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COLECCIÓN DE HISTORIAS
Pero eso no es todo, los Conquistadores también eran grandes ayudantes. Ayudaron a
personas necesitadas, limpiaron parques y se convirtieron en amigos inseparables.
Descubrieron que servir a la comunidad es una parte esencial de la vida.
Y no olvidemos la parte espiritual. Los Conquistadores crecieron en su fe. Oraron juntos,
estudiaron la Biblia y aprendieron sobre Dios. Descubrieron que la fe y la amistad van de la
mano.
A medida que crecieron y se convirtieron en adultos responsables, llevaron consigo las
lecciones de amistad, servicio y fe. Dejaron un legado especial en la Iglesia Adventista,
demostrando que, con fe y amistad, ¡los jóvenes pueden conquistar el mundo y hacerlo un
lugar mejor!
Categoría: Naturaleza
Fuente: Cuentos de la Naturaleza
Público objetivo: Niño de 7 a 10 años
Duración: 7 minutos
Historia: En un rincón especial del bosque, los árboles tenían la costumbre de cantar al
amanecer. Cada día, al primer rayo de sol, levantaban sus ramas y hojas y entonaban una
hermosa melodía que llenaba el aire. Un día, un grupo de niños aventureros escuchó el
canto de los árboles. Se acercaron cautelosamente y se sintieron asombrados por la música
que resonaba en el bosque. Los árboles cantaban sobre la importancia de cuidar la
naturaleza, de proteger el hogar que compartían con animales y plantas.
Los niños se unieron al canto de los árboles y prometieron ser guardianes de la naturaleza.
Cuidaron de los árboles, limpiaron el bosque y aprendieron a vivir en armonía con la Tierra.
Con el tiempo, la melodía de los árboles se hizo más fuerte, y su mensaje se extendió por
toda la región. La gente comenzó a apreciar la naturaleza y a comprender su importancia
para la vida en la Tierra.
La historia de "El Canto de los Árboles" nos enseña que la naturaleza tiene su propia voz y
que debemos escucharla. Cada árbol, planta y animal tiene un papel vital en el equilibrio de
la Tierra. Cuidar de la naturaleza es nuestra responsabilidad, y cuando lo hacemos, vivimos
en armonía con el mundo que nos rodea.
Regresaron a su lugar original y compartieron sus pensamientos sobre cómo podrían aplicar lo que
habían leído en su vida diaria. Decidieron ser más compasivos, serviciales y amables con los demás.
Terminaron con una oración agradecida por el hermoso día y por las lecciones que habían aprendido.
Desde ese día, la Matutina de los jóvenes adventistas se volvió más especial y significativa.
Continuaron realizando actividades al aire libre para conectarse con Dios a través de su creación y
aplicar sus enseñanzas en su vida cotidiana. La Matutina se convirtió en un momento de inspiración y
renovación que fortaleció su fe y su relación con Dios.
BOSQUEJO COMPUESTO