TRABAJO EN ARBOLES.

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artículo técnico
ESPECIAL EQUIPOS DE PROTECCIÓN EN TRABAJOS
F O R E S TA L E S Y A N T I I N C E N D I O S

Por: Pedro M. Gómez.

Departamento de Formación
GAMESYSTEM ESPAÑA S.A.

Trabajo en árboles y altura

Cuando se realizan trabajos sobre árboles, como podas, apeos, reco-
gida de frutos o muestras, es habitual encontrarse con el riesgo de caí-
das de altura. La manera de disminuir este riesgo está íntimamente uni-
da a los medios que utilicemos para ascender al árbol y desplazarnos
por las ramas.

E
n este artículo se explican algu-
nas de las soluciones aportadas
para la progresión y seguridad
relacionadas con la altura en el tra-
bajo en árboles, con especial aten-
ción a las que utilizan cuerdas para
solucionar estos problemas ya que
son las menos difundidas.
1. Técnicas de trepa
Es realmente espectacular y poco
conocido el trabajo de los podado-
res que utilizan estos sistemas de
ascenso, descenso y desplazamien-
to. Se podría pensar que utilizan
métodos parecidos a los desarrolla-
dos en los conocidos comúnmente
como ‘trabajos verticales’, Sin embar-
go, la forma habitual de progresar
es totalmente distinta. Sólo es posi-
ble trabajar así en árboles cuyas
ramas tengan la resistencia suficien-
te. Aquí reside el primer problema al
aplicar esta técnica: ¿qué es una
rama suficientemente resistente?. Sólo
la estimación, en principio visual, del
podador selecciona estas ramas y
para ello el uso de prismáticos es
muy aconsejable. Hay que recordar
que en otros sectores es normal uti-
lizar anclajes certificados, que requie-
ren pruebas de resistencia indivi-
duales no destructivas o cálculos ava-
lados por un técnico cualificado
(como ocurre en las líneas de vida).
Existe además una norma (EN 795)
dedicada en exclusiva a los puntos
de anclaje. En la práctica, apenas
hay accidentes debidos a la rotura
de ramas elegidas para anclarse.
Normalmente es fácil seleccionar
estos puntos, si es que existen en el
ejemplar, pero este argumento no
parece tener la consistencia necesa-

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artículo técnico

ria para despejar todas las dudas en este
aspecto.
Una vez seleccionado el punto de anclaje,
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En el caso de utilizar siste-
mas estáticos existen varias
formas de fijar la cuerda a
la rama. Para ascender se

que suele estar en la unión de una rama a
otra, en el punto denominado horquilla,
se debe pasar una cuerda desde el suelo
por ese punto y hacerla llegar de nuevo has-
ta el suelo. Esta cuerda será la que nos ayu-
dará a subir al árbol.
Tradicionalmente se han utilizado cuerdas
trenzadas; sin embargo, al igual que en otros
sectores, se están imponiendo las cuerdas
formadas por alma y camisa que cumplan
la norma EN 1891 clase A. Muchos fabri-
cantes ofrecen cuerdas especiales para tra-
bajo en árboles. Debido al gran rozamien-
to que muchas veces sufre este material, sus
diámetros suelen ser superiores a las que se
utilizan en otros trabajos (normalmente se
están comercializando cuerdas entre 12 y
13,5 mm). Es muy recomendable utilizar las
cuerdas expresamente pensadas para este
fin, y diferenciarlas de las diseñadas para
sujetar y bajar las ramas.
Al pasar la cuerda por la horquilla hay que
tener en el suelo los dos extremos de la cuer-
da. Para utilizar esta cuerda como medio de
progresión existen varios métodos que se
pueden dividir en dos grupos: sistemas diná-
micos y estáticos. En los sistemas dinámicos
existe un movimiento de la cuerda alrede-
dor de las ramas que hacen de horquilla
mientras ascendemos. Para evitar daños en
las ramas se utilizan los llamados salvara-
mas o salvacambium. En los sistemas está-
ticos, la cuerda por la que se asciende o
desciende está fija.
El sistema dinámico más utilizado es el lla-
mado ‘body thrust’ o elevación del cuer-
po. Para realizar esta técnica el usuario
debe atarse a uno de los cabos de la cuer-
da que se ha pasado por la horquilla. Al
otro lado de la cuerda se anclará gene-
ralmente utilizando un cordino (cuerda de
diámetro menor que la cuerda de progre-
sión) que se enrollará alrededor de la cuer-
da de progresión haciendo un nudo auto-
bloqueante, uniendo después el cordino a
nuestro arnés. Sujeto por estos dos cabos,
el trabajador se colocará perpendicular al
tronco del árbol e irá tirando de la cuerda
que le sujeta a la vez que desliza el nudo
autobloqueante. Para el descenso no es
absolutamente necesario otro elemento.
suele utilizar la técnica ‘foot
lock’ o presa de pié, que
consiste en anclarse a la
cuerda de progresión a tra-
vés de un nudo autoblo-
queante y sujetar esta cuer-
da con las botas para
impulsarse y ascender. Al
utilizar ésta técnica hay que
prever materiales distintos
para realizar el descenso.
Dentro de los sistemas está-
ticos también podemos uti-
lizar técnicas habituales de
los trabajos verticales
(ascenso con dos bloque-
adores y estribo, y uso de
una segunda cuerda de
seguridad)
La utilización de cordinos o de la misma
cuerda de progresión para realizar nudos
autobloqueantes está muy extendida en el
mundo de la poda. Realmente son muy úti-
les y efectivos. Sin embargo, hay que tener
en cuenta que son nudos realizados por el
trabajador, por lo que incluimos una posi-
bilidad de error, Además trabajan rozando
constantemente la cuerda de progresión, lo
que obliga a vigilar su desgaste. Existen apa-
ratos mecánicos que, si bien no llegan en
todos los casos a la efectividad de uso de
los nudos, modificando ligeramente las téc-
nicas anteriormente esbozadas, pueden ser
perfectamente válidos. Este material está
representado por algunos descensores (uti-
lizados en trabajos verticales) que suelen
estar certificados conforme a la norma EN-
341 (a pesar de que para esta norma un
descensor es un ‘dispositivo de salvamen-
to’) y por bloqueadores (EN-567). Es posi-
ble combinar nudos con bloqueadores
mecánicos. Para ello existen, por ejemplo,
bloqueadores que se adaptan al pié.
También es efectivo combinar nudos auto-
bloqueantes con poleas (EN-12278)
Como el uso de nudos autobloqueantes es
tan común, la cuerda específica de poda
suele tener una camisa pensada para usar
estos nudos. Asimismo, se comercializan
cordinos especiales para realizarlos, nor-
malmente de diámetro de 10 mm.
Parece lógico utilizar, siempre que sea posi-
ble, elementos mecánicos fabricados para
esta clase de maniobras, elementos que lle-
van el marcado CE y que muchas veces se
amparan en normas EN. Quizá esto impli-
ca pequeños cambio en algunas técnicas
pero hay que tener en cuenta que también
en otros sectores parecidos se han tenido
que efectuar variaciones en las técnicas para
alcanzar mayor seguridad. Esta situación
debe ser un llamamiento para que los fabri-
cantes desarrollen nuevos productos que
vayan sustituyendo poco a poco el uso de
nudos.
Cualquiera que sea el sistema utilizado para
ascender al árbol, es preciso usar un arnés,
un equipo que une los elementos de pro-
gresión a la persona. Para realizar de una
forma cómoda la técnica de ’body thrust’
hay que elegir arneses especiales de poda
que permiten posicionar fácilmente el cuer-
po perpendicular al tronco del árbol gracias
a unas anillas pensadas para tal fin. Al
menos parte del trabajo se suele realizar en
suspensión, por lo tanto los arneses estarán
diseñados para ello (normalmente son arne-
ses de asiento EN-813). En la mayoría de
los casos estos arneses llevan incorporado
un cinturón de sujeción (EN-358), pero no
siempre llevan unos tirantes con anclaje que
lo convertirían en arnés anticaídas (EN-361).
La cuestión es más delicada de lo que pare-

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ce a simple vista, por lo que son precisas
algunas puntualizaciones.
Algunos autores defienden que al utilizar
estas técnicas nunca hay posibilidad de caí-
da libre y que siempre se trabaja en sus-
pensión, por lo que no es necesario un arnés
anticaídas. Así recomiendan que el usuario
permanezca unido con dos sistemas de suje-
ción independientes al menos en el momen-
to del corte, pero desechan la idea de cual-
quier sistema anticaídas, ya que, entre otras
cosas, casi nunca queda suficiente espa-
cio libre por debajo de nosotros. Sin embar-
go, en cualquier trabajo en suspensión, la
buena práctica general, avalada por casi
todos los autores en sectores distintos de
la poda, dice que debe haber un sistema de
progresión y un sistema anticaídas inde-
pendiente. Se puede citar como ejemplo el
uso de torno y enrollador independientes
unidos a una horca o un trípode en el acce-
so de espacios confinados en suspensión.
Pero más allá de la ‘buena práctica’ gene-
ral podemos considerar el R.D. 2177/2004:
“Disposiciones mínimas de seguridad y salud
para la utilización por los trabajadores de
los equipos de trabajo, en materia de tra-
bajos temporales en altura”. Este Real
Decreto habla de escaleras de mano (equi-
po de trabajo también utilizado en poda),
andamios, y “técnicas de acceso y posicio-
namiento mediante cuerdas, comúnmente
llamados trabajos verticales”. Cabe pre-
guntarse si las técnicas de poda están inclui-
das en este Real Decreto. Si la respuesta
es positiva, hay que tener en cuenta que el
apartado 4.4.1 desarrollado en el anexo,
dice en su parte a) que “el sistema consta-
rá como mínimo de dos cuerdas con suje-
ción independiente, una como medio de
acceso, de descenso y de apoyo (cuerda de
trabajo), y la otra como medio de emer-
gencia (cuerda de seguridad)”. En la cuer-
da de seguridad, según indica el punto c),
se debe utilizar un “dispositivo móvil anti-
caídas” (EN-353-2), que obliga a la utiliza-
ción de un arnés anticaídas.
Además de estas cuestiones jurídicas, hay
otros aspectos que es interesante tener en
cuenta para la adopción de un arnés anti-
caídas. Así, para llegar a algunos puntos del
árbol, utilizamos reenvíos. Se trata de unas
desviaciones de las cuerdas que las apar-
tan de su camino natural hasta el suelo. Para
ello se utilizan salvaramas o cintas de ancla-
je (EN-795-B), que se colocan en otras
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artículo técnico
ramas. Éstos puntos son especialmente deli-
cados por la multiplicación de fuerzas que
se puede producir (efecto polea). En caso
de rotura de ese punto se produciría una
situación de caída libre. Por otra parte, el
uso de sierras que pueden producir un cor-
te en las cuerdas utilizadas para estas téc-
nicas hace muy aconsejable la utilización de
la segunda cuerda, si no en el acceso al
lugar de trabajo, sí a la hora de trabajar.
De hecho, como ya se ha señalado, la uti-
lización de dos cuerdas de sujeción en el
momento de trabajar también está aconse-
jada por los autores que tratan específica-
mente el trabajo de poda. El problema está
en que a veces esas dos cuerdas de suje-
ción nos sitúan en el punto de trabajo, de
manera que ambas están realizando una
fuerza. No es raro tener una situada en un
punto superior y otra en un punto muy infe-
rior. En caso de rotura de la superior se pue-
de producir un alto factor de caída con un
elemento estático. Además, un rescate se
puede ver muy facilitado por la existencia
de un anclaje dorsal, debido a la posición
más recogida que toma el cuerpo de una
persona inconsciente al colgar de este pun-
to. Estos son algunos de los argumentos que
nos llevan a pensar que es mejor la utiliza-
ción de un arnés anticaídas y el uso de una
cuerda de seguridad con un anticaídas que
cumpla la norma EN-353-2.
La buena práctica
general es tener
sistema de
progresión y sistema
anticaídas
independiente
Esta exposición no pretende en ningún
momento oponerse a las técnicas utilizadas
habitualmente, que han sido desarrolladas
durante muchos años de teoría y práctica
y expuestas incluso en documentos publi-
cados por organismos oficiales de otros paí-
ses. Sólo aspira a plantear dudas razona-
bles que se pueden tener en cuenta a la hora
de la evaluación de riesgos y contribuir a
seguir desarrollando esas técnicas.
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Para llegar al punto de trabajo a veces hay
que apartarse de la vertical que marcan las
cuerdas. Es muy normal en estos casos uti-
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lizar un elemento de amarre de sujeción (EN-
358), conocido también como acollador,
unido habitualmente al correspondiente cin-
turón de sujeción (EN-358). En el merca-
do encontramos este elemento construido
por cuerdas con alma metálica, que redu-
ce la vulnerabilidad de las cuerdas tensas
ante cualquier material cortante. Muchas
veces también se utilizan nudos autoblo-
queantes en este elemento de amarre y de
nuevo es válido lo apuntado más arriba
sobre estos nudos.
Los salvaramas o salvacambium son cintas
de anclaje (EN-795-B) que para poder faci-
litar su recuperación de las ramas una vez
finalizado el trabajo llevan en sus termina-
ciones dos argollas de distinto tamaño. Para
realizar reenvíos también se utilizan cintas
de anclaje normales con un mosquetón.
Una vez analizadas las técnicas utilizadas
para acceder a los árboles hay que dete-
nerse en el sistema para pasar la cuerda por
la horquilla. Lo habitual es lanzar primero
una pequeña bolsa con un lastre en su inte-
rior que lleva atada una cuerda fina de
nylon. Al conjunto se le llama hondilla.
Existen bolsas de diferentes pesos depen-
diendo de lo lejos que esté la rama elegi-
da. Si la rama está a más de 20 m, se sue-
le utilizar el denominado ‘Big Shot’, una
especie de tirachinas gigante que permite
lanzar la hondilla más lejos. Para ramas más
lejanas se pueden utilizar arco y flecha, o
ballestas en combinación con carretes de
pesca.
Por último, igual que en todos los trabajos
en altura, no se debe trabajar sin casco. El
casco debe llevar barbuquejo para que en
caso de caída quede sujeto a la cabeza.
Además, debe ser compatible con la pro-
tección facial, ocular y auditiva.
2. Utilización de espuelas de trepa
Las espuelas de trepa o trepadores son unas
piezas metálicas punzantes que se colocan
en la parte interior de ambas piernas por
debajo de las rodillas, de forma que por
debajo del pié salgan unas puntas que, cla-
vándolas en la corteza de los árboles, ayu-
den a ascender. Su uso es compatible con
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las técnicas de trepa ya vistas, pero nor-
TRABAJOS FORESTALES Y ANTIINCENDIOS
malmente se utilizan con técnicas de ascen-
so menos sofisticadas. Sólo es admisible en
ESPECIAL EQ UIPOS DE PR OTECCIÓN EN
árboles que van a ser talados o para reali-
zar un rescate, ya que provocan heridas el
tronco y se convierten en focos de infección
que pueden dañar el árbol. Sin embargo,
es un sistema muy extendido en el trabajo
en árboles.
La forma normal de progresar es ir cla-
vando las espuelas en el tronco del árbol
mientras se abraza el tronco con un ele-
mento de amarre de sujeción, conectado
a las dos anillas laterales de un cinturón
de sujeción. Cada vez es más habitual que
el cinturón de sujeción lleve también per-
neras. Como sistema de progresión es rápi-
do, aunque hay que tener preparado otro
elemento de amarre para superar las
ramas que encontremos en nuestro cami-
no. El problema surge en el caso de que
fallen las espuelas, pudiendo producirse
caídas hasta el suelo. Ni que decir tiene
lo peligroso que sería una pérdida de cons-
ciencia en plena ascensión. Debemos tener
en cuenta que es un sistema de progre-
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artículo técnico
sión, pero en ningún caso es un sistema
anticaídas. Ya se ha explicado más arriba
que es necesario llevar sistemas de pro-
gresión y anticaídas independientes. Ante
esta situación, se han desarrollado algu-
nas técnicas para que en caso de caída el
elemento de amarre estrangule al tronco
evitando la caída. El principal problema
de estas técnicas es que complican mucho
la maniobra de ascenso o descenso, ade-
más de no ser un sistema independiente
de seguridad.
Parece que la mejor solución sería fijar una
cuerda en una rama superior con los méto-
dos expuestos más arriba y anclarse a ella
con una línea de anclaje flexible (EN-353-
2). Al usar este sistema es imprescindible un
arnés anticaídas (EN-361)
Para colocar la cuerda en un punto supe-
rior también podemos utilizar una pértiga.
Se trata de una barra telescópica que lle-
va en su parte superior un gran mosque-
tón (los hay de 150 mm de abertura) para
colocarlo en una rama. Existen pértigas de
más de siete metros. Del mosquetón pue-
de colgar una cuerda para utilizar una
línea de anclaje flexible. También es posi-
ble unir un enrollador de cinta (EN-361).
Una de las ventajas de utilizar un enrolla-
dor es que no hay cuerdas colgando con
las que se pueden enganchar las ramas
que caen.
Uno de los principales problemas para
colocar estos sistemas anticaídas es encon-
trar ramas con la resistencia suficiente, que
estén a una altura alcanzable y que el mos-
quetón de la pértiga sea del tamaño sufi-
ciente como para que pueda abrazar la
rama. Para evitar este último problema
también existan cabezales de pértiga que
permiten pasar una hondilla sin tener que
lanzarla.
Utilizar estructuras exteriores como puntos
anticaídas (tipo andamios o grúas) tiene el
doble inconveniente de que muchas veces no
se pueden utilizar por lo escarpado del terre-
no y que deberían estar diseñadas como anti-
caídas. Además, si se pueden meter esas
máquinas, también es posible utilizar cestas
elevadoras.
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artículo técnico

La utilización de técnicas tipo ‘cordada’, (sis- positivo anticaídas indepen-

tema muy parecido al usado por los esca- diente, hay que tener en
ladores) no suele ser una solución efectiva cuenta que en este caso la

por tener distancias de caída excesivamen-
te largas, lo que no quiere decir que en
algunos casos no se pueden utilizar.
Otro de los problemas que se derivan de
utilizar sistemas anticaídas y espuelas es el
tiempo que lleva su instalación. En la valo-
ración del tiempo que se debe emplear en
éstos trabajos muchas veces no se tiene en
cuenta este tiempo e incluso se dan por bue-
nos los procedimientos de trabajo que no
incluyen sistemas anticaídas. Recordemos
que muchas veces es la administración la
que contrata este servicio.
Realmente queda mucho camino por reco-
rrer para inventar nuevos sistemas y mate-
riales para asegurar estas ascensiones.
Cabezales de pértiga que se fijen en troncos
verticales (normalmente el tronco es la par-
te más fiable del árbol), sistemas tipo bici-
cleta, puntos de anclaje elevados que se pue-
dan unir al tronco…son auténticos retos para
los departamentos de I+D+i. Y es que, sien-
do honestos, hay casos en los que es muy
difícil encontrar una solución satisfactoria.
El problema de la ascensión con trepado-
res no sólo se da en la poda, también en los
postes de madera y hormigón nos encon-
tramos con esta situación. Este caso no ten-
dría difícil solución instalando anclajes para
utilizar una pértiga. Sin embargo, miles de
postes en España son absolutamente insa-
tisfactorios en cuanto a seguridad (a no ser
que se acceda con cesta).
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probabilidad de accidente
disminuye mucho respecto al
uso de las espuelas debido
al funcionamiento de este
mecanismo.
4. Escaleras, andamios
y cestas elevadoras
Los sistemas anteriormente
expuestos tienen sus límites. No
sirven para todas las situacio-
nes y a veces hay que recurrir
a otros elementos. Además,
hay que tener en cuenta que
siempre se deben anteponer
las protecciones colectivas fren-
te a las individuales. En ejem-
plares de dudosa estabilidad
no hay que utilizar nunca el
árbol como soporte para la
progresión y la seguridad. En
ese caso es preciso usar preferentemente equipo de protección individual anticaídas o
cestas elevadoras. se adoptan otras medidas de protección alter-
nativas”. Para disminuir el riesgo en la subi-
da y cumplir con la legislación la opción es
la utilización de sistemas anticaídas como los
expuestos en el punto 2.
Las técnicas de los
escaladores no Tampoco debe olvidarse la posibilidad de
la utilización de andamios, o, siendo más
suelen ser una precisos, de torres de acceso para la reali-
solución eficaz zación de trabajos en árboles, teniendo siem-
pre en cuenta el R.D. 2177/2004.

Las cestas elevadoras se muestran como un

3. Las Palmeras, un caso especial
La subida a palmeras se sigue realizando
muchas veces utilizando espuelas. Esta espe-
cie es muy sensible a las heridas producidas
por la espuela. Actualmente el sistema que
tiene más aceptación es ‘la bicicleta’.
Consiste en un sistema de dos flejes metá-
licos que abrazan el estipe. Cada fleje va
unido a un soporte que se adapta al pié del
trabajador. Al disminuir la presión en el
soporte se abre el fleje y al hacer presión se
cierra. El sistema se completa con un ele-
mento de amarre de sujeción.
Es un método bastante seguro. Aunque
tiene la misma carencia que la utilización
de espuelas, es decir, no dispone de dis-
Otras técnicas aplicables son las siguientes:
El uso de escaleras para acceder a los árbo-
les supone muchas veces una buena solu-
ción. Se deben utilizar escaleras especial-
mente equipadas para evitar su deslizamien-
to (por ejemplo, acabadas en puntas de ace-
ro en terrenos blandos). Muchas veces es pre-
ciso sujetar la escalera al tronco del árbol con
las diferentes técnicas que existen para reali-
zar esta tarea. Hay que recordar de nuevo el
ya citado R.D. 2177/2004, que en el apar-
tado 4.2.1 dice: “Los trabajos de más de 3,5
metros de altura, desde el punto de opera-
ción al suelo, que requieran movimientos o
esfuerzos peligrosos para la estabilidad del
trabajador, sólo se efectuarán si se utiliza un
elemento muy versátil. Hay cestas especial-
mente diseñadas para la poda, con gran-
des prestaciones para trabajar en terrenos
abruptos (equipadas con orugas, con gran
potencia, etcétera)
Muchas veces todos los sistemas explicados
y otros no detallados son complementarios.
Es preciso escoger la mejor técnica para
cada caso o combinar varias de manera que
el trabajo sea más cómodo y seguro.
5. Rescate
Como ya es sabido, una persona incons-
ciente colgando de un arnés puede, en
pocos minutos, tener lesiones muy graves,

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Nueva Protección
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ANTIINCENDIOS
llegando incluso al fallecimiento. Además
en la poda se presentan riesgos específicos,
como son los cortes, que pueden obligar a
realizar una evacuación muy rápida en caso
de emergencia.
Por estas razones es necesario que los tra-
bajadores en árboles conozcan técnicas de
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artículo técnico
rescate, que las practiquen y que ten-
gan una mochila específica con el
material necesario. Sin embargo, se
ha detectado que en este sector pocas
veces se mencionan los evacuado-
res de emergencia (EN-341), tipo
CHOUCAS. Son aparatos especial-
mente diseñados para el rescate que
permiten la elevación del herido de
una forma sencilla para desbloque-
arle de sus anclajes y realizan el des-
censo a velocidad constante. Todo
esto se consigue de manera muy intui-
tiva.
Merece la pena una vez más hacer
referencia al R.D. 2177/2004. En su
apartado 4.4.1, en el punto f) habla
de la formación que deben recibir los
trabajadores que utilizan técnicas de
acceso y posicionamiento mediante
cuerdas y dice específicamente que
esta formación debe incluir “las téc-
nicas de salvamento de personas acci-
dentadas en suspensión”.
Sería muy positivo que existiera una
legislación tan concreta para todos
los trabajos en altura realizados con
EPI.
6. Conclusión
Como se puede apreciar, el traba-
jo en árboles tiene una serie de téc-
nicas y soluciones que se deben
conocer para aplicar la más apropiada.
El desarrollo de nuevas soluciones o la
creación de nuevos materiales que nos
faciliten la tarea es un gran reto para los
fabricantes. Por supuesto, es necesaria
una formación “teórica y práctica, sufi-
ciente y adecuada” (L.P.R.L. art. 19) para
desarrollar estas técnicas. Recordemos
Nueva Protección
además que el R.D. 773/1997 dice que
“el empresario garantizará la formación
y organizará, en su caso, sesiones de
entrenamiento para la utilización de equi-
pos de protección individual”.
Por último recordar que el trabajo en
árboles en general y la poda en particu-
lar es un trabajo físicamente muy duro,
que requiere conocimientos técnicos
amplios de muchas materias y que no está
siempre valorado como debería. Desde
aquí mi reconocimiento a estos profesio-
nales.
6. Bibliografía.
✓ ANSI Z133.1 American National
Standard for Tree Care Operations.
Norma ANSI dedicada al trabajo en
árboles.
✓ Guide to Good Cilmbing Practice.
Publicación de la Arboricultural
Association del Reino Unido.
✓ Cuadernos AFAG (Arboriculture and
Foresty Advisory Group) publicados por
HSE (Health and Safety Executive) del
Reino Unido:
➣ Tree Climbing Operations AFAG 401.
➣ Aerial Tree Rescue AFAG 402.
✓ “El Compañero del Trepador” de Jeff Jepson.
Una buena explicación de las técnicas de
trepa.
✓ Publicaciones de la EAC (European
Arboricultural Council)
Dibujos: Daniel Llorente