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Tema: La Oración de Nehemías

Introducción: El libro de Nehemías es un manual que nos enseña a orar por las necesidades
de nuestro pueblo de una manera efectiva.

La oración de Nehemías ha llegado a ser un modelo para nosotros, aunque las situaciones y
condiciones son diferentes. Este líder del Antiguo Testamento debiera convertirse en uno
de nuestros profesores de oración en nuestras iglesias locales.

¿Que se necesita para que seamos tocados a orar por nuestro pueblo? Simplemente saber
que están pasando alguna necesidad, veamos:

Nehemías 1, 1-4: "Palabras de Nehemías, hijo de Helcías. En el mes de Casleu, en el año


(20) del rey Artajerjes, estando yo en la ciudadela de Susa, llegó uno de mis hermanos,
Jananí, con algunos hombres de Judá. Les pregunté por los judíos sobrevivientes que
habían regresado del destierro y por Jerusalén. Me respondieron: «Viven allá, en la
provincia, en medio de mucha pobreza y humillaciones. La muralla de Jerusalén está en el
suelo, y sus puertas, quemadas.» Al escuchar estas palabras, me senté y me puse a llorar.
Me puse de duelo algunos días, ayunando y rezando ante el Dios del Cielo."

Analicemos la oración de Nehemías prestando atención a la actitud que tuvo hacia Dios,
hacia su pueblo y hacia si mismo. Consideremos detenidamente cuál fue su petición al
Señor.

1. ¿Qué tenemos que hacer primero cuando vemos la necesidad?


Nehemías 1, 4 “y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.”

Lo primero es volcarnos a Dios en ayuno y oración.

2. El modelo de oración
Nehemías 1, 5-7: "Y dije: «Ah, Yahveh, Dios del cielo, tú, el Dios grande y temible, que
guardas la alianza y el amor a los que te aman y observan tus mandamientos; estén atentos
tus oídos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de tu siervo, que yo hago ahora en tu
presencia día y noche, por los hijos de Israel, tus siervos, confesando los pecados que los
hijos de Israel hemos cometido contra ti; ¡yo mismo y la casa de mi padre hemos pecado!
Hemos obrado muy mal contigo, no observando los mandamientos, los preceptos y las
normas que tú habías prescrito a Moisés tu siervo."
En esta oración aprenderemos la importancia de orar, el propósito, y como hacerlo:

a) Tenemos que reconocer la grandeza de Dios (v. 5ª)


“Te ruego, “oh Yahvé, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible…”
b) Reconocer que Dios es fiel a su alianza (v. 5b)
“…que guardas tu alianza…”

c) Reconocer que Dios es fiel a su propia naturaleza (v. 5c)


“y el amor a los que te aman y observan tus mandamientos”

d) Pedirle a Dios que esté atento su oído y abiertos sus ojos para escuchar nuestras
oraciones, reconociendo que Dios es fiel a su promesa (v.6a)
“esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo”

e) Interceder por los nuestros hermanos, reconociendo que Dios responde a las oraciones
de sus hijos (v. 6b)
“que yo hago ahora en tu presencia día y noche, por los hijos de Israel, tus siervos”

f) Confesar los pecados de su pueblo y por los propios. (v. 6c)


“confesando los pecados que los hijos de Israel hemos cometido contra ti; ¡yo mismo y la
casa de mi padre hemos pecado”

g) Como debe de ser nuestra actitud hacia nuestro pecado:


I. Confesemos que todos hemos pecado (v. 6c).
II. Confesemos que nosotros mismos hemos pecado (v. 6d)
III. Confesemos que hemos distorsionado (actuado inicuamente) en nuestras vidas
(v. 7a).
IV. Confesar que hemos violado la ley divina (v. 7b).

3. Examinemos nuestra actitud hacia el plan divino.


Nehemías 1, 8-10: "Pero acuérdate de la palabra que confiaste a Moisés tu siervo: "Si sois
infieles, yo os dispersaré entre los pueblos; pero si, volviéndoos a mí guardáis mis
mandamientos y los ponéis en práctica, aunque vuestros desterrados estuvieron en los
confines de los cielos, yo los reuniré de allí y los conduciré de nuevo al Lugar que he
elegido para morada de mi Nombre." 10.Aquí tienes a tus siervos y a tu pueblo que tú has
rescatado con tu gran poder y tu fuerte mano."

El plan divino incluye el castigo por el pecado (v. 8: los dispersare)


El plan divino incluye la oferta de la reconciliación (vv. 9-10)

Dios promete algo grande a su pueblo (Israel) dice si se volvieran a Él, y guardaren sus
mandamientos, y los pusieran por obra, no importa donde fueren dispersados, el los
recogerá y los traerá al lugar que Él escogió para que habitaren.

2
Pero en su provisión divina aplica a nosotros los gentiles, porque Jesucristo estaba consigo
mismo reconciliando al mundo:

2 Corintios 5, 17-20: "Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo
viejo, todo es nuevo. Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos
confió el ministerio de la reconciliación. Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al
mundo consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en
nosotros la palabra de la reconciliación. Somos, pues, embajadores de Cristo, como si
Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos
con Dios! A quien no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a
ser justicia de Dios en él."

4. Examinemos nuestra actitud hacia nuestras peticiones.


Nehemías 1, 11: "Escucha mi oración y la de estos que solamente desean honrar tu
Nombre. Te ruego me ayudes ahora. Haz que sea bien recibido por el rey.» Yo, entonces,
era encargado de preparar las bebidas para el rey."

 Nuestras peticiones tienen que ser basadas en nuestra relación familiar con Dios (v.
10)
 Nuestras peticiones tienen que estar basadas en nuestro respeto y reverencia hacia
Dios (v. 11a).
 Nuestras peticiones son correctas al pedir la gracia de Dios a favor de lo que es su
voluntad divina (v. 11b).

Conclusión: Jesús, también nos enseñó cómo orar en la Oración Modelo (Lucas 11, 1-4:
"Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Al terminar su oración, uno de sus discípulos le
dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.» Les dijo: «Cuando
recen, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino. Danos cada día el pan que
nos corresponde. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a
todo el que nos debe. Y no nos dejes caer en la tentación.»"

Tanto Nehemías como Jesús nos enseñan que nuestras oraciones tienen que:
(1) tomar en cuenta nuestra reverencia para con Dios,
(2) confesar el pecado nuestro y el de nuestro pueblo,
(3) pedir que Dios haga su voluntad divina por medio de nuestra vida de obediencia.

Convirtámonos en un hombre o mujer de oración, como Nehemías

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