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17, 1996
Resumen
En el presente trabajo se ofrecen los resultados de las excavaciones realizadas en el yacimiento ibérico de la
Torre de Foios, Lucena (l’Alcalatén), durante los años 1969, 1973, 1977 y 1978. Se plantea al mismo tiempo el tipo de
asentamiento al que podría corresponder tan singular estructura arquitectónica.
Abstract
At the present paper we study archaeologicals excavations made in the Iberic site of Torre de Foios, Lucena
(l’Alcalatén) in 1969, 1973, 1977 and 1978 years. There arises the question of settlement type to which could concern
such a singular architectonic structure.
Dentro de la historiografía arqueológica cas- metros sobre el nivel del mar, se encuentra edifi-
tellonense, uno de los primeros yacimientos cada la torre que da nombre al yacimiento, la cual
conocidos es el denominado Torre de Foios, según relatan Bosch y Senent fue descubierta por
situado en el término municipal de Lucena, en los el propietario del terreno Francesc Negre al rotu-
terrenos del Mas de Magdalena, concretamente rar unos bosques de encinas (Bosch, Senent,
en la partida de Foios, de la cual recibe el nom- 1915-20). Este promontorio se encuentra rodeado
bre. Aunque en la bibliografía, desde las mencio- en su parte norte, este y sur por el primer tramo
nes iniciales recibe el nombre de Torre de Foios, del nacimiento del barranco del Salt del Cavall,
se conoce en el lugar como Castellet del Mas de que desembocará en el río Mijares después de
Magdalena. pasar entre montañas y estrechos pasos, en oca-
Está situada a 3º 22’ 05” longitud este del siones de difícil acceso. En la parte alta de este
meridiano de Madrid, y 40º 08’ 10’’ latitud norte, barranco y a unos 3 kilómetros de la mencionada
hoja del Mapa Topográfico Nacional número 615 torre, encontramos pequeños yacimientos mine-
Alcora (Fig. 1). Topográficamente el yacimiento se ros de explotación de plomo.
asienta sobre una ligera prominencia dominando La torre dista de la costa 36 kilómetros en
un paso natural, en cuya parte más alta, a 898 línea recta. Las alturas del entorno se sitúan gene-
* Departament de Prehistòria i Arqueologia. Facultat de Geografia i Història. Universitat de València. Av. Blasco Ibáñez, 28. 46010
València. La Dra. M. Gil-Mascarell Boscá, lamentablemente falleció durante la elaboración de este trabajo.
** Serveis d’Investigacions Arqueològiques i Prehistòriques. Diputació de Castelló. Campus Penyeta Roja. Edifici D. 12080 Castelló de
la Plana.
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TRABAJOS REALIZADOS
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excavación y trabajos de campo a lo largo de los campañas de excavación en 1973, 1977 y 1978,
años 1973, 1977 y 1978. las cuales ofrecieron unos resultados que hasta la
actualidad no han sido dados a conocer en su
totalidad.
CAMPAÑAS DE EXCAVACIONES Al iniciar los trabajos se planteó la división del
área de excavación en cinco zonas (Fig. 3):
Tal y como hemos indicado los trabajos de Zona I: situada al sur de la torre.
campo fueron dirigidos por M. Gil-Mascarell, Zona II: situada al norte de la torre.
quien llevó a cabo la campaña de limpieza del Zona III: parte superior de los muros de la
yacimiento en 1969, al igual que las sucesivas torre.
Figura 2. Planta general del yacimiento con emplazamiento de la torre y estructuras anexas excavadas.
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Figura 3. Planta de la torre y de las estructuras excavadas en 1969, 1973, 1977 y 1978.
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Zona IV: pasillo de entrada e interior de la 1973, que presenta una potencia entre 0,30 y 0,55
torre. metros, con abundantes restos cerámicos ibéricos
Zona V: situada al este de la torre. muy fragmentados.
El nivel 2, aparece tan solo en las catas 1, 2 y
ZONA I 7, no encontrándose en las catas 3, 4 y 6, en donde
aflora ya la roca. No obstante, tan solo ofrece mate-
Para el estudio e inventario de los materiales rial en la cata 7, en donde se recogió una cantidad
de esta zona, hemos seguido la metodología apli-
cada inicialmente en la excavación, que subdividió
la zona en cuadros. Sin embargo, para una mayor
coherencia a la hora de realizar el estudio global, la
hemos reagrupado por recintos, según delimitan las
propias estructuras arquitectónicas, unificando al
mismo tiempo los niveles dentro de cada recinto:
Recinto “pasillo”: comprende las catas 1 a 7.
Recinto 1 : comprende la cata 9.
Recinto 2 : comprende la cata 8.
Recinto 3 : comprende las catas 10 a 12.
RESTOS CONSTRUCTIVOS
RECINTO “PASILLO”
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Figura 6. Cerámicas ibéricas y placa metálica con remaches de la zona I, nivel I y superficial.
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mentos de cerámica ibérica tanto a torno como a Recintos 7, 8 y 9: los espacios de separación
mano. entre unos muros y otros, presentan una anchura
entre 50 y 70 centímetros. Su fondo estaba reves-
ZONA V tido mediante un empedrado regular y cubierto de
losas, de las cuales se encontraron restos en el
Situada en el lado este de la torre, presenta interior. El material cerámico es poco significativo,
una superficie de 54 metros cuadrados y fue exca- se trata de fragmentos de vasijas ibéricas a torno y
vada durante las campañas de 1977 y 1978, ofre- a mano, decoradas algunas de las primeras, con
ciendo la siguiente secuencia: bandas y filetes; algo de escoria de hierro junto con
fragmentos indeterminados del mismo metal y otros
fragmentos indeterminados de cobre. Aparecen
Nivel superficial igualmente, restos de huesos de animales, en un
porcentaje mayor que en cualquier otro punto del
Corresponde a la limpieza general que se yacimiento.
hizo durante la campaña de 1969. Recinto 10: este nivel tan solo se diferencia
Nivel 1: aparece por toda el área excavada, y claramente en la zona sureste del recinto. Presenta
termina con la afloración de una serie de muros. fragmentos de cerámica ibérica a mano y a torno,
Presenta abundante cerámica ibérica a torno, algu- que pertenecen algunos de ellos a las vasijas de los
nas producciones del sur peninsular, fragmentos conjuntos cerámicos tratados en el nivel 1.
indeterminados a mano y cerámica moderna, así
como un punzón de hueso y una defensa de jabalí
(Fig. 10, 9-11). En algunos cuadros llega hasta la Estudio del material
aparición de la roca natural.
Dentro de este nivel, el hallazgo más espec- El conjunto general del material localizado
tacular corresponde a un conjunto cerámico el en esta zona del yacimiento, ofrece una cronolo-
cual se encontraba cubierto por un bloque de pie- gía homogénea. La presencia de una urna con
dra: lo componían dos vasijas, una fabricada a decoración bícroma (Fig. 13) y una forma cerá-
mano con decoración incisa (Fig. 11, 4), y corres- mica a mano muy entroncada con el hierro anti-
pondiendo la otra, a una pieza del tipo gris ampuri- guo, nos darían una cronología del siglo V aC. No
tana (Fig. 10, 1). obstante, debemos indicar, que a pesar de que en
Otro conjunto a destacar, lo formaban dos el conjunto vascular cubierto por un bloque pétreo
vasos a mano de base plana (Fig. 12, 6, 7) junto ya citado, aparece el vaso a mano paralelizable
con una vasija bícroma (Fig. 13) y otros restos con prototipos del hierro antiguo decorado con
cerámicos posiblemente de una urna de “oreje- incisiones y tratamiento de superficie con engobe
tas”. No obstante, hemos de indicar que algunas rojo (Fig. 11, 4), existe también una pieza de cerá-
de las piezas de estos conjuntos se hallaron en el mica gris ampuritana a la que se le suele adscribir
nivel 2. una cronología mucho más moderna, a partir del
Nivel 2: apareció en este nivel una estructura siglo IV aC. Hemos de señalar que en tierras cas-
arquitectónica que condicionará los diferentes tellonenses, hasta el momento, este tipo cerámico
recintos. Esta estructura la componen cuatro muros sólo ha aparecido en contextos fechables hacia el
paralelos separados entre si por un espacio de siglo II aC.
entre 50 y 60 centímetros, unidos por otro transver-
sal en uno de los lados. En el espacio entre esta
estructura y la torre aflora la roca, por lo que este Consideraciones sobre la zona V
nivel tan solo se localiza en los espacios limitados
por los muros, descansando directamente sobre la La estructura arquitectónica de la zona V,
roca, y a los que hemos denominado recintos 5, 6, la forma una serie de muros paralelos situados a
7, 8, 9 y 10 (Fig. 3): escasa distancia entre ellos, formando un con-
Recintos 5 y 6: el primero, con escasos restos junto similar al de otros yacimientos, como el de
de fragmentos cerámicos a mano y a torno y sin El Monastil (Elda, Alicante), El Amarejo (Bonete,
forma determinada, siendo mas abundantes en el Albacete), La Balaguera (la Pobla Tornesa, Cas-
recinto 6 aunque muy alterados, ya que también tellón), La Hoya de Huguet (Pina de Montalgrao,
aparecen cerámicas contemporáneas, hierros diver- Castellón), La Moleta del Remei (Alcanar, Tarra-
sos e incluso una moneda valenciana con flor de lis. gona), y Alorda Park (Calafell, Barcelona). La
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Figura 10. Cerámica de la zona V, nivel I. 1.- Gris ampuritana; 2,5.- Cuello y bordes de cerámica ibérica torneada; 6-8.- Cerámica
ibérica fabricada a mano; 9-11.- materiales óseos.
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vación. Estratigráficamente se pueden diferenciar A 1,20 metros las piedras se generalizan cubriendo
tres niveles: la capa 1, correspondiente al estrato prácticamente la superficie. Los materiales dismi-
superficial, que termina con la aparición de abun- nuyen considerablemente, abundando la cerámica
dantes piedras; la capa 2, compuesto de piedras realizada a torno y en menos medida a mano. Esta
sueltas; la capa 3 que llega hasta la roca. Tiene una capa, junto con la 6, 7 y 8, se considera como un
potencia total de 0’85 metros. El material recogido mismo conjunto más o menos homogéneo, ofre-
en las tres capas pertenece tanto a la época ibérica ciendo una potencia estratigráfica entre 0,75 y 1,40
como a la moderna, por lo que la estratigrafía no metros.
presenta una secuencia cronológica claramente
diferenciada.
Estudio del material
SONDEO C
Entre los restos de cerámica, todos ellos muy
Se practicó junto al sector suroeste (zona I), fragmentados, destaca la abundancia de cerámica
con unas dimensiones de 2 por 1,50 metros; inicial- ibérica a torno pintada, algunos de ellos con decora-
mente se subdividió en Ca y Cb. No presenta ni ción bícroma, aunque la mayoría corresponde al tipo
estratigrafía ni la continuación de los muros de la característico de bandas y filetes. Las cerámicas a
zona I. Tampoco existe diferenciación entre las dis- mano corresponden a galbos en S y decoración en
tintas capas, las cuales se subdividieron artificial- cordón digitado. En cuanto a cerámica importada
mente cada 10 centímetros apareciendo todas ellas destacan cuatro fragmentos de ática y parte de una
revueltas. Tan sólo en la parte mas profunda se vasija con galbo en forma de S del tipo gris ampuri-
recogió cerámica a mano, lo que podría indicar un tano, así como una imitación con pasta gris de un
nivel anterior a la construcción de la torre, ya identi- skiphoi griego. También se recogieron fragmentos
ficado en la zona “pasillo” de la zona I, capa 5. de ánfora Dressel 1 procedente de la Campania.
Posiblemente de este sondeo proviene una
SONDEO I pieza hecha a mano decorada con incisiones obli-
cuas y círculos concéntricos (Gil-Mascarell, 1978),
Se realizó en la campaña de 1978, justo a la aunque no tenemos la seguridad debido a que fue
altura de la entrada de la torre, en un bancal situado apartado del resto del material para su estudio.
a un nivel inferior a dicha entrada. El sondeo abar-
caba una extensión de 3 por 2 metros en dirección
norte sur, y alcanzó una profundidad de 1,40 ESTUDIO GENERAL DEL MATERIAL
metros sin llegar a la roca basal. La excavación se
realiza levantando capas artificiales de 15 centíme- CERÁMICA
tros, dando la siguiente secuencia:
La cerámica ibérica a torno, es indudablemente
Capa 1. Hasta 0,30 metros, nivel superficial; la más abundante, entre la cual, podemos diferenciar
tierra color marrón clara, textura granulosa y con dos tipos de pastas que nos indican sendas produc-
raíces. ciones diferenciadas. Por una parte, nos encontramos
Capa 2. De 0,30 a 0,45 metros, tierra marrón con la típica pasta ibérica de arcilla bien depurada y
oscura con manchas de cenizas y abundante mate- color rojizo, y por otra, una pasta más granulosa en
rial cerámico, entre el que cabe destacar un frag- ocasiones con desgrasante cálcico abundante y que
mento de ática, un fragmento de urna de “orejetas” podemos relacionar con las primeras producciones
y una varilla de bronce. ibéricas procedentes posiblemente del sur peninsular.
Capa 3. De 0,45 a 0,60 metros, tierra marrón Además nos encontramos con un alto porcentaje de
parda con abundancia de piedras de mediano cerámica a mano, y unos escasos fragmentos de
tamaño. Bolsadas de tierra de color marrón oscura cerámica de importación correspondiente a los tipos
con cenizas. Materiales cerámicos abundantes de cerámica gris ampuritana y cerámica ática.
tanto a mano como a torno .
Capa 4. De 0,60 a 0,75 metros, tierra negra
con manchas grises y en el ángulo sureste tierra Cerámica ibérica torneada
ocre claro de textura arenosa.
Capa 5. Tierra de color amarillenta con abun- Tinajas: estos recipientes los encontramos
dancia de piedras de mediano y pequeño tamaño. muy fragmentados, por lo que resulta difícil conocer
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su forma completa. Una de ellas, decorada con antiguo de la zona. Se trata de una de las primeras
bicromía, presenta una forma globular, base de formas de las producciones alfareras ibéricas a
umbo, dos asas geminadas horizontales y un borde torno, utilizadas especialmente en el siglo VI aC, y
de “ánade”. Prácticamente ésta es la forma predo- que perduran hasta bien entrada la centuria
minante del resto de los fragmentos. Los bordes de siguiente, con la aparición de los bordes de
“ánade” son característicos de la cultura ibérica a “ánade”.
partir de mediados del siglo VI aC, perdurando Boles: en la Torre de Foios tan solo hemos
hasta el final de dicha cultura, aunque indudable- documentado un bol con cuerpo de tendencia cilín-
mente durante el periodo ibérico antiguo y pleno es drica, base anular, asas horizontales y labio redon-
el momento de mayor apogeo de esta forma de deado, la pasta es de color gris. Presenta una
borde. forma que no es frecuente en los asentamientos
Caliciforme: corresponde a vasos de peque- ibéricos, existiendo un paralelismo formal con los
ñas dimensiones, los cuales aparecen muy frag- skiphoi de barniz negro.
mentados. Este galbo es una conjunción entre Decoración: la decoración de la cerámica tor-
formas indígenas e influencias mediterráneas, neada, como es habitual en la cultura ibérica, se
especialmente griegas. Hace su aparición desde el realiza con pintura de color rojizo, tan solo en un par
ibérico antiguo hasta el final de la cultura ibérica. de ocasiones, corresponde a una bicromía. La
Suelen ser habituales, especialmente en cuevas temática consiste especialmente en bandas y file-
santuarios, aunque también son frecuentes en tes, aunque en la pieza bícroma se combinan los
ámbitos domésticos. cuartos de círculo y círculos concéntricos con ban-
Pithoi: son vasijas de almacenamiento, de das y filetes. Otro tema corresponde a las “cabelle-
cuerpo esférico u ovoide, con base de umbo, cue- ras” las cuales cuelgan a lo largo de una banda
llo troncocónico, y asas geminadas en número de superior formando una franja metopada en toda la
dos o cuatro, las cuales nacen del labio para ter- circunferencia de la vasija.
minar en la parte superior del cuerpo. El borde es La decoración en bandas y filetes aparece
recto o de “ánade”. Los prototipos de esta forma durante toda la cultura ibérica, mientras que las
se establecen a partir de los pithoi fenicios que “cabelleras” están prácticamente restringidas al ibé-
encontramos en los asentamientos del ibérico rico antiguo.
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Los círculos concéntricos y cuartos de círcu- (Gónzalez, 1981; Dedet, 1978). Las formas suelen
los concéntricos con decoración bícroma, tienen ser globulares, especialmente ollas, con borde
paralelos en cerámicas de los niveles del siglo V aC exvasado, labio redondeado, y una pequeña mol-
del Puig de la Nau (Oliver, 1982-83), al igual que el dura en la parte superior del cuerpo que es donde
tipo de pasta de esta pieza bícroma, la cual podría- suelen llevar las escasas decoraciones de estas
mos relacionar también con otras cerámicas apare- piezas.
cidas en el Puig de la Nau de Benicarló. Esta producción, se expande por toda la
Cerámica a torno de desgrasante grueso: costa oriental peninsular a partir del siglo VI aC,
este tipo de cerámica se caracteriza por una pasta perdurando a lo largo de la cultura ibérica, entron-
con desgrasante cálcico que le da una textura cándose con las vasijas comunes romanas (Gónza-
característica haciéndola fácilmente identificable lez, 1981). En los niveles del ibérico antiguo y pleno
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son escasas, como vemos por ejemplo en el yaci- manera durante el ibérico antiguo y pleno. En el
miento del Puig de la Nau de Benicarló, pero son siglo V estas vasijas evolucionan hacia un atro-
más frecuentes durante el ibérico tardío. Este tipo fiamiento del borde.
de cerámica aparece también en el yacimiento de Entre la cerámica a mano, destaca una taza
La Escudilla de Zucaina, próximo a la Torre de de base plana, galbo en S, asa vertical. Presenta
Foios. decoración incisa en forma de zigzag, en cuyos vér-
Cerámica a mano: se compone práctica- tices inferiores hay una pequeña punción. Está
mente de vasijas en forma de S, con base plana recubierta de engobe rojo. Es una forma frecuente
o de talón. Presenta un labio redondeado o durante el bronce final del Bajo Aragón, en donde
plano, y una decoración plástica en el cuello de ya aparece en el siglo VII aC.
cordón digitado o inciso, en ocasiones junto con Por último, nos encontramos con una pieza
incisiones sobre el labio. La altura oscila entre que ya fue objeto de cierta atención en su día,
los 6 y los 20 centímetros. Esta forma es habitual debido a sus peculiares características, en donde
durante el hierro antiguo, y perdura en gran se destacó su falta de paralelos en cuanto a la tipo-
Figura 12. Cerámica ibérica a torno y fabricada a mano de la zona V, nivel II.
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logía (Fig. 16, 4). Se trata de una vasija con cuerpo CERÁMICA DE IMPORTACIÓN
globular, cuello cilíndrico y labio exvasado, con
decoración incisa de rayas oblicuas y círculos con- La cerámica de importación viene represen-
céntricos, típico de la cerámica de los campos de tada por algunos fragmentos informes de barniz
urnas (Gil-Mascarell, 1978). Se podría relacionar negro áticos, pertenecientes a formas abiertas,
con los vasos de cuello cilíndrico del bronce final y pero que no podemos adscribir a ninguna concreta
del hierro antiguo, aunque con la salvedad de que debido a su fragmentación. Tan solo podemos indi-
presenta una concavidad en medio del cuello, ele- car la existencia de una kylix del tipo B de la que
mento que no encontramos en la zona hasta el tenemos el borde y parte del cuerpo con el arran-
siglo V aC y ya entre la cerámica a torno. Tal vez que del asa, así como un pequeño fragmento en el
se podría relacionar con los resaltes existentes en que se aprecia una decoración indeterminada de
las llamadas urnas del tipo “Cruz del Negro”. Indu- figuras rojas. Un asa de cerámica ática también nos
dablemente se trata de un vaso de lujo indígena, indica un vaso abierto del tipo kylix.
fabricado a mano y de pasta muy depurada, con Por otra parte, nos encontramos con un
una decoración singular. Ciertos paralelos de esta cuenco en forma de S, clasificable como cerámica
forma se encuentran en los yacimientos situados al gris ampuritana, el cual se localizó junto con otras
este, más cercanos al mar. Es el caso de Vinarra- vasijas que, al igual que ésta, estaban completas.
gell de Burriana o El Torrelló del Boverot de Alma- Una pieza similar, aunque incompleta, se localizó
zora, en donde aparecen vasijas de cuello en el sondeo I. Estas piezas podrían relacionarse
cilíndrico y decoración incisa, pero de diámetro con las cerámicas grises ampuritanas de cronolo-
mayor. gía más alta de la zona.
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Con respecto al momento de ocupación per- mentadas a partir de finales del siglo VI aC (Dau-
teneciente al siglo II aC, podemos destacar una gas, Tixier, 1977), como podemos confirmar con
botella cerámica, cuya pasta, muy característica, los materiales de la necrópolis de La Solivella de
permite relacionarla con las producciones itálicas Alcalá de Chivert (Fletcher, 1965), aunque en
campanienses de cerámica común de época repu- Andalucía, de donde parece que es originario este
blicana, sobre la cual no hemos podido encontrar tipo, presenta una cronología más alta (Ruiz, 1989,
paralelos en la región mediterránea de la Penín- 205). El momento de mayor auge en la utilización
sula. A este momento, pertenecen también, dos de este tipo de fíbulas corresponde al periodo del
fragmentos de cerámica de barniz negro. ibérico pleno y tardío. Junto a ella, apareció tam-
Por último, indiquemos la presencia en el son- bién una fíbula singular de doble resorte, con tres
deo I de una serie de fragmentos cuyas pastas espiras por muelle. Esta pieza se encuentra par-
están claramente relacionadas con las ánforas feni- tida, faltando parte del puente, de sección rectan-
cias Vuillemot R-1, aunque no se ha podido identifi- gular, al igual que el resorte. Uno de los muelles
car ninguna forma concreta. conserva la mortaja, habiéndose perdido la aguja.
Esta forma de fíbula, nos recuerda en cierta
MATERIAL DE BRONCE manera a las de arco serpeggiante italianas, las
cuales alcanzan una cronología muy alta, apare-
Dentro de las piezas de bronce que han apa- ciendo incluso en la edad del hierro. En la penín-
recido en Torre de Foios, destaca una fíbula anular sula Ibérica parece ser que existen ciertos
hispánica con charnela localizada en la zona II. ejemplares en colecciones privadas, y algunas
Las fíbulas de este tipo, están perfectamente docu- pueden haber sido confundidas con fíbulas de
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doble resorte (Ruiz, 1989, 113). La pieza más asi- unión de dos piezas, con una serie de realces ali-
milable podría ser una fíbula del túmulo A de Sete- neados y que posiblemente pertenezca a un
filla, aunque ésta también tiene más espiras en los revestimiento (Fig. 5, 3). Igualmente, destaca
resortes, cinco en cada una (Aubet, 1981, fig. 61, una cadena de eslabones redondos de la que
3). La presencia de fíbulas de doble resorte, junta- pende una figura zoomorfa representando una
mente con las anulares, la podemos constatar tam- paloma, elemento que tenemos en la necrópolis
bién en la necrópolis de La Solivella de Alcalá de de Mianes de Santa Barbará y en la del Bovalar
Chivert. de Benicarló, ambas con una cronología de fina-
Otra pieza de bronce localizada en el son- les del siglo VI aC. Esta pieza pertenece a una
deo I, capa 3, es una varilla de sección cilíndrica típica producción toreútica que aparece en la
que tiene uno de sus extremos enrollado en espi- zona sur catalana y en el norte valenciano, es
ral y el otro fracturado, por lo que se ignora si decir, en los alrededores de la desembocadura
acabaría en punta o aplanado (Fig. 7, 3). Por otra del río Ebro. En la necrópolis alicantina de El
parte, destaca una placa de bronce procedente Molar de San Fulgencio, aparece una pieza de
de la zona I, cuadro 10, capa 1, compuesta por la similares características (Monraval, 1992,103),
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superficie útil del habitáculo interior, y 6,50 metros Todo este conjunto se vuelve a rodear nue-
cuadrados al acceso. Por lo tanto, el 85 por ciento vamente por otro muro de 0,70 metros de anchura
de la superficie corresponde al resto de la construc- media. Éste, se encuentra separado del anterior,
ción (Fig. 3). por un espacio de dos metros de anchura que se
El habitáculo interior ofrece una planta rec- rellenaría de cascajo y tierra, sistema constructivo
tangular con las esquinas redondeadas. Se patente en otros yacimientos ibéricos. El nuevo
accede a él a través de un corredor situado al muro crea el primer tramo de la entrada ya des-
oeste de la torre. Esta entrada corresponde a un crito anteriormente. En la parte sur de la puerta, la
pasillo en forma de “4”, compuesto primeramente destrucción de este lienzo no nos permite saber
por un espacio de 2,50 metros de largo, que gira como termina. Actualmente presenta un escalona-
90 grados hacia el sur, iniciándose un pasillo de 5 miento, aunque debido a las modificaciones que
metros, para inflexionarse nuevamente 90 grados ha sufrido la torre, no sabemos si corresponde a
hacia el este, formando otro tramo de 2,50 unas escalera originales que darían acceso a la
metros. La anchura varia de 0,80 metros en la parte superior o si son unos escalones hechos con
entrada, a 0’70 en el inicio del segundo tramo, la consolidación del edificio. Dicho muro se cons-
que es el más largo con una luz de 1,10 metros en truyó con gruesos sillares labrados para así ofre-
todo su recorrido. El tercer tramo presenta una cer un mayor acoplamiento entre ellos, pero no
anchura de 0,70 metros en su inicio, mientras que presentan un acabado tan cuidado como los del
en la parte que da al habitáculo interior de la torre, muro interior. Ofrecen unas medidas que alcanzan
se ensancha ligeramente, alcanzando los 0,80 110 x 35; 120 x 50; 100 x 55; y 90 x 45 centíme-
metros. tros. De nuevo nos encontramos con una metrolo-
En la fábrica de la torre se pueden diferenciar gía y un tratamiento de sillares que no es habitual
varias partes, que no sabemos si corresponden a en la cultura ibérica de la zona. Aunque los sillares
periodos de construcción diferentes o a la propia poligonales aparecen en la península ya en época
técnica constructiva (Fig. 17). anterior a la cultura ibérica, debido a los aportes
Podemos distinguir un muro interior de forma técnicos fenicios, están perfectamente documen-
aproximadamente ovalada que cierra el habitáculo, tados en el siglo VI aC, como vemos por ejemplo
con una anchura media de 1,75 metros. Este muro, en el yacimiento albaceteño de Pozo Moro (Chin-
en su cara exterior, se construyó a base de sillares chilla). Sin embargo, para localizar un empleo bas-
poligonales de tendencia rectangular, que llegan a tante generalizado de la labra de sillares
alcanzar dimensiones de 90 x 30; 84 x 35; 66 x 20; poligonales en la arquitectura ibérica en las
y 56 x 30 centímetros; estando perfectamente aco- comarcas castellonenses, debemos esperar al
plados los unos a los otros por medio de una talla siglo II a C, aunque en esta época, lo que predo-
intencionada, a la cual han sido sometidos previa- mina todavía son los sillarejos. Así pues, la arqui-
mente a su colocación en el muro. Las superficies tectura de la Torre de Foios, presenta dos
de los sillares presentan un repiqueteado. Esta problemáticas diferenciadas de gran interés: por
técnica de labrado no es frecuente en la cultura una parte el tipo de labra, y por otra, la estructura-
ibérica de la zona, que siempre, construye con ción de la propia torre.
sillarejos irregulares. Es un caso singular dentro de La talla de los bloques encontraría sus parale-
la arquitectura ibérica. En cambio la cara interior los en las construcciones griegas. El muro interior
del muro, que es visible totalmente en el habitáculo se relaciona con el aparejo trapezoidal, y su trata-
central, presenta unos sillares de mediano tamaño miento punteado es típico del siglo V aC, mientras
no labrados, lo que podría indicar un revestimiento que en la centuria siguiente, los bloques están
interior con un sistema de construcción no tan cui- menos labrados con el fin de desviar los proyectiles
dado como el de su cara externa. A este primer y amortizar el choque. Este sería el caso de los
recinto, que en un principio presentaría la puerta sillares del muro externo, menos trabajados y de
de acceso directamente al exterior, se le añadiría forma rectangular, frente a los aparejos del muro
un muro que protegería la entrada, es decir, se le interior que están finamente tallados en forma poli-
añade un pasillo, creando una entrada acodada. gonal.
Ello se realiza mediante la construcción de un En Larissa de Argos se usa tanto el aparejo
pared en la parte oeste de la torre frente a la poligonal como el trapezoidal, repiqueteado, al
puerta, con una longitud de 4,30 metros, pared que igual que en la acrópolis licienses de Xanthos,
gira 90 grados en su parte sur en dirección este, ambos del siglo V aC (Adam, 1982). Este tipo de
adosándose al primer muro. obra tendrá su continuación posteriormente en la
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RESULTADOS DE LAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL YACIMIENTO IBÉRICO DE LA TORRE DE FOIOS...
arquitectura romana, conocida con el nombre de plos semejantes en algunos asentamientos ibéri-
opus siliceum (Lugli, 1957), pudiendo relacionarlo cos, como el de Alorda Park de Calafell en Barce-
también con la técnica de silex o lapis durus de lona (Sanmartí, Santacana, 1992), o el de La
Vitruvio. Moleta del Remei de Alcanar (Tarragona), en
Destaquemos que en Italia, el aparejo poli- donde se han localizado dos estructuras de este
gonal se da especialmente en las zonas relaciona- tipo (Gracia, Munilla, Pallares, 1988). Otra estruc-
das con el mundo griego, Etruria y Sicilia, mientras tura similar se localizó en las excavaciones que F.
que no aparece en la Italia septentrional ni en Jordá realizó en el yacimiento castellonense de La
Roma. Balaguera, la Pobla Tornesa (Jordá, 1952), y tam-
En cuanto a la construcción de la torre, nos bién en el valle del Palancia, en la Hoya de Huguet
encontramos con una problemática ya patente en en Pina de Montalgrao (Castellón), así como en el
otros yacimientos: si se trata de una técnica de Monastil de Elda, Alicante (Poveda, 1993) y en el
construcción específica de muros interiores, o por Amarejo de Bonete, Albacete (Broncano, 1988).
el contrario, de diferentes momentos de la construc- La funcionalidad de esta estructura es muy
ción. discutida, se ha propuesto una función de hórreo
Si nos decantamos hacia la primera opción, para la de la Moleta del Remei, mientras que la de
se trataría de una construcción realizada a base La Balaguera se la considera un sistema defensivo
del adosamiento de diferentes muros construidos relacionado con una torre, y en el Amarejo de
al mismo tiempo, tal y como podemos ver también Bonete se le da una función de producción, concre-
en el Puig de la Nau de Benicarló o en el Puig de la tamente para la elaboración de la cerveza. Esta
Misericordia de Vinaròs. Sistema que por otra estructura tal y como aparece en Foios, consiste en
parte podría ser lógico para evitar el ataque de tres paredes paralelas que dejan unos estrechos
zapadores y el derrumbamiento de los muros, ya pasillos cerrados en uno de sus extremos por otro
que una vez derribado el primer muro quedaría la muro y estarían cubiertos por piedras planas a
cara del segundo, lo que refuerza la defensa del modo de lajas, de la misma manera que las apare-
edificio. Si nos inclinamos hacia la segunda cidas en la excavación de la Moleta del Remei, o en
opción, podríamos estar ante diferentes momentos el Amarejo, en donde estas losas están cubiertas
de construcción de la torre, es decir que cada una además por una capa de tierra.
de las construcciones diferenciadas pertenecen a
posteriores añadidos; por lo tanto, la estructura-
ción y construcción de la torre correspondería al ¿UN NUEVO TIPO DE ENTERRAMIENTO?
desarrollo de las diferentes fases de ocupación y
utilización (Figs. 3, 4). En la cultura ibérica se han constatado dos
La forma en que se encontró la torre, debido a tipos de enterramientos: la incineración y la inhu-
las labores agrícolas, conllevó la destrucción de mación. El primero de ellos es la forma más habi-
algunos niveles arqueológicos. Ello, junto con la tual y se localiza en las necrópolis, es decir en un
restauración y consolidación que se hizo posterior- espacio destinado exclusivamente para dar sepul-
mente, en donde no se han señalado las reformas y tura a los muertos. El segundo corresponde a
añadidos, no nos permiten hoy en día resolver algu- recién nacidos localizados bajo los pavimentos de
nos de los problemas que nos plantea la arquitec- las diferentes viviendas de un poblado. Por tanto,
tura de la Torre de Foios. los dos enterramientos de incineración encontrados
Las estructuras arquitectónicas externas a la junto a la torre son un caso único dentro del ritual
torre se encuentran muy derruidas a causa de la funerario de la cultura ibérica.
erosión que ha sufrido el terreno, debido quizás a En la excavación de 1969 y al proceder a la
la transformación de la finca efectuada a inicios limpieza del nivel superficial, se localizaron dos
del presente siglo. Se trataría de una serie de vasijas completas, junto al muro exterior de la torre,
paredes de mampostería típicamente ibéricas, de en el área denominada “pasillo” de la zona I. Una de
las que tenemos una alzada de escasos centíme- ellas, perteneciente a la forma denominada à char-
tros, por lo que debemos estar ante las banquetas don (Fig. 4, 2), contenía restos de huesos humanos
de cimentación. Ninguna de las estructuras exis- quemados, los cuales tras los análisis pertinentes
tentes se hallan completas. No obstante, destaca se han identificado como pertenecientes a un indivi-
el conjunto de la zona V consistente en tres pare- duo adulto, por lo que estaríamos ante una sepul-
des paralelas que dejan entre si tres estrechos tura típica de incineración. La otra vasija
pasillos. Esta estructura arquitectónica tiene ejem- correspondía a una urna de “orejetas” (Fig. 4, 1),
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Figura 17. Situación de la torre y estructuras adyacentes con relación a los bancales actuales y a la posible muralla.
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generalmente de función cineraria. Esta no presen- un extremo de la línea de muralla que la rodea.
taba ya la tapadera, encontrándose vacía, por lo Entre la torre y la muralla se ubicaría la zona de
que es de suponer que sufriría su pérdida por causa hábitat. Así pues, estaríamos ante un plantea-
de alguna remoción del suelo. Al localizarse junto a miento de asentamiento de características pareci-
la urna mencionada anteriormente y por el tipo de das al de Els Pasquals de Torreblanca, El
vasija, así como por la posible remoción que sufrió, Cormulló dels Moros de Albocácer, El Racó de
no sería de extrañar que también pudiera tratarse Rata de Vilafamés, Mas del Senyor de Santa Mag-
de una incineración. Ante este hallazgo nos encon- dalena, o Les Ventalles de Ulldecona, por citar
tramos por primera vez con un tipo de rito funerario algunos. En Torre de Foios, nos encontramos por
que no se ha documentado en ningún otro yaci- tanto ante un asentamiento de hábitat caracteri-
miento ibérico, es decir un enterramiento de incine- zado por su situación topográfica y por la estructu-
ración dentro de un hábitat, y concretamente junto a ración urbanística: una muralla que cierra un
una fortificación. Es pues, un caso único y singular espacio elipsoidal, en cuyo extremo y en la cota
dentro de la cultura ibérica que nos obliga a pregun- más elevada a modo de acrópolis se encontraba
tarnos si es una excepción o un nuevo tipo de ente- una torre de defensa y vigilancia, seguramente no
rramiento. sólo del asentamiento en si, sino también del
entorno. El espacio destinado al hábitat podría
alcanzar las 2 hectáreas, mientras que la torre tan
LA FUNCIONALIDAD DEL ASENTAMIENTO solo ocupa unas 0,17 hectáreas.
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estratigráficamente podría estar relacionada con Como podemos comprobar la zona presenta
el hogar localizado en el nivel superficial de la una pronta iberización que podemos constatar por
zona II. lo menos a mediados del siglo VI aC, con una fuerte
La destrucción de la que fue objeto el yaci- relación con la costa, seguramente con la zona de
miento, como es el vaciado del espacio interior de Castellón, puesto que corresponde al inicio del valle
la torre, no nos permite aportar datos muy seguros del río Mijares y de la rambla de la Viuda, a cuya
en torno a su evolución, nos debemos basar más cuenca pertenecen los cauces que drenan las tie-
en las tipologías y el tipo de materiales localizados rras de Lucena. En la zona de la desembocadura se
que en la propia estratigrafía. localizan los yacimientos de Vinarragell en
En el artículo que publica Bosch se menciona Burriana, así como El Torrelló del Boverot en Alma-
la presencia de terra sigillata, material que no se ha zora, que son de capital importancia para conocer
podido constatar en las prospecciones realizadas el proceso de penetración de los materiales medite-
en los últimos años. Este material nos indicaría la rráneos pertenecientes al periodo del bronce final e
existencia de ocupación de época imperial romana, inicio de la cultura ibérica hacia el interior de las
lo que alargaría la cronología del yacimiento. El cuencas del río Mijares y de la rambla de la Viuda.
desarrollo cronológico, es parecido al de otros yaci- La Torre de Foios se sitúa en un lugar de paso entre
mientos estudiados al sur de la desembocadura del la costa y Aragón y junto a posibles extracciones de
río Ebro, que se inician en el periodo del hierro anti- mineral.
guo y que continúan perdurando durante el ibérico
antiguo y pleno, con un abandono en los siglos IV y
II aC, para volver a ocuparse durante el ibérico tar- INFORME ANTROPOLÓGICO
dío (Oliver, 1995). DE LA INCINERACIÓN DE LA TORRE
La zona geográfica en donde se encuentra el DE FOIOS*
yacimiento no es de las más conocidas arqueológi-
camente hablando. La Torre de Foios se sitúa entre CARACTERÍSTICAS DE LOS RESTOS ÓSEOS
dos conocidos yacimientos, La Escudilla de
Zucaina, situado a unos 15 kilómetros en línea En general, los fragmentos son de pequeño
recta (Gusi, 1971; 1994), y Montmirá de Alcora al tamaño oscilando desde unos milímetros hasta un
este de la Torre de Foios y del que se encuentra máximo de 10 centímetros de longitud en un frag-
también separado unos 15 kilómetros. El primero mento de hueso largo, posiblemente húmero.
de ellos corresponde a un conjunto cultual de El grado de incineración no es uniforme
carácter necrolátrico infantil con un templo anexo y pero la coloración nos induce a pensar que ésta
de cronología similar a la Torre de Foios, por lo que fue intensa en todos los fragmentos, sometidos a
ambos yacimientos podrían tener relación. El yaci- una temperatura de al menos 600º centígrados.
miento alcorense corresponde a un asentamiento No es posible reconstruir huesos completos o
de población situado junto al río de Alcora y ofrece porciones substanciales de ellos.
una amplia cronología que abarcaría del siglo VI al
II aC (Grangel, Ulloa, Giménez, 1990-1991). Más IDENTIFICACIÓN ANATÓMICA.
cercano a la Torre de Foios, por su parte oeste y a
12,50 kilómetros en línea recta encontramos el Entre los fragmentos podemos identificar los
asentamiento de las Peñas de Castejón en el tér- huesos principales del esqueleto, destacando los
mino municipal del Castillo de Villamalefa, el cual huesos de las extremidades y sus áreas articulares,
presenta una cronología temprana dentro de la cul- el cráneo, las costillas. Hemos identificado positiva-
tura ibérica, parangonable también con el yaci- mente:
miento de Lucena, pues en él aparecen cerámicas Una vértebra cervico-dorsal; áreas articulares
de importación del área fenicia peninsular, así y fragmentos de fémur, húmero, escápula y claví-
como una fíbula de doble resorte; la estructuración cula; un primer metatarsiano, quizá dos; un escafoi-
espacial del yacimiento parece corresponder a la des y un cuneiforme; un neurocráneo, estando
que hemos expuesto para la Torre de Foios: un representado, al menos, el parietal y el temporal
asentamiento sobre un espolón alargado que recae (zona de arranque del arco zigomático); una mandí-
en este caso al río Villahermosa; no obstante, es bula representada por un cóndilo mandibular
un yacimiento que no ha sido objeto de ningún estu-
dio, por lo que sus conclusiones son muy provisio-
* Estudio realizado por Isabel Arenal. Gastiburu, S.L., Plaza de
nales. la Casilla, 1. 48012 Bilbao.
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izquierdo; cinco raíces dentarias de las que tres GIL-MASCARELL, M. (1973): La torre ibérica de
corresponden a molares. Foyos (Lucena del Cid, Castellón). Actas del
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GIL-MASCARELL, M. (1977): Excavaciones en la
Los restos descritos de la Torre de Foios Torre de Foios (Llucena, Castellón). Cuader-
parecen corresponder a un sólo individuo adulto. nos de Prehistoria y Arqueología Castellonen-
Nos inclinamos a esta determinación por el volu- ses, 4, pp. 299-304. Castellón.
men de los fragmentos hallados y la no existencia GIL-MASCARELL, M. (1978): La torre de Foios
de duplicidades de huesos o regiones anatómicas (Llucena, Castelló). Elementos para su cro-
significativas y que indiquen más de un individuo. nología. Saguntum, 13, pp. 251-264. Valen-
La consideración de adulto se basa en el tamaño de cia.
los fragmentos óseos, la consistencia del tejido GONZALEZ, A. (1981): En torno a la cerámica de
óseo, el hecho de no haber hallado ninguna zona cocina del mundo ibérico. Materiales del Cas-
de epífisis sin soldar o con señales de la fusión y tillo del Río. Aspe. Revista de Investigación y
finalmente el existir tres raíces de molares total- Ensayo del Instituto de Estudios Alicantinos,
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LÁMINA IV
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LÁMINA V
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LÁMINA VI
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LÁMINA VII
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LÁMINA VIII
1.- Colgante de bronce ornitomorfo; 2.- Placa con remaches; 3.- Fíbula anular.
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