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POP WU) Libro del tiempo Poema mito-hist6rico ki-ché Traducido del texto original por Adrian |. Chavez Prdlogo de Carlos Guzman Bockler Nota Preliminar y Revisién: Adolfo Colombres BIBLIOTECA DE CULTURA POPULAR EDICIONES DEL SOL Chavez, Adriin Pop Wuj : Libro del tiempo - 14. ed. 44 reimp. - Buenos Aires : Del Sol, 2007. 176 p. ; 20x11 cm.- (Biblioteca de cultura popular) ISBN 978-950-941 3-13-9 1. Literarura folclorica. Tradiciones populares I. Titulo CDD 398.2 Coleccién dirigida por Adolfo Colombres Disefio de coleccién: Ricardo Deambrosi Ilustrado con signos y dibujos de los cédices mayas. Ilustracién de tapa: Cédice “Dresde” Kumatzin Wuj Jum (decalle) 1? edicidn / 4* reimpresi6n © Ediciones del Sol S.R.L. Av. Callao 737 (C1023AAA) Buenos Aires - Argentina Distribucién exclusiva: Ediciones Colihue S.R.L. Av. Diaz Vélez 5125 (C1405DCG) Buenos Aires - Argentina www.colihue.com.ar ecolihue@colihue.com.ar 1.S.B.N. 978-950-9413-13-9 Queda hecho el depdsito que marca la ley 11.723 IMPRESO EN LA ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINA NOTA PRELIMINAR Podria decirse que la literatura indigena de América na- cio signada por el fuego. Ast, en su Relacién de las Cosas de Yucatin, escribe fray Diego de Landa: ‘‘Hallamosles gran numero de libros de estas sus letras, vy porque no te- nian cosa que no hubiese supersticion y falsedades del de- monio, se los quemamos todos, lo cual sintieron a mara- villa y les dio mucha pena”. Tan sistematico fue el auto de fe que, a titulo de ejemplo, de la civilizacién maya sdlo se salvaron tres codices, y los tres estan hoy en museos de Europa, Si el Pop Wuj (o Popol Vuh, como se lo vino conociendo hasta ahora) pudo llegar hasta nosotros fue gracias a una serie de afortunados azares. Pero no quedo el manuscrito original, sino una copia no del todo fide- digna, realizada por un misionero espafiol: el padre Fran- cisco de Jiménez. Y junto con los documentos fueron eli- minados los sabios, las capas intelectuales que atesoraban y desarrollaban la herencia cultural de las mds altas civi- lizaciones del continente, y especialmente sus manifesta- ciones mas complejas y abstractas. El resultado fue un brusco y pronunciado retroceso evolutivo, que en el caso de los mayas, para peor, se inserté en un pertodo de de- clinacion, Ya no quedo nadie para recoger tan valioso acervo y proyectarlo hacia nuevas y fecundas formas civi- lizatorias. Cuando en 1690 llegd a manos del padre Ji- ménez, en el actual Chichicastenango, el manuscrito re- dactado por un escriba indtgena hacia 1550, no restaba ya un Ki-ché con el nivel de conocimientos necesarios co- mo para ayudarlo a realizar una fiel traduccion al caste- ano, Adrian I. Chavez prefiere no criticar el trabajo del padre Jiménez (puesto que gracias a él el libro se salvd), pero puntualiza, ademds de la falta de informantes ido- neos, sus limitaciones como traductor: su condicién de cristiano interesado en imponer su fe, y de hablante de un idioma que, amén de poseer una estructura muy diferente, carecia de signos para representar algunas consonantes indigenas que no son mds que ruidos vocales (a diferen- cia de las del alfabeto castellano, que siempre representa sonidos), causa por la que muchos conceptos se malver- Saron. Los mitos (0 la historia) de los ki-chés habrian empe- zado a contarse desde su llegada a Siwan Tinimit, la ac- tual Guatemala, ocurrida en tiempos anteriores a la era cristiana, transmitiéndose por via oral durante siglos, has- ta que inventaron una escritura propia y la volcaron en ella, Es a este libro (probablemente escrito en papel ama- te y plegado en forma de fuelle, con tablillas que oficia- ban de tapa) al que se refiere el “prologo”’ del manuscri- to de Jiménez. Chavez encontré en el Museo Arqueolo- gico Municipal de Chichicastenango una muestra de esta escritura, cuyo origen establece por una serie de elemen- tos. Eliminados en los primeros momentos de la Conquis- ta los que manejaban tal escritura, y suprimidos los docu- mentos, el libro solo pudo reescribirse un tiempo mds tarde gracias a la apropiacion del alfabeto fonético traido por el conquistador. Desde aquel manuscrito (que también se perdid, como se dijo) hasta la copia y traduccion del mismo que realiz6 el padre Jiménez, transcurrid casi un siglo y medio. Sin duda el fraile lo tomé como una mera curiosidad, desde que al parecer nada hizo por difundir su trabajo. Quizas pensase también, como Diego de Landa, que era cosa del Diablo. Aunque Adrian I. Chavez es ki-ché y aprendié dicha lengua antes que el castellano, comprendié que no basta- ba esto, y ni siquiera su formacion y larga experiencia co- mo maestro indigena, para acometer la ardua empresa de descolonizar el texto. El abate Brasseur de Bourbourg, que conocta varias lenguas, escribio que el ki-ché era no sdlo el idioma mas perfecto de Guatemala, sino también uno de los mas perfectos del mundo, por su rara belleza y armonia, y eso que le tocé estudiarlo después de varios siglos de dominacion colonial. Como ya el tiempo pasado era mayor, y también el deterioro de dicha lengua, se im- ponia un serio trabajo cientifico a fin de rescatar su inte- gridad pristina, la fuerza de su edad clasica. Para recons- truir sus bases era preciso preparar un alfabeto fonético propio y exacto, que tuviera una sola letra para un solo sonido, y un solo sonido para una sola letra, pues todo error o insuficiencia en el registro grafico del sonido alte- rara el sentido del discurso. Por lo que refiere la Historia, Diego de Landa sufria a menudo cuando predicaba en maya las consecuencias de las limitaciones de las conso- nantes castellanas, pues los indios apenas podian conte- ner el estallido de la risa. No se burlaban de su mala pro- nunciacion (lo que no hubiera sido tan grave, en la medida en que eso implicaba una captacion previa del mensaje), sino de la ridiculez del nuevo ‘‘mensaje” en que se tradu- cta su carencia de signos adecuados. Esta extrema varia- cion semdntica se explica por la naturaleza misma del fonema, que es la tinica unidad lingiitstica sin contenido conceptual, es decir, desprovista de un significado pro- pio; se trata tan slo de un instrumento que sirve para dis- tinguir significaciones. Desempefia su papel en razon de su oposicién reciproca en el seno de un sistema y no de su individualidad fonica, desde que nunca la presencia de un fonema evoca necesariamente a otro. Para superar este escollo invento Chavez siete conso- nantes y dos tildes propiamente kt-chés; estos ultimos para marcar la velocidad de las vocales, ya que la pronun- ciacion lenta o acelerada de una vocal cambia a menudo radicalmente el sentido, Le hacta falta ahora una maquina de escribir que incorporara tales signos, por lo que acudid a las autoridades educativas, mas éstas, siguiendo un dic- tamen del Instituto Lingtitstico de Verano {institucion misionera interesada en mantener la plena vigencia del vo- cabulario que creara para traducir los textos biblicos al kt-ché), le negaron apoyo. Fue en Alemania donde se la fabricaron, y la empresa, recién entonces, fue posible. La resolvié en cuatro columnas. La primera es una transcrip- cion literal del texto ki-ché, conforme a la copia del pa- dre Jiménez, es decir, tal como fue hecha por éste, con sus tachones, traslaciones y enmiendas. Es en la segunda co- lumna donde despliega Chavez su nuevo alfabeto, que al registrar con precision todos los sonidos permite recupe- rar los significados perdidos. No afiade palabras al origi- nal; se limita a corregir grafias, lo que en muchos casos transforma el significado de las palabras y las frases. La tercera columna es una traducci6n literal al castellano, vo- cablo por vocablo, de la segunda, lo que sirve para mos- trarnos no sdlo hasta qué punto difieren las estructuras gramaticales de ambas lenguas, sino también para estable- cer una base material, cierta, desde la que debera partir todo intento de ordenar el texto en castellano, tarea que realiza en la cuarta columna. Gracias a la honestidad de este método, cualquier persona que desconozca el ki-ché puede indagar en cada caso cudles fueron los procedimien- tos ordenadores, 0 ponerse incluso a ordenarlo por su cuenta, En esto Chavez no se toma mayores libertades li- terarias, lo que aleja a su traducci6n de las anteriores. Es por eso que carece de florituras aftadidas, de puentes que se aventuran en el vacto por horror a las lagunas, Tampoco manipula las palabras para darles un sentido untvoco y conjurar ast la naturaleza de por si criptica del texto, des- de que no se ajusta a los procedimientos légicos occiden- tales. Pero curiosamente, los pocos articulos y tiempos de verbo, ast como la relativa simpleza de las construcciones sintacticas (no siempre “‘correctas”’), no son, como podria pensarse, una renuncia a la dimension poética del libro, un prosaico tributo a la etnografia. Por lo contrario, di- ria que esa dura llaneza realza su valor. Las palabras sue- nan como las piedras que arrastran los rios profundos por los valles montafiosos, sorprendiéndonos con ricas metafo- ras que vienen a sumarse al resplandor de las imagenes: los 400 hijos convertidos en una constelacion, Shbalanké subiendo al cielo para transmutarse en el Sol, un escupi- 10 tajo en la palma de la mano de la doncella Ishkik como simbolo de la generacion humana, Chavez comienza rectificando el nombre del libro, pues Popol Vuh no significa nada en ki-ché. Pop Wuj, en cam- bio, st. Pop quiere decir tiempo, y es el nombre del pri- mer mes del calendario maya. Wuj significa libro, papel, escritura. A continuacion ataca lo cosmologico, reconstru- yendo la concepcion piramidal del mundo de sus ances- tros por la traduccién de conceptos tales como “‘ciuspide del cielo”’ y “lados del cielo”. Ya en el terreno de la teo- dicea, propina un golpe mortal al mito de los gemelos, que tanto distorsiona el texto con imagenes grotescas, que nos muestran pares de seres realizando siempre la misma ac- cién, incluso algo tan singular e impensable como engen- drar un solo hijo en una sola mujer en un mismo instante. En esta traduccion, los dioses y personajes miticos no se dan en parejas. Explica Chavez que se tratan en todos los casos de meras aposiciones, de construcciones logicas ti- picamente indigenas que afiaden al nombre un atributo que le es propio, o el equivalente en maya del término ki-ché. Es decir, aqui los traductores occidentales dieron un salto desafortunado, pasando de una simple dualidad terminologica referida a una misma identidad a una duali- dad ontologica, inspirandose acaso en otras mitologtas del continente. “El Pop Wuj habla por y para América, es el tinico do- cumento que se escapo de la despiadada destruccion”’, me dice Adrian I, Chavez en una carta, como fundando la necesidad de que al menos su traduccion al castellano se difundiera a un publico mayor. Hubiéramos ariadido a es- ta edicion la segunda columna de haber tenido la tipogra- fia necesaria y alguna probabilidad de entrar en las escue- las de la regién ki-ché. Pero la persecucion, el desprecio, continuan en Guatemala. Por suerte Chavez, formado en la adversidad y el racismo, como todo su pueblo, no se arredro. Con su maquina tiped las cuatro columnas del texto, a las que agrego luego una explicacion necesaria y un prologo de Carlos Guzman Bockler, un estudioso comprometido con el indigena y no con las élites que ex- propian su produccion material y espiritual. Ya armado el original, hizo imprimir un numero limitado de copias y una tapa a color. Tal fue la edicion guatemalteca, fe- i chada en mayo de 1981, también editada en México por esa época con similares caracteristicas por el Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de An- tropologia e Historia, que en ese entonces dirigia Gui- llermo Bonfil Batalla. Es decir, ambas fueron ediciones de pequefio tiraje y para especialistas, realizadas con pro- cedimientos no industriales, Esta edicion, pensada para un publico no especializa- do, se circunscribe, como se dio a entender, a la cuarta columna del trabajo de Chavez. Se renuncia, siguiendo al traductor, a la division en partes y capitulos que intro- dujera Brasseur de Bourbourg y adoptaran los otros tra- ductores, para no alterar la estructura del manuscrito de Jiménez, que es corrido, sin cortes. No obstante, éste in- cluye acapites que pueden ser entendidos como titulos, aunque carezcan de todo sistema: se anuncia, por ejem- plo, un tema muy concreto, pero acabado éste el texto sigue con otro diferente sin que medie un nuevo titulo. Es dicha falta de sistema lo que impide llamarlos verda- deramente capitulos. Chavez inicid ya en su cuarta columna una distribu- cion de las palabras que apunta hacia una especie de com- posicion poética en verso blanco, aunque para no romper el paralelismo con las otras columnas estableci6 cortes que traicionan tal fin. Considerando que en esta edicion no estaria ya el conilicionamiento de las otras tres columnas, y también el proposito de llevar el texto a un vasto publi- co, me permiti completar la tarea iniciada por Chavez. Me hubiera gustado trabajar con él éste y otros aspectos de su traduccion, con miras a perfeccionarla, pero el tiem- po (él ya espero mucho, y cumplid 82 afios) y la distancia me lo impidieron, Si en algo me equivoqué, él sabra per- donarme por mi buena fe, pues creo que nada de lo que hice altera los significados ni traiciona el estilo. Se incluye también en esta edicién el prologo de Guzman Béckler, con ligeras adecuaciones. La ilustracion fue pensada como una secuencia paralela de formas visuales que se proponen sumergir al lector en los enmarafiados simbolos de la civi- lizacion maya y no pintar un episodio, aunque se den a veces algunos cruces semdanticos. Las cartas de Chavez no dejan de alertarme sobre su avanzada edad, que le hace sentir con insistencia el llama- 12 do de sus raices. Pero por fortuna, ya no se ira decepcio- nado: su obra esta siendo traducida al aleman, el italiano, el inglés y el francés, y editoriales de la talla de Gallimard han resuelto tomarlo en serio, sin consultar por cierto a la embajada ni al Instituto Lingiitstico de Verano. Este libro, digna reescritura de un ki-ché reconstituido en toda su pureza y traducido luego al castellano que ha- blan los indigenas y no las élites ilustradas a las que per- tenecian Recinos y demas traductores, representa la irrup- cion de una auténtica literatura indigena, a la vez antigua y moderna, es decir, vencedora del tiempo, que pone en Jaque a las literaturas indigenistas y post-indigenistas, El castellano de Chavez acusa el impacto de la sintaxis ki-ché, ast como las sintaxis del quechua y el guarant, aunque con menor crudeza, se hacen presentes en la escritura de José Maria Arguedas y Roa Bastos. El mismo recurso, aunque ejercido ahora por un indigena. Y lo interesante es que no se trata de un esfuerzo aislado, desde que se inserta plena- mente en el proceso global de recuperacion de la concien- cia india frente a la dominacion secular, como testimonio contundente de una altura moral siempre denegada por la ideologia colonialista. Puede decirse, para terminar, que Chavez vino a este mundo con una misién expresa, que cumplio cabal y honestamente pese a la adversidad de los vientos. la de rescatar y depurar la Antigua Palabra, para que sea el sedimento nutritivo de la Nueva Palabra, que es aquella que los va guiando, en medio de una recrudecida lucha, hacia otro amanecer tan esperado como el que evo- ca este Libro del Tiempo. ADOLFO COLOMBRES Buenos Aires, agosto de 1986 Don Adrian I. Chavez Primer Maestro de Educacion Primaria de Guatemala — Profesor de Segunda Ensefianza en Letras — Ex Inspec- tor Técnico en Educacion Publica en Totonicapan y San Marcos — Ex catedrdatico en el Instituto Normal pa- ra Varones de Occidente — Ex catedratico de la Escuela de Servicio Social Rural — Miembro de la Academia de la Lengua Maya Ki-ché. PROLOGO El Pop Wuj o Libro de Acontecimientos, poema mi- to-historico ki-ché, ha renacido. Tras largos anos de pa- ciente labor, Adrian Inés Chavez, partiendo directamente del manuscrito de Fray Francisco Jiménez, ha recons- truido, en su correcta grafia, el texto ki-ché y, simulta- neamente, ha logrado la mas fiel traduccion al espanol que del venerable documento se haya hecho. El lector tiene ante sus ojos el fruto de un trabajo ori- ginal, sistematico y erudito, llevado a cabo por un ki- ché que ha dedicado su vida al estudio y a la ensefianza de ambas lenguas y que, ademas, es un profundo conoce- dor del pensamiento, de la historia y de las tradiciones de su pueblo, Este es un hecho que no puede dejar de sefia- larse y que constituye el rasgo mas novedoso de esta obra, ya que todas las demas traducciones, interpretaciones y versiones que existen del libro se deben a personas ajenas al pueblo kt-ché y distanciadas del mismo por diversas razones historicas, sociales y politicas. Con la aparicion de este trabajo se marca el fin de una era en la que fueron los extranjeros quienes hablaron y escribieron por los ki-chés. A partir de ahora, el pueblo de Los Magueyes, por la mano de uno de sus hijos mas esclarecidos, retoma la pluma que, alla por el afio de 1550, dejara en reposo el anonimo autor del manuscrito origi- nal, antes de que se hundiera, él y su obra, en una larga penumbra de siglos. 15 No cabe duda de que el lector, si ya conoce alguna de las traducciones anteriores, al leer ésta se va a sentir asal- tado por las dudas mas inquietantes. Nada hay, en efecto, mas perturbador que la palabra innovadora, sobre todo cuando ella llega de un mundo diferente e ignoto, al que se ha preferido arrinconar o negar en vez de comprender. Es posible que quien se aproxime a esta obra por primera vez experimente también similar desasosiego., Pero, es seguro que, si ambos se sobreponen a la sorpresa y, mas que nada, a los prejuicios, podran adentrarse en los terre- nos de una concepcion del mundo y de la vida dotada de una solidez inconmovible, cargada de sutilezas y expresa- da en fascinantes formas poéticas, entre cuyas notas la historia se vuelve mito y el mito deviene historia. si Entre 1701 y 1703, lleg6 a las manos del R. P. fray Francisco Jiménez, cura doctrinero por el Real Patronato del Pueblo de Santo Thomas Chuila —hoy Chichicaste- nango—, en la actual Guatemala, un manuscrito que, re- dactado en lengua ki-ché y presentado en caracteres lati- nos, relataba la cosmogonia y la historia del pueblo ki- ché desde sus remotos origenes hasta los afios inmediata- mente posteriores a la conquista espaiiola. El manuscrito —de autor o autores andnimos— databa aproximadamente de la mitad del siglo XVI y habia permanecido oculto du- rante cerca de siglo y medio. El original del documento descubierto quedo vedado a la posteridad, ya que el padre Jiménez decidio hacer una copia en la que ademas de castellanizar los sonidos del ori- ginal ki-ché introdujo algunas alteraciones. Ordeno el tra- bajo en dos columnas paralelas, de las cuales la primera contiene la transcripcion del texto y la segunda su traduc- cion al castellano, Los yerros y las limitaciones de Jiménez no constitu- yen motivo de critica para Chavez, quien simplemente se- fala los dos grandes escollos con los que aquél tropezo, 16 » que son su fonética, como espafiol, y su religion, como cristiano. Esta formula recoge en todo su patetismo e in- tensidad el abismo profundo que separa a dos concepcio- nes contrapuestas, tanto de la historia como de la manera de aprehenderla y de expresarla, Esta primera traduccién parece no haber sido difun- dida. Unicamente el mismo Jiménez tomo partes de ella para insertarlas en el primer volumen de su Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala, que co- menzara en 1715, cuando ocupaba el curato de Xenacoj, y finalizara diez afios después, mientras era Superior de la casa conventual de Santo Domingo, en el pueblo de Sacapulas. Todo parece indicar que a la muerte de Jimé- nez —ocurrida probablemente a fines de 1729— sus pape- les pasaron a los archivos del convento de Santo Domin- go de la entonces ciudad de Goathemala (hoy Antigua Guatemala) y que, con posterioridad a la destruccion de ésta por los terremotos de 1773, juntamente con el con- vento fueron trasladados a la Nueva Guatemala de la Asuncion en las postrimerias del siglo XVIII. ll Los aires liberales que en 1829 soplaron en la enton- ces joven republica centroamericana provocaron el cierre de los conventos y la expulsion de los religiosos. Los ar- chivos del convento de Santo Domingo pasaron a la Uni- versidad de San Carlos y fue ahi donde, entre 1853 y 1854, el doctor austriaco Carl Scherzer encontro las obras de Jiménez, entre las cuales estaban las historias del ori- gen de los indios de esta provincia de Guatemala, traduci- das de la lengua ki-ché a la castellana, que ordeno copiar y luego, en 1857, publico en Viena. Con posterioridad se comprobo que dicha copia es defectuosa. Por el afio de 1855 lleg6 a Guatemala el abate Char- les Etienne Brasseur de Bourbourg. Con respecto a él, Adrian Recinos dice lo siguiente: “En Guatemala encon- tro un campo fecundo para sus investigaciones. El doctor 17 Mariano Padilla y don Juan Gavarrete, que habiar rvesta- do su ayuda al doctor Scherzer, llevaron su generosidad con el abate Brasseur hasta el extremo de cederle varios documentos de la coleccién del primero y de los archivos publicos a cargo del segundo. Otros le fueron proporciona- dos por el arzobispo de Guatemala, doctor D. Francisco Garcia Pelaez, quien se dedicaba también a esta clase de estudios. El arzobispo le ofrecié, ademas, la administra- cién del curato de Rabinal, donde el viajero aprendio la lengua ki-ché y paso, segun confiesa, el afio mas agradable de su estancia en Centroamérica, En ese importante cen- tro de poblacion indigena, Brasseur se ocupé en traducir al francés el Manuscrito de Chichicastenango, que habia legado facilmente a sus manos junto con la traduccion castellana de Jiménez.”” £n 1861 Brasseur public6 en Paris su traduccion con el titulo de Popol Vuh, Le livre Sacré et les mythes de I’an- tiquité américaine. £n ella sefiala algunos de los errores en que incurriera Jiménez y da su propia version. Conforme a ésta, el texto corrido del original —que habia respetado Jiménez— fue dividido en cuatro partes y éstas, a su vez, en capitulos, Por otra parte, la fonética fue acomodada a las necesidades de la lengua francesa, para lo cual la gra- fia, ya alterada por el primer traductor, sufrid una segun- da modificacion. Sin embargo, la version de Brasseur lo- gro mucha mayor difusion que la de Scherzer y tuvo el mérito de atraer la atencién del mundo ilustrado de la época sobre el manuscrito ki-ché. Mucho se ha discutido, con posterioridad, sobre a fi- delidad y alcances de la version del abate Brasseur y, a pesar de todas las objeciones que se le han hecho, ha sido tomada como modelo, tanto para nuevas versiones e inter- pretaciones como para traducciones que del francés se han hecho al espariol. La primera de estas ultimas fue rea- lizada por J. Antonio Villacorta y Flavio Rodas, quienes la publicaron en Guatemala en 1927, con el titulo Manus- crito de Chichicastenango (Popol Buj) Estudio sobre las antiguas tradiciones del pueblo quiché. Se trata de una 18 version cuyo punto de partida es la de Brasseur, La segun- da —que es una traduccion directa del francés al espariol— fue publicada en Guatemala, en 1972, por Jorge Luis Arriola. IV En 1947, en México, el Fondo de Cultura Economica publicé la traduccion del documento ki-ché hecha por Adrian Recinos, con el titulo Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché. Esta es la traduccion que ha tenido mas difusion, sobre todo cuando paso de la Biblioteca Americana a la Coleccién Popular de dicha editorial y, consiguientemente, estuvo al alcance de un publico mas extenso, en su mayoria escolar. De hecho, quienes han tenido acceso al documento en los patses de habla hispana durante los ultimos treinta afios se han servido de esta traduccion. En el verano de 1941, Adrian Recinos hizo su primera visita a la Biblioteca Newberry de Chicago, Estados Uni- dos de América, y al revisar los documentos de la Colec- cion Edward E. Aller encontro el manuscrito intitulado Arte de las tres lenguas, Cacchiquel, Quiché y Tzutuhil, compuesto a principios del siglo XVII por Fray Francisco Jiménez. En dicho manuscrito, en 112 folios escritos a dos columnas, estaba el entonces conocido por Popul Vuh bajo el titulo Empiezan las historias del origen de los In- dios de esta provincia de Guatemala, traduzido de la len- gua quiché en la castellana para mds comodidad de los Mi- nistros del Sto. Evangelio, por el R.P. F. Franzisco Ximé- nez, Cura doctrinero por el Real Patronato del Pueblo de Sto. Thomas Chuila. Se trata de.la unica copia hecha por Jiménez, la cual, integrada a la coleccion de Brasseur, fue llevada por éste a Francia. A su muerte, la coleccion se disperso y la parte en que iba el manuscrito fue adquirida por Alphonse Pinart, quien la vendid con posterioridad a Edward E. Aller, de cuyas manos paso a la mencionada Biblioteca 19 Newberry, Una copia fotostatica de dicho documento es la que ha utilizado Adrién I, Chavez para hacer la tra- duccion que ahora nos ocupa. En el prologo a su traduccién, Recinos dice que la em- prendio para “... salvar, siquiera en parte, las imperfec- ciones de las traducciones existentes, y aclarar y corre- gir algunos pasajes de las mismas”?. Recuerda que el tex- to original carece de divisiones en partes o capttulos. Sin embargo, él sigue la divisién que al efecto hiciera el abate Brasseur de Bourbourg. Reconoce haber hecho una labor selectiva en lo atinente a la etimologia de los nombres propios, aceptando la que le parecio mds razonable. Otro tanto hizo en cuanto a los nombres geograficos. Y finali- za presentando un mapa de la regién que recoge las posi- bles rutas de las migraciones del pueblo kt-ché. Al momento de hacer su traduccion, Recinos tuvo a la vista las anteriores, ast como otros documentos indt- genas, tales como los Anales de Cuauhtitlan, Jos Libros de Chilam Balam, e/ Memorial de Tecpan Atitlan, e/ Ti- tulo de los Sefiores de Toteonicapan y Jos Titulos de la Casa Ixcuin-Nihaib, sefiora del territorio de Otzoya Sin embargo, su punto de referencia mds preciado lo constituyo la version francesa de Paul Raynaud, de la que dice: ‘‘.. es, @ nuestro juicio, la mejor y mas exacta de las interpretaciones modernas del documento quiché’”. Se reficre al texto publicado en Paris en 1925 e intitula- do Lex dieux, les héros et les hommes de l’ancien Guate- mala d’aprés le Livre du Conseil, cuya traduccion al es- panol, hecha por Miguel Angel Asturias y J. M. Gonza- lez de Mendoza, aparecié en Guatemala en 1927. Vv En resumen, antes de la traduccién de Adrian I. Cha- vez, se han hecho dos al espafiol: las de Jiménez y Reci- nos, y una al francés: la de Brasseur de Bourbourg. De éstas, la primera data de principios del siglo XVIII, la ter- cera de la mitad del siglo XIX, y la segunda de mediados 20 del siglo XX. Las tres tienen un comin denominador, a saber: la condicion de extranjeros de los autores con res- pecto al pueblo y ala lengua ki-ché. Jiménez era espanol. Es cierto que, de los 63 afios que vivid, 41 los paso en Guatemala y, de éstos ultimos, 32 en las regiones ki-ché y kakchikel. Indudablemente fue el que tuvo el contacto mds prolongado y estrecho con la poblacion natural, pero no hay que olvidar que era tam- bién un fraile dominico, un cura doctrinero y por lo tan- to, el portador y difusor de una cosmogontia extrafia que pretendia suplantar el pensamiento ancestral americano por un sistema de creencias que, a la postre, no eran otra cosa que el pilar ideologico que sustentaba a la domina- cion y ala explotacion del sistema colonial espajfiol. Brasseur de Bourbourg era un erudito francés. Su re- lacion directa con ki-chés y kakchiqueles no llegé a te- ner dos afios de duracion, divididos en sus estancias en Rabinal y en San Juan Sacatepéquez. Su trabajo, hecho a mucha distancia, fue en buena medida un ejercicio inte- lectual deseoso de satisfacer las exigencias académicas de su mundo europeo y de su época. A mas de hombre de letras era un hombre de la iglesia, un abate que jamds pu- so en duda sus dogmas religiosos y su civilizacion occiden- tal. De haber sido ast, se hubiera abstenido por lo menos de apropiarse de originales tnicos e inconmensurablemen- te valiosos para los pueblos americanos. Adrian Recinos fue un intelectual viajero y refinado. Aun cuando formo parte de las élites y politicas que en la primera parte del siglo XX asolaron a Guatemala con dic- taduras sanguinarias y ultramontanas, tuvo —a diferencia de los de su clase— la preocupacion por adentrarse en lo mas profundo y vital del pensamiento aborigen, para lo cual aprendio no menos de tres lenguas de raigambre ma- ya. Sin embargo, su condicion de ladino urbano y su en- torno cosmopolita le impidieron compenetrarse con el pueblo cuya sabiduria exalté en los campos eruditos y académicos. No obstante que en su labor de traduccion puso el mejor de los empefios, la ambivalencia de su pen- 21 Samiento se pone de manifiesto en mas de una expresion o un juicio, vertidos a lo largo del texto. En los trabajos de los tres autores citados subyace la conviccién de que el pensamiento ki-ché expresado en el Pop Wuj, por mucha que sea su originalidad, su profun- didad o su elegancia, no deja de ser la manifestacién in- genua de un pueblo conceptuado por ellos como primiti- vo y, por ende, inferior a la civilizacion occidental. Por otra parte, todos prefieren ver el documento ki-ché como la expresion de un pasado que corto sus ataduras con el pensamiento y con el pueblo al que pertenece, y pretenden ignorar que no obstante la multisecular agre- sion de que éste ha sido victima, ha sabido mantener su vitalidad y su continuidad histérica. Adrian Inés Chavez, por el contrario, es —primero que todo— un ki-ché. Y como tal emprendié la ardua y pa- ciente labor que hoy vemos culminada, Esta, sin embar- gO, no es mas que la cuspide de una pirdmide que él fue construyendo a lo largo de toda una vida, ya que la base que la sustenta y los escalones que permiten remontarla estan constituidos por una serie de logros no menos sor- prendentes. Tal como él mismo lo dice, Jiménez no domi- no la fonética y en su trabajo castellanizo los sonidos, con lo cual los deformo, especialmente en el caso de ciertas consonantes ki-chés que no son sino ruidos de la boca, a diferencia de las consonantes castellanas que son sonidos. Por ello Chavez invento lo que él Nama “un pequefio alfa- beto complementario”, con el que logro desentranar al- gunos pasajes interesantes del Pop Wuj. Con fuerza y per- severancia logrd que le moldearan los nuevos tipos de im- prenta y que le construyeran una maquina de escribir en la que aquéllos estén incorporados, Pudo asi redactar un método original para el aprendizaje del idioma ki-ché. Contribuyo a la fundacion de la Academia de la Lengua Maya Ki-ché cn la ciudad de Quetzaltenango, y —parale- lamente— fue trabajando en la traduccion del Pop Wuj. No esta de mds traer a cuenta que, cuando en 1963 propuso a las autoridades educativas de Guatemala la adopcion del alfabeto y del método por él ideados para las 22 tareas de alfabetizacién y de educacién, aquéllas, apoyan- dose en dictamenes del Instituto Lingiitstico de Verano y del Instituto Indigenista Nacional, rechazaron su oferta por considerar que su obra ‘se aparta de los avances cien- tificos alcanzados por la lingiistica”.* En otras palabras, Ia facuitad creadora, el derecho a la invencion, segun se colige, corresponden con exclusividad a los extranjeros, quienes posan como depositarios de la ciencia y de los eventuales avances de la misma. Aqui cabe otra reflexion: la dominacion espajiola, desde sus inicios, suprimié cualquier tipo de memoria es- crita de los colonizados y, consiguientemente, condené a Jas lenguas indigenas a perpetuarse tinicamente a través de la tradicion oral; por el contrario, el idioma espafiol, en tanto que lengua oficial, paso a tener legalmente el mono- polio de la expresién hablada y escrita. Sin embargo, la dinamica misma de la colonizaci6n demostré que, para lo- grar una explotacion a fondo, era preferible negar el alfa- beto a los sectores populares, tanto aborigenes como la- dinos. No obstante, los gobiernos republicanos, herederos del orden de cosas colonial, han mantenido como verdad oficial la necesidad de la alfabetizacion, aunque los esfuer- zos para lograrla atin no hayan dado frutos. Pero en el ca- so de la poblacion natural, a la alfabetizacion han ante- puesto la castellanizacion, en otro esfuerzo, tan consciente como infructuoso, para suprimir las lenguas verdadera- mente nacionales. Estas no solo han resistido los embates sino que se han robustecido, y ahora —por boca de Adrian I. Chavez— enarbolan su bandera de triunfo, puesto que él ha demostrado no sélo la validez de su método —que de por st es un logro encomiable— sino la capacidad de los ki-chés de recuperar, en su mas pristina expresion, la pro- fundidad y la belleza de su pensamiento, contenido en un Pop Wuj depurado, 23 VI La traduccion de Adrian Inés Chavez se nos presenta ast como un profundo esfuerzo por descolonizar el texto. Comienza por rectificar el nombre del libro. Luego de de- mostrar la inexactitud de los que se le han dado anterior- mente, asienta el correcto: POP WUJ, que significa Libro del Tiempo, o Libro de Acontecimientos, gue vale tanto como decir Historia del Universo. Acto seguido, elimina la division del texto en partes y capttulos, ideada por Brasseur y adoptada luego por sus sucesores, incluido Recinos. En consecuencia, sigue el texto sin interrupcio- nes, tal como esta en la copia que hiciera Jiménez. En el predmbulo a su traduccion, Reciios enumera a las que considera parejas de dioses y,, en una larga llamada, especula sobre lo que puede ser el significado de cada nombre, ast como su parentesco con el panteon de los dioses toltecas y mexicas*®, Aqui la diferencia con Chavez es rotunda, ya que éste explica que “‘Cuando se sacé la copia en kt-ché se crey6 que Cada Cerbatanero, Siete Un Cerba- tanero; Jun Aj Pu, Shbalanké; Jun Batz, Jun Choweén eran pares de seres: fue una lamentable equivocacion. Cada Cerbatanero, Siete Un Cerbatanero son dos nombres del ajau que fue vencido en Shibalbd, cuya cabeza fue colgada en un arbol y que hizo fecundar a Ishkik’. Y prosigue: “Jun Aj Pu, Shbalanké, también son dos nombres de un mismo ser: el primero alude a su oficio de cazador, y el segundo es nombre propio... La aposicion, o sea la repeti- cion de una misma idea con otras palabras se ha empleado en el Pop Wuj con caracter enfatico ... Jun Batz, Jun Chowén son dos nombres de un mismo mito, el primero esta en ki-ché; el segundo en maya’.® Si los nombres de la mayoria de los personajes difie- ren en ambas traducciones es porque Recinos los confun- de con sus atributos, alterando ast el fondo de la historia, la estructura misma del mito. En cuanto a lo formal, la traduccion esta hecha con un vocabulario y una construc- 24 cion distintos, con un lenguaje que aventaja en fluidez y coherencia al de Recinos. VII Cabe pues preguntarse por qué una tarea de tal magni- tud ha sido realizada justamente en esta época, 0, en otras palabras, cual es el entorno social que envuelve al autor y a su obra, Para encontrar la respuesta, el propio Adrian I. Chd- vez suministra algunos datos interesantes; refiere que en la Primera Convencion de Maestros Indigenas, celebrada en Coban, Guatemala, del 6 al 9 de julio de 1945, él propuso la implantacion de un alfabeto que contiene siete conso- nantes y dos tildes mas, estas ultimas para representar la velocidad de las vocales, Simulténeamente sugirid que “las lenguas indigenas serviran para transmitir la cultura, para alfabetizar y castellanizar”. Aunque la acogida de los par- ticipantes fue favorable, las autoridades del ramo educati- vo se mostraron indiferentes. Quince afios después, en 1959, se fundd en Quetzaltenango la Academia de la Len- gua Maya Kt-che, la cual, como primer paso, aprobo el alfabeto ideado por Chavez, Tres afios mds tarde se susci- to el incidente relatado pdginas atrds, que culmino con el rechazo rotundo del nuevo alfabeto por parte de las auto- ridades de educacion. Mientras tanto, el Instituto Bibli- co Quiché, de San Cristobal Totonicapan, no sdlo hizo su propia version kt-ché de la Biblia y la predico, sino que conto para ello con el favor oficial. Tal como se ve, los campos quedaron claramente de- limitados: por una parte la iniciativa de los indigenas, en segundo término el comportamiento negativo de las au- toridades, y en tercer lugar la presencia confesional ex- tranjera, Vemos por un lado a los indigenas esforzandose en desarrollar su lengua con recursos propios, v, por el otro a las autoridades ladinas, coludidas con los misione- ros extranjeros, empefadas en canalizar la “‘tolerancia”’ oficial de las lenguas nativas hacia un uso aculturativo, co- 2s mo lo es la difusién de una fe religiosa contraria a las tra- diciones de esos pueblos. Este conflicto, centrado en la lengua, no es mas que un aspecto de una confrontacion en que se debate Guate- mala desde hace mds de cuatro siglos y medio, de una re- lacion interétnica signada por el racismo, el despojo y la ex- plotacion, en un contexto neocolonial de injerencia ex- tranjera, Por mucho que se quiera ensombrecer o disfra- zar la verdad, no se puede negar que la poblacién indigena, la mayoritaria en el campo, es la mds castigada con el mini- fundio y, en consecuencia, la mas fuertemente arrastrada a levantar las cosechas de exportacion que dan vida a la to- talidad de la poblacion. Obviamente, es la que mas rinde y a la que peor se paga, ast como la mds expuesta a las enfermedades y la mas corroida por la desnutricion. Sin embargo, aunque a primera vista parezca descon- certante afirmarlo, su situacién es ahora mejor que en otros momentos mas aciagos de su vida bajo el yugo colo- nial. O sea, que ha sabido encontrar los mecanismos para remontar la adversidad, Uno de ellos es la vitalidad; la poblacion ha aumentado, tanto en términos absolutos como relativos, Otro es la, al principio lenta y hoy indis- cutible, recuperacion de los émbitos productivo y comer- cial, lo mismo en el agro que en ciertos ambientes urba- nos. Y la tercera --la mas firme— ha sido el mantenimien- to de los medios de expresién propios, manifestados a través de la palabra, de las artes y artesanias, de la solida- ridad familiar y grupal, etcétera, engarzadas, en distintos niveles y .con variadas intensidades, en una cosmovision ferrea y sutilmente enraizada desde siempre y para siem- pre. Aun ante la maxima explotacién econdmica, cuya consecuencia casi inexorable tendria que haber sido el aplastamiento y la atomizacién, la poblacion indigena de Guatemala ha sabido oponer —con éxito— esos mecanis- mos defensivos capaces de asegurar su conciencia colec- tiva y su identidad historica, Este no es el momento ni el lugar para analizar en detalle ese proceso de reapropiacién al que antes hiciée- 26

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