Este texto lo escribo a manera de registro, pero en verdad quiero
reflexionar sobre algo que considero relevante para nuestra labor diaria: El cuidado de sí, de la propia vibració n.
La ciencia nos ha dicho una y otra vez que todo en el universo es
vibració n, todo lo conocido tiene una frecuencia de onda, desde las estrellas hasta cada á tomo, y eso nos incluye. El universo entero es sonido, frecuencia y vibració n, aunque de ese inmenso mar sonido nosotros solo podemos escuchar un reducido espectro, el cual, al parecer ha sido suficiente hasta ahora.
Aunque a PQA, justamente lo definen las palabras, habladas y/o cantadas,
creo que un gran porcentaje de lo que hacemos en el día a día esta íntimamente relacionado con el sonido y la vibració n, y es esa posibilidad de “entregar” sonido, “mi sonido”, “mi vibració n”, la que me sigue llevando alegremente todos los días a las instituciones a encontrarme con otras vibraciones en personas dentro de cuerpos pequeñ os y dentro de cuerpos grandes o de má s edad.
Cada uno de nosotros tiene a la vez mú ltiples vibraciones, las de los
pensamientos, las de las emociones, las del funcionamiento del cuerpo físico y claro, las vibraciones del sonido de nuestra voz, que muchas veces son la manifestació n de todas la vibraciones anteriores. Creo que cuidado de esas vibraciones y frecuencias es nuestra gran responsabilidad, para con nosotros mismos y para con los demá s; esto antes de tener en cuenta que en la vida tendremos encuentros armó nicos y disonantes, y la respuesta a estos dependerá mucho de la vida interna de cada uno, como los seres senti-pensantes que somos.
Un reto interesante llega cuando estamos ante una situació n evidente de
servicio, en la que la empatía, neutralidad, escucha, discreció n y actitud amorosa deben estar presentes, entonces estar atentos a nuestra propia vibració n es importante, es importante poder escucharla, y permitirle ser flexible ante cada nueva situació n. Así todo lo que somos, aprendemos, sentimos, pensamos nos acompañ a cuando nos acercamos a cada habitació n en las instituciones, y allí haremos un intercambio de vibraciones, y tendremos que dar de lo mejor de sí a pesar de los pensamientos y sentimientos de tensió n, preocupació n, dolor… que encontramos en los niñ os y sus acompañ antes, tendremos que filtrar todas esas vibraciones, las nuestras y las del entorno, para al final acompañ ar con nuestros gestos y nuestra voz, con nuestras palabras.
La invitació n con este texto es a llevarnos reflexionar sobre esa vibració n
que entregamos al leer, cantar, entretener, acompañ ar, consolar, etc., pues lo que hacemos va mucho má s allá , y por eso creo que la cualificació n de lo que somos como personas es relevante, porque al final lo que filtramos y entregamos depende de la vibració n de nuestra vida interior.
De todo lo anterior y surgen preguntas: ¿Qué hacemos para cuidar de
nosotros mismos? ¿Qué hacemos durante o después que estamos en una habitació n y sucede una gran descarga emotiva? Nos detenemos a atender: ¿Qué me paso a mí cuando… (por ejemplo) veo una cicatriz en el pecho de un bebé? ¿Có mo filtramos todas esas vibraciones diarias?
Pienso que podría ser un interesante ejercicio que compartiéramos las
respuestas o que por lo menos nos diéramos un tiempito para pensarlas y sentirlas. Dejo por ahí estas reflexiones con el á nimo de enriquecer la labor que hacemos y las personas que somos. Gracias.