.
—Así es señor, me encantaría poder ayudarlos como sea.
—Eres más que bienvenida entonces. —La sonrisa de malicia que Alejandro tenía en el rostro podría haber
P 13-4
pasado desapercibida a los ojos de Ian y Lauren, pero no ante la vista del señor Jauregui.
—Ian, lleva a Lauren de vuelta a su departamento. —Le ordeno a su yerno. — Y a ti Lauren, te quiero lo más
alejada de esto como sea posible, y es mi decisión final.
—Pero...
—Vamos amor. —Era mejor dejar de echar más leña al fuego, Ian tomo la mano de su novia y comenzó a
guiarla hacía la salida del club, sin darle una oportunidad de protestar. — Lo siento mucho Michael.
—Ya hablaré contigo mañana en la oficina, ahora váyanse.
Lauren nunca había visto a su padre de esa forma, tratándola casi del mismo modo con el cual trataba a sus
empleados y siendo tan frio con uno de sus aparentes socios. Pero tal vez lo mejor era no cuestionarlo en ese
momento, al parecer ya había metido en problemas a su novio que solamente estaba haciendo su trabajo, no
quería caer ella en la misma situación. Se sentía derrotada con respecto a la situación, y a ella no le gustaba
la derrota. Tal vez su padre le había prohibido ser parte del asunto, pero después de todo, ella era su propia
jefa.
—Lo que sea que estés intentando hacer. No lo hagas. —Le advirtió Michael a Alejandro tan pronto como su
hija abandono el lugar.
—Hey, la niña quiere trabajar con su papi. Ya es grande, puede tomar sus propias decisiones.
—Que te involucres con Lauren no era parte del trato. —Le gritó.
—Lo sé. —Sonrió con picardía. —Pero que tú me engañes tampoco lo era. —El señor Jauregui se quedó
completamente falto de palabras. — ¿Qué pasa Michael? ¿Tienes miedo de que tu hija vea como me
arruinaste la vida?
No respondió.
—Eso creí. —Alejandro se dio media vuelta para comenzar a caminar hacía su oficina, pero se detuvo a
unos pasos de distancia para volver a mirar al hombre que había quedado totalmente derrotado a sus
espaldas. — ¿Qué te parece si cenamos este miércoles? Tu familia y la mía, así puedes demostrarle a tu
mujer e hija en que te estas metiendo. Además, sé que hay alguien por quien estas muriendo de ansias por
conocer.
Son hermanas? Buscando un gatito

P 13-5
Capítulo 12 - "La cena"
59.7K 2.6K 1.8K
by gotdynamites

- ¿Pensabas decírmelo en algún momento? -Lauren le preguntó a Ian mientras se dirigían camino a su
departamento. -Si yo no los hubiese descubierto, ¿me lo hubieras dicho?
-Bueno. Tal vez tu Padre te lo hubiera dicho.
- ¿Quién es ese tal Alejandro?
-No sé.
- ¿De dónde se conocen mi padre y él?
-No sé.
- ¿Entonces por qué querría hacer negocios con él? ¿Y qué clase de negocios?
- ¡No se Lauren! -Ian gritó apartando la vista del camino por unos segundos. La primera vez que su novio le
gritaba en casi tres años. -Mira, no creo estar en el lugar para responder ese tipo de dudas que tienes. Yo
solo estaba ahí porque me obligaron. -Le aclaró ya un poco más calmado mientras se estacionaba frente al
edificio en donde Lauren vivía.
-No te molestes en venir esta noche. -El orgullo de la ojiverde era una de las cualidades más despreciables
que tenía. A ella no le gritaban, es especial un tonto como lo era Ian, que ni siquiera era capaz de responder
coherentemente a sus preguntas y probablemente nunca lo hubiera hecho si ella no hubiese descubierto de
que se trataba en parte toda esa situación. Abrió la puerta del auto y con un fuerte portazo se alejó de él lo
más que podía, no estaba en humor para hablarle y mucho menos como para despedirse correctamente de él.
De todos modos, probablemente la llamaría llorando en cinco minutos diciendo que lo sentía mucho y que la
amaba incondicionalmente como hacía siempre que discutían aunque sea por la idiotez más pequeña del
mundo. Era difícil hasta para ella entender si estaba enojada porque su novio actuaba indiferente a todo lo
que estaba pasando o si estaba enojada porque el grito del joven había quebrantado su ego. Para algunas
parejas seguramente era común discutir y gritarse mutuamente, pero para ellos no.
- ¿Dejaste que el idiota de Dallas te gritara? -Normani estuvo más que encantada de dejar su horario de
trabajo para ir a escuchar los problemas de Lauren, una de las ventajas de ser la mejor amiga de la jefa. -Yo
lo hubiera dejado en ese preciso momento. No tienes que dejar que te trate así.
-Hablas como si me maltratara. Solo me gritó y fue la primera vez que lo hizo.
-Y será la última luego de que termine con él. -Dijo tomando asiento en el enorme sofá de la sala de la
ovijerde, quien la siguió segundos después junto con un cansado Buster que aprovecho la oportunidad para
recostarse sobre el sofá y apoyar su peluda cabecita en las piernas de su dueña.
-No te llame para hablar de eso Mani. -Acarició a su mascota, no podía mirar a su mejor amiga mientras
decía esto porque ya podía imaginarse sus insulsas y totalmente inapropiadas bromas respeto al tema. -
P 14-1
Además de encontrar a mi papá y a Ian en el club, me encontré con alguien más.
- ¿Tu madre? -Lauren negó con su cabeza. - Bueno no conoces a mucha gente así que vas a tener que decirme
de quien se trata.
-La bailarina del sábado. -Dijo rápidamente, aun sin mirar a Normani.
- ¿El gatito? -La joven rio al escuchar al apodo que su amiga había adoptado para referirse a Camila.
-Se llama Camila.
-Entonces considerando que ya sabes su nombre, supongo que hablaron ¿No es verdad? -Una sonrisa abrió
paso en el rostro de Lauren, recordando la excitante situación que le había tocado vivir con la bailarina.
-Tal vez.
-Si... Definitivamente hicieron algo más que hablar. -Normani podía entender a su amiga a la perfección
solamente con una mueca. - ¿Algo que quieras contarme?
Otra de las cualidades de la personalidad de Lauren que a veces también era sumamente detestable, era lo
cerrada que era con respecto a sus emociones, sentimientos, o situaciones que habían marcado un antes y un
después en su vida diaria. Algo que a Ally, su psicóloga, le llevo alrededor de dos años romper para
empezar a tratar a pleno el problema de estrés de la chica. Con su mejor amiga era diferente, por supuesto,
Normani conocía cada característica de su lenguaje corporal y emocional, dándose cuenta que era lo que
incomodaba a la empresaria en solo unos segundos.
-Digamos que... Completamos el lap dance que había quedado inconcluso el sábado. -Su mejor amiga
comenzó a reír. -Esa era la reacción que buscaba.
-Supongo que ahora vas a empezar a contarme cómo te sientes culpable porque engañaste a Ian y toda esa
mierda, ¿No?
-No. No me siento culpable por nada a decir verdad. -Normani se sorprendió tanto que su carcajada se
detuvo abruptamente ante las palabras de su amiga.
- ¿Cómo es eso? -Le preguntó confundida.
-Mani, hay muchas formas de ser intimo con una persona. -Inconscientemente, había repetido exactamente las
mismas palabras que Camila le había mencionado el sábado. -Y nada de eso paso, solo bailo y ya. No creo
que eso pudiera considerarse como un engaño. -Excepto por el hecho que desde lo sucedido, su mente
solamente podía pensar en las mil y unas formas en la cual le encantaría llevar a la cama a la bailarina.
- ¿Le pagaste para que lo hiciera? -No se esperaba esa pregunta y honestamente, no se había puesto a pensar
en ello. Camila no le había pedido nada a cambio luego de que prácticamente la sacara a la fuerza del
cuarto.
-No... A decir verdad ella prácticamente me metió a un cuarto y solo... Hizo su trabajo.
-Bueno, tal vez los $2000 que pague la otra noche sirvieron de algo después de todo. -Se detuvo unos
P 14-2
momentos a pensar. - O, la chica está completamente loca por ti y lo hizo porque quería seducirte. -Esta vez
fue Lauren quien tomo el turno para reírse de su amiga. Su risa fue tan fuerte que Buster se sentó rápidamente
y miro a su dueña alarmado.
-Sí, seguro fue eso. -Respondió sarcásticamente.
-Pero de verdad, ¿te imaginas si algo hubiese pasado entre ella y tú? Sería como volver a los tiempos de la
universidad.
-Sería raro. -Lauren volvió a acariciar suavemente a su mascota para tranquilizarlo, el pequeño perro seguía
alerta debido al susto que se había llevado.
- ¿Raro? -La morena no podía creer las palabras de su amiga. - ¿Qué acaso no te acuerdas de las veces que
te revolcaste con chicas en la universidad? ¿No te acuerdas de Ashley, de Keana... -La interrumpió.
-Sí, pero cuando hice eso era joven, inútil, pensaba que me llevaba el mundo entero por delante y eso me
daba el derecho a hacer lo que quería, y lo más importante; No estaba comprometida. Ni siquiera conocía a
Ian.
-Pero si no estuvieras comprometida... -De un momento a otro habían pasado de las risas descontroladas a
una completa seriedad. - ¿Le darías una oportunidad a esta chic... Perdón, a Camila? -Honestamente era algo
que, entre todos los inapropiados pensamientos que Lauren había tenido con la bailarina como protagonista,
jamás se le había pasado por la cabeza. Y honestamente era algo de lo cual no quería pensar al respecto, al
menos no ahora.
-Sabes, tengo una cena mañana. -Rápidamente intento salir de la conversación que ya se había tornado algo
incomoda. -Con mi padre y su nuevo socio, necesito que me ayudes a elegir mi vestuario.
____________________________________________________
El miércoles llego rápidamente antes de lo esperado. Lauren aún no se había molestado en hablar con Ian y
al parecer el chico tampoco con ella, lo cual le sorprendió demasiado pero también la alivio, tal vez no
tendría que soportar al molesto chico durante toda la cena.
Por otro lado, Camila estaba completamente agradecida por el día que había tenido, sobre todo cuando su
padre le dijo que esta noche no tendría que trabajar en el club. Algo tan simple podía poner a la joven de un
humor excelente, diferente al que comúnmente tenía gracias al estúpido y desalmado hombre que tiene como
padre. De todas maneras, no podía aprovechar el tiempo libre que creía que iba a tener, la única razón por
la cual tenía permitido faltar al trabajo era porque Alejandro la estaba obligando a ir a una cena con su
nuevo socio, y fue una sorpresa porque usualmente ella nunca participa de esa parte del negocio, tampoco lo
hacían su madre y su hermana, pero por alguna extraña razón el padre de la familia Cabello quería a todas
sus mujeres ahí, aun así fuese contra su voluntad.
Pero, ninguna de las chicas sabían que se volverían a encontrar, a pesar de lo obvio que la situación era.
Nadie le presta atención a los detalles.
- ¿Por qué lo invitaste? -Lauren le preguntó a su madre apenas entro a la cocina del hogar familiar de los
Jauregui. No le gustó mucho el hecho de entrar a la casa y encontrar a Ian hablando animadamente con su
P 14-3
padre como si este fuera un hijo más del matrimonio.
-Es tu novio Lauren. -Respondió simplemente, al parecer el pollo que estaba en el horno era más importante
que la incomodidad de su hija.
-Mi novio y yo no nos hablamos hace dos días. -Le dijo cruzándose de brazos.
-Bueno, entonces es un buen momento para que hagan las pases. -Tomo un ramo de flores que estaba sobre la
mesa de la cocina. Lauren se había preguntado de donde había salido pero probablemente era uno de los
regalos que Michael le daba a Clara diariamente. Le gustaba darle todos los gustos, tanto a su esposa como a
su hija. -Te trajo esto.
- ¿No pudo habérmelas dado el? -Dijo tomando el arreglo floral de mala gana. - Es un idiota.
-Ve a hablar con él, antes de la cena. -Le ordeno. - Qué por cierto, estará lista en quince minutos. -Suspiro
ante la frustración que le hacía sentir el hecho de que Clara no este de su lado esta vez. ¿Qué había hecho
este chico que había encantado tanto a su familia?
- ¡Ian! -Grito desde la cocina. - ¡Tenemos que hablar! -Era obvio que no estaba de humor para hablar sobre
la pelea en el inicio de una cena, porque sabía que si las cosas no resultaban como ella quería se iba a pasar
el resto de la noche de mal humor.
____________________________________________________
A las 21:30 del miércoles, puntuales como siempre, los cuatro integrantes de la familia Cabello estaban
bajando del auto y caminando hacía la entrada de la enorme residencia a las que estaban invitados a cenar.
Así la veía Camila, aunque probablemente la casa era igual o un poco más o menos grande que su propia
casa, uno no podía llegar a imaginar la cantidad de dinero que su padre manejaba gracias a ese horrible
negocio de la cual la había obligado a ser parte.
Alejandro caminaba unos pasos más adelante que el resto de la familia, dando indicaciones y constantes
amenazas de lo que pasaría si arruinaban la perfecta noche que estaban planeando.
-Y si preguntan algo fuera de lugar o algo que no pueden responder, déjenmelo a mí. -Dijo mientras
acomodaba su corbata.
-Como si a nosotros nos interesara tanto responder. -Sofía le comentó en un susurro a Camila, qué caminaba
a su lado mirando hacía el suelo, y no pudo evitar comenzar a reírse, su carcajada siendo acompañada
inmediatamente por la risa de la menor. Era increíble cómo hasta en los días que se sentía pésimo, su
hermana lograba sacarle una sonrisa con solo unas palabras, y hasta a veces sin siquiera abrir la boca.
-Chicas... -Sinu las regaño y Alejandro sonrió al escuchar esto. La mujer ya había empezado a pretender ser
el cómplice de su padre para no meterse en problemas más tarde por no haber complacido las expectativas
de su esposo. Y el hombre amaba la autoridad que tenía sobre toda su familia.
Algo le decía a la joven que esta noche podía resultar en un desastre, y que ella tendría que pagar los platos
rotos.
____________________________________________________
P 14-4
- ¡Bienvenidos! -Michael intento actuar lo más animado posible al abrir la puerta para recibir a Alejandro
Cabello y a su familia en su casa, algo que solo Clara, que ya estaba bastante nerviosa gracias a la situación
en la que su esposo se había metido, pudo notar. Lauren e Ian estaban muy metidos en su propio mundo
pretendiendo ser una pareja perfecta por el momento para notarlo. -Es un placer tenerlos en nuestra casa.
-El placer es mío, Jauregui. -Le dio unas palmadas en su hombro, ignorando el saludo del señor Jauregui,
una completa falta de educación, tal vez no para el pero si para el resto de los presentes. - Clara, hace
tiempo que no nos vemos. -La sonrisa burlona no se iba de su rostro, cosa que a Michael ya estaba
comenzando a irritarle, porque sabía exactamente que el tipo lo hacía solo para creerse superior a él. -Ian,
Lauren, que hermosa pareja hacen. -Comentó sarcásticamente.
Luego del comentario de su padre Camila no pudo evitar quitar la vista del suelo y por primera vez en la
noche apreciar lo que tenía en frente. Reconocía esos nombres, especialmente el de Lauren; la perfecta chica
de ojos verdes que ha estado atormentando su mente desde el fin de semana pasado. Y para su suerte o tal
vez disgusto, ahí estaba, su vestuario casi tan negro como su cabello, sus ojos tan brillantes como los
recordaba, y sus expresiones faciales eran intranquilas. Algo que al parecer ella noto pero su prometido no,
al parecer cualquier cosa que estaba pasando en la pantalla de su celular era aún más importante que la
perfecta mujer que tenía a su lado con su mano apoyada sobre su hombro. ¿Qué sentido tenía amar a una
persona si ni siquiera eras capaz de sujetar su mano?
Camila no fue la única que se llevó esa sorpresa, Lauren ya se había percatado de su presencia y ahora su
rostro solamente le transmitía una sensación de incomodidad. Y se sentía mal al saber que ella era la causa.
-Creo que ya conocen a mi esposa Sinuhe. -Dijo señalando a su familia mientras recorría la sala de la casa
observando las fotos familiares que decoraban los muebles de esta, y riéndose ante la ironía de toda esta
situación. Mientras tanto, la familia Jauregui y el joven Ian estaban bastantes distraídos saludando a la mujer
con un apretón de manos como para notar la risita de Alejandro. -Y ellas son mis hijas Sofía...
- ¿Qué onda? -A la menor de la familia Cabello obviamente no le interesaba mucho estar ahí.
-Y ella... -Se tomó un tiempo para presentar a su otra hija, sabía que esto iba a ser bueno y quería
disfrutarlo. En especial la reacción de su socio. - Es mi hija, Camila.
Muchas cosas pasaron en ese momento que nadie se dio cuenta. En primer lugar el matrimonio Jauregui miró
a la chica de ojos marrones que tenían de pie en frente con su vista pegada al suelo, sin poder creer la
realidad de la situación, por otra parte Sinu estaba nerviosa mirando el intercambio de miradas en el cuarto
y rogando por favor que el incómodo silencio se termine, Alejandro estaba muy ocupado riéndose por lo
bajo de la situación, Ian seguía dándole más atención a su celular que a las personas que lo rodeaban y Sofía
parecía haberse desconectado del mundo tan pronto como cerro la boca. Sin embargo, Lauren y Camila
compartían el mismo sentimiento de incomodidad, confusión, y tal vez algo de deseo que había estado ahí
desde su primer encuentro.
En lugar de ir por el típico y educado apretón de manos para saludar a la joven, Michael tardo solo unos
segundos en envolverla fuertemente en un abrazo, tomando por sorpresa a Camila y honestamente, a todos
los presentes también.
-Eh... Gusto en conocerlo señor Jauregui. -Dijo intentando zafarse de su agarre. Si las cosas eran incomodas
antes, ahora lo eran el doble.
P 14-5
-Michael... -Clara intentó llamar su atención para que se dé cuenta de la tensión que había creado entre
ambas familias.
-Lo siento. -Se había dado cuenta de lo que había hecho y ahora debía encontrar un modo de arreglarlo. -Es
que... Ella es parte del negocio también y pensé que sería lo correcto y... -Sus explicaciones no tenían
sentido ni siquiera para él. - ¿Por qué no vamos a sentarnos?
-Sería lo mejor, síganme les mostraré el comedor principal. -La esposa de Michael no estaba muy feliz con
respecto a las actitudes de su marido, sobre todo frente a Lauren.
Tan rápido como llegaron, todos siguieron al matrimonio Jauregui hacía el lugar de la casa donde cenarían.
Bueno, todos excepto Lauren y Camila.
-Hola otra vez. -La bailarina siempre encontraba la forma de mostrarse alegremente ante todo, cosa que en
este momento irritaba un poco a Lauren.
-Si fuera paranoica diría que me estas siguiendo. -Le comentó. - No sabía que Alejandro era tu padre.
-Sí, no soy exactamente lo que él considera un orgullo de hija. -No era el momento de ponerse a hablar de
sus dramas familiares. -Yo no sabía que tú conocías a mi padre.
-Al parecer nos conocemos desde que yo era pequeña pero me entere hace dos días. -Ambas chicas no
pudieron evitar reír, inconscientemente enamorándose más a través de sus carcajadas. -Deberíamos ir a
sentarnos.
- ¿Puedo sentarme en tu piernas de nuevo? -Preguntó con una pícara sonrisa, era imposible controlarse.
-Tal vez si te portas bien...
-Y tal vez si no te asustas y me pides que te abra la puerta para que te vayas. -Aún seguía molesta por las
actitudes que la ojiverde había tenido con ella en sus anteriores encuentros.
-El comedor es por aquí. -Sin siquiera esperar, Lauren comenzó a caminar esperando que Camila siguiera
sus pasos a sus espaldas como un perrito obediente, y sonrió al escuchar el sonido de los tacones de la
bailarina contra el suelo siguiéndola a pasos agigantados.
____________________________________________________
Sorprendentemente, la cena había sido un exito. Lo que tranquilizo a la mayoría de las personas sentadas en
la mesa. Solo hablaron de lo que tenían que hablar, evitando los detalles que estaban prohibidos y
centrándose en los planes de negocios futuros.
De todas formas, nada de esto le importo a Camila ni a Lauren. Aprovechaban la distracción de sus seres
queridos y el hecho de que estaban sentadas una frente a otra a los lados de la mesa para robarse miradas,
sonrisas y hacer gestos y muecas graciosas ante los comentarios de sus padres, robándose así también las
risas entre ellas. Era raro, como podían pasar de desearse a odiarse, y del odio a la adoración, y más raro
era si le sumaban el hecho de que se habían conocido hace solo unos días por una broma de Normani y en
medio de la despedida de soltera de Lauren, mientras Camila estaba haciendo su trabajo.

P 14-6
De todas maneras, no le dieron mucha importancia a esas rarezas, ni a lo que ocurría a su alrededor. Estaban
cómodas y encantadas comunicándose silenciosamente de esa manera, haciendo la cena entera un poco más
interesante.
-Y Sofía, ¿Estas en la universidad? -Preguntó Clara.
-No aun pero estoy en eso, es mi último año de escuela. -Al parecer la menor estaba prestándole más
atención a la charla que su hermana mayor.
-Oh... Y tu Camila, ¿a qué te dedicas? -Preguntó a continuación, pero la joven estaba más ocupada sonriendo
como idiota mirando el perfecto rostro que tenía en frente, el de Lauren. De todas maneras, el fuerte golpe
que su hermana le dio por debajo de la mesa la saco del estúpido trance en el que estaba.
-Lo siento. ¿Puede repetir la pregunta? -Se disculpó.
-Quería saber a qué te dedicas. ¿Trabajas o estudias algo?
-Soy profesora de música. -Respondió sin pensar. Y al parecer a su padre no le gustó mucho la respuesta, y
al parecer a Lauren la confundió. -Bueno, no trabajo de eso exactamente pero me gradué de esa carrera.
-Ella en realidad trabaja en el club, por cuenta suya claro. -Agrego rápidamente Alejandro. - ¿No es cierto
eso flaca? -Para los que algunos parecía una simple pregunta, Camila sabía que en realidad era una amenaza
silenciosa que decía 'Sígueme la corriente y estarás bien'
-Si... -Y en ese momento, mirar el plato parecía más interesante que seguir hablando sobre el tema.
- ¿Y por qué trabajas en el club teniendo una carrera universitaria terminada? -Esta vez, Michael preguntó
con bronca.
-Yo... No sé. -Era mejor que cerrara la boca en ese momento, ya en bastantes problemas se había metido con
una simple pregunta. -Disculpen, necesito salir a tomar un poco de aire. -Se levantó rápidamente. -Lo siento.
-Murmuro otras disculpas mientras salía del comedor.
Esa conversación fue corta pero lo suficientemente efectiva para llenar la mente de Lauren de dudas, quien
había observado la situación atentamente tan pronto cuando noto que Camila había perdido el interés en ella
y se había puesto tensa de los pies a la cabeza.
- ¿No notas algo raro en Camila? -Le preguntó a Ian tan pronto como la bailarina desapareció del lugar.
- ¿Algo raro?
-Sí, ¿viste cómo se puso? Parece que algo le incomoda. -Y esto estaba incomodando a la empresaria
también.
-No, no note nada extraño. -Le respondió sin darle importancia al asunto realmente.
-Olvídalo Ian, iré a preguntarle a ella. -El joven ni siquiera tuvo oportunidad de protestar, Lauren fue más
rápida al levantarse e irse por el mismo lugar por el cual había salido Camila.

P 14-7
Por que le llaman ed ? iralaaa picarona

P 14-8
Capítulo 13 - "La cena" (Parte 2)
51.1K 2.8K 1K
by gotdynamites

Tal como lo supuso, toda la noche estaba resultando en nada más que un penoso desastre. Era increíble
como lo que había imaginado se había vuelto realidad en solo unos segundos y a causa de una respuesta que
no pensó. Bueno, todo excepto el hecho de que Camila no esperaba exactamente encontrarse a las chicas de
sus más recientes fantasías esta noche, mucho menos encontrarse también a sus padres o a su pareja.
Nunca creyó en el decir "Todo pasa por una razón", pero ahora tenía miles de razones para hacerlo, ¿por qué
Lauren siempre de algún modo u otro volvía a encontrarse con ella después de todas las veces en las cuales
prácticamente se escapó de ella? No lo sabía, pero en secreto rogaba que estas oportunidades de volver a
encontrarse nunca se acaben.
Para: Cameron
'La cague, Cameron...'
Lo primero que hizo al encontrarse con la fría brisa que corría puertas afuera fue enviarle un mensaje a su
amigo, era una pérdida de tiempo porque él no podía hacer mucho para arreglar las cosas cuando el daño ya
estaba hecho. Sin dudas su padre le gritaría al llegar a casa, si tenía suerte.
-Tengo que pensar mejor las cosas antes de hablar. -Se regañó a ella misma, necesitaba unos minutos para
tranquilizarse, así que sentó sobre uno de los canteros de la entrada de la residencia. Sin siquiera importarle
si su ropa se ensuciaba o no, ella no debería estar en esa casa de todos modos.
-Hey... -Escucho una voz demasiado familiar a sus espaldas. - ¿Estás bien?
- ¿Qué estás haciendo aquí Lauren? -Se volteo a mirar a la chica, ni siquiera había escuchado la puerta
principal cerrarse a sus espaldas. -Si fuera paranoica, diría que me estas siguiendo.
-Eh... Tu padre me envió a ver como estabas.
-No te creo. -Si la joven hubiera inventado alguna otra excusa le hubiera creído, a pesar de su seria forma de
ser, Camila era un poco incrédula. Pero el hecho de que su padre se preocupara por ella demasiado poco
creíble.
-Está bien. Quería ver como estabas. -Admitió. -Es que te fuiste tan rápido y parecías tan frustrada...
Camila sonrió ante las palabras de la empresaria, no estaba acostumbrada a que la gente se preocupe por
sentimientos, incomodidades, o por ella misma en sí. Pero sin embargo, una completa casi desconocida
como lo era Lauren se había tomado la molestia de dejar la mesa, e incluso de ensuciar sus caros zapatos al
caminar por el césped para llegar al cantero en donde la bailarina estaba sentada, solo para ver cómo se
encontraba.
-Estoy bien. -Solamente dijo.

P 15-1
-Por la forma en la que te fuiste del comedor pensé lo contrario. -Se acercó a ella. - ¿Te molesta si me
siento? -Preguntó señalando el espacio vacío a un lado de Camila.
-Usualmente soy yo la que pregunta eso. -Estaba recordando el más reciente encuentro que había tenido con
Lauren en el club.
-Tranquila ojitos... -Se acercó nuevamente a ella, moviendo sus caderas al sensual ritmo de la música que
recién ahora, Lauren noto que estaba sonando a través de los parlantes del cuarto.
Y en ese momento, todo el autocontrol que Lauren poseía, desapareció por completo de su mente, que ahora
estaba invadida con la exquisita imagen de Camila mirándola seductoramente.
- ¿Te molesta si me siento?
Pregunto del modo más inocente posible y sin esperar una autorización, volvió a sentarse sobre el regazo de
la empresaria, de la misma forma que lo había hecho el último fin de semana. Delicadas manos se posaron
sobre sus hombros cubiertos por el negro blazer que llevaba puesto y las piernas de la bailarina, una a cada
lado de su cuerpo, atrapándola entre la silla y su anatomía [...]
- ¿Estas segura de que no te pasa nada? -Volvió a preguntar mientras se sentaba al lado de la joven de ojos
marrones, quería asegurarse con certeza de que todo estuviera en orden.
-Lo mismo debería preguntarte yo. -Respondió. -No parecías muy cómoda en la cena.
-Oh... Es que discutí con Ian y mi mamá pensó que sería buena idea invitarlo para que podamos arreglar las
cosas.
- ¿Fue por mi culpa? -Camila recordó intranquila todas las veces que la joven le había pedido que la dejara
ir porque no quería meterse en problemas con su futuro esposo.
-No. -Sintió como los acelerados latidos de su corazón volvían a una velocidad normal. -Es que me grito y
soy muy orgullosa como para perdonarlo. -Dijo riendo.
-No tendría que haberte gritado. -Le dijo mirándola a los ojos, y para su sorpresa, Lauren no aparto la
mirada de la suya.
-Lo sé, por eso tendrá que hacer mucho más que regalarme flores para que lo perdone.
En ese momento el celular de Camila sonó, sacando a ambas chicas del trance en el que previamente habían
caído segundos atrás. El nombre de Cameron brillaba en la pantalla anunciando la respuesta al mensaje que
la bailarina le había enviado unos minutos antes de la aparición de Lauren.
De: Cameron
'Qué paso??? Tranquila, voy a hablar con tu padre y voy a intentar disuadirlo (:'
Decía el mensaje, y la joven sonrió ante la amabilidad de su mejor amigo, no sabía que haría sin él.
- ¿Es tu novio? -Escucho a Lauren preguntar de repente.
P 15-2
- ¿Quién?
-Ese tal Cameron... -Respondió fríamente sin darse cuenta, esto no paso de alto por Camila. -Lo siento, no
quise espiar es que... Bueno... Pude ver el nombre cuando el celular sonó.
-Oh... -Estaba acostumbrada a que las personas le pregunten si entre ella y el joven existía algo más que
amistad, pero el hecho de que la pregunta salió de la boca de la ojiverde la sorprendió un poco. -No, es mi
mejor amigo. Prácticamente somos como hermanos. -Camila vio esto como la perfecta oportunidad para
provocar a Lauren. - ¿Estas celosa?
-No, era solo curiosidad. -Le respondió con confidencia, tal vez ya había superado el nerviosismo que la
invadía cada vez que estaba en presencia de la bailarina. Y Camila solo pudo reír intentando ocultar su
decepción al no escuchar la respuesta o al no obtener la reacción que esperaba de parte de la ojiverde
joven.
- ¿Cuánto tiempo hace que estas con Ian? -Intentó cambiar el tema.
- ¿Estas celosa? -Ahora Lauren se estaba burlando de ella. - Dos años y medio. -Finalmente respondió la
duda de la chica sentada a su lado.
Luego de eso, un silencio incomodo las invadió. Y Camila aprovecho la oportunidad para responder el
mensaje de Cameron, porque de otra forma esta situación sería muy incómoda, y para ser honesta esperaba
que Lauren hiciera lo mismo o que aprovechara el silencio para al fin hacer su huida, pero para su sorpresa
la joven solo se quedó mirando el perfil de la bailarina, que con la cabeza gacha y vista centrada en su
celular estaba muy concentrada respondiendo un mensaje, y sin pensarlo sonrió ante la belleza que era
Camila Cabello.
-Entonces... -Las palabras se atoraron en su garganta cuando levanto la vista de su celular y se encontró con
unos brillantes ojos verdes que la miraban sin disimulo.
-Deberíamos ir adentro, está haciendo frio y probablemente están por servir el postre. -Dijo levantándose y
extendiéndole su perfecta mano para ayudarla a ponerla de pie, ¿sería buena idea aceptar la ayuda de Lauren
o no? Estaba segura de que su mano sería un lio de sudor a esta altura a causa de sus repentinos nervios.
Pero, también estaba segura de que era una oportunidad que no se quería perder, así que sin dudas tomo
firmemente la mano de la joven y esta de un empujón la ayudo a pararse sobre el césped. -Mi mamá va a
matarnos por haber arruinado el césped. -Comentó riéndose, pero ni su hermosa risa pudo hacer que Camila
olvide el hecho de que la ojiverde aún no había soltado su mano, y al parecer tampoco tenía intenciones de
hacerlo.
-Laur... -Intentó llamar su atención, sabía que pasaría si la joven empresaria seguía tratándola de esa forma.
-Vamos. -Comenzó a caminar hacia la casa, con su mano firmemente sujetando la suave mano de la bailarina
que caminaba cuidadosamente a sus espaldas, guiándola hacía la entrada.
-Lauren... -Intentó de nuevo, sin éxito ya que sus suplicas seguían siendo ignoradas. - ¡Lauren! -Iba a ser por
las buenas o por las malas, aprovecho el hecho de que Lauren aún estaba sujetando su mano fuertemente para
darle un tirón y hacer que se dé la vuelta, pero en ningún momento pensó que al hacerlo iba a quedar frente a
frente y a unos pocos centímetros de distancia con la imagen de la mujer más perfecta que jamás había
P 15-3
conocido, y mucho menos imaginó los nervios que esto mismo le provoco.
- ¿Qué? -Preguntó, casi en un suave susurro, su vista nuevamente encontrándose con unos hermosos ojos
marrones.
-No me gusta que me ignoren. -Se olvidó por completo de todo, ahora que tenía esta oportunidad, no la iba a
arruinar. Lauren sonrió, no siendo emocionalmente capaz de evitarlo por más que pudiera.
-Lo siento. -Se disculpó.
-Eso no me basta. -Dijo Camila, acercándose más a la joven y cerrando la poca distancia entre sus cuerpos.
- ¿Qué tengo que hacer para que me perdones entonces? -Le sorprendía el hecho de que Lauren le esté
siguiendo la corriente, pero también la aliviaba; porque le daba más confianza para continuar con lo que
estaba haciendo.
-Tal vez... Podrías... -Sus ojos se posaron en los labios de la empresaria. - Usar esa boquita que tienes para
algo más que solo palabras.
- ¿Cómo por ejemplo? -Para una mayor sorpresa, sintió como su corazón se aceleraba nuevamente cuando el
rostro de Lauren comenzó a acercarse al suyo y su respiración acarició su rostro.
No sabía que había cambiado desde la última vez que se encontraron hasta ahora, porque el hecho de que
Lauren se portara tan libremente frente a ella sin siquiera suplicarle que se detuviera y la dejara ir como en
sus anteriores encuentros era bastante shockeante. Pero no se quejaba de nada, menos aún de esta
oportunidad. La boca de la ojiverde peligrosamente cerca de la suya, sus rojos labios eran incitantes, y el
calor que la proximidad de sus cuerpos estaban compartiendo eran suficientes para hacerla perder la cabeza.
- ¿Te vas a escapar si te digo? -Quería asegurarse de no estar incomodándola.
-Inténtalo... -La actitud desafiante de Lauren era más excitante que lo imaginado.
-Bésame. -Le suplicó decidida.
Si la joven empresaria cumplía con sus deseos, entonces sabría que este sentimiento de deseo era mutuo, por
cierto, ese deseo fue aumentando a medida que la lengua de Lauren recorrían cada rincón de su labio
inferior, relamiéndolo mientras una sonrisa de abría paso entre sus labios, como si las suplicas de Camila
fueran algo que haya ansiado oír durante toda su vida.
Desearía saber cómo la ojiverde se sentía en este ansiado momento, sin saber, Lauren estaba un poco
nerviosa a decir verdad pero una desconocida seguridad se abrió paso en ella, lo cual en parte era gracias a
su orgullo; le encantaba el poder que tenía en los demás y las suplicas solo aumentaban su ego, tanto en la
vida laboral como en la personal, y al parecer también en la intimidad. También estaba nerviosa porque era
la primera vez que hacía algo como esto, de besar a una persona luego de unos días de haberlas conocido y a
espaldas de su pareja. No era precisamente una persona que se portaba bien todo el tiempo, pero tampoco
nunca había engañado a alguien con quien había compartido una situación sentimental. ¿Valía la pena
empezar ahora? Era una pregunta que se pasó por su mente pero que poca importancia le dio.
Pero, todo lo bueno tiene un final. Y el final de este momento vino antes de lo esperado; antes de que sus
P 15-4
labios pudieran finalmente unirse en un tierno beso, fue el celular de Camila el que sono e hizo que ambas
señoritas vuelvan a la realidad de la cual se habían desconectado y al parecer no querían volver a vivir.
-Yo... -Lauren se separó de Camila rápidamente, soltando su mano al darse cuenta de la proximidad de
ambas. -Voy a decirles a todos que entraras en un segundo. -Comenzó a caminar de nuevo hacía la entrada
dejando a una aún más frustrada bailarina a sus espaldas. -Date prisa. -Camila no sabía si era una orden o
una súplica, pero de todos modos cumpliría las palabras de la chica, la forma en la que se mordió el labio al
decirlas fue lo suficiente para convencerla.
-Ahí estaré. -Le sonrió, transmitiéndole confianza. -Lauren... -La llamó justo cuando la chica tomo el
picaporte de la puerta para abrirla, esta se volteó rápidamente.
-¿Qué?
-Es la tercera vez que te me escapas. -Le dijo.- La próxima no te dejare ir tan fácil. -La joven solo sonrió y
rió ante la amenaza de Camila, y antes de seguir sus pasos, la bailarina respondió el mensaje que le había
sido enviado.
Para: Cameron
'A veces te odio demasiado, ahora por ejemplo...'
X55 Celos who?

P 15-5
Capítulo 14 - "Nunca lo sabrás si no lo intentas"
59.7K 2.6K 1.4K
by gotdynamites

—Ally, ¿tú crees que estoy haciendo algo mal?


Tan inesperado y rápido, el lunes había llegado de nuevo y Lauren ya se encontraba recostada sobre el
enorme sillón del consultorio de Ally mirando el blanco techo del lugar que no tenía vida alguna. Sus quejas
acerca de lo agotador que era su trabajo habían sido reemplazadas por dudas sobre una hermosa bailarina de
ojos marrones que estaba atormentando cada pensamiento coherente de la chica estos últimos días.
—Tener algún tipo de amorío a espaldas de tu pareja no es algo malo. Bueno, en caso de que seas religiosa
eso está penado con un castigo de Dios, y en caso de que estés casada es penado por la ley. —Su psicóloga
intento tranquilizarla. — De todas maneras, la herida que le quedara a tu conciencia será un poco difícil de
curar. Supongo que eres una chica con conciencia Lauren.
—Yo también lo creo.
—Pareces inquieta ahora, pero de seguro no estabas tan inquieta la otra noche cuando esta chica te pidió que
la beses. —Inconscientemente, Lauren sonrió recordando aquel momento. — ¿Te molestaría decirme su
nombre? Es un poco molesto tener que escribir 'la misteriosa chica que provoca a Lauren' cada vez que
tengo que escribir en tu expediente. —Dijo riendo.
—Camila. —Solo eso respondió.
—Bien. Entonces Camila está provocándote de alguna forma. ¿Estas segura que tu no la estas provocando a
ella? —La joven dirigió su vista a la chica sentada en el escritorio por primera vez desde que empezó la
sesión. — Normalmente una persona dejaría de provocar a la otra si esta no muestra interés.
—No... Bueno, no sé. —Lauren siempre había sido de esas personas que sin darse cuenta coqueteaba con
los demás, sobre todo durante su trabajo cuando quería lograr conseguir algo que parecía difícil de alcanzar.
Así que existía una posibilidad de que no solo le haya seguido la corriente, si no de que esta vez tal vez lo
estaba diciendo lo que verdad pensaba.
—Obviamente algo de ella te atrae como para incitarte a participar de este tipo de situaciones.
Estaba en lo cierto, Camila era perfecta, hermosa de los pies a la cabeza, tan linda te hacía perder el aire.
También era incitante y sumamente misteriosa; había cosas de la cual aún no lograba entender de la bailarina
pero que estaba totalmente dispuesta a entender si tuviera la oportunidad. Y tampoco debía olvidar lo
provocadora que la joven era, con solo unas palabras o un movimiento era capaz de encender cada sentido y
poner de punta cada pelo de tu cuerpo.
—Ella es perfecta. —Dijo sin darse cuenta.
—Bien. —Ally comenzó a escribir las pocas palabras que Lauren le había dicho en su libreta. —Y también
supongo que debe haber algo que te está reteniendo de acercarte a Camila. Y no creo que sea Ian, con
exactitud.
P 16-1
—Ella es stripper. —De eso estaba segura. —Probablemente se revuelca con cien tipos diferentes al día.
— ¿Cómo me ves a mí? —Preguntó Ally de repente cambiando el rumbo de la situación.
— ¿Qué? —No la estaba entendiendo del todo.
—Dime como me ves, a juzgar por mi trabajo; ¿Qué clase de persona crees que soy?
—Bueno, pienso que eres... —Lauren se sentó ahora en el sillón para poder ver con más facilidad a su
psicóloga, que le sonreía amigablemente esperando su respuesta. —Una persona seria, que se toma su
trabajo muy en serio. También que eres un poco aburrida, sin ofender. —Observo por unos segundos la
escena que la rodeaba, prestándole atención sobre todo a la decoración de la oficina. —También pienso que
eres muy creyente, muy apegada a tu religión. —Dijo señalando una enorme cruz que colgaba sobre una de
las paredes.
—Entonces estarás sorprendida de escuchar que no soy para nada seria, a veces odio mi trabajo y que no
soy del todo aburrida, me gusta salir a bailar y beber con mis amigos cada fin de semana hasta el punto de no
recordar nada de lo que pasó la noche anterior. Y no soy tan religiosa cómo crees, hace años que no piso
una iglesia. —La empresaria se quedó con la boca abierta. —No debes juzgar a un libro por su portada, ni a
una persona por su trabajo.
— ¿Eso qué quieres decir?
—Tú no sabes la verdadera razón por la cual Camila tiene ese trabajo, tal vez era su única opción, tal vez le
gusta. Nunca lo sabrás si sigues dejando que ese pequeño detalle de tu vida siga atormentándote. —
Nuevamente las palabras se atoraron en la punta de su lengua, insegura de lo que debía decir. — Sabes
Lauren, nunca lo sabrás si no lo intentas.
— ¿Eso es un consejo?
—No, no estoy autorizada a aconsejarte. Es solo un decir... —Se quitó sus anteojos y cerro su libreta. —
Creo que terminamos por hoy, te veré el próximo lunes.
Le dijo con una sonrisa. Dejando a Lauren no solo con un millón de dudas, sino también con un millón de
ideas excitantes.
____________________________________________________
A pesar de ser el inició de semana, el club estaba preparado para recibir una gran cantidad de espectadores
en solo unas horas. El lugar estaba listo y los trabajadores se estaban alistando para sus actos. Camila no era
la excepción, pero su rutina de maquillaje se vio interrumpida cuando su padre entro abruptamente a su
camerino, su pequeño espacio personal dentro del club.
—Escúchame y escúchame bien porque solo lo diré una vez Karla. —Eleonora, su maquillista, se quedó fría
en su lugar al escuchar el tono amenazante de Alejandro. Camila no, ya estaba acostumbrada.
— ¿Qué quieres? —Respondió de mala gana.
—No quiero que te involucres con Michael Jauregui. —Amenazó. —Nada, ni siquiera le hables. Al menos
P 16-2
no por ahora...
— ¿Cómo que por ahora? —Camila ahora estaba confundida, no entendiendo las intenciones de su padre.
Porque, seamos sinceros, todo lo que Alejandro Cabello hacía tenía algo malo de por medio.
—Solo no le hables. Ignóralo lo más que puedas. —Una sonrisa de malicia se abrió paso en su rostro. —Le
gustara.
—A nadie le gusta ser ignorado. —Más que un comentario, fue una indirecta refiriéndose al trato que su
padre le daba diariamente. Estaba sorprendida que incluso se había tomado la molestia de venir y hablar con
ella, por más que haya sido para amenazarla.
—Eleonora, ¿podrías darnos un minuto a solas? —Le pidió a la mujer. — Ahora.
Sin cuestionar la orden de su jefe, Eleonora soltó todos sus elementos de trabajo y salió del cuarto dejando
nada más que el sonido de un portazo y a una joven confundida y a medio maquillar a sus espaldas.
—Tengo que estar lista en veinte minutos y tú... —Justo cuando Camila se puso de pie para reclamarle a su
padre por haber interrumpido su preparación para el show, sintió como la mano de su propio padre agarraba
fuertemente su bata y tiraba de ella para que la chica quede justo frente a él, incluso tuvo que pasarse de
puntillas cuando el hombre uso el agarre que tenía en la pequeña prenda para cubrir su cuerpo para
levantarla del suelo y hacer que sus vistas se encontrasen. Este no era para nada la clase de 'cariño' que una
joven espera recibir de su padre.
—No me gusta cuando te haces la mala frente a mí. Sabes que puedo volver a ponerte en tu lugar si quisiera.
—La amenazó. — Deberías ser más respetuosa con la persona que te da de comer.
— ¿A cambio de qué? ¿De mi humillación? ¿De qué otras personas me falten el respeto? —Nunca se había
imaginado ser tan desafiante frente a su padre. —Soy tu hija, las cosas no deberían ser así. —Y justo cuando
termino de decir eso, la mano libre de Alejandro se posó sobre su mejilla pero no exactamente para
acariciarla, si no para golpearla. El golpe fue tan fuerte que Camila se salió del agarre del hombre y termino
chocando contra una de las paredes del cuarto.
—Que sea la última vez. Y te quiero lista y en ese escenario lo más pronto posible.
Un hombre que golpeaba a una mujer (a su propia hija para ser más exactos), un hombre que no tenía respeto
alguno por la integridad moral de alguien, sus sentimientos o incomodidades, un hombre egoísta que solo se
preocupaba por el mismo, no se merecía las lágrimas de alguien, y Camila se estaba diciendo esto una y otra
vez intentando calmar su propio llanto.
____________________________________________________
—Estás loca. —Dijo Normani mientras bebía un poco de agua de su vaso. — Esa chica te trae loca Lauren,
admítelo.
—Creo que eso era lo que estaba tratando de explicarte. —Ambas amigas se habían tomado la noche libre
de obligaciones y habían decidido ir a cenar a su restaurante de sushi favorito. Además, se debían una buena
charla para ponerse al día ya que el ritmo en la empresa había estado más fuera de control que nunca,

P 16-3
impidiendo a las chicas pasar su tiempo libre con la otra.
—De todas formas no te culpo, es linda.
—Solo lo dices porque no quieres a Ian. Y aun no entiendo porque, eres la única a la que literalmente le cae
mal.
—Cierto, pero no soy tan inmadura para decir eso solo porque creo que tu futuro esposo es un idiota. —
Lauren rio. — Pero en serio, viniendo de alguien 100% heterosexual, tienes buen gusto con las mujeres.
—Al parecer no tan bueno. —Su mejor amiga la miro confundida. — Es una stripper, no voy a involucrarme
con ella.
— ¿Y? Es linda y te trae loca. Y sería algo hipócrita de tu parte juzgarla por eso cuando tu engañaste a Ian...
—Lauren la interrumpió.
—Primero que nada, no engañe a Ian. Segundo, jamás dije que lo haría. Y tercero, no pienso involucrarme
con ella.
—Pero estuviste a punto de hacerlo.
—Estuve, tiempo pasado. —Suspiró, cruzando sus brazos sobre la mesa. — Tengo veintiocho años, ya estoy
grande para este tipo de juegos.
—A todo esto. ¿Cómo están las cosas con Ian? —Era mejor cambiar de tema antes de que la mente de la
ojiverde se pusiera en marcha.
—Ahora bien, tenía que perdonarlo. Después de todo se apareció en mi departamento llorando en la puerta a
las cuatro de la madrugada. Era eso o los vecinos iban a matarlo. —Normani no pudo evitar reírse, tan
fuerte que varias personas en el restaurante se voltearon para mirar a la chica sorprendidos, lo que a Lauren
le dio un poco de vergüenza.
—Ese tipo es patético, no sé porque sigues con él. —Su risa iba muriendo de a poco. —Pero en serio, ¿No
te da curiosidad saber que se siente besarla? Sobre todo cuando estuviste a punto de hacerlo. —Aunque lo
intentaba, no era tan fácil evitar el tema.
—A veces si, a veces no. Depende. —Se encogió de hombros.
—Laur, nunca lo sabrás si no lo intentas.
—Es la segunda vez que escucho eso hoy. —Dijo recordando su sesión con Ally. — Aun no sé qué quiere
decir.
—Quiere decir que eres lo suficientemente cobarde como para no ponerle un alto a esto. —La empresaria
estaba confundida ahora. —Si quieres ponerle un alto a todas tus dudas, levanta tu trasero de la silla, ve a
buscar a Camila y termina con todo esto. —Ahora estaba entendiendo las intenciones de su amiga.
— ¿Qué? ¿Ahora?

P 16-4
—Lo más pronto mejor. —Dijo Normani con una pícara sonrisa acompañando sus palabras.
Ahora todo comenzaba a tener sentido, las palabras que Ally le había dicho esa mañana sobre todas las
cosas. Se había pasado casi dos semanas con sus pensamiento sumergidos en los deseos y fantasías que
Camila le había provocado, solo para darse cuenta de que la respuesta a sus dudas era tan simple como el
principio del problema. Arriesgarse podría significar darse cuenta de las cosas correctas y de las
incorrectas, si lo que estaba haciendo estaba bien o estaba mal.
¿Qué podría perder? Si nadie se enteraba de sus intenciones, nadie saldría lastimado. Era una idea brillante
y le sorprendía que haya estado frente a sus ojos todo este tiempo y que no se haya dado cuenta hasta ahora.
—En seguida vuelvo. —Dijo Lauren rápidamente levantándose de su silla y tomando su bolso, camino hasta
la salida del restaurante a pasos agigantados y lo más rápido que sus tacones se lo permitían mientras
buscaba las llaves de su auto en el desastre que eran sus bolsillos.
—Me lo va a agradecer luego. —Aseguró Normani, a ella misma más que nada, y luego comenzó a reír de
nuevo haciendo que todos volteen a mirarla una vez más, solo que esta vez no estaba su acompañante para
avergonzarse de ello.
Hay que ser muy lento en la vida para no entender que quiere de ir esa frase... sh verdad que es Lauren Lenta Jauregui de quien estamos
hablando, perdón sigan con su lectura :) HAJSJAJJAJAJAA CULE CHISTE

P 16-5
Capítulo 15 - "Culpa"
55.4K 2.9K 1.2K
by gotdynamites

-Gatita... -Tan pronto como Camila termino su rutina y bajo del escenario, Cameron ya estaba a su lado
colocando una bolsa con hielo en su mejilla, justo donde Alejandro la había golpeado. - ¿Aun te duele?
-Solo un poco cuando lo toco. -Dijo quitando la bolsa de hielo de las manos del joven y agradeciéndole
silenciosamente con una sonrisa. -Intente cubrirlo con maquillaje pero dolía demasiado así que lo deje así.
El día no había empezado del todo bien, pero de nuevo, ¿qué día en la vida de Camila había comenzado
bien? Ella no tenía en su memoria ni siquiera uno en particular, desde sus pensamientos estaba segura que
hasta el día de su nacimiento había sido un desastre, y estaba agradecida de no ser capaz de recordarlo.
Ya nadie se sorprendía cuando un nuevo moretón aparecía en el cuerpo de la joven. Porque no era sorpresa
y también porque estaban demasiado asustados como para preguntar y no estaban seguros de querer saber la
verdad detrás de los hematomas tampoco. Por otro lado, la chica estaba agradecida de que la gente no le
preguntara de todos modos, no quería que la miraran con lastima cuando les explicara como su propio padre
era el causante de los moretones y cicatrices que cubrían aunque sea una pequeña parte de su cuerpo.
Solo quería que la noche terminara, ir a su casa para que su mamá le diera algo para el dolor de su mejilla, y
dormir. Lo necesitaba.
-Antes de irte, tienes un pedido que atender. -Le informo su amigo. - Un lap dance, te pidieron especialmente
a ti, incluso pagaron doble.
-Genial. -Dijo sin mucha expresión pero con mucha emoción por dentro, tal vez no le tocaría trabajar
mañana gracias a la generosa paga de esta persona.
-Cuanto más rápido lo hagas, más rápido podrás irte. -Cameron le quito la bolsa de las manos, y Camila
volvió a sentir el dolor inmediatamente al perder el contacto con el frio. -Te están esperando. -La bailarina
se tensó por completo cuando escucho eso, no tenía que hacer esperar a los clientes; ella tenía que esperar
por ellos en el cuarto. Alejandro iba a matarla para el final de la noche. -Tranquila, tu padre está ocupado en
su oficina y no se dará cuenta. -La tranquilizo, sin siquiera mirarla o tocarla ya podía sentir la preocupación
de la joven. -Suerte, luego me cuentas como resultó todo.
Una cosa que la bailarina pudo notar, fue la sonrisa burlona en el rostro de su amigo, pero siendo honesta no
le dio mucha importancia. Así era Cameron, por más claro que parecía era un libro difícil de leer y
comprender, lo mejor era dejarlo pasar.
Dejando escapar un suspiro que sin darse cuenta estuvo guardando toda la jornada, y con pocas ganas de
terminar con su trabajo, la joven prácticamente arrastró sus pies camino al Cuarto Pasión, en donde supuso
que su cliente la debía estar esperando. Se quitó sus características orejitas de gato por un segundo para
arreglar un poco su despeinado cabello y luego volvió a colocárselas, justo cuando llegaba a la puerta del
lugar. Antes de abrir la puerta, saludo con unas palmadas en el hombro y una cansada sonrisa al guardia de
la puerta el cual le devolvió el saludo también con una sonrisa, y finalmente, tomó una gran bocanada de aire
para adentrarse al lado que más odiaba de sí misma.
P 17-1
-Siento la tardanza. -Se disculpó rápidamente, se dio la vuelta para cerrar la puerta con seguro a sus
espaldas para no ser interrumpida y ni siquiera se molestó en mirar quien era la persona dentro del cuarto. -
Estaba en el escenario. -Explicó.
-Siento haberme perdido tu acto. Estoy segura de que fue muy sensual. -Conocía esa voz, demasiado bien. Y
sus sospechas fueron confirmadas cuando al darse la vuelta se encontró con Lauren, sentada en el sillón en
donde la había aprisionado la noche de su primer encuentro.
- ¿Qué haces aquí?
-Quería verte.
- ¿Viniste hasta aquí y pagaste para verme? -Lauren asintió, la sonrisa en ningún momento dejo su rostro, y al
parecer ella tampoco tenía intenciones de borrarla. La presencia de Camila era la causante de todo. -Son
cuatro mil dólares, Lauren.
-Lo sé. -Le respondió, se acomodó aún más en el sillón y cruzo una de sus piernas por encima de la otra.
Camila pudo jurar que hasta darle un vistazo de la ropa interior de Lauren que la falda que tenía puesta
revelo al levantarse un poco. -Estoy segura de que lo harás valer la pena. -Ahora era la bailarina la que no
pudo evitar una sonrisa, mordió su labio al mismo tiempo que sus manos comenzaban a jugar con el nudo del
cinturón de su bata de seda, preparándose para poner manos a la obra. - ¿Qué estás haciendo?
-Desnudándome. -Respondió como si no fuera lo suficientemente obvio.
-No lo hagas. -Le ordeno la ojiverde.
-Tengo que hacerlo, es mi trabajo y para eso pagast... -Rápidamente fue interrumpida por Lauren, quien se
levantó de su asiento y coloco sus manos sobre las de Camila, deteniéndola e impidiendo que dejara el
descubierto su piel.
-No vine para eso, quiero hablar.
Si alguna vez pensó que en el mundo no existía una persona capaz de tomarse hasta las más mínimas
molestias por ella sin importar las consecuencias y sin miedo a hacerlo, estaba segura de que ahora esa
persona estaba en alguna parte del mundo, más precisamente de pie frente a sus ojos, con sus manos sobre
las suyas y con sus verdes ojos penetrando su alma.
No estaba acostumbrada al cariño de las personas, mucho menos de un extraño porque generalmente todos
las personas que entraban a este cuarto lo hacían por interés propio y algunas veces hasta para faltarle el
respeto. Sin embargo aquí estaba, Lauren Jauregui, una de las empresarias aparentemente más grandes del
país, una mujer comprometida, que sin impórtale absolutamente nada estaba ahí y no con la intención de
aprovecharse de ella.
Pero tal vez no debería hacerse tantas ilusiones, después de todo Lauren se casaría en un par de meses. Pero
era inevitable sentirse atraída hasta por la más mínima muestra de afecto cuando creciste toda tu vida siendo
tratada como una basura, alguien que por error llego a este mundo y a esta vida.
-Eres la primer persona que conozco que viene a un strip club, y paga solo para hablar con una de las

P 17-2
bailarinas. -Comentó riendo.
-Siempre me gusto ser diferente a los demás. -El típico ego de la joven Jauregui salió a flote, por más que lo
haya dicho en tono de broma. Y pudo jurar que la risa de Camila, la forma en que la joven achinaba los ojos
a causa de su enorme sonrisa, eran suficientes para iluminar no solo el día de la empresaria si no de
cualquier persona. Y aprovecho el pequeño ataque de risa de la joven bailarina para llevar una de sus
manos a su mejilla y acariciarla. No sabía por qué, pero sentía el impulso de hacerlo, y tampoco sabía por
qué la risa de Camila fue reemplazada por un quejido de dolor tan pronto como su mano toco la mejilla de la
chica. - ¿Estas bien? ¿Te lastime? -Lo primero que pensó que tal vez el anillo que llevaba puesto había
raspado su suave piel. Y también pensó que eran un muy mal momento para llevar puesto su anillo de
compromiso, sobre todo cuando esta con la mujer de sus fantasías.
-No no... -Respondió Camila rápidamente, frotando suavemente su mejilla con su propia mano.
- ¿Qué te paso? -Recién ahora Lauren había podido notar el moretón que cubría una pequeña parte del rostro
de la joven.
-Me caí practicando mi rutina de baile. -Era la excusa que siempre usaba cuando algún curioso desconocido
quería saber sobre sus heridas, y estaba agradecida que al parecer Lauren pareció caer en esa mentira
también.
-Eres algo descuidada, ¿no?
-Disculpa, yo no fui la que perdió a su prometido en un club de strippers. -Mal momento para hablar sobre
eso. El cambió de tensión entre ambas fue notable luego del comentario de Camila, quien inmediatamente se
arrepintió al ver el gesto de incomodidad que la joven empresaria no pudo evitar. ¿Qué estaba haciendo?
Ella había venido a verla y estaba hablando sobre su compromiso, era obvio que ese pensamiento no estaba
en la mente de Lauren en ese momento, porque aunque ella no lo sabía, la mente de la ojiverde estaba
invadida solo con pensamientos de una hermosa bailarina de ojos tan marrones como su castaña cabellera
que la cautivo por completo desde el primer momento. -Tal vez no nos queda mucho tiempo así que, ¿de qué
querías hablar? -Era mejor cambiar el tema antes de que la situación se ponga peor. Pero el asunto era, que
Lauren no sabía de qué quería hablar exactamente con Camila, solo sabía que después de que Ally y
Normani la alentaran a enfrentar sus dudas lo único que quería y deseaba era poder ver a la joven.
- ¿Qué estamos haciendo Camila? -Preguntó.
-Hablando.
-No, me refiero a nosotras. ¿Acaso no notas esta tensión que parece crecer cada vez que estamos una frente a
la otra? -Sí, lo hacía todo el tiempo.
-Si pero... -Suspiro. - Lo siento pero para serte sincera, al mismo tiempo también siento una sensación de
culpabilidad.
- ¿Por qué? -Lauren estaba confundida en este punto.
-Podría ser el hecho de que eres una completa extraña para mí, también el hecho de que estas por casarte...
Y tal vez las veces que te has escapado de mí también tienen que ver.
P 17-3
- ¿Mis escapes te hicieron sentir culpa? -No lo podía creer. -Yo creía que te había ofendido de algún modo.
-En parte lo hiciste. -Le confesó riendo. - Pero el hecho de que siempre me rogabas para que te dejara ir, me
hacía pensar que yo te estaba obligando de algún modo, sometiéndote a algo que no querías. Por eso siempre
me sentía culpable por la noche cuando me acostaba y pensaba en todo lo que me había sucedido ese día.
-Bueno. El miércoles no me escape de ti cuando me pediste que te bese. -Se justificó. - Fue una lástima que
no haya podido cumplir con tus deseos, y también me sentí culpable en parte porque era algo que tu
aparentemente querías y para serte sincera, yo también. -Se relamió los labios de solo pensar en las millones
de sensaciones que podría llegar a experimentar con el solo hecho de besar los labios de Camila.
-Quería. -Dijo sincera. -Pero no puedo creer que tú lo hayas querido también. -La sonrisa de Lauren se
borró por completo de su rostro cuando las últimas palabras dejaron la boca de la bailarina.
- ¿Por qué pensaste eso?
-Te estas por casar, Lauren. -Esa sola oración fue como un baldazo de agua fría cayendo sobre ella. -Y
cómo te dije, también me siento culpable por eso.
- ¿Sabes qué? Yo también. -Respondió de mala gana. -Pero no me importa, y sin embargo estoy aquí, parada
frente a ti, diciéndote cosas que en ningún momento pensé en ser capaz de decir y tú lo único que pareces
estar haciendo es recordándome que una vez que ponga un pie fuera de este asqueroso lugar tengo que
enfrentarme a la realidad de estar comprometida con un idiota. -Al parecer Lauren se molestaba rápido.
- ¿No amas a Ian?
- ¿Acaso no te haría sentir más culpable si te respondiera? -Camila no era capaz de pronunciar ni una sola
palabra, ya había cagado las cosas demasiado, y al parecer no había salida de esta. -Creo que venir aquí fue
una pérdida de tiempo, y dinero.
Lauren no espero una respuesta de Camila, aunque sabía que la joven se moría de ganas por contestarle.
¿Qué estaba pensando en venir aquí? La chica tenía razón, esta no era su realidad, era la fantasía por la cual
ansiaba poder vivir, pero no podría hacerlo si la razón principal de esta se sentía culpable de hasta estar en
su presencia. Lo intento, ahora lo sabe. Es momento de volver a la realidad a la cual pertenece y olvidarse
de sus caprichos de una buena vez, ya no tenía edad para eso.
Camila siempre considero a las acciones más importantes que las palabras, y Lauren le había demostrado
todo lo que ansiaba con acciones y con palabras. Era el momento de hacer lo mismo que la ojiverde había
tenido el valor de hacer por ella, nada tenía que importarle y debía meterse eso en la cabeza, era la única
forma de poder vivir su vida en paz. Así que antes de que la empresaria pudiera abrir la puerta del cuarto,
Camila tomo una de sus manos y la giro, tomándola de la cintura camino unos cortos pasos hasta que la
espalda de Lauren estuvo pegada contra la pared del cuarto, y la bailarina tomo esta ventaja para
aprisionarla con su cuerpo, nunca soltando su cintura.
-Perdón. -Se disculpó. -Es que eres demasiado buena para ser real. Y no estoy acostumbrada a que cosas
buenas me pasen.
- ¿Por qué lo dices? -El enojo de la joven parecía haberse desvanecido, pero la preocupación se hizo
P 17-4
evidente. Maldición, había metido la pata...
-Por nada, olvídalo. -Y al parecer esto fue suficiente para poder calmar a Lauren, tampoco quería meterse
mucho en la vida personal de Camila así que decidió no seguir insistiendo con el tema.
-Así que, ¿soy demasiado buena para ser real?
-Si. -El tomo carmesí del rubor de las mejillas de la bailarina eran divisibles incluso con las rojas luces del
cuarto encendidas. Era vergonzoso admitirlo pero ¿qué sentía tenía ocultarlo ahora?, la joven empresaria
mordió su labio inferior ante la tierna y tímida imagen, no estaba acostumbrada a ver a la otra joven de ese
modo. Siempre había actuado tan segura, seria y sensual frente a ella.
-Tú también eres demasiado buena para este mundo, Camila.
-No hagas eso.
- ¿Hacer qué?
-Morder tu labio como si yo fuera la manzana prohibida de tu presente. -Una de las manos de Camila dejo su
lugar en la cintura de Lauren para tomar con sus delicados dedos su labio y liberarlo de entre sus dientes.
-No me gusta que me digan lo que tengo que hacer. -Dijo la empresaria en un tono desafiante, su ego
nuevamente saliendo a flote.
-A mí no me gusta que no me hagan caso, y te lo dije. -Dijo Camila del mismo modo.
-Tú no eres nadie para obligarme a hacer algo que no quiero. -Y ahí estaba, cada vez que alguien desafiaba
el ego de la ojiverde, su enojo se hacía presente rápidamente. Las palabas de Camila no eran la excepción.
- ¿Sí? Y a mí no me gusta que me provoquen. -Si una gritaba, ambas gritabas, así funcionaba esto.
- ¿Y si te provoque qué?
El gritó de Lauren probablemente pudo haber sido escuchado desde el exterior del club, pero ya nada le
importaba en este punto. Mucho menos cuando Camila tomo suavemente su rostro con ambas manos y lo
único que pudo sentir fue la suave y excitante sensación de los carnosos labios de la otra chica moviéndose
lentamente sobre los suyos, como si fueran la cosa más delicadas que jamás hubiesen tocado.
Ninguna de las dos tenían recuerdos de haber experimentado un beso así, que les robe el aliento y les haga
experimentar emociones que no sabían que eran posibles sentir con solo un simple contacto, y esas
emociones aumentaron para Camila cuando la lengua de Lauren rozó suavemente su labio inferior,
francamente ya estaba esperando que la chica la empuje y se escape de ella de nuevo, pero sus dudas
murieron cuando separó levemente sus labios y la tibia lengua de la ojiverde se introdujo en su boca para
comenzar a jugar con la suya, y también cuando los brazos de la joven se envolvieron alrededor de su
cuello. Podía jurar que pudo sentir el sabor de un fino vino en la boca de Lauren mientras la besaba
lentamente, haciendo que cada segundo del beso valga la pena no solo para ella sino también para la otra
joven.
Un leve toquido en la puerta seguido de un grito '¡Se acabó el tiempo!' lamentablemente fue la causa del fin
P 17-5
de su fantasía, que ya no podía ser considerada así ya que ambas jóvenes, juntas, habían cumplido
satisfactoriamente una parte de sus más profundos deseos.
- ¿Sigues pensando que esto fue una pérdida de tiempo y dinero? -Preguntó Camila relamiendo sus labios,
queriendo saborear el momento una vez más.
-El dinero no me importa. -Respondió Lauren luego de un suspiro. -Pero definitivamente esto no fue una
pérdida de tiempo. TÚ no eres una pérdida de MI tiempo.
Y ¿qué mejor forma de agradecer esas palabras que con una sonrisa real, y un beso aún más apasionado que
el anterior? Porque eso fue exactamente lo que Camila hizo.
AJA ESTUPIDA IWAL TE VAS A TERMINAR KSANDO AL FIN HPTAA

P 17-6
Capítulo 16 - "Realidades diferentes"
63K 2.5K 839
by gotdynamites

El martes por la mañana no fue tan pesado para los responsables empleados de Jauregui Enterprises.
Excepto por la jefa que se había pasado la noche en vela consumiendo su tiempo con pensamientos acerca
de una hermosa bailarina que le robo el aliento con el beso más apasionado que jamás había recibido. En un
punto hasta se sorprendió de no sentir culpa alguna por lo que había hecho la noche anterior, y era algo que
iba en contra de todos sus principios y de los consejos que su padre le había dado a lo largo de su vida
evitando que la más mínima acción arruine tanto su vida personal como profesional, pero para ser sincera en
el punto en el que estaba ya nada le importaba; Incluso había decidido faltar al trabajo y tomarse el día libre
pero eso no es posible cuando tu padre es el dueño de la empresa.
Michael Jauregui y su hija se encontraban en la sala de juntas de la empresa, solo ellos dos, y una mesa
repleta de papeles que ambos debían leer, firmar, autorizar y/o denegar para el final de la jornada. Lauren
no pudo evitar dejar escapar un enorme bostezo, soltó la pluma que tenía en su mano derecha para cubrir su
boca y luego apretó el botón del comunicador que estaba en el centro de la mesa para llamar a su secretaría,
quien no tardo más de unos diez segundos en entrar a la sala.
-Si señorita Jauregui. -Preguntó desde la puerta.
-Tráeme un café Madison, lo que sea, pero que sea fuerte. -Le ordenó. - Rápido por favor. -Cuando estaba
cansada no siempre era la persona simpática que siempre intentaba ser con todos los empleados, incluso
hizo su mayor esfuerzo para tratar a su secretaria amablemente y no gritarle cuando vio que se quedó parada
en la puerta y mirándola sin saber qué hacer.
- ¿Noche pesada? -Pregunto su padre sin levantar la vista de la hoja de papel que estaba firmando,
probablemente un contrato o una factura de alguna compra reciente. Varios segundos pasaron antes de que
Michael tomara el silencio de su hija como una afirmativa respuesta. -Tendrías que haber dormido bien, ya
no tienes edad como para andar desvelándote todas las veces que quieras. -Lauren solo asintió, había
escuchado ese sermón miles de veces. - Supongo que tú y Normani se pusieron muy al día. Digo, si no
dormiste en toda la noche...
-Oh... -En realidad si había estado con su mejor amiga unos veinte minutos la noche anterior fue demasiado,
estaba tan ocupada pensando en Camila como para volver al restaurante luego de haber estado con ella. -Si.
Eso hicimos. -Tan rápido como se le ordeno, la secretaria de la empresaria entro a la sala y le dio la vuelta
a la enorme mesa de juntas para poder dejar la taza de café negro al alcance de Lauren.
-Espero que ese café sea lo suficientemente fuerte como para mantenerte despierta porque tenemos mucho
trabajo por delante. -Lauren suspiro molesta y se dejó caer sobre el respaldar de la silla, su vista pegada al
techo en un intento por despejar su vista de tantas letras y términos específicos, amaba leer pero los asuntos
empresariales eran su punto débil. -Gracias Madison, ¿puedes hacerme un favor?
-Si señor Jauregui, ¿Qué necesita?
-Llama a Ian Dallas y dile que venga aquí, tengo un par de cosas que debe revisar. -Lauren no pudo evitar
oír las palabras de su padre, y se preparó para lo que estaba por venir. Ian era encargado en seguridad e
P 18-1
higiene, su trabajo no tenía nada que ver con lo que ella y Michael hacían en la empresa, eran tareas
completamente diferentes. ¿De qué tenían que hablar entonces? No lo sabía, pero tenía una leve sospecha. Y
sea lo que sea sabía que sin dudas tendría a Camila involucrada de por medio.
-En seguida jefe. -Michael le sonrió a la joven mientras esta se retiraba del lugar.
- ¿Qué te pasa? -Le preguntó a su hija, su verde mirada clavada fijamente en su padre, como si estuviera
juzgándolo.
-Nada. -Le respondió mientras volvía a tomar su pluma y se acomodaba en su silla para seguir firmando
papeles. -De todos modos no me dirás lo que quiero saber.

____________________________________________________

- ¡¿La besaste?! -No estaba muy segura, pero había una posibilidad que los delicados parlantes de la laptop
de Camila se hubieran roto debido al grito de Dinah. - ¡Esa es mi amiga! ¿Le metiste lengua?
- ¡Dinah!
- ¿Qué?
-Primero, te voy a pedir que te calmes. -Camila levanto su dedo índice hacia la cámara, como si su mejor
amiga realmente estuviera frente a ella y no al otro lado del mundo, viéndola a través de una pantalla. -
Segundo, no preguntes cosas obvias.
-Entonces si lo hiciste. -Dijo riendo. - ¿Estamos hablando de la misma tipa que se cubrió los ojos cuando te
desnudaste frente a ella? ¿De la misma que por un poco te rogo de rodillas para que la dejaras ir?
-Si. -Suspiro. - Ni siquiera yo termino de entender lo que paso. Pero no me quejo, me gusto.
-Por supuesto, si la tipa te trae loca. -Le guiño un ojo a su amiga.
-Deja de decirle 'tipa', se llama Lauren.
-Estas perdida, Mila... -Volvió a reír. - ¿Y tienen pensado verse de nuevo?
-No sé, Dinah.
- ¿Tú quieres verla de nuevo?
Por supuesto que quería, era todo lo que ansiaba en este momento. Pero las cosas no eran tan fáciles como
tal vez Dinah creían que eran. Camila tenía un montón de puntos en contra en esta situación, tenía todo lo que
una persona como Lauren odia ver en los demás, y eso le molestaba: Era stripper, por lo cual probablemente
Lauren la consideraba como una puta. Trabajaba para su padre y vivía con su familia, lo que la hacía
parecer como una mantenida sin ganas de tener un trabajo real. No venía de una familia importante, Ian tal
vez era hijo de un empresario, un abogado o un político importante y por eso logro encantar a la empresaria.
Era manipuladora, y en el mal sentido.
P 18-2
También le molestaba que la joven Jauregui solo había visto las cosas malas de su vida y de su forma de ser,
no sabía que Camila en realidad estaba aguantándose todo este trabajo para proteger a su hermana de la
pesadilla que ella estaba viviendo, o qué manipulaba a las personas para poder salvarse ella misma y no
tener que ser maltratada por su horrible padre, o como ayudaba a los niños del hospital de Miami cada
martes y jueves enseñándole música y distrayéndolos un poco de la cruda realidad que vivían, o que la gran
mayoría del dinero que ganaba bailando en el club, principalmente el de los clientes que dejaban una muy
buena propina solo si dejabas que ellos mismo pusieran el dinero en tu tanga, se lo daba al Doctor Mendes
para que pudiera pagar algunos costos del hospital. Aunque a una gran parte de este lo guardaba en caso de
que algún día tuviera la oportunidad de salir de ahí. Después de todo era dinero ganado justamente pero
sucio, y Camila quería estar lo más alejada de eso como fuera posible porque solo le recordaban a su
constante humillación como mujer.
-Lo deseo más que nada. -Respondió sinceramente las preguntas de su amiga. -Pero dudo que ella desee lo
mismo.
-Claro que lo desea, por eso va a tu encuentro cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo. -Al no escuchar
respuestas de Camila continuó hablando. -Mila, tampoco pretendas que olvide a su prometido, que se olvide
de todo y se arroje a tus brazos ¿Eso es lo que quieres?, porque entonces déjame decirte que esto es más que
una simple tentación.
-No. -Más que una respuesta, intento convencerse a sí misma de que en realidad no era lo que esperaba de
parte de Lauren. -Supongo que solo soy una distracción para ella. -Dijo mirando al suelo. - Pero es bueno
que alguien te trate con respeto y cariño de vez en cuando, supongo que me siento atraída por eso.
-Y porque aparentemente es linda. -Agregó Dinah.
-Por eso también. -De solo pensar en el perfecto rostro de la ojiverde, la sonrisa de Camila curvaba sus
labios y parecía no querer desaparecer.
-En ese caso también tendrías que estar enamorada de mí. -La miró confundida. - Digo, soy linda, te trato
con cariño. ¿Dónde está mi lap dance y mi beso Mila? -La joven comenzó a reír ante las ocurrencias que su
amiga tenía.
-No estoy enamorada, Dinah. -Esperaba que de alguna forma sus palabras convencieran a sus sentimientos. -
Tengo que irme, los chicos del hospital y el doctor Mendes deben estar esperándome.
-Buena suerte con tu clase. -Le deseo. - Y con tu chica también. Te amo y te extraño.
-Yo igual. -Confesó con una sonrisa. -Nos vemos Cheechee.
Camila amaba los martes, y si, era porque sabía que hoy y una vez más a la semana tenía la oportunidad de
trabajar y hacer uso de la carrera que había estudiado, y lo hacía gratis. Ojala las sonrisas que dibujaba en
el rostro de sus alumnos contaran como pago realmente, pero le bastaban para irse satisfecha del hospital.
La joven había comenzado a dar clases de música en el hospital durante su tiempo en la universidad, en una
de las tantas prácticas que tuvo que hacer durante su vida universitaria, una de ellas requería ayudar a un
doctor licenciado en músico-terapia en el hospital, y desde ese momento quedo encantaba con la buena
energía que los pacientes transmitían, sobre todo los más pequeños. Conocía al director del hospital, el
doctor Francisco Mendes; él fue quien la trajo al mundo, si su partida de nacimiento no le mentía, y no fue
P 18-3
una decisión difícil ofrecerse como voluntaria cuando el doctor le comentó acerca de las clases de música
que quería implementar en el lugar. Eso fue hace unos cinco años atrás, y desde entonces es lo más cerca que
Camila ha estado de cumplir su sueño realmente.
Cuando estaba frente al pequeño grupo de niños con su guitarra en las manos, y esos niños la miraban con
ojos brillantes como si en la música pudieran encontrar alguna esperanza, alguna cura, se desconectaba de
toda la realidad que la rodeaba y se dejaba llevar. Se sentía ella misma y estaba agradecida incluso por los
pequeños momentos que con suerte tenía. Ojala en algún momento pudiera encontrar la paz que tanto ansia y
poder dedicarse a esto al máximo, pero era demasiado buena como para poner sus problemas antes que los
de los demás.
-Buen día, Camila. -El doctor Mendes la saludo cuando la vio entrando a la sala de pediatría, con el estuche
de su guitarra colgando sobre uno de sus hombros y su mochila sobre el otro. Un abrazó parecía la peor
opción en ese momento así que solo le dio unas palmadas en la espalda de la joven. -Te estábamos
esperando.
- ¿Estábamos? -Preguntó confundida.
-Si. Si no te molesta, me gustaría presenciar la clase de hoy. -Le dijo sonriente.
-No, por supuesto que no. -Era la primera vez que el doctor quería hacer eso, Camila lo había invitado miles
de veces pero siempre tenía otras cosas que hacer. Por lo tanto se sorprendió al escuchar esas palabras. -
Solo no se ría.
-No lo haré, de seguro cantas mejor que yo. -Ambos hicieron un esfuerzo para contener sus carcajadas,
estaban en un hospital después de todo, no podían ser tan ruidosos. -Vamos, los chicos están en el salón.

____________________________________________________

-Entonces, quiero que tú te encargues de hacer presencia en el club, vigilar que todo vaya de acuerdo al
contrato y no hables con Alejandro Cabello si no sabes que responder, ya sabes lo manipulador que puede
llegar a ser.
-Entendido.
Michael e Ian se habían pasado la ultima hora poniéndose de acuerdo con respecto al nuevo negocio que el
jefe tenía entre manos, al padre de Lauren le gustaba la perfección y le gustaba que cada aspecto de cada
situación estuviera planeado adecuadamente para no cometer errores... Y hablando de Lauren, ella se había
pasado todo ese tiempo mirando el intercambio de palabras entre su padre y su novio sin decir
absolutamente nada, estaba esperando el momento justo para obtener respuestas a todas sus dudas, y algo de
beneficio personal también, sobre todo si eso significaba pasar más tiempo en el club, lo que en
consecuencia le conseguiría más tiempo con Camila a espaldas de todos. Era un plan perfecto.
-Y ¿Yo qué haré? -Preguntó la joven de la nada.
-Tu no harás nada, ya te dije que te quiero fuera de ese lugar.
P 18-4
-Bueno, pero yo quiero ayudar. -Al ver que su padre no desistía ante su propuesta, intento otra cosa. -
Claramente necesitas a Ian en la empresa, su trabajo es importante. El mío no, yo solamente estoy aquí de
adorno. -Ambos hombres la miraron confundidos. -Déjame ir a mí al club, yo me encargare de todos esos
asuntos.
- ¿Quieres ir al club? -Le pregunto su novio. - Pensé que dijiste que era apestoso, repugnante y denigrante
para las mujeres.
- ¿Cuándo dije eso?
-No quiero que te metas en ese sitio. -Lauren estaba gritándole a Ian, toda la bronca que se había estado
guardando desde la pelea que habían tenido en el auto estaba saliendo a flote y más ahora que su novio
se veía totalmente indefenso sentado en su sofá y escuchando sus gritos. El solo había venido con la
intención de disculparse y lo único que gano con eso fueron los gritos demandantes de su novia. -Y
mucho menos si piensas que después vas a venir y te voy a dejar dormir conmigo. Ese lugar es apestoso,
repugnante y totalmente denigrante para las mujeres. Y un tipo que realmente respeta a las mujeres
como tú dices que haces no va a ese tipo de lugares.
-Lo sé, lo siento. -Era la décima vez que esas palabras salían de la boca del joven. - Pero no puedo
prometer nada, hago esto porque tu padre me obliga. No todos tienen la suerte de ser hijos del jefe y
tener todo servido. Necesito el dinero.
-Ah, ¿Así que todo esto es mi culpa?
-No, no dije eso. -El chico suspiro. -Solo quiero que me entiendas como yo te entiendo a ti a diario.
- ¿Tú crees que me entiendes Ian? Si me entendieras sabrías que esto me molesta. -Pero no por las
razones que él pensaba; no eran celos, era miedo. No quería que Ian se entere de sus encuentros con
Camila y no quería que Camila se relacione con Ian. Era mejor dejar ambos lados de su vida separados,
y aún más cuando aún no había terminado de entender uno por completo.
-Lo siento. -Se paró del sofá y camino hasta quedar frente a frente con Lauren. Tomo sus manos y la miro
a los ojos, intentando transmitirle su honestidad. -Prometo que buscare una solución a esto, pero no te
enojes conmigo ni con tu padre. Ninguno tiene la culpa.
- ¿Ninguno tiene la culpa? -Ahora estaba confundida. Pero Ian no era el indicado para responder a todas
sus dudas.
-Creo que será mejor que duerma en mi casa esta noche. -El joven se inclinó para besar suavemente los
labios de su novia y luego sonreírle. Como si quisiera demostrarle todas sus inseguridades del momento
a través de un simple beso. -Te amo.
-En serio, no recuerdo haber dicho eso.
-No vas a involucrarte en esto Lauren y es mi decisión final. -Antes de que la joven pudiera responder a la
orden de su padre, su secretaría entro nuevamente a la sala, interrumpiendo una pronta discusión padre/hija
de la cual Ian no quería ser parte, por lo tanto estaba muy agradecido en ese momento.

P 18-5
-Lamento interrumpir. Señorita Jauregui la están esperando en su oficina.
- ¿Ibas a reunirte con alguien hoy? -Le preguntó su novio.
-No que yo recuerde...
"Ian es el portero" Ian: Conserje, conserje doña Lauren Si solo que nada fueron dos besos super mega ultra apasionados que las dejaron a
ambas muy calientes

P 18-6
Capítulo 17 - "Recapacitar"
51.6K 2.5K 621
by gotdynamites

-Disculpa, ¿te conozco?


El mal humor de Lauren solo estaba echando más leña sobre el fuego, la ojiverde siempre odio a las
personas desubicadas, y también que toquen sus cosas sin permiso. No fue muy gratificante entrar a su
oficina para encontrarse con un tipo desconocido tocando sus libros sin cuidado alguno y volviéndolos a
poner en su pequeña librería en un orden incorrecto. Y por cierto, también odiaba el desorden, todo en su
vida estaba perfectamente organizado.
- ¿Por qué estás en mi oficina? -Pregunto al no obtener respuesta, esta vez por lo menos obtuvo una risita
burlona como contestación,
-Si Lauren, nos hemos conocido. -La joven se quedó paralizada cuando el sujeto se dio la vuelta para poder
mirarla de frente, e inmediatamente lo reconoció; Cameron, el encargado del club donde Camila trabajaba.
-Y-yo no soy Lauren. -Se defendió rápidamente. - Sabes que mi nombre es Megan.
-Si claro, por eso estas en una oficina que tiene el nombre "Lauren Jauregui" en la puerta, en una empresa
llamada Jauregui Enterprises. Y si mal no recuerdo dijiste que esta era tu oficina. -Se quedó sin palabras,
sabía que no estaba loca la otra noche cuando el joven la había llamado por su nombre real y rápidamente
corrigió su error. -Ya deja el cuento de la doble identidad Lauren, se quién eres realmente. -Dejo de
prestarle atención a la chica para seguir recorriendo su oficina, era bastante curioso. -Qué lindo escondite
tienes.
-Se llama oficina. -Lo corrigió, odiaba ese tipo de lenguaje. - ¿Cómo supiste quién era?
-Bueno, tu padre y mi jefe ahora son socios, y te he visto en el club algunas veces. -Se rio.
-Y ¿Qué haces aquí?
-Venía a hablar con tu padre por unos papeles que necesito que firme. -El joven había dejado sobre el
escritorio de Lauren una mochila, la cual levanto y le enseño a la empresaria como prueba.
-Bueno, la oficina de mi padre es al final del pasillo tal vez quieras... -Cameron la interrumpió.
-Quería hablar contigo antes. -Dijo firmemente.
-De acuerdo. -Dijo confundida. - ¿Quieres sentarte? -Camino hasta su escritorio y se sentó en su enorme
silla detrás de él, Cameron tomo una de las sillas que estaban frente a este y al igual que Lauren tomo asiento
para poder hablar más cómodo.
-Mira Lauren, yo sé que no soy uno de esos tipos que trasmiten mucha confianza, hasta yo estoy seguro de
que no lo soy, pero cuando tomó cartas en el asunto es porque estoy hablando en serio y eso te lo puedo
asegurar. Muchas personas me defraudaron en mi vida y eso me hizo fomentar el carácter que poseo ahora.
P 19-1
Debí hacer cosas malas para poder remediar el dolor de las traiciones que sufrí, pero eso también me hizo
más fuerte... -Esta vez fue el turno de Lauren de interrumpirlo, demasiado confundida como para seguir
escuchando el discurso.
-Perdón no entiendo por qué me estás diciendo todo eso.
-Hay una persona. -Dijo levantando su dedo índice y luego colocándolo sobre sus labios mientras pensaba
con exactitud sus próximas palabras. -Que nunca me defraudo en todos los años que conozco, y que nunca
dejo mi lado a pesar de lo pesada que la situación era. -La miro seriamente. - Debes conocerla, se llama
Camila y es mi mejor amiga. -A la empresaria se le dificulto un poco respirar correctamente con el solo
hecho de escuchar el nombre de la hermosa bailarina. - ¿Y sabes por qué Camila y yo somos mejores
amigos? -Lauren negó con la cabeza. - Porque a Camila también la han defraudado infinidades de veces a lo
largo de toda su vida, ella comprende por lo que yo pase así como yo entiendo por lo que ella paso y está
pasando.
- ¿Ella está bien? -Preguntó, tal vez demasiado preocupada por una chica que tal vez ni se interesaba en ella
para algo más que placer, pero no podía evitarlo.
-Sí, está bien. -Respondió el joven con una sonrisa.
-Entonces, no entiendo porque me das un discurso de cómo se hicieron mejores amigos. -La chica en
realidad estaba demasiado intrigada por saber que secretos ocultaba la amistad de los chicos, quería saber
si las cosas eran tal cual Camila se las había contado. ¿Qué más los unía aparte del trabajo y sus historias?
¿Existía entre ellos algo más que amistad que la bailarina tal vez no le conto? ¿Cómo se sentía uno respecto
al otro? ¿Cameron la odiaba? Eran preguntas que no podía evitar pensar.
-Te digo esto porque no creo que ella pueda soportar que una persona nueva en su vida la defraude. -Ahora
estaba entendiendo el punto de toda la discusión.
-Yo no voy a defraudarla Cameron, no tengo motivos para hacerlo. -Estaba segura de sus propósitos, tal vez
veía a Camila como solo una distracción por el momento y además, no tenían ningún tipo de unión en
especial.
- ¿Estas segura?
-Camila y yo no somos nada. Prácticamente somos conocidas y ahora cercanas porque nuestros padres están
trabajando juntos. -Cameron levanto una ceja y sonrió, mientras se cruzaba de brazos y miraba fijamente a la
empresaria del otro lado del escritorio. - Espera, si lo dices por lo del lap dance que pague el otro día, fue
algo del momento, no sé, una tentación que tenía que cumplir o como quieras llamarlo. Yo estoy
comprometida y no hice nada para romper mi voto de fidelidad. -Excepto besar con toda la pasión que tenías
dentro a la chica de tus más sensuales fantasías. No una, varias veces.
-Entonces ¿cómo piensas que se sentiría mi mejor amiga cuando se entere de eso? -De nuevo había dado en
el punto.
-No creo que le importe. -Lauren estaba intentando quitarse esa sensación de culpa con sus palabras, y no
estaba dando mucho resultado. -O que yo le importe.

P 19-2
-Tal vez tengas razón, tal vez a Camila no le importe nada de eso. -El joven paso su mano por su corto
cabello, despeinándolo aún más y de alguna manera haciendo que luzca bien aun así. -Pero encendiste algo
en ella Lauren. -La empresaria no podía evitar morder su labio con bastante fuerza, eso era lo que hacía
cuando estaba muy hundida en sus pensamientos. -No seas la culpable de apagarlo.
-No entiendo cuáles son tus intenciones. -Hizo girar su silla y le dio la espalda a Cameron, un acto de muy
mala educación y ella sabía que estaba mal, pero al chico no le importaba, tal vez mirar a la ciudad de
Miami a través del enorme ventanal hacia más fácil procesar la realidad de las cosas. Lauren sabía lo que el
joven quería decir, pero se negaba a aceptarlo.
-No te estoy pidiendo que dejes a tu novio y que corras a los brazos de Camila, porque tal vez ella no está
enamorada de ti. -Dijo mirando una foto que la chica tenía sobre su escritorio, una foto de ella e Ian que
había sido tomada en su último viaje de vacaciones que hicieron a España hace unos meses, y no pudo evitar
reírse porque al final, su mejor amiga tenía razón sobre la clase de persona que Lauren sería.
- ¿Quién crees que sea? - Preguntó el chico de la nada y Camila pareció no entender su pregunta. No
sabía si era por el alcohol que ya estaba haciendo estragos en su sistema o el hecho de que su mente
estaba en otra parte. -La empresaria. - Le aclaro.
-No lo sé. - Volvió a la realidad. - Pero probablemente sea de esas tipas que vivieron la mayor parte de
su vida siguiendo las instrucciones que le metieron en la cabeza al pie de la letra y ahora que está a
punto de comprometerse con alguien por el resto de su existencia, de seguro quiere saber qué se siente
romper las reglas, ir a lo prohibido, caer en la tentación... Al menos por una noche. - La joven no pudo
evitar reírse al ver la mirada confundida de Cameron. -No me mires así. No soy adivina Cam, son solo
cosas que pasan con frecuencia aquí.
Estaba agradecida de haberse dado la vuelta en ese momento, de esa manera Cameron no podría ver su
rostro cuando sin explicación sintió que su corazón se detuvo por un momento.
-Pero sé que algo hay en todo ese montón de curvas, sensualidad y tentación que es Camila, y ese algo lo
ocasionaste tú. -Suspiró antes de continuar. - Tampoco te voy a pedir que dejes de verla, porque
honestamente no es lo que quiero. Lo que sí quiero es que no dejes que una tentación te gane, piensa muy
bien las cosas, y ten cuidado porque en el camino tal vez puedas lastimarla.
- ¿Por qué estás tan asustado de que yo pueda lastimarla? -Preguntó enojada, pero no con el chico, si no con
ella misma. Tal vez no era el mejor modo de dejar salir su ira. -Además, ¿eso fue una amenaza?
-No estoy para nada asustado, porque sé que eres una persona y tal vez haces las cosas sin intención, y es
entendible. Y no te estoy amenazando, ni advirtiendo de nada. Puedes tomarlo como un consejo. -Se paró de
su asiento y colgó su mochila sobre uno de sus hombros. - ¿Quieres volver a ver a Camila? -Lauren giro
rápidamente su silla para mirar de frente al chico de nuevo.
-Quiero.
-Ves, a eso me refería. Quieres verla pero tal vez no pensaste que, no sé, tal vez tenías una reunión
importante u otra cosa por hacer. -Y por tercera vez, el chico había dado de nuevo en el punto. - ¿Por qué no
vas al club?

P 19-3
-No puedo. Mi padre me prohibió entrar al lugar, y no sé porque. -Dijo apoyando sus codos sobre el
escritorio y apoyando su cara en ambas manos, cerró sus ojos y pensó en las consecuencias que todo lo que
hizo ya estaba ocasionando. Cameron asintió y pensó en una solución, y fue más rápido de lo que imagino.
- ¿Te gustan los hospitales? -Lauren negó con la cabeza sin mirarlo. -Tal vez deberías hacer una excepción.
- ¿Por qué?
-Camila tiene una vida afuera del club, y el hospital de Miami es parte de ella. Es la única forma que se me
ocurre para que puedas verla e intentar entender tus verdaderas intenciones. -Le explico. - ¿Cuál dijiste que
era la oficina de tu padre?
-La del final del pasillo.
-Genial, nos vemos Lauren. -El joven salió tan rápidamente de la oficina que la empresaria no pudo pedirle
ni siquiera una explicación más razonable y con miles de dudas atormentando su mente.
____________________________________________________
- ¿Ya pensaste que vas a hacer con el tema de la universidad? -Camila le pregunto a su hermana menor,
Sofía, quien estaba en el sofá de la sala estudiando, o pretendiendo estudiar. La menor de los Cabello
odiaba discutir sobre los estudios y su hermana lo sabía, pero no podía evitar preocuparse cuando la chica
estaba más concentrada en dibujarles bigotes a las personas de las fotografías en su libro de historia que en
su educación.
-No sé, probablemente nada. -Dijo sin mucha importancia.
-Algo tienes que hacer Sofi. -Se sentó a su lado en el sofá.
-Lo sé, pero Papá se encargara de eso no te preocupes.
-No estarás pensando en trabajar en el negocio, ¿o sí? -Se estaba asustando, se había pasado la mayor parte
de su vida protegiendo a su hermana de algo dañino solo para que ella se involucre por su cuenta en el
infierno del que estaba intentando salvarla.
-Ni loca, no sirvo para ese tipo de cosas. Me refería a que tenemos suficiente dinero como para no hacer
nada por el resto de mi vida. -Dejo el libro de historia sobre su regazo y comenzó a morder la punta del ya
destruido lápiz. -De todos modos, no te veo a ti quejándote del trabajo.
-No me quejo porque no puedo. -Ahora Camila estaba enojada. -Y tienes que ir a la universidad, no quiero
que termines como...
- ¿Tú? -Le saco las palabras de la boca.
-Como yo, como mamá, como todos los que han sido víctima de esa basura que tenemos como padre. -
Estaba haciendo su mayor esfuerzo para no gritarle. Nunca le había levantado la voz. -Además tienes que
pensar de que tú tienes una chance de salir de aquí y ser algo más que solo... Esta mala fama que el apellido
Cabello trae. -Las palabras de su hermana parecían estar haciendo entrar en razón a la menor. - Aun así de
todos modos, hagas lo que hagas Papá siempre estará orgulloso de ti. -Se cruzó de brazos y se recostó sobre
P 19-4
el sofá, no quería decir eso con tanto resentimiento pero no pudo evitarlo, su hermana no tenía la culpa.
-Camila, ¿sigues con eso de que Papá me tiene como preferencia? -La joven bailarina suspiro.
-Tú no tienes la culpa Sofi, pero sabes que es así realmente.
-Desearía saber el porqué. -Entendía la situación que Camila estaba viviendo, tal vez no era muy
demostrativa respecto al tema, pero le encantaría algún día ver a su hermana feliz frente a un montón de
alumnos de música que desnuda frente a un montón de depravados.
-Yo también. -Sonrió, estaba intentando hacerle saber a Sofía de que no la culpaba de nada, en realidad,
estaba agradecida de que la chica hubiera venido al mundo y entrado a su vida, era su soporte aunque no lo
admitiera.
- ¡Sofía! -Ambas escucharon los gritos de su padre a través de las paredes de la enorme casa, Sofía
rápidamente tomo su libro y pretendió estar leyendo y Camila solo la miro, hasta ella estaba asustada de
Alejandro y eso que no tenía motivos para hacerlo, él era literalmente el mejor padre del mundo con ella
mientras que con la hija mayor las cosas eran muy diferentes, por no decír completamente opuestas. - ¿Cómo
va el estudio? -Preguntó entrando a la sala con una sonrisa.
-Bien. -Solo eso dijo.
- ¿Y tú que haces aquí? -Preguntó cuando vio a Camila sentada al lado de su hermana, de mala manera, su
rostro cambio completamente al verla.
-Ella me estaba ayudando. -Sofía la defendió rápidamente, a su padre no le gustaba que la hija mayor se
metiera en el tema de la universidad porque según él, la joven no tenía futuro y en cambio su hermana, sí. -
Con historia. -Le enseño el libro que tenía en las manos.
-Tu hermana no sabe nada de historia, ¿por qué crees que estudio música y trabaja como una puta? -No
quería reírse sobre el chiste, porque le dolía tanto a ella como le dolía a Camila, pero sabía que si no lo
hacia esa imagen de padre amoroso que Alejandro tenía con ella se rompería inmediatamente por haber roto
su autoridad, así que solamente dejo escapar una leve y totalmente esforzada risa, la chica mayor no tardó en
darse cuenta que era falsa y entendía el motivo.
-Tal vez lo hago porque no me dejaste opción. -Le respondió, estar con su hermana le daba coraje porque
sabía que su padre no la golpearía frente a ella. Tal vez lo hiciera después, pero había una gran posibilidad
de que luego se olvide porque era muy distraído o porque el alcohol se lo haría olvidar.
-Tendrías que estar agradecida que aun estás viviendo bajo mi techo, trabajar para mi es lo menos que
puedes hacer para agradecerme. -La miro directo a los ojos, con una postura desafiante, mientras decía esas
duras palabras. -Ahora prepárate para ir al club, ya perdiste una hora de trabajo por ir a hacerte la profesora
frente a esos enfermos.
-Sí, Papá... -Decir esa palabra siempre dejaba un gusto amargo en la boca de la bailarina, y le dolía tener
que llamar a un hombre así la persona que le dio la vida, le daba vergüenza.
Odiaba cada aspecto de su vida, pero tenía que hacerlo por el bien del resto de su familia. Tarde o temprano

P 19-5
encontraría la manera de salir de ese infierno y adentrarse al mundo que siempre quiso, un mundo en el cual
las mujeres fuesen respetadas y donde sobre todo su humillación terminara, un mundo donde su padre pagara
por todas las cosas malas que hizo en su vida, y últimamente también ha estado pensando, que también
quiere vivir en el mundo en donde Lauren esta, tal vez a su lado está la vida que ansía poder tener algún día.
Yo aquí te bautizo como Pad c: Ahora si, Pad necesito un mejor amigo con el de Camila :v Gus, Cameron ya me cae bien

P 19-6
Capítulo 18 - "Ni siquiera los héroes pueden escapar del destino"
52.8K 2.6K 1.1K
by gotdynamites

-Estas muy rara últimamente. -Ian comentó durante el almuerzo que estaba compartiendo con Lauren en su
restaurante favorito. Grande fue la sorpresa que se llevó cuando no vio la emoción en el rostro de su novia,
al parecer la chica estaba más desesperada por irse que por saciar su apetito.
-Me sorprende que lo hayas notado. -Respondió de muy mala manera mientras jugaba con los cubiertos
sobre la mesa, esperando por la comida.
- ¿Hice algo mal? -No estaba de humor como para aguantar las inseguridades de su pareja, tenía otras cosas
en su mente que perturbaban sus pensamientos, así como también sus emociones y sentimientos.
-No Ian. -Suspiro. - Nunca haces nada, ese es el punto.
Tal vez no era el momento para ponerse a comentar con indirectas todo lo malo de su relación. Ella e Ian
eran la pareja perfecta en los ojos de muchos, incluyendo al mismo novio que pensaba que estaba haciendo
todo correctamente, pero solo porque Lauren nunca comentaba respecto a ello no significaba que todo
estuviera en orden; No lo hacía simplemente porque además de su duro carácter, odiaba las personas
emocionales, y por eso siempre intentaba ser lo más gentil posible en lugar de tener que soportar las
lágrimas de otra persona cuando con algo de suerte podía aguantar las suyas.
El estrés no era la razón principal por la cual Lauren iba a terapia, hace bastante tiempo estaba confundida
con respecto a lo que sentía, y todo comenzó cuando Ian le propuso matrimonio y ella acepto, la verdad era
que lo había hecho porque se sentía presionada, la situación se dio en medio de una cena entre su familia y
la familia del joven, lo que le hizo pensar que tal vez todos los presentes habían ayudado a planear este
momento a sus espaldas, no era fácil pensar cuando tenías varios pares de ojos mirándote ansiosamente por
saber la tan esperada respuesta y tampoco quería decepcionar a nadie. Su familia amaba a Ian, la familia de
Ian la amaba a ella, Ian en especial la amaba incondicionalmente, pero Lauren no se sentía de la misma
forma.
Cuando comenzó a salir con el joven no estaba realmente enamorada, se sentía atraída por su aspecto y la
clase de persona que él le demostró ser, y pensó que podía solucionarlo continuando con la relación por un
tiempo, en ningún momento se imaginó que luego de dos años se encontraría en esta situación de estar a unos
meses de darle el sí a un chico que estaba segura que no amaba, no completamente, no con el tipo de amor
que un novio espera obtener de su novia. Pero era tarde para cambiar la decisión y a eso si lo aceptaba, una
de las muchas enseñanzas que recibió durante su adolescencia fue hacerse cargo de sus propios errores, y
aunque no quería hacerse cargo de este, estaba dispuesta a hacerlo para no lastimar los sentimientos de
nadie, a pesar de que se hiriera a sí misma en el camino.
Otra de las cosas a la cual estaba mal acostumbrada, era a no recibir la atención que ella quería, no tenía
dudas de que el chico hasta pararía una bala con su pecho por ella pero le molestaba la poca atención que
recibía, todo parecía distraer a Ian cuando estaba con Lauren, si no era su celular eran sus amigos, si no era
su padre era su madre, y si no era el trabajo era la vida personal del joven. No pedía mucho, solamente que
le pregunte como había estado su día para así tener a alguien con quien conversar sus problemas en lugar de

P 20-1
tener que pagar una psicóloga para descargarse de todos sus demonios. Aunque admitía que tal vez ella sería
la causa de eso, tal vez estaba tan obsesionada con su espacio personal que el chico dejo de presionarla en
algún punto, ella misma había hecho que se aleje. Pero también tenía sus dudas, Ian estaba demasiado
obsesionado con ella. Y no sabía si era algo bueno o malo.
-Entonces esta todo en orden. -El joven estiro su brazo sobre la mesa para acariciar la mejilla de su novia, y
sonrió cuando Lauren giro un poco la cabeza para besar su mano. Y a la chica le hubiese encantado
devolverle la sonrisa o seguir sintiendo la leve caricia, pero como era de esperarse la atención del chico se
desvió de ella gracias a uno de los televisores del restaurante que estaba cerca de su mesa.
-Sabes Ian, acabo de recordar que tengo algo que hacer.
- ¿No pudiste haberlo recordado antes? -Le preguntó en un tono que la sorprendió completamente, había
sonado tan demandante para ser algo que salió de la boca de Ian. -Lo siento. Pero realmente quería almorzar
contigo hoy y pensé que sería una buena idea venir aquí, es nuestro restaurante favorito.
-Lo sé pero... -Se levantó de su asiento y tomo su bolso junto con las llaves de su auto. -Olvide que tengo
una sesión con Ally.
- ¿Hoy? -La joven asintió. - Pero es jueves.
-Sí, bueno, ella decidió que esta semana tengamos dos días de terapia. Ya sabes, el tema de la boda me tiene
como loca. -El rostro del joven se ilumino por completo ante la mención del tan esperado evento, y en
corazón de Lauren se fue rompiendo de a poco.
-Bueno, entonces supongo que tendré que almorzar solo.
-Lo siento, te voy a recompensar luego. -Dio unos pasos hasta llegar al lado del joven, y con una de sus
manos tomo su barbilla para levantar un poco su rostro y luego inclinarse y besar cortamente sus labios.
-Te amo. -Le dijo a su novia apenas sus labios perdieron el contacto. - Nos vemos luego.
-Adiós, Ian. -Ya hasta las palabras más simples estaban perdiendo el significado para ella.
____________________________________________________
Lauren odiaba los hospitales, desde lo más profundo de su ser. El detestable olor a medicamentos mezclado
con el aroma de la comida desabrida del lugar era la principal causa de las causas que tenía cada vez que
ponía un pie en el lugar. El rostro de las personas esperando una esperanza se contrarrestaban del rostro
lleno de felicidad de las personas que habían sido bendecidos con una posibilidad, eso la hacían sentir un
poco incomoda. Y los gritos desesperantes que desgarraban los fríos pasillos de vez en cuando le ponían los
pelos de punta. Pero estaba segura de que esto valdría la pena.
-Disculpe... -Se detuvo para hablar con la enfermera que estaba en ese momento controlando la guardia del
hospital. -No sé si estoy en el lugar correcto, y para ser sincera estoy un poco confundida. -Y al parecer, la
enfermera también lo estaba. Pero pudo disimularlo perfectamente mientras asentía y le sonreía a la joven,
invitándola a que continuara con sus dudas. - Estoy buscando a alguien.
-Bien, si es un paciente podemos buscarlo en la computadora. -Dijo señalando la sala de consultas que se
P 20-2
encontraba en la entrada, obviamente la joven no había pensado en esa idea.
-No estoy segura si es un paciente, es que... -Acomodo su cabello hacía un lado. - No, creo que tenga algún
problema de salud. Espero que no lo tenga porque si no...
--Señorita. -Rápidamente interrumpió el parloteo de Lauren. - Seria mejor si se tranquiliza y me dice el
nombre de la persona que está buscando. Prometo ayudarla de algún modo. -Y a decir verdad, la sonrisa de
la mujer le transmitía cierta confianza.
-Su nombre es Camila Cabello. -Honestamente, Lauren no sabía que esperar y no estaba segura de querer
escuchar la respuesta. ¿Por qué este lugar formaba parte de la vida de Camila? Un hospital para ella era
sinónimo de malas noticias.
-Oh, Camila. -Dijo riendo. - Claro, la conozco. Puedes encontrarla en el salón principal de la sala de
pediatría, esta al fondo de este pasillo.
-Ah... Gracias. -Comenzó a caminar hacia la dirección indicada, pero la enfermera la detuvo a los pocos
pasos.
-Por favor, no hagas mucho ruido. Están en medio de una clase.
____________________________________________________
- ¿Cómo estás, Camila? -El doctor Mendes se acercó a la joven justo cuando su clase había terminado, se
tomó un tiempo para admirar la grandeza que caracterizaba al corazón y mente de la chica, era tan gentil y
abierta con sus alumnos, no pudo contener una enorme sonrisa cuando todos los niños, uno por uno,
abrazaron a Camila para luego ser guidados de nuevo a sus respectivos cuartos, sabía que de algún modo u
otro estas clases eran una distracción y hacían mejor la recuperación de esos niños que habían tenido la
posibilidad de seguir viviendo la vida a gusto, aunque le hubiera gustado que todos los niños que
atravesaron las puertas del hospital hubieran tenido la oportunidad de conocer a esta increíble persona.
-Muy bien. -Respondió mientras guardaba sus cosas en su mochila rápidamente, estaba segura de que
llegaría tarde al club, de nuevo. - No vi a David en la clase de hoy, ¿está bien?
-Está bien. -La respuesta del doctor la tranquilizo. Se preocupaba por cada uno de los niños como si
compartieran algún tipo de lazo especial más allá de su relación como maestra de música y alumno. - A
decir verdad, esta mañana le dieron el alta.
- ¡Eso es genial doc! -Para sorpresa de la chica, el día había comenzado demasiado bien, y esta noticia solo
lo mejoro. Estaba segura de que nada podía arruinar la felicidad plena en la que se encontraba. - Y usted,
¿Qué tal esta? -Colgó su mochila sobre su hombro y comenzó a caminar hacía la salida, el doctor
siguiéndole los pasos y caminando a su lado con sus manos escondidas en los bolsillos de su blanco
delantal.
-No tan bien como quisiera. -Suspiro antes de continuar. -Estoy enfermo.
-Oh... ¿Gripe? ¿Dolor de estómago? ¿Qué tiene?
-En realidad es más complicado que eso. -Dijo riendo un poco, tal vez así podría hacer que toda esta penosa
P 20-3
situación sea más fácil. -Estoy muriendo, Camila. - ¿Alguna vez sentiste que el peso de tu mundo entero caía
sobre tus hombros destruyéndote por completo? En parte, así era como Camila se sentía en este momento. -
Mi corazón está fallando y es imposible hacer algo al respecto a estas alturas.
- ¿Es una broma no? -Se detuvo para mirar de frente al doctor, aunque el rostro del hombre le daba una clara
idea de una respuesta que no quería obtener. -Pero usted es doctor...
-Lo sé, suena algo irónico. -Relamió sus labios antes de continuar dándole las noticias a la gran chica que
había tenido la oportunidad de haber traído al mundo, y la peor aún estaba por venir. -Los héroes pueden
salvar a miles de personas indefensas Camila, y esas personas a veces son lo suficientemente ilusas para
pensar que un héroe es invencible. No lo son, ¿y sabes por qué? -Camila negó con la cabeza. - Porque ni
siquiera los héroes pueden escapar del destino.
-Entonces... ¿Cuánto tiempo le queda? -Preguntó mirando hacía el suelo, se había equivocado demasiado al
pensar que este día no podía arruinarse. Para ser honesta, no quería escuchar la respuesta, pero tenía que
hacerlo.
--No lo sé, las enfermedades cardiacas son muy impredecibles. -Tomo la barbilla de la chica con ambas
manos y levanto su rostro para poder mirarla a los ojos, desearía no haberlo hecho y dejarla ser, porque las
lágrimas amenazando con escapar por el rostro de la chica hacían las cosas más complicadas. -Puedo morir
en un mes, como puedo morir mañana, o incluso en un par de minutos. -Ya no podía resistir la enorme
mochila de culpa que cargaba desde el nacimiento de la joven hace unos veintisiete años atrás. -Por eso
quería hablar contigo lo más pronto posible, hay algo que tienes que saber. -Tal vez no era el mejor
momento para decirlo, pero debía hacerlo cuando antes. Una lástima que las puertas de la sala de la sala de
pediatría se abrieron en ese momento para darle paso a una hermosa ojiverde que aún estaba tratando de
entender que estaba haciendo en ese lugar.
-Lauren... -Camila la reconoció de inmediato.
-Lo siento no quería interr... -La joven empresaria no pudo detener la sensación de preocupación al ver el
rostro de Camila empapado de lágrimas. - ¿Qué te paso? ¿Por qué lloras? -No pudo evitar mirar al doctor de
la misma manera, no pudo hacerlo por mucho tiempo. Camila necesitaba una persona que la soporte en este
momento, y la mejor opción había entrado por la puerta como una súplica silenciosa que jamás creyó
necesitar. Pero lo hacía y por eso mismo abrazo a Lauren con todas sus fuerzas y escondió su rostro en el
cuello de la joven, dejando que sus lágrimas empaparan el cuello de la chica y haciendo que su corazón se
rompa solo con el hecho de verla llorar.
-Creo que seguiremos con esta charla cuando estés lista para oír el resto Camila. Lo siento mucho. -Una
disculpa no iba a volver el tiempo atrás, ni remediar los errores, aunque parecía lo más adecuado en este
duro momento.
No sabía porque a Camila le dolía tanto esta noticia, pensó que era porque la joven le tenía un gran cariño
porque había sido su doctor de cabecera desde su nacimiento. Jamás pensó, que la razón por la cual ella se
sentía tan destruida, era porque el doctor Mendes fue lo más cercano a una figura paterna que había tenido
durante toda su vida.
:'c F

P 20-4
Capítulo 19 - "Déjame intentarlo"
53.5K 2.7K 544
by gotdynamites

Camila estaba tan sentimentalmente destruida en ese momento que poca importancia le dio al doctor yéndose
y con el llevándose todas las dudas que tenía al respecto, también estaba tan cómoda en los brazos de
Lauren, que parecieron calmar su llanto pero no su dolor.
- ¿Estas más tranquila? -Pregunto la empresaria luego de unos minutos de silencio. Era sorprendente la
forma en que le había dado poca importancia a su egoísmo y a las lágrimas de Camila, y se interesó sobre
todo en lo que la chica sentía y en asegurarse de que sepa que esta emocionalmente contenida. No la dejaría
caer. - ¿Crees que tal vez podamos a ir a otro lugar así me explicas lo que paso? -La bailarina asintió
levemente. - Genial, porque odio los hospitales.
La vida de Camila parecía que solo podía tornarse peor de lo que anteriormente era, no había un día en el
cual no sentía que su mundo se cayera a pedazos a su alrededor mientras ella no podía hacer otra cosa más
que verlo caer. En un momento se preguntó, ¿así se sentirá perder un padre? Aunque Francisco Mendes
claramente no era el suyo.
Decir que el doctor había sido como un padre para la chica describe perfectamente el tipo de relación que
tiene realmente con Alejandro, todo el cariño, apoyo y motivación que debía haber recibido durante su vida
de parte de su padre biológico, lo termino recibiendo de parte de un simple médico. El hombre siempre fue
el encargado de subirle los ánimos a la joven, dándoles sus interminables y sabios consejos, y sobre todo
diciéndole que esperaba grandes cosas de ella y que si se lo proponía, podía cambiar el mundo. Ahora
mismo Camila veía eso como una orden, quería cambiar su mundo para cumplir con los deseos del doctor,
sería una enorme satisfacción cumplir con sus expectativas antes de que su fecha de partida llegara, lo malo
era que no sabía cuándo tiempo tenía para lograr esto, el reloj corría en su contra y en contra de la vida de
Francisco.
Tal vez, solo tal vez, Lauren sea la salida de su infierno y la entrada al paraíso que siempre deseo, y una de
las razones por la cual quería cambiar su realidad
-Por favor, dime que estas bien. -No sabía que haría si a Camila le pasara algo malo, - Necesito que me
digas que todo está bien.
-Yo estoy bien, pero todo lo que me rodea está mal Lauren. -Ambas chicas habían salido ya del hospital y se
encontraban caminando, sin rumbo alguno, por las calles de Miami.
-No parecías tan bien hace unos minutos cuando te derrumbaste en mis brazos. -Lauren aún sentía esa
necesidad de abrazar a Camila todo tiempo, para liberarla de todo dolor que sintiera.
-Físicamente estoy bien. Emocionalmente, no tanto. -De alguna forma se sentía mejor mirando al suelo y
pateando las pequeñas piedritas que se interponían en el camino que mirando a Lauren, la preocupación de
la otra chica también la estaba matando. - ¿Cómo es tu vida, Lauren?
- ¿Cómo es mi vida? -Preguntó confundida. - Bastante normal, trabajo, tengo mi propio domicilio, creo que
todo está en orden.
P 21-1
- ¿Crees que todo está en orden? -Finalmente desde que salieron del hospital, la bailarina levanto la vista
del suelo y la miro a los ojos. El color chocolate que tanto amaba se veía tan oscuro y sin vida, y el color
rojizo ocasionado por su descontrolado llanto solo rompían a Lauren silenciosamente.
-No existen las vidas perfectas. Yo al menos no la tengo.
- ¿Estas segura que no la tienes?
-A mi vida le hacen falta muchas cosas para por lo menos considerarla completa. -Y empezaba a pensar que
Camila era una de esas cosas.
-Por lo menos es mejor que la mía. -La bailarina volvió a mirar hacia el suelo.
- ¿Tu conversación con ese doctor tiene algo que ver en eso?
-En parte.
- ¿Por qué?
-El doctor Mendes es uno de los mejores hombres que puede llegar a haber existido. -Comenzó a explicarle.
-Marco mi vida de una forma que no te imaginas, es como un padre para mí. -No estaba segura de si iba a
poder soportar todo esto sin volver a llorar. - No sé lo que se siente perder a alguien realmente cercano a ti,
pero ahora estoy pasando por eso y es la sensación más amarga que jamás he tenido. Él está muriendo, y no
puedo hacer nada para impedirlo.
-Nadie quiere que sus seres queridos los abandone. Pero así son las cosas. Es gracioso como desde el
momento que naces, sin darte cuenta comienzas a morir. De verdad lamento oír eso, y no quiero sonar
egoísta, pero no soporto verte de ese modo. -Lauren se detuvo y Camila hizo lo mismo luego de unos pasos,
cuando se dio cuando que la otra chica ya no caminaba a su lado. Se dio la vuelta para poder mirarla de
frente. - No soporto ver como parece que tu mundo se cae a tu alrededor.
-Qué lástima Lauren, porque eso es exactamente lo que está pasando. Y no puedes hacer nada para evitarlo.
-Dijo molesta.
-Déjame intentar. -Le suplico. - Déjame ayudarte a mantener de pie las piezas que quedan.
-Tienes que dejar de hacer eso. -La bailarina se dio la vuelta y comenzó a caminar de nuevo, dejando a la
otra joven sin una respuesta.
- ¿Dejar de hacer qué? -A pasos agigantados, comenzó a seguir los pasos de Camila. No quería hacer una
escena en el medio de la calle, pero tampoco quería dejar sola a la chica en este estado porque realmente le
importaba.
-Dejar de preocuparte por mi Lauren. Tienes cosas mejores en las cuales enfocar tu atención, como tu
trabajo o tu familia o tu... -Tal vez no era lo correcto decir esto ahora, pero tenía que enfrentar a la realidad
y dejar de vivir en su mundo de fantasía. -Tu futuro esposo.
-Estoy comenzando a pensar que Ian es el principal problema por el cual no me dejas acercarme a ti.

P 21-2
-Por supuesto que lo es, no quiero ser la razón por la cual tal vez un matrimonio se arruine. Si te dejo
acercarte aún más a mí, si te dejo entrar, entonces ya no habrá salida Lauren. -El cuerpo de la ojiverde se
tensó por completo luego de esa declaración. - ¿Amas a Ian? -Aún tenía esa duda rondando por su cabeza, y
no podía evitar pensarla.
-Eres la primera persona que me preguntó eso. -Sonrió. -Tal vez también eres la única persona que
realmente se interesa tanto en mí y me presta la suficiente atención para darse cuenta de lo que quiero y
pienso realmente, y es increíble porque apenas me conoces.
-No entiendo que quieres decir con eso.
-No estoy segura de si realmente lo amo. -Esa no era la respuesta que Camila esperaba oír. -Pensé que
conforme avance nuestra relación iba a lograr entender que era lo que realmente sentía, pero luego todo paso
tan rápido y cuando quise ponerle un fin a todo ya estaba eligiendo mi vestido de boda contra mi voluntad.
- ¿Entonces por qué estabas tan perturbada la noche que baile para ti por primera vez? Pensé que no querías
engañarlo.
-Soy una persona con conciencia, no quería engañarlo porque conociéndolo sabía lo mucho que le dolería. -
Cuando al fin pudo alcanzar a la chica, la tomo de la mano e hizo que se detuviera. -Pero no pude resistir
más.
- ¿Por qué fuiste al hospital esta tarde? ¿Y cómo sabías que estaría ahí? -Intento cambiar de tema antes de
que las palabras de Lauren la destruyeran por completo.
-Quería verte, y Cameron dijo que podía encontrarte ahí.
¿Por qué le costaba tanto creer en las palabras de los demás? El hecho de que Lauren se preocupara por ella
la había hecho sentir algo más que solo atracción por la belleza que era físicamente, pero le costaba creer en
sus intenciones. Aun luego de que la chica le confesara su más grande secreto, el que se había estado
guardando, pero solo lo había dicho porque Camila había logrado descubrir cómo se sentía respecto a su
relación con su futuro esposo, y había tenido la valentía de preguntarle sobre ello.
La empresaria se sentía de la misma forma exactamente, la atención que recibía de parte de la bailarina le
hacía sentirse querida, ya era imposible alejarse de ella. Había caído en la tentación que era Camila.
-Vi tu clase. -Le confeso. - Estuve ahí todo el tiempo. Solo que cuando terminaste y te vi saliendo con el
doctor, me asuste y decidí irme. Pero volví cuando te vi llorando.
Tenía que agregar talentosa a la lista de cosas que describía a la bailarina perfectamente, no solamente se
disciplinaba de manera excelente durante sus rutinas de baile, también lo hacía simplemente con una guitarra
y su hermosa y angelical voz.
Lauren llego al lugar media hora antes de que la clase de la joven terminara, y aprovecho ese tiempo para
admirar la forma en que la chica se desenvolvía tan libremente con ayuda de la música, la sonrisa en su
rostro sin darse cuenta la había hecho sonreír ampliamente también a ella, y la felicidad de los niños que
miraban a Camila como si admiraran cada aspecto de ella y coreaban con gran alegría junto con la joven
quien sabe que canción le llenaban el alma. Podría haberse quedado ahí por horas, disfrutando del
P 21-3
entusiasmo que la clase compartía, la hacía querer entrar y unirse a la diversión pero ella no pertenecía allí.
Por eso decidió que lo mejor sería irse.
-No soporto las lágrimas, -Soltó la mano de Camila para poder envolver la cintura de ella con sus brazos y
acercarla más a su cuerpo, necesitaba sentir la proximidad que tanto ansiaba. -Y creo que mucho menos si
son las tuyas.
-Yo no estoy acostumbrada a que las personas se preocupen por mí. -Le volvió a decir, mirando los verdes y
hermosos ojos de la empresaria. -Ya te lo había dicho pero solo lo repito para que sepas con la clase de
persona con la cual te estas involucrando.
- ¿Piensas que me voy a arrepentir de haberlo hecho?
-Es probable. -Lauren no pudo contenerse más, y rápidamente acerco su rostro al de Camila, con la intención
de besar sus labios, aunque antes se detuvo quedando su boca a solo unos centímetros de distancia de la
boca de la bailarina, y lo hizo de una manera que ambos pares de labios chocasen levemente cuando la
ojiverde le hablara.
-Entonces hasta que eso pase, lo mejor sería que me des razones para no arrepentirme y disfrutar el
momento.
Era increíble como el simple roce de sus labios ya las hacía perder la cabeza, como la proximidad de sus
cuerpos aumentaban las sensaciones que ambas sentían, y en este punto ya era muy difícil resistirse a todo lo
que querían. Poco les importo estar en el medio de la calle, les importaba más lo que estaba por pasar.
Camila extrañaba los labios de Lauren a pesar de haberlos podido besar hace unos días por primera vez, y
para su suerte la ojiverde se moría de ganar de poder saborear el momento una vez más.
Ambos deseos se volvieron realidad cuando ambas decidieron terminar con esta tortura y unieron sus labios
una vez más. Tal vez un buen beso sería una de las primeras razones para hacer que Lauren no se
arrepintiera de todos sus encuentros. Tal vez de ese modo podría curar la herida que se estaba abriendo
debido a las pesadas noticias que el doctor le dio. Tal vez con ese beso podría darse cuenta de lo que estar
enamorada por primera vez se sentía. Ella nunca había estado enamorada de nadie, ni siquiera de las
personas con las que había compartido una relación anteriormente, y quizá era porque esas personas no eran
la hermosa mujer que la estaba sujetando fuertemente como si de esa manera pudiera salvarla y protegerla
de todo, y que la estaba besando de la forma más tierna que jamás pensó que fuera posible.
-Me estas volviendo loca. -Confeso Camila en un susurro sobre los labios de Lauren.
Pad quiero más momentos así :D Que bonito c:

P 21-4
Capítulo 20 - "¿Qué se siente?"
58.8K 2.7K 841
by gotdynamites

- ¿Por qué trabajas en el club de tu padre, Camila?


A pesar de lo mucho que deseaba poder desperdiciar todos los segundos, minutos y horas de su valioso
tiempo solo estando con Camila y besándola incansablemente como si fuera la razón principal de su existir,
Lauren se dio cuenta de que haberse saltado el almuerzo no había sido una de sus más inteligentes ideas,
pero en el momento estaba tan sumergida en el mundo de sus pensamientos sobre la hermosa bailarina que su
cerebro no tomaba las decisiones correctas. No tenía que volver al trabajo hasta más tarde, por lo que le
propuso a Camila que la acompañara a almorzar, que la acompañara a un lugar en el cual realmente quería
estar con la persona que ansiaba que le hiciera compañía.
Como el auto de Lauren había quedado en el estacionamiento del hospital, y al parecer Camila estaba igual
de hambrienta que ella, caminar hasta el restaurante de comida rápida más cercano parecía la mejor opción.
La empresaria ya se había olvidado de lo deliciosa que una hamburguesa y unas papas fritas podrían llegar a
ser, no sirven de esas en los banquetes de la empresa. Pero tal vez restringirse de ciertos gustos valían la
pena después de todo, eso pensó cuando Camila, quien estaba sentada a su lado en la pequeña mesa que
compartían en un rincón del local, comenzó a reír al escuchar el pequeño gemido que Lauren dejo escapar
luego de llevarse una papa a la boca y sentir su sabor. Se preguntó si risa sabría tan bien en su boca y entre
besos como se escuchaba, era como la melodía más hermosa.
-Supongo que por la misma razón por la cual tu trabajas en la empresa de tu padre. -Tomo su refresco para
poder tomar un sorbo. - ¿Por qué trabajas en la empresa de tu padre, Lauren?
-Porque honestamente es un trabajo que me gusta, y nunca tuve problemas en seguir con los deseos de mi
familia y hacerme cargo del negocio familiar. Soy la única heredera después de todo. -Luego de escuchar
sus propias palabras, Lauren se sorprendió demasiado. Y decidió preguntar para matar todas sus dudas. -
Tú... ¿A ti te gusta el trabajo que hace tu padre? -Camila dejo de jugar con el servilletero que estaba sobre
la mesa, el cual había desviado su atención en un momento, para mirar a Lauren. - ¿Estarías dispuesta a
hacerte cargo de ese tipo de negocio?
-Lo dices como si lo detestaras.
-No lo detesto, solo pienso que es... Un tanto denigrante. -Camila rió. - Y me parece que no es el lugar en
donde las mujeres deberían estar trabajando, sobre todo tú, te mereces cosas mucho mejores que eso. Pero
lo que no entiendo es que yo estudie ciencias económicas y administración de empresas porque estoy más
que dispuesta a ponerme en el lugar de mi padre cuando sea el momento. -Comenzó a explicarle, y la
bailarina pareció adoptar una postura más sería a medida que las palabras de Lauren salían de su boca,
como si ya estuviera entendiendo el punto de toda la conversación. -Tú estudiaste un profesorado de música,
y trabajas en un club como una stripper. Tendrías que estar frente a un salón de clases encantando a todos
con tu talento como hiciste con esos niños en el hospital, no en ese lugar tan nefasto. -Camila no dijo ni una
palabra tan pronto como Lauren termino de hablar. Por unos segundos el incómodo silencio las estaba
matando a ambas, por lo menos para la empresaria era insoportable.

P 22-1
-Veo que nuestros motivos no son los mismos después de todo. -Camila parecía haber perdido el apetito y
ahora estaba jugando con los restos de su comida sobre la bandeja.
-No entiendo. -Verdaderamente no lo entendía.
-Tú elegiste ser el 'robot' de tu padre. -Usualmente algo así la hubiese ofendido, pero estaba tan intrigada
por escuchar las palabras de la joven que no le dio mucha importancia a ello. -A mí me obligaron a
convertirme en uno. -Ahora todo era tan claro. Y todo cobraba sentido en la mente de Lauren: La vez que
Camila le contó que su padre no estaba orgulloso de ella, la vez que se puso nerviosa y salió de la casa en el
medio de la cena cuando Michael le había preguntado porque trabajaba en un club de adultos en lugar de
estar dando clases, la forma en que su cuerpo se tensó cuando Alejandro la miro a los ojos durante ese
momento. No había sido una pregunta común y corriente que un padre le hacía a su hija, había sido una
amenaza.
-Por favor dime que Alejandro no te está obligando a hacer esto. -El silenció de la bailarina fue todo lo que
necesito para que su sangre comenzara a hervir de la bronca. -Camila, tenemos que hacer algo.
- ¿Algo como qué? -Volvió a mirar a Lauren, pero esta vez sus ojos no eran tan brillantes como hace unos
momentos atrás cuando rio a su lado; ahora eran oscuros, sin vida, e irradiaban enojo y frustración.
-Algo como, no sé, hacerlo entrar en razón. Tiene que darse cuenta que no puede hacerle eso a su propia
sangre. -A pesar de su enojo, ambas chicas intentaban hablar lo más bajo posible. El pequeño restaurante
estaba repleto a esta hora y no querían a un tercero involucrándose en sus asuntos.
- ¿Te piensas que no lo intente? -Escupió con bronca. - ¿Piensas que todos los moretones y cicatrices que
tengo son solo porque 'me caí practicando mi rutina de baile'? -La confesión de Camila tomó a Lauren por
sorpresa. Y se maldijo a si misma por haber sido tan incrédula ante una situación tan evidente después de
todo.
- ¿Mi padre está involucrado en esto? -No estaba segura de querer saber la respuesta.
-Tranquila, la reputación de tu familia no será afectada por una puta como yo. -Se cruzó de brazos y desvió
su mirada de los intensos ojos verdes de Lauren, no se sentía cómoda abriéndose tanto. Siempre que lo
hacía, era traicionada.
-No digas eso. -Lauren coloco una de sus manos sobre sus brazos cruzados. - No eres una puta.
-Bailo semi-desnuda y dejo que otros tipos me toquen a cambio de dinero. Dinero del que a veces no veo ni
un centavo. Si lo soy.
-Yo sé que no lo eres, eso me basta. -Camila aún se negaba a voltear su rostro y encontrarse con la insistente
mirada de la empresaria, porque no quería ver la lastima en sus ojos, pero en realidad la mirada de Lauren
no reflejaba otra cosa además de compresión y cariño.
-Creo que contarte eso fue un error.
- ¿Por qué?
-Cada vez que dejo a alguien nuevo entrar a mi vida, siempre me terminan defraudando. -Y ahora entendía el
P 22-2
verdadero significado detrás de las palabras de Cameron: "... a Camila también la han defraudado
infinidades de veces a lo largo de toda su vida, ella comprende por lo que yo pase así como yo entiendo
por lo que ella paso y está pasando." Y ahora Lauren también era una de esas personas que entendía su
infierno.
-Yo no voy a defraudarte. Tienes mi palabra y la voy a sostener, porque voy a sacarte del infierno en el que
estas.
-No lo hagas.
- ¿Por qué no? -La mano libre de Lauren subió hacía la mejilla de Camila, en donde el moretón que tenía
desde la semana pasada, probablemente provocado por los abusos de Alejandro hacía su hija, había
comenzado a desaparecer, dejando solo una suave mancha oscura en el lugar y al parecer nada de dolor
porque al contrario de la última vez que Lauren acarició esa mejilla, Camila no se estremeció ante el
contacto y grito de dolor, sino que cerró los ojos y se permitió disfrutar de la caricia.
-Si no me fui de ahí cuando tuve la oportunidad, es porque tengo un motivo. -Al fin, volvió a mirar a Lauren
a los ojos. - Ya te deje entrar, ahora solo te pido que respetes mi desorden. -La empresaria ahora estaba más
confundida que nunca, pero su confusión pronto se reemplazó con una sensación de alegría cuando Camila
comenzó a reír al ver su expresión. -Me refiero a que no quiero que te involucres en mis asuntos.
-Está bien, no lo haré, pero me tienes que prometer algo. -Camila asintió, tomando entre sus frías manos la
mano de Lauren que anteriormente había estado acariciando su mejilla, la beso suavemente y luego la
envolvió entre sus manos como queriendo protegerla de todo lo malo, como si Lauren fuese la que estaba
hecha de un cristal a punto de romperse cuando en realidad era todo lo contrario. -Me tienes que prometer
que en cuanto tengas un motivo para escapar de ahí, lo harás.
Camila estaba demasiado ocupada mirando la preocupación reflejada en los ojos de Lauren, y eso fue lo que
necesitaba para que su corazón se terminara de derretir a causa de sus encantos. Pero sabía que tenía que
darle algún tipo de respuesta, y ya se había pasado unos buenos segundos solo perdida en su mirada.
Así que hizo lo que ya para estas alturas ambas sabían hacer a la perfección, usar los besos y caricias en
lugar de las palabras. Sin darse cuenta se estaban haciendo adictas a la suavidad de los labios de la otra, y
enamorándose con cada tacto compartido. Para Lauren, el hecho de que Camila había sido honesta con ella
significaba demasiado y para Camila el solo hecho de que Lauren la escucho sin temor y se ofreció a
ayudarla por más que esa no fuera su principal preocupación la cautivaba.
Y así fue como comenzaron a darse cuenta de lo bien que una complementaba a la otra, en todos aspectos y
sentidos. Ambas eran solamente un par de chicas confundidas escondiéndose debajo de una fuerte armadura,
y la única forma de romper con el duro metal de esta, era llegando al corazón de la otra.
A Lauren nunca la habían besado tan perfectamente bien, de forma tan excitante, llena de pasión, con
movimientos suaves como si sus labios estuvieran a pronto de romperse, y de una manera que se robaba el
aliento de cualquiera, ni siquiera Ian o las demás chicas con las que solía escaparse y revolcarse en el
asiento trasero de su antiguo auto o en un motel al lado del camino durante la universidad. A Camila jamás
la habían besado con tanto cariño y cuidado, sin pasarse de los limites, y solo eso le bastaba para no
solamente hacerse adicta a los besos de la ojiverde, si no que a ella también.

P 22-3
-Lo prometo. -Le dijo a Lauren con una adorable sonrisa cuando sus labios se separaron de, hasta ahora, el
mejor beso que habían compartido. - ¿Qué se siente saber que eres la razón por la cual parece que mi mundo
dejo de derrumbarse? -Le preguntó en un susurro sobre sus labios. La empresaria rio ante la pregunta de la
joven, intentando pretender que no fue nada importante porque no sabía si la vida de Camila era lo
suficientemente mala como para decir eso como si lo sintiera verdaderamente, pero en realidad cada palabra
solo ganaba un pedazo más de su corazón. Luego de que la risa de la joven muriera, beso cortamente los
labios de Camila para luego responderle con otra pregunta.
- ¿Qué se siente saber que eres la persona por la cual deje plantado al tipo que supuestamente amo durante
nuestro almuerzo? -Le preguntó en modo de broma mirándola a los ojos, Camila debería haberse molestado
por eso, realmente debería, pero al escuchar la pregunta de Lauren solo se alarmo. Sin darse cuenta, se había
pasado las últimas horas de su vida hablando con la empresaria. Su padre iba a matarla.
-Tengo que irme. -Le dijo mientras se levantaba del asiento y tomaba su mochila, en ningún momento dejo de
mirar los ojos de Lauren.
- ¿Por qué? -También se levantó de su asiento. - ¿Hice algo mal? Lo siento mucho.
-No, no hiciste nada mal. Eres perfecta. -En todo sentido, Lauren era perfecta ante los ojos de Camila. -Pero
se me hizo muy tarde para ir al trabajo y mi padre me matara.
-Camila, lo siento tanto. -Ahora la empresaria entendía los motivos de la joven bailarina, y la desesperación
que recorría no solo las facciones de su rostro sino que también su cuerpo. Si su padre era capaz de
amenazarla por su propio bien, de golpearla solo por intentar hablar con él, no quiera llegar a imaginarse lo
que podría llegar a hacerle si supiera que Camila había violado su horario de trabajo. -Déjame llevarte.
____________________________________________________
Camila aceptó la oferta de Lauren con solo una condición; que la dejara cambiarse sus ropas normales por
su típico conjunto de lencería y orejitas de gato en el auto durante el trayecto. Y Lauren se lo permitió, pero
estuvo a punto de arrepentirse cuando se pasó una luz roja y casi choca con otro auto mientras espiaba a la
bailarina despojarse de sus ropas en el asiento trasero a través del espejo retrovisor. Luego de eso tuvo que
concentrar su atención en el camino, y realmente ni le importo el hecho de que casi provoco un accidente, le
importaba más haberse perdido la oportunidad de ver desnuda a Camila, solamente alcanzó a ver como la
chica se quitaba su sweater y quedaba con solo su sostén cubriendo sus pechos. Le hubiera encantado ver lo
que estaba debajo de esa intima prenda de vestir.
Cuando Camila termino de vestirse, guardo la ropa que llevaba puesta dentro de su mochila y con cuidado
de no provocar un accidente ella misma, paso a través de los dos asientos delanteros y se sentó en el asiento
del copiloto, con solo una tanga y un sostén cubriendo su cuerpo.
- ¿Piensas bajar así del auto? -Le preguntó la empresaria sin apartar la vista del camino, por más que lo
deseara no podía distraerse. Se tuvo que conformar con quitar una mano del volante y posándola en la pierna
de Camila, acariciándola suavemente con su pulgar, y juro que pudo sentir en la palma de su mano como la
piel de la bailarina se erizo por completo ante el tacto.
-Sé que no es apropiado, pero es la única opción que tengo. -Camila suspiro al ver como el auto de Lauren
se acercaba a una velocidad considerable a la entrada del club. -Entraré por la puerta trasera y dejare mi
P 22-4
mochila en mi camerino que está cerca, de esa manera mi papá no me verá y no va a sospechar nada. -La
empresaria detuvo el auto frente al club, en donde ya una cantidad considerable de clientes estaban
esperando para entrar.
-No voy a dejar que bajes así. -La mirada de depravados que los clientes del lugar tenían no le transmitían
mucha confianza a la joven Jauregui.
-Lauren, caminar semi-desnuda en esta zona de Miami no es nada extraño.
-Ten. -Ni siquiera iba a permitir una discusión, antes de que la bailarina pudiera protestar, desabrocho su
cinturón de seguridad para poder quitarse su blazer negro sin dificultad y luego se lo entrego a Camila, quien
lo miro y luego miro a Lauren confundida. -Sé que no es mucho pero por lo menos te cubrirá.
- ¿Me cubrirá del frio o de los tipos que están afuera? -Estaba entendiendo las intenciones de Lauren.
-Ambos. -Respondió sin vergüenza. -Póntelo.
- ¿No lo necesitas?
-Tengo varios de esos en casa. No te preocupes. -Camila tomó la prenda de vestir y rápidamente se la
coloco sobre sus hombros.
-Muchas gracias Lauren, por todo. -La bailarina se inclinó sobre su asiento para poder besar los labios de
Lauren como muestra de agradecimiento. Antes de que pudiera separarse y bajar del auto, la joven tomó su
barbilla con su mano y la miro a los ojos.
-No es necesario que me beses para agradecerme. -Le dijo. - No quiero que pienses que solo hago eso a
cambio de una satisfacción. Pero de todas maneras, no me molesta que lo hagas.
-Desearía poder agradecerte más tiempo. -Dijo con una pícara sonrisa en su rostro. - Pero tengo que irme, ya
mismo.
-Un beso más, y eres libre. -Camila levanto una ceja y evito reírse. - Sé que me estoy contradiciendo, pero
no lo puedo evitar.
Lo que menos podía hacer luego de todo lo que la humilde empresaria había hecho por ella, era cumplir con
sus deseos, que también eran los suyos. Así que se besaron por una última vez ese día, antes de que Camila
bajara del auto y comenzara a correr rápidamente hacía la parte trasera del club.
JAJASJSJAJ se paga pa ver :v literalmente :v Aprovecha de mirarla ahora

P 22-5
Capítulo 21 - "Extorsión"
60.6K 2.4K 3K
by gotdynamites

El plan de Camila parecía perfecto en su cabeza, era simple; la entrada trasera del club siempre estaba
abierta para que el personal se encargue de sacar la basura que los asquerosos clientes dejaban en el lugar
durante el transcurso del día, tendría que entrar por ahí e ir directo a su pequeño espacio personal, su
camerino. Sabía que Alejandro probablemente estaría en la oficina contando las ganancias y embriagándose
con alguna de las porquerías de whisky que siempre tenía allí, y en caso de que Cameron la descubriera
sabía que el chico no tendría problemas en cubrirlo.
Lo único malo que podría llegar a pasar, era cruzarse con alguna de las bailarinas y/o bailarines del club los
cuales no le tenían mucho cariño solo por el hecho de ser la hija de jefe, pensaban que Camila recibía
mejores tratos que ellos por esa relación de parentesco cuando en realidad era todo lo contrario, pero
honestamente lo que un par de personas con el mismo trabajo denigrante que ella tenía pensaran no le
afectaba en lo más mínimo.
O... No necesariamente tenía que ser atrapada por algún empleado, porque al parecer los socios de su padre
también andaban por el club ese día.
- ¡Lo siento mucho! -Camila se disculpó cuando en su intento por pasar desapercibida y asegurarse de que
nadie la había visto a sus espaldas, choco con alguien en el pasillo que iba hacía su camerino.
-No tienes nada porque disculparte. -En ese momento Camila estaba segura de que todos los colores
existentes habían pasado a formar parte de su rostro, no literalmente claro, la vergüenza que sentía era
inmensa. No solo por haber sido atrapada, si no por estar semi-desnuda frente a un socio de su padre con
solo el blazer de Lauren encima para ayudarla a cubrirse del mundo. Más incómoda era la situación,
sabiendo que esa persona era Michael Jauregui, el padre de Lauren.
-Creo que si tengo bastante por qué disculparme. -Dijo intentando resaltar lo obvio, mientras se aferraba aún
más al blazer para no pasar frio, y para no exponerse tanto. Lo que menos necesitaba era otro de los socios
de su padre queriéndose aprovechar de ella, aunque el señor Jauregui no tenía la apariencia de ser esa clase
de persona asquerosa, era un hombre completamente diferente al único que ella conocía, su propio padre.
-Bueno, tal vez podrías explicarme que estás, o mejor dicho estuviste haciendo. Según tengo entendido tu
horario de trabajo comenzó hace dos horas. -Michael podría ser bueno, pero estaba segura de que en este
momento acababa de cavar su propia tumba. - ¿En dónde estabas?
-Salí. -En realidad, para ser más exacta estaba teniendo un día de mierda y me pase la tarde besando a tu
hija para intentar calmar el dolor que sentía, pero no creo que te interese saberlo después de todo. -Estuve
haciendo... Cosas.
-Camila... -Ya se veía venir el típico discurso de "¿Te piensas que soy idiota?" que Alejandro siempre le
daba cuando ella le mentía. Lo presentía, y la mirada de Michael se lo hacía saber de alguna forma. Así que
se llevó una enorme sorpresa cuando descubrió que las intenciones del hombre no eran las que ella pensaba
exactamente. -A ti no te gusta este trabajo, ¿verdad?

P 23-1
De todas las situaciones posibles que se había imaginado, esta era la más inesperada. Era la segunda vez en
el día que alguien se interesaba por su vida laboral, y esta vez la persona era prácticamente un extraño para
ella. Y sin mencionar que una de las tantas manos ayudantes de Alejandro, era obvio que debía esperar un
gran lio con respecto a esta situación, lo que la llevaría a una charla con su padre que probablemente sería
una discusión, que llevaría a una pelea y como siempre la afectada sería ella. Pero en cierto modo, sentía
una sensación de confianza, lo suficiente para expresar como se sentía con respecto al denigrante modo que
tenía de ganarse la vida, pero no lo suficiente para dejar al descubierto los oscuros secretos detrás de él,
como sus motivos en parte; eran motivos súper considerados de su parte, pero tal vez para otra persona que
no conoce su historia podrían resultar un poco turbios.
-No, no me gusta. -Respondió cortantemente. -Pero no me molesta hacerlo. -Eso era parte verdad y parte
mentira, si le molestaba ese trabajo, pero cuando pensaba en sus razones para seguir realizándolo, su
molestia pasaba a un segundo plano.
- ¿Es por eso que llegaste tarde hoy? -Camila no estaba entiendo la pregunta, por lo tanto Michael tuvo que
expresarse mejor al ver que la bailarina no le respondió por unos largos segundos. - Prefieres estar en otra
parte antes que aquí. -De nuevo, no respondió, pero esta vez porque sinceramente no sabía que. El señor
Jauregui la había leído tan perfectamente que le saco las palabras de su mente.
-Podría decirse. -Cruzo los brazos frente a su pecho, como otro intento de cubrir su cuerpo. Desearía que el
blazer que Lauren le había prestado fuese un poco más largo para que pudiese cubrir un poco sus piernas. -
¿Por qué le interesa? No es que quiera ofenderlo pero supongo que debe tener cosas más importantes de la
cuales encargarse.
-La verdad, no. -Nada era más importante para el en este momento que el bienestar de Camila. Ella no lo
sabía, pero en realidad le importaba. -Es que pienso que tienes potencial para mucho más.
-Eso es algo que escucho seguido.
-Pienso que tienes el potencial necesario para trabajar en Jauregui Enterprises.
- ¿Potencial? ¿Qué clase de potencial?
-Tienes potencial y punto. -No era el momento para entrar en detalles, mucho menos ahora, había conocido a
la bailarina hace menos de dos semanas. -Mira a tu alrededor Camila. Mírate a ti. Solo necesitas pensar un
poco para darte cuenta de que este no es tu mundo. Yo me doy cuenta de ello, y creo que cualquiera que te
preste un poco de atención se daría cuenta. -No cualquiera, solamente los que ella quería que creyeran que
este era el mundo al que pertenecía, era buena pretendiendo. Debía hacerlo por su bien. - ¿Recuerdas a mi
hija, Lauren?
-Si. -Por supuesto, cada pequeño y perfecto detalle de ella.
-El puesto que ella tiene en la empresa está resultando un poco pesado para ella, y creo que le vendría bien
una ayuda. -El hombre apoyo una mano en el hombro de Camila, y a decir verdad, estaba sorprendida de que
siendo el padre de Lauren aún no se haya dado cuenta de que llevaba puesto el blazer de su hija. Pero de
seguro había miles iguales por ahí, a no ser que Lauren sea de esas que usan ropa exclusiva de diseñador. -
¿Estarías dispuesta a tomar su cargo? -Y nuevamente y con toda la razón, volvió a quedarse sin palabras. Lo
único que pudo hacer estando aun consumida por su asombro, fue negar con su cabeza, se le dificultaba
P 23-2
hablar en este momento. -No le estarías quitando el puesto, solo lo compartirían. Si es eso lo que te
preocupa.
-No, no es eso lo que me preocupa. -Intento calmarse un poco antes de continuar. - Es que no puedo, no
puedo aceptarlo.
- ¿Por qué no? -Preguntó confundido, otras personas harían lo que fuese para poder conseguir hasta el más
mínimo puesto en la empresa, y sin embargo una chica inteligente como Camila estaba rechazando uno de los
cargos de mayor importancia, que le había sido prácticamente regalado sin razón... Bueno, en realidad si
había una razón verdadera y entendible por la cual Michael estaba haciendo todo esto.
-Tiene razón señor Jauregui. Este no es mi mundo. -Dijo señalando con uno de sus brazos el ambiente que la
rodeaba, que los rodeaba. -Pero es el mundo en el que me tocó vivir. ¿Por qué se piensa que las personas
suelen pasarse las noches imaginando su vida perfecta? -Michael parecía confundido antes las palabras de
la chica. - ¿Alguna vez lo ha hecho?
-Sí. -Y últimamente se encontraba haciéndolo muy seguido.
-Las personas imaginan sus vidas perfectas en la noche, porque ellas también están viviendo en un mundo
que no es el que ellos quieren, pero es el que deben experimentar. Por mucho que uno se esfuerce nunca
alcanzara a tener exactamente la vida que siempre soñó, siempre habrá algún defecto. -Explicó. - Yo estoy
pasando por todo esto porque sé que es la única forma que tengo de alcanzar aunque sea una pequeña parte
de la vida que siempre soñé. Solo eso me basta para ser feliz. Pero no voy a conseguirlo rindiéndome, por
eso estoy rechazando su generosa oferta. -Esta vez, Michael fue el que se quedó sin palabras. -De verdad lo
aprecio, y lo siento mucho. De todas formas, no podría aceptarlo porque estoy segura de que Lauren es
demasiada buena en su trabajo, mi ayuda no sería necesaria. -Dijo con una sonrisa.
-Bueno. -Michael suspiro. -En caso de que cambies de opinión, estaré dispuesto a darte un trabajo en la
empresa.
- ¿Estaría dispuesto a hacer otra cosa por mí, señor Jauregui? -Preguntó con miedo.
-Sí, supongo. -No sabía a qué clase de situación se estaba metiendo al aceptar la petición de la joven.
-No le diga nada a mi padre sobre esto de que llegue tarde y, bueno... Solo eso.
-Cuenta conmigo. -Respondió con una sonrisa, y sin darse cuenta había hecho sonreír a la joven también. Y
en ese momento se preguntó cómo había hecho para aguantar tantos años sin ver esa sonrisa...
____________________________________________________
-Poco a poco estas volviendo a ser la Lauren de antes, esa persona libre y sin problemas que tanto amaba. Y
aún te sigo amando a pesar de que te convertiste en una persona completamente sería.
Lauren se había tomado el atrevimiento de cancelar una reunión que tenía esa tarde, solo para poder tener
una charla con Normani. De todos modos luego de pasar la tarde con Camila, volvió al trabajo cuando
faltaba una hora para que su jordana terminara, ya había llegado tarde a dicha reunión e ir al resto de ella
solo sería una pérdida de tiempo. En este momento, por primera vez desde que empezó con este trabajo,

P 23-3
puso a sus emociones y pensamientos como su primera prioridad, y dejaría que sus empleados se ocupen de
los asuntos que ella no pudo cumplir, después de todo para eso les pagaban.
La empresa ya había cerrado y se había encargado de convencer a su secretaría que no era necesario que se
quede, y también de librarse de Ian que seguía insistiendo en que salgan a cenar para compensar el almuerzo
que Lauren había abandonado para ir a encontrarse con Camila ese medio día. Tampoco quiso ir a su
departamento, porque sabía que se distraería fácilmente jugando con Buster o que su mamá iría a molestar en
algún momento de la noche. Quería tranquilidad, ya se había cansado de toda esta mascara que estaba
poniendo ante el mundo. Ya se había abierto completamente con Camila, quien ahora dejo de ser una extraña
para ella para pasar a ser alguien que en poco tiempo gano demasiada importancia, ya era el momento de ser
sincera con su mejor amiga también. Y para este momento y esta charla tan íntima, Lauren no había
encontrado un mejor lugar que la comodidad de su oficina en la ya desierta empresa.
- ¿Qué cambio? ¿Por qué de repente no te importa en lo más mínimo tu prometido y Camila paso a ser algo
primordial? Si mal no recuerdo casi lloraste la primera vez que bailo para ti.
-Nada cambió, Mani. Solamente deje de pretender.
-Creo que no te estoy entendiendo. -Dijo confundida.
-La única razón por la cual me sentía culpable de engañar a Ian era porque sabía que eso luego me iba a
carcomer la conciencia. -Le explico a su amiga mientras jugaba con unos papeles que estaban sobre su
escritorio, tomo una pluma y comenzó a hacer garabatos sin sentido en ellos, sin importarle si eran papeles
que tenía que firmar o solo estaban ahí para tirar a la basura. Le resultaba un poco incómodo ver a Normani
a los ojos en un momento así.
-Y porque lo amas. -Lauren se petrifico ante esa afirmación, porque no podía ser más incorrecta, dejo caer
la pluma sobre el escritorio y esta vez sí se atrevió a mirar a su amiga, intentando de alguna manera darle un
mensaje con su mirada. Un mensaje que había estado ahí todo este tiempo, pero que solo Camila tuvo la
capacidad de descifrar ese mensaje con claridad.
- ¿Lo amo? -Le preguntó juguetonamente.
- ¿No lo amas? -Su amiga parecía aún más confundida que antes, y Lauren considero que sería mejor
empezar a contarle lo que realmente sentía desde el punto de vista que Ally le había dado en una de sus
sesiones hace unas semanas atrás.
-No estoy segura de amarlo lo suficiente para casarme con él. -La joven le explico desde el sillón, Ally
estaba de pie recorriendo su oficina de un lado al otro mientras escuchaba a Lauren hablar y anotaba los
aspectos que consideraba necesarios en su libreta. -Pero tampoco lo odio lo suficiente como para
dejarlo...
-Es como si algo te mantuviera unida a él, ¿no es cierto? -La psicóloga le había sacado las palabras de
la boca.
-Si.
-Lauren. Cuando llegas a tu departamento luego del trabajo, ¿con que te encuentras? -Y esta era la parte
P 23-4
donde Lauren se sentía totalmente perdida, era algo que pasaba habitualmente en sus sesiones con la
joven psicóloga.
-Con un departamento. -Respondió como si fuera lo más obvio del mundo.
-Intenta ser más específica, ¿Qué hay en tu departamento para que tú lo consideres tu hogar?
-Bueno... -Pensó un poco. - Esta Buster, mi perro; él siempre me recibe cuando llego del trabajo. Luego
todas mis cosas, mi ropa, hay calefacción, y... No sé a qué te refieres con eso de 'considerarlo como un
hogar'.
-Me contaste que Ian te ha planteado muchas veces el tema de irse a vivir juntos, pero que tú no has
querido, ¿verdad? -Lauren asintió. - Bien, tienes a Buster, tus cosas, prendas, abrigo, y todo eso en tu
departamento. Pero te olvidas de algo Lauren... -La joven no respondió, dándole lugar a Ally para que
siga con su explicación. -Tu privacidad, te gusta tener tu espacio, tu soledad. Tu departamento es como
tu mundo aparte. Por eso lo consideras como tu hogar, no solamente porque tienes a tu mascota o un
montón de cosas materiales ahí.
- ¿Y eso que tiene que ver con la situación que estoy viviendo con Ian?
-A eso voy. -Ally dejo de dar vueltas alrededor del cuarto y se sentó al lado de Lauren en el sillón. - Eres
algo introvertida Lauren, te gusta tu soledad, pero al mismo tiempo le temes a ella. Creo que la razón por
la cual no puedes dejar a Ian ir es porque no quieres terminar sola en un futuro, y la razón por la cual no
quieres casarte con él es porque no quieres que esa soledad que te gusta sentir se sienta invadida.
- ¿Tú crees?
-Es mi punto de vista, yo soy tu psicóloga. Pero tú debes entender lo que realmente sientes.
- ¿Me estás diciendo que te estas por casar con alguien que no quieres por compromiso? -Preguntó Normani
sorprendida.
-Es que de hecho, estoy comprometida con él.
-Lauren no puedo creerlo. -Su mejor amiga sonaba un poco molesta, no se esperaba ese tipo de reacción.
- ¿Es en serio? Tu siempre fuiste la primera en quejarte de lo idiota que Ian era y siempre dices que no debo
casarme con él.
-Lo sé pero... -Se quedó sin palabras mientras miraba a Lauren, quien explicaba las cosas como si fuera lo
más común del mundo. - ¿Esto no es por Camila verdad?
-Yo pensé que el compromiso con Ian fue un error desde el primer día, Camila solo me hizo abrir los ojos y
darme cuenta de que estaba cayendo en mi propia mentira. Luego de la sesión con Ally llegue a la
conclusión que la única razón por la que creía amarlo era, en parte por miedo a la soledad, y también porque
no quería decepcionar a nadie. Y estaba tan concentrada en lograr eso que empecé a creerme mi propia
mentira. -Explico tranquila mientras veía como su mejor amiga tomaba largas respiraciones para intentar
calmarse.

P 23-5
- ¿Se lo vas a decir?
-No. -Se cruzó de brazos y se acomodó mejor en su enorme y cómoda silla. - Ian sigue siendo la opción
segura después de todo.
- ¿A qué te refieres con ello?
-Quiero ver cómo avanzan las cosas con Camila y ver si realmente le importo como ella aparenta. En caso
de que esta equivocada con la clase de persona que creo que es, voy a seguir adelante con el compromiso.
-Sé que tal vez no lo quieras escuchar pero soy tu mejor amiga y voy a darte un consejo aunque no me lo
hayas pedido. -Le dijo mirándola directo a los ojos. - No sigas viviendo en una mentira Lauren. No quiero
verte caminando hacia el altar para entregarte a un tipo que no te mueve ni un pelo. Si piensas que Camila es
la salida de esa mentira, inténtalo, pero si lo intentas no te des por vencida en caso de que todo fracase.
____________________________________________________
-Está abierto. -Camila había terminado hace unos minutos de hacer uno de los tres espectáculos que tenía
que hacer por la noche, y se estaba tomando un pequeño descanso en su camerino, aunque su descanso se vio
un poco frustrado por el hecho de que había estado tratando de llamar a Dinah durante los últimos cinco
minutos y la chica del otro lado del mundo no parecía tener mucho interés en contestar, lo que le sorprendió
porque este era el horario en el que normalmente hablaran para no tener ningún conflicto horario.
-Hola. -La joven miro a través del espejo para ver quien había entrado al cuarto, y sin darse vuelta pudo ver
desde el reflejo a nada más y nada menos que a Ian. No sabía si sorprenderse o asustarse ante la presencia
del novio de Lauren en ese lugar.
-Hola... Que sorpresa verte... Aquí. -Verdaderamente lo era. La última vez que Ian vino al club término
peleándose con Lauren.
-Si es que vi que terminaste de bailar y quería hablar contigo. -Le dijo con una inocente sonrisa, y eso le
transmitió demasiada confianza como para permitirle al joven unas palabras... Tal vez debería aprender a no
confiar en las personas tan rápido.
- ¿De qué quieres hablar?
- ¿Qué tan estúpido crees que soy? -Camila estaba confundida, porque la sonrisa del chico nunca había
dejado su rostro mientras decía esas palabras, podía verlo reflejado en el espejo. No sabía si se trataba de
una broma o de una total verdad. -Probablemente Lauren te metió ese cuento en la cabeza de que soy el
típico novio inocente sin maldad alguna al que siempre se le pasa todo por alto, pero te aseguro de que no
soy así.
-No te entiendo.
-Sé que Lauren me engaña, y sé que es contigo. -A eso no se lo esperaba. - También se, que tu como
empleada del club, no tienes permitido ningún tipo de relación ya sea sexual, amistosa y/o amorosa con tus
clientes. -Camila se dio vuelta, para poder mirar al chico que estaba parado a sus espaldas de frente y no a
través de un reflejo. -Tal vez tu padre no debería dejar que me encargue de los contratos. -La sonrisa de Ian

P 23-6
ahora era burlona, y si bien Camila no lo conocía lo suficiente, no le resulto muy difícil darse cuenta de que
este joven no era la persona que en realidad aparentaba ser.
-Yo puedo explicarlo... -El chico la interrumpió.
-Bueno, si me lo puedes explicar a mi estoy seguro de que te encantara explicárselo a tu papi, Alejandro.
¿Puedes hacer eso Camila? -No podía, por su bienestar y por el de Lauren. Sabía lo que su padre era capaz
de hacer para defender el negocio.
-No. -Respondió fríamente, la bronca estaba comenzando a correr por su sangre, y apretó fuertemente los
puños para evitar controlar su furia.
-Descuida, yo puedo explicárselo por ti. -Prácticamente se río en la cara de la joven. Estaba disfrutando ver
como los nervios y la bronca, junto con la impotencia de no saber qué hacer estaba consumiendo a Camila. -
Pero si no quieres, tengo un pequeño trabajo para ti. ¿Quieres saber de qué se trata? -Luego de unos largos
segundos, Ian tomo el silencio de Camila como una aceptación a su propuesta macabra. -Bien... -Comenzó a
explicar, mientras se arrodillaba para estar al mismo nivel que Camila, coloco una de sus manos en la
mejilla de la chica y la acarició de forma burlona. Ella tuvo que mantenerse en calma para no morder la
mano de Ian o escupirle la cara. -Vas a ponerte de rodillas frente a mí, como la puta que eres, y vas a
complacerme de la forma que quiera. ¿Me entiendes? -Antes de finalizar su propuesta, tiro de forma suave
un mechón del cabello de Camila, aunque él pensó que había sido suave porque la joven si pudo sentir
dolor. -Después de todo yo no soy un cliente.
-No voy a hacerlo. -Dijo entendiendo rápidamente sus intenciones. -Dejare de ver a Lau... Perdón, a tu novia
si eso es lo que quieres, pero no voy a hacerlo.
- ¿No lo entiendes Camila? El daño ya está hecho. -Volvió a reírse, el ego de este chico la estaba sacando
aún más de quicio. - Necesito algo a cambio, mi venganza.
-De todas formas no lo hare. Voy a decirle a mi padre que te estas aprovechando de mí.
-No te creerá. ¿Recuerdas que no eres su hija favorita? -Ian estaba usando todas las inseguridades de Camila
en su contra, iba a atacarla con todo para poder lograr su cometido, su propia satisfacción. -Además, si no lo
haces tú. Sé que tienes a una muy hermosa, inteligente y joven hermana a la cual podía obligar a hacerlo por
ti. Según tengo entendido ustedes se apoyan una a la otra. -Dijo poniéndose de pie y dándose la vuelta para
dirigirse hacía la puerta, pero sabía que esas eran las palabras necesarias para terminar de extorsionar a la
bailarina. Había dado justo en el centro del blanco.
-No toques a Sofia. -Tuvo que contenerse para no gritarle. - Este bien, lo haré. -Ya estaba derrotada, no
tenía otra opción. Si estaba haciendo este trabajo para proteger a su hermana, debía superar los obstáculos a
toda costa. Este era su error y lo debía remediar a su manera. Ian le sonrió, pero solo para burlarse de ella, y
luego camino hasta llegar a su lado. Tomo su mano y de un tirón hizo que Camila cayera al suelo de rodillas,
justo frente a él, tal y como lo quería.
-Buena chica. -Fue lo último que el joven dijo antes de comenzar a desabrochar sus pantalones.
Pad arregla eso por favor. : ) F pad, F :v

P 23-7
Capítulo 22 - "El infierno de Camila"
47.2K 2.4K 1.2K
by gotdynamites

Cameron no era la clase de chico que se preocupaban por otras personas, además de por sí mismo. Pero no
pudo evitar esa sensación de intranquilidad que sintió cuando la música del acto de Camila comenzó a sonar
en el lugar, pero la chica no aparecía por ningún lado. Y conociendo la situación en la que vivía, era
imposible que repentinamente decidiera no salir y bailar porque sabía las consecuencias que esa actitud
"rebelde" le traería.
Cuando ya había pasado un minuto y vio como el público empezaba a ponerse impaciente, decidió tomar
cartas en el asunto; le hizo una seña al DJ para que detuviera la música porque había un problema,
rápidamente entendió la situación e intento animar el lugar con diferentes ritmos hasta que el conflicto
estuviese resuelto, ojala fuese pronto.
Los pasillos del club estaban desiertos en este punto, los bailarines que habían quedado en el lugar o estaban
afuera fumando, en el bar charlando animadamente con los demás empleados mientras disfrutaban de una
bebida, o en los vestuarios descansando un poco. Solo había una bailarina en el lugar que tenía un vestuario
para ella sola, y esa era Camila. Y su puerta se encontraba cerrada, lo que significaba que ella aún estaba
adentro o ya había salido del cuarto. Pero si lo hizo ¿en dónde se había metido?
El joven sacó de su bolsillo el duplicado de llaves que siempre llevaba con él y estaba dispuesto a entrar al
vestuario sin permiso, pero justo cuando fue a meter la llave en el cerrojo de la puerta, esta se abrió y para
su sorpresa, Ian salió del lugar completamente distraído y se lo llevó por delante. Parecía que algo le
molestaba.
-Con más cuidado, Dallas. -Le dijo riéndose, hasta que la situación lo golpeo. ¿Qué hacía Ian ahí? - ¿Te
pasa algo?
-No solo, estoy apurado. -Respondió con rapidez mientras lentamente se iba alejando. Cameron no parecía
muy convencido, mucho menos después de ver como el chico parecía esconder algo detrás de su espalda.
- ¿Qué estabas haciendo en el camerino de Camila?
-Qu-queriaaaaa... Decirle una cosa que su padre me había ordenado que dijera. -Ian debía de saber, que sus
falsos tartamudeos e improvisado nerviosismo ya no comprarían a nadie en un futuro. Tal vez había burlado
a Cameron en el pasado, pero parecía que el joven ya no sería una víctima de su actuación; En un descuido
Ian dejo a la vista su brazo que estaba escondiendo detrás de su espalda, y al ver la manga de su camisa
rasgada, Cameron supo que algo raro estaba sucediendo... O había sucedido.
-La próxima vez me lo dices a mí y yo se lo diré a Camila, yo soy el encargado de todo eso. ¿Entendido? -Le
dijo de mala gana, a lo que el otro joven solo asintió. - ¿Qué le paso a tu camisa?
-Ahh... -Miro su brazo y a su prenda de ropa arruinada, regañándose a sí mismo por el error que había
cometido. Y también dejando ahora a la vista de Cameron un par de rasguños que aún seguían sangrando. -
Al perrito de mi novia le encanta jugar. -Rio nerviosamente para intentar disimular un poco la pobre excusa
que había dicho.
P 24-1
-Claro, deberías ir a cambiarte. -Le dijo mientras abría la puerta del cuarto. -Largo de mi vista, Dallas.
No era noticia que el empresario no era del agrado de Cameron, bueno, en realidad el trataba mal a todo el
mundo y además Ian nunca le había dado un motivo para odiarlo realmente, solo que las personas como él le
colmaban la paciencia su "idiotez" lo ponía de mal humor... Poco sabía el que eso era solo una máscara para
cubrir al verdadero hijo de puta que Ian Dallas era realmente.
Cuando entro al camerino de la chica lo vio vació, entonces, ¿Qué estaba haciendo Ian aquí? Lo primero que
se le cruzo por la cabeza fue algo que tuviera relación con Lauren, y para ser sincero tenía un poco de miedo
de que el empresario se entere de los encuentros de Camila con su prometida, aunque el obviamente que un
"idiota" como el no sería capaz ni de herir a una mosca.
Pero luego escucho el sonido de la canilla del baño, el agua estaba corriendo y definitivamente había
alguien ahí. Mientras caminaba hasta la puerta del pequeño baño que estaba dentro del cuarto, y en su
distracción, piso algo que estaba tirado en el suelo y lo escucho quebrarse al no resistir su peso; las orejitas
de gato que eran parte del vestuario de Camila estaba tiradas en el suelo, y ahora, rotas.
-Cameron... -Camila sabía que esto no iba a terminar en nada bueno cuando salió del baño y vio a su mejor
amigo en su vestuario.
- ¿Qué paso? -Fue al punto en seguida, ya estaba entendiendo toda la situación sin siquiera haberla
presenciado.
-Nada. -Comenzó a caminar a través del cuarto, con la cabeza gacha mientras parecía estar buscando algo en
el suelo. - ¿Has visto mis... -Camerón quito su pie del lugar donde las orejitas de Camila estaban tiradas,
estaba tan intrigado que se había quedado en el lugar que estaba cuando escucho el crujido del plástico, ni
siquiera le importo la molestia que sentía en la planta de su pie. - ¡Cameron! Tengo que salir al escenario y
tú me rompes las cosas. -Parecía molesta, camino hasta uno de los mostradores y abrió el cajón que tenía
repleto de moños y otros accesorios para su cabello.
-Bueno, ya estas bastante retrasada para tu segundo acto. Creo que podrías retrasarte quince minutos más y
explicarme que mierda pasó. Y no me digas que nada porque te conozco y sé que algo sucedió. Te he visto
hacerlo tantas veces frente a tu padre que a mí no me engañas. -Camila no respondió. - Así que te lo
preguntaré por última vez. ¿Qué paso?
-No toques a Sofía. Está bien, lo haré.
-Buena chica. -Fue lo último que el joven dijo antes de comenzar a desabrochar sus pantalones.
En ningún momento de su vida se había odiado tanto como lo estaba haciendo en ese momento. Pero poco
le importaba lo que ella sentía, hacía tiempo que había renunciado a sus sueños y sentimientos para
poder ver feliz a su hermana o a cualquier persona cercana de su entorno. En ese momento no solo iba a
hacer esto por Sofía, también lo estaba haciendo por Lauren.
- ¿Piensas ir a acostarte con Lauren luego de esto? -Preguntó sin levantar la vista del suelo, no quería
levantar la mirada y encontrarse con la morbosa situación que estaba por vivir. Ian rio y para la suerte
de Camila, se detuvo justo cuando estaba a punto de bajar sus boxers.

P 24-2
-Lo que yo haga con mi novia no es de tu incumbencia.
-No la mereces. -Le dijo con furia. -Eres un hijo de puta.
- ¿Y crees que tú la mereces? -Se cruzó de brazos mientras miraba hacia abajo, donde Camila estaba
arrodillada. Y honestamente, disfrutaría esto aún más si ella lo mirara a los ojos cuando escupiera las
siguientes palabras en su cara. Con una de sus manos tomo las falsas orejitas de gato que decoraban el
cabello de la bailarina y las tiro al suelo, para luego tomar su cabello y tirar de él, para que sus vistas se
encontraran. Disfruto tanto el rostro de dolor que Camila mostraba. -Eres una puta, solo mírate de
rodillas frente a mí. Lauren se ama demasiado como para salir con alguien como tú. Y su reputación a
veces le importa más que ella misma, no correría el riesgo de arruinarla con alguien tan asqueroso como
tú.
- ¿Yo soy asquerosa? -Preguntó riéndose. - Tendrías que mirarte al espejo más seguido. -Ian no aceptaba
que atacaran a su ego de esa forma, volvió a tirar del cabello de Camila y esta gritó, esta vez había sido
más fuerte que las veces anteriores.
-Te conviene que lo hagas bien, y no quiero nada de mordidas si no quieres tener problemas con tu
padre.
Ian volvió una de sus manos para poder hacer a un lado la única prenda que cubría su parte baja. Pero
no contó con el hecho de que Camila era más inteligente de lo que él pensaba, no debería subestimar a
las personas, y antes de que el empresario pudiera lograr su cometido, Camila tomo la manga de su
camisa y tiro de ella con fuerza y rápidamente hasta que el joven soltó su cabello, y para su sorpresa no
solo logro lo que quería, sino que también hizo que Ian cayera al suelo y su camisa se rompiera, sus
propios pantalones que estaban bajos le habían tendido su propia trampa. Pero no iba a dejar que
terminara así, cuando Camila intento ponerse de pie el tomo su brazo con fuerza sin intenciones de
soltarlo, y la bailarina ante la desesperación de escapar, se sorprendió cuando inútilmente intento
rasguñar el brazo que la sujetaba con sus cortas uñas y lo logro, ya que Ian gritó y la soltó. Y ese fue el
momento perfecto que aprovecho para correr y encerrarse en el baño de su camerino.
- ¡Maldita puta! ¡Sal de ahí! -Ian comenzó a golpear y patear la puerta en su inútil intento por abrirla.
Camila estaba haciendo lo imposible para mantener su respiración a un ritmo normal, pero sus propios
nervios le estaban dificultando el aire. - ¡Voy a hacer tu vida un infierno! ¿Me escuchaste?
"Suerte con el intento" pensó Camila, su vida ya de por sí era un infierno.
-Creo que cuando la música comenzó a sonar se asustó y se fue. Así que aproveche para lavarme la cara y
quitarme el maquillaje que se había corrido por mis lágrimas. No pensé que tú estuvieras aquí. -Termino de
explicarle a su amigo.
-Lo voy a matar. -Dijo Cameron entre dientes. -Sabía que era un idiota desde el momento que cruzo esa
maldita puerta. -La bailarina respiro profundamente antes de continuar.
-No quiero que hagas nada, Cameron. Tengo que resolver mis problemas por mí misma.
-Ese es el punto Camila. -Estaba intentando no gritarle. No podía arriesgarse a que alguien escuche lo que
acababa de pasar. - Siempre resuelves tus problemas por tu cuenta, y eso te está matando. Un poco de ayuda
P 24-3
no te va a hacer peor.
- ¡No te metas en mis asuntos! -Le gritó. - Solo encárgate de que ese idiota no hable con mi padre. ¿Me
entiendes?
____________________________________________________
Camila debía haber imaginado, que después de tantos años de amistad, la promesa de Cameron iban a ser
solos palabras al aire.
- ¿Cameron? Que placer verte por aquí. ¿Madison ya te ofreció un café? -El empresario trato de usar su
intento de hombre inocente, pero realmente comenzó a ponerse nervioso cuando la furia en el rostro del
joven se hacía cada vez más intensa. Sabía que estaba en problemas cuando Cameron lo tomó de su saco, lo
levanto de la silla y lo tiro contra la pared de la pequeña oficina. El golpe fue tan fuerte que los cuadros que
colgaban de la pared con los títulos universitarios que Ian había recibido a lo largo de su vida cayeron al
suelo y algunos hasta se rompieron.
-Sabía que eras un idiota desde el momento que apareciste por primera vez en el club.
- ¿De qué hablas? -Preguntó haciéndose el desentendido.
-Que Camila trabaje para uno de los socios de tu suegro no te da el derecho de aprovecharte de ella. Y que
Lauren confié en ti no te da el derecho de aprovecharte de su confianza. - ¿Qué sentido tenía seguir
pretendiendo si esta persona ya sabía la verdad?
-Camila es una puta.
-No lo es. -Defendió a la chica. - Y aun si lo fuera sigue siendo un ser humano. Y mucha mejor persona que
tú.
-No la toque, Cameron.
- ¡Porque ella no te dejo hacerlo! -Le gritó.
- ¿Entonces dónde está el daño? -Preguntó riendo.
-Eres un hijo de puta... -Se acercó al joven y volvió a tomarlo del saco, y nuevamente volvió a golpear su
espalda contra la pared, y mantuvo su agarre en él. Tal parece que la actitud valiente que Ian pretendía tener
frente a Cameron se desvaneció por completo cuando comprobó la fuerza del chico. -No quiero que vuelvas
a poner tus manos encima de Camila.
-Vamos a hacer un trato... Yo dejare de tocar a Camila, si ella deja de tocar a Lauren. -Ahora entendía los
motivos del joven, Ian era demasiado posesivo. -Si ella vuelve a tocarla, yo la tocare a ella.
-Camila no tiene la culpa de que tu novia este caliente con ella. -Le dijo con bronca. - ¿Nunca te pusiste a
pensar que tal vez esta tan enganchada con ella porque tú no eres lo suficientemente bueno para ella? -
Cameron había dado justo en el punto débil del ego del empresario. -Espero que Lauren se dé cuenta a
tiempo de la clase de persona que eres. Porque si me engañaste a mí, a Camila, a Alejandro y a Michael, ni
siquiera puedo llegar a imaginar las veces que le has hecho esto a Lauren.
P 24-4
Ian no respondió, pero tampoco se iba a dejar intimidar por alguien como Cameron. Le tenía miedo, sí, pero
no se lo iba a mostrar. Después de todo, él era bueno pretendiendo.
____________________________________________________
-Te ves más tranquila. -El doctor Mendes se había acercado a Camila cuando la clase había terminado. -A
comparación del otro día.
-Bueno, no todos los días uno se entera de que su doctor favorito está mal de salud. -Dijo irónicamente, pero
el hecho de saber que a Francisco le quedaban unos días o meses de vida ya la había comenzado a romper
poco a poco.
-Respecto a eso. Aún tengo que hablar contigo, ya sabes, dije que tenía algo que contarte.
-Me encantaría, pero debo ir a mi otro trabajo. -Rápidamente guardo sus cosas en su mochila quería salir de
ahí cuando antes, no quería escuchar lo que el doctor tenía para decirle porque sabía que no estaba lista.
-Perfecto, te acompaño. -Antes de que Camila pudiera colgar su mochila sobre su hombro, el doctor se la
quito de las manos y se dispuso a cargarla por ella. -De verdad, lo que te tengo que decir no puede esperar
más.
-De acuerdo.
Como cada jueves, Camila había asistido al hospital para darles clases a los niños en recuperación, había
dudado en ir ese día porque sabía que el doctor Mendes aprovecharía cada oportunidad para poder hablar
con ella. Y no era que ella no quería escucharlo, ya había pasado por muchas cosas en estos últimos días
como para seguir sufriendo aún más, sin embargo, sabía que era algo que debía hacer tarde o temprano. Así
que acepto que el doctor la acompañe hasta el club.
-Creo que no debería estar haciendo actividad física si está mal del corazón. -Dijo la bailarina cuando ya se
encontraban a unas cuadras del club, y hasta ahora no habían hablado sobre nada importante, lo que en parte
la tranquilizo un poco.
-Solo estamos caminando, no me pasara nada. -La tranquilizo. - ¿Cómo va el trabajo con tu padre? -El
doctor, además de ser un gran amigo de Camila, sabía la situación que tenía que vivir día a día y siempre le
decía que ella era mucho mejor que todo el ambiente que la rodeaba, tal vez eso explicaba la razón de
porque Alejandro lo odiaba tanto, porque siempre influenciaba a la joven para que busque algo mejor, a que
escape de su infierno.
-Terrible.
-Tienes que irte de ahí, Camila.
-No puedo hacerlo doc... Al menos no hasta que tenga un motivo. -Dijo recordando la promesa que le había
hecho a Lauren hace unos días en aquel restaurante de comida rápida.
-Yo creo que tengo uno... -Al fin el doctor iba a contarle toda la verdad a Camila, toda la verdad que le
estuvieron ocultando desde su nacimiento y que a él lo mataba día a día por no poder contársela. Qué más da
ahora, de todos modos iba a morir pronto. -Camila, Alejandro no es...
P 24-5
- ¡Camila! -Era obvio que algo así iba a pasar, la joven miro la hora en su celular y se dio cuenta de que se
había retrasado cinco minutos. Y también que su padre estaba sobrio porque si no, no hubiera salido a
buscarla. -Llegas tarde. -Le dijo enojado. - ¿Qué haces con este? -Miro con rabia al viejo doctor.
-El solo me acompaño, es todo. -Lo defendió,
-Ve a cambiarte. -Le ordeno Alejandro, ignorándola y jamás quitando la vista del doctor. -Ahora. --
Asustada, Camila se despidió tranquilamente del doctor con un simple 'Adiós' y con la mirada clavada en el
piso. Solo esperaba que toda esta situación no le trajera problemas. - ¿No te cansas de meterte en la vida de
los demás, Mendes?
- ¿No te cansas de arruinar la vida de Camila? -Sabía que estaba jugando con fuego al desafiar a Alejandro
Cabello.
-Te lo voy a advertir por última vez, aléjate de Camila y de mi familia. Si sigues metiéndote en problemas
que no son tuyos no vas a terminar muy bien.
-También soy parte de esta mentira. -Le recordó.
-Y te pagamos muy bien por eso. Ahora si eres tan inteligente por favor cierra tu boca o voy a matarte si
tengo que hacerlo.
-Ya estoy muriendo de todos modos.
-Lo sé, ¿una enfermedad en el corazón no? Mi esposa me contó de eso. -Dijo riendo. - Pero puedo hacer que
tu muerte sea más rápida y dolorosa. -El doctor se quedó sin palabras. -Ten cuidado.
Gracias dios Ed. Era obvio que no era su hija yo creo que es hija de mike

P 24-6
Capítulo 23 - "Te amo" (Parte 1)
52.4K 2.5K 1.2K
by gotdynamites

Camila: 'Buenos días, ojitos claros :)'


Lauren: 'Hola Camz'
Camila: 'Cómo dormiste?'
Lauren: 'Ehhh pudo haber sido mejor, Buster me tuvo despierta toda la noche.'
Camila: 'Quién es Buster??????'
Lauren rio luego de recibir el último mensaje de Camila. No solo por la curiosidad de la joven sino
también por los evidentes celos que se encontraban presentes en la conversación. Amaba esa sensación
de ser celada por alguien.
Camila: 'Tengo que preocuparme???'
Su celular se volvió a iluminar cuando segundos después Camila volvió a enviarle otro mensaje, y no
pudo evitar esa sonrisa que desde hace tiempo la bailarina era causante de dibujar en su rostro día a
día.
Lauren: 'Para nada! Buster es mi perro.'
Camila: 'Oh. Perdón, probablemente soné como una estúpida.'
Lauren: 'Es posible... tal vez deberías venir a conocerlo algún día, así te aseguras de que no tienes
nada de qué preocuparte ;)'
Era un paso arriesgado, Lauren comúnmente no invitaba a nadie a su hogar si no era parte de su círculo
íntimo, pero tener la oportunidad de pasar tiempo con Camila era algo que la incitaba a tomar riesgos.
Camila: 'Eres buena con las insinuaciones jajaja!'
Lauren: 'Parte del negocio ;) entonces, vas a venir?'
Camila: 'Cuenta con eso J'
Esa tarde Lauren dejo su oficina más temprano de lo normal, y también dejo a Normani encargándose de tu
trabajo; su mejor amiga no estuvo muy contenta cuando la empresaria le dio la parte pesada de la empresa
para que la cubriera, pero cuando le aclaro que tenía planeado encontrarse con cierta bailarina en su
departamento, de mala gana se sentó en la silla con la promesa de que Lauren más tarde le diera una
explicación detallada de lo que paso, junto con un buen aumento en su sueldo del próximo mes.
También tendría que encargarse de su padre y su novio, pero esa tarea no le llevo mucho tiempo ya que
P 25-1
cuando fue a la oficina de su padre se encontró con que el e Ian iban camino al club para tratar algunos
asuntos con Alejandro Cabello y probablemente volverían tarde. De todas maneras, eso afecto en parte su
plan, ya que había acordado ir a buscar a Camila al club, y su padre había dejado bien en claro su deseo por
no quererla en el lugar, pero para su suerte pudo resolver todo el problema con solo una llamada y la ayuda
de Cameron.
-Señorita Jauregui, la están esperando en el vestíbulo. -Madison le informó justo cuando Lauren estaba
terminando de explicarle a Normani un par de reglas que debía seguir para realizar el trabajo de la ojiverde
con la efectividad, o mejor dicho perfección, que a ella tanto le gustaba.
-Si haces algo mal, te mato. -Le advirtió a su mejor amiga mientras tomaba su campera de cuero, su bolso y
las llaves de su auto.
-Tranquila. -Normani se acomodó en la enorme silla de Lauren y puso sus piernas sobre el escritorio, la
empresaria ya se estaba arrepintiendo de su decisión. -Espero que Camila se encargue bien de ti esta noche.
'Yo espero lo mismo.' Se moría de ganas por responder de esa manera, pero era mejor ignorar los
comentarios de Normani antes de que se le hiciera tarde. Solo le dio una última mirada de advertencia y
salió de su oficina, además estaba demasiada ansiosa y apurada como para empezar una discusión sin
sentido con su mejor amiga, ya habían tenido varias, y esas discusiones siempre terminaban en nada y con
ellas riéndose mientras se daban cuenta que ni la más insignificante cosa podría separarlas.
Sus ansias fueron calmadas y sus nervios desaparecieron cuando vio a las dos personas esperando por ella
en el vestíbulo de la empresa; una de ellas se iría a casa con ella esa noche, y la otra se encargaría de que
todo el plan que tenía en mente resulte perfecto.
- ¡Lauren! - Camila no pudo evitar la felicidad que recorrió cada fibra de su cuerpo cuando vio a la ojiverde
salir del ascensor, una sonrisa gigante igualando la de ella.
Cameron había aceptado ayudar a Lauren y a Camila para que pudieran tener su tan preciado encuentro, él se
encargaría de llevar a la bailarina a la oficina de la empresaria para que pudieran encontrarse, luego él se
encargaría de cubrir a Camila por un par de horas en el club. Era un plan perfecto, y era lo menos que se
podía esperar de algo que fue ideado por Lauren, pero aun así la razón principal por la cual el joven había
aceptado a cumplir con el plan de la chica, fue porque sabía que de esa forma Ian iba a estar lejos de Camila
por lo menos por hoy.
Desde lo morbosa situación que el prometido de Lauren le hizo vivir a Camila hace apenas unos días, no
solo la joven se volvió paranoica, sino también su mejor amigo, quién a espaldas de su jefe, se encargó de
asignarle más seguridad a Camila en caso de que el tipo quisiera aprovecharse de ella nuevamente, sin
mencionar que mantenía un ojo atento en todo lo que Ian hacía en el club, y logro convencer a Alejandro
para que nadie que no fuese un bailarín del lugar entrara al sector de los vestuarios. Esa norma también lo
afectaba al ya que era el encargado del club pero estaba seguro de que era por la seguridad de su mejor
amiga.
-Muy bien, devuélvela en tres horas. -Dijo Cameron apuntando a Lauren con su dedo índice justo cuando la
chica se había acercado a los dos amigos y estaba dispuesta a saludar a Camila de la forma que se merecía,
si no fuera por el inoportuno comentario del chico.

P 25-2
-No soy un objeto, Cameron.
-Lo sé, solo le advertía. -A pesar de que el joven confiaba plenamente en la clase de persona que Lauren
era, no podía evitar sentir un poco de desconfianza, sobre todo después de todo lo que había pasado con Ian
y Camila. ¿Lauren sabía acerca de eso? Era una duda que lo atormentaba y lo hacía temer. Colocó una mano
en el hombro de la bailarina. -Cuídate. -Le pidió. - Cualquier cosa me llamas. -Se despidió de ambas chicas
con una sonrisa y las dejo solas, para que ambas pudieran sumergirse en su mundo.
-Cameron, ¿él te cuida mucho no? -Preguntó Lauren luego de que el joven dejara el lugar.
- ¿Estas celosa? -Le preguntó bromeando.
-No. -Se defendió rápidamente. -Tú estabas celosa de mi perro.
-Eso fue antes de que supiera que era un perro. -Otra de las muchas cosas que Camila y Lauren tenían en
común: a ambas les gustaba tener la razón. Siempre.
Pero esa no era una razón para empezar a discutir ahora, pero si un problema que tal vez deberían trabajar
en un futuro. La joven empresaria miro a su alrededor para asegurarse de que nadie le estaba dando atención
a ella y a su compañía, y cuando vio como todos los empleados de la planta baja, asustados ante la
presencia de la jefa, estaban bastante distraídos pretendiendo que hacían su trabajo, se acercó a Camila y
teniendo un firme agarre en su cuello, la acerco a ella para besar tiernamente sus suaves labios.
- ¿Nos vamos? -Preguntó tomando su mano. - Buster se muere por conocerte.
____________________________________________________

- ¿Dónde está la puta esa? -Cameron ya se estaba cansando de las actitudes de Ian, además de que ya se por
si no lo soportaba, su corto temperamento y falta de respeto por el tipo le hacían poner los pelos de punta.
Aún más cuando el empresario lo acorralo a la salida de la oficina de Alejandro. Como si eso fuese
suficiente para asustarlo. - ¿Esta con Lauren no es cierto?
-No sé de qué hablas. -Se hizo el desentendido.
-Acabo de llamar a la empresa, Lauren dejo su oficina hace dos horas, y su horario de trabajo aún no había
terminado. -Escupió con ira. -Y una bailarina acaba de decirme que el horario de Camila había comenzado
hace una hora pero que seguramente tú te encargaste de salvar su trasero, como siempre. ¿Haces diferencias
con las empleadas?
-No hago diferencias. -De un empujón, quitó a Ian de su paso.
- ¿Entonces por qué defiendes tanto a una puta como Camila? -El joven ignoro los insultos del empresario y
siguió caminando. - Seguro la defiendes tanto porque estas caliente con ella. -Ante las últimas palabras,
detuvo rápidamente su marcha. -Y me odias tanto porque yo pude conseguir algo que tú no.
-No lo hiciste. -Cameron se dio la vuelta y camino hacía Ian. - Si mal no recuerdo Camila pateo tu trasero
esa noche. Y no estoy caliente con ella, en todo caso tú eres el que basa su odio en cosas que no puedes
P 25-3
conseguir, como calentar a Lauren de la forma que ella lo hace. -Sabía que con eso había terminado de hacer
explotar a Ian, pero también sabía que el tipo era lo suficientemente cobarde como para internar algo en su
contra. - ¿Ya le dijiste lo que paso el otro día? ¿O estas asustado de que te deje y corra a los brazos de
Camila? Porque creo que tú y yo sabemos que lo haría sin dudarlo. -Y como era de esperarse, el empresario
no respondió ante las palabras del joven, el miedo combinado con el hecho de que no tenía ningún buen
argumento para defenderse y salvar su trasero habían sido las razones de su silencio. Perdería mucho si
abría la boca. Así que solamente se alejó, intentando intimidar a Cameron con la mirada, lo que obviamente
no funciono, él ya había pasado por situaciones de amenazas mucho peores y sabía cómo lidiar con ellas, y
con los tipos como Ian Dallas, que solo eran puras palabras y nada de acciones.
De todas maneras, sabía que sería mejor asegurarse de que todo estuviera en orden antes de lamentarse y
llorar después. Saco su celular y envió un rápido mensaje...

Para: Mila <3


'Sera mejor que vuelvas, Ian está sospechando y no está para nada contento..."
____________________________________________________

-La-Lauren... -Camila había tratado de llamar la atención de la chica cuando escucho a su celular sonar
sobre la mesa de la sala. Pero a diferencia de la bailarina, Lauren ya se había desconectado hace tiempo del
mundo real y estaba más concentrada en morder y besar con delicadeza el cuello de Camila, quien esta vez
se encontraba aprisionada por su cuerpo sobre el enorme sillón de la sala . 'Que gracioso como se
invirtieron los roles' ambas pensaron.
¿Cómo habían llegado a esta situación? En realidad ninguna se lo esperaba, mucho menos Camila o Lauren
misma, como la chica siempre había sido tímida y reservada ante la presencia de la bailarina. Pero al
parecer, su perro había sido el causante de todo; el pequeño animal cautivo a Camila desde el primer
momento que puso un pie en el departamento de la empresaria, y al parecer la joven también había cautivado
no solo a la mascota sino también a su dueña con su tierna reacción.
-Es extraño.
- ¿Qué cosa? -Preguntó Camila mientras tomaba al pequeño pomsky entre sus brazos y lo cargaba.
Buster no perdió tiempo y comenzó a lamer su cara cuando la joven lo coloco sobre su pecho.
-Eres la primera persona a la que recibe de esa forma. Generalmente es muy molesto cuando hay visitas.
-Dijo riendo. - Ni siquiera recibe a Normani, a mis padres o a Ian de esa forma, que los conoce hace
tiempo. - Lauren no lo había notado, pero luego que que nombrara al hombre en cuestión, Camila no
pudo evitar tensarse, recordando como la había amenazado la vez pasada totalmente cegado por sus
celos.
Después de que charlaran y rieran un poco, de que Lauren le mostrara su departamento a Camila y ella se
encariñara completamente con la pequeña mascota, la cual nunca soltó a lo largo de todo el recorrido por el
hogar, ambas se sentaron en el sillón, con la idea de llegar a conocerse un poco más a pesar de que sin saber
ya se conocían lo suficiente. Pero de alguna forma, Buster había logrado ganar toda la atención de Camila, y
P 25-4
ella no tenía problemas en dársela. Habían pasado 15 minutos, y Lauren solo se había quedado sentada al
lado de la bailarina viendo como ella jugaba con su perrito en su regazo, no dándole mucha importancia a la
compañía que tenía a su lado. Le llenaba el alma de alguna forma, le daba ternura, era un lado de Camila que
jamás había visto y eso la enamoraba aún más aunque no quisiera admitirlo, pero llego un punto en el cual,
vergonzosamente, comenzó a sentirse celosa de su propia mascota por la atención que estaba recibiendo 'No
deberías sentirte así Lauren, después de todo la invitaste a que lo conociera' pensó, pero no podía evitar
los celos que estaban a punto de explotar, y eso fue después de que rodeara los hombros de Camila con su
brazo y ella no se percatara del gesto de cariño de Lauren. Así que luego de un tiempo decidió dar un paso
más adelante, y comenzar a besar su cuello para intentar atraer su atención... Y funciono efectivamente.
Luego de unos cortos minutos, y de que Buster se sintiera completamente ignorado y hullera a su pequeña
cama para descansar luego de tantos juegos, ambas chicas habían encontrado la atención que tanto
necesitaban, entre los besos, cariños, y gemidos de la otra.
Lauren empujo a Camila suavemente para que se recostara sobre el sillón, mientras devoraba sus labios y su
lengua dominaba la de la bailarina, y una vez que la espalda de la chica descanso completamente sobre la
cómoda superficie de cuero, la empresaria se posiciono encima de ella, nunca dejando que sus labios
perdieran el contacto, y Camila rápidamente encontró algo mejor que hacer con sus piernas que solo dejarlas
colgando a un lado del sillón; envolvió la cintura de Lauren con estas y atrajo aún más sus cuerpos, quería
disfrutar nuevamente del calor que los cuerpos de ambas se proporcionaban.
Era la primera vez que ambas se encontraban en esta situación, aunque la habían deseado intensamente desde
el momento de su primer encuentro, y sabían que esto iba a llegar a más, sus mismos cuerpos e impulsos se
lo estaban haciendo saber, el mismo deseo, la misma tentación. Pero también sabían que debían estar
atentas a las advertencias, ya que para ambas, esto era un juego de fuego en el cual podían quemarse.
-No respondas. -Dijo a través de un susurro mientras mordía el cuello de Camila, y luego besaba
suavemente el área en cuestión para calmar el placentero dolor que había provocado. Camila no pudo evitar
el pequeño gemido que se abrió paso en sus labios.
-Tengo que hacerlo... Puede haber pasado algo. -Y tenía razón, algo había pasado. Pero Lauren no la iba a
dejar ir tan fácil; sin salir de encima de ella, estiró su mano y tomo el celular de Camila para luego dárselo,
cuando la joven pudo desbloquearlo y vio que tenía un mensaje de Cameron esperando por ser contestado,
Lauren volvió a su tarea anterior de admirar el cuerpo de Camila con sus labios, excepto que esta vez
comenzó a dejar suaves besos en su cara. No podía evitarlo.
- ¡Tengo que irme! -La bailarina se sentó rápidamente y con un hábil movimiento se escapó del agarre de
Lauren. Demasiado asustada como para pensar en el problema que estaba comenzando en su ropa interior,
del que efectivamente la empresaria debería hacerse cargo.
- ¿Qué paso? -Preguntó al ver lo alterada que estaba la joven, pero no podía decirle la razón, porque no solo
le causaría problemas si no que tal vez hasta podría lastimar a Lauren.
-Solo llévame al club, Lauren.
Aii que lendooo ???

P 25-5
Capítulo 24 - "Te amo" (Parte 2)
46.3K 2.8K 1.5K
by gotdynamites

Camila fue lo suficientemente astuta, y Cameron lo suficientemente genio, para llegar al club justo antes de
que su padre entrara al vestuario para asegurarse de que la bailarina estuviera en efecto en el lugar, ya que
un enojado y rencoroso Ian le había ido con el chisme de que Camila no estaba en su lugar de trabajo; La
joven llego luego de que Lauren se despidiera de ella con un excitante beso que duro más de lo esperado y
la dejo con deseos de más, y sin importarle nada entro por la puerta del frente del club, pasando por alto la
enorme fila que esperaba afuera corriendo y los guardias se hicieron a un lado de la entrada inmediatamente
cuando reconocieron de quien se trataba. Cameron sospechaba que algo estaba a punto de suceder, así que
se encargó de vigilar la oficina de Alejandro para asegurarse de que no se percatara de la ausencia de su
hija, supo que todo sería un desastre cuando Ian pasó a su lado y le sonrió de forma burlona. Se puso en
acción cuando vio al jefe consumido por su enojo saliendo del cuarto a toda prisa, Michael siguiéndolo
detrás y Cameron pudo notar los pedidos de suplicas del señor Jauregui al señor Cabello, ahí fue cuando
decidió meterse e intento disuadir a ambos hombres cuando vio a donde se dirigían, el vestuario de Camila.
Y como una llamada silenciosa que ansiaba por obtener una respuesta, la bailarina entro corriendo y cuando
vio la situación que estaba ocurriendo justo afuera del sector de los vestuarios, no tuvo otra opción que salir
y entrar por la ventana de su vestuario, ya que no había forma de pasar por alto si caminaba justo al lado de
su padre, que sin dudas estaba enojado.
Supo que su plan tuvo éxito cuando Alejandro abrió la puerta, listo para gritarle y vio a su hija sentada en el
sillón del cuarto, ya lista para salir a bailar al escenario. Silenciosamente Camila agradeció haberse puesto
su ropa interior de encaje antes de salir de su casa esa tarde para ir a encontrarse con Lauren, solo tuvo que
quitarse la ropa y ponerse sus orejitas de gatos, y claro, disimular que todo estaba en orden y que había
estado ahí toda la tarde.
-Dile al estúpido de Dallas que deje de inventar tonterías. -Le dijo Alejandro a Michael, y la joven suspiro
luego de que su padre pareció haber comprado su mentira. Y se tranquilizó al saber que no tendría
problemas.
Camila y Cameron se sintieron aliviados, nuevamente habían salido de un lio con éxito y se habían salido
con la suya, especialmente la joven que había tenido la oportunidad de compartir la tarde con la hermosa
Lauren. De todas maneras, había alguien que no estaba muy contento de que las cosas no salieran como a él
le gustaban.
Ian se había tenido que aguantar los gritos de Alejandro, le habían dicho que el tipo era duro pero no se
imaginó que tanto; le grito, lo golpeo e incluso lo escupió por, supuestamente, "inventar tonterías de sus
empleados" y para su sorpresa, hasta su suegro Michael lo regaño por eso, y lo frustraba saber que el
hombre había tomado el lugar de Camila en lugar del suyo, él era quien se casaría con Lauren en cinco
meses después de todo. Solo les había dicho que Camila no estaba en el trabajo, se guardó los demás
detalles porque sabía que también le traerían problemas, aún más graves que este, si decía toda la verdad.
Era inteligente, pero muy idiota al demostrarlo... Y también muy rencoroso, así que se propuso no irse del
club esa noche sin obtener su venganza y dejarle bien en claro a Camila Cabello que él era la persona que
pasaría el resto de su vida con Lauren, y que ella era solo una puta a la que la empresaria le tenía ganas.

P 26-1
___________________________________________
-Mila... -Cameron se acercó a su mejor amiga, quien se estaba relajando junto a los demás empleados en la
barra mientras tomaba algo luego de su acto. - Tienes un cliente en el cuarto pasión.
- ¿Quién es? -Preguntó terminándose de un trago su bebida.
-Ni idea, solo tienes una forma de averiguarlo. -Dijo guiñándole un ojo.
La joven bailarina se paró de su lugar y saludo a sus colegas antes de dirigirse al dicho cuarto, era una
noche común y corriente en el club y no se esperaba algo que saliera de esa situación que comúnmente se
vivía. Mucho menos lo que estaba a punto de pasar.
-Hola señorita Cabello. -El guardia del cuarto la saludo antes de abrirle la puerta.
- ¿Noche pesada? -Le preguntó la joven.
-No me siento muy bien pero un trabajo es un trabajo.
-Tal vez deberías ir a tomar algo o al baño. -Le sugirió, sabía que su padre obligaba a sus empleados a
trabajar sea lo que sea, ella lo vivía día a día con sus maltratos, pero ella no era su padre y quería demostrar
a toda costa que era mejor persona que él, mucho mejor persona de lo que los demás pensaban que era.
- ¿Estas segura? Se supone que no tengo que dejar la puerta desentendida en caso de que... -La joven lo
interrumpió.
-Ve, hice esto miles de veces, no tienes nada de qué preocuparte. -Puso una mano sobre su hombro. - Solo
asegúrate de cerrar la puerta.
-Gracias Camila, volveré tan pronto como pueda. -Camila solo le sonrió y entro al cuarto, cuando escucho la
traba de la puerta cerrarse desde afuera, se dio vuelta para encontrarse con su cliente y terminar con el
asunto por ahora. Sin imaginarse quien estaba adentro, y sin darse cuenta a lo que estaba accediendo cuando
le dijo al guardia que trabe la puerta.
-Se dónde estuviste hoy a la tarde. -Ian la empujo contra la puerta. ¿Cómo no reviso el cuarto antes? -Estoy
harto de que te metas con lo mío.
- ¿Q-qué haces aquí?
-Tu padre deja entrar a cualquiera aquí si le pagas. -La tomo fuertemente de su cabello, la escena del otro
día se estaba repitiendo. - ¿Te acuerdas de nuestro trato? -Susurró en su oído. -Creo que deberías cumplirlo,
si quieres seguir viviendo para revolcarte con Lauren. -Esta vez el empresario había subido su apuesta y
estaba decidido a hacer lo que sea para sacarse a la bailarina de encima. Camila intentó abrir la puerta, tal
vez el guardia no había trabado la puerta lo suficientemente bien, pero para su mala suerte si lo había hecho.
-No voy a hacerlo.
-Si lo harás. -La obligo a arrodillarse frente a él, Camila sabía que no tenía una escapatoria, o al menos eso
pensó... Hasta que pudo ver el contorno del celular de Ian a través de su pantalón, era arriesgado pero era la
P 26-2
única opción que parecía salvarla ahora.
-Está bien. -Ian debería haber sospechado de las intenciones de la bailarina, pero su idiotez y su
desesperación por tener algún tipo del placer, el cual no había tenido en semanas ya que Lauren se mostraba
muy distante últimamente, lo habían cegado; era frustrante tener que acostarse a dormir al lado de la joven
sin ningún tipo de contacto sexual con su prometida, lo enfurecía, y culpaba a Camila por eso también. Se
olvidó de todo cuando Camila comenzó a jugar con su cinturón, cerró sus ojos y suspiro, esperando relajarse
durante el momento, pero cuando sintió un fuerte dolor en sus partes íntimas no pudo evitar alterarse y caer
al suelo.
-Mandita pu... -El dolor ni siquiera le permitía expresarse con claridad. Camila, siendo más inteligente que
él, le había dado un cabezazo en la parte que sabía que más le dolería, pero antes se aseguró de sacar su
celular del bolsillo de su pantalón. ¿Cómo podía ser tan idiota de caer dos veces en la misma trampa?
Simple, Camila pensaba con la cabeza correcta.
La bailarina sabía que no tenía mucho tiempo para escaparse antes de que Ian se recuperara y se pusiera de
pie, ahí sabría que era su fin. Sin quitarle la vista de encima al chico que se retorcía del dolor en el suelo
mientras agarraba sus partes íntimas para intentar calmar el dolor, marcó sin mirar el primer número que Ian
tenía en el marcado rápido. Tal vez debió mirar antes de marcar.
- Hola...-Camila conocía esa hermosa voz.
- ¿Ojitos? -Pregunto para aclarar sus dudas, y en efecto, tenía razón. Había llamado a Lauren.
___________________________________________
-Lauren te prometo que no...
Era gracioso, Camila era la que estaba tratando de darle una explicación a la enojada empresaria, en lugar
de Ian, quien estaba haciéndose la victima de todo el asunto, como era de esperarse.
A Lauren no le quedó más remedio que volver rápidamente al club luego de esa llamada, porque el hecho de
que la chica de tus fantasías te esté llamando desde el celular de tu futuro esposo era algo para preocuparse,
y además de la preocupación, Lauren sentía miedo. ¿Acaso se habían enterado de su amorío con la excitante
bailarina? Cuando llego al club, obviamente no fue recibida de brazos abiertos; Michael, que por casualidad
la vio entrar, le dijo que se volviera a su casa desde el primer momento, pero Lauren lo ignoro, así como
ignoro a la seguridad y se dirigió directo a cuarto pasión. A los gritos le ordenó al confundido guardia abrir
la puerta y cuando lo hizo, Camila no desperdició un segundo en salir de ahí, y la abrazo inmediatamente
como si Lauren pudiera protegerla de todos sus demonios, como si fuera su muro de protección, pero sintió
ese muro desmoronarse cuando Lauren no le devolvió el abrazó, estaba demasiado ocupada fulminando a Ian
con la mirada, intentando obtener explicaciones silenciosas de lo sucedido. A partir de ahí, todo se puso
peor.
-No quiero escucharte Camila. -Le dijo. - En realidad, no quiero escuchar a ninguno de los dos.
-Amor... -Ian intentó hablar.
-Tú cierra la boca. -Le advirtió. - Te dije mil veces que no te quería ver aquí.
P 26-3
-Pero es mi trabajo. -Intento defenderse, y Camila estaba disfrutando como el falso acto del joven se estaba
viniendo abajo, al fin Lauren iba a conocer al verdadero Ian Dallas, o al menos eso esperaba.
-Ian, vamos a casa. -Ordenó Lauren.
-Lauren, de verdad lo siento. -Tenía mucho que decir, pero al parecer la ojiverde no la quería escuchar.
-Basta, Camila.
Fue lo último que le dijo antes de irse con Ian. Y ahora Camila también podía sentir a su corazón
desmoronarse. Lauren lo había elegido al hombre que la engaño toda su vida, y en parte no la culpaba, pero
aun así dolía. También dolía el hecho de que Lauren no había querido escucharla cuando ella quiso hablar
con solo la pura verdad de todo, no tenía intenciones de herirla, pero tampoco quería que nadie más la hiera,
alguien como Ian.
No sabía lo que ese "basta" significaba realmente; tal vez Lauren no quería escuchar su explicación, tal vez
no quería seguir hablando, o tal vez significaba un basta definitivo, un basta de todo lo que vivieron juntas.
Y honestamente, no sabía cuál de todas las posibles situaciones le dolía más.
-Sera mejor que empieces a hablar.
Ian se pensaba que ahora llegaría al departamento de Lauren, se acostaría con ella y todo se solucionaría y
se iría a dormir sexualmente satisfecho, lástima que eso fue lo que menos pasó por la cabeza de Lauren
desde el momento que dejaron el club.
- ¿Qué quieres que te diga?
- ¿Qué hacías en ese cuarto con Camila?
-Nada, la loca esa me metió ahí. Ya te dije, solo quería aprovecharse de mí. -Se sentó en el sillón de la sala
e intento acariciar a Buster que estaba durmiendo a su lado, pero el perro era uno de los pocos que no
compraba su actitud y comenzó a ladrar tan pronto como Ian lo tocó. -Estúpido perro. -Susurro para que la
dueña del animal no lo escuchara.
-No te creo. -Dijo Lauren fríamente. -Camila no puede entrar ahí a no ser que tenga un cliente.
- ¿Estas insinuando que yo pague para que me baile una puta? -Lauren no era idiota. - Además, ¿cómo sabes
que Camila no puede hacer eso? -El joven empresario tenía la capacidad de hacer recaer su culpa en otros,
manipulaba a todos de esa forma. Pero era la primera vez que lo hacía con Lauren, y esperaba que
funcionara.
- ¡Es sentido común Ian! -Le gritó.
-Si claro... -El chico rio. - Sé que Camila bailó para ti.
- ¿Qué? -Era imposible que el chico supiera eso.
-La noche que saliste con Normani, se sobre tu despedida de soltera sorpresa y que Normani pagó por un lap
dance para ti, y que especialmente pidió a Camila porque según ella "Te había calentado más que un horno a
P 26-4
un pollo". -No era el momento adecuado para reírse de las ocurrencias de su mejor amiga, así que evitó
reírse, con todas sus fuerzas.
-Eso no fue lo que paso.
-No intentes negarlo porque yo estaba ahí. -Y en ese momento todo en la cabeza de Lauren comenzó a cobrar
sentido; el distanciamiento que Ian había tenido de ella, como el joven sabía exactamente como llegar al
club, el hecho de que la noche de su despedida de soltera cuando llego a su casa Ian tenía un cambio distinto
de ropas. Le había mentido.
-Me mentiste.
- ¿Y tú a mí no? -Le preguntó, se puso de pie y comenzó a caminar hacia ella. - ¿Dónde estuviste esta tarde?
-Lauren no respondió, solo miró hacia el suelo para evitar la tensión. - Ni siquiera puedes mirarme a los
ojos.
- ¿Qué tiene que ver lo que hice esta tarde con todo esto?
-Estuviste con Camila. No intentes negarlo, sé que me has estado engañando. -Estaba entre las cuerdas,
había sido atrapada.
-No es lo que parece... -Intentó defenderse.
- ¿Ah no? Entonces explícame Lauren.
-Tú me mentiste todo este tiempo. ¿Por qué no me explicas eso? ¿Por qué no me explicas que me mentiste y
que estuviste en el club ese día? Además, ¿Qué hacías ahí si tú no eres esa clase de persona? -Los gritos de
ambos eran tan fuertes que estaba segura de que tendría quejas de sus vecinos mañana. - A no ser que me
hayas mentido. -Ian se quedó sin palabras.
-Trabajo. Tu papá me había enviado. -Lo cual era verdad, Michael lo había enviado al club esa noche a
vigilar el negocio, pero sus intenciones cambiaron cuando vio a Lauren y a su mejor amiga entrando por la
puerta.
- ¿Entonces estar encerrado en el cuarto pasión con Camila también era parte de tu trabajo? -Nuevamente, el
chico no supo que contestar. - ¿Te haría feliz saber que te engañe? Si, lo hice. -Admitió. - Pero estoy
empezando a pensar que tú también lo hiciste, y tal vez que no en las mismas circunstancias.
-¿De qué hablas? -Ian estaba confundido.
- ¿Por qué Camila llamo pidiéndome ayuda desde tu celular mientras ambos estaban encerrados? -Preguntó
pero no era necesaria una respuesta. - ¿Qué le hiciste a Camila, Ian?
- ¿Te preocupas más por ella que por mí?
-Me preocupo porque es una persona, y porque estoy empezando a pensar que tú no eres el mismo tipo que
me pidió matrimonio hace unos meses. Así que explícame exactamente qué fue lo que paso o voy a dejarte.
Tal vez lo mejor fue mantener la boca cerrada, tal vez lo mejor había sido no haber comenzado a jugar con
P 26-5
fuego desde un principio. Ian había sido atrapado, Lauren había descubierto su verdadera personalidad.
Ahora entendía porque su mejor amiga, Normani, lo odiaba tanto.
Palabras no pueden describir exactamente el placer que Lauren sintió cuando su puño golpeo fuertemente el
rostro de Ian, rompiéndole la nariz, luego de que el joven confesara sus intenciones y la indignación y furia
invadiera su ser; se había querido aprovechar de la chica que amaba, y tuvo que pasar todo esto para que se
diera cuenta de sus verdaderos sentimientos hacía Camila.
Por fin! Pinche puto que se largue de nuestras vidas d1 ESO MAMOMAAA

P 26-6
Capítulo 25 - "Te amo" (Parte 3)
51.5K 2.6K 1.3K
by gotdynamites

-Así que golpeaste a Ian.


Ally no era una persona fácil de sorprender, pero la confesión que Lauren acababa de hacerle no era algo
fácil de procesar.
- ¿Tenemos que agregar problemas de ira a tu historial, Lauren?
-No tengo problemas de ira. -Se defendió.
-Bueno, entonces quiero creer que hay una razón entendible detrás de toda esta situación. -Termino de
escribir unas últimas palabras en su libreta y se quitó los lentes. - ¿Quieres empezar a contarme que fue lo
que sucedió con claridad?
No fue fácil lograr que Lauren confesara cual era con exactitud el hecho que la estaba abrumando, Ally pudo
sentir que algo estaba inquietando a la joven apenas atravesó la puerta del consultorio, ella normalmente era
calma y siempre saludaba a Ally antes de sentarse en el sillón y comenzar a hablar sobre su semana y las
cosas que le inquietaban, pero esta vez Lauren entró al lugar sin siquiera percatarse de la presencia de la
pequeña psicóloga, tiró su bolso sobre el sillón y en vez de sentarse comenzó a dar vueltas por todo el lugar,
jugando con los libros, adornos y juguetes que Ally tenía para los pacientes más pequeños y así poder evitar
ir directamente al tema, porque para ser honesta, ni siquiera la misma Lauren aun podía terminar de
comprender que era lo que exactamente había pasado la otra noche.
Todo fue algo confuso, jamás se imaginó estar en una situación de violencia con su pareja, mucho menos que
ella fuera la causante de esta. Lo cierto es que luego de golpear a Ian, se arrepintió por completo, no por él,
porque él no se merecía su arrepentimiento, sino porque lo que acababa de hacer iba en contra de todo lo
que sus padres le habían enseñado, en contra de cómo había sido educada, pero de cierta manera y a pesar
de esa sensación de ir en contra de todos sus principios, ver la sangre caer de la nariz de Ian mientras el
lloraba y gritaba que por favor lo ayudara no le movió ni un cabello, aunque Lauren lo ayudo claro, le dio un
par de gazas para que se ponga en su nariz y tan pronto como el chico se recuperó del golpe y quiso intentar
inútilmente disculparse por su error, Lauren arruino su oportunidad y lo echo de su casa diciéndole que no
estaba de humor para hablar con él en ese momento... Y probablemente jamás lo estaría.
Tampoco estaba de humor para hablar con la otra participe del conflicto, Camila. Estaba preocupada, pero
luego recordó lo fría que su orgullo la había hecho actuar cuando la bailarina no necesitaba otra cosa más
que un poco de contención y se sintió asqueada de sí misma, probablemente Camila la esté odiando en este
momento. Tal vez pedir perdón era el mejor comienzo para calmar todas sus dudas, pero decidió esperar
unos días a que todo se enfrié. Si iba a disculparse, iba a hacerlo bien.
-Lauren... -Ally volvió a insistir cuando la joven parecía haberse perdido en su mundo.
- ¿Recuerdas esa vez que hablamos sobre los estereotipos y como las apariencias engañan? -Se dio vuelta
para mirar a Ally y pudo ver justo como la chica asentía. -Tenías razón.

P 27-1
- ¿Con qué?
-Ian me engañó. -No sabía si era por su forma de ser, o porque su trabajo ya la había dejado bastante
impresionada en el pasado, pero a Ally no se le movió ni una facción del rostro cuando Lauren dijo eso, no
estaba para nada sorprendida.
-No eres la única a la que se ha equivocado al confiar demasiado en su pareja, no estés ma...-Lauren la
interrumpió.
-Eso es justamente por lo que estoy aquí Ally. Debería sentirme mal, de que mi futuro esposo no es la
persona que yo creí que era, pero no lo estoy.
- ¿Y eso te incomoda?
-No. -No lo estaba notando, pero por alguna razón se estaba soltando mucho más en esta sesión, expresando
sin miedo sus pensamientos, que en los dos últimos años de terapia. Ally estaba comenzando a sentirte
orgullosa de su trabajo. -A decir verdad, me alivia.
-Tal vez era el último escalón que necesitabas pasar para darte cuenta de lo que realmente quieres. -En este
punto, Lauren ya se había encargado de darle unas cuantas vueltas al pequeño consultorio y de tocar cada
objeto que encontraba a su disposición, tal vez esta era su forma de controlar sus miedos y por fin dejar salir
todos sus pensamientos. - ¿Sigue en pie la boda? -Un pequeño detalle, aún no había hablado con nadie con
respecto a lo sucedido. Solo con Normani y en ningún momento se pasó por su cabeza o por la de su mejor
amiga hablar sobre la próxima ceremonia, que aún se realizaría si Lauren no tomaba una decisión pronto.
-No he pensado en eso aun.
-Supongo que es más fácil para ti evitar los temas.
- ¿Los temas?
-Sé que hay algo más que te inquieta. -Lauren le dio una mirada, como diciendo '¿cómo te diste cuenta?' -
Aun no te has sentado en el sillón, y luego de dos años de terapia conozco muy bien tus hábitos.
-Tú no eres de esas psicólogas que solo cobran por asentir y decir 'si', ¿no es verdad? -Se burló.
-Búrlate todo lo que quieras, me tienes que pagar igual de todos modos. -Respondió riendo. -Aun si no me
cuentas que es lo que realmente está incomodándote. -Lauren suspiró antes de darse por vencida y comenzar
su relato.
-El día que golpee a Ian, recibí una llamada desde su celular... Y era Camila.
- ¿Te engaño con ella? -No entendía como nada de esto no podía sorprender a Ally en lo absoluto, hasta ella
se había sorprendido de su misma realidad.
-No. Pero honestamente, fue lo primero que pensé. -Finalmente, cansada de caminar, Lauren se sentó en el
enorme sillón en el centro del lugar. -Y la traté mal por eso, sin siquiera escuchar su lado de la historia. -
Relató mirando hacía el suelo. - Cuando llegamos a mi departamento, Ian y yo discutimos y... Él me dijo que
sabía todo lo que estaba pasando entre Camila y yo, y no sé, creo que pensó que dos podían jugar este juego
P 27-2
e intento tener sexo con Camila. Ella me llamó pidiendo ayuda esa noche. Y me asusta pensar a que pudiera
haber pasado esa situación si yo no respondía ese llamado.
- ¿Te das cuenta? -Preguntó Ally de la nada.
- ¿Qué cosa?
-De que te enojaste con Ian porque se aprovechó de Camila y no por haber tenido la intención de engañarte.
-Explicó. -Creo que con eso se acaban de aclarar varias de tus dudas, Lauren.
Ella ya lo sabía, sabía que lo que sentía por la bailarina del club era más que una simple atracción, y lo
estaba aceptando de a poco, pero se sentía tan raro escuchar las intenciones de sus sentimientos a través de
otra persona. La amaba, y si Ally pudo notarlo u otra persona además de ella pudo notarlo, era todo lo que le
bastaba para comenzar asimilarlo por completo ella misma. Estaba enamorada de Camila Cabello.
-Terminamos por hoy. -Ally arranco con sumo cuidado la hoja de su libreta y la guardo en el historial de
Lauren.
-Pero comenzamos hace unos minutos.
-Lo sé. Pero creo que hay alguien a quien le debes una disculpa.

_______________________________________

No era necesario ser un genio para ser quien era esa persona que tanto necesitaba la disculpa de Lauren,
obviamente Ian no se merecía esas palabras. Así que cuando la noche llego y Lauren termino de arreglar
unas cosas en el trabajo, lo primero que hizo al salir de la empresa fue subirse a su auto y dirigirse al club
Electric City, donde le pondría un punto, tal vez final, a todo esto.
Contra las ordenes de su padre, contra las reglas, contra todo lo que la sociedad considera incorrecto,
amaba a esa bailarina de las orejitas de gato y nada de eso iba a impedirle lograr su propósito...
-No deberías estar aquí, Lauren. -Ni siquiera Cameron.
- ¿Dónde está Camila? -Preguntó ignorando al joven.
-Sabes que a tu padre no le gusta que estés aquí. -Le recordó, comenzó a caminar hacía una parte del club
más aislada y le hizo una seña a Lauren para que lo siguiera.
- ¿Mi padre está aquí hoy?
-No, pero aun así...
-Entonces Cameron, voy a preguntártelo de nuevo y espero que sea la última vez porque no estoy con ánimos
para andar haciendo el papel de persona paciente. -Dijo cuando ya estaban más alejados del público
P 27-3
desesperado que miraba alegremente el sensual espectáculo de las bailarinas sobre el escenario. - ¿Dónde
está Camila?
- ¿Para que la necesitas? ¿Para tratarla mal por algo que tu novio tuvo la culpa? -Entendía la postura
defensiva del chico, Camila era como su hermana, y aunque ella no tenía nada cercano a una relación como
la que el joven y la bailarina tenían, se imaginaba lo mucho que debe doler que lastimen a uno de tus
hermanos.
-No. Quiero disculparme. -Le aclaró. - Se todo lo que paso realmente, y estuve tanto tiempo ahogada en mi
propio ego, que me convertí en una persona nefasta, una de esas personas de las que traté de defender a
Camila todo el tiempo.
-El ego es el peor enemigo de cualquiera. -Dijo Cameron con una sonrisa.
- ¿Vas a decirme dónde puedo encontrarla?
-Eh... No. -Rápidamente intento evadir el asunto, eso era lo que los hombres de negocios corruptos siempre
hacían. Y si bien Lauren no era uno de ellos, sabía las intenciones de Cameron realmente.
- ¿Dónde está? -Preguntó más firmemente, su lado autoritario haciéndose notar.
- ¿Por qué no te sientas y bebes algo? Ya vas a verla debe andar por a... -La empresaria no estaba
comprando ninguna excusa.
- ¿Esta donde yo creo que esta? -Fue directamente al punto, sabía que si la joven bailarina no estaba sobre el
escenario o en su vestuario, solo había otro pequeño cuarto en donde podría estar. Cameron no necesito
responderle, sus expresiones lo decían todo. -Te conviene que abras la puerta de ese cuarto en este maldito
instante si no quieres que la tire abajo. -Dijo y empezó a dirigirse hacia el lugar en cuestión, el famoso
Cuarto Pasión que tantos puntos habían marcado en su relación con Camila, aunque últimamente esos puntos
estaban siendo en contra.
-No puedes entrar ahí, el tipo ya pago. -Cameron intento detenerla. - Se paciente, estará libre en unos
minutos.
- ¿Cómo quieres que sea paciente cuando un mugroso tipo tuvo la denigrante actitud de pagar para verla y
tocarla? Ella no se merece eso.
-No todos obtienen lo que realmente se merecen Lauren.
-Abre esa puta puerta y voy a demostrarte lo contrario. -Escupió en el rostro del joven.
Ella estaba decidida, Cameron podría ser el jefe cuando Alejandro no estaba en el lugar, pero no tenía la
autoridad necesaria para infligir el miedo, menos en alguien como Lauren. Ella no recibía órdenes de nadie,
creció bajo ese concepto, y cuando algo se le metía en la cabeza no se detenía hasta conseguir ese objetivo.
Justo como estaba pasando ahora.
Ni siquiera el enorme e intimidante guardia de la puerta fue suficiente para espantar a la ojiverde.
-Lo siento señorita, no puede pasar. -Dijo intentando asustar a Lauren con su gruesa voz. Una lástima que ni
P 27-4
siquiera la peor amenaza la detendría en este momento.
-Sabes, probablemente mi padre sea quien esté pagando tu sueldo en este momento. -Le dijo. -Si no quieres
perder tu asqueroso trabajo te recomiendo que abras esta puerta de inmediato. -El guardia miró a Cameron,
y cuando el joven asintió confirmando sus sospechas, se hizo a un lado y saco de su bolsillo una pequeña
llave para entregársela a Lauren.
La chica no tardo mucho más de unos segundos en abrir la puerta y sin siquiera detenerse a pensar las cosas,
entro al cuarto, sin saber que la esperaba adentro; no fue la imagen y la situación que esperaba cuando pensó
en pedirle disculpas a Camila, no se la imaginaba de ese modo, con la joven en cuestión sentaba sobre las
piernas de un desconocido hombre mientras movía sus caderas para el deleite de este, exactamente como le
había bailado a ella hace unos meses atrás, el día que la cautivo por completo y la hizo olvidarse de todo.
Ese era el problema, no le gustaba que Camila hiciera eso con otras personas, y mucho menos que la
denigren por bailar a cambio de dinero. Aunque sabía que este era su trabajo y tenía que hacerlo, pero tal
vez con la llegada de Lauren a la vida de Camila, también llego el fin de sus pesadillas.
-Lauren... -Camila se puso de pie cuando la puerta se abrió inesperadamente.
- ¿Qué... Qué es todo esto? -Preguntó mientras tomaba la pequeña bata de Camila que había sido arrojada
sin cuidado en un rincón del cuarto, se acercó a la bailarina e intento cubrirla con ella.
-Estoy trabajando, Lauren. -Dijo enojada, tomo de mala gana la bata de las manos de Lauren y la volvió a
arrojar al suelo.
-Cúbrete. -Le ordeno mirándola a los ojos. -Ahora.
-Disculpe...-El hombre al que Camila le estaba dando un lap dance hablo. - ¿Podría dejarla terminar? Yo
pague por ella.
- ¿Podrías conseguirte una novia real? -Lauren no estaba en el humor adecuado para lidiar con una situación
así. -O mejor aún, una muñeca inflable. Porque de la forma que denigras a las mujeres con el solo hecho de
estar aquí hace que no merezcas a nadie. -Camila intentó calmar a Lauren de cualquier modo, colocando sus
manos en sus hombros por detrás, susurrando cosas dulces a sus espaldas, incluso la obedeció y tomo la bata
que había arrojado al suelo y se cubrió. Era un lado de la empresaria que jamás había visto, y era mejor
detenerlo antes de que pase a mayores, eso fue lo que pensó cuando el sujeto se levantó de la silla e intentó
hacerle frente a Lauren.
-Señor Adams. -Cameron entró al cuarto e interrumpió el conflicto. -Acompáñeme a la oficina de mi jefe
mientras le damos un tiempo a las señoritas para que arreglen sus problemas, me encargare de devolverle lo
que pago. -Camila se tensó por completo al escuchar eso, no quería tener problemas con su padre, y menos
por culpa de las actitudes impulsivas de Lauren, pero su mejor amigo se encargó de tranquilizarla con solo
una mirada, sabía que tenía todo planeado y haría lo imposible para evitar que Alejandro se entere de la
situación. Después de todo, esto no era perjudicial solo para Camila, sino que también para Lauren.
-Gracias Cam... -Lauren quería agradecerle, de verdad quería, pero el joven la interrumpió antes de que
pudiera hacerlo.

P 27-5
-No lo estoy haciendo por ti.
Tal vez Camila no era la única que necesitaría una disculpa después de todo.

_______________________________________

-Me estas poniendo nerviosa.


Luego de todo el incidente en el Cuarto Pasión, Camila ni siquiera le dio tiempo a Lauren para decir ni una
palabra, inmediatamente cerró su bata y salió de ahí para dirigirse a su vestuario. Pero no lo hizo porque no
quería hablar con la joven, sino porque sabía que la seguiría hasta donde ella fuera. Y no estaba equivocada
para nada.
Tan pronto como llegaron al pequeño espacio personal de la bailarina, fue donde toda la conmoción se
desató. Lauren no tardo en tomar asiento en el pequeño sillón individual del cuarto, mientras que Camila,
aún enojada por las actitudes de la ojiverde, caminaba de un lado a otro por cada rincón del cuarto, su bata
fue rápidamente olvidada en algún lugar del vestuario ya que se la quitó tan pronto como entro a este.
- ¿Te estoy poniendo nerviosa? -Preguntó irónicamente. - ¿Por qué lo dices?
-Tal vez sea el hecho de que no traes nada más que ese conjunto encima. -Lauren aprovecho la oportunidad
para provocar a la bailarina a su gusto. -O el hecho que desde que llegamos te estas moviendo sin parar.
Siéntate por favor.
-No soy tu empleada Lauren, no puedes ordenarme lo que quieres que haga cuando quieres que lo haga. -Le
reclamó. - Soy una persona.
-Si eres una persona, entonces ¿por qué no te haces valer como tal y te vas de este sucio lugar?
-Ya hablamos de esto... -Suspiró, mientras cubría su rostro con ambas manos. - Sabes que no puedo. -Antes
de que la otra joven pudiera hablar, Camila se adelantó y siguió con sus palabras. - Y prometiste que no te
ibas a meter en esto.
-Recuerdo haber prometido eso, pero recuerdo que tú también me prometiste una cosa.
- ¿Qué prometí? -Se paró frente a Lauren, quien la miraba a los ojos cómodamente desde su asiento.
-Que saldrías de aquí cuando encontraras una razón para irte.
-Creo que contarte eso fue un error.
- ¿Por qué?
-Cada vez que dejo a alguien nuevo entrar a mi vida, siempre me terminan defraudando.

P 27-6
-Yo no voy a defraudarte. Tienes mi palabra y la voy a sostener, porque voy a sacarte del infierno en el
que estas.
-No lo hagas.
- ¿Por qué no?
-Si no me fui de ahí cuando tuve la oportunidad, es porque tengo un motivo. Ya te deje entrar, ahora solo
te pido que respetes mi desorden. -Lauren ahora estaba más confundida que nunca, pero su confusión
pronto se reemplazó con una sensación de alegría cuando Camila comenzó a reír al ver su expresión. -
Me refiero a que no quiero que te involucres en mis asuntos.
-Está bien, no lo haré, pero me tienes que prometer algo. -Camila asintió, tomando entre sus frías manos
la mano de Lauren que anteriormente había estado acariciando su mejilla, la beso suavemente y luego la
envolvió entre sus manos como queriendo protegerla de todo lo malo, como si Lauren fuese la que estaba
hecha de un cristal a punto de romperse cuando en realidad era todo lo contrario. - Me tienes que
prometer que en cuanto tengas un motivo para escapar de ahí, lo harás.
-Bueno, aún no he encontrado esa razón. -Se volteo para seguir caminando por el cuarto, para intentar
calmar sus nervios. Pero cuando se dio la vuelta, Lauren fue más rápida que ella y la tomo por la cintura,
obligándola a sentarse sobre su regazo de espaldas a ella. No desperdicio el tiempo y rápidamente envolvió
a la bailarina con sus brazos, no estaba dispuesta a dejarla escapar.
- ¿Te parece que no? -Lauren preguntó mientras dejaba un suave beso en la espalda de Camila, rogaba que
sus palabras fueran lo suficientemente claras para que la otra chica pudiera entender su propósito.
-No es suficiente Lauren. -Le aclaró. - Pero no lo digo en el sentido de que tú no eres suficiente, sino que
mis motivos tienen una razón más fuerte.
-Me quería disculpar por lo del otro día. -Comenzó. -Se lo que realmente paso con Ian, me lo confeso la otra
noche. Y te juro que en ese momento me volví una persona diferente gracias a mi ego, y termine
lastimándote. Y creo que después de lo que acaba de pasar con ese sujeto, te debo mucho más que una
simple disculpa. -Mientras la joven hablaba, sus labios rozaban la piel de la espalda de Camila, haciendo
que concentrarse se vuelva una tarea difícil para la bailarina.
-Yo nunca te haría algo así. -Colocó sus brazos sobre los de Lauren que estaban rodeando su cintura desde
atrás, y le proporciono unas agradables caricias para hacerle saber que realmente estaba dispuesta a cumplir
con sus palabras.
-Lo sé. -No podía verlo, pero la empresaria estaba sonriendo a sus espaldas, y con volviendo a llenar la
espalda desnuda de Camila intentó demostrar lo que aún no podía decir con palabras. -Tenemos que decirle
a tu padre lo que paso.
- ¡No! -La bailarina protestó rápidamente. - No podemos decirle.
- ¿Por qué no? Ian no se merece ningún tipo de perdón luego de lo que hizo.
-No podemos decirle Lauren. -Se puso de pie, los nervios que los besos de Lauren habían hecho
P 27-7
desaparecer habían vuelto rápidamente, necesitaba caminar de un lado a otro nuevamente para intentar
calmarse. -Si le decimos a mi padre sobre Ian, el va a decirle que tu y yo nos hemos estado viendo, y mi
padre hace todo lo posible por arruinar mi vida.
-No entiendo.
-Si mi padre se entera de lo nuestro, se encargara de ponerle un fin. Y no quiero que lo nuestro se termine,
Lauren. -La otra chica sonrió y se puso de pie para tomar el hermoso y delicado rostro de Camila entre sus
manos.
-Qué bueno que yo tampoco quiero eso. -Dijo antes de sellar todas las palabras con un tierno beso en sus
labios.
Bueno que tu esperabas? Encontrarla jugando parchís mientras bebían café? No mi amor O no

P 27-8
Capítulo 26 - "Veinte preguntas"
55.2K 2.5K 1.7K
by gotdynamites

Camila : 20 preguntas, yo empiezo...


Lauren : No crees que estamos un poco grande para jugar estos juegos?
Camila : Dije que yo empezaba, eso es trampa :(
Lauren : Camila... Hablo en serio.
Camila : Yo también. Quiero conocerte mejor.
Lauren : Y este juego te parece una buena forma de hacerlo?
Camila : Basta Lauren, dije que yo empezaba con las preguntas.
Lauren : Diossssssssss, de acuerdo. Empieza...
Camila : Fecha de nacimiento?
Lauren : 27 de junio del '86, y la tuya?
Camila : Rompiste una regla del juego. No puedes hacerme la misma pregunta que yo te he hecho.
Lauren : Este juego es estúpido ughhh... Día, mes y año de nacimiento?
Camila : Bien jugado... 3 de marzo de 1987. Cuál era tu materia favorita en la escuela?
Lauren : Matemáticas. Animal favorito?
Camila : Koalas o perros, la verdad no puedo decidir solo uno. Por qué te gustaba matemáticas? Es la
peor materia que existe.
Lauren : Gustos son gustos ;) A qué edad diste tu primer beso?
Camila : No te rías........ A los 17.
Lauren : Es una broma cierto? Jajajaja!
Camila : Rompiste otra regla del juego, no puedes hacer dos preguntas seguidas.
Lauren : Lo siento :'( continua.
Camila : A qué edad tuviste tu primera vez?

P 28-1
Lauren : Siento que te estas vengando de mi con esa pregunta jajajaja, pero fue a los 18.
Camila : Si tú lo dices....
Lauren : No seas celosa ;) Banda favorita?
Camila : Por qué siento que todas tus preguntas tienen como propósito avergonzarme? jajaja!
Lauren : Que no hay una regla que diga que no puedes responder a una pregunta con otra pregunta? :D
Camila : Te odio... Pero tienes razón, mi banda favorita es One Direction.
Lauren : Jajajajajajajajaja!
Camila : Me voy a vengar Laur... Noche o día?
Lauren : Prefiero la noche, siento como que es el momento ideal para relajarse. Ciudad o campo?
Camila : Considerando que Miami no es un lugar con mucho verde y jamás he estado en ninguna especie
de campo, voy a elegir la ciudad.

Lauren : Jamás? Ni siquiera a una estancia o algo? A una reserva natural?


Camila : Wow relájate Jauregui, una pregunta a la vez.
Lauren : Esas preguntas no cuentan como parte del juego :P
Camila : Jajajaja, conozco lugares así pero nunca he estado en uno, entiendes mi punto? He visto
lugares verdes en viajes y todo eso pero nunca tuve la oportunidad de disfrutar ese espacio.

Lauren : *Está escribiendo un mensaje...*


-Lauren... Lauren, ¿Me estas escuchando? -La joven aparto la atención de su celular y miro a su padre. -Es
bueno tenerte de nuevo.
-Pero... Nunca me fui. -Dijo no entendiendo el sentido del humor de su padre, Michael señalo el celular de
la joven y ahí entendió que con esas palabras su padre se refería a que era bueno tener su atención. -Oh, lo
siento. -Las preguntas restantes que quería hacerle a Camila tendrían que esperar.
Michael estaba a punto de salir del país para tratar unos negocios de la empresa en Canadá, y como era
habitual cada vez que algo de esto pasaba, Lauren debía hacerse cargo del trabajo de su padre, pero esta vez
obtener la atención de su hija era un tanto imposible, y se preguntó porque últimamente la joven estaba tan
distraída, en todo sentido, ya sea en el ámbito personal como laboral, Lauren estaba constantemente
distraída, y eso se reflejaba en su rendimiento.
-Bien. Entonces tienes una reunión el miércoles con los inversionistas, asegúrate de mostrarle ese programa
de ventas que los chicos de finanzas prepararon y luego quiero que me cuentes como salió todo. -Dijo
entregándole unos documentos. - El jueves tienes que llamar a tu oficina a Aaron Evans y hablar con él, se

P 28-2
está reintegrando al trabajo luego de una licencia por enfermedad de un mes y debes asegurarte de que
vuelva a sentirse como en su casa, y pedirle todos los documentos que supongo que su doctor debe haber
preparado. Trabaja en el sector de informática.
-Bien. -Lauren lo estaba escuchando, pero las palabras de su padre desaparecían tan pronto como eran
escuchadas. Estaba más concentrada en su conversación con Camila.
-Y luego... Lauren deja ese teléfono. -Le ordeno como si fuera una niña, y verdaderamente se estaba
comportando como una. Sin reclamar ni protestar, Lauren obedeció a su padre tan pronto como escucho su
autoritario tono de voz.
-Lo siento.
-Sé que generalmente te tomas las tardes de los viernes libres porque a esa altura en la empresa no sucede
nada que no pueda manejar, pero ya que voy a estar ausente ese día voy a necesitar que te quedes toda la
jornada para asegurarte que todo esté bajo control. -Termino de explicar. - Has estado muy distraída
últimamente... -Lauren sabía que rumbo tomaría esta conversación, y era un tema del cual no quería hablar
en este momento, mucho menos con su padre.
- ¿Eso es todo? -Trato de cambiar de tema e intento levantarse de su asiento.
-No. -Con su mano le ordeno que vuelta a tomar asiento. - Quiero que hablemos hija. -Lauren suspiró.
- ¿Sobre qué?
-Sobre de lo mal que te está yendo en el trabajo, sobre la poca atención que nos estas dando a tu madre y a
mí. Hasta Normani cree que estas distraída, y creo que a veces ella te conoce más que yo.
-Lo siento, prometo mejorar y no distraerme más.
-Eso no me sirve, quiero saber qué es lo que te pasa. -No iba a responder. - Vamos Lauren, antes solías
contarme todo.
-Porque era una niña y mis problemas se basaban en el chico que vivía en la casa del frente que siempre me
mostraba su lengua por la ventana. -Dijo de mala manera.
-¿Esto tiene algo que ver con Ian? -Bingo.
Era obvio que el idiota de Ian iba a ir a contarle a su padre el estado de su relación con Lauren, y a hacerse
la víctima para que él le tuviera compasión, y lo peor de todo es que él le creería porque no sabía con la
clase de persona que estaba tratando.
Lo cierto es que, luego de su última pelea, Lauren no había vuelto a contactar al chico ni tampoco habían
intercambiado ni una palabra cuando se veían en los pasillos de la empresa pese a sus intentos de evitarse.
Ian intentó hablar con ella, enviándole mensajes y llamándola, pero siempre terminaba siendo ignorado. De
todas maneras, Lauren sabía que iba a llegar el momento de tener que hablar del tema que tanto odia, su
boda se estaba acercando y se sentía entre la espada y la pared. Una decisión mal hecha y podría cambiar su
vida para siempre.

P 28-3
Lauren se dispuso a confesarse por fin, omitiendo los detalles más importantes pero dando a conocer los
más obvios. Ya habría tiempo para charlar de Camila con sus padres en otra ocasión, tal vez cuando todo
por fin sea oficial y sin problemas entre ellas, y sobre todo, cuando logre deshacerse de esta enorme mochila
en sus hombros llamado 'compromiso'.
-Tiene mucho que ver. -Confeso al fin. - En parte.
- ¿Qué sucedió entre ustedes dos?
-Lo que paso no es asunto tuyo. -Raras veces Lauren le respondía de mala forma a su padre. - Lo que más me
preocupa es las consecuencias que eso trajo.
- ¿Qué consecuencias? -Se sentó en una de las sillas vacías que estaban al lado de Lauren. Sabía que tal vez
sería una larga conversación.
-Tú... ¿Tú que pensarías si te dijera que no quiero casarme?
- ¿No quieres hacerlo?
-No. -Tarde o temprano tenía que confesarlo. -No ahora, y creo que nunca voy a querer casarme con Ian.
-Oh... ¿Entonces por qué aceptaste?
- ¿Tú que hubieras hecho en mi lugar? su familia gasto miles de dólares para ayudarlo con la propuesta, y se
qué mamá y tú lo ayudaron también. No es fácil pensar una decisión cuando tu familia y otros desconocidos
están mirándote ansiosos por una respuesta. Me sentí presionada y acepte. -Dijo casi a los gritos y luego
suspiro para intentar cambiarse. - Pensé que conforme pasara el tiempo ese deseo de no querer casarme iba
a desaparecer, pero con el tiempo lo único que hizo fue crecer.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes? -Es que no tenía una razón para hacerlo.
-Porque no quería decepcionarte. Quieres tanto a Ian. -Y Lauren no mentía al pensar que estaba ansiosa
porque su padre descubriera la verdadera persona que Ian Dallas era, disfrutaría ver su decepción.
-Que le tenga cariño no me da el derecho a nada. -Le respondió. - Mucho menos a obligarte a hacer algo que
no quieres.
-Nunca quise a Ian. -Comenzó a explicar. - Mi psicóloga dijo que solo estoy con el porque le tengo miedo a
la soledad. Por eso no vivo con él, por eso no me gusta que vaya a casa, por eso me molesta que lo quieras
como a un hijo y lo tengas como tu mano derecha. -Y si Ian la había engañado a ella y a tantos más, ni
siquiera se imaginaba lo que podría llegar a hacerle a su padre, la máxima traición.
-Es bueno saber que las sesiones al fin están dando resultados. -Michael era consciente de las constantes
visitas de Lauren al consultorio de Ally.
- ¿Tu qué harías en mi lugar? -Preguntó por último.
-Ya te dije que no voy a obligarte a hacer algo que no quieres. Así que diría que casarte a la fuerza no sería
una de mis opciones. -Lauren escuchaba a su padre atentamente. -Pero en tu lugar, y considerando que la
P 28-4
boda será en poco menos de cuatro meses, yo seguiría mirando hacia adelante. Ver en que termina todo.
- ¿Y si ya es muy tarde?
-Hija... -Michael comenzó a acariciar el cabello de Lauren, intentando calmar todas sus dudas e inquietudes,
como cuando era niña. - Solo tú vas a saber cuándo será el momento adecuando, y cuando llegue, harás lo
que tú pienses que es mejor para ti. Yo no puedo decirte que hacer solo porque soy tu padre... Bueno, en
realidad si debes obedecerme siempre. -Lauren rio, era increíble cómo hasta en los momentos más serios,
Michael encontraba una oportunidad para volver a bromear. -Pero cuando se trata de tus sentimientos, yo no
puedo hacer nada al respecto. Solo estar aquí para abrazarte en caso de que todo salga mal. -La joven
asintió entendiendo las palabras de su padre. -Tienes que hablar con tu madre sobre esto.
-Seguramente se va a poner mal porque no va a poder ver el arreglo floral que estuvo planeando todo este
tiempo. -Ambos rieron, la verdad era que Clara estaba demasiado obsesionada con la jardinería, y
últimamente también lo había estado con los arreglos para la boda. -Gracias Papá.
______________________________________________
-Aun no terminamos el juego de las veinte preguntas.
Nuevamente, el departamento de Lauren se había convertido en el escape ideal para Camila luego del
trabajo, especialmente hoy que había sido una noche terrible y no estaba de humor para aguantar los gritos y
abusos de Alejandro al llegar a casa. Por eso no dudo ni un segundo al aceptar la invitación de la joven para
pasar la noche.
Todo comenzó cuando Camila, siendo la persona distraída y apurada que siempre fue, rompió su vestuario
justo antes de salir al escenario, por lo que tuvo que reemplazar su sostén de encaje por uno común y
corriente con unos pobres detalles. Ahí fue cuando la primer tanda de furia de su padre se desato; él le gritó
cuando bajo del escenario, y la empujo, haciendo que se golpee la cabeza muy fuerte contra la pared y lo que
más le dolió fue que ni siquiera paro de gritar para preguntarle cómo estaba o si necesitaba algo. Luego uno
de los ebrios clientes que había pagado por un lap dance personal, intentó tocarla aun cuando ella le había
advertido infinidades de veces que no tenía permitido hacerlo, y no fue solo una caricia, el sujeto había
tratado de, literalmente, arrancar con sus manos las pequeñas prendas de ropa íntima que llevaba encima, y
hasta llego a lastimarla a causa de esa fuerza. Por suerte el guardia de la puerta se encargó de sacarlo del
cuarto y del club antes de que la cosa pasara a mayores. Más tarde, cuando estaba haciendo la otra parte de
su rutina de baile, se resbalo en el medio del escenario y cayó, ganándose los abucheos de los clientes y la
desaprobación de su padre, quien al escuchar el descontento del publico salió de su oficina y al ver a
Camila en el suelo, su mirada fue lo suficientemente expresiva para hacerle saber a la chica que estaría en
problemas. Y por último, como ya se estaba haciendo costumbre, Camila tuvo que soportar las miradas
amenazantes que Ian le daba cada vez que lo cruzaba en algún rincón del club, incluso pudo jurar que cuando
estaba bailando en el escenario pudo ver a lo lejos al joven sentado en la barra y al darse cuenta que tenía la
mirada de la bailarina sobre él, paso su dedo índice por su cuello en señal de amenaza y pudo jurar que lo
vio murmurar 'Estas muerta para mí'.
Pero todo eso sinceramente no le importaba en este momento, no cuando su cabeza estaba recostada sobre el
pecho de Lauren y la ojiverde jugada con su cabello, Buster durmiendo plácidamente a su lado en la enorme
cama... Era raro, ya que era una de las pocas veces que Camila recuerda haber estado compartiendo la cama
con alguien sin intenciones de tener relaciones sexuales. Y le gustaba que fuese de ese modo, hablaba mucho
P 28-5
de la clase de persona que Lauren era, y de la clase de relación que ambas estaban teniendo. Más alla de
todo lo que podrían imaginar.
-Bueno, podemos terminarlo ahora ya que estas aquí, y el tono de tu voz es una de los sonidos más relajantes
que he escuchado. -Lauren dejo de jugar con el cabello de Camila para que la joven pudiera recostar su
cabeza sobre la almohada, luego ambas se acomodaron de manera que estaban acostadas de lado pero una
frente a la otra. Lauren no pudo evitar estirar su brazo y abrazar a Camila por la cintura, acercándola más a
ella y haciendo que sus narices se toquen. Era una distancia agradable y quería que se queden así mientras
hablaban. La proximidad y sus suaves voces hacían que todo fuese especial.
-Bien, era mi turno de preguntar. -Camila pensó por unos momentos. - ¿De qué trabajarías si no estuvieras
trabajando en la empresa de tu familia?
-Mmm, probablemente sería psicóloga. Pero sería algo difícil ya que ni siquiera puedo con mis problemas. -
Rio. - ¿Color favorito?
-El verde de tus ojos. -Respondió en modo de broma, pero había algo de verdad en esas palabras. Amaba
sus ojos.
-Encantadora. -Por más que actuase indiferente a las palabras de la otra joven, lo cierto era que el corazón
de Lauren latía con fuerza cada vez que escuchaba algo así saliendo de la boca de la bailarina. - ¿Tienes una
mejor amiga? Digo, Cameron es tu mejor amigo así que supongo que debes... -Lauren pudo sentir a Camila
estremecerse bajo su brazo. - ¿Quieres hablar sobre ella?
-Esas son dos preguntas. De nuevo haciendo trampa. -Advirtió con una sonrisa.
-Lo siento.
-Disculpa aceptada. -Camila movió su cabeza unos pocos centímetros para poder acercarse y besar
cortamente los labios de Lauren, haciéndole saber que todo estaba en orden y que en realidad no estaba
enojada por algo tan estúpido como eso. - Y sí, tengo una mejor amiga, su nombre es Dinah.
-Tiempo fuera, voy a hacer otra pregunta.
-No existe el tiempo fuera en las veinte preguntas. -Camila era un poco competitiva al parecer.
- ¿Quién inventó las reglas del juego?
-De nuevo lo hiciste. -Era imposible que una charla sería se de entre las dos en este momento.
-Es en serio, tengo que preguntar algo.
-Bien. Haremos una pausa. -La bailarina levanto su dedo índice en señal de advertencia. -Y es la última vez
que te perdono.
-De acuerdo... ¿Por qué nunca la he visto? Siempre estas con Cameron.
-Ella vive en Inglaterra. -Comenzó a explicar. - Londres, para ser más exacta. Al igual que yo es profesora
de música, fuimos juntas al jardín de niños, escuela y bueno, universidad. Pero a ella la contrataron para dar
P 28-6
clases en una de las escuelas más importantes de allí.
-Debió ser difícil tomar la decisión de irse.
-Básicamente yo la obligue a hacerlo. -Lauren levantó una ceja, estaba confundida. - Originalmente la oferta
de trabajo me fue hecha a mí, pero no podía irme, mi papá se enojaría demasiado y no quería dejar a mi
madre y a mi hermana para lidiar con su ira. Así que le dije a Dinah que por favor acepte la oferta por mí. -
Explicó. - Creo que lo difícil fue convencerla.
- ¿Te arrepientes de haberlo hecho?
-En realidad, no. Porque ella está feliz allí, tiene su casa, su auto, un novio, y además viene de visita de vez
en cuando, y su familia está feliz de verla feliz a ella, y por supuesto si ella está feliz, es todo lo que necesito
para saber que mi decisión fue la correcta. -Respondió con honestidad. -Volvamos al juego, ya que tu hiciste
una pregunta personal, yo también quiero hacer una.
-Tengo miedo. -Dijo bromeando. -Pero adelante.
- ¿Por qué no has dejado a Ian aun? -Lauren se tensó ante esa pregunta.
-Camila...
-Quiero una respuesta sincera, Lauren. -Salió del agarre de la ojiverde y se sentó en la cama. Lauren hizo lo
mismo segundos después.
-Sé que esto no responde a tu pregunta, pero si quiero dejarlo. El problema es que desde la pelea de la otra
noche no hemos hablado, y al igual que tú, tengo miedo de que abra la boca. Creo que si mi padre se
enterara de todo esto reaccionaría de la misma manera que el tuyo. -Camila ni siquiera miraba a Lauren,
solo jugaba trazando con su dedo los diseños del cobertor de la cama. - Ya le dije a mis padres que no
quiero casarme con él y lo tomaron bien. Pero me recomendaron que continúe para ver cómo termina todo.
-Te están obligando.
-No lo están haciendo, solamente se aseguran de que no cometa un error.
- ¿Yo soy un error? -Preguntó.
-No. Tú podrías ser la solución a mi mayor error.
-Ian no merece estar contigo ni con nadie, no quiero que te haga a ti lo mismo que me hizo a mí. -Por fin se
atrevió a mirar a Lauren. - No quiero que te cases con él.
-No lo haré. -Intento tranquilizarla. - Pero eso tampoco asegurara que tú y yo vamos a estar juntas al final,
tienes que entender que tengo muchas cosas que hacer para ponerle un fin a todo esto. Una de esas cosas es
conocerte a fondo y estar segura de que tú eres la decisión correcta. -Camila volvió a mirar el cobertor. - Sé
que no es la respuesta que esperabas, pero quiero ser sincera contigo desde el primer lugar, y tampoco
quiero lastimarte. -Al ver que la joven no respondía, intento sincerándose un poco más. -Me encantaría ser
solo tuya. -Y si bien Camila tenía la cabeza gacha, Lauren pudo ver la pequeña sonrisa que invadió su
rostro, dándole tranquilidad. - Sigo yo.
P 28-7
-Adelante. -Ambas volvieron a recostarse en la posición en la que estaban para poder continuar con el
juego. - Pregunta.
- ¿Estarías interesada en hacer un viaje conmigo? -Camila se quedó atónita, sin saber que responder
honestamente. Lauren sonrió ante la sorpresa de la bailarina. -Será mejor que prepares tus valijas.
Weon leí "será mejor que prepares tus braguitas" LAKAKWKWKW 8 de noviembre del 2004

P 28-8
Capítulo 27 - "Hay una primera vez para todo"
87.2K 2.9K 4.2K
by gotdynamites

?Vas a tomar el próximo vuelo a México, a las 4:30 de la madrugada.


Alejandro comenzó a instruirle calmadamente a Camila todo lo que debía hacer. Bueno, con toda la
paciencia que esa clase de padre le podía tener a una hija que supuestamente no amaba.
No estaba de acuerdo con que la joven participara en esta parte del negocio, él prefería que se quedara
en el club haciendo sus actos, o como él le llamaba, 'su trabajo de puta' y ganar dinero de esa forma.
Sabía la cantidad de dinero que perdería por tener a la joven afuera del país por el fin de semana, pero
después de Cameron, su hija era la única persona en la que no podía, si no que debía confiar.
Dicen que 'de tal palo, tal astilla', tal vez Alejandro no debió haber confiado en Camila solo porque es su
sangre, tal vez debió haberse imaginado que los pobres ejemplos de persona que le había dado a la joven
a lo largo de sus veintisiete años influenciarían demasiado en lo que estaba por pasar, porque Camila de
seguro no iba a tomar ese avión para ir a encontrarse con los socios de su padre, ella lo engañaría.
?González va a estar esperándote en el bar del hotel a las 16, horario de allí claro. ?A todo esto, Camila
solo escuchaba pacientemente y asentía, pero en realidad las órdenes de su padre se esfumaban de su
mente tan pronto como eran escuchadas. ? Asegúrate que te pague su deuda por completo, si no lo haces,
me llamas tan pronto como puedas y me avisas. Haré que mis chicos se encarguen de él. ?Dijo tomando
un sorbo de su vaso de whisky.
? ¿Qué vas a hacerle? ?Preguntó curiosa, aunque estaba segura de cuál sería la respuesta.
?Nada que un equipo de forenses y una casa de sepelios no puedan resolver. ?Dijo riendo mientras
jugaba con los hielos en su vaso. ?En caso de que eso llegue a pasar, quiero que vuelvas a Miami
inmediatamente. ?Camila asintió. ? Una última cosa, la reservación en el hotel está bajo el nombre de
Jade Armstrong. ?Abrió uno de los cajones de su escritorio y saco una identificación falsa. Cuando
Camila la tomó y noto lo autentica que lucía, y que la fotografía en esta era la misma que su verdadera
identificación, miró a su padre confundida reclamando una respuesta. ?Uno de los tipos que trabaja en el
registro civil me debía un favor. ?Le explicó.
?Entonces, creo que será mejor que vaya a empacar. ?Antes de que se pudiera levantar de su asiento,
Alejandro la detuvo. Le dio la vuelta a su escritorio para quedar justo frente a ella, y su mirada no
trasmitía ningún tipo de cariño paternal, si no que le hacía sentir miedo.
?La única razón por la que te estoy enviando a ti es porque Cameron tiene problemas con su pasaporte y
no puede salir del país. ?La joven asintió. ? Confió en ti, y será la última oportunidad que te daré si no
quieres que convierta tu vida en un infierno. ?Camila rio por lo bajo ante la ironía de las palabras de su
padre. ? Si fallas, te prometo que cuando vuelvas no te encontraras con un pastel de "bienvenida a casa",
mucho menos esperes que te reciba con los brazos abiertos. ¿Entendido? ?Ante el silencio de la joven,
Alejandro dejo su vaso sobre el escritorio y tomo el rostro de su hija con ambas manos, y con mucha
fuerza también. ? ¡Te hice una pregunta Camila! ?Le gritó en el rostro.

P 29-1
?Entendido. ?Dijo finalmente.
Lo cierto es que, Cameron no tenía ningún problema para salir el país. El mismo Alejandro Cabello se había
encargado de dejar al chico limpió y sin algún problema judicial para que le sea eficiente en el negocio.
Pero era fácil engañar al jefe cuando esta alcoholizado.
Camila sabia del viaje que el chico estaba próximo a realizar, y era una ruta de escape perfecta para ella,
por lo menos durante este fin de semana. Fue en lo primero que pudo pensar cuando Lauren le dio la loca
idea de que se escapen de la ciudad por unos días, aunque Cameron al principio no estaba de acuerdo con
mentirle a Alejandro para que Camila pudiera escapar del club para pasar tiempo con Lauren ya que seguía
molesto por la actitud que la empresaria había tenido con su amiga cuando Ian quiso aprovecharse de ella,
termino accediendo a ayudarlas a ambas. Cameron era bueno para manipular a las personas, Camila era
buena para mentir, y su padre era un idiota. No fue difícil que se comiera el cuento de los problemas de
Cameron y que después de él, Camila era la mejor opción para realizar esta transacción.
Alberto González, el sujeto con el que debía encontrarse en México, era un humilde hombre que había
inmigrado desde el país vecino hace varios años, era un cliente frecuente del club, ella recordaba haberlo
visto cuando comenzó a trabajar para su padre, pero era un hombre muy humilde y su padre un hombre muy
hambriento por el dinero. Cuando sus deudas con el club se hicieron gigantes luego de que se quedara sin
trabajo, el volvió a México y Alejandro estuvo años buscándolo para por fin cobrar su deuda. Camila sabía
que el hombre no iba a poder pagar todo de una sola vez, y por eso mismo no se sentía culpable al engañar a
su padre y de no abordar ese vuelo, porque sabía que le salvaría la vida a un pobre hombre que tal vez
necesitaba el dinero para alimentar a su familia o enviar a sus hijos a la escuela. Cuando vuelva el lunes se
encargaría de lidiar con Alejandro, y le pagaría de su propio bolsillo la deuda del hombre, que no eran nada
más que dos mil quinientos dólares. Era increíble lo que algo era capaz de hacer por solo un poco de dinero.
Era un plan perfecto, o al menos eso pensaba.
____________________________________________
?No puedo creer que te vas a ir de viaje. ?Una muy cansada Dinah dijo a través de la video-llamada. ?Y con
la misma tipa que te esquivo como, ¿cuántas veces? ¿Mil?
?Fueron dos. ?Camila respondió mientras doblaba unas prendas para meter en su maleta. ?Y ella fue la que
me propuso esto, no yo.
? ¿Te va a pagar por eso? ?La joven bailarina dejo sus prendas de ropa para mirar con confusión a Dinah a
través de la cámara.
? ¿Qué estas insinuando? No soy una prostituta Dinah.
?Bueno, pero te recuerdo que también es la misma tipa que pago cuatro mil dólares solo para besarte.
?Yo no le dije que tenía que pagar por hacerlo, y además lo hizo porque era la única forma que tenía para
verme.
?Claro. ?Era mejor que se quedara callada, antes de que decir algo y amargarle por completo el viaje a
Camila, que aún ni siquiera había comenzado.
P 29-2
?Sé que tienes algo que decir. ?Dijo la bailarina sin apartar la vista de lo que estaba haciendo. ? Así que
dilo antes de que me vaya.
?De acuerdo. ?Iba a ir directo al punto. ?Siento que Jauregui te está usando.
Entendía el miedo de su mejor amiga, y que una de sus prioridades era protegerla, como siempre lo hacia.
Pero de hecho esta vez no era así, ella no tenía ni una idea de todo lo que estaba pasando a su alrededor,
solo lo que Camila le contaba a través de sus video llamadas o mensajes de texto. Aun así aceptaba su
opinión, pero no estaba de acuerdo con ella.
?No es así, Dinah.
?Claro que sí, se está por casar, paga para poder estar contigo y te está haciendo meter en muchos problemas
con tu padre dicho sea de paso. ?Comenzó a explicarle su punto de vista. ? Además, según por lo que me
dijiste ella habla todo el tiempo de como odia que no te tengan respeto y ella básicamente te está faltando el
respeto. Tú odias a los hipócritas, y eso es justo lo que ella está siendo en este momento. ?Camila pensó
bien antes de responderle a su amiga.
?No conoces sus motivos. ?La defendió. ? Ella también tiene mucho que perder por esto, y se está
arriesgando por mí. Eso significa mucho para mí. ?Se sentó en la silla de su escritorio una vez que había
terminado de empacar para hablar más tranquila. ?Golpeo a su prometido, al supuesto amor de su vida, y me
defendió a mí en lugar de defenderlo a él.
?Pero no lo dejo. ?-Reclamó. ? Ella solo te dijo que lo hizo, las acciones hablan más que las palabras.
?Tiene mucho en la cabeza, y tiene que pensar.
?Camila, por favor abre los... ?La joven la interrumpió.
?No Dinah. ?Comenzó. ?Yo tengo los ojos bien abiertos y estoy consciente de todo lo que sucede aquí, en
Miami, porque es en donde estoy. Tu estas en Londres, no sabes ni la mitad de las cosas que me suceden a
diario, solo lo que yo te cuento. ¿Por qué crees que Cameron sí quiso ayudarme? Porque el no solo sabe la
historia que hay entre Lauren y yo, si no que la vive día a día. ?Intentó contenerse para no gritarle. ? Cuando
vengas aquí, y veas todo lo que ella hace por mí con tus propios ojos, te vas a dar cuenta de lo bien que me
hace estar con ella. ?Su mejor amiga se quedó sin palabras.
?No puedo creer que la estés defendiendo.
?Lo siento, pero esta vez no tienes razón.
?Yo solo quiero asegurarte de que no te pase lo mismo que paso con... Bueno, las demás.
?Cheechee... ?Comenzó a explicar un poco más tranquila. ? Sé que tienes tus motivos para defenderme y
entiendo que no quieres escucharme llorar dos horas seguidas si todo sale mal. ?La joven del otro lado rio
recordando las noches que se había pasado consolando a su amiga. ? Pero tú ya tienes tu vida alla, en
Londres, y yo tengo la mía aquí. Eres mi amiga, y te amo por lo excelente persona que eres. Pero ya estoy
grande y puedo tomar mis propias decisiones.
?Solo quería ayudarte, pero supongo que como tú dices, no puedo juzgar por solo unas palabras. ?Suspiró
P 29-3
antes de continuar. ? Lo siento mucho Mila.
Justo antes de que Camila pudiera responder, su celular comenzó a sonar justo al lado de su laptop. Lauren
le había enviado un mensaje.

De: Lauren
"Cenicienta, será mejor que bajes antes de que tu carruaje se convierta en calabaza!!! :D"
? ¿Es ella? ?Preguntó Dinah al ver la sonrisa de su mejor amiga luego de leer el mensaje, Camila asintió
levemente con la cabeza sin apartar la vista de su celular. ?Sera mejor que te deje, y Mila... ?Esta vez, la
joven bailarina si volvió a prestarle atención a su mejor amiga del otro lado de la pantalla. ? Mucha suerte,
para ambas.
Era todo lo que la joven necesitaba oír de la boca de su mejor amiga, necesitaba apoyo y compresión, y
aunque sabía que Dinah no estaba del todo contenta y que aún tenía sus opiniones acerca de Lauren y sus
intenciones, también sabía de qué si esto hacía a Camila feliz, era todo lo que necesitaba para callarse la
boca y apoyarla en lo que venga.
Rápidamente termino la video-llamada luego de despedirse de su amiga con la promesa de que le contaría
todo tan pronto como volviera de su viaje, tomo su maleta que había dejado sobre la cama y bajo
rápidamente las escaleras de la casa. Su padre no estaba y seguramente estaría pensando que ella ya estaba
camino al aeropuerto para abordar ese avión hacía México. Dejo una pequeña nota sobre la mesa de la sala
sabiendo que su mamá o Sofía la encontrarían antes que Alejandro, diciéndoles que intentaría volver lo más
rápido posible y que no se preocuparan por ella, también, obviamente les pidió que la cubrieran de acuerdo
al plan. Si, su hermana y madre también eran cómplices de esto.
Cuando por fin salió de la casa pudo ver a Lauren de pie junto a su auto esperando por ella, la joven
empresaria estaba jugando con el vapor que salía de su boca a causa del frio de la madrugada y reía un poco
cada vez que se quedaba sin aliento, sus manos estaban en sus bolsillos para protegerlas del frio, y en ese
momento Camila pudo darse cuenta de la temperatura de afuera, tal vez debería haber dejado un abrigo
afuera para usar durante el viaje, pero estaba tan emocionada pensando en todas las cosas que podrían pasar
entre ella y la empresaria durante el fin de semana que no pensó en los detalles, como el abrigo, por
ejemplo.
? ¿Cuántos años tienes? ?Preguntó Camila bromeando cuando llego al lado de la otra joven, Lauren dejo de
soplar y la miró para luego empezar a reírse.
?Lo siento, es que estabas tardando tanto que no encontré nada mejor que hacer.
?Yo también lo siento por eso. ?Se acercó a la joven y se puso en las puntas de sus pies para poder besar
cortamente sus labios. ?Hola.
?Hola. ?Respondió riendo y esta vez fue Lauren quien beso a Camila.
?Te ves cansada. ?Comentó la bailarina mientras Lauren abría el maletero del auto para guardar la maleta de
Camila.

P 29-4
?Lindo horario el que elegiste para partir. ¿Puedo preguntar por qué tan temprano?
?Parte de la mentira que le dije a Papá para que me dejara ir. ?Lauren era consiente de todo lo que Camila
tuvo que hacer para que pudiera escaparse de ahí durante unos días, y hasta podría decirse que era cómplice
también. ?Cree que estoy yendo al aeropuerto.
?Astuta.
? ¿A dónde estamos yendo realmente? ?Preguntó cuándo Lauren cerró con un seco golpe el maletero y
comenzó a caminar hasta el lado del conductor.
?Sorpresa. Pero si puedo decirte que no necesitaremos tomar un avión para llegar. ?Dijo entrando en el auto,
Camila la siguió segundos después. ? Y también puedo asegurarte que te va a encantar.
Mientras ambas chicas emprendían el viaje que habían estado planeando en el transcurso de la semana,
Lauren no pudo evitar preguntarse cómo iba a estar todo en la empresa durante la ausencia. Su padre le
había ordenado especialmente que se quede todo el día en la oficina el viernes, pero sin embargo en este
momento estaba conduciendo por una oscura carretera siendo acompañada por la chica de sus fantasías
quien luego de media hora de viaje se quedó pacíficamente dormida en el asiento del copiloto.
Había dejado todo a cargo de Normani como siempre hacía cuando tenía que salir, y sabía que la chica no la
defraudaría, porque se tomaba el trabajo de Lauren más en serio que el suyo. Pero eso no era lo que le
preocupaba, si no que el hecho de que aún no había intercambiado ni una palabra con Ian le ponía los pelos
de puntas y la hacía temblar del nerviosismo. Estaba segura de que en este momento no conocía por
completo a la persona que una vez que arrodillo frente a ella y le pidió matrimonio, y eso le hacía pensar
que tal vez el pudiera ser capaz de hacer algo en la empresa por total y pura venganza, algo fuera de los
límites que alguna vez creyó que el empresario tenía.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando se dio cuenta de que Camila estaba temblando a su lado, en
sus sueños y ella no sería capaz de despertarla sabiendo las pocas horas de sueño que la joven tenía a diario
a causa de su trabajo. Con mucho cuidado estaciono su auto a un lado del camino y cuando ya estuvo fuera
del paso de los autos, se desabrocho su cinturón de seguridad para poder estirarse y tomar del asiento
trasero una pequeña frazada que había cargado solo en caso de que algo como esto se presentara. También
se maldijo por lo bajo por no haberse dado cuenta antes de lo desabrigada que Camila estaba, pudo haberle
preguntado si tenía frio o no, y además porque sabía que la calefacción del auto no era la mejor del mundo.
Luego de volver a acomodarse en su asiento, cubrió el cuerpo de la otra joven con la frazada con mucho
cuidado de no despertarla, y pudo ver la pequeña sonrisa que Camila mostró en sus sueños, como si le
estuviera agradeciendo solo con ese inconsciente gesto. Solo así luego pudo volver al camino y dejar de
pensar en cosas que no debería.
____________________________________________
?Buenos día... ?Ian se detuvo en la puerta luego de entrar a la oficina de Lauren y de darse cuenta que la
persona que estaba sentada en su escritorio no era exactamente la persona con la que el esperaba tener una
charla.
? ¿Qué pensaría tu chica si viera que le estas llevando el desayuno a otras mujeres, Dallas? ?Preguntó
Normani en forma de broma, mientras seguía prestándole más atención a sus uñas que al joven que acababa
P 29-5
de entrar en la oficina con una bandeja de desayuno en una mano y un ramo de flores en la otra.
? ¿Dónde está Lauren? ?Preguntó dejando todo sobre el escritorio.
?Salió. ?Respondió cortamente. ?Yo estoy a cargo ahora. ?Miro a Ian para sonreírle falsamente.
? ¿Cuándo va a volver?
?Si no lo sabes tú, que eres su prometido... Oh, espera, cierto que cagaste por completo tu relación cuando
quisiste acostarte con Camila. ?Comenzó a reír, había veces que Normani estaba orgullosa de sus propios
chistes. Esta vez siendo una de ellas.
?Tu estas disfrutando de eso, ¿verdad? ?Y por primera vez, Normani tenía el placer de apreciar la
verdadera clase de persona que Ian Dallas era en realidad, un egocéntrico y egoísta, o como la joven lo
llamaría, un idiota.
?Siempre pensé que eras un idiota. ?Confesó. ? Y si pensabas que Lauren iba a salir corriendo a tus brazos a
cambio de un desayuno y un par de flores, entonces eres más idiota de lo que pensé. Perdón por
subestimarte.
?Yo quería hablar con ella.
? ¿Qué no habían hablado el otro día en su departamento? Ah no, cierto que ese día te rompió la nariz de un
golpe. ?La joven volvió a reír. ? ¿Por qué no la llamas a su celular? ?Ian pensó que Normani estaba
dispuesta a ayudarlo, pero en realidad todo lo hacía para burlarse de él.
?No responde.
?Por supuesto que no, tiene cosas mucho mejores que hacer, idiota. ?Tal vez Normani no se dio cuenta, pero
acababa de darle al soberbio empresario una idea de dónde podía estar Lauren, e iba a usarla para su
benefició. ?Vuelve al trabajo Dallas.
?Con gusto, jefa. ?Dijo de forma irónica. ? Disfruta el desayuno y las flores por Lauren. ?Fueron sus últimas
palabras antes de salir sintiéndose victorioso de la oficina.
?No pienso tocar nada de esto. ?Dijo tomando la bandeja con comida del escritorio y tirando su contenido
en el tacho de basura, el ramo de flores también termino en la basura. ? Seguro que el muy hijo de perra lo
enveneno.
____________________________________________
?Nunca había estado en un lugar como este, es precioso.
Y eso era todo lo que Lauren necesitaba oír para saber que había hecho feliz a Camila.
El juego de las veinte preguntas que habían jugado el otro día le dio a Lauren miles de ideas para poder
darle una que otra alegría a la joven bailarina, empezando por esta; cuando Camila le dijo que prefería la
ciudad porque nunca había tenido la oportunidad de disfrutar adecuadamente de la naturaleza,
inmediatamente pensó en este lugar.
P 29-6
La vieja estancia de la familia Morales a las afueras de Florida se había convertido en un lugar turístico un
poco antes del nacimiento de Lauren, y había pasado incontables fines de semana en este lugar con sus
padres, siempre eran bueno tener una pequeña escapada de vez en cuando y al parecer este era el lugar
preferido de la niña, no porque la familia no pudiera pagar otras vacaciones, sino porque las cosas tan
simples como este pequeño espacio verde era suficiente para hacer a na pequeña Lauren Jauregui feliz. Y
amaba saber que ahora la alegría no era solo suya.
?Siempre hay una primera vez para todo.
Habían llegado al lugar alrededor de las ocho de la mañana, luego de casi cuatro horas de viaje.
Obviamente, agotadas por el trayecto, decidieron tomar una pequeña siesta tan pronto como llegaron al
cuarto que Lauren había reservado con anticipación, y tal como lo imagino, Camila lo amo al instante. Y era
increíblemente satisfactorio saber que todo estaba saliendo de acuerdo a lo que pensaba y quería. El único
problema fue, que la siesta se convirtió en unas largas y merecidas ocho horas de sueño para ambas, y
despertaron un poco más tarde de las diecisiete horas, hambrientas y ansiosas por salir a explorar los
alrededores y las aventuras que el lugar les prometía, pero antes se tomaron un pequeño tiempo solo para
mirarse y compartir un buen montón de caricias y besos, una al lado de la otra en la enorme cama, sin poder
creer que este era su fin de semana sin interrupciones y con la oportunidad de hacer todo lo que se les
presente. De ser felices.
? ¿Qué se supone que haces en un lugar como este? ?Preguntó Camila mientras tomaba un sorbo de su café,
ambas estaban desayunando, o más bien merendando, ya que no habían comido nada desde que
emprendieron el viaje.
?Muchas cosas. Supongo que nunca acampaste, ¿cierto? ?La joven bailarina negó con la cabeza mientras
escuchaba atentamente a Lauren. ? Bueno, podemos hacer eso, sería la experiencia completa con fogata,
malvaviscos asados y una tienda, incluso tendremos que compartir la bolsa de dormir para mantenernos
calientes con este frio intenso. ?Ambas rieron ante la idea de la tentadora idea de la empresaria. ? Podemos
hacer manualidades, cocinar, alimentar a los animales e incluso jugar con ellos, o solo podemos quedarnos
aquí y hablar mientras esperamos para ver el atardecer, que va a llegar en cualquier momento.
?No quiero estar todo el día sentada.
?Ya perdimos la mitad del día a decir verdad. ?Lauren la corrigió, pero solo lo hizo bromeando y no como
lo haría normalmente con alguna otra persona, y solo porque amaba las miles de sensaciones que sentía
cuando escuchaba la adorable risa de Camila.
? ¿Qué animales hay aquí? Además de las vacas que estoy viendo dejar varios regalitos sobre el césped en
este momento. ?Lauren casi escupe lo que estaba merendando cuando escucho el comentario de la joven.
?Camila, estoy comiendo.
?Lo siento. ?Se disculpó entre risas. ? No es mi culpa que sirvan la comida en el mismo lugar donde los
animales hacen sus necesidades.
? ¡Camila! ?Volvió a llamar su atención. ? En serio, para.
?Solo si respondes mi pregunta. ?Dijo de la forma más inocente posible, como si no hubiera hecho que
P 29-7
Lauren casi vomitara la mitad de lo que había comido solo con sus comentarios.
?Bueno hay... ?Comenzó a hablar mientras limpiaba su boca con una servilleta. ? Vacas, como puedes ver.
También hay una gran variedad de aves, que mañana si nos levantamos temprano te llevaré a conocer. En el
lago obviamente están los peces, si quieres podemos ir a pescar o a nadar. Creo que hay un par de cerdos
también...
?Creí que habías dejado a Ian en Miami. ?Bromeó.
?Graciosa. ?La sonrisa que invadió el rostro de Camila luego de hacer esa broma demostraba lo orgullosa
que había estado de ese chiste en especial. ? Hay unos caballos preciosos... ?En ese momento Lauren fue
interrumpida por la otra joven.
?Nunca cabalgue un caballo. ?Confesó la bailarina. ? ¿Podemos hacer eso?
?Por supuesto.
Lauren nunca se había hecho esta pregunta hasta hoy, pero tenía curiosidad por saber cómo había sido la
vida de Camila mucho antes de que empezara a trabajar como bailarina erótica en el club de su padre.
Estaba segura que de sus infancias no habían sido para nada parecidas, y convencida que la de Camila debió
haber sido mil veces más dura. ¿Qué clase de niño no conoce un campo? Es una de las primeras cosas que
sus padres hacen conocer a sus hijos, llevarlos a una estancia como esta o a un zoológico para que se
relacionen un poco con el mundo natural que los rodea, por eso mismo se sorprendió cuando la joven le
había dicho que nunca tuvo la oportunidad de conocer un lugar así. Tal vez fue porque no podían pagar un
viaje así, o simplemente porque Alejandro no le daba a su hija la atención necesaria y ni siquiera le daba
importancia a sus deseos, ambiciones o logros, y estaba segura que la última era la posibilidad correcta.
Estaba decidida a cambiar todos esos aspectos de la vida de la joven, a partir de hoy, y con algo de suerte
en el futuro. Cumpliría todos sus deseos aunque eso signifique renunciar a los suyos, porque Camila lo
merecía por la clase de persona que era, por lo fuerte que era, y porque así lo creía ella. Esa tarde Lauren le
enseño a la joven a montar un caballo correctamente, aunque al principio fue un poco difícil ya que por
miedo Camila no se quería ni acercar al animal, pero todo cambio cuando la empresaria le prometió que se
montaría con ella el caballo para que no tuviera miedo. Camila estaba feliz por haber aprendido algo nuevo
hoy, y mientras tanto Lauren disfrutaba de su proximidad mientras la bailarina guiaba las riendas del animal
y ella solo la abrazaba por detrás alegrándose al ver tanta felicidad en la otra joven.
Cuando la noche llego y ambas estaban muy cansadas, volvieron a la estancia y compartieron un muy íntimo
y caliente baño en la bañera de su habitación.
?Es la primera vez que te veo desnuda. ?Dijo Lauren, no podía creer que todo esto sucedería luego de su
despedida de soltera. ?Y eres perfecta. ?Beso el hombro desnudo de Camila que se encontraba sentada entre
sus piernas en la bañera, y estaba bastante entretenida al parecer jugando con la espuma que flotaba sobre el
tibio agua que las rodeaba.
?Es la primera vez porque tu quisiste. ¿O no recuerdas cuando me pediste que me vistiera la otra vez en el
club?
?Era una idiota.
P 29-8
?Estoy de acuerdo. ?La joven bailarina tomo una gran cantidad de espuma entre sus manos y la puso en su
cara, simulando que era una barba y volteo ligeramente para mostrarle su gran hazaña a Lauren.
? ¿Cuántos años tienes? ?Preguntó burlándose del mismo modo que Camila se había burlado de ella esa
mañana cuando la vio jugando con el vapor que salía de su boca.
?Cumpliré veintiocho el próximo tres de marzo, será mejor que lo recuerdes. ?Lauren limpió con una de sus
manos la espuma del rostro de Camila para luego podes besar tiernamente sus labios.
? ¿Te molesta si damos por terminado este baño? Si paso unos cinco minutos más aquí dentro me convertiré
en abuela.
Camila asintió al estar de acuerdo con la propuesta de la otra chica. Además ya se estaba haciendo tarde y
sabía que tenían que comer algo antes de ir a dormir. Lo cierto es, que habían disfrutado tanto del poco
tiempo que les quedo del día que estaban completamente agotadas, y seguras de que caerían rendidas en los
brazos de Morfeo tan pronto como sus cuerpos toquen las suaves sabanas de la cama. Pero el destino les
tenía otros planes.
? ¿Crees en el amor a primera vista? ?Camila preguntó en el medio de la noche mientras jugaba con el
cabello de Lauren, quien estaba con la cabeza recostada sobre su pecho, dormir les resultaba casi imposible
estando en la compañía de la otra, hacía aproximadamente dos horas que ambas estaban acostadas pero no
habían podido pegar ni un solo ojo a pesar de su cansancio. Tal vez las cosas que nunca hablaron o hicieron
era lo que las estaba atormentando tanto.
?No. ?Respondió Lauren en un susurro. ? Si creo en la atracción a primera vista, y que el amor puede ser
que aparezca cuando empiezas a conocer a esa persona a fondo.
? ¿Cómo estas tan segura? ?Lauren no pudo evitar dejar escapar una pequeña risita antes de responder.
?Eso fue lo que me paso contigo. ?Comenzó a explicar. ? La gente tiende a prejuzgar a las personas, y eso es
lo que yo hice contigo. Al final tú fuiste la que me demostraste que eras una persona completamente diferente
a la de mis prejuicios, y eso fue lo que me hizo enamorarme de ti.
Tal vez Lauren no se había dado cuenta de lo que acababa de decir, o si lo había hecho y esta fue la mejor
forma que encontró de expresarse, pero para Camila esas palabras sonaron como una confesión de amor, y
así lo fue, había escuchado bien. Ambas se habían enamorado, y la empresaria fue la primera en admitirlo.
?Yo también te prejuzgue bastante. ?Confesó la bailarina. ? Pensaba que eras unas de esas mujeres que solo
querían una aventura antes de casarse, pero luego me contaste como te sentías realmente con respecto a Ian y
que no querías casarte realmente y comencé a pensar que tal vez todo esto es real.
?Lo es. ?Lauren levantó su cabeza del pecho de Camila y se apoyó en sus hombros al lado de ella, para
poder mirarla a los ojos mientras compartían esta charla tan íntima. ? ¿Crees en las almas gemelas?
?No.
? ¿No? ?Verdaderamente esa no era la respuesta que la joven esperaba. Ella si creía en las almas gemelas, y
estaba segura que la había encontrado, pero el hecho de que tal vez Camila no pensaba del mismo modo que

P 29-9
ella hacía que su corazón comience a latir de otra manera, llenándola de nervios. Malos nervios.? ¿Por qué
no?
?Porque las personas están toda su vida imaginándose como su alma gemela puede ser; las chicas se
imaginan a ese apuesto hombre con un cuerpo genial y los chicos sueñas con esa esplendida modelo que tal
vez vieron en la publicidad de una revista, pero lo cierto es que todo eso es incierto, solo fantasías. Uno no
sabe si su alma gemela será flaca o gorda, sorda o ciega, de cabello rubio o castaño. ?Hizo una pausa y
desvió su vista hasta el techo. ? Pero yo sé una cosa Lauren, sé que el futuro es incierto para nosotros, y
también sé que cada persona tiene su destino ya definido, y lo único que puedo pensar con claridad en este
momento, es que tal vez tu eres el futuro incierto que está marcado en mi destino.
Lauren sonrió ante la asombrosa explicación que Camila le había dado, y aunque no lo admita, eso supero
por mucho a la confesión que ella misma le había hecho hace unos minutos. Usualmente su ego la hubiera
hecho sentirse inútil y hacerla enojar por eso, pero no le importaba para nada porque todo ya estaba claro.
Ella amaba a Camila, y Camila la amaba a ella. Sin saberlo había encontrado la respuesta y solución a su
más grande error, y la llave a su futura felicidad.
No necesitaron palabras para decir lo que querían luego de eso, y no es que hubieran podido decirlas ya que
sus labios se unieron inmediatamente en el beso más exquisito que ambas habían compartido hasta ahora.
?No puedo dormir. ?Comentó Lauren en un susurro cuando sus labios se separaron, y en ese momento
aprovecho para ir dejando un sendero de besos desde la comisura de los labios de Camila, por su
mandíbula, y terminando en su cuello.
?Tampoco yo. ?Una de las manos de Camila se enredó en el suave cabello de Lauren mientras su otra mano
bajo a través de la espalda de la empresaria y termino metida debajo de su camiseta, Lauren se estremeció
al sentir el contacto directo de la fría mano de la bailarina acariciando la piel de su espalda.
?Y no creo que pueda dormir luego de todo lo que acabamos de hablar. ?Dijo antes de morder levemente el
cuello de la joven, como ya había hecho otras veces, y como era de esperarse el pequeño gemido que
Camila dejo escapar le hizo saber que lo que había hecho fue placentero para ambas. ?Tal vez no sea lo que
quieras escuchar en este momento, pero voy a dejar a Ian tan pronto como volvamos a Miami. ?Levantó su
cabeza para mirar a Camila directo a los ojos. ? A pesar de que ya estamos prácticamente separados. ?Dijo
riendo.
?Y eso es todo lo que quería, no sabes cuánto espere para esto. ?La joven beso suavemente los labios de
Lauren mientras la mano que aún seguía en su cabello jugaba con los mechones de cabello que estaban entre
sus dedos.
? ¿Por un beso? Te acabo de besar hace unos minutos. ?Camila negó con la cabeza mientas miraba a Lauren
directo a los ojos.
?Por tener una chance de hacerte mía. ?La joven sonrió ante esas palabras.
?Yo también esperaba por lo mismo.
? ¿Si? ?Lauren asintió. ? Entonces, demuéstramelo.

P 29-10
Comenzaron a besarse a un ritmo lento y con sumo cariño, pero luego de unos minutos Camila comenzó a
ponerse impaciente y decidió profundizar el beso luego de atrapar y morder con suavidad el labio inferior
de Lauren, ante esta acción Lauren envolvió la cintura de Camila con uno de sus brazos y con un rápido
movimiento hizo que ambas se dieran vuelta, ahora quedando Camila encima del cuerpo de Lauren, quien sin
perder el tiempo ni el contacto entre sus labios, se sentó sobre las piernas de la empresaria mientras esta
metía sus manos debajo de su enorme camiseta que usaba para dormir, justo como ella había hecho minutos
atrás. Se sorprendió cuando en el recorrido que sus manos estaba haciendo a través de la espalda de la
joven, no se topo con la resistencia de ningún sostén, y se alegró un poco al saber que su trabajo sería más
fácil de lo que imaginaba.
Lauren quitó sus manos de la camiseta de Camila para sentarse y poder envolver la delgada figura de la
bailarina con sus brazos, en ese momento sus labios se separaron por unos instantes para poder retomar el
aire perdido luego de sus apasionados besos, Camila levantó la vista al techo y murmuro un casi silencioso
'Dios mío', y Lauren aprovecho esa oportunidad para besar la barbilla de la joven y para volver a morder e
invadir su cuello con sus cálidos besos.
Luego de darle un poco más de atención a la sensible piel del cuello de la joven, Lauren se separó un poco
de Camila y esta volvió a mirarla cuando sintió el calor del otro cuerpo alejarse, le sonrió picaramente antes
de tomar con sus frías manos el extremo de su camiseta, y la miro a los ojos para asegurarse de que lo que
estaba haciendo estaba bien, y que Camila estaba cómoda con todo esto. Cuando la joven bailarina asintió, a
Lauren no se tardó mucho en quitarle la prenda de ropa y tirarla a un lado de la cama.
?Me gusta la lencería que usas para tus bailes. ?Comentó la empresaria mientras volvía a envolver el cuerpo
de Camila con sus brazos, esta vez sus manos bajaron hasta la cola de la bailarina y con un ligero apretón
hizo que sus cuerpos se acercaran a un más se lo que ya estaban. ?Deberías habértela puesto. ?Dijo mientras
besaba sus clavículas.
Camila no pudo evitar volver a mirar al techo y soltar un suave gemido al aire cuando el morder su labio no
la estaba calmando en absoluto, mucho menos cuando una de las manos de Lauren dejo de tocar su cola para
tomar uno de sus pechos y comenzar a masajearlo suavemente. Por acto reflejo, y porque realmente no sabía
qué hacer con sus manos, Camila se las ingenió para ella también poder quitarle la camiseta a Lauren, quien
tampoco llevaba nada puesto debajo de la prenda. De pronto y sin aviso, la empresaria volvió a tomar el
control y con un rápido movimiento volvió a cambiar sus posiciones, esta vez Camila estaba aprisionada
contra el cómodo colchón y contra el cuerpo de Lauren, quien se encontraba muy cómodamente entre sus
piernas, y ambas dejaron escapar los más excitantes gemidos cuando sus pechos desnudos se tocaron por
primera vez.
No pudiendo resistirse, la joven bailarina paso sus manos a sobre el firme abdomen de Lauren, excitándose
solo con esa sensación y en su distracción no pudo notar cuando la empresaria agacho la cabeza y comenzó a
besar y a juguetear con uno de sus pechos, mordiendo, lamiendo y succionando suavemente un poco de vez
en cuando. Y Camila aprovecho para devolverle un poco el favor, y tomo en sus manos los pechos de Lauren
para darle la misma atención que la joven le había dado a los suyos minutos atrás, claro que luego de un
tiempo una de esas manos se escabullo por la espalda de Lauren hasta llegar a su cola, y Camila comenzó a
jugar con la última prenda de ropa interior que llevaba encima para cubrir su parte baja.
? ¿Quieres que me la quite? ?Preguntó Lauren separando sus labios del pecho de Camila solo para comenzar
a besar el otro, una de sus manos reemplazando el lugar en donde previamente sus labios habían estado. La
joven solo asintió y el pequeño gemido que dejo escapar también sirvió como respuesta positiva.
P 29-11
?Lauren...
La empresaria gimió sobre el pecho de Camila al escucharla jadear su nombre. Y a decir verdad, toda la
situación las estaba desesperando un poco, sobre todo a la bailarina que no pudo soportarlo más y tomo con
sus manos el rostro de Lauren para volver a juntar sus labios de forma frenética, estaban fuera de control y
eso se reflejaba en la forma en la cual se besaban. Sus cuerpos se iban poniendo cada vez más calientes
mientras que sin darse cuenta ambas buscaban alguna forma de satisfacer finalmente todos sus deseos.
Una de las manos de Lauren pasó suavemente sobre el estómago de Camila, acariciándolo suavemente en el
proceso, antes de llegar hasta su ropa interior, donde comenzó a jugar con el elástico de esta.
?Por favor. ?Rogó la bailarina.
? ¿Estas segura? ?A Camila nunca le habían preguntado eso, y se sorprendió al escuchar la preocupación de
la ojiverde ante toda esta situación, y el hecho de que no pensaba solo en ella, sino que también pensaba en
la bailarina. Tal vez había sido porque todas las demás veces, había sido solo sexo, esta vez, era la primera
vez que alguien no la utilizaría como un objeto de satisfacción, esta era la primera vez que alguien le haría el
amor a Camila.
?Si, por favor.
Lauren no pudo evitar sonreír ante la impaciencia de Camila, y tampoco pudo evitar excitarse aún más
cuando la joven cerró sus ojos y mordió sus labios en anticipación a lo que estaba por pasar. Decidió no
hacerla esperar un segundo más, y adentró una de sus manos dentro de la prenda interior de Camila, sus
dedos inmediatamente sintiendo esa humedad característica entre las piernas de la bailarina, y los jadeos y
gemidos de ella incitando a la ojiverde a hacer muchas cosas más. Eso era algo que ella había provocado y
se sentía orgullosa en ese sentido, y lo haría aún más cuando satisfaga a la mujer que amaba de la manera
que solo ella se merece.
Comenzó a juguetear con el clítoris de la bailarina, sabiendo que eso volvía loca a cualquiera y eso era lo
que quería en ese especial momento. Camila enredo sus dedos en el cabello de Lauren y nuevamente la
atrajo hacía sus labios para poder devorar su boca a besos. Solo de esa forma lograría mantenerse dentro de
toda callada y tranquila. Solo se separaron sus labios cuando Lauren comenzó a tirar de su pequeña tanga, la
única prenda que cubría su cuerpo, para que se la quitara.
?Quítate esto.
Le ordeno, sin siquiera detener sus movimientos entre las piernas de la joven, y sin saber cómo, la bailarina
se las arregló para quitarse la pequeña ropa interior terminando por patearla hacia alguna parte del piso del
cuarto, mientras la ojiverde aprovechaba la oportunidad no solo para complacerla, si no para seguir besando
su cuello. Parecía que ese era su punto débil.
Aprovecho que una de sus manos había quedado nuevamente libre luego de que Camila se quitara la última
prenda de ropa y comenzó a acariciar con suavidad una de las piernas de la bailarina, sintiendo la suave piel
de sus piernas al mismo tiempo que volvía a devorar sus labios. A decir verdad, ambas eran adictas a los
labios de la otra y eso quedaba mucho en evidencia durante este momento.

P 29-12
Cuando la ojiverde decidió que ya había estado provocando a la otra joven lo suficiente, con mucho cuidado
introdujo su dedo índice dentro de Camila, haciendo que sus labios se separen solo para que la chica en
cuestión dejara escapar un excitante grito de placer, Lauren pudo jurar que casi se corre en ese preciso
momento solo con escuchar ese sonido, y se sorprendió de no haberlo hecho.
?Eres perfecta.
Le dio un tiempo a Camila para que se relaje antes de comenzar a mover su dedo, y beso delicadamente la
comisura de sus labios. Cuando se aseguró de que la joven estaba bien y que no le había causado ningún
daño, comenzó a mover su dedo con mucho cuidado y llenándola de placer. Se tomó su tiempo,
asegurándose de que Camila disfrute de la sensación y del momento, siguiendo un ritmo lento y suave. Luego
de un tiempo se sintió lo suficientemente segura y la bailarina estaba lo suficientemente lista para que Lauren
introdujera otro dedo dentro de su centro de placer. Y el gemido que se ganó a cambio solo confirmo sus
pensamientos, estaba haciendo las cosas bien y al parecer su pareja lo estaba disfrutando. Era todo lo que
necesitaba y esperaba lograr de alguna forma que Camila se sintiera amada de la manera que tal vez nunca
fue.
Lauren volvió a retomar su ritmo, prestando atención a los gemidos y gestos de Camila para asegurarse de
no lastimarla o que la chica no se sintiera incomoda. Besó cada rincón de piel del rostro y cuello de Camila,
le prestó aún más atención a sus pechos y sobre todo, se aseguró de que este momento sea perfecto. Y
cuando el tan ansiado climax llego se aseguró de tratar a Camila con toda la delicadeza del mundo,
asegurándose de tranquilizarla y por supuesto que disfrute del intenso orgasmo que le acababa de dar. Tal
vez no lo sabía, pero era el mejor que la bailarina había tenido. Y era la primera vez que se había sentido
amada, no usada. Lauren no lo sabía, pero lo sospechaba, y de alguna manera le daba cierta alegría al saber
que fue ella la primera persona que hizo sentir a Camila como siempre se lo mereció.
?Dios... ?Suspiro la joven bailarina luego de que bajara de su nube de placer, cuando Lauren la sintió por fin
relajarse quito con mucho cuidado sus dedos de su centro y luego beso con todo el amor que le quedaba los
labios de Camila, intentando hacerle saber todo lo que este momento se había significado para ella y que, de
hecho, la amaba más de lo que ella misma se podía imaginar.
?Eres increíble. ?Susurro la joven empresaria sobre sus labios.
?Yo tendría que estar diciendo eso de ti. ?Ambas rieron. ? Gracias, Lauren.
? ¿Por qué? ?Preguntó con una sonrisa.
?Por amarme.
Colita mejor XD Ya creo que me voy a enojar xd

P 29-13
Capítulo 28 - "Negocios sucios" (Parte 1)
62.1K 2.4K 1.1K
by gotdynamites

Domingo por la tarde. Era el momento de contar todas las ganancias que el club había tenido en la semana,
usualmente era una tarea que Alejandro y Michael llevaban a cabo antes del inicio de la jornada de trabajo
de ese mismo día, pero como el señor Jauregui se encontraba de viaje hasta la semana entrante, Ian tuvo el
placer de ayudar a Alejandro con todo el dinero del club. Tal vez entre sin vergüenzas y mentirosos se
entiendan mejor.
-Disculpa, tengo que atender esto. -El teléfono del jefe seguía sonando luego de haberlo ignorado
infinidades de veces para no perder la cuenta del montón de billetes que tenía sobre su escritorio, pero ante
la insistencia de la persona del otro lado de la línea no le quedó más remedio que tomarse una pausa y
responder para después volver a concentrarse en paz. -Hola... Si soy yo... ¿Q-qu... ¿Cómo que nunca se
presentó? Si estoy seguro de que tomo el avión hacia México pero... -Suspiro mientras desprendía los
primeros dos botones de su camisa y se acomodaba mejor en su enorme silla. Algo no andaba bien, e Ian lo
pudo notar. -Sí, sí, voy a ver si puedo contactarla, pero eso no significa que está libre de pecados González,
me vas a pagar ese dinero hasta el último centavo. -Evidentemente estaba enojado, no solo con la persona en
el teléfono si no con alguien más. Rápidamente termino la llamada y de mala gana arrojo su celular sobre la
mesa mientras pasaba una mano por su rostro, esperando liberarse de todo esto.
- ¿Pasa algo, jefe? -Ian interrumpió, con su pantalla de chico bueno.
-Nada de lo que tú seas culpable. -Le respondió. -Mi hija es una idiota y al parecer alguien en quien no se
puede confiar.
- ¿De qué habla? -Aunque ya tenía una clara idea de a que se refería, y tal vez de donde se encontraba
Camila en este momento.
-Envié a Camila a México para que cumpliera con unos negocios. Y acaba de llamarme el tipo con el que se
debió haber encontrado ayer para decirme que Camila nunca se presentó al encuentro. -Comenzó a explicar.
-Y es más, preguntó en la recepción del hotel y resulta que su cuarto nunca fue ocupado.
-Eso eso... Bueno, no sé qué decir. -Era bueno disimulando sus verdaderas emociones, como su satisfacción
al saber que está a punto de vengarse de la joven Cabello. -Camila no parece el tipo de persona que haría
esas cosas.
-Es una desgraciada, haría lo que estuviese a su alcance para hacerme la vida imposible. -Comentó. -Mi
vida hubiera sido mejor si la hubiera dejado en un puto orfanato cuando nació. -Aunque no lo admita, esas
palabras eran duras de escuchar incluso para una persona como Ian. -Pero ya me encargare de ella cuando
vuelva. Ahora necesito saber en dónde mierda se metió. -Esta era su oportunidad.
-Si me permite, jefe, creo que se dónde encontrarla. -Alejandro lo miro con odio apenas dijo eso.
- ¿Sabías donde ha estado todo este tiempo? -Ian negó rápidamente con la cabeza cuando vio al hombre
levantarse de su asiento con una mirada amenazante en su rostro, tal vez no uso las palabras correctas y eso
podía traerle problemas. - ¿Ella te dijo donde iría realmente?
P 30-1
-No, Alejandro, ella y yo nunca nos dirigimos la palabra. -Mintió. - Pero creo que se donde, o más bien, con
quien puede estar. -Se defendió antes de que Alejandro lo lastimara, como casi lo había hecho la otra vez.
-Será mejor que empieces a hablar. -Le ordeno mientras volvía a sentarse en su silla.
-Bueno, ¿Cuándo se supone que Camila debía viajar a México? -Preguntó, solo para estar seguro.
-El pasado viernes.
-Bien, Lauren ha faltado al trabajo desde el viernes. -El señor Cabello al parecer no podía creer lo que el
joven le estaba contando, pero también se mostraba interesado en la teoría que tenía. -Ellas se han vuelto
muy cercanas últimamente, pasan demasiado tiempo juntas al punto de que ella y yo ya no nos hablamos ni
nos comportamos como pareja. -Intentó explicarle como realmente eran las cosas de la forma más indirecta
posible, porque tal vez si iba directo con la verdad se iba a meter en problemas el mismo. -Tal vez estén
juntas en este momento.
- ¿Juntas en dónde?
-No sé, Lauren tampoco ha estado en su departamento y no responde a mis llamadas. -Termino de explicar. -
Pero creo que hay una persona que sabe dónde está, y trabaja en este club.
- ¿Dices que Cameron es cómplice de esto? -Preguntó entendiendo rápidamente las intenciones del joven.
-Es el mejor amigo de su hija señor, tiene sentido.
-Jauregui se va a querer cortar las bolas cuando se entere de esto. -Comentó mientras dejaba escapar una
carcajada.
-Hablando de eso, ¿Por qué a mi suegro no le gusta tanto que Lauren este en el club o que se relacione con
Camila?
-Eso no importa. -Se puso de pie. -Acompáñame, Cameron tiene unas preguntas que responder.
Alejandro no lo vio, y mucho menos lo sospechaba, pero tan pronto como salió del cuarto Ian sonrió con
malicia, sabiendo que por fin tanto Camila como Cameron, y también Lauren iban a pagar por haber
arruinado todo lo que se había encargado de pretender todo este tiempo, de destruir su imagen de buen tipo
cuando en realidad era uno de los peores seres humanos que alguna vez haya existido. Sabía que Alejandro
se encargaría de hacer todas las maldades que el no pudo hacer, y que salvaría su trasero y su trabajo de esa
forma, como siempre, pretendiendo ser el inocente de toda esta historia, haciéndose el desentendido.
Sin esperar ni un segundo más, y demasiado impaciente por ver como Alejandro desataba su furia contra
Cameron, se levantó y rápidamente acompaño al hombre que con pasos seguros se dirigía al bar del club,
donde el joven estaba ayudando a los demás empleados a preparar el lugar para los clientes de esta noche.
- ¡Cameron! -Su jefe lo llamo a un lado del escenario para que los tres pudieran hablar apartados del resto
del personal, ellos no tenían por qué enterarse de todo esto. El joven se disculpó con los demás empleados
antes de acompañar a ambos hombres. -Tengo... O más bien tenemos un par de preguntas que hacerte. -Ante
esas palabras, el joven miró inmediatamente a Ian, quien le sonrió con malicia y anticipadamente burlándose
de su desgracia.
P 30-2
- ¿Pasó algo?
-Sí, pasaron muchas cosas. Una de ellas es que González acaba de llamar para decirme que Camila jamás se
reunió con él. -Cameron estaba comenzando a ponerse nervioso. - Otra cosa que paso es que Lauren Jauregui
desapareció de su trabajo el viernes, y no contesta las llamadas de Ian. Y por lo que él me contó, ellas se
volvieron muy cercanas últimamente. -Explicó.
- ¿Y? -Preguntó haciéndose el desentendido.
-Creemos que tal vez ellas, no sé, podrían estar juntas. -Respondió Ian.
-Confió en ti Cameron, demasiado. No me hagas arrepentirme de mi confianza en ti. -Dijo Alejandro
acercándose, el joven retrocedió unos pasos intentando evitarlo, ya dándose una idea de lo que vendría. -
¿Dónde está Camila?
- ¿Qué te hace pensar que yo sé dónde está?
-Eres su mejor amigo Cameron. -Dijo Ian. -Es sentido común que te haya contado.
- ¿Y qué tiene que ver la hija de Jauregui con todo esto?
-También es sentido común, donde esta Camila, esta mi novia. -Termino de explicar el joven con una
sonrisa burlona. -Así que ahórranos el drama y solamente dinos donde están.
-No sé dónde están, ninguna de las dos. Todo este tiempo pensé que Camila estaba en México, y Lauren
probablemente se fue porque ya no soporta tu egoísta trasero, Dallas. -El rostro de Ian cambió
completamente ante las palabras del otro joven, y en ese momento se dio cuenta de que Cameron no iba a
dudar en hundirlo junto con él. Su plan de venganza iba a fallar si no lograba manipular a Alejandro Cabello
lo más rápido posible.
-Lauren nunca haría eso, mucho menos faltando tres meses para la boda que tanto planeo. -Puso en marcha su
plan. - ¿Te das cuenta Alejandro? Nada de lo que dice tiene sentido. -Cameron no podía creer la capacidad
que el empresario tenia para adoptar otra personalidad en solos segundos. -Está tratando de manipularte. -Y
era gracioso porque en realidad esas eran sus intenciones.
-Por última vez, ¿en dónde están? -Preguntó finalmente Alejandro. -No quiero tener que desquitarme contigo.
En este momento se encontraba contra la espada y la pared, Alejandro nunca había golpeado ni mucho menos
amenazado a Cameron pero estando en esta posición de desesperación y furia y al mismo tiempo siendo
manipulado por el idiota de Ian quien lo incitaba a que desate toda su ira contra él, sabía que no tenía
muchas opciones. De todas maneras, la educación que tuvo fue muy distinta a la que tal vez tuvieron los
otros dos hombres, por eso estaba decidido a guardar el secreto del paradero de ambas mujeres para
protegerlas, porque sabía de lo que ambos sujetos eran capaces de hacerles. Y además, Camila se merecía
su confianza mucho más que su jefe.
-No sé dónde están. -Respondió firmemente. -Y aun así lo supiera no se los hubiera dicho.
- ¿Entonces admites que están juntas? -Ian dio en el punto, había hablado demasiado.

P 30-3
-E-eso no fue lo que yo... -Y antes de que pudiera defenderse, Alejandro lo había golpeado sin piedad
alguna en el rostro, lastimando su nariz en el proceso y haciendo que caiga al suelo de la fuerza del golpe.
-No estoy bromeando Cameron, ¿En dónde están? -Se arrodillo para quedar a la altura del joven, quien al
quitar su mano de su nariz pudo ver como esta había comenzado a sangrar, no podía creer lo que acababa de
pasar. Levantando la vista pudo ver como Ian se reía con fuerza a sus espaldas, disfrutando de la violencia
que se había desatado. Claro, porque esta vez no era el quien estaba recibiendo los golpes.
- ¡No sé dónde mierda están! -Le gritó a Alejandro mientras lo miraba directo a los ojos, y ante la vista de
todos los empleados del club quienes habían dejado sus tareas para prestarle atención a toda la conmoción.
Si a su jefe no le importo golpearlo estando sus empleados presentes, a él no le molestaría gritarle.
-Respuesta equivocada. -Rápidamente se puso de pie y sin piedad alguna pateo el rostro del joven,
volviendo a hacer que se desplome sobre el piso a causa de la fuerza. Eso sin duda iba a dejar un moretón y
tal vez una fea cicatriz. -Me decepcionaste. Eres una decepción Cameron, hasta tu padre pensaría eso de ti si
te viera en este momento. -Se acercó y volvió a patearlo, pero esta vez golpeo su abdomen, haciendo que el
joven literalmente se retuerza de dolor.
-Bueno, a eso nunca lo sabrías ya que tú lo mataste. -Le recriminó Cameron entre su dolor. Ian dejo de reírse
y escucho con atención el resto de la conversación. Sabía que el padre del joven había sido socio de
Alejandro y sabía que había fallecido hace un par de años, pero no sabía que Alejandro había sido la
persona detrás de esa muerte. -Si yo te traicione, piensa en lo que tú le has hecho a él y a mi familia. -El
hombre volvió a patear su rostro.
-Podría decirte miles de cosas de tu padre, y te aseguro que son cosas que no querrás escuchar. -Dijo entre
dientes. -Piensa muy bien lo que haces, porque tú puedes terminar igual que él, sepultado tres metros bajo
tierra. -Al hombre poco le importo el joven herido tanto física como emocionalmente que había dejado
tendido en el piso, tampoco las miradas impactadas de los empleados que no podían creer lo que acababan
de escuchar, y sobre todo ignoro a un satisfecho Ian que a pesar de estar impactado al igual que los demás,
estaba disfrutando del sufrimiento del joven.
-Señor... -Uno de los empleados, o más conocidos como uno de los matones de Alejandro, interrumpió el
violento momento para darle al jefe una información importante. -Acabamos de rastrear las llamadas como
ordeno, el doctor Mendes ha estado intentando comunicarse con Camila desde esta mañana.
-Ese idiota me cansó, siempre metiéndose en asuntos que no son suyos. -Suspiro y miró al joven que seguía
llorando y lamentándose en el piso. -Levántate Cameron, tenemos que darle una visita al médico. -Dijo
irónicamente. -Sera mejor que cargue mi arma.
________________________________________________
A Lauren ya le parecía extraño que aún no haya surgido ningún problema en la empresa desde que se fue,
por eso no se sorprendió cuando el domingo por la mañana Normani la llamo y no necesariamente para
preguntarle como su fin de semana con Camila estaba resultando. Pero estaba agradecida que su mejor amiga
había decidido llamarla para aclarar sus dudas y no hacer un desastre que podía perjudicar no solo a ambas
sino que también a la empresa.
-No, los reportes del mes no deben presentarse ante la junta hasta el próximo miércoles, yo ya voy a estar
P 30-4
ahí para ese entonces y supongo que mi padre también. Pero necesito que los revises por mí para asegurarte
que están bien redactados y sin ningún tipo de error en general. Están en mi computadora en la carpeta que
dice "Porcentajes". -Le explicó.
- Entiendo. Puedo hacer eso. -Dijo, mientras tanto Lauren escuchaba a través de la línea el sonido de las
teclas de lo que suponía era la computadora de su oficina. - Bien acabo de encontrarlos, los revisare y te
hare saber todo mañana por la mañana.
-Genial, ¡gracias Mani! -Realmente estaba agradecida por la paciencia y esfuerzo que su amiga ponía para
cubrirle la espalda. - ¿Eso es todo lo que necesitabas?
- En realidad no, hay algo que debes saber. -Normani se sentó en la cómoda silla de Lauren para explicarle
con tranquilidad lo que había pasado el sábado por la mañana en su presencia. - Ian se apareció en tu
oficina el otro día, y me hizo todo tipo de preguntas como por ejemplo '¿Por qué Lauren no responde mis
llamadas?', '¿Dónde está Lauren?', '¿Por qué estás tú en su oficina?'. -Dijo imitando de un modo bastante
cómico la voz del joven. - Creo que tiene sospechas, pero creo que hice un buen trabajo en disuadirlo.
-Ese idiota siempre encuentra el momento perfecto para arruinar todo.
Era muy temprano en la mañana, ambas mujeres se encontraban descansando luego de las actividades al aire
libre que no solo consumieron toda su tarde, si no que hicieron completamente feliz a Camila y a Lauren la
llenaron de satisfacción y felicidad también. Le encantaba el hecho de que estaba dándole a Camila algo que
tal vez nunca tuvo a lo largo de su vida. Esa mañana, Lauren había despertado a causa de la llamada de su
amiga, y en este momento, Camila quien anteriormente estaba durmiendo tranquilamente a su lado, estaba
despertando al oír el hermoso sonido de la voz rasposa de la ojiverde por la mañana.
-Buen día. -Susurró solo para que Lauren pudiese escucharla, y con efectividad lo hizo ya que le sonrió con
dulzura y comenzó a acariciar el despeinado cabello de la bailarina mientras seguía hablando por teléfono y
Camila luchaba por poder abrir sus ojos por completo.
Lo cierto es que las aventuras que habían vivido en la estancia la tarde anterior no eran el principal motivo
de su cansancio, resulta que en la noche cuando volvieron a la habitación y aun sintiéndose en las nubes a
causa de lo que había sucedido entre las sabanas la noche anterior, Camila se tomó su tiempo para
devolverle a Lauren el excitante favor, besando, acariciando y amando cada rincón de su cuerpo intentando
expresarle sus más puros sentimientos. Y por eso, ahora mismo ambas se encontraban en la cama con solo
una sábana blanca cubriendo su desnudez.
- ¿Problemas en el paraíso? -Preguntó Camila cuando por fin pudo abrir sus ojos ante la claridad del día y
luego de que Lauren terminara su llamada.
-Solo me aseguraba de que todo estuviera bien en la empresa. Perdón si te desperté. -Respondió mientras se
volvía a acomodar bajo las sabanas para hacerle compañía a la bailarina en la fría mañana. -Buenos días. -
Dijo sonriendo.
-Hola... -Camila no tardo ni un segundo en envolver a Lauren con sus brazos y en besar con gran afecto sus
labios. Podría despertar así cada día por el resto de su día y no había forma de que nada lo arruine.
-Ya sé que es muy temprano y que aún tenemos que desayunar y eso, pero, ¿qué quieres hacer hoy? Es
P 30-5
nuestro último día aquí. -Los deseos de la bailarina eran órdenes para Lauren.
-La verdad, creo que ya hemos hecho todo lo que tenías planeado. -Respondió con una cansada sonrisa. -Lo
siento pero estaba emocionada por estar en un lugar como este por primera vez.
-No tienes por qué disculparte, lo importante es que disfrutaste al máximo y ahora podemos quedarnos todo
el día en la cama solo disfrutando de nuestra compañía. -Parecía tan simple, pero solo eso bastaba para
hacerlas felices a ambas. -Camz...
- ¿Qué sucede? -Dijo mientras tomaba la mano de Lauren debajo de las sabanas y entrelazaba sus dedos,
esperando escuchar lo que sabía que la empresaria estaba a punto de preguntar.
- ¿Cómo era tu vida, antes de conocerm... -Se detuvo un momento para pensar mejor su pregunta. -O mejor
dicho, ¿cómo era tu vida antes de que empezaras a trabajar como stripper? -Camila suspiró antes de
responder, su vista estaba concentrada en su mano que ahora estaba jugando con los delicados dedos de
Lauren.
-Podría decirte que fue lo mejor, pero te estaría mintiendo. -Finalmente levantó la vista para mirar a los
verdes ojos de la otra joven. -Mi vida siempre ha sido un infierno Lauren.
-He tenido esta duda desde que me contaste sobre el abuso de tu padre la otra vez en el restaurante. -Le dijo.
- ¿Quieres hablar sobre eso? Creo que es una parte de tu vida que necesito conocer tarde o temprano. -La
bailarina suspiro antes de responder las dudas de su amante.
-Tuve una infancia bastante normal, dejando de lado el maltrato de mi padre. Pero durante mi niñez para mí
lo que él decía eran solo palabras, pero creo que era porque no tenía la capacidad de entenderlas. Mi mamá
era quien recibía los golpes en ese tiempo, y es gracioso considerando que ahora yo los recibo para
protegerla a ella. -Dijo con una risita irónica, mientras volvía su vista a su mano que ahora estaba siendo
acariciada suavemente por el pulgar de Lauren, ella dibujaba pequeñas y abstractas formas en su mano
esperando que eso la motive y le de fuerzas para seguir con su relato. -En el jardín de niños conocí a Dinah,
y nos volvimos literalmente como hermanas, y unos años más tarde cuando ya teníamos la suficiente
confianza mi mamá me dejo quedarme a dormir en su casa una noche, y vi el tipo de trato que su padre tenía
con su madre y con ella, y no era el mismo trato que mi padre tenía con nosotros, el tipo de trato que para mí
era "normal". Recuerdo que la noche siguiente, cuando ya estaba de vuelta en casa y en toda mi inocencia, le
pregunté a mi padre en la cena porque él no actuaba de la misma forma que el padre de Dinah, pero lo hice
porque realmente no entendía el entorno que me rodeaba. Esa noche fue la primera vez que me golpeo. Yo
tenía ocho años.
-No sé qué deci... -Camila la interrumpió para poder continuar con sus relatos.
-Y esos golpes y abusos se repitieron, cada semana de mi vida, hasta que dos años después nació Sofía. Yo
pensé que todo iba a estar en calma y que al fin él y yo íbamos a tener ese trato padre e hija que yo nunca
conocí, porque desde el primer día pude ver que a Sofía la trataba con todo el cariño del mundo, como un
padre debe tratar a su hija. Pero me equivoque, porque luego de eso los golpes se hicieron constantes y
diarios, y por cualquier razón que a él se le cruzase por la cabeza.
-Entonces, ¿Sofía es como su prioridad? -Camila asintió con la cabeza. -Eso explica porque no está
trabajando en el club. -Ahora todo comenzaba a tomar sentido para Lauren.
P 30-6
-También explica otra cosa. ¿Recuerdas cuando dije que no podía huir de ahí porque tenía mis motivos?
-Creo que contarte eso fue un error.
- ¿Por qué?
-Cada vez que dejo a alguien nuevo entrar a mi vida, siempre me terminan defraudando.
-Yo no voy a defraudarte. Tienes mi palabra y la voy a sostener, porque voy a sacarte del infierno en el
que estas.
-No lo hagas.
- ¿Por qué no? -La mano libre de Lauren subió hacía la mejilla de Camila, en donde el moretón que tenía
desde la semana pasada, probablemente provocado por los abusos de Alejandro hacía su hija, había
comenzado a desaparecer, dejando solo una suave mancha oscura en el lugar y al parecer nada de dolor
porque al contrario de la última vez que Lauren acarició esa mejilla, Camila no se estremeció ante el
contacto y grito de dolor, sino que cerró los ojos y se permitió disfrutar de la caricia.
-Si no me fui de ahí cuando tuve la oportunidad, es porque tengo un motivo. -Al fin, volvió a mirar a
Lauren a los ojos. - Ya te deje entrar, ahora solo te pido que respetes mi desorden. -La empresaria ahora
estaba más confundida que nunca, pero su confusión pronto se reemplazó con una sensación de alegría
cuando Camila comenzó a reír al ver su expresión. -Me refiero a que no quiero que te involucres en mis
asuntos.
Lauren asintió levemente luego de que ese particular recuerdo invadiese su memoria.
-No me he ido de ahí aún, porque si yo me voy mi papá va a obligar a Sofía a hacer mi trabajo, y yo no
quiero que ella pase por eso sabiendo el futuro brillante que tiene por delante.
-Pero por lo que me dijiste Sofía es como la favorita de tu padre, eso no tiene sentido.
-Mi padre no tiene límites cuando de hacerme la vida imposible se trata. No sé si sería capaz de obligar a
ella a hacerlo, pero me ha amenazado varias veces con que la pondría a trabajar de "puta" en un segundo si
yo ponía un pie lejos del negocio familiar.
Era la primera vez luego de tantos años que Camila se abría sentimentalmente frente a alguien que no sea
Dinah o Cameron, pero desde un principio sabía que podía confiar en Lauren, más después de todo lo que ha
hecho por ella con las intenciones de mejorar su vida y sacarla de su infierno.
No sabía si lloraba por lo pesado que esos recuerdos eran, o por el hecho de que hacía un largo tiempo que
no se sentía escuchada y bien contenida emocionalmente, no le contaba los aspectos de su vida a nadie
porque sabía que sería juzgada en cierto punto pero Lauren demostró ser todo lo contrario a la mujer de sus
prejuicios. Era mucho para mantener encerrado en su conciencia, tal vez llorando era la mejor manera de
liberarse.
-Te dije que no me gusta verte llorar. -Con su mano libre, Lauren intento limpiar las lágrimas que caían por
la mejilla de Camila empapando las sabanas.

P 30-7
-Yo tenía quince años cuando todo esto empezó Lauren. -Confesó entre lágrimas. - Ni siquiera tenía la
capacidad suficiente para tomar mis propias decisiones y tuve que ajustarme a las decisiones de un tipo sin
conciencia. No pude elegir si quería ser humillada de esa forma o no. Solo me desvistieron y me subieron a
un escenario para que decenas de tipos a diario me falten el respeto y me toquen en lugares en los cuales no
quería ser tocada. -El corazón de la ojiverde se rompía al escuchar cada palabra, sabía de la vida difícil que
la bailarina llevaba pero no se imaginaba todo ese sufrimiento. -Recuerdo que la primera vez que un tipo me
toco, e-el intento p-poner un billete dentro de mi sostén, y me asuste tanto que salí corriendo y prácticamente
salte del escenario. Nuevamente me deje llevar por mi inocencia y fui a contarle a mi padre pensando que
me entendería y que echaría a patadas al tipo de el club, pero a las patadas las recibí yo por no haber
cumplido con mi trabajo. -Era una gran presión la que debía cargar, esa bueno dejarla salir. - ¿Sabes que es
lo más frustrante de todo? -Dijo ya más tranquila, y volviendo a mirar a los ojos a Lauren.
- ¿Qué?
-Yo no entiendo porque mi padre hace todo esto, no sé porque me trata como a un objeto, no sé qué hice para
que me odiara. -Se había hecho esa pregunta miles de veces, y luego de tantos años aun no podía encontrar
la respuesta. - A veces pienso que mi mamá, mi hermana y yo estaríamos mejor sin él, pero luego recuerdo
que hay miles de viudas llorando por su fallecido esposo y miles de niños sin un padre y me odio por pensar
eso.
-No tienes que pensar eso, Alejandro no puede ser considerado un buen esposo o un buen padre luego de
todo el mal que le has hecho. -Intentó consolarla. - No te sientas mal por pensar así, él lo merece. Además,
estoy segura de que nadie querría un esposo o un padre así. -Lauren limpió las últimas lágrimas que
quedaban en el rostro de la bailarina y luego le sonrió intentando darle un poco de ánimos. - Tienes un
corazón enorme, Camila.
-Y según los tipos del club, un culo enorme también.
-Vaya, tienes una genial manera de arruinar los momentos en donde intento ser romántica. -Y para la alegría
de la empresaria, Camila volvió a reír, y eso era todo lo que deseaba escuchar para tranquilizarse a ella
misma.
-Tu padre es un buen tipo Lauren, desearía que fuese el mío a veces. En las pocas ocasiones que hable con
el me he ha tratado mucho mejor que mi padre lo ha hecho.
- ¿Qué intentas decir con que es un buen hombre?
-No deberías permitir que trabaje con mi padre, lo va a perjudicar. -Le advirtió. - Tenemos que hacer que
dejen de ser socios, no quiero ver otra perfecta familia arruinada a causa de Alejandro Cabello.
- ¿Otra familia? -Lauren no pudo evitar sentir curiosidad.
-Mi padre no es una buena persona Lauren, y te sorprendería saber hasta dónde llegan sus límites.
Esto puso en alerta a la ojiverde, sabía de los delitos del hombre pero no de lo que era capaz, y Camila le
había dado varias pistas acerca de sus intenciones. No sabía que Alejandro Cabello era uno de los mayores
mafiosos en toda Florida, solo pensó que era un tipo sin vida jugando en su oficina y pretendiendo que le
daba miedo a las personas. Por eso no se alarmó cuando se enteró de que Michael era su socio, pero debía
P 30-8
haberlo sospechado desde el momento que su padre le pidió por favor que se aleje de ese lugar y que nunca
vuelva, estaba intentando protegerla.
Pero, Michael jamás sería capaz de meterse en algo tan corrupto. Había una razón detrás del negocio de
ambos hombres y estaba dispuesta a averiguar cuál era.
-No quiero que hablemos más del tema. -Dijo Camila en un hijo de voz mientras se acurrucaba contra el
cálido cuerpo de Lauren.
-Entonces hablemos de otra cosa. -La ojiverde comenzó a acariciar la espalda de la otra joven, esperando
que sus caricias lograran calmarla y quitarle todo los malos pensamientos que invadían su mente.
-Lo que menos quiero hacer en este momento es hablar. -De un rápido movimiento, Camila hizo que la
sabana que las cubría saliera volando por la habitación y terminara en el piso justo a los pies de la cama.
Lauren no tuvo tiempo para terminar de entender lo que acababa de pasar ya que Camila fue rápida en
atraparla entre su cuerpo y el colchón para besar sus labios con desesperación y deseo.
:') :')

P 30-9
Capítulo 29 - "Negocios sucios" (Parte 2)
44.9K 2.1K 1K
by gotdynamites

Dieciséis llamadas perdidas y cuatro mensajes de voz, fueron la cantidad de veces que el doctor
Francisco Mendes intentó comunicarse con Camila en la mañana del domingo, para luego darse por
vencido a la comunicación telefónica y decidir ir y terminar la mentira cara a cara.
La única razón por la que estaba intentando comunicarse a través del teléfono, era el hecho de que
aunque se mostrara fuerte ante su presencia, le tenía miedo a Alejandro e intentaba evitarlo todo lo
posible. Obviando que Alejandro siempre estaba un paso más adelante que el resto, y luego de la charla
que el doctor tuvo con Camila a las afueras del club hace un mes, él había estado siguiendo todos sus
pasos para asegurarse de que toda esta mentira que había construido durante casi veintiocho años no se
caiga en pedazos por las palabras del doctor. Estaba dispuesto a hacer lo que sea que se necesite para
que guardara silencio. Lo que sea.
Ignoraba su crítica condición de salud, en este momento no importaba, creía que se merecía todo ese
sufrimiento por haberle mentido a una persona tan honesta y buena como lo era Camila, en miles de
oportunidades se había mordido la lengua para evitar dejar escapar alguna palabra que no debía, pero
mantener el secreto se volvió cada vez más difícil, más aun cuando Camila, junto con su buen corazón,
decidió comenzar a ayudar a los chicos del hospital. Ese fue el momento en que se dio cuenta de que
ningún soborno y ninguna amenaza podían garantizar su silencio. Si tenía que devolver el dinero que
Alejandro le había pagado, lo haría centavo por centavo a pesar de haberlo invertido en equipamiento
del hospital, lo pagaría de su propio bolsillo aunque se quede en la calle. Si tenía que morir, lo haría.
Pero Camila tenía que saber la verdad.
-Mierda. -Se tomó el pecho con una de sus manos, justo cuando se levantó de su asiento para ir en busca
de la chica en cuestión, sintió un fuerte dolor. Tomo los papeles necesarios y que había estado
preparando todo este tiempo para comprobar que estaba hablando con la verdad, era imposible que
Camila no le creyera luego de ver todas las pruebas que el medico tenía en su poder. - ¡Esta abierto! -
Gritó cuando golpearon la puerta de su oficina, era raro que esto ocurriera, no por la molestia sino
porque el domingo era el único día libre que el doctor tenía, supuso que ningún otro médico, enfermero o
empleado del hospital sabría que estaba ahí. Y literalmente, así era.
-Buenas tardes, Mendes. -Nada bueno podía resultar de una visita inesperada de Alejandro Cabello, el
hombre entro sin ninguna educación a la oficina, con sus manos en los bolsillos de su saco, pateando la
puerta para abrirla por completo y con un adolorido Cameron siguiéndolo a sus espaldas.
- ¿Necesitas que te atienda eso? -Preguntó el doctor al ver el estado del joven, pero antes de que pudiera
responder por su propia cuenta, Alejandro le quito las palabras de la boca.
-Él está bien. -En realidad, no lo estaba. - Deberías preocuparte por tu propio trasero. Pensé que te
había quedado bien en claro mi advertencia, y demostraste todo lo contrario. -Francisco se quedó
petrificado, sin saber que responder. - ¿Cuántas veces has intentado comunicarte con Camila esta
mañana?

P 31-1
- ¿Cómo sabes eso?
-No puedes engañar al rey de los engaños. -Dijo haciendo burla de su propia persona. - Pensé que eras
más inteligente.
-Y también más honesto. -Respondió. - Por eso voy a decirle toda la verdad a tu hi... A Camila.
- ¿Luego de todo lo que hicimos por ti? -Pregunto irónicamente mientras en su rostro se reflejaba
lastima, obviamente, era falsa. -Eres un maldito desagradecido.
-Si el dinero es el problema, se los voy a devolver centavo por centavo. -Propuso el doctor.
-Eso me parece bien, Alejandro ya déjalo en paz. -Desde que habían salido del club, durante todo el
camino al hospital y hasta este momento, Cameron había intentado hacer que su jefe cambie su mente y
decida perdonar al doctor.
-Es que lo que te pague no me servirá de nada, si dices la verdad vas a hacerme perder mucho más
billetes de los que te di. -Alejandro le explicó. Mientras tanto, el doctor ya se estaba dando cuenta de que
rumbo estaba tomando toda esta situación. Pero Francisco fue más listo que los mafiosos que estaban en
su oficina en este momento, se imaginó que esto podía llegar a suceder, y tenía un segundo plan en caso
de que el no pudiera decirle cara a cara la verdad a la joven Cabello.
- ¿De verdad disfrutas arruinándole la vida?
-Yo no arruine su vida. -Dijo calmado. - Ella arruino la mía. -Comenzó a acercarse al doctor, hasta que
pudo acorralarlo contra una de las paredes del cuarto. - Y ahora yo voy a arruinar, o más bien, terminar
la tuya. -Francisco ya se lo esperaba, la situación no le movió ni un cabello. - Cameron, haz tu trabajo.
-Alejandro, jefe, creo que no es necesario hacer esto. -No había forma de que Cameron cumpliera con esa
orden, nunca había hecho algo así en su vida y no quería empezar ahora, mucho menos con una persona
tan excepcional como lo era Francisco Mendes. -Por lo menos no aquí, estamos en un hospital. -
Alejandro rio antes de voltearse para caminar hasta donde estaba el joven, y dejar a Francisco,
petrificado en parte por el miedo, contra la pared.
-Eres un imbécil igual que tu padre. -Escupió esas palabras en su rostro. Acto seguido saco de su propio
bolsillo su arma cargada con seis balas listas para ser disparadas. No tenía pensado en usarla, le había
dado a Cameron un arma para que el no tuviera que ensuciar sus manos, pero si el joven no estaba
dispuesto a hacerlo, lo haría el mismo. -Ya no puedo confiar en nadie. -Dijo apuntando al doctor con su
arma.
- ¿Crees que matarme va a hacer alguna diferencia? -Preguntó el indefenso médico. - Ya estoy muriendo,
Alejandro.
-Genial, entonces tu muerte va a ser rápida y no lenta y dolorosa.
Los crímenes de Alejandro Cabello tenían ciertas características que los hacían famosos en toda Florida;
eran a sangre fría, sin piedad, un completo desafío para los forenses y las autoridades y también, tenían el
impacto suficiente para que todo el estado hable sobre esas atrocidades.

P 31-2
Eso mismo fue lo que hizo a Camila y a Lauren terminar su fin de semana deseado antes de tiempo y volver a
la ciudad. Ambas habían escuchado a unos empleados de la estancia hablar acerca de un asesinato que se
había cometido hace unas horas en Miami, Lauren no le dio mucha importancia a la charla ya que estaba
acostumbrada a escuchar esas tristes noticias día a día, la ciudad era muy insegura y lamentablemente a estas
alturas un crimen no era nada de otro mundo, por otra parte, Camila se detuvo y le prestó atención a los
detalles que los empleados contaban en sus relatos, los conocía porque sabía que eran las características
con las que los matones de su padre acostumbraban a asesinar a los que atentaban contra el negocio del club.
Habiendo vivido toda su vida entre el morbo que la rodeaba solo por ser hija de Alejandro Cabello,
tampoco le dio mucha importancia, cada vez que eso sucedía rogaba para que las autoridades atrapen a su
padre y lo encierren para que su calvario y el de muchos más se terminara, pero todos esos crímenes
siempre quedaban inconclusos por alguna razón y con el tiempo hasta los mismos detectives se olvidaban de
ellos. Pero, su corazón se detuvo cuando escucho el lugar en donde se había cometido el crimen: Palmetto
General Hospital.
Entre lágrimas le rogo a Lauren que por favor volvieran de inmediato a la ciudad, sabía que algo andaba
mal, y eran demasiadas coincidencias como para no darle importancia al asunto. Lo cierto es, que Alejandro
sabría que esto no solo salvaría su trasero y traería consecuencias emocionales para Camila, sino que
también haría que la chica vuelva y así podría castigarla por no cumplir con su trabajo.
- ¿¡Por qué mierda lo hiciste!? -Camila no había podido controlar su temperamento, sabía que por su bien
debía hacerlo pero era imposible contenerse en un momento así. Entrando a su casa pateando la puerta de la
entrada, envuelta en furia y dejando a Lauren afuera con una plegaria para que por favor se fuera de allí y
con una promesa de que la llamaría luego. Ni siquiera saludo a su madre y a su hermana que al ver el enojo
de la joven se preocuparon por ella e intentaron frenarla antes de que hiciera o dijera algo de lo que podría
llegar a arrepentirse. A pasos agigantados llego a la cocina, donde su padre se estaba relajando bebiendo
una cerveza antes de comenzara la jornada de trabajo en el club.
- ¿Hacer qué?
- ¿Por qué lo mataste? ¿¡Por qué!?
-Mamá, ¿qué está pasando? -Sofía le pregunto a su madre cuando vio el estado de furia en el que estaba su
hermana. Era la primera vez que la veía así.
-N-no lo sé. -Respondió Sinu igual de sorprendida.
- ¡Ustedes váyanse! -Camila se volteó para gritarle a su madre y a su hermana que miraban la conmoción
entre padre e hija desde la puerta de la cocina. - Aléjense de mi vista... -Era la primera vez que le levantaba
la voz a su madre y a su hermana. Pero ambas, sin decir ninguna palabra y sin querer ver las consecuencias
de esa discusión, se fueron en silencio.
-No vas a hacer que tu doctorcito vuelva gritándome, Camila. -Le dijo su padre tranquilamente.
-Me importa un carajo, solo quiero saber por qué lo hiciste. ¡Él no te hizo nada!
-El hizo muchas cosas de las cuales tú no tienes conocimiento. -Dijo terminando el contenido de la lata de
cerveza y poniéndose de pie para arrojarla a la basura. - Nunca terminas de conocer a las personas.

P 31-3
-Evidentemente no. -Justo antes de que Alejandro dejara caer la lata en el cesto de basura, escucho el
irónico comentario de Camila, y la furia que lo invadió hizo que aplastara la lata entre sus manos. Nadie iba
a sobrarlo de esa forma, nadie iba a quebrantar su ego.
-Yo debería estar enojado contigo. -Se cruzó de brazos. - ¿Por qué no fuiste a México? -Había sido
atrapada-
-Yo si fui a México, si lo hice.
- ¿En serio? Envié a uno de mis chicos al aeropuerto, tu pasaporte jamás fue utilizado. -Definitivamente
había sido atrapada. Y se había quedado sin palabras.
- ¿Por qué mierda hiciste eso? Eres mi padre se supone que tienes que confiar en mí.
-Lo haría si me dieras motivos para confiar en ti. -Se acercó a ella. - ¿Dónde te metiste?
-En ningún lugar en especial. -Respondió mirando el suelo, Alejandro tomo su rostro con fuerza con ambas
manos y la obligo a levantar la mirada para recibir de frente sus gritos.
- ¡No me mientas! ¡Soy más grande y más inteligente que tú! -Camila cerró sus ojos con fuerza ante el
sonido, la cabeza le estaba comenzando a doler y el horrible aliento a cerveza que su padre tenía le causaba
nauseas. -Te lo voy a preguntar por última vez, ¿Dónde estuviste estos últimos dos días? -Nuevamente no
respondió. - Estuviste con la hija de Jauregui, ¿verdad?
- ¿Por qué haría eso? -Preguntó haciéndose la desentendida.
-Porque te encanta arruinar todo lo que sucede en mi vida, por eso. -La empujo. - Te dije que te alejaras de
esa familia.
- ¡Me dijiste que me alejara de Michael no de su hija!
- ¿Entonces admites que si estuviste con ella? -Camila tenía que empezar a pensar antes de hablar. -Siempre
tienes que arruinar todo.
- ¿Así como tú me arruinaste a mí? -Le recrimino.
-Yo te hice un favor, algún día vas a entender el por qué.
-Ah, entonces, ¿decidiste arruinar no solo mi adolescencia si no mi futuro y mi vida solo para hacerme un
favor? -Su punto no tenía sentido. - Que padre ejemplar.
-Con suerte lo que le paso a Mendes te va a enseñar una lección. -En un raro gesto de afecto, Alejandro
acarició la mejilla de Camila quien rápidamente se movió para quitarse las sucias manos de su padre de
encima. -Ni siquiera sé porque lo defendías tanto.
-Tal vez porque él ha sido el único ejemplo de un padre que he tenido en toda mi vida. -Dijo con bronca.
Había llegado el momento de dejar salir todo lo que se había estado guardando desde los quince años de
edad. -Tu solo me demostraste como ser una persona sin vergüenza que no conoce límites y solo se preocupa
por su propio trasero, el me enseño a ser la persona que soy hoy en día. Una persona con buena moral,
P 31-4
buenos valores y sentido común. A ti ni siquiera te puedo considerar como mi padre o como un padre en sí,
solo me has causado sufrimiento y me has denigrado en todo sentido. Me amenazaste y golpeaste cuando no
quise formar parte del negocio, ni siquiera había terminado la escuela, ni siquiera era mayor de edad, ni
siquiera tenía la capacidad de tomar decisiones por mí misma, solo me quitaste la ropa y me pusiste frente a
un montón de cerdos para que los entretuviera, y eso ni siquiera te movió ni un pelo. Francisco nunca hizo
nada de ello, solo me apoyo cuando tú no lo hiciste. -Trago saliva antes de continuar. - Por Dios... ¡Ni
siquiera fuiste a mi graduación! Y el sí lo hizo, fue el único que me abrazo fuertemente y me dijo que estaba
orgulloso de mi y que tenía un gran futuro por delante, y esa noche cuando volví a casa lo único que tu
hiciste fue lanzarme una botella de cerveza y decirme que no servía para nada y que era una inútil solo
porque había insultado a un cliente que me quemó la pierna con su cigarrillo.
-Entonces si él fue un mejor padre que yo, ¿Por qué no eres doctora en lugar de trabajar como una puta? -Se
burló ignorando por completo la furia de Camila.
- ¡Porque tú me convertiste en eso, no me dejaste elección! -Comenzó a gritar. - Ni siquiera te importo lo
que yo quería o sentía, solo te preocupaste dinero que ni siquiera necesitábamos. Esa es la diferencia entre
las demás bailarinas y yo.
--Y las demás tampoco se quejan del trabajo.
-Porque a ellas no las golpeas. Las tratas con demasiado afecto a decir verdad. -Camia rio con ironía. -
¿Con cuantas de ellas te has revolcado? -Alejandro se quedó paralizado al escuchar esas palabras. - Los
muros del club hablan, Papá.
-Lo que yo hago no es de tu incumbencia. -La amenazo. -Tú misma te ganaste el infierno que estás viviendo.
- ¿Por qué? ¿Alguna vez vas a decirme que mierda hice mal para que me trates como a un objeto y no como a
tú hija? -Alejandro la miraba directamente a los ojos mientras Camila escupía sus palabras. -Yo creo que
nadie busca ser una decepción para sus padres, yo sé que no lo hice pero aun así tu ni siquiera puedes
hablarme sin insultarme o golpearme, no me abrazas ni me dices que me quieres desde que tengo uso de
razón, he aguantado más abusos durante mi infancia que cualquier persona en toda su vida y eso solo
empeoro cuando me pusiste a trabajar en tu sucio club. Así que por favor, Papá, por favor dime que hice
para que no me quieras.
-Naciste. -Respondió fríamente sin quitarle la vista de encima. -No puedo creer que me recrimines eso
cuando te dejo vivir bajo mi techo, comer de mi comida, pago tu ropa y hasta pague tus estúpidos caprichos
de la escuela de música.
-No puedo creer que tú me recrimines eso a mí, desde los quince años he estado vendiendo mi cuerpo y mi
dignidad para pagar tus caprichos solo para obtener a cambio unos pocos dólares y un montón de maltratos.
-Camila pudo ver como su padre apretaba más el puño con cada palabra que decía. - ¿Quieres golpearme
verdad? Hazlo, sé que si no alimentas tu ego no puedes vivir.
- ¡Cállate! -Volvió a empujarla, esta vez con más fuerza. - Me tienes harto, la única razón por la cual aún no
estas muerta es por tu madre y tu hermana. Pero te juro que el día que ellas ya no les importe tu existencia
voy a disfrutar tanto verte morir.
-Eso nunca va a pasar.
P 31-5
- ¿Ah no? ¿Cuándo tu madre este vieja y la edad la mate? -Le preguntaba a medida que se iba acercando más
a ella. - ¿Cuándo tu hermana se case y tenga su propia familia? ¿Crees que pensaran en ti? ¿Crees que serás
su única prioridad? -Lagrimas comenzaban a hacer su aparición en los cansados ojos de Camila.
- ¿Serias capaz de matar a tu propia hija?
-Oh Camila... -El hombre comenzó a jugar con el largo cabello de la joven cuando ya estuvo lo
suficientemente cerca de ella. - Tú no sabes de lo que yo soy capaz. -Dijo mientras tiraba del cabello de la
chica y la escuchaba quejarse del dolor, eso lo hacía sonreír. -Además, tu misma dijiste que no me
considerabas como tu padre.
- ¡Eres una basura! -Le gritó finalmente. - ¡Obtienes satisfacción haciendo sufrir a los demás! ¡Me das asco!
-Alejandro no iba a permitir que Camila dañe su imagen con sus palabras, así que para callarla la golpeo,
sin cuidado alguna, a puño cerrado, justo en la nariz. - ¿Te sientes mejor? -Ni siquiera se había molestado en
tocar su nariz, que había comenzado a sangrar. Podía sentir el metálico sabor resbalando por sus labios,
pero en este punto, ya no sentía ningún dolor.
- ¡Deja de faltarme el respeto! -Esta vez la abofeteo, tan fuerte que hasta el mismo sintió el dolor correr por
la palma de su mano.
- ¿Acaso mis palabras lastimaron tu ego? -Preguntó sonriendo, sabía que eso lo volvería loco. - Pobrecito.
- ¡Puta de mierda! -Ella había sido advertida; no debía provocar a su padre si quería salir ilesa, pero sabía
que sus palabras lo lastimaban más a el que los golpes a ella. Alejandro, nuevamente sin medir su fuerza,
empujo a la joven contra la ventana de la cocina, haciendo que el vidrio de esta se rompa justo cuando
Camila impacto con ella. A ese golpe si lo sintió, porque pudo sentir la forma en que los vidrios rotos
cortaban la piel de su frente.
-El Padre del año, Alejandro Cabello; golpea a sus hijas y a su esposa y además se acuesta con cada cosa
que respira y camine. -No sabía si era por los golpes o por la euforia del momento, pero Camila estaba
comenzando a hablar cosas sin sentido, provocando más al hombre en cuestión.
- ¡Te voy a matar en serio si no cierras tu puta boca! -Camila, algo mareada, camino hasta quedar frente a
frente con el hombre.
-Oblígame. -Debió haber sabido que esa era la gota que iba a rebalsar el vaso y la palabra que colmaría la
paciencia de Alejandro, quien tomo un cuchillo de la mesada y no dudo ni un segundo en abalanzarse sobre
la joven. Camila en un intento por protegerse y no siendo capaz de moverse, tomo la hoja del cuchillo y con
un rápido movimiento hizo que su padre soltara el arma blanca, pero en el proceso la joven corto
profundamente la palma de su mano. - ¡Mierda! -Gritó soltando el cuchillo y cayendo al suelo. Alejandro
aprovecho esta oportunidad para patear su rostro, su abdomen, y cada parte que pudiera de su cuerpo, una y
otra vez, hasta que...
- ¡Basta! -Gritó Sinu entrando a la cocina, la situación estaba tan fuera de control que hasta ella que estaba
eternamente aterrada de su esposo, decidió tomar cartas en el asunto y ponerle un alto a todo.
- ¡No te metas si no quieres terminar en el suelo también! -La amenazó.

P 31-6
-No veo que sea malo, me has dejado ahí a causa de tus golpes muchas veces. -Sin darle importancia a la
inmensa furia de su esposo, la madre camino hasta donde Camila estaba tirada ahora si llorando del dolor y
del susto al ver hasta donde llegaban los límites de su padre. Ella siempre pensó que sus palabras eran
amenazas sin sentido, hasta ahora. Con mucho cuidado, la mujer ayudo a su hija a ponerse de pie para
llevársela del cuarto e intentar curar sus heridas. -Sera mejor que te vayas o llegaras tarde al club.
-Yo no me iré hasta que Camila se ponga su ropa con sus estúpidas orejitas y venga a trabajar como debía
haberlo hecho estos últimos dos dí... -Sinu lo interrumpió.
-Camila, no va a ir a trabajar esta noche. -Dijo desafiante. - Búscate a otra bailarina. Porque no voy a
permitir que mi hija siga siendo maltratada y denigrada de esa forma.
Baia hasta que se puso las pilas doña xd Putear* >:v

P 31-7
Capítulo 30 - "Negocios sucios" (Parte 3)
48K 2.2K 1.3K
by gotdynamites

A/N : Para los que comenzaron a leer la historia hace poco o todavía no tienen bien en claro el tema de
las edades de los personajes. TODOS en esta historia tienen 10 años más de los que tienen en la vida
real. Por lo tanto Camila tiene 27 años (tendría que tener 28 pero todavía no llegamos a la parte del
cumpleaños) y Sofia tiene 18. Aclaró porque la última vez surgieron algunas dudas con respecto a eso.
En fin, disfruten el capítulo!
________________________________________________________
Después del inesperado enfrentamiento que Sinuhe Cabello había tenido con su esposo por defender a
Camila, fue muy rápida en subir al segundo piso de la casa con el brazo de su hija alrededor de los hombros
para ayudarla a caminar, y ambas se encerraron en el baño, sabiendo que era mejor hacer eso que tener que
lamentar que esta pelea se haga más grande y resulte con más heridos. Fue en ese momento, en el que la
joven Cabello se dio cuenta de la gravedad de sus heridas y cuando el dolor comenzó a hacer efecto, los
minutos de euforia que había vivido durante su discusión con su padre le habían hecho olvidar por completo
las heridas abiertas que tenía y el hecho de que algunas estaban sangrando, la misma furia la hizo olvidarse
del dolor que debería haber sentido tan pronto como el primer golpe hizo impacto en su cuerpo.
Lo cierto es que, Camila no se esperaba ese acto de valentía de su madre, mucho menos lo hacía Alejandro.
Y a decir de verdad, esto también sorprendió a la propia Sinu, que después de tantos años jugando el papel
de tonta por temor, se había revelado ante los maltratos de su esposo. Si bien ella sabía que Alejandro había
golpeado a Camila en más de una oportunidad, ya sea porque la joven le contó o por las heridas que tenía
que curar cada vez que ambos llegaban a casa después de una larga noche en el club, esta era la primera vez
que Sinu no solo escuchaba la mano del hombre golpear el cuerpo de su hija y los insultos que iban y venían,
sino que también era la primera vez que presenciaba esa atrocidad.
Se regañó a sí misma, porque estaba tan cegada por el miedo que jamás fue capaz de reaccionar en defensa
de su hija, hasta este momento. Camila a veces le decía que realmente no le importaba recibir golpes
siempre y cuando eso signifique que estaba protegiéndola a ella y a su hermana, y siempre lo hacía luego de
que Sinu curara sus heridas, provocadas por el monstruo que al que Camila tenía la "obligación" de respetar
como a su padre. Aunque lo que ese hombre menos merecía era un poco de respeto.
-No tendrías que haber hecho eso. -Regaño Camila a su madre. -Sabes que te pondrá la mano encima por lo
que hiciste tan pronto como yo ponga un pie fuera de la casa.
-Puedo soportarlo. -Dijo la madre mientras limpiaba los pequeños rastros de sangre seca que habían
quedado en la frente de Camila. - Tú estuviste soportando esto todo este tiempo por tu hermana y por mí.
-Eso no significa que tú tengas que pasar por lo mismo solo porque sientes culpa. -Cualquier persona
hubiera pensado que el tono que Camila uso para decir esas palabras estaba repleto de rencor, pero no era
así. No guardaba rencor por haberse sacrificado por su hermana y por su madre, por personas que valía la
pena proteger.

P 32-1
-No siento culpa mija, pero si enojo. -Confeso
- ¿Enojo? -Camila estaba confundida ante la confesión de su madre.
-Si. Porque no fui capaz de detener esto cuando tuve la oportunidad de hacerlo. Y fueron varias... Dios, me
siento la peo... -Camila fue rápida en interrumpirla.
-No lo hiciste porque yo te pedí que no lo hicieras.
-Pero no debí haberte hecho caso, no sabiendo cuanto sufrías.
-Está bien... -Esta vez, Sinu interrumpió a su hija.
-No, no lo está. -Tomo una gaza del pequeño botiquín de primeros auxilios y luego de empaparla con un
poco de alcohol se la dio a Camila para que la pusiera sobre la herida de su frente, que Sinu acababa de
limpiar, o mejor dicho, de sacar todos los pequeños trocitos de vidrio que habían quedado incrustados en su
piel cuando Alejandro la empujo contra la ventana. -Tal vez tu pensabas que nos estabas defendiendo al
arriesgarte y enfrentar a Alejandro cada vez que algún problema surgía. Y si lo hacías, físicamente nos
protegiste a ambas, a tu hermana y a mí. Pero emocionalmente, nos estabas matando. -Explico. -No era nada
lindo verte llegar a casa cada fin de semana con una herida nueva para curar, y era sumamente frustrante que
cada vez que queríamos ayudarte tu solo nos gritaras y dijeras que no nos metiéramos en tus asuntos. -
Camila se quedó sin palabras luego de escuchar la confesión de su madre. -No te estoy diciendo esto para
que sientas culpa, tú no tienes la culpa de nada. Dios, tu literalmente eres un ángel para esta descolocada
familia Camila. Solo querías que supieras esto para que entendieras que lo que te dolía a ti, también los
dolía a nosotras.
-No sabía que se sentían de esa forma.
- ¿Pensaste que nos gustaba ver como tu recibías los golpes por nosotras? ¿Creías que actuábamos como si
nada por qué no nos importabas? -Camila negó con la cabeza, jamás pensaría eso de su madre y de su
hermana. Ahora todo comenzaba a tener un nuevo sentido. -La mejor manera de salvarnos a tu hermana y a
mi es que te salves a ti misma primero, mija.
Justo cuando Sinu había comenzado a limpiar el pequeño corte en el labio de Camila, escucharon un fuerte
portazo haciendo eco por toda la casa. Al parecer Alejandro aún seguía molesto por la discusión de hace
unos minutos, ambas mujeres pensaron, pero sus pensamientos se interrumpieron luego de escuchar los
débiles sonidos de unos nudillos golpeando contra la madera de la puerta del baño en el que estaban.
-Soy yo. -Sofía dijo tranquila desde el otro lado. -Papá ya se fue al club. -Sinu abrió la puerta
inmediatamente luego de escuchar las noticias de la joven para dejarla entrar.
-Esperemos que no vuelva.
-Créeme, no lo hará. -Comentó la joven con una sonrisa.
-Bien. -Dijo la madre arrojando a la basura un pequeño trozo de algodón que había utilizado anteriormente. -
¿Podrías ayudar a tu hermana mientras voy abajo y limpio el desastre que quedo?
-Lo siento. -Se disculpó Camila. -Por el desorden.
P 32-2
-Tú no tienes nada de que disculparte, la que debería pedirte disculpas soy yo. -La tranquilizo con una
sonrisa, que la joven no tardo en devolver pero solo por unos segundos ya que el dolor de la herida de su
labio no le permitía darle a su madre una de esas enormes sonrisas que ella tanto amaba. - Vuelvo en unos
minutos. -Dijo saliendo del baño y dejando a sus dos hijas a solas, a decir verdad, era la primera vez en un
largo tiempo que Camila y Sofía se encontraban en un momento así.
-Podía jurar que vi humo saliendo por las orejas de Papá cuando se fue de casa. -Comentó la más joven
hermana riendo. - Pobres los empleados que tengan que lidiar con su furia.
- ¿Cómo sabes que se fue al club? -Pregunto Camila asustada. - Y... ¿Cómo sabes que no va a volver en
cualquier momento?
-Se llevó el pack de cervezas que quedaba en la heladera y estaba hablando con uno de sus tipos para
conseguir una nueva bailarina que te reemplace, por lo menos por esta noche. Parece que le espera una larga
jornada. -Las palabras "por lo menos por esta noche" quedaron dando vueltas en la mente de Camila, ¿eso
significaba que su padre no había aprendido la lección? ¿Seguiría convirtiendo su vida en un infierno? ¿Qué
pasaría con Lauren ahora que su padre sabe que se han estado viendo a escondidas?-Yo... Quería hablarte de
algo. -Sofía hizo que Camila se olvidara de todos sus pensamientos.
- ¿Qué cosa? -La hermana menor suspiro y camino hasta el borde de la bañera, donde Camila estaba sentada
curando sus heridas, y sin dudarlo se sentó a su lado. Suspiró, mientras pensaba como darle las noticias a su
hermana. Noticias que podrían cambiar su vida por completo.
- ¿Recuerdas cuando hablamos sobre la universidad hace unos meses? -Camila asintió, haciéndole saber que
recordaba esa charla en particular y dándole una señal para que continúe hablando. -Bueno, resulta que hice
unas pruebas y, me aceptaron en una universidad.
- ¿En serio? -Preguntó sin poder creerlo, su hermana asintió. - Sofí, ¡eso es genial!
-Sí, y tú creías que no iba a llegar a terminar la escuela. -Se burló. - ¿Quién se ríe ahora?
-Estoy sorprendida, e increíblemente orgullosa de ti. -Hizo un poco de esfuerzo a pesar de su dolor, para
abrazar a su hermana, aunque poco le importo ya que verdaderamente estaba demasiado feliz para
preocuparse por eso. - Espera, ¿para qué universidad aplicaste?
-Fueron un par, en realidad. Mis profesores me hicieron enviar varias aplicaciones a distintas
universidades. -Explico. -Pero hubo una en especial, que fue en la que más me esforcé en lograr que me
aceptaran... Y puede que tal vez haya arruinado las demás aplicaciones a propósito para que no me
aceptaran.
-Sofía... -Camila la regaño. Ella no había tenido la oportunidad de aplicar para la escuela de música que
tanto quería, por lo que se tuvo que conformar con la universidad local y tuvo que pagar su carrera centavo
por centavo. Su hermana tenía grandes oportunidades en sus manos y no quería que las desperdicie.
-Sí, ya se. Lo que hice estuvo mal pero a fin de cuentas, funciono. -Dijo con una sonrisa malévola, estaba
orgullosa de su sabotaje.
-Y bien, entonces, ¿en qué universidad te aceptaron? -El humor de Sofía cambio drásticamente luego de oír
P 32-3
la pregunta de su hermana, ahora mismo tendría que confesarle todo.
-Whitman. -Dijo firmemente.
- ¿Eso es en... -Sofía la interrumpió respondiendo rápidamente a su duda.
-Washington. -Dijo sin mirar a su hermana. - Me dieron una beca completa en Arte.
La mayor de las hermanas no podía creer la increíble oportunidad que Sofía tenía entre sus manos, y
obviamente no quería que la joven la echase a perder, pero había varias cosas que no lograba entender del
todo.
-Entonces... ¿Te vas a mudar?
-No. -Respondió, y luego de un tiempo por fin tomo el valor suficiente para mirar a los ojos a su hermana. -
Nos vamos a mudar.
- ¿Qué? -Ahora estaba más confundida que antes. - Sofí, yo no me puedo ir de aquí. -Dijo poniéndose de pie,
tenía la intención de cerrar la puerta para que pudieran hablar más tranquilas y sin los sonidos de su madre
recogiendo los pedazos de vidrios rotos mientras cantaba un viejo tema de Alejandro Sanz como si estuviera
sola en la casa, pero el dolor de las patadas que su padre le había dado cuando estuvo en el piso se lo
impidió.
- ¡Si puedes Mila! -Respondió Sofía. -Siempre dijiste que la única razón por la que te quedabas aquí, por la
que seguías soportando todo esto, era porque intentabas protegerme a mí. -Se puso de pie para poder estar
frente a frente con Camila. - Ahora yo me voy a ir de aquí, ya no tienes nada que proteger.
-No puedo mudarme a Washington contig.... -Sofía la interrumpió.
-No te estoy diciendo que te mudes conmigo. Te estoy diciendo que es tiempo de que te vayas de aquí.
- ¿Y a donde se supone que vaya? Si me quedo en Miami Papá va a encontrar la forma de seguir
arruinándome la vida.
-Puedes ir a Londres, a Dinah le encantara tenerte de visita. -Camila seguía mirando a su hermana atónita,
sin poder decir ni una palabra. Sofía rio ante la sorpresa de su hermana, pero no la culpaba, ella hubiese
reaccionado de la misma forma. -Ya eres adulta Mila, es momento de que te vayas de aquí y empieces a
hacer tu vida, no la vida que Papá te obligo a hacer. Vete de aquí, consigue el trabajo de profesora de
música que tanto quisiste, conoce a alguien, cásate... O no lo hagas, pero lo que quieras hacer por favor que
sea lejos de Miami.
- ¿Qué pasara con Mamá? -No había forma de que dejara a su madre desprotegida con Alejandro viviendo
bajo el mismo techo.
-Mamá se ira conmigo a Washington. No tienes nada de qué preocuparte.
-No me puedo ir. -Finalmente, algo en la cabeza de Camila hizo clic.
-Nada te lo está impidiendo.
P 32-4
-Pero si alguien. -Sofía era quien estaba confundida ahora. - Conocí a alguien.
- ¿Y? pídele que se vaya contigo, seguro lo va a entender.
-No, ¡no puedo hacerle eso! -Camila comenzó a explicarle. -Ella ya sacrifico demasiadas cosas por mí, no
puedo pedirle que deje toda su vida, su trabajo y su familia solo para irse conmigo.
-Y... ¿No existe una posibilidad de que le expliques porque tienes que irte y que ella entienda?
-Ese es otro problema Sofí, no quiero irme y tener que dejarla atrás. Ella es una de las pocas personas que
me entiende más de lo que yo me entiendo a sí misma, una de las pocas personas que hacía que este infierno
no fuera tan doloroso.
-El doctor Mendes también era una de esas personas Camila, y ahora está muerto. -Reclamo la menor. - Y
luego de todo lo que paso, Papá va a estar dispuesto a todo para hacerte las cosas aún más difíciles y sabes
que no dudaría ni un segundo en meterse con ella. -Suspiro, y puso ambas manos en su rostro para calmarse
y pensar con más seguridad. - Mila, no sé quién es esa persona pero si he notado que desde hace varios
meses has empezado a cambiar de la mejor manera posible, ya no te levantabas cada mañana con el peor
humor posible, comenzaste a despertar con una sonrisa. Tal vez Mamá y yo nunca te dijimos nada, pero nos
dimos cuenta de que algo nuevo estaba pasando en tu vida, y ahora que mencionas a esta chica y todo lo que
ella hizo por ti, estoy segura de que vale la pena. -Sonrió, haciendo una pausa. - Estuviste con ella este fin
de semana, ¿verdad? -Camila asintió. - Entonces por favor quiero que entiendas mi punto; si te vas y te
llevas a ella contigo, no solo te estarás protegiendo a ti, también la vas a proteger a ella. -Las palabras de su
hermana comenzaban a tener sentido ahora. - Por favor, si de verdad todo lo que has hecho fue para ver feliz
a Mamá y a mí, entonces nada nos haría más feliz que tu comenzando una vida lo más lejos de este infierno
que te sea posible.
Sofía tenía razón, desde su adolescencia que había estado soportando cada insulto, golpe y abuso para
verlas felices a ellas, y ahora tenía una salida libre hacía la vida que siempre planeo desde pequeña pero
que su padre arruino. El único problema, en este momento, era Lauren; ella no quería dejar a la chica que
había sacrificado su matrimonio, su relación con su padre y hasta su trabajo para poder estar con ella, no era
justo para ninguna de las dos.

Camila decidió no llamar a Lauren esa noche, porque sabía que la joven entendería sus motivos y también
porque sería mejor aislarse de todo lo que vivieron para que ella pudiera tomar la decisión correcta, por lo
menos hasta mañana.
________________________________________________________

El lunes por la mañana una cansada Lauren se abrió paso a través de las puertas del consultorio de Ally,
quien la esperaba pacientemente sentada en su escritorio bebiendo un café y echándole un último vistazo al
historial del paciente que acababa de atender hace unos minutos para luego guardarlo, generalmente hacía
eso luego de cada sesión para ver si todo estaba en orden y corregir las faltas de ortografía que tal vez había
P 32-5
tenido en un momento de distracción. A la joven psicóloga le gustaba la perfección.
-Buenos días Lauren. -Dijo bajando su taza y acomodándose en su asiento. - Te veo algo, preocupada esta
mañana. -Lauren se sentó en el enorme sofá en donde los pacientes acostumbraban a sentarse y sin rodeos,
fue directo al punto.
-Cancele mi boda Ally. -La psicóloga levanto ambas cejas, totalmente sorprendida. -Y de más está decir que
también acabo de dejar a Ian.
-Wow... Generalmente tengo que presionarte para que me digas lo que te ocurre pero hoy solo te sentaste y
lo dejaste salir. ¡Es un progreso! -Ally tomo su bloc de notas y comenzó a escribir textualmente lo que
Lauren le había contado. Y a decir verdad, era no era la reacción que la empresaria se esperaba.
- ¿Y estas feliz por eso?
- ¿Qué cosa? -Preguntó sin apartar la vista de lo que estaba escribiendo.
- ¿Estas feliz porque acabo de dejar a mi prometido a tres meses de la boda? -Ally no respondió. - ¿Estas
feliz por el hecho de que lo deje por otra persona?
-Estoy feliz por tu progreso Lauren, yo solo debo escuchar tus problemas no dejar que me afecten. -Se paró
de su cómoda silla y comenzó a caminar alrededor del cuarto, bloc de notas en mano y mordiendo la punta
de su lapicera. - Aunque obviamente, esos problemas te están afectando a ti. Dime cómo te sientes respecto
a eso.
-Sinceramente... -La ojiverde suspiró. - Siento que me he quitado un peso de encima. Estuve tanto tiempo
pretendiendo sentir algo que no sentía solo para no desilusionar a nadie que ya no me daba cuenta de mis
verdaderas emociones, hasta que... -Ally la interrumpió.
-Conociste a Camila. -Lauren se sorprendía cada vez más de lo mucho que su psicóloga la conocía, bueno,
después de todo para eso le pagaba.
-Sí, ella cambio mi vida en muchos sentidos. -Respondió con una sonrisa.
- ¿Cómo se tomó Ian esto de la separación? -Los recuerdos de lo que había sucedido temprano esa mañana
invadieron la mente de Lauren.
-Madison... -Llamo a través de su comunicador a su secretaria. - ¿Podrías llamar a Ian Dallas a mi
oficina?
-Si... ¿Está todo bien señorita Jauregui? -Preguntó la joven del otro lado de la línea.
- ¿Por qué preguntas?
-Generalmente cuando me pide que llame a Ian lo pide en un tono más... No se... -Se tomó unos segundos
para explicar su punto. - Como una novia llama a su novio, ¿entiende? -Lauren no respondió. -
Generalmente me dice "Madison dile a mi novio que suba a mi oficina" y esas cursilerías.
-Yo te pago para que trabajes para mí no para que me hagas preguntas sobre mi vida privada. Solo
P 32-6
llámalo y dile que venga lo más antes posible. -Lauren termino la comunicación, pero unos segundos más
tarde volvió a apretar el botón para comunicarse con su secretaria. -Y Madison...
- ¿Si señorita Jauregui?
-Todo está bien, estupendo si quieres que sea más clara. -A Lauren se le iluminaba la cara de solo pensar
en lo mucho que su vida iba a cambiar luego de tener esta charla con Ian. -Encárgate de lo que te pedí.
- ¡Enseguida!
A partir de ahora, sabía que solo era cuestión de minutos para que Ian se aparezca y le dé la oportunidad
de terminar todo de una buena vez, así que los aprovecho para pensar bien las palabras que le diría al
joven empresario. Su relación había quedado prácticamente en la nada luego del incidente con Camila
en el club y luego de que Lauren descubriera el tipo de persona que Ian Dallas era realmente. Ya no se
hablaban, no se dirigían la mirada, y se trataban como dos completos extraños cuando lo hacían, por lo
menos Lauren lo hacía porque verdaderamente sentía que no conocía al sujeto que tenía en frente, Ian
siguió jugando su papel de chico bueno trabajando con Michael y yendo a la casa de los Jauregui a
visitar al matrimonio, cosa que a Lauren siempre le molesto y ahora lo hacía aún más porque sus padres
aún seguían comprando el personaje de inocente que el joven les estaba vendiendo. La única cosa que los
unía en este momento, era el anillo de compromiso con el que Lauren estaba jugando en este momento, se
lo había quitado hace ya un largo tiempo pero si iba a terminar las cosas, la forma más decente de
hacerlo era devolviendo el anillo que al chico tanto le costó, o tal vez no, a esta altura no se
sorprendería si alguien le dijera que el anillo es falso o robado.
El sonido de la puerta de su oficina abriéndose fue lo que la distrajo de sus pensamientos.
-Hola amo... -Lauren levanto su dedo, deteniéndolo antes de que termine la frase.
-Creo que hay algo que tú y yo tenemos pendiente.
- ¿La boda? -Preguntó Ian al ver el anillo en las manos de Lauren. Ella rio, no podía creer lo estúpido
que el joven podía llegar a ser.
-La boda es lo que menos me importa en este momento. -Se puso de pie. - A decir verdad, nunca me
importo.
- ¿De que estas hablando?
-Es la primera vez que tú y yo pasamos por una gran pelea y un momento como este. Y honestamente, creo
que no hay forma de que podamos salir de esto.
- ¿Por qué no?
- ¿En serio preguntas? Hiciste cosas que una persona que está a punto de casarse jamás haría. O mejor
dicho, cosas que un hombre de verdad jamás haría. -Ian rio entendiendo el punto que esta conversación
estaba tomando.
- ¿Yo tengo la culpa de eso? Tú fuiste la que me engañaste con una stripper de un sucio club.

P 32-7
-No trates de poner toda la culpa de mi lado, sabes perfectamente la clase de persona que eres porque
has estado ocultándola desde hace muchos años.
-Creo que el problema no es que yo tuve la intención de engañarte, sino con quien pretendía hacerlo. -
Dijo Ian, su ego había salido a flote. - ¿Te molesta que Camila se deje tocar por cualquiera?
-La amenazaste y la obligaste a hacer algo contra su voluntad, eso sí me molesta. -No tenía miedo en
hacerle frente, sabía que si Ian le ponía una mano encima solo le tomaría cinco segundos arruinar su
vida.
- ¿Estuviste con ella no es cierto? -Pregunto enojado. -Sé que no estuviste en la ciudad este fin de
semana, y ella tampoco. ¡Son demasiadas coincidencias para que me mientas en la cara! -Le grito. Pero a
Lauren ya no le daba miedo, no ahora que ya sabía cuál era su punto débil.
-No te voy a mentir. Estuve con ella. -Confesó sin problemas. -Y en dos días la pase mejor que en
nuestros casi tres años de noviazgo.
-Sí, una puta como ella debe ser buena en la cama. ¿Verdad? -Ian estaba colmando su paciencia, y ya no
tenía intenciones de terminar esto de la mejor manera. Sin decir una palabra más, volvió a sentarse en su
silla y le arrojo el anillo de compromiso en la cara al joven, que termino golpeándolo en el ojo.
-No voy a casarme contigo. -Dijo finalmente y volviendo a su trabajo como si nada hubiese pasado.
- ¿Qué? -Ian se agacho para tomar el anillo que había caído al suelo. - ¿Es una puta broma verdad?
-No. -Dijo la joven sin apartar la vista de su computadora. - Llame a la florista, a los del catering y al
salón esta mañana. Les pague por las molestias y todo está cancelado.
- ¡Tiene que ser una puta broma! -El joven pateo la silla del otro lado del escritorio. -El estúpido vestido
que tanto querías me costó diez mil dólares.
- ¿Por qué te haces tanto problema? Seguramente lo pagaste con todo el dinero que le robaste a mi
padre. -Lauren lo miro. - Tienes suerte de que aun tienes la confianza de él, pero te aseguro que no será
por mucho tiempo.
- ¿En serio me estas dejando por la puta de Camila?
-Si. -Respondió cortamente. -Lo siento Ian. La verdad es que nunca te amé, solo te dije que sí el día que
me propusiste matrimonio porque me sentí presionada. Camila solo hizo darme cuenta de las cosas.
- ¿Nunca me amaste? -Preguntó por ironía. - Entonces estuvimos juntos por casi tres años, te acostaste
conmigo, te ganaste la confianza de mis padres y me hiciste creer que realmente te importaba esta
relación, ¿solo porque no me amabas?
-No quería desilusionarte. -Confesó. -Pero claro, eso fue antes de que tu personaje se cayera a pedazos y
de darme cuenta de que eras un hijo de puta. -Ian se había quedado sin palabras. -Y por eso elijó a
Camila antes que a ti, porque ella no pretendió ser algo que no era para ganarse mi confianza, soporto
toda la vergüenza que sentía y no tuvo miedo de mostrarme su infierno, con temor a ser juzgada y dejada
aparte. Y también, me ayudo a desenmascarar tu verdadera identidad.
P 32-8
-Es una puta.
- ¿Eso es lo único que puedes hacer para defenderte? ¿Denigrarla solo porque estás enojado con ella? -
Lauren volvió a ponerse de pie para enfrentarlo. - Si mal no recuerdo, esa es la misma "puta" que te
calentaba y la misma que te lastimo el ego cuando no pudiste lograr tu cometido. -Estaba acabado. -Vete.
-Fue lo último que Lauren tenía para decirle.
- ¿Estoy despedido? -Preguntó derrotado.
-No. Voy a dejar que mi padre lo haga, cuando por fin se dé cuenta de lo toxico que eres.
-Se lo tomo mal al principió pero creo que lo entendió. -Le explicó a Ally.
-Entonces, ¿estas dispuesta a empezar algo con Camila ahora que estás sola?
-Es que esa fue la razón por la que decidí romper con él. -Se giró para ver a Ally que había quedado muda y
de pie a sus espaldas. -Este último fin de semana lleve a Camila de viaje, y... Pase los dos mejores días de
mi vida, y me hizo darme cuenta de que ella era realmente todo lo que quiero. Y le prometí que rompería con
el tan pronto como volvamos a Miami.
-Eres una chica de palabra Lauren. -Ally camino y se sentó al lado de Lauren en el sillón. - ¿Quieres un
consejo?
-Creí que las psicólogas no estaban autorizadas a aconsejar a sus pacientes.
-No lo están, pero tómalo como un consejo de una amiga. -Lauren asintió. -Me parece genial que te
separaras de Ian, pero obviamente aun estas confundida aunque creas que no lo estas... Mi consejo es que te
tomes un tiempo. -Lauren la miró confundida. -De ambos, de Camila y de Ian. Tal vez estar un tiempo por ti
sola te hará darte cuenta de lo que realmente quieres.
- ¿Por qué haría eso?
- ¿Quieres lastimar a Camila? Se sincera.
-Claro que no, yo solo quiero lo mejor para ella.
-Entonces, ¿Cómo sabes que tu mente no cambiara en unos meses? ¿Cómo sabes que vas a querer seguir
estando con ella en un futuro? -La empresaria se quedo muda. - Tienes un gran corazón Lauren, y sé que
nunca querrías herir a nadie de ningún modo. Solo te digo que te tomes un tiempo para aclarar tu mente, y
evitar romperle el corazón a una chica que está dispuesta a hacer todo por ti.
Solo unos minutos de sesión y un consejo fueron necesarios para cambiar por completo la forma de pensar
de Lauren, por lo que cuando salió del consultorio lo primero que hizo fue enviarle un mensaje a Camila.
Para: Camz <3
"Tengo algo que decirte, ¿podríamos vernos esta noche en mi departamento?"
Pero no se esperó recibir una respuesta tan rápido.
P 32-9
De: Camz <3
"Estoy yendo para allá en este momento, también tengo algo que contarte."
Drama yo te invoco "Camz <3" ajsmsuajejjeh???

P 32-10
Capítulo 31 - "Escapar"
46.4K 2.1K 1K
by gotdynamites

Ambas jóvenes hicieron planes para encontrarse inmediatamente luego de esos mensajes. Lauren dejando de
lado su trabajo, y Camila dejando atrás una vida. Sus planes eran los mismos pero sus ideas diferentes.
Lauren estaba dando vueltas alrededor de su departamento mientras mordía sus perfectas uñas esperando el
momento de que la bailarina llamara a su puerta, Buster, confundido y a la vez feliz de ver a su dueña
temprano de vuelta en casa, la seguía paso a paso, vuelta por vuelta. No sabía de qué forma exactamente iba
a expresar sus pensamientos en palabras, o como Camila se iba a tomar la decisión... Aunque tampoco sabía
si era la decisión correcta, estaba confundida. Ella no había pensado en la posibilidad de tomarse un tiempo
para aclarar sus pensamientos, pero Ally era quien sabía respecto a eso después de todo, por eso decidió
tomar en serio su consejo, pero por otra parte pensaba " Debe haber algún motivo por el cual los
psicólogos no acostumbran a aconsejar a sus pacientes", y tal vez era porque sus consejos no eran
confiables. Tal vez. Lo descubriría cuando lo pusiera en práctica.
Camila, por otra parte, no tuvo tiempo de pensar lo que hacía o de pensar lo que iba a decir cuando viera a
Lauren en unos minutos, solo tuvo el tiempo necesario más que para hacer una llamada y preparar su
equipaje antes de que su padre volviera a casa del club. Del que por cierto, el hombre no había vuelto aun.
La familia supuso que era por el estrés de haber perdido a una de sus mejores bailarinas a la fuerza, pero
también agradecieron no tener que soportar con el ebrio trasero de Alejandro esa noche.
- ¿Qué paso? -Preguntaron ambas jóvenes al mismo tiempo cuando Lauren abrió la puerta del departamento.
Camila se sorprendió al ver la mirada de preocupación en los ojos de la ojiverde, pero Lauren se
sorprendió aún más y su preocupación creció, no solo al ver todas las maletas que Camila traiga consigo,
sino que por los cortes y heridas que cubrían el hermoso rostro de la joven. Y por la gravedad, sabía que no
eran los únicos.
-Creo que será mejor que entres y hablemos las cosas con calma. -Fue lo único que la joven empresaria
dijo, y las únicas palabras que se intercambiaron durante los minutos en los que se ocuparon de entrar las
maletas al departamento.
-No hay otra manera de decir esto que no sea directamente. -Dijo Camila mientras Lauren cerraba la puerta
luego de haber entrado el último objeto del equipaje.
-¿Tiene que ver con las maletas? -Preguntó la otra joven sin entender mucho la situación.
-En parte. -Confesó. - Me fui de mi casa. -Ahora todo comenzaba a tener sentido.
-El té hizo... Eso... ¿Verdad? -Dijo refiriéndose a las heridas de la chica, Camila asintió. - No había forma
de que ocultaras eso diciendo que fue una caída.
Justo cuando Camila estaba a punto de responder, Buster apareció corriendo emocionado, a estas alturas el
cachorro ya reconocía la voz de la joven bailarina, y esta no era la excepción, por eso no pudo contener la
emoción al no ser capaz de reconocer la preocupación que rondaba en el ambiente.

P 33-1
-Hola pequeño... -Camila se agacho para poder acariciar el pelaje del pequeño pomsky, y en ese momento
Lauren pudo notar el vendaje en la mano de la joven. Lo había estado ocultando desde que llamó a la puerta
del departamento.
- ¿Qué te paso en la mano? -Preguntó acercándose a la chica.
-Oh... -Camila se puso de pie para quedar frente a frente con ella, mientras miraba su mano y se regañaba así
misma por no haberla escondido mejor. Sabía que Lauren lo iba a descubrir eventualmente, pero prefería
que fuera luego de que le confesara lo que tenía en mente. -A Papá se le fue la mano, un poco.
- ¿Un poco? -Lauren tomó delicadamente la mano herida de Camila para examinar la herida, aunque no iba a
ser posible por todas las vendas que la cubrían.
-Él quiso... -Suspiró antes de continuar. - Creo que quiso apuñalarme, o matarme no sé, pero lo detuve a
tiem... -Lauren la interrumpió.
- ¿Crees que quiso matarte? Camila, el comenzó a matarte desde el momento que te obligo a trabajar para él.
-Estaba indignada en este momento, su preocupación e inseguridad fueron dejadas de lado. -Esto no puede
seguir así, tienes que hacer algo.
-Ya lo hice... O más bien, lo voy a hacer. -De un tirón hizo que Lauren soltara su mano y la volvió a
esconder detrás de su espalda, no quería que la vieran herida de esa forma. Ya tenía que lidiar con las
heridas de su rostro y las miradas de confusión de la gente, y aunque Lauren entendía a la perfección todo,
aun así no se quería mostrar de esa forma. Sentía que sus heridas la hacían parecer débil.
-Ven... -Lauren tomo su otra mano, pero con la misma delicadeza con la que tomo la que estaba herida.
Aunque la delicadeza con la que la tocaba, acariciaba o trataba ya era algo común entre ellas. Necesitaban
tranquilidad para hablar sus asuntos, por eso la empresaria camino hasta el enorme sillón de su sala y se
sentó esperando que Camila haga lo mismo. - Entiendo lo que paso pero aun no entiendo porque te fuiste de
tu casa, sabes que tu padre te va a matar si se entera de que huiste.
-Me iba a matar de todos modos aun así no me haya ido. -Dijo en forma de broma, pero a Lauren no le causo
gracia. Tal vez era porque todo esto era algo nuevo para ella, para Camila no. -Pero esa no es la razón por
la que me fui. -Lauren la escuchaba, en silencio, dándole a la joven el pie para continuar. - Me voy.
-Sigo sin entender. -Camila suspiró antes de responder. Apoyo ambas manos sobre las de Lauren, que
descansaban en su regazo, y las acarició suavemente como si eso fuera a darle valor para decir lo siguiente.
-Me voy de aquí Lauren. Estoy escapando. -En ese momento comprendió.
- ¿Por qué? -Fue lo único que pudo responder, una pregunta muy inútil a decir verdad.
- ¿Recuerdas que te prometí que en cuanto tuviera un motivo para huir de ese infierno, lo haría? -Lauren
asintió. -Pues ya lo tengo. Sofía ya está a salvo, ahora es momento de que me salve a mí misma. -Justo
cuando dijo la última palabra, una lágrima rodo por su mejilla, lo que hizo a Lauren volver a la realidad y,
ya por instinto, llevo una de sus manos al rostro de la bailarina para limpiarla con su pulgar y acariciar su
mejilla en el proceso. Lauren sonrió sin poder evitarlo, saber que sus palabras habían tenido un efecto en la
bailarina que la llevo a tomar esta decisión le daba demasiada felicidad, también al saber que ahora este
P 33-2
infierno que Camila había estado viviendo terminaría. Y al mismo tiempo, eso también le demostró que la
joven era alguien digno de confiar, alguien que jamás estaría dispuesta a dejar una promesa sin cumplir.
-Me pone muy feliz que hayas tomado esa decisión. ¿Qué vas a hacer ahora?
-Iré a Londres. -La sonrisa de Lauren desapareció de inmediato, cuando Camila le dijo que se iría, no
pensaba que sería a otro país, mucho menos a otro continente. -Dinah hablo con la escuela que me ofreció el
trabajo de profesora hace unos años, y están dispuestos a entrevistarme la próxima semana.
- ¿Te vas a alejar de mí? -Era egoísta de su parte, pero en ese momento era la única duda que atormentaba su
mente.
-Esa es otra de las cosas de las que te quería hablar. -Camila se permitió a si misma relajarse ante el tacto
de Lauren. - ¿Existe una posibilidad de que puedas irte conmigo?
Por más que Lauren deseara dejar todo lo que había construido y tomar el próximo avión a Londres con la
mujer que adoraba, esa posibilidad es una de las más lejanas en este momento por no decir imposible. Tal
vez, después de todo, el tiempo era ideal y tenía que tomarse un descanso de la relación, tal vez al aclarar su
mente podría entender mejor lo que realmente quería para su futuro.
-No lo creo. -Respondió tristemente. Camila suspiró y mordió su labio mientras pensaba sus próximas
palabras, tenía que advertirle.
-Mi padre sabe que nos hemos estado viendo, y que pase el fin de semana contigo fuera de la ciudad. -
Comenzó a explicar. - No solamente te estoy pidiendo que te vayas conmigo porque te voy a extrañar
infinitamente y porque te adoro, sino que lo estoy haciendo para protegerte.
-Si tu padre sabe... ¡Entonces el mío también! -Gritó preocupada, Michael no iba a estar contento.
- ¿En serio eso te preocupa más ahora?
-Le prometí a mi padre que no iba a involucrarme contigo. -Bueno, en realidad le había prometido a Michael
que no iba a poner un pie en el club en donde Camila trabajaba, pero deducía que esto era básicamente lo
mismo, una traición a las palabras de su padre.
-Yo también lo hice, y mira en donde estamos ahora. -Dijo con ironía. -Lauren, mi padre no dudaría ni por
un segundo en matarte si te encuentra. -Inmediatamente, la empresaria entro en pánico. -Por eso necesito que
te vayas conmigo, solo de ese modo voy a poder asegurarme de que vas a estar bien, bajo mi supervisión. -
Estaba dispuesta a sacarla de ahí sea como sea, no iba a permitir que su infierno también se convierta en el
infierno de Lauren... Aunque ni ella ni la ojiverde sabían que siempre estuvieron compartiendo ese infierno.
-Por favor, aunque sea por un tiempo, hasta que todo esté en orden y sepa que vas a estar bien aquí.
- ¡Sabía que esto era una mala idea! -Se puso de pie bruscamente y de nuevo comenzó a dar vueltas por toda
la casa. - Lo sabía, Papá me lo advirtió, tendría que haberlo escuchado.
- ¿De que estas hablando? -Preguntó Camila confundida desde el sillón.
-Esto, tú... -Se cubrió su rostro con ambas manos en señal de frustración. -Toda mi vida mi papá dijo que no
debía caer en la tentación, ¡y ahora sé por qué!
P 33-3
- ¡Lauren! ¡Cálmate!
- ¡Tú me tentaste! -La acuso. - Si no hubiera caído ahora no tendría estos problemas.
- ¿Tú crees que a mí me gusta esto? -Preguntó Camila poniéndose de pie y acercándose a Lauren. - ¿Crees
que yo no me sentí culpable de haberme tentado contigo? Una mujer a punto de casarse y con una vida
brillante.
-Suena como algo que tentaría a cualquiera. -Respondió con seriedad.
-Sí, lástima que eso no fueron los aspectos que me tentaron de ti. -No era la primera vez que Camila
experimentaba con el ego de Lauren, pero hacía tiempo que no vivía esta situación. - Ya, para... -Tomo a la
empresaria de la cintura para que dejara de dar vueltas alrededor de la sala.
-No debiste haberte tentado conmigo. -Dijo rendida, permitiendo que Camila la abrace por la cintura y
aprovecho la oportunidad para esconder su rostro en el cuello de la bailarina.
-No pude evitarlo. Tus ojos, tu belleza, tu esplendido cuerpo y tu timidez... -Dijo con una risita. -Eras una
tentación por la cual valía la pena caer. -En la posición en la que estaban, a Camila le resulto muy fácil
besar la sien de Lauren, quien a decir verdad había encontrado su nuevo lugar favorito para ocultar su
timidez.
- ¿Qué vamos a hacer? -Era increíble como ambas encontraban la calma rápidamente en los brazos de la
otra.
-Escapar, es la única opción que tenemos. -Respondió la bailarina. -Sé que es difícil, y completamente
egoísta de mi parte pedirte que te vayas conmigo; tú prácticamente tendrías que dejar tu vida para que yo
empiece a vivir la mía, pero lo cierto es que te necesito a ti para eso. Porque tú ya eres parte de mi vida,
ojitos. -Dijo con dulzura, los movimientos su boca rozando con dulzura la piel del rostro de Lauren al
hablar. - No te voy a pedir que tomes una decisión, pero si no te parece correcto la idea de irte conmigo, por
favor prométeme que te cuidaras, y que cuidaras a tus padres. -Una duda empezó a rondar en la mente de
Lauren.
-Y si yo me voy... -Comenzó mientras quitaba su rostro de su escondite en el cuello de la otra joven. -
¿Quién va a proteger a mis padres? -Camila sonrió con dulzura ya sabiendo que esa pregunta vendría tarde o
temprano, levanto una de sus manos para quitar un pequeño mechón de cabello que había caído sobre el
rostro de la ojiverde cuando se había movido se la cómoda posición en la que estaban.
-Cameron me prometió que haría todo lo posible para evitar que algo les pase. -Explicó.
-El me odia.
-No te odia ojitos, solo está enojado contigo. -La tranquilizo. -Es como un hermano mayor celoso; pretende
odiarte pero en realidad haría lo que sea por ti porque sabe que al final de cuentas, tú eres quien me hace
feliz.
Lauren estuvo acostumbrada a que las personas hicieran todo para hacerla feliz, claro, siempre y cuando ella
se lo ordenaba o les pagaba por ello. Solo un par de personas habían logrado darle felicidad por su propia

P 33-4
voluntad y a cambio de nada; Primero fueron sus padres, quienes ella creía, le habían dado la vida y le
brindaron los conocimientos y valores necesarios para poder vivirla. Luego Normani, quien le brindo
amistad y confianza desde los momentos más difíciles hasta en los más alegres. Y ahora, en este momento,
Camila se sumaba a esas personas que tanto se preocupaban por ella y estarían dispuestos a hacer hasta lo
imposible por vivir un poco de su felicidad.
Lo más increíble de esto, fue que nadie, ni siquiera Lauren o Camila, se imaginaron estar en medio de esta
situación tres meses atrás. Se toma bastante tiempo ganarse la confianza de alguien, y Camila se había
ganado la confianza de la empresaria sorprendentemente rápido. Lauren no tenía miedo de dársela, y Camila
no tenía pensado aprovecharse de eso, ya que su confianza también estaba en manos de la otra joven.
Lauren beso a Camila sin poder contenerse un segundo más, no como agradecimiento, sino porque
verdaderamente estaba encantada, por no decir completamente enamorada de la joven bailarina. Las
palabras no eran necesarias para saber que ese sentimiento de amor, adoración e importancia era mutuo,
ambas creían más en los gestos que las palabras que muchas veces son echadas al aire sin importancia. Si
eran capaz de comunicarse a través de sus suaves caricias, sus fogosos besos y sus intensas miradas,
entonces las palabras sobraban.
-Por cierto... -Camila susurró sobre los labios de Lauren, antes de separarse por completo de esa boca que
tanto amaba, mordió con dulzura el labio de la ojiverde y le dio un leve tirón. Sonrió cuando vio a la otra
joven abrir lentamente sus hermosos ojos cuando recupero el aliento luego del apasionado beso. - ¿Qué
querías decirme? -Lauren se esforzó para que la respuesta saliera de su boca, se había olvidado por
completo lo que iba a decir, y también de la decisión que había tomado luego de su sesión con Ally.
-Me iré a Londres contigo.
La decisión estaba tomada y tan pronto como las últimas palabras fueron dichas, el plan se puso en marcha.
Ambas tomarían el vuelo del viernes por la mañana hacía Londres, eso fue lo primordial en sus
preparativos. Lo difícil ahora, era que iba a pasar con la vida de Lauren tan pronto como pusiera un pie en el
avión, sabía que no se podía ir para siempre y mucho menos sin hablar con sus padres antes, así que luego
de una larga charla y varias horas de estar hundida en sus pensamientos, la empresaria se prometió a sí
misma ir a hablar con sus padres tan pronto como tenga la valentía necesaria para hacerlo, prefería que se
enteren de su relación con Camila por sus propias palabras y no gracias a la boca de alguien más.

Pero esa no fue la única promesa que hizo, antes de partir, y con toda la discreción posible, acompañaría a
Camila a despedirse del hombre que le enseño todos los valores y la educo como su padre nunca lo hizo a lo
largo de su vida. Irían a despedir al doctor Francisco Mendes.
________________________________________________

- ¿Noche pesada?
Jueves por la mañana, Michael Jauregui acababa de volver de su viaje de negocios apenas el día anterior y
luego de asegurarse de que todo en la empresa había estado bajo control al cuidado de su hija, se tomó el
P 33-5
tiempo para revisar el otro negocio al que estaba obligado a ser parte, el Club Electric City.
Solo que no se esperaba encontrarse con Alejandro con su cabeza recostada sobre su escritorio sufriendo
una resaca terrible, su oficina llena de latas de cerveza y botellas de whisky que habían sido robadas del bar
vacías. Pero luego de tantos años de conocer al hombre, sabía que esta era la forma que él tenía de afrontar
sus problemas.
-Más bien, una semana pesada. -Se acomodó mejor en su silla. La verdad era que el hombre lucia
terriblemente mal, y sumamente frustrado. Alejandro tomo un vaso que estaba su escritorio que aún tenía un
poco de whisky de la noche anterior, y sin importarle que este caliente se lo termino de un sorbo, luego se
puso de pie y empezó a caminar por su oficina mientras Michael tomaba asiento en uno de las sillas del
lugar. - ¿Sabes que odio, Jauregui? -El otro hombre negó con la cabeza, no entendiendo el comportamiento
de su despreciable socio. - La traición. -Rio luego de escuchar sus propias palabras. - Creo que tú lo sabes
mejor que nadie. ¿No es cierto? -Se dio vuelta para mirarlo.
-Eso paso hace años, pensé que ya lo habías superado.
-Oh, yo si lo supere. -Dijo con ironía. - Pero para mí mala suerte tu traición me dejo consecuencias. -Miro el
vaso vació que tenía en sus manos por unos segundos. -Consecuencias, con las que yo tuve que lidiar...
¡Mientras tú estabas en tu empresa felizmente jugando a ser el mejor padre del mundo! -Arrojo el vaso
contra la pared y lo observo partirse en pequeños pedazos, tal vez rompiendo algo lograría calmar su furia y
no hacer algo que pudiera llegar a dañar el negocio. Por más que odiara con todo su ser a Michael Jauregui,
lo necesitaba.
-Por eso estoy aquí, para ayudarte con esas consecuencias.
-No me mientas. -Reclamó Alejandro. -Estas aquí para salvar tu gordo trasero. - Dijo riendo, de nuevo
comenzó a caminar alrededor de la oficina mientras Michael solo miraba hacía el vació, sabiendo que lo
que el hombre decía era verdad. -Nunca te importaron esas consecuencia, o más bien, esa consecuencia en
especial. -Pateo los vidrios que había quedado esparcidos por todo el suelo. -Seguramente tienes miedo de
que Lauren se entere de todo lo que hiciste cuando ella apenas era una bebe. ¿No es cierto? -El otro hombre
no respondió. - ¿¡No es cierto Jauregui!?

- Cualquier padre haría lo que sea para proteger a su hija.

- Algo que tú obviamente estás haciendo mal.


- ¡Y algo que tú nunca te molestaste en hacer! -Le gritó.
-No tenía por qué hacerlo después de todo. -Respondió desinteresado. -Déjame decirte que tu plan para
seguir vendiéndole a todo Miami tu imagen de buen padre y buen esposo se está cayendo a pedazos,
Jauregui.
- ¿De qué estás hablando? -Preguntó sin entender. Alejandro sonrió antes de responder, iba a disfrutar tanto
esto.
-Camila se fue.

P 33-6
- ¿¡Qué!? -Se puso de pie y camino hasta donde estaba el otro hombre. - ¿Cómo que se fue? ¿Qué le hiciste?
-No sé, llegue a casa el lunes por la mañana y ella no estaba. Pero no te preocupes, ya la voy a encontrar y
me las va a pagar por haberse ido.
-Podrías haberte molestado en buscarla o en contactarla, ver si ella estaba bien.
-Tenía cosas más importantes que hacer, como buscar un reemplazo para el show de esta noche. -El
arrogante hombre se acomodó su camisa que estaba hecha un desastre. -No es fácil encontrar a una bailarina
de calidad que quiera usar esas inútiles orejitas de gatos que a estos babosos tanto les atrae.
-No puedo creer que tu propio trasero te importe más que... -Se detuvo antes de que pudiera completar la
oración. Alejandro sonrió disfrutando de la preocupación y el sufrimiento de Michael.
- ¿Quieres que te cuente algo que tampoco vas a poder creer? Lauren ha estado viendo a Camila a
escondidas. -Michael lo miró confundido. -Es más, han estado juntas el fin de semana pasado. No sé a dónde
fueron pero estuvieron fuera de la ciudad unos días. Y dudo que haya sido una salida de amigas, si sabes a
lo que me refiero. -Dijo con una sonrisa juguetona seguida de un guiño.
-Es imposible. Lauren estuvo a cargo de la empresa durante mi ausencia sabía que no podía irse de ahí.

-Oh... Es curioso porque Ian me contó que Lauren había estado ausente en el trabajo el viernes, y los días
siguientes al viernes. -El señor Jauregui no podía creer lo que estaba escuchando, y tampoco quería. Por
algo le había advertido a Lauren que se aleje de todo este lugar y ambiente. -Será mejor que hagas algo para
separarlas, si no quieres que tu mundo y el mío se caigan a pedazos.
Como siempre la caga Ptm

P 33-7
Capítulo 32 - "La verdad al descubierto"
58.5K 2.4K 2.9K
by gotdynamites

Camila estaba cansada, no sabía de qué pero si sabía por qué; era solo su segundo día de trabajo en el
club y ya estaba harta de ello. Pero aun así se estaba preparando para la noche que la aguardaba, la
joven de quince años seguía luchando con su conjunto de lencería, jamás en su vida había usado uno y
mucho menos sabía cómo colocárselo, su padre no fue muy claro al respecto solo le arrojo la ropa en la
cara luego de gritarle y hasta golpearla. Se quería asegurar de que todo estuviera en orden, ayer tuvo
que aguantarse los gritos de su padre porque al parecer su vestuario estaba "incompleto" y Camila
descubrió porque luego de revolver la pequeña bolsa de plástico en la que estaba la ropa interior; en el
fondo, en un empaque sin abrir había una vincha, unas pequeñas orejitas de gato que completaban su
vestuario. Las reconocía, solía usar de esas todo el tiempo cuando era pequeña hasta que un día
Alejandro le dijo que se veía como una estúpida y termino tirándolas al suelo y saltando sobre ellas
quebrando el plástico de la banda en dos.
Rompió el plástico del empaque y las sostuvo en su mano un largo rato, observándolas, sintiendo con la
yema de sus dedos la textura de la tela de encaje que cubría las triangulares formas que pretendían ser
pequeñas orejas. Lo cierto era, que ese pequeño accesorio le había traído muchos recuerdos de la
infancia, recuerdos que quería olvidar y que lamentablemente revivieron de repente para atormentarla,
más de lo que ya estaba. Camino hasta el espejo que tenía en la pared de su cuarto para poder acomodar
el accesorio en su cabello que había terminado de peinar hace unos minutos, la razón por la que Camila
decidió cambiarse en su casa y no en el club porque las demás bailarinas no parecían muy contentas de
tener a la hija del jefe ahí, y no se sentía cómoda cambiándose en frente de otras personas. Solo había
estado cinco minutos dentro del enorme vestuario en el cual todos los bailarines se preparaban y les
fueron suficientes para querer dar su cabeza contra una pared, no solo escuchaba, sino que sentía a las
personas hablar y reír a sus espaldas, tal vez era por su inexperiencia, o porque solo la querían ver
estallar porque pensaban que era "la hija malcriada del jefe" y que solo por eso recibiría un trato
especial y diferente al de ellos, cuando en realidad, tras las puertas de su casa lo único que recibía de
parte de su padre eran abusos.
Se miró al espejo, y a comparación de ayer en la mañana cuando despertó para ir a la escuela y sonrió
para sí misma para convencerse de que el día sería perfecto, Camila no se reconoció a ella misma. No se
imaginaba que su vida cambiaria de la noche a la mañana. La suave piel de su abdomen en donde antes
no había ni una simple marca ahora estaba cubierta de pequeñas raspaduras y unos moretones que
comenzaban a aparecer, lo mismo con sus piernas, y aún podía sentir doler el pequeño corte que
Alejandro le había provocado en su mejilla al empujarla contra la pared. Esto sería nada comparado a lo
que vendría en los años próximos. La joven suspiró intentando quitar de la mente esos pensamientos para
no llorar, sabía que a su padre no le gustaría ver eso cuando la fuera a buscar para ir al club, y justo
cuando se estaba por colocar la vincha en el cabello, la puerta de su cuarto se abrió repentinamente.
Mala idea, Camila se había vuelto demasiado paranoica.
- ¡Dios! -Soltó el accesorio para el cabello y rápidamente tomo una de las camisetas que estaban tiradas
en una esquina del cuarto y se la puso sin siquiera mirar si estaba sucia, o si estaba puesta de la forma
correcta. Solo quería cubrirse.

P 34-1
-Kaki... -Su pequeña hermana Sofía, de cinco años, entró al cuarto de la joven con un montón de mantas y
sabanas que había robado de los cuartos de la casa en sus pequeños bracitos, bueno, en realidad estaba
arrastrando gran parte de las cosas que llevaba.
- ¿Mamá no te enseño a tocar la puerta antes de entrar? -No estaba intentando ser ruda con ella.
- ¿Puedes ayudarme? -Preguntó ignorando la pregunta de Camila.
-Llevaré esto de vuelta a los cuartos. -Dijo pensando que la pequeña se refería a devolver todo a su
lugar.
- ¡No! -La detuvo, su cabeza apenas asomándose sobre el montón de mantas y sabanas. -Las necesito.
- ¿Para qué?
-Para nuestro fuerte. -Dijo como si fuera lo más obvio. -Vamos, tienes que ayudarme. -Sofía ni siquiera
lo pedía, mucho menos tenía que rogar, porque sabía que Camila la ayudaría sin dudas.
-Pero... -Miró al reloj digital que tenía sobre escritorio. Camila odiaba los relojes de agujas, nunca
podía entenderlos. -Tengo que irme, Sofí.
- ¿A dónde?
-A... Un lugar. -Eran las 19:58, aparentemente su padre vendría por ella hace treinta minutos. Tal vez a
esta altura ya ni se molestaría en venir por ella. Gran error.
-De acuerdo. -Respondió con una sonrisa, tomando de los pequeños bracitos de su hermana las sabanas.
-Yo me encargare de esto. Vamos a la sala.
Alejandro se había retrasado una hora gracias a que la policía se había tomado la molestia de
interrumpir en el club, y tenía que intentar llegar a un acuerdo para que no cierren su negocio esta
noche, especialmente ahora que el nuevo acto del lugar estaba encantando a todos y había logrado que
varios clientes de la noche anterior volvieran para disfrutar del excitante acto.
Mientras tanto, Camila y Sofía ocuparon su tiempo olvidándose de todo, habían construido un enorme
fuerte entre los muebles de la sala y para el disgusto de su madre, aunque solamente rio y dejo que las
chicas se divirtieran a pesar de que sabía que le tocaría acomodar todo a ella más tarde. Era algo común
entre ambas chicas sin importar la edad, aunque a raíz del forzado trabajo que Camila tenía ahora, sabía
los miles de momentos que se iba a perder con su pequeña hermana de ahora en más.
Cuando el padre de la familia llego a casa la tierna escena término de una manera bestial, sabiendo
exactamente en qué parte del pequeño fuerte estaba el punto débil, hizo que las sabanas cayeran al suelo
y el fuerte se derrumbara. Desde abajo del montón de sabanas salió una confundida Sofía, que se
emocionó y corrió hasta su padre para abrazarlo como si no lo hubiera visto en años cuando en realidad
fueron solo un par de horas, por otro lado, Camila no estaba tan confundida, y mucho menos emocionada
de ver a su padre.
-Ve a cambiarte. -Le dijo fríamente como si nada, mientras abrazaba a la pequeña niña y miraba con
odio a Camila.
P 34-2
-Papá, pensé que no... -Alejandro la interrumpió.
- ¡Ahora Camila no pierdas el estúpido tiempo!
Camila se despertó el jueves por la mañana, exaltada por el sueño, o más bien por el recuerdo que acababa
de experimentar su mente, y sorprendida al encontrarse con que el otro lado de la cama estaba vació.
Desde el lunes, Lauren no solo le había permitido, sino que le había ordenado a Camila que se quede en su
departamento los días previos al vuelo hacía Londres, para cuidarla y para que la bailarina cuidara de ella
también, para asegurarse de que eso pasara, Lauren faltó al trabajo desde ese día y ni siquiera se molestó en
inventar una excusa para eso. Ella era la jefa de todos modos.
Y durante el transcurso de esos días, a Camila ya se le había hecho costumbre despertarse al lado de la
ojiverde cada mañana, y con el pequeño Buster acurrucado a los pies de la cama durmiendo cómodamente
entre ambos cuerpos, a propósito, el pequeño pomsky tampoco estaba en la cama cuando Camila despertó.
Lo que hizo que la situación se tornara más extraña.
La joven se levantó lentamente de entre las sabanas mientras le echaba un último vistazo al cuarto para
asegurarse que estaba de hecho vacío, y con inseguridad camino hasta el baño, solo para asegurarse de que
Lauren no estaba ahí, pero algo la detuvo; el enorme espejo. Camila ya no recordaba cuando fue la última
vez que se miró al espejo y reconoció a la persona que la miraba desde el reflejo, pero esta vez, y por
primera vez luego de tantos años, Camila pudo reconocer a esa chica que se reflejaba en el vidrió. Sonrió,
sintiéndose en su piel nuevamente, sintiendo que volvía a ser la Camila de antes de que todo este infierno
comenzara, y este era el primer paso para comenzar su nueva vida. Cuando pudo salir de su trance de
felicidad, se dispuso a buscar a la otra mujer al fin.
Aún no se sentía cómoda al andar por el departamento a pesar de que Lauren siempre le decía que se sienta
como en su casa, no podía evitar la incomodidad o el impulso de preguntar hasta si podía tomar un vaso de
agua, pero esperaba que esa sensación se fuera pronto. Después de todo, esta sería la vida que les esperaría
a ambas en Londres.
No tuvo que buscar mucho a la otra joven; Lauren estaba en la cocina, ya vestida en uno de los muchos
atuendos que usaba para ir al trabajo y jugando con Buster mientras desayunaba. No la mal interpreten, luego
de estos últimos días ya se había acostumbrado al hecho de desayunar junto a Camila cada mañana y pasar
el resto del día dentro del departamento y haciendo nada, y su intención no era irse y dejar a Camila solo así
como así, su padre le había enviado un mensaje unas horas antes diciendo que por favor vaya a la empresa
esa mañana porque tenían una junta importante de la cual la ojiverde obviamente se había olvidado, y no
tenía sentido despertar a la joven bailarina si no podría ir con ella de todos modos, tenían que asegurarse de
que Alejandro no supiera sobre su paradero a pesar de sus sospechas, Camila sabía que existía la inmensa
posibilidad de que sus patanes estén tras ella. No tenía opción.
Con cuidado y en silencio, la bailarina entro a la cocina, intentando reprimir su risa al ver como Lauren
rompía una tostada en pequeños pedazos y se la arrojaba a Buster, quien no tenía problemas en saltar y
atrapar la comida en el aire, moviendo su cola en señal de gratitud.
- ¿Qué haces despierta? -Preguntó a sus espaldas cuando ya estaba lo suficientemente cerca de Lauren, tanto
como para asustarla y hacer que la joven casi cayera de su asiento.

P 34-3
-Tengo que ir a una junta. -Respondió con una sonrisa cuando se tranquilizó del susto que Camila le había
dado. -Prometo que volveré lo antes posible y empezaremos a empacar para tomar ese avión mañana. -Dijo
mientras recogía de la barra de la cocina los utensilios que había ensuciado para ponerlos en el lava platos.
Pero se detuvo al darse la vuelta y ver lo que Camila tenía puesto para cubrir su cuerpo. Durante el
transcurso de los últimos días Lauren aprendió algo que ignoro durante su fin de semana en la estancia con la
bailarina; A Camila le encantaba dormir con solo su ropa interior puesta. -Conozco esta...-La joven
bailarina tenia puesta una de las camisas con el logo de la empresa que Lauren solía usar para ir a trabajar,
Camila la había robado de su armario antes de salir del cuarto esa mañana. -Sabes... Podrías trabajar en la
empresa si las cosas no salen bien en Londres. -Dijo tomando la mano de Camila para que la siguiera hasta
el otro lado de la cocina, una vez que Lauren se encargó de poner a lavar todo lo que había ensuciado se dio
vuelta para quedar frente a frente con la otra joven y se apoyó contra la mesada, de brazos cruzados, Camila
solo la miraba y le dedico una incómoda sonrisa, sin saber que responder. Era la segunda vez que se le
presentaba esta oferta, y de seguro sería la segunda vez que la rechace. -A mi padre le encantaría tenerte
como empleada. A estas alturas creo que ya te considera como una hija más.
-No voy a hacer eso. -Dijo levantando los hombros. -Vengo con consecuencias Lauren. Todo lo que pasa por
mí, Alejandro Cabello lo arruina. -No iba a aceptar un puesto en una empresa de la cual no sabía ni siquiera
qué clase de negocio trabajaban, y no iba a poner en riesgo la integridad de la empresa, la reputación de la
familia Jauregui y hasta sus vidas sabiendo todo lo que su padre sería capaz de hacer. Además, ella era
profesora de música de todos modos, no una empresaria.
-Si te hace cambiar de opinión...-Lauren tomó con ambas manos el cuello de la camisa y acerco a Camila a
ella tirando de él, y cuando la bailarina quedó prácticamente pegada a su cuerpo no tardo más de dos
segundos en envolver su cintura con sus brazos y juntar sus frentes. -El uniforme te queda genial. -Mientras
miraba a la otra chica directamente a los ojos, una de sus manos subió para jugar con la costura del logo de
la empresa que estaba bordado en la tela. Camila no pudo evitar bajar la vista al sentir el movimiento, y fue
ahí cuando noto algo importante.
- ¿Por qué no estas usando tu anillo de compromiso? -Preguntó ansiosa por saber si la respuesta sería la que
ella estaba esperando. Volvió a mirar a la ojiverde, ansiosa por confirmar sus sospechas.
-Se lo devolví a Ian. -Respondió riendo, como si no acabara de terminar una relación de años por otra
persona que había conocido hace un par de meses. -Te prometí que lo dejaría en cuanto volviéramos a
Miami.
Y a pesar del todo tiempo que paso, Camila aun no podía acostumbrarse a que alguien se preocupara por
ella, lo suficiente para mantener una promesa por su bienestar. Lauren lo hacía, y además había hecho miles
de cosas por ella sin pensar en su propio bienestar, ella la estaba ayudando a escapar de Miami, donde
todos sus infernales recuerdos estaban desde que tiene uso de razón. La amaba por eso, y por muchas cosas
más. Y esperaba poder decírselo algún día. Pero por ahora, tendría que conformarse con demostrárselo.
Beso a Lauren intentando demostrar toda su apreció por la joven con solo la unión de sus labios, y supo que
Lauren pudo sentirlo cuando volvió a abrazar su cintura de nuevo y la atrajo aún más a su cuerpo, si eso
fuera posible. Pero eso no le bastaba, y no era lo que tenía en mente. Mientras Lauren estaba atrapada en el
encanto que eran los suaves y excitantes besos de Camila, la bailarina aprovecho para comenzar a
desprender la blusa de la empresaria.
-Camila... -Dijo la ojiverde entre besos. Lo cierto es que sus palabras intentaban detener a la otra joven,
P 34-4
pero su cuerpo hacía todo lo contrario, ya que dejo de abrazar a Camila para tirar de la camisa desprendida
que cubría su cuerpo, y haciendo que la prenda se deslizara por los hombros y cayera al suelo, dejando a la
hermosa chica en solo su ropa interior. -Tengo que estar en la oficina en diez minutos. -Le fue imposible
decir eso sin dejar escapar un suspiro entre medio de las palabras, tan pronto como sus labios se separaron
Camila comenzó a dejar un sendero de besos, trazando el contorno de la mandíbula de Lauren con su lengua
e invadiendo su cuello con besos húmedos al llegar al punto que, según sabía, era el favorito de la ojiverde.
-Ya faltaste tres días seguidos. Media hora más no hará ninguna diferencia. -Dijo mientras una de sus manos
se metía por debajo de la falda de Lauren, y subió hasta llegar al elástico de su ropa interior. Justo lo que
Camila estaba buscando. - ¿No te tienta sacrificar ese tiempo de lastimoso trabajo por mí?
-La tentación es mala.
-También es fuerte, ¿por qué crees que llegamos hasta aquí?
A decir la verdad, las palabras no eran necesarias para tentar a Lauren, no cuando Camila tenía esa actitud
con ella. Así la conquisto la primera vez, y al parecer seguía resultando después de todo este tiempo.
Perdida en el color marrón de los ojos de la otra joven, en ningún momento se dio cuenta de que Camila
había comenzado a hacer a un lado su blazer con su mano libre, y tampoco se dio cuenta en que momento
ella por su propia cuenta termino de quitarse la prenda de ropa y la arrojó al suelo, sin apartar su mirada.
Para Camila, era fácil hacer que Lauren se desconectara por completo del mundo real si la provocaba de esa
forma. Y eso lo sabía por la cara de boba enamorada que la ojiverde siempre tenía en esas situaciones, le
causaba un poco de gracia pero sobre todo, le causaba ternura y adoración, porque a pesar de todo el deseo
que había en esa mirada, el amor lograba opacarlo y era más evidente hasta en estos excitantes momentos.
Camila rio y volvió a besarla en los labios porque a esta altura ya tenía la batalla ganada, Lauren envolvió
los brazos alrededor de su cuello para acercarla aún más y profundizar el beso. Antes de separar por
completo sus labios, Camila mordió con suavidad el labio inferior de la ojiverde antes de liberarlo y
sonreírle con malicia a la otra mujer que estaba cegada por la lujuria. Besó de nuevo sus labios por un
segundo antes de morder de forma juguetona su barbilla, y luego continuo su sendero de besos a través del
cuello de Lauren, los labios de Camila quemaban a medida que se iban moviendo cada vez más abajo, la
empresaria no perdió el tiempo en enredar sus manos en el cabello de la joven, como si quisiera asegurarse
de que no se escapara de su cercanía.
-Te pones boba cada vez que te hago esto... -Comentó Camila sin quitar los labios de la piel de Lauren,
estaba demasiada cómoda besando la piel de sus pechos por encima del contorno del sostén como para
moverse de esa posición.
- ¿Q-qué?
-Boba. -Fue lo único que le respondió, las palabras parecieron tener un efecto en Lauren, y los repentinos
movimientos bruscos de Camila también. Volvió a la realidad apenas por unos segundos solo para ver que
Camila ya se había encargado de quitarle su ropa interior, y sus bragas ya descansaban en el suelo a un lado
de su blazer, ¿en qué momento paso?
Después de eso, fue muy difícil que Camila no adentrara sus manos bajo la falda de Lauren, mientras seguía
proporcionando besos en su abdomen descubierto e iba bajando lentamente. Por más que quisiera tener a
P 34-5
Lauren para ella todo el día, sabía que se tenía que ir, así que iba a ir directo y al punto, después de todo
ella podía encender a la ojiverde con solo sus palabras. De pronto y tomándola por sorpresa con un rápido
movimiento, Camila levantó a Lauren y la obligo a sentarse sobre la mesada en la que estaba apoyada.
-Mucho mejor... -Dijo la bailarina mientras besaba cortamente los labios de Lauren y posicionaba su cuerpo
entre sus piernas abiertas, luego volvió a su tarea anterior, a diferencia que esta vez, se encargó de devorar a
besos el cuello de la empresaria mientras una mano jugaba con uno de sus pechos y la otra volvió a tomar su
posición debajo de la falda, en el lugar donde Lauren más la necesitaba.
Lauren gimió suavemente al sentir si propia excitación entre sus piernas, y las caricias y besos de Camila
solo hacían que todo aumentara. El hecho de que la empresaria este de esta forma, tan entregada, a la otra
joven le encendía cada uno de sus sentidos. La mano que estaba en uno de los pechos de Lauren con sumo
cuidado hizo a un lado la tela del sostén, para que Camila pudiera comenzar a jugar con el erecto pezón
entre sus dedos, y la otra mano mientras tanto jugaba con la parte de Lauren que más la necesitaba, sintiendo
la humedad entre sus piernas y sonriendo al saber que ella causo eso.
Pero esas caricias y besos llegaron a un fin cuando Camila separo de repente su cuerpo de la proximidad
que tenía con Lauren, pero solo para arrodillarse entre las piernas de la empresaria, dándole una idea de lo
que estaba por venir. Y ver a Lauren desde esta posición y en ese estado hacía las cosas aún más excitantes
para la bailarina, así que no perdió el tiempo y sin apartar su intensa mirada de los verdes ojos de la otra
mujer, comenzó a besar sus perfectas piernas mientras iba subiendo lentamente a través de ellas con su
sendero de besos.
- ¿Te estas burlando de mí? -Preguntó Lauren al ver que Camila no hacía nada por cumplir con sus deseos,
la estaba provocando con sus besos sí, pero todo tenía un limité y la joven sentía que estaba a punto de
explotar si la bailarina no hacía algo pronto.
Camila le sonrió victoriosa, la tenía justo donde la quería, y finalmente su boca fue al lugar más deseado. Su
lengua rápidamente comenzó a jugar sensualmente con el clítoris de la ojiverde dándole la satisfacción que
necesitaba, haciéndola gemir y estremecerse ante el tacto. Mientras tanto, dejo de acariciar una de sus
piernas para adentrar su dedo índice en la cavidad de Lauren, haciendo que la empresaria esta vez gruñera
del placer que estaba sintiendo, una de sus manos volvió a enredarse en el cabello de Camila y con la otra
apretó fuertemente el borde de la mesada para intentar contenerse y no gritar del placer, en este punto sus
nudillos se estaban volviendo blancos de la fuerza y resistencia que ejercía. Sabiendo que no era suficiente,
Camila lentamente introdujo otro dedo dentro del centro de placer de la empresaria.
Finalmente, luego de unos minutos, esa resistencia dejo de existir y Lauren se permitió entregarse por
completo al placer. Terminando con un fuerte gemido que hizo a Camila sonreír orgullosa de su trabajo.
Lauren suspiró, intentando calmarse luego del intenso orgasmo, y cuando pudo recuperar el aliento miro al
reloj que estaba colgado en una de las paredes de la cocina. Ya se le había hecho tarde, y como dijo Camila:
media hora más no haría ninguna diferencia.
- ¿Quieres que te prepare el desayuno antes de que me vaya? -Preguntó, podía hablar pero ni siquiera tenía
la fuerza para acomodarse de nuevo la ropa o ponerse de pie. Camila se levantó mientras negaba con la
cabeza y metía los dedos que anteriormente había usado para complacer a Lauren en su boca, disfrutando de
la esencia y el sabor de la ojiverde.

P 34-6
-No, gracias. -Respondió con una sonrisa, se agachó para tomar el blazer y la ropa interior de Lauren que
habían quedado en el suelo y se las dio para que se vistiera. -Ya estoy llena.
_______________________________________________

- ¿Piensas decírselo algún día?


Era la primera vez en días que Clara le dirigía la palabra a su esposo desde la discusión en donde se
enteró de la peor traición de su vida. Pero sabía que tenía que hacerlo eventualmente. La pareja se
encontraba sentada en el sillón de la enorme sala, viendo como una muy pequeña Lauren jugaba con sus
juguetes en el suelo, ignorando todo lo que pasaba a su alrededor y sin poder entender, como todo niño
de su edad.
-No. -Respondió el hombre sin quitar la vista de su hija. -No a menos que sea necesario. No quiero
decepcionarla. -Miró a su esposa, quien estaba con la vista clavada en sus manos, no quería mirarlo a
los ojos durante esta conversación. -No quería decepcionar a nadie. -Confesó.
-Pero lo hiciste. Tal vez no era lo que querías pero lo hiciste. -Dijo con enojo. -Ella tiene derecho a
saberlo, Michael.
-Ella tiene derecho a saber muchas cosas, cosas que tú también le estas ocultado. -Reclamó. -Si quieres
que le cuente acerca de mis errores, lo haré. Pero eso significa que tendrá otras preguntas respecto a
eso, y que eventualmente tendremos que decirle el resto de la verdad. -Clara no respondió. - Solo nos
hundiremos si le decimos. -La esposa del hombre se tomó unos momentos para pensar. Michael no era el
tipo de personas que manipulaba a los demás, y mucho menos a su familia. Pero ya no sabía si era seguro
confiar en él. Debía hacer algo para poder probarlo.
-Prométeme algo. -Finalmente Clara lo miro directo a los ojos, Michael asintió rápidamente. A esta
altura y luego de haber cometido el mayor de sus errores, estaba dispuesto a hacer lo que sea para
recuperar a su esposa. -Si algún día ella tiene preguntas con respecto a esto, tú las responderás con toda
la sinceridad posible. Fue tu error, y decirle la verdad es lo menos que puedes hacer. -Luego de decir eso
suspiro. -Pero solo si ella quiere saberlo, mientras tanto será mejor mantenerlo en secreto. Por el bien
de todos.
-Lo prometo. -Dijo sin pensar las consecuencias. -Hare todo lo posible para que esta familia siga siendo
una familia.
Los recuerdos estaban invadiendo la mente de Clara muy a menudo, sobre todo desde que Michael vino
estresado el lunes del trabajo solo para contarle que una de sus peores pesadillas se había vuelto realidad:
Lauren y Camila sabían de la existencia de la otra, y todo se volvió peor cuando supo el tipo de relación que
ambas jóvenes mantenían.
Luego de largas horas de discutir el tema como lo hicieron veintiocho años atrás, Michael dijo que su
promesa seguía en pie y el sería el encargado de romper esa relación, y de decirle la verdad a Lauren si era
necesario. Por lo tanto, la madre ni se preocupó en pensar en un plan para separar a su hija de Camila
Cabello. Pero no contaba con lo que estaba a punto de pasar...
P 34-7
El viernes por la mañana, Camila y Lauren estaban terminando de preparar sus cosas para abordar el avión a
Londres y escapar de ese infierno, pero un detalle las detuvo; Lauren aún no había hablado con sus padres
con respecto al viaje y al comienzo de esta nueva vida. La verdad es que esto era muy incómodo para
Lauren, y siempre buscaba excusas para intentar evitar ir a hablar con sus padres, dejándolo para último
momento sabiendo que a fin de cuentas no podría hablar sobre el tema, y se iría sin dejar una explicación a
sus espaldas. Pero Camila lo notó, así que unas horas antes de que ambas partieran le pregunto "¿Has
hablado con tus padres?", e hizo que Lauren se paralice por completo. Había sido atrapada y Camila no la
iba a dejar subirse al avión sin que ella cumpliera con sus palabras, así que le prometió a Lauren que ella
esperaría por ella en el aeropuerto mientras ella hablaba con sus padres.
Ahí fue donde el infierno empezó a desatarse en la familia Jauregui, Lauren fue a su casa a hablar con su
mamá sabiendo que ella sería más comprensiva. A pesar de las promesa de Michael, Clara estaba entre la
espada y la pared, y sería ella quien tendría que decirle la verdad a su hija.
-Mamá... -No era difícil encontrar a Clara a pesar de la inmensidad de la casa del matrimonio Jauregui,
sabía que estaría en la cocina o en el jardín. Y en este caso, la mujer estaba en la cocina tomando un café y
pretendiendo leer el periódico, pero en realidad se estaba consumiendo su cabeza con sus pensamientos.
-Oh... -Dijo la mujer volviendo a la realidad. -Hola cielo, no te escuche entrar. -Lauren se sentó al lado de
su madre. - ¿Quieres un café? -Preguntó mientras se ponía de pie para ir por otra taza, y para besar la frente
de su hija.
-No, en realidad tengo que irme en unos minutos. Solo quería hablar contigo.
-Bien... -Dijo Clara confundida y se volvió a sentar. - ¿A dónde tienes que ir?
-De viaje. -Respondió cortamente.
- ¿Tu padre te está enviando en un viaje de negocios? Qué raro el dejándole el trabajo pesado a las damas. -
Dijo con una risita, a decir verdad esperaba que la charla con Lauren la distrajera de todo lo que estaba
perturbando su mente últimamente. Gran error.
-No. En realidad me voy porque quiero. -Lauren sonrió intentando calmar el impacto de sus siguientes
palabras. -Tal vez para siempre.
- ¿Qué? -Ahí iba su intento de lograr tranquilizarse. - ¿De que estas hablando Laur? ¿Tu padre te envió a otra
de las empresas?
-No Mamá, me voy. -Intentó explicarle. -Basta de empresa, de juntas, de números, de Ian... Basta de Miami,
necesito despejar mi mente. -Golpeo la mesa con la palma de su mano no pudiendo contener el impulso. -Me
voy a Londres.
- ¿Todo esto es por lo que paso con Ian? -Clara aun no salía de la sorpresa de la ruptura del compromiso de
ambos jóvenes. Ian había ido el otro día a su casa con la noticia, obviamente jugando el papel de chico
bueno y sin decirle los errores que había cometido y que habían hecho, en parte, que Lauren lo dejara. Y en
ese momento recordó algo que Ian le había dicho el otro día, y ahí las palabras de Michael, y esta situación
comenzaron a tomar un nuevo sentido. "Lauren está enamorada de alguien más." - ¿Es verdad que dejaste a
Ian por otra persona? -Preguntó con miedo de saber la respuesta.
P 34-8
-No, deje a Ian porque no lo amaba. -Clara suspiró aliviada, pero esa tranquilidad le duro poco. - Pero si es
verdad que amo a otra persona. - Tragó saliva e intento recolectar las palabras necesarias para explicarle
todo lo que estuvo ocurriendo en su vida estos últimos veces. -Sé que ustedes son muy abiertos con el tema
de la sexualidad y todo eso, y sé que tu principalmente eres la que más sabe que tal vez no soy una chica
100% heterosexual, y de hecho me dijiste que no debía etiquetarme de algo si no estaba segura de cómo me
sentía... Y... Nunca me juzgaste respecto a ello. Por eso quería hablar primero contigo antes de hablar con
papá, porque sé que tus palabras van a suavizar el golpe y me vas a apoyar sin importar qué. -En lugar de
tranquilizar a su madre, sin darse cuenta Lauren estaba confirmando sus sospechas y asustándola aún más. -
Conocí a una chica, hace unos meses y... Ella puso mi mundo de cabeza, Mamá.
-Por Dios, Lauren... -Clara se cubrió su rostro con ambas manos, su mayor miedo se estaba volviendo real. -
¿Cómo se llama? -Aunque ya tenía una idea de la respuesta.
-La conoces, a decir verdad. -Dijo nerviosa. -Pero por favor, no le digas nada de esto a Pap... -Clara la
interrumpió, ya siendo incapaz de controlar la presión.
- ¡Dime quien mierda es Lauren! -Era la primera vez que la ojiverde veía así a su madre, nunca le había
gritado en su infancia, mucho menos durante su turbulenta adolescencia, y jamás se imaginó que lo haría
ahora que era una adulta. Pero sabía que era mejor no seguir dando vueltas e ir directo al punto.
-Camila. -Dijo rendida. -Camila Cabello.
-Ay Dios... No, no, no, no, no... -Clara se levantó de su asiento y comenzó a dar vueltas alrededor de la
cocina mientras se sujetaba la cabeza con ambas manos, estaba desesperada y deseaba que Michael
estuviera ahí en ese momento para sacarle ese peso de encima. Después de todo, él era quien debía decirle
la verdad a su hija. - ¿Es por ella que te vas a ir de aquí? -Empezó a unir los puntos en su cabeza, y ahora
todo cobraba otro sentido. Clara también sabía, que Alejandro estaba en busca de Camila y nada bueno
podía resultar de eso, ahora también temía por la seguridad de su hija, y no iba a dejar que se fuera de esa
forma. Cuando Lauren asintió confirmando sus sospechas, fue el momento de dejar las cosas en claro. -Te
prohíbo que te subas a ese avión, Lauren Michelle.
- ¿Qué? ¿Por qué? -Lauren no podía creer las palabras de su madre. -Creí que ya habíamos pasado la etapa
en la cual tu podías decirme lo que debía hacer y yo debía obedecer.
-Pero voy a ser tu madre toda la vida, y no puedes cambiar eso. -Dijo enojada. -A esa chica la persigue el
peligro, no te voy a dejar arriesgar tu vida por ella.
- ¡Por eso mismo nos iremos! -Lauren se puso de pie y camino hasta donde estaba su madre. -Ella estuvo
esperando toda su vida para escapar del infierno al que Alejandro la sometía, esta es la oportunidad que
tanto quería, y prometí que iba a ayudarla a salir de ahí. Parte de mi promesa es irme con ella, por lo menos
por un tiempo. -Le explicó. -Alejandro nunca se va a molestar en buscarla si ella está en Inglaterra, sabe que
si pone un pie fuera de Miami la policía lo va a atrapar.
-Tu no entiendes Lauren... -Era ahora o nunca. -El asuntó no es que no puedes irte, no puedes irte con ella.
No puedes amarla a ella.
- ¿Por qué no? -Preguntó con una risita, un mal momento para que su ego saliera a flote. - ¿Qué me está
deteniendo?
P 34-9
-Ella.
-Sí, claro. -Lauren se dio media vuelta para irse de la casa, ya había tenido suficiente y a esta edad Clara no
tenía ningún derecho a decidir por ella. -Te llamaré cuando aterricemo...-Pero Clara nuevamente la
interrumpió, con unas palabras que jamás lograría sacarse de su mente.

- ¡Camila es tu hermana, Lauren!


_______________________________________________

"Vuelo 98 con destino a Londres, Inglaterra, por favor abordar por la puerta A7, despegaremos en unos
minutos. Muchas gracias..."
Camila no dejaba de mirar la hora en su celular y de dar vueltas alrededor de la fila mientras esperaba por
Lauren, ya hacía dos horas que la joven estaba en el aeropuerto y ni siquiera recibió ni un mensaje de la
empresaria para saber cómo fue la charla con sus padres. Hacía algunos minutos habían llegado a despedirla
su madre y Sofía, emocionadas porque Camila esté a punto de comenzar una nueva vida lejos de este
infierno y también ansiosas por conocer en persona a la chica que había logrado conquistar a la bailarina, y
que pasaría los próximos meses en Inglaterra con ella, ayudándola a salir adelante. Pero ahora, quince
minutos antes de que su vuelo partiera, Lauren aún no había pasado por ninguno de los controles del
aeropuerto. Y a esta altura, y aunque le costara aceptarlo, era difícil que la ojiverde pudiera abordar el
avión a tiempo.
Luego de cientos de llamadas y mensajes sin respuesta, Camila se dio por vencida, y permitió que su
corazón comenzara a romperse. Sabía que tarde o temprano Lauren no cumpliría con alguna de sus
promesas, era lo que siempre ocurría.
-Mija... -Su madre habló, sacándola de sus pensamientos. -Sé que no quieres irte sin ella. Pero esta es tu
única chance para escapar.
-Sí, es ahora o nunca. -Repitió Sofía. -Ve, sé que ella ira por ti. Tal vez tuvo alguna emergencia de último
momento. No consumas tu cabecita con pensamientos estúpidos. -Camila sonrió sin emoción ante las
palabras de su hermana.
-Es que, prometía tantas cosas y cumplió con cada una de ellas, y pensé que esta vez no sería la excepción. -
Camila suspiró, desilusionada.
"Vuelo 98 con destino a Londres, Inglaterra, por favor abordar por la puerta A7. Este es el último aviso."
-Sera mejor que vayas, Mila. -Le dijo su hermana mientras la abrazaba fuertemente. -Por favor, tienes que
estar tranquila. Todo va a salir bien.
-No Sofí. -Respondió al borde de las lágrimas. -Sabes que nada me sale bien, nunca.
-Qué bueno que esto no depende de ti, sino de ella. -Beso su mejilla para luego mirarla. -Confía en ella,
P 34-10
como lo hiciste todo este tiempo. -Camila asintió, las palabras de su hermana habían comenzado a calmarla
de alguna forma. -Prométeme que harás todo lo posible para obtener la vida que siempre soñaste.
-Prométeme que no vas a hacer líos cuando estés en la universidad. -Respondió en forma de broma.
-No te prometo nada. -Dijo su hermana riendo.
-Adiós hija... -Sinu la abrazó fuertemente, no quería dejar que su primer hija se fuese tan lejos, pero sabía
que tenía que hacerlo por su bien. -Sé que te convertirás en todo lo que siempre quisiste, y por fin tendrás la
vida que mereces. -En este punto, Camila ya no pudo contener más sus lágrimas, y abrazó con todas sus
fuerzas a su madre, dejando años y años de sufrimiento salir a la superficie para nunca más volver a
vivirlos. Esto era el fin, había logrado salir de la boca del infierno.
-Te amo Mamá. -Dijo cuándo se separaron. -Las amo a ambas. -Le sonrió, esta vez con mucha más emoción
a su hermana. Luego de la despedida, que llevo más tiempo de lo que esperaba y le rompió aún más el
corazón, Camila comenzó a caminar con su pasaporte en mano y una pequeña valija hacia la salida para
abordar su vuelo, pero justo cuando le entrego su boleto al empleado del aeropuerto, escucho la voz de su
hermana a sus espaldas.
-Camila... -Y se volteo a mirarla. -Gracias por ser la mejor hermana del mundo.
Y después de eso, la joven se fue con destino a su nueva vida, dejando solo una sonrisa para su familia y al
amor de su vida en la ciudad que tanto sufrimiento le causo.
Me suena a incesto Se sabía pero ahora Lauren se alejara de ella seguro

P 34-11
Capítulo 33 - "La verdad al descubierto" (Parte 2)
41.7K 2.3K 2.5K
by gotdynamites

- ¿Por qué nunca me lo dijeron?


Eran las primeras palabras que Lauren les había dirigido a sus padres desde esa mañana. Le tomó bastante
tiempo lograr entender la confesión que su madre le había hecho, más aún le llevo procesar el hecho de que
Camila, la chica con la cual estaba cumpliendo todas sus fantasías y que hace poco se había dado cuenta que
amaba incondicionalmente, era su hermana. Pero tan pronto como lo hizo, se dio cuenta de que había perdido
su vuelo a Londres, y sorprendentemente no le importo, porque sabía que no podría mirar a la chica de la
misma manera que lo había hecho esa mañana.
Lauren se había encerrado en su antigua habitación de la casa luego de mirar con enojo a Clara, estaba tan en
shock y consumida en su ira que era probable que hiciera alguna locura al volante y volver a su
departamento no era una buena opción. Su madre no podía culparla; le habían ocultado esto durante
veintiocho años, junto con muchas cosas más de las que la joven aún no tiene conocimiento. Tal vez era el
momento de dejar que todo se sepa, Lauren ya no era una niña a la que tenían que proteger, pero si era una
hija a la que no querían perder. Por eso las mentiras del matrimonio aún seguían guardadas bajo siete llaves.
Pero esta decisión no solo dependía de Clara, sino también de Michael. Tan pronto como el primer portazo
que la ira de Lauren dejo sonó a través de las paredes de la casa, la mujer tomo el teléfono y entre lágrimas
le rogo a su esposo para que fuera a calmar toda esa tensión. Lauren no se había tomado bien la noticia, eso
era evidente, pero hubiese preferido que la joven le gritara a que la mire con furia y se tragara sus palabras.
No lo había hecho por orgullo, y tampoco porque no quería mostrarse de esa forma frente a su madre, lo
había hecho porque verdaderamente no sabía que decir, ni cómo actuar. Esas cinco palabras habían hecho
que Lauren por primera vez en su vida se sienta arruinada, y aun tenía miles de cosas por venir, cosas que
jamás esperarías que tus padres te oculten.
- ¿Hubiese cambiado algo si te lo decíamos? -Preguntó Michael intentando desviar el lio con su pregunta,
Lauren ya lo había desobedecido incluso cuando él le advirtió que no se acercara ni al club, ni a Alejandro,
y mucho menos a Camila. Su respuesta tal vez no le sorprendería.
- ¡Hubiese cambiado todo! -El matrimonio y su hija se encontraban en la sala de la casa, Lauren estaba
sentada en el enorme sillón mientras sus padres daban vueltas alrededor del lugar, queriéndose sacar de
encima la tensión que el silencio de la joven les estaba causando. Aunque su enojo solo iba a hacer que las
cosas empeoren.
- ¡Te dije que no te acercaras a ese club Lauren! -Le gritó su padre.
- ¡Y tal vez lo hubiera hecho si no me hubieses ocultado que tenía una hermana durante toda mi vida! -Clara
miraba con preocupación el intercambio entre padre e hija. - ¿Cómo mierda fue que paso?
- ¿De que estas hablando? -Preguntó la madre confundida.
-Camila... ¿Cómo fue qué paso? --Lauren necesitaba respuestas. -Porque no tengo ni siquiera un recuerdo de
haberte visto embarazada cuando yo era pequeña, tampoco hay fotos ni nada por el estilo, entonces ¿cómo es
P 35-1
que Camila es mi hermana? -Sin poder responder, Clara miró a Michael, y él sabía lo que esa mirada
significaba con exactitud. Era el momento de que el tomara cartas en el asunto, y dijera su verdad.
-Camila no es hija de tu madre... -Comenzó a explicar. -Es hija mía. Yo...
-No me digas... -Lauren lo detuvo ya imaginándose a donde llevaba todo esto.
-Me acosté con... Me acosté con Sinuhe. -Termino de explicarle a su hija, y con miedo a su reacción. Pero
Lauren solo miro el suelo por unos largos minutos mientras se concentraba en su respiración, intentando
calmarse de las confesiones que sus padres le estaban contando, una tras otra, no sabía si sería capaz de
soportar toda la verdad. Esta era una de las veces en la que Lauren ni siquiera intento tragarse su orgullo.
-Me das asco. -Dijo sin mirar a su padre.
-Lau, hija... -Su madre se sentó a su lado y puso una mano en la espalda de su hija intentando tranquilizarla. -
No digas cosas de las que te puedas arrepentir. -Lauren rio antes de levantar la mirada hacia Clara.
-¿Cómo te sentirías tu si la persona a la cual has admirado toda tu vida, la que te enseño sobre valores y
honestidad, a la que siempre recurrías cuando una situación te abrumaba, resultara siendo todo lo contrario a
lo que trato de reflejar en ti? -El veneno era evidente en sus palabras.
-Lauren, tu no entiendes mis motivos. -Michael lo ocultaba, pero las palabras de su hija le dolían.
- ¡Entonces explícamelo para que pueda entender porque demonios te cagaste en tu esposa y fuiste a
revolcarte con otra mujer! -Se puso de pie y comenzó a gritar. - ¡Explícame por qué me ocultaste que tenía
una hermana durante toda mi vida! ¡Explícame por qué...-Lauren se detuvo por un momento, los hechos
comenzaban a tener un nuevo sentido en la cabeza de la joven. - ¿Esto tiene algo que ver con los trabajos que
has estado haciendo para Alejandro Cabello? -Michael se quedó callado, tenía pensado decirle la verdad a
Lauren, pero no exactamente toda la verdad.
-Michael... -Clara hablo desde su lugar en el sillón, viendo la pelea frente a frente entre padre e hija, y
queriéndole poner un fin a todo. -Ya tiene edad para saberlo.
- ¿Para saber qué? -La joven estaba demasiado alterada, y la actitud de sus padres no ayudaban en nada a la
situación. El padre de familia suspiró antes de ir y tomar asiento al lado de su esposa.
-Creo que para que entiendas tengo que contarte la historia completa. -Michael miro a su esposa para saber
si estaba haciendo lo correcto, y al ver que ella asintió a sus palabras, tomo una gran bocanada de aire para
dejar salir la verdad. -Alejandro Cabello no es una gran persona hija...
-Lo sé, Camila me lo contó. -Confesó. -Por eso quiero saber si tú tienes algo que ver en todo lo que le hizo a
ella. -Hizo una pausa. - Porque voy a estar aún más decepcionada de ti si es así.
-Bueno, la verdad es que el no siempre fue así de abusivo, violento y... Malo. -Suspiró antes de continuar. -
Alejandro y yo éramos grandes amigos, mucho antes de que Camila naciera.
- ¿Qué cambio?
-El hecho de que tuve una aventura con su esposa, eso lo volvió la persona que es hoy en día. -Explicó. -Yo
P 35-2
hice que el dejara de confiar en los demás, hasta en su propia esposa.
-Aun no has respondido mi pregunta. -Lauren ya estaba perdiendo la paciencia.
-Luego de mi aventura con Sinuhe, ambos habíamos acordado no decir nada porque teníamos mucho que
perder. Ella se había casado con Alejandro hace apenas unos meses y, yo no quería perder a tu madre,
mucho menos ser una decepción para ti Lauren. -La joven rio.
- ¿Y cómo te funciono eso? -Ignorando el comentario de su hija, Michael continúo con su historia.
-Cuando supe que Sinuhe estaba embarazada... Me enteré porque Alejandro me lo contó con la mayor
felicidad que un hombre pudiera tener, estaba emocionado por ser padre por primera vez y hasta me pedía
consejos para ser como yo, él pensaba que yo era el mejor padre del mundo por cómo te trataba a ti. -Lauren
rio con ironía. -Pero había una duda que a mí me molestaba, y era saber si ese bebe que Sinuhe estaba
esperando era de Alejandro o... Mío. Así que cuando el doctor nos dijo que era el tiempo correcto, pedí por
favor hacer un análisis de paternidad antes del nacimiento de Camila, porque en el hipotético caso de que
ella fuera mi hija, yo quería decirle la verdad cuando antes a Alejandro y no que la descubriera años más
tarde. Y bueno, el resultado fue positivo. -Clara había comenzado a llorar, algo que el hombre y su hija
habían ignorado gracias a la tensión que estaban viviendo. - Cuando Sinuhe y yo le dijimos a Alejandro, el,
enloqueció... Esa noche fue la primera vez que fue abusivo con su esposa, y por suerte yo pude estar ahí para
evitarlo, porque si no creo que la hubiese matado. -Ni siquiera podía mirar a su hija o a su esposa a los ojos
mientras contaba la historia. -Luego estaba yo, que estaba demasiado asustado como para decirle algo a tu
madre y arriesgarme a perderla a ella y a ti, tú eras apenas un bebé Lauren. -Intentó buscar la mirada de
Lauren para que viera lo mucho que lo lamentaba, pero ella fue rápida en evitarlo. -Así que Alejandro me
propuso que, él se haría cargo de Camila como si fuese su hija, pero que yo debía hacer algo a cambio por
él, para que el no abriera la boca. -Suspiro. -Dijo que lo hacía para demostrarme que él era mejor persona
que yo, que irónico. -Intento hacer un chiste, que obviamente a su hija no le hizo gracia. -Esa es la razón por
la que ahora estoy trabajando para él, no quería que el hablara y arruinara mi reputación y mi familia solo
por un momento de debilidad, por un momento de tentación que no pude controlar.
- ¿Por qué hiciste eso? -Preguntó Lauren. - ¿Acaso no sabías que Alejandro le ha estado arruinando la vida a
Camila desde su infancia?
- ¡Si hubiese sabido cuales eran sus intenciones lo hubiese evitado!
- ¡Pero cuando supiste que él estaba abusando de mi novi... De mi hermana, no hiciste nada para detenerlo! -
Esas palabras dejaban un gusto amargo en la boca de Lauren, pero si así era la realidad, iba a tener que
acostumbrarse.
- ¿Qué dijiste? -Preguntó su padre.
- ¿Qué gracia tiene negarlo si de seguro ya sabes toda la verdad? -Y si, Michael sabía absolutamente todo.
-No detuve a Alejandro porque no quería que tú supieras de la existencia de Camila.
- ¿Y creíste que eso iba a mejorar las cosas? -Su padre no sabía cómo responder a eso. - ¿Sabías que
gracias a tu silencio e intento para mantener todo en orden no solamente bese y me acosté con una mujer que
es mi hermana sino que también me enamore de ella? -Las lágrimas comenzaban a amenazar con salir de los
P 35-3
ojos de Lauren.
-No quería que te decepcionaras de mi Lauren. -Michael ya no se molestaba en esconder sus lágrimas,
estaba desesperado, esto era justo lo que había estado tratando de evitar durante todos estos años.
-Sabes... -Comenzó Lauren ignorando por completo la desesperación de su padre. -Ahora que lo pienso, si
me hubieses dicho antes que Camila era mi hermana, tal vez no muchas cosas hubiesen cambiado. -Esta vez,
si se atrevió a mirar a sus padres directo a los ojos. -Porque si hubiera sabido lo hijo de puta que podías
llegar a ser incluso con alguien que lleva tu misma sangre, yo misma me hubiese encargado de sacar a
Camila de ahí, y no me hubiese importado arruinar mi reputación o la tuya. Después de todo es lo que menos
te mereces. -Escupió con odio. -Y tal vez si me hubieses dicho la verdad antes, yo hubiese mirado a Camila
con otros ojos.
-No puedes enamorarte de ella Lauren, es tu hermana. -Dijo como si fuera lo más obvio.
-Tú eres el culpable de que tu pesadilla se haya vuelto realidad.
- ¿Crees que yo no intente sacar a Camila de ese nefasto negocio? Lo hice, incluso le ofrecí un trabajo en la
empresa y ella se negó.
-Camila no necesitaba un trabajo, ella necesitaba protección. ¡Si tan solo hubieras sacrificado tu ego y
hubieses denunciado a Alejandro Cabello para que lo detuvieran, Camila no habría sufrido todo este
infierno y nada de esto hubiese pasado! -Esta vez, Michael si se había quedado sin palabras, porque sabía
que su hija mayor tenía razón. Lauren, sin decir ni una palabra más, sabiendo que ya había dejado todo su
odio en evidencia, tomo las llaves de su auto que había guardado en su bolsillo y comenzó a caminar hasta la
puerta, pero antes de irse de dio vuelta para decirle algo a su madre. -No sé cómo puedes seguir casada con
él. -Solo eso basto para romperles el corazón al matrimonio: Clara sabía que tenía razón, y Michael se
sentía culpable de haberse convertido en eso que tanto temió alguna vez.
________________________________________
Nueve horas atrás, Camila dejaba el aeropuerto de Miami con un corazón roto y esperanzas de comenzar una
nueva vida, se había ido sin siquiera una explicación de porqué Lauren la dejo plantada frente a su familia y
dejándola con la carga de iniciar una nueva etapa que había sido planeada para ambas, por si sola. Camila
esperaba recibir por lo menos un mensaje en cuanto se bajara del avión una vez que llegara a Londres, pero
sus expectativas se esfumaron rápidamente al encender su celular. Intento llamar a la ojiverde no solo un par
de veces mientras esperaba por sus valijas y a que sus papeles estén listos para salir de allí y encontrarse
con Dinah.
Una vez más en su vida, Camila se sentía nuevamente desilusionada por una persona a quien amaba
incondicionalmente.
- ¡Chancho! -Inesperadamente, Camila sintió como un par de brazos se envolvían en su cintura y la
levantaban del suelo. Reconocía esos abrazos, era Dinah.
- ¡Dinah! ¡Ya bájame! -Camila intentó reírse, aunque fue una risa falsa, solo lo había hecho para que su
mejor amiga no notara su ánimo. -Pensé que habíamos acordado que iría a tu departamento tan pronto como
salga de aquí. -Dijo cuándo Dinah la soltó de su agarré.
P 35-4
-Ya lo sé pero no me pude resistir, han pasado seis meses desde la última vez que te vi. -Volvió a abrazar a
su amiga fuertemente, sin poder creer el reencuentro. -Además, quería conocer a esa tal Jauregui de la que
tanto hablas. -La falsa emoción de Camila desapareció tan rápido como llego. - ¿Dónde está? -La ex-
bailarina dejo escapar un largo suspiro antes de responder.
-Ella no ha venido, Dinah. -Dijo mirando al suelo.
-Uh, un cambio de planes. ¿Por qué no me dijiste antes?
-Es que ni siquiera yo sabía que no iba a venir. -Dinah la miraba sin poder entender sus palabras. -Me dejo
plantada. -Camila sabía lo que se venía en ese momento,
-No voy a decirte "te lo dije", porque sé que no es lo que necesitas escuchar en este momento. -La joven
sonrió.
-Gracias Chin...-Dinah fue rápida al interrumpirla.
-Pero, ¡te lo dije! -Dijo con un pequeño grito, era de esperarse, a su mejor amiga le encantaba tener la razón.
-No estoy de humor para escuchar a tu ego reventar, Dinah. -No se quería malhumorar, pero las actitudes de
su amiga se lo ponían muy difíciles. De muy mala manera tomo su equipaje de la cinta, deseando terminar
este día lo antes posible.
-Solo estaba bromeando Mila, lo siento. -Se había dado cuenta que había colmado la poca paciencia de la
joven. -Tal vez tuvo alguna emergencia y por eso no ha venido.
-No lo creo. -Ambas chicas comenzaron a caminar hacía la salida del aeropuerto una vez que Camila tenía
su equipaje y sus papeles listos. -Ni siquiera me dejo un mensaje.
- ¿Has intentado llamarla? -La joven miro a su amiga un tanto irritada, dándole a entender lo obvio. -
Inténtalo de nuevo, tal vez se distrajo y no pudo avisarte antes. Sé que debe haber un motivo.
- ¿Por qué la estas defendiendo? -Preguntó. -La última vez que hablamos dijiste que no confiabas en ella.
-Si no la llamas y le pides que te explique porque te dejo plantada en el aeropuerto, entonces tendré un
motivo para no confiar en ella. -Explico con una sonrisa. -Llámala, llevaré tus cosas al auto. -Dijo tomando
las maletas de la joven. -Te espero. Pero no tardes mucho, la larga distancia es una patada justo en el culo...
O en la factura telefónica. -Camila rio, viendo como su amiga se alejaba con sus cosas, luego de ver a donde
se dirigía Dinah para no perderse después, la joven saco su celular de su bolsillo y marcó del número de
Lauren, intentando buscar una respuesta. Debería haber sabido, que la otra joven aún no estaba
emocionalmente lista para hablar con ella; tan pronto como vio la llamada entrante de Camila, Lauren apagó
su celular y lo arrojo a algún rincón de su departamento que probablemente olvidaría luego de la tercera o
cuarta copa de vino que estaba bebiendo para intentar calmarse. Y Lauren debió haber sabido, que haciendo
eso solo rompía el corazón de Camila más de lo que ya estaba.
-No contesta. -Murmuró Camila luego de colgar y acercarse a Dinah que seguía acomodando las maletas en
el baúl del auto.
-Bien, mi consejo, si es que quieres escucharlo, es que le des un par de horas. Estoy segura de que ella te
P 35-5
llamara y... -Segundos más tarde, el celular de la joven comenzó a sonar. Camila rápidamente contesto, sin
siquiera mirar de quien era la llamada. Algo que debió haber hecho.
- ¿Lauren? -Preguntó.
- ¿Acaso tengo voz de mujer? -No era la persona con la que quería hablar en este momento.
- ¿Qué quieres, Alejandro? -Dinah miro con atención a su amiga cuando escucho el nombre salir de su boca.
-Saber porque te fuiste sin aviso.
-Legalmente puedo independizarme de mis padres a los dieciocho. -Dijo con gracia. -Se acabó Papá. Ya no
voy a ser parte de tus mugrientos negocios.
- ¿Crees que escaparte a Londres con Jauregui iba a solucionar eso? -Se sorprendió al escuchar lo
informado que estaba su padre con respecto al asunto y comenzó a mirar hacía todos lados, con miedo a que
alguno de los socios de Alejandro la hubiese seguido hasta otro continente.
-Cualquier lugar va a solucionar muchas cosas si es lejos de ti. Y Lauren no está aquí conmigo, no la metas
en esto. -Intento defenderla.
-Oh, ¿No está contigo? Que mal. -Dijo riendo. -Entonces ya se debe haber enterado.
- ¿Enterado de qué? -Ahora la joven estaba confundida, ¿de qué estaba hablando su padre?
-De que no puede enamorarse de ti, que para ella tú estas prohibida. -Decía entre risas.
-No tengo ni idea de que estas hablando, Lauren y yo... -Su padre la interrumpió.
-Si ya se, se gustan, se besaron, se revolcaron y todo eso. Yo ya sabía la historia mucho antes de que tú leas
el prólogo Camila. -Dinah le hizo una seña a Camila para que pusiera su teléfono en altavoz, algo que la
joven rápidamente hizo. - ¿Y quieres saber cuál es el final de esa historia, Camila?
-Dime... -Dijo desafiante, estaba creída que a estas alturas y por el hecho de que estaba a kilómetros de
distancia de su padre, el ya no podría arruinar su vida. Gran error.
-Bien, te lo diré. -Se tomó una pausa antes de decir la verdad que se le había ocultado a la joven desde su
nacimiento. -Lauren Jauregui, la chica con la que pensabas huir y tener toda esa historia de amor infinito
como en los estúpidos cuentos que tu madre te contaba, es tu hermana. -Camila y Dinah se miraron con los
ojos bien abiertos, no sabían si Alejandro les estaba tomando el pelo. -Camila, ¿Recuerdas que una vez me
preguntaste por qué no te trataba como una hija? -La joven no respondió, y Alejandro tomo el silencio como
una respuesta a continuar. -Ahí tienes tu respuesta. -Y sin una palabra más, la llamada termino. Dejando a
Camila con más preguntas que respuestas, y su corazón, ya ni siquiera podía repararse del daño que su
"padre" le acababa de causar.
________________________________________
-Eres un desastre. -Comentó Normani al entrar al departamento de Lauren y ver a la chica acostada sin
cuidado en el suelo de la sala, una botella ya vacía de vino y otra a medias estaban sobre la mesa, y una
P 35-6
copa descansaba a su lado. - ¿Dónde está Buster? Es raro que no haya salido a recibirme. -Y por recibir, se
refería a que era raro entrar al departamento y no escuchar los ladridos del pequeño posmky.
- ¡Busteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer! -Lauren gritó sin moverse de su lugar. -Oh ahí está. -Dijo
señalando a uno de los sillones de la sala. El pequeño perro había aprovechado el hecho de que Lauren
parecía haber encontrado más comodidad en el frio suelo y había reclamado el lugar para el solo. - Hola
Buster. -Dijo intentando hacer una vocecita graciosa, su mascota solo la ignoro y volvió a acurrucarse para
seguir durmiendo, ya nada de esto le sorprendía.
-Jamás pensé que te iba a ver ebria en un día laboral por la tarde. -Normani intento a hacer a un lado a la
mascota de su amiga para poder sentarse en el sillón, pero cuando Buster gruño al sentir la mano de la joven
acariciándolo, sabía que lo mejor sería no molestarlo.
-Estoy destruida. -Comentó Lauren mirando hacia el techo. -Como mi corazón.
-Podrías ahorrarte la novela y contarme lo que paso.
- ¿Quieres un trago? -Dijo la ojiverde, se sentó en el piso y señalo una copa limpia que estaba sobre la mesa
junto a las botellas de vino. -Te ayuda a digerir lo malo.
-Si tú lo dices entonces voy a creerte. -Lauren intentó servirle un poco de vino a su amiga, pero al ver sus
inútiles movimientos Normani la detuvo y se encargó de servirse ella misma. -Ahora, ¿qué paso? Tendrías
que estar en Londres en este momento.
-Shhh... -La calló. -No digas eso, Camila esta en Londres y no quiero pensar en ella. -La joven tomo un
sorbo de su bebida.
- ¿Por qué no quieres hacerlo? Si mal no recuerdo ella es la chica que te estuvo robando el sueño los
últimos meses.
- ¿Nunca te han dado una noticia que puso tu mundo al revés, Mani? -Su amiga pensó por unos segundos y
luego negó con su cabeza. -A mi sí.
- ¿Y esa noticia es....?
-Camila... -Lauren se puso de pie y comenzó a caminar alrededor de la sala. Normani la iba siguiendo con la
mirada, intentando contener la gracia que le causaba al ver a su estricta amiga tan ebria como lo estaba
ahora. -La chica con la que me he estado viendo, y que da los mejores lap dances del mundo, por cierto
gracias por eso. -Le dijo con un guiño a su amiga. -Bueno... Resulta que esa hermosa y candente chica del
cabaret, es mi hermana. -La gracia desapareció del rostro de Normani en ese momento. - ¿Puedes creerlo?
Me acosté con mi hermana. Que loco todo. -Era obvio que Lauren veía la situación como una gracia por su
estado de ebriedad.
- ¿Estas bromeando?
-No. Somos hermanas... O hermanastras... Creo... -De un gran sorbo se terminó el contenido de su copa. -No
sé, la cosa es que mi papá se acostó con su mamá, y Alejandro no es su verdadero padre sino que mi padre
es su padre entonces eso la convierte en mi herman... -Normani la interrumpió.

P 35-7
-Está bien, ya entendí. -La detuvo. -Eso es muy turbio.
-Mi hermana es hermosa Mani. -Dijo en un suspiro. -Mierda, estoy tan enamorada de ella.
- ¿Esa es la razón por la que no fuiste a Londres con ella?
- ¿Esperabas que llegue a el aeropuerto e introduzca mi lengua en su boca sabiendo que somos hermanas? -
Normani hizo una mueca de disgusto. -Quiero decir, lo haría, pero eso no está bien.
-Y, ¿Has hablado con ella desde entonces?
- ¿Qué se supone que dijera? 'Hey Camila estas muy buena y fuiste el mejor sexo de mi vida pero ¡sorpresa!
Somos hermanas, no podre ir a Londres contigo.' -Dijo con ironía. -Es un golpe fuerte, incluso para mí. ¡Y
estoy ebria!
-Sabes que, tu silencio probablemente sea más doloroso que eso. -Las palabras de Normani hicieron que la
intoxicada mente de Lauren comience a pensar de otra forma. -Le debes una explicación, y una disculpa a
Camila.
-Lo sé. -Algo sorprendente de Lauren en estado de ebriedad, era que un segundo estaba riendo haciendo
gracia de la situación, y al otro estaba llorando y lamentándose de todo lo que había hecho. - ¿Pero que se
supone que haga ahora? No debería sentirme de esta forma... ¡Ella es mi hermana Normani! ¿Qué mierda
pasa conmigo? -Siguió llorando sin parar por unos segundos. - ¿Qué crees que deba hacer? Ayúdame por
favor, eres mi mejor amiga y te necesito.
- ¿Disculparte? -Dijo su amiga como si fuera lo más obvio.
-Es cierto. -Aun llorando, pero con una sonrisa en su rostro, Lauren camino torpemente hasta donde su
celular había estado tirado desde la última llamada de Camila y comenzó a marcar. Era increíble lo rápido
que sus emociones trabajaban bajo efectos del alcohol.
- ¡No! -Normani la detuvo y le quito el dispositivo de las manos antes de que pudiera llamar. -Me refiero a
que te disculpes de verdad. -Lauren la miro confundida, y no porque realmente lo estaba, sino porque el
alcohol la hacía perderse aun más. -Ve a Londres, búscala y discúlpate como se debe, y como la mujer
adulta que siempre presumes que eres. -Le ordeno fríamente. -Aunque, deberías hacerlo mañana cuando
estés sobria. -Lauren le hubiera respondido a su amiga, sino fuese por el hecho de que tuvo que correr con
rapidez hasta el baño para vaciar su estómago de todo el alcohol que había consumido.
esperemos Pad siento que se viene lo más cabr0n

P 35-8
Capítulo 34 - "Tengo que ir a Londres"
42.7K 2.3K 1.4K
by gotdynamites

-Mila, ya han pasado tres días. Deberías dejar de intentar.


¿Por qué debería dejar de hacerlo? Hace tres días que la mente de Camila está dando vueltas a causa de las
dudas e inquietudes que la llamada de Alejandro le había dejado. No quería ni siquiera pensar en la
posibilidad de que Lauren y ella llevaran la misma sangre. Pero una cosa era segura; Alejandro no era su
padre biológico, eso no le dejo otra idea que pensar que Michael era su padre real. ¿Era hija de Clara
Jauregui también? O ¿Michael se había acostado con su madre? tal vez ni siquiera Sinuhe, ni Clara eran sus
madres biológicas. Solamente se aferró a las posibilidades más cercanas.
-Cuando ella quiera hablar contigo, va a hacerlo.
-No puedo Dinah. -Respondió la joven mirando la pantalla de celular, justo cuando un nuevo intento de
contactar a Lauren había finalizado. -Tengo que saber que significa todo esto, porque si Lauren realmente es
quien Alejandro dice que es... -Se quedó en silencio unos segundos, pensando en las consecuencias que eso
traería, pero su mente estaba en blanco. -Ni siquiera puedo pensar en lo que pasaría si eso fuera verdad.
-Sabes que de diez cosas que tu padre dice, once son mentiras. ¿Por qué le crees ahora? -Preguntó su amiga.
-Sabes que hace hasta la imposible para arruinarte la vida.
-Alejandro Cabello no es mi padre, Dinah.
-Ay Camila... -Dinah colocó una mano en uno de los hombros de Camila, intentando transmitirle apoyo. -No
digas eso solo porque él te puso esa idea en la cabeza...
-No... -Camila se quitó la mano de su amiga de encima, muy bruscamente por cierto. -No lo digo por eso, lo
digo porque él no es mi padre en ningún sentido; nunca se comportó como un padre conmigo. El único
parentesco que él y yo podemos llegar a tener en este momento es nuestro apellido. -La joven había dicho en
varias oportunidades que no consideraba al hombre como su padre, pero lo hacía para intentar convencerse
así misma que ella no era parecida a Alejandro en lo absoluto. Lo decía por vergüenza y decepción, y le
dolía... Esa era la razón por la cual luego se arrepentía de haber dicho algo como eso. Pero por primera vez
en su vida, Camila por fin pudo despreciar a Alejandro sin sentir culpa al respecto. El odio había destruido
cada rastro de cariño que le quedaba hacía el hombre. -Yo no tengo padre. -Dijo finalmente.
-Creo que deberías hablar con tu madre sobre esto. -Sugirió su amiga luego de esa dura confesión. -Tal vez
ella tenga tus respuestas a todas las dudas que tienes. -Camila se quedó en silencio. - ¿Qué pasa?
- ¿Y si me llevo una decepción? -Preguntó con su vista en el suelo. - ¿Qué pasaría si mi madre dice que
tampoco soy su hija?
-Y de nuevo volvemos al tema de los inventos de tu padre... -La joven bailarina fulminó a su amiga con su
mirada. -Perdón, los inventos de Alejandro. -Se disculpó. -Mila, tú y tu madre fueron, literalmente, sacadas
P 36-1
del mismo molde.
- ¿Qué quieres decir con eso?
-Que tu madre definitivamente es tu madre, tonta. -La golpeo suavemente en el brazo. -Pero si tienes dudas
acerca de Alejandro, podrías preguntarle. No quiero meterte esta idea en la cabeza, pero tal vez tú eres
producto de una relación pasada de tu madre.
-Mamá ha estado con Alejandro desde mucho antes de que yo naciera. -Si su madre no le había mentido
cuando le contó la historia de cómo el hombre y ella se habían conocido, entonces lo que Dinah decía no
tenía sentido en absoluto. -Michael Jauregui es el único nombre que esta confesión deja en evidencia, y es la
única explicación lógica que se me ocurre después de todo, si es verdad que Lauren y yo somos hermanas.
Además, es evidente que no tengo ningún tipo de similitud o parentesco con Clara. -Le asustaba pensar en
esa idea, y se decepcionaría mucho de su madre si eso llegase a ser verdad. Pero luego de esa confesión,
toda posibilidad estaba abierta.
-Siempre pensé que esa Sinu era toda una traviesa. -Dijo Dinah riendo, intentando animar por poco a su
amiga, pero Camila la ignoro por completo. Tenía demasiado en que pensar. - ¿Qué piensas hacer?
-No lo sé. -Respondió con sinceridad. -Alejandro siempre pareció ser muy estricto con Mamá, no se me
ocurre en que momento eso pudo haber pasado. -Su cabeza estaba a punto de explotar con todos los posibles
escenarios que se estaba imaginando. -Pero no quiero pensar en eso ahora. -Camila se disculpó y se levantó
de la mesa de la cocina en donde ella y Dinah estaban cenando. Ya era tarde, tenía que ir a dormir y a
prepararse para la importante entrevista de trabajo que su amiga le había conseguido. Cuando Dinah les
habló a los directivos de la escuela, la misma que hace unos años le había ofrecido un trabajo a Camila pero
que ella termino aceptando, que la joven Cabello vendría a Londres para empezar una nueva vida,
estuvieron mucho más que encantados en acordar una cita y darle una oportunidad a la talentosa chica.
Camila había tenido un rendimiento excelente durante la universidad, y eso se reflejaba en sus notas y en el
diploma con honores que le otorgaron en su graduación. No había forma que una escuela tan prestigiosa
como Holloway no se quería perder.
-Hmm... Mila. -Su amiga la llamó al ver que olvido algo sobre la mesa. -Tu celular. -Camila se detuvo justo
en la puerta de la cocina, riéndose de lo descuidada que era algunas veces, y se volvió para tomar su
celular. Pero justo cuando sus manos hicieron contacto con el aparato, este empezó a sonar, su melodía
resonando por el departamento de su amiga. -Debo ser adivina. -Bromeó Dinah, pero al ver que su amiga no
se rio con ella, que tampoco respondió, solo se quedó petrificada mirando la pantalla de su celular. -Wow...
¿Qué rayos te paso ahora? -No respondió, solo le mostro a su amiga el nombre que aparecía en la pantalla
del dispositivo... Lauren. - ¿Le vas a responder? Hazlo antes de que vaya al buzón de voz, las llamadas de
Estados Unidos hasta aquí cuestan una fortuna.
-No le importara gastar un par de cientos de dólares, créeme. Ya gastó miles en un boleto de avión que
jamás uso. -Dijo con resentimiento, recordando como la empresaria la había dejado plantada tres días atrás.
-Camila. Responde. -A decir verdad, Dinah ya se estaba irritando con el molesto sonido del celular. Pero a
la otra joven no le tomo más de dos segundos tomar una decisión, mucho menos tiempo le llevo deslizar el
dedo a un lado de la pantalla táctil, dando por finalizada la llamada.
-Listo. -Respondió con una falsa sonrisa y salió de la cocina. Sin decir ni una palabra, pero Dinah ya sabía
P 36-2
que su amiga se pararía la noche llorando en su cuarto. La conocía lo suficiente como para saber lo que
realmente sentía aun cuando Camila era una experta en ocultarlo.
-Se va a arrepentir por la mañana.
_______________________________________________
Exactamente quince llamadas ignoradas fueron la razón por la cual Lauren estaba poniendo de cabeza la
casa de sus padres en este momento, revisando cada cajón, cada estante y cada lugar que pudiera encontrar.
Resulta que hace unos días atrás, cuando la joven se enteró sobre la verdad que sus padres le estaban
ocultando, cuando supo que Camila era en realidad su hermana, estaba tan enojada que cuando se fue de la
casa no se dio cuenta de que había olvidado su pasaporte ahí, y en este momento lo necesitaba para volar
hacía Londres lo más pronto posible. Intentaba hacerlo rápido, no quería cruzarse con sus padres por que no
estaba con el humor necesario para lidiar con sus insignificantes disculpas. Por eso aprovecho, sabiendo los
horarios de sus padres y que de hecho no estarían ahí en ese entonces, para darse una vuelta por la casa.
Sabía que no habían tirado su pasaporte porque es un documento importante que Lauren necesitaba ya que
era indispensable para su trabajo en la empresa, pero también sabía que con la situación que estaba viviendo
y con el estado mental con el que se encontraba, sus padres lo esconderían para evitar que haga una locura.
No se equivocaba.
Pero sus padres tampoco lo hicieron, Lauren había decidido seguir el consejo de Normani y disculparse con
Camila personalmente, por haberla dejado plantada, y creía que la chica se merecía saber la verdadera
razón por la cual lo hizo. Pero antes quería hablarle por teléfono para asegurarse de que la joven no le
cerraría la puerta en la cara cuando llamara a su puerta para disculparse. Claro que, el plan de la llamada
antes del vuelo no le funciono bastante bien a Lauren, no le quedaba otra que arriesgarse por completo.
- ¿Dónde mierda lo escondieron? -Había revisado cara rincón de cada habitación de la casa, solo le
quedaba por revisar la oficina que su padre tenía en la casa, y ahí era donde se encontraba en este momento,
revolviendo cada lugar en donde su pasaporte podría estar.
- ¿Ha podido encontrar lo que buscaba, señorita Jauregui? -Barbara, la mucama de la familia le preguntó a
la joven desde la puerta de la oficina. La joven pudo notar por su tono de voz que la mujer estaba molesta al
ver todo el desastre que estaba haciendo, así que se había hecho una nota mental de ordenar todo antes de
que se vaya.
-No, aún no Barbara. -Respondió sin apartar la vista de su búsqueda.
- ¿Necesita que la ayude? -Sabía que lo preguntaba por compromiso, no lo haría por más que se lo pidiese,
la mujer a veces no movía ni un dedo para limpiar en la casa a pesar de que para eso se le pagaba. Sus
padres eran demasiados buenos con cada uno de sus empleados, eso explica porque no la habían despedido
aún.
-No, solo asegúrate de que mis padres no suban hasta que encuentre mi pasaporte, por favor. -Pidió con
amabilidad.
-Como quiera señorita Jauregui. -Lauren sabía que al fin de cuentas, la mucama no le haría caso. Pero se
sintió un poco más tranquila cuando la mujer se fue y la dejo sola.

P 36-3
-Bien Lauren... Ya revisaste en cada rincón de la casa... Y no has encontrado nada. -Comenzó a hablar para
si misma. -Podría pedir un nuevo pasaporte, pero eso me llevaría meses de trámites, y no tengo tiempo para
eso. -Mientras colocaba todo lo que había desordenado de nuevo en sus correspondientes lugares, fue
cuando vio un lugar en donde jamás se le ocurrió buscar; la caja fuerte. Sabía que estaba escondida detrás
de la enorme y vieja foto familiar que estaba en la oficina de su padre. Lo que no sabía era la combinación. -
¿Cómo se supone que abra esta cosa? -Lauren quitó con cuidado la foto de la pared y analizó la pequeña
caja de metal en el muro, como si de alguna forma se fuese a abrir tan solo con mirarla. Su padre jamás le
había dicho la combinación y nunca se preguntó por qué. Tampoco iba a llamarlo para que se la dijera
ahora, lo que menos quería hacer era intercambiar una palabra con el hombre que le ocultó que tenía una
hermana desde su nacimiento... Fue entonces cuando una idea cruzo por su cabeza. -Mi fecha de nacimiento.
-En ese momento la joven agradeció que la apertura de la caja fuerte sea digital y no manual, de otra forma
le tomaría mil años intentar abrirla. Pero al parecer, no sería tan fácil de todos modos. Cuando introdujo su
fecha de nacimiento, una pequeña alarma indicando su error sonó. -Tienes que estar bromeando. -
Evidentemente su fecha de nacimiento no era la clave para abrir la caja, pero luego de pensar unos segundos
se le ocurrió otra posibilidad: la fecha de nacimiento de Camila. -03... 03... 87 -Murmuro para sí misma
mientras pulsaba los botones del teclado, pero de nuevo, la alarma de error volvió a sonar. - ¿Otra vez?
Maldición. - Y la pequeña pantalla marcaba en efecto no solo su error sino que también explico cuál había
sido; la contraseña de la caja fuerte era solamente de cuatro dígitos, y ella había puesto seis al pulsar su
fecha de nacimiento en el intento anterior, y otros seis al intentar con la fecha de nacimiento de Camila.
Oficialmente podía dar por descartada esas dos posibles claves. Y si antes se sentía frustrada, ahora lo
hacía aún más. ¿Cómo mierda es la clave de esa cosa? Era lo único que podía pensar. Si no era su fecha de
nacimiento, y tampoco la de Camila, o ninguna fecha en especial, miles de posibles combinaciones podría
llegar a ser la correcta, eso pensó mientras veía la antigua fotografía de sus padres que colgaba a un lado,
que había sido tomada en 1976... 1976... ¡El año en que sus padres se conocieron! - ¡Si! -La joven festejo
cuando luego de dos intentos fallidos pudo abrir la fría caja de metal, con razón dicen que la tercera es la
vencida.
Aunque su felicidad no duro por mucho tiempo, con solo una simple vista al interior de la caja Lauren pudo
darse cuenta de que su pasaporte tampoco estaba ahí, pero valía la pena revisar de todos modos. Usualmente
todos esperan que las cajas fuertes estén llenas de dinero, y/o joyas muy caras, pero Michael solo guardaba
papeles en ella, papeles importantes. Las escrituras de la casa y de los edificios en donde funcionaba la
empresa, los papeles de los autos, el contrato de compra del departamento de Lauren, entre otras cosas que
Lauren jamás pensó que iba a descubrir. Como un viejo sobre de papel madera que estaba decorado con un
sello rojo que decía "aprobado" sobre el nombre de sus padres. Pensó que tal vez era el acta de matrimonio
de sus padres o algo parecido, así que no se sintió culpable de darle un vistazo a lo que había en su
interior... Debió saber, que la gente también tiene razón cuando dice que la curiosidad mato al gato.

"Orfanato de Jacksonville?", ni siquiera sabía que había un orfanato en Florida, o ni siquiera pensaba que
esas cosas seguían funcionando. Pero ¿por qué sus padres tendrían en su poder papeles de un orfanato? Solo
le basto un pequeño vistazo a los documentos para salir corriendo de la oficina y tomar su celular, en este
momento solo quería hablar con una persona y esa persona era Camila.
_______________________________________________

P 36-4
- Hola... -Hacía unas dos horas que Camila estaba durmiendo, se tenía que levantar a las seis para llegar a
las siete en punto a su entrevista, y era lo que menos quería. Tan pronto como subió a la habitación
provisoria que Dinah le había prestado, justo después de la cena, lo primero que hizo fue tomar sus
auriculares y poner música a todo volumen. Sabía que tenía que descansar, y no iba a poder hacerlo
pensando en Lauren.
-Sé que probablemente yo sea la última persona en el mundo con la que quieres hablar... -Reconocía esa
voz, la joven alejo el teléfono de su oído para ver si sus sospechas eran acertadas. Y si, sin darse cuenta le
había contestado a Lauren, todos sus intentos por ignorar a la empresaria se habían ido a la basura.
- ¿Qué quieres, Lauren? -Dijo de mal humor, mientras se sentaba en su cama.
-Sé que no quieres hablar conmigo. -Volvió a decir. -Pero de verdad, de verdad necesitaba escuchar tu voz.
-Camila no podía verla, y tampoco se imaginaba que del otro lado de la línea la ojiverde estaba sonriendo
solo con el simple hecho de que Camila le haya respondido. -Y... También necesitaba decirte que lo siento.
- ¿Por qué? -Preguntó la joven bailarina confundiendo a Lauren. - ¿Por las veces que me esquivaste incluso
cuando yo te buscaba? ¿Por seguirme el juego y hacer que me enamore de ti? ¿Por dejarme plantada
cuando más te necesitaba a pesar de toda la confianza que te había dado? -Hizo una pausa antes de
continuar. - ¿O por no haberme dicho la verdad?
-No entiendo que quisiste decir con lo último... -Confesó Lauren confundida.
- Sabes de lo que hablo. -Dijo con bronca. - Sabes que somos hermanas.
- ¿Qué? ¡No!
- ¿No sabes que somos hermanas?
-No... Digo, si, a eso lo sé. Por eso no fui al aeropuerto el otro día... No podía hacerlo. Y no sabes cuánto lo
sien... -Camila la interrumpió.
- ¿ Por qué no me lo dijiste entonces?
- ¡Porque no lo sabía! Clara me lo dijo un minuto antes de que me fuera de la casa para tomar el avión. -
Explicó. -Necesitaba respuestas, y estaba en shock. Sabía que si salía iba a hacer una locura y no quería
involucrarte en eso.
- Pues, ya estoy involucrada te guste o no.
-Además... -Lauren continuó ignorando las palabras de Camila. -Si hubiese sabido que eras hija de Michael
con anticipación, nada de esto hubiera pasado. No puedo cambiar lo que hice Camz, pero si puedo cambiar
nuestro futuro.
- Lauren, tú y yo ya no tenemos un futuro. -Las lágrimas estaban comenzando a querer escapar de los ojos
de Camila. - Nunca lo tuvimos, y tal vez necesitábamos experimentar todo esto para darnos cuenta de la
situación.
-No, no... Camila no entiendes...
P 36-5
- No, Lauren, tu no entiendes. Somos hermanas, aun no sé muy bien cómo fue que paso, o si solo
compartimos padre o madre o ambos, pero sé que tenemos la misma sangre. Y el único futuro que tú y yo
podemos llegar a tener de ahora en más, son las cenas familiares que voy a tener que compartir contigo.
Si es que NUESTRO padre está dispuesto a aceptarme en su mentirosa familia, ya me abandono una vez
así que no me sorprendería que me ignore por completo la próxima vez que me vea. -La joven rio al hacer
una pausa. - Nadie quiere tener una hija como yo.
-Escucha, Michael está orgulloso de ti, hasta yo pude notarlo incluso antes de saber que eras su hija. -Intento
animar a la joven.
- ¿Por qué hablas de el como si no fuera tu padre? -Preguntó Camila de repente.
-Eso es lo que tú carajos no entiendes y lo que te quería explicar... -Lauren le dio un golpe a la pared de la
impotencia que tenía acumulada, ni siquiera sintió el dolor en ese momento, su corazón dolía aún más que su
lastimada mano. -Camila, yo... -Pero la joven del otro lado de la línea la interrumpió.
- Sabes qué, ya tuve suficiente contigo aprovechándote de mi confianza, y no estoy de humor para que me
trates de esa manera. -Lauren pudo escuchar un suspiro haciéndose paso por la línea. - Tengo una
entrevista en cinco horas, adiós supongo... Hermana .
-No... Camila... ¡Espera! ¡Yo soy... -La única respuesta que obtuvo fue el molesto tono de la línea, Camila
había finalizado la llamada sin siquiera escuchar lo que la otra joven tenía que decir. - Adoptada.
La joven empresaria se quedó mirando la pantalla de su celular luego de esa desalocada llamada. Las
palabras "llamada finalizada" aparecieron por unos segundos antes de que la pantalla se apague por
completo y el tono se detuviera. Si hubiese sido más rápida al darle las noticias, en este momento no se
estaría lamentando. Llega un punto en donde la bronca de todos sale a flote y las personas explotan, el de
Lauren fue este; arrojo su celular contra la pared, viendo al costoso aparato partirse en mil pedazos y caer al
piso, justo cuando la última pieza termino de hacer eco alrededor del cuarto, Lauren pudo escuchar las
voces de Michael y Clara Jauregui en el piso de abajo, diciéndole a la mucama que ya se podía ir a casa y
discutiendo que iban a cenar esa noche. La idea era evitar a sus padres si podía, pero estaba tan enfadada
por todas estas mentiras que le habían vendido que rápidamente y a pasos agigantados, fue a buscar a sus
padres con sus papeles de adopción en la mano.
- ¿Por qué nunca me lo dijeron? -Escupió con odio entrando en la cocina en donde la pareja se encontraba.
-Hija... -Clara se llevó una mano al pecho y luego sonrió al ver que Lauren se encontraba de nuevo en casa. -
Pensé que estabas enojada con nosotros.
- ¡No me llames "hija"! ¡Sabes perfectamente que no lo soy! -El matrimonio compartió miradas confundidas,
preguntándose si Lauren ya sabía acerca de ese secreto en especial.
- ¿De que estas hablando? -Se arriesgó Michael a preguntar.
- ¿Pensaban decírmelo alguna vez? -Respondió con otra pregunta.
-Lauren... -Michael suspiro mientras se sentaba en uno de los taburetes de la cocina. -Pensé que ya había
quedado en claro que Camila es tu hermana, y si es necesario me disculpare mil veces y de rodillas hasta
P 36-6
que me perdones por habértelo ocultado tanto tiempo. -Lauren negó con su cabeza y rio, se estaba volviendo
loca de la furia que tenía.
-Camila no es mi hermana. -Dijo segura. -Y ustedes no son mis padres.
-Lau, tesoro, claro que somos tus padres. -Clara intentó acercarse a la joven para correr un mechón de
cabello que estaba cubriendo su rostro, nunca le gustaba cuando Lauren tapaba su cara con su cabello porque
pensaba que era demasiada preciosa para ocultarla. Siempre acostumbraba hacerlo e incluso a esta edad,
Lauren aún no se quejaba. Pero esta vez fue diferente; la joven golpeó la mano de la otra mujer, sin medir su
fuerza, solo quería alejarla de ella.
- ¡No son mis putos padres! ¡Dejen de decir que lo son!-Gritó mientras arrojaba al suelo los papeles de
adopción que había encontrado en la caja fuerte de su padre. -Me sacaron de un mugroso orfanato y nunca
tuvieron la valentía suficiente para decírmelo. -Clara y Michael se quedaron en silencio. Nuevamente uno de
los mayores secretos de la familia Jauregui había salido al descubierto. - ¿Qué paso con mis verdaderos
padres? -Preguntó un poco más calmada.
-Yo... No lo sabemos. -Confeso la mujer, ya no había salida y no lo seguiría negando, mucho menos
ocultándole cosas a Lauren. Ella seguía siendo su hija a pesar de todo. -Tu abuelo, tu verdadero abuelo, te
dejo en el orfanato cuando tenías apenas unos días de vida. Jamás nos contactamos con ellos.
- ¿Al menos lo intentaron? -El silencio del matrimonio fueron suficiente para confirmar las sospechas de
Lauren. - ¿Por qué nunca me dijeron? ¿Qué hubiesen hecho si un día mis verdaderos padres venían a golpear
la puerta preguntando por mí? ¿Cómo crees que hubiese reaccionado?
- ¡Por favor Lauren! -Dijo Michael poniéndose de pie bruscamente. -Tus padres probablemente están
muertos, e incluso si no lo están, ya te abandonaron una vez ¿qué te hace pensar que podrían venir a
buscarte?
- ¡Michael! -Nadie en esa casa se esperaba esas duras palabras, ni siquiera el mismo Michael. Pero ya se
había estado aguantando demasiado toda esta presión, era obvio que en cualquier momento iba a explotar,
aunque no tenía derecho a decir algo así. Él no era quien estaba sufriendo, era Lauren. No fue hasta que una
lagrima cayo por la mejilla de la chica y golpeo silenciosamente el suelo que el hombre se percató de que
había perdido a su hija por completo.
-Me mintieron durante toda mi vida. -Comenzó a escupir con odio. -Me separaron de la mujer que amaba
con otra mentira y por nada. -Miro fijamente al hombre que la educo, la apoyo y la quiso como un padre, y
ya no podía reconocerlo. -Un padre de verdad jamás haría algo así. Tú, no eres un padre en ningún sentido,
Michael Jauregui.
-Lauren, no digas eso... -Era obvio que Clara estaba evitando que esto termine en algo mucho peor, ya no
quería perder a su hija además de que se le estaba escapando lentamente.
-Le mientes a las personas. -Dijo ignorando a la mujer. -Trabajas con un sin vergüenza como Alejandro
Cabello, que no solo te chantajea y te maneja a su gusto, sino que también denigra y maltrata a tu UNICA hija
verdadera. Y nunca hiciste absolutamente nada para evitarlo.
-Lo hice porque no quería arruinar esta familia. -Confesó, aunque a esta altura ya era inútil.
P 36-7
-No puedes arruinar algo que ya estuvo arruinado desde el principio, Michael. -Le dolía mirar a las
personas que tenía en frente, y no reconocerlas por completo. -Ahora si me disculpan, señor y señora
Jauregui... Tengo que encontrar la forma de llegar a Londres para decirle al amor de mi vida que en realidad
no soy su hermana. ¿Qué turbio resulto todo, no? -Preguntó con ironía, y luego se dio la vuelta sabiendo que
dejaba toda una vida a sus espaldas.
-Lauren... -Michael la llamo antes de que la joven saliera de la cocina.
-Michael, ya déjala... -Clara no quería que su hija se fuera solo así, pero tampoco quería presionarla a hacer
algo que no quería. Había criado a Lauren desde que era bebe, la conocía, y sabía que cuando la joven por
fin dejara salir toda la presión con la que lidiaba, por más enojada que este con el matrimonio ella vendría y
hablaría con ellos. Pero no quería que Michael arruine todo por completo, de nuevo, con sus palabras.

-No... -El hombre se zafo del agarre de su esposa y camino hacía la puerta en donde Lauren lo esperaba.
Solo quería que esto terminara para por fin dejar caer sus lágrimas, no se quería mostrar débil frente al
hombre que hace unos minutos le rompió el corazón. Metió la mano en su bolsillo y saco de él lo que la
joven había estado buscando, su pasaporte. -Lo necesitaras si vas a ir a Londres. -Dijo mientras se lo
entregaba. -Ve, y dile a Camila que lo siento mucho. Ya sé que Alejandro le contó toda la verdad a ella
también así que no tiene sentido seguir negándolo. -Lauren tomo con dudas el pasaporte de las manos del
hombre. -Lo siento mucho, por todo. -La joven aún no respondía, solo miraba su pasaporte para asegurarse
que todo estuviera en orden, aunque en realidad solo estaba pretendiendo para ignorarlo. -Cuando vuelvas, y
cuando quieras hablar. Sabes dónde encontrarme. Mi niña.
Fantástico Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh sabiaaaaaaaaa

P 36-8
Capítulo 35 - "Aquí se termina tu infierno"
40.1K 2.1K 1.7K
by gotdynamites

-Señorita Cabello.
Camila se puso de pie enseguida luego de escuchar su nombre ser llamado por la secretaria del director.
Dinah hizo lo mismo ya que estaba sentada a su lado esperando este momento.
-El señor Parker la recibirá ahora. -Le comunico con una sonrisa mientras señalaba la puerta de la oficina
del hombre.
-Buena suerte Chancho. -Le dijo su amiga. -Probablemente voy a estar dando clases cuando termines, pero te
veré en casa a la salida e iremos a celebrar por tu nuevo trabajo.
-Aún no sabemos si me darán el puesto.
-Cierto, pero aun así sé que lo obtendrás. -La abrazo rápidamente, su clase había comenzado hace quince
minutos pero no era sorpresa para los alumnos que Dinah se ausentara, y no era algo que les molestaba
tampoco. - Aquí se termina tu infierno y empieza tu nueva vida.
Las palabras que Dinah le dijo antes de irse caminando tranquilamente por el pasillo resonaron en la mente
de Camila un largo tiempo mientras veía a su amiga alejarse, claro, esto fue hasta que la secretaria volvió a
llamar su atención.
-Señorita Cabello...
-Sí, cierto. ¡Muchas gracias! -Le agradeció a la joven con una sonrisa antes de entrar a la oficina de quien
podría llegar a ser su futuro jefe. No estaba tranquila, tampoco confiada, pero ya no tenía tiempo de pensar
eso. Cuando volvió a la realidad ya estaba de frente a un escritorio y con un hombre adulto sonriéndole
desde su asiento.
-Camila Cabello, es un gusto poder conocerte al fin. -Dijo levantándose de su asiento, su acento británico
era evidente en sus palabras. Llegó hasta donde Camila estaba de pie y extendió su mano para que la joven
la estrechara. -Alen Parker, director principal de la secundaria Holloway.
-Ah... Bueno... Me presentaría pero creo que ya me conoce. -Se rio a causa de sus nervios, y casi se da una
palmada en la frente luego de darse cuenta de lo estúpida que su respuesta fue.
-Podría decirte que te conozco muy bien, por favor... -Invito a la joven a sentarse mientras el volvía a su
asiento al otro lado del escritorio. -Dinah Hansen nos habló mucho de ti, y el hecho de que hayas decidido
denegar la primera oportunidad para darle el trabajo a ella es admirable, habla muy bien de ti.
-Para serle sincera, no pensé que me darían otra oportunidad.

P 37-1
- ¿Por qué no? Eras una excelente alumna en la universidad, tus profesores te recomendaron y estuve más
que dispuesto a darte una oportunidad. Es una lástima que no hayas aceptado antes. -El hombre suspiro antes
de preguntar. -Quisiera saber, ¿por qué rechazaste la primera oferta que te dimos? No creo que Dinah haya
sido el principal motivo. -Camila se quedó petrificada unos segundos, pensando en su respuesta.
-Problemas familiares, no creo que le interese saber lo que pasa en mi familia. -Realmente esperaba que
fuese así... Un momento... ¿Podía seguir considerando a ese círculo como su familia? Era obvio que él no
era su padre, solo Sinuhe y Sofía eran las únicas personas que tenían una relación familiar con ella.
-Entiendo, no voy a meterme en eso. -Dijo tomando unos papeles del escritorio. - ¿Qué estuviste haciendo en
estos últimos años? ¿De qué trabajaste? -De nuevo, la joven se quedó completamente petrificada, sumergida
en sus pensamientos. No podía decirle a este hombre que había sido explotada, tratada como a un objeto y
obligada a trabajar como un stripper en un sucio club de Miami. No quería que nadie aquí supiera sobre eso,
esta era su nueva vida y para comenzarla tenía que dejar atrás su pasado. Podría decirle que no estuvo
haciendo ningún tipo de trabajo durante estos últimos años, pero eso le haría pensar a Alen que ella no tenía
ganas de trabajar realmente, la podría perjudicar. -Bailarina... -Escucho la voz del hombre de repente y todo
a su alrededor se detuvo.
- ¿D-disculpe?
-Aquí dice que diste lecciones de baile en Miami. -Volteo los papeles que tenía en su mano para
mostrárselos a la joven. -No sabía que eras bailarina también.
Y en ese momento Camila se dio cuenta, que el hombre tenía en sus manos su curriculum, del cual Dinah se
encargó de preparar mientras ella estaba empacando sus cosas para volar hacia Londres. Hubiese sido
bueno que su amiga le haya dado una pequeña advertencia acerca de las mentiras que pondría en los
documentos, aunque en parte no era una mentira en su totalidad, dejando de lado la parte de que en ningún
momento dio una clase de baile en su vida.
-Ah... Si... Eso.
-Que lastima que el programa de baile ya no esté disponible en esta escuela. -Se lamentó.
-Sí, que lastima. -Dijo con ironía.
-También dice aquí que ayudaste a los chicos de un hospital, ¿algún tipo de terapia musical?
-No... Bueno... No se... Yo solamente iba a animarlos, a intentar despejar a esos pobres niños de todo lo que
estaban pasando ahí adentro. No fue realmente un trabajo, sino algo que hice por voluntad propia.
-Debió haber sido difícil dejar a todos esos niños para venir aquí. -Dijo con una pequeña sonrisa.
-En realidad, tuve que hacerlo porque... Em... Digamos que el hombre que dirigía el hospital falleció y... -El
hombre la interrumpió rápidamente, notando como el humor de la joven había cambiado notoriamente al
decir esas palabras.
-Deja, no es necesario que me expliques, ya se todo lo que necesitaba. -Le ofreció a Camila otra amigable
sonrisa. Dinah le había dicho que Alen era un hombre amable y con un gran corazón, incluso llego a

P 37-2
compararlo con el Doctor Mendes para que Camila supiese la clase de persona que podría llegar a ser su
futuro jefe. Pensaba que Dinah estaba exagerando, pero había cierta coincidencia entre las personalidades
de ambos hombres, lo que hizo a Camila sentirse segura y cómoda de inmediato. -En fin... -Dijo el director
rompiendo finalmente con la tensión que se había apoderado del espacio en la oficina. -Creo que
deberíamos empezar a hablar de tus horarios y todas esas cosas. -El hombre dejo los papeles sobre el
escritorio y se quitó sus anteojos, se cruzó de brazos sobre el escritorio y miro a Camila con una sonrisa que
transmitía confianza.
-Espere... ¿No va a entrevistarme primero?

-Creo que eso no será necesario. -Dijo riendo. -Bienvenida a la secundaria Holloway. Profesora Cabello.

Camila no estaba acostumbrada a que las cosas le salieran bien, estaba acostumbrada a que su padre arruine
cada una de ellas. Esta vez no era así, Alejandro ya no podía arruinar su vida estando en otro continente,
aunque no dudara que fuese capaz. Si ya lo conseguía, no había forma de que se lo arrebataron de la mano.
Como Dinah había dicho hace nos minutos, todo terminaba aquí.
-No sé qué decir... -Y verdaderamente así era.

-Un simple "gracias" sería suficiente, pero entiendo que en este momento se haya quedado sin palabras.
Venga... -El hombre se levantó de su asiento y le indico a Camila que haga lo mismo. -Vamos a conocer a
sus futuros alumnos, empiezas a dar clases mañana mismo.
_____________________________________________

Como cada mañana de la semana, Alejandro Cabello y Michael Jauregui se encontraban en el club Electric
City contando las ganancias de la noche anterior y hablando acerca del negocio, junto con Cameron quien
solamente asentía y pretendía reírse de los chistes de mal gusto de su jefe, luego de la golpiza que el hombre
e Ian le habían dado cuando no quiso confesar en donde estaban Camila y Lauren, aprendió que a veces es
mejor quedarse callado por el bien de todos. Ahora tenía extremo cuidado con todo lo que decía o hacía,
hasta sintió miedo cuando Camila le había dicho hace unos días que se iría a Londres pero le tranquilizo
saber que esta vez la joven no pretendía que el mienta por ella, no necesitaba que su amigo la cubriera,
porque esta vez se iría y sería para siempre, tal vez. Michael, en cambio, se notaba un poco desanimado y
solo se limitó a ayudar con el dinero sin decir una palabra, lo que al otro hombre le causó una gran
satisfacción, y vio la oportunidad perfecta para burlarse de él.
- ¿Qué te pasa Jauregui? Te noto desanimado.
-Sí, bueno, creo que todos hemos estado desanimados últimamente.
Cameron escuchó el pequeño intercambio que ambos hombres estaban teniendo, y dejo sus tareas para
P 37-3
prestarles atención.
- ¿Lauren sigue sin hablarte eh? -Pregunto Alejandro riéndose de la desgracia del otro hombre.
-Peor, ya ni siquiera me considera como su padre.
-Bueno, no es como si realmente fueses su padre de todos modos. -Alejandro tomo un sorbo de su vaso de
whisky luego de decir ese doloroso comentario, era muy temprano en la mañana pero él no veía nada malo
en una pequeña copa para el desayuno. Por otro lado, Cameron ya se había olvidado por completo de sus
deberes solo para escuchar esos comentarios que ambos hombres disparaban uno contra otro. No entendía
de qué hablaban en especial, pero quería entenderlo.
-Claro que soy su padre Alejandro.
- ¿Qué te hace pensar que lo eres?
-La crie desde pequeña y le enseñe a ser la persona que es hoy en día, la cuide y la ayude cuando lo
necesito, la apoye incondicionalmente cuando más lo necesitaba. Eso es ser un padre para mí.
-Genial. -Alejandro dejo el vaso vacío sobre el escritorio y acomodo su saco antes de continuar. - ¿Entonces
por qué no hiciste eso con tu otra hija también, en lugar de dejársela como una carga a los demás?
- ¿Otra hija? -Cameron no pudo detener su curiosidad, pero se disculpó inmediatamente y se puso a trabajar
de nuevo cuando ambos hombres se voltearon a mirarlo.
-En tu intento por ser el mejor padre del mundo, terminaste arruinando todo y te quedaste sin tu otra hija. -
Michael no iba a responder a los comentarios del hombre, sabía que lo hacía para provocarlo. -Camila ya
sabe. -Pero Alejandro no se daba por vencido, quería verlo explotar.
-Lo imagine, seguramente Lauren le contó.
-No, de hecho yo lo hice. -Michael se puso de pie de inmediato para hacerle frente al soberbio hombre que
solo sonreía con malicia, disfrutando del daño que había hecho.
- ¿Por qué hiciste eso? Si no lo sabía tendrías que haber esperado a que yo se lo diga, cara a cara, como ella
se lo merece.
- ¿Qué caso tiene? No tuviste los huevos para decírselo cuando la tuviste parada al frente tuyo, mucho menos
cuando viste como se dejaba tocar por todos esos hombres a cambio de dinero como una puta.
-Le ofrecí un trabajo y ella no quiso aceptarlo porque te tenía miedo maldito enferm... -Alejandro lo
interrumpió, pasando por alto el comentario y continuando con sus provocaciones.
-Yo, en cambio, si tuve los huevos necesarios y no sabes qué lindo fue decirle la verdad luego de haberla
soportado casi veintiocho años. Aunque me hubiese gustado ver su cara al enterarse, seguramente pensó en
tirarse del Big Ben. -Alejandro comenzó a reír, y su actitud ya estaba colmando la paciencia del frustrado
hombre al frente suyo. Michael se estaba volviendo loco. Y luego, algo que nadie esperaba en absoluto
paso; Michael golpeo a Alejandro en el rostro, tan fuerte que hizo que el hombre cayera de su silla.

P 37-4
-Dios mío... -Susurró Cameron antes de ponerse de pie para ir a ayudar a su jefe que estaba en el suelo,
escupiendo sangre del golpe que había recibido.
-No voy a dejar que tú vengas a decirme que debo hacer con mis hijas cuando trataste como basura a Camila
durante toda su vida. - ¿Sus hijas? Bien, Cameron ahora estaba realmente confundido.
-Con la diferencia de que Camila no era mi hija, no tenía derecho a quererla o tratarla como una. -Alejandro
se levantó, algo mareado a causa del golpe y del alcohol que había estado ingiriendo, y cuando se abalanzo
para golpear al otro hombre fue rápidamente frenado por Cameron, no quería quedar en el medio de otra
pelea pero tampoco quería que estos dos socios tuvieran un conflicto, él sabía lo que Alejandro era capaz de
hacer cuando uno de sus tratos no funcionaba. - Sabes, estoy feliz de que Camila se haya ido a Londres. Lo
mejor de todo es que no vera más a Lauren y eso le ocasionara más sufrimiento del que yo podría haber
causado. Y cuando no pueda soportarlo más, va a volver llorando para que vuelva a darle su trabajito de
puta otra vez. -Dijo mientras sonreía, la sangre había tenido de rojo sus blancos dientes, ni siquiera le
importaba la herida en este momento. -La conozco mucho mejor que tú, y ni siquiera soy su padre. Ella
vendrá aquí de rodillas tan suplicándome, como cuando me suplicaba que la quiera o que ya no la golpee. -
Era algo enfermo que este hombre encontrara placer maltratando a una joven sin ningún motivo, a Michael le
repugnaba esa idea y se culparía toda la vida por haber sido el causante de ese sufrimiento que Camila tuvo
que soportar a lo largo de su vida, solo porque él no fue lo suficientemente valiente para hacerse cargo de
sus errores.
-O tal vez no. -El rostro de Alejandro cambio por completo. -Lauren está en un avión camino a Londres en
este momento, va a decirle a Camila toda la verdad. Incluyendo la parte de que realmente no son hermanas.
-¿¡Por qué mierda dejaste que hiciera eso!? Esa huérfana de mierda va a arruinar todo este negocio, va a
hacer que Camila no vuelva nunca más. ¡Acabas de romper nuestro acuerdo! ¿Te acuerdas de eso?
-Eso ya no me importa, este acuerdo ya estaba roto desde un principio. Si voy a perder a mis hijas, entonces
voy a dejar que por lo menos sean felices. -Le dijo sin miedo. -Ya has arruinado muchas vidas Alejandro,
esto termina aquí.
- ¡Tu arruinaste mi vida y mi matrimonio y yo nunca te lo eche en cara! -Cameron ya no sabía por cuánto
tiempo más podía retener al enfurecido hombre. - ¡Eres un maldito cara dura!
-Lo sé, y eso también termina acá. Voy a empezar a ser el padre que debí haber sido desde el principio. -En
ese momento Alejandro se zafo como pudo del agarre de Cameron, pero para sorpresa de todos, no se
abalanzo sobre Michael para golpearlo como normalmente haría. Sino que se le planto de frente al hombre,
mirándolo directo a los ojos.
-Me las van a pagar. -Dijo con furia. - Tu, Sinuhe, Camila y Lauren. No voy a tocar a tu esposa porque yo si
tengo códigos Michael, tú no puedes decir eso en cambio. ¿Verdad, amigo? -Luego de escupir esas palabras,
se dio media vuelta y se dirigió a la puerta, ya decidido y con la intención de salir de la oficina... Y tal vez
del país.
-Jefe... -Lo llamó Cameron. - ¿A dónde va?
-A hacer algo que debí haber hecho el otro día. -Respondió con una sonrisa. -Voy a buscar a Camila y a
traerla de nuevo aquí aun así tenga que arrancarle todos sus cabellos para lograrlo, su reemplazo está
P 37-5
cobrando mucho y los clientes se dieron cuenta de que esa no es la gatita que a ellos les gusta. -Se encogió
de hombros. -Buena suerte tratando de detenerme, Jauregui. No debiste dejar que Lauren vaya tras ella. -
Esas palabras fueron suficientes para hacerle saber al hombre lo que Alejandro Cabello tenía en mente, esa
amenaza silenciosa fue suficiente para lograr sacarlo de quicio tan pronto como la puerta se cerró.
- ¿Qué quiso decir con eso? -Le preguntó desesperado a Cameron, que aún seguía confundido.
-No se... Ni siquiera entendí de qué estaban hablando. -Aunque ya tenía una pequeña idea. - ¿Usted es el
verdadero padre de Camila? -Preguntó sin poder contenerse.
-Creo que ya no tiene sentido negarlo. -El hombre se sentó y dejo salir un gran suspiro. -Si le hace algo a
Camila, o a Lauren, te juro que puedo llegar a matarlo... ¡Voy a matar a ese hijo de puta Cameron!
-Señor Jauregui, relájese.
-Y lo peor de todo es que todo esto es mi culpa, jamás debí caer en la tentación, me odio por eso, ¡Me odio!
-Tranquilo, debe haber una forma de detenerlo antes de que llegue a Londres, tenemos que tener cuidado
porque podemos salir lastimados nosotros también. Usted sabe de lo que él es capaz.
- ¿Y qué se supone que hagamos Cameron? ¿Tienes algo en mente?
Había una idea que había estado dando vueltas en la cabeza del joven desde hace un tiempo, desde el
asesinato de su padre para ser más específico, pero jamás pensó en ponerla en marcha hasta ahora. Dos
familias corrían peligro, y no se iba a quedar ahí viendo como Alejandro Cabello arruinaba un par de vidas
más. Él ya lo había vivido y jamás hizo nada para cobrar venganza, era el momento ideal para matar dos
pájaros de un solo tiro.

-De hecho, sí.


_____________________________________________

-Hey... Yo la conozco. -Lauren no acostumbraba a hablar con los taxistas, más que nada porque ella era muy
reservada y la persona que iba al volante era prácticamente un desconocido. Y de más estaba decir, que este
hombre en particular había comenzado a colmar su paciencia tan pronto como se subió al vehículo. Luego de
casi nueve horas de viaje, sentada en un avión junto a una anciana que no paraba de hablar acerca de sus
veintidós nietos, solo quería llegar a casa de Dinah, ver a Camila y decirle toda la verdad para poder
besarla y comenzar la vida que habían estado planeando todo este tiempo
- ¿Ah sí?
-Si. -Respondió el hombre con seguridad mientras la miraba a través del espejo retrovisor. -Usted es Lauren
Jauregui, la hija del que tiene esos enormes edificios por todo el mundo. -"Se llaman empresas", pensó la
joven para sí misma, no quería corregir al hombre y parecer una persona arrogante. Aunque las ganas
estaban presentes.
P 37-6
-No sé de qué está hablando. -Dijo haciéndose la desentendida. -Mi nombre es Megan Rae. -La razón por la
cual Lauren usaba un nombre falso era para evitar situaciones como esa.
-Eso no era lo que decía la etiqueta en tu valija, cariño. -Lauren se sintió incomoda luego de que el hombre
la llamara de esa forma. Ya no podía seguir negándolo, este tipo era más listo que ella en ese sentido.
También, Lauren estaba comenzando a sentirse acosada por este sujeto, si reviso los papeles de su valija
quien sabe que más estuvo haciendo mientras cargaba sus cosas en el auto y Lauren terminaba con su
papeleo dentro del aeropuerto. -Vi tu foto en el periódico de esta mañana, en la sección de negocios.
Estabas junto a tu padre. -Si supiera que ese hombre en realidad no era su padre.
- ¿Tu lees la sección de negocios? -Pregunto con curiosidad, este hombre no parecía el tipo de persona que
se interesaría en los negocios, mucho menos la clase de personas que leía un diario, o leía cualquier cosa en
absoluto.
-Oh no, solo corro las páginas hasta llegar a donde están las historietas. -Respondió sinceramente con una
sonrisa. -Te reconocí porque jamás olvidaría esos bonitos ojos tuyos. -Podría decirse que la joven estaba a
punto de saltar del auto si este tipo seguía con esa clase de comentarios. -Dígame, ¿qué se siente ser
millonaria y no tener que levantarse temprano todas las mañanas?
-No sé. -Respondió con sinceridad. -Yo si me levanto temprano cada mañana para ir a trabajar.
- ¿Por qué hace eso? Tiene suficiente dinero para comprar este auto, a mí, y a toda la empresa de taxis. -
Intentó bromear, pero su risa se detuvo cuando vio que a Lauren no le causaba gracia. -Dicen que el dinero
no compra la felicidad. Pero yo no creo que sea así, ¿tú qué piensas?
-Tienen razón. -Respondió. -No hay suma de dinero que pueda igualar la sensación de ser feliz. -Algo que
Lauren ya había perdido hace tiempo, desde el día en que Camila salió de su vida.
-Tonterías... -Refutó el hombre. -Si yo tuviera tu fortuna, ni siquiera estaría conduciendo en este momento,
tendría a un hombre que conduciría por mí. Y lo haría por las calles de mi isla privada o algo. ¿Tiene usted
una isla? Todo multi-millonario tiene una, como en las películas.
- ¿Podría por favor mirar al frente? -Pidió Lauren, la verdad era que el taxista pasaba mucho más tiempo
mirándola a través del retrovisor que mirando el camino, la incomodaba, y no quería tener un accidente en
este momento, ni nunca.
-Oh, claro, lo siento Jauregui. -Dijo sin respeto, como si conociera a la joven de toda la vida. -Y dígame,
¿qué está haciendo en Londres?
-Asuntos personales, no creo que le interese. -Dijo de mala gana mientras volvía a mirar las calles de
Londres pasar a través de la ventana, esperando que el conductor parara con su charla. Estaba equivocada.
-Bueno, aún nos queda un minuto de viaje así que si puedes resumir la historia en ese tiempo, la escuch... -
Lauren lo interrumpió rápidamente, ya no podía soportarlo.
-Escuche, yo le pagó para que me lleve a donde quiero ir, no para que sea mi amigo. Así que le voy a pedir
que por favor respete mi privacidad y solo... Conduzca. -No era normal que la joven tratase mal a la gente,
era una de las pocas veces que había perdido los estribos frente a alguien. De todas maneras, funciono para
P 37-7
que el hombre se callara.
-Mocosa caprichosa. -Susurró el hombre por lo bajo, pero decidió ignorarlo antes de que todo esto se
transforme en una discusión.
Y solo en el poco tiempo de silencio, Lauren pudo entender con claridad las palabras del taxista "nos queda
un minuto de viaje", estaba a punto de reencontrarse con Camila y aún no había pensado como iba a
explicarle todo lo que paso, sumergida en la euforia y emoción de volver a ver a la mujer que amaba.
Tampoco sabía cómo ella iba a reaccionar cuando la viera, si sabía que la joven se estaba hospedando en la
casa de Dinah, y allí era en donde se dirigía en ese momento. No conocía a la chica en cuestión, pero aún
tenía en su billetera un pequeño papel que Camila le había escrito con la dirección de la casa, ya que se
quedarían allí por unos días y no quería que Lauren se pierda en caso de que saliera a recorrer como
acostumbraba a hacerlo cada vez que viajaba, aunque Lauren ya había estado tantas veces aquí que conocía
cada calle como si fueran las calles de Miami.
La joven solo pudo salir de su trance, cuando reconoció la silueta de una joven caminando por la calle;
Camila.
- ¡Paré! -Le ordenó al taxista.
- ¿Aquí? Pero estamos a solo unos metros, no seas tan ansiosa. -Dijo de mala gana, parece que Lauren
también había colmado la paciencia del hombre.
-De acuerdo, pero dese prisa.
A Lauren se le había hecho imposible apartar su vista de la joven que caminaba a solo unos metros de
distancia, cuando el auto por fin paso a su lado fue cuando ella pudo ver la enorme sonrisa en el rostro de
Camila... ¿Por qué esta sonriendo? Luego de todo lo que habían vivido estos últimos días, y a juzgar por lo
triste que Camila sonaba en su llamada del día anterior, no se imaginaba que iba a verla feliz, de esta
manera... Sin ella.
Aunque esos pensamientos la atormentaban, lo cierto es que Lauren no pudo evitar sonreír cuando vio la
sonrisa en el rostro de la otra chica, la había extrañado tanto y justo ahora se estaba dando cuenta de que lo
hacía mucho más de lo que había imaginado.
-Bien, llegamos. -Le informo el taxista, pero Lauren hacía tiempo había dejado de escucharlo, solo estaba
concentrada viendo como Camila se acercaba cada vez más al auto sonriendo y sin saber que Lauren la
estaba mirando desde adentro, tampoco se molestó en mirar, solo paso por al lado del vehículo, aun
sonriendo, y pateando unas pequeñas piedritas que se encontraban en el camino.
Era el momento perfecto, la joven esperaba que Camila mantuviera esa sonrisa o se hiciera aún más grande
cuando la vea y sepa toda la verdad, cuando sepa que van a poder tener ese futuro que tanto soñaron, pero
antes de que pudiera salir del auto vio como una joven rubia salía de una de las casas del vecindario,
mirando hacía ambos lados de la calle hasta que encontró lo que estaba buscando, o más bien a quién estaba
buscando: a Camila.
-Señorita, ¿va a bajarse? Tengo trabajo por hacer. -Insistió el hombre.

P 37-8
-Shhh. -Lo calló rápidamente. -Esperé.
Lauren no podía escuchar lo que ambas chicas estaban hablando desde el interior del auto, solamente vio los
labios de una moverse y luego vio como Camila asentía. No era difícil entender que la rubia le había hecho
una pregunta a la otra joven. Pero si le resulto difícil entender por qué Camila corrió a abrazarla luego de
eso, y no era solo un simple abrazo; la joven había rodeado el cuello de la rubia con sus brazos y sus
caderas con sus piernas, mientras la sostenía y daba vueltas en el medio del camino, la sonrisa ahora era la
misma en los rostros de ambas. Felicidad.
Lauren tampoco entendió que era esa sensación extraña que sentía en su pecho, pero sabía que no quería
estar ahí en ese momento. Camila estaba feliz, y ella probablemente estaba a punto de arruinar eso. ¿Cómo
había hecho para superar toda una vida en solo unos días? Pero no quería saber la respuesta, seguro eso
dolería aún más.
-Oiga, si no se baja del auto voy a tener que patearla hasta que salga. -Amenazó el taxista, molesto de la
joven que le había tocado llevar.

-No es necesario. -Respondió Lauren acomodándose en su asiento, y mirando por última vez como el amor
de su vida compartía quien sabe qué alegría con otra persona. -Lléveme de nuevo al aeropuerto.
Noo pad noo Ahora se casara con el pelotudo segur9

P 37-9
Capítulo 36 - "Vuelta a casa" (Parte 1)
40.7K 2.2K 1K
by gotdynamites

Tres meses después...


-Papá...
-¿Qué pasa mi niña?
- ¿Cómo fue que paso? -Michael miró a Lauren confundido antes de tomar un sorbo de su café. -Dijiste
que cuando estuviera lista me ibas a contar todo. Estoy lista, y quiero saber qué fue lo que paso.
-Bien. ¿Por dónde quieres que empiece? -Ambos se encontraban en una pequeña cafetería que quedaba a
unas cuadras de la empresa, unos días después de que Lauren volviera de Londres, ella decidió tragarse
su orgullo por primera vez en su vida, y fue a buscar las respuestas a todas sus dudas. Respuestas que
solo Michael podía darle.
A decir verdad, a la chica le dolió un poco llamarle "Papá" al hombre que le mintió durante toda su vida,
pero era tal la costumbre que no podía evitarlo. Y a Michael no le molestaba, hasta le hacía pensar que
aún había una esperanza para que él y Lauren retomen la relación que habían perdido.
-Podrías empezar por el día en que me adoptaron, y luego seguir con la historia de cómo terminaste
acostándote con Sinuhe. -Michael se acomodó mejor en su silla e hizo a un lado su café, tomo una gran
bocanada de aire antes de empezar con su relato. No era fácil dejar salir la verdad luego de tanto
tiempo, pero ya no iba a romper más promesas, mucho menos seguir mintiendo.
-Bueno, Clara y yo... -Lauren lo interrumpió luego de esas palabras.
-Mamá y tú. -Lo corrigió, y el hombre no pudo evitar sonreír. El hecho de que la joven les hable luego de
todo esto era algo genial, y que Lauren aun los considere como a sus padres lo llenaba de felicidad. La
chica sonrió y tomo su taza de café para darle un trago. -Continúa...
-Tu mamá y yo habíamos intentado concebir desde hacía ya un largo tiempo, queríamos un hijo más que
nada en el mundo. Éramos jóvenes, y no entendíamos porque después de tantos intentos no podíamos
lograrlo. Pero según los doctores, nunca pudimos lograrlo porque tu mamá no puede quedar
embarazada. No había caso seguir intentando. -Explico con calma. -El mismo doctor, nos recomendó el
orfanato más cercano, y nos invitó a que consideremos la posibilidad de adoptar a un niño. Allí fue donde
tu madre y yo empezamos a tener problemas.
- ¿Qué clase de problemas?
P 38-1
-Empezamos a diferir mucho con respecto a nuestras decisiones. La idea de la adopción estaba, pero el
problema era ponernos de acuerdo, veras, con un embarazo propio no puedes elegir el sexo del bebe,
pero adoptando sí; uno quería una niña, el otro quería un niño. Luego pensamos en las edades, tu madre
no quería lidiar con un adolescente, y yo tampoco, pero tampoco quería lidiar con un niño de cinco años,
sino que quería a alguien pequeño con quien tener la experiencia completa, para sentirme un padre de
verdad. Y luego ella empezó a dudar, diciendo que no sabía cómo iba a cuidar, educar y criar a un niño
mientras yo trabajaba, yo empecé a tener otras inquietudes también, y ahí fue cuando comenzamos a
discutir. Día tras día, no nos dábamos un descanso.
- ¿Ustedes discutiendo? Parece algo imposible.
-Créeme, lo hacíamos. -Ambos rieron. -Se acercaba la fecha de visita al orfanato, y aun no habíamos
tomado ninguna decisión, jamás llegábamos a un punto si nos la pasábamos discutiendo. Lo que pasó con
Sinu fue un error, ella solo estuvo conmigo en el momento equivocado. Alejandro y yo éramos grandes
amigos, aunque yo no estuviese de acuerdo con las decisiones que él tomaba.
- ¿Cómo el club?
-Especialmente el club, él estaba enojado cuando yo no acepte ser parte del negocio cuando apenas
comenzó, por eso aprovecho la primera oportunidad que tuvo para vengarse de mí. Sinuhe tampoco
estaba de acuerdo con que su esposo se iniciara en ese tipo de negocios, y tenía miedo de que algo le
pasara sabiendo con los socios con los que Alejandro trataba, no eran personas amigables Lauren.
Ambos estábamos con miedo, abrumados por todo lo que estábamos viviendo, en el lugar menos indicado,
y creo que eso fue lo que nos llevó a refugiarnos el uno con el otro esa noche. -Comenzó a jugar con un
pequeño sobre de azúcar que había roto para ponérselo a su café, y luego continúo con su relato. -Por
eso siempre trate de decirte que la tentación era algo malo Lauren, algo en lo que nunca debías caer.
- ¿Y qué paso después? -Sus dudas se estaban aclarando, y no iba a parar de conseguir todas las
respuestas ahora que había comenzado.
-Cuando nos dimos cuenta de que lo que habíamos hecho había sido un gran error, llegamos al acuerdo
en que no diríamos nada para no arruinar nuestra amistad, y tampoco nuestros matrimonios. Claro, no
contábamos con el pequeño detalle de que Sinu había quedado embarazada. -Suspiro antes de continuar.
-Unas semanas después con tu madre fuimos al orfanato, aun sin haber tomado una decisión, y tenía el
presentimiento de que ese día iba a ser un desastre, hasta que te vi. -Dijo con dulzura. -El director del
lugar nos dijo que te habían traído hacia unos días, y que eras la bebe con los ojos más hermosos del
mundo... Y tenía razón, nos atrapaste por completo tan pronto cuando te vimos, y ahí fue cuando por fin
pudimos tomar una decisión a la par. Tú, Lauren, eras la niña que estábamos buscando. -Lauren sonrió
ante las palabras del hombre, pero no por mucho tiempo, luego recordó que tenía otra pregunta por
hacer.
-Y... ¿Sabes algo de mis verdaderos padres? -Michael volvió a suspirar.
-Nada. Lo único que nos dijeron fue que tu abuelo te había llevado porque no podía hacerse cargo de ti a
causa de su avanzada edad. Dijeron que era un hombre muy amable y amigable, bastante educado y de
clase baja. No lo describieron mucho, pero se su nombre si te interesa saberlo. -Lauren asintió
inmediatamente. -Jerry Howard, lo único que tenemos de él son los documentos de cuando te dejo en el
orfanato.
P 38-2
- ¿Nunca intentaron contactarse con él?
-Una vez, pero no nos dio mucho resultado. -Michael se tomó un tiempo para pensar. -Lamentó mucho lo
que dije el otro día, sobre tus padres y porque te abandonaron.
-Está bien. -Lo tranquilizó. -Supongo que tienes razón.
-No hija, estuvo fuera de lugar y no sabes cuánto lo siento. Jamás me perdonare por todo lo que te cause.
-A Lauren no le gustaban estos momentos, la ponían incomoda y nunca sabía cómo actuar, así que
decidió pasarlo por alto y evitarse todo el drama.
- ¿Cuándo supo mamá acerca de Camila?
-El día en que nació. -Respondió. -Se lo quise decir tan pronto como supe que la niña que Sinuhe
esperaba era mi hija, pero nunca tuve el valor de hacerlo. El día del nacimiento de Camila, ya no tuve
opción. -Lauren lo escuchaba con atención. -Recuerdo que le dije que lo hice porque era algo que ella y
yo queríamos; una hija con nuestra sangre, luego me di cuenta de que la sangre no te convierte en un
padre, sino la bondad que compartes con ese pequeño ser. Fue una excusa estúpida, y me arrepiento de
solo haberla pensado.
-Y... ¿Cuándo te diste cuenta de eso?
-Cuando te sostuve en mis brazos unos segundos después. -Le dijo sinceramente. -Y eso no significa que
no te quiera, o no la quiera a Camila. A ambas las ame desde el primer momento que las sostuve en mis
brazos, y las sigo amando por igual. Intente hacer todo lo posible para ser el mejor padre del mundo
para ambas, tal vez tu no lo hayas visto y por eso piensas que jamás hice nada para sacar a Camila de
ese infierno, porque lo hice, pero todo tenía un límite que no debía cruzar, y llego un punto en el que ya
no pude ayudarla más.
- ¿No hubiese sido más fácil haber dicho la verdad desde un principio? -Pregunto Lauren con algo de
bronca.
-No. Cuando Alejandro supo que Camila era mi hija. Se puso como loco como ya te conté, y amenazó con
matar no solo al bebe, también a Sinuhe, a tu madre, a mí, y a ti. Ahí fue donde se establecieron los
límites, y como su amigo yo sabía de lo que él era capaz. El acepto hacerse cargo de Camila como si
fuese su hija, y a cambio yo tenía que cumplir con todo lo que el quisiera, de otra forma, iba a matarnos
a todos. -Miro fijamente a los ojos de la joven. -Dios, no sabes lo feliz que estoy de que estés de nuevo
aquí, a salvo, y que me hayas dado otra oportunidad para demostrarte que puedo ser un mejor padre. -
Lauren solo sonrió, de nuevo estos momentos que tanto odiaba. -Ahora solo espero que el plan de
Cameron funcione y Alejandro no pueda lograr su cometido.
-Señorita Jauregui... ¿Se encuentra bien? -Lauren levantó su cabeza del escritorio inmediatamente después
de escuchar la voz de su secretaria llamándola.
- ¿Eh? -De nuevo, se había quedado dormida en su oficina. De nuevo ese recuerdo de la charla que había
tenido con Michael hace un tiempo invadía su mente, como lo había estado haciendo cada noche en sus
sueños desde entonces. Los últimos tres meses no habían sido fácil para Lauren, y eso se reflejaba en sus
enormes ojeras. Era difícil poder dormir luego de haberse acostumbrado al calor de Camila cada noche en
P 38-3
su cama, ya de por si era difícil dormir sabiendo que la otra chica había comenzado otra vida en otro
continente lejos de ella. Sus sesiones con Ally ahora eran dos veces a las semanas, ya no solamente tenía
que tratar su estrés porque las cosas se habían vuelto aún más difíciles, y la joven psicóloga sentía que
habían vuelto al punto inicial de la terapia, ya que Lauren de nuevo volvió a cerrarse y se negaba a decirle a
Ally que era lo que la tenía tan abrumada.
- ¿Se encuentra bien? Pensé que se había desmayado.
-No, Madison. Solo estoy cansada. -Respondió con una débil sonrisa.
-Bien, su padre me dijo que quiere verla en su oficina. Ahora mismo si es posible. -La empresaria miro a su
comunicador sobre su escritorio y lo señalo antes de preguntar algo.
- ¿Por qué no me llamaste? -Dijo apuntando al aparato.
-Lo hice, pero nunca respondió. Siento haber entrado a su oficina sin permiso. -Se disculpó la joven.
-Está bien Madison, no te preocupes. -Se levanto de su asiento. - ¿Me harías un favor?
-Claro señorita, para eso estoy. -Dijo sonriendo ampliamente. Lo que hizo que Lauren sonriera también ante
la emoción de la joven por su trabajo. Ella había dejado sus emociones en Londres, al parecer.
- ¿Me llevas un café a la oficina de mi padre? Lo más fuerte que tengan. -La joven no pudo evitar dejar
escapar un bostezo.
-Sí, enseguida se lo llevo. -Ni siquiera dejo que Lauren le dijera cuantas cucharadas de azúcar quería o si
quería comer algo también, salió rápidamente de la oficina con la intención de cumplir sus tareas. A Lauren
no le importo, últimamente eran pocas las cosas que le importaban. El trabajo, su perro, su mejor amiga, sus
padres, y Camila... Aun después de todos estos meses, la bailarina seguía siendo algo importante en la vida
de ella.
Pero Lauren no tenía tiempo para ponerse a pensar ahora, rápidamente se dirigió a la oficina de su padre,
con la cabeza gacha ya que no quería hablar con ningún empleado en especial, quería evitarlos a ellos y
sobre todo a Ian, que para su disgusto aún seguía trabajando en la empresa a pesar de que le rogo a su padre
que lo despida una incontable cantidad de veces.
-Buenos días hija. -La recibió Michael con una sonrisa cuando Lauren entro por la puerta.
-Hola. -Solo eso respondió.
- ¿Cómo van las cosas? -Preguntó cuándo la joven se sentó sobre el escritorio, algo que le molestaba mucho
si venia de sus empleados pero si era Lauren, podía hacer una excepción.
-Igual. -Sabía a lo que Michael se refería con esa pregunta, sabía que estaba interesado en saber cómo iba
lidiando con la situación de Camila. Ese era el tipo de preguntas que quería evitar. Solamente le daba
pequeñas respuestas para que el entendiera que no está de ánimos para hablar sobre eso.
-Bien... Tengo excelentes noticias. -Al ver que el rostro serio de Lauren no cambio ni un rasgo al decir eso,
decidió dar en el punto en donde a la joven más le duele. -Tiene que ver con Camila, Lauren. -Y tenía razón,
P 38-4
en el rostro de Lauren apareció una sonrisa inmediatamente.
- ¿Qué paso? -Preguntó con alegría.
- ¿Recuerdas lo que te conté sobre Alejandro? -La joven asintió rápidamente. -Bueno, es muy probable y yo
diría que casi confirmado que Camila vuelva a Miami para ese entonces. -Lauren ni siquiera pudo
responder, su sonrisa se lo impedía. -Vamos a tener la oportunidad de hablar con ella y aclarar todo de una
vez por todas Lauren.
-No... No... No... -La empresaria se llevó ambas manos a la cabeza y se puso de pie para empezar a dar
vueltas alrededor de la oficina, sin poder creer que después de meses esto iba a pasar. Michael solo la
miraba y sonreía, feliz de que una sonrisa de había vuelto a pintar en el rostro de la chica luego de tanto
sufrimiento. Y feliz por tener a su hija biológica de regreso en la ciudad, claro. - ¿Cuándo vendrá?
-No lo sé, probablemente la próxima semana. -El hombre se levantó de su asiento y camino hasta donde
estaba Lauren. -Sera mejor que pienses lo que le vas a decir.

- ¡Gracias Papá! -Y como en los viejos tiempos, Lauren abrazo a al hombre y el la contuvo, justo como
cuando ella era pequeña. Solo que esta vez, no abrazaba a la chica porque estaba llorando o estresada, sino
que era de emoción. Los latidos de su corazón otras veces lograban calmar a Lauren, esta vez, al escuchar
como el corazón de su padre latía muy fuerte a casa de su felicidad, no pudo evitar que su sonrisa creciera, y
se aferrara más al hombre.
_______________________________________________

-Dicen que la música es un lenguaje universal. ¿Alguien puede decirme por qué?
Y aquí estaba Camila Cabello, tres meses después de que se alejara del infierno que vivía en Miami en el
medio de un salón de clases, justo como siempre lo había soñado. En ese corto tiempo, Camila se había
vuelto uno de las mejores profesoras de la secundaria Holloway, por no decir una de las más queridas; sus
alumnos la adoraban. A pesar de que Dinah le había advertido que esos chicos eran unos "mocosos
caprichosos y mimados que creen que se llevan el mundo por delante", la verdad es que la joven supo como
controlar a su clase desde el primer momento, y los alumnos no se molestaban en protestar, ella hacía que
las clases de música sean divertidas.
Una alumna levantó la mano y Camila le dio permiso para que hablara a la clase.
-Porque la mayoría de la música es en inglés. -La clase entera, incluyendo a la joven profesora, miraron a la
alumna con expresiones confusas. -Bueno, el inglés es el lenguaje más usado en el mundo entonces pensé
que... Olvídenlo. -Al darse cuenta que estaba equivocada, la alumna decidió evitarse la humillación de sus
compañeros. Aunque Camila jamás permitiría que eso pase en su salón de clases.
-Es un buen punto, pero no. La música es un lenguaje universal porque tiene el poder de transmitir
P 38-5
emociones, pensamientos, y sentimientos a través de una melodía. Ni siquiera es necesario saber o entender
la letra de una canción, muchas veces el ritmo define como nos sentimos y que pensamos. Otras veces, solo
escuchamos una canción porque nos da placer. A ver ¿quién no tiene una canción en especial que los hace
emocionarse hasta las lágrimas? -La clase entera rio y asintió dándole la razón a su profesora. -Bueno, esa
canción está transmitiendo un recuerdo, que a su vez transmite un sentimiento, una emoción, y algo que están
pensando al escuchar... -Antes de que pudiera terminar, la clase de Camila fue interrumpida por Dinah,
quien como de costumbre, entro al salón como si fuera el suyo.
-Hola renacuajos. -Saludo a los alumnos de Camila, algunos la ignoraron, otros rieron, la profesora solo la
miro de mala manera, Dinah sabía que su amiga no toleraba las faltas de respeto en clase. -Mila, ¿Tienes un
segundo? Tengo que hablarte.
-Si... Espera... -Dijo la joven antes de pararse frente a su clase. -Muy bien chicos, para mañana quiero que
todos traigan la letra de una canción que los represente, que tenga un mensaje que quieran transmitirle a sus
compañeros. Y si, pueden traerla impresa, no hay necesidad de que este escrita a puño y letra. -Camila
sonrió al ver como sus alumnos festejaban ante los requisitos de la tarea, sabía que haciendo las cosas más
fáciles los chicos serían más responsables. -Eso es todo, tienen el resto de la clase libre. -Fue su última
orden antes de dejar el salón con Dinah, el pasillo les daba más privacidad, algunos de sus alumnos eran
demasiado curiosos para estar hablando frente a ellos como si nada.
-Hable con tu madre. -Dijo Dinah, desde que Camila se enteró la verdad a estado negándose a hablar con su
madre. Solamente mantenía contacto con Sofía para saber cómo iba todo con la escuela, pero sabía que su
madre hablaba con su mejor amiga todas las noches para obtener noticias de ella. -Hay algo que deberías
saber.
- ¿Tiene que ver con las disculpas que estoy esperando de su parte por haberme mentido toda mi vida? -Dijo
con bronca.
-No, es sobre Alejandro. -Al escuchar ese nombre, los sentidos de Camila se pusieron alerta.
- ¿Ese enfermo le hizo algo a mi madre? -Comenzó a perder la tranquilidad.
-No, Mila, por favor déjame terminar. Te prometo que son buenas noticias. -Dijo tomándola de ambos
hombros, necesitaba que Camila estuviese tranquila cuando le diera la gran noticia. -Alejandro está preso.
- ¿Qué?
-Lo detuvieron, el estado de Florida lo llevara a juicio por todos los crímenes y delitos que ha cometido.
Incluyendo la trata de personas. -Ahora Camila no sabía que decir al respecto. -Por fin va a pagar por todo
lo que te ha hecho Camila, ¿No es genial?
-No puedo creerlo. -Había estado años viendo como Alejandro se las ingeniaba para burlar a la policía y no
ser arrestado, para que sus crímenes no dejen rastro, y no podía creer que finalmente habían logrado
atraparlo. - ¿Eso es todo? ¿Ya no va a molestarme más?
-En realidad... -Dinah no sabía cómo decirle lo que seguía a su amiga. -Tienes que volver a Miami. -Camila
no respondió, solo la miraba como si su mejor amiga se hubiese vuelto loca. -Tienes que testificar en su
contra por la acusación de trata de personas, eres la única bailarina del club que ha sido maltratada.
P 38-6
- ¿Y? -Dijo con indiferencia. -Aun si no testifico contra él lo van a encerrar por haber burlado la ley y haber
matado a personas inocentes. Creo que no es necesaria mi presencia. -A Camila ya nada le importaba, el
hombre que la había hecho sufrir durante tantos años por fin estaba tras las rejas, y nada de lo que dijera o
hiciera harían que se hundiera más; ya estaba en lo más profundo.
-Camila, tu no entiendes. -Dinah suspiró. - ¿Sabes cómo fue que Alejandro termino preso?
-Seguramente hizo algo ilegal. -Dijo con ironía.
-No, Cameron fue y confeso todos sus delitos. -Le confeso. -Por eso te necesitan en Miami, Cameron está
detenido también, y si tu no vas y te presentas ante el jurado, lo más probable es que lo encierren de por
vida a él también. -En ese momento, Camila recobro todos los sentidos, era predecible, su felicidad no
podía durar tanto tiempo. Su felicidad siempre traía consecuencias.
Cameron había hecho cosas imposibles para salvar su pellejo, era momento de devolverle el favor y volver
al infierno del que escapo con la esperanza de jamás volver.
-Iré contigo a Miami si quieres, por favor Mila, solo... -La joven la interrumpió de inmediato.
-Nos vamos en el primer avión de mañana. -Dijo decidida luego de un largo y cansado suspiro, no podía
creer que estaba haciendo esto, y que estaba dispuesta a enfrentarse a toda esa gente que le había hecho mal
en un pasado. Incluyendo a Lauren, quien para Camila seguía siendo su hermana, y el amor de su vida.
K Chingadamadre contigo!

P 38-7
Capítulo 37 - "Vuelta a casa" (Parte 2)
40K 2.1K 920
by gotdynamites

A/N: Lo que le quería aclarar es que ¿Se acuerdan que había dicho que en este fic todos tienen diez
años más de la edad que realmente tienen? Bueno, esta regla no se aplica al personaje de Shawn, que
por cierto solo va a aparecer en este capítulo .
_________________________________________________

Dicen que volver al lugar en el que naciste, al lugar que te vio crecer y llevar a cabo una importante parte de
tu vida, es el lugar al que más ansias y disfrutas volver. Dicen, pero Camila no cree en los dichos. Aunque
su ansiedad era notoria, por la forma en que no pudo pegar un ojo en las casi diez horas de vuelo de vuelta a
Miami, y se movía de un lado para otro en su asiento sin poder contenerse. Claro, esas ansias no se debían a
su felicidad. De solo saber que tenía que pasar un buen tiempo de vuelta en el lugar en donde arruinaron su
vida y su corazón se rompió en mil pedazos, le hacían desear que el avión se perdiera en el medio del
océano como en esos documentales que solía ver en la televisión. La diferencia de emociones era
sorprendente entre ella y Dinah, pero la otra chica estaría mintiendo si dijera que no compadecía a Camila
en lo más mínimo, ella estaba igual o aún más nerviosa que su amiga por pisar el cálido suelo de Miami.
El juicio no era lo único que le preocupaba a Camila; Su trabajo en Londres también lo hacía, había
comenzado hace muy poco tiempo y aun no tenía ningún tipo de derecho para solicitar vacaciones,
prácticamente tuvo que rogarle a los directivos que le dieran unos días para solucionar unos problemas
familiares. Ahí surgió el primer problema, ya que solo le dieron una semana para hacerlo, tiempo que
Camila aceptó y agradeció sin reproches.
El segundo problema surgió a la mañana siguiente cuando Dinah y ella estaban esperando para abordar su
vuelo. En uno de los tantos televisores que había en el pequeño bar en donde ambas jóvenes estaban
pasando el tiempo, trasmitieron la noticia del juicio que se iba a llevar a cabo contra Alejandro Cabello, la
noticia ya se había hecho viral ya que era un juicio público. Por suerte, al parecer aún no había salido a la
luz que Camila era parte de esa historia que lo llevo al estrado, solamente que uno de los delitos por los que
se lo acusaba era la trata de personas, pero no especificaba a quien. De todas formas, sabía que en cuanto
todo el proceso legal comience, la identidad de Camila así también como la historia de su verdadero padre,
que ni siquiera ella había terminado de entender, saldría a la luz. Eso podría costarle su trabajo como
profesora y probablemente muchos más.
¿El tercer problema? Todavía no había pasado, pero Camila sabía que iba a tener que lidiar tan pronto como
su vuelo aterrizara. Ese problema era Lauren.
- ¿Se supone que alguien iba a venir por nosotras? -Preguntó Dinah cuando ambas por fin fueron libres de
salir del aeropuerto.
-No. -Respondió su amiga cortantemente.
P 39-1
-Hey, será mejor que pares con esa mala actitud. -Le aconsejo. -Con esa cara larga, la estadia aquí se te hará
muuuuuuucho más larga, idiota.
-Como sea. -Dijo sin siquiera prestarle atención, tomo sus valijas y prácticamente se las arrojo a Dinah sin
ninguna explicación. -Ten... -De su bolsillo saco su billetera para darle a su amiga una cantidad de dinero
que ni siquiera se molestó en contar. -Llama a un taxi, ve a mi casa y lleva mis cosas, estoy segura que tú y
MI madre tienen mucho de qué hablar. -Ni siquiera le dio a su amiga tiempo a contestar, solo se dio media
vuelta y se fue.
-Oye, ¿A dónde vas? -Pregunto confundida, no era normal que tu amiga te dejo sola así como así, sin ninguna
explicación. Aunque a Dinah no le molestaba porque conocía Miami como la palma de su mano, pero en el
estado que estaba Camila, le preocupaba lo que la joven pudiese llegar a hacer.

-Tengo que hablar con algunas personas. -Dijo sin siquiera voltearse, siguiendo con su paso firme y
decidido. Iba a lidiar con lo más fácil primero, y lo más difícil después. Solo de esa forma podría llegar a
sentirse más "motivada" para poder superar los días que se vienen.
_________________________________________________

- ¡Miller! -Se escuchó el grito de uno de los guardias a través del gran salón de la prisión, en donde todos
los detenidos eran llevados cada tarde para que pudieran hacer alguna actividad, ya sea leer o jugar algún
juego de mesa, o solamente hablar. Cosas que a estas alturas ya se habían vuelto aburridas. -Cameron
Miller, tienes visitas.
- ¿Quién podría venir a visitar a este bueno para nada? -Cameron escuchó el comentario de Alejandro
Cabello luego de que el guardia llamara su nombre. -Ni siquiera tiene padre.
-Calma, Cabello. Te queda poco tiempo aquí. Sera mejor que vayas eligiendo como quieres tu ataúd, estoy
seguro de que te darán la inyección letal luego del juicio. -Comentó el mismo guardia, mientras tomaba del
brazo a Cameron y lo obligaba a levantarse. Alejandro no pudo hacer nada más que cerrar la boca y mirar
con odio a ambos sujetos. -Vamos Miller, no tenemos todo el día. -Dijo mientras arrastraba al joven a través
de la mesa del salón, repletas de otros presos, que en el fondo envidiaban al joven que por lo menos estaba
recibiendo una visita el día de hoy.
- ¿Puedo preguntar quién vino a verme? -No conocía las reglas de la cárcel, no estaba acostumbrado a todo
este ambiente. Esas fueron las causas de las muchas golpizas que el chico se había llevado en los tres meses
que ha estado encerrado. Y de más está decir, que además de su madre, no esperaba que nadie más viniera a
visitarlo.
-No dio nombres. -Respondió. -Solo dijo que era una amiga. -Esas palabras tampoco le dieron mucho que
pensar a Cameron, a la única persona que consideraba su amiga estaba en otro continente, o al menos eso
pensaba. Lo llevaron a través de fríos y oscuros pasillos, hasta llegar a una pequeña sala que parecía un
cuarto de interrogatorios, pero solo era un lugar en donde los detenidos con buena conducta podían recibir a
sus visitas. Y Cameron era uno de ellos. A través de la enorme ventana por la cual los guardias vigilarían su
P 39-2
comportamiento, el joven se llevó una gran sorpresa.
- ¡Mila! -No pudo contener su emoción al ver a su mejor amiga, la última vez que había visto a Camila la
chica estaba llorando porque no lo quería dejar en el infierno del que ella al fin había podido escapar.
-Cam... -La chica rápidamente se abalanzó sobre él y lo abrazo con todas sus fuerzas, aunque Cameron no
pudo devolver el abrazo ya que sus manos habían sido esposadas al salir del salón. De todas maneras, él se
las arregló para poder apoyar su cabeza en el hombro de su amiga, y finalmente luego de tres meses pudo
relajarse.
-Tienen veinte minutos. -Dijo el guardia para luego cerrar la puerta de una manera no muy gentil, haciendo
que ambos se separasen por el susto del golpe.
- ¿Qué estás haciendo aquí? -Preguntó Cameron sin poder creer lo que veía. -Pensé que te habías ido para
siempre.
-También yo, pero el idiota de Alejandro como siempre tenía que arruinar todo. -Cameron mordió su lengua
al escuchar las palabras de Camila, inseguro de preguntar si la joven ya sabía toda la verdad sobre quien es
su verdadero padre. Aunque algunas veces la joven llamaba a su "padre" por su nombre simplemente porque
no le gustaba tener relación con él, pero frente a su amigo siempre le decía Padre o Papá, por eso le resulto
raro. Decidió evitar esas preguntas, solo tenía veinte minutos para recuperar el tiempo perdido con su mejor
amiga.
-Bien... -Pensó muy bien sus próximas palabras. -Sera mejor que me cuentes como está yendo todo en
Londres.
Había sido una buena salvada, el esperaba que Camila se distrajera y se olvidara del hecho de que su amigo
estaba en la cárcel por algo. Y el temía que ella preguntara porque. Por unos buenos minutos, el solo se
limitó a escuchar como la chica relataba sus últimos tres meses con una felicidad intensa, y no pudo evitar
sonreír con ella al ver que al fin las cosas habían comenzado a salir dentro de todo bien. Ella se lo merecía.
Cada tanto hacía algún comentario sobre la poca paciencia que la chica solía tener y de lo sorprendido que
estaba de que aún no le había gritado a ningún alumno. Pero su plan no resulto de todos modos.
-Cameron... -Camila llamo la atención de su amigo luego de que muchos de sus momentos de risa murieran. -
¿Cómo fue que terminaste aquí?
-Bueno, yo... -Comenzó a jugar con las delgadas cadenas de sus esposas, pensando que responder. Solo así
Camila pudo notar la imagen deteriorada de su amigo. Su barba estaba larga y su cabello descuidado, tenía
unas enormes ojeras debajo de sus ojos, señales del poco sueño que había logrado concebir y tal vez del
estrés que estaba viviendo. También pudo notar moretones y cualquier otro corte que decoraban su cuerpo.
Claramente, no estaba pasando un buen momento. -Confesé.
- ¿Confesaste qué?
-Confesé todo lo que Alejandro había hecho, desde los engaños, hasta el asesinato de mi padre, y la forma
en que te trataba a ti. Al hacer eso solamente pude cavar mi propia tumba, y ahora estoy acusado de
cómplice. -Explicó con una débil voz.

P 39-3
-Y él se merecía que lo hicieras Cam, pero sigo sin entender que haces aquí. Tú nunca hiciste nada malo.
-No-o... -Su voz comenzó a cortarse, y las lágrimas amenazaban con salir. -Si lo hice, Mila.
-Bueno, sí, eres cómplice, pero estoy segura que tendrán el hecho de que confesaste en cuenta y te dejaran
salir de aqu... -El joven la interrumpió.
- ¡No! ¡Camila tu no entiendes! -Le gritó. -Yo maté al doctor Mendes. -Ella había experimentado ese
sentimiento de decepción tantas veces en su vida, que a estas alturas ya ni siquiera se daba cuenta cuando
eso sucedía. Esta vez, sin embargo, eso fue solo una parte de las miles de cosas que Camila sintió al
escuchar la confesión de su amigo.
- ¿Qué?
-Yo lo ma-mate...-Como pudo se tomó la cabeza con ambos manos, y miro hacía el suelo para que Camila no
viera sus lagrimas caer. -Yo estaba ahí cuando todo sucedió.
-Cameron, dime que no es cierto... --Preguntó con un poco de esperanza, no podía y no quería creerlo.
- ¿De verdad disfrutas arruinándole la vida?
-Yo no arruine su vida. -Dijo Alejandro. - Ella arruino la mía. -Comenzó a acercarse al doctor, hasta que
pudo acorralarlo contra una de las paredes del cuarto. - Y ahora yo voy a arruinar, o más bien, terminar
la tuya. Cameron, haz tu trabajo.
-Alejandro, jefe, creo que no es necesario hacer esto. Por lo menos no aquí, estamos en un hospital. -
Alejandro rio antes de voltearse para caminar hasta donde estaba el joven.
-Eres un imbécil igual que tu padre. -Escupió esas palabras en su rostro. Acto seguido saco de su propio
bolsillo su arma cargada con seis balas listas para ser disparadas. No tenía pensado en usarla, le había
dado a Cameron un arma para que el no tuviera que ensuciar sus manos, pero si el joven no estaba
dispuesto a hacerlo, lo haría el mismo. -Ya no puedo confiar en nadie. -Dijo apuntando al doctor con su
arma.
- ¿Crees que matarme va a hacer alguna diferencia? -Preguntó el indefenso médico. - Ya estoy muriendo,
Alejandro.
-Genial, entonces tu muerte va a ser rápida y no lenta y dolorosa.
-Te encerraran si lo haces. -Mendes ya estaba resignado y listo, sabía que esto iba a pasar y tenía que
ser fuerte hasta el último minuto. Pero si podía evitar este penoso desenlace, mejor.
-Tuvieron veintisiete años para encerrarme y nunca lo hicieron. -Respondió riéndose. -Créeme Mendes,
me lo agradecerás en el infierno.
-Créeme Cabello, yo no seré el que te encuentre ahí. -Le devolvió la contestación. Mala idea, nada bueno
podía resultar luego de haber quebrantado el ego de Alejandro.
Nadie estaba listo cuando el disparo se escuchó a través de los fríos pasillos del hospital.
P 39-4
- ¡Dios! -Cameron salió de ahí tan pronto cuando vio la primera gota de sangre manchar la blanca pared
de la oficina del ahora difunto doctor. - ¡Maldición Alejandro! ¿Cómo pudiste hacer eso?
-Uno menos. -El hombre lo ignoro por completo y luego de deshacerse de toda evidencia de su presencia
en el lugar, salió de la oficina. Cameron no estaba tan calmado como el, claramente. - ¿Qué pasa
Cameron? ¿En serio te asustaste? Lo que le hice a tu padre fue peor que eso.
- ¡Eres un enfermo! -Le gritó.
-Si no cierras tu estúpida boca yo mismo me encargare de pintar este pasillo de rojo con tu sangre. -Lo
amenazó. -Vámonos de aquí antes de que la policía llegue.
A Alejandro ni siquiera le importo el daño que había causado, la muerte del doctor seguido de los
sentimientos de Cameron. Todo destruido.
Cuando el joven aceptó trabajar como la mano derecha lo hizo por tres motivos: El primero fue por
miedo, sabía lo que el hombre podía llegar a hacerle a su madre, que era lo único que le quedaba en su
vida luego del brutal asesinato de su padre. El segundo fue venganza, si la policía no se había molestado
en hacer algo para encerrar a este asesino, lo haría él. Y el tercero fue por protección, pero no para él,
sino para Camila, porque ella no tenía ninguna culpa en esto. Pero con el correr de los años, se dio
cuenta que para acabar con su miedo y salvar por completo a Camila, debía llevar a cabo su venganza
cuanto antes. Esa realización siendo más evidente ahora.
Cameron apretó con fuerza su puño, y dándose la vuelta para darle un último vistazo a la escena del
crimen y al cuerpo sin vida de Francisco Mendes, y en ese momento fue cuando se dio cuenta que su
venganza había comenzado justo después de que Alejandro gatillara su arma.
-Cameron... Cameron... ¡Cameron! -Camila estaba intentando calmar a su amigo, él había comenzado a llorar
tan pronto como su relato termino. Sin control, y sin intenciones de tranquilizarse al parecer. -Cameron si no
te calmas los guardias me van a sacar de aquí. -No podía ver a través del enorme vidrio, pero ella presentía
que los guardias estaban a punto de entrar a la habitación para evitar que esto se vaya de las manos.
-Lo siento Mila... -Dijo entre lágrimas. -Yo no quise hacerlo.
-Pero si tú no hiciste nada. Cameron eres inocente.
-Me están acusando por eso también. -La joven jamás había visto a su amigo tan roto, ni siquiera cuando su
padre fue asesinado. -Tienen pruebas de que estuve en el hospital ese día.
-No significa nada, tú no disparaste el arma. Solamente tienes que confiar en el jurado y bueno, en tu
abogado.
-Mi abogado es un idiota de 25 años que se graduó de la universidad de leyes hace un mes ¿Qué
posibilidades tengo? Sabes que tu padre tiene a los mejores abogados del mundo y que por eso nunca lo
encerraron. Tendré que pagar yo por las cosas que él hizo. -Explico, ahora su amigo se mostraba enojado.
Camila suspiro, preparándose para confesarle el secreto que en parte, la había hecho volver a Miami.
-Alejandro Cabello no es mi padre, Cameron.

P 39-5
-Lo sé. -Respondió, sorprendiendo a la joven por completo. -Tu padre me contó... Bueno, el verdadero.
-Michael. -El joven asintió, confirmando sus sospechas. -Sí, es algo que aún estoy terminando de procesar, y
de entender. Ya sabes, Alejandro no tuvo un modo muy sutil de explicármelo.
- ¿Qué vas a hacer con Lauren? Ahora que estas aquí. -Cameron ya conocía la historia, pero la diferencia era
que él sabía algo que Camila no, y eso podía cambiar toda la historia por completo.
-Evitarla hasta donde pueda. No es lo más normal del mundo estar en una relación amorosa o sexual con una
chica que es tu hermana. -Intento reír al decir eso, como para demostrarle al chico que dé en verdad ya no le
importaba. Cameron la conocía mejor que nadie, sabía que por dentro su corazón se rompía cada vez más
del solo pensar en la posibilidad de alejarse de la empresaria.
-Pero... ¿Por qué? Camila, Lauren y tú no... -En ese momento, un guardia entro al cuarto sin aviso alguno,
listo para llevarse al interno. El tiempo se había terminado.
-Vamos Miller, debes volver a tu celda. -Dijo tomando al joven bruscamente del brazo para que se ponga de
pie. -Puede retirarse ahora. -Le ordeno a Camila.
- ¡Espere! ¡Solo necesito un minuto más! -Le rogo.
-Lo siento señorita, va a tener que venir la próxima semana en horario de visitas.
-Pero será solo un momento... -Al ver que el guardia la ignoraba, Camila se levantó de su asiento y comenzó
a seguirlo mientras arrastraba a Cameron de vuelta a su celda. -Cameron ¿Qué querías decirme? -Preguntó
desesperada.
-Será mejor que cierres la boca Miller, todo lo que digas puede ser usado en tu contra. -Le recordó.
- ¿Estas bromeando? No estábamos hablando de eso, él estaba por decirme algo important... -Pero Cameron
la interrumpió antes de que pudiera terminar.
-Ve a casa, Camila. -Ella solo pudo ver los ojos vidriosos de su amigo por un segundo antes de que la puerta
se cerrara. Perdiendo toda esperanza, y viendo al chico desmoronarse en un lugar al que no pertenecía.
Cameron ya había salvado a Camila muchas veces, ahora era el momento de devolverle el favor.
_________________________________________________
Ya en la tarde, Camila aún no había puesto un pie en su casa. Ni siquiera se molestó en hablar con su
familia, o con Dinah para preguntar cómo iba todo. Su celular había estado apagado desde el momento que
subió al avión en Londres, y le daba miedo encenderlo porque no quería lidiar con los problemas que estaba
teniendo. Tampoco se había molestado en comer algo, lo que menos sentía en estos momentos era hambre, en
realidad no sabía ni siquiera lo que estaba sintiendo. Sus emociones habían comenzado a ser un desastre
justo cuando se fue de Miami tres meses atrás, dejando todo detrás. Era todo lo contrario a lo que ella
imaginaba que pasaría el día que por fin pudiera irse de este lugar, felicidad era lo que más esperaba sentir,
y lo que menos experimento. Era verdad, odiaba la ciudad, a las personas que estaban en ella, y a la vida
que llevo aquí, y no quería volver, pero eso no evitaba el hecho de que su pasado la seguía atormentando
aunque ella tratara de evitarlo. Si quería que eso dejase de pasar, tenía que enfrentarlo. Situación por
P 39-6
situación, persona por persona.
La charla con Cameron fue el primer paso que tomo, quería escuchar el lado de la historia que el chico tenía
para contar. Porque confiaba en él y porque sabía que si hablaba con Alejandro él solo retorcería todo como
había hecho los últimos años para que no lo encierren, además, tampoco quería hablar con él.
Había otra persona con la que ella deseaba hablar en este momento, pero esa persona estaba descansado en
paz sepultada tres metros bajo tierra. Pero eso no la detuvo de ir a visitarla de todos modos. Y en el
cementerio, junto a la tumba del doctor Mendes, era donde Camila estaba pasando el resto de su tarde.
Las flores que había comprado camino al cementerio no hacían falta realmente, el lugar estaba decorado con
varios coloridos ramos que otros de sus pacientes habían dejado en visitas anteriores, junto con cartas y
cualquier que otra figura religiosa que seguramente alguna madre había dejado por ahí. Se podría decir que
era casi como un pequeño santuario, y para ser sincera no le sorprendía para nada. Francisco era una
persona excelente, y al parecer no solo con ella.
Sentada en el suelo frente a la lápida del hombre, Camila ni siquiera se dio cuenta de que ya no estaba sola
en el lugar.
- ¿Disculpa? -Escucho una voz a sus espaldas. - ¿Estas bien? Es que desde la entrada y todo el camino hasta
aquí te estuve observando y... Parecías petrificada. -La chica volteó su cabeza, y se encontró a sus espaldas
con un joven, por no decir adolescente, parado a sus espaldas, con un ramo de flores en su mano.
-Sí, solo estaba... Pensando supongo. -Se puso de pie y limpió su pantalón que seguramente se había
ensuciado por estar sentada sobre el césped, y se dio la vuelta para poder observar mejor a su compañía.
-Oh.... -El muchacho ignoro su explicación y apunto a la lápida para luego preguntar. - ¿Lo conocías?
-Yo... -Camila miro también a la lápida, y luego de un suspiro y de pensar sus palabras, respondió. -Algo
así, era un amigo de la familia.
-Tiene sentido entonces. -Dijo el chico con una sonrisa. -No había forma normal de explicarme que hacías
sentada frente a una tumba sin motivo alguno, supongo. -Sacudió su cabeza y luego se acercó aún más a la
tumba del doctor, para poder dejar sus flores en el suelo acompañando a las demás.
- ¿Lo conocías? -Pregunto esta vez Camila.
-Algo así. -Dijo limpiando sus manos y volviendo a mirar a la joven. -Soy su hijo.
-Oh... -Fue lo único que pudo responder. No sabía que Francisco tenía un hijo, mucho menos sabía acerca de
la esposa que supone que debe haber tenido. Y ella podía decir con seguridad que conocía bastante bien al
doctor que la había cuidado como a una hija todos estos años. Al parecer todo el mundo tiene sus mentiras, y
ella es muy crédula como para no darse cuenta de la realidad.
-Sí, 'oh'. -Bromeo el muchacho, y luego se acercó a la joven y le extendió su mano. -Me llamo Shawn
Mendes.
-No sabía que Francisco tenía un hijo. -Fue lo único que pudo responder cuando estrecho su mano.

P 39-7
-Sí, Papá era bastante cerrado con su vida. Según mi madre esa fue la razón por la cual se divorciaron. -
Volvió a bromear, al parecer el chico se tomaba las cosas con bastante humor. Tal vez era su forma de lidiar
con la tristeza.
-Yo... Lo lamento mucho. Por lo de tu padre.
-Nah, no lo sientas. -Dijo mirando de nuevo hacía la tumba. -Todos morimos en algún momento.
-Debe ser difícil perder a un padre. -Camila comentó. Eso fue lo que ella sintió cuando se enteró que
Francisco había sido asesinado, no se podía imaginar cómo debería haberse sentido Shawn cuando le
dijeron que su padre había muerto.
-Sí, aunque él y yo no éramos tan unidos. -Explico. -Cuando él y mamá se divorciaron yo era muy pequeño, y
mi mamá hizo todo lo posible para obtener mi tenencia completa, y estuve años sin verlo, solo podía hablar
con él por teléfono, por mensajes, y todo eso. -Suspiro antes de continuar. -Creo que lo que más me dolió
por sobre todo fue esperar hasta cumplir dieciocho años para que al fin ni mi madre ni la justicia me
impidieran verlo, y que al llegar a Miami te encuentres con la noticia de que en lugar de ver a tu padre
esperando por ti en el aeropuerto estaría esperando en un ataúd para ser enterrado. -Sus palabras eran duras,
probablemente también el dolor que estaba sintiendo y que intentaba no mostrar. -Pero en fin, escuche muy
buenas cosas de el así que me pone feliz saber que se fue siendo querido por todos aquí. Bueno, excepto por
el demente que lo mato. -Dijo riendo para cortar la tensión del ambiente, Camila, en cambio, solo lo miraba
sin poder comprender lo que el chico realmente sentía con respecto a esto. Tampoco quería hablar por
miedo a que el chico la odie solo por llevar el apellido Cabello. -Oh lo siento, jamás pregunte tu nombre.
¿Cómo te llamas?
-Camila. -Respondió cortamente.
-Camila... ¿Camila Cabello? -No esperaba que el chico la reconociera, al parecer su identidad ya no era un
secreto luego de todos los problemas legales que Alejandro Cabello estaba enfrentando. Ella solo pudo
asentir confirmando las sospechas de Shawn. -Tú eres la de la carta.
- ¿Qué carta? -Preguntó confundida. El solo se dio la vuelta y comenzó a caminar, e hizo una seña para que
Camila lo siguiera.
-Luego de que mi padre muriera, tuve que ir a su oficina a retirar sus cosas. Bueno, las cosas que la policía
no se llevó como evidencia. -Le explico a la joven que caminaba a su lado. -Había una carta con tu nombre
en su escritorio. ¡No la leí! -Se defendió rápidamente, lo que hizo a Camila sonreír. -Pero creo que deberías
tenerla, por algo en la escribió. Está en mi auto así que si tienes un momento, te la traeré.
-Por supuesto. -Dijo con ansias, tal vez esa carta explicaría varias de las dudas que estaba teniendo.
-Genial, porque mi auto es un desastre y tengo que buscarla.
:/ Ahh que tú chingada madre ;-;

P 39-8
Capítulo 38 - "Vuelta a casa" (Parte 3)
38.1K 2.1K 811
by gotdynamites

Camila...
Si estás leyendo esta carta, solamente se me ocurren dos razones por la cual lo estás haciendo: una es
que no alcance a decírtelo, y la otra es que fui lo suficientemente cobarde para no poder mirarte a los
ojos y decirte lo que debiste haber sabido desde el primer día.
Creo que te he dicho una incontable cantidad de veces lo orgulloso que estuve, estoy y siempre voy a
estar de ti, y sé que cada vez que lo dije, tu tomaste esas palabras muy a pecho sabiendo que cada una de
ellas eran dichas con pura sinceridad y sentimiento, y también porque sé que no muchas personas te han
dicho eso a lo largo de tu vida, algo que todas las personas deberían oír pero que no todos tienen el
privilegio de hacerlo, o de tener un padre que se los diga.
Estaré eternamente agradecido por el hecho de que yo pude ser algo cercano a un padre para ti,
sabiendo que aunque tuvieras uno esa figura paternal estaba muy ausente en tu vida.
Creo que nunca te dije esto, porque no pensé que fuera algo de tu interés. Pero tengo un hijo algunos
años más joven que tú, al que no he visto en un largo tiempo. Su madre se lo llevo de mi lado hace varios
años, y en cada oportunidad que tengo me pregunto que habré hecho mal para que él y su madre se
alejaran de mí, pero también me pregunto si habré hecho algo bien para que tu decidieras quedarte a mi
lado sin pedir nada a cambio. Tal vez contigo fui la clase de "padre" que debería haber sido con Shawn
(Ese es su nombre, por cierto) o tal vez tu no me conoces lo suficiente, y existe una posibilidad de que te
sientas completamente decepcionada de mi al terminar de leer esta carta.
Nunca te lo dije, pero el día que naciste yo no solamente estuve allí para recibirte, sino que estuve allí
cuando tu madre eligió ese hermoso nombre para ti, y pude ser testigo del amor con el que te observaba,
y era entendible, tú fuiste su primer princesa y creo que también la primera persona a la que realmente
amo, y seguirá amando a pesar de todo. Ese día, recuerdo haber hablado con tu madre y comentarle
acerca de un presentimiento que había tenido la primera vez que te mire; estabas destinadas a hacer
grandes cosas, que tendrías un futuro brillante y cambiarias la vida de muchos. Comenzando ese día, no
solo cambiaste la vida de tu madre sino que también la mía. Tal vez en este momento estés sintiendo
como que nada de lo que presentí es cierto, porque se cómo te sientes con respecto a la vida que
Alejandro te está haciendo vivir, pero en algún momento todo terminara, y tu serás capaz de demostrarle
al mundo quien realmente eres y lo que eres capaz de hacer.
Y para que eso pase, siento que debo decirte esto, porque yo también fui víctima de mis miedos y parte de
las personas que arruinaron tu vida, aunque no lo creas...
El día que naciste, paso algo más que verdaderamente nunca hubiese imaginado; afuera de tu habitación
conocí a un hombre, muy elegante y al parecer, muy importante. No se presentó en ese momento, pero me

P 40-1
dijo que era familiar de ustedes así que lo deje pasar a verte, sin siquiera darme cuenta a lo que estaba
accediendo. Más tarde, cuando volví a la habitación, ese mismo hombre se presentó ante mí como
Michael Jauregui, tu verdadero padre. Alejandro no estaba en la habitación cuando eso paso, pero yo
estaba confundido y mire a tu madre por una respuesta, ella solo murmuro un débil "Nunca entenderías"
mientras jugaba con la pulsera de papel que probablemente una enfermera había puesto en su muñeca.
Mire de nuevo al hombre que solo me dio una media sonrisa, intentando decir con un gesto lo mismo que
tu madre me había murmurado, y ahí fue cuando entendí que no estaban mintiendo, porque Michael te
tenía en sus brazos y te miraba a ti de la forma que Alejandro no lo había hecho, ni siquiera recuerdo si
él te tuvo en sus brazos en algún momento.
Decidí que esta disfuncional familia tenía muchas cosas que charlar y muchas cosas por entender, así
que decidí no molestarlos más e irme a casa por esa noche. Pero al otro día fue cuando cometí el error
que va a hacer que me odies para siempre.
Alejandro entro a mi oficina con su grupo de patanes, eran dos o tres, no recuerdo muy bien, y todos ellos
estaban apuntándome con sus armas. Antes de poder escapar de ese lio, Cabello me dijo que no abriera
la boca si quería seguir viviendo, que no dijera ni una palabra de la charla que había tenido con Sinuhe
y Michael. Que a partir de ese día tú serias su hija y Michael una persona que se debía borrar de la
historia. Quise reusarme, pero no estaba pasando por un buen momento y Alejandro lo sabía, porque le
fue fácil sobornarme con unos miles de dólares que ni siquiera tocaron mis bolsillos, fueron destinados a
equipamiento para el hospital. Pensé "bien, esto está mal, pero probablemente jamás volveré a ver a esta
niña o a su familia", el problema fue que lo pensé antes de saber el lugar que ocuparías en mi vida. Y
mientras nuestra relación progresaba y a medida que nos volvíamos más unidos, yo me sentía cada vez
más culpable.
De verdad lamento que me haya tomado más de veintisiete años en decirte esto, pero tienes que entender
que no fue por el dinero (que créeme, trate de devolverlo pero Alejandro jamás aceptó la propuesta), sino
porque temía por mi vida. En ese tiempo tenía una esposa, luego unos años más tarde llego un hijo, y un
hospital en mis espaldas que dependían de mí para salir adelante, además, cuando te graduaste de la
secundaria y asistí a tu graduación, Alejandro volvió a amenazarme diciendo que si te decía algo con
respecto a tu verdadero padre me mataría. Suena cobarde, lo sé. Pero ahora ya estoy muriendo, y él no
puede amenazarme con algo que ya es un hecho para mí.
Por cierto, creo que también deberías saber esto. Sé que Michael Jauregui está casado y tiene una hija
como de tu edad, probablemente ya hasta tenga nietos, así que si intentas contactarte con él, por favor
ten cuidado no solo de Alejandro sino también con tus acciones, porque por más enfadada que estés, sé
que no serias capaz de arruinar una familia sabiendo lo duro que es cuando ya vienes de una que se
arruino mucho antes de que tuvieras la capacidad de entenderlo.
No le hagas caso a las palabras escritas en tu acta de nacimiento, yo mismo falsifique esos papeles.
Alejandro nunca fue tu padre y jamás lo será, tal vez Michael tampoco se merezca tener ese lugar en tu
vida por rendirse a su hija tan fácilmente, pero sé que tienes un gran corazón, y si tienes un poco de
espacio para perdonarme, entonces yo estaría muy feliz de seguir siendo esa persona para ti.
Si tienes algo que decirme, ya sabes dónde encontrarme. Pero pase lo que pase siempre estaré orgulloso
de ti.
Francisco.
P 40-2
Probablemente ir caminando mientras intentabas leer no era algo que una persona conciente haría. A esta
altura a Camila no le importaba, mucho menos le importaban las miradas que la gente le daba al ver como
las lágrimas caían por su rostro golpeando contra el caliente asfalto de las calles de Miami. Shawn le había
dado la carta tan pronto como salieron del cementerio y para ser sincera, ella no recuerda haberle dicho
gracias o siquiera haberse despedido de el apenas tuvo la carta en sus manos.
El hecho de que sus mayores y más temidas sospechas se habían confirmado finalmente, y que ninguno de sus
protagonistas principales fue capaz de mirarla a los ojos y decirle la verdad le dolía más de lo imaginable.
No estaba enojada con el doctor Mendes, jamás podría después de todo lo que el hombre había hecho por
ella y sabiendo con la presión con la que el lidiaba. Solo esperaba que el, donde quiera que este, sepa que
ella no le guardaba ningún tipo de rencor.
Su celular sonó, sacándola de su trance y se dio cuenta que había estado caminando sin destino alguno desde
que termino de leer la carta.
De: Cheechee
"Deberías volver Mila, hay personas aquí que quieren hablarte."
Camila no había puesto un pie en su casa desde que salió del aeropuerto esa mañana, y ya estaba
oscureciendo. Había pasado horas afuera solo para evitarse lidiar con la realidad que sabía que tenía que
enfrentar tarde o temprano, lo de hablar con Cameron e ir al cementerio fueron solo excusas que aprovecho
para poder ahorrarse todo el drama. Tal vez debería hacerle caso a Dinah, pero no quería, ese era el
problema.

Para: Cheechee
"Ya te dije que voy a hablar con mi madre mañana. Aun no es el momento..."
Si iba a su casa, solamente sería descansar y en lo posible no despertarse hasta el último día de su vida, no
quería ser parte de todo este morboso momento que la familia estaba pasando.

De: Cheechee
"Yo jamás mencione a tu madre tonta... Sera mejor que vengas ya o voy a ir a patear tu redondo trasero
estés donde estés."
Antes de poder responder, Camila recibió otro mensaje de su amiga.

De: Cheechee
"Ya eres adulta Camila, y sabes que la única forma de dar por cerrado este capítulo en tu vida es
enfrentando todo lo que se viene. Deja de actuar como la niña asustada que eras cuando Alejandro
estaba en libertad, ya eres madura para seguir jugando ese papel. Ya te escapaste, demostraste que eres
fuerte, no dejes que tus muros se caigan ahora... Te quiero, perdedora, pero a veces me haces querer
matarte."

P 40-3
No era algo que sorprendiera a Camila, hasta en los momentos más emotivos Dinah encontraba la
oportunidad perfecta para burlarse de su amiga. También le parecía cómico el hecho de que siempre
encontraba excusas para no volver a su casa, incluso cuando todos los maltratos de su padre habían
terminado. Pero por primera vez, tenía la tranquilidad de saber que tal vez volver a casa no sea tan malo
esta vez. Solo que antes de volver, quería hacer una última parada para despejar su mente y prepararse para
lo que la aguardaba en su hogar, así que le envió un rápido mensaje a Dinah y comenzó a caminar hacia su
nuevo destino
El club Electric City se había deteriorado bastante estéticamente desde la última vez que Camila lo vio. Esa
sería su última parada del día, sabiendo que tal vez no encontraría nada más allí a pesar del enorme letrero
de "Clausurado" y las bandas que la policía había colocado en la puerta de entrada. Había deseado tantas
veces que el lugar cerrase de una vez por todas, pero por alguna extraña razón, ver lo que estaba ocurriendo
no producía las mismas sensaciones que su imaginación le hacía sentir cada vez que pensaba en eso. No era
nada malo, eso sí, se sentía raro pero genial saber que el asqueroso club de Alejandro no abriría sus puertas
jamás y que probablemente sería demolido luego del juicio, si todo salía bien.
A Camila se le paso por la cabeza que este momento serviría también para cerrar la etapa más oscura de su
vida de una vez por todas, sin saber, que este momento sería mucho más que ello. Y a pesar de que daría por
terminada esta etapa, abriría muchas nueva con las que tendría que lidiar más tarde, y eso comenzó cuando
vio que la puerta trasera del club estaba abierta; miro alrededor del lugar, curiosa por saber si había algún
tipo de custodia y tratando a entender porque el lugar estaba abierto. No había nada fuera de lo normal en la
zona, además de las escenas que eran comunes en esa parte de la ciudad, como personas vendiendo drogas a
plena vista o consumiéndolas, o las prostitutas que a pesar de que el club ya no estaba en funcionamiento,
seguían en la calle de este intentando ganarse la vida. "Tal vez alguien aprovecho e instalo su nueva cocina
de drogas aquí", pensó, pero en lugar de dejarlo pasar o llamar a la policía para que se encargue del asunto,
Camila decidió entrar al club, para darle un último vistazo al lugar de sus pesadillas.
Todo parecía normal, y a decir verdad, lo estaba. El club estaba vacío y ordenado por dentro, todas las
mesas estaban limpias, todas las sillas en su lugar, la barra aun brillaba como el caño en el medio del
escenario, que contrarrestaban el óxido de la vieja jaula que solía formar parte de su número, que aún se
encontraba abandonada a un lado. Las puertas de las oficinas y vestuarios estaban abiertas y el espacio
oscuro en su interior, pudo ver una pequeña luz en el cuarto que solía ser su vestuario cuando se asomó al
pasillo donde este se encontraba. Tal vez llevaba días, o semanas así, ni siquiera recuerda si la apagó la
última noche que estuvo aquí y Alejandro probablemente ni siquiera se molestó en apagar la luz... Pero si el
lugar estaba en orden, y la policía estaba aquí, entonces cualquier persona con sentido común hubiese
apagado las luces antes de salir.
La puerta abierta, las luces encendidas. Había alguien dentro del club. Y eso se hizo evidente cuando
escucho un fuerte sonido de algo golpeando contra el suelo a sus espaldas.
-Lo siento. -Se disculpó esta persona cuando Camila se volteo a verla. -No quise asustarte.
- ¿Qué estás haciendo aquí, Lauren? -Sabía que tenía que enfrentarse con esta situación tarde o temprano,
pero no creía que sería tan pronto, el mismo día que había vuelto a Miami luego de alejarse de todo, y de la
persona que la lastimo. Lauren se agacho para levantar del suelo la silla con la que había tropezado y hecho
caer cuando intento acercarse a la otra joven con cuidado.
-Michael tiene las llaves del lugar. -Explico usando otros términos, no era conveniente decirle al hombre
P 40-4
"papá" sabiendo lo incomoda que pondría a la otra chica, y además, porque Michael no era su padre, sino el
de Camila. -Y Dinah me dijo que estarías aquí, no está segura de sí ir a tu casa era lo correcto.
- ¿Por qué no? Eres de la familia ahora, hermanita. -Dijo con ironía mientras se cruzaba de brazos y miraba
a una nerviosa Lauren al otro lado del salón.
-Camila, tu no entiendes...
-No, tienes razón, no entiendo. -Admitió. -Pero quisiera entender, esa sería la única manera para terminar
con toda esta mierda de una vez. -Le grito con odio. -Tú no sabes lo que se siente haber vivido en una
mentira la mayor parte de tu vida.
-Eso es lo que piensas... -Dijo Lauren con un débil tono mientras miraba el suelo, siendo incapaz de seguir
manteniendo su cabeza en alto y ver el rostro de Camila.
- ¿Eso es lo que pienso? ¿Y en que mentira viviste tu Lauren? -A diferencia de la otra chica, Camila aún
mantenía la vista firme en Lauren a pesar de que ella no era capaz de mantener el contacto visual, sabiendo
que si lo hacía, ambas se romperían aun más. - ¿Acaso descubriste que tu bolso favorito de diseñador en
realidad no era original? ¿O que tu reloj favorito no era de oro sino que era metal pintado? -Comenzó a
acercarse a Lauren a medida que hablaba. -Dime, ayúdame a entender.
- ¿En serio piensas que soy así de superficial?
- ¿Superficial? Nah... -Dijo riendo. -Pero tú no tienes ni una mínima idea de lo que yo estoy sintiendo en este
momento. No sabes lo que se siente que todas las personas cercanas a ti sean parte de una mentira, y que las
que más necesitas en estos momentos estén o sepultadas, o encerradas, o a miles de kilómetros en otro
continente.
-Hablas como si yo hubiese tenido algo que ver en todo esto. -Lauren por fin levanto su vista, solo para
mirarla con enojo por todas las erróneas suposiciones que Camila le estaba echando en cara. - Ni siquiera
sabes lo que estuve haciendo por ti todo este tiempo.
- ¿Entonces dime? ¿Qué hiciste por mí? Además de dejarme plantada en un aeropuerto. -Antes de que Lauren
pudiese responder, Camila la interrumpió. -Lo único que hiciste fueron promesas sin sentido Lauren.
- ¿De qué estás hablando? -Su mente había quedado en blanco luego de esas palabras.
-Hiciste... Tantas promesas Lauren, tantas cosas que estuviste dispuesta a hacer por mí, que te olvidaste de
la más importante. -La empresaria la miro sin entender. - Prometiste que me ibas a sacar del infierno en el
que estaba.
-Camila, no puedes decir que yo no te ayude en eso.
-Me dejaste cuando más te necesitaba, e hiciste que el viaje que se suponía que iba a terminar con todo esto
se convirtiera en mi segundo inferno. -Reclamo con bronca. -Pero luego pienso que no puedo culparte,
porque si hubiese sabido que éramos hermanas desde el principio, tal vez nada de esto hubiese pasado. -La
joven mordió su labio con fuerza antes de continuar. -Fuiste la primer persona con la que hice el amor, la
primera persona en la que pude confiar a pesar de Dinah y Cameron, y también la que me hizo la promesa

P 40-5
que marcaría un antes y un después en mi vida. Y solo terminaste siendo como todos los que me rodean, una
mentirosa. -Tomo una gran bocanada de aire para volver a repetir el veneno de sus siguientes palabras. -
Eres una mentirosa y una hipócrita Lauren. Estuviste todo este tiempo criticando a los que me mentían, a los
que me maltrataban y denigraban, y terminaste haciendo exactamente lo mismo que todos los demás.
-Por favor... -Se contuvo de no decir lo que rodeaba por su mente, porque sabía que agregaría más tensión a
toda esta situación, pero con la poca esperanza que esta conversación le había dejado, solo miro a Camila
para poder decirle su lado de la historia. -Escucha, entiendo que estés molesta, pero hay cosas que no
puedes juzgar considerando que estos últimos tres meses estuviste del otro lado del mundo. Estuve
trabajando, día y noche, para que esto se terminara y demostrarte que si estuve dispuesta a cumplir cada una
de las promesas que te hice.
- ¿Esperas que te crea? -Le gritó. - ¡Cameron está en la cárcel, Lauren! ¡Si hay alguien que se quemó en el
infierno por mí es el! -Lauren pudo ver los ojos de Camila llenarse de lágrimas, y sabía que esta
conversación no iba a terminar como ella imaginaba, sino que las iba a romper a ambas. -Seguramente tu
sentiste que debías hacer todas esas cosas que supuestamente hiciste porque somos familia, dudo que te
importara lo suficiente como para que realmente te molestes.
- ¡Camila! -La joven había perdido toda la calma. - ¿¡Podrías escucharme de una maldita vez!?
-No. -Respondió sinceramente. -Para ser sincera, no quiero escucharte Lauren.
- ¿Tú crees que todo esto a mí no me afecta? Estoy igual o aún más frustrada que tú, y el hecho de que ni
siquiera me dejas explicarte mi puto lado de la historia me está enloqueciendo aún más.
-No voy a escucharte. -Volvió a decir. Estaba haciendo un esfuerzo para no romperse frente a la joven. -Ni
ahora, ni nunca. A partir de ahora tú y yo seremos solo hermanas. Nada más que eso.
El odio que Camila había acumulado durante todo este tiempo, fue el victimario de Lauren en esa situación.
La joven sabía que la bailarina solo la atacaba porque era la única persona que estaba en su presencia en
ese momento. Lo mejor sería dejar todo esto pasar, y Lauren derrotada aceptó el hecho de que Camila se
estaba desquitando con ella. Tal vez este no era el momento adecuado, la joven tenía un montón de presión
en sus hombros para que Lauren hiciera que su estadía en el lugar de sus pesadillas se volviera aún más
pesada.
-Este bien. -Estaba derrotada. -Sé que no quieres escucharme, pero hay alguien más aquí con quien sí creo
que deberías hablar. -Lauren se volteo, y Camila siguió el punto de visión de la empresaria para poder ver a
que, o más bien a quien se refería. Michael Jauregui estaba parado debajo del marco de la puerta de la vieja
oficina de Alejandro, probablemente viendo toda la discusión que las chicas estaban teniendo. -Veamos si
eres capaz de tragarte tu orgullo por primera vez en tu vida. -Dijo con resentimiento. Camila rio con ironía.
-Si supieras las veces que me he tragado mucho más que solo mi orgullo para poder salvar mi vida. -Lauren
estaba a punto de voltearse y gritarle a la bailarina, pero Michael la interrumpió.
- ¡Ya! ¡Lauren! -Dijo el hombre tomándola del brazo justo cuando Lauren quiso darse la vuelta. -Vete, será
lo mejor. -El hombre llevo a la chica del brazo hasta la salida y antes de sacarla del lugar le susurro una
pregunta clave. - ¿Quieres que yo le diga sobre tu adopción? -Preguntó con cuidado porque sabía que era un
tema delicado, para todos y sobre todo para Camila.
P 40-6
-No. Sería muy cobarde si no lo escucha salir de mi boca. -Miro a Camila por última vez y vio como la
chica ahora se había sentado en una de las sillas del bar, y no parecía tener intención en ocultar que estaba
llorando dejando caer sus barreras y enseñando por primera vez desde su vuelta lo destruida que estaba. -
Ella se merece que haga eso. -Michael le dio unas palmadas en su espalda, a pesar de que habían retomado
su relación como "padre e hija", nada fue lo mismo luego de que Lauren supiera sobre sus verdaderos
padres. -Suerte, supongo. -Dijo con una débil sonrisa antes de irse del lugar. Michael solo se quedó
mirándola hasta que la joven desapareció de su vista y se subió a su auto, probablemente para finalmente
dejar escapar todas las lágrimas que sabía que estaba intentando no derramar.
-Sé que no quieres hablarme Camila. -Dijo con tranquilidad. -Pero también sé que tienes que hacerlo, te
guste o no. -Finalmente se volteo para poder mirar a su verdadera hija, ella ya había dejado de llorar y
ahora estaba con la vista pegada en algún punto ciego del lugar, solamente evitaba la mirada de su padre, ya
no podía mirarlo sabiendo el rol que realmente este hombre tuvo en su vida.
-Lo sabias... -Dijo con una voz débil. -Todo este tiempo lo supiste, y sin embargo seguías mirándome a los
ojos y pretendiendo que nunca en tu vida me habías visto. -Michael comenzó a acercarse a la joven con
cuidado, porque no sabía cómo iba a reaccionar en el estado en el que Camila se encontraba. -Sabias por lo
que estaba pasando, y nunca hiciste nada para evitarlo. Dime, ¿eso es ser un padre para ti?
-Lo lamento, Camila. -Se disculpó. -Desearía poder explicarte porque lo hice, pero hasta para mi suena
estúpido. Fui estúpido, cometí el error de no solo romper una amistad sino que de arruinar la familia de
Alejandro, la mía... Y sobre todo, arruine tu vida.
-Es bueno saber que por lo menos lo reconoces. -Respondió con ironía. - ¿Y qué hiciste estos últimos
veintisiete años? Solo te quedaste mirando desde lo alto de tu empresa como perdía mi dignidad, mi
inocencia y todos los buenos momentos de mi vida mientras Lauren vivía la vida que yo también debería
haber vivido. Hablando de Lauren, ¿eres consciente de que también arruinaste su vida manteniendo este
secreto a escondidas de ella también? -Michael no respondió. -Es gracioso que lo diga, pero Alejandro fue
un mejor padre de lo que tu pretendías ser.
-No puedes decir eso. -Se sentó al lado de la joven, que aun no se sentía lo suficientemente confiada como
para mirarlo a los ojos.
-¿No? Alejandro me trato como una mierda toda mi vida, pero aun a pesar de todo me dejo vivir bajo su
techo sabiendo que cada día me tenía que ver y revivir el recuerdo en su conciencia de que yo jamas seria la
hija que el quería. Pago por mis estudios aun cuando pensaba que andar desnuda bailándole a tipos por
dinero era mejor que una carrera universitaria. -Michael la interrumpió.
-¡Te maltrato toda tu vida, Camila!
-¡Tú me ignoraste y pretendiste que yo no existía durante toda mi vida! Nunca entendí porque el me odiaba
tanto hasta que supe la verdad, y lo compadezco en eso. -Le grito, mirándolo a los ojos por primera vez. -
Eres un egoísta.
-La única razón por la que Alejandro te dejaba vivir con el y porque asistías a la escuela era porque yo
pague por todo eso. -Tal vez no era el mejor momento para echarle en cara todo eso, pero quería que su hija
lo entendiera. -No pienses que solamente me olvide de ti. Cometí muchos errores que pusieron en peligro no
solo mi vida, sino que también la de mi familia, la tuya y la de tu madre. Por eso tuve que dejarte en manos
P 40-7
de Alejandro, para poder preservar tu vida.
-¿Sabes las veces que Alejandro estuvo a punto de matarme? ¿En serio te parece que esa fue tu mejor
opción?
-Yo estaba bajo su amenaza, y asustado... -Intento explicar. -Pero creo que estaba tan cegado por ese mismo
miedo que no pensé en eso.
-¿Cómo paso? -Pregunto sin más vueltas.
-Tu madre y yo no estábamos pasando un buen momento en nuestros matrimonios, y el estrés de eso
solamente hizo que la tentación nos consuma a ambos. Completamente. No solo arruine un matrimonio y una
familia ese día, también arruine mi amistad con Alejandro Cabello, y quebrante su confianza en los demás. -
Explico. -Creo que el ser abusivo contigo era el modo que tenía de defenderse de la realidad. -Al ver que
Camila seguía sin responder y tampoco reaccionaba ante su explicación, siguió con su relato. -Sabes, no
todo es como tu piensas que era.
-Evidentemente no. -Dijo la joven con ironia.
-Yo estuve más presente de lo que piensas, Camila. -Le confeso mirándola a los ojos. -Yo fui quien pago
por tus estudios, tu ropa, tus gastos médicos y demás... -La joven lo interrumpió.
-¿Me estas echando todo el asunto de dinero en la cara? -Pregunto indignada.
-No, déjame terminar. -Le pidió. - En cada cumpleaños me aseguraba de que tengas el mejor momento de tu
vida aunque tú ni siquiera supieras de mí. Yo estuve a unas filas de distancia cuando te graduaste, de
preescolar, primaria, secundaria y universidad. En cada acto escolar en los que siempre brillabas mucho
más que tus compañeros. Yo fui quien mando una recomendación a Londres con la esperanza de que
consigas el trabajo que tanto querias y por fin te vayas de aquí.
-Eso no prueba nada. -Dijo la joven, intentando convencerse más a ella con la idea de que no podía sentir
cariño hacia el hombre que le había mentido toda su vida. -Solo son palabras sin sentido que dices para que
te crea.
-Cuando tenías diez años te amonestaron en la escuela por comer en clase, y estabas tan asustada de que tu
mamá se enojara contigo que escondiste la nota del director en un libro viejo de tu casa que pensaste que
nadie usaba. -Camila lo miro sorprendido. -¿Ella nunca te regaño verdad y tampoco asistió a la citación que
le enviaron? ¿Sabes por qué fue? -Ella negó, aun sin poder entender como el hombre sabía esta divertida
anécdota de su infancia. -Ese libro era Alejandro y en una de las tantas reuniones que tuvimos, termino entre
mis manos y yo fui quien encontró la nota. -Explico con una sonrisa recordando cómo había reído ese día, su
hija era tan inocente y lejos de ser una niña problemática. -También fui yo quien asistió a la cita para hablar
con tu director y profesor.
-Bueno, si no hubieras encontrado esa nota probablemente tampoco hubieses ido. -Seguía quitándole el
merito a las acciones de Michael. -Pero gracias, supongo.
-Camila yo no quiero que me odies.

P 40-8
-¿Qué es lo que quieres entonces?
-Que me dejes ser el padre que debí haber sido desde el primer día.
-No creo que pueda hacer eso. -Dijo con sinceridad.
-Se que es difícil hablar de perdón con la persona que te mint... -Camila volvió a interrumpirlo.
-No me mal interpretes Michael, sé que cuando te lo propones puedes hacer bien las cosas. Como con
Lauren, fuiste un gran padre para ella y deberías seguir siéndolo. -Michael sonrió ante esas palabras. -Pero
yo... Yo... -Sintió como las lágrimas volvían a amenazar con hacer que su cordura se rompiera y ella se
hundiera en el llanto. -No puedes pretender que tengamos una relación totalmente normal luego de todo lo
que paso. Y no te ofendas, pero para mí tú no eres la clase de persona que quisiera tener de figura paternal.
- ¿Qué quieres decir con eso? -Camila suspiró para intentar calmarse, y elegir bien sus próximas palabras.
-Biológicamente hablando, tú siempre serás mi padre Michael. Por el lado legal, ese rol le pertenece a
Alejandro. -Miró a su padre directamente a los ojos antes de terminar. -Pero la única que persona que
alguna vez llegue a considerar como mi padre está muerto, y es el Doctor Mendes.
:') ??????

P 40-9
Capítulo 39 - "¿La extrañas?"
41.4K 2.2K 653
by gotdynamites

Enterarse acerca de sus verdaderos padres no solo fue un gran golpe en la vida de Lauren, además de
tristeza desató muchas dudas que la joven estaba dispuesta a aclarar tan pronto como entendiera que era lo
que estaba pasando en su vida con más claridad. Ya sabía que Michael y Clara, el matrimonio que la había
criado como a su propia hija durante veintiocho años, no eran las personas que la habían traído al mundo, y
tampoco le dieron una idea de quienes eran sus verdaderos padres. Ni siquiera tenía en su poder un acta de
nacimiento para saber con quién contactarse, solo el nombre de quien aparentemente era su abuelo y quien se
había hecho cargo de ella antes de abandonarla en un orfanato cuando ella ni siquiera tenía la capacidad de
entender lo que sucedía a su alrededor. La única persona biológicamente cercana a ella era Jerry Howard, y
esa era la persona que Lauren se encamino en buscar hace unos meses cuando decidió visitar la ciudad en
donde ella cree que había nacido. Jacksonville.
Durante la ausencia de Camila la joven sentía que tenía que hacer algo para poder distraerse de los
conflictos que se desataban en su cabeza a cada segundo, y con el apoyo de sus padres adoptivos se dispuso
a indagar sobre su pasado, bueno ellos en realidad no estaban muy de acuerdo con la idea pero tampoco
podían negarle nada apenas lo intentaron Lauren solo los miro y les murmuro un brutal "ustedes no son mis
padres" al matrimonio, así que no tenían otra opción más que sentarse a esperar en que resultaba todo. Lo
increíble de todo, y esto era algo que todas las personas cercanas a la familia Jauregui y que conocían la
verdadera historia podían notar, era lo increíblemente agresiva que Lauren se ponía cada vez que el tema de
su familia biológica salía a flote, y la empresaria siempre había sido una persona demasiado tranquila.
Según Allyson, su psicóloga, esa era la forma que Lauren tenía de bloquear, por así decirlo, todo el dolor
que le provocaba el saber que había estado viviendo en una mentira todo este tiempo, sumado a lo
abrumante que debe ser para cualquier persona no saber de dónde vienes o cuál es tu historia. Ese era su
método de defensa.
En otro momento este hubiese sido un trabajo terrible, pero gracias a unas búsquedas en internet y el GPS de
su celular Lauren pudo encontrar el orfanato sin problemas, y a decir verdad estaba sorprendida de que la
institución seguía funcionando. Su visita tenía un solo propósito, y no era revivir recuerdos, ella no
recordaba nada de ese lugar. Solo quería obtener un poco de información acerca de quién sería su abuelo,
conocerlo a el eventualmente la llevaría hacia sus verdaderos padres. Otra cosa que también le sorprendió,
fue que el lugar aún tenía registros del día de su adopción, el 2 de julio de 1986, Michael y Clara la habían
adoptado cuando apenas tenía una semana de vida.
-Los padres generalmente vienen aquí y si ninguno de los niños cumple con sus expectativas son puestos en
una lista de espera hasta que encontremos a uno que encaje perfectamente en esa familia. -Le explicaba la
secretaria del lugar mientras ella revisaba todos los papeles de su adopción.
-Eso suena... Ofensivo. -Comentó Lauren.
-Bueno, son las desventajas de adoptar. Los niños están acostumbrados. -Dijo la mujer, para ser alguien
P 41-1
mayor tenia pensamientos muy ignorantes a decir verdad.
-Gracias a Dios yo era muy pequeña para recordar que eso me pasó.
-Oh no, en realidad cuando tú llegaste aquí tus padres adoptivos estaban en la lista. Por eso te adoptaron tan
rápido. -Lauren dejo todo lo que estaba haciendo de inmediato para mirar con curiosidad a la secretaria.
- ¿Tu recuerdas el día en el que me dejaron aquí?
-Si linda, yo apenas había entrado a trabajar aquí a decir verdad. -Dijo como si no estuviera hablando
acerca de algo que no era para nada importante en la vida de Lauren.
- ¿Recuerdas al hombre que me dejo aquí? -Comenzó a buscar con rapidez entre el desorden de papeles,
estaba tan nerviosa que había olvidado el nombre de su supuesto abuelo. - ¿Jerry... Howard?
-No, no creo recordarlo linda. -En ese momento la frustración de Lauren fue lo que exploto. La joven apretó
el puño con fuerza para intentar contenerse y comenzó a revolver la pila de papeles sobre el escritorio de
forma caótica, como si eso la fuese a ayudar a encontrar una respuesta. -Oye, con calma ¿qué estás buscando
tan desesperada?
-Mi puta acta de nacimiento, se supone que deben tenerla en algún lugar. -Miro de nuevo a la mujer, que
solamente negó inocentemente con la cabeza. - ¿Qué clase de orfanato son? ¿Dejan que los chicos entren y
salgan así como así sin tener una puta idea de quiénes son?
-Bueno, hay chicos que son abandonados en la calle y nosotros tan solo nos hacemos cargo de ellos. No es
culpa nuestra.
-Lo es, y también es culpa de sus padres. Haciendo eso no solamente les están arrebatando su identidad sino
también que su historia. Se suponen que vienen aquí para tener una vida mejor.
- ¡No todos tienen esa oportunidad señorita Jauregui!
-Lo sé y lo entiendo... -Dijo intentando probar su punto. -Pero no entiendo como permitieron que un hombre
que aparentemente era mi abuelo me dejara aquí sin pedirle algo más que solo su nombre.
-Eso no fue asunto mío... -Lauren la interrumpió.
-Claro seguramente hicieron lo mismo con cada niño que fue abandonado aquí porque sus familias no
quisieron hacerse cargo de un condón roto. -Reclamó con odio.
-Creo que usted está en el lugar equivocado señorita Jauregui, de esa forma no va a encontrar las respuestas
que está buscando. -El ego de Lauren había salido a flote de nuevo, y como siempre, hizo que todo terminara
en un desastre. -Le voy a tener que pedir que se vaya.
-Bien. -Lauren se levantó abruptamente de su asiento, haciendo que la silla en la que estaba sentada cayera
al suelo. -Gracias por nada.
Si bien ella necesitaba hacer esta búsqueda de respuestas por su bien, todo este asunto estaba afectando a
Lauren de forma emocional más de lo que a ella le hubiese gustado admitir, lo que hizo que sus sesiones con
P 41-2
Ally empezaran a ser dos o tres veces a la semana en lugar de solo una, y la psicóloga había empezado a
notar que Lauren nuevamente había comenzado a cerrarse de nuevo, los muros que había logrado derrumbar
durante todos los años de terapia ahora se estaban reconstruyendo y si la joven seguía estresándose de la
manera que lo estaba haciendo, solamente iba a lograr herirse aún más.
Lauren acordó que haría un último intento antes de abandonar la búsqueda de sus verdaderos padres, y en
ese intento solo encontró una respuesta, que no era exactamente la que ella estaba buscando: Su supuesto
abuelo, había fallecido años atrás. Dejando solo una vieja granja a las afueras de Jacksonville que fue
subastada por el gobierno local. ¿La razón? No había ningún heredero que se hiciera cargo de la propiedad.
Luego de eso, ella creyó que ya no tenía sentido seguir buscando.
___________________________________________________
-Sigo pensando que esa actitud defensiva que tienes de gritarle a todo el mundo que quiere ayudarte con el
asunto de tus padres es solo tu forma de defenderte de lo que te duele. -Volvió a insistir Ally.
-Como sea. -Solo eso respondió Lauren, desde su lugar en el sillón. Se había recostado cómodamente en el
como si se encontrase en su casa y tenía su vista fijada en el techo del consultorio. -Ya te dije que no seguiré
buscando.
-Y de eso estoy hablando.
-De verdad Ally, ya no quiero hablar más del tema.
-Bien, genial entonces. Porque aún nos quedan cuarenta minutos de sesión y hay un par de cosas que quiero
saber. -Lauren asintió, esta charla no le entusiasmaba mucho que digamos. Ahora solamente venía a las
sesiones para que su terapia se terminara de una buena vez. - ¿Le sigues temiendo a la soledad? -La joven
empresaria miro a su psicóloga por primera vez desde que empezó la sesión.
- ¿De qué hablas con exactitud?
- ¿Recuerdas cuando hablamos acerca de que no querías dejar a Ian por qué tenías miedo de terminar sola?
- Me contaste que Ian te ha planteado muchas veces el tema de irse a vivir juntos, pero que tú no has
querido, ¿verdad? -Lauren asintió. - Bien, tienes a Buster, tus cosas, prendas, abrigo, y todo eso en tu
departamento. Pero te olvidas de algo Lauren... -La joven no respondió, dándole lugar a Ally para que
siga con su explicación. -Tu privacidad, te gusta tener tu espacio, tu soledad. Tu departamento es como
tu mundo aparte. Por eso lo consideras como tu hogar, no solamente porque tienes a tu mascota o un
montón de cosas materiales ahí.
- ¿Y eso que tiene que ver con la situación que estoy viviendo con Ian?
- A eso voy. -Ally dejo de dar vueltas alrededor del cuarto y se sentó al lado de Lauren en el sillón. - Eres
algo introvertida Lauren, te gusta tu soledad, pero al mismo tiempo le temes a ella. Creo que la razón por
la cual no puedes dejar a Ian ir es porque no quieres terminar sola en un futuro, y la razón por la cual no
quieres casarte con él es porque no quieres que esa soledad que te gusta sentir se sienta invadida.
- ¿Tú crees que mi miedo a la soledad venga de el hecho de que fui abandonada al poco tiempo de nacer? -
P 41-3
Preguntó volviendo a mirar al techo, ese era otro de los "métodos de defensa" (Como Ally solía llamarlos)
que Lauren tenía, en este caso para no dejar que el otro percibiera sus emociones.
-Eso podría ser un factor, en el caso de que en el momento en que te dejaron en el orfanato hubieses sido
mentalmente capaz de darte cuenta lo que ocurría en tu entorno. -Explico con calma. -Y el asunto de la
soledad comenzó a afectarte de forma psicológica mucho antes de que supieras la verdad acerca de tus
padres.
-Supongo que eso tiene sentido.
- ¿Sabes por qué te pregunto eso? -Ally tomo el silencio de Lauren como una invitación a continuar con sus
palabras. - Aun no hemos hablado de la partida de Camila.
- ¿Qué es lo que quieres saber? -Preguntó Lauren sentándose correctamente en el sofá para poder mirar a su
psicóloga a los ojos, lista para enfrentar todo este dolor que estaba sintiendo.
- ¿La extrañas?
Lauren nunca le tuvo miedo a las tormentas, todo lo contrario, dormía más tranquila con el sonido de la
lluvia y el viento golpeando en su ventana. Despertó esa madrugada de repente por el explosivo sonido
de un rayo haciéndose paso en el cielo, con los ojos entrecerrados y apenas con un poco de energía
estiro su mano para poder tomar su celular y ver la hora. Hubiese hecho un pequeño festejo cuando vio
que aún tenía unas cuatro horas más para dormir, pero estaba demasiado cansada para emocionarse.
Durante los últimos días, la joven se había acostumbrado a compartir su enorme y cómoda cama con
alguien más. Ese alguien obviamente siendo Camila. En realidad, esta no era la primera vez que
compartía la cama con alguien, sino que era la primera vez que se sentía cómoda y segura haciéndolo.
También se había acostumbrado a dormir con una sonrisa cada noche, así que decir que se alteró al
darse la vuelta y ver que el otro lado de su cama estaba vacío era algo entendible.
- ¿Camz? -Preguntó en un susurro, y al no obtener ninguna respuesta se sentó en su cama y escaneo su
oscura habitación, intentando encontrar a la otra chica con solo la poca luz que la luna le otorgaba.
A pesar de la felicidad que Lauren estaba sintiendo por compartir este tipo de noches con la mujer que
amaba, también tenía miedo. Camila aún estaba ocultándose de Alejandro y tendría que hacerlo hasta
que tomara el avión hacía Londres. ¿Qué posibilidades había de que alguien entrada a su departamento
en el medio de la noche buscando a la joven bailarina? Muchas. ¿Qué posibilidades había de que Lauren
no escuchase toda esa confrontación en caso de que ocurriera? Muy pocas, por no decir ninguna. Pero
aun así no podía evitar asustarse.
- ¿Camila? -Volvió a intentar, y al volver a encontrarse con un inconfundible silencio se levantó de la
cama para ir a buscar a la otra joven. Justo cuando estaba por salir del cuarto, la puerta se abrió de
repente y justo da la casualidad que también en ese momento, un trueno rompió el silencio que rodeaba
el ambiente, haciendo que Lauren se asuste y gritara con desesperación... Mientras tanto, Camila solo
reía al ver la reacción de la chica.
- ¿Pero qué te paso? -Pregunto entre carcajadas.

P 41-4
- ¡Nunca vuelvas a hacer eso! -Dijo cuando al fin logro calmarse. -Pensé que te había pasado algo.
- ¿Algo cómo? -Lauren le dio una mirada a Camila como diciendo "sabes a lo que me refiero". -Si algo
me pasara tu serias la primera en saber, literal, te despiertas hasta con el sonido más pequeño.
-Bueno, sabiendo de dónde vienes no me puedes culpar por ser paranoica. -Le sonrió. - ¿Dónde estabas?
-Buster... -En ese momento Lauren noto que Camila llevaba al pequeño pomsky es sus brazos, que al
parecer estaba asustado. -Comenzó a arañar la puerta y a llorar cuando la tormenta empezó, solamente
fui a darle algo de comer y a intentar calmarlo.
-Es la primera vez que eso pasa...
-Y no hubiese pasado si lo hubieses dejado dormir en la cama con nosotras.
-No.
- ¿Por qué no?
-Porque este pequeño tiene que entender... -Dijo mientras tomaba al pequeño perro de los brazos de
Camila. -Tiene que entender que ahora el otro lado de mi cama te pertenece. -Camila sonrió al ver como
Lauren mimaba un poco a su mascota mientras la llevaba con cuidado a su cama. -Pero puedo hacer una
excepción por esta noche. -Lo dejo con cuidado a los pies de la cama y Buster entendió rápidamente lo
que tenía que hacer. Luego de llamer la mano de Lauren como señal de agradecimiento, el pequeño se
acostó sin cuidado en la cama, listo para tener una gran noche de sueño cómodo, y ahora tranquilo ya
que estaría en compañía de ambas chicas. -La vida de un perro debe ser lo mejo...-Comenzó a decir pero
se detuvo cuando al darse vuelta vio a Camila con los brazos en el aire y una gran sonrisa en su rostro. -
¿Qué?
-Ya que hiciste una excepción con Buster hoy, podrías hacer una conmigo esta noche... -Dijo moviendo
sus cejas de arriba a abajo de forma juguetona.
- ¿Quieres que te cargue a la cama también? -La joven asintió rápidamente. -Te estas aprovechando.
-Es lo menos que puedes hacer luego de que calmara a tu masco...-Camila ni siquiera termino de hablar,
Lauren fue más rápidas que sus palabras al cargarla en sus brazos, como una pareja de recién casados
lo haría antes de entrar a su cuarto de hotel después de la boda.
-Nuestra mascota. -La joven bailarina rodeo el cuello de Lauren con sus brazos mientras ella la llevaba
en sus brazos hacia la cama. -Empezaste a ser parte de la vida de Buster desde el momento en que te vio
y no te gruño.
-Laur... -Camila llamó su atención antes de que Lauren la bajase, y cuando sus miradas se encontraron, a
los pocos segundos sus labios lo hicieron también. Compartiendo un tierno y suave beso que en silencio
decían todas las palabras que aún no se animaban a decirse. -Gracias. -Pero Lauren no respondió con
palabras, sino que sonrió y sin previo aviso, soltó a Camila y dejo que cayera sobre la cama de una
forma no muy delicada, haciendo que Buster revotara sobre el colchón a causa del golpe. - ¡Hey! ¿Por
qué hiciste eso?

P 41-5
-Por obligarme a cargarte hasta la cama. -Respondió entre risas antes de meterse bajo las sabanas, algo
que Camila hizo segundos después, luego de recuperarse de lo que Lauren le acababa de hacer. -Buenas
noches.
-Claro que la extraño. -Dijo sin dudar.
-Déjame reformular mi pregunta entonces. -Ally aclaro su garganta antes de continuar. - ¿La extrañas a ella o
extrañas el sentimiento de saber que no estabas sola?
Lauren había salido temprano del trabajo esa tarde, y puede que eso haya tenido que ver con un
misterioso mensaje que Camila le había enviado hace unas horas, preguntándole en que parte del
departamento guardaba sabanas limpias, cobertores, manteles y un montón de cosas que hacían que la
empresaria se preguntase "¿Qué se traerá entre manos?". Esas dudas solo se intensificaron cuando en la
puerta de su departamento vio pegado un pequeño papel que decía "Para entrar golpee tres veces la
puerta, es la contraseña"
- ¿Es en serio Camila? -Lauren podía protestar, pero al final Camila y sobre todo ella sabía que iba a
terminar haciendo lo que la joven bailarina le ordenara, así de enamorada y entregada estaba. Pero
luego de tocar tres veces la puerta y al ver que esta no se abría, podría decirse que comenzó a perder un
poco la paciencia. - ¡Camila!
-Oh mier... -Escucho a la chica maldecir. - ¡Abre tu! ¡Estoy ocupada!
- ¿Haciendo qué? -Se preguntó así misma mientras abría la puerta con sus llaves. Y al entrar al
departamento solo se encontró con un desastre de sabanas y almohadones por toda la sala. Con lo
obsesiva que Lauren era cuando se trataba de orden, le resulto muy difícil contenerse hasta ahora para
no reclamarle nada a la chica que estaba segura que había sido la culpable de esto, pero antes de que
pudiera hacerlo, Camila salió de su escondite, debajo de todo ese desastre y recibió a Lauren con una
sonrisa. - ¿Qué se supone que es esto?
-Un fuerte. -Dijo mirando el desastre que había hecho como si estuviese orgullosa de ello. -Mi hermana y
yo solíamos hacer esto todo el tiempo cuando eramos pequeñas.
-Ah... -Fue lo único que pudo decir, verdaderamente no sabía que opinar.
-Te prometo que luce mil veces mejor por dentro que por fuera. -Camila le tomo la mano y comenzó a
guiarla hasta donde ella suponía era la entrada del lugar. -Quítate los tacones antes de entrar, adentro
hay exceso de comodidad y tengo una estricta política de no dejar que nada incomodo ingrese al fuerte. -
Intento bromear, y Lauren claro, reiría de todos modos no importa si el chiste fuese bueno o malo.
Esa tarde fue cuando Lauren se dio cuenta que hasta el más mínimo detalle de Camila, cada pensamiento
que pasaba por su mente, cada estupidez sin sentido que la joven decía solo para hacerla reír, la
enamoraban cada día más. Y por supuesto, también cada pequeño rincón de su cuerpo... Que Lauren se
encargó de guardar en su memoria para el final de la tarde cuando ya no pudieron contenerse, ambas
terminaron rindiéndose y entregándose a la pasión, e hicieron el amor una vez más dentro del fuerte de
sabanas.
-No. -Dijo con seguridad. -Definitivamente la extraño a ella. Extraño hasta el más mínimo detalle de ella,
P 41-6
cada pensamiento que pasa por su mente, cada estupidez sin sentido que decía solo para hacerme reír.
Cada pequeño rincón de su cuerpo ... La extraño demasiado.
¿Y MI SMUT?, estafada como siempre Como en la vida real, cuando aún eran 5h???

P 41-7
Capítulo 40 - "Preparativos"
41.6K 2.2K 820
by gotdynamites

Esta sería la primera vez de Camila en una corte. En una real, con un juez real, un jurado real y espectadores
reales. La fantasía que tenía en la cabeza de como luciría ese lugar gracias a todas las series y películas que
había visto en la televisión se volvía muy terrorífica ahora que estaba prácticamente viviendo en la escena.
Estaban a días del juicio que decidiría el destino de Alejandro Cabello, y también con suerte el de Cameron
Miller, su mejor amigo. Bueno, quizás no solo a días sino que también a semanas o incluso meses, eso
dependería del acuerdo al que llegasen los abogados antes del juicio. Y en eso se encontraban todos en este
momento. Una enorme mesa en el medio de la sala, con todos los acusados y testigos, cada uno acompañado
con su respectivo abogado. En uno de los extremos estaba un paciente juez esperando escuchar todos los
relatos, en el otro, el acusado Alejandro Cabello se mostraba bastante tranquilo y confiado, había sido
esposado a su silla, y lo mismo con Cameron que a comparación de su jefe, estaba bastante nervioso por ver
en que resultaría todo.
Camila se sentía extraña a todo esto, para donde sea que mirara se sentía intimidada por las miradas de
todos los presentes, y también por la sorpresa. No todos conocían a la supuesta hija mayor de Alejandro
Cabello, y dudaban que la joven se presentase en esta pequeña audiencia el día de hoy. Camila también se
sorprendió de varias cosas: como por ejemplo de ver a Michael en la sala acompañado de su respectivo
abogado, quien había aceptado testificar como testigo en defensa de la joven, "bien, por lo menos está
haciendo algo bueno por mi" pensó cuando el hombre le contaba sus intenciones. Otra de las cosas que le
sorprendió, fue conocer al abogado de su madre, porque no se imaginaba que tuviera uno y también le
sorprendió pero al mismo tiempo le alegro saber que su hermana Sofía estaría completamente fuera de todo
este lio. Ni siquiera participaría del juicio como testigo, pero era de esperarse ya que ella no había sufrido
los mismos problemas que Camila había tenido que enfrentar con Alejandro.
Decir que también estaba nerviosa no era necesario, luego de veinte minutos de iniciada la negociación
comenzó a mover una de sus piernas, a jugar con su brazalete de perlas, a morder su labio inferior, lo que
sea para sacarse esa sensación de nervios que la estaban consumiendo. Suspiro con cansancio y miro al
reloj de agujas que colgaba en la pared, solo para recordar porque odiaba esos relojes; jamás aprendió a
leer la hora. Decidió mirar a todos los presentes que estaban a su alrededor, para ver si podía llamar la
atención de alguien con cuidado para que le diga la hora, pero no pudo lograr mucho ya que su mirada se
quedó pegada en Cameron; el joven se notaba desganado, solamente miraba hacía el suelo y asentía cada vez
que su abogado le preguntaba si estaba escuchando de lo que estaban hablando. Hacía solo dos o tres días
que Camila lo había visto en la prisión, y a pesar de que a comparación de ese día el chico ahora estaba
usando un traje adecuado para la situación y no su feo y sucio uniforme de prisionero, eran otros los
aspectos que a ella le preocupaban. Como su notable pérdida de peso, las ojeras que dejaban al descubierto
las pocas noches de sueño que había tenido desde que lo arrestaron, las lágrimas que estaban a punto de
salir pero que él estaba evitando. Camila lo conocía, no se iba a mostrar débil frente a personas que no lo
P 42-1
conocían.
Alejandro, por otra parte, solamente escuchaba a su abogado negociar con los demás con una enorme sonrisa
en su rostro, esa sonrisa victoriosa que decía "voy a salir de aquí no importa que tan grave hayan sido mis
crímenes", una sonrisa que le helaba la sangre a cualquiera que conociera la historia, a decir verdad. A
Camila solo le daba aún más odio, y ganas de que ese hombre pagara por todo lo que le había hecho no solo
a ella, sino a muchas otras personas que tal vez hoy no habían podido estar en esa sala porque él les había
arrebatado la vida. Lo que si le helo la sangre a la joven, fue el momento en cuando se dio cuenta que ella
pudo haber sido una de esas personas si seguía quedándose en Miami aún más tiempo, y eso es algo en lo
que ella jamás había pensado.
Tenía bastante suerte, a decir verdad.
-Entonces, ¿acepta la propuesta señorita Cabello? -Camila volvió a la realidad cuando escucho al juez
llamarla. - ¿O debería decirle señorita Jauregui? -Al parecer, todos en la sala ya estaban enterados acerca
de quién era el verdadero padre de la bailarina.
-No, Cabello esta bien. -Dijo con una falsa sonrisa. -Disculpe, ¿Podría repetirme su pregunta?
-Claro. ¿Acepta usted la propuesta de la defensa de Alejandro Cabello? -Eso no fue de mucha ayuda, al
decir verdad.
-Lo siento, no estaba escuchando. ¿Cuál era la propuesta con exactitud?
-Bien, mi cliente y yo le proponemos... -El abogado de Alejandro dijo con prisa, antes de que el juez
pudiera responder. Camila vio de reojo a Michael susurrándole algo a su abogado, como si fuera una
pregunta, y cuando obtuvo su respuesta, el señor Jauregui fue rápido en interrumpir al abogado en el medio
de su propuesta.
-Disculpa que te interrumpa... Camila... -Todos en la sala se voltearon a ver a la joven, ahora estaba más
nerviosa que nunca. Y ver la mirada de odio con la que el abogado de su padre la estaba mirado, no
facilitaba mucho las cosas. - ¿En dónde está tu abogado?
- ¿Mi abogado?
-Si señorita Cabello. -El abogado de Michael comenzó a explicar por él. -Cada una de las personas que va a
testificar tiene que tener un abogado en su defensa. ¿Nadie le dijo sobre eso?
-No... A decir verdad... -Camila no sabía que responder. - ¿Acaso el abogado de mi madre no puede
defenderme a mí también?
-Me temó que no, señorita Cabello.
-Bien, Camila no digas nada. -Le ordeno Michael mientras se levantaba de su asiento. -Tu abogado viene en
camino.
-Entonces, su señoría mi cliente propone un receso para que el inconveniente de la defensa de su hija de
solucione. -Planteó su abogado.

P 42-2
- ¡Esperen! ¡Eso no es justo para mi cliente! -Esta vez, el abogado de Alejandro reclamo, aún más enfadado
que antes.

-Lo injusto es que dejemos que la señorita Cabello tome una decisión sin tener una asesoría de un
profesional que esté a cargo de su defensa. -Dijo el juez. -Si esta audiencia se hizo con el fin de llegar a un
acuerdo antes del juicio, entonces vamos a hacer las cosas bien. Tiene una hora para solucionar este
problema señorita Cabello. -La joven, sin saber que responder, solamente miro como Michael y su abogado
salían de la sala, pero se tranquilizó al ver como el hombre le susurraba un "todo estará bien" antes de
desaparecer. Y por primera vez, Camila confió en el hombre que le había ocultado durante toda su vida que
él era su padre.
___________________________________________

- ¿Por qué no estás en la corte? -Pregunto Normani al entrar, como de costumbre, sin tocar la puerta a la
oficina de Lauren.
-Estoy segura de que a Camila no le gustaría verme ahí. -Dijo mientras terminaba de firmar y sellar unos
papeles. -Además, cuando dije que estaba dispuesta a ser testigo el abogado de mi padre dijo que no tenía
los requisitos necesarios para subir al estrado.
- ¿Y? -Su amiga se sentó sobre el escritorio, Lauren odiaba que hiciera eso pero jamás hizo nada al
respecto.
- ¿Y qué?
-Pudiste haber ido como apoyo, que tu chica tenga un hombro para llorar en caso de que las cosas se pongan
feas.
-Créeme, yo sería la última persona a la que Camila recurriría si necesitase consuelo. -Una vez que termino
con su tarea, se dispuso a poner en orden todos los papeles que anteriormente había estado firmando. -Para
ella, yo estoy prohibida.
-Déjame adivinar... -Normani puso una mano en si barbilla, pretendiendo estar pensando con seriedad. -Aun
no le dijiste.
-Ella no quiere escucharme.
-Sabes Jauregui, algún día tendrás que tragarte tu orgullo. Eso es lo que muchas veces te impide que seas
feliz, y ya me canse de ver tu triste trasero arrastrándose por los pasillos de la empresa.
-Como sea. -Justo en ese momento, alguien llamo a la puerta. - ¡Adelante!
De todas las personas que van a la oficina de Lauren a diario, Normani no esperaba encontrarse con esta en
especial. Hacía ya tiempo que no veía al joven por los pasillos de la empresa, aunque ella no sabía que el la
estaba evitando, lo mismo con Lauren y también con Michael. Una vez que la pantalla de chico bueno de Ian
P 42-3
Dallas se destruyó, el comenzó a comportarse como el canalla que en realidad era, y no como el sin
vergüenza que pretendía ser para que todos le temieran.
-Dallas, pensé que te habían despedido. -Comentó Normani, lista para dejar en ridículo al chico como
acostumbraba a hacerlo antes. Ahora tenía más razones que solo sus estereotipos para odiarlo. -Digo,
después de la forma en que Lauren literalmente te dejo en ridículo, pensé que no tenías la dignidad suficiente
que requiere este trabajo.
-Solamente vengo a buscar las formas para seguir haciendo mi trabajo. -Dijo ignorándola. -No quiero
pelear.
-Porque sabes que si me pones una mano encima Lauren no dudara en patear tu trasero a la calle. -Intentaba
provocarlo, Normani aún no había tenido la oportunidad de conocer al verdadero Ian Dallas, solamente
había escuchado lo que su amiga le había contado. Pero si Lauren fue capaz de romperle la nariz, estaba
segura de que el tipo no era tan rudo como aparentaba.
- ¿En serio? ¿Qué te hace pensar que haría eso? -Pregunto con una sonrisa burlona. - ¿Solo el hecho de que
eres su mejor amiga?
-No, tal vez el hecho de que ella a mi si me quiere.
-Por favor, no me despidió cuando toque a la puta que ella dice amar tanto... -Escupió con odio mirando a
Lauren, y ahí estaba la situación que ella quería evitar, pero Normani quería enfrentar. -Tampoco lo hará por
ti. Así de importante eres en su vida, Hamilton.
- ¡Basta! -Lauren le puso un alto a la discusión, el poco buen humor con el que había logrado levantarse esa
mañana ya lo había perdido en cuestión de segundos. -Ian, tus formas ya están firmadas. Tómalas y sigue
haciendo tu trabajo. -El joven sonrió sintiéndose victorioso, mientras caminaba hasta el escritorio de Lauren
y tomaba la pila de papeles que su jefa había terminado hace unos instantes. Intento encontrar la mirada de
su ex para saber si aún le quedaba algo de cariño por él, era la esperanza que tenía desde el día que Lauren
le arrojo el anillo de compromiso por la cabeza. Pero no la encontró, simplemente porque no estaba. Lauren
no sentía nada más que odio hacía el, y así sería hasta el resto de su vida. -Retírate, Dallas. Ahora. -
Derrotado, el joven empresario se dio la vuelta y para irse, pero antes se tomó la molestia de mirar a la
amiga de su jefa, que seguía sentada en el escritorio mirando a la nada sin saber que decir, y se rio en
silencio de lo dolida que Normani había quedado por sus palabras. Era la primera vez que él lograba
quebrantar la confianza de la chica.
-Aun no entiendo porque no lo despediste...
-Michael no me deja hacerlo. -Se reclino en su enorme silla y suspiro. -Mani, acerca de lo que él dijo...
-Entiendo, Lauren. -Le dijo con una sonrisa.
-No, quiero que sepas que tú y Camila significan lo mismo para mí. Mataría por ustedes, no te dejes
influenciar por sus palabras. -Le aclaró. -Sabes lo manipulador que es y que le encanta hacerle daño a la
gente, por favor no te tomes sus palabras tan a pecho. -Tenía miedo de que por culpa de Ian, Normani le
diera la espalda aun a pesar de todos sus años de amistad, porque sabía que esas palabras le habían dolido a
su mejor amiga.
P 42-4
-Entonces, si Camila y yo significamos lo mismo para ti... -Dijo volteándose para ver a su amiga. - ¿Por qué
no nos hemos acostado todavía? -Preguntó riendo. Si fuese otro momento, Lauren probablemente le hubiese
arrojado algo o la hubiese golpeado, pero al ver que su amiga no se dejaba destruir por solo un par de
palabras se tranquilizó.
-Eres una maldita idiot...-Su celular la interrumpió antes de que pudiera insultar a su amiga. Era Michael
quien la estaba llamando. -Dame un momento, mi padre quiere hablarme.
- ¿Para qué?

-No sé, pero en este momento el debería estar en la corte. -Dijo mirando su reloj. -Así que debe ser
importante.
___________________________________________

- ¿Entonces? -Preguntó el juez cuando el receso termino y todos en la sala estaban presente. - ¿Estamos
listos para tomar una decisión?
-Si su señoría, estamos listos. -Dijo el abogado de Alejandro acomodándose su traje, al parecer se sentía
bastante seguro de que saldría de ahí con un trato cerrado y una sentencia menor para su cliente.
Pero Camila no estaba lista, la idea de este receso era conseguir un abogado y aquí estaba ella sentada, sin
un profesional que la defienda. Estaba alterada apenas salió del lugar pero Michael la tranquilizo diciéndole
que no se preocupe, que él ya había solucionado todo, pero según la perspectiva de la joven, nada se había
solucionado.
-Señorita Cabello. -El juez llamo su atención. -Como veo que no hay un abogado dispuesto a representarla
en la corte me temo que no podrá testificar contra el señor Alejandro Cabello, por lo que tendrá que aceptar
el trato de su aboga... -Es de mala educación interrumpir a un juez, pero al parecer a la chica que había
ingresado de sorpresa a la sala no le importaba.
-¿Karla Cabello? -Preguntó desde la puerta, al ver a la joven en cuestión levantar tímidamente su mano
desde el fondo de la sala, sonrió y comenzó a caminar hacia ella. -No digas nada, pueden usar tus palabras
en tu contra.
-Disculpe...-El abogado de Alejandro hablo, molesto. -Estábamos a punto de cerrar un trato, así que si
pudiera ser tan amable de salir de la sala...
-Se lo que estaban por hacer, y por eso estoy aquí. -La mujer busco unos cuantos papeles en su maletín y
luego se los alcanzó al juez para que pudiera verlos. -Soy la abogada Hailee Steinfeld, vengo en
representación de la señorita Cabello. -Camila pudo jurar que vio como la bronca encendía en miles de
llamas al abogado de Alejandro, no literalmente claro. Y no era para menos, el tipo pensaba que ya tenía
todo este trato ganado. - ¿Puedo saber cuál es el trato que le ofrecieron a mi cliente?
-Por supuesto. -Dijo el molesto abogado con ironía. -Mi cliente está dispuesto a declararse culpable, si la
P 42-5
señorita Cabello está dispuesta a renunciar al cargo acusatorio de trata de personas, y cambiarlo por un
cargo más de violencia doméstica. Así se salvaría de tener que testificar en el estrado, eso es mucha presión
para una chica de su edad.
-Ah... Entonces, ¿propone que mi cliente acepte un trato que le dará a... -Se sentó al lado de Camila en la
mesa, invadiendo demasiado el espacio personal de la joven a decir verdad, y se tomó el tiempo necesario
para mirar sin permiso el expediente del caso de unos de los abogados de la sala, al parecer no estaba bien
informada de la situación, lo que desencadeno muchas miradas de confusión entre sus colegas.-Que le dará
al señor Alejandro Cabello dos años de cárcel por los casi trece años de maltrato que mi cliente sufrió?
-Bueno, creímos que era convenien... -Hailee interrumpió de nuevo al abogado de Alejandro, que al parecer
estaba a un paso de perder la paciencia.
-Mi cliente no dejo su trabajo y viajo desde el otro lado del mundo para aceptar un trato así. -Dijo con
autoridad, y luego miro a Camila. -No lo aceptes.
-Señorita Cabello... -El juez interrumpió con tranquilidad toda la conmoción. - ¿Cuál es su decisión?
-Bueno... Y-yo... -Antes de responder, Camila miro a todos en la sala, quienes estaban ansiosos por escuchar
su respuesta. En especial Alejandro y su abogado, aunque ellos parecían que estaban ansiosos por matarla
más que por saber si aceptaba la propuesta o no. -Supongo que debo hacerle caso a mi abogada así que... No
voy a aceptar el trato. -Dijo con seguridad, y su abogada sonrió para celebrar su primera victoria.
-Muy bien, Alejandro Cabello sigues pendiente a enfrentar un cargo por violencia familiar, cinco cargos por
trata de personas y uno agravado por el vínculo ya que se trata de tu hija adoptiva Karla Camila Cabello, un
cargo por falsificación y doce cargos por homicidio. - ¿Doce cargos por homicidios? Hasta Camila se
sorprendió de escuchar eso, y ya estaba bastante acostumbrada a los delitos de su supuesto padre. -Cameron
Miller, sigues enfrentando el cargo por cómplice de homicidio. La primera audiencia del juicio se llevara a
cabo dentro de dos semanas, hasta entonces ambos acusados deberán seguir bajo arresto hasta que sus
sentencias sean dictadas. Se levanta la sesión.
-¿¡Dos semanas!? -Camila fue rápida en protestar.
-¿Hay algún problema con eso, señorita? -Preguntó el juez antes de golpear su martillo. Y si, había muchos
problemas con eso, como el trabajo de Camila, por ejemplo.
-No, su señoría. -No podía discutir con el juez, por más que quisiera. Tendría que callarse y aceptar, ya
estaba acostumbrada a hacerlo de todos modos.
-Bien. Hasta entonces. -El fuerte golpe del martillo de madera del juez fue lo que saco a todos en la sala de
su trance. Todos comenzaron a salir de la sala, los oficiales ya se habían llevado a Alejandro y a Cameron
para transportarlos de vuelta a la prisión, los demás testigos y sus abogados ya se habían esfumado, como
casi todos los presentes.
- ¿En serio Steinfeld? -Habló el abogado de Alejandro, al parecer él y Hailee se conocían. - ¿No pudiste
haber aceptado mi trato?
- ¿Cuál es la diferencia? A tu cliente le espera la pena de muerte de todos modos, este juicio es solo una
P 42-6
formalidad. -Escuchar esas palabras fueron un fuerte golpe para Camila, no pensaba que el asunto fuese tan
grave. Y aunque sabía que Alejandro lo merecía, no podía admitir que no le dolía.
-Hubiese sido una gran diferencia. -Dijo el hombre mientras guardaba sus papeles de nuevo en su maletín,
bastante enojado a decir verdad.
-Entre dos años de cárcel y una cadena perpetua o condena de muerte, hay una graaaaaaaaaaaan diferencia. -
Dijo estirando sus brazos para ejemplificar lo que decía. -Suerte, la vas a necesitar. -Derrotado, el abogado
solo tomo sus cosas y luego de patear una silla que estaba en su camino, salió de la sala. -Bien, ahora vamos
a lo que importa... -Se dio la vuelta para poder hablar por primera vez y de forma correcta con su cliente. -
Hailee Steinfeld, voy a ser tu abogada durante el juicio. -Dijo estrechando con emoción la mano de la joven.
-Acaban de informarme de esto así que vamos a tener que pasar bastante tiempo juntas, ya sabes, necesito
ponerme al día para poder armar tu defensa. -Camila solo asintió, sin saber a lo que había aceptado, es que
la abogada hablaba tan rápido que su cabeza estaba comenzando a dar vueltas intentando comprender sus
palabras. -Bien, hablaremos luego. Por cierto... -Tomo algo del bolsillo de su blazer y se lo entrego a
Camila. -Es mi tarjeta, me llamas si necesitas algo. ¿Tienes alguna duda? -Muchas, a decir verdad. Pero
antes de que pudiera preguntar, Hailee la interrumpió.- ¿Sabes qué? Tengo que irme, luego me llamas y
hablamos bien ¿de acuerdo? ¡Gusto en conocerte Camila! -Y luego se fue, dejando a la joven más
confundida.
-Es un poco... -Comenzó a decir Michael a sus espaldas. Sacando a Camila de su confusión.
- ¿Eufórica? -Termino la frase por él.
-Sí, eso. -Colocó su mano en el hombro de la joven. -Sabes Camila, estaba pensando acerca de lo que dijo
el juez...
-Bueno, no escuche casi nada de lo que él dijo así que tendrás que decirme con exactitud en que estabas
pensando. -Michael rio antes de responder.
-Cuando él te preguntó si querías que te llamara por Cabello o Jauregui. -Comenzó. -Estaba pensando que tal
vez, después del juicio y si todo sale bien por supuesto... Que tal vez tú podrías tomar el apellido Jauregui. -
La joven lo miro, sin saber que responder. - ¿Quieres hacerlo?
-Sabes Mike, no creo que este sea el momento adecuado para discutir eso. -Dijo, en realidad quería evitar
este tema a toda costa. Michael era su padre, sí, pero jamás actuó como uno, sino que pretendió que ella no
existía. Si Camila iba a cambiar su apellido, estaba segura de que tomaría el apellido de su madre.
-Entiendo... -Dijo con tristeza, perdiendo de a poco las esperanzas que tenía de lograr la relación padre e
hija que siempre quiso tener con la joven.
-Me tengo que ir, mi madre está esperando por mi afuera... -Intento cambiar de tema y zafarse de este
momento incómodo. -Gracias por la abogada, no tenías que hacerlo pero prometo que te lo pagaré.
-Oh no cariño, no es necesario.
-Sabes que no tienes que hacer las cosas solo porque eres mi pa...-Pero Michael la interrumpió.

P 42-7
-Yo no la contrate. -Le confesó. -Lauren lo hizo.
XD UUHHHHH

P 42-8
Capítulo 41 - "Subconsciente"
43.3K 2.2K 2.6K
by gotdynamites

La oficina de Lauren era un desastre, al igual que su escritorio que estaba lleno de papeles importantes que a
esta altura ya ni se tomaba la molestia de organizar para no estresarse aún más. Aunque sabía que era
necesario hacerlo, ya que ir corriendo de una punta a otra intentando entender que papel corresponde a cada
forma, que forma tenía que firmar y en que expediente la pondría luego no era lo más conveniente, o lo que
su padre haría.
Michael y Lauren se reunirían mañana con el gerente de una empresa que estaba interesada en hacer
negocios con Jauregui Enterprises, pero como Michael estaba invirtiendo casi todo su tiempo en el juicio
contra Alejandro Cabello y en preocuparse también por el bienestar de su otra, o más bien su verdadera hija,
tuvo que dejar que Lauren se hiciese cargo de todo el papeleo que generalmente el hacía antes de cada
reunión. Ella sabía que tenía las cosas fáciles solo por ser "la hija" del jefe, pero también sabía que iba a
llegar un punto en el que Michael no iba a poder hacerse cargo de las tareas pesadas, y eso significaría que
ella tendría que trabajar más de lo que ya lo hacía, y momentos así, sumado a todo el malestar que había
estado sintiendo desde que Camila llego a la ciudad y a causa de todas las veces que no quiso escucharla,
solo la hacían querer romper las ventanas y lanzarse al vació desde su oficina.
Hablando de su situación con Camila, la joven no podía hacer nada al respecto además de sentarse a esperar
que su ahora ex amante se digne a tragarse su orgullo y escucharla, ella estaba dispuesta a remediar sus
errores pero la joven bailarina no iba a dejar que la barrera que ella misma se había impuesto para proteger
sus sentimientos de otra desilusión cediera ante la empresaria, que ante sus ojos, seguía siendo su hermana.
Lauren había decidido que no iba a molestar a Camila a no ser que ella quisiera estar en su presencia,
porque sabía que la joven ya tenía demasiadas presiones con que lidiar, y no quería agregar una más a su
vida sabiendo que con lo pesada que su confesión iba a ser para Camila considerando que ni ella misma aun
había terminado de entenderla, a la joven le tomaría también algún tiempo percatarse de lo que realmente
paso y con suerte, darle una oportunidad a la joven de ojos verdes que aunque tanto le doliera admitir, aún
seguía amando.
La joven empresaria también estaba al tanto de todo lo que ocurría con el juicio en contra de Alejandro, y
aunque ella le aseguraba a Normani que este evento para ella no tenía importancia cada vez que su mejor
amiga le preguntaba sobre ello, lo cierto es que aunque ya estaba decidido que Lauren no iba a participar de
la audiencia, el hecho de saber que una decisión podría cambiar no solo la vida de Camila, sino que también
la suya y la de todos los involucrados le agregaba aún más inquietudes de las que ya tenía junto con las de su
trabajo y la situación de la chica que ama.
Era la primera vez que Lauren se preocupaba por alguien más a pesar de ella, o en palabras de su mejor
amiga Normani "Es la primera vez que has sacado la cabeza de tu enorme trasero y has empezado a percibir
lo que te rodea"
-Señorita Jauregui... -Escucho a su secretaría llamarla a través del comunicador, pero ni siquiera se molestó
en contestarle y continúo intentando hacer su trabajo de la manera incorrecta. -Hay alguien que quiere verla,
¿le digo que no está disponible?

P 43-1
-Como sea. --Lauren también estaba de muy mal humor también, algo que a todos los que trabajaban en la
empresa les estaba empezando a molestar. No era normal que los gritos de la "jefa comprensiva" que todos
creían que era se escucharan retumbar todas las mañanas por los pasillos de la empresa. Esto le molestaba
sobre todo a Madison, su secretaria, que luego de no recibir una respuesta coherente de su jefa suspiro con
fuerza para intentar calmarse y eso se escuchó desde el otro lado del comunicador, y aunque parezca
exagerado eso llego a molestarle a Lauren, pero no pudo regañarla de la forma que quería porque la chica ya
había tenido suficiente y lo único que quería era hacer su trabajo, terminar su jornada y escapar de su trabajo
para no tener que soportar a su extremamente susceptible jefa.
-Voy a decirle a esta persona que usted la recibirá en su oficina. -Dijo antes de terminar la comunicación.
Estaba segura de que eso era todo lo contrario a lo que Lauren quería, pero bueno, se lo merecía por haber
sido una perra con ella en estos últimos días.
Y si, Lauren estaba molesta pero poco le importo. Lo único que haría sería enviar a esa persona a volar tan
pronto como entrase a su oficina para poder seguir trabajando con la poca paz que le quedaba. Pero sin
darse cuenta, ahí cometió su primer "error" por así decirlo, ya que cuando la puerta de su oficina se abrió,
ella estaba de espaldas a la persona que acababa de entrar, intentando encontrar sin éxito la página siguiente
de un contrato que leyó sin interés y que tenía que firmar para mañana. Le hubiese encantado ver quien cruzo
por esa puerta, para evitar lo que vendría después.
-Apreció que te hayas tomado la molestia de venir hasta mi oficina... -Dijo al escuchar pasos decididos que
se le acercaban, mientras que ella obviamente seguía sumergida en su propio mundo, y en su enorme
desorden de papeles. -Pero tengo mucho trabajo que hacer, no creo que pueda atenderte ahora. -Ella
esperaba recibir un fuerte portazo a sus espaldas como respuesta, de esos que parecen que van a tirar todo el
edificio abajo de la fuerza que usaron al expresar su enojo. No esperaba sentir como unos delicados brazos
envolvían su cintura por detrás, y como un suave beso en su cuello le robaba el aliento y la sumergía en otro
mundo.
-Auch... ¿Ni siquiera tienes un rato libre para tu hermanita?
-Ca... ¿Camila? -Lauren intento zafarse del agarre, pero al no poder lograrlo tuvo que conformarse con solo
voltear su cabeza un poco para ver a la persona que estaba a sus espaldas abrazándola. Sus sospechas fueron
confirmadas; ahí estaba Camila, mirándola con una enorme y adorable sonrisa como si entre sus brazos
estuviera sosteniendo lo poco que quedaba de su mundo y como si quisiera atesorarlo y protegerlo para
siempre. Tal vez así era como se sentía. - ¿Qué haces aquí?
-Yo también te extrañe. -Un poco de ironía y otro poco de verdad se escuchaban en el tono de su voz. -De
verdad, te extrañe. -Dijo mientras hundía su rostro en el cuello de Lauren, sintiendo su perfume que aunque
nunca admitió amaba más de lo normal. - ¿Cómo has estado, hermanita?
-Ya... Para... -Amaba el afecto que Camila tenía hacía ella, pero cada vez que la palabra "hermana" se
escapaba de sus labios, Lauren solo quería estallar. -Yo no soy tu hermana. -Camila besó su cuello de nuevo
antes de responder.
-Lo sé. -Dijo con una sonrisa.
- ¿Cómo lo sabes? -Preguntó con curiosidad más sorprendida de lo normal. Ella no lo había contado nada,
Michael prometió no decir nada tampoco, y dudaba que Normani se haya tomado la molestia de buscarla y
P 43-2
decirle la verdad con lo holgazana que era.
- ¿De verdad importa? -Preguntó con desinterés. -Ahora sabes lo que se siente que las personas en las que
más confías te mientan. -Lauren volvió a voltearse para poder mirar a Camila sobre su hombro, sorprendida
por el tono frio que había usado al decir esas duras palabras, que sin dudas, eran una indirecta para ella.
- ¿Qué quieres decir co...-Pero antes de que pudiese preguntar, la otra joven la interrumpió.
-Mmm... No mentiste esa vez que me dijiste que tenías varios de estos... -Comenzó a deslizar sobre los
hombros de Lauren el blazer negro que traía puesto. - ¿Te acuerdas de este día, y de la forma en la que no
podías quitarme los ojos de encima mientras me cambiaba?
Cuando Camila termino de vestirse, guardo la ropa que llevaba puesta dentro de su mochila y con
cuidado de no provocar un accidente ella misma, paso a través de los dos asientos delanteros del auto y
se sentó en el asiento del copiloto, con solo una tanga y un sostén cubriendo su cuerpo.
- ¿Piensas bajar así del auto? -Le preguntó la empresaria sin apartar la vista del camino, por más que lo
deseara no podía distraerse. Se tuvo que conformar con quitar una mano del volante y posándola en la
pierna de Camila, acariciándola suavemente con su pulgar, y juro que pudo sentir en la palma de su
mano como la piel de la bailarina se erizo por completo ante el tacto.
-Sé que no es apropiado, pero es la única opción que tengo. -Camila suspiro al ver como el auto de
Lauren se acercaba a una velocidad considerable a la entrada del club. -Entraré por la puerta trasera y
dejare mi mochila en mi camerino que está cerca, de esa manera mi papá no me verá y no va a sospechar
nada. -La empresaria detuvo el auto frente al club, en donde ya una cantidad considerable de clientes
estaban esperando para entrar.
-No voy a dejar que bajes así. -La mirada de depravados que los clientes del lugar tenían no le
transmitían mucha confianza a la joven Jauregui.
-Lauren, caminar semi-desnuda en esta zona de Miami no es nada extraño.
-Ten. -Ni siquiera iba a permitir una discusión, antes de que la bailarina pudiera protestar, desabrocho
su cinturón de seguridad para poder quitarse su blazer negro sin dificultad y luego se lo entrego a
Camila, quien lo miro y luego miro a Lauren confundida. -Sé que no es mucho pero por lo menos te
cubrirá.
- ¿Me cubrirá del frio o de los tipos que están afuera? -Estaba entendiendo las intenciones de Lauren.
-Ambos. -Respondió sin vergüenza. -Póntelo.
- ¿No lo necesitas?
-Tengo varios de esos en casa. No te preocupes. -Camila tomó la prenda de vestir y rápidamente se la
coloco sobre sus hombros.
-Sabes... -La voz de Camila la sacó de su trance. -Aún tengo en mi casa el que me prestaste, me recuerda
tanto a ti y no solo porque siempre te lo veía puesto sino porque después de todos estos meses tu perfume
aún sigue ahí. Y eso también me trae muchos recuerdos que hicimos juntas... Bueno, solo trato de acordarme
P 43-3
de los buenos. -Sin dudas, esa era otra indirecta, bastante "directa" a decir verdad, para Lauren, y era
inevitable que la empresaria no se sintiese culpable. -Como la vez que te follé en la cocina antes del trabajo,
tú estabas usando un lindo y delicado blazer. -Recordó sin vergüenzas. -Y yo una de tus camisas del trabajo,
y por cierto... -Camila, sin soltar su contacto la cintura de Lauren hizo que la joven gire entre sus brazos para
poder verla a los ojos por primera vez en muchos meses, y con algo que esta vez sin duda no era odio.
Lauren apoyo sus manos en el escritorio a sus espaldas mata mantener el balance, porque de la forma en que
la otra joven estaba actuando, estaba segura de que caería desmayada al piso en cualquier segundo. -El
uniforme te queda genial. -Dijo repitiendo las palabras que la empresaria le había dijo aquel día que ella
apareció a su lado usando nada más que su ropa interior y una de las camisas de Lauren. - ¿Aun sigues
pensando que una de estas se vería bien en mí? -Comenzó a jugar con el cuello de la camisa, justo de la
misma forma que la empresaria había hecho ese día. Camila la estaba torturando, y lo estaba disfrutando.
-P-por supuesto. -Respondió aun nerviosa.
-Seguramente extrañas que use tu ropa, porque en el tiempo que estuvimos juntas pude darme cuenta de que
te encantaba que lo hiciera. -Subió una de sus manos hacía el pecho de Lauren y desprendió el primer botón
de la camisa. -Incluso me arriesgaría a decir que te excitaba.
- ¿Puedes culparme? -Preguntó sonriendo, la confianza de Lauren había vuelto pero Camila se encargaría de
destruirla en solo unos segundos. Era la única persona capaz de lograrlo. Solo tuvo que pasar la punta de su
lengua sobre los labios entre abiertos de la empresaria y luego morder con suavidad su labio inferior, para
luego dejar un delicado beso en la comisura de sus labios y romper por completo la postura de Lauren.
- ¿Tu puedes culparme por eso? Casi cuatro meses sin poder sentir tus labios han sido toda una tortura... -
Mientras sus palabras se escapaban de su boca, otro botón de la camisa de Lauren se desprendía.
-Camila... -Intento ponerle un alto a esto, no sabía por cuanto tiempo podría soportarlo.
- ¿No te parece que las dos ya hemos sufrido demasiado, Lauren? -Susurro seductoramente en su odio, otro
botón siendo desprendido en el proceso. -Si vine aquí fue porque quiero estar contigo, para siempre.
-Pero, ¿qué pasa con tu trabajo en Londres? -A esta altura, Lauren ya estaba pérdida y solo se preguntaba
cuántos botones quedan para que Camila termine de abrir su camisa y comience a tocarla de la forma que
tanto ansió estos últimos meses.
- ¿De qué me sirve una nueva vida si tu no vas a estar en ella? -La miro a los ojos. -Creí que era el punto de
la promesa que me hiciste. ¿Sigue en pie eso? -Se acercó a los labios de Lauren, una distancia más corta que
un solo centímetros la separaba del contacto que tanto ansiaba.
-Claro. -Dijo sin pensar.
-Genial... -De solo un tirón, Camila logro desprender, o más bien arrancar, los últimos botones de la camisa
de Lauren. -Pero no creo que pueda esperar a que nos vayamos de aquí para hacerte el amor. -Pasó sus
manos por encima de los pechos de la ojiverde que aún seguían cubierto por su lencería, y luego les dio un
suave apretón a cada uno, se le estaba haciendo agua la boca luego de todo este tiempo que estuvieron
separadas.
- ¿Podrías esperar veinte minutos más? Estamos en mi oficina. -El sentido común de Lauren le decía que
P 43-4
tenía que detener esto, su cuerpo en cambio hacía todo lo contrario, ya que puso una mano en el cuello de
Camila y uso para acercarla de nuevo hacia sus labios.
-Si... Tampoco creo que pueda esperar por eso. -Permitió que Lauren cerrara la distancia entre ellas una vez
que dijo esas palabras, y también se permitió disfrutar de los labios que tanto había extrañado besándolos e
intentando demostrar todo lo que había sentido durante los meses que estuvieron distanciadas.
Su ritmo era desesperado pero sin perder ese toque de ternura que siempre encontraban, era lo menos que
podían esperar luego de todos los sentimientos que ambas estaban sintiendo en esta situación, y la lujuria
que también estaba presente en ese momento fue el detonante para todo. Lauren hizo algo que no estaba
acostumbrada a hacer, y mordió el labio inferior de Camila con fuerza, como si quisiera comprobar que todo
fuese real, que la persona que le estaba robando el aliento con ese excitante beso era real y sobre todo, que
era la mujer que amaba. Cuando Camila puso sus manos en su cola y uso ese agarre para acercar a la joven
más a su cuerpo, supo que el momento no era una fantasía.
Lauren uso su otra mano libre para poder abrazar a la chica por la cintura y acariciar una parte de su espalda
que estaba descubierta a causa del top que traía puesto con sus delicados dedos, y luego de unos segundos se
aburrió de las caricias, y decidió meter su mano debajo de la prenda de ropa, desprendiendo el sostén de
Camila en el proceso para que luego quitarlo fuese más fácil.
Era la primera vez que la ojiverde permitía que algo como esto sucediera en su lugar de trabajo, ni siquiera
con Ian fue capaz de realizar esta hazaña. Pero Camila valía la pena, al igual que el intento de arriesgarse. Si
es la primera vez que lo hace a pesar de sus ideales, era porque la chica significaba algo para ella, a pesar
de la euforia excitante que estaban viviendo. Ya ni siquiera la tentación podía con sus sentimientos.
Cuando ambas se separaron por aire, y mantuvieron la proximidad entre sus cuerpos, Lauren se detuvo a
mirar a Camila por primera vez en meses; su cabello estaba tan largo que casi llegaba a su cintura y ahora se
encontraba despeinado gracias a las juguetonas manos de la empresaria durante el beso, también pudo notar
una clara pérdida de peso que era muy evidente sobre todo en su mandíbula, que estaba más definida de lo
normal a causa de esto, sus labios hinchados y reclamando por más al igual que su respiración entre cortada.
Sus ojos café no solo brillaban a causa de la emoción, también sus pupilas estaba dilatadas a causa de la
lujuria que ambas habían provocado... Otra cosa que pudo notar, y que no fue sorpresa, fue el accesorio para
el cabello con forma de orejitas de gato que Camila casi siempre usaba, era como una parte característica de
su usar vestuario.
- ¿Sigues usando estas? -Pregunto riendo, y uso la mano que tenía en el cuello de la joven para poder
quitárselas. Después de todo, no las necesitaría para lo que estaban a punto de hacer.
- ¿Qué estás haciendo? -Camila rápidamente y con más fuerza de lo debido, tomo la mano de Lauren y la
alejo de su cabeza.
-No la necesitaras cuanto te fo... -La otra joven la interrumpió con rapidez.
-Yo pongo las reglas aquí, Lauren. -Tomo el otro brazo de Lauren que estaba envolviendo su cintura,
también con fuerza. Luego obligo a que la empresaria pusiera ambas manos detrás de su espalda. -Después
de todo... -Siendo muy brusca con sus acciones, hizo que Lauren se diera la vuelta y quedara de nuevo de
espaldas a ella, con la diferencia de que esta vez la ojiverde se sentía más amenazada que otra cosa. -Yo soy
la verdadera hija de Michael Jauregui, y esta es mi empresa.
P 43-5
--Camz, ¿qué demonios dices? -Estaba confundida por el repentino cambio de actitud en la chica. Esa era
una de las muchas cosas que jamás imagino que iba a escuchar a la joven decir. Incluso para alguien como
ella, eran palabras muy crueles, más aun teniendo en cuenta que Lauren seguía lidiando con el asunto de
saber que las personas que la criaron toda la vida no eran sus verdaderos padres.
-Digo... -Mientras aún mantenía los brazos de Lauren en su espalda con solo una mano, la bailarina uso la
otra para tomar la nuca de la joven y hacer que se incline sobre el escritorio, como acto reflejo Lauren pudo
zafar ambas manos del agarre en el que estaban cautivas y antes de que su cara tocara la fría superficie de
vidrio, pudo usar sus brazos para sostenerse mientras aún seguía en esa posición, obligada por Camila. -Que
por primera vez en tu vida, vas a hacer lo que yo diga. Yo voy a ser tu jefa. -Se inclinó sobre su cuerpo
para poder susurrar esas palabras en su oído, y luego mordió juguetonamente el lóbulo de su oreja... -Tú
quédate así.
Camila quitó la mano de la nuca de Lauren, pero no sin asegurarse antes de que la joven se quedara en esa
posición. Y también, se aseguró de que esta era algo que ambas querían, porque de ninguna manera la
obligaría a hacer algo con lo que no estuviese de acuerdo, pero la mirada que la hermosa ojiverde le dio
sobre sus hombros al ver que varios segundos pasaban sin sentir el contacto de la otra chica a sus espaldas.
Estaba desesperada por sentir el tacto de Camila, y sin esperar más, uso la mano que había estado en la nuca
de la empresaria para comenzar a vagar por el frente de su pantalón, y mientras desabrochaba los botones de
la prenda, con su otra mano decidió prestarle tiempo a los hermosos pechos de Lauren. Los leves gemidos
que la joven dejaba escapar aun con ese simple contacto, eran suficiente para incitarla a continuar.
Pudo sentir la suavidad de la ropa interior de seda que Lauren tenía puesta cuando metió su mano debajo de
esta, pero poca importancia le dio, la humedad que sintió en la punta de sus dedos le importaba más, sobre
todo porque ella lo había provocado y nada le daba más satisfacción... Bueno, quizás sentiría aún más
satisfacción cuando haga que Lauren se corra en sus dedos.
Sin piedad, devoro el cuello de su amante a besos llenos de suavidad, disfrutando de cada pequeña reacción
que provocaba en la chica, y mientras jugueteaba con su clítoris mientras tanto, dándole a Lauren el placer
que tanto quería desde hace ya tiempo.
-Extrañaba esto. -Susurro Camila sin aliento. -Te extrañaba a ti, ojitos. -Apretó con delicadeza el clítoris de
la chica entre sus dedos, ganándose un agudo gemido de Lauren en recompensa. -Eres tan fácil de
complacer, eso es algo que me encanta de ti. -Mordió su cuello. -La tentación siempre te gana, y me encanta
que yo sea la razón detrás de que sientas ese impulso. -Lauren podía ver a través de las ventanas de su
oficina, el reflejo de Camila sonriendo orgullosa de la situación a sus espaldas a medida que decía eso, pero
el placer que sentía no le permitió concentrarse en eso por mucho tiempo.
-Ca... Cam... -Intentó hablar.
- ¿Qué pasa linda? -A propósito y más para su placer que para el de Lauren, Camila acelero el ritmo que
llevaba con su mano, y casi logra que la joven caiga al suelo de la sorpresa y la excitación que sentía, pero
aún no estaba lista para ceder. - ¿Tienes algo que decirme? -La camisa de Lauren había empezado a
deslizarse hacia abajo, dejando sus hombros al descubierto, y la otra chica aprovecho la situación para dejar
besos a lo largo de sus hombros, cuello, y porque no también su espalda definida que tanto amaba.
-Creo que... Que... -No sabía si era por todo el tiempo que había pasado sin sentir este tipo se sensación, o
la euforia del momento, pero a Lauren le daba un poco de vergüenza el hecho de que estuviera a punto de
P 43-6
correrse con algo tan simple y en solo unos minutos. Camila, en cambio, se sentía orgullosa de su trabajo.
-No sientas vergüenza amor. -Dijo como si le hubiese leído la mente. -Déjate llevar, después de todo yo te
conozco más que nadie. Se cómo hacer para darte la cabeza. -Y tomándose esa afirmación un poco literal,
Camila giro la cabeza de Lauren a un lado con la mano que no la estaba complaciendo para complacerla
para poder encontrar sus labios y besarlos con firmeza, indicándole a la chica que en este punto todo estaba
bien, ella estaba en sus brazos y nada sería mejor que eso. -Vamos Lauren... -Susurro sobre sus labios para
luego besarlos cortamente una vez más. Lauren solo gimió como respuesta, en este punto ya no era capaz de
formar una oración coherente. - ¡Córrete Lauren!
- ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
Luego de ese fuerte grito Lauren abrió los ojos, pero no se encontró con la escena, o más bien en la situación
en la que estaba. Pero la cara de horror con la que su mejor amiga estaba viéndola le indicaba que tal vez no
todo era como creía. Miro a su alrededor, el mismo desorden de papeles seguía sobre su escritorio, pero
había algo que no, y era ella; No estaba reclinada sobre el escritorio como Camila le había indicada que
hiciera, sino que estaba sentada en su silla, sin ninguna señal de que la presencia de la joven bailarina había
existido alguna vez en esa oficina.
Maldición, había acabado de tener un sueño húmedo sobre Camila. En frente de Normani.
-En un nivel de uno a monja de convento. ¿Qué tan frustrada sexualmente estas? -Preguntó Normani,
intentando romper la tensión.
-No sé de qué hablas... -Dijo Lauren, acomodándose en su silla y acomodando su ropa también. Su blazer y
camisa estaban en perfecto estado y aun los llevaba puestos, otra señal de que su encuentro con Camila fue
solo una fantasía.
-De los gemidos que estuve escuchando durante cinco minutos mientras intentaba despertarte. -Normani no
tenía pelos en la lengua, demasiada honestidad a veces hacía enfadar a su amiga.
-Yo... -Suspiro. -Puedo explicarlo.
-No es necesario Laur, gritaste el nombre de Camila como cinco veces en tus sueños desde que entre a la
oficina. -Lauren se sonrojo por completo, no podía creer lo que acababa de pasar. No se avergonzaba por el
sueño, se avergonzaba por el hecho de que su amiga había estado ahí para presenciarlo. -Tal vez debas
explicárselo a ella para que te atienda, ya sabes...
- ¿Qué quieres Normani? -Intento cambiar de tema mientras pretendía acomodar el desorden que había sobre
su escritorio.
-Saber si ya habías firmado el contrato de despido de Marshalls.
-Em... -Ni siquiera sabía si tenía ese contrato a mano en ese momento, ni siquiera recuerda haberlo leído, o
ni siquiera recuerda quién demonios es Marshalls o que trabajo hacía en la empresa. Aunque si iban a
despedirlo, al parecer no era muy efectivo. -No. Si me das cinco minutos lo busco y lo firmo.
-Te daré quince. -La joven miro a su amiga confundida. -Así puedes ir a encargarte del desastre que supongo

P 43-7
que son tus bragas.
LAKQJWJWJWJWJJEUWUWJE CTMMMMMMMMMMMM Creo que es un sueño

P 43-8
Capítulo 42 - "Cambios"
40.7K 2.1K 1.1K
by gotdynamites

Al menos una parte del sueño de Lauren se había vuelto realidad, o más bien, ya era una realidad. Y era en
la que estaba viviendo ahora mismo.
Lo que comenzó como un simple desorden en su oficina, luego paso al pequeño espacio de trabajo de su
secretaria, y así se fue expandiendo por toda la empresa. Si, el lugar era un desastre y sorprendentemente
estaba pasando bajo la responsabilidad de Lauren, algo que sorprendió a todos los empleados e incluso a la
empresaria misma. Pero poco le importaba a la joven a decir verdad, sino ya hubiese hecho algo en su poder
para detener todo este lio.
La otra parte del sueño de Lauren, estaba muy lejos de volverse algo real, pero pensar en ello y en qué
pasaría si Camila cruzara la puerta de su oficina justo en ese momento, era una de las razones por las que
había estado tan desconcentrada. Todos los papeles que debía revisar y firmar, todos los tratos que tenía que
cerrar, todas las llamadas que debía realizar y todas las juntas a las que debía asistir podrían esperar hasta
que su fantasía se termine.
O hasta que Michael Jauregui se entere...
Por un lado, el hombre pensaba que no era justo culparla ya que él había dejado prácticamente todo su
patrimonio en manos de una joven de veintiocho años, tal vez en otra ocasión eso hubiera funcionado pero
ahora que tanto Michael como Lauren están 100% enfocados en el juicio que se estaba aproximando, todo
era un verdadero lió. Tal vez todo este desastre fue culpa de ambos, pero algo era seguro; necesitaba una
solución con urgencia antes de que todo se caiga a pedazos.
Ahí fue cuando Michael le puso un alto. A todo.
-Eres un desastre, Lauren. - ¿Qué acaso nadie en esta empresa sabía cómo tocar la puerta?
-Buen día a ti también, Papá. -Respondió con ironía. Y a decir verdad, no estaba de buen humor como para
lidiar con esto ahora.
-No estoy de humor para una de tus actitudes. -Cerró la puerta para que nadie pudiese escuchar la discusión
que estaba seguro que iba a suceder en unos instantes. -Cuando te di este trabajo, lo hice asumiendo que eras
una joven responsable y que sabrías separar lo personal de lo laboral.
-Todos sabemos que solo me diste este trabajo porque soy "tu hija". -Dijo haciendo señas de comillas con
sus manos mientras miraba la furia de Michael estallar cómodamente desde su enorme silla.
-Y porque confiaba en ti.
- ¿Ya no lo haces? -Lauren ni siquiera espero a escuchar la respuesta del hombre. -Eso es curioso porque tú
P 44-1
me ocultaste durante toda mi vida quienes eran mis verdaderos padres y aun así yo sigo confiando en ti.
-No, no estoy... -La joven lo interrumpió.
-Eso sería muy hipócrita de tu parte, Michael.
-Muy bien Lauren... ¡Basta! -Gritó, algo que sorprendió a la joven y probablemente también a su secretaria
que sin dudas debe haber escuchado ese grito desde afuera de la oficina. -Por primera vez en tu vida, vas a
sentarte ahí, vas a escucharme hablar palabra por palabra sin interrumpirme hasta que termine y quiero que
dejes de retorcer cada cosa que digo. ¿Me entendiste? -Al preguntar eso, golpeo con tal fuerza el escritorio
de Lauren con su puño que la joven pensó que el vidrio de este iba a romperse y a reducirse a tan solo
pequeños y filosos pedazos. - ¿Me entendiste, Lauren? -Preguntó con más autoridad.
-Si. -A la joven empresaria le dolía mucho tener que tragarse su orgullo, pero sabía que frente a Michael no
tenía una oportunidad si no cerraba la boca.
-No estás bien, hija. -Comenzó el hombre, ahora un poco más tranquilo. -Y lo sé porque generalmente
cuando algo malo pasaba en tu vida privada, tú siempre encontrabas la manera de dejarlo de lado y hacer
lugar en cuanto pisabas tu oficina. Ya sea una charla con Normani, o cuando ibas a buscarme tan solo para
abrazarme y relajarte por un momento, o tus sesiones con Allyson, creí que todo el punto de pagarle a una
psicóloga era para poder controlar tu estrés, y siempre había una forma de desahogarte para seguir haciendo
tu trabajo con excelencia y poder sobrellevar tus problemas personales con facilidad. -Lauren no se atrevía
a mirar al hombre, sin poder entender porque el piso parecía aún más interesante. Y era menos intimidante
que Michael, de seguro así tenía menos posibilidades de derramar una lágrima. -Esta vez no es así Lauren,
lo que sea que te esté pasando, es grave. Y lo sé porque ahora parece que no encuentras una salida, parece
que no encuentras la forma de sacar esto de tu cabeza por un minuto. Y está afectando tu parte de la empresa.
-La joven iba a hablar, pero Michael la interrumpió con rapidez. -Y no, no pienses que solo estoy
preocupado por el trabajo, estoy preocupada por ti. Esta no es una de las veces en las que puedes decirme
"Estoy bien Pá, no te preocupes" porque yo sé que no solo me estas mintiendo a mí, sino que te estas
mintiendo a ti misma. -La joven suspiro, sabiendo que estaba derrotada y que él había dado justo en el punto.
-No quiero que cargues con tantas responsabilidades, y hacer que todo empeore. -Al no obtener ninguna
respuesta, dijo unas últimas palabras. -Esto se termina aquí.
- ¿Vas a despedirme de NUESTRA empresa? -Preguntó.
-No, por supuesto que no. -La tranquilizó. -Pero voy a hacer que las cosas sean mejor para ti, en todo
sentido.
-Y... ¿Cómo piensas hacer eso?
-Primero, arreglando todo este desastre. -La oficina de Lauren era un perfecto ejemplo de cómo estaba su
vida en este momento, un desastre. -Y quiero que vayas a casa por el resto del día, saca a pasear a Buster,
ve de compras, reordena tu departamento o ve a ver a tu madre, sé que a ella le encantara tenerte de visita en
casa. -Michael camino hasta llegar del otro lado del escritorio, tomo las manos de la joven y la ayudo a
levantarse de su silla. -Te prometo que todo será más fácil mañana por la mañana. Para todos.
Lauren no estaba acostumbrada a sentirse derrotada, pero sabía que era algo que no le gustaba experimentar.
Tal vez sea por su orgullo, o porque estas últimas situaciones que ha estado viviendo eran terribles para
P 44-2
cualquiera.
-Hija, sabes que... -Miro al hombre a los ojos cuando finalmente estuvo de pie, su mirada le transmitía la
seguridad de saber que la promesa se cumpliría, que su padre no la defraudaría. Después de todo, los padres
siempre tienen la razón, o por lo menos eso dicen ellos. -Si necesitas hablar, yo siempre te voy a escuchar.
A pesar de todo los altos y bajos que hemos tenido últimamente. Sabes que nada, nunca, va a cambiar el
hecho de que tú eres mi nena. Todo lo demás, puede cambiar, pero eso nunca lo hará. Sé que, luego de todo
lo que paso, tal vez yo nunca vaya a poder ocupar el lugar que tu verdadero padre dejo...
-Ni siquiera tengo un recuerdo de él. -Se rio, probablemente para ocultar el hecho de que esas palabras en
realidad le dolían. Le hubiese encantado conocer a su verdadero padre, o conocerlo ahora mismo a pesar de
los años, si es que el aún vivía. Michael le sonrió con empatía.
-Pero también se, que si tiene algo que te molesta y de lo cual quieras hablar, yo soy la última persona en la
tierra a la quien le contarías tus problemas, porque ya se lo cerrada que puedes ser. -Lauren rio. -Solo
quería que sepas que, siempre voy a estar para ti.
-Gracias... Papá.
La joven aún no se sentía del todo cómoda llamando "Papá" a Michael luego de todo lo que paso, pero esa
seguridad la iría recobrando conforme avance el tiempo. Él tenía razón después de todo; ellos la criaron, le
dieron una identidad, un hogar digno y sobre todo, la vida que tiene ahora. No podía quejarse de nada,
aunque una mentira como la que ella sufrió justificaría el resentimiento de cualquiera, Lauren ya estaba
superando eso, porque ya estaba comenzando a entender los motivos que llevaron al matrimonio Jauregui a
mentirle, y todo fue para protegerla. O para protegerlas, mejor dicho, a ella y a Camila.
- ¿Qué? ¿No me das un abrazo? -Ni siquiera era necesaria esa pregunta, como Michael había dicho
anteriormente, de alguna manera Lauren siempre encontraba la tranquilidad entre el calor de sus brazos y en
el sonido de los latidos de su corazón. Así que sin dudarlo, la joven lo abrazó buscando la paz que sus
abrazos le brindaban. -Tu cumpleaños es en unos días. -Le recordó para luego besar su frente. -Deberías
comenzar a encargarte de eso, a planear que es lo que quieres hacer ese día.

-Honestamente Papá. -Dijo después de un largo suspiro. -Solo quiero que todo esto termine. De una buena
vez.
_______________________________________________________

-No... No...Escuche... ¿Me dejaría hablar?


Faltaban dos semanas para el juicio y todo lo que Camila había construido hace unos meses ya se estaba
destruyendo, de nuevo, por culpa de Alejandro Cabello. Solo esperaba que al final de esto el hombre reciba
la condena que merece, para que todo lo que había hecho no haya sido en vano.
En este momento, su carrera y trabajo pendían de un delgado hilo. Recordando que tan solo le habían dado
P 44-3
una semana para solucionar sus problemas en Miami antes de que tuviera que volver a Londres para
continuar dando clases. El problema, claro está, era que necesitaría al menos quince días más de licencia
para poder terminar con todo esto pero ¿cómo haría para explicarle a su jefe sus problemas y dejar de lado
el verdadero motivo por el que estaba ahí? Porque estaba segura que decirle a tu jefe que fuiste obligada a
perder por completo tu dignidad trabajando como stripper contra tu voluntad, que tu "padre" en realidad no
era tu padre sino un pervertido que se aprovechaba de ti y se llenaba los bolsillos de dinero mientras ella
sufría el abuso de los clientes del club, por más que ella fuese la víctima, sabía que eso la dejaría sin
empleo en un segundo... Pero, tal vez no tenía que contarle eso después de todo.
La magnitud del juicio que el estado de Florida estaba llevando a cabo contra Alejandro era tan grande que
traspasó las fronteras, y lo mismo sucedió con su historia. Eso explicaría porque su jefe, el señor Alen
Parker, la llamo cuando eran las cinco de la madrugada en Londres y le estaba gritando de tal manera que no
dejaba que la joven le explicase sus motivos.
Si, Camila sin dudas estaba a punto de perder su trabajo.
-Mira, Camila, de verdad me duele hacer esto porque eres una excelente profesora con un desempeño
profesional increíble, pero no creo que a los padres le dé gusto saber que sus hijos están siendo educados
por una... -Se detuvo antes de terminar.
- ¿Por una puta? -Termino su frase.
-Eso no es lo que yo quise decir.
-Tal vez tendría otra palabra para describirme si tan solo se tomara un momento para escuchar mi lado de la
historia, señor Parker. -El hombre suspiro, antes de dejar que la chica hablara.
-Prosiga señorita... -Dijo con su educado y formal acento británico.
-No tengo idea de los que los medios de su país estén diciendo sobre mí.
-Pues, no la están haciendo quedar muy bien.
-Yo no elegí trabajar de eso. Alejandro me obligo a hacerlo, yo soy la causa de uno de los cargos de trata de
personas que enfrenta. -Explicó. - Estaba bajo amenaza, fui maltratada en todos los sentidos y también
abusada. Tenía a una hermana que proteger y esa fue la razón por la cual me negué a aceptar el trabajo la
primera vez que me lo propusieron.
- ¿Quién sería tan maldito de hacerle eso a su propia hija? -Preguntó.
-Esa es una de las cosas que al parecer la tele no le están diciendo. -Respondió, estaba al borde de explotar
y no sabía cómo iba a terminar eso. -Alejandro Cabello en realidad no es mi padre.
-Bueno... -Pensó bien sus palabras antes de continuar. -Es tu verdad, contra lo que están diciendo aquí. Y
déjame decirte, que no te beneficia mucho.
-Espere... ¿Me va a despedir solo por un par de mentiras que esos idiotas están diciendo sobre mí?
-Cuide su lenguaje señorita. -Le advirtió. -Yo le creo, ¿pero como pretende que haga que los padres de los
P 44-4
dos mil alumnos que asisten a esta escuela le crean?
- ¿Y su única salida es dejarme sin empleo? -Definitivamente iba a perder toda su calma.
-Lo siento mucho Camila. -Se disculpó. -En esta escuela tenemos una reputación que cuidar.
-Reputación que probablemente yo podría arruinar si dijese que me despidieron a causa de sus prejuicios. -
Dijo con enojo. - ¿Cómo le dicen a eso? ¿Discriminación?
-No de vueltas las cosas señorita Cabello.
- ¡Entonces usted debería aprender a no juzgar a las personas por el infierno que pasaron! -Gritó con todas
sus fuerzas. -No tiene ni una puta idea, de lo duro que es para cualquiera dejar su doloroso pasado atrás,
intentar olvidarse de lo que paso, solo para que un hijo de puta como usted venga a recordárselo, a
despreciarlo y a arrebatarle todo lo que uno se esforzó en lograr para poder superar esa etapa de su vida. -
Los gritos de Camila se escuchaban por toda la casa, y esto alerto a su madre, a su hermana y a Dinah, que
estaba esperando a que la joven terminara de hablar por teléfono para acompañarla a la reunión con su
abogada. Así que la chica decidió a subir a su habitación, para ver de qué se trataba toda esa conmoción.
-Me parece que debería controlarse, yo no le estoy faltando el respeto.
-Oh, ¿de verdad no lo está haciendo? -Preguntó con ironía. -Tal vez no lo está haciendo explícitamente, pero
créame que las acciones hablan más que las palabras. ¡Y denigrar a alguien es una falta de respeto, idiota!
- ¡El lenguaje!
- ¿Qué caso tiene que me contenga? Usted ya no es mi jefe después de todo. -Ya no se iba a contener de
decir lo que pensaba. -Váyase a la mierda, y en lo posible encuentre una forma de irse al infierno también y
pudrirse ahí junto a todos los idiotas que trabajan en su superficial escuela.
-¡Hey! -Dinah entro al cuarto en ese momento. -Camila, ¿qué son esos gritos?
- ¿Tiene algo más que decirme? Porque tengo un juicio para el que debo prepararme.
-No te molestes en venir la próxima semana a dar clases. -Dijo cortante. -Me encargare de enviarte todas tus
cosas de nuevo a Estados Unidos.
-Métaselas en donde no le llegue el sol Parker. Estoy segura que debes tener ese agujero abierto de par en
par. -Dijo riendo. -Muérase. -Luego de eso, Camila termino la llamada sin dejar que su ahora ex jefe la
reprendiera de nuevo por sus faltas de respeto. Muchas cosas ya dejaron de importarle, y luego de todo lo
que había vivido en su vida, ella por fin llego a la conclusión que no iba a dejar que los demás intenten
pasar por encima de ella. Nunca más.
-Wow wow wow wow... ¿Qué demonios paso aquí? -Dinah se acercó con cuidado a su amiga, no quería
resultar herida en caso de que la chica perdiera los estribos.
-Era Parker. -Respondió, aun mirando la pantalla de su celular, sin poder creer las palabras que habían
salido de su boca hace unos segundos. - ¿Qué crees? Soy noticia internacional. Oh, y me despidieron. -
Camila ignoro a su amiga y corrió hacia su closet para buscar su bolso.
P 44-5
- ¿Qué? ¿Por qué?
-Aparentemente no quiere que sus alumnos estén bajo la enseñanza de una puta. -Se encogió de hombros,
intentando demostrar que eso no le afectaba en nada.
-No puedo creer que haya hecho eso. Pero eso explica tus gritos. -Camila la ignoro, mientras seguía
guardando cosas sin cuidado dentro de su bolso, probablemente papeles y documentos que necesitaría para
ir a ver a su abogada. -Estábamos preocupadas y...
-No. -La interrumpió. -Dejen de preocuparse por mí, por favor.
-Pero Mila...
-No necesito la lastima de nadie. Estoy harta de recibir lastima y desprecio de todos lados.
-Solo nos preocupamos porque nos importas Camila, no es por lastima. -Dinah llego a su lado y puso una de
sus manos en un hombro de la joven, intentando demostrar la sinceridad de sus palabras.
- ¿En serio Dinah? -Se volteo a ver a su amiga. - ¿Por eso me defendías en la escuela cada vez que alguien
me molestaba? ¿Por eso mi mamá te suplicaba para que hables con los profesores para justificar mis
ausencias en la escuela cada vez que Alejandro me daba una paliza? ¿Por eso me conseguiste ese trabajo en
Londres? -Preguntó con odio. - ¿Estas segura que no fue por lastima?
-Lo hice porque soy tu amiga.
-Esa excusa es basura. -Se quitó la mano de su amiga de encima. -Ni siquiera defiendes así a tus propios
hermanos. ¿Y sabes por qué? -Dinah negó, interesada por ver lo que Camila tenía que decir. -Porque a ellos
no les tocó vivir una vida de mierda como la mía. -Y solo así, la joven tomó su bolso y comenzó a caminar
hasta la puerta. Ya ni siquiera quería que su amiga la acompañe a ver a su abogada.
-Mila, yo te entiendo pero...
-¡No! ¡Basta! -Se volteo bruscamente, y arrojo su bolso al suelo antes de caminar hacia ella para enfrentarla,
quería decirle todo lo que pensaba mientras la miraba directo a los ojos. -Tú no entiendes por lo que yo
pase, nadie lo entiende. Quiero que dejes de aparentar que lo haces.
- ¡Solamente intento hacer bien las cosas por ti!
- ¿Y cómo te funciono eso? ¿Te parece que estoy bien?
- ¿Cuál es tu problema? Sabes que cuando me necesitaste siempre estuve ahí para ti, lista para salvar tu
trasero. No intentes ser una perra conmigo porque voy a partirte el trasero de una patada.
-Quiero que te vayas. -Le dijo con frialdad.
-No lo haré, el juicio es en unas semanas y...
-Tú tienes un trabajo en Londres, y el juicio me involucra a mí y no a ti. -Dijo apuntándola con su dedo,
Dinah vio la necesidad de tomar su brazo y alejarlo de ella, pensando que Camila en ese estado sería capaz
P 44-6
de lastimarla. -No te necesito Dinah.
-Pero, Mila... -Intentó buscar comprensión.
-Quiero que te vayas y dejes de preocuparte por mí. -Se dio media vuelta, ya no quería continuar con esta
conversación, tenía cosas más importantes que hacer. -Si en realidad eres mi amiga, por favor haz eso por
mí. -Ni siquiera se quedó a esperar una respuesta, solo volvió a tomar su bolso y salió del cuarto. Dejando a
Dinah al borde de las lágrimas y con miles de preguntas rondando en su mente. Sobre todo una en especial...

- ¿Cuándo fue que se volvió una perra?


_______________________________________________________

El martes por la mañana las cosas fueron mejor para Lauren. Primero, se levantó de un humor inusualmente
bueno. Tal vez fue porque por fin pudo dormir tranquilamente por una buena cantidad de horas, algo que
desde hace meses no pasaba. Luego, al ver que se había levantado con tiempo de sobra antes de ir al trabajo,
decidió salir a correr por parque que quedaba a unas cuadras de su departamento para despejarse aún más,
si es que eso era posible, y llevo a Buster con ella para que el cachorro hiciera un poco de ejercicio.
Cuando volvieron a casa se aseguró que el pequeño tuviera agua fresca para beber luego de sus divertidas
actividades en el parque, y se dio el gusto de disfrutar de un gran desayuno, un gusto que no se daba hace
mucho. Usualmente sus desayunos siempre consistían de una taza de café negro algo fría que Madison le
llevaba a su oficina cada mañana. En resumen, todo indicaba que el día iba a marchar bien por primera vez
en un largo tiempo.
Gran error.
Lauren sabía que algo iba a cambiar, y tal vez no para bien, en el momento en que entro a su enorme oficina
y vio que alguien había movido su escritorio y cosas de lugar. Pero eso no fue lo que la sorprendió, sino que
del otro lado de la oficina, había otro escritorio igual al suyo, el cual estaba vació y al parecer esperando
por alguien.
-Buenos días, señorita Jauregui. -Madison entro a su oficina, como siempre con una taza de café que dejo
sobre el escritorio de su jefa.
- ¿Qué es esto Madison? -Dijo haciendo referencia al otro mueble que se encontraba en su espacio.
-No lo sé, estaba ahí esta mañana cuando llegue. -Dijo con sinceridad, esperando no meterse en problemas. -
Oh, su padre dijo que quería verla. ¿Quiere que le avise que ya está aquí?
-Por favor. -Pidió con una sonrisa y se sentó en su silla. La joven secretaria se retiró de la oficina a pasos
agigantados para completar su deber, y a Lauren solo le quedo relajarse y preguntarse qué demonios era lo
que estaba pasando. Tal vez era un nuevo escritorio que habían traído para reemplazar el de ella, que ya
estaba algo viejo y arruinado, directamente eso fue lo que pensó así que no se preocupó mucho por eso.
P 44-7
Hasta que Michael apareció.
-Buenos días hija. -Saludo con una sonrisa. - ¿Cómo amaneciste?
-De un humor increíblemente bueno. -Dijo aun sin poder creerlo. - ¿Qué es todo esto? -Preguntó señalando a
lo que se encontraba al otro lado de su oficina.
-Eso... -Michael camino hasta el escritorio. -Es la solución de la que te estaba hablando ayer.
- ¿Piensas que un nuevo escritorio va a resolver todos mis problemas?
-Oh, este escritorio no es para ti. -Dijo riendo, aunque a Lauren eso no le causo mucha risa. Si su padre tenía
pensado hacer lo que ella imaginaba, no había manera de que su oficina, su espacio personal, sea
compartida. -Pensé que necesitarías un poco de ayuda, ya sabes, este trabajo parece muy pesado para ti.
-No voy a compartir mi trabajo, y mucho menos mi propia oficina con un desconocido.
-Tranquila hija, ella no es una desconocida. -Michael caminó hasta las puertas de la oficina, una figura
borrosa podía verse del otro lado a través de los opacos vidrios, una imagen no lo suficientemente clara
para que Lauren pudiera darse cuenta de quien estaba al otro lado, pero antes de que el hombre pudiera
abrirla el mismo, estas se abrieron, dejando al descubierto una identidad, y a Lauren sin palabras.
-Buenos días, hermanita...
Le llegó el sueño totalmente listo para ella Y el sueño se vuelve realidad señores

P 44-8
Capítulo 43 - "¿Qué demonios acaba de pasar?"
38K 2.1K 1.5K
by gotdynamites

- ¿Estás seguro de que esto es una buena idea, Papá?


Lauren no sabía cómo sentirse al respeto, tal vez no había tenido la posibilidad de pensar en eso ya que su
mente se puso en blanco en el momento que vio a Camila atravesar las puertas de la que ahora es su oficina.
La oficina de Lauren y Camila... Aún era algo difícil de procesar.
La joven Jauregui no quería estar en presencia de Camila, a decir verdad, por eso se disculpó de inmediato
y salió de esa oficina lo más rápido posible con Michael siguiéndola, sin siquiera dirigirle la palabra a la
otra chica que aún seguía de pie junto a la puerta. Ahora ambos se encontraban en la oficina de él, Lauren
estaba presentándole sus quejas acerca de este nuevo arreglo que se estaba dando en la empresa, o más bien,
estaba evitando a Camila aunque no lo admitiera. Algo había cambiado y ella podía notarlo, ¿nunca tuviste
esos sueños que te cambian por completo la perspectiva que tenías de una persona? Tal vez esa sensación
que la joven tenía era a causa de ese sueño que había tenido hace unos días, para su vergüenza, en presencia
de Normani. O tal vez era porque realmente Camila había cambiado.
-Me parece una idea excelente. -Lauren había dejado la puerta de la oficina de Michael entre abierta, y por
ese pequeño espacio vigilaba que nadie se acercara lo suficiente como para escuchar lo que estaban
hablando, porque aún no tenía idea de si los empleados conocían que parte de la historia Camila ocupaba en
la vida de los Jauregui. -Hija, puedes sentarte si quieres. -La invitó con ironía.
-Es que no entiendo porque se te ocurrió que poner a Camila a trabajar en mi puesto es una buena idea. -
Cerró con cuidado la puerta y se sentó en una de las sillas al otro lado del escritorio de Michael. -Ella no
debe tener de una mínima idea de lo que hacemos, solo va a hacer que el desastre que yo provoque sea más
grande.
-Y para evitar que eso pase, tú debes estar a su lado guiándola para que todo salga a la perfección. Tal
como a ti te gusta. -La joven no podía creer lo que estaba escuchando. - ¿Por qué piensas que ella va a hacer
las cosas mal?
-Primero en principal; ella no tiene ningún estudio necesario para ocupar mi puesto...
-Ella no va a ocupar tu puesto Lauren, solo lo van a compartir.
-Segundo... -Continuó haciendo caso omiso a las palabras del hombre. - ¿Qué te hace pensar que una
profesora de música sabe sobre finanzas?
-Tú tampoco sabías nada sobre esa área hasta que aprendiste.
-Porque quise aprender sobre eso, Camila quiso ser profesora de música y por eso aprendió sobre eso. -Su
punto no tenía sentido, sabía que Michael tenía razón pero no le gustaba sentirse derrotada. -De todas
maneras, ¿Qué paso con su trabajo en Londres?
P 45-1
-La despidieron justo ayer. Seguramente te estas preguntando como fue que termino aquí, ¿verdad? -Lauren
asintió. -Bueno, le ofrecí hacerme cargo de sus gastos ya que no tenía trabajo, pero me dijo que no quería
sentirse como una carga más aunque yo le asegure que no lo era. Y me preguntó si aún seguía en pie la
propuesta que le había hecho hace unos meses...
- ¿Qué propuesta?
-De si quería ocupar un puesto en la empresa. -Explicó con calma, como si lo que dijera no estuviera
afectando a Lauren. -Así que decidí dárselo. Me gusta que quiera ser responsable y ganar su propio dinero.
- ¿Y por eso pensaste que era una buena idea?
-No entiendo cuál es tu problema Lauren, según tengo entendido, tú también le habías ofrecido un trabajo a
Camila hace un tiempo.
- ¿De dónde sacaste esa estupidez?
-Ella me lo dijo. Creo que también menciono algo de intentaste convencerla diciéndole que el uniforme le
quedaba genial o algo así.
Lauren recordaba esa conversación con claridad, había sido unos días antes de que Camila partiera a
Londres y todo se caiga a pedazos. Pero no la sorprendía el hecho de que la joven aun recordaba esas
palabras al aire que la empresaria había dicho -y de las que se estaba arrepintiendo, por cierto-, sino el
hecho de que jamás creyó a Camila capaz de usar sus palabras para manipular a las personas para conseguir
algo a cambio, en especial a su propio padre. Después de todas las veces que había escuchado a la bailarina
quejarse sobre lo manipulador y mentiroso que Alejandro era, esto era lo que menos esperaba. Pero supuso
que Camila aprendió del mejor, aprendió a manipular a su entorno, a pretender ser alguien que no era y
sobre todo, a no tener remordimiento por las cosas malas que hacía, o estaba por hacer.
-Eso es basura. -Se levantó bruscamente de la silla. -Y si alguna vez le ofrecí trabajo, estaba pensando en
más bien, no sé, un trabajo de secretaria o algo. Jamás dije que quería compartir mi puesto en la empresa.
-Lauren, créeme cuando te digo que esto las va a beneficiar a ambas. Camila consigue un trabajo estable
para mantenerse ella y ayudar a su madre y hermana, de paso aprende cosas nuevas...
- ¿Y en que me beneficia a mí? -Michael rio antes de responder.
- ¿No tenías algo que decirle a Camila? -Dio justo en el blanco, porque Lauren sonrió un poco al pensar en
el hecho de que tal vez ahora podría sentarse y tener con Camila la charla que había estado ansiando hace
meses. Moría por decirle la verdad. -Quiero que ambas tengan una buena relación, que se lleven bien, y que
todo vuelva a ser como antes.
-Eso no será posible. -La sonrisa de la joven se borró de inmediato. -No creo que Camila y yo podamos
tener esa relación de "hermanas" que tanto ansias, porque nunca la tuvimos en primer lugar.
-Me estas mal interpretando Lauren, de nuevo. -Odiaba que hiciera eso, casi tanto como ella odiaba que su
padre suspirara con enojo cuando se estaba frustrando a causa de sus actitudes. -Cuando dije que "quiero
que todo vuelva a ser como antes" me refería sobre todo a tu relación con Camila. -Lauren lo miro

P 45-2
sorprendida. -Quiero que tú y ella arreglen las cosas, y retomen la relación que se terminó por una mentira
mía.
-Te... Te refieres a que... Si Camila y yo volviéramos a ser amantes, ¿tú estarías de acuerdo con eso?
-Estaría más de acuerdo si tuvieran una relación más seria que eso. Pero sí. -La joven no pudo contener su
sonrisa. -La amas, ¿verdad?
-Mucho, Papá. -Respondió con sinceridad. -Dios, la amo demasiado.
-Bien. -La sonrisa de Michael estaba igualando a la de Lauren. A pesar de que sabía que la gente iba a
hablar y a juzgar a causa de la relación de las jóvenes, sobre todo si muchos aún seguían pensando que
Lauren era la hija biológica de él, la verdad era que eso le importaba poco. Solo quería que ambas
recuperaban la felicidad de la que él fue cómplice de arrebatarles. -Ahora, ve e inténtalo.

Esta charla lleno a la joven de todo el valor que necesitaba para por fin enfrentar a Camila, ni siquiera se
tomó un minuto para agradecerle a su padre o para despedirse de él porque con prisa camino hacía la puerta
y salió de la oficina, lista para arreglar las cosas con su bailarina preferida, o por lo menos lo intentarlo. No
tenía la certeza de lo que iba a pasar, pero si sabía que no se iba a rendir con facilidad, porque ya no había
nada que les impidiera estar juntas, excepto el orgullo de Camila.
________________________________________________

-Entonces, ¿ya tienes pensando lo que vas a decir en el estrado? -Camila debía reunirse con su abogada,
Hailee, en su despacho esa mañana para preparar su testimonio para cuando fuera su turno de declarar en la
corte. Pero a causa de este nuevo trabajo que estaba comenzando, hizo provecho de lo que ser la hija del
jefe implicaba, y le pidió a la joven abogada que se reunieran en su oficina. Además, Lauren había huido del
lugar apenas la vio esa mañana y no sabía en donde estaba, no era que le importase de todos modos -o al
menos ella quería convencerse así misma de que no le importaba-, así que no pensaba que le iba a importar
su presencia.
-Que Alejandro Cabello es un hijo de puta que merece pudrirse en el infierno. ¿Crees que eso sirva? -Dijo
con honestidad.
-Me temo que no, linda. -Hailee rio. -Primero, ningún juez o jurado pasa por alto los insultos y las faltas de
respeto, por más que respeto sea lo que el acusado menos se merezca. Si quieres que te tomen en cuenta
debes ser educada, y por sobre todo ser honesta.
-Fui honesta al decir eso sobre Alejandro.
-Me refiero a que debes ser educadamente honesta. -La joven abogada se sentó sobre el nuevo escritorio de
Camila. Si Lauren hubiese estado allí ya le hubiera gritado que los muebles no son para sentarse. -No sé con
certeza que preguntas te van a hacer los demás participes en el estrado, pero si podemos practicar las que yo
te haré para justificar tu defensa.

P 45-3
- ¿Y esas preguntas son...?
-Por ejemplo, si yo te preguntó ¿Qué fue lo que Alejandro Cabello te hizo? ¿Qué me responderías? -Camila
dejo de girar en la enorme silla de escritorio que ahora le pertenecía, y se tomó un momento para pensar sus
palabras. Si le costaba contarle su historia incluso a las personas más cercanas a ella, ¿cómo haría para
contárselas a un montón de desconocidos en una corte? Tal vez la presión la ayudaría a desahogarse y contar
toda la verdad, pero también podía jugarle en contra y hacer que arruine toda su declaración con tan solo una
palabra.
Se puso de pie y comenzó a dar vueltas alrededor de la enorme oficina, mientras Hailee la miraba tomar
cada paso impaciente por escuchar una respuesta. Estaba nerviosa, y era solo por una pregunta de ejemplo, y
eso también la ponía aún más nerviosa de subir al estrado. Pero si pretendía cambiar su persona y dejar de
mostrar debilidad frente a otros, tenía que superar esto, y ser un poco más orgullosa. No debía dejar que su
miedo se muestre, de esa forma rompería el ego de muchos de los presentes, en especial el de Alejandro.
-Alejandro arruinó mi vida. -Se detuvo a mirar la ciudad a través del enorme ventanal de la oficina, mientras
se desahogaba de toda la verdad. -Me privo de mi inocencia, me uso, me denigro, me maltrato, golpeo y
abuso.
-Bien, vamos por una cosa a la vez... -Dijo pensando su próxima pregunta. - ¿Cuándo fue la primera vez que
Alejandro la golpeo? -Hailee preguntó, para ver si podían tener una declaración lo suficientemente lista para
ir practicando durante los días previos al juicio.
-La primera vez que me golpeó yo tenía ocho años. Le hice una pregunta que cualquier niña inocente de esa
edad podría hacerle a su padre, y en lugar de responder con algo coherente me abofeteo tan fuerte que hizo
que me cayera de mi silla, en el medio de la cena. Recuerdo a mi madre mirando esa escena con lágrimas en
los ojos, supongo que porque le dolía ver lo que él me estaba haciendo, y también porque no podía hacer
nada para defenderme. Estaba amenazada y no tenía otra opción más que sentarse y pretender que todo
estaba en orden. -Suspiro antes de continuar. -Y ese tipo de agresiones continuaron, y luego de los quince
años solo empeoraron. Llegue a faltar a la escuela durante semanas para poder recuperarme de las palizas
que él me daba cuando no lo complacía en algo.
-Puede decirme, ¿qué fue lo que hizo que los golpes, agresiones o como quiera llamarle, empeoraran? -La
abogada se levantó de su asiento y se acercó más a la joven, que parecía no tener interés de moverse de esa
ventana.
-Cuando tenía quince años... Bueno, mi padre trabajo en todo eso del entretenimiento para adultos desde un
largo tiempo, creo que el club Electric City tenía más años que yo en el momento en que lo cerraron. Tal vez
esa dedicación que puso en ese negocio fue la razón por la que nunca estaba en casa, y por la que a veces
agradecía. Si él no estaba en casa significaba que yo estaba a salvo. -Cerró sus ojos con fuerza, porque ya
podía sentir como las lágrimas estaban queriendo salir para resbalar sobre la piel de sus mejillas. -Cuando
tenía quince años, una de las bailarinas del club fue despedida, recuerdo que una vez escuche a Alejandro
hablando sobre como esa chica era un desastre y que siempre la abucheaban durante sus espectáculos, sus
exactas palabras en realidad fueron "esa puta es una pérdida de dinero" así que creo que por eso la
despidió. -Rio. -Entonces el entro a mi habitación un día y empezó a gritarme, diciendo que ya tenía edad
para trabajar y que me había conseguido un empleo que era ideal para mí. Yo pensé, "genial, un trabajo me
vendría genial para poder juntar dinero para la universidad y esas cosas". Luego se calmo y empezó a hablar
con dulzura y cariño, y era tan raro escucharlo hablar como si... Como si yo le interesara, como si el me
P 45-4
amara, y creo que eso me hizo sentir miedo. Él no era de las personas que acostumbraban a dar cumplidos,
me resulto extraño que se acercara a mí, acariciara mi mejilla y comenzaba hablar de lo linda que era y de
como me estaba convirtiendo en una hermosa mujer, incluso me hizo ponerme de pie frente a un gran espejo
y me hizo verme en él durante unos minutos, como si quisiera asegurarse de que yo me amara a mí misma,
que tuviera un gran autoestima, me halagaba y me decía muchas cosas bonitas mientras frotaba mis hombros
y eso me gustaba porque ¿qué chica de quince años no se siente insegura de su cuerpo? Y pensé que lo
estaba haciendo porque por fin se había dignado a ser un buen padre, a prestarme atención y darse cuenta de
lo que me molestaba, pero el solo se estaba aprovechando de mis inseguridades en ese tiempo. Debí haber
sospechado de sus verdaderas intenciones en ese momento en lugar de aceptar sin pensarlo, porque cuando
él me dijo que su plan era que yo trabajase como stripper en su club, me negué inmediatamente, y ese día el
me dio una de las palizas más grandes que recuerdo.
-Camila... -Hailee puso una mano en el hombro de Camila e hizo que la joven se gire para poder mirarla a
los ojos. -Alejandro... Ya sabes... ¿Abuso sexualmente de ti?
-No. -Respondió con seguridad. -No, nunca lo hizo. Y aunque no lo creas estoy eternamente agradecida con
él por no haberlo hecho. Porque se lo pervertido que es, y de las veces que se aprovechó de sus empleadas
del club. Y lo sé porque cada vez que algo de eso pasaba, esas chicas venían a desquitarse conmigo. -Rio,
recordando las veces que las demás bailarinas del club la insultaban, empujaban o golpeaban, incluso la
culpaban por todo lo que Alejandro había provocado y en muchas ocasiones hasta la habían escupido. Pero
claro, esos abusos nunca se compararon con los que Camila sufría en su hogar. -Pero no, él nunca me toco,
ni siquiera un solo cabello.
-Bien, vamos a retirar esa pregunta porque lo vas a terminar beneficiando a él con la respuest...-Hailee se
dio cuenta del estado de animo de Camila, y decidió poner un freno. -Si quieres llorar, puedes hacerlo...
Sabes...
-No, estoy bien. -Dijo intentando secar sus lágrimas que habían comenzado a caer. -Ni siquiera termine de
responder a tus preguntas.
-Eso podemos hacerlo otro día, creo que ya es suficiente por hoy. -Dijo con una sonrisa y camino hasta su
bolso para guardar sus cosas y dar por terminada su pequeña reunión. - ¿Tienes alguna pregunta?
- ¿Podrías abrazarme? -Preguntó la joven, sin vergüenza. -Realmente necesito un abrazo ahora. Y no confió
en nadie en este lugar.
- ¿Y confías en mí?
-Por lo menos te tengo un poco más de confianza. -Dijo mirando el suelo, ya se estaba arrepintiendo de
haber hecho esa pregunta, pero necesitaba algún tipo de consuelo antes de que explotase y termine
arrojándose por la ventana de la oficina.
-Ven aquí, linda. -Hailee envolvió a la chica con sus brazos, y Camila no tardó mucho en hacer lo mismo y
en cerrar sus ojos con fuerzas y relajándose ante la contención que le estaba siendo brindada, tenía que
evitar llorar en cada ocasión si su propósito era demostrar lo fuerte que era. -Tienes mi palabra de que todo
va a salir bien, no hay forma de que el bastardo pueda salir de esta.
- ¿De verdad?
P 45-5
-De verdad, le espera una inyección letal luego del juicio, créeme. -Camila rompió el abrazo en ese
momento para poder mirar a su abogada de frente.
-Tú... ¿Tú crees que le darán la pena de muerte?
-Bueno, está acusado de doce crímenes que tienen un patrón idéntico. Y en cada escena se encontraron la
cantidad de pruebas necesarias para inculparlo. Cuando eso pasa, generalmente se califica a esas personas
como asesinos seriales. Y aquí en Florida eso se castiga con la pena de muerte.
-Entonces, ¿lo mataran después del juicio?
-Probablemente lo van a mantener vivo un tiempo en la cárcel para que cumpla con las condenas de los otros
delitos menores que enfrenta. -Explico. -Ya sabes, unos años de cárcel y después, pena de muerte. Es como
adelantar el proceso de cadena perpetua, solo que haciéndolo sufrir un poco más. -Camila no sabía cómo
sentirse respecto a eso, a pesar de todo lo que el hombre le había hecho, no estaba segura de sí disfrutaría
verlo morir, pero estaba segura que todos esperaban que lo hiciera.
- ¿Hay alguna razón por la que no quieras que eso pase? -Preguntó tomando el rostro de la joven en sus
manos, y haciendo que sus miradas se encontrasen. Algo que incomodo a Camila, un poco.
-N-no.
-Bien. -Hailee sonrió y volvió a caminar de nuevo hacía el escritorio de la otra joven para tomar su bolso. -
Me gusta tu nueva oficina, es espaciosa y muy cómoda. -Comentó mientras miraba los cuadros que colgaban
de unas de las paredes, que sin dudas habían sido realizados por Lauren, conocía cada uno de sus trazados
característicos como las líneas de su propia mano.
-Si... No está mal, es hermosa. -Dijo mientras se paraba al lado de la abogada y observaba los dibujos junto
con ella.
-Nah, hermosa eres tú. -Camila pudo jurar que si hubiese estado bebiendo algo en ese momento,
probablemente ya había arruinado todos los dibujos de Lauren porque sin dudas hubiera escupido todo.
Había escuchado a Hailee hacer esos tipos de comentarios antes pero solo se pensaba que la joven abogada
estaba siendo gentil con ella, pero luego de eso era imposible no pensar en cuáles eran sus verdaderas
intenciones. -Tu oficina es hermosa también, si era lo que querías escuchar.
-Ah, yo...
-NUESTRA oficina. -No era muy difícil reconocer esa voz, Lauren siempre era muy oportunista para hacer
sus apariciones... Y sí, eso fue sarcasmo.
-Jauregui, que gusto verte. -Hailee saludo a su amiga. -Solo estábamos organizando algunas cosas del juicio.
Por cierto, sigues dibujando como una experta.
-Gracias Halz. -El susto de Camila desapareció luego de ver la sonrisa de Lauren al hablar con la otra
chica. Pensó que había escuchado el inconfundible coqueteo que Hailee había intentado con ella hace unos
segundos, pero al parecer llego justo a tiempo para solo escucharla hablando sobre lo hermosa que era la
oficina. -Sabes, tengo algo que contarte que creo que podrí... -Camila interrumpió a la ojiverde en ese

P 45-6
momento.
-De hecho, Balls ya se iba. -Dijo pasando uno de sus brazos por los hombros de Hailee, y sonriéndole con
malicia a Lauren, intentando buscar una provocación que tanto ansiaba.
-¿Balls? -Pregunto la abogada.
-Sí, decidí darte un apodo. Después de todo, ya sabes, ya hay suficiente confianza entre nosotras. -Al
momento de decir las últimas palabras, Camila miro fijamente a Lauren a los ojos. Y si, sus intenciones
estaban dando resultado. -Vamos, te acompaño hasta la salida. -Tomó la mano de la chica, sin esperar una
respuesta. Solo quería salir de ahí lo antes posible y provocar a su "hermana" en el intento.
Lauren intentó protestar contra eso, en serio quiso. Porque las faltas de respeto eran una de las muchas cosas
que le molestaban, y Camila no solo acababa de ser grosera con ella sino que con Hailee también. Pero se
mantuvo de decir algo y solo dejo que las dos chicas se fueran de la oficina, porque no quería tener más
problemas si lo que pretendía era recuperar su relación con la joven de ojos marrones.
Camila en cambio, además de provocar a Lauren, quería deshacerse de Hailee cuando antes porque luego de
ese comentario acerca de lo hermosa que era a comparación de su espacio de trabajo, comenzó a sentirse un
poco incomoda y tal vez necesitaría un tiempo para analizar mejor la situación y asegurarse de que no mal
interpreto las palabras de su abogada. Así que la despidió con un rápido abrazo en la puerta de la empresa e
intento evitar que la otra chica le diera un beso en la mejilla en señal de saludo, algo en lo que fracaso,
porque no había forma no grosera de lograr que eso pasara.
-Dios... -Suspiro una vez que ya había sido liberada de todo ese drama, y vio a Hailee alejarse del lugar en
su auto de alta gama. -Algún día voy a tener suerte en algo, algún día. -Parecía que todo lo que le pasaba de
alguna forma u otra siempre todo terminaba volviéndose en contra de ella. No la mal interpreten, era
satisfactorio saber que alguien la consideraba hermosa, pero no quería lidiar con una situación así, y mucho
menos ahora.
-Disculpe... -Una voz femenina sacó a la joven de su trance, y cuando volvió a la realidad, pudo ver a una
mujer su lado, la cual estaba tocando su hombro con suavidad en un intento de llamar su atención.
-Sí, lo siento estaba pensando en otra cosa. -Se disculpó. - ¿Qué sucede?
-Estoy aquí para hablar con alguien pero, nadie supo cómo ayudarme a llegar hasta su oficina. -Camila miro
alrededor del vestíbulo, solo para ver que todos los trabajadores de la recepción estaban muy entretenidos
con sus celulares como para prestarle atención a la mujer.
-Lo lamento por lo mal educados que estos ineptos pueden ser. -Dijo en voz alta para que los empleados
pudieran escucharla. Era tan solo su primer día en la empresa y ya se estaba ganando el odio de algunos
empleados. - ¿Con quién quiere hablar?
-Con Michael Jauregui...
-Bien, no sé muy bien cómo funciona esto. Es mi primer día aquí a decir verdad... -Comentó riendo, y
haciendo que la misteriosa mujer riera con ella. -No sé si tienes que tener alguna cita con el o algo por el
estilo, pero supongo que puedo hacer que le dedique unos minutos de su tiempo. -Le sonrió con amabilidad.
P 45-7
-Sígame.
-Muchas gracias, tesoro. -Le agradeció la mujer con una enorme sonrisa, Camila pudo jurar que hasta estaba
a punto de llorar de alegría.
-Por cierto, ¿podría decirme su nombre? Porque estoy segura que el preguntara por el para saber con quién
va a hablar.
-Claro. Me llamo Lucille Howard.
-Lucille... Es un gusto conocerla. -Le sonrió y le extendió su mano para presentarse mientras caminaban
hacía el ascensor del lugar. -Yo soy Camila.
-Es un placer. -Dijo estrechando la mano de la joven. - ¿Tú conoces a Michael Jauregui?
-Podría decirse. -Llamó al ascensor para que bajara. -En realidad, soy su hija.
Camila no sabe qué fue lo que dijo para que Lucille se incomodara tanto, solo supo que de un segundo a otro
su amigable sonrisa se borró, y sus ojos se llenaron de lágrimas con rapidez. Intento pensar que palabra
pudo haber herido los sentimientos de la mujer, pero no tuvo mucho tiempo para hacerlo, porque ella se dio
media vuelta y comenzó a caminar hasta la salida con rapidez.
-Espere... ¿No quería hablar con mi padre? -Al ver que no obtenía una respuesta, comenzó a correr para
poder alcanzarla. - ¡Lucille, espere! ¿Se encuentra bien? -La tomó del brazo para poder detenerla, pero
obtuvo su respuesta al ver como las lágrimas caían sin control por el rostro de Lucille.
-No importa. -Dijo entre un ahogado sollozo. -Ya encontré lo que buscaba.
Y sin decir nada más, se fue. Dejando a Camila confundida, demasiado confundida a decir verdad.
- ¿Qué... Qué demonios acaba de pasar?
JAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA Joder

P 45-8
Capítulo 44 - "Basta de orgullo"
40.2K 2.2K 2K
by gotdynamites

Los nuevos días de trabajo compartido transcurrieron de una forma peculiar para las dos chicas. A Camila
no le tomo mucho tiempo acostumbrarse al trabajo, a decir verdad había logrado comprender todas sus
nuevas tareas en su primer día, pero pretendía ser incompetente en sus tareas para lograr sacar de quicio a
Lauren. Y lo hacía aún más a propósito porque sabía que a la joven le molestaba pero nunca lo iba a admitir,
aunque el lenguaje corporal la delataba. Lauren, a decir verdad estaba molesta por ese tipo de actitudes,
pero se contenía porque sabía que enojarse solo iniciaría una pelea con Camila, que terminaría en un
distanciamiento que estaba intentando evitar a toda costa si quería recuperar a la chica que amaba.
Todo se había convertido en una situación de tira y afloja, y el enorme orgullo de ambas solo empeoraba las
cosas.
En los pasillos de la empresa ya se estaba comentando acerca de la nueva jefa que trabajaba en conjunto con
Lauren, y de cómo tenía unas peculiares actitudes de perra con todo aquel que lograra jugar con su corto
temperamento. En otras palabras, en unos días Camila logro imponer miedo en cada rincón de la empresa,
algo de lo que su padre Michael estaba orgulloso, y algo que Lauren veía como algo totalmente egocéntrico.
Los empleados que ya habían tratado con la ex bailarina ya estaban encontrando la forma de tratarla sin que
la chica terminara explotando en una rabieta. Otros todavía no habían tenido ese placer. Como por ejemplo,
Normani.
-Oh... -Como de costumbre, Normani entró sin tocar la puerta a la que ahora era la oficina de Lauren y
Camila. - ¿Dónde está Lauren? -Preguntó, intentando ser breve para continuar con su trabajo.
- ¿Qué te hace pensar que yo sé dónde está? -Camila contestó sin importancia, ni siquiera la miro al
momento de decir esto, ni siquiera mostro un poco de cortesía. Estaba sentada en su enorme silla, jugando
con su celular, y haciendo absolutamente nada del trabajo por el cual se le pagaba -tenía algunas tareas por
hacer, pero no las estaba haciendo porque sabía que era mejor pretender que no tenía idea de cómo
funcionaban las cosas para que Lauren terminara haciendo el trabajo sucio por ella, exactamente como había
pasado en estos últimos días- y era cómico que a Normani le molestara eso ya que cuando se trataba de
trabajar, ella era la persona menos responsable de todo el lugar.
-Así que tú eres la molesta nueva jefa de la que todos están hablando. -Dijo con ironía, mientras cerraba la
puerta a sus espaldas. Molestar un rato a Camila sería divertido.
- ¿Disculpa? -La joven obviamente no iba a ignorar esa falta de respeto hacía su ego. - ¿Quién eres tú?
-Normani Hamilton, nunca tuvimos la oportunidad de conocernos. Camila. -Le sonrió falsamente.
-Oh, tu eres esa amiga de Lauren.
-Soy SU mejor amiga. -Era increíble como los egos de ambas chocaban. -Te preguntare de nuevo, ¿Dónde
está Lauren?
-No lo sé. -Camila volvió a concentrarse en su celular. -No la tengo en mis bolsillos.
P 46-1
-Pero trabajas con ella...
- ¿Y? Eso no significa que estoy todo el tiempo pendiente de lo que haga. -Normani rio luego de escuchar la
declaración de la chica.
- ¿Eso es lo que te dices a ti misma antes de dormir cada noche? -Eso fue lo suficientemente fuerte para que
la joven dejara de prestarle atención a su celular y mirara a la chica que ahora estaba de pie frente a su
escritorio. -Apuesto a que ni siquiera tú te crees esa mentira.
-No estoy mintiendo. -Dijo con firmeza, intentando convencerse más a ella misma que a la otra joven. -No
me interesa, en absoluto, lo que Lauren haga.
-Sabes, jamás conocí a nadie que tenga un inmenso orgullo como el de Lauren... Y aun no lo he hecho a decir
verdad. -Apoyo sus manos sobre el escritorio para poder estar más a la altura de Camila. -Porque tu orgullo
es sin dudas mucho más grande que el de ella.
-Y... ¿Quién eres tú para decir eso de mí? -Preguntó desafiante, poniéndose de pie. Normani se paró derecha
y se cruzó de brazos antes de responder.
-Yo soy la razón por la que tú y Lauren se conocen. -Le sonrió con malicia. - ¿Recuerdas? Esa noche en el
club hace unos meses, la despedida de soltera sorpresa...
- ¿Tú me contrataste esa noche para que le baile a Lauren? -La otra joven asintió, pensando que ya había
ganado la discusión. - ¿Y qué esperas de mí? ¿Qué te devuelva tu dinero?
-Deberías agradecerme por lo menos. -Escupió con bronca. -De nada.
-Tienes razón. Perdón por mi falta de modales... -Camila comenzó a reír, parte de la actitud sarcástica que
estaba teniendo. -Wow, muchísimas gracias de verdad Normani.
-Eso es lo que quería escuch... -La joven la interrumpió.
-Muchísimas gracias por arruinar mi vida. -La joven morena se paralizo al escuchar eso. -Gracias por hacer
que me enamore de una persona a la que amas debí ver como nada más que una hermana.
-Wow... Tu orgullo en serio es tan grande, que no eres capaz de ver las cosas que pasan más allá de tu
propio trasero.
- ¿De qué estás hablando? -Camila estaba al borde de explotar. Últimamente estaba disfrutando el
sentimiento de tener siempre la razón, y quería estar siempre en lo cierto. Aunque con claridad, en este
momento estaba muy equivocada.
-Deberías hablar con Lauren. -Comenzó a caminar hacía la puerta, ya estaba harta de esta conversación. -
Hay muchas cosas que no entiendes, y tu orgullo te está impidiendo que lo hagas. -Antes de salir de la
oficina y dejar que a Camila la consuman sus pensamientos, Normani se detuvo y miro a la chica por encima
de su hombro. -A propósito, te mentí. Sé dónde está Lauren. -Era tan perra a veces que juraba que se amaba
a ella misma por eso... -Y ya que dijiste que no te importa en absoluto lo que ella haga, creo que no te
molestara saber que en este momento está con Ian en su oficina. -Camila se sorprendió tanto, que Normani
pudo jurar que casi se cae desmayada sobre su escritorio luego de que dijera eso. -Sí, Lauren nunca tuvo las
P 46-2
agallas para despedirlo, supongo que de alguna forma sigue siendo bastante unida con él. Pero, tal vez tu
podrías hacernos un favor a todos y echarlo de este lugar, ese idiota no es de mucha ayuda después de todo.
-Comentó, cada palabra hacía que la otra joven se tragara todo su lastimado ego. -En fin, seguiré con mi
trabajo, jefa.
A Camila le dolió, pero tuvo que admitir que Normani había dado en el blanco. Y por más que no lo
admitiera, sabía que tenía razón ya que en menos de un segundo la joven bailarina estaba saliendo de su
oficina y preguntándole a la secretaria en que piso quedaba la oficina del muchacho.
-----------------------------------
-Luego quiero que revises el rendimiento del sector 19...
- ¿Quieres que te alcance el informe cuando termine? -Preguntó el joven.
-No, llévaselos a mi Papá. -Lauren ni siquiera le dirigía la mirada, solo estaba ahí por cuestiones de trabajo
y se iba a mantener todo bajo profesionalismo. -Eso sería todo, ¿Alguna pregunta Ian? -Preguntó cuándo el
silencio del joven la sacó de su trance. Ian negó antes de arrepentirse y armarse de valor para preguntar
algo.
- ¿Cómo van las cosas con tu compañera? -Luego de todo lo que había pasado, él no sabía en qué estado
estaba la relación de Camila y Lauren en este momento, pero se daba una idea de que no iba muy bien. Las
paredes de la empresa eran gruesas pero los comentarios eran capaz de atravesarlas, y también lo hacían los
gritos de las chicas cada vez que discutían en la privacidad de su oficina. Además, el conocía la verdadera
historia de todo -gracias a los medios que se encargaron de contar cada pequeño detalle de la vida de
Alejandro Cabello, y porque en una de las tantas veces que pretendió ser un hombre sin maldad, hizo uso de
la confianza de Michael y le preguntó la verdadera historia de todo lo ocurrido-, sabía que las chicas en
realidad no eran hermanas, pero fingió un poco de ignorancia porque sabía que podía usar esa información
para su beneficio personal.
-Complicadas. -Solo respondió, sin darle los detalles que el chico tanto ansiaba saber.
- ¿Complicadas en el sentido de "es difícil trabajar con ella", o complicadas en el sentido de "la puta por la
que deje a mi prometido ya se olvidó de mi"? -Pero estaba dispuesto a encontrar una respuesta.
-Eso es algo totalmente ajeno a tu trabajo, y que no necesitas saber. -Continuo mirando los informes que Ian
había preparado, aunque ya los había leído un montón de veces, pero una relectura era mejor que prestarle
atención a ese idiota.
-Se comenta que la putita tiene actitudes de perra. -Lauren lo miro por fin, pero no era una mirada de cariño.
-O al menos eso es lo que los muchachos comentaron, pero también dicen que esta buena. Incluso suponen
que de seguro grita igual de fuerte en la cama. -Dejo escapar una pequeña risita. -Yo dije que podría
averiguar eso sin ningún problema. ¿Tú puedes contestar esa pregunta? De seguro tienes experiencia con ella
en esa área. -La joven seguía ignorándolo, no le iba a dar el gusto al muchacho. -O podría preguntarle a
alguno de los sujetos del club.
-No te pago para que hables mal de otros empleados.

P 46-3
-Te dije que esa tipa era malas noticias. -Dijo ignorando por completo las palabras de la chica.
-Tú también me dijiste que eras una buena persona y al final terminaste siendo un maldito. -Ian volvió a reír,
no tenía idea de porque toda esta situación le resultaba tan graciosa, pero si tenía una idea de lo que iba a
hacer con este tipo si no dejaba de hablar de Camila como si fuese un juguete.
-Sabes, Laur... He estado pensando mucho en que... -Mordió la punta de su pluma, mientras se acomodaba en
su silla y pretendía pensar. -Tú aún me amas.
-No puedo continuar amando a quien nunca ame en primer lugar, Dallas. -Era irónico que el aun tuviera ese
tipo de pensamientos, incluso después de que Lauren le arrojara su anillo de compromiso directo en la cara
hace unos meses atrás.
-Tus acciones demuestran otra cosa. -Sonrió, como si se estuviera burlando de la joven. -Si tanto me odias,
¿por qué no me has despedido aun?
-Porque eres eficiente en tu trabajo y no soy tan resentida cómo crees que soy.
-Claro, por eso mismo me rompiste la nariz cuando toque a tu juguetito personal. -Estaba al borde de perder
la paciencia. De nuevo. -Oh lo siento, cierto que se llama Camila.
- ¿Qué es lo que quieres, Ian? -Lauren por fin lo enfrento. - ¿Por qué estas todo el tiempo intentado hacer que
Camila parezca la mala de la historia? ¿Acaso estas reflejando el resentimiento que sientes porque te deje en
mí?
-Yo no estoy resentido. -Se rio. -Solamente estoy dolido de que preferiste a una prostituta barata antes que a
mí.
-Al parecer tu ego aun no te deja superar el hecho de que te deje porque no sentía nada por ti.
-Demuéstralo. -Miro a la joven directo a los ojos. -Pruébame que tienes las agallas suficientes para
deshacerte de mí por completo. Porque solo hay alguna razón por la que siempre pareces regresar a mí. -La
sonrisa burlona del chico hacían a Lauren querer borrársela de un golpe, y en lo posible romperle su
dentadura como lo había hecho la vez pasada con su nariz. -Demuéstrame que no te importo en lo más
mínimo.
-No tengo porque demostrarte nada. -Tomo sus cosas y se puso de pie. -Que tengas un buen día, Dallas.
-Sabes, Alejandro una vez me comentó... -Comenzó a decir antes de que Lauren pudiera salir de la oficina. -
Que Camila era la mejor puta que tenía en su negocio, dejaba a los clientes complacidos y a el, los bolsillos
llenos de dinero. -Apretó con fuerza el picaporte de la puerta, intentando contenerse. -Solo imagínate los
titulares, y cuando tus colegas se enteren. "Lauren Jauregui, la empresaria más joven y rica de Miami,
saliendo con una prostituta que paso por la entrepierna de la mitad de la población masculina de la ciudad".
Seguramente a los colegas de tu padre le encantara eso. Sabes, tu papá hizo un buen movimiento con eso de
contratar a Camila. Estoy seguro de que si deja que alguno de sus socios se la tiren un día, van a cerrar
muchos tratos y a conseguir dinero como locos.
-O tal vez podríamos hacer eso contigo, porque no te vendría para nada mal que te den por el culo, Ian. -

P 46-4
Escupió con bronca. -Haz tu trabajo, y cierra la boca.
-Eres muy hermosa, Lauren. -Dijo antes de que la joven se fuera de la oficina. -Y te mereces algo mejor que
esa zorra.
- ¿Y tú crees que eres mejor? -La ojiverde se acercó a pasos agigantados a Ian y se abalanzo sobre él,
creyendo que había dado justo en el blanco, se acomodó en su silla esperando que Lauren cayera en sus
brazos lista para darle otra oportunidad, se dedicó unos segundos para apreciar la perfecta anatomía de la
joven, y sin poder esperar más, con una de sus manos alcanzó la cintura de ella para poder acercarla más a
él. Vaya sorpresa que se llevó cuando a cambio de lograr sus intenciones, recibió una fuerte bofetada. - ¡No
vuelvas a ponerme la mano encima!
-Auch... -Se quejó mientras tocaba su mejilla, sí que dolía. - ¿Y qué vas a hacer al respecto?
-Algo que Camila nunca se atrevió a hacer. -Ian sonrió con malicia, recordando la situación que vivió con la
bailarina en el club, cuando tuvo que obligarla a que lo complazca pero ella nunca fue capaz de hacerlo.
Pero eso no era lo que Lauren tenía en mente.
-Voy a demandarte por acoso sexual. -Lo amenazo. -Tócame a mí, o a ella una vez más. Y lo siguiente que
estarás haciendo será despedirte de tu trabajo. -Lauren no sabía de donde venía todo ese coraje que sentía
cada vez que se enfrentaba con Ian, ella jamás había golpeado a alguien, ni siquiera jugando, pero en un
momento de furia fue hasta capaz de romperle la nariz en una ocasión. Y todo por Camila... Tal vez era
verdad que la gente hace cosas inimaginables por amor.
Salió de esa oficina, porque la tensión la estaba sofocando, dejando a Ian de nuevo avergonzado pero con la
desgracia de que nadie había podido ver ese momento -le hubiese encantado que todos los empleados de la
empresa vean como lo dejaba en ridículo una vez más, en especial Camila, eso hubiera sido un gran impulso
a su ego-, ya estaba harta de ese tipo, y había decido que le pondría un alto a todo tan pronto como pudiera,
ya no quería ver su cara por el edificio cada mañana, y mucho menos tener que lidiar con él. Y ahora más
que nada, porque Camila era parte de la empresa también... Hace unos días, Ian llamo a la oficina de Lauren
y Camila, con la intención de hablar con la chica de ojos verdes por una cuestión de trabajo simplemente,
pero la fría mirada que le dedico a Camila al pasar y la sonrisa burlona de su rostro sin dudas le habían
helado la sangre a la joven, Lauren pudo notarlo cuando vio la forma en que Camila se petrifico por
completo al verlo pasar, y por como huyo de la oficina tan pronto como Ian dejo de mirarla. Una escena que
sin dudas, petrifico a la empresaria también.
Si tenía que elegir entre la calidad de un empleado excepcional de la empresa, y el bienestar de Camila... La
elegiría a ella, una y mil veces.
Decir que corrió hasta su oficina seria exagerar las cosas, pero de hecho lo hizo; quería refugiarse en ese
pequeño espacio que ya no era tan personal para ella, le diría a su secretaria que no le pase ninguna llamada
por el resto del día, cancelaria todas sus reuniones y se iba a tomar un tiempo para pensar de qué manera
comenzar a hacer las cosas bien. Aunque principalmente, solamente quería que ya no la molesten.
Se encontró con una oficina vacía al entrar, lo cual le pareció extraño porque pudo jurar que Camila estaba
en su escritorio cuando ella se fue hace tan solo unos quince minutos. De todas maneras, el hecho de la
ausencia de la chica le dio la certeza de que por lo menos tendría unos minutos para estar sola y tranquila. O
tal vez solo unos segundos...
P 46-5
-Llama a Ian Dallas a la oficina, que venga aquí urgente. -Y ahí va su tranquilidad, escapándose junto con la
brisa de aire que el portazo que dio Camila al entrar creo. Vaya, ella podía ser muy mandona cuando se lo
proponía, incluso mucho más que su padre o Lauren misma.
- ¿Acaso soy tu secretaria? -Preguntó de mala manera.
-No, ¿pero no le pagas a una para que haga ese trabajo? -Camila le sonrió con malicia mientras se sentaba
en su escritorio al otro lado de la enorme oficina. -Ahora, Lauren. -Suspiro con fuerza, como si eso fuera a
liberarla de todo el estrés con el que cargaba, y llamó a Madison, su secretaria para que vaya en busca del
joven en cuestión. " Genial", pensó, " acabo de darle vuelta la cara a este tipo de un golpe porque estaba
harta de sus comentarios y ahora tengo que lidiar con él una vez más."
Si Lauren fuese paranoica, hasta pensaría que Camila estaba haciendo esto por venganza.
Si Lauren fuese paranoica, estaría en lo cierto. Camila lo estaba haciendo por venganza, pero no era una
venganza en contra de ella.
Hace unos minutos, mientras la joven ojiverde se abalanzaba sobre Ian para golpearlo luego de que el la
tocara, Camila había estado presente durante observando toda esa escena a través del pequeño espacio que
la puerta entreabierta dejaba. Lauren debió haberla cerrado, pero estaba demasiado consumida en su enojo
como para prestarle atención a ese detalle. Las palabras de Normani se repetían constantemente en su mente
al observar la discusión de los ex novios. "Tal vez tu podrías hacernos un favor a todos y echarlo de este
lugar, ese idiota no es de mucha ayuda después de todo."
No solo les haría un favor a todos, se haría un favor a ella misma también. Por primera vez en su vida se iba
a dar la libertad de sentir esa satisfacción.
- ¿Querías verme? -Ian llego rápido a la oficina. Gracias a las ansias que sentía, pensando que Lauren era
quien quería verlo a él, y pensando que había ganado de nuevo.
-No. -Lauren señalo hacía donde Camila estaba. -Ella quiere hablar contigo. -El chico la miro, pero ella le
hizo saber con la mirada que estaba igual de confundida que él. No tenía idea de lo que Camila tenía en
mente.
-Sí, señorita Jauregui. -Dijo acercándose al escritorio de su otra jefa, pretendiendo estar tranquilo cuando en
realidad por dentro quería matar a la joven a golpes.
-Señorita Cabello. -Lo corrigió. -Estás hablando conmigo, no con tu ex.
-Sí, señorita Cabello. -La poca paciencia que tenía, ya se había ido por completo.
-Ian. ¿Cuánto tiempo hace que trabajas aquí?
-Cinco años. Casi seis diría yo. -Respondió cortamente.
-Oh genial, eso significa que no te será muy difícil olvidarte de tu oficina. -Camila se empezó a reír, pero
Ian solo la miro totalmente confundido, y a sus espaldas, Lauren estaba observando la situación de la misma
manera. Ninguno de los dos entendía que estaba pasando.

P 46-6
- ¿De qué está hablando, señorita Cabello? -La joven sonrió ampliamente luego de que su risa muriera.
Sabía que iba a disfrutar escuchar las próximas palabras salir de su boca.
-Estas despedido. -Sí, eso fue sumamente satisfactorio.
-¿¡Qué!? ¡Pero... -Ian miro a Lauren a sus espaldas en busca de una respuesta, pero la chica solo se encogió
de hombros porque para ser sincera, jamás se esperó que Camila fuese capaz de hacer eso. - ¡No puedes
despedirme!
- ¿Ah no? -Se acomodó mejor en su silla. -Te tengo noticias Dallas, eres un empleado. -El muchacho estaba
sin palabras. - ¿Sabes que tienen en común un empleado y una bombilla de luz? -Esta situación, además de
confusa, se estaba volviendo tediosa y un turbia. -Ambos pueden reemplazarse cuando no sirven para nada. -
Lauren debía admitir que se sentía orgullosa de ese comentario. -Quiero tu oficina vacía para esta tarde.
-Pero... Lauren... -Intento buscar comprensión en su ex. Pero debió saber que no la encontraría, lastima era
lo que Lauren menos sentía en este momento.
-Vete, Ian. -Solo eso le dijo.
Estaba derrotado. En solo seis meses Ian había perdido todo. Primero la imagen de chico bueno y sin
maldad que se había creado para ganarse el cariño de Lauren y la confianza de su jefe, luego perdió a su
chica, y ahora estaba perdiendo su trabajo. Y era todo por causa de Camila Cabello, la joven que le sonreía
con satisfacción como si se estuviera burlando de el mientras el cumplía con la única opción que le quedaba,
retirarse de la oficina y aceptar su derrota.
- ¿Por qué hiciste eso? -Preguntó Lauren cuando el chico se fue. -Era un buen empleado.
-También era el mismo idiota que se aprovechó de ti. -Sin darse cuenta, había dejado al descubierto sus
verdaderas intenciones.
- ¿Hiciste eso por mí? -No había forma de que Camila pudiese hacer desaparecer las palabras que había
dicho sin querer, así que intento pensar una forma de salvar su orgullo.
-Claro. -Sonrió falsamente. -Eres mi hermana después de todo.
-Seguro. -La ojiverde se levantó de su silla y comenzó a caminar hacia el escritorio de Camila. Ella también
se puso de pie al ver que Lauren se acercaba, pero con la idea de escapar de ahí antes de que se hundiera
aun más. -Solo lo hiciste porque eres mi hermana.
- ¿Qué clase de hermana sería si no te apoyara? -Rio nerviosa.
- ¿Estas segura de que no hay otras cosas de por medio? -Camila no respondió. -Como el hecho de que me
sigues amando tan intensamente como la primera vez que hicimos el amor en esa estancia.
-No te veo como algo más que una hermana. -Dijo con firmeza. -Aunque quisiera mirarte con otros ojos, y
con otras intenciones. No puedo.
-Si puedes.

P 46-7
- ¡No puedo! -Le grito. - ¿Cuándo vas a superar el hecho de que tú y yo jamás volveremos a tener la relación
que teníamos antes? ¡Somos hermanas Lauren!
-Eso depende... -Respondió con calma.
- ¿Depende de qué?
-De cuánto tiempo te lleve a ti superar tu orgullo.
- ¿Orgullo? Intento hacer algo bueno por mi hermana, ¿y así es como me pagas?
- ¡Maldita sea! -Lauren pateo el escritorio de Camila, lo que hizo que la chica se asuste un poco ante esta
violenta reacción... Porque le recordaba a Alejandro, justo antes de que la castigara con una paliza. - ¡Deja
de decirme hermana, esa palabra me enferma!
-Pero si eso es lo que somos Lauren.
- ¡No! -Intento acercarse a Camila, pero por cada paso que ella daba, la chica retrocedía uno. Y así
siguieron, hasta que la pared le impidió a la bailarina continuar su escape. - ¡No! ¡No! ¡No! ¡Tú y yo no
somos hermanas!
-Bueno... ¡Solo porque tu no me consideres tu hermana no significa que no lo sea! -Le reprocho.
-Tú no eres mi hermana Camila. ¿¡No entiendes eso!?
-¿¡Y tú no entiendes que lo que tu creas no va a cambiar el hecho de qu-
En ese momento Camila se odio por ser tan débil, y odio a Lauren por tener la capacidad de borrar cada una
de las palabras de su mente con tan solo sus suaves labios.
Era una situación curiosa, porque la primera vez que habían discutido aquella noche en el Cuarto Pasión del
club en el que Camila trabajaba, ella había tenido la misma idea para terminar con los argumentos de la
empresaria; robándole las palabras -y el aliento- de un beso. No era que ella estuviera recordando ese
momento ahora de todos modos, estaba demasiado ocupada besando a Lauren con toda la pasión que se
estuvo acumulando durante los meses de ausencia que sus cuerpos sufrieron. Se extrañaba, se amaban, se
deseaban... Pero estaba prohibidas según Camila.
"Esto está mal" pensó cuando se dio cuenta de la realidad de la situación. "Pero se siente tan bien" pensó
cuando Lauren mordió su labio inferior juguetonamente . "Pero está mal, basta Camila", y con un leve
empujón sobre el pecho de la ojiverde, y en contra de sus deseos, termino con ese beso prohibido que
habían ansiado durante tantos meses, aunque no se atrevió a separarse demasiado de la otra chica.
-No somos hermanas. -Lauren susurro sin aliento sobre sus labios. -Yo fui adoptada.
- ¿¡Qué!? -La otra joven solo asintió, respondiendo a la pregunta sin sentido de Camila. - ¿Por qué no me lo
dijiste antes? -Y luego solo rio, antes de responder a la otra pregunta de la joven.
-Deberías preguntarle eso a tu orgullo. -Dijo al mismo tiempo que subía una de sus manos para acariciar la
suave piel de la mejilla de Camila. -Aunque estoy segura que acabo de destruirlo con ese beso. -Mordió sus
P 46-8
labios, deseando poder unir sus labios a los de la bailarina de nuevo. -La forma en que me correspondiste te
delata, hermanita. -Se burló de la palabra que estaba segura que Camila no usaría nunca más a partir de
ahora.
-Tal vez estés en lo cierto... -Dijo mientras acercaba su rostro aún más al de Lauren, y se permitió dejar que
sus labios se rocen por un minuto, disfrutando esa sensación antes de romper con la satisfacción que ese
simple contacto les hacía sentir. - Ojitos. -Lauren estaba segura de que Camila iba a besarla de nuevo a
juzgar por el cariño evidente en sus palabras. No se esperaba que la chica la empujara para sacársela de
encima, y mucho menos que le sonriera con malicia, como si acabara de lograr la mayor hazaña de su vida. -
Ahora si me disculpas, debo volver al trabajo. -Ignoro a la ojiverde por completo, y volvió a sentarse en su
silla. -Y tú también, Jauregui.
Camila Cabello era experta en algo más que la tentación, era experta en dejar a todo el mundo confundido a
su alrededor. En especial a Lauren. Pero esta vez ella se sentía más sorprendida con la indiferencia con la
que Camila reacciono ante su confesión, como si no le hubiese dicho una verdad que iba a cambiar su vida -
y también la de ella- por completo.
Carajo hasta aquí llego Ian Que rata pero tenía que decírtelo así para ver si Camila despertaba y dejaba su ego

P 46-9
Capítulo 45 - "Lo está haciendo a propósito"
42.3K 2.3K 1K
by gotdynamites

"No tengo porque soportar esto" Lauren se recordaba a sí misma. "Mucho menos en mi empresa". Era más
fácil decirlo que hacerlo, no podía encontrar la fuerza de voluntad necesaria para levantarse de su silla e ir a
terminar su almuerzo a otro lado, lejos de esta situación que bastante la estaba incomodando, aunque si tenía
la motivación justa para hacerlo; ¿Desde cuándo Camila y Hailee se volvieron tan unidas? Si mal no
recuerda, Michael le había dicho que la joven le tenía un poco de miedo a la abogada, pero por lo que veía
al parecer había podido superar eso con facilidad. Pues, sería raro que compartas tanto tu espacio personal
a una persona que le temes.
Hace unos minutos, cuando Hailee llego a su oficina para reunirse con Camila con la idea para preparar su
declaración para la corte, Lauren decidió no molestar a ambas chicas y salió de la oficina, también decidió
ir a almorzar junto con Normani para matar un poco de tiempo. No contó con el hecho de que Camila y
Hailee entrarían a la cafetería de la empresa minutos después. Aunque debió haberlo sospechado, su
paranoia le impedía ver algunas cosas por más obvias que sean.
-No tengo porque soportar esto. -Esta vez sin darse cuenta lo pensó en voz alta.
-Exacto. -La voz de Normani la saco de su trance. -Solo debes ir hasta ahí y decirles que vayan a
toquetearse a otra parte. -Lauren se sorprendió con lo que su amiga le acababa de decir. - ¿Qué? Eres muy
fácil de leer, tus expresiones de disgusto te delatan.
-Yo no estoy disgustada...
-No, claro que no, tienes razón. -Tomo un sorbo de su botella de agua. -Estas celosa.
Era difícil responder cuando ella había dado en el punto, y aunque sus palabras no le hayan dado a Normani
la respuesta que esperaba, sus expresiones si lo hicieron. Ni siquiera había tocado su almuerzo, no podía
despejar la vista de las chicas que estaban a unos metros de distancia. Lauren si sentía celos, pero también
bronca, porque hace apenas un día le había confesado a Camila una verdad que estaba segura que cambiaría
las cosas para bien, pero lo único que ella hizo fue jugar con ella y luego tratarla con indiferencia como si
nada hubiese pasado. No estaba dolida, estaba enojada.
- ¿Crees que se gusten? -Pregunto su amiga.
-Claro que no. -Dijo intentando convencerse más a su misma que a Normani. -Por lo menos, no creo que a
Camila le guste.
- ¿Estas segura? Porque desde aquí presiento que está a dos segundos de follarsela sobre la mesa.
Lauren se tomó un momento para mirar con más atención a Camila y Hailee, intentando buscar algún detalle
de su comportamiento que tal vez había pasado por alto. Pero solo podía sentirse a ella misma irradiar más
odio cada vez que veía como Hailee reía de los chistes -probablemente malos- de Camila, o como la joven
bailarina parecía acercarse más a su abogada conforme iban tomando más confianza con su conversación.
¿No se tenían que reunir para hablar sobre el juicio? Estaba segura que en la corte no te permiten reírte de
P 47-1
esa forma, en ese momento deseo poder escuchar de lo que las jóvenes estaban hablando.
Cada pequeño movimiento encendía una nueva chispa de bronca en su interior, podía jurar que lograba leer
los labios de Hailee y ver como los halagos sobre lo hermosa que Camila era se escapaban de sus labios,
podía jurar que la mirada de la abogada estaba fijada a la altura de los labios de Camila, podía jurar que la
forma en que ella se mordía el labio inferior cada vez que Camila hablaba era a causa de la enorme
tentación que sentía. Lo sabía porque ella también había pasado por eso cuando recién comenzó a
relacionarse con la muchacha.
Y luego pudo notar otras cosas, como por ejemplo la forma en que Camila evitaba la mirada de Hailee a
cualquier costo, a veces pretendía jugar con la comida en su plato, otras veces llegaba al límite de jugar con
las puntas del cabello de su abogada, incluso llego al límite de voltear su cabeza cuando Hailee se acercó -
demasiado- para susurrarle algo, y en ese momento su mirada se encontró con la de Lauren al otro lado de la
cafetería. Y su sonrisa llena de maldad la delato.
-Lo está haciendo a propósito. -Lauren lo sabía porque ya había caído en el encanto de la tentación de
Camila hace ya un largo tiempo. -Quiere provocarme.
- ¿Cómo lo sabes?
-Ya pase por eso una vez Normani. Además, ya sabes que las strippers tienen eso de la provocación y
tentación como un talento incorporado.
-Acaso... ¿Acabo de escuchar un estereotipo salir de tu boca? -Estaba sorprendida, Lauren siempre era la
primera en quejarse sobre los estereotipos y/o prejuicios de las personas. -Debes estar muy enojada.
- ¡Tampoco tengo que soportar tus chistes! -Se levantó bruscamente de su asiento. Era raro que la joven le
gritara a su amiga, o que gritara en realidad. Pero Normani la conocía y sabía que se le pasaría en un par de
minutos, Lauren jamás sirvió para enojarse con alguien por más de media hora. -Solo mira, si cuando yo me
vaya Camila empieza a actuar de una manera totalmente diferente... -Normani la interrumpió.
-Si estas en lo cierto y lo hace, sacare a tu perro a pasear todos los días durante un mes. -Dijo convencida de
que su amiga estaba siendo paranoica. Lauren les dio un último vistazo a las chicas, y también aprovecho
para devolverle la sonrisa burlona a Camila. Tal vez la había engañado varias veces, pero ella ya conocía
demasiado sus trucos para caer en la tentación de nuevo.
-Trato hecho. -Sin siquiera despedirse, salió de la cafetería con un pequeño ego de victoria.
-Maldición. -Lauren estaba en lo cierto, tan pronto como la ojiverde comenzó a caminar hacía la salida, los
ojos de Camila no se despegaron de ella hasta que la joven dio los últimos pasos fuera del lugar. Y justo en
ese instante, su personalidad cambio por completo; se alejó de Hailee de una manera no muy disimulada, le
sonrió y se levantó de su asiento con su plato de comida a medio terminar, con la excusa de que estaba llena
tiro las sobras en la basura y le propuso continuar con la charla su abogada en la oficina. Y un detalle que
definitivamente le demostró a Normani que su amiga tenía razón, fue cuando Hailee intento poner su brazo
alrededor de la cintura de Camila mientras caminaban hacia la salida, y ella no tardó mucho en encontrar la
forma de que su abogada no la tocara, camino unos pasos más adelante que ella con rapidez para evitar que
eso no pasara, hasta pudo jurar que estaba a tan solo un momento de salir corriendo para alejarse de Hailee.
-Odio a los perros. -Se lamentó, había cavado su propia tumba.
P 47-2
----------------------------------------------------
-Odio que se comporte de esa forma. -Ally ni en un millón de años se hubiese esperado escuchar a Lauren
quejarse de la chica que en la sesión pasada había jurado que amaba con la vida. -Quiere ser el centro de
atención, que todos estén besando el suelo por dónde camina, y lo detesto.
-Tal vez lo hace porque sabes que tú harías eso sin dudas. -Lauren miro a su psicóloga con seriedad, no
estaba de humor para chistes. -Lo siento, me refiero a que tal vez Camila este haciendo las cosas por
atención.
- ¿Qué atención? Ya tiene suficiente relevancia con todos lo que los medios están diciendo de ella, mi
padre... Digo, Michael prácticamente le entrego la empresa en una bandeja de oro. ¿De verdad crees que lo
que necesita es atención?
-Tal vez la atención de los medios o de su padre no es la que realmente necesita, sino la tuya. -Explico con
calma. -Porque dudo que consiga llamar la atención de alguien más siendo juguetona con otra mujer. Pero
también me parece raro porque Camila aún sigue pensando que eres su hermana.
-Sobre eso... -Se acomodó mejor en el sofá antes de responder. -Le dije la verdad a Camila, justo ayer de
hecho...
- ¡¿De verdad?! -Lauren asintió. -Eso es genial Lauren, ¿Cómo te fue con eso?
-Terrible. -Suspiro. -Es como ni siquiera tomo en serio lo que dije, como si yo nunca le hubiese importado.
-O sea que, según tu punto de vista, a Camila no le importas pero aun así está intentando provocarte... -Ally
acomodo sus anteojos y señalo a la joven con la punta de su bolígrafo. -Eso no tiene sentido, Lauren.
-No encuentro otra explicación lógica para justificar sus actitudes de perra.
-Tal vez para entenderlas, tendrías que entender a Camila un poco más. -Lauren se paró del sofá, y como
hacía cada vez que el estrés la consumía durante sus sesiones de terapia, comenzó a caminar de a un lado al
otro a través del consultorio. -Camila no tuvo una vida fácil, recuerda que le mintieron durante años.
-A mí me hicieron lo mismo, y sin embargo no estoy intentando provocarla en ningún sentido. Sino que estoy
intentando que todo vuelva a la normalidad.
-Es diferente. Lauren, tu tuviste una familia que te acogió y te crio con cariño como si fueses su propia hija.
Camila no tuvo esa suerte, es obvio que las cosas le van a afectar muchísimo más luego de todas las cosas
que vivió. Además, te recuerdo que cuando tú supiste que Camila no era tu hermana, estuviste meses para
intentar asimilarlo. No pretendas que ella asimile una verdad de esa magnitud en tan solo unos días.
- ¿Qué acaso lo que no te mata te hace más fuerte?
-Sí, pero lo que no te mata también te deja una herida irreparable. -Lauren volvió a suspirar para intentar
relajarse. -No la estoy defendiendo, solo que como psicóloga entiendo su modo de manejar la situación
considerando que no solo vivió las mentiras de Michael, sino que también las de su madre y las de
Alejandro. Fue maltratada durante años de muchas maneras que tal vez no nos podemos ni imaginar. Tal vez
actuar con indiferencia o en tus palabras, como una perra, es su forma de defensa para protegerse de otra
P 47-3
desilusión.
- ¿Eso qué quiere decir?
-Eso quiere decir que Camila probablemente construyo una especie de barrera para evitar que los demás
perciban su dolor, y puedan destruir la poca fuerza que le queda. -Se quitó sus anteojos y le sonrió a la
joven. -Cuando logres entenderla, entenderás la forma de destruir esa barrera y lograr que ella se fortalezca.
- ¿Cómo sugieres que lo haga? Si ni siquiera me dirige la palabra.
-Yo no puedo aconsejarte, Lauren. Solo soy tu psicóloga, y sería poco profesional.
-Bien...-La joven pensó por un momento, antes de acercarse al escritorio de Ally para preguntar algo más. -
Entonces, ¿tú qué harías en mi lugar?
-Eres lista. -Comenzó a reír, Lauren conocía muchas maneras de conseguir lo que quería. -Pero creo que yo
usaría algún intermediario, ya sabes, alguien que hable con ella por mí ya que yo no puedo hacerlo. Intentar
ponerle un freno. -La joven comenzó a pensar en todas las posibilidades que tenía para lograr eso. Normani
definitivamente quedaba fuera de esa lista, Michael era una buena opción pero sabía que el hombre no
podría tratar con los problemas de ambas sin sentirse incomodo, Cameron estaba en la cárcel... Pero luego
pensó en que Camila tenía a una mejor amiga, Dinah si mal no recordaba. Tal vez ella podría lograr que la
chica abra los ojos y se dé cuenta de sus verdaderas intenciones, que ella en realidad no quiere volver a
lastimarla, sino reparar lo que destruyo cuando la dejo plantada en el aeropuerto hace unos meses cuando
sentía que su vida se desmoronaba a su alrededor. -Lauren...-Su psicóloga llamo su atención. - ¿Crees que
podrías lograr que Camila nos acompañe en nuestra próxima sesión?
- ¿Por qué?
-Porque ella es un duro acertijo que necesitas resolver, por el bien de ambas. -No sabía cómo iba a lograr
eso, Camila y ella no podían estar en la misma oficina por más de diez minutos sin gritarse como si sus
vidas se trataran de eso. -Mi intención es hablar solo con ella, pero dudo que quiera venir por su cuenta así
que busca la manera de hacerle creer que tú estarás con nosotras durante la sesión.
-No sé si pueda lograr convencerla...
-Si puedes, Lauren. -Ally se levantó de su silla y se acercó a la joven, puso una de sus manos en su hombro
en señal de apoyo y le sonrió con sinceridad. -Si Camila puede provocarte y generar una reacción en ti, ¿por
qué no lo haces tú también? Todos tienen un punto débil, solo es cuestión de encontrarlo.
-Quien iba decir que tanta maldad cabria en un cuerpo tan pequeño. -Bromeo, nunca se esperó que Ally la
incitara a hacer algo como eso.
----------------------------------------------------
- ¿Dónde estabas? -Preguntó Camila con autoridad cuando Lauren volvió a su oficina luego de su terapia.
-No creo que te interese.
-Estuve haciendo todo el trabajo yo sola aquí, ¡por supuesto que me interesa! -Buena excusa para intentar
P 47-4
disimular el hecho de que estaba terriblemente preocupada por no saber el paradero de Lauren. Luego de
que la joven saliera de la cafetería esa mañana luego de la pequeña escena de celos que intento hacer
aprovechándose de la evidente atracción de Hailee hacía ella, Camila no había vuelvo a ver a la ojiverde
por ninguna parte de la empresa. No es que la haya estado buscando de todos modos.
-Yo estuve haciendo este trabajo sola durante años, Camila. -Se quitó su blazer y lo colgó en el respaldar de
su silla antes de sentarse en ella. -Dudo que haya sido tan duro como me quieres hacer creer.
-Pero se supone que ahora debes cumplir con una parte del trabajo y yo con la otra, no desaparecer sin dar
ni una explicación.
- ¿Por qué te molesta tanto? Yo no me queje cuando tú estuviste perdiendo el tiempo toqueteándote con
Hailee en la cafetería frente a todos.
- ¿Eso te molesto? -Preguntó con una sonrisa burlona. Claro que le había molestado, pero no le iba a dar el
gusto de que obtuviera la reacción que quería ver en Lauren.
-Claro que no, hermanita. -Camila no podía creer lo que escuchaba, la ojiverde estaba usando sus palabras
en su contra. -Ahora si me disculpas, tengo trabajo que hacer.
Camila no dijo nada, solo observo desde su escritorio a Lauren mientras se acomodaba en su silla y se ponía
a trabajar con su computadora, probablemente para terminar el trabajo que ella había dejado inconcluso a
propósito para provocarla. La única razón por la que trataba a la chica de esa forma era porque quería que
ella le demuestre que sus promesas tenían un significado, que ella le importaba. Pensó que como había sido
fácil provocar a Lauren en el pasado, también lo sería ahora, pero no contó con el hecho de que ella ya
conocía todas sus tácticas de provocación y seducción, sus viejos trucos no funcionarían con ella.
Así como Camila aprendió a ser fuerte ante las adversidades de la vida, Lauren aprendió a ser fuerte ante la
tentación. Y eso le molestaba, porque en este poco tiempo y luego de todas las puertas que ser la hija de uno
de los empresarios más importantes de Florida le había abierto, ella había logrado desarrollar un ego
terriblemente intolerable, y que sin dudas chocaba demasiado con el ego de la ojiverde. Aunque a
comparación de Camila, Lauren era menos egocéntrica, y eso se reflejaba en las actitudes amables que tenía
mientras que la otra joven tenía actitudes detestables a comparación.
Una de las cosas que eso ego causo, fue la furia de Camila cada vez que alguien no le hacía caso. Como
Lauren lo estaba haciendo en este momento, tratándola como si ella no estuviera en la misma oficina que
ella, con indiferencia.
-No te escucho trabajar Camila. -Dijo sin apartar la vista de lo que estaba haciendo en su computadora.
-Deja la actitud de perra, sé que lo estás haciendo a propósito. -Se levantó de su silla y comenzó a acercarse
al escritorio de la otra chica. Era obvio porque en todo el tiempo que había tenido para conocer a Lauren,
sabían que esas eran actitudes que la chica detestaba por completo, y porque ella actuaba de esa forma a
propósito para hacerla enojar. Le frustraba que Lauren combatiera fuego con fuego.
-Así como tu pretendes que te gusta Hailee para darme celos. -Por fin la miro cuando sintió la presencia de
Camila a su lado. -Eres muy, por no decir demasiado, obvia.

P 47-5
Se sintió un poco mal al admitirlo en su mente, pero disfruto demasiado la cara de frustración y un poco de
confusión de Camila luego de que dijera esas palabras. Había dado justo en el blanco y no solo ella lo
sabía, Camila también lo hacía y al parecer no estaba listo para eso, porque se quedó petrificada sin saber
cómo responder a lo que le había dicho.
A quien engañaba, se sentía genial poder darle a la joven un poco de su propio infierno, hacer que los roles
se invirtieran. Podría engañar a los demás pretendiendo ser una perra sin sentimientos, pero no a Lauren que
la conocía en todo sentido posible, era imposible no hacerlo luego de todo por lo que habían pasado juntas.
- ¿Vas a quedarte para ahí o vas a seguir trabajando? -Preguntó poniéndose de pie para hacerle frente. -O
acaso prefieres mirarme de esa forma, como si yo fuera el amor de tu vida.
- ¿Q-qué? -Camila salió de su trance, había sido atrapada. Pero no pudo evitarlo, los primeros botones de la
camisa que Lauren había desprendido dejaban que su escote le diera rienda suelta a la imaginación y a las
fantasías de la joven. -No te creas tan importante.
- ¿No soy para nada importante? -Comenzó a acercarse a la chica. - ¿Ni siquiera lo suficiente para
provocarme en cada oportunidad que tienes?
-Y-yo...
-Tú... -Lauren apretó su dedo índice en el medio del pecho de Camila, y lentamente fue subiendo hasta llegar
a su rostro y acariciar la suavidad de la piel de su mandíbula. -Eres una pequeña provocadora. ¿Pero sabes
algo? -Tomo su mejilla con suavidad. -Me encanta que seas así. -Dijo mientras mordía su labio inferior y la
miraba directo a los ojos. La primera barrera se había destruido con tan solo provocar a Camila de esa
forma, tal y como Ally lo había sugerido. -Si yo no fuera importante para ti, ¿por qué tu piel se eriza cada
vez que te toco? -Con su mano libre, acaricio el brazo de la joven con suavidad para poder sentir como los
escalofríos recorrían su cuerpo. - ¿Por qué no me alejas de ti ahora, Camila? -Susurro en su oído. -Si no te
importara, eso no sería un problema.
-Por Dios... -Camila susurro, pero fue lo suficientemente fuerte para que la ojiverde pudiera escucharla y
sonriera, sabiendo que había ganado esta batalla.
Tal vez debería también darse el gusto de disfrutar de su victoria.
-Me muero de ganas por besarte. -Volvió a susurrar sobre sus labios. -Voy a confesarte algo, soñé contigo el
otro día.
- ¿De verdad? -Preguntó Camila, intentando buscar de nuevo la mirada de Lauren hasta que la encontró.
-De verdad. -Confeso sin vergüenza abrazando la cintura de la joven con ambos brazos, y acercando sus
cuerpos lo más físicamente que le fuera posible. -Soñé que tú me follabas, justo sobre mi escritorio. -Y
como si intentara recrear ese excitante sueño que había tenido, pero con los roles invertidos, hizo que
Camila se diera la vuelta y apoyara sus manos en la superficie fría del escritorio de vidrio, mientras ella la
abrazaba por la espalda y se daba el gusto de poder disfrutar del contacto entre ambos cuerpos -y del trasero
de Camila rozando sin pudor el área de su centro a través de las finas prendas de vestir que la separaban del
contacto piel a piel que había estado ansiando durante meses-. Era imposible no disfrutar de los pequeños
gemidos que la joven dejaba escapar mientras las manos de Lauren se movían por total confianza a través de
P 47-6
su anatomía. -Me encantaría que ese sueño se volviera realidad...
- ¿En serio? -Camila la miro sobre su hombro, intentando buscar alguna pizca de sinceridad en las palabras
de joven.
-En serio. -Lauren beso su hombro antes de volver a encontrar su mirada. -Aunque también me encantaría
que vuelvas a ser mía, como antes.
-Yo nunca fui tuya...
-Pero eso puede solucionarse, bombón. -Se acercó a sus labios, abrazándola aún más fuerte por detrás, e
hizo que deje de apoyarse sobre el escritorio y se parase derecha para poder disfrutar aún más de este
íntimo momento. - ¿Te gustaría ser mía de nuevo? -No podía quitar la vista de los labios de ella, y cada
segundo que Camila tardaba para responder hacían más grande su tortura. Y no pudo resistirlo más, y beso a
la chica con delicadeza; ni siquiera era un beso desesperado y apasionado como los que habían compartido
en otras ocasiones de lujuria, solo era el suave contacto de sus labios unidos, que disparaban miles de
emociones en su interior, y le daban la certeza de que todo estaría bien si ambas se proponían a dejar estos
juegos de lado. - ¿Crees que podrías hacerme un favor? -Pregunto separándose por un segundo de los labios
de la chica de sus fantasías, solo para volver a unirlos con más firmeza pero con la misma suavidad de
antes. Intentaba asegurarse de que por más que estuviera desesperada por arrancarle las prendas de ropa y
hacerle el amor ahí mismo, ella supiera que estaba dispuesta a esperarla. Como la había estado esperando
en los largos cuatro meses que estuvieron distanciadas, en diferentes lados del mundo, sin saber nada de la
otra. Camila no asintió, ni siquiera le dio una respuesta coherente, solo murmuro un "Hmmm" mientras
seguía disfrutando de la suavidad de los labios de Lauren en ese beso tan tierno. - ¿Irías a una sesión de
terapia conmigo?
Eso te pasa por toche ????????

P 47-7
Capítulo 46 - "Ally, la salvadora"
43.9K 2.3K 695
by gotdynamites

-Gracias por acompañarme hoy, Camz.


-Como sea.
El mal y egocéntrico comportamiento de Camila no parecían tener un fin, ni siquiera cuando estaban fuera de
la oficina y nadie podía verlas. Ni siquiera en los momentos de privacidad con Lauren bajaba la guardia a
no ser que ella encontrara la forma de llamar su atención, por más fuerte que intentase ser, no podía negar
que los delicados besos de Lauren eran un placer del que quería disfrutar. Otra de las razones por las que
empezó a comportarse de esa forma aún más a propósito, era porque sabía que al provocarla Lauren
intentaría calmarla con su cariño, eso había pasado en los últimos días; ella provocaba a la chica sea como
sea, de maneras inimaginables para cualquiera, pero al final de cada discusión Lauren siempre intentaría
calmarla de la misma manera.
Algo bueno iba a resultar de todo este conflicto, y solo pudo sonreír al pensarlo.
- ¿Por qué sonríes? -Le pregunto Lauren con un poco de esperanza, tal vez ella era la causa de esa sonrisa.
-Nada en especial. -Mintió. - ¿En qué piso queda la oficina de esta tipa? -Quiso cambiar de tema para no
delatar las intenciones que estaba ideando en su mente, y porque de verdad quería terminar con esto de una
vez. No la mal interpreten, estar en la presencia de la hermosa ojiverde no era incomodo -al contrario- sino
porque preferiría estar en otros lugares, haciendo otras cosas... Como en la privacidad de su oficina en lo
alto de la empresa, besando a Lauren con dulzura mientras se sentaba en su regazo y disfrutaba del fuerte y
posesivo agarre de sus manos en su cintura, en la posición en la que terminaban cada vez que discutían
desde que ella supo la verdad. Pero no sabía en cuanto tiempo iba a poder darse ese gusto porque el maldito
ascensor en el que estaban era demasiado lento para su gusto, "si hubiese usado las escaleras de seguro
hubiese llegado más rápido" pensó al dejar escapar un largo suspiro.
-En el octavo, pero tranquila, no vamos tarde. -Lauren puso una mano en su hombro para intentar calmarla.
-No es eso lo que me preocupa. -Se sacudió para poder sacarse la mano de la joven de encima. -Me
preocupa saber lo que le has dicho a esa tipa de mí.
-En primer lugar, se llama Allyson. Y en segundo lugar, ¿qué te hace pensar que eres tan importante en mi
vida como para que le hable a mi psicóloga sobre ti? -Y ahí estaba, la guerra de egos y provocaciones
diarias que tenían que siempre terminaba llevándolas al mismo sitio: buscando consuelo en los brazos de la
otra.
-Evidentemente algo le has dicho sobre mí. -La risita burlona que se escapó de sus labios hubiesen hecho de
derretir a Lauren en un segundo, si no fuera por el hecho de que están en medio de una discusión. -Dudo que
quiera hablar especialmente conmigo si nunca le contaste sobre mí. -La sonrisa no se borraba de su rostro,
porque sabía que esta vez le había ganado. -Pero debo reconocerlo, eres buena aparentando indiferencia.
P 48-1
-Pues, mira quien lo dice.
Podrían estar discutiendo todo el día, ambas sabían que en el fondo se estaban cansado de esos juegos pero
con sus cortos temperamentos y egos enormes era difícil hablar sin discutir, incluso por la más mínima cosa.
Para suerte de ambas, antes de que la pequeña discusión pudiese tomar otro rumbo -tal vez el que ambas
estaban buscando- las puertas del ascensor se abrieron dejando justo frente a la vista de las chicas la puerta
del consultorio de Allyson.
-Por favor, sé que no nos estamos llevando bien últimamente, pero se educada con ella. -Le pidió con
honestidad, jamás había visto a Ally enojada, a veces hasta dudaba si la chica alguna vez lo hacía porque
siempre estaba en calma. Pero no tenía dudas en que si Camila quisiera, la sacaría de quicio con tan solo
unas palabras de su filosa lengua.
-Si mal no recuerdo, mi madre está en casa con Sofía. -Por más que haya sido una broma, sin dudas ese
comentario tenía como objetivo herir a Lauren. Pero no funciono del todo, tenías que hacer mucho más que
una típica broma de niña pequeña para herir a la joven.
-Camila... -Dijo por última vez mientras tocaba la puerta del consultorio, y con su mirada le advirtió a
Camila las consecuencias de lo que pasaría si no se comportaba de manera correcta frente a la profesional, y
algo le decía que Lauren no la iba a castigar de la manera que ella tanto deseaba.
Pudieron ver a través del opaco vidrio de la puerta, como una figura se acercaba a esta para abrirla. Y allí
estaba Allyson, lista para su sesión con las chicas y con la típica sonrisa en su rostro llena de amabilidad y
comprensión que parecía nunca borrarse.
-Lauren, justo a tiempo. -Dijo mirando su reloj. -Por favor, pasen y pónganse cómodas. -Se hizo a un lado
para dejar a ambas jóvenes pasar, y luego de cerrar la puerta camino directo a su escritorio para preparar su
bloc de notas, ponerse sus anteojos y comenzar con la charla que había estado planeando tener con Camila
desde hace unos días. Lauren también lo estaba, ya se había sentado en el cómodo sofá que Ally tenía para
recibir a todos sus pacientes, pero la otra chica, en cuestión, solo se quedó parada en el medio del cuarto,
observando todo a su alrededor. -Lo siento Lauren, hoy no podrás recostarse en el sofá como acostumbras.
-Oh, que lo haga, yo no tengo ningún problema. -Camila aseguro rápidamente. -Puedo quedarme de pie, o
sentarme en alguna silla.
-No me refería a eso con exactitud. -Se sentó en su silla antes de continuar. -Lauren, ¿podrías aguardar en la
sala de espera?
-Espera... ¡¿Qué?! -No podía creer lo que estaba escuchando, ¿de verdad Lauren pensaba dejarla sola con
SU psicóloga, en SU sesión de terapia?
-Claro... -La joven empresaria se levantó del sofá y se acercó a Camila, que aún estaba sorprendida y no
podía formar ninguna palabra coherente a causa de descubrir las verdaderas intenciones de este "favor" que
accedió a hacer por Lauren. -Tranquila, estaré afuera para cuando termine. -Tomo con suavidad una de sus
manos, y con su pulgar acaricio su suave piel, intentando transmitirle seguridad con solo esa simple y
delicada caricia.
-No puedo creer que haya accedido a esto. -Escupió con bronca, Ally ya se estaba preparando para ese tipo
P 48-2
de comportamiento, todo lo que Lauren le había contado sobre la chica le había ayudado a buscar una forma
de no perder la paciencia en caso de que Camila perdiera la cordura.
-Se educada con ella. -Le recordó la ojiverde en un susurro cerca de su odio, y luego se dio el gusto de
besar la mejilla de la chica y de disfrutar de ese contacto durante unos segundos. Con un leve apretón en la
mano que estaba sosteniendo, Lauren le sonrió al separarse de ella y lo volvió a hacer cuando la miro por
última vez antes de salir del consultorio.
-Bien, Camila, ¿verdad? -Ella asintió. Lauren definitivamente le había hablado sobre ella. -Yo soy Allyson,
soy la psicóloga de Lauren pero de seguro ella ya te contó eso. Puedes sentarse si quieres, eres libre de
ponerte cómoda a tu manera. Lauren generalmente se recuesta en el sofá y creo que si no fuera porque yo le
hablo constantemente de seguro se hubiese quedado dormida más de una... -Camila la interrumpió.
-No me importa lo que haga Lauren. -Intento sonar indiferente, pero Ally pudo reconocer en el tono de su
voz algo que Camila jamás admitiría: resentimiento.
-Bien, tienes un corto temperamento. -Se puso sus anteojos y comenzó a anotar unas cosas en su bloc de
notas mientras la otra joven tomaba asiento en el sofá del consultorio. - ¿Te contó Lauren por qué estás aquí?
-Solo dijo que querías hablar conmigo. -Su pierna comenzó a moverse, su tacón golpeando contra el suelo
mientras su pierna se movía de arriba a abajo a causa de sus nervios, algo que siempre hacía cuando se
encontraba en una situación abrumadora. El sonido era molesto, incluso para ella algunas veces, pero al
parecer para Ally no lo era. - ¿Era necesario que ella se fuera?
-Tranquila, tu chica va a estar ahí en cuanto terminemos. -Cuando termino de escribir, levanto su vista y
miro a la joven. - ¿Cómo estás?
- ¿Bien? -Camila ahora estaba en una gran duda, si esta psicóloga era tan profesional, ¿por qué le hacía
preguntas tan simples que hasta su mamá le haría en un día común y corriente? A decir verdad, se estaba
preparando para preguntas más complicadas.
-Me alegra saber eso. -Le sonrió. -Ahora dame una respuesta honesta.
-No estoy segura de lo que estás hablando.
-Quiero que seas honesta, cuando pregunto ¿cómo estás? Me refiero a que me hagas un pequeño resumen de
todo lo que ha ocurrido en tu vida últimamente. -Se acomodó mejor en su silla y se cruzó de brazos. -Porque
supongo que con todo esto del juicio, las mentiras y las verdades. Debes tener un montón de estrés
acumulado a causa de eso.
-No me molesta. -Mintió. -He lidiado con eso la mayor parte de mi vida, estoy acostumbrada.
-Lauren era exactamente igual que tú cuando vino a mi consultorio por primera vez. -Dijo riendo. -Era tan
cerrada que me costó meses, por no decir años, lograr que hablara. -Camila suspiro, las comparaciones con
Lauren eran algo que últimamente se estaba dando con frecuencia, mucho más aun luego de descubrir que
ella era la verdadera hija de Michael Jauregui, y se volvió peor cuando comenzó a trabajar en la empresa
compartiendo el puesto que antes era ocupado solamente por la ojiverde. Era imposible para las personas no
compararlas a estas alturas. - ¿Quieres saber de lo que hablo en una de esas sesiones en las que se abrió
P 48-3
totalmente conmigo? -La joven no respondió, solo se encogió de hombros aparentando indiferencia. -Bueno,
primero comenzó hablando acerca de lo insegura que estar comprometida la hacía sentir, sentía mucha
desconfianza con respecto a... ¿Cómo se llamaba?
-Ian. -Respondió con rapidez, vaya intento de aparentar que no le importaba la historia, porque al parecer
estaba demasiada atenta a lo que Ally le contaba.
- ¡Ian! Claro. Bueno, ella nunca confió en él, y ese sentimiento de desconfianza género que de a poco ella se
fuera dando cuenta de que en realidad no lo amaba tanto como ella creía. Pero hubo algo que le dio la
certeza necesaria para no casarse con él. ¿Sabes que fue? -Camila negó con su cabeza, pero ya tenía una
sospecha de lo que podría ser. Había escuchado esta historia antes, pero de la boca de Lauren. -Ella te
conoció a ti.
-Seguro que sí. -Dijo con ironía. -Lauren solo se empezó a interesar por mi cuando las cosas con Ian
empezaron a ir mal.
-Al contrario, Camila. -Ally se levantó de su silla, con su bloc de notas en una mano y su bolígrafo en la
otra, y comenzó a dar vueltas alrededor del consultorio. Algo que a Camila, la ponía un poco nerviosa. -Las
cosas con Ian empezaron a ir mal, porque Lauren se interesó en ti.
-Bueno, no fue muy buena demostrándolo. -Sonrió, quiso aparentar de nuevo que esto no le importaba ni
tampoco le afectaba en lo más mínimo. Pero con los años de experiencia que Ally tiene en esta profesión, le
fueron suficientes para leer con claridad el lenguaje corporal de Camila y detectar sin problemas la forma en
que estaba logrando aparentar indiferencia a todo esto. -Te voy a contar el verdadero motivo por el que
Lauren no se acercaba mucho a ti en un principio.
-Bien. Entonces Camila está provocándote de alguna forma. ¿Estas segura que tu no la estas provocando
a ella? -Lauren dirigió su vista a la chica sentada en el escritorio por primera vez desde que empezó la
sesión. - Normalmente una persona dejaría de provocar a la otra si esta no muestra interés.
-No... Bueno, no sé. -Lauren siempre había sido de esas personas que sin darse cuenta coqueteaba con
los demás, sobre todo durante su trabajo cuando quería lograr conseguir algo que parecía difícil de
alcanzar. Así que existía una posibilidad de que no solo le haya seguido la corriente, si no de que esta
vez tal vez lo estaba diciendo lo que verdad pensaba.
-Obviamente algo de ella te atrae como para incitarte a participar de este tipo de situaciones.
Estaba en lo cierto, Camila era perfecta, hermosa de los pies a la cabeza, tan linda te hacía perder el
aire. También era incitante y sumamente misteriosa; había cosas de la cual aún no lograba entender de
la bailarina pero que estaba totalmente dispuesta a entender si tuviera la oportunidad. Y tampoco debía
olvidar lo provocadora que la joven era, con solo unas palabras o un movimiento era capaz de encender
cada sentido y poner de punta cada pelo de tu cuerpo.
-Ella es perfecta. -Dijo sin darse cuenta.
-Bien. -Ally comenzó a escribir las pocas palabras que Lauren le había dicho en su libreta. -Y también
supongo que debe haber algo que te está reteniendo de acercarte a Camila. Y no creo que sea Ian, con
exactitud.
P 48-4
-Ella es stripper. -De eso estaba segura. -Probablemente se revuelca con cien tipos diferentes al día.
-Tú no sabes la verdadera razón por la cual Camila tiene ese trabajo, tal vez era su única opción, tal vez
le gusta. Nunca lo sabrás si sigues dejando que ese pequeño detalle de tu vida siga atormentándote. -
Nuevamente las palabras se atoraron en la punta de su lengua, insegura de lo que debía decir. - Sabes
Lauren, nunca lo sabrás si no lo intentas.
- ¿Eso es un consejo?
-No, no estoy autorizada a aconsejarte. Es solo un decir...
-Vaya manera de pre juzgarme. -Camila comentó con un poco de dolor, y también algo de bronca. No podía
creer que Lauren, quien siempre se quejó de las cosas que la gente decía o pensaba de ella, haya dicho eso.
La hipocresía de una persona es algo que siempre descubres al final.
-Todos lo hicimos alguna vez. -Ally intento tranquilizarla. -Lauren no lo hizo porque te odiara, sino porque
mucho antes de que ella llegara a conocerte de la manera que lo hace ahora, o de que la relación de amantes
se diera entre ustedes, ella también tenía sus inseguridades. Como tal vez tú las tenías al relacionarte con
una mujer comprometida y con una vida completamente diferente a la tuya.
- ¿Qué tanto te conto Lauren sobre mí? -Preguntó, cambiando de tema.
-Todo lo que ella sabe sobre ti. -Ally se sentó a su lado en el sofá. -Pero la pregunta es, ¿tú conoces a
Lauren de la misma manera?
-Supongo que sí. -Contesto con inseguridad. -Quiero decir, compartimos las mismas cosas, incluso ahora
que no estamos en muy buenos términos.
-Buen punto. -Golpeo juguetonamente la pierna de la chica con la punta de su bolígrafo, y luego se acomodó
mejor en el sofá para seguir hablando. -Pero no es a lo que me refiero exactamente.
-Sin ofender, sé que eres profesional en esto... -Recordó las palabras de Lauren, como ella le había pedido
que fuese educada con su psicóloga. Así que intento serlo, aunque se moría de ganas por decirle algunas
cuantas cosas no muy amables a Ally por confundirla de esta forma. -Pero no estoy entendiendo nada.
-Bien, voy a ser más clara. -Acomodo sus anteojos y miro a la chica. -Supongo que sabes que Lauren es en
realidad adoptada.
-Sí, ella me contó.
- ¿Ella te ha hablado sobre el tema?
-No mucho, solo me dijo que fue adoptada y ya. -Ally asintió.
- ¿Cómo está tu relación con Lauren ahora?
-No estamos en los mejores términos. -Dijo con una triste sonrisa. -Casi nos ponemos a discutir en el
ascensor. Desde que volví a verla, nuestros encuentros se basan en eso. Discusión, tras discusión.

P 48-5
- ¿Lauren te ha tratado mal alguna vez?
-Bueno, en las muchas discusiones que hemos tenido a veces suele perder la cordura con sus palabras. -
Intento reír para calmar sus nervios. -Pero es entendible que lo haga, la mayoría de las veces yo soy la
causante de todo. -Admitió. -Supongo que es mi culpa.
-No, para nada Camila. -Camila sintió un gran alivio luego de las palabras de Ally, porque pensó que
después de todo ella tenía razón. -Ambas tienen la culpa.
- ¡¿De qué mierda estas habla...-La joven se detuvo inmediatamente, cuando vio la fría mirada que Ally de
dedico, y luego de recordar lo que Lauren le había pedido varias veces durante ese día. Educación. -Perdón,
es que no entiendo como esto es culpa de ambas.
-Es culpa de ambas porque ninguna de las dos se molesta en entenderse. -Explico la psicóloga con calma. -
Lauren no se molesta en entender porque la estas tratando de la forma que la estas tratando. Y tú no te
molestas en entender que es lo que Lauren está sintiendo al respecto con todo lo que está pasando; el juicio,
sus verdaderos padres, y tu indiferencia. Solo piensas que porque Lauren no lo vivió no tiene el derecho de
estar afectada por eso.
- ¿Por qué le afectaría lo que me sucede a mí? -Desvió la mirada hacia el suelo.
-Porque se preocupa por ti, Camila. -Ally puso una mano en su hombro, y se acercó un poco más a ella. -
¿Tú te preocupas por Lauren?
-No. -Suspiro antes de continuar. -Quiero preocuparme por ella, pero no encuentro la voluntad para hacerlo.
-Comenzó a jugar con sus dedos, como si eso le ayudara a pensar mejor sus palabras. -Supongo que mi
orgullo me impide hacerlo, y al decir verdad, eso me preocupa mucho más que pretender que no me
preocupo por ella. -Ally le dio unas palmadas en la espalda en señal de apoyo, Camila se estaba abriendo y
quería escuchar todo lo que tenía para decir antes de que la sesión se termine. -Lauren... ¿Ella te dijo que
cosas le preocupaban?
- ¿Además de ti? -Camila asintió. -Sí, lo hizo. ¿Te interesaría saber? -La joven asintió de nuevo, esta vez
ansiosa por escuchar lo que Ally tenía para confesarle. -Eso es algo bueno entonces. -Anoto unas cosas en
sus bloc de notas y luego miro de nuevo a la chica. -Significa que si te preocupa Lauren después de todo. -Y
luego sonrió.
- ¿Me vas a decir?
-Por supuesto, pero que conste que lo hago porque estoy intentando que ambas se comprendan. Ya lo hice
con Lauren, y ahora es tu turno.
- ¿Y bien? -La impaciencia estaba a punto de hacer que Camila explote.
-A Lauren le preocupa mucho el tema de sus verdaderos padres. -Se levantó del sofá y camino de nuevo a su
escritorio. -Durante tu ausencia, estuvo todo el tiempo intentando contactarse con ellos, supongo que en parte
no solo lo hacía por la duda de querer saber quienes eran las personas que le habían dado la vida, sino que
también lo hacía como si eso fuese una forma de dejar de pensar en ti durante ese duro momento. Pero, no
obtuvo muchos resultados. Solo supo que quien la había dejado en el orfanato apenas había nacido era su
P 48-6
abuelo, y está muerto. -Camila se tensó ante la frialdad de las palabras de Ally. -También le preocupo saber
cómo si tú la volverías a amar de la misma forma cuando ella te dijera que en realidad no es tu hermana.
-Se equivocó. -Admitió sin miedo. -Jamás deje de amarla. Aunque suene enfermo, ni siquiera lo hice durante
el tiempo que estaba creída que éramos hermanas realmente. -Ally rio. -No le cuentes eso a ella.
-Yo no lo hare. -Siguió riendo hasta que al fin pareció calmarse luego de unos minutos. -Tú tendrás que
superar tu orgullo y decírselo. No ahora, pero tal vez en algún momento. -Ally se quitó los anteojos y cerró
su bloc de notas, luego le sonrió a Camila intentando transmitirle un poco de confianza. -Terminamos,
Camila. Ya puedes irte. -Antes de que la joven se levantara del sofá para poder por fin escapar de ese
consultorio ya que la tensión la estaba matando, hizo un último comentario. -Estoy segura que Lauren esta
esperándote afuera. Ella siempre estuvo esperando por ti.
Owwww ah chingados

P 48-7
Capítulo 47 - "No soy muy buena pidiendo perdón"
51K 2.4K 1.4K
by gotdynamites

-Camila...
No era sorpresa que la joven se distrajera con facilidad durante el trabajo, cualquier cosa sin sentido era
necesaria para captar su atención y desviarla de sus tareas importantes. Lo que si era sorpresa, era que esta
vez pareciera que la chica no solo estaba distraída, sino que ni siquiera pareciera que estuviera dentro del
cuarto. Michael lo pudo notar.
-Camila. ¿Estás bien?
- ¿Eh? -Volvió a prestarle atención a Michael tan pronto como salió de su trance. - ¿Qué?
-Pregunte si te encontrabas bien... -Puso su mano sobre la de Camila y la acaricio con suavidad, pero ella
claro, aun no acostumbrada a la relación padre e hija que el hombre tanto ansiaba entre los dos, aparto su
mano con rapidez.
-Si. Solo... Solo pensaba.
Lauren le había advertido a el que luego de la sesión con Ally esa mañana la joven había tenido un cambio
rotundo de humor -y también de actitud, por primera vez desde que comenzó su trabajo en la empresa había
tratado a Lauren de buena manera, y sorprendentemente la mañana transcurrió sin que ninguna de las dos
comenzara a gritar por la ira que sentían con respecto a toda la situación de su distanciamiento-, así que
Michael se preparó para lidiar con eso, aunque no se esperaba que su hija estuviese tan distraída, y se
preguntaba si la sesión de terapia tenía algo que ver con eso.
- ¿En qué pensabas? -Pregunto con curiosidad.
-Solo... -Pensó por unos momentos mientras recorría la oficina de su padre con la mirada, su vista se detuvo
justo en una foto que colgaba en una de las paredes: Una foto familiar, en la que él y Clara le sonreían con
alegría a la cámara mientras que Lauren, siendo pequeña y un poco traviesa, solo hacía caras raras para la
fotografía. Ahí fue cuanto todos los pensamientos de Camila se resumieron en uno solo. - ¿Quiénes son los
verdaderos padres de Lauren?
-Esperaba ese tipo de preguntas de parte de Lauren, no de ti. -Dijo sorprendido ante la repentina curiosidad
de la joven por saber esa información.
-Está bien si no quieres responder...
-No es que no quiera responder. -Aclaro, mientras se acercaba a la joven que estaba sentada en su silla de
escritorio. -Es que honestamente, no sé qué responder. No sé si que les paso; si están vivos o están muertos.
Ni siquiera se sus nombres Camila.
P 49-1
-Supongo que no eres el único con esa duda. -Comento con ironía.
-Me encantaría saber quiénes son sus padres, si es lo que quieres saber. -Se sentó en su escritorio, ya que
Camila estaba ocupando su silla. No era que le molestase, estaba acostumbrado ya que Lauren lo hacía -y lo
sigue haciendo- todo el tiempo. -Me encantaría que Lauren tenga relación con ellos, creo que se merece una
explicación de porqué fue dada en adopción, y porque sus padres salieron de su vida así como así. Yo creí
que, al esconder su historia todo sería más fácil no solo para mí y para Clara, ya que nos ahorraríamos la
explicación, pero si no que para ella también. Supuse que para una niña no debía ser fácil saber que las
personas que te criaron no son tus padres biológicos, pero creo que la edad no hizo ninguna diferencia, sino
que el tiempo lo hizo peor, porque la forma en que Lauren reacciono cuando se enteró que había sido
adoptada... Fue... No se tu pero yo jamás la había visto perder los estribos de esa forma.
-La he visto un poco enojada algunas veces. -Dijo. -No fue nada grave de todos modos. -Michael rio unos
segundos antes de continuar.
-Te estaría mintiendo si te digo que Clara y yo jamás intentamos contactar a sus padres. -Confeso. -Pero
todos nuestros intentos solo fracasaron. Nadie supo decirnos nada sobre ellos, fue como si se hubiesen
esfumado de la tierra. Suena surrealista pero así se siente. -Suspiro. -Y los intentos de Lauren para
encontrarlos dieron menos resultados que los nuestros.
- ¿Qué significa eso? -Pregunto. - ¿Acaso ustedes saben algo que ella no?
-No en realidad. Todo lo que sabíamos se lo dijimos a ella cuando se empecino en buscar a sus padres. -
Contó con sinceridad. -Pero nosotros pudimos hablar con su abuelo, antes de que el falleciera. No sé si ella
te conto sobre eso... -El hombre comenzó a frotar su nuca, en señal de nerviosismo. No sabía de lo que
Lauren y Camila habían hablado en todo este tiempo, o si habían hablado con respecto a eso, además del
hecho de que Lauren obviamente ya le había confesado a la joven que era adoptada.
-Ella no me dijo nada al respecto. -Dijo mientras se acomodaba mejor en su asiento, pudo notar el rostro de
susto que su padre tenía y con rapidez lo tranquilizo aclarándole los hechos. -Pero si se lo de su abuelo. -
Michael se tranquilo al saber que no se había metido en un territorio prohibido.
-Bien, cuando nosotros hablamos con el Lauren era muy pequeña, fue hace más de 25 años para que te des
una idea de cuanto tiempo. Y él fue muy amable, incluso cuando nos explicó que él y su hija no tenían una
gran relación y que ya no se hablaban. Pero luego de eso, el solo colgó la llamada, ni siquiera pudimos
preguntarle si sabía en donde podíamos encontrarla a ella, o cual era su nombre. Después de eso tan solo
nos dimos por vencidos y decidimos continuar con la mentira. No fue la mejor opción, pero era la única que
parecía sacarnos de ese apuro.
- ¿Sabes cómo se llama? -Michael la miro confundido. -Su abuelo, ¿sabes su nombre?
-Creo que se llamaba Jerry Howard. -A decir verdad, Michael había tratado de hacer lo imposible para
olvidar ese nombre de su mente, más que nada por la bronca que sentía al saber que por más amable que
fuese, el hombre no fue capaz de ayudarlos con su búsqueda, y mucho menos darles una razón de porque
dejo a la pequeña niña abandonada en un orfanato cuando tenía apenas semanas de vida.
Pero ese nombre, o más bien ese apellido en especial, había llenado la mente de Camila de recuerdos de una
situación que había vivido hace apenas unos días.
P 49-2
- ¿Con quién quiere hablar?
-Con Michael Jauregui...
-Bien, no sé muy bien cómo funciona esto. Es mi primer día aquí a decir verdad... No sé si tienes que
tener alguna cita con el o algo por el estilo, pero supongo que puedo hacer que le dedique unos minutos
de su tiempo. -Le sonrió con amabilidad. -Sígame.
-Muchas gracias, tesoro. -Le agradeció la mujer con una enorme sonrisa, Camila pudo jurar que hasta
estaba a punto de llorar de alegría.
-Por cierto, ¿podría decirme su nombre? Porque estoy segura que el preguntara por el para saber con
quién va a hablar.
-Claro. Me llamo Lucille Howard .

-Lucille... Es un gusto conocerla. -Le sonrió y le extendió su mano para presentarse mientras caminaban
hacía el ascensor del lugar. -Yo soy Camila.
-Es un placer. -Dijo estrechando la mano de la joven. - ¿Tú conoces a Michael Jauregui?
-Podría decirse. En realidad, soy su hija.
Camila no sabe qué fue lo que dijo para que Lucille se incomodara tanto, solo supo que de un segundo a
otro su amigable sonrisa se borró, y sus ojos se llenaron de lágrimas con rapidez. Intento pensar que
palabra pudo haber herido los sentimientos de la mujer, pero no tuvo mucho tiempo para hacerlo, porque
ella se dio media vuelta y comenzó a caminar hasta la salida con rapidez.
-Espere... ¿No quería hablar con mi padre? -Al ver que no obtenía una respuesta, comenzó a correr para
poder alcanzarla. - ¡Lucille, espere! ¿Se encuentra bien? -La tomó del brazo para poder detenerla, pero
obtuvo su respuesta al ver como las lágrimas caían sin control por el rostro de Lucille.
-No importa. -Dijo entre un ahogado sollozo. -Ya encontré lo que buscaba.
-Ay no... -Camila no debió haber dejado que sus pensamientos salieran de su boca.
- ¿Qué sucede?
-Creo que... Creo que se quién es la madre de Lauren. -Dijo un poco confundida.
- ¿Qué? ¿Cómo? -Michael se puso de pie rápidamente. - ¿Quién es?
-Bueno, no estoy completamente segura de si es o no es, pero hace unos días me encontré con esta mujer y
me dijo que... -El hombre comenzó a caminar hacía la puerta. - ¿A dónde vas?
-A decirle a Lauren, se va a poner muy feliz cuando lo sepa. -La emoción de Michael era evidente en su
rostro, y aunque Camila quería igualar su enorme sonrisa, pero no podía permitirse hacerlo hasta que no
estuviera segura.

P 49-3
-Pero... No sé si es ella. No podemos decirle eso a Lauren para luego romperle el corazón de nuevo en caso
de que las cosas no sean como yo imagino. -Camino hasta llegar al lado de su padre, que aún estaba
esperando con su mano en el picaporte de la puerta de la oficina, listo para darle las noticias a su hija
adoptiva.
-Se merece saberlo, aunque sea solo una sospecha. -Camila puso su mano sobre la de Michael, deteniéndolo
de que abra la puerta.
-Si se lo dices, harás que Lauren me odie más de lo que ya lo hace. -El hombre miro a la joven con seriedad,
como si ella hubiese dado justo en un punto. -Aunque estoy segura de que eso te encantaría. -Michael estaba
petrificando. -Te encantaría que ella me odie para que tú puedas tener tu perfecta familia y nadie hable sobre
lo raras que las hijas de Michael Jauregui son.
- ¿De qué estás hablando?
-A ustedes siempre les importo más su reputación que los sentimientos de las personas. -Dijo con frialdad.
Y Michael rio con ironía antes de responderle.
-Tú no me conoces Camila.
-Claro, si no te hubieses pasado los últimos veintiocho años escondido para no ser parte de mi vida y
pretendiendo que yo no era tu hija, tal vez te conocería lo suficiente. -La joven sonrió con malicia.
-Ya hablamos de esto, sabes que lo hice para protegerte.
- ¿Y cómo te resulto eso? -La misma historia se volvía a repetir, pero él no podía culpar a Camila por ser
tan rencorosa cuando de ese tema se trataba. Él tenía la culpa de eso.
- ¿Quieres que le siga mintiendo acaso? -Intento manipular a la joven, sin saber, que luego de todos los años
que estuvo conviviendo con Alejandro, ella sabía todos sus trucos cuando de manipular se trataba, y era
imposible poder burlar a Camila.
- ¿Y si le dices y luego nos damos cuenta de que esta mujer no es la madre de Lauren? Le habrás mentido de
todos modos. -De nuevo, la joven estaba en lo cierto. -Solo imagínate, como se pondrá ella al saber que de
nuevo le mentiste. ¿De verdad quieres que te grite de nuevo, Michael? -El hombre miro a Camila, enfadado
y en parte sin saber que decir o cómo reaccionar.
-Vete a tu casa, Camila. -Solo eso respondió.
-Tengo trabajo que hac... -La interrumpió.
-Vete a tu casa, Camila. -Michael repitió. -Creo que necesitas un tiempo a solas, para que pienses bien en
qué clase de persona te has convertido.
- ¿Estás diciendo que cambie? -El hombre no respondió. -Tal vez en vez de culparme a mí tendrías que
pensar más en tus acciones. -Empujo a Michael de la puerta para poder abrirla. -Y si cambie, fue por todas
las situaciones de mierda que TU me hiciste pasar por tu cobardía.

P 49-4
La joven salió de la oficina dejando a sus espaldas nada más que el fuerte sonido de un portazo. Y lo peor
de todo fue, que Michael sabía que Camila tenía razón. En todo lo que había dicho. Solo que él era muy
orgulloso para admitirlo.
------------------------------------------

-Mija... -Sinuhe se sorprendió, demasiado a decir verdad, al ver a su hija tan temprano en casa. Sentada
tranquilamente en la mesa de la cocina comiendo algo. Camila se había encontrado con una casa vacía
cuando llego hace algunos minutos atrás, así que aprovecho para cambiarse su ropa de trabajo por unas
prendas más cómodas, y bajo a la cocina a comer algo ya que a causa de los nervios que la sesión de terapia
con Allyson le había ocasionado, no había podido probar un bocado en todo el día. - ¿Qué haces en casa tan
temprano?
-Má, ¿con quién hablas? -Pregunto Sofía confundida apareciendo detrás de su madre. -Oh, eres tú.
-También me da gusto verte, Sofí. -Algo extraño estaba ocurriendo en la relación de ambas hermanas, no le
fue difícil a Sofía notar el cambio de actitud en su hermana luego de volver de Londres, pero si le fue difícil
acostumbrarse al hecho de que ahora Camila había dejado de lado todo el cariño que tenía por su hermana
menor para tratarla con indiferencia. Y Sofía, claro, intentaba ser igual de indiferente con su hermana, solo
para intentar demostrarle -o convencerse a ella misma- que las actitudes de Camila tenían un porque, o que
en realidad no le dolían en absoluto. - ¿A dónde fueron? -Preguntó sin interés la joven, el tazón de cereal
que estaba devorando parecía interesarle más que esta conversación.
-Como si te interesara. -Respondió Sofía con frialdad antes de abandonar la cocina, dejando a Camila y a
Sinu a solas. La joven miro a su madre, como si intentara buscar una respuesta de por qué su hermana menor
había actuado de esa forma.
-Solo salimos a terminar unos trámites para la universidad de Sofi.
-Genial. -Respondió sin mucho interés. - ¿Y a ella que le pasa? -Dijo señalando la puerta, por donde su
hermana se había ido hace unos segundos.
-Sofía piensa que has cambiado mucho, Camila.
-Pues, no es la primera vez que me dicen eso. -Dijo con ironía, recordando lo que Michael le había dicho
hace menos de una hora cuando la envió a casa.
-Yo también lo pienso, hija. -Confeso Sinú, por primera vez desde que Camila había vuelto a casa.
Camila ya estaba harta de que todos le dijeran lo mismo. Primero Lauren, luego Michael, su hermana y ahora
su madre, también hasta suponía que Dinah pensaba eso, si bien no había hablado con su mejor amiga -o tal
vez ex mejor amiga- desde aquella vez que le pidió de muy mala manera que volviera a Londres sin ella,
sabía que ella se había sorprendido por el cambio de actitud de la joven, hasta podría decirse que estaba
asustada y que por eso no se atrevió a contactarse con ella aun. Y Camila, por supuesto, siendo la persona
orgullosa que era, tampoco se molestó en hacerlo.

P 49-5
Aparto el tazón del que estaba comiendo a un lado y se cruzó de brazos sobre la mesa, y así se mantuvo en
silencio durante unos largos segundos, como si estuviera pensando que sentir al respecto. Siempre era bueno
un cambio, pero parecía que las personas que la rodeaban no estaban contenta de verla convertirse en una
mujer fuerte y capaz de hacerle frente a todo, a comparación de la chica con miedo e inseguridades que era
apenas hace unos meses gracias a todo el sufrimiento que Alejandro Cabello le había causado a lo largo de
su vida.
-Michael me envió a casa porque según el necesito pensar en qué clase de persona me he convertido. -
Respondió sin mirar a su madre. - ¿Tú piensas que cambie para bien o para mal?
-Tal vez cambiaste para bien. -Comenzó a decir, mientras tomaba asiento en una silla del otro extremo de la
mesa. -Pero las actitudes que estas teniendo últimamente, están demostrando lo contrario.
- ¿Tú crees? -Pregunto con ironía. -Tal vez esa es la forma en la que siempre fui, y recién ahora lo estoy
demostrando. Después de todo, fui criada bajo esos modales. -Su madre la miro confundida, y Camila
continúo explicando su punto. -Digo, mi verdadero padre estuvo ausente toda mi vida, y Alejandro y tú no
me dieron muy buenos ejemplos de vida que digamos. Ya sabes: las mentiras, las estafas, los crímenes.
-Camila, no empieces...
- ¿Qué no empiece a qué mamá? ¿A echarte todas las cosas que ustedes me hicieron y me hirieron en cara?
-Hija, ya te explique que todo lo que hicimos fue para protegerte.
- ¡Basta! -Camila golpeo la mesa con su puño cerrado y se puso de pie. - ¡Dejen de decir que hicieron las
cosas para protegerme porque saben que nada de eso es cierto! ¡Dejaron que Alejandro se abuse de mí solo
porque fueron lo suficientemente cobardes para no decir la verdad desde un principio!
- ¡Si hablábamos Alejandro nos mataría a todos!
-Que gracioso, porque ahora que recuerdo yo era quien mentía y recibía todas las palizas de parte de
Alejandro para salvar tu egoísta trasero. -Señalo a su madre. -Si hubiera sabido desde un principio que me
estuviste mintiendo toda mi vida, ya estarías muerta. Sigues con vida gracias a mí, y si yo tuve las agallas
para arriesgar mi vida por ti, ¿por qué tú no las tuviste para hacerlo también y ser sincera conmigo?
-No voy a discutir esto contigo. -Sinu se levantó de la mesa y comenzó a caminar hasta la salida.
- ¿En serio? ¿Te vas a ir de nuevo? -Pregunto riendo. -Claro, es lo menos que se puede esperar de alguien
tan cobarde.
- ¡Deja de actuar como si yo tuviera la culpa! -Se dio vuelta para acercarse a su hija y gritarle esas palabras
de frente.
- ¡Es que si las tienes! ¡Si hubieras sido responsable jamás te hubieses acostado con Michael Jauregui y yo
no estaría aquí! -Le grito de la misma manera. - Todo hubiese sido más fácil si yo no hubiese nacido...
-Camila... -Su madre, ahora más calmada, se sorprendió al escuchar esas palabras salir de la boca de su
hija.

P 49-6
-No, sabes que lo seria. -Puso una mano frente suyo para evitar que Sinu se acercara. -Alejandro hubiese
tenido una boca menos que alimentar, no te hubiese maltratado a ti por haberlo engañado con su amigo, Sofía
no tendría que haber visto todas las cosas que su padre me hacía, como me avergonzaba y se aprovechaba de
mi inocencia, y Lauren estaría feliz pensando que Michael y Clara son sus verdaderos padres. -Dijo con
lágrimas en los ojos. -También, ustedes hubieran podido vivir en paz, no bajo las amenazas de Alejandro.
-Hija, no pienses de esa forma. -Sinu tomo la mano que Camila estaba usando para evitar que se acerque a
ella y la acaricio, intentando devolverle a su hija la paz que alguna vez hubo en ese hogar y que gracias a
Alejandro y sus maltratos, se perdió. -Michael y yo te amamos... -La joven la interrumpió.
-Ambos tienen un modo extraño de demostrarlo. -De un tirón, pudo soltar su mano del agarre de su madre y
esta vez, ella fue la que comenzó a caminar hasta la salida. -Para tener dos padres que se preocupan más por
su propio trasero que el de su hija, prefiero no tenerlos.
Tal vez Camila estaba siendo muy injusta con esta situación, sus padres habían lidiado demasiado con todo
lo que Alejandro les hizo -según a su parecer para protegerla- como para que ella se comporte de ese modo
con ellos, pero la bronca que había acumulado durante todos los años de sufrimiento que tuvo que vivir la
estaban cegando demasiado. Y no podían culparla por eso.
Solo había tres personas que podrían hablarle sin que la joven pudiera echarles algo en cara, una era Dinah
y en este momento no sabía cómo estaban las cosas entre ellas dos gracias a su orgullo, otra era Cameron
pero él estaba en una celda en este momento esperando su sentencia, y por último estaba Sofía... Tal vez ella
sería la que lograría hacer que su hermana entrara en razón de una buena vez.
- ¿Si sabes que te estas comportando como una idiota, no? -Dijo su hermana entrando a su habitación, sin
tocar, algo que a Camila le estaba empezando a molestar un poco. Probablemente sea por pasar demasiado
tiempo con Lauren, tal vez se estaba contagiando de sus molestias, si es que eso fuese posible.
- ¿Qué quieres? -Pregunto sin moverse de su posición, se había recostado boca abajo en su cama y había
cubierto su cabeza con la almohada, como si esto la pudiese aislar de todo el mundo y los problemas que la
rodeaban.
- Quiero a mi hermana de nuevo. -El tono de voz con el que Sofía dijo esas palabras hicieron que a Camila
se le erice la piel. Jamás se pensó que iba a escuchar eso, mucho menos que su hermana se lo diría. Tal vez
su actitud si estaba siendo despreciable después de todo. -Sabes que has cambiado Camila, pero no sabes
que no has cambiado para bien.
-Yo no cambie. -Intento defenderse. - Solo deje de darle importancia a ciertas cosas...
- ¿Cómo a tu propia familia? Mamá te explico miles de veces los motivos de porque hizo lo que hizo, y tú lo
único que haces es hacerla sentir más culpable de lo que realmente es. -Camila se sentó en su cama para
poder mirar mejor a su hermana. -Estas culpando a los demás por todo lo que mi padre te hizo, y eso no está
bien. -La joven no respondió, solo comenzó a jugar con la costura de la almohada que antes estaba usando
para cubrir su cabeza. -Ni siquiera me hablas a mí, me has bloqueado de tu vida por algo que ni siquiera
hice.
-No tengo nada en tu contra, Sofi.

P 49-7
-Entonces empieza a actuar de acuerdo a lo que dices. -De nuevo, la hermana menor había dejado a Camila
sin palabras. - ¿Cuándo fue la última vez que la abrazaste a mamá?
-No tiene nada de malo querer alejar a las personas que te hicieron daño de tu vida. -Respondió. -No
importa que tanto duela.
-El hombre al que debes alejar de tu vida por haberte hecho daño, está en este momento al borde de ser
condenado a muerte. -Camila no sabía con certeza, pero sospechaba que a Sofía le dolía hablar de
Alejandro. Era su padre después de todo, podría odiarlo así como Camila creía odiar a los suyos, pero en el
fondo los amaría toda la vida sin importar que. -Y junto con el debería morir tu rencor, contra todos. ¿Sabías
que Dinah se fue llorando el día en que prácticamente la echaste de la casa? ¿Sabías que Mamá está llorando
en este momento por lo que le dijiste hace un rato en la cocina? -Al ver que la joven no respondió, de nuevo,
intento con otra cosa. - ¿Sabías que he estado hablando con Lauren todas las noches desde que te fuiste, y
también desde que volviste?
Camila se sorprendió con esa confesión. Cuando ella se fue estaba segura de que su hermana no tenía idea
de quien era esta persona que había conocido y por la cual no quería irse de Miami. Pero supuso que para
Lauren no fue difícil ponerse en contacto con ella o con Sinuhe.
-Se preocupa por ti. Y más de lo que crees. -Se sentó en la cama junto a su hermana. -Todos nos
preocupamos por ti, por eso notamos tu cambio de actitud. Solo que tu orgullo te impide que lo notes.
- ¿Lauren se preocupa por mí? -Preguntó sin prestarle mucha importancia a lo que su hermana le había dicho
anteriormente.
-Demasiado. -Sofía le dijo con una sonrisa. -Fue a Londres a buscarte en cuanto descubrió que era adoptada.
-Tal vez debió haber esperado a que Lauren le contara esa parte de la historia a Camila, pero con lo
testadura que la joven estaba siendo era muy difícil que la ojiverde pudiera contarle su aventura en Londres
si antes nadie lograba hacer que Camila entre en razón. -No sé porque no llego a hablar contigo, no me conto
esa parte de la historia. Pero lo intento, y creo que deberías saberlo. Y... No se... Tal vez ahora es tu turno
de intentarlo. -La joven sonrió al escuchar lo que su hermana le estaba contando. Por más que se esforzara,
jamás podría odiar a Lauren. Todo este tiempo solo estuvo pretendiendo que lo hacía para intentar
convencerse a ella misma de que no debía entregarse a la ojiverde de nuevo si no quería que su corazón
volviera a romperse. -A mí también me preocupas Mila. ¿Por qué me tratas así?
- ¿Así como?
-Como si yo ya no te importara. -Camila volvió a mirar a su hermana a los ojos, solo para notar que las
lágrimas estaban nublando su vista. En ese momento supo que debía haber hecho algo realmente mal, porque
ella nunca antes había hecho llorar a su hermana y jamás se imaginó que lo haría ahora que ambas son
adultas.
-Supongo que como tú dijiste, me empecine tanto en impedir que volvieran a lastimarme, que termine
lastimando a las personas a las que realmente les preocupo, y deberían preocuparme. -Le sonrió con tristeza
a Sofía, también estaba al borde de las lágrimas a decir verdad. -Lo siento mucho, Sofí. No quise hacerte
sentir como que tú tenías la culpa de esto, o como que no me importabas. -Y por primera vez en un largo
tiempo, Camila abrazo a su hermana fuertemente, como cuando se despidieron hace unos meses en el
aeropuerto cuando la joven iba en camino a comenzar su nueva vida. Y en ese entonces, Sofía no resistió
P 49-8
más y dejo que algunas lágrimas cayeran sobre la remera que su hermana llevaba puesta. -Sabes que todo lo
que hice, y todo lo que soporte, lo hice por ti. Y no me arrepiento de haber pasado por todo eso, porque yo
decidí continuar viviendo en un infierno para que tú tuvieras el cielo. -Beso con delicadeza la frente de la
chica, que a pesar de sus lágrimas ahora estaban sonriendo, feliz de que su hermana había podido entrar en
razón, o al menos eso creía. -Te amo.
-También yo, Mila. -Respondió con una enorme sonrisa. -Pero sabes que yo no soy la única persona a la que
debes pedirle perdón. -Camila suspiro con fuerza, mientras acariciaba con suavidad la espalda de su
hermana para intentar tranquilizarla y que sus lágrimas cesaran.

-Lo sé, me encargare de eso mañana.


------------------------------------------

Todas las mañanas como era de costumbre, Lauren llego temprano a la empresa, mucho antes de que Camila
lo hiciera, pero esto no era sorpresa para nadie. Lo cierto era que desde que Camila había empezado a
compartir el puesto, y también la oficina con la ojiverde, a ella le gustaba tener un poco de privacidad aun
así sea unos minutos durante la mañana. Extrañaba la privacidad de su propia oficina pero no podía hacer
nada para cambiar la decisión de su padre, y a decir verdad, tampoco quería hacerlo.
No sabía en qué situación estaba su relación con Camila en este momento. Claro, peleaban pero también se
consolaban, se insultaban pero también se besaban, se empujaban de vez en cuando pero también se
abrazaban como si sus vidas dependiera de eso minutos más tarde. Era algo complicado y que obviamente
no podía explicar. Y tenía la esperanza de que todo eso tal vez terminara algún día con el perdón de la joven
bailarina y de las cosas volviendo a ser como eran antes de que toda esta locura de engaños y mentiras se
desate.
Tal vez hoy sería su día de suerte.
Lauren no esperaba encontrarse con un peluche sobre la silla de su escritorio, alguien había tenido la
brillante idea de acomodarlo para que pareciera que estuviera sentado en la silla, lo que hizo que la joven
riera antes de sacarlo de ahí para tomar asiento ella misma. Solo cuando tuvo al pequeño animal en sus
manos, pudo notar que era un peluche de Nala, de la película el Rey León, una de sus favoritas de cuando
era niña si le preguntas. Solo que ella jamás le había mencionado eso a nadie además de Normani que por
supuesto ya sabía acerca de la obsesión de la empresaria por esa película por todas las noches de pijamadas
y películas que habían tenido durante su infancia, y a Camila, que logró sacarle esa confesión durante el
juego de las veinte preguntas que habían hecho hace un tiempo atrás. Curiosamente, también le había
mencionado a la joven que Nala era su personaje favorito.
Tal vez Camila también había sido la culpable de las flores que estaban en uno de los floreros de la oficina,
esos siempre estaban vacíos porque honestamente ambas tenían cosas más importantes que hacer que
ocuparse de unas flores. Pero aun así, el gesto la sorprendió, y le saco una enorme sonrisa de felicidad
también.
P 49-9
-Madison... -Lauren llamó a su secretaria a través del comunicador, quería saber si Camila en realidad había
sido la culpable de esto o solo se estaba ilusionando de gusto. - ¿No sabes si la señorita Cabello llego antes
que yo esta mañana?
-No sé, ¿Por qué no se lo pregunta usted misma?
-Espera... Eso significa que... -Sus palabras fueron en vano, porque su secretaria ya no la estaba escuchando,
y porque en ese momento Camila entro a la oficina con una enorme sonrisa en su rostro. - ¿Tú eres la
culpable de esto? -Fue lo único que pudo preguntar, levanto el animal de peluche que estaba descansando
sobre su regazo y se lo mostro a la joven que ahora se acercaba a su escritorio con una enorme sonrisa en su
rostro.
-Es Nala. -Respondió como si la situación ya no fuera demasiado evidente. -Es tu favorita.
-Lo sé. -Lauren ahora estaba más confundida que nunca, pero últimamente ya estaba acostumbrada a sentirse
de esa forma cuando la joven bailarina estaba cerca. Su disfuncional relación era la causa de esto. - ¿Pero
por qué?
-Creo que... -Camila miro alrededor de la habitación pensando bien sus próximas palabras, pero algo la
distrajo. - ¿Viste las flores? -Intento cambiar el tema.
-Camila...
-No sabía cuáles eran tus favoritas así que solo le dije al tipo de la florería que me me diera algo que
representase al amor y también el perdón y luego me dio una charla de como treinta minutos sobre el
cuidado de las flores y...
-Camila... -Lauren volvió a llamar su atención. -Estas divagando.
-Oh si, perdón. -La joven se paró frente al escritorio de la ojiverde, con sus manos detrás de su espalda y
con su vista clavada en el suelo, como si fuese una simple empleada que estaba siendo regañada por algo.
Se veía tan inocente, y adorable. -Bueno, creo que sabes que soy un poco orgullosa. -Lauren levantó ambas
cejas y pretendió estar sorprendida con la no tan confesión de Camila. -Por lo tanto no soy muy buena
pidiendo perdón, y... Sé que esto es demasiado superficial y para nada original, pero era la única forma que
se me ocurrió para poder decirte esto, y además no tenía mucho dinero y... -La empresaria volvió a
interrumpir el argumento de Camila que ya se estaba yendo de nuevo por las ramas.
-Ve al punto. -Le ordeno sonriendo, la situación era un tanto graciosa, pero las palabras de la otra joven
fueron suficientes para comenzar a ilusionar a Lauren.
Camila suspiro con fuerza, antes de por fin decir lo que debió haber dicho desde un principio.
-Lo lamento, Lauren. -Y ahí fue cuando la sonrisa de Lauren se fue tornando aún más enorme de lo que ya
era. -He estado todo este tiempo tratando de evitar que no me lastimen de nuevo, que termine lastimando a
las personas que realmente se preocupaban por mí, y por las que debí preocuparme yo también. -La ojiverde
solo se quedó mirándola, sin responder. Y el silencio estaba incomodando a Camila, así que decidió
continuar con sus palabras. -Sé que tú fuiste una de las personas que más se esforzó por querer hacerme
entrar en razón... Bueno, además de Michael, mi mamá, mi hermana, Dinah y... -Al ver el rostro de Lauren,
P 49-10
supo que estaba divagando de nuevo, y por primera vez ella no quería irritar a la joven. -Sé que realmente te
esforzaste, y si lo hiciste aun cuando yo destruía tu corazón poco a poco con mis "actitudes de perra", como
tu solías decirle... -Intentó hacer un chiste, la alivianar un poco la tensión del momento. -Lo debes haber
hecho porque yo realmente te importaba.
-Me importas. -Lauren la corrigió mientras se ponía de pie y volvía a dejar el peluche en su silla, justo como
Camila lo había colocado esa mañana. -Pero esa no fue la única razón por la que intente hacer que abrieras
los ojos. -A pasos lentos, le dio la vuelta a su escritorio y comenzó a acercarse a la otra joven. Para ser
honesta estaba esperando que Camila se aleje, pero se sorprendió y también se alegró al ver que ella no lo
hizo. -También lo hice porque sabia que estabas intentando alejar a todo el mundo que te hizo daño de tu
vida, para evitar otra decepción. Y te entiendo porque yo tal vez no he tenido las mejores actitudes contigo,
pero sabía que en el fondo tu seguías sintiendo lo mismo que yo sentía.
- ¿Qué es eso que tu sentías? -Pregunto Camila, encontrando la mirada de Lauren una vez que ambas
estuvieron frente a frente.
-Te amo. -Solo eso respondió. -Y quiero comprobar si de verdad dejaste tu orgullo de lado como me has
dicho hace unos minutos. -Camila sonrió, entendiendo de inmediato cuales eran las intenciones de la otra
chica. Nerviosa, mordió su labio y volvió a mirar hacia el suelo por unos segundos, y cuando se sintió con el
valor suficiente, volvió a encontrar la mirada de la mujer que amaba. Y no se lo iba a volver a negar.
-Yo también te amo. -Las sonrisas de ambas eran igual de enormes, reflejaban la felicidad que este tan
ansiado momento les estaba haciendo vivir. - ¿Eso fue suficiente?
Sin dejar de sonreír ni un solo segundo, como si la felicidad del momento dependiera del tamaño de su
sonrisa, Lauren uso una de sus manos para acercar a Camila a su cuerpo, y con la otra acaricio con suavidad
y ternura su mejilla.
-Fue perfecto. -Con su pulgar, acarició el labio inferior de la otra joven, como si se estuviera preparando
para lo siguiente. -Tú eres perfecta.
Y luego de eso todo se sintió extraño, pero en el buen sentido, porque era la primera vez que ambas se
besaron con pasión y amor, dejando de lado el odio que sus conflictos le habían hecho sentir.
Me tienes hasta la vrga con su orgullo Yo sigo amando a Camila jajaja vlv

P 49-11
Capítulo 48 - "Feliz cumpleaños"
49.5K 2.2K 1.9K
by gotdynamites

- ¡Feliz cumpleaños a ti!


Si le preguntas, hace unos meses Lauren jamás hubiese imaginado que pasaría su cumpleaños número
veintinueve de la forma que lo estaba haciendo ahora. Ella estaba acostumbrada a las grandes fiestas en el
enorme patio de la casa de sus padres, no a algo como esto. Pero de todas maneras, no la estaba pasando
para nada mal.
- ¡Feliz cumpleaños a ti!
Todo se sentía raro, pero no en el mal sentido, sino que era algo bueno... Algo diferente. Lauren había
elegido hacer algo diferente. Tal vez era porque ya era una adulta, o porque se dio cuenta de que lo que
realmente importaba era lo más cercano a ella y no todo lo demás.
- ¡Feliz cumpleaños querida Lauren!
Muchas cosas habían cambiado en el transcurso de doce meses desde su último cumpleaños; En primer
lugar, Ian estaba afuera de la foto y verdaderamente se sentía como si se hubiera sacado un gran peso encima
de sus hombros y era un gran alivio no tener que estar pretendiendo con falsas sonrisas para hacerles creer a
todo el mundo que en realidad sentía algo por ese joven.
También, la gran fiesta a la que comúnmente sus padres le organizaban cada año para festejar esta especial
fecha, había sido reemplazada por una pequeña reunión en su departamento, con la asistencia de personas
que amaba y le importaban, no un montón de desconocidos que solo iban a sus fiestas para intentar aparentar
que les agradaba su jefa y de los cuales ni siquiera conocía sus nombres. De hecho, esta vez Lauren se sintió
cómoda no recibiendo toda esa atención, y de no estar rodeadas de personas hipócritas, sino de personas
que la querían y la quisieron aun en sus peores momentos, no solo cuando les convenía.
Buster también estaba bastante cómodo, y feliz a decir verdad; el pequeño cachorro estaba sentado
cómodamente sobre el sofá de la sala de la joven, e incluso comenzó a ladrar cuando todos comenzaron a
cantarle a Lauren, como si también quisiera formar parte de la canción. Lo que hizo sonreír a más de uno, e
incluso, Normani quien juraba odiar al animal, tomo su celular para poder grabar al pequeño cachorro
"cantando" a coro con el resto de los invitados.
- ¡Feliz cumpleaños a ti!
Justo después de que todos los invitados comenzaron a aplaudir y alentar a la cumpleañera, Lauren se tomó
unos segundos para mirar toda la conmoción que la estaba rodeando. Sus padres juntos y sonriendo
reflejando la felicidad pura que sentían y algo que Lauren no había podido ver en sus rostros desde hace
tiempo, sus amigos pasando un buen momento entre risas y tragos, su mascota sin entender mucho la
situación pero moviendo su cola de todos modos como si estuviera disfrutando del momento, sus vecinos
probablemente enloqueciendo por el ruido de la pequeña pero ruidosa fiesta... Y la mujer de sus fantasías,
Camila, susurrando un tierno "feliz cumpleaños ojitos" en su oído para luego besar suavemente su mejilla, y
salvando a la chica de toda la incomodidad que cualquier cumpleañero sentía cuando se le cantaba el feliz
P 50-1
cumpleaños.
En ese momento, Lauren no deseaba nada más de lo que estaba viviendo. Y con una última sonrisa y un gran
soplido, apago todas las velas de su pastel de cumpleaños.
-Dicen que si logras apagar todas las velas de un soplido, tendrás buena suerte hasta tu próximo cumpleaños.
-Camila comentó mientras Lauren intentaba recuperar el aliento, a decir verdad, le había tomado más de un
gran soplido apagar todas las pequeñas velas.
-No creo que la necesite. -Dijo la cumpleañera con seguridad mientras sonreía y envolvía la cintura de
Camila con uno de sus brazos, la acerco más a su cuerpo y beso tiernamente su frente para luego sentir como
la joven escondía su rostro en su cuello. No la culpaba, supuso que Camila toda esta situación debía ser
incomoda; ese mismo día había presentado a la chica frente a sus amigos y a sus padres como su novia. Y
aun se estaba acostumbrando al nuevo rumbo que su relación había tomado, quizá no se esperaba que Lauren
fuese tan cariñosa con ella frente a todos los invitados, y era algo a lo que no estaba acostumbrada. Pero era
imposible para la ojiverde no querer besarla o abrazarla cuando la tenía tan cerca, y después de todas sus
peleas y de todo el tiempo que estuvieron distanciadas, era imposible contenerse.
- ¿Por qué el pastel tiene tantas velas? -Pregunto Clara confundida, sacando a ambas jóvenes de su pequeña
burbuja y volviéndolas a la realidad de la fiesta. -Fui profesora de matemáticas por más de quince años y
estoy segura de que mis cuentas no fallan. Aquí no hay veintinueve velas. -En ese momento todos los
invitados voltearon a mirar a Normani, ella había sido la encargada de comprar el pastel de cumpleaños de
Lauren. Y la sonrisita que tenía en su rostro aparentando inocencia ya no podría engañar a nadie.
-Es que hay sesenta y nueve velas en el pastel, Clara. -Confeso la joven sin problemas, todos estaban
sorprendidos y preguntándose como había hecho Normani para colocar todas esas velas en un pequeño
pastel.
-Okay, ¿pero por qué tantas?
-Oh, es una vela por cada arruga en la cara de Lauren.
- ¡Hey! -La ojiverde tomo una servilleta de la mesa y luego de hacerla un bollo se la lanzó a su amiga. -Yo
no tengo arrugas.
- ¿Cuándo fue la última vez que te viste a un espejo, Laur? -Recrimino Normani.
-No entiendo por qué se están peleando... -Camila sabía que si no detenía este divertido argumento ahora,
Lauren y Normani terminarían en una gran discusión. Ya sabía cómo ambas amigas podían ser cuando ambas
intentaban tener la razón. -Ambas tienen la misma edad.
-Cierto. -La joven bailarina había dado en el punto, pero Normani no iba a dejar que se quede con la razón. -
Pero no todas tienen la habilidad de no envejecer, como yo. -Todos los invitados comenzaron a reír. Bueno,
todos excepto Lauren, que solo miraba a su amiga con el ceño fruncido intentado aparentar que estaba herida
por sus palabras y las risas de los demás. Aunque Camila se encargó de borrar esa expresión de su rostro
segundos después con un cálido beso en la comisura de sus labios. -Además, me contaron que el sesenta y
nueve es el número favorito de Lauren.

P 50-2
- ¿De dónde sacaste eso? -Lauren no recordaba haber compartido eso con su mejor amiga. Es más, Lauren
estaba segura de que ni siquiera tenía un número favorito y a decir verdad, ahora estaba confundida.
-Oh, Camila me lo dijo el otro día. -En ese momento, de nuevo todos los invitados voltearon a ver a una
persona en especial: Camila. La joven miro a Normani con confusión y con sus cejas fruncidas, estaba
confundida. Hasta que recordó una charla que ella y la otra joven habían tenido hace apenas unos días en su
oficina mientras Lauren estaba en una junta.
-Ay, no... -Camila llevo ambas manos a su rostro y comenzó a reír, más que nada para intentar ocultar la
vergüenza que sentía. No podía creer que Normani acababa de decirles indirectamente a todos los invitados
una de las mejores experiencias que había compartido con Lauren en la cama, y esperaba que nadie más
fuese capaz de entender ese pequeño mensaje.
-Espera... Te refieres a qué... -Lauren fue rápida en entender la situación, solo necesitaba comprobar que
había entendido con claridad. Cuando Camila asintió aun sin dejar de esconder su rostro entre sus manos,
solo pudo desear desaparecer de la sala en ese mismo momento. - ¡Normani!
-Tranquila, abuela. Tu amor por ese número está a salvo conmigo. -Su amiga les regalo un guiño a ambas
chicas, dejándolas al borde del abismo de la vergüenza.
-Bien, ya que el misterio de las velas está resuelto... -Camila intentó que ese incomodo momento se
desvaneciera y que con suerte todos los presentes se olvidaran de las inadecuadas revelaciones de Normani,
cambiando el tema de conversación iba a ser la mejor forma de lograrlo. - ¿Quién quiere pastel?
Luego de esa incómoda situación, el resto de la jornada continúo con más festejos y buenos momentos. El
tiempo no fue desperdiciado, Camila sobre todo fue la que más provecho de esto consiguió; se tomó la
molestia de conocer mejor a los viejos amigos de Lauren, que en su mayoría eran compañeros de escuela y/o
universidad, y de más está decir que ellos la amaron de inmediato y lo mejor de todo fue que lo hicieron sin
juzgarla. Su pasado no era un secreto para ninguno de los habitantes de Miami luego de toda la atención de
la prensa que el juicio en contra de Alejandro estaba recibiendo, pero hey, ella hacía feliz a Lauren y eso era
todo lo que importaba. La chica del cumpleaños, en cambio, solo miraba a su novia interactuar con todos sus
allegados con una enorme sonrisa en su rostro, porque eso era todo lo que siempre había deseado desde que
empezó a ver a la joven: aceptación. Y estaba feliz que sus amigos habían logrado aceptar su relación, sus
sentimientos y el pasado de su pareja sin ningún prejuicio, ya había tenido que luchar bastante por la
aceptación de los padres y honestamente no quería pasar por todo ese infierno de nuevo.
Hablando de sus padres, Clara y Michael estaban felices de ver a Lauren disfrutando tanto de esta fiesta.
Michael sobre todo, la enorme sonrisa que había aparecido en su rostro desde el primer momento que vio a
Camila y Lauren compartir un tierno y tímido beso en los labios justo antes de que los invitados llegaran no
se había borrado por el resto de la jornada. Clara también estaba feliz por todo lo bueno que le estaba
sucediendo a Lauren, pero aún tenía que acostumbrarse a la idea de la relación de ambas jóvenes, pero eso
no era porque tenía algo en su contra. Ella fue una de las primeras personas que supo sobre la sexualidad de
la ojiverde y siempre acepto a su hija adoptiva al 100% en ese sentido, pero Camila era la hija biológica de
su esposo, que estaba saliendo con su hija adoptiva, era algo difícil de procesar para cualquiera. Pero eso
no quitaba el hecho de que la mujer ya adoraba a la joven bailarina que apenas estaba empezando a conocer,
y que apoyaba a ambas chicas en cualquier cosa que se propongan a partir de ahora que habían decidido
tomar el siguiente paso en su relación.

P 50-3
Antes de que la fiesta terminara, Lauren se tomó un tiempo para abrir los regalos de los invitados, aunque
ella siempre insistía en que no necesitaba nada más que la presencia de sus seres queridos para tener un gran
cumpleaños, pero ellos siempre insistían en darle algo por más mínimo que sea. La joven agradeció por
cada uno de los presentes con un cálido abrazo y una enorme sonrisa, y a decir verdad intento ser rápida
porque aunque ella se negara admitirlo, si estaba ansiosa por un regalo: el de Camila. Grande fue su
desilusión cuando su novia le dijo que a su regalo se lo daría después de que la fiesta terminara, lo que
provoco risas y las burlas de los presentes, y le dieron a Lauren una idea de lo que la otra chica tenía en
mente... Aunque, todos estaban equivocados.
Y si Camila le hubiera dado a Lauren su sorpresa en ese momento, más de uno hubiera quedado sorprendido.
Además, era algo que solo ella debía compartir con su novia, no necesitaba la presencia de otras personas
que no tenían nada que ver con su regalo.
En resumen, todos bailaron, cantaron, rieron y sobre todas las cosas se divirtieron con la cumpleañera hasta
que las primeras horas de la madrugada cayeron, y de a poco todos los invitados fueron abandonando el
departamento de Lauren, hasta que solo quedaron Camila, Buster y ella en el lugar, junto con todo el
desorden que el festejo había dejado. Les tomaría horas limpiar todo eso.
-Así que... -Lauren comenzó a decir mientras ayudaba a Camila a juntar los últimos vasos que los invitados
habían dejado por cada rincón del departamento, junto con algunas servilletas que habían quedado
esparcidas en el suelo, más que nada por una pelea que Normani y ella habían tenido hace unos minutos que
termino en un pequeño bombardeo de servilletas entre ambas. - ¿Qué tan especial es mi regalo que tuvimos
que esperar a que todos se fueran para que me lo des? -Camila comenzó a caminar hasta la cocina con
Lauren siguiéndola a unos pasos de distancia. Cuando por fin pudo liberar sus manos luego de poner los
vasos en el lavavajillas para poder limpiarlos luego, se dio vuelta para mirar a su novia y se apoyó contra la
mesada de la cocina para poder responderle con comodidad.
-Mucho. -Dijo con una sonrisa.
- ¿Y vas a dármelo ahora? -Pregunto acercándose a Camila y tomándola de la cintura para poder acercar
más sus cuerpos. La ojiverde sonrió con malicia ansiosa por lo que suponía que la otra chica le tenía
preparado.
-Prometí dártelo cuando todos se fueran. Y después de todo lo que vivimos creo que sabes lo mucho que me
molesta que se rompan las promesas.
-Genial. -Lauren escondió su rostro en el cuello de Camila y aprovecho para dejar un húmedo sendero de
suaves besos en los lugares que sabía que la volvían loca.
- ¿Qué haces? -Preguntó ahora la otra chica, riendo por las cosquillas que los besos de la joven le causaban
pero también disfrutando del placer del momento.
-Disfruto de mi regalo de cumpleaños. -Dijo sin ninguna vergüenza, mientras sus manos aprovechaban el
momento para recorrer el cuerpo de la bailarina hasta encontrar un cómodo lugar en su trasero, en donde sin
dudas la chica dejo un suave y juguetón apretón. Eso fue lo que la saco del pequeño trance en el que se había
sumergido, y ahí fue cuando Camila se dio cuenta de que la ojiverde había mal interpretado sus palabras.
Este no era el regalo que ella había planeado, y si no se detenía ahora, sabía que iba a hacer casi imposible
decirle lo que estaba a punto de confesarle.
P 50-4
-No, Lauren... -Puso sus manos en los hombros de la joven y la alejo un poco, pero no lo suficiente como
para perder el confort de la proximidad de sus cuerpos. -No me refería a eso. -El hecho de que Camila la
haya alejado de esa manera, que no fue muy brusca pero fue lo suficiente para confundir a la otra joven, y
eso se reflejaba en la expresión dibujada en su rostro. -Aunque si quieres, luego... Bueno... Es obvio que eso
va a pasar más tarde en la intimidad del cuarto, pero esa no es la sorpresa que yo tenía planeada,
¿entiendes? -Intento salvar sus palabras, además de la seriedad de la situación no quería perderse ese
sensual momento de intimidad con su novia. -Más bien, es algo que debo decirte. Es muy importante, incluso
más importante que... Eso.
-Me estas asustando, amor. -Dijo mientras apartaba un mechón de cabello de la cara de la joven. -Pero estoy
ansiosa por saber qué es eso taaaaaaan importante que tienes que decirme.
-Bien, la cosa es que... -Se detuvo un momento cuando se dio cuenta de que la chica aún no había apartado
las manos de sus cuerpos, aun cuando ella la había alejado. -Lauren. ¿Podrías sacar las manos de mi
trasero?
- ¿Por qué? -Pregunto con una falsa inocencia y una sonrisa llena de malicia. -Pensé que no te molestaba.
-No me molesta, es que... -Camila suspiro antes de continuar. -Le quita la seriedad al momento.
- ¿Vas a proponerme matrimonio? -Bromeo la joven empresaria. -Trabajas rápido, apenas volvimos a estar
juntas hace unos día...-La tuvo que interrumpir.
-No. Lauren. Hablo en serio. -El tono de voz que uso al decir esas palabras fueron suficientes para que su
novia entendiera la seriedad de lo que quería decirle, así que en silencio se disculpó con una simple sonrisa
y un pequeño beso en los labios antes de sacar las manos de lo que ella consideraba el mejor atributo de
Camila, y en lugar de eso tomo ambas manos de la chica y las apretó con suavidad, intentado transmitirle
confianza.
- ¿Y bien? Te escucho...
Camila había preparado durante toda la semana un gran discurso en su cabeza de cómo iba a darle a su novia
estas contundentes noticias. Con la ayuda de Michael y también un poco de colaboración con Clara.
Madison, la secretaria de ambas también había ayudado a la joven a completar esta sorpresa, y Normani
también se dispuso a ayudar, o más bien a pretender que ayudaría, pero estaba segura de que la joven la
mataría si no le daba un poco de crédito en todo esto. Obviamente, todo se había hecho a espaldas de
Lauren. Y también, con la ayuda de alguien más a quien la joven ojiverde aún no conocía, pero seguramente
se moriría de ganas de hacerlo una vez que su novia le diera las noticias.
Suspirando con fuerza para intentar calmarse, miro al suelo durante unos segundos pensando en que palabras
decir, era como si todo el discurso que había planeado se hubiera borrado de su memoria a causa del
nerviosismo que la invadía. Pero no se necesitaban muchas palabras a decir verdad, pero si necesitaba
compasión, Lauren sobre todo, necesitaría de eso.
-Conozco a alguien que se muere de ganas por conocerte. -Le dijo con una sonrisa. -Y creo que tú también te
vas a morir de ganas de conocer a esta persona una vez que te diga quién es.
- ¿Lana del Rey? -Camila pensó que su novia estaba bromeando con esa pregunta, pero en realidad Lauren
P 50-5
había preguntado eso principalmente por lo confundida que estaba, no se le ocurría el nombre de ninguna
persona que se muera de ganas de conocerla y/o que ella quiera conocer. Y la otra joven no estaba siendo
muy clara al respecto.
-No, no es Lana del Rey, ojitos... -Dijo una vez que logro recuperarse de sus risas. -Pero si es una mujer, si
eso te ayuda en algo.
-No se me ocurre quien puede llegar a ser.
-Voy a decirte quien es, pero por favor, prométeme que vas a cerrar la boca y escuchar todo lo que tenga que
decir, sin interrupciones, hasta que termine. -El momento de la verdad se estaba acercando, y la joven estaba
asustada de como su novia tomaría las cosas. -Por favor.
-No puedo prometer nada, pero voy a intentarlo. -La joven le sonrió, segura de sus palabras. Si supiera lo
que estaba a punto de serle revelado. Camila suspiro una vez más, antes de que la verdad resbalase de su
boca.
-Se quiénes son tus verdaderos padres. -Lauren volvió a darle una mirada confusa, antes de comenzar a reír.
-Mis padres probablemente están muertos Camila.
-No, Lauren. -La risa de la joven fue muriendo poco a poco, sobre todo la ver la expresión de seriedad que
su novia tenía. -Ellos están con vida... Bueno, al menos tu madre lo está.
- ¿Cómo lo sabes?
-Me encontré con ella hace un par de semanas. Fue una situación bastante turbia a decir verdad. -La joven
recordó el momento en que se había encontrado con Lucille en la empresa, y de la confusión que habían
vivido. -De hecho, ella pensó que yo era su hija y... -Lauren la interrumpió en ese momento, no solo con sus
palabras, sino que la chica soltó bruscamente sus manos y se alejó rápidamente de ella. Como si estar en su
presencia le hiciera daño. - ¿Qué tienes?
- ¡No puedo creer que hayas conocido a mi madre antes que yo! -Le grito.
-Hey, cálmate. Yo no planee encontrarme con ella. -Dijo con calma. -Pero por lo que veo, entonces si creen
que están vivos...
-Si están vivos o muertos la verdad me importa una mierda. -Pateo una de las sillas que estaban en su
camino, haciendo que esta cayera al suelo e invadiera toda la cocina con un fuerte sonido. -No se molestaron
en buscarme durante toda mi vida, ¿qué te hace creer que quieren encontrarme ahora?
-Laur, amor... -Antes de que Camila pudiera acercarse a su novia, la chica tomo uno de los platos que habían
quedado sobre la mesada esperando para ser lavados y lo arrojo contra la pared, rompiéndolo en un montón
de pedazos a causa de la furia que sentía. - ¡Hey! ¡Necesitas calmarte!
- ¿Cómo reaccionarias si alguien te dijera algo que cambiaría tu vida de un segundo a otro? Supongo que
para nada bien.
-De hecho, así reaccione cuando me entere que Michael era mi padre. O peor, deje el departamento de
P 50-6
Dinah hecho un desastre. -Las palabras de Camila no parecían calmar en nada a la otra joven. -Laur, créeme,
tu madre te ha estado buscando durante todos estos años...
-Pues, obviamente no hizo un buen trabajo. -Escupió con bronca. Hacía tiempo que Camila no veía a Lauren
alterada de esa forma, y no era para nada agradable. -No quiero verla, ¡ni ahora ni nunca! Los únicos padres
que tengo son Michael y Clara, tal vez no son quienes me dieron la vida pero si son los que me enseñaron a
vivirla.
-No te estoy diciendo que la veas y pretendas como si nada nunca hubiese pasado, porque sé que es algo que
nunca vas a poder recuperar. Y te entiendo porque Michael ha hecho miles de cosas para intentar que él y yo
tengamos una relación padre e hija y yo simplemente no puedo hacerlo porque sé que eso es algo que nunca
vamos a recuperar porque nunca lo tuvimos. -Intento acercarse a la joven, pero esta solo se alejó de ella. -
Lauren, sé que quieres verla aunque sea una vez.
- ¿Qué te hace pensar eso?
-Sé que estuviste buscando a tus padres por un largo tiempo, sé que fuiste a Jacksonville a buscar
información en el orfanato en donde estuviste. No creo que toda esa curiosidad que sentías se vaya tan
rápido. -La ojiverde no respondió, solo se dio la vuelta y le dio la espalda a su novia mientras intentaba
controlar su respiración en un intento por calmarse. - ¿No te preguntas como sería verla aunque sea una vez?
¿No tienes curiosidad por saber si esos hermosos ojos verdes que tienes son como los de ella o como los de
tu padre? ¿No quieres saber si tienes un hermano, una hermana o tal vez ambos? -Con mucho cuidado,
Camila se acercó a Lauren y envolvió su cintura con sus brazos por detrás, y le sorprendió que la chica no la
haya apartado en ese momento, lo que le dio confianza para apoyar su cabeza en su hombro y preguntar una
cosa más. - ¿No sientes la necesidad de abrazarla tan fuerte que puedas escuchar los latidos de su corazón?
Eso es especial para cualquier persona.
-No. -Lauren quito los brazos de su novia de su cintura y comenzó a caminar hacía la salida de la cocina.
- ¿A dónde vas?
-A dormir. -Respondió cortantemente.
-Lauren, no voy a ir a la cama contigo hasta que no me digas que piensas al respecto.
-Bien. -Se volteo por unos segundos para mirar a la morena. -Puedes dormir en el sofá si quieres, o también
puedes irte a tu casa. Realmente no me importa. -Y sin decir nada más, salió de la cocina dejando a la chica
sola con las palabras en la boca.
- ¡No puedes vivir escapando de tus problemas Lauren! ¡Siempre eliges la solución más fácil sin importar
que tanto te duela! ¡Ya tienes veintinueve años es momento de que madure...-El fuerte portazo que se
escuchó a lo lejos fue suficiente para acabar con los gritos de la joven. Si, definitivamente su novia estaba
enojada. -Se le va a pasar en la mañana.
Ya conocía muy bien a Lauren cuando estaba enojada, sabía que la chica iba a ignorar el problema hasta que
ya no pueda sopórtalo más y sienta la necesidad de hablarlo con alguien. Solo necesitaría tiempo, y
paciencia. Y tal vez algunos almohadones y cobertores para dormir en el sofá porque estaba segura de que
no sería nada cómodo pasar la noche ahí por más enorme que sea. No pensaba irse y dejar a su novia en ese
P 50-7
estado. Y como si Lauren hubiese leído sus pensamientos e intenciones -o tal vez porque ya la conocía-
desde el encierro de su cuarto, antes de cerrar la puerta se tomó la molestia de arrojar al pasillo una
almohada y una manta para Camila. Bueno, probablemente la odiaba en estos momentos pero por lo menos
la chica tenía un corazón.
Era solo cuestión de tiempo para que Lauren corriera a los brazos de su novia pidiendo perdón, pero Camila
no esperaba que fuese tan rápido. Cuando empezó a escuchar pequeños pasos a lo lejos solo pudo pensar
que era Buster jugando con alguno de sus juguetes, pero cuando los pasos se hicieron más firmes y sintió la
presencia de alguien, una persona, a sus espaldas, sabía que había ganado la batalla. Pero aun así, intento
reprimir su sonrisa y pretendió estar dormida para ver que sucedía después, y aunque no fue una sorpresa
para nada, sintió un gran alivio cuando Lauren se recostó a sus espaldas y la abrazo por detrás, con tanta
fuerza que dejaban al descubierto cuanto había extrañado la proximidad de sus cuerpos en el poco tiempo
que estuvieron separadas.
-Sé que estas despierta. -La joven apoyo su cabeza en su mano y su codo en el sofá, para poder ver a Camila
desde una mejor posición, y la otra chica en cuestión abrió los ojos después de haber sido atrapada y volteo
un poco su cabeza para poder mirar a su novia.
- ¿Cómo te diste cuenta?
-Tienes una sonrisa enorme. -La cual ella no pudo evitar igualar. -Y muy hermosa, a decir verdad.
- ¿Te rindes tan fácil? -Camila se acomodó mejor en el sofá, ahora estaba recostada sobre su espalda, y
cruzo sus brazos sobre su pecho intentando pretender que aún estaba enojada.
-Lo siento. -Admitió su derrota sin vergüenza. -Es que, como tú dijiste, estoy tan acostumbrada a tomar la
decisión más fácil en los momentos más difíciles, que ya confundo lo fácil con lo correcto.
- ¿Eso significa que si vas a conocer a tu madre?
-Honestamente, no quiero hacerlo. -Comenzó a jugar con el cabello de su novia. -Pero es lo correcto, y es
momento de que madure. Como tú dijiste.
-Me encanta cuando me das la razón. -El personaje ofendido que Camila estaba intentando hacer se
derrumbó por completo gracias a su ego. Amaba tener la razón. -Estas perdonada, por cierto.
-Genial. -Lauren intento acomodarse mejor en el sofá para poder besar a su novia, pero eso fue un gran
error, ya que por el poco espacio que había termino cayendo al suelo, justo sobre uno de los juguetes en
forma de hueso que Buster había dejado por ahí. - ¡Maldición!
-Eso se llama karma, Jauregui. -Dijo su novia riendo a carcajadas.
-La próxima vez que peleemos, yo voy a dormir en el sofá. -Se puso de pie. -Así tú vas a ser la que se caiga
al suelo. -Pateo el juguete de su mascota, enviándolo bajo uno de los muebles de la sala. - ¿Vienes a la
cama?
-Pensé que querías que duerma en el sofá hoy.
-Si pero ahora que ya estoy perdonada...-Tomo las manos de Camila y la obligo a ponerse de pie junto con
P 50-8
ella. -Quiero mi otro regalo de cumpleaños. -Dijo con una pícara sonrisa, para luego devorar la boca de
Camila con pasión y deseo.
A mira que cosas y porque será Eso depende de que vela le gusta soplar a ella

P 50-9
Capítulo 49 - "Lucille"
52.4K 2.3K 1K
by gotdynamites

A/N: ¿Se acuerdan de la regla que había en este fic? Esa que decía que todos los personajes tienen 10
años más de la edad que realmente tienen en la vida real. Bueno, esta regla no se aplica a dos
personajes que aparecen en este capítulo que ya van a descubrir quienes son. ¡Espero que disfruten el
capítulo!
------------------------------
Camila debió haber sospechado que algo saldría mal en un momento u otro, sobre todo si tomaba en cuenta
de que Lauren había accedido dentro de todo lo normal demasiado rápido a la idea de conocer a sus
verdaderos padres. Por su parte, ella no sabía mucho sobre la historia de la familia Howard, solo había
conocido a Lucille aquel día de la confusión en la empresa, y luego había tenido la oportunidad de tener una
larga charla con la mujer vía Skype -luego de mover cielo y tierra para poder encontrar por lo menos su
número de teléfono para poder confirmar que sus sospechas eran ciertas- una mañana que Lauren no estaba
en la oficina. Estaba dispuesta no solo a ayudar a la mujer a reencontrarse con su hija, sino que también a su
novia a recuperar lo que alguna vez le fue arrebatado y ocultado durante muchos años. Pero más allá de eso
y de las dudas básicas como "¿dónde vives? ¿Estas segura de que quieres conocerla? ¿Cuándo te gustaría
que nos encontremos?" y bla bla bla, Camila no sabía absolutamente nada; no sabía a qué se dedicaba la
mujer, si Lauren tenía algún hermano o hermana, y también se olvidó de preguntar sobre el padre de la
joven, algo de lo que la joven se dio cuenta de lo importante que era cuando su novia comenzó a preguntarle
una y otra vez sobre el hombre en cuestión.
La ansiedad de la ojiverde era notoria, sobre todo las horas previas al encuentro. Y ninguna sabía si eso era
algo bueno o malo. Esa mañana ambas jóvenes habían acordado con Michael faltar al trabajo, algo a lo que
el buen hombre acepto de inmediato porque sabía que era parte de la sorpresa de cumpleaños que Camila le
había preparado a su novia. La idea era simple; partir esa madrugada y conducir hasta la ciudad de
Jacksonville, en donde la familia Howard aun residía -y eso frustró un poco a Lauren a decir verdad, porque
ella había estado una considerable cantidad de veces en esa ciudad recorriendo cada lugar posible
intentando buscar a sus padres sin tener éxito-, se reunirían con Lucille en su departamento un poco antes del
mediodía, a las once para ser más exactos, ya que según la mujer en ese horario tendrían la "privacidad
necesaria para poder hablar".
-Esto es una mala idea. -Lauren sabía que ya era tarde para echarse atrás, pero valía la pena el intento.
-Debiste haber dicho eso antes de que condujésemos cinco horas hasta Jacksonville. -Camila respondió sin
mirarla mientras desabrochaba su cinturón de seguridad. Habían llegado al condominio en donde Lucille,
quien para aún era una desconocida para la ojiverde, vivía. Al parecer, los cinco minutos que Lauren se
pasó mirando hacia el frente y apretando el volante con fuerza después de haber estacionado el auto no
fueron suficientes para que Camila se diese cuenta que estaba nerviosa.
-Claro que lo es. -Recrimino. -No debimos haber venido, y menos hoy. -La mirada de confusión que su
novia le dio la hizo continuar con su inútil explicación de porqué ese encuentro era una mala idea. -Mañana
comienza el juicio contra Alejandro y deberías estar preparándote para declarar en la corte.
P 51-1
-Oh. Entonces, ¿prefieres que pase todo el día encerrada en una oficina con Hailee? La linda abogada que
piensa que soy hermosa e increíble y que ha intentado coquetear conmigo en varias ocasiones incluso en
frente tuyo. -Cuando Lauren no respondió y solo apretó con más fuerza el volante, Camila supo que había
dado justo en su punto débil, y que había destruido por completo su intento de escapar de esta situación con
la absurda excusa que había inventado. -No te preocupes por mi Lauren, ya se lo que voy a decir en el
estrado, y estaremos de nuevo en Miami antes de que se haga de noche.
-Ni siquiera sabemos quién es esta tipa...
-Esa "tipa" podría ser tu madre Lauren. -Su novia la interrumpió y la corrigió con rapidez. -Muchas personas
se esforzaron para que este encuentro sucediera, incluyéndome a mí y a tus padres adoptivos. Solo te pido
que bajes, hables con ella, encuentres las respuestas a todas tus dudas y si... No te sientes convencida, nos
iremos. -Lauren la miro.
- ¿Y si me rechaza de nuevo? -Preguntó con miedo. -Ya me abandono una vez, no creo que pueda soportarlo
si termino decepcionándola.
- ¿Decepcionándola?
-Hay una gran posibilidad de que yo no sea la hija con la que ella espera encontrarse, si es que ella
realmente es mi madre.
-Amor... -Camila estiro su brazo para quitar un mechón de pelo que cubría el bello rostro de Lauren, y luego
acaricio su mejilla con suavidad. - ¿Qué te hace pensar eso?
-Es que... No conozco para nada a esta tipa, no sé cuáles son sus ideales, sus ideologías, o ni si quiera su
forma de pensar. ¿Qué hago si está en contra de todo lo que yo creo o hago? -La joven en el asiento del
copiloto suspiro con fuerza, entendiendo el punto de inmediato.
- ¿Esto tiene algo que ver con tu sexualidad?
-En parte, sí. -Respondió con honestidad. -Si ella es la persona que jura ser, no me gustaría tener que elegir
entre mi madre biológica y la mujer de la que estoy enamorada. -Camila quería sonreír cuando escucho la
forma en que Lauren se refería a ella, pero no pudo permitirse eso porque sabía lo serio que era el asunto,
aunque no podía negar que esas palabras le daban un poco de alegría y por qué no también esperanza. -
Aunque creo que tú y yo sabemos que te elegiría a ti. -Ahora sí, ninguna de las dos pudo contener una
pequeña sonrisa. -También tiene que ver con mi trabajo, ¿y si es una de esas activistas que están en contra
de toda corporación? -Camila rio ante la absurda duda de la joven.
-Lo de la sexualidad era mucho más creíble... -Intentó hacer que Lauren admitiera lo que realmente pensaba.
-Está bien, sí. -Dijo golpeando el volante, lo que hizo a su acompañante saltar un poco en su asiento debido
al susto. -Lo de la sexualidad tiene mucho que ver, ¿y si es una maldita homofóbica? Una de esas que
piensan que amar a alguien de tu mismo género es una enfermedad mental. -Lauren estaba alterada, era fácil
de notarlo porque cuando hablaba en ese estado usaba sus manos para hacer gestos exagerados y la fluidez
de sus palabras era muy rápida, casi inentendible. -Y sabes cómo me pongo cada vez que tengo que defender
algo en lo que creo, y que no tengo filtro cuando me sacan de mis casillas y... -Divagar también era una de
las cosas que Lauren hacía cuando estaba alterada.
P 51-2
-Ella no sabe que soy tu novia, ojitos. -Camila admitió finalmente, lo que hizo que Lauren terminara de
repente con su discurso.
-No... ¿No le dijiste sobre nosotras?
-Nop. -Dijo divertida. -Ella solo sabe que soy la hija biológica de Michael Jauregui. No le dije porque
cuando hable con ella tuve exactamente la misma duda que tú: si estaba en contra de nuestra orientación
sexual, sería una mala idea decirle que en realidad soy la pareja de su posible hija biológica.
-Oh...-Lauren no sabía que decir. -Lo siento.
-Mira, hoy vine a acompañarte como tu hermana. -Tomo una de las manos de su novia y la apretó con la
fuerza necesaria para lograr transmitirle cierta tranquilidad. -No tenemos que decirle nada que no quieras, ni
tenemos que hablar de cosas que te incomoden. -Lauren sonrió ante las palabras de aliento de la joven.
- ¿A ti te molestaría que le digamos eso? Porque en parte se siente como que nos estamos negando.
-Dadas las circunstancias, es entendible, y algo que puedo soportar. -Comenzó a acariciar la mano de su
novia con su pulgar. -Y además, si Lucille es realmente tu madre, créeme que ella te ha estado buscando
desde hace mucho tiempo, más del que te imaginas. Creo que podría llegar a perdonar cualquier decepción
que tu forma de ser pueda causarle. Aunque no creo que sea un problema porque eres una de las personas
más maravillosas que existe. -La joven ojiverde suspiro, intentando calmar sus nervios para enfrentar este
nuevo desafío. - ¿Sigues pensando que es una mala idea?
-Honestamente, sí. -Dijo riendo. -Pero prefiero lidiar con esto que vivir con el cargo de conciencia luego.
-Solamente será una hora, o dos como mucho. Solo tienes que hablar con ella, tú sabes que ambas lo
necesitan. Ya sea para bien o para cerrar las cosas... -Lauren la interrumpió de repente cuando se quitó el
cinturón de seguridad y abrió la puerta del auto para salir de este.
-De acuerdo, basta con la charla motivacional. -Camila quería reír, pero en lugar de eso decidió seguir los
pasos de su novia y salió del auto para poder seguirla.
Ella entendía las dudas de su novia, era normal que Lauren quisiera causar una buena primera impresión,
porque estaba acostumbrada a eso, de esa forma Michael y Clara la habían educado, y porque el hecho de
que estaba a punto de conocer a su posible madre biológica le agregaba mucha presión, y que la joven
ojiverde estuviese tan preocupada por eso solo podría significar que por más que tratase de pretender lo
contrario, conocer a su madre era algo que le importaba, y mucho.
- ¿Por qué viniste conmigo hoy? -Preguntó Lauren de la nada mientras esperaban que el ascensor subiese
hasta el piso 10, en donde estaba el departamento de Lucille Howard.
- ¿Acaso no querías que viniera?
-No, no es eso. Es qué, no pensé que esto fuera a importarte tanto como a mí.
-Lo hago porque tú estuviste conmigo cuando te necesite, y porque me importas.
-No siempre estuve contigo... -Lauren no quería recordar sus errores, pero era algo inevitable. El hecho de
P 51-3
que abandono a la joven en el aeropuerto sin ninguna explicación siempre iba a hacerla sentirse culpable.
-No soy rencorosa, Lauren. No porque tú me hayas fallado una vez no significa que yo voy a hacer lo mismo.
-Su novia rio, rompiendo con la seriedad del momento.
-Eso son muy rencoroso para una persona que jura no ser rencorosa.
-Sabes a lo que me refiero. -Camila golpeo su brazo, y comenzó a reír junto con su novia.
La subida en el ascensor pareció durar más que solo diez pisos, los nervios y las ansias les jugaban una
mala pasada y hacían que la espera se volviese eterna. Así que escuchar el timbre del ascensor y el
rechinido de las puertas abriéndose, haciéndoles saber que estaban en el piso correcto no solo las
sorprendió, sino que hicieron que esos nervios y ansias se duplicaran.
-Lucille vive en el departamento 48 B. -Dijo Camila saliendo del ascensor. -Vamos Lauren.
-No creo que pueda. -No encontraba la valentía para salir del pequeño espacio, solo deseaba que las puertas
se cerraran y el ascensor quedara atorado en el medio de dos pisos, y en lo posible quería que nunca la
sacaran de ahí.
-Si puedes... -Su novia volvió solo para tomarla de la mano y sacarla de ahí justo unos segundos antes de
que las puertas se cerraran y el ascensor se fuera, dejando a la ojiverde sin ninguna salida además de las
escaleras. Y ahora que lo pensaba, tal vez las escaleras serian una buena ruta de escape, porque la falta de
coordinación de Camila haría que a la joven se le dificultase demasiado el hecho de atraparla si decidía
escapar por ahí, probablemente se caería luego de pisar el primer escalón. -Ya llegamos lejos, no te asustes
ahora.
-En serio, no creo que pueda amor.
- ¿Estoy hablando con la misma persona que le rompió la nariz a un hombre tres veces más grande que ella?
-Pregunto con gracia. - ¿Acaso eres Lauren, la misma chica que casi le rompe la cara a unos de mis clientes
en el club?
-Esos fueron impulsos, muy inútiles de hecho.
-Bueno, sería un buen momento para que tengas otro de esos impulsos llenos de valentía. -Camila se detuvo
y se dio la vuelta para mirar a Lauren de frente, ojos marrones se encontraron directamente con unos
asustados ojos verdes. -Solo, no le rompas la nariz a tu madre. Por favor. -Bromeo, tal vez hacer reír a su
novia calmaría sus nervios. Y en parte funciono.
Cuando Lauren se recuperó de su pequeño ataque de risa, se dio cuenta de que estaban de pie frente al
departamento 48 B, el hogar de su madre.
-Solo una hora bebe, lo prometo. -Camila beso con delicadeza los labios de Lauren durante unos largos
segundos, intentando de alguna forma transmitirle la valentía necesaria para enfrentar ese reto, y la certeza y
tranquilidad de saber que ella estaría a su lado pase lo que pase. - ¿Lista?
-No. -Admitió en un suspiro. -Pero tengo que cerrar este capítulo en mi vida tarde o temprano. -Algo que
sorprendió no solo a la bailarina sino que también a la misma joven en cuestión, fue que Lauren fue quien
P 51-4
toco el timbre del departamento.
Los segundos que pasaron hasta que la puerta se abrió parecieron una eternidad. Tal vez el escape de la
escalera sea una mala idea ahora, Camila le había dicho una vez que tenía que dejar de lado su orgullo
alguna vez, y tal vez esta sea la chance perfecta.
Lauren no despegaba su vista del suelo, y ni siquiera lo hizo cuando escucho a la puerta abrirse y a su novia
hablando con una voz que durante toda su vida había sido un misterio.
-Laur... -Camila apoyo una mano en su espalda. - ¿Estas bien? -La joven solo asintió en respuesta, aun no se
atrevía a levantar la mirada. -Mira al frente.
Un largo y fuerte suspiro fueron de un poco de ayuda para que la ojiverde pudiera armarse de valor y
enfrentar el encuentro. Al levantar la mirada Lauren vio por primera vez en su vida a la mujer que decía ser
su madre -y honestamente un par de dudas nuevas comenzaron a atormentarla- la mujer y ella no eran muy
similares si hablábamos de lo físico, pero la genética era una cosa complicada y no siempre tan exacta de
acuerdo al aspecto de alguien: otras personas heredan los rasgos físicos de sus padres, otros su
personalidad, y otros a veces no se parecen en nada a ellos, así que no dejo que esa duda rondara por su
mente durante mucho tiempo.
Sonrió -un poco forzado si le preguntas a Camila que conocía todas las sonrisas de la joven y sabía cuándo
una era verdadera a causa de una extrema felicidad o falsa en el sentido de solo lo hago para no ser
descortés- pero su madre no le devolvió la sonrisa, pero en realidad ella no podía verla porque Lucille
había cubierto su boca con ambas manos en el momento que la vio, intentando no gritar. Pero sin dudas había
una enorme sonrisa detrás de esa pequeña barrera.
- ¡Ay Dios mío! -Un grito ahogado se escuchó, y Camila tuvo que sacar fuerzas de donde no las tenía para
evitar reírse de la emoción de Lucille, y del rostro de confusión de su novia. - ¡No puedo creer que estas
aquí! -La mujer llevó ambas manos a la altura de su corazón y comenzó a respirar con un poco de dificultad
a causa de la euforia que la rodeaba en ese momento. -Siento que estoy a punto de explotar. -Lauren estaba
segura que las lágrimas en el rostro de la mujer eran de felicidad, pero aun así era raro ver a alguien con una
sonrisa tan grande y una emoción insensible llorando a mares como si acabara de perder algo muy
importante en su vida -cuando en realidad lo estaba recuperando-. Miro a su novia con confusión, no
sabiendo que hacer o cómo comportarse en ese mismo momento, pero cuando Camila se encogió de hombros
y le dio la misma mirada de confusión que se reflejaba en su rostro, sabía que estaba sola en esto.
-Em... Hola... Soy Lauren. -No quería mencionar su apellido en un momento delicado como este porque no
sabía cómo ella iba a reaccionar al respecto, así que opto por una simple presentación y extendió su mano
para presentarse con cortesía.
-Dios... No puedo... Tus ojos me recuerdan mucho a tu padre. -Lauren se petrifico, no esperando ese tipo de
respuesta. -Lo siento, lo siento. No lo pude evitar. Es que estoy emocionada y la nostalgia nunca es buena en
una situación como esta, además... -Camila pudo notar que al igual que su novia, Lucille hacía un montón de
gestos con sus manos cuando divagaba. Definitivamente había heredado un toque de su personalidad.
-Lo hemos notado. -Bromeo la bailarina, ya se estaba sintiendo un poco excluida en el medio de la
competencia de miradas que Lucille y Lauren estaban jugando.

P 51-5
- ¿Sería mucho si te pidiera un abrazo? -Pregunto la mujer sin vergüenza, y Lauren volvió mirar de nuevo a
la joven que la acompañaba por una respuesta. La cual de nuevo, no encontró.
-No... No creo que sea lo adecuado ahora.
-Claro. Lo siento, lo siento. -Se disculpó con rapidez. -Yo soy Lucille Howard, aunque seguramente Camila
ya te comentó eso. -Un largo e incómodo silencio había invadido el frio pasillo del condominio luego de ese
penoso intento de presentación. - ¿Quieren pasar? -Preguntó con miedo.
-Seguro, Lauren tiene un montón de dudas que quiere sacarse de su cabeza.
Dejando de lado el hecho de que Camila prácticamente tuvo que arrastrar a su novia hasta el departamento,
el encuentro estaba yendo mejor de lo que había esperado.
La vivienda de Lucille no era nada de otro mundo, no era un departamento muy grande ni muy pequeño, y
tampoco tenía los lujos que tenía el departamento de Lauren pero era decente, simple, y acogedor. En medio
de unas pequeñas charlas -que consistían en Camila y Lucille hablando más que nada- y unas cuantas tazas
de té, la joven ojiverde que había estado callada desde que entro al lugar pudo aprender un par de cosas de
esta mujer: Ella le había comentado a su novia que era directora de una escuela secundaria y que con eso se
ganaba la vida, lo que eventualmente termino con Camila contándole su experiencia de profesora en Londres
y en un intercambio de tácticas para poder controlar a los alumnos. También supo que la mujer había estado
fuera de Jacksonville durante muchos años, y que recientemente había vuelto a la ciudad para retomar su
antigua vida y porque no también sus antiguas costumbres. Y por último, Lauren supo cómo fue que
consiguieron contactarse con su madre, algo que ella intento hacer millones de veces y nunca tuvo éxito;
Comenzando de la historia del día en que Lucille fue a la empresa con la intención de poder hablar con
Michael Jauregui y tener por lo menos un intento de hablar con su hija, siguiendo por la confusión que ella y
Camila tuvieron cuando se encontraron ese mismo día. Se sorprendió al saber que incluso Madison, su
secretaria, había estado involucrada en todo este plan también, ella había sido quien a pedido de Camila
había movido cielo y tierra para averiguar el paradero de la mujer. Sus padres adoptivos no pudieron hacer
mucho más que hablar con Lucille y explicarle todos los detalles del sorpresivo encuentro, y claro, jugar el
papel de tontos para que la joven no sospeche nada al respecto hasta el día que su novia le revelara la
sorpresa. Y Normani también había estado involucrada, aunque ni Camila ni su madre pudieron decirles con
exactitud qué fue lo que su amiga hizo para ayudarlas.
- ¿Por qué nunca me buscaste? -Lauren preguntó de la nada, rompiendo la divertida charla que su novia y su
madre estaban teniendo, y sorprendiendo a ambas. Camila pensó que ella no iba a hablar porque sabía lo
orgullosa que podría llegar a ser, y para la ojiverde casi siempre era más fácil dejar de lado sus problemas
que enfrentarlos.
-Lauren, ¿por qué piensas que nunca te busque?
-Pase gran parte de mi vida viviendo engañada, pensando que un matrimonio eran mis padres biológicos
cuando en realidad no era así. Y cuando descubrí que era adoptada en realidad no sabía que me daba más
rabia: el hecho de que Michael y Clara me habían mentido durante años, o el hecho de que yo no supe nada
sobre mis padres adoptivos.
-Pero nunca se te ocurrió pensar que tal vez a ella le paso algo y... -Camila intentó hacer razonar a la joven.

P 51-6
- ¡Pero no paso! -Le grito. - ¡Y quiero saber por qué mierda nunca me busco!
-Hija...
-No. No me digas "hija", no puedes simplemente aparecer en mi vida y pretender que todo sea normal entre
nosotras. Que tenga el aprecio que una hija debería tener a su madre. -Ahora se estaba descargando con la
mujer. -Porque todo ese tiempo, todos esos recuerdos y emociones que perdiste cuando me abandonaste...
Eso es algo que no puedo recuperar.
-Te estuve buscando toda mi vida. -Respondió Lucille con bastante calma, a comparación de su hija que
dando a juzgar por la forma en que le grito a Camila era evidente que estaba alterada. -Recorrí cielo y tierra
intentando, intentando buscar ese calor, ese afecto, y esos ojos que reconocería en cualquier lado. Incluso
perdí la relación con mi padre, tu abuelo... -Dijo señalando a la joven. -Por esta lucha, y cuando por fin supe
dónde podría encontrar mis respuestas a todas mis preguntas, y cuando creí que tenía una chance de
reencontrarme contigo, un nuevo obstáculo se interpuso, y estuve años luchando contra el orfanato en donde
estaban para que me den detalles de tus padres adoptivos. Pero nunca creyeron que yo fuese tu madre, no
importa cuando les rogara y todas las pruebas que les mostrara, no había forma de que me dijeran donde te
habían llevado.
-Sí, los del orfanato eran peor que una patada en el culo... -Comentó Lauren en un susurro.
- ¿Por qué nunca le creyeron? -Preguntó Camila.
-Cuando mi padre dejo a Lauren en el orfanato, les dijo que lo hacía porque ambos padres habían muerto, y
él no podría hacerse cargo de una bebe por su avanzada edad. Por eso no me creyeron, incluso cuando les
mostré su certificado de nacimiento, solo dijeron lo fácil que era falsificar esas cosas y cerraron sus puertas
en mi cara. Solo pude sacarles un poco de información un par de meses atrás, cuando decidí tomar acciones
más serias y los demande. -Contó con una sonrisa victoriosa, como si estuviese orgullosa de lo que había
logrado. Y es que de verdad, era algo de lo que si podía estarlo. -Como es una institución que funciona
gracias a la alcaldía, solo basto la demanda para que cedieran a cambio de que retire los cargos y no
arruine la reputación de la ciudad. Aunque la ayuda no fue mucha, si sirvió bastante. Lo único que hicieron
fue darme los nombres de quienes habían adoptado a Lauren, y luego de eso fue fácil encontrarla.
-Wow, eso suena como si estuvieses viviendo en un episodio de Law & Order. -Bromeo la joven bailarina,
haciendo que Lucille imite su carcajada y ambas comenzaran a reír. Aunque eso no le hacía mucha gracia a
la joven en cuestión a decir verdad.
-No sabía que Michael y Clara te habían renombrado.
- ¿Disculpa? -Su madre rio con nostalgia, recordando un momento que jamás podría borrar de su memoria.
-Cuando naciste, a tu padre y a mí nos encantó el nombre Michelle, y de hecho así fue como decidimos
llamarte. Es el nombre que figura en tu certificado de nacimiento. -Dijo con una triste sonrisa.
-Michelle es mi segundo nombre. -Confeso.
-Oh, bueno...-La mujer pensó durante unos segundos antes de volver a abrir su boca para preguntar algo. -
¿Te molesta que te llame Michelle?
P 51-7
- ¿Por qué mierda decidiste darme en adopción? -Lauren preguntó ignorando por completo la pregunta de su
madre. -No se te ocurrió pensar que yo necesitaba una madre en mi vida, que me grite cuando hiciera alguna
irresponsabilidad o que me abrazara y me dijera que todo iba a estar bien cuando sentía que todo a mí
alrededor iba a desmoronarse.
-Lauren... -Camila intentó calmarla.
- ¡No! ¡He estado viviendo en una mentira durante años! -Golpeo la mesa con su puño, asustando a ambas
mujeres que la miraban con confusión y hasta con un poco de miedo en sus ojos. - ¡Merezco saber sus
motivos de porque me abandono cuando más la necesitaba!
-Tu abuelo no era una buena persona, Michelle. -Dijo intentando contener su bronca. -Cuando se enteró que
yo estaba embarazada, amenazó con matar a tu padre, y a deshacerse de ti en cuanto nacieras. No tenía
muchas opciones, porque tampoco estaba en una posición de poder juntar mis cosas y simplemente irme, ni
yo ni tu padre lo estábamos. Éramos jóvenes, estábamos asustados y no teníamos muchas opciones. Era
dejarte en un lugar en donde sabíamos que probablemente ibas a estar más segura, o esperar a que tu abuelo
te hiciera desaparecer, y te aseguro que si lo hubiese hecho no estarías con vida en este momento. -Esta
confesión no solo sorprendió a Lauren, sino que a Camila también, incluso llego a creer que todo esto era
una fantasía. -En cuanto naciste, solo tuve el placer de tenerte conmigo por unos días mientras me escondía
de mi padre y consideraba mis opciones, y cuando él me encontró tuve que rogarle de rodillas para que no te
haga daño, que me mate a mí en lugar de a ti. Pero supongo que yo era su punto débil, porque nunca tuvo el
valor de hacerlo. Así que no sé cómo fue que lo logre, pero pude convencerlo de que te diera en adopción y
a cambio yo tendría que separarme de tu padre, y pretender que nada de eso había pasado. -El silencio de
ambas jóvenes fue lo que la motivo a continuar. -Unos años más tarde, tu padre y yo huimos de la ciudad
para casarnos y por fin poder vivir una vida sin miedo y sin escondernos, y ahí fue cuando mi búsqueda
comenzó, y cuando perdí contacto con tu abuelo.
-Suena como que Jerry estaba en contra de su matrimonio. -Camila comentó con curiosidad.
-Lo estaba; era la única hija, además mujer, y lo único que le quedaba luego de que mi madre falleciera. -
Lauren se estremeció al saber que su abuela también había fallecido, tal vez ella no era tan mala persona
como su abuelo lo había sido. -Era obvio que yo era un punto débil para él, y el hecho de que Ethan no era
exactamente la clase de hombre de que el esperaba que yo me enamorara solo avivo más el fuego. -Explico
con calma. -Pero lo amaba, más de lo que se pueden imaginar.
- ¿Lo amabas? -Lauren preguntó, con miedo de conocer la respuesta. -¿Qué... ¿Qué paso con él?
-Um... El... El falleció, hija. -Como si fuese un acto reflejo, Camila fue rápida en tomar la mano de Lauren
debajo de la mesa y la acaricio, como si eso fuese a suavizar el golpe de alguna forma. -Tenía cáncer. Siento
mucho que te enteres de esta forma, pero, él se moría de ganas de volver a verte también.
-Sí, bueno, eso no me motiva mucho a decir verdad. -Lauren dijo con ironía. - ¿Cómo era él?
Lucille le sonrió, y luego se levantó de su asiento y desapareció en uno de los pasillos de la habitación.
Camila aprovecho la distracción para mirar a su novia, quien parecía que estaba a punto de llorar y
conociéndola, resistiría las lágrimas hasta que el encuentro termine para así luego dejarlas escapar cuando
se sienta protegida entre sus brazos. Era mucha información, y sabía que no era fácil de procesar, por no
decir imposible. Imagina la diferencia de impacto que causaría si arrojaras solo una bomba sobre una
P 51-8
ciudad, a que arrojaras varias bombas juntas; eso era una metáfora para explicar cómo Lauren se sentía en
ese momento, y su novia esperaba que el suave y cálido beso que dejo en su mejilla pudiese de alguna forma
remediar la situación. Aunque eso también, era imposible.
Unos segundos más tarde, la mujer volvió, con una foto familiar enmarcada que de inmediato se la entregó a
su hija. "Familia Myers" decía en una placa dorada al pie del marco, ella supuso que ese debió haber sido el
apellido de su padre. Ethan Myers.
-Te dije que tus ojos eran iguales a los de él. -Por primera vez desde que entraron al departamento, Lucille
pudo ver a su hija sonreír mientras admiraba la foto, en especial al hombre que jamás tuvo la oportunidad de
volver a ver.
-Era apuesto. -Comentó Camila, esperando una reacción de su novia. Pero eso era algo difícil, ella estaba en
un trance admirando cada pequeño aspecto de su padre: los rasgos de su rostro, su enorme sonrisa, su
cabello negro, su tez pálida y sus ojos verdes hipnotizantes, justo como los de ella.
-Sí que lo era. -Lucille dijo con una nostálgica sonrisa.
- ¿Quiénes son ellos? -Pregunto Lauren de repente, señalando a un chico y una chica que aparecían en la foto
también.
-Son... Son tus hermanos. -Si las caricaturas tuvieran algo de cierto en la vida real, Camila estaba segura de
que la mandíbula de su novia ya se habría caído al suelo. - Christopher y Taylor.
-Oh...-solo eso pudo responder, mientras le devolvía la fotografía a Lucille.
-Si quieres... Puedes venir algún día... Y conocerlos, si quieres... Ellos ahora están en la escuela pero ya
saben que tú existes y se mueren de ganas de conocerte... Yo solo supuse que, no se, sería mejor que yo
hable contigo primero y luego decirte sobre ellos...
-Si... Tal vez debería... O tal vez, no sé, ustedes podían ir a Miami algún día y podríamos...-Camila miraba
la interacción madre e hija con una enorme sonrisa e intentando contener su risa al ver a ambas divagando y
haciendo gestos extraños con sus manos. Intentando agregarle sentido a sus palabras.
-En fin... -La voz de Lucille sacó a la joven bailarina de su trance. -Desearía que hubieses podido hablar con
tu padre hoy. -La mujer miro la foto, y unos segundos después comenzó a llorar, aunque intento hacer lo
mejor para intentar esconder la tristeza que el fallecimiento de su amado le hacía sentir. -Michelle, si algún
día encuentras a alguien que esté dispuesto a aceptarte tal cual eres y por todos tus defectos y virtudes, que
te apoye cuando más lo necesites y te consuele cuando tu mundo se derrumbe. Aférrate a esa persona, porque
te juro que un amor como ese vale la pena vivirlo hasta el último segundo, sin importar los inconvenientes
que la vida y el destino les pongan en el camino. -En ese momento, Lauren miro a Camila con determinación,
como si estuviera preguntando con la mirada por el permiso de su novia. Creía que era el momento perfecto
para darle las noticias a la mujer.
-Creo que ya encontré a esa persona. -Dijo mientras con su mano alejaba un mechón de pelo que estaba en el
rostro de Camila, justo como su novia había hecho esa mañana en el auto cuando estaba intentando calmarla.
Luego miro a su madre, esperando ver una mueca de disgusto o algo por el estilo en su rostro, así que la
sonrisa en el rostro de la mujer la sorprendió bastante.
P 51-9
-Me alegro que esa persona sea Camila. Pero, ¿creí que eran hermanas? -En ese momento, su rostro se llenó
de confusión, lo que hizo que ambas jóvenes comenzaran a reír.
-Es una larga historia, tal vez debamos contársela amor. -Lauren sugirió.
-Solo si respondes a una pregunta más primero... -Dijo Lucille.
- ¿Qué pregunta?
- ¿Sería mucho si te pidiera un abrazo?
La joven ojiverde ni siquiera respondió a su pregunta, no con palabras al menos, solo se levantó de su
asiento y camino hasta su madre para abrazarla con fuera, dejando por fin y por primera vez dejar escapar
sus lágrimas en los brazos de otra persona que no era Camila.
Yo cuando conozca a Lauren x22 ay Dio mio ¡cuidaoo!

P 51-10
Capítulo 50 - "Culpable" (Final)
68.7K 2.6K 4.2K
by gotdynamites

Alejandro Cabello sigues pendiente a enfrentar un cargo por violencia familiar, cinco cargos por trata
de personas y uno agravado por el vínculo ya que se trata de tu hija adoptiva Karla Camila Cabello, un
cargo por falsificación y doce cargos por homicidio.
Cameron Miller, sigues enfrentando el cargo por cómplice de homicidio.
La primera audiencia del juicio se llevara a cabo dentro de dos semanas, hasta entonces ambos acusados
deberán seguir bajo arresto hasta que sus sentencias sean dictadas. Se levanta la sesión.
Dos semanas pasaron mucho más rápido de lo que Camila hubiese deseado. Era difícil darse cuenta de la
noción del tiempo con todas las emociones que últimamente había estado viviendo, y entre tanta alegría
olvido que en algún momento debería volver a la realidad que le esperaba: El juicio.
Este era el paso final que la joven necesitaba para por fin comenzar a vivir la vida que siempre soñó, y para
que su infierno se acabara de una vez por todas. Era imposible no estar nerviosa, este juicio no solo
decidiría su futuro, sino que cobraría la cuenta por todas las familias que Alejandro Cabello destruyo -claro,
eso solo pasara si los demás abogados son tan buenos como el del Señor Cabello-, pero también podría
arruinar la vida de su mejor amigo, Cameron, que estaba ahí por los errores de otra persona.
El día había sido planeado totalmente; se levantó más temprano de lo que acostumbraba para poder
desayunar -o por lo menos intentarlo, sus nervios le hacían difícil completar esa tarea- y luego poder
encontrarse con Hailee, su abogada y con el fiscal de la causa, Joseph Armstrong a quien había conocido
hace un par de semanas, antes del juicio para ultimar todos los detalles de su testimonio y defensa. La sesión
comenzaría a las nueve de esa misma mañana, y al parecer ella sería una de las primeras personas en el
estrado, por lo que Hailee quiso que estén en la corte un poco más temprano de lo acordado.
- ¿Falta mucho para que esta cosa empiece? -Camila ya se había cansado de estar sentada en un duro asiento
de madera en una corte prácticamente vacía. Solamente un par de los miembros del jurado estaban dando
vueltas por ahí, también estaban su padre Michael charlando animadamente con su abogado, su madre Sinuhe
y su hermana Sofía estaban ya sentadas en una banca también junto al abogado de la mujer que debería
declarar hoy. También estaba Normani, que según ella solo había ido a la corte con la excusa de que de ver
a Camila patear muchos traseros en el juicio, pero todos sabían que lo hizo porque en realidad no quería
asistir al trabajo, y Allyson, la psicóloga de Lauren y quien ahora se había convertido en un gran apoyo para
Camila también se encontraba presente.
-Camila, había un enorme reloj en la entrada justo cuando entramos. -Su abogada estaba un poco irritada,
también a causa de los nervios y al parecer el desorden de papeles que tenía en su maletín contribuía mucho
a su mal humor. La joven había visto el reloj, sí, pero Camila aún no se había molestado en aprender como
leer la hora en los relojes de agujas. La respuesta de Hailee la dejo básicamente en nada.
-La hora es 8:55, solo faltan cinco minutos para que el juez llegue y el juicio comience. -Dijo una conocida
voz a sus espaldas, ni siquiera toda la planificación de por medio habían preparado a Camila para esta
sorpresa.
P 52-1
- ¡Dinah! - La joven prácticamente salto los asientos de la corte para poder llegar al lado de su amiga, a
quien no había visto desde su pelea en su casa hace unas semanas, y a decir verdad no se esperaba que
Dinah viniera a presenciar el juicio, una de las razones era porque la rubia tenía un trabajo con el cual debía
cumplir en Londres, en la secundaria Holloway y sabía lo difícil que era conseguir un par de días libres ya
que el director era una patada donde más te duele, o en otras palabras; un completo idiota. Otra de las
razones por las que no se esperaba esto era por la pelea que habían tenido, ella no había tratado a Dinah de
la mejor manera ese día y cuando volvió a su casa en la tarde y vio que la joven junto con su equipaje se
habían ido de ahí y probablemente de vuelta a Londres pensó que todos sus años de amistad se habían
terminado, y se sintió aún más arrepentida de las palabras que salieron de su boca esa mañana cuando Dinah
no se molestó en llamarla los siguientes días. Pero sabía que ella no era orgullosa, y que probablemente solo
lo hacía para darle a la joven bailarina un poco de espacio y tiempo para aclarar su mente.
El abrazo que le dio a Dinah en ese momento demostraba que tan agradecida estaba con la chica por ser la
mejor amiga y uno de sus mejores apoyos durante sus más oscuros momentos. La promesa que habían hecho
cuando eran solo unas niñas al parecer dio resultado, aquella tarde que ambas acordaron que no importa lo
que pase, su amistad jamás acabaría.
-Hola, perdedora. -Dijo mientras devolvía el abrazo.
-No esperaba que vinieras. -Camila abrazó más fuerte a su amiga, como si no quisiera que ese abrazo
termine. - ¿Cómo hiciste para conseguir días libres?
-Es fácil, solo tienes que amenazar a tu jefe con un polly beatdown. -En ese momento la joven rompió el
abrazo y miro con seriedad a su amiga.
- ¿En serio lo hiciste? -Y Dinah comenzó a reír ante lo crédula que su amiga era.
- ¿De verdad me crees capaz?
-Honestamente, sí. -Confeso entre risas. -Me alegra tanto que estés aquí.
Con la presencia de su amiga en la sala, Camila se sentiría un poco más segura al declarar. Claro, su madre
y su hermana Sofía también estarían allí pero ella necesitaba más que el abrazo de su madre y su hermana
cuando bajara del estrado, y a decir verdad, aún está necesitando un abrazo más que para su mala suerte no
recibiría luego de declarar; el cálido abrazo de su novia, Lauren. Pero no podía pedirle a la chica que fuera
a la corte con ella, hubiese sido egoísta.
Justo ayer luego de que ella y Lauren viajaran hasta Jacksonville para que su novia pudiese reencontrarse
con su madre Lucille, ese tipo de relación madre e hija había surgido tan naturalmente luego de ese tan
ansiado abrazo entre la joven empresaria y su madre que a Camila hasta le partió el corazón cuando le dijo a
su novia que debían volver a Miami porque se estaba haciendo tarde, Lauren literalmente parecía uno de
esos niños pequeños a los que llevas una tarde al parque y luego ves su corazón romperse cuando le dices
que deben volver a casa, y en ese momento no quería hacer nada más que abrazar a la joven, llenarla de
besos y decirle que podrían quedarse en el hogar de Lucille todo el tiempo que ella guste pero
lamentablemente, esa no era su suerte.
Para compensar el tiempo perdido durante los últimos años, Lauren y Lucille acordaron pasar el día juntas
en Jacksonville, para que la joven pudiese conocer a sus hermanos y con suerte lograr tener esa relación de
P 52-2
amor y unidad que tanto ansiaban.
Entre las muchas cosas que Camila no sabía y que descubriría a lo largo del juicio, estaba el hecho de que
Lauren era la testigo sorpresa de Hailee, esa de la que todos en la corte estaban hablando.
_____________________________
-Todo el mundo de pie, la corte entra en sesión.
Camila estaba demasiada sumergida en sus pensamientos para escuchar la orden que se le dio, no fue hasta
que Hailee la tomo del brazo y la obligo a ponerse de pie que se dio cuenta de la situación que la rodeaba.
Segundos más tarde el juez de la causa entro en la corte, caminando con un paso decido hacía su lugar
principal en el estrado, dos policías seguían sus pasos por seguridad. Y unos segundos después de eso,
Alejandro y Cameron ingresaron a la corte, acompañados por sus respectivos abogados y un guardia que los
llevaba esposados... Era la primera vez desde que Cameron había sido arrestado que Camila veía al joven
con una apariencia dentro de todo decente, aún tenía sus ojeras y una evidente pérdida de peso haciendo
estragos en su cuerpo, la tristeza era notable en sus ojos y los nervios de no saber en que terminaría todo
luego del juicio no ayudaban mucho, pero por lo menos ya no estaba vestido con esa fea y sucia ropa de la
prisión, aunque seguramente para él era lo que menos le importaba en este momento. El joven recorrió la
sala con la vista, buscando por dos personas en particular; una era su madre, que tan pronto como la vio le
dio una sonrisa para tranquilizarla, aunque sabía que en esta situación no serviría de mucho, luego encontró
la mirada de Camila al otro lado de la habitación y al ver a su mejor amiga susurrando "todo saldrá bien"
Cameron pudo sentirse seguro por primera vez en meses.
Por otro lado, Alejandro y su abogado tenían la misma sonrisa burlona en su rostro, como si hubieran
entrado a la corte con el juicio ya ganado.
-Buena suerte hoy, Steinfeld. -El abogado se burló de Hailee cuando pasaron al lado de la joven abogada.
Alejandro hijo lo mismo pero solo con una sonrisa y un guiño, aunque su intención era claramente burlarse
de Camila y no de su abogada.
-Pueden sentarse... -El juez ordeno. -Caso número 435, el estado contra Alejandro Cabello y Cameron
Miller ¿Se encuentran los acusados hoy presentes? -Ambos hombres juntos con sus abogados se pusieron de
pie en ese momento.
Luego de que todos los procedimientos iniciales pasaran, y el jurado que sería encargado de juzgar a los
acusados y a los testigos en base a sus testimonios sea presentado, todos en el cuarto empezaron a sentir los
nervios de la situación. Camila por su parte no podía dejar de jugar con la pulsera de perlas que tenía en su
muñeca, algo que siempre acostumbraba a hacer cuando los nervios la abrumaban, morder su labio era otra
de las cosas que a veces la tranquilizaban. Por desgracia, nada de eso parecía estar dando resultado.
El juez, quien a decir verdad era evidente que no tenía ningún entusiasmo por estar ahí, llamo a Alejandro al
estrado para que sea el primero en declarar, y a Camila le pareció bastante irónica la situación, porque el
mismo hombre que había jurado criarla como si fuese si hija, estaba en este momento jurando que iba a decir
a verdad. Algo que ella sabía que no pasaría.
-Señor Cabello... -Su abogado fue el primero en empezar el interrogatorio. - ¿Cómo se declara usted ante
todos los cargos por los que se le ha acusado?
P 52-3
-Inocente, por supuesto. -Dijo con seguridad.
Luego de eso, todo lo que salieron de la boca del acusado fueron solo un montón de mentiras, y la más
grande sin duda fue cuando dijo que el "jamás pondría una mano encima de su hija" en el momento en que
el fiscal Armstrong le pregunto si alguna vez había abusado de Camila, y la joven tuvo que aguantarse las
ganas de ponerse de pie y gritar desde su asiento "objeción" porque sabía que debía comportarse -y además
Hailee le dijo que ella no tenía la autoridad para oponerse ante nadie en la corte- así que solo siguió
jugueteando con su pulsera y mordiendo su labio en un intento de calmarse.
La enorme sonrisa en el rostro de Alejandro y su abogado, y el ceño fruncido en el rostro del fiscal y de la
forma en que el hombre suspiraba con fuerza no era algo que tranquilizara mucho a las personas que querían
ver a Cabello tras las rejas, era obvio que este interrogatorio no estaba tomando el giro que ellos esperaban.
Y Camila no entendía como podían esperar algo bueno de todo esto, conocía al hombre, sabía que era bueno
para manipular a cualquier persona, era bueno para mentir, y se las arreglo durante años para poder
esconder sus crímenes y engañar a todo Miami. Ella lo sabía porque era los ejemplos de vida que su "padre"
le había dado, y que gracias al cielo ella nunca decidió seguir.
El interrogatorio termino cuando el abogado de Alejandro grito objeción y se justificó diciendo que el fiscal
estaba presionando al hombre cuando este comenzó a reír en lugar de responder cuando se le preguntó
acerca del asesinato del doctor Mendes y Joseph estaba a solamente unos segundos de partirle la cara con su
maletín. Camila no lo culpaba, cualquiera se alteraría si una persona comenzara a reírse en su rostro en un
momento serio como este.
-Es bueno. -Hailee susurro cuando Cabello bajo del estrado.
-Es bueno mintiendo. -Camila la corrigió. -Y lo peor es que va a ganar este juicio con mentiras.
-Hey, tranquila... -Le sonrió. -Aún faltan declaraciones, y recuerda que hay un testigo sorpresa que puede
salvarte.
-Hablando de eso, ¿quién es el testigo sorpresa?
-Es sorpresa. -Dijo recalcando lo obvio. -Pero ya vas a descubrirlo.
Cameron fue el próximo acusado en subir al estrado, con una mano temblorosa juro decir la verdad y luego
de un largo suspiro, se sentó y se preparó para declarar. No sabía que lo beneficiaria más en este momento,
¿debía decir la verdad o sería mejor que mienta? De todas maneras, el abogado de Alejandro encontraría la
forma de dar vuelta todas sus palabras y hacer que la culpa recaiga en él, después de todo sabía que esa era
su intención desde un principio.
El abogado del joven fue quien inició el interrogatorio esta vez, preguntándole cosas como por ejemplo
cuando fue que comenzó a trabajar con Alejandro, y en qué consistía su trabajo, también le pregunto dónde
había estado la noche del asesinato de Francisco Mendes y el chico dijo la verdad; él había estado presente
en la escena del crimen y juro que él no fue quien disparo, sino que fue su jefe, que desde su asiento
comenzó a reír de nuevo como si Cameron acabara de contar el chiste más gracioso de la historia.
Luego el fiscal Armstrong paso al frente para comenzar con su interrogatorio, el trabajo del hombre en
cuestión era demostrar la culpabilidad de los acusados, pero en este caso Cameron no era culpable y él lo
P 52-4
sabía. Camila había intentado explicarle en una de sus reuniones previas al juicio que el chico le había
confesado entre lágrimas haber presenciado el crimen, y que incluso se sentía culpable solo por haber visto
a Francisco morir bajo las balas que Alejandro le disparo sin piedad, pero por más que el hombre creyera
en sus palabras, tenía que hacer su trabajo, pero tranquilizo a la chica diciéndole que tal vez intentando
demostrar la culpabilidad de Cameron también podía salvarlo. Camila no entendió mucho que quiso decir
con eso, pero confió en Joseph y en su experiencia de todos modos. El interrogatorio comenzó bien, hasta
que Joseph comenzó a presionarlo para que dejara de mentir, porque a su parecer no había forma que un
joven tan educado, correcto y con sentido común como Cameron Miller estuviera trabajando como mano
derecha del mafioso más temido de todo Miami y tal vez de todo el estado de Florida, no creía en sus
palabras solo por su pasado, y en ese momento fue el abogado de Cameron quien lo salvo.
-Objeción señoría, ¿puedo acercarme al estrado?
-Vengan los dos. -Le ordeno al abogado y al fiscal, quienes se acercaron al juez y en susurros comenzaron a
hablar.
-Lo está presionando incluso cuando mi cliente dijo la verdad.
-No hay forma de que un chico como el haya decidido trabajar para Alejandro Cabello solo porque sí.
Obviamente está mintiendo.
-O tal vez tiene un motivo. -El abogado reclamo. - ¿Por qué no se lo preguntas? -Joseph se quedó mirando al
abogado sin saber que responder. No había pensado en preguntar por motivos, porque estaba muy enfocado
en hacer que ambos acusados sean encontrados culpables que se olvidó de ese tipo de preguntas que para
este caso eran de suma importancia.
-Armstrong, el abogado del señor Miller tiene razón. Quiero que retome el interrogatorio y le pregunte a ese
joven sus motivos. -Joseph miro derrotado al abogado quien sonreía como si ya hubiese ganado todo el
juicio, no le sorprendía, era muy joven para estar en una corte, probablemente era un recién graduado que
había logrado conseguir su primer caso. El fiscal no tuvo más opción que asentir ante la orden del juez y
volver a retomar su lugar, pensando muy bien las palabras que formarían su siguiente pregunta. Debía tener
cuidado porque estaba seguro que Cameron estaba a punto de desmayarse y obviamente, nadie quería que
eso pase.
-Señor Miller. -Dijo llamando la atención del joven que estaba sollozando en sus manos. -Podría usted...
Contarme... O contarnos... ¿Por qué decidió trabajar con Alejandro Cabello? -El rostro de Cameron cambio
completamente en ese momento, y todas las personas cercanas a el que estaban presentes en la corte en ese
momento, sabían que el fiscal había tocado una parte sensible del joven, su punto más débil.
-Mi padre solía trabajar con Alejandro. -Comenzó a relatar entre lágrimas. - En palabas del mismo
Alejandro Cabello, mi padre era un excelente socio, pero muy honesto para el negocio en el que estaba. -El
fiscal miro al joven confundido. -Supongo que ser honesto fue lo que lo llevo a morir, porque Alejandro lo
asesino justo después de mi nacimiento, todo porque él quiso renunciar para poder hacerse cargo de la
familia que ahora tenía con un trabajo más decente.
-Pero si Alejandro lo asesino, ¿por qué nunca se lo acuso por eso? -Preguntó el fiscal.
-Porque el muy hijo de... -Cameron se contuvo, recordando que en la corte no tenía permitido decir ese tipo
P 52-5
de palabras. -Él se encargó de hacer que todo parezca un accidente, un accidente automovilístico al decir
verdad. -Trago saliva antes de continuar intentando deshacerse del nudo que tenía en su garganta. - ¿Me
pregunto en qué clase de accidente de tránsito se ha visto que la causa de muerte sea un veneno poderoso y
no las lesiones del impacto? -Pregunto con ironía. - ¡No solo lo asesino, sino que también lo traiciono! ¿De
verdad esperaba que yo siguiera viviendo sabiendo que la persona que mato a mi padre aún seguía vivo, y
arruinando la vida de más personas? ¿A cuántas personas mato? ¿A cuántas hirió? Solo mírenla a ella... -
Dijo señalando a Camila, en ese momento todos se voltearon a ver a la joven y ella no pudo evitar sentirse
incomoda. Deseaba que Lauren estuviera allí en ese momento, porque sabía que su novia la envolvería en
sus brazos y la dejaría esconder su rostro en su cuello hasta que las miradas de todos los presentes cesaran.
-Cuando comencé a trabajar con el jure que no solo me vengaría por mi padre, sino que por Camila también.
- ¿Vengarse? ¿Qué tenías pensado hacer? ¿Matarlo? -Interrogo el fiscal. -Espero que sepas que eso no va a
sonar bien en una corte.
-No. Mi idea era ganarme su confianza y luego delatarlo ante las autoridad, traicionarlo, justo como él lo
hizo con mi padre.
- ¿Y eso te dio resultado? Estas sentado en el banquillo de los acusados justo ahora.
-Mi plan dará resultado si encierran a ese sujeto de una buena vez por todas. -Dijo señalando a Alejandro,
que estaba haciendo lo posible para contener su risa ya que la última vez que soltó una carcajada el juez
amenazo con sacarlo de la sala. -No me importa lo que me pase a mí, porque sé que la traición es mala y en
parte lo merezco. Pero no quiero que siga arruinando la vida de los demás, y quiero que mi amiga por fin
pueda sentirse a salvo y comenzar a vivir la vida que siempre soñó y él se encargó de destruir parte por
parte.
- ¿Es todo lo que tienes que decir?
-Es todo lo que puedo hacer. -Dijo derrotado. -No me importa que me encuentren culpable, en el fondo yo sé
que no mate a Francisco Mendes, y Camila también lo sabe. No tenía motivos para matarlo, no tenía motivos
para matar a la única persona que fue lo más cercano que mi amiga ha tenido de una figura paterna. -Camila
se volteo para mirar a Michael Jauregui, quien estaba sentado a solo unas filas detrás de ella, y pudo ver
como el hombre agacho la cabeza apenado luego de que Cameron dijera eso. El joven tenía razón, por eso
las palabras dolían tanto, no solo para su verdadero padre sino que para ella también.
-No más preguntas, su señoría. -Concluyo el fiscal.
Un policía tomo a Cameron del brazo y obligo a que baje del estrado, a pesar de la fuerza con la que estaba
siendo tratado, el joven tenía una sonrisa en su rostro por primera vez después de tantos meses y era una
sincera, como si acabara de sacarse un gran peso de encima. Camila pudo notarlo, solo esperaba que el
jurado que eran quienes tenían el veredicto final también lo hicieran, y que al final del día ella pudiera
agradecerle a su mejor amigo con un gran abrazo.
El juicio avanzo, y las declaraciones fluían. Muchas personas dieron sus testimonios en el estrado, desde
trabajadores del hospital en donde Francisco Mendes había sido asesinado, desde el señor González -si, el
mismo con el que Camila debía encontrarse en México la vez que le mintió a Alejandro para poder
escaparse con Lauren.- Ningún testimonio beneficiaba al acusado, pero su abogado se encargaba de retorcer
todo para que Alejandro pareciera el bueno de toda la historia, el fiscal estaba frustrado e indignado, eso
P 52-6
era evidente por su creciente mal humor que solo empeoraba declaración tras declaración, y eso inquietaba
a Camila también, quien no paraba de apretar el brazo de su abogada con fuerza en señal de desesperación,
solo para que Hailee la tranquilizara diciendo que "el testigo sorpresa la iba a salvar" una y otra vez, cada
vez que algo malo pasaba.
Luego de un receso de veinte minutos, la corte volvió a entrar en sesión y esta vez era el turno de Sinuhe de
subir al estrado. Abrazo a Camila con fuerza antes de subir a declarar, susurrando un par de veces palabras
de aliento a pesar de que evidentemente ella las necesitaba más en este momento que su hija, y cuando el
guardia llamo su atención por última vez sabía que era ahora o nunca. Sinu por fin podría confesar todo lo
que su esposo le había hecho pasar no solo a ella sino que a su hija también, con la tranquilidad de saber
que nadie la golpearía cuando llegue a casa o que nadie la amenazaría con matar a sus tesoros más
preciados, sus dos hermosas hijas, porque si todo salía bien Alejandro no iba a volver a casa luego del
juicio. Su declaración no fue muy larga pero si muy efectiva, tanto el abogado de la mujer como el fiscal
Armstrong intentaron no presionarla mucho porque si alguien sabía algo sobre todo lo que Cabello había
hecho en todos sus años de "reinado" en Miami, era su misma esposa. Quien confeso que solo seguía casada
con el hombre porque estaba amenazada, junto con todos los detalles posibles de los negocios que su esposo
manejaba, también contó que nunca podían conseguir pruebas de que el hombre había cometido todos los
crímenes por los que se le acusaba porque él siempre mandaba a su equipo de matones a ensuciarse las
manos por el -y en ese momento Camila pudo ver como todos los hombres que trabajaban para su padre y
que habían asistido al juicio para apoyar a su jefe, comenzaron a pararse y a querer abandonar la sala, algo
que los policías le impidieron hacer porque sabían quiénes eran y después de la declaración de Sinu era muy
probable que caigan en el ojo de la tormenta también- y sobre todo, se encargó en contar todos los abusos
que ella y Camila habían sufrido a lo largo de los años, como por ejemplo la última pelea que el hombre y la
chica tuvieron en la cocina de su casa, la vez que Alejandro estuvo a punto de apuñalarla de no haber sido
porque Sinu por fin logro juntar el valor necesario para hacerle frente a su atacante...
- ¿Alguna vez vas a decirme que mierda hice mal para que me trates como a un objeto y no como a tú
hija? Yo creo que nadie busca ser una decepción para sus padres, yo sé que no lo hice pero aun así tu ni
siquiera puedes hablarme sin insultarme o golpearme, no me abrazas ni me dices que me quieres desde
que tengo uso de razón, he aguantado más abusos durante mi infancia que cualquier persona en toda su
vida y eso solo empeoro cuando me pusiste a trabajar en tu sucio club. Así que por favor, Papá, por favor
dime que hice para que no me quieras.
-Naciste. -Respondió fríamente sin quitarle la vista de encima. -No puedo creer que me recrimines eso
cuando te dejo vivir bajo mi techo, comer de mi comida, pago tu ropa y hasta pague tus estúpidos
caprichos de la escuela de música.
-No puedo creer que tú me recrimines eso a mí, desde los quince años he estado vendiendo mi cuerpo y mi
dignidad para pagar tus caprichos solo para obtener a cambio unos pocos dólares y un montón de
maltratos. -Camila pudo ver como el apretaba más el puño con cada palabra que decía. - ¿Quieres
golpearme verdad? Hazlo, sé que si no alimentas tu ego no puedes vivir.
- ¡Cállate! -La empujo. - Me tienes harto, la única razón por la cual aún no estas muerta es por tu madre
y tu hermana. Pero te juro que el día que ellas ya no les importe tu existencia voy a disfrutar tanto verte
morir.
-Eso nunca va a pasar.

P 52-7
- ¿Ah no? ¿Cuándo tu madre este vieja y la edad la mate? ¿Cuándo tu hermana se case y tenga su propia
familia? ¿Crees que pensaran en ti? ¿Crees que serás su única prioridad? - ¿Serias capaz de matar a tu
propia hija?
-Oh Camila... Tú no sabes de lo que yo soy capaz. -Dijo mientras tiraba del cabello de la chica y la
escuchaba quejarse del dolor, eso lo hacía sonreír. -Además, tu misma dijiste que no me considerabas
como tu padre.
- ¡Eres una basura! ¡Obtienes satisfacción haciendo sufrir a los demás! ¡Me das asco! -En ese momento
la golpeo, sin cuidado alguna, a puño cerrado, justo en la nariz. - ¿Te sientes mejor? -Ni siquiera se
había molestado en tocar su nariz, que había comenzado a sangrar. Podía sentir el metálico sabor
resbalando por sus labios, pero en este punto, ya no sentía ningún dolor.
- ¡Deja de faltarme el respeto! -Esta vez la abofeteo, tan fuerte que hasta el mismo sintió el dolor correr
por la palma de su mano.
- ¿Acaso mis palabras lastimaron tu ego? -Preguntó sonriendo, sabía que eso lo volvería loco. -
Pobrecito.
- ¡Puta de mierda! -Alejandro empujo a la joven contra la ventana de la cocina, haciendo que el vidrio de
esta se rompa justo cuando Camila impacto con ella. A ese golpe si lo sintió, porque pudo sentir la forma
en que los vidrios rotos cortaban la piel de su frente.
-El Padre del año, Alejandro Cabello; golpea a sus hijas y a su esposa y además se acuesta con cada
cosa que respire y camine. -No sabía si era por los golpes o por la euforia del momento, pero Camila
estaba comenzando a hablar cosas sin sentido, provocando más al hombre en cuestión.
- ¡Te voy a matar en serio si no cierras tu puta boca! -Camila, algo mareada, camino hasta quedar frente
a frente con el hombre.
-Oblígame. -Debió haber sabido que esa era la gota que iba a rebalsar el vaso y la palabra que colmaría
la paciencia de Alejandro, quien tomo un cuchillo de la mesada y no dudo ni un segundo en abalanzarse
sobre la joven. Camila en un intento por protegerse y no siendo capaz de moverse, tomo la hoja del
cuchillo y con un rápido movimiento hizo que su padre soltara el arma blanca, pero en el proceso la
joven corto profundamente la palma de su mano. - ¡Mierda! -Gritó soltando el cuchillo y cayendo al
suelo. Alejandro aprovecho esta oportunidad para patear su rostro, su abdomen, y cada parte que
pudiera de su cuerpo, una y otra vez, hasta que...
- ¡Basta! -Gritó Sinu entrando a la cocina, la situación estaba tan fuera de control que hasta ella que
estaba eternamente aterrada de su esposo, decidió tomar cartas en el asunto y ponerle un alto a todo.
Para su mala suerte, la declaración de Sinu no pudo probarse como cierta porque ni el fiscal ni su abogado
tenían pruebas de lo que había pasado. Eso no ayudaba en nada al hecho de que en el transcurso del juicio
Alejandro, quien era el causante de todo esto, estaba siendo el más beneficiado por la justicia gracias a sus
mentiras. La mujer no tuvo más remedio que bajar del estrado cuando el interrogatorio termino y susurrarle
un "lo siento mucho" a su hija con lágrimas en los ojos, quería que ella sepa que había hecho todo lo
posible, pero tal vez nada de esto hubiese pasado si ella hubiera tenido las agallas para detener los abusos
de Alejandro más temprano y no años después. Tal vez no estarían en esta corte en este momento.
P 52-8
-Camila... -Hailee llamo la atención de la joven, sacándola de su trance. -El juez te llama, es tu turno de
subir a declarar.
-Oh, ¿ya? -Su abogada asintió. -Bien... -Dijo con nervios y se puso de pie para caminar hacia el estrado pero
Hailee tomo su brazo y la detuvo. -Mejor siéntate, debo hacer algo antes de que subas allí. -Sin entender
muy bien que era lo que la joven abogada tenía en mente, Camila solo asintió y tomo asiento en una de las
mesas principales que estaban frente al estrado, junto al fiscal Armstrong quien le sonrió con compasión.
-Antes de que la señorita Cabello comparta con nosotros su testimonio, me gustaría llamar a la doctora
Allyson Brooke Hernandez al estrado, es una de nuestros testigos. -Camila sabía sobre esto, conocía el plan;
necesitaban una psicóloga para probar que los ataques de Alejandro a Camila basándose en casos anteriores
y en una pequeña prueba mental eran posibles, y la joven bailarina sugirió sin pensarlo a la doctora
Hernandez para este trabajo. Obviamente, puede que el testimonio de una psicóloga no ayude en mucho, pero
sería suficiente para convencer a algunos miembros del jurado.
Ally, siendo la clase de persona amigable que siempre fue, subió al estrado con una sonrisa en su rostro,
como si estar a punto de declarar en uno de los juicios que posiblemente podría ser uno de los más grandes
en la historia de Miami no le afectara en nada.
-Doctora Hernandez, podría explicarles brevemente a los miembros del jurado a que se dedica. -Le ordeno
el fiscal.
-Por supuesto. -Dijo sin dejar de sonreír. -Soy psicóloga, generalmente me especializo en casos menores
pero tengo experiencia suficiente para aclarar las dudas que se les presenten hoy.
-Bien, doctora Hernandez... -Hailee comenzó. -Sinuhe nos comentaba anteriormente todos los abusos que el
acusado Alejandro Cabello había cometido contra la voluntad de la señorita Camila Cabello. ¿Hay una
posibilidad de que un padre pueda llegar a ese punto con su hija? Y ¿Es posible que el hecho de que la
señorita Cabello en realidad no es la hija biológica del acusado haya tenido un poco de influencia?
-Es posible. -Respondió, ahora con más seriedad. -Obviamente, no todos los padres son así con sus hijas
adoptivas. Pero el señor Cabello tenía muchos motivos para sentir una especie de rechazo hacía Camila.
Digamos que, no solo tenía que lidiar con el hecho de que su esposa lo había engañado con otro hombre,
quien también era uno de los mejores amigos del hombre, sino porque también tuvo que hacerse cargo de una
hija que no era suya.
-Objeción. -El abogado de Alejandro dijo. -Mi cliente ya aclaro que acepto hacerse cargo de Camila y a
cuidarla como si fuese su hija porque la amaba.
-No ha lugar. -Dijo el juez, negando la objeción del abogado. -Por favor, prosiga señorita Hernandez.
-Puede que Alejandro haya sentido que la única forma que tenía de desquitarse por todo lo que había sufrido
era con la causa principal de todo, en este caso Camila. Tal vez humillándola, golpeándola, y tratándola
como un objeto y no como una hija era su forma de obtener una especie de satisfacción luego de tanto dolor.
Y puede haber perdido la noción de lo que hacía, hasta llegar al punto de usarla para algo más que su
beneficio personal. -Hizo una pausa antes de continuar. -No estoy diciendo que eso es exactamente lo que
paso, pero basándome en la historia de ambos, y en todo lo que sucedió de por medio, puedo decir con
seguridad de que es posible que el haya abusado de Camila, y puede que el hecho de que ella en realidad no
P 52-9
es su hija haya influido, y bastante.
- ¿Alguna vez le toco tratar un caso de violencia familiar de esta magnitud?
-No en realidad. Por eso estoy hablando de un caso hipotético, no porque yo lo diga significa que es verdad,
sino que una posibilidad.
-Muchas gracias doctora Hernandez. -Hailee le agradeció con una sonrisa y la invito a bajarse del estrado
para que ahora sí, y finalmente, Camila pudiera subir a declarar.
-Buena suerte. -Le susurro Ally a la joven cuando paso a su lado.
Camila podía sentir como sus piernas temblaban mientras caminaba hacía el estrado, el fiscal Armstrong le
había dado unas palmadas en su espalda para darle un poco de ánimos, Hailee hizo lo mismo pero con solo
una pequeña sonrisa, prometiéndole en silencio que haría todo lo posible para que la joven pudiera salir de
esa corte con la satisfacción de saber que gano el juicio y una promesa de una vida tranquila y sin más
abusos. Solo esperaba que esas promesas no sean solo palabras al aire, estaba harta de las promesas sin
cumplir.
Con una mano temblorosa sobre una vieja biblia, Camila juro decir la verdad, toda la verdad, y nada más
que la verdad, con Dios como testigo.
-Señorita Cabello. ¿Podría decirnos qué relación tiene usted con el acusado? -Pregunto el fiscal Armstrong.
-Legalmente soy su hija, así que podría decirse que soy como su hija adoptiva. Él no es mi verdadero padre
y... -Camila se detuvo cuando se dio cuenta que había empezado a divagar. -Creo que ya conocen esa
historia.
- ¿Puede decirnos por qué decidió testificar aquí hoy?
-Son muchas cosas. -La joven suspiro, recordando todo lo que el hombre había hecho para arruinar su vida:
la humillación, los golpes, el asesinato del doctor Mendes. Todos esos recuerdos invadieron su mente y solo
la hacían querer explotar de toda la bronca que sentía, si eso fuera posible. -Pero básicamente, lo hago
porque quiero que el pague por lo que no solo me hizo a mí, sino que también a otras personas inocentes.
-Bien. Ahora, sé que esto va a ser un poco difícil pero tenemos que hablar de los abusos que sufriste. -La
joven solo asintió. - ¿Alguna vez Alejandro Cabello te maltrato?
-Si. -Respondió. -En más de una ocasión, de hecho los abusos comenzaron cuando yo tenía tan solo ocho
años, pero en ese entonces eran solo unas palizas de vez en cuando. A los quince años fue cuando
empeoraron, y las palizas pasaron de ser algo leve a ser algo insufrible, y eso se siguió repitiendo, cada día
de mi vida, hasta que tuve la suerte de escapar de esa casa.
- ¿Alguna vez Alejandro le dijo porque la maltrataba de esa forma?
-Solo me dijo que su único problema conmigo era el hecho de que yo había nacido. -Dijo con tristeza. -Creo
que eso explica demasiado.
-Sé que es algo que la incómoda, y que nunca ha hablado sobre esto con nadie que no sea de su confianza,
P 52-10
pero necesito que nos relate, con todos los detalles posibles, todos los maltratos que ha sufrido por
Alejandro.
-Bien... Eh... -Camila intento recordar todo, pero los maltratos habían sido tantos que a esta altura ya se le
dificultaba. -Como ya dije... Primero empezó con unas palizas que para ser sincera jamás les di mucha
importancia porque no eran nada comparado con lo que paso después... Mi verdadero infierno comenzó
cuando yo tenía quince años.
- ¿Qué paso en ese entonces?
-Alejandro me obligo a que trabajara en su club. Como stripper.
-Quiere decir, que Alejandro, ¿puso a una menor de edad a trabajar en algo tan inapropiado como es el
entretenimiento para adultos? -La joven asintió. - ¿Cómo fue que paso?
-No recuerdo mucho de esa tarde...
La joven de quince años se miró al espejo, y a comparación de ayer en la mañana cuando despertó para
ir a la escuela y sonrió para sí misma para convencerse de que el día sería perfecto, Camila no se
reconoció a ella misma. No se imaginaba que su vida cambiaria de la noche a la mañana. La suave piel
de su abdomen en donde antes no había ni una simple marca ahora estaba cubierta de pequeñas
raspaduras y unos moretones que comenzaban a aparecer, lo mismo con sus piernas, y aún podía sentir
doler el pequeño corte que Alejandro le había provocado en su mejilla al empujarla contra la pared.
-Solo que él me golpeo tan fuerte que pensé que me iba desmayar, aun así yo pensé en negarme pero luego
él... -Trago saliva antes de continuar. -El me amenazo que si yo no quería formar parte del negocio familiar,
en unos años obligaría a mi hermana Sofía a hacerlo. Y no podía permitir que eso pase.
- ¿Usted aceptó trabajar para proteger a su hermana?
-Acepte a hacer cosas que ustedes ni se imaginan para proteger a mi familia. No solo tenía que hacer el
trabajo pesado, también aceptaba las palizas por mi hermana y mi madre además de las que ya me había
ganado por no hacer las cosas solo como el quería. Y por más que doliera, iba a hacer todo lo que él me
ordenara, porque mi vida ya era un infierno y no iba a permitir que mi madre que ya había tenido bastante, o
mi pequeña hermana también sufrieran de ese infierno.
-Volviendo a la primera pregunta, ¿qué clase de abusos fueron los que sufriste de parte de Alejandro?
-Palizas, humillación, insultos... No puedo decir concretamente todo lo que me hizo, solo lo que más me
dolió. Como el hecho de que me obligo a vender mi cuerpo como un objeto sexual cuando yo ni siquiera
tenía la edad suficiente para tomar mis propias decisiones, me privo de mis sueños solo para poder
beneficiarse a el mismo, abuso de mí en cada oportunidad que tuvo y jamás me trato como a la hija que el
tanto dijo amar en su declaración.
- ¿Por qué nunca le dijo a nadie sobre esto?
-Lo intente, pero nadie me creía. Le suplique a todos los empleados del club porque por favor me ayudaran a
escapar de allí y siempre recibía las mismas respuestas. "Bueno, eres una puta, tal vez te lo mereces", "si no

P 52-11
tienes respeto por ti misma no esperes que los demás lo tengan por ti". El único que me escucho, me protegió
e hizo todo lo que estaba en su poder para sacarme de allí fue Cameron, el chico al que están acusando de
matar a una persona. Quien por cierto, no mataría ni una mosc... -El fiscal la interrumpió con una nueva
pregunta.
-Cuando dijo que el acusado abuso de usted en cada oportunidad que tuvo, ¿se refiere a que el abuso
sexualmente de usted?
- ¿El? No, aunque no lo crean había límites que no alcanzaba a cruzar. -No podía creer que acaba de
beneficiar a Alejandro con su contestación, pero eso iba a cambiar pronto. -Pero hizo algo que me hizo
sentir abusada sexualmente una vez.
- ¿Podría darnos más detalles? -Camila rio, a causa de sus nervios porque esta situación no le causaba una
sonrisa a nadie. Suspiro con fuerza, para confesar por primera vez algo que no le había confesado a nadie.
Cada vez que le hacían esa pregunta, ella intentaba cambiar el tema, incluso lo había hecho con Lauren que
era su pareja y quien más se merecía una explicación sobre eso.
-Siempre tuve mucho respeto por mí misma a pesar del trabajo que era obligada a realizar, siempre fui muy
conservadora y era de esas chicas que pensaba que su primera vez debía ser con alguien especial y con
alguien en quien confié plenamente y ame con todo su ser. -Dijo al borde de las lágrimas. -Perdí mi
virginidad a los diecisiete, obligada, con uno de sus socios que era unos diez años o tal vez más mayor que
yo y que según sus palabras yo era la chica más hermosa que jamás había visto y bla bla bla, y todo porque
él me obligo. Su único motivo fue que tenía que hacerlo para que el pudiera cerrar un trato, y que si no lo
hacía ya sabía que iba a suceder.
- ¿Qué iba a suceder si te negabas?
-Lo de siempre. Iba a golpearme hasta el cansancio, a mí, a mi hermana, y a mi madre. -Se le estaba
haciendo difícil contener sus lágrimas. -Algo que paso de todos modos, claro que yo recibí todos los golpes
gracias al cielo. Al parecer no deje tan satisfecho al sujeto y honestamente no sé qué más esperaban de una
chica de diecisiete años sin experiencia, que los más cercano a una experiencia sexual que había estado en
ese entonces era haber visto una foto de un hombre en ropa interior en una revista y los relatos de sus
compañeras de escuela acerca de cómo pasaban el tiempo libre con sus parejas. Recuerdo que él dijo, "si
mis clientes se fueron de aquí insatisfechos, entonces yo me sentiré insatisfecho también", y luego me empujo
hasta que caí al piso y comenzó a patearme. Falte a la escuela durante una semana después de eso.
- ¡Es verdad! ¡Yo la cubrí! -Dinah se levantó gritando de su asiento. Cuando todas las miradas en la corte se
centraron en ella, especialmente la del juez que no era para nada amigable, se dio cuenta de su
equivocación. -Lo siento, su señoría. -El juez volvió a colocarse sus anteojos luego de darle una advertencia
a la joven y le ordeno al fiscal Armstrong y a la abogada Steinfeld que prosigan con el interrogatorio.
-Y... ¿Recuerda usted una situación de violencia que haya marcado un antes y después en todo?
-Creo que eso podría ser la última paliza que él me dio. La misma que mi madre contó cuando subió al
estrado. Esa noche el intento matarme, y no lo logro gracias a que ella le hizo frente y me salvo. Fue
demasiado fuerte, mi cuerpo estuvo doliendo por días y las heridas tardaron mucho en sanar.
-Suena como que no fueron heridas leves, ¿tienes alguna cicatriz que pueda corroborar lo que dices?
P 52-12
-Sí, de hecho, tengo varias. Luego de tantos años de palizas es difícil que no quede ningún rastro en tu
cuerpo. Pero las cicatrices de esa noche son las que peores recuerdos me traen, porque fueron las que más
me dolieron. -Camila corrió un mechón de pelo de su frente para señalar la cicatriz que tenía allí. -Esta fue
cuando me empujo y golpee mi cabeza contra una ventana, y esta... -Dijo mostrando la palma de su mano. -
Fue cuando intento apuñalarme y en un intento de defenderme tome la hoja del cuchillo.
-Entonces lo que su madre relato fue verdad.
-Excepto que no tienes nada que lo pruebe. -Dijo el abogado de Alejandro. -Objeción su señoría, esas
cicatrices pudieron haber sido de otros accidentes que son totalmente ajenos a mi cliente.
-Ha lugar.
-Está bien, entonces creo que no tenemos más preguntas, su señoría.
Este era el momento que más incomodaba a Camila, porque ahora debía lidiar con las preguntas del abogado
de Alejandro, y por lo que había visto en las declaraciones anteriores, el hombre era bueno y no tenía
límites. Haría lo imposible para conseguir que ella dijera lo que él quería.
-Señorita Cabello... ¿O prefiere que la llame señorita Jauregui?
-Señorita Cabello está bien. -Respondió.
-Oh, bueno, yo solo lo preguntaba porque por si no sabían aun, mi cliente no es el verdadero padre de esta
chica. Sino que el señor Michael Jauregui, gran empresario de Miami y muy conocido a decir verdad, es el
verdadero padre de la señorita Camila. Así que no entiendo porque uno de los cargos de trata de persona
por el que mi cliente está siendo acusado es "agravado por el vínculo" cuando esta chica claramente no es su
hija biológica.
-Objeción su señoría. -Reclamo Hailee. -Todo lo que está diciendo es totalmente ajeno al interrogatorio,
además está intentando disuadir a mi cliente.
-Ha lugar. -El juez acepto el reclamo de la abogada sin pensarlo.
-Está bien, está bien. Lo retiro. -De todos modos el abogado había logrado tocar un nervio sensible en
Camila, había logrado ponerla aún más nerviosa. -Señorita Cabello, usted dijo que todo lo que mi cliente le
hizo le dolió, ahora yo le pregunto, ¿por qué le dolió? Si él no era su padre.
-Objeción. -Reclamaron Hailee y el fiscal Armstrong al mismo tiempo.
-No ha lugar. -El juez negó luego de un cansado suspiro, al parecer esta pelea casi de niños ya lo estaba
hartando.
-Gracias su señoría. -Agradeció el abogado con una falsa sonrisa. - ¿Por qué te dolió lo que él te hizo
Camila? Si él no era tu padre.
-Creo que a cualquier persona le dolería que alguien más le arrebate su inocencia, sus sueños, y su libertad.
Que la maltraten y abusen cada día de su vida a cambio de un beneficio personal. -Camila estaba apretando
con fuerza sus puños para intentar contenerse de hacer algo fuera de lugar. -Y si, él no era mi padre, pero yo
P 52-13
no lo sabía, crecí pensando que él era mi padre biológico y por eso me dolió lo que hizo.
-Pero sin embargo no lo es, ¿te parece correcto tener a un hombre inocente en el banquillo de los acusados
por una mentira? -En ese momento, Camila comenzó a reír por lo bajo. - ¿De qué se está riendo? -La joven
negó con la cabeza, no quería responder a la pregunta, por lo menos no hasta que su ataque de risa terminara.
Se cubrió la boca con una de sus manos para evitar que una fuerte carcajada se escapara.
-Señorita Cabello, respóndale al abogado por favor. -El juez se lo había ordenado, no había forma de
negarse ahora.
-Es que... Eh... -Miro al abogado y siguió riendo hasta que la mirada irritada de todos los presentes la
hicieron salir de su pequeño trance. - ¿Te das cuenta de que estas defendiendo a Alejandro por un cargo
agravado, y no por qué abuso de mi todos estos años? -Eso dejo no solo al abogado del señor Cabello, sino
que a toda la sala sin habla, todo el lugar quedo en silencio durante unos largos segundos y con las bocas
abiertas de par en par ante la sorpresa. Era un error irremediable a este punto, y Camila pudo jugar con la
mente de un abogado graduado con honores y con una larga experiencia, con el más mínimo esfuerzo. Solo
que había un problema, el abogado era demasiado orgulloso para admitir su equivocación, y Camila era
demasiada honesta para intentar quedarse callada.
- ¡Maldita zorra! -El abogado grito y pateo el estrado. - ¡No te pases de lista conmigo!
- ¡Abogado! -El juez intento llamar su atención.
-Solo responde mis malditas preguntas, no te rías de mí.
-No fue mi intención reírme de usted... -Camila intento aclarar, estaba bastante asustada de la reacción del
hombre y solo quería calmar todo.
- ¡Orden! -El juez comenzó a hacer sonar su martillo para que toda la conmoción se detuviera cuanto antes.
-Te encantaría ver a Alejandro tras las rejas, ¿verdad? -La presiono.
-Para ser honesta, sí. -Camila se puso de pie para poder hacerle frente al abogado. -Lo disfrutaría mucho,
porque eso es lo que se merece, pudrirse en la cárcel.
- ¿Así tratas al hombre que te dejo vivir bajo su techo todos estos años?
-Hubiera estado mejor en la calle que en esa casa.
-Claro que no.
- ¡Claro que sí!
- ¡Alejandro te dio la vida que tu verdadero padre nunca quiso darte! -Michael se puso de pie en ese
momento, al ver la discusión que estaba ocurriendo tenía miedo que el abogado en ese estado de demencia, y
a juzgar por lo alterada que Camila estaba, todo podría resultar en un desastre y tenía que detenerlo cuanto
antes.
- ¡Lo único que esa basura hizo fue arruinarme la vida!
P 52-14
- ¡Objeción! -Hailee y Joseph volvieron a reclamar, el juez rápidamente la acepto y volvió a golpear su
martillo reclamando orden en la sala.
- ¡Eres una maldita desagradecida!
- ¡Seguramente tu hija hubiese hecho lo mismo si usted hubiese sido igual de hijo de puta con ella como
Alejandro lo fue conmigo! -El abogado en ese momento se quedó callado y miro a Camila con una mirada
que solo ella pudo interpretar. Sin pensarlo, había dado en un blanco. - ¿Tienes una hija verdad? -El hombre
asintió, pero ella no lo sabía, solamente hablo por hablar sin saber que su hipótesis era una realidad. - ¿La
quieres? -El hombre volvió a asentir, aun sin saber con qué palabras responder. -Entonces acabas de
responder tus propias preguntas. -En ese momento, el abogado sabía que estaba completamente derrotado.
Miro al juez, quien no estaba muy contento con el pequeño pleito, y luego miro a la joven en el estrado, al
ver las lágrimas que caían por sus mejillas, comenzó a pensar que tenía uno de los trabajos más deshonestos
del mundo, pero que esta vez no dejaría que su profesionalismo siga arruinando una vida. De todas maneras,
ya lo había perdido todo con esta pequeña discusión. Agacho su cabeza en señal de derrota y solo dijo "no
más preguntas su señoría" antes de volver a tomar asiento al lado de Alejandro, que aún seguía confundido
por todo lo que acababa de pasar.
-Bien, tomaremos un receso de veinte minutos. Abogada Steinfeld quiero que prepare a su testigo sorpresa,
es el próximo que debe declarar. Hasta entonces... -Cuando el sonido del martillo resonó por toda la corte,
Camila prácticamente salto del estrado y sin prestarle atención a ninguno de los presentes salió de allí. Solo
corrió hasta encontrar un rincón en el cual sentarse y llorar, y así evitar que más personas la vieran en ese
estado.
Pero ese consuelo que necesitaba no estaba en algún frío rincón, sino en los brazos de su mejor amiga que
inmediatamente salió detrás de ella para poder abrazarla.
-Tranquila Mila...
-Nadie me toma en serio, ¡Y es todo por su maldita culpa! ¡Es por culpa de lo que él me hizo! ¡El me
convirtió en esto!
-Lo sé, lo sabemos, pero tienes que confiar en que el fiscal y tu abogada saben que están haciendo. -Ally y
Normani también se habían acercado a ambas chicas para intentar brindarles su apoyo a la joven bailarina, y
tal vez darle un par de abrazos que sin duda necesitaba en este momento.
-Camila, no te pongas mal. Con esa discusión acabas de destruirlo. -Normani intento tranquilizarla.
-Y además, recuerda que aún falta el testigo sorpresa que va a declarar a favor tuyo. Eso te puede salvar. -
Dijo Ally.
-Ni siquiera sé quién demonios es el testigo sorpresa, Ally. -Dijo secando sus lágrimas.
-Mmm, no lo sé. -La joven reconocía esa voz, demasiado a decir verdad. -Me dijeron que es muy bella y
tiene los ojos verdes más hipnotizantes que has visto en tu vida. -La familiaridad de los brazos que
envolvieron su cintura, y la suavidad del beso que sintió en su mejilla solo confirmaron sus sospechas.
- ¡Lauren! -La joven se dio vuelta para poder abrazar a su novia con fuerza, como si en sus brazos se
P 52-15
encontrara su mundo entero y su salvación. Esta vez, ni se molestó en ocultar sus lágrimas aunque ahora eran
lágrimas de felicidad. Tal vez Lauren le daría las esperanzas que ya había perdido hace un largo tiempo. -
Pensé que estabas en Jacksonville con tu madre.
-No. De hecho estuve aquí toda la mañana. Te prometí que siempre estaría contigo cuando más me necesites,
¿no fue así? -Susurro en su oído.
-Espera, ¿escuchaste todo lo que... -Lauren interrumpió a su novia.
-Sí, pero creo que ya sabes que no soy el tipo de persona que juzga a otras por su pasado. -Tomo el rostro
de la joven en sus manos y la miro a los ojos. -Y mucho menos a ti, porque acepto tú pasado y gracias a eso
hoy puedo amarte por la increíble persona que eres. Y estoy orgullosa de lo fuerte que eres. -Con sus
pulgares seco las lágrimas que bajaban por las mejillas de su novia. -Te amo mucho, de verdad.
-Yo también, ojitos. -Luego de esa declaración de amor, fue inevitable no reír cuando escucharon como
Dinah y Normani a coro dejaron escapar un "ewww" al ver a sus amigas comportándose de esa forma.
-Acabas de matar el momento, Normani. -Se quejo Lauren. -Ni siquiera me diste tiempo a besarla. -La
situación era muy cómica a pesar de todo lo que estaba pasando, pero sirvió para subirle el ánimo a Camila
y eso era más que suficiente.
-Amor, ¿dónde está Lucille? -Le preguntó la bailarina a su novia.
-Adentro en la corte, cuando le dije que yo era la testigo sorpresa quiso venir a apoyarte. Por cierto, me
pidió que te diera esto. -Lauren saco de su bolsillo una pequeña cadenita, al parecer hecha de plata, que
tenía dos pequeños dijes; una luna y un sol. -Creo que dijo algo acerca de la buena suerte y que era su
amuleto. No soy supersticiosa pero... -Tomo la mano de su novia y como si fuera un paso de baile la hizo
darse vuelta para poder colocarle la pequeña cadenita alrededor de su cuello. -Espero que esto funcione.
- ¡Jauregui! ¡Trae tu trasero aquí tienes que subir al estrado! -Hailee grito desde la puerta de la corte. Lauren
ni siquiera respondió, solo asintió levemente y volvió a abrazar a Camila por detrás luego de colocarle el
amuleto de su madre.
- ¿Tienes pensado que decir? -Pregunto Camila, girando un poco su cabeza para poder mirarla sobre su
hombro.
-Tu solo confía en mí. -Lauren susurró sobre sus labios. -Estoy segura que Alejandro estará acabado luego
de esto.
-Siempre confié en ti. No estaría en tus brazos en este momento si no lo hubiera hecho.
-Genial entonces. -Lauren sonrió. -Te amo.
-Te amo. -Esta vez no hubo ninguna protesta de parte de sus amigas cuando se besaron delicadamente
durante unos segundos, Camila se permitió disfrutar del cariño y de las miles de sensaciones que solo un
simple beso. Lauren solo quería transmitirle la seguridad y confianza que ella necesitaba a través de ese
simple pero tierno beso. El receso había terminado y ya debían volver a entrar. -Gracias por hacer esto. -
Lauren rompió el abrazo para poder tomar una de las manos de su chica y guiarla de nuevo hacía la corte.

P 52-16
-No tienes que agradecerme. -Le dijo. -Bueno, pensándolo bien si quieres en la noche podrías...
- ¡Eeewww! -Las quejas de Normani y Dinah volvieron a escucharse a sus espaldas. Estaban tan sumergidas
en su mundo que se habían olvidado de la presencia de sus amigas. Ally, por su parte, solo miraba toda la
situación riendo y aplaudiendo como si le acabaran de contar el mejor chiste del mundo.
-Vamos niñas, quiero que esto se termine para que podamos celebrar la victoria de Camila.
_____________________________
-Señorita Jauregui... -El fiscal Armstrong comenzó con el interrogatorio. - ¿Podría decirnos qué relación
tiene usted con la señorita Cabello?
-Bueno, soy su hermana adoptiva. Y, sé que suena raro pero, también soy su pareja. -Admitió sin vergüenza.
Y ante la mirada de desaprobación de algunos presentes.
-Y ¿alguna vez la señorita Cabello le hablo sobre los abusos que sufría?
-Sí, muchas veces de hecho.
- ¿Y usted le creyó?
-Por supuesto.
- ¿Por qué?
-Porque yo vi sus heridas y su sufrimiento con mis propios ojos. La sostenía en mis brazos cada vez que
lloraba a causa de los maltratos de Alejandro, yo era quien le decía que todo iba a estar bien, que algún día
el pagaría por todo lo que le hizo. Y espero que ese día sea hoy, si la justicia no esta tan jodida como creo
que lo está.
- ¡Señorita! -El juez la regaño.
-Lo siento. -No se había dado cuenta de lo que dijo, para Lauren decir malas palabras era algo normal,
nunca media las consecuencias. -Además, ella les mostró hace unos minutos cicatrices que yo misma me
encargue de curar, y déjenme decirles que hay muchas más y en lugares donde nunca se podrían imaginar.
-Objeción, de nuevo volvemos al hecho de que están acusando a mi cliente sin prue... -Hailee interrumpió al
abogado de Alejandro con rapidez.
-De hecho, si las tenemos. ¿Me permite su señoría?
-Por favor. -El juez ya casi hasta parecía aburrido de estar en esa corte, probablemente se estaba
arrepintiendo de su decisión gracias a todo el circo que había sucedido hace unos minutos con Camila y el
abogado de Alejandro.
-Prueba número uno... -Comenzó Hailee. -Como Lauren ya dijo, ella y mi cliente mantienen una relación
sentimental desde hace un largo tiempo. ¿No es verdad señorita Jauregui?

P 52-17
-Cierto.
-Bien, y como creo que es obvio, ambas chicas hacen cosas que todas las parejas hacen. Como por ejemplo
tomarse fotos juntas. -Hailee tomo de su maletín un sobre que contenía polaroids que Camila y Lauren se
habían tomado hace un tiempo, mientras que el fiscal encendía un enorme lcd que había en la corte para
poder enseñarles a los presentes unas diapositivas que tenían los mismos polaroids que Hailee les dio al
jurado para que examinaran. -Como pueden apreciar en la primera fotografía, mi cliente tiene unos puntos
en la esquina superior derecha de su frente, que coincide con el lugar de la herida que ella y su madre nos
describieron, esa que Alejandro le causo cuando la empujo contra la ventana de la cocina la noche que
intento apuñalarla. -En la fotografía Camila miraba a la cámara sorprendida, Lauren recuerda que ese día la
había sorprendido comiendo en la madrugada y le tomo una foto de sorpresa justo cuando la joven volvía a
entrar al cuarto luego de revolver por completo la cocina, por eso en la fotografía Camila tenía una de las
camisetas favoritas de su novia que usaba para dormir y a veces no se quitaba durante todo el día. -En la
segunda fotografía, podemos ver que mi cliente tiene un vendaje alrededor de su mano, la misma mano con
la que ella relato haber tomado la hoja del cuchillo con la que Alejandro intento apuñalarla, y la misma
mano en donde ella nos mostró tiene una enorme cicatriz.
Nadie lo noto, pero luego de ver esas pruebas, Alejandro comenzó a ponerse increíblemente nervioso por
primera vez en su vida. La confianza que tenía se estaba perdiendo con cada prueba que presentaban en su
contra.
Y así fue, fotografía por fotografía la inocencia de Alejandro se derrumbaba de a poco. Al punto que ya
estaba destruida por completo, hasta que una última prueba fue la gota que rebalsó el vaso.
-Y por último, también quiero mostrarles esto. -Hailee tomo de su maletín un pequeño folio que contenía un
recibo. Camila lo reconoció de inmediato, porque eran los que solían dar en el club Electric City, trabajo
tantos años ahí que podía reconocerlos de cualquier manera. -Es un recibo de cobro, a nombre de Normani
Hamilton, quien de hecho es la mejor amiga de la señorita Jauregui, y en este se explica con muchos detalles
que la noche del sábado nueve de marzo del pasado año, la señorita Hamilton pago por el alquiler de toda la
zona VIP del club para adultos Electric City, y aquí especifica detalladamente que fue para una despedida de
soltera, lo cual por cierto debo aclarar que la señorita Jauregui en ese tiempo estaba comprometida con otra
persona. Pero volviendo a lo nuestro, esa noche el cobro realizado fue por el alquiler de una parte del local
por el costo de mil quinientos dólares, una barra de tragos libres por el costo de tres mil dólares, meseras y
meseros exclusivos durante toda la noche por el costo de quinientos dólares, y aquí también figura el pago
de un lap dance personal para la señorita Jauregui... -Lauren y Camila se ruborizaron cuando Hailee
compartió esa información con la corte. Estaban totalmente avergonzadas de que todas las personas se
enteren de que así fue como se conocieron. -por el costo de dos mil dólares, realizado por la señorita
Camila Cabello. Y este mismo recibo está firmado por nada más y nada menos que el mismo dueño del club,
Alejandro Cabello. -Hailee le entrego el recibo a los miembros del jurado y luego se volteo para mirar a
Camila mientras susurraba "Jaque mate".
Ya era un hecho.
Alejandro estaba acabado.
Y eso se vio claramente dos horas después, cuando el jurado volvió con el veredicto final.
-Por los doce cargos de homicidio en contra de Alejandro Cabello, ¿Cómo encuentran al acusado? -Pregunto
P 52-18
el juez. Una señora de unos sesenta años se puso de pie con un pequeño papel en su mano, al parecer ella
sería la representante del jurado. Carraspeo su garganta antes de comenzar el veredicto.
-Encontramos al acusado: Culpable. -En ese momento toda la corte comenzó a gritar y a aplaudir, no habría
forma de que Alejandro saliera de la cárcel luego de haber sido encontrado culpable de doce homicidios.
-Por el cargo de violencia familiar, ¿cómo encuentran al acusado?
-Encontramos al acusado: Culpable. -Esta vez, Sinu se levantó de su asiento y abrazo con fuerza a Sofía,
quien para sorpresa de muchos estaba llorando pero de felicidad, como si el hombre que estaba en el
banquillo no fuese su padre sino más bien un completo extraño.
-Por el cargo de falsificación, ¿cómo encuentran al acusado? -Luego de que otro "culpable" resonara entre
las paredes de la corte, más festejos pudieron escucharse. Y nadie lo había notado, pero Camila no estaba
festejando, pero tampoco estaba llorando. Solo estaba sentada mirando a Alejandro del otro lado del cuarto,
y estaba disfrutando con solo ver como todo el imperio del hombre se derrumbaba con cada "culpable" que
se escuchaba. -Por los cinco cargos de trata de persona y el cargo agravado por el vínculo, ¿cómo
encuentran al acusado? -Esta vez Camila si le prestó atención al jurado, porque ese era el cargo que la
involucraba a ella, y quería saber si el jurado lo había encontrado culpable, a pesar de que ya era obvio que
no se salvaría de la cadena perpetua.
-Encontramos al acusado: Culpable.
-Bien, eso es todo para Alejandro Cabello. Pasemos al acusado Cameron Miller. -Camila tomo la mano de
Lauren con fuerza en ese momento, no estaba lista para escuchar cual sería el destino de Cameron, y por más
que quisiera, el suave beso que Lauren dejo en su frente no hizo nada para tranquilizarla. -Por el cargo de
asesinato, ¿cómo encuentran al acusado?
-Encontramos al acusado: Inocente. -Ahora si Camila pudo ponerse de pie y celebrar, abrazo a Dinah y a su
novia con fuerza y luego miro a Cameron, quien estaba sonriendo sin poder creer lo que había oído, y con su
vista nublada de lágrimas.
-Por el cargo de cómplice de homicidio, ¿cómo encuentran al acusado?
-Encontramos al acusado: Culpable. - ¿Esperen? ¿Qué? ¿Acaso eso era posible?
-Eso es todo entonces. -El juez se quitó los anteojos ignorando el reclamo de todos los presentes diciendo
que era injusto que estén acusando a Cameron por algo tan insignificante. Él no había elegido presenciar el
crimen, solo estaba en el lugar en el momento menos indicado. -Alejandro Cabello, serás sentenciado a seis
meses de prisión. -Y antes de que los presentes pudieran reclamar de nuevo, el juez les dio una dura pero
esperada noticia. -Y luego recibirás la pena de muerte. -Todos sabían que esto pasaría, pero aun así el golpe
era fuerte, en especial para Camila que aunque lo que el hombre le había hecho le doliera, que le arrebataran
la vida también. Hubiera preferido que solo lo dejaran podrirse en prisión. -En cuanto a Cameron Miller,
serás liberado bajo fianza. La fianza es de quinientos mil dólares. Se levanta la sesión.
Y con un último golpe del martillo, todo termino. Alejandro y Cameron fueron arrastrados fuera de la corte
por los policías. El juez fue uno de los primeros en abandonar el lugar. Muchos de los presentes comenzaron
a festejar la victoria, pero Camila solo se había quedado sin habla, de pie mirando el lugar en donde minutos
P 52-19
antes el juez había dictado la sentencia.
-Camz... -Lauren susurro a su lado. -Eres libre.
-No. -Camila la miro, y una enorme sonrisa apareció en su rostro cuando vio la forma en que su novia la
miraba. Tan llena de sinceridad, tan llena de comprensión... Tan llena de amor. -Somos libres.
_____________________________

-Hasta que me sacaron, huele como si guardaran cadáveres ahí adentro. -Cameron le dijo al guardia cuando
lo saco de la prisión.
-Que lastima Miller, hubiera sido un placer para mí guardar tu cadáver.
-Eso es raro. -Respondió Cameron mientras acomodaba su camisa, la misma que traía puesta el día que lo
arrestaron y que le habían devuelto justo cuando lo sacaron de su celda para que pudiera cambiarse. -
¿Quién pagó la fianza?
-Tienes una gran amiga, Miller. -Fue lo único que el guardia respondió antes de volver a desaparecer entre
los fríos y oscuros pasillos de la prisión. El joven no tardó mucho en darse cuenta a quien se refería el
sujeto con eso de "una gran amiga", así que no le fue sorpresa encontrarse con Camila esperándolo con los
brazos abiertos del otro lado de la cerca de la prisión.
El abrazo que ambos amigos compartieron, a pesar de las circunstancias, era sin dudas uno de los mejores
abrazos, y era uno de esos momentos en donde las palabras sobran y solo las acciones hablan.
-No tenías que hacer eso, Mila. -Le dijo a su amiga, Cameron tenía los ojos cerrados con fuerza porque
estaba intentando no llorar, algo que Camila ni siquiera se molestó en ocultar. Porque retener sus lágrimas
seria ocultar su felicidad, y ya había vivido mucho tiempo ocultando todo lo que la hacía feliz solo porque
Alejandro podría arrebatárselo y ya estaba cansada. Esta vez, podía darse ese lujo sabiendo que nada
pasaría. -No tenías que gastar tanto dinero en mí, no valgo la pena.
-Bueno, no soy solo yo quien piensa que si vales la pena. Y además, no era mi dinero. -Dijo la joven
mientras se separaba de su amigo. Cameron la miro con confusión y cuando Camila se volteo para mirar a
quien estaba detrás de su espalda, no fue muy difícil entender quien había pagado la fianza.
-Jauregui. -Dijo el joven acercándose a la ojiverde, que tenía una mirada indiferente como si esta situación
no significase nada para ella. -Wow, eras la última persona que me imagine que iba a pagar la fianza, y más
aún luego de cómo te trate la otra vez. -Recordó la noche que Lauren había ido al club en busca de Camila y
el la trato mal pensando que solo estaba ahí para seguir lastimando a su amiga. -Pero te lo agradezco mucho
de verdad. -La joven suspiro, antes de responder.
-No lo hice por ti. -Dijo imitando las palabras de Cameron esa noche, y segundos después no pudo evitar
echarse a reír, para asegurarle al chico que solo estaba bromeando. Lauren no era rencorosa, había
aprendido a dejar el orgullo de lado, junto a muchas cosas más. Y todo fue gracias a Camila.
P 52-20
Si le preguntas, Lauren diría que solo pago la fianza para hacer feliz a su novia. Pero en realidad, también lo
hizo porque estaba segura que Cameron jugaría un importante papel en el futuro de la pareja, y quería tenerlo
ahí para cuando eso pase.
-Camila, nunca dejes a esta idiota ir. -El joven le advirtió a su amiga y abrazo a Lauren con fuerza, y esta
vez, ni siquiera se molestó en intentar no llorar.
Seis meses después.
El tiempo pasa rápido cuando no tienes noción de él, pero no es algo que te afecte cuando todo ese tiempo lo
desperdicias en felicidad. Eso fue lo que paso estos últimos meses para todos los que solían formar parte
del infierno de Camila. Con Alejandro Cabello tras las rejas, el infierno no tardó mucho en convertirse en el
cielo para la joven y todos sus seres amados. Y si, el cielo era tal y como ella se lo había imaginado durante
todos sus años de sufrimiento: su hermana Sofía había comenzado la universidad -que por cierto, le estaba
yendo excelente- y también había comenzado una nueva vida junto a su madre, Sinuhe, en Washington, y a
pesar de que estaban lejos las tres se las arreglaban para comunicarse en cada oportunidad que tenían -a
veces demasiado para el gusto de Lauren, que le gustaba recibir toda la atención de Camila, pero sabía no
podía tenerla todo el tiempo y tuvo que aprender a aceptarlo- y también venían de visita de vez en cuando.
Luego estaba Cameron, que luego de salir en libertad había puesto su mente fija en comenzar su propio
negocio, un bar para ser más específicos, algo tranquilo y que él pudiera manejar sin problemas y además
era algo en lo que ya tenía experiencia, solo estaba buscando el lugar perfecto para poder abrir su
emprendimiento.
Las cosas en la empresa estaban mejor que nunca. Michael Jauregui junto a sus dos hijas sin dudas hacían un
equipo invencible. Aunque Camila no tenía mucha idea de ese trabajo, y Lauren era quien generalmente
hacía todo por ella, no tenía problemas en compartir el crédito con su hermosa novia. A Michael le faltaba
solo un año para retirarse, y todos estaban esperando eso con ansias; el por qué ya quería descansar luego
de tantos años de intenso trabajo, Lauren y Camila porque sabían que en cuanto él se fuera ellas tomarían el
control de todo, y luego estaba Normani que solo quería que se vaya para poder quedarse con la oficina de
Lauren. En realidad, estaba más emocionada por la oficina que por el ascenso a decir verdad, o al menos
eso le confeso a sus dos jefas y amigas -y también a Buster, el perro de la pareja- en una noche de muchas
copas de más.
Y por si no fuera muy evidente ahora, Lauren y Camila no solo compartían una mascota, también compartían
el departamento que alguna vez solo fue de la ojiverde. Ahora compartían sus vidas día a día,
acostumbrándose sin problemas a los hábitos de la otra y aprendiendo a convivir y, ¿por qué no? A amarse
cada día mejor.
Por eso mismo, el día en que Camila volvió a pisar la prisión en compañía de Lauren fue el día que la
realidad volvió a golpearla de nuevo. Hoy sería el día en que Alejandro Cabello recibiría la inyección letal
que acabaría con su vida. Ella no quería venir, de verdad no quería, pero cuando su madre le contó que
Sofía y ella volvieran a Miami pero solo para el funeral porque no querían presenciar el deceso de quien
alguna vez fue un padre y esposo amoroso, fue el momento en que sintió empatía y decidió asistir. Por más
que el hombre la odiara, no iba a dejarlo morir solo y olvidado.
-Señor Cabello. -Un policía entro a la sala acompañado por quien parecía ser un sacerdote. Pero la vista de
Alejandro estaba fija en el techo de la habitación, y su cuerpo estaba relajado sobre la camilla mientras
P 52-21
esperaba por la inyección que acabaría con su vida. Ni siquiera se había volteado a ver cuándo Camila y
Lauren entraron a la habitación. -Él es el padre Murphy, está aquí para darle la bendición.
-No importa que tan grave hayan sido tus pecados, todos necesitan el perdón de Dios antes de partir. -
Alejandro rio y luego miro al sacerdote con una sonrisa.
-Créame, el perdón de Dios es el que menos necesito. Pero si quiere puede quedarse a ver como muero. -
Dijo como si no estuviera a punto de ser inyectado. Como si todo fuese un juego, quizá tomarse las cosas
con humor hacía todo más fácil para él.
-Bien, entonces creo que ya estamos. -Dijo el mismo policía que había entrado al cuarto segundos antes. -
Doctor, ¿está todo listo?
-Si oficial. -Respondió con tranquilidad.
-Bien. ¿Está seguro que no quiere recibir la bendición? -Pregunto el policía y Alejandro no respondió. - ¿No
quiere despedirse de Camila y su novia? -Tampoco respondió, solo seguía mirando el techo de la habitación
como si este le fuese a dar las respuestas. -Entonces, señoritas lo lamento pero tendré que pedirles que se
retiren.
-Espere, ¿podría decirle algo? -Pregunto Camila cuando el oficial intento tomarla del brazo para sacarla a
ella y a Lauren del cuarto.
-Adelante... -La joven miro a la camilla en donde Alejandro estaba y comenzó a dudar. Quizá sería mejor
guardarse las palabras y no confesarle esto al hombre cuando estaba a punto de morir. No serviría de nada, y
probablemente tampoco le iba a importar lo que la joven que alguna vez fue su hija quería decirle.
-No, mejor no. Olvídelo. -Camila suspiro y luego se volteo para tomar la mano de Lauren. - ¿Nos vamos,
amor?
- ¿Estas segura? -Lauren preguntó en un susurro, su novia en cambio volvió a mirar por última vez al hombre
y con certeza respondió.
-Segura.
-Por aquí, por favor. -El oficial las guió a ellas y también al sacerdote que ya se había resignado sabiendo
que el hombre era solo un alma perdida, con una triste sonrisa hacía la salida. Obviamente conocía la
historia y entendía por todo lo que Camila había pasado. En su lugar, el no habría asistido a la ejecución si
su padre le hubiese hecho lo que Alejandro le hizo a la joven bailarina. Pero no podía culparla, Camila
evidentemente era mejor persona que el señor Cabello.
- ¡Espera! -Alejandro grito justo cuando estaban saliendo del cuarto, Camila quien era la última en salir se
volteo a ver al hombre, justo cuando estaba siendo inyectado. - ¡Camila! -Llamo a la joven, y ella quiso
acercarse pero el oficial y Lauren tomaron sus brazos para evitar que se acerque, lo que menos querían eran
causar un accidente en medio de una ejecución. -Camila... Hija... -La joven asintió, haciéndole entender que
lo estaba escuchando. Palabra por palabra. -Lo... Lo... Lo siento mucho.
Y después de esa confesión, sus ojos se cerraron, y su cuerpo poco a poco fue muriendo. Aunque Camila no

P 52-22
estuvo ahí para ver todo el proceso, luego de romper en llanto Lauren la envolvió en sus brazos con fuerza y
dejo que llorara en su pecho, mientras el oficial se lamentaba y cerraba la puerta de la habitación. Y el
sacerdote rezaba en un intento de quitar la imagen de Alejandro muriendo de su mente.
Nadie se esperaba que esta partida doliera tanto, Camila hasta llego a pensar que disfrutaría ver morir al
hombre que tanto sufrimiento le causo. Pero no estaba preparada para escuchar al hombre pedirle perdón,
justo antes de que su vida le fuese arrebatada. La joven estaba en shock, luego de llorar durante varios
minutos en el hombro de Lauren mientras ambas estaban sentadas en el frio piso de la prisión en donde el
ahora difunto Alejandro Cabello solía estar prisionero, y luego de que el mismo guardia que las acompaño
durante la ejecución pudiera ofrecerle a la joven solo un par de pañuelos y un café, Lauren pudo lograr que
Camila se calmara un poco y así poder caminar hasta el auto. Nada se habló en todo el viaje, y eso fue
porque Lauren no quería presionar a su novia y abrumarla más de lo que ya estaba. Y Camila, estaba en
shock como para poder hablar al respecto.
No fue hasta esa noche, cuando ambas se recostaron en la cama que ahora compartían luego de una
silenciosa cena, que Camila hablo.
-Iba a decirle que lo perdonaba. -Lauren, que estaba dándole la espalda a su novia en la cama en un intento
de darle más espacio, se sentó en la cama y encendió la luz de la habitación con un chasquido de sus dedos.
Eran las 4:20 de la mañana, Camila se había desvelado pensando en todo lo que había ocurrido. -Iba a
decirle que lo perdonaba, y no se lo dije porque pensé que no le importaría. -La joven miro a su novia, con
las lágrimas a punto de salir y a punto de quebrarse otra vez.
-Tal vez no pudiste decírselo en persona, pero estoy segura de que el te está viendo ahora, y sabe que lo
perdonaste. -Cuando su novia no respondió, intento otra cosa para darle ánimos. -Podrías escribirle una
carta, aun estas a tiempo. Mañana es el funeral.
-No... No quiero hacer eso. -Comenzó a jugar con la cadenita que la madre de Lauren le había regalado el
día del juicio, aun la conservaba, porque luego de todo lo que paso empezó a creer que tal vez los amuletos
si daban resultado después de todo. - ¿Podrías abrazarme? -Lauren sonrió.
-Toda la vida.
Tal vez Camila no necesitaba un juicio ganado y al hombre de sus pesadillas muerto para sentirse segura y
feliz, tal vez todo lo que ella necesitaba era el cálido cariño de los brazos de su novia, y también una buena
dosis de sus suaves besos llenos de amor y ternura, porque a pesar de todo el tiempo que paso y vivieron
juntas, Lauren aun seguía besándola como si ella estuviese a punto de romperse como un debil cristal. Solo
necesitaba un lugar donde pudiera acurrucarse y por fin poder dejar escapar todas esas lagrimas que aguanto
durante tanto sufrimiento que por fin había acabado.
NOO O O O O O O KMERON Fingir sorpresa cuando eso pase es lo que queda :v

P 52-23
Epilogo.
65.6K 3K 4.3K
by gotdynamites

Dos años después.


Miami, Florida. 3 de marzo de 2017.
-Señor Johnson, siempre es un gusto hablar con usted. -Lauren saludo animadamente al hombre del otro lado
de la línea, mientras se acomodaba mejor en la enorme silla que una vez solía ser de su padre, el anterior
jefe de Jauregui Enterprises. Desde que esa oficina le pertenecía desde hace unos años, comenzó a darse un
lujo que antes no había tenido el placer de disfrutar -y por el que había regañado a Normani e incluso a
Camila cuando solían hacerlo- que era recostarse en su enorme silla y apoyar sus pies sobre el escritorio,
como el típico estereotipo de una persona exitosa dueña de una de la empresa más grande del país. Si, ahora
todo el imperio que Michael había construido le pertenecía. Bueno, no todo porque Camila aún seguía
siendo dueña de la mitad de la empresa y todos sus ingresos, a pesar de no trabajar más allí. - ¿Cómo ha
estado? Ha sido un largo tiempo. -La vida como jefe era menos difícil de lo que Lauren pensó que sería,
porque eso fue lo que Michael le hizo creer durante todos los años como su mano derecha, pero ahora que
estaba en la cima y tenía a mucha gente trabajando para ella, por fin podía solo sentarse y relajarse. Claro,
aún tenía que ocuparse de los asuntos más serios y decisiones importantes de la empresa, pero no lo
suficiente como para volver a atormentar a Ally en sus largas horas de terapia. -Me da gusto oír eso. ¿Yo?
Yo he estado excelente. Mejor que nunca. -Respondió la pregunta del señor Johnson con una enorme sonrisa.
-Así es, ahora soy la jefa a cargo de Jauregui Enterprises. Mi padre se retiró hace unos años, y ahora está
desperdiciando su tiempo con Mamá, viajando de aquí para allá. Hace poco volvieron de recorrer Europa,
pero sé que ya tienen planeado irse de nuevo a algún lugar de Sudamérica el próximo mes. -Comentó
mientras miraba una fotografía de Michael y Clara tomada frente a la Torre Eiffel hace unas semanas, le
había gustado tanto que se había tomado la molestia de hacer una copia para ella y enmarcarla. Y sus padres
estaban tan enamorados que a veces la hacían querer vomitar... En el buen sentido claro, como dirían Dinah
y Normani. - ¿Nietos? No, aun no tiene ningún nieto para malcriar. Pero estoy segura que su vida como
aventurero terminara en cuanto nazca el primero. De hecho, hace tiempo que está preguntándome por uno. -A
Lauren le resulto cómica la pregunta del hombre y no pudo evitar reír, porque le recordó a todas las veces
que Michael, Clara y en ocasiones también Lucille y Sinuhe intentaron disuadir a ella y a Camila sobre sus
deseos de tener un nieto con la excusa de que "los años pasan y nos estamos poniendo viejos". Aunque su
risa murió cuando el hombre le pregunto si ya estaba casada. -Sí, me case. -Junto a la fotografía que sus
padres se tomaron en el último viaje, Lauren tenía en un marco más grande y más elegante que lo
diferenciaba del resto, una fotografía del día de su boda, cuando ella por fin pudo darle el sí a una persona
que realmente amaba, cuando le entrego sin dudarlo a Camila toda su lealtad, confianza, amor y fidelidad. La
boda había sido en el enorme patio de la casa de los Jauregui, el 27 de julio del pasado año. Muchas
personas pensaron que fue muy rápido, otros que la vida de casadas iba a destruir a la pareja; pero las
jóvenes se amaban tanto que sabían que esos comentarios quedarían en la nada, y honestamente no
necesitaban ponerle ningún título a su relación para demostrar cuanto se amaban, pero Lauren es fanática de
las formalidades, y Camila no tuvo que pensar mucho su respuesta la noche en que su novia le propuso
matrimonio, con un apasionado beso en la boca de su amada fue más que suficiente. -No, no me case con Ian
Dallas. Gracias al cielo tengo una hermosa esposa que me ama más de lo que creo merecer. -En ese
momento recordó que la última vez que había mantenido una conversación con Johnson, ella aún estaba
P 53-1
comprometida con Ian y a punto de cometer el más grande error de su vida. -Si, tal vez pueda conocerla
algún día. Pero basta de hablar de mí y volvamos a lo nuestro ¿para qué llamo? -Lauren solo estaba
haciéndose la desentendida, sabía perfectamente el motivo de llamada. - ¿Cómo que perdió su empresa?
¿Cómo lo descubrió? -Y luego el hombre del otro lado en la línea empezó un largo relato de como la noticia
de que había quedado sin nada lo tomo de sorpresa, Lauren estaba a dos segundos de golpear su cabeza
contra el enorme escritorio si el hombre no paraba de divagar en el teléfono. -Bueno señor Johnson, me
complace informarle que su empresa ahora está en buenas manos. -El silencio del tipo fueron suficientes
para que una sonrisa de victoria apareciera en el rostro de la joven. Y juraba que podía escuchar a través
del teléfono como su corazón se rompía. - ¿Qué esperaba? ¿Salir de la cárcel y encontrar todo tal y como lo
dejo? -El señor Johnson había estado encarcelado dos años luego de que se descubriera que lavaba dinero,
fue un cargo de complicidad en realidad, pero solo era cuestión de tiempo para que la justicia se entere de
todos sus crímenes. Justo después de que el fuera encarcelado, la pequeña empresa que Johnson lideraba fue
puesta en venta, y Michael Jauregui ni siquiera dudo en gastar dinero y apoderarse de ella. -Lo lamento
mucho señor Johnson, pero considere esto como el negocio que siempre quiso realizar con nosotros. Por fin
se le cumplió. -La joven empresaria no sentía ni un poco de lastima por el sujeto del otro lado de la línea,
sabía la clase de persona que era y no se merecía la lastima de nadie. -No, la empresa no está en venta. Y
dudo que puedas comprarla de todas formas. -Tal vez Lauren debió haber colgado el teléfono luego de darle
las noticias, pero era demasiada educada como para soportar escuchar los insultos del hombre al que le
arrebato su negocio.
Ha no ser, que algo la salvara de esa lluvia de barbaridades.
-Mire señor Johnson, me encantaría seguir hablando pero mi esposa está aquí. -Pudo ver a través de la
puerta de vidrio de su oficina como Camila hablaba animadamente con Madison, su secretaria, que también
fue ascendida cuando Lauren tomo el control de todo en la empresa. -Si está interesado en trabajar, estoy
segura que puedo conseguirle algún puesto en la empresa... No... Estaba pensando en algo más como
conserje, ¿no le gusta la idea? -Se acomodó en su silla cuando vio a su esposa entrar a la oficina. Ya era
costumbre que no toque la puerta antes de entrar, después de todo la empresa era suya también. -Piénselo y
llámeme de nuevo si le interesa el trato, ¿de acuerdo? Que te tenga un buen día señor Johnson. -Dijo con
falsedad y luego colgó la llamada. Ahora si podía prestarle toda la atención del mundo a su bella esposa. -
Hola amor...
- ¿Haciendo negocios? -Preguntó mientras dejaba su bolso en el sofá que Lauren tenía en su oficina.
-Más bien deshaciéndome de uno. -La joven suspiro con fuerza para intentar olvidar la lluvia de insultos que
Johnson le había dado hace apenas unos segundos.
-Suena agotador. -Camila camino hasta llegar a su esposa y se sentó de lado sobre sus piernas, Lauren no
desperdicio ni un segundo y puso una de sus manos sobre la pierna de la chica, asegurándose de que no se
cayera. -Hola, ojitos. -La saludo luego de dejar escapar un largo y cansado suspiro, similar a Lauren. No
solamente la empresaria había tenido un día agotador.
-Hola... -La mano que estaba sobre las piernas de Camila, fue subiendo a lo largo de su brazo hasta que
Lauren alcanzo su mejilla. Y luego de acariciarla con delicadeza por unos segundos, tomo la mandíbula de
su esposa y acerco su rostro al de ella, para poder saludarla correctamente y darle un delicado pero tierno
beso en los labios.
-Mmm. ¿De qué negocio te estabas "deshaciendo" exactamente? -Pregunto la joven sobre sus piernas luego
P 53-2
del beso, mientras se relamía sus labios, como si quisiera sentir el sabor del labial rojo de Lauren para
siempre.
-Johnson sabe que compramos su empresa.
- ¿En serio? -Lauren asintió. -Bueno, que pena.
- ¿Es todo lo qué vas a decir? -Volvió a colocar su mano sobre las piernas de Camila y con su pulgar
comenzó a trazar suaves formas inexistentes en la delicada piel.
- ¿Qué? ¿Esperaba que te dijera otra cosa?
-Esperaba que me des un discurso acerca de lo mucho que odias mi ego y mis actitudes soberbias como lo
hacías cuando trabajábamos juntas. Pero parece que termine corrompiéndote.
-No, sigo odiando tu ego y tus actitudes soberbias. -Dijo riendo ante la mirada que su esposa le dio. -Pero lo
que hiciste fue un gran negocio, y además él se lo merecía. No puedo discutir eso.
-Creí que en tu discurso de bodas habías dicho que me amarías sin importar qué. -Bromeo.
-Tú detestas que coma bananas cerca de ti y aun así me amas.
-Eso es porque odio a la fruta. Su olor es asqueroso.
-Y eso es exactamente por lo que odio tu ego. -Camila puso un dedo acusatorio en el pecho de Lauren. -No
eres capaz de admitir que yo tuve razón.
-Es que no la tienes. -Era cierto, a Lauren le costaba mucho admitir sus equivocaciones y mucho más le
costaba darle la razón de los demás. Pero si las miradas pudieran matar, seguramente ya estarían preparando
su funeral a causa de la mirada de su esposa en ese momento. -Está bien Camila, tienes razón. -Admitió.
-Gracias, bebé. -Camila intentó recostar su cabeza en el hombro de su esposa, pero cuando la escucho
quejarse se detuvo de inmediato y su sonrisa se borró de su rostro. - ¿Te duele?
-Bueno, estar sentada todo el día en una enorme pero incomoda silla no es algo que a mi espalda le guste
mucho. -Bromeo para tranquilizar a la joven. -Pero está bien, se me pasara pronto.
-Y yo sé cómo hacer que eso pase. -Su esposa se puso de pie y se paró detrás de ella para masajear sus
hombros, pero no sin antes inclinarse para darle a Lauren con un suave beso en sus labios. Tal vez un poco
de cariño le ayudaría a aliviar sus tensiones.
-Mmm, eso se siente bien.
-Sí, ya me has dicho que soy bastante buenas con mis manos. -Bromeó. Lauren golpeo una de las manos de la
chica que estaba sobre su hombro y comenzó a reír por el doble sentido de las palabras que su esposa
acababa de decir, pero después se acomodó mejor en sus silla para seguir recibiendo esos relajantes
masajes.
- ¿Cómo has estado hoy?
P 53-3
-Bueno, a decir verdad tuve un día excelente, a pesar de que no debería haber trabajado hoy.
- ¿En serio? ¿Qué sucedió? -Camila se detuvo un momento luego de esas preguntas.
-Tuve una clase genial, mis alumnos son más considerados de lo que pensé, y en la mañana cuando llegue a
la escuela me encontré con la sorpresa de que los demás profesores me habían comprado un pastel.
-Que considerados de su parte, me alegro por ti bebé. -Miro a su esposa con una sonrisa, aunque Camila no
pudo devolverla, estaba demasiado confundida para hacerlo.
-Lauren... -Dejo de hacerle masajes a la joven y giro su silla para que pueda mirarla de frente. -Tú no
recuerdas que día es hoy... ¿Verdad?
- ¿Viernes? -Dijo preguntando lo obvio. -Oh espera, ya lo recordé...
- ¿En serio? -Camila sonrió con esperanza.
-Claro. Hoy es la inauguración del bar de Cameron. Por cierto, Normani me amenazo con patear mi trasero
si nos íbamos sin ella. -Y con solo esas palabras, la sonrisa en el rostro de su esposa se borró.
- ¿No te estas olvidando de otra cosa? -Lauren se puso de pie, mientras intentaba recordar que se le pudo
haber olvidado. ¿Su primer aniversario? Nah, aún faltaban más de cuatro meses para eso. ¿Se había
olvidado de darle de comer a Buster esa mañana? Tampoco, estaba segura de que lo había hecho y las leves
marcas de pequeños dientes que tenía en una de sus manos lo demostraban porque su mascota la había
mordido cuando intento acariciarlo mientras estaba comiendo su alimento. ¿Se había olvidado de recoger a
Camila del trabajo? Nop, ella le había dicho que no se molestara en hacerlo porque le gustaba caminar y
relajarse luego del caos que era la escuela. ¿Entonces qué?
-No tengo idea de que pude haber olvidado.
-Genial. -Dijo su esposa con un evidente enojo. -No te olvides de irte sin Normani. Las veré en el bar. -
Comenzó a caminar hacía el sofá en donde había dejado sus cosas y antes de que pudiese tomarlas e irse,
Lauren abrazo su cintura por detrás y con fuerza.
- ¿Podrías decirme que hice mal? -Apoyo su mentón en el hombro de su esposa.
-Nada Lauren. Ese es el punto, no has hecho nada. -No hacía falta ser un genio para darse cuenta del enojo
que Camila sentía.
-Mira, no tengo idea de que pude haber olvidado. Pero te juro que no fue a propósito, tengo un montón de
cosas en mi cabeza y a veces me olvido hasta de las cosas más insignificantes... -Su esposa la interrumpió.
-Lo que olvidaste no es una cosa insignificante, no para mí.
- ¡Lo lamento!
- ¡Eso no es suficiente! -Camila se quitó a Lauren de encima de una manera no muy gentil.
- ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?
P 53-4
-Sería bueno que empieces por recordar lo que olvidaste.
-Amor... -Tomo las manos de su esposa y la hizo sentarse en el sofá junto con ella. -No quiero discutir
contigo.
-Entonces no lo hagas, Lauren.
-Pero tampoco quiero que pases el resto del día con esa cara de pocos amigos. Lo siento mucho si olvide
algo de suma importancia para ti, pero mi trabajo no es fácil y tú lo sabes porque trabajaste conmigo antes, y
ahora yo tengo que hacer todo el trabajo que antes hacíamos las dos... -Camila volvió a interrumpirla.
- ¿Así que es culpa mía que no pudiste recordar algo?
-No estoy diciendo eso. Me refiero a que puede que a veces olvide cosas, y sé que no es una excusa pero
solo quiero que entiendas que no lo hice a propósito. Y voy a tratar de recordar que es lo que olvide y por
qué es tan importante para ti.
-Primero mi madre y Sofía, luego Dinah, Cameron y ahora ti. Parece que a todos les hicieron un descuento
para borrarse la memoria o algo. -Dijo con tristeza.
-Camz... -Puso una de sus manos en la mejilla de su esposa para acariciarla, y se sorprendió de que esta no
se la corriera de forma brusca como hizo con el abrazo.
-Es como si no les importara.
-Claro que nos importas. A mí me importas, por eso estoy tratando de recordar que es lo que olvide.
-Eso no es suficiente Lauren.
- ¡Me estoy esforzando Camila!
- ¡No tendrías que haberlo olvidado en primer lugar!
- ¡Tal vez no estaríamos discutiendo por esto si... -Justo en ese momento Lauren nunca estuvo tan agradecida
por Normani interrumpiendo en su oficina sin tocar la puerta antes de entrar. Si la ocasión hubiese sido otra
probablemente le hubiese gritado a la joven por la falta de respeto hacía su privacidad.
-Lesbos, dejen de revolcarse en el sofá, la inauguración es en media hora.
-No estábamos... -Dijeron las esposas al mismo tiempo, pero Normani no iba a comprar sus excusas.
-Tu mano, Lauren. -La empresaria no se había dado cuenta que una de sus manos había terminado en la
pierna de Camila, justo debajo de su corta falda, durante la discusión. Probablemente lo había hecho como
de costumbre en un intento de contener a su esposa y no se dio cuenta de lo inapropiado que el simple gesto
era hasta que su amiga lo remarco. Con rapidez, Lauren saco su mano de la pierna de Camila y se puso de
pie, su esposa haciendo lo mismo segundos después y aprovecho para poder acomodar su falda. - ¿Ya estan
lista para irnos?
-Si. ¿Amor tu estas lista?
P 53-5
-Como sea. -Respondió su esposa, evidentemente aún estaba enojada.
- ¿Y a ella que le pasa? -Preguntó Normani.
-Al parecer olvide algo súper importante que no debería haber olvidado y ahora se está haciendo la
ofendida.
- ¡Es que estoy ofendida, Lauren!
- ¿Olvidaste tu aniversario? -Volvió a preguntar su amiga.
-Claro que no, nuestro aniversario es el veintisiete de julio.
-Genial. -Camila dijo con ironía. -Por fin una fecha que puedes recordar.
Un silencio incomodo no tardo en invadir la oficina. Lauren no sabía que responder y era evidente que su
esposa le acababa de callar la boca de una manera que sin dudas daño su orgullo. Normani, harta de los
conflictos de la pareja, intento salvar la conversación.
-Entonces, ¿nos vamos?
-Claro... -Respondió Camila mientras caminaba hacía la puerta, pero antes de abrirla retrocedió para volver
al lado de Lauren, y en una maniobra que su esposa pensó que sería una inapropiada muestra de afecto,
metió su mano en el bolsillo trasero de la empresaria y saco de él las llaves del auto. -Las espero en el auto.
-Le sonrió con falsedad a su esposa y luego si se dispuso a salir de la oficina.
-Tu esposa tiene carácter. -Comentó Normani. - ¿Cómo te fue con la mentira?
-Creo que si hubieras llegado diez minutos después probablemente Camila me hubiese pedido el divorcio. -
Suspiro antes de responder. -Con suerte se le pasara cuando lleguemos al bar.
-Hablando de eso, debemos apurarnos. Dinah y Ally ya nos están esperando y creo que sabes lo difícil que
es mantener a esas dos sobrias en un lugar en donde sirven alcohol.
_________________________________________
El enorme lugar en una esquina de la calle 45 en el que Alejandro Cabello solía tener su negocio, el famoso
y polémico club "Electric city" que tantas pesadillas había causado a Camila durante gran parte de su vida,
fue el lugar indicado para que Cameron pudiera comenzar su nuevo emprendimiento.
Le había costado mucho llegar hasta allí; había visto miles de lugares y hablado con cientos de contratistas
para poder encontrar el espacio perfecto para abrir el bar que tanto soñó, pero él era un tipo difícil de
complacer ante la vista de muchos, pero no para su mejor amiga.
Cuando Alejandro fue condenado a muerte, la justicia ordeno que todo su patrimonio sea divido entre las
dos herederas legales del hombre: Camila y Sofía. Y aunque la mayor de las hermanas pidió que toda la
herencia sea para su hermana menor y su madre Sinuhe, no pudo lograr su cometido con éxito. Su hermana
acepto quedarse con la casa de la familia en Miami, también con los autos de su padre y unas cosas más que
para Camila eran insignificantes. Ninguna decidió quedarse con el dinero porque sabían lo que Alejandro
P 53-6
había hecho para conseguirlo, y lo sucio que estaba. Pero lo que arruino los planes de la ex bailarina fue el
hecho de que su hermana no quiso aceptar las escrituras del lugar en donde solía estar el club de su padre y
cuando se le preguntó porque solo dijo que no quería tener motivos para recordar todo lo que su familia y
otras personas habían sufrido. Incluso dos años después de su muerte, y por más de que intentara pretender
que no le importaba en lo más mínimo, lo cierto es que la ejecución de su padre había afectado mucho a la
ahora joven de veinte años Sofía. Camila intento disculparse con ella, cientos de veces, pero su hermana
siempre le decía que no tenía motivos por que disculparse con ella, sabía que su padre no había sido la
mejor persona del mundo y que merecía su castigo, solo que deseaba que no le hubiesen dado la pena de
muerte, que hubiesen encontrado otra solución para poder castigarlo.
El punto era, que si nadie reclamaba el lugar, la alcaldía la vendería como un espacio sin dueño. A Camila
solo le tomo unos minutos tomar la decisión de hacerse cargo del lugar, tal vez algún día ese espacio
serviría de algo, y tenía razón porque solo unos meses después le regalo a Cameron las escrituras del lugar
como regalo de cumpleaños. Y con casi dos años de arduo trabajo y noches sin dormir, el bar por fin estaba
terminado y a punto de abrirse.
No había forma de que Camila se perdiera este momento, no había forma de que le arruinen el día, a pesar
de que realmente estaba muy enfadada con su esposa, no dejaría que eso la afecte en nada.
-Qué raro... -Comentó Camila cuando bajo del auto y vio el lugar cerrado por completo. -Cameron dijo que
esto estaría abierto y repleto a las siete. ¿Dónde está todo el mundo?
-Tal vez quiso que viniéramos temprano para que podamos ver el lugar antes de que abriera. -Lauren llego
al lado de su esposa y extendió su mano hacía ella.
- ¿Qué quieres?
-Las llaves de mi auto, ya condujiste hasta aquí. -Camila comenzó a reírse de ella.
-Tal vez te las devuelva cuando recuerdes que es lo que olvidaste.
- ¿Podrías dejar de comportarte como una niña?
-AMBAS dejen de comportarse como niñas. -Normani paso caminando entre medio de las dos chicas y llego
hasta la puerta del bar. -Vamos, nos están esperando.
-Pero está cerrado... -La joven morena se volteo y miro a Camila de modo desafiante.
-Bueno, ¿por qué no abres tú la puerta entonces?
-Normani... -Tomo el picaporte de la puerta. -No es necesario ser un genio para darse cuenta de que este
lugar esta...
- ¡Sorpresa! -Los gritos que se escucharon cuando la puerta se abrió era algo que verdaderamente habían
tomado a Camila por sorpresa, tanto que la joven casi dio el salto más grande de su vida y como un acto
reflejo, y algo que acostumbraba hacer mucho, camino hasta donde su esposa estaba y la abrazo con fuerza
mientras escondía la cabeza en su cuello.
-Que bebita... -Comentó Normani mientras entraba al bar para saludar a todos los presentes que habían
P 53-7
estado esperando por ellas, sobre todo por Camila.
-Feliz cumpleaños, Camz. -Susurro Lauren en su oído.
- ¿No lo habías olvidado entonces?
-Nadie lo olvido amor. Solamente estábamos pretendiendo que lo olvidamos para que no sospeches nada.
-Los odio. -Le confeso Camila en un susurro.
-Yo también te amo.
Todo esto de verdad había tomado a Camila por sorpresa, era evidente por la forma en que lloraba de la
emoción y sonreía al mismo tiempo cuando entro al bar. Jamás se hubiese imaginado que su familia y amigos
se tomarían el tiempo de hacer esto por ella, y eso era porque nunca antes había tenido una fiesta sorpresa,
es más, hasta hace dos años Camila ni siquiera tenía la suerte de poder festejar su cumpleaños como ella
hubiese deseado, Alejandro y sus abusos fueron la causa de que cada tres de marzo pasara a ser un día
común y corriente para ella porque él se encargó de arrebatarle eso.
Y Cameron lo sabía.
- ¡Idiota! ¡Me dijiste que hoy inaugurarías esto!
- ¿Qué mejor manera de inaugurar mi bar festeando el cumpleaños de mi mejor amiga?
-De verdad te odio. -Dijo Camila entre risas.
-Yo también. Feliz cumpleaños Mila... -Cameron la abrazo con fuerza y le dio unas palmadas en su espalda.
Feliz de volver a compartir estos momentos con su mejor amiga.
- ¡Chancho! ¡Feliz cumpleaños! -Sin aviso, Dinah abrazo fuertemente a Camila por detrás, y la levanto del
suelo sin ninguna dificultad mientras sin darse cuenta mareaba a la cumpleañera.
-Dinah, Dinah, bájame...
-Lo siento, lo siento mucho. - Volvió a dejar a la chica de pie. -Wow, ya estas actuando como toda una vieja
de treinta años.
-Solo soy tres meses mayor que tú.
-Aun así sigues siendo vieja. Esa cana lo demuestra.
- ¿Tienes canas? -Le preguntó Lauren sorprendida a su esposa mientras se unía a la conversación.
- ¡Dinah! -Grito y se cubrió su cabeza con sus manos. -Solamente es una. Eso no significa nada. Lauren
también las tiene, ¿o no amor?
-Por suerte no. Y soy mayor que tú.

P 53-8
- ¿Ves? Hasta tu propia esposa sabe que eres una anciana. -Dinah puso su mano en el aire para que Lauren le
diese los cinco. Ella era el tipo de amiga a la que le gustaba avergonzar a los demás, y su esposa era el tipo
de amiga que le seguía la corriente.
-Cierren la boca. -Las amenazo. -Las odio a las dos. -Dijo y luego comenzó a alejarse para saludar a los
demás invitados.
La fiesta no era muy grande al decir verdad, solo unos pocos conocidos habían sido invitados a festejar el
cumpleaños de la joven. Sus amigos más cercanos, su madre y su hermana, Michael y Clara por supuesto y
también Lucille junto con los hermanos de Lauren. También estaban algunos colegas, profesores de la
escuela secundaria en la que Camila comenzó a enseñar luego de tomar la decisión de dejar la empresa en
manos de su esposa y empezar a hacer lo que realmente le gustaba; enseñar algo tan maravilloso como era la
música. Así que no fue molestia para ella tomarse el tiempo de saludar y entablar una pequeña conversación
con cada uno de los invitados, después de todo era lo menos que podía hacer para agradecerles el hecho de
que se molestaron en venir a festejar con ella.
-Luces hermosa, mi niña. -Le dijo Michael a Camila mientras la abrazaba.
-Acabo de salir del trabajo, Papá. -La relación entre el señor Jauregui y Camila se había vuelto eso que
siempre habían deseado pero no estaban seguros de sí lo iban a conseguir algún día. Ella ya había aprendido
a aceptar la realidad y a llamar al hombre por lo que era: su padre. Y puede ser que Michael haya
derramado un par -o tal vez muchas- lágrimas la primera vez que escucho esa palabra que tanto ansió salir
de la boca de su hija. -Estoy vestida como si acabara de salir de clases y no como para asistir a una fiesta.
-La ropa no es problema, tu sonrisa es lo que te hace lucir.
-Es cierto, te ves muy feliz Camila. -Comentó Clara, quien se había convertido como en su segunda madre
desde que empezó a salir con Lauren.
-Bueno, creo que puedo decir con sinceridad que lo estoy. Gracias a ambos por venir, por cierto.
-No agradezcas, Clara y yo jamás nos hemos perdido una fiesta.
- ¡Eso es mentiraaaaaaaaaaaa! -Grito Lauren mientras pasaba caminando al lado de la pareja con dos
bebidas en sus manos, pero antes de seguir su camino se detuvo para besar por un instante la mejilla de su
esposa y sonreírle con amor, y luego desapareció entre la multitud dejando al matrimonio y a Camila para
que sigan conversando.
-Camila, creo que nunca te agradecí por lo feliz que haces a Lauren. -Dijo Clara con una mano en el hombro
de la joven.
-No agradezcas. Sabes que no es ninguna molestia, la amo con todo mí ser y no podría evitarlo por más que
quisiera. -Usualmente Camila hubiese respondido con un enorme discurso sobre como su esposa era el ser
más perfecto que existe y sobre lo mucho que amaba cada aspecto de ella, del más grande al más pequeño.
Pero estaba ocupada siguiendo con su vista los pasos de la chica en cuestión, y cuando vio con quien estaba
hablando se distrajo de la conversación por completo.
-Ve con ella. -Michael le dijo. -No tienes que estar con nosotros toda la noche. -Bromeo.
P 53-9
-No podría evitarlo si lo quisiera. -Dijo con ironía. -Los veré luego. -Se despidió del matrimonio para
poder ir a hacerle compañía a su esposa, que estaba muy entretenida hablando con su madre Lucille, y sus
hermanos Chris y Taylor. Esto sorprendió a Camila, porque no se esperaba que la pequeña familia viajara
desde Jacksonville para su cumpleaños, a pesar de que venían seguido a Miami para visitar a Lauren o ellas
iban seguido a visitarlos. - ¡Hola! -Saludo con alegría mientras abrazaba la cintura de su esposa con su
brazo.
- ¡Feliz cumpleaños Camila! -Taylor fue la primera en saltar sobre ella y abrazarla. Eran una familia
bastante cariñosa, incluso con las personas que apenas conocían. Aunque Camila no tardó mucho en
encariñarse y en formar un gran vínculo con la familia.
-Feliz cumpleaños cielo, Lauren nos estaba contando acerca de cómo te hizo enojar esta mañana. -Lucille
comentó con gracia.
-Sí, luego vamos a tener que hablar de esa pequeña broma tuya, por cierto. -Regaño a su esposa quien rio y
tomo un sorbo de su bebida. - ¿Qué hay de ti Chris? ¿Cómo estás?
-Siempre estoy bien cuando estoy en presencia tuya. -Dijo el joven de diecinueve años en un intento por
seducir a la cumpleañera.
-Chris, ¿cuándo vas a entender que...? -Lauren tomo la mano en la cual Camila usaba su anillo de bodas y la
levanto para que quede a la vista de su hermano. - ¿... Este anillo de oro en la mano de mi esposa significa
que ella es mía? -Sabía que su hermano en realidad solo lo hacía para provocar, no porque realmente tenía
intenciones de quitarle a su esposa, aunque era imposible poder resistir los celos. Y además, ella estaba
algo ebria.
-Está bien, está bien. Dejare de hacerlo con una condición.
- ¿Qué quieres? -Pregunto su hermana, ya sabiendo en donde terminaría esto.
-Necesito dinero para reparar mi auto.
- ¡Christopher! -Lucille lo regaño.
- ¿Qué? Si sabes que a ella le sobra. -Intento defenderse. -Apuesto a que incluso se limpia el trasero con
billetes de cien dólares.
-Está bien, ya oí suficiente. -Su madre se había hartado. -Chris deja a tu hermana en paz.
-Hey, apenas la conocí hace dos años. Necesito recompensar los diecisiete años de bullying que no pude
hacerle.
-Chris. -Lauren llamo la atención de su hermano. -Eres un idiota.
-Y tú eres la hermana de un idiota, eso te hace aún más idiota.
- ¡Ya basta niños! -Dijo Taylor entre risas, en realidad estaba disfrutando de esta pequeña disputa.
-No me digas a mí, el idiota empezó.
P 53-10
- ¡Lauren deja a tu hermano en paz! -Lucille y Camila dijeron al mismo tiempo.
-Genial, mi esposa y mi madre ahora se pusieron en mi contra.
- ¿Eso significa que Camila por fin te dejara para casarse conmigo?
-Eso ni lo sueñes, muchacho. -Dijo Camila, y Lauren no pudo evitar sonreír sintiéndose como si acabara de
ganar la lotería.
-Valía la pena intentarlo. -El joven se encogió de hombros. -Feliz cumpleaños por cierto.
-Gracias, Chris. -Luego de agradecerle al chico volvió a centrar toda su atención en su esposa. -Ojitos, ¿has
visto a mi madre? -Lauren asintió.
-Estuve con ella hace un rato pero la deje hablando sola cuando comenzó a divagar sobre lo mucho que
desea tener un nieto antes de los sesenta y cinco.
-Hey, esa no es una mala idea. Yo pienso lo mismo que ella. -Dijo la madre de Lauren con una pícara
sonrisa.
-Bien, si tú vas a empezar a divagar también creo que es momento de irnos. -Dijo tomando la mano de
Camila para guiarla hasta donde estaba Sinu. Lucille, Chris y Taylor comenzaron a reír ante la
desesperación de la joven por escapar de la incómoda conversación, Camila también estaba riendo. Pero su
risa estaba llena de ironía y falsedad, como si estuviese intentando de ocultar algo. -Vamos a encontrar a tu
madre. -Ambas se despidieron de la familia y se pusieron en marcha. - ¿Quieres? -Lauren le pregunto a
Camila, ofreciéndole un trago de su cocktail.
-Mmm, no gracias.
-Auch, me siento rechazada.
-No te lo tomes personal, ojitos. -Dijo besando la mejilla de la joven. -Es solo que... Que... No tengo sed.
La mentira de Camila sonó demasiado convincente, por lo menos funciono para engañar a Lauren que estaba
un poco ebria, y eso la tranquilizo. Aún no había pensado en cómo darle las noticias a su esposa, y tal vez
decírselas en el medio de una fiesta no era la mejor opción.

Pero en el medio de la noche nada se lo impedía, si todo salía bien, para el final de la jornada estaba segura
que se iría a la cama con una enorme sonrisa, y que Lauren no podría dormir debido a todos los
pensamientos que rondarían su cabeza a causa de la felicidad que sentiría.
_________________________________________

P 53-11
-La fiesta estuvo excelente. ¿La pasaste bien amor? -Ambas habían llegado de la fiesta sorpresa de Camila
hace unos minutos, y estaban listas para terminar la jornada entre las sabanas, disfrutando del calor de la
otra mientras miraban alguna que otra película que encontraran en Netflix. Había sido un día pesado, era
entendible que estén tan cansadas. Con movimientos torpes Lauren comenzó a desvestirse, aún estaba un
poco ebria pero a comparación de hace unas horas estaba bastante lucida para darse cuenta de lo que estaba
haciendo. Se quitó su camisa y la arrojó al suelo junto con su blazer que había caído ahí hace unos segundos.
- ¿Camila? -Volvió a preguntar cuando no obtuvo respuesta. Tal vez no la había oído porque estaba
encerrada en el baño, pero luego la puerta se abrió y la chica asomo su cabeza para poder responder.
-Sí, estuvo genial. -Y luego de eso volvió a cerrar la puerta del baño.
- ¿Estas bien Camz? -Insistió Lauren mientras se quitaba sus zapatos. -Has estado en el baño desde que
volvimos, y estoy segura de que no bebiste nada. -Era imposible que esta ebria, pensó.
- ¡Estoy perfecta! -Grito desde su encierro. - ¿Ya te desvestiste?
-Estoy en eso... -Respondió mientras se quitaba sus pantalones con dificultad. Cuando por fin pudo
deshacerse de la prenda, suspiro y la arrojó al suelo junto con su camisa y blazer, quedando solo en su ropa
interior. -Listo. -En ese momento la puerta del baño se volvió a abrir y Camila volvió a asomar su cabeza.
-No te pongas tu pijama. -Cuando estaba a punto de cerrar la puerta recordó que tenía que pedirle algo más a
su esposa. -Oh, ¿podrías apagar las luces y sacar a Buster de la habitación?
- ¿Por qué? -Pregunto confundida.
-Es que... Em... Tengo alergia. -Mintió. -Sí, creo que soy alérgica a tu perro. -Buster, que estaba durmiendo
tranquilamente al lado de la cama del matrimonio, se despertó ante la mención de su nombre, y al parecer no
estaba muy contento por eso porque cuando Lauren intento levantarlo para llevarlo a la sala comenzó a
gruñirle.
-Mañana iremos al doctor para tratar eso de tu alergia.
-Si amor, seguro. -Respondió rápidamente, cuando Lauren por fin pudo tomar al animal junto con sus
juguetes en brazos para sacarlo de la habitación, Camila aprovecho para salir del baño y ponerle los últimos
detalles a su plan. Sabía que a su esposa le tomaría un tiempo hacer que Buster se quede en la sala y no
intente seguirla de nuevo a la habitación, lo que le daba más del tiempo que necesitaba.
A decir verdad, solo le faltaba una cosa, y sabía en qué cajón podría encontrarlo.
-Bien, Buster ya está dormido. -Lauren entro a la habitación y cerró la puerta a sus espaldas. -Ahora,
podríamos por favo...-Pero se quedó sin palabras al ver que Camila estaba esperando por ella en la cama,
pero no de la forma que ella imaginaba. -No... No... No sabía que aun conservabas eso.
-Hay muchas cosas que no conoces sobre mí, Jauregui. -Se arrodillo a los pies de la cama, mientras
esperaba que Lauren se recuperara de su estado de shock.
- ¿Por qué siento que estoy en una especie de déjà vu? -Preguntó mientras se acercaba a su esposa, se moría
P 53-12
de ganas de poder apreciar la vista desde cerca.
- ¿Quién sabe? Tal vez este sea uno. -Camila engancho su dedo índice en el elástico de la tanga de su
esposa, y la acerco más a ella, hasta que Lauren también se arrodillo en la cama y al fin pudo sentir el calor
del contacto de su piel contra la suya. - ¿Sabes que estuve pensando? -Lauren negó con su cabeza en
silencio, y ella aprovecho la oportunidad para susurrar las siguientes palabras en su odio y volver a su
esposa completamente loca.
-Nunca pude terminar ese lap dance que Normani te regalo hace unos años. -Dijo con una voz seductora,
capaz de destruir toda la cordura de Lauren con solo escucharla.
-No... No es ne-necesario. -Perfecto, comenzó a tartamudear.
-Lo sé, pero es algo que quiero... Y... -Sus manos, que anteriormente habían estado en la cintura de la joven,
comenzaron a subir por todo su cuerpo, acariciando esas hermosas caderas y los enormes pechos que tanto
amaban, hasta que pudo tomar a Lauren del cuello y acercar su rostro al de ella para poder susurrar el resto
de la oración sobre los labios de su amada. -Y sé que tú también quieres.
-Me vas a volver loca, Camila.
-Pensé que ya lo estabas, ojitos. -Justo cuando Lauren se inclinó para poder atrapar sus labios, Camila fue
más rápida y se alejó con ella dejando a la joven más frustrada que de costumbre. -No tan rápido Jauregui,
aún no hemos comenzado.
- ¿Y qué estas esperando entonces? -Pregunto con una pícara sonrisa.
-Qué te sientes en la puta cama y me dejes hacer mi jodido trabajo. -Respondió con frialdad, era como si
esta persona no fuese Camila en lo absoluto. Pero Lauren no se atrevió a cuestionarla, solamente se sentó en
los pies de la enorme cama mientras la otra joven caminaba hasta una de las mesas del cuarto. De ahí tomo
un accesorio que Lauren siempre juro odiar pero que en el fondo le resultaba muy adorable cada vez que
Camila lo usaba: las orejitas de gato que completaban el vestuario de stripper que llevaba puesto. Mordió su
labio inferior en anticipación de lo que estaba por venir mientras disfrutaba de la increíble vista que Camila
le estaba dando de su trasero en su conjunto de lencería, y estaba tan distraída cuando la misma canción que
la bailarina bailo la noche en que cautivo a la empresaria por completo comenzó a sonar a través del sistema
de sonido. -Sabes, tengo problemas recordando lo que paso esa noche. ¿Podrías ayudarme a recordar? -
Fingió no recordar nada, porque con lo inútil que estaba Lauren en este momento a causa del alcohol y de la
excitación que sentía, sabía que eso la volviera loca y además, le encantaba cuando tartamudeaba, era
adorable ver a su esposa tan nerviosa y todo por causa suya.
-Tú... Tú te... Te sentaste sobre mis piernas primero. -Dijo mientras la bailarina se acercaba.
- ¿Así? -Pregunto con falsa inocencia, puso una de sus piernas a cada lado de las de Lauren y se sentó en su
regazo.
-Justo así. -Era difícil mantener la vista enfocada en otra cosa que no sea los pechos de Camila en ese fino
sostén de cara lencería.
-La vista arriba, Jauregui. -Tomo su rostro entre sus manos y obligo a su esposa a mirarla a los ojos. -
P 53-13
¿Recuerdas que hice después?
-Me dijiste que no podía tocarte. Que así eran las reglas.
-Bueno, por ser tú creo que voy a hacer una excepción. -Luego de eso Lauren no perdió el tiempo, en menos
de un segundo había envuelto la cintura de la chica con sus brazos y acerco sus torsos lo más que puso, la
piel que no estaba cubierta por la ropa interior de ambas encontrando el calor de la otra y causando miles de
sensaciones diferentes.
-Lu-luego comenzaste a...
- ¿A hacer esto? -En ese momento comenzó a mover sus caderas de un lado a otro, con la presión ideal para
causar una excitante fricción entre su centro y el de su esposa, y lo supo el gemido que Lauren dejo escapar.
También, estaba haciendo esto con la lentitud suficiente para volverla loca por completo.
-Estás jugando conmigo. -Haciendo uso de su excepción, las manos de Lauren enseguida se posaron en el
trasero de Camila y eso le permitió acercar más sus centros para crear aún más fricción.
- ¿Luego hice esto verdad? -La bailarina se puso de pie, y por las quejas de su esposa era evidente que ella
no quería perder el exquisito contacto entre sus cuerpos. Pero Camila estaba dispuesta a recrear ese baile de
principio a fin.
Cada pequeño detalle, cada movimiento de cadera, cada vez que las manos de Camila recorrían todo su
cuerpo para el deleite de su esposa, la forma en que cantaba estrofas de la canción con la voz más sensual
posible. Todo le ayudo a recordar a Lauren lo grandiosa que fue aquella vez en el club...
La forma en que las caderas de la joven se movían era exquisita, sus pasos de bailes perfectos, y la forma
en que mordía sus labios era sumamente atractiva. Estaba hipnotizada, encantada y atrapada en la
belleza de esta exótica bailarina, ya era imposible negarlo. Ni siquiera se reconocía a ella misma, y le
parecía gracioso que había accedido a esto estando sobria y que el sábado cuando estuvo en la misma
situación lo único que hizo fue salir corriendo por la puerta para rogarle a Normani que la lleve a su
casa. Probablemente era porque se sentía culpable de haberle mentido a su novio, pero ahora con sus
sospechas sobre Ian teniendo un amante y engañándola eran demasiado fuertes, pagarle con la misma
moneda no estaría nada mal. Y que mejor forma que hacerlo que con una hermosa chica como era
Camila.
Y si Camila iba a hacer todo al pie de lo que paso esa vez, tal vez Lauren debería hacer lo mismo, y hasta se
atrevería a hacer un poco valiente para poder re-escribir la historia.
-Ven aquí. -Dijo tal y como le había ordenado a Camila esa vez. Su esposa, obediente se acercó de nuevo a
ella y justo como recordaba, se dio la vuelta frente a ella dándole el privilegio de poder apreciar su espalda
y trasero en un primer plano. Lauren recordaba lo que venía después, y estaba en lo cierto, porque segundos
después el sostén de Camila cayó al suelo junto con la ropa que ella había descartado antes.
Luego ella misma se encargó de deslizar la última prenda de ropa que cubría el cuerpo de la chica a través
de sus delicadas piernas, y cuando la bailarina menos se lo esperaba, Lauren la tomo de las caderas y la
obligo a recostarse en la cama de una forma no muy gentil, y sin perder un segundo se posiciono encima de
ella.
P 53-14
-Así no fueron las cosas, Lauren.
-Como si me importara. -Dijo antes de atrapar los labios de la joven entre los suyos sin vergüenza y con
brusquedad. Camila tampoco perdió el tiempo, una de sus manos se escabullo hasta la espalda de Lauren y
con habilidad logro desprender su sostén en cuestión de segundos. Cuando su esposa separo sus labios para
poder quitarse la prenda de ropa de su torso, aprovecho para hablar.
- ¿Necesitas una palabra clave? -Lauren rio antes de responder.
-Tú necesitaras una palabra cuando termine contigo. -Dijo con una sonrisa llena de malicia y deseo.
Tomo la barbilla de Camila y la obligo a que la mire, pero la joven estaba bastante distraída con su vista
fija en las curvas de sus pechos -definitivamente amaba los pechos de su esposa, aunque Lauren ya sabía
eso, se lo había dicho muchas veces-. Ambas podían sentir el aliento de la otra en sus rostros, las pesadas
miradas llenas de deseos en sus cuerpos.
Lauren soltó la barbilla de su esposa y la próxima vez que su mano se acerca a su cuerpo para tocarla, es
con ternura; sus dedos se sentían como plumas sobre su piel. Luego, su rostro desapareció en el cuello de la
joven, y Camila pudo sentir a su cuerpo temblar levemente al sentir sus boca devorando la piel de su cuello,
su piel se llenó de escalofríos cuando Lauren luego comenzó a besar su barbilla hasta llegar al lóbulo de su
oreja, al que mordió con cuidado y delicadeza, con la presión suficiente para dejar a la chica sin aliento.
-Te amo. -Le recordó antes de que sus besos comenzaran a bajar, recorriendo el camino hasta bajar al pecho
de la joven, en donde te tomo el tiempo necesario para llenar de besos y mordiscos cada uno de los pezones
de Camila.
Pero Camila no pudo responder, justo cuando intento que las mismas palabras salieran de su boca, pudo
sentir como la mano de Lauren se escabullían entre sus piernas hasta que sus dedos encontraron su centro,
que ya estaba bastante húmedo a causa de la provocación.
Lauren volvió a subir para poder susurrar sus siguientes preguntas en un suspiro sobre los labios de su
esposa.
- ¿Todo esto es por mí?
Camila pudo haber respondido con palabras, pero honestamente, las palabras en este momento sobraban.
Estaba tan desesperada y Lauren no era capaz de notarlo, o tal vez lo noto y solo quería torturarla, así que
decidió pagarle con la misma moneda. Una de sus manos se escabullo entre la proximidad de sus dos
cuerpos, hasta llegar a la ropa interior de Lauren, donde la humedad era evidente al tacto de la bailarina.
- ¿Todo esto es por mí? -Preguntó burlándose de su esposa, mientras hacía un lado la tela de la tanga de
Lauren, para poder complacerla de una forma más directa. Ambas gimieron al mismo tiempo sobre sus
labios, desesperadas por poder explotar de placer.
Camila uso su mano libre para enredar sus dedos en el sedoso cabello de Lauren, y de un pequeño tirón hizo
que sus labios finalmente se unieran en un beso repleto de desesperación. Sus lenguas encontrándose con
fuerza para jugar un peligroso juego de tentación y deseo.

P 53-15
Comenzaron a hacer un ritmo lento y excitante, y también diferente; Camila estaba disfrutando de sentir como
el cuerpo de Lauren se estremecía con la fricción de sus dedos sobre su clítoris, y Lauren estaba provocando
la entrada de Camila con la punta de su dedo índice. Aunque esto no duro mucho tiempo, la más joven de las
chicas fue la que decidió dar el siguiente paso introduciendo dos de sus dedos en el centro de su esposa,
quien segundos más tardes hizo lo mismo para el deleite de la bailarina.
Luego, fue toda cuestión para que ambas perdieran sus cabezas de placer. La habitación subió de
temperatura y la música que Camila había puesto minutos atrás ya no podía escucharse a causa de los
gemidos y suspiros que las jóvenes dejaban escapar sobre los labios de la otra. La tensión por querer llegar
al orgasmo tan deseado era casi insoportable, por lo que ambas aumentaron sus movimientos desesperadas
por alcanzarlo.
El cuello de Camila nunca lucio tan apetecible para Lauren como lo hacía en este momento, se dio el lujo de
marcar la piel con sus labios en varias ocasiones, de morderlo sin piedad porque sabía que a su esposa le
gustaba, y en cambio las manos de Camila estaban disfrutando de la oportunidad de poder apretar y acariciar
los pechos de su mujer mientras ambas se complacían entre sí.
Solo fue cuestión de minutos para que la tensión en el cuerpo de ambas se liberara, y con un gemido final, y
ojos verdes encontrándose con unos marrones, ambas se entregaron al placer de ese íntimo momento.

Ahora Lauren entendía porque Camila le pidió que sacara a Buster de la habitación.
_________________________________________

Eran las 9:15 de la mañana del sábado cuando Camila escucho que Lauren ya estaba despierta luego de la
excitante y agotadora noche que tuvieron, sus actividades las mantuvieron despiertas hasta altas horas de la
madrugada, así que no se esperó que su esposa estuviese despierta hasta dentro de una hora. Pero por suerte,
el gran desayuno que le había preparado para sorprenderla en la cama ya estaba casi terminado, solo que no
podría despertar a Lauren con un beso para darle la sorpresa como ella lo había planeado.
-Buenos días. -Sintió como Lauren susurraba en su oído mientras abrazaba su cintura por detrás. -Es raro
verte despierta tan temprano un fin de semana.
-Si bueno, desperté y no pude dormir más. -Camila se salió del agarre de su esposa y se puso a preparar la
mesa para que ambas pudieran compartir el desayuno. Y si Lauren no la conociera mejor, diría que la estaba
evitando.
Era verdad que Camila se había levantado muy temprano esa mañana, pero no por el motivo que Lauren
seguramente pensaba -que era el hecho de que su esposa le había preparado el desayuno, algo que ambas
acostumbraban a hacer todas las mañanas- sino que por otra cosa que luego la mantuvo despierta, recién ahí
fue cuando Camila decidió preparar el desayuno.
Tal vez esta sorpresa calmaría el golpe de lo que estaba a punto de decir.

P 53-16
-Puedes sentarte. -Le dijo a Lauren con una sonrisa, y desapareció por unos instantes en la cocina mientras
servía dos vasos de jugo de naranja, y pensaba sus siguientes palabras. Antes de volver a la mesa, tomo aire
por un segundo, y apretó con fuerza el collar que colgaba alrededor de su cuello con los dijes de la luna y el
sol que aún conservaba como amuleto de buena suerte, y porque cuando quiso devolvérselo a Lucille dijo
que no era necesario, porque ella ya había conseguido el mejor regalo que el amuleto le pudo conseguir,
obviamente refiriéndose al hecho de haber podido encontrar a su hija luego de tantos años de sufrimiento.
- ¿Camila?
-Voy. -Se estaba tardando demasiado, y eso había preocupado a Lauren. Cuando volvió a la mesa, su esposa
la estaba esperando pacientemente mientras rompía una tostada en pequeños pedazos y se la arrojaba a
Buster quien corría y saltaba hasta atrapar la comida en el aire.
- ¿Estas bien? -Le pregunto su esposa cuando se sentó en la mesa.
-Si. ¿Por qué preguntas?
-Dime que te pasa. -Lauren volvió a insistir. -Te he conocido en tus peores momentos Camila, se cuándo me
estas ocultado algo, y además conozco tus estados de ánimo. -Bueno, al parecer Lauren se preocupaba por
ella más de lo que pensaba. -Además, no has soltado tu collar desde que volviste. -Eso era cierto, y Camila
no lo había notado. Su esposa sabía el poder e importancia que ese pequeño collar tenía para la joven.
-Tenemos que hablar.
-Bien. -Lauren hizo su plato a un lado y se cruzó de brazos sobre la mesa. - ¿Qué sucedió? -La joven
empresaria esperaba una respuesta, no que su esposa comenzara a llorar en la mesa. -Amor, ¿Qué pasa?
¿Qué tienes?
- ¿Me seguirás amando después de esto?
-Prometí amarte no importa lo que pase, pero... -Rápidamente se puso de pie y camino hasta el otro lado de
la mesa para envolver a su esposa con sus brazos, con una de sus manos acaricio su espalda y beso su frente
para intentar calmarla. - No entiendo, Camila... -Su esposa la interrumpió.
-El tratamiento funciono. -Dijo entre lágrimas, y cuando Lauren no respondió, continúo con su confesión. -
Estoy embarazada.
- ¿Qué? -Lauren dejo de acariciar su espalda. -Pero el test que hicimos el mes pasado dio...
-Negativo, lo sé, pero sabía que los mareos no eran por nada. -Dijo mientras secaba sus lágrimas con una
servilleta. -El otro día mientras estabas en el trabajo fui al doctor y el, me confirmo las sospechas. Estoy de
tres meses. -Eso dejo a su esposa prácticamente sin palabras. Lauren solo la miraba con la boca abierta,
totalmente sorprendida. -Por favor, di algo.
- ¿Por qué pensaste que dejaría de amarte por eso? -Preguntó. -Ambas lo buscamos, pagamos por el
tratamiento, creo que es evidente que ambas lo queríamos más que a nada en el mundo.
-Es solo que... Cuando hicimos el test y vimos que el resultado había sido negativo, que no había funcionado
se cambiaron todos nuestros planes y, no sé... Tú dijiste que no querías intentarlo de nuevo hasta dentro de
P 53-17
unos meses. -Lauren de nuevo se quedó sin palabras. -Amor, por favor no te quedes así. -La falta de
palabras de su esposa la estaban sacando de quicio. - ¡Lauren! ¡Di algo!
-Tenemos que buscar una casa. No podemos seguir viviendo en un departamento, es peligroso para un niño.
- ¿Qué? -Pregunto sin poder creer la reacción de la joven, para ser honesta, no se lo esperaba luego de lo
devastada que Lauren había quedado cuando el test les dio el resultado que ella no quería.
-También necesito llamar a tu doctor, tenemos que programar una ecografía cuando antes...
-Amor...
-También necesitamos llamar a mis padres. Y a tu madre y a tu hermana. Oh, también a Lucille y a mis
hermanos. ¡No van a poder creer esto!
-Lauren...
-Quiero que Normani sea la madrina de nuestro primer hijo. ¿Y tú que piensas?
-Bueno, pero, Lauren...
-Oh, ¡podríamos preguntarle a Cameron si no quiere ser el padrino también! ¿No te parece una gran idea?
-Bebe...
-Eso... ¿Cómo se va a llamar el bebé? Oh mi Dios, tenemos mucho en que pensar. -Dijo mientras se tomaba
su rostro con ambas manos, sin poder creer todo lo que estaba pasando. - ¿Crees que sea niño o niña?
- ¡Ojitos! -Gritó Camila, finalmente llamando la atención de su esposa.
- ¿Qué ocurre?
-Nada. -Dijo mientras abrazaba con fuerza a su esposa, compartiendo la emoción del momento. -Te amo.
-Yo también te amo, Camz. -Dijo y luego beso su mejilla. -A ti, y al pequeño que viene en camino.
Y yo buscando en todos los comentarios pa ver quien es de mi ciudad JAJAJSJSJJ Mera pendeja._. Monterrey NL, México. 15 de Junio de
2020.

P 53-18

También podría gustarte