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Bastos, Élide Rugai

Lo intrahistórico en la reflexión de Gilberto


Freyre : ponencia

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Cita recomendada:
Bastos, É. R. (2001). Lo intrahistórico en la reflexión de Gilberto Freyre: ponencia. Prismas, 5(5), 207-233.
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Quilmes http://ridaa.unq.edu.ar/handle/20.500.11807/2706

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Ponencia
Lo intrahistórico en la reflexión
de Gilberto Freyre*

Élide Rugai Bastos

Universidade Estadual de Campinas

A pesar de haber sido poco señalada en la bi- En este trabajo tomamos el tema de la in-
bliografía, es innegable la influencia de los trahistoria y su raíz en Unamuno para ilustrar
autores españoles en la construcción de la so- la presencia del pensamiento hispánico en la
ciología de Gilberto Freyre. Lector de esos interpretación freyriana.1 No cabe duda de que
escritores desde los primeros años de sus es- Gilberto leyó y admiró a Unamuno. Lo cita
tudios en los Estados Unidos, en los artículos varias veces en su diario –Tempo morto e ou-
periodísticos escritos en la década de 1920 se tros tempos–, se refiere a su método y pensa-
percibe el reflejo de esa aproximación. En su miento en Sociologia, declara su deuda con
trilogía Introdução à história da sociedade ese intelectual en Como e porque sou e não
patriarcal no Brasil –compuesta por los tex- sou sociólogo, señala afinidades con sus ideas
tos Casa-grande & Senzala (1933), Sobrados en O brasileiro entre os outros hispanos. El te-
e mucambos (1936) y Ordem e progresso ma España, en ese pensador, lo atrae y se tor-
(1959)– la temática desarrollada por aquellos na motivo para su reflexión sobre el Brasil; en
intelectuales adquiere una lectura original a él busca aproximaciones y alejamientos para
partir de la articulación con las tesis del cul- varias indagaciones sobre la realidad nacional.
turalismo de Franz Boas. La declaración del dolor por la patria –“a mí
Varios temas de la obra del sociólogo que tanto me duele España”–2 lo intriga y lo
brasileño reflejan esa herencia: la propues- fascina. Sin embargo, el punto más tangible de
ta del retorno a las tradiciones, la afirmación su reflexión en el que se percibe la influencia
del encuentro de elementos orientales y oc- de ese escritor es la tesis sobre la intrahistoria.
cidentales en la formación nacional, las rela- Julián Marías recuerda que el filósofo
ciones entre sociedad e historia, la búsqueda vasco “había fundado su interpretación de las
de lo intrahistórico para explicar la organici-
dad de la sociedad brasileña, ejemplifican el
1 Agradezco a Jorge Myers la lectura cuidadosa y el co-
legado. En su análisis, son tres los pensado-
mentario competente que hizo de este texto en ocasión
res citados y leídos que Gilberto absorbe de de su presentación oral (véase el comentario en este
modo más amplio: Ganivet, Unamuno y Or- mismo dossier). En la revisión del trabajo se incorpora-
tega y Gasset. ron varias de sus sugerencias.
2 Miguel de Unamuno, Andanzas y visiones españolas,
Madrid, Alianza, 1988, p. 125. La primera edición es de
1922. La edición citada reúne textos escritos entre 1911
* Traducción: Ada Solari. y 1922.

Prismas, Revista de historia intelectual, Nº 5, 2001, pp. 207-223.


realidades humanas colectivas, de los pue- so que siguió a esa actitud, con nítidas raíces
blos, en una idea no suficientemente elabora- políticas, reprimió las ricas formas culturales
da, que le era muy querida, a la que llamaba que definían a la población. La vida nacional
a veces ‘tradición eterna’, y otras, con mayor terminó siendo marcada fuertemente por el in-
profundidad, intrahistoria”.3 Unamuno com- dividualismo y el voluntarismo, opuestos a
para la historia con la superficie del mar; más aquella tradición, y por la indiferencia y la in-
visible cuando recibe la luz del sol y más per- sociabilidad, resultado de esa represión, que se
ceptible por el ruido de las olas. Sin embargo, expresan en el juego político.
la superficie se asienta sobre el mar profun- Con todo, más allá de esa historia per-
do; esas capas profundas, que actúan sin rui- manece la intrahistoria, esto es, los elementos
do, sin recibir la luz del sol, son comparadas cuya naturaleza intrínseca no puede ser afec-
con la intrahistoria. tada por la represión y que se constituyen en
Para este autor, el espiritualismo místico la vida subconsciente del pueblo y en las co-
forma parte de la esencia de España, de modo rrientes profundas de su ser. En ella reside el
que, para aprehender el carácter del país, el poder creador que podría llevar a alterar la
análisis debe pasar por la esfera religiosa. El organicidad falsa que, según el autor, regía a
pueblo, cuyas raíces se encuentran en el norte la sociedad española. “Esa vida intrahistóri-
de África, constituye el cimiento de la hispani- ca, silenciosa y continua como el fondo mis-
dad y comprenderlo significa percibir la natu- mo del mar, es la sustancia del progreso, la
raleza de lo social. La comprensión es posible verdadera tradición, la tradición eterna, no la
a partir del estudio de los tres elementos que tradición mentira que se suele ir a buscar al
componen el carácter nacional: lo histórico, lo pasado enterrado en los libros y papeles, y
intrahistórico y lo eterno, que deben ser vistos monumentos, y piedras.”5 En esa dirección
como una unidad y estudiados como un con- se define la tarea del intelectual –traer a la su-
junto. Así, al referirse a la reconquista,4 seña- perficie de la sociedad los elementos tradi-
la que, en el proceso de construcción de la Na- cionales– y se diseña el papel que su genera-
ción y en nombre de la unidad histórica del ción debería desempeñar en relación con el
país, se sacrificaron los diferentes elementos porvenir de España, título, por otra parte, de
constitutivos de la identidad del pueblo, que se uno de sus libros fundamentales: El porvenir
caracterizaban por la diversidad. Prevaleció de España y los españoles.6
una visión unitaria de la cultura, marcada por
el catolicismo y por los elementos del orden
moral contenidos en él, que sirvieron de sus- El­se­cre­to­de­la­so­cie­dad
tentáculo al poder político centralizador. Este
ordenamiento operó como justificativo para el De los tres elementos que Unamuno señala
destierro de judíos y moros, para la destruc- como referenciales para el conocimiento de
ción de sus formas de pensar y actuar caracte-
rísticas y que eran parte integrante del pueblo 5 Miguel de Unamuno, En torno al casticismo, 4ª ed.,
y de la cultura españoles. El fanatismo religio- Madrid, Espasa Calpe, 1972. El texto se publicó por
primera vez en 1895.
6 Miguel de Unamuno, El porvenir de España y los es-
pañoles, Madrid, Espasa Calpe, 1973. El autor reunió
3 Julián Marías, La voz de Unamuno y el problema de bajo ese título, en 1912, varios escritos elaborados en-
España”, en Sánchez Barbudo, El escritor y la crítica, tre 1988 y 1912, en los que figura la correspondencia
2ª ed., Madrid, Altea/Taurus/Alfaguara, 1990, p. 40. con Ganivet. En la edición citada se añadieron otros es-
4 El autor se refiere a la derrota de los moros y a la uni- critos, con el título España y los españoles, del período
dad llevada a cabo por Fernando e Isabel. comprendido entre 1897 y 1936.

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la sociedad, son dos los que interesan en la poco tiempo antes de la muerte trágica del se-
reflexión de Gilberto: la historia y la intrahis- gundo,8 trae los elementos originales de la te-
toria, esto es, la constitución histórica del sis de la intrahistoria, que aparecen con di-
pueblo y su constitución interna. Más aún, al versas denominaciones: subhistoria, historia
profundizar e ir más allá de las sugerencias silenciosa. El intercambio de cartas se inicia
de ese autor, encontrará el secreto de la expli- con un comentario elogioso acerca del Idea-
cación de la sociedad brasileña en las relacio- rium español de Ganivet, ya que en el libro el
nes entre lo histórico y lo intrahistórico. granadino habría superado el lugar común de
La incorporación de la tesis de lo sub- los análisis del período que, al ocuparse ape-
histórico por parte del sociólogo brasileño se nas de las instituciones políticas, olvidan la
da, en primer lugar, a partir de la noción de dimensión social. Los comentarios del pensa-
tiempo, pues la relación pasado-presente-fu- dor vasco se dirigen a la interpretación que
turo constituye el desafío para la compren- aquel texto ofrece sobre la cuestión del pue-
sión de la formación, de la consolidación y de blo y del futuro de España. A pesar de coin-
los rumbos de la sociedad nacional. Esta arti- cidir con el principio articulador del análisis,
culación se explicita claramente al indagar se opone a la versión del autor acerca de la
“¿si no será característico del autor hispánico simbología de Quijote-Sancho, punto de par-
–perfil que, según afirma, le cabe– sobrepo- tida, por otra parte, de la crítica desarrollada
ner a un tiempo solo histórico, otro social o en el libro publicado en 1905, Vida de Don
psicosocial?” Tomando como ejemplo la fi- Quijote y Sancho.9 Ganivet atribuye a Don
gura de Don Quijote, continúa: “Su época de Quijote la representación de la justicia nacio-
caballería, ¿no será más que histórica para nal, espontánea, atávica, la verdadera “justi-
confundirse con todo el predominio del ‘sen- cia española”; Sancho encarnaría la “justicia
tido de la honra’, que estudió magníficamen- vulgar” de los Códigos y Tribunales. Así,
te Américo de Castro en el español de varias mientras que en la aplicación de las penas y
épocas históricas?” Es decir, ¿de la intrahisto- del perdón las acciones del primero expresan
ria? Y afirma que el punto central en la expli- incoherencia, en la actividad del segundo im-
citación de esa relación está en la identifica- peran las reglas, de modo que hay más obje-
ción del “sentido del tiempo –tan hispánico– tividad en su actuación. Ante esta interpreta-
que Unamuno consideró lo ‘intrahistórico’ ción, Unamuno objeta la atribución dual que
como lo ‘eternamente humano’. Lo extrahis- falsearía, según su visión, las intenciones de
tórico es efímero. De allí que en Don Quijo- Cervantes. El dualismo sólo sería aparente,
te el tiempo sea principalmente el intrahistó- esto es, las dos representaciones se combinan
rico”.7 El tema, que merece ser tratado con constituyendo una unidad: “Don Quijote y su
mayor profundidad, principalmente en sus escudero Sancho son en el dualismo armóni-
relaciones con la vida cotidiana, será retoma- co que manteniéndolos distintos los unía,
do más adelante. Entre tanto, quiero señalar símbolo eterno de la humanidad en general y
el recurso al autor español en el abordaje de
la cuestión y los puntos comunes existentes
entre ambos. 8 Miguel de Unamuno, El porvenir de España y los es-
La correspondencia entre Unamuno y pañoles, cit., p. 12. Las explicaciones sobre la correspon-
Ganivet, que se desarrolla entre 1896 y 1898, dencia provienen del propio Don Miguel, quien recuerda
haber expuesto allí algunas ideas que desarrollaría en tra-
bajos posteriores.
7 Gilberto Freyre, O brasileiro entre os outros hispanos, 9 Miguel de Unamuno, Vida de Don Quijote y Sancho,
Río de Janeiro, José Olympio, Brasilia, INL, 1975, p. LI. 3ª ed. (2ª ed., EC), Madrid, Espasa Calpe, 1939.

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de nuestro pueblo español muy en especial”.10 nos cuenta ocurridas en su superficie. ¿Cuán-
La conciliación de las dos formas de acción tos eran los fenicios que llegaron, con rela-
estaría presente no sólo en la combinación de ción a los que aquí vivían? ¿Cuántos los ro-
las dos figuras, sino que también sería intrín- manos, los godos, los árabes, y hasta qué
seca a cada una de ellas: “Así conservó Don punto penetraron en lo íntimo de la raza?”14
Quijote, bajo los desatinos de su fantasía des- Sin embargo, si no alteraron fuertemen-
carriada por los condenados libros, la sanidad te con sus instituciones y formas de gobierno
moral de Alonso el Bueno, y esta sanidad es el sustrato de la sociedad española, estos pue-
lo que hay que buscar en él.”11 Por eso, por blos acabaron mezclándose con “el pueblo
debajo de una aparente lógica insana que lle- que calla, ora, trabaja y muere”, y constituye-
va al Caballero a liberar y a no castigar a los ron parte importante de su “subhistoria”. De
galeotes, yace un principio orientador de su este modo, atender apenas a los hechos histó-
humanidad que lo hace decir: “parece duro ricos, y no a la “vida pública subhistórica”,
caso hacer esclavos a los que Dios y la natu- significa perder gran parte de la comprensión
raleza hizo libres”. O aún: “no es bien que los de una sociedad. “La historia, a la vez que nos
hombres honrados sean verdugos de los otros ha revelado gran parte de nuestro espíritu en
hombres”.12 La combinación aparece tam- nuestros actos, nos ha impedido ver lo más ín-
bién en las dos caras del escudero: por un la- timo de ese espíritu. Hemos atendido más a
do, práctico, positivo, material, guiado por la los sucesos históricos, que pasan y se pierden,
lógica del mundo concreto; por el otro, liga- que a los hechos subhistóricos, que permane-
do por una fe inquebrantable al Caballero de cen y van estratificándose en profundas ca-
la Triste Figura, cree en sus fantasías incluso pas. Se ha hecho caso más del relato de tal o
frente a sus fracasos o a la argumentación de cual hazañosa empresa de nuestro siglo de ca-
Antonia Quijana, la sobrina que quiere pro- ballerías que a la constitución rural de los re-
bar la locura del tío. partimientos de los pastos en tal o cual olvida-
La intrahistoria de España es así la indi- do pueblecillo.” Continúa lamentando que las
sociabilidad de los elementos racionales y no batallas, conquistas, revoluciones hayan ocu-
típicamente racionales que componen el sus- pado todo el pensamiento de los estudiosos de
trato del carácter del pueblo. El excesivo ape- la sociedad española, sin que se percibiese lo
go a los libros convencionales de historia lle- que pasaba por debajo de la superficie. En
va al final a tener una visión distorsionada de otros términos, se dio más valor “al eco de los
la sociedad: “¡Esa condenada Historia que no cascos de los caballos de los árabes al invadir
nos deja ver lo que hay debajo de ella!”13 De España [que] al silencioso paso de los bueyes”
este modo, se interroga acerca de la importan- utilizados en el trabajo “por los conquistados”,
cia de los llamados “hechos históricos” para aquellos “que se dejaron conquistar”.15
la comprensión del país: “Muy poco, creo, ¿Qué se perdió, en términos de com-
han afectado a la base de la vida popular es- prensión social, a causa del desinterés por la
pañola las diversas irrupciones que la Historia subhistoria? Primero, “la inteligencia del len-
guaje propio del pueblo, lenguaje silencioso
10 Miguel de Unamuno, El porvenir de España y los es-
y elocuente”. Con ello se perdió también la
pañoles, cit., p. 17. posibilidad de establecer un juego político en
11 Ibid. el que el pueblo participase, puesto que, por
12 Miguel de Unamuno, Vida de Don Quijote y Sancho,
cit., p. 19.
13 Miguel de Unamuno, El porvenir de España y los es- 14 Ibid., p. 38.
pañoles, cit., p. 19. 15 Ibid., p. 39.

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un lado, le falta vocabulario para formular lo problema de cómo unificarlas manteniendo
que aspira en los términos de ese juego y, por sus particularidades. “En vez de dejar que ca-
otro, las fórmulas consagradas escapan a su da cual cante a su manera y procurar que can-
comprensión. Esto es, “quieren algo sin saber tando juntos acaben por formar concertado
definirlo” políticamente en las fórmulas usua- coro armónico, hay empeño en sujetarlos a
les. Así se explican el recurso a las armas y su todos a la misma tonada, dando así un pobrí-
participación en las revueltas como el único simo canto al unísono, en que el coro no ha-
medio de expresarse. Más aún, se olvidó de ce más que meter más ruido que cada cantan-
que “los dos factores radicales de la vida de un te, sin enriquecer sus cantos. No cabe sino la
pueblo, los dos polos del eje sobre que gira integración sobre elementos diferenciados, y
son la economía y la religión. Lo económico y todo lo que sea favorecer la diferenciación es
lo religioso es lo que en el fondo de todo fenó- preparar el camino a un concierto rico y fe-
meno social se encuentra. El régimen econó- cundo. Sea cada cual como es, desarróllese a
mico de la propiedad, sobre todo de la rural, y su modo, según su especial constitución, en
el sentimiento que acerca del fin último de la su línea propia, y así nos entenderemos mejor
vida se abriga, son las dos piedras angulares todos.”18 La cita tiene el objetivo de marcar
de la constitución íntima del pueblo. Toda un punto fundamental en la argumentación
nuestra historia no significa nada como no nos de Unamuno que aparece también en los aná-
ayude a comprender mejor cómo vive y cómo lisis de Gilberto: la solución de la cuestión
muere hoy el labriego español”.16 nacional pasa necesariamente por el respeto a
En otras palabras, para Unamuno, la in- los regionalismos, y éstos tienen un compo-
trahistoria constituye el sustrato de la socie- nente especial en la intrahistoria del pueblo,
dad y quien la encarna es el pueblo. Allí se como veremos más adelante.
encuentran la permanencia y la continuidad
de una colectividad social. Allí se arraiga su
existencia: “hay en España algo que perma- Len­gua­e­in­tra­his­to­ria
nece inmutable bajo las varias vicisitudes de
su historia”, y eso es la subhistoria.17 En su célebre discurso de despedida de la
El tema se despliega de forma natural universidad de Salamanca en 1934, Unamu-
en la dirección del regionalismo. El momen- no recuerda la íntima relación entre lengua y
to de la correspondencia entre Unamuno y vida: “cada lengua lleva implícita, o mejor,
Ganivet coincide con los estertores del impe- encarnada en sí, una concepción de vida uni-
rio colonial, y la pérdida de las colonias colo- versal, y con ella un sentimiento […], un
ca de modo agudo la cuestión de la perma- consentimiento”.19 El lenguaje de un pueblo
nencia de la unidad histórica del país frente a expresa su intrahistoria y la percepción de su
la presencia de varias nacionalidades. “No colorido permite captar, también, los diver-
me cabe duda de que una vez que se derrum- sos caminos de su vida íntima. “La lengua es
be nuestro imperio colonial surgirá con ímpe- el receptáculo de la experiencia de un pueblo
tu el problema de la descentralización, que y el sedimento de su pensar; en los hondos
alienta en los movimientos regionalistas”. En repliegues de sus metáforas (y son la inmen-
la medida en que la subhistoria es diferente
para cada una de las regiones se plantea el
18 Ibid., p. 44.
19 Julián Marías, “La voz de Unamuno y el problema de
16 Ibid., p. 40. España”, en Sánchez Barbudo, El escritor y la crítica,
17 Ibid., p. 43. cit., pp. 36-37.

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sa mayoría de los vocablos) ha ido dejando gueses y africanos. Herederas de los akpa-
sus huellas el espíritu colectivo del pueblo, lôs23 de África, las amas llevan a cabo una
como en los terrenos geológicos el proceso fusión entre las dos tradiciones. Los cuentos
de la fauna viva”.20 lusitanos se modifican considerablemente a
Esa reflexión sigue las mismas sendas través de su boca. En ese cuadro, se modifica
de la relación historia/subhistoria, esto es, se- también el lenguaje infantil, alteración que
ñala las dos formas de percepción del lengua- alcanza a la sociedad en general: “Aún hoy,
je: “Tenemos una concepción estática de la algunas palabras duras y agrias al ser pronun-
lengua –como la tenemos de la patria y de la ciadas por los portugueses, se dulcificaron en
historia. Nos hace falta una lengua viva. Y la el Brasil al influjo de la boca africana. De la
vida consiste en la fecundidad para crear pa- boca africana aliada al clima, otro corruptor
labras nuevas cuando necesarias”. Insiste en de los lenguajes europeos, en el hervor por
esa dirección al decir que se debe alzar la voz que pasaron en la América tropical y subtro-
frente al purismo casticista que, en su afán de pical”.24 En ese proceso, las palabras pierden
defensa de la lengua, termina por solapar to- los huesos, hay un ablandamiento del len-
do y cualquier intento de renovación tanto de guaje y ese portugués se transforma en uno
ella como de la sociedad. Desarrolla la idea de los idiomas más dulces de este mundo.
de complementariedad de los lenguajes, y ar- Así, el idioma portugués, serio, solemne, se
ticula el uso castizo y el popular.21 modificó en el Brasil en el contacto del señor
Éste es también un punto fundamental con el esclavo, lo que ejerció su influencia
en la reflexión freyriana. Es cierto que la in- sobre la actividad mental de los brasileños.
fluencia de Boas, que señalaba el carácter in- En ese sentido, los negros actuaron como
consciente de los fenómenos lingüísticos, “corruptores de la lengua” y, aliados a los ni-
considerados centrales en la constitución de ños, niñas, muchachas y sinhás* de las casas-
los significados de una cultura, opera de mo- grandes, “crearon un portugués diferente del
do decisivo en la formulación de Gilberto.22 rígido y gramatical que los jesuitas intentaron
Sin embargo, aquí me limitaré a señalar la enseñar a los niños indios y semiblancos,
proximidad entre el pensador español y el es- alumnos de sus colegios […]. Aunque haya
critor nordestino, buscando, en la escritura de
este último, los pasajes que la ilustran. Es
23 “El akpalô es una institución africana que floreció en
bastante conocido el modo en que el sociólo-
el Brasil en la persona de negras viejas que no hacían
go brasileño muestra la articulación entre otra cosa que narrar cuentos. Negras que iban de inge-
lenguaje popular y relaciones sociales. En nio en ingenio contando cuentos a las otras negras,
Casa-grande & Senzala desarrolla el tema e amas de los niños blancos. José Lins do Rego, en su
Menino de engenho, habla de las viejas extrañas que
indica una de las formas de transmisión de aparecían por los bangués de Paraíba. Narraban cuentos
los elementos de la cultura negra: a través de y luego se iban. Vivían de eso. Exactamente la función
las amas de leche que cuentan historias a los del género de vida del akpalô.” Freyre, Gilberto, Casa-
grande & Senzala: formação da família brasileira sob
niños, en las cuales se mezclan héroes portu- o regime da economia patriarcal, 21ª ed., Río de Janei-
ro, José Olympio, 1981, p. 331. [Banguê: primitivo in-
genio de azúcar, anterior a la usina.. N. de la T.] [Esta
cita, así como las siguientes, pertenece a la versión en
20 Miguel de Unamuno, En torno al casticismo, Ma- español: Casa-grande & Senzala, traducción de Benja-
drid, Alianza, 1986, pp. 46-47. mín de Garay, Buenos Aires, Emecé Editores, 1943 [t. 2,
21 José Luis Aranguren, “Unamuno y nosotros”, en p. 207].
Sánchez Barbudo, op. cit., pp. 76-79. 24 Ibid. [t. 2, p. 208].
22 Agradezco una vez más a Jorge Myers por haber lla- * Sinhá: tratamiento que daban los esclavos a la señora
mado mi atención hacia este punto. de la casa-grande. [N. de la T.]

212
fracasado, el esfuerzo de los jesuitas contri- bien, esos dos modos antagónicos de expre-
buyó, sin embargo, para la divergencia […] sión, conforme a las necesidades de mando o
entre la lengua escrita y la hablada en el de etiqueta de una parte, y de intimidad o de
Brasil […]. Pero la alianza del ama negra súplica de la otra, nos parecen bien típicos
con el niño blanco, de la mucama con la ni- de las relaciones psicológicas que se desa-
ña, del niño con el muleque, acabó con esa rrollaron a través de nuestra formación pa-
dualidad. No era posible separar, erizando de triarcal, entre los señores y los esclavos, en-
vidrios el muro de prejuicios puristas, a fuer- tre las niñas y las mucamas, entre los blancos
zas que tan frecuente e íntimamente confra- y los negros. Faça-me, es el señor, el padre,
ternizaban”.25 La lengua no puede ser vista el patriarca hablando; me dê, es la mujer, el
apenas como forma vacía de contenido so- hijo, la mucama, el esclavo. Nos parece ati-
cial: expresa la intrahistoria. Muestra cómo nado atribuir en gran parte a los esclavos,
se desarrollaron las relaciones sociales en el aliados a los niños de las casas-grandes, el
Brasil, pero también cómo fueron construi- modo brasileño de colocar pronombres. Fue
das. La larga cita que sigue se justifica no só- la manera filial y medio mimosa que ellos
lo porque muestra los hechos subhistóricos encontraron para dirigirse al pater familias.
que permanecen y se estratifican en las capas Por otra parte, el modo portugués adquirió
más profundas de la sociedad brasileña, o en boca de los amos cierto dejo de énfasis
porque desnuda lo que existe debajo de la hoy antipático: faça-me isso, dê-me aquilo”.
historia, en la base de la vida popular; o aun, E, invocando a João Ribeiro, afirma que no
porque permite que veamos lo íntimo de su hay ningún interés en reducir las dos fórmu-
espíritu, recordando la óptica de Unamuno, las a una sola y en comprimir sentimientos
sino también porque se trata de una de las diversos en una única expresión. Así, “la
páginas más bellas de nuestra literatura. fuerza, o mejor, la potencialidad de la cultu-
“Ocurrió, empero, que la lengua portuguesa ra brasileña nos parece que reside íntegra en
ni se entregó del todo a la corrupción de las la riqueza de los antagonismos equilibrados.
senzalas, en el sentido de la mayor esponta- Que nos sirva de ejemplo el caso de los pro-
neidad de la expresión, ni se mantuvo calafa- nombres. Que siguiéramos únicamente al
teada en las aulas de las casas-grandes, bajo llamado ‘uso portugués’, considerando ilegí-
la mirada severa de los maestros clérigos. timo al ‘uso brasileño’, sería un absurdo. Se-
Nuestro idioma nacional es el resultado de la ría como si sofocáramos, o por lo menos
compenetración de ambas tendencias”. El achatáramos, la mitad de nuestra vida emoti-
ejemplo que invoca como ilustración es el de va y de nuestras necesidades sentimentales,
los pronombres. “Tenemos en el Brasil dos y hasta de inteligencia; que solamente en-
modos de colocar el pronombre, mientras cuentran su justa expresión en el me dê y en
que el portugués solamente admite uno, el el me diga. Sería como si quedáramos con un
‘modo duro e imperativo’: diga-me, faça-me, lado muerto, expresando sólo la mitad de no-
espere-me. Sin despreciar el modo portugués, sotros mismos. No es que en el brasileño
hemos creado uno nuevo, enteramente nues- subsistan, como en el angloamericano, dos
tro, característicamente brasileño: me diga, mitades enemigas: la blanca y la negra; el ex
me faça, me espere, modo humilde, dulce, de amo y el ex esclavo. De ninguna manera.
pedido. Y nos servimos de los dos. Ahora Constituimos dos mitades confraternizantes
que se vienen enriqueciendo mutuamente de
valores y de experiencias diversas; cuando
25 Ibid., pp. 332-333 [t. 2, pp. 210-211]. nos completemos en un todo, no será a costa

213
del sacrificio de un elemento al otro”.26 ción, respetar las particularidades es un modo
Quiero señalar la proximidad entre la argu- de no destruir lo más creativo que existe en la
mentación de Gilberto y la reflexión de Una- población de un país. Así, es necesario tratar
muno, que percibe las figuras de Quijote y con sabiduría la centralización y “sustituir a la
Sancho como complementarias, y se opone a unidad coercitiva y jacobina con la armónica
Ganivet que, según el escritor vasco, los to- integración de las vidas regionales”.29 O, en
ma apenas como tipos.27 otros términos, procurar mantener las verda-
deras tradiciones populares. “La historia es pa-
ra Unamuno lo que pasa y no queda [se refie-
Re­gio­na­lis­mo­e­in­tra­his­to­ria re a las invasiones, los cambios de régimen],
las olas que rolan sobre el mar continuo y pro-
Otro tema de reflexión, como ya fue señalado, fundo de la intrahistoria. Sólo la intrahistoria
es el de las relaciones entre intrahistoria y re- es la verdadera tradición, la tradición interna.
gionalismo, punto común a ambos autores. La La otra tradición, la de los ‘desenterradores’
idea del filósofo vasco de que el hombre uni- tradicionalistas, es la ‘constitución histórica’ y
versal emerge a partir del hombre local en- no la ‘interna’.”30 Para el autor, cada región
cuentra en Gilberto un desarrollo enriquecido representa un aspecto particular de la intrahis-
desde los textos de la década de 1920 –artícu- toria. En España, el predominio de la visión
los periodísticos, el Livro do Nordeste y el moderna de unidad nacional, frente a las dife-
Manifesto regionalista–. Es cierto que no se rencias regionales, condujo a la imposición de
trata de una influencia exclusiva. Creo que es una visión histórica que desconoce la intrahis-
posible decir, como sugiere Jorge Myers, que toria. Castilla, al ocupar el centro político del
la antropología culturalista de Boas actuó co- proceso de unificación, “paralizó los centros
mo un dispositivo intelectual que le permitiría reguladores de los demás pueblos españoles,
a Freyre redefinir la relación entre intrahisto- inhibióles la conciencia histórica en gran par-
ria y regionalismo,28 cuestión que ganará un te, echó en ella su idea, la idea del unitarismo
lugar central en el desarrollo de Casa-grande conquistador, de la catolización del mundo, y
& Senzala y de Sobrados e mucambos. esta idea se desarrolló y siguió su trayectoria,
Según Unamuno, es a partir de la percep- castellanizándolos”.31
ción de las singularidades de la cultura y del En la misma dirección, se lee en el Ma-
modo de ser regional que comenzamos a cap- nifesto: “las regiones están siendo olvidadas
tar la subhistoria de un pueblo. En esa direc- por los estadistas y legisladores brasileños;
unos, preocupados con los ‘derechos de los
Estados’; otros, con las ‘necesidades de unión
26 Ibid., pp. 334-335 [tomo 2, pp. 213-215].
27 Gilberto señala a menudo su intención de analizar los nacional’, cuando la preocupación máxima de
actores sociales no como tipos exclusivos, sino como todos debería ser la articulación interregional.
formas complementarias. Por ejemplo, en Como e por Pues el Brasil, sociológicamente, está hecho
que sou e não su sociólogo, publicado en 1968, discute
la transfiguración del tipo en símbolo. Esto es, el tipo de regiones, desde sus primeros días. Regio-
creado desde una perspectiva analítica adquiriría trazos nes naturales, a las que se superpusieron re-
específicos al concretarse. Así, el & que liga Casa-
grande & Senzala significa interpenetración de tipos
que de forma analítica representarían, respectivamente, 29 Miguel de Unamuno, El porvenir de España y los es-
dominación y sumisión, pero, en la situación específica pañoles, cit., p. 86.
estudiada, se acomodan, dando estabilidad a la socie- 30 José Luis Aranguren, “Unamuno y nosotros”, cit.,
dad brasileña. p. 76.
28 Debo la sugerencia al comentario, ya citado, que Jor- 31 Miguel de Unamuno, En torno al casticismo, Ma-
ge Myers hizo de este texto. drid, Alianza, p. 51.

214
giones sociales”.32 Uno y otro definen las ta- te país quiere seguir siendo lo que peor puede
reas de las clases dirigentes para la preserva- ser, país agrícola”.35 Y continúa desarrollando
ción de las riquezas sociales y culturales den- la idea de que el pueblo se forma en una lucha
tro de una orientación política que respete las por la vida frente a las dificultades que le im-
características regionales, el modo de vivir de pone la naturaleza. Al hablar sobre la unifor-
su pueblo y sus tradiciones. “El primer deber midad seca y despojada de variaciones de la
hoy en España de las clases directoras es, más región de Castilla, asocia el territorio y el cli-
que enseñarle al pueblo física, química y a ha- ma con el comportamiento de los hombres.
blar en anglosajón, estudiarle con amor y a “Es un paisaje uniforme y monótono en sus
fondo, sacarle su inconsciente ideal de vida, contrastes de luz y sombra, en sus tintas diso-
el espíritu […], comprender sus diferencias ciadas y pobres en matices. […] No despierta
regionales para consagrarse a integrarlas”.33 este paisaje sentimientos voluptuosos de ale-
Gilberto, al recordar en 1967 la acción del gría de vivir, ni sugiere sensaciones de como-
programa formulado en 1926, que habría de- didad y holgura concupiscibles”.36
nunciado el proceso homogeneizador de una Gilberto toma la temática hombre/natu-
política centralizadora, muestra que los efec- raleza como un punto central en su libro Nor-
tos de esa denuncia se extendían hasta aque- deste. Con el fin de explicar el criterio que
llos días. En esa dirección, afirma: “De allí orienta su reflexión –un modo de abordaje que
derive, posiblemente, que el ‘Regionalismo’ articula diversas disciplinas, sin preocuparse
de Recife se haya prolongado hasta hoy como por un rigor científico que llevaría a que se
fuerza, en los últimos años, ya oblicua, de ac- perdiesen en el análisis aspectos constitutivos
tuación no sólo sobre los intelectuales y artis- de la región sumamente importantes–, dice:
tas, sino también sobre hombres de gobierno, “¿Pero qué estudio de la naturaleza, en zonas
hombres de acción, líderes religiosos, reorga- donde ésta se presenta confundida con la vida,
nizadores del sistema federal de educación en con la cultura, con la historia humana, podrá
el Brasil. Actuación en el sentido de unir lo seguir siendo enteramente ciencia física, cien-
regional a lo universal, lo tradicional a lo mo- cia absoluta o incluso historia natural, si se
derno”.34 aventura el ecologista en interpretaciones, se
Uno de los ejes de la argumentación de extiende en intentos de comprensión –y no
Unamuno sobre la intrahistoria reside en la apenas de descripción– de conjuntos regiona-
asociación entre hombre y naturaleza, un pun- les de vida y cultura?”37 Y, dentro de este en-
to importante en el desarrollo de la temática foque analítico, estudia la relación entre tierra,
del regionalismo. Al reflexionar sobre la base agua, selva, plantación, animales y el hombre.
de la subhistoria española en una carta a Gani- En su interpretación, el trópico constitu-
vet, afirma la necesidad de buscar el punto so- ye la base sobra la cual se asientan los otros
bre el cual se apoya ésta: “Es un país, en su dos elementos explicativos de la formación
mayor extensión, de suelo pobre, carcomido nacional: el patriarcado y la interpenetración
por los ríos que se llevan la sustancia, escoria- de etnias y culturas. “Sobre esa base –base
do por sequías y por lluvias torrenciales. Y es-
35 Miguel de Unamuno, El porvenir de España y los es-
pañoles, cit., p. 43.
32 Gilberto Freyre, Manifesto regionalista, 4ª ed., Reci- 36 Miguel de Unamuno, En torno al casticismo, Ma-
fe, Instituto Joaquim Nabuco, 1967, p. 32. drid, Alianza, p. 57.
33 Miguel de Unamuno, El porvenir de España y los es- 37 Gilberto Freyre, Nordeste. Aspectos da influência da
pañoles, cit., p. 87. cana sobre a vida e a paisagem do Nordeste do Brasil,
34 Gilberto Freyre, Manifesto regionalista, cit., p. xVII. 2ª ed., Río de Janeiro, José Olympio, 1951, p. 29.

215
como condición geológica– [se apoyan] las mantuvo llena de curvas y hasta de fantasías.
dos fuerzas dinámicamente étnico-culturales Sin militarizarse en canales rígidos a la ho-
y socioculturales acaso más activas en la for- landesa”.39
mación de la sociedad brasileña: la configu- Gilberto destaca de modo más firme esa
ración patriarcal de convivencia […] y la in- interpenetración de influencias en el prefacio
terpenetración de etnias y culturas”.38 Otra a la edición española de Nordeste. “La natu-
vez muestra una relación de intercambio na- raleza regional tiende, no hay dudas, a hacer
turaleza/hombre, sociedad/naturaleza, en la al hombre, al grupo, a la cultura humana a su
que los dos elementos se complementan y se imagen; pero, a su vez, el hombre, el grupo,
tornan mutuamente explicativos. Un ejemplo la cultura humana actúan sobre la naturaleza
esclarecedor es el de los ríos. Su presencia es regional, alterándola de modo a veces pro-
una condición indispensable del desarrollo fundo. Hay una contemporización entre las
económico; pero el propio desarrollo econó- dos tendencias”. Y, en diálogo con Ratzel
mico termina siendo la causa de su declina- acerca de la afirmación de que “cada pueblo
ción o desaparición. “Conservando curvas y trae en sí los rasgos de la región que habita”,
fantasías, ¿qué elemento de la naturaleza re- agrega: “no hay región habitada que no tenga
gional actuó más poderosamente en el senti- sobre el suelo, la vegetación y la vida animal,
do de la regulación de la vida económica y la marca especial del pueblo que la habita: no
social de los colonos del Nordeste que esos solo de su técnica de producción […] sino
ríos pequeños del extremo Nordeste y de Ba- también del conjunto de su cultura y de su
hía? […] Junto a ellos y a los riachos de las personalidad o ethos”.40 Paisaje que recuerda
tierras de massapê* se instalaron confiados los el comentario de Unamuno en Andanzas: “Es
primeros ingenios.” Pero esa “acogida” de la que la Naturaleza está humanizada por el
naturaleza no es suficiente para mantenerla in- hombre que la habita y la trabaja. Los árboles
tacta: “Esos triángulos pronto se hicieron clá- son ya, como los animales domésticos, algo
sicos: ingenio, casa-grande (con senzala) y ca- nuestro, obra nuestra. Y son, por ello, espejo
pilla. Fueron quebrando las líneas vírgenes del de nuestra vida y de nuestro pensar”.41
paisaje, tan lleno de curvas en los márgenes de Esta unión hombre/naturaleza constituye
los ríos, aun cuando estuvieran poblados de al- el elemento fundamental de la intrahistoria.
deas de mestizos; e introduciendo, en ese pai-
saje desordenado, los nuevos trazos de orden y
regularidad. La geometría de la colonización Lo­co­ti­dia­no­y­la­in­tra­his­to­ria
agraria. […] El triángulo rural –ingenio, casa,
capilla– se impone al paisaje del Nordeste de Gilberto señala varias veces el hecho de ser un
massapê, como la primera nota del orden eu- pensador de tradición ibérica, que incorpora
ropeo. El agua de los ríos y riachos de la re- en su trabajo los trazos de ese perfil: el ajuste
gión se subordinó al nuevo sistema de relacio- de la palabra a la personalidad, la intensifica-
nes entre el hombre y el paisaje, aunque se ción de la realidad, la invención de lo real, la
utilización de los mitos, un realismo que ar-

38 Gilberto Freyre, Como e porque sou e não sou soció-


logo, cit., pp. 145-146. 39 Gilberto Freyre, Nordeste, cit., pp. 60-63.
* Massapê: suelo arcilloso formado por la descomposi- 40 Ibid., pp. 30-31.
ción de los calcáreos cretáceos, casi siempre de color 41 Miguel de Unamuno, Andanzas y visiones españolas,
negro, y excelente para el cultivo de la caña de azúcar. Madrid, Alianza, 1988, p. 173. El texto se publicó por
[N. de la T.] primera vez en 1915.

216
ticula los hechos con la experiencia y la ima- de un modo singular de combinación de ele-
ginación, una escritura asentada en las tradi- mentos componentes de vida y escritura.
ciones del pueblo. Por ello, sería un escritor de
campo, más que de gabinete. Esta definición
lo acerca a varios autores ibéricos situados en La­mi­sión­del­in­te­lec­tual
diversos momentos de la historia: el portugués
Fernão Mendes Pinto, del siglo xVI; los espa- Hay que recordar que una de las característi-
ñoles Luis Vives, del siglo xVI, Ramón del cas de la tradición ibérica de pensamiento re-
Valle Inclán, a quien conoció en Columbia, y side en la no separación de los valores inte-
los ya citados Ángel Ganivet, Miguel de Una- lectuales de los éticos; el estímulo moral
muno y José Ortega y Gasset. El método im- preside la reflexión, de modo que los intelec-
presionista, que invoca tantas veces el autor, tuales se empeñan directamente en la acción.
tiene su raíz allí. La redimensión del mundo No es casual la aparición en esa sociedad, en
basada en la intensificación de los hechos, en tiempos diversos, de autores moralistas y
la mezcla de personas y tiempos diversos y en educadores, que se dedican a discutir en sus
la búsqueda de nuevas combinaciones de re- obras la cuestión de la misión del intelectual,
laciones reales de personas con paisajes, así que en la mayoría de los casos es una misión
como la utilización de la autobiografía en la intervencionista. Este rasgo marca de forma
construcción de su interpretación, aproximan especial la obra de Unamuno. Por ejemplo,
al sociólogo brasileño a esa línea de pensa- en la oportunidad de la publicación de la co-
miento. Gilberto cita, en especial, a dos auto- rrespondencia con Ganivet, afirmó: “De esta
res como portadores de ese perfil y por haber nuestra correspondencia, que duró dos años,
influido en su forma de ser escritor: Fernão nació la idea de cambiar cartas abiertas y pú-
Mendes Pinto y Unamuno. No por azar, uno blicas en El Defensor de Granada en que ex-
portugués, otro español. Transmitir la expe- pusiéramos los dos nuestros respectivos pun-
riencia vivida intensificando los hechos es la tos de vista por entonces referentes al futuro
hazaña del autor de Peregrinação. Captar de España, objeto primordial de la preocupa-
con realismo el presente, extraer esa realidad ción suya y de la mía”.42 En Gilberto apare-
de las tradiciones del pueblo, buscar en la ce la misma cuestión. En el prefacio a la pri-
historia de la sociedad la explicación del pre- mera edición de Casa-grande & Senzala
sente, es la tarea que se propone el rector de expresa el problema: “Creo que ningún estu-
Salamanca. En el caso del primero, el subtí- diante ruso, de aquellos románticos del siglo
tulo del libro indica la cualidad de intensifi- xIx, se preocupó más intensamente de los
cación de la realidad que contiene: Aventuras destinos de Rusia que yo de los del Brasil, en
extraordinárias de um português no Oriente. los momentos en que conocí a Boas. Era co-
La narrativa de las andanzas por Asia de- mo si todo dependiese de mí y de los de mi
muestra que el trabajo de fantasía es, muchas generación, de nuestro modo de resolver
veces, mayor que el de la memoria, y le otor- cuestiones seculares”.43
ga al texto un carácter maravilloso. En el se-
gundo, la asociación obra y vida puede ilus-
trarse con la coincidencia de la muerte, en
1937, del autor Del sentimiento trágico de la
42 Miguel de Unamuno, El porvenir de España y los es-
vida con el momento culminante de la trage-
pañoles, cit., p. 12.
dia española, lo que condujo a Ortega a afir- 43 Gilberto Freyre, Casa-grande & Senzala, cit., p. VII
mar que murió del “mal de España”. Se trata [p. LxI].

217
Ex­po­si­ción­y­na­rra­ción lista se sirve, para interpretar la realidad, de
“personalidades hipotéticas que completan la
Los elementos descritos anteriormente con- suya, para de ese modo enriquecerse con nue-
ducen a la definición del estilo del escritor vas perspectivas de la misma realidad. Procu-
ibérico: es simultáneamente expositor y na- ra ver esa realidad a través de otras personas
rrador. Unamuno ilustra ese rasgo; en sus o de otras personalidades reales […] con las
textos se entrecruzan descripción y narra- cuales busca identificarse para, así identifica-
ción, y la reflexión se sitúa en una perspecti- do, por empatía, percibir aspectos de la mis-
va simultáneamente espacial y temporal. De ma realidad, a los que no percibiría si se man-
cierto modo, el autor es, en esas obras, perso- tuviese cerrado en su exclusiva o única
naje de sí mismo; o mejor, los personajes fic- personalidad, o en su sexo, o en su raza, o en
ticios sirven para que reitere sus ideas, fun- su cultura, o en su clase”.44
cionando como su alter ego. Esa posición Estudiar el pasado para entender el pre-
está ilustrada de modo ejemplar en los diver- sente y el futuro significa intentar compren-
sos trabajos sobre Don Quijote y Sancho, derlo y, para eso, es necesario reconstituirlo e
personajes que representan al mismo tiempo interpretarlo mediante la penetración en sus
a España, al pueblo y al autor. Nada más cer- valores y símbolos. “Sin empatía, no es posi-
cano a ello que el estilo freyriano, en el que ble un estudio del pasado tan amplio e inten-
la experiencia vivida es la base para la re- so, a un tiempo social y personal”.45
constitución del pasado y la explicación del Traer este modo de captar la realidad al
presente. Esta marca aparece no sólo en Ca- seno de la sociología es la tarea que se propo-
sa-grande & Senzala o en Sobrados e mu- ne Gilberto, lo que lo llevaría a polemizar
cambos, ejemplos bastante conocidos, sino con la manera en que la sociología se estaba
también en Dona Sinhá e o filho padre, don- institucionalizando en el Brasil.
de narrador y narrado se confunden, espacio
y tiempo se mezclan, lo que permite la insó-
lita solución de que el lugar –la ciudad– se Una­so­cio­lo­gía­de­lo­co­ti­dia­no
vuelva poco a poco el personaje principal, el
articulador de la narrativa. Esa polémica, desarrollada en un escenario
Al invocar el perspectivismo, expresión en el que la sociología aparece, por un lado,
que acuñó Ortega, pero que ya era un instru- como sistema de explicación y, por otro, ins-
mento que utilizaban Lulio y Unamuno, Gil- titucionalizada en los cursos de ciencias so-
berto emplea como forma de percepción de lo ciales, lo lleva a Gilberto a escribir sobre su
real la “empatía que consiste en la capacidad método. No voy a encarar el tema, pues para
de verse como un individuo en los otros y de ello debería ampliar el ámbito de la propuesta
ver los otros en sí mismo, con una perspecti- de este trabajo, pero intentaré mostrar cómo el
va tanto desde dentro hacia fuera como desde autor utiliza a los autores españoles para fun-
fuera hacia dentro”. Consigue ese objetivo damentar sus posiciones. Al explicar la inten-
por medio de “desdoblamientos conscientes ción de los diversos ensayos que componen
de la personalidad” que, junto al poder de Como e porque sou e não sou sociólogo, co-
creación, unen el poder “de observación exac-
ta y de análisis en profundidad de tal o cual
44 Gilberto Freyre, Como e porque sou e não sou soció-
objeto-sujeto o sujeto-objeto con la capacidad
logo, cit., pp. 116-117.
de conocer tal o cual aspecto de una realidad 45 Gilberto Freyre, Ordem e progresso, Río de Janeiro,
social o complejamente humana”. Así, el ana- Editora José Olympio, 1959, 2 vols., p. xxxIII.

218
mienza afirmando: “reconozco que al lado cosas nuevas o insospechadas de la realidad,
del sociólogo hay en mí un anti-sociólogo. que constituyen la intrahistoria–, sino tam-
[…] Si destaco aquí mi condición de sociólo- bién en la búsqueda del instrumental especí-
go –anti-sociólogo, por cierto, impuro y nada fico para alcanzar ese objetivo. Aquí se en-
ortodoxo– es porque esa condición es, en mí, cuentra una de las grandes contribuciones de
irreductible”.46 Para argumentar en la direc- Gilberto a la sociología brasileña: buscar en
ción de esta coexistencia contradictoria –ser la sociedad brasileña “las pequeñas expresio-
y no ser sociólogo– invoca al filósofo vasco: nes de vivencia y convivencia cotidianas:
“Unamuno detestaba lo que consideraba ‘so- aquellas que solamente se sorprenden al con-
ciología’, y sentía por los sociólogos de su siderar en el pasado de un grupo humano […]
conocimiento un desdén fácil de comprender. la vida cotidiana doméstica, la higiene case-
Para Unamuno saber era, en gran medida, in- ra, la culinaria; y en hombres, en mujeres, en
tuir; y el saber sociológico le parecía la nega- niños, participantes de ese vivir cotidiano,
ción de ese saber, en gran parte intuido, y to- sus juegos, sus pasatiempos, sus juguetes, sus
lerante, por eso mismo, incluso con las grandes y pequeños vicios, los estilos predo-
contradicciones; […] nada era verdad que no minantes de vestimenta y de peinado, de for-
estuviese siendo verdad. […] Le parecía du- mas de retórica, de ritmos de danza, que con-
dosa la verdad que cualquier ciencia del curren para caracterizar sus relaciones con
hombre pretendiese reducir a un esquema rí- cierto medio y con cierto tiempo social”.49 A
gido y a la exactitud matemáticamente apolí- partir del análisis de lo cotidiano capta, en la
nea”. Solo es posible llegar a esa verdad en la sociedad, la continuidad histórica y el flujo
medida en que la investigación se dirija hacia del tiempo. Para ello desarrolla varios instru-
la captación de las diferentes expresiones del mentos que le permiten llegar a la capa ínti-
comportamiento social del hombre.47 En el ma de la sociedad. En esa dirección, rechaza
caso del escritor español, Gilberto señala el trabajar apenas con “hechos históricos” y con
recurso a un instrumento analítico diferente los documentos convencionales que los re-
del suyo: “por medio de un método tal vez gistran. Busca diarios, cartas íntimas, cantos,
más esencialmente poético que convencio- cuentos, relatos, autobiografías, historias de
nalmente científico de interpretación de la vida, y enfoca a los actores localizados en va-
realidad humana, vio, sintió y pensó cosas rios espacios sociales y en tiempos diversos.
nuevas, o insospechadas sobre la misma rea- Es cierto que la sociología norteameri-
lidad, y fue, por consiguiente, un creador; y cana estaba, en el momento de su formación,
vio, sintió y pensó, además de eso, de nueva fuertemente marcada por una perspectiva de
forma, cosas antiguas; y no solamente vio, esa naturaleza: el estudio del comportamiento
sintió y pensó tales cosas, unas nuevas, otras y sus manifestaciones. El texto de Thomas y
de modo nuevo, sino que hizo que otros las Znaniecki debatía esa propuesta metodológi-
viesen, sintiesen y pensasen de modo tam- ca.50 Sin embargo, es importante recordar que
bién nuevo”.48 En este contrapunto define la la concepción de tradición que abraza, fuerte-
originalidad de su sociología que se asienta mente deudora de la visión de Unamuno, le
no sólo en el ángulo señalado arriba –buscar permite seguir ese camino de investigación.
Para este escritor, el “tradicionalismo habitual
46 Gilberto Freyre, Como e porque sou e não sou soció-
logo, cit., p. 23. 49 Ibid., p. 71.
47 Ibid., p. 66. 50 Me refiero al texto de W. Thomas y F. Znaniecki, The
48 Ibid., p. 67. polish peasant.

219
no contempla realmente la tradición eterna y dos procesos diferenciados. La segmentación
verdadera y por tanto viva y actual, sino sólo sólo se produce cuando el analista separa tam-
las sombras vanas y muertas del pasado. Esa bién el orden social –al que pertenecería la
tradición hay que descubrirla en el presen- primera– del orden político –con el que se
te”.51 Es lo que entiende como “tradición eter- identificaría el segundo–, y más aún, cuando
na”, que ilumina su noción de intrahistoria. examina la competencia como un componen-
No es la noción de lo eterno la que ilu- te de la esfera del inconsciente individual y el
mina la reflexión freyriana. Sin embargo, su conflicto como un componente de la esfera
concepción del tiempo, reconocidamente in- consciente.
fluida por la visión orteguiana, conlleva ele- Señala la raíz del error que reside en el
mentos de la posición humanista de Unamu- hecho de que los sociólogos consideren coo-
no. La forma en que reconstruye el proceso peración, competencia, asimilación, adapta-
de transición Imperio/República, en el libro ción, imitación, diferenciación, dominación,
Ordem e progresso, ilustra esa perspectiva. Su explotación, subordinación como mecanis-
investigación parte de la representación de mos especiales separados del proceso básico
personas que viven el presente pero que inter- –el contacto– y de lo general –la interac-
pretan el pasado vivido, aplicando los cues- ción–. Tanto el contacto como la interacción
tionarios sobre el pasaje del siglo xIx al xx a son procesos sociopsíquicos o psicosociales,
individuos que viven en la década de 1950. siempre en la dirección, ya señalada antes, de
Explicita el método afirmando la validez de la articulación historia/intrahistoria.53
esa representación, que si se considera a los Así, para Gilberto, el centro de la refle-
individuos puede ser contradictoria para el es- xión sociológica debe ser el estudio del con-
tudio de los cambios institucionales. Para él, tacto y de la interacción, y eso sólo es posible
pasado/presente/futuro están fuertemente ar- a partir del análisis de las relaciones cara-a-
ticulados. cara. Éstas, para reforzar lo que ya se dijo,
Gilberto cree que es posible hacer la ar- aparecen únicamente en las “pequeñas expre-
ticulación tiempo, espacio, actores sociales, siones de vivencia y de convivencia cotidia-
por medio de la centralización del análisis en nas: aquellas que sólo se sorprenden al consi-
torno de los procesos sociales.52 Parte de la derar en el pasado de un grupo humano […],
idea de que en los procesos sociales hay, la vida cotidiana doméstica”.54
siempre, una interacción al mismo tiempo Se puede afirmar por tanto que el asun-
social y psíquica, y rechaza el planteo de que to básico de la sociología freyriana es el cono-
la competencia pueda resumirlos a todos y de cimiento del sentido común de la vida cotidia-
que adaptación, asimilación, imitación, dife- na, la búsqueda del modo por el cual el
renciación se refieran necesariamente a ella. hombre organiza sus experiencias, día-a-día,
Afirma que, aun cuando exista cierta univer- como forma de vivir y percibir lo social. A
salidad en los procesos sociales, las socieda- partir de la idea de que la interacción es un
des se caracterizan por la forma en que unos proceso simultáneamente social y psíquico,
adquieren preponderancia sobre los otros. muestra que la sociología no puede operar
Yendo más lejos, muestra que es erróneo con- con categorías explicativas universales. Al
siderar la competencia y el conflicto como contrario, debe apropiarse de las construccio-

51 Enrique Rull, “Introducción”, en Unamuno, Miguel 53Ibid., pp. 361-362.


de, En torno al casticismo, Madrid, Alianza, 1986, p. III. 54Gilberto Freyre, Como e porque sou e não sou soció-
52 Gilberto Freyre, Sociologia, 2ª ed., cit., pp. 358-371. logo, cit., p. 71.

220
nes del sentido común, es decir, las formas De este modo procesa la transfiguración del
por las cuales los miembros de un grupo inter- tipo en símbolo: la casa-grande representaría
pretan y vivencian el mundo y las relaciones la dominación; la senzala, la subordinación, la
sociales como la realidad de sus vidas diarias. sumisión. Sin embargo, lo que su pensamien-
En ese sentido, los instrumentos de las cien- to quiere demostrar es que el tipo creado en el
cias sociales no pueden ser sino los elabora- análisis adopta rasgos específicos en su con-
dos sobre las construcciones hechas por los creción: el & que liga Casa-grande & Senza-
actores sociales para interpretar su mundo. la significa interpenetración de tipos; la inter-
Por eso, la característica básica de la sociolo- penetración dominación/sumisión concurre
gía es ser comprensiva: su materia prima, la para la estabilidad de la sociedad brasileña.
comprensión de los significados y las motiva- Para tomar un ejemplo menos explora-
ciones de los actores sociales.55 Quiero seña- do, en Ordem e progresso el autor se propo-
lar, a pesar de no analizar sus implicaciones, ne reconstituir el proceso de socialización de
el relativismo que marca esta interpretación. personajes que habían vivido la transición
Esta configuración define como método Imperio/República, y busca identificar “tanto
la empatía, esto es, la posibilidad del analista valores-cosas, esto es, casas, dinero, mue-
de asumir el papel de los analizados, como ya bles, vehículos, ropas, sombreros, objetos de
se indicó. Se trata de la búsqueda de un instru- uso, joyas, máquinas, como valores inmate-
mento que le permita participar de vidas sim- riales: ideologías políticas y sociales, ideas
bólicas donde se encarnen de modo más típi- de honra, ideas de patria, de raza, de familia,
co las idealizaciones de una época o de una místicas religiosas”.56 Es la forma que en-
cultura: el mito. Trabajar con el mito signifi- cuentra para llevar a cabo la reconstitución
ca, para Gilberto, sobrepasar el nivel de lo de una época, y ésta se define por un conjun-
apenas racional y objetivo y alcanzar las di- to de elementos diversos que componen el
mensiones subjetivas del análisis. También orden social dominante. Así, el conocimiento
permite exagerar ciertos rasgos que posibili- de lo cotidiano y la recuperación de la intra-
ten la creación de tipos, al abrir espacios a fin historia de una sociedad son indisociables. Y
de que se superpongan, en el mito, tipos apa- en esa asociación Gilberto da un paso funda-
rentemente irreconciliables: casa-grande/sen- mental para el proceso de constitución de la
zala, sobrados/mucambos,* orden/progreso. sociología en el Brasil. o

55 Ibid., pp. 26-27.


* Sobrado: casa de dos o más pisos; por extensión, casa
del propietario del ingenio o del hacendado. Mucambo o
mocambo: choza o vivienda miserable. [N. de la T.] 56 Gilberto Freyre, Ordem e progresso, cit., p. xxxII.

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