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Lenguaje, comunicación

y acción

Introducción a la Semiótica

Dr. Álvaro Cuadra R.


Con la colaboración de
Javiera Carmona J.

ES PROPIEDAD INTELECTUAL

TABLA DE MATERIAS

PRESENTACION

PRIMERA PARTE: FUNDAMENTOS

I Conceptos preliminares
II El signo: semiótica de la significación
III La comunicación: funciones del lenguaje

SEGUNDA PARTE: COMUNICACIÓN Y ACCION

IV El habla: lenguaje y acción


V La acción comunicativa

TERCERA PARTE: SEMIOTICAS COMPLEJAS

VI Semiótica del texto


VII Conductas no verbales
VIII Comunicación y administración
IX Comunicación y organización

CUARTA PARTE: COMUNICACIÓN VISUAL

X Semiótica de imagen
XI La imagen: elementos y funciones
XII El cartel
XIII Los comics

QUINTA PARTE : DEBATES CONTEMPORÁNEOS EN COMUNICACION

XIV De la Ciudad Letrada a la Ciudad Virtual


XV El texto plural y la hipertextualidad
XVI Tecnicidad, textualidad y percepción
XVII Educación y nuevas tecnologías

ACTIVIDADES

BIBLIOGRAFIA

Presentación

Esta Introducción a la Semiótica no tiene otra pretensión que facilitar el acceso del alumno que
se inicia, al complejo universo de los signos y la comunicación. De modo que estas páginas
quieren ser una suerte de mapa y, hasta donde ello es posible, un resumen de los más diversos
temas y autores.

El destinatario natural de este texto es el estudiante que no ha tenido oportunidad de


relacionarse con esta ciencia relativamente nueva, muy especialmente los estudiantes de
pedagogía, diseño y periodismo. Pensando en ese lector, hemos dispuesto una selección de
notas al pie en cada uno de los capítulos que remite, a su vez, a una bibliografía básica y
fundamental.

Hemos organizado este libro en cinco grandes partes. En primer lugar proponemos una síntesis
de la noción de signo así como la de comunicación, entendiendo que ello delimita dos campos
teóricos diferenciados. Luego, relacionamos la noción de habla con la acción social, tanto en su
dimensión perlocucionaria, la llamada comunicación estratégica; como, en su dimensión
puramente ilocucionaria o propiamente comunicativa. En tercer lugar, hacemos un recorrido
sucinto por lo que hemos llamado “semióticas complejas”, es decir, por aquellos códigos
transfrásticos o textuales, asimismo, exploramos los códigos no verbales así como algunas
aproximaciones al mundo organizacional. En cuarto lugar, nos ocupamos de la comunicación
visual, la imagen como fenómeno semiótico y alguna de sus manifestaciones en la rica
videósfera contemporánea.

La quinta parte, por último, incluye una serie de artículos que quieren traer a estas páginas el
debate más contemporáneo en la discusión comunicacional, mostrando la pertinencia de este
tipo de análisis en ámbitos en apariencia diversos como, por ejemplo, las NTIC’s (Nuevas
tecnologías de la información y la comunicación), la educación o los llamados hipertextos. Cada
día se advierte con más fuerza que la frontera entre lo cultural y lo comunicacional tiende a
desdibujarse.

Como toda introducción, la nuestra es también una invitación tácita a profundizar en lecturas
ulteriores, para ello hemos agregado una amplia bibliografía que servirá de base para
profundizar cada uno de los temas aquí expuestos. Así, si nuestro sucinto, y a ratos esquemático,
trabajo logra motivar a algún estudiante para internarse en el mundo de las comunicaciones,
nuestro esfuerzo estará plenamente justificado.

No podría terminar estas líneas sin expresar mi profundo agradecimiento a mi estimada


colaboradora Javiera Carmona, quien ha tenido la gentileza y la paciencia de leer el borrador,
aportando su mirada antropológica y enriqueciendo las notas y precisiones en torno a los
diversos tópicos de la obra.

Álvaro Cuadra
Santiago, 2005

PRIMERA PARTE: FUNDAMENTOS

I CONCEPTOS PRELIMINARES

1 Semiótica y ciencias sociales

El término semiología proviene etimológicamente del griego semeión (signo) y logos (discurso,
saber, ciencia); de tal manera que la semiología es –literalmente- la ciencia de los signos. Así
fue, por lo menos, como lo pensó Ferdinand de Saussure en los albores del siglo XX 1. El
problema que plantea una ciencia tal es mucho más complejo de lo que previó el eminente
filólogo suizo. En efecto, preguntarnos sobre esta nueva ciencia nos lleva, ineluctablemente, a la
cuestión sobre el estatus epistemológico de las ciencias humanas; único modo de ensayar una
respuesta a la interrogante de fondo: ¿es posible la semiótica? Una aclaración previa: los
términos semiología y semiótica son, en la actualidad, aceptados como sinónimos; aunque
ambos nombres nos remiten a tradiciones intelectuales distintas. El término semiologie fue el
que propuso Saussure y fue seguido por los intelectuales francófonos; en tanto, que semiótica
(semiotics), fue la denominación que se impuso en el mundo anglosajón. De hecho, fue el
nombre que le dio Charles s. Pierce a esta nueva ciencia; uno de los más notables precursores en
lengua inglesa. En todo caso, a partir de 1969, el nombre oficial de esta nueva ciencia es el de
Semiótica, y así fue consignado por la IASS (International Association for Semiotics Studies).

Antes de intentar responder qué es la semiótica, es menester aclarar qué lugar ocupa esta nueva
ciencia en el conjunto de saberes, o si se quiere, es necesario esclarecer sus condiciones de

1
Saussure, Ferdinand. 1991. Curso de lingüística general. Madrid. Akal Universitaria.
posibilidad. Siguiendo a Michel Foucault2 y su Arqueología del Saber, podemos imaginar la
episteme moderna contemporánea como un triedro que presenta tres ejes y tres planos (véase
figura Nº 1)

Inducción
Y

Reflexión filosófica Deducción


Z X

Figura Nº 1

En el eje horizontal (eje X) estarían las ciencias físico-matemáticas que se desarrollaron desde
el Organon aristotélico, cuyo fundamento es empíricamente deductivo. En el eje vertical (Y)
estarían las ciencias empíricas que se desarrollan a partir del Novum Organon de Bacon y que
ponen en relación elementos discontinuos pero análogos a través de la inducción. Ambos ejes
conforman un primer plano en que se da la aplicación matemática a las ciencias empíricas; es el
plano de lo matematizable. Un tercer eje (eje Z), corresponde a la reflexión filosófica que
cuestiona las ontologías particulares de cada ciencia y conforma con ellas dos planos; respecto
de las ciencias empíricas la filosofía de la vida (biología), filosofía económica (economía) y
filosofía del lenguaje (lingüística). Con las ciencias físico-matemáticas, la reflexión filosófica
constituye el plano de la formalización del pensamiento (la lógica).

En este triedro, las ciencias humanas ocuparían el volumen definido por los tres planos
descritos. Al decir ciencias humanas, estamos aludiendo a la posibilidad de definir al hombre
como objeto de estudio, esto es, al concepto mismo de hombre. Desde una perspectiva histórica,
las ciencias empíricas han definido tres cortes respecto de la realidad llamada hombre. Hacia
fines del siglo XVIII, se introducen tres nociones que darán origen a tres ciencias empíricas bien
delimitadas; en primer lugar aparece con Ricardo la noción de trabajo; el hombre es un ser que
trabaja, produce. En segundo lugar, nace el concepto de organismo; así, entonces, el hombre es
una realidad orgánica, biológica; este concepto es creado por Cuvier. Finalmente, Bopp
introduce el término sistema gramatical, apuntando de este modo al hombre como aquél que
habla o significa: el homo loquens.

Hemos afirmado que las ciencias humanas ocupan el volumen de este triedro; así, tendríamos
que admitir que más allá de las particularidades de cada ciencia empírica, la realidad humana es
profundamente interdisciplinaria y compleja. Lo que queda fuera de discusión es que estas
ciencias humanas pertenecen al campo epistemológico contemporáneo; es evidente que las
ciencias humanas no son ciencias en el sentido que lo son la física o la química; por ello algunos

2
Foucault, Michel. 1996. Las palabras y las cosas. Siglo XXI, México. Véase páginas 336 y ss.
autores prefieren el término logos, en el amplio sentido de saber. Como sea , este saber de las
ciencias humanas se separa por igual de la mera opinión (doxa), así como también se separa de
la ideología; aunque no siempre sea posible alcanzar en estas ciencias una formalización cabal.

2. Semiótica

Todos los autores reconocen la precariedad de este nuevo saber semiótico; así, algunos hablan
de nivel semiótico3; otros de dominio semiótico4, o simplemente de investigación semiológica5.
Examinaremos un par de definiciones:

/La semiótica/Es una formalizacón, una producción de modelos. Así, cuando digamos semiótica
pensaremos en la elaboración (que, por otra parte está por hacer) de modelos 6.
La investigación semiologica se propone reconstruir el funcionamiento de los sistemas de
significación diferentes de la lengua de acuerdo con el proyecto propio de toda actividad
estructuralista: el proyecto de construir un simulacro de los objetos observados. Para llevar a
cabo esta investigación es necesario aceptar desde el primer momento... un principio, sugerido,
como otros muchos, por la lingüística, es el de la pertinencia... 7

Tanto la noción de modelo que propone Julia Kristeva como tarea a realizar por la semiótica,
como la de simulacro de la que habla Roland Barthes, nos lleva a plantearnos esta ciencia desde
el punto de vista de su formalización. Según estos semiólogos, esta nueva ciencia se encargaría
de elaborar constructos, sistemas formales cuya estructura mantendría un isomorfismo con el
sistema que se está estudiando. Este simulacro o modelo representaría un nivel de
axiomatización de los diversos sistemas significativos. Así, el nivel de formalización sería un
nivel semiótico. Dos advertencias: en primer lugar, se trata de una definición estructuralista, una
de las posibles, no la única. En segundo lugar, el concepto mismo de modelos escinde la
realidad y su representación; podríamos resumir este punto de vista con el aforismo: el mapa
nunca es el territorio. Todo modelo es una representación de fenómenos.

3. Modelo, pertinencia

Los lingüistas utilizan representaciones formales para dar cuenta de una serie de fenómenos
inherentes al lenguaje8. En general, se entiende por modelo de un objeto, cualquier construcción
funcionalmente semejante a ese objeto; es decir, al construir la representación de un fenómeno
sólo las propiedades funcionales serán esenciales. Se puede afirmar, por ende, que todo modelo
es siempre una cierta idealización del objeto; en este sentido nos representamos los fenómenos
más como diagramas que como cuadros acabados.

Los modelos no operan como conceptos concernientes a objetos reales sino con conceptos de
objetos ideales o constructos, en otras palabras, los modelos no se pueden deducir de los datos
experimentales, sino que se construyen libremente a partir de ciertas hipótesis generales: los
modelos son una creación humana, una invención.

Un modelo debe ser una entidad formal, lo corriente es que represente un sistema matemático o
lógico: una fórmula, ecuación o algoritmo. Por eso los modelos buscan ser exactos, precisos,
unívocos. Esto no significa, empero, que por se exactos sean verdaderos; no existe ningún lazo

3
Kristeva, Julia. 1985. Semiótica (tomo I), Ed. Fundamentos, Madrid.
4
Eco, Umberto. 1981. Tratado de semiótica general. Ed. Lumen, Barcelona. Véase página 32
y ss.
5
Barthes, Roland. 1971. Elementos de semiología. A. Corazón, Madrid.
6
Kristeva, J. Op. Cit., p. 37.
7
Barthes, R. Op. Cit., p. 97.
8
En este punto seguimos los interesantes aportes del profesor D. Apresián, expuestos en su
libro La lingüística estructural soviética (1975, Akal, Madrid). Véase páginas 79-97.
lógico entre la precisión y la verdad. De hecho, el modelo se enlaza con los datos por medio de
la interpretación. Así, interpretamos los datos mediante un modelo; es el poder explicativo del
modelo. Además, no sólo explicamos un fenómeno sino que podemos, eventualmente, predecir
el comportamiento del objeto; es el poder predictivo del modelo.

La semiótica, en tanto ciencia de los signos, va a elaborar modelos para explicar los fenómenos
de significación y de comunicación. Pero, ¿cuál es la singularidad de los modelos semióticos?

Preguntarse por la singularidad de la mirada semiótica, es plantearse la cuestión de la


pertinencia de una mirada tal. El llamado principio de pertinencia se refiere a la distinción entre
un determinado objeto real y la pluralidad de objetos de estudio que se pueden construir a partir
de él. Desde luego, el objeto real es distinto del objeto de estudio. Pensemos en una manzana en
tanto objeto real. Podemos imaginarla como una entidad económica de primera importancia
para la agroindustria y las exportaciones del país; pero al mismo tiempo, podemos pensarla
como parte esencial de una dieta sana. El objeto manzana es el mismo, sin embargo, en cada
perspectiva de análisis extraemos de él un conjunto de rasgos diferenciales que constituyen – en
los hechos- nuestro objeto de estudio. Así, el rasgo diferencial presencia de vitamina A no es
pertinente en un análisis económico, pero sí lo es en una perspectiva nutricional.

Ciertamente, existe una pertinencia semiótica; ésta emana del rasgo diferencial significativo –no
significativo, respecto del objeto estudiado. Volviendo sobre nuestro ejemplo, podemos estudiar
la manzana desde una perspectiva semiótica, en tanto este objeto significa en el contexto de
nuestra cultura. Bástenos pensar en la asociación entre dicho fruto y el concepto bíblico de
pecado; es indudable que el término manzana significa y –potencialmente- comunica. Nótese
que la semiótica se interesa por la manzana en cuanto entidad que significa y comunica: esto es,
en cuanto la manzana deviene signo.

La semiótica estudia todos los procesos de la cultura (objetos y procesos reales), en tanto:
procesos de comunicación y sistemas de significación. La semiótica estudiará todo fenómeno,
hecho u objeto que se comporte como signo. El proceso por el cual algo funciona como signo se
llama semiosis, podemos concluir entonces, que la semiótica estudia la semiosis. Como ciencia,
se va a ocupar de los dominios íntimamente ligados; por una parte de los sistemas de
significación y por otra de los procesos de comunicación. Ahora bien, todo proceso
comunicacional supone un sistema de significación; algún tipo de signo o, mejor dicho, un
sistema de signos. Pero, este sistema de signos es una entidad semiótica autónoma, por lo tanto,
puede existir independientemente de cualquier acto comunicativo. Estas dos realidades dan
origen a dos orientaciones básicas en semiótica; la semiótica de la significación o teoría de los
códigos; y la semiótica de la comunicación o teoría de la producción de signos.

Cuando señalamos que la semiótica se propone estudiar todos los procesos culturales, y aún el
comportamiento comunicativo no humano (zoosemiótica), ponemos a esta ciencia en el plano
de una verdadera Teoría General de la Cultura9.

4. Semiótica y cultura

La semiótica utiliza ciertos modelos propios de la lingüística, pero extiende su aplicación a los
más diversos fenómenos de la cultura. Se puede afirmar que la lingüística ha sido la ciencia
pionera para las ciencias sociales10. Así, el enfoque comunicacional –semiótico- es el
fundamento de gran parte del pensamiento contemporáneo. Desde la filosofía, L. Wittgenstein,
J. Austin y J. Searle, se han ocupado del lenguaje y su relación con la realidad y la ciencia;

9
Esta es la tesis de U. Eco. Véase U. Eco, Op. Cit., p. 57.
10
Para un análisis muy interesante de la relación entre ciencias sociales y la importancia de
la lingüística como ciencia pionera, véase a Claude Lévi-Strauss. 1958. Langage et parenté
en Anthropologie Structurale, Ed. Plon, Paris.
desde la sociología, Jürgen Habermas pretende explicar la racionalidad de la acción desde la
acción comunicativa; lo mismo que autores como Jean Françoise Lyotard o Jean Baudrillard,
intentan explicar la cultura y el hombre de hoy –cultura postmoderna- utilizando un paradigma
eminentemente comunicacional.

¿En qué sentido podemos entender la hipótesis semiótica de la cultura? Umberto Eco lo enuncia
del siguiente modo:

... la cultura por entero debería estudiarse como un fenómeno de comunicación basado en
sistemas de significación. Lo que significa que no sólo puede estudiarse la cultura de ese modo,
sino que, además, sólo estudiándola de ese modo pueden esclarecerse sus mecanismos
fundamentales11.

La cultura, entonces, es un gran fenómeno de comunicación; basado en sistemas de


significación, uno de los cuales es el lenguaje, aunque no el único. Lotman define la cultura
como: “todo el conjunto de la información no genética... memoria común de la humanidad o de
colectivos más restringidos, nacionales o sociales” 12. La cultura, definida en tales términos, es
objeto semiótico, en tanto constituye un conjunto de signos organizados que significan y
comunican. Cuando algo tiene significado, podemos decir que posee un valor, aún más, lo que
significa existe. Los signos de la cultura, la serie sígnica, se correlacionan con la serie fáctica,
los hechos. La cultura organiza el mundo, le otorga existencia y valor a las cosas, fenómenos e
ideas; establece jerarquías. La cultura emerge sobre un fondo de no-cultura; y frente a este caos
instituye un cosmos, un orden y un nomos, una legalidad.

Una analogía útil nos la da la vida orgánica; podemos decir que el conjunto de seres vivos
constituyen un universo que llamamos biósfera; del mismo modo, la cultura es el medio propio
del hombre, el universo sígnico que podemos llamar sociósfera.

En el seno de la cultura existe un dispositivo estereotipizador; el sistema sígnico por excelencia


que no es otro que el llamado lenguaje natural. Este principio de estructuralidad constituye un
verdadero sistema de modelización primario a partir del cual se construyen otros sistemas más
complejos en una cultura (los discursos estéticos, éticos, políticos, etc.). El lenguaje natural
permite construir sistemas de modelización secundarios; de este modo, el lenguaje actúa como
una matriz desde la cual se organiza la cultura.

Volviendo al punto anterior acerca de la relación entre los signos y la realidad, es necesario
aclarar que dicha relación no implica una negación de lo real; lo único que podemos afirmar es
que entre la serie sígnica y la serie fáctica o fenoménica existe una brecha infranqueable. Las
entidades de la realidad, llamémosle los realia, poseen existencia y valor para nosotros
observadores en la medida que integramos dichos realia en un sistema de significación y en los
circuitos del uso del lenguaje. En otros términos: existe aquello para lo que poseemos un signo
susceptible de ser usado; este es el llamado principio de expresabilidad 13.

En suma; cualquiera sea nuestra hipótesis sobre el origen de la cultura, lo cierto es que tanto la
utilización de instrumentos, como el intercambio de bienes o el reconocimiento de estructuras
parentales; todos suponen la aparición del signo en comunidades humanas. La cultura se hace,
por tanto, análoga a la semiosis; el hombre crea cultura en la justa medida en que es capaz de
significar el mundo, de este modo las cosas deviene signos.

11
Eco. U. Op. Cit., p. 58.
12
Lotman, Yuri. Semiótica de la cultura. Madrid. Cátedra. 1979
13
Searle, John. 1969. Speech Acts. An Essay in the Philosophy of Language. C.U.P., New
York (Reprinted 1980). Véase páginas 19-21: ... whatever can be meant can be said.
II. EL SIGNO: SEMIOTICA DE LA SIGNIFICACIÓN

1. Noción de signo

El problema que encierra la noción de signo es conocido desde hace mucho; de hecho, existen
intuiciones presemióticas ya en el padre de la medicina Galeno, hasta el filósofo Locke, pasando
ciertamente por San Agustín, entre otros. No obstante, la semiótica contemporánea encuentra
dos claros precursores en el filósofo norteamericano Charles Sanders Peirce y el filólogo suizo
Ferdinand de Saussure.

En principio podemos aceptar provisoriamente como concepto de signo aquel que señala Eco:
“Signo es cualquier cosa que pueda considerarse como substituto significante de cualquier otra
cosa,”, y luego añade: “esa cualquier otra cosa no debe necesariamente existir ni debe subsistir
de hecho en el momento en que el signo la represente”14. Ya Aristóteles y luego los estoicos se
ocuparon del signo; para los antiguos se trataba de una entidad triple: por una parte estaba la
realidad física del signo, a esta dimensión del signo la llamaron semainon; luego estaba lo que
es dicho por el signo, es decir, el semaiomenon y, finalmente, el objeto al que se refería o
pragma. Bajo diversas denominaciones, esta visión triádica del signo resulta todavía muy útil.
Una de las reformulaciones más recurrentes es el llamado triángulo de Ogden-Richards;
utilizaremos de aquí en adelante los términos de uso más frecuente o la traducción más corriente
al castellano, para evitar en lo posible la ambigüedad en las definiciones. Así, el triángulo
Ogden-Richards quedará representado en la figura Nº 2 de la siguiente manera:

SIGNIFICADO

significación
designación
SIGNIFICANTE REFERENTE
Figura Nº 2

Resulta claro que el significante es de orden material, es lo que nos resulta perceptible del signo;
es el plano de la expresión. Es el signo en su materialidad, la que se asocia a un significado o
concepto o idea mental de las cosas. E nexo que une un significante con un significado se llama
significación y se representa normalmente por una barra: ste/sdo o bien ste. Y es lo que
constituye verdaderamente el signo. Sdo

14
Eco. U. Op. Cit., p. 31.
La relación entre un significante y un referente es bastante difícil de explicar, de allí el uso de
línea punteada ----; la relación ste.-referente parece arbitraria y difusa por el momento. Hemos
escrito que un significante puede aludir a un referente, pues es claro que existen términos que no
lo poseen: pensemos en la palabra centauro o unicornio; o más simplemente, en términos tales
como y, de, con, etc.

El significante, según señalamos, es la parte perceptible del signo: ¿y qué ocurre con estímulos
que no nos dicen nada? El signo se diferencia de una mera señal en que ésta se transmite como
un estímulo y provoca una reacción; ahora, una reacción no es significación. La señal es todo
estímulo sin capacidad significante; por eso se dice que actúa sobre el destinatario sub specie
stimuli. Entre dos máquinas, por ejemplo, puede haber paso de señales que impliquen una
cantidad de información, pero no hay comunicación ni significación.

Hay signo cuando hay un significante que se asocia a un significado. Dicha asociación es
convencional. Pensemos en el significado o idea mental perro; pues bien, no hay ninguna razón
para que dicha idea se exprese como dog o chien o perro. El contenido o significado del signo
puede aludir a ciertos objetos de la realidad; en tal caso hablamos de un proceso de designación,
esto es: el proceso mediante el cual un contenido mental se asocia a un objeto o hecho de la
realidad. El objeto mismo recibe el nombre de referente.

En el dominio estrictamente lingüístico es indispensable distinguir entre referente y


referencia, pues mientras ésta remite a formas culturales e ideológicas, aquel es la realidad
extralingüística evocada por el signo. El lenguas naturales poseen la capacidad de construir el
universo que refieren, de tal suerte que, en principio pueden construir universos imaginarios.

En rigor, la referencia no pone en relación un signo con los “realia” u objetos de la


“realidad”, la función referencial del signo ha sido entendida a veces como parte del “concepto”
o “pensamiento”15 El referente, en cambio, se define en el mundo de los objetos. La distinción
introducida por Ferdinand de Saussure entre significado y referente se emparenta con los
lógicos de la Edad Media, en especial con los llamados “terministas”: “L’opposition
saussurienne du signifié et du référent ressemble...à diverses distinctions établies par les
logiciens. Ainsi, pour certains logiciens du Moyen Age occidental dits “terministes” (Pierre
d’Espagne, Albert de Saxe, entre autres), la réalité matérielle du mot (vox) peut entrer dans
deux rapports absolument différents:

a.- Il y a un rapport de signification (significatio) entre une vox et la réprésentation


intellectuelle (latin: res) qui lui est associée conventionnellement: ainsi “blanc” ou “homme”
signifient l’idée de blancheur ou d’humanité

b.- La supposition (suppositio) est una relation d’une tout autre nature: elle unit la vox aux
objets extérieurs (latin: aliquid)16

En la actualidad se tiende más bien a pensar que la suppositio entraña una falacia
extensional o referencial: “La falacia referencial consiste en suponer que el significado de un
significante tiene que ver con el objeto correspondiente” 17 En una línea muy próxima, Charles
Sanders Peirce escribe: “There is nothing...to prevent our knowing outward things as they really

15
La discusión teórica a este respecto es vastísima, que va desde Ogden y Richards en su
célebre The Meaning of the Meaning hasta el Curso de lingüística general de Ferdinand de
Saussure. Para un excelente resumen y reflexión véase:
Eco, Umberto. Signo. Barcelona. Labor. 1976
16
Ducrot et Schaeffer. Nouveau dictionnaire encyclopédique des sciences du langage. Paris.
Seuil. 1999: 362
17
Eco, Umberto. Tratado de semiótica general. Barcelona.1977: 123
are, and it is most likely that we do thus know them in numberless cases, although we can never
be absolutely certain of doing so in any special case”18
Una salida teórica a este problema nos la ofrece Eco al afirmar que: “ Por tanto, si bien
el referente puede ser el objeto nombrado o designado por una expresión, cuando se usa el
lenguaje para mencionar estados del mundo, hay que suponer, por otra parte, que en principio,
una expresión no designa un objeto, sino que transmite un CONTENIDO CULTURAL”19
Pensar el referente como contenido cultural nos lleva a relativizar el carácter de verdad
irredargüible de los discursos. Esto es particularmente cierto en lo relativo a ciertos discursos
históricos, pues, según hemos visto, no hay garantía alguna de verdad en dichos asertos. Todo
relato histórico construye, más bien, un verosímil, esto es: un constructo discursivo de carácter
hipotético en que se estatuyen ciertas condiciones de posibilidad a la luz de los antecedentes
disponibles y según los cánones estatuidos por ciertos contenidos culturales.

2. Tipos de signos

Una tipología elemental de los signos nos lleva a las siguientes consideraciones. En primer
lugar, están las señales o estímulos no significantes; dichas señales se relacionan con nuestras
posibilidades preceptúales; así distinguimos señales acústicas, olfativas, táctiles, visuales o bien
sápidas. Sólo en la medida en que dichas señales se asocien a un cierto contenido podemos
hablar de signos; la semiosis permite que la mera señal se haga signo. El primer tipo de signos a
considerar es aquel que nace de una interpretación que hace el sujeto de una señal. Este tipo de
signo aparece frente a señales sin ninguna intención comunicativa. Por ejemplo, nubarrones
negros en el cielo, lo podemos asociar con lluvia o tormenta, pero, por cierto, la naturaleza no
nos quiere comunicar nada, nosotros interpretamos los signos. A este tipo de signos los
llamaremos indicios. El significante de un indicio es una señal que se asocia a un significado
posible. La fiebre, por ejemplo, y en general los síntomas médicos, son indicios en la medida
que evidencian ciertas posibles patologías que se asocian a tales síntomas. En definitiva, la
fiebre tiene varias causas posibles. Indicios claros son, las huellas de animales en la jungla o una
cabeza con canas, en ambos casos es posible inferir ciertas causas, la presencia del animal o la
edad, respectivamente.

Si los indicios no poseen intención comunicativa, comunican y significan. Lo más inmediato a


nuestra experiencia, sin embargo, son los signos con intención comunicativa. Distinguiremos
dos tipos de signos intencionales, según sea la relación entre el significante y el significado.

Llamaremos símbolo a los signos en que el significante y el significado guardan entre sí una
relación de significación motivada y, por lo mismo, inexacta. Tal es el caso, por ejemplo, de la
cruz cristiana. Entre la cruz y el cristianismo existe una relación motivada, no es en absoluto
casual o gratuito el símbolo de la cruz (Cristo murió en la cruz); pero, es evidente que todo lo
que implica el cristianismo no se agota en el símbolo de la cruz, esto es, el símbolo es inexacto.

Reservaremos el título signo, en un sentido estricto, para los signos inmotivados y exactos. El
mejor ejemplo lo constituye el signo lingüístico, la palabra. El significante y el significado en el
caso de una palabra no guarda ninguna relación necesaria.

En otros términos, un signo, en el amplio sentido semiótico, es la correlación de una forma


significante con un contenido o significado, en forma más o menos autónoma respecto de los
objetos reales o no a los que pueda estar referido. Cuando existe la correlación significante-
significado existe función semiótica; por lo tanto, llevando al extremo nuestra línea de
pensamiento debemos decir con el autor Hjelmslev que no existen signos (como entidades
físicas y fijas), sino que “hay funciones semióticas que correlacionan dos funtivos que forman

18
Peirce citado por: Sheriff, J. Charles Peirce’s Guess at the Riddle. Bloomington. IUP. 1994:
48
19
Eco. Op. Cit. 121
un signo en ciertas circunstancias, transitoriamente” 20. Pensemos en palabras españolas con
diversos contenidos; banco, por ejemplo.

3. Los aportes de la lingüística

Una referencia obligada en el ámbito de la lingüística es Ferdinand de Saussure (1857-1913). Su


célebre Cours de linguístique générale fue publicado por sus alumnos Charles Bally y Albert
Sechehaye en 1916 ; y a partir de allí se funda toda la lingüística moderna.

El gran logro de F. De Saussure es el haber abandonado la lingüística histórica y


analizar el lenguaje humano sincrónicamente. Es decir, la lingüística moderna analizaría los
hechos concernientes a un sistema lingüístico dado en una época precisa, en un momento de su
desarrollo. Con esto, se opone a la diacronía propia de la lingüística histórica. La sincronía,
entonces, es una abstracción que nos permite estudiar un sistema significante
independientemente del tiempo. No sólo se trata de un enfoque independiente del tiempo, pues
Ferdinand de Saussure no hace su estudio lingüístico ajeno a los estratos sociales y a la
distribución geográfica; esto es: la lingüística moderna nace como un estudio sincrónico,
sinestrático y sintópico. Este tipo de estudio lingüístico se conoce hoy como lingüística
descriptiva.21

A partir de este supuesto sincrónico, el filólogo suizo estableció sus dicotomías, que hoy en día
son conceptos clásicos en cualquier estudio lingüístico22.

3.1 Lengua y Habla

El lenguaje human presenta dos dimensiones bien delimitadas; por una parte está la institución
social, en cierto sentido autónoma respecto del individuo; dotado de sus propias reglas. La parte
social del lenguaje la llamó Saussure lengua (langue). El sujeto incorpora la lengua, una lengua
particular y la utiliza; es decir, se sirve del sistema lengua. Este proceso de utilización de una
lengua se llama, en términos del lingüista suizo habla (parole). El lenguaje es la lengua más el
habla. Si quisiéramos comparar ambas facetas del lenguaje obtendríamos el cuadro siguiente 23:

LENGUA HABLA
Naturaleza Naturaleza psicofísica
psíquica Uso individual
Producto social Realización del sistema
Sistema de signos de signos
Potencial Actualizada
20
Ibid., p. 99 y ss.
21
En 1957, R. Godel publicó una tesis doctoral sobre Les sources manuscrites du Cours de
linguistique général de Ferdinand de Saussure. A partir de dichos originales, Godel
argumenta que la segunda parte del libro, dedicada a la lingüística sincrónica, fue
escasamente abordada por el maestro, cuyo interés seguía más próximo de la lingüística
histórica.
Seguimos el orden establecido por Roland Barthes en su célebre Elementos de Semiología.
22

Op. Cit.
23
Hemos tomado el cuadro resumen de Barinaga A. Y J.L. García. 1977. Hacia la
comunicación. Vol. 1. Alhambra, Madrid.
Fija Libre
Cambia lentamente Efímera

Figura Nº 3

Conviene tener presente aquí una observación que hace con mucha agudeza Roland Barthes:

Lengua y habla: evidentemente estos dos elementos no encuentran una definición completa si
no es en el proceso dialéctico que les une: no hay lengua sin habla y no hay habla que esté fuera
de la lengua; en este intercambio estriba la auténtica praxis lingüística 24.

La relación lengua: habla, se puede comprender como la relación que posee un sistema respecto
del proceso que genera o posibilita. Así podemos anotar la ecuación siguiente:

LENGUA : SISTEMA
HABLA PROCESO

Figura Nº 4

Para Saussure la lingüística debía ocuparse tan sólo de la lengua; no podía existir una lingüística
del habla ya que cada término al ser utilizado en el habla se incorporaba –creía él- en la lengua.
Esta afirmación es más que discutible y volveremos al habla más adelante (Véase capítulos V y
VI). Notemos que la lengua es de naturaleza psíquica, una especie de memoria colectiva de la
que un sujeto se sirve y hace manifiesta; cuando el sujeto toma la lengua y la realiza, utiliza la
fonación (en el lenguaje oral), por lo tanto el habla es de naturaleza psicofísica. Una nota al
margen, Saussure estudia la lengua oral; el estudio de la escritura es mucho más tardío y se
llama gramatología.

La distinción entre lengua y habla, tan neta en esta primera etapa de desarrollo de la lingüística,
ha sido discutida por varios autores; entre ellos, mencionemos a Hjelmslev y Coseriu. Para
ellos, existiría más bien un esquema tripartito en que –entre lengua y el habla- se da una
realización colectiva del sistema lengua, una suerte de habla social que llaman norma. La
norma no pertenece a la lengua propiamente dicha, pero tampoco constituye un habla
individual.

3.2 Significado y significante

Para Saussure, la segunda dicotomía esencial está dada por el carácter dual del signo: éste es
una realidad de dos caras. Hay un plano de la expresión y un plano del contenido. El
significante de un signo lingüístico es de orden material, son sonidos. Este principio es válido
para cualquier tipo de signos, gestos, imágenes u objetos. En el lenguaje oral, se trata de sonidos
estructurados en una doble articulación: cada palabra está constituida por unidades distintivas o
fonemas que aisladamente no significan nada; esto fonemas se articulan en monemas o unidades
significativas, las palabras. Esta doble articulación explica que 30 sonidos, más o menos,
puedan constituir prácticamente infinitas unidades significativas. En suma: la lengua está
constituida por un conjunto finito de unidades que se combinan según ciertas reglas; de manera
que se pueden producir un número ilimitado de combinaciones posibles; así tenemos monemas
o palabras; las que a su vez se combinan según ciertas reglas gramaticales. Por lo tanto,
podemos decir que la lengua constituye un código. Las reglas de la lengua nos permiten
seleccionar y combinar elementos para producir enunciado o mensajes.

Todo lenguaje que posea un código lo llamaremos lenguaje sistemático; por el contrario,
aquellos lenguajes carente de código los llamaremos lenguajes asistemáticos. Por ejemplo, el

24
R. Barthes. Op. Cit., p. 20
lenguaje de la pintura moderna no está estrictamente codificado, por lo que podemos
considerarlo un lenguaje asistemático o hipocodificado.

El significado se sitúa, hemos dicho, en el plano del contenido; se trata de la representación


mental de la cosa, es la idea que poseemos de ella. Así una secuencia de fonemas, esto es: una
imagen acústica, nos va a remitir a cierta imagen mental de la cosa aludida por la cadena de
sonidos. El plano de la expresión se vincula con el plano del contenido por la relación de
significación, como una hoja de papel en que el anverso y el reverso conforman un todo: el
signo.

Dos signos pueden coincidir en su significante; entonces, hablaremos de homonimia. Si sus


significados son análogos o lo suficientemente próximos, hablaremos de sinonimia. Por último,
si dos signos distintos designan un mismo referente, hablaremos de correferencialidad.

3.3 Sintagma y paradigma

La lengua funcionaría según Saussure sobre dos ejes (véase figura Nº 3). Un eje de selección y
un eje de combinación. El eje de selección pone a disposición del hablante un repertorio de
unidades combinables; por esto también se le llama reserva, memoria o paradigma. El
paradigma es una memoria asociativa en que se articulan oposiciones de modo contrastivo. Se
trata, ciertamente, de relacione in absentia. Un hablante elige los términos que utiliza
contrastando unos con otros; así, construye un sintagma. El sintagma es la combinación
concreta de signos; es la actualización que establezca relaciones de contigüidad in praesentia.

El paradigma animales de carga, opera por oposiciones entre los substantivos:


caballo/mulo/buey; hay desde luego, una similaridad esencial entre dichos nombres. El
sintagma, el-caballo-transporta-piedras, opera por contigüidad y no sería admisible una frase
agramatical. El paradigma funciona sobre el principio de la clasificación; en cambio, el
sintagma evidencia sus unidades por su segmentación.

El Buey Transporta Chatarra


PARADIGMA El Buey Transporta Paja
El Buey Transporta Madera

SINTAGMA: El Caballo Transporta Piedras

Figura Nº 5

Se ha visto que el sintagma, en tanto un orden de contigüidad se aproxima a lo metonímico, en


tanto que lo paradigmático se asocia a lo metafórico. El sintagma es la cadena hablada, lineal e
irreversible; el paradigma es la memoria que posibilita la construcción de sintagmas, es una
serie nemotécnica virtual25.

3.4 Denotación y Connotación

El lenguaje se presenta como un sistema capaz de designar un referente a través de un


significado o idea mental de la cosa aludida. Repitamos una vez más: un signo es la correlación
de un plano de la expresión E y un plano del contenido C, la relación de significación R une
estas dos caras del signo. Así, podemos representarnos un signo como ERC. Pues bien,
imaginemos la palabra perro; es claro que la cadena de fonemas /pe/-/rro/ constituye el plano de
la expresión; este significante remite a la noción de cánido doméstico; luego hemos trazado la
estructura (ERC); pero, ¿qué ocurre cuando Kafka escribe en su célebre novela El proceso...

25
Ibid., p. 61.
Uno de los señores cogió por la garganta a K. Y el otro hundió el cuchillo en el corazón,
clavándoselo dos veces más. Con los ojos ya velados pudo ver todavía a los dos señores que se
inclinaban sobre él, con las caras muy juntas, observando el fin. -¡Como un perro! – se dijo, cual
si la vergüenza debiera sobrevivirle26.

Es evidente que el célebre escritor judío-checo Franz Kafka, no se refería en lo absoluto, al


mamífero carnívoro al que alude el término perro. Sin embargo, el escritor utiliza el mismo
significante.

Tendremos que concluir que existen dos niveles distintos de significación para el significante
perro. Así, diremos que existe un nivel de lenguaje informativo-referencia, objetivo si se quiere;
a este nivel lo llamaremos lenguaje denotativo. Cuando utilizamos la palabra perro en un
contexto corriente como, por ejemplo: En esa casa tengo un perro como mascota, estamos
haciendo un uso denotativo del término. Por el contrario, cuando utilizamos el término más allá
de su significado y le otorgamos un nuevo sentido, hablaremos de lenguaje connotativo.

Kafka, obviamente, utiliza la palabra perro con un sentido distinto de su valor puramente
referencial o denotativo. Cuando K piensa para sí, que su muerte es la de un perro, quiere
significar con ello que muere de un modo vil e indigno.

Hemos elegido el lenguaje literario porque es un buen ejemplo de lenguaje connotativo;


en efecto, la literatura construye un lenguaje segundo –una especie de lenguaje parásito- sobre
el lenguaje denotativo para otorgarle un nuevo sentido a las palabras. Notemos que los términos
siguen exactamente igual; se toma el siglo (ERC) y se construye a partir de él una nueva
relación, un nuevo contenido; podemos representar el fenómeno de la connotación del modo
siguiente:

(ERC) R C’
denotación
con notacion

Figura Nº 6

Un sistema connotado –como el lenguaje literario- es un sistema cuyo plano de expresión está
constituido por un sistema de significación. La connotación representa un desplazamiento hacia
el contenido. Observemos que, en general, la connotación implica una ampliación de los
contenidos puramente denotativos; se pasa de un significado a un sentido más complejo, más
pleno. Por ello, el lenguaje poético entraña una apertura del lenguaje hacia la pluralidad de
sentidos posibles.

La connotación es siempre derivada del lenguaje primero; en el caso de la literatura, sería


impensable la retórica, por ejemplo, sin el lenguaje de base del que se sirve.

3.5 Lenguaje objeto y metalenguaje

Otro desprendimiento o derivación del lenguaje corriente es el desplazamiento de los signos


hacia el plano de la expresión. En ciertas circunstancias los hablantes requieren precisar
absolutamente los términos utilizados en su discurso. De modo que, mientras la connotación
representa una apertura hacia la plurivocidad del lenguaje; los metalenguajes tienden a la
univocidad, a la restricción y precisión de significados.

En general, el discurso poético es connotado; en cambio, el discurso científico es


metalingüístico. Las posibilidades interpretativas del discurso científico son mínima o nulas; se

26
Kafka, Franz. 1984. El Proceso. Seix Barral, México, p. 227.
trata de un discurso apofántico en que cada término posee un significado claro, preciso y
definido. Así, cuando en química hablamos de condensación, todos están de acuerdo que se
alude al proceso por el cual el vapor se hace líquido, etc.

El metalenguaje representa un nivel de abstracción que se distancia del lenguaje corriente,


haciéndolo objeto de un sistema de signos más complejo. Podríamos decir que un metalenguaje
es un lenguaje de lenguajes; o como dice Barthes: “... es una semiótica que trata de una
semiótica”27. En otros términos, un metalenguaje es un sistema cuyo plano del contenido
constituye un sistema de significación. Dado un signo (ERC), lo metalingüístico queda definido
como:

E’ R (ERC)
L. Objeto
met alengu aje

Figura Nº 7

Tanto la connotación como el metalenguaje son derivaciones de un lenguaje primero (Véase


figura Nº ¿). Una última observación: todas las dicotomías planteadas por Saussure sirven de
modelos para el análisis de otras realidades sociales y culturales. De esta manera, las categorías
lingüísticas se pueden utilizar para analizar fenómenos tan diversos como la vestimenta, la
cocina, los mitos (como lo hizo Claude Lévi-Strauss), etc. De hecho, las tesis de Saussure
sirvieron de base a desarrollos teóricos como el llamado estructuralismo. Esta corriente de
pensamiento se manifestó y ejerció influencia en todas las áreas de las ciencias humanas,
durante su auge en la década de 1970. Conserva todavía cierta vigencia teórica, bajo la forma
del postestructuralismo, especialmente en lingüística y semiótica.

Para terminar, proponemos la figura siguiente como síntesis de lo que hemos señalado sobre la
connotación y el metalenguaje:

METALENGUAJE
E’ DENOTACIÓN CONNOTACIÓN
TEORÍA
E E
C Ste.
C CONTEXTO
Sdo.
C’
Sentido

Figura Nº 8

En la Figura Nº 8 se observa que el desprendimiento metalingüístico (a la izquierda), se verifica


en relación con una determinada teoría en que se definen los conceptos. De la misma manera, la
derivación connotativa (a la derecha) se da en relación con un determinado contexto en que se
usa el término.

4. Estudio del signo

27
R. Barthes. Op. Cit., p. 91.
En semiótica, se utiliza con frecuencia la proposición de Morris 28, en el sentido de considerar
tres modos de estudiar los signos. Aunque en la actualidad ha sido muy discutida, no deja de ser
un aporte interesante a la semiótica de la significación.
Según este semiólogo estadounidense, el signo puede estudiarse desde tres perspectivas
distintas:

a. El signo en relación con otro signo: (S – S). A esta manera de abordar el estudio
de los signos se le llama sintáctica. Esto es, se considera al signo en una secuencia con otros
signos, inserto allí según ciertas reglas combinatorias.
b. El signo en relación con la realidad que quiere significar: (S – R); este enfoque
se llama semántica. Se considera al signo respecto de la cosa –real o no- que quiere representar.
c. El signo en relación al uso: (S – U); esta relación se llama pragmática y se
refiere a la utilización que se hace del signo por parte de los usuarios; sea como emisores o
receptores de signos.

El estudio de los signos, la semiótica, posee –según Morris- tres ramas bien definidas: la
sintáctica, la semántica y la pragmática.

Para terminar, hablaremos de signo lato sensu; cuando: “...por convención previa, cualquier
señal instituida por un código como significante de un significado exista” 29. La naturaleza del
significante puede variar (sonidos, sabores, olores, íconos o señales táctiles). Lo fundamental
del signo es la relación de dicho significante con un significado. Hay signo cuando existe la
significación.

III. La Comunicación: Funciones del Lenguaje

La función universal del lenguaje es comunicar. Desde la antigüedad, el lenguaje fue visto como
un instrumento – el organon platónico- para comunicar a otro algo sobre el mundo 30. Se ha
llegado a proponer como axioma de la comunicación, precisamente, la imposibilidad de no
comunicar.31

28
Eco, Umberto. 1988. El Signo. Labor, Barcelona., p. 28.
29
Ibid., p 168.
30
En este capítulo seguimos muy de cerca el excelente artículo de los profesores:
Samaniego, José L. y A.M. Téllez. 1978. Las Funciones del Lenguaje en Taller de letras.
Publicación especial: Presencia social del lenguaje. Ediciones Nueve Universidad, Santiago,
pp. 35-47.
31
Véase los axiomas propuestos por Watzlawick en:
Watzlawick et al. Teoría de la comunicación humana. Barcelona. Editorial Herder. 1997:49 y ss.
En este siglo destacan claramente dos lingüísticas que se han ocupado del fenómeno de la
comunicación humana y de las funciones del lenguaje, a saber: Karl Bühler y Roman Jakobson.
Examinaremos brevemente el desarrollo de sus planteamientos que sirven de base, aún hoy,
para cualquier aproximación al problema comunicacional.

1. La tesis de Bühler

Para este lingüista, la comunicación está ligada a un estructura triádrica del lenguaje.
Los tres polos o factores que debemos considerar son: hablante, oyente y asunto o tema. Estos
tres polos están asociados a tres funciones diferentes del lenguaje 32.

a. Función expresiva:
Esta función del lenguaje le permite a un hablante manifestar su mundo subjetivo, emocional. El
hablante expresa su sentir lingüísticamente; sea frente a la belleza, al dolor, etc.

Notemos que cada vez que un hablante verbaliza sus emociones, lo hace de manera consciente.
Pone en evidencia su mundo íntimo.

b. Función apelativa:
El lenguaje posee, fundamentalmente, la función de comunicar a otro determinados contenidos.
Este otro –oyente o interlocutor- se ve involucrado en lo que se comunica. La función apelativa
–o connotativa- se refiere al énfasis que se puede poner en el interlocutor. Pensemos en casos
como hacer una pregunta o dar una orden; es evidente que se supone la presencia de un oyente
al cual se quiere influir de alguna manera.

c. Función representativa:
Esta función alude a la posibilidad de representar mediante signos la realidad objetiva. El
hablante comunica al oyente algún asunto o tema de la realidad, valiéndose de signos
lingüísticos.
Notemos que la función expresiva y la función apelativa son dos instancias que se
correlacionan, cuya manifestación más obvia está dada por la oposición YO/TU. De hecho, el tú
sólo puede ser designado por un yo.

Para Bühler, estas tres funciones son propias del lenguaje y, por lo tanto, son universales.
Podríamos resumir la doctrina de este lingüista en la figura siguiente:

Asunto o casa mentada


f. representativa

f. expresiva de f. apelativa

HABLANTE OYENTE
Figura Nº 9

2. El modelo de Jakobson

Roman Jakobson (1896-1982), lingüista nacido en Rusia y nacionalizado estadounidense en


1941, es quizás quien más ha aportado a esclarecer las relaciones entre la estructura del lenguaje
y el fenómeno de la comunicación. Hacia mediados de la década de los sesenta, Jakobson
elabora su modelo de la comunicación basado en la teoría matemática de la información que

32
Véase Bühler, Karl. 1961. Teoría del Lenguaje. Revista de Occidente, Madrid.
Shanon y Weaver habían desarrollado en 1949. Para este lingüista, la comunicación es un
proceso mucho más complejo que como lo había descrito Bühler33.

El modelo de Jakobson es hexagonal. Esto es, debemos considerar por lo menos seis factores
que se asocian a seis funciones del lenguaje. Dichos factores son los siguientes:

a. Emisor
En todo proceso comunicativo existe un polo que es la fuente y el transmisor de un determinado
contenido informacional. El emisor es quien selecciona signos de un sistema y los combina para
producir la información. El emisor, por lo tanto, es el que codifica la información; por ello, a
veces se le llama codificador.

b. Destinatario
El destinatario constituye el polo que se correlaciona con el emisor; este segundo polo es el que
recibe la información. Dicho de otro modo, es destinatario o receptor es el decodificador de la
información. Entre emisor y destinatario debe existir un sistema de signos que sea común a
ambos, por lo menos parcialmente; pues de otro modo la comunicación es imposible.

c. Código
Es el sistema de signos que permite la relación entre un emisor y un destinatario. Un código es
un conjunto finito y abstracto de unidades que se combinan según ciertas reglas o leyes de
composición para producir un número ilimitado de operaciones o mensajes. En términos
estrictamente lingüísticos, el código es el sistema lengua.

d. Mensaje
El mensaje es la secuencia de signos seleccionadas de un código; combinados según ciertas
reglas instituidas por el código; y transmitidas por un emisor a un destinatario a través de un
canal. Obviamente, la secuencia de signos implica un hecho de significación, lo que permite que
el destinatario decodifique e interprete un mensaje. Desde el punto de vista lingüístico, el
mensaje es la realización del código. Es decir, el mensaje es el habla. Por lo tanto, podemos
proponer la ecuación siguiente:

LENGUA : CÓDIGO
HABLA MENSAJE

Figura Nº 10
e. Contexto
El contexto es el referente del mensaje; el tema o asunto del que trata el mensaje. Es la realidad
referida por una secuencia de signos. Es un mundo percibido imaginado al que pueden referirse
un emisor y un destinatario. La semiótica estudia los signos que aluden a la realidad, sin
ocuparse de la realidad misma del referente. La ontología de las cosas y del mundo es tema de la
filosofía, la teología y la ciencia.

f. Contacto

33
Para una lectura de las tesis de Jakobson, véase su libro, que es ya un clásico en la
lingüística: Jakobson, Roman. 1975. Ensayos de Lingüística General. Seix Barral, Barcelona.
El contacto o canal es lo que permite establecer y mantener la comunicación entre el emisor y el
receptor. El contacto es el medio a través del cual se transmiten los mensajes. Puede tratarse de
soportes físicos (hilo telefónico, sistemas electrónicos); o bien puede tratarse de un contacto
síquico y físico, como en la situación conversacional face-to-face. Cuando algún elemento
perturbe el paso de la señal a través del canal, produciendo algún tipo de interferencia,
hablaremos de ruido. El ruido implica una alteración en la transmisión del mensaje y puede
tener muy variadas causas.

El modelo de Jakobson puede aplicarse a cualquier proceso comunicacional, no solamente a la


comunicación lingüística. Así, en un nivel de abstracción superior, podemos aplicar el modelo
de Jakobson a los medios de comunicación de masas o a la comunicación no verbal, etc.

Del modo reseñado hasta aquí, se infiere una primera definición de comunicación:

Hay proceso de comunicación cuando un emisor transmite intencionalmente señales puestas en


código por medio de un transmitente que las hace pasar a través de un canal; las señales salidas
del canal son captadas por un aparato receptor que las transforma en mensaje perceptible por un
destinatario, el cual, basándose en el código, asocia al mensaje como forma significante un
significado o contenido del mensaje. Cuando el emisor no emite intencionalmente y aparece
como fuente natural, también hay proceso de significación, siempre que se observen los
restantes requisitos34.

Si pensamos en términos lingüísticos, el proceso de comunicación se asocia a seis funciones


inherentes al lenguaje, que se deducen de los factores del modelo de Jakobson (véase Figura Nº
11).

1. Función emotiva

Esta función está enfocada sobre el emisor, y permite que quien habla o escribe manifiesta sus
sentimientos; de modo que los enunciados del sujeto son autoreferentes y ponen de relieve sus
connotaciones sicológicas y sentimentales. Citemos como ejemplos clásicos las interjecciones y
las oraciones exclamativas: ¡Ya me aburrí!, ¡Ay, qué dolor!, ¡Qué delicioso este plato!, etc. En
todos estos casos se advierte la actitud del sujeto con respecto a aquello de lo que habla.

2. Función conativa

Esta función del lenguaje está orientada hacia el destinatario y se hace evidente en el
imperativo, en el vocativo y las frases interrogativas. Esta función enfatiza la persona del
oyente, sobre el que se quiere llamar la atención, dar órdenes, etc. Así, por ejemplo, una
pregunta como: ¿Qué hora es?, espera de parte del receptor la realización de una acción. En
este caso concreto, una respuesta que representa la entrega de una información dada. Lo mismo
ocurre cuando damos una orden como: ¡Cierre la puerta, por favor! Es evidente que se espera
del oyente una conducta muy precisa.

3. Función referencial

Esta función del lenguaje es el uso denotativo o cognitivo que hacemos de las palabras. Este es
el nivel corriente en que un mensaje transmite una información sobre el mundo; es decir, el
lenguaje enfatiza el contexto. Encontramos este tipo de función en las frase en que se afirma
algo del mundo (o se niega). Por ejemplo: El hombre es un animal racional o El lenguaje es un

34
Esta es la definición que plantea U. Eco. 1988. Op. Cit., pp. 168-169.
instrumento de la comunicación, etc. En todos estos casos, el lenguaje representa una realidad,
nos informa sobre algo; comunica conceptos e ideas acerca del mundo.

4. Función metalingüística

Encontramos esta función en aquellos mensajes que hacen del código el contenido u objeto de la
comunicación. Se usa el lenguaje para hablar, precisamente, del lenguaje; aclarar o verificar
términos que se están usando. Este tipo de función es recurrente en el lenguaje infantil: Papá,
¿qué significa semiótica? Cada vez que preguntamos por un elemento del código –o por una
palabra- estamos poniendo en evidencia la función metalingüística. Otro caso muy corriente del
uso de esta función es en el aprendizaje de una lengua extranjera.
Se utiliza la función metalingüística en las definiciones. De hecho, podemos pensar un
diccionario como una antología de definiciones. El proceso inverso se llama denominación, y es
otro ejemplo de esta función. Es el caso de los puzzles35.

5. Función poética

Esta función del lenguaje enfatiza la estructuración misma del mensaje, el modo cómo se
expresa. Lo que interesa aquí es la disposición, la forma, los recursos expresivos que
condicionan el mensaje. El mejor ejemplo lo constituyen todas las grandes figuras de la retórica
(metáforas, metonimias, etc). El ejemplo clásico que se utiliza en comunicación es el eslogan de
una candidatura presidencial estadounidense usado en los años 1950 I like Ike. Por ejemplo la
frase de una multitienda: La Polar. Llegar y llevar. Es obvio que hay un esfuerzo por hacer del
mensaje el objeto de sí mismo. Se busca la rima, la eufonía u otro recurso que haga atractivo el
mensaje en sí mismo. En general, se puede decir que los encabezados en la redacción
publicitaria, tanto como los titulares de prensa, enfatizan la función poética del lenguaje.

6. Función fática

La función fática pone el acento en el canal que sirve a la transmisión del mensaje. Esta función
concierne directamente a la comunicación entre emisor y destinatario. Por ejemplo, la expresión
clisé para responder al teléfono: ¿Aló?, que no posee otra significación que la apertura del canal
de comunicación. Hay fórmulas para comenzar la comunicación: Buenos días; para terminarla:
Hasta luego; para interrumpirla: Perdón, y por último para continuar una conversación: Como
le decía...

Debemos aclarar que un mensaje corriente mezcla todas las funciones; lo que ocurre es que se
puede afirmar que un mensaje es predominantemente referencial o emotivo, etc. Es muy difícil
encontrar situaciones ideales o puras que cumplan una sola función. De todas maneras, todo
mensaje establece una suerte de jerarquía de funciones en que algunas son subsidiarias o
accidentales, en tanto que otra se hace central o predominante.

El lingüista estadounidense Dell Hymes, ha introducido una modificación al modelo de


Jakobson. El punto de Hymes es que la noción de contexto se refiere tanto al tema o asunto
tratado por un mensaje como a la situación o circunstancia concreta en que se da el mensaje.
Así, Hymes propone una séptima función del lenguaje que él llama función situacional, y que se
refiere al cuándo y dónde se efectúa la comunicación. El mismo Hymes sugiere una serie de
preguntas para esclarecer un proceso de comunicación. De esta manera, el modelo de Jakobson
se torna mucho más operacional. En efecto, ante cualquier situación comunicacional, podemos
plantearnos las preguntas que sugiere Hymes para cada factor y función del lenguaje (Véase el
cuadro resumen de la Figura Nº 12.

35
Véase Fages, Jean. 1970. Para comprender el Estructuralismo. Editorial Galerna, Buenos
Aires.
Pensemos en un caso concreto de comunicación como es la exhibición de una cinta
cinematográfica. La secuencia de preguntas y respuesta podríamos resumirla de la manera
siguiente:

a. ¿Quién lo dice?: El emisor es el que codifica el mensaje. En el caso de un film, el emisor es el


director.
b. ¿A quién se lo dice?: El destinatario de una cinta es el público espectador.
c. ¿Cómo se lo dice?: Es lógico pensar que cada director posee rasgos estéticos que lo hacen
único. Así, hay películas de Chaplin, Kubrick o Spielberg. Todo film tiene un montaje.
d. ¿De qué se está hablando?: Aquí tendríamos que dar cuenta del tema que aborda el film.
e. ¿En qué lengua lo dice?: El lenguaje cinematográfico es una semiótica compleja que emplea
varios lenguajes (lenguaje teatral-escenográfico, lenguaje verbal, lenguaje no verbal, lenguajes
implícitos pictóricos, lenguaje fotográfico y propiamente cinematográfico). En fin, los
resumimos bajo la etiqueta de lenguaje cinematográfico.
f. ¿Lo dice por teléfono?: El cine establece contacto por la proyección luminosa de imágenes
animadas.
g. ¿Cuándo y dónde lo dice?: Situación concreta. Sala 6 del Cinemark Plaza Oeste, una tarde de
domingo, en invierno.

SITUACIÓN
(F. situacional)
¿Cuándo y dónde lo
dice?

CONTEXTO
(F. referencial)
¿De qué se está
hablando?

EMISOR CANAL MENSAJE CANA RECEPTOR


(F. emotiva) (F. poética) L (F. conativa)
¿Quién lo ¿Cómo lo dice? ¿A quién se lo
dice? dice?

Ruido CÓDIGO Ruido


(F. metalingüística)
¿En qué lengua lo
dice?

CONTACTO
(F. fática)
¿Lo dice
personalmente, por
teléfono, etc.?

Figura Nº 11

SEGUNDA PARTE: COMUNICACÓN Y ACCIÓN

IV. EL HABLA: LENGUAJE Y ACCIÓN

Como ha quedado muy claro, Ferdinand de Saussure estableció la distinción entre langue y
parole; privilegiando en sus estudios la lengua. Es decir, el sistema de signos que conforma una
institución social e histórica de naturaleza psíquica. El habla, en cambio, quedó relegada en el
interés de la lingüística descriptiva. A tal punto que hasta hace poco, una lingüística del habla
resultaba impensable. Como ya señalamos, el habla es la realización de este sistema de signos;
es el empleo o uso concreto que hacen los individuos pertenecientes a una comunidad de habla.
Ampliando nuestra ecuación anterior, podemos resumir la relación lengua-habla de la siguiente
manera:

LENGUA : SISTEMA : PARADIGMA : CÓDIGO


HABLA PROCESO SINTAGMA MENSAJE

Figura Nº 12

Para estudiar los fenómenos del habla, una fuente muy valiosa es la llamada filosofía analítica
desarrollada por pensadores ingleses de la primera mitad del siglo XX. Ellos hablan desde la
filosofía del lenguaje y, nos interesan por que se ocupan del uso concreto del lenguaje, el
llamado lenguaje ordinario. La tesis central de estos filósofos es que el significado de un
término está determinado por el uso. Es decir, el contexto determina el significado último de un
término. Esto se sintetiza en el lema: Meaning is use, el significado es el uso. Existen por lo
menos dos grandes versiones de la filosofía analítica inglesa; lo que se llama la corriente de
Cambridge, de inspiración platónica, representada por Ludwig Wittgenstein. La otra, es la
llamada Escuela de Oxford, de clara raigambre aristotélica, y cuyo exponente más célebre es
John Austin.

1 Los juegos de lenguaje

Ludwig Wittgenstein (1889-1951) destaca por la profunda originalidad de su pensamiento. En


este filósofo del lenguaje se reconoce dos momentos diferentes que corresponden a sus dos
obras fundamentales. Un primer planteamiento expuesto en 1922 en su obra Tractatus Logico-
Philosophicus y, más tarde, sus célebres Philosophische Untersuchungen, traducida como
Investigaciones Filosóficas, aparecidas en 195336.

Si el Tractatus es la visión ordenada y lógica de los problemas del lenguaje en filosofía, las
Investigaciones se presentan como un conjunto de notas no sistematizadas, cuyo tema
fundamental es la relación entre la filosofía y el lenguaje. Lo singular de este pensador estriba
en su concepción del lenguaje. Lo que llamamos lenguaje no constituye una unidad para
Wittgenstein, sino que se trata de un conjunto de fenómenos emparentados entre sí, pero sin
nada en común.

Vemos una complicada red de parecidos que se superponen. Parecidos a gran escala y de
detalle. No puedo caracterizar mejor esos parecidos que con la expresión parecidos de familia37.

El lenguaje, entonces, es el nombre que utilizamos para denominar un conjunto de usos,


llamados por Wittgenstein juegos de lenguaje (Sprachspiel).Un juego de lenguaje está
constituido por el proceso de uso de las palabras. Dichos juegos no sólo incluyen al lenguaje
sino también las acciones entretejidas con él. Notemos que para Wittgenstein el significado de
un término sólo emana del juego en que está inserto. Conocer un significado es conocer el papel
que juega dicha palabra en nuestros juegos de lenguaje. Es decir, en el uso que hacemos de ella.
Así, incorporar una palabra es darle, asignarle, un papel en nuestros juegos de lenguaje como
medio de representación.

El conjunto de juegos de lenguaje compone una familia, y en principio, son incontables los
juegos de lenguaje. El mismo autor propone entre otros ejemplos:
Dar órdenes y actuar siguiendo órdenes
Relatar un suceso
Hacer conjeturas sobre un suceso
Inventar una historia y leerla
Adivinar acertijos
Hacer un chiste, contarlo
Traducir de un lenguaje a otro
Suplicar, agradecer, maldecir, saludar, rezar38

Podemos ver que los ejemplos citados por el autor son, en efecto, muy diversos y muy difíciles
de ordenar a primera vista. Para este filósofo, los juegos de lenguaje están íntimamente
relacionados no sólo con la acción son con determinadas formas de vida. De este modo, el
lenguaje en su uso queda definido como una actividad comunal. Un lenguaje privado, que fuese
conocido solamente por quien habla, resulta imposible de ser concebido. El concepto de juego
de lenguaje, aunque es descrito por el mismo autor como de bordes borrosos, presenta una

36
Wittgenstein, Ludwig. 1988. (1953-1967). Investigaciones Filosóficas. Trad. De A. García
Suárez y U. Moulines, Editorial Crítica (Grijalbo), Barcelona.
37
Ibid, p. 87.
38
Ibid, p. 41
profunda originalidad en la que todos coinciden y que nos obliga a pensar el lenguaje desde
otras perspectivas39.

Si bien las Investigaciones se presentan como un escrito fragmentario, podemos colegir –a partir
de la analogía entre lenguaje y juego- que no existiría una esencia común al lenguaje o bien que
ésta sería mínima.

Wittgenstein orienta todo su esfuerzo a demostrar que la mayor parte de los problemas
filosóficos –acaso todos-, son pseudoproblemas que aparecen cuando el lenguaje sale de
vacaciones. Con esto, Wittgenstein quiere significar que el filósofo utiliza muchos términos
fuera de su contexto habitual, fuera de su uso corriente en el lenguaje ordinario. De tal manera
que al plantear sus problemas, el especialista filósofo está abusando del lenguaje, forzando a los
términos a decir lo que no dicen en el uso habitual que hacemos de ellos. Como señala Rafael
Echeverria: “La solución de los problemas filosóficos depende, pues, del análisis y penetración
en los abusos y malentendidos de la lógica del lenguaje, analizando el modo como éste ha sido
violentado. Según Wittgenstein, la pregunta básica a este respecto es: ¿es éste un uso de tal
término que corresponde al uso que se le confiere en el juego lingüístico que es su hogar
natural?40

2. Los actos de habla

John Langshaw Austin (1911-1960), es quizás el mejor exponente de la llamada Escuela de


Oxford41. Nuevamente encontramos en este pensador un énfasis en el aspecto pragmático del
lenguaje; en la relación entre los signos y el usuario o hablante. El universo del habla se
manifiesta como actos de habla (también, llamados a veces, actos de lenguaje). De modo que
hablar en una situación concreta de comunicación es realizar actos de habla.
Austin expone su teoría en un texto publicado de manera póstuma en 1962, formado por una
compilación de una serie de conferencias del autor que llevan por título original How to Do
Things with Words, traducido como Palabras y Acciones. Cómo Hacer Cosas con Palabras 42.
Intentaremos resumir, muy esquemáticamente, las ideas de John Austin.

¿Qué ocurre cuando alguien dice algo? Austin afirma que es necesario distinguir por lo menos
tres aspectos de la cuestión. Digamos que en realidad hay por lo menos tres actos que se
realizan al decir algo:

 El Acto de decirlo o Acto Locucionario


 El Acto al decirlo o Acto Ilocucionario
 El Acto que realizamos porque decimos algo o Acto Perlocucionario

El Acto Locucionario es el acto de decir algo. Esto significa que todo acto locucionario supone
la emisión de sonidos con una cierta entonación y una acentuación propia. Esto es, un acto
fonético. Es indudable, además, que junto con el acto fonético, emitimos sonidos que están
codificados, que pertenecen a un léxico y se combinan según una gramática. En suma, se trata
de signos susceptibles de ser comunicados y eventualmente, capaces de establecer un nexo con
otro. A este acto lo llama Austin, un acto fático. Por último, todo acto locucionario en la medida
39
Véase especialmente a Anthony Kenny. 1984 (1972). Wittgenstein. Alianza Editorial,
Madrid y a David Pears. 1973 (1971) Wittgenstein. Editorial Grijalbo, Barcelona.
40
Echeverrìa, Rafael. El buho de Minerva. Santiago. Dolmen Ediciones. 1997:256
41
Para una información más amplia sobre la Escuela de Oxford consúltese: O.Ducrot & T.
Todorov. Filosofía del Lenguaje y Lenguaje y Acción en: Diccionario Enciclopédico de las
Ciencias del Lenguaje. 1974. Siglo XXI, Madrid, pp. 113-117 y 380-385.
42
Las ideas de J. Austin aparecen expuestas en el libro póstumo, compilado en 1962 por J.O.
Urmson. How to Do Things with Words. O.U.P., Oxford. Hay una excelente traducción al
español de Carrió y Rabossi. 1971. Palabras y Acciones. Cómo hacer cosas con palabras.
Paidos Editorial, Buenos Aires.
que emite sonidos y pone términos que poseen significado, puede –y generalmente lo hace-
referir ciertas realidades del mundo. Es decir, pueden designar un referente; a este acto lo llama
nuestro autor acto rético.

Al hablar, al decir, llevamos a cabo inmediatamente estos tres tipos de actos, que en conjunto
denominamos acto locucionario. Pero, el asunto no es tan sencillo para Austin. El acto
locucionario permite transmitir ciertos contenidos proposicionales, pero acontece que el
receptor es capaz no sólo de decodificar el mensajes sino que, además, es capaz de comprender
el propósito que dicho mensaje se propone. Así, es capaz de discriminar si se trata de una
pregunta, de una orden, un consejo o un insulto. Es decir, cuando decimos algo no sólo
transmitimos contenidos proposicionales neutros sino que los envolvemos de una cierta fuerza
ilocucionaria que contiene la pretensión de validez del enunciado. El acto de decir algo conlleva
el acto que realizamos al decirlo. Todo acto de habla es locucionario e ilocucionario al mismo
tiempo. Como señala Searle: “When a proposition is expressed, it is always expressed in the
performance of an illocutionary act”43.

Además, existe una dimensión perlocucionaria del acto del lenguaje; pues es posible que a partir
de un acto de habla se genere un evento en la realidad. La dimensión perlocucionaria está dada
por las consecuencias que puede tener un acto de habla en el mundo. Notemos que entre la
dimensión locucionaria y la perlocucionaria existe una conexión causal. En tanto que, la
relación entre el acto locucionario y el acto ilocucionario es de tipo convencional. Aclaremos
que al hablar realizamos un acto locucionario que al mismo tiempo es ilocucinario y –
potencialmente - perlocucionario. Austin disocia esta realidad del habla con fines puramente
analíticos.

Hablar, por tanto, es emitir ciertos contenidos proposicionales (P). Los que van asociados a una
determinada fuerza ilocucionaria (F) que establece la validez del enunciado, su propósito, etc.
Por último, lo que decimos puede tener consecuencias sobre nuestro entorno o realidad ® .
Todo acto de habla, entonces, posee una estructura básica del tipo:

F (P) (R)

Figura Nº 13

Ya dijimos que toda expresión posee una dimensión ilocucionaria, aunque a veces no sea
explícita. Imaginemos, por ejemplo, a un cirujano que en el quirófano dice: Pinzas, resulta
evidente que se trata de una solicitud o una orden dirigida a su ayudante. En este caso, la fuerza
ilocucionaria emana del contexto o situación comunicacional.

Si todo acto de habla supone un acto complejo de tipo ilocucionario: ¿es posible establecer una
tipología entre los diversos actos de habla? La pregunta nos hace recordar aquella afirmación de
los primeros lingüistas que veían imposible una lingüística del habla, pues esa es la pregunta de
fondo: ¿es posible caracterizar este universo, en apariencia tan caótico, del habla?

Varios autores han intentado ordenar este mundo del habla, proponiendo diversos criterios para
elaborar una taxonomía de los actos de habla ilocucionarios. Entre ellos, destacan
principalmente dos: John Searle y Jürgen Habermas. Cada cual, desde supuestos diferentes,
llega a establecer una conceptualización básica respecto de los fenómenos del habla. No está
demás insistir en la importancia de este tipo de estudios, ya que ellos nos ponen en relación con
el uso concreto del lenguaje en diversas situaciones. Esto tiene un impacto enorme en el

43
John Searle. 1969. Speech Acts. C.U.P., New York, p. 29.
desarrollo de otras áreas o ciencias. Pensemos, por ejemplo, la tremenda utilidad que
representan estos avances en psicología o psiquiatría. Lo mismo se puede decir de la sociología,
la administración de empresas, la publicidad, la propaganda política o las relaciones públicas.
Se advierte el vasto campo que se abre ante los fenómenos comunicacionales.

3. Taxonomía de los actos ilocucioanrios

John R. Searle ha desarrollado en Berkeley, California, toda una tipología de los actos
ilocucionarios. Podemos decir que este autor parte de las premisas de Austin, pero de un modo
crítico y avanza hacia su nueva proposición. El punto de partida de Searle es que cuando
hablamos, cuando realizamos actos de habla, nos estamos comprometiendo a un
comportamiento gobernado por ciertas reglas:

The hypothesis of this work is that speaking a language is engaging in a rule-governed form of
behavior. To put it more briskly, talking is performing acts according to rules44.

Searle distingue dos tipos de reglas. Las llamadas reglas constitutivas en que la existencia de la
actividad depende de las reglas que lo instaura. Pensemos en las reglas del ajedrez o del fútbol.
En este caso, las reglas toman la forma: X counts as Y in context C. Es decir, X será equivalente
a Y en un contexto C. Así por ejemplo, tomar la pelota con la mano en el campo de juego será
una falta grave o penalty si se realiza cerca del arco. Por otro lado, están las llamadas reglas
regulativas en que la actividad que regulan preexiste a la regla misma. Por ejemplo, las normas
de la etiqueta. Es evidente que podemos alimentarnos sin utilizar en absoluto dichas normas
sociales. La forma de una regla regulativa es: If Y do X. Si se da el caso Y, compórtese X. Si
considera terminados platos, ponga el servicio a las 6:30 para que el mozo lo retire de la mesa.

Los actos de habla están instituidos por reglas constitutivas que instauran y regulan los
comportamientos del hablante. Estas reglas, inherentes a cada idioma, comprometen al hablante
lingüísticamente con el enunciado que profiere. El compromiso del hablante es de naturaleza
lingüística y no sicológica. Se trata de dispositivos previstos e instituidos en el uso mismo del
lenguaje.

Hasta aquí hemos señalado que todo contenido proposicional P va, inevitablemente,
acompañado de una cierta fuerza ilocucionaria. Searle va a intentar descomponer esta fuerza,
utilizando para ello tres criterios básicos45.

El primer criterio que utiliza Searle para su taxonomía lo llama Illocutionary point, punto
ilocucionario: esto quiere decir que todo acto de habla posee un propósito implícito. Así, por
ejemplo, las aserciones tienen el propósito evidente de quiere representar una realidad: Está
lloviendo. En cambio, una orden está destinada –tiene el propósito claro- de incitar al oyente a
la ejecución de una acción: Cierra la puerta. Lo mismo, una promesa tiene el propósito de
comprometer al hablante con una acción en el futuro.

El segundo criterio considerado por nuestro autor apunta a la relación entre las palabras y el
mundo. Se trata de una cierta dirección de adecuación (direction of fit) entre lo que se dice y la
realidad a la que se alude. Por ejemplo, al afirmar que está lloviendo, nuestro enunciado, nuestro
acto de habla quiere adecuarse o ajustarse a la realidad del mundo. Así, la adecuación de las
aserciones es palabra-mundo. Mientras que una orden, las palabras no dan cuenta de una
realidad del mundo. Más bien, es el mundo el que debe adecuarse, eventualmente, a las
palabras.

44
Ibid., p. 22.
45
John Searle. 1976. A Taxonomy of Illocutionary Acts in Language, Mind and Knowledge. Vol VII. K.
Gunderson Ed, Minnesota Studies in the Philosophy of Science, University of Minnesota Press,
Minnesota.
El tercer criterio de Searle es lo que llama sincerity condition o condición de sinceridad. Este
criterio se refiere a la relación del hablante con lo que predica. Como dijimos, tal relación es
lingüística y no sicológica. Por ejemplo, si damos una orden, subyace el supuesto de que –en
efecto- deseamos o queremos que el oyente ejecute una acción A. Por lo tanto, la condición de
sinceridad implícita en los actos de habla llamados órdenes, es el desear o querer.

Con estos tres criterios básicos, Searle va a delimitar cinco categorías de actos de habla.
Aclaremos que los tres criterios señalados son sólo algunos de los que nuestro autor plantea. De
hecho, elige tres de una docena de criterios dignos de considerarse. No discutiremos los otros
criterios, salvo cuando sea absolutamente necesario mencionarlos, como es el caso de ciertos
actos de habla que requieren instituciones extra-lingüísticas para ser realizados, que revisaremos
de inmediato en los actos de habla declarativos.

Utilizaremos en términos didácticos las fórmulas que propone Searle para cada tipo de acto de
habla, manteniendo la misma notación en inglés que él utiliza.

31 Actos de habla representativos

Este tipo de actos de habla está constituido, para Searle, por aquellos actos en que afirmamos
que es el caso, es decir, nuestro punto ilocucionario es la representación de la realidad. Nuestro
discurso, en este tipo de actos de habla, pretende adecuar nuestras palabras a la realidad
descrita. La condición de sinceridad implícita es que el hablante cree en el contenido
proposicional que enuncia. Reconocemos este tipo de actos de habla porque podemos decir de
ellos que son verdaderos o falsos. Por ejemplo, las aserciones, testimonios, descripciones y
explicaciones, conclusiones, deducciones, etc. La fórmula que utiliza nuestro filósofo, queda
representada por el signo, que significa es el caso, la flecha hacia abajo indica la adecuación
palabra mundo ( ), y la condición de sinceridad es creer (en inglés belief: B); todo lo anterior
en relación con un determinado contenido proposicional P. Así obtenemos:

B (P)

Figura Nº 14

Tenemos a modo de ejemplo el siguiente contenido proposicional P: El lápiz está sobre la mesa.
Este contenido lleva implícito lo siguiente: Es el caso que lo que digo se adecua a la realidad del
mundo y creo que: El lápiz está sobre la mesa.

3.2 Actos de habla directivos

Los actos de habla directivos son aquellos en que el hablante quiere conseguir del oyente la
realización de una acción futura. El punto ilocucioanrio es el intento del hablante por obtener
una determinada conducta-respuesta del oyente. Esto se simboliza con una señal de exclamación
(!). La dirección de adecuación se establece desde una acción (el mundo) hacia un contenido
proferido pro el hablante (la palabra). De manera que la flecha se presenta a la inversa que en
los actos representativos. La condición de sinceridad implícita en este tipo de actos de habla, es
que el hablante desea efectivamente la acción que solicita del oyente. Consideremos, finalmente
que, sea cual fuere la forma particular que adquiera el acto de habla directivo (pregunta,
solicitud, orden, petición, consejo, sugerencia, etc). El contenido proposicional presenta la
estructura arquetípica según la cual un oyente H debe realizar una acción A. La fórmula de
Searle es:

! W (H does A)
Figura Nº 15

La condición de sinceridad, querer (to want o to wish: W) invita u obliga a un oyente H (hearer:
H) a que haga la acción A. Nótese que los actos de habla directivos, a diferencia de los
representativos, están orientados claramente a la acción.

3.3 Actos de habla comisivos

El término comisivo alude a un compromiso que realiza el hablante (speaker: S) con la


ejecución de una acción futura A. De hecho, la palabra comisivo se deriva del inglés to commit,
comprometerse. Cuando un hablante promete, jura o declara enfáticamente, lo que hace es
comprometerse a sí mismo respecto a una acción que llevará a cabo. Por ejemplo, Dejaré de
fumar. Nuevamente notamos que se trata de actos de habla orientados a la acción. Así, la
dirección de adecuación depende de un acción en el mundo, luego, la flecha (al igual que en los
actos de habla directivos) toma la dirección mundo-palabra. El punto ilocucionario no es otro
que la promesa misma: Yo me comprometo a... La condición de sinceridad subyacente es que el
hablante tiene la intención (intention: I) de cumplir con la acción a la que se compromete. Según
ya dijimos, hablar es comprometerse a un comportamiento. Ahora, en los actos de habla
comisivos, se trata de un compromiso que asume el hablante explícitamente respecto de una
acción concreta y determinada.

La fórmula general de este tipo de actos de habla es la siguiente:

C I (S does A)

Figura Nº 16

En los actos de habla directivos, el que se compromete es el oyente. En los actos de habla
comisivos, el que se compromete es el hablante. No obstante, ambos actos de habla coinciden
en su orientación hacia la acción y en la preeminencia del mundo en la adecuación entre la
palabra y la realidad.

3.4 Actos de habla expresivos


El punto ilocucionario de esta clase de actos de habla es la expresión o de un determinado
estado sicológico, especificado en la condición de sinceridad. El estado sicológico, se deriva –
obviamente- del asunto tratado en el contenido proposicional y que toma la forma de un atributo
o propiedad que se asocia al hablante o al oyente: estar triste, estar alegre, etc. Si damos las
gracias a alguien por algo, estamos expresando un estado de satisfacción. Nótese que en este
tipo de acto de habla la dirección de adecuación palabra-mundo carece de sentido. Esto es así
porque los actos de habla expresivos no encuentran su validez en el mundo objetivo (como en el
caso de los actos de habla representativos, directivos y comisivos). Todo enunciado que
constituya un acto de habla expresivo encuentra su validez en el mundo subjetivo inherente al
sujeto. Así, en los actos de habla expresivo presuponemos la verdad de lo expresado. Al estoy
triste del hablante podemos atribuirle un estado anímico al oyente. Por ejemplo, Mi más sentido
pésame, es decir, Estoy triste porque tú estás triste. La fórmula general de Searle para esta clase
de actos de habla es:

E  (Ps.) (S/H+prop.)
Figura Nº 17

3.5 Actos de habla declarativos


Lo característico de este tipo de actos de habla radica en que requiere instituciones
extralingüísticas para legitimarse. Esto significa que la validez de cierto tipo de actos de habla
no se encuentra ni en el mundo objetivo ni en el mundo subjetivo, sino que en el mundo social.
Pensemos en la expresión los declaro marido y mujer; es indudable que para que dicho
enunciado posea efectividad y validez debe ser proferido por alguien que esté investido de la
autoridad para hacerlo. Sólo un pastor o un sacerdote puede administrar legítimamente el
sacramento del matrimonio. Notemos que, por un lado, el mundo debe legitimar el acto de
habla, pero por otro, el sacerdote debe pronunciar –efectivamente- las palabras que se requieren.
En suma, hay una doble dependencia de los actos declarativos. En cuanto a la condición de
sinceridad, ésta no se requiere, ya que el sujeto se convierte en portavoz de una orden social
(político, religioso, moral, etc.). Por esto, los actos de habla declarativos no suponen ninguna
condición de sinceridad. El nexo entre el sujeto y lo que enuncia está prescrito en reglas –
constitutivas y regulativas- del orden social. Por lo tanto, poseen la fuerza coercitiva para
imponerse. Este es el caso de las leyes, los reglamentos de todo tipo, los códigos éticos y
religiosos. En una palabra: los actos de habla declarativos son aquellos que se acatan.

La fórmula que propone Searle es:

D  (P)

Figura Nº 18

Notemos que para Austin, los actos locucioanrio e ilocucionario son propiamente lingüísticos,
en tanto que el acto perlocucionario es la consecuencia en la realidad y por lo tanto, se tata de
algo ajeno a la lingüística. Como señala Malcolm Coulthard:

Basically an illocutionary act is a linguistic act performed in uttering certain words in a given
context, while a perlocutionary act is a non-linguistic act performed as a consequence of
performing the locutionary and the illocutionary acts46.

En síntesis, hemos visto que tanto para Wittgenstein como para Austin y Searle, el problema del
lenguaje se sitúa en el plano del habla, es decir, del uso. Desde esta perspectiva pragmática, los
enunciados pueden ser vistos como jugadas hechas en un juego, o bien como actos que se
desarrollan según ciertas reglas y que se asocian a determinados comportamientos. Para
Wittgenstein, el lenguaje es el espacio de una lucha (agon), así la antigua idea de una agonística
vuelve al pensamiento contemporáneo. Austin y Searle ven en los actos de habla las unidades
mínimas de base de la comunicación lingüística. Por último, es necesario advertir que tanto los
actos de habla como los juegos de lenguaje se inscriben en un contexto más amplio, cual es el
problema de la acción.

46
Coulthard, Malcom. 1977. Speech Acts and Conversational Maxims in An Introduction to
Discourse Análisis. Longman, London, p. 19. Para una discusión más amplia de las
relaciones entre las tesis de Austin y Searle véase las pp. 13-32 del texto citado.
V. LA ACCIÓN COMUNICATIVA

4.1 El problema de la acción

Jürgen Habermas, en su extensa obra titulada Teoría de la Acción Comunicativa,47 revisa el


problema de la racionalidad de la acción social desde Max Weber a Talcott Parsons,
proponiendo una nueva visión cuyo fundamento no es otro que la comunicación.

Habermas pertenece a la tradición de la llamada teoría crítica48, corriente intelectual fructífera


iniciada por Max Horkheimer en Frankfurt, durante los años veinte. Otros miembros destacados
fueron Theodor Adorno, Walter Benjamin, Henry Marcuse y Eric Fromm, por mencionar
algunos.

La tesis habermasiana toma como punto de partida la tipología de la acción de Weber, haciendo
de ella una versión no oficial. Esta versión divide las acciones en dos grandes grupos: por una
parte, aquellas que se coordinan mediante tramas de intereses, y por otra parte, las que se
coordinan mediante acuerdo normativo.

Tipología de la Acción (M. Weber)

TIPOS DE ACCIÓN SEGÚN ELEMENT DEL SENTID SUBJETIVO


GRADOS DECRECIENTES DE OS O
RACIONALIDAD
MEDIOS FINES VALOR CONSECUENCI
ES AS
RACIONAL CON ARREGLO A + + + +
FINES
RACIONAL CON ARREGLO A + + + -
VALORES (FE)
AFECTIVA + + - -
TRADICIONAL + - - -

Figura Nº 19

47
Habermas, Jürgen. 1989. Teoría de la Acción Comunicativa. Ed. Taurus, Buenos Aires. Para
los efectos de nuestra exposición utilizamos fundamentalmente los interludios I y II.
Interludio Primero: acción social actividad teleológica y comunicación, Tomo I, pp. 351-419.
Interludio Segundo: sistema y mundo de la vida, Tomo II, pp. 161-261.
48
Para una exposición histórica véase Honneth, Axel. 1991. La Teoría Social Hoy, por
Anthony Giddens & J. Turner, Alianza Editorial, México, pp. 445-488.
La dicotomía de Max Weber se va a transformar en Habermas en acciones estratégicas y
acciones comunicativas, o si se prefiere, acciones orientadas al éxito y acciones orientadas al
entendimiento. La noción de éxito queda definida en los siguientes términos:El éxito viene
definido como la efectuación en el mundo del estado de cosas deseado que en una situación
dada puede ser generado causalmente mediante acción y omisión calculadas49.

Tipos de Acción (J. Habermas)

Orientación de la Acción
ACCIÓN ACCIÓN
SITUACIÓN DE LA ORIENTADA AL ORIENTADA AL
ACCIÓN ÉXITO ENTENDIMIENT
O
No – Social ACCIÓN _______
INSTRUMENTAL
Social ACCIÓN ACCIÓN
ESTRATÉGICA COMUNICATIVA

Figura Nº 20

Las acciones humanas orientadas hacia el éxito tienen como medios, lo económico (la
riqueza) y lo político (el poder). En cambio, las acciones orientadas hacia el entendimiento se
realizan a través de actos de habla. De este modo, la concepción habermasiana de lo social se
fundamenta, precisamente, en la intersubjetividad lingüística. Habermas va a distinguir,
entonces, los siguientes tipos de acciones:

 Acciones instrumentales: este tipo de actividad está orientada al éxito, pero, desde la
perspectiva de la observancia de reglas de acción técnicas. Las acciones instrumentales se
evalúan por la eficacia en la intervención en un estado de cosas o sucesos. En este sentido, se
trata de una acción no social.
 Acciones estratégicas: son aquellas acciones orientadas al éxito, pero consideradas
como la observancia de reglas de elección racional que influyen sobre un interactuante racional.
A diferencia de las acciones instrumentales, éstas son sociales.
 Acciones comunicativas: este tipo de acción no busca influir en las decisiones de un
oponente, sino que busca el entendimiento para interpretar juntos una situación y coordinar
planes de acción.

ACCIONES
SOCIALES

ACCIÓN ACCIÓN
COMUNICATI ESTRATÉGI
VA CA

ACCIÓN ACCIÓN ACCIÓN

49
J. Habermas. Op. Cit., T.I., p. 366.
REGULADA ESTRATÉGIC ESTRATÉGIC
POR A A ABIERTA
NORMAS ENCUBIERTA

ACCIÓN DISTORSIÓN MANIPUL


DRAMATÚRG (ENGAÑO ACIÓN
ICA INCONSCIENTE) (ENGAÑO
CONSCIEN
TE)

CONVERSACI
ÓN

Figura Nº 21

Conviene aclarar que los llamados efectos perlocucionarios, como los llama Austin, deben
entenderse como casos especiales de interacciones estratégicas. Por el contrario, las acciones
comunicativas persiguen solamente fines ilocucionarios:

Cuento pues, como acción comunicativa aquellas interacciones mediadas lingüísticamente en


que todos los participantes persiguen con sus actos de habla fines ilocucionarios y sólo fines
ilocucionarios. Las interacciones, en cambio, en que a lo menos uno de los participantes
pretende con sus actos de habla provocar efectos perlocucionarios en su interlocutor, las
considero como acción estratégica mediada lingüísticamente 50.

4.2 Adecuación al mundo

Habermas va a caracterizar las relaciones entre la acción y el mundo, utilizando los conceptos
de Karl Popper y Jarvie, para quienes la realidad del mundo se escinde en tres universos
distintos, a saber:
Mundo Objetivo: universo de objetos y estados físicos.
Mundo Social: universo regulado por normas que rigen los
comportamientos
Mundo Subjetivo: universo de los sentimientos, deseos y actitudes
íntimas de un sujeto.

Para Habermas, la existencia de estos tres mundo no debe confundirse con el mundo de la vida,
que es una estructura cosmovisiva que será analizada más adelante.

UTILIZANDO ESTA TEORÍAS DE LOS TRES MUNDOS, HABERMAS PROPONE LA


SIGUIENTE TAXONOMÍA DE LAS ACCIONES:

 Acción Teleológica: es la acción en la cual un actor realiza un fin, decidiendo entre


varias alternativas de acción para producir un estado de cosas deseado. Se trata de acciones no
sociales en sí mismas, aunque pueden estar asociadas a acciones sociales. La acción teleológica
se orienta hacia el éxito y se relaciona con el mundo objetivo en el que se busca la eficacia.
Estas acciones no suponen mediación lingüística.
 Acción Estratégica: son aquellas acciones que buscan influir sobre un oponente.
Están mediadas lingüísticamente a través de actos de habla como los directivos, pues suponen
imperativos y perlocuciones. Su pretensión de validez es el éxito en un mundo objetivo. Aquí
debemos distinguir dos casos: las acciones abiertamente estratégicas y acciones estratégicas

50
Ibid., p. 378.
encubiertas. Entre éstas últimas es preciso señalar la manipulación, cuando el engaño es
consciente, y comunicación distorsionada, cuando el engaño es inconsciente.
 Acción Regulada por Normas: en este caso, la acción se orienta al entendimiento
(acción comunicativa). El actor tiende al cumplimiento de normas, valores comunes d eun grupo
social que rige el comportamiento. Este tipo de acción se inscribe en el mundo social y su acto
de habla característico es declarativo. Su pretensión de validez es la legitimidad o rectitud
respecto del marco normativo que determina las relaciones interpersonales.
 Acción Dramatúrgica: el actor se autoescenifica, generando una imagen de sí
mismo, a través de actos de habla expresivos. Como acción está orientada al entendimiento
(acción comunicativa) y su pretensión de validez es la veracidad o sinceridad de lo expresado.
Obviamente, este tipo de acción se da en el mundo subjetivo
 Conversación: es la representación de un estado de cosas mediante los actos de
habla representativos. Es una acción orientada al entendimiento (acción comunicativa) cuya
pretensión de validez es la verdad. En este caso, se apunta hacia el mundo objetivo, pero como
representación.

Dado un acto de habla de la forma F (P), la componente ilocucionaria F indica la pretensión de


validez del enunciado. En este sentido, lo ilocucionario funciona como un here by que se puede
traducir como por la presente. Así, cada vez que expresamos algo, lo envolvemos de la
pretensión de validez que reclama el contenido proposicional.

4.3 El mundo de la vida

Para actuar comunicativamente, tanto el hablante como el oyente deben estar familiarizados con
un cierto saber cosmovisivo que opera en al cotidianeidad. Se trata de un conjunto de
convicciones o suposiciones que damos por descontado. A este saber lo llama Habermas,
utilizando la denominación de la fenomenología de Edmund Husserl (1859-1938). También se
le ha llamado trasfondo de obviedad a esta estructura subyacente que permite la comunicación.
Entre sus característica señalemos:

 Se trata de un saber aproblemático


 Se trata de un saber implícito
 Se trata de un saber holísticamente estructurado

Este trasfondo prerreflexivo se nos presenta como una autoevidencia. Este fundamento último
no es verdadero ni falso. Más bien, es un saber que sirve de fundamente a lo que tenemos por
verdadero. Este trasfondo emerge solamente cuando se lo problematiza. De hecho, el mundo de
la vida permite que no existan situaciones absolutamente desconocidas. El mundo de la vida
(Lebenswelt) es el espacio que posibilita el entendimiento entre un hablante y un oyente.
Podemos resumir con Habermas:

El mundo de la vida constituye una red intuitivamente presente y por tanto familiar y
transparente y, sin embargo, a la vez inabarcable, de presuposiciones que han de cumplirse par
que la emisión que se hace pueda tener sentido, es decir, para que pueda ser válida 51.

En términos de una experiencia concreta, el trasfondo de lo obvio nos lleva a pensar, de modo
natural, que el mundo que conocemos seguirá siendo más o menos el mismo. A esto podemos
llamarlo y así sigue. No sólo eso, si es verdad que el mundo es constante, entonces, una acción
llevada a cabo con éxito puede realizarse una vez más: puedo hacerlo siempre otra vez. Tal es el
suelo seguro que pisamos. En la práctica, un hablante y un oyente incorporan el espacio y el
tiempo como obviedades; así son capaces de datar y localizar sus emisiones en el espacio social
y el tiempo histórico. De este modo, es posible describir hechos o sucesos mediante relatos o
cuentos tenidos por verdaderos.

51
J. Habermas. Op. Cit., T.II., p. 186.
El entendimiento ordinario o de sentido común posee un marcado carácter contextual, según ha
sido planteado por llamada etnometodología52. La categoría de mundo de la vida es distinta al de
los tres mundos descritos anteriormente:

La categoría de mundo de la vida tiene un status distinto que los conceptos formales de mundo
de que habíamos hablado hasta aquí. Estos constituyen, junto con las pretensiones de validez
susceptibles de crítica, el armazón categorial que sirve para clasificar en el mundo de la vida, ya
interpretado en cuanto a sus contenidos, situaciones problemáticas, es decir, situaciones
necesitadas de acuerdo53.

Los diversos mundos mencionados califican los posibles referentes (normativo, subjetivo u
objetivo). En cambio, el mundo de la vida fija las normas de intersubjetividad del entendimiento
posible.

Esto nos lleva a definir una situación como un fragmento del mundo de la vida delimitado
respecto de un tema. El tema está en relación con intereses y fines de acción. Es un ámbito de
relevancia.

4.4 Acción y saber

Desde la perspectiva de una pragmática formal, Habermas intenta establecer una relación entre
el tipo de acción y la forma de saber materializado a través de dicha acción. De este modo,
propone lo siguiente:

 Acción Teleológica (instrumental y estratégica): este tipo de acción se materializa


en un saber utilizable que se acumula como tecnologías y estrategias, en un discurso teórico.
 Acción Comunicativa (conversación): en este tipo de acciones se da un saber
teórico-empírico que se transmite mediante teorías y que adquiere la forma de discurso teórico.
 Acción Regulada por Normas: este tipo de acción se encarna en un saber práctico-
moral. En este sentido es un discurso práctico que se transmite como representaciones morales y
jurídicas.
 Acción Dramatúrgica: en este caso, estamos ante un saber práctico-estético, que se
transmite a través de las obras de arte y cuya forma de argumentación es la crítica.
En este punto, afirma Habermas, quedaría superada la teoría de Weber, ya que no sólo
considera la racionalidad con respecto a fines, sino otros casos:

Pero la principal ventaja que la pragmática formal ofrece en nuestro contexto es que con los
tipos puros de interacción lingüísticamente mediada pone de relieve precisamente aquellos
aspectos bajo los que las acciones sociales materializan o encarnan diversas clases de saber. La
teoría de la acción comunicativa puede resarcir las debilidades que hemos descubierto en la
teoría weberiana de la acción, pues no se empecina en la racionalidad con arreglo a fines como
único aspecto bajo el que las acciones pueden criticarse y corregirse 54.

La Acción Comunicativa extiende el análisis de la acción a toda la gama de acciones, abriendo


la posibilidad de aprehender los procesos de racionalización social en toda su amplitud.

La Figura Nº 4 es una representación gráfica que propone Habermas en la que se observa al


mundo de la vida como constitutivo del entendimiento como tal, en tanto que los otros mundos
son un sistema de referencia sobre el que el entendimiento es posible. La figura supone dos

52
Para una exposición sintética de la etnometodología véase Heritage, John. 1991.
Etnometodología. La Teoría Social Hoy. Alianza Editorial, México, pp. 290-350.
53
J. Habermas. Op. Cit., T.II., p. 178.
54
J. Habermas. Op. Cit., T.I., p. 426.
actores (A1 y A2) que emiten actos comunicativos (AC1 y AC2) respecto de diversos mundos.
La doble flecha indica las relaciones que mediante sus actos comunicativos los actores entablen
con el mundo
Mundo de la Vida
CULTURA

A1 LENGUAJE A2

MUNDO COMUNICAC MUNDO


SUBJETIVO IÓN SUBJETIVO
(A 1) (A 2)
AC1 AC2

MUNDO MUNDO
OBJETIVO SOCIAL
(A 1 + A 2))
MUNDO EXTERNO
Figura Nº 22

Cuadro sinóptico de la Acción Comunicativa (J. Habermas)

ACCIÓN TIPO DE ACTO DE MUNDO EN QUE PRETENSIÓ TIPO DE


ACCIÓN HABLA SE DEFINE N DE SABER
VALIDEZ
ACCIÓN NO NO LINGÜÍSTICA NO MUNDO EFICACIA TÉCNICAS
SOCIAL INSTRUMENTAL LINGÜÍSTICO OBJETIVO
ACCIÓN SOCIAL PERLOCUCIONES F(P) --- R MUNDO EFICACIA TÉCNICAS Y
TELEOLÓGICA OBJETIVO ESTRATEGIA
S
ACCIÓN ABIERTA DIRECTIVOS MUNDO EFICACIA TÉCNICAS Y
ESTRATÉGICA ENCUBIERTA: COMISIVOS OBJETIVO ESTRATEGIA
MANIPULACIÓN, ACCIÓN S
DISTORSIÓN
ACCIÓN SOCIAL ACTOS F(P)
COMUNICATIVA ILOCUCIONARIOS
CONVERSACIÓN ACCIÓN REPRESENTATI MUNDO VERDAD SABER
COMUNICATIVA VO OBJETIVO TEÓRICO:
REPRESENTACIÓ CIENCIA
N
ACCIÓN ACCIÓN EXPRESIVO MUNDO SINCERIDAD ARTE
DRAMATÚRGIC COMUNICATIVA SUBJETIVO
A
ACCIÓN ACCIÓN DECLARATIVO MUNDO SOCIAL RECTITUD SABER
REGULADA POR COMUNICATIVA ÉTICO Y
NORMAS JURÍDICO
Figura Nº 23
TERCERA PARTE: SEMIÓTICAS COMPLEJAS

VI. SEMIÓTICA DEL TEXTO

1 Lingüística del texto

Desde un punto de vista estrictamente lingüístico; la unidad de mayor complejidad es la frase.


Como afirma Barthes: “en la lingüística no podría, pues, darse un objeto superior a la frase,
porque más allá de la frase, nunca hay más que otras frases” 55. Sin embargo, basta examinar
cualquier texto –literario, político o periodístico - , para advertir de inmediato que el texto o
discurso no es sólo una adición de frases.

Los estudios textuales han dado origen a una verdadera revolución en el ámbito de las ciencias
del lenguaje56. En general, existen dos orientaciones básicas en los estudios de lingüística
textual: la llamada tendencia proporcional, y la llamada tendencia dinámica. Ambas corrientes
se distinguen, justamente, en el contexto de texto es una suma de frases con ciertas condiciones
específicas de coherencia. No hay diferencia radical entre frase y texto; por lo tanto, la
lingüística del texto es una ampliación a un nuevo nivel de la lingüística ya existente.

La segunda tendencia que hemos llamado dinámica, parte del supuesto que entre frase y texto
existe una discontinuidad radical; se trata de dos realidades cualitativamente distintas. El texto
es concebido como una unidad sui generis57 que no puede ser definido como un conjunto de
frases. En los hechos, el texto es: “… la unidad mínima de la comunicación58”. Nótese este
énfasis comunicacional en el texto; la unidad texto no pertenece a la lengua sino – en tanto valor
comunicativo – al lenguaje, de allí la importancia de los factores pragmáticos en el texto.

La noción de texto no se sitúa en el mismo plano que la de la frase ( o la proposición, el


sintagma, etc.); en este sentido, el texto debe distinguirse del parágrafo, unidad tipográfica de
varias frases. El texto puede coincidir con una frase o con un libro entero: se define por su

55
Barthes, Roland. 1982. Análisis estructural del relato. Premia Editora, México, p.9.
Usamos el término “revolución” en un sentido epistemológico, tal como lo propone Thomas
56

Kühn. 1979. La Estructura de las Revoluciones Científicas Fondo de Cultura Económica,


México.
57
Seguimos el excelente artículo de Enrique Bernández. 1981. La Lingüística del Texto: ¿una
revolución más en la Lingüística?, en Revista Española de Lingüística, Nº11/1, Madrid, pp.
175-178.
58
Ibid., p. 183. (citando a S.I. Gindin)
autonomía y por su clausura… constituye un sistema que no debe identificarse con el sistema
lingüístico… 59

La lingüística textual dinámica reconoce la singularidad de su objeto, en tanto unidad de


comunicación autónoma y cerrada. En otros términos, se puede afirmar que, el texto es un
sistema connotativo ya que se construye sobre un sistema de significación primero, el sistema
lengua.

Los antecedentes de la lingüística textual – que preferimos denominar ampliamente: semiótica


textual – son básicamente tres; la pragmática y la sociolingüística, en cuanto se han ocupado del
uso del lenguaje a través de actos de habla, la filosofía del lenguaje y la lógica en tanto se han
dedicado al problema del sentido y la coherencia, y por último, la llamada gramática de textos
que lleva adelante Teun Van Dijk60.

Según Van Dijk, todo texto puede ser dividido en dos niveles de complejidad; las
microestructuras lingüísticas (sintácticas, semánticas y pragmáticas) y, al mismo tiempo;
contiene macroestructuras (sintácticas, semánticas, pragmáticas).

El nivel sintáctico estructural es el ordenamiento peculiar que muestra un texto concreto; el


nivel semántico está dado por la isotopía o coherencia semántica del texto. Por último, el nivel
pragmático, concibe el texto como un macroacto de habla. Como afirma Van Dijk:

Un macroacto de habla es un acto de habla que resulta de la realización de una secuencia de


actos de habla linealmente conectados61.

La noción de macroacto de habla es particularmente interesante, pues, sitúa el texto – mensaje


en su dimensión comunicacional. Imaginemos una carta, una solicitud; encontraremos en ella
una serie de actos de habla conectados entre sí, pero la carta o solicitud funcionará como un
todo, definiendo de este modo un macroacto de habla. Un discurso posee funciones globales,
tanto semánticas como pragmáticas, que permiten comunicar un sentido global. Así, la solicitud
funcionará como un acto directivo que quiere que el oyente/lector haga una acción A. Como
señala nuestro autor:

Nótese que el macroacto de habla tiene varias funciones: conversacionales, interaccionales y


cognoscitivas. Primero, organiza y reduce los respectivos actos de habla individual del texto.
Segundo, hace posible que el hablante haga un plan global pragmático para su discurso que
determinará el tipo de acto de habla global que decida realizar. Independientemente de los
detalles locales de la conversación… Y tercero, el oyente comprende pronto, a través de las
actitudes preparatorias del hablante, cuál acto de habla global se está realizando… 62

Además, Van Dijk propone el nombre de superestructura para denominar la forma global del
discurso, que define las relaciones jerárquicas entre sus diferentes fragmentos. Esta estructura
esquemática global permitiría diferenciar diversos tipos de textos, según la forma que presentan.

Examinaremos ahora algunos elementos dignos de considerarse en el análisis de textos.

59
Oswald Ducrot y Tzvetan Todorov. 1974. Diccionario Enciclopédico de las Ciencias del
Lenguaje. Siglo XXI Editores, Madrid, p. 337.
60
Discutimos las tesis del autor aparecidas en los siguientes textos: Teun Van Dijk. 1980.
Texto y Contexto. Semántica y Pragmática del Discurso. Siglo XXI Editores, México. 1987.
Estructuras y funciones del discurso: Introducción a la Lingüística del Texto y a los Estudios
del Discurso. Siglo XXI Editores, México.
61
T. Van Dijk. 1987. Op. Cit., p. 72
62
Ibid., pp. 75-76.
2. La Proyección Semántica

Todo texto posee una doble estructura; así, existirá una microestructura semántica y una
macroestructura semántica. La primera estará construida por microproposiciones que se
relacionan unas con otras; pero que, finalmente, nos darán un todo: un tema.

El texto, más allá de las microestructuras que lo componen, se presenta como una unidad
comunicativa con una cierta alusividad, un aboutness. Según Van Dijk, la relación entre los dos
niveles semánticos del texto se produce por un fenómeno que se llama proyección semántica o
mapping. El mapping depende de ciertas macrorreglas. Como explica nuestro teórico:

…el vínculo entre microestructura y macroestructura debe ser una relación particular entre dos
secuencias de proposiciones, es decir, en términos técnicos, una proyección semántica
(mapping). Las reglas de la proyección semántica se llamarán de aquí en adelante,
macrorreglas63.

Las macrorreglas son aquellas operaciones o procedimientos que nos permiten derivar
el tema o asunto de un texto a partir de las secuencias proposicionales fundamentales:

 Supresión: Dada una secuencia de proposiciones, se suprimen de aquellas que no sean


presuposiciones de las proposiciones subsiguientes.

 Generalización: Dada una secuencia de proposiciones, se hace una proposición que


contenga un concepto derivado de los conceptos de la secuencia de proposiciones, de manera
que, la proposición construida sustituye a la secuencia original.

 Construcción: Dada una secuencia de proposiciones, se hace una proposición que


denote el mismo hecho denotado por la totalidad de la secuencia de proposiciones, y se
sustituye la secuencia original por la nueva proposición.

La primera macrorregla, alude al hecho de que el tema de un texto se deriva obviando los
detalles, suprimiendo todo aquello que no resulte textualmente pertinente. La segunda regla dice
relación con ciertos nombres o palabras que operan como superconjuntos o, si se quiere,
superconceptos; capaces de resumir una secuencia de proposiciones. La tercera macrorregla se
refiere a ciertas situaciones convencionales, en que el marco de conocimiento permite suprimir
los detalles de una acción. Por ejemplo, una acción como ir – al – supermercado, funciona como
un framework que no es necesario hacer explícito. Van Dijk propone el siguiente orden para la
aplicación de las macrorreglas: construcción – supresión – generalización.

Las macrorreglas semánticas permiten la transformación de la información, evidenciando de


este modo una o varias macroposiciones que dan cuenta del tema o asunto del texto.

3. La correferencia

Entre los muchos mecanismos lingüísticos que sirven para mantener una coherencia interna del
texto, destaca la presencia de ciertos elementos que permanecen fijos, permitiendo una
continuidad en el texto. Dichos elementos fijos refieren una misma realidad, constituyendo un
eje temático textual. Ahora bien, la recurrencia de ciertos referentes no implica necesariamente
la repetición de las mismas unidades léxicas, por el contrario se dan variaciones expresivas que
designan el mismo referente. La correferencia es, precisamente, la continua referencia a un
objeto desde todas las posibilidades expresivas.
Examinaremos a continuación los mecanismos de correferencia de uso más frecuente,
especialmente en el lenguaje periodístico. El mecanismo de correferencia se da en un nivel

63
Ibid., p. 46.
textual; en este sentido, se trata de una hipersintaxis o sintaxis textual que se puede observar en
el uso que se hace de la lengua.

Antes de iniciar cualquier análisis de correferencia es imprescindible distinguir dos tipos de


unidades funcionales en un texto: los actores y los procesos64. Se llama actor o participante a las
unidades funcionales que representan personas, cosas o lugares y que intervienen en los
procesos. Se llama proceso a las unidades funcionales que remiten a una acción, hecho,
fenómeno o acontecimiento.

En un texto podemos establecer una red correferencial de los actores y otra de los procesos;
distinguiendo de este modo los ejes temáticos sobre los que está estructurado el texto. Para esto,
resulta indispensable segmentar el texto en unidades de sentido o enunciados que pueden
coincidir con un párrafo o bien, seguir otro orden. En cada enunciado, separamos actores y
procesos, los que disponemos en columnas para ponerlos en correlación con otros enunciados.
Es bastante corriente que el primer enunciado establezca ya los ejes temáticos fundamentales
que serán desarrollados ulteriormente.

Los mecanismos más corrientes para la correferencia son los siguientes:

a) Sustitución pronominal (SP): este es el mecanismo más sencillo y propiamente


lingüístico para resolver el problema de la identidad referencial. De hecho se usa también a
nivel oracional. Se sustituye el lexema que designa un referente por un pronombre pertinente.
Así, Juan será él; María será ella, etc.
b) Repetición léxica total (RLT): consiste en utilizar el mismo significante en cada
ocasión para referirse a un referente dado. Este recurso demuestra una pobreza estilística, por
ende no es aconsejable al momento de redactar.
c) Repetición léxica parcial (RLP): estamos ante una RLP cuando se denomina algo
mediante varios elementos léxicos y luego se utiliza uno de ellos para la correferencia. Por
ejemplo: se inicia el discurso con Una manifestación de estudiantes… y luego se repite: la
manifestación…
d) La cuasi-sinonimia (CS): la sinonimia perfecta no existe, por eso, es más concreto
hablar de cuasi-sinonimia. Este recurso se basa en la utilización de términos que posean una
clara identidad sémica; el mismo significado en la lengua. Esto nunca es absoluto; sin embargo,
se evita la repetición formal y se mantiene una equivalencia semántica relativa. Por ejemplo, si
nos referimos al Papa, podemos volver a designarlo como el Pontífice. Este mecanismo
evidencia una mayor riqueza léxica y tiende a aumentar la calidad del estilo.
e) La paráfrasis o sinonimia construccional (P): esta modalidad de correferencia se
basa también en la identidad sémica. Se vuelve sobre el primer término utilizado para ampliar el
contenido sémico en una especie de explicación o definición implícita de la realidad referida.
De manera que al Papa lo podemos definir como el Jefe de la Iglesia Católica.
f) La nominación descriptiva (ND): este mecanismo representa el más alto grado de
libertad de que dispone un autor. Se utiliza la ND cuando destacamos ciertos atributos o
cualidades inherentes al objeto referido. El objeto será identificado por un lector en la medida
que comparta un marco de conocimiento del mundo con el autor. Por ejemplo, podemos
denominar a Neruda como el poeta de Isla Negra. Sin lugar a dudas, la ND es la que ofrece las
mayores posibilidades expresivas y estilísticas; por eso, su uso en el lenguaje periodístico es
muy frecuente.

4. La lectura: texto y lector

Según el modelo de Jackobson, uno de los factores claves para hacer posible la comunicación
entre un emisor y un receptor es un código compartido, aunque sea parcialmente. Aquí debemos

64
Véase a M.A. Halliday. 1975. Estructura y función del lenguaje. Nuevos horizontes de la
Lingüística. Alianza Editorial, pp. 145-173.
introducir una nueva distinción, pues un receptor (pensemos en un lector) no sólo decodifica el
texto lingüísticamente sino que además es capaz de otorgarle un sentido más amplio. Para que
ello sea posible, se requiere de dos factores: por una parte, indiscutiblemente, un lector debe
poseer el diccionario de la lengua; esto es, la competencia lingüística: hablar el idioma. Por otra
parte, no obstante, se requiere de una enciclopedia, una competencia social y cultural que
excede lo meramente lingüístico. Así, vamos descubriendo que lo que genéricamente se llama
código, es algo más complejo y, lo correcto sería hablar de códigos y subcódigos 65.

Leer o actualizar un texto es hacerse cargo de su superficie lexemática y, eventualmente,


enunciar una interpretación. Leer no es sólo decodificar en un nivel lingüístico, sino otorgarle
un sentido al texto, es decir: construir una coherencia textual, una isotopía. En términos
estrictos, un texto es un artificio sintáctico – semántico – pragmático 66. La interpretación del
texto es parte de su proyecto generativo, está prevista por el autor. Frente a un texto, un lector
utiliza su diccionario, las reglas de correferencia, los subcódigos estilísticos, retóricos a
ideológicos, además de su enciclopedia, su conocimiento del mundo y la sociedad. Notemos
que un texto presenta dos planos interpretativos: por un lado está lo que se dice, el tema o Topic
textual; pero, por otro lado está lo que se quiere decir, el sentido que le otorgamos al texto: la
isotopía. El Topic se reconoce, la isotopía se construye. Cuando Albert Camus nos relata en su
novela La peste la historia de un pueblo argelino que es azotado por la peste bubónica; hace, en
realidad, una referencia clara a los horribles padecimientos de los pueblos de Europa durante la
segunda Guerra Mundial. El Topic de la novela de Camus es uno, las interpretaciones muchas;
aunque no infinitas. Frente a un texto, existe la llamada lectura descriptiva o intrínseca que da
cuenta del tema o Topic; y la llamada lectura productiva o extrínseca. Una lectura descriptiva
puede ser objeto de varias lecturas productivas; este es el carácter recursivo de la lectura:

Le Parcours ainsi représenté a un caractère récursif ; i) l’interprétation intrinsèque peut faire


l’objet de plusieurs interprétations extrinsèques ; ii) de même pour l’interprétation extrinsèque,
qui peut être réinterprétée à son tour…67

Existen textos que se proponen pluri-isotópicos, es decir, textos que pueden ser leídos e
interpretados de diversas maneras; se habla en esos casos de obras abiertas o textos plurales.
Este tipo de textos es corriente en literatura, no así en ciencias y en periodismo, donde se tiende
más bien a la univocidad textual.

Leer es enfrentar un texto sin la posibilidad de corregir nuestra percepción del texto; no es
posible preguntar al autor qué significa tal o cuál cosa. Esta es la gran diferencia que existe
entre la interacción diádica face-to-face y la lectura.

Según Wolfgang Iser, uno de los mas célebres estudiosos contemporáneos de la fenomenología
de la lectura; ésta poseería un carácter virtual. Esto quiere decir que la lectura no se puede
reducir a la realidad del texto, pero tampoco es posible reducirla a la subjetividad del lector. La
lectura nace de la interacción texto-lector.

El texto regula la actividad del lector; lo estimula, lo guía. Esto es posible porque el texto
presentaría ciertos gaps (vacíos) que el lector iría llenando con sus propias proyecciones
ideacionales. De este modo, los gaps funcionarían como verdaderos pivotes o ejes que regulan
la relación texto-lector. Como afirma Iser:

65
Véase Umberto Eco. 1981. Lector in Fábula. Editorial Lumen, Barcelona
66
Ibid., p. 96
67
François Rastier. 1987. Sémantique Interprétative. Puf, Paris, p. 232.
Whenever the reader bridges the gaps, communication begins. The gaps function as a kind of
pivot on which the whole text- reader relationship revolves. Hence, the structured blanks of the
text stimulate the process of ideation to be performed by the reader on terms set by the text 68.

Por último, debe tenerse presente que toda lectura es históricamente condicionada, de modo que
leer El Quijote hoy, no tiene el mismo sentido que tenía en otros siglos; y sin duda, no será el
mismo en el futuro. Cada época determina los límites de la lectura que podemos hacer de un
texto. Esto es lo que, de algún modo, propone Borges en su cuento: Pierre Menard, autor del
Quijote. Las obras permanecen verbalmente idénticas a sí mismas, pero el tiempo histórico
determina la lectura productiva que podemos hacer de ellas.

68
Wolfgang Iser. 1980. Interaction between Text and Reader, in The Reader in the Text. By
Suleiman Princeton University Press, pp. 106-119 y pp. 111-112.
VII CONDUCTAS NO VERBALES (CNV)

1 Cinésica y Proxémica

La semiótica, en tanto ciencia de los signos, se ocupa de todo cuanto pueda ser tenido por signo.
Esto es, la semiótica estudia todo cuanto posea una significación para una comunidad. El
lenguaje natural, las palabras, con toda la importancia que tiene, no agota, en absoluto, las
posibilidades de significación humanas. Por ello, algunos filósofos han hablado del hombre
como un animal simbólico69. Pensemos, tan sólo en fenómenos tan diversos como los síntomas
médicos, los sistemas musicales, los lenguajes formalizados de la lógica o el álgebra. En fin,
pensemos en todo tipo de símbolos políticos y religiosos.
Desde el punto de vista de una teoría de la comunicación, nos interesa destacar un código
auxiliar humano como es la gestualidad y las relaciones espaciales entre los interlocutores.
Existen dos ramas de la semiótica que se ocupan, precisamente de estas cuestiones. En primer
lugar, la cinésica, que estudia las actitudes (la gestualidad) y el movimiento como fenómeno de
comunicación. En segundo lugar, la proxémica, que estudia el espacio y la distancia como
hechos comunicativos. En general, hablaremos de todo tipo de comportamiento simbólico como
de conductas no verbales (CNV).
La importancia del estudio de este tipo de comportamientos, es que muchas veces aparece
asociado al lenguaje verbal, al que puede contradecir e incluso anular. La conducta no verbal,
posee también una importancia indiscutible como lenguaje sustitutivo, como es el caso de los
sordomudos.
En el marco de esta sucinta aproximación a las CNV, seguiremos muy de cerca los estudios de
Ekman & Friesen70, quienes han definido una CNV como: “cualquier manifestación de la
conducta no verbal de una persona, esto es, todo movimiento o posición del rostro y/o del
cuerpo”71.

2. Criterios para una tipología

Ekman & Friesen proponen tres criterios básicos para elaborar una taxonomía de las CNV.
a) Uso
Al enfrentarnos a las CNV surgen de inmediato una serie de interrogantes respecto a las
circunstancias en que se usa tal o cual gesto. Si acaso tiene alguna relación con el habla, etc. A
este conjunto de factores los llamamos uso o circunstancias de emisión. Entre estas
circunstancias, nuestros autores consideran:

 Las condiciones externas: circunstancia concreta donde ocurre la CNV; oficina, hogar,
individual o en grupo; en calma o en estados de ira, etc.
 La relación con el habla: la CNV puede ser independiente del habla o bien, estar
relacionada con el aspecto verbal.
 La conciencia de la CNV: un individuo puede saber lo que está haciendo o bien, puede
hacerlo de modo inconsciente.
 La intencionalidad de la CNV: un sujeto puede hacer un uso deliberado o no de algún
gesto. Este factor también resulta interesante para distinguir los tipos de CNV.
 La retroalimentación externa: la CNV puede tener un feedback (retroalimentación) de
parte del interlocutor. Es decir, se fina en la CNV y responde a ella, o bien, puede ser
indiferente. En otras palabras, una CNV puede tener un feedback positivo o negativo.
69
Nos referimos en particular a Ernst Cassirer, quien califica al hombre como un animal
simbólico, en su texto clásico Filosofía de las Formas Simbólicas, Fondo de cultura
Económica, México, 1965.
70
Ekman, Paul & W.V. Friesen. 1969. Origen, Uso y Codificación: Bases para cinco categorías
de conducta no verbal, en Lenguaje y Comunicación Social. E. Verón, Ediciones Nueva Visión,
Buenos Aires, pp. 51-105.
71
Ibid, p. 51.
 El tipo de información: como una simplificación al máximo, podemos afirmar que la
CNV transmite información cognitiva-fáctica o bien, emocional. Una tercera posibilidad es que
la CNV no transmita ningún tipo de información.

b) Origen

Podemos diferenciar las diversas clases de conductas no verbales según su origen. Es decir,
según el modo como ellas llegaron a ser parte del repertorio de un individuo. Básicamente,
nuestros teóricos distinguen tres orígenes posibles:
 La CNV puede estar inscrita en el patrimonio genético de la especie humana. Un
reflejo, por ejemplo, corresponde a un patrón neurológico heredado.
 La CNV puede pertenecer a la experiencia común de la especie. En este caso, nos
encontramos con conductas universales que, no obstante, no son heredadas. Por ejemplo, la
utilización de las manos para llevarse la comida a la boca.
 La CNV puede ser, finalmente, adquirida a través del aprendizaje. Muchos
comportamientos no verbales son, en efecto, aprendido en el proceso de socialización del sujeto.
Pensemos en los gestos que los niños imitan de sus mayores.

c) Codificación

La mayoría de las conductas no verbales presenta una codificación analógica. Esto es, la mayor
parte de estos comportamientos guardan una relación motivada entre el plano de la expresión y
el plano del contenido.
Debemos tener presente que en una CNV, la relación entre el significante y el significado se
basa en una analogía de tipo visual. A este proceso de simbolización lo llamaremos, entonces,
una codificación icónica. Así, distinguimos claramente la CNV de otras formas de codificación
no analógicas (digitales o arbitrarias), y de lenguajes analógicos no visuales. Ahora bien, la
codificación icónica puede tomar muchas formas, según sea el modo como el significante
refleje el contenido al que quiere hacerse análogo. De este modo, Ekman & Friesen hablan de:

 Codificación pictórica: en este caso el movimiento og esto quiere parecerse a lo que


representa tranzando un cuadro del hecho u objeto.
 Codificación kinética: lo que se reproduce aquí es una acción determinada o parte de
ella, por ejemplo, un puñetazo en una pelea.
 Codificación espacial: el movimiento reproduce una relación espacial. Por ejemplo, de
distancia.
 Codificación rítmica: traza el curso de una idea (ideógrafo) o bien subraya la
importancia de una palabra o frase (batutas). Notemos en este caso, el gesto carece de
significación propiamente tal.
 Codificación de señalamiento: aquí, el gesto indica algo. La CNV se convierte en un
deíctico, como por ejemplo, apuntar algo con el dedo.
 Codificación corporal: la CNV también puede destacar un órgano corporal que es
connotado socialmente. Por ejemplo, sacar la lengua en señal de burla. Se utiliza mucho en
expresiones procaces de claras connotaciones sexuales.

A partir de las categorías de uso, codificación y origen, Ekman & Friesen proponen cinco tipos
de conductas no verbales. Examinaremos brevemente una de ellas y los posibles subtipos en
cada caso.

Es preciso hacer indicar una advertencia; muchas de las conductas no verbales son propias de
una comunidad particular. De manera que no es sencillo hacer extensivo los ejemplos
estadounidenses o europeos al resto del mundo, o al caso latinoamericano.
3. Tipología de las conductas no verbales

En general, el comportamiento facial y corporal no se presenta como un fenómeno unificado y


global. Por el contrario, Ekman & Friesen, basados en estudios preliminares de Efron & Mahl 72,
van a distinguir usos, codificaciones y orígenes diversos. He aquí la caracterización de este
fenómeno complejo, tal como lo proponen nuestros teóricos:

3.1 Emblemas

Se entiende por emblema, toda CNV que posea una traducción verbal directa y que, al mismo
tiempo, sea independiente absolutamente del habla como tal. Pensemos en el lenguaje
dactilológico de los sordomudos. Muchos gestos reemplazan palabras del alfabeto, o bien
representan una palabra o concepto. Los mismo, en los juegos mímicos de adivinanzas y los
gestos del apuntador teatral, existe una clara codificación emblemática que, de hecho, sustituye
al habla. Se utilizan emblemas cuando la comunicación verbal está impedida por alguna razón.
Los gestos emblemáticos poseen un significado muy específico y, en este sentido, son fáciles de
comprender en el contexto de una cultura. Por ejemplo, los gestos de los concurrentes a la Bolsa
de Comercio de Nueva York.

Este tipo de CNV supone una clara conciencia de su uso y la utilización deliberada del
emblema. Hay por tanto, intención comunicativa. La retroalimentación (feedback), es un hecho
normal en la utilización de emblemas. Tanto así, que el receptor decodifica y responde. Como
lenguaje sustitutivo, los emblemas pueden transmitir información cognitiva y emocional.

Existen emblemas codificados arbitrariamente, como es el caso de algunas letras de los


sordomudos que no se parecen a la letra del alfabeto que quieren sustituir. No obstante, un gran
número de emblemas están codificados icónicamente. Entre los icónicos, se dan con gran
frecuencia tres subtipos: codificación pictórica (por ejemplo, trazar el cuerpo femenino como
muestra de atracción), codificación kinética (blandir el puño en señal de amenaza), codificación
corporal (como es el caso de exhibir el dedo mayor de la mano, erecto, a modo de insulto).

Los emblemas se aprenden paralelamente con el lenguaje verbal y son, como el habla,
específicos de una cultura.

3.2 Ilustradores

Este tipo de CNV se diferencia netamente de los emblemas en que se trata de movimientos que
dependen del habla. En efecto, se trata de lo que llamamos la mímica al hablar. Se utilizan para
subrayar o ilustrar aquello que se verbaliza. No obstante, esta diferencia de fondo, los
ilustradores comparten con los emblemas el nivel de conciencia del usuario, la intencionalidad
de éste y el grado de feedback que recibe de parte del interlocutor. Los ilustradores son
aprendidos socialmente por medio de la imitación cuando el niño se identifica con la figura
parental.

En general, este tipo de CNV está icónicamente codificada, aunque se dan un par de
excepciones que explicamos más adelante. Los ilustradores varían de una cultura a otra; pero, se
pueden establecer los siguientes subtipos:

 Batutas: son los movimientos que acentúan o enfatizan una palabra o frase particular.
 Ideográfico: son los movimientos que indican la dirección del pensamiento.
 Deícticos: son movimientos que señalan o indican un objeto presente en el contexto.
 Espaciales: son movimientos que ilustran una relación espacial o de distancia.
72
Nuestros autores se basan en los estudios de: Efron, D. 1941. Gesture & Enviroment. Kings’s Crown,
New York. Mahl, G.F. 1967. Gesture and Body Mouvements in Interviews. Trabajo presentado en la III
Conferencia sobre Investigación en Sicoterapia, Chicago.
 Kinetógrafos: son los movimientos que señalan una acción corporal.
 Pictógrafos: son los movimientos que ilustran algo mediante un dibujo de aquello a lo
que se refieren.

Nótese que tanto las batutas como los ideógrafos no están icónicamente codificados, pues ni
siquiera transmiten información. En estos dos casos, se tata de movimientos que cumplen una
función lógico-discursiva, marcando el curso del habla y del pensamiento.

Otro aspecto que es digno de mención, se refiere al hecho de que entre el lenguaje oral y el
lenguaje escrito, se da justamente la diferencia entre el uso de mímica en la oralidad y otros
recursos propios del lenguaje escrito.

LENGUA ORAL LENGUA ESCRITA


Lenguaje directo Lenguaje sustitutivo
Signos auditivos Signos visuales
Se adquiere (naturalmente) Se aprende (artificialmente)
Forma viva (evolución) Forma conservadora (fijación)
Más libre e individual Más normativa y socializada
Depende de la situación Independiente de la situación
Se acompaña de mímica (CNV) No se nutre de elementos expresivos
ajenos73

Figura Nº 24

La escritura pretende calcar todas las posibilidades expresivas del lenguaje oral. De este modo,
la serie lingüística oral-auditiva, es reproducida como una serie visual lingüística (SVL). La
acentuación y el tono de voz, es calcado en la escritura mediante signos de exclamación u otros,
además de recursos tipográficos. Esto es, mediante la serie visual paralingüística (SVPL). Por
último, lo no-lingüístico (la CNV) es reproducido a nivel de escritura mediante dibujos,
esquemas, etc. Esto se llama serie visual no lingüística (SVNL).

Notemos que mientras los signos auditivos se dan en el tiempo, los signos visuales se dan en el
espacio. Esto no quiere decir que estemos ante dos sistemas distintos. Tanto la escritura como el
lenguaje oral obedecen al mismo sistema lengua. Son dos formas de la lengua, una tendente al
cambio, la otra a la petrificación.

En la actualidad, los escritores tienden, en general, a aproximar el lenguaje escrito a la oralidad.

3.3 Las manifestaciones de afecto

Este tipo de CNV se refiere, fundamentalmente, a los componentes faciales. Estos


comportamientos están, en gran medida, programados neurológicamente y son constantes
genéticas de la especie. Existen ciertos rasgos típicos que permiten expresar la afectividad. Se
destacan, las cejas, las arrugas de la frente, la posición de los párpados, las arrugas alrededor de
los ojos y la nariz, y las posiciones de la boca y labios. A partir de estos rasgos principales,
expresamos siente estados afectivos primarios:

Felicidad Sorpresa Tristeza Temor


Rabia Asco Interés Desprecio

Las manifestaciones de afecto son panculturales, es decir, universales. Sin embargo, las reglas
que regulan su uso y el estímulo que provoca tal o cual estado afectivo depende de cada cultura.

73
Utilizamos la tabla comparativa propuesta por Barinaga A. y J.L. García. 1977. Hacia la
Comunicación 1. Alhambra, Madrid, p. 53.
Las manifestaciones afectivas pueden ser conscientes y recibir una retroalimentación positiva.
Pero, en principio, no poseen una intención comunicativa. Este tipo de CNV es el que recibe la
mayor atención de parte de los interlocutores, ya que de ella se deduce el nivel de sinceridad y
espontaneidad de la comunicación. El ethos o contexto anímico en que se da una interacción.

En nuestra cultura, las manifestaciones afectivas están claramente establecidas según la


situación –bodas, funerales ,etc-. También se da una clara distinción génita, social y etaria.
Frases tan comunes como los hombres no lloran..., dan cuenta de este determinismo cultural.

Es interesante y hacer notar que las manifestaciones afectivas estarían codificadas icónicamente,
relacionando una actividad funcional con una emoción particular. Es el caso del gesto de asco
frente al vómito.

3.4 Reguladores

Este tipo de CNV no transmite ningún tipo de información. Se trata más bien de
comportamientos que sirven de auxiliares fáticos. En efecto, los reguladores controlan el flujo
conversacional. Es decir, la ida y vuelta en la interacción. En este sentido, se puede afirmar que
los reguladores dependen del habla a nivel del contacto. Mediante el uso de estas conductas no
verbales le indicamos a un hablante que aclare, repita o interrumpa su discurso. También se
utilizan reguladores para señalar que estamos escuchando o que solicitamos la oportunidad de
hablar.

En general, los reguladores no se usan de un modo consciente. Este tipo de conductas se


aprenden, pero llegan a ser automáticas. Cada cultura posee sus propios reguladores y esto
explica una serie de equívocos entre miembros de distintos grupos. Hasta ahora, no está del todo
claro el tipo de codificación de los reguladores. Los hay icónicos y arbitrarios. La función de
este tipo de CNV se hace evidente cuando intentamos inhibir su uso. En tal caso, el interlocutor
se siente perturbado y, en la mayoría de los casos, la comunicación se interrumpe.

Los reguladores se presentan en tres niveles:

 Puntos: son movimientos de cabeza, cuello y/u ojos para señalar el fin de una
unidad de sentido (varias oraciones). Los puntos sirven para establecer contacto a través de la
mirada, para asentir moviendo la cabeza como si dijésemos ajá; para indicar atención con un
leve movimiento del cuerpo hacia delante o, para indicar admiración o sorpresa levantando las
cejas.
 Posición: corresponde aun conjunto de puntos y representa una unidad superior o
punto de vista que se asume en una interacción
 Presentación: es la totalidad de las posiciones en un interacción y que –
considerando además la distancia- define la naturaleza de la interacción (conversación, cortejo,
etc).

3.5 Adaptadores y autoadaptadores

Se entiende por adaptadores aquellas conductas no verbales aprendidas durante la primera


infancia como parte de los esfuerzos adaptativos del sujeto a diversas necesidades. Básicamente,
se distinguen tres tipos de adaptadores según el tipo de necesidades que satisfacen. Los
autoadaptadores, o conductas relacionadas con las necesidades corporales. Los adaptadores
interpersonales, que están relacionados evidentemente, con los comportamientos para establecer
contactos. Por último, se habla de adaptadores objetales, que son los movimientos que se
aprenden a partir de actividades instrumentales.

En general, los adaptadores se usan de manera inconsciente y no tienen ninguna intención


comunicativa. Aunque pueden ser una valiosa fuente de indicios para la sicología y la siquiatría.
Los adaptadores no reciben mucha atención de parte de los interlocutores. En los hechos, es de
pésima educación comentar los tics o mañas de otra persona. Se cree que los adaptadores son
fragmentos de conductas que tuvieron un propósito claro en el desarrollo temprano del
individuo.

 Los autoadaptadores: son gestos profundamente idiosincráticos. Es decir, propios y


particulares de un individuo. Poseen, desde luego, un rico significado sicológico. No son
dependientes del habla y se relacionan con actividades del cuerpo: higiene, autoerotismo y
funciones fisiológicas elementales (digestión, excreción, etc). Un ejemplo es el acto de frotarse
los ángulos de los ojos, fragmento de la actividad de limpiar las lágrimas.
 Los adaptadores interpersonales: gestos que se originan en los contactos
prototípicos. Movimientos tales como, dar algo, recibir algo, atacar, protegerse, huir o
establecer intimidad. Son todos aprendidos como adaptadores interpersonales. Este tipo de
adaptadores se confunden con los reguladores.
 Los adaptadores objetales: son los movimientos que se aprenden durante la
ejecución de una tarea instrumental. Este tipo de adaptadores se aprenden más bien de modo
tardío en la vida del individuo. Por ejemplo, movimientos que evocan el fumar, el conducir un
automóvil o, la utilización de una herramienta determinada.

Los tres tipos de adaptadores están icónicamente codificados. El fragmento de conducta


que se observa se parece a la conducta adaptativa que originó el adaptador. En este sentido, los
adaptadores responden a una codificación de tipo kinético. Así, cuando alguien pasa su mano
por la nariz, sin razón aparente, está repitiendo un autoadaptador de higiene.

Según hemos visto, las conductas no verbales son parte de las posibilidades de
comunicación humana. En el mundo de hoy, la CNV merece especial atención para la sicología,
la siquiatría, la pedagogía, el teatro, la televisión. Es posible mejorar las posibilidades de
comunicación con un manejo adecuado de las conductas no verbales. Esto es, particularmente
interesante para los profesionales de las relaciones públicas y la docencia, como para todos los
que se ocupan de la comunicación.

Tipo Emblemas Ilustradores Reguladores Manifestació Adaptadores


n de Afecto del Yo
CRITERIO
Lenguaje Lenguaje de Auxiliares Dependen de Gestos
USO sustitutivo apoyo a lo fáticos de lo cultura, clase, individuales:
oral: mímica oral género... tics nerviosos
Traducción Dependen del Regulan el Pueden No dependen
Relación con verbal directa. habla. No fujo repetir, del habla
el habla Independiente poseen conversacionalaumentar,
traducción. . Función de negar lo
Mute (mudo) contacto verbal. Ethos
de interacción
Uso Uso No se usan de Se producen Se producen
Conciencia plenamente consciente modo sin consciencia sin consciencia
consciente aunque se consciente
tiende a lo
automático
Hay intención Hay Hábitos No poseen No poseen
Intencionalid comunicativa intención sobreaprendid intención intención
ad comunicativa os comunicativa comunicativa
involuntarios
Reclama Reclama Sensibilidad Mucha Nulo o escasa
Feedback atención e atención y en la atención del atención del
interpela pone énfasis interacción receptor interlocutor
aunque escaso
comentario
Transmite Apoya la No transmite Información No transmite
Tipo de información transmisión de información emocional información
información cognitiva y información
emocional cognitiva y
emocional
ORIGEN
Comportamie
Herencia ntos
heredados.
Panculturales
Experiencia
Se trata de un Se trata de un Conductas No hay Gestos
Aprendizaje lenguaje lenguaje aprendidas y claridad. La adaptativos
aprendido en aprendido en automatizadas mayoría se infantiles,
el seno de una el seno de una suponen idiosincrásicos
cultura cultura arbitrarios
CÓDIGO
Pictórica, Batutas, Interacción: Se suponen
Analógica kinética, ideógrafos, puntos, fragmentos de
Icónica espacial, pictórica, posición, conductas
deíctica, kinética, presentación autoeróticas o
corporal espacial, de higiene
deíctica,
corporal
Digital Signos
arbitrarios

Figura Nº 25

VIII COMUNICACION Y ADMINISTRACIÓN

Uno de los intentos más plausibles para abordar, en términos comunicacionales, los problemas
teóricos que plantea la administración y la empresa ha sido el trabajo de Fernando Flores. En lo
que sigue, organizaremos nuestra exposición como un comentario y una síntesis sobre los
diversos tópicos que propone nuestro autor en su libro Inventando la empresa del siglo XXI.74

Los fundamentos que reconoce Flores son básicamente tres, a saber: primero, la
filosofía del lenguaje de Oxford, muy especialmente los aportes de John Austin y los desarrollos
ulteriores de John Searle sobre actos de habla; segundo, la teoría de la acción comunicativa de
Jurgen Habermas y, tercero, la hermenéutica de Martín Heidegger.

En el planteamiento de Flores, los términos “administrar” y “comunicar” se hacen


equivalentes en lapráctica; así, pues, todo su esfuerzo se va a orientar a construir un enfoque

74
Flores Fernando. Inventando la empresa del siglo XXI. Santiago. Hachette. 1989
unificado de ambas realidades. La teoría de Fernando Flores parte de cinco supuestos
fundamentales :

a. Las unidades básicas en la comunicación son el lenguaje y los


compromisos.

b. Las estructuras generales de interacción cooperativa las llamaremos


Conversaciones para la acción.

c. El proceso de conversación se produce contra un trasfondo de


suposiciones y prácticas que podemos llamar trasfondo del escuchar y
de la relevancia.

d. Es posible ver las organizaciones como redes de conversaciones


elementales que articulan una red de compromisos.

e. La administración y la comunicación no se pueden diferenciar en la


articulación real de esta red.75

Uno d los puntos centrales en las tesis de Flores es su crítica al uso restringido que se le
ha dado al término comunicación en el dominio de la administración. En efecto, éste ha sido
entendido, la mayoría de las veces, como una mera transferencia de información de una fuente a
un receptor. En estos modelos se ha dejado fuera el hecho capital de que el uso del lenguaje
entraña un compromiso, como señala Searle, y además de ha dejado fuera el papel fundamental
que le cabe a la interpretación en en todo proceso comunicativo. Por ello, Flores propone una
nueva visión del problema: “La comunicación no es un mero proceso de transmitir ideas o
símbolos...El acto de la comunicación es el proceso de acoplamiento de los actos
ilocucionarios, producidos como un evento del escuchar o de la interpretación. La esencia de la
comunicación descansa en la unión de la intencionalidad”76

Como ya hemos visto, para Searle hablar es comprometerse lingüísticamente con el


contenido proposicional expresado. Este compromiso está dado por la naturaleza misma del acto
de habla. De modo que toda interacción comunicativa es un acoplamiento de actos
ilocucionarios en los cuales están implícitas las intencionalidades de cada interactuante,
recordemos el concepto de ilocutionary point que propone John Searle.

Otro aspecto importante que introduce Flores es el de escuchar, que se distingue del
mero oír. El oír se asimila a la actividad propiamente fisiológica de la percepción del sonido,
mientras que el escuchar es una clase de entendimiento que está asociado a un cierto estado de
ánimo. El escuchar es es un tipo de entendimiento en el sentido de que representa la habilidad
para anticipar lo que es posible hacer: es la competencia para evaluar las posibles rutinas o
cursos de acción ante un quiebre. Este entendimiento está asociado a un estado de ánimo: “ Los
estados de ánimo son un fenómeno fundamental junto con el entendimiento; un cierto
sintonizarse con nuestra situación que nos abre ciertas posibilidades y simultáneamente nos
cierra otras. Es este sintinizarse en el sentido de una disposición para estar abierto a ciertas
posibilidades, lo que denominamos estado de ánimo”.77

No debemos olvidar que Habermas sostiene que el entendimiento y el habla son dos
conceptos indisociables: “El entendimiento es inmanente como telos al lenguaje humano...Los

75
Flores Op. Cit. P.14
76
Flores Op Cit p.69
77
Ibid. P.- 33
conceptos de hablar y entenderse se interpretan el uno al otro” 78 Flores va a organizar su teoría
en torno a la noción de conversación como unidad mínima de interacción social orientada hacia
la ejecución con éxito de acciones, aquello que Habermas llama acción orientada al éxito o
acción estratégica.

Cuando Flores habla de acción entiende este concepto como “...algo profundamente
lingüístico”79, así la acción de la situación comunicativa, es algo que sucede al hablar. Pues
bien, un curso de acción puede verse interrumpido y,en tal caso, hablaremos de quiebre: “Al
emplear aquí el término quiebre no es nuestra intención darle un tono de trastorno a catástrofe.
Un quiebre significa cualquier interrupción en el flujo suave y no examinado de la acción” 80

Un quiebre nos obliga a reparar sobre el trasfondo de obviedades en el que se desarrolla


la acción. Un quiebre nos obliga a tematizar sobre todo aquello que permanecía implícito. Así,
en lo que respecta a los equipos, Flores distingue tres tipos de quiebres: los aparecen por
deterioro de los instrumentos; los que aparecen por carencia y, por último, aquellos que
aparecen como un impedimento para relacionarnos con éxito con las cosas. Haciendo extensivo
estas consideraciones al mundo social, Flores va a distinguir cuatro fuentes de quiebres
sociolingüísticos, a saber:

- Inteligibilidad No entiendo
- Verdad Entiendo, mas discrepo
- Sinceridad Entiendo, no discrepo, mas no le creo
- Legitimidad Entiendo, no discrepo, le creo, mas no se lo
permito.

El nivel más elemental en que puede cuestionarse una expresión (mensaje) en su


pretensión de validez, es la inteligibilidad misma de la expresión. No hay, en este caso, una
comprensión de aquello que se expresa. Por ejemplo, cuando se nos dice algo en un idioma que
desconocemos. El segundo nivel, se refiere a la verdad del contenido proposicional, en este caso
no se acepta la proposición como verdadera y se exige una evidencia o prueba. El tercer caso, es
cuando la sinceridad es puesta a prueba, es decir, más allá de los contenidos expresados lo que
se pone en duda es el propósito del hablante, su credibilidad misma, hay una desconfianza
radical hacia el hablante. Por último, está el quiebre sociolingüístico de legitimidad, éste
aparece cuando ponemos en tela de juicio el derecho que le asiste a otro para expresar
determinado acto ilocucionario. Es claro que la legitimidad sólo puede ser cuestionada respecto
de un marco de normas, valores o autoridades reconocidas.

Fernando Flores afirma que: “Los quiebres son las fuentes de peticiones ocasionadas en
la esperanza de conseguir la acción cooperadora de otros” 81 Esto es lo que nuestro autor llama
conversación activa. El esquema fundamental supone que ante un quiebre Q, un hablante emite
un acto directivo D con el objeto de que un oyente realice una determinada acción A; éste, a su
vez, responde con una acto comisivo mediante el cual se compromnete a realizar la acción A. El
oyente, desde luego, bien puede aceptar o declinar ante la acción solicitada, de hecho, puede
postergar su respuesta o guardar silencio como una forma sutil de negarse.

Para enfrentar los quiebres recurrentes, Flores sostiene que es necesario anticipar
dichos quiebres a través de un determinado diseño: “Proponemos usar el término diseño para

78
Habermas, J. Teoría de la acción comunicativa. B. Aires. Taurus. 1989. Tomo I: p.369
79
Flores. Op. Cit p. 41
80
Ibid p. 75
81
Ibid p. 35
denominar todas las prácticas cuyo propósito es anticipar los quiebres” 82En el diseño se
distinguen tres áreas diferentes:

- Diseño organizacional está relacionado con la división más eficiente de la fuerza de


trabajo y con las herramientas para promover un trabajo y una coordinación más fluidos.

- Diseño del equipamiento; se relaciona con el equipo, en el sentido de artefactos


físicos.

- Diseño de implementación, se relaciona con los procedimientos necesarios para


enfrentar los quiebres: competencia comunicativa, normas y reglas para la organización y el
equipo de comunicación.

Un aspecto digno de destacarse y que se infiere de lo expuesto por Flores es el concepto


de empresa como red de conversaciones. Afirma nuestro teórico: “Al satisfacer los
compromisos de la empresa, el personal está involucrado en una red de conversaciones. Esta
red incluye peticiones y promesas para llevar a cabo los compromisos y puede también incluir
informes sobre las condiciones para satisfacerlos, informes sobre las circunstancias externas,
declaraciones de nuevas políticas, etc. 83

Según Flores, la empresa es una red de conversaciones y las oficinas constituyen los
nodos de dicha red. De manera que analizando estas redes se puede, eventualmente,
diagnosticar una serie de deseconomías: fallas comunicativas, cuellos de botella, etc. En
principio, las organizaciones existen como redes de actos directivos y comisivos. Esta red
estaría estructurada por bloques de construcción conversacionales básicos, poco numerosos. A
partir de aquí, Flores va a proponer un sistema de apoyo computacional, un software, llamado
El Coordinador.

La recomendación estratégica para el diseño organizacional se resume en que cada


miembro de una organización debe tomar conciencia sobre su participación en una red de
compromisos, lo que supone una conciencia de la ocurrencia de los quiebres y de las directivas
apropiadas para hacerles frente. De otro modo, se corre el riesgo permanente de la ceguera, esto
es, de la inercia que se apodera de las grandes burocracias públicas o del sector servicios de la
empresa privada. Así, por ejemplo, un diseño interesante para enfrentar la ceguera lo
constituyen las llamadas prácticas heterodoxas: rotación de personal, actividades ajenas a lo
profesional, lecturas, etc.

La conclusión de Flores es que tanto la administración como la comunicación


representan una implicación práctica en el mundo y, en este sentido, son un mismo proceso.
Aunque resulta evidente que no todas las prácticas comunicativas con análogas a la
administración.

La comunicación aparece como una nueva tecnología, no en el sentido tradicional en


que pensamos la tecnología como artefacto, sino que en términos de procedimientos. Este
cambio de perspectiva abre nuevas posibilidades que es necesario evaluar. Una empresa cambia
cuando aparece una nueva coordinación administrativa, lo que puede incluir nuevos equipos.
Esta nueva coordinación supone nuevas clases de conversaciones administrativas, nuevas redes
de compromisos.

82
Ibid p.-54
83
Ibid p.- 57-58
Como ha sido señalado, es necesario evaluar económicamente la introducción de una
nueva tecnología, para esto, nos advierte Flores, no basta comparar los costes de un proceso
contra los costes de otro, pues ello implica dos errores: “...primer, las unidades que se
comparan son frecuentemente inconmensurables y en segundo lugar, porque pueden resultar
profundas modificaciones en la naturaleza de la empresa al introducir nuevos procesos” 84 El
segundo punto nos parece de gran importancia ya que, en efecto, cualquier modificación que se
introduce en un proceso altera la totalidad y abre nuevas perspectivas que hacen marginales las
consideraciones de costo. Es la empresa como un todo la que cambia cualitativamente. Esto nos
lleva a modificar nuestro criterio para evaluar las nuevas tecnologías para la comunicación,
como concluye nuestro autor: “La conclusión es clara: la evaluación de nuevas tecnologías
para la comunicación no puede separarse de la evaluación de todo el espacio de posibilidades.
La forma de lograr tal evaluación es interpretando y comparando las contribuciones
económicas de las dos realidades de conversaciones que compiten, teniendo siempre la
precaución de suponer una equivalencia a los servicios prestados”85

Las ideas de Frederik Taylor basadas en la relación insumo – producto, aparecen hoy
como obsoletas en la medida que desconocen la estructura organizacional y los procesos que
ésta supone. Por esto, la mayoría de las grandes empresas modernas buscan una profunda
reestructuración organizacional que les permita sobrevivir a las nuevas condiciones del mundo
económico: a este proceso se le ha dado en llamar reingeniería.

La reingeniería utiliza, precisamente, los conceptos comunicacionales para implementar


nuevos diseños en las empresas. Un concepto clave es el de workflow (flujo de trabajo) que
plantea el trabajo de una empresa como una red de conversaciones que fluyen, en la actualidad
dicha red se ha digitalizado. El workflow consiste en interpretar la empresa como una red de
conversaciones fragmentada a diversos niveles entre emisores y receptores que comparten actos
de habla, así, una red posee docenas de circuitos comunicacionales. Cada circuito posee una
estructura básica que supone cuatro etapas.

SOLICITUD COMPROMISO

CLIENTE PROVEEDOR

SATISFACCIÓN REALIZACION

Figura Nº 28: Ciclo elemental de comunicación

- Preparación solicitud de un cliente o de una instancia intermedia


en la organización (actos de habla directivos)

- Negociación se acuerda el cómo se va a ejecutar el trabajo y se


establece el éxito de éste (actos de habla comisivos)

- Funcionamiento se incorpora el enfoque insumo – producto

84
Ibid. P.- 64
85
Ibid p .- 67
- Aprobación el cliente cierra el circuito con la expresión de
satisfacción según las condiciones acordadas en la
negociación.

IX COMUNICACIÓN Y ORGANIZACIÓN

Las estructuras organizacionales están sufriendo el impacto de un cambio cultural amplio y


radical en muchos aspectos. El advenimiento de la llamada sociedad postindustrial86 ha traído
consigo un nuevo ambiente empresarial, esta nueva realidad puede caracterizarse, en términos
generales, de la siguiente manera:

- La inestabilidad de los mercados a partir de la primera crisis del


petróleo, que hizo que el funcionamiento inercial de las empresas, que aseguraba buenos
resultados por proyección histórica, dejara de ser válido...

- La apertura de los mercados y la globalización de la economía


mundial, que eliminan las protecciones y obligan a competir con las empresas más eficientes
del mundo...

- La aparición del conocimiento como el recurso competitivo más


importante de las empresas, lo cual las hace primordialmente
integradoras de conocimiento.87

La emergencia del saber como componente esencial de la nueva realidad económica


tiene vastas consecuencias de orden cultural. El knowledge Value (valor conocimiento) ha sido
definido en los siguientes términos:”El concepto valor-conocimiento alude tanto al precio del
saber como al valor creado por el saber. Una definición más estricta sería el valor o precio que
una sociedad otorga a aquello que la sociedad reconoce como saber creativo” 88 Este saber
incorporado a bienes y servicios transforma la sociedad misma, transformándola rápidamente en
lo que se llamado una sociedad del conocimiento. En este contexto de reestructuración
empresarial a escala global, la administración de las organizaciones se ha visto profundamente
modificada. Como señala Sakaiya: “Las tendencias recientes en gestión se apartan de la
estructura jerárquica vertical y adoptan un modelo holográfico con flujo de información
multidimensional. La pantalla del ordenador ha creado grandes posibilidades para que la
información circule en forma multidimensional en vez de desplazarse hacia arriba y hacia
abajo por una ruta vertical acorde con la posición que cada parte ocupa en la jerarquía”. 89
Estas tendencias se inscriben, desde luego, en la nueva lógica de redes y flujos, lo que ha
transformado los procesos productivos hacia el llamado posfordismo. Esto nos lleva a un punto
que resulta crucial, la transformación profunda de las organizaciones y a la noción de
reingeniería de procesos. Se entiende por reingeniería: “...el análisis fundamental y el rediseño
radical de los procesos de negocios, para conseguir mejoras substanciales en el desempeño, en
aspectos tales como costo, calidad de servicio y velocidad”90

Es claro que la reingeniería se propone un cambio estructural radical en una organización; esto
es, un cambio en un corto tiempo para obtener ventajas competitivas. Un proyecto de este tipo

86
Estamos pensando, desde luego, en el análisis clásico que propone el sociólogo norteamericano Daniel
Bell en su obra The Coming of the Post-Industrial Society. N.Y. Basic Books. 1973
87
Barros,O. Reingeniería de procesos de negocios. Santiago. Dolmen Ediciones. 1994:21
88
Sakaiya,T. Historia del futuro. Santiago. Editorial Andres Bello. 1994:226
89
Ibid p.262
90
La definición es de Michael Hammer, citado por Barros. Op. Cit p.- 15
pone en cuestión las prácticas organizacionales y atraviesa –en principio- todos los estamentos
de una organización. En efecto, los proyectos de reingeniería no consideran las áreas
funcionales (silos) Figura Nº ¿, sino que enfatizan la noción de proceso. Lo que se busca es
mejorar las relaciones interfuncionales de una organización para optimizar el proceso. Ahora
bien, un proceso organizacional puede ser entendido como: un conjunto de tareas lógicamente
relacionadas que existen para conseguir un resultado... para producir una salida 91. Todo proceso
organizacional está compuesto de diversos elementos; una estructura mínima debiera considerar
a lo menos cuatro factores (véase figura Nº 29):

a. Flujos físicos, que corresponden a movimientos materiales y productos,


personas, dinero, bienes de capital y paquetes de información, que representaremos
gráficamente por líneas gruesas.
b. Instancias o etapas donde ocurren transformaciones o cambios de estado de
los flujos físicos, representados por círculos.
c. Actividades o tareas de regulación, que también llamaremos funciones
(organizacionales) –de monitoreo, toma de decisiones y acción-, sobre los flujos físicos y que se
representan por rectángulos.
d. Flujos de información, que relacionan las actividades de regulación entre sí
y a éstas con los flujos físicos, que se representan como líneas finas continuas, cuando
corresponden a comunicaciones formalizadas y con líneas finas punteadas, cuando
corresponden a comunicaciones informales92.

La reingeniería en tanto cambio fundamental, se hace factible gracias a las llamadas tecnologías
de la información. Estas tecnologías permiten integrar las diversas áreas funcionales de una
empresa, básicamente se distinguen tres tipos básicos de herramientas 93:

De Coordinación
De Toma de decisiones
De Desarrollo rápido

Con el objeto de contextualizar adecuadamente las tesis de Fernando Flores que ya examinamos
en el capítulo anterior, dedicaremos especial atención a las llamadas tecnologías de
coordinación, y entre éstas al workflow94.

La coordinación supone la interacción de personas para cumplir determinadas funciones


organizacionales y, por ende, la comunicación entre personas. Esta comunicación se verifica a
través de medios electrónicos. Pues bien, para realizar una adecuada comunicación entre
personas se requiere un medio o canal por el cual fluya la información. Dicho medio lo
proporciona una red que pone en contacto diversos computadores. Una red puede tomar la
forma de red local (LAN: Local Area Network) o una red amplia (WAN: Wide Area Network).
Sobre esta redes fluyen las tecnologías de la información, generalmente bajo la forma de
softwares.

El Workflow es, precisamente, una tecnología de coordinación que representa un


modelo alternativo de procesos que se utiliza en reingeniería. El Workflow ha sido definido
como:

El software de tipo workflow ha sido definido como una herramienta o conjunto de


herramientas que potencian a grupos de individuos en ambientes de trabajo estructurados y no
estructurados para administrar automáticamente una serie de eventos recurrentes y no

91
Barros. Op. Cit., p. 56.
92
Ibid., p. 57.
93
Ibid., p. 57.
94
Ibid., p. 37.
recurrentes, de tal manera de alcanzar algún objetivo dentro del negocio de una
organización95.

El Workflow permite, entonces, automatizar los flujos de documentación. Este enfoque


parte de la noción de procesos como acciones comunicativas; así las conversaciones para la
acción poseen una estructura básica que toma la forma de un loop cerrado. Este loop se
subdivide en cientos o miles de loops. Sin embargo, la estructura básica persiste como un ciclo
de cuatro fases (véase Figura Nº 28).

El Workflow reconoce cuatro etapas en el proceso de satisfacción de clientes. Primero,


una etapa de Preparación.

Una persona –a quien llamaremos el cliente- puede pedir que se realice cierta acción. Al
mismo tiempo, una persona (o corporación) puede hacer una oferta comprometiéndose a
cumplirla a cambio de algún tipo de compensación96.

En un segundo momento, que Flores llama Negociación, se acuerda el cómo se va a


ejecutar un trabajo y se establece el éxito de éste. El realizador se compromete a hacer el
trabajo. Tanto el cliente como el realizador se comprometen a una acción futura; tanto la
petición como el compromiso de realizar el trabajo son ambos compromisos.

La tercera etapa de flujos de trabajo se llama Realización y consiste en llevar a efecto


aquello a lo que nos hemos comprometido. Por último, el cliente declara su satisfacción,
cerrando así el loop con la Aceptación.

La estructura básica del Workflow es universal y aplicable a cualquier realidad; la


coordinación puede ser analizada como un flujo de trabajo.

En suma, el Workflow consiste en interpretar las empresas y organizaciones como redes


conversacionales fragmentadas en emisores y receptores (clientes-realizadores) ligados
pragmáticamente. La administración de una empresa implica muchos circuitos
comunicacionales (loops) y subcircuitos (subloops). La computación permite registrar y
mantener la historia de cada uno de ellos, verificando los avances y retrocesos en cada etapa y
detectando a tiempo las deseconomías y cuellos de botella de un proceso.

La comprensión lingüística de las organizaciones ha introducido un nuevo horizonte en las


management sciences, que en otras singularidades representa una actualización del pensamiento
de Heidegger que ha sido llamado heideggerianismo de masas97. De este modo, el paradigma
comunicacional redefine las organizaciones como fenómenos políticos en el sentido de un vivir
juntos socialmente98. La organización aparece de este modo como un fenómeno
fundamentalmente lingüístico; o como afirma Flores: ...nada ocurre sin lenguaje... lo que la
gente hace en las organizaciones es hablar y escuchar 99. Este nuevo horizonte representa, a
nuestro entender, un cambio de fondo en la comprensión de los fenómenos organizacionales,
pues pone el problema comunicacional en el centro mismo del quehacer humano.

Estructura elemental de un ciclo de regulación

95
Ibid., p.43.
96
Flores, Fernando. 1994. Creando organizaciones para el futuro. Dolmen Ediciones, Santiago, p.120.
97
Sabrosky, Eduardo. 1989. Heidegger y los managers: comentarios al pensamiento de Fernando Flores.
Hegemonía y racionalidad política. Ornitorrinco, Santiago, pp. 133-154.
98
Flores. Op. Cit., p. 37.
99
Ibid., p. 44.
ACTIVIDAD
EXTERNA

Eventos
externos
Eventos de
otras
funciones TOMAR DECISIÓN
Y ACTUAR MONITOREAR
ESTADO
Información
de estado

Acción Evento
sobre Cambio
el proceso de estado

Salida física
Entrada física TRANSFORMACIÓN O
CAMBIO DE ESTADO

Figura Nº 29

CUARTA PARTE: COMUNICACIÓN VISUAL

X SEMIÓTICA DE LA IMAGEN

La imagen interesa a la semiótica en cuanto ella deviene del signo; esto es, en tanto ella
es el significante de un significado que eventualmente se refiere a un referente. La imagen se
distingue del lenguaje verbal; pues éste se estructura a partir de signos arbitrarios, discretos y
que se desarrollan sintagmáticamente en el tiempo; mientras que la imagen tiende más bien a lo
analógico, lo continuo y polisémico. Además, la imagen se desarrolla más bien en el espacio,
aunque debemos considerar que en el caso de lo iconocinético se desarrolla en el espacio y el
tiempo.

Las imágenes están estructuradas a partir de códigos de representación, los


llamados códigos de representación icónica. Esta codificación está condicionada por la cultura
y la sociedad en que se genera; así puede reconocer que tales o cuales artificios gráficos remiten
a tales o cuales significados. Como señala Umberto Eco:

… un CODIGO DE REPRESENTACIÓN ICÓNICA establece qué artificios gráficos


corresponden a los rasgos del contenido o a los elementos pertinentes establecidos por los
códigos de reconocimiento 100

100
Umberto Eco. Tratado de semiótica general. Barcelona. Ed.Lumen. 1981: 346
Esto nos lleva a una consideración de la mayor importancia: las representaciones icónicas
evidencian lo que hemos aprendido a ver en ellas y no lo que vemos en ellas. De modo que, por
más realista que consideremos una representación icónica. Lo cierto es que ésta responde en
último trámite a codificaciones culturales. Para una definición mínima de código icónico,
examinemos dos proposiciones; en primer lugar, Roman Gubern:

Representaciones icónicas son, por lo tanto, aquellas formas simbólicas y sin valor fonético, de
significado referido a un campo visual real o imaginario, y socialmente reconocibles dentro del
marco de convenciones culturales de cada época, lugar, situación comunicacional, medio,
género y estilo icónico en que se inscriben. 101

Según nuestro autor, las representaciones icónicas aparecerían tras una serie de
transformaciones que van desde un estímulo hasta su expresión (véase figura nº26).

La realidad aparece ante nosotros como una serie de perturbaciones capaces de ofrecernos
ciertos estímulos. Cuando percibimos a través de nuestros sentidos, dichos estímulos nos lo
representamos en el córtex cerebral. Conviene aquí tener presente que la visión no es un mero
registro óptico pasivo; pues, la visión le impone al material que registra un cierto orden
perceptual: Esta tesis es, justamente, lo que Rudolf Arnheim llama pensamiento visual, cuyo
fundamento es el percepto. El percepto es una categoría visual o un concepto visual que se le
impone al material; como afirma Arnheim:

Para dar cuenta de la complejidad y flexibilidad de la percepción de la forma, parece preferible


suponer que las operaciones decisivas se cumplen mediante procesos de campo desarrollados en
el cerebro, que organizan el material estimulante de acuerdo con la configuración más simple
que sea compatible con él. Las pautas de forma percibidas de este modo tienen dos propiedades
que las capacitan para desempeñar el papel de conceptos visuales: poseen generalidad y son
fácilmente identificables.102

El percepto es una clase de pauta y nunca una forma única. Al examinar nuestro diagrama,
advertimos que algunos elementos de la realidad son seleccionados por un campo perceptivo y
son estructurados por un modelo perceptivo como perceptos. Mediante un proceso de
abstracción, tal o cual precepto se asocia a un significado; dicho en otros términos, el percepto
deviene representación semántica. Nótese que tanto la percepción como el modelo semántico
están determinados culturalmente. Un universo semántico puede ser expresado mediante una
codificación arbitraria como es el caso de la expresión a través del lenguaje verbal. La otra
posibilidad es utilizar artificios expresivos basados en la semejanza, la codificación icónica. La
correlación entre un modelo semántico y los y los artificios expresivos basados en la semejanza
debe considerar la configuración espacial o toposensibilidad; y en este sentido se dirá que estos
son motivados.

101
Roman Gubern. La mirada opulenta. Barcelona. Ed. Gustavo Gilli. 1987:143

102
Rudolf Arnheim. El pensamiento visual. Buenos Aires. Eudeba. 1985:27
Percepción Abstracción Semejanza

ESTIMULOS

Modelo Perceptivo Modelo Semántico Expresión


(Transformación)

Codificación
arbitraria

Conjunto independiente de
unidades expresivas

Figura Nº 26

La semejanza entre lo expresivo y lo semántico-perceptivo se construye a partir de dos


cualidades básicas de lo visible: forma y relaciones tonales, a lo cual se agregaría la textura. La
forma es el contorno y sus proporciones; las relaciones tonales se refieren a la escala cromática
y/o a la gama blanco-negro; por último la textura es la estructura de los elementos físicos que
configuran una superficie.
La imagen está sujeta a una primera codificación que es dada por el modo de producción técnica
a la que llamaremos codificación perceptiva. En este nivel hablamos de la materialidad
significante que sirve de soporte a la imagen y la determina (óleo, fotografía, dibujo, grabado,
etc.). Siguiendo a Roman Gubern103, habría que agregar las codificaciones siguientes:

Codificación icónica: Se refiere a la estructura y las convenciones semióticas


que permiten la expresión a través de la semejanza.
Codificación iconográfica: Se refiere a la tipología de las representaciones y los
temas que se desarrollan. Es materia de estudio de la Historia del arte.
Codificación iconológica: Tiene relación con las significaciones simbólicas y
alegóricas; es lo que estudia el psicoanálisis o la psicocrítica.
Codificación retórica: Se refiere a figuras de estilo que organizan la imagen y la
connotan.
Codificación estética: Hace referencia a la adecuación de la imagen a los
cánones del gusto. Obviamente, esta codificación está determinada por la
cultura y la época histórica particular.
Codificación narrativa: Gobierna la articulación de las imágenes secuenciales en
sus procesos diegéticos. Esta codificación posee gran importancia en lenguajes
como los comics o el lenguaje audiovisual.

Las imágenes se clasifican según su grado de iconicidad, que es inversamente proporcional a su


grado de abstracción. Así, la imagen va de lo representacional (picture) a lo arbitrario,
pasando por formas simbólicas intermedias. Esta distribución entre formas miméticas y formas

103
Gubern. Op. Cit. 113 - 11
no miméticas es sólo una diferencia de grado. Existe una continuidad gradual, según hemos
visto, que puede ser medida estadísticamente mediante tasas de iconicidad. Una tasa de
iconicidad (Ti) se obtiene de la división del porcentaje de sujetos de una muestra que reconocen
positivamente una imagen (N), y del tiempo promedio en segundos que demoran en reconocer
dicha forma. (T) De esta manera:
Ti= Tasa de iconicidad
N= Porcentaje de sujetos que reconoce la imagen
T= Tiempo promedio en segundos

N(%)
Ti=
T(seg)

El grado de iconicidad de una imagen depende de su proximidad a la realidad, el concreto


bruto. Así, podemos obtener una escala de clasificación de imágenes como indica la Figura
Nº27
ESTRUCTURACION

---------------------------------------

Scripto
oral
de los signos arbitrarios
a los signos
simbólicos códigos
diversos

imagen gráfica
--------------------

dibujo figurativo

signos imagen fotográfica


analógicos
imagen cinematográfica

imagen televisiva en directo

--------
CONCRETO BRUTO – IMAGEN VIRTUAL

Figura Nº 27

Cuanto más subimos en el triángulo, tanto más arbitraria resulta la imagen. De hecho, el
lenguaje oral o escrito es claramente arbitrario, en cambio, la imagen televisiva – por ejemplo –
es la más próxima a la realidad, pues aunque es bidimensional, es capaz de reproducir imagen y
sonido en tiempo real, sin considerar el movimiento. Volveremos sobre este punto en relación al
lenguaje audiovisual. La imagen cinematográfica reproduce color y movimiento, pero es una
representación ya elaborada (montaje) y en tiempo diferido. La fotografía, por su parte, es
estática y bidimensional; permite una decodificación exhaustiva, pero se aleja del concreto por
fijeza, y aún más si se trata de fotografía blanco-negro, en este sentido es una transición hacia la
conceptualización.
Es bueno hacer notar que la imagen se presenta como inscrita en complejos semióticos;
esto es, en lenguajes verboicónicos (el caso de las historietas), o bien en lenguajes
audiovisuales. De esta manera la polisemia de la imagen se ve anclada por otros códigos que la
potencian.

Por su importancia y actualidad, la imagen audiovisual merece un comentario aparte. La


imagen televisiva es un lenguaje peculiar en que lo lúdico-afectivo prima sobre lo analítico-
conceptual. Como lenguaje presenta varias particularidades que lo convierten en el medio más
importante en nuestra cultura. Las imágenes en movimiento le otorgan un dinamismo que
genera una secuencia temporal; esto lo hace apto para narrar historias. Agreguemos a lo anterior
el hecho de que la imagen televisiva supone una inmersión total en la realidad; esto es, se trata
de un lenguaje holístico que nos compromete íntegramente. Por último, consideremos que la
yuxtaposición de imágenes permite la asociación y la síntesis.
Al examinar sucintamente los signos audiovisuales, podemos advertir que se trata de
signos concretos que atienden a la particularidad de la imagen; esto le da una tremenda fuerza y
riqueza informativa. En tanto imagen, está abierta a la polisemia; la imagen se resiste a ser
domeñada por la razón y por el reduccionismo unívoco. Sólo el anclaje verbal le resta esta
riqueza polisémica. El lenguaje verbal va acompañado de musicalización, conformando así una
banda sonora que connota la imagen desde el punto de vista emocional; de tal modo que el
sujeto se ve expuesto a imagen, palabra y sonidos de manera simultanea, fijando su atención.
Se comprenderá por qué la televisión es el medio más importante del siglo XX como dispositivo
de la cultura de masas. Recordemos que diversos estudios señalan que el público televidente
está conformado mayoritariamente por niños y adultos de baja instrucción.

XI LA IMAGEN: ELEMENTOS Y FUNCIONES

La percepción como fenómeno psicológico ha sido estudiado por la Gestalt – Theorie,


que entrega los fundamentos psicofisiológicos sobre la aprehensión perceptual. Desde este
punto de vista teórico la forma es una estructura orgánica que se individualiza en un campo
perceptivo, en el cual, el todo es más que la suma de las partes. Sólo con fines analíticos se
puede descomponer la totalidad en sus elementos básicos para recomponerlos luego.

La información visual, entonces, depende de un número limitado de elementos, que son,


en principio, independientes del medio en que se utiliza. Intentaremos resumir dichos elementos
según lo propone la diseñadora D. Dondis104

El punto

El punto es la unidad más simple de la comunicación visual. De hecho, éste posee una
fuerza de atracción visual enorme, sirve de referencia y marca el espacio. Sirve para medir el
espacio, para lo cual basta disponer dos puntos. Además los puntos se conectan y dirigen la
mirada, creando incluso la ilusión de tono o color. Un buen ejemplo de esto lo constituye la
pintura puntillista de Seurat o el los pixels (picture elements) que conforman imágenes
digitales. Notemos que cuanto más próximos estén los puntos, se intensifica su capacidad para
guiar el ojo.

La línea

Un conjunto de puntos nos entrega la sensación de direccionalidad, ahora bien, si esos


puntos están tan cerca uno del otro, aparece un elemento visual distinto: la línea. En este
sentido, la línea es un punto en movimiento que constituye el elemento básico del boceto, lo que
nos permite expresar (visualizar) mediante la codificación icónica aquello que está en nuestra

104
Dondis,D.A. Elementos básicos de la comunicación visual in La sintaxis de la imagen. Barcelona.
G.Gili. 1982 (4º edición): 53-81
imaginación. Su uso se hace evidente en la escritura, pues la línea permite la expresión
lingüística mediante el uso de signos visuales.

El contorno

La línea, como afirma Dondis: “articula la complejidad del contorno”, 105pues la línea
describe, en efecto, un contorno. Existen tres contornos elementales: el cuadrado, el triángulo
equilátero y el círculo. Cada uno de estos contornos básicos posee un significado visual
intrínseco. Así, por ejemplo, el cuadrado se asocia perceptualmente a la pesantez, la torpeza, en
cambio el triángulo se asocia más bien a la acción, conflicto y tensión. Por último, el círculo es
calidez y protección. Se trata, por cierto, de meras asociaciones preceptúales y psicológicas que
siempre se pueden explicar del todo.

La dirección

Los contornos descritos son figuras planas y simples, cada uno de ellos expresa tres
direcciones básicas. El cuadrado expresa horizontalidad y verticalidad, el círculo muestra lo
curvo, mientras que el triángulo expresa lo diagonal. Si la horizontalidad connota la estabilidad
y el equilibrio, la diagonal muestra lo contrario, inestabilidad y desequilibrio. Las fuerzas
direccionales poseen en sí una intención compositiva, por tanto, al utilizar líneas curvas u
onduladas estamos significando, querámoslo o no , lo cíclico, lo repetitivo.

Figura nº

El tono

El tono corresponde a las variaciones de luz sobre el objeto, es decir, a las intensidades
de claridad y oscuridad en el objeto visto. El tono contribuye a que obtengamos una cierta
información visual del objeto. De hecho, gracias a la tonalidad podemos advertir la dimensión
de los objetos, su volumen relativo. Este efecto se ve claramente en la representación
bidimensional de la tridimensionalidad de los objetos. Junto con la perspectiva, es el tono el que
nos permite representar la masa del objeto.
El tono presenta gradaciones que pueden formar una escala de trece grados, con una
sensibilidad excepcional se puede llegar a un espectro de treinta tonos. El tono coexiste con el
color de manera independiente, pensemos en la televisión cuando se le quita el color y
permanece, no obstante, la tonalidad de los grises.

105
Dondis. Op. Cit 58
El color

El color corresponde a una mínima banda visible del espectro electromagnético que va
del rojo al violeta. Más allá de este hecho físico, encontramos que el color posee una tremenda
significación emocional. Cada color tiene un campo semántico bien definido.

El color puede ser descompuesto en tres aspectos: matiz, saturación y brillo. El matiz es
el color mismo o croma, así, existen colores primarios (amarillo, rojo y azul) y colores
secundarios (anaranjado, verde y violeta), llegando a más de cien cromas distintos derivados de
la mezcla entre ellos. La saturación es la pureza del color respecto del gris, el color saturado lo
encontramos tanto en la pintura infantil como en el arte popular. A medida que el color se
neutraliza se vuelve más sutil. La tercera cualidad del color no es cromática, pues el brillo se
refiere al valor de las gradaciones tonales y, como ha sido señalado, la presencia o ausencia de
color no afecta el tono mismo.

La textura

La textura es una categoría perceptual que se aplica tanto a lo táctil como a lo óptico,
existe, pues, una textura óptica. Estas coexisten en la realidad de los objetos, pero bien puede
suceder que sólo emerja lo óptico, como en una fotografía. La textura es, en nuestra cultura, una
experiencia eminentemente óptica en cuanto estamos inmersos en la cultura del no tocar. Salvo
el caso excepcional de los no videntes, nuestra cultura privilegia lo óptico como experiencia
perceptiva, se ha llegado a afirmar que habitamos cada vez más una videósfera.

La textura evidencia la composición de la superficie de un objeto, permitiendo percibir


pequeñas variaciones en su relieve: sedoso, granuloso, àspero, suave, etc. El arte y el diseño han
incorporado las texturas como principio compositivo, recordemos el aporte de Max Ernst quien
mediante el frottage enriquece la capacidad expresiva de su trabajo pictórico.

La escala

La escala se utiliza normalmente como una proporcionalidad explícita. Así en la


cartografía y los planos se establece una equivalencia entre un centímetro y una cierta magnitud
en kilómetros. Sin embargo, el punto central de la escala no es la medición sino la
yuxtaposición, esto es, colocar un objeto respecto de un marco de referencia o bien de otro
objeto.

La proporcionalidad más utilizada en la antigüedad fue la llamada sección áurea que se


obtiene: “bisecando un cuadro y usando la diagonal de una de sus mitades como radio para
ampliar las dimensiones del cuadrado hasta convertirlo en un rectángulo áureo” 106 Se
consigue así la proporción
a:b =c:a (véase figura nº )

a b

106
Dondis Op. Cit. 72
c

La dimensión y el movimiento

La dimensión pertenece a nuestra experiencia en el mundo tridimensional y la percibimos


gracias a nuestra visión estereoscópica biocular. No obstante, las representaciones
bidimensionales pueden simular la representación volumétrica, utilizando la perspectiva y las
tonalidades. De este modo, tanto los bocetos en perspectiva como las maquetas logran la
visualización de un objeto. En la actualidad, las llamadas TIC’s (tecnologías digitales) permiten
el CAD, esto es, maquetas digitalizadas en 3D que pueden ser manipuladas en el espacio virtual
y, en el límite, se avanza hacia imágenes virtuales de inmersión total o polisensoriales, la
llamada realidad virtual.

Otro aspecto complejo de lo visual es el movimiento. Sólo durante el siglo XX, las
posibilidades tecnológicas han permitido incluir este componente en las imágenes mediante el
cine y la televisión, aunque le preceden las narraciones con imágenes fijas de la etapa
pretelevisiva (comics, fotonovelas, por ejemplo). Como afirma Dondis: “Todos los elementos,
el punto, la línea, el contorno, la dirección, el tono, el color, la textura, la escala, la dimensión
y el movimiento son los componentes irreductibles de los medios visuales, son los ingredientes
básicos que utilizamos para el desarrollo del pensamiento y la comunicación visual. Tienen la
espectacular capacidad de transmitir información de una forma fácil y directa, mensajes
comprensibles sin esfuerzo para cualquiera que los vea”.107

107
Dondis. Op. Cit. 80
XII. ARTE Y DISEÑO: EL CARTEL
.

El cartel –afiche o póster- es ante todo un dispositivo cultural socio-comunicativo que nace del
encuentro entre el arte icónico y el arte tipográfico. En este sentido, nos encontramos frente a
una semiótica compleja que resulta de la hibridación verbo-icónica. El cartel, entonces, es un
medio impreso a cripto-icónico que ha sido definido como: “… un anuncio impreso, con
componentes icónicos y a veces literarios, expuesto en un espacio público y no transportable” 108.
Entre los antecedentes del cartel hay que destacar un avance tecnológico introducido en Francia
hacia 1814, la litografía. La impresión litográfica permitió la cromolitografía, es decir, la
impresión de colores mediante y pigmentos y planchas de piedra caliza. Con esto se supera la
xilografía que utilizaba tacos de madera y que se había usado en la ilustración de libros desde
1461.
El cartel, empero, se diferencia de los libros ilustrados en el protagonismo que le otorga a la
imagen; además del soporte fijo y su vocación de medio público. No olvidemos que el cartel
nace asociado al mundo del espectáculo, teatro, circos, music hall. El que hizo la síntesis que
llevaría al cartel fue Jules Chéret (1836-1932). Con él se inaugura el arte del cartel, verdadero
“arte industrial” de profundo alcance comercial y político.
Es conveniente hacer notar que el cartel nace como una problemática pictórica, cuyo desarrollo
lo convertirá en uno de los pilares de la publicidad y el marketing propios de la sociedad de
consumo. El artista alude, por definición, a la función expresiva; es decir, a la expresión de su
mundo subjetivo. Sin embargo, el cartel se convirtió rápidamente en un objeto de persuasión.
Esto es, abandonó la esfera de la subjetividad del artista, para transformarse en la herramienta
para llevar adelante acciones estratégicas en el mundo objetivo. En tanto arte aplicado, el cartel
fue utilizado para buscar una implicación práctica y utilitaria en el mundo. Si antes fue obra de
un artista, ahora sería el resultado de un equipo cuyo eje es el diseñador gráfico. La obra de
arte deviene así dispositivo de comunicación masivo y público. El cartel artístico está asociado
a Tolouse Lautrec quien en París pintó sus primeros carteles hacia 1891. Sin embargo, el cartel
diseño se realiza en el contexto de la Bauhaus, marcando con ello el nacimiento del diseño
gráfico como un maridaje entre el arte y la industria. Como señala Roman Gubern:
“El concepto de diseño gráfico, como actividad específica y autónoma, no fue efectivamente
categorizado hasta la segunda época de la Bauhaus, en Dessau (a partir de 1925), a la que se
incorporaron como profesores, sus ex alumnos Josef Albers y Herbert Bayer. El nuevo
concepto de diseño gráfico partía del reconocimiento de la dependencia de las formas y los
colores del procedimiento técnico de impresión, tanto de la imagen como de la tipografía” 109.
El desarrollo del cartel se inscribe en una transformación mucho más vasta, la llamada
industria cultural audiovisual /verbo icónica, cuyo impacto aún vivimos hoy a través de la
televisión. En efecto, la introducción de la radio, el cine, los comics, nos instalan en una nueva
cultura que redefine el arte mismo. Quizás, Walter Benjamín haya sido una de las miradas más
lúcidas cuando escribió su artículo La obra de arte en la época de su reproductividad técnica:
“…la técnica reproductiva desvincula lo reproducido del ámbito de la tradición. Al multiplicar
las reproducciones pone su presencia masiva en el lugar de una presencia irrepetible. Y confiere
actualidad a lo reproducido al permitirle salir, desde su situación respectiva, al encuentro de
cada destinatario. Ambos procesos conducen a una fuerte conmoción de la tradición, que es el
reverso de la actual crisis y de la renovación de la humanidad”110.
El cartel se va a distanciar de la pintura en tato ésta es un fin en sí misma, mientras que aquel es
un medio dispuesto para anunciar algo. En este sentido, el diseñador gráfico no expresa su

108
Gubern, Roman. La mirada opulenta. Barcelona. G. Gili. 1987, p. 183.
109
Ibid, p. 188.
110
Benjamin, Walter. La obra de arte en la época de su reproductividad. Discursos interrumpidos I. Madrid. Taurus
Ediciones S.A., 1973, p. 22-23.
subjetividad sino que debe someterse al fin utilitario del anunciante o de la agencia publicitaria.
Es más, el diseñador se ocupa tan sólo de una parte del trabajo, pues el lettering depende de un
redactor publicitario u otro especialista. Tanto el cartel publicitario como el cartel político, el
diseñador se convirtió en un técnico al servicio de mensajes dirigidos por la voluntad de una
gran empresa o de un grupo político.
El cartel es doblemente feble y transitorio. Por una parte sus contenidos son efímeros (un
momento histórico-político, una gran liquidación de temporada o un nuevo producto). Por otra,
el soporte mismo es débil y no resiste mucho tiempo a la intemperie. Todo lo anterior convierte
al cartel en algo fungible. No obstante, se da el caso de que algunos carteles son reinstalados en
el mundo estético. Es el caso de los carteles de colección, en todo caso estaríamos frente a una
“perversión de la función original del cartel” 111, convirtiéndose en un objeto de colección o de
decoración.
El afiche es un dispositivo parasitario, en cuanto se adhiere en diversos rincones de la urbe. Ya
hemos señalado que el afiche está destinado al espacio público, es decir, a la masa ciudadana.
Obviamente esto lleva a plantear una estrategia topográfica y publicitaria, buscando los lugares
de la ciudad de más alta densidad de circulación. Es por esto que el centro comercial de la
ciudad está tapizado de carteles; lo mismo las estaciones de metro, e incluso, algunos buses. El
tamaño y la ubicación de los carteles determinarán su efectividad como medio de persuasión.
Para llamar la atención del observador se requiere que la imagen sea lo suficientemente colorida
e impactante; de tal manera que el sujeto observador fije su atención en el mensaje. El
observador en movimiento exige que la lectura del cartel sea rápida, porque la imagen fugitiva,
unida a mensajes densos o complicados anulan la capacidad del cartel. Se ha calculado que la
lectura de un cartel varía entre dos y seis segundos (¡). Debemos tener presente, además, que la
lectura se realiza con la mirada en desplazamiento. Una manera de atraer la atención es la
utilización del contraste cromático y el cambio constante de los contenidos, para evitar el
desgaste informativo. Los contrastes más acentuados son en orden decreciente:
1. Negro - Blanco
2. Negro - Amarillo
3. Rojo - Blanco
4. Verde - Blanco
5. Blanco - Rojo
6. Amarillo - Negro
7. Blanco - Azul
8. Blanco - Verde
9. Rojo - Amarillo
10 Azul - Blanco
.
11 Blanco - Negro
.
12 Verde - Rojo112
.

Uno de los recursos más frecuentes para fijar la atención del observador es la utilización del
erotismo, apelando a la esfera de lo inconsciente en los potenciales consumidores; la llamada
estrategia emocional. La imagen del cartel está connotada, esto quiere decir que parte de lo
concreto visible para elevarse a lo abstracto pensable. Un objeto dado, adquiere de este modo la
connotación de “elegancia” o “masculinidad”, etc.
A pesar de que la escritura está presente en los carteles para “anclar” la imagen –es decir, para
restringir la polisemia inherente a la imagen- lo cierto es que la tendencia contemporánea es
hacia la preeminencia de lo icónico. En la publicidad moderna (o post-moderna) hay una
renuncia al tono solemne y pedagógico del discurso. Sólo queda lo esencial: el nombre de la
marca y la imagen espectacular. La escritura ha sido reducida al máximo, generalmente

111
Gubern. Op. Cit., p. 195.
112
Lo Duca, J.M. L’ Affiche. Paris. PUF, 1958, p. 82. Citado por Gubern. Op. Cit., p. 166.
asociada a lo humorístico; homofonías, exageraciones, juegos de palabras. La publicidad
adquiere una suerte de autonomía como hecho publicitario o “metapublicidad” 113. En la
actualidad, según Gilles Lipovetsky, estaríamos ante una suerte de vago surrealismo:
“Disneyland ici et maintenant, dans les magazines, sur les murs de la ville et du métro, un vague
surréalisme expurgé de tout mystere, de toute profondeur nous entoure, nous livrant a l’iveresse
désenchantée de la cavuité et de l’innocuité. Lorsque l’humour deviene une forme dominante,
l’ideologie, avec ses oppositions rigides et son écriture en lettres majuscules, s’efface” 114.
El cartel supone una semiótica compleja. Esto significa que contiene varios sitemas de
codificación que operan sobre uno o varias órdenes sensoriales. En el cartel, encontramos que
sobre una materia significante (papel impreso) coexisten, por lo menos, tres series
informacionales:

1. La serie visual lingüística, es decir el habla de transcripción gráfica (lenguaje escrito).


Aunque un fragmento cualquiera de habla puede adoptar tanto la forma escrita como la auditiva,
ambas series informacionales tienen propiedades diferentes y en modo alguno pueden
considerarse idénticas.
2. La serie visual paralingüística, que comprende una serie de variaciones que cumplen, en
los medios masivos impresos, un papel análogo a las variaciones sonoras paralingüísticas. La
bastardilla que indica énfasis, los titulares y su tamaño, la disposición espacial, etc, son recursos
gráficos para dar importancia, y en general cualifican un texto de muy diversas maneras, al
modo en que el tono de voz, el volumen, el timbre, etc, cualifican los mensajes verbales.
3. La serie visual no lingüística, a saber: imágenes fotográficas, dibujos, color, etc115.
Los estudios realizados en torno a la eficacia del cartel, nos entrega una valiosa información
sobre el grado de atención que provocan determinados dispositivos gráficos en el público.
Naturalmente, es necesario tomar estos datos y las recomendaciones que se deducen de ellos
con mucha cautela, pues en definitiva, no existen recetas fáciles para la creación en general ni
para la creación de carteles en particular. Aún así, conviene considerar lo siguiente 116:
De lo anterior se pueden extraer algunas recomendaciones elementales, teniendo presente que se
trata de un punto de vista y no de un decálogo:
1. No conviene que el nombre del producto encabece el cartel
2. Es preferible que el titular no sea demasiado grande
3. La fotografía y el dibujo de humos son más eficaces que cualquier otra fórmula
intermedia
4. Hay que evitar los planos generales o de conjunto
5. Un cartel nunca puede anunciar dos cosas a la vez
6. Los contrastes fríos o suaves deben ser desechados
En torno al desarrollo del cartel publicitario y político han aparecido dos tendencias de signo
opuesto. Por una parte está el cartel underground que sirve de vehículo de transmisión de
mensajes de grupos marginales. De hecho, en el contexto de la Revolución Cultural en China se
inventó en 1966 el “Tazebao”, que fue copiado en París en 1968. Se trata de un verdadero diario
mural en que se privilegia la escritura y no la imagen. En Chile, existe este tipo de
comunicación impresa llamado “papelógrafo”. Por otra parte, existe una tendencia más
sofisticada; el llamado cartel luminográfico. Este tipo de cartel se diferencia del aviso
luminoso en que emite luz desde sus trazos mismos. Así, la luz y el color se unen a la
posibilidad de introducir la animación cinética. Esto fue posible gracias a los tubos de gas de
neón que fueron utilizados por primera vez en París en 1910. Hoy en día, este tipo de cartel
luminográfico forma parte del paisaje urbano, permitiendo que se llegue a hablar de una
arquitectura electrográfica. Como señala Gubern: “De la integración de los edificios y las

113
Lipovetsky, Gilles. L’ere du vide. Paris. Gallimard, 1983, p. 165 y ss.
114
Ibid., p. 166. “Disneylandia aquí y ahora, en los comercios, sobre los muros de la ciudad y del metro, un vago
surrealismo desprovisto de todo misterio nos rodea, dejándonos abandonados a la ebriedad desencantada de la
vacuidad y de lo inocuo. Cuando el humor se torna una forma dominante, la ideología, con sus oposiciones rígidas y su
escritura en letras mayúsculas, se borra”. La traducción es nuestra.
115
Verón, Eliseo et al. Lenguaje y Comunicación Social. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 1969, p. 146.
116
Tabáu, Iván. Dibujando el cartel. Barcelona. Ediciones CEAC S.A., 1968, p. 102.
electrografías nace la nueva arquitectura electrográfica, que es de hecho una arquitectura de
la comunicación social, ya que desde esta exigencia el rótulo es más importante que el edificio,
que o bien actúa como mero soporte alto y erecto del anuncio… Con el tubo de neón, los
caligramas estructurados con tramas de tubos luminiscentes se convierten en anzuelos para el
consumo y en decorado nocturno de la ciudad, transmutada por la luz artificial en una rutilante
Babilonia que enmascara sus cicatrices y miserias urbanas”117.

Criterios de Atención en los Carteles

Titulares o encabezados Alta Baja


Sin el nombre del producto en el titular 38% 62%
Con el nombre del producto en el titular 56% 44%
Titular ocupando hasta el 10% de la superficie total --- Alto
%
Titular ocupando más del 25% de la superficie total Bajo ---
%
Ilustración
Fotografía o dibujo de humor --- Alto
%
Pintura o dibujo de línea realista Bajo ---
%
Ilustración a base de primeros planos --- Alto
%
Ilustración planos generales Bajo ---
%
Un solo tema dominante en la ilustración --- Alto
%
Dos temas igualmente importantes Bajo ---
%
Más del 50% del área en colores vivos o contrastados --- 70%
Predominio de colores fríos o grises 86% ---

De todo cuanto hemos señalado hasta aquí, surge una reflexión obligada en el amplio contexto
de la cultura contemporánea. En efecto, resulta claro que el cartel nace como instancia de
comunicación en pleno siglo XIX, es decir, en pleno desarrollo del capitalismo industrial en
Europa y Estados Unidos. Sin embargo, muchos autores han señalado una serie de mutaciones
antropológicas que están configurando un nuevo mundo. Más por comodidad que por otra cosa,
llamaremos a esta nueva época la “postmodernidad”. El diagnóstico posee variadas versiones,
que van desde el neoconservadurismo hasta una nueva radicalidad118.

117
Gubern. Op. Cit., p. 194.
118
Estamos pensando en posiciones tan disímiles como las de Jürgen Haberlas respecto a Daniel Bell o el mismo Jean
F. Lyotard. Para una discusión mínima de las diversas posiciones remitimos al lector al texto de Hal Foster. La
postmodernidad. Barcelona, Cairos, 1986.
Esta nueva época representa un viraje histórico y cultural en que se instituye el individualismo
hedonista como modalidad de socialización. El capitalismo postmoderno ha instituido la
seducción como modo de relacionar a los hombres con los objetos y a los hombres entre sí. La
seducción desplaza así a la convicción como eje de la cultura. Es decir, la lógica del consumo ha
invadido todas las esferas de la vida social, constituyendo un nuevo arquetipo para el sujeto
actual: Narciso. Todo es atravesado por esta nueva modalidad de socialización; políticas,
costumbres, lenguaje, etc. En este contexto la “era de la imagen” no es sino la expresión en
technicolor del mundo narcisista engendrado por la sociedad de consumo. Obviamente, uno de
los temas recurrentes de la seducción es el sexo, de allí que se hable de sexducción.
Esta nueva realidad plantea problemas de fondo, tanto teóricos como prácticos, a los artistas y
diseñadores. ¿Es concebible una ética de la forma? No es éste el lugar para despejar una
interrogante tan compleja, pero es indudable que existe un nivel ideológico significante, es
decir, la forma en sí es portadora de niveles de significación que afectan a los seres humanos y
en este sentido hay una responsabilidad del diseñador gráfico para con su trabajo. Desde otro
punto de vista, la incorporación de computadores al trabajo gráfico restringe la experiencia
sensorial y todas las sutilezas que ofrece el entorno; la pantalla se convierte en un nuevo campo
perceptual virtual. No cabe duda que estamos ante una herramienta formidable y llena de
posibilidades para el diseño, pero, no podemos olvidar que la creatividad es atributo humano.
El cartel contemporáneo, como toda realidad de diseño gráfico, se encuentra desde su
nacimiento acotado por límites culturales y tecnológicos. Si ayer fue la litografía y la pintura
mural de Tiepolo en Venecia, hoy es la introducción de las computadoras y la sociedad de
consumo. En ambas circunstancias, el diseño ha sido el mismo:
Entendemos el perfil del diseñador gráfico como un organizador de la información, ampliando
el concepto tradicional de visualizador, en términos de gestión de diseño.
Si entendemos la comunicación visual como el objeto de trabajo del diseñador y, tomando las
características de ésta, no pudiendo reducirla a una sola disciplina, el campo de acción del
diseñador debe ser interdisciplinario y tomando como interdisciplina, la competencia lingüística
y análisis de contexto en la formación del gestor del diseño.

Como profesional debe tomar conciencia de que hay un aporte cualitativo al contexto y tomar
una posición ética, que incluya la ecología, en su doble sentido, del manejo de materiales y el de
al contaminación visual del contexto119.-

119
Documento ICOGRADA. La Enseñanza del Diseño Gráfico Reconsiderada. Santiago, Universidad del Pacífico, Julio
1993. Internacional Council Graphic Design Associations.
XIII. UN NUEVO LENGUAJE: LOS COMICS

Al hablar de historia, nos referimos aun nacimiento, aun desarrollo y, por supuesto, también a
una prehistoria. En los comics esta prehistoria se puede encontrar en los dibujos en cavernas, en
papiros egipcios, en los vitrales medievales, en las columnas griegas, en códices, en la pintura y
escultura, por ser todos ellos sistema de representación de imágenes, que contribuyeron a crear
una tradición cultural.
Basados en diversos antecedentes, podemos considerar a EE.UU. como la cuna del comics,
pues, es en este país donde mayor desarrollo ha tenido. Es así entonces que nos referiremos al
desarrollo del comics en Norteamérica.
El comics nace como una manifestación de la industria cultural, en el contexto del desarrollo de
los medios de comunicación de masas, particularmente la prensa escrita. Es así que este
nacimiento se debe a la lucha entre Pulitzer del diario New Cork World y Hearst del diario
Morning Journal.
Los comics nacieron en EE.UU. en el seno de la industria periodística de finales del siglo XIX,
lo que les insertó desde su origen en el ámbito de la cultura de masas derivada de la producción
seriada de imágenes…120
El primer comics conocido fue la serie Los Oseznos y los pequeños tigres que aparecía semana
tras semana en el Examiner de San Francisco a comienzos de 1892. Esta serie dibujada por
James Swinnerton, quien junto con Felton Outcault y Rudolf Dirks, fueron los primeros en dar a
la historieta la forma con que la conocemos hoy, es decir, se harían presentes la narración
secuencial, el uso del globo y lapermanencia del protagonista. Sin embargo, el nacimiento del
comics es situado en 1896, cuando aparece el primer personaje protagonista de comics, Yellow
Kid. Esta historieta aparece en la edición dominical del New York World con el nombre de la
gran exposición caninca en la Avenida M’Googan y era firmado por Outcault. Su protagonista
era un niño de cabeza rapada y grandes orejas, con cierta apariencia oriental que vestía un
camisón amarillo. Outcault y su niño amarillo se desplazaron a la redacción de Hearst; Pulitzer
lo rescató pero Hearst se lo volvió a quitar. Así Pulitzer contrató al pintor George Luks para que
continuara la tira, pero éste jamás igualó a Outcault.
Posteriormente Pulitzer contrató a Rudolf Dirks, quien creó The Katzenjammer Kids o Los
sobrinos del Capitán. Hearst con un nuevo dibujante, Knerr, creó otros The Katzenjammer Kids.
En 1899, F. Opper presenta a su personaje Happy Hooligan. Opper necesitaba que su personaje
hablara por lo que se vio enfrentado a acumular texto al pie de la viñeta o a usar globo. En 1902
nace Buster Brown de R.F. Outcault. Buster sobresale de los personajes anteriores por ser éste
un muchacho típicamente americano con una gran personalidad, cualidad que debe tener un
personaje cómico.
Hacia 1904 aparece una historieta de tipo surrealista llamada Little Nemo in Slumberland
dibujada por Winsor McCay. Se dice que esta es al historieta más bella por su dibujo perfecto,
donde se mezcla la magia y el delirio onírico. Junto con Little Nemo in Slumberland, Krazy Kat
es considerada una obra de arte. Esta última fue creada en 1911 por George J. Herriman y se
caracteriza por ser la primera donde los personajes son animales con cualidades humanas. Otra
historieta digna de destacar es Bringing up Father o educando a papá, la cual aparece en 1912.
En ella prevalece una mirada desencantada de la familia como institución.
A partir de 1915 los empresarios dueños de la prensa ven que el comics puede ser un medio
para difundir ideas, lo ven como un buen negocio; así se produce la industrialización,
comercialización y consumo masivo de este producto. Con todo esto, en Noviembre de 1915 la
cadena Hearst crea una agencia dedicada a la producción y distribución de los comics de su
empresa a la industria periodística nacional e internacional, esta se llamaba King Features
Syndicates. Esta iniciativa fue adoptada más tarde por otros; así los syndicates se preocuparían
de eliminar todos los aspectos críticos que pudieran afectar la difusión internacional de comic
norteamericano.
Durante estos años aparecen las primeras heroínas, como por ejemplo Polly and Her Pals de C.
Sterret (1912), Winie Winckle de M. Brammer (1920) y Betty Boop de Max Fleischer. A partir

120
Gubern, Roman. La mirada opulenta. Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 1987, p. 216.
de los años veinte el comics se hace más ideológico apareciendo en 1930 The Little Orphan
Annie de Harold Gray en la cual se introduce la ideología de derecha.
El comics, sin embargo, no pudo mantenerse ajeno de la crisis económica que atravesaba el
país. Por esta razón los dibujantes, como una forma de evasión, buscan nuevos temas,
argumentos y personajes: estamos frente a los comics de aventura, los policíacos y los de
ciencia ficción.
En 1930 la historieta se transforma en un medio independiente y autónomo, el cual define a su
propio público: ha nacido el comics book. Se considera como primer comics book a Funies on
Parade (1933). Años más tarde, en 1953, se fundó la Comics Magazine Association of America,
quien en 1955 crea un código de autocensura (Comics Code). En enero de este mismo año, con
el fin de diferenciar la producción destinada a los periódicos de la de los comics books, se crea
el Newspaper Comics Council. De esta época fue el primer Tarzán creado por Harold Foster,
más tarde este Tarzán fue dibujado por Burne Hogarth, quien le dio otra personalidad al
protagonista.
Tarzán fue pionera en varios aspectos:
 Primer comics serio
 Primera historieta colonialista
 Primera en la que el dibujante no era el autor del argumento
 Primera donde no se usa el globo
 Primera donde aparece un héroe dotado de poderes extraordinarios
 Primera que sirvió de modelo para ser llevada al cine y…
 Primera en ser suficientemente criticada121.
De este período también son las tiras de Dick Tracy de Chester Gould (1931), esta es la primera
del género policial. Otros clásicos dignos de mencionar son: Mandrake el Mago (1934),
Superman (1938) y Batman (1939).
Con la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se genera un período de crisis en la historieta. El
comics se convierte en propaganda: los enemigos son comunistas, japoneses o espías alemanes,
siendo todos los buenos estadounidenses. Como ejemplo podemos nombrar a Capitán América
(1941) y Steve Canyon (1946). Además, la guerra produjo cambios en los gustos del público,
los que preferían algo más fuerte, naciendo así Cuentos de la Cripta, El Crimen No Paga, entre
otros122. A la crisis de la historieta contribuyeron la presencia de la televisión y las campañas
moralistas que culpaban a la historieta de todos los males.
Pasado este período hay un renacimiento del comics, particularmente del humorístico, el cual
incorpora más polémica y sátira. Así en 1948, Walter Nelly crea Pogo, tira en al que los
personajes son animales que juegan con las palabras entremezcladas con ironía. Otro ejemplo a
citar es Peanuts de Charles Schultz, donde los personajes son niños que reflejan las angustias
propias del mundo de los mayores.
Alrededor de 1960, Robert Crumb y Gilbert Shelton creal en llamado comics clandestino,
comics underground o comix; caracterizado por su denuncia, por su irreverencia a los valores y
la moral tradicionales, por su abierta defensa a la droga, el sexo y la violencia. El comix no
accedía a los canales de comercialización, por lo que su distribución se restringía al ámbito
intelectual y universitario.
En Europa el desarrollo del comics tuvo muchas dificultades debido a la gran difusión del
comics estadounidense. Sin embargo hay quienes dicen que el comics nació en Alemania a fines
del siglo XIX con Max und Moritz, creado por Wilhem Busch; supuestamente Dirks se habría
basado en esta tira para crear a sus The Katzenjammer Kids.
En 1894 nace el primer personaje inglés, Alley Sloper, creado por W.G. Buster. La historieta
inglesa se caracterizaría en sus primeros años por su exaltación de los valores nacionales.
Podemos mencionar como ejemplo a Jane (1932), Andy Capp de J. Millar (1921).
En Francia, la primera historieta sería Le Familla Fenovillard (1889) creada por Cristophe.
Otras historietas importantes son Becassine de Pinchon (1905), Les pieds Níkeles de forton

121
Del Río, Eduardo. La vida de cuadritos. México, Ed. Grijalbo, 1984, p. 38.
122
Cox, Susana. Historia de los comics. Tesis de grado IPS, 1993.
(1908), Tine de Herré (1929). Una de las primeras tiras diarias fue Professeur Nimbus de Daix
(1934).
Pasado 1945 se prohíben por ley el sexo y la violencia, derivando en una proliferación de
nuevas publicaciones como el semanario francobelga Pilote (1959). En este mismo año, 1959,
nace una de las historietas más populares, Asterix. Este comics es una obra de los belgas
Goxcinny (guionista) y Uderzo (dibujante). Otras historietas conocidas y dignas de mencionar
son: Lucky Luke creada por el belga Morris en 1947 y Les Schtroumpfs o Los pitufos del belga
Peyo, publicada en 1957.
En 1962 se inicia un nuevo estilo dirigido a los adultos, naciendo así heroínas fantaeróticas,
como por ejemplo Barbarilla de Forest; Pravda y Paulette, entre otras. El movimiento social y
cultural de 1968 produjo grandes cambios en la manera de pensar, apareciendo así
publicaciones underground, donde se satiriza y critica todo.
En Italia, los aportes del desarrollo del comics no fueron relevantes por la fuerte influencia
estadounidense. Podrían nombrarse excepciones como Asso de Piche de Hugo Pratt y Dick
Fulmine de los hermanos Carlo y Vittorio. Sin emabrgo Crepax es considerado como uno de los
más grandes innovadores del comics contemporáneo; es el creador de Neutrón que sería
rápidamente desplazado por Valentina. Por otra parte en España se editan revistas infantiles
como El Patufet (1904), Gente menuda (1906), Dominguín (1915) y Tbo (1917). En 1925
comienzan a publicarse historietas estadounidenses, pero sólo hasta cuando la Guerra Civil lleva
a la búsqueda de creadores nacionales. Más tarde, a raíz del franquismo y de la influencia de la
Iglesia, el comics para adultos se desarrolla principalmente en el exilio. Es el caso de Agardi,
publicado fuera de España por Eric Sió. Moebius es uno de los más notables dibujantes de
principios de la década del 70, década en la que prevalecen la sátira social, la anticipación
pesimista del futuro, el desencanto y el sexo como alternativa a un mundo violento.
En Latinoamérica el comics se desarrolla desde principios del siglo XX alcanzando un
importante lugar. En Argentina el comics se basa en dibujos humorísticos y satíricos aparecidos
en los primeros años de la Independencia, logrando en gran medida zafarse de la influencia de
EE.UU. Destacado es Quino, quien logró en la década de los 60 la universalización del comics
sudamericano con Mafalda.
En México, Don Lupito sería la primera historieta donde se utiliza el texto en conjunto con el
dibujo. En Cuba, posteriormente a la Revolución, se impuso el comics didáctico.
En Chile, la industria cultural se desarrolló bajo la influencia de la inmigración europea, siendo
fundamental en este Valparaíso por se punto de contacto con el exterior. Se podría situar el
nacimiento de la historieta en 1895, cuando el periódico La Revista Cómica publicaba viñetas
humorísticas de Luis F. Rojas. En 1905 nace Zig Zag, la industria que inicia en Chile el
mercado de las revistas. En 1908 Zig Zag edita la publicación infantil más importante: El
Peneca. La primera revista que se caracterizó por hacer humor político fue Topaze (1931).
Hacia fines de la década del 40 aparece la revista Okay, la que divulga al personaje de
historietas más conocido de Chile: Condorito de Pepo. Más tarde, en la década del 50 aparece
un nuevo medio de comunicación de masas, la revista picaresca como El Pingüino (1959) y Can
Can (1957). Otra destacada revista fue Barrabases publicada en 1954 por Guido Vallejos. En
1976 comienza a gestarse lentamente un movimiento cultural crítico, lo que da lugar a neuvas
publicaciones dirigidas a un público adulto como por ejemplo Enola Gay, Gnomon, Matucana,
Beso Negro y Trauko.
Semiología de los comics
El término semiología proviene etimológicamente del griego semeión (signo) y logos (discurso,
saber, ciencia); de tal manera que la semiología es –literalmente- la ciencia de los signos. Así
fue, por lo menos, como lo pensó Ferdinand de Saussure en los albores del siglo XX 123. El
problema que plantea una ciencia tal es mucho más complejo de lo que previó el eminente
filólogo suizo. En efecto, preguntarnos sobre esta nueva ciencia nos lleva, ineluctablemente, a la
cuestión sobre el estatus epistemológico de las ciencias humanas; único modo de ensayar una
respuesta a la interrogante de fondo: ¿es posible la semiótica? Una aclaración previa: los
términos semiología y semiótica son, en la actualidad, aceptados como sinónimos; aunque

123
Saussure, Ferdinand. 1949. Cours de lingúistique générale. Payot, Paris.
ambos nombres nos remiten a tradiciones intelectuales distintas. El término semiologie fue el
que propuso Saussure y fue seguido por los intelectuales francófonos; en tanto, que semiótica
(semiotics), fue la denominación que se impuso en el mundo anglosajón. De hecho, fue el
nombre que le dio Charles S. Pierce a esta nueva ciencia; uno de los más notables precursores
en lengua inglesa. En todo caso, a partir de 1969, el nombre oficial de esta nueva ciencia es el
de Semiótica, y así fue consignado por la IASS (International Association for Semiotics
Studies).
La definición que da Saussure de semiología ha servido de base para estudios semióticos. Pese a
esto, presenta una debilidad: no da una definición clara de significado, elemento constituyente
de lo que se entiende por signo. Además, sólo toma en cuenta las señales que se trasladan de
una fuente emisora hacia un aparato receptor, es decir, habla de una relación entre dos polos.
Por el contrario, para Peirce124, además de existir dos polos: estimulador y estimulado, existe unt
ercer elemento que interviene para que el estímulo o signo produzca una reacción. A este tercer
elemento se le podría llamar interpretante, sentido, significado, etc. Una tercera definición hace
mención a que la semiología se encargaría de elaborar modelos con características iguales o
muy similares al sistema de estudio; estos buscan ser exactos, sin embargo pueden no ser
verdaderos125.
En definitiva podemos afirmar que la semiótica estudia todo fenómeno hecho u objeto que se
comprende como signo. El proceso por el cual algo funciona como tal se denomina semiosis. La
semiótica, como ciencia, se preocupará de los sistemas de significación y de los procesos de
comunicación dando con ello origen a la semiótica de la significación o teoría de los códigos y a
la semiótica de la comunicación o teoría de la producción de signos.
Un signo se forma a partir de uno o más elementos de un plano de la expresión puestos en
relación con uno o más elementos de un plano del contenido, pero para ser signo como tal debe
ser reconocido por una sociedad humana126.
Signo es cualquier cosa que pueda considerarse como subtítulo significante de cualquier otra
cosa. Esa cualquier otra cosa no debe necesariamente existir ni debe subsistir de hecho en el
momento en que el signo la representa127.
Para los antiguos, el signo se trataba de una entidad triple:
 Semainon o realidad física del signo
 Semainomenon o lo que es dicho por el signo
 Pragma u objeto al que se refería
Esto en la actualidad corresponde al conocido triángulo de Ogden Richard, en el cual el signo es
una identidad doble compuesta de significante o expresión material y significado o imagen
mental. El significante corresponde a elementos o grupos de elementos que hacen posible la
aparición de la significación a nivel de la percepción. Estos elementos son reconocidos como
externos al hombre. En otras palabras, el significante es la parte perceptible del signo, es de
orden material. El nexo que une al significante con el significado se le conoce como
significación, éste constituye verdaderamente el signo.

SIGNIFICADO
significación designación

SIGNIFICANTE
La señal es un estímulo REFERENTE
sin significado (no tiene contenido) que se relaciona con nuestras
posibilidades preceptúales, por ende encontramos señales acústicas, olfativas, táctiles, visuales y
sápidas (de sabor). En la medida que dichas señales se asocien a un contenido podemos hablar
de signos.

124
Véase definición de semiótica realizada por Peirce en Eco, Umberto. La estructura ausente.
125
Barthes, Roland. Elementos de semiología. Madrid, A. Corazón, 1971, p. 97.
126
Eco, Umberto. Tratado de semiología general. Barcelona, Editorial Lumne, 1981, p. 99.
127
Ibid.,,p. 31.
Una tipología elemental de los signos nos lleva a las siguientes consideraciones. En primer
lugar, están las señales o estímulos no significantes; dichas señales se relacionan con nuestras
posibilidades preceptúales; así distinguimos señales acústicas, olfativas, táctiles, visuales o bien
sápidas. Sólo en la medida en que dichas señales se asocien a un cierto contenido podemos
hablar de signos; la semiosis permite que la mera señal se haga signo. El primer tipo de signos a
considerar es aquel que nace de una interpretación que hace el sujeto de una señal. Este tipo de
signo aparece frente a señales sin ninguna intención comunicativa. Por ejemplo, nubarrones
negros en el cielo, lo podemos asociar con lluvia o tormenta, pero, por cierto, la naturaleza no
nos quiere comunicar nada, nosotros interpretamos los signos. A este tipo de signos los
llamaremos indicios. El significante de un indicio es una señal que se asocia a un significado
posible. La fiebre, por ejemplo, y en general los síntomas médicos, son indicios en la medida
que evidencian ciertas posibles patologías que se asocian a tales síntomas. En definitiva, la
fiebre tiene varias causas posibles. Indicios claros son, las huellas de animales en la jungla o una
cabeza con canas, en ambos casos es posible inferir ciertas causas, la presencia del animal o la
edad, respectivamente.
Si los indicios no poseen intención comunicativa, comunican y significan. Lo más inmediato a
nuestra experiencia, sin embargo, son los signos con intención comunicativa. Distinguiremos
dos tipos de signos intencionales, según sea la relación entre el significante y el significado.
Llamaremos símbolo a los signos en que el significante y el significado guardan entre sí una
relación de significación motivada y, por lo mismo, inexacta. Tal es el caso, por ejemplo, de la
cruz cristiana. Entre la cruz y el cristianismo existe una relación motivada, no es en absoluto
casual o gratuito el símbolo de la cruz (Cristo murió en la cruz); pero, es evidente que todo lo
que implica el cristianismo no se agota en el símbolo de la cruz, esto es, el símbolo es inexacto.
Otro tipo es el signo arbitrario, donde la relación de significación es inmotivada, haciéndolo
exacto128.
Reservaremos el título signo, en un sentido estricto, para los signos inmotivados y exactos. El
mejor ejemplo lo constituye el signo lingüístico, la palabra. El significante y el significado en el
caso de una palabra no guarda ninguna relación necesaria.
En otros términos, un signo, en el amplio sentido semiótico, es la correlación de una forma
significante con un contenido o significado, en forma más o menos autónoma respecto de los
objetos reales o no a los que pueda estar referido. Cuando existe la correlación significante-
significado existe función semiótica; por lo tanto, llevando al extremo nuestra línea de
pensamiento debemos decir con el autor Hjelmslev que no existen signos (como entidades
físicas y fijas), sino que “hay funciones semióticas que correlacionan dos funtivos que forman
un signo en ciertas circunstancias, transitoriamente” 129. Pensemos en palabras españolas con
diversos contenidos; banco, por ejemplo.
La hibridación verbo icónica facilita evidentemente la eficacia comunicativa. Existen cuatro
formas básicas de lenguaje verbo-icónico, a saber:

A B
verbal Icónic
o
1 + +
2 + -
3 - +
4 - -

128
Para mayor conocimiento sobre el tema, véase la clasificación de los tipos de signo de Adam Shaff en:
Shaff, Adam. Introducción a la semántica. México, Fondo de Cultura Económica, 1986, pp. 182-198.
129
Ibid., p. 99 y ss.
En el esquema A corresponde al lenguaje verbal, el B al icónico, + al carácter abierto, y –al
cerrado. Cuando hay un doble lenguaje cerrado (Nº 4) se trata de un refuerzo didáctico, siendo
unívoca la imagen y el texto verbal monosémico. Al contrario, cuando hay un doble lenguaje
abierto (Nº 1), hablaremos de refuerzo poético.
La coexistencia de lo verbal y lo icónico provoca una redundancia aceptable y eficaz, que
facilita y asegura la recepción del mensaje transmitido. La comunicación verboicónica se
moviliza a través de medios de comunicación asistemáticos, donde no se captan ni unidades, ni
reglas de composición transferibles de mensaje a mensaje. También a través de sistemas de
comunicación en los que existen ciertas unidades aislables constantes de mensaje a mensaje
como por ejemplo el comics, y subrayados frecuentemente por el lenguaje verbal. Así, el
comics constituye una narración verbo icónica, con imágenes fijas consecutivas y textos
impresos.
En definitiva, las características que facilitarán la comprensión de los comics son las siguientes:
 Es un mensaje predominantemente narrativo
 Está compuesto por la unión de elementos verbales e icónicos
 Utiliza una serie bien definida de conversaciones y códigos
 Su realización se hace tendiendo a una amplia difusión
 Su principal finalidad es la distracción

Estas características no son estrictas, ni tampoco necesarias. Por ello exigen un análisis más
detenido. Podemos decir que los comics constituyen un sistema de articulación narrativa y
representativa, un discurrir de acontecimientos a lo largo del tiempo, el cual se estructura a
partir de tres datos empíricos:
a) El orden de sucesión de los acontecimientos
b) La duración de los acontecimientos
c) La duración de los intervalos de los acontecimientos
La narración secuencia de los comics está iconizado en formas de espacios cambiantes
construidos con imágenes icónicas fijas. Este se basa en la segmentación funcional del soporte
plano d epapel, donde son representados icónica y consecutivamente fragmentos también
consecutivos de espacios escénicos que se suponene tridiminesionales en períodos de tiempo
dados, siendo estos nada más que unidades narrativas formadas por dibujos inmóviles y
bidimensionales, y por textos. Estas unidades narrativas son denominadas viñetas.
Además, en los comics intervienen diversos códigos de lenguaje o paralenguaje, que lo
convierten en un fenómeno semiótico muy complejo. Entre ellos podemos nombrar los globos,
dentro de los cuales se insertan las locuciones de los personajes; textos de apoyo que
corresponden a textos aclarativos en tercera persona; y las onomatopeyas que se integran a la
lectura plástica de la viñeta. En cuanto a sus componentes icónicos utilizan repertorios
corporales y gestuales de los personajes representados: gestos referidos a códigos de conducta, a
códigos de urbanidad, de expresividad facial, etc. También hacen uso de códigos vestimentarios
y escenográficos. Así mismo, existen algunas convenciones semióticas, las que constituyen
signos icónicos que participan de lo motivado: traducción icónica de figuras simbólicas o
analógicas; y de lo arbitrario: lenguaje verbal, como tener una idea brillante la que es
representada por una ampolleta.
En los comics, las veiñetas representan un espacio único en un instante paralizado, donde los
personajes en cada una de ellas ocupan coordenadas espacio-temporales únicas. El hecho de que
éstas sean estáticas no implica que no puedan expresar la temporalidad, pues en ellos los
elementos figurativos se disponen de tal forma que sugieren el paso del tiempo. A esto se le
conoce como efecto de narración de ilustraciones o dibujos con imágenes fijas. Respecto al
texto, en su lectura predomina una línea de indicatividad: de izquierda a derecha y de lo
superior a lo inferior; siendo esta primordial en los comics. Sin embargo, a pesar de esta
descripción semiótica generalizada, cada comics desarrolla su narración en un campo
determinado de convenciones específicas socialmente aceptadas.
Como hemos señalado, los comics resultan ser un medio expresivo que nace de la mixtura de
códigos icónicos y de códigos verbo narrativos. Aclaremos que esta conjunción verbo icónica
no es exclusiva de los comics, pues existen antecedentes de que lo verbo icónico se da de un
modo parcial, tal es el caso de las aucas y aleluyas. La innovación que introduce el comics se
refiere en lo fundamental a la secuencia figurativa en la que subyace una secuencia narrativa.
Concretamente, podríamos decir que el comics implica un relato. Los comics entonces, integran
lo narrativo y lo incónico; esto permite que una secuencia figurativa entrañe una estructura
narrativa sin utilizar el balloon; sin utilizar, por lo tanto, lo verbal.
A partir de estas consideraciones mínimas Roman Gubert en su célebre libro El lenguaje de los
comics, propone la siguiente definición. Los comics serían una: “estructura narrativa formada
por la secuencia progresiva de pictogramas, en los cuales pueden integrarse elementos de
escritura fonética”130.
Resulta evidente que el aspecto central de esta definición lo constituye la estructura narrativa;
toda estructura narrativa supone necesariamente la noción de secuencia, pues en definitiva
narrar es ordenar sintagmáticamente una serie concatenada de hechos. No obstante, debemos
señalar que no toda secuencia es narrativa.
En el comics se produce una progresión secuencial en que cada pictograma es leído de izquierda
a derecha y de lo superior a lo inferior constituyendo el encadenamiento de aconteceres. Por lo
tanto, el pictograma constituye la unidad que va componiendo la estructura narrativa. El
pictograma se distingue de la escritura fonética como una forma primitiva de escritura. Gubern
lo define como: “conjunto e signos icónicos que representan gráficamente el objeto u objetos
que se trata de designar”. Como se puede advertir, el pictograma es signo icónico que se
fundamenta en una relación de semejanza y en este sentido se trata de un signo altamente
universal.
Otro aspecto digno de considerar se refiere al tiempo, ya que como afirma Gubern “las
imágenes no se conjugan”, esto quiere decir que mientras el lenguaje verbal sirve para expresar
pasado, presente y futuro, los códigos icónicos expresan ineluctablemente el presente; dicho de
otro modo, lo incónico es siempre en presencia”131.
El lenguaje verbal o escritura fonética puede aparecer integrado en el pictograma. En este caso
se produce una integración que se diferencia de la mera yuxtaposición. Nótese que al decir
puede estamos afirmando que la escritura fonética no es una componente imprescindible.
Agreguemos a lo anterior el hecho de que la inclusión de la escritura alfabética no supone
necesariamente un discurso organizado ya que muchas veces aparecen expresiones verbales
(escriturales) desarticuladas como por ejemplo las onomatopeyas (ouch, plaff, sniff, etc).
Para efectos analíticos distinguiremos las siguientes unidades que forman parte de un comics:
a) Macrounidades significativas: se refiere a la globalidad del objeto estético y tiene un
carácter sintético. Ejemplos de ellas son la estructura de publicación, es decir, si se ocupará una
página, media página, etc., y el color, estilemas y grafismo del dibujante.
b) Unidades significativas: se refiere a la viñeta o pictograma en sí.
c) Microunidades significativas: corresponde a todos los elementos que definen,
componen y se integran en la viñeta, como son el encuadre, las adjetivaciones y las
convenciones específicas de los comics.

130
Gubert, R. El lenguaje de los comics. Barcelona, Ed. Península, 1972, p. 107.
131
Ibid., p. 109.
QUINTA PARTE: DEBATES CONTEMPORANEOS EN COMUNICACION

XIV DE LA CIUDAD LETRADA A LA CIUDAD VIRTUAL

América Latina está siendo atravesada, en este fin de milenio, por una serie de cambios
globales que están modificando radicalmente los patrones culturales de nuestras sociedades.
Durante el siglo XX, hemos conocido ya las conmociones políticas que dejaron su huella
sangrienta entre nosotros; golpes de estado en el cono sur, guerras civiles en Centroamérica,
revoluciones triunfantes o fallidas en el Caribe; sin embargo, más allá de tan traumáticas
experiencias, nuestro continente ha sufrido el impacto de nuevos diseños socio- culturales, el
neocapitalismo latinoamericano toma el rostro de la sociedad de consumo.

Los cambios culturales son tan vastos y profundos que el arsenal teórico que nos
proporcionaban los científicos sociales de hace algunas décadas, resulta hoy insuficiente, acaso
inútil. Este déficit teórico, nos obliga a mirar con nuevos ojos una serie de fenómenos que,
antaño, se tenían por marginales. Así, hoy, ciertos objetos culturales adquieren inusitada
relevancia, como nuevas claves identitarias: telenovelas, comics, videoclips y mundos virtuales,
entre otros. Desde una perspectiva comunicacional, la mutación de la cultura puede ser
entendida como un cambio en el régimen de significación , susceptible de ser analizado desde
dos ángulos teóricos: primero, las profunda modificaciones en el contexto histórico social
latinoamericano, esto es, la economía cultural, en este nivel de análisis se advierten las
relaciones de producción de los objetos culturales, sus condiciones de recepción y las
instituciones que regulan su relación producción-circulación-recepción. Segundo, e indisociable
del primer aspecto, podemos analizar el salto en cuanto a los modos de significación, es decir el
modo particular en que se conciben y usan los signos y la manera en que se establecen las
relaciones al interior de éstos.

Sostenemos que la economía cultural en América Latina, más allá de sus


singularidades, se inscribe cada vez más en las llamadas sociedades de consumo. Entendemos
este tipo de sociedades en toda su radicalidad, como un nuevo diseño socio-cultural que supone
una consumación (¿renovación?) de la mitología burguesa en el contexto de un
hipercapitalismo libidinal, a este estadio inédito lo llamaremos la ciudad del consumo. Lo
comunicacional en una sociedad de consumo inscrita en un mercado mundial se puede
caracterizar como mediatización. El naciente mercado globalizado de ofertas discursivas, o
como prefieren otros, esta sociedad de la comunicación, modifica los horizontes éticos,
estéticos y políticos, creando una nueva subjetividad social que no se puede explicar ya como
mera enajenación, sino más bien como un narcisismo de nuevo cuño.

Los procesos de mediatización entrañan, desde luego, nuevos modos de significación.


Sostenemos que junto con el nuevo siglo, está culminando un proceso iniciado con el
advenimiento de la industria cultural, a saber: un proceso de virtualización de la cultura. La
virtualización fortalece la desemantización y arreferencialidad de los signos; poniendo en
entredicho las convicciones ideológicas, y en el límite, la noción misma de realidad. De este
modo, América Latina abandona el orden de la escritura, aquel orden colonial primero y
republicano luego: la ciudad letrada; para devenir una ciudad virtual.

1. Ciudad letrada, ciudad virtual

Una de las metáforas más cautivantes y lúcidas que se ha propuesto para describir el
desarrollo cultural de América Latina es aquella que expusiera Angel Rama en su libro La
Ciudad Letrada (1). Rama advierte que la misión civilizadora de la monarquía española exigió
un grupo social especializado para administrar y ordenar el universo de los signos; en este
sentido, se delegó en este grupo un ministerio equivalente al sacerdocio. De hecho, los
intelectuales y algunos sectores eclesiásticos estuvieron superpuestos hasta el siglo XVIII;
Rama nos entrega dos fechas claves que corresponden a la llegada y expulsión de los jesuitas de
las colonias americanas: 1572 y 1767 (2). Así, junto al nacimiento de la ciudades en América
Latina, se desarrolló una ciudad letrada, conformada por intelectuales, educadores,
profesionales y funcionarios ligados al poder y a la pluma. El crecimiento de este grupo social
se explica, en gran medida, por las exigencias de la administración colonial, tanto como por la
evangelización de la población nativa . Esta ciudad letrada no es tan sólo un avatar histórico
circunscrito a cierta época, sino uno de los rasgos de la cultura latinoamericana que pervive
hasta nuestros días. Rama destaca una cierta autonomía de este grupo intelectual: “Con
demasiada frecuencia, en los análisis marxistas, se ha visto a los intelectuales como meros
ejecutantes de los mandatos de las Instituciones (cuando no de las clases) que los emplean,
perdiendo de vista su peculiar función de productores, en tanto conciencias que elaboran
mensajes, y sobre todo, su especificidad como diseñadores de modelos culturales”(3). El
intelectual se torna ambivalente en cuanto a que sirve a un poder y, al mismo tiempo, detenta un
poder. Si seguimos la línea de pensamiento de Rama, podríamos afirmar que quienes
administran los lenguajes simbólicos, diseñan los modelos culturales; esto es especialmente
cierto si pensamos que la ciudad letrada alcanzó su supremacía en un mundo analfabeto; más
todavía, la ciudad letrada se amuralló en lo que nuestro autor llama “la tendencia
gramatológica”; es decir, la ciudad letrada se hizo ciudad escrituraria. Este alejamiento del
habla supone una exaltación de la palabra escrita, más normativa y rígida,y de la lectura, por
cierto; pero por sobre todo: “La propiedad y la lengua delimitaban la clase dirigente” (4) La
ciudad escrituraria circunscribió los límites lingüísticos y sociales; un anillo urbano, criollo,
mestizo, primero y un anillo de lenguas indígenas y africanas en los extramuros.

Esta preeminencia de la escritura en los documentos oficiales, leyes, edictos, códigos y


contratos, hasta nuestras actuales constituciones; entraña, sostiene Rama, una suerte de disglosia
característica de la sociedad latinoamericana: “La letra fue siempre acatada aunque en realidad
no se la cumpliera, tanto durante la Colonia con las reales cédulas ., como durante la
República respecto a los textos constitucionales” (5). Este rasgo de nuestro modelo cultural ha
llevado a la mirada desencantada de muchos intelectuales, entre ellos, destaca Octavio Paz:,
para quien: “La adopción de constituciones democráticas en todos los países latinoamericanos
y la frecuencia con que en esos mismos países imperan regímenes tiránicos pone de manifiesto
que uno de los rasgos característicos de nuestras sociedades es el divorcio entre la realidad
legal y la realidad política” (6). Esta disglosia inmanente a la cultura latinoamericana nos lleva
a una constatación y a una paradoja: “...es significativo que la frecuencia de los golpes de
Estado militares no haya empañado nunca la legitimidad democrática en la conciencia de
nuestros pueblos. Su autoridad moral ha sido indiscutible. De ahí que todos los dictadores,
invariablemente, al tomar el poder, declaren solemnemente que su gobierno es interino y que
están dispuestos a restaurar las instituciones democráticas...” (7)

El diseño cultural latinoamericano está, pues, en directa relación con la palabra escrita,
la cual fue detentada por un grupo privilegiado que constituyó lo que Rama ha dado en llamar la
ciudad letrada. Más allá del reino de los signos, sin embargo, existe la ciudad real que sólo
existe en la historia. Si bien, la ciudad letrada ha sobrevivido durante casi todo el siglo XX, sea
a través de la prensa periódica, de los partidos políticos o como burócratas y funcionarios
asociados al Estado; diseñando y administrando nuestro modelo cultural; en la actualidad, su
supervivencia está en riesgo. En efecto, los patrones culturales latinoamericanos anclados en la
langue, están siendo transformados aceleradamente por un creciente impacto de medios que
privilegian la parole y la imagen: nace un nuevo diseño cultural, la ciudad virtual.

Es ya un lugar común asociar la virtualidad con la informática y la irrupción de la


cibercultura; sin embargo, nos parece que ésta es una verdad a medias. Más bien, hay que
aclarar, la virtualización culmina con la televisión digital satelital y con las redes ópticas a nivel
planetario, pero debemos rastrear su emergencia en la llamada industria cultural. Los procesos
de virtualización, en el amplio sentido que hemos dado al término, remiten a diseños culturales
que suponen un cambio en los modos de significación y en los contextos tecnológicos y sociales
que lo hacen posible; es decir, los procesos de virtualización están inscritos en una dimensión
histórica y social. En América Latina, el siglo XX inició un lento desarrollo de los soportes
tecnológicos que prefiguraban esta mutación cultural, pues si bien la ciudad letrada encontró en
las burocracias estatales, los partidos políticos y la gran prensa, su habitat natural; no es menos
cierto que, paralelamente, comenzó la expansión de la radiotelefonía y el cine, como formas de
secularización de modelos culturales diversos, enraizados esta vez en el dominio de la parole,
del habla cotidiana. Este hecho posee, a nuestro entender, la mayor trascendencia, pues supone
un cambio en el eje de la cultura que se desplaza desde la escritura como límite social y
lingüístico hacia el habla. Lentamente, nuestro universo simbólico comienza a alejarse de los
códigos normativos y rígidos de la cultura ilustrada hacia los códigos más flexibles de una
cultura de masas. Este proceso tuvo su correlato sociopolítico en los esfuerzos progresistas o
filantrópicos por alfabetizar a la población y en las nuevas competencias que ésta fue
adquiriendo para aprehender los nuevos códigos como el cine. La radiotelefonía expandió el
universo de lo oral, incorporando hipercodificaciones retóricas, estilísticas, narratológicas e
ideológicas, que se tradujeron en una diversidad de formatos, del radioteatro a los informativos,
de los radioshows a la publicidad. Los procesos de virtualización comienzan a desarrollarse
rápidamente en esta etapa pretelevisiva, pensemos en los diversos lenguajes verboicónicos
como la fotonovela , los comics y las revistas gráficas, por ejemplo.

La nueva cultura que emergía no sólo representó el inicio de un salto semiósico sino
que, además, modificó los puntos cardinales de nuestros modelos políticos y culturales. Así, de
Londres o París, Latinoameríca comenzó a mirar hacia Nueva York o Chicago; el cine, las
noticias, la música venían desde Norteamérica. Incluso, la ciudad letrada tuvo furtivos
invasores de gran tiraje venidos desde el norte como Las Selecciones del Reader’s Digest, que
marcaron toda una época en las clases medias profesionales durante décadas.

2. Massmedia y mediatización

El desarrollo de los procesos de virtualización en nuestro continente corre paralelo a lo


que Verón ha llamado mediatización (8). Verón concibe la mediatización como un aspecto de la
globalización. Para esclarecer lo mejor posible el pensamiento de este teórico, seguiremos
sucintamente su razonamiento. Un medio de comunicación se asocia “...al principio de la
producción tecnológica de mensajes”, la noción de mensaje, a su vez, “...designa un objeto, un
producto, perteneciente a un sistema primario de significación” (9). Verón acepta estos
criterios como necesarios mas no suficientes, en tanto no se reconoce todavía el estatuto
sociológico que él exige a toda concepción mediática. Así, llega a proponer una noción más
amplia : “Un medio de comunicación social es un dispositivo tecnológico de producción –
reproducción de mensajes asociado a determinadas condiciones de producción y a
determinadoas modalidades (o prácticas) de recepción de dichos mensajes”(10). Las
condiciones de producción, según Verón, quedan definidas estrictamente por criterios
económicos, de tal modo que: “Esto permite definir el sector de los medios de comunicación
como un mercado y caracterizar el conjunto como oferta discursiva”(11). La comunicación
mediática está determinada en la actualidad por dos fenómenos, a saber: la rápida evolución de
los dispositivos tecnológicos, pero también por los cambios en la demanda. La mediatización es
un concepto que quiere reunir diversos aspectos del cambio social en las sociedades
industrializadas, al extremo que Verón llega a identificar ambas nociones: “En defintiva, el
término mediatización no designa otra cosa que lo que es hoy el cambio social de las
sociedades post-industriales”(12).

Una primera observación apunta hacia el énfasis que otorga Verón a los contextos
postindustriales, sin advertir que la mediatización ha adquirido un carácter planetario, del cual
no escapa nuestro continente; bastará recordar los grandes consorcios mexicanos o brasileños
que coexisten y compiten por el rating con las cadenas norteamericanas. Una segunda
observación de esta definición nos permite ver con claridad que Verón utiliza el término en el
sentido en que Scott Lash habla de economía cultural, es decir, relaciones de producción, marco
institucional y modo particular de circulación de objetos culturales (13). Sin embargo, el
concepto de mediatización sólo posee sentido junto a los nuevos modos de significación, es
decir al ser contrastado con el salto semiósico que representan los nuevos dispositivos
tecnológicos; precisamente, lo que llamamos la ciudad virtual. Es en este nivel donde debemos
rastrear las nuevas demandas discursivas, pues en definitiva éstas se explican como cambios
psico-sociales propios de una sociedad de consumo inmersa en procesos de virtualización.

Verón introduce, sin querer, un aspecto interesante al problema de la mediatización


cuando señala que: “A partir de cierto punto, la comunicación mediática genera un proceso de
mediatización de las sociedades industriales” (14). ¿Desde qué momento se puede hablar de
mediatización como relación básica de producción - reproducción y de virtualización como
modo de significación? Si como hemos reseñado, los procesos de virtualización nacen en los
albores del siglo XX con el desarrollo de los medios de comunicación social, este desarrollo es
débil y precario hasta la segunda mitad del siglo. Esto se explica por cuatro causas principales:
primero, la tardía expansión y perfeccionamiento de las redes televisivas durante la década de
los setenta; recordemos la aparición del color en la década de los ochenta; segundo, las nuevas
modalidades de almacenar imágenes y sonido, CD’s, disquettes, videocintas; tercero, la
internacionalización de la videósfera mediante la televisión satelital y el cable en la década de
los noventa; por último, todo lo anterior sólo es concebible en el contexto de un mercado amplio
y abierto que supone una significativa baja en los costos para el usuario. La ciudad virtual se
consolida en este fin de milenio tras un siglo de desarrollo como un doble proceso de
mediatización y virtualización.
La expansión de Internet no alcanza todavía la importancia que, sin duda, tendrá. Sin
embargo hasta hoy, en tanto modo de significación, Internet se mantiene en los límites de la
comunicación audiovisual; así por ejemplo, formatos de vídeo 3D o de sonido MP3
perfeccionan lo existente, aunque agregando dos elementos nuevos: disponibilidad e
interactividad. Internet ha ampliado hasta el infinito el volumen de ofertas discursivas,
convirtiéndose en los hechos en un medio de medios, poniendo a un costo mínimo diversos
formatos al alcance del usuario; además, permite que el usuario interactúe y personalice los
mensajes. Si es cierto que Internet está, comparativamente, como el cine en los tiempos de
Chaplin, habrá que esperar algunos años para que desarrolle todo el tremendo potencial que se
avizora. Ya se está implementado telefonía celular e Internet; en un futuro próximo es posible
que una sola pantalla reúna todas las posibilidades dispersas hoy en el aparato telefónico, la
agenda, el aparato de televisión y de radio, para no hablar de la PC.

La ciudad virtual es el nuevo escenario cultural latinoamericano, con grandes redes


televisivas a nivel continental e infinitos canales locales. Si antes la ciudad real era
administrada desde la escritura por los intelectuales de la ciudad letrada, hoy, la ciudad real
responde a los diseños culturales de los media, la ciudad virtual. Paradojalmente, en una especie
de suprema ironía bolivariana, las grandes redes televisivas instaladas en Estados Unidos
traducen para toda América Latina un modo de vida, un modo de ser; unificando virtualmente,
por primera vez, a todo un continente. La ciudad virtual, cosmopolita y consumista por
definición, trae consigo nuevos modos de concebir la política, la ética, el entretenimiento, y la
vida cotidiana. La ciudad virtual hace de la sociedad un medio y de la publicidad el lenguaje de
lo político.

3.. Latinoamérica: hacia claves identitarias virtuales

En un diagnóstico preliminar, podríamos afirmar que la modernidad instala la


identidad como problema, pues, privilegia la experiencia por sobre la tradición o autoridad
como principio de comprensión de sí mismo; así, la identidad moderna remite más a
generaciones, por ejemplo, que a clases sociales. Como afirma Daniel Bell: “El problema
sociológico de la realidad en nuestro tiempo en términos de ubicación social e identidad
se plantea porque los individuos han soltado viejas amarras, ya no siguen pautas heredadas, y
deben enfrentarse constantemente con problemas de elección...y ya no encuentran normas o
críticos autorizados que los guíen (18). Néstor García Canclini llega a una conclusión similar
cuando afirma que: “...ya no es posible vincular rígidamente las clases sociales con los estratos
culturales...ciertas correspondencias entre clases y sistemas simbólicos están sufriendo
cambios radicales...las regularidades y distinciones que hasta ahora facilitaban la
interpretación ideológica se volvieron desconfiables”. Luego agrega: “Una reorganización de
los escenarios culturales y los cruzamientos crecientes de las identidades exige preguntarse de
otro modo por los órdenes que sistematizan las relaciones materiales y simbólicas entre los
grupos” (19). Por su parte, Jesús Martín Barbero nos advierte que “Si la cuestión de las
identidades culturales salta hoy al primer plano de las agendas tanto sociales como académicas
ello remite a la crisis radical que atraviesan tanto los modelos de desarrollo como los
paradigmas políticos desde los que esos modelos fueron legitimados... Nos encontramos ante
sujetos dotados de una plasticidad neuronal y elasticidad cultural que, aunque se asemeja a
una falta de forma, es más bien apertura a muy diversas formas, camaléonica adaptación a los
más diversos contextos y una enorme facilidad para los “idiomas” del vídeo y del computador,
eso es para entrar y manejarse en las redes informáticas” (20).

Podríamos avanzar que los procesos de mediatización y virtualización, en tanto


nueva fuente de patrones culturales , se han tornado en los principios estructurales de
confirmación y conformación de identidades. El ocaso de la clase social como referente
sociológico duro, ha dado paso a la irrupción de comportamientos discrecionales de índole
fragmentaria que llamaremos tribus postclasistas. Dos precisiones, en primer lugar, es claro que
más allá de la naturaleza de las tribus, éstas no alcanzan a universalizar un proceso de liberación
(o de cambio) a partir de sus intereses particulares y concretos, en otras palabras, las tribus no
han constituido, hasta hoy, un movimiento social. En segundo lugar, habría que repetir con
Manuel Castells: “Peut être devrions nous accepter une nouvelle logique sociale, ainsi que
le besoin d’une nouvelle forme de théorisation sociale dans laquelle les processus sociaux sont
mis en oeuvre non par des acteurs mais par des parcelles d’acteurs réels, de sorte que le ‘sujet’
deviendrait aussi abstrait qu’un code génétique”. Esto nos lleva de manera inevitable al meollo
de nuestro problema: “Peut – être que la reconnaissance du nouveau sujet demande un exercise
d’abstraction qui irait au –delà des images concrètes de l’ère industrielle héroïque, vers les
terres floues de la réalité virtuelle” (21)
Se instala así una paradoja en los estudios teóricos contemporáneos; nos
enfrentamos a “parcelas de actores reales” cuyos anclajes identitarios se han tornado virtuales.
Así como la virtualización exhibe la materialidad de las superficies significantes en la
abstracción de los flujos; los actores reales de las tribus diseminadas por doquier, encuentran
nuevas claves identitarias en la realidad virtual vehiculada por los media. El tema de la
identidad cultural adquiere especial relevancia en periodos de transición en que los referentes
simbólicos y los mapas cognitivos se desdibujan; no es raro, entonces, que surja con inusitada
fuerza la temática identitaria al inicio de un nuevo milenio en que nuestros pueblos sólo se
reconocen en la noción de crisis. Basados, precisamente, en el horizonte avizorado por Castells,
advertimos que las nuevas claves identitarias virtuales se encuentran en la conjunción de los
procesos de mediatización, en tanto rostro comunicacional del mercado; y de los procesos de
virtualización, entendidos como modos de significación inéditos. De este modo, los flujos
transnacionales conforman una nueva significación imaginaria central que erosiona y redefine
las identidades tradicionales en América Latina.

4. Postmodernidad y virtualización

Puede resultar exótico para muchos aplicar el término postmoderno a una realidad tan
contradictoria como la nuestra. Se hace indispensable, por lo tanto, discutir en qué sentido se
puede hablar de postmodernidad en Latinoamérica. Utilizamos la denominación postmoderno
en dos sentidos que resultan, finalmente, congruentes. En primer término, asumimos la tesis de
Vattimo cuando sostiene que: “...el término postmoderno sí tiene sentido...tal sentido se enlaza
con el hecho de que la sociedad en la que vivimos sea una sociedad de la comunicación
generalizada, la sociedad de los mass media” ( 22) El advenimiento de la sociedad de las
comunicaciones pone fin a una concepción unitaria de la historia y a la idea de progreso,
inherente a la modernidad. Contra las profecías de Adorno, la irrupción de los mass media no
culminó en la pesadilla de Orwell, por el contrario, señala Vattimo: “...la radio, la televisión y
los periódicos, se han convertido en componentes de una explosión y multiplicación
generalizada de Weltanschauungen: de visiones de mundo” (23) Lejos de un ideal
emancipador, los medios de comunicación han desatado una pluralidad de visiones que
erosionan incluso el “principio de realidad”. En segundo término, entendemos lo postmoderno
como el ethos de una sociedad de consumo, como afirma Lyon: “ Si la postmodernidad
significa algo, esto es, la sociedad de consumidores” (24) Afirmar que la sociedad de consumo
es un diseño global no significa que todos consumen sino que afecta a todos, de modo que el
consumismo se convierte: “ ...en el centro cognitivo y moral de la vida, el vínculo integrador
de la sociedad y en el centro de gestión del sistema” (25). Podríamos afirmar que la
postmodernidad consolida la ciudad virtual , un régimen de significación que supone como
modo de significación los procesos de virtualización y, al mismo tiempo, una economía cultural
caracterizada por la mediatización propia de una sociedad de consumo globalizada.

América Latina ha conocido en años recientes la instauración progresiva de la ciudad virtual y


el declive de la llamada ciudad letrada; esto se traduce en una crisis de las tradiciones culturales
de nuestro continente. Es necesario dejar claro que este tránsito cultural no ha abolido los viejos
problemas que nos aquejan; la marginalidad, la pobreza, las injustas relaciones de poder,
también habitan esta ciudad virtual. Sin embargo, es imposible negar que el nuevo escenario
cultural ha modificado profundamente el modo en que se hacen presentes los problemas
tradicionales de nuestro continente. El conocimiento de estas nuevas modalidades, las nuevas
reglas del juego, es una tarea pendiente de gobiernos y partidos políticos, incapaces hasta hoy
de hacerse cargo del cambio radical que está transformando el diseño cultural latinoamericano.
La proliferación de lo diverso, los dialectos como los llama Vattimo, es también la conciencia
de la historicidad de cualquier sistema ético, político o religioso; así, al igual que el
extrañamiento que nos transmite la experiencia estética y que relativiza nuestra realidad
inmediata; la confluencia de dialectos, propios de la ciudad virtual, entraña posibilidades
liberardoras, pues como afirma Vattimo: “Vivir en este mundo múltiple significa experimentar
la libertad como oscilación continua entre la pertenencia y el extrañamiento” (26).

La ciudad virtual que inaugura el tercer siglo de las repúblicas latinoamericanas no está exenta
de riesgos, y nada en esta terra incognita está garantizado de antemano. Los nuevos escenarios
que se abren en un mundo globalizado, nos impelen, como pocas veces antes, a vivir una
experiencia latinoamericana en que confluya la diversidad regional con una historia común; y
así, entre el extrañamiento y la pertenencia, aproximarnos al horizonte de dignidad y libertad
que han soñado nuestros grandes poetas.

NOTAS

1. Rama, Ángel. La ciudad letrada. Hanover. USA. Ediciones del norte. 1984.

2. Ibidem. p. 23.

3.Ibidem. p. 30. Véase además: Ramos, Julio. Desencuentros de la modernidad en América


Latina. México. F.C.E. 1989.

4. Ibidem. p. 46.

5. Ibidem. p. 42.

6. Paz, O. El peregrino en su patria. México en la obra de Octavio Paz. Tomo I. México. F.C.E.
1ª Ed. 1987 p. 472.

7. Ibidem. p. 476.
8. Verón, E. Esquema para el análisis de la mediatización. Diálogos. B. Aires. Nº 50. 1998: 10
– 17.

9. Ibidem. p. 12.

10. Ibid. p. 12.

11.Ibidem. p. 14.

12. Verón. Op. Cit. p. 17.

13. Scott Lash. Sociología del postmodernismo. B. Aires. Amorrortu Editores. 1997: pp. 20 y ss.

14. Verón. Op. Cit. p. 14.

15. Quessada, D. La société de consommation de soi. Genève- Suisse. Eds. Verticales. 1999

16. Ibidem. p. 79 (La traducción es del autor )

17. Ibidem. p. 18 (La traducción es del autor)

18. Bell, Daniel. Las contradicciones culturales del capitalismo. Madrid. Alianza
Universidad. 1977: p. 95.

19. Barbero, J. M. Ponencia al congreso: Los géneros mediáticos y la identidad cultural


de los pueblos. Barcelona. 1998.
20. Castells, M. Les flux, les réseaux et les idéntités: où sont les sujets dans la société
informationelle? Penser le sujet. Colloque de Cerisy. Paris. Fayard. 1995: 337-59: p. 357.

21. Canclini, N. Narciso sin espejos. La cultura visual después de la muerte del arte
cultoy el popular en: Imágenes desconocidas. La modernidad en la encrucijada posmoderna.
Buenos Aires. Clacso. 1988: p. 52.

22. Vattimo, G. Postmoderno: ¿una sociedad transparente?. La sociedad transparente


Barcelona. Paidós. 1990 p. 73.

23. Vattimo. Op. Cit. p. 79.

24. Lyon, D. Postmodernidad. Madrid. Alianza Editorial. 1996: pp. 99 – 124.

25. Bauman, Z citado por Lyon. Op. Cit. p. 118.

26. Vattimo. Op. Cit. p.- 86.


XV EL TEXTO PLURAL Y LA HIPERTEXTUALIDAD

Las nuevas tecnologías actualizan algunas interesantes reflexiones e intuiciones en


torno a la textualidad plural o abierta. En efecto, muchos postulados postestructuralistas
encuentran una inusitada vigencia y pertinencia frente a los llamados hipertextos. 132 En esta
línea exploratoria nos parece indispensable releer algunos escritos de Roland Barthes en
relación al texto plural y Umberto Eco respecto a la noción de obra abierta.

La pluralidad textual no es, por cierto, un hecho nuevo, se trata de un problema de


antigua data. Bastará recordar que durante la Edad Media, San Jerónimo, San Agustín y otros
fundaron una poética en que los textos se concebían abiertos o plurales. La obra era susceptible
de ser utilizada más allá de su sentido literal: el sentido alegórico, el sentido moral y anagógico.
Aunque se trata de una apertura relativa en cuanto prescribe y autoriza ciertos trayectos de
lectura y clausura otros, cuestión que hará crisis con el barroco. Durante la Edad Media se da
una concepción eleática del mundo, una poética de lo unívoco: un cosmos ordenado cuyas leyes
y jerarquías aparecen instituidas por el logos creador; estamos ante una cultura simbólica o
semántica. Será la modernidad estética, el simbolismo en particular, el que producirá un
desplazamiento inconsciente y gradual hacia un modelo plural. Ya Verlaine intuía la riqueza
estética de la nuance, lo indeterminado: “Car nous voulons la nuance encore/ pas la couleur,
rien que la nuance!” 133 Estas agudas intuiciones tendentes a la pluralidad textual no
encontraron, empero, una teorización que las convirtiera en un programa escritural; habría que
esperar el siglo XX para que lo abierto se convirtiera en centro de reflexión crítica y teórica.
Como afirma Eco: “Ahora...tal conciencia está presente sobre todo en el artista, el cual, en vez
de sufrir ‘la apertura’ como dato de hecho inevitable, la elige como programa productivo e
incluso ofrece su obra para promover la máxima apertura posible”. 134 La idea de apertura está
estrechamente ligada a la noción pragmática de interacción: el usuario deja de ser un ente
pasivo para devenir un lector activo capaz de construir y personalizar su trayecto de lectura.
Junto a Verlaine, quizás sea Mallarmé quien mejor haya intuido esta posibilidad de apertura
textual cuando concibió su Livre: “En el Livre, las mismas páginas no habrían debido seguir un
orden fijo: habrían de ser relacionables en órdenes diversos según leyes de permutación.
Tomando una serie de fascículos independientes (no reunidos por una encuadernación que
determinase la sucesión), la primera y la última página de un fascículo habría debido escribirse
sobre una misma gran hoja plegada en dos, que marcase el principio y el fin del fascículo; en

132
Como muy bien apunta Landow: Cuando los diseñadores de programas informáticos
examinan las páginas de Glas o de Of Grammatology (De la gramatología), se encuentran con un
Derrida digitalizado e hipertextual; y, cuando los teóricos literarios hojean Literary Machines, se
encuentran con un Nelson posestructuralista o desconstruccionista. Estos encuentros
chocantes pueden darse porque durante las últimas décadas han ido convergiendo dos campos
del saber, aparentemente sin conexión alguna: la teoría de la literatura y el hipertexto
informático. Las declaraciones de los teóricos en literatura y del hipertexto han ido convergiendo
en un grado notable. Trabajando a menudo, aunque no siempre, en completo desconocimiento
unos de otros, los pensadores de ambos campos nos dan indicaciones que nos guían, en medio
de los importantes cambios que están ocurriendo, hasta el episteme contemporáneo. Me
atrevería a decir que se está produciendo un cambio de paradigma en los escritos de Jacques
Derrida y de Theodor Nelson, y los de Roland Barthes y de Andries van Dam. Supongo que al
menos un nombre de cada pareja le resultará desconocido al lector. Los que trabajan en el
campo de los ordenadores conocerán bien las ideas de Nelson y de van Dam; y los que se
dedican a la teoría cultural estarán familiarizados con las ideas de Derrida y de Barthes.1 Los
cuatro, como otros muchos especialistas en hipertexto y teoría cultural, postulan que deben
abandonarse los actuales sistemas conceptuales basados en nociones como centro, margen,
jerarquía y linealidad y sustituirlos por otras de multilinealidad, nodos, nexos y redes.Landow,
G. Hipertexto. Buenos Aires. Paidós. 1995: 13-49.
133
Eco, U. Obra abierta. Barcelona. Editorial Ariel. 1979: 79.
134
Ibidem. P. 75.
su interior jugarían hojas aisladas, simples, móviles, intercambiables, pero de tal modo que, en
cualquier orden que se colocaran, el discurso poseyera un sentido completo”.135

No podemos dejar de relacionar el Livre con algunos de los más audaces proyectos
escriturales de la modernidad; en la literatura latinoamericana la referencia a Rayuela (1963) de
Cortázar es inevitable. Como podemos advertir, Mallarmé tuvo en mente algo muy similar a los
textos con que hoy trabajamos en una PC. El texto deja de ser objeto de lectura pasiva para
transformarse en un artefacto sintáctico-semántico y pragmático; es decir, sólo la participación
del lector construye un texto posible, tal como lo pensó Mallarmé: “Le volume, malgré
l’impression fixe, devient, par ce jeu mobile-de mort il devient vie”. 136 Esta idea es
absolutamente congruente con el concepto de obra abierta, planteado por Eco durante la década
de los sesenta: “1. las obras ‘abiertas’ en cuanto en movimiento se caracterizan por una
invitación a hacer la obra con el autor; 2. en una proyección más amplia... hemos considerado
las obras que, aún siendo físicamente completas, están, sin embargo, ‘abiertas’ a una
germinación continua de relaciones internas que el usuario debe descubrir y escoger en el acto
de percepción de la totalidad de los estímulos; 3. toda obra de arte... está sustancialmente
abierta a una serie virtualmente infinita de lecturas posibles, cada una de las cuales lleva a la
obra a revivir según una perspectiva, un gusto, una ejecución personal”. 137

La tesis de Eco, tras más de un cuarto de siglo, sigue siendo muy vigente y junto a
Barthes, quiebra el clisé de un estructuralismo cerrado, inmóvil y ahistórico. Barthes elabora,
justamente, un concepto absolutamente afín al del semiólogo italiano, texto plural, que describe
en los siguientes términos: “En este texto ideal las redes son múltiples y juegan entre ellas sin
que ninguna pueda reinar sobre las demás; este texto no es una estructura de significados, es
una galaxia de significantes; no tiene comienzo, es reversible... los sistemas de sentido pueden
apoderarse de este texto absolutamente plural, pero su número no se cierra nunca, al tener
como medida el infinito del lenguaje”. 138 Barthes lleva al extremo su idea de un texto plural
como una galaxia de significantes ya no basada en una estructura sino en redes: en pocas
palabras, lo que Barthes imagina son flujos de significantes susceptibles de infinitas lecturas.
Con todo lo fascinante que resulta una inmersión en lo absoluto del lenguaje, esta posibilidad
reconoce restricciones narrativas, gramaticales y lógicas, de tal suerte que la pluralidad sólo es
concebible como textos moderadamente plurales o, como los llama Barthes, polisémicos. La vía
de este plural limitado sería la connotación. Tanto la obra abierta como el texto plural nos
parecen absolutamente contemporáneos con el concepto de hipertexto acuñado en el mundo
cibernético por Theodor H. Nelson: “Con hipertexto me refiero a una escritura no secuencial, a
un texto que bifurca, que permite que el lector elija y que se lea mejor en una pantalla
interactiva”. 139 Obviamente, las tecnologías actuales extienden la noción de texto más allá de lo
verbal, por ello hipertexto e hipermedia se utilizan, normalmente, como sinónimos. Como
explica Landow: “Con hipertexto, pues, me referiré a un medio informático que relaciona
información tanto verbal como no verbal. Los nexos electrónicos unen lexias tanto ‘externas’ a
una obra, por ejemplo, un comentario de ésta por otro autor, o textos paralelos o
comparativos, como internas y así crean un texto que el lector experimenta como no lineal o,
mejor dicho, como multilineal o multisecuencial”.140

Las tres nociones que hemos reseñado coinciden, por lo menos en tres aspectos que
remiten a una nueva textualidad. La apertura o pluralidad depende, en primer lugar de la
suplantación de estructuras relativamente fijas de significados (conceptos), por redes y flujos de

135
Ibidém. p.87.
136
Eco, U. Op. Cit.
137
Ibidem p.98.
138
Barthes, Roland S/Z in El mundo de Roland Barthes. Beatriz Sarlo trad. Buenos Aires.
CEAL.1981: 108
139
Landow. Op. Cit. p.15.
140
Landow. Op. Cit.
significantes (perceptos); lo que hemos llamado: procesos de virtualización; en segundo lugar,
esto permite hacer del lector un ente interactivo, participativo: darle vida al texto, ejecutarlo,
hacer una lectura personal; por último, la relación texto-lector se torna multisecuencial en la
medida que se crean vínculos entre lexias diversas. Esta nueva textualidad es aquella que se nos
propone en una enciclopedia interactiva como Encarta, en que cada usuario establece recorridos
verbales e icónicos; otro tanto ocurre si nos adentramos en Internet en busca de alguna
información; y en un caso extremo, experimentamos la pluralidad en imágenes en un videoclip.
En los tres casos, el usuario construye su trayecto de lectura a partir de redes y flujos de
significantes, experimentando la multisecuencialidad. Teóricamente se enfatiza la praxis o
producción de sentido, de manera que esta nueva textualidad afirma la lectura como acto de
libertad y resistencia ante los cánones ideológicos o de consumo. 141 La nueva textualidad
inaugura un paradigma inédito que hemos llamado saber virtual; esta nueva modalidad del
saber nos obliga a revisar los modelos semánticos al uso, a la luz de la nueva textualidad.
Hemos intentado una síntesis comparativa entre el saber narrativo feudatario de la ilustración y
un cierto saber virtual que emerge.

La noción de hipertexto posee tanto una dimensión material, en cuanto depende


de las posibilidades tecnológicas para su realización; como una dimensión intelectual, pues
inaugura nuevos modelos semánticos para un lector humano. En este aspecto coincidimos con
Clément cuando plantea: “L'idée que je défend ici est que .l'hypertexte peut s'envisager comme
un système à la fois matériel et intellectuel dans lequel un .acteur humain interagit avec des
informations qu'il fait naître d'un parcours et qui modifient en retour ses représentations et ses
demandes.”142 Esta doble dimensión de la hipertextualidad está ya presente en Nelson, quien
propuso, de hecho, el concepto: “ Il s'agit d'un concept unifié d'idées et de données
interconnectées, et de la façon dont ces idées et ces données peuvent être éditées sur une écran
d'ordinateur”143 Notemos que lo hipertextual es, al mismo tiempo, una modalidad en que se
organizan datos y un modo de pensar. La hipertextualidad nace, precisamente, de la relación
entre un dispositivo tecnológico y un lector empírico; la hipertextualidad se definiría como un
modo particular de relación texto - lector, o en palabras de Clément: “A la différence d'une
base de données, l'intérêt de l'hypertexte ne réside donc pas seulement dans les unités
d'informations qu'il contient ni dans la façon dont elles sont organisées, mais dans la possibilité
qu'il offre de construire une pensée ou un discours à partir de ces données. Cette élaboration
d'un sens opérée à travers un parcours-lecture est certes le propre des textes en général, mais
dans le cas de l'hypertexte elle revêt un caractère particulier qui tient à sa non-linéarité.”144
Como podemos advertir, y siguiendo a Clément, la hipertextualidad adquiere su especificidad
en tanto se propone como un trayecto de lectura no lineal y, en principio, discontinuo.

Al enfrentarnos a un texto que se nos ofrece como no lineal, se abre ante


nosotros un espectro de posibilidades, de las cuales emerge nuestra lectura del texto. El
hipertexto digital , a diferencia de un hipertexto elemental como una enciclopedia impresa, ya
no exige un lector que se acomode a sus características sino que es el texto el que debe ajustarse
a la voluntad de un lector. Conviene tener presente lo que afirma Pierre Lévy: “... la
interpretación, es decir la producción de sentido,ya no remite exclusivamente a la interioridad
de una intención, ni a jerarquías de significaciones esotéricas, sino a la apropiación, siempre

141
En una perspectiva muy similar, M. Castells llega a proponer una interesante aproximación
a la hipertextualidad como algo que nos es inherente: ...el hipertexto está dentro de
nosotros...en nuestra habilidad interna para recombinar y asimilar en nuestras mentes todos
los componentes del hipertexto, que están distribuidos en diversos ámbitos de la expresión
cultural. Castells. La Galaxia Internet. Madrid. Plaza & Janés 2002:
142
Clément, Jean. 2000 Du texte à l’hypertexte: vers une épistemologie de la discursivité
hypertextuelle. www.acheronta.org/acheronta2/dutextel.htm
143
Nelson, T.H. 1992 Literary Machines 93.1, Mindful Press, Sausalito Citado por
Clément J. Op. Cit.-
144
Clément. Ibid.
singular, de un navegador o de un surfista”145 Esta característica de los hipertextos tiende a
hacer muy borrosos los límites de lo que hemos entendido por lectura y escritura, pues como
advierte Lévy con lucidez: “ la tendencia contemporánea a la hipertextualización de los
documentos se puede definir como una tendencia a la indistinción, a la mezcla de las funciones
de lectura y de escritura. Abordamos aquí el proceso de la virtualización propiamente dicho,
que a menudo equilibra la exterioridad y la interioridad, en este caso la interioridad del autor y
la condición ‘ajena’, exterior, del lector en relación al texto. Este paso continuo del interior al
exterior, como en un anillo de Moebius, caracteriza a la lectura clásica, pues el lector, para
comprender, debe “reescribir” el texto mentalmente y, por lo tanto, penetrar en su interior....la
hipertextualización objetiva, operacionaliza y traslada esta identificación cruzada entre el
lector y el autor al poder de la colectividad” 146

La discontinuidad como característica hipertextual ya ha sido explorada por numerosos


artistas modernos , utilizando para ello el dispositivo collage, la yuxtaposición de fragmentos
que contienen espacios semánticos potenciales que exigen un lector cómplice.

XVI. TECNICIDAD, TEXTUALIDAD Y PERCEPCION

Pensar el pensar

Para pensar la cultura actual o más radicalmente, para pensar el pensar, se hace
indispensable, como punto de arranque, un marco deontológico mínimo. En su artículo, La
crisis del materialismo histórico, David Harvey147 propone cuatro puntos dignos de tenerse en
cuenta antes de emprender cualquier reflexión sobre la cultura. En primer lugar, se reclama el
tratamiento de la diferencia y la “otredad” no como una categoría marxista más, como clase,
sino “...como algo que debiera estar omnipresente en cualquier intento dirigido a analizar la
dialéctica del cambio social...”148 En segundo lugar, Harvey nos advierte sobre la tendencia a

145
Levy, Pierre 1999 La virtualización del texto in ¿Qué es lo virtual?. México . Paidos.: 46
146
Lévy. Op.cit. 43
147
Harvey, D. La crisis del materialismo histórico. La condición de la posmodernidad.
Investigación sobre los orígenes del cambio cultural. Buenos Aires. Amorrortu. 1998: 385 y ss.
148
Ibid
hacer de ciertos paradigmas, algo fijo e inmutable, en sus palabras: “El materialismo histórico –
geográfico es una modalidad abierta y dialéctica y no un cuerpo de concepciones fijo y
clausurado. La meta-teoría no es una afirmación de la verdad total, sino un intento de
reconciliarse con las verdades históricas y geográficas que caracterizan al capitalismo, tanto
en general como en su fase actual”149

Más allá de la crisis materialismo histórico, hay dos aspectos que se pueden entender
como una crítica a las ciencias sociales en su momento actual, nos referimos, por una parte, al
papel que se le asigna a las imágenes y a los discursos como constitutivos del orden simbólico
y, por otra parte, a las nociones de espacio y tiempo como fundamentos básicos de la acción
social. Respecto del primer punto, nuestro autor afirma: “ El reconocimiento de que la
producción de imágenes y de discursos es una faceta importante de la actividad que tiene que
ser analizada como parte de la reproducción y transformación de cualquier orden simbólico.
La estética y las prácticas culturales importan, y del mismo modo las condiciones de su
producción merecen la mayor atención” 150 En relación al segundo punto Harvey es categórico
al señalar: “ Un reconocimiento de que las dimensiones del espacio y el tiempo son importantes
y que hay verdaderas geografías de la acción social, verdaderos y metafóricos territorios y
espacios de poder que resultan vitales en tanto fuerzas organizadoras en la geopolítica del
capitalismo, al mismo tiempo que son los lugares de las innumerables diferencias y de las
otredades que se deben comprender por derecho propio, y dentro de la lógica mayor del
desarrollo capitalista...”151

Tomando como telón de fondo las advertencias de Harvey a cualquier consideración


sobre la cultura contemporánea, y no sólo desde el materialismo histórico, nos proponemos
abordar a grandes rasgos las características de la cultura actual desde tres criterios
fundamentales, a saber: la tecnicidad, la textualidad y la percepción. Organizaremos nuestro
análisis como un comentario a algunas de las tesis expuestas por Jesús Martín Barbero en su
libro La educación desde la comunicación. 152

La tecnicidad alude, desde luego, a los medios o soportes que caracterizan la economía
cultural de nuestro tiempo. En efecto, los procesos de mediatización son impensables sin una
nítida mirada sociotécnica en cuanto a que las TIC’s exceden largamente lo meramente
instrumental, el hecho tecnológico, para instalarse en lo que podríamos llamar ampliamente la
dimensión estratégica de la cultura. La textualidad y la percepción, en cambio, se inscriben
como modos de significación inéditos que redefine tanto el estatuto social como cognitivo del
saber, un horizonte que hemos llamado saber virtual. Como afirma J. Martín Barbero: “ Lo que
la trama comunicativa de la revolución tecnológica introduce en nuestras sociedades no es
pues tanto una cantidad inusitada de nuevas máquinas sino un nuevo modo de relación entre
los procesos simbólicos – que constituyen lo cultural – y las formas de producción y
distribución de los bienes y servicios”153 Asistimos pues a la fase inaugural de un nuevo
régimen de significación que reconfigura la cultura desde sus cimientos, esto es, desde sus
coordenadas temporoespaciales, desplazando de este modo el universo mecánico newtoniano
por un espacio de flujos.

149
Ibid
150
Ibid
151
Ibid. Harvey es uno de los autores que plantea con mayor radicalidad la pregunta por los
nuevos supuestos espacio temporales, como superación de la concepción mecánica inmanente a
la modernidad: “¿De qué modo han cambiado los usos y significados del espacio y el tiempo con
la transición del fordismo a la acumulación flexible? Mi idea es que estas dos últimas décadas
hemos experimentado una intensa fase de compresión espacio – temporal, que ha generado un
impacto desorientador y sorpresivo en las prácticas económico – políticas, en el equilibrio del
poder de clase, así como en la vida cultural y social.” Op. Cit. 314
152
Martín Barbero, J. La educación desde la comunicación. Bogotá. Editorial Norma. 2002:
153
M. Barbero, Op. Cit. 81
Es en este contexto donde resulta pertinente la cuestión sobre el lugar del saber en la
sociedad actual, pues como señala Martín Barbero: “...la tecnología remite hoy no a la novedad
de unos aparatos sino a nuevos modos de percepción y de lenguaje” 154 En nuestra línea de
pensamiento, advertimos que las nuevas condiciones del saber remite a un desplazamiento hacia
modalidades de producción- distribución del saber, así como a mutaciones en la textualidad y la
percepción como fundamentos cognitivos. A este conjunto de procesos los integramos bajo la
categoría, muy provisoria todavía, de saber virtual.
Saber virtual

Pensar el pensar nos lleva a plantear el saber en tanto saber narrativo155, un relato
organizado primero desde la oralidad y luego desde la escritura. Detegámonos en esta última,
impronta gutenberguiana de la modernidad. Es claro que el orden escritural esta siendo
disputado por un nuevo estatuto cognitivo de la imagen. Las nuevas tecnologías hacen posible
que la imagen ya no sea una mera apariencia sino que funda en sí lo inteligible y lo sensible. La
imagen puede devenir así modelo in silica o videomorfización. La tecnicidad hace posible una
nueva textualidad. La logósfera debe convivir con los lenguajes de la conjunción audiovisual, la
videósfera, perdiendo parcialmente su protagonismo. Hemos expuesto los límites de este debate
entre los pensadores apocalípticos y aquellos digitalizados en las figuras emblemáticas de N.
Negroponte y G. Sartori

La irrupción de la imagen, y muy en particular la imagen numérica o digital,


ha sido caracterizada como una nueva figura de la razón, en efecto, para Martín Barbero:
“Estamos ante la emergencia de otra figura de la razón que exige pensar la imagen, de una parte,
desde su nueva configuración sociotécnica: la computadora no es un instrumento con el que se
producen objetos, sino un nuevo tipo de tecnicidad que posibilita el procesamiento de
informaciones, y cuya materia prima son abstracciones y símbolos” 156 Esta tecnicidad a la que
alude nuestro autor ya no se enmarca en una pura relación instrumental sino que instala una
inmediatez psíquica y perceptual157 que redunda en lo que hemos llamado nuevos modos de
significación.

El saber virtual, a nuestro entender, se funda precisamente sobre un modo de


significación tal en que lo sensible y lo inteligible se funden, la imagen se hace modelo o, como
afirma Martín Barbero : “La visibilidad de la imagen deviene legibilidad, permitiéndole pasar
del estatuto de “obstáculo epistemológico” al de mediación discursiva de la fluidez (flujo) de la
información y del poder virtual de lo mental” 158Este punto nos parece crucial, pues junto a su
nueva condición de modelo y, por ende, susceptible de legibilidad, la imagen digital conjuga
no sólo la espacialidad sino la temporalidad, superando el orden lógico sintagmático del
discurso. Si esta nueva condición se agrega la conjunción de lenguajes diversos
(audiovisuales) y la posibilidad cierta de trabajar interactivamente en arborizaciones
hipertextuales, se inaugura un universo en que los significantes, las superficies preceptuales,
reconfiguran la intelección misma. Lo lineal, sintagmático fundado en una lógica causal y
temporal cede su primacía a una lógica espacial y vincular en que lo lineal es desplazado por

154
Ibid.
155
El relato ha sido una forma que ha servido para transmitir un cierto saber que ha permitido
generar competencias en el seno de una cultura . En este saber narrativo, en tanto forma
prototípico de protocolos discursivos, ha residido la formación y la memoria que ha legitimado
los lazos sociales y el sentido. De hecho, nos advierte Lyotard: “Lamentarse de la ‘pérdida del
sentido’ en la postmodernidad consiste en dolerse porque el saber ya no sea principalmente
narrativo”. Véase Cuadra. Álvaro. De la ciudad letrada a la ciudad virtual. Santiago. Editorial
LOM. 2003. Cap 12
156
Martín Barbero. Op. Cit. 91
157
Lo que inaugura una nueva aleación de cerebro e información, que sustituye a la relación exterior del cuerpo
con la máquina Y la emergencia de un nuevo paradigma de pensamiento que rehace las relaciones entre el orden de
lo discursivo (la lógica) y de lo visible (la forma), de la inteligibilidad y la sensibilidad. Martín Barbero. Op. Cit. 92
158
Op. Cit. 93
una nueva topología reticular. En pocas palabras: “Al trabajar interactivamente con sonidos,
imágenes y textos escritos, el hipertexto híbrida la densidad simbólica con la abstracción
numérica haciendo reencontrarse las dos, hasta ahora “opuestas”, partes del cerebro. De ahí que
de mediador universal del saber, el número esté pasando a ser mediación técnica del hacer
estético, lo que a su vez revela el paso de la primacía sensorio-motriz a la sensorio simbólica” 159
Un modo de significación quedaría, entonces, definido como una nueva configuración
pragmática, esto es, como una nueva relación que establece un usuario respecto de los signos
con que significa. Dichos signos se nos ofrecen ya escindidos por el decurso de una cultura
fundada en la abstracción-disyunción, separados de referencia y desemantizados, como una
constelación de estímulos significantes. El saber virtual ya no reconoce límites morfo-
semánticos estables capaces de sedimentar un cierto sentido. Más bien asistiríamos a campos
semántico – pragmáticos, móviles, plurales e inestables, cuya instancia de legitimidad no es
otra que la performatividad.

Desde nuestro punto de vista, estaría emergiendo, entonces, una nueva


condición del saber. Esta mutación en curso ha sido ya detectada en las nuevas generaciones
socializadas en los nuevos modos de significación, pues tal como señala Martín Barbero: Las
etapas de formación de la inteligencia en el niño son hoy replanteadas desde la reflexión que
tematiza y ausculta una experiencia social que pone en cuestión tanto la visión lineal de las
secuencias como el “monoteísmo de la inteligencia” que se conservó incluso en la propuesta de
Piaget. Pues psicólogos y pedagogos constatan hoy en el aprendizaje infantil y adolescente
inferencias, “saltos en la secuencia”, que resultan a su vez de mayor significación y relieve para
los investigadores de las ciencias cognitivas.160 Los síntomas documentados por este autor
marcan, precisamente, una cierta pérdida de protagonismo del libro como eje cultural. Hoy en
día, los saberes ya no circulan exclusivamente por este medio sino que se expanden en textos e
hipertextos digitalizados, de tal suerte que se instituye un “descentramiento” que ponen en
jaque, incluso, las fronteras disciplinarias de la modernidad. En palabras de Martín Barbero:
“La revolución tecnológica que vivimos no afecta sólo por separado a cada uno de los medios
sino que está produciendo transformaciones transversales que se evidencian en la emergencia de
un ecosistema comunicativo conformado no sólo por nuevas máquinas o medios, sino por
nuevos lenguajes, escrituras y saberes, por la hegemonía de la experiencia audiovisual sobre la
tipográfica, y la reintegración de la imagen al campo de producción de conocimientos” 161

El saber virtual marca una fractura en nuestra cultura, pues irrumpe medio de
una amplia mutación de los regímenes de significación cuyos ejes no son otros que la
mediatización como forma contemporánea de la economía cultural y la virtualización como
modo de significación. El saber virtual, en toda su radicalidad, reconfigura la psicósfera ,
redefiniendo la textualidad y la percepción desde una nueva tecnicidad. Esta nueva condición
del saber se aleja de la preeminencia de la racionalidad y la orientación objetivante –
interpretativa para instalar en su lugar la imaginación y la orientación subjetivante
experiencial.

Si como venimos sosteniendo, asistimos a la emergencia de un nuevo modo de


relacionarnos con los signos, a la desparición de fronteras disciplinarias y a la diseminación del
conocimiento, habría que repetir con Barbero: “La diseminación nombra entonces el poderoso
movimiento de difuminación que desdibuja muchas de las modernas demarcaciones que el
racionalismo primero, la política académica después y la permanente necesidad de
legitimación del aparato escolar, fueron acumulando a lo largo de más de dos siglos”162

159
Op. Cit. 118
160
M.Barbero. Op. Cit. 84
161
Op. Cit. 68
162
Op. Cit. 86
Puesto en esta perspectiva, el saber virtual es la más profunda y radical
mutación antropológica que nos obliga a repensar no sólo la educación, sino, nuestra nociones
básicas como espacio, tiempo y, en el límite, pensar el pensar mismo.

XVII. EDUCACIÓN Y NUEVAS TECNOLOGÍAS

Organizaremos este capítulo como un comentario a la reciente obra de José Joaquín


Brunner sobre educación e Internet. 163 La hipótesis en que se sostiene la investigación señalada
es que la educación, como empresa social, ha evolucionado a través de los siglos, en gran
medida debido a las transformaciones en sus bases tecnológicas. L educación habría atravesado,
a lo menos, tres estadios de desarrollo que Brunner llama, respectivamente la producción
escolarizada, focalizada en el aula como dispositivo tecnológico básico para la producción
social del conocimiento en sus distintos niveles: el trivium (gramática, retórica y dialéctica) y
el quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía). La producción pública fue posible
gracias a una nueva forma en la organización del poder, la emergencia de los estados
nacionales, aparece el concepto de educación pública: “De un paradigma privado se pasa a uno
público; de un paradigma de institucionalidad fragmentada a uno de la concentración de la
tarea educativa. Un cambio epocal en la forma de organizar espacialmente el poder y de
legitimar su ejercicio sobre la población, dio lugar, así, a una nueva forma de organizar la
transmisión de la cultura nacional”.164 Este proceso que se consolida entre el Renacimiento y la
Revolución industrial se ve favorecido, desde luego, por la progresiva difusión de la imprenta
que facilitó, a su vez, la secularización y homogeneización de la educación. No podemos olvidar
tampoco el hecho de que es precisamente en este periodo cuando se inicia la escritura en
lenguas vernáculas y los primeros hallazgos científicos. Estamos transitando desde la oralidad y
el manuscrito hacia la cultura del texto impreso: “La estandarización que trae consigo la
imprenta no sólo incide sobre la imagen social que se tiene de los errores textuales y las
correcciones, ‘sino también en los calendarios, los diccionarios, las efemérides y otras obras de
consulta; en mapas, en cartas marítimas, en diagramas y demás obras de referencia visual …
Esto mismo sucede con los sistemas de notación musical o matemática’”. 165 La palabra impresa,
objetivada, se hace susceptible de ser interpretada, tal como hará Lutero. La producción masiva
radicaliza el imperio del texto impreso, la alfabetización de las masas fue una exigencia de la
moderna economía industrial, de manera que la educación se volvió una componente esencial
de cualquier desarrollo posible. Este paradigma educacional es el que hemos vivido hasta el
163
Nos referimos, por cierto al libro: Brunner, J.J. Educación e internet. ¿La próxima
revolución? Santiago. F.C.E. 2003.
164
Brunner, J.J. Op. Cit., p. 31 De hecho, se cita a Branderburgo como ejemplo donde la
educación pública obligatoria se instituye hacia 1717 p. 34.
165
Elizabeth Eisenstein. La revolución de la imprenta en la Edad Moderna europea. Madrid.
Akal. 1994. Citado por Brunner Op. Cit., p. 32.
presente y Brunner resume así sus características fundamentales: “Primero, instala un proceso
de enseñanza estandarizada en el ámbito de la sala de clases que progresivamente incluiría a
toda la población joven. Segundo, a nivel primario y secundario multiplica los establecimientos
coordinados y supervisados por una autoridad central. Tercero, organiza los tiempos y las
tareas formativas de dichos establecimientos mediante una rígida administración. Cuarto, crea
un cuerpo profesional de docentes que pasa a formar parte del cuadro permanente del Estado.
Quinto, otorga a la educación la tarea de calificar y promover a los alumnos mediante un
continuo proceso de exámenes. Sexto, desarrolla una serie de fundamentos filosóficos y
científico que proporcionan las bases conceptuales y metodológicas para esta empresa, la más
ambiciosa emprendida por el Estado moderno”. 166 En la actualidad estamos viviendo una nueva
y profunda transformación en el ámbito educacional. Estos cambios en lo educacional se ven
acelerados por fuerzas de contexto tales como las mutaciones del mercado laboral, la expansión
de la plataforma de información/conocimiento, entre otros. En un catastro todavía muy
preliminar constatamos que estamos transitando

- De un configuración centralizada a una dispersión reticular de la información


- De la rigidez curricular a una concepción flexible
- De una concepción instruccionista a una concepción de tipo interactiva/construccionista
- De la estandarización masiva a una personalización y diversificación de la enseñanza
- De un espacio estatal-nacional a un espacio global
- De un estudiante receptor y pasivo a un estudiante interactivo y participativo
- De un profesor verticalista a un profesor facilitador de aprendizajes

Ante esta evidencia, Brunner se plantea varios estrategias y escenarios educacionales para
los años venideros, distinguiendo básicamente dos grandes estrategias de futuro: la educación
continua (life long learning for all) y la educación a distancia. A partir de un esquema (véase
cuadro nº 10), nuestro autor va a discutir cuatro escenarios previsibles.

CUADRO Nº 2167

VARIABLE TECNOLOGICA

Interna Externa

Escenario 1 Escenario 3
VARIABLE Tradicional

166
Ibidem, p. 40. Escenario 2 Escenario 4
167
Hemos tomado este diagrama de Brunner. Op. Cit. p. 126.
PEDAGÓGICA
Moderna

El diagrama de Brunner opone un eje externo y otro interno, según la variable


tecnológica sea percibida como un entorno puramente exterior al que la escuela debe adaptarse,
o bien como “una condición interna de posibilidad que favorecería la transformación de la
escuela en dirección hacia la sociedad de la información”.168 Por otra parte, las variables
pedagógicas son ordenadas en la oposición tradicional/moderno según se entienda el uso de las
tecnologías en un modelo pedagógico tradicional (memorísticas) o uno más constructivista.

Los cuatro escenarios que surgen del modelo de Brunner pueden sintetizarse de la
siguiente manera:

- Escenario 1
En este escenario se conjuga una pedagogía tradicional con la innovación tecnológica,
así el computador y las redes son una extensión de la tiza y el pizarrón, una herramienta o
accesorio más en el aula. 169 Aún así, la mera introducción del computador produce de suyo
cambios pedagógicos de baja intensidad. Este cambio de primera ola es, más o menos, el modo
en que la institución de enseñanza ha absorbido las diversas tecnologías, desde la diapositivas al
datashow. El modelo pedagógico permanece relativamente fiel a la tradición dirigista del
profesor, pero con herramientas nuevas. Este escenario no es una hipótesis de futuro sino más
bien una realidad presente. Como dice Brunner: “La nueva tecnología se vierte aquí en viejos
moldes, buscando reanimar unas prácticas de enseñanza que dan muestras de agotamiento y
rendimientos decrecientes. La tradición engulle a la novedad pero no permanece inalterada.
Cambia, si no de fondo, sí al menos en los márgenes o en áreas precisas de la actividad
escolar…”170 El E 1 ha permitido que muchos profesores se familiaricen con la PC tanto para
planificar sus clases, incluirlo entre sus posibilidades de enseñanza y, de algún modo, motivar a
sus alumnos.

- Escenario 2
En un escenario en que la innovación se da tanto en lo tecnológico como en lo
pedagógico, es claro que podemos esperar un salto cualitativo. De hecho, Brunner siguiendo las
tesis de Tapscott, nos describe el salto desde el broadcast centralizado (video, textos, clase cara
a cara) hacia lo plenamente interactivo (IAC convencional y Learning Enviroments): “En suma,
partiendo de las posibilidades intraescuela de las nuevas tecnologías digitales, combinadas con
una noción interactiva y constructivista del aprendizaje, el E 2 nos pone frente a una imagen
del futuro que supone un completo replanteamiento del principio educativo”. 171 Este
replanteamiento del cual nos advierte nuestro teórico nos parece muy próximo a lo que hemos
planteado en nuestro avance teórico en torno a lo que hemos llamado “saber virtual” (véase
168
Ibidem, p. 123.
169
Es interesante destacar que las investigaciones realizadas han detectado no sólo un uso
meramente instrumental y técnico de las nuevas tecnologías sino una suerte de sacralización de
estos dispositivos en colegios rurales de Chile. Véase a este respecto la investigación de M.A.
Arredondo, R. Catalán y otros: “Aproximación etnográfica en la introducción de nuevas
tecnologías de información y comunicación en dos escuelas rurales del centro – sur de Chile”.
www.flacso.org.ec/TIC
170
Ibidem 134.
171
M.A. Arredondo, R. Catalán y otros. Op. Cit., p.142.
cuadro nº 9). En este sentido, las palabras de Brunner nos resultan afines y familiares cuando
señala: “De la visión de la enseñanza como broadcasting se pasa aquí al aprendizaje como
interacción entre personas, mediada por máquinas inteligentes y vehiculizada a través de las
redes. En ese tránsito se desplazan asimismo los demás ejes esenciales del proceso de
enseñanza: de la secuencialidad a los hipermedios, de la instrucción a la construcción de
conocimientos, de la enseñanza centrada en el profesor al aprendizaje centrado en el alumno,
de la absorción de materiales al aprender a aprender, de la sala de clases a los espacios de
red, de la educación etaria al aprendizaje a lo largo de la vida, de la estandarización a la
personalización, del profesor transmisor al profesor facilitador”. 172 Es claro que este escenario
no nos resulta familiar en Chile, no tanto por un déficit tecnológico sino más bien por carencias
en capital humano, aún cuando existen esfuerzos para enfrentar esta debilidad. 173

- Escenario 3

El escenario E 3 se mantiene dentro de la tradición pedagógica aunque reconociendo la


innovación tecnológica como una variable externa, ella viene como una demanda del mundo
actual, y en este sentido, habría que ponerse a la altura de los tiempos. Esta tercera escena
posible apela en su argumentación a los cambios en la sociedad misma, sociedad del
conocimiento, sociedad global, sin centrarse en el aula ni en la escuela. Se observan
fundamentalmente las nuevas destrezas requeridas por el mercado laboral. Tal como se ha
venido sosteniendo, sobre todo en el mundo en vías de desarrollo tanto a nivel de gobiernos
como de organismos internacionales, es imprescindible modernizar la escuela para adaptarla a
las exigencias de un mundo cada vez más complejo, dinámico y globalizado. El tema central en
E 3, tanto como en E1, aunque con argumentos distintos, es la llamada alfabetización
informática.

- Escenario 4

Este escenario es, entre todos los descritos, el más utópico si se quiere, pues supone la
superación de la IAC (Instrucción Asistida por Computador) por los Virtual Learning
Enviroments. Este escenario es más un ejercicio de imaginación teórica que una posibilidad
próxima. “En el el caso del E4, el punto de encuentro entre las potencialidades tecnológicas y
los cambios de la educación se produce en torno a la noción de realidad virtual (VR)”. 174 En
una visión futurista habría que plantearse seriamente una clase virtual, una suerte de
teleaprendizaje en el ciberespacio cuya tecnología no es otra que la CGVR (Realidad virtual
generada por computadoras). Así mediante simulaciones se podría abordar un tópico dado desde
diversos puntos de vista, sin un aula, sin horarios restrictivos, enseñanza personalizada a la

172
Ibid.
173
Las políticas públicas en Chile, sobretodo en el área de educación han tenido un enorme
impacto, el Programa Enlaces, el hecho de que tengamos un portal como Educar Chile para
todas las escuelas del país son avances muy importantes. La empresa privada sobretodo la gran
también ha hecho un esfuerzo importante en incorporar nuevas tecnologías. El gobierno a su
vez ha estado haciéndolo, pero lo que ocurre ahora es que tenemos grandes disparidades, hay
servicios públicos puesto que están puestos ya en red y son altamente interactivos, pero hay
una gran cantidad de otros servicios públicos que siguen funcionando en la vieja modalidad.
Mientras las grandes empresas avanzan la pequeña y mediana empresa, que son la mayor
cantidad en el país y para que decir la micro empresa, muchas veces todavía están fuera del
ámbito de esta revolución tecnológica. En el campo educacional si bien hemos hecho un
esfuerzo muy valioso con buenos resultados en las escuelas, tenemos que hacer un esfuerzo
paralelo en cuanto educación continua, porque seguimos teniendo una fuerza de trabajo donde
una proporción altísima de la población apenas tiene una educación básica completa o, en
muchos casos, una educación básica incompleta, y con eso la verdad es que no tenemos el
capital humano que el país requiere para ser un país efectivamente competitivo en los mercados
internacionales. Brunner. Entrevista inédita.2003.
174
Brunner. Op. Cit., p. 156.
medida en relación con comunidades de aprendizaje. Esta idea nos trae de inmediato la noción
de inteligencia colectiva de Lévy. Este escenario es más un horizonte o un anhelo que una
realidad posible en el mediano plazo.

En lo que sigue, intentaremos mostrar que de los escenarios descritos por Brunner,
nuestro país apenas se asoma al primero de ellos. Esto quiere decir que si bien hemos
incorporado la PC, esta adopción es meramente instrumental. No habría, en rigor, una
innovación pedagógica profunda sino una extensión de las herramientas al uso.

E – Learning : Escenario presente

Estudios recientes han detectado la enorme importancia actual y previsible para el


llamado e –learning; en efecto, en el más reciente estudio del Centro de Estudios de la
Economía Digital de la Cámara de Comercio de Santiago se señala: A nivel mundial se estima
que el mercado de e – learning tiene un tamaño cercano a US $ 7 mil millones correspondientes
a más de 10 millones de cursos on line. De acuerdo a proyecciones de IDC y Merrill Lynch,
para el año 2004 sobrepasaría los US $ 20 mil millones. Para ese mismo año se prevé que sólo
el 35% de los cursos de capacitación o entrenamiento serán dictados en forma tradicional. 175
América Latina participa marginalmente de este mercado potencial, ocupando tan sólo el 4%
del total de capitales en juego frente a un 65% de los EEUU y un 17% de la Unión Europea,
según la IDC. En los Estados Unidos este ámbito de negocios se cuadriplicó en el bienio 1998 –
2000, implicando rebaja de costes del orden del 50% en capacitación. En el caso chileno, se
registró un crecimiento espectacular del 241% en el lapso referido. De 200 empresas dedicadas
a e –learning, 110 están registradas en SENCE, entre las cuales hay 17 universidades. Si bien la
oferta en Chile se ha triplicado durante el año 2001, los capacitados por esta vía sólo crecieron
en un 30%, mostrando un claro desfase entre el explosivo aumento de la oferta y la moderada
demanda. Es claro que en los próximos años, la modalidad de e –learning experimentará un
crecimiento en nuestro país, de hecho: La meta gubernamental de medio millón de capacitados
a través de Internet se alcanzaría el 2008, después de lo previsto originalmente. Para esa fecha,
con cerca de un tercio de los capacitados utilizando plataformas de e – learning, el mercado
mostrará signos de madurez, convergiendo a tasas de crecimiento más moderadas, aunque
superiores a las del mercado de educación tradicional. 176 No deja de ser interesante el dato
consignado por CED-CCS en cuanto a los meses estimados para alcanzar el equilibrio
operacional en las empresas Internet chilenas: así, con un promedio de 20 meses, advertimos
que las empresas e –learning se ubican alrededor de los 14 meses, la más baja de todas las
consideradas en el estudio.

Si consideramos que el ítem “educación” se ubica en un tercer lugar con un 14% en


relación a principales categorías de compra por Internet; es claro que se trata de una actividad
dinámica, en pleno crecimiento y con proyecciones más que interesantes.

Frente a una oferta en expansión, se erige un mercado potencial nada desdeñable


constituido en parte por los docentes del país. Es evidente que toda la educación se está viendo
afectada por la irrupción de las TIC’s, sin embargo, el área de mayor potencial está constituida
por la educación de postgrados y postítulos dirigida a aquellos actores directos en el proceso
enseñanza aprendizaje: los docentes. En un estudio reciente realizado por Collect, se concluye
que: La disponibilidad de equipos informáticos y acceso a Internet es elevada entre los

175
La Economía Digital en Chile. Informe del Centro de Estudios de la Economía Digital. CCS.
Junio.2002: 86.
176
Ibid, p. 88.
profesores: 64% pertenece a hogares donde existe, al menos un computador; y un 41%
pertenece a hogares donde existe acceso a Internet. 177 Como podemos advertir, la penetración
de las TIC’s entre los profesores está muy sobre el promedio nacional en que sólo tiene acceso a
la red un 8.5% de la población; y aún es superior a índices de países desarrollados donde el
promedio general de acceso a la red bordea el 28% en el 2000. En términos generales, los
equipos son nuevos (el 70% fue adquirido en el periodo 1999 – 2000); además, entre las
actitudes y creencias consignadas por el estudio se destaca una elevada importancia asignada a
la computación asociada a la educación de los hijos. En pocas palabras, los docentes del país
constituyen un segmento privilegiado como potenciales clientes de programas de EAD
apoyados por soportes tecnológicos.

Más allá de las consideraciones reseñadas, está la cuestión de los desafíos que plantea al
docente la rápida evolución que está sufriendo la educación en nuestras sociedades; es
indudable que este proceso acelerado de cambios exige una formación continua, permanente y
masiva de los profesionales del área. La nueva sociedad del conocimiento que emerge por
doquier pone como uno de sus ejes, justamente, el knowledge management (KW), como
requisito indispensable del desarrollo.

La educación como desafío

El ámbito educacional exige, como ninguna otra práctica social, una clara distinción de tres
factores que se conjugan en ella, a saber: técnología, cultura y sociedad. Aclaremos desde ya
que la tríada mencionada es sólo conceptual, pues sabemos que la educación es un espacio
tejido de lazos e intercambios sociales en que la dinámica de las representaciones se comparte
con el apoyo de artefactos eficaces. En este sentido, parece pertinente entender lo tecnológico
en cuanto: “...un ángulo de análisis de los sistemas sociotécnicos globales, un punto de vista
que pone énfasis en la parte material y artificial de los fenómenos humanos, y no una entidad
real, que existiría independientemente del resto, tendría efectos distintos y actuaría por sí
misma”.178 De esta manera, nuestra mirada quiere superar la visión reduccionista según la cual la
Computer Supported Cooperative Learning (CSCL) es el tránsito de lo presencial a lo distante,
o el paso de la logosfera a lo multimedial. Una definición operacional de e - learning como
“...uso de las tecnologías del Internet para promover un amplio despliegue de soluciones que
mejore el conocimiento y el desempeño”, 179 posee la ventaja de subrayar un aspecto que nos
parece central: el uso. En efecto, más que la implementación de sofisticados equipos y
herramientas, ele – learning plantea el desafío del uso que hacemos de una tecnología dada en el
seno de una sociedad concreta y una cultura históricamente acotada. En pocas palabras, el e –
learning se instala como una de los ejes en el modo informacional de desarrollo, cuestión que
forma parte de algunos gobiernos de nuestra región y constituye parte importante de la agenda
de los próximos años: A mediano plazo, el uso de las tecnologías y redes de información deberá
estar totalmente integrado a la enseñanza curricular, lo cual proporcionará un mayor dominio
de estos instrumentos a las nuevas generaciones, al tiempo que modernizará las prácticas
docentes.180

Hasta hoy se reconocen básicamente dos grandes modalidades de aprendizaje, en primer


término está la llamada modalidad asincrónica en que el proceso enseñanza aprendizaje está
diferida en el tiempo y el espacio, y en segundo lugar, la modalidad sincrónica en que el
estudiante puede seguir en tiempo real el proceso de enseñanza aprendizaje. Así, por ejemplo,
177
Collect. Investigaciones de Mercado. RESULTADOS GENERALES DEL ESTUDIO Penetración
y usos de tecnología en los profesores. Julio 2002.
178
Levy. Op. Cit., p. 26.
179
Rosenberg, M. E-Learning. Estrategias para transmitir conocimientos en la era digital.
Bogotá. McGraw Hill. 2002: 28.
180
Informe Comisión Presidencial Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación, enero
1999.
las tecnologías CBT y WBT suponen la asincronía, mientras que el Chat y la Videoconferencia
o el Aula Virtual son tecnologías sincrónicas. Sin embargo, tal como ya lo hemos señalado,
nuestro énfasis apunta hacia una superación de cualquier reduccionismo tecnológico, es así que
planteamos más bien Modos Integrados de Aprendizaje (MIA) en el que se conjugan modos
sincrónicos y asincrónicos con clases presenciales y el apoyo de manuales impresos; en este
sentido, resulta interesante consignar una de las hipótesis de Rosenberg cuando señala: Las
personas que creen que la tecnología reemplazará totalmente los grandes profesores en el
salón de clases, con aprendices altamente motivados, están tan mal aconsejados como aquellos
que creen que el Internet es una moda pasajera. 181 Nos parece que este enfoque nos ofrece un
amplio espectro de instrumentos y herramientas que potencian el proceso enseñanza
aprendizaje. De este modo, concebimos una estrategia en que se dan cita dos momentos
cruciales, por una parte el MIA y los procesos de diagnosis, evaluación modular y certificación
que ellos supone; y por otra parte, el llamado LMS (Learning Management System) como una
instancia de administración y seguimiento del proceso enseñanza - aprendizaje. 182

Más que un problema tecnológico, estamos enfrentados a problemas pedagógicos y


sociales , pues tal como se ha afirmado: ...el aprendizaje basado en Internet no depende
únicamente de la pericia tecnológica, sino que cambia el tipo de educación necesaria, tanto
para trabajar en Internet como para desarrollar la capacidad de aprendizaje en una economía
y una sociedad basadas en la red. Lo fundamental es cambiar del concepto de aprender por el
de aprender a aprender ...En otras palabras, el nuevo aprendizaje está orientado hacia el
desarrollo de la capacidad educativa que permite transformar la información en conocimiento
y el conocimiento en acción.183 Lo que resulta más que claro en la actualidad es aquello que
señalan los especialistas en educación: Tanto en países desarrollados como en desarrollo, queda
aún mucho por discutir y avanzar en cuanto a la aplicación de las TIC (tecnologías de la
información y la comunicación). Entre los temas relacionados con la educación se mencionan:
a) los que las consideran como herramienta y soporte para mejorar la calidad del proceso
educativo. Ya no deben observarse las tecnologías integradas de información y comunicación
únicamente como soportes tecnológicos, sino como elementos integradores e incluyentes de los
procesos de acceso y recuperación de información y transferencia de conocimiento y de
enseñanza/aprendizaje; b) los cambios profundos y aun paradigmáticos que requiere el proceso
educativo, tanto por el oferente como por el receptor, y c) los aspectos sociales y culturales,
legales, políticos y económicos de la transferencia electrónica de la información, que deberán
considerarse al planear la distribución, organización, acceso y recuperación local, nacional o
mundial.184

En el caso chileno, se produce una centralización geográfica y social marcada del


acceso a Internet, de hecho, la capital concentra el 40% de la población, el 57% de las
conexiones telefónicas y el 50% de las conexiones a la red. Ahora bien, en términos sociales, el
26% de las rentas superiores en nuestro país concentra el 70% de las conexiones a Internet; está
situación es aún más grave en otros países de la región como Bolivia o Colombia. Ante un
paisaje tan heterogéneo, el e – learning sólo puede ser pensado entre nosotros como una urgente
estrategia de desarrollo, pues en una perspectiva global América Latina participa sólo
marginalmente con un 4% de los usuarios a nivel mundial frente a un 42.6 % que acumula
Estados Unidos. La llamada “brecha digital” es una realidad lacerante que lejos de acortarse, se
ahonda cada día más.

181
Rosenberg. Op. Cit. Prefacio XVIII.
182
Véase a este respecto, el interesante aporte del estudio realizado por Fundación Chile y
Seaprende e –Learning Solutions: Descripción del proceso de construcción del aprendizaje en la
capacitación laboral a través de e-learning. Santiago, Abril.2002.
183
Castells, M. La galaxia internet. Madrid. Plaza & Janés. 2002: 287.
184
Almada Margarita. Sociedad multicultural de información y educación. Revista Iberoamericana
de Educación. 24. 2001.
La educación a distancia apoyada por soportes tecnológicos adecuados y específicos,
integrados a las herramientas más tradicionales es, hoy por hoy, una clara opción para
propender a la integración regional y al desarrollo educacional. Por su misma naturaleza, las
TIC’s permiten la desterritorialización de la enseñanza, facilitando el acceso en zonas alejadas
de la capital y abriendo nuevas horizontes más allá de nuestras fronteras nacionales.

El problema de la pertinencia

Al plantear la pertinencia como un problema central de las aplicaciones TIC’s en la


educación queremos subrayar el hecho de que toda tecnología, y en especial las nuevas
tecnologías de la información, entraña de suyo una opción que preconstituye la constitución
misma del saber. En este sentido, se entiende que la utilización de una determinada tecnología
conlleva, ineluctablemente, una cierta radicalidad. En la hora actual, el saber se ve tensionado
por tres grandes factores que operan como principios externos en su constitución: el mercado,
los nuevos modelos de gestión y la irrupción de las tecnologías de la información y la
comunicación. Así, el modelo según el cual el saber prefiguraba el mundo de la producción se
ha invertido, hoy es el mundo productivo el que ordena el saber. Si bien, durante la última
década, toda la educación está atravesada por estas variables; éstas se hacen particularmente
evidentes en el ámbito universitario; así, los estudios superiores de pre-grado han visto cómo
sus curricula y sus prácticas se escolarizan aceleradamente, renunciando a la dimensión crítica
reflexiva que era uno de los supuestos que constituían lo universitario. Tanto las nuevas
coordenadas establecidas por el mercado como el rápido cambio impulsado por las TIC’s han
puesto en tensión las prácticas pedagógicas al uso. Desde nuestro punto de vista, hasta la fecha
las tecnologías han sido administradas por especialistas ajenos al mundo de la educación que se
han dedicado a describir árboles, sin advertir el amplio bosque de este universo. Pues bien, es
precisamente en el plano estratégico donde aparece con nitidez el problema de la pertinencia;
un problema que, ciertamente, excede con mucho las competencias de los especialistas en
informática para instalarse en el dominio de las ciencias de la educación. Preguntas tales como:
¿tecnología para qué?, ¿tecnología para quién?, ¿qué hacer con la tecnología en mi contexto?, o
si se quiere, ¿qué es educar hoy?, todas exigen una investigación fundada en un know how que
está por construirse. La pertinencia de las aplicaciones tecnológicas no se relaciona tan sólo con
lo propiamente académico sino que, además, apunta los modos mismos de gestión

Más allá de las resistencias y prejuicios que genera la irrupción de la TIC’s, nos parece
innegable que nuestras sociedades se encaminan hacia modalidades de desarrollo informacional.
De manera tal que, desde una perspectiva sociotécnica, se ha alterado la noción misma de
desarrollo en países como el nuestro. Un mundo tardocapitalista en red se nos aparece como una
variable externa que debe conjugarse necesariamente con nuestro espacio histórico concreto.
Así, según hemos visto, se confrontan espacios de flujos desterritorializados con nuestras
historias nacionales y locales. Las posibilidades de desarrollo, de la que la mentada “brecha
digital” no es sino su última manifestación, confrontan dos lógicas entre nosotros; por una parte
una lógica instrumental basada en la eficiencia, la utilidad y productividad encarnada por
consorcios transnacionales, organismos internacionales y la mayoría de los gobiernos
regionales, mientras que por otra parte asistimos a dinámicas de apropiación, reinvención de
identidades y formas de vida. La inequidad de la “brecha digital” no remite necesariamente a
índices de computadoras por habitante sino a brechas simbólicas, un déficit en
cultura/conocimiento que margina a miles de individuos de la sociedad globalizada altamente
competitiva. Así, según todos los estudios sobre Desarrollo Humano, a una mala distribución
del ingreso se suma ahora una peor distribución de los conocimientos. Chile no es una
excepción a esta regla. La configuración prototípica de nuestra cultura que tiende a la
concentración / exclusión se repite en cuanto a la conectividad, el quintil más rico concentra
más del 45% de las conexiones, en tanto que el quintil más pobre alcanza el 7%. Sabemos,
empero, que la cuestión de fondo no se juega en el plano estrictamente material.
La noción que nos parece central es aquella que enfatiza el uso de las TIC’s. A este
respecto debemos tener presente el hecho de que el impacto de las nuevas tecnologías sobre los
procesos productivos y que se expresa en el aporte de las TIC’s en el crecimiento del PIB no
supera en Chile el 7%, mientras que en los países desarrollados es superior al 20%. En pocas
palabras, el desarrollo actual de nuestro país comparte dos características centrales, y nada
alentadoras, con los demás países latinoamericanos: primero, una pobreza dura superior al 20%
y, segundo, un desarrollo de baja tecnología.

No nos adscribimos a visiones apocalípticas frente a la “brecha digital”, más bien


tendemos a pensar que si bien se detectan “males incurables” inherentes al tardocapitalismo,
existen no obstante “males curables”. Es en ese espacio donde debemos concentrar el quehacer
de organismos y gobiernos los años venideros. Es claro que las estrategias que reclamamos
pasan, necesariamente, por duras y profundas reformas políticas. Entendemos que es en el
campo de la política donde deben buscarse nuevas relaciones tecnoeconómicas y nuevas
configuraciones culturales. Chile no puede seguir atrapado en lógicas del siglo pasado, los
nuevos contextos globales, reticulares, exigen una democratización muy seria en nuestro país.
Según hemos visto, la educación constituye el pilar sobre el que se articula cualquier posibilidad
futura. Mientras el ciberespacio siga reproduciendo la arcaica estratificación colonial de nuestra
sociedad, verdadero régimen de castas, no conseguiremos una inserción clara en el nuevo
mundo que aparece.
Nuestro estudio nos ha permitido dar una mirada descriptiva y panorámica a lo que se ha dado
en llamar cibercultura. Se trata, por cierto, de una primera aproximación que quiere ser más una
reflexión cultural y un ejercicio de imaginación teórica que un estudio técnico. Tal como lo
señalamos en nuestra hipótesis, todos los antecedentes recogidos reafirman que la llamada
“brecha digital” es el problema socio - cultural más importante de los países en vías de
desarrollo: tanto desde el punto de vista de acceso a las tecnologías y redes, como desde la
perspectiva del desarrollo de competencias en la población.
Hemos visto cómo se está transformando el régimen de significación en el mundo
contemporáneo, poniéndonos no sólo ante nuevos escenarios económico culturales sino además
ante modos de significación inéditos. La Ciudad Letrada, asociada al orden colonial va
perdiendo su fuerza y adviene un nuevo régimen que hemos llamado Ciudad Virtual. Esto nos
ha obligado a tratar de entender los fundamentos mismos de esta transformación, la compresión
espacio temporal, pues es a este nivel donde se verifican los cambios.
La “brecha digital”, actualiza un nuevo / viejo problema. Si la entendemos en su
dimensión más obvia, se trataría de la brecha tecnológica que hemos arrastrado durante todo el
siglo XX. Sin embargo, es más que una carencia de tecnología, es ante todo una falta de saber.
Por vez primera en su historia, nuestros países se enfrentan a la paradoja de que la misma
miseria e injusticia de los pueblos que alimentó a las élites y que fueron su condición de
existencia, se vuelve contra toda posibilidad real de insertar a estos países en los nuevos modos
de desarrollo. Y algo aún más paradojal, el tardocapitalismo globalizado se ha convertido en
una fuerza modernizadora entre nosotros, en cuanto impone una racionalidad de mercado que
contradice el orden político-cultural colonial de América Latina. Si hay alguna revolución que
se avizora en lontananza, ésta es una revolución cultural cuyos ejes son la democracia, el
individualismo y el mercado. La “brecha digital”, en este sentido, se nos aparece más como una
extemporaneidad de las sociedades latinoamericanas y sus instituciones.América Latina y Chile
en particular se enfrentan a lo que podríamos llamar la Cultura Internet o régimen de
significación digital. Cualquier estrategia futura exige tres dimensiones concretas a considerar:

a. Una estrategia tecnoeconómica que posibilite la inserción de nuestros países en el espacio de


flujos, tanto en lo comercial como en lo simbólico.
b. Una estrategia política que vincule la noción de ciudadanía y democracia no sólo con la
conexión física sino con la apropiación de los nuevos lenguajes (su uso)

c. Una estrategia socio - cultural que reinvente formas de participación ciudadana desde el
ámbito escolar y laboral, los llamados habitus de Internet. Sólo de este modo consolidaremos un
capital humano capaz de enfrentar el mañana: absorbiendo, aplicando y generando
conocimiento.

El estado actual de los países de nuestra región plantea más inquietudes que esperanzas
concretas, el panorama se caracteriza por un debilitamiento del Estado en su papel regulador de
políticas públicas, la alta concentración del PIB en una minoría de los habitantes, por último a
esto se agregan problemas endémicos como la presencia de grandes consorcios transnacionales
que determinan las orientaciones tecnológicas. La “brecha digital” se instala precisamente en
este cuadro.
No hay recetas fáciles para superar el actual estado de cosas ni un modelo único.
América Latina es al mismo tiempo unidad y diversidad, no obstante, en un diagnóstico global,
la educación aparece como el punto nodal para desatar las posibilidades futuras. Las nuevas
tecnologías son, desde este punto de vista, una herramienta crucial para emprender novedosas
formas de educar a nuestros pueblos, no sólo como escolarización sino como ciudadanos libres
y concientes de su dignidad. El desafío de la región es ante todo un gran reto a la imaginación
de gobiernos, intelectuales y ciudadanos.

ACTIVIDADES
1. Usted es el encargado de rastrear civilizaciones posibles en los confines del universo.
Para ello, debe ocuparse de clasificar las diversas ondas electromagnéticas que llegan a
una superantena parabólica desde el cosmos.
2. Haga un dibujo que comunique lo básico de nuestra humanidad a un ser de otro mundo
(suponiendo que él es capaz de ver su dibujo)
3. Cuando un especialista observa una radiografía es capaz de establecer un
diagnóstico; en cambio, cuando un no- especialista observa la misma radiografía no puede
saber de qué se trata.
¿Cómo se explica esto si ambos ven lo mismo?
4. ¿En qué sentido se puede argumentar que la semiótica es una teoría general de la
cultura?
5. Elabore un vocabulario mínimo que incluya los siguientes términos:
*SIGNO *SEMIOTICA *SIGNIFICANTE
*SIGNIFICADO *SIGNIFICACION *DESIGNACION
*REFERENTE *MODELO *SEÑAL
*INDICIO *SIMBOLO *COMUNICACIÓN
6. Cite ejemplos propios de:
-Lenguajes sistemáticos
-Lenguajes asistemáticos
-Lenguajes directos
-Lenguajes sustitutivos
7. Utilizando el juego de ajedrez, explique:
-¿Cuáles son los signos?
-¿Cuál es la gramática?
-¿Cuál es la lengua?
-¿Qué sería un acto de habla?
-¿Qué sería el habla?
8. Por un error lamentable, usted llega a Tokio cuando iba sólo a Isla de Pascua
¿Cómo intentaría comunicarse con un nipón que no habla sino su propia lengua? Suponga
que no hay traductores y que usted no habla japonés.
9. Haga una tabla resumen con las clases y subclases propuestas por la tipología de
Ekman & Friesen (utilice una hoja de block)
10. Explique con sus palabras los siguientes términos:
*Lengua
*Habla
*Acto de habla perlocucionario
*Acto de habla ilocucionario
11. Utilizando el modelo de Jakobson, explique las siguientes situaciones
comunicacionales:
-Leer noticias en la prensa
-Pensar “en voz alta”
-Hacer una clase
-Ver una cinta de video
-Leer versus conversar
-Ver un “spot” publicitario en TV
-Leer la novela “Martín Rivas”
12. ¿Cómo explicaría usted el problema del referente con el término “unicornio”
13. Escriba un ensayo sobre la posibilidad de comunicarse con inteligencias no-
humanas (delfines, ballenas, perros, plantas, etc.)
14. Discuta la tipología de Searle para los actos ilocucionarios; busque ejemplos
originales para cada uno de ellos.
15. Redacte un “guión” para televisión en el que se indique claramente el parlamento
del actor (lo que se debe decir): los gestos que acompañan las distintas expresiones y las
circunstancias en que éstas se realizan.
16. ¿En qué sentido Haberlas sostiene que la dimensión ilocucionaria funciona como
un “hereby”?
17. Explique lo que se entiende como “lebenswelt”. Produzca ejemplos.
18. Resuma la tipología de Weber y compárela con aquella que propone Haberlas. ¿En
qué sentido se puede decir que Haberlas supera a Weber?
19. Elabore un mínimo de 50 fichas bibliográficas de contenido del libro de Fernando
Flores “Inventando la empresa del siglo XX”, Santiago. Hachette. 1989. (99 páginas)
20. Prepare, a partir del texto mencionado, un vocabulario con los siguientes conceptos:
*HABLAR *ESCUCHAR *OIR
*COMPROMISO *REGLA *QUIEBRE
*QUIEBRE SOCIOLINGUISTICO
*TRANSFONDO DE LO OBVIO
*CONVERSACION *DISEÑO
*RED DE CONVERSACIONES
21. Escriba un ensayo en que explique la relación que establece Flores entre
ADMINISTRACION y COMUNICACIÓN. Utilice citas del autor.
22. Intente una síntesis desde el punto de vista de lo comunicacional de
UNO de los siguientes fenómenos:
-Relaciones públicas y comunicaciones
-Medios de comunicación de masas
-El afiche en el mundo de hoy
-La publicidad (prensa, radio o TV)
-El arte en la era de la comunicación masiva
-El diseño como dispositivo cultural.

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La Teoría de la Autopoiesis y su Aplicación en las Ciencias Sociales


El caso de la interacción social
Jorge Gibert-Galassi y Beatriz Correa. Universidad de La Frontera. Chile
1) Introducción y Propósito
Partimos de la convicción que la interacción social es un fenómeno básico, a la vez mínimo y
fundamental, de la dinámica societaria y un tema por excelencia de las ciencias sociales, aunque
conectado con la psicología, la neurobiología y las llamadas ciencias cognitivas.
A pesar de ello, a nuestro juicio, este concepto aún adolece de la vaguedad suficiente como para
apoyar teorías muy diversas. Esto es así, en parte, porque "condensa" (o debería simplificar) la
explicación (más exactamente, la argumentación) respecto del problema sociológico general de
"cómo es que la sociedad – mediante sus normas y costumbres – está internalizada en el
individuo; y de cómo es que el individuo – mediante su innovación y libre albedrío – recrea a la
sociedad". En efecto, cada vez que interactuamos entre individuos (se excluye en este trabajo el
caso de la interacción del individuo con la naturaleza y los objetos artificiales), utilizamos a
veces las pautas preestablecidas o creamos pautas originales de relación, que pueden convertirse
en pautas preestablecidas más tarde. Es decir, en una interacción social se activan mecanismos
resolutivos del problema sociológico general antes mencionado. Por otro lado, el fondo de este
problema es la discusión sobre la naturaleza de lo social, en particular sobre sí lo social
pertenece al dominio del libre albedrío y/o al dominio de la legalidad, y de qué forma.
Por constituir un fenómeno básico de la vida en sociedad, el estudio de la interacción social
debería concitar esfuerzos en común para su dilucidación y profundización. Este trabajo es un
esfuerzo en esa dirección, aunque su enfoque es bastante acotado. Nos proponemos reflexionar
sobre los supuestos, conjeturas y modelos (o descripciones verbales) de la teoría sistémica
autorreferencial y/o autopoiética de la interacción social.
Así, el presente trabajo pretende sintetizar algunos hitos relevantes de un tópico clásico y central
de las ciencias sociales, cual es el fenómeno de la interacción social, es decir, cómo es posible
que dos seres humanos (o más), se relacionen y construyan un sistema de orden superior,
compuesto por elementos, con propiedades constitutivas o emergentes, que son y no son
respectivamente, atribuibles a los individuos que constituyen tal sistema.
2) Teoría de Sistemas y el Concepto de Autopoiesis: Las Tesis de Maturana sobre la
Interacción Social
Desde Pareto, las ciencias sociales han incluido el concepto de sistema como un importante
instrumental teórico. Con las aportaciones de Von Bertalanffy y en especial a partir de la obra
de Parsons, la comunidad de las ciencias sociales adoptó el vocablo definitivamente, no sin
especificaciones (y confusiones) múltiples (1).
Debe ser difícil o imposible encontrar hoy un investigador de las ciencias de la conducta o
sociales que no utilice el concepto de sistema en algún sentido. Por ello es que nosotros vamos a
apuntar específicamente a la discusión de los sistemas sociales autorreferenciales o
autopoiéticos, centrándonos en la obra de Humberto Maturana y Niklas Luhmann, que gozan de
gran influencia y divulgación en el medio local (2). Dejaremos fuera otras interesantes
aportaciones a la teoría de los sistemas sociales autopoiéticos, como las de Morgan, Von Krogh
y Roos, Mingers, Teubner, Hejl y otros (3).
El punto de partida y central será, sin duda, el concepto de autopoiesis de Maturana (4). En el
prólogo de 1995 de De máquinas y seres vivos, tanto Maturana como Varela coinciden en que el
concepto de autopoiesis fue formulado para sistemas vivos en su expresión mínima, esto es, a
nivel molecular (5). La autopoiesis es una peculiaridad de ciertas máquinas homeostáticas,
donde la variable fundamental que mantienen constante es su propia organización. "Una
máquina autopoiética es una máquina organizada como un sistema de procesos de producción
de componentes concatenados de tal manera que producen componentes que: i) generan los
procesos (relaciones) de producción que los producen a través de sus continuas interacciones y
transformaciones, y ii) constituyen a la máquina como una unidad en el espacio físico" (op.cit,
69). Dicho en breve, autopoiesis es una clase de dinámica de organización o, más exactamente,
es una dinámica de autoorganización molecular. No es trivial recordar que, como entidad
conceptual, pertenece a la clase de los conceptos biológicos.
La autopoiesis es una característica de los sistemas vivos, pero que se expresa en diversidad de
grados. Se tiene por lo tanto, una autopoiesis de primer orden o autopoiesis molecular en la cual
se fundamentan las autopoiesis de organismos de niveles superiores, esto es, autopoiesis de
organismos multicelulares o de segundo orden y autopoiesis de sistemas sociales o de tercer
orden. Sin embargo, tanto en la autopoiesis de segundo como de tercer orden, éstas se
constituyen por las relaciones autopoieticas de sus componentes y no por estar compuestas por
elementos autopoieticos. Es clave el postulado de que los componentes deben ser autopoieticos.
Es decir, los sistemas autopoiéticos de segundo y tercer orden son autopoiéticos sólo en la
medida en que su fenomenología depende de ciertos componentes autopoiéticos a su base
(primer orden); aunque en estricto rigor, no deberían ser clasificados bajo tal rúbrica.
A pesar de que se supone una autopoiesis a nivel de sistemas sociales, se plantean una serie de
dudas con relación a la utilidad y validez de su utilización. De hecho, la discusión ha sido
intensa respecto a la eventual pertinencia de la importación del concepto de autopoiesis para la
teoría sociológica, por ejemplo, de Niklas Luhmann. Maturana ha planteado que para concebir
los sistemas sociales como sistemas autopoiéticos, éstos deben tener como componentes a seres
autopoiéticos, es decir seres humanos, y no a las comunicaciones, que son los componentes
propuestos en la teoría de sistemas de Luhmann (op.cit, 19). Volveremos sobre esta crítica más
adelante bajo la forma de crítica al anti-realismo de la sociología de ese autor.
Sin embargo, bajo nuestra perspectiva, lo central es que la autopoiesis es un mecanismo, que
podría ser considerado para los efectos de una teoría como abstracto, como mera forma, que
habría que ver si es descriptiva o explicativa. Si así se inicia la discusión: ¿hacia donde nos
podría conducir este planteamiento?
Si rescatamos el objetivo original de De máquinas y seres vivos, nos encontramos con una
afirmación de enorme relevancia epistemológica: "Nuestro enfoque será mecanicista... nuestro
problema es la organización de lo vivo...lo que nos interesa no son las propiedades de sus
componentes, sino los procesos, y relaciones entre procesos, realizados por medio de los
componentes" (op.cit, 65). Es importante porque ninguna molécula determina el operar de un
ser vivo, sino más bien que éste es producto de su dinámica autopoiética. También es
importante porque nos permite develar la concepción de sistema que poseen el autor. "En
efecto, un fenómeno es el sistémico si ocurre como resultado del operar de los componentes de
un sistema mientras realizan las relaciones que definen al sistema como tal, y en tanto ninguno
de ellos lo determina por si sólo, aún cuando su presencia sea estrictamente necesaria" (op.cit,
23). Que más adelante las propiedades de los componentes resulten de interés para esa teoría no
es un asunto que deba preocuparnos. Lo interesante es posicionar la discusión para visualizar si
es pertinente hablar de sistemas sociales autopoiéticos y, en particular, si podemos utilizar la
expresión sistemas de interacción social autopoiéticos.
Lo típico de una importación conceptual es que mientras mayor sea la divulgación no técnica
del concepto original, mayor será la tentación de utilizarlo simplificadamente en otro dominio o
contexto. Maturana comete ese error del siguiente modo: exporta su teoría a los dominios de las
ciencias de la conducta y sociales y, como si ello no fuera suficiente, pretende extraer
consecuencias filosóficas de envergadura, en especial en el plano de la ontología social, la
epistemología y la filosofía de las ciencias sociales en general.
Maturana, por ejemplo, piensa que es posible que una cultura sea "un sistema autopoiético que
existe en un espacio de conversaciones" (op.cit, 15) o que "una cultura es una red cerrada de
conversaciones" (6). Ahora bien, el que una red sea cerrada no la convierte en autopoiética,
aunque es conditio sine qua non. El otro problema es el concepto de conversación, el que está
definido según el mismo autor en términos de entrelazamiento del lenguajear (una invención no
muy castiza, que explicaremos brevemente más adelante) y del emocionar en el que tienen lugar
todas las actividades humanas. ¿Es válido plantear la idea que los sistemas sociales son
autopoiéticos? ¿O sólo es aplicable plantear que éstos son autorreferidos o autorreferenciales?
¿Qué papel cumple el lenguaje? ¿Poseen clausura operacional los sistemas sociales? Pensamos
que el autor no responde estas preguntas de manera sólida. Por el momento, nos detendremos en
la concepción de interacción del autor.
Para abordar el tema de la interacción, primero es menester definir lo que a juicio de Maturana
es un individuo en términos de sistema cognoscitivo. Para ello, existen tres conceptos claves:
cuerpo, emoción y lenguaje. Estos conceptos se relacionan mediante un acoplamiento recursivo
dinámico, que conforman la estructura básica de tal sistema.
Esto es así porque en primer lugar, el cuerpo, como entidad biológica posibilita la emergencia
del lenguaje; determina la forma en que percibimos y nos constituimos como observadores de
una realidad a la que no es posible acceder en forma objetiva como se ha entendido en términos
tradicionales, sino que constituye una objetividad entre paréntesis o constitutiva, donde el
observador reconstruye su experiencia en el lenguaje. Nuestra corporalidad determina nuestro
ser, es decir, tendríamos que cambiar nuestro cuerpo para cambiar como personas. El
reconocimiento del ser humano como ser determinado por su cuerpo está en relación directa con
la elección de la objetividad entre paréntesis como camino explicativo (7).
A su vez, el lenguaje es un fenómeno biológico, ya que la comunicación entre dos individuos es
posible por la naturaleza de sus sistemas nerviosos; pero "ocurre en el dominio de las
coordinaciones de acciones de los participantes y no en su fisiología o neurofisiología" (op.cit,
50). La razón es un producto de la coherencia operacional humana en el lenguaje. No está claro
a nuestro juicio si únicamente la presencia de tal lenguaje determina las conductas racionales, o
si acaso existe otro tipo de mecanismo independiente del lenguaje, así entendido, que pudiera
también ser racional. Esto forma parte de la discusión sobre el tipo de relación entre
comunicación y lenguaje, cuál incluye a cuál y cómo. Nosotros argumentamos que todas estas
confusiones son producto de una definición inapropiada y ambivalente del concepto de
lenguaje.
Finalmente, para entender el fenómeno de la percepción, y por lo tanto, también el de la
cognición, debemos incorporar el concepto de emoción. Siempre percibimos, y por lo tanto
conocemos, desde determinada emoción. Teniendo en cuenta el acoplamiento recursivo
dinámico en que se encuentran los tres componentes básicos de la estructura del sistema, la
cognición puede aparecer como el fenómeno en que queda más en evidencia este acoplamiento
entre cuerpo, lenguaje y emoción.
Tenemos estos tres elementos conformando la autopoiesis de un sistema cognoscitivo individual
(cuerpo, emoción y lenguaje). Por lo tanto, desde el enfoque epistemológico unitario y discreto
de Maturana, un sistema de interacción mínimo supone dos individuos con estas características
en su relación cognoscente con sus entornos. Ahora, es preciso identificar los elementos que
constituyen la autopoiesis del sistema de interacción, que en el fondo es la pregunta clave en
todo esto; si el sistema de interacción posee elementos de la autopoiesis de sus componentes,
¿cuáles serían éstos?
A nuestro juicio, el elemento emergente – y que por tanto no podría ser reducido a ninguno de
los seres humanos partícipes de una relación - que podría caracterizar la interacción social según
el autor sería el lenguajear, que se define como el fluir en coordinaciones de coordinaciones
conductuales consensuales. Sin embargo, esta opción enfatiza únicamente el acuerdo o la
colaboración, es decir, aquellas interacciones sociales fundadas en la emoción de la aceptación
mutua (o amor) (8). Es decir, hay interacción social cuando, operando como entes discretos,
como seres biológicos, compartimos un lenguaje cuyas propiedades en un dominio de realidad
especificado hacen posible coordinar conductas en función de objetivos recíprocos. El lenguaje
en esta acepción es sinónimo de reglas de operación en un espacio de propiedades que permiten
esas reglas, cuestión que implica, obviamente, coherencia operativa (cuestión que el autor
destaca como de gran interés siendo en términos lógicos una máxima trivialidad). El ejemplo
del taxista y el peatón que requiere taxi es famoso. Sólo hay interacción cuando taxista y peatón
coordinan conductas individuales con el fin de coordinar el evento final consensual entre taxista
que alcanza a prestar su servicio y peatón que puede satisfacer su demanda de transporte.
Estamos en desacuerdo con tal concepción por dos argumentos.
El primero, es debido a que tal concepción responde más bien a una fenomenología fisicalista
en vez de una fenomenología social. La coordinación para la acción social es, sin duda, un
tópico clave de toda teoría de las ciencias sociales, pero no creo posible reducir lo social a ella.
Tal neo - conductismo impide abordar la gran mayoría de las interacciones sociales, donde la
coordinación surge como eslabón final de una engorrosa cadena de acciones sociales de otro
tipo. Además, esa óptica impide abordar con propiedad las interacciones comunicativas, en
especial las íntimas, a menos que el autor deseche algunas de sus definiciones claves, como
lenguaje y lenguajear. Los precedentes de intentos como ese han sido rechazados por las
ciencias sociales, por parciales, superfluos e inconducentes desde hace mucho tiempo. El
segundo, porque no es posible (a menos que integremos nuevamente la moral y las ciencias
sociales, cuyo matrimonio termino mal avenido y sin ningún resultado provechoso distinguible)
etiquetar la interacción social desde la perspectiva unilateral de que tales interacciones se
corresponden únicamente con el caso particular de la colaboración, excluyendo el conflicto, la
costumbre u otros casos. Un buen ejemplo es su análisis de las relaciones de coordinación para
completar una tarea, que las llama "comunidad laboral", utilizando el clásico pero ya
improcedente concepto de Tönnies.
Es interesante la concepción de que los sistemas vivientes conservan su correspondencia
estructural con el medio mediante interacciones recurrentes que ocurren en el dominio de
coordinaciones de acciones consensuales. Existiría un acoplamiento conductual entre
individuos, donde la conducta de uno de los organismos pasa a ser fuente de deformación para
el otro y así recursivamente hasta que se interrumpe el acoplamiento. Estas son interacciones
comunicativas, nos dirá Maturana (9), y es de interés anotar cuanto se ajusta con el concepto de
comunicación de Luhmann, en especial respecto de la propiedad de "limitarse". Sin embargo,
pensamos que precisamente tal acoplamiento es lo que se requeriría dilucidar desde un enfoque
genuinamente social y no fisicalista.
Otro punto importante es el de los dominios, pues nos permite visualizar la incidencia de la
autopoiesis en la reflexión del autor. En especial la distinción respecto a los múltiples dominios
que podemos distinguir en tanto observadores, y la legitimidad, coherencia y validez de éstos.
La tríada que permite a Maturana articular su propuesta es la compuesta por el dominio de
realidad, dominio de explicación y dominio cognitivo.
El dominio de realidad (realidad objetiva en paréntesis) es la idea de que hay tantos dominios de
realidad legítimos como dominios de explicaciones que un observador puede traer a mano a
través de las coherencias operacionales de su praxis del vivir. Toda afirmación es válida en
algún dominio de realidad (10). El "anything goes" de Feyerabend encuentra ahora un sustento
en la denominada Biología del conocimiento.
El dominio de explicación se define como el criterio de validación usado por un observador para
aceptar una reformulación de la praxis del vivir. Hay tantos dominios de explicación como
criterios de aceptación. Constituye a los dominios de acciones, desde que cada dominio de
acción es aceptado como legítimo, este es un dominio cognitivo en ese dominio (Maturana,
op.cit 28).
Mientras que cada dominio cognitivo es un dominio de coordinación de acciones en la praxis
del vivir de una comunidad de observadores. Es un dominio particular de coherencias
operacionales, esto es, un dominio racional. Son dominios consensuales en la praxis del vivir de
los observadores (op.cit, 77).Más allá de las diferencias e intersecciones entre dominios, lo que
nos interesa es el dominio de coordinación de acciones consensuales. Este dominio, el
cognitivo, es el punto de "conexión" entre los dominios en que actúan los individuos,
constituyendo: "dominios isomórficos de existencia", esto es, redes de conversaciones bajo
ciertas emociones. Los seres humanos deben ponerse de acuerdo en el lenguaje para saber desde
qué dominio cognitivo están hablando y actuar coordinadamente de acuerdo a determinada
coherencia operacional: sólo podemos conocer lo que podemos conocer, nos dirá Maturana.
Como decíamos, los sistemas vivientes conservan su correspondencia estructural con el medio
mediante interacciones recurrentes (la conexión con los dominios del otro) que ocurren en el
dominio de coordinaciones de acciones consensuales. El cuerpo viene a ser el lugar donde se
conectan estructuralmente las interacciones recurrentes de diferentes dominios de realidad,
donde se viven la multiplicidad de dominios de coexistencia, produciéndose una superposición
de dominios. Por ejemplo, se viven diferentes dominios cognitivos (religión, ciencia) y el
cuerpo debe hacerse cargo de las consecuencias que trae tener una multiplicidad de dominios,
con diferentes racionalidades (coherencias operacionales).
Otro aspecto relevante de la teoría de Maturana sobre la interacción es el relativo a los términos
conversación, comunicación y lenguaje.
Las conversaciones o redes de conversaciones se dan a través de interacciones en el lenguaje,
por medio de nuestros cuerpos. Recordemos que lenguaje es un concepto no convencional para
Maturana, o sea, no es un cuerpo de signos, sino más bien que es una fuente de deformaciones
compensables expresada en conductas significativas entre un alter y un ego en el contexto de la
conducta acoplada. La conversación, entonces, es un flujo de coordinaciones de acciones y
emociones que ocurre entre seres humanos que interactúan recurrentemente en el lenguaje. El
lenguaje es un concepto más amplio, porque como se desprende de la teoría, es constitutivo del
ser humano. La comunicación, en cambio, viene a ser la interacción recurrente en el dominio de
coordinaciones de acciones consensuales: un dominio isomórfico de existencia.
En ningún momento Maturana hace explícito el problema de si los individuos comunican o si es
el sistema el que comunica, y tampoco plantea una postura al respecto, como lo hace Luhmann,
por ejemplo. Pero cuando habla de lenguaje señala que este no es fisiológico sino que ocurre en
el dominio de coordinación de acciones consensuales, es decir, a pesar de que la potencialidad
del lenguaje se encuentra en nuestra biología, ocurre en otro dominio. El lenguaje por lo tanto
no es un fenómeno individual, como tampoco lo es la comunicación. No es que la comunicación
(ya sea en tanto pautas o códigos) haga probable la comprensión entre dos individuos, sino que
es la naturaleza del sistema nervioso lo que permite dicha comprensión.
Ahora bien, investigaciones complementarias focalizadas en la dimensión comunicativa verbal
de la interacción social, han asumido una idea similar (aunque no idéntica) de autopoiesis. Se
trata del concepto de circularidad de las pautas de comunicación, planteado por Watzlawick y
otros, donde A y B afirman que reaccionan frente a la conducta verbal del otro e influyen sobre
aquel a través de su propia reacción. En una primera aproximación, la doble contingencia desde
la teoría de la comunicación humana nos guía a los conceptos de retroalimentación,
redundancias y configuraciones. Si se afirma que la comunicación humana no es indeterminada,
una forma de sacar conclusiones es metacomunicacionalmente, en virtud de que la
comunicación adopta patrones o configuraciones dadas por las redundancias presentes en ella.
La importancia de estas conclusiones para el análisis de la interacción social son evidentes, en
particular porque no requieren de un universo conceptual como el de la autopoiesis, hermético y
arbitrario, siendo económico y eficiente a la hora de evaluar su contenido explicativo (11). Pero
no es un objetivo de este trabajo realzar el enfoque anterior en desmedro del de Maturana, sino
más bien ilustrar muy rápidamente otro modelo posible. La aplicación de la teoría de la
autopoiesis al fenómeno interactivo es interesante y original. Afirmamos, simplemente, que ésta
puede contener un número importante de objeciones.
Así, quizás una de las debilidades más evidentes sea el desacuerdo preliminar sobre el rol que
juega el concepto de autopoiesis en la descripción de la interacción humana entre distintos
exponentes de dicha teoría; desacuerdo que, a la vista de los antecedentes, sólo aumenta. En
suma, la semántica de la teoría aún está en un estadio de ensayo y error, lo que en todo caso, no
es necesariamente negativo ni criticable. Por ejemplo, la preeminencia de la categoría de
autonomía en el caso de Varela, en vez de autopoiesis como en Maturana, al investigar la
naturaleza de las instituciones y organizaciones humanas (12).
No es baladí plantear que los sistemas sociales son cerrados o abiertos, autopoieticos o
autorreferentes, autónomos o heterónomos, entre otras distinciones posibles. Pero,
independientemente de la semántica de la teoría, la idea de Maturana es que la interacción
humana podría representarse de la siguiente manera: como flujos (habrá que especificar si de
emociones, comunicaciones o coordinaciones de coordinaciones de conductas consensuales) al
interior de una red cerrada que mantienen o producen la configuración de esa red. Habría que
revisar, en todo caso, el rol del cuerpo en su teoría (afirmamos que dicho rol no es tan relevante,
en particular hoy, cuando un número no despreciable de interacciones comunicativas se realizan
en ambientes virtuales).
Por otra parte, su reflexión epistemológica no deja a nadie indiferente. Parte del axioma que no
es posible distinguir percepción e ilusión (lo que, entendemos, no constituye novedad). Una
percepción nunca es completa ni verdadera, de allí que para ponernos de acuerdo , por ejemplo
en medir, utilicemos instrumentos. O en el caso de la interacción, pidamos confirmación al
interlocutor en la vida cotidiana o un "intérprete". Suponiendo que una percepción es
"verdadera" y una ilusión es "falsa", esto depende de donde nos posicionemos, en que lado de
una determinada distinción: de allí la frase, por ejemplo, de que "todos somos generosos con el
dinero ajeno". Pero al posicionarnos, elegimos un lado y no el otro y, también, asumimos – en
algunos casos, por ejemplo de alta reflexión- los sesgos de esa posición. Sin embargo, creemos
que no se trata de seleccionar o imputar objetividad a una u otra perspectiva, sino en aceptar,
como hipótesis, que puede haber una explicación más compleja que subsuma a ambas, que, de
hecho son verdaderas o reales. Es el caso del mediador, que en una disputa entre dos partes,
encuentra argumentos a favor en ambas partes y, desde otra distinción – la del acuerdo – logra
subsumir o sintetizar ambas posiciones en una sola, respetando lo medular de ellas, al menos
temporalmente o mientras se mantenga la vigencia del acuerdo. Siendo importante, desde la
teoría de la distinción, que distinguir e indicar es una sola operación, por ejemplo, científica; de
ello no se desprende que las distinciones de la ciencia no sean objetivas, como de algún modo
argumenta Maturana (13). La constatación de que, por ejemplo, pueda ser útil en terapia
familiar valorar como igualmente válidas las distintas versiones de cada uno de los integrantes
del sistema ante un conflicto es obvio en tanto los integrantes viven ese conflicto, lo sufren o
disfrutan, más o menos irreflexivamente o al menos ateoréticamente en la pulsión de su vida
cotidiana (14).
Pero en el plano científico esto no es cierto. Inclusive desde la teoría de Maturana, podríamos
aventurar que la ciencia tiene su "propia emoción", que no es otra cosa que una versión más de
muchas viejas ideas al respecto, como la del marxismo y su "perspectiva de clase", James y
Schütz y su idea de los "universos subjetivos cerrados", el "ethos científico" de R.K. Merton o
la idea de Giddens de la "doble hermenéutica". Todas las ideas anteriores, aunque diversas,
apuntan al dilema básico que es demarcar ciencia y no-ciencia en las observaciones,
experimentos y teorías de las ciencias sociales. Sin embargo, a nuestro juicio, esto no constituye
un óbice para las ciencias sociales, al menos no es un obstáculo insuperable y del que se deriva
un laissez-faire, laissez-passer en el plano de la teoría y de la investigación. Dos teorías sobre
una misma cuestión son igualmente válidas aunque difieran en su forma y contenido en tanto se
inspiran en este ethos, hermenéutica, universo, perspectiva o emoción científica y no en un
ethos, hermenéutica, universo, perspectiva o emoción literaria, ideológica o estética, lo que es
bastante usual en estas disciplinas. Vale decir, las reglas son de un cierto tipo y no de otro. Que
una teoría tenga más adeptos o mayor reconocimiento social respecto a otra, es un problema que
pueden solucionar los sociólogos de la ciencia externalistas o los expertos en marketing. Que
una teoría sea "más verdadera" que otra, es un problema que encuentra respuesta a través del
tiempo, que se encarga de refutar, demostrar, desarrollar y plantear nuevos problemas a dichas
teorías, las que en tales ejercicios se modifican, robustecen o desaparecen (15).
La propuesta de Maturana también incluye una idea curiosa, a saber, que ningún científico
social puede hacer una teoría que no lo incluya. Insistimos, esa fue la preocupación del
marxismo, cuando preguntaba a sus detractores ¿afirma eso desde la perspectiva del
proletariado o de la burguesía?, por ejemplo. Es una pregunta que tanto el holismo y la
explicación de arriba hacia abajo como el individualismo y la explicación de abajo hacia arriba
ya se han formulado persistentemente. Las evidencias le han dado la razón a la explicación
intermedia: es un requisito que el investigador se incluya en una teoría, en algún sentido
determinado (aunque esto puede ser falso en el caso de la demografía, la economía y la
sociología, entre otras); así como es un requisito que el investigador se excluya de una teoría, en
un determinado sentido (aunque esto puede ser falso para la psicología y, ciertamente es falso
para los "know-how" tales como la terapia y la administración). El panorama de las ciencias
sociales y de la conducta es demasiado diversificado y amplio como para plantear modalidades
únicas de formación de teorías. Otra cosa es plantear que la ciencia debe considerar lo más
humano de lo humano en su reflexión. Pero el "deber ser" es el lenguaje de la ética y no el de la
ciencia.
En todo caso, cabe señalar que las confusiones anteriores son menores si las comparamos con la
sentencia de que la ciencia no explica la realidad, sino la experiencia de esa realidad. El error
estriba aquí en otorgar a la ciencia un papel que jamás ha osado desempeñar, el de experienciar
la realidad. En filosofía de la ciencia, el concepto de experiencia alude a otras características
tales como que esa experiencia sea comunicable, que tenga expresión lógica, que sea
sistematizable, refutable o que pueda confirmarse independientemente de quien la postula, de
algún modo razonable. No es una experiencia cualquiera. Ahora bien, en el caso que no
aceptemos estas afirmaciones, no vemos la necesidad de la aclaración inicial. Si afirmamos que
la ciencia no es capaz de explicar la realidad, sino que sólo explica la experiencia de esa
realidad, invocamos el principio leibniziano de la identidad de los indiscernibles, donde realidad
y experiencia de realidad no pueden ser distinguidos. Es una regresión notable (tres siglos de
filosofía, nada menos).
Sin duda, la discusión de fondo es qué postura tomar frente al problema de la objetividad.
Maturana plantea que no es posible acceder a la realidad en forma objetiva como se ha
entendido en términos tradicionales, sino que a una objetividad entre paréntesis o constitutiva,
donde el observador reconstruye su experiencia en el lenguaje. "Al escribir este artículo he
seguido el camino explicativo de la objetividad en paréntesis. En verdad, no podría haberlo
escrito siguiendo el camino de la objetividad sin paréntesis, porque tal camino explicativo, al
negar la pregunta sobre el origen de las propiedades del observador como entidad biológica, es
constitutivamente ciego a lo que he dicho" (16). Maturana afirma que tales propiedades son lo
que son, que es igual a decir, que son lo que yo digo que son. Explayémonos algo sobre los
juegos de lenguaje, en la acepción tradicional del término, por parte del autor.
En primer lugar, se podría invocar una contradicción entre las siguientes afirmaciones: la
primera, que la realidad es construida por el observador y, la segunda, que esto es cierto
independientemente de si yo lo digo. Pero esto sería faltar a la verdad: Maturana jamás ha caído
en contradicción porque en ninguna parte afirma que su teoría es independiente de él en tanto
persona. El autor puede afirmar: "Esto es así", a lo que un detractor dirá: "¿no lo estará
engañando su perspectiva?"; a lo que el autor replicará: "No, porque precisamente es válido para
mí porque yo lo digo", a lo que el ingenuo replicante argumentará: "yo pienso distinto"; dando
pie al cierre categórico del autor: "Eso está muy bien. Lo que usted dice confirma mi teoría".
La pregunta lógica es: Si Juan dice "Pedro es un descarado", pero dice que lo que dice es "en
paréntesis", entonces lo que dice Juan es que, según él y entre paréntesis, "Pedro es un
descarado", lo cual equivale a no decir nada más que "Digo que Pedro es un descarado". Un
paso hacia adelante sería preguntar: ¿Es cierto o no? ¿Afirma que es verdad que "Pedro es un
descarado". Pero no se afirma, porque depende : para él, para Juan, es cierto. Para los demás,
quién sabe. Lo dice él, Juan, pero no pierde tiempo en demostraciones, el dice lo que dice, es
cierto, para él, no pretende validar la afirmación, pues ya esta validada para el, porque el dice lo
que dice, etc. ¿Qué significa este paréntesis? ¿Puede ser que Juan sea un loco y, por ello, haya
que poner sus dichos entreparéntesis? ¿Siguen las afirmaciones sobre la realidad siendo validas
puesto que corresponden al loquear de Juan y son coherentes en el contexto de ese loquear? No
llegamos mucho más lejos que ese viejo adagio popular: nada es verdad, nada es mentira, todo
depende del cristal con que se mira. Pero la ciencia posee un aparataje lógico que nos dice: a=a
puede ser muy exacto, pero no nos sirve de mucho. No avanzamos en nuestro conocimiento de
las cosas.
Por otro lado, la paradoja del mentiroso ha sido resuelta hace mucho y consiste en desarrollar
metalenguajes para que las expresiones que se refieren a su propio lenguaje adquieran
significado. Tenemos una jerarquía de niveles de lenguaje. Si Juan dice "Pedro es un
descarado", podemos pedirle respuesta a la pregunta ¿dices que es cierto que Pedro es un
descarado? Con ello, superamos el subjetivismo. Juan deberá jugar alguna de las siguientes
cartas: es verdad o es falso, sólo estaba bromeando. Pero al momento que dice "es cierto",
tendrá que demostrarlo. En ciencias sociales, existen las pruebas empíricas. Independientemente
de su "status metodológico" o "consistencia", el hecho es que existen; luego, se pueden utilizar.
De eso, estamos hablando. Es decir, su teoría del conocimiento es "discurso" en cuanto sus
afirmaciones adoptan una forma que, en cierto modo, se asemejan a las paradojas lingüísticas o
a las meras tautologías, como las frases "puedo ver lo que puedo ver", etc. Desde finales del
siglo XVIII, sabemos que no se llega muy lejos por ese camino, pero el pensamiento
postmoderno hace gala de su ignorancia en historia de las ideas.
La pregunta sobre qué se gana adoptando la teoría de la autopoiesis en el caso del análisis de los
sistemas humanos y sociales podría responderse con dos argumentos: primero, porque
especifica o singulariza la realidad percibida, toda realidad es sólo para alguien de una cierta y
única manera. Dos, porque permite validar cualquier afirmación a partir de lo primero, lo cual
es enormemente revolucionario para el análisis de anormalidad o patología. Lo que está detrás
de todo esto es la regla moral, de la moral de Maturana, sobre el respeto y aceptación
incondicional del otro y de "su verdad" como el único camino posible para una convivencia
humana a futuro. Las distinciones entre los diferentes dominios son el recurso heurístico para
plausibilizar dicha tesis. Con las salvedades de rigor, por ejemplo nuestra actitud anti-
apocalíptica, la propuesta moral de la teoría es convincente (aunque entendemos que predicar
una teoría como ésta es más fácil que practicarla). Ahora bien, ¿habrá que justificar una teoría
científica por sus ventajas morales? Creemos que no. Es más, la crítica a la ventaja de la
singularidad podría ser una afirmación del tipo "que usted diga lo que diga pierde relevancia en
la medida que yo soy capaz de decirlo", es decir, es posible prescindir del dominio absoluto en
esta teoría del cuantificador individual o particular ("existe un ‘uno’ tal que...") (17); mientras
que en el caso de la validación de las afirmaciones singulares, la crítica podría ser "que usted
diga lo que diga, pierde radicalidad en la medida que yo estoy de acuerdo con lo que usted
dice", es decir, es posible prescindir de la justificación "porque yo lo digo, es así para mí, y eso
es lo que cuenta".
Hasta que punto los errores y desaciertos de Maturana son superados por una aplicación al
fenómeno interactivo desde la tradición sociológica, es el tema del siguiente acápite, donde se
desarrollan brevemente las ideas sobre la interacción social desde la perspectiva de la teoría de
sistemas sociales autorreferenciales.
3) Teoría de Sistemas Sociales Autorreferenciales: Los "Grundisse" sociológicos de
Luhmann para la teoría de la autopoiesis
Tanto o más famosa que la propuesta de Maturana es la del sociólogo alemán Niklas Luhmann.
Este autor realizó un esfuerzo programático que durante la década del ochenta permitió la
adopción del concepto de autopoiesis por parte de la teoría sociológica (18). El primer paso para
tal adopción lo había realizado a principios de la década del setenta, al definir el sentido como
un medio de un sistema para experimentar y seleccionar opciones; un medio, en este caso, que
pertenece tanto a los sistemas psíquicos como sociales. Desde ese punto de vista, el sentido es
conceptualizado como un logro evolutivo, lo cual hace más claro nuestro planteamiento inicial
de que la interacción es una modalidad más de resolución del problema sociológico general de
la relación entre individuo y sociedad (19). La pregunta es: ¿cuál fue la ganancia teórica para
Luhmann de importar el concepto de autopoiesis? El argumento es que, así como el sentido
permite que un sistema psíquico seleccione determinados pensamientos y no cualquiera,
precisamente aquellos que lo dotan de identidad como sistema respecto de un entorno; en el
caso de los sistemas sociales sucede lo mismo con las comunicaciones. Así como los
pensamientos generan pensamientos o, dicho más complejamente, así como los pensamientos
generan procesos que producen pensamientos que a su vez permiten tales procesos en una red
organizada, autopoiética; las comunicaciones son los componentes autopoiéticos de los sistemas
sociales autopoiéticos. La justificación de tal elección teorética es que la producción de
comunicación no puede ser reducida a la actividad individual, con lo cual se economiza todos
los problemas de la teoría de la acción y formaliza en un nivel más alto y más abstracto la teoría
sociológica.
Sociologiza la teoría en el sentido de poner en el centro el hecho de que la comunicación debe
ser transmitida y recibida, pero fundamentalmente en el hecho de que la comunicación para que
sea tal, es decir, para que tenga sentido, debe ser seleccionada en una doble contingencia entre
un ego y un alter, un modelo mínimo de interacción propiamente social (que no enfatiza el
desempeño del individuo en el grupo, por ejemplo). Lo interesante es que en tal modelo, ni ego
ni alter asumen la responsabilidad de la comunicación: la comunicación sólo se debe a la
comunicación, es autopoiética.
A partir del concepto de autopoiesis o caracterización de lo constitutivo de la organización
celular, las ciencias sociales y en particular la sociología, tradujeron esa idea de la siguiente
forma: la sociedad son sistemas sociales autopoiéticos (clausurados operativamente) y
autorreferentes (que integran los elementos del sistema como unidades de función).
Ego y alter son, cada uno, sistemas psíquicos; pero, ¿cómo es que juntos constituyen un sistema
social, como por ejemplo, un sistema de interacción social? La entrada sociológica a este
problema es el denominado teorema de la doble contingencia. Pero en el caso que nos ocupa, el
de sistemas autopoiéticos, ello supone desechar el tratamiento de la interacción en términos
simétricos como reflejo, reciprocidad de perspectivas o la tesis de la intercambiabilidad de los
puntos de vista. Los sistemas sociales se generan porque (y sólo porque) ambos interlocutores
experimentan la doble contingencia, una situación de carácter indefinido que, por obra de algún
misterio que se devela más adelante, ofrece un sentido estructurante para ambos participantes
(Luhmann, op.cit, 123-124).
Es obvio que como lo anotó Schutz (20), existe un cierto stock of knowledge, social, necesario
para la reproducción del sistema social y el requisito de mínimo conocimiento mutuo de las
situaciones sociales es un hecho no trivial de la vida social. Sin embargo, en rigor, esto no es
relevante. El hecho de la contingencia o la elección por la contingencia por parte de Luhmann
obliga, más bien, a relevar el atributo de intransparencia e incalculabilidad entre alter y ego. No
se pueden leer los pensamientos del otro. El otro aparece ante mí como una caja negra.
La doble contingencia entre dos sistemas de sentido, a saber dos individuos, deberá ser
transparentada y calculada de alguna forma. Esta forma es un mecanismo de selección de "lo
que pueden observar" desde su autopoiesis particular. Al seleccionar, dicha acción genera una
respuesta y de ese modo emerge un orden que antes era improbable. El teorema de la doble
contingencia es la plausibilización de un enunciado problemático a la base de toda filosofía de
las ciencias sociales, a saber, que la interacción social es de carácter legal. Pues, si los sistemas
de interacción social no se basan en que dos individuos puedan comprenderse y predecirse,
reconocerse y pronosticarse: ¿en qué se basan, entonces? La respuesta es que se basan o son el
resultado de ciertas posibilidades de controlar las incertidumbres dadas, posibilidades que tienen
los participantes con respecto a su propia conducta. Es decir, los participantes tienen la
posibilidad de asegurar su propia conducta, y esa garantía es efectiva en virtud de las estructuras
de expectativas para tal o cual situación. El sistema de interacción se ha formado y delimitado
por tales estructuras de expectativas. Por lo tanto, son la estabilización de las expectativas lo que
permite la absorción de la incertidumbre, bajo la fórmula que la transforma de incertidumbre en
transparencia y calculabilidad (op.cit, 126).
En tal caso, como lo comentaremos más adelante, serían las estructuras de expectativas y no las
comunicaciones los elementos reproductores o autopoiéticos, si tal autopoiesis fuera
eficientemente plausible, del sistema de interacción. Más aún, la estabilización de tales
expectativas no se diferencian mayormente, salvo por la semántica y el "fondo teórico", de la
tesis de la reciprocidad de expectativas formulada por Parsons.
Está el análisis del sustrato, en este caso la estructura de expectativas, y la propiedad emergente,
que sería la comunicación. Sistémicamente, la comunicación adoptaría la forma de temas, que
no es otra cosa sino sentido social tipificado. Ante la incertidumbre, se activan las estructuras de
expectativas asociadas a tal situación y surge un tema, como por ejemplo: "¡que calor hace!,
¿no?" No surge el tema "Interesantes los campos gauge", a menos que surja en la convención de
los físicos teóricos de la ciudad. Por otra parte, el excedente necesario de comunicación que
hace posible que la comunicación siempre comunique (¿?) sería en este caso algo así como, por
ejemplo: "Si, más caluroso que ayer". Pero la estructura delimita que el clima es un buen tema,
un tema universal. Luhmann habla de desparadojizar la paradoja y postula el mecanismo de
"colgarse de temas", es decir, utilizar el excedente de comunicación para producir nuevas o más
comunicación (21). Cada interacción esta relacionada con la sociedad, ya que como interacción
no es autárquica (un sistema interactivo es incapaz, según Luhmann, de alcanzar una cerradura
completa del circuito de la comunicación). Los sistemas de interacción siempre suponen a la
sociedad como entidad real y no pueden iniciar ni concluir sin sociedad. Nuestra afirmación en
esta parte es que los sistemas de interacción siempre suponen, también, a los individuos como
entidades reales y, desde ese punto de vista, cabría pensar que así como las interacciones son
episodios de la trama de la sociedad, los individuos forman parte de la trama interactiva social y
no son, en caso alguno, un caso de "frontera" que por esa condición halla de excluirse del
análisis. Las interacciones no sólo son posibles con base en que "la comunicación social se llevó
a cabo antes de iniciarse el episodio, de manera que puede suponerse residuos de la
comunicación precedente" (op.cit, 407), sino que fundamentalmente debido a expectativas.
Digno de destacarse es la suposición del autor que la interacción no es el entorno de la sociedad
y que la sociedad no es el entorno de la interacción. Entre interacción y sociedad existen las
organizaciones, que es el nivel intermedio de su teoría social de múltiples niveles. Es de gran
interés la opción del autor por una teoría de este tipo. Desafortunadamente, el nivel basal
interactivo no se vincula con niveles inferiores, de otras disciplinas. Una forma de hacerlo, sería
postulando que el individuo procesa a través de sus pensamientos el "último excedente de la
comunicación" entre alter y ego, lo que significa darle un contenido concreto a la frase "la
comunicación sigue a la comunicación", pero mediada por los pensamientos de cada individuo,
que de esa forma se apresta para actualizar o inicializar nuevamente el sistema interactivo.
Pero sigamos con la discusión sobre el papel de la estructura de expectativas en la interacción
social. Podemos decir que los elementos para construir sistemas interactivos son las estructuras
de expectativas que fundan la realidad de transparencia y otorgan un valor de enlace a dos
sistemas psíquicos. Otra cosa es que esta transparencia se pague o se abrace a cualquier
contingencia, tan trivial o superflua como el comentario sobre el clima. A pesar de ello, el curso
de la interacción está determinado y no podría pasar "cualquier cosa": pasa algo que permite
absorber incertidumbre social.
Nuestra interpretación es que la unidad de sentido denominada acción se genera a partir de la
reducción de incertidumbre y de la apertura de posibilidades de selección de temas. La función,
la autorreferencia de la acción como unidad de sentido, consiste en reproducir la capacidad de
enlace de las comunicaciones con otras comunicaciones, a través del sustrato denominado
estructura de expectativas.
Según Luhmann, lo que sucede en la relación entre las cajas negras A y B parece acción, pero es
comunicación. La acción es una selección atribuida a los sistemas. Ya sea que se la racionalice
como selección entre varias alternativas o se le represente como decisión en referencia a
motivos, la acción sólo es contingencia actualizada y un momento o descomposición de la
comunicación. Pero esto es cuestionable.
La diferencia que permite el inicio de un sistema construido con base en la doble contingencia
es si "el interlocutor acepta o rechaza una comunicación" o, dicho de otra manera, si la acción
de información y notificación de A amerita una acción de comprensión de B. Como se deduce,
lo anterior implica presencia (cuerpo en el lenguaje de Maturana), percepción, acción y
comunicación; pero lo notable de Luhmann es que opta por la comunicación. En algunas
interpretaciones de la obra de Luhmann y en particular en el problema de la interacción social o
los sistemas interactivos, se habla de que la autopoiesis del sistema es la mutua presencia. Sin
embargo, no concordamos con esta apreciación, por su sesgo fisicalista. Más bien, diremos que
los cuerpos o la presencia es un requisito, como tantos otros (como por ejemplo, la efectividad
de los sentidos: ¿qué rol podrían jugar los cuerpos sin visión, sin tacto, olfato, oído y sin gusto?)
El punto de partida es la actuación contingente de cada individuo. Todos tenemos múltiples
posibles maneras de actuar y cada una de ellas puede que otorgue un marco de actuación a la
actuación de los demás: la determinación de la conducta propia de A puede condicionar la
conducta de B y viceversa. La doble contingencia es siempre productiva en la medida que la
arbitrariedad de la conducta de A no impide que ésta posea un valor informativo o en términos
más generales, un valor comunicativo para las actuaciones de los demás.
En el plano psíquico, la causalidad del sistema interactivo se asocia a metas, objetivos y
profecías; mientras que en el plano de la conducta, se asocia a casualidades, errores o impulsos
(coordinados o no). En cualquier caso, todo evento es productivo para el sistema, que de ésta
forma se cierra y autorrefiere. Ello se traduce en una de las máximas de la teoría general de
sistemas: sin ruido no hay sistema.
Nuestra posición es que la génesis de un sistema interactivo real, no teórico ni nominal, sólo es
posible a partir del ruido que surge de un individuo. Otra cosa es que, como sustentan algunos
constructivistas pragmáticos, a gran escala la pregunta por la génesis sea irrelevante o
técnicamente imposible de contestar. Lo importante acá es que dicho ruido "presupone una
complejidad estructurada en el sentido de distribuciones no arbitrarias" (op.cit, 131). No
tenemos noticias de si esta afirmación se refiere a la significación estadística del concepto de
ruido, como por ejemplo, en Mandelbrot (22); pero desde esta interpretación, la sentencia podría
ser de vital importancia.
A y B, aquellos que determinan su acción en la doble contingencia, pueden experimentar la
selección del otro sí y sólo sí comparten el significado (en el sentido tradicional del término) de
la contingencia o, dicho de otro modo, si son capaces de traducir lo universal de dicha
contingencia. Ello porque la incertidumbre, con la radicalidad con que Luhmann la plantea, es
insostenible. Es decir, está la inseguridad propia de A, la inseguridad del otro (B), la inseguridad
de la selección de la conducta del otro (percibida por A y que depende de A; y, adicionalmente,
lo mismo para B). Las posibilidades son varias: orientar la conducta en correspondencia con mis
pensamientos, orientarla de acuerdo a la selección del otro o bien orientarla de modo
contextualizado (sentido social tipificado). En cualquier caso, repetir esa decisión y ese ejercicio
reflexivo –diariamente decenas de veces- haría la vida social insosteniblemente tensa y
agobiante. Nos parece que falta (o sobra) una pieza del puzzle. Con mayor razón cuando hoy la
inseguridad respecto a la conducta propia ya no es tematizada como debilidad, tentación y
pecado; y, por tanto, no es posible exorcizarla. Con todo, según Luhmann, los individuos se
experimentan y se conducen en su respectivo entorno como sistemas-con-entorno. Cada
individuo es y tiene, parafraseando a Spencer-Brown, "su lado", que le permite distinguirse del
entorno, es decir, del mundo como tal, y de otros individuos, que son a su vez, sistemas-en-el-
entorno y sistemas-con entorno dentro de su entorno. La experiencia del entorno se vuelve
gravitante porque sólo se puede actuar hacia el otro, dirá Luhmann, cuando se sabe cómo uno
mismo es experimentado por el otro en el entorno de aquel. Es determinante el círculo
autorreferencial: yo hago lo que tu quieres si tu haces lo que yo quiero. O al revés: yo no me
dejo condicionar por ti, si tu no te dejas condicionar por mí. La nueva unidad, el sistema
interactivo, no puede ser reducida a ninguno de los sistemas individuales participantes. Sin
embargo, creemos que en la práctica reflexiva de los sistemas psíquicos tales aclaraciones son
improcedentes y generan mayor riesgo o menos probabilidades a la emergencia del sistema de
interacción (Luhmann, op.cit, 128 a 132). Lo que prima es la capacidad de enlace de la
estructura de expectativas, cotidiana o explicitada.
Este círculo autorreferencial, ¿no es mero intercambio reflejo o simetría? Desde cierto punto de
vista, pareciera que la no-linealidad del planteamiento está asociado a una pérdida de interés por
auscultar causalidad, antes que por el hecho de que no es posible descubrir causalidad...al
menos no en ese nivel o jerarquía. Dicho de otro modo, esta nueva unidad denominada sistema
interactivo, ¿"no se puede" o "no se quiere" reducir a ninguno de los sistemas individuales
participantes? Nuevamente, una cosa es la afirmación "el ruido puede provenir de cualquier
parte", y otra muy distinta el plantear que "no es factible saber de donde viene el ruido". Si se
sustenta lo último, empero, habría que indicar si es un problema gnoseológico, teórico o
metodológico. Desde la teoría de Luhmann sólo cabría responder con la primera alternativa y,
quizás, con la segunda: sólo así, se confirmaría la prescindencia del actor o individuo en su
teoría sociológica.
Sin embargo, hasta qué punto es factible inmunizar a una teoría de un contenido insoslayable y
hasta qué punto es razonable no estar dispuesto a modificar una tesis – por muy central que ésta
sea – de tal teoría debido a su supuesta incompatibilidad con ese contenido, son preguntas que
cobran vigor al ejecutar un comentario crítico en orden a enjuiciar la prescindencia del actor en
una teoría sociológica con pretensión de cientificidad y universalidad. En ese sentido, a nuestro
juicio, mantener el concepto de autopoiesis se vincula con dos ventajas. La primera es que
fortalece el enfoque sistémico genérico, asociándose la teoría con una discusión ya consagrada,
en particular en la versión de la autoorganización; y, la segunda ventaja, es que le permite
diferenciarse al interior de esa misma discusión. La definición de sistema y de cómo un sistema
se vuelve a sí mismo un sistema se tornaba problemático para la teoría. De allí que Luhmann
optara por el enfoque sistémico de la autopoiesis y la complejidad, la autoorganización y la
autorreferencia: esto es, postulando que son los enlaces de las operaciones propias con las
operaciones propias (formulación no trivial en el desarrollo de este enfoque) las que permiten
diferenciar un sistema de su entorno. La continuación de las operaciones del sistema es la
reproducción del sistema y, al mismo tiempo, la reproducción de la diferencia entre sistema y
entorno.
Aquí la duda surge en el postulado de asimetría entre sistema y entorno, en el sentido que el
entorno es siempre más complejo que el sistema. ¿Es plausible postular esto cuando el entorno
de A es el sistema de B y viceversa? ¿No será más realista postular que existe una simetría en
términos de complejidad entre A y B, en el caso particular de un sistema interactivo? ¿No será
más eficiente, además, hacerlo de este modo, para otorgarle un status explicativo a la teoría,
permitiéndole utilizar leyes de niveles inferiores para extraer consecuencias compatibles con
otras teorías "frontera"?
Todo lo anterior nos lleva a rediscutir el rol de la evidencia empírica en la teoría y hasta qué
punto es un intento fútil organizar coherentemente algunos postulados generales ad infinitio.
Volvamos a la pregunta de fondo, acaso son las comunicaciones el componente autopoietico de
los sistemas sociales, pero ahora incorporando la definición de Luhmann sobre qué es
comunicación. En primer lugar, niega que la comunicación consista en una transferencia de
conciencia a conciencia de "algo", de cierta entidad llamada "información" comunicada. Más
bien, sólo se puede hablar de comunicación "cuando el cambio de estado del complejo A
corresponde a un cambio de estado del complejo B, pese a que ambos complejos tengan otras
posibilidades de definir su estado. Por lo tanto, comunicar-se significa limitar-se (poner límites
a uno mismo y al otro)" (op.cit, 60). Tales límites se expresan debido a que la comunicación
representa una síntesis de tres selecciones: información, notificación y comprensión o
entendimiento. Sobre la base de tales selecciones se tiene que concluir que cada una de ellas
resulta altamente contingente, pero ¿será efectiva a la hora de regular los límites? Pensamos que
las ideas de Luhmann al respecto son ambiguas.
¿Son las comunicaciones el componente autopoietico de los sistemas sociales? Esta pregunta se
vincula directamente con el problema del individuo, agente o actor. ¿Cómo podría una
organización, por ejemplo, producir comunicaciones sistémicas, hacia adentro y hacia fuera por
sí misma, sin el concurso explícito del agente? Inclusive atacando el tema desde una óptica más
abstracta, ¿cómo analizar las comunicaciones sin remitirnos a su forma en términos de actos de
habla, por ejemplo, y no a meras formas de selección (que, nuevamente, describen
genéricamente la modalidad de un proceso, pero no explican nada del contenido empírico del
proceso puesto que es un "abstracto")?
Sí el sentido es un medio en el que operan los sistemas sociales, que permite experienciar y
seleccionar lo que pasa en el entorno, sus eventos, ¿cómo explicar el rol del liderazgo o los
equipos de trabajo en el complejo empresa? ¿cómo explicar la diferenciación intraindustrial en
mercados transparentes o "maduros"? Aquí la pregunta empírica es muy simple: hasta que punto
el papel del individuo en las organizaciones refuta este modelo y, a un nivel mayor, hasta que
punto la historia de las organizaciones en la historia de los países refuta esta premisa. Dicho de
otro modo, la asimetría total que plantea Luhmann también implica un rechazo a cualquier
estratificación sistémica o de sistemas sociales al interior de la sociedad. Esta tesis es tan
evidentemente anti-empírica que no vemos razón alguna para comentarla. El postulado de la
desontologización de la teoría es atractivo porque "inventa realidad" y potencia la búsqueda de
equivalentes funcionales, pero otra cosa es demostrar que esa realidad es algo distinto a un
cuento de hadas.
En la visión sistémica de Luhmann la comunicación es una comunicación sin sujetos, ya que
éstos se encuentran en el entorno del sistema, en este caso, en el entorno del sistema de
interacción. Los individuos no comunican, sino que piensan, es la sociedad la que comunica (y
no piensa). La comunicación es por tanto la que constituye los sistemas sociales. Esto no
significa pensar la sociedad sin individuos, lo que es absurdo. Luhmann jamás afirmó que el
individuo halla desaparecido de la realidad social: sucede, simplemente, que lo ubicó en el
entorno de los sistemas sociales.
Las consecuencias de esa tesis para el análisis de los sistemas interactivos son varias. En breve,
si seguimos afirmando con el autor que el sistema de interacción está compuesto por
comunicaciones, deducimos que tal sistema es inestable, intermitente, sin memoria o registro
sistémico, etc. Se entiende la opción de Luhmann, sobre todo si concordamos con que la teoría
del autor es una teoría cuya complejidad va desde la base hacia arriba, siendo el nivel basal el
más complejo y, por ende, el más indeterminado. Pero, por el contrario, si pensamos que son las
estructuras de expectativas el elemento reproductor o autopoiético de los sistemas sociales, los
sistemas de interacción tenderán a ser caracterizados con altos grados de estabilidad, orden,
teleología y memoria; lo cual, por otra parte, podría ser más congruente con la evidencia
empírica (las relaciones amorosas, por ejemplo, poseen patrones bastante estables).
La opción de Luhmann por elegir a las comunicaciones como componentes del sistema social
tiene su fundamento en tres importantes conceptos: interpenetración, comunicación y doble
contingencia.
El ser humano no es quien comunica (entendiendo al ser humano como sistema psíquico y
orgánico) sino el sistema social. La necesidad de explicar la sociedad sin referencia al sujeto es
ciertamente revolucionaria, pues permite desantropologizar a la sociedad. Según el autor el
hecho que se ubique al ser humano en el entorno del sistema social le da a éste la libertad y
complejidad que realmente posee, excluyendo así la posibilidad que la sociedad este
configurada a imagen y semejanza del ser humano.
El mecanismo que permite y exige la comunicación, desde nuestro ángulo, es la doble
contingencia, pero esto no significa que la comunicación pueda ser concebida solamente como
proceso. El teorema de la doble contingencia, formulado originalmente por Parsons, es
reformulado por Niklas Luhmann en la "constitución y el procesamiento continuo del sentido"
(op.cit, 121). La doble contingencia se da tanto entre sistemas psíquicos como entre sistemas
sociales, interesándonos la primera relación. En ello, el planteamiento de Luhmann tiene una
virtud notable: lo social, la comunicación, no es reducible al proceso que se inicia entregando
información originada en la conciencia de algún actor individual para terminar en la
comprensión por la conciencia de otro. El lugar que ocupa el lenguaje es que es un medio de
reducción de la complejidad, pero no basta el lenguaje para definir la comunicación. Existen
otros medios (amor, dinero) para reducir la complejidad en los sistemas. La comunicación
siempre es sistémica y reitera la diferencia entre sistema y entorno que el sistema hace. La
comunicación establece las fronteras entre el sistema y el entorno.
Pero el hecho de que la interacción es un caso límite podría hacer tambalear su pretensión de
erradicar de la teoría el concepto de actor y acción, a diferencia de la sociología clásica de
autores como Weber y Parsons y, también, de autores contemporáneos como Giddens y
Habermas. Como tal, es decir como caso límite, la interacción tiene un tratamiento mediante el
concepto de interpenetración: un caso especial de entorno de los sistemas sociales, el entorno
constituido por los seres humanos y sus relaciones con los sistemas sociales. "Hablaremos de
penetración cuando un sistema ponga a disposición su propia complejidad (y con ello,
indeterminación, contingencia y coacción de selección) para construir otro sistema....Entonces,
hay interpenetración cuando esta situación es recíproca; es decir, cuando ambos sistemas se
posibilitan mutuamente aportar al otro su propia complejidad preconstituida" (op.cit, 222). La
interpenetración se da en forma de comunicación, pero no es comunicación, sino que es lo que
permite hacer viable las condiciones para la doble contingencia. La cadena, de existir alguna en
el pensamiento de Luhmann, sería la siguiente: sistemas – interpenetración – doble contingencia
– comunicación. La comunicación presupone sistemas ya constituidos y es la síntesis de las tres
selecciones que ya mencionamos. Nuestra interpretación es que, según Luhmann, esa síntesis la
hace un sistema para sí, es interna. Lo que suceda con ella, es mera atribución desde otro
sistema que, al plantear así la cuestión, nuevamente, realiza su propia síntesis de comunicación.
Lo único que realmente comunica el sistema es la operación de distinción entre sistema y
entorno.
Uno de los errores de Luhmann es que al no considerar al agente, actor o individuo en su teoría,
descarta – al igual como Maturana y Varela, al no considerar los virus en la discusión sobre los
sistemas vivos, por ser un caso "de frontera"- la existencia de cierto nivel explicativo, optando
por una mera descripción, en este caso idealista del sentido, como dotado de vida propia, sin
conexión con los niveles inferiores y sus leyes. Es cierto que las teorías parsimoniosas son
deseables. La generalización de Luhmann en el tratamiento del concepto de sentido es ingeniosa
y le otorga abstracción (además de ahorrarle varios problemas). Sin embargo, la economía de
los enunciados es incompatible con la pérdida de contenidos sustantivos en una teoría. En este
caso, la pérdida del individuo en la teoría sociológica podría ser inaceptable. Lo social no tiene
sentido salvo para sus protagonistas (actores o afectados). Lo social puede tener una fisonomía o
forma, pero el sentido es una propiedad individual que existe en el mundo social en la medida
que lo social esta constituido por individuos en interacción permanente que explicitan u operan
a base de estructuras de expectativas.
Por otro lado, demasiado entusiasmo en torno a la idea que la sociedad es autopoiética podría
traer consecuencias tan desastrosas como la masificación de la irresponsabilidad social por parte
de los líderes y la pereza absoluta del resto de nosotros. Ello sería tan grave como aquel otro
entusiasmo, hoy casi en el olvido, respecto a que la sociedad es un asunto de voluntades de
individuos o vanguardias. Curiosamente, la pretensión de ejercitar la voluntad y el libre albedrío
para gobernar el destino histórico de las sociedades, hoy se ha reemplazado por el mismo
ingenuo propósito pero a nivel de las corporaciones. Las ciencias de la administración o
management contemporáneo ilustran este nuevo error filosófico. La intencionalidad individual
es fundamental a la hora del análisis, en particular en el caso de la interacción social, pero no es
lo decisivo. Debe ser considerado porque aporta variabilidad, que es una de las características
más importantes de lo social (así como también de varios fenómenos en la naturaleza),
fundamentado en el axioma a la base de las leyes indeterministas, a saber, que una serie dada de
ciertas condiciones iniciales puede conducir a varios estados finales alternativos. Obviamente,
las intenciones no producen efectos puros, pero juegan un rol en la vida social y la investigación
aplicada puede esclarecerlo según sea el caso, que por cierto son muchos y agrupables en
taxonomías. Sin embargo, lo decisivo es la estructura de expectativas.
Una forma de conservar la propuesta de Luhmann, que posee una perspectiva única y de una
riqueza sociológica insospechada para el análisis de la sociedad moderna, es transformar esta
arquitectura en teoría sociológica propiamente tal. Ello exige, entre otras cosas: una revisión del
propósito de la importación del concepto de autopoiesis; una revisión de la pertinencia de dicha
importación y una justificación más explícita de porqué podría tener un mejor rendimiento que
otras categorías como autonomía, por ejemplo; una revisión de sus vínculos con otras
disciplinas, en particular con las ciencias cognitivas, la psicología y ciencias de la conducta y
muy especialmente con la filosofía de las ciencias, donde creemos habría que rechazar su
proposición de análisis desontologizado (que no es tal, sino mera ontología del suceso no
declarada) y una toma de posición frente a su déficit explicativo y su anti-realismo; y,
finalmente, algo muy importante y central, resolver de una manera distinta el problema del
sujeto, así como el problema de la acción.
4) Comentarios finales respecto a la aplicabilidad de la teoría de la autopoiesis a las
ciencias sociales: Posibilidades y problemas
Partimos de la premisa, en acuerdo con Maturana, que dos individuos son, a la vez, sistemas
biológicos y psíquicos de naturaleza discreta y que, en tanto tales, conocen de cierta forma y no
de otra. Compartimos con Luhmann que no es correcto antropomorfizar la sociedad y, por tanto,
es menester distinguir entre individualidad y doble contingencia (o lo social). Sin embargo, que
los individuos "per se" se encuentren fuera del sistema social, no impide afirmar que el límite o
frontera o conjunto intersección no es una mera operación de distinción, sino que refiere a una
entidad real inferida, que denominamos, estructura de expectativas, o red reproductora de
procesos de transformación de expectativas, que permiten la constitución de lo social así como
también la conexión entre pensamiento y comunicación, individuo y sistemas sociales.
Creemos que su afirmación en orden a afirmar que los individuos no comunican pero piensan y
que un sistema social, como una pareja de amigos, comunica pero no piensa, es problemática.
En primer lugar, porque los individuos comunican y el análisis de la doble contingencia y el rol
de los individuos en su interior así lo especifica. En segundo lugar, porque tal afirmación se
efectúa por dogmatismo y sólo para validar su premisa de que los sistemas sociales son
autopoiéticos y que tal autopoiesis tiene a las comunicaciones como sus componentes. Si se
obliga a aceptar que un individuo también es, un sistema que comunica, se enfrentaría la teoría a
aceptar que tal sistema requiere como elementos autopoiéticos a otras entidades. O bien que se
define de acuerdo a otro modelo de organización, no autopoiético.
Por otra parte, la acción, en especial la creativa, surge de los pensamientos y siendo así, la
acción social definida como mera atribución, es de un reduccionismo enorme que, entre otras
consecuencias importantes, impide la conexión de la sociología con las ciencias cognitivas y de
la conducta. La comunicación seleccionada por el sistema A en copresencia de B, desde una
óptica realista, otorga algún rol a los pensamientos e ideas de A al interior del sistema
interactivo A-B. Ello, por otra parte, se conecta de modo notable con teorías particulares como
el teorema de la profecía autocumplida, formulado originalmente como el teorema de Thomas:
"Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias (...) los
hombres responden no sólo a los rasgos objetivos de una situación, sino también, y a veces,
primordialmente, al sentido que la situación tiene para ellos. Y así que han atribuido algún
sentido a la situación, su conducta consiguiente y algunas de las consecuencias de esa conducta,
son determinadas por el sentido atribuido" (23). Lo que en un principio podría parecer sin
consecuencias sociales, tan solo un enunciado planteado a un nivel individual, cobra relevancia
en la interacción.
En resumen, si la relación psicobiológica entre dos individuos fuera tan azarosa y carente de
determinación (contingente, ya que las determinaciones del sistema nervioso central varían de
individuo a individuo), el problema estribaría en cómo poder coordinar tales relaciones y
estabilizarlas, generar certidumbre y repetición. En otras palabras, no sería posible encontrar
sistematicidad en las perturbaciones causadas por la doble contingencia en la interacción social,
la relación entre A y B sería únicamente "ruido", en su forma pura. Esto nos lleva a posicionar
al sistema interactivo en una coordenada histórica, donde el concepto "socialización" y
"estructuras de expectativas" se relevan y le da un pleno sentido sociológico al fenómeno, esto
es, al sistema de interacción. Nuevamente, acá sería más coherente plantear que, a diferencia de
lo que plantea Luhmann, los sistemas interactivos son más bien permanentes, poseen memoria y
el modelo de interacción concreto es bastante repetitivo y, ciertamente, una condensación de
experiencias pasadas, que por supuesto se transforman con el paso del tiempo (24).
La única forma de plantear sociológicamente al sistema interactivo como "primer nivel" es el de
formularlo en términos de legalidad social o tendencia a la regularidad, lo que excluye en
consecuencia la contingencia y la variabilidad "puras".
Otras teorías, también devotas de la epistemología cibernética, han enfatizado los aspectos
deterministas en detrimento de los argumentos de la contingencia pura, como por ejemplo, la
retroalimentación, las redundancias y las configuraciones. Lo anterior es relevante en el sentido
de que la comunicación humana no es indeterminada, y que de ella se pueden sacar
conclusiones metacomunicacionales importantes; esto último porque la comunicación adopta
patrones o configuraciones dadas por las redundancias presentes en ella. El ejemplo de un
observador de una partida de ajedrez, que no tiene conocimiento alguno de las reglas que lo
rigen, aclara este punto, ya que en el transcurso del juego podrá darse cuenta de una serie de
redundancias o configuraciones pudiendo concluir metacomunicacionalmente el "cómo" de la
comunicación, desde la operación (aunque no él "para qué", que implicaría un análisis más bien
sistémico fenomenológico) (25). Bateson, también desde una explicación cibernética, confirma
que la comunicación "es precisamente creación de redundancias o estructuraciones mediante
patrones" (26).
La retroalimentación (tanto negativa = homeostasis, o positiva = cambio) autorregula al sistema,
es decir, donde "la salida de un sistema vuelve a introducirse en el sistema como información
acerca de dicha salida" (27). Tanto la retroalimentación como las redundancias presentes en la
comunicación de ambos sistemas individuales interactuantes son factores restrictores, que
demarcan el universo de posibilidades del decurso de la comunicación intersistémica. Lo
anterior quiere decir que los seres humanos procesan continuamente "el ruido" del entorno,
ingresando al propio sistema como información lo necesario para mantener la retroalimentación
negativa y positiva necesaria para el sistema, tanto individual como de interacción.
Llegado a este punto podemos mencionar otra alternativa para el estudio de la interacción
social. En un sistema de interacción, el observable es la comunicación, (que puede o no estar
fundada en profecías autocumplidas formuladas al interior de los sistemas psíquicos
interactuantes) la que puede ser estudiada metacomunicacionalmente encontrando así
configuraciones que le otorgan significación. El sistema de interacción es un sistema gobernado
por reglas comunicativas, cuyos elementos son las comunicaciones sociales, un mecanismo que
regula y equilibra estocásticamente las relaciones entre individuos y de esa forma es relevante a
la hora del análisis sociológico de la interacción o sistema interactivo básico. En fin, pensamos
que pueden haber otras alternativas también.
Desde la óptica general de Luhmann, según nuestra opinión, tal estudio también podría hacerse
viable. La doble contingencia consiste en el cómo los sistemas seleccionan, procesan y re-
estabilizan las comunicaciones que los perturban; conservando la distinción que los hace ser lo
que son y observar tal como observan. La selección de, acá nos separamos de Luhmann,
"alternativas" de comunicaciones dentro de las reglas operantes y de acuerdo a las estructuras de
expectativas tanto para A como para B, depende de una suerte de autorreferencia compartida o
consensuada entre A y B; y, por lo tanto, del procesamiento de la complejidad proveniente del
entorno por ambos.
Cada sistema psíquico en interacción con otro, debe "escrutar" autorreferencialmente la
complejidad del entorno (el ruido generado por el otro sistema psíquico) mediante la
comunicación y de ello depende cómo se defina el status de la relación. Es decir, con la
información que cada uno de esos sistemas psíquicos estén predispuestos a seleccionar, se
traducirá la comunicación para el propio sistema. Si el sistema de interacción social es
comunicación, sólo una parte de esta última se transformará en información para cada sistema
psíquico autorreferencial. Se da, de acuerdo a este enfoque, una cierta autonomía en el nivel
superior o más complejo, que permite la emergencia de un sistema social, que surge de los
ruidos producidos por los sistemas psíquicos en su intento por comunicarse, pero que no son
reductibles a esos sistemas psíquicos (Luhmann, op.cit, 223). Es decir, el ruido del entorno del
sistema interactivo, donde se ubican los seres humanos, es constituyente del sistema de
interacción, porque proporciona información para ambas partes con el objetivo de definir el
status de la relación pero no la determina, a menos que el ruido adopte sistematicidad. La
apuesta es que esa sistematicidad sólo puede ser producida por la estructura de expectativas.
La relevancia del análisis sobre la interacción en un enfoque sistémico distinto, consiste en dar
plausibilidad a la existencia de determinación y estructura a partir de algo socialmente
indeterminado y contingente - a lo cual, por lo demás, nunca se tendrá acceso - como son las
conciencias y el sentido en los individuos. No es evidente el hecho de que dos o más individuos
se enlacen mediante la comunicación y puedan entenderse. La doble contingencia nos aclara la
posibilidad de este enlace, que mediante la interpenetración de los sistemas psíquicos hace
posible la interacción social. La interpenetración posibilita la socialización, formando al sistema
psíquico y orgánico (comportamiento corporal). Para mirarlo desde otra perspectiva podemos
posesionarnos en el paradigma de la complejidad, donde tenemos a dos sistemas psíquicos (A y
B, "partes") altamente contingentes, y por otro lado al sistema de interacción ("todo") altamente
confiable, en otras palabras, existen propiedades emergentes en el sistema que significa una
reducción de la complejidad de nuestros iniciales A y B, que posibilita la construcción del
Sistema Social al nivel de interacción.
La analogía entre dos cajas negras y el sistema de interacción permite pensar también en la
doble contingencia, ya que la situación básica de ésta es que dos sistemas psíquicos entablen
relación el uno con el otro y establezcan relaciones autorreferenciales reduciendo la
complejidad del entorno, lo que nos lleva a la cuestión de fondo de todo esto: la construcción de
un sistema social (la construcción de un orden social o la posibilidad del enlace entre sistemas).
Es por lo tanto, la doble contingencia la que posibilita la construcción de un sistema social, ya
que ésta consiste en la selección de alternativas de comunicaciones dentro de la estructura de
expectativas y reglas presentes tanto en A como en B, y por lo tanto en el procesamiento de la
complejidad por el sistema. Esta idea es algo divergente de las tesis de la teoría de la
autopoiesis. Supone otra epistemología.
Creemos que la utilización fructífera de las ideas innovadoras de la teoría de la autopoiesis
requiere que muchas de sus tesis principales sean objeto de más análisis y menos lecturas
exegéticas. Una propuesta es la explorada en este trabajo, respecto de considerar a las
estructuras de expectativas como los componentes de un sistema social que se reproduce,
quizás, de manera autopoiética, y a las comunicaciones – en rigor, a los actos de habla - como
los elementos emergentes del proceso de comunicación o deformación recíproca entre
individuos. Tal sistema interactivo no existe en abstracto, salvo conceptualmente. Los sistemas
interactivos reales siempre están situados, se desempeñan en determinada situación. Y la
organización de las expectativas es función esa situación tipificada socialmente. La estructura
de expectativas pertenece tanto a los sistemas síquicos como a los sistemas de interacción, es la
intersección de un conjunto individual y otro social. Pensamos que la teoría ganaría al incluir al
individuo y sus propiedades, puesto que si bien un sistema social no sólo es una sumatoria de
actos individuales, existen propiedades que son comunes al sistema individual y al sistema
social (para Luhmann, el sentido, pero no sólo ésta). Toda la riqueza y complejidad individual
se expresan a menudo en los sistemas sociales, principalmente en los sistemas simples como los
interactivos. Las estructuras de expectativas serían las propiedades constitutivas tanto del
siquismo individual como de lo social, un punto de conexión o frontera entre individuo y
sistema social, que complementa la subjetividad individual o autorreferencia de los
pensamientos y aporta variabilidad y ruido a la legalidad social de los patrones y normas.
Por otra parte, ni el mismo Luhmann plantea el sistema interactivo como autárquico, de modo
que no vemos la razón de ser en su insistencia de que todo sistema social es autopoiético.
Tampoco vemos argumentos en su teoría para rechazar la existencia de sistemas sociales no–
autopoiéticos, particularmente debido a su estructura multinivel, que quizás habría que re-
especificar bajo modalidades diferenciadas. De hecho, quizás uno de los malentendidos que le
impide plantearse el problema de la transición desde el individuo hacia lo social es su definición
de lo propiamente social en términos de propiedad emergente, en este caso, las comunicaciones;
sin percatarse que desde un punto de vista formal, un sistema está compuesto tanto por las
propiedades resultantes (constitutivas tanto de los componentes del sistema como del sistema,
en este caso, la estructura de expectativas) como por las propiedades emergentes o de gestalt.
Finalmente, uno de los grandes óbices para la aceptación de las supuestas consecuencias
epistemológicas de la teoría de la autopoiesis es que ni Maturana ni Luhmann asumen
claramente una doctrina de la verdad. No se afirma "esta teoría es verdadera". La pregunta por
el status de las teorías queda sin resolver (y cualquier epistemólogo estará de acuerdo que ésta
es una interrogante clave). No sabemos si son teorías o ingeniosos cuentos de hadas, ya que
adoptan una posición anti-realista no sólo para el caso de lo social sino que también a nivel de la
psicología individual. Además, en ambos casos, el universo conceptual elaborado es
suficientemente arbitrario (por ejemplo, como Maturana entiende el lenguaje y como Luhmann
levanta hipótesis auxiliares sin basamento teórico o empírico de tipo alguno, como cuando
justifica los entornos de los sistemas de interacción como caso especial) y hermético como para
impedir establecer las necesarias conexiones con las áreas aplicadas de las disciplinas aledañas,
en particular la psicología experimental, la psicología social y la sociología de grupos e
institucional. Esto es particularmente grave y evidente en el caso de la interacción.
La ontología del suceso en Luhmann (u ontología de la "operación") es teóricamente un camino
válido pero no creo que la ciencia de la sociedad halla hecho los méritos experimentales y
empíricos para liarse con esas dificultades, de la manera que lo hace la ciencia física, por
ejemplo. Es una desproporción. Como también lo es desontologizar su teoría ontologizando sus
distinciones. Del mismo modo, es una desproporción la ontología de la emoción de Maturana,
que en el último tiempo ha tenido por única función fundamentar algunas tesis de su propuesta
de cambio cultural matrístico.
Obviamente, no es posible cerrar la discusión aquí. Nuestro único propósito ha sido el de
comentar dos propuestas para el análisis del fenómeno de la interacción social desde la teoría de
la autopoiesis y ejecutar una crítica preliminar.
Notas
1. Vilfredo Pareto: Manual de economía política, Editorial Atalaya, Buenos Aires, 1945;
Ludwig Von Bertalanffy: Teoría general de los sistemas, FCE, México, 1993; T. Parsons: The
structure of social action, New York, Free Press, 1937 y The social system, New York, Free
Press, 1951.
2. En esta línea temática, dos artículos que podría ser de gran interés, pero que no hemos
considerado en nuestra argumentación: uno, el de Darío Rodríguez: Elementos para una
comparación de las teorías de Luhmann y Maturana en Revista Estudios Sociales, N°54, 4
trimestre (9-30), Santiago de Chile, 1987; y, el otro, de Marcelo Arnold y Fernando Robles:
Comunicación y sistemas de interacción en Revista Mad, N° 3, Septiembre del 2000, Revista
Electrónica del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile.
3. Peter Hejl: Towards a theory of social systems: self-organization and self-maintenance, self-
reference and syn-reference en H. Ulrich y G. Probst (eds.): Self-organization and management
of social systems. Berlin: Springer-Verlag, 1984; G. Teubner: Autopoietic law. Berlin-New
York: Walter de Gruyter, 1988; J. Mingers: Self-producing systems. New York: Plenum
Publishing, 1994; G. Morgan: Images of organization. Beverly Hills CA: Sage, 1986; G. Von
Krogh y J. Roos: Organizational epistemology: New York: St. Martin´s Press, 1995.
4. Hemos considerado para los propósitos de este trabajo los siguientes textos como
representativos de su teoría: H. Maturana y F. Varela: El árbol del conocimiento, Editorial
Universitaria, Santiago, 1994 (muy didáctico) y H. Maturana y F. Varela: De maquinas y seres
vivos, Editorial Universitaria, Santiago,1995; que es el trabajo original de 1971 más un muy
interesante prólogo escrito el año 1994.
5. H. Maturana y F. Varela: De maquinas y seres vivos, Editorial Universitaria, 1995. pág. 18-
19 y 51-52.
6. H. Maturana y G. Verden-Zoller: Amor y juego. Fundamentos olvidados de lo humano,
Instituto de terapia cognitiva, Santiago, 1997. Pág. 11 y siguientes.
7. La objetividad entre paréntesis es una suerte de teoría de la observación autopiética. Véase al
respecto largos pasajes de la obra de H. Maturana: La objetividad: un argumento para obligar.
Editorial Dolmen, Santiago, 1997.
8. Entre otras expresiones de esto, los largos pasajes dedicados a la cultura matrística en H.
Maturana y G. Verden-Zoller: Amor y juego... ; así como también, por ejemplo, en H. Maturana:
La objetividad..., pág. 130 y siguientes. Esta tesis se encuentra repartida en gran parte de su obra
y una citación exhaustiva es imposible dentro de los límites de esta presentación.
9. H. Maturana y F. Varela: De maquinas y seres vivos, Editorial Universitaria, 1995. pág. 115.
10. H. Maturana: La objetividad. Un argumento para obligar. Editorial Dolmen, Santiago,
1997, pág. 24-25.
11. P. Watzlawick, J. Beavin Bavelas y D. Jackson: Teoría de la comunicación humana,
Editorial Herder, Barcelona, 1991.
12. F. Varela: Autonomy and autopoiesis en G. Roth y H. Schwegler (eds.): Self-organizing
systems: An interdisciplinary approach, Campus verlag, New York/Frankfurt, 1981.
13. Jorge Gibert: El enfoque explicativo en la teoría de sistemas sociales, inédito.
14. H. Maturana: La realidad: ¿objetiva o construida?, Editorial Anthropos, Barcelona, 1997,
pág. 277.
15. O deberían hacerlo. Es un hecho el que muchas teorías falsas persisten a través del tiempo,
principalmente a través de grupos marginales bien organizados, financiados y con las tribunas
de los incautos. Por desgracia, la comunidad científica en un exceso de neutralismo rara vez
descalifica públicamente a tales teorías, omitiendo la ética científica en consecuencia. Por otra
parte, muchas teorías falsas se transforman en ideologías y pocas ideologías contienen
prototeorías capaces de desarrollarse posteriormente.
16. H. Maturana: La objetividad. Un argumento para obligar. Editorial Dolmen, Santiago,
1997, pág. 109.
17. Desde ese punto de vista, la teoría autopoiética de Maturana no sólo es una teoría plana, sino
que también es una teoría yerma.
18. No es el objetivo de este trabajo resumir, en ningún sentido y bajo ningún respecto, la obra
sociológica de Luhmann, cuestión por la cual nos centraremos en aquellas tesis útiles para
nuestro propósito. Para una introducción al pensamiento de Luhmann véase el libro de Marcelo
Arnold y Darío Rodríguez: Sociedad y teoría de sistemas, Editorial universitaria, Santiago, 1991
y I. Izuzquiza: La sociedad sin hombres: Niklas Luhmann o la teoría como escándalo,
Barcelona, Anthropos, 1990. Para una exposición didáctica de la teoría de sistemas véase
Francisco Osorio y Marcelo Arnold: Introducción a la teoría general de sistemas. Cinta de
Moebio, Revista electrónica de epistemología de las ciencias sociales.
19. Niklas Luhmann: Sistemas sociales, Editorial Iberoamericana, México, 1991, pág. 79 y
siguientes.
20. A. Schütz y Th. Luckmann: Las estructuras del mundo de la vida, Amorrortu, Buenos Aires,
1973, ver pág. 109 y siguientes.
21. No tomaremos en cuenta la distinción entre tema y aportación. Al respecto vease el capítulo
"Comunicación y acción" en Niklas Luhmann, op. cit.
22. B. Mandelbrot: New methods in statistical economics, Journal of political economy, 71
(1963), 421; citado en J. Ibáñez (Editor): Nuevos avances en la investigación social, vol. I,
Proyecto A, Barcelona, 1998, pág. 125 y siguientes. Allí, G. Stent sugiere que la objeción a un
planteamiento nomológico en las ciencias sociales es debido al tratamiento epistemológico
inadecuado de la singularidad. De hecho, todos los sucesos del mundo real poseen elementos
únicos, sin denominador común, lo que los define como elementos al azar y donde el
observador sólo puede percibirlos como ruido: es decir, como elementos que no aportan a la
comprensión de la estructura de un fenómeno. En el caso de los análisis de "conjunto", como en
el caso de la economía y la sociología, habría que afirmar que todos los conjuntos de sucesos
reales contienen algo de ruido y, en muchísimas ocasiones, son ¡prácticamente 100 por ciento
ruido!. Pero la reflexión indeterminista no nos sugiere desechar estos fenómenos, sino que, por
el contrario, nos llama la atención sobre el carácter estadístico del ruido y la hipótesis que tal
análisis nos permite visualizar la actividad estructural espontánea del sistema mediante la
inferencia estadística de los valores medios que convergen hacia un límite. Esto no impide
afirmar, también, que en los casos en que no hay convergencia, el análisis científico será
necesariamente ambiguo y más bien especulativo.
23. Citado en R. K. Merton, Teoría y estructura sociales, FCE, México, 1964, pág. 419.
24. Un enfoque poco explorado por las ciencias sociales en este campo es el de los enfoques
numéricos de reconstrucción filogenética en general, como la técnica de construcción de árbol
de Wagner y otros. Al respecto, véase J. Crisci y María Fernanda López: Introducción a la teoría
y práctica de la taxonomía numérica, OEA, 1983.
25. P. Watzlawick, J. Beavin Bavelas y D. Jackson; op. cit.
26. G. Bateson: Pasos hacia una ecología de la mente, Editorial Planeta, B. Aires, 1991, pág.
436.
27. P. Watzlawick, J. Beavin Bavelas y D. Jackson; op. cit., pág. 32. Habría que estudiar si
acaso existe compatibilidad entre esta tesis y el concepto de re-entry de Spencer –Brown en
Laws of form, Dutton, New York, 1979.

Acerca del Pensamiento de Fernando Flores


Acerca del Origen de Su Pensamiento.

Don Fernando Flores ha dicho que a su pensamiento, a partir de las reflexiones que inició en su
presidio político y que luego continuó con sus estudios de filosofía en Berkeley, con la lectura
de Humberto Maturana y Francisco Varela, las conversaciones le ejercieron una influencia
fundamental.

Además, ha dicho que las preguntas que de allí emergieron las desarrolló más plenamente en
sus estudios de filosofía en Estados Unidos. Por otro lado, en el prefacio del libro "El Arbol del
Conocimiento" de los ya citados “Varela y Maturana” se menciona a Flores trabajando en
colaboración creativa con Maturana en la extensión radial de estas dimensiones conceptuales.

Acerca de su concepto de la Empresa.

Flores señala que usando el termino "empresa" para denominar cualquier organización que esté
interesada en la sobrevivencia y en la autonomía, una empresa es una organización que se
compromete a cumplir un tipo de pedidos particulares mientras hace frente a circunstancias
imprevisibles y se empeña por mantener abiertas las posibilidades para el futuro.

Flores señala que una empresa puede sobrevivir sólo en la medida en que puede contraer
compromisos y cumplir con ellos, para lo cual, a su vez, toma compromisos relativos a los
recursos que requiere para cumplir con los compromisos contraidos. Por lo tanto, para que una
empresa sobreviva, debe ser capaz de hacer frente a circunstancias imprevisibles que ponen en
peligro su habilidad ara cumplir sus compromisos. Cualquier actividad que no contribuya al
cumplimiento de sus compromisos es irrelevante para la sobrevivencia de la empresa.

Flores dice que debido a que siempre la empresa está anticipando las condiciones de
cumplimiento de los compromisos que da y que recibe, el futuro de la empresa está
determinado. Para evitar ser aplastada por las demandas futuras determinadas por la naturaleza
de sus compromisos, la empresa se esfuerza en mantener abiertas sus posibilidades para el
futuro.

Más adelante, Flores agrega que al satisfacer los compromisos de la empresa, el personal está
involucrado en una red de conversaciones. Esta red incluye peticiones y promesas para llevar a
cabo los compromisos y puede también incluir informes sobre las condiciones para
satisfacerlos, informes sobre las circunstancias externas, declaraciones de nuevas políticas, etc.
Se generan redes especiales de conversaciones para conversaciones recurrentes dirigidas al
manejo de situaciones repetitivas; las oficinas están organizadas en los nodos de estas redes.

Flores explica que claramente las empresas se encuentran comúnmente con muchos pedidos que
ellas pueden manejar estableciendo compromisos con condiciones de satisfacción que son
básicamente similares desde el punto de vista de la empresa como un todo o de una gran parte
de su organización. Es decir, estos compromisos pueden ser satisfechos con la activación de
ciertas redes especiales de conversaciones recurrentes, en las que difieren solamente ciertos
detalles de contenido de las conversaciones y no su estructura general.

Para Flores, estas redes de conversaciones recurrentes constituyen el núcleo de la organización;


ellas están personificadas como oficinas que se intercomunican, cada una especializándose en
satisfacer ciertas clases de compromisos.

Flores agrega que estas conversaciones pueden analizarse a objeto de rediseñarlas en sí mismas
y también los sistemas de comunicación que las apoyan y que en la práctica estos dos enfoques
deberían ser paralelos y complementarios. El análisis de las redes conversacionales puede
revelar puntos susceptibles de fallas comunicativas, lazos conversacionales tortuosos e
innecesariamente indirectos, atrasos críticos, cuellos de botella y otras deseconomías.

Flores afirma que se pueden remover estas deseconomías y se puede dar un apoyo más firme a
la red conversacional con la ayuda de una tecnología de sistemas de comunicación por
computador, diseñados en forma apropiada. Se pueden diseñar nuevas redes conversacionales
que le den a la organización la habilidad de reconocer y realizar nuevas posibilidades. Una parte
integral de esta renovación organizacional es el entrenamiento del personal en competencia
comunicativa básica.

Luego, Flores concluye que sorprendentemente hay pocos "bloques de construcción"


conversacionales básicos (p.ej. petición, promesa, oferta, aceptación, reconocimiento) que
frecuentemente se repiten en estas redes y que la capacidad tecnológica que es necesario
desarrollar y que sea capaz de ofrecer sistemas de apoyo para redes conversacionales, puede ser
de diseño modular.

Finalmente, Flores expresa que la tesis principal se puede exponer brevemente: 1) Las
organizaciones existen como redes de directivas y comisivas; 2) Los quiebres ocurrirán
inevitablemente y la organización necesita estar preparada; 3) Todo el proceso de división del
trabajo ha sido creado en respuesta a una constante inquietud (heredada culturalmente) como un
modo de anticipar los quiebres con éxito: 4) El proceso de comunicación debería ser diseñado
para traer consigo una toma de conciencia significativa de la ocurrencia de los quiebres y de las
directivas apropiadas para ello; 5) Debe reforzarse y desarrollarse la toma de conciencia de cada
miembro de la organización sobre su participación en la red de compromisos.

Acerca de su Teoría de los Actos de Habla.

En el libro "Inventando la Empresa del Siglo XXI", el autor Fernando Flores reconoce estar en
deuda con la teoría de los actos del lenguaje, inspirada por J.L. Austin y desarrollada más tarde
por John R. Searle. Le reconoce una gran influencia al trabajo de Searle y particularmente a su
teoría de los actos del lenguaje y la noción de que cuando hablamos contraemos un
compromiso.

En este mismo libro, reconoce que su teoría está organizada en torno a los conceptos centrales
de conversación y diseño. Conversación es la unidad mínima de interacción social orientada
hacia la ejecución con éxito de acciones. Diseño es un nombre para la práctica interpretativa de
producir un discurso para administrar los tipos recurrentes de quiebres que impregnan las
prácticas humanas.
Más adelante en este libro, Flores señala que su principal planteamiento teórico es que los seres
humanos son fudamentalmente seres lingüísticos y que la acción ocurre en el lenguaje en un
mundo constituido a través del lenguaje. Lo especial de los seres humanos es que producen, en
el lenguaje, distinciones comunes para ejecutar acciones juntos. El Lenguaje no es un sistema
para representar al mundo o para transmitir pensamientos e información. Para Flores, el
lenguaje es Ontología, es decir, una serie de distinciones que nos permiten vivir y actuar juntos
en un mundo que compartimos.

En libro "Creando Organizaciones Para el Futuro", Flores expresa que su teoría tiene un poder
generativo, y la relaciona con la química. Explica que antes que existiese la química, la gente
hacía cosas químicas: vinos, quesos, usaban fertilizantes, tenían medicinas, pero todo era parte
de las tradiciones y el folklore, recetas innumerables y azarosas, recetas de los brujos, que no se
sabía por qué tales hierbas curaban, pero las utilizaban. Con las teorías, en cambio, en vez de
memorizar mil quinientas fórmulas, aprendemos tres.

En el libro "Inventando la Empresa del Siglo XXI", Flores señala que hay sorprendemente
pocos "bloques de construcción" conversacionales básicos, como por ejemplo: afirmaciones,
declaraciones, pedidos, promesas y ofertas, que frecuentemente se repiten en las redes de
conversaciones.

Acerca de su Teoría de la innovación.

En libro “Abriendo Nuevos Mundos”, los Autores Fernando Flores, Charles Spinosa y Hubert
Dreyfus, señalan que el objetivo principal de ellos es mostrar cómo las prácticas
emprendedoras, la de los ciudadanos comprometidos y las del cultivo de la solidaridad se
fundamentan y se integran en definitiva, en una destreza crucial para nuestra civilización que los
seres humanos han poseído en Occidente, al menos durante 2500 años: el Hacer Historia.

Estos mismos autores llaman hacer-historia al conjunto de destrezas especiales que están en el
fondo de la acción emprendedora, de la acción ciudadana y del cultivo de la solidaridad. Solo
cuando algo cambia el modo en que nos entendemos a nosotros mismos y nuestro vínculo con
las cosas, surge lo que denominan hacer-historia.

Afirman que el feminismo hizo historia no solo porque cambió los juicios reflexivos sobre las
mujeres. Más importante es constatar que el feminismo cambió el modo en que percibimos a las
mujeres antes de nuestros juicios reflexivos.

Señalan que a ese cambio se llega a través de un ciclo que se inicia a partir de una emoción no
reflexiva que, luego, se enfrenta a una serie de acciones, hechos y discusiones públicas y por
fin, deriva en una nueva emoción no reflexiva, que se internaliza en una nueva visión del mundo
compartida por mucha gente. A este cambio medular de percepción lo llaman hacer-historia.

Estos autores, llaman espacio de apertura (disclosive space) al conjunto de prácticas cotidianas
que como seres humanos utilizamos para enfrentarnos a nosotros mismos, a las personas y a las
cosas, produciendo una red autónoma de significados, constituyendo con ello nuestro estilo de
descubrimiento habitual.

Estos autores, llaman descubrimiento histórico, a los distintos modos por los cuales se puede
cambiar, en forma natural, el estilo de un espacio de apertura a partir de las anomalías o
desarmonías que surjen en la actividad individual, cuando las personas actúan con un intenso
compromiso.

Más adelante señalan, que cuando percibimos que las cosas que nos interesan parecen frustrarse,
tenemos, al menos, tres modos de cambiar nuestro espacio de apertura: la articulación, la
apropiación cruzada y la reconfiguración.
Estos autores, llaman articulación a la forma de concentrarse en algo después de haber
experimentado la dispersión. Cuando un cambio se articula, el estilo mantiene su identidad
fundamental, pero se torna más reconocible como estilo. Toda articulación hace explícito lo que
es implícito. Si lo implícito es vago o confuso, hablamos de concentrarse a partir de la
dispersión. Si fue importante en algún otro tiempo, y después se perdió, lo denominan
recuperación.

Por otro lado, la reconfiguración es un modo más sustancial de cambio de estilo, en la que
algunos aspectos marginales de las prácticas cotidianas se vuelven dominantes. En la vida
cotidiana, este cambio es menos frecuente que la articulación, pero se manifiesta claramente
cuando se produce a gran escala.

Finalmente, la apropiación cruzada es un tercer tipo de cambio, y tiene lugar cuando un espacio
de apertura se apodera de una práctica de otro espacio, una práctica que el primer espacio no
podría haber generado por sí mismo, pero que advierte que le es útil.
Coaching: el mapa del cambio global

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El coaching busca hacernos más efectivos y sentirnos más satisfechos de nuestro trabajo y
nuestra vida. Para esto, busca transformar las prácticas de interacción con otros, pero también
las percepciones acerca de nuestro entorno y acerca de nosotros mismos, busca desarrollar
disposiciones emocionales de apertura, fortaleza y serenidad, fijar un compromiso vital con
cuidar algún interés humano y posicionarlo como nuestra identidad, busca abrirnos a la
dinámica de la historia en que nos desenvolvemos, pero en especial en la que emerge el futuro.
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Continúa:
El coaching entendido de este modo, mucho más que entregar técnicas, opera una
transformación profunda de la mente de las personas, del modo de ser de las personas. El
propósito puede ser de negocios, profesional, social o personal, pero siempre con esta
integralidad.
No se trata de entender conceptos sino de experimentar otros modos de vivir, no se trata de
acumular términos sino de cultivar nuevos hábitos cognitivos, afectivos, corporales. El nuevo
hábito traerá una nueva experiencia, una nueva disposición.
El mapa del cambio global
El mapa de transformación es un intento de poner en contexto y coherencia las diversas
dimensiones de desarrollo que requiere producir una persona para ser efectivo y sentirse
satisfecho en el mundo complejo que vivimos de globalización, vértigo tecnológico y cambio
cultural. Tiene una dimensión pragmática, de efectividad en la operación, pero también otra
dimensión “interpretativa” del pasado y del futuro que emerge, como posibilidad de diseño del
cambio antes que padecerlo.
Inventar en los actos de habla
Todas las personas tienen una tremenda libertad para manejar su vida, crearse oportunidades,
solucionar problemas o enfrentar desafíos, sólo porque tienen la facultad de hablar. Pocas
personas se dan cuenta verdaderamente de esto, pero entenderlo nos hace más libres. Por
ejemplo, cuestiones básicas como distinguir de corazón que las opiniones que salen de la boca
de otros, son eso, opiniones, y no verdades, pero que también la mayoría de lo que sale de mi
propia boca o ronda como un grillo en mi cabeza, son también opiniones, juicios o
evaluaciones, que experimentamos acerca de las cosas, las personas, situaciones o sobre
nosotros mismos, nos permite conversar, analizar y acoger opiniones diferentes en beneficio
propio. La facultad de decidir ponerle término a una situación molesta o a una relación, o de
emprender un camino en una dirección, donde vivir, qué estudiar, a qué dedicarme, o nombrar
un ayudante, o despedir a una persona. Ésta también es una facultad que nos da una libertad
aunque no la utilicemos. Hay otras, como cada vez que me falte o no me guste algo, en vez de
quejarme, mejor hacerle un pedido a otra persona, para que haga o deje de hacer algo, o para
ayudarme. Lo mismo ocurre al inventarme posibilidades para mi por medio de inventarle
posibilidades a otros en la promesas y las ofertas. Una promesa consiste en asegurarle a otra
persona que me haré cargo de alguno de sus intereses en el futuro, la oferta es condicionar esa
promesa a que la otra persona lo acepte. Hay una tremenda libertad en aprender a dejar de
quejarse, explícita o mentalmente, y comenzar a actuar en el lenguaje con compromisos que
cambian el presente. Con estos actos se inventa el futuro, el cual está abierto para ser pintado
del color que queramos pintarlo.
Equipo: coordinar y colaborar
Con estas distinciones, convertidas en prácticas efectivas, hay una dimensión más abstracta,
para la cual la mayoría de las personas son ciegas, que es formar equipos, no como átomos que
interactúan en ejecución de tareas, sino como pequeñas comunidades comprometidas con
horizontes comunes, que coordinan promesas, desarrollan confianza, cuidan mutuamente el
desarrollo de sus identidades y carreras, en fin, inventan futuros colectivos y se comprometen en
realizarlos. Un equipo puede coincidir con una compañía o un área de una compañía, pero
también puede existir como una entidad autónoma (un grupo de amigos, profesionales,
expertos) donde su realidad depende de la declaración de compromisos. En general, mientras
más expertas y técnicas son las personas, están más alejadas de este entendimiento de los
equipos como construcción de comunidades afectivas.
Organización y estrategia
Una dimensión más amplia que es conveniente observar es la organización en que ocurre la
acción y en la cual estamos inmerso. Esto también depende de una declaración, que se
constituye posteriormente en equipos, áreas, equipamientos, recursos. Pero hay que recordar que
una organización no es el edificio en que funciona, de hecho hay organizaciones globales
comerciales, políticas o religiosas, que funcionan en redes a través del teléfono o en internet, sin
un edificio y sin conocerse físicamente. Lo importante son las redes de conversaciones que las
constituyen. Pero aquí, también es importante incluir la dimensión de la cultura de las
organizaciones, con las narrativas predominantes, acerca de su origen o su destino, los procesos
de coordinación, roles, las prácticas de relaciones, las redes sociales, los estándares de acción,
las percepciones del mundo y las disposiciones emocionales arraigadas. Esto importa, porque en
esta dimensión de la cultura de la organización está la llave para adaptarla a los cambios del
entorno y para anticiparse a los cambios con ofertas innovadoras.
Época Histórica: utilizar la tradición en mi favor
Lo anterior lo observamos principalmente en la dimensión del lenguaje, en las coordinaciones
que ocurren como redes, en las declaraciones de roles y entidades. Todo esto consiste en lo que
hago en el presente enfocado a producir acción en el futuro. Pero esto no ocurre en el vacío,
sino que sucede en un determinado trasfondo histórico que me condiciona, con mayor fuerza si
soy inconsciente de su presencia.
Hay una dinámica de cambio que ocurre desde la tradición, desde el pasado, en que por efecto
de introducción de nuevas narrativas, prácticas, relaciones o equipamientos, se van abriendo
nuevas posibilidades de acción. Quienes hacen los cambios que predominan en cada época son
quienes tienen el poder de dirigir, valorizar, acumular.
Mirar la historia tiene dos finalidades muy importantes para adaptarse y anticipar el cambio.
Quienes “somos”, lo que somos, estamos compuesto de una dinámica de prácticas,
disposiciones y narrativas que se configuró en la tradición en que crecimos (individual y
colectivamente), si capturo ese fenómeno puedo intervenir sobre esas prácticas para fortalecer lo
del pasado que me da posibilidades y reemplazar lo que me cierra posibilidades. Por ejemplo, si
en mi vida como estudiante la práctica era encontrarse informalmente sin horarios y eso hoy me
causa problemas con mis clientes, puedo observarlo y cambiarlo, sin sentir amenazada mi
dignidad esencial. Si en el pasado mi manera de comunicarme ocurría por cartas escritas a mano
y enviadas por correo, hoy puedo introducir la práctica del email, sin sentir que traiciono nada.
Pero el otro motivo interesante que tiene observar la dinámica histórica de este modo, es
observar la reconfiguración de prácticas, tecnologías, narrativas y disposiciones, que cambian
en el entorno, sin ser perceptibles, hasta que de pronto todo ha cambiado. Se trata de anticipar el
cambio, porque ahí es donde estarán las posibilidades futuras, los espacios para hacer ofertas en
el futuro, las tensiones en el futuro.
El desafío es acercarse vital o existencialmente a este fenómeno, donde no basta el
conocimiento teórico o intelectual, porque ese tipo de conocimiento no provee de la experiencia
del cambio. Se requiere un acercamiento experiencial (que también es intelectual al articularlo
como un discurso con categorías) que permita aprender a desenvolverse con las nuevas
prácticas, disposiciones y tecnologías que van apareciendo.
Hacer una oferta (política, de negocios, cultural) desde ese contexto, de recuperar mi propia
tradición de prácticas y valores, pero proyectándola en el futuro que se “atisba” en las nuevas
prácticas y relaciones que aparecen, puede traer una innovación que, sin ser ni imaginada por el
público, se convierte en un valor que trae posicionamiento, poder y satisfacción.
Identidad auténtica
Este discurso de la dinámica histórica, como proceso sin esencia y la coordinación pragmática
en redes de lenguaje, donde el trasfondo histórico es lo único que condiciona las posibilidades,
tiene el riesgo del “nihilismo”, en que tanto todo vale como nada es significativo realmente. La
amenaza de poner como ideal al mercenario o al cínico. De hecho, hay mucho de esa
disposición de ánimo en la época que vivimos, donde el consumo y el lujo se han generalizado
como ideal de vida. Las personas buscan ávidos un sentido de vida en prácticas espirituales,
pero terminan consumiendo y desechando terapias, como ocurre con todo en la cultura
hipermoderna.
Es necesario incorporar en la vida esta flexibilidad de no atarse artificialmente a discursos y
tradiciones que no hacen sentido, pero no es conveniente satisfacerse en el vacío del todo y nada
vale. Hay demasiada evidencia que ese camino no hace mejor la vida.
El desafío es construir una vida flexible, personal, sentimental, profesional, política, en que
estamos abiertos a los cambios, pero sin renegar de dónde venimos, y especialmente, con un
compromiso con alguna comunidad.
Las personas que aprenden a vivir con flexibilidad auténtica seguro que también serán más
efectivos en sus trabajos, porque aprenden a vivir sin temor, sin agobio, con ambición, pero
colaborando. Porque son efectivos coordinando en redes con otros, son flexibles para cambiar
declaraciones y prácticas, innovan con ofertas que se anticipan al cambio, porque tienen un
radar poderoso del futuro que emerge. No se atrapan en las tradiciones, éxitos y fracasos
pasados, pero se comprometen con desafíos para bien de su comunidad.
Es importante preocuparse de la propia imagen, pero esto será inútil si no sabemos quiénes
somos, quién soy, y la respuesta no es alguna esencia fija, sino el compromiso que yo he
contraído en la vida, ese soy yo. Hay gente que vaga en la desorientación, buscando su ser en
algún rincón de su imaginaria mente o en la aprobación de los otros, los dos son un camino sin
destino.
Ampliar la visión
Muchas personas que conocen o han oído hablar de la “ontología del lenguaje” lo reducen al
desarrollo de técnicas de comunicación o a aprender a aplicar los actos de habla. No logran
tener una visión más amplia de lo que implica cambiar disposiciones humanas, en que se
incorporan los “actos de habla”, pero también otros fenómenos que permiten desarrollar nuevas
prácticas, percepciones y disposiciones emocionales que se alinean con los cambios ocurridos
en el mundo.
La transformación basada en los actos de habla corresponde a la “pragmática universal”, que
consiste en esa red de compromisos en que ocurre la acción concreta en redes de coordinación.
Pero es necesario incluir la otra dimensión de la “hermenéutica universal”, que consiste en la
capacidad de interpretar y reinterpretar posibilidades, que son previas y fuente de invención de
las redes de acción. Por ejemplo, los espacios de investigación de ciencia, diseño o estudios
culturales, son espacios de “interpretación”, los cuales pueden evolucionar hacia espacios
pragmáticos de acción al convertirse en ofertas prácticas de tecnologías, moda o marketing
respectivamente. Una vida efectiva y satisfecha requiere sensibilidad y competencias en ambos
espacios de diseño y de acción.
Primera Parte: Aspectos Conceptuales
Biología del Conocer
Don Fernando Flores expresó que a su pensamiento, a partir de las reflexiones que inició en su
presidio político y que luego continuó con sus estudios de filosofía en Berkeley, con la lectura
de Humberto Maturana y Francisco Varela, las conversaciones le ejercieron una influencia
fundamental. Además, ha dicho que las preguntas que de allí emergieron las desarrolló más
plenamente en sus estudios de filosofía en Estados Unidos. Por otro lado, en el prefacio del libro
"El Arbol del Conocimiento" se menciona a Flores trabajando en colaboración creativa con
Maturana en la extensión radial de estas dimensiones conceptuales.
En el libro "Understanding Computers and Cognition" escrito por los autores Flores y
Winograd, se menciona un resumen del trabajo de Maturana entre otros trabajos preliminares
que desafían los supuestos teóricos de la tradición racionalista, poniendo en tela de juicio
muchos de los aspectos normalmente aceptados en esta tradición.
Es así como estos autores se refieren a que la tarea de Maturana es efectuada desde el trasfondo
de un biólogo y no de un filósofo, y que atiende primaria y fundamentalmente a la naturaleza de
los organismos biológicos considerados como sistemas mecanicistas determinados por su
estructura.
En efecto, a juicio de estos autores, el trabajo de Maturana permite superar la preconcepción
limitante de la tradición racionalista con dos conceptos útiles: ellos son el papel del observador
como creador de dominios fenoménicos y el de acoplamiento estructural. Ambos ayudan a
comprender el comportamiento que se genera mecánicamente pero que no se programa de esa
manera.
Flores y Winograd afirman que Maturana ha estado implicado en el conocimiento de cómo los
procesos biológicos pueden dar lugar a fenómenos de conocimiento y lenguaje y que en ello ha
pasado por las siguientes etapas: 1) La organización funcional de la retina de la rana; 2)
Desarrollo de una teoría de la organización de los seres vivos; y 3) Desarrollo de una teoría del
lenguaje y del conocimiento. Estos mismo autores, resumen el trabajo de Maturana enfatizando
los siguientes puntos: 1) La Clausura del Sistema Nervioso; 2) Autopoiesis, Evolución y
Aprendizaje; 3) Dominio Cognitivo; 4) Dominios Consensuales; 5) El Observador y la
Descripción; 6) Dominios de Explicación. A continuación presentaremos un resumen de
algunos de estos puntos.
La Clausura del Sistema Nervioso.
En el libro "El Arbol del Conocimiento", los autores Maturana y Varela definen la conducta
como: la descripción que hace un observador, de los cambios de estado de un sistema con
respecto a un medio al compensar las perturbaciones que recibe de éste. Agregan, que el sistema
nervioso no inventa la conducta, sino que la expande de manera dramática. Con esto quieren
decir que el sistema nervioso surge en la historia filogenética de los seres vivos como un tejido
de células peculiares, que se inserta en el organismo de tal manera que acopla puntos en las
superficies sensoriales con puntos en la superficies motoras. Así, al mediar este acoplamiento
con una red de neuronas, se amplia el campo de las posibles correlaciones sensomotoras del
organismo y expande el dominio de la conducta. Y aún más, la superficie sensorial no sólo
incluirá aquellas células que vemos externamente como receptores capaces de ser perturbados
por el ambiente, sino que también todas las células capaces de ejercer una influencia en el
estado de la red neuronal. Esto los lleva a definir que en cuanto a su organización, el sistema
nervioso posee una clausura operacional. Esto quiere decir que el sistema nervioso está
constituido de tal manera que cualquiera que sean sus cambios éstos generan otros cambios
dentro de él mismo, y su operar consiste en mantener ciertas relaciones entre sus componentes
invariantes a las continuas perturbaciones que generan en él tanto la dinámica interna como las
interacciones del organismo que integra. En otras palabras, el sistema nervioso opera como una
red cerrada de cambios de relaciones de actividad entre sus componentes.
En el libro "La Objetividad, un argumento para obligar" Maturana describe que
anatómicamente, la organización de un sistema nervioso es la de una red cerrada de
componentes interactuantes que integran un sistema mayor en el cual se expanden, a través de
su operación, el dominio de estados y el dominio de interacciones. Además, describe que
operacionalmente su organización es la de una red cerrada de relaciones cambiantes de
interacciones entre componentes en las cuales todo cambio de relación de interacciones entre
sus componentes genera nuevos cambios de relación de interacciones entre sus componentes, y
en el que todo ocurre en un sistema de ciclos altamente interconectados de procesos circulares
recurrentes de relaciones cambiantes de interacciones de diferentes constantes espaciales y
temporales. De ello, Maturana, extrae las siguientes consecuencias:
1.Debido a su determinismo estructural, el sistema nervioso no opera ni puede operar con
representaciones de un medioambiente. Nada externo a él puede especificar qué pasa en él.
Debido a ello, es que como sistemas vivientes no podemos distinguir entre percepción e ilusión.
La congruencia operacional entre cualquier sistema natural que posee sistema nervioso y su
medio, es el resultado de la conservación de la congruencia estructural entre el sistema natural
(que tiene sistema nervioso) y su medio a través de su historia de interacciones.
2.Los estados de un sistema nervioso como una entidad compuesta son relaciones de
interacciones entre sus componentes; pero, al mismo tiempo, es a través de la operación de las
propiedades de sus componentes que un sistema nervioso interactúa como una unidad
compuesta. La estructura y el dominio de estados de un sistema nervioso cambian cuando las
propiedades de sus componentes cambian como resultado de los cambios estructurales
gatillados en ellos por sus interacciones. Debido a esto, la estructura y el dominio de estados del
sistema nervioso, integrado por componentes cambiantes, cambian también, y lo hacen
siguiendo un curso contingente a la historia de las interacciones de sus componentes.
3.Un sistema nervioso, al integrar un organismo como sistema mayor, existe como un todo,
como unidad compuesta, en el dominio de existencia del organismo que integra. Sus
componentes interactúan a través de éste en el dominio de interacciones en el cual este
interactúa como resultado. La estructura de los componentes de un sistema nervioso, la del
sistema nervioso que ellos componen, así como el dominio de estados de éste, y la estructura del
organismo que el sistema nervioso integra, cambia congruentemente siguiendo un camino de
interacciones del organismo. Es decir, la estructura del sistema nervioso y sus dinámicas de
cambio están dinámicamente acopladas a la estructura del organismo y sus dinámicas de
cambio. Esto permite afirmar que el sistema nervioso participa a través de sus dinámicas de
estado en la generación de la conducta del organismo que integra, dado que, los cambios de
estado del sistema nervioso resultan en cambios de estado del organismo y los cambios de
estado del organismo resultan en cambios en sus interacciones, esto es, en su conducta. Por esto,
la estructura de un sistema nervioso es siempre el presente en un flujo de cambios estructurales
surgiendo contingentemente con la historia de interacciones del organismo que integra. Sus
dinámicas de estado son siempre operacionalmente correspondientes con las características
históricas de las conductas del organismo que este genera.
4.Todo esto es aplicable a los seres humanos en su operación en el lenguaje. El lenguajear
ocurre en el flujo de coordinaciones recursivas de comportamientos consensuales. Una
recursión es la repetición de un proceso circular que un observador ve acoplado a un fenómeno
histórico, de tal manera que éste puede sostener que en el flujo histórico de ese fenómeno, esa
repetición resulta en la reaplicación de ese proceso a las consecuencias de sus ocurrencias
previas. No todos los procesos circulares son procesos recursivos. En el sistema nervioso no hay
procesos recursivos hasta que surge el lenguajeo, aún cuando el sistema nervioso sea una red
circular de procesos circulares interconectados de diferentes constantes temporales. Sólo con
respecto al flujo de coordinación de acciones recursivas del lenguajeo, algunos de estos
procesos circulares constituyen procesos recursivos.
5.En la medida que la estructura y el operar de un sistema nervioso se dan en cada instante,
como su presente estructural y operacional en la historia de interacciones del organismo que
integra, generando sus dinámicas conductuales en ese presente, el sistema nervioso de un
organismo que participa en el lenguaje puede generar una dinámica de estados como red cerrada
de relaciones de actividad entre sus componentes. Debido a esto, un organismo que participa en
un dominio de lenguajeo en el cual el observar, el reflexionar y la autoconciencia han aparecido,
puede operar en un soliloquio, esto es, en un flujo de dinámicas internas que un observador ve
como reflejando un diálogo interno en autoconciencia o conocimiento de sí mismo.
Autopiesis, evolución y aprendizaje
A juicio de los autores Flores y Winograd, el entendimiento que tiene Maturana de la relación
de un organismo con su entorno conduce a un problema epistemológico, dado que según las
teorías del conocimiento provenientes del sentido común de nuestra cultura, lo que conocemos
es una representación del mundo exterior. Creemos que en base a la información recopilada por
medio de la percepción, el cerebro, de alguna manera, almacena hechos, los utiliza para extraer
conclusiones y los actualiza en base a la experiencia.
Estos mismos autores señalan que si miramos el sistema nervioso como un sistema cerrado,
debemos preguntarnos cómo un organismo llega a tener conocimiento del mundo. ¿Cómo puede
una historia de perturbaciones independientes conducir al fenómeno de la cognición, que
nuestra intuición instrospectiva no nos permitirá rechazar?. Maturana busca explicar el origen
de todos los fenómenos de la cognición en términos de la filogenia (historia de las especies) y
ontogenia (historia individual) de los sistemas vivos. Para hacer esto, primero, debe dar una
cuenta adecuada de la organización de los seres vivos.
Según estos mismos autores, Maturana y Varela caracterizan la organización de los seres vivos
como "autopoiéticos", entendiendo por un sistema autopoiético a: una red de procesos de
producción (transformación y destrucción) de componentes que: i) a través de su interacción y
transformación regeneran continuamente la red de procesos (relaciones) que los producen; ii) se
constituyen (la máquina) como una unidad concreta en el espacio en que ellos (los
componentes) existen por la especificación del dominio topológico de su realización como
dicha red.
En el capítulo II del libro "El Arbol del Conocimiento" los autores Maturana y Varela exponen
la organización de lo vivo en los siguientes términos.
1.El punto de partida ha sido darse cuenta que todo conocer es un hacer por el que conoce, es
decir que todo conocer depende de la estructura del que conoce y ello está enraizado en la
manera misma de su ser vivo, en su organización.
2.Las bases biológicas del conocer no se pueden entender sólo a través del examen del sistema
nervioso y es necesario entender cómo estos procesos se enraízan en el ser vivo en su totalidad.
3.En cuanto a la materialidad de los seres vivos ella provendría de que en la tierra primitiva
habría existido la continua producción abiógena (sin la participación de los seres vivos) de
moléculas orgánicas tanto en la atmósfera como en los mares. En esta situación fue posible la
formación de redes de reacciones moleculares que producen a las mismas clases de moléculas
que las integran y que limitan el entorno espacial en que realizan. Tales redes e interacciones
moleculares que se producen a sí mismas y especifican sus propios límites son los seres vivos.
4.A lo largo de la historia de la biología se han propuesto muchos criterios para definir un ser
vivo. Se han propuesto la composición química; la capacidad de movimiento; la reproducción;
combinaciones de los criterios mencionados.
5.Los seres vivos se caracterizan porque poseen una organización autopoíética, es decir, se
producen continuamente a sí mismos.
6.Los componentes moleculares de una unidad autopoiética celular deberán estar
dinámicamente relacionados en una continua red de interacciones. A esta red se le conocen
muchas de sus transformaciones químicas concretas y su denominación colectiva en bioquímica
es la de metabolismo celular.
7.Este metabolismo celular produce componentes todos los cuales integran la red de
transformaciones que los produjo, y algunos de los cuales conforman un borde, un límite para
esta red de transformaciones, que puede verse como una membrana. Esta membrana, no sólo
limita la extensión de la red de transformaciones que produjo sus componentes integrantes, sino
que participa en ella. Por un lado, podemos ver una red de transformaciones dinámicas que
produce sus propios componentes y que es la condición de posibilidad de un borde, y por otro,
podemos ver un borde que es la condición de posibilidad para el operar de la red de
transformaciones que la produjo como una unidad.
8.El que los seres vivos tengan una organización, no es propio de ellos, sino común a todas
aquellas cosas que podemos investigar como sistemas. Sin embargo, lo que es peculiar en ellos
es que su organización es tal que su único producto es sí mismos, donde no hay separación entre
productor y producto. El ser y el hacer de una unidad autopoiética son inseparables, y esto
constituye su modo específico de organización.
9.Las unidades autopoiéticas especifican la fenomenología biológica como la fenomenología
propia de ellas con características distintas de la fenomenología física. Esto es así porque los
fenómenos que generan su operar como unidades autopoiéticas dependen de su organización y
de cómo ésta se realiza, y no del carácter físico de sus componentes que sólo determina su
espacio de existencia.
En cuanto al aprendizaje, en este mismo libro en el capítulo VII estos mismos autores señalan:
1.La riqueza plástica del sistema nervioso no está en que guarde representaciones de las cosas
del mundo, sino que en su continua transformación permanece congruente con las
transformaciones del medio como resultado de que cada interacción lo afecta.
2.Desde el punto de vista del observador, eso se ve como aprendizaje adecuado.
3.Lo que está ocurriendo es que las neuronas, el organismo que integran, y el medio que éste
interactúa, operan recíprocamente como selectores de sus correspondientes cambios
estructurales, y se acoplan estructuralmente entre sí.
4.El operar del organismo, incluyendo su sistema nervioso, selecciona los cambios estructurales
que le permiten seguir operando, o se desintegra.
5.Para un observador el organismo aparece como moviéndose adecuadamente en un medio
cambiante, y él habla de aprendizaje. Es para él que los cambios estructurales que ocurren en el
sistema nervioso parecen corresponderse a las circunstancias de las interacciones del organismo.
6.Para el operar del sistema nervioso, en cambio, sólo hay una deriva estructural continua que
sigue el curso en que en cada instante se conserva el acoplamiento estructural (adaptación) del
organismo a su medio de interacción.
7.Toda conducta es un fenómeno relacional que un observador señala entre organismo y medio.
Sin embargo, el ámbito de conductas posibles de un organismo, está determinado por su
esctructura, ya que es ésta la que especifica sus dominios de interacciones.
8.Cada vez que en los organismos de una misma especie se desarrollan ciertas estructuras con
independencia de las peculiaridades de sus historias de interacciones se dice que tales
estructuras están determinadas genéticamente, y que las conductas que ellas hacen posibles son
instintivas.
9.Si las estructuras que hacen posible una cierta conducta en los miembros de una especie se
desarrollan sólo si hay una historia particular de interacciones, se dice que las estructuras son
ontogénicas y que las conductas son aprendidas.
En el libro "El Sentido de lo Humano", refiriéndose al aprendizaje en los seres humanos,
Maturana expresa lo siguiente:
1.Las teorías que corrientemente usamos para hablar de aprendizaje, de conocimiento o de
saber, nos llevan a suponer que el aprender es la captación de algo independiente de nosotros.
2.De aquí surgen al menos dos preguntas: ¿Consiste, operacionalmente, el saber en poder hacer
referencia a algo independiente de que dice que sabe?, y el aprender, ¿consiste en la captación
de algo externo e independiente de uno?
3.La respuesta de Maturana a estas dos interrogantes es que eso no pasa y no es posible debido a
la naturaleza de nuestra constitución como seres vivos.
4.Nosotros como seres vivos somos sistemas determinados en nuestra estructura, y lo que pasa
con nosotros en cada instante depende de nuestra estructura en ese instante.
5.Lo que a nosotros nos pasa en cada instante depende de cómo somos en ese instante y no
somos sistemas con una estructura permanente, somos sistemas con una estructura en cambio
continuo: un cambio que sigue un curso u otro, según las contingencias de nuestras
interacciones. Pero, en cada instante, lo que nos pasa está determinado por nosotros.
6.¿Que será el aprender entonces?. Tiene que ser algo diferente del captar algo externo, puesto
que no se puede dar el captar algo externo, ya que en la interacción lo que a uno le pasa,
depende de uno. ¿Que será el conocer en estas circunstancias?.
7.Lo que uno hace es escuchar al otro y decidir si el otro sabe o no sabe sobre la base de que lo
que uno escucha del otro satisfaga o no ciertas nociones que uno tiene respecto de lo que uno
escucha. De modo que el conocer es una adscripción que uno le hace al otro cuando la conducta
del otro satisface el criterio de validez que uno pone al escuchar.
8.El conocimiento es una adscripción que un observador le hace a otro cuando acepta la
conducta del otro como adecuada en el dominio en que escucha.
9.¿En qué consiste el aprender? El aprender es un fenómeno de transformación estructural en la
convivencia. Todo profesor sabe que un alumno puede aprender el escuchar del profesor y cada
vez, lo que hace, en respuesta a las preguntas que el profesor hace, es satisfacer el criterio de
aceptación que el profesor tiene en el dominio que hace la pregunta.
10.Todo ser vivo existe en interacciones en un medio. Lo que le pasa a este ser vivo en sus
interacciones es que en cada encuentro con el medio gatilla en él un cambio estructural
particular, determinado en él en su estructura en el momento del encuentro.
11.Cada encuentro del medio con el ser vivo gatilla en el medio un cambio estructural
determinado en el medio.
12.La consecuencia inevitable y espontánea de esto, es que en una historia de interacciones
recurrentes, ser vivo y medio cambian de una manera congruente.
13.Aquello a lo cual hacemos referencia cuando hablamos de aprender, es el resultado de una
historia de transformación congruente, de dos o más sistemas que interactúan recurrentemente
visto al mirarlos en distintos momentos de esta historia, se salta uno la mirada a la historia, y
uno habla de aprender.
El Dominio Cognitivo
Según los autores Flores y Winograd, la preocupación primaria de Maturana es entender el
significado de la cognición en relación a la naturaleza fundamental de los sistemas vivos.
Rechazando la metáfora de procesamiento de información como base para la cognición,
reemplaza la pregunta "¿ Como el organismo obtiene información acerca de su
medioambiente ?" por la pregunta "¿Qué es lo que ocurre que el organismo tiene la estructura
que le permite operar adecuadamente en el medio en que existe?".
La respuesta a esta pregunta no puede ser generada entendiendo como opera el sistema
nervioso, pero puede basarse en la comprensión profunda de cómo la actividad cognitiva es
común a toda la vida y cómo es determinada por el subyacente fenómeno de la autopiesis.
Como Maturana dice: Los sistemas vivos son sistemas cognitivos, y la vida, como proceso, es
un proceso de cognición. Esta afirmación es válida para todos los organismos, con y sin sistema
nervioso. ¿Qué significa, entonces, entender a un organismo como un sistema cognitivo?.
Citando a Maturana, los autores Flores y Winograd responden: Un sistema cognitivo es un
sistema cuya organización define un dominio de interacciones en donde puede actuar con
relevancia para la mantención de sí mismo, y el proceso de cognición es la actuación real
(inductiva) o conducta en este dominio.
Estos mismos autores concluyen, una explicación cognitiva es una que tiene que ver con la
relevancia de la acción para el mantenimiento de la autopoiesis que opera en un dominio
fenomenológico que es distinto del dominio de la conducta mecanicista estructuralmente
determinada, y citando a Maturana agregan: Como resultado del acoplamiento estructural que
tiene lugar a lo largo de una historia, la historia llega a incorporarse en ambas, la estructura del
sistema vivo y la estructura del medio, aunque los dos sistemas, necesariamente, como sistemas
con estructuras determinadas, siempre operan en el presente a través de un proceso localmente
determinado. La historia es necesaria para explicar como un sistema dado o fenómeno llega a
ser, pero no participa en la explicación de la operación del sistema o fenómeno en el presente.
En el libro "El Arbol del Conocimiento" los autores Maturana y Varela dicen que todo acto de
conocer trae un mundo a la mano, luego, presentan el aforismo: todo hacer es conocer y todo
conocer es hacer. También expresan que conocer es acción efectiva, es decir, efectividad
operacional en el dominio de existencia del ser vivo.
Hablando del conocer, en el Libro "La Objetividad un Argumento para Obligar", Maturana dice:
1.Nosotros vivimos en una cultura centrada en lo que llamamos conocimiento. De hecho,
frecuentemente sostenemos que nuestras acciones deberían ser guiadas por un conocimiento
objetivo.
2.¿Qué es lo que estamos sosteniendo como observadores cuando sostenemos saber, y saber
objetivamente?.
3.Si reflexionamos desde lo que hacemos cuando queremos saber si otra persona o animal tiene
conocimiento de un dominio dado, descubrimos que buscamos una acción o conducta adecuada
de esa persona o animal en ese dominio a través de formular una pregunta explícita o implícita
en ese dominio.
4.Si consideramos que la conducta o acción (o la descripción de una posible acción o conducta)
dada como una respuesta a nuestra pregunta es adecuada o efectiva en el dominio que
especificamos con nuestra pregunta, sostenemos que la persona o animal sabe.
5.Si por el contrario, consideramos que tal conducta o acción no es adecuada o efectiva en el
dominio especificado por la pregunta, sostenemos que la persona o animal no tiene
conocimiento en ese dominio.
6.En otras palabras, conocimiento es conducta aceptada como adecuada por un observador en
un dominio particular que él o ella especifica.
7.Necesariamente hay tantos dominios cognitivos diferentes como criterios diferentes que el
observador puede usar para aceptar una conducta como adecuada.
8.Cada criterio que un observador puede usar para aceptar como adecuada la conducta de otro
organismo (humano o no) con el cual él o ella interactúa, especifica un dominio cognitivo en el
dominio de sus interacciones.
9.Cada dominio de realidad, que como un dominio explicativo de la praxis del vivir del
observador constituye un dominio de acciones adecuadas para él, es un dominio cognitivo.
10.Nosotros, seres humanos, vivimos en comunidades cognitivas, cada una definida por el
criterio de aceptación de lo que constituye las acciones o conductas adecuadas de sus miembros.
11.Los dominios cognitivos son dominios consensuales en la praxis del vivir de los
observadores.
12.Debido a esto, ser miembro en cualquier comunidad humana es operacional. Quien sea que
satisfaga el criterio de aceptación para ser miembro de una comunidad particular, es un
miembro de ella.
13.Como una consecuencia de su manera de constitución, los dominios cognitivos son dominios
operacionales cerrados. Un observador no puede salir de un dominio cognitivo operando en él.
Un observador no puede observar un dominio cognitivo operando en él.
14.Un observador puede salir de un dominio cognitivo, y observarlo, sólo a través de la
consensualidad recursiva del lenguaje especificando otro dominio cognitivo en el cual el
primero es un objeto de distinciones consensuales.
15.Todos los diferentes dominios cognitivos que vivimos los seres humanos se intersectan en
nuestra corporalidad como el dominio operacional a través del cual todos surgen.
16.Debido a esto, las relaciones pueden ocurrir a través de nuestras corporalidades entre
operaciones, que vistas de otra manera, pertenecen a dominios cognitivos no intersectantes,
como relaciones que un observador ve en una pantalla entre sombras de objetos que, vistos de
otra forma, no están relacionados, porque están situados en diferentes planos.
17.Cuando esto sucede, las ilusiones surgen como distinciones de relaciones entre operaciones
que pertenecen a diferentes dominios cognitivos: cualquier afirmación (o acción) en un dominio
cognitivo, escuchado (o visto) desde otro dominio cognitivo, no es válido en él, y, de ahí, es una
ilusión.
18.Una distinción que un observador ve como una ilusión o expresión de enfermedad, porque él
o ella no la toma como una posibilidad de nuevas acciones aceptables, es un acto de creación, si
deviene para él mismo u otros observadores en el fundamento para un nuevo dominio de
consensualidad, y de ahí, en un nuevo dominio cognitivo en una comunidad de observadores.
Dominios consensuales
Los autores Flores y Winograd mencionan que las fuentes de perturbación para un organismo
incluyen otros organismos de igual o diferente clase y que al integrarse entre ellos, cada
organismo sufre un proceso de acoplamiento estructural debido a las perturbaciones generadas
por los otros. Luego agregan que este proceso mutuo puede conducir a modelos de conducta
entrelazados que forman un dominio consensual, que Maturana define en el libro "Biología del
Conocimiento" como:
1.Cuando dos o más organismos interaccionan recursivamente como sistemas estructuralmente
plásticos, el resultado es un acoplamiento estructural ontogénico.
2.Para un observador el dominio de interacciones especificado a través de dicho acoplamiento
ontogénico estructural aparece como una red de secuencias de conductas mutuamente
entrelazadas.
3.Las diversas conductas o comportamientos involucrados, son a la vez, arbitrarios y
contextuales.
4.Los comportamientos son arbitrarios ya que pueden tener cualquier forma mientras ellos
operan con perturbaciones que se dispersan en las interacciones. Son contextuales porque su
participación en las interacciones entrelazadas del dominio se definen únicamente con respecto
a las interacciones que constituyen el dominio.
En el libro "La Objetividad" refiriéndose al lenguaje, Maturana dice:
1.Un observador sostiene que el lenguaje, o mejor, el lenguajear, ocurre cuando él o ella observa
un tipo particular de flujo en las interacciones y coordinaciones de acciones entre seres
humanos.
2.Como tal, el lenguaje es un fenómeno biológico puesto que resulta de la operación de los seres
humanos como sistemas vivientes, pero ocurre en el dominio de las coordinaciones de acciones
de los participantes y no en su fisiología o neurofisiología.
3.Lenguajeo y fisiología ocurren en diferentes dominios fenoménicos que no se intersectan. En
otras palabras, el lenguaje como un tipo especial de operación en coordinaciones de acciones,
requiere de la neurofisiología de los participantes, pero no es un fenómeno neurofisiológico.
4.En la medida que un observador distingue un sistema determinado estructuralmente, él o ella
trae a la mano una entidad compuesta y un dominio en el cual éste interactúa con la
conservación de su organización.
5.En tanto un sistema determinado estructuralmente conserva su organización mientras
interactúe en un medio particular, y fluye en la secuencia de cambios estructurales que estas
interacciones gatillan en él, ese sistema conserva su correspondencia estructural o adaptación en
ese medio, de otra manera, se desintegra.
6.Conservación de la organización (relaciones entre componentes que definen la identidad de
clase de un sistema) y conservación de la adaptación (relación de las interacciones en un medio
que no gatilla la desintegración de un sistema) son condiciones de existencia para cualquier
sistema distinguido por el observador.
7.Cuando dos (o más) sistemas determinados estructuralmente interactúan recurrentemente
entre ellos en un medio particular, ellos entran en una historia de cambios estructuralmente
congruentes que siguen un curso que surge momento a momento contingente con sus
interacciones recurrentes, con su propia dinámica estructural interna, y con sus interacciones
con el medio, las cuales duran hasta que alguna de las dos o ambas se desintegran o se separan.
8.En la vida diaria, tal curso de cambios estructurales en un sistema contingente a la secuencia
de sus interacciones con el medio en el cual conserva organización y adaptación, es llamado
deriva.
9.Si los sistemas determinados estructuralmente que interactúan son sistemas vivientes, lo que
el observador ve a lo largo del flujo de sus interacciones recurrentes es que sus cambios
estructurales congruentes ocurren enmarcados en la realización, y algunas veces en la
expansión, de un dominio de coordinaciones de acciones o conductas entre ellos que estaban ya
permitidos por sus estructuras iniciales al comienzo de sus interacciones recurrentes.
10.Si lo que ocurre a lo largo de un curso particular de interacciones recurrentes entre dos o más
sistemas vivientes es la expansión de un dominio inicial de coordinaciones de acciones, y el
observador puede sostener que estas nuevas coordinaciones de acciones no habrían surgido en
una historia diferente de interacciones recurrentes entre estos sistemas vivientes, entonces esos
sistemas vivientes han establecido un dominio de coordinaciones de acciones consensuales.
11.Dominios de coordinaciones de acciones consensuales son, normalmente, el resultado
espontáneo de operaciones de sistemas vivientes bajo interacciones recurrentes.
12.Todo lo necesario para que ellas surjan, es que los sistemas vivientes que participan tengan
ya en su primer encuentro la disposición estructural necesaria para que sus interacciones
recurrentes ocurran: plasticidad estructural en el dominio de sus interacciones, y la estructura
inicial que les permita conservar organización y adaptación mientras que sus estructuras
cambian bajo sus interacciones recurrentes.
13.Un observador puede ver que bajo la expansión de un dominio consensual de coordinaciones
de acciones existe una recursión en las coordinaciones de acciones de los organismos que
participan en ellas.
14.Cuando esto ocurre, lo que observador ve es, por una parte, organismos que interactúan unos
con otros recurrentemente en coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de
acciones.
15.Por otra parte, un dominio fenoménico en el cual todos los fenómenos que distinguimos
como fenómeno del lenguaje en la vida diaria, ocurren.
16.Cuando ello ocurre, acontece o se constituye el lenguaje, y el fenómeno del lenguaje ocurre
en el flujo de coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de acciones entre
organismos que viven juntos en una deriva estructural ontogénica.
17.Estando en el lenguaje, el observar y el observador surgen, el primero, como una recursión
de segundo orden en coordinaciones consensuales de acciones que constituyen el fenómeno de
distinción, y el segundo, en una recursión de tercer orden en la cual existe la distinción de la
realización operacional del observar en lo corporal.
18.Por cierto, cuando lenguajear y observar ocurren, los objetos ocurren como distinciones de
distinciones que ocultan las coordinaciones de acciones que éstas coordinan.
19.Cuando el lenguajear, el observar y los objetos ocurren, el fenómeno de autoconciencia
puede ocurrir en una comunidad de observadores como una recursión de cuarto orden de
coordinación consensual de acciones en la cual el observador distingue su corporalidad como un
nodo en una red de distinciones recursivas.
20.El lenguaje, como un dominio de coordinaciones de acciones consensuales recursivas, no
opera con símbolos, sino que los símbolos surgen en el lenguaje como distinciones de relaciones
entre distinciones, por esto, las palabras no son entidades simbólicas, tampoco pueden denotar o
connotar objetos independientes.
21.Las palabras son distinciones de coordinaciones de acciones consensuales. Es por esto, que
los sonidos, marcas o movimientos no constituyen palabras por sí solos, y secuencias o grupos
de sonidos, marcas o movimientos, no constituyen lenguajeos.
22.El lenguaje ocurre sólo en el flujo de coordinaciones de acciones consensuales recursivas
entre organismos en interacciones recurrentes, o, en la operación de un organismo simple, en el
flujo de acciones que un observador puede ver como perteneciendo a un dominio implícito de
coordinaciones de acciones consensuales con otros organismos, porque ellos surgen en ese
organismo simple en sus dinámicas estructurales bajo circunstancias en las cuales su estructura
en ese momento es el resultado de su participación en una historia de lenguajeo con otros
organismos.
23.Usualmente decimos que un ser humano es excéntrico, enfermo o alienado, cuando lo vemos
desarrollando acciones propias del lenguajear fuera de un dominio de coordinaciones de
acciones recursivas consensuales.
24.Aún cuando el lenguaje ocurre en un dominio de coordinaciones de acciones, resulta como
tal a través de una deriva estructural coontogénica de organismos en interacciones recurrentes.
25.Esto es, el lenguaje ocurre en el flujo de coordinaciones consensuales de acciones de
organismos cuyas acciones se coordinan debido a que ellos tienen estructuras dinámicas
congruentes que han surgido o están surgiendo a través de sus interacciones recurrentes en una
deriva estructural coontogénica.
26.Debido a esto, las interacciones en el lenguaje son interacciones estructurales que gatillan en
los organismos interactuantes cambios estructurales contingentes con el curso de las
coordinaciones de acciones consensuales en las cuales ellas surgen.
27.Como resultado, aún cuando el dominio del lenguajeo no se intersecta con el dominio
estructural de lo corporal de los organismos que interactúan, los cambios estructurales de los
organismos que interactúan en el lenguaje son una función de lo que ocurre en sus lenguajeos, y
viceversa.
28.Aunque nosotros no estamos usualmente conscientes de esto, en la vida diaria mostramos
que sabemos que éste es el caso con los adjetivos que usamos usualmente para caracterizar el
lenguajeo de una conversación, en términos de lo que nos pasa en nuestros encuentros
corporales.
29.Así, nosotros decimos que las palabras eran suaves, acariciadoras, duras, penetrantes..., todas
palabras que se refieren al contacto corporal.
30.Verdaderamente, nosotros podemos matar o exaltar con palabras como experiencias
corporales. Nosotros matamos o exaltamos con palabras, porque, como coordinaciones de
acciones ellas ocurren a través de interacciones corporales que gatillan en nosotros cambios en
el cuerpo, en el dominio de la fisiología.
31.El lenguaje no es nuestro único camino para operar en coordinaciones de acciones
consensuales. De hecho, el lenguaje es una recursión de coordinaciones de acciones
consensuales.
32.Las coordinaciones básicas de acciones consensuales que son operacionalmente primarias al
lenguaje, se llaman coordinaciones de acciones lingüísticas, y el dominio de estas
coordinaciones de acciones consensuales básicas se llama un dominio lingüístico de primer
orden.
33.De esta manera, podemos decir que el lenguaje es un dominio de coordinaciones de acciones
lingüísticas recursivas, o un dominio de coordinaciones de acciones lingüísticas de segundo
orden.
34.Nosotros, seres humanos, también coordinamos nuestras acciones entre nosotros, en
dominios lingüísticos de primer orden, y nosotros lo hacemos así frecuentemente con animales
no humanos.
35.Un dominio de coordinaciones de acciones lingüísticas de primer orden puede ser muy rico y
envolvente, dependiendo de la complejidad de la historia de interacciones recurrentes en la cuál
ocurre, pero su expansión es sólo aditiva.
36.El lenguaje como un dominio lingüístico de segundo orden puede ser mucho más rico y
envolvente por su naturaleza recursiva, y se puede decir que su expansión es multiplicativa.
El observador y la descripción
Refiriéndose a este punto, los autores Flores y Winograd, mencionan que al usar el lenguaje no
estamos transmitiendo información ni describiendo un universo externo, sino que estamos
creando un dominio cooperativo de interacciones. El propio uso del lenguaje lleva,
posiblemente, una precomprensión equívoca.
Luego mencionan, que existe una visión ingenua que toma al lenguaje como transportador de
información acerca de una realidad objetiva y que las palabras y frases se refieren a cosas cuya
existencia es independiente del acto de hablar, sin embargo, no podemos tener jamás
conocimiento acerca de la realidad externa. Podemos tener una estructura que refleja nuestra
historia de interacciones en un medio, pero este medio no está formado de cosas que son
conocibles. Podemos hablar acerca de un mundo, pero al hacerlo actuamos como observadores.
Posteriormente, citando a Maturana, destacan: Un observador es un ser humano, una persona,
un sistema vivo que puede hacer distinciones y especifica qué es capaz de distinguirse como una
unidad y es capaz de cooperar como si fuera distinto de las circunstancias en las cuales el
observador se encuentra a sí mismo. Todo lo que se diga se hace desde un observador a otro
observador, que puede ser él mismo.
A continuación estos autores agregan que como observadores, generamos distinciones en un
dominio consensual. Una descripción en cualquier dominio es inevitablemente una afirmación
hecha por un observador a otro observador, y está referido no a una realidad externa, sino al
dominio consensual compartido por aquellos observadores. Las propiedades de las cosas existen
solamente como distinciones operacionales en un dominio de distinciones especificadas por un
observador.
Más adelante, citando a Maturana agregan: El dominio lingüístico como dominio orientador de
la conducta requiere al menos dos organismos interactuantes con dominios de interacciones
comparables de tal modo que se puede desarrollar un sistema cooperativo de interacciones
consensuales en el que la conducta emergente de los dos organismos es relevante para ambos.
El eje central de la existencia humana es su ocurrencia en un dominio lingüístico cognitivo. Este
dominio es social constitutivamente.
Luego comentan que al rechazar la posibilidad de conocimiento objetivo independiente del
sujeto, Maturana no adopta la posición solipsística, que nuestro discurso puede tener que ver, en
última instancia, solamente con nuestros pensamientos y sentimientos subjetivos. En virtud de
ser un discurso, éste cae en un dominio consensual, dominio que existe para una comunidad
social. La realidad no es objetiva, pero tampoco es individual.
Luego citando a Maturana, agregan: las diferencias culturales no representan diferentes modos
de tratar la misma realidad objetiva, sino que legitiman diferentes dominios cognitivos.
Hombres culturalmente diferentes viven en diferentes realidades cognitivas que se especifican
recursivamente por medio de vivir en ellas. La cuestión del solipsismo surge únicamente como
un pseudoproblema o no surge en ningún caso debido a que la condición necesaria para nuestra
posibilidad de hablar acerca de ello es tener la disponibilidad de un lenguaje que sea un sistema
consensual de interacciones en un dominio cognitivo dependiente del sujeto. Esta condición
constituye la negación del solipsismo.
Finalmente, estos autores destacan que al referirse a la conciencia, Maturana enfatiza su
continuidad con otros fenómenos de cognición más que verlo como una capacidad
fundamentalmente diferente. El ve la conciencia como generada a través de la operación del
dominio consensual en el que se genera el lenguaje. El lenguaje compartido, no privado, es
previo al pensamiento consciente.
En el libro "La Objetividad" refiriéndose al observador y la observación, Maturana expresa:
1.El observador y la observación son operaciones en el lenguaje que ocurren como
coordinaciones de acciones recursivas consensuales de cuarto y segundo orden respectivamente,
entre organismos (Homo sapiens, en nuestro caso) en el lenguaje.
2.El observador y la observación, entonces, surgen en el flujo de cambios estructurales que
ocurren en los miembros de una comunidad de observadores cuando ellos coordinan sus
acciones consensuales a través de sus interacciones estructurales recurrentes en el dominio de
coherencias operacionales en el cual ellos realizan sus praxis del vivir conectadas.
3.En otras palabras, observador y observación constitutivamente ocurren a través y en el curso
de los cambios estructurales de los observadores, ya que éstos operan como un sistema
determinado estructuralmente, conservando su correspondencias estructurales con el medio en
el cual interactúan.
4.El observador está necesariamente siempre en correspondencia estructural en sus dominios de
existencia. Debido a esto, el observador constitutivamente no puede hacer distinciones fuera del
dominio de coherencias operacionales de su praxis del vivir.
5.El observador necesariamente se encuentra a sí mismo en la praxis del vivir haciendo
distinciones que no están nunca operacionalmente fuera de lugar, porque pertenecen a las
coherencias operacionales de su realización como sistema viviente constitutivamente en
congruencia estructural con el medio.
6.Cuando un observador opera en el camino de la objetividad con paréntesis (dependiente del
observador) sostiene que una distinción es errada, lo que sostiene es que la distinción ha sido
hecha en un dominio operacional diferente del dominio que él o ella esperaba y no que la
operación de distinción está equivocada. Y esto es así porque en este camino explicativo el
observador está consciente de que el objeto es constituido en la operación de distinción.
7.Es sólo en el camino explicativo de la objetividad sin paréntesis, en el cual el objeto
distinguido se asume que existe con independencia de lo que el observador hace, que el
observador puede sostener que en una distinción errónea la equivocación está en la operación de
distinción, y no en la apreciación del observador sobre lo que ocurrió.
8.Desde el momento que todas las conversaciones en las cuales un observador participa son
realizadas a través de las dinámicas estructurales de su corporalidad, la corporalidad del
observador es un nodo de intersección de todas las conversaciones en la cuales el observador
participa.
9.Nos movemos como observadores en un dominio de lenguajeo a otro en el trenzado de
nuestro lenguajear y emocionar, como resultado del flujo de nuestros cambios estructurales
cuando operamos como tales en la realización de nuestras praxis del vivir en congruencia
estructural con el medio.
10.Debido a esto, las conversaciones no intersectantes en el dominio de las acciones que ellas
coordinan, pueden afectarse unas con otras a través de los cambios estructurales que ellas
ocasionan en las corporalidades de los observadores que participan en ellas.
11.También, debido a esto, cualquier cambio estructural en el observador, sea cual sea su
historia, tiende a afectar el curso de su estar en el lenguajear y emocionar.

Filosofía del Lenguaje.

En el libro "Creando Organizaciones Para el Futuro", en la entrevista acerca del "Fenómeno


Organizacional", Fernando Flores se refiere a que un cambio histórico importante viene
desarrollándose desde comienzos de siglo en filosofía y, en particular, en filosofía del lenguaje.
Este cambio se ha manifestado en nuevas teorías de la comunicación, siendo una de ellas la de
él. Agrega que no podría tener una teoría de la empresa sin una teoría de la comunicación y que
en esta teoría de la comunicación el lenguaje tiene un papel central, pero no el lenguaje
entendido como herramienta descriptiva, sino como práctica articuladora de futuros con dos
dimensiones: la noción de lenguaje como constitución de la realidad, y la noción de lenguaje
como la forma en que la historia se manifiesta. Además, dice que esta es una inflexión histórica
en la filosofía que está en el trasfondo de muchas otras innovaciones en áreas específicas del
quehacer humano en distintas disciplinas profesionales y también en el entendimiento de la
empresa y los negocios.
Flores señala que el lenguaje como constitución de la realidad tiene más que ver con la teoría de
los actos de habla de Austin y Searle, y la noción de escuchar como revelación de la historicidad
tiene más que ver con la hermenéutica de Heidegger. Esas dos piezas fundamentales ya existían,
pero para él empezaron a unirse en un solo juego, por primera vez, durante sus estudios
doctorales en Berkeley.
Posteriormente dice que lo que constituye a la empresa son estas redes de conversaciones, que
son redes de compromisos lingüísticos, redes de actos de habla y que detrás de eso hay una
estructura que se puede revelar por la taxonomía de los actos de habla que Searle había
estudiado y que él modificó. La esencia del lenguaje está en este escuchar histórico que se le
otorga al ser humano y que no es un acto de habla y es casi lo opuesto a los actos de habla. El
escuchar es un ocurrir que al hombre le es dado por la Historia y su propia historia, y eso ya
empieza a aparecer como un lenguaje más hermenéutico o heideggeriano, si uno quiere llamarlo
así. A su juicio estas son piezas claves para entender al ser humano y su trabajo en el siglo que
viene.
En el libro "Understanding Computers and Cognition" los autores Flores y Winograd hacen
referencia a una tradición que engloba la hermenéutica (el estudio de la interpretación) y la
fenomenología (el examen filosófico de los fundamentos de la experiencia y la acción). Estos
autores dicen que esta tradición ha surgido de los estudios humanistas y tiene implicaciones con
la relación de los individuos en el contexto en donde se habita, particularmente el social. Hace
énfasis en aquellas áreas de la experiencia humana en donde la interpretación individual y la
comprensión intuitiva juegan un papel central ( en contraposición con la deducción lógica y la
reflexión consciente). Sus exponentes desafían la creencia de que es posible siempre un
entendimiento analítico formal de los fenómenos.
Para esta parte, los autores se concentran en los trabajos de Hans-Georg Gadamer y Martin
Heidegger. Además, mencionan que otros muchos filósofos han explorado ideas relacionadas
incluyendo a especialistas en fenomenología tales como Husserl, Ricoeur y Merleau-Ponty,
existencialistas como Sartre, pragmáticos como Mead y Dewey, ideólogos de la filosofía
política de nuestros tiempos como Habermas y Apel, e incluso, algunos otros con un trasfondo
más analítico como Wittgenstein.
En el libro "Ontología del lenguaje" el autor Rafael Echeverría sostiene que el mundo occidental
ha entrado en una profunda crisis que cuestiona los presupuestos básicos desde los cuales le
conferíamos sentido a la vida y construíamos nuestra identidad, señalando la necesidad de
avanzar hacia la superación de tales presupuestos y de abrirse a una comprensión diferente del
fenómeno humano. Sostiene que se cuenta con las bases necesarias para articular esta nueva
concepción y que ellas están dadas por las contribuciones de filósofos tales como Nietzsche,
Wittgenstein y Heidegger, entre otros. Echeverría reconoce la importancia que tuvo en su
propuesta su encuentro con Fernando Flores ya que fue él quien primero le mostrara la
posibilidad concreta de articular contribuciones tan diversas como las de Heidegger, Austin,
Searle y Maturana.
La Hermenéutica
Los Autores Flores y Winograd señalan que la hermenéutica comenzó como una teoría de la
interpretación de textos, particularmente los de tipo mitológico y sagrado. Quienes la ejercen se
han preocupado de caracterizar cómo las personas encuentran el significado en un texto que
existe desde hace varios siglos y se entiende diferente en épocas distintas. Un texto mitológico o
religioso continúa siendo leído o hablado para servir como fuente de significados profundos, a
pesar de los cambios que se producen en el entorno cultural, e incluso, en el lenguaje.
Inmediatamente surgen diversas preguntas. ¿Es definible el significado en sentido absoluto
independientemente del contexto en que fue escrito su texto? ¿Es definible en términos del
contexto original? ¿Es posible para un lector trascender su propia cultura e historia al objeto de
recuperar la interpretación correcta? Si rechazamos la noción que el significado está en el texto
¿estamos reducidos a decir solamente que una persona particular ha tenido una interpretación
particular en un momento determinado? De ser así, ¿hemos abandonado una visión ingenua,
aunque sólida aparentemente, de la realidad del significado del texto en favor de una llamada
relativista a la reacción subjetiva individual? Dentro de la hermenéutica ha habido un debate
permanente entre aquellos que sitúan el significado dentro del texto y aquellos otros que
perciben el significado ligado a un proceso de comprensión en el que juegan papeles vitales
tanto el texto, como su producción e interpretación.
Estos mismo autores señalan que para la escuela objetivista de la hermenéutica el texto debe
tener un significado que existe independientemente del acto de interpretación. El objetivo de
una teoría hermenéutica (una teoría de la interpretación) es el desarrollo de métodos por los
cuales nos liberamos de todo tipo de prejuicios, siendo posible producir un análisis objetivo de
lo que existe allí realmente. el ideal es "descontextualizar" totalmente el texto. La aproximación
opuesta, formulada claramente por Gadamer toma como eje primario el acto de interpretación y
la comprensión como una interacción entre el horizonte proporcionado por el texto y el
horizonte que el interpretador trae consigo. Gadamer insiste que cada lectura o escucha de un
texto constituye un acto de dotación de significado a través de la interpretación. Gadamer dedica
una discusión extensa a la relación del individuo con la tradición, clarificando como interactúan
tradición e interpretación. Cualquier individuo al comprender su mundo se halla involucrado de
modo continuado en actividades de interpretación. Esta interpretación se halla basada en el
prejuicio (o la pre-comprensión) el cual incluye suposiciones implícitas en el lenguaje que
utiliza la persona. Este lenguaje, por otro lado, se aprende por medio de actividades de
interpretación. El individuo cambia por medio del uso del lenguaje, y el lenguaje cambia a
través de su uso por el individuo. Este proceso es de la máxima importancia ya que constituye el
trasfondo de las creencias y suposiciones que determinan la naturaleza de nuestro ser. Somos
criaturas sociales.
Luego, citando a Gadamer agregan: En efecto, la historia no nos pertenece, pero nosotros
pertenecemos a ella. Mucho antes de lograr comprendernos a nosotros mismos a través del
proceso de autoexamen lo hacemos de un modo autoevidente en la familia, la sociedad o el
estado en que vivimos. El foco de subjetividad es un espejo distorsionado. La conciencia de sí
mismo del individuo es apenas un parpadeo en los circuitos cerrados de la vida histórica. Es por
ello que los prejuicios del individuo mucho más que sus juicios, constituyen la realidad histórica
de su ser.
Además, agregan que Gadamer ve en esta historicidad esencial de nuestro ser la causa de
nuestra incapacidad para alcanzar una comprensión completa y explícita de nosotros mismos.
La naturaleza de nuestro ser se determina por nuestro trasfondo cultural y ya que se forma en
nuestra propia manera de experimentar y vivir el lenguaje, no puede explicitarse completamente
en dicho lenguaje.
Por otro lado, Rafael Echeverría, en su libro "El Buho de Minerva" señala que el término
"hermenéutica" data del siglo XVII. Quien primero lo usó fue J.C. Donnahuer en 1654, con él se
designa una tradición que se remonta a la Antigüedad. Además, agrega que las propias raíces
del término nos remiten a los vocablos griegos hermeneuein y hermeneia, que se refieren al acto
de la interpretación. En ellos se reconoce la referencia al dios Hermes a quien los griegos le
asignaban el descubrimiento del lenguaje y la escritura, las herramientas requeridas por el
entendimiento humano para desentrañar el sentido y comunicarlos a otros. Este mismo autor
concluye que la hermenéutica representará, por lo tanto, el estudio de la interpretación y el
entendimiento de las obras humanas. El lenguaje y el fenómeno de la comunicación estarán en
el centro de su preocupación. El entendimiento se verá asociado a los actos de explicar, traducir
y por lo tanto, de hacer comprensible el sentido que algo tiene para un otro. La hermenéutica
corresponde siempre en una situación dialogística, que compromete a lo menos a dos sujetos
(distinguiéndose la relación sujeto - objeto). Como fenómeno de comunicación, ella se
constituye en la fusión de dos horizontes de sentido: aquel horizonte de entendimiento del
intérprete y el horizonte del cual es portador el texto, la obra o simplemente el otro que se
expresa.
Martin Heidegger
Según relata Rafael Echeverría en su libro "El Buho de Minerva", la primera formación de
Heidegger fue el tomismo, cuando se preparaba para una carrera de teología y que luego se
dedica por entero a la filosofía, formándose en la fenomenología husserliana. Para Husserl el
objeto de estudio eran los seres, a diferencia, para Heidegger la pregunta fundamental será el
ser.
Para este autor, el camino escogido por Heidegger para responder de manera concreta a la
pregunta por el ser es el Dasein. Señala que no es fácil traducir el vocablo alemán Dasein. Alude
al ser en cuanto existente (al ser ahí). Para Heidegger, el Dasein apunta al particular modo de ser
que es el humano. Los hombres se han preguntado innumerables veces por lo que los distingue
del resto de las creaturas y han ofrecido múltiples respuestas. El Dasein da cuenta de la manera
como Heidegger contesta dicha pregunta.
Echeverría señala que para Heidegger, ser un hombre es tener un mundo. Hay, sin duda, en esta
afirmación un apoyo en "el mundo circundante de la vida" del que habla Husserl. Ambos
filósofos comparten la idea de que el mundo de los científicos y de muchos hombres legos, es
sólo uno dentro de muchos mundos posibles y, por lo demás, uno que se basa en los
presupuestos del dualismo cartesiano. Coinciden, además, en afirmar que este mundo particular
que resulta del cartesianismo es deshumanizante.
Según Echeverría, lo que propone Heidegger, por lo tanto, es "dejar de lado" los anteojos
cartesianos (en términos generales, los anteojos del dualismo) y "mirar" a nuestro mundo y a
nosotros mismos "directamente", frescamente. Se trata de realizar una mirada sin presupuestos
metafísicos, tal como lo postula la fenomenología.
El Dasein es el modo de ser que es característicamente humano. Dicho modo de ser, en
completa oposición a lo afirmado por el dualismo, para Heidegger es ser-en-el-mundo. Se trata
éste de un fenómeno unitario, de un dato primario, que requiere ser visto como un todo y no
descompuesto en partes que luego se juntan. El ser humano (el Dasein) es siempre un ser-en-el-
mundo. Esta es su estructura primaria, siendo todo lo demás derivativo de ella. Ello no impide,
luego de afirmada esta estructura primaria, reconocer en ella diversas dimensiones particulares.
No hay, para el ser humano, un ser y un mundo, un ser que accede a un mundo o un mundo en
el que emerge un ser. Lo característico del ser humano es que no es que no existe un ser sin un
mundo y no hay un mundo que no se defina en relación de un ser para el cual dicho mundo es su
mundo. El no comprender lo anterior representa, según Heidegger, el error fundamental del
dualismo.
Echeverría agrega que es importante establecer que Dasein y sólo el Dasein existe. Otros seres
son, pero no existen. Sólo el ser humano alcanza a vislumbrar a su ser y acceder al problema de
la pregunta por el ser. En ese vislumbrar su ser, el Dasein tiene que hacerse cargo de él, sin lo
cual lo pierde, "se le va". El Dasein no puede dejar estar su ser, sin que ello comprometa su
propio ser.
A diferencia de otros modos de ser, el Dasein se comporta hacia las cosas en su mundo. El
Dasein no solo reacciona, sino que responde de acuerdo con la percepción de sí mismo y de lo
que interactúa con él. El Dasein tiene disposiciones, actitudes hacia el mundo y tales
disposiciones, tales estados de ánimo, afectan su respuesta. El Dasein es un modo de elegir, de
enfrentar posibilidades que pueden abrirse o cerrarse. No puede evitar el tener a su ser en este
modo de ser. El evitar o rechazar escoger son obligadamente formas de escoger. Esta forma
particular de ser implica tratar de comprender su mundo. Pero no sólo las entidades que forman
parte de él. También busca entender su propio ser.
No es posible interrogar a una planta sobre la actitud con respecto al suelo en el que ella crece.
Esta sólo reacciona al suelo de acuerdo a su naturaleza y a la del suelo. Pero podemos interrogar
al Dasein sobre su ser. En la medida en que el Dasein se interroga sobre el ser, el ser tendrá algo
que decirnos: responderá a nuestra interrogación y no sólo reaccionará a ella, entrará en diálogo
con nosotros.
Echeverría menciona que uno de los rasgos más sobresalientes del Dasein, de nuestro ser-en-el-
mundo, es el hecho de que estamos arrojados en él. Nos descubrimos en un mundo que no
hemos escogido, que puede agradarnos y desagradarnos, y ese hecho, ese estado deyecto, no lo
podemos modificar. Corresponde a la facticidad del Dasein. Este rasgo define nuestro modo ser.
Es importante destacar que el planteamiento propuesto por Heidegger implica la negación de un
principio originario de constitución de nuestro ser, tal como procuraba fundarlo la metafísica
tradicional.
El Dasein no puede retroceder más allá del estado deyecto (arrojado). No se crea a sí mismo, ni
tampoco al mundo en el que se encuentra. Sólo debe responsabilizarse del ser que encuentra
como suyo. En este sentido es que no hay principio de constitución. Al descubrirnos arrojados
en el mundo, somos-en-el-mundo de una manera radicalmente distinta a como, por ejemplo, el
agua puede estar en un vaso o los zapatos en su caja.
Segun Echeverría, desde esta perspectiva, Heidegger reitera que los seres humanos estamos en
el mundo en modalidades que nos son propias. El Dasein define el modo como encontramos las
cosas en el mundo. Las cosas están para nosotros disponibles, a la mano. El estado como
estamos en el mundo es el de la preocupación (de la inquietud) en relación a nuestro ser y sus
formas de inserción en este mundo en el que se descubre arrojado. Esta forma de ser-en-el-
mundo implica proyectarse, por lo tanto, a enfrentar un futuro que consiste en alternativas y
posibilidades. Por último estamos también arrojados a entender el mundo en que nos hallamos.
Echeverría plantea que un elemento decisivo en el planteamiento de Heidegger es su
cuestionamiento del enfoque cognitivista propuesto por Descartes. Objeta radicalmente este
enfoque. Lo primario no son ni sujetos, ni objetos, ni presencia, ni conocimiento. Descartes le
ha conferido a su particular forma de relación con el mundo (fundada en la indagación
filosófica), el status de la relación ontológica constitutiva de la relación ser y mundo.
Para Heidegger, la relación originaria no es una relación cognitiva entre sujetos y objetos
presentes, sino una relación de disponibilidad, de encontrarse con los objetos a-la-mano.
Nuestra relación primaria con el mundo, no es de conocimiento, sino de uso. El conocimiento es
derivativo del uso. La disponibilidad implica que nos relacionamos con las cosas en cuanto las
usamos o tenemos la posibilidad de hacer uso de ellas. Este tipo de relación, de trato, es el más
cercano y nos remite a un tipo de preocupación (inquietud) que manipula las cosas y las utiliza.
Se trata, por lo tanto, de cosas de las que estamos equipados, que se relacionan con nosotros en
calidad de utensilios, de instrumentos, en las que reconocemos potencialidades para nosotros y,
en consecuencia, que nos remiten al trabajo que estamos obligados a emprender, a esta forma de
"curarnos de" que nos impone nuestra particular modalidad de ser (Dasein). Nos encontramos
con las cosas como "cosas dotadas de valor". Esto es, por ejemplo, un martillo, una mesa, un
cenicero, un zapato, un árbol, una roca, una montaña, etc.
Heidegger insiste en que los objetos y las propiedades no son inherentes al mundo. Ellos sólo
emergen cuando se produce un quiebre en el uso que hacemos de las cosas. Mientras ellas estén
a-la-mano, no nos percatamos necesariamente de su presencia y nos concentramos en aquello
que estamos resolviendo a través de su uso. El significado le está conferido por la inserción en
el tipo de actividad en la que hacemos uso de ellas. Así, por ejemplo, cuando estamos
caminando por la calle, hablando por teléfono, escribiendo a máquina, o leyendo un libro,
normalmente nuestra atención no está dirigida a la calle, el teléfono, la máquina o el libro que
tenemos en las manos. Todas estas cosas emergerán en nuestra conciencia al producirse un
quiebre: al tropezarnos en nuestro caminar, al interrumpirse la comunicación telefónica, al
acabarse la cinta de la máquina o al descubrir que el libro que leemos estaba mal compaginado.
La relación sujeto-objeto es derivativa y representa una alternativa particular dentro del
conjunto de las formas posibles de ser-en-el-mundo. La relación primaria de ser-en-el-mundo no
es la matriz ontológica sujeto-objeto.
Según Heidegger, lo que hace humano al hombre no es la inteligencia, sino la voluntad. De
todos los modos de ser-en-el-mundo que permite el Dasein, el entendimiento no es sino uno.
Este no posee el status privilegiado que el sesgo intelectualista de los filósofos le confieren y a
través del cual se llega incluso a postular la ecuación entre pensamiento y ser humano. Otro
error de los filósofos es el hecho de identificar pensamiento con conocimiento abstracto (con
entendimiento teórico). El "tratar con el mundo" y el tener una actitud hacia él son también
formas de entenderlo. Dentro de todas las actividades posibles, el entendimiento teórico, la
descripción, o la observación, son sólo algunas de ellas y el significado de quién describe u
observa le confiere a lo descrito sólo tiene sentido dentro del quehacer específico de la
descripción.
Echeverría dice que el Dasein puede llevar a cabo lo que hace de diferentes maneras y todas
están caracterizadas por estar involucrado, comprometido, inquieto, interesado, preocupado.
Preocupación (inquietud) implica cuidado y éste establece "significaciones" en su relación con
los entes que forman su mundo y, por tanto, los carga de valores. El Dasein siente que está
desamparado y que mantiene un vínculo de dependencia con el ser de los entes que le hacen
frente en el mundo que le es propio. La manera en la que el Dasein existe es ser amenazado. De
igual forma, es propio del Dasein la perspectiva de futuro, el vivir hacia adelante. Porque ello es
parte del modo de ser que es el Dasein, éste no posee naturaleza. El Dasein siempre se encuentra
en estados de ánimo que lo colocan "ante él" "que es" de su "ahí". De allí, que esté siempre
expuesto a la caída del ser. Cuando ello sucede acude muchas veces al recurso de esquivar la
caída a través del "uno", del uso del término reflexivo "se". Con ello el Dasein se abandona a la
influencia o a la guía de algo que está fuera de él. Afirmará entonces expresiones del tipo
"cuando a uno le pasa que..." o "se afirma que...", etc. De esta manera el Dasein pierde su ser,
cede sus posibilidades al "uno". De allí que Heidegger advierta contra lo que llama "las
habladurías", "la avidez por novedades" y la "ambigüedad". En todas estas conductas, el Dasein
deja de responsabilizarse de sí mismo.
Según menciona este mismo autor, la conducta responsable y auténtica frente al ser genera
angustia. Por ello, el Dasein opta muchas veces por lo que Heidegger define como "la
precipitación descendente", "la tentación de tranquilidad", "el extrañamiento", "el enredo de sí
mismo". Con ello el Dasein prefiere no hacer frente a sus posibilidades; renuncia a la
posibilidad de "ser él mismo"; permite que el "uno" se apodere de su ser, se enajena, inventa un
"uno" como ser superior al que se subordina y somete sus posibilidades. Si la caída es falta de
autenticidad, la autenticidad es vivir en y con la angustia, en el pleno entendimiento de nuestra
indeterminación, de nuestra libertad. Es aceptar y no tratar de escapar del modo de ser que es el
Dasein. Pero, ¿qué nos trae de la falta de autenticidad a la autenticidad? El conocimiento de que
vamos a morir: la muerte. De allí que Heidegger pueda afirmar que el tiempo es el horizonte del
ser. ¿En qué se apoya la autenticidad? En el lenguaje, aunque no en toda forma de lenguaje.
Para Heidegger, el lenguaje no es sólo una herramienta, una de las muchas que el hombre posee.
El lenguaje abre la posibilidad de pararse en el campo abierto de lo existente. A través de él se
hace posible el modo característico de ser que es el Dasein. Le permite al hombre tomar
distancia, sorprenderse por el ser. Al permitir el distanciamiento, el lenguaje crea un mundo
humano, un mundo donde el ser se entrega y se sostiene.
Señala Heidegger, "el ser de los hombres está fundado en el lenguaje. Pero ello sólo se hace
actual a través de la conversación..." Conversar implica que más allá de oir, podemos escuchar.
Heidegger afirma que somos una conversación. Hay y ha habido sólo una conversación y el
tema central de dicha conversación es el ser. La conversación (el lenguaje) hace humanos a los
seres humanos. Somos en el lenguaje y "el lenguaje es la casa del ser".
Heidegger sostiene que todas las formas de nuestro quehacer, a través de las cuales hacemos
intelegibles el mundo y nuestras vidas, no pueden hacerse completamente explícicitas. No existe
una perspectiva neutral que permita liberarnos del todo de nuestras preconcepciones y desde la
cual podamos observar nuestras creencias como cosas. Por el contrario, siempre estamos
operando dentro de los marcos que tales preconcepciones nos proveen. Esta situación lleva a
Heidegger a apoyarse en el concepto de círculo hermenéutico, sosteniendo que de él no es
posible salir del todo y dentro del cual se lleva a cabo el arte del entendimiento. La posibilidad
de un entendimiento objetivo completo está cerrada para el Dasein.
La perspectiva heideggeriana conduce a poner en tela de juicio una visión del conocimiento
centrada en el individuo. Ello por dos razones: en primer lugar, porque el mundo del Dasein es
un mundo socialmente poblado. Existimos socialmente y socialmente conocemos. Es más, sólo
podemos conocer porque el conocer es una actividad social; en segundo lugar, porque a la vez
que vivimos en un mundo socialmente poblado, vivimos también en una tradición. Es en el
trasfondo de esa tradición que conferimos significado.
Hans Georg-Gadamer
Rafael Echeverría en su Libro "El Buho de Minerva" menciona que Gadamer, siguiendo a
Heidegger, sostiene que el ser del hombre reside en su comprender, y, por lo tanto, que el
hombre, en el modo fundamental del ser suyo que es el comprender, no sólo se enfrenta a la
historia y al devenir histórico, sino que pertenece ontológicamente a él.
Según este mismo autor, para Gadamer, en el conocimiento histórico, la tarea de la conciencia
no es simplemente conocer o enterarse de cosas pretéritas, más o menos importantes para ella,
sino ganar su propia identidad.
La autoconquista de la conciencia es su compromiso en el ser. Una conciencia tal, es una
conciencia que sabe de su mediación histórica y que, además, recibe su ser de esta historia,
como historia. Luego, Echeverría agrega, se trata, en el decir del propio Gadamer, de una
conciencia histórico-efectual, o una conciencia expuesta a los efectos de la historia. Dado que
esta conciencia construye sus rasgos en la historia y está destinada también a descifrarlos, a
enfrentarse con su propia producción histórica, es al mismo tiempo una conciencia
hermenéutica. La conciencia es una conciencia del sentido.
Por su parte, el sentido es el testimonio del compromiso histórico de la conciencia, que ella debe
recoger y asumir en vista de su reintegración.
Para Gadamer, el advenimiento de la historia a la luz de la conciencia, representa una
disminución de la luminosidad imperante. la conciencia sufre cierto ensombrecimiento, pues
ella sabe ya su relatividad, su condicionamiento histórico. Se trata de una conciencia mediada,
mediatizada temporal e históricamente. Es propio de la conciencia su pasividad esencial. La
posible actividad de la conciencia es delegada, entregada a algo que la opera: la historia. El
sentido le es dado como algo ya producido, pero no le está dado de manera total.
Gadamer distingue la tradición, por un lado, que concibe como la reserva del sentido general, y,
por otro lado, lo que llama la transmisión de sentido que acompaña a la comunicación. Ambas
están en estrecha relación, vinculando un presente que todavía no se ha asumido enteramente en
su producción de sentido, y el pasado, que remite a la tradición que retiene y suelta de continuo
el sentido histórico local.
La concepción gadameriana le confiere un especial valorización al presente, como punto de
partida del esfuerzo hermenéutico. El presente es valorado en cuanto conlleva una red de
supuestos -prejuicios, preopiniones, etc.-, que guía aún sin que se lo sepa, el programa de la
comprensión.
Para Gadamer el círculo hermenéutico representa un factor positivo. El describe y se inscribe en
el espacio de la distancia temporal. El sentido de un texto no pertenece exclusivamente a él, ni
tampoco a la conciencia que lo comprende o que intenta comprenderlo, copertenece a ambos. El
sentido es la copertenencia de la obra y la conciencia hermenéutica en el seno de la tradición.
El sentido no acaba nunca, se reorganiza una y otra vez; se vuelve a tejer de distinto modo.
Todo ello en virtud de la movilidad de la distancia temporal, que la concienca asume, aunque no
para reducirla, sino sólo como la demora irremisible de su plenitud.
Echeverría cita a Gadamer describiendo el fenómeno de la comprensión:
"Quien quiere comprender un texto realiza siempre un proyectar, esboza el proyecto de un
sentido del todo, tan pronto como se muestra un primer sentido en el texto. Este se muestra, por
otra parte, sólo porque el texto se lee ya con ciertas expectaciones de un sentido determinado. El
comprender de lo que ahí está consiste en la elaboración de un tal proyecto previo que es
constantemente revisado en el curso de aquella elaboración, lo que se da con la creciente
penetración en el sentido"
Luego, Echeverría agrega que este proceso se realiza hasta que se logra fijar unívocamente la
unidad del sentido. Es sólo la experiencia del fracaso, proporcionada por el texto mismo, sea
que no arroje sentido alguno, sea que su sentido es incompatible con nuestra previa expectación,
la que nos impulsa a detenernos y a atender a la posibilidad de un uso lingüístico distinto. Ello
implica reconocer que nuestras preopiniones determinan nuestra comprensión. Comprender
implica proyectar mantos de sentido, fundados en nuestras preopiniones, sobre aquello que
procuramos comprender.
Simultáneamente, la comprensión exige una condición de alteridad y apertura hacia el texto. No
podemos sujetarnos ciegamente a nuestra propia preopinión sobre la cosa cuando procuramos
comprender la opinión del otro. Comprender exige estar abierto a la opinión del otro o del texto.
Tal apertura implica que la otra opinión sea puesta en relación con el todo de las opiniones
propias, o que uno se relacione con aquella. Todo acto de comprensión implica necesariamente
la fusión de dos horizontes: el del intérprete y el del texto. La comprensión no es posible sin
ambos.
El prejuicio es condición del entendimiento. Gadamer lo llama, la esencial prejuicialidad de
todo comprender. Gadamer, se opone al prejuicio contra los prejuicios. Rechaza la
descalificación de la tradición en la tarea del conocimiento y el vano intento del pensamiento
moderno de fundar, de la nada, un punto de partida autovalidante. Sin la tradición todo intento
de conocimiento es imposible. El punto de partida de toda comprensión son los prejuicios. Los
prejuicios del individuo, mucho más que juicios suyos, son la realidad histórica de su ser.
Ludwig Wittgenstein
Según expresa el Filósofo Rafael Echeverría en su libro el Buho de Minerva, uno de los rasgos
más sobresalientes de Wittgenstein es que nos legó no una, sino dos concepciones filosóficas
diferentes. Se trata de dos concepciones filosóficas claramente diferenciables, dentro de las
cuales la segunda se desarrolla en manifiesta forma crítica y oposición a la primera.
Este mismo autor señala que entre las obras de Wittgenstein, merecen ser destacadas
particularmente dos de ellas. La primera de ellas es el Tractatus Lógico-Philosophicus,
publicado en 1922. La segunda obra son Investigaciones Filosóficas, publicadas póstumamente
en 1953.
Echeverría señala que el Tractatus posee una estructura aforística basada en el cálculo
proposicional. Desde un punto de vista formal el Tractatus está constituido por siete
proposiciones, las que suelen desagregarse en proposiciones subordinadas que analizan el
contenido conceptual de las anteriores, las que dan lugar a nuevas proposiciones subordinadas, y
así sucesivamente. La proposición con la que se abre el texto es la siguiente: "1. El mundo es
todo lo que es el caso".
El objetivo del Tractatus es establecer los límites del lenguaje, los límites de lo que puede
decirse con significado. Representa la culminación de la opción filosófica fundada por la lógica,
lo que se expresa en el hecho de que dice todo cuanto a la filosofía le es posible decir. Una vez
dicho, la filosofía no tendría nada más que decir: su tarea está cumplida.
Luego, Eheverría cita a Wittgenstein textualtmente:
"El punto central de mi libro es ético...Mi trabajo consta de dos partes, la expuesta en él más
todo lo que no he escrito. Y es esa segunda parte precisamente lo que es importante. Mi libro
traza los límites de la esfera de lo ético desde dentro, por así decirlo, y estoy convencido de que
ésta es la única manera rigurosa de trazar esos límites".
Echeverría señala al entrar a examinar el contenido de esta obra, que para Wittgenstein, en esta
etapa, el lenguaje es una figura de la realidad. Entre lenguaje y realidad existe una relación de
similitud estructural, de correspondencia. Evidentemente lenguaje y realidad son dos planos
diferentes. Pero si el lenguaje logra dar cuenta de lo real es debido al hecho de que, de una u
otra forma, "mapea" lo real, logra establecer una correspondencia entre el plano de lo real y el
plano de lo lingüístico. De allí que pueda hablarse de una similitud estructural.
Para Echeverría, la tesis central del libro es que lo que puede ser dicho, puede ser dicho con
toda claridad y sobre lo que no se puede hablar se debe guardar silencio". Lo que interesa por lo
tanto, es determinar qué es lo real y cuál es la relación que el lenguaje mantiene con lo real. El
Tractatus se inicia afirmando que el mundo es todo lo que es el caso y lo que es el caso son los
hechos. De ahí que el mundo sea la totalidad de los hechos, de las cosas. A su vez, lo que es el
caso, el hecho, es la existencia de hechos atómicos. Un hecho atómico es aquel que no consta a
su vez de hechos, que resulta no desagregable en otros y que, por lo tanto, representa el límite
del análisis. Un hecho atómico es una combinación simple de cosas u objetos. La diversidad de
los hechos depende de las posibles combinaciones diferentes de objetos.
El lenguaje, por tanto, es una figura o modelo de los hechos. A través del lenguaje se nombran
objetos y se figuran hechos. Para figurar un hecho, los objetos han de ser nombrados. El
Tractatus aparece suscribiendo una teoría que porteriormente el mismo Wittgenstein llamará
teoría nominalista del lenguaje.
Según Echeverría, toda esta teoría figurativa sobre el lenguaje será puesta en tela de juicio, por
el propio Wittgenstein, en su segunda filosofía. Esta nueva concepción se desarrolla
fundamentalmente en Investigaciones Filosóficas, publicada póstumamente en 1953.
Echeverría señala que las Investigaciones se inician poniendo en duda la concepción
nominalista del lenguaje y que para estos efectos, Wittgenstein recurre a una cita de las
Confesiones de Agustín. Este cuenta que aprendió de sus mayores el lenguaje, asociando los
objetos designados por éstos con las diversas palabras que iban pronunciando. A partir de este
relato, Agustín creía estar caracterizando todo lenguaje: a todo término corresponde un
significado y este significado es el objeto al cual el término en cuestión nombra. El lenguaje es
concebido como nombre de los objetos. Ello obviamente supone la prioridad de los objetos en
tal definición del lenguaje. Según Wittgenstein, esta es una descripción que, a un cierto nivel,
tiene sentido. Aparentemente sirve para dar cuenta de situaciones en las que decimos "manzana"
o "una manzana roja"; pero, la situación se complica si lo que decimos es "cinco manzanas
rojas". En este caso una concepción del lenguaje fundada en definiciones ostensibles, resulta
difícil de sostener.
Echeverría agrega que Wittgenstein señala que el lenguaje comprende diferentes juegos
lingüísticos. La concepción de Agustín es válida para un determinado juego lingüístico, pero no
puede extenderse a todos ellos. Todo juego lingüístico se define por estar sometido a
determinadas reglas y la definición ostensible remite a un conjunto particular de reglas, válido
cuando decimos esto es un martillo. En una de sus afirmaciones centrales señaladas por
Wittgenstein, el lenguaje se define por su uso: el significado de una palabra es su uso en el
lenguaje. Ell implica que no se puede confundir el portador de un nombre con el significado ese
nombre. Conocer los nombres de un lenguaje no equivale tampoco a saber hablarlo. Sólo
cuando se sabe cómo deben ser usadas las palabras para plantear cuestiones, describir objetos y
procesos, hacer encargos, ruegos, investigaciones, promesas, juicios nombrar y resolver
problemas morales, etc., puede decirse que se habla un lenguaje.
Los juegos lingüísticos de que consta un determinado lenguaje vienen a expresar la forma de
vida de sus habitantes.
Luego, Echeverría agrega, el uso de un lenguaje no puede identificarse con el uso de sus
nombres: nombrar equivale ya a usarlo, a situarnos dentro de las reglas del juego lingüístico de
las definiciones ostensibles. Por el contrario, se aprende el significado de un término tomando
nota de su uso. Una vez conocido su uso, se conoce su significado. Ello implica que lo que un
término refiere no puede ser su significado: significado y referencia no coinciden.
Echeverría menciona que así para Wittgenstein, al lenguaje deja de corresponderle, como
función central la de figurar el mundo. Deja de ser su función central la dimensión asertiva.
Existen por el contrario, innumerables juegos lingüísticos no asimilables entre sí. No sólo hay
múltiples juegos lingüísticos en los que no se describe, no se informa, no se enuncia, sino que
hay innumerables proposiciones no reducibles a la categoría de descripciones, enunciados o
informaciones.
Más adelante, Echeverría agrega que para Wittgenstein, el lenguaje es una caja de herramientas.
J. L. Austin
En el libro El Buho de Minerva, el filósofo Rafael Echeverría, señala que uno de los rasgos de
la filosofía de Austin es la importancia que le confiere precisamente al lenguaje ordinario.
Luego lo cita textualmente:
"el lenguaje ordinario no puede pretender ser la última palabra, si es que existe tal cosa. Sin
duda, lleva en sí algo mejor que la metafísica de la edad de piedra, a saber, la experiencia y el
ingenio heredados a través de muchas generaciones de hombres. Si una distinción sirve para los
propósitos prácticos de la vida común, entonces, podemos estar seguros de que hay algo en ella,
de que señala algo; sin embargo, es muy probable que no constituirá la mejor manera de
presentar las cosas si nuestros intereses son más amplios o más intelectuales que los ordinarios."
"En consecuencia, no cabe duda de que el lenguaje ordinario no es la última palabra, puede ser
complementado, mejorado y superado. Pero recuerden: es la primera palabra"
Para Echeverría, el gran mérito de la filosofía de Austin consistió en poner en tela de juicio el
antiguo supuesto que le confería prioridad a la dimensión asertiva del lenguaje. La
presuposición obstinada de que únicamente tienen interés teórico las expresiones que describen
algún estado de cosas o un hecho y que monopolizan la virtud de ser verdaderas o falsas, fue
denominada por Austin la falacia descriptiva. Austin llamó la atención sobre aquellas
expresiones en las que la distinción de verdad o falsedad deja de ser pertinente. Así por ejemplo,
si alguien dice "prometo que vendré", no está enunciando que está prometiendo, sino que está
haciendo una promesa.
Echeverría señala que Austin llamó a estas expresiones "realizativas" en oposición a las
expresiones constatativas, que son aquellas comprometidas en una función asertiva. Con esta
distinción se introducía la primera diferenciación de importancia con respecto a los usos del
lenguaje.
Echeverría señala, que la distinción original separaba las expresiones que eran decires tales
como enunciados, juicios, descripciones, aseveraciones, proposiciones, etc. de aquellas que eran
haceres de algún tipo, como las promesas, las apuestas, las advertencias, etc. Ello suponía que
se trataba de una distinción entre las expresiones que son actos y las que no lo son.
Luego, Echeverría agrega que Austin advierte que las expresiones constatativas son también
actos de habla y, por tanto, no son menos acciones que las acciones realizativas. Emitir un juicio
o hacer una descripción es ejecutar un acto de habla tal como lo es hacer una promesa o dar una
orden. En consecuencia, lo que originalmente se presentaba como un caso especial dentro del
conjunto de las expresiones, las realizativas, ahora parece absorber los casos generales, las
expresiones constatativas, convirtiéndolas en una clase particular, entre otras, del conjunto de
los actos de habla, es decir, las expresiones realizativas.
Más adelante, Echeverría concluye que la importancia del giro realizado por Austin se traduce
precisamente en que elude el dualismo como matriz primaria al concebir la capacidad de dar
cuenta de lo real como un tipo, entre otros, de acción posible.
Luego, Echeverría señala que al interior de su concepción posterior, Austin hace una nueva
distinción entre los actos de habla completos. Cuando alguien dice algo, es necesario distinguir:
1) El acto de decirlo, que Austin llama el Acto locucionario; 2) El acto que ejecutamos al decir
algo y que denomina el acto ilocucionario (prometer, afirmar, advertir, etc.) y, por último, 3) El
acto que realizamos porque decimos algo y que llama el acto perlocucionario (persuadir,
asustar, entretener, asombrar, etc.)
Para Echeverría, es interesante destacar la gran novedad introducida por Austin al reconocer que
todo hablar es un actuar.
John R. Searle
El Filósofo Rafael Echeverría, en su libro "El Buho de Minerva", menciona que la contribución
más importante de Searle es su propuesta de una taxonomía de los actos ilocucionarios. Searle
había efectuado también una proposición equivalente. Sin embargo, aquella que propusiera
Searle representa una adecuada corrección de la anterior. Según Searle, todos los actos de habla,
sean actos ilocucionarios o actos perlocucionarios en su fase ilocucional, son expresiones de lo
que llama cinco puntos ilocucionarios posibles. Estas categorías son las siguientes:
1) Las representativas que comprenden las aserciones y en las que el orador se compromete en
diversos grados a que algo es del caso, vale decir la verdad de la proposición expresada.
2) Las directivas, en las que el orador procura, en diversos grados, que el oyente haga algo.
Estas incluyen tanto preguntas, que procuran que el oyente haga un acto de habla representativo,
y órdenes, que procuran que el oyente lleve a cabo un acto lingüístico o no lingüístico.
3) Las comisivas, que comprometen al orador en diversos grados, a algún curso de acción
futura.
4) Las expresivas, que manifiestan un determinado estado sociológico sobre una determinada
situación. Entre ellas se incluyen, por ejemplo, actos de habla como el disculparse o la alabanza.
5) Las declarativas, que establecen una correspondencia entre el contenido proposicional del
acto de habla y la realidad. Estas poseen de modo manifiesto el rasgo de constituir la realidad.
Echeverría comenta que Searle distingue dos direcciones fundamentales de correspondencia
entre palabras y el mundo. Por un lado, lo que llama, de palabra a mundo (from word to world),
donde las expresiones deben corresponder con el mundo, como e las expresiones
representativas. Por otro lado, la dirección de mundo a palabra (from world to word), en las que
existe una petición o promesa de modificar el mundo de acuerdo a lo expresado, como en las
expresiones comisivas o directivas.
Finalmente, Echeverría destaca que Searle sostiene que existe una estructura de base universal,
válida para toda forma de existencia humana en el lenguaje. En consecuencia, más allá de
cualquier diferencia cultural, los hombres realizan necesariamente determinados tipos de actos
de habla y se ven involucrados en un número restringido de acciones lingüísticas posibles.
Descubre que con el lenguaje sólo es posible hacer un número limitado de cosas: le decimos a
otros como son las cosas, procuramos que hagan cosas, nos comprometemos a hacer cosas,
expresamos nuestros sentimientos y actitudes y acometemos cambios mediante nuestras
expresiones.

Interpretación Tradicional de la Gestión.

En el libro "El Comportamiento Humano en la Organización" los autores Edgar Huse y James
Bowditch hacen un resumen de la historia de las perspectivas de la Gestión. Dicho resumen
abarca desde principios de siglo año 1900 hasta principios de la década de los ochenta.
La Primera Perspectiva, es denominada por estos autores como Estructural. En esta categoría las
teorías y escuelas de la Gestión se refieren a la forma cómo las organizaciones han de ser
estructuradas internamente, qué funciones deben agruparse, quién debe ser el jefe de quién y
qué estilos de Gestión se deben emplear. Estas ideas son fijadas deductivamente por expertos y
son autoritarias.
La Segunda Perspectiva, es denominada de los Flujos de Trabajo y Flujos de Tratamiento de la
Información, la Investigación Operativa y la Simulación por medio de computadores. Es decir,
desde la perspectivas de los flujos de trabajo de los procesos industriales y los sistemas de
información, cómo llega la información a los distintos departamentos de las organizaciones de
forma que se puedan tomar decisiones inteligentes sobre la producción, el marketing, los
servicios generales y la financiación.
La Tercera Perspectiva, corresponde a la Humana. Este punto de vista sico-social de la Gestión
y la organización surgió de investigaciones hechas en los últimos años de la década del 30,
gracias a los cuales se supo que el grupo de trabajo es una variable importante en el proceso de
la Gestión efectiva.
Un resumen de estas tres perspectivas es el siguiente:
Perspectiva del sistema estructural.
Su nacimiento se remonta a principios del siglo, proveniente de tres puntos de vistas históricos:
la Escuela de los Principios Universales; la Escuela Estructuralista y la Escuela de la Dirección
Científica.
a) Escuela de los Principios Universales.
Se fundamenta en principios que son clasificados como comunes a organizaciones tales como el
Estado, la Iglesia, el Ejército y Organizaciones Industriales. Se caracteriza por la adopción de un
enfoque autoritario, que se cataloga como del modo único o modo mejor. Considera a los
Obreros como ampliaciones de las máquinas. Los principios más conocidos de esta escuela son
los de Fayol:
División del Trabajo.
Autoridad y Responsabilidad.
Disciplina.
Unidad de Mando.
Unidad de Dirección.
Subordinación del Interés Particular al General.
Centralización.
Cadena Jerárquica.
Orden.
Equidad.
Estabilidad del Personal
Iniciativa
Espíritu de Equipo.
b) Escuela Estructuralista.
Esta Escuela postulaba que la Dirección debe basarse en el poder legítimo. Dicho poder
legítimo, representado por la Autoridad, proviene de tres vertientes: 1) La Autoridad
Tradicional, representada por modos pasados; 2) Las Reglas Legítimas, también llamadas,
Burocracia; y la Autoridad Carismática, proveniente de la atracción personal. El principal
exponente de esta Escuela fue el Sociólogo Max Weber.
Según Weber, la Estructura Burocrática es una organización continua que funciona según
reglas, en donde el ámbito de competencia según objetivos específicos es determinado por los
Jefes. Las Reglas son Normas o Reglas Técnicas. El personal administrativo está separado de
los medios de producción. Los bienes de la Organización son diferentes a los bienes de los
propietarios. Los recursos están libres de control externo. Los puestos de trabajo no se
monopolizan. Todos los actos administrativos, reglas y políticas se expresan por escrito.
c) Escuela de la Dirección Científica.
Su principal exponente fue Fredrick Taylor. Se caracterizó por poner énfasis en la medición del
trabajo. Fue iniciadora de los estudios de tareas, agrupaciones en puestos y su unión en la
Organización. Se supuso que el Hombre era como una máquina. Los sentimientos, personalidad
y grupo de trabajo eran poco importantes. En esos tiempos, se trataba de tareas que no requerían
mano de obra especializada. A partir de su influencia, se iniciaron los estudios de tiempos y
movimientos. Se puso énfasis en el diseño de instrumentos especiales y anatómicos. Nacieron
sistemas de control industrial tales como la Carta Gantt.
Perspectiva de los Flujos del Trabajo y de los Flujos de Información.
El nacimiento de esta perspectiva proviene de la Escuela de la Investigación Operativa. Se
caracteriza por un enfoque total, sistémico de los problemas, dirigido a un enfoque organizado
de la estrategia militar. Se caracteriza además, por integrar conocimientos de diversas ciencias
sociales, físicas y matemáticas.
En la primera guerra mundial se hicieron diversos intentos de análisis matemático de las
operaciones militares.
En la segunda guerra mundial, se logró resolver el modo de distribuir la aviación de
reconocimiento para descubrir convoyes, logrando minimizar la cantidad de aviones. En ello se
emplea un modelo matemático, se sistematiza el problema, se calcula una solución óptima y se
excluyen del modelo las diferencias individuales de actuación entre hombres o grupos.
Se logra caracterizar las siguientes fases:
Planteamiento del problema
Construcción de un modelo matemático
Obtención de solución
Verificación del modelo y solución
Establecimiento de controles sobre la solución
Puesta en marcha de la solución
Además, se tienen en cuenta el mayor número de variables, optimizándose la eficacia que
depende de variables controlables e incontrolables. Se intentan varias soluciones y diferentes
tipos de relaciones.
Todos estos conceptos, se perfeccionan con el Modelo de Dinámica de Sistemas planteado por
Forrester. A través de él, se intenta describir el comportamiento de la Organización y su entorno
exterior.
Según estos conceptos en una Organización existirían seis subsistemas:
Pedidos (de los clientes)
Materiales (materias primas y manufacturas)
Dinero
Personas
Medios de Producción
Flujos de información (interconecta los subsistemas)
Esta perspectiva se ha complementado últimamente con diferentes técnicas de simulación a
través de computación.
Además, se han desarrollado diversas teorías de los sistemas de información para planificacion,
coordinacion y control de gestion basados en computadores.
Desde esta perspectiva, una Organización es esencialmente horizontal, se centra como fluye el
trabajo y la información a través de ella. Las Organizaciones se subdividirían en:
Gerencia de Flujo de Información
Gerencia de Flujo de Materiales
Gerencia de Flujo de Dinero
Gerencia de Flujo de Pedidos
Gerencia de Flujo de Personal
Gerencia de Flujo de Medios de Producción
Perspectiva Humana.
Las fuentes de esta perspectiva provienen de la Escuela de las Relaciones Humanas, la Escuela
del Desarrollo Organizacional y la Escuela de los Teóricos Multidimensionales.
a) La Escuela de las Relaciones Humanas.
Esta Escuela nace con los estudios acerca de los efectos de la intensidad de la luz sobre la
eficacia en la producción efectuados en el año 1924 en la Western Electric A.N.C. U.S.A.
En estos estudios no se halló una relación lógica entre la intensidad de la luz y la eficacia del
trabajo, ello llevó a repetir el estudio por un Grupo de Investigadores de Harvard Business
Scholl en la Fábrica Hawthorne. Estos estudios consistieron en someter a un grupo de
trabajadoras a variaciones en la intensidad de la luz desde una similar a la luz solar hasta otra
similar a la luna llena. Curiosamente, cada vez que decrecía la luz, se incrementaba la
producción, hasta el punto que fue imposible ver.
Todo ello llevó al descubrimiento del "efecto pecera" o "efecto hawthorne" consistente en el
mayor rendimiento resultante del hecho que los obreros sepan que son observados con interés,
tratados como personas importantes y considerados en sus necesidades.
Ello ocasionó que las actitudes, moral y efectos de grupo fuesen investigados con mayor interés.
Se iniciaron los estudios de los estilos de supervisión.
En estudios efectuados en Michigan y Ohio, se comprueba que el liderazgo orientado hacia las
personas es más eficaz que el liderazgo orientado hacia la producción.
Se iniciaron los cambios en el adiestramiento de los capataces y se les transforma desde ser
autoritarios y severos hacia ser individuos agradables. Los capataces antes autoritarios y ahora
agradables no son creídos por los obreros, volviendo a ser autoritarios, ello lleva a desvirtuar los
descubrimientos.
Finalmente, esta Escuela inicia estudios y proposiciones para integrar las Relaciones
Interpersonales con la Teoría de Sistemas.
b) La Escuela del Desarrollo Organizacional.
La Escuela del Desarrollo Organizacional es una prolongación de la Escuela de las Relaciones
Humanas. Sus fundadores fueron Kurt Lewin y colaboradores.
Este grupo, estudiando la superación de la resistencia a los cambios, descubre como la
colaboración de los obreros en el planeamiento de los cambios de producción logra disminuir el
tiempo de demora en obtener ritmo normal, en comparación con cambios impuestos en forma
autoritaria.
En el estudio de grupos infantiles se descubre que el estilo de liderazgo afecta a la producción
del grupo. Los niños con jefes autoritarios producen más; pero de más baja calidad que los con
jefes democráticos. Los grupos con mando autoritario se disgregan cuando el jefe abandona la
habitación. La satisfacción personal es mayor en los grupos democráticos. El grupo "laissez-
faire" obtiene menos éxito que los otros grupos.
Luego, se desarrollan los primeros métodos de intervención en los grupos, desde el campo de la
sicología social.
Finalmente, nacen los grupos de sensibilidad o grupos T, que consisten en reuniones de un día a
dos semanas, sin programa, orientados a adquirir conciencia de virtudes y debilidades
personales, de su forma de comunicación y como es posible cambiar el comportamiento de las
personas y los grupos a las nuevas situaciones del medio.
c) La Escuela de los Teóricos Multidimensionales.
En esta escuela, se pensaba que algunas cuestiones del comportamiento humano, tenían una sola
dimensión.
Maslow, estimaba que no podía haber satisfacción de necesidades superiores sin previamente
satisfacer las necesidades inferiores. La Escala de Maslow jerarquizó las necesidades en
Fisiológicas, de Seguridad, Sociales, de Desarrollo, y finalmente, de Crecimiento.
Herzberg, descubrió que la motivación posee dos dimensiones no demasiado relacionadas, por
un lado, cuando los aspectos contextuales del trabajo, tales como condiciones y supervisión, son
favorables, no existe satisfacción ni insatisfacción, ellos son sólo higiénicos, su presencia evita
la insatisfacción, en cambio, su precariedad, produce insatisfacción.
Por otro lado, cuando el contenido de los empleos, tales como magnitud de la responsabilidad y
naturaleza del trabajo, son favorables, existe satisfacción y son motivadores. Su presencia
produce satisfacción y aumento de la productividad duradera superior a los niveles normales.
Entre los Factores de Insatisfacción o Higiénicos se clasificaron la Política y Administración de
las Organizaciones, la Supervisión, el Muy Poco Trabajo, las Condiciones del Trabajo y el
Sueldo.
Entre los Factores Satisfactorios o Motivadores se clasificaron la Realización, el
Reconocimiento, el Trabajo Estimulante, la Responsabilidad y el Ascenso.
Continuando con el desarrollo de esta Escuela, Robert Blake profundiza buscando qué estilo de
Dirección puede optimizar la eficacia de la Organización. Para ello establece dos dimensiones,
el interés por la persona y el interés por la producción. Concluye que ninguna organización
logrará eficacia plena a menos que se preocupe en forma simultánea de las personas y de la
producción.
Posteriormente, Fiedler estudia los estilos de liderazgo basándose en tres dimensiones: a) el
líder en relación del puesto (fuerte-débil); b) la relación líder - miembros (favorable-
desfavorable); y la definición del puesto (claro-vago). De todo ello se concluyó que no existe un
estilo mejor y que depende de las condiciones.
En condiciones extremas muy favorables o muy desfavorables, sería más eficiente un estilo
autoritario. En condiciones intermedias sería más eficiente un estilo democrático.
Hacia un Enfoque Total, Sistémico e Integrado.
Desde principios de la década de los 80, se viene avanzando hacia un enfoque Total, Sistémico
e Integrado de la Gestión. De ellos presentaremos un resumen de la Administración por
Objetivos, Calidad Total y Reigeniería de Procesos de Negocios.
Administración por Objetivos.
La Administración por Objetivos es un proceso progresivo, sistemático y permanente, mediante
el cual los Gerentes, Jefaturas y Trabajadores identifican y acuerdan objetivos y finalidades
comunes para la organización, condiciones que deben cumplirse, definiendo áreas de
responsabilidad (o de efectividad) individual y compartidas, como guías para dirigir la unidad
organizacional, asegurando así la contribución de todos los miembros hacia los objetivos.
Las Areas de Responsabilidad, constituyen un conjunto de resultados esperables de un nivel de
la organización, Gerencia, Subgerencia y Jefaturas y no varían fuertemente con el transcurso del
tiempo, son pautas semivariables.
En una Empresa Comercial, como ejemplo, ellas pueden ser: Area Rentabilidad, Area
Comercial, Area Materiales, Area Mano de Obra.
En un Establecimiento Asistencial del Servicio de Salud, ellas pueden ser: Salud Pública,
Personal, Medicamentos, Insumos, Equipamiento, Instrumental, Máquinas de Oficina,
Mobiliario, Información, Organización y Coordinación.
Los Objetivos reflejan lo que los Directivos o Jefaturas acuerdan realizar dentro de un área de
responsabilidad.
Los Objetivos deben cumplir con las siguientes características: a) que sean medibles; b) que
estén expresados en términos cuantitativos; c) que el costo de su medición no sea superior a la
utilidad que presta; d) que sean individuales; e) que tengan un límite de tiempo fijado para su
cumplimiento; f) que no sean demasiados; y g) que sean simples.
Para fijar los Objetivo se adopta un método periódico, a través de la puesta en marcha de un
sistema. Para ello pueden adoptarse dos métodos:
El primero, es el Método Jerárquico. En este caso, el que piensa y desarrolla los objetivos y
metas es el superior jerárquico y luego se transmiten a los subordinados y se discuten o no, y se
rediseñan, de acuerdo a las circunstancias.
El segundo, es el Método de Trabajo en Equipo. En este caso, los objetivos se elaboran en
conjunto entre superiores jerárquicos y subordinados, aceptándose las iniciativas de estos
últimos.
Calidad Total.
En sus conceptos más simples, calidad se define como la conformidad que presenta un producto
o servicio con los requerimientos. También, se define como el grado en cual un producto o
servicio específico se ajusta a un diseño o especificación.
En su concepción más restringida, el control de calidad se ha aplicado en las organizaciones
manufactureras de productos, en donde la función la ha desempeñado el Departamento de
Control de Calidad compuesto por un conjunto de especialistas que con técnicas propias revisan
los productos, comprobando si satisfacen los requerimientos de los respectivos diseños, como
así también, la satisfacción de los consumidores en el uso de ellos.
En su concepción más amplia, el control de calidad (también llamado Calidad Total) es un
sistema de métodos de producción que en forma económica, genera bienes y servicios de
calidad, acorde con los requisitos de los consumidores. Con ello procura desarrollar, diseñar,
manufacturar y mantener un producto que sea el más económico, el más útil y siempre
satisfactorio para el consumidor.
Organizacionalmente la función de Control de Calidad Total es desempeñada por todas las
Secciones, Departamentos, Divisiones, Unidades Organizacionales y personas que laboran en la
institución.
De este modo, cuando una organización se incorpora a administrar bajo los conceptos de calidad
total, constituye un sistema para integrar los esfuerzos en materia de desarrollo de calidad,
mantenimiento de calidad y mejoramiento de calidad realizados por diversos grupos, de modo
que sea posible producir bienes y servicios a los niveles más económicos y que sean
compatibles con la plena satisfacción de los clientes.
Todas las acciones de la organización se ejecutan en la perspectiva de satisfacer los
requerimientos del cliente o usuario y ello abarca las etapas de calidad del diseño, calidad de los
insumos, calidad de los proveedores, calidad de la mano de obra, calidad del equipamiento,
calidad del proceso de transformación, calidad de productos o servicios internos y calidad del
producto o servicio final.
Para poner en marcha un estilo de gestión basado en los conceptos de calidad total, debe
comenzarse organizacionalmente desde arriba hacia abajo, es decir, desde el grupo directivo
hacia los niveles inferiores.
Se comienza con la definición que los directivos efectúan de la visión de la organización en el
largo plazo, la definición de la misión, luego se definen los procesos esenciales y sobre ellos se
aplican las técnicas de perfeccionamiento de calidad a través de la formación de grupos de
calidad, también denominados grupos de mejoramiento continuo, que en forma permanente
efectúan su labor en todas las divisiones. Se forman grupos de proyectos (que abarcan varias
divisiones) y grupos naturales (al interior de una división).
Las técnicas pueden clasificarse en dos tipos. Las primeras están orientadas a la formación del
grupo y obtener motivación y productividad del equipo y sus reuniones, tales como manejo de
la tabla, manejo del tiempo, control de acuerdos y tareas, torbellino de ideas, grupo nominal,
técnica delfos, etc. Y las segundas, denominadas estadístico- gráficas, están orientadas al
análisis de las situaciones, tales como estadística descriptiva, gráficos estadísticos, diagrama de
flujo, diagrama causa-efecto, encuestas, etc.
Reingeniería de Procesos de Negocios.
El autor Oscar Barros en su libro "Reingeniería de Procesos de Negocios" dice que la
Reingeniería de Procesos de Negocios tiene como idea fundamental el obtener ventajas
competitivas por medio de una innovación radical en el manejo organizacional de la empresa o
institución, utilizando como palanca de cambio la Tecnología de la Información.
Luego, este mismo autor expresa que fue Michael Hammer quien definió formalmente la
Reingeniería como: "el análisis fundamental y el rediseño radical de los procesos de negocios,
para conseguir mejoras substanciales en el desempeño, en aspectos tales como costo, calidad de
servicio y velocidad".
Barros señala como conceptos claves en esta definición:
Rediseño radical o cambio radical, en contraposición a mejora gradual; es decir, se busca un
quiebre que produzca un cambio estructural profundo en el manejo de la Organización, lo cual
tiene como consecuencia que no es cambio ni mejora continua sino una innovación concentrada
en período corto de tiempo.
Búsqueda de mejoras sustanciales en el desempeño, cuyo último propósito es obtener ventajas
competitivas o sea, no se buscan mejoras marginales de algunos puntos porcentuales, sino que
se aspira a incrementar el desempeño en órdenes de magnitud 10 veces superior.
Innovación profunda derivada del análisis fundamental de un negocio, que implica que se
cuestionan las prácticas organizacionales convencionales y todos los supuestos implícitos o
explícitos que están detrás de tales prácticas.
Más adelante, Barros cita la definición de Fried:
"El rediseño de procesos de negocios es una metodología para transformar los procesos de
negocios de una organización para obtener mejoras sustantivas en la calidad, respuesta,
flexibilidad y costo, para competir más efectiva y eficientemente en un mercado elegido".
La idea de proceso de negocio, generaliza el concepto de proceso productivo, donde siempre
hay un producto final como resultado de una serie de etapas, operaciones o transformaciones a
partir de los insumos componentes. Esta generalización se produce hacia otros procesos, que
son también secuencias de pasos, operaciones o transformaciones, cuyos resultados son
productos o servicios provistos a clientes externos o internos.
La característica fundamental de los procesos de negocios es que cortan las líneas funcionales
tradicionales de las empresas, llamadas silos. Esta visión de proceso produce un cambio de
óptica en relación a cómo se ha abordado tradicionalmente la mejora de las diversas áreas de la
empresa, particularamente con el apoyo de Sistemas de Información, en donde lo habitual había
sido centrarse en el cambio de un área funcional. La Reingeniería, a partir del concepto de
proceso, hace caso omiso de las barreras funcionales y cambia todo lo que haya que cambiar
para mejorar radicalmente las relaciones interfuncionales y conseguir como resultado
fundamental la mejora del producto o servicio final.
Luego, Barros señala que otro concepto subyacente en la Reingeniería es su enfoque sistémico,
vale decir el mirar la empresa como un todo, sin considerar barreras organizacionales que
habitualmente restringen la innovación.
Esto necesariamente implica el compromiso de los niveles superiores de la empresa y,
habitualmente, un enfoque topdown, en cuanto a establecer las prioridades para el cambio y la
definición de los ámbitos organizacionales a los cuales el cambio afectará. El cambio debe ser
liderado por los ejecutivos de la empresa y comprender todos los segmentos de la misma que
sean necesarios para conseguir algún propósito estratégico.
Luego, Barros concluye que para producir un cambio radical es necesario recurrir a la
tecnología, en particular a las Tecnologías de la Información, que permiten llevar a la práctica el
cambio.
En este mismo libro, Oscar Barros menciona las siguientes tecnologías habilitantes:
Tecnologías de coordinación:
EDI: Conexíon de computadoras de diferentes empresas con datos estandarizados.
Correo Electrónico, Fax y Voz.
Groupware: Conexión de computadoras para participación de múltiples miembros de un grupo
en metas comunes: incluye correo electrónico, conectividad con Fax, Programación de
Agendas, Discado automático, Uso compartido de documentos, Videoconferencia.
Workflow: Conexión de computadoras para administración automática de eventos recurrentes,
p.ej. flujos de documentos.
Tecnologías de Toma de decisiones: modelos.
Tecnologías de Desarrollo: sistemas case.
Para Oscar Barros la Reingeniería de Procesos de Negocios tiene las siguientes fases:
1. Definir el proyecto
1.1 Establecer objetivo de la reingeniería.
1.2 Definir ámbito de procesos a rediseñar.
2. Entender situación actual
2.1 Modelar situación actual.
2.2 Validar y medir.
3. Rediseñar
3.1 Establecer Dirección de Cambio.
3.2 Seleccionar Tecnologías Habilitantes.
3.3 Modelar y evaluar rediseño.
3.4 Detallar y probar el Rediseño.
4. Implementar
4.1 Construcción del software.
4.2 Implementar el software.
4.3 Implementar procesos.

Una Nueva Interpretación de la Gestión como una Red de Compromisos.


Hablando sobre la Administración Tradicional, en el libro "Inventando la Empresa del Siglo
XXI", Fernando Flores menciona que desde la Segunda Guerra Mundial se han hecho una serie
de intentos para desarrollar una investigación científica del campo de la administración
recientemente consolidado. Pudiendo distinguirse básicamente tres tendencias diferentes que
han contribuido a este desarrollo.
La primera de éstas es la "Ciencia de la Administración". Muchos han sostenido que es posible
crear una disciplina teórica seria de la administración. El fin de la ciencia de la administración
sería producir una teoría normativa de toma de decisiones y de conducta social en las
organizaciones, que se basa en la teoría de sistemas, investigación operacional, teoría de toma
de decisiones y otras disciplinas. Este movimiento se desarrolló durante la década de los 50 y
floreció en los años 60 con la formación de nuevas escuelas entre las que ha habido frecuentes y
ásperas disputas metodológicas.
El segundo movimiento corresponde a la creación, dentro de la sociología norteamericana de un
campo autónomo dedicado al estudio de las organizaciones. Este programa que ha sido
desarrollado tanto en Estados Unidos como en otros países, intenta proveer de una teoría general
de las organizaciones sobre la base de estudios de todas ellas, desde grupos pequeños hasta el
contexto social global, incluyendo burocracias y otros tipos de organizaciones intermedias.
Un tercer movimiento tiene sus orígenes en el trabajo de Taylor y Fayol a comienzos de este
siglo. La organización de un federalismo descentralizado, le dio a este movimiento su carácter
único, desarrollándose nuevos modos de atacar los problemas a través de consultores de
administración y directores creativos enfrentando problemas surgidos de situaciones concretas.
Luego, Flores destaca que constata que aún en la tradición anglosajona ha estado siempre
ausente una reflexión filosófica seria sobre la administración.
Posteriormente, Flores efectúa las siguientes afirmaciones provisionales:
1) Hay una rica tradición de administración que comenzó con la manufactura industrial moderna
en Inglaterra y que más tarde se desarrolló en Estados Unidos. A esta tradición la característica
que la define es su habilidad para hacer frente a un proceso permanente y autoinducido de
innovación.
2) Hay también, una tradición de administración burocrática, que originó con la administración
de imperios e iglesias y que está aún presente en la sociedad moderna en forma de
procedimientos legales y administrativos. A esta tradición la caracteriza el tratar los sucesos
como instancias repetitivas de casos interpretados previamente, todos los cuales se resolverán de
un modo similar.
3) Es necesario tomar en cuenta a lo menos tres fuentes de reflexión sobre administración: 1o
una disciplina concerniente respecto al problema técnico de la optimización de la toma de
decisiones; 2o una disciplina que busca el enriquecimiento de las categorías y de la calidad de
las explicaciones para las organizaciones y para la acción en general; 3o lo que se deriva
directamente de la práctica de atacar los problemas de organización y eficiencia.
Luego Flores concluye que los dos enfoques teóricos, el enfoque tradicional o ciencia de la
administración y en enfoque sociológico, son incapaces de ofrecer una relación de cómo
enfrentar los problemas de organización que inspire el mismo grado de confianza que el que
propone la escuela práctica con su rico trasfondo de experiencias. Esto se debe a que no ha
habido nunca una explicación teórica adecuada de la acción humana, hecho que ha entrabado el
desarrollo de las ciencias sociales.
Finalmente Flores concluye que hoy día existen las condiciones para desarrollar una teoría del
lenguaje y de la acción con la cual se pueden comprender los problemas de comunicación y
administración y que ese nuevo enfoque es posible fundarlo en la tradición filosófica.
Desde este nuevo enfoque, es posible presentar un nuevo esquema para discutir las
organizaciones y la actividad de diseñarlas. Las nociones de compromiso y escuchar juegan un
papel importante.
Flores señala que usando el termino "empresa" para denominar cualquier organización que esté
interesada en la sobrevivencia y en la autonomía, una empresa es una organización que se
compromete a cumplir un tipo de pedidos particulares mientras hace frente a circunstancias
imprevisibles y se empeña por mantener abiertas las posibilidades para el futuro.
Flores señala que una empresa puede sobrevivir sólo en la medida en que puede contraer
compromisos y cumplir con ellos, para lo cual, a su vez, toma compromisos relativos a los
recursos que requiere para cumplir con los compromisos contraidos. Por lo tanto, para que una
empresa sobreviva, debe ser capaz de hacer frente a circunstancias imprevisibles que ponen en
peligro su habilidad ara cumplir sus compromisos. Cualquier actividad que no contribuya al
cumplimiento de sus compromisos es irrelevante para la sobrevivencia de la empresa.
Flores dice que debido a que siempre la empresa está anticipando las condiciones de
cumplimiento de los compromisos que da y que recibe, el futuro de la empresa está
determinado. Para evitar ser aplastada por las demandas futuras determinadas por la naturaleza
de sus compromisos, la empresa se esfuerza en mantener abiertas sus posibilidades para el
futuro.
Más adelante, Flores agrega que al satisfacer los compromisos de la empresa, el personal está
involucrado en una red de conversaciones. Esta red incluye peticiones y promesas para llevar a
cabo los compromisos y puede también incluir informes sobre las condiciones para
satisfacerlos, informes sobre las circunstancias externas, declaraciones de nuevas políticas, etc.
Se generan redes especiales de conversaciones para conversaciones recurrentes dirigidas al
manejo de situaciones repetitivas; las oficinas están organizadas en los nodos de estas redes.
Flores explica que claramente las empresas se encuentran comúnmente con muchos pedidos que
ellas pueden manejar estableciendo compromisos con condiciones de satisfacción que son
básicamente similares desde el punto de vista de la empresa como un todo o de una gran parte
de su organización. Es decir, estos compromisos pueden ser satisfechos con la activación de
ciertas redes especiales de conversaciones recurrentes, en las que difieren solamente ciertos
detalles de contenido de las conversaciones y no su estructura general.
Para Flores, estas redes de conversaciones recurrentes constituyen el núcleo de la organización;
ellas están personificadas como oficinas que se intercomunican, cada una especializándose en
satisfacer ciertas clases de compromisos.
Flores agrega que estas conversaciones pueden analizarse a objeto de rediseñarlas en sí mismas
y también los sistemas de comunicación que las apoyan y que en la práctica estos dos enfoques
deberían ser paralelos y complementarios. El análisis de las redes conversacionales puede
revelar puntos susceptibles de fallas comunicativas, lazos conversacionales tortuosos e
innecesariamente indirectos, atrasos críticos, cuellos de botella y otras deseconomías.
Flores afirma que se pueden remover estas deseconomías y se puede dar un apoyo más firme a
la red conversacional con la ayuda de una tecnología de sistemas de comunicación por
computador, diseñados en forma apropiada. Se pueden diseñar nuevas redes conversacionales
que le den a la organización la habilidad de reconocer y realizar nuevas posibilidades. Una parte
integral de esta renovación organizacional es el entrenamiento del personal en competencia
comunicativa básica.
Luego, Flores concluye que sorprendentemente hay pocos "bloques de construcción"
conversacionales básicos (p.ej. petición, promesa, oferta, aceptación, reconocimiento) que
frecuentemente se repiten en estas redes y que la capacidad tecnológica que es necesario
desarrollar y que sea capaz de ofrecer sistemas de apoyo para redes conversacionales, puede ser
de diseño modular.
Finalmente, Flores expresa que la tesis principal se puede exponer brevemente: 1) Las
organizaciones existen como redes de directivas y comisivas; 2) Los quiebres ocurrirán
inevitablemente y la organización necesita estar preparada; 3) Todo el proceso de división del
trabajo ha sido creado en respuesta a una constante inquietud (heredada culturalmente) como un
modo de anticipar los quiebres con éxito: 4) El proceso de comunicación debería ser diseñado
para traer consigo una toma de conciencia significativa de la ocurrencia de los quiebres y de las
directivas apropiadas para ello; 5) Debe reforzarse y desarrollarse la toma de conciencia de cada
miembro de la organización sobre su participación en la red de compromisos.
POSTED BY JUAN CARLOS GONZALEZ AT 7:58 PM 0 COMMENTS
Segunda Parte: Coordinación de Acciones con impecabilidad

Actos de Habla Básicos


En el libro "Inventando la Empresa del Siglo XXI", el autor Fernando Flores reconoce estar en
deuda con la teoría de los actos del lenguaje, inspirada por J.L. Austin y desarrollada más tarde
por John R. Searle. Le reconoce una gran influencia al trabajo de Searle y particularmente a su
teoría de los actos del lenguaje y la noción de que cuando hablamos contraemos un
compromiso.
En este mismo libro, reconoce que su teoría está organizada en torno a los conceptos centrales
de conversación y diseño. Conversación es la unidad mínima de interacción social orientada
hacia la ejecución con éxito de acciones. Diseño es un nombre para la práctica interpretativa de
producir un discurso para administrar los tipos recurrentes de quiebres que impregnan las
prácticas humanas.
Más adelante en este libro, Flores señala que su principal planteamiento teórico es que los seres
humanos son fudamentalmente seres lingüísticos y que la acción ocurre en el lenguaje en un
mundo constituido a través del lenguaje. Lo especial de los seres humanos es que producen, en
el lenguaje, distinciones comunes para ejecutar acciones juntos. El Lenguaje no es un sistema
para representar al mundo o para transmitir pensamientos e información. Para Flores, el
lenguaje es Ontología, es decir, una serie de distinciones que nos permiten vivir y actuar juntos
en un mundo que compartimos.
En libro "Creando Organizaciones Para el Futuro", Flores expresa que su teoría tiene un poder
generativo, y la relaciona con la química. Explica que antes que existiese la química, la gente
hacía cosas químicas: vinos, quesos, usaban fertilizantes, tenían medicinas, pero todo era parte
de las tradiciones y el folklore, recetas innumerables y azarosas, recetas de los brujos, que no se
sabe por qué tales hierbas curan, pero las utilizan. Con las teorías, en cambio, en vez de
memorizar mil quinientas fórmulas, aprendemos tres.
En el libro "Inventando la Empresa del Siglo XXI", Flores señala que hay sorprendemente
pocos "bloques de construcción" conversacionales básicos, como por ejemplo: petición,
promesa, oferta, aceptación e informe, reconocimiento, que frecuentemente se repiten en las
redes de conversaciones.
Declaración Constitutiva o Ejecutiva
Es el acto lingüístico mediante el cual hacemos que el mundo se ajuste a la palabra. En el decir
del autor Rafael Echeverría, en el libro "Ontología del Lenguaje", cuando hacemos
declaraciones no hablamos acerca del mundo, generamos un nuevo mundo para nosotros. La
palabra genera una realidad diferente. Después de haberse dicho lo que se dijo, el mundo ya no
es el mismo de antes, éste fue transformado por el poder de la palabra.
Como ejemplo se pueden mencionar las declaraciones de independencia de diversos países, la
declaración de guerra. En el ámbito organizacional, la declaración de cambiar la organización,
de incorporar un nuevo método, de rediseñar, de obtener una meta, etc.
En el ámbito legal, las declaración de inocencia en un proceso judicial, la declaración de marido
y mujer por parte del oficial civil.
Echeverría expresa que sólo generamos un mundo diferente a través de nuestras declaraciones si
tenemos la capacidad de hacerlas cumplir, es decir, están relacionadas con el poder. Esta
capacidad puede provenir de la fuerza o habernos sido otorgada como autoridad. Las
declaraciones son válidas o inválidas según el poder de la persona que las hace. Las
declaraciones no son verdaderas o falsas. Cuando declaramos algo nos comprometemos a
comportarnos consistentemente con la nueva realidad que hemos declarado. Cuando hacemos
una declaración también nos comprometemos por la validez de nuestra declaración. Sostenemos
tener la autoridad para hacer tal declaración y que ella fue hecha de acuerdo a normas
socialmente aceptadas.
Declaración Veredictiva o Evaluativa
Al igual que la Declaración Constitutiva, es el acto lingüístico mediante el cual el mundo se
ajusta a la palabra. Es llamada así porque mediante ella se emite un veredicto. Este acto
lingüístico también es conocido como evaluación, ya que lleva implícito la comparación con un
estándar. También se le conoce con el nombre de juicio. Los juicios no son verdaderos ni falsos.
Habitan en el observador, pueden ser compartidos o no, pueden ser fundados o infundados y
abren o cierran posibilidades.
Ejemplos de juicios son los siguientes: María es la mejor funcionaria, Rubén no es confiable, mi
Hospital es el mejor del país.
Hablando de los Juicios en el libro "Ontología del Lenguaje", Echeverría dice que los Juicios
son como veredictos, con ellos creamos una realidad nueva, una realidad que sólo existe en el
lenguaje. Si no tuviéramos lenguaje, la realidad creada por los juicios no existiría. Los juicios
no describen algo existente antes de ser formulado, no apuntan hacia cualidades, propiedades,
atributos, etc. de algún sujeto u objeto determinado. La realidad que generan reside totalmente
en la interpretación que proveen.
Los juicios no son solamente válidos o inválidos, dependiendo de la autoridad otorgada a la
persona que los hace, también son fundados o infundados de acuerdo a la forma en que se
relacionan con una determinada tradición, es decir, con el pasado. Por ello, requieren del
compromiso que estén fundados en una tradición.
En el los apuntes de clases del Curso Liderazgo, Estilo y Acción Dirigido por Fernando Flores,
se menciona que los elementos fundamentales de un juicio son: 1) Un orador y un oyente; 2) El
oyente escucha que el orador hace un juicio en torno a una acción, evento, miembro de una
organización, etc.; 3) El juicio puede ser fundado o no, pero nunca verdadero o falso; 4) La
fundamentación de un juicio provee una historia acerca de las posibles acciones que pueden ser
tomadas en el futuro. Para fundamentar un juicio se requiere traer desde el trasfondo los
siguientes elementos: a) Una preocupación por el futuro que da sentido al juicio; b) Declarar el
ámbito de acciones en las que se hace el juicio; c) Observaciones recurrentes sobre hechos del
pasado, de los cuales se compromete el orador a dar evidencia; d) Declarar un estándar sobre el
que se basa el juicio.
Pedido
Es el acto lingüístico mediante el cual se requiere que una acción sea ejecutada en un plazo
determinado. Están siempre asociados a condiciones de satisfacción. En los apuntes de clases
del Curso Liderazgo, Estilo y Acción, Dirigido por Flores se señala que el uso del término
satisfacción no tiene una connotación sicológica. Las condiciones de satisfacción de un pedido
son simplemente las condiciones bajo las cuales la persona que hace el pedido declarará que
éste ha sido cumplido.
En este mismo texto se señala como elementos fundamentales de un pedido, los siguientes: 1)
Una comunidad a la cual pertenecen dos personas que hablan, es decir, un orador que hace el
pedido y un oyente que lo escucha; 2) Dos momentos en el tiempo, es decir, un momento
presente en que se hace el pedido y un momento futuro en que se solicita se cumpla el pedido;
3) Condiciones de satisfacción del pedido, es decir, condiciones bajo las cuales a quien se le
hizo el pedido, se declarará satisfecho que el pedido ha sido cumplido. Las condiciones de
satisfacción corresponden a prácticas sociales de la comunidad. Estas condiciones incluyen la
interpretación de que algo falta al oyente que debe ser satisfecho por una acción futura en un
trasfondo de obviedad; 4) Confianza del oyente en la sinceridad y responsabilidad con que el
orador hace su pedido y en su competencia para cumplirlo.
Para el autor Echeverría, en su libro "Ontología del Lenguaje", el pedido es un movimiento
lingüístico para obtener una promesa del oyente. Un pedido puede ser rehusado y, si esto
sucede, no se ha hecho promesa. Una pedido supone una aceptación anticipada de la promesa
requerida. La declaración de aceptación a un pedido completa la acción de hacer la promesa.
Promesa
Es el acto lingüístico mediante el cual nos comprometemos a ejecutar una acción en el futuro.
Una oferta es una promesa no solicitada y requiere la declaración de aceptación de alguien.
En los apuntes de clases del Curso Liderazgo, Estilo y Acción, dirigido por Flores, se
mencionan los siguientes elementos fundamentales de una promesa: 1) Una comunidad a la cual
pertenecen dos personas que hablan, es decir, un orador que hace la promesa y un oyente que la
escucha; 2) Dos momentos en el tiempo, es decir, un momento presente en que se hace la
promesa y un momento futuro en que se solicita se cumpla la promesa; 3) Condiciones de
satisfacción de la promesa, es decir, condiciones bajo las cuales a quien se le hizo la promesa, se
declarará satisfecho que la promesa ha sido cumplida. Las condiciones de satisfacción
corresponden a prácticas sociales de la comunidad. Estas condiciones incluyen la interpretación
de que algo falta al oyente que debe ser satisfecho por una acción futura en un trasfondo de
obviedad; 4) Confianza del oyente en la sinceridad y responsabilidad con que el orador hace su
promesa y en su competencia para cumplirla.
Para Echeverría, en su libro, "Ontología del Lenguaje", las promesas son por excelencia
aquellos actos lingüísticos que nos permiten coordinar acciones con otros. Cuando alguien hace
una promesa, él o ella se compromete ante otro a ejecutar alguna acción en el futuro. Cuando
alguien promete que va a ejecutar una determinada acción en el futuro, se pueden tomar
compromisos y ejecutar acciones que antes hubieran sido imposibles. Las promesas implican un
compromiso manifiesto mutuo. Si prometo algo a alguien, esa persona puede confiar en ello y
esperar que cumpla con las condiciones de satisfacción de mi promesa. Ello no sólo es un
compromiso personal sino social. Nuestras comunidades, como condición fundamental para la
coexistencia social, se preocupan de asegurar que las personas cumplan sus promesas y, por lo
general, sancionan a quienes no lo hacen. Gran parte de nuestra vida está basada en nuestra
capacidad de hacer y cumplir promesas.
Afirmación
Es el acto lingüístico mediante el cual el orador se refiere a hechos que pueden ser
testimoniados o verificados por otros.
En los apuntes del curso Liderazgo, Estilo y Acción, dirigido por Flores, se menciona que los
elementos fundamentales de una afirmación son: 1) Una comunidad a la cual pertenecen dos
personas que hablan, es decir, un orador que hace una afirmación y un oyente que lo escucha; 2)
El orador se compromete con lo que afirma. La afirmación incluye una oferta implícita o
explícita, de proveer evidencia; 3) Puede ser verdadera o falsa; 4) Requiere de un acuerdo social
sobre lo que constituye la evidencia.
Para Echeverría, en su libro "Ontología del Lenguaje", las afirmaciones son el caso en que
puede sostenerse que la palabra debe adecuarse al mundo y que, por lo tanto, el mundo es el que
conduce a la palabra. Las afirmaciones corresponden al tipo de acto lingüístico que
normalmente llamamos descripciones. Se trata, sin embargo, de proposiciones acerca de
nuestras observaciones.
Echeverría destaca que se debe tener el cuidado de no decir que las afirmaciones describen las
cosas como son, ya que nunca sabemos cómo ellas son realmente. Sabemos solamente cómo las
observamos. Y dado que los seres humanos comparten una estructura biológica común y una
tradición de distinciones de su comunidad, nos es posible compartir lo que observamos.
Basándose en esta capacidad común de observación, los seres humanos pueden distinguir entre
afirmaciones verdaderas o falsas.
Como ejemplo de afirmaciones podemos mencionar: Hoy es Miércoles. Me llamo Juan. La
deuda del Servicio de Salud es de $ X Millones.
Escuchar
En el libro "Creando Organizaciones Para el Futuro", Flores señala que lo que constituye a la
Empresa son estas redes de conversaciones que son estas redes de compromisos lingüísticos,
redes de actos de habla y que detrás de eso hay una estructura que se puede revelar por la
taxonomía de los actos de habla. Señala además, que la esencia del lenguaje está en este
escuchar histórico que se le otorga al ser humano y que no es un acto de habla y es casi lo
opuesto a los actos de habla. El escuchar es un ocurrir que al Hombre le es dado por la Historia
y su historia.
En los apuntes de clases del curso Liderazgo, Estilo y Acción, dirigido por Flores se señala que
escuchar es distinto de oir. Oir tiene que ver con nuestra capacidad de distinguir sonidos.
Escuchar tiene que ver con la capacidad humana de interpretar posibilidades. Escuchar no como
recolección de información, sino como capacidad de interpretar históricamente el espacio de
preocupaciones en el cual vive lo dicho por alguien.
En este mismo texto se menciona que nuestro sentido común vive en el mal entendido de que
cuando escuchamos estamos captando algo que alguien dice. Tenemos la ilusión de que somos
capaces de percibir con exactitud lo que otro quiso decir. Sin embargo, de lo único que podemos
estar seguros cuando escuchamos, es que al mismo tiempo que el otro está hablando en voz alta,
a nosotros nos está ocurriendo una conversación silenciosa. que tiene las siguientes
peculiaridades: 1) No es una acción, es un acaecer. Es un fenómeno automático como lo son el
respirar o los movimientos peristálticos en el cuerpo; 2) No es sólo un fenómeno individual
conectado con sensibilidades dadas por la historia personal que nos tocó vivir, sino que también
está en contacto con la tradición cultural a la que pertenecemos y con el ser parte de la historia
humana. Es un fenómeno en el que la historia se manifiesta; 3) El escuchar posibilidades
dependerá del número de distinciones que tengamos incorporados respecto a los dominios en los
que estamos hablando.
En el libro "Ontología del Lenguaje", Echeverría sostiene que el fenómeno del escuchar surge,
cuando a partir de nuestra capacidad biológica de oir sonidos, somos también capaces de remitir
esos sonidos a un dominio consensual en el que, para una comunidad determinada, ellos se ven
iluminados de sentido. Dentro de una comunidad, esos extraños sonidos que sus miembros
emiten abren la posibilidad de coordinar acciones conjuntamente y de coordinar la coordinación
de sus acciones.
Los sonidos emitidos dejan de ser simplemente ruidos y pasan a ser palabras, oraciones,
narrativas. Su intercambio constituye el mundo de las conversaciones. El escuchar implica ir
más allá de la capacidad de oir los sonidos en cuanto sonidos y ser capaces de interpretar su
sentido en virtud de su referencia al dominio consensual.
El escuchar remite a tres ámbitos diferentes: a) El ámbito de la acción; b) El ámbito de las
inquietudes, que le confieren sentido a la acción; c) El ámbito de lo posible, como
consecuencias de las acciones del hablar. Echeverría concluye que si alguien sabe escuchar en
estos tres ámbitos, podemos decir que es una persona competente en el arte de escuchar.
En este mismo libro, Echeverría señala que para desarrollar un escuchar efectivo, se deben
desarrollar los siguientes dominios de observación: a) El contexto de la conversación, cualquier
cosa que se diga es escuchada dentro del contexto de la conversación; b) El estado emocional de
la conversación, a través del cual damos cuenta de una predisposición para la acción; c) Nuestra
historia personal, escuchamos lo que se nos dice en forma diferente, según nuestras experiencias
personales; d) Trasfondo histórico, desde el cual escuchamos. Como individuos somos la
encarnación de nuestro trasfondo histórico.
Según Echeverría, cuando escuchamos no somos receptores pasivos de lo que se está diciendo,
por el contrario, somos activos productores de historias. El escuchar, no es como a menudo
suponemos, el lado pasivo de la comunicación, es completamente activo. Las personas que
saben escuchar son personas que se permiten interpretar constantemente lo que la gente a su
alrededor está diciendo y haciendo. Quienes saben escuchar son buenos contructores de
narrativas, buenos productores de historias. Para escuchar debemos permitir que los otros
hablen, pero también debemos hacer preguntas. Estas preguntas nos permiten comprender los
hechos, emitir juicios bien fundados y elaborar historias coherentes. Los que saben escuchar no
aceptan de inmediato las historias que les cuentan. A menudo las desafían. No se satisfacen con
un solo punto de vista. Están siempre pidiendo otra opinión, mirando las cosas desde ángulos
diferentes. Como tejedores, producen historias que, paso a paso, permitirán ir distinguiendo con
mayor claridad las tramas del acontecer.
Para Echeverría la apertura es la postura fundamental del escuchar. El acto de escuchar está
basado en la misma ética que nos constituye como seres lingüísticos. Esto es, el respeto mutuo,
en aceptar que otros son diferentes a nosotros, que en tal diferencia son legítimos y en la
aceptación de tomar acciones en forma autónoma de nosotros. El respeto mutuo es esencial para
poder escuchar. Sin la aceptación del otro como diferente, legítimo y autónomo el escuchar no
puede ocurrir. Si ello no está presente sólo podemos proyectar en los otros nuestra propia
manera de ser.
Cada vez que rechazamos a otro, sea un socio, un cliente, un empleado, un competidor, un país,
etc. restringimos nuestra capacidad de escuchar: Producimos la fantasía de escuchar al otro
mientras nos estamos, básicamente, escuchando nosotros mismos, cerrándonos a las
posibilidades que los demás están generando.
Condiciones de satisfacción
En el libro "Creando Organizaciones Para el Futuro", Flores señala que el mundo comienza a
ver ontológicamente que la organización y la empresa son redes de conversaciones, y que lo que
las empresas producen no son simples cosas, son más bien condiciones de satisfacción y
temporalidades.
Por otro lado, hemos visto que condiciones de satisfacción de una promesa son las condiciones
bajo las cuales a quien se le hizo la promesa, se declarará satisfecho que la promesa ha sido
cumplida. También vimos que las condiciones de satisfacción corresponden a prácticas sociales
de la comunidad. Estas condiciones incluyen la interpretación de que algo falta (quiebre) que
debe ser satisfecho por una acción futura en un trasfondo de obviedad.
El autor Rafael Echeverría en su libro "Ontología del Lenguaje", señala que un quiebre es una
interrupción en el fluir transparente de la vida. Señala además que Heidegger postula que la
transparencia es la actividad no reflexiva, no pensante, no deliberativa, la acción con umbral
mínimo de conciencia y que constituye la base y condición primaria de la acción humana. Por
ejemplo, cuando caminamos, subimos la escala, martillamos un clavo en la pared, escribimos en
el computador, hablamos por teléfono, andamos en bicicleta, comemos en la mesa, cocinamos,
etc. lo hacemos en transparencia. Ello implica que no tenemos la atención puesta en cada paso
que damos al caminar o en cada movimiento que hacemos con las manos al escribir en el
computador. Tampoco proyectamos por anticipado los movimientos que haremos a
continuación. La acción transparente no sigue los supuestos ofrecidos por la interpretación de la
acción racional.
En este mismo libro, Echeverría señala que todo quiebre involucra un juicio de que aquello que
acontece, no cumple con lo que esperábamos que aconteciera, por lo tanto, es un juicio de que
lo acontecido altera el curso esperado de los acontecimientos.
Roles Organizacionales
En el libro "Inventando la Empresa del Siglo XXI", Flores señala que la oficina típica presenta
una estructura de modelos recurrentes de conversación en áreas mutuamente comprendidas de
posibilidades asociadas con roles formalmente declarados, tales como "gerente de grupo",
"ayudante" y "programador".
Por otro lado, en el libro "Understanding Computers and Cognition" los autores Winograd y
Flores señalan que al preguntarse ¿qué hacen los gerentes? se debe mirar qué ocurre en una
organización como un todo. Se puede ver que ciertas clases de "recurrencias" o patrones
repetitivos de acción invaden nuestra vida, como así también se repiten patrones de quiebres. La
Organización trata de aprovechar esto mediante la división del trabajo, de modo de estar lista
para tratar con los quiebres como algo ya conocido.
En el libro "Creando Organizaciones Para el Futuro", Flores señala que cualquier coordinación
entre dos o más personas puede verse como un flujo de trabajo. Además, señala que ha usado
los términos "cliente" y "realizador" para resaltar la importancia del consumidor final, pero
estos roles podrían fácilmente referirse a dos personas dentro de la misma compañía. Uno de los
roles podría incluso ser asumido por una máquina que toma el lugar de una persona, como por
ejemplo el cajero automático.
En el libro "Ontología del Lenguaje", Echeverría señala que los miembros de una organización
desempeñan sus acciones sobre la base de un trasfondo compartido. Esta constituye una
importante ventaja económica de las organizaciones. No es necesario decirle a la gente en una
organización cada vez que realiza una acción, qué es exactamente lo que debe hacer y cómo
hacerlo. Al producir un trasfondo compartido, los miembros de una organización generan
condiciones sinérgicas que ahorran tiempo y recursos a la empresa. Este trasfondo compartido
es producido por un permanente hilado de conversaciones. Desde este trasfondo, la identidad
personal de la gente se entremezcla con la identidad de la empresa.
Echeverría señala que esto es lo que se conoce como la "cultura" de una empresa. Esta cultura
permite el desarrollo de prácticas sociales propias de la organización, de estándares sociales
comunes desde los cuales cada miembro individual emite juicios, de formas compartidas de
actuar y de hacer frente a las circunstancias para producir resultados. Estas prácticas sociales
llegan incluso a ser ejecutadas en forma transparente, como un conjunto de hábitos, por quienes
están inmersos en ellas.
Estados de Animo
Hablando sobre la emotividad, el autor Humberto Maturana en el libro "La Objetividad", señala
que la cultura occidental menosprecia las emociones, o, al menos las considera un recurso de
acciones arbitrarias que no merecen confianza, porque no surgen de la razón. Maturana señala
que tal actitud nos ciega respecto de la participación de nuestras emociones en todo lo que
hacemos, como trasfondo corporal que hace posible todas nuestras acciones y especifica los
dominios en los cuales éstas ocurren. Sostiene que esa ceguera nos limita en el entendimiento
del fenómeno social. Luego, señala que todos los animales tienen diferentes dominios de
coherencias operacionales internas que constituyen posturas corporales dinámicas a través de las
cuales sus acciones e interacciones en sus respectivos dominios de existencia ocurren. Después
explica que esto lo reconocemos en la vida diaria como similar a lo que pasa en nosotros,
llamando estados de ánimo o emociones a las diferentes maneras de interactuar que podemos
observar en otros animales. Concluye que todas las conductas animales ocurren en un dominio
de acciones sostenido y especificado en cualquier momento, por alguna emoción o estado de
ánimo. Luego, expresa que nosotros, seres humanos, nos somos una excepción a ésto. En los
seres humanos el emocionar es mayormente consensual, y sigue un curso entrelazado con el
lenguajeo en nuestra historia de interacciones con otros seres humanos. El lenguajeo fluye en la
coordinación de acciones de los seres humanos en un trasfondo de emociones que constituyen la
posibilidad operacional para su ocurrencia, y especifica en cualquier instante los dominios
consensuales en los cuales ellos ocurren.
Por otro lado, el autor Rafael Echeverría, en su libro "Ontología del Lenguaje", establece que al
hablar de emocionalidad, es posible hacer una distinción entre dos clases de fenómenos: los
estados de ánimo y las emociones. Cada vez que experimentamos una interrupción en el fluir de
la vida se producen emociones, por lo tanto, se asocian con los quiebres. Al actuar, siempre lo
hacemos dentro de un determinado espacio de posibilidades. Cuando un suceso nos conduce a
modificar significativamente las fronteras de nuestro espacio de posibilidades que nos hace
variar nuestro juicio de lo que podemos esperar en el futuro, hablamos de un quiebre. La
emoción, por lo tanto, es una distinción que hacemos en el lenguaje para referirnos al cambio de
nuestro espacio de posibilidades a raíz de determinados acontecimiento. Cuando hablamos de
emociones, podemos señalar las circunstancias particulares que la generan. Podemos identificar
los acontecimientos que gatillan las emociones. Si estos acontecimientos desaparecen,
normalmente las emociones que los acompañan también desaparecerán. Las emociones son
específicas y reactivas, los acontecimientos las preceden.
En este mismo texto, Echeverría señala que los estados de ánimo son una distinción muy
diferente de la distinción de emociones y que cuando hablamos de estados de ánimo, nos
referimos a una emocionalidad que no remite necesariamente a condiciones específicas y que
normalmente no los podemos relacionar con acontecimientos determinados. Los estados de
ánimo viven en el trasfondo desde el cual actuamos. Al igual que las emociones, los estados de
ánimo están asociados a un horizonte de posibilidades, a un espacio de acciones posibles. Sin
embargo, en los estados de ánimo la relación entre posibilidades y acción se revierte. Es el
estado de ánimo en que nos encontramos el que condiciona nuestras acciones. Los seres
humanos siempre estamos en algún estado de ánimo que, comúnmente, no elegimos ni
controlamos, simplemente nos encontramos en él. Una vez que estamos en un determinado
estado de ánimo, nos comportamos dentro de los parámetros que tal estado de ánimo especifica
en nosotros. Los estados de ánimo, en un dominio diferente, juegan un papel equivalente al que
juegan los actos lingüísticos llamados juicios, que como sabemos, también definen un espacio
de acciones posibles.
En este mismo texto, al hablar sobre estados de ánimo y el lenguaje, Echeverría señala que
dependiendo del estado de ánimo en que nos encontremos nuestras conversaciones son
diferentes, hablamos y escuchamos en forma diferente. Esto nos permite descubrir el estado de
ánimo en que se encuentran las personas, examinando sus conversaciones. Cada conversación
trae con ella su propio estado de ánimo. Las conversaciones tampoco son emocionalmente
inocentes. Las conversaciones no son sólo un fenómeno lingüístico. Una conversación es
siempre una combinación de dos actores básicos: lenguaje y emociones. Ello permite efectuar
una reconstrucción lingüística de los estados de ánimo y emociones. Se hace posible intervenir
en el dominio de nuestros estados emocionales por medio de la acción a nivel del lenguaje, es
decir, podemos intervenir a nivel de nuestros actos lingüísticos para cambiar nuestros estados
emocionales.
En los apuntes de clases del Curso Liderazgo, Estilo y Acción, dirigido por Flores, se señalan
estados de ánimos positivos que producen y acción y estados de ánimos negativos que es
necesario despejar de las organizaciones, la reproducción lingüística de ellos es la siguiente:
Estados de Animo Positivos:
Ambición: Hay posibilidades para mí en esto y estoy comprometido a tomar acciones para hacer
que ocurran.
Serenidad: Opino que en cualquier momento se pueden abrir o cerrar posibilidades para mí, y
estoy en paz con ello.
Confianza: Basándome sobre tu historia pasada, tengo el juicio que cumplirás las promesas que
me has hecho.
Aceptación: Opino que aquí se han cerrado posibilidades para mí y estoy en paz con ello.
Asombro: No sé qué es lo que ocurre aquí, y me gusta.
Resolución: Yo veo posibilidades para mí aquí y voy a tomar acción ahora mismo.
Seguridad: Soy competente para actuar en este dominio y puedo fundar este juicio.
Perplejidad: No sé qué es lo ocurre aquí.
Estados de Animo negativos:
Resignación: Opino que nada mejorará aquí, ha sido siempre así y siempre será así, no hay nada
que yo pueda hacer para cambiarlo.
Desesperanza: Opino que hechos negativos me ocurrirán aquí, y mi juicio es que nadie puede
hacer algo para cambiarlo.
Desconfianza: Opino que nunca me has cumplido tus promesas ni nunca lo harás, ni a mí ni a
ningún otro.
Resentimiento: Opino que tu me has cerrado posibilidades, te declaro responsable por ello, y
estoy comprometido a no tener ninguna conversación contigo sobre esto.
Confusión: No sé qué es lo que pasa aquí, no sé qué hacer y no me gusta.
Agobio: Se me cerrarán futuras posibilidades si no trabajo más duro y más rápido ahora.
Arrogancia: Tengo el juicio que aquí soy la persona más competente, aunque no puedo
fundarlo.
Aburrimiento: Ya sé de qué se trata lo que pasa aquí...es lo mismo de siempre.
Temor: Debo ser el único que no sabe lo que ocurre aquí, no entiendo nada, y esto me va a
destruir.
Ciclo Básico de Acción
En los apuntes de clases del Curso Liderazgo, Estilo y Acción, dirigido por Flores, se señala que
se llama conversaciones para la acción a los pasos básicos de la danza de la acción humana, es
decir, a los pasos básicos de la coordinación de acciones entre seres humanos. Cuando dos
personas dan pasos en esta danza, hacen lo siguiente: 1) Una declara que falta algo, declara las
condiciones bajo las cuales ella queda satisfecha y pide que la otra persona cumpla sus
condiciones de satisfacción. 2) La otra promete cumplir el pedido dentro de un cierto lapso. 3)
En su momento, quien prometió declara haber cumplido el pedido. 4) Quien hizo el pedido
declara que sus condiciones de satisfacción han sido cumplidas y que la danza está completa.
En este mismo texto, se señala además que cada uno de los cuatro pasos de esta danza es un
compromiso del que habla. Compromiso en el pedir, en el prometer, en el declarar
cumplimiento y en el declarar satisfacción. Tomados en su conjunto, estos compromisos
producen una acción. Lo que antes se declaró ausente, ya no falta. En este tipo de conversación,
en que hacemos y posteriormente cumplimos nuestras promesas, se inicia habitualmente por un
pedido. El pedido se efectúa siempre a partir de un interés del solicitante. De esta manera,
cuando escuchamos el pedido de alguien, también podemos escuchar algún interés que la
persona tiene.
Se agrega también, que podemos responder a una petición de diversas maneras, dependiendo de
nuestra comprensión sobre el pedido y de nuestro interés y habilidad para cumplir las
condiciones de satisfacción. Podemos simplemente prometer efectuar lo solicitado o, si no
estamos en condiciones de satisfacer la promesa, podemos declinar y decir no.
Alternativamente, podemos hacer una contraoferta y proponer satisfacer condiciones diferentes.
Cuando no estamos en condiciones de contestar, podemos hacer una promesa de prometer más
adelante. Si las condiciones de satisfacción no están claras, podemos pedir aclaraciones de ellas.
Además se señala, que cuando hace una promesa, se fija el tiempo futuro durante el cual el
prometedor cumple las condiciones de satisfacción acordadas. Cuando se han cumplido las
condiciones de satisfacción, el prometedor declara la realización de lo prometido. La acción de
prometer finaliza cuando el solicitante declara la conversación completa. La promesa está
cumplida cuando el solicitante declara que está satisfecho, que las condiciones de satisfacción
que solicitó han sido cumplidas por quien prometió.
Se explica que, la conversación para la acción también puede iniciarse por una oferta, en el que
alguien promete hacer algo para otra persona, la cual puede aceptar, declinar o contraofrecer. La
persona que hace una oferta-promesa se hace cargo de los intereses de la otra persona.
En el libro "Transformación organizacional en Salud", que publica la experiencia del Hospital
de Alberta en Canadá, los autores Selman y Andrews, al comentar la experiencia con los
conceptos de Fernando Flores concluyen que los seres humanos coordinan acciones en el
contexto de sus relaciones y a través de un proceso descrito como hablar con compromiso y
escuchar conversando. Por ejemplo, cuando un médico llena un formulario para ejecutar un
examen de laboratorio, la información no solo está siendo enviada a otro departamento, además,
un pedido está siendo efectuado por alguien para satisfacer ciertas condiciones de satisfacción
en un tiempo especificado. El médico estará satisfecho si el resultado preciso es enviado en el
tiempo especificado. La tecnología y destrezas del tecnólogo son estrictamente medios para este
fin. El médico es un cliente solicitando un servicio y el tecnólogo es un realizador que promete
satisfacer las condiciones de satisfacción del pedido.
Estos mismos autores además señalan que la coordinación efectiva requiere que ambas partes
entiendan y den su consentimiento a esta relación básica. El trabajo no estará completo hasta
que el médico-cliente esté satisfecho. El fracaso en producir satisfacción resultará en
resentimiento, resignación, pérdida de confianza y eventualmente reforzará la cultura
organizacional basada en el control mecánico de procesos. Las personas no constituirán
posibilidades el uno para el otro, y más temprano que tarde ello será un problema.
Así también comentan que esta estructura básica está implícita en toda situación o proceso en
donde la coordinación entre dos seres humanos está ocurriendo. Ello ha sido llamado proceso
del flujo de trabajo básico de acción. Estos conceptos y procesos constituyen un mínimo
necesario de distinciones para diseñar cualquier proceso o desarrollar nuevas prácticas
gerenciales para la coordinación de acciones en la Empresa.
Califican que el diagrama del proceso del flujo de trabajo básico para la acción puede ser
considerado un mapa de la estructura básica para observar la coordinación de acciones entre la
gente. Esta representación desarrollada por Flores es observable universalmente y un aspecto
constitutivo de todas las empresas humanas. Se supone que nada intencional ocurre hasta que
alguien haga un pedido o una oferta para que algunas condiciones de satisfacción sean
satisfechas.
También expresan que la condición de satisfacción es el criterio para satisfacer la promesa a la
persona que ha hecho el pedido o aceptado la oferta. Es importante destacar que las condiciones
de satisfacción están siempre implícitas en cualquier pedido u oferta y son habitualmente
interpretados en el contexto de tradición y prácticas compartidas. Por ejemplo, si uno pide una
taza de café en Norte Ameríca, lo hace sin decir que las condiciones de satisfacción incluyen
que será caliente y negro, a no ser que leche y azúcar sean especificadas. En otra cultura como
la francesa las condiciones de satisfacción implícitas para el mismo pedido incluirán leche o
crema.
Agregan que en cualquier flujo de trabajo hay siempre dos roles. Uno es el de cliente cuyas
condiciones de satisfacción deben cumplirse, y el otro es el realizador cuya promesa es
satisfacer al cliente. Después que cliente hace su pedido o acepta una oferta, que es un acto de
habla visible, el cliente y el realizador negocian hasta que el realizador hace la promesa de
satisfacer las condiciones de satisfacción del cliente u obtiene la aceptación de su oferta.
Luego, concluyen que, utilizando esta estructura de interpretación parece evidente, por ejemplo,
que a menudo la gente en el hospital hace un pedido o una oferta asumiendo aceptación cuando
en realidad ese acuerdo no se ha logrado. Enfocándose en cada acto de habla en forma explícita
o en el compromiso de cada fase del proceso del flujo de trabajo básico de acción, la
ambigüedad, los malos entendidos y sus respectivos quiebres son significativamente reducidos o
evitados. Incluso, cuando la descoordinación ocurre, es relativamente fácil analizar sus causas y
hacer las correcciones.
Posteriormente dicen que, después del acuerdo, las condiciones de satisfacción son producidas
por el realizador. Esta fase es completada por la declaración, otro acto de habla, que el trabajo
está listo. La coordinación no se completa hasta que el cliente también declara que se
consiguieron sus condiciones y agradece.Finalmente, concluyen que, al menos que estos actos
de habla centrales sean cumplidos, habrá incertidumbre, insatisfacción potencial, y desperdicio,
acompañados de una suerte de tensiones interpersonales, enojo, y desánimo, todos bastante
frecuentes en las relaciones organizacionales.

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