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Bogotá , Marzo de 2016

Elizabeth Ramírez Suá rez– Lectora PQA

Este texto lo escribo a manera de registro, pero en verdad quiero


reflexionar sobre algo que considero relevante para nuestra labor diaria:
El cuidado de sí, de la propia vibració n.

La ciencia nos ha dicho una y otra vez que todo en el universo es


vibració n, todo lo conocido tiene una frecuencia de onda, desde las
estrellas hasta cada á tomo, y eso nos incluye. El universo entero es
sonido, frecuencia y vibració n, aunque de ese inmenso mar sonido
nosotros solo podemos escuchar un reducido espectro, el cual, al parecer
ha sido suficiente hasta ahora.

Aunque a PQA, justamente lo definen las palabras, habladas y/o cantadas,


creo que un gran porcentaje de lo que hacemos en el día a día esta
íntimamente relacionado con el sonido y la vibració n, y es esa posibilidad
de “entregar” sonido, “mi sonido”, “mi vibració n”, la que me sigue
llevando alegremente todos los días a las instituciones a encontrarme con
otras vibraciones en personas dentro de cuerpos pequeñ os y dentro de
cuerpos grandes o de má s edad.

Cada uno de nosotros tiene a la vez mú ltiples vibraciones, las de los


pensamientos, las de las emociones, las del funcionamiento del cuerpo
físico y claro, las vibraciones del sonido de nuestra voz, que muchas veces
son la manifestació n de todas la vibraciones anteriores. Creo que cuidado
de esas vibraciones y frecuencias es nuestra gran responsabilidad, para
con nosotros mismos y para con los demá s; esto antes de tener en cuenta
que en la vida tendremos encuentros armó nicos y disonantes, y la
respuesta a estos dependerá mucho de la vida interna de cada uno, como
los seres senti-pensantes que somos.

Un reto interesante llega cuando estamos ante una situació n evidente de


servicio, en la que la empatía, neutralidad, escucha, discreció n y actitud
amorosa deben estar presentes, entonces estar atentos a nuestra propia
vibració n es importante, es importante poder escucharla, y permitirle ser
flexible ante cada nueva situació n. Así todo lo que somos, aprendemos,
sentimos, pensamos nos acompañ a cuando nos acercamos a cada
habitació n en las instituciones, y allí haremos un intercambio de
vibraciones, y tendremos que dar de lo mejor de sí a pesar de los
pensamientos y sentimientos de tensió n, preocupació n, dolor… que
encontramos en los niñ os y sus acompañ antes, tendremos que filtrar
todas esas vibraciones, las nuestras y las del entorno, para al final
acompañ ar con nuestros gestos y nuestra voz, con nuestras palabras.

La invitació n con este texto es a llevarnos reflexionar sobre esa vibració n


que entregamos al leer, cantar, entretener, acompañ ar, consolar, etc., pues
lo que hacemos va mucho má s allá , y por eso creo que la cualificació n de
lo que somos como personas es relevante, porque al final lo que filtramos
y entregamos depende de la vibració n de nuestra vida interior.

De todo lo anterior y surgen preguntas: ¿Qué hacemos para cuidar de


nosotros mismos? ¿Qué hacemos durante o después que estamos en una
habitació n y sucede una gran descarga emotiva? Nos detenemos a
atender: ¿Qué me paso a mí cuando… (por ejemplo) veo una cicatriz en el
pecho de un bebé? ¿Có mo filtramos todas esas vibraciones diarias?

Pienso que podría ser un interesante ejercicio que compartiéramos las


respuestas o que por lo menos nos diéramos un tiempito para pensarlas y
sentirlas. Dejo por ahí estas reflexiones con el á nimo de enriquecer la
labor que hacemos y las personas que somos. Gracias.

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