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FEMINISMO & MARXISMO
DOSSIER

Ilustración: Anahí Rivera

Feminismos
populares:
resistencia
o revolución
(permanente)

Andrea D’Atri
Especialista en Estudios de la Mujer.

Hijo de la crisis capitalista internacional que a las injusticias que devienen de esta esci- a impedir una mayor destrucción, sino que ex-
ha parido los más diversos fenómenos políti- sión. Nunca en la Historia fueron necesarias ploró salidas constructivas. En esos momentos,
cos, un nuevo movimiento de mujeres reco- las teorías acerca de la opresión social para las víctimas dejaron de ser objetos de compa-
rre el mundo en el último período. El reciente que la humanidad opusiera resistencia a di- sión para transformarse en sujetos de su pro-
Paro Internacional de Mujeres del 8 de mar- chas condiciones de existencia. La resistencia pia historia. Así lo hicieron las mujeres que,
zo, que –bajo distintas modalidades– se llevó es un acto de insumisión, pero –como seña- en los albores de la revolución burguesa, re-
a cabo en más de 50 países, dejó al descu- la lúcidamente Daniel Bensaïd– “es en primer clamaron su inclusión en la Declaración de
bierto la impotencia del feminismo liberal pa- lugar, un acto de conservación, la defensa en- los Derechos del Hombre y el Ciudadano, que
ra responder a las contradicciones vitales que carnizada de una integridad amenazada por no las tenía en cuenta, enfrentando a las mo-
afectan a las mujeres tras largas décadas de la destrucción”1. narquías y la servidumbre feudal; así lo hicie-
neoliberalismo, con ampliación de derechos Las mujeres no han sido excepción. ron las mujeres de los barrios populosos de
e incremento de los agravios. Enfrentando los cataclismos naturales, eco- París, empuñando las armas y combatiendo
A la vera de su propia crisis y de la mano nómicos y políticos que amenazan la vida de en las barricadas para defender la Comuna,
de las figuras políticas más encumbradas de su progenie, siempre han sido protagonistas su propio gobierno obrero que eliminaba la
la derecha mundial, como Donald Trump de fabulosos procesos de organización y resis- desigualdad jurídica entre los sexos. Así lo hi-
o Marie Le Pen, emerge el oxímoron de un tencia: allí donde hay víctimas de terremotos cieron las mujeres que, en los radicalizados
“feminismo conservador”. Del otro lado, se o inundaciones, víctimas de desocupación, años ‘70 –junto con luchas antiimperialistas
recrean los feminismos populares, proponién- desalojos, carestía o desabastecimiento; víc- por la liberación nacional, procesos revolu-
dose dar voz a las mujeres pobres, las traba- timas de feroces regímenes políticos, persecu- cionarios, enormes movilizaciones obreras y
jadoras, las racializadas, las inmigrantes. Bajo ciones e injusticias, hay mujeres resistiendo estudiantiles, levantamientos de masas con-
diversos postulados anticapitalistas relativa- en la primera fila. Pero no sólo allí. También tra la opresión estalinista, emergencia de mo-
mente abstractos, un nuevo feminismo popu- las mujeres han delineado los sinuosos con- vimientos antirracistas, antibélicos y por la
lar se pone de pie y se declara en resistencia. tornos de un movimiento amplio y diverso liberación sexual–, se insubordinaron al or-
Desde que la explosión inusitada de recur- que, desde fines del siglo XVIII, recorre la den de muerte y destrucción del capitalismo
sos económicos –posibilitada por el descubri- historia del capitalismo, proclamando –con heteropatriarcal.
miento de las técnicas de la agricultura y de distintas voces– la resistencia a la opresión Pero ese ascenso de masas internacional
la domesticación de animales, entre otras– in- del propio colectivo generizado. en el que se inscribió la última oleada femi-
trodujo una división social entre una mayo- En algunos momentos de la Historia, esa re- nista fue derrotado. La ausencia de un ho-
ría de productores y una minoría alimentada sistencia avanzó en ensayar una salida al es- rizonte revolucionario durante más de tres
a expensas del trabajo (excedente) de los pri- tado de cosas. Entró en acción; no se redujo décadas de ofensiva neoliberal, abrió paso a
meros, los seres humanos rechazaron to- a desoír los mandatos dominantes, sino que las más diversas teorizaciones sobre el triunfo
das las formas de servidumbre y resistieron inventó sus propias respuestas; no se limitó de un poder omnímodo que ya no necesitaría
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esencialmente del control del aparato del ración de subsistencia, ante cada nuevo sa- por la clase dominante entre los explotados
Estado para preservar la propiedad concen- queo propinado por los que acumulan ex- son el fundamento de su fortaleza.
trada de los medios de producción y ser ga- traordinarias riquezas y concentran el poder Contraponer la lucha de las mujeres a la de
rante de la explotación de la fuerza de trabajo político con el ejercicio del monopolio de las la clase obrera es tan inconducente como re-
de las mayorías desposeídas, porque ese po- armas. Pero jamás se permite la posibilidad ducir, con una estrecha visión economicista,
der permea nuestras vidas, modela nuestros de una lucha por arrebatar ese poder y de- la cuestión de la opresión de género a la de la
cuerpos y atraviesa nuestros discursos. Es un mocratizar profundamente los resortes de la explotación capitalista. La unidad no se pro-
poder que reprime y marginaliza; en guerra economía y la administración colectiva de lo duce jamás de manera mecánica y objetiva,
permanente contra la pulsión vital, se con- público, porque incluso “imaginar otro siste- en el camino de enfrentar la explotación de la
vierte en un biopoder; al instaurar la norma, ma, constituye todavía actualmente parte del que los distintos sectores son víctimas; entre
produce lo abyecto. sistema”4. otras cosas, porque esa explotación no afecta
No hay escapatoria. Las múltiples resisten- a todos por igual. Como señalamos en el nú-
Escepticismo sin estrategia cias, más allá de sus plausibles muestras de mero anterior de esta revista,
Esta conceptualización del poder se com- abnegación y coraje, se inscriben en un pro-
prende, relativamente, por el desarrollo inusi- fundo escepticismo. De tal fatalismo, sólo se ...imaginar hoy un movimiento feminista
tado que tuvieron los mecanismos de control puede concluir con la aceptación pasiva y an- anticapitalista obliga a reconsiderar el sujeto
social a partir de la derrota de ese período ticipada del fracaso anunciado o, por el con- político: sin las mujeres asalariadas que cons-
de radicalización –que podríamos situar entre trario, con la imposición arbitraria de un tituyen la mitad de la clase enormemente ma-
1968 y 1982– que mencionábamos anterior- voluntarismo idealista que, golpeado en la yoritaria de la sociedad, no hay destino7.
mente. Como señala Perry Anderson, “el po- nariz, se replegará más adelante en un derro-
der pierde cualquier determinación histórica: tismo cínico. Los resortes fundamentales de la economía
ya no hay detentadores específicos de poder, y la generación de riquezas siguen estando
ni metas específicas a las que sirva su ejer- Preparar la victoria en manos de esas masas laboriosas hoy frag-
cicio”2. En su unívoca visión del crecimiento Pero aunque la crisis de subjetividad de mentadas por su color de piel, su género, su
inconmensurable de los mecanismos de dis- las masas aun se contabilice en la columna identidad sexual y las múltiples divisiones
ciplinamiento social, diluye la existencia de del “debe”, el ciclo neoliberal agoniza des- creadas en el mismo mundo laboral. Paralizar
una clase minoritaria que concentra en cada de 2008, con la crisis capitalista que tuvo los circuitos de la producción y la circulación
vez menos manos la propiedad mundial, a ex- su epicentro en Estados Unidos y Europa y de mercancías tanto como detener los ser-
pensas de explotar el trabajo de cada vez más que dejó como saldo el incremento descomu- vicios y las comunicaciones es la capacidad
manos en todo el planeta, integrando con- nal de la desigualdad que es fundamento de que, de unificarse, haría temblar el poder que
tinentes enteros y millones de nuevos (y di- una creciente polarización política. El orden hoy detenta una minoría parasitaria provista
versos) “esclavos y esclavas” asalariados a la mundial de la globalización neoliberal, mo- de medios de producción, de armas, Estados,
propia lógica del capital. nocomandado por Estados Unidos en las úl- gobiernos y partidos políticos para ejercer su
Actualmente, tan solo 8 personas (todos timas décadas, “está siendo dinamitado desde dominio. En ese silencio ensordecedor, las y
ellos hombres) son propietarias de una rique- adentro”5. Desde este punto de vista, se pue- los marginados del sistema conseguirán que
za que equivale a lo que, en el otro extremo, de decir que “el triunfo de Trump confirma su voz retumbe como un trueno.
perciben los 3.600 millones de personas más y profundiza la tendencia a la crisis orgánica Las mujeres asalariadas con el conjunto de
pobres, nada menos que la mitad de la pobla- que viene manifestándose en los países cen- su clase deben conquistar esa hegemonía sos-
ción mundial�. Los artefactos materiales y dis- trales a partir de la Gran Recesión de 2008, teniendo las demandas de todos los sectores
cursivos del biopoder no tienen otro objetivo y puede ser leído como esos ‘fenómenos abe- oprimidos, reconociendo las desigualdades
más que el de sostener y blindar esa obscena rrantes’ de los que hablaba Antonio Gramsci, en las propias filas, para dirigirlas contra el
desigualdad que, legítimamente, engendra las que surgen en situaciones intermedias cuan- orden capitalista, en la lucha por el poder.
más diversas manifestaciones del odio de los do lo viejo no va más y aún no están claros Desde esta perspectiva es que las mujeres
desposeídos. Pero estas conceptualizaciones los contornos de lo nuevo”6. Pero, lejos de socialistas luchamos por la emancipación fe-
del poder, en las que se evapora tal finalidad, toda vulgata pseudomaterialista, el marxis- menina. La disyuntiva que hoy se cuece en
le otorgan al mismo el carácter de una en- mo revolucionario sostiene –parafraseando a el fuego de la crisis mundial es si las mujeres
tidad omnipresente y ahistórica. Presentado Lenin– que ningún gobierno, ningún régimen anticapitalistas nos limitaremos a organizar
casi como una deidad distópica y vengati- ni ningún sistema cae, aún en plena crisis, la resistencia ocasional y episódica a los em-
va que tiene absolutamente subsumida a la si no se lo hace caer. Y para eso, es necesa- bates de las derechas o si vamos a armarnos
Humanidad desde siempre, se imposibilita si- rio prepararse con anticipación. Tiempos ex- de un programa y una estrategia para vencer.
quiera imaginar la posibilidad de enfrentarlo, traordinarios se aproximan. ¿Dejaremos que Las que siempre han sido las esclavas de la
combatirlo y vencerlo, porque está en todos nos encuentren –a las masas explotadas y Historia merecen que pongamos nuestros co-
lados, porque todo lo controla y lo permea. oprimidas– desprevenidas? munes esfuerzos en preparar la victoria.
A la microfísica del poder, sólo se le pueden El ciclo neoliberal homogeneizó la diversi-
oponer, esforzadas aunque parciales resisten- dad de las existencias bajo el látigo de la ex-
cias. En palabras de Foucault, plotación, al tiempo que introdujo la mayor 1. Daniel Bensaïd, Résistances. Essai de taupolo-
heterogeneidad nunca vista de los explotados gie générale, París, Librairie Arthème Fayard, 2001.
...se pega, se golpea contra los obstáculos en el mismo movimiento. La fragmentación 2. Perry Anderson, Tras las huellas del materialis-
más sólidos; el sistema se resquebraja en otra entre hombres y mujeres no es la única: per- mo histórico, México, Siglo XXI, 2004.
parte, se insiste, se cree haber ganado y la ins- manentes y contratados, nativos e inmigran- 3. Michel Foucault, Microfísica del poder, Madrid,
titución se reconstruye más lejos, se comien- tes, formales e informales, incluso asalariados Ediciones de La Piqueta, 1979.
za de nuevo. Es una larga lucha, repetida, y no asalariados, son apenas algunas de las di- 4. Ídem.
incoherente en apariencia...3. ferenciaciones jerarquizadas que se establecen 5. Claudia Cinatti, “Trump: la caída del relato neo-
entre los esclavos modernos. La propuesta po- liberal”, IdZ 35, noviembre-diciembre 2016.
Como señala Bensaïd en Elogio de la políti- pulista de una sumatoria de las múltiples resis- 6. Ídem.
ca profana, la estrategia queda reducida a ce- tencias, sin embargo, es utópica si no se parte 7. A. D’Atri, C. Murillo, “8 de marzo: Cuando la tie-
ro. A las masas se las condena a defender su de comprender que los antagonismos creados rra tembló”, IdZ 36, marzo 2017.

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