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Elsecreto del = abe eign kl #2 hombre muerto ae Jorge Gonaslen ‘Un cadaver desaparece misteriosamente en la ciudad delos canales joven Luca se ve involucrado en una foscura trama tras la que se oculta un importante secreto.Averiguarlo pondré en peligro su vida «Siempre utilizo la levadura dela aventura, de la exploracién y del juego para enfrentarme con lo enigmatico, lo extraiio, lo misterioso, lo que solo se muestra a medias». Joan Manet GiseeRr loqueleo ©1997, Jone Maun sneer (© 200, 2006, errs SaNTILANAS A Deesaiiie ‘a Lean N- Alen 720 (C1001A42) (Cua tnoma de eno ies, Argentina El secreto del ISBN. 978-950-46-4373.9 hombre muerto Hecho dents que mately 1.723 nee nti, rd gn aa sa Joan Manuel Gisbert Prin isin be 2018 Matron de Franco Sole Sounding er e219 ort de ites ny en Matin Fa Baga royce rae: Mans be once Ronn CAs Soa rece tp a Oeste 1 ely oe ci, ds Todos derechos ene. Et pbc on pede repedu en todo nen pute lepton oyun tes de cape !nformacn, nga orm por gin mee sec nega slecrinica magn, detopio, loops ocala osc pe 0 previo por esrita dl editorial. loqueleg sta SEouNDA ReIMenEsON Dé +200 EURMPLARES aR DE PAIR EN EL Ms DE EN=KO DE 2039 6 ARTES GRAPIcAS Coton rx, Paso 292, AVELLANEDA, BUENOS AIRES, REROBLICA ARGENTINA | | | _ Lejos de aqui podrds abrirte camino Perdido en aquella ciudad Mena de cana- Luca se mordia los labios para no llorat. No juetfa que lo vieran con los ojos enrojecides por al llanco. Venciendo la timider, la vergtienza y la tristeza, habia llamado a muchas puertas. Se ofte- cia como ayudante de criado, para cualquier tra- bajo doméstico, a cambio de techo y comida, Le habia costado mucho decidirse a Ila- mar la primera vera una casa, La segunda se le hi- zo un poco menos ctiesta arriba. Ala tercera, no tuvo que pensirselo tanto, y asia lo largo del se fue acostumbrando. Peto no habia recibido més que negativas yy desprecios. En muchos casos, al verle por las te- jillas de las puertas, ni siquiera se molestaban en abrir. Otras veces, entreabrian un ventanuco para decirle de mal modo que se fuera. En alguna ocasién, para burlarse de dl, brian, Ja puerta para mirarlo de atiba abajo y hacetle ente- vesadas preguntas sobre el ustrado de Tos cucros 0 el abrillantado de la plata. Luca slo sabia responder 5 que estaba dispuesto a aprenderlo todo. No le ser via de nada. Le decian que se marchara y que no volviera a molestarlos. Peto lo peor de todo era la causa que lo habia llevado a aquella situacién, para él tan tris- tey lamentable. Su padre era un hombre ya mayor y mu dil de career Unos aos después dela mucrie de su madre, se habia vuelto a casar con una mu- jer bastante mds joven que él, que tenia tres hijas. Esa unign supuso la caida en desgracia de Luca ‘Agata, la nueva esposa, pas6 a ejercer un dominio total sobre el padre del muchacho, y la suerte de &te quedé echada. Antes de transcurrido un afio, justo cuando Luca iba a cumplir los trece, Agata Te dijo una noche: : En casa no hay pan para tantos. Eres va- r6n y mayor que mis hija. Lejos de aqui podrés abrirté camino. Serd lo mejor para todos y un mo- do de alivia la sieuacidn, Luca comprendié que aquello era una sentencia y que a su padre Ie faltaria energia y au- toridad para oponerse a ella No era verdad que en asa no hubiese al- ‘mento suficiente para todos. El problema era otro, Agata queria alejarlo para aduefarse atin mis de la situacin y favorecer sin trabas asus hijas. La calculadora mujer lo tenia todo previs: to: Luca irfa a la gran ciudad de los canales a ganar- se el sustento por s{ mismo, Ella lo acompafiaria, 9 Alllegar los dos aquella mafianay ver a abuin- dancia de hetmosas mansiones, Agata le haba dicho: Aqui hay muchas casas y palazzos. Segu- ro que en alguno puede haber trabajo para ti. Lo tinico que tienes que hacer es encontrarlo, No te seri dificil si insistes hasta dar con dl Luca miraba a su alrededor y se senfa to- talmente desorientado. La ciudad le parecia un complicado laberinto de callejuelas y canales en el que iba a extraviarse sin remedio. Volveré dentro de dos semanas ~dijo Agata~. Nos encontraremos en esta misma plaza. Entonces me dirds cémo te ha ido y en qué man- sién estis. Y yo se lo contaré a tu padre, ‘Quince dias le parecia a Luca un plazo muy largo, més que suficiente para que le ocutie- ran toda clase de calamidades, ‘Ante el silencio y la cabeza baja del mu- chacho, Agata argument6 con falsedad: -Sé que ahora me detestas, pero un dia me lo agradecerds. Bien, tengo que itme. ;Te acor- daris de acudir aqui, dencro de dos semanas, a la hora del mediodia? Tateaasinté de manera mecinica. Ni siquie- ra cstaba seguro de que ella fuese a volver como deci ase inclinéy Ie acereé su cara huest- dda para darle un ftio beso de despedida, Ya oscurecia,y sin embargo Luca continvaba llamando a las puerias como si una maldicién Jo ity obligara a seguir haciéndolo sin cesar hasta el fin de su vida Las negativas y desaires lo tenian martiri- zado, pero pensaba que si se dejaba veneer el pri- mer dia todo serfa atin peor al siguiente. En una de las puertas a las que llamé ‘cuando ya anocheci le abrié un hombre madu- to. Al oir la cantinela de Luca, lo misé con cierta simpatia y comenté: Hace més de treinta afios, yo Hegué co- mo ta esta ciudad en busca de tabgjo. Hoy dla son muchos los que vienen, y no hay para todos. Lo siento, no puedo oftecerte ocupacién. Pet ti nes cara de estar desfallecido -dijo el hombre Pasa. Algo para reponer fuerzas si voy a darte Después de tantos menosprecios, aquella acogida amable conforté bastante al muchacho. El hombre lo acompafié a una enorme cocina de altos techos y paredes ennegrecidas por el humo, y ordené a unas criadas que le dieran algo calien- te unas provisiones para llevarse. ‘Mas tarde, cuando Luca ya se iba, el hom- bre reaparecié en cl vestibulo y le dijo: Si alguna vex te encuentras en un apuro grave, y no tienes a quién acudic, ven a decirmelo Esa cad resulta. a veces peligrosa sino se conocen 0 Creen que el palacio esté leshabitado La caida de la noche sumié otra ver a Lae caen el mayor abatimiento. Estaba convencido de ‘que no habria lugar para él en ninguna de las a- sas de la ciudad. Aunque llamara a todas las puer- fas, su suerte no iba a cambiat. "Triste y agobiado, caminé en la creciente oscuridad alejéndose del gran canal, Miraba en los soportales buscando cobijo para la nache. Qué aire tan desamparado tienes —le dijo tuna mujer en una encrucijada de callejones-, ‘Vas dido? Fee wea se detuvo un poco sobresaltado y tmiré a su alrededor. La que le habia hablado era ‘una mujer madura vestida con sobriedad. El muchacho casi no podia verle los rasgos de la Buscas algo? —le pregunté ella sin dejar de miradlo. Como si recitara una vieja leccién, Luca respondi: pone Una casa donde necesten a alguien para ayudar alos criados. 2 Hay muchos en la ciudad que buscan lo mismo. Pero muy pocos lo encuentran A Luca se le encendié una débil esperanza: ~Sabe usted de alguna donde aceptaran ponerme a prucba? lla dejé escapar un suspiro extraioy di Yo atiendo a un noble sefior sobre el que ha cafdo la mayor desgracia. A pesar de lo que acababa de off, Luca pregunté: = GBs rico? [Eijereepusoeistement: Es mas pobre que ti y que yo y que to- doslos pobres qu hay ene mano, No ene re da, Por no tenet, no se tiene ni a sf mismo, =¢No? ~murmuré Luca, sin comprender ‘qué significaba aquello, ~Y¥.es0 a pesar de que esté en un palacio. ~,Cuintos eriados hay all? =Ninguno. El no necesita a nadie, Alli hay muy poco que hacer. La mayor parte del tiempo se va en horas mucrtas. Luca estaba pensando que aguella extrafa conversacién acabaria como todas las demas, en nada, pero la mujer le dijo: =Lo tinico que puedo hacer por ties ofre- cert refi esta noche Tienes dénde dormir? -No. Pues entonces, ven. No me vendr mal un poco de compafia 13 La desconocida eché a andat. Luca no reaccioné enseguida, pero comprendié que si no iba tras ella la perderia muy pronto de vista en la foscutidad de las callejas y luego no podria encon- trarla. Aquella mujer le habia parecido bastante rara y iste, pero un techo sicmpre seria mejor aque la intemperie o los soportales. La fe siguiendo de cerca. Ella solo se volvié tuna vez para comprobar que el muchacho iba tras sus pasos. Oia sus pisadas sobre las losas mojadas. Llegaron aun estrecho canal que bordea- ba una mansién palaciega de gruesos muros. Las entanas bajsesabanenvejadas. El edifici se n- contraba a oscuras, pero un leve resplandor salia de uno de los ventanales de la primera planta. ‘Anes de que la mujer elo dirs, Luca adivi- 1n6 que al estaba el hombre del que le habfa hablado, Se oy entonces un chapoteo que venia del extremo del canal, como si una gondola se acercara. La mujer se detuvo y permanecié expec- tante, Luca aguard6 tras ella sin moverse. De pronto, aquel le parecié el lugar més apartado y solitario de la ciudad, ‘No llegé ninguna embarcacién por el canal Lessons en el agua ecsaron, La mie sigié a dando, legé ante una gran puerta, abtié con una lave eae fio dar varias Yulasy Te dijoa Lice Anda, pasa. Pero sin hacer ruido. ro puede ser molestado. Necesita el mayor [No subas para nada ala primera planta. 4 Estaba todo tan oscuro que no se veia dénde estaba la escalinata que llevaba a las plantas superiores Aqui no hay muebles, pero al fondo hay tun montén de sacos. Podris prepararte un jergén, Después de la soledad yl silencio, lo que ‘més impresion6 a Luca fue el incesante rumor de agua que se ofa alli dentro, No le hubicse extraia- do descubrir que algunas habitaciones estaban inundadas y que el agua corria por los pasillos co- mo si el interior del edificio formase parte del la- berinto de los canales. La mujer cerré la puerta por dentro dan- do otra vez varias vuetas ala llave y explicé: =No quiero que entren mendigos ni vaga- bandos. Luego me eosaria mucho convencetos para que se fucran, Creen que el palacio esté des- hhabitado, pero no es asi Luca se pregunté qué estaria haciendo arriba aquel hombre silencioso, solo en el gran edificio, con aquella luz débil que salia por el yentanal. Aunque lo intenté, no fue capaz de imaginarlo. ML Seré una noche larga Luca se dedid a escoger a tientas unos ccuantos sacos y empez6 a prepararse un acomodo. Algunos estaban hiimedos, otros olfanligeramen- tea rancio, Fue desechando los peores. ‘Durante un rato no supo dénde estaba la mujer. Luego vio una luz que se movia. Ella habia encendido una vela, Subia ala primera planta. ‘A Luca le entraron ganas de seguirla sin ue lo notara. Si ella hablaba con el hombre que estaba arriba, quiz pudiera oft lo que decian. Era bastante misterioso todo aquello. Records lo que le habia dicho la mujer: «Es mis pobre que til y que yo y que (0- dos los pobres que hay en el mundo. No tiene na- da, Por no tener, no se tiene ni a s{ mismo.» ‘A pesar de sus deseos de averiguar quién cera aquel hombre, cenfa algo de miedo. Para dar- se énimos, se dij: Alla mola asst sbic a velo. Quik es uy viejo y esté enfermo, No tendrd fuerzas para hacer dafio a nadie, ni aunque quiera.» 6 Tras dominar un poco el temor, Luca cu- vo una idea esperanzadora «Si me ve, sabré que estoy aqui. Alo me- jor me pide que me quede para hacer algunos recados y trabajos.» A pesar de lo liigubre que era aquel ‘enorme caserén, la idea de poder estar alli unos dias sin verse obligado a seguir yendo de puerta en puerta no le parecié mala del todo. La mujer ya habia subido un buen nie mero de peldafos. Sin pensarlo mis, Luca fue tras lla sin hacer ruido, confiando en que la os- curidad lo protegeria. Segufan oyéndose sonidos de agua en ‘movimiento que resonaban por el edificio. La mujer se adentré en un corredor tan ancho que cl resplandor de la vela no parecfa encontrar pa- redes a los lados. Por delante de ella se vela una luz débil. La habitacién pobremente iluminada donde estaba el hombre tenia las puertas abier- tas, Como si esperara permiso para entrar, ella ‘escuvo unos momentos mirando adentro desde el umbral. Después penctré en la estancia. Luca fue hacia allf por el amplio corre- dor. Confiaba en oftles hablar. Ast averiguarta algo sobre el solitario habitante de la mansién. Pero lo que oyé fue algo muy distineo. Uno glps secs sonaron abso. Alguna persona golpeaba la aldaba de Ia puerta por la que ellos ha- Dian entrado. : W Resultaba raro que alguien llamara a aque- lla gran casa mortecina y oscura en la que no pare- clan reise vias desde hacia mucho tempo. Luca retrocedié con rapidez. Si la mujer bajaba a abrir lo encontraria alli. Salvando los pel- dafios de dos en dos, volvié en un suspiro abajo y fue al rincén de los sacos. Ella bajé la escalinata despacio. Al legar abajo Ia vela se le apagé. Eso no la detavo. Siguié hasta la puerta. Se oy6 un chirrido desagradable. Habla levantado la tapa de la enorme rejilla de hierro para observar el exteriot. No parecia acor- darse de que Luca estaba all «Con lo oscuro que esté fuera, casi tanto coio aqui dentro», pens6 el muchacho, «no verd dquién esté al otro lado de la puerta» ‘La mujer no lo necesté. Quien habia llama- doscidentifi de agin modo, o la lo esperaba, 0 lo reconacié por algo, pues le dijo a través de fa mini =Yo sélo hago lo que me manda el sefior de este palacio. Hubo unas palabras al otro lado de la puerta, pero a Luca no le lleg6 mas que un mur- ‘mullo confuso en el que no pudo entender nada Se oyeron pasos alejindose. Era una sola persona, Se iba caminando junto al angosto canal. La mujer dio media vuelta y volvié a subir por la escalinara, Cuando estaba ala mitad se detuvo de pronto, Volvi la cara hacia la oscuidad del fondo ddd zaguin y_pregunté a media vor: 18 Muchacho... gests ahi? Primero Luca quiso hacerse el dormido para que ella pensara que no habia oido nada, Pe- 10 le parecié que no se lo creesiay sexla peor. Con vor un poco ahogada, dijo: Si ~:Qué estis haciendo? La pregunta le results desconcertante a Luca, pero respondié: =Nada. Me habla dormido. Unos golpes ime han despertado. —Duérmete otra vez. Adin falta mucho para el amanecer. Serd una noche larga. Vv Mi mano te sefiala A pesar de que estaba rendido de cansan- io, Luca decidié que no iba a dormirse. No tena suefio. Ademés, aquel lugar estaba impregnado de algo raro, No pareefa recomendable abandonarse y dormir confiadamente. Se senté sobre los sacos y apoyé la espalda en la pared. Noté los muros feios y hiimedos, El rumor de agua seguia llenando el ambiente como si bajo el edificio hubiera un manantial oculto. Luca pens6 en el hombre de arriba, Le hu- bicra gustado verlo, aunque slo ftese un momen to. Quiso imaginar cémo era, pero no logrs mds ‘que presentirlo como una sombra sin cara. Su pensamiento se fue haciendo cada vez ids lento y acabé durmigndose sin darse cuenta ‘Arriba, la mujer seguia en vela cerca del mist so ocupante del palazzo. Un silencio total se man- tenfa entre ambos, ca vivié en suefios una extrafa situacién de pesailla, Se encontraba fuera del edifico, ante el ‘strecho canal. Ali habia alguien més. Un hombre aque lanzaba roses negras al agua, 20 ‘Aunque la escena era noctuma, Luca la pet= cibia con claridad. El desconocido iba envuelto en tuna especie de capa. Vio sus rasgos de perfil. Ain no habia dejado de ser joven, pero tenfa algo que lo ha- cia parecer mayor. Después de haber arrojado varias rosas ne- gras, que las aguas dl canal se llevaron despaci, el hombre entré en la casa. Poco después, empezaron a salir serpientes del agua, Luca creyé que iban hacia ly se asus. Pe- ro nolo hicieron. Se deslizaron hacia el palazzo y fue- ron entrando por la puerta y los ventanales. Dejaban ‘isibles rastros hiimedas en ls losis y los muros. Luca se pregunté si el hombre habia tirado las rosas negras para llamar alos reptiles. Esa idea le ‘caus6 espanto. Quiso hui, esconderse, para que aquel hombre nolo viera ni legara a saber que esta- ba ali, Pero no le fue posible. No podia moverse ni dar un solo paso. Enronces oy una vor. suave y escaloftiant. ‘Venfa del interior del palazzo, Lo estaba llamando. “Tavo la sensacién de haber cafdo en una tampa de la que no sabria como escapar porque qeeiac a alla ye modo en que scabs, To tinico que habia comprendido era que quella vor que susurraba en la oscuridad pertenecta al hombre de ls rosas negras. Asustindose cada vez ids pensé que era alguien que tenia un inmenso poder y que habia tenido muy mala suerte yendo a caer bajo su influj. 2 Continud oyendo la vor. pero sin com- prender lo que decia. Luca pensé que eta mejor aquellas palabras no entraban en su enten- nto quizd no le harfan ningtin efecto. La esperanza duré poco. A pesar de su es- fuerzo por mantener cerradas las ventanas de su pensamiento, las frases del otro se abrieron paso: 6... 0 6 atin quién ers... ni por qué has ve- niidos, le oy6 decir Luca a la vor que le hablaba en la oscuridad, «pero no importa... vas a offme... porque me dirjoa tia través de un suefio... que es lo que més cerca esti de la situacién en que me encuentro.» Lo que Luca oyé a continuacién no pudo ser més inquietante: foo entra en. el palazzo... aproximate a mi... no afiadas més distancia a la mucha que nos separa... quiero que estés cerca.» __Latca no supo cémo legs adentro, pero a los pocos instantes se encontré en el interior del palazzo, No pudo deducir en qué lugar estaba. Los sonidos de agua le Hlegaban de todas partes. Habia una gran oscuridad, como sila luz hubiese desaparecido del mundo. Tenia miedo y asco de las serpientes. Le horrorizaba la posibilidad de pi- sarlas 0 de que, sin verlas, le mondieran. mi mano te sefiala para que seas titel ‘que haga algo... antes de que mi desgracia llegue ser totale Luca tenia la impresién de que el hombre que le hablaba se habfa ido acercando sin hacer di 3 ido. De nuevo deseé hui irs lejos de aquel ugar. Pero no pod El aire en torno a él lo aprisionabsa. Y la vor pareca estar cada ver a menor distancia La sensacién de tener al hombre casi peya- do a él, susurrindole cosas extraia, le provocé tanta angustia a Luca que se desperté sobresaltado. Ta vor dejé de ose. Pero la impresion de que dl se encontraba all a un paso, envuelto por la foscuridad, continus. Acurrucado entre los sacos, procegiéndose ras ellos, Luca exp las tinieblas. De haber tenido la posibilidad de encender una hiz, aunque fuese la lama més pequefia y débil, lo habria hecho sin dudarlo. Oyé entonces algo que no supo si eran murmuillos de agua o siseos de sexpientes. ‘Dominado por el pnico, se puso de pie. Aunque se orienaba con lft fue hac a uerta, Pensé que si se copaba de pronto con aquel Rembrccn a oscuriad © mora de miedo. -Estaba convencido de que sdlo una cost po- dla sahrlo: exapar de aquelhigubre caserén y de st siniest0 iehiane ants que ie demasiado tarde. Al llegar a lx puerta tid de ella con todas sus fuerzas. No le sirvié de nada. Entonces recor- 446 que la mujer la habfa cerrado con llave, Y co- das las ventanas de la planta baja tenfan rejas por las que le seria, imposible pasar Se dio lava y ovis su js asuados cen la negrura del zagun. Estaba tan silencioso aquel Ise que of su cont come sembar en oda has, Vv Ha ocurrido algo ‘Tener la espalda en contacto con la puerta, aunque estuviera cerrada con llave, lo fe tranquili- zando un poco. Saber que al otto lado estaba el ‘mundo normal, donde uno podfa dormirse sin que lo invadiera una vor escalofriante en pleno suefio, lo ayud6 a no perder totalmente la calma. Poco a poco le fue desapareciendo la impre- sin de que el hombre estaba cerca de él. Luca pen- 6 que se habia asustado por lo que tal ver no fuese mas que una extrafia pes Al cobrar nuevos dnimas, hasta pens6en subir ala planta de arriba para descolgarse fuera desde al. ‘Las ventanas de la plana principal no estaban enrgja- dla, Poa hur sin demasiado peligro de hacerse dao. Pero no seatrevié a intentarlo. Fuese o no el ‘mismo del suefo, ariba habia un hombre enigmé- tico. ¥ también estaba la mujer, de la que no habia, vuelto a saber nada Atravess el zaguin y volvé al rineén de los sacos. Decidié quedarse alli, precavido y alert, xpe- rando. Supuso que a la luz del dia todo resultarla distinto y podeia ise sin trabas. 5 Consideraba imposible dormirse de nue- yo, ¥ no hubiese querido hacerlo por nada del ‘mundo. Vigilaba la oscuridad que lo rodeaba co- mo un centinela que no pudiera confiar més que en sf mismo. Cuando noté que una mano lo zarandesba, abrié los ojos sobresaltado. A pesar de rodo, habia gad a domi. Vio ala mie inctnada sobre 4. Fucra, empezaba a charear. Hegaba el alba Fis ccurido algo ajo ella, sin dar més cexplicaciones, aunque haciendo un leve movi- miento de la cabeza dirigido a la planta de arri- bba~. Tengo que ir a un sitio enseguida. Luca parpadeaba, incapaz de decie ni una palabra. La mujer prosiguié: “Quiero que te quedes aqui hasta que yo vwelva. Pero no hables con nadie. Si alguien lama co ronda la casa, no te dees ver. Pero procura fijar- te en cémo es. Lucgo me dirds qué aspecto tenfa Se la vela agitada, menos duefia de sf mis- sma que la noche anterior. Siguié hablando apres- radamente, En clertos momentos dirigt vistazos furtivos y répidos ala escalinata que llevaba ariba. =No sé cuinto tardaré, Espero que no mucho, Si puedo, te traeré algo de comer, Pero no te muevas de aqut, por nada, pase lo que pase. Y ten los ojas bien abicrtos. ;Puedo confiar en ti? ‘Luca asintié en silencio, pero sus intencio- nes ran otras. Cuando la mujer abrise a puerta, e= capariaa todo corrr, sin dar explicaciones. Ella no 26 podria cogerlo ni impeditselo, De ningin modo iba a permitir que saliera sola, ni que cerrara otra vex desde fuera, dejindolo atrapado. ~Y ora cosa ~agregé ella finalmente, en un tono que anunciaba algo todavia més importante~: No vayes para nada arriba, Hino quiere ver « nadie} ‘Al observar la cara que ponfa Luca, la mu- jer aclar: —Tiene que estar solo hasta que yo regrese El hecho de sentirse casi a salvo le dio va- for a Luca para preguntar: =,Qué es lo que ha ocurrido? La mujer parecié no saber qué responder, co- smo si aqudlla fuese la pregunta mas dificil que pudic- ran hacerle, Pero como Luca seguia ante el, ij: El necesita... ~dudé, no encontraba las palabras algo que ahora voy a buscar. La mujer estaba dominada por la prisa. Sin Gecir nada ms, entré en una habitacién sicua- da al fondo. Luca se acercé a la puerta exterior. Estaba preparado para escapar en cuanto ella abriera. La Juz del nuevo dia llegaba lentamente. Continua- ban oyéndose sonidos de agua en movimiento. Pasé un rato. La mujer no salia del cuar- to. Extrafiado por la tardanza, Luce fue hacia all Antes de abrir la pequefia puerta, tuvo el presentimiento de que ella lo habia engaitado. Alasomase crey6 estar viendo un enorme = tano inundado, Pero el agua quel lenaba se movi a Bra la causante de los murmullos que se ofan en el cdificio. El palazzo habia sido construido sobre un estrecho canal secundario que quedaba en parte cult bajo la mole de la casa. Hiabia all muchas columnas de sustentacién deledifcio y una especie de muell estrecho, y al for ddo una gran verja de hierro,cerrada, que impedia sax Tirtanto andando como por el agua, En el otro extre- mo, ocusra lo mismo, No era posible entrar ni salir por all sin abrir alguna de aquellas verjas. Sin dada, la mujer lo habia hecho. Pero Luca no vio por nin- lado el mecanismo que permitfa moveras Ella lo habia dejado encerrado en el palaz- zo, con la compafia amenazadora de aquel hom- bre misterioso al que habia visto y ofdo en suetos. Volvié al vestibulo. Tenia ganas de Horan, pero las ligrimas se le quedaron dentro, Se nota- ba los ojos secos y 4speros. Y no cesaba de pregun- tarse por qué habia tenido la mala fortuna de en- contrarse con aquella mujer en su primera noche por las calles de la ciudad, aba casi por seguro que ella lo habia lle vado ali para que el hombre de arriba lo sometiera a alguna crueldad de la que el ni siquiera sospecha- ba su existencia Su dinica posbiidad de savacin era gitar pidiendo auxilio. Pero pensé que no le oirfa nadie, que aquella parte de la ciudad estaba vacia y muerta, Y qule sus gritos sélo serviran para embriagar atin mds a su verdugo. i : Lalu siguié entrando por lucernas y ven- tanales. H dia se levamaba neblinoso y Blanco, con la quietud de una mafiana sondmbula La chided sxe un poco a ac, aunque se sentia prisionero y néulrago en aquel viejo edificio leno de rumors ygrgtsor de ape qu a mina Pasado un tiempo, entre los toques de campana de algiin templo lejano, se oyeron unos golpes de aldaba. Alguien estaba llamando a la puerta exterior. ‘A pesar de todo, Luca recordaba las indi- caciones de la mujer: «Si alguien llama o ronda fa casa, no te de- jes ver. Pero procura ijarte en edmo es. Luego me dirds qué aspecto tenia» Se acereé a uno de los ventanales que esta ban junto a la puerta exterior y miré oblicuamente. Sélo pudo ver a medias a a persona que estaba fue- ra, Por sus ropas supo que era también una mujer, pero no le vela la cara Ella volvié a llamar, mds sonoramente que 2 Luca miré a las escalinatas. Le habia pare- ido que alguien descendia. Pero no bajaba nadie. Cuando Luca volvié a mirar fuera se sobresalt6. Una mujer vestida con cierta elegancia tenia la cara pegada a os cristales del ventanal. Era Ja que estaba llamando. ~:Quién eres? ;Qué estés haciendo aque le pregunté de buenas a primeras. La ventana cerrada amortiguaba su voz y la hacia sonar algo Jejana-. Sal ahora mismo, no tienes ningyin dere- cho a estar en esta casa! Luca se aparté un poco del ventanal y dijo: La mujer que cuida esto me dejé entrar. La desconocida pregunté: ~;Te ha dejado solo? Litca supuso que no habia inconveniente en responder: Si =ZNo sabes que hay un hombre arriba? ~pregunts ella como si se refiriese a algo secreto. mujer cenfa la cara tan cera del ristal que al hablar su aliento lo empafiaba. El rostro le queda- 'ba como difurninado por una neblina misteriosa Si que lo sé ~respondié Luca, tratando de fijarse en la visitante por si luego tenla que describirsela a la otra mujer. =dLo has visto? No. ‘Como si ofteciese algo tentalory artiesgado a laver, la desconocida le pregunt6: | | 2 {Te gustarta verlo? Luca se dio cuenta de que ya no estaba my seguro de di quero no, La mie propa abiertamente: ={Por qué no subes ahora? Quin va a impedinelo? Ella no esti, Esa mujer no te ha di cho la verdad. ~=:Cuil es la verdad? -preguneé Luca, Sube tii mismo 2 averiguarlo, Los ojos no te engafarén, Confia en ellos Tiuca se preguns si sera mejor apartarse del ventana, doenenewe def daconodta y agar dara que volviera la otra mujer, o explicate la da- sma la desagradablesituacién en que se encontraba. ZA qué esperas? ~insistié la vistante,reta- dora. No te arreves a subir o es que ella te lo ha prohibido? Aprovecha ahora, Luego, seri tarde __ Lo que por la noche le habia infundido tun miedo casi insoportable, ahora con la acuosa luz del dia entrando por todas partes, le parecia menos temible. ‘Sin decir nada, Luca empe26 a subir por Ia escalinata, Pensé que si encontraba de pronto al hombre solitario daria media vuelta y bajarfa co- rriendo, aunque casi no le diese tiempo a verlo, Pero cuando legs artiba y se asomé cau- ‘closamente al gran corredor no vio a nadie, Eso le animé a acercarse un poco mas. Re- cordaba bien cual era la puerta por la que habfa centrado la mujer con la vela en la mano. 31 Seguiaabierta de par en par. Dentro habia ana eamay alta y grande, No tenia cabscera ni do- sel Extaba ene entro de la estan in nada a- ‘Sidon, como una embarcacion Rotando en las as quietas de una laguna, Tee ara cama habla un hombre acstado. No se movin pareta dormido, La blanc hr ma- fina que enttaba por fos vntanaes sin cortinas no fo habla despereado, Tica se adentr unos pasos. Aquellaar- dad diurna, que veniaen parte del rfc de los Canales, le daba al aie un temblor como de agua, Luca decidié que se acerara has el enorme lecho le vera la cara al hombre y alia dela habitacion sin desperato, Se aproximé respitndo con cuidado, con un rao hormigueo en las manos. Cuando pudo ‘eral soltaio personae, Luca dio dos pasos hacia bere Ei habtance de edifcio tena toda la apa- viencia dela muerte, Su igides no era lade quien derme profundamente, sino la del que ext lejos de todas as sensaciones de a vid E inte plo de sus mejlsy el color amoratado deus labios no dejaban lugar adds. Yseparecia anc al que abi vino ef el sue arrojando rosas negra al agua, que Se convencié de que era el mismo. 7Ha- ia muerto al amanecer, 0 en plena noche’ {Se tefera aes la mujer al dec «Fla ocurido algo»? "Ya Luca le vino ain otra pregunta s2 «Me habl6 en sues poco antes de mo- co cuando ya estaba muertos ‘No quiso seguir pensando en ello porque le producia una sensacién muy inguietante. ‘Al dar un ilkimo vistazo al hombre acos- ado pensé que tenia aspecto de llevar alli mucho tiempo, con su palider impresionante y aquella inmovilidad coral. Mis tiempo del que ningiin muerto podria estar sobre la tierra Luca habia visto personas difuntas varias veces. Le imponian un poco, sobre todo por su misteriosa Iejania, Pero el hombre que yacia en el gran Iecho era un muerto distinto a los demés, hermeético y solemne, mds solitario que ninguno, mis extrafiamente desterrado de la vida EI muchacho pens6 sobrecogido que si el hombre se levantaba de pronto él no tendsia fuerzas para echara corrr ni para grit. Podria cogerlo con esparitosa facildad. Retrocedié caminando de espaldas, sin perder de vista la cama ni un momento. Bajé tan deprisa las escaleras que crey6 {que los peldatios se habfan acabado antes de llegar abajo. Estuvo a punto de caerse. La visitante espe- raba fuera, pegada al ventanal, Al acercarse Luca, le dij: Se nota que lo has visto. Ahora sabes que es ‘un muerto, una compaifa horrible para un mucha- cho como ti. Fue muy cruel esa mujer metiendote aqui sin avisare de lo que habfa arriba. Ahora que ya 3 conoces el finebre secreto de esta casa, lo mejor ser que te vayas cuanto ances. Luca adiving las intenciones dela desconoci- dba Queria hacer abrir la puerta para poder meterse claen asa, —Date prisa “lo apremié-. $i esa mujer vuelve no dejaré que te vayas porque ahora sabes Iaverdad y tendré miedo de que le digas a alguien Jo que has visto en esta casa. Lo peor que podeta ocurtirte es que ella te encontrara aqut al volver. Hiazme caso. Sé bien por qué lo digo. Sise lo pro- pone, esa mujer puede hacerte mucho dafio. No puedes figurarte cudnto, ni de qué manera. Aquella dama le gustaba muy poco a Lux ca. La veiafalsa y turbia. Pero todavia le gustaba renos seguir encerrado en aquel lugar que era co- ‘mo una inmensa tumba. EI muchacho decidié hacer lo tinico que cstaba a su alcance: armarse de valot, volver acrba y ver si podia escapar por alguno de los ventanales Updos pane e Mientras subia se repitié muchas veces que el hombre acostado estaba muerto y que a la Iz del dia no podria hacerle nada. ~~Adénde vas? le grité ia mujer desde absjo-. {No puedes abrir? ;No te acerques_ al ‘uerto, una segunda vex podrfa ser fatal para ti! ‘Luca dgj6 de oil, Buscaba un ventana que le permitiera descolgarse y exapar Entré en una sala grande y vacia Abri6 una de as ventana, se asomé y abajo. 4 [Algo lo sorprendié: la dama habia desapa- recido. ¥ habia algo mas: una géndola se acercaba por el estrecho canal. A bordo iban cuatro hombres, ‘estan todos de manera muy parecida, Miraban al palazzo del hombre muerto. Uno de ellos hizo un esto y dijo algo a los demés. Habia visto a Luca asomandose. Si él hubiese saltado en aquel momen to, quizd habria logrado escapar. Pero dudé, y Ine go tuvo la reaccién contraria. Se aparté de la venta ha como si atin fuese posible evitar que aquellos hombres supiesen que estaba all, se peg ala pa red para intentar observarlos sin que le vieran. vil Quienquiera que aqui se encuentre Una nueva pesadilla empezaba para Luca Pero, a diferencia de la nocturna, ésta iba a viviela con los ojos muy abiertos. Cuando atin estaba pensando qué hacer © donde esconderse, unos tremendos golpes retum- baron en el palazzo. Los hombres de la géndola cstremecian la madera de la puerta con sus putios enguantados. Una vor sonora y autoritaria hizo oir sus exigencias: —iEn nombre de la Guardia del Consejo, abran inmediatamente! ‘Una segunda vor amplié la contundencia de la orden: ~(Quienquiera que aqui se encuentre tie- ne el deber de abrit! Sino lo hace, la puerta serd dervibada, y el infractor o infractores quedarin bajo custodia. Luca tenfa idea de que la Guardia del Con- scjo se encargaba de luchar contra el crimen en la cad. Pero su fama era bastante siniestra. Se decia que, a menudo, sus métodos no eran muy distintos de 36 los que utilizaban los asesinos y ladrones a los que erseguian. Pescguivor lima ver: paso a la Guardia! tronaron desde fuera. "Aunque estaba muy aturdido, Luca se daba cuenta de lo comprometido que seria para él que lo encontraran en aquel lugar con el hombre muerto. :Lo creerfan cuando explicara que una ‘mujer ala que no conocfa de nada lo habla meti- do ally que al amanecer se habia ido, dejéndolo encerrado? No parecia probable. . ‘Se oyeron unos golpes mucho mds fuertes {que los de antes, seguidos por el inconfunclble cruj- ddode la madera al sills. Luego, la voces de aque- llos hombres resonaron yaen el intetior del palazzo. ‘Al oitlos subir por la escalimata, Luca se ‘ofuscd y pensé solamente en esconderse. En el slén vacio donde se encontraba no tenfa ninguna post bilidad. Saié al corredor. La casi total ausencia de tmuebles en la casa reducia el nimero de posible cescondrijos de manera considerable. Y los corte- ddores y pasillos eran lugares de maximo peligro. ‘No pudo hacer més que entrar en el primer cuarto sin ventanas que encontré. Los ‘miembros de la Guardia ya llegaban arriba. A falta de otra proteccién, aquel lugar lo envolveria en la penumbra. Quito como una figura de piedra, prestS la ‘mayor arencién. Por el sonido de sus pasos, dedujo aque los reciénllegados, como si supieran qué estaban 37 buscando, avanzaban por el pasilo que conducta ala estancia del hombre muerto. ‘A Luca le surgié una esperanza. Quizé la cscalinata estuviera libre. La tinica duda era si se habfa quedado algin hombre abajo, vigilando. El ofdo le dijo que los que habian subido cstaban ya ante el hombre muerto. Se produjo un silencio espeso. Los imaginé alrededor del gran le- cho, mirando el cuerpo, incémodos, sin saber qué hacer, al vex impresionados. Larca se dijo que tenfa una oportunidad que no ibaa repetise.Salié del cuarto y con mucho sigi- lo fue hacia la escalinata. Tenia la sensacion de casi no tocar el suelo. A cada nuevo peldafio que bajaba, ss cerca se sentia de poder escapar. El vestibulo estaba solitario. La puerta ex- terior, forzada, habia quedado entreabierta. Luca miré a través de los ventanales entejados. No pa- recla que fuera hubiese nadie de guardia Como si lanzara una invisible moneda al aire para jugarse su suerte a cara o cruz, Luca pa- s6 por la maltrecha puerta y salié del edificio. Su corazén estuvo encogido hasta que al mirar a derecha e izquierda vio que ninguno de los hombres de la géndola estaba alll. La embar- cacién habia quedado sola, someramente amarra- da.a.un poste de madera. EI muchacho no necesitaba averiguar nada mis para deciditse a echar a corre. No sabia que lo ue estaba haciendo ibaa volverse contra él 38 Los del Guardia sollan dejar ils espe ranzas de fuga a algunos sospechosos, para luego presertar su ineento de huida como una eviden- ‘ia de culpabilidad. Era una de sus estategias. La habfan utlizado entonces, casi por rutina, porque al llegar habjan visto en una ventana a alguien {que trataba de ocultarse. [Luca no supo de dénde salia cl hombre vestido de oscuro que, sujetindolo Fuertemente con los brazos, detuvo su carrera a poca distancia Gel palazzo. La esquina de la que surgié casi no fue advertida por el muchacho. 'No hbo forccjeos ni alboroto. Verse apre- sado de pronto, cuando ya se creia libre, anulé en Lac oda ei, has I de gia. El hombre tampoco dijo nada, Se limité a cambiar la manera desujear al muchacho, Hizo una fre presion en tuna de sus brazos, y lo levé de vuelta al palzo. vu Nunca habia visto nada igual Nadie le dijo a Luca por qué lo habian apre- sado, a que lugar lo levarian ni qué iba a ser de él ‘Aquellos hombres se aseguraron de que no pudiese escapar, pero no le preguntaron nada ni le prestaron atencidn. Eso aumenté la angustia del muchacho, Parecia que daban por sentado que era culpable de algo Llegé al rato un hombre de edad que te- nfa un rango superior. Subié a la habitacién del hombre muerto, lo examiné sin tocarlo y declar6: =No_podemos consentir que haya un cuerpo sin vida abandonado en una mansién des- hhabitada. Es una situacién anormal a la que hay que poner fin, Llevadlo a la Procuradutia general ‘A Luca sélo le ditigié una mirada ripida cuando uno de los otros le dijo algo en vor baja Los agentes det Consejo colocaron al hombre sobre unas telasy las utilizaron como an- das para bajarlo a la gondola. Una vex depositado en a embarcacién, cubrieron el cuerpo para que no se viera qué clase de carga llevaban. Sin embar- {g0, no resultaba muy dificil adivinarlo,

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