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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior.


Universidad Experimental “Francisco de Miranda”
Extensión Barinas – Programa de Medicina

Dieta, metabolismos y minerales

Bachilleres:
-María Eva Martínez. C.I: 29.888.272
-Andrea Meza. C.I:28.562.123
-Luis Pinto. C.I: 31.369.536
-Miguel Blanco. C.I: 30.766.773
-Margelis Vargas. C.I:28.487.014
Docente: Dr. Vicente R
-Sección 10
Barinas, enero del 2024
Dieta normal

Las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas en la dieta aportan energía para
las diversas funciones del organismo o para su almacenamiento y uso posterior. La
estabilidad del peso y de la composición corporal exige un equilibrio entre el aporte
y el gasto energéticos. Si una persona se sobrealimenta y el aporte energético
excede de forma continua el gasto, casi todo el exceso se deposita en forma de
grasa, con lo que aumenta el peso corporal; al contrario, si el aporte de energía no
basta para satisfacer las demandas metabólicas del organismo, se pierde masa
corporal y aparece un estado de inanición.

Equilibrio dietético: Energía de los alimentos

La energía que libera cada gramo de hidratos de carbono, tras su oxidación a


dióxido de carbono y agua, es de 4,1 calorías (en este campo, 1 caloría significa, en
realidad, 1 kilocaloría) y cada gramo de grasa, 9,3 calorías. La energía liberada por
el metabolismo de las proteínas habituales de la alimentación, tras la oxidación de
un gramo a dióxido de carbono, agua y urea, representa 4,35 calorías. Por otro lado,
el porcentaje medio que se absorbe de estas sustancias en el tubo digestivo
también varía: cerca del 98% de los hidratos de carbono, el 95% de las grasas y el
92% de las proteínas.

Además, aunque existe una variación notable entre las distintas personas, e incluso
en una misma persona en días diferentes, la dieta habitual que deberíamos ingerir
nos debe proporcionar un 15% de la energía en forma de proteínas, un 40% como
grasas y un 45% como hidratos de carbono.

Los requisitos diarios medios de proteínas corresponden a 30-50 g.


Diariamente se descomponen de 20 a 30 g de proteínas corporales, para producir
otros compuestos químicos corporales. Por eso, todas las células han de fabricar
siempre proteínas nuevas para reponer las destruidas y el régimen debe contener
una cantidad mínima de proteínas. En general, se pueden mantener los depósitos
de proteínas si la ingesta diaria es mayor de 30-50 g.

Algunas proteínas contienen cantidades inadecuadas de ciertos aminoácidos


esenciales y no sirven para reponer las proteínas destruidas. Estas se denominan
proteínas parciales y, cuando abundan en el régimen, los requisitos diarios de
proteínas aumentan mucho más de lo normal. En general, las proteínas de origen
animal son más completas que las de origen vegetal o cereal.

Los hidratos de carbono y las grasas «ahorran proteínas». Cuando los hidratos
de carbono y las grasas abundan en el régimen de alimentación, casi toda la
energía corporal deriva de estas dos sustancias y muy poca de las proteínas. En
cambio, en el estado de inanición, una vez agotados los hidratos de carbono y las
grasas, los depósitos proteicos del organismo se consumen enseguida para proveer
energía; a veces se destruyen varios centenares de gramos al día en lugar de la
tasa diaria habitual de 30 a 50g.

Los requerimientos diarios de grasa dependen de varios factores, incluyendo la


edad, el sexo, el nivel de actividad y la salud en general. Los expertos recomiendan
que entre el 20% Y el 35% de las calorías totales diarias provengan de grasas
saludables. Esto equivale a alrededor de 44 a 78 gramos de grasa por día para una
dieta de 2,000 calorías. Es importante tener en cuenta que no todas las grasas son
iguales, por lo que se debe prestar atención a la calidad de la grasa consumida.

Por último, en promedio, las personas deben obtener del 45 al 65% de sus calorías
de los carbohidratos todos los días. Esto equivale a 275 gramos por día.
basándose en una dieta diaria de 2,000 calorías. Teniendo como prioridad aquellos
alimentos no procesados, granos enteros, y carbohidratos complejos: alimentos con
un alto contenido en fibra.

LOS CENTROS NERVIOSOS REGULAN LA INGESTIÓN DE ALIMENTOS

En primer lugar, la sensación de hambre se asocia con un deseo imperioso de


alimentos y otros efectos fisiológicos, como contracciones rítmicas del estómago y
agitación que impulsan la búsqueda del alimento. El apetito es el deseo de
alimento, a menudo muy concreto, y ayuda a determinar la calidad de la
alimentación. Si la búsqueda del alimento surte efecto, aparece una sensación de
saciedad. Todas estas sensaciones dependen de elementos fisiológicos que regulan
centros concretos del encéfalo, en particular, el hipotálamo.

El hipotálamo aloja los centros del hambre y de la saciedad . Varios centros


neuronales del hipotálamo participan en el control de la ingestión de alimentos. Los
núcleos laterales del hipotálamo actúan como centro de la alimentación, porque
cuando se estimulan excitan un apetito voraz (hiperfagia).

Los núcleos ventromediales del hipotálamo sirven, en cambio, como un importante


centro de la saciedad y se cree que confieren una sensación de placer nutricional
que inhibe el centro de la alimentación. La estimulación eléctrica de esta región
puede inducir una sociedad completa y, de hecho, cuando se ofrecen alimentos muy
apetitosos, el animal los rechaza (afagia). Se cree, asimismo, que los núcleos
paraventriculares, dorsomediales y arqueados del hipotálamo contribuyen
decisivamente a regular la ingestión de los alimentos. Por ejemplo, las lesiones de
los núcleos paraventriculares suelen determinar una alimentación exagerada,
mientras que las de los núcleos dorsomediales merman, por lo general, la conducta
alimentaria

Entonces tenemos que, el hipotálamo recibe:


1. señales nerviosas del tubo digestivo que portan información sensitiva acerca
del llenado gástrico.
2. señales químicas de los nutrientes de la sangre (glucosa, aminoácidos y
ácidos grasos) que indican la saciedad.
3. señales de las hormonas gastrointestinales
4. señales de las hormonas liberadas por el tejido adiposo
5. señales de la corteza cerebral (visión, olfato y gusto) que modifican la
conducta alimentaria.

Otro aspecto de la alimentación es el acto mecánico. Si se secciona el encéfalo por


debajo del hipotálamo, pero por encima del mesencéfalo, el animal todavía puede
ejecutar la actividad mecánica básica de la alimentación, es decir, salivar, lamerse
los labios, masticar el alimento y deglutirlo. Así pues, la mecánica real de la
alimentación está sujeta a control por los centros del tronco encefálico.

Nutrición enteral y parenteral en el paciente crítico

La nutrición enteral es una medida de soporte nutricional mediante la cual se


introducen los nutrientes directamente en el tubo digestivo. Esta medida terapéutica
se utiliza cuando existe alguna dificultad para la normal ingestión. La nutrición
enteral es capaz de cumplir con el objetivo de prevenir la malnutrición y corregir los
problemas nutricionales cuando existan Por otra parte, la forma de nutrición
parental es aquella que se administra por vía venosa . Esta no pasa por el aparato
digestivo. Este tipo de alimentación se administra a una persona que no es capaz de
absorber nutrientes en el intestino debido a vómito persistente, diarrea grave o
enfermedad intestinal.

En ambos tipos de nutrición se administran a un paciente crítico entre el 70% y el


100% de los requerimientos calóricos medidos o estimados. Asimismo, se entiende
que una NE hipocalórica o hipoalimentación permisiva consiste en administrar al
paciente un aporte calórico bajo, del orden de 10 a 20 kcal/kg de peso actual/día.
Además Se conoce como NE trófica o por goteo cuando se administra al paciente
un aporte calórico muy bajo, del orden de 10-20 kcal/horas.

Este tipo de terapia nutricional no está diseñada para satisfacer las necesidades
proteicas, calóricas o de micronutrientes del paciente, sino para mantener la
estructura y la función gastrointestinal en pacientes sin malnutrición previa al inicio
de esta terapia. podríamos establecer las indicaciones de la nutrición enteral en los
siguientes grupos:

1. Pacientes con aparato digestivo anatómica y funcionalmente útil: Oral:


como soporte o complemento en pacientes con dificultad para la ingestión:
edad avanzada, anorexia, neoplasias, sida
2. Paciente con aparato digestivo anatómicamente restringido. Por sonda
nasogástrica: neoplasias de esófago, síndrome de intestino corto.
3. Paciente con aparato digestivo funcionalmente dificultado; en este grupo
la nutrición será mixta: insuficiencia hepática grave, pancreatitis aguda,
síndrome de malabsorción,

Metabolismo de carbohidratos, lípidos y proteínas

Muchas reacciones químicas celulares tienen como objetivo extraer la energía


presente en los alimentos para su utilización por parte de los diferentes sistemas
fisiológicos de la célula. Por ejemplo, la energía es necesaria para la actividad
muscular, la secreción glandular, el mantenimiento de los potenciales de membrana
por los nervios y las fibras musculares, la síntesis de sustancias, la absorción de
alimentos en el tubo digestivo y muchas otras funciones. Todos los alimentos
energéticos (hidratos de carbono, grasas y proteínas) se oxidan en las células y
liberan grandes cantidades de energía durante este proceso.

Metabolismo de Hidratos de carbono

Los productos finales de la digestión de los hidratos de carbono en el tubo digestivo


son casi exclusivamente la glucosa, la fructosa y la galactosa (representando la
glucosa como media un 80% de estos productos). Tras su absorción en el tubo
digestivo, gran cantidad de fructosa y casi toda la galactosa se convierten
rápidamente en glucosa en el hígado. Por tanto, la sangre circulante lleva poca
galactosa y fructosa. Así, la glucosa se convierte en la vía final común para el
transporte de casi todos los hidratos de carbono a las células tisulares.

Las células hepáticas disponen de enzimas apropiadas que promueven la


interconversión entre los monosacáridos (glucosa, fructosa y galactosa), Además, la
dinámica de las reacciones es tal que cuando el hígado libera de nuevo los
monosacáridos a la sangre, el producto final resulta casi por completo glucosa.
Conviene resaltar, una vez más, que habitualmente más del 95% de todos los
monosacáridos que circulan en la sangre son el producto de conversión final, la
glucosa.

La insulina aumenta la difusión facilitada de la glucosa: En la mayoría de las


células, la insulina aumenta enormemente la velocidad de transporte de la glucosa,
así como la de otros monosacáridos. Cuando el páncreas secreta grandes
cantidades de insulina, la velocidad de transporte de la glucosa en la mayoría de las
células aumenta 10 o más veces que cuando no hay insulina. Por el contrario, las
cantidades de glucosa que difunden al interior de la mayoría de las células del
organismo en ausencia de insulina, con las excepciones del hígado y del cerebro,
son muy pequeñas para mantener la cantidad habitual de glucosa del metabolismo
energético.

Finalmente, debemos recordar el número total de moléculas de ATP (energia) que,


en condiciones óptimas, se puede generar con la energía procedente de una
molécula de glucosa, entonces nos encontramos con la producción máxima de 38
moléculas de ATP por cada molécula de glucosa degradada a dióxido de carbono y
agua.

Metabolismo de Lípidos

Varios compuestos químicos presentes en los alimentos y en el organismo se


clasifican como lípidos, que incluyen los siguientes: 1) la grasa neutra, conocida
también como triglicéridos; 2) los fosfolipidos; 3) el colesterol. Desde el punto de
vista químico, el componente lipídico básico de los triglicéridos y de los fosfolípidos
son los ácidos grasos, es decir, ácidos orgánicos hidrocarbonados de cadena larga.

El organismo utiliza los triglicéridos sobre todo para el suministro de energía a los
diferentes procesos metabólicos, función que comparten casi por igual con los
hidratos de carbono. Sin embargo, algunos lípidos, especialmente el colesterol, los
fosfolípidos y pequeñas cantidades de triglicéridos, se emplean para elaborar las
membranas de todas las células del organismo y para llevar a cabo otras funciones
celulares esenciales.

Es importante saber que casi todas las grasas de la dieta, se absorben desde el
intestino a la linfa intestinal. Durante la digestión, la mayoría de los triglicéridos se
esconden en monoglicéridos y ácidos grasos. Después, mientras atraviesan las
células epiteliales intestinales, vuelven a formar nuevas moléculas de triglicéridos,
que entran en la linfa en forma de diminutas gotas dispersas llamadas
quilomicrones. Aproximadamente 1 h después de una comida muy grasa, la
concentración de quilomicrones en el plasma puede elevarse del 1 al 2% del total;
debido a su elevado tamaño, el plasma se torna turbio y a veces amarillo. Sin
embargo, los quilomicrones tienen una semivida de menos de 1 h, de manera que el
plasma se aclara de nuevo en unas pocas horas.

Depósitos de grasa: Dos de los tejidos principales del organismo, el tejido adiposo
y el hígado, almacena mucha grasa. Al tejido adiposo se llama también tejido graso
o simplemente grasa corporal.

Tejido adiposo: Una función importante del tejido adiposo es almacenar los
triglicéridos hasta que sean reclamados para suministrar energía en algún lugar del
organismo. Entre las funciones subsidiarias están la de proporcionar aislamiento
térmico al cuerpo, y la secreción de hormonas, como la leptina y la adiponectina,
que afecta a múltiples funciones del organismo, entre ellas el apetito y el gasto de
energía.

Lípidos hepáticos: Las funciones principales del hígado en el metabolismo lipídico


son: 1) descomponer los ácidos grasos en compuestos más pequeños para su
aprovechamiento energético; 2) sintetizar triglicéridos, principalmente a partir de los
hidratos de carbono, pero también, en menor grado, de las proteínas, y 3) sintetizar
otros lípidos a partir de los ácidos grasos, en especial el colesterol y los fosfolípidos.

El hígado almacena grandes cantidades de triglicéridos: 1) durante las primeras


fases del ayuno; 2) en la diabetes mellitus, y 3) en cualquier otro estado donde se
use rápidamente la grasa en lugar de los hidratos de carbono para obtener energía

Metabolismo de Proteínas

Aproximadamente tres cuartas partes de los sólidos del organismo son proteínas.
Estas proteínas comprenden las proteínas estructurales, las enzimas, las
nucleoproteínas, las proteínas transportadoras de oxígeno, las proteínas del
músculo que producen la contracción y muchos otros tipos que cumplen en todo el
cuerpo funciones específicas, tanto intra-como extracelulares.

Los principales constituyentes de las proteínas son los aminoácidos, de los cuales
20 están presentes en las proteínas orgánicas en cantidades significativas.

Transporte y almacenamiento de los aminoácidos: La concentración normal de


los aminoácidos en la sangre oscila entre 35 y 65 mg/dl, que es la media de unos 2
mg/dl para cada uno de los 20 aminoácidos, aunque algunos estén presentes en
concentraciones mucho mayores que otros.

El Destino de los aminoácidos absorbidos desde el tubo digestivo: Los productos


de la digestión y absorción de las proteínas en el tubo digestivo son casi por
completo aminoácidos; muy rara vez se absorben polipéptidos o moléculas
completas de proteínas desde el tubo digestivo a la sangre.

Poco después de una comida aumenta la concentración de aminoácidos en la


sangre, pero solo unos miligramos por decilitro por dos razones. En primer lugar, la
digestión y absorción suelen prolongarse de 2 a 3 h y los aminoácidos se absorben
en pequeñas cantidades cada vez. En segundo lugar, las células de todo el
organismo, sobre todo del hígado, absorben los aminoácidos sobrantes en 5 a 10
min. Por tanto, casi nunca se acumulan en la sangre o en el líquido intersticial
cantidades excesivas de aminoácidos.

Formación de las proteínas plasmáticas: Casi toda la albúmina y el fibrinógeno


de las proteínas plasmáticas, así como del 50 al 80% de las globulinas, se sintetizan
en el hígado. El resto de las globulinas se forman casi exclusivamente en los tejidos
linfáticos. Son sobre todo las gammaglobulinas, que constituyen los anticuerpos
utilizados por el sistema inmunitario.

Funciones de las proteínas plasmáticas: Los principales tipos de proteínas


plasmáticas son la albúmina, las globulinas y el fibrinógeno.
● La misión principal de la albúmina es proporcionar presión coloidosmótica del
plasma para evitar la salida de plasma por los capilares,
● Las globulinas cumplen diferentes funciones enzimáticas en el plasma pero,
además, se ocupan de la inmunidad natural y adquirida del organismo frente
a los microorganismos invasores.
● El fibrinógeno se polimeriza en largos filamentos de fibrina durante la
coagulación sanguínea, formando coágulos de sangre que ayudan a reparar
las pequeñas roturas del aparato circulatorio.

La producción hepática rápida de proteínas plasmáticas evita la muerte en tales


casos. A veces, una persona con una enfermedad renal grave elimina hasta 20g de
proteínas plasmáticas en la orina al día durante meses, que se reemplazan
continuamente principalmente por acción del hígado.

Descomposición obligatoria de las proteínas: Si una persona no ingiere


proteínas, parte de las proteínas del cuerpo continúa descomponiéndose en
aminoácidos que después se desaminan y oxidan. Este proceso supone de 20 a 30
g de proteínas al día y se denomina pérdida obligatoria de proteínas. Por eso, para
evitar una pérdida neta de proteínas corporales, una persona media debe ingerir un
mínimo de 20 a 30 g de proteínas al día, aunque esta cantidad depende de múltiples
factores, entre ellos la masa muscular, la actividad y la edad; para estar más seguro
se recomienda un mínimo de 60 a 75 g.

Metabolismo de Vitaminas

Una vitamina es un compuesto orgánico necesario en pequeñas cantidades para el


metabolismo y que las células no pueden fabricar. La falta de vitaminas en la
alimentación provoca carencias metabólicas importantes. Los requisitos de las
vitaminas varían mucho y dependen de factores como el tamaño corporal, la
velocidad de crecimiento, la cantidad de ejercicio, el embarazo y la lactancia. Las
vitaminas se depositan en pequeña medida en todas las células. Algunas lo hacen
en gran cantidad dentro del hígado. Por ejemplo, la cantidad almacenada de
vitamina A por el hígado basta para mantener a una persona durante 5 a 10 meses
sin ningún aporte de esta vitamina.

Vitamina A: La vitamina A de los tejidos animales se conoce como retinol. Esta


vitamina no está presente en los alimentos vegetales, pero muchos vegetales
contienen provitaminas que forman vitamina A. La carencia de vitamina A produce
«ceguera nocturna» y altera el crecimiento de las células epiteliales. Una de las
funciones elementales de la vitamina A es la síntesis de los pigmentos retinianos del
ojo.

Tiamina (vitamina B4): La tiamina opera dentro de los sistemas metabólicos


principalmente como pirofosfato de tiamina; La carencia de tiamina reduce la
utilización de ácido pirúvico y de algunos aminoácidos por los tejidos, pero aumenta
la de las grasas. Así, la tiamina se requiere en concreto para el metabolismo final de
los hidratos de carbono y de muchos aminoácidos.La carencia de tiamina produce
lesiones en los sistemas nerviosos central y periférico.

Ácido pantoténico: El ácido pantoténico se incorpora, sobre todo, a la coenzima A


(CoA) dentro del organismo, que ejerce numerosas funciones metabólicas celulares.
El déficit de ácido pantoténico provoca retraso del crecimiento, ausencia de
reproducción, encanecimiento del cabello, dermatitis, esteatosis hepática y necrosis
hemorrágica de la corteza suprarrenal en animales de experimentación.

Vitamina B12: La carencia de vitamina B12 produce anemia perniciosa. La vitamina


B12 cumple varias funciones metabólicas y actúa como coenzima aceptora de
hidrógeno. La carencia de vitamina B induce una desmielinización de las grandes
fibras nerviosas de la médula espinal. En consecuencia, muchas personas con
anemia perniciosa presentan una pérdida total de la sensibilidad periférica o incluso
parálisis, si la anemia es grave.

Ácido fólico (ácido pteroilglutámico, vitamina B5): Diversos ácidos


pteroilglutámicos poseen un «efecto de ácido fólico». El ácido fólico actúa como
transportador de los grupos hidroximetilo y formilo. Quizá el uso más importante
dentro del organismo sea la síntesis de purinas y timina, necesarias para formar el
ADN. Por eso, el ácido fólico, como la vitamina Bi2, se necesita para la replicación
de los genes celulares.

Ácido ascórbico (vitamina C): La carencia de ácido ascórbico debilita las fibras de
colágeno del organismo. En ausencia de ácido ascórbico, las fibras de colágeno que
forman casi todos los tejidos del organismo son defectuosas y débiles. Por este
motivo, esta vitamina parece esencial para el crecimiento y la fortaleza de las fibras
del tejido subcutáneo, cartílago, hueso y dientes. La carencia de ácido ascórbico
durante 20 a 30 semanas induce escorbuto. Uno de los efectos más importantes del
escorbuto es la falta de cicatrización de las heridas.

Vitamina D: La vitamina D (calciferol) aumenta la absorción de calcio en el tubo


digestivo y ayuda a controlar el depósito de calcio en los huesos.

Vitamina E: Se conocen varios compuestos emparentados con actividad de


vitamina E. Se han descrito muy pocos casos de carencia confirmada de vitamina E
entre seres humanos. La falta de vitamina E induce una degeneración del epitelio
germinal del testículo y, en consecuencia, puede causar esterilidad tal y como se ha
comprobado en estudios con animales.

Metabolismo de Minerales

Magnesio. El magnesio se precisa sobre todo como catalizador para muchas


reacciones enzimáticas intracelulares, en particular las relacionadas con el
metabolismo de los hidratos de carbono.
Calcio. El calcio del organismo se encuentra en forma de fosfato cálcico en los
huesos. Las cantidades excesivas de iones calcio del líquido extracelular pueden
causar una parada cardíaca en sístole y mermar la actividad intelectual.

Fósforo. El fosfato es el principal anión del líquido intracelular. Los fosfatos se


pueden unir de manera reversible a muchos sistemas de coenzimas y a multitud de
otros compuestos necesarios para el funcionamiento de los procesos metabólicos.

Hierro. La función del hierro del organismo, implica sobre todo la síntesis de
hemoglobina. Dos tercios del hierro corporal se encuentran en forma de
hemoglobina, pero también existe hierro en otras formas, en particular en el hígado
y en la médula ósea.

Oligoelementos importantes para el organismo: Algunos elementos se


encuentran presentes en el cuerpo en cantidades tan reducidas que se conocen
como oligoelementos. La cantidad que aporta la alimentación también suele ser
mínima. Sin embargo, si falta alguno de ellos, pueden aparecer síndromes
carenciales específicos.

Yodo. Es importante al hablar de la síntesis y función de la hormona tiroidea; todo el


organismo contiene tan solo 14 mg por término medio. El yodo es imprescindible
para formar la tiroxina y la triyodotironina, las dos hormonas tiroideas esenciales que
mantienen el metabolismo de todas las células.

Zinc. El zinc forma parte de muchas enzimas, en particular de la anhidrasa


carbónica, que está presente en concentraciones elevadas en los eritrocitos. Esta
enzima es responsable de la rápida unión del dióxido de carbono al agua en los
eritrocitos de la sangre capilar.

Flúor. El flúor no parece muy necesario para el metabolismo, pero la presencia de


flúor en pequeñas cantidades durante el período de formación dental protege frente
a las caries posteriores. El flúor no fortalece los dientes, sino que suprime el proceso
cariógeno, impidiendo la acción de diversos metales raros que activan las enzimas
bacterianas productoras de la caries.

Por otro lado debemos de saber la importancia del aparato digestivo en el


equilibrio hidroelectrolítico del organismo

El tubo digestivo recibe casi 9 litros de agua al día (0.7 litros en la comida, 1.6 en la
bebida y 6.7 en secreciones gastrointestinales: saliva, jugo gástrico, bilis, jugo
pancreático y jugos intestinales). El intestino delgado absorbe casi 8 litros de agua y
el grueso 0.8 litros, dejando que 0.2 se vacíen a diario en las heces.
El control de la cantidad de líquido en la luz intestinal es crucial para la función
intestinal normal, este ambiente líquido permite el contacto entre enzimas digestivas
y partículas de alimento y, a su vez, la difusión de los nutrientes digeridos hacia su
sitio de absorción final. La fluidez del contenido intestinal, hace posible su tránsito a
lo largo del tracto gastrointestinal sin daño del epitelio de revestimiento.
Iones( Electrolitos) : 50 a 100g Agua: 7 a 9 L
Absorción de Electrolitos:
(Na): En la membrana basolateral del epitelio del intestino delgado encontramos a la
bomba sodio-potasio atpasa que es un transporte activo, es decir, requiere de
energía de la célula (ATP) cuya función es llevar 3 iones de sodio fuera de célula y 2
iones de potasio dentro de la célula. Parte del sodio se absorbe al mismo tiempo
iones de cloruro, esto sucede solamente porque los iones de sodio al tener carga
positiva arrastran pasivamente a los iones de cloruro.
Cl: Esto sucede en las primeras porciones del intestino delgado (duodeno y
yeyuno)donde se absorbe pasivamente cloruro gracias al gradiente eléctrico del
sodio,
K: se da en el yeyuno e íleon por la vía paracelular, su secreción se da por el
intestino grueso. La aldosterona también estimula la absorción de potasio al
estimular la bomba sodio-potasio atpasa.
Hco3: es absorción indirecta. La absorción se da en el duodeno y yeyuno. Cuando
en el transporte de sodio-hidrógeno, el sodio es absorbido y se secreta iones de
hidrógeno (H), este hidrógeno se junta con el bicarbonato de las secreciones
pancreáticas y biliares más la participación de la enzima anhidrasa carbónica.
Otros electrolitos absorbidos en el intestino delgado son:
Calcio (Ca): Es una absorción activa que sucede en el duodeno donde la vitamina D
se encarga de estimular esta absorción.
Hierro (Fe): También es absorbido activamente en el intestino delgado.
Mg y po4: Se absorbe de manera activa, pero estos iones bivalentes se absorben en
pequeñas cantidades, por fortuna la necesidad de estos iones bivalentes en el
cuerpo humano es mínima.
Finalmente el presentar un desequilibrio hidroelectrolítico en el aparato
digestivo, puede desencadenar lo que conocemos como Diarrea. La diarrea se
presenta cuando el intestino grueso absorbe muy poca agua. Esto ocurre cuando la
presencia de bacterias irrita el intestino y las heces pasan demasiado rápido para
que se dé una reabsorción adecuada, o cuando las heces contienen
concentraciones muy elevadas de un soluto, como la lactosa, que se opone a la
absorción osmótica de agua. Por otro lado, el estreñimiento ocurre cuando el
movimiento fecal es lento, se reabsorbe demasiada agua y las heces se endurecen.
Esto puede deberse a falta de fibra dietética, carencia de ejercicio, alteración
emocional o abuso de laxantes a largo plazo.

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