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Caminito de la escuela…

Una lectura estética del silencio zapatista


-Dr. Humberto González Galván-

Caminito de la escuela/ apurándose a llegar


con sus libros bajo el brazo/ va todo el reino animal…
porque en los libros/ siempre se aprende/ cómo vivir mejor.
Francisco Gabilondo S., Cri-crí.

Dos palabras, la misma.


Don Miguel León-Portilla da puntual noticia de la palabra con la que los
tlamatinime o filósofos nahuas, en un Coloquio llevado a cabo en 1524 que sería
su última actuación pública, discuten con doce franciscanos colonizadores,
“defendiendo [ante ellos] sus opiniones y creencias” religiosas, metafísicas y
teológicas1. Traducidos con erudita fidelidad por León-Portilla, nosotros aquí sólo
entresacamos algunas mínimas secciones de dicho Coloquio, a fin de destacar un
tono, una retórica, un estilo o, mejor aún, un “modo de pensar”, el modo náhuatl
que es el que, en última instancia, queremos reconocer también en el “modo
zapatista de pensar”, que luego consignaremos. Dos modos de pensar y dos
palabras, en última instancia, la misma. Así hablaron los tlamatinime:
Señores nuestros, muy estimados señores:
Habéis padecido trabajos para llegar a esta tierra.
Aquí, ante vosotros,
os contemplamos, nosotros, gente ignorante…

Y ahora ¿qué es lo que diremos?


¿qué es lo que debemos dirigir a
vuestros oídos?
¿somos acaso algo?
Somos tan sólo gente vulgar…

Por medio del intérprete respondemos,


1
Colloquios y Doctrina Christiana con que los Doze Frayles de San Francisco enviados por el Papa Adriano
Sesto y por el Emperador Carlos Quinto convertieron a los Indios de la Nueva Espanya, en Lengua Mexicana y
Española. Realizada en 1524, será hasta cuatrocientos años después, en 1924, cuando se descubra el
manuscrito original en el Archivo secreto del Vaticano. Habiendo tenido luego un singular y significativo
destino editorial (Cfr. León-Portilla, M. La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes. México. UNAM, 1993,
pp.14-15 y p.129), lo traduce en 1949 Walter Lehmann del náhuatl al alemán con el ya tendencioso título de
Dioses que mueren y Mensaje Cristiano, pláticas entre indios y misioneros españoles en México, 1524.

1
devolvemos el aliento y la palabra
del Señor del cerca y del junto.
Por razón de él, nos arriesgamos
por esto nos metemos en peligro…

Vosotros dijísteis
que nosotros no conocemos
al Señor del cerca y del junto,
a aquel de quien son los cielos y la tierra.
Dijísteis
que no eran verdaderos nuestros dioses.
Nueva palabra es ésta,
la que habláis,
por ella estamos perturbados,
por ella estamos molestos.
Porque nuestros progenitores,
los que han sido, los que han vivido sobre la tierra,
no solían hablar así.
Ellos nos dieron
sus normas de vida,
ellos tenían por verdaderos,
daban culto,
honraban a los dioses.
Ellos nos estuvieron enseñando
todas sus formas de culto,
todos sus modos de honrar (a los dioses).

Era su doctrina
que ellos nos dan nuestro sustento,
todo cuanto se bebe y se come,
lo que conserva la vida, el maíz, el frijol,
los bledos, la chía.
Ellos son a los que pedimos
agua, lluvia,
por las que se producen las cosas en la tierra.

Y ahora nosotros
¿destruiremos
la antigua regla de la vida?
¿La de los chichimecas,
de los toltecas,
de los acolhuas,
de los tecpanecas?

2
Nosotros sabemos
a quién se debe la vida,
a quién se debe el nacer,
a quién se debe el ser engendrado,
a quién se debe el crecer,
cómo hay que invocar,
cómo hay que rogar.

Oíd, señores nuestros,


no hagáis algo
a nuestro pueblo
que le acarree la desgracia,
que lo haga perecer…

Tranquila y amistosamente
considerad, señores nuestros,
lo que es necesario.
No podemos estar tranquilos,
y ciertamente no creemos aún,
no lo tomamos por verdad,
(aún cuando) os ofendamos2.

Así hablaron los tlamatinime, nos dice León-Portilla; sin servil sometimiento,
aunque mostrando cautela y respeto. Después de todo, como vencidos, “no pude
existir de hecho un plano de igualdad en la discusión. Sin embargo, no por esto
dejan de oponerse con valentía a los que consideran injustificados ataques contra
su manera de pensar”3:
Hablando ante numerosa gente y tal vez prefiriendo no ir
demasiado lejos a la vista de los frailes, sólo esgrimen los
argumentos que juzgan más apropiados para mostrar
simplemente que el modo náhuatl de pensar en relación con la
divinidad puede y debe ser respetado, por poseer ciertamente
un rico y elevado concepto acerca del Dador de la vida y por
ser igualmente sólido fundamento de sus estrictas reglas de
conducta y de su tradición inmemorial.4

2
Ibíd., pp.130-131.
3
Ibíd., p.129.
4
Ibíd., pp.129-130. Cursivas nuestras.

3
La respuesta tlamatini fue una forma de silencio; sus interlocutores no están
dispuestos a escuchar. Ello ocurrió en 1524, ¿qué destino y qué eco de esa palabra
h
estamos atestiguando h h istóricamente ¿)5 a estas altura de mayo del 2013? A casi
h
quinientos años de aquel soberbio Coloquio, la escena h h istórica parece reiterar la
misma trama dialogal: una escucha que callando habla (los tlamatinime) y un
egoísmo impositivo incapaz de hacerse auditorio (los frailes) ya que, de acuerdo al
filósofo Gadamer, para lograrse auditorio…

…debemos aprender a escuchar, en uno u otro camino, a


luchar siempre contra el ensimismamiento y eliminar el
egoísmo y el afán de imposición de todo impulso intelectual. 6

En fin, con otros personajes y en otro decorado escénico, pero preservando la


h
misma soberbia, doble y desigual la h h istoria se repite. Por un lado, la soberbia,
arrogante y megalómana, de la requisitoria del fraile vencedor que enarbolaba
inmutable a su dios único y opresor; Por el otro, la soberbia, por magnifica y
sublime, de las respuestas silenciosas del tlamatini que defiende con dignidad sus
tradiciones y dioses ancestrales. Así se dio en 1524. Asá se está dando hoy, casi
quinientos años después, en las sierras de Chiapas. Así y asá, dos modos, a la
postre, el mismo. Ya no es hoy el cristianismo, portavoz ideológico de la
monarquía colonialista de aquel entonces; hoy es el neoliberalismo, portavoz
ideológico de los monopolios, también colonialistas, de este ahora globalizado; Un
neoliberalismo disfrazado hoy tan mal de democracia como antaño aquel (el
cristianismo), disfrazado de bondad y misericordia. Más bien caricaturas de aquello
5
Aún por ser desarrollado en detalle, introducimos esta notación para “lo histórico” implicando los
siguientes tres sentidos: A) Lo historiológico; “La historiología no es, por tanto, una reflexión metodológica
sobre la historia rerum gestarum o historiografía, sino un análisis inmediato de la res gesta, de la realidad
histórica. ¿Cuál es la textura ontológica de esta? ¿De qué ingredientes radicales se compone? ¿Cuáles son
sus dimensiones primarias? (José Ortega y Gasset. “La «Filosofía de la historia» de Hegel y la Historiología”,
p.30; que, a manera de introducción precede las Lecciones sobre la filosofía de la historia, de Hegel (Madrid.
Alianza, 1980)). B) Lo historial, por su parte, quiere hacer suyo el presente desde el que pasado y futuro se
hacen consciencia. C) Lo historietal tiene como mediación privilegiada la imagen, esto es, la representación
h
gráfica de lo narrado, sobre todo en obras marginales. Su notación h h se puede emplear como adjetivo y
como sustantivo. También puede admitir cualquier conjugación verbal.
6
Gadamer, H-G. “Sobre los que enseñan y los que aprenden”, en La herencia de europa. Ensayos. Barcelona.
Península, 1990, pp.145-146.

4
h
que pretenden representar, cristianismo y neoliberalismo se ahogan h h
istóricamente en sus propias palabras. A esta soberbia intolerante (en el fondo la
misma) se enfrentaron antes los tlamatinime con tanto honor y dignidad como
ahora se enfrentan sus herederos, los pueblos originarios (entre quienes hay que
contar, como se verá, al movimiento rebelde zapatista como unos de sus actuales
voceros culturales). Tlamatinime antes, neo-zapatistas hoy; una y la misma
admirable soberbia de sencillez y lucha. En efecto, aquellos (los tlamatinime)
lograron resistir y preservar un modo originario de pensar cuyas características de
humilde apertura, firmeza activa y capacidad de escucha auditora al otro, podemos
reconocer todavía en los pueblos ahora llamados justo así, originarios: en sus
tradiciones, sus lenguas, sus maneras de vincularse a la naturaleza, de vincularse a
la vida-muerte, de relacionarse con sus dioses, de vincularse entre sí… de luchar.

A la anterior representación llegué luego de leer un largo documento de 172


páginas que me hizo llegar el compa Tito (Así se le conoce abajo; para “los de
arriba”7 es el Dr. Gilberto Piñeda Bañuelos). En este largo documento (que valdría
la pena editar y difundir con generosidad) se recopila la experiencia extraordinaria
de un movimiento vigente y vivo, lleno de símbolos y acciones organizados con tal
congruencia en una visión de totalidad originaria, que cuesta trabajo no ser
seducido por la estética que circula sus venas. Porque es su estética la que
queremos resaltar aquí, no sin antes señalar la íntima vinculación “orgánica” de
estos modos de pensar-ser originarios; vinculación que impide pensar lo estético
separado e incomunicado de sus otros atributos culturales. Los modos de pensar-
ser originarios son, en última instancia, religiosos, entendiendo lo religioso en su
sentido más hondo y abarcador:
…entre los mayas y los nahuas, la religión no es únicamente
un aspecto más de su cultura, y, menos aún, un aspecto que
haya tenido como única finalidad la justificación del grupo en
7
“La propuesta zapatista, abundó [Pablo González Casanova], es una nueva alternativa para la vieja
disyuntiva reforma/revolución que caracterizó el debate y las luchas de la izquierda en el siglo XX. Estamos
ante un nuevo momento, que cambia la geometría política, más allá de la oposición derecha-izquierda, al
hablar, como lo hacen los zapatistas, del arriba y el abajo.” (Hermann Bellinghausen. La Jornada.
2013/enero/2).

5
el poder para dominar y explotar a los otros [como el
cristianismo]… sino que es, esencial e intrínsecamente, una
vivencia del universo que impregna y dirige el sentido de la
vida en su totalidad; para ellos, los dioses están en todo, son
el origen y la generación continua de las cosas, son el espacio
y el tiempo, y, por lo tanto, determinan todo lo que el hombre
es y todo lo que el hombre hace.8

El modo de este pensar-ser originario choca así con el modo convencional que
occidente ha adoptado con entusiasmo analítico a partir del ascenso burgués y la
división del trabajo. Así lo constataba ya muy bien Guillermo Bonfil Batalla:
... en la cultura occidental se pretende separar y especializar
distintos aspectos de esa relación total (con las cosas del
mundo): el poeta le canta a la luna, el astrónomo la estudia; el
pintor recrea formas y colores del paisaje, el agrónomo sabe
de la tierra; el místico reza ...y no hay forma, en la lógica
occidental, de unir todo eso en una actitud total, como lo hace
el indio ...(y esto conduce) al especialista que sabe cada vez
más, de cada vez menos…9

El modo de pensar-ser originario, por su parte, construye formas de espacio-


tiempo estéticos, formas de espacio-tiempo políticos, formas de estar, de conocer
y de ser, andando los días como si fuesen caminos impregnados de símbolos, de
dioses, de respetados valores culturales, ya viejos de antes (la lengua, el vestido,
la madre tierra), ya nuevos de hoy (la democracia, la libertad, el medio-
ambientalismo)… ¿no tendría que resultar de este nuevo sincretismo (sincretismo
de abajo p`a arriba), una auténtica fiesta a los sentidos, una auténtica estética
otra que sólo nuestra mala costumbre occidental segregacionista separa en
compartimentos aislados? Apartheid respaldado por la fuerza, ya que el auténtico
poder no puede ser discriminatorio ni impositivo:
A menudo se ignora que el poder lo tiene siempre y solamente
el pueblo. Lo tiene siempre aunque sea debilitado, acosado,
intimidado, de manera que no pueda expresarse. El que
8
De la Garza, Mercedes. El hombre en el pensamiento religioso náhuatl y maya. México. UNAM, 1990, p.14.
9
Bonfil Batalla, G. El México profundo. Una civilización negada. México. SEP/CIESAS, 1987, p.58. Citado por
Edgar Samuel Morales Sales en “La condición humana en la obra de Guillermo Bonfil Batalla. Universidad
Autónoma del estado de México. En línea (actualizado en 2006).

6
ostenta la pura fuerza, la violencia, el ejercicio del dominio
despótico o aparentemente legítimo, es un poder fetichizado,
desnaturalizado, espurio, que aunque se llame poder consiste
por el contrario en una violencia destructora de lo político
como tal.10

Por nuestra parte, es una exhibición estética de auténtico poder político 11 lo que
queremos destacar del aconte-ser12 ocurrido el solsticio de invierno pasado: 21 de
diciembre de 2012. Describamos el hecho: cuarenta mil indígenas zapatistas de
distintos pueblos mayas bajan de la sierra chiapaneca, caminan en silencio, sus
pasos son apenas un siseo constante de pies raspando la tierra, sus coloridas
vestimentas tornasolan su arcoíris bajo una pertinaz llovizna matutina. Sus pasos
los llevan a cinco cabeceras municipales que “toman” pacíficamente, ¿cómo las
“toman”, como las “ocupan”?; así, caminando. Con tablas que ellos mismos llevan,
quién sabe cómo y desde dónde, improvisan una solida tarima, un puente que
cruzan caminando, sin detenerse, con el cerrado puño en alto:
Precedidos siempre de la acción, antes que la palabra hueca
de la clase política, este singular desfile de columnas de los
mayas zapatistas que sin excepción, incluyendo niños,
subieron –con el puño en alto– a tarimas situadas frente a los
palacios de gobierno de las cabeceras municipales tomadas y
flanqueadas por la bandera nacional y la rojinegra de esta
organización, ratifican con este hecho simbólico quiénes son
los que mandan y protagonizan esta lucha que cumple 19 años
de hacerse pública y que ha estremecido al mundo de la
emancipación y las rebeldías.13

¿No es este un auténtico aconte-ser estético-político?: muchos de ellos jóvenes de


edad; todos ellos jóvenes de corazón y de esperanza. Saben que llevan el poder de
10
Carlos Fazio. “La razón, el poder y la fuerza”, en La Jornada. 2012/septiembre/17.
11
Aquí estamos también entendiendo “poder” como la delegación legal, legítima y tradicional asignada de
manera transitoria a una persona o institución, a fin de realizar funciones en bien común de una comunidad.
Es, en cierta forma, sinónimo de razón. Separamos así al “poder” de la “fuerza”, que suele ejercerse a falta
de poder, es decir, de razón: “…ya le decía el Viejo Antonio al sup Marcos: Si no puedes tener la razón y la
fuerza, escoge siempre la razón y deja que el enemigo tenga la fuerza. En muchos combates puede la fuerza
obtener la victoria, pero en la lucha toda sólo la razón vence. El poderoso nunca podrá sacar razón de su
fuerza, pero nosotros siempre podremos obtener fuerza de la razón”. (Carlos Fazio. Ibídem).
12
Introducimos este neologismo a fin de resaltar la intima conexión “orgánica” de los pueblos originarios y
sus modos de caminar la vida, modos en última instancia ontológicos pues, ¿no es el Ser el todo?
13
López Rivas, Gilberto. La Jornada. 2013/enero/3.

7
la razón encerrado en esos puños que desfilan en silencio por San Cristóbal, por
Ocosingo, por Margaritas, por Palenque, por Altamirano. ¿De dónde vienen?; los
de abajo bajaron de las Juntas de Buen Gobierno creadas hace diez años (agosto
de 2003) en sus Caracoles, especie de municipios cuyos poéticos nombres son ya
los personajes mismos que ahora representan el aconte-ser de la trama estético-
política que nos regalan a la mirada y a la escucha: 1) Madre de los caracoles del
mar de nuestros sueños (La Realidad); Torbellino de nuestras palabras (Morelia);
Resistencia hacia un nuevo amanecer (La Garrucha); Que habla para todos
(Roberto Barrios); Resistencia y rebeldía por la humanidad (Oventic). Bajaron de
sus Caracoles enclavados en sus sierras; bajaron volando de sus propios cielos con
sus propias alas (así quiere ver Nietzsche14 la labor de futuro de su Übermensch);
bajaron de la selva en la que apuestan sus oasis de felicidad (así le llama Eugen
Fink al juego desde su ontología15). Bajaron los de abajo, los que siguen andando
el noble juego de una existencia que quiere ser digna y gozosa, a pesar de los
“parásitos haraganes” (así les llaman a ellos a los “políticos”), esos que han
deshonrado la palabra:
Los zapatistas marcharon este 21 de diciembre en orden,
dignamente, con disciplina y cohesión, y en silencio; un
silencio que se escuchó fuerte. De la misma manera en la que
han tenido que cubrirse el rostro para ser vistos, ahora
interrumpieron la palabra para ser escuchados. Se trata de un
silencio que expresa una fecunda capacidad generativa de
otros horizontes de transformación social, una gran potencia.
Un silencio que comunica voluntad de resistencia frente al
poder: Quien permanece en silencio es ingobernable, decía
Ivan Illich.16

¿Cuál fue el mensaje que dejó oír ese espléndido silencio:

14
Nietzsche, F. Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie. Madrid. Alianza, 1984: “Si alguna vez
extendí silenciosos cielos encima de mí, y con alas propias volé hacia cielos propios” (Los siete sellos (O: la
canción «Sí y Amén»)).
15
Fink, E. Oasis de la felicidad. Pensamientos para una ontología del juego. México. UNAM, Centro de
Estudios Filosóficos, 1966: “…la comunidad lúdica. El jugar es una posibilidad fundamental de la existencia
social. Juego es compañía, jugar con otros, una forma entrañable de la sociedad humana… el jugar se
convierte en una posibilidad magnífica, por lo poco limitada, de la libertad humana (p.18 y p.23).
16
Hernández Navarro, Luis. “Rebeldía viva. Derrumbe y renacimiento en el mundo zapatista”. La Jornada
(2012/diciembre/22).

8
¿ESCUCHARON?
Es el sonido del mundo derrumbándose
Es el del nuestro resurgiendo
El día que fue día, era noche
Y noche será el día que será el día.

Es este un modo originario de hacer auténtica política-religión, de trabajar por el


bien común-comunitario, usando un lenguaje estético-ontológico significativo. El
silencio es parte de este lenguaje. Sobre todo hoy en día, mal acostumbrados
como estamos al lenguaje vacío de la “clase política”, parásita y haragana (así se
le llama desde abajo) que, al no poseer poder (delegación legal y legítima para
cumplir una función), opta por la fuerza, su simulacro, atropellando todo aquello
que le recuerda su impotencia. El silencio suena y llama. La filósofa Fernanda
Navarro y el filósofo Luis Villoro escucharon en ese silencio una invitación:
tras ese silencio nos invitan, nos incitan a caminar la palabra,
su palabra, para mostrar lo que ellos han logrado resistiendo y
construyendo un mundo en el que todo lo que tiene vida se
ama y se respeta, porque tiene corazón.17

Los de abajo: un silencio, muchas miradas.


Juan Rulfo escribe su novela Los de abajo, que en algún momento pensó titular
Los murmullos18, para describir una manera de ser originaria que tiene que ver con
algunos procesos fundamentales de la existencia humana: la estirpe (el pasado), el
amor (el presente), la muerte (el futuro). Murmullos del ser. Los de abajo son los
muertos que susurran sus proezas, sus deseos, sus esperanzas; son los muertos
que somos todos en tanto seres finitos que hablan que hablamos como un eco que
viene de un arcaico lejos, que rebota en los riscos y se impulsa a nuevas
distancias. Eco que camina. Quién diría que los de abajo, provenientes de la ficción
genial de Rulfo, estén ahora a punto de convertirse en categoría filosófica para
impulsar la comprensión comprometida de un movimiento político-cultural-social-
armado en pro de la justicia humana. La novela de Rulfo Los de abajo y el poema
17
Citado por Hermann Bellinghausen (La Jornada. 2013/enero/3).
18
Muy temprano, en 1947, pensaba en el nombre Una estrella junto a la luna. Luego, casi al final, rondó el
título Los murmullos; apareció finalmente como Pedro Páramo en 1955.

9
de Mario Benedetti El sur también existe, indican desde la imaginación, cada uno a
su manera, el horizonte que ahora caminan los pueblos originarios, representados
aquí por algunos de ellos genéricamente autodesignados zapatistas, o neo-
zapatistas. Así los hace ver el documento Ellos y nosotros, que incluye entre sus
siete disparejas secciones, las siguientes: (I) “Las (sin) razones de arriba”, y (IV)
“Los dolores de abajo”. Las primeras (las sinrazones) son las de los opulentos
norte que arriba, teniéndolo todo, quieren tener más (su único modo de nunca
tener nada); y los segundos (los dolores) son los de la gente sur honrada que
nada tiene, pero que quiere preservar su humanidad (su único modo, aunque otro,
de tenerlo todo). Esta dialéctica de los de arriba y los de abajo, tematizada en Ellos
y Nosotros por el SupMarcos en el Planeta Tierra (así firma él sus comunicados),
h
en enero de este 2013, tiene como claro paralelo y antecedente h h istórico el
siguiente poema de Mario Benedetti, en el que sur y norte irradian su sentido
metafórico abajo-arriba. Demorémonos en él:

Con su ritual de acero


sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirenas
sus cielos de neón
sus ventas navideñas
su culto de Dios padre
y de las carreteras
con sus llaves del reino
el norte es el que ordena.
Pero aquí abajo, abajo
el hambre disponible
recurre al culto amargo
de lo que otros deciden
mientras el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y pasan otras cosas
que el norte no prohíbe
con su esperanza dura

10
el sur, el sur también existe.
Con sus predicadores
sus gases que envenenan
su escuela de Chicago
sus sueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa
con su gesta invasora
el norte es el que manda.
Pero aquí abajo, abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve
con su fe veterana
el sur, el sur también existe.
Con su corno francés
y su academia sueca
y sus llaves inglesas
con todos sus misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
con su saña opulenta
con todos sus laureles
el norte es el que ordena.
Pero aquí abajo, abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo dice
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa

11
que el sur, el sur también existe.

De lo antes dicho (poema incluido), proponemos que los de abajo habitan lo sur,
en esta nueva mitología espacial de alcances y escuchas filosóficos
ontológicamente fuertes19. El silencio significativo de estas voces que se escuchan
abajo, abre miradas que son hoy legión, frente al mero bla-bla-bla ciego de tantos
políticos (parásitos holgazanes, como se les designa en lo sur) que, sin palabra,
sólo emiten ruido vano y sin sentido. Muy otra es la palabra de abajo. En una
entrevista a Fernanda Navarro, Dra. en filosofía y traductora, ésta señala:
Me tocó ir a Chiapas con John Holloway -autor del libro:
Cambiar el mundo sin tomar el poder - y quedamos
impresionados con la visita al Caracol de Oventic por el papel
del lenguaje y su vínculo con el pensamiento indígena para
nombrar su cosmovisión, eso se traduce en una
cosmovivencia, incluso en su gramática no existe la palabra
“enemigo”, la aprendieron con los españoles. El lenguaje maya
tiene 3 dimensiones: la palabra hablada, la palabra escrita y la
palabra escuchada y ésta te hermana, porque si bien puedes
oír -ruidos-, escuchar es comprender al otro, estar en la piel
del otro, hacerte hermano del otro. Yo he tenido que
desaprender la filosofía occidental que estudié durante tantos
años en la UNAM (risas).20

Convocatoria del planeta Tierra y lo que escuchan las miradas.


Dice el filósofo vasco Fernando Savater:
…la filosofía no la inventó gente que no se movía de casa ni
sentía curiosidad por los extraños… La filosofía es una
actividad inventada por griegos planetarios (recordemos que
«planeta» en griego significa «vagabundo») y por tanto, en
cierto sentido, toda la filosofía es griega y, en otro, nunca
puede dejar de ser cosmopolita.21

Nos seduce esta idea de Savater. De ella descubrimos la siguiente consecuencia:


filosofía es vagancia que observa, es caminar planetario que en su deambular

19
Para una mínima presentación epistémico-ontológica de lo que aquí se indica, mi trabajo Lo sur en filosofía
puede ser eso, un prolegómeno, apenas programático, a esta nueva mitología espacial.
20
Entrevista exclusiva con Clarín, escrita por Mario Casasús y publicada el 28 de junio de 2011 (en línea).
21
Savater, F. Diccionario filosófico. Barcelona. Ariel, 2007, p.12.

12
compara y arriesga corolarios imaginativos para exponerlos y exponerse,
poniéndolos en plática-práctica22. La filosofía es plática-práctica de “viajeros,
exiliados, vagabundos, expedicionarios… o habitantes de ciudades fronterizas,
como los jonios, acostumbrados a convivir con persas, helenos y egipcios” 23. Con
los jonios, los zapatistas comparten un cosmopolitismo originario que,
esencialmente filosófico, permite escuchar al otro, que es siempre multitud.
Creemos que el uso zapatista de la expresión “Planeta Tierra”, como lugar que se
habita y desde el que se escucha-mira y se emiten voces-actos; lugar desde el que
se platica-practica un mundo, una cosmo-vivencia (como dice Fernanda Navarro),
da fe de ese modo homo viator originario de filosofar que impulsa su tocayo (de
ella) Fernando Savater. Modo cosmopolita, modo planetario. Caminar es de suyo
eso, ir abriendo la mirada al horizonte siempre cambiante del que está en marcha.
Caminar, mirar y escuchar son claves para comprender y actuar, para platicar-
practicar un mundo, para ser-estar una cosmo-vivencia. A eso remite con más
precisión el saberse planetario, habitante de un planeta, de un ente vagabundo en
el que irrumpimos de manera transitoria andando a la par sendas propias. Modo
mayúsculo de libertad. Libertad bajo palabra, dijo el otro. No así por cierto es el
caso con el término “global”, cuya procedencia, sospechamos, encaminada más al
establecimiento de relaciones mercantiles y mediáticas ajenas a la escucha de
voces ajenas (por ello la globalización es casi antónima de comunicación). Pero
volviendo al punto; ese hogar que camina, ese planeta, se llama Tierra que, para
muchos pueblos originarios, es la madre Tierra; el terruño mismo en el que se
siembran las semillas, los mundos diversos en los que poder vivir y desarrollar
costumbres.
¿Qué tiene que ver todo lo hasta aquí dicho con la autonomía? Si autonomía
consiste en obedecer a la ley que uno se ha prescrito y ser en ello libre (como
decía Rousseau24), es evidente que los cinco Caracoles y sus Juntas de buen
gobierno están luchando por hacer lo propio en ese mismo sentido. Y si se han
22
Recordamos que plática y práctica son sinónimos en uno de sus sentidos más arcaicos.
23
Ibídem.
24
Cfr. Comte-Sponville, A. Diccionario filosófico. Barcelona. Paidós, 2005, p.73 y s.

13
visto obligados a alzarse rebeldes, es porque los políticos, parásitos holgazanes
como bien les dicen; ni respetan las leyes que la razón se impone libremente a sí
misma en pro del bien común (Kant); ni apuntan, por voraces y egoístas, al bien
comunitario; motivos ambos de una auténtica autonomía afianzada en la razón. La
razón…
…carece de ego, es el fundamento de todo bien. Así, el único
deber consiste en ser libre, y eso es lo que significa la
autonomía: obedecer al deber de autogobernarse. 25

De hecho, pues, todo lo hasta aquí esbozado es la descripción de algunas escenas


de esa lucha interminable por alcanzar, una y otra vez, de una manera u otra, la
autonomía del bien común, del trabajo comunitario teniendo como horizonte
compartido el aprendizaje de la libertad:
El ratón con espejuelos.
De cuaderno el pavo real.
Y en la boca lleva el perro
una goma de borrar.
Cinco gatitos
muy bien bañados,
alzando los pies,
van para el kinder
entusiasmados
de ir por primera vez.
Caminito de la escuela,
pataleando hasta el final,
la tortuga va que vuela
procurando ser puntual.

Biblio-hemerografía general:
Bonfil Batalla, G. El México profundo. Una civilización negada . México. SEP/CIESAS,
1987, p.58. Citado por Edgar Samuel Morales Sales en “La condición humana en la
obra de Guillermo Bonfil Batalla. Universidad Autónoma del estado de México. En
línea (actualizado en 2006)

Carlos Fazio. “La razón, el poder y la fuerza”, en La Jornada. 2012/septiembre/17.

Comte-Sponville, A. Diccionario filosófico. Barcelona. Paidós, 2005, p.73 y s.

25
Ibídem.

14
De la Garza, Mercedes. El hombre en el pensamiento religioso náhuatl y maya .
México. UNAM, 1990

Fink, E. Oasis de la felicidad. Pensamientos para una ontología del juego . México.
UNAM, Centro de Estudios Filosóficos, 1966

Gadamer, H-G. “Sobre los que enseñan y los que aprenden”, en La herencia de
europa. Ensayos. Barcelona. Península, 1990

González-Galván, H. Lo sur en filosofía. Ponencia inédita presentada en…

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