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LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN 1812

INTRODUCCIÓN. A principios del S.XIX, España estaba sumida en una profunda crisis: hambrunas, epidemias,
derrotas militares… El seguidismo de Carlos IV y su primer ministro, Godoy, a la Francia napoleónica, no hizo sino
agravar la situación. La crisis política provocó el distanciamiento entre el rey y su heredero, Fernando, hasta el punto
que acabó en ruptura total en los sucesos del Motín de Aranjuez (marzo de 1808), que provocaron la abdicación de
Carlos IV en Fernando VII y la destitución de Godoy. Desde unos meses antes, las tropas francesas habían
iniciado la ocupación de la península (Tratado de Fontainebleau) con el objetivo teórico de conquistar Portugal, pero,
cuando se hizo evidente que las tropas no iban de paso y ocupaban España, estalló la Guerra de la Independencia
(1808-13). Napoleón aprovechó la ruptura entre los reyes españoles para forzar las abdicaciones de Bayona (mayo
de 1808) y hacerse con el poder, que, después, cedió a su hermano José (I).
Mientras los acontecimientos bélicos se desarrollaban (con la guerra de guerrillas y el apoyo británico a los españoles)
se vivirá en España una situación política que nos llevará a ver el nacimiento de las primeras Cortes Constituyentes
y la proclamación de la primera Constitución.

DESARROLLO. A lo largo de la guerra se fue gestando un nuevo régimen político promovido por los españoles que
no acataban ni apoyaban a José I Bonaparte. Los disidentes (patriotas) se organizaron en un primer escalón en
juntas locales. La necesidad de coordinarse política y militarmente les llevó a formar juntas provinciales y, más tarde,
una Junta Suprema Central en Aranjuez (septiembre de 1808), que después (huyendo de los franceses), pasará a
Sevilla y, finalmente, a Cádiz (1809 hasta enero de 1810, cuando se disolvió y fue sustituida por una regencia).
Estaba formada por 35 miembros, la mayoría de ellos nobles reformistas y, aunque su presidente inicial era el
anciano conde de Floridablanca, su figura más representativa fue, sin duda, Jovellanos. En su seno nació la idea de
reunir unas Cortes que reformasen las instituciones del reino sin ayuda ni intervención extranjera y para contrarrestar
al gobierno de José Bonaparte (Estatuto de Bayona, Carta Otorgada).
La primera sesión de las Cortes se celebró en San Fernando (Cádiz), en septiembre de 1810, cuando casi todo el
territorio estaba ocupado por los franceses. A diferencia de las medievales, divididas en estamentos, las de Cádiz
reunirían a todos los diputados o representantes llegados de distintos lugares de España en una misma asamblea.
Acudieron los diputados elegidos en la zona libre de los franceses y de algunos de los territorios ocupados, aunque la
mayoría se eligieron en la misma ciudad (suplentes), para representar a su provincia. En su mayoría eran del bajo
clero, alta-media burguesía (abogados y militares) y algunos nobles.
Los diputados pertenecían a tres grupos ideológicos:
En el ala izquierda, los liberales, pretendían unas Cortes representativas, depositarias de la soberanía nacional y con
amplias atribuciones. Eran partidarios de una constitución escrita, de emprender cambios radicales y de dotar a las
Cortes, como asamblea nacional, de toda la soberanía. Entre ellos destacaron Agustín de Argüelles y Diego Muñoz
Torrero. Fueron los auténticos triunfadores, ya que consiguieron imponer sus criterios.
En el ala derecha, los absolutistas deseaban reunir las Cortes por estamentos, con carácter más consultivo que de
gobierno. Eran enemigos de las reformas, partidarios del sistema tradicional del Antiguo Régimen y la monarquía
absoluta, en el que la soberanía residía en el rey por delegación de Dios.
Entre ambas posturas se encontraban los reformistas o jovellanistas. Para ellos la “Constitución” española ya existía,
aunque no hubiera sido promulgada nunca; eran los fueros, tradiciones y costumbres de los reinos españoles. Creen
que la soberanía debe residir en el rey y las Cortes conjuntamente. Aunque no fueron mayoría en las Cortes de Cádiz,
a la larga su criterio fue el que se impuso en España en el siglo XIX y en la mayoría de las constituciones posteriores.
Las Cortes de Cádiz intentaron llevar a cabo una doble labor: la reforma política y la transformación socio-
económica de España. El contexto de la guerra hizo imposible ambas.

La reforma política se concreta en el texto de la Constitución de 1812. Es una extensa norma que reflejaba el
programa de los liberales (“doceañistas”). Fue aprobada el 19 de marzo de 1812, día de San José (por eso se la
conoce popularmente con el nombre de “La Pepa”). Es la primera aprobada por un parlamento en la historia de
España. Está inspirada en la francesa de 1791, pero más avanzada y progresista, y fue, asimismo, ejemplo para
muchas otras europeas y americanas, e inspirará el constitucionalismo español del siglo XIX. Es una Constitución
extensa (384 artículos), meticulosa y de carácter rígido. Sus principios esenciales son: soberanía nacional (que
incluye a los españoles de las colonias), que se expresa a través de las Cortes; monarquía parlamentaria (el rey
tiene que responder ante las Cortes, poder ejecutivo limitado y controlado); división de poderes (legislativo en
Cortes unicamerales, ejecutivo en manos del rey y sus ministros, y judicial para los tribunales de justicia).

Contempla, aunque de manera desordenada, un buen número de derechos y libertades de carácter individual:
inviolabilidad del domicilio, derechos penales y procesales, libertad de expresión, derecho de propiedad, principio de
igualdad ante la ley..., aunque se mantienen fueros para militares, eclesiásticos y diputados. La proclamación de la
religión católica como única permitida y la prohibición de practicar cualquier otra es una concesión a los miembros
del clero presentes en las Cortes, que eran una amplia mayoría.
Las funciones judiciales quedarían en manos de los tribunales, sin intervención del rey ni de las Cortes.
El gobierno interior de los municipios se confiaba a ayuntamientos elegidos y, el de las provincias, a jefes
políticos nombrados por el rey y a diputaciones escogidas por los electores de partido judicial.
Los impuestos se repartirían entre todos los españoles (fin de los privilegios feudales de nobleza y clero) de manera
proporcional a su riqueza.
Planteaba la creación de “escuelas de primeras letras” y concedía "libertad de escribir, imprimir y publicar" las
ideas políticas sin censura previa.
La participación política de los ciudadanos se expresaba con carácter muy detallado: sufragio universal masculino
indirecto, en cuatro grados.
Establecía la creación de la Milicia Nacional, cuerpo de civiles armados para la defensa del sistema constitucional.
Se organizaría a nivel provincial y municipal “con proporción a población y circunstancias” (artículo 362).
Los órganos constitucionales serían: las Cortes (unicamerales); la Diputación Permanente (órgano de continuidad
parlamentaria en el periodo en el que no estén reunidas las Cortes); el Rey (sanciona y promulga leyes); ministros ,
secretarios de estado y de despacho (nombrados por el rey con responsabilidad ante las Cortes); Consejo de Estado
(asesora al rey, que nombra a sus miembros a propuesta de las Cortes); y juzgados, audiencias y tribunal supremo,
que se encargan de la justicia.

En paralelo a los debates constitucionales, las Cortes aprobaron una serie de medidas para desmantelar el
Antiguo Régimen. La supresión del régimen señorial, abolición de los derechos feudales (Ley de Señoríos,
agosto de 1811). Abolición de los señoríos jurisdiccionales y, los territoriales, quedaban convertidos en propiedad
privada . Eliminación de los monopolios señoriales (caza, pesca, horno, molino). Supresión de la Inquisición
(1813). Se incorpora una organización liberal de la economía. Abolición de los gremios y los privilegios de la
Mesta. Libertad de producción, comercio interior, precios, industria... Se aplicó una desamortización a los
propietarios afrancesados (considerados traidores), a las órdenes militares disueltas, a los conventos y monasterios
destruidos en la guerra. Se planificó una nueva división territorial de España. Las Cortes eliminaron los antiguos
reinos y decretaron una nueva división provincial, con el fin de conseguir la unificación territorial y la centralización
política.

CONCLUSIÓN
La obra de las Cortes de Cádiz supuso el arranque del estado liberal en España. También significó la aparición de dos
tendencias políticas irreconciliables: liberales y absolutistas, que se enfrentarán durante la primera mitad del siglo,
durante los reinados de Fernando VII e Isabel II, por imponer sus respectivos idearios políticos.
Tanto la Constitución como las reformas para desmantelar el Antiguo Régimen apenas llegaron a aplicarse debido
a la guerra y a los cambios políticos posteriores. Sin embargo durante décadas constituyeron el programa político de
los liberales españoles. Destacamos su importancia como primera obra constituyente española.
Los periodos de vigencia de la Constitución de 1812 son:
1)- de 19-marzo-1812 a 4-mayo-1814
2)- de 1820 a 1823 (Trienio Liberal, dentro del reinado de Fernando VII)
3)- unos meses entre 1836-37 durante la regencia de Mª Cristina.
Fernando VII, en 1814 (nada más volver de Francia tras la guerra), anuló la Constitución y toda la obra legislativa
de las Cortes de Cádiz, restaurando el Antiguo Régimen en la forma que estaba antes de 1808 e iniciando la
represión contra los liberales.

BIBLIOGRAFÍA:
-VALDEÓN, J.; PÉREZ, J. y JULIÁ, S. (2008): Historia de España. Editorial Austral.
-GARCÍA DE CORTÁZAR (2006): Historia de España. Editorial Planeta.
-FONTANA,J. (2015): La época del liberalismo, volumen 6 de la Historia de España de la Editorial Crítica.

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