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HAACK, SUSAN Evidencia e Investigación
HAACK, SUSAN Evidencia e Investigación
SU SA N H A A CK
EVIDENCIA
E INVESTIGACIÓN
HACIA LA RECONSTRUCCIÓN
EN EPISTEMOLOGÍA
TRADUCCIÓN DE
M a ÁNGELES MARTÍNEZ GARCÍA
temos
Título original:
Evidence and Inquiry.
Towards Reconstruction
in Epistemology
Diseño de colección:
Joaquín Gallego
Impresión de cubierta:
Gráficas Molina
A H. B.
ÍNDICE
PREFACIO ....................................................................................................... Pág. 11
INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 13
[9]
PRÓLOGO
[ni
12 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
18 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
I
FUNCIONALISMO FRENTE A COHERENTISMO 27
y
(FD2) Todas las demás creencias justificadas son derivadas; una creen
cia derivada está justificada a través del apoyo, directo o indirecto, de
una o varias creencias básicas.
representa la segunda, y:
(F D 1rJ Algunas creencias justificadas son básicas; una creencia bási
ca está justificada, no por el apoyo de alguna otra creencia, sino en vir
tud de su contenido, de su carácter intrínsecamente autojustificante
representa la tercera.
El estilo autojustificante de la explicación de la justifica
ción de las creencias básicas resulta también, naturalmente,
atractivo para aquellos fundacionalistas no empíricos que expli
carían la justificación de las creencias lógicas básicas como re
sultado de su carácter o contenido intrínseco (o más probable
mente, de su falta de contenido). Pero esto no tiene por qué ser
tratado aquí.
El fundacionalismo empírico experiencialista puede limitarse
a confiar en la experiencia introspectiva del sujeto, o puede limi
tarse a confiar en su experiencia sensorial, o bien puede permitir
ambas cosas; dependiendo de cuál permita, es probable que clasi
fique como básicas teorías referentes a los propios estados cons
cientes actuales del sujeto, o bien simples creencias perceptivas, o
ambas. El fundacionalismo extrínseco y el fundacionalismo auto-
justificatorio, asimismo, son contrarios a las subcategorías del
fundacionalismo empírico con respecto a los tipos de creencias
que aceptan como básicas.
Debo explicar ahora cuál es la principal razón de que yo utili
ce la expresión «fundacionalismo empírico» en lugar de «funda-
cíonalismo a posteriori». Una razón, por supuesto, es que «a pos-
FUNCIONALISMO FRENTE A COHERENTISMO 33
y:
(FD 1D) Algunas creencias justificadas son básicas; una creencia bási
ca está justificada prima facie pero es revocable/hasta cierto punto
aunque no completamente, con independencia del apoyo de alguna
otra creencia.
(FD2P) Todas las demás creencias justificadas son derivadas; una cre
encia derivada está enteramente justificada a través del apoyo, directo
o indirecto, de una o varias creencias básicas
y;
(FD2P) Todas las demás creencias justificadas son derivadas; una creen
cia derivada está justificada al menos en parte a través del apoyo, direc
to o indirecto, de una o varias creencias básicas.
y;
(FH2) La justificación no es exclusivamente unidireccional, sino que
incluye relaciones omnipresentes de apoyo mutuo.
II
F igura 1.1
42 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
F igura 1.2
Figura 1.3
rial (ve lo que parece ser un perro); entonces A tiene una justifica
ción prima facie, o bastante considerable, para creer que hay un
perro delante de él; mas la justificación no es irrevocable, no es
total, porque las apariencias podrían ser engañosas. Pero, anali
zándolo con más atención, se plantea una pregunta difícil: ¿No
tendría A una mayor justificación, o una justificación más segura,
para creer que hay un perro delante de él si también creyese justi
ficadamente que sus ojos funcionan normalmente, que no se halla
bajo la influencia de una sugestión posthipnótica, o que no existen
perros de juguete que parezcan vivos a su alrededor, etc.? Segura
mente así sería. Pero los fundacionalistas débiles no pueden per
mitir esto, pues según su versión las creencias básicas obtienen su
justificación exclusivamente con independencia del apoyo de otras
creencias; el admitir que obtienen algo de justificación a partir de
la experiencia y algo a partir del apoyo de otras creencias violaría
el carácter unidireccional de la justificación, en el cual, como fun-
damentalistas, ellos insisten. Y si se admitiese esta posibilidad, el
fundacionalismo experiencialista débil, se transformaría en una
forma de fundherentismo.
El problema del fundacionalismo impuro es, más bien, que ca
rece de un análisis convincente. A diferencia de los fundacionalis
tas puros, que insisten en que la justificación siempre va desde las
creencias básicas a las derivadas, los fundacionalistas impuros
mantienen la unidireccionalidad sólo en forma de la tesis negativa
de que la justificación nunca va desde las creencias derivadas a
las básicas. Pero ¿por qué, entonces, siguen insistiendo en que de
be haber una clase privilegiada y diferenciada de creencias bási
cas que obtengan su justificación enteramente sin el apoyo de nin
guna otra creencia, y que deben contribuir a la justificación de to
das las demás creencias? Quizá la respuesta sea ésta: porque debe
haber un sumimistro aparte de las creencias del sujeto. Pero esto,
aunque sea cierto, es obviamente insuficiente para demostrar que
debe haber una clase privilegiada de creencias básicas la cual ob
tenga toda su justificación a partir de este suministro. Y sin esta
suposición, para la cual no se ha aportado ninguna razón, el fiin-
dacionalismo experiencialista impuro se transformaría en una for
ma de fundherentismo.
F igura 2.1
fin de dar cabida a la posibilidad d e que lo que dice el paciente sea erróneo.
Véase Asher, Experiments in Seeing, capítulo 10.
Tanto Reichenbach como Goodman llaman la atención sobre el punto de que
las creencias fenomenales deben ser coherentes con otras creencias. Véanse Go
odman, «Sense and Certainty», p. 163, Reichenbach, «Are Phenomenal Reports
Absolutely Certain?», p. 155.
8 Lewis, «The Given Element in Empirical Knowledge», p. 173.
9 Cfr. Reichenbach, «Are Phenomenal Reports Absolutely Certain?», p. 156.
DEBILITAMIENTO DEL FUNDACIONALISMO 65
II
10
Lewis. «The Given Element in Empirical Knowledge», pp. 172-173.
DEBILITAMIENTO DEL FUNDACIONALISMO 69
III
13 Ibídem, p. 173.
72 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
Se exponen con más detalle en Haack, «C. I. Lewis», pp. 230 ss.
DEBILITAMIENTO DEL FUNDACIONALISMO 75
■■ I I I F igura 2.2
Ii
DEBILITAMIENTO DEL FUNDACIONALISMO 77
Por tanto:
Por tanto:
II
7 N o voy a hablar aqui de las opiniones de Quine sobre la distinción entre ora
ciones de observación y oraciones teóricas, aunque considero que es algo menos
DESCOMPOSICIÓN DEL COHERENTISMO 91
ilirecla que lo que cree Davidson; cfr. Quine y Ullian, The Web o f Belief p. 17:
itWn vestigio de falibilidad sí hay [en las oraciones d e observación]. Normalmen
te la observación es el remolcador que tira del barco de la teoría; pero en casos
(Airemos la teoría tira con tanta fuerza que la observación cede».
" Quine, Word and Object, p. 59. En una nota a pie de página atribuye la ex
presión «principio de caridad» a Wilson, «Substances Without Substraía».
'' Quine, Word and Object, p. 69.
0.1 HVIDENCIA E INVESTIGACION
Ibídem, p. 201.
94 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
k Sin embargo, Tumbull dice que uno de los obstáculos que encontró en su
filtidio de los Ik fue que sus informadores consideraban una especie de juego el
Jlwniirle constantemente; «pero los antropólogos — continúa diciendo— tienen
Mi* formas de sonsacar la verdad a sus informadores reticentes» (The Mountain
hmple, p. 35).
0X EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
19 No es que la posición de Quine en estos temas esté del todo clara; cfr. capí
tulo 6 más adelante.
DESCOMPOSICIÓN DEL COHERENTISMO 103
,1' __________
3 Después de acuñar el término «evidencialista» para describir
i ción, supe que era muy corriente en literatura. El sentido que le atribuyen Eldman
I y Conee, en «Evidentialism», en donde la expresión se refiere a teorías que expli
[ can la justificación en términos de evidencia d el sujeto, que debe de ser algo de lo
cual el sujeto es consciente, y contrasta con el «fiabilism o», se acerca mucho a
mi concepción. Mi versión es también evidencialista en el sentido utilizado poi
i los defensores de la «Epistemología reformada», pues yo sólo requeriré (sección
III más adelante) que A tiene justificación para creer que p si tiene evidencia váli
da con respecto a p; mientras que algunos epistemólogos reformados sostienen
que la creencia en Dios está justificada en ausencia de evidencia. Véase Plantío
ji ga, «Reason and B elie f in God».
La distinción de las teorías evidencialistas frente a las extrínsecas es la analo
I gía más cercana, según mi terminología, a la dicotomía rechazada de intemalisino
I frente a externalismo.
I,
¡I
1
I
ARTICULACIÓN DEL FUNDHERENTISMO 107
Hasta qué punto una persona tiene justificación para creer al
go depende no sólo de lo que cree, sino también de por qué lo
cree; y el «por qué lo cree» no es simplemente cuestión de qué
otras cosas cree, o de qué otras cosas cree y percibe, observa en sí
misma o recuerda, sino de qué es aquello de lo que depende, en
sus creencias-E y experiencias, el hecho de tener la creencia-E en
concreto. (Imaginemos a dos personas que creen que una acusada
es inocente, una porque la vio a cien kilómetros de distancia a la
hora del crimen, y la otra porque cree que tiene cara de ser honra
da. La primera persona tiene una justificación mayor que la se
gunda.) Supongamos, entonces, que A cree que p; el grado de jus
tificación de A para creer que p depende en cierta medida de qué
es lo que le hace tener esa creencia-E.
Como primer paso para analizar la expresión «depende en
cierta medida de qué es lo que le hace tener esa creencia-E», es
necesario distinguir las causas iniciales de la creencia-E que tiene
A de que p —sea lo que fuere aquello que le llevó a creer que p
originalmente— y las causas operativas en el momento en cues
tión, es decir, en el momento en el que su grado de justificación
está en juego. Estas causas pueden ser las mismas, pero pueden
ser distintas, y cuando son distintas, la justificación depende de
las causas operativas en un momento dado. (Supongamos que ini
cialmente, en el momento mi, A llega a creer que la acusada es
inocente por la única razón de que, en su opinión, tiene cara de ser
honrada; pero que posteriormente, en un momento m2, A se ente
ra de que tiene una coartada perfecta, y es esto lo que, en ese mo
mento, le hace seguir creyendo que ella es inocente. Su justifica
ción es mayor en m2 que en mi.) Es por ello por lo que el expli-
candum incluye la condición «en m»; a partir de ahora esto debe
entenderse así aunque no se especifique.
En un segundo paso, es necesario reconocer que lo que hace
que alguien crea algo, en un momento dado, es a menudo un;i
cuestión de equilibrio entre fuerzas: algunos factores hacen que se
incline a creer que p, y otros que se incline a creer lo contrario.
ARTICULACIÓN DEL FUNDHERENTISMO 109
5 Debo hacer dos advertencias aquí. La primera e s que las creencias-E que
pertenecen al nexo causal de la creencia-E que tiene A de que p, deberían exclmi
se de la evidencia-E que tiene A, no en virtud de que refuercen o impidan algiimi
creencia-E que refuerce o impida la creencia-E de que p, sino en virtud de sus relu
ciones causales con algún estado de no creencia en el nexo causal de la creencia t
que tiene A de que p. La segunda advertencia es que quizá sea necesario exeluii
los estados basados en la evidencia que se relacionan causalmente con la creen
cia-E que tiene A de que p, pero de manera equivocada. («Las cadenas causa Ion
de desvío» son una posibilidad lógica muy apreciada por los filósofos, pero i a
sualmente lo bastante descuidada en nuestro esquema conceptual preanalilu u
Cfr. el análisis de la eviencia testimonial al final de esta sección.)
ARTICULACIÓN DEL FUNDHERENTISMO 111
II
III
Que la justificación presenta grados lo atestiguan numerosus
locuciones conocidas: «tiene cierta justificación para pensm
que...»; «tendría una justificación mayor para pensar que... si...»,
«su evidencia es bastante sólida/floja/algo parcial/unilatcml»,
«sus motivos son razonables/bastante razonables/determinanles»,
«su evidencia da una apariencia de verdad/da cierta credibilidad
a...»: el Thesaurus de Reget tiene una sección entera tituladn
«Grados de evidencia». La explicación que estamos elaborando
aquí trata de respetar el carácter gradual de la justificación; peni
no intenta ofrecer nada que se parezca a una escala numérica do
grados de justificación, ni siquiera algo tan ambicioso como crilc
ríos en un orden lineal, sino sólo decir qué factores aumentan y
qué factores disminuyen el grado de justificación que tiene ni
guien para creer algo.
El ejemplo que presentamos no se basa, como podría hacerlo
un ejemplo fundacionalista, en cómo el sujeto determina la solí
dez o no solidez de una prueba matemática; se trata más bien do
cómo el sujeto determina lo razonable o no razonable de las pala
bras que se escriben en un crucigrama6. Este ejemplo está mi'm
7 Ésta es la razón por la que en lugar de decir, como hice en «Rebuilding the
Ship While Sailing on the Water», que la concepción de justificación es en parte
causal y en parte lógica, prefiero ahora decir que es en parte causal y en parte
evaluativa. Cfr. capítulo 5, sección III, en la (falsa) dicotomía de inductivismo
frente a deductivismo.
8 Mi agradecimiento a Christopher Peacocke por presentar la cuestión de la
relación de mi versión con la idea de inferencia a la mejor explicación.
ARTICULACIÓN DEL FUNDHERENTISMO 121
F ig u r a 4.1*
I Iorizontales V erticales
1) Un alegre comienzo (3) 2) Irlandeses rebeldes airados (5)
4) Joya (4) 3) Lanzar el peso en un deporte
6) N o, se trata de Polonio (3) olímpico (3)
7) Artículo (2) 5) Medida que sirve para medir el
8) Un visitante del espacio exterior (2) jardín (4)
9) ¿Qué otra alternativa hay? (2) 6) ¿De qué se trata todo esto? (2)
10) DickTurpin le hizo esto a la ciudad 9) La impresora no tiene mi número (2)
de York; y ésta acabó con él (5)
Hasta qué punto es razonable pensar que IRATE es correcta depende de:
1) la definición
2) las probabilidades de que HIP sea correcta (lo cual depende tam
bién de IRATE y de PUT)
3) las probabilidades de que RAT sea correcta (lo cual depende tam
bién de IRATE y de RE)
4) las probabilidades de que ET sea correcta (lo cual depende tam
bién de IRATE y de RE)
5) las probabilidades de que ERODE sea correcta (lo cual depende
también de IRATE, OO y YARD)
6) las probabilidades de que RUBY sea correcta
Hasta qué punto es razonable pensar que PUT es correcta depende de:
a) la definición
b) las probabilidades de que HIP sea correcta (lo cual depende tam
bién de IRATE y de PUT)
c) las probabilidades de que RAT sea correcta (lo cual depende tam
bién de IRATE y de RE)
d) las probabilidades de que RUBY sea correcta
Hasta qué punto es razonable pensar que YARD es correcta depende de.
a) la definición
b) las probabilidades de que AN sea correcta (lo cual depende tam
bién de YARD)
c ) las probabilidades de que OR sea correcta (lo cual depende de
YARD y de OO)
d) las probabilidades de que ERODE sea correcta (lo cual depende
también de YARD, IRATE y OO)
e) las probabilidades de que RUBY sea correcta.
IV
es: algún número será premiado. Por tanto, A no tendría justi I ¡cu
ción para creer que ningún número será premiado.
Pero podríamos decir que esta no es la cuestión. Al suponer
desde el principio hasta el final, que la evidencia de A es simple
mente E, he eludido el problema que se plantea a partir de la imm
ción de que A tendría una justificación para creer que el número I
no será premiado, para creer que el número 2 no será premiado
y para creer que el número 1.000.000 no será premiado, pero m>
tendrá justificación para creer su conjunción, es decir, que niiiynii
número va a ser premiado.
Bueno, volvamos al caso en que A cree que ni el número I ni el
número 2 van a ser premiados, pero ahora supongamos que su cvi
dencia es E más la creencia-C de que el número 1 no va a sci pin
miado, más la creencia-C de que el número 2 no va a ser premiado
A esto le llamaremos E ’. E ’es concluyente con respecto a la cit cii
cia-C de que ni el número 1 ni el número 2 van a ser premiado*
Pero aunque ex hypothesi A tiene una justificación c o m p l e t a puní
creer E, no tiene una justificación c o m p l e t a para creer q u e el m i
mero 1 no va a ser premiado, ni para creer que el número 2 n o vn u
ser premiado. Por tanto, aunque sus razones sean concluyen!es, un
son totalmente seguras de una manera independiente. Parece i ;i/ im
nable suponer (aunque esto va más allá de lo que implica la ex pll*
cación de seguridad independiente) que aunque A tendría u n el evite
do grado de justificación para creer que ni el número 1 ni el mím#i
ro 2 fuesen a ganar, sería menor su justificación para crecí I*
conjunción de ambos que su justificación para creer uno de ello»
Y si esto es así, entonces, al igual que ocurría antes, al irse ¡illm
diendo más elementos, su grado de justificación disminuiría.
Finalmente supongamos que A cree que ningún número vil I
ser premiado, y que su evidencia ahora es E más la creencia^ 1til
que el número 1 no va a ser premiado, más la creencia-C de t|U0
el número 2 no va a ser premiado... más la creencia-C de que t|
número 1.000.000 no va a ser premiado [E*]. E* desde un piiiilt)
de vista deductivo implica que ningún número será premiado hpi
ro esto no es suficiente para que sea concluyente. De hecho, lt*
no es coherente (pues incluye a E, que a su vez incluye la ciceili
cia-C de que sólo un número será premiado), y por tanto, scgilH
mi teoría, es insignificante. Por tanto, una vez más, A no lien!
justificación de ningún grado para creer que ningún númem vil j|
ser premiado.
ARTICULACIÓN DEL FUNDHERENTISMO 131
[134]
LA EVIDENCIA DE LOS SENTIDOS 135
1Jim voz dicho esto de forma breve y clara, la meta parece bas-
fcimplc; pero la estrategia habrá de ser algo complicada. Esto
he en primer lugar a que es necesario dar un rodeo para echar
%lMu/n a un libro reciente en el que Watkins pretende ofrecer
MtIlición al problema del fundamento empírico dentro de las
n li ciones popperianas; pues si Watkins logra su propósito, por
>lo. mi diagnóstico y crítica de lo que yo considero como el
tibie callejón sin salida popperiano debe estar equivocado. Pe
lólo resulta que —en la única interpretación en la que la ver
de Watkins pretende ser más plausible que la de Popper—
llega a un acuerdo a escondidas con las constricciones pop-
nim, sino también resulta que esa interpretación difiere sólo
icnte de un estilo conocido de fundacionalismo infalibilista.
ideo resulta fructuoso. La teoría de Watkins es vulnerable a las
idas objeciones al fundacionalismo infalibilista; también de
de una concepción de la percepción como datos sensoriales
Que como objetos externos y sucesos la cual proporciona el
«le necesario para el desarrollo y defensa de una teoría de la
pelón más realista incluida en el íundherentismo.
esto nos lleva a otra complicación, por suerte también fruc-
i Watkins defiende su versión de la percepción recurriendo a
teología; pero no sólo la obra a la que recurre es insuficiente
i demostrar sus afirmaciones, sino que además, dentro del
Uto del proyecto de Watkins —el conocido proyecto poppe-
de demostrar la racionalidad de la ciencia— es bastante in
do que Watkins apele a la psicología. La conclusión no es
llis apelaciones a la psicología sean irrelevantes o ilegítimas;
mimo las haré como forma indirecta de apoyo a la concepción
Hicrentista de la evidencia de los sentidos. Se trata más bien
no su legitimidad depende de una postura metaepistemológica
mué ajena a los popperianos, postura moderadamente natura-
(on la cual, tal como yo sugiero, el íundherentismo guarda
lipecial afinidad.1
I
142 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
7 Popper, «Epistemology Without a Knowing Subject», pp. 119 ss., y « ()n lli*
Theory o f the Objective Mind», sección 4.
LA EVIDENCIA DE LOS SENTIDOS 143
III
‘ Todas las referencias de páginas que aparecen en el texto del resto de este
Cij'liqlo aluden a este libro.
144 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
i en el otro tenemos:
cuando Watkins habla de que es racional «aceptar» algún enuncia eiertamente verdadero. Watkins recalca (p. 225) que la conjun
do quiere decir «aceptarlo como verdad posible». Esto a su wt ción del enunciado de nivel 1 y las hipótesis auxiliares debe im-
conecta con su metodología fasifabilista, en la cual «verdad pmi° plleiir deductivamente al enunciado de nivel O; pero ello no signi-
ble» se explica del siguiente modo: (u.ti que lo que hace que sea racional aceptar un enunciado de ni-
«ei 1 sea que éste es deductivamente derivable de algún enunciado
El sistema de hipótesis científicas adoptado por una persona | . | rii de nivel Oque es ciertamente verdadero, sino que un enunciado de
algún momento debería ser posiblemente verdadero para ella, en el M1111 lilvel O que es deductivamente derivable del enunciado de nivel 1
do de que, a pesar de todos sus esfuerzos, no ha hallado ninguna iiwoli.
rencia en él o entre él y la evidencia que tiene a su alcance [pp. 155 l "u| r tic las hipótesis auxiliares es ciertamente verdadero. El esquema
tí* el siguiente: [E, & A] 1- E0; Eo es ciertamente verdadero; por
Vale la pena señalar la importancia del sujeto conocedoi iii tonto. E, es racionalmente aceptable. Esto de ninguna manera
este pasaje; también la forma en que se evaden los grandes pm puede encajar con el deductivismo extremo.
blemas relacionados con la conexión entre la corroboración v lii Watkins tiene que admitir que es racional aceptar un enuncia-
verosimilitud cuando, en efecto, para Watkins el objetivo dr ln ¡ • du como verdad posible si ese enunciado forma parte de una posi-
ciencia es encontrar hipótesis bien corroboradas. Pero lo que ;diii- I tdi* explicación de algo que se sabe verdadero. A pesar de toda su
iiiHenuidad verbal para transmutar «razones no concluyentes para
ra nos importa es la cuestión de la compatibilidad de la versión do ,
Watkins con el deductivismo extremo.
Aunque sea discutible, incluso la versión de Watkins de ln- I
Í r-uiisiderar
Iri
que
aceptabilidad
un enunciado
racional de
es verdadero» en «fundamentos para
la aceptación de un enunciado como
fundamentos de la aceptabilidad de un enunciado de nivel 2 (una ■ irt-iilad posible», esto en realidad no evita el escepticismo (como
generalización empírica) requiere cierto compromiso del dcdueíp fl |p anunciaba) mientras se siga estando dentro de los confines del
vismo extremo. Lo que se supone que convierte en racional ln ■ dpduetivismo estricto. En realidad representa un cambio hacia
aceptación de un enunciado de nivel 2 no es que se pueda dcmnf Una posición intermedia que reconoce, como razones de apoyo
deductivamente de algún enunciado en sí mismo aceptable desdi 1 tono no concluyentes, lo que filósofos menos inhibidos por escrú
un punto de vista racional, sino que, junto con suposiciones auxh pulos popperianos han llamado «inferencia a la mejor explica
liares, implica deductivamente las negaciones de ciertos enimeilp ¡ ción».
dos de nivel 1 , y que estas consecuencias han sido puestas a prn!l Ln resumidas cuentas: a menos que se interprete que la ver-
ba sin que se haya encontrado ningún ejemplo que las desmienta i Món de Watkins pone en peligro el antipsicologismo y el antiin-
El esquema es el siguiente: [E., & A] I- no-E,; E] no ha sido consf du * livismo popperiano, no tiene más probabilidades de éxito con
derado aceptable desde el punto de vista racional; por tanto, l 1. 114 i h'ipccto al problema de los fundamentos empíricos que la propia
racionalmente aceptable. Entonces no es el enunciado de nivel J ' v m ión de Popper. Esto confirma el diagnóstico del callejón sin
en sí mismo, sino el enunciado de que el enunciado de nive l /m tnd Ida popperiano del que hablamos en la sección 11 .
sido sometido a prueba pero no ha sido desmentido, lo que es di** ■ Pero incluso en su interpretación más prometedora y menos
ductivamente derivable de enunciados aceptables desde un /»»/M n / ftopperiana, la versión de Watkins se enfrenta a muchas objecio-
de vista racional. 1 ' to1'- Estas objeciones son conocidas, pues en esta interpretación la
La versión de Watkins de la aceptabilidad racional de eniuiew i vena ún de Watkins es en aspectos importantes virtualmente idén-
dos de nivel 1 es todavía más claramente incompatible con d dc r lua a un conocido estilo infalibilista de fundacionalismo expe-
ductivismo extremo. Lo que se supone que hace racional la acep« i ivndalista. El vocabulario es diferente, pero los temas fundamen
tación de un enunciado de nivel 1 es que la veracidad del enirnert tales son los mismos: la certeza de los enunciados de nivel O es
pín nid a a la supuesta infalibilidad de las creencias básicas; la de-
150 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
tjiii' hay más allá, los peatones, los coches, etc.; me encuentro to
laliDente incapaz de describir la disposición de las manchas de co
lín en mi campo visual, y creo que iría totalmente en contra de la
liiluición el decir que lo que vi fueron manchas de color en lugar
ik tm acebo, un rosal, un Volvo que pasaba, mi vecino de al lado,
nk■. Quizás, en cierta imagen de la mente, los artistas o los fotó-
uinl os vean manchas de color. Pero los enunciados o juicios que
w'alkins considera básicos no son tan ubicuos como su versión
n|i¡nentemente requeriría si, exceptuando muy raras ocasiones,
*unios a ser racionales al aceptar cualquier enunciado de nivel 1
lo, por tanto, de un nivel superior). Watkins puede responder que
puní una aceptación cuasi-racional sólo se requiere una inferencia
inamsciente. No está claro si esto debería o no debería implicar
mu' uno necesita aceptar sólo de f orma inconsciente el enunciado
lir nivel O que sirve como premisa. Si es así, debe decirse que no
i'Mii nada claro qué significa el «aceptar inconscientemente un
ni iniciado sobre la disposición de manchas de color en el campo
visual del sujeto» además de tener esa disposición en el campo vi-
*niil. Y, si no es así, la respuesta no responde a la objeción. Más
nuil, es más que implausible el suponer que los juicios que tiene
mm sobre las disposiciones de las manchas de color en su campo
usual son ciertas o infalibles; y, obviamente, del hecho de que el
|u oceso perceptivo sea más complejo o activo que lo que el sujeto
mlvierte normalmente no se sigue que este proceso siempre, o al
bina vez, suponga una conjetura inconsciente como posible expli
que¡ón de un enunciado de nivel 0. En resumen, toda esta concep
ción de la percepción —que a la vez impulsa y es impulsada por
pillos de experiencialismo fundacionalista (fuerte) de tipo infali-
l*ilista— parece forzada y contraria a la intuición.
( alta por ver si la concepción bastante distinta implícita en la
imprecisa imagen ofrecida hasta ahora sobre la compresión fund-
lu'icntista de la «evidencia sensorial» puede completarse con una
versión alternativa que sea claramente preferible.IV
IV
vismo extremo y de antipsicologismo extremo. Esto no es 111111 1ni11de la evidencia-E de A con respecto a p como un subnexo del
propuesta radical, pues dichas restricciones son totalmente coii ucausal de la creencia-E, y la caracterización de la evidencia-C
trarias a la intuición. . d» A con respecto a p por referencia a su evidencia-E, admite la
La premisa crucial de la hipótesis antipsicologista de Poppn micvimcia de las causas que mantienen su creencia-E, y las subca-
es que los factores psicológicos son completamente irrelevanien (nk*1-lus de la evidencia sensorial S y C admiten, específicamente,
para las cuestiones de la justificación. Pero dos personas podrían I ht 1devancia de su experiencia sensorial; en cambio la noción de
creer la misma cosa, y una de ellas podría tener justificación parn «puyo, explicada en términos de integración explicativa de p rela-
creerla y la otra no¿o bien una tener un elevado grado dejustifica Hmi a sus competidores, admite el apoyo evidencial de refuerzo
ción y la otra un grado muy modesto. Supongamos que A (un p.1 peo*no concluyente.
cíente) y B (su médico) creen ambos que los síntomas de A st111 fUna segunda moraleja de la sección anterior es que una ver-
psicosomáticos, y no indicativos de una enfermedad grave del eu HdB plausible de la evidencia de los sentidos no debería requerir
razón; y supongamos además que la creencia de A es resultado di' Id •) fundacionalismo infalibilista ni el sensacionalismo atomísti
un pensamiento ilusorio (él exagera la importancia del hecho de co, 11 cual recurre Watkins en su intento de evitar el callejón sin
que en un 1 Opor l 0 0 de los casos, según ha oído decir, tales sínio ludids popperiano. Está ya bastante claro, quizás incluso clarísi
mas no son graves), mientras que la creencia de B está apoyad-1 mo, que la versión que se ofrece aquí no es infalibilista ni funda-
por un estudio de los resultados de numerosas pruebas fiables .1 »innalista. Se ve también, aunque sólo a un nivel muy elemental,
las que se ha sometido A. De seguro, uno no se inclinaría clara i|ne la versión de percepción que presuponemos aquí es muy dis
mente a decir que A no tiene justificación para su creencia, y que tintade la de Watkins.
B sí la tiene; por tanto, esa es la razón por la que el sujeto cree que I' 1ra la concepción de sentido común que he tratado de elabo-
lo que hace es relevante desde un punto de vista epistémico. hu on mi explicación, es fundamental la idea de que los sentidos
La premisa crucial de la hipótesis antiinductivista de Popper en non 111-dios por los cuales percibimos cosas y sucesos que nos ro
que la evidencia puede apoyar una creencia sólo como consecrien deany, (perdón por el juego de palabras) su reflejo exacto, de que
cia de que la implique deductivamente. Pero la evidencia de A pnc Id percepción es cuestión de interactuar, por medio de los senti-
de apoyar la creencia de que p mejor que la evidencia de B, inshiso tki'i, con esas cosas y sucesos. Podría describirse esto como un ti
aunque ni la evidencia de A ni la de B implique deductiva^lents 1' fio de realismo epistemológico. Sin embargo, no es nada inocente,
Supongamos que A (un turista de vacaciones en África) y B (1111 (mes reconoce que no podemos percibir siempre de forma clara,
zoólogo) creen ambos que el conejo roca es el pariente más cae;1 ttio algunas veces percibimos erróneamente, que nuestros senti
no sobreviviente del elefante; y supongamos que la evidencia de A dos pueden ser engañados por insectos y aves que estén bien ca-
es que un compañero turista le dijo que había leído esto en algún Htullados, por magos e ilusionistas, por artistas y psicólogos, y
sitio, mientras que la de B es que los conejos roca y los elefanie* Ipic en condiciones de alteraciones graves las personas incluso
tienen ambos tal y tal estructura esquelética, sistema digestivo, inlen «percibir» algo que no está ahí (oír voces, ver ratas de co
etc., y que estas y aquellas especies intermedias entre el conejo ni
ca y el elefante se hallaban en tales y tales lugares, pero que ahina
están extinguidas debido a estos y aquellos levantamientos gcoló
r tí losa, etc.); también que podemos, si estamos distraídos o ner-
W*imis, no ver lo que tenemos delante, que podemos no reconocer,
u t*lentificar erróneamente, lo que vemos, oímos, etc., que puede
gicos y cambios climáticos, etc. Uno se inclinaría claramente a de t|ti1' ic necesite un aprendizaje para hacer ciertas clases de discri
cir, claro está, que la evidencia de B aportaun apoyo mucho mayiii i minaciones perceptivas (identificar un vino o un perfume con los
que la de A; por tanto, esa evidencia puede ser de gran apoyo s111 , ubi■>vendados, por ejemplo, o bien dar sentido a lo que uno ve en
ser concluyente desde el punto de vista deductivo. tuni fotografía de rayos X o en un espejo retrovisor).
Ahora puede verse cómo mi versión se acomoda a estas mi111• Mi imagen también reconoce un modelo de percepción con
ciones, y derriba las constricciones popperianas: la caractcma- cuyucia de fondo, en el sentido de que nuestras c reenc ias so b re
154 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
»
I5H EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
Esta cita, que está en la página 257, es de Gregory, Eye andBrain, p. 222.
LA EVIDENCIA DE LOS SENTIDOS 159
que se apoyan mutuamente en mayor o menor medida. Los nh ttniurníismo de Quine es profundamente equívoco, mientras que
terios fundherentistas de la justificación, tal y como yo veo el mio, espero, no lo es. Es una suerte, entonces, que el deseo de
asunto, se aplican tanto a la justificación de las creencias epl» •Hiiiir mis opiniones en relación a las de Quine coincida con la ne
temológicas del sujeto como a la justificación de otras creen* cesidad de explorar algunas de las ambigüedades de la «epistemo-
cias; por ello resulta agradable descubrir que las suposicionoi l»idii naturalizada». Esta es la tarea que me propongo abordar a
sobre la percepción presupuestas en mi teoría epistemolog ía t"Hilimiación.
están también afianzadas en una teoría psicológica plausiMi
que está en consonancia con una aproximación evolutiva. l lasla
un punto que depende de la plausibilidad de la teoría y de la iiu
timidad del afianzamiento, esto presta apoyo a esas suposicnu
nes y a mi teoría epistemológica.
Mirando hacia atrás, podríamos resumir la hipótesis de la si
guiente manera: el llamado «problema del fundamento empírico»
(digo «llamado» porque el término «fundamento» es tendencioso)
es totalmente imposible de solucionar dentro de una epistemolo.
gía popperiana sin un sujeto conocedor. Ni tampoco se soluciona
con la epistemología pseudopopperiana disimuladamente fuiulrt^
cionalista con un sujeto conocedor. Y Watkins pierde no solo ía
hipótesis epistemológica, sino también la metaepistemológica; *u
versión del papel de la experiencia no es plausible, y su apelaciiS"
a la psicología en apoyo de esta versión es ilegítima desde su peni*
pectiva metaepistemológica.
Pero la hipótesis metaepistemológica ha plantado toda una
nueva serie de preguntas. Con el sujeto conocedor ocupando una
posición central, se considera que la epistemología depende. on
parte, de presuposiciones sobre las capacidades cognoscitivas y 11*
mitaciones humanas. En otras palabras, se ha dado el primer paso
hacia una modesta clase de naturalismo metaepistemológico. l'ei'fl
el camino que queda por delante no es fácil ni directo: será nocí*
sario aclarar bastante más lo que significa concretamente nalura«
lismo en mestaepistemología, lo cerca que puede encontrarse del
fundherentismo, qué aproximación a la cuestión del s ta tus epislé^
mico de la ciencia sugiere, etc.
Es probable, en este momento, que a algunos lectores empieoí
a parecerles que la teoría ofrecida aquí es poco más que una cla«
boración de la «epistemología [naturalista] con un sujeto conoce*
dor» de Quine. Tal como trataban de indicar las citas que abrían el
capítulo 4 , mi versión es, realmente, en parte un desarrollo de ni*
gunos temas aprendidos de Quine. Pero sólo de algunos; pues 111
6. NATURALISMO:
ACLARACIÓN DE SU AMBIGÜEDAD
3.a, 4.a y 5.a Todas estas rechazan, de una manera más o mcmm
dramática, la concepción apriorista de la teoría filosófica del ni
nocimiento por considerarla totalmente distinta del estudio cien ti
fico de la cognición humana. Pero desde la perspectiva de la pie
sente obra las diferencias entre ellas son más importantes que su*
elementos comunes. Lo que está claro es que la distinción del na
turalismo revolucionario frente al reformista es crucial; pues el
naturalismo revolucionario niega la legitimidad de los mismos
proyectos en los que yo estoy comprometida. Y la distinción del
naturalismo científico frente al aposteriorista es también cruciul.
pues el naturalismo científico cedería los proyectos en los que yo
estoy comprometida a las ciencias naturales de la cognición.
He calificado la expresión «epistemología naturalista» de ahw
tivamente ambigua porque la mayoría de quienes se describirían ¡i si
mismos como comprometidos con la epistemología naturalista pare
cen dudar entre dos o más de estas posiciones bastante distintas. IV
ro la teoría que ofrecemos en este libro, será, sin ambigüedades, un
naturalismo aposteriorista, reformista y restringido; representa, de
hecho, la salida naturalista más modesta de lo que puede llamarse,
para resumir, «apriorismo tradicionalista». Y por tanto, aunque es,
en realidad, en parte un desarrollo de algunos temas aprendidos de
Quine, no es en ningún sentido directo «simplemente una elabora
ción de la “Epistemología naturalizada”». Pues el naturalismo de
Quine no es de índole claramente aposteriorista (más que científica),
ni siquiera claramente reformista (más que revolucionaria).
Mi posición modestamente naturalista se halla entre el aprioris
mo tradicionalista por una parte y formas más ambiguas de natu
ralismo por otra. El razonamiento en contra del apriorismo trac!i
cionalista comenzó al final del capítulo 4 y continuó en el capítu
lo 5, con la tesis de que las presuposiciones manifiestamente
sintéticas, y por tanto a posteriori, sobre las capacidades cognos
citivas y limitaciones humanas son construidas en nuestros crite
rios de evidencia. La hipótesis contra el naturalismo reformista
científico apenas comenzó al final del capítulo 5 con la tesis de
que las presuposiciones sobre la percepción construidas en núes
tros criterios de evidiencia son tan abstractas y generales que per
tenecen al territorio fronterizo entre psicología y filosofía, en lu
gar de ser asuntos propios exclusivamente de la psicología. Pero
falta por hacer la mayor parte de la argumentación contra formas
más ambiguas de naturalismo.
n a t u r a l is m o : a c l a r a c ió n d e s u a m b ig ü e d a d 167
22 Quine, Word and Object, p. 22; Ontological Relativity , p p . 75, 82-83; «TIk-
Nature o f Natural Knowledge», p. 68.
23 Quine, Word ando Object, pp. 9 ss.; Quine y Ullian, The Web ofBelief, p. 79.
n a t u r a l is m o : a c l a r a c ió n d e s u a m b ig ü e d a d 179
24 Véanse, por ejemplo, Sosa, «The Raft and the Pyramid», p. 14 (Quine como
crítico del fundacionalismo); Goldman , Epistemology and Cognition, pág, 107, y
Nelson, Who Knows: From Quine to a Feminst Empiricism pp. 25-28 (Quine co
mo coherentista); Cornman, «Fundational versus Nonfundational Theories o f
Empirical Justififation», p. 250 (Quine como fundacionalista).
25 Quine, «Epistemology Naturalized», p. 84.
I 80 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
cia. Los dos temas de los que voy a hablar son (en esta sección) el
■problema de la inducción y (en la siguiente) el problema del sta
tus epistémico de la ciencia.
En la obra de Quine el problema de la inducción es el princi
pal centro de los aspectos evolutivos de su epistemología. Pero va
le la pena recalcar, a modo de introducción, las ambigüedades de
«epistemología evolutiva», expresión que ha resultado no menos
seductora que «epistemología naturalizada». Algunos de quienes
■apelan a la evolución en epistemología quizá estén sólo haciendo
una analogía, mientras que otros están haciendo una aplicación li-
'teral de la teoría. (Por ello, sólo estos últimos se califican como
naturalistas epistemológicos.) Incluso dentro del segundo grupo
existen sorprendentes diferencias; las más notables, y las más per-
■tinentes en este libro, son el contraste entre Popper, que escribe
'sobre la evolución de entidades del mundo-3, problemas, teorías,
etc., y que considera que la teoría darviniana favorece su aproxi
mación falsabilista, estrictamente deductivista, y Quine, que apli
ca la teoría de la evolución a un nivel más conocido, a las capaci
dades cognoscitivas humanas, y que afirma que ésta ofrece cierta
modesta tranquilidad sobre la inducción. (Una complicación adi
cional es que desde el punto de vista de Popper, la teoría de la
evolución no cuenta como teoría científica.) El hecho de que Qui
ne y Popper tengan opiniones tan radicalmente opuestas sobre la
importancia de la evolución en la inducción es una advertencia
útil de que las cosas no son aquí tan simples como puede parecer.
Pero nuestro propósito ahora no es, afortunadamente, desarro
llar una explicación de conjunto del papel que debería desempe
ñar la teoría de la evolución en la epistemología, si es que debería
desempeñar alguno, sino explicar que existen cuestiones episte
mológicas sobre la inducción que a) son legítimas, y b) no pueden
resolverse mediante la ciencia-, no pueden, concretamente, resol
verse recurriendo a la teoría de la evolución. Y para hacer esto, se
gún parece, sólo se necesita echar un vistazo de cerca a los argu
mentos de Quine.
La propia descripción que hace Quine del papel de la evolu
ción en su epistemología es ambivalente, ambicioso por un lado y
modesto por otro. La teoría de la evolución, afirma él, puede re
doIver la única parte del «problema perenne de la inducción» que
liene sentido, lo cual suena como un papel grande e importante
para la evolución; pero también dice que el proyecto conocido de
182 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
Pero:
Estos pensamientos no tienen la intención de justificar la inducción
[...]. Lo que aporta la selección natural [...] es una razón por la cual
funciona la inducción, admitiendo que lo haga2829.
(cuando escribí este artículo, sin embargo, yo estaba en cierta manera dispuesta a
asimilar los conceptos de clase natural y similaridad, disposición de la que me cu
ré gracias a David Savan).
33 Goodman, «The N ew Riddle o f Induction», p. 74.
186 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
III
EVIDENCIA E INVESTIGACION
J’uedeestarespuestadesentidocomúnrecibir algúnapunta-
itiniicutoteóricoplausible?Yocreoque sí. Lac ie n c ia , enmi opi
nión, hahechomuybien, engeneral, ensatisfacerloscriteriospor
In*cualesjuzgamoslajustificacióndelascreenciasempíricas, en
189
P rice, Belief'.
[191]
192 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN r LA EVIDENCIA CONTRA EL FIABIUSMO 193
emplea conceptos indebidos, y por consiguiente produce consr Itrndacionalismo en el que la justificación tanto de las creencias
cuencias contraintuitivas. En segundo lugar, la apariencia de qiw Itasicas como de las derivadas se explica en términos de fiabilidad
una teoría fiabilista es más simple es una ilusión que pronto si di il«í procesos de formación de creencias. Sin embargo, en el mo
sipa cuando uno considera lo que se requiere para articularlo i >111 mento de Epistemology and Cognition de Goldman, aunque el
detalle; la distinción entre los sentidos de estado y los sentidos il> idmbilismo» todavía se refiere a una teoría de la justificación, ya
contenido de la palabra «creencia», por ejemplo, está implícita 111 1111 se refiere a un estilo de fundacionalismo específicamente, sino
la idea del carácter conducente a la verdad de un proceso de iui i]11c se dice que es algo neutro entre el fundacionalismo y el cohe-
mación de creencias. En tercer lugar, la aparente afinidad del l 111 mul ismo; y «fiable» viene a significar, no que «da resultados ver
bilismo con una concepción de la justificación basada en grados dial or os con más frecuencia que lo contrario», sino que «da resul-
resulta que desaparece en cuanto la teoría se articula con la nmm lii*I1>s verdaderos con más frecuencia que lo contrario en los mun-
ciosidad suficiente como para acoplar el papel de la evidciii 111 1 ilus normales», calificación que, sin embargo, Goldman retira en
destructiva. En cuarto lugar, aunque una explicación fiabilis111. tm artículo posterior.
qua fiabilista, no necesite tener una estructura fundacionalista 111 | Un crítico que sostiene que el fiabilismo es (o era en 1986) «la
coherentista, esto no significa que el fiabilismo constituya 111111 epistemología reinante en la pasada década» también describe a
versión de la estructura de justificación que se encuadre dentro do t loldman como su principal exponente «conocido por su defensa
ninguna de estas categorías, ni siquiera que ofrezca ninguna olmo Miíii y elocuente» de la aproximación fiabilista l El elegir a Gold-
para su construcción. Las supuestas ventajas del fiabilismo son tmm como mi objetivo tiene, espero, la virtud de prevenir cual-
más aparentes que reales. *piic r acusación de que yo esté criticando la caricatura de una teo-
Para demostrar esto, sin embargo, debemos superar ciertas di 1I11, o a u n hombre de paja en lugar de a un oponente real. Y existen
ficultades. Un problema inicial es que el término «fiabilismo» 'ti! ni1;is dos razones para esta elección: en primer lugar, que Goldman
refiere a una serie de teorías diferentes, no todas las cuales ,sml eim cibe el fiabilismo específicamente como una explicación de la
claramente rivales de la teoría ofrecida aquí. Se inspira, pai eeIJ | u slificación, e incluso, en el momento de Epistemology and Cog-
ser, en una afirmación de Ramsey, que dice: «grosso modo: id ¡1 w/f/o», como una teoría de la justificación que se eleva por encima
grado razonable de creencia = la proporción de casos en los qiifJ ^ de la dicotomía del fundacionalismo y del coherentismo; y, en se-
el hábito conduce a la verdad» 2 afirmación que debe entendía w iindo lugar, que el fiabilismo de Goldman está estrechamente re
teniendo en cuenta la simpatía de Ramsey por la versión de IV111 o
de la creencia como un hábito de acción, y su proposición de 1 u
f íd onado con su defensa de una concepción fuerte de la relevancia
do la psicología cognoscitiva para las cuestiones epistemológicas.
racterizar los grados de creencia en términos de disposiciones 11 IW tanto, la aproximación de Goldman parece ser claramente tan-
apostar, y la cual quizás sólo intenta aplicarse a creencias de 1 11 iit o) un rival del fundherentismo de doble aspecto como teoría de
rácter general; y de la cual el mismo Ramsey dice que no es posl ' 1njustificación, como b) un rival del naturalismo reformista apos-
ble precisar. Armstrong, reconociendo a Ramsey y a algiiiiini k riorista como una versión de la relación de la ciencia de la cogni-
otros, utiliza el término «teoría de la fiabilidad» para la versión m m con la epistemología; concretamente, parece representar una
ofrecida en Belief, Truth andKnowledge, donde el fiabilismo vio lumia restringida del naturalismo reformista cientificista con la
ne a caracterizar el componente básico o no-inferencial de una leu " IM111I, en el capítulo 6, he contrastado mi posición.
ría fundacionalista del conocimiento. El «fiabilismo» se rcl iiiv Por tanto, la sección I será una crítica del fiabilismo de Gold
en primer lugar a una teoría de la justificación en «What is .hisii man, y la sección II será una crítica de su naturalismo reformista
fied Belief?» de Alvin Goldman, donde caracteriza un estilo do i’lcnl ificista.
’ R am sey, The Fundations ofMathematics, p. 199. * I .ycan, en la sob recu b ierta d e Epistemology and Cognition.
194 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
12 Ibídem, p. 10; cfr. Epistemology and Cognition, p. 104. Debo decir también
que en la p. 9 de «What is Justified Belief?» Goldman admite la relevancia para
la justificación de los estados que sostienen causalmente a las creencias (además
de la relevancia de los procesos que causalmente las originan); esta idea se va ale
jando de su teoría según avanza el artículo.
LA EVIDENCIA CONTRA EL FIABILISMO 199
h e c h o , G o l d m a n p r o p o n e m o d i f i c a c i o n e s p a r a e v i t a r e s t a s ol> w E n u n p r in c i p io , G o l d m a n s u g i e r e q u e la j u s t i f i c a c i ó n d e S p a
d o n e s , a h o r a y a n o a n t ic ip a d a s s i n o a r t ic u la d a s p o r s u s c r ít ic a s ta c r e e r q u e p e s e l i m i n a d a s i S c r e e , j u s t i f i c a d a m e n t e o n o , q u e e l
U n a d e e s a s o b j e c i o n e s ( q u e e x i s t e t o d o u n t i p o d e c a s o s cu o r c e r q u e p n o e s t á p e r m it id o p o r u n s is t e m a c o r r e c t o d e r e g la s -J .
l o s q u e e l j u i c i o in t u it iv o d ic e q u e la c r e e n c i a d e l s u j e t o n o o s la I'itm a c o p l a r a M i l l i c e n t , q u e n o n e c e s i t a u n c o n c e p t o d e s i s t e m a
j u s t i f i c a d a , a p e s a r d e q u e é s t e h a y a ll e g a d o a s u c r e e n c i a m e d ia n c u r r e c to d e r e g la s -J , m o d i f i c a e s t o d e la s ig u ie n t e m a n e r a ; l a j u s t i -
t e a u n p r o c e s o f i a b l e , p o r q u e n o t i e n e r a z ó n p a r a c r e e r q u e c 1 p ío I k a d ó n d e S p a r a c r e e r q u e p e s e lim in a d a s i S c r e e , j u s t if ic a d a
c e s o n o f u e s e f ia b le , o n o t ie n e r a z ó n p a r a c r e e r q u e lo f u e s e ) c m e n te o n o , c ie r t a q d e t a l m o d o q u e s i q f u e s e v e r d a d e r a la c r e e n
r e c a l c a d a p o r B o n J o u r , e l c u a l , c o m o e r a d e e s p e r a r , i n s i s t e e n q ue c ia d e q u e p n o s e r í a p e r m i t i d a p o r u n s i s t e m a c o r r e c t o d e r e g l a s - J .
e l f i a b i l i s m o e s t á e q u i v o c a d o p o r q u e n o l o g r a v e r a l a j u s t i f'iv:i V p a r a a c o p la r a M a u d y a N o r m a n , q u e n o c r e e n e n e s a q , v u e lv e
c i ó n d e s d e l a p e r s p e c t i v a d e l s u j e t o . E n t r e l o s e j e m p l o s e n c o n iu i it h a c e r o t r a m o d i f i c a c i ó n : l a j u s t i f i c a c i ó n d e S p a r a c r e e r q u e p e s
q u e p r o p o n e B o n J o u r e s t á e l c a s o d e M a u d , l a c u a l l l e g a a u na e lim in a d a s i o b ien S c r e e , j u s t i f i c a d a m e n t e o n o , c i e r t a q d e t a l
c r e e n c ia p o r m e d io d e s u s p o d e r e s c l a r i v i d e n t e s p e r f e c t a m e u íc m o d o q u e s i é s t a f u e s e v e r d a d e r a , la c r e e n c ia d e q u e p n o e s ta r ía
f ia b le s , y q u e s e e m p e ñ a e n c r e e r q u e t ie n e t a le s p o d e r e s in c lu s o p e r m itid a p o r u n s is t e m a c o r r e c t o d e r e g la s -J , o b ie n e x is t e c ie r t a
a u n q u e t e n g a u n a c la r a e v i d e n c i a d e q u e n in g ú n p o d e r d e e s e tip o q d e ta l m o d o q u e s i é s t a f u e s e v e r d a d e r a , la c r e e n c ia d e q u e p n o
e s p o s ib le ; y e l c a s o d e N o r m a n , q u ie n lle g a a u n a c r e e n c ia poi e s ta r ía p e r m i t id a p o r u n s i s t e m a c o r r e c t o d e r e g la s - J , y S t e n d r ía
m e d io d e s u s p o d e r e s c la r iv id e n t e s c o m p le ta m e n t e f ia b le s , pe n i ju s t i f i c a c i ó n p a r a c r e e r q u e q ^
n o t i e n e e v i d e n c i a n i a f a v o r n i e n c o n t r a d e l a p o s i b i l i d a d d e q iir L a c lá u s u la n o e lim in a d o r a d e p e n d e a h o r a d e la in t e r p r e t a c ió n
e x i s t a n t a l e s p o d e r e s , n i d e q u e é l l o s p o s e a 1617*. E l f i a b i l i s m o i m p l i d e « S te n d r ía j u s t if ic a c ió n p a r a c r e e r q u e q » , o b ie n , c o m o d ic e
c a q u e M a u d y N o r m a n tie n e n u n a ju s t if ic a c ió n p a ra s u s creen ( ¡o ld m a n , d e la j u s t if ic a c ió n ex ante. T o d o l o q u e o f r e c e c o m o e x
c ía s , p e r o e l v e r e d ic t o c o r r e c t o e s q u e n o la tie n e n . p lic a c ió n d e e s ta id e a e s lo s ig u ie n te :
G o ld m a n n o d i s c u t e la b u e n a f e d e l o s e j e m p l o s e n c o n tr a de
B o n J o u r ; e n r e a lid a d é l m i s m o p r e s e n t a u n c a s o d e l m i s m o tip o .
Una teoría de justificación ex ante puede construirse, creo yo, de
modo muy parecido a mi versión de justificación ex post, aunque no
e l c a s o d e M illic e n t , la c u a l lle g a a u n a c r e e n c ia p o r m e d io d e su s analizaré todos los detalles. Una diferencia es que puede que nosotros
p o d e r e s v is u a le s p e r f e c t a m e n t e f i a b le s , p e r o t a m b ié n c r e e , c o n lo necesitemos sistemas correctos de reglas para poner de relieve reglas de
d a la r a z ó n , q u e s u s ó r g a n o s v is u a le s n o fu n c io n a n b ie n ^ M illi obligatoriedad además de reglas de permiso. De este modo, podríamos
c e n t, a d m ite G o ld m a n , n o tie n e j u s t if ic a c ió n p a ra s u c r e e n c ia . P oi suponer que un sistema correcto de reglas requeriría que Maud utiliza
se ciertos procesos de razonamiento, procesos que la conducirían desde
ta n to , é l s u g ie r e q u e e l h e c h o d e q u e lo p e r m ita u n s is te m a c o r r e c
la evidencia científica que posee a la creencia en la proposición de que
to d e r e g la s -J , a u n q u e e s n e c e s a r i o , n o e s s u f i c i e n t e p a r a la j u s t i f i ella no tiene ningún poder clarividente fiable.
c a c ió n . S e r e q u ie r e t a m b ié n o tr a c o n d ic ió n n e c e s a r ia :
Y en c u a n to a N o rm a n :
L a c r e e n c i a d e S d e q u e p e n t e s t á j u s t i f i c a d a s i y s ó l o s i:
a) la c r e e n c ia d e S e n t d e q u e p e s p e r m it id a p o r u n s i s t e [...] debería razonar de esta manera: «Si yo tuviese un poder clarivi
m a c o r r e c to d e r e g la s -J y dente, seguramente encontraría alguna evidencia de que esto es así
b) e s te p e r m is o n o e s e lim in a d o p o r e l e s ta d o c o g n o s c iti
[... ]. Puesto que carezco de tales señales, aparentemente no poseo pro
cesos clarividentes fiables.» Dado que Norman debería razonar de este
v o d e S e n t "f
modo, él tiene una justificación ex ante para creer que no posee proce
sos clarividentes fiables. Esto elimina su creencia [...]20.
16 Goldman se refiere a BonJour, en «Externalist Theories of Empirical Justifi-
cation»; véase también BonJour, The Structure o f Empirical Knowledge, capítulo 3.
17 Goldman, Epistemology and Cognition pp. 53 ss. " Ibídem, pp. 111 ss.; paráfrasis mía.
" Ibídem, p. 63. 20 Ibídem, p. 112.
202 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
l a c i ó n e n t r e l a c o r r e c c i ó n d e u n s i s t e m a d e r e g l a s - J y la r o n im. = de c r e e n c ia s q u e s e e n c u e n tr a c o n c ie r to [ . . . ] u m b r a l e le v a d o » , s i
c i ó n d e r e g l a s q u e c o n s t i t u y e n e l s i s t e m a , a p a r t e d e l a s i m p l e n l i* no c o m o « te n d r ía c o m o r e s u lta d o en lo s m undos n o rm a le s u n a
s e r v a c ió n d e q u e « la r e g la s s o n in terdependien tes c o n r e s p e d o 11 |i ii ip o r c ió n d e v e r d a d q u e s e e n c u e n t r a c ie r t o [ . . . ] u m b r a l e l e v a
s u s p r o p i e d a d e s e p i s t é m i c a m e n t e r e l e v a n t e s e p i s t é m i c o » , e \ e e p íu d o », U n m u n d o n o r m a l , d i c e G o l d m a n , e s u n m u n d o « c o h e r e n t e
r e c a lc a r q u e la r e f e r e n c ia a s is t e m a s d e r e g la s l e c a p a c ita r á n d e 11i= t-nn n u e s t r a s c r e e n c i a s g e n e ra le s s o b r e e l m u n d o r e a l » 24 ( « g e n e r a
g u n a m a n e r a — n o d ic e c ó m o — p a r a e v i t a r l a p a r a d o j a d e la lu l 1=i la p o r q u e é l q u ie r e c o n s id e r a r n o r m a le s a m u n d o s c o n in d iv i
r ía 21• L a j u s t i f i c a c i ó n t i e n e , e n r e a l i d a d , c o m o y a h e c o m e i i i a d ii d u o s y s u c e s o s d i f e r e n t e s a l o s d e l m u n d o r e a l); t a m b ié n n o s d ic e
a m p lia m e n t e , u n c a r á c te r c u a s ih o lís t ic o ; lo q u e y o a fir m o 1111 e « i|u c l a s c r e e n c i a s q u e d e f i n e n l o s m u n d o s n o r m a l e s no i n c l u i r á n
que G o ld m a n e sté e q u iv o c a d o en e s to , s in o que a m e n o s qii"" n in g u n a q u e c o n c ie r n a a la s r e g u la r id a d e s s o b r e n u e s t r o s p r o c e
o f r e z c a , y h a s ta q u e o f r e z c a , a lg u n a a r t ic u la c ió n m in u c io s a de 111 sos c o g n o s c i t i v o s 25-
r e l a c i ó n e n t r e l a f i a b i l i d a d g l o b a l y l a l o c a l , s u c o n o c i m i e n i n d 11 ¿ R e s p o n d e e s t a m o d if ic a c ió n a la o b j e c ió n ? L a h ip ó t e s is q u e
e s te p u n to e s p u r a m e n te p r o f o rm a. E s t a « s e g u n d a l í n e a d e d e l c ii I iu ld m a n t i e n e p e n s a d a e s , p r e s u m i b l e m e n t e , q u e e n la t e o r í a r e -
s a » d e m u e s t r a , c o m o m u c h o , n o q u e l a t e o r í a d e l a j u s t i f i c a r n i11 v mu d a , s i e x i s t i e s e u n e s p í r i t u m a l i g n o , e l m u n d o r e a l n o s e r í a u n
d e G o l d m a n s e a c o r r e c t a , s i n o q u e e v it a l a s o b j e c i o n e s d e H na m u n d o n o r m a l, p e r o a q u e lla s d e n u e str a s c r e e n c ia s a la s q u e se
J o u r s ó lo p o r q u e e n r e a lid a d n o e s e n a b s o lu t o u n a te o r ía e s e n c ia l hu b ie s e lle g a d o m e d ia n t e p r o c e s o s q u e f u e s e n f i a b le s e n u n m u n
E n « W h a t i s J u s t i f i e d B e l i e f ? » G o l d m a n h a a n t i c i p a d o la u lt do n o r m a l e s t a r ía n a p e s a r d e t o d o j u s t if ic a d a s . (Y , e n lo q u e r e s
j e c i ó n d e q u e , a l lig a r la j u s t i f ic a c i ó n d ir e c t a m e n te a p r o p o r c io n e p e c ta a l p r o b le m a d e l e s p ír it u b e n é v o lo , q u e s i e x is t ie s e ta l e s p ír i
d e v e r d a d , e l f i a b i l i s m o n o p r o d u c ir ía c o n s e c u e n c i a s c o n tr a r ia s 11 tu . e l m u n d o r e a l n o s e r ía u n m u n d o n o r m a l, p e r o a q u e lla s d e
l a i n t u i c i ó n b a j o l a h i p ó t e s i s d e u n e s p í r i t u b e n é v o l o q u e h a c e q iic nue str a s c r e e n c ia s a la s q u e se h u b ie s e lle g a d o m e d ia n te p r o c e s o s
s e l l e g u e a l a s c r e e n c i a s m e d i a n t e i l u s i o n e s , p o r e j e m p l o , q u e se q ue n o fu e s e n f ia b le s e n u n m u n d o n o r m a l, n o e s t a r ía n j u s t if ic a
h a c e n r e a lid a d 22^ E n E p is te m o lo g y a n d C o g n itio n r e s p o n d e a I11 d a s .) E s t o p o s e e u n a p l a u s i b i l i d a d s u p e r f i c i a l ; p e r o l o i m p o r t a n t e
o b je c ió n a r t i c u l a d a p o r C o h e n 2J, d e q u e e l f i a b i l i s m o p r o d uce e s q u e la fr a s e « s i e x i s t i e s e u n e s p ír it u m a l ig n o , n o s o t r o s d e b e r ía
c o n s e c u e n c i a s c o n t r a in t u it iv a s b a j o la h i p ó t e s i s d e u n e s p ír it u m a m o s t e n e r j u s t i f i c a c i ó n p a r a a q u e ll a s c r e e n c ia s a la s q u e s e h u b ie
li g n o q u e h a c e q u e n u e s t r a s c r e e n c i a s s e a n e n c o n j u n t o f a l s a s . Si se lle g a d o m e d ia n te p r o c e s o s q u e fu e s e n f ia b le s e n m u n d o s n o r
e x is t e ta l e s p ír itu m a lig n o , e l f ia b ilis m o s u p o n e q u e n o te n e m o s m a le s » no es m ás que una e stru ctu ra d e p a la b ras v a cía . A q u e l l a s
c r e e n c i a s j u s t i f i c a d a s . P e r o e l v e r e d i c t o d e l a i n t u i c i ó n e s q u e , si c r e e n c ia s n u e s tr a s c o n r e s p e c t o a la s c u a le s s e c a r a c te r iz a lo « n o r
e x is t ie s e u n e s p ír itu m a lig n o , te n d r ía m o s a p e s a r d e to d o cr e e n m a l» no in c lu irá n , d i c e e s p e c í f i c a m e n t e G o l d m a n , n i n g u n a c r e e n
c ia s j u s t if ic a d a s , p e r o q u e n u e s tr o s c r ite r io s d e j u s t if ic a c ió n ha c ia s o b r e c u á le s so n n u estro s p rocesos c o g n o s c itiv o s , n i so b r e
b r ía n r e s u lta d o n o s e r — c o m o n o s o t r o s e s p e r a m o s y c r e e m o s q ue c u á le s s o n f i a b l e s . P o r t a n t o , la c a l i f i c a c i ó n « e n m u n d o s n o r m a
so n — i n d i c a t i v o s d e la v e r d a d . le s » no s u p o n e u n a r e s t r i c c i ó n d e l o s p r o c e s o s q u e s o n f i a b l e s : l o s
U n a v e z m á s , c o m o s u c e d e c o n B o n J o u r , G o l d m a n a d m i t e la p r o c e s o s f i a b le s p o d r ía n in c lu ir e l ra d a r, la c la r iv id e n c ia , lo s s u e
fu e r z a d e la o b j e c ió n ; u n a v e z m á s , m o d i f ic a la te o r ía p a r a e v ila i ñ o s o p r e s a g io s , o b ie n p o d r ía n lim ita r s e a la p e r c e p c ió n s e n s o r ia l
la . E l t r u c o e s le e r « t e n d r ía c o m o r e s u l t a d o u n a p r o p o r c ió n d e v e r s in i m p e d i m e n t o s , a l a i n t r o s p e c c i ó n , a l a m e m o r i a s i n d i s t o r s i o
d a d q u e s e e n c u e n tr a c o n c ie r to u m b r a l e s p e c í f ic o e le v a d o » , 110 n e s , a la in f e r e n c ia v á lid a ; d e h e c h o p o d r ía n s e r c u a lq u ie r c o s a . E l
c o m o « te n d r ía c o m o r e s u lta d o en e l m u ndo re a l u n a p r o p o r c i ó n d e c ir q u e t e n d r ía m o s j u s t i f i c a c i ó n p a r a a q u e ll a s c r e e n c i a s a la s
que lle g a m o s m e d ia n te p r o c e s o s q u e s e r ía n f ia b le s e n m u n d o s
" Ib íd em , p. 115.
22 G o ld m a n , « W h a t is ju s tifie d B e lie f? » , p. 16.
” G o ld m a n s e r e fie r e a C o h e n , « J u stific a tio n and Truth»; v é a s e ta m b ié n 24 G old m an , Epistemology and Cogni tion, p. 107.
Foley, « W h a t’s W ro n g W h ith R e lia b ilism ? » . 25 Ib íd em , p. 108.
206 e v i d e n Q a e in v e s t i g a c i ó n LA EVIDENCIA CONTRA EL FIABILISMO 207
Seeg
i ado^ua)b!icac,o n dC.nE pfs e m o lo g y a n d C o g n iti o n , G blemasobreel espíritubenévoloytambiénenformadelproblema
lo Ia^ nd^io detqü edeberíaabandonar lamoan ldmioban
radI»e,. del espíritumaligno. N o se trata simplemente de que laversión
uun mundostonorm
nfracaso tal. ales.Yoestoydeacuerdo; fu comoJyahedich s o,, fiabilista sea demasiado fuerte; por tanto laúltimamaniobrade
Goldmannopuedelograrsucometido.
Peroel abandonadadejaaGoldmanconel mismoviejopro. Perobienpodríaampliarseestahipótesisbastante esquemáti
Rf™“V qU<ese habíatencontrado desde «What is Justéfictl caconotra, quefuncionaríainclusosi yoestuvieseequivocadoen
vi eariefi>
1
micríticadelaclasificaciónquehaceGoldmandelasobjeciones
Viar,1
«la>’ob
í lec>
qUeónh_areferenc.é
ce/ con-lo\lista
que».poSdinríaemden om
barg oin, arse,
en elpm araomabenrsto. al fiabilismo. Goldmanahorasostienequeexistetantounconcep
desuterc;raobrau,nportante, «strongandWeakJustifícation», lo tofuerte dejustificación, que requiere que se haya llegadoa la
queRrecmnenü p is te m o lo g a n d C o g n itio n pocomásqueundc creenciamedianteunprocesofiablescomounconceptodébil que
¡T r;oben■SuclasificacLondelasobjecionesalas que, ensuopi- requieresóloqueel sujetonoseaculpableocensurablepor tener
"T ’debmresponderd ñabUismosehaconvertidoenunobstáculo lacreencia. Un«conocedor ignorante»quetienelamalasuertede
er rtaT Las?osPrmc,Paleslíneasdeobjeciónson: queesun vivir enunacomunidadprecientíficaenlaque lospresagiosylos
, ,rob laJustlflcac,°ll entérminosdeproporcionesd e ver- oráculossetomanenserioynuncasehaoídohablardel método
* liC '.1
„ .í Jecionrefue^alirta.};yqueesunerrorexplicar lajustifi- experimentalssegúnGoldman, bienpodríatenerjustificaciónpa
(acion.h^rencforeferercra a procesos de fon aciónde creencias ra sus creencias en el sentido más débiUnocensurables aunque
S?,Je£10” ev,denclal»sta). Á 'l>zb a s objeciones indicanqueunaver- suscreenciasnoesténjustificadas enel sentidofuerte. Sesugiere
d'ebó/ÍlA simple est.a n to d e m a s ia d o fite r íe co m o d e m a s ia d o quesi hubieseunespíritumalignonosencontraríamosenunapo
d°nS/ep e£°Í OqeXpre siciónanálogaaladeesteconocedor ignorante; yspor tanto, ten
tosindebid ossaenn^laAplicació
sdeto n.dE
o,nqEupeisetel mfiab ilísimoutiliza
o lo g y a n d C o og-* dríamosjustificaciónparael sentidodébil peronoparael fuerte.
Estavez, entonces, laestrategia deGoldman noconsisteenpre
sentar una nueva modificación para evitar las consecuencias no
Ib íd em , p. 109. deseadasdel fiabilismosimple, sinoentratardeexplicar del todo
208 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
II
lie considerarse que éste tiene un carácter teórico; por tanto, que
nn un competidor de otras teorías científicas de la misma esfera; y
ti Continuación dice que, en comparación con estas teorías cientí-
Ileas, es considerado como un programa de investigación degene-
Milivo que debería ser abandonado6.
Pero la falibilidad de la introspección no significa que los es-
imlos mentales tales como las creencias y deseos sean entidades
lubricas, del mismo modo que la falibilidad de la percepción no
dignifica que los objetos físicos tales como las rocas y los mue
bles sean entidades teóricas. Y el carácter empírico y sintético de
In proposición de que las personas tienen creencias y deseos no
dignifica que sea una proposición científica más que filosófica,
iwpecto que Churchland, a pesar de su ostensible compromiso con
Itt tesis de la continuidad de la filosofía y la ciencia 7, omite siste-
\itálicamente. Realiza un verdadero esfuerzo para llegar a una
i nnclusión mediante una retórica hábil, jugando con la palabra
«noria». Churchland está sacando provecho del hecho de que en
•I discurso casual la palabra «teoría» a menudo conlleva la conno-
Iución de «hecho meramente hipotético, no un hecho conocido».
V la destreza de las palabras casi engaña a la mente cuando
( Ittirchland pasa de «no conocido infaliblemente para la intros
pección» a «teoría», a «programa de investigación» y luego, tan
pi unto como ha elevado el modelo de deseo de creencias al status
tlr «programa de investigación», inmediatamente lo degrada con
lil acusación de «degenerativo». Esto me parece lo mismo que lla
mar a la postulación de rocas, muebles, etc., un «programa dege-
iwrativo de investigación» sobre la base de que, primero, se ha
miintenido durante muchos siglos sin grandes modificaciones y,
WHlindo, que es simple, basto, y está manipulado en relación con
|n mitología de la física moderna. Ciertamente, Churchland obser
va también que las explicaciones psicológicas tradicionales están
•miniadas», pero esta afirmación depende de acentuar el aisla
miento de tales explicaciones separándolas de la física, de la neu-
■Micncia, etc., mientras se ignora su profundo arraigo en la eco-
wnnln, sociología, historia, criminología, etc. Desprovista de sus
m o t o r e s r e t ó r i c o s , l a h i p ó t e s i s d e C h u r c h l a n d n o e s m á s f a r t ili lr p r o d u c ir ía n u n a a c e l e r a c i ó n d e l r it m o c a r d ía c o , r e s p i r a c ió n ir r e -
u la r , e t c . , e s d e c i r , l o s s í n t o m a s d e l i n s o m n i o , y a l o t r o q u e p r o -
S
q u e la d e S t ic h .
P 0 r ta n to d e ja r é a u n la d o e s t a s m a n io b r a s r e tó r ic a s m á s o m e u c ir ía n r e s p ir a c ió n r e g u la r , d is m in u ir ía n e l r it m o c a r d ía c o , e tc .
n o s t r a n s p a r e n t e s o r i e n t a d a s a d e s a c r e d i t a r a l a « p s i c o l o g m tr n J i L a t e o r í a d e la a t r ib u c ió n p r e d i c e q u e e l p r im e r g r u p o ta r d a r ía m e
c io n a l» , y v o lv e r é a la e v id e n c ia e s p e c íf ic a o fr e c id a . n o s e n d o r m ir s e , p u e s t o q u e l o s p a c i e n t e s a tr ib u ir ía n c u a lq u ie r
S ín t o m a s d e fa lta d e s u e ñ o a l h e c h o d e h a b e r in g e r id o la s p íld o r a s ,
m ie n t r a s q u e e l s e g u n d o g r u p o ta r d a r ía m á s e n d o r m i r s e , p u e s t o
11 11 u e lo s p a c ie n t e s d e d u c ir ía n q u e , p u e s to q u e s u s s ín to m a s d e fa lta
d e s u e ñ o p e r s is tía n a p e s a r d e h a b e r s e t o m a d o la s p íld o r a s q u e
A p r im e r a v i s t a , e s s o r p r e n d e n t e q u e s e d i g a q u e l a t i r a d a <lr te n d r ía n q u e r e la ja r le s , s u s p e n s a m ie n t o s d e b ía n d e e s t a r e s p e c i a l
l a c o g n ic ió n s u p o n e u n a a m e n a z a a la a u te n t ic id a d d e la s c r e e n m e n t e r e v u e lto s . A m b a s p r e d ic c io n e s , s e g ú n s e c u e n ta , s e c u m
c i a s . U n a c a r a c t e r í s t i c a c h o c a n t e d e l a p s i c o l o g í a c ° g n ° s t i t i v a , en p lie r o n . S in e m b a r g o , a l p r e g u n ta r a lo s s u j e t o s c u á l p e n s a b a n q u e
c o n tr a s te c o n l a a p r o x im a c ió n b e h a v io r is t a a la q u e h a c e m u d n > e r a la c a u s a d e q u e h u b ie s e n ta r d a d o m á s o m e n o s e n d o r m ir s e ,
tie m p o q u e h a d e s p la z a d o , d e s p u é s d e to d o , e s q u e n o tie n e e s c m N i s b e t t y W i l s o n h a l l a r o n q u e n i n g u n o o f r e c í a l o q u e la t e o r í a d e
p u lo s e n p r o p o n e r m e c a n is m o s m e n ta le s , e s t a d o s y p r o c e s o s in la a t r i b u c ió n s u p o n e q u e e s u n a e x p l i c a c i ó n c o r r e c t a ; l o s s u j e t o s
te r n o s . D e h e c h o , S tic h n o a fir m a , n i t a m p o c o e s c ie r to , q u e to d o d e l e s tim u la n te c o n te s ta r o n e n g e n e r a l q u e le s r e s u ltó m á s fá c il
e l t r a b a j o d e la c i e n c i a d e l a c o g n i c i ó n , o l a m a y o r í a , o n i s i q u ¡ r a i c o n c ilia r e l s u e ñ o u n o s d ía s m á s ta r d e . P a r a e x p lic a r la d is c r e p a n
g r a n p a r t e d e é s t e , re c h a c e la s c r e e n c i a s . P e r o p a r t e d e e s t e t r a ba c ia e n t r e la s e x p lic a c io n e s v e r b a le s d e lo s s u j e t o s s o b r e s u s p r o c e
j o s d ic e é l, in d ic a q u e h a y u n a p o s ib ilid a d im p o r t a n t e d e q u e s i m s o s m e n t a le s y la s v e r d a d e r a s e x p lic a c io n e s a s u s r e s p u e s ta s e n
p l e m e n t e n o e x i s t a n l a s c r e e n c i a s . A u n q u e l a e v i d e n c m q u e o f re c ° fo r m a d e h ip ó t e s is , W ils o n p r o p o n e u n m o d e lo q u e é l d e s c r ib e c o
e st á p r e s u m ib le m e n t e s e le c c i o n a d a c o m o la m e j o r q u e h a p o d id ° m o d e f e n s o r d e d o s s is t e m a s c o g n o s c it iv o s r e la t iv a m e n te in d e
e n c o n tr a r p ara s u t e s is , n o r e s u lta n a d a c o n v in c e n te . p e n d ie n t e s : u n o , m á s b ie n in c o n s c ie n t e , p a r a tr a s m it ir e l c o m p o r
S t i c h m e n c i o n a p r i m e r o la o b r a d e N i s b e t t y W i l s o n s o b r e d t a m ie n t o n o v e r b a l, y e l o tr o , m á s b ie n c o n s c ie n t e , p a r a e x p lic a r y
f e n ó m e n o l l a m a d o « a t r i b u c i ó n » 3 L a i d e a c e n t r a l d e la t e o r í a d e tu v e r b a liz a r lo q u e o c u r r e e n e l s is t e m a in c o n s c ie n t e .
a tri b u c i ó n , t a l c o m o la p r e s e n t a S t ic h , e s q u e la g e n t e a lg u n a s v e S tic h a fir m a q u e , p u e s t o q u e s e s u p o n e q u e la s c r e e n c ia s d e
c e s e x p lic a s u p r o p io c o m p o r t a m ie n t o r e c u r r ie n d o a te o r ía bas s e m p e ñ a n u n p a p e l e n la e x p lic a c ió n ta n to d e l c o m p o r t a m ie n t o
ta n t e v u l g a r e s , y q u e e s t a m i s m a a t r i b u c i ó n d e c a u s a s t i e n e e f e c verbal co m o d e l n o v e r b a l, n in g u n o d e lo s s is te m a s d e W ils o n
to s b e h a v io r ís tic o s ; e x p e r im e n to s t íp ic o s e n e s te c a m p o c o n d u c e n p u e d e c o n s id e r a r s e c o m o u n s is t e m a d e c r e e n c ia s . P e r o e s t a in t e r
a q U e u n s u j e t o r e a l i c e u n a i n f e r e n c i a e r r ó n e a s o b r e la c a u s a d e p r e t a c ió n e s in t e r e s a d a . S i la v e r d a d e r a e x p lic a c ió n d e l tie m p o
c ie r t o c o m p o r t a m ie n t o s u y o , y a q u e lu e g o s e c o m p o r te c o m o s i lq u e t a r d a r o n l o s s u j e t o s e n c o n c i l i a r e l s u e ñ o e s l o q u e d i c e l a t e o
e s t a in f e r e n c ia e r r ó n e a f u e s e c o r r e c ta . S t ic h h a b la d e u n e x p e u r ía d e la a t r i b u c ió n , e x i s t e u n a d i s c r e p a n c i a e n t r e la v e r d a d e r a
m e n t o e n e l q u e a d o s g r u p o s d e p a c i e n t e s c o n i n s o m n i o s e l e s tu l- e x p li c a c ió n y la e x p li c a c ió n d a d a p o r lo s s u j e t o s m is m o s . P e r o la
m i n i s t r ó p í l d o r a s p l a c e b o ; a u n g r u p o s e l e d i j o q u e l a s p í l d o r as e x p lic a c ió n o b v ia d e e s t a d is c r e p a n c ia e s q u e la c o n c ie n c i a d e la s
p e r s o n a s d e s u s p r o p io s e s t a d o s m e n ta le s e s im p e r fe c ta y s u s c e p
tib le d e s e r in f lu id a , c o m o c la r a m e n te s u c e d e c o n s u s j u ic io s b a
‘ Stic h, F rom Folk Psychology to Cogniíive Science, pp. 2 3 0 -2 3"7; N isbcl1 y s a d o s e n la p e r c e p c i ó n , p o r s u s e x p e c t a t iv a s e id e a s p r e c o n c e b i
W ils0 n , « T ellin g M ore T han W e C an K now : Verbal R ep orts o n M en tal Pro ^ ssc' s». d a s; e x p li c a c ió n q u e n o s u p o n e n in g u n a a m e n a z a p a r a la s c r e e n c ia s .
W ils 0 n, « S tran gers to O u rselves: the O rigin s and A ccu ra cy ° f B e li e f 's A b o ul Y é s t a e s la e x p lic a c ió n q u e p r o p o n e n lo s m is m o s N is b e t t y
O n e ’s O w n M en ta l S ta tes» . E l lecto r notará q u e e x is te n a lg u n o s p u n tos d e c o n la ''
W ils o n : « S e h a a n a liz a d o u n a e v id e n c ia q u e s u g ie r e q u e p u e d e
to entre m i crítica y la d e H organ y W ood w ard e n « F o lk P s y c h o lo g y is H erc lo
S tay».
h a be r p o c o o n in g ú n a cce so in tro sp e ctivo d ire c to a p rocesos cog-
224 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
Pero parece que lo que Stich quiere decir debe de ser prccisn-
mente que las acciones de los adultos, o más bien las «acciones»,
pueden resultar ser más parecidas a las respuestas de los bebés
que lo que nos damos cuenta. (Sin duda ésta es la razón por la que
recurre al artículo «K-Lines» de Minsky aunque éste sólo trate ilo
la memoria infantil. Pero esta apelación incurre claramente en iitm
petición de principio.) Paul Churchland declara explícitamente In
que está implícito en la estrategia argumentativa de Stich: las ael i
vidades de los bebés, dice, tienen una continuidad reconocible en
la de los niños y los adultos; por tanto, la psicología tradicional, In
cual atribuye creencias y deseos a los niños y a los adultos pem
no a los bebés, hace una distinción allí donde no existe una di fe
rencia real17.
Esto deja claro que Stich está empleando el otro ejemplo di1
Winograd para sugerir que la flexibilidad y la capacidad de res
puesta a las circunstancias características de lo que consideramos
una acción genuinamente intencional puede, después de todo, le-
ner explicación sin hacer referencia a creencias o deseos. Podría
mos vemos tentados a decir de un programa de ordenador, dice
Winograd, que tiene la finalidad de reducir al mínimo el número
de tareas en la cola de espera; pero es improbable que tenga una
estructura de finalidad en la memoria, es más probable que «haya
docenas o incluso cientos de lugares por todo el código donde se
llevan a cabo acciones específicas, cuyo efecto neto está siendo
descrito»18. Presumiblemente lo que esto implica es que, del mis
mo modo que en el primer caso es falso que el bebé tenga una re
presentación de la anatomía principal, aquí es también falso que
el ordenador tenga el objetivo de reducir al mínimo la tarea de lu
cola. Y Stich quiere que nosotros lleguemos a la conclusión de
que el comportamiento humano adulto, o «comportamiento», al
igual que las respuestas del bebé y que el patrón de reducción de
la cola en el ordenador, puede tener explicación sin hacer referen
cia a las creencias o deseos del agente.
Pensemos en lo que se requeriría de un agente humano a quien
aplicaríamos esta caracterización sin ningún género de dudas: él
quiere reducir al mínimo la tarea de la cola. Tiende, en términos
III
27
Ibídem, p. 164.
236 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
28 Ibídem, p. 166.
19 Ibídem, p. 166.
DERRIBO DEL CIENTIFICISMO REVOLUCIONARIO 237
sobre el hielo
Sc
ej.: caminar
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DERRIBO DEL CIENTIFICISMO REVOLUCIONARIO 241
IV
bosa marina al pragmatismo vulgar; Stich ahora nos lleva allí di
rectamente.
Stich no es ni mucho menos el primer pragmatista vulgar, cla
ro está; en nuestra época, este dudoso honor le corresponde a Ri
chard Rorty. Por eso, cuando me centre en esta otra tendencia re
volucionaria —que sería, si tuviese éxito, no menos perjudicial
*que el cientificismo revolucionario para el proyecto que yo de
fiendo— me ocuparé en primer lugar de Rorty.
9. PRAGMATISMO VULGAR:
UNA PERSPECTIVA NADA EDIFICANTE
tes y Hobbes, que sólo parece verse con claridad a partir de Kam
Locke, que aprendió de Descartes a mirar hacia el interior, com i
bió la teoría del conocimiento como la ciencia de la mente; lurp>
la revolución copérnica de Kant convirtió a esta «ciencia de l.i
mente» en algo claramente filosófico elevándola a la categoría <<
priori( pp. 131-164).
La teoría filosófica del conocimiento se ha desarrollado, ade
más, bajo la influencia de una serie de metáforas perceptivas n
oculares, una analogía del conocimiento con la visión, la cual pin
picia una confusión del conocimiento de que p con el com n i
miento de x, de la justificación con la causalidad, y de la cual es
producto la idea de «fundamentos» del conocimiento. Esta co n
cepción de la epistemología y su papel en la filosofía, y este co n
junto de metáforas, son «opcionales» (pp. 146, 159, 162-163).
El hecho de que este «fundacionalismo» está básicamente mal
concebido ha sido revelado, dice Rorty, cuando la tradición cpr.
temológica se ha convertido en una filosofía analítica, por la co m
binación de los argumentos críticos de Quine y Sellar. Entre ellos,
la crítica que hace Sellar de la noción de lo dado, y la que hai r
Quine de la noción de lo analítico (y por tanto, como consecuen
cía, de lo a priori) se combinan para destruir toda la concepción
de la epistemología como fundacional. La crítica de Sellar pone ni
descubierto la confusión entre justificación y causalidad; la de
Quine revela la inutilidad de la búsqueda de los fundamentos de
un carácter a priori (pp. 169 ss.).
Ni Quine ni Sellars, piensa Rorty, aprecian totalmente el im
pacto revolucionario de su trabajo combinado, pero él está com
vencido de que éste llega a la inevitable conclusión de que la jus=
tificación no es más que una cuestión de costumbre social. El de
cir que A sabe que p es decir «algo sobre la manera en que
interactúan los seres humanos» (p. 175). Para que una creencia es
té justificada tiene que poder defenderse contra «objeciones con
versacionales». «Comprendemos el conocimiento cuando com=
prendemos la justificación social de la creencia —escribe Rorty ,
y así no tenemos necesidad de considerarla como exactitud de iv
presentación» (p. 170).
La última cláusula es una indicación de lo radical que es la po
sición de Rorty. Los distintos criterios de las diferentes épocas,
culturas o comunidades que él sostiene, son «inconmesurablcs»;
no puede esperarse que haya ningún acuerdo sobre qué pautas de
PRAGMATISMO VULGAR! UNA PERSPECTIVA NADA EDIFICANTE 253
li s s o b r e l o s c r i t e r i o s d e j u s t i f i c a c i ó n ; c o n t r a s t a c o n e l o b j e t i v i s
m o e p is té m ic o , e s d e c ir, c o n e l f u n d a c io n a l is m o . S u te s is c a r a c
te r ís tic a e s q u e la s p a u ta s e p is té m ic a s s o n e n te r a m e n te c o n v e n c io -
íia le s , q u e n o tie n e s e n tid o p r e g u n ta r q u é c r ite r io s d e ju s tif ic a c ió n
(lo s d e e s ta o a q u e lla c o m u n id a d e p is té m ic a ) s o n c o r r e c to s , c u á le s
io n r e a lm e n te in d ic a tiv o s d e la p ro b a b le v e r d a d d e u n a c re e n c ia .
' Aunque los contextualistas algunas veces hacen observacio
nes acerca de la estructura de la justificación las cuales tienen
cierto aire fundacionalista («las creencias contextualmente bási
cas son aquellas que no tienen necesidad de justificación dentro
de una comunidad epistémica; todas las demás creencias justifi
cadas lo están por referencia a estas creencias contextualmente
básicas») el contextualismo se distingue del fundacionalismo,
pues I) insiste en el apéndice «en la comunidad epistémica a la
que pertenece A», y II) no postula que las creencias estén justifi
cadas con independencia del apoyo de otras creencias. Y aunque
los contextualistas sostienen, como los coherentistas, que la justi
ficación es una cuestión de relaciones entre creencias, el contex
tualismo se distingue también del coherentismo, pues I) insiste en
el apéndice «en la comunidad epistémica a la que pertenece A», y
II) no establece que las relaciones de coherencia sean suficientes
para la justificación.
Por tanto, el contextualismo ha sido algunas veces aceptado
como una tercera alternativa a las teorías tradicionalmente rivales,
y algunos lectores quizá se hayan estado preguntando por qué no
la he tenido más en cuenta antes de proponer mi «tercera alternati
va». Ahora puedo aclarar la razón. El contextualismo puede pare
cer una opción inofensiva, e incluso atractiva, con respecto al pro
blema de lq explicación, pero conduce a una actitud radical, de
hecho revolucionaria, hacia el proyecto de ratificación; hacia el
convencionalismo, el segundo elemento del conversacionalismo
de Rorty.
El contextualismo carece de sentido a menos que a) diferentes
comunidades epistémicas tengan distintas pautas epistémicos y b)
no exista una comunidad epistémica distinguida, C*, de modo que
las pautas de C* sean indicativas de la verdad, mientras que los de
otras comunidades no lo sean. Pues si a) fuese falso, la tesis con
textualista característica no serviría; y si b) fuese falso, el status
de las pautas epistémicas de C* sería tan distinguido en relación a
las pautas de otras comunidades que nos obligaría a admitir que
262 EVID EN CIA E INVESTIGACIÓN PRAGMATISMO VULGAR: UNA PERSPECTIVA NADA EDIFICANTE 263
para que A tuviese real y verdaderamente justificación, tciidi I11 Y es cínica porque si realmente creyésemos que los criterios
que acoplarse a las pautas de C*. Rorty es un poco tímido en I11 de justificación son puramente convencionales, totalmente des
que respecta a qué significa exactamente la «inconmesurabilidad" provistos de una base objetiva, entonces, aunque pudiese uno
a la que se refiere (aunque se preocupa bastante de distinguirla de adaptarse a las costumbres justificadoras de su comunidad episté
la tesis de la diversidad de significados con la que se asocia cii I11 mica, se vería obligado a adoptar una actitud de cinismo hacia
obra de K^m); pero la interpretación más probable parece sei lii ellas, a pensar en la justificación siempre entre comillas ocultas y
siguiente: que no existe tribunal de apelación más elevado cii i'I temerosas. El problema no es que, en general, no podamos dedi
que se pueda llegar a un acuerdo entre las diferentes pautas episil carnos a una práctica que consideramos totalmente convencional.
micos de las distintas comunidades, es decir, que se trata de 111111 Se trata de que, en concreto, no podamos dedicarnos de lleno y
mezcla de las tesis a) y b). con coherencia — sin cinismos— a una costumbre de justifica
Puesto que el contextualismo contrasta con el fundacionalismo ción de creencias que consideramos totalmente convencional.
(además de contrastar con el coherentismo y con el fundherciilis Pues creer quep es aceptar p como verdadero. (Esto, para repetir
mo) y el convencionalismo con el f u n d a c i o n a l i s m o , es todavía uno de los puntos de la hipótesis del capítulo 8, no es una afirma
menos sorprendente que Rorty qua conversacionalista, no logie ción sofisticada sobre la verdad sino un truismo sobre la creen
distinguir entre fundacionalismo y f u n d a c i o n a l i s m o . Pero ¿no sii cia.) Y, puesto que el creer que p es aceptar a p como verdadero,
giere esto que Rorty tiene respuesta a una de las hipótesis empicada para una persona que niegue que incluso tiene sentido suponer
anteriormente, según la cual una refutación del fundacionalismo o que exista una conexión entre el hecho de que una creencia se jus
irrelevante para la posición del f u n d a c i o n a l i s m o ? No, porqu e , tifique de acuerdo a nuestras costumbres y el hecho de que sea
aunque el contextualismo en realidad proporciona una fuerte moti verdadera, es imposible entender por qué el que una creencia esté
vación para el convencionalismo, la falsedad del fundacionalismo justificada, de acuerdo a estas costumbres, tenga que influir en si
no proporciona una fuerte motivación para el contextualismo; las uno debe mantenerla o no.
opciones del coherentismo y del fundherentismo se mantienen. De vez en cuando, sin embargo, Rorty protesta contra las acu
Rorty quizá no aprecia esto porque (naturalmente, no tiene en saciones — las cuales, como se podrá deducir, yo no soy la prime
cuenta la opción fundherentista, y) muestra una tendencia ocasio ra en hacer— de que es «relativista» o «cínico». Sus declaracio
nal a describir su posición como «coherentista» (p. 178). Pero lo nes para defenderse se parecen bastante a las protestas de Berke-
hace por la única razón de que su posición se opone al «fundacio ley cuando dice que él no está negando la realidad de los objetos
nalismo», mezclando así su uso indiscriminado de «fundaciona físicos. («Yo no soy relativista, creo en la objetividad», deben us
lismo» con un uso igualmente indiscriminado de «coherentismo». tedes comprender que la objetividad es una cuestión de acuerdo
El conversacionalismo, según la presente interpretación (= con- social, no de correspondencia con una supuesta «realidad».) Pero
textualismo + convencionalismo), es una concepción bastante com la auténtica razón por la que él cree poder librarse de la acusación
pacta, puesto que el contextualismo, como hemos visto, proporcio de relativismo se encuentra en otra parte. Incluso en su obra Mf-
na una fuerte motivación para el convencionalismo. Sin embargo, rror, existe evidencia en contra, y también a favor, de la interpre
es al mismo tiempo relativista y cínica. tación del conversacionalismo de Rorty como una combinación
Es relativista, porque el contextualismo hace que la justifica del convencionalismo con el contextualismo. Algunas veces, al
ción dependa de la comunidad epistémica a la cual pertenece e 1 menos, Rorty suena menos contextualista que, como yo lo llama
sujeto, y, puesto que el convencionalismo excluye la posibilidad ré, tribalista; por ejemplo: «La aproximación a la epistemología
de que exista una concepción más noble de la justificación real- Quine-Sellars [es decir, la aproximación de Rorty] [ ...] dice que
mente-indicativa-de la verdad* (justificación según las pautas de la verdad y el conocimiento sólo pueden juzgarse según las pautas
C*), debe considerar por igual a la pautas epistémicas de todas y de investigación de nuestros días» (p. 178). Esto no sugiere un
cada una de las comunidades epistémicas. contextualismo, sino un tribalismo: «A tiene justificación para
264 EVIDENCIA E INVESTIGACION
II
O parecía bastante asegurada; pero ahora, con The Fragmen-
tation o f Reason9, tenemos que enfrentarnos a la nueva crítica de
Stich.
Stich no niega que tenga sentido preguntar si estas o aquellas
pautas epistémicas son indicativas de la verdad, sólo insiste en
c o n se rv a d o ra » d e la v e rd a d so b re la v e r d a d *, la v e r d a d * * , la
v er d a d * * * , e tc .
Pero se comprende por qué Stich pensó que quizás el lector
pudiera necesitar un suavizamiento antes de la fase principal de la
hipótesis, porque lo que él ofrece a continuación es bastante poco
convincente. Lo que tendría que hacer es demostrar que la verdad
es valiosa sólo si lo es intrínseca o instrumentalmente, y que no lo
es en ningún caso; lo que ofrece, es poco más que una mera aser
ción de que «no está claro» que la verdad sea una de las dos cosas.
Stich admite que sus razonamientos no son «demoledores» (p. 120).
Esta estrategia es desalentadora y conocida ya por su trabajo ante
rior: insinúa que tiene argumentos para una tesis asombrosa, ofre
ce consideraciones que de ningún modo lo demuestra, desarma al
lector admitiendo que sus argumentos no son concluyentes, y lue
go, insistiendo en que es posible que su asombrosa tesis sea ver
dadera, arroja la carga de la prueba a la oposición.
Para recapitular: todo lo que ofrece Stich a fin de convencer
nos de que la verdad no es intrínsecamente valiosa es la observa
ción de que la verdad es sólo una de las muchas propiedades se
mánticas que podría tener una creencia (verdad, v e r d a d * , v e r
d a d * * , etc.), la que casualmente ha resultado elegida por nuestra
«v e r d a d* * * * »
e r o es por supuesto un truco tipográfico e i m i
memente engañoso, como se aprecia cuando se traduce la ú l t i m a
cláusula a nuestro idioma: Harry saldría más beneficiado creyen
do una proposición distinta que no es verdadera que con su creen
cia que le conduce a algo que valora.
Tampoco podría haber mucho trabajo intelectual honesto en
la epistemología postrevolucionaria de Stich. La tarea explicativa
es trivial: «un buen proceso cognoscitivo es aquel que produce
creencias de tal manera que el hecho de que el sujeto las tenga le
conduzca a lo que él valora» es todo lo que hay al respecto, lista
falta de contenido, dicho sea de paso, era de esperar; es fiel relie
jo del carácter insustancial de la explicación fiabilista de Gold
man. ¿Y qué hay de la tarea reguladora, de la «mejora de nuestro
proceso cognoscitivo» que Stich aspira acometer? La «mejora»,
como sabemos, va a consistir en que nosotros aceptemos c o m o
verdaderas proposiciones, sean verdaderas o falsas, de manera
que el que las creamos nos resulte ventajoso. ¿Cómo se logra cs=
to? Si no se logra mediante magia (aunque las referencias de Si idi
a un genio servicial sugieren que quizás esté esperando una ayuda
mágica)15, de qué otra manera mejor que mediante técnicas ma\
eficaces de autoengaño?
Puesto que Stich podría responder que esto es moralizar de
una manera profundamente conservadora, yo diría mejor cine,
sería olvidar que, cuando dice que «la verdad es sólo lo bueno en
Forma de creencia», James está subrayando —exagerando— el
valor instrumental de las creencias verdaderas. James solía que
jarse de los críticos que «interpretan de la manera más tonta posi
ble» sus palabras20; ahora, por lo que parece, los «amigos» del
pragmatismo están haciendo lo mismo21.
Por esta razón he elegido algunas astutas palabras de James
para comenzar el capítulo siguiente y para presentar mi plantea
miento del problema de la ratificación.
F igu ra 10.1
I
T RATIFICACIÓN DEL FUNDHERENTISMO
Al articular la teoría fundherentista de la justificación, di| 1■ KÍ p, sino que también, podríamos decir, en «lo que cuenta como
que yo trataba de hacer que fuese explícito lo que está impliciío una razón» para dudar de la honestidad del candidato. Pero yo no
en nuestras valoraciones de sentido común con respecto ¡i I11 Creo que nadie se inclinaría a pensar que este tipo de desacuerdo
evidencia como evidencia buena, mala, fuerte o floja. M e .... . común sugiere que usted y yo tengamos «pautas de evidencia dis
tré deliberadamente reticente a analizar a quién de «nosol io ■,,, tintas» en ningún sentido profundo o interesante. Simplemente no
se refiere la expresión «nuestras valoraciones de sentido cu estamos de acuerdo en lo que respecta a qué evidencia es relevan
mún», y evité a propósito la frase tan utilizada por contextúale, t e porque discrepamos en algunas creencias de fondo.
tas y tribalistas «nuestras costumbres epistémicas». Ahora pac Supongamos que usted y yo estamos haciendo el mismo cruci
do ser algo más abierta. grama, y que hemos decidido diferentes soluciones para cierta en
Parece que se ha llegado a dar por sentado que las pautas cvi trada. Desde ese momento discreparemos acerca de qué evidencia
denciales de las diferentes épocas, culturas o comunidades son e s relevante para otras entradas que se cruzan; yo creo, dada mi
notablemente distintas; y, según esto, parece que, cuando me 11■ Nolución a la 7 horizontal, que la cuatro vertical debe terminar en
fiero a «nuestras valoraciones de sentido común», debo referinni «E», y usted, dada la suya, que debe terminar en «S», por ejem
a los criterios de algún grupo concreto al que yo pertenezco. 1 11 plo. Cuantas más entradas hayamos rellenado de manera diferen
esto se basa Stich para asumir que los «epistemólogos analistas t e , y cuanto más largas y centrales sean, más profundas serán
deben de estar favoreciendo las pautas de su comunidad epistéim nuestras diferencias, y más difíciles de resolver. Sin embargo, am
ca porque se trata de la comunidad en la cual casualmente han ii;i bos estamos tratando de ajustar las entradas a las definiciones, y a
cido. Stich me empuja a decir algo como esto: yo no acepto eslas otras entradas.
pautas de justificación porque sean las pautas de la comunidad a Mi opinión es que los desacuerdos muy profundos que han fa
la cual casualmente pertenezco, yo las llamo «nuestras» pautas cu vorecido la idea de que las pautas de evidencia dependen de las
lugar de «suyas» porque las acepto. Pero incluso esto sería mucho culturas — o bien, en la forma intracientífica de la tesis de la va
decir; porque, como expliqué en el capítulo 9, no estoy convencí riabilidad, dependen de los paradigmas— pueden explicarse de
da de esta supuesta diversidad. Es, como mínimo, una exagera forma similar; es decir, que están situados en una compleja mara
ción y, quizás, incluso una ilusión. ña de otros desacuerdos relativos a las creencias de fondo, y no en
Supongamos que usted y yo nos estamos preparando para d una divergencia profunda de las pautas de evidencia.
examen de conducir de Florida. Usted piensa que la penalización Existe una ambigüedad relevante en la expresión «lo que
por conducir bajo los efectos del alcohol es la retirada del perm iso cuenta como evidencia». En un sentido, hay una gran divergencia
de conducir durante seis meses, y yo creo que es durante un año e n «lo que cuenta como evidencia»; en lo que uno considera evi
Miramos en el código de circulación para comprobarlo. O bic11 dencia relevante, lo cual depende de otras creencias que tiene
usted mira el suyo y yo el mío, y ambos dicen cosas distintas, dv uno. En otro sentido, quizás, después de todo, no hay una gran di
modo que miramos qué edición es la más reciente. Aquí estamos vergencia en «lo que cuenta como evidencia»; al valorar la seguri
en desacuerdo con respecto a si p, pero coincidimos en lo que dad de una creencia, los pueblos precientíficos así como los cientí
contaría como evidencia a favor o en contra de p. Ahora suponga * ficos, y los conversos al nuevo paradigma así como los defensores
mos que usted y yo estamos en un comité de nombramientos. Us del antiguo, quizás estén evaluando su ajuste con su experiencia y
ted cree que cierto candidato debería descartarse debido a que sii
escritura manual indica que no es una persona de fiar; yo pienso
que la grafología es una tontería y me burlo de su «evidencia» ’ Character as Indicated by Handwriting, de Rosa Baughm, «autora de “The
Quizás usted menciona la obra Character as Indicated by Hand- Handbook [sic] ofPalmistry”, “Chirogomancy”, y artículos sobre «fisiogonía».
284 EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
con sus otras creencias. (Esto no significa negar que otros fació
res, no evidenciales, puedan tener importancia a la hora de dcin
minar qué creencia o paradigma se acepta.) Si pensamos en Ion
criterios de justificación con un grado adecuado de generalidad
en los principios estructurales más que en el contenido material,
en las constricciones del afianzamiento basado en la experiencia v
en la integración explicativa más que en juicios específicos de ie
levancia, quizás exista, después de todo, similitud en lugar de di
vergencia5.
Puede que algunos piensen que esto es demasiado suave paia
representar adecuadamente la diferencia entre culturas «cientili
cas» y «precientíficas». Pero quizás esta insatisfacción camine
con la sugerencia de que lo que distingue las culturas científicas
podría considerarse mejor, no como una cuestión de pautas distin
tas de evidencia, en el sentido que le estamos dando, sino como
una cuestión de mejor disposición para someter las creencias a
crítica, un mayor conocimiento de las alternativas y, por ende, una
apertura más amplia a las cuestiones de la justificación. Quizás en
las culturas precientíficas cerradas, a las personas no les preocupe
demasiado lo segura que es esta o aquella creencia; esto no signi
fica que la cuestión de la justificación no tenga sentido para ellos,
sino sólo que tal vez no sea muy destacada para ellos6. (En esto se
halla implícito el pensamiento de que la distinción entre «científi
co» y «precientífico» no es tan clara como algunas veces se da
por hecho.)
El perspectivismo es la tesis según la cual los juicios de la jus
tificación son perspectivistas de una manera inherente, en el sen
tido de que toda evidencia que un individuo considera relevante
para el grado de justificación de una creencia inevitablemente de
pende de otras creencias que tiene el individuo; por tanto, puesto
que las personas difieren en cuanto a sus creencias de fondo, dife
rirán en sus juicios de lo justificada que está tal o cual creencia, y
cuanto más radicalmente lo hagan, más radicalmente diferirán sus
creencias de fondo.
II
:ii
i
RATIFICACIÓN DEL FUNDHERENTISMO 287
que el hecho de que una creencia esté justificada por estos crite
rios es una indicación de que es verdadera exigiría un razona
miento, en primer lugar, de que la experiencia garantiza la veraci
dad de las creencias que se supone que es básica; y, en segundo
lugar, de que las creencias apoyadas inductivamente por creencias
verdaderas son probablemente verdaderas, y que las creencias im
plicadas deductivamente por creencias verdaderas son verdaderas.
Lo primero sería necesario para aportar seguridad con respecto a
la entrada, y lo segundo para aportar seguridad con respecto a la
transmisión.
Este modelo resulta instructivo, porque lo que se requerirá pa
ra la ratificación de los criterios fundherentistas diferirá del mis
mo modo que el fundherentismo difiere del fundacionalismo infa-
libilista. Una manera inicial y simplificada de contemplarlo sería
considerar que los criterios fundherentistas sostienen, en efecto,
que A tiene más justificación para creer que p cuanto más afian
zada esté su creencia en la experiencia y cuanto más apoyo tenga
de otras creencias al ser integrada en una historia explicativa cu
yos componentes están también afianzados en la experiencia y
apoyados por otras creencias, etc. El demostrar que el grado hasta
el cual una creencia está justificada según estos criterios es una
indicación de que su verdad requeriría algo que se fundamente en
el afianzamiento basado en la experiencia y en la integración de
apoyo/explicación — las analogías de los fundherentistas de los
aspectos de entrada y transmisión distinguidos en el párrafo ante
rior— y muestra cómo son indicativos de la verdad.
Esto hace ver por qué yo no espero que el proyecto de ratifica
ción pueda acometerse de una forma totalmente a priori; pues,
aunque cabe esperar que la parte del argumento que se refiere a la
integración de apoyo y explicativa tenga al menos un carácter cua-
silógico, la parte relativa al afianzamiento basado en la experien
cia sería empírica por naturaleza.
Esta última observación pretende ser neutral con respecto a la
cuestión de si existe algún conocimiento a priori; a esto tengo que
decir sinceramente que en el momento presente no tengo respues
ta que ofrecer. Esto requeriría una teoría de lo a priori, y —aquí
tomo prestada una frase encantadoramente irónica de Fodor— me
parece que se me ha extraviado la mía. (Quizá valga la pena decir,
sin embargo, que un conocimiento a priori presumiblemente re
queriría creencias verdaderas cuya justificación no necesita el
RATIFICACIÓN DEL FUNDHERENTISMO 291
15 Tomo prestada la terminología que emplea Quine en «On the Reasons for
the Indeterminacy o f Translation».
RATIFICACIÓN DEL FUNDHERENTISMO 293
16 Esta maniobra, sin lugar a dudas, será considerada como profundamente in
satisfactoria por los defensores calvinistas de «Reformed Epistemology», cuya
actitud, me atrevo a decir, será como la que expresa esta cita de Marsden, «The
Collapse o f American Evangelical Academia», p. 257: «El pecado crea una anor
malidad muy generalizada. La confianza en Dios que debería ser un acto espontá
neo que nos proporcionase los principios intuitivos básicos del conocimiento no
se encuentra en la mayoría de la gente. Los cristianos no deberían avergonzarse
de decir francamente que este es el problema. Si uno confía en Dios, verá cierta
evidencia de manera distinta a como lo hace una persona que básicamente niega a
Dios.»
2*W EVIDENCIA E INVESTIGACIÓN
no existe una teoría ideal única, o si existe, pero podría ser falsa,
entonces ni siquiera la justificación c o m p l e t a garantizaría que
una creencia sea verdadera. Sin embargo, es la mejor a lo que po
demos aspirar; si la justificación c o m p l e t a no es suficiente, nada
20
Descartes, Medication IV.
RATIFICACIÓN DEL FUNDI ]KKI-N l'ISMO Mil
hecho de que demuestre que mis razones para creer que R son lo
bastante buenas como para que mi creencia constituya conoci
miento. No puedo enfrentarme al segundo desafío sin articular
mis pautas de evidencia y demostrar que mi evidencia con respec
to a R las satisface, y, al menos de palabra aunque no .de una ma
nera tan obvia, sin ofrecer una seguridad de que mis niveles de
evidencia son indicativos de la verdad; y, siendo así, no puedo ha
cerlo, en el contexto presente, sin entrar en un círculo vicioso. Pe
ro sí puedo enfrentarme al primer desafío simplemente aportando
mis razones para creer que R. Y esto es suficiente. Mis razones
son buenas si son seguras de una manera independiente y apoyan
genuinamente a R; y tengo justificación para creer estas razones,
y, por tanto, para creer que R, si mi evidencia para creerlas es una
buena evidencia. Y, si tengo justificación para creer que R, enton
ces (suponiendo que R sea verdadero, y todo lo que se necesite
para evitar las paradojas de Gettier) yo sé que R. Y si esto es así y
si R (y las razones indirectas de las que depende) son buenas ra
zones para creer que los criterios ñmdherentistas son indicativos
de la verdad, yo sé eso, también. Incluso si no puedo saber que
tengo justificación para mi conclusión débilmente ratificatoria,
puedo tener justificación para ella a pesar de todo; e incluso si no
puedo saber que lo sé, puedo saberlo a pesar de todo22.
A mi modo de ver, por supuesto, la justificación no es categó
rica, sino que presenta grados; por tanto, para evitar cualquier ma
lentendido, quizás deba repetir que yo no afirmo que las conside
raciones que he ofrecido para la ratificación de los criterios fund-
herentistas se acerquen siquiera a ser concluyentes, globales o
seguras de una manera c o m p l e t a m e n t e independiente. Si tengo
justificación para creer que, suponiendo que sea posible el que
tengamos una indicación de la verdad, los criterios fundherentis-
tas son la mejor indicación de la verdad que podemos tener, ésta
es sólo en un grado relativamente modesto. Pero ¿acaso no es esto
bastante mejor que nada?
L . ¡
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“ «[...] la filosofía que está ahora de moda abraza y apoya ciertos dogmas cu
yo propósito [...] es convencer a los hombres de que no puede esperarse nada difí
cil [...] del arte o del esfuerzo humano [...] que tienda [...] a una-desesperación
deliberada y facticia, la cual corte el vigor y el estímulo de la industria [...). Y lo
do con el fin de que su arte sea perfecto, y por la miserable vanagloria de hacer
que crea que lo que no se ha descubierto y comprendido aún nunca podrá descu
brirse ni comprenderse de aquí en adelante.» Bacon, The New Organon, Libro
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I
ÍNDICE ANALÍTICO