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Condiciones de vida del grupo

prehispánico Chitarero. Evidencias


bioarqueológicas de violencia
interpersonal

Luisa Fernanda Ruge Velasco

Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Antropología
Bogotá D. C., Colombia
2014
Condiciones de vida del grupo
prehispánico Chitarero. Evidencias
bioarqueológicas de violencia
interpersonal

Luisa Fernanda Ruge Velasco

Monografía de grado presentada como requisito parcial para optar por el título de
Antropóloga

Director:
Ph. D. en Antropología Física
Prof.: José Vicente Rodríguez Cuenca

Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Antropología
Bogotá D. C., Colombia
2014
A Stella y Rosario;
A Francisco y don Villa.
A mis hermanos y sobrinos.
A Yesid, mi compañero de vida.
INDIO CHITARERO

Hermano de sangre indio Chitarero

Nostalgia herencia que lleva mi pueblo

Nadie pretenda tenerte por menos

Pues tú fuiste libre por muchos milenios

Hasta que te esclavizaron y te persiguieron

Por ser de una raza distinta de la de ellos…

...Todos se acabaron los arrasó el progreso

Los sacrificaron ante el dios dinero

Hermano de sangre lejano recuerdo

Cuando te fuiste se fue el dios del trueno

Y la diosa lluvia y hasta el dios Guerrero

Lo cambiaron todo por el evangelio

Más tú fuiste el Cristo y ellos no lo entendieron.

Libardo Torres
Agradecimientos

En este espacio quiero dar gracias a quienes con su ayuda, orientación y apoyo
permitieron que culminara este proyecto.
En primera instancia quiero agradecer a Dios por darme la oportunidad de iniciar mi
proceso académico en Antropología. También a mi familia que independientemente de
mis decisiones me han apoyado, me apoyan y me brindan el soporte necesario para
seguir adelante. A Yesid Murcia por los importantes comentarios en la revisión del texto,
además de la orientación, la paciencia y el apoyo en este proceso.
De manera especial quiero agradecer a mi director de trabajo de grado el profesor José
Vicente Rodríguez, quien me orientó en este proceso, además de ser a quien admiro,
aprecio y respeto.
Agradezco a todas las personas que durante mi recorrido por Cúcuta, Rubio, Delicias,
Los Patios, Pamplona y Bucaramanga me proporcionaron información de gran valor para
el desarrollo de este trabajo, además de su amabilidad y hospitalidad como Gerardo
Villamizar, Raquel Granados, Jesús Acevedo Sánchez, José Jacinto Gelvez y familia, y
Leonardo Moreno.
Agradezco mucho a Patricia Ramírez del Instituto Colombiano de Antropología e Historia
(ICANH), que a pesar de sus múltiples ocupaciones siempre me facilitó la revisión de la
colección ósea con el acompañamiento de María Victoria Gálvez y Paola López. También
agradezco enormemente a la doctora Hannia Camargo, especialista en Radiología de la
Facultad de Odontología, que posibilitó la toma de Rayos X y Tomografías a los
individuos analizados, además del tiempo que dedicó para el análisis de los traumas de
los mismos.
Por último y no menos importante quiero agradecer a Dustano Rojas, al doctor Antonio
Hoyos Barón y Felipe Hoyos quienes sin conocerme me suministraron información para
este trabajo y me orientaron en este proceso.
Resumen y Abstract IX

Resumen

Para poner en contexto el grupo étnico de estudio, se describen aspectos culturales y


arqueológicos de los Chitareros. Posteriormente, partiendo desde una perspectiva
paleoepidemiológica se analizan traumas craneales de individuos que pertenecieron a la
etnia Chitarera, provenientes de los municipios de Cácota, Mutiscua y Silos en Norte de
Santander. Los resultados muestran mayor frecuencia de traumas en adultos jóvenes
masculinos. Con base a los hallazgos en la muestra respecto a sexo y edad, se puede
pensar que los hombres no superaban la barrera de los 40 años, contrario a lo que se
encontró en las mujeres que alcanzan el rango de edad de 45- 50 años. También se
encontró que las lesiones preferentemente se ubican en el hueso frontal, además, los
golpes se generaron de derecha a izquierda y teniendo en cuenta la evidencia
etnográfica existente de Motilones y Yuko Yukpa, se considera que las lesiones se
produjeron en el marco de celebraciones comunales, animadas por el consumo de
bebidas alcohólicas como la chicha.

Palabras clave: Chitareros, Norte de Santander, Estado del Táchira, violencia


interpersonal, lesiones, traumas.
Abstract
In order to put the ethnic group of study in context, at the first part is described cultural
and archaeological Aspects of Chitareros. Afterwards, cranial traumas of Chitarera
ethnicity Individuals, from the municipalities of Cácota, Mutiscua and Silos in Norte de
Santander, are analyzed from a paleoepidemiologic perspective. The results showed a
bigger frequency of traumas in young male adults’ individuals. Based on the findings of
the sample related to sex and age, it is possible to infer that men didn´t surpass the
barrier of 40 years, opposite of women´s case, they reach the age range of 45 to 50
years. Another finding was the characteristics of the lesions, this are located in the frontal
bone, in addition, the blows were produced from right to left. Taking into account the
existing ethnographic evidence of Motilones and Yuko Yukpa , it is considered that the
injuries occurred around the communal celebrations , encourage by alcoholic beverages
as chicha .

Keywords: Chitareros , Norte de Santander , State of Tachira , interpersonal violence,


injuries , trauma
Contenido XI

Contenido
Pág.
Resumen ......................................................................................................................... IX
Abstract........................................................................................................................... IX
Lista de fotografías ...................................................................................................... XIII
Lista de ilustraciones ................................................................................................... XIII
Lista de tablas ............................................................................................................. XIV
Lista de imagenes ....................................................................................................... XIV
Introducción .................................................................................................................... 1
1. Planteamiento del problema .................................................................................... 3
1.1 Objetivo General ............................................................................................ 4
1.1 Objetivos específicos .................................................................................... 4
1.1 Hipótesis ........................................................................................................ 4
Primera Parte: Contexto arqueológico y cultural del grupo prehispánico Chitarero
2. Los Chitareros .......................................................................................................... 7
2.1 Ubicación ......................................................................................................... 7
2.2 Medio Ambiente ............................................................................................. 10
2.3 Los Chitareros y sus características .............................................................. 14
2.4 Organización social ....................................................................................... 19
2.5 Economía ...................................................................................................... 20
2.6 Declive y desaparición de la etnia Chitarera .................................................. 23
3. Arqueología en el área Chitarera .......................................................................... 25
3.1 Patrones funerarios ....................................................................................... 25
3.2 Alfarería ......................................................................................................... 27
3.3 Otros objetos ................................................................................................. 30
3.4 Cronología regional ....................................................................................... 32
3.5 Petroglifos y pictografías................................................................................ 34
Condiciones vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia XII
interpersonal

Segunda parte: El fenómeno de la violencia


4. El pugilato y sus motivaciones ............................................................................. 37
4.1 Casos de violencia en Colombia .................................................................... 37
4.2 Casos de violencia fuera de Colombia ........................................................... 40
4.3 Definiciones entorno a la violencia ................................................................. 42
4.4 Enfoques teóricos que explican la violencia ................................................... 44
4.4.1 Cerebro triuno ..................................................................................... 44
4.4.2 Arqueología de la violencia ................................................................. 45
4.4.3 Ecología humana ................................................................................ 46
4.4.4 Termodinámica ................................................................................... 48
Tercera parte: Anatomía del cráneo y análisis de traumas en Chitareros
5. Anatomía del cráneo: Estructura, composición y biomecánica ......................... 50
5.1 Estructura y formación del hueso ................................................................... 50
5.2 Biomecánica del trauma ................................................................................ 52
5.3 Cráneo ........................................................................................................... 53
5.3.1 Fracturas de cráneo ............................................................................ 54
5.4 Cronología de las lesiones ............................................................................. 57
6. Anatomía del cráneo: Estructura, composición y biomecánica ......................... 59
6.1 Procedencia de la muestra ............................................................................ 59
6.2 Estado de la muestra ..................................................................................... 60
6.3 Metodología ................................................................................................... 60
6.4 Descripción de las lesiones halladas en la muestra ....................................... 63
6.5 Presentación de los resultados ...................................................................... 72
6.5.1 Información recuperada tras la revisión de la muestra ........................ 72
6.5.2 Integración de los resultados............................................................... 76
6.6 Conclusiones ................................................................................................. 78
7. Bibliografía ............................................................................................................. 81
Anexo A: Ficha de recolección de datos ..................................................................... 88
Anexo B: Descripción de las lesiones halladas en la muestra .................................. 89
Contenido XIII

Lista de fotografías
Pág.
Fotografía 2-1: Vista del municipio Los Patios, Norte de Santander.............................. 11
Fotografía 2-2: Vista de Delicias, Pedro Urdaneta, Venezuela desde el Páramo de
Tamá….. ..……. ............................................................................................................. 13
Fotografía 2-3: Elementos Chitareros. ........................................................................... 16
Fotografía 2-4: Puntas de flecha recuperadas en Los Patios, Norte de Santander. ....... 17
Fotografía 2-5: Elementos Chitareros. ........................................................................... 18
Fotografía 2-6: Nariguera recuperada en Rafael Urdaneta, Venezuela. ......................... 23
Fotografía 3-1: Recreación enterramiento Chitarero. ..................................................... 25
Fotografía 3-2: Tumba en pozo. ..................................................................................... 27
Fotografía 3-3: Alfarería del distrito Rafael Urdaneta, Venezuela. ................................. 28
Fotografía 3-4: Cerámica Chitarera................................................................................ 30
Fotografía 3-5: Hachas recuperadas en Los Patios, Norte de Santander....................... 31
Fotografía 6-1: Individuo Cácota, Sitio 7 B-48. ............................................................... 63
Fotografía 6-2: Individuo Cácota, Sitio 7 B-49. ............................................................... 65
Fotografía 6-3: Individuo 44- IX- 2084. ........................................................................... 70
Fotografía 6-4: Individuo 44- IX- 2094. ........................................................................... 71

Lista de ilustraciones
Pág.
Ilustración 2-1:Caracterización geográfica del Área Chitarera. ....................................... 9
Ilustración 3-1:Alfarería recuperada en Pamplona (Tomado de Rochereaux, 1920). .... 29
Ilustración 4-1:Cerebro triuno. ...................................................................................... 45
Ilustración 5-1: Fuerzas a las que puede ser sometido el hueso (Modificado de
Rodríguez). … ................................................................................................................ 52
Ilustración 5-2:Neurocráneo y viscerocráneo (Modificado de Pró, 2012). ..................... 53
Ilustración 5-3:Fracturas Le Fort (Tomado de Galloway, 1999). ................................... 56
Ilustración 5-4:Zonas de resistencia del cráneo (Tomado de Pró, 2012). ..................... 56
Ilustración 6-1:Lesiones de individuo Cácota, Sitio 7 B-49............................................ 65
Ilustración 6-2:Ubicación de las lesiones por sexo. ...................................................... 74
Ilustración 6-3:Frecuencia de tipos de lesión según sexo y edad. ................................ 78
Condiciones vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia XIV
interpersonal

Lista de tablas
Pág.
Tabla 3-1: Cronología y ocupaciones cerámicas . .......................................................... 33
Tabla 3-2: Inventario de Arte rupestre en el área chitarera . .......................................... 35
Tabla 6-1: Síntesis de la muestra con clasificación de sexo y edad. .............................. 62
Tabla 6-2: Distribución de la muestra de acuerdo al sistema de gradación del
dimorfismo sexual .......................................................................................................... 72
Tabla 6-3: Distribución de la muestra de acuerdo a los grupos de edad . ...................... 72
Tabla 6-4: Distribución de la muestra de acuerdo al sexo y al grupo de edad. ............... 73
Tabla 6-5: Distribución por sexo . ................................................................................... 73
Tabla 6-6: Porcentaje de individuos con algún tipo de lesión . ....................................... 73
Tabla 6-7: Distribución de las lesiones por sexo. ........................................................... 74
Tabla 6-8: Síntesis de los individuos lesionados y la localización de las lesiones . ........ 75
Tabla 6-9: Distribución de las lesiones por sexo. Frecuencias y valores del
estadístico χ2 ................................................................................................................. 76
Tabla 6-10: Distribución de las lesiones por edad. Frecuencias y valores del
estadístico χ2 ................................................................................................................. 76
Tabla 6-11: Cantidad y porcentajes para cada tipo de lesión . ....................................... 77
Tabla 6-12: Localización anatómica por regiones del cráneo. ........................................ 78

Lista de imágenes
Pág.
Imagen 6-1:Radiografía individuo Cácota, Sitio 7 B- 48. ................................................ 64
Imagen 6-2: Radiografía individuo Cácota, Sitio 7 B-49. ................................................ 66
Imagen 6-3:Redrización individuo Cácota, Sitio 7 B-49. ................................................ 67
Imagen 6-4: Cortes transaxiales en individuo Cácota, Sitio 7 B-49. ............................... 68
Imagen 6-5: Cortes axiales en individuo Cácota, Sitio 7 B-49. ....................................... 69
Introducción

Partiendo de la visión de una antropología holística, se buscó reconstruir y describir


características del grupo étnico conocido como Chitarero. En la primera parte se
encuentran dos capítulos que dan cuenta del contexto cultural y arqueológico de la etnia.
En el capítulo uno se procura establecer el área y la ubicación del grupo indígena,
además de incorporar características del medio ambiente, de la comunidad indígena
(tales como la lengua, la religión, las fiestas, las guerras y las armas), además de su
economía, su organización política y social.

Con base en algunos trabajos arqueológicos realizados en la zona de confluencia étnica,


en el segundo capítulo se mencionan patrones funerarios, tipos cerámicos, arte rupestre,
además de la cronología regional propuesta por Víctor González (1993) para el valle de
Iscalá.

La segunda parte denominada el fenómeno de la violencia está dedicada a exponer los


casos de violencia dentro y fuera de Colombia, antiguos y contemporáneos. Además, se
intenta exponer las definiciones existentes en torno al concepto de violencia y sus pares,
para luego abordar algunos enfoques teóricos que desde la psicobiología y la
antropología explican por qué se presenta la violencia como el cerebro triuno, la
arqueología de la violencia, la ecología humana y el concepto de termodinámica sugerido
por Gerardo Reichel-Dolmatoff (1977), que es aplicado en este trabajo para explicar la
violencia.

En la tercera y última parte llamada anatomía y análisis de traumas en Chitareros se


encuentra el capítulo seis dedicado a puntualizar aspectos asociados a la composición,
morfología y biomecánica del hueso, además de precisar rasgos relevantes del cráneo
importante para el desarrollo del trabajo como el tipo de fracturas. En el capítulo seis se
Introducción 2

presenta la muestra, se describen los traumas hallados, la ubicación de los mismos,


además de un análisis estadísticos asociados a la distribución de acuerdo al sexo, la
localización de las lesiones, su ubicación según las cinco zonas en que fue caracterizado
el cráneo.
1. Planteamiento del Problema
Algunos autores (Nielsen, 2007; Pacheco, 2010; Tantaleán y Gonzales, 2013) expresan
que hay elementos e indicadores en el registro arqueológico que dan cuenta de la
presencia de violencia como armas, escudos, empalizadas, cabezas trofeo, etc., para
ejercer o rechazar la violencia; áreas distintivas para llevar a cabo acciones violentas
(campos de batalla, sitios sacrificiales, fosas comunes); símbolos represivos (iconografía)
e individuos con signos de violencia (traumas y desmembramientos).
Otros enfoques teóricos que han sido utilizados en la antropología como la ecología
humana (Harris, 1980; Hawley, 1982) señalan que la violencia es uno de los mecanismos
que ayudan a mantener las poblaciones humanas en estado de equilibrio en relación con
el hábitat que los rodea con la aplicación de algunos mecanismos: fisión, luego de llevar
a cabo peleas entre bandos de una comunidad (motivadas por calumnias, enemistades y
rivalidades), el grupo derrotado se expulsa de la comunidad y del área de dominio de la
misma de donde se obtienen los recursos de subsistencia, por lo que el nuevo grupo
debe iniciar una “nueva vida” lejos de la comunidad base; el segundo mecanismo es el
control demográfico directo sobre la población como el parricidio, abandonando a los
adultos mayores del grupo porque no aportan en la subsistencia de la comunidad; el
infanticidio sobre las niñas porque serán las futuras madres, que incidirán directamente
sobre el aumento de la densidad poblacional.
Por otro lado, en la arqueología de la violencia Clastres (2009) considera que la violencia
tiene un carácter naturalista, economicista y de noción de intercambio. En el enfoque
naturalista la agresión se considera inherente al comportamiento humano, que es
instintiva y se relaciona con la obtención de alimentos como la caza. El discurso
economicista que se relaciona con la ecología humana, se presenta situaciones de
violencia por la competencia entre comunidades por la obtención de recursos escasos
necesarios para la subsistencia. El autor basado en el intercambio como actividad
comercial, considera que esta actividad es una forma de guerra resuelta pacíficamente; y
las guerras son transacciones malogradas.
Aunque existen importantes investigaciones sobre bioarqueología, conflicto, violencia
interpersonal y traumas asociados a situaciones de violencia (Barrientos y Gordón, 2004;
Berrizbeitía, (1992) Flensborg, 2011; Gordón y Ghidini, 2007; Pacheco, 2010; Standen y
Arriaza, 1997; Tung, 2007), éstas han sido en latitudes diferentes al territorio colombiano.
En Colombia, Rodríguez (2005; 2011) ha hecho mención sobre casos particulares como
los de Cácota (Norte de Santander) y El Cerrito (Valle del Cauca), Sin embargo, es
preciso realizar un estudio que incorpore grupos poblacionales en diferentes regiones de
Colombia.

1.1. Objetivo General


Documentar el patrón y la cronología de las lesiones halladas en las muestras óseas
provenientes de los municipios de Cácota, Mutiscua y Silos de Norte de Santander,
considerados dominios Chitareros.
1.2. Objetivos Específicos
 Identificar lesiones traumáticas en las calotas provenientes de los municipios de
Cácota, Mutiscua y Silos de Norte de Santander correspondientes al área
Chitarera.
 Establecer si hay relación entre los traumas óseos y las variables de sexo y edad.
 Reconocer el área de ocupación de los Chitareros de acuerdo a la revisión
bibliográfica y los rasgos cerámicos encontrados en los sitios visitados.
 Identificar etnias dentro y fuera del territorio colombiano que practicaban (o
practican) la violencia con el ánimo de conocer sus motivaciones.

1.3. Hipótesis

Antes de entrar a decir que la violencia interpersonal se presenta por ciertos factores, es
necesario hacer una evaluación de la violencia y sus motivaciones en diferentes grupos
poblacionales, aunque en algunos casos resulta difícil reconocerlo como en los
Chitareros, puesto que no podemos interrogar a los miembros de la etnia, por ello, se
plantea diversas hipótesis sobre los motivos que llevaron a la comunidad a ejercer la
violencia.

Dado que las evidencias etnográficas realizadas sobre Motilones y Yuko- Yukpa, grupos
indígenas próximos geográficamente al área Chitarera, indican que la violencia
1. Planteamiento del problema 5

interpersonal se desarrollaba en el marco de celebraciones, animado por el consumo de


bebidas alcohólicas, donde simulaban batallas para futuras incursiones a grupos
enemigos, de tal forma que se generaban lesiones con los elementos de guerra y caza
como macanas, arcos y flechas, siendo los hombres los más afectados, pues son
quienes participan en mayor proporción en celebraciones y guerras. Teniendo en cuenta
lo anterior, se esperaría encontrar:
 Lesiones antemortem que indiquen que los agresores no buscaban causar la
muerte de sus oponentes.
 Que respecto a la distribución de las lesiones traumáticas, se encuentre mayor
frecuencia en la región anterior del cráneo, que abarca el hueso frontal, bordes
supraorbitarios, huesos nasales, cigomáticos, maxilar superior y mandíbula, dado
que los enfrentamientos o combates eran cara a cara.
 Ya que las actividades violentas se desarrollaban en el marco de celebraciones y
simulaciones de guerras, los hombres eran los más afectados, pues las lesiones
se generaban con armas empleadas para la caza o la guerra.
Primera Parte
Contexto arqueológico y cultural del grupo
prehispánico Chitarero
2. Los Chitareros
A pesar de las descripciones que realizaron los cronistas de la región ocupada por los
Chitareros y otros grupos indígenas cercanos, las investigaciones a partir de datos
etnohistóricos y arqueológicos para reconstruir los rasgos distintivos y las condiciones de
vida de este grupo étnico han sido valiosas, pero limitadas. Entre los que se destaca son:
los trabajos realizados dentro del marco arqueológico de Henri Rochereaux (1920), Jairo
Calle Orozco y Luis Rodríguez Lamus (1961), Víctor González (1993) Leonardo Moreno
(1993) y el Proyecto para el inventario del patrimonio arqueológico y de arte rupestre de
Norte de Santander (2007); la reconstrucción etnohistórica de Silvano Pabón Villamizar
(1995; 1996), Hermes Tovar Pinzón (1998) y Moreno (1999), aportan información de gran
valor para investigaciones en torno a la problemática Chitarera.

2.1 Ubicación

Por referencias históricas, se sabe que los Chitareros ocuparon los santanderes: oriente
y suroriente de Norte de Santander y nororiente de Santander. En lo que se refiere a las
ocupaciones en tierras santandereanas, Pabón (1995) indica que “Desde las cuencas
altas de los ríos Guaca y Servitá, cubrieron una amplia franja hasta el río Suratá, que
incluía las tierras del complejo minero colonial de Vetas y la montuosa Alta y Baja”, es
decir, lo que actualmente corresponde a los municipios de California, Suratá, Matanza,
Tona y Charta, además de Guaca, Carcasí y Tequia que están en el flanco occidental de
la cordillera oriental. Por otro lado, Jaimes (1986) señala que los Chitareros ocuparon los
pueblos indios de Guaca, Cámara, Musticua, Tequia, Servitá, Listará y Mogotocoro, éstos
últimos correspondientes a lo que actualmente es el municipio de San Andrés. Sin
embargo, Gutiérrez y Martínez (1996) difieren de lo que se menciona respecto a San
Andrés, Carcasí y Tequia –éste último que en la actualidad es Málaga-, ya que
correspondían a zonas de confluencia interétnica donde Chitareros, Laches, Guanes,
U´was e incluso Muiscas adelantaban intercambios comerciales.
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
8
interpersonal

Fernández de Piedrahita (1942 [1688]) manifiesta que los dominios de los Chitareros se
prolongaban cuarenta leguas entre Tunja y Mérida; Zamora (1980) señala que Laches y
Chitareros se extendían desde las orillas del río Chicamocha, hasta los confines de la
Gobernación de Mérida (citado por Tovar, 1998). Rodríguez (2011) indica que “ocupaban
la cuenca alta del río Zulia, al oriente de la provincia de Guane, en las regiones llamadas
en la actualidad provincia de Soto, en Pamplona” (P. 117). Aunque no es clara el área de
ocupación de la etnia, es evidente que los dominios Chitareros no se prolongaban más
allá de las partes bajas del flanco occidental de la cordillera oriental. Independientemente
de la exactitud del área Chitarera, es importante tener en cuenta que los accidentes
geográficos configuraban las fronteras de algunos grupos indígenas, no obstante este es
un rasgo más distintivo en los Guane, que se encontraban próximos al cañón de
Chicamocha (Pérez, 2012).
De acuerdo a la distribución de hallazgos arqueológicos asociados a los Chitareros,
Gutiérrez (2007) establece como territorio de la etnia el espacio que se encuentra entre
los municipios de Silos, Toledo, Chitagá, Chinácota, Cucutilla, Mutiscua, Cácota,
Labateca y Pamplona, excluyendo el área minera, que en la actualidad corresponde a los
municipios de Vetas, California, Tona, Suratá y Matanza.
Con respecto al territorio de los Chitareros Aguado ([1581] 1956) señala:
El lugar donde está poblada esta ciudad de Pamplona es un valle que tendrá
media legua de largo y un cuarto de legua de ancho, por medio del cual pasa un
arroyo de muy maravillosa agua…Es este valle tan fértil y apacible, que por muy
templado temple que tiene se da en él naranjos e higueras, cañas y guayabas y
muy buen trigo…
Esta provincia de los Chitareros es toda una serranía, y algunas muy altas, así
como las que llaman del páramo de Pamplona; las cuales son tan frigidísimas que
muchos indios han perecido y muerto en ellas de frio, quedándose riendo y los
ojos abiertos. Hay otros valles donde están las poblazones de los indios en las
riberas de los ríos, por ser más templadas (I: 465-466).
Se mencionó que los límites del área Chitarera se extendían hasta Mérida, sin embargo
para Reina Durán (1998) esto no es así, pues muchos de los trabajos arqueológicos
realizados por la autora en los Estados de Mérida y Táchira le confirman que la
ocupación de la etnia se extendió solo hasta la zona occidental del Táchira que en la
2. Los Chitareros 9

actualidad corresponde a los municipios de Ayacucho, Pedro María Ureña, Bolívar,


Capacho, San Cristóbal, Junín y Rafael Urdaneta.
Es importante tener en cuenta que en Colombia el grupo étnico que ocupó el oriente y
suroriente de Norte de Santander que aquí se describe, se les denominó Chitareros y en
Venezuela tal como se encuentra en Durán (1998), Jahn (1973), Gordones y Meneses
(2005), se les conoce como Betoy.

Ilustración 2-1: Caracterización geográfica del Área Chitarera

Propuesta de área de ocupación Chitarera.


Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
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interpersonal

2.2 Medio ambiente

Con base en el Estudio general de suelos y zonificación de tierras del departamento de


Norte de Santander (2007) y Santander (2004) realizado por el Instituto Geográfico
Agustín Codazzi (IGAC), se realiza la caracterización del medio ambiente
correspondiente al área chitarera.

Hidrografía
Las cuencas hidrográficas del oriente y sur de Norte de Santander
1. Cuenca del Catatumbo
 Subcuenca del río Zulia: El río Zulia recorre los municipios de Mutiscua,
Arboledas, Cúcuta, Pamplona y San Cayetano, además de recibir aguas
provenientes de los ríos Cucutilla, Arboledas, Peralonso, Salazar y Pamplonita.
Su curso finalmente llega al río Catatumbo. El río Pamplonita es la principal
tributaria del río Zulia y pasa por Cúcuta, Chinácota, Pamplona, Pamplonita y Villa
del Rosario.
2. Cuenca del río Orinoco: Uno de sus tributarios es el río Márgua, que a su vez se
alimenta de los ríos Chitagá y Valegra en el municipio de Toledo.

La zona nororiental de Santander cuenta con dos cuencas: la Cuenca del río Sogamoso
y la Cuenca del río Lebrija.
 Cuenca del río Lebrija: Los ríos Tona, Vetas y Charta conforman la microcuenca
del río Suratá, que a su vez desemboca en el rio de Oro, donde éste finalmente
lleva sus aguas al río Lebrija.
 Cuenca del río Sogamoso: Los ríos Nevado, Servitá y Guaca desembocan en el
rió Chicamocha, que a su vez deposita sus aguas al río Sogamoso.

El Estado de Táchira de Táchira cuenta con dos cuencas hidrográficas: del


Hoya del lago Maracaibo: Los ríos Táchira, La Grita, Umuquena, Carira, Morotuto, San
Mateo y Escalante, descargan sus aguas en el Lago Maracaibo (Estado de Táchira,
2006: 21).
Hoya del río Orinoco: Los ríos Uribante, Quinimarí, Chururú, Frío, Doradas, Piscurí,
Navay y Carapo desembocan en el Orinoco (Ibíd.).
2. Los Chitareros 11

Unidades climáticas
Los municipios del área chitarera de Norte de Santander se encuentran agrupados en
tres ítems en lo que respecta a las unidades climáticas de la siguiente manera:
 Piso térmico cálido: Esta zona corresponde a Cúcuta, Los Patios, San Cayetano,
Arboledas y Villa del Rosario. La temperatura media de esta área corresponde a
los 24ºC, con una pluviosidad que fluctúa entre los 500 y 1000 mm. Dadas estas
condiciones hay una carencia de humedad, por lo que se hace necesario elaborar
sistemas de riego artificial para mantener los cultivos.
 Piso térmico medio: Se refiere a las zonas que se encuentran entre los 1000 y
2000 m.s.n.m. como Cucutilla, Pamplonita, Chinácota, Labateca y Toledo, con
una temperatura que oscila entre 18 y 24ºC.
 Piso térmico frío: Está entre los 2000 y 3000 m.s.n.m y corresponde a los
municipios de Pamplona, Cácota, Chitagá, Mutiscua y Silos.
Fotografía 2-1: Vista del municipio Los Patios, Norte de Santander.

Cortesía de Gerardo Villamizar

Por otro lado, los municipios de Santander también se dividen en tres grupos por su
altura sobre el nivel del mar así:
 Piso térmico medio: Los municipios de Carcasí, Matanza y California se
encuentran a una altura media de 2080, 1550 y 2005 m.s.n.m. respectivamente,
que corresponden a paisajes de montaña y lomerío, con un clima que oscila entre
los 18 y 24ºC. En Carcasí la precipitación media anual está entre 500- 1000 mm y
en Matanza la precipitación media anual es de 1500 mm.
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
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interpersonal

 Piso térmico frío: Guaca, Suratá y San Andrés se encuentran a una altura de
1740 y 1610 m.s.n.m respectivamente, con una temperatura que oscila entre los
12 y 18ºC. La precipitación media anual es 1640 mm distribuida en dos periodos
húmedos y dos secos.
 Piso térmico muy frío o páramo bajo: Los municipios de Tona y Vetas se
encuentran a alturas que oscilan entre los 3000 y 3500 m.s.n.m., con
fluctuaciones de temperatura entre 9 y 12ºC.

Por último encontramos los distritos (municipios) de ocupación Chitarera correspondiente


al occidente de Estado Táchira, que se definen por sus características específicas,
puesto que dentro de cada distrito se pueden encontrar variaciones muy acentuadas por
lo quebrado del área gracias a los Andes:
 Ayacucho: Las altura oscilan entre 800 y 2000 m.s.n.m. La temperatura media
anual se mueve entre los 12 y 28ºC. La precipitación media anual fluctúa entre los
900 y 2000 mm. Por estos rasgos que presenta el distrito, se clasifica como
Bosque Húmedo Tropical, Bosque Húmedo Premontano y Bosque Húmedo
Montano Bajo (Estado de Táchira, 2008).
 Pedro María Ureña: El terreno es muy quebrado, con pendientes que oscilan
entre el 1 y 50%, por lo que los m.s.n.m. fluctúan entre 300 y 1000. La
precipitación media anual varía entre 700 y 2700 mm. La media anual de la
temperatura se mueve entre los 22 y 27ºC. Por estos rasgos, la clasificación
climática es Bosque muy seco tropical, bosque seco tropical y bosque húmedo
premontano (Estado de Táchira, 2008).
 Bolívar: La altitud del municipio oscila entre los 500 y 2000 m.s.n.m. La
precipitación media anual se mueve entre los 700 y 900 mm. La temperatura
media anual fluctúa entre los 17 y 27ºC. Por las características mencionadas, el
municipio se clasifica como Bosque seco premontano y bosque muy seco tropical
(Estado de Táchira, 2008).
 Libertad (Capacho viejo): La altitud esta entre 800 y 2000 m.s.n.m. La
precipitación media anual es de 900 mm. La temperatura media anual varía entre
15 y 26ºC. Por estos rasgos fisiográficos, la clasificación climática es Bosque
seco premontano, bosque húmedo premontano y bosque seco montano bajo
(Estado de Táchira, 2008).
2. Los Chitareros 13

 San Cristóbal: La altitud está entre 350 y 2500 m.s.n.m. La precipitación media
anual se mueve entre 500 y 2200 mm. La temperatura media anual fluctúa entre
los 18 y 24ºC. Con base a estas características, la clasificación climática es
Bosque muy húmedo premontano, bosque húmedo premontano, Bosque muy
húmedo montano bajo y bosque húmedo tropical (Estado de Táchira, 2008).
 Rafael Urdaneta: La altitud esta entre 500 y 4500 m.s.n.m. La precipitación media
anual está entre 900 y 1900 mm. La temperatura media anual fluctúa entre 12 y
17ºC. La clasificación climática es Bosque húmedo montano bajo, bosque muy
húmedo montano bajo, bosque muy húmedo montano, bosque pluvial montano y
bosque húmedo premontano (Estado de Táchira, 2009).
 Junín: La altitud oscila entre 500 y 4500 m.s.n.m. La precipitación media actual se
mueve entre los 700 y 3000 mm. La temperatura media anual esta entre 18 y
24ºC. Por estos rasgos topográficos, la clasificación climática es Bosque húmedo
montano bajo, bosque muy húmedo montano bajo, bosque muy húmedo
montano, bosque pluvial montano y bosque húmedo premontano (Estado de
Táchira, 2006).
Las unidades climáticas de los municipios correspondientes al área chitarera, permitió
que los nativos tuvieran una gran variedad en la oferta de recursos para la subsistencia
(alimentos y fuentes de agua).

Fotografía 2-2: Vista de Delicias, Pedro Urdaneta, Venezuela desde el Páramo de


Tamá.

Cortesía de Raquel Granados


Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
14
interpersonal

2.3 Los Chitareros y sus caracterísiticas

Gutiérrez (2007) plantea que los primeros habitantes del territorio eran cazadores –
recolectores organizados en bandas, que tenían que movilizarse por extensos terrenos
para obtener los recursos necesarios para su manutención. El autor sugiere que los
primeros ocupantes del territorio debieron establecerse en terrazas naturales próximas a
fuentes de agua, en donde realizaban actividades para su beneficio como la preparación
de pieles para la elaboración de abrigos, preparación de alimentos y manufactura de
instrumentos.
Lo que hoy conocemos como Chinácota tuvo dos nombres que le precedieron: Pueblo
Viejo y Bautista, que fue fundado en 1535 por Otún Velasco y Pedro de Orsúa, donde
hacía presencia la etnia de los chitareros. Carrero (2000), sugiere que el nombre del
municipio de Chinácota deriva de los indios Chinácotas, que los españoles clasificaron
dentro de la etnia de los Chitareros, porque los indios llamaban Chitaros a las vasijas o
totumas donde guardaban y servían bebidas a base de maíz y/o yuca.
En lo que se refiere a las características y rasgos físicos de la población, el doctor Martín
Carvajal (1938) en su estudio a los Chitareros, registra lo siguiente:

Era una tribu muy pacifica, extensa, de costumbres agrícolas, con cultivos lentos
de tierra fría, con numerosas dependencias independientes unas de otras, más
con cierta afinidad no solo racial y de lengua, sino política… Los huesos que he
tenido la oportunidad de estudiar denotan una estatura más bien baja, 1.60, con
un porcentaje de sales de cal proporcionada a la alimentación escasa en
proteicos que usaban.
… Los Chitareros son típicos, como ya apunté: cara triangular, ojos oblicuos,
pómulos salientes, orejas pequeñas, no salientes, color aceitunado, glabros,
patizambos, talla, la mayor de 1.64 (observaciones de Silos, Cácota de Velasco,
Tona, Guaca y San Andrés (Mencionado por Jaimes, 1986: 7-8).

Langebaek (1992) explica que la denominación Chitarero y de otros grupos étnicos,


resulta problemática puesto que, los españoles hacían esa referencia al considerar que
las comunidades indígenas eran similares por la ubicación geográfica y los rasgos
2. Los Chitareros 15

culturales. Los españoles denominaron Chitareros a aquellos grupos étnicos ubicados al


oriente de los Guanes.
Información que es confirmada por Moreno (1999), quien expresa: “Desde el punto de
vista de concepto político `de nación indígena´, los Chitareros se agruparon, bajo la
forma de una Confederación étnica, de la cual participaron varios grupos de la misma
lengua, pero con características regionales” (P. 160).

Lengua
Sobre su filiación lingüística, Calle y Rodríguez (1961), sugieren que es Karib, asociado a
prácticas como la deformación craneana y la cerámica sin decoración para uso
ceremonial. Sin embargo, esto difiere totalmente de lo que Langebaek (1992), González
(1993) y Pabón (1995), pues al relacionarse con grupos indígenas como los Muiscas, los
Laches y los Guanes, la filiación lingüística debe corresponder a la chibcha, ya que
debían valerse de un lenguaje común (o cercano), que les permitiera hacerse entender,
cuando participaban de ritos y realizaban intercambios. Así mismo Duque (1967), se
refiere al idioma así: “La lengua que hablaban los Chitareros ha sido clasificada como un
subgrupo de la familia lingüística chibcha. Igualmente, los rasgos culturales que tenían
estas poblaciones aborígenes eran muy semejantes a los de los muiscas de
Cundinamarca y Boyacá” (Pp. 607- 608).

Religión
Aguado informa lo siguiente en cuanto a la religión, visión que es influenciada por el
catolicismo y la cultura de los europeos: “Son estos indios idolatras, como los moxcas;
tienen sus santeros o mohanes que hablan con el demonio… Este santero les hace
entender que habla con su dios falso y le dice lo que les ha de suceder, y a éste veneran
y ofrecen sus ofrendas” (1956 [1581], I: 466).
Por otro lado, Gutiérrez (2007) plantea que los Chitareros hacían pagamentos y ofrendas
en espacios que éstos consideraban sagrados como lagunas, bosques, montañas e
incluso rocas. El agua presente en las lagunas revestía una gran importancia para los
Chitareros, posiblemente porque sus mitos acontecen en cuerpos de agua. Según el
autor, las lagunas de mayor relevancia son: Siete Lagunas, Sisavita, Quelpa, Borrero,
Ontibon (o Fontibon), entre otras.
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
16
interpersonal

Con relación a la disposición de cuerpos, Gutiérrez (2007) señala los lugares predilectos
de los Chitareros para tal fin eran los abrigos rocosos, cuevas, cavernas y las cimas de
las lomas de la región como la Cuchilla de Borrero, que además de inhumar a individuos,
era un lugar para realizar pagamentos y ofrendas.

Vestidos
Gutiérrez (2007) señala que los Chitareros elaboraban mantas y mochilas con telares
manuales que les permitía diseñar textiles de diferentes tamaños. La elaboración de
estos tejidos se destacaba en los altiplanos como la provincia de Pamplona, que era
tierra fría y los indios establecidos en ésta región, requerían de un abrigo que les
permitiera mantener el calor corporal y así no morir de hipotermia. Bien manifiesta
Aguado (1956 [1581]) lo siguiente en lo que tiene que ver con sus vestidos: Vístense de
mantas, como los del Reino, aunque viven los más por valles que declinan más a
calientes que a fríos (I: 466).
Fotografía 2-3: Elementos Chitareros

Casa de la Cultura de Pamplona, Norte de Santander. Álbum personal


2. Los Chitareros 17

Fiestas
Fray Pedro Simón se refirió así sobre las fiestas que celebraban los naturales:
Sobre las fiestas que hemos dicho tenían en la dedicación de sus casas y
coraciones de Cacique, tenían otras en los meses de Enero, Febrero y parte de
Marzo en la Cabas de sus labranzas, donde se convidaban alternativamente unos
Caciques a otros… Asíanse de las manos hombres con mujeres, haciendo coro y
cantando ya canciones alegres, ya tristes, en que referían las grandezas de los
mayores, pausando todas a una llevando el compás con los piés y a compás
mayor y compases según sentían lo que cantaban, al son de unas flautas y
fotutos tan melancólicos y tristes, que más parecía música del infierno que cosa
de este mundo… Duraba estos hasta que caían embriagados en la lujuria con el
calor del vino, que cada mujer y hombre se juntaban con el primero o primera que
se encontraban, porque para esto había general licencia en estas fiestas, aún con
las mujeres de los caciques y nobles (Simón, [1618] 1981, II).
Respecto a sus celebraciones de los chitareros Aguado (1956 [1581]) indicó que: “…sus
cantos y borracheras y entierros son como los de los indios moxcas” (I: 466).

La guerra y las armas


Fotografía 2-4: Puntas de flecha recuperadas en Los Patios, Norte de Santander

Cortesía de Gerardo Villamizar


Fernández de Oviedo señalaba que un poblado cercano a Suratá (cerca de la provincia
de Pamplona), los indios exhibían en sus viviendas cabezas que lucían como trofeos, sin
embargo, no aclara si se trataba de los restos óseos de sus ancestros o si era una
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
18
interpersonal

manera de demostrar la práctica de la antropofagia (mencionado por Colmenares, 1969:


10).
En la visita que Rochereaux (1920) hizo a Silos, encontró que algunos cuerpos estaban
atravesados por una macana y sugiere que estas flechas pudieron haber sido utilizadas
para mantener los cuerpos en determinada posición (como la fetal) y no plantea la
posibilidad de que las flechas halladas junto a las víctimas se tratara de un material de
prestigio o el arma que hirió de muerte al individuo.
En trabajos arqueológicos recientes realizados por Víctor González y Gerardo Villamizar
en el valle del río Pamplonita en Los Patios, municipio de Norte de Santander, se han
recuperado puntas de flecha, tal como se puede observar en la imagen .
Moreno (1999) indica una representación mágico-ritual en la guerra, ya que antes de
sumergirse en las incursiones armadas, “era frecuente el consumo de alucinógenos y
chicha, la utilización de bija y jagua, para transformar el rostro de una manera macabra,
lo suficiente para aterrorizar al enemigo” (P. 174).
Fotografía 2-5: Elementos Chitareros

Museo de Delicias, Rafael Urdaneta, Venezuela. Álbum personal


2. Los Chitareros 19

2.4. Organización social

Pautas de asentamiento
González (1993) destaca la presencia de aterrazamientos, terrazas artificiales, ovaladas
y semi- ovaladas, siendo estas dos últimas las que presentan con mayor frecuencia en
Chinácota. A partir de lo que describe González en cuanto a la asociación de metates y
muros de piedra en las terrazas semi- ovaladas, Tovar (1998) deduce que estas terrazas
pueden estar asociadas a zonas de vivienda. Además, las zonas de vivienda y cultivo
fueron realizados de forma escalonada y con franjas de piedra como un muro de
contención.
En las excavaciones realizadas en Mutiscua, Moreno (1993) logró identificar huellas de
postes y zonas correspondientes a fogones junto con huesos de venado, líticos, cerámica
y vegetal. En una zona próxima a lo que se puede considerar como vivienda se
encontraron restos de caracoles marinos, fragmentos de cerámica y huesos de venado,
correspondiendo a un depósito de basuras.
Con respecto a las viviendas de los Tequias (agrupación indígena que algunos autores
denomina Chitarera) Fernández de Piedrahita (1942 [1688]) señala que: “Valle de los
Cercados, Tequia. Llamose este valle de los Cercados porque en él tenían los indios
principales sus casas cercadas de palos y cañas alcarrizos y otras ramas de árboles todo
muy tejido y muy tupido”. Sin embargo como ya se mencionó, Tequia hacía parte de la
zona de confluencia interétnica.
Al respecto, Simón apunta que:
“La vivienda consistía en bohíos en forma rectangular y cuadradas cubrénlas en
paja, porque ignoraban el arte de la teja; las paredes se formaban de maderos
gruesos, encañados con las partes de afuera y dentro y argamazados con mezcla
que hacían de barro y paja. La mitad de las paredes desde el piso les hacían
incrustaciones de piedra” (1981[1618], II: 320).

Organización espacial y política


En lo que se refiere a la organización política, Aguado (1956 [1581]) señala “Los
naturales de este valle (refiriéndose a Pamplona), no tenían cacique, ni en toda la
provincia de los indios que los españoles llamaron Chitareros lo tienen; la orden de
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
20
interpersonal

gobierno que entre sí tienen es que en cada pueblo obedecen al indio más rico y más
valiente, y a éste tienen por capitán en sus guerras” (I: 465).
Por otro lado, Langebaek (1992) comenta que la organización política predominante
eran las parcialidades y se presentaban varias, porque funcionaban de manera
independiente. Si se les compara con organizaciones políticas como la de los Muiscas, el
cacique Chitarero revestía poca relevancia. El cargo se heredaba por línea matrilineal (de
tío a sobrino), aunque en otras ocasiones, de padre a hijo. Si bien el poder revestía poca
importancia si se le compara con los Muiscas, en el interior de la comunidad era
reforzado en fiestas y rituales.
Con relación a lo que menciona González en el Periodo Chitarero Tardío de pautas de
ocupación (la coexistencia de dos aldeas con acceso diferencial a recursos), Tovar
(1998) hace referencia de la Visita de 1559 en el pueblo de Arboledas en donde se
presentaba un patrón de asentamiento dual, es decir, había una diferenciación en la
organización espacial y política, así éstas se encontraran cerca.
Más adelante el autor sugiere que esas estructuras de pensamiento dual más allá de una
diferenciación en la organización política, estaría indicando una forma de organización
espacial, que se establecía cerca de los valles y cursos de agua, que les permitía el
acceso a una variedad de recursos porque se encuentran distanciados a nivel horizontal
y vertical. En ese sentido, puede verse que hay una relación del grupo étnico con el
ambiente, pues se sirvieron de éste último para organizarse.

2.5 Economía

Duque (1967) señala que las principales actividades económicas del grupo étnico están
asociadas a la agricultura y la explotación de recursos auríferos en zonas próximas a su
territorio, aunque ésta última se hacía de forma esporádica. Aunque no era una actividad
característica de los Chitareros, también se encontraba la elaboración de tejidos
enfocado a la confección de mantas, y para este fin contaban con cultivos de algodón en
planicies que hacían parte de los dominios de la etnia.
Respecto a la economía, Aguado (1956 [1581]) refiere que:
Los mantenimientos que tienen son maíz, panizo, yuca, batatas, raíces de apio,
frisoles, curíes, que son unos animalejos como muy grandes ratones venados y
conejos. Las frutas son curas, guayabas, piñas, caimitos, uvas silvestres como las
2. Los Chitareros 21

de España, guamas, que es una fruta larga casi como cañafístola, palmitos y miel
de abejas criada en los árboles (I: 466).
Más adelante, sobre la personalidad y la agricultura que practicaba los Chitareros,
Carvajal (1938) señala que “Los Chitareros son apacibles, tranquilos, agricultores, de una
agricultura de clima frio, lenta, escasa. Alimentación exclusivamente vegetariana: maíz,
papas, frijoles, hibias, cubios, rubas y demás legumbres que esos climas ofrecen su
temperamento frio los hace astutos, desconfiados, perezosos, lentos” (Mencionado por
Jaimes, 1986: 8).
Siguiendo lo anterior, podemos evidenciar que Carvajal (1938) cae en un error en lo que
respecta a la alimentación, ya que la ubicación del territorio del grupo étnico contaba con
altitudes no uniformes, que a su vez conducía a diversidad de climas, que permitió
acceder a una variedad y una riqueza en los productos alimenticios, pues muchos de los
productos (generalmente granos) además de poseer un alto valor calórico, contienen un
alto valor proteínico.
Gutiérrez (2007) señala que la principal fuente de proteínas provenía de la caza de
animales y caracoles terrestres, para lo cual utilizaban instrumentos de piedra como
cuchillos, raspadores y tajadores, además de madera y hueso para la caza y el
tratamiento de la proteína. El autor indica que en el sitio Las Piletas próximo a Cúcuta, se
registró la presencia de huesos de mastodonte, asociados a los primeros cazadores-
recolectores del territorio. Además, explica que los Chitareros realizaron cultivos en
diferentes lugares y alturas de maíz, yuca, batata, arracacha y frijol, que era
complementado con el producto de la caza y el consumo de frutas como guayaba, piña,
uvas silvestres y miel de abejas. Los alimentos producto de la agricultura eran
procesados en maceradores, metates y manos de moler.

Minería
Vetas y California es conocido como el distrito minero de Santander, donde se
encuentran mineralizaciones de filón, que han sido explotadas desde la Colonia. Por otro
lado, la minería de aluvión se ha desarrollado en California, Suratá y Matanza, en los
cauces de los ríos Suratá y de Oro, producto de la meteorización y erosión de filones ya
mencionados.
Aunque hay poca información sobre los trabajos mineros y orfebres de los Chitareros, se
sabe que éstos, los Guanes e incluso los Yariguíes llegaban a las minas conocidas como
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
22
interpersonal

Montuosa para extraer el oro necesario para realizar objetos decorativos con fines
estéticos o rituales. En el inicio de la colonia, hacía 1551 los españoles movilizaron
población indígena a zonas próximas a los ríos Oro y Suratá para que trabajaran como
lavadores, tras el descubrimiento de aluvión de oro en las afluentes de éstos ríos.
Martínez (1995) señala que dicho proceso ocasionó la creación de un distrito minero
denominado Real de Minas y los indios lavadores que fueron conducidos a ese distrito
los asentaron en rancherías dispersas cerca a las afluentes tributarias de los ríos Oro y
Suratá, que se nombraron de acuerdo a su procedencia. Dicha organización de los indios
de acuerdo a su procedencia podría explicar por qué resulta poblemático establecer las
fronteras étnicas correspondientes a los santanderes.
Más tarde, como resultado de la concentración de gentes que trabajaban en las minas de
Páramo Rico, La Montuosa Alta y Baja, se establecieron asentamientos bajo el nombre
de California y Vetas, que en el presente son municipios pertenecientes a Santander y
dónde actualmente hay proyectos mineros, lo que indica el potencial minero que tuvo y
aún persiste en la región, aunque en la colonia no se le considerara así.
Pabón (1996) refiere que en un informe hecho por Alonso Rodríguez de Escobar, el
capitán Pedro de Ursúa ambicionaba el oro y lo que obtenía de los naturales eran “sartas
de conchas de caracol”, que equivalía al oro de los ibéricos. Siguiendo lo descrito,
Aguado (1956 [1581]) refería que “estos indios son tan pobres que no hacían por oro
teniendo en su provincia tan ricas minas que posteriormente descubrieron los españoles”
(P. 466).
Con dicho descubrimiento, llegó gente de muchas partes y se “atrajo” a población nativa
bajo la figura de encomienda, con el ánimo de generar mano de obra, pues las minas de
esta región tenían un gran potencial y en poco tiempo, esta actividad se convirtió en la
base económica de la provincia de Pamplona.
Tras casi medio siglo de extracción minera, el volumen de metal descendió por el
agotamiento de los yacimientos, la escasa tecnología para la extracción de los minerales
y la disminución abrupta de mano de obra indígena ya fuera por muerte o por fuga a
pesar de los esfuerzos de traer mano de obra negra para mantener la producción minera.

Rutas de comunicación e intercambio


Los Chitareros se reunían con los Muiscas, Guanes y Laches, con el ánimo de
intercambiar objetos y participar de ritos ceremoniales, que por su cercanía cultural y
2. Los Chitareros 23

lingüística les era posible llevar a cabo. Por el Norte, se sabe que los Muiscas hacían
intercambios con los Guanes y los Chitareros, principalmente en los sitios de Oiba,
Charalá y Pamplona. Hacia el Oriente, comerciaban con indígenas pertenecientes al
Lago Maracaibo, porque se han encontrado caracoles procedentes de esta zona en
espacio Chitarero. De acuerdo a datos etnohistóricos se sabe que, los Muiscas adquirían
algodón, mantas, cerámicas y fique de manos de los Guanes; así como bija, y oro, y
aunque no se destaque mucho también de algodón, aves de plumería, cerámica y maíz
de los Chitareros (Colmenares, 1969; Langebaek, 1992).
Fotografía 2-6: Nariguera recuperada en Rafael Urdaneta, Venezuela

Colección personal de Raquel Granados

2.6 Declive y desaparición de la etnia Chitarera

Agustín Codazzi (1856) en Geografía Física y política de las provincias de la Nueva


Granada menciona a la etnia de los Chitareros en su proceso de desaparición por acción
de los europeos que quisieron imponer su poder así:
Por todas partes huían los indios al aproximarse el fiero Adelantado (Ambrosio Alfinger y
compañía), precedido por la fama de sus crueldades, y ya entrado el año de 1531 pisó la
demarcación de los Chitareros hacia el extremo septentrional de lo que hoy es Provincia
de Pamplona, y en un combate con los indígenas de Chinácota perdió la vida,
retirándose sus compañeros a Venezuela, sin gloria ni provecho.
Pasaron todos estos descubridores como una lava destructora y dejaron dispuesto el
ánimo de los naturales para recibir aterrados y sumisos otra invasión. Esta fue preparada
en 1549 desde Santafé de Bogotá, por Pedro de Ursúa y Ortún de Velazco, los cuales
penetraron hasta el valle que llamaron del Espíritu Santo, y juzgándolo a propósito para
poblar pusieron los fundamentos de una ciudad que, en memoria de la patria de Ursúa,
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
24
interpersonal

llamaron Pamplona, confirmada en aquel rango por cédula real de 3 de agosto de 1555,
imponiéndose su nombre al vasto país de los Chitareros… (Codazzi, [1856]).
En sus crónicas, Fernández de Piedrahita (1942 [1688]) afirma que la incursión llevada a
cabo por Hernán Pérez de Quesada, contó con mayor suerte, pues no tuvo el desenlace
trágico de la expedición de Ambrosio Alfinger, que en ese momento les consideraba
como feroces y con la incursión de Pérez de Quesada se encontró que los indios tenían
comportamiento hasta de “afeminados”.
De acuerdo a lo que informan los cronistas, los Chitareros eran considerados como un
pueblo de poca belicosidad, lo que permitió que fueran fácilmente sometidos para realizar
trabajos mineros infrahumanos y junto a una memoria inmune que desconocía las
enfermedades exportadas desde tierras lejanas por quienes conquistaron estas latitudes
fueron fácilmente diezmados y extinguidos.
3. Arqueología en el área Chitarera

3.1 Patrones funerarios

En los trabajos arqueológicos realizados en la región de Pamplona, Rochereaux (1920)


señala que pudo distinguir claramente tres tipos de sepulturas:
 Las excavaciones que servían de sepultura a uno o dos indios, situadas en las
elevaciones de la cordillera.
 Los osarios o cuevas que servían de sepultura a gran número de cadáveres.
 Las sepulturas del Valle de Pamplona, cavadas en el suelo y en las rocas
erosionadas del valle.

Fotografía 3-1: Recreación enterramiento Chitarero

Casa de la Cultura de Pamplona, Norte de Santander. Álbum personal


Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
26
interpersonal

Varias de las sepulturas se encuentran próximas a lagunas o cuerpos de agua, lo que


indica que estos lugares están revestidos de sacralidad. Lamentablemente, estos lugares
han sido descontextualizados y saqueados por la mano de campesinos y fugitivos de
guerras civiles, que le han dado poco o nulo valor a los artefactos y restos óseos que
podrían dar cuenta de las particularidades que caracterizaron a los Chitareros.
Sin embargo, en diferentes zonas de interés arqueológico se pudo determinar la
presencia de sepulturas porque varias rocas amontonadas formaban cavernas. Cerca de
los huesos había elementos acompañantes como vasijas, volantes de huso y fragmentos
de cerámica de origen español.
Las sepulturas del valle de Pamplona se encontraban en tierras rojizas, que son propias
a los alrededores de Pamplona. Algunas tenían una o dos entradas cerradas con losas
de piedra desde el interior, que de acuerdo a una leyenda de la región, indicaría que los
indígenas entraban a sus sepulcros con artefactos y provisiones a la espera de la muerte
(Rochereaux, 1920).
También se encuentra las investigaciones realizadas por Moreno (1993) en la vereda el
Gualilo del municipio de Bucaramanga, la vereda El Cabillal- La Lúcura del municipio de
Tona y la vereda La Antigua en Mutiscua. En Gualilo y en La Lúcura encontró tumbas de
pozo con cámara lateral, generalmente de entierros primarios individuales o colectivos.
Se presentaron casos excepcionales de entierros secundarios en donde restos óseos de
niños y adultos se encontraban en urnas. Entre los ajuares se encontraron caracoles,
cerámicas con restos de alimentos, piedras expuestas al fuego, carbón vegetal y huesos
de aves y venado. En Mutiscua la tumbas tenían similares características y además
había un nicho tapado con una laja, en su interior habían restos de un niño con piedra de
moler, restos cerámicos de animal(es) y líticos como elementos acompañantes.
En la exploración arqueológica realizada en San José de Miranda por Pérez (2001) se
encontraron varias tumbas en pozo cubiertas por una laja, distribuidas en un área
pequeña, los restos óseos estaban en posición flexionada acompañados de volantes de
huso (en piedra) y cerámica, y de acuerdo al autor, las características funerarias de este
contexto arqueológico son del Muisca (próximo a la llegada de los europeos). Esta
característica mencionada por Pérez es muy frecuente en el municipio Rafael Urdaneta,
Venezuela.
3. Arqueología en el área Chitarera 27

Fotografía 3-2: Tumba en pozo

Rafael Urdaneta, Venezuela. Cortesía de Raquel Granados.

3.2 Alfarería

Gutiérrez (2007) afirma que la alfarería era producida “para uso doméstico, ritual y para
el intercambio”. En la producción de objetos cerámicos se encontraban vasijas, copas y
cuencos con decoración de puntos, acanalada e incisa, siendo ésta última la de mayor
relevancia, porque fue la más frecuente en los hallazgos arqueológicos.
En lo que respecta a las cerámicas y artefactos, el doctor Martín Carvajal (1938) se
refiere así:
Las muestras de sus cerámicas, halladas en las tumbas donde se acogieron los huesos
para su estudio, denotan una industria bastante adelantada y paciente. Las mezclas de
arcilla y arena fina han sido cuidadosamente trabajadas y amasadas y la ejecución de
idea de un sentido artístico que si rudimentario, no deja de ser original. Quisieron
representar en sus vasijas para agua y chicha, frutas, caras, y tienen adornos un tanto
monótonos, más de alguna inventiva. Hallanse capas de anchura pródiga probablemente
para recibir tubérculos que sostenían gran parte de su alimentación, cuyos bordes tienen
orlas onduladas, distintas casi todas, sin repetir los motivos, hendidas con punzones de
piedra antes de ser sometidas a la cocción. Esta se hacía con bastante cuidado, pues
los hornos daban un calor repetido con igualdad, pues las piezas están igualmente
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
28
interpersonal

endurecidas. Me detengo en el estudio de estas cerámicas de los Chitareros…


(Mencionado por Jaimes, 1986: 7-8)
Por otro lado, se encuentra el trabajo arqueológico de Rochereaux (1920) titulado Les
Chitarera, anciens habitants de la région de Pamplona, Colombie, traducido al castellano
por Silvano Pabón y Manuel Bayona, se refleja el trabajo arqueológico realizado en
diferentes sepulturas de la región de Pamplona. A partir de ese trabajo, el autor pudo
identificar cinco tipos de cerámicas (aunque el documento hace referencia solo a cuatro)
que a continuación se describe:
1º Tipo: Mutiscua (El Cúcano): Las vasijas encontradas en El Cúcano eran modeladas en
una arcilla negra grafítica. Gran trabajo en lo que respecta a los perfiles y ornamentos. El
autor hace especial referencia a una vasija, que difiere de las otras encontradas en este
sitio porque es asimétrica, tiene una sola asa, cuenta con mayor trabajo en lo que se
refiere a la decoración pues “Delante del cuello aparece una especie de rosa con dos
hojas…y una especie de cadena en relieve”.
2º Tipo: Mutiscua (El Cúcano): Son vasijas simétricas con lados ensanchados, cuello
angosto, dos asas y con rayas concéntricas en torno al borde.
3º Tipo: Es similar a una semiesfera, con poco trabajo en lo que respecta a la decoración
y la mayoría de ellas tiene una tonalidad rojiza.
4º Tipo: Cachirí: El cuerpo de estas vasijas es ovoide, la abertura tiene forma de cono
invertido y truncado, y las asas tienen forma de orejas con algunos diseños como puntos
y líneas grabadas.
5º Platos: Estos están adheridos a una base alta con adornos en líneas negras que
destacan un centro decorado con tono ocre.
Fotografía 3-3: Alfarería del distrito Rafael Urdaneta, Venezuela

Colección personal de Raquel Granados


3. Arqueología en el área Chitarera 29

Ilustración 3-1: Alfarería recuperada en Pamplona (Tomado de Rochereaux, )

Objetos recuperados por Rochereaux en 1920.

Contrario a lo que plantea Henri Rochereaux, se encuentra el trabajo arqueológico de


Jaime Calle Orozco y Luis Rodríguez Lamus, en donde clasifica parte de la colección
rescatada por el clérigo y otras cerámicas obtenidas en excavaciones en Mutiscua,
resaltando aspectos como la pasta, la superficie, la estructura, la presencia o ausencia
de decoración, formas, diámetros, frecuencia, etc., de la siguiente manera:
 Mutiscua roja áspera
 Mustiscua negra áspera
 Mutiscua roja incisa
 Mutiscua negra lisa incisa

Tras la clasificación, los autores concluyen que el material cerámico tiene dos usos: uno
de tipo ceremonial y otro de tipo doméstico, y contrario a lo que se espera, hay mayor
laboriosidad en la cerámica de uso doméstico, ya que se evidencia “mejor técnica de
fabricación y decoración incisa”. Además de formas recurrentes en la decoración incisa,
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
30
interpersonal

que generalmente se localizan en el cuello de las cerámicas: rayas horizontales; rayas y


puntos; y rayas formando figuras romboidales.
Por otro lado, Moreno (1993) señala que los restos cerámicos hallados en Mutiscua se
relacionan con el Horizonte Inciso de Tunja y el Guane temprano bien sea por
intercambios comerciales o por similitudes en la tradición cultural como lo indica el autor.
Moreno advierte que la cerámica encontrada por Rodríguez y Calle en Mutiscua
corresponde a un periodo tardío, sin embargo no argumenta esa inferencia.
Por la calidad de los materiales y las decoraciones, Moreno (1993) indica que la cerámica
hallada en Gualilo se relaciona con Chicamocha Inciso Impreso, además de establecer
que podría corresponder con un periodo Muisca y Guane tardío de contacto hispano.

Fotografía 3-4: Cerámica Chitarera

A la izquierda, cerámica del municipio Rafael Urdaneta, Venezuela. A la derecha,


fragmentos cerámicos del municipio Los Patios, Norte de Santander, Colombia.

3.3 Otros objetos

De acuerdo a lo que reporta Rochereaux (1920) en su trabajo arqueológico en la región


de Pamplona, se encontraron morteros que fueron utilizados para el procesamiento de
alimentos. También reportó el hallazgo de hachas, que de acuerdo al autor fueron
elaboradas en mármol, jaspe, porfirita y serpentina (material procedente de la zona
minera señalada en este trabajo), de formas, tamaños y calibres muy variados, muy
frecuentes en las sepulturas, que no habían sido utilizadas, lo que puede indicar que se
trata de un elemento de prestigio asociado al oficio del individuo. Con menor frecuencia,
se encontraron instrumentos en forma de cincel en sepulturas ubicadas en los municipios
de Pamplona, Bochalema, Cúcuta y Mundonuevo, que pueden estar asociado a la
3. Arqueología en el área Chitarera 31

elaboración de petroglifos como la Piedra de Discos en Pamplona y la Piedra del Sol en


Cucutilla.
Se reporta el hallazgo de armas de macana, que fueron encontradas en Chitagá.
Además, una momia encontrada en el área chitarera está atravesada por una macana y
de acuerdo a lo que plantea Rochereau, fue utilizada para ayudar a mantener la posición
fetal del cuerpo.
También se encontró collares elaborados con cuentas de collar de huesos y dientes,
hiladores, husos, una flauta de hueso tallado que puede tener un carácter lúdico o ritual,
pintaderas o rodillos labrados que eran utilizados en la decoración de telas y que
también fueron utilizados para decorar sus cuerpos. Éste último aspecto es confirmado
por Fernández de Piedrahita, quien menciona que “La mayor gala consistía en pintarse el
rostro y el cuerpo con vija o pintas negras de jaque, que es una tinta que se hace de
cierta fruta de su nombre y permanece por muchos días, al contrario de tinta de vija, que
es colorada” (1942 [1688]).
Aunque los objetos que han sido hallados en los trabajos arqueológicos por diferentes
arqueólogos son pocos, revisten una importancia porque dan cuenta de una versatilidad
en la etnia, pues realizaron diferentes actividades u oficios que le dieron una
característica especial y los identificara como Chitareros.

Fotografía 3-5: Hachas recuperadas en Los Patios, Norte de Santander

Museo los Vados. Álbum personal


Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
32
interpersonal

3.4 Cronología regional

Con base en el reconocimiento regional del Valle de Iscalá y el Valle de Pamplonita,


González (1993; 2001) establece una cronología asociada a patrones de ocupación,
distribución de la cerámica, uso de suelo asociado a prácticas agrícolas de la siguiente
manera.

Periodo Chitarero Temprano


De acuerdo a lo que expone Víctor González (2002), no hay una cronología definida, sin
embargo, establece como límite de tiempo para este periodo el siglo X d. C, en donde la
cerámica Iscalá Inciso presenta similitudes con la cerámica Herrera del Altiplano
cundiboyacense.
Según la disposición de basuras, el autor indica que el patrón e asentamiento es
disperso, homogéneo y en planicies de mayor productividad por estar próxima a
acuíferos, a valles vecinos y a recursos vegetales y faunísticos. Por otro lado, se
encuentra cerca dos lagunas, que pudieron tener una importancia en la ejecución de
rituales. Teniendo en cuenta lo anterior, el autor indica que se pudo tratar de una
sociedad igualitaria, puesto que no hay rasgos que denoten diferencias dominantes.
Para Langebaek (1987):
La población Muisca, al igual que los Guane, los Laches, los Chitareros y los
Sutagao, también de filiación chibcha, parece haber llegado a la Cordillera
Oriental hacia los Siglos IX o X de nuestra Era, época para la cual desplazó o
absorbió grupos agroalfareros conocidos para Cundinamarca y Boyacá como
"Cultura Herrera" en virtud del primer lugar donde se detectó su presencia (P. 24).

Periodo Chitarero Tardío


El rango cronológico tentativo para este periodo es los siglos X y XVI d.C. Al hablar de
este periodo, se hace especial referencia a la cerámica Iscalá Granulada, que no
obstante, pudo haber coexistido con la cerámica Iscalá Inciso. El patrón de asentamiento
presenta un ordenamiento superior, si se le compara con el Periodo Chitarero Temprano,
pues se presentan dos aldeas que representan el 75% de la ocupación, un espacio
3. Arqueología en el área Chitarera 33

prácticamente libre de ocupación y el porcentaje restante rodeando las dos aldeas ya


mencionadas.
Sin embargo, no se puede determinar si las aldeas que ocuparon el territorio en este
periodo coexistieron o no, pero lo que sí se pudo determinar es que se trata una forma de
organización de mayor complejidad, “al menos un cacicazgo simple”, ya que se evidencia
una jerarquización en el acceso a la mejor oferta de suelos y recursos, concentración de
la población, que “favoreció” la centralización del poder.
Para Langebaek (1992) en lo que respecta a la organización política afirma que:
En el siglo XVI, la región (Andes orientales) estaba ocupada por diversas
sociedades cuya cultura material era similar pero cuyo nivel de complejidad
política no lo era… De ellos, los Laches y sobre todo los Muiscas estaban
organizados en cacicazgos complejos, mientras los Guanes y Chitareros seguían
un modelo de organización más igualitaria (P.79).

Periodo Colonial/ Moderno


Este periodo se ubica entre 1500 y 1950. Se caracteriza por la variedad en cuanto a
colores, la dureza gracias a la cocción completa y homogénea, marcas de torno. Con
respecto a la ocupación, se demuestra que es más dispersa y homogénea, pero con
descenso de la población. Situación que coincide con la explotación minera, en donde
prácticamente se extingue la etnia Chitarera.

Tabla 3-1: Cronología y ocupaciones cerámicas


CRONOLOGÍA CERÁMICA PATRÓN DE ASENTAMIENTO
Cerámica Iscalá Café Inciso, similar
CHITARERO Indeterminado
en aspectos estilísticos a la
TEMPRANO A (500 a.C) - 500 d.C
cerámica del periodo Herrera
CHITARERO Reducida población dispersa, que ocupó 35
500 d. C- 1200 d.C Cerámica Iscalá Naranja Inciso
TEMPRANO B sitios que suman un área total de 16 ha
Cerámica Iscalá Granualada, Es relativamente homogéneo, con cierta
CHITARERO aunque ésta puede haber tendencia hacia le sur, lo que indica un
1200 d. C- 1500 d.C.
TARDÍO coexisitido por un tiempo con la interés por establecerse en bosques, lo
cerámica Iscalá Naranja Incisa que es fuentes principales de caza.
Está representado por 54 sitios. Para éste
periodo es gran evidente la disminución
Cerámica Colonial Naranja,
de la población, lo que refleja la crisis
COLONIAL/ Vidriada, Habana, con superficie
1500 d. C- 1950 demográfica, por la Presión de la
MODERNO dura, alisada, marcas de torno con
explotación minera, prácticamente
cocción completa
desapareció la población Chitarera. El
asentamiento es disperso y homogéneo.
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
34
interpersonal

3.5 Petroglifos y pictografías

En lo que respecta a este apartado, el proyecto arqueológico adelantado por Javier


Gutiérrez Olano, auspiciado por el Instituto de Cultura y Turismo de Pamplona, tiene una
gran importancia, ya que se trató de un trabajo arduo, en donde se recopiló información
para futuros trabajos arqueológicos. En el proyecto se informa que estas
representaciones tienen un gran significado, pues “corresponden a signos e imágenes
que dan cuenta de las creencias de los grupos prehispánicos… parece que
desempeñaban un cometido conmemorativo, indicativo y en ocasiones ritual”. En la
actualidad estas expresiones resultan inexplicables, ya que no se cuenta con testimonios
o evidencias que validen lo que estas comunidades deseaban representar.
Dentro de las técnicas que se utilizaron para la elaboración de petroglifos, se destaca la
abrasión, el raspado, el rayado, el percutido, el piquetado, y la percusión, que en algunas
ocasiones fueron realizados en rocas que tenían alguna pigmentación y le daban un
efecto al grabado.
En lo que se refiere a las pictografías, expresa que éstas eran realizadas aprovechando
la coloración de minerales y pigmentos presentes en el ambiente como negro, blanco,
ocre, éste último con mayor frecuencia; además del uso de sangre. Entre las técnicas
que se empleaban para la elaboración de las pictografías se destacan: los matices, la
dactilar y el empleo de instrumentos, que por ser orgánicos no se pudieron conservar.
El autor indica que los diseños que más se destacan tanto en las pictografías como en
los petroglifos son los geométricos como las espirales, los círculos y las líneas; en los
figurativos como los antropomorfos, los zoomorfos o la combinación ambos estilos.
3. Arqueología en el área Chitarera 35

Tabla 3-2: Inventario de Arte rupestre en el área chitarera


Municipio Arte rupestre

Pamplona Petroglifo Piedra de los Dis os


Pamplona Petroglifo Piedra de los Dis os
Silos Pi tografía A rigo de Belén

Silos Pi tografía Cueva de La Vega


Silos Pi tografía Cueva de Leuta
Cucutilla Petroglifo Piedra del “ol I
Cucutilla Petroglifo Piedra del “ol II
Cucutilla Petroglifo Piedra del “ol III

Cucutilla Petroglifo Piedra del “ol IV


Cucutilla Petroglifo Piedra de Los Copones
Tomado y modificado de: Proyecto Inventario Arqueológico,
Paleontológico y de Arte Rupestre de Norte de Santander (2007).
Segunda Parte
El Fenómeno de la violencia
4. El pugilato y sus motivaciones
Cronistas, viajeros y académicos han realizado descripciones de diferentes etnias con el
ánimo de conocer costumbres y características que los identifican como tal,
encontrándose aspectos que generan curiosidad como la práctica de la violencia como si
fuera algo exótico, permanente y sin justificación. Desde nuestra perspectiva y porque
disciernen de nuestras formas de sentir, pensar y actuar, pensamos que los pueblos
primitivos por naturaleza son violentos, por ello son caracterizados como pueblos
guerreros que asumen actitudes hostiles permanentes que gustan de la violencia.
Con base a lo anteriormente expuesto, se hace intenta hacer una recapitulación de
prácticas violentas identificadas en diferentes momentos y en diferentes latitudes del
territorio colombiano y del mundo por cronistas y académicos y así poder identificar las
motivaciones de las personas para asumir actitudes violentas entre miembros de una
misma comunidad y contrarios.

4.1 Casos de violencia en Colombia


En un primer momento encontramos a los motilones, grupo étnico que se estableció en la
Sierra del Perijá y que fueron denominados con este nombre desde tiempos de la colonia
porque “estos indios llevaban el pelo corto” gracias a un clérigo que deseaba detener el
impacto de las epidemias en las Serranías de Ocaña. Aunque la designación motilón es
la más popular y conocida, la palabra caribe también era usada para referirse a los
indígenas ubicados en esta zona geográfica, pero el uso de ese término hacía referencia
a la “antropofagia y belicosidad”, que según varios cronistas era característica de estos
naturales.
Reichel- Dolmatoff (1945) dice que “el indio motilón, es guerrero no solamente por odio,
envidia o por puro gusto sino porque para él la guerra es una necesidad fundamental”.
Como antesala de la guerra, los motilones bailaban el serémpa, una simulación de la
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
38
interpersonal

guerra en donde asumían el papel de bandos contrarios, haciendo lanzamientos


alternados de flechas, animado por el consumo de chicha, lo que generaba desacierto en
sus flechazos no porque no dieran en el blanco, sino porque herían a sus afines
causándoles desde heridas leves hasta la muerte.
De acuerdo al autor, la guerra o disputa se presenta entre individuos de la misma etnia,
por el carácter resentido y vengativo de los motilones, que no perdonan la ofensa
causada por sus afines. A pesar de ese temperamento hay una solución, siempre y
cuando la falta sea leve: el “ofensor” se arrodilla frente al resentido, y éste último con el
arco le propina un golpe en la cabeza que generalmente es a nivel frontal, que no suele
ser mortal y luego, los golpes son mostrados con orgullo a los miembros del grupo en
fiestas o celebraciones posteriores.
Sobre la práctica de la violencia, en la relación de Ocaña se encuentra la siguiente
información, posiblemente refiriéndose a los motilones que dice:
… hay pocos naturales, que no llegan a cantidad de dos mil indios en todos los
términos de esta ciudad. Dicen haber habido al tiempo que se pobló la tierra, más
naturales de los que ahora hay. Los que han faltado ha sido porque en sus
convites y borracheras se matan unos a otros a flechazos, no mirando el padre al
hijo ni el hijo al padre… Y sus inclinaciones y manera de vivir es juntarse a beber
en sus borracheras... (Fernández de Medreros, 1983 [1578]: 218).
Por otro lado y próximos a los motilones encontramos a los Yuko- Yukpa, y al igual que
los motilones su filiación lingüística es caribe. Al parecer, la acepción Yuko- Yukpa
significa "gente salvaje" e "indio manso", respectivamente.
Refiriéndose a los Yuko- Yukpa, Gómez (1970) y Berrizbeitia (1992) señalan que tras el
consumo de Chicha o “tuta” las reuniones se tornaban tensas porque comenzaban a
narrar y a describir las heridas causadas en celebraciones anteriores, que solían ser por
sospechas de infidelidad, por lo que se despertaban sentimientos de ira y rabia,
generándose discusiones y provocaciones, donde los asistentes a la celebración
terminaban infringiéndose golpes con los arcos produciéndose heridas en la cabeza.
Muchas de esas disputas no eran uno a uno, se enfrentaban bandos que por relaciones
de reciprocidad se encontraban nucleados, haciendo que las pugnas adquieran una gran
dimensión en donde se hacía imposible llevar a cabo la mediación. Además, de ser una
manera en la que los hombres mostraban fuerza y valentía por resistir los golpes que
recibían a nivel craneal.
4. El pugilato y sus motivaciones 39

Acuña (1998) establece que las reyertas intragrupales no solo funcionaban como un
mecanismo catártico, pues se bailaba, bebía y flechaba por el nacimiento de un varón,
porque se les considera de mayor valor y así había que manifestarlo.
Varios cronistas relatan acciones violentas en otras latitudes de lo que hoy conocemos
como Colombia, como las descripciones sobre los Quimbaya hecha por Cieza de León
así:
Júntase a hacer fiestas en sus solaces después que han bebido; hácense un
escuadró a una parte y a otra, y lo mismo los hombres, y los muchachos y no
están parados, que también lo hacen y arremeten unos a otros diciendo con un
sonete: Batatabati, batatabati; que quiere decir: ea, juguemos; y así, con tiraderas
y varas se comienza el juego, que después se acaba con heridas de muchos y
muertes de algunos” (Mencionado por Duque, 1970: 43).
Sobre los colimas Fray Pedro Aguado expresa lo siguiente:
Conclusas estas ferias de las mujeres, y apartadas unas de otras a donde
estaban sus maridos, ellos hacían cierta señal y comenzaban todos a pelear unos
con otros, y a herirse y descalabrarse muy reciamente con las armas que traían,
hasta que caían algunos muertos en el suelo, los cuales tomaban los del bando
contrario y se lo llevaban para comer, y ellos mismos, cuando les parecía, se
apartaban y hacían señal de retirarse, y se volvía cada cuadrilla a su pueblo con
la carne o indios muertos que habían podido haber. (1956 [1581], I: 488)

En la relación de los Reyes del Valle de Upar se habla de los tupes, grupo étnico cercano
a los motilones y sobre la violencia de los naturales se dice:
… y estos son tupes caribes que comen carne humana e son valientes guerreros,
dispuestos, e pelean con macanas y flechas y andan desnudos y que los indios
en general no tienen forma de pueblo ni costumbre política e son muy brutos, sin
entendimiento y muy crueles… (Aníbal, [1578], 1983: 208).

Sobre los Laches Fernández de Piedrahita (1942 [1688]) señala que:


Su juego más celebrado era salirse a los campos por parcialidades o capitanías, a
pelear unas con otras, arreadas de varias plumas y galas, y sin más armas que
las manos, con que a puño cerrado, y sin llegar a luchar, batallaban hasta caer o
cansarse después de bien lastimados, y a estas fiestas llamaban Momas, en que
hay tiros y golpes con mucha destreza… (I: 24-25)
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
40
interpersonal

Silva (2005) señala que la práctica de la violencia interpersonal era común en varios
grupos Chibchas y que llegó a practicarse hasta bien avanzada la colonia. Indica que lo
mencionado por Fernández de Piedrahita (1942 [1688]) también era común entre los
Chiscas y los Panche, pero a diferencia de otras comunidades participaban mujeres y
niños que organizados en bandos se lanzaban flechas unos a otros hasta que alguno de
los bandos alcanzara la victoria. Los indios de Gachetá animados por el consumo de
chicha “se daban tantos bofetones, y puñadas que muriendo algunos en el juego,
premiaban a los vencedores”.

4.2 Casos de violencia fuera de Colombia


Sobre los tupiniquins en Brasil, Standen (1945) cuenta que antes de partir a la guerra, los
nativos bailaban y bebían chicha y pedían a los dioses que les ayudara en la captura de
sus adversarios. Antes de un encuentro armado, el jefe solicitaba a todos los
participantes que tuviesen buenos sueños, como augurio de una guerra favorable. Para
la guerra usaban arcos y flechas, también escudos de corteza de árboles y de animales y
enterraban espinas en los caminos. “Después de un determinado período, se organizaba
su ejecución ritual, para lo cual se invitaba a otros amigos a devorar vuestro enemigo”
(Mencionado por Pineda 2003: 39)
En lo que respecta a la violencia en el Amazonas brasileño, Fray Gaspar de Carvajal
señaló lo siguiente sobre las nativas:
andaban peleando delante de todos los indios como capitanas y peleaban ellas
tan animosamente que los indios no osaban volver las espaldas, y al que las
volvían delante de nosotros le mataban a palos, y esta es la cabsa por donde los
indios se defendían tanto. Estas mujeres son muy blancas y altas, y tienen muy
largo el cabello y entrenzado y revuelto a la cabeza, y son muy membrudas y
andan desnudas en cueros, tapadas sus vergüenzas, con sus arcos y flechas en
las manos, haciendo tanta guerra como diez indios… (Mencionado por Pineda,
2003: 38).
Para los Yanomamo en Brasil las peleas rituales son una forma planeada de resolver
tensiones y desacuerdos. Las lesiones que se le infringen al oponente no son letales y
suelen darse en el área anterior del cráneo.
Entre los Aché del norte de Paraguay se lleva acabo el ritual de la pelea con garrote, que
suele realizarse una o dos veces al año. Los hombres portan palos y se organizan en
4. El pugilato y sus motivaciones 41

grupos para iniciar el ritual con sus opositores. En el enfrentamiento se busca golpear la
cabeza del oponente. Y como se mencionaba en las causas de la violencia en los
motilones, se buscaba aliviar el orgullo resentido de los combatientes, resolver conflictos
asociados a infidelidades principalmente.
En la península Ibérica Etxeberria y Vegas (1992) reportan lesiones asociadas a
contextos de violentos, pues algunos individuos tienen alojados partes de puntas de
flecha en tejido óseo. Los casos más representativos son los de dos cráneos Calcolíticos
recuperados en Cataluña: el primero, ubicado en el Dolmen del Collet Sú en Lleida, tiene
una punta de flecha metálica incrustada en el parietal izquierdo con signos de
cicatrización; el siguiente ubicado en la Cueva de Arboli, Tarragona, tiene alojada una
punta de bronce en el maxilar izquierdo, sin signos de cicatrización. Otro caso que
reportan los autores es el ubicado en la Cueva de las Cáscaras, Cantabria, que tiene
instalada una punta de sílex negro en el cóndilo interno del fémur.
En esta misma región, Etxeberria y Vegas (1992) indican que en un enterramiento
colectivo en San Juan ante Portam Latinam, Alava se encontraron los siguientes casos:
una punta de flecha alojada en el hueso coxal derecho con recuperación ósea, que
posiblemente impactó al individuo de atrás hacia adelante, de arriba hacia abajo y de
izquierda a derecha. Otro de los casos relevantes es el de la lesión ubicada a la altura de
la escama del hueso occipital, pues había signos de remodelación ósea entorno al
cuerpo extraño.
Por otro lado, Lee (1984) relata que los !Kung del desierto del Kalahari aplica la violencia
cuando la distribución de carne que es de gran valor social, se hace en forma desigual
entre las familias de la comunidad, cuando ésta fue obtenida a partir de un trabajo
asociado en la caza. (Mencionado por Standen y Arriaza, 1997: 148).
Actualmente en la localidad conocida como Macha, Potosí en Bolivia, se genera un
escenario cultural de violencia ritualizada en el marco de la celebración católica de la
cruz de mayo, que es denominado Tinku, que traducido al castellano significa encuentro.
Allí se entiende la violencia como un espacio de confluencia de carácter ambiguo:
destrucción/ producción, ya que se considera la violencia como elemento propulsor de la
economía y la cultura, que es animado por el consumo de bebidas fermentadas como la
chicha. A diferencia de otras peleas intraétnicas, las mujeres pueden participar en este
encuentro sin restricción.
La sangre que se derrama en los encuentros, es una ofrenda y una retribución a la
pachamama, ya que ésta los provee de lo necesario durante todo el año. Sin embargo,
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
42
interpersonal

detrás del ejercicio de la violencia ritualizada se esconden conflictos que surgen entre
familias, que son ajustados en torno a esta celebración.
Si bien en estas descripciones se hace referencia a la violencia, no se indican sus
motivaciones o sus causas. Además resultan problemáticas, puesto que se hace
inferencias sobre el carácter cultural de estos grupos desde la visión del observador (que
cuentan con una carga ideológica muy marcada).

4.3 Definiciones entorno a la violencia


Vimos casos representativos de violencia dentro y fuera de Colombia sin embargo, es
necesario establecer definiciones de conceptos asociados a la violencia, que muchas
veces asumimos como equivalentes, y que se precisarán para no entrar en
ambigüedades en la interpretación.
Se encuentra que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como
“El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea como amenaza o de hecho,
contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga alta
probabilidad de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o
privaciones”. Esta violencia se manifiesta fundamentalmente de forma física y luego
puede ser elevada a la forma simbólica pero siempre justificada o garantizada por la
primera”, que requiere de la existencia de dos individuos o grupos donde uno ejerce la
violencia y el otro la padece.
Se debe tener en cuenta que la violencia está sujeta a diferentes factores que la hacen
posible: la situación histórica de la comunidad, sus objetivos o motivaciones, y las
disposiciones políticas, económicas y religiosas que se buscan prolongar mediante el
ejercicio de la violencia.
El término cuenta con muchos “apellidos” que lo hace susceptible a subjetividades en su
interpretación de acuerdo al entorno de ocurrencia como “interpersonal o individual,
intrafamiliar, étnica, social, política, criminal, estructural, institucional, psicológica, etc.
(Tosca Hernández: P. 3)”. Simultáneamente su incidencia se encuentra influenciada por
aspectos socioculturales, medioambientales y comportamentales de quienes ejercen y
padecen la violencia. Por otro lado, aunque puede ser elevada a la forma simbólica tras
el uso de su forma física, se olvida que hay formas invisibles que por su naturaleza no
dejan huella a menos que haya un testigo que dé cuenta del hecho o se deje registro de
ello, como la violencia verbal y psicológica que afecta el componente afectivo y
4. El pugilato y sus motivaciones 43

emocional de las personas porque a través de esta forma se excluye, se discrimina, se


manifiestan desigualdades, se niegan o censuran acciones; y la violencia espacial
asociada a conflictos territoriales, un ejemplo de ello es el desplazamiento forzado de una
persona o grupo de personas.
Por otro lado, encontramos a Smith (2003) quien define como guerra “una situación en
donde existen agresiones violentas, armadas y organizadas entre miembros de grupos
sociales políticamente autónomos” (mencionado por Gordón y Ghadini, 2006). Se define
también como “lucha armada entre dos o más comunidades humanas, que se realiza con
fuerzas sometidas a algún tipo de disciplina, con una visión estratégica y de modo más o
menos prolongado en el tiempo” (Diccionario enciclopédico Grijalbo, 1998).
Desde la perspectiva del politólogo Pasquino (1994), se define el conflicto como “una
forma de interacción entre individuos, grupos, organizaciones y colectividades que
implica enfrentamientos por el acceso a recursos escasos y su distribución (mencionado
por Korsbaek, 2005: 35)”. Más adelante, desde la perspectiva de Gluckman, Harris
considera al conflicto como un atributo inherente de la organización social, que son
normales y saludables para la vida social de la comunidad, porque ayuda al
mantenimiento de la estructura del grupo, ya que pueden ayudar al restablecimiento de la
unidad dentro de un grupo, a solucionar impases de poca importancia que al no ser
solucionados pueden adquirir una gran dimensión y convertirse en situaciones
inmanejables.
Las definiciones de guerra y conflicto resultan más que pertinentes y significativas
teniendo en cuenta lo que plantea Barnow (1979: 279) pues “la resolución del conflicto
concierne al orden interno, y el orden externo concierne a la guerra”.
Por último encontramos la agresividad, una conducta adaptativa e instintiva, que se
encuentra en todos los seres humanos, se activa para responder a necesidades vitales y
está ligada a la supervivencia.
Luego de aclarar los conceptos que se asocian a la violencia, es necesario señalar que
elementos apuntan a la presencia de violencia tal como lo plantea Tantaleán y Gonzales
(2013):
1. Elementos para ejercer o rechazar la violencia como armas, escudos, murallas o
empalizadas, cuerpos expuestos con signos de violencia, cabezas trofeo, entre otros.
Estos elementos deben encontrarse en un contexto definido que señalen la práctica de la
violencia, por ejemplo, la simple presencia de armas no da cuenta de acciones violentas,
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
44
interpersonal

podría tratarse de elementos empleados para la caza de animales o elementos que


representen algún valor para el individuo.
2. Zonas exclusivas para acciones violentas como fortalezas, campos de batalla, sitios
sacrificiales, fosas comunes y símbolos represivos.
3. Sujetos con signos de violencia como traumas y desmembramientos antemortem,
perimortem o posmortem.

4.4 Enfoques teóricos que explican la violencia


Para comprender la violencia es necesario abordarla desde diferentes enfoques teóricos
que den cuenta de las motivaciones, las manifestaciones y las finalidades tras su
aplicación. A continuación se presentan perspectivas como la psicobiología, la
arqueología de la violencia, la ecología humana y la termodinámica, que desde sus
posiciones dan cuenta de la violencia.

4.4.1 Cerebro triuno


El neurólogo Paul McLean desarrolla la teoría del cerebro triuno con el ánimo de explicar
porque en el ser humano “conviven” comportamientos racionales y primitivos, éste último
asociado a conductas violentas. Señala que el cerebro cuenta con tres capas asociadas
a la evolución de la especie como el cerebro reptiliano, el cerebro límbico y el cerebro
cortical:
 El cerebro reptiliano es la capa más primitiva y se le denomina de esta manera
porque está presente en vertebrados inferiores, reptiles y especies que cuentan
con un primitivo sistema nervioso. Controla las necesidades vitales, de
reproducción y supervivencia como el hambre, la circulación, la respiración, el
sexo para la reproducción de la especie y la agresividad para la defensa del
territorio (Acosta, 2005).
 Le sigue el cerebro límbico que maneja las emociones, la afectividad y la relación
con los demás. En él se encuentra la amígdala que resulta decisiva en
sentimientos asociados a algún evento, sin la mediación del cerebro cortical o
neocórtex tales como la ira, el miedo, la rabia, etc. (Ibíd.).
 Por último se encuentra el neocórtex o corteza cerebral presente en los
mamíferos superiores y el homo sapiens sapiens. Allí se localizan los procesos
4. El pugilato y sus motivaciones 45

voluntarios y conscientes, que podemos planear, controlar y dominar las


emociones (Ibíd.).
Ilustración 4-1: Cerebro triuno

En sombreado, a la izquierda el cerebro reptiliano; en el centro cerebro límbico y a la


derecha el neocórtex.

Sin embargo, las características propias de “cada cerebro” no entran a funcionar por sí
solas, ya que ciertos estímulos permiten su activación: situaciones de peligro que
amenazan la supervivencia y el consumo de bebidas alcohólicas.
El alcohol al ser un depresor, disminuye las funciones cerebrales superiores presentes en
el neocórtex como el autocontrol, haciendo que afloren conductas propias de los
“cerebros” reptiliano y límbico como la agresividad o los sentimientos.
Dado que el alcohol exacerba sentimientos y conductas, es frecuente ver que individuos
bajo los efectos del mismo actúen violentamente, sin embargo, esa conducta surge por
estímulos que “provocan” la agresividad del individuo alcoholizado (sentimientos de rabia,
ira, etc.). La conducta agresiva que activa el alcohol no se presenta en todas las
personas de la misma manera, puesto algunas personas toleran mejor las bebidas
alcohólicas y tienen mayor control sobre sus emociones.

4.4.2 Arqueología de la violencia


En un primer momento encontramos a Clastres (2009), quien señala que la creencia
desde la conquista es que el ser social de las sociedades primitivas es un ser para la
guerra. A partir de esa noción el autor expone tres enfoques sobre la violencia primitiva
(no necesaria/ por eso expone los enfoques):
 En el discurso naturalista la agresión se considera inherente al comportamiento
humano, no es motivada, es instintiva y está asociado a prácticas donde la
violencia es un medio de subsistencia como la caza y obtención de alimentos.
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
46
interpersonal

Con base a lo anteriormente expuesto y aplicado a las disputas interpersonales


puede decirse que la violencia es la réplica de la caza: el reconocimiento de la
existencia del otro, ya que en situaciones hostiles se lucha por mantener la vida.
Es esa situación límite en la que el individuo se encuentra ante el dilema de matar
o ser matado.
 En el discurso economicista se presenta la competencia entre comunidades por
apoderarse de los recursos. Este discurso surge porque se cree que la economía
primitiva es de subsistencia, que ante la escasez las personas utilizan la fuerza
para obtener los bienes necesarios para la subsistencia.
 El discurso de noción de cambio resulta algo contradictorio, ya que para el autor
basado en Levi- Strauss los intercambios comerciales son guerras resueltas
pacíficamente; y las guerras son transacciones malogradas.

4.4.3 Ecología humana


Harris (1980) señala que existe la creencia que la guerra se produce por la conducta
incontrolable e irracional del ser humano como la venganza y el desahogo de
sentimientos pasionales principalmente.
Sin embargo, en la competencia por el acceso a recursos, los pueblos primitivos
emprenden la guerra porque carecen de soluciones alternativas que permitan la
constancia de la oferta de recursos. Es por esto, que la guerra primitiva no es caprichosa
ni instintiva; constituye uno de los mecanismos que ayudan a mantener las poblaciones
humanas en estado de equilibrio en relación con el hábitat que los rodea.
El autor manifiesta que la guerra es una respuesta (o conducta) cultural de las
sociedades primitivas, que les permite utilizar los recursos del ambiente sin agotarlos a
través de dos herramientas; la primera, expulsando o desplazando a la comunidad
derrotada (fisión); la segunda, el control demográfico de la población: infanticidio (de
niñas porque inciden directamente en el crecimiento de la población) y muerte de
hombres (que se presentan en el campo de batalla), aunque es un mecanismo indirecto.
Por otro lado, Hawley (1982) señala que a medida que la población se aproxima al
máximo posible de la región, surgen inconvenientes asociados al aumento de la densidad
poblacional y entran en juego acciones como la guerra, el crimen, la enfermedad e
incluso el descenso de la tasa de natalidad. Dicho proceso se presenta por la
dependencia de los individuos al recurso (materiales o alimentos), por no tener en cuenta
4. El pugilato y sus motivaciones 47

que los recursos son limitados haciendo que la población aumente más allá de lo que
puede soportar el territorio. Además, no se tiene en cuenta que la capacidad de los
recursos está influenciada por condiciones meteorológicas como el clima.
Desde la perspectiva de ecología humana, la forma de vida de las comunidades se ve
condicionada por las siguientes variables:
 Volumen de la población: Variable dependiente. Cuando la oferta de recursos
decrece y la densidad poblacional es alta, la adaptación del volumen de la
población se evidencia en la tasa de mortalidad entre adultos y niños, siendo
estos últimos los más afectados por la falta de alimentos apropiados para su
crecimiento y desarrollo, situación que obliga a los cuidadores tomar la decisión
de abandonar a los niños, que posteriormente mueren.
 Cantidad de recursos: Variable independiente. Está expuesto a las fluctuaciones
del ambiente (sequías, inundaciones, pestes, etc.). Haciendo que el grupo varíe
en número de habitantes, en función de las perturbaciones del medio. Es preciso
tener claro, que el agotamiento de un recurso o una cosecha malograda no es
sinónimo de hambre o muerte de manera inmediata, antes de llegar a ese punto,
se busca los recursos necesarios para el abastecimiento de la población.
A partir de las variables mencionadas, se realizan acciones no deseadas pero necesarias
para limitar el volumen de la población, que permitan la subsistencia y persistencia de la
población:
 Infanticidio: Que se practica sobre las niñas, para controlar la fuente que hace se
aumente la población.
 Parricidio: Se practica porque los adultos mayores no ayudan (o muy poco) en la
ejecución de tareas que favorecen la pervivencia de la comunidad tales como la
caza, la pesca, la agricultura, entre otros.
 Emigración: En época de crisis, un grupo muy grande se divide (fisión) y se
establece en otro lugar, ya sea por destierro o común acuerdo, buscando que el
nuevo asentamiento sea distante para que los grupos no utilicen el mismo
territorio. Sin embargo, este proceso no es indefinido, porque al aumentar la
población y al disminuir la oferta de tierras se va a generar una nueva
competencia, en donde ninguno de los bandos quiere perder, ya que todos
querrán acceder a las mejores tierras, por lo que las agrupaciones “deben” entrar
en conflicto para acceder a ellas o de lo contrario, serán desterrados a zonas
poco favorables para su continuidad.
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
48
interpersonal

4.4.4 Termodinámica
Encontramos que Reichel- Dolmatoff (1977) indica que debe mantenerse un equilibrio
medio ambiental en donde la energía extraída presente en los alimentos y animales
cazados, debe ser incorporada nuevamente y de no hacerse así, puede verse afectada la
salud y el bienestar de la comunidad que causó el desequilibrio, es decir, debe
mantenerse un estado de conservación de la energía en forma constante.
Aunque se menciona la aplicación de equilibrio energético en la relación ambiente-
sociedad, también debe tenerse presente la termodinámica en el mantenimiento de las
relaciones sociales como lo hacen diferentes comunidades como la de Macha en Bolivia,
que además de “ofrecer” la sangre a la Pachamama por permitir obtener de sus entrañas
lo necesario para la subsistencia de la población como lo son los alimentos, también se
busca solucionar conflictos sociales que han surgido por diferentes causas en torno a un
mecanismo organizado como lo es el Tinku, que permiten la continuidad del grupo a
través del equilibrio en las relaciones de los integrantes de la comunidad.
La violencia que conocemos está asociada a cambios en la organización social,
competencia por recursos en un medio ambiente hostil y agreste, y guerra. Sin embargo,
se sabe que la violencia interpersonal también está asociada a enfrentamientos rituales y
catarsis organizada.
Los enfrentamientos rituales suelen organizarse en ciertos días del año y es una manera
de ofrendar a la naturaleza por la energía extraída, como el principio de Termodinámica
que sugirió Reichel -Dolmatoff. La catarsis organizada funciona como un sistema en
donde los integrantes de una comunidad pueden solucionar sus conflictos generalmente
asociados a calumnias e infidelidades bajo una regulación establecida por la misma
comunidad.
Conocer por qué pueden presentarse situaciones violentas y sus causas es importante,
sin embargo resulta problemático señalar como verdad una de las teorías de la violencia
que expliquen el caso Chitarero porque no podemos interrogar a los miembros de la
etnia, por eso me remitiré al siguiente capítulo donde se puede reconocer signos de
violencia, porque hay evidencia perceptible en los restos óseos, especialmente en los
sujetos que tienen traumatismos.
Tercera Parte
Anatomía del cráneo y análisis de traumas
en individuos Chitareros
5. Anatomía del cráneo: Estructura,
composición y biomecánica

5.1 Estructura y formación del hueso


Antes de entrar a relacionar las lesiones halladas en la muestra, es necesario conocer las
características del tejido y de la estructura que serán base del análisis, como lo es el
hueso y el cráneo.
Con base a lo que refiere Campillo y Subirà (2004), Iglesias (1992), Fawcett (1995) y Pró
(2012), se define al hueso como un tejido conjuntivo especial, denso, duro y ligeramente
elástico. Como tejido cumple unas funciones básicas tales como: sostén, ya que soporta
tejidos blandos y ofrece puntos de inserción de tendones para sostener los diferentes
músculos; participación en el movimiento, dado que la mayoría de los músculos se
apoyan en los huesos para generar el movimiento; y la protección, pues resguarda
órganos importantes como el cráneo, la médula espinal, el corazón y los pulmones
(Tortora y Derrickson, 2013: 183).
El hueso está compuesto por tejido óseo compacto, que rodea el tejido esponjoso o
trabecular por donde pasan vasos sanguíneos y nervios. El tejido óseo compacto es una
capa continua cuya superficie está cubierta por periostio y cuenta con sales cálcicas que
le dan dureza; el tejido esponjoso está constituido por una secuencia de laminillas o
trabéculas que contactan en algunos puntos quedando espacios que dan lugar a
pequeñas cavidades; y de éste último se deriva el tejido reticular cuyo diámetro en las
laminillas es mayor y se puede encontrar en la diáfisis de los huesos largos (Pró, 2012:
22).
Las células que componen y hacen parte del tejido óseo son:
 Células osteoprogenitoras: Se encargan de la síntesis de proteínas y generación
de tejido óseo (Rodríguez, 2011). Están activas durante el crecimiento óseo y
cuando hay fracturas u otro tipo de lesiones en el hueso.
5. Anatomía del cráneo: Estructura, composición y biomecánica 51

 Osteocitos: Son osteoblastos madurados, que se engloban en la matriz del hueso


para la formación de tejido óseo. Su función principal es mantener la integridad
estructural y metabólica de la matriz ósea (Tortora y Derrickson, 2013: 185).
 Osteoblastos: Son células formadoras de hueso, que sintetizan colágeno y
glucoproteínas para formar la matriz ósea y, con su crecimiento se convierten en
osteocitos (Ibíd.183).
 Osteoclastos: Tipo de célula ósea que actúa en el desarrollo y crecimiento, como
en la destrucción y resorción de tejido óseo.
A través de los conductos de Havers pasan los vasos sanguíneos, los vasos linfáticos y
las fibras nerviosas que nutren y dan sensibilidad a la estructura ósea. El hueso es una
estructura que se encuentra en constante actividad metabólica, que está en equilibrio
biológico a través del trabajo celular de los osteoclastos y osteblastos, que permiten la
formación y reabsorción ósea.
Según su morfología, los huesos se clasifican en:
 Huesos largos: Son aquellos en los que predomina la longitud como el fémur, el
cúbito y la tibia. Cuentan con un cuerpo al que se le denomina diáfisis, que
generalmente es de forma cilíndrica que está compuesta por hueso compacto que
rodea la cavidad medular; los extremos denominados epífisis proximal y distal,
generalmente de forma redondeada formado de hueso esponjoso cubierto con
hueso compacto (Pró, 2012:24).
 Huesos cortos: Como su nombre lo indica, son de tamaño pequeño con
dimensiones semejantes en sus tres ejes y en su mayor parte se encuentran
conformados con hueso esponjoso cubierto con hueso compacto como los carpos
y los tarsos (Ibíd. 24).
 Huesos planos: Son huesos con poco grosor y en sus dimensiones predominan el
diámetro y la anchura. El hueso esponjoso se encuentra entre dos láminas de
hueso compacto. En los huesos del cráneo el hueso esponjoso se llama diploe y
el hueso compacto se denomina lámina interna y lámina externa o cortical interno
y cortical externo (Ibíd. 24).
 Huesos irregulares: Los cuales tienen formas y proporciones variadas como el
esfenoides o las vértebras (Ibíd. 24).
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
52
interpersonal

5.2 Biomecánica del trauma


El trauma es una lesión originada por una fuerza externa que causa y supera el máximo
de la deformación elástica del hueso, que está determinado por factores externos como
la fuerza, la dirección, la magnitud y la duración; los factores intrínsecos están asociados
a la capacidad del hueso de absorber la energía del impacto, la rigidez y la densidad. En
la biomecánica del trauma también influyen variables como el sexo, ya que por factores
hormonales (el estrógeno mantiene la densidad ósea) las mujeres posmenopáusicas son
las más propensas a padecer de osteoporosis y por ende están más expuestas a
fracturas; en la edad, los ancianos son más propensos a fracturas y lesiones óseas
porque los factores intrínsecos de sus huesos son más frágiles, si se le compara con los
de los niños, que son más flexibles y soportan mejor las fuerzas externas que afectan los
huesos.
El hueso al tener propiedades viscoelásticas puede estar sometido a diferentes fuerzas
que afectan su forma natural, tal como se observa en la imagen Nº 1, sin embargo, si se
supera el máximo de resistencia de la estructura ósea se pueden presentar diferente tipo
de fracturas.
Ilustración 5-1: Fuerzas a las que puede ser sometido el hueso (Modificado de
Rodríguez, 2011)

Luego de generarse una fractura suele lesionarse los vasos sanguíneos del hueso, lo
que causa un sangrado, por ello se forma un hematoma de fractura. Seguidamente se
forman capilares sanguíneos en el coágulo mientras que actúan diferentes células
entorno a la fractura (Saladin, 2012: 226). Días posteriores a la fractura, el tejido
5. Anatomía del cráneo: Estructura, composición y biomecánica 53

conectivo tiene la capacidad de crear puentes entre los puntos de la fractura, que se
conoce como callo, un tejido cartilaginoso que emerge en la cicatrización temprana, y
posteriormente es sustituido por tejido óseo definitivo (Morales, 2002). De acuerdo a la
autora, la abundancia de callo va en función del grado de desplazamiento de la fractura,
presencia o ausencia de elementos extraños en la fractura e integridad del tejido blando
que recubre la fractura.

5.3 Cráneo
El cráneo está conformado por dos porciones: el neurocráneo y el viscerocráneo. El
neurocráneo contiene y protege el encéfalo; el viscerocráneo contiene y apoya gran
parte de los órganos de los sentidos, los órganos de la masticación y de la respiración.

Ilustración 5-2: Neurocráneo y viscerocráneo (Modificado de Pró, 2012)

5.3.1 Fracturas de cráneo


Cuando hay la presencia de alguna lesión que deja registro en el hueso, indica que la
fuerza que se imprimió superó la capacidad de resistencia del hueso (Mantilla, 2008). El
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
54
interpersonal

autor señala que para clasificar una fractura, es necesario conocer “el mecanismo de
producción, el patrón de fractura y la orientación de la misma” (P. 137).
Con mecanismo de producción se refiere a si la fractura se generó por inflexión o por
estallido. La inflexión resulta de la aplicación de fuerza directa sobre un área determinada
del cráneo hasta que se agota la flexibilidad del hueso produciéndose la fractura. Dicha
fractura inicia en la tabla interna del hueso. El estallido se presenta cuando el elemento
con que se genera la lesión actúa sobre un área extensa del cráneo provocando una
significativa deformación en éste que estalla cuando alcanza su máximo grado de
flexibilidad. Un ejemplo de este mecanismo se da por aplastamiento en accidentes de
tránsito (Ibíd.).
En lo que se refiere patrón de fractura, encontramos que se clasifican de la siguiente
manera:
 Fractura lineal: Como su nombre lo indica es una línea simple que tiende a
irradiarse a partir de un punto de impacto hasta que la energía se disipe, que
generalmente sigue a una región que tiene poca resistencia. Suele ubicarse en la
bóveda craneana y se prolonga hasta la base del cráneo e incluso puede
originarse allí. Es frecuente encontrarla en los huesos parietales y temporales,
que son más delgados si se les compara con el frontal y el occipital (Ibíd.).
 Fractura deprimida: Se encuentra esta fractura cuando un gran impacto actúa
sobre un área pequeña y a corta distancia, causando hundimiento del hueso.
Suele causarse con objetos contundentes, bordes sobresalientes y martillos.
Frecuentemente se ubica en el hueso frontal y los temporales (Ibíd.).
 Fractura conminuta: Es resultado de una gran fuerza de impacto en una extensa
región del cráneo y a una amplia distancia, generando fragmentación del hueso.
Este tipo de lesiones suele generarse con objetos grandes y pesados como
piedras (Ibíd.).
 Fractura diastasada: Se reconoce esta fractura cuando se prolonga a través de
una sutura generando su apertura. Es frecuente en niños porque sus suturas no
se han obliterado (Ibíd.).

Además, se pueden distinguir otros traumas:


 Por arma contundente: Al generarse un golpe con un objeto contundente, suele
formarse un área de estrés tensil en la tabla externa, donde se producen líneas
5. Anatomía del cráneo: Estructura, composición y biomecánica 55

de fractura. Sin embargo, en la tabla interna del hueso surgen fracturas


concéntricas como un mecanismo de disipar la energía, creando fracturas
concéntricas perpendiculares a las iniciales. La gravedad de la lesión va estar
influenciada por la fuerza, la dirección, el área donde se produjo la lesión y la
superficie del objeto (Rodríguez, 2011: 281, 283).
 Por proyectil de arma de fuego (PAF): Tras generarse una lesión por PAF, se
presenta una craterización interna en punto de entrada del proyectil y una
craterización externa en el punto de salida. Con este impacto se dobla el hueso,
generando fracturas concéntricas perpendiculares a las radiales que fueron
causadas inicialmente, iniciando desde el punto de impacto, extendiéndose hasta
un punto opuesto (Ibíd.).
 Por arma cortopunzante: Dependiendo del tipo de arma, grosor, filo y extensión
de la hoja, las lesiones pueden ser grandes o pequeñas, superficiales o profundas
(Ibíd.).
Otro tipo de lesiones, pero asociadas al viscerocráneo son las fracturas Le fort
(Ilustración 6-3), áreas de poca resistencia que son susceptibles a presentar cierto tipo
de lesiones. La fractura Le fort I se genera a nivel del maxilar superior; la fractura Le fort
II cubre zonas como el maxilar superior, huesos nasales y orbitales; la fracturas Le fort III
se ubica en orbitales, sin embargo, está más próxima a los bordes supraorbitarios.

Ilustración 5-3: Fracturas Le Fort (Tomado de Galloway, 1999)

Fracturas Le fort I, II y III. En primera línea vista anterior; en segunda línea vista lateral
derecha
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
56
interpersonal

A pesar de que el cráneo tiene estas frágiles tal como se aprecia en la ilustración 5-3, se
encuentran zonas de reforzamiento, que soportan mejor los impactos tal como se
observa en la ilustración 5-4.

Ilustración 5-4: Zonas de resistencia del cráneo (Tomado de Pró, 2012)

En verde zonas de resistencia del neurocráneo y en morado zonas de resistencia del


viscerocráneo

5.4 Cronología de las lesiones


La reacción inflamatoria aguda, conocida como reacción vital es la forma en como los
tejidos reaccionan a las lesiones. No es un proceso que se presenta de manera simple y
aislada, por el contrario, se activan procesos complejos como la actividad celular, la
inducción enzimática, la inducción bioquímica, el sistema vascular, el sistema
hemodinámico, entre otros, como un mecanismo para restablecer la “normalidad” del
tejido (Morales, 2002). Con base a lo anterior, se puede reconocer la cronología de las
lesiones de acuerdo a la reacción del tejido así:
 Antemortem: Son aquellas que presentaron reacción vital, que a su vez permite
la recuperación del tejido tales como contusiones, fracturas, raspaduras, etc.
Aunque el tejido se recupera, este no recobra totalmente su forma inicial (Ibíd.).
 Perimortem: Establecer las lesiones que ocurrieron en este periodo de tiempo
resulta problemático, puesto que no es posible diferenciar entre la reacción vital
5. Anatomía del cráneo: Estructura, composición y biomecánica 57

lenta o ausente, porque los tejidos y los complejos que participan en la reacción
vital pueden detenerse en diferentes momentos (Ibíd.).
 Posmortem: La lesión se genera cuando las funciones vitales de la víctima
cesaron, es decir, cuando ésta había fallecido, y por ello no se activó el proceso
de reparación de tejido (Ibíd.).
6. Presentación de la muestra y análisis de
resultados
El estudio de las lesiones que a continuación se presenta revela traumas craneales que
pueden estar asociados a situaciones de violencia como accidentes, violencia
interpersonal y guerra principalmente, de uno de los grupos prehispánicos de Norte de
Santander conocidos como Chitareros.
En este apartado se describen los individuos que presentan traumas y pueden estar
asociados a episodios de violencia. Además, se da cuenta de las lesiones halladas en la
muestra que corresponde a Silos, Cácota y Mutiscua, municipios de Norte de Santander
y enumerar las hipótesis que surgen en torno a la violencia.

6.1 Procedencia de la muestra


La muestra que se revisó se compone de 25 individuos provenientes de dos colecciones.
Una colección se encuentra bajo custodia del Instituto Colombiano de Antropología e
Historia (ICANH), que fue recuperada por el profesor Eliecer Silva Celis en septiembre de
1944 en el sitio Cáraba, Silos, Norte de Santander y está representada por 18 individuos,
sin embargo, no se conoce la información respecto a los criterios de recolección de la
misma.
La otra colección se encuentra en el Laboratorio de Antropología Biológica del
departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia y está compuesta
por siete (7) cráneos recuperados en los municipios de Silos, Cácota y Mutiscua, Norte
de Santander y de acuerdo a fichas de identificación fueron recuperados en el marco del
Proyecto Inventario Arqueológico, Paleontológico y de Arte Rupestre de Norte de
Santander entre 2002 y 2006. Se decide tomar como muestra estas colecciones porque
el área geográfica de donde fueron recuperadas corresponde a ocupación Chitarera
descrita en crónicas, trabajos arqueológicos y etnohistóricos.
En la actualidad no se cuenta con una datación relativa o absoluta de la muestra que
permita situar cronológicamente a los individuos que se presume pertenecieron a la etnia
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
60

chitarera, sin embargo, queda abierta la posibilidad para futuros estudios que puedan
establecer la cronología de estas muestras.

6.2 Estado de la muestra


Aunque no se tiene información con respecto a la manera en que se recuperaron las
colecciones, la muestra está compuesta cráneos, que en algunos casos no cuentan con
la totalidad de los huesos (como maxilares). Algunos individuos tienen deformación
craneana, lo que resulta novedoso e inexplicable, ya que se tiene información de esta
práctica en grupos como los Motilones y los Tunebo, que son próximos geográficamente
a los Chitareros. Las relaciones que establecieron estas etnias posiblemente
trascendieron más allá de las relaciones comerciales, que tomaron y asumieron
costumbres entre sí, haciendo que las características de los grupos sean difíciles de
definir y delimitar.

6.3 Metodología
Se inicia con la estimación de sexo y edad a partir de las siguientes variables:
1. En el sistema de gradación del dimorfismo sexual para los rasgos craneales
como cresta nucal, proceso mastoideo, borde supraorbitario y glabella con las
categorizaciones de femenino, probablemente femenino, indeterminado,
probablemente masculino y masculino se empleó el método de Buikstra y
Ubelaker, 1994 (mencionado por Rodríguez, 2011: 123). Se descartó el ítem de
eminencia mentoniana porque la mayoría de cráneos de la muestra no tenían
mandíbula (a excepción del individuo Cácota, Sitio 7 B-49).
2. Obliteración de las suturas craneales: de acuerdo a la clasificación de las
sinostosis de las suturas craneales que ofrece Dérobert y Fully (1960) se asignó a
cada individuo un edad probable (mencionado por Rodríguez, 2011: 180, 181).
Posteriormente se agruparon por edades así: Subadulto: menor de 20 años;
adulto joven: 20- 35 años; adulto medio: 35-55 años y adulto mayor: mayor a 55
años.
Posteriormente se procede a registrar las lesiones óseas de cada individuo según la
ubicación en los diferentes huesos que componen el cráneo, el tipo de lesión como
hundimiento, perforación, corte, abultamiento y fractura, además del diámetro de cada
6. Presentación de la muestra y análisis de resultados 61

lesión. También se estableció la cronología de las lesiones como antemortem,


perimortem y posmortem de acuerdo a la positiva o negativa reparación ósea.
Con el ánimo de establecer frecuencias y tendencias en la ubicación de las lesiones, se
caracterizó el cráneo en cinco áreas así: anterior, superior, posterior, lateral izquierdo y
lateral derecho, que se componen por los siguientes huesos:
 Anterior: Hueso frontal, borde supraorbitario, hueso nasal, vómer, hueso
cigomático, maxilar superior y mandíbula.
 Superior: Huesos parietales, hueso frontal.
 Posterior: Huesos parietales y occipital.
 Lateral izquierdo y lateral derecho: Hueso parietal, hueso temporal y ala mayor
del esfenoides.
Los individuos de la muestra Cácota, Sitio 7 B-48 y Cácota, Sitio 7 B-49, son
trasladados al área de radiología de la Facultad de Odontología para realizar estudio
radiológico sobre las áreas lesionadas y confirmar el daño estructural. Por la magnitud de
la lesión y la confirmación de daño estructural en la radiografía, se decide realizar Estudio
de Tomografía Volumétrica de Haz Cónico al individuo Cácota, Sitio 7 B-49, con
rendrización volumétrica, cortes transaxiales (plano horizontal) y cortes axiales (en plano
sagital), en ambos casos, de 200 micras cada 2 milímetros, sobre el área de la lesión
(borde supraorbitario derecho).
Para las radiografías, el kilovoltaje empleado fue 80, los miniamperios de 8 y el tiempo de
exposición de 0,1 segundos. En la Tomografía, el kilovoltaje fue de 86, los miniamperios
de 4 y el tiempo de exposición de 6,33 segundos.
Como última parte de la investigación se procede a caracterizar estos datos de forma
estadística para determinar las frecuencias de los traumas de acuerdo al sexo y al grupo
de edades.
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
62

Tabla 6-1: Síntesis de la muestra con clasificación de sexo y edad

Nº 1 Estimación del sexo Estimación de la edad Grupo de edad

1 Silos Sitio 1 B46 Indeterminado Entre 4-6 años Infante


2 Silos Sitio 1 B47 Femenino 15-20 años Subadulto
3 Cácota Sitio B48 Masculino 25-30 años Adulto joven
4 Cácota Sitio B49 Masculino 20-25 años Adulto joven
5 Mutiscua 1 Femenino 20-25 años Adulto joven
6 Mutiscua 2 Masculino 20-25 años Adulto joven
7 Mutiscua 3 Masculino 35-40 años adulto medio
8 44-IX-2073 Indeterminado 20-25 años Adulto joven
Probablemente
9 44-IX-2076 masculino 20-25 años Adulto joven
Probablemente
10 44-IX-2077 masculino 20-25 años Adulto joven
11 44-IX-2079 Femenino 35-40 años Adulto medio
12 44-IX-2080 Masculino 30-35 años Adulto joven
13 44-IX-2081 Masculino 30-35 años Adulto joven
Probablemente
14 44-IX-2084 masculino 25-30 años Adulto joven
15 44-IX-2085 Femenino 20-25 años Adulto joven
16 44-IX-2086 Masculino 20-25 años Adulto joven
17 44-IX-2089 Masculino 20-25 años Adulto joven
Probablemente
18 44-IX-2092 masculino 20-25 años Adulto joven
Probablemente
19 44-IX-2094 masculino 25-30 años Adulto joven
Probablemente
20 44-IX-2095 femenino Adulto/indeterminado Indeterminado
Probablemente
21 44-IX-2098 femenino 45-50 años Adulto medio
Probablemente
22 44-IX-2101 masculino Menor 20 años Subadulto
23 44-IX-2102 Indeterminado Menor 20 años Subadulto
24 44-IX-2104 Femenino 20-25 años Adulto joven
Probablemente
25 44-IX-3105-0-3105 femenino 20-25 años Adulto joven
6. Presentación de la muestra y análisis de resultados 63

6.4 Descripción de las lesiones halladas en la muestra

Identificación del individuo: Cácota, Sitio 7 B-


48
Sitio de hallazgo: Vereda Licalígua, Cácota,
Norte de Santander
Sexo: Masculino
Rango de edad: 20- 25 años
Grupo de edad: Adulto joven
Descripción de la lesión
El individuo presenta un hundimiento en el Fotografía 6-1: Individuo Cácota,
Sitio 7 B-48
hueso frontal, que parece haberse realizado con
el cuerpo de una macana o un arco, pues su forma es alargada y registra una extensión
de 62 mm con un ancho medio de 15 mm. Por la remodelación ósea de la lesión, este
trauma se clasifica como antemortem.
Por la magnitud de la lesión, se decide llevar la muestra para apoyo diagnóstico en
radiología, apreciándose daño en dos zonas de la tabla externa del hueso frontal tal
como se observa en la imagen 6-1.
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
64

Imagen 6-1: Radiografía individuo Cácota, Sitio 7 B- 48

Vista anterior. No se evidencia daño en cortical externo del hueso frontal.


6. Presentación de la muestra y análisis de resultados 65

Identificación del individuo: Cácota, Sitio 7 B-49


Sitio de hallazgo: Vereda Licalígua, Cácota, Norte
de Santander
Sexo: Masculino
Rango de edad: 20- 25 años
Grupo de edad: Adulto joven
Descripción de la lesión:
Adulto joven de sexo masculino que presenta Fotografía 6-2: Individuo Cácota, Sitio 7 B-
49
cuatro lesiones. La primera es un hundimiento
circular en borde supraorbitario derecho de 27x30
mm de diámetro. Por la forma y la extensión que
presenta, la lesión pudo generarse con un objeto
redondo, posiblemente una roca. También se
encuentra una lesión irregular en el hueso frontal,
algo cerca al punto craneal conocido como
bregma, con un diámetro aproximado de 28x26 Ilustración 6-1: Lesiones de individuo
Cácota, Sitio 7 B-49
mm. La tercera y cuarta lesión se encuentran en el
parietal derecho. Una de ellas tiene una forma alargada de 40 mm de longitud; la otra de
forma circular tiene un diámetro de 17x18 mm. Lo común de estas lesiones es que
registran remodelación ósea, razón por la cual se categorizan como antemortem.
Por la magnitud de la lesión localizada en el borde supraorbitario derecho, se decide
llevar la muestra para apoyo diagnóstico en radiología. En la radiografía (imagen 6-2) se
evidencia daño en la tabla externa del borde supraorbitario, por tal razón, se determina
realizar un Estudio de Tomografía Volumétrica de Haz Cónico para evidenciar con mayor
precisión la lesión de este individuo.
Dentro del apoyo diagnóstico, se realiza una rendrización volumétrica (Imagen 6-3),
cortes transaxiales (Imagen 6-4) y cortes axiales (Imagen 6-5), en donde se percibe con
mayor detalle la lesión, siendo evidente que se presentaron múltiples fracturas,
afectación del cortical externo e interno del borde supraorbitario, que generó asimetría en
la órbita si se le compara con la del lado izquierdo, afectación del complejo
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
66

frontoesfenoidal, sin embargo, hubo cicatrización completa, clasificando la lesión como


antemortem, como ya se había mencionado.
Imagen 6-2: Radiografía individuo Cácota, Sitio 7 B-49

Vista lateral derecha. Se evidencia daño en cortical externo del borde supraorbitario
derecho.
6. Presentación de la muestra y análisis de resultados 67

Imagen 6-3: Redrización individuo Cácota, Sitio 7 B-49

Arriba vista anterior y abajo vista anterolateral derecha


Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
68

Imagen 6-4: Cortes transaxiales en individuo Cácota, Sitio 7 B-49

Entre el corte 16 y 29 se aprecia la afectación en el cortical interno y externo


6. Presentación de la muestra y análisis de resultados 69

Imagen 6-5: Cortes axiales en individuo Cácota, Sitio 7 B-49

Desde el corte 3 se puede apreciar la afectación sobre el borde supraorbitario derecho en


lo que se refiere a simetría
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
70

Identificación del individuo: 44- IX- 2084


Sitio de hallazgo: Vereda Cáraba, municipio de
Silos, Norte de Santander
Sexo: Probablemente masculino
Rango de edad: 20- 25 años
Grupo de edad: Adulto joven
Descripción de la lesión
Es un adulto joven probablemente masculino que
registra un hundimiento en hueso frontal con un
diámetro de 35x24 mm. A partir de esta lesión se
generó una fractura lineal que se extendió hasta el
Fotografía 6-3: Individuo 44- IX- 2084
hueso nasal, por la fuerza (energía) que se le
imprimió al impacto de 63 mm de longitud. Presuntamente se generó con un objeto
contuso de base circular. Del hundimiento en el hueso frontal se presume que es una
lesión antemortem por el remodelamiento óseo, sin embargo, la cronología de la fractura
no se puede establecer, ya que no se puede determinar si se presentó remodelación
ósea.
6. Presentación de la muestra y análisis de resultados 71

Identificación del individuo: 44- IX- 2094


Sitio de hallazgo: Vereda Cáraba, municipio de Silos, Norte de Santander
Sexo: Masculino
Rango de edad:
Grupo de edad: Adulto joven
Descripción de la lesión
Este individuo presenta dos (2) lesiones en el hueso frontal: la primera por encima de la
glabela en donde se evidencia un hundimiento de 25x23 mm de diámetro, que
posiblemente generó una fractura en el cortical interno del hueso frontal como una
manera de dispersar la energía generada por el impacto; la segunda lesión es una
perforación que está ubicada en el etmoides izquierdo, cuyo diámetro de la cara externa
es de 14x15 mm y de la cara interna de15x20 mm.
No se puede establecer si los dos (2) traumas se generaron en un mismo momento, pero
los elementos con que se causaron las lesiones y la fuerza que se aplicó para producirlas
eran diferentes, porque el segundo trauma (cercano al etmoides) se generó con un objeto
contundente pero más agudo, ya que se logró perforar el hueso. La dirección en ambas
lesiones se originó de derecha a izquierda. Por la remodelación ósea que presentan las
lesiones, se clasifican como antemortem.

Fotografía 6-4: Individuo 44- IX- 2094

A) Hundimiento en hueso frontal; B) Posible fractura en endocráneo; C) Perforación al lado izquierdo hueso
frontal D) Reparación ósea de la preforación
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
72

6.5 Presentación de los resultados

6.5.1 Información recuperada de la revisión de la muestra


La muestra compuesta esta por 25 individuos se clasifica por sexo de acuerdo al sistema
de gradación del dimorfismo sexual para los rasgos craneales como cresta nucal,
proceso mastoideo, borde supraorbitario y glabella propuesto por Buikstra y Ubelaker
(Tomado de Rodríguez, 2011) encontrándose la siguiente distribución:
Tabla 6-2: Distribución de la muestra de acuerdo al sistema de Gradación del dimorfismo
sexual

Estimación del sexo Cantidad %


Femenino 5 20%
Probablemente femenino 3 12%
Indeterminado 3 12%
Probablemente
masculino 6 24%
Masculino 8 32%
Total 25 100%

En lo que se refiere a la edad, se clasificaron los cráneos con base en la obliteración de


las suturas craneales que ofrece Dérobert y Fully (mencionado por Rodríguez, 2011: 180,
181). El menor de 12 años fue categorizado como infante de acuerdo a los estadios de
formación y erupción dental que propone Ubelaker (mencionado por Rodríguez, 2011:
156).
Posteriormente, cada individuo se ubicó en un grupo de edad así: Subadulto: menor de
20 años; adulto joven: 20- 35 años y adulto medio: 35-55 años. No se incluyó el grupo de
edad mayor de 55 años porque ninguno de los individuos entra en esta categoría. De
esta clasificación, resultó la siguiente distribución:
Tabla 6-3: Distribución de la muestra de acuerdo a los grupos de edad

Grupo de edad Rango de edad Cantidad %


Infante < 12 años 1 4%
Subadulto 12-20 años 3 12%
Adulto Joven 20-35 años 17 68%
Adulto medio 35-55 años 3 12%
Indeterminado - 1 4%
Total - 25 100%
6. Presentación de la muestra y análisis de resultados 73

Como resultado de la combinación de estas dos variables resultó la siguiente


distribución:

Tabla 6-4: Distribución de la muestra de acuerdo al sexo y al grupo de edad


Estimación del sexo/ Grupo de edad Infante Subadulto Adulto Joven Adulto medio Indeterminado Total
Femenino - 1 4 1 - 6
Probablemente femenino - - 1 1 1 3
Indeterminado 1 1 1 - - 3
Probablemente masculino - 1 2 - - 3
Masculino - - 9 1 - 10
Total 1 3 17 3 1 25

Con el ánimo de encontrar tendencias en la distribución de las lesiones por sexo se


caracterizó el resultado de la gradación del dimorfismo sexual en tres grupos: Masculino/
probablemente masculino; femenino/ probablemente femenino e indeterminado como se
observa en la siguiente tabla:

Tabla 6-5: Distribución por sexo

Sexo Nº %
Masculino/ Probablemente masculino 14 56%
Femenino/ Probablemente femenino 8 32%
Indeterminado 3 12%
Total 25 100%

De los 25 cráneos revisados, 13 de ellos presentaron algún tipo de lesión, es decir un


48% (13/25). Para este caso, no considera la distribución por sexo como se advierte a
continuación:

Tabla 6-6: Porcentaje de individuos con algún tipo de lesión

Cantidad %
Con trauma 13 52%
Sin trauma 12 48%
Total 25 100%
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
74

En los 13 individuos que presentaron algún tipo de lesión, se encontraron 30 lesiones,


siendo más frecuente en hombres (25/30), que en mujeres (3/30) y en indeterminados
(2/30) tal como se encuentra en la siguiente tabla:

Tabla 6-7: Distribución de las lesiones por sexo

Sexo Nº %
Masculino 25 83,3%
Femenino 3 10,0%
Indeterminado 2 6,7%
Total 30 100%

Con base a la anterior información, se presenta la ilustración 6-2 que da cuenta de la


distribución de las lesiones de acuerdo al sexo, además de mostrar la localización de las
diferentes lesiones de acuerdo a las cinco áreas que se mencionaban al inicio del
capítulo como: anterior, superior, posterior, lateral izquierdo y lateral derecho:

Ilustración 6-2: Ubicación de las lesiones por sexo


Tabla 6-8: Síntesis de los individuos lesionados y la localización de las lesiones.
Cronología de la
Individuo Nº Tipo de lesión1 Descripción y ubicación de la lesión
lesión2
Cácota Sitio
1 Hundimiento Hundimiento en tabla externa de hueso frontal de 62x15 mm, que se generó objeto largo. Antemortem
B48

6. Presentación de la muestra y análisis de resultados


Cácota Sitio Hay 4 hundimientos: Borde supraorbitario derecho de 27x30 mm de diámetro, hueso frontal con 28x26 mm
2 Hundimiento Antemortem
B49 y 2 en parietal derecho de 40 mm de longitud y de 17x18 mm

3 Abultamiento Abultamiento en lado izquierdo de hueso frontal de 13x12 mm de diámetro Antemortem


Mutiscua 2
Hay 5 hundimientos: Tres están ubicados en el lado ziquierdo del hueso frontal de 5x5mm, 8x6 mm y
4 Hundimiento Antemortem
Mutiscua 3 10x5mm de diámetro ; otro en parietal izquierdo de 16 mm y el otro en parietal derecho 14x12 mm
Perforación/ Perforación con callo óseo en lado izquierdo de hueso frontal de 23x22 mm de diámetro. Hundimiento en
5 44-IX-2073 Antemortem
Hundimiento parietal izquierdo de 16x17 mm de diámetro.
Erosión que corresponde con procesos tafonómicos que abarca el hueso frontal y parietal izquierdo de
6 44-IX-2077 Erosión Posmortem
76x57 mm de diámetro.
Cortes ubicados en hueso frontal al lado izquierdo y derecho. El primero de 19 mm; el segundo de 40 mm de
7 44-IX-2079 Corte posmortem
longitud

8 44-IX-2080 Hundimiento Hundimiento en parte inferior de parietal izquierdo de 17x15 mm de diámetro Antemortem

Hay 2 hundimientos: Lado izquierdo de hueso frontal de 35x26 mm de diámetro; borde supraorbitario
Hundimiento/ Antemortem/
9 44-IX-2081 derecho de 7x13 mm. Cortes que se ubican en parietal, ala mayor de esfenoides y temporal izquierdo de 71
corte Posmortem
mm, 36 mm y 33 mm.
Hundimiento/ Antemortem/
10 44-IX-2084 Hundimiento en lado izquierdo del frontal de 35x24 mm. Fractura de 63 mm de longitud.
Fractura Indeterminado
Hundimiento/ Hay 2 hundimientos: Parietal derecho 18x8 mm de diámetro; borde supraorbitario derecho de 14x17 mm.
11 44-IX-2086 Antemortem
Corte Corte en lado derecho de hueso frontal 15 mm remodelada
Hundimiento en hueso frontal cerca de la glabela, en la tabla interna se encuentra una fractura lineal
Hundimiento/
12 44-IX-2094 producto del hundimiento. En el lado izquierdo del frontal cerca al etmoides hay una perforación con Antemortem
Perforación
remodelación ósea.
Erosión en parte posterior del cráneo que abarca los huesos temporales y el occipital, de 68x53 mm de
13 44-IX-2098 Erosión Posmortem
diámetro
Notas:
1. Hundimiento, perforación, corte, erosión, abultamiento y fractura. 2. De acuerdo a la positiva o negativa reparación ósea: Antemortem, perimortem,
posmortem

75
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
76

6.5.2 Integración de los resultados


Con base en la información obtenida a partir de la revisión de la muestra que se presentó
en el ítem anterior, se realiza la prueba de Chi- cuadrado (χ2) con el ánimo de establecer
si hay o no hay significancia del sexo con el número de individuos afectados y la
distribución de las lesiones, como se presenta a continuación:

Tabla 6-9: Distribución de lesiones por sexo. Frecuencias y valores del estadístico χ2

Individuos Distribución de
Individuos afectados afectados/sexo lesiones
Sexo n N % n N % n N %
Masculino 10 12 83,3% 10 14 71,4% 25 28 89,3%
Femenino 2 12 16,7% 2 8 25,0% 3 28 10,7%
P 0.0209 - 0.0354 - 0.0001 -
*p<0,05

Los resultados de la tabla 6-9 muestran que existe una diferencia estadísticamente
significativa entre el sexo y la presencia de lesiones.
Por otro lado, a través de la misma prueba se busca determinar si hay o no hay
significancia de la edad con el número de individuos afectados y la distribución de las
lesiones, tal como se observa en la tabla 6-10:

6-10: Distribución de lesiones por edad. Frecuencias y valores del estadístico χ2

Individuos Distribución de
Individuos afectados afectados/edad lesiones
Edad n N % n N % n N %
Adulto Joven 10 13 76,9% 10 17 58,8% 23 30 76,7%
Adulto Medio 3 13 23,1% 3 3 100,0% 7 30 23,3%
P 0.0522 - 0.1680 - 0.0035 -
*p<0,05

Los resultados estadísticos muestran que hay relación entre la edad y la distribución de
las lesiones para adulto joven y adulto medio. No fue estadísticamente significativa la
relación entre edad e individuos afectados. Desde el análisis estadístico llama la
6. Presentación de la muestra y análisis de resultados 77

atención que todos los individuos que representan el grupo de edad adulto medio
presentan algún tipo de lesión.

En lo que respecta a los tipos de lesión, se encontró que el tipo más frecuente fue el
hundimiento, lo que representa un 60% (18/30):

Tabla 6-11: Cantidad y porcentajes para cada tipo de lesión

Tipo de lesión n %
Erosión 2 6,7%
Hundimiento 18 60,0%
Perforación 2 6,7%
Corte 6 20,0%
Abultamiento 1 3,3%
Fractura 1 3,3%
Total 30 100,0%

Teniendo en cuenta los sexos afectados, los grupos de edades y los tipos de lesión, se
encontró que en los individuos masculinos agrupados como adultos jóvenes presentan
con mayor frecuencia hundimiento (tipo de lesión) como se presenta a continuación:

Ilustración 6-3: Frecuencia de tipos de lesión según sexo y edad

45,0%
40,0%
35,0%
30,0%
25,0% F-AJ
20,0%
15,0% F-AM
10,0% M-AJ
5,0%
M-AM
0,0%

Nota: F= Femenino; M= Masculino; AJ= Adulto Joven y


AM= Adulto Medio
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
78

Sobre la localización de las lesiones por regiones, se encontró mayor número de lesiones
en el lateral izquierdo (11/30), seguido de la zona anterior (10/30) y la región superior
(6/30) con las siguientes relaciones porcentuales:

Tabla 6-12: Localización anatómica por regiones del cráneo

Nº %
Anterior 10 33%
Superior 6 20%
Lateral izquierdo 11 37%
Lateral derecho 2 7%
Posterior 1 3%
Total 30 100%

6.6 Conclusiones
Si bien este trabajo evidencia los traumas de individuos que pertenecieron al grupo
denominado Chitareros, la información registrada no establece que los traumas sean
resultado de conflictos por el poder, por el acceso a los recursos, violencia doméstica o
catarsis organizada. Sin embargo, los datos que se obtuvieron de este trabajo podrán ser
base de futuras investigaciones para revisiones a este mismo trabajo o para el análisis de
restos esqueletizados provenientes de diferentes latitudes del territorio colombiano.
La mayoría de los golpes que se registraron se ubicaron en la región lateral izquierda y
anterior, con notable frecuencia en el hueso frontal, lo que indica que los combates
fueron cara a cara. Además, en la mayoría se generaron de derecha a izquierda (agresor
diestro), causando mayores traumatismos en el lado izquierdo de los individuos. Sin
embargo, no puede descartarse que los traumas que se localizaron en otras regiones
puedan corresponder a situaciones de violencia, solo que se generaron sin tener en
cuenta un objetivo definido. Lamentablemente para este trabajo no se contó con el
esqueleto poscraneal para establecer si se presentaron fracturas de parry o de paro en el
cúbito como un mecanismo defensivo para proteger la cabeza y la cara.
No debe descartarse por completo que los traumas que están ubicados en la región
superior pueda indicar una actitud de defensa y sumisa de la víctima como una manera
de proteger la cara de los ataques de su agresor o la huida como forma de proteger su
vida.
6. Presentación de la muestra y análisis de resultados 79

La muestra de los individuos agrupados bajo la categoría de infantes y subadultos no


presentó lesiones, lo que hace pensar que la participación de “menores” en actividades
violentas independiente de su finalidad no era permitida o estaba restringida.
Con relación a la edad y al sexo, se encontró que las lesiones son frecuentes en adulto
joven masculino. Sin embargo, esta distribución de lesiones en este grupo de edad no es
muy diciente puesto que la mayoría de los cráneos está categorizado en este grupo de
edad.
A pesar de que se encuentran rasgos particulares que indican que las lesiones se
generaron por situaciones de violencia, no debe perderse de vista que también se
pudieron originar por situaciones accidentales como caídas.
Es posible que por la cercanía entre Yuko- Yukpa, Motilones y Chitareros, éste último
haya asumido la práctica de la violencia de sus vecinos(ya fuera ritual o catártica). Por tal
razón, no se puede decir que la violencia era una práctica exclusiva de un grupo étnico,
ya que por la cercanía geográfica de los grupos étnicos del área norte santandereana,
estos pudieron organizar conjuntamente celebraciones violentas donde no importaba el
origen étnico del oponente.
Los traumas que se encontraron en la muestra tenían altas frecuencias de cicatrización,
lo que indicaría que no se buscaba la muerte de los individuos, lo cual refuerza la idea de
que la violencia interpersonal estaba asociada a prácticas de tipo ritual y/o catártico tal
como se observó en el apartado de casos de violencia.
Teniendo en cuenta el rango de edad que se asignó a los cráneos, se puede pensar que
los hombres pertenecientes a esta etnia no alcanzaban la barrera de la edad media
(máximo 40 años), contrario a lo que se observa en las mujeres que alcanzan el rango de
edad de 45- 50 años.
Observando la ilustración 6-2, se encuentra que las formas halladas con mayor
frecuencia en las lesiones fueron circulares/ ovoides. Por estas formas, se presume que
posiblemente se realizaron con la base de arcos, garrotes y/o macanas de gran dureza
de bordes romos, que dañaron la continuidad de la tabla externa del cráneo, generando
hundimientos principalmente. Para este caso se descartan las lesiones encontradas en
los individuos 44-IX- 2077 y 44-IX-2098, porque son lesiones posmortem por procesos
tafonómicos.
No se puede determinar si los hombres y mujeres participaban en igualdad de
condiciones en actividades guerreras, rituales y/o catárticas, porque la representación de
cráneos femeninos es baja (solo 8 individuos).
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
80

Aunque hay casos en que la violencia interpersonal se presenta por competencia de


recursos como el área norte santandereana, que tiene algunas zonas con suelos poco
propicios para el cultivo de diferentes productos, esto no pudo ser un motivo definitivo
para que se desarrollara una violencia por acceso de recursos, ya que el grupo (o
algunos miembros) podía movilizarse para la obtención de los mismos a otras alturas por
la cercanía de las mismas, además de contar con varias afluentes que proveían de agua
a los cultivos y obtener alimentos mediante intercambios con grupos étnicos como los
Guane, los U´wa o Tubenos e incluso los Muiscas por el sur y oriente con respecto a los
Chitareros; con Motilones y Yuko Yukpa por el norte.
El conflicto intraétnico no se puede “reducir” a un permanente estado de guerra sin
justificación, pues hay variables que hacen que la violencia se manifieste de forma
organizada como estrés ambiental, la usurpación del poder, la reducción de individuos
como mano de obra para la explotación de recursos, solución de conflictos, etc.
Resulta interesante que en la mayoría de los casos la violencia primitiva se aplica por
solidaridades a nivel grupal, para la solución de asuntos personales. Además de ser de
gran importancia en la construcción de identidad tal como se evidencia en el Tinku.
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Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
88

Anexo A: Ficha de recolección de datos


HOJA DE DATOS PARA EL REGISTRO DE LAS CONDICIONES DE LOS CRANEOS

I. Nombre:

II. Estimación del sexo.

Femenino Observaciones:
Probablemente femenino
Indeterminado
Probablemente masculino
Masculino

III. Estimación del rango de edad.

Infante. Observaciones:
Adulto joven
Adulto medio
Adulto
Indeterminado

IV. Estimación del tipo de lesión.

A. Estimación desde el posible tipo de lesión. (tipo de lesión hallada)

Erosión Observaciones:
Perforación
Abultamiento
Fractura
Sin trauma

C. Descripción del trauma:

V. Localización del trauma.

Anterior Observaciones:
Superior
Posterior
Lateral izquierdo
Lateral derecho

VI. Cronología de la lesión.

Antemorten Observaciones:
Perimorten
Posmorten
Anexo B: Descripción de las lesiones
halladas en la muestra

Identificación del individuo: Mutiscua 2


Sitio de hallazgo: Mutiscua, Norte de
Santander
Sexo: Masculino
Rango de edad: 20-25 años
Grupo de edad: Adulto joven
Descripción de la lesión
El individuo presenta un abultamiento en
el lado izquierdo del hueso frontal de 13x12 mm de diámetro. Este crecimiento
irregular del hueso llama la atención, puesto que es el único que presenta este
tipo de remodelamiento óseo y pudo formarse tras un golpe (sin que pueda
determinarse su ocurrencia). Por los bordes redondeados que presenta esta
lesión, se clasifica como antemortem.
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
90

Identificación del individuo: Mutiscua 3


Sitio de hallazgo: Mutiscua, Norte de
Santander
Sexo: Masculino
Rango de edad: 35-40 años
Grupo de edad: Adulto medio
Descripción de la lesión
El individuo cuenta con cinco lesiones. Se
encuentran tres lesiones seguidas en el
lado izquierdo del hueso frontal, cerca
de la sutura coronal: la primera es de
5x5 mm de diámetro; le sigue una de
8x6 mm levemente por encima de la
primera; posteriormente se encuentra
una de 10x5 mm, alargada, ligeramente por encima de las que le anteceden. La
cuarta lesión se encuentra en el parietal izquierdo, cerca de la sutura coronal y de
las lesiones ya mencionadas, de 16 mm de longitud. Es muy particular la cercanía
de las cuatro lesiones, que pudieron generarse con un objeto de varias puntas o
el agresor le propinó los golpes a su víctima en la misma zona. Por último se
encuentra una lesión en el parietal derecho cerca a la sutura lambdoidea de
14x12 mm de diámetro. Las características comunes que presentan estas
lesiones es que son hundimientos, tienen bordes redondeados, por lo que se
clasifican como antemortem.
Anexo B: Descripción de las lesiones halladas en la muestra 91

Identificación del individuo: 44- IX- 2073


Sitio de hallazgo: Vereda Carabá, municipio
de Silos, Norte de Santander
Sexo: Indeterminado
Rango de edad: 20- 25 años
Grupo de edad: Adulto joven
Descripción de la lesión
Este individuo presenta dos lesiones: una
perforación en el hueso frontal al lado izquierdo
y un leve hundimiento en parietal izquierdo. El
diámetro de la lesión del hueso frontal es de
23x22 mm, que sugiere fue causado con un
elemento puntiagudo que funcionó como
proyectil, que dio lugar a la perforación del
hueso. La lesión se generó de arriba hacia abajo
y de izquierda a derecha. El diámetro que se
registra de la lesión del hueso parietal es de
16x17 mm y se presume que se ocasionó con un objeto de base circular de arriba
hacia abajo y de adelante hacia atrás. En ambos casos hay remodelación ósea,
por tal razón se clasifican como antemortem.
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
92

Identificación del individuo: 44- IX- 2077


Sitio de hallazgo: Vereda Carabá,
municipio de Silos, Norte de Santander
Sexo: Probablemente masculino
Rango de edad: 20-25 años
Grupo de edad: Adulto joven
Descripción de la lesión
El individuo presenta una erosión en la
cara lateral izquierda, que abarca el hueso
frontal y parietal izquierdo de forma cercana a la ovoide, de 76x57 mm de
diámetro. Esta lesión se clasifica como posmortem asociada a procesos
tafonómicos.

Identificación del individuo: 44- IX- 2079


Sitio de hallazgo: Vereda Carabá,
municipio de Silos, Norte de Santander
Sexo: Femenino
Rango de edad: 35- 40 años
Grupo de edad: Adulto medio
Descripción de la lesión
Se trata de un individuo femenino, adulto
medio con deformación craneana. Presenta
dos (2) huellas de corte ubicadas en el
hueso frontal, una al lado izquierdo con una
longitud de 19 mm y la otra al lado derecho
de 40 mm de longitud realizada con un
objeto de borde cortante. Como las
lesiones no presentan bordes remodelados, se clasifican como posmortem.
Anexo B: Descripción de las lesiones halladas en la muestra 93

Identificación del individuo: 44- IX- 2080


Sitio de hallazgo: Vereda Carabá,
municipio de Silos, Norte de Santander
Sexo: Masculino
Rango de edad: 30- 35 años
Grupo de edad: Adulto medio
Descripción de la lesión
Aunque no es muy visible en el material
fotográfico, se encuentra un hundimiento de 17x15 mm de forma muy cercana a
la circular en el hueso parietal izquierdo y a la sutura temporofrontal, con bordes
redondeados indicando que se trata de una lesión antemortem. La lesión se
produjo con un objeto contundente, de arriba hacia abajo y de derecha a
izquierda.
Condiciones de vida del grupo prehispánico Chitarero. Evidencias bioarqueológicas de violencia
interpersonal
94

Identificación del individuo: 44- IX-


2086
Sitio de hallazgo: Vereda Carabá,
municipio de Silos, Norte de Santander
Sexo: Masculino
Rango de edad: 20- 25 años
Grupo de edad: Adulto joven
Descripción de la lesión
Adulto joven de sexo masculino.
Presenta tres lesiones: dos hundimientos
y un corte. Un hundimiento en el borde
supraorbitario derecho cuyo diámetro es
de 14x17 mm y otro en el hueso parietal
derecho, próximo a la sutura coronal con
un diámetro de 18x8 mm. En el lado
derecho de hueso frontal próximo a
sutura coronal, hay una huella de corte cuyo diámetro es de 15 mm. En todas las
lesiones se puede apreciar cicatrización, puesto que los bordes son redondeados
y por eso se clasifican como lesiones antemortem.
El golpe del hueso parietal se generó de atrás hacia adelante, con un objeto
contundente. El trauma del borde supraorbitario, se generó de derecha a
izquierda y de arriba hacia abajo.
Anexo B: Descripción de las lesiones halladas en la muestra 95

Identificación del individuo: 44- IX- 2098


Sitio de hallazgo: Vereda Carabá, municipio
de Silos, Norte de Santander
Sexo: Probablemente femenino
Rango de edad: 45-50 años
Grupo de edad: Adulto medio
Descripción de la lesión
El individuo presenta una erosión en la parte
posterior del cráneo que abarca los huesos
temporales y el occipital de forma ovoide, de 68x53 mm de diámetro. Esta lesión
se clasifica como posmortem asociada a procesos tafonómicos.

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