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Historia
Historia
Con el ascenso de Julio Argentino Roca (1880) a la cargo de presidencia, un nuevo grupo dirigente
se hizo la conducción del país. Muchos de sus integrantes eran nicos y cultos, y contaban con
prestigio social, redes y vinculos políticos en sus lugares de origen o radicación. Asimismo, estos
hombres contaron con un círculo de intelectuales fueron los encargados de conformar un
soporte ideológico al régimen. Este grupo recibió el nombre de "generación del 80".
En este grupo participaron el médico y funcionario José María Ramos Mejía; Carlos Pellegrini
(quien alcano la presidencia en 1890, tras la renuncia del presidente Juarez Celman); el escritor
Lucio V. Mansilla, y el médico y escritor Eduardo Wilde, entre tantos otros. Esta generación,
integrada por jóvenes universitarios, llevó al extremo el programa político delineado en las
décadas anteriores por Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento. No obstante,
también incorporaron a ese programa sus propias improntas.
Estos intelectuales fueron responsables de una sete de discursos que redefinieron la
nacionalidad en la Argentina. En efecto, establecieron una idea de nación que justificó la
subordinación de las identidades regionales impulsaron la idea de el ser argentino
debía estar por encima de las identidades provinciales. En términos económicos, la generación
del 80 adheria al liberalismo. Por eso, defendían la integración plena de la república en el
mercado mundial y para ello fomentaron el desarrollo de las actividades agrícola-ganaderas. Con
este objetivo, desde los ministerios, el periodismo o el palacio legislativo impulsaron medidas
destinadas a eliminar las trabas que podrían impedir el desarrollo pleno del modelo
agroexportador.
Por otra parte, adherían al positivismo, una corriente filosófica que sostenía la única manera
válida de conocimiento era la científica. Pero estos hombres no solo propusieron el positivismo
como base de estudios científicos, sino que lo impulsaron para obtener la modernización de las
instituciones y, más aun, para entender a la sociedad.
Así, el positivismo junto al evolucionismo fueron las bases de un pensamiento ideológico que
justificó la evolución y la selección natural, las diferencias y las jerarquías sociales Sque existían
entre los hombres y las elevó al rango de científicas.
Otro rasgo característico de estos hombres fue su laicismo. Por ello justificaron y apoyaron la
separación entre la Iglesia y el Estado. En este marco, impulsaron la ley de educación común,
laica y gratuita, el establecimiento de una ley que dispusiera el matrimonio civil y la creación del
registro nacional de las personas.
Política y Estado
Cuando Julio A. Roca alcanzó la presidencia en 1880, las fuerzas políticas del interior del país que
lo respaldaron asumieron que el triunfo representaba el establecimiento de una nueva
hegemonía política ca- paz de resguardar algunos intereses provinciales. Estas ideas tenían su
sustento en el hecho de que había sido la alianza conformada por la llamada Liga de
Gobernadores, aunada en torno al Partido Autonomista Nacional, lo que había permitido
derrotar a los porteños.
El PAN, nacido en el seno de un grupo reducido de personas poderosas del Interior, fue una
alianza política entre gobernadores y políticos influyentes. Desde este partido, los hombres del
Interior impulsaron el resguardo de ciertos intereses regionales a nivel nacional. En la práctica,
esto significaba superar los conflictos entre la nación y las provincias que habían dominado la
escena política en el pasado.
Desde entonces, y hasta 1910, Roca y los que lo sucedieron establecieron un complejo sistema
de coopta- ción, acuerdos y alianzas entre las diferentes provincias para mantener y reforzar el
régimen político conserva- dor. De esta forma, los hombres del PAN se aseguraron la sucesión en
el poder, práctica denominada por los contemporáneos como la política del acuerdo. Esta
implicaba arduas negociaciones que incluían recompensas y sanciones entre quienes se
consideraban capacitados para ejercer el poder.
Las ideas políticas de los hombres del PAN permearon al Estado: fue desde su seno, y en nombre
de la Constitución, que llevaron a cabo la tarea de recompensar a las provincias leales o
disciplinar a las díscolas. Así, tal como había hecho Mitre, Sarmiento y Avellaneda, la
intervención federal y el estado de sitio, fueron los dos instrumentos constitucionales que se
emplearon para tal fin.
Por otro lado, durante este período, el Estado nacional era una realidad más tangible que
contaba con diversas instituciones y empleados que podían hacer efectivas las acciones del
gobierno nacional. También era notable su rol en la definición de proyectos de envergadura, lo
que se hizo evidente en obras públicas de infraestructura y en el sistema de transporte.
Durante el gobierno de Roca en particular, se lle- varon a cabo medidas que marcarían la
presencia del Estado en todo el territorio. Por ejemplo, Roca impulsó una reforma monetaria,
que eliminó la emisión y cir- culación de monedas provinciales, estableciendo una moneda
común en todo el territorio nacional. Tam- bién promovió la organización de asuntos impositi-
vos y fiscales, buscando obtener los recursos necesa- rios para su funcionamiento.
En 1884 se sancionó la Ley de Territorios Nacio- nales con el objeto de organizar las antiguas
tierras indígenas incorporadas al resto del territorio luego de las campañas militares. Nacieron,
así, los Territo- rios nacionales de La Pampa, Río Negro, Neuquén y, poco después, Chubut, Santa
Cruz y Tierra del Fuego, Chaco, Formosa y Misiones. El Estado nacional tomó a su cargo esos
territorios recientemente constituidos, fundando ciudades, estableciendo las comunicaciones,
vendiendo las tierras públicas y propiciando el asenta- miento de colonos.
El Estado nacional también hizo sentir su presencia en aspectos relacionados con la educación,
un rubro fundamental para difundir y afianzar los símbolos, las creencias y tradiciones en torno
a la nación; en la asun- ción de nuevas funciones administrativas que antes tenía a su cargo la
Iglesia, y en la creación de ciertas ins- tituciones sanitarias con el objetivo de evitar la difu- sión
de epidemias y enfermedades.
Asimismo, la capacidad represiva del Estado ad- quirió una nueva dimensión al sancionar, a
comien- zos del siglo XX, un nuevo marco legal que posibili- taba la expulsión de los extranjeros
indeseables (ver capítulo 8).
La dinámica electoral
Pero no solo los inmigrantes tuvieron su prensa, sino que distintos grupos po- liticos o aunados
según los mismos principios ideológicos también colaboraron en la conformación de un intenso
espacio de intercambio y lectura política a partir de à prensa. Los sectores católicos, por ejemplo,
contaban con dos periódicos de relevancia: La voz de la Iglesia y El pueblo. Y también tuvieron
sus propios periódicos aquellos que fundaron nuevas agrupaciones políticas como el Partido
Radical y el Partido Socialista, o los grupos anarquistas. Tales emprendimientos ponen en evi-
dencia que, ante las propias características del régimen político, muchas personas op- taron por
participar de los debates públicos en instancias diferentes al acto de votar. De todas maneras,
también aquellos que apoyaban al PAN buscaron generar una opinión pública favorable al
régimen a partir de la prensa. ¿Para qué? Porque me- posible unificar opiniones y conformar
imágenes homogéneas sobre
diante ella era
la sociedad y el momento político que se estaba viviendo y, así, defender los actos de gobierno
y diseminar los principios ideológicos del liberalismo.
De leyes y confrontaciones