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MEMORIAS VI
INAH SEP
MEXICO 1~~~
 Derechos reservados conforme a la ley.
© 1960. Instituto Nacional de Antropología
e Historia — Córdoba, 43, 45 y 47.
México, D. F.
Impreso y hecho en México
Printed and made in Mexico
 ~ONTENIDO

PÁG. PÁG.

INTRODUCCION o o o o o o o o o o o o .. o ... o ... o o o .. 9 Preclásico Inferior 54

Preclásico Medio 56
EL POBLAMIENTO DE AMERICA. / Preclásico Superior 66
Preámbulo . o .. o . o o o. o o . o .. o o . o o o o .... o o .. 13' \ El Horizonte Clásico.
Las Tradiciones Culturales . o o . o .. o o o o •.. o o ... 14
La Cultura Teotihuacana oo o . o o .. o .. o o o . 74
ETAPA DEL SAL V AJISMOo
Teotihuacán . ooo o. o o o oo o .. o 74
La Cultura . ooo o o o ... o o. o o o o'. o o . o o o o o 77
La tradición de los Cazadores Nómadas o o o . o o .. 15
El Horizonte Postclásicoo
El Complejo Sandía .. o . o .. o o o .. o oo. oo. 15 La Cultura Tolteca-Chichimeca o. o o 93
El (:omplejo Clovis o o. oo o o .. 18
Los Toltecas o ... o o o ... o o .. o ....• oo oo. 93
El Complejo Folsom o o . o o o .. o . 20 La Historia Tolteca . o. ooo o o . o o •... ooo. o 94
La tradición de los Recolectores-Cazadores Inferiores 22 La Cultura o.' o o o o o . o oo o o 95
Puntas Plainview . o o .. o . o o . o o o . o . o o. 23 El Horizonte Histórico.
Puntas Eden y Scottsbluff . o oo. 23 Generalidades Históricas 'o o o. o . 103
Complejo Enterline oo o. o. o 23 Tenayuca o. oo oo . 103
Puntas Angostura . o o . o .. o o .. o o .. o ..... 25
La Cultura Mexica
ETAPA DE LA BARBARIE. Economía o ooo o o o .. 105
La Tradición de los Recolectores Semisedentarios 26 Indumentaria y Adorno o o o .. 110
La Tradición de los Sedentarios Agrícolas o oo. 30 Tenochtitlán o. o oo oo . 111
Consideraciones Generales oo o . " Religión y Conocimientos o.... o o o o .. 112
33
Bibliografía o o o o oo. Organización Social o o o o .. o o .. o o o o .. 120
35
Epílogo . o o o o .. 122
EL AREA CULTURAL MESOAMERICANA. Bibliografía . ooo o .. , ooo o . 123
Generalidades ... o ...........• o .... : o. 37 LA REGION DEL OCCIDENTE DE MEXICO.
Características Culturales o o .. o oooo. 37
Límites de Mesoamérica o o . 38 Generalidades o o o . 125
Las Regiones Arqueológicas . ooo o o . 38
Los Horizontes Culturales o.' o o. o o . El Horizonte Preclásico.
39
Bibliografía ooo o. oo o o oo . 40 El Opeño Michoacán oo o o .. 125
Chupícuaro, Guanajuato . o ooo o. 125
LOS HORIZONTES PREHISTORICO Michoacán o ooo o o .. o . o oo . 131
y ARCAICO DE MEXICO. " Guerrero . oo o o. o o o o ..• o oo o .. 131
Las Evidencias Arqueológicas o o o .. 41 Las Culturas Locales.
La Cultura . o o . o .. : . o o .. o .. o .'. o oo . 44
El Problema de la Agricultura . ooo. oo o .. 45 Colima o .. o ooo o .. o o. oo . 132
Jalisco o ... o o o ooo o .. o o o . o . o .... oo. 140
El Maíz . o o . o .. o .. o .. o o .. o . o o o . 46 Nayarit o .. o o o o o o o o ...•..... 143
El Frijol . oooooo. o. oo. oo. o o o o .. 47 Sinaloa . o o o . o . o o o .. o . o o . o .. o . 145
La Calabaza ... o .. o .. o .. o .. o o . o o .. o .. 47 Michoacán .. o o o ooo ooo oo. 148
La Calabaza Vinatera oo . 47
Los Tarascos . oo o .. o o. oo . 150
El Chile oo : o .. o . o o .. o o . 47
El Algodón. oo o " o o .. o . La Historia Tarasca o o. o o. o. 152
47
La Cultura. o. ooo oo. oo. o oo o 154
Bibliografía o .. o o .. o o o . 49 Guerrero . ooo o. o ooo o o. 159
LA REGION DEL ALTIPLANO CENTRAL.
Bibliografía o .. o . o o .. o o o ooo . 164

Preámbulo oo o .. o o .. o o .. 51 INDICE DE ILUSTRACIONES ooo .

La Cuenca de México o .. o .. o . o . 51
El Horizonte Preclásico o .. ....•.... 53 INDICE ALFABETICO

~' .•.
MESOAMERICA
 INTRODU~~ION

Cuando se habla de Norte, Centro o Sudamérica,

ttnO piensa enseguida en divisiones geográficas re-
sultantes de factores históricos, cuyas fronteras son
válidas para nuestro tiempo; pero en el pasado, cuan-
do menos hasta los primeros contactos con los eu-
ropeos, la América indígena estaba constituida por
una gran comunidad de pueblos que, desde sus orí-
genes, habían tenido una tradición cultural común.
Así, antes de que el llamado hombre blanco pi-
sara las tierras del Nuevo Continente y que tratara
de conquistarlas e imponer su cultura por medio de
las armas y de la religión, la espada y la cruz, de uno
a otro extremo del continente americano convivían
numerosos grupos humanos, los cuales paciente-
mente habían alcanzado un mayor o menor grado
de cultura, ascendiendo muchos de ellos del salva-
jismo a la civilización.
A la llegada de los europeos, Esquimales y Aleu-
tas, Haidas y Atapascanos, Sioux, Iroqueses, Semi-
nales, Yumanos, Coahuiltecas, Mayas, Zapotecos,
Totonacas, Chibchas, Incas, Onas, Fueginos, etc.,
poblaban el extenso territorio americano, desde la
Punta Hope de Alaskd hasta la Tierra del Fuego;
destacándose los unos de los otros por algunas ca-
racterísticas culturales p;opias, pero especialmente
por el producto de sus artesanías, originales y únicas.
El impacto de la cultura occidental no tuvo la
misma intensidad en todo el continente americano.
En México, Centro y Sudamérica el arte aborigen
fue suplantado por la cultura europea, mientras que
en los Estados Unidos y el Canadá la tradición ar-
tística logró sobrevivir íntegramente y aún se en-
cuentra en pleno apogeo en algunos lugares.
Los esquimales de la tundra ártica se especializa-
ron desde remotos tiempos en el tallado minucioso
del marfil, a la vez que aprovecharon las pieles de
morsa, los huesos de ballena y, con menos frecuen-
cia, la piedra y la madera.

9
 Lo mismo que ayer, los esquimales hacen sus ves-
tidos de pieles; orejeras, bezotes, peines y hebillas de
marfil; tienen tiendas de pieles para el ver.t!"!,oY ca-
sas semisubterráneas o "igloos" para el invierno;
viajan en canoas individules como el "kayak" y en
grandes botes colectivos como el "umiak"; USan tri-
neos tirados por perros y utilizan la raqueta para
. caminar en la nieve. Inventaron las viseras y an-
teojeras para protegerse los ojos contra la refracción
de la nieve; tienen arpones, pipas, arco y flecha, ar-
maduras de placas, lámparas de piedra o barro, arcos
para encender el fuego, etc.
Dentro de sus antiguas manifestaciones artísticas
se advierten influencias chinas y melanésicas, que
han de haber ve";ido por la vía del Pacífico; en tanto
que ahora tienen un arlie basado más. en la talla del
marfil de morsa y la madera. Las actuales represen-
tanciones de osos, focas, ballenas, perros esquimales,
etcétera, acusan un arte lleno de vitalidad y movi-
miento; mientras que las máscaras, talladas en bajo·
relieve y pintadas de blanco, negro, rojo y azul, de-
notan conceptos mágico-relig~osos, puesto que en el
centro de ellas reside el espíritu protector o "inua".
Los pescadores de salmón de la costa del Nor-
oeste, entre ellos los Tlingit, Haida, Kwakiutl, Nut-
ka, etc., se distinguen por sus postes totémicos hechos
con una maestría técnica y un alto sentido de las
proporciones colosales; pero tienen también casas de
madera con sus fachadas decoradas; vasijas y sona-
jas; remos y canoas; figuras talladas en pizarra ne-
gra; etc.
El arte del Noroeste está impregnado de un fuerte
concepto de la simetría bilateral, como se aprecia
en sus mantos o "chilkats" tejidos con fibras de ce-
dro y forrados con lana de cabra montés; en sus
estatuas familiares que se llevan al "potlach" y en
sus postes totémicos con representaciones de casto-
res, osos, lobo, cuervo, etc., que proclaman la aris-
tocracia ancestral de la familia.
Los Pomo, Yurok, Hl.tpa, etc., del lejano Oeste
americano, desarrollaron una incomparable cestería,
tan buena y compacta que en ella se podían cocer
los alimentos y transportar agua; a la vez que hi-
cieron vasijas de esteatita y decoraron sus cestas ce-
remoniales con mosaico de pluma y colgajos de con-
cha nácar.
Algunos grupos del Sureste, como los Pueblo,
!iopis y Zuñis, se distinguieron por sus casas de va-
rios pisos, por sus "kivas" o cámaras ceremoniales,
por sus "katchinas" de madera pintadas de vivos
10
,-
colores, por su cerámica polícroma y por su orfebre-
ría de plata con mosaico de turquesa y concha; mien-
tras que los Návajo desarrollaron las pinturas de
arena con fines mágicos, las pinturas sobre gamusa
con polen de distintas flores y la platería.
En los bosques orientales y del norte los Iroque-
ses sobresalieron por su sistema político avanzado,
hasta el grado de establecer una confederación de
seis naciones con sufragio femenino y una Consti-
tución adelantada; en tanto que los Atapascanos y
Algonquinos trabajaron admirablemente la corteza
de abedul y los bordados de pelo de alce sobre cor-
teza o piel.
En Mesoamérica los Tarascas construyeron sus
basamentos para templos o "yácatas", desarrollaron
la orfebrería, tallaban la obsidiana y hacían exqui-
sitas obras de plumería; los Mexicas levantaron la
grandiosa Ten ochtitlán, desarrollando la escultura
y arquitectura monumental; mientras que los Mayas
habían logrado desde años atrás una incomparable
civilización, en la que se admiran sus exactos cómpu-
tos calendáricos y astronómicos.
Por último, hay que recordar al Estado Incaico del
Perú, con su avanzada organización social, sus jÍs-
temas de regadío, la metalurgia, el tejido, etc., o sea
que las culturas indígenas de América, por el tiempo
de la conquista europea, habían logrado un alto gra-
do de progreso. /
El conocimiento de las plantas medicinales, el
calendario, la aritmética, la metalurgia, las grandes
obras hidráulicas, la arquitectura, la literatura, etc.,.
alcanzaron en México y en el área Andina un des-
arrollo insospechado para aquellos tiempos, de tal
modo que, cuando los conquistadores llegaron a
América, encontraron un campo propicio para la
realización de nuevos avances culturales.
Hasta antes de la conquista española, es decir,
durante la época prehispánica, en el continente ame-
ricano se había desarrollado un exacto calendario
de 365 días; una escritura y numeración jeroglífica
que incluía el sistema vigesimal y la correcta posi-
ción del cero; tablas de eclipses; ciclo venusino de
584 días; libros o códices con temas religiosos; ana-
les históricos; mapas $eográficos y almanaques adi-
vinatorios.
Utilizaron la bóveda, los techos planos, las co-
lumnas y el arco s.aledizoen sus construcciones;
planearon sus centro~ ceremoniales con un claro
concepto urbanístico; construyeron canales de irri-
gación, acueductos, drenajes, cisternas, etc.; emplea-
 Fo t o 1.
ron las pinturas murales en la decoración de sus
edificios; tuvieron una arquitectura y escultura mo­
numental; edificaron juegos de pelota, calzadas, ar­
cos de entrada a las ciudades, observatorios, etc.
Cultivaron el maíz, calabaza, algodón, tabaco,
papa, camote, yuca, vainilla, cacao, chía, jitomate,
henequén, aguacate, amaranto, chile, chayóte, ca­
cahuate, alegría o bledo, etc.; conociéndose las pro­
piedades curativas de muchas plantas medicinales. En
algunos lugares habían invernaderos y jardines, par­
ques zoológicos y se curaron males del cerebro por
medio de la trepanación del cráneo.
Emplearon el petróleo crudo o chapopote, la qui­
nina, el mate y la coca; venenos como el acónito y
curare; fabricaron papel; obtuvieron tintes o colo­
rantes minerales y vegetales; hicieron espejos cón­
cavos de pirita o de obsidiana; desarrollaron las
técnicas metalúrgicas del laminado, soldado, mol­
deado a la cera perdida y filigrana; aprovechando el
oro, plata, cobre, platino, hierro meteòrico, tumbaga,
etcétera.
Contaron con vicuñas, alpacas, llama, conejo,
ánades, quetzal, guacamayas, tucanes, catinga, etc.,
de los cuales obtenían el pelo y las plumas para el
adorno de sus vestidos y tocados; habiéndose domes­
ticado el pavo o guajolote silvestre, perro, faisán,
abeja, patos y tal vez otros animales.
Hacían mosaicos de turquesa, plumas y concha;
tenían abanicos, parasoles, literas y hamacas; fuma­
ron el tabaco en pipas de piedra o barro; usaron
vestidos cortados de pieles, mocasines, sombreros,
anteojeras y gran número de ornamentos hechos de
ópalo, jade, cristal de roca, obsidiana, esmeralda,
perlas, coral, concha, ámbar, etc.
Aunque los descubrimientos o invenciones que
aportaron los grupos de la América indígena a la
cultura occidental fueron pocos, es notable observar
cómo la gran mayoría de los rasgos o elementos
enunciados se fueron, infiltrando rápidamente en
ella; citándose por ejemplo el tabaco, el cacao, la
vainilla, el guajolote; quinina, maíz, henequén, pe­
tróleo, etc., lo mismo que numerosos vocablos que
denotan otros tantos logros americanos, como lo
indican los términos: hamaca, huracán, mate, choco­
late, coca, cacahuate, etc., sin olvidar desde luego el
descubrimiento del cero, la aritmética vigesimal y
los exactos cómputos calendáricos y astronómicos
realizados.
Al llegar los conquistadores con una nueva cul­
tura, encuentran que la principal riqueza del Nuevo
Mundo es el hombre, puesto que éste dominaba
varias técnicas y artesanías como la construcción,
escultura, carpintería, orfebrería, lapidaria, agricul­
tura, pintura, etc.; viniendo entonces la fusión de
dos tradiciones distintas, en las que predomina ini­
cialmente la indígena.
Así vemos como en México se construyen los
macizos conventos con sus amplios atrios y capillas
11
 FOTO 2.

FOTO 3.

abiertas que continttan el espíritu monumental de los

antiguos centros ceremoniales; las casas palaciegas
con habitaciones distribuidas alrededor de patias; los
acueductos y calzadas; las techumbres de vigas sobre
las que descansan los entortados de cañas y ladrillos;
el pilotaje o cimientos con estacas, etc.; en tanto que
las esculturas religiosas se satttran de un fuerte sabor
pagano, apareciendo los cristos lacerantes y transfor-
mándose Huitzilopochtli en los cristos negros.
y otro tanto podría decirse de la vida diaria, en
la que se adopta el chocolate, los petates, los platillos
regionales, la chía, el maíz, el metate, el chile, los
molcajetes, el guajolote, los tamales, etc.; a la vez
que se sigtte el mismo tipo de organización política,
sólo que substituyendo al Huey Tlatoani por el Ca-
pitán General, y a los caciques o señores por los
encomenderos.
En el estudio del México actual, como en cual-
quier otro país americano, cobra una singular im-
portancia el conocimÚnto del desarrollo histórico.
cultural de los pueblos prehispánicos, ya que ellos
fueron la base que h~cieron posible al mexicano de
hoy, y por lo tanto, en este breve ensayo, trataremos
de bosquejar ese pasado que todavía repercute hasta
el presente.

12
 El
PREAMBULO
En las postrimerías del siglo x v y como conse­
cuencia del descubrimiento del Nuevo Mundo, Es­
paña tuvo noticias de otras tierras, de otros hombres
y de riquezas fabulosas, las cuales despertaron en la
imaginación de algunos aventureros el deseo de con­
quistarlas.
Como resultado de ello, desde ese entonces se
comenzó a especular sobre el origen y la llegada del
hombre a América; habiéndose externado una serie
de teorías que forman, por decirlo así, un capítulo de
la historia del pensamiento que dura hasta nuestros
días.
De acuerdo con el espíritu de la época, lo primero
que se discutió fue si desde el punto de vista teoló­
gico los americanos eran o no seres racionales. Estas
discusiones tenían como base la teoría aristotélica
que apoyaba el criterio de una servidumbre natural
entre los hombres; pero los Padres de la Iglesia
rechazaron tales ideas y con la Bula del Papa Paulo
III, en 1537, se zanjó la cuestión al declarar que
los indígenas no eran irracionales sino verdaderos
hombres.
Al respecto hay que recordar que todavía en 1550,
Fray Bartolomé de Las Casas y el erudito Juan Ginés
de Sepúlveda se reunieron en Valladolid para dis­
cutir si la doctrina de Aristóteles, sobre la esclavitud
natural, se podía aplicar a los indígenas americanos;
argumentando Sepúlveda "que la antigua teoría cla­
sificaba a cierto grupo de personas como inferiores
por naturaleza, nacidos de hecho esclavos, y por lo
tanto era aplicable en grado sumo a los indios pa­
ganos y justificaba que los españoles les hicieran la
guerra para forzarlos a aceptar el cristianismo. Las
Casas denunció esta doctrina como soberanamente
anticristiana; llegó a aseverar que los indios eran,
por lo menos potencialmente, iguales a los españo­
■■o I» 1« ni i o n í o A ni ó r i «• a
les, y que España haría mejor en dejarlos en su es­
tado prístino y retirarse del Nuevo Mundo, antes
que usar la fuerza para atraerlos al redil cristiano”.1
Tomándose como buenas las ideas del Papa, y
puesto que los indígenas americanos eran de la mis­
ma Creación, se trató entonces de probar que éstos
descendían de Noé, e inclusive se intentó determinar
de cuál hijo de Noé procedían. Así Torquemada
creyó ver en el color de los indígenas una clara des­
cendencia de Cam; en tanto que el español Arias
Montano y el Padre Gregorio García, sostenían que
un nieto de Heber había poblado América por el
oeste y llegado hasta el Perú; mientras que otro re­
toño del viejo Sem, padre de los semitas, había dado
origen al Brasil.2
En el curso del tiempo se habló de los cananéos
o antiguos habitantes de Palestina; de los fenicios,
chinos y cartagineses; de las Diez Tribus Perdidas
de Israel; de los egipcios, etc. También surgieron las
hipótesis basadas en los supuestos continentes des­
aparecidos, entre ellos la Atlántida de Platón, de­
fendida por Brasseur de Bourbourg y Sarmiento de
Camboa; en tanto que Ameghino, estrictamente mo-
nogenista, lanzó la tesis de que el hombre americano
se había originado en el Nuevo continente.3
Las avanzadas ideas del Padre Acosta, que ya en
el siglo x v i intuía el paso del hombre asiático por el
estrecho de Bering, constituyen la tesis de la llamada
Escuela Norteamericana y es la que ha alcanzado
una mayor aceptación; aunque contra el concepto
del homotipo americano y ante la diversidad de ca­
racteres físicos, lingüísticos y culturales de los indí-
1 Hanke, 1958.
2 Canals Frau, 1950.
3 M artínez del Río, 1952.
13
genas americanos, hay otros investigadores que sos-
tienen la existencia de varios grupos que intervinie-
ron en el poblamiento de América, entre ellos los de
Oceanía.
En realidad esta idea no es tampoco nueva. En el
siglo XVIII el holandés Hugo Grocio, admitía la
participación de asiáticos, escandinavos y oceánicos
en el poblamiento del continente americano; pero
fué Paul Rivet el que más trató de probar el origen
múltiple de dicho poblamiento, reconociendo un
elemento australiano, otro de habla malayo-poliné-
sico, un tercer elemento asiático y un último de ori-
gen uraliano, representado por los esquimales.4
1 Siguiendo las ideas del origen múltiple se integró
la llamada Escuela Histórico-Cultural que se basa
en la difusión de las culturas; la hipótesis de Eickst-
det quien nos dice que las primeras migraciones fue-
ron de tipo dolicoide, luego vinieron los braquioides
y por último los oceánicos; así como la teoría de
Imbelloni, que reconoce a grupos arcaicos de tipo
tasmanoide, australoide, protoindonesios, mongoloi-
des, indonesios y esquimales,' los cuales pasaron a
América desde el Pleistoceno hasta los primeros si-
glos de la era cristiana.
Otro investigador, Canals Frau, sostiene que la
primera migración fue la de los dolicoides primiti-
vos, de cultura inferior o australoide; la segunda
corriente fue de cultura semejante a la de los canoe-
ros meso líticos del norte de Asia; la tercera fue de
cultura neolítica o mongoloides y la última procedió
de Polinesia; en tanto que Gladwin opina que hu-
bieron seis migraciones, o sean los australoides, ne-
groides, algonquinos, esquimales, mongoloides y
melanesios- polinesios. 5
Por su parte, Martínez del Río expresa que el
indígena americano corresponde a la rama asiática,
si bien dista mucho de ofrecer una uniformidad ab-
soluta, y que los primeros colonizadores fueron doli-
cocéfalos; aunque posteriormente hubieron nuevas
migraciones, también de asiáticos, pero diferenciados
étnica y lingüísticamente, con predominio del tipo
braquicéfalo.6
. En los últimos años otros estudiosos como Sch-
midt, Nordenskiold, Heine-Geldern, Ekholm, etc.,
tratan de probar el origen múltiple, buscando los
paralelismos e influencias que pudieron haber pa-
4 Canals Frau, 1950.
5 Gladwin, 1947.
6 Martínez del Río, 1952.
14
sado del Asia Meridional, entre ellos ciertas Simi-
litudes que se observan entre las culturas de la India
y del Sudeste de Asia con América; mientras que
Carter, Renaud, Bosch-Gimpera, etc., consideran que
el poblamiento de América tuvo lugar desde los
tiempos del paleolítico inferior.
Según Bosch-Gimpera, los primeros pobladores
trajeron una cultura similar a la de los grupos del
Paleolítico Inferior del Viejo Mundo, es decir, una
cultura cuya característica principal es una industria
de lascas y nódulos de piedra; considerando por lo
tanto que estos grupos han de haber penetrado a
América desde una fecha más temprana que los
veinte mil años, anteriores a la era cristiana, que se
habían aceptado.7
Tanto en estas ideas como en las emitidas por
Quinby, Wormington, etc., se toma como base el
aspecto de las tradiciones culturales, o sean los mo-
dos de vida de los diversos grupos que llegaron al
continente americano; siendo esta misma base y las
fechas de carbono 14 hasta ahora establecidas,
las que aprovecharemos en la breve discusión que
sigue, sólo que apoyados en las evidencias arqueo-
lógicas que nos dejaron dichos grupos.
Al colocar en su orden espacial y temporal los
hallazgos arqueológicos que hoy tenemos, pensamos
obtener una visión de conjunto de cómo pudo ocu-
rrir el poblamiento del continente americano; pro-
cediendo entonces a emitir ciertas conclusiones de-
rivadas del análisis de dichos materiales, con lo cual
resaltarán los juicios valederos de las teorías revisa-
das anteriormente.
LAS TRADICIONES CULTURALES
El hombre y la cultura se encuentran tan estre-
chamente ligados, que bien podría decirse que la
cultura existe desde que el hombre aparece. La cul-
tura es trasmitida por el hombre a las siguientes
generaciones, y la conducta, la tecnología, la reli-
gión, las ideas estéticas, etc., pasan y se continúan
a través del tiempo; formándose así las tradiciones
culturales que pueden ser percibidas en cualquier
momento.
De esta manera y en los términos más, claros,
podemos decir que una tradición es la forma cultu·
ral persistente en el' tiempo, que se trasmite social-
mente de una generación a la otra; siendo este
7 Bosch-Gimpera, 1958.
concepto uno de los instrumentos metodológicos más
importantes para la interpretación de las evidencias
arqueológicas.8
La continuidad de una tradición nos permite por
otra parte evaluar y determinar el grado y tipo de
cultura alcanzada por un grupo desaparecido, es de-
cir, que se puede reconstruir la cultura, incluyendo
costumbres, sistemas de gobierno, creencias, arte,
etcétera, de tal modo que aún el problema del po-
blamiento de América puede ser enfocado desde este
punto de vista.
Al revisar los restos materiales dejados por el
hombre americano, notamos que hay una gran va-
riedad de artefactos que reflejan diferentes respues-
tas a diferentes condiciones ecológicas, lo mismo que
distintas tradiciones culturales; sobresaliendo desde
luego la tradición de los cazadores nómadas, la tra-
dición de los recolectores-cazadores inferiores, la
tradición de los recolectores semisedentarios, la tra-
dición de los sedentarios agrícolas y la tradición ur-
bana, que abarcan desde unos 20,000 años antes de
la era cristiana hasta la conquista española.
En nuestra exposición de las tradiciones podemos
considerar a los cazadores nómadas y a los recolec-
tores-cazasJores inferiores dentro de la etapa del
salvajismo, cuya economía es esencialmente aleato-
ria; a los recolectores semisedentarios y a los seden-
tarios agrícolas dentro de la etapa de la barbarie,
cuya economía es estable, autosuficiente; y a la
tradicióñ' urbana como correspondiente a la etapa
de !a civilización, con una economía de excedentes
y de intercambio, tal como lo concibe Olivé para
Mesoamérica.
Desde luego, esto no quiere decir que haya un
sincrqnism.o perfecto en la aparición y desaparición
de las tradiciones apuntadas anteriormente; pero sí
que estas etapas marcan- un desarrollo cultural que
püeden aplicarse al continente americano.
ETAPA DEL SALVAJISMO
LA TRADICION DE LOS CAZADORES NOMADAS
El Complejo Sandía. Algunos miles de años antes
de la era cristiana, digamos veinte mil, comenzaron
a dispersarse, cada vez más hacia el norte y al este
de Asia, una serie de bandas cazadoras cuya vida
8 The Society for American Archaeology, 1956.
I
dependía de los grandes animales pleistocénicos, en-
tre ellos el mamut y el caballo.
Por aquellos tiempos las estepas asiáticas estaban
cubiertas de extensos pastizales que se consideran
botánicamente como una continuación de los pastos
americanos; las condiciones climáticas del norte y
este de Asia eran similares a las del norte del nuevo
continente; y la fauna de tipo holártico había pasado
con anterioridad a las tierras de América, por lo cual
Alaska era la reproducción del habitat en que se
desenvolvían esos grupos de cazadores nómadas.
I Penetrando por el estrecho de Bering que a ma-
nera de puente unía el Asia con América, y en una
época en que los grandes glaciares comenzaban a
retirarse, es decir, por los finales de la glaciación
Wisconsiniana (alrededor de unos 113,000 años A.
c.), estos primitivos cazadores encontraron en Alas-
ka no sólo una duplicación del habitat que habían
abandonado, sino también una fauna más rica y
abundante, puesto que estaba inexplotada. (Masto-
donte, mamut, caballo, camello, perezoso gigante,
lobo, oso de las cavernas, bisonte, etc.)
Condicionados por la tradición cultural que ha-
bían heredado, o sea por un tipo de cultura similar
I a la de los cazadores del paleolítico superior del
Viejo Mundo, estos grupos nómadas sólo trajeron
un equipo material y cultural mínimo, como por
ejemplo el conocimiento y manera de hacer el fue-
go; las técnicas de tallar la piedra; la utilización de
las pieles de los animales que cazaban; los dardos
arrojadizos o jabalinas, y tal vez el propulsor o lan-
zadardos.
Aunque no se sabe con certeza a qué tronco racial
pertenecían, puede decirse que estos primitivos in-
migrantes eran dolicocéfalos y más cercanos a la
raza caucasoide (según Birdsell) o a la australoide
(según Hooton), -es decir, bastante conectados con
los europeos primitivos (pesados arcos superciliares:'
frente huidiza, nariz ancha, pómulos salientes, etc.);
aunque también podría decirse que eran físicamente
intermediarios entre los caucasoides (europeos) y
mongoloides (asiáticos) antes de que estos últimos
llegaran a diferenciarse hasta el grado en que hoy
los conocemos.
Al respecto hay que citar a Birdsell, el cual dic{ ~
que en los inicios de la cuarta glaciación el este de
Asia presentaba tres grupos raciales principales: los
negritos, carpentarios y amurianos; asentándose
los dos primeros en las latitudes tropicales y el últi-
mo en las zonas templadas. Al final del pleistoceno
15
 ".

la raza mongoloide evolucionó como respuesta al

extremoso clima ártico; siendo esta población ances-
tralmente de tipo caucasoide arcaico. Cualquier gru-
po de gente que emigrara a América (vía Bering)
en tiempos postglaciales, debería tener un origen
híbrido (caucasoide y mongoloide), pero los com-
ponentes mongoloides podrían aumentar con el
tiempo.9
En apoyo a la presencia de un tipo caucasoide ar-
caico en el Asia, otro investigador, Li Chi, nos dice
que los más tempranos ejemplos de Homo sapiens
en China son los encontrados en la Cueva Superior
de Chou-kou-tien; habiendo, según Weidenreich,
primitivos mongoloides, melanesoides y esquimoi-
des. Para Hooton los primitivos mongoloides de
Weidenreich se parecen más a los' blancos europeos
primitivos (australoides ) como se observa en los
modernos Ainús; asentando Li Chi que hasta unos
20,000 A. C. no hay evidencias de los ancestros de
los chinos modernos, pero sí de melanesios y esqui-
males.10 FIGURA 1.

Al parecer hay una laguna en la evolución de la

raza mongólica, excepto la evidencia de un solo
diente de pala del paleolítico superior en la región
de los Ordos, que liga a Sinanthropus pekinensis Continuando con nuestra exposición podemos de-
I

con los esquimales y chinos modernos; pero la de-
formación del cráneo observada en Chou-kou-tien es
otro argumento para considerar que la población del
paleolítico superior del norte de China está conec-
tada con los primeros pobladores americanos.11
Grupos de cultura paleolítica se han encontrado
desde el Lago Baikal hasta las montañas Verkho-
lensk, entre ellos los de Malta y Buret, los cuales
eran cazadores de mamut y reno; habiendo artefac-
tos acanalados, objetos de hueso decorados, figurillas
femeninas, agujas, figuras naturalísticas de animales,
etcétera, que recuerdan al arte del Gravetense orien-
tal, en una época que puede colocarse por los finales
del paleolítico superior. En Moravia una cultura si-'
milar ha sido fechada por 24,000 A. c., según el
carbono 14.12
p Conectados con estos sitios están los hallazgos de
Afontova y Kiakhta, así como otros lugares de la
cercanía del Lago Baikal; considerando Bushnell que
los restos de Malta y Buret pueden corresponder a
unos 20,000 años A. C.
9 Birdsel1, 1951.
10 Li Chi, 1957.
11 Weidenreich, 1939 .
. 12 Buspnel1, 1959.
cir que los nómadas recién llegados continuaron ca-
zando el mamut, pero agregaron el mastoponte, el
perozoso gigante y el bisonte de gran cornamenta;
empleando para ello los dardos con puntas lanceola-
das y con una escotadura lateral u hombro, las cuales
han sido designadas con el nombre de "puntas San-
día" y recuerdan a las del Solutrense europeo.
Según Bosch-Gimpera la muesca lateral de las
puntas Sandía recuerda a las puntas del Solutrense
y Gravetense anterior; habiendo arraigado esta tra-
dición en Europa oriental y perdurado en Siberia,
puesto que en el meso lítico de la etapa de Khin,
Lago Baikal, hay puntas con dicha muesca y en
parte retocadas.13
I Moviéndose frecuentemente y sin restricciones de
lorden económico, salvo tal vez las barreras natura-
P les, estos cazadores siguieron la vida nómada libre,
impuesta por los animales de los cuales dependían;
llegando con el tiempo a dispersarse cada vez más
por los extensos territorios de Norteamérica.
Así, desde el punto de vista arqueológico!c;ono-
) lógico, de 18,000 a 13,000 años A. c. estas bandas
de cazadores se habían extendido desde Alaska hasta
13 Bosch-Gimpera, 1958.

16
la frontera mexicana-estadounidense; habiéndonos
dejado unos pocos restos matefiales que podemos
agrupar dentro del llamado Complejo Sandía de
Nuevo México.
La ruta de dispersión seguida, parece que se llevó
a cabo fundamentalmente por la' parte oriental de
las Montañas Rocosas; habiendo puntas de este tipo
en lugares como Alberta, Mortla~h y Saskatchewan
en el Canadá; al sur de Iowa; en el oeste de Co-
lorado; en el norte de Oklahoma; en el Panhandle
y Abilene, Texas; en la cueva Sandía y sitio Lucy
de Nuevo México; al oeste y sur de Missouri; en el
norte de Alabama; en Oregon; etc.14
En términos generales podemos decir que el tipo
14 Wormington, 1957.

PLANO 1.

'.~

COMPLEJO 5ANDIA
1 ALBERTA. CANADA
2 MORTLACH. CANADA
3 OREGON. E.U.
4 SUR DE IOWA. E.U.
5 MONO COUNTY. CAlIFORNIA.E.U.
6 ESTE DE COLORADO. E.U.
7 NORTE DE OKLAHOMA E.U.
a PANHANDLE. TEXAS.
9 LUCY SITE. NUEVO MEXICO
la SANDIA CAVE. NUEVO MEXICO.
11 SURESTE DE NUEVO MEXICO.
12 ABILENE. TEXAS.
13 SUROESTE DE TEXAS.
14 NORESTE DE ALABAMA.
15 CUATRO ESQUINAS. E.U.
16 OESTE DE MISSOURI .
de vida nómada de estos primitivos, explica no sólo Sandía y sitio Lucy de Nuevo México; en Naco y
la amplia dispersión del hombre en aquellos tiem- Lehner de Arizona;. en Carlson y Parrish, Kentucky;
pos sino también la baja densidad de población entre en Bull Brook, Massachusetts; en San Joaquín, Baja
los grupos; infiriéndose que la organización social California; lo mismo que en Durango, Sonora, Ca-
no iba más allá del grupo familiar; que la economía nadá y Alaska.16
estaba supeditada a la abundancia o escacés de los
animales; que tenían una limitada variedad de arte-
factos; un conocimiento restringido de la tecnología;
creencias muy primitivas, y en suma, un equipo ma-
terial y cultural bajo.
~ Además de las puntas lanceoladas con escotadura
lateral, hechas por la técnica del lasqueado, se han
enc(')ntrado algunos otros artefactos, entre ellos una
serie de raspadores para pieles, con caras romas y
cuellos estrechos, semejantes a los de Asia; imple-
mentos bifaciales; así como fragmentos de huesos
calcinados y restos de mastodonte, mamut, caballo,
bisonte y camello.15
A partir de 13,000 A. C. los cazadores paleoasiá-
ticos comienzan a desarrollqr un tipo diferente de
puntas para dardos, que al parecer no tienen muchas
conexiones con el Asia; pudiendo decirse que los
grupos se vuelven más americanos y con una dieta
alimenticia basada más en la carne del mamut, lo
cual indica cierta especialización en la caza de este
animal.

El Complejo Clovis. De 13,000 a 10,000 años FIGURA 2.

A. C. la tradición de los cazadores nómadas no sufre
cambios de importancia. En el sitio Lucy de Nuevo
México las puntas Sandía comienzan a mostrar una
incipiente acanaladura sobre las caras (rasgo prin-
cipal de las puntas Clovis), de tal modo que hay
evidencias de una continuidad cultural, lo mismo
que cierta evolución en las puntas de proyectil.
, De hecho los cazadores de mamut tenían que mo-
verse continuamente tras las manadas de estos ani-
males; explicándose así lo reducido del utillaje lítico
que se encuentra en los sitios arqueológicos, al mis-
mo tiempo que se nota la reocupación de algunos
lugares y la dispersión hacia otros; alcanzándose ex-
tensiones territoriales más considerables, especial-
mente hacia el este y sur de los Estados Unidos y
norte de México.
Así encontramos puntas de tipo Clovis en Angus,
Nebraska; en Dent, Colorado; en los sitios Mc Lean,
Doering, RobertS County, Bee County y Lewisville
en Texas; en Clovis, Portales, Cueva Burnet, Cueva
15 Wormington, 1957.
Al parecer la técnica de las puntas' acanaladas se
desarrolló en -el Nuevo Mundo; llegando a disper-
sarse en varias direcciones y contribuyendo a la for-
mación de nuevos complejos líticos, entre ellos Fol-
som y la Industria Enterline de Pennsylvania.
En la provincia de Primorskaya, cerca de Mukden,
Manchurria, apareció una punta de proyectil que tie-
ne en una de sus caras un rebajamiento parecido a
las Clovis; pero ésta es bastante reciente, ya que
corresponde al neolítico siberiano.17
Las típicas puntas Clovis se caracterizan por tener
una forma lanceolada, lados paralelos o ligeramente
convexos, bases cóncavas y acanaladuras sobre las
caras; pero estas acanaladuras se obtenían por medio
del desprendimiento de muchas lascas y una es más
larga que la otra.
Entre los restos 'asociados predominan los de ma-
16 Wormington, 1957.
17 Bosch-Gimpera, 1958,

18
 20
•
23
•
---
11
•

13
2
10
• •
• 14
•
8.
7
• .. 5

6 3
•

COMPLEJO CLOVIS
1 ANGUS, NEBRASKA
~ DENT, COLORADO
3 Me LEAN, TEXAS
4 DOERI NG TEXAS
5 ClOVIS y PORTALES, N, MEXICO
8 C\.IEVA BURNET, N. MEXICO

7 SITIO lUCY, N. MEXICO

8 CUEVA SAN OlA, N. MEXICO

9 NACO y lEHNER, ARIZONA
, O S.E. DE NEVADA
11 ESTE DE OREGON
, 2 LAGO BORAX, CALIFORNIA
13 CUEVA GRAHAM, MISSOURI
14
15
16
VILLA
BULL
REAGAN,
PARRI5H
BROOK
VERMONT
KENTUCKY
MASSACHUSETTS
19
20
21
:~:~~:o:"~'::::.","GO(,~
CORDILLERA BROOK, AlASKA
17 SAN JOAQUIN, BAJA CALIFORNIA 22 lABRADOR, CANADA
18 SONORA 23 ONTARIO, CANA DA

PLANO 2.

mut; pudiendo haber también una serie de raspado- Las incipientes puntas' acanaladas del llamado
res hechos de .lascas retocadas; huesos usados como Complejo de los Llanos, adquieren rango de ver-
puntas de proyectil; martillos de piedra; herramien- daderas obras maestras entre los grupos Folsom, de
tas de hueso; lo mismo que núcleos y lascas 'utili- tal modo que puede verse la continuidad tecnoló-
zadas como cuchillos.18' gica de los primitivos cazadores, aunque se han de
haber comenzado a diversificar culturalmente a par-
18 Wormington, 1957. tir del siguiente complejo lítico.

19

FIGURA 3.
El Complejo Folsom. Cerca del pequeño pueblo
de Folsom, Nuevo México, y sobre un intermitente
tributario del Río Cimarrón, se encontraron, en el
año de 1926, los huesos de un tipo de bisonte ex-
tinguido y dos ejemplares líticos aislados, aunque
un terceto estaba todavía "in situ". En principio se
negó la autenticidad de tales hallazgos, pero pos-
teriores excavaciones comprobaron la asociación de
implementos con bisontes de una especie desapare-
cida, misma que originalmente fue dada a conocer
como Bison taylori, y a últimas fechas como Bison
antiquus figginsi.19
Las puntas Folsom encontradas, difieren radical-
mente de los tipos americanos posteriores y no mues-
tran ninguna similitud con las puntas de proyectil
del Viejo Mundo; teniendo una longitud promedio
de dos pulgadas, lasqueadas a presión, de forma lan-
ceolada con bases cóncavas y, generalmente, presen-
tan un SutCOlongitudinal o acanalad uta en cada una
de las caras y casi a todo lo largo de la punta.
Esta acanalad uta se obtenía por medio del des-
prendimiento de una sola lasca, es decir, que se
había llegado a una insuperable maestría técnica;
habiéndose dicho que estos surcos eran para alige-
rar el proyectil y que avanzara más, para facilitar el
enmangamiento, para obtener una mayor hemorra-
gia en el animal y, aún, que esta ranura no era
19 Wormingeon, 1957.
20
funcional sino simplemente una moda o estilo de
man ufactura. 20
El mayor número de estas típicas puntas Folsom
provienen del área de los Grandes Llanos y se ex-
tienden a lo largo de las pendientes orientales de
las Montañas Rocosas; aunque unos pocos ejemplos
vienen del sur de Alberta y Saskatchewan, Canadá;
de Texas; de Colorado, del Este de los Estados Uni-
dos, ete.; habiéndose llegado al acuerdo de que estas
puntas son una especialización desarrollada de las
puntas Clovis.
Puntas Folsom se han encontrado en el Cabo
Denbigh, Río Noatak y Río Utukok de Alaska; en
Mortlach y Calgary de Alberta, Canadá; en Regina
y Estevan de Saskatchewan, Canadá; en Linger Site,
Powars, Lindenmeier, Montrose, Zapata, Grand
] unction, ]honson Site y Yuma County de Col?ra-
do; en Kincaid Shelter, Lubbock, Lipscomb, Schar-
bauer y Dallam County de Texas; en Rancho Lewis
de Montana; Ventana Cave y Concho de Arizona;
Sandía Cave, Lucy Site y Folsom de Nuevo México;
en los Condados de Lancaster y Dawes de Nebras-
ka; así como en México, Guatemala y Costa Rica.21
Entre los restos materiales de los grupos Folsom
hay además de las puntas acanaladas, otras que no
poseen acanaladuras, citándose también una serie
de raspadores con caras romas; machacadgres; mar-
tillos y pulidores de piedra; cinceles y grabadores;
~ .•..
huesos para punzones; cuentas de lignita y hueso;
discos de hueso con incisiones sobre los bordes; el
uso de la hematita estriada y el cinabr;o; ete., lo cual
nos permite intuir algo más sobre la LUltura de estos
cazadores.
/ Así podríamos decir que los hombres de Folsom
eran cazadores de bisontes, fundamentalmente, pero
la presencia de machacadores hechos de lascas y nú-
cleos nos inducen a pensar que también efectuaban
la recolección de productos silvestres, aunque en baja
escala. Del bisonte obtenían el alimento, el vestido
y tal vez sus primitivas viviendas; a la vez que la
piedra les proporcionaba sus puntas de proyectil y
tenían el lanzadardos y otros artefactos rudimen-
tarios. /
Desde el punto de vista estético los hombres
de Folsom acosnimbraban llevar collares, hechos de
cuentas de hueso o de hematita estrfada, sobre las
cuales grababan' sencillos motivos geométricos; en
tanto que la organización social no había rebasado
20 Wormingeon, 1957.
21 Wormington, 1957.
el plano de las pequeñas bandas o grupos familia-
res locales, que recorrían determinados territorios
tras el bisonte. En cierto sentido estos cazadores te-
nían un tipo de vida nómada restringida, la cual se
completaba con la recolección, de tal manera que
los grupos Folsom estaban a un pasQ de la tradición
que hemos llamado recolectora-cazadora inferior.
Al parecer por los fines de la época Folsom (que
puede colocarse de 10,000 a 8,000 años A. c.), di-
versos grupos se han de haber comenzado a diver-
sificar culturalmente y a adquirir cierta diferencia-
ción en sus puntas de proyectil; sobre todo si se tiene
en cuenta la amplia dispersión alcanzada por los
nómadas, las supervivencias en determinados terri-
torios, la reocupación de sitios y los contactos o In-
terrelaciones de los grupos existentes.

PLANO 3.

COMPLEJO FOLSOM
1 CAPÉ DENBIGH, AlASKA
2 NORTE DE BERING, AlASKA
3 B.ROOKS RANGE, AlASKA
4 CAlGARY, CANADA
~ CEREAL, CANADA
6 RE'GINA, CANA DA

? MORTlACH, CANADA
8 MAC HAfFlE SITE, MONTANA
9 GRANO JUNCTION,COlORADO
10 lINDENMEIER, COLORADO
11 lINGER SITE y ZAPATA,COLORADO
1 2 FOLSOM N. MEXICO

13 LIPSCOMB, TEXAS
14 LUBBOCK, TEXAS
1~ SAN JON,N.MEXICO
16 LUCY SITE, N.MEXICO
1? SANDIA CAVE, N. MEXICO
18 SCHARBAUER SITE, TEXAS
1 II CONCHO, ARIZONA
20 VENTANA CAVE, ARIZONA

CONTEMPORANEAS FOLSOMOIDEs
21 TEPEXPAN, STA ISABEL IZTAPAN. MEXICO 22 GUATEMALA
23 COSTA RICA
24 CHUPARROSA, COAHUIlA
25 SAMAlAYUCA, CHIHUAHUA
 En Tepexpan y Santa Isabel Iztapan, México, se
han encontrado puntas de proyectil y otros artefac-
tos asociados a restos de mamut, cuya antigüedad es
comparable a la etapa de Folsom; habiendo puntas
en forma de laurel y otras parecidas vagamente a
las Scottsbluff y Angostura.22
Re~pecto a las puntas en forma de laurel de Santa
Isabel Iztapan, hay que mencionar que éstas ocurren
hasta el Canadá, aunque allí no se cuenta con fechas
seguras para situarlas cronológicamente; habiéndose
encontrado algunas de ellas en el estrato Folsom de
la Cueva Sandía, en el Complejo Lerma de Tamau-
lipas, lo mismo que en El Jobo, Venezuela, lo cual
indicaría un movimiento de dispersión de norte a
sur, desde tiempos anteriores a Folsom o al menos
contemporáneo.
Hasta ahora y de acuerdo co~ los hallazgos ar-
queológicos fechables, la dispersión de los grupos
cazadores de esta tradición llega hasta Centro Amé-
rica, ya que se han encontrado puntas folsomoides
en Guatemala y Costa Rica; en tanto que otros ha-
llazgos: las industrias líticas Oliviense y Solanense
de Patagonia, las huellas' del Cauce y El Recreo de
Nicaragua, los cráneos de Lagoa Santa, Confins, Pu-
nin, etc., no cuentan con fechas precisas que nos
permitan aseverar una temprana infiltración de gru-
pos hacia Sudamérica, pareciendo que ello debió
ocurrir a partir de unos 8,000 años A. C.
LA TRADICION DE LOS RECOLECTORES-CAZADORES
INFERIORES
Dentro de esta tradición se observan dos moda-
lidades principales: grupos de cazadores q~e son su-
pervivencias de la etapa anterior y que completan
su dieta con los productos de la recolección, junto
I a grupos más recolectores que tienen un utillaje de
piedra, tallada por percusión y presión.
Desde el punto de vista tecnológico, estas dos
modalidades podrían interpretarse como adaptacio-
nes ecológicas correspondientes a variaciones am-
bientales en tiempo y espacio, lo cual permite a los
grupos rebasar la etapa anterior; aunque hay algu-
nos. investigadores que explican esto por la llegada
de nuevos grupos, procedentes tal vez de Asia.
Sin descartar ambas posibilidades, ya habíamos
dicho que entre los grupos Folsom aparecen algu-
nos artefactos que indican el inicio de la recolec-
22 Aveleyra, 1956.
22
Clan; pero de 8,000 a 5,000 años A. C. es cuando
más se nota este tipo de vida, si bien hay unos po-
cos sitios que se han considerado como de mayor
antigüedad.
Entre estos sitios están los hallazgos de Tule
Springs, Nevada, y los de La Jolla, California, cuya
antigüedad se calcula en más de 21,000 años A. c.;
pero como dice Armillas, hasta que estos sitios no
estén apoyados por otros testimonios semejantes,
sería muy aventurado considerar probada la ocu-
pación humana en este continente, desde época tan
remota.23
Sin embargo, estos hallazgos han servido de base
para considerar que el hombre llegó a América des-
de los tiempos del paleolítico inferior, con una in-
dustria lítica similar a la de los grupos del Viejo
Mundo; pero como dice Bushnell, es difícil pensar
en una tradición de herramientas hechas a base de
nódulos (machacadores) cuya supervivencia se co-
locaría en un cuarto de millón de años, y diera
de repente la noción de proyectiles lasqueados a
presión.24
En otras palabras y cuando menos en América,
es más lógico considerar que los primeros inmi-
grantes fueron los cazadores nómadas paleoasiáti-
cos, y luego vinieron nuevos grupos o se adaptaron
los existentes a la recolección, sobre todo si se to-
man en cuenta las fechas de carbono 14 para nu-
merosos sitios, cuya antigüedad se remonta cuando
más a unos 9,000 años A. C.
Como quiera que sea, de 8,000 a 5,000 años A. C.
se nota la existencia de grupos cazadores que depen-
den todavía del bisonte (la fauna pleistocénica se
ha de haber extinguido por los fines de esta etapa);
pero que dependen también de la recolección; junto
a grupos propiamente recolectores que tienen una
industria de lascas y nódulos de piedra, localizados
fundamentalmente
Montañas Rocosas.
en la parte occidental de las
Por lo que respecta a los grupos propiamente ca-
zadores, éstos desarrollan una serie de puntas de
proyectil que han sido designados con el nombre
del sitio o estación en donde fueron encontrados, y
en las que se advierten también cierta continuación
tecnológica y una traqición propia; siendo esta no-
menclatura la que seguiremos en la exposición de
dichos grupos ..
23 Armillas, 1957 a.
24 Bushnell, 1959.
 FIGURA
Puntas Plainview. Estas puntas para dardos son
de forma lanceolada y con bases cóncavas, se pare-
cen a las Clovis, pero no tienen acanaladuras. La
distribución es bastante amplia; apareciendo en
Plainview, Lone W olf Creek, Red Smoke Site, Vic-
toria County y Houston en Texas; en el área Clovis-
Portales, Sandía Cave y San Jan Site de Nuevo
México; en Long Site, South Dakota; en Chehalis
River, Washington; en el Valle de Tanana, Fair-
banks, Circle, Cabo Denbigh y Great Bear Lake de
Alaska; en Bhrom Site, Edmonton, Red Deer y
Cereal en el Canadá; en la Presa Falcón y Ciudad
Guerrero en México; etc.
Puntas similares y algo contemporáneas son las
llamadas Meserve y Milnesand, las cuales aparecen
en varios sitios del Canadá y Alaska; lo mismo
que en el Complejo Nogales de Tamaulipas, Mé-
xico; en Milnesand Site y Blackwater 1 de Nuevo
México; en Meserve Site y Lime Creek de Nebras-
ka; etc.25
Puntas Eden y Scottsbluff. Desde el punto de vis-
ta tecnológico, las puntas Eden y Scottsbluff están
25 Wormington, 1957.
4.
relacionadas; suponiéndose que las primeras son una
especialización de las segundas. En general estas
puntas se caracterizan por su forma lanceolada, por
sus bases con espiga y por su fino lasqueado trans-
versal, aunque las puntas Eden son menos anchas
que las Scottsbluff.
Puntas de estos tipos se han encontrado en ScottS-
bluff, Allen Site y Lime Creek en Nebraska; Mc
Haffie, Montana; San Jon Site y Milnesand Site en
Nuevo México; en Okolana, Arkansas; en Obscher
Site, Texas; en Finley Site, Wyoming; en Yuma
County, Colorado; en Cabo D.:nbigh, Alaska; en
George Lake Site, Canadá; etc.
En algunos sitios hay asociación de estas puntas
con otras del llamado Complejo Cody, cuya carac-
terística principal son los cuchillos de corte trans-
versal y espiga, mismos que han aparecido en Horner
Site y Claypool Site de Wyoming; en Alberta, Little
Gem, Red Deer, Mortlach y otros sitios del Cana-
d,26
a.
Complejo Enterline. Este complejo que es más bien
propio de los bosques orientales de los Estados Uni-
26 Daugherty, 1956.
23
 • PLAINVIEW
1 CABO DENBIGH, ALASKA
2 FAIRBANKS, ALASKA
3 GREAT BEAR LAKE, CANADA
4 EDMONTON,CANADA
5 CEREAL, CANA DA
6 LONG SITE, SOUTH DAKOTA
7 RED SMOKE SITE, NEBRASKA
8 MESERVE SITE, NEBRASKA
9 BRHOM SITE, CANA DA
.10 SAN JON SITE, NUEVO MEXICO
11 CLOVIS-F'ORTALES, NUEVO MEXICO
11 MllNESAND SITE, NUEVO MEXICO
1~ SANDIA CAVE, NUEVO MEXICO
'. 13 PLAINVIEW, TEXAS
14 LONE WOLF CREEK, TEXAS
15 OBSCHER SITE, TEXAS
16 HOUSTON, TEXAS
17 C. GUERRERO, TAMAUlIPAS

o seOTTSBLUFF-EDEN
18 KOOTENAY;COLUMBIA BRITAhllCA
19 OESTE DE WASHINGTON
20 Me HAFFIE SI TE, MONTANA
21 HORNER SITE, WYOMING
22 FINLEY SITE, WYOMING
23 SCOTTSBLUFF, NEBRASKA
24 GEORGE LAKE SITE CANA DA
25 OKOLANA,ARKANSAS
26 N.O. DE LOUISIANA
27 STA ISABEL IZTAPAN, MEXICO
28 PEACE RIVER, CANAD'A
1 CABO DENBIGH, ALASKA
2 FAIRBANKS, ALASKA
4 EDMONTON, CANADA
7 LIME CREEK, NEBRASKA
7 AllEN SITE, NEBRASKA
lO SAN JON SITE,NUEVO MEXICO
11 MIlNESAND SITE, NUEVO MEXICO,

CAUCE Y RECREO NICARAGUA.

JOBO VENEZUELA

+ COMPLEJO eODY
29 ALBERTA, CANA DA
30 MORTlACH, CANADA
31 CLAYPOOl SITE, COLORADO
4 EDMONTON,CANADA
21 HORNER SITE, WYOMING

o ANGOSTURA
32 BROWNS VAllEY, MINNESOTA
33 AGATE BASIN, WYOMING
34 JIMMY ALLEN SITE,WYOMING
35 MODOC ROCK SHEL TER, Illl NOIS
• HUANCAYO
36 EVA SITE, TENNESSEE
37 RUSSEll CAVE, ALABAMA • VISCACHAN I LAGOA SANTA CONFINS
6 RAY LONG SITE, SOUTH DAKOTA d CANDONGA •
INDUSTRIA ENTERLlNE
38 PARRISH SITE, KENTUCKY
39 OUAD, ALABAMA
40 BUll BROOK, MASSACHUSETTS
41 SHOOP SITE, PENNSYLVANIA
42 WIllIAMSON, SITE VIRGI NIA

d PALEO-Oeel DENTALES
43 II N O COULEE, WASHI N GTON
44 FOR T ROCK CAVE, OREGON
45 LEONARD SHELTER, NEVADA
46 DANGER CAVE, UTAH
47 LAGO BORAX CALIFORNIA
48 GYPSUM CAVE, NEVADA
49 lAGO MOHAVE,CAlIFORNIA
50 PINTO BASIN, CALIFORNIA
• LOS TOLDOS
51 MANZANO CAVE, NUEVO MEX'ICO
52 FRIGHTFUL CAVE, COAHUILA • R, DE; LAS PINTURAS
53 COMPLEJO LERMA, TAMAUlIPAS
j,~>:::.
53 INFI ERNlllO - OCAMPO, TAMAULipAS d OllVIENSE

.. ,":,•..."
":'..,
·.<~~~.C
• PALlI AIKE-FELL

}.~,ERHARDT

PLANO 4.
dos, tiene bastantes conexiones con la cultura de
los antiguos cazadores de los Grandes Llanos; estan-
do representando en sitios como Bull Brook, Mas-
sachusetts; Shoop, Pennsylvania; Williamson, Vir-
ginia; Quad, Alabama; Parrish, Kentucky; etc.
Puntas Angostura. Estas puntas. son similares a
las anteriores y muestran el mismo proceso tecno-
lógico y el mismo sistema de vida; aunque los gru-
pos se han vuelto más recolectores. Desde el punto
de vista cronológico, dichas puntas aparecen por los
finales de esta tradición; habiéndoselas encontrado
en Ray Long Site, South Dakota; en Browns Valley,
Minnesota; en Jimmy Allen Site de Wyoming; en
Modoc Rack Shelter, Illinois; en Russell Cave de
Alabama; etc.
Puntas similares son las de Agate Basin de Wyo-
ming; las de Nebo Hill en Kansas; las de Cumro
Site, Nebraska; etc.27
Desde el punto de vista cultural las superviven-
cias de los cazadores nómadas se manifiestan en las
puntas de proyectil para dardos y en los restos de
bisonte asociados; notándose al mismo tiempo no
sólo la explotación de los pocos animales pleistocé-
nicos que por entonces quedaban, sino también cierta
explotación de las plantas silvestres.
Estos grupos o bandas de cazadores estacionales
del bisonte, han de haber alternado su tiempo con
la recolección; pudiendo decirse que formaban pe-
queñas comunidades que andaban errantes por un
determinado territorio, pero condicionados y depen-
dientes de la mayor o menor productividad de los
m1smos.
Además de las puntas de proyectil ya citadas, se
han encontrado en algunos sitios otros artefactos
asociados, entre ellos algunos taladros, cuchillos y
herramientas bifaciales, raspadores, machacadores o
partidores, piedras-martillo, perforadores, piedras
para moler, lo mismo que restos óseos de bisonte
(bison occidentalis), antílope, conejo, etc.
En el abrigo rocoso de Modoc, Illinois, hay evi-
dencias de un grupo de recolectores-cazadores que se
'techa por 7,900 A. c., los cuales cazaban el venado,
patos y otros animales menores; en tanto que el
río les proporcionaba caracoles, tortugas y cantidad
de peces. Un pequeño número de artefactos están re-
lacionados con el aprovechamiento de semillas sil-
vestres y nueces; habiendo raspadores, dardos, atlatl,
piedras para moler, machacadores, etc.28
27 Wormingron, 1957.
28 Thorne Deue1, 1957.
En buena parte el clima más caluroso y seco que
se manifiesta por los finales de esta época, debió de
haber intervenido en la desaparición de los pastos
y fauna pleistocénica de algunos lugares, de tal ma-
nera que los grupos han de haber tenido que recurrir
a una explotación más intensiva de sus territorios,
desarrollando herramientas también más especiali-
zadas. Esto al menos parece haber ocurrido con los
grupos de la Industria Enterline, quienes se despla-
zaron a la región de los bosques orientales, ante
la desecación progresiva del Oeste de los Estados
Unidos.
También, y a juzgar por la extensa acumulación
de huesos de bisonte encontrados en algunos sitios,
se puede decir que estas bandas de cazadores prac-
ticaban la caza colectiva y que existía entre ellos
una cohesión social de importancia (cacería colecti-
va de bisontes en Plainview y Cody), a la vez que
no es nada improbable que poseyeran algunos con-
ceptos mágicos, relacionados con la caza, y cierto
culto a los muertos.
Por lo que respecta a los grupos propiamente re-
colectores, decíamos que éstos se asentaron princi-
palmente por la región occidental de las Montañas
Rocosas y, salvo los hallazgos de Tule Springs y La
Jolla, la mayoría de los sitios conocidos son contem-
poráneos. Entre los lugares más importantes cabe
mencionar a Danger Cave, Utah; Gypsum Cave, Ne-
vada; Manzano Cave, New Mexico; Fort Rock Cave,
Oregon; Lago Mohave y Pinto Basin en California;
Lind Coulee, \X7ashington; Barbeau Creek, Illinois;
Hidden Valley, Missouri; el Complejo Diablo y
Lerma de Tamaulipas, México; etc.
En los estratos inferiores de Danger Cave, Utah,
aparecieron algunos hogares y una industria de lascas
de jaspe; mientras que en el siguiente estrato se
hallaron restos d~ cestería que se fechan por 7,000
años A. C. Otro tanto sucede en Fort Rack Cave, Ore-
gon, puesto que allí aparecieron artefactos de ma-
dera, puntas de proyectil, raspadores, taladros y
manos para moler, punzones de hueso, sandalias
y cestería (también fechada por 7,000 A. c.), lo
cual indica que desde esa época la cestería y el te-
jido estaban basta~te desarrollados.29
En Gypsum Cave, Nevada, se encontraron restos
de perezoso gigante, camello y tal vez caballo, junto
a mangos de dardos, puntas de proyectil de forma
almendrada y con pequeñas espigas, así como restos
de cestería. En Manzano Cave, Nuevo México, apa-
29 Wormingron, 1957.
25
rene ron también huesos de perezoso gigante y ca-
mello, asociados a puntas de proyectil similares a
las Gypsum, además de dardos, atlatl y algunas bo-
las de piedra con ranuras o surcos, usadas tal vez
como las "boleadoras" de la Argentina.
Por su parte, en la fase San Dieguito-Playa de
Lago Mohave, California, han aparecido puntas en
forma de laurel, machacadores, cuchillos ovales, tala-
dros, raspadores, manos rudimentarias y piedras-mar-
tillo; mientras que en Pinto Basin, California, apa-
recen además de lo anterior, algunas lascas retocadas,
raspadores cóncavos, piedras para moler, etc., lo cual
indica una forma de vida más recolectora, pero to-
davía con cierta dependencia de la caza.30
Durante la época de esta tradición algo similar
ocurre en Sudamérica, es decir, que hay unos gru-
pos más cazadores y otros más recolectores, pero que
combinan ambas actividades; pudiendo citarse los
hallazgos de la Cueva de Fell en Patagonia; Cueva
de Palli-Aike en Tierra de¡ Fuego; El Jobo, Vene-
zuela; Los Toldos, Lagoa Santa, Confins, Punin, etc.
En Los Toldos territorio ·argentino de Santa Cruz,
y en Cañadón de las Cuevas, aparece una cultura
de cazadores superiores (Toldense), viniendo a con-
tinuación el Casapedrense o cultura de lascas y nó-
dulos de piedra, mezclada con puntas arrojadizas.
También hay pinturas en las cuevas de estos luga-
res, apareciendo en Río de Las Pinturas algunas
escenas de caza de guanaco.31
En las cuevas de Palli-Aike y de Fell se nota
también la cultura de lascas en asociación con pun-
tas de proyectil, algunas de las cuales se comparan
con las Plainview; sucediendo algo similar en El
Jobo, Venezuela; Ayampitín; Intihuasi; etc.
El Complejo Oliviense de Patagonia se caracte-
riza por sus lascas retocadas, raspadores y otros im-
plementos de calcedonia, que indican una etapa más
recolectora y tal vez más antigua que la de los
cazadores sudamericanos; pudiendo agregarse la Cue-
va de Candonga, Gruta del Oro, etc.
"\ La mayoría de los hallazgos mencionados pare-
cen probar la llegada del hombre a Sudamérica, tal
vez a partir de unos 8,000 años A. c.; notándose la
explotación de animales como el perezoso, caballo
americano y guanaco, en muchos casos combinada
con la recolección.
30 Wormington, 1957.
31 Bosch-Gimpera, 1958.
26
ETAPA DE LA BARBARIE
LA TRADICION DE LOS RECOLECTORES
SEMI SEDENTARIOS
Aproximadamente, a partir de 5,000 A. c., las
condiciones climáticas de N orteamérica, y tal vez de
la mayor parte del continente americano, sufren una
serie de cambios que afectan la ecología de algu-
nas regiones. Los cambios de vegetación, determi-
nados por análisis de polen y fechados por carbono
14, indican un aumento progresivo de la tempera-
tura y disminución de l¡¡. humedad hasta extremos
mayores que los actuales.
En la región de los bosques orientales las zonas
de vegetación se desplazaron hacia el norte; los bos-
ques avanzaron hacia la zona de tundra del sur del
Labrador y luego se retiraron; las praderas se exten-
dieron hacia el norte y el este; en tanto que los
Grandes Llanos se convirtieron en una región de
aridez extrema. También se volvieron regiones ári-
das la Gran Cuenca y el Suroeste, desecándose los
numerosos lagos que existían en la zona.32
En la Cuenca de México se observan por esta
época, factores de extrema aridez; siendo este el
momento en que algunos grupos de la etapa anterior
dan nacimiento a la llamada Cultura del/Desierto
en N orteamérica, así como Chalco y Chicoloapan en
el Valle de México. También por esta época parece
que llega una nueva migración de Asia, la cual
contribuye a la formación de las culturas de los
Bosques Orientales.
Durante el tiempo que abarca esta tradición
(5,000 a 3,000 A. c.) se nota en todo el continente
americano una multitud de sitios que poseen mu-
chos rasgos en común; pudiendo decirse que estos
grupos fueron la base para el desarrollo de las cul-
turas sedentarias agrícolas, aunque desde luego que-
daron supervivencias de los anteriores modos de
vida.
En los Estados U nidos, algunos grupos de reco-
lectores cazadores escogieron los valles calientes de
Cochise, donde podían subsistir de la recolección
anual de granos de mezquite, frutas de cactus, varios
tipos de yuca y semillas silvestres, a la vez que rea-
lizaban viajes temporales a las Montañas Chiricahua,
en busca de nueces de piñón y bellotas. Otros esco-
gieron el quebrado país boscoso del Gila Superior,
viviendo en abrigos rocosos y cazando animales que
32 Armillas, 1957 b.
abundaban en las montañas; en tanto que algunos
más se asentaron en los valles y cañones del río
Colorado, desde el Gran Cañón hasta Nevada, y aún
a lo largo del Golfo de California y en el este de
Norteamérica.33
Al parecer estos grupos dieror: lugar a la llamada
Cultura del Desierto, que se manifiesta desde Oregon
hasta el Valle de México, y desde las pendientes
orientales de las Rocosas hasta la costa del Pacífico;
mezclándose en algunos sitios con la tradición ar-
caica del Este, pero todos ellos formando un con-
tinuum precerámico sin agricultura.34
Así encontramos restos de estos grupos en Cochise,
Ventana Cave y Concho en Arizona; en Borax Lake,
Napa Valley, Stahl Site, Hood Creek y Santa Rosa
Island en California; en Modoc Rack Shelter y Bar-
beau Creek en Il1inois; en Five Mile Rapids, Odell
Lake y Wikiup Damsite de Oregon; en Comanche
Springs, Río Puerco, Grants, Albuquerque y Wett
Leggett Site de Nuevo México; en Leonard Rack
Shelter, Etna Cave y Fishbone Cave de Nevada; etc.
r En México podemos mencionar a Juchipila, Ja-
lisco; Cañada Marfil y Chupícuaro en Guanajuato;
La Perra y Ocampo en Tamaulipas; Cuenca Tildio,
Chihuahua; Lago Santiaguillo, Durango; Lago Cha-
pala, /Baja California; Chalco y Chicoloapan en la
Cuenca de México; etc.
y por lo que respecta a Sudamérica, tenemos las
cuevas de Ojo de Agua y El Oro, Cueva de Can-
donga, Arica, Pisagua, Taltal, Huancayo, Canal de
Beagle, etc.; o sean aquellos sitios que por no tener
fechas seguras, pero por la similitud con los grupos
enunciados, bien pueden ser incluidos dentro de la
tradición.
En la fase Chiricahua del Complejo Cochise de
Arizona, hay metates de grandes proporciones,
morteros, cuchillos, machacadores, raspadores, etc.;
mientras que en Ventana Cave, Arizona, hay puntas
de proyectil parecidas a las Pinto, Mohave y Gyp-
sum, además de manos para moler parecidas a las
de Chiricahua.
En Borax Lake, California, se encuentran puntas
para flechas, lascas semi-ovales, cuchillos, raspado-
res, taladros, machacadores, morteros, piedras para
moler, etc.; habiéndose sugerido ..que este sitio era
visitado por varios grupos con diferentes industrias,
atraídos por los yacimientos de obsidiana que hay
cercanos a él. Otro tanto sucede en el sitio Stahl,
33 Gladwin, 1957.
34 Society for American Archaeology, 1956.
California, en donde aparecen algunos agujeros para
postes que podrían indicar chozas o viviendas techa-
das con paja.35
En la zona B del abrigo de Modoc, Il1inois, se
han encontrado perforadores de hueso, cuentas y
conchas perforadas, taladros de piedra, machacado-
res, hachas de ranura, martillos de mano, entierros,
etc.; mientras que en Barbeau Creek, Illinois, se
aprecian elementos de la cultura arcaica de los Es-
tados Unidos, junto con cobre martillado y artefactos
de piedra pulimentada.36
En Leonard Rack Shelter, Nevada, durante la fase
Humboldt, hay dardos de atlatl hechos de madera,
cuentas de concha, cuchillós de pedernal, redes he-
chas de cuerdas, etc.; en tanto que en Five Mile
Rapids, Oregon, hay evidencias de una ocupación
intensa a base de salmón y aves de gran tamaño
(águila, cóndor, erc.), así como el uso de bolas de
piedra para atrapar aves, buriles y herramientas he-
chas de hueso de alce.37
En Grants, Nuevo México, durante el tiempo del
Complejo San José, hay puntas de proyectil seme-
jantes a las de Pinto y Ventana Cave, lo mismo que
semillas de amaranto en asociación con piedras de
moler; mientras que en el estrato III de Bat Cave,
N uevo México, y asociados a restos Chiricahua, se
encontró maíz primitivo del tipo reventador-envai-.
nado.
Otros muchos ejemplos podrían ser citados para
la mejor comprensión de la cultura de estos grupos,
y en consecuencia pa~a el establecimiento de las ca-
racterísticas generales de la llamada Cultura del
Desierto; pero será mejor revisar los datos que tene-
mos sobre la posible migración asiática que ocurre
por esta época.
Según Okladnikov, a lo largo del estrecho de
Bering se han encontrado por Rudenko, restos de la
antigua cultura esquimal; estableciendo cuatro est~-
dios o etapas culturales para los cazadores del mar
que fueron ancestros de los esquimales actuales. Estas
etapas son: Okvik, Old Bering Sea, Punuk y Tule.38
En la costa Chukchee, Sergeyev descubrió un
entierro del período Old Bering Sea, asociado a or-
namentos de hueso y pequeñas piezas de hierro me-
teórico; en tanto que en la costa de Okhotsk y parte
norte de Kamchatka se han encontrado talleres con
37 Wormingron, 1957.
35 Wormingron, 1957.
36 Thorne Deuel, 1957.
38 Okladnikov, 1958.
27
 .8 28 BLACK'S FORK BASIN WVOMING
29 LEONARD ROCK SHElTER NEVADA
30 VENTANA CAVE ARIZONA
31 COCHISE SITES ARIZONA
32 NAPA VALLEV CALIFORNIA
33 SANTA ROSA ISLAND
34 BORAX lAKE CALIFORNIA
35 STAHL SITE CAliFORNIA
36 WETT lEGGETT SI TE y BAT CAVE NUEVO MEXICO
37 CERRO PEDERNAL. NUEVO MEXICO
38 AlBUQUERQUE, NUEVO MEXICO
39 MODOC ROCK,SHElTER,llllNOIS
40 CUENCA TIlDIO, CHIHUAHUA
41 PERALTA HERMOSlllO, SONORA
42 LAGUNA OHAPALA. BAJA CAliFORNIA
43 LAS DELICIAS. COAHUIlA
44 LA60 SANTIAGUlllO, DURANGO
45 ARROVO CHORRERAS, TAMAUlI PAS
46 LA PERRA OCAMPO, TAMAUlIPAS
47 JUCHIPILA ,JALISCO
48 CAÑADA MARFIl, GUANAJ UATO
49 CHUPICUARO, GUANAJUATO
50 CHALCO;CHICOLOAPAN; LAS PALMAS;
VAllE DE MEXICO,
51 VANHUITlAN,OAXACA
52 MITlA,OAXACA
53 ISLONA CHANTUTO CHIAPAS
54 LA CONCEPCION CAMPECHE

• CULTURA CIRCUNPOLAR
1 IVATAVET,ALASKA (CAPE DENBIGH l
2 ANAKTUVUK PASS, ALASKA BROOKS
3 SHAKWAK VAllEV, ALASKA (VUKON l
4 CAMPOS SITE, ALASKA (FAIRBANK5 l
5 DIXTHADA SITE, AIASKA (TANANA l
6 TRAII CREEK,AlASKA (P.SEWARDl
7 ENGIGSTCIAK SITE, CANADA
a 1"011'4
TED MOUN TAlN SITE, CANA DA
9 CEREAl,AlBERTA,CANADA
10 MANITOUlIN ISLAND,CANADA
11 DISKO BAV, 6ROENLANDIA
12' THUNDER BAV, ONTARIO CANADA
13 OCONTO SITE, WISCONSfN
14 OSCEOLA SITE,WISCONSIN
15 MENOMINEE,MICHIGAN
16 Me CAIN,INDIANA
17 INDIAN' KNOLL ,KENTUCKV
18 EVA SliE, TENNESSEE
19 PERRV,ALABAMA
'lO C.IAMOKA V LAURENTINA,NUEVA YORK
'21 FRONTENAC ISlAND, MAINE

• SEDENTARIOS PREAGRICOLAS
22 WIKIUI" DAMSITE N!1 OAEGON
23 OOELL LAKE OREGON.
" PAISIEV CAVES OAEGON
25 UPPEA K~AMATH LAKE OAEGON
26 CAnOW CAVE N!1 OAEGON
27 HORNEA SITE WVOMING

DE BEAGlE

PLANO 5.
implementos de piedra, correspondientes al neolítico
siberiano.
En la Isla Olsky, cerca de Magadan, Levin halló
huesos y objetos de piedra dentro de concheros, pun-
tas de flecha y proyectiles de lanzadardos con las-
queado neolítico, presentando una de ellas una ra-
nura asimétrica en la base, tal. como las de Lago
Baikal. Hay también cuchillos en forma de media
luna y retocados, hachas, arpones de hueso, ete., que
en apariencia son similares a los de los antiguos
Aleutas.
En la costa de Okhostk habían villas o aldeas de
la edad de piedra, consistentes en espaciosos abrigos
semi-subterráneos, cuyos restos aparecen en forma
de grandes montículos con una depresión en el cen-
tro, y estos montículos contienen estratos de conchas
y huesos de animales marinos, existiendo en la parte
central de las habitaciones un hogar de forma oval
o rectangular y a veces con salidas estrechas.39
Los hallazgos del Río Tigrovaya, en la vecindad
de Vladivostock, se pueden clasificar en la temprana
edad neolítica; habiendo herramientas poliédricas de
obsidiana, similares a las de Mongolia y a las que
se encuentran en los más antiguos establecimientos
de Alaska, cerca de Fairbanks.
Los hallazgos del Río Amur y los de Tigrovaya,
representan tal vez un eslabón con los de Alaska,
Sib~.(Ía y Mongolia, lo cual confirmaría la teoría de
Nelson, respecto a la existencia de lazos culturales
entre el Centro de Asia y el extremo norte del con-
tinente americano, a partir de los fines del paleo-
superior y el neolítico temprano.
Sobre el particular dice Armillas que a partir de
5,000 A. e se notan influencias procedentes de Asia,
traídas por la ruta de Bering, como lo son las indus-
trias microlíticas, características del meso lítico del
Viejo Mundo y que se observan en la Sierra Brooks
de Alaska; Cabo Denbigh, Alaska; Fort Liard, Ca-
nadá; ete.
Lo anterior podría explicar la aparición del lla-
mado Complejo Denbigh, cuyas primeras evidencias
fueron encontradas en Campus Site, cerca de Fair-
banks, y en el que los artefactos tienen parecido con
los de Gobi, Mongolia y Lago Baikal de Siberia.
En el sitio Iyatayet de Alaska se encontraron en
las capas superiores restos de' los esquimales recien-
tes; pero debajo de una capa estéril de arcilla are-
nosa aparecieron una serie de buriles, núcleos polié-
dricos, micro-hojas y raspadores, trabajados con un
39 Okladnikov, 1958.
fino lasqueado diagonal. Otros tipos de proyectiles
recuerdan a las puntas Plainview, ScottsbluH, ete.,
pór lo cual la antigüedad de ellos cae más o menos
denero de esta época.
Aún en las Islas Aleutianas (Ananiuliak Island)
se han hallado núcleos poliédricos, raspadores y cu-
chillos bifaciales, en un taller para la producción
de micro-hojas y núcleos; diciéndonos Laughlin que
la gente que llegó a las Aleutianas, vinieron por la
Península de Alaska y que posiblemente estos paleo~
aleutas se movieron de este a oeste.40
Los datos anteriores parecen indicar que a ,partir
de 5,000 años A. e, o un poco después, se introdu-
cen grupos que traen un complejo neolítico nor-
eurasiático o circumpolar (según Krader Lawrence) ;
encontrandQ evidencias de ello en Iyatayet, Anaktu-
vuk Pass, Campus Site, Dixthada Site, Shakwak
Val1ey, Trail Creek, Kulpowruck River y Kugurok
River de Alaska; así como Fore Liard; Pointed
Mountain Site; Engigstciak y Cereal del Canadá; en
Ananiuliak Island de las Aleutianas; en Disko Bay
de Groenlandia; ete.
Posiblemente la llamada cultura Old Copper o
del Viejo Cobre, que se localiza en Wisconsin y
partes adyacentes del Gran Lago Superior, esté rela-
cionada con las migraciones asiáticas que se inician
de nuevo en esta época, ya que dentro de ella se
notan similitudes con la cultura Dorset y Esquimal
del centro y este del ártico, así como con las cul-
turas arcaicas de New York.
Si comparamos la erapa de los cazadores nómadas
con la de los recolectores semisedentarios, y olvida-
mos las especializaciones locales que realizaron estos
grupos, podemos observar el notable desarrollo cul-
tural alcanzado hasta aquí, sobre cuya base parten
a la vez nuevos adelantos que se reflejarán en los
grupos que hemos llamado de tradición agrícola
sedentaria.
Entre los rasgos más salientes podemos mencio-
nar: abrigos rocosos, establecimientos al aire libre y
casas; cestería, cuerdas y sandalias; lanzadardos
y arco y flecha; taladros para hacer el fuego; pipas
tubulares y tubos para succionar; pesos de redes y
tal vez canoas; entierros; agujeros para almacena-
miento; bolas de piedra para atrapar animales; cuen-
tas y conchas perforadas; piedras para molienda y
metates; morteros y manos; machacadores; uso del
basalto, cuarzo, andesita, obsidiana, pizarra y peder-
nal; uso del hueso, madera, concha, fibras vegetales
40 Laughlin, 1958.
29
 y pigmentos ocre; una gran variedad de puntas de
proyectil (Pinto, Amargosa, Mohave, Chiricahua,
etc.); taladros, cinceles, raspadores, agujas, hachas
de ranura, martillos de mano, cuchillos, lascas reto-
cadas, etc.; caza de coyote; lobo, antílope, venado,
pavo, águila, alce, etc.; pesca y recolección de mo-
luscos; álamo, nogal, roble, amaranto, mezquite,
yuca, nueces, bellotas y maíz incipiente; etc.
fe Lo anterior indica que durante esta etapa cultural
habían pequeñas comunidades de sedentarios esta-
cionales o grupos semi-permanentes que se ajustaban
a la recolección de los productos silvestres, a la ex-
plotación de los moluscos y peces, a la caza secun-
daria y tal vez a una incipiente horticultura (maíz
primitivo, amaranto, yuca, etc.) , lo cual les permitía
el aprovisionamiento de determinados alimentos, a
1a vez que la estancia por largo tiempo en un lugar
determinado.
.•. En este tiempo la pob!ación ha de haber sido más
numerosa y la vida se ha de haber ajustado a la
explotación de un determin~do territorio; funcio-
nando la economía como la de un grupo sedentario,
basada en la caza, pesca, recolección estacional y tal
vez cierto comercio. La división artesanal no existía,
aunque ciertas familias pudieron haber tenido pre-
eminencia en determinadas artes manuales, como la
cestería, tejidos, etc.
"' Algunos grupos tenían ya un culto a los muertos,
enterrando los cadáveres en abrigos rocosos y cuevas;
pero la práctica de colocar ofrendas en los entierros,
todavía no se manifiesta del todo. La magia y los
curanderos han de haber comenzado a jugar un
papel importante dentro de la sociedad de estos
grupos, puesto que hay especies de tubos de .succión
que se pudieron emplear en las curaciones mágicas.
La explotación intensiva de sus territorios; la exis-
tencia de viviendas; el comercio incipiente que se
manifiesta en las conchas traídas de La Florida y
de California; la preparación y utilización de las
semillas; etc., indican que estos grupos estaban mejor
adaptados tecnológicamente a su habitat, o sea que
el progreso cultural alcanzado hasta ahora, sirvió de
base para los posteriores desarrollos que se mani-
fiestan en la tradición de los sedentarios agrícolas.
También no hay que olvidar los posibles ele-
mentos que trajeron los nuevos inmigrantes, entre
ellos el cobre, el perro, la cerámica y algunos más,
los cuales se observan en varios sitios del Este de los
Estados Unidos, desde tiempos anteriores a 3,000
años A. C.
30
LA TRADICION DE LOS SEDENTARIOS AGRICOLAS
Dentro de esta tradición, aunque la nomenclatura
no es muy apropiada, incluimos a los grupos recolec-
tores-cazadores-pescadores y a los francamente agrí-
colas, sin que por ello se modifique el concepto de
la Barbarie, ya que ésta se caracteriza por el seden-
tarismo y la economía autosuficiente.
De 3,000 alOa A. C. numerosos grupos del Este
de Norteamérica continúan su proceso evolutivo,
arrancando tal vez de la vieja cultura boreal que se
inicia en la etapa anterior y que parece haber venido
del Asia; a la vez que se mezclan con algunos de
los grupos sobrevivientes de la tradición recolecto-
ra, para dar la cultura arcaica de esa región.
El arcaico del Este puede ser dividido en dos pe-
ríodos principales. Al período temprano (3,000 a
1,000 A. c.) corresponden sitios como Lamoka,
Frontenac, Early Macan, Parrish, Graham Cave,
Dalton, Hidden Valley 1, Annis, Grassy Island 1,
etc.; mientras que al período último (1,000 a O
A. c.) pertenecen sitios como Brewerton, Vosburg,
Indian Knoll, Eva, Faulkner, Glacial Kame, Poverty
Point, etc.41
Hablando en términos generales, durante el Ar-
caico del Este de Norteamérica se nota que los grupos
vivían principalmente de la caza, pesca y r~colec-
ción, combinando estas actividades según el habitat
escogido. Entre los restos óseos encontrados hay
venado, guajolote silvestre, oso, conejo, aves acuáti-
cas, nutria, alce, etc., lo mismo que peces, tortugas,
moluscos, etc. En los fines del período último aparece
el maíz, la calabaza y el frijol, pero sólo en contados
sitios.
Estas gentes vivían en pequeñas comunidades, y
a veces en pueblos compactos, habitando casas circu-
lares o ahrigos rocosos, especialmente por los ríos,
lagunas, zonas pantanosas y lugares de la costa.
Enterraban a sus muertos en cementerios, en con-
cheros y basureros, lo mismo que dentro de agujeros
de almacenamiento que eran abandonados; notán-
dose en muchos sitios la costumbre de colocar
ofrendas junto al muerto, cremar los cadáveres y
rociarlos con ocre rojo.
Aunque del vestido se sabe poco, ya que sólo se
han encontrado algunas evidencias del tejido, es
probable que usaran -faldas y otras prendas de pieles.
Por el contrario, el adorno personal era más rico;
habiendo brazaletes, collares, pendientes, pectorales,
41 Griffin, 1958.
 43 YOJOA

44 MONAGRILLO

45 CUBAGUA

4 6 MANICUARE

47 SALADERO

48 BAHIA

49 MANTA

5 O, CHORRERA
~
~

:\;·::·?~·::·r~
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'9 .10 .6' ~ ~ 5•• ¡'j;~:;:VALOIV"
1 CHICKANISING
\~fj\. 13. ~II~ .12 ~':\(F ~ ~ ~::'N~~ENA

2 VOSBURG

3 LAMOKA
:':.~:: 15. .~;6 :::(~'-fr·.:
•.. ~: ~:~~~~
4 FRONTENAC

5 MAUQ EATON
' '%:~k .22'23 20. ~~~~:~:A
6 SHOOP

7 GLACIAL KAME
\~:\~~ \';;; ..:. ~: ~~~~AS
8 OLD COPPER ...•,. .:.::;. '._ .,-.... 6 O PUCARA

9 FINLEY
10
I1
SIGNAL

INDIAN
BUTTE

KNOLL '\};':~J;\!1L 2~:¡~~~.~~t1f:;:~'~;F~. ""

27 :::

I 2 ADENA . <..... 29- ." ," 34 39 .-'.... .-45 :.

13 HIDDEN VALLEY

I 4 FAULKNER

15 PARRISH 29
16 EVA 30
I 7 LAUDERDALE 31
18 DEPTFORD 32
19 MT. TAYLOR· STo JOHNS 3 3 SANTIAGO TUXTLA ,::;;?
2 O POVERTY POINT 34 LA VENTA :\?~~
49.
2 1 COPELL 35 CHIAPA DE CORZO :.:··»t
22 BAT CAVE 36 MAZATAN

23 BALCONES-MARAVILLA 37 OCOS
24 LA PERRA-OCAMPO 38 KAMINALJUYU
25 PANUCO 39 UAXACTUN
2 6 CHUPICUARO 4 O CE N O T E M A NI

27 EL OPEÑO 4 1 VALLE DEL ULUA

28 TLATILCO-ZACATENCO 42 CERRO ZAPOTE

PLANO 6.
 amuletos, peines, ete., los cuales se hacían de concha,
cobre, piedra, hueso y otros materiales; utilizándose
también los colmillos de animales como el oso y
la danta, lo mismo que mandíbulas de castor y oso.
Comúnmente, en todo el Este se encuentra una
gran variedad de implementos, que se hacían de
diversos materiales; citándose las puntas de proyec-
til; lanzadardos y arco y flecha; arpones con dientes
laterales y anzuelos; pesos para atlatl y redes; ca-
noas; agujas, alfileres y malacates; pipas tubulares o
cónicas; hachas con ranura; azuelas y azadas; mor-
teros y manos; raspadores y machacadores; ploma-
das; cuchillos y grabadores; cinceles y taladros; ete.
Entre las ocupaciones más importantes hay la
cestería, el tejido, la cerámica, el comercio, la ma-
nufactura del cobre, ete., además de la pesca, caza y
recolección. En la manufactura de los implementos
parece que se usó más el hueso.
Además de contar con vasijas de piedra y de
madera, desde el arcaico t~mprano se nota la intro-
ducción de la cerámica; siendo ésta por lo general
bastante burda, con desgrasante de fibras vegetales
o arena, y con decoración estampada de cuerdas o
fibras, rocker-stamp y corrugada. En cierto sentido
esta tradición cerámica ha de haber venido del Asia,
tal vez vía Japón (complejo Jomon); siendo la
alfarería de Vinette 1 la más temprana que se cono-
ce, ya que ha sidofe.chada entre 2500 y 2000 A. C.
Hasta ahora, otro problema no resuelto es la in-
troducción del cobre, puesto que algunos investiga-
dores consideran a la Cultura Old Copper bastante
antigua, y otros la colocan en el arcaico último. En
varios sitios del Este se han encontrado objetos de
cobre, que tal vez fueron llevados por comercio,
citándose puntas de lanzas, cuchillos, dagas, punzo-
nes, gubias, hachas, pendientes, ete.
Mientras que en el Este de Norteamérica se ob-
serva un progreso cultural de importancia, otras
zonas continúan desarrollando una tradición más
recolectora, como sucede por ejemplo en el Suroeste
de los Estados Unidos. En Bat Cave, Arizona, apa-
rece la domesticación del maíz, desde el tipo reven-
tador-envainado hasta otras especies desarrolladas
por hibridación o introgresión, pero la cultura, no
llega a alcanzar el grado que se advierte en Meso-
américa.
Originalmente, en el área conocida como Meso-
américa se comienza con grupos que inician los cul-
tivos, pero que arrancan de la tradición recolectora
anterior; habiendo sitios como La Perra, Ocampo,
32
Cueva del Cerro Aereado, ete., en los cuales se han
encontrado restos de maíz primitivo y calabaza, aso-
ciados a algunos implementos propios de la reco-
lección.
Durante el Horizonte Formativo o Preclásico, los
grupos existentes han alcanzado un notable desarro-
llo; apareciendo las comunidades agrícolas con es-
tablecimientos permanentes, que asientan las bases
para los posteriores progresos locales del horizonte
Clásico.
Entre los sitios principales cabe mencionar a
Pánuco, Remojadas, Tres Zapotes, La Venta, El
Opeño, Chupícuaro, Tlatilco, El Arbolillo, Zaca-
tenco, Cuicuilco, Ticomán, Tlapacoya, Gualupita,
Atlihuayán, Chalcatzingo, Monte Albán, Montene-
gro, Chiapa de Corzo, Mazatán, Cholula, Cenote
Maní, Uaxactún, Kaminaljuyú, Ocós, Santa Rosa
Xtampak, ete., los cuales se subdividen en otros tan-
tos períodos culturales.
El Horizonte Formativo de Mesoamérica puede
dividirse en tres períodos principales (Inferior, Me-
dio y Superior), los cuales serán tratados posterior-
mente; pudiéndose adelantar aquí algunos de los
rasgos característicos de esta etapa, al igual que lo
hicimos con el Este de Norteamérica.
Durante este horizonte predominan las pequeñas
comunidades agrícolas, aunque algunos grupos lo-
gran evolucionar hasta el establecimiento de villas y
centros ceremoniales no planificados. Las casas son
de bajareque, es decir, de lodo y troncos; pero apa-
recen posteriormente las plataformas para casas,
revestidas de piedra y los basamentos escalonados
para templos.
La economía está basada en la agricultura, pero
participan también de la recolección, caza y pesca;
pasándose de un sistema de cultivo de temporal o
de humedal a la construcción de terrazas, a la vez
que se cuenta con el bastón plantador, hachas de
piedra y tal vez azadas de madera.
En el utillaje se pueden mencionar vasijas bastante
elaboradas; figurillas; silbatos, flautas y sonajas;
máscaras de barro; pequeños yugos de piedra; espe-
jos de pirita; ornamentos; hachas y cinceles; metates
y manos; punzones y agujas; raspadores y pulidores;
puntas de proyectil; navajas y chuchillos; ete.
Enterraban a sus muertos en cementerios o en
tumbas, colocando ricas ofrendas junto a ellos; se
pintaban el cuerpo y el cabello; se deformaban y ra-
paban la cabeza; tenían un culto al agua y al fuego;
habían hechiceros y sacerdotes que ejercían el control
político-social; habiendo también intercambios co-
merciales, tanto internos como externos.
En los finales de este horizonte se inicia el calen-
dario, la numeración y la escritura glífica; el uso del
estuco para revestir las construcciones; el sacerdocio;
la división del trabajo; etc.
En Centro y Sudamérica hay una situación simi-
lar durante este tiempo. En Huaca Prieta, Perú, se
inician los cultivos (haba, ají, algodón, etc.); vi-
niendo luego el maíz y la cerámica. En otras zonas
se desarrolla el cultivo de la yuca.
Durante el Formativo hay numerosos sitios que
alcanzan un alto grado de desarrollo, como sucede
en Mesoamérica; pudiendo citarse varios lugares del
Valle del Ulúa, Playa de Los Muertos, Yarumela,
Valdivia, Manabí, Chorrera, Ancón, Nepeña, Cupis-
nique, Chavín de Huantar, Paracas Cavernas, Cha-
napata, Cuba gua, Manicuare, Saladero, Monagrillo,
etc., los cuales forman la base para posteriores pro-
gresos culturales.
CONSIDERACIONES GENERALES
Según las evidencias arqueológicas revisadas an-
teriormente, se puede decir que el poblamiento de
América se realizó por medio de una serie de mi-
graciones asiáticas que penetraron por el Estrecho
de Bering en diferentes tiempos; alcanzándose poco
a poco una dispersión que abarcó todo el Nuevo
Continente, con las inevitables interrelaciones y mez-
clas de los grupos existentes, a través de varios pe-
ríodos culturales.
La primera oleada migratoria estaba constituida
por bandas de cazadores nómadas, los cuales entra-
ron por Alaska a partir de unos 20,OQO años A. c.;
siendo estos grupos los que dan lugar a la tradición
Paleo-oriental de W ormington, y que se caracterizan
por la caza de los grandes animales pleistocénicos.
Desde. el punto de vista cultural, estQs paleoasiá- turales; pudiendo decirse que hubieron grupos de
ticos se pueden correlacionar con los grupos del Pa-
·leolítico Superior del Viejo Mundo; habiensl0 sido
físicamente similares a los. europeos primitivos y de
tipo dolicocéfalos. En Norteamérica' dan lugar a ~os
complejos Sandía, Clovis, Folsom y Yuma (Plain-
view, Scottsbluff, etc.); dispersándose hasta Sud-
américa d~ 20,000 a 5,000 A. C.
Después de esta primera oleada migratoria se .•.. 'res pueden colocarse en la etapa del salvajismo;1'os
nota en todo el continente americano la aparición
de grupos que tienen una vida más recolectora, pero
que practican también la caza secundaria; pudiendo
deberse ésto a adaptaciones ecológicas, o bien· a una
nueva oleada migratoria, procedente del sureste de
Asia y aún de Indonesia. Estos grupos parecen estar
relacionados con núcleos del Mesolítico del Viejo
Mundo, los cuales se dispersan también hasta Sud-
américa, tal vez de 8,000 a 5,000 A. C. (Tradición
Paleo-occidental de W ormington. )
De 5,000 a 3,000 A. C. una nueva oleada asiática
se hace sentir en N orteamérica; formándose la lla-
mada cultura circumpolar o boreal y la cultura de
los bosques orientales. Estas culturas serían los -an-
cestros de la cultura Esquimal-Aleuta, pudiendo co-
rrelacionarse con grupos del temprano neolítico S1-
beriano y con la introducción de la braquicefalia.
La presencia....... del perro con afinidades árticas,. el
uso dell cobre, l'a cerámica con impresiones de cuer-
das o textiles, la decoración de rocker-stamp, etc.,
son rasgos que se notan al final de este período, y
que pasan a los grupos arcaicos del Este de los Esta-
dos Unidos, por lo cual hay indicaciones de contactos
con Asia y tal vez principalmente con el Japón.
De 3,000 a O A. C. la dispersión alcanzada por
los grupos es asombrosa y se comienzan a integrar los
núcleos humanos que evolucionarán en algunos ca-
sos hasta la verdadera civilización; o sea que de
20,000 a O A. C. no se notan más influencias que las
asiáticas, venidas por el Estrecho de Bering.
A partir de aquí no es improbable que algunos ele·
mentas melán~sicos-p~linésicos, hayan pasado al
continente americano, co~o por ejemplo en la costa
del Noroeste, donde hay grandes semejanzas con los
pobladores de las Islas· Marquesas y otros grupos
oceánicos; pero en términos generales las oleadas
migratorias asiáticas fueron las que prevalecieron en
América.
En el proceso evolutivo de estos grupos se pue-
den notar ciertas' adaptaciones ecológi~s, las cu¡les \
.influyen en lá integración d~ las tradiciones cul- \
cazadores nómadas, recolectores-caz¡¡,dores inferiores,
recolectores semisedentarios, recolectores-cazaoores-
pescadores y sedentarios agrícolas, últimos que per-
~I1iten la tradición urbana:
.•-Sig~iendo los lineamientos establecidos por Olivé
para Mesoamérica, vemos que las tradicione de los
cazadores nómadas y recolectores-cazadores in ferio-
recolectores semisedentarios, recolectores-cazadores-
pescadores y sedentarios agrícolas los hemos incluido
en la etapa de la barbarie; mientras que la tradición
33
urbana corresponde a la etapa de la civilización.42
Lo anterior no quiere decir que los grupos que te-
nían alguna de estas tradiciones hayan desaparecido
por completo, ni que necesariamente hayan tenido
que evolucionar sucesivamente por estas etapas, sino
que más biefl s.on estadios culturales que se suceden
en el tiempo y permiten valorizar el grado de cultura
alcanzada en un momento determinado.
42 Olivé, 1958.
34
En América, salvo la tradición de los cazadores
nómadas que desapareció junto con los animales
pleistocénicos, todas las demás han sobrevivido, es-
pecialmente en zonas de refugio; a la vez que es
importante recalcar la necesidad de mayores estudios,
con objeto de afinar nuestros conocimientos y pre-
cisar mejor las fechas conectadas con estos pro-
blemas.
 Bibliografía

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 El Area
GENERALIDADES
Para el estudio histórico-cultural de las sociedades
prehispánicas que habitaron el área Mesoamericana,
es necesario conocer no solamente la extensión geo-
gráfica ocupada sino también la similitud de los
rasgos culturales, los desarrollos paralelos y aún la
base común que presentan todas ellas (en un perío-
do de tiempo determinado), de tal manera que el
establecimiento de un área depende de la mayor o
menor exactitud con que se puedan determinar esos
factores.
El hecho de que muchos elementos o rasgos estén
distribuidos e deter-minado territorio •...
ha llevado
a aplicar el concepto de área cultural; pero un área
'---- .
cultural no es, una sociedad sino que incluye a un
número de sociedades que participan de formas de
vida s~meJante,y por lo tanto área cultural no es un
concepto mtegra or sino descriptivo, que presenta
el denominador común de conducta de varias so-
ciedades.
l El área cultural es pues una división territorial \
dentro de la cual un patrón, como cualquier complejo
o elemento específico cultural se presenta en las di-
ferentes sociedades que la ocupan; pero debido a que
no existen dos sociedades iguales (relativismo cul-
niral) los patrones de una cultura representan mera-
mente una abstracción o denominador común de las
pautas de las sociedades que están dentro de deter-
minada áre~2i
Así Kirchhoff ha sido uno de los pocos investi-
gadores que ha tratado de establecer las fronteras y
el denominador común o patrón cultural de las sa-
ciedades que caían de~tro del territorio denominado
Mesoamérica, sólo que estas semejanzas culturales y
límites se refieren más a una situación que prevalecía
en el siglo XVI, y por lo tanto es una base metodoló-
1 Steward, 1955.
~ultural Mesoamerieana
/
!
gica de estudio para los grupos que existieron hasta
un poco antes de la conquista española.
Por este tiempo Mesoamérica era un área cultural
que limitaba hacia el norte con él Suroeste de los
Estados Unidos o Norteamérica Arida y hacia el sur
con los Lenca, MíSquitos y Chipchas; mientras que
"
en tiempos anteriores yarios grupos se localizaban
más al norte, como lo revelan los sitios arqueológi-
cos de La Quemada, Chalchihuites, Schroeder, El
I Zape, etc., de Zacatecas y Durango.
En estas circunstancias, el patrón o semejanzas
culturales de las sociedades del horizonte Histórico
se basan más en los datos etnológicos recopilados
por los cronistas; en tanto que para los tiempos an-
teriores las bases deben ser más bien de carácter ar-
queológico.
CARACTERISTICAS CULTURALES
Entre los rasgos .típicamente mesoamericanos,
Kirchhoff incluye: el bastón plantador; chinampas;
cultivo de la chía para bebidas y aceites; cultivo del
maguey para hacer pulque y papel; cultivo del ca-
cao; molienda del maíz y cocimiento con cal o ce-
niza; bezotes; espejos de pirita; pelo de conejo para
decorar vestidos; macanas; coseletes estofados de al-
godón; escudos o rodelas; pirámides escalonadas;
patios con anillos para el juego de pelota; escritura
glífica; códices doblados en forma de biombo; calen-
dario de 260 días de tipo religioso; calendario solar
de 365 días; fiestas religiosas celebradas en fechas
determinadas; uso ritual del papel y hule; sacrificios
y autosacrificios; juego del vo~ador; 13 como número
ritual; numerosas deidades; conceptos de varios mun-
dos; mercaderes especializados; órdenes militares; I
guerras floridas para obtener esclavos; etc.2 /
En dicha lista predominan los rasgos etnológicos
¡citados en las crónicas, junto a una serie de rasgos
2 Kirchhoff, 1943.
37
arqueológicos que se observan en el horizonte de las
culturas históricas, es decir, después de 1250 D. c.,
por lo cual decíamos que el patrón cultural anterior
a dicha fecha debe ser establecido de acuerdo con
las evidencias arqueológicas.
Si tomamos como base las evidencias arqueológi-
cas actuales, notamos que de 2,000 a 100 años antes
de la era cristiana las culturas sedentarias agrícolas
rebasan los límites impuestos para el siglo XVI, pues-
to que las culturas formativas del continente ame-
ricano tienen no solamente una base común, sino
que en muchos casos las diferencias específicas de
cada una de ellas son casi imposibles de determinar
por la completa homogeneidad de las mismas. Al
me-nos hacia e~ sur las culturas formativas se locali-
zan en El Salvador, Honduras, Ecuador, Perú, etc.,
por lo cual puede decirse que en el horizonte pre-
clásico no hay un área cultural propiamente dicha.
En cambio, cuando estas culturas pasan a formar
verdaderas civilizaciones o adquieren desarrollos lo-
cales de importancia, se puede entonces intentar la
delimitación de las áreas culturales, siendo éste el
caso de Mesoamérica, que de' 200 A. C. a 1250 D. C.
muestra un marcado contraste cultural con respecto
a sus vecinos.
Durante este período vemos que varias sociedades
ocupan un determinado territorio y que todas ellas
tienen un gran número de características en común;
citándose la base económica de todas las culturas que
es la misma, o sea agricultura del maíz como planta
fundamental, suplementada por la caza, pesca, r'eco-
lección y comercio. También hay el conocimiento de
casi todas las plantas útiles a la alimentación y a la
industria textil; indumentaria y adornos similares
como: bragueros, faldillas, orejeras, pectorales, bra-
zaletes, collares, bezotes, etc.; materias primas y
técnicas semejantes para la construcción de casas,
-templos, basamentos, etc.; calendario; escritura glí-
fica; ceremonialismo con sacerdocio organizado y un
ritual complejo y altamente evolucionado; politeis-
mo; concepto deU1~undos; manera de contar el
tiempo y sembrar; comercio extensivo; etc., lo cual
demuestra la unidad de la civilización mesoameri-
Cana en esos tie~pos.3
LIMITES DE MESOAMERICA
Según Kirchhoff la delimitación de Mesoamérica
para el siglo XVI sería la de un límite norte de ma-
3 Bernal, 1950.
yor movilidad que va del Río Pánuco hasta el Río
Sinaloa, pasando por el Lerma; en tanto que el lí-
mite sur parte de la desembocadura del Río Motagua
hasta el Golfo de Nicoya, pasando por Nicaragua.
Sin embargo, hasta los inicios del Horizonte His-
tórico, el límite norte podría prolongarse hasta la
Laguna Madre de Tamaulipas y de ahí por medio
de una línea sinuosa llegar hasta Guasave, Sinaloa;
abarcando desde luego a muchos de los sitios ar-
queológicos de San Luis Potosí, Zacatecas, Durango,
etcétera.
Lo anterior se basa en la gran cantidad de sitios
arqueológicos de la Huasteca Potosina, en la cerá-
mica y arquitectura de varios lugares de Zacatecas y
Durango, en las relaciones culturales de sitios de
Sinaloa con Durango y en las influencias meso ame-
ricanas que aún se notan en Casas Grandes, Chihua-
hua; aunque a partir de 1200 D. C. se notan también
influencias y grupos conectados con lbs Estados Uni-
dos, que avanzan hacia Mesoamérica, para dar en-
tonces esa frontera norte de gran movilidad a la cual
se refería Kirchhoff.
LAS REGIONES ARQUEOLOGICAS
Delimitado el territorio de Mesoamérica y ya con
fines particulares de estudio cultural, debemos pen-
sar también en el concepto de región para haéer una
posible división de la misma. La región arqueológica
es un espacio variable dentro del cual y en un tiempo
determinado pue'den hallarse altos grados de homo-
geneidad cultural, o sea que \lna región forma parte
de un área y está generalmente determinada por
accidentes histórico-geográficos. En este sentido la
región ofrece un mejor campo de estudio para las
relaciones espacio-ambiente.4 '
De acuerdo cóp esto Mesoamérica puede ser divi-
dida en seis regiones principales, aunque nin'guna
de ellas con límites precisos, siendo éstas las que a
continuación se nombran de la siguiente manera:
1. Región Maya.
2. Región Oaxaqueña.
3. Región de La Costa del Golfo.
4. Región del Altiplano C~ntral.
5. Región del Occidente de México ..
6. Región Norteña.
4 'phillips and Willey, 1954.
 --- __
J---

MESOAMERICA SEGUN "IYÓ

NORTEAMERICA ARI DA

1 REGION MAYA·
2 REGION OAlCAQUEÑA
3 REGION DE lA COSTA OEl GOLFO
4 REGIO N DEL AlTIPLANO CENTRAL
~ REGION OEl .OCCIDENTE DE MEXICD
e REGION NORTEÑA

MESOAMERICA SEGUN I<IRCHHOFF

PLANO 7.

LOS HORIZONTES CULTURALES 3. Horizonte Preclásico.

El concepto de horizonte-estilo fue aplicado pri-
meramente a la cerámica e implica un gran espacio,
pero muy poco tiempo; pudiendo ser descrito como
un continuum espacial representado por la amplia
distribución de un estilo artístico reconocible. En ar-
queología este concepto sirve parp' comparar crono-
lógicamente las fases culturales separadas en el
espacio, y son como dice Willey, los travesaños ho-
rizontales por medio de los cuales las columnas ver-
ticales de los desarrollos regionales especializados se
ligan entre sí en un esquema de tiempo.
Aplicado a la cultura estos horizontes nos permi-
ten integrar la evolución de las sociedades de cual-
quier región o área, pudiendo establecerse para
Mesoamérica los siguientes:
1. Horizonte Prehistórico.
2. Horizonte Arcaico.
4. Horizonte Clásico.
5. Horizonte Postclásico.
6. Horizonte Histórico.
El Horizonte Prehistóricp. Dentro de este hori-
zonte que puede colocarse de 11,000 a 2,000 años
antes de Cristo se incluyen las manifestaciones cul-
turales de los primeros pobladores de Mesoamérica;
notándose desde luego grupos con tradición cazadora
y grupos con tradición recolectora, los cuales vinien-
do de Norteamérica , se asentaron en nuestro terri-
torio.'
El Horizonte Arccd:co. Aunque todavía algo hipo-
tético, puesto que ~'o hay muchas evidencias de ello,
de 3,000 a 1 80Q A. C. han de haber existido algunos
grupos que arrancando de la etapa anterior inician
la agricultura y la cerámica, desarrollan el equipo
• tecnológico, levantan sencillas aldeas permanentes y
. se rigen por una incipiente organización social.
 El Horizonte Preclásico. De 1,800 a 100 A. c. los
tempranos grupos de sedentarios agrícolas muestran
un mayor desarrollo cultural, naciendo las llamadas
culturas Formativas o Preclásicas que abarcan una
gran extensión y muchos rasgos en común.
El Horizonte Clásico. De 100 A. c. a 850 D. c.
ocurre el apogeo de las sociedades urbanas que hacen
de Mesoamérica una verdadera super-área cultural;
iniciándose las grandes civilizaciones teocráticas,
cuyo progreso cultural alcanza planos insospechados.
El Horizonte Postclásico. De 850 a 1250 d . c ., las
sociedades teocráticas se van convirtiendo en milita­
ristas; siendo en esta época cuando aparece la me­
talurgia, el arco y flecha, etc., al mismo tiempo que
aparecen las primeras fuentes históricas de México.
El Horizonte Histórico. Por último, de 1,250 a
1,521 D. c., las sociedades militaristas se comienzan
1950. Bernal, Ignacio.
Compendio de Arre Mesoamericano Ediciones Mexi­
canas, S. A. México.
1943. Kirchhoff, Paul.
Mesoamérica. Acta Americana. Yol. I. No. 1. México,
40
a integrar dentro de verdaderos Estados, como una
consecuencia de sus extensivas conquistas y tributa­
ciones; ocurriendo la llegada de los españoles y des­
integrándose la antigua cultura mesoamericana.
En nuestro estudio histórico-cultural de Mesoamé­
rica, trataremos en form a global los horizontes Pre­
histórico y Arcaico de toda el área, para luego pasar
al estudio particular de cada úna de las regiones ar­
queológicas mencionadas; partiendo de las culturas
preclásicas hasta el momento de la conquista es­
pañola.
Desde luego hay que advertir que este estudio no
pretende ser de carácter exhaustivo sino que sólo
tiende a dar un panoram a general de la evolución
cultural de dicha área, haciendo tam bién un mayor
énfasis en la región del Altiplano Central, ya que
es la más conocida y en la que existe una cronología
más apegada a la realidad.
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Teoría y Práctica del Estudio de Areas. Manuales
Técnicos II. Unión Panamericana, W ashington, D . C.
 Lo.s Horizontes
LAS EVIDENCIAS ARQUEOLOGICAS
En la prehistoria mexicana hay una serie de ha-
llazgos que han sido explorados cuidadosamente y
otros de carácter accidental, a veces no bien estudia-
dos, pero todos ellos pueden ser agrupados en tres
categorías principales, a saber: los restos óseos hu-
manos; los fósiles pleistocénicos y los artefactos o
industrias líticas asociadas o no a los anteriores.
Si los agrupamos por Estados de la República ve-
mos que en el Arroyo Comondú, Baja California, se
han l..-ocalizadorestos fósiles de bisonte, camello y
caballo americano, en ocasiones con las ext;>JIlidades
calcinadas por agentes humanos; mientras que en
las cercanías de Laguna Chapala, hoy desecada, se
h~llaron artefactos de piedra correspondientes a una
cultura pr~cerámica, comparable a las de Lago Mo-
have, Gypsum Cave y Pinto Basin de los Estados
U nidos.l Otro hallazgo de importancia fue una punta
·acanalada de tipo Clovis, proveniente de San J oa-
quín, la cual guarda similitud con las de Dent, Co-
lorado.2
Al este de Arizpe y en Tónichi, Sonora, se han
encontrado fósiles de animales pleistocénicos. Cerca
de Guaymas, Di Pesso encontró algunas puntas aca-
naladas de tipo Clovis; en tanto que en las cercanías
de Hermosillo hay varios sitios con restos de un
complejo. precerámico, comparable al de la fase San
Pedro de Cochise, Arizona. Este complejo ha sido
designado con el nombre de Complejo Peralta y se
caracteriza por sus piedras para moler, hechas de lava
o granito; manos bifaciales asimétricas; machacado-
res; raspadores y lascas primarias toscas.3
1 Massey, 1947.
2 Asehmann, 1952.
3 Fay, 1958.
Prehistórico y Arcáico
de México
En la cuenca Tildio y Laguna Guzmán, Chihua-
hua, han aparecido implementos de una cultura pre-
cerámica, similar a la de Cochise;4 mientras que en
las tierras de la futura Presa de la Amistad, apareció
una punta Folsom en el sitio conocido como Sa-
malayuca.
De Muzquiz y Villa Acuña, Coahuila, se han re-
portado descubrimientos de animales pleistocénicos,
especialmente mamut; en tanto que en la frontera,
en el sitio conocido como La Chupar rosa, apareció
una punta folsomoide. El nivel precerámico de Las
Delicias podría resultar bastante reciente, aunque
conectado con las culturas de Big Bend de Texas;
mientras que los hallazgos de la Cueva Frightful,
realizados por Taylor, indican varias etapas de ocu-
pación precerámica con fechas que se remontan a
unos 6,900 A. C. .
Huesos de mamut y lascas asociadas a un hogar
con cenizas se han localizado en Arroyo Chorreras,
Tamaulipas;5 restos fósiles de mamut y una lasca de
obsidiana aparecieron en la vecindad de Arroyo Sa-
linillas;6 mientras que en Ciudad Guerrero se en-
contró una punta de proyectil tipo Plainview.7•
Otros hallazgos de importancia son los realiiados
por Mc Neish en varias cuevas de Tamaulipas. En el
sitio llamado Cañón Diablo se encontraron una se-
rie de materiales estratificados que han permitido
establecer varias fases culturales o períodos de ocu-'
pación, entre ellos: Diablo, Lerma, Nogales, .La Pe-
rra, Almagre, Laguna, Eslabones, La Salta y Los
Angeles.
4 Brand, 1943.
5 Me Neish, 1949.
6 Aveleyra, 1951.
7 Borbolla y Aveleyra, 1953.
41
 13 CAÑADA MARFIL , GUANAJUATO
24 TEPEXPAN- IZTAPAN , EDO. OE MEXICO
25 VALLE DE BRAVO, EDO. DE MEXICO

• RECOLECTORES-CAZADORES
26 LAGUNA CHAPALA, BAJA CALIFORNIA
27 HERMOSillO, SONORA
28 CUENCA TllDIO, CHIHUAHUA
29 lAGUNA GUZMAN , CHIHUAHUA
o 30 FRIGHTFUl, CAVE COAHUilA
3 31 CAÑON DIABLO . TAMAULIPAS
32 OCAMPO , TAMAUliPAS
33 LAGO SANTIAGUillO, DURANGO
34 SAN PEDRO , SAN lU IS POTOSI
35 JUCHIPilA ,JALISCO
+40 36 CHUPICUARO . GUANAJUATO
37 CHALCO - CHICOlOAPAN , EDO . DE MEXICO
38 MITLA , OAXACA
39 lA CONCEPCION, CAMI"ECHE

+ SEDENTARIOS AGRICOLAS
40 lAS DELICIAS , COAHUILA
41 YANHUITLAN, OAXACA
42 ISlONA DE CHANTUTO, CHIAPAS

• 22
o FOSILES PLEISTOCENI COS
1 ARIZPE. SONORA
2 TONICHI.SONORA
8 • 34
• 35 o
3
4
5
MUZQUIZ , CO AHUilA
VIllA ACUÑA , COAHUil A
S AN JOSECITO . NUEVO lEO N
.n
. ...
6 SAN JUAN DE l RIO , DURANGO A36 9
1 AMECA , JAli SCO
24e
o
8 ARPEROS , GUANA JU ATO
9 TEQUIXQUIA C, ED O. DE MEXICO 2 5. • 37
1O JOJUTLA , MO REl OS
o
11 EJUTLA, OAXACA 10 ,-----
12 lA FRAilESCA, CHIAPAS 1

-~
• CAZADORES 41+
A38
13 SAN JOACUIN . BAJA CAliFORNIA
14 COMO NDU , BAJA CAliFORNIA
15 GUAYMAS .SO NORA 1
16 SAMAlAYUCA . CHIHUAHUA ,1
17 lA CHUPARROSA . COA HUilA
1d CD . GU ERRER O. TAMA UliPAS
19 ARROYO !>Ali NillA S. TAMA UliPAS
20 ARR OYO CHO RRERA S . TA MAU li P A S
21 RANCHO WEI CKER . DURANGO
72 CERRI TOS S AN lUIS POTO S I
·. ..

PLANO 8.

Los artefactos del Complejo Diablo son bastante
toscos incluyendo raspadores, machacadores o parti-
dores, cuchillos ovoides bifaciales, etc. El Complejo
Lerma tiene puntas de proyectil en forma de laurel
(similares a Iztapan), raspadores de caras romas,
grabadores, cuchillos bifaciales, machacadores, pie-
dras-martillo, etc. En el Complejo Nogales persisten
alg~nos de los artefactos anteriores; pero aparecen
también puntas de proyectil con bases redondeadas,
morteros, alisadores para pieles; manos, cuentas de
concha, etc. 8
En el siguiente complejo llamado La Perra hay
s Wormington, 195 7.
también cierta persistencia de los artefactos del com-
plejo anterior; predominando los grandes raspadores,
puntas de proyectil de forma triangular, alisadores,
etc. En esta época aparecen por primera vez algunos
restos de cuerdas, ·esteras, cestería y semillas de maíz
y calabaza.
Del Distrito de Ocampo, en la sierra oriental de
Tamaulipas, se tiene también una secuela de períodos
culturales, denominados por Me Neish con los nom-
bres de Infiernillo, Ocampo, Placeo, Guerra, Mesa
de Guaje, Palmillas, etc. En la fase Infiernillo hay
puntas de proyectil en forma de laurel o almendra-
das, machacadores, raspadores, cestería, calabaza,
etc.; sucediendo cosa similar en la fase Ocampo, pero

42
 con adición del frijol. Esta fase puede colocarse en-
tre 3,700 y 2,600 A. c., según el Carbono 14.9
En las cuevas de San Josecito, Nuevo León, apa-
recieron restos de animales pleistocénicos. En Ce-
rritos, San Luis Potosí, se han encontrado puntas de
proyectil semejantes a las Plainview; mientras que
en Boca de La Presa y San Pedro de San Luis Potosí,
hay artefactos de un complejo precerámico similar
al de Chalco. 10
El Estado de Durango ha proporcionado algunas
evidencias prehistóricas. En San Juan del Río se en-
contraron restos de animales del pleistoceno; en las
cercanías del Lago Santiaguillo se recogieron arte-
factos de una cultura precerámica como la de Co-
chise; en tanto que en Rancho Weicker, cerca de El
Salto, apareció una punta acanalada de tipo Clovis,
pero reusada. 11
Cerca de Ameca, Jalisco, se han hallado restos fó-
siles pleistocénicos, y en el Río Juchipila hay pro-
boscídeos y hachas de tipo Achelense, pero no aso-
ciados.12
De Arperos, Guanajuato, se han reportado hallaz-
gos de animales del pleistoceno. En Cañada Marfil
se encontraron restos de bisonte asociados al parecer
con puntas de tipo Musteriense; mientras que en
Chupíeuaro se recogieron artefactos correspondientes
al llamado Complejo de Chalco, así como restos de
bóvidos de gran tamaño. 13
La Cuenca de México es la zona que más eviden-
cias prehistóricas tiene, pudiendo citarse al Hombre
- del Peñón de Los Baños; la mandíbula de Xico; las
pisadas humanas de Amanalco de Becerra, Valle de
Bravo; así como el sacro de llama extinta, descu-
bierto por Mariano Bárcena en 1870 y trabajado
para darle la forma de una cabeza de coyote, mismos
que no fueron aceptados como de una gran antigüe-
dad en su tiempo.
Tequixquiac es famoso por la gran cantidad de
restos fósiles que en él se encuentran, aunque en o<:a-
siones aparecen también artefactos. De Terra recogió
de ahí los implementos que designó como Industria
de San Juan, los cuales se consideran de gran anti-
güedad y !=ntre los que se citan: grabadores, raspa-
·dores y otros artefactos dudosos, hechos en obsidiana
y calcedonia.14
9 Wormingron, 195 7.
10 Aveleyra, 1950.
11 Lorenzo, 195 3.
12 N adaillac, 1885.
13 D e Terra, Romero, Sreward, 1949 .
14 Aveleyra, 1950.
De gran interés han sido sin duda alguna los des-
cubrimientos de Tepexpan y Santa Isabel Iztapan.
De Terra y Arellano encontraron en Tepexpan un
esqueleto humano en posición casi fetal, asentado
sobre una capa de arcilla arenosa propia de los se-
dimentos del lago y correspondiente a la formación
designada como Becerra Superior, misma en la cual
se han encontrado también fósiles de mamut y lascas
de obsidiana. La antigüedad del Hombre de Tepex-
pan puede colocarse de 9,000 a 11,000 años A. c.;
diciéndonos Romero que los restos óseos humanos ·
corresponden a una persona de edad adulta, con
una altura promedio de 1.68 metros y cuyo cráneo
tiene bastantes rasgos primitivos, pero con tendencia
a la mesocefalia. 16
En Santa Isabel Iztapan, junto al primer mamut
descubierto se halló una punta de proyectil clavada
entre las costillas del animal, una lasca-raspador de
obsidiana, una especie de retocador, una navaja
de obsidiana y una punta de proyectil que recuerda
al tipo Scottsbluff. Los huesos del mamut correspon-
den a la especie Archidiskodon imperator Leidy, en
tanto que el estrato donde aparecieron se adscribe
al Becerra Superior. 16
En 1954 se excavó un segundo mamut de la mis-
ma especie y en el mismo horizonte geológico. El :,·
esqueleto del animal estaba más completo que el
anteria& y mostraba evidencias de cortes en los hue-
sos;' habiéndose encontrado, en asociación con dicho
mamut, una punta de proyectil de color rojo obscu-
ro, de forma lanceolada y base recta; otra punta en
forma de laurel y un implemento bifacial usado tal
vez como cuchillo. 17
El nombre de Complejo de Chalco ha sido dado
por De Terra a un grupo de artefactos hechos espe-
cialmente de basalto y producidos por percusión; ha-
biendo dentro de él una gran cantidad de raspadores
plano-convexos, machacadores, grabadores, piedras
martillo, escasas puntas de proyectil y manos para
moler. El utillaje indica una cultura propia de reco-
lectores con algo de caza menor, pero no había sido
aceptado este complejo por algunos investigadores,
puesto que los artefactos eran superficiales.
En 1958 la Dirección de Prehistoria del Instituto
Nacional de Antropología, exploró en Chicoloapan
(cercano a Chimalhuacán) un campamento con ho-
gares y piedras calcinadas; hallando implementos de
16 De Terra, Romero, Steward, 1949 .
16 Marrínez del Río, 1952 .
17 Aveleyra, 1955.
43
piedra bastante burdos, manos, metates, etc., además
de un cráneo que apareció con anterioridad y que
fue el que indujo a trabajar dicho sitio. La antigüe-
dad de los hallazgos podría colocarse tentativamente
entre 5,000 y 3,000 años A. c.
De hecho los artefactos del Complejo de Chalco
se han localizado en muchas partes y muestran la
existencia de grupos recolectores ampliamente dis-
tribuidos; citándose El Risco, San Francisco Mazapa,
Chiconauhtla, Venta de Carpio, Chimalhuacán, Cua-
nalán, Tlapacoya, etc., en el Valle de México, y
Chupícuaro, Boca de La Presa, etc., en otros Estados.
De Mida, Oaxaca, provienen algunos artefactos
como núcleos o percutores, lascas trabajadas, raspa-
dores y puntas de tipo Musteriense; mientras que en
Ejutla se hallaron restos de animales pleistocénicos.
Al Horizonte Arcaico corresponderían los hallazgos
de Yanhuitlán, Oaxaca, los cuales se refieren a la
existencia de un taller lítico con cantidad de cantos
rodados, núcleos, navajas y raederas de sílex, hogares
y agujeros en el suelo q~e pueden corresponder
a postes de casas; habiendo una fecha de Carbo-
no 14 que sitúa a dichos descubrimientos por 2,000
A. e,18
En el Estado de Chiapas no sólo se han encon-
trado restos de animales pleistocénicos como los de
La Frai.lesca, sino que a últimas fechas se tiene la
industria precerámica de Santa Marta, fechable por
4,000 A. c.; así como los concheros de Islona de
Chantuto, en la costa de Chiapas, que son de bastante
antigüeMd.
Por último hay que citar la industria lítica de La
Concepción, Camp_,;che, cuyos artefactos están hechos
en pedernal (hachas de mano de forma amigdaloide
y ovoides, núcleos, lascas usadas como raspadores,
etcétera) y que fueron considerados por Engerrand
como "la huella más antigua del hombre en la Pe-
nínsula de Yucatán".
Todo lo anterior prueba que el territorio mexicano
fue ocupado de 9,000 a 2,000 años antes de la era
cristiana por grupos de cazadores y recolectores, tal
como sucedió en Norteamérica; habiendo contribuido
los grupos recolectores-cazadores o simplemente re-
colectores al desarrollo de las culturas sedentarias
agrícolas, ya que la agricultura se comienza a mani-
festar a partir de unos 3,000 A. c.
18 Lorenzo, 1958.
44
LA CULTURA
Por comparación con los grupos cazadores de Nor-
teamérica podemos decir que los primeros poblado-
res de México vivieron a expensas de los grandes
animales pleistocénicos, ya que de ellos se obtenía el
alimento y algunas materias primas como las pieles,
asta, hueso y ligamentos para sus vestidos, viviendas
y artefactos. 19
Durante cientos de años subsistieron principal-
mente de la caza del mamut y tal vez de otros ani-
males como el bisonte, camello, caballo americano, ·
antílope, etc.; aunque han de haber recurrido
también a la recolección de productos silvestres.
Emplearon armas y herramientas de piedra; se cu-
brieron con pieles y han de haber construido abrigos
temporales o vivido en abrigos rocosos, ya que el
hábito de los animales que cazaban les imponía
cierto nomadismo.
La tarea de cazar a estos grandes animales con el
atlatl o propulsor de dardos, era de hecho una faena
colectiva, pudiendo decirse que estos grupos de ca-
zadores constituyeron las primeras e incipientes co-
munidades prehistóricas. Este tipo de comunidad
estaría constituida por el grupo cazador o tribu, li-
gada tal vez por parentesco familiar; siendo la tarea
básica la obtención del alimento por medio de la
caza cooperativa, en la cual los hombres mis expe-
rimentados serían los dirigentes del grupo.
Tanto el nivel cultural como el equipo material
eran bastante bajos, ya que los artefactos encontra-
dos son escasos y no permiten sacar muchas deduc-
ciones de ellos; pero es casi seguro que tenían el
conocimiento del fuego y las técnicas para obtenerlo;
preparaban y usaban las pieles de los animales que
cazaban; contaban con el propulsor o lanzadardos y
han de haber tenido ciertas prácticas mágicas rela-
cionadas con la caza; en tanto que el utillaje se re- ·
duda a raspadores o raederas, alisadores, navajas,
cuchillos, piedras-martillo, grabadores y varios tipos
de puntas de proyectil ( Clovis, Folsom, Scottsbluff,
Plainview, Lerma, etc.) que muestran la procedencia
norteña de estos grupos.
Entre los materiales utilizados se pueden citar a
la calcedonia, el cuarzo, el pedernal, la obsidiana,
etcétera; empleándo~e las técnicas de _percusión, pre-
sión y retoque en la 1?-anufactura sle sus implementos.
A esta etapa corresponden 'los grupos de tradición ·
cazadora nómada que se manifiestan de 9,000 a
19 Piña Chán, 1955 .
5,000 A. c. fundamentalmente; notándose que por
los finales de esta época, y como consecuencia de las
condiciones de extrema aridez y sequedad climática
que se inician, desaparecen los pastos y las extensas
praderas que servían de alimento a los grandes ani­
males hervíboros del pleistoceno, con lo cual también
éstos se extinguen.
De 5,000 a 3,000 a. c . han desaparecido los gru­
pos de cazadores nómadas como los de Tepexpan y
Santa Isabel Iztapan, ocupando entonces su lugar
los grupos de recolectores-cazadores que tienen que
adaptarse a las nuevas condiciones de su habitat; no­
tándose en esta etapa un aumento de la recolección
de productos silvestres, un decrecimiento de las ac­
tividades de caza, el inicio de la vida sedentaria y tal
vez los cultivos, así como un utillaje adaptado más
a la recolección.
Estos grupos han de haber constituido comunida­
des más estables y con cierto aumento de la pobla­
ción, mismas que han de haber habitado en cam­
pamentos estacionales al aire libre o en abrigos
naturales cercanos a las fuentes de abastecimiento
alimenticio; pero integrados todavía por lazos de
parentesco familiar que aún no rebasan el plano
de las bandas locales.
Entre los artefactos de esta época hay raspadores,
machacadores, cuchillos, puntas de proyectil con
espigas, grabadores, martillos, morteros, alisadores,
manos y metates, etc.; iniciándose al final el uso de
cuerdas, cestería, maíz primitivo, calabaza y frijol.
Algunas cuentas para collares, hogares, esteras y
otros objetos menores ocurren también en esta
etapa.
Desde el punto de vista cultural es innegable que
estos grupos habían alcanzado un mayor desarrollo
que los cazadores nómadas; colocándose dentro de
ellos a los grupos del llamado Complejo de Chalco,
Chicoloapan, Complejo Peralta, Cuevas de Tamau-
lipas, etc.
De 3,000 a 1,800 A. c. ocurre el hipotético Ho­
rizonte Arcaico del cual no tenemos muchas datos
todavía; pero en el que algunos grupos de la etapa
anterior llegan al franco sedentarismo e inician los
cultivos, formando así la tradición de los sedentarios
agrícolas con la aparición de la cerámica, agricultura,
aldeas permanentes, etc.
El desarrollo de la agricultura en el continente
americano reviste especial importancia durante esta
época, puesto que algunas plantas han sido tomadas
como pruebas de ciertos contactos transpacíficos y
forman la base de las llamadas culturas Preclásicas
o Formativas.
EL PROBLEMA DE LA AGRICU LTURA
Los americanos más antiguos eran cazadores, reco­
lectores y pescadores, pero desde el tercer milenio
antes de Cristo algunos grupos habían comenzado el
cultivo de ciertas plantas en algunas regiones del
continente, provocando el consiguiente cambio de las
formas de vida basadas en las economías anteriores
al estado cultural de los cultivadores de aldeas. Pos­
teriormente, en dos distintas áreas de América se
desarrollaron las formas más complejas de organiza­
ción sociocultural que se designa con el nombre de
civilización en sentido estricto.20
Las fechas de Carbono 14 para los estratos más
profundos de Huaca Prieta, en el Valle de Chicama,
revelan que hacia 2 500 A. C. se cultivaban en los
valles-oasis de la costa norte de Perú las siguientes
plantas: algodón (Gossypium ), calabaza vinatera
(Lagenaria), calabaza (Cucurbita), chile (Capsi-
cum ), frijol (Canavalia) y algunas otras de impor­
tancia local, notándose la ausencia del maíz. La eco­
nomía era mixta, basada en parte en el cultivo y en
la recolección de plantas y frutos silvestres, y en parte
en la pesca con redes. La caza de animales marinos
(marsopa, foca, etc) era de poca importancia, y la
de animales terrestres, nula. La cultura de Huaca
Prieta pudo haberse desarrollado sobre la base de
poblaciones locales de pescadores que aprendieron
el cultivo; habiendo sitios de la misma cultura a
todo lo largo de la costa, desde Pacasmayo hasta
Supe.21
La cultura de La Perra, Tamaulipas, representa
como la de Huaca Prieta un nivel de agricultura
primitiva con economía mixta de recolección, caza
y cultivo; notándose que alrededor de un 10% de
la alimentación estaba formado por los productos
de la caza mayor; un 86% constituido por plantas
silvestres e insectos (saltamontes, larvas, etc.) y un
4 % por plantas cultivadas (calabaza y m aíz). El
maíz cultivado pertenece a dos especies primitivas,
botánicamente denominadas Nal-tel primitivo A y
B, las cuales representan características de los tipos
Zea mays tunicata y Zea mays everta. El inventario
del utillaje incluye molinos de mano, cestas, redes
20 Armillas, 1957.
21 Armillas, 1957.
45
 y esteras, pero no cerámica. Hay una fecha de Car-
bono 14 de cerca de 2 500 A. C.22
En el Complejo Ocampo de Tamaulipas hay tam-
bién .evidencias de cultivos de calabaza y frijol;
existiendo fechas del Carbono 14 que caen entre
2630 y 3 700 años A. c.23
Paul B. Sears encontró polen de maíz en la for-
mación Becerra, en el subsuelo de la ciudad de
México, lo cual indica que un antepasado silvestre
de esa planta prosperaba ya desde fines del Pleisto-
ceno en el Altiplano mexicano, y por lo tanto su
cultivo pudo haberse originado. en esta región.24
En Bat Cave, Nuevo México, se halló maíz muy
primitivo (plantas con mazorcas minúsculas que
reúnen características de los tipos envainado y re-
ventador) cuyo desarrollo se manifiesta en los estra-
tos superiores de la cueva y que evolucionan hasta
los tipos modernos, como resultado de la hibridación
con teocintle o tripsacum. Las fechas de Carbono 14
le dan una antigüedad de 4 090 A. c., pudiendo acep-
tarse unos 3 000 A. C. para el comienzo del cultivo
del maíz en esa regió~.25
De acuerdo con las evidencias anteriores y con
las fechas de Carbono 14 ya citadas, vemos que a
partir de 3 000 A. C. hay cultivos de plantas en al-
g1,lnasregiones del continente americano, aunque con
características especiales, y así en N orteamérica y
México se conocían por este tiempo el maíz, la
calabaza y el frijol; mientras que en Sudamérica
había algodón, calabaza vinatera, chile, calabaza co-
mún y frijol o haba.
El Maíz. Desde hace mucho tiempo el maíz -Zea
mays L- ha sido uno de los alimentos básicos de
la mayor parte de América. El interés por esta planta
ha sido tal, que existe una voluminosa bibliografía
sobre sus aspectos genéticos, citológicos y morfoló-
gicos, así como sobre sus relaciones, su importancia
y origen. El pariente más cercano del maíz es el
teocintle (Euchlaena Zea mexicana) que al parecer
se presenta como una planta silvestre en Guatemala
y Chiapas, y como maleza en las áreas cultivadas
de muchas partes de México; habiéndose pensado en
un tiempo que el teocintle era el ancestro del maíz,
aunque esta idea tiene hoy pocos adeptos.26
En realidad el teocintle ha jugado un papel muy
22 Armillas, 1957.
23 Wormingron, 1957.
24 Martínez del Río, 1952.
25 Armillas, 1957.
26 Dressler, 1956.
46
importante en la evolución del maíz moderno, ya
sea por la hibridación o por la introgresión; soste-
niendo Mangelsdorf y colaboradores que el maíz más
primitivo es a la vez tunicado y reventador, 10 cual
está probado por los hallazgos de Bat Cave y La
Perra, además de que en esos sitios se encuentran
otros tipos de maíz que pueden considerarse como
evolucionados por la introgresión con teocintle.
Por otra parte, y de conformidad con el principio
de Vavilov aceptado por los especialistas (respecto
a que el hogar de una planta domesticada debe bus-
carse en donde exista el mayor número de sus va-
riedades) es indudable la procedencia americana del
maíz, sólo que la región ancestral debería buscarse
en el área mexicana-centroamericana, puesto que ahí
es donde existe el mayor número de razas.
Al respecto Wellhausen y colaboradores han es-
tablecido y caracterizado a cuando menos 25 razas
distintas, las cuales han sido clasificadas en cuatro
grupos principales, siendo estos los "indígenas anti-
guos" que son reventadores primitivos y con una
distribución que les dá el carácter de vestigios; los
"exóticos precolombinos" que se cree fueron intro-
ducidos a México desde el sur y en época prehistó-
rica; los "mestizos prehistóricos" que se derivan de
razas de los grupos anteriores por hibridación; así
como los "incipientes modernos" que son / menos
estables y en apariencia de origen y dispersión rela-
tivamente recientes.27
En la actualidad las evidencias existentes se incli-
nan a favor de la región mexicana-centroamericana;
pudiendo ser el área de Chiapas-Guatemala el centro
de origen de las razas afectadas por la introgresión
del teocintle; en tanto que el área Andina parece
haber sido el centro de dispersión de las razas con
granos grandes, incluyendo las formas dulces y ha-
rinosas.28
Es conveniente añadir que en la Cueva Swallow,
del Río Piedras Verdes, Chihuahua, hay un estrato
inferior con restos de maíz (fechado por 700 D. c.)
que prueba las conexiones de México con el Suroeste
de Eshdos Unidos; siendo este maíz del tipo llamado
Pre-Chapalote, similar al encontrado en las capas
más tardías de Bat Cave y con afinidad al tipo Cha-
palote que todavía crece en el Occidente de México,
Sinaloa y Sonora. También apareció en dicha cueva
otro tipo de maíz con ocho filas de granos, harinoso.
y originario de Sudamérica (conocido en Colombia
27 Wellhausen, Roberrs y Hernández, 1951.
28 Dressler, 1956.
con el nombre de cabuya) lo cual indica que las
variedades Andinas pasaron bastante tarde a Méxi-
29
CO.
La llamada raza Nal-tel está considerada como
una de las cuatro razas más antiguas de México y
se distribuyó ampliamente por Yucatán, Campeche,
Guerrero, Oaxaca (representado en las urnas de
barro) y San Luis Potosí.30
En América del Sur aparece el maíz en la fase
Cupisnique (cerca de 900 A. c.) pero hay otros
sitios considerados por Engels como precerámicos
(Culebras, Huarmey, Las Aldas, etc.) los cuales se-
rían pre-chavinoides y en los que hay restos de
maíz; pudiendo decirse que aunque estos sitios fue-
ran de mayor antigüedad las evidencias actuales in-
dican que el área mexicana-centroamericana tiene
por ahora el maíz más antiguo. De 900 D. C. en
adelante se nota en México y Norteamérica la pre-
sencia del maíz de tipo harinoso y de granos grandes,
el cual se supone vino de Sudamérica.
El Frijol. Esta planta es un miembro de la vieja
trilogía agrícola americana (maíz-frijol-calabaza) y frutescens) que impiden la hibridación; encontrán-
en ninguna parte es más importante que en México.
El Phaseolus acutifolius (tepari) es más importante
en el sur~ste de los Estados U nidos, donde su resis-
tencia a la sequía y al calor le dan grandes ventajas
sobre la especie vulgaris, y donde tiene también su
centro de diversidad. Las formas silvestres de este
frijol se presentan desde el occidente de Texas y
Arizona hasta Jalisco.31
Según Mackie, el Phaseolus lunatus o haba tiene
su centro de diversidad y origen en Guatemala. Li
rama septentrional o Hopi se difundió hacia el norte
a través de México hasta alcanzar Estados Unidos.
Un segundo grupo, la rama Inca de la especie, se
extendió hasta los Andes de Sudamérica; mientras
que el tercer grupo, la rama Caribe, se presenta en
las Islas del Caribe y en las tierras bajas de Sudamé-
rica. El centro de diversidad del Phaseolus vulgaris
se sitúa también en la región México-Guatemala.
La Calabaza. Las calabazas ocupan un lugar de
importancia en la agricultura de Norte y Sudamé-
rica. La Cucurbita ficifolia es una especie perenne,
conocida desde México a Chile y se le haya presente
en las grandes latitudes. Se cree que existía en el
Perú desde época muy temprana, pero su origen es
desconocido. Como la canavalia o haba parece que
29 Mangelsdorf y Lister, 1956.
30 Mangelsdorf, Me Neish y Galinat, 1956.
31 Dressler, 1956.
fue un cultígeno muy antiguo, el cual fue reempla-
zado por especies superiores.32
La Cucurbita pepo se cree que se desarrolló en el
sur de los Estados Unidos, pero fue domesticada inde-
pendientemente lo mismo en el suroeste que en el
sureste. Hay sin embargo, algunas formas endémicas
en México y Centroamérica que deben ser tomadas en
cuenta pan~ la determinación de su centro de origen.
La Calabaza vinatera. Conocida como tecomate o
bule, la Lagenaria siceraria tiene todavía importan-
cia en las culturas primitivas y debe haberla tenido
aún más en los grupos que no tenían alfarería. Se
cree que es nativa del viejo mundo, quizás del Afri-
ca; apareciendo en tumbas de la quinta dinastía de
Egipto por 2,500 A. C. En América es también de uso
casi paralelo, considerando Kobiakova que los teco-
mates americanos proceden de Africa, a la vez que
33
su dispersión puede ser sincrónica a la del algodón.
El Chile. Conocido también como ají o pimiento,
el chile tiene dos variedades distintas y con fuertes
barreras de esterilidad (Capsicum anuum y Capsicum
dose centros de diversidad tanto en México como
en Brasil. Pueden haberse extendido como plantas
útiles desde épocas muy tempranas y haberse culti-
vado en dos o más áreas.34
El Algodón. El Gossypium hirsutum y el Gossy-
/
pium oaroa""dense proceden de un ancestro común,
y son productos de la hibridación y diferenciación
de su cultivo. U no de los antecedentes parece haber
sido el Gossypium Raimondii del Perú o un tipo
similar, en tanto que el otro antecesor lo fue el
Gossypium arboreum dd Viejo Mundo.
El algodón del Viejo Mundo tiene 13 cromoso-
mas grandes; el americano silvestre tiene 13 cro-
mosomas chicos, y un tercer grupo formado por dos
especies americanas y una hawaiana (Gossypium
tomatosum) tiene 26 cromosomas (13 grandes y
13 chicos). El origen de esta última debe explicarse,
admitiendo que una especie asiática traída por el
Pacífico, estuvo algún tiempo en cultivo al lado de
otra indígena americana, produciéndose así la va-
riedad de 26 cromosomas, al mismo tiempo que
diversificándose para dar lugar a las especies hirsu-
tum y barbadense.35
El Gossypium hirsutum parece haber tenido su
32 I?ressler, 1956.
33 Dressler, 1956.
34 Dressler, 1956.
35 Canals Frau, 1955.
47
 mayor desarrollo en la parte sur de México y Gua-
temala; mientras que la raza Mari-Galante es la más
primitiva del grupo y se presenta extensamente en
Centroamérica, Islas del Caribe y Norte de Sudamé-
rica.
Las evidencias presentadas con referencia a cier-
tas plantas cultivadas como el algodón, el amaranto,
la batata, la calabaza vinatera y e! coco, han sido
l' interpretadas en el sentido de que indican contactos
I culturales muy tempranos entre el norte o Sureste
'\ de Asia y la América tropical, puesto que al parecer
no son de origen americano, y aunque en verdad los
datos no prueban definitivamente la hipótesis de cier-
tos contactos transpacíficos, sí sugieren fuertemente
tal posibilidad.
Si nos atenemos a los hallazgos. arqueológicos co-
nocidos hasta ahora, vemos que e! amaranto aparece
en Nuevo México por 4,850 A. c.; e! algodón y la
calabaza vinatera aparecen en e! Perú por 2,500
A. c.; la batata aparece en el Bajo Orinoco por
950 A. C. y el coco aparece representado en la cerá-
mica Mochica del Perú a!gunos siglos después de
Cristo. Lo anterior indicaría que de haber existido
tales contactos, éstos ocurrirían desde unos 5,000
años A. 'C. Y tal vez se continuarían hasta el primer
milenio después de Cristo; pero nuestro conocimien-
48 •
to de las plantas cultivadas y de las culturas más
tempranas no es suficiente para resolver este f'ro-
blema. Lo cierto es que la agricultura americana es
diferente, tanto en sus cosechas como en sus técnicas,
de las de! Viejo Mundo, en especial a la región
templada de Eurasia.36 .
En resumen, y de acuerdo con los testimonios
presentados, podemos decir que a partir de unos
3,000 A. c., en las áreas México-Centroamérica y
Andina se estaba experimentando el cultivo de di-
versas plantas; existiendo posteriormente otra zon~
de cultígenos como la yuca o mandioca, la yuca dulce
o boniato, la batata, etc., localizada en la parte tro-
pical de Sudamérica, al este de los Andes.
El mayor número de las plantas indígenas ame-
ricanas son por su origen geográfico, nativas de
México o de las áreas cercanas; habiendo algunas
de gran importancia como e! maíz, frijol, ágave,
aguacate, amaranto, calabaza, etc. Seis especies que
incluyen el algodón y e! tabaco se consideran como
de origen Andino, y sólo tres especies corresponden
a las tierras bajas de Sudamérica. El área mexicana-
centroamericana tiene 71 especies cultivadas.37
36 Dressler, 1956.
37 Dressler, 1956 .
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49
 I t <» J ¡ i Ó II
P R E A M B U LO
El estudio particular de las regiones arqueológicas
que nos hemos trazado, lo iniciaremos con el A lti­
plano Central, puesto que en esta región tenemos
una secuela histórica-cultural y una mayor cantidad
de datos proporcionados por las excavaciones ar­
queológicas y las fuentes históricas.
Lo anterior no quiere decir que en una zona par­
ticular del A ltiplano se haya apreciado toda la evolu­
ción de las sociedades prehispánicas que en ella
habitaron, sino que tomando como ejem plo a las
culturas de varios sitios a la vez, y proyectándolas
en el tiempo y el espacio, es posible integrar el des­
arrollo histórico-cultural de dichas sociedades, a tra­
vés de los distintos horizontes que hemos establecido.
Tam bién, y aunque la región incluye a los Estados
de Querétaro, H idalgo, Tlaxcala, Puebla, Morelos,
M éxico y el D istrito Federal, se nota que las culturas
m ás importantes se desarrollaron en el llam ado
V alle de M éxico y los valles circunvecinos, de tal
modo que tomaremos como ejem plo a la Cuenca
de México, com pletándola con la cultura de Tula,
H idalgo, o sea con la cultura Tolteca que llena el
horizonte Postclásico.
En esta form a tendremos una visión general de
la cultura en el Altiplano Central, fundam ental­
mente desde el horizonte Preclásico hasta el hori­
zonte Histórico; pudiendo servir este estudio como
base para la comparación de otras culturas similares
que se m anifiestan en otras zonas de la m ism a re­
gión, y aún en las restantes, ya que sería cansado
repetir los lincamientos generales y características de
cada una de ellas.
LA C U E N C A D E M EX IC O
La historia geohidrológica de la Cuenca de México
podría iniciarse con algunos párrafos del Popol Vuh
fl I A ltiplan o C e 11 i raí I
o libro sagrado de los antiguos Quichés. "Esta es
la primera referencia: todo estaba en suspenso, en
calma, en sosiego, silencioso. . . no había una sola
gente, ni animales, ni pájaros. . . únicamente nubes
y neblinas llenaban el espacio. . . (m ás de pronto)
comenzaron a aparecer dentro del agua los m on­
tes. .
D e las erupciones volcánicas del Plioceno, y cual
si la materia ígnea se abriese paso a través de una
gran fisura, se fueron formando por el oriente la
Sierra N evada y por el poniente la rugosa serranía
de Las Cruces y El Ajusco; en tanto que por el
norte comenzaron a emerger la Sierra de Guadalupe
y el Cerro de Chiconautla.
L a tierra, vomitando sus lavas andesíticas a través
de fracturas tensionales, casi dirigidas de noroeste a
sureste, va dando nacimiento y configuración al pri­
mitivo valle de México; mientras que una serie de
arroyos y corrientes, originadas en lo alto de las
sierras, van vertiendo sus aguas hacia el sur.1
M ás tarde, un nuevo ciclo de erupciones basálti­
cas se inicia. En la parte sur del valle se forma una
barrera de volcanes de conos cineríticos, testigos de
su relativa juventud; en tanto que, en la misma pla­
nicie lacustre, surgen la Sierra de Santa Catarina,
y numerosos cuerpos eruptivos como La Caldera,
Xatepeque, San Nicolás, Xico, etc., bellos por la
perfección de sus formas cónicas.2
Com o consecuencia de ello, el valle primitivo se
encierra ahora dentro de un gran cerco montañoso.
Tam bién se clausura la comunicación con el Río de
las Balsas y el Valle de Morelos, y los arroyos, al
encontrar obstruida la salida, comienzan a formar
pequeños lagos en las partes bajas, transformando
dicho valle en una cuenca cerrada.
Durante el Pleistoceno Superior y Reciente Infe­
rior, la acumulación de las aguas dentro de la "hoya”
1 M olina Berbeyer, 1953.
2 Mooser, W hite y Lorenzo, 1956.
51

o cuenca dió origen a un gran lago, cuyo nivel llegó
. a alcanzar una altura considerable; teniendo dicha
cuenca una longitud de norte a sur de cerca de 100
kilómetros y un área aproximada de 8,000 kilóme-
tros cuadrados.3
Poco después, y con el incremento de la tempe-
ratura, la disminución de las precipitaciones pluvia-
les, el creciente azolvamiento y la desaparición de
muchos manantiales y fuentes brotantes, el gran
lago se fragmentó en seis menores (Zumpango,
Xaltocan, San Cristóbal Ecatepec, Texcoco, Xochi-
milco y Chalco) pero aún hasta el siglo XVI la
característica esencial de la cuenca fue su ambiente
lacustre, causa y efecto a la vez de otros rasgos
. ecológicos.
Así la abundante vegetación correspondía a tres
niveles principales: ripario, a base de tules, espa-
dañas, huejotes y plantas higrófilas; de ladera, pre-
dominando los encinos y otros árboles latifolios; y
de altura, con coníferas y formas asociadas; habién-
3 Maldonado Koeraell, 1956.
52
fOTO 4.
dose registrado no pocas fluctuaciones climiticas que
afectaron no sólo a la vegetación sino también al
nivel del lago y a las condiciones ecológicas de la
cuenca.4
Desde el punto de vista del paisaje natural, po-
dríamos decir que por las riberas del gran lago el
bisonte, el mamut lanudo y los caballos americanos
recorrían en manadas las praderas, cubiertas de tier-
nos pastos y plantas acuáticas; mientras que en las
playas del mismo, las aves trashumantes y los peces
buscaban abrigo y anidaban entre los juncos ama-
rillos y verdes, zacates y espadañas.
Serranías cubiertas de bosques; praderas llenas de
pastos; conos volcánicos apagados; cerros que emer-
gían como islas dentro del lago; valles intermon-
tanos con sus ricos mantos de formación aluvial;
un gran lago en el centro y ríos que de las vertientes
montañosas venían. a desaguar en él, formaron el
imponente escenario en que se comenzaron a des-
envolver los primeros grupos llegados a México.
4 Maldonado Koerdell, 1956.

FOTO 5.
t'
Como dijimos con anterioridad, durante miles de
años estos primeros pobladores vivieron a expensas
del bisonte, caballo, mamut y otras especies hoy
extintas, así como de la recolección de vegetales.
Emplearon armas y sencillas herramientas de piedra;
conocieron el fuego y tuvieron que buscar abrigo
temporal en las cuevas, o desarrollar algún tipo de
vivienda, fácil de transportar o de construir, ya que
los hábitos de los animales que cazaban determina-
ban en ellos cierto nomadismo.
Como la tarea de cazar a estos grandes animales
con el propulsor o atlatl era de hecho una faena
colectiva, podemos decir que estos grupos de caza-
_ dores nómadas (como los de Tepexpan, Iztapan,
etc.) constituyeron las incipientes comunidades pre-
históricas.
Cuando las condiciones ecológicas y climáticas
sufrieron cambios de importancia, hasta el grado de
desaparecer las extensas praderas y los pastos que
servían de alimento, estos grandes mamíferos des-
aparecieron, y con ello el hombre tuvo que depender
más de la recolección y de los animales de caza
menor, a la vez que penetrar al estado de franco
sedentarismo.
Aparecen entonces los grupos sedentarios que vi-
ven estacionalmente de la recolección de semillas,
que utilizan la andesita, el basalto y la obsidiana para
hacer raspadores discoidal es y ovoides, martillos. de
mano, ma'chacadores, morteros y metates algo rudic
mentarios, etc., etc., iniciándose hacia los finales de
esta etapa la agricultura. (Chalco, Chi~oloapan,
etcétera.)
La agricultura y la domesticación del maíz cam-
bió totálmente el,rumbo de las culturas prehistóricas
primitivas, ya que obligó a la población a estable-
cerse en asientos geográficos permanentes, al des-'
arrollo de la vida sedentaria, al estudio u observación.
del tiempo y al desenvolvimiento de -nuevas indus-
trias. Sin embargo, arqueológicamente no se ha en-
contrado el paso del nomadismo al sedentarismo,
por lo que el horizonte que hemos llamado Arcaico
resulta todavía bastante hipotético.
Como quiera que sea, y a diferencia de otras cul-
turas del Viejo Mundo que se enriquecieron tecno-
lógica y económicament~ con el descubrimiento de
los metales y por la tracción animal, el hombre
de América, y particularmente el de México,dió un
gran paso' con el uso intensivo de· la obsidiana y
la domesticación del maíz, ya que ello transformó
la economía humana, dándole al hombre el control
sobre su propio abastecimiento alimenticio.
EL HORIZONTE PRECLASICO
El horizonte de las culturas Preclásicas (conocidas
también como Arcaicas, Medias, Formativas, etc.)
puede dividirse en tre.s fases principales: Inferior,
Media y Superior, basándonos para ello en la clasi-
ficación tipológica de la cerámica y figurillas que
muestran tecnológicamente una misma tradición
alfarera. Sin embargo, algunos investigadores con-
sideran que la fase Superior indica ya los inicios de
las grandes urbes o centros ceremoniales, que es una
característica del horizonte Clásico, por lo cual esta
fase podrá algún día ser colocada dentro de dicho
horizonte cultural.
Por lo pronto me parece más lógico seguirla con-
siderando como una etapa del horizonte Preclásico,
ya que marca el climax de una tradición cultural
que cambia solamente hasta el Clásico Temprano;
notándose desde luego los inicios de las construc-
ciones y el sacerdocio, pero sin la existencia de ver-
daderos centros urbanos ni una pluralidad de dioses
con características definidas como sucede en el Clá-
sico.
53
 Preclásico Inferior. (1,700 a 1,100 A. c.). El
conocimiento que tenemos del Preclásico Inferior
se basa principalmente en los resultados de las exca-
vaciones arqueológicas efectuadas en El Arbolillo,
Tlatilco y Zacatenco; pareciendo que hasta ahora
estos tres sitios son los más antiguos en la Cuenca
de México y tal vez de toda Mesoamérica.
Por lo que respecta al habitat, todos ellos parti-
cipan de condiciones ideales para su propio mante-
nimiento y, situados como están, en la parte nor-
occidental de la cuenca, tenían terrenos fértiles para
la agricultura, en sitios elevados para protegerse
contra las inundaciones de sus poblados y semen-
teras.
El sitio más antiguo es El Arbolillo, Edo. de
México. Este lugar estaba situado 1l!uy cerca de las
orillas del gran lago, pero en cierto sentido estaba
limitado por los accidentes montañosos que queda-
ban tras de él, o sea que han de haber dependido
más de los productos lacustres que de la caza y la
agricultura.
Por el contrario, Tlatilco estaba encerrado dentro
de la planicie aluvial depositada por el Río Hondo
y sus ramales (Totolica y Los Cuartos) de tal ma-
nera que la agricultura era lo más importante, aun-
que también recurrieron a la recolección, caza y
pesca.
La situación de Zacatenco era similar a la del
Arbolillo, es decir que se encontraba en un lugar
escarpado y con las playas del gran lago a escasos
metros de su contorno, por lo cual han de haber
dependido más de los productos lacustres.
Así pues, el fundamento económico de estos tres
sitios, y por consiguiente del Preclásico Inferior, se
54
basaba en la agricultura del maíz; pero participaban
también en las actividades de caza, pesca y recolec-
ción, ya fueran primarias o secundarias, debido a la
situación especial de cada uno de los grupos.
Por estos tiempos salta a la vista la escasa varie-
dad conocida de las plantas cultivadas. De hecho el
maíz es la única planta alimenticia que sabemos
positivamente que fue cultivada, aunque es posible
que la calabaza y el frijol se hayan sembrado tam-
bién. Algunos huesos de aves y venado indican cierta
dependencia o complemento dietético por medio de
la caza y tal vez la pesca.
Respecto al tipo de cultivo es probable que éste
haya sido practicado exclusivamente en las tierras
bajas, inundadas periódicamente por las aguas del
lago y de los ríos fronterizos a los lugares habitados,
a más de la irrigación natural por medio de las
lluvias estacionales. También es posible que por
los finales de este período se haya iniciado el cultivo
de roza, aunque en baja escala.
De hecho la tecnología estaba muy desarrollada
y sufrió poquísimos cambios durante todo el hori-
zonte Preclásico. Utilizando materiales nativos de la-
cuenca como la piedra volcánica, cantos de río, hue-
so y asta de venado, obsidiana, arcilla y tal vez
madera, estos grupos hicieron morteros y manos para
machacar semillas; metates para moler el maíz; per-
foradores y raspadores para trabajar las piel~; pun-
tas de proyectil para la caza; pulidores para cerámica
y pieles; navajas, martilladores, etc., a la vez que
tenían una cerámica elaborada, especialmente para
fines domésticos.
Las técnicas que se emplearon en la manufactura
de los implementos de piedra, hueso y asta, fueron
FIGURA 5.
"
el desgaste en algunos casos, la percusión en otros
y el corte, pero todos ellos perfectamente acabados~
De acuerdo con los datos conocidos y por la com-
paración con otras culturas, puede pensarse que la
mujer participaba en la producción de los alimentos,
pero al mismo tiempo tenía 'tÍ su cargo algunas
faenas agrícolas, la recolección, la preparación de
los comestibles, la atención y cuidado de los niños,
etc.; en tanto que el hombre sólo se dedicaba a
la caza, pesca, cultivos y otros menesteres. La alfa-
rería pudo haber sido ocupación de ambos sexos.6
En realidad el utillaje básico demuestra poca divi-
sión del trabajo por oficios, pues salvo la alfarería, se
trata, de acrividades no diferenciadas que realizan
todos los miembros del grupo. Sin embargo, la exis-
tencia de alfareros permite suponer que ya comen-
zaba la división del trabajo, pues encontramos formas
cerámicas complejas que parecen deberse a la labor
de un especialista.7
La ausencia de malacates nos hace pensar que
los textiles y el tejido apenas se iniciaban, sirviendo
éstos para el tocado de la cabeza y con predominio
del adorno sobre el vestido.
Aunque es posible que ya se usaran taparrabos
o bragueros, por lo general parece que andaban sin
ninguna prenda, concretándose a la pintura del cuer-
po y la cara, a perforarse el lóbulo de las orejas y
el tabique nasal para colgarse orejeras y narigueras;
a llevar brazaletes, ajorcas, collares, etc. Tenían
sandalias hechas de ~uero y tal vez de maguey; pin-
tándose el pelo y recogiéndolo en tocados complica-
dos, ayudándose para ello con cintas seguramente
tejidas (Fig. 5).
Si se toma en cuenta que el maíz involucra un
cultivo efectuado en asentamientos fijos, entonces
podemos decir que los grupos de esta fase eran se-
dentarios que tenían casas o chozas construidas con
materiales perecederos, como la paja, troncos, lodo, FIGURA 6.
etc., grupándose en pequeñas aldeas agrícolas pero
sin mucha concentración demográfica y cerca de las
márgenes del lago o de los ríos.
La dispersión de los entierros indica por otra parte ..~~

que estos grupos tenían la costumbre de inhumar
a sus muertos por las cercanías de sus campos de
cultivo y aún por debajo de los pisos de sus casas
a la vez que confirma el carácter de aldea de sus
agrupamientos, ya que no existe un grado de urba-
5 Lorenzo, 1951.
6 Barba de Piña Chán, 1956.
7 Barba de Piña Chán, 1956.
O1smo que haga senti~ la necesidad de los cemétl-·
.0.
terios. .•..
. La organización política no pare~e haber rebasado'
el plano de la comunidad local, aunque es posible
que haya existido ~ierta diferenciación socia~ (ma-
nifiesta en las ricas ofrendas de algunos entierros)'
y que la" mujer haya jugado un papel bastante im-
portante dentro de la sociedad.

55
 cialmente ollas para el transporte del agua, para el
cocimiento de los alimentos y para almacenar gra-
nos; pero hay también cajetes sencillos, platos y
cajetes de silueta compuesta, lo mismo que algunas
jarras. Las vasijas son generalmente de color negruz-
~ co o bayo, negras pulidas, blanco pulido, café claro
y rojo pulido temprano, es decir que en ellas pre-
domina la monocromí~ (Fig. 6).
Generalmente la decoración es geomemca-incisa
C3 F y los diseños se colocan alrededor de toda la vasija;
redominando también las formas cónicas o de fon-
dos esféricos.
as figurillas están hechas por la técnica del
pastillaje, es decir, simulando los rasgos de la cara
y los adornos por medio de filetes o bolitas de barro
adicionales; habiendo, según la clasificación de Vai-
llant, los tipos C1a, C1b, C3a, C3b, C3c, Cl-2, F
antiguo, etc. (Eg. 7).

Preclásico Medio. (1100 a 600 A. c.). Esta fase

se caracteriza por el apogeo de algunos centros al-
deanos que se transforman en verdaderas villas, lo
mismo que por el adelanto cultural que se logra con
la llegada de una nueva tradición cultural, cuyo gru-
po introductor puede ser llamado ülmeca Preclásico.
Durante esta etapa las condiciones climáticas de
la cuenca siguen siendo las mismas, pero los grupos
humanos se han multiplicado, puesto que llos/ mate-
Cla F
riales arqueológicos encontrados en El Arbolillo, Tla-
tilco, Zacatenco, Atoto, Xalóztoc, Copilco, Tlapaco-
FIGURA 7.
ya, Coatepec, etc., corresponden al Preclásico MediQJ
Aunque los implementos de la época anterior su-
perviven íntegramente, se nota también la aparición
¡ Durante esta fase se nota un culto a la fertilidad de otros, citándose las hachas y azuelas para el tra-
estrechamente vinculado a la agricultura, lo mismo
que un culto a los muertosalgo desarrollado, mismos
que se manifiestan en la costumbre de hacer figu-
rillasde barro, que se ponen junto a los cadáveres
y que se enterraban en fosas excavadas directamente
en la tierra. En este período tEredomina la posición
extendida en los enterramientos::;
Las escasas evidencias que tenemos parecen in-
dicar que ya habían algunas relaciones comerciales,
pero estas quedan circunscritas al ihtercambio de
productos entre los g~upos vecinos de la cuenca;
notándose cerámica tipo El Arbolillo en Tlatilco !

y Zacatenco, así como unos pocos objetos de con-

cha,' traídos tal vez de algunos sitios no muy dis-
tantes.
Desde el punto de vista cerámico los alfareros
de esta época hacen vasijas de uso doméstico, espe-

FOTO 6.
 das de madera han de haber intervenido en las fae-
nas del campo. . /
Apoyados en la tecnología podemos decir que en
esta fase hay una mayor división del trabajo, pues
aparecen los talladores de piedras durasyoojetos
suntuarios, a la vez que se nota un aumento en la
habilidad manual de los ceramistas. L;!\Jgunas mate-
rias primas como el jade, la concha, el algodón, el
caolín, la turquesa, etc., indican un aumento en las
relaciones comerciale~ existiendo ahora un intercam-
bio entre grupos de la cuenca de México y lugares
tan alejados como la Costa del Golfo, Guerrero,
Morelos, etc.
La importación de materiales de lugares tan dis-
tantes, así como las funciones ornamentales a las
que están destinados, nos dicen claramente que' se
trata de artículos de lujo y nos hablan de exceden-
tes de producción may?res que los de la época an-
terior, lo cual ha permitido esta clase de comercio
para fines no económicos.9
La observación cuidadosa de las figurillas de esta

9 Barba de Piña Chán, 1956.

FOTO 7. FOTO 8.

bajo de los campos; abrasares, afiladores, picadores,

aguzadores, cuchillos, agujas de hueso, cinceles, yu-
gos o estribos, raederas, etc., asÍ'como nuevas mate rÍas
primas como el jade, la serpentina, la hematita, el
cuarzo, la turquesa, el caolín, etc.
La economía sigue siendo mixta, basada princi-
palmente en l;agricultura y el comercio; pero las
representaciones cerámicas de jabalí, patos, tlacua-
ches, ranas, tortugas, serpientes acuáticas, aves, peces,
conejo, oso, perrosl etc., son sugerencias de que la
cacería y la pesca han aumentado; aunque también
podría pensarse en una expresión artística más rica
.. entre los grupos. Representaciones de guajes y ca·
labazas indican con toda seguridad que la trilogía
maíz-calabaza-frijol era cultivada.8
La presencia de hachas de serpentina indica a su
vez que los cultivos se hacían por el sistema de roza,
es decir, aclarando partes de los bosques con ayuda
del fuego; pero también se continúa el cultivo de
bajial y el riego por inundación y las lluvias esta-
cionales. El bastón plantador, las coas y tal vez aza-

8 Barba de Piña, Chán, 1956.

57
 etapa, nos induce a pensar en un avance conside-
rable en la indumentaria, debido al auge de los tex-
tiles y el tejido; habiendo representaciones de fal-
dillas con dibujos geométricos que parecen ser de
algodón tejido, o de yuca o maguey, lo mismo que
bragueros o taparrabos; cofias, turbantes, vendas para
la cara, barbiquejos, sacos o chaquetillas, sombreros,
etc., a la vez que. hilos para collares y petates para
envolver a sus muertos.

La pintura corporal y facial adquiere mayor ex-

presión artística, como se puede observar en los dise-
ños geométricos y naturalistas que se imprimen sobre
el cuerpo y la cara mediante los sellos o pintaderas;
habiendo triángulos, grecas, líneas paralelas, espira-
les, huellas de pies humanos, etc., pintados de negro,
rojo, blanco y amarillo por lo general.
El adorno personal es más rico y los materiales de
mejor calidad (jade, concha, hueso y turquesa) usán-
dose brazaletes, orejeras, collares, ajorcas, narigue-
ras, pectorales, mosaicos, máscaras, etc.
Aunque algunos sitios de la cuenca persisten en
su condición de aldeas agrícólas, otros van alcanzan.
FOTO 10.

FOTO 9.

do el rango de villa~, tal vez como consecuéncia de

I una economía más equilibrada y por el incremento
de los excedentes alimenticios y la demografía;' apa-
reciendo ahora restos de pavimentos o pisos, ringle-
ras de piedras que marcan los contorrws- de los
jacales hechos de bajareque, cistas para lo's pnterra-
mientas y el uso de cementerios propiamente dichos.
En Tlatilco se observa un enorme adelanto cultural,
propio de una villa 'de grandes dimensiones, mientras
que otros lugares como Zacatenco, siguen funcionan-
do como aldeas lacustres y agrícolas.
En Tlatilco las figurillas se distinguen por repre-
sentar diversos individuos y en algunos casos esce-
nas de la vida diaria; habiendo bailarines, enanos o
bufones, acróbatas, jugadores de pelota, magos o he-
chiceros, músicos, mujeres cargando a sus niños, cu-
nas, bancos, mujeres en estado de preñez, etc., lo cual
nos permite inferir algo sobre la organización so-
cial y sobre algunas costumbres.
La transformación del agrupamiento demográfico
hacia el tipo de villa, necesariamente debió de re-
percutir sobre la organización política y social de
los grupos del Preclásico Medio, naciendo de ahí
algunos servicios públicos como los cementerios, al
58
mismo tiempo que se evolucionaba hacia el estable-
cimiento de una clase que ejercía el poder. Así ve-
mos .en Tlatilco como surgen los magos o hechi-
ceros, con poderes sobrenaturales y precursores de
los sacerdotes, los cuales absorben las funciones di-
rectivas y controlan el poder.10
, Junto al hechicero o shamán aparece un grupo
de gentes que cumple una función ritual, de espar-
cimiento, para propiciar las fuerzas naturales y ce-
lebrar las ceremonias de importancia; estando este
grupo' compuesto de jugadores de pelota, bailarines,
músicos, acróbatas, etc. Seguramente las personas
que se dedican a estas actividades no viven profe-
sionalmente de ellas, sino que sólo las realizan du-
rante ciertas festividades; sucediendo algo parecido
a com0,.>U la actualidad se distribuyen los números
de los actos rituales en las colectividades que han
' a b'ongen. 11
conserva do e 1 patron
También podemos suponer que los artesanos algo
especializados, ocupan una jerarquía inferior a los
10 Barba de Piña Chán, 1956.
11 Barba de Piña Chán, 1956.
FIGURA
~
e""f4m
magos o hechiceros, pues si bien su rendimiento eco-
nómico efectivo es más útil a la comunidad, visto
con ojos modernos no pueden comparárseles, desde
el punto de vista de una sociedad primitiva, con los
magos que controlan las fuerzas naturales que domi-
nan al hombre ordinario.12
En una clase o estamento inferior estarían los
campesinos, cazadores, recolectores y pescadores, o
sea el pueblo dedicado de manera completa a la
producción de alimentos, que para entonces ya te-
nía que producir excedentes destinados a los espe-
cialistas, durante el tiempo que éstos dedicaban a
sus labores artesanales o a sus funciones ceremo-
niales o directivas.
Acorde con la organización social de esta fase, es
factible que la religión ~stuvier; l~ndada especial-
mente en la magia, y si bien se continúa con el
culto a la fertilidad'Jtambién aparece el culto a una
deidad felina conectada con el agua y las labores
agrícolas. Esta deidad felina se haya representada
como una especie de dragón celeste y fue la resul-
12 Barba de Piña Chán, 1956.
8.
TEOTIHUACAN
tante de las nuevas ideas traídas por los Olmecas
Preclásicos.
Al principio los grupos agrícolas han de haber
considerado a la serpiente acuática como el espíritu
de las aguas, y representada con una especie de
cresta en la cabeza; pero con la llegada de los 01-
meca s se le agregan a esta serpiente los atributos
del tigre o jaguar, especialmente la garra que hace
las funciones de cola, resultando un animal mítico
o mágico, similar al concepto del dragón celeste
chino .
. En cierto sentido este concepto evoluciona hacia
las representaciones de una serpiente emplumada o
preciosa, que representa al agua que corre o serpen-
tea, es decir que está relacionada con el agua te-
rrestre, tal como se observa en e~ Templo de Quet-
zalcóatl de Teotihuacán.
Por los finales del Preclásico Medio aparece tam-
bién la representación de un pre-dios del fuego; exis-
tiendo en Tlatilco la figura de un jorobado, de cuya
cabeza sale una especie de vasija o brasero.
Por su parte, el culto a los muertos se hace más
elaborado; habiendo en ílati1co entierros simultá-
neos de hombres con mujeres, niñ<?s con mujeres,
mujeres con mujeres-y niños descuartizados, lo cual
indica que se practicaba el sacrificio humano y se
tenía la costumbre de enterrar a una persona de
importancia en compañía de otrasJ Tantl? en estos
casos como en los entierros primarios.jndividuales,
se acostumbraba ponerles ofrendas bastante ricas y
algunas veces alimentos, enterrándose en ocasiones
especiales, perros sacrificados, los cuales han de
haber jugado el papel de acompañantes al otro
mundo.
En algunos sitios la cerámica de este período
muestra la tradición alfarera de la época anterior,
la cual se traduce en desarrollos locales; pero en
Tlati1co esta~radición se mezcla con la de los 01-
mecas, resultando de ahí un gran desarrollo de la
alfarería.
~ntre los desarrollos locales tenemos la cerámica
blanco sobre roJo, rojo sobre blanco, rojo sobre café,
rojo sobre amarillo temprano, rojo pulido, negra
delgada incisa, café rojiza o bayo, etc.; mientras que
la alfarería olmeca es negra gruesa con motivos ex-
cavados, negra con bordes o manchas blancas, gris
o grisácea, naranja laca, amarillenta laca, pseudo-
fresco, etc.13
13 Barba de Piña Chán, 1956.
fOTO 11.
 /

"

FIGURA 9.

,-

Por 10 que respecta a las formas, en la tradición
local hay ollas, cajetes sencillos, jarras y cajetes de
silueta compuesta, todas ellas con fondos esféricos;
en tanto que a los ülmecas se deben los tecomates,
botellones tipo Chavín, vasos, botellones con asa
de estribo, vasijas zoomorfas y antropomorfas, etc.,
generalmente con fondos planos.
En la decoración local predoI~ünan los motivos
incisos, colocados en forma contínua alrededor de
las vasijas; en tanto que a los ülmecas se deben la
decoración raspada o excavada, la decor~ción de me-
cedora -o rocker-starñp, el inicio de lápintura-al~'
fresco, etc., colocando los diseños en forma zonal o
discontínua.

61
 De gran importancia para el diagnóstico de la
cerámica Olmeca, son los motivos simbólicos rela-
cionados con el jaguar o tigrillo americano, especial-
mente la garra, las encías, las cejas, las manchas, ete.,
aunque también hay representaciones de manos hu-
manas, garras de oso, conejo, serpiente, ete.
Sin duda alguna los Olmecas influyeron notable-
mente en la alfarería de Tlati1co y tal vez de otros
lugares; lográndose durante el Preclásico Medio ver-
daderas obras escultóricas en barro, como se puede
ver en las vasijas zoomorfas y figurillas.
Las figurillas del Preclásico Medio muestran tam-
bién los productos de ambas tradiciones. De proce-
dencia local son los llamados tipos B, C5, F y K;

FIGURA 10.

---, I
I
1

,
I
I
I

'"
",
,

62
 A B C5

C9 D1 D2

baby face

FIGURA 11.

63
 mientras que los tipos A, C9, DI, D2, Baby' Face,
etc, corresponden a las influencias Olmecas.
En las figurillas del más puro estilo Olmeca, pue-
den observarse algunos rasgos que tal vez indiquen
el tipo físico de los mismos, como son la cabeza de-
formada, la nariz ancIia;lOs la:biNgruesos con las
comisuras hacia abajo, los ojos oblícuos, la corta
estatura, la tendencia a la obesidad, etc, y general-
mente representadas en actitud sedente.
Por el contrario, ep.- algtmas figurillas del tipo.
D2Jresultan~_ de ,a mezcla j~mbas tradiciones,
hay representaciones ¡;l -g6te con rasgos negroides,
por lo cual podría decirse que los Olmecas del Pre-
clásico traían rasgos de este tronco racial.
En estas figurillas, realísticamente modeladas, se
n~ta el pelo crespo, la nariz ancha, la boca de labios
gruesos, los senos flácidos y la esteatopigia; llevando
además grandes aros como orejeras y pintadas de
blanco.
Con menos fidelidad, pero con la misma aparien-
cia, las cabezas colosales de La Venta, Tabasco, pre-
sentan rasgos negroides; pudiendo decirse que el gru-
po Olmeca traía tales rasgos físicos.
Aunque el problema de la cultura Olmeca será
tratado ampliamente en el capítulo relativo a la Re-
gión de la Costa del Golfo, nos anticiparemos algo
FOTO 12. emitiendo una especie de hipótesis de trabajo que

,
FIGURA 12:
creo' ayudará a comprender el desarrollo de tan im-
portante cultura.
Durante el Preclásico Medio parece haber ocu-
rrido una mi~etll§,_ prQcedentes de la;
Región de Pánu~, las ,cuales_se van dispersando por
la Costa del Golfo, a la vez que penetran al Estado
de Morelos y aún a la Cuenca de México.
Este, grupo que llamaremos",Olmeca Preclásico
trae una cultura esencialmente agriC01a-y.:ese-distin-
gue fundamentalmente por su alfarería y figurillas,
en las cuales predomina una fuerte obsesróñ felina;
habiendo platos y vasos de fondo ~on ~;ti~-;)s
de garras, encías, manchas, etc., de jaguar, lo mismo
que figuras con ojos incisos, boca atigrada, nariz
cha, postura sedente, etc.
Entre otros rasgos se puede citar el concepto de
clan~..JP.témiCo.§, ~agia, culto a una deidad felina
con@et:rd¡Cconla lluvia o eJ agua, _complejo hombre-
máscara, deformación craneana, mutilación dentaria,
espejos de pirita, etc.; habiendo esta cultura influido
sobre otros grupos, especialmente sobre los del Alti-
plano de México.
En el Preclásico Medio hay SltlOScomo Pá~uco,
El Trapiche, Chalcatzingo, Atlihuayán¡ Tlatilco, Tla-
pacoya, etc., que muestran elementos de esta, cultura;
pudiendo decirse que los ülmecas temp~anos tenían
como artesanía principal a la alfarería, Y' 10graron
dispersarse especialmente por la Costa del Golfo y
zonas de Morelos y Cuenca de Méxi~o. , '
LDurante el Preclásico Superior la cultura .olmeca
va dando lugar a ciertos desarrollos ~'estilos looilés,
que se convierten en focos de infl{¡et;cia zonal; so-"
an- bresaliendo el foco La Venta-Los Tuxtlq,s, 'é( foco
Morelos-Puebla-Guerrero y el foco Oaxac;"c;hiapas.
En cada uno de ellos hay como principal carac-
terística el tallado de las piedras duras, como la ser-
pentina, el basalto y ~l jade; 'distinguiéndose La
Venta por sus esculturas monumentales,"el culto a
•• t'"

••. ,,¡: 4, ' •• : •

l.

PLANO 9,'--

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64. .15

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1 PANUCO ;

14 EL TRAPICHE
11
59
EL
VALLE
OPEÑO
OEL ULUA ;.,
,."
J) TRES ZAPOTES
,.'"
4J LA VENTA
15 CHALCATZINGO
!
,1

5 TLATILCO
7 TLAPACOYA
6 ZACATENCO
4 EL ARBOLILLO
9 GUALUPITA
64 OLINTEPEC
10 ATLlHUAYAN 4.!t.-.e.....··· ".
'. . •••••
, ; •• ;~ : l.

64 BALANCAN
8 TECAXIC
 2 NECAXA. PUEBLA,
3 TEOTlHUACAN
12 TEXMELUCAN
13 CHOLULA
18 TAXCO
17 EL NARANJ O
18 IGUALA
19 TELOLOAPAN
20 MEZCALA
21 ZUMPAN 60
22 CHILPANCINGO
23 PETATLAN
24 COYUGUILLA
25 SAN GERONIMO
6 TLACOTEPEC

--- ....-- ....

.•...•.....•..•...•....

.....•.•
..

7 OLlNALA
8 ALJOYUCA
9 SOYAL TEPEC
O TIERRA BLA NCA
31 CERRO DE LAS MESAS
..-" "
.
SO SIMOJOYEL
32 ALYARAOO ,.'
51 PALENQUE
34 SAN MARTm PAJAPAN
52 BATEHATON
35 SAN ANDRE5 TUXTLA
531ZAPA
36 CATEMACO
SS uAxAcn,iN
37 MONTE ALBAN
56 SAN ISiDRO PIEDRA PARADA
38 CUILAPAN
57 SANTA LUCIA COTZUMALHUAPA
39 ZIMATLAN
58 CHALCHUAPA
40 JUCHITAN
60 JALISCO
41 SAN LORENZO TENDCHTITLAN
61 YALLE DE BRAYO
42 SAN MIGUEL
62 YIEJON
U OGARRIO
63 SAN FERNANDO
45 CARDENAS
46 PIEDRA PARADA
P OCOZOCUAUTLA
48 CHIAPA DE CORZO
49 CERRO LA PAYA

PLANO 10.

las lápidas en bajorrelieve, las figurillas de jade, los manera que, aunque todavía no sabemos su origen,
pisos en forma de mosaicos, las hachas pulimentadas esta cultura fue la base común, y una de las más
y las construcciones de tierra. importantes, de la cual se especializaron no pocos
Por su parte, la zona Morelos-Guerrero, se carac- grupos posteriores.
. teriza por sus represeruacioñes cle-temp-J.-osen-pie- +Preclásico Superior. (600 a 100 A. c.). Hasta los

Iu
\. dra; máscaras; figurillas; pequeñas placas con bajo-
rrelieves; hachas tipo Mezcala con represen.taciones
humanas esquematizadas; cerámica y' escasos bajo-
fines del Preclásico Medio hemos visto que los gru-
pos de la Cuenca de México se agrupaban en aldeas
agrícolas; que las chozas eran de materiales perece-

.
.rre1ieyes sobre rocas; mientras que la zona Oaxaca-
Chiapas revela influencias de ambos estilos, ge~ral-
meñt; lipidas y esculturas, figurillas tipo La Venta,
cerámica, etc.
Posiblemente esta última zona fue el corredor de
\ deros; que 'con la aparición de los clanes totémicos
se comienza a consolidar el poder en torno a una
clase de magos o hechiceros y que la llegada del
grupo olmeca hace avanzar a la cultura en forma
considerable.
paso, por el cual se infiltró la cultura Olmeca hacia Concomitante con la transformación de algunas
Guatemala y El Salvador, pudiendo fecharse tales aldeas en villas, se nota ya un desarrollo apreciable
movimientos por los finales del Preclásico Superior en las industrias y el comercio, en la diversificación
y Clásico Temprano. de las labores, en la economía, en los centros de los
Visto así el problema, la cultura Olmeca se mani- abastecimientos alimenticios, en la población, en la
fiesta como una antigua cultura madre que influyó organización socio-política y aún en los aspectos re-
sobre algunos grupos del Altiplano, al mismo tiem- ligiosos; pero no es, sino hasta el Preclásico Supe-
po que pudo haber dado lugar a culturas como la rior, cuando se aprecia mejor esta transformación.
maya, zapoteca, huasteca y aún teotihuacana; de tal Durante esta etapa los sitios arqueológicos de la

66
 Cuenca son más numerosos y hay indicios de un
aumento de población. Zacatenco, San Cristóbal Eca-
tepec, Cerro del Tepalcate, Lomas de Becerra, Cui-
cuilco, Ticomán, Tetelpan, Tlapacoya, Contreras,
Chimalhuacán, Papalotla, Texcoco, Azcapotzalco,
Xico, El Tepalcate, Cuanalán, Tepetlaóztoc y aún
Teotihuacán muestran rasgos culturales de esta fase.
Algunos de estos lugares se convierten en "cen-
tros ceremoniales no planificados"; apareciendo las
construcciones cívico-religiosas, que son posibles gra-
cias al incremento de la población y a una mayor
productividad agrícola, así como al desarrollo tec-
nológico, al comercio y a la organización social.
Como por esta época se comienzan a manifestar
en la Cuenca condiciones c1imáticas-cd.e sequía, los \ tiem¡o completo, ya fueran intelectuales o artesana-
grupos agrícolas introducen el sistema de terrazas
para los cultivos; notándose también una mayor de-
pendencia de la caza, pero aumentándose las zonas
de cultivo por medio del desmonte de mayores ex-
tensiones de terreno.
PLANO
C. DEL TEPALCATE
O
-
También, y aunque la tecnología es básicamente
la misma, se introducen los cinceles para cortar la
piedra, los taladros para perforar y los aplanadores
de piedra volcánica para pulimentar los muros y
pisos de las construcciones.
Si bien una buena parte del trabajo constructivo
podía ser llevado a cabo por simples agricultores, los
cuales realizaban una división temporal de tareas
como el acarreo de piedras y tierra, la tala del bos-
que, la excavación de zanjas para cimientos, etc.;
otras actividades como la extracción y tallado de la
piedra, edificación, dirección técnica, etc., (énían que
ser realizadas por verdaderos especialistas, 'de tal ma-
nera que ahora si se puede hablar de especialistas de
les J albañiles, arquitectos, astrónomos, escultores,
canteros, etc.).
Esto y la producción de objetos suntuarios, la al-.
\ (ar~ría con fines comerciales, las actividades agrí~o-
~as y de caza y pesca, etc., completan el cuadro de
11.
1,'

FIGURA 13.
una verdadera división del trabajo en estos grupos,
lo mismo que la existencia de estamentos sociales.
La incipiente clase sacerdotal absorbe ahora no
sólo las funciones religiosas sino también las admi-
nistrativas y dicta la política a seguir, rodeándose tal
vez de otros funcionarios que le ayudan en la tarea
y que forman el estamento superior. Por debajo de
ellos están los artesanos y el pueblo, cuyas funciones
diversificadas apuntan a lo que será más tarde un
estado teocrático monopolista.
Asociada al centro cívico-religioso y a la casta
sacerdotal está la religión. Aunque todavía no des-
aparece el hechicero, éste ha perdido su fuerza de
control social" quedando en su lugar el sacerdote que
sirve como intermediario entre el hombre y la dei-
dad. El dios viejo o del fuego (Huehueteotl)
constantemente representado como un viejo joro-
~do que lleva un brasero a la espalda; apareciendo
también el antecedente del dios de la lluvia o Tla-
loc, representado rudimentariamente sobre el cuello
de algunos botellones de barro, especialmente en
Tlapacoya.14
14 Barba de Piña Chán, 1956.
68
!'por' su parte, el culto a los muertos introduce la
práctica de colocar a los personajes importantes den-
tro de tumbas de piedra, construidas en el interior
de los basamentos para templos y acompañados de
suntuosas ofrendas; o se hacen entierros radiales al-
rededor de los basamentos circulares, como sucede
en Cuicuilco.j
illn algunos sitios arqueológicos se han encontrado
restos de tejidos, cestería y petates; habiendo un uso
mayor de la concha para la confección de sus orna-
mentos. En Tlapacoya se encontraron algunas figu-
ras recortadas en concha y con perforaciones para
unir las diversas partes de que se componen, pudien-
do haber servido éstas para adorno de los vestidos
o como pectoralesj
\por lo que respecta a la cerámica, ésta sigue la
tradición alfarera local y es una continuación evo-
lutiva de la etapa anterior; habiendo cerámica roja
pulida tardía, blanco caedizo, blanca sobre rojo tar-
día, rojo sobre café amarillento, café negruzco, rojo
sobre blanco tardíoJetc.; pero hay también algunas
influencias del Occidente de México como se apre-
cia en la cerámica negativa y polícroma.
En el Cerro del Tepalcate se ha encontrado cerá-
mica y figurillas procedentes de Chupícuaro, Gua-
najuato, llevadas tal vez por comercio a través del
curso del río Lerma; pero esta cerámica bíéroma y
polícroma, así como las figurillas del tipo H4, in-
fluyen sobre el estilo alfarero local, dando nuevos
tipos que se hacen principalmente en Cuanalán, Az-
capotzalco, Xico, etc.
&n términos generales, durante el Preclásico Su-
perior hay además de los tipos mencionados un pre-
dominio de la cerámica polícroma, a base de los
colores rojo, café amarillento, blanco y crema, a
veces con motivos delimitados por incisión; sobre-
saliendo también la pintura negativa de tonos obs-
curos, los soportes ornamentales ya sean mamifor-
mes, bulbosos o cilíndricosJ los platos con rebordes
labiales o basales, las altas bases anulares, los sopor-
tes carrete, el asa vertedera sin puenr " las orejeras
sólidas, etc.
Hasta el Preclásico Medio los grupos de la Cuenca
es
habían construido chozas o jacales para vivir; pero
desde el punto de vista arquitectónico y pese a la
simplicidad de las mismas, lá casa rectangular de pa-
redes verticales, ángulos rectos o ligeramente redon-
deados y techos sostenidos por trabazones de troncos,
acusan cierto dominio de los materiales rígidos em-
15 Barba de Piña Chán, 1956.
 H2 E 1 G

Hl H4 H 4

..~.~:.ñ·:~;;r.:-:ri'~:"~;:':.:.~~:ry~~~t:t~)
·-~~';:7.::1.~:~{::j~:/.~
.:::.

FIGURA 14.
....
,

pleados, así como el comienzo de las herramientas
necesarias, como el hacha de piedra para cortar la
madera.
Durante el Preclásico Superior y con el desarrollo
de la economía, tecnología y organización social,
crecen también las necesidades arquitectónicas; re-
quiriendo ahora los muertos una protección más ela-
borada que lleva a la construcclOn de tumbas, ¡ en
tanto que el culto a los dioses demanda la edifiCa-
ción de templos propiciatorios..-
En un principio estos templos eran abrigos para
la divinidad, conceptualizada como un ser semejan-
te al hombre, y por lo tanto construidos a seme-
janza de las chozas comunes y corrientes; pero con

69
el tiempo se van adaptando a usos religiosos más
organizados y adquiriendo nuevas significaciones.
Si bien la choza fue el embrión arquitectónico, no '
sólo por su requerimiento estructural sino porque
asumía una importancia vital en la comunidad, los
basamentos para templos representan los comienzos
de la arquitectura monumental~n piedra.
l Una vez conocida la técnica para extraer y cortar
la piedra, se construyen no ya las sencillas platafor-
mqs rectangulares sino también los basamentos esca-
lonados de grandes proporciones, los cuales, por la
superposición de varias pI taformas, dan el conjunto
conocido como pirámide.
Los materiales nativos de la cuenca influyeron en
cierta medida sobre las construcciones del Preclásico
Superior; habiéndose utilizado la paja, tules, troncos
de árboles, lodo, piedra volcánica, cantos de río, pin-
tura roja y tal vez algunos más.
Desde el punto de vista evolutivo, originalmente
se construyeron chozas de una sola pieza y abierta
en dos de sus lados; siend~ las paredes de bajare-
que, o sea troncos clavados en el suelo y recubiertos
con lodo, techos inclinados a dos aguas, sostenidos
por trabes de madera y cuyos largueros recibían el
revestimiento de palma o paja.
Conservándose la idea tradicional de la choza,
sólo que modificada por la adición de una plata-
forma que le servía de base y con una reducida es-
calinata de uno o dos escalones, se construyeron los
primeros templos prehispánicos, cuyo ejemplo más
saliente es el Cerro del Tepalcate, Estado de México.
En este sitio se levanté un templo de carácter cí-
vico-religioso, el cual fue ampliado varias veces, tal
vez atendiendo a las necesidades del culto y a la
deficiencia de la construcción. La estructura se com-
ponía de una plataforma con muros de piedras irre-
gulares y de tepetate en su mayor parte, la cual sos-
tenía sobre un piso de lodo pulido a una choza de
planta rectangular, que tenía algunos hogares en su
interior. tas paredes estaban hechas de bajareque y
los techos eran de paja y a dos aguas, siendo el con- .
junto muy parecido al tipo de templos que se obser-
van en las maquetas de barro de Nayarit.16
( Cada vez que se hacía una nueva ampl~ación, el
templo era quemado, tal vez como una protección
mágica; en tanto que al terminarse el nuevo edificio
se le hacía una ofrenda, posiblemente con los mis-
mos fines. Según las fechas de Carbón 14, recogidas
en dicho sitio, el Cerro del Tepalcate puede colo-
carse por 45 O A. cJ
En el curso del tiempo, las pequeñas y bajas pla-
taformas se combinan con cierta monumentalidad
para dar el tipo de basamento escalonado, sobre los
cuales se construían los templos; pero salvo el caso
de Cuicuilco, que tiene algunos bas~men~o$ .de plan-
ta circular, todos los demás de la Cuenca de' México
eran de planta rectangular y con apariencia de ver-
daderas pirámides truncadas.
En las recientes in~estigaciones realizadas por la
16 Piña Chán, Romano y Paceyón, 1952.
FOTO 13.
 FOTO 14.
Universidad de California, se han encontrado en Cui-
cuilco una serie de nuevas estructuras que apuntan
hacia los inicios del urbanismo en la cuenca de Mé-
xico; sobresaliendo en primer lugar los restos de un
basamento circular, hecho totalmente de tierra con
un revestimiento de barro apisonado. Al parecer se
trata ,de una antigua construcción escalonada, con
varios cuerpos o plataformas de poca altura, la cual
fue destruída por las mismas gentes de Cuicuilco, po-
siblemente con objeto de hacer una nueva construc-
ción. Lo anterior se ve confirmado porque esta es-
tructura estaba cubierta de tierra y la capa basáltica,
producida por la erupción del Xitle, se asentó sobre
ella posteriormente.17
17 Heizer y Bennyhoff, 1958.
FOTO 15.
Por Jo que respecta al basamento más conocido
de Cuicuilco, es probable que originalmente se haya
compuesto de un solo cuerpo de planta circular y
con un templo o choza en la parte superior; pero
posteriormente se le agregaron varios conos trunca-
dos superpuestos, hasta alcanzar la altura de veinte
metros. Entre uno y otro cuerpo quedaba un pasillo
no muy ancho, es decir, que los cuerpos iban decre-
ciendo de anchura; existiendo en la parte oriental
una ~specie de contrafuerte que se supone fue la es-
calera; micmtras que en el iado norte había una ram-
pa que conducía a la ,parte superior.18
Dicho basamento tiene un núcleo de barro com-
primido y limitado por grandes piedras o lajas em-
18 Marquina, 1951.
 relleno de tierra. Según las fechas de Carbón 14,
Cuicuilco se inicia por 45 O Y terminaría por 100
A. c.; pU'diendo haber influido sobre otros grupos,
ya que hay materiales que indican una transición
hacia la cultura teotihuacana.
Al ocurrir la erupción del Xitle, pequeño volcán
del sistema del Ajusco, el incipiente centro ceremo-
nial de Cuicuilco queda sepultado por la lava; vi-
niendo tal vez un éxodo de la población que se re-
fugia en otros lugares, principalmente en la parte
oriental de la cuenca.
{En el este del valle de México, y contemporáneo
a Cuicuilco, tenemos al llamado basamento pirami-
dal de Tlapacoya, Estado de México, el cual mues-
tra. ya 1 tendencia a la expresión majestuosa que/
"domina la altura y el panorama; aunque esto sólo
se logró después de haber hecho una serie de am-
pliaciones en dicha estructura . .J
Construído también en la base de un cerro ande-
sítico, este basamento fue originalmente una plata-
forma, con una escalinata empotrada en el frente,
la cual conducía a otra plataforma menor sobre la
I
que se asentaba el templo. Utilizando esta estruc-
tura que alcanzaba la altura de 2.60 metros, se le-
vantó una serie de cuerpos inclinados que le dan
la apariencia de una pirámide truncada y con una
altura de cinco metros; habiéndose obtenido un/arre-
FOTO 16. glo de masas y claros que la hacen aparecer como
más alta de lo que es.19
Posteriormente se le fueron haciendo una serie de
adosamientos a los lados, y se levantó un pequeño
potradas en. el suelo, para evitar el deslizamiento del muro posterior para evitar la erosión del cerro; sien-
núcleo; presentando un revestimiento de cantos de do esta estructura el antecedente arquitectónico de
.río, roca a~desítica' y lava. Originalmente el' templo la pirámide del Sol en Teotihuacán.
superior ha de haber sido un recinto abierto, limi- En la construcción del basamento se utilizó un
tado por muros de poca altura y con altares de for- núcleo de tierra suelta y un revestimiento de pie-
ma o,val en su interior; llegando de~pués a conver- dras irregulares unidas con lodo; apareciendo el uso
tirse en un templo con paredes de bajareque y techos del estuco por los finales de la habitación en Tlapa-
con estructura de madera inclinada. coya, tal vez por los comienzos de la era cristiana.
Cerca de la base del monumento, lado suroeste, Durante la segunda época constructiva del basa-
hay una pequeñá' construcción de planta circular mento y con motivo de la ampliación que la hizo
muy primitiva. Está formada por grandes piedras crecer en altura, se construyeron tres tumbas con
empotradas en el suelo, e inclinadas hacia ef centro, revestimiento de piedra y techos de laja basáltica, en
a maner.a de formar techo abovedado. Un claro o las cuales se depositaron los restos de algunos per-
puerta da acceso al interior; advirtiéndose algl1nos sonajes de importancia, pero que habían sido ente-
m~civos pintados de rojo y directamente sobre las rrados en otro sitio con anterioridad (entierros se-
grandes lajas. cundarios) .
Por último, hay qu.e citar otra estructura de planta En el interior de las tumbas se hallaron restos de
rectil.Ogular, semejante a una pequeña pirámide y cestería y tejidos, semillas de un árbol no determi-
con revestimiento de piedra en sus muros, los cua-
les tienen el aspecto de taludes algo inclinados y con 19 Barba de Piña Chán, 1956.

72
 fOTO 17.

nado, huevera de pescado, cortezas y sedimentos de . FOTO 18..

la vegetación del lago de Cha1co, fragmentos de un
guaje pintado al fresco, figurillas de barro, cerámica
de color negro en una gran variedad de forinas, ce-
rámica pintada al fresco, cuentas de jade, cuchillos
de obsidiana, etc. 20
Este importante sitio dio también algunos elemen-
tos que no se habían observado antes en la cuenca de
México, como la pintura al fresco, el reborde basal,
los soportes mamiformes, el asa vertedera sin puente,
las escalinatas con angostas alfardas, un dios pre-
tláloc, formas cerámicas similares a las de Chupícua-
ro, Guanajuato, etc., lo cual establece la transición
del Preclásico Superior hacia. el horizonte clásico .
.I Desde el punto de vista funcional, el centro ce-
remonial no planificado y las estructuras cívico-re-
I ligios as sirvieron como lugar de reunión para la
población residente, lo mismo que para los grupos
aledaños, durante las ceremonias y festividades reli-
giosas que allí se celebraban; a la vez que pudieron
haber tenido funciones de centros comerciales y ser-
vir como núcleo de integración regional, empezando
20 Barba de Piña Chán, 1956.
a desarrollar actividades de carácter administrativo y
político.21
Sólo así se explicaría la aparición de los grandes
centros urbanos del horizonte Clásico, puesto que la
asociación de varias aldeas dependientes de un cen-
tro común, hace posible el desarrollo de lugares
como Teotihuacán, que hacia el año 150 A. C. co-
mienza a consolidarse para integrar la gran civili-
zaciónque "hoy conocemos. \
EL HORIZONTE CLASICO .
La Cultura T eotihuacana. La formación o naci-
miento de esta cultura, ha sido un te~a de especial
interés pat~ algunos estudiosos de la arqueología
mexicana; habiendo quienes consideran que los teo-
tihuacanos no fueron otros que los toltecas. Sin em-
bargo, las evidencias arqueológicas no permiten to-
odavía comprobar tal aseveración, y aún las fuentes
históricas son bastante precisas en lo que respecta a
los toltecas, de tal modo que la explicación de esta
cultura hay que buscarla en los períodos evolutifos
anteriores.
~ --
Para entender a la cultura teotihuacana hay que
recordar que durante el Preclásico Superior algunos
grupos' habían logrado un avance considerable) en
. , d ose por eJemp
su cu 1tura; cItan . (\ " l
1o, 1a construcclOn
de basamentos piramidales escalonado~, con muros
inclinados o en talud; las escalinatat con angostas
alfardas y escalones; el inicio del 1ecubrimiento de
los muros con estuco; la iniciacióriide una clase sa-
cerdotal y una religión formalizada, en la que ofigu-
ran el dios del fuego y un pre~láloc; el uso de la
decoraciónCHegativa y la pintura al fresco en la alfa- o
rería; las figurillas' con caras planas y triangulares
del llamado tipo E; el lasqueado 70 retoque secun-
dario en los implementos de obsidiana; etc.; rasgos
que se continú,an en Teotihuacán y llegan a alcanzar
no sólo un mayor desarrollo, sino que muchos de I
oellos se vuelven característicos de dicho sitio. ..•
En con:~~Jnr.ill, yf.gabiéndose alcanzado-l-aboJ:.Íili...
o~sam€-nteun conjunto importante de conocimientos
aplicables a la agricultur~ a la construcción, a la
religión y a otros aspectos de la. cultura, estos gru-
pos estaban en condiciones f'\deabandonar el simple
tipo de comunidad agrícola y aún las villas y cen-
tros no planificados de la etapa anterior, para cons-
truir "áhora verdaderas ciudades o centros urbanos
planificados.
21 Barba de Piña Chán, 1956.
74
(,'1
Desde luego, y para que tales centros pudieran
formarse, se necesitó también de la conjugación de
varios factores económicos, entre ellos l~\ existencial
de una pQblación_agrícola numerosa; suelos ricos
'que no habían sido agotados por el expaustivo cul-
tivo y la erosión;(nuevas técnicas agrícolas como la
construcción de terrazas de cultivo y tal vez canales
de riego; )un c?mercid-Jxtensivo que permitía suplir
los productos y materias primas de las que care-
cían; así como una organización capaz de dirigir
política, religiosa y administrativamente a la sacie--
dad, incrementando y controlandoel ingreso y dis-
tri ución de un excedente alimenticio, necesario para
el mantenimiento de una clase no productora de ali- I
mento~ -
En la cuenca de México, Teotihuacán constituye
la manifestación más atrevida de los pueblos del Al-
tiplano,fa la vez que el "climax" de una tradición
que se inicia en el Preclásico, d~ tal manera que,
desde algunos años antes de la era cristiana, este
sido se perfila como el más granpe centro de la re-
ligión y la cultura del mundo indígena de entonces.
Con Teotihuacán se inician los grandes centros]
9-
ceremoniales; el urbanismo; la escultura monumen-
tal; la arquitectural.lde grandes proporcione~; el estilo
"
arquitectón~ de talud y tablero; la pintura mural;
la alfarería~n serie; el complicado ceremoniaLreli-
---- --
gioso; la escritura Y'el calendario; el politeísmo; etc.
siendo por lo tanto un lugar clave para el estudio
de las sociedades teocráticas del horizonte clásico.
.?::... 1
Teotihuacán. Lo mismo que ayer, el valle de Teo-
tihWi:cá~ es una 'planicie de suave declive, inclinada
\
hacia el oeste y elevada •... a -2280 metros sobre el
nivel del mar; estap.do limitado hacia el nor~e por
el Cerro Gordo y el Cerro de Malinalco, y hac͡i' el
áQr por el Cerro de Patlachique que se une a las
estribaciones de la Sierra Nevada. En el este el valle
colinda con el Cerro de Cua\lhtlatzinco; mientras
que hacia el ~ste se comunica con la menca 0 _
valle de México.23
Cuando los primeros grupos agrícolas arribaron
a Teotihuacán, el gran llago de! Preclásico todavía
se extendía hasta unoS focOS kilómetros de dicho
valle y, junto con el río:"¿e·San Juan, que nace en el
~ ,
el valle ele Otumba y penetra con el nombre de l;3a-
rranca de los Muertos, formaban un ~sistema lacus-
tre que regularizaba las condiciones climáticas; ofre-
ciendo una vegetación ribereña con aves, peces y
...•.
22 Palerm, 1955.
23 Gamio, 1922.
otros alimentos que favorecieron inicialmente el des-
arrollo de tan importante centro.
(por aquellos tiempos las cordilleras cercanas es-
taban cubiertas de espesos bosques, las lluvias eran
abundantes y los productos naturales y materias pri-
mas no estaban explotadas, de tal modo que en
el valle había un" equilibrio ecológico ideal para el
asentamiento de los grupos humanoiJIEn parte esto
explica las numerosas representaciones que nos de-
jaron los teotihuacanos, ya sea en la cerámica o en
las pinturas, citándose por ejemplo al guajolote sil-
vestre, águilas, serpientes, buho, coyote, lagartijas,
tejón, liebre, armadillo, patos, tortugas, peces, mari-
posas, jaguar, libélulas, alacrán, lobo, etc., lo mismo
que otros productos como calabaza, maíz, frutos sil-
vestres, flores, cacao, frijol, etc.
Durante la época conocida como Teotihuacán 1
(200 A. C. a 100 D. c.) algunos...-grúpos del Pre-
clásico Superior se han de haber asentado en el va-
lle y continuado con su misma tradición cultural;
puesto que t.n este período harcerámica negra pu-
lida y café pulida,(en ocasiones. con motivos incisos;!
blanco~sobre rojo, rojo sobre blanco, rojo sobre café
amarillento; así como('C~rámica con decoración ne-
gativa en colores negro, rojo y amarillo, a veces con
contornos pintados de blanco~
Las iigurill.fls ~e este perí9do son algo-· urdas, casi
(. .
planas con un exagerado prognatismo que recuer-
da al, tipo "E" d~l Preclásico Superior; habiendo
otras que se asemejan a las figurillas del Occidente
de México. Tanto la cerámica como las figurillas
son características de sitios como Ticomán, Zacaten-
24 Noguera, 1935.
FIGURA 15.
\ .

FOTO 19.
co Superior, El Tepalcate, Texcoco, Cuicuilco, etc.,
de tal manera que la continuidad del Preclásico está
perfectamente probada.
Al parecer estos grupos habitaronYreotihuacán
durante un tiempo bastante largo, lo suficiente para
que se acumularan por los campos una gruesa capa
sedimentaria con los desperdicios de la población;
debiendo de haber existido algunas estructuras, si-
milares a las del Preclásico Superior, todo lo cual
fue aprovechado más tarde para construir la impo-
nente pirámide del Sol y tal vez la de la Luna.
En efecto, as ~xcavaciones efectuadas en et núcleo
de la pi~ámide del Sol" mostraron que el relleno con-
tenía materiales de este período, principalmente ce-
rámica del Preclásico Superior; habiendo encontrado
Millon, a últimas· fechas, restos de una estructura
más antigua, incluída den~ro del núcleo de la pirá-
mide, la cual tenía una ó renda de pequeñas puntas"
de proyectil ceremoniales y una figurilla tallada en
obsidiana, todavía bastante tosca, pero similar a las
que se encuentran durante el apogeo de dicho centro.
76
La presencia de esta figurilla de obsidiana, im~
plica que la construcción de la pirámide del Sol de-
bió de haberse hecho en tiempos posteriores al Pre"J
clásico Superior. Al iniciarse el período llamado
Teotihuacán II (lOO a 250 D. c.) se nota también
la coexIstencia) e dos culturas distintas, una de ellas
altament~ésotérica que trae un arte abstracto y des-
arrolla un elevado culto intelectualizado al dios del
~
agua (jaguar-serpiente) y que al parecer p!ovenía
de la éosta del Golfo, la cual se impone sobre los~
grupos agrícolas establecidos con anterioridad y hace
evolucionar a la cultura de este gran centro cere-
monia1.25
Indicios de la llegada de este nuevo grupo, pa-
recen estar corroborados en una tradición recogida
1
por ~hagún, quien nos dice que ha años sin cuen- ,
ta que llegaron los primeros pobladores, a estas par-
tes de Nueva España que es casi otro mundo y vi-
nieron con navíos por la mar aportando al puerto,
que está hacia el norte; y porque allí desembarcaron
se llamó Panutla, casi Panoayan. . . y al presente se
dice, aunque corruptamente Pantlan.':J (Pánuco ) .
y desde aquel puerto comenzaron a caminar por
la ribera de la mar. .. y fueron a poblar en u-
moanchán, donde estuvieron mucho tiempo. .. (y)
desde Tamoanchán iban a hacer sacrificio al pueblo
llamado Teotihuacán, donde hicieron a honra del
sol y de la luna dos montes, y en este pueblo se
elegían los que habían de regir a los demás ... "
"Allí también se "-enterraban los principales y seño-
res, sobre cuyas sepulturas se mandaban a hacer tú- V-
mulos de tierra. .. y los que hicieron al sol y la
luna, soq como grandes montes edificados a mano ...
p"orque los que los hicieron entonces eran gigantes."
-'" Si aceptamos lo trasmitido por Sahagún, y a riesgo
de interpretarlo bien o mal, podríamos decir que en
esta tradición se narra la Imigración de un grupo de
Ll
gentes costeñas, que se desparraman poco a poco por
la Costa del Golfo y llegan'" hasta Guatemala, al
mismo tiempo que se <-infiltran al Altiplano y se
asientan en Tamoanchán (lugar que podría locali-
zarse en Morelos); pudi~ndo ser este grupo el tron-
co común de donde salen los Olmecas, Huastecos,
Mayas y Totonacos, que durante el Preclásico Medio
ocupan lugares de Tamaulipas, Veracruz, Morelos,
Valle de México, Puebla, Tabasco y aún Oaxaca. _
Como sabemos, los Olmecas Preclásicos 'se asien-"'l
tan en Chalcatzingo, Atlihuayán, ~l Cortés y algu-
nos otros sitios de Morelos; pasan - Tlatilco en el
25 Covarrubias, 1957.
 <
Valle de Méxiw; se asientan-en Monte Albán, Oa-
xaca, y aún levantad' (':1 La Venta, Tabasco, un gran
.......
centro ceremonial; sie;:cio es~a dispersión bastante
antigua y que concuerda con ti ::oncp;,~o de .los gi-
gantes, como constructores de la pirámide del sol y
de la luna de Teotihuacán, ya que los indígenas, por
el tiempo de Sahagún habían perdido la cucn'.:(\.del
tiempo y sólo recordaban vagamente los inic:os de
. ~
su ongen.
En el mismo plano de la hipótesis, posi')le de
comprobar arqueológicamente, podemos deCJ': que
en el primecsiglo de la era cristiana, algunos de los
que poblaban Tamoanchán pasan de Morelos, por
la parte de Chalco, al valle de Teotihuacán, que
por entonces estaba ocupado por los grupos agrícolas
. del período I; comenzando entonces el'dominio de
los recién llegados, cuya cultura, aunque modificada
un poco, todavía conservaba rasgos de la antigua
tradición olmeca. Para el efelto basta mencionar el
culto.l.a una deidad serpiente-jaguar conectada con
el agua, las figurillas con la cabeza deformada y la
frente hendida en forma de V, las técnicas de tallar
la piedra, el juego~de pelota sin el uso de estructuras
especiales, etc., que son rasgos propios de dicho
grupo.
[ De esta manera, t!..urante el período T~huac~n
- I!..se construyen las P!Eámides del Sol y de La Lunaj
aprovechando para el relleno una "'gran cantidao de
tierra mezclada con los desperdicios de la época an-
terior, pero siguiendo 1 estilo arquitectónico de la
-1
tradición~ de la 'cuenca; al mismo tiempo que se in-
troduce u"n nuevo estilo en la alfarerí; y' se comienza
a ensay~un nuevo tipo de construcciones, como por
ejemplo el llamado Templo de Quétzalcoatl o Tern-
+1 plo de la Serpiente Emplumada. _
Así, quizás se explique el hecho de que la po-
blación teotihuacana haya, tenido que c1tecurrir ~l
acarreo de grandes cantidades de tierra y otros
materiales que se necesitaban para el núcleo' de
las grandes pirámides, y que con· esto se haya con-
tribuido.' al desgaste de las tierras cultivabíes, hasta
un grado" menor de erosión que como hoy con-
templanos a. Teotihuacán; sobre todo en este pe-
ríod
.ro en que la cuenca de MéxiCOJ comienza
a atravesar por una época de sequía bastante apre-
ciable.
Esto último quizás también explique en parte, el
por qué 1 s teotihuacanos rinden I partir de esta
época un ulto desmedido al dios del agua, deidad
sobre la cual parece girar la religión y el arte de este
t\ pueblo~ llegando con el tiempo a intelectualizarse
el culto y desarrollarse la religión hasta un plano
insospechado por entonces .
Durante la. etapa conocida
. .
como;;.Teotihuacál1 n¡
-
( 250 a 700 D. c.) el sitio alcanz \s máximo apo-
geo y la s:ivilizac;ión teotihuacana iQf1uy.e-:'poder.osa-
mente sobre casi toda M~soamérica; viniendo a con-
tinuación el. colapso '"de .la c 1 uta, en el período
denominado Teotihua~ n IV (700 a 850 D. c.).,
fechas por las cuales Teotihuacán ve la llegada .de
nuevos invasores. (Complejo Coyotlatelco.)
La cultt.tra. E9 términos generales, los teotihua-
canos conocieroAVlos cultivos de casi todas las plan-
tas fundamentaleca la alimentación y j, as artes
textiles, como el maíz, frijol, ·calabaza, q.cao, chile,
jitomate, algodón, maguey, yuca,.etc.; (¡e~lizando sus
faenas agrícolas por el sistema de roza y tal vez cons-
truyendo ~terrazas de cultivo, canales de irrig~ción y,
en los últimos tiempos, chinampas por las cerca,aías
del lago'\La deficiencii de ciertos productos y ~a-
terias primas se subsanaba por medio del comercio (j)
local y foráneo. -0,)
Sin duda alguna la alimentación se completaba
con los produ.:tos obtenidos de la <;aza, pesca y re-
colección; citándose pece~, aves acuáticas, venado,
liebre, armadillo, guajolote silvestre, tortugas, no-
pales, tunas, etc.
rEn el as ecto te.cnológico los teoti!Iuacanos apro-
vecharon na gran variedad de materias primas, al-
gunas de ellas Uimportadas, como por ejemplo la
andesita, roca granítica, pirita, serpentina, pizarra,
basaltos, tecali, pórfidos, mica, obsidiana, jade, toba
volcánica, cuarzo, hueso y asta de venado, madera,
barro, concha, fibras vegetales, copal, etc., las cuales
eran transformadas en artefactos o herramientas,
objetos de uso diario, ornamentos, esculturas, cerá-
mica, enseres domésticos, etc.
El utillaje se componía de metates y manos he-
chas de piedra basáltica; tejolotes y molcajetes de
piedra o barro; martillos; plomadas; raederas para
raspar el maguey y las pieles; machacadores de pa- I C)
pel; punzones; taladros; cinceles y cuñas para extraer
la" piedra y 'labrarla; navajas; cuchillos; puntas de
proyectil; atlatl o lanzadardos; agujas de hueso; bo-
las de piedra; pulidores de tezontle para alisar las
paredes y pisos de las construcciones; bruñidores de ~
cerámica; sellos para grabar la alfarería y para pin- '.
tarse el cuerpo; malacates para torcer el hilo; .rela-
res; espátulas de pizarra; hachas de serpentina; gra-
badores; discos de piedra; cerámita doméstica y
funeraria; etc.
77
 'Para el adorno personal tenían bezotes, cuentas
para collares, narigueras, ·máscaras, espejos, ajor{:as,
órejet;as, pectorales, -braíaletes, etc., a la vez 'que
tejían sus vestidos con fibras vegetales: como el al-
godón, yuca y maguey, tiñendo el hilo con colo-
rantes minerales y vegetales. _ :
Sobre el tipo---
físico de los/: teotihuacanos se sabe
muy poco. Hrdlicka encontró un sepulcro con dos
esqueletos' en posición flexionada, uno de los cuales
era femenino y el otro másculino; notándose que los
cráneos estaban deformados fronto-occipitalmente y
1-\ eran de tipo ~~raquicéfalo.26 .
Sin embargo, en las figurillas se notan rasgos
negroides y mongoloides; cabezas deformadas y ra-
padas; .ojos oblícuos; altura media; etc., lo cual in-
dica conexiones con grupos de la Costa, algo similar
.'a lo que se observa en Tlatilco; pero dentro de un
• J

estilo ·má.s convencional por la producción en serie

y las motivaciones re·ligiosas implícitas en la manu-
factura de l~s figurillas.
En el aspe_ctode la indumentaria y el adorno, las
figurillas no sólo revelan¿).rn mayor gusto estético y
materiJ¿primas de mejor calidad, sino también cierta
diferenciación'" social. Hay desde luego los '1' fastuosos
trajes de los sacerdotes, con sus-'1ocados de ricas y
largas plumas de quetzal; telas ~)olícromas con apli-
caciones de jade y conchas o caracoles marinos; san-

26 Gamio, 1922.

FIGURA '16.

FIGURA 17.

dalias y joyas de materias importadas, etc.,(tos cuales

cor¡.trastan notablemente con la indumentaria de la
clase inferior.
El común de los hombres llevan bragueros o ta-
. parrabos, con los extremos colga~tes hacia adelante
y atrás; sandalias atadas con cintas de cuero y anu-
dadas al frente; grandes orejeras, brazaÍetes y colla-
res; tocados de plumas sobre la cabeza; etc., en anta
que otros. van desnudos y sólo llevan unos cuantos
adornos. Las mujeres llevan por lo regular una fal-
) dilla que se sujeta por medio de faja o ceñidor; una
corta capita sobre los hombros que les cubre los
senos; quechquemitl de forma triangular; bandas o
turbantes sobre la frente de los cuales salen motivos
florales o plumas; sandalias, orejeras, collares, etc.,

78
 Por 10 general los teotihuacanos se:.deformaban
la cabeza y se la 'Jtasuraban o se dejaba; algunos
v '"
mechones de pelo; usaban complicados tocados sobre
la cabeza y la frente; algunos llevaban barbiquejos
y especies de camisas largas o mamelucos; otros lle-
vaban cascos con cabezas de animales; etc., y los or-
namentos eran de concha, hueso, jade, mosaico de
turquesa, serpentina, obsidiana, etc.; entre ellos ore-
- jeras, narigueras, collares, brazaletes, ajorcas, placas
pectorales, broches de cinturón, etc.
La gran cantidad de figurillas que ahora se hacen
en moldes, así como la cerámica con fines comer-
ciales, indican que en Teotihuacán hay alfareros
especializados, e igual cosa puede decirse de los
canteros, albañiles, lapidarios, tejedores, pintores, es-
cultores, carpinteros, etc., que trabajan como verda-
deros artesanos para la clase dirigente, de tal modo
que ahora sí puede hablarse de un grupo no pro-
ductor de alimentos, al cual hay que mantener con
los excedentes producidos por el pueblo.
Estos y los campesinos, cazadores, pescadores, co-
merciantes, intelectuales, músicos, sacerdotes, sirvien-
tes, etc., hacen que la organización socio-política se
vuelva compleja y que se agudice la división social;
sucediendo algo similar en todos los centros que co-
FOTO 20.
rresponden al horizonte clásico.
La estratificación social que se encuentra esbozada
en el Preclásico Superior, aparece defintivamente
plasmada a partir de Teotihuacán JI; existiendo que los sirvientes del sacerdocio y agricultores que
ahora una sociedad que posee una compleja división trabajan para mantener el aparato estatal); exis-
del trabajo y una diversificación de funciones, con tiendo quizá la posibilidad de que hubieraup grupo
l¡l cons{guiénte diversificación social. de comerciantes especializildos, independientes del
En Teotihuacán habría de hecho un Estado teo- poder teocrático, o cuando menos en proceso de se:
crático monopolista, tal como lo concibe Steward, o cularización dentro del centro \lrbano.28
sea un Estado en el que la clase sacerdotal ha absor- La exist~ncia de los grandes centros urbanos del
bido y concentrado no sólo las funciones religiosas horizonte clásico, no se explica sin considerar que
y ceremoniales, sino también las funciones políticas y debíó de existir una sobreproducción de alimentos y
administrativas, a la vez que ha controlado, total una plusvalía social considerable, a la vez que un
o parcialmente, las actividades comerciales y las ma- mecanismo político capaz de extraerla y aplicarla,
nufacturas. a~~que en este Estado de tipo monopolista se mani·
De esta manera una clase o estamento superior fíeste ya la explotación humana.
restringido, con carácter teocrático homogéneo, pero Por los fines de Teotihuicán no es improbable
con funciones diversificadas, se superpone a una nu- que la sociedad haya estado regida por reyes-sacer-
merosa cihseo estamento inferior, la cual posee tam- dotes, a quienes se les atribuye un origen divino; con
bién una calidad social homogénea y funciones di· lo cual qudaría cerrado el ciclo teocrático, o sea
versificadas.27 que la jefatura de la sociedad no sólo está en manos
Lo anterior involucra también que cuando menos de los intermediarios de"los dioses, sino exactamente
en las artesanías hay algunos trabajadores reducidos en las manos de un descendiente de la divinidad.
a la condición de servidumbre o esclavitud (al igual Esto al menos es notorio en el siguiente' horizonte

27 Palerm, 1955. 28 Palerm, 1955.

79
cultural, en donde Quetzalcoatl (rey-sacerdote) go-
bierna a los Toltecas.
En el aspecto que podríamos considerar como
religioso, vemos que los teotihuacanos enter'raban a
sus muertos o los incineraban. La costumbre de in-
cinerar los cadáveres, revela la persistencia de una
creencia animística, según la cual el alma no des-
aparece sino hasta la completa destrucción del cuer-
po. Junto a las osamentas humanas, enterradas en
fosas o tumbas y debajo del piso de los cuartos o
patios, se han encontrado una serie de objetos de-
positados como ofrendas, entre ellas perros como '
acompañantes, lo cual indica la nece~idad de poder
utilizarlos en la otra vida.
En algunos sepulcros los huesos no se hallan en
contacto directo con el suelo, sino que yacen sobre
un suntuoso lecho de concha-perla fragmentada o
sobre pisos de mica; revelando esto cierto desarrollo
en el sentido moral, pues tal vez el reconocimiento
y el respeto al personaje muerto, unido a su dignidad
y condición social, lo hicieron alcanzar la suprema
distinción de que fue objeto.29
En menor escala, pero en el mismo sentido, los
personajes de Tlapacoya que fueron enterrados en
las tumbas de piedra, en el interior de la pirámide,
descansaban sobre un lecho de residuos vegetales y
corteza, traídos de las orillas del lago de Chalco
y rociados con pintura roja o cinabrio.30
Como estos cultos van siempre acompañados de
creencias y prácticas mágicas es casi seguro que los
sabios y adivinos de Teotihuacán conocieron algunos
secretos de hechicería; habiendo representaciones de
29 Gamio, 1922.
30 Barba de Piña Chán, 1956.
FOTO 21.
águilas, buhos, serpientes, monos, tigres, etc., en las
vasijas y pinturas, lo cual podría indicar que el to-
temismo perduraba en las creencias teotihuacanas.31
Además del culto a los muertos los teotihuacanos
rendían tributo a los fenómenos de la naturaleza,
entre ellos al fuego, la lluvia, el trueno, etc. Así
vemos como hay representaciones del Dios Viejo o
del Fuego (Huehueteotl), Tláloc o dios de la lluvia,
Chalchiuhtlicue o diosa del agua; Xipe o dios de la
fertilidad; mi dios Gordo de gran ascendencia cos-
teña, etc.
Salvo los dioses del fuego y de la lluvia~ todas
las demás deidades parecen corresponder al período
Teotihuacán III, continuándose el culto de ellos en-
tre los Toltecas y Mexicas, quienes enriquecen y des-
arrollan una religión más compleja que la del ho-
rizonte clásico.
El dios principal de los teotihuacanos ha de haber
sido Tlaloc, deidad de las lluvias y de las aguas ce-
lestes, al cual se le consideraba como fecundador
de la tierra y protector de los bienes temporale&.
Este dios residía en las altas montañas, allí donde
se forman las nubes, y se le representaba con una
máscara sobre el rostro, anteojer¡¡.s, nariguera, col-
millos y lengua bífida salie~te, o sea que era una
deidad con atributos de serpiente y jaguar.
(
Sin embargo, para llegar al concepto y/ represen-
tación de una deidad de esta naturaleza, se debió de
haber pasado por cierta evolución; pareciendo que
de la especie de dragón celeste conectado con el agua
y que aparece en Tlatilco, durante el Preclásico Me-
dio, se pasó primero al concepto de una serpiente
con plumas y más tarde al dios Tlaloc.
Como decíamos anteriormente, en Tlatilco los
ülmecas introdujeron el concepto de una deidad
relacionada con el agua, la cual tiene cola en forma
de garra de tigre y cabeza de serpiente acuática con
cresta o plumas sobre la misma; pero su relación !
más estrecha es con el agua que corre y la represen-
tación es de tipo mágico, sin personalización hu-
mana.
En Teotihuacán, y siguiendo en parte la tradición
olmeca, parece que este concepto se desdobla en
dos, con objeto de diferenciar al agua terrestre del
agua celeste o lluvia; notándose entonces la repre-
sentación de una serpiente preciosa, con cascabeles
en la cola y plumas de quetzal sobre el cuerpo, la
cual simboliza al agua que corre o serp¿ntea.
En el templo de la Serpiente Emplumada, durante
31 Gamio, 1922.
la época Teotihuacán JI, vemos como la serpiente
de cascabel se rodea de conchas y otros atributos
marinos o acuáticos, pero que se conectan con el
agua terrestre de los ríos, mar, etc., ocupando tam-
bién una posición inferior en el talud de los cuerpos
escalonados; en tanto que los grandes mascarones
de Tlaloc aparecen sobre ella, es decir en los table-
ros de los cuerpos.
Desde esta época, y especialmente en el período
JII; todas las representaciones del agua que corre se
harán por medio de la serpiente preciosa, para indi-
car su aspecto terrestre; mientras que la lluvia estará
simbolizada por Tlaloc, quien se humaniza o trans-
forma en una deidad hombre-pájaro-~erpiente-
Jaguar. '
Al intelectualizarse el culto a la lluvia, el arte
pictórico se pone a las órdenes del sacerdocio; notán-
dose entonces una serie de nuevos conceptos que
FIGURA
perdurarán no sólo hasta el tiempo de los Mexicas,
sino aún a nuestros días.
Por Sahagún sabemos que el dios de la lluvia re-
sidía en el Tlalocan o paraíso de Tlaloc, y que éste
era ayudado por los tlaloques o nube~, que arrojaban
sobre la tierra las gotas líquidas tan preciosas como
el jade. De ahí también que el agua fuese r~presen-
tada por el chalchihuitl o cosa preciosa y que el
color verde o azul turquesa fuese el preferido en las
pinturas relacionadas con dicho ele!TIento.
En uno de los murales de Tepantitla, correspon-
diente a la decoración de un antiguo palacio, se nota
bien el concepto que los teotihuacanos tenían de la
mansión de Tlaloc. Este paraíso terrenal o Tlalocan
se ajusta bastante bien a las descripciones que nos
dejaron Torquemada y Sahagún, refiriéndose a la
concepción que de él renían los Mexicas, diciéndonos
las fuentes históricas que en él "no había pena nin-
18.
o o
o
:~
O
o~~
O . 00° o
O 000
o
guna. .. nunca faltaban mazorcas de maíz verde,
calabazas, bledos, chile o ají verde. .. y en este
lugar fingían vivir unos dioses llamados tlalo-
ques. .. e iban allí los que morían de rayos, o se
ahogaban en el agua, los leprosos y bubosos, sar-
nosos, gotosos e hidrópicos ... "
Según Caso, en el fresco más importante de este
palacio se ve una¡. montaña, en cuyo pie se forma
una laguna. De ella salen, en direcciones opuestas,
dos grandes ríos en los que nadan peces. Las aguas
de estos ríos están representadas por fajas de tres
colores decoradas con ojos, y los ríos van serpentean-
do por entre campos de labor, en los que se ven
árboles de zapote, cacao, maíz y arbustos con flores.32
Figurillas pintadas de varios colores (amarillo,
rosa, etc.) , se bañan en el lago y retozan en el agua.
A la orilla del río otros hombres descansan debajo
de los árboles, o cortan flores, o comen cañas de
maíz. Cuatro individuos ejecutan una extraña danza
o juego, consistente en carriinar con las manos aga-
rradas, pero pasadas por e~tre las piernas; en tanto
que otros se dedican al juego de la pelota (del cual
hay varias modalidades) y a cazar mariposas.
Según Caso, estas personas son los muertos que
han llegado a la mansión de Tlaloc, al lugar ideal
de descanso, y están representadas por las figurillas
tipo "retrato" de la época JII, con la misma agilidad
y movimiento en sus ademanes y expresiones.
32 Caso, 1942.

FOTO 22.
FIGURA 19.

Como marco central a la escena descrita, hay una

banda que forman dos serpientes entrelazadas, una
decorada con estrellas de mar y la otra con tortugas;
en tanto que Tlaloc aparece con el rostro cubierto
con una máscara; ojos en forma de rombos; placa
sobre el labio, del cual salen cinco colmillos, y la
lengua bífida como de serpiente, decorada con estre-
llas de mar. Sobre la cabeza lleva el dios un penacho,
formado por un quetzal o buho, con las alas desple-
gadas y la cola enhiesta, y de ahí salen dos árboles,
uno con mariposas y otro con arañas. Las manos del
dios se abren pródigas, donando el agua y con su
vestido adornado con flores.33
Por último, en éCfresco pueden verse a los tlalo-
ques, quienes arrojan a la tierra las semillas de todas
las plantas útiles de ese entonces; pudiendo decirse

33 Caso, 1942.

82
 DIOS GORDO

XI P E
CHALCHIUHTLICUE

HUEHUETEOTL
0;&, JIIN(ilEZ VUQ.

FIGURA 20.

83
que el estilo de estas pinturas es más expresivo que
emotivo y representan ideas con un alto sentido po-
pular y humano.
Entre los dioses de menor rango figuran el dios
del fuego o Huehueteotl, generalmente representado
por un viejo que carga una especie de brasero sobre
la cabeza, y también por lo regular tallado en pie-
dra; así como Chalchiuhtlicue, compañera de Tláloc,
de la cual hay un soberbio monolito que se dice
procede de l~ pirámide de La Luna, y que muestra
la típica indumentaria teotihuacana, como lo es la
enagua y el quechquemitl, sandalias, orejeras, etc.
En una gran cantidad de figurillas de la época IlI-
IV, se pueden apreciar representaciones femeninas,
tal vez simbolizando a esta diosa, ya que llevan gran-
des tocados y una indumentaria similar.
Por lo que respecta a Xipe (nuestro señor el
desollado), es posible que desde Teotihuacán haya
tenido ya las funciones que conocemos a través de
los Mexicas, o sea que estaría conectado con el culto
a la fertilidad, con la renQva~ión de la primavera y
tal vez relacionado también con el comercio. En las
representaciones cerámicas que aparecen en este gran
FIGURA
centro ceremonial se le puede ver con una especie
de máscara que no es más que la piel del sacrificado.
Al convertirse Teotihuacán en uno de los más
grandes centros religiosos del Altiplano, se desarro-
llan también los cultos y las festividades ceremonia-
les, que han de haber estado supeditadas a un ca-
lendario especial; observándose en el llamado fresco
de La Agricultura una escena ritual, en la que varias
personas depositan al pie de sus templos ofrendas
des aves, frutas, semillas, bolsas de copal, plumas,
alimentos, etc., o se preparan para la celebración de'
una importante fiesta conectada con la agricultura.
En las pinturas murales de Teotihuacán hay bas-
tantes evidencias del esplendor con que se desarro-
llaban las festividades religiosas, por ejemplo el
atuendo de los sacerdotes con los atributos de las
deidades; la presencia de bailarines disfrazados de
águilas, tigres, monos, etc.; representaciones de jue-
gos de pelota; músicos; etc.; habiendo silbatos, oca-
rinas, flautas sencillas o de varios tubos; sonajas,
huesos estriados o con muescas, trompetas hechas de
caracoles marinos, tambores de madera, etc.
Estas festividades se celebraban al aire libre y con
21.
o ()C)O
~:::::::=:=:::::::~
:cA>
 FIGURA
acompañamiento de danzas y mUSlCa; participando
en ellas los teotihuacanos y tal vez otros grupos cer-
qtnos al centro ceremonial, el cual ha de haber ser-
vido también como mercado; aprovechándose las
grandes plazas concebidas para tales fines.
Desde el punto de vista arquitectónico, Teotihua-
cán era una urbe gigantesca que giraba sobre un eje
longitudinal, conocido como Calle de Los Muertos.
La edificación de sus construcciones civiles y religio-
sas muestran desde luego cierta planeación y, por lo
general, las estructuras religiosas son basamentos que
22.
afectan la forma piramidal, por medio de cuerpos
superpuestos.
Estas formas piramidales pueden ser truncadas;
con escalinatas al frente y con superposiciones de
cuerpos que van dejando entre sí una especie de pa-
sillo (como sucede en las pirámides del Sol y La
Luna) o formas piramidales compuestas de cuerpos
con talud y tablero, a menudo con decoraeiones pin-
tadas o esculpidas, como se observa en La Ciudadela
y Templo de la Serpiente Emplumada.
El centro ceremonial de gran extensión (cerca
85

de 2.5 kilómetros de largo por 1 kilómetro de an-
cho), tiene una pendiente de norte a sur que fue
hábilmente aprovechada; construyéndose para el
efecto una ancha avenida, de cerca de 40 metros de
ancho y que va de la pirámide de La Luna hasta
La Ciudadela, cortada de trecho en trecho por esca-
linatas transversales que van salvando dicho desni-
vel. Sobre las plataformas laterales y a lo largo de
esta avenida, se levantaron una serie de construc-
ciones, agrupadas alrededor de patios; notándose que
toda la ciudad estaba perfectamente orientada de
este a oeste.34
Según Marquina, la desviación de 17 grados que
la ciudad guarda con respeco al norte astronómico, se
debió a que la pirámide del Sol presenta una posi-
ción determinada, respecto a la salida y puesta del
sol; habiendo sido esta construcción la primera que
se levantó y por lo tanto la que marcó el rumbo a
la orientación de toda la urbe.
Los basamentos piramidales sostenían templos
formados de un vestíbulo que daba acceso al san-
tuario, y alrededor de estos basamentos, separados
por medio de patios y plazas, se distribuían las ha-
bitaciones.
La distribución de los edificios correspondía tam-
bién a las necesidades del culto a los dioses, ya que
I
34 Marquina, 1951.
86
FOTO 23.
e::stosdebían tener una gran solemnidad y ser pre-
senciadas al aire libre por grandes multitudes, a la
vez que por las ceremonias y festividades qu/e se ce-
lebraban en determinadas fechas del calendario.
En algunas construcciones de la segunda época,
hay una marcada influencia de la Costa del Golfo;
citándose por ejemplo el templo de la Serpiente Em-
plumada, construido con bloques de piedra de distinto
tamaño, pero con un ensamble perfecto, usándose
a veces el sistema de caja y espiga, sin mortero para
su unión.
Desde luego, hay que admirar el paciente y cui-
dadoso trabajo de los canteros y escultores teotihua-
canos, ya que el material se extraía con martillos y
cuñas de las vetas pétreas; mientras que el pulido y
corte se hacía con los cinceles de serpentina, raspa-
dores y pulidores de piedra, obteniéndose superficies
a escuadra como en los sillares y escalones, o verda-
deras esculturas como en los mascarones serpentinos
con plumas, que representan al dios del agua, en los
cuales los collares, orejeras, boca, etc., están admi-
rablemente tallados.
Cuando no se usaban bloques de piedra para re-
vestir los monumentos, se hacían los basamentos de
cuerpos superpuestos con taludes que sostenían ta-
bleros, limitados en sus lados por una ancha mol-
dura y, no gustando i los teotihuacanos las superfi-
 FOTO 24.
cies desnudas, se les revestía con un aplanado de cal
o estuco, generalmente bruñido y pintado de varios
colores.
Los mUJos eran por lo común de barro o tepetate,
revestidos de piedra y con aplanado de estuco, a la
vez que reforzados con vigas de madera, empotradas
en el grueso de la pared, y distribuidas de trecho en
trecho. Los apoyos o pilares llevaban también un
núcleo de madera, aunque habían algunos hechos
de piedra, ensamblados por el sistema de caja y es-
piga. Los pisos eran de cal y tezontle molido, gene-
ralmente pulidos y pintados de rojo.35
Por lo que respecta a los techos, éstos eran de
madera, sostenidos por medio de vigas que se apo-
yaban a los muros y pilares; teniendo un entarImado
de pequeños troncos que recibían el aplanado de la
parte exterior, e impedía la filtración del agua a las
habitaciones.
Los edificios contaban también con un sistema de
d.renaje, el cual se hacía por medio de caños de sec-
ción rectangular, bien aplanados interiormente y
tapados con losas; siendo éstos los que recogían el
agua de los patios y azoteas, llevándola por medio
de canales hacia las afueras del centro ceremonial.
En el interior de algunas habitaciones se han en-
contrado evidencias de inodoros, y se ha de haber
35 Marquina, 1951.
contado además con algún servicio de agua potable;
notándose que a partir de la época Teotihuacan II,
toda la urbe presenta un estilo arquitectónico bien
definido y una gran uniformidad en los motivos de-
corativos de los edificios.
Hablando en términos generales, Teotihuacán es-
taba constituído por una serie de basamentos para
templos; habitaciones para los sacerdotes; palacios y
edificios suntuosos para la. clase teocrática directora;
altares; plazas, patios y tal vez mercado, lo mismo
que otras construcciones menores; habiendo pasado
el centro por varias etapas constructivas, pero si-
guiendo un plan urbanístico funcionalmente pen-
sado.
Los grandes conjuntos de las pirámides del Sol y
de La Luna, o el de La Ciudadela, con sus enormes
plazas y basamentos menores, fueron pensados para
albergar a la gran muchedumbre que concurría a
las celebraciones religiosas de importancia;. en tanto
que las habitaciones, exquisitamente decoradas con
las pinturas murales, eran otros tantos santuarios
concebidos para el recogimiento espiritual del sa-
cerdocio.
Rivalizando con los cerros y el paisaje, los tem-
plos apuntaban al infinito, tratando de dominar el
panorama y reforzando el concepto de superioridad
del dios sobre el hombre terrenal, el cual vivía en
chozas de materiales deleznables como el adobe, ma-
87
 gueY,.fules, troncos, "etc., diseminados por las inme-
diaciones del centro ceremonial.
Entre los conocirpientos empíricos que han de
haber pos~ído los teotihuacanos, sobresalen el calen-
dario y tal vez la herbolaria. Según Caso, en Teoti-
huacán aparece el símbolo del año, expresado a la
manera mixteca por un ángulo y un trapecio entre-
lazados; habiendo también numerales de puntos y
barras, 'escritura glífica, símbolos de Venus, etc.
La presencia de glifos como la diosa 7 Reptil,
bandas entrel~zad.as, motivos petaloides, ojo de ave,
turq~esa, cabeza de 'mono, tigre, etc., indican que los
teotihuacanos conocieron el tonalpohuali o cuenta
.de los días; añadiendo Caso que la escritura glífica
está más conectada con la zapoteca.
Relacionados con la religión y la arquitectura
tenemos a los frescos o pinturas murales, que gene-
ralmente se' hacían en el interior de los palacios y
casas sacerdotales. La pintura era suntuosa, caracte-
rística y original. Los valot:es estéticos de ellas ten-
dían a encarnar la belleza y el simbolismo, o sea que
sintetizaban los más hondes y emotivos problemas
de la existencia.36
La lluvia por ejemplo, de la que dependían las
buenas cosechas y de éstas la vida de la población,
aparecía simbolizada por Tlaloc, lo mismo en los
murales de los edificios que en las escaleras, vasijas
y toda clase de objetos. En ocasiones la estilización
del dios representa la imagen completa; mientras
que en otras sólo aparecen sus atributos, como lo son '
las volutas, anteojeras, dientes, ojo, etc.
La serpiente emplumada, los cráneos o calave-
ras, los buhos estilizados, las flores, los frutos, los
sacerdotes que rinden culto a las deidades de la
lluvia, corrientes de agua con semillas, tortugas, ca-
racoles, estrellas de mar, etc.; lo mismo que rayos
solares, manos, ojos de Tlaloc, montañas, lagunas,
ranas, corazones humanos, etc., son a menudo repe-
tidos en las pinturas y vasijas como decoración, pero
siempre relacionados con el agua o líquido precioso
por excelencia.
Sobre el aplanado húmedo de los cuartos se apli-
caban los colores con agua, y después de absorbidas
por éste se delineaba el motivo con trazos obscuros
del mismo color, lográndose así la técnica conocida
como fresco. Otro procedimiento era el temple, es
decir, colores aplicados sobre superficies secas, por
medio de pegamentos diluidos en las pinturas y de-
lineados los motivos con negro. En la pintura no se
36 Gamio, 1922,
88
conoció la perspectiva y, en los dibujos, colocados
en un mismo plano, se procedió a situarlos en distin-
tas alturas para dar la idea de profundidad.37
Entre los principales murales podemos citar a los
encontrados en el Templo de La Agricultura, así
corrÍo los hallados en los solares conocidos con los
nombres de Atetelco, Tetitla y Tepantitla, entre ellos
el famoso Tlalocan o mansión de Tlaloc. Recientes
excavaciones han dado otras pinturas, por' ejemplo
las del palacio de Zacuala, descubiertas por Laurette
Sejourné, en las cuales se repiten los temas relacio-.
nados con el agua, pero también otros aspectos como
el sacrificio, la penitencia, las danzas, el culto a las
flores, los guerreros vestidos de tigres y águilas, etc.
El tallado en piedra del templo de la Serpiente
Emplumada, con sus mascarones de Tlaloc, conchas,
cabezas de serpiente, cascabeles, etc., o la diosa del
agua (Chalchiuhtlicue) con sus ornamentos de jade,
quechquemitl, enagua, sandalias, etc., muestran que
la minuciosidad de la ornamentación tiende a re-
saltar y embéllecer a las esculturas, aunque a su vez
simbolizan a las fuerzas implacables de la naturaleza.
La cerámica, otra de las artesanías más importan-
tes de los teotihuacanos, se caracteriza por una pro-
ducción doméstica y otra ritual; siendo la primera
generalmente lisa y la segunda con una profusa de-
coración, en la cual resaltan los motivos simbólicos
de la religión. En ambos casos las vasijas se hicieron
modeladas a mano, aunque algunas pudieron haberse
hecho en moldes; sobresaliendo los floreros, cande-
leros, sahumerios, ollas, cajetes trípodes, jarras, vasos
con tapas, platos, vasijas en forma de obuses, etc.
Siendo la cerámica la base que ha permitido la
división de períodos en Teotihuacán, puede decirse
que durante la época 1 predomina la alfarería del
Preclásico Superior; citándose la cerámica negra pu-
lida, café pulida, blanco sobre rojo, rojo sobre café
amarillento, vasijas con decoración negativa y figu-
rillas algo burdas, casi planas, con exagerado prog-
natismo y similares al llamado tipo "E" de la cuenca
de México.
En la época II la cerámica se vuelve negra bri-
llante, café o chocolate bruñida con palillo o esti-
que, rojo sobre café y comienza a aparecer la anaran-
jada delgada; habiendo cajetes y platos de fondo
plano, trípodes y con soportes cónicos pequeños; flo-
reros; tazas con base anular; ollas con efigie de Tla-
loc; vasos de fondo plano; ollas con soportes cónicos
y se inicia el cloisonné pintado.
37 Marquina, 1951.
fOTO 25. fOTO 26.

FIGURA ,.
2~
 Las figurillas de este período se vuelven más re-
finadas y delicadas, mostrando por lo general la in-
dumentaria de su tiempo (capas, faldillas, collares,
orejeras, turbantes en forma de anchas bandas sobre
la frente, etc.); habiendo algunas pintadas de rojo
fugitivo, amarillo y blanco; pero todas ellas modela-
das con una gran sensibilidad estética.
Durante el período Teotihuacán III ocurre el
apogeo de la cultura, continuándose las ideas del
período anterior, pero con un arte intensamente re-
ligioso y con mayor elaboración y madurez; apare-.
ciendo en la alfarería la cerámica anaranjada del-
gada, bajo la forma de tazas con base anular, cajetes
sencillos, vasijas zoomorfas y antropomorfas, vasos
con tapa, etc., a menudo con decoración incisa, exca-
vada o champlevé, en relieve o pintadas al fresco.
También hay cerámica rojo sobre café o cremoso,
por lo común en forma de platos trípodes con de-
coración excavada o incisa; cerámica roja pulida
brillante y café o chocolate con pulimento de pali-
llos, ésta última en forma de ollas fitomorfas o con
asa vertedera, sencillas o dobles, así como otras va-
sijas de gran elegancia.
Las extraordinarias vasijas decoradas al fresco, se
presentan regularmente bajo la forma de vasos con
o sin tapas y con soportes trípodes cónicos, rectan-
gulares o almenados; habiendo motivos 1l0rales,
caras de Tlaloc, gotas de lluvia, montañas, maripo-
~
..
FOTO 27. sas, glifos de Venus, plumas, sacerdotes, caracoles y

FOTO 28.

90

/
conchas, etc, pintados de azul o verde turquesa, ro-
sado, amarillo, blanco, rojo y negro, todo ello sobre
una delgada capa de cal o estuco.
Las figurillas, hechas en molde, se convierten en
verdaderos "retratos", con un movimiento y ritmo
que apenas se bosquejaba en el período anterior; ha-
biendo también algunas figurillas desarmables ( tí-
teres), otras que representan deidades, sellos de
barro, candeleros con uno o dos agujeros, máscaras
de serpentina y barro, etc. En los finales de Teoti-
huacán III se han de haber comenzado a elaborar
las figurillas moldeadas con grandes tocados, algunas
de ellas representando deidades y a menudo con so-
portes posteriores para conservarlas de pie.
Al sobrevenir el colapso de la civilización teoti-
huacana, durante el período IV, se siguen fabricando
las figurillas con grandes tocados y aparecen las
grandes urnas de barro con profusión de aditamentos
al pastillaje, las cuales llevan en el interior la efigie
de la deidad; iniciándose cierto reflorecimiento de la

FIGURA 24.
 ción tecnológica operada por medio de la producción
en masa. (moldes)
y concomitante con el comercio, vemos como en
numerosos lugares de Mesoamérica se adoptan las
ideas arquitectónicas y religiosas de los teotihuacanos,
o se difunde y establecen nuevas colonias de esta
cultura, o simplemente se observan objetos llevados
por comercio; como arqueológicamente se vé en El
lxtépete, Jalisco; Armería en Colima; Cholula, Pue-
bla; Tajín y Cerro de las Mesas en Veracruz; El
Arbolillo, Texcoco y Tlapacoya en el Estado de Mé-
xico; San Juan del Río, Querétaro; Gualupita y
Chalcatzingo en Morelos; Kaminaljuyú y Tikal en
Guatemala; .etc.
'lf9r 700 D. C. la cultura teotihuacana toca a su
fín. Las condiciones climáticas de sequía que se agu-
dizan por esta época; la erosión de las tierras culti-
vables y el intensivo uso de las mismas; la numerosa
población que se tuvo que mantener; la tala de los
árboles que se convertían en carbón, vigas para las
construcciones, madera para los techos y como com-

FOTO 31.

FOTO 30.

cultura en San Miguel Amantla, Azcapotzalco, lugar

que ha de haber sido ocupado desde el período lII.
Durante el apogeo de Teotihuacán el comercio
alcanza un climax, tanto en la extensión geográfica
de sus relaciones como en su intensidad; abarcándose
casi la totalidad de Mesoamérica y partes alejadas
como el suroeste de los Estados Unidos y Centro amé-
rica, aunque no sabemos con certeza si estas relacio-
nes fueron directas o realizadas más bien a través de
intermediarios.
Los objetos de comercio teotihuacanos fueron ar-
tículos manufacturados, especialmente cerámica ana-
ranjada delgada, vasos con tapa decorados al fresco,
máscaras de serpentina, candeleros, etc., los cuales
han de haber sido intercambiados por productos y
materias primas de lujo; pero el volumen del comer-
cio sugiere el incremento general de las manufac~u-
ras; de comerciantes especializados y, en el caso
especial de la cerámica, indica además la transforma-

92
bus tibie para quemar la cal; la emigración de espe-
cialistas o artesanos hacia otros lugares; la indepen-
dencia económica de los pequeños núcleos humanos
que contribuían al sostenimiento del centro ceremo-
nial; así como la cerrada organización política que
imponía su voluntad a la masa proletaria, han de ha-
ber sido factores que contribuyeron al decaimiento de
Teotihuacán; viniendo por consiguiente una etapa
decadente y de conservatismo cultural que perdura
hasta el período IV'J
Al finalizar este período, por 850 D. e, Teotihua-
cán ha sido prácticamente despoblado y permite el
asentamiento de un grupo tal vez de filiación Otomí,
el cual también se asienta en San Miguel Amantla,
Azcapotzalco, y forma el llamado grupo de los
Amantecas; correspondiendo a ellos la cerámica co-
nocida como Coyotlatelco y las adaptaciones que se
observan en las construcciones de esa vieja urbe.
\En esta corta etapa transicional, los portadores de
una cultura más baja como la otomí, se asientan
temporalmente en Teotihuacán y adaptan algunos
de los suntuosos palacios en habitaciones comuna-
les de reducidas dimensiones; apareciendo una serie
de muros de adobe o de piedras irregulares, revesti-
das de lodo, adosados a las paredes originales con
objeto de subdividir interiormente las espaciosas y
largas sa1as.
Asociados""a estos muros, y sobre el piso de las
construcciones, se pueden observar cierta cantidad
de fragmentos de cerámica Coyotlatelco (Rojo sobre
café brillante) que parece haberse derivado de la
misma alfarería teotihuacana, o sea que el nuevo
grupo convive transitoriamente con la escasa pobla-
ción teotihuacana que todavía quedaba en dicho
centro.
EL HORIZONTE POSTCLASICO
---
La Cultura Tolteca-Chichimeca. El Horizonte¡
Postclásico, llamado tamoíén Tolteca-Chichimeca,
se inicia aproximadamente en el siglo x, o sea cuan-
do la prosperidad de Teotihuacán, Monte Albán,
. Palenque, etc., va en descenso y los centros ceremo-
niales comienzan o han sido ya abandonados. ~ Como los info.rmantes de Sahagún eran mexicano;?
Por esta época Teotihuacán ha logrado desarrollar
y trasmitir a otros grupos una serie de nuevos rasgos
culturales, que se van a reflejar ep' \etapas posterio-
res; pudiendo citarse,1a planeacióN/y edificación de
los centros ceremoniales; el estilo2Jrquitectóni¿o
de talud y tablero; la orientación:¿e los edificios; la
pintura al fresco; la escultur~onumental; las co-
losales~abezas de serpi~nte; una religión!y un cuIJo
organizado a numerosas deidades, entre ellas TJaloc,
Xipe, Huehueteotl, Xochipilli, etc., las cuales juga-
rán un papel importantísimo en el gran drama cos-
mogónico de toltecas y mexicas, enriquecido a trav.és
~e los mitos y leyendas que nos dejaron estos ú13
timos.
En esta forma no debe extrañarnos que ciudades
como El Tajín, Xochicalco, Cholula, etc., florezcan
y sean portadores de cultura teotihuacana cuando
otros centros han desaparecido; notándose ~n esta
etapa un culto preferente a Quetzalcoatl, cuyo ori-
gen parece haber venido de la Huasteca)
Al desaparecet:Yreotihuacán como centro clave y
ocurrir el derrumbe del mundo Clásico, comienzan
a aparece na serie de nuevos rasgos culturales que
se observan lo mismo en Tlaxcala que en Hidalgo,
en Morelos que en Puebla, en Yucatán, Chiapas,
Sinaloa, etc.; fitándose por ejemplo la!metalurgia, la'
cerámica lplumbate o plomiza, la Yfarería anaranja-
da fina, la cerámic!JMazapan, la Cholulteca, la Mix-
teca-Poblana, etc., lo mismo que juegos de pe-lota
con estructura~) y anillos de piedra, cOl,umnalskr-
pentinas, atlantes, pórticos con columnatas, chacmo-J
les, etc.
I
Este nuevo complejo cultural es lo que constituyil J
el llamado Horizonte Tolteca-Chichimeca, el cual
abarca un lapso de tiempo compreñdido entre 850 dJ
~25..cLD. e, mismo que podría subdividirse en ~
períodos a saber: un periq90 TransicioJ1al de lo clá-
sico a lo tolteca \850 ª_950 D. e), un período de
las Culturales Locales (.95O al, 15 O D. e) y un
período Expansionista de 1,150 a i,250 D. e .J
Los Toltecas. El admirable cronista Fray Bernar-
dino de Sahagún nos dice' que " ... primeramentel
los toltecas, que en romance se pueden llamar ofi-
ciales primos. . . fueron los' primeros pobladores de
esta tierra, y los primeros que vinieron a estas par-
tes, que llaman tierras de México. . . y vivieronl~ri-
mero muchos años en el pueblo de Tulantzinco, en
testimonio de lo cual dejaron .. .' un Cú, que llama-
ban en mexicano, uapalcalli ... " .-J
1 que glorificabaR~as hazañas y los hombres de su
tiempo, a la vez qu~onsideraban a la sangre tolteca I
como perteneciente a una casta superior y ya habían
<>
olvidado los remotos orígenes de los pueblos ante-
riores a ellos, no nos debe extrañar que buscaran sü
origen en los toltecas y que los consideraran como '}
los primeros~ pobladores y los que habían inventado
93
 _la agricultud}!el cale~dario, las ~ttes, etc. 0rqueo-
lógicamente se ha comprobado el paso tolteca por
-:? Tulancingo, Hidalgo, en donde hay una pirámide o
basamento c nstruido sobre otras estructuras de tipo
teotihuacano.
1- "De allí fueron a poblar a la ribera de un río
junto al pueblo de Xicotitlan, el cual ahora tiene el
nombre de Tullan o Tula. .. (habiendo) señales
de las muchas obras que hicieron, entre las cuales
dejaron una que está allí. . . aunque no la acabaron,
'(}que llaman Coatlaquetzalli, que son unos pilares de
la hechura de culebra, que tienen la cabeza en el
suelo por pie, y la cola y los cascabeles de ella tie-
nen arriba." "Los toltecas. todos se nombraban chi-
chimecas, y no tenían otro nombre particular sino
éste que tomaron de la curiosidad, y primor de las
obras que hacían, que se llamaron obras toltecas, o
sea como si dijésemos, oficiales pulidos y curio-
_sos ...
"Había también un templo de un sacerdote lla-
mado Quetzalcoatl, mucho más pulido y precioso
\)que las cosas suyas, el cual tenIa cuatro aposentos ...
(y) la casa u 'oratorio de Quetzalcoatl, estaba en
medio de un río grande, que pasa por allí por el
pueblo de Tula, y allí tenía su lavatorio el dios, y
~ lJe llamaban Chalchiuhapan."
Los párrafos anteriores nos dicen claramente quié-
nes eran los toltecas y cuál fue su capital más im-
portante; pudiendo pasar ahora a bosquejar la his-
toria de ellos, basada en la arqueología y en los
acuciosos estudios realizados por el investigador Ji-
ménez Moreno.
La Historia Tolteca. No muy lejos del desolado
desierto del Mezquital, en tierras frecuentadas por
las tribus nómadas conocidas como "teo-chichime-
cas" o vagabundos auténticos, y cercana al río de
Tula, se levantaba en otros tiempos ".:rollan Xico-
cotitlan" o la metrópoli junto al Xicuco, la cual se
~ndía desde los cerros de La Malinche, del Tesoro
y del Cielito hasta el cerro del Xicuco en el Estado
de Hidalgo.38
Ubicada §n un fértil valle, y a orillas de un río
lo suficientemente caudaloso como para no carecer
r dlel agua necesaria, esta legendaria "ciudad de mu-
chos vecinos" (o Mamenhí comoc; la llamaban los
otomíes) estaba estratégicamente ~ rotegida en tres
de sus lados por una serie de bancos escalonados o
_cantiles, por cuya b~se corría el Tula.39
38 ]iménez Moreno, 1941.
39 Ruz L, 1945.
94
v o
Fundada por gentes nahuas que se mezclaron in-
tensamente con los otomianos, y en convivencia .,on
los nonoalcas y tal vez otros grupos herederos o de-
positarios de la cultura teotihuacana'( esto tolteca-
chichimecas se civilizan rápidamente, hasta el grado
de que la palabra tolteca llega a ser sinónimo de
habitante metropolitano, artista o artífice, maestro
en artes mecánicas, sabios y adivinos, etc.~ al mismo
tiempo que los que poseían sangre tolteca se habrían ~
de preciar como pertenecientes a una casta superior. 1 __
-'-
n el corto lapso de tres siglos los Toltecas logran
consolidar una cultura propia y vigorosa. e extien-
de 1 hacia el sur, a la costa atlántica, a Oaxaca y
Chiapas, a Yucatán y aún a Sinaloa, Honduras, El
Salvador y Nicaragua; influyendo,-- poderosamente
con su estilo escultórico cubista al arte mexica, e
iniciando, con su repentina aparición en el Altipla-
no, la historia antigua del México Prehispánico.
Como decíamos anteriormente, por los finales de
Teotihuacán comienzan a llegar al Altiplano los
primeros grupos nómadas norteños, entre· ellos los'~
Qtomíes @ue se han de haber establecido por l~
región que hoy conocemos como El Mezquital~ pero
un poco más tarde irrumpen también en la cuenca
de México los toltecas-chichimecas, quienes parecen
haber venido de tierras cazcanas de sur de Zacate-
cas y norte de Jalisco.40)
tan a ~atl,
~-
A partir de aquí las fuentes históricas nos presen-
Mixcoamazatzin o Toltepeuh, como
unQegendario personaje que penetra al valle de Mé-
xico al frente de sus guerreros y pasa por Teotihua-
cán (tal vez por 900 D. c.); a la vez que domina
a una serie de pueblos del norte de la cuenca, entre <1
ellos Hueipochtlan, Huehuetoca, Tecama, etc.41)
El pas&de los Toltecas por Teotihuacán y otro~
lugares está corroborado por la presencia de cerámica
--'
Mazapan, nombre tomado de un moderno pueblo
cercano a Teotihuacán; habiendo aparecido en este
sitio y también en Xolalpan, esta típica alfarerí~
asociada a cerámica plumbate o plomiza.
Conquistada Ila parte norte de la cuenca de Mé-
xico, Mixcoatl establece~la capital de su imperio en
Culhuacán, junto al Cerro de La Estrella; iniciando <-
la guer;~ ontra los "huitznahuacanos" o gentes su- -
reñas del Estado de Morelos, en donde engendra en l
una mujer llamada Chimalma, a un hijo póstumo
que nace en Michatlauhco.4
{La cercanía de Michatlauhco con Tepoztlán, Mo-
40 ]iménez Moreno, 1959.
41 ]iménez Moreno, 1956.
42 ]iménez Moreno, 1956.
 relos, y el folklore de esa reglOn que todavía celé-
bra la lucha del Tepotztecatl contra e! dragón de
Xochicalco, permite a Jiménez Moreno considerar
que el hijo de Mixcoatl (Ce Acatl Topiltzin) vivió
) ~u niñez en esa región, en la cual obtendría la reli-
gión y culto a Quetzalcoatl, así como otros rasgos
culturales más avanzados que los que poseía la tribu
de su padre)
Al parecer en 94 D. C. nace' Topiltzin- y_muere
Mixcoatl asesinado; en tanto que Ufl •....surpador lla-
1 mado Ihuitimal o A~~cpjln~l cupa el trono toda-
vía con sede en Culhuacáñ: Más tarde, Ce Acatl
-Topiltzin mata' al usurpador y entierra los huesos de
su padre en el Cerro de La Estrella, seguido de varios
6ritos que~l vez inician la adoración o culto a ix-
_coatl (dios-héroe civilizador);\ cambiando ,ransito-
riamente la sede del imperio a Tollantzinco (Tu-
lancingo, Hidalgo) para trasladarla z./añosdespués a
Tallan (Tula, Hidalgo), en donde hay, sobre una
peña del cerro de La Malinche, un bajo relieve con
la fecha 8 Tecpatl (980 D. c.), tal vez referente a
su entronización como rey' y sacerdote de la "ser-
piente emplumada".
Convertido-'én sumo sacerdote de la serpiente em-
plumada o Quetzalcoatl, nombre que también le da-
o
ban a los sacerdotes de esa deidad, y tal vez en pugna
política-religiosa con los dirigentes de los varios gru-
pos que convivían en Tula y que querían implantar-
nuevos cultos, el rey-sacerdote Ce Acatl Topiltziñ!
Quetzalcoatl se ve precisado a abandonar Tula, in~~t
ciándose el éxodo hacia Tlillan Tlapallan.
Según .funénez Moreno, por el año '1,000 D. C.
se inicia en Tallan otra dinastía con Matlacxochitl
a la cabeza, y a su muerte, por 1,034 D. c., ocupa el
trono Nahuyotzin, mismo que es sucedido por Ma-
tlacoctzin en 1,049 D. c., luego le sigue Tlicotzin en
1,077 D. c. y por último Huém¿c, en 1,098 D. C.
(purante el reinado de Huémac ocurre la destruc-
ción de Tula, en parte por causas internas, en parte
...., tal vez por la i llegada de nuevos grupos nómadas
chichimecas; permaneciendo allí N,..-auhyotl, último
rey tolteca, hasta 1184.-D-c., fecha en la cual emigra
.:.,al frente de las tribus colhuas.
Al resquebrajarse el imperio tolteca los grupos
nahua-otomianos Iy aliados vecinos ¿reasumen su au-
tonomía tribal y se dispersan en varias direcciones;
conociéndose el dato de que algunos grupos que
vagaban por tierras de Meztitlán y Huachinango, se
establecen en Cholula por 1,220 D. c., desalojando
más tarde a los ülmecas históricos que vivían allí.43
43 ]iménez Moreno, 1956.
~l fin definitivo de los toltecas como grupo do-
minante, ocurre cuando los grupos que habitaban
todavía Culhuacán, pierden la guerra contra los Jlue-
vos chichimecas llegados ell.-l,246 D. c.,')y ya para
ese entonces las hordas de Xólotl habían pasado y
destruido en parte a Tula, la cual fue reocupada par-
cialmente por los grupos mexicas.
.-- Con el tiempo Tula se convirtió en un señorío
importante por sus relaciones con la capital tenochca
y, durante la dominación española del siglo XVI, fue
punto de partida de importantes movimientos de co-
lonización otomí hacia Querétaro y Guanajuato.44
I
,La Cultu.ra. La legendaria Tallan o Tula, la de
magnificencia Iun tanto semi· bárbara como dirían
las crónicas, y cuyo cult, "'-princi'pal fue el de Quet-
zalcoatl, se encuentra situada aChoroeste de! actual
pueblo del mismo nombre, sobre un'"promontorio de
piedra caliza y estratégicamente-ubicada y protegida.
Los e~ficios principales, distribuido~n una gra;J
Plaza Central y orientados/con una desviación apro-
ximada de 17 grados al este del norte astronómiC0,
indican la planeación de la ciudad y la monumen-
talidad de la distribución; resaltando la Plazoleta
Norte con su juego de pelota, la Pirámidéde Quet-
zalcoatl o Montículo B, el Coatepantli::o muralla de
serpientes, e! Palacio~de las Columnas y otros edifi-,
cios menores, altares y adoratorios. -'
En Tula todo indica que las 'construcciones eran
fastuosas, aunque los proyectos de los arquitectos
toltecas resultaran deficiente en sus técnicas cons-
tructivas, puesto que por 10 generaL\ttilizaban nú-
cleos de grandes piedras sin mortero y débiles muros
de adobe, lo cual restaba solidez a los basamentos,
ponían en peligro la estabilidad de los edificios y,
frecuentemehte, tenían que recurrir a las reparacio-
nes de las estructuras.45
De hecho estas construcciones eran realizadas para
impresionar y no para durar; )teniendo la arquitec-
tura tolteca unaJendencia a la suntuosidad decora-
tiva, más que a la-espiritualidad, como se observa en
los frisos decorados con serpientes emplumadas, ja-
guares, coyotes, guerreros, etc., cuya policromía y
estilo más bien pictográfico las hace estáticas.
Al respecto hay que recordar que posiblemente
los toltecas~emplearon a artesanos de 'tradición teo-
tihuacana, siguiendo él estilo de ba~amentos con
talud y tablero, aunque algo modificados; explicán-
dose así el fuerte control de los principios estéticos
44 ]iménez Moreno, 1956.
45 Acosta, 1956-57.
95
 y cierta maestría en la ejecuclOn, sólo que puestos
al servicio~e una arquitectura espectacular, como 1
los triunfos de la clase guerrera dirigente de esa
época.
Junto a la técnica constructiva de piedras sin mor-
tero y muros de adobe, Tula presenta otras carac-
terísticas e innovaciones n egistradas en el Hori.
zonte Clásico. Allí pueden ver; (las ;structuras
basamentos de planta circular, dedicadas al culto de
Q~etzalcoatl como dios del Viento;)patios.ll1odeados
en parte por columnatas para formar pórticos o ga-
lerías techadas; coatepantlis o recinto~bordeados
con muros de serpientes esculpidas; altares':'de crá-
neos o Tzompantlis; juego de pelota en forma de 1
con anillos de piedra; banquetas {con losas talladas
en bajo relieve y representando~procesiones de gue-
rreros o sacerdotes; uso der71adrillo cocido; etc.; aL
igual que elementos ya conocidos con anterioridad,
como edificios )lrededor de pitios ~undidos; reves-
timiento de piedras cortadas;· cuartos domésticos con
techos planos; muros lpintados al fresco; techos con
aplanado de adobe o estuco; cisternas y 6canales de
desagüe; pisos de estuco 7pintados de rojo; etc.
La planeación y orientación de las estructuras; la
decoración de los frisos y pilastras; la escultura mo-
numental; etc., llevó a que los mexicas consideraran
a los toltecas como oficiales pulidos y curiosos, en
vista de la curiosidad y primor de las obras que
hacían, aunque a ello contribuyeran otros grupos;
pero. en general la arquitectura de Tula implica la
existencia de arquitectos, albañiles, pintores, cante-
I
ros, escultores, etc., o sea que varias artes estaban
asociadas a ella y de ahí el estilo perdurable de sus
obras constructivas.
Entre las construcciones más importantes de Tula,
sobresale el basamento piramidal conocido también
~ como Montículo B, el cual está compuesto de cinco
cuerpos que dejan entre sí un angosto espacio para
recorrerlos, revestidos con losas esculpidas y arre-
glados en taludes y tableros.
El basamento pasó cuando menos por tres épocas
constructivas, enfatizadas por la decoración del re-
vestimiento, aunque en la primera época las losas
eran lisas. A la segunda época corresponden el pri-
mero y segundo cuerpo que se observan al este de la
pirámide, cuyo revestimiento se compone de losas
decoradas en bajo relieve, representando jaguares,
coyotes y pájaros que miran hacia la misma direc-
ción; habiendo también algunas lápidas intercaladas
que representan a una especie de monstruo de la
tierra o Quetzalcoatl, compuesto de atributos de pá-
jaro y serpiente.46
En la tercera época hay frisos o tableros con la
misma decoración, pero mirando hacia direcciones
opuestas, a la vez que se observan coyotes con collar
y paneles con águilas comiendo corazones húmanos,
46 Dutton, 1955.
Foro 32.
los cuales alternan con las representaciones de Quet-
za1coatl.
Al parecer en esta última época se construyó el
templo que hoy observamos a medias, el cual se
componía de una amplia habitación con techo plano,
sostenido por trabes de madera que descansaban so·
bre columnas en forma de guerreros o "colosos", y
a cuyo frente habían dos columnas serpentinas con
las cabezas como bases y las colas como capitel, di-
vidiendo la entrada en tres claros o puertas.
Correspondiente al período final de las construc-
ciones de Tula, aparece también el llamado Coate-
pantli o muralla de serpientes, el cual rodeaba en
parte a la pirámide de Quetza1coad; estando este
muro compuesto de un talud y un tablero, dividido
en tres frisos superpuestos y separados por cornisas
sencillas. Los frisos superior e inferior tienen espi-
rales y diseños escalonados que estaban policroma-
dos; en tanto que el friso central o medio, muestra
serpientes devorando esqueletos humanos. El muro
remataba en una serie de almenas en forma de cara-
coles cortados.
Los palacios de los sacerdotes y jefes principales
se componían regularmente de una serie de habita-
ciones, colocadas alrededor de un patio de planta
rectangular o cuadrada, el cual está a nivel más bajo
que los cuártos, es decir hundido; en tanto que otros
tenían corredores techados sobre columnas. Adosadas
FOTO 33.
a las paredes pueden haber banquetas con decoración
en bajo relieve y pintados; altares o adoratorios y
chacmoles al frente de los santuarios.
Los amplios pórticos, formados por columnatas o
pilastras, que rodeaban a la pirámide de Quetza1coatl
y al Palacio de las Columnas; los juegos de pelota
con su corredor o cancha en forma de 1; los altares
y esculturas; etc., hacen de Tula una ciudad espec-
tacular y no carente de majestuosidad; habiendo otra
serie de estructuras, como las de El Corral y El Cie-
lito, que indican la gran extensión del centro tolteca.
En El Corral, como a 1.5 kilómetros del centro
principal, hay una pirámide truncada, de planta
rectangular y circular combinadas, y que recuerda
a las llamadas "yácatas" de Tzintzuntzan, Miclí6a-
cán, la cual ha de haber estado dedicada a Quetzál~
coad como dios del Viento. En la esquina noroeSte
de ella, hay también un altar de cráneos, el cual está
decorado con calaveras, tibias cruzadas, serpIentes
con plumas, etc.
Desde el punto de vista estético la urbe tolteca
abandona el sentido arquitectó~ico para séguir más
bien el camino de la escultura. La estatuaria en pie-
dra, tanto en bajo relieve como en bulto, muestra
una excesiva repetición de los motivos ornamenta-
les, pero sin caer en el barroquismo y sujeta a cierto
nódulo religioso; importando más el conjunto de la
obra que el preciosismo del detalle.

Entre las obras más destacadas pueden citarse las
columnas con representaciones de guerreros en bajo
relieve, hechas de varias piezas ensambladas por el
sistema de caja y espiga, para decorar los pórticos y
las fachadas de los templos; los chacmoles o escultu-
ras con personajes recostados y con un recipiente o
plato sobre el vientre; los atlantes que soportaban
Íos altares bajo frisos de guerreros esculpidos y poli-
cromado~; los frisos de águilas, tigres, coyotes, etc.,
devorando a veces corazones humanos; lápidas con
representaciones de Quetzalcoatl u hombre-pájaro-
serpiente; portaestandartes; cariátides representando
guerreros con atlatl; banquetas con procesión de ca-
ciq~es o sacerdotes <;:aminando es sentido opuesto y
pintados de varios colores; representaciones del glifo
del año, Venus, discos solares, símbolos estelares y
volutas de la palabra; serpientes de cascabel, em-
plumadas o del fuego; almenas en forma de caracol
cortado; etc.
Dentro del arte escultórico las representaciones
de animales y pájaros son más realistas en su trata-
miento que las grandes esculturas o frisos de gue-
rreros que se antojan hechas como pictografías; pero
todas ellas estaban subordinadas a la arquitectura, o
sea que escultores y pintores colaboraban estrecha-
mente con el arquitecto.
98
1
I
I
fOTO 34.
De la pintura tolteca pocos ejemplos nos han que-
dado, puesto que éstas eran aplicadas directamente
sobre un débil aplanado de barro, que revestía los
muros de adobe, y el cual se desprendía con mucha
facilidad. Sin embargo, las pinturas sobre piedra han
conservado mejor su colorido; observándose algunas
esculturas y frisos de banquetas que estaban estuca-
das y pintadas de varios colores, especialmente rojo,
azul, amarillo y blanco.47
Entre las esculturas, banquetas y lápidas con bajos
relieves, los toltecas nos han dejado casi verdaderos
retratos de las gentes y personajes de su tiempo,
aunque desde luego predominan los guerreros, sa-
cerdotes y tal vez algunos caciques de importancia.
A través de dichas representaciones vemos que
generalmente los hombres usaban un braguero o
maxtlatl, sin duda alguna de algodón, y solo en pocas
ocasiones se observa una especie de faldilla o de-
lantal sujeto por medio de un cinturón. A pesar de
la poca vestimenta los toltecas tenían predilección
por los tocados y ornamentos, últimos que muestran
la delicadeza que habían logrado en el tallado de
las piedras.
Entre los tocados habían especies de diademas de
piel con mosaico de jade o chalchihuites, que ha de
47 Acosta, 1956-57.
 FIGURA 25.

haber sido el adorno distintivo de los caciques y tocados, y en ocasiones simples penachos de plumas
gente principal; habían también yelmos o cascos con de garza o de quetzal. 48
tocados de animales y a veces de pluma; vendas Entre los ornamentos principales se pueden men-
frontales o turbantes que servían para sujetar los 48 Moedano Koer, 1947.

99
cionar narigueras; orejeras sencillas circulares, a ve-
ces con adornos colgantes; pectorales hechos de dos
o más hilos de cuentas de jade, lo mismo que pec-
torales en forma de animal, generalmente represen-
tando mariposas estilizadas; brazaletes de jade y po-
siblemente de piel; ajorcas en ambas piernas; co-
llares; etc.
Los guerreros llevaban por lo regular taparrabos;
cinturones; sandalias o cactlis; escudos circulares, a
veces con adornos de plumas; lanzadardos; haces
de flechas y cascos protectores; en tanto que algunos
señores usaban báculos o cayados; varas de mando
adornadas con plumas y, posiblemente, los comer-
ciantes portaban abanicos como símbolo de su pro-
fesión.
Dentro de la organización sociopolítica, la pre-
sencia de guerreros y tal vez una nobleza militar,
son rasgos que se relacionan con los Tolteca-Chichi-
mecas.
En Tula, la estructura de la sociedad tiende a
complicarse por la existencia de varios grupos étni-
cos y culturales; pareciendo que de un Estado teo-
crático monopolista comienza a emerger un Estado
militarista, o al menos teocrático-militarista.49
En una sociedad de este tipo, las guerras y con-
quistas son un factor económico de importancia; no-
tándose en Tula un verdadero culto a la casta gue-
rrera, lo mismo que sacrificios y dioses conectados
con ese mismo aspecto.
49 Palerm, 1955.
FIGURA 26.
 Además de la clase teocrática-militar, que es la
que controla el poder, hay los artesanos, los comer-
ciantes y el proletariado, últimos que han de haber
estado en franca servidumbre y esclavitud.
Durante el horizonte tolteca-chichimeca parece
haber un decaimiento del comercio, lo cual trae
también cierta restricción de las artesanías y de los
FIGURA 27.
mercaderes, no habiéndose encontrado, por ejemplo
en Tula, prácticamente ningún objeto de lujo, salvo
fragmentos de cerámica plumbate o plomiza que
venían de Guatemala.
La misma cerámica que se hacía en Tula, muestra
cierto atraso si se le compara con la teotihuacana;
habiéndose encontrado el tipo llamado Coyotlatelco
 (rojo sobre café amarillento) en las capas más ba-
jas, que indica también conexiones con los grupos
del Horizonte Clásico.
Otros tipos de cerámica encontrados en Tula, son
el llamado Mazapan, de color rojo sobre crema
y con diseños de líneas ondulantes y paralelas; el
"Naranja a brochazos" que es la cerámica propia
del lugar; el tipo plum bate o plomizo (estilo To-
hi!), Y cerámica anaranjada con diseños negros,
similar al llamado Azteca 1 de la Cuenca de
México.
También aparecen algunas figurill~s hechas en
molde y con los cuerpos. aplanados; incensarios con
perforaciones y largos mangos; malacates; maquetas
de templos; pipas de barro; braseros con caras de
Tlaloc; etc.
Desde el punto de vista religioso, los Toltecas
rendían culto a Quetzalcoatl y a Tlahuizcalpante-
cuhtli; pero en el sitio cercano, denominado El Co-
rral, apareció una lápida con un relieve de Izpapa-
lotl. También parece que era conocida la diosa
Gnteotl y Tlaloc, dios de l.a lluvia.
La existencia de basamentos para templos, alta-
res, adoratorios. y representaciones de Quetzalcoatl,
Tlahuizcalpantecuhtli, ~tc., indican que los toltecas
tenían una fuerte organización sacerdotal y una re-
ligión de tipo politeista; pareciendo que en Tula
hubieron ciertas rivalidades entre los adoradores de
- Quetzalcoatl y la casta militar que rendía culto a
Tlahuizcalpantecuhtli, lo cual explicaría el éxodo de
algún grupo hada el sur.
Se adoraba también a Tlaloc, ese dios antiquísimo
del agua y la vegetación; a Gnteotl, dios del maíz
o planta divinizada; a Izpapalotl o mariposa de ob-
sidiana; a Tla1chitonatiuh, especie de dios solar y de
la lluvia; lo mismo que a Tlahuizcalpanrecuhtli o improbable que ésta haya sido la resultante de
señor del alba, gemelo de Quetzalcoatl bajo la advo-
cación de estrella matutina. El dios Quetzalcoatl
llega a tener en Tula el rango de dios del Viento o
Ehecatl.
.•Por .Sahagún sabemos que los toltecas tenían el
"mi~mo mantenimiento que ahora se usa del maíz
. . . así el blanco como el de más colores ... y como.
praban y trataban en ello por moneda". "Su vestir
~- era manta o ropa que tenían alacranes pintados de
azul; su calzado eran cotaras también pintadas
de azul, y de lo mismo eran sus correas."
"Eran también buenos cantores, y mientras can-
taban o danzaban, usaban tambores y sonajas de
palo que llaman ayacachtli. .. eran muy devotos y
grandes oradores. .. conocían las calidades y vir-
102
tudes de las yerbas, y sabían las que eran de proveo
cho, las que eran dañosas y mortíferas. " porque
también eran médicos."
"Tan curiosos eran los dichos Toltecas, que sabían
todos los oficios mecánicos, y en todos ellos eran
los únicos primos oficiales, porque eran pintores,
lapidarios, carpinteros, albañiles, encaladores, ofi-
ciales de pluma, de loza, hilanderos y tejedores."
"Eran tan hábiles en la astrología natural, que ellos
fueron los primeros que tuvieron cuenta, o la com-
pusieron de los días que tiene el año ... " .
Arqueológicamente, el conocimiento del calenda-
rio está ejemplificado en Tula por unos cuantos je-
roglíficos que se encuentran esculpidos sobre piedra.
De éstos, seis van acompañados con numerales de
puntos y barras, estando más conectados con el es-
tilo zapoteca-maya que con el estilo mexicano. El
símbolo del año, se hacía a la manera de los mix-
tecas.50
Gtando palabras de Krickeberg, "los toltecas fue-
ron los representantes de una antigua cultura nahua,
limitada primitivamente a los valles de México y
Puebla, la cual se extendió después hacia el sur y a
lo largo de la antigua ruta comercial hacia la costa
atlántica, llegando a Tabasco; de donde otras bifur-
caciones, muy llenas de vida, se extendieron hasta
el norte de Yucatán, por un lado, y por el otro hasta
Guatemala, San Salvador y Nicaragua".51 /
Elementos e influencias toltecas se han encontrado
en el norte de México, en Querétaro, en Oaxaca y
Chiapas, etc.; pero sobresale desde luego el norte de
Yucatán; siefioo en Chichén Itzá donde mejor se
aprecia la intrusión tolteca.
Desde el punto de vista arqueológico, la cultura
Tolteca es una de las menos estudiadas, no siendo
grupos norteños de baja cultura que se fusionaron
con pueblos de filiación teotihuacana, especialmen-
te por la zona Queretana, de donde han de haberse
extendido posteriormente hacia el occidente de Méxi-
co, al valle o Altiplano Central y de ahí hacia
el sur.
En Querétaro hay sitios como El Cerrito, La Mag-
dalena, San Juan del Río, etc., los cuales muestran
algunos elementos teotihuacanos y cierta transición
hacia lo verdadero Tolteca; a~areciendo las colum-
nas, estructuras circulares, revestimiento de lajas co-
locadas en sentido horizontal, cerámica rojo sobre
amarillento, etc.
50 Acosta, 1956-57.
51 Krickeberg, 1933.
 EL HORIZONTE HISTORICO madora, bajo el reinado de Tezozomoc, el cual ha-
bía establecido una serie de alianzas entre Azca-
Generalidades Históricas. Por los finales del im- porzalco, Coatlichan, Cuauhnahuac, Huejotzingo y
perio tolteca la Cuenca de México se ve invadida Amequemecan.63
por una serie de oleadas de bárbaros chichimecas, Tenayuca. El vocablo está compuesto de las voces
entre las cual~s sobresalen las de los Pames-Otomíes "tenamitl" que significa muro, y la terminación
de Xólotl, la de los Acolhuas, Tepanecas y Otomíes "yancoc", propia de lugar, de modo que significa
que salieron con Nauhyotl de Tula y la de los Me- "lugar amurallado"; como se comprueba por el je-
xicas. roglífico del pueblo; representado en los códices por
Los Chichimecas de Xólotl entraron procedentes u,: cerro y un muro almenado en la parte superior.
de la región del Mezquital, y al llegar al Valle de Cuando los chichimecas de Xólotl llegaron a Te-
México fundaron su primera capital en Xoloc, lugar nayuca, no traían cerámica distintiva; pero han de
cercano a Tizayuca; pero pronto decidieron cambiar haber intercambiado algunas vasijas y objetos de ba-
, la capital a Tenayuca, en donde había condiciones rro con los grupos vecinos, como lo revelan las ex-
\ más ventajosas de subsistencia. ploraciones arqueológicas.
Según los Mapas Tlotzin y Quinatzin, estas gentes Inicialmente la cerámica corresponde al llamado
se vestían con pieles; usaban el arco y la flecha; vi- horizonte Tolteca-Chichimeca, en el cual predomi-
vían en cuevas o sencillas chozas de paja; su tecno- nan los tipos Coyotlatelco y Mazapan, lo mismo que
logía estaba muy poco desarrollada y hablaban una la cerámica Azteca Il o tipo Tenayuca negro sobre
lengua muy relacionda con el nahuatl; pero por la naranja. Dentro de las vasijas sobresalen los platos
convivencia con otros grupos de la cuenca, pronto de color crema con motivos rojos ondulantes, los
aprenden hábitos de vida más adelantados. cajetes estilo Tl;lla y otros ejemplares menores.
Estando los chichimecas de Xólotl en Tenayuca, Posteriormente vienen las influencias mexicas,
llegaron también a la cuenca los tepanecas, los acol- apareciendo cerámica Azteca III y IV, es decir roja
huas y los otomíes, cada uno de estos grupos man-
53 Jiménez Moreno, 1956.
dados por sus respectivos jefes; mismos que solicitan
permisó para ocupar tierras por las cercanías de los
dominios de Xólotl. Al parecer Xólotl casa a dos de
sus hijas con los jefes de los tepanecas y otomies;
estableciéndose los primeros en Azcapotzalco, los
segundos en Xaltocan y los acolhuas en Coatlin-
chan.52
La unión de estos jefes con Xólotl ha de haber
creado cierto pacto o tratado político de defensa
mutua entre Xaltocan, Azcaporzalco, y Tenayuca;
surgiendo de ahí la primera triple Alianza, rasgo
que caracteriza también al Horizonte Histórico.
Después de Xólotl (1244 a 1304 D. c.) le su-
cede en el trono de Tenayuca su hijo Nopaltzin
(1304 a 1335) y a éste le sigue Tlotzin. Para esas
fechas, Quinatzin, hijo de Tlotzin, ya había fundado
un señorío en Texoco o Texcotzingo, y con la lle-
.gada de los Tlailotlaques o "regresados", que venían
de la Mixteca, y los Chimalpanecas de Cuauhtinchan,
Puebla, se inicia la urbanización de Texcoco, el cual
se convierte en cabeza de señorío.
Por los finales del rey Quinatzin (1337 D. c.),
se comienza a ~tender el dominio texcocano; en
tanto que Azcapotzalco cobraba una fuerza abru-

52 Jiménez Moreno, 1956.

pulida con motivos negros o blancos; anaranjada,
polícroma, etc.; tallándose algunas esculturas repre-
sentando deidades, escudos con haces de flechas, etc.
En Santiaguito Atepetlac, lugar próximo a Tenayu-
ca, se encontraron algunas ofrendas dentro de un
manantial clausurado; habiendo restos de remos de
madera, esculturas de Tláloc, vasijas, pipas de ba-
rro, máscaras de madera y otros objetos.
La llamada Pirámide de Tenayuca fue la resul-
tante de varias épocas constructivas, en las que las
necesidades del culto, y tal vez el arribo al poder de
nuevos señores, demandaba la construcción cada vez
más amplia de los basamentos originales.
Las excavaciones arqueológicas han podido deter-
minar que cuando menos se construyeron seis basa-
mentos, prácticamente dentro del mismo estilo ar-
quitectónico; aunque en la última época se agrega-
ron el muro de serpientes, los altares, las serpientes
de fuego y el sepulcro o caja decorada con huesos
y calaveras humanas.
Sobre una baja plataforma que cada vez crecía
más de anchura, se levantaron sucesivamente seis
basamentos de varios cuerpos (unas veces tres, otras
cuatro) con sus respectivas escalinatas, las cuales
estaban divididas por dos alfardas centrales que re-
mataban en una especie de dado o cubo, al cambiar
de pendiente.
En la época IV el basamento piramidal tenía
cuatro cuerpos que alcanzaban la altura de 18 me-
trfJs; una amplia escalinata limitada por alfardas;
~í como dos templos en la parte superior, decorados
con calaveras y clavos de piedra empotrados en el
grueso del muro. La apariencia de estos templos
gemelos era similar a la del Templo Mayor de Mé-
xico o Tenochtitlán.
Sobre la plataforma rectangular de 68 por 76
metros de lado, está colocado un muro de serpientes
o coatepantli, las cuales estaban pintadas de verde,
rojo y negro. Al parecer estas serpientes y sus colo-
res, simbolizaban las regiones del universo, el día
y la noche, o sea que estaban asociadas a los dioses
cuyo culto se celebraba en los templos superiores.
A los lados de la pirámide se levantan pequeños
altares, frente a los cuales hay una serpiente enro-
llada y cuyas cabezas están decoradas con una gran
cresta en forma de voluta; suponiéndose que estas
serpientes de fuego (Xiuhcoatl) están relaci~nadas
con el culto solar y con la renovación del Fuego
Nuevo que se hacía cada 52 años, a la vez que están
orientadas a manera de indicar los solsticios de mayo
104
y junio, o sea las fechas y direccion~s por donde pa-
saba el sol.
Por razones económicas y políticas, Tenayuca
dejó de ser la ciudad principal de los 'Chichimecas
de Xólotl, y años después de la muerte de este cau-
dillo, el gobierno allí establecido pasó a Texcoco;
siendo gobernado entonces por señores acolhuas y
tepanecas, hasta que fue conquistada por los mexicas.
La llegada de los mexicas al Altiplano Central,
marca una etapa de grandes disenciones entre los
varios señoríos que se habían establecido en la cuen-'
ca de México; especialmente por la tiranía del señor
de Azcapotzalco que impulsaba a muchos de ellos a
rebelarse contra el gobierno de Tezozomoc.
De esta manera se inici~ en la cuenca de México
un período de grandes rivalidades entre los señoríos
existentes; siendo este el momento en que llegan los
mexicas, quienes en menos de dos centurias logran
incorporar a su órbita una serie de tribus a las que
imponen su gobierno, su religión, lenguaje, etc.
---.!IJtrr'lli
•..•.
unque no se sabe exactamente de dónde vinieron
los mexieas, ya que ellos se decían haber salido de
un mítico Aztlán o "lugar de garzas", y tampoco se
ha podido seguir el itinerario consignado en las
fuentes históricas, ni aún se ha localizado el famoso
Chicomoitoc o "Siete Cuevas", en donde se dice se
les unieron las ocho tribus nahuatlacas, es casi se-
guro que los mexicas habían vagado durante muchos
años por tierras de chichimecas, antes de llegar al
Valle de México.
En la Tira de La Peregrinación o Códice Borurini
se narra la llegada de los mexicas, sus primeros con-
tactos con grupos más adelantados como los de Xal-
tocan, Azcapotzalco, etc., sus primeros encuentros
contra los tepanecas y su asentamiento en Chapul-
tepec; terminando por caer prisioneros en 'manos de
los de Culhuacán.
Después de cierto tiempo bajo el dominio de Cox-
coxtli, señor de Culhuacán, viene la guerra contra
los xochimilcas, y al ayudar a Coxcoxtli y vencer
a los xochimilcas, obtienen su libertad. Sin embargo,
poco después ,son expulsados de la región, y deam-
bulando de un lugar a otro, llegan por fin al islote
en donde por mandato de Huitzilopochtli debían de
fundar su capital.
Los comienzos de la ciudad, que parece haber ocu-
rrido por 1325, fueron muy modestos, ya que siendo
el suelo pantanoso tuvieron que acarrear piedra, ma-
dera, cal, etc., para las primeras construcciones.
Acostumbrados a la vida lacustre, ~omenzaron a
pescar, a cazar aves acuáticas y a ca~ar sus pro-
ductos con los de la tierra firme; siendo los primeros
señores mexicas una especie de caciques, sometidos
al señor de Azcapotzalco.
Así Acamapichtli, de ascendencia tolteca, es el
primer rey de los mexicas, pero todavía sometido a
Azcapotzalco (1376 a 1396); viniendo luego Huit-
zilihuitl (1396 a 1417), Chimalpopoca (1417 a
1427) e Izcóatl (1427 a 1440).
Izcóatl que era un gran político y organizador,
decide independizar a Tenochtitlán del poderío de
Azcapotzalco, y combinando sus fuerzas con las
de Netzahualcóyotl, señor de Texcoco, logra derro-
tar a los de Azcapotzalco. Sin embargo, la visión de
Izcóatl veía más allá de estos resultados, y conside-
rando que el señorío de Texcoco podría acaparar
más tarde la situación política, establece una triple
alianza o equilibrio de poderes, entre Tenochtitlán,
Texcoco y Tlacopan, o sea entre mexicas, texcoc;a-
nos y tepanecas.
Con Izcóatl se inicia también la estratificación
social; se organiza la ciudad; se establecen los cargos
administrativos y judiciales; se crean las órdenes mi-
litares; la repartición de tierras; ete., o sea que Te-
nochtitlán está ya con capacidad para convertirse en
el centro y señorío principal del Valle.
Después de Izcóatl reina Moctezuma 1 o Ilhuica-
mina (1440 a 1469), Axayacatl (1469 a 1481),
Tiioc (1481 a 1486), Ahuizotl (1486 a 1502),
Moctezuma JI O Xocoyotzín (1502-1520), Cuitla-
huac (1520) y Cuauhtémoc (1521 a 1525), últi-
mo rey con el cual termina el poderío mexica.
LA CULTURA MJ;:XICA
Economía. Como los demás grupos mesoamerica-
nos, la agricultura era uno de los aspectos más im-
portantes de la economía mexica. El consejo tribal
dividía la tierra entre los clanes, barrios o calpullis,
de que se componía la ciudad, y los caciques o seño-
res de cada uno de ellos, distribuía a su vez una
parte de éstas al pueblo. En la distribución de las
tierras se reservaba una parte para el sostenimiento
del jefe, otra para los templos, una más para el
abastecimiento de la guerra y aún para el pago de
tributos; siendo todas ellas cultivadas por la co-
munidad (plebeyos) y sin duda alguna también por
esclavos.
A la muerte de un usufructuario la tierra pasaba
a manos de los hijos; pero si moría sin descendencia,
la tierra volvía al calpulli para ser repartida de nue-
vo. Para p;Ótección de las tierras se establecía que
el que no las cultivase durante dos años seguidos
debía entregarlas para dárselas a otro.
Como la creciente población y el agotamiento de
la tierra firme utilizable, obligaba a extender los lí-
mites de los barrios, con lo cual surgían también
fricciones comunales; se recurrió a la construcción
de chinampas o jardines flotantes, es decir, islotes o
canales con lodo acumulado en los bordes pantano-
sos del lago, y asegurados por medio de trabazones
de troncos y ramas para evitar la dispersión de la
tierra.
Así, grandes secciones de los pantanos improduc-
tivos, se convertían en una red de canales y de cam-
pos de cultivo extremadamente fértiles, a la vez que
se resolvía el mantenimiento de una siempre cre-
ciente población.
De esta manera los mexicas cultivaban maíz, fri- _
jol, calabaza, melón, chía, camotes, chile, jitomate,
maguey, tabaco, algodón, ete. El maguey les servía
para sacar el pulque; para obtener fibra con la que
tejían sus mantas, bolsas, telas y sandalias; las espi-
nas o puntas de las pencas les servían como instru-
mentos de aurosacrificio en las penitencias religiosas,
y las mismas hojas las aprovechaban para techar sus
(
chozas y como combustible.
Fumaban el taba<;o en pipas de barro, a veces mez-
clándolo con cal; empleaban el copal como incienso
en los templos; importaban el hule de la costa del
Golfo para sus pelotas y como goma para pegar plu-
mas, pelo de conejo y otros adornos en sus vestidos;
mientras que el chapopote servía como pintura para
el cuerpo y era tambien importado .
..•.Como animales domésticos tenían algunas varie-
dades de perros que se engordaban especialmente
para luego servir de alimento; el pavo o guajolote
silvestre; patos, gansos y perdices. Se cuidaba esme-
radamente la cochinilla del nopal, valiosa por el
tinte carmesí que producía; a la vez que se comían
gusanos de maguey, peces, tortugas, patos cogidos
con redes o arp~:>neadoscon el atlatl, larvas de mos-
co depositadas sobre el agua o ahuactli, y una serie
de animales de caza menor como iguanas, armadillo,
venado, conejo, etc.
En los territorios o pueblos conquistados, los ven-
cedores mexicas recibían concesiones de tierras que
trabajaban los vencidos, mismas que producían tri-
butos para sostener el aparato militarista. Sin duda
alguna, el tributo fue otro aspecto importante en la
economía de los mexica, ya que éste se cobraba en
productos alimenticios, materias primas, objetos de
lujo, armas, vestidos, etc{ Dentro de este renglón
lOS
se podría citar al cacao, vainilla, plumas de garza y
quetzal, oro, turquesa, mantas tejidas de algodón,
y aún esclavos, tod<;>lo cuál llegaba a engrosar la
riqueza del Estado Mexica.
La tecnología, otro aspecto económico de ese tiem-
po, produjo la especialización artesanal, a la vez que
permitió la manufact\lra de artículos para el comer-
cio. Objetos como l\>s, metates y manos, hachas,
cinceles, telares, malacates, cuchillos, navajas de
obsidiana, cajas de piedra para guardar corazones
humanos, ete., nos indican el adelanto tecnológico
que llegaron a poseer los mexicas, aunque desde lue-
go a ello contribuyeron no- pocos grupos que fueron
sojuzgados por los mismos. ,
La producción familiar de artículos de uso diario
y de comercio dio un gran impulso a las artesanías.
Las puntas de proyectil, hachas de piedra, metates,
aplanadores, martillos, raspadores, punzones, agujas,
ete., no cambiaron; pero las necesidades del culto a
los sacrificios exigían ahora grandes hojas de peder-
nal o de obsidiana, para lo c.ual se tallaron largos
cuchillos, a veces con mangos incrustados de madre-
perla, coral y turquesa.
Los molcajetes y metlapillis se hicieron lo mismo
en piedra que en barro; pero las exigencias del rito
demandaban también las grandes cajas o jícaras de
piedra para guardar los corazones humanos (cuauh-
xicallis). Se hacían también espejos de obsidiana y
pirita; mosaico de turquesa, concha, coral y obsi-
diana, a veces hasta re'cubriendo cráneos humanos;
el tejido y la cestería estaban muy desarrollados, y se
hacían capas y mant'as, vestidos de pelo de conejo,
mosaico de pluma, esteras y abanicos, ete.
Los lapidarios utilizaban una gran cantidad de
mate¡;jas primas, entre ellas el cristal de roca, obsi-
diana, jade, turquesa, alabastro, serpentina, ete.; ha-
ciéndose bezotes, pectorales, collares, broches de
106
cinturón, mangos de cuchillos, vasijas, máscaras, ete.
La escultura incluía -representaciones de dioses,
serpientes, conejo, coyote, chapulín, ete., lo mismo
que vasos para los sacrificios, lápidas, altares, piedras
conmemorativas, cabezas de guerreros, ete.
La madera se trabajó admirablemente: había
tronos o icpallis para la clase noble; cunas y tarimas
o ,camas; tambores delicadamente tallados y de dos
tipos, uno vertical o huehuetl, hueco y con parche
de cuero; el otro horizontal o teponaxtle, con ranu-
ras y lengüetas para su vibración. También se ha-
cían canoas, esculturas, máscaras, ete.
La metalurgia estaba algo desarrollada. Tenían el
cobre batido en frío; amalgama de cobre y oro; do-
rado del cobre; fundición en moldes por el procedi-
miento de la cera perdida; laminado; filigrana; ete.
La minería era rudimentaria, ya que el oro se obtenía
en pepitas o en polvo; habiendo hornos de fundi-
ción, calentados con carbón vegetal y soplados o
alimentados por medio de tubos o sopletes.
La alfarería fue también característica, salvo la
cerámica importada. Tenían vasijas de color naranja
con diseños negros; cerámica polícroma, especial-
mente rojo guinda con motivos blancos o negros;
así como vasijas tipo laca mixteca. -
Desde el punto de vista arqueológico, la cerámica
es la que ha servido para el establecimiento de una
secuela de desarrollo; habiéndose dividido la alfare-
ría negro sobre naranja en cuatro fases a saber: Az-
teca 1, I1, III Y IV.
La fase Azteca I o tipo Culhuacán es una cerámica
que se distingue por sus motivos naturalísticos, entre
ellos, animales, flores, ete. La cerámica Azteca II o
tipo Tenayuca se caracteriza por sus diseños geomé-
tricos, especialmente ganchos, grecas, líneas parale-
las, motivo de "zacate", ete., pero todos ellos traza-
FIGURA 28.
..
 FIGURA 29.
dos can un pincel grueso y con cierta falta de do-
minio.54
'La cerámica Azteca III o tipo Texcoco es una
~volución de la anterior, pero con mejor dominio y
con los trazos sumamente delgados; mientras que el
Azteca IV o tipo Tenochtitlán vuelve a producir
diseños de la flora y la fauna, como aves, serpientes.
peces, plantas, etc.
En las dos primeras fases la cerámica negro sobre
naranja tiene formas sencillas principalmente platos
y cajetes; en tanto que en las fases restantes hay
copas de base anular; platos trípodes con doble reci-
piente, carnales, cajetes, etc.
En el período Tenochtitlán es cuando se hace de
54 Espejo y Griffin, 1950.
FIGURA 30.
preferencia la cerámica polícroma, a base de rojo
guinda, café obscuro, blanco y negro; habiendo co-
pas pulqueras, jarras, cajetes, pipas, malacates, etc.
Por su parte, la alfarería mixteca, tipo códice, ad-
quiere también singular importancia entre los me-
xicas; habiendo incensarios con largos mangos ter-
minados en efigies de animales, especie de braseros
cónicos con cráneos o calaveras intermedias, cajetes
y platos trípodes~ jarras, etc., todas ellas decoradas
con colores firmes, especialmente naranja, blanco,
negro, rojo, crema, etc.
Además de las artesanías que estaban constituidas
en gremiQs, existía el tributo que equilibraba la eco-
nomía mexica. Generalmente, tras la conquista de
un lugar venía el cambio de cacique y la exigencia
107
 FIGURA 31.

108
de un pago o contribución, y si éste no estaba dis-
puesto a pagar el tributo, se le m.andaba una expe-
dición militar que lo hacía cambiar de parecer.
El tributo que pagaban estos pueblos era suma-
mente variado. A Tenochtitlán llegaban mantillas
de algodón, camisas, armaduras, plumas de aves,
cuentas de jade, turquesa para los mosaicos, grandes
cantidades de maíz, frijol, cochinilla o grana, copal,
hule, pieles de tigre, cacao, etc.
Muchos de estos tributos se iban acumulando y
servían para dos cosas principales: primero para pa-
gar los gastos reales, y segundo para pagar los gastos
públicos, puesto que prácticamente no había moneda.
En ocasiones el rey regalaba a los nobles y a veces
a todo el pueblo, algunos artículos como armaduras,
camisas, huipiles, bragueros, etc.; mandando a gui-
sar y regalar comida de guajolotes, tortillas, conejo,
etcétera.
En cierto sentido, para poder sostener el nivel de
vida de los nobles mexicatcl pueblo tenía que pasar
grandes privaciones; sucediendo cosa similar entre
los pueblos conquistados, muchos de los cuales, para
librarse del yugo imperialista de los mexicas, se alia-
ron con los españoles cuando estos llegaron. fOTO 36.
Además de la agricultura, artesanías y tributos,
había también el comercio organizado, mismo que
constitu[a otro factor económico de importancia.
El comercio estaba organizado de tal forma, que
funcionaba a través de dos tipos de organización.
Una de ellas era el mercado o Tianquiztli, en el que
fOTO 37.
se vendían o intercambiaban los productos de Te-
nochtitlán y los productos que los comerciantes via-
jeros traían de otras partes; habiendo varios merca-
dos famosos, a los que concurrían miles de gentes,
como los de Tlatelolco, Tacuba, Azcapotzalco y
Tenochtitlán. <-1,
En los días de "tianguis" podían verse campesi-
nos que vendían su maíz, verduras, aves; mujeres
que, en la calle, ofrecían toda clase de platos y
guisos; comerciantes en telas, sandalias, pieles, be-
bidas, cuerdas y utensilios diversos; pescadores que
llevaban peces, ranas, ajolotes, crustáceos del lago.
Esos comerciantes de pequeña y mediana categoría
no formaban una clase específica de la población.55
Las excelencias de los mercados mexicas fueron
alabadas por Cortés cuando visitó el tianguis de Tla-
telolco, diciéndonos que "en algunas calles las casas
servían de tiendas provisionales a los joyeros, orfe·
bres y tejedores de pluma; en otras los comerciante:;

55 Sousrelle, 1956.
 tenían sus almacenes; habiendo casas como de botica-
rios, donde se venden las medicinas hechas, así pota-
bles como ungüentos y emplastos. Hay casas como de
barberos, donde lavan y rapan la cabeza; lo mismo
que casas donde dan de comer y beber por precio ... ".
En realidad, en los mercados cada mercanéía tenía
su lugar fijo y formaban los puestos especies de hi-
leras o calles, en las cuales se vendían joyas de oro
y -plata, piedras preciosas, plumas multicolores traí-
das de la tierra caliente, esclavos, mantas, taparra-
bos, faldas de algodón, hilos y cuerdas, productos
alimenticios, etc.
El mercado en sí, era una verdadera organización
administrativa con sus funcionarios y reglamentos.
Había un palacio especial; un juez que calificaba los
conflictos y decidía sobre los problemas suscitados
en el intercambio de los productos; lo mismo que
funcionarios escogidos que cuidaban del orden inter-
no y dictaban las reglas a seguir.
El otro tipo de organización eran los Pochtecas,
comerciantes que sí formaban una clase aparte y
que tenían el monopolio del comercio exterior; rea-
lizando para el efecto, expediciones que partían de
Tenochtitlán o de Azcapotzalco, siguiendo las rutas
de comercio o de invasión conocidas.
Las rutas principalmente seguidas, partían de Mé-
xico, atravesaban Puebla y llegaban a Teotitlán del
Camino, en donde se bifurcaban. Unos seguían ha-
cia la costa atlántica, para llegar a Xicalango, Cam-
peche y Yucatán; mientras que otros bajaban hacia
Oaxaca, continuaban al Istmo de Tehuantepec, Xo-
conusco, Guatemala y América Central. El primer
camino se llamaba Anahuac-Xicalango, el segundo,
Anahuac -Ayotla.
Los pochteca organizaban y dirigían las caravanas
de cargadores que iban a las provincias lejanas, lle-
vando los productos de México, como mantas de piel
de conejo, joyas de oro, cochinilla, orejeras de obsi-
diana y cobre, perfumes, etc., trayendo a su vez
artículos de lujo y máterias primas, como el jade
verde translúcido, esmeraldas, caracoles marinos,
conchas de tortuga, pieles de jaguar, ámbar, plumas
de papagayo y quetzal, etc.
Estos comerciantes constituían una sociedad o cas-
ta cerrada dentro del conjunto mexica. El cargo pa-
saba de padres a hijos, y tenían sus propios dioses,
fiestas particulares y sacerdotes. Entre ellos habían
los nahualoztomeca, comerciantes disfrazados, que
usaban el vestido y aprendían la lengua de las po-
blaciones hostiles, a fin de comprar los proquctos
exóticos de esas lejanas tierras. 56
110
En cierto sentido, los pochtecas eran una organi-
zación que estaba vinculada con el Estado. Antes de
salir a una expedición, consultaban con el Tlacate-
cuhtli; sirviendo de espías y levantando planos o
derroteros de los lugares por donde pasaban, a la
"Vezque obtenían información política-militar de los
pueblos que importaban ser conquistados.
Como organización militar y al mismo tiempo re-
ligiosa que era, los pochtecas tenían a un dios lla-
mado Yacatecuhtli, al cual se le hacían ofrendas de
codornices y guajolotes, cuando iban a salir en una'
expedición.
Para las operaciones de compraventa, trueque o
intercambio, los pochteca tenían ciertos productos,
mercancías u objetos que ya iban adquiriendo cate-
goría de moneda, entre ellos: una especie de manti-
lla llamada patol quachtli, cuyo múltiplo era la car-
ga o sea veinte piezas; pequeñas hachas de cobre
laminado; canutillos o cañones de pluma llenos de
oro en polvo; plumas finas y almendras de cacao,
última que era una verdadera moneda fraccionaria,
cuyo múltiplo era el xiquipilli o saco que contenía
ocho mil granos.
Indumentaria y adorno. Entre los mexicas el ves-
tido acentuaba la división social. Los macehuales o
gente común iban por lo general con el cabello lar-
go; usando además un pañete o taparrabo, un manto
o tilma que se anudaba sobre el hombro, y sanda-
lias de cuero o de fibra de maguey.
Las mujeres se enrollaban alrededor de la cintura
una tela que hacía las veces de falda, sujeta por me-
dio de un ceñidor o faja; habiendo también huipiles
o camisas sin mangas, quechquemitl y mantas o ca-
pas, las cuales se decoraban con bordados y orlas.
También se trenzaban el cabello, entretejiéndolo con
listones de vistosos colores, y llevaban sandalias.
Aunque la indumentaria de la casta noble era
prácticamente la misma, ésta se distinguía por las
materias primas de mejor calidad y por el acabado
de las prendas; habiendo varios tipos de mantas que
sólo podían ser usadas por determinadas personas.
Así las llamadas "Coaxayacayo Tilmatli" eran usa-
das por los señores y los que se distinguían en la
guerra; habiendo también las "teccizyo", con dibu-
jos de caracoles; las "tachomitl", con tejido de
pelo de conejo; las "etzcoayo" con lazos de plu-
ma; etc.57
Los guerreros usaban complicados arreos de mim-
56 Soustelle, 1956.
57 Sahagún, 1946.
 (CODICE MENDOZA,66) ( LI ENZO DE TLAXCALA,19¡c)
1 FIGURA
bre con tocados de pluma; pieles de tigre; disfraces
de águila y jaguar; cinturones; ceñidores con bro-
ches; ma~tlatl o bragueros; mantas; etc.; acostum-
brando la pintura del cuerpo y la cara.
Dentro de la joyería y el adorno personal, los
mexicas tenían ornamentos de oro, plata, concha,
ámbar, turquesa, ópalo, jade, obsidiana, cristal de
roca, etc. Llevaban orejeras, narigueras, bezates,
collares, pectorales, brazaletes, cascabeles, ajorcas,
FIGURA
(CODICE MENDOZA,63
32.
etc.; habiendo también espejos de obsidiana y de
pirita; bastones de mando; abanicos, mosaico de tur-
quesa; etc. Se pintaban la cara, el cuerpo y el pelo,
aprovechando colores vegetales y minerales, de pre-
ferencia el azul, rojo, amarillo, negro y algunos más.
T enochtítlán. Alrededor de un islote firme, y con
la ayuda de estacadas, tierra y piedras acarreadas de
lugares cercanos, se fue levantando la gran Tenoch-
33.
 titlán. Más tarde, con la creciente población, se fue
ampliando la ciudad; construyéndose terraplenes que
dejaban entre sí, una serie de canales de paso.
Tenochtitlán llegó a ser una gran ciudad. En el
centro se levantaban los templos de planta circular
dedicados a Quetzalcoatl; piedras para el sacrificio
gladiatorio; casas y palacios de nobles y sacerdotes;
escuelas; acueductos, calzadas; calles y canales; etc.·
J A la llegada de los españoles, la capital mexica
englobaba a Tenochútlán y Tlatelolco; extendién-
dose la ciudad de norte a sur, desde el límite sep-
tentrional de Tlatelolco, frente a la cordillera del
Tepeyac, hasta los pantanos que se perdían en el ,
lago; hacia el sur. La ciudad presentaba en conjunto
la forma de un cuadrado de tres kilómetros aproxi-
madamente de lado, y abarcaba una superficie de
mil hectáreas. 58
Al centro de la ciudad se llegaba por medio de
tres calzadas: Tepeyac al norte, Ixtapalapa al sur y
Tlacopan o Tacuba al oeste; diciéndonos Cortés que
en aquellas calzadas se veían "las puentes que tenían
hechas de trecho en trechb, por donde entraba y
salía el agua de la laguna de una parte a otra;
y veíamos en aquella gran laguna tanta multitud
de canoas, unas que venían con bastimentas e otras
que ~olvían con cargas y mercaderías. .. y veía-
masen aquellas ciudades cúes y adoratorios a ma-
nera de torres y fortalezas. .. y las casas de azo-
teas ... ".
Las calzadas servían también como diques y se-
ñalaban los. ejes principales a lo largo de las cuales
creció la ciudad; pudiéndose llegar también al cen-
tro, gracias a las redes de canales construídos, o sea
que Tenochtitlán contaba con calles para transitar a
rje, y calles o canales para el tráfico en canoas.
ti....
En el núcleo central sobresalía desde luego el
Templo Mayor dedicado a Huitzilopochtli y Tláloc.
Esta construcción era en realidad un basamento pi-
ramidal que soportaba dos templos gemelos, uno de
e Uos pintado de azul y blanco para el dios Tlaloc, y
el otro, adornado con cráneos pintados de blanco
sobre fondo rojo, dedicado a Huitzilopochtli. Al
frente del basamento habían braseros, esculturas que
funcionaban como portaestandartes y piedra para los
sacrificios.
1-os cuerpos del basamento estaban formados por
altos taludes que terminaban en cornisas o moldu-
ras; habiendo escalinatas con anchas alfardas, las
cuales cambiaban de pendiente para rematar en una
58 Souscelle, 1956.
112
especie de .dado o cubo, sobre los que descansa-
ban los l?ortaestandartes. El estilo arquitectónico de
este edificio es semejante al de la pirámide de Te-
nayuca.
Otras construcciones de importancia eran los tem-
plos de Tezcatlipoca; de Quetzalcoatl; de la Cihua-
coatl; el Coacalco o. "Templo de la Serpiente" en
donde se depositab~n los dioses de los pueblos con-
quistados; el dedicado al Sol; etc.
Alrededor de los templos se levantaban diversos
anexos consagrados al culto, entre ellos lugares de'
oración, de penitencia, de sacrificios, etc. Uno de los
más importantes 10 era el Tzompantli, en donde se
exponían los cráneos de los sacrificados; pero había
también el Temalacatl o piedra para el sacrificio gla-
diatorio, y algunos más.
Dentro de las murallas de la ciudad o "coatepan-
tli" se levantaban también varios juegos de pelota;
edificios que servían como arsenales o "tlacochcalli";
el Calmecac o escuela para los hijos de los nobles; el
Mecatlan o escuela para los músicos; los palacios de
Ahuizotl y Axayacatl; etc.
I El abastecimiento del agua se hada aprovechando
los numerosos manantiales que brotaban dentro y
fuera de la ciudad; pero al crecer la población y
ensancharse sus límites, vino un grave problema que
tuvo que resolverse mediante la construcción/de acue-
ductos.
Uno de los más importantes lo fue el de Chapul-
tepec, mismo que iba a terminar en el centro mismo
de la ciudad. Estaba hecho de piedra y argamasa, te-
niendo dos conductos que permitían la utilización de
uno de ellos, cuando el otro se limpiaba y reparaba.
Los aguadores tomaban de aquí el agua y la lleva-
ban a vender por toda la ciudad; habiendo algu-
nas fuentes públicas donde las mujeres llenaban sus
cántaros.
Durante el reinado de Ahuizotl, el acueducto de
Chapultepec llegó a ser insuficiente; construyéndose
entonces el Acuecuexcatl, que llevaba el agua de Co-
yoacán y bordeaba la calzada de Ixtapalapa. Sin em-
bargo, este acueducto no llegó a funcionar, ya que
causó una inundación a la ciudad y fue sellada la
fuente de agua de donde se alimentaba.
Religión y conocimientos. Por el momento de la
conquista española, el pueblo mexica tenía una re-
ligión politeísta, fundada en la adoración de una
multitud de dioses que tenían atribuciones bien de-
finidas en su mayor parte, y si bien existía un fondo
mágico e impersonal en la religión, también se ha-

FOTO 38.
bía hecho el intento de reducir el número de dioses
a aspectos de una sola divinidad.
En Netzahualcoyotl es donde se encuentra más
fuerte la idea de un dios que estaba por encima de
los otros, de un dios invisible o Tloque Nahuaque,
o Ipalnemohuani, el cual estaba sobre los cielos y
de él dependían todas las cosas. En este sentido los
mexicas se aproximaban ya a una filosofía religiosa;
aunque esto no trascendió al pueblo.
La base de la religión méxiéá tenía un concepto
dual, un principio creador masculino y femenino, del
cual se habían creado los demás dioses. Ometecuhtli
(señor dos) y Omecihuatl (señora dos) que resi-
dían en Omeyocan (lugar dos), son el origen de la
generación y los señores de la vida y de los alimen-
tos. De Ometecuhtli y Omecihuatl, llamados tam-
bién T1;>nacatecuhtli y Tonacacihuatl (el señor y se-
ñora de nuestra carne y nuestro sustento), nacen
cuatro hijos o dioses Tezcatlipocas: el Tezcatlipoca
rojo llamado también Xipe y Camaxtli; el Tezca-
tlipoca negro, llamado comúnmente Tezcatlipoca; el
Tezcatlipoca azul o Huitzilopochtli; y el Tezcatli- :,
poca blanco o Quetzalcoatl.59
59 Caso, 1953.
"\,
Estos cuatro dioses rigen los puntos cardina~es, las
cuatro direcciones, inclusive el eje central de abajo
a arriba, cielo y tierra; asociándose sus colores a cada
uno de los puntos cardinales: rojo para el este, negro
para el norte, azul para el sur y blanco para el oeste.
Los colores, los dioses, animales, árboles, hom-
bres, etc., quedan agrupados en las cuatro direccio-
nes y, aún el recién nacido, de acuerdo con el día
de su nacimiento, correspondía a alguna de esas cua-
tro direcciones.
En la fi1litología mexica, el mundo y el hombre
se crearon varias veces, gracias al sacrificio de los
dioses, y por ello los hombres deben corresponder,
ofreciéndoles su propia sangre. Así se justifica el sa-
crificio humano, habiéndose llegado a instituir la
guerra ,florida (xochiyaóyotl) con objeto de obre-
\
ner prisioneros para el sacrificio.60
"Dos son los dioses que alternativamente crearon
las diversas humanidades que existiero!}: Tezcatli-
poca el negro, patrón de los hechiceros y de los la-
drones, y Quetzalcoatl el benévolo, el descubridor de
a agricultura y de las artes. La lucha de estos dos
\ dioses es la historia del universo".
60 Caso, 1953.
113
 En la "Historia de los Soles" se narran las épo-
cas o eras por las que atravesó el universo. La pri-
mera era terminó en 4 Tigre (nahui ocelotl), la
segunda en 4 Viento (nahui ehecatl), la tercera en
4 Lluvia (nahui quiahuitl) y la cuarta en 4 Agua
(nahui atl).
Fue menester entonces que Tezcatlipoca y Quet-
za1coatl se unieran para levantar de nuevo al mun-
do, para poner otro sol, y para ello se reunieron en
Teotihuacán, junto con los demás dioses. Como uno
de los dioses debía sacrificarse, se ofreció para ello
Pantecatl, noble y rico, 10 mismo que N anahuatzin,
pobre y enfermo; pero al tocar el turno al primero,'
éste se arrepiente y no se lanza a la hoguera, cosa
que sí realiza el segundo.
Convertido Nanahuatzin en Sol y Pantecatl en
luna, comienza la quinta era del Universo; habien-
do en el mito mexica la idea de que este quinto sol
terminará en 4 Movimiento o Nahui üllin.
En la religión mexica hay dioses celestes, dioses
del agua y de la vegetación, dioses de la tierra, dio-
ses de la muerte, etc. Entre los primeros tenemos a
Q1,letza1coatl, Tezcatlipoca, Huehueteotl, Tonatiuh,
etc.
Quetza1coatl representa al planeta Venus en s~
doble aspecto' de estrella matutina y vespertina; pero
FIGURA
XIUHTECUHTLI
114
por las mañanas era designado como Quetza1coatl
y por las tardes como Xólotl; explicándose así la
huída de Quetza1coatl de Tula hacia Tlillan Tlapa~
llan, la tierra del rojo y el negro, 10 mismo que la
promesa de volver por el oriente. Como es sabido,
el planeta Venus muere o deja de aparecer por el
poniente, el lugar donde se junta el día y la noche,
lo rojo y lo negro, para aparecer después de ocho
días por el oriente, transformada en estrella de la
mañana.61
Tezcatlipoca representa al cielo nocturno y está
conectado con todo 10 que signifique muerte y des-
trucción. Se halla relacionado con Huitzilopochtli,
como guerrero del norte; era patrono de los guerre-
ros o Yaotl; se le llamaba también Iztlacoliuhqui o
"espejo curvo de obsidiana" y era patrono de los
hechiceros y salteadores.
Tonatiuh era el sol, co~cebido como un águila que
por las mañanas ascendía al firmamento (cuauhtle-
huamitl) y por la tarde descendía o caía (Cuauh-
témoc): En cierto sentido Huitzilopochtli era tamo.
bién una encarnación del sol.
Huehueteotl era el dios del fuego o dios viejo.
Era también el dios del centro en relación con los
61 Caso, 1953.
34.
CODICE BORBONICO
puntos cardinales, y se le llamaba Xiuhtecuhtli o
"señor del año", adoptando el disfraz de la Xiuh-
coatl o serpiente de fuego.
Entre los dioses del agua y de la vegetación te-
nemos a Tlaloc; a Chalchiuhtlicue o diosa del mar
y los lagos que se relacionaba también con los teje-
dores de tule y con los que trabajaban las salinas;
a Chicomecoatl, diosa de la fertilidad de la tierra y
los mantenimientos; a Cinteotl o diosa del maíz;
a Xilonen o diosa del maíz tierno; a Xochipilli, pa-
trón de los bailes, de los juegos, del amor y repre-
sentante del verano. t'
Macuilxochitl era también patrono de los bailes,
de los deportes y de los juegos; su esposa Xochi-
quetzal, era la personificación de la belleza y el
amor, patrona de las labores domésticas; Mayahuel
era la diosa del maguey; Patecatl, esposo de Maya-
FOTO 40.
FOTO 39.
huel, era el dios de la medicina; Xipe Totec o "nues-
tro señor el desollado" era el dios de los joyeros y
de la primavera.
Entre los dioses terrestres tenemos a Coatlicue,
diosa de las inmundicias y de los pecados de los
hombres; pero en la mitología mexica es también
madre de los dioses y de los hombres, por lo
cual se le llamaba también Tonatzin, Teteoinan y
Toci.
Cihuacoatl es la patrona de las mujeres muertas
durante el parto; Tlazolteotl o Ixcuina era la diosa
de las cosas inmundas, la que comía los pecados de
los hombres; siendo de ascendencia huaxteca e ínti-
mamente relacionada con Coatlicue y Cihuacoatl.
El señor de la muerte era Mictlantecuhtli, el cual
estaba asociado al murciélago, araña, buho, etc., y
las almas de los difuntos, según el género de muerte
 XIPE
CODIC~ BORBONICO
FIGURA
y la ocupación que habían tenido, determinaban a
dónde debían ir.
Al Tonatiuhichan (casa del so1) iban los guerre-
ros que morían en el combate o en la piedra de los
sacrificios; al Cincalco iban las mujeres muertas en
parto; al Tlalocan iban los ahogados, leprosos, hi-
drópicos, etc.; y al Mictlán sólo iban los elegidos por
el Sol y Tlaloc.62
Conectados con la religión estaban los sacrificios
humanos que eran de varios tipos: el sacrificio ordi-
nario consistía en colocar al prisionero o escogido
sobre una piedra llamada techcatl, y un sacerdote,
con un cuchillo de pedernal o de obsidiana le sa-
caba el corazón.
Otras veces se ataba a la víctima de un poste o
marco para ser flechado. La sangre del sacrificado
caía sobre la tierra, para producit simbólicamente
la caída del agua o líquido precioso; habiendo tam-
bién el desollamiento, la decapitación y el sacrifi-
cio por medio del fuego.
El sacrificiq gladiatorio sólo se hacía con aquellos
prisioneros que se habían distinguido por su valor
en la guerra; consistiendo en la lucha del prisionero
contra dos caballeros águila y dos caballeros tigre;
pero amarrado de un tobillo y con sólo una macana
o espada de madera.
62 Caso, 1953.
116
35.
Entre los mexicas las fiestas y ceremonias se ce-
lebraban de acuerdo con el calendario, en fechas fi-
jas, y Sahagún nos ha dejado una lista ae las más
importantes: en el mes Atlacauallo habían ceremo-
nias dedicadas a Tlaloc y Chalchiuhtlicue; en el mes
Tlacaxipehualiztli se efectuaban sacrificios gladiato-
rios y desollamientos en honor de Xipe; en el mes
Tezoztontli se hacían danzas a la lluvia; especial-
mente a Tlaloc; en el mes Hueytozoztli habían auto-
sacrificios; en el mes Toxcatl se sacrificaban esclavos
y niños a honra de Tezcatlipoca y Huitzilopochtli;
habiendo danzas y ritos de fertilidad, fiestas de los
mercaderes (Tlaxochimaco), danzas fálicas (a Tla-
zolteotl), cacerías ceremoniales, etc.
Además de las fiestas señaladas en el calendario,
han de haber ocurrido otras por diferentes causas,
entre ellas las del matrimonio, bautizos, captura de
cautivos, muertes, cambio de autoridades, victorias
de guerra, etc.), en hs cuales las gentes se han de
haber vestido con sus mejores ropas y adornos, a la
vez que imperaban el baile, los cantos, los juegos
y la alegría.
El juego de pelota o "Tlachtli" se llevaba a efecto
en una cancha en for1?a de 1, entre dos muros in-
clinados o verticales que tenían anillos de piedra en
la parte central; siendo la pelota de hule macizo, la
cual no podía ser tocada con las manos sino sola-
 mente con la cadera, muslos y brazos. Durante los
partidos se corrían apuestas, y por lo general era un
deporte practicado por los nobles, que a veces com-
partían contra sus vecinos de igual rango.
Otro juego era el llamado "Volador". Sobre el
extremo superior de un largo poste, se colocaba una
plataforma cilíndrica movible, y de ésta colgaban
cuatro cuerdas sostenidas por un marco cuadrado de
gruesas vigas. Luego subían cinco danzantes disfra-
zados de águilas o pájaros, uno de los cuales se
paraba sobre la plataforma, bailando y tocando al
mismo tiempo una flauta y un pequeño tambor;
mientras que los cuatro restantes se ataban la cuerda
a la cintura y se arrojaban al espacio, dando vuel-
tas y simulando la acción de volar.
Para cruzar apuestas, uno de los juegos favoritos
era el "patolli", cuya antigüedad se remonta hasta
los tiempos de Teotihuacán. Se jugaba sobre una
estera o en. el piso, con un diseño en forma de cruz
y dividido en varios cuadretes; utilizándose unas es-
pecies de dados, hechos de frijoles llamados "pa-
tol", por lo general pintados de blanco con mar-
cas negras. En cierto sentido este juego guarda
similitud con el juego hindú conocido como par-
cheesi.
Las festividades se acompañaban con música, dan-
za, canto, -poesía, oratoria, adivinanzas, representa-
ciones teatrales, adivinación, etc. La música era más
bien hierática y rígida ya que los instrumentos mu-
sicales sólo producían una corta escala de sonidos,
conociéndose los teponaxtles y huehuetl, tambores FOTO 41.

de madera ricamente labrados; flautas con cuatro o

cinco agujeros, a veces con dos tubos y una sola ca-
vidad de resonancia; sonajas; carapachos de tortuga;
omechicahuaztlis o huesos con ranuras; ocarinas; sil-
batos; etc.
La danza por lo regular era practicada en grupos.
Numerosos danzantes, ataviados con disfraces, baila-
ban largas horas alrededor de un conjunto de mú-
sicos; habiendo desde luego bailarines y músicos
profesionales que desde temprana edad se entrena-
ban en la escuela, bajo la dirección de instructores
sacerdotales. De hecho habían compositores de can-
tos y bailes para los festivales y ocasiones especia-
les; montándose a veces grandes bailables en los que
participaba gran parte del pueblo.
La poesía mexica muestra una gran delicadeza en
su composición, bellas metáforas y profundos con-
ceptos filosóficos. Netzahualcóyotl, el rey poeta de
Texcoco, escribió versos lo mismo en ótomí que
en náhuatl, observando un metro, una cadencÍa y un
lenguaje brillante y florido, como puede apreciarse
en este párrafo:
Las vanidades pasajeras del mundo son como
(el verde Sauce;
que cae bajo el filo del hacha y el viento le
(arranca de raíz.
Los poetas mexicas encontraban su inspiración en
la naturaleza, en la guerra, la muerte, la vida pasa-
jera, los dioses, etc. Algunos trozos de poesías reco-
pilados por Irene Nicholson nos darán una idea me-
jor del alcance poético de estos bardos:
Tema del maíz tierno:
Mi dios lleva a cuestas esmeraldas de agua:
por medio del acueducto en su descenso.

117
 Mi dios Mazorca con la cara en alto
sin motivo se azora.
Tema de la guerra:
Cual nenúfar del viento el escudo gira,
cual humo, el polvo se alzó.
Tema de la amistad:
Amigo, amigo mío, acaso a la verdad amigo;
por su palabra sola nos queremos.
Tema de la muerte:
En un día nos vamos, en una noche es el des-
(pajo final;
Aquí sólo hemos venido a conocernos,
Sólo a tener en préstamo la tierra.
Dentro del aspecto .literario los mexicas practica-
ron la prosa en sus narraciones míticas (los cuatro
soles, el diluvio, etc.); relatos épicos de sus héroes
(éxodo de Quetzalcóatl); leyendas, cuentos y dis-
cursos. Un ejemplo de esto último lo encontramos
en Sahagún, refiriéndose a los consejos que da un
padre a su hijo adolescente:
"Nota hijo mío, lo que te digo, mira que el mun-
do ya tiene su estilo de engendrar y multiplicar, y
para esta generación y multiplicación, ordenó Dios
que una mujer usase de un varón, y un varón de una
mujer; pero esto conviene se haga con templanza y
discreción" .
Las adivinanzas y juegos de palabras eran otras
formas de diversión. El padre Sahagún nos ha de-
jado ejemplo de ello, anotando las siguientes:
¿Qué cosa y cosa es una jícara azul, sembrada de
maíces tostados? Este es el cielo que está sembrado
de estrellas. ¿Qué cosa va dando palmadas con la
mano como la mujer que hace pan? Es la mariposa
que va volando.
El drama también floreció en la sociedad mexica.
Las crónicas mencionan "Teatros" en Tlatelolco, en
donde se usaban verdaderos tablados y se repre-
sentaban farsas y comedias. Por lo general habían
actores que imitaban el habla y los gestos, los movi-
mientos de los animales, los andares de los enfer-
mos, etc., con tanta habilidad y exageración que los
espectadores se morían de alegría y risa.
Como dice León Portilla, el concepto de los Soles
cosmogónicos; el principio dual de la creación; la
concepción del universo en planos superpuestos; los
rumbos cósmicos; la subsistencia de los seres; las
ideas sobre la muerte y la amistad; el papel del hom-
118
bre sobre la tierra; etc.; son aspectos que implican
una inquietud por preguntar y responder, una pro-
blemática filosófica, de tal manera que los mexicas
tuvieron un pensamiento filosófico que se advierte
en sus mitos, poesías, discursos, cantos, etc.
Entre otros conocimientos de importancia está el
calendari~ y la numeración. Los mexicas tenían dos
calendarios: el "tonalpohualli" compuesto de veinte
signos o días, que se asociaban a trece numerales
para dar 260 días; y el año solar compuesto de 365
días. El tonalpohualli o cuenta de los días se lle-
vaba registrado en el "tonalamatl" o libro de los
días, y su carácter era religioso.63
Los días se llamaban: cipactli (lagarto), ehecatl
(viento), calli (casa), cuetzpallin (lagartija), coatl
(serpiente), miquiztli (muerte), mazatl (venado),
tochtli (conejo), atl (agua), itzcuintli (perro),
ozomatli (mono), malinalli (yerba), acatl (caña),
ocelotl (jaguar), cuauhtli (águila), cozcacuauhtli
(zopilote real), ollin (movimiento), tecpatl (peder-
nal), quiahuitl (lluvia) y xochitl (flor).
Estos días se combinaban con los numerales del
1 al 13, de modo que una fecha sólo podía repe-
tirse después de 260 días. (13 X (4 X 5) = 260
días). Los numerales 13, 4 y 5 eran mágicos para
los mexicas. (4 direcciones, 4 dioses Tezcatlipocas,
13 cielos, etc.). .
Este calendario era llevado por los sacerdotes adi-
vinos o "Tonalpouhques"; siendo su carácter sagra-
do, ritual y adivinatorio, ya que servía como santo-
ral de las gentes y daba un destino fasto o nefasto
a los nacidos en días determinados.64
Las fiestas y ceremonias religiosas se regían por
el calendario anual o solar que estaba dividido en
18 meses de 20 días cada uno, más cinco días adi-
cionales que se llamaban "nemontemi", inútiles o
sobrantes, considerados también como aciagos o de
mala suerte.
Los nombres de los meses eran: atlacauallo (ca-
rencia de agua), tlacaxipehualiztli ( desollamiento
de gente), tezoztontli (ayuno corto), hueytozoztli
(ayuno prolongado), toxcatl (cosa seca), etzalcua-
liztli (potaje de frijol), tecuilhuitontli (pequeña
fiesta de los señores), hueytecuilhuitl (gran fiesta
de los gobernantes), tlaxochimaco (nacimiento de
las flores), xocotlhuetzin (caída de las frutas), och-
paniztli (barrer con escobas), teotleco (llegada de
los dioses), tepeilhuitl (fiesta de los cerros), que-
cholli (ave llamada flamenco) , panquetzaliztli
63 Vaillant, 1944.
64 Caso, 1953.
 FIGURA
(enarbolamiento de banderas), atemoztli (caída de
las aguas), tititl (el arrugado), izcalli (resurrec-
ción) y los cinco días o nemontemi que caían de
febrero 7 al 11.
La combinación de estos dos calendarios daba el
siglo mexica, llamado "xiumolpilli" (atadura o re-
unión de los años), mismo que estaba formado por
4 tlapillis o sean 52 años de 365 días. Numérica-
mente el siglo se componía de 18980 días (52 X
365; 4 X 13 X 365; 73 X 260) de tal modo que
una fecha cualquiera, por ejemp!o el día ame toch-
tli del mes Izcalli, sólo podía volver a ocurrir des-
pués de ese lapso de tiempo.
El Calendario estaba muy unido al sistema de es-
critura; habiendo pasado ésta por tres etapas: ico-
nomástica o pictográfica (ideas expresadas por el
objeto mismo; venado, perro, casa, etc.); ideográfica
o jeroglífica (representación simbólica del objeto) y
fonética (sonidos para nombrar al objeto), aunque
esta última forma no se usó del todo, sino que era
la escritura una combinación de las tres.65
Así por ejemplo, Pantepec (sobre el cerro de la
bandera) se le representaba por una bandera sobre
65 Caso, 1953.
36.
un cerro, leyéndose: pantli-tepetl-co o sea pantli
(bandera), tepetl (cerro) y co (lugar). Un conejo
( tochtli) y un diente (tlantli) daban el significado
fonémico de toch-tlan o Tuxtlan, lugar donde abun-
dan los conejos.
La numeración mexica era de tipo vigesimal: 20
X 1, 20 X 20, 20 X 400, etc. La unidad de se-
gundo orden se dividía en cuatro quintos: 5 Xl,
5 X 2, 5 X 3 y 5 X 4, o sea que la verdadera base
era el cinco. En la escritura los numerales del 1 al 13
se representaban por puntos o círculos; el veinte se
escribía como una bandera; cuarenta se representaba
por una pluma o cabello; ocho mil o "xiquipilli" se
escribía por medio de una bolsa de copal.
Los conocimientos de las yerbas medicinales per-
mitieron a algunos curanderos profesionales conver-
tirse en médicos herbolarios, conocimientos que en
parte se han de haber enseñado por la casta sacer-
dotal, y que causaron admiración a los primeros cro-
nistas y españoles que llegaron a Nueva España.
Sahagún afirma que los médicos aztecas, no sólo
eran buenos conocedores de yerbas, sino que sabían
también " ... concertar los huesos, purgar, sangrar,
sajar al enfermo, dar puntos ... "
119

FIGURA 37.
El amor por las plantas y las flores se refleja en
los jardines que los nobles mexicas tenían en sus
residencias. Los jardines botánicos se cuidaban y en-
riquecían con ejemplares traídos de otras comarcas;
habiéndose dado el caso de que los españoles, al
contemplar los jardines de Ixtapalapa, dijeran haber
llegado al paraíso.
En iguales circunstancias estaban los parques zoo-
lógicos, con su gran variedad de pájaros y otros ani-
males que se guardaban y cuidaban con todo esmero;
testificando Bernal Díaz que más de trescientos guar-
dianes cuidaban los estanques de los pájaros y que
solamente las aves acuáticas consumían más de cien
kilos de pescado diariamente.
Organización social. En un principio los mexicas
tuvieron una, organización tribal, basada tal vez en
los clanes totémicos; pero más tarde llegaron a con-
120
tar con organismos permanentes o calpullis, que eran
especies de clanes ambilaterales con tendencia a la
endogamia, fuertemente estratificados, y también
con división del trabajo, división territorial de la po-
blación y formas de propiedad de la tierra.66
Dentro de las tierras del calpulli había una parte
que era repartida entre los jefes de familia o calpu-
llalli; pero ésta no era propiedad de ellos sino sólo
usufructuarios. Había también cierta clase de tierra
llamada pillali, tierra de los nobles, que si eran
propiedad individual y que se integraba con las tie-
rras conquistadas o tomadas a otros pueblos. Tam-
bién, y para sostener los gastos reales y públicos, se
contaban con las tierras del rey o Tlacatecuhtli, las
cuales se denominaban tlaticatlalli; lo mismo que
tierras para mantener al sacerdocio y a los templos
( teopantlalli), para los gastos de guerra (miltlachi-
malli) , etc.
En la sociedad mexica había un Consejo de Es-
tado, formado por nobles de la misma sangre, es de-
cir, compuesto por individuos de la familia reinan-
te; y a la muerte del Tlacatecuhtli o señor principal,
este consejo decidía quién debía de substituirlo, pero
siempre cuidando que el sucesor tuviera sangre tol-
teca y por sucesión colateral.
El tlacatecuhtli o tlatoani tenía que ser militar de
primer orden, ya que se convertía en iefe de los
ejércitos de la capital y de la confederación o alian-
zas; estando por encima del Cihuacoatl o general de
las fuerzas militares. Era al mismo tiempo la más
alta autoridad sacerdotal, puesto que representaba a
la divinidad, o sea que era de hecho un rey por de-
recho divino.
Este tlacatecuhtli era así el jefe de Estado, el poder
ejecutivo, el que dictaba la última palabra en caso
de justicia, el representante de la deidad, el jefe de
los ejércitos, etc., o sea un dictador absoluto y su
Estado una teocracia militar imperialista.
El segundo en categoría lo era el Cihuacoatl, tam-
bién con carácter militar y religioso; siendo el juez
y sacerdote mayor; el jefe o general del ejército, etc.
Por debajo de esta realeza quedaban los pillis o no-
bles, y en grados inferiores los macehuales, maye-
ques, tamemes, etc.
Los pillis o nobles tenían a su cargo los deberes
administrativos y desempeñaban los cargos de jue-
ces, magistrados, sacerdotes, comerciantes, recolecto-
res de tributos, caciques, etc.; a la vez que formaban
las órdenes de los caballeros águilas y tigres por ser
66 Monzón, 1949.
 FIGURA 38.
militares de rango. Según su empleo recibían distin-
tos nombres, entre ellos tlatoques o gobernadores de
provincia; teules o señores distinguidos en las haza-
ñas de guerra; calpullec o señores de los barrios;
etcétera.
El macehual, hombre libre pero plebeyo, formaba
la base de la sociedad, ya que éstos se dedicaban a
las artesanías (pintores, albañiles, canteros, esculto-
res, carpinteros, orfebres, lapidarios, curtidores, alfa-
'reros, etc.) a la agricultura, la caza, pesca, etc.;
mientras que los mayeques eran gentes de pueblos
conquistados, que trabajaban para la nobleza én ca-
lidad de siervos; pasando a formar parte de la he-
rencia que éstos recibían y legaban.
Los tamemes eran prácticamente los esclavos,
los desheredados que servían como cargadores a los
comerciantes y que podían ser sacrificados.
La esclavitud se obtenía en varias formas: por
pena, es decir, el que robaba una cosa y no podía
devolverla quedaba convertido en esclavo; por con-
trato que se celebraba en tiempos de hambre; y por
guerra, o sea cuando se tomaba prisioneros a los pue-
blos conquistados. En este último caso los guerreros
eran por lo general sacrificados, mientras que las mu-
jeres y el resto de la población, quedaba en calidad
de esclavos.67
La casta sacerdotal tenía en sus manos la ciencia,
el estudio de los astros, el calendario, la aritmética
y la numeración, la predicción del futuro, la historia
y mitología, la escritura, etc., muchas de las cuales
se enseñaban en escuelas especiales. La escuel.a más
importante era el Calmecac, en donde se preparaban
los hijos de la nobleza; pero los pleb=yos tenían
67 Caso, 1945.
121
también colegios, como el Telpochcalli o casa de los
jóvenes.
Desde las escuelas "comenzaban a enseñarles a los
futuros ciudadanos como habían de vivir, como res-
petar a las personas, como huir de la maldad, de la
perversión y la avidez"; o sea que se inculcaba el
hábito de obrar bien para beneficio de la colectividad.
En menos de tres siglos los mexicas lograron con-·
solidar un Estado imperialista que se imponía en
todas direcciones; conquistaron e impusieron tributo
a numerosos pueblos; inculcaron al pueblo una pro-
funda religiosidad que sirvió de freno al espíritu
creador del indivíduo; impusieron su lengua, costum-
bres y gobierno; coartaron la libertad de autogober-
narse; esclavizaron a no pocas gentes; creándose ellos
mismos un ambiente de descontento que culminó y
ayudó a los conquistadores españoles.
Epílogo. La conquista de México realizada por
Cortés (1519-1521) es un dramático ejemplo que
se ha repetido en otros tiempos y en otros lugares,
con mayores o menores variantes; pero siempre como
ejemplo histórico de cómo sucumbe una civilización
bajo el impacto del conquistador.
En el caso de México, la cultura desapareció ante
el proselitismo enérgico del catolicismo y la tecno-
logía superior del Reoacimiento europeo. El pensa-
miento cristiano suplantó a la filosofía y teología de
los mexicas, justamente como las armas de hierro
dominaron a las macanas y proyectiles de obsidiana;
destruyéndose primero la escultura y arquitectura
monumental, las imágenes de los dioses y cualquier
otro aspecto que oliera a idolatría.68
Desde los primeros cazadores nómadas que llega-
ron a la cuenca de México, hasta la sociedad mexica,
con sus grandezas y debilidades, con sus ideales
y sus crueldades, hay todo un esfuerzo de los
hombres por levantarse del salvajismo a la civili-
zación, un afán de progreso que anima a toda la
humanidad; siendo siempre condenable todo in-
tento de conquista o sojuzgamiento de otras cul-
turas.
Como dice Soustelle, "de tarde en tarde, en lo
infinito del tiempo y'en medio de la enorme indi-
ferencia del mundo, algunos hombres reunidos en
sociedad dan origen a algo que los sobrepasa: a una
civilización. Son los creadores de culturas. Y los in-
dios del Anáhuac, al pie de sus volcanes, a orillas de .
sus lagunas, pueden ser contados entre esos hombres."
68 Roberston, 1959.
FOTO 42.
 Bibliografía

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123
 FOTO 43.

124
 La Región del Occidente
GENERALIDADES
Desde el punto de vista arqueológico, la reglOn
conocida como el Occidente de México comprende
los Estados de Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima y
Michoacán, así como parte de Guanajuato y Gue-
rrero. La delimitación de esta región se basa en la
relativa homogeneidad de las culturas que florecie-
ron en tiempos prehispánicos, aunque de todos esos
Estados, el de Guerrero es el que menos correspon-
dencia tiene con los demás.
Dentro de este amplio territorio, cuyas fronteras
son difíciles de precisar no solo cultural sino climá-
tica y fisiográficamente, se notan cuando menos tres
tipos de1'aisaje natural, como lo son las vastas me-
setas del Bajío, las sierras volcánicas y las tierras de
pradera.
En las grandes llanuras de Guanajuato, de Mi-
choacán y Jalisco, limitadas por montañas que han
creado numerosas cuencas lacustres como las de Pátz-
cuaro, Cuitzeo y Chapala, prevalece un clima tem-
plado con lluvias en verano; mientras que las mese-
tas volcánicas tienen climas templados y húmedos;
creciendo una vegetación típica como lo son los bos-
ques de coníferas. Las praderas se localizan en las
cuencas de los Ríos Balsas y Santiago, lo mismo que
en algunas partes de Jalisco, Colima, Michoacán y
Guerrero; en tanto que la planicie costera, amoldada
a la sequedad, tiene una vegetación tropical que con-
trasta con la zona boscosa de la Sierra Madre Oc-
·cidental.
Por estas tierras, durante el Pleistoceno, pequeños
caballos americanos, camellos, antílopes y otros ani-
males, merodeaban en busca de alimento, hasta que
llegaron los primeros pobladores; iniciándose así la
explotación de los mismos. Río Juchipila, Ameca,
Cuitzeo, Cañada Marfil, Chupícuaro, etc, muestran
la ocupación de algunos grupos prehistóricos, los
cuales tenían todavía un nivel cultural bastante bajo.
de México
Al contrario de lo que sucede en otras regiones,
la cantidad de sitios Preclásicos en el Occidente es
muy escasa, por lo cual trataremos este horizonte en
su generalidad para luego pasar al estudio detallado
de las culturas locales de cada Estado, a partir del
Horizonte Clásico. Hay que advertir que no posee-
mos muchos datos que nos permitan trazar el pano-
rama completo de estas culturas, por lo cual en mu-
chos casos sólo tendremos una visión fragmentaria
de ellas.
EL HORIZONTE PRECLASICO
El Opeño, Míchoacán. Hasta ahora el sitio más
antiguo en el Occidente de México es el Opeño. En
este lugar se encontraron algunas tumbas excavadas
en el tepetate, las cuales tienen una cámara above-
dada de buenas proporciones para poder alojar los
entierros y ofrendas. El descenso a ellas se hacía por
medio de tres o cuatro escalones, tallados también
en el tepetate; alcanzando el piso de las tumbas una
profundidad de cerca de 1.50 metros, partiendo de
la superficie del terreno.!
Entre los objetos hallados como ofrenda hay al-
gunas figurillas de barro con rasgos hechos al pas-
tillaje, mismas que están emparentadas con los tipos
P y C del Preclásico Medio de la cuenca de México.
Otros objetos como puntas de proyectil con bases
cóncavas; orejeras de jadeita, un idolillo de serpen-
tina con rasgos olmecoides; vasijas efigie; cuentas de
jade; vasijas con pintura negativa; etc, revelan que
este grupo tenía una cultura bastante desarrollada,
la cual guarda similitudes, como decíamos anterior-
mente, con los grupos del Preclásico Medio, pero co-
rrespondientes a los fines del mismo período.
Chupíc1,¿aro,Guanajuato. Este sitio es de mayor
importancia que el anterior y corresponde al Pre-
! Noguera, 1942.
125
 PLANO
clásico Superior. La zona arqueológica está formada
por un gran número de lomas de poca altura, he-
chas por los diversos afluentes del Río Lerma; loca-
lizándose en la parte alta de dichas lomas los cemen-
terios prehispánicos, lo cual indica que las constantes
inundaciones del Lerma obligó a los antiguos ha-
bitantes de esa zona a ocupar las partes altas.2
Las investigaciones realizadas en dicho lugar, se
hicieron fundamentalmente en la loma denominada
El Rayo, entre el Río Lerma y su afluente El Tigre
o Corone o; habiéndose explorado cerca de 400 en-
tierros humanos, 46 esqueletos de perros y un osa-
no.
Los entierros se encontraron a profundidades que
fluctúan de 0.50 m. a 2.50 m., pero la mayoría se
localizan de 1.50 a 2.00 m. Entre las modalidades
de los enterramientos sobresalen los extendidos en
decúbito dorsal y ventral, los eXtendidos en decúbito
lateral izquierdo o derecho, los flexÍonados dorsales
y algunos depositados en urnas u ollas de barro.
Aunque no hay una orientación fija en los entie-
2 Borbolla, 1945.
126
12.
rros si se aprecia que muchos de ellos eran coloca-
dos alrededor de tlecuiles u hogares; mientras que
otros se delimitaban por medio de bolas de piedra,
figurando tumbas incipientes.3
La costumbre de acompañar a los entierros con
ofrendas se nota principalmente en los extendidos
en decúbito dorsal; mientras que los enterrados ven-
tralmente no poseen ofrendas, tal vez como indica-
ción de que éstos eran individuos de una categoría
social más baja e inclusive quizás prisioneros. Al
respecto hay que citar que durante las excavaciones
se encontraron algunos cráneos aislados y cinco crá-
neos cortados por mitad y con perforaciones en los
lados, tal vez usados como trofeos.
Entre los objetos encontrados como ofrendas se
cita: puntas de proyectil hechas de obsidiana, manos
y metates, figurillas de barro, orejeras de hueso y
barro, ornamentos de concha, collares, herramientas
de hueso y piedra, ocarinas, flautas, variedad de va-
sijas, etc., lo cual nos permite entender algo de la
cultura de este grupo.
3 Estrada Balmori y Piña Chán, 1948.
 I
'"
FOTO 44.
Así podríamos decir que las gentes de Chupícuaro
eran sedentarios que vivían en aldeas permanentes
y que comenzaban a construir plataformas con re-
vestimiento de piedra y pisos de lodo cocido para
los asénfamientos de sus jacales, formando a veces
agruparl,lientos de ellos, como se aprecia en algunos
alineamientos de piedras encontrados.
Cultivaban el maíz':'frijol y calabaza, aprovechan-
do las márgenes del Río Lerma y sus afluentes, lo
mismo que las colinas cercanas. Se molía el maíz
en metates de piedra y se practicaba la recolección,
caza y pesca. Algunos molcajetes de piedra volcá-
nica nos indican el uso del chile y tal vez el ji-
tomate.
La población era numerosa, si se tiene en cuenta
la cantidad de entierros que se encontraron en la
zona; habiéndose habitado el sitio durante varias ge-
neraciones. De hecho una serie de sitios poseen ca-
racterísticas idénticas a las de Chupícuaro; pudiendo
considerarse esto como un complejo cultural que se
'localizó fundamentalmente en Guanajuato, pero que
se manifiesta hasta Cuitzeo. También Chupícuaro
ejerció influencias sobre el Valle de México, como
se ha comprobado por los hallazgos del Cerro del
Tepalcate, Edo. de México, donde apareció cerámica
y figurillas típicas de ese sitio.
Al parecer Chupícuaro fue el foco principal y
uno de los centros alfareros más importantes del
Preclásico Superior de Mesoamérica. La variedad de
sus formas, el colorido y diseño de sus vasijas, el
estilo de sus figurillas, etc., hacen de la cerámica una
de las artesanías mejor acabadas de esos tiempos,
notándose la influencia y el comercio que tuvo con
otros grupos vecinos.
La alfarería de Chupícuaro puede dividirse en dos
clases principales; cerámica monócroma y cerámica
pintada. En el primer grupo predominan las vasijas
de color negro o café negruzco, habiendo cajetes,
jarras, cuencos ovalados,. vasijas trípodes, tecomates,
ollas, soportes mamiformes, bases pedestales, anillo
basal, patojos y vasijas efigie (mono, venado, perro,
guajolote). En el segundo grupo hay vasijas pin-
tadas rojo sobre crema, negro sobre rojo, café sobre
rojo, rojo sobre café amarillento, rojo pulido y po-
lícromas hechas a base de negro, crema y rojo. Las
formas son semejantes a las del grupo anterior, pero
con predominio de los cajetes ovales, cajetes senci-
llos, vasijas efigie y platos trípodes con altos so-
portes.4
Por su parte, las figurillas son modeladas a mano
y con rasgos fileteados o al pastillaje; habiendo al-
gunas figuras huecas. En el primer grupo las figu-
rillas tienen los ojos y bocas alargadas por medio
de filetes de barro, el cuerpo aplanado, la nariz· pro-
minente, etc., y es el tipo denominado H4; pero hay
también otro tipo más pequeño, con cuerpos más
abultados y hechas por medio de presión sobre la
4 Porter, 1956.
127
 200 D. c.). A la fase última corresponderían las fi-
gurillas pequeñas y las figuras huecas, así como la
cerámica polícroma.
Las figurillas nos dan algunos datos sobre las cos-
tumbres de las gentes de Chupícuaro. Al parecer an-
daban generalmente desnudos, aunque a veces se
notan taparrabos; caracoles de gran tamaño, sujetos
por un cinturón y cubriendo el miembro masculino
(tal vez símbolo de la fecundidad); teniendo tam-
bién la costumbre de pintarse el cuerpo, la cara y
el cabello con colores blanco, negro y azul. El ca_O
bello masculino .se teñía de blanco y el femenino
de rojo.
El cabello se arreglaba de distintas maneras, pero
generalmente partido en dos; habiendo complicados
tocados y listones entrelazados para amarrar el pelo.
En algunas figurillas masculinas se notan flores y
plumas sobre el cabello.
Tanto los hombres como las mujeres se adorna-
ban con orejeras de barro, ya sean tubulares o en

FOTO 46.

FOTO 45.

arcilla. Dentro de este subgrupo hay algunas que

recuerdan al tipo E de la cuenca de México, en tanto
que otras, de color blanco pulido y con grandes to-
cados escalonados, son semejantes al tipo Teotihua-
cán 1 y parecidas a los tipos Hl y H2. Las figuras
huecas son más escasas, estando pintadas de negro,
crema y rojo.
Aunque en la decoración de las vasijas pintadas
hay un mayor número de diseños geométricos, ~pa-
recen también algunos motivos naturalistas como
mariposas, ranas, manos, caras humanas, etc. En la
cerámic~: negra se usó la incisión, el grabado y el
punzonado.
Desde el punto de vista cronológico, Chupícuaro
pasó por tres etapas de ocupación: Temprano, Tran-
sicional y Ultimo; colocándose la fase temprana por
los fines del Preclásico Superior y la fase última
por los tiempos de Teotihuacán n. (400 A. C. a

128
 FIGURA 39.

FIGURA 4 o.

FIGURA 41.

129
FIGURA 43.
FIGURA 42.

forma de disco con diseños grabados; collares de

hueso, concha, semillas, caracoles y barro; brazale-
tes y ajorcas en los tobillos; insinuándose en algunas
figurillas el uso de sandalias o huaraches.
La presencia de ocarinas, sonajas, silbatos, flau-
tas y huesos estriados, nos dicen que la música y tal
vez la danza jugaban ya un papel importante; ha-
biendo representaciones de individuos tocando la
flauta.
Otras costumbres están indicadas en las represen-
taciones cerámicas, como por ejemplo niños dur-
miendo dentro de cunitas; mujeres cargando a sus
niños; vasijitas miniatura usadas como juguetes; se-
llos de barro; agujas de hueso; etc.
Tenían un culto a sus muertos bastante desarro-
llado, puesto que los cadáveres se enterraban en
cementerios y con acompañamiento de ofrendas. A
veces se sacrificaban perros, tal vez para que les sir-
vieran de acompañantes al otro mundo, a la vez
que se construían tlecuiles u hogares para ciertos

; 18UCTECA CENTR llL DEL

INSTITUTO .\CIONI\L DE NTRCPOLOGiA. Ui
\..-IUOAO ue: MEXIC ~
 ritos funerarios y alrededor de los cuales se hadan
los enterramientos múltiples.
Como ofrendas se ponían algunos objetos que es-
taban relacionados con la ocupación o con la per-
tenencia del individuo; habiendo collares y orejeras
asociadas a los entierros de niños, jóvenes y crá-
neos aislados; metates, agujas y manos con los adul-
tos femeninos, y punzones, puntas de proyectil, bru-
ñidores, etc., con los entierros masculinos.
En las excavaciones se encontró un fragmento de
pintura al fresco, hecho sobre un material perece-
dero, notándose un motivo entrelazado y en colores
rojo indio, amarillo y azul. Otro tanto se observó
en algunos cráneos y dientes, los cuales mostraban
restos de pintura verde, roja, amarilla y negra.
Desde el punto de vista estético los alfareros de
Chupícuaro copiaban a las gentes de su tiempo, en-
fatizando las características sexuales, especialmente
en las figuras femeninas.
Durante el tiempo del Horizonte Clásico parece
que Chupícuaro dejó de existir; notándose de nuevo
una ocupación del lugar en tiempos Postclásicos. En
la Plaza del poblado se hallaron algunos sahume-
rios calados del tipo mixteca; así como un frag-
mento dé mosaico con incrustaciones de pltlta. En
el llamado Cerro del Chivo hay algunos montícu-
los que tienen paredes de piedra cortada y escale-
ras, lo mismo que pisos de barro apisonado y que-
mado.
Michoacán. Algunos rasgos de Apatzingán mues-
tran cierta supervivencia de los grupos Preclásicos,
como lo son los cajetes trípodes de silueta compuesta
y a veces con caras humanas como las de Chupí-
cuaro; trípodes con decoración incisa ancha y perfo-
raciones en un estilo que recuerda a Gualupita, Mo-
relos; figurillas aplanadas que siguen la tradición de
Guanajuato; vasijas con pintura negativa o con de-
coración al fresco; etc., lo cual indicaría que algunos
grupos lograron sobrevivir hasta después del hori-
zonte Preclásico de la Cuenca de México.
Algo similar ocurre en el Cerro Curutarán, cer-
cano a Zamora, en donde hay cerámica monócroma
anterior a los tarascos, pero que podría ser algo tar-
día; lo mismo que en ]iquilpan.
G,¡errero. La supervivencia de la tradición cultu-
ral de los grupos Preclásicos se observa también en

PLANO 13.

1 GUASAVE, SINALOA
2 CUlIACAN,SINALOA
3 CHAMETlA,SINALOA
" TOTOATE, JALISCO
~ AMECA, JALISCO
8 AUTlAN. JALISCO
1TUXCACUESCO. JALISCO
8 ZAPOTlTlAN. JALISCO
g SAYULA-ZACOAlCO. JALISCO
10 LAGO CHAPAlA.JAlISCO
" TECOMAN, COLIMA
12 CERRO ESCUINTlA. MICHOACAN
13 COJUMATlAN. M1CHOACAN
'" JIQUIlPAN •. MICHOACAN
1 ~ TEPAlCATEPEC. MICHOACAN
16 El OPEÑO. MICHOACAN
11 ZAMORA, M1CHOACAN
18 ZACAPU, MICHOACAN
19 TZINTZUNTZAN, MICHOACAN
20 APATZIN(,;,AN, MICHOACAN
21 TACAMBARO, MICHOACAN
22 LA GLORIA, GUANAJUATO
23 CHUPICUARO, GUANAJUATO
2¿ COYUCA DE CATALAN, GUERRERO
2 ~ LOS PLACERES DEL ORO,6UERRERO
2& TELOLOAPAN, GUERRERO
21 OXTOTITLAN, GUERRERO
'28 ACAPUlCO. 6UERRERO
29 ZUMPANGO, GUERRERO
3 o TEXMI LI NCAN , C¡UERRERO
31 SAN JERONIMO, C¡UERRERO
REGlaN DEL OCCIDENTE DE MEXICO 32 PETATLAN. GUERRERO
3 3-'ZACUAlPAN, COLIMA
algunos sitios de la costa grande de Guerrero, desde
Petatlán hasta Acapulco; habiendo lugares como San
] erónimo que tiene cerámica y figurillas de un es-
tilo arcaizanre, así como objetos de carácter olmeca.
En resumen, y hasta donde los hallazgos arqueo-
lógicos lo permiten, podemos decir que durante el
horizonte Preclásico el Occidente de México estuvo
ocupado por unos cuantos grupos, los cuales mues-
tran ciertas interrelaciones entre sí. Del centro de
México han de haber partido influencias hacia Mi-
choacán y Guerrero; mientras que Chupícuaro las
dió al Altiplano Central.
LAS CULTURAS LOCALES
Colima. De acuerdo con los hallazgos arqueoló-
gicos, los grupos colimenses se desparramaron por
las fértiles zonas de la cuenca del Río Armería,
por los valles de Colima y Tecomán, así como en
algunos lugares de la costa; lo cual hizo que cada
uno de ellos fue.ca adquiriendo ciertas modalidades
locales, pero estrechamente relacionados entre sí.
Por lo general las poblaciones eran sedentarias
agrícolas y tenían una economía de tipo mixto, o
FIGURA
sea que subsistían de la agricultura, de la caza, pesca
y recolección; completando las deficiencias alimenti-
cias y ciertas materias primas con el producto del
comercio.
Cultivaban maíz, calabaza, guajes, maguey, algo-
dón, frijol y tal vez jitomate y chile. Tenían al-
gunas frutas como la chirimoya y completaban su
alimentación con los productos de la caza y pesca,
misma que variaba de acuerdo con el habitat ocu-
pado.
Así vemos representaciones cerámicas de armadi~
llos, venado, tlacuache, mono, guajolote silvestre,
pato, tortuga, tiburón, garza, pelícano, peces, caraco-
les, serpientes, araña, rana, camaleón, iguana, lagar-
tijas, perros cebados, alacrán, pericos, pájaro carpin-
tero, etc, los cuales nos muestran no sólo la fauna
de Colima por aquellos tiempos, sino también los
posibles géneros alimenticios de que vivían y las
distintas zonas ecológicas y grupos de la localidad,
puesto que algunos de estos animales son netamente
costeros y otros corresponden a zonas de bosque o
de valle.
También es probable que el sistema de cultivo
haya sido el de roza, y que en los lugares de la
44.
 fOTO 47.

COStala economía se basara más en los productos presentaban las chozas. El único adelanto que se
del mar; mientras que el comercio, consistente prin- advierte en las construcciones son las escalinatas pe-
cipalmente en artículos y materias primas, era no queñas y de pocos escalones, por medio de las cua
sólo de qrácter local sino también foráneo. Así por les se ascendía al templo.
ejemplo, no es raro encontrar cerámica de Jalisco o Desde el punto de vista tecnológico los colimen-
Nayarit en Colima y viceversa, ocurriendo otro tanto ses trabajaban la piedra para hacer morteros, me-
con la cerámica anaranjada delgada que provenía del
Altiplano central.
Los productos de la recolección incluían leña para fOTO 48.
el fuego de los hogares; palma, troncos y lodo para
las casas; quiotes de maguey y tal vez tunas y nopa-
les; lo miSmO que frutas silvestres, miel, etc.
Como agrícolas y sedentarios que eran, los coli-
menses se agrupaban en poblados permanentes, y
las chozas -de planta rectangular- eran hechas de
materiales deleznables como palma, zacate, lodo y
troncos. Algunas casas tenían sólo dos paredes late-
rales y con los techos a dos aguas; mientras que otras
eran de planta circular y estaban unidas tal vez por
medio de un pasillo.
En algunos sitios la densidad pe población y la
economía, permitieron el desarrollo de la aldea ha-
I

cia un tipo de villa rural y aún hacia un centro ce-

remonial no planificado, mismos en los cuales se
construían basamentos para templos, de tipo muy
sencillo, ya que tal vez sobre túmulos de tierra, re-
vestidos de lodo, se levantaban los templos, si-
guiendo los mismos lineamientos que en su forma

133
 tates y manos; de la obsidiana obtenían navajas,
cuchillos y puntas de proyectil; tenían hachas de
serpentina y tal vez cinceles pira cortar la piedra;
contando también con p~nzones de hueso, bruñido-
res para cerámica, agujas, raspadores, malacates, etc.
La cerámica era para uso doméstico y funerario.
Observando la tecnología podemos hablar de va-
. rias artesanías: cesteros, lapidarios, alfareros, teje-
dores, etc., además de las ocupaciones inherentes a
casi todos los pueblos mesoamericanos como: agri-
cultores, cazadores y pescadores. Tal vez hayan ha-
bido comerciantes organizados o gente dedicada a
tales menesteres.
FIGURA
\
El vestido y el adorno personal marcan no sólo
el papel y rango del individuo dentro de la socie-
dad, sino que también indican la división social exis-
tente. Al parecer un núcleo de la población andaba
desnudo (cargadores, cazadores, aguadores) en tan-
to que la clase principal (jefes, sacerdotes, bailari-
nes) iba vestida y algo similar ha de haber ocurrido
entre las mujeres de ambos grupos .
Aunque la población que andaba desnuda tenía
cierta preferencia por el adorno personal y cuidado
del cabello, puede decirse también que tanto hom;
bres como mujeres se pintaban y tatuaban el cuer-
po; se perforaban el lóbulo de las orejas para co-
45.
 locarse orejeras de barro o jade; había quienes se
perforaban el tabique nasal para colgarse narigue-
ras; se peinaban los cabellos recogiéndolo en tren-
zas o rasurándose partes de la cabeza y completaban
su atavío con collares de concha y jade, pectorales
con carapachos de tortuga o mascaritas de serpen-
tina, brazaletes y ajorcas en los tobillos, así como
especies de hombreras con protuberancias, las cuales
algunos identifican como cicatrices producidas por
el tatuaje.
Generalmente la clase principal usaba camisas te-
jidas de algodón o de otras fi~ras vegetales; tapa-
rrabos o bragueros anudados hacia el frente; faldi-
llas con delantales por delante y por detrás; faldas
sencillas; especies de pañoletas o quechquemitl so-
bre el pecho y en ocasiones tan cortas que dejaban
ver los senos; chaquetillas de mangas cortas; trajes
como mamelucos y con aberturas para las manos,
cuello y piernas; mantas o capas sobre la espalda;
cinturones; cascos o yelmos; sombreros; barbiquejos;
turbantes y listones para la cabeza; etc.5
Como decíamos anteriormente, esta indumentaria
diferenciaba a los individuos, pero la calidad de los
vestidos y el material de los adornos personales de-
notaba también la riqueza de la clase principal, al
mismo tiempo que refleja el adelanto alcanzando en
materia 'textil.
Dentro de la sociedad colimense la vida diaria ha
FOTO 49.
de haber transcurrido en torno a la organización fa-
miliar; pero los individuos reconocían a una auto-
ridad central, jefe o cacique, el cual ejercía el con-
trol sociopolítico. El sacerdocio y la incipiente casta llevados en andas o literas, con toldos para protejerse
militar jugaban también un papel importante den- del sol, y llevadas por cargadores desnudos. Otros
tro de la sociedad. personajes están sentados sobre bancos con respal-
A través de las figurillas de barro vemos muchas dar, a veces acompañados de sus mujeres.
escenas de la vida diaria: mujeres cargando a sus Aunque la sociedad de esta época era por lo co-
hijos; mujeres en estado de embarazo, en actitud de mún pacífica, se nota sin embargo algunas represen-
parir o amamantando a sus niños; mujeres acarrean- taciones de guerreros que" llevan macanas, escudos,
do agua, moliendo sobre metates o peinando sus porras, cascos, etc., lo que podría explicarse por la
cabelleras; parejas haciéndose el amor; aguadores existencia de una clase militar, aunque no sepamos
con grandes recipientes sobre el hombro o la espal- si ésta tenía a su cargo las conquistas de otros pue-
da; cargadores con mecapal; alfareros; tiradores de blos o simplemente existía para la defensa de sus
. honda; jugadores de pelota; jefes o personas de im- poblados.
portancia sentados sobre bancos con respaldar; bai- Como quiera que sea, podemos hablar d& una so-
larines ricamente ataviados; etc., lo cual nos lleva ciedad fuertemente estratificada que tenía en .parte
a imaginar y visualizar la vida de aquellos tiempos una organización sacerdotal y en parte militar; que-
Desde el punto de vista sociopolítico, los grupos dando por debajo de ellos los bailarines; hechiceros,
de Colima han de haber contado con una clase diri- jugadores de pelota, músicos y artesanos, lo mismo
gente, cuyo jefe principal dictaba las normas a se- que el estamento inferior, constituido por los carga-
guir; habiendo representaciones de caciques que son dores, campesinos, pescadores, aguadores, etc.
5 Kirchhoff, 1946. Las representaciones de templos, bailarines, mú-

135
 FIGURA
sicos, etc., nos permiten inferir que la religión estaba
bastante desarrollada; siendo posible que creyeran
en varias fuerzas naturales espiritualizadas, como la
lluvia, fuego, tierra, fertilidad, etc. Hasta la fecha
sólo se han encontrado esculturas que representan a
Huehueteotl o dios del fuego, e! cual ha de haber
estado relacionado con los fenómenos tectónicos pro-
ducidos por los volcanes, especialmente el llamado
Volcán de Colima.
. Dentro del pensamiento mágico-religioso de los
colimenses se nota un gran énfasis en e! culto a
los muertos, y de ahí que se excavaran tumbas por
debajo de la capa basáltica de! subsuelo, con ob-
jeto de depositar los cadáveres con sus respectivas
ofrendas.
Por lo general estas ofrendas consistían en cierto
número de piezas cerámicas, adornos personales, ali-
136
46
mentas, etc.; notándose casi siempre la costumbre de
colocar uno o dos perros cebados hechos en barro,
lo cual ha sido interpretado por algunos investiga-
dores como representaciones de Xólotl que acom-
pañaba al difunto en su viaje al mundo de los
muertos.
Sin embargo, y puesto que el concepto de Xólotl
es un producto mexica posterior, más bien me in-
clino a creer que estos perros de barro eran una es-
pecie de alimento simbólico, ya que estos perritos
eran cuidados y alimentados con esmero para luego
ser comidos.
Conectadas con la religión aparecen las ceremo-
nias con sus danzas, juegos y entretenimientos. Las
mujeres bailan en círculo, entrelazando sus brazos
por detrás de la cintura y alrededor de jefes o músi-
cos; mientras los acróbatas, hailarines tal vez profe-
 FIGURA
sionales, guerreros, jugadores de pelota, jorobados o
bufones, etc, distraen a la muchedumbre.
Los músicos hacían sonar sus caracolas, flautas,
tambores, silbatos, sonajas, etc, alegrando el am-
biente y dando realce a las fiestas que han de
haberse instituido en determinadas épocas del año,
según el calendario, y presididas por los jefes, sacer-
dotes y tal vez magos o hechiceros.
47
Desde el punto de vista artístico, los colimenses
del Horizonte Clásico descollaron fundamentalmente
por su alfarería y por sus esculturas cerámicas llenas
de gran sensibilidad y expresión.
La cerámica es notable por su excelente diseño y
por la elegancia de sus formas. Hay algunas ollas
trípodes en forma de calabaza, sostenidas por tres
pericos o por tres enanos; así como representaciones
137
 FIGURA
de otros vegetales, caracoles, caras humanas, etc. Sin
duda alguna los alfareros de Colima fueron extra-
ordinarios artistas, desarrollando formas cuidadosa-
mente modeladas y esencialmente naturalistas que
podrían ser envidiadas por cualquier escultor mo-
derno.6
Durante esta época se hacen las vasijas efigie y
las vasijas trípodes fitomorfas y zoomorfas; vasijas
decoradas con pintura negativa; cerámica doméstica
y funeraria en coloraciones rojo sobre café, rojo pu-
lido, crema, negro sobre rojo y negro sobre blanco;
se importa por comercio la cerámica anaranjada del-
gada tipo teotihuacano y se siguen las técnicas deco-
rativas incisas, pintada y al fresco.
Inicialmente las figurillas aplanadas con rasgos
al pastillaje se hacen dentro de la tradición preclá-
sica anterior; pero más tarde aparecen las figuras
huecas, realísticamente trabajadas, que constituyen
con el tiempo una tradición alfarera que se refleja
en Jalisco y Nayarit.
Los escultores de Colima se interesaron primor-
dialmente en la representación realística y anecdó-
tica de las gentes de su tiempo; haciendo figurillas
que plasman lo mismo la pose estática que la ani-
mada; pero siempre cuidando el detalle y sin evi-
dencias de estar influídas por la religión o por con-
ceptos simbólicos.
6 Covarrubias, 1957.
138
48
La pintura corporal, los textiles y la cerámica,
muestran por su parte el adelanto en el dibujo y la
pintura; mientras que la música, la danza y los jue-
gos, indican otros aspectos estéticos de los ,grupos
de Colima.
Lo expuesto anteriormente corresponde al hori-
zonte de las culturas Clásicas de Mesoamérica; ha-
biéndose establecido el Complejo Los Ortices-Las
Animas que puede colocarse de 200 a 850 D. C. y
en el que aparecen las tumbas con figurillas mo-
deladas y huecas, vasijas efigie y cerámica anaran-
jada delgada que corresponde al período Teotihua-
cán JII.
Al finalizar el Horizonte Clásico se ha de haber
iniciado en Colima: el Horizonte Tolteca-Chichime-
ca o Postclásico; pero poco se puede decir de esta
etapa cultural que caería de 800 a 125 O D. C. En
tanto que el origen de los toltecas permanezca en el
misterio y la arqueología no suministre más pruebas
que las que han sido aportadas por las fuentes his-
tóricas, tendremos que seguir considerando a los tol-
tecas como grupos provenientes del noroeste, y en
tales circunstancias Jalisco, Colima, etc., han de ha-
ber tenido contactos con dichos grupos.
Estos contactos, evidenciados por varios elementos
culturales, se observan en Colima; pudiendo citarse
la cerámica plumbate o plomiza; el uso de cascabe-
les, anillos y hachas de cobre; vasijas-tapaderas o
 sahumerios; ornamentos de concha; hachas con ra-
nura de tres cuartos; figurillas aplanadas de tipo
toltecoide; mazas; cabezas de piedra para macanas;
malacates moldeados; vasijas de base anular; mol-
cajetes con los fondos incisos; etc.
De hecho, algunos sitios de Colima subsisten
hasta el horizonte postclásico; pudiendo relacionarse
esta época con el llamado Complejo Armería-Coli-
ma y algunos sitios de la costa, en los cuales se han
registrado los elementos antes citados.
Durante el Horizonte Histórico -1250 a 1521-
Colima desarrolla el llamado Complejo Periquillo
del bajo Armería; apareciendo las construcciones de
piedra como las de El Chanal; las vasijas polícromas
del tipo Autlán-Tuxcacuesco de Jalisco; los incen-
sarios en forma de Tlaloc que recuerdan al tipo de
"los volcanes" de la cuenca de México; los molca-
jetes con fondos incisos y punzonados; las coas y ha-
chas de cobre; los tejidos; etc.
En El Chanal, lugar cercano a la capital, las cons-
trucciones recuerdan al estilo arquitectónico mexica,
pero con variaciones locales. Los edificios tienen
escalinatas limitadas por alfardas y con pendiente
desviada hacia la vertical, es decir que cambian de
pendiente para formar una especie de dado; en tanto FOTO 50.
que los peraltes de los escalones presentan una serie
de lápidas esculpidas, con representaciones de zopi-
lotes reales, tejón, coyote, zorro, ardilla, etc., así para acabar con el dominio tarasco en Colima; pero
como algunos signos o jeroglíficos calendáricos y cuyas batallas defintivas todavía se libraban por el
deidades; tláloc, malinalli, técpatl ehécatl, etc.7 tiempo de Tangaxoan II, en que se peleaba por la
Dentro del período de tiempo que abarca este posesión de las salinas de la costa, especialmente las
horizonte cultural, ocurre tal vez la llegada de los de Tzacoalco 0500 a 1510 D. c.).
Tecas, o sea un grupo de gentes que andaban des- Por estos tiempos la sociedad no ha de haber sido
nudos y con tocados de plumas o diademas de pieles muy distinta de la de los mexicas o tarascas; pero
de animales en la cabeza; a la vez que usaban cin- la conquista de México repercute en el territorio de
turones o fajas de algodón, pulseras y ajorcas en los Colima, al enviar Cortés a Juan Alvarez Chico y
tobillos, mantas, etc. Alonso de Avalas a la conquista de dicho reino,
Con la llegada de los Tecos surge el señorío o cosa que no lograron al principio.
reino de Colimán, mismo que llegó a extenderse Después de varios intentos por parte de los es-
desde el Armería al Zacatula, de la depresión del pañoles, Gonzalo de Sandoval logra la verdadera
Marabasco hasta Ameca y Sayula en Jalisco; estando conquista de Colima; existiendo una cita en la Cuar-
dividido dicho reino en varias provincias bajo el ta Carta de Hernán Cortés en la que se dice que
. mando de señores que dependían a su vez del Huey Colima fue ocupada en 1523 por un capitán (sin
Tlatoani de Colima. nombre) que iba con Sandoval y que tal vez no
La expansión de dicho reino se vio cortada por era otro que Juan Rodríguez de Villafuerte.
las invasiones tarascas que comienzan por el tiempo Como quiera que sea, es casi aceptado que San-
de Tzitzispandácuare y terminan casi por 1480, doval fundó la Villa de San Sebastián y nombró
cuando gobernaba Zuanga; habiéndose formado en- ayuntamiento el 26 de febrero de 1522, según al-
tonces la llamada confederación Chimalhuacana gunos investigadores, o el 23 de febrero del mismo
7 Rosado Ojeda, 1947. año según otros.

139
 tlán rojo sobre café, Cofradía incisa, Autlán naranja
pulida y Cruz de Piedra roja; habiendo relaciones
con la fase Colima-Armería que cae por el Horizon-
te Postclásico.8
El Complejo Milpa se distingue por la cerámica
Autlán Polícroma, Autlán roja pulida, Autlán roja
y Autlán negra pulida; existiendo una mayor can-
tidad de objetos y artefactos menores. Esta fase ~e
puede colocar por los inicios del Horizonte Histórico
y guarda relaciones con el complejo siguiente.
El Complejo Autlán tiene entre sus rasgos carac-
terísticos a las cerámicas Autlán blanco sobre rojo,
Altillos roja y Autlán polícromo. También hay sil-
batos, sellos, figurillas, metates, manos, hachas de
ranura, brazaletes de concha, cascabeles de cobre,
etcétera.
En una "Visita" fechada por 1525, se dice que
la zona de Autlán tenía una población urbana que
8 Kelly, 1945.

FIGURA 49

FOTO 51

Este es a grandes rasgos el esquema histórico-

cultural de Colima. Hay datos arqueológicos de casi
todos los horizontes culturales de Mesoamérica,
faltando sólo que se realicen exploraciones sistemá-
ticas en algunos sitios claves dél Estado, con objeto
de que los estudiosos de estos problemas llenen al-
gún día las lagunas que por ahora poseemos.

Jalisco. A partir del Horizonte Clásico algunos

sitios de Jalisco, especialmente la zona Autlán-Tux-
cacuexco, muestran bastantes relaciones con las cul-
turas de Colima, por lo cual se ha establecido una
provincia arqueológica que podría llamarse Colima-
Autlán- Tuxcacuexco.
Según los estudios de Kelly, en la zona de Autlán
se distinguen tres complejos culturales fundamenta-
les, los cuales han sido designados con los nombres
de Cofradía, Milpa y Autlán. El Complejo Cofradía
se caracterIza por la cerámica rojo 'sobre café, Au-

140·

,. .
 fOTO 52

dependía de una agricultura intensiva; habiendo es-

tablecimientos y poblados que tenían de 53 a 1200
casas. La población se dividía en barrios, estancias y
pueblos sujetos; existiendo mercados en algunos si-
tios" y con comercio local de maíz y chile princi-
palmente.
¡ Las casas eran de materiales perecederos, habiendo
montículos o terraplenes que servían como bases de
ellas, así como cercos de piedra. Los vestidos se ha-
cían de maguey y algodón; existiendo señores o
principales de edad bastante joven, cuyos cargos eran
hereditarios. En 1525 la lengua de la zona de Au-
tlán era el otomí o nahua; mientras que en 1587
se hablaba auteca y mexicano.
Al parecer, desde el Horizonte Clásico hasta el
Histórico, la cultura de estos grupos no ha de haber
sido diferente a la de los grupos de Colima, pero no
tenemos suficientes evidencias para integrar el pano-
rama cultural.
En la zona de Tuxcacuexco se ha establecido tam-
bién tres complejos culturales que se llaman: Tux-
cacuexco, Coralillo y Tolimán. El más antiguo es el
Complejo Tuxcacuexco, el cual se caracteriza por la
cerámica roja incisa, roja lisa, negro sobre rojo y
algunas vasijas importadas de Colima. Hay también
orejeras" pendientes, brazaletes, cuentas para colla-
res, figurillas aplanadas y huecas, machacadores para
papel, etc.; teniendo este complejo relaciones con la
fase Los Ortices-Las Animas de Colima.9
La correspondencia más estrecha se manifiesta en
las figurillas modeladas al pastillaje y en las figuras
huecas del estilo colimense; pudiendo considerarse
esto como el resultado de fuertes intercambios co-
merciales y aún por la influencia de algún grupo de
Colima que se infiltró hacia Jalisco.
El Complejo Coralillo, que corresponde al Post-
clásico, tiene cerámica rojo sobre café amarillento,
Cruz de Piedra roja, Paso Real marrón sobre café
y La Loma rojo sobre café; habiendo figurillas só-
lidas tipo Mazapan; cabezas de porras en forma de
anillos de piedra con protuberancias, hachas de ra-
nura, brazaletes de concha, etc.
El último Complejo, llamado Tolimán, se carac-
teriza por la cerámica Autlán polícroma, Tolimán
rojo sobre café, Altillos roja, Tolimán acanalado,
Teutlár. gris, Mazatlán roja y Apulco roja; notán-
dose también cascabeles, anillos, orejeras, pendientes
y hachas de cobre; cráneos con deformación fronto-
occipital; etc.
9 Kel1y, 1949.

fOTO 53
 Por algunas "Relaciones" de 1579, se puede uno
dar idea de la vida de los grupos de los tiempos
históricos; pudiendo cit~rse algunos datos de impor-
tancia como la economía agrícola que estaba basada
en el maíz y cuya siembra se hacía a lo largo del
Río Armería y en las barrancas, a veces con irriga-
ción. Tenían algunas frutas locales y de la ciruela y
tal vez del jocote se hacía una bebida fermentada. 10
La alimentación era baja en proteínas, a base de
frijol fundamentalmente; pero se completaba la die-
ta con los productos· de la caza y pesca, engordán-
dose perros que luego servían de alimento.
Las casas eran de adobe y con techos de pasto
amarrado con mecates; los vestidos se hacían de
maguey o _de algodón coloreado con la cochinilla
que se traía de Jiquilpan, Michoacán; habiendo ca-
misas largas, sacos y capas de plumas. El algodón se
comerciaba con Colima y Comalá, lo mismo que con
La Purificación.
Tuxcacuexco pagaba tributo a su señor en mantas
de algodón, maíz, g~llinas, etc., mientras que Zapo-
titlán ·10 hacía con maíz, frijol, algodón, joyas de
oro y plata, etc., últimas que han de haber venido
de Tamazula.
Se navegaba de Zapotitlán por el Armería con
ayuda de una red llena de calabazas; mientras que
Tuxcacuexco tenía hamacas-literas. Ponce describe
sonajas de guajes y menciona teponaxtles de ma-
dera, existiendo la música y la danza, fiestas cere-
moniales, sacrificio humano y hechicería.
La vida de los grupos del Horizonte Histórico en
Autlán y Tuxcacuexco no ha de haber sido diferente
a las condiciones que se observan por 1579; agre-
gándose que en Tuxcacuexco había señores y gue-
rreros que se enviaban a Autlán y otras partes, los
cuales estaban equipados con mazas, arco y flecha,
porras de madera con cabezas de piedra, escudos re-
dondos y petos o ichcahuipilli.
El aspecto militar de estos grupos coincide con
las evidencias arqueológicas encontradas en diversos
sitios, a la vez que se tienen noticias de invasiones
tarascas en Jalisco. Tenango tenía un sistema forti-
ficado, hecho con muros de piedra; habiendo de Za-
potitlán algunos nombres de señores que se opusie-
ron a la conquista de Cazonsi, rey tarasco, como
Xiutetequtte, Teuquettatequemuy y Mazatte, último
que reinaba por el tiempo de la entrada de los es-
pañoles.
10 Aguero, 1878.
142
Respecto a Amula o Zapotitlán, Tello dice que
reinaba Tlopei cuando llegaron los tarascas "a dar
guerra a los moradores de la provincia ... " y des-
pués gobernó Minotlacoya, en cuyo tiempo llegó el
Capitán Gonzalo de Sandoval a Colima. .. yendo
a ayudar Minotlacoya con su gente a Gonzalo de
Sandoval, le mataron en Xicotlán, tierra de Co-
lima ... "
El lenguaje en Amula era el otomí y entendían
el mexicano; ocurriendo la colonización de Jiquilpan,
por los pueblos de Amula, unos nueve años antes
de la conquista española.11
Volviendo al especto arqueológico, en Jalisco
hay otros sitios que tienen elementos culturales y
objetos que podrían colocarse desde los fines del
Horizonte Clásico hasta los tiempos históricos, como
por ejemplo la zona de Sayula-Zacoalco, que pre-
senta vasijas trípodes, molcajetes incisos-punzona-
dos, vasijas efigie, etc.
El lago de Chapala tiene también cierta corres-
pondencia con el Horizonte Postc1ásico; habiendo
tapaderas-sahumerios, soportes efigie moldeados, va-
sijas con base anular, cerámica plumbate, decoración
de c1oisonné, figuras tipo Nayarit, cerámica rojo
sobre café y negro sobre rojo, figurillas sólidas con
enormes narices, etc.
En el sitio llamado Totoate hay elementos de
este mismo horizonte; existiendo montículos artifi-
ciales, resto de habitaciones, terrazas, vasijas con
pintura negativa, cerámica plomiza, hachas y me-
tates tipo efigie, caracoles-trompetas, objetos de pi-
rita, entierros extendidos, montículos funerarios,
etcétera. 12
En El Ixtepete, lugar cercano a Guadalajara, se
ha estado explorando un centro ceremonial que tie-
ne basamentos con fuertes influencias teotihuacanas,
pero que rebasa el Horizonte Clásico; mientras que
en El Arenal, sitio de Etzatlán, hay algunas tumbas
de tiro con varias cámaras talladas en el tepetate y
con entierros y ofrendas. En una de ellas se encontró
algunas figuras huecas representando guerreros, ju-
gadores de pelota, personajes desnudos, vasijas bí-
cromas, etc., mostrando las figuras el estilo de Coli-
ma y Nayarit, que corresponden en esta zona al lla-
mado Cara Antiguo del Horizonte Clásico.13
En Zapotlán hay montículos con piedras esculpi-
das en la escalera y semejantes a las del Chanal,
Colima; mientras que en el Cerro San Gregario,
11 Barlow, 1944.
12 Lister, 1955.
Sierra del Tigre, hay restos de una fortaleza con
muros de lajas.
Como sucede en Colima y casi todo el Occidente
de México, se hace patente la necesidad de excava-
ciones sistemáticas que ayuden a comprender mejor
la secuela cronológica y cultural de dicho Estado.

Nayarit. El Estado de Nayarit es menos conocido

que los anteriores y salvo algunos datos que se tienen
de Ixtlán del Río no hay más evidencias que nos
permitan integrar el panorama cultural de los gru-
pos que habitaron dicho Estado, aunque las simili-
tudes que se advierten se ajustan al cuadro trazado
para los colimenses y jalicienses.
Según Gifford, Ixtlán muestra tres períodos de
ocupación: Inferior, Medio y Superior, los cuales
tienen ciertas características que se notan también
en otros sitios, como Chapalilla, Ahuacatlán, Rancho
Fernando Ramírez, Villita, etc., que corresponden
casi de lleno al período Inferior; así como Jala, La
Taberna, La Cañada, Toriles, Rancho San Miguel,
etcétera, que pertenecen a los períodos Medio y Su-
perior en su mayoría.14
Ixtlán Inferior se caracteriza por sus figurillas
humanas de tipo caricaturesco y por algunas figuras
huecas; sobresaliendo las representaciones de muje-
res sent~das con sus niños, mujeres con capas cortas FOTO 54
que dejan ver los senos, mujer.es machacando semi-
llas, hombres cargando cosas, etc., pero todas ellas
con grandes orejeras y narigueras compuestas de va-
rios aros, piernas y manos desproporcionadas y bur- los rasgos ya enunciados, lo mismo que las grandes
das; pintura roja, amarilla y blanca para insinuar el orejeras y narigueras hechas con sartales de arillos.
vestido y otros rasgos, etc. También hay cerámica doméstica y funeraria, en
Otras figuras son bícromas (blanco sobre rojo o coloraciones amarillento sobre rojo, rojo sobre café,
amarillento) y las hay también polícromas (negro, negro sobre rojo, café sobre rojo, etc., así como gran-
blanco, café oscuro y café amarillento sobre fondo des malacates, pintura negativa y algunas vasijas
rojo) habiendo representaciones de guerreros con 'polícromas. El período puede colocarse por los fines
cascos, capas y porras o mazas en las manos; mujeres del Horizonte Clásico y principios del Postclásico.
y hombres con soportes por detrás; individuos car- IXtlán Medio se distingue por la introducción del
gando vasijas; hombres con protector genital (estu- Uamado CompLejo Aztatlán de Sinaloa, especial-
che para el pene); hombres con sonajas; hombres mente vasijas llevadas por comercio. Otros objetos
. tomando bebidas; tamborileros tocando sus tambo- son: hachas efigie, hachas de ranura completa o de
"
res; templos y maquetas de juego de pelota, etc., tres cuartos, cerámica incisa, negra, rojo sobre blan-
siempre con la pintura para indicar las faldas, capas, co, rojo sobre café, roja lisa, negro sobre gris, etc.,
gorros cónicos, pintura facial y corporal, textiles, así como algunas vasijas polícromas. La correspon-
bragl;leros, cabello, etc. La característica fundamental dencia de este período puede hacerse con el Hori-
de estas figuras es el uso de pintura para representar zonte Postclásico.
Por último, Ixtlán Superior tiene bastantes rela-
13 Corona Núñez, 1955. ciones con Jalisco, como se aprecia en los molcajetes
14 Gifford, 1950. trípodes, cerámica blanco sobre rojo parecida a la

143
 FIGURA 50

FIGURA 51
Autlán, fragmentos de figurillas moldeadas tipo az-
temide, hachas de piroxena porfirítica, etc.
A esta última fase corresponderían las construc-
ciones de Ixtlán del Río, las cuales tienen muros
hechos con lajas cuatrapeadas, en un estilo que re-
cuerda a las estructuras de Zacatecas, notándose
también cierta planeación en sus edificios, plazas y
basamentos para templos.

Sínaloa. La arqueología de Sinaloa es conocida

por los trabajos realizados en las zonas de Chametla,
Culiacán y Guasave fundamentalmente, habiéndose
establecido varias fases de ocupación en cada una de
ellas.
Chametla o Chamola fue un gran pueblo que era
la capital de la provincia del mismo nombre, que-
dando situada en el bajo Río del Baluarte. La zona
es muy rica en tierras y terrazas para la agricultura,
lo mismo que para la pesca. En las cercanías del
poblado actual se notan algunos montículos bajos,
hechos de tierra y tal vez utilizados como asientos
de las casas prehispánicas, así como algunos lugares
para los enterramientos.15
Por los estudios de Kelly se han podido establecer
cuatro períodos principales: Chametla Temprano,
Chametla Medio, Chametla Ultimo JI y Chametla
Ultimo 1. Chametla Temprano tiene correspondencia
con el Horizonte Clásico; habiendo cerámica polí-
15 Sauer y Brand, 1932.
fOTO 55

FOTO 56

lO

croma (rojo, blanco y negro sobre naranja); po-
lícroma con banda negra o roja en el interior; bolas
de barro y figurillas de varios tipOS.16
El período Chametla Medio se caracteriza por la
cerámica polícroma (negro y rojo sobre crema) que
puede ser lisa o con incisiones; cerámica blanco so-
bre amarillento o negro sobre amarillento; vasijas
miniatura; copas con asas; cándeleros; tambores de
barro; sonajas; figurillas pint~das de blanco, etc.
En la fase Chametla Ultimo IIaparece la cerámica
Aztatlán; existiendo también pipas de barro; mala-
cates con incisiones; hachas con ranura de tres cuar-
tos; figuras de esteatita; objetos de concha; etc. En
Chametla Ultimo 1 hay la cerámica del Complejo
El Taste-Mazatlán (El Taste polícromo y Mazatlán
polícromo), así como la cerámica Cocoyolitos polí-
croma; pipas de barro; figurillas tipo El Taste; etc.
Chametla Medio y Chametla Ultimo II corres-
ponderían al Horizonte Postclásico; mientras que
Chametlá Ultimo 1 y el Complejo El Taste-Maza-
tlán corresponden al Horizonte Histórico.
Los grupos que habitaron la zona de Culiacán, se
extendieron desde la Costa (Mocorito) hasta el Va-
lle de San Lorenzo, en donde había tierras perma-
nentemente húmedas y propias para la agricultura.
Basándose en las evidencias históricas proporcio-
16 Kelly, 1938.
146
FOTO 57
nadas por Sauer, Brand y Beals, así como en los
resultados de sus excavaciones, Kelly dice que la
cultura de Culiacán fue' esencialmente u!bana, con
una densa población concentrada en villas o aldeas.
A juzgar por la posición de los montículos, las casas
se construían a lo largo de las terrazas de los ríos;
habiendo en algunos sitios grandes espacios abiertos
o plazas, lo mismo que mercados. La ausencia de
edificios indica que las casas eran hechas de mate-
riales perecederos, como lodo y paja.17
La agricultura era intensiva, cultivándose maíz,
frijol, calabaza, chile, algodón, etc.; completándose
la dieta con la caza y pesca. Al parecer había gua-
jolote domesticado.
Los vestidos eran de piel y de algodón; habiendo
ornamentos de oro, turquesa, cobre, piedra y concha.
La clase guerrera usaba escudos, lanzas, arco y fle-
cha, mazas, etc., existiendo jefes hereditarios y no-
bles. Los enterramientos se hacían generalmente en
urnas de barro.
La misma autora establece cuatro períodos crono-
lógicos-culturales, siendo estos Culiacán II Tempra-
no; Culiacán 1 Temprano; Culiacán Medio y Culia-
cán Ultimo.
Culiacán II Temprano guarda estrechas analogías
con la época del llamado Complejo Aztatlán; ha-
biendo cerámica polícroma lisa o con incisiones
 (Navolato y Aguarato polícromas; Cerro Isabel y
Alamitos polícroma grabada, etc.); máscaras de ba-
rro; hachas con ranura de tres cuartos; malacates
incisos; entierros con ofrendas; etc.
Culiacán 1 Temprano se caracteriza por la cerá-
mica Culiacán policromo Temprano que presenta
vasijas en colores rojo, blanco naranja y gris, .con
diseños de monstruos y otros motivos geométricos;
habiendo también algunos brazaletes de concha; pi-
pas; malacates; hachas con ranura; figurillas; etc.
Culiacán Medio tiene también cerámica polícro-
ma incisa con motivos aserrados o ganchos, en arre-
glos geométricos y en colores rojo, negro, puntos
blancos y crema; así como objetos de concha; cobre
martillado y en molde; hachas efigie; etc.
Culiacán Ultimo es menos conocida que la ante-
rior; pero además de las características anteriores po-
see también una cerámica acanalada distintiva.
En Guasave, al noroeste del Distrito del mismo
nombre y sobre el bajo río Sinaloa, hay un espec-
tacular arreglo mortuorio del complejo Aztatlán;
aunque al parecer hay también, y anterior a dicho
complejo, un período Temprano de cerámica roja
pulida, llamado Complejo Huatabampo.18
El complejo Aztatlán, caracterizado por las bellas
formas y colorido polícromo de sus vasijas, se ha FOTO 59

de haber originado en la zona que queda compren-

dida desde Mazatlán hasta el norte de Nayarit; pero
en Guasave es donde se manifiesta en su forma más
amplia; sobre todo en el equipo funerario conque
se acompañaba a los muertos.
Los entierros eran extendidos y atados en forma
de bulto, a la vez que se ponían como ofrendas:
vasijas trípodes en forma de vasos con decoración
polícroma y motivos pintados-incisos; vasijas de ónix
o alabastro; calabazas con decoración c1oisonné o
raspada; así como decoradas al estilo laca; pipas de
barro; malacates cónicos-incisos; silbatos, sellos y
máscaras; hachas con ranura de tres cuartos; objetos
de concha, galena y pirita; discos en forma de mo-
saico de turqueza o pirita; cascabeles, pendientes y
an.illos de cobre; cabezas-trofeos, deformación cra-
neana, etc.
La cultura estaba muy desarrollada; pudiendo co-
rrelacionarse Guasave con Culiacán n Temprano y
Chametla Ultimo n.

17 Kelly, 1945.
18 Ekholm, 1942.
 Michoacán. La arqueología de Michoacán apenas
se empieza a bosquejar cronológica y culturalmente,
d~ tal modo que por ahora no es posible tratar de
sacar conclusiones de las pocas exploraciones reali-
zadas en dicho Estado.
Ademits de el sitio conocido como El Opeño, en
donde háy evidencias de un grupo Preclásico, po-
demos citar otros que caerían dentro del Horizonte
Clásico, como lo son: Zinapécuaro, Jiquilpan, Cerro
Curutarán, Apatzingán, etc.
En Zinapécuaro se han e~contrado vasijas pinta-
das al fresco y cerámica con pintura negativa sen-
.' cilla; figurillas de barro; tumbas rudimentarias de
piedra; lapidaria con influencias teotihuacanas (pla-
,ca de jade, cuentas, figurillas, etc.); entierros y ofren·
. 19
das; restos. de construcClones, etc.
En el Cerro Curutarán, cercano a- Zamora, hay
un período en el que prevalece cerámica monócroma
con decoración raspada, grabada y punteada, la cual
es anterior a la ocupación tarasca y podría caer por
los fines de Teotihuacáno quizas antes; sucediendo
cosa similar en Apatzingán y Jiquilpan, en donde
parecen existir algunos rasgos preclásicos tardíos y
clásicos.
Según Kelly, Apatzingán fue ocupado por seden-
tarios constructores de montículos; distinguiéndose
una casi nula influencia tarasca. La secuela cerámica
establece las fases: Chumbícuro; Delicias; Apatzin-
gán, Tepetate y Chila. La Fase más antigua es la
llamada Chumbícuaro, misma que se ca~aeteriza por
su cerámica monócroma iócisa y cerámica grisácea
incisa o grabada; siendo contemporánea a los Orti·
ces - Las Animas de Colima, o sea que corresponde FIGURA 52
a los fines del Horizonte Clásico.20
La fase Delicias se caracteriza por la cerámica De-
licias rojo sobre café, Delicias rojo sobre amarillento con las cerámicas: Llano polícromo; Chila polícro-
y Delicias lisa. La fase Apatzingán está muy relacio- mo, Llano rojo y Chila rojo; braseros, etc.
nada con la anterior y tiene casi los mismos ele- Otro sitio, explorado en 1930 por Caso, es Zacapu
mentos; .citándose además las cerámicas Apatzingán (El Potrero de la Isla), habiendo encontrado restos
rojo sobre café incisa, y Apatzingán lisa; espejos de de cerámica, huesos humanos, un esqueleto sobre
pirita objetos de concha y construcciones, que co- un piso de lajas y con algunas ofrendas como cuen-
rresponderían a los fines del clásico y Horizonte tas y pendientes de concha, un cajetito de barro negro
Post·clásico. liso, y una especie de tapadera también negra. Al
La fase Tepetate tiene cerámica rojo sobre café; noroeste de Zacapu hay unos lamerías cubiertos por
tapaderas-sahumerios; cerámica grabada; molcajetes lava volcánica, que se conocen con el nombre de
incisos; cerámica rojo estriada y rojo naranja; mien- Mal País, en donde se encuentra un cuadrángulo
tras que la fase Chila es del Horizonte Histórico, limitado por yácatas, construí das de piedra y lodo,
cuyo edificio más importante se conoce con el nom-
bre de Palacio del Rey Caltzontzin.21
19 Moedano, 1946.
20 Kelly,1947. 21 Marquina, 1951.

148
 Según Du Solier, esta zona arqueológica presenta
el aspecto de una ciudad fortificada, produciendo al
visitante la impresión que causan las ruinas de La
Quemada, Zacatecas. Toda ella se encuentra sobre
una larga cordillera, con acantilados por el sur y sur-
oeste. En la parte superior hay y<\'catas, <;dificios y
adoratorios que sobresalen en gran número; mien-
tras que en el barrio de Zacapu, denominado La
Angostura, hay montículos y petroglifos grabados
en las rocas.22
En el Cerro de Los Gatos, Noguera encontró cerá-
mica pintada en rojo o negro, parecida a la de Za-
capu; cerámica blanco sobre rojo o rojo sobre blanco
con contorno negro; en tanto que Plancarte halló,
además de la cerámica nombrada, pipas de barro
con figuras humanas en sus extremos; un instrumen-
to musical hecho de ónix o alabastro; vasijas de este
mismo material y varios objetos de cobre; entre
ellos algunos anzuelos, agujas, cuentas, cascabeles,
etc. otros objetos son cuentas de pirita, collares de
caracoles y concha, etc. FOTO 60
Tanto Zacapu como Los Gatos presentan elemen-
tos que corresponden a la llamada cultura Tarasca;
colocándose por 10 tanto en los fines del Horizonte
Postc1ásico y Horizonte Histórico.
y redes. Cazaban venados, pavo, patos y otras aves;
Otro sitio que muestra elementos del Postc1ásico
pudiendo haber tenido el arco y la flecha.
o Hitóriéo, es el llamado Cojumatlán, quedando
Trabajaban las pieles; hacían instrumentos de pie-
esta zona en la parte norte del territorio tarasco, y
dra (metates, manos, morteros, hachas, cuchillos,
abarcando la playa sureste del Lago Chapala, en la
etcétera); notándose cierto comercio en la cerámica
cual habían buenas tierras para la agricultura. Hay
plum bate o plomiza y en las conchas traídas de la
otros sitios como Puerto de León, Cerro Escuintla,
costa del Pacífico. Esta etapa podría colocarse por
etcétera.
los fines del Horizonte Postc1ásico (1100 a 1250
En Cojumatlán, Lister ha establecido dos comple- D. c.).
jos cerámicos: El Complejo Chapala caracterizado
A continuación viene la intrusión de un nuevo
por las cerámicas Chapala rojo pulido, Chapala rojo
grupo que se asienta especialmente en Cojumatlán,
sobre café y Chapala café; mientras que el segundo
que trae la cerámica polícroma afiliada al complejo
complejo, denominado Cojumatlán, tiene cerámica
Mixteca-Puebla del Altiplano y que introduce la
Cojumatlán polícroma y Cojumatlán polícroma in-
metalurgia, los conceptos de Tlaloc, etc.; apareciendo
cisa.23
las figurillas desarmables, ruedas de barro para ju-
Al parecer, primero llegaron algunas gentes
guetes, incensarios de Tlaloc tipo "Volcanes"; figu-
agrícolas que tenían cerámica, tejidos y una religión
rillas aplanadas representando deidades y similares
~ompleja; quizás de la región del Río Lerma hacia
al estilo Mazapan; malacates, flautas y silbatos; pipas
Chapala; pudiendo decirse que hacían jacales o cho-
con cazoleta en forma de cabeza humana o efigie;
zas con techos de paja y paredes reforzadas con lodo, etcétera.
así como con pisos de adobe aplanado y hogares en
Se trabajó el cobre para hacer agujas, punzones,
el interior de las casas. Cultivaban el maíz y pesca-
cuentas para collares, cascabeles, etc.; contaban con
ban en el lago por medio de arpones o fisgas, nazas
raederas, navajas, cuchillos y puntas de proyectil he-
chas de obsidiana; tenían brazaletes de concha en
22 Du Solier, 1936. forma de aros, pectorales, cuentas y otros pequeños
23 Lister, 1949.
objetos de adorno hechos en el mismo material; al

149

mismo tiempo que del hueso obtenían puntas para
arpones, punzones, raspadores, pulidores, cuentas tu-
bulares leznas; agujas, etc. Hay unos cuantos restos
de cuerdas o cordones de hilo y textiles con trama
sencilla.
Enterraban a sus muertos en agujeros o criptas
excavadas en la tierra; predominando la postura fle-
xionada-sentada y con cara hacia el oeste; un mayor
número de entierros de niños o infantes, entierros
múltiples, etc. Los Cráneos muestran la deformación
fronto-occipital y la mutilación dentaria del tipo C
de la clasificación de Borbolla.
Los T arascos. Durante mucho tiempo, cualquier
objeto arqueológico que aparecía en el occidente de
México se le designaba bajo el nombre de tarasco o
correspondiente a la cultura tarasca; pero en la ac-
tualidad los tarascos forman un grupo cultural que
tiene su distribución y cronología perfectamente de-
limitada. Esta cultura corresponde de lleno al Ho-
rizonte Histórico y por lo tanto es más fácil de in-
15.0
FOTO 61.
tegrar su panorama histórico-cultural, pues hay mu-
chos datos dejados por los cronistas.
Los tarascos poblaron el llamado reino de Mi-
choacán, pero se desconoce su origen. N o se sabe
si vinieron del norte o del sur y, sí bien los estudios
arqueológicos muestran conexiones íntimas con el
Perú, las características etnográficas apuntan más
hacia los pueblos Chichimecas del norte. La lengua
tarasca es otra incógnita, puesto que no pertenece
a ninguno de los troncos lingüísticos de América, y
en cambio sí muestra marcadas semejanzas fonéticas
con lenguas del Perú. ~4
Según las evidencias arqueológicas, la zona cen-
tral de Michoacán presenta rasgos de una cultura
uniforme; habiendo pirámides de cuerpos escalona-
dos que combinan la planta rectangular con la circu-
lar (Y ácatas); acomodamiento de piedra para for-
mar el núcleo de las construcciones, escacés de
esculturas y grabados en piedra; uso de una plata-
forma común para la edificación de las yácatas; foro
24 Corona Núñez, 1957.
 FOTO 62.
mas cerámicas como ollas con asa de estribo con
boca y vertedera; cajetes con soportes en espiral, cas-
cabel, o efigie; patojos con asa de cinta y bocas gran-
des; ollas y cajetes en forma de calabaza; cajetes
dobles tetrápodos; juguetitos y vasijas miniatura;
predominio de la pintura negativa; cerámica negra
finamente bruñida; etc.
Otros elementos son: pipas de barro con tubos
circulares, aplanados o en espiral; esculturas llama-
das Chacmol, como las de las zonas toltecas; escasa
lapidaria en jade; labrado extraordinario de la obsi-
diana (orejeras y bezotes) y del cristal de roca; or-
febrería en oro, plata y cobre, ya sea fundido por
el procedimiento de la cera perdida o baños de oro
sobre piezas de cobre; cremación post-enterramientos;
instrumentos musicales de hueso, etc.25
Lugares como Ihuatzio, Tzintzuntzan, Jacona,
Quiroga, Pátzcuaro, Tangancícuaro, Huetamo, et-
cétera, muestran muchos de estos elementos; no-
tándose también la influencia que los tarascas ejer-
25 Sociedad Mexicana de Antropología, 1948.
cieron hasta Guanajuato, Querétaro, Guerrero, Co-
lima, Jalisco, Nayarit y parte de Sinaloa, puesto que
allí existen no sólo algunos objetos arqueológicos de
esta cultura, sino que las fuentes históricas nos ha-
blan de sus expansiones, digamos imperialistas.
Tzintzuntzan, que fue la capital del reino tarasco,
es la que más se ha explorado arqueológicamente;
habiéndose descubierto cinco yácatas levantadas so-
bre una gran plataforma común; así como entierros
de señores y acompañantes con sus ricas ofrendas.
La gran plataforma de 260 metros de ancho por
440 metros de largo, tiene taludes en tres de sus
lados y están hechos con piedra acomodada; mien-
tras que el cuarto lado presenta una serie de terrazas
escalc)Oadas que dan la apariencia de una rampa o
escalera de varios cuerpos. Sobre esta plataforma se
levantan las cinco yácatas, con sus frentes hacia el
oriente, las cuales dejan en la parte posterior una
gran plaza o espacio libre para las ceremonias.
En el cerro de enfrente, llamado Yahuarato, hay
otras dos yácatas y posiblemente otros edificios adi-
151
cionales; mientras que en el Cerro Tariaqueri está
la yácata denominada Yácata del Rey. En los mis-
mas terrenos del poblado actual hay zonas de en-
tierros correspondientes al centro principal; suce-
diendo cosa similar en el sitio conocido como El
Volantín, en el lado oriental del mismo.
Los edificios más importantes de la zona son las
llamadas yácatas (montículos o pirámides) y éstas
se componen de tres partes: un cuerpo rectangular,
un cuerpo redondo colocado en uno de sus lados y
una escalera situada en el lado opuesto. En la cons-
trucción se usó piedra-laja y piedra volcánica llama-
da Xanamu; sirviendo la primera para el núcleo del
basamento y el segundo, labrado y cortado, para el
revestimiento de los cuerpos,' unido con mortero de
lodo y pequeñas piedras. Los pisos eran de barro que-
mado y apisonados.
En el núcleo de la terraza se han encontrado algu-
nos entierros de sacrificados; así como otros entierros
a los lados de las yácatas y en el sitio utilizado como
crematorio. Los entierros J?ueden. clasificarse como
de inciner,ación común, decapitados (aparecen sólo
los cráneos), primarios individuales, primarios múl-
tiples, entierros secundarios individuales y entierros
secundarios múltiples. Los entierros primarios están
colocados en decúbito dorsal o en posición flexio-
nada (feto en útero).
Los objetos de ofrendas son numerosos y variados.
Hay vasijas en forma de cajetes de fondo plano, ca-
jetes fitomorfos con asa vertedera, cajetitos trípodes,
patojos, juguetes, etc., distinguiéndose la cerámica
policroma, a base de los colores: blanco, gris, rojo
obscuro, rojo pulido y negro; así como cerámicas
negra pulida, rojo pulido con decoración blanco y
rojo obscuro, decoración al fresco y negativa, etc.
Entre los objetos de cobre se pueden citar: aretes
a veces con cuentas de jade, agujas, alfileres con
cabezas zoomorfas, cascabeles, anillos, brazaletes,
ajorcas, hachas con mangos de madera, etc., mientras
que del oro se hacían aretes y bezotes, y con la plata
unas especies de pinzas o tenacillas.
La obsidiana se trabajó extraordinariamente, ha-
biendo cuchillos, cuentas para collar, navajas, bezo-
tes a veces con mosaico de turquesa, etc. De la pie-
dra volcánica se obtenían manos y metates, tejolotes,
esculturas, pulidores, etc.; en tanto que del cristal
de roca se hacían bezotes, collares y cabecitas zoo-
morfas como dijes.
Contaban también con pulidores de hueso y frag-
mentos de carapachos de tortuga con decoración al
152
fresco; hachas de serpentina; malacates; pectorales;
pipas y cuentas de barro; cuchillos de pedernal; et-
cétera, habiendo evidencias de restos de petates y
restos de textiles hechos a base de hilos de algodón.
En no pocas ocasiones las evidencias arqueológi-
cas apoyan el testimonio de las fuentes históricas,
pasando por lo tanto a dar una idea general de la
cultura tarasca.
La Historia Tarasca. Según Toscano, el nombre de
tarasco es relativamente moderno, ellos se llama-o
ban Eneani o Zacapuhireti (gentilicio de tres ciuda-
des: Tzintzuntzán, Ihuatzio y Pátzcuaro), y los me-
xicas les decían Michoaques o sea habitantes de la
región rica en pescado. Vivían en la zona lacustre
del occidente de México (Pátzcuaro, Cuitzeo, Yu-
riria y Chapala); diciéndonos Durán que éstos vi-
nieron del norte en compañía de los mexicas y que
en Pátzcuaro se separaron; en tanto que Larrea los
hace descender de los "Tecos".26
Al parecer existieron cuando menos dos grupos
tarascos que hablaban dialectos de un mismo idio-
ma, como lo eran los tarascas de los lagos y los
tarascos de la sierra; siendo más antiguos los que
habitaban las vecindades de las zonas lacustres, los
cuales fueron después vencidos y conquistados por
lo de la sierra; formándose así el llamaao "reino
tarasco". En Michoacán ya existía por entonces al-
gunos grupos de nahuas que se conocen como "tecas"
(Toltecas); habiendo contactos recíprocos y aún tal
vez fusión de Nahuas y tarascas. Sin embargo no se
sabe el lugár exacto de la procedencia de los tarascas
de las sierras, ni hay vestigios claros de los primeros
tarascas o grupos de los lagos, por lo cual permanece
todavía en el misterio el origen de ellos.27
"La Relación de las Ceremonias y Ritos y Pobla-
ción y Gobernación de los Indios de la Provincia de
Mechuacán o Códice Escurialense", nos muestra por
primera vez a los tarascas ya dentro del territorio
michoacano, en Zacapu; refiriendo que un jefe lla-
mado Iré Thicátame se presenta por los alrededores
de Zacapu, al frente de una horda de chichimecas ve-
naceos, y trata de conquistar a sus vecinos, entre
ellos al señor de N aranxan y los Zirambanecha que
estaban al poniente del lago de Pátzcuaro. En la
lucha contra los zirambanecha muere Iré Thicátame,
quedando el poder en manos de su hijo Sicuirancha,
quién se establece en la zona de Uayaméo, llamado
26 Toscano, 1944.
27 Jimenez Moreno, 1958.
 FOTO 63
después Santa Fé de la Laguna, en la misma región
donde hoy está Quiroga.28
Después de reinar por varios años, le suceden en
el trono sus hijos Vápeani y Pavácume, los cuales
gobernaron por Pátzcuaro durante algún tiempo, y
a la muerte de éstos dos, asesinados en una embos-
cada, les sucede Tariácuri.
Tariácuri gobierna por Pátzcuaro y se casa con la
hija del señor de Cuirínguaro, naciendo de dicha
unión Curátame, quién más tarde se subleva contra
su padre, llegando a veces a suplantarlo en el go-
bierno de Pátzcuaro. Después de matar a Curátame
y con ayuda de sus sobrinos Hirépan y Tangaxoan,
Tariácuri realiza una serie de conquistas, ocupando
Tzintzuntzan, Xarácuaro, etc., y a su muerte el reino
queda dividido en tres señoríos: Pátzcuaro, Ihuatzio
y Tzintzuntzan.
En Pátzcuaro quedó Hicugaje o Hicuangaje, hijo
de Tariácuri; en Ihuatzio gobernó Hirépan, sobrino
28 ]imenez Moreno, 1958.
mayor de 'fariácuri; y en Túntzuntzan quedó Tan-
gaxoan 1, otro de los sobrinos de dicho rey. La su-
premacía pasó de Pátzctiaro a Ihuatzio y a la muerte
de Hirépan le sucedió su hijo Thicátame. Más tarde
el señorío de Túntzuntzan se puso a la cabeza, bajo el
mando de Tzitúsphandácuare, hijo de Tangaxoan
1, siendo este señor quién emprendió, las conquistas
más afortunadas en todas direcciones. (Contra ] a-
lisco y Colima sometiendo a los tecas, así como las
primeras guerras contra los mexicas de Axayácatl).
A la muerte de Tangaxoan 1, le sucedió su hijo
Zuangua que tuvo que luchar contra los colimenses
y jalicienses (Confederación Chimalhuacana) que
querían sacudirse el yugo tarasco (por 1480 D. c.),
así como contra los mexicas del reinado de Ahuízotl.
A Zuangua, que murió por 1520, le sucedió Tan-
gaxoan II, quién negó ayuda a los mexicas que que-
rían evitar la derrota a manos de los españoles, y al
caer Tenochtitlán, Tangaxoan II fue a dar obedien-
cia a éstos (por 1522) y a someterles su reino. Se
le llamó Cactzoltún o "huarache viejo", por las tra-
153

FOTO 64
zas que tenia, y en 1530, Guzmán le dio muerte
ante la negativa de entregarle grandes cantidades
de oro.
La cultura. Desde el punto de vista económico los
tarascas eran agricultores dedicados a la siembra del
maiz amarillo, rojo y azul; calabaza; frijol; tabaco;
algodón; jitomate; chile; bledos, chía; maguey, et-
cétera. Parte de su tiempo lo empleaban en las fae-
nas lacustres y en la recolección; obteniendo pescado
blanco de las lagunas y lagos; patos que se cazaban
con lanzad ardas y fisgas; hueva de pescado; larvas
de insectos; tules para la fabricación de petates y
cestas; leña para las fogatas de sus casas y templos;
etcétera.
La agricultura, practicada por el sistema de roza,
se hacía sobre las riberas de los lagos o ríos, a veces
construyendo canales de irrigación; contando con el
bastón plantador para abrir los agujeros en donde
se colocaban cuatro granos de maíz. Como los otros
pueblos del México antiguo, los tarascas conside-
raban al maguey como planta sagrada, de la cual
obtenían pulque, fibras para sus vestidos, púas para
el aurosacrificio, pencas para techar sus casas y po-
siblemente papel.
Siendo la región una zona rica en lagos y ríos,
los tarascas fueron hábiles pescadores; empleando
en ello anzuelos de cobre y hueso, nazas y redes, ca-
noas, fisgas, ete., a la vez que obtenían charales,
pescado blanco, truchas, bagres, y una variedad de
pescados que se comían frescos o se secaban al sol
para su posterior consumo.
Aunque no eran muy afectos a la cacería, en tiem-
pos de escasez recurrían a ella; habiendo en' las sie-
rras una gran variedad de animales silvestres, como
el tejón, venado, conejo, armadillo, liebre, jabalí,
ardilla, ete., que eran apreciados por su carne y pieles.
Estacionalmente aprovechaban los frutos natura-
les como zapo tes, tunas, mamey, guayaba, ete. Re-
colectaban también algunas raíces y hierbas comes-
tibles; preparando sus alimentos, ya sean cocidos o
asados, en vasijas de barro. El maíz lo tomaban en
FOTO 65
 fOTO 66
forma de atole, tamales, tortillas, etc.; del bledo
(alegría) se hacía una especie de galleta, y del
"nurito" se sacaba una especie de té.
Entre los diversos oficios habían el de ceramistas
o alfareros; carpinteros; tejedores de pluma y ceste-
ría; orfebres; albañiles; curtidores, canteros; pinto-
res; lapidarios; etc., además de aquellos individuos
que se dedicaban a la agricultura, caza, pesca, etc.
Los alfareros hacían cerámica doméstica y fune-
raria. En la primera hay por lo general ollas, cajetes,
platos, carnales, etc., algo toscas y con tonalidades
negras, café, rojiza, etc., debidas al mayor o menor
grado de cocimiento; mientras que en la cerámica
funeraria hay una serie de vasijas de elegantes for-
mas, decoradas principalmente con pintura negra,
roja, crema, gris, etc., en las cuales se combinan una
gran variedad de motivos, lo mismo geométricos que
naturalistas. En este grupo hay ollas en forma de
calabaza con asa vertedera, patojos con asas, vasijas
con acanaladuras, vasijas miniatura, soportes bulbo-
. sos o de asa, etc.
Los tarascos descollaron también en la orfebrería.
Trabajaban el cobre, el oro y la plata. Conocían las
técnicas del martillado en frío, el fundido a la cera
perdida, la filigrana y la soldadura; acostumbrando
a dorar la mayoría de sus ornamentos de cobre.
Realizaban delicadísimas reproducciones de peces
con escamas de oro y cuerpos de plata; cascabeles en
forma de tortugas, moldeadas y con aditamentos de
alambre o filigrana; alfileres rematados con cabezas
de animales o humanas; bezates con motivos flo-
rales, hechos con láminas de oro; brazaletes repu-
jados; etc., lo cual da una ligera idea del adelanto
de los orfebres tarascas. En el llamado "Lienzo de
Jucutacato", pintado en las postrimerías de la época
prehispánica, se pueden ver escenas de algunos gru-
pos que hacían largos viajes a comarcas vecinas de
los tarascos, en busca de minas y materia prima.
Los lapidarios tallaban las piedras duras como el
jade, la obsidiana, el cristal de roca, la pirita, etc.;
especialmente para fabrkar ornamentos de lujo. Son
notables las orejeras de obsidiana, decoradas a veces
con mosaico de turquesa, y translúcidas como el vi-
drio; espejos y narigueras del mismo material; be-
zates de obsidiana o de cristal de roca, a veces con
mosaico de turquesa y láminas de oro; lo mismo que
collares, figuras o pequeñas esculturas, etc.
En el arte plumario casi no tuvieron rivales. Uti-
lizando plumas verdes, moradas, amarillas, negras
y blancas; representaban aves, figuras humanas y
otros animales sobre sus capas 'y mantas para cu-
brirse. Después de cortadas las plumas en menor
tamaño, éstas se fijaban sobre lienzas de maguey' o
de algodón, por medio de adhesivos especiales; em-
pleándose también algunos colorantes nativos para
sombrear y completar la imagen que se quería re-
producir.
Tenían también vestiduras de álgodón y mantas
155
decoradas con pelo de conejo; cuerdas y redes; es-
teras de tule; cestería; mecapal para cargar los far-
dos de mercancías; faldillas y taparrabos; ete., o sea
que las artes textiles y la cestería estaban bien des-
arrolladas.
La expansión imperialista y la guerra, era otra
ocupación que favorecía económicamente a los ta-
rascos, ya que por este medio se obtenía tributo en
materias primas, objetos manufacturados, productos
alimenticios, esclavos, ete., que suplían las deficien-
cias de su habitat y les permitía, cuando menos a la
casta superior, disfrutar de riqueza.
Los tarascos utilizaron para la fabricación de sus
vestidos distintos materiales, en.tre ellos el algodón,
fibra de maguey, pochote, pelo de conejo y plumas.
Las telas se hacían en telares primitivos y el hilo se
trenzaba con ayuda del malacate; produciéndose ca-
misas, jubones, maxtl atl , fajas o ceñidores, faldillas,
enaguas, mantas, ete.
Según l~ Relación de Michoacán, los hombres del
pueblo, es decir los plebeyos, iban vestidos con tapa-
rrabos o simplemente desnudos; mientras que las
mujeres se vestían con una pequeña falda, llevando
el torso desnudo, o bien cubierto con una pequeña
capa. Ambos sexos se pintaban el cuerpo y la cara.
Las gentes de rango elevado llevaban camisas lar-
gas o jubones, e iban adornados según su posición;
en tanto que las mujeres vestían igual que las del
pueblo, diferenciándose solamente por la mejor ca-
lidad de los materiales y por los adornos que lleva-
ban, principalmente collares, pulseras, pendientes,
etcétera.
En las fuentes históricas se dice que el rey o Ca-
zonci se vestía con una camiseta, sobre la cual se
ponía un jubón de plumas con las insignias de la
realeza; adornándose con un gran penacho de plu-
mas verdes, orejeras de oro, bezote de turquesa, co-
llar de concha con cuentas blancas y rojas, cascabe-
les de oro a manera de ajorcas, sandalias de cuero,
etcétera.
El Petamuti o sacerdote mayor usaba una camI-
seta negra, tenacillas· de oro o plata colgada al cue-
llo, una especie de guirnalda de hilo en la frente,
una calabaza o guaje, con incrustaciones de turquesa,
a la espalda, lo mismo que una lanza con punta de
obsidiana.
El Capitán general llevaba en la cabeza un gran
tocado de plumas, una rodela a la espalda, oreje-
ras y bezote de oro, muñequeras de piel de tigre,
un jubón de algodón, cascabeles de oro en las pier-
nas y una especie de bandera a la espalda, sujeta
156
a los hombros. Los guerreros distinguidos usaban
también penachos de plumas de garza, águila o pa-
pagayo, jubones con mosaico de plumas, ete.; en
tanto que el resto del ejército iba vestido con pa-
ñetes y plumajes, o iban desnudos y con el cuerpo
y la cara pintadas.
Con el nombre de Tlatoani se denominaba al rey
tarasco, quien era amo absoluto de la vida y pose-
siones de sus súbditos, al mismo tiempo que era
considerado como la encarnación y representación
del Dios Curicaveri. Fuera de los negocios de es-'
tado, los monarcas tarascos empleaban su tiempo en
la cacería, la guerra y otros entretenimientos, entre
los que figuraban los baños a los que asistía acom-
pañado de sus mujeres, lo mismo que a las dis-
tintas ceremonias que se hacían en honor de los
dioses.
Las mujeres del rey tenían ocupaciones fijas y de-
terminadas. Como el rey era representante de Cu-
ricaveri, sus esposas eran compañeras del mismo
dios, y no salían del Palacio sino con motivo de
las ceremonias. Otras mujeres tenían a su cuidado
las joyas del monarca (Chuperipatis), otra servía
como camarera en jefe y mandaba a los sirvientes;
otra de ellas cuidaba y vigilaba los trabajos de al-
godón y pluma que se hacían para el rey, y algu-
nas más tenían a su cargo las bebidas y comidas del
mismo. El servicio de Palacio se completaba con nu-
merosos sirvientes y esclavos.
El reino se dividía en provincias o señoríos (Ihuat-
zio, Zacapu, Pátzcuaro, ete.) , al frente de cada una
de las cuales estaba un cacique (achaca) puesto por
el rey que gobernaba desde Tzintzuntzan. Había fun-
cionarios que dirigían los trabajos públicos, otros
que recogían los impuestos (socambechas) y tenían
bajo su cuidado a un barrio determinado; perci-
biendo por su trabajo la leña que gastaban y una
sementera para cubrir sus necesidades.
El Pirovaque Vardari era el funcionario que re-
cogía los tributos en especies; mientras que el Ta-
reta Vaxatati era el m~.yordomo de las sementeras.
Habían otros mayordomos que se encargaban de la
construcción de los templos; jefes de caza y pesca;
funcionarios de menor rango que controlaban las
semillas, la miel, el pulque, los trabajos de pluma,
la manufactura de las armas, ete., o sea que todo
estaba debidamente controlado.
Dentro de la organización de la sociedad, los ta-
rascas tenían gentes que impartían justicia. El Jefe
principal o Venaxanoti era el encargado de fallar
sobre los pleitos de tierras y legislar en asuntos de
 fOTO 67
derecho penal. Si algún principal tomaba una mujer
del rey, se le imponía la pena de muerte, pena que
se extendía a toda su familia y a los que con él vi-
vían; pasando sus bienes a poder del rey.
Por delitos de menor gravedad había el encarce-
lamiento; citándose en las crónicas otros castigos que
se aplicaban a los plebeyos, a los hechiceros, a los
de costumbres depravadas, a los ladrones y adúlte-
ros, ete.
El mismo sacerdocio estaba organizado por ran-
gos: el sacerdote mayor o Petamuti recibía muestras
de gran respeto y era casi considerado como un dios;
luego seguían los Curizitachos, sacerdotes menores
que se encargaban de poner el incienso en los bra-
seros y hacer las piras; los Axamechas o sacrifica-
dores; los Hoptiechas que ayudaban al sacrificio de
las víctimas; los sacerdotes que llevaban al dios a
cuestas; los que conjuraban en época de guerra, ete.
En términos generales, la organización sociopolí-
tica de los tarascas era similar a la de los mexicas
y estaba dividida en dos estamentos principales: la
nobleza y el pueblo. A la primera pertenecían los
nobles y sacerdotes, los señores o caciques regiona-
les, los capitanes de guerra, los mayordomos y jue-
ces, ete.; mientras que los artesanos, organizados en
gremios, los agricultores, los esclavos, ete., corres-
pondían al segundo grupo.
El culto al fuego regía la vida religiosa de los
tarascas. Gracias a Cuerauáperi (principio femeni-
no) y Curicaveri (principio masculino) se formaron
los demás dioses; estando dividido el universo en tres
planos superpuestos, a saber: Auandaro o la región
del firmamento, Echerendo o la región de la tierra
y Cumiechuícaro o la región de los muertos. En
cada una de estas regiones habían dioses especiales;
reconociéndose también cinco direcciones (norte,
sur, este, oeste y centro) en las cuales gobernaban
cinco dioses distintos, asociados a un color distin-
tivo.29
El dios principal er~ Curicaveri, dios del fuego,
el cual tenía un gran mímero de advocaciones. Como
mensajero del sol se le conocía con el nombre de
Curitacaheri, como dios solar se le llamaba Sirah-
tatáhperi o Querenda Angápeti; asociándose a dicha
deidad una serie de aspectos conectados con el he-
go, entre ellos: alumbrar el mundo, enviar fuego a
la tierra, fuego nocturno, hogares de los templos y
las casas, etc. 30
El dios del fuego o Querenda Angápeti tenía cua-
tro casas: una en el norte donde residían los dioses
primogénitos; otra en el sur donde estaban sus mu-
jeres, sus vinos para beber y sus atabales para bai-
lar, donde residían los conejos echados o Uirauane-
chas y se le conocía como Tharés Upeme; otra casa
en el este o de la muerte, y una más en el oeste,
donde se le conocía como Cupanzieri o sol muerto.
29 Corona N úñez, 1957.
30 Corona Núñez, 1946.
157
 Estas cuatro casas o puntos cardinales tenían un
color fijo: amarillo para el norte, negro para el sur,
rojo para el este y blanco para el oeste. En estas-
cuatro partes de mundo habían también cuatro dei-
dades llamadas Tirípemes: Tirípeme Xungápeti re-
sidía en el norte, Tirípeme Caheri en el sur, Tirí-
peme Quarencha en el este y Tirípeme Turuptem en
el oeste. Un quinto Tirípeme, llamado Chupi Tirí-
peme, estaba colocado en el centro y tenía el color
azul.
Tirípeme Xungápeti era el dios de la fertilidad;
Tirípeme Caheri, llamado también Tihuime (ardilla
negra), era el sol que bajaba al mundo de los muer-
tos, e iba a la guerra, pintado de negro y con su
estandarte de plumas de garza blanca; Tirípeme Qua-
rencha, conocido como Urende-quaue-cara, era el
lucero Venus y dios del mar, al cual ofrecían los
pescadores regalos de peces, conchas y caracoles ma-
rinos; en tanto que Tirípeme Turuptem (el empol-
vado) era la estrella de la tarde o dios del viento.
Con el tiempo este último dios se convirtió en Ta-
riácuri.
Chupi Tirípeme o deidad azul central era adorado
principalmente en la Isla de La Pacanda; siendo una
especie de dios del agua, el cual estaba rodeado de
sus cuatro nubes o tlaloques. Por lo general, los
dioses celestes o engendradores eran representados
como aves de rapiña, y así Curicaveri, como dios
solar, se le representaba como a un águila.
Cuerauáperi era la creadora de los dioses terres-
tres, deidad de la vida y de la muerte; Xarátanga
era una diosa joven, hija de la anterior y germina-
dora de las plantas, de los mantenimientos. Su asien-
to principal estaba en la Isla de Xarácuaro, y en
su fiesta se le ofrecían bledos y frijoles, maíz, patos
y codornices; siendo también diosa del amor.
Pehuame, advocación de Cuerauáperi, era la pa-
trona de las parturientas; Mauina era la diosa del
amor; Auicanime era la diosa del hambre; los An-
gamucurachas eran los dioses de los montes; Uintu-
rópati era la diosa del maíz. Entre los dioses de la
muerte estaba Tihuime; Uhcumo o mensajero mor-
tal; Acuitze Catápeme; etc.
Como la religión de los tarascas giraba en torno
al fuego, a las hogueras del templo, una de las prin-
cipales tareas de los señores era la de traer leña para
encender las fogatas de los cúes y, de esta manera,
el rey era el fogonero supremo y el sacerdote ma-
yor que intercedía por los hombres ante los dioses,
a la vez que era el representante del dios del fu("-
go o Curicaveri.
158
En honor del dios se consumían grandes cantida-
des de leña para las fogatas de los templos; hacién-
dole ofrendas de bolas de copal y tabaco, mantillas
y sangre de los sacrificios y autosacrificios que se
arrojaban al fuego ceremonial. En cierto sentido el
uso de fumar en pipa era una prerrogativa de los
señores, nobles y sacerdotes, ya que simbólicamente
se comía el humo, así como el humo que ascendía
del brasero divino al cielo era comido por los dioses.
Generalmente los autosacrificios consistían en la
extracción de la sangre, por medio de perforaciones
en los lóbulos de las orejas; mientras que los sacri-
ficios humanos se hacían sobre criminales o prisio-
neros de guerra, todo ello acompañado de grandes
ceremonias. A los criminales se les daba muerte con
un golpe de porra; en tanto que a los prisioneros se
les sacrificaba por flechamiento sobre marcos de ma-
dera, o se les sacaba el corazón y se les desollaba.
Los cráneos eran colocados sobre estacas de madera
( tzompantlis); habiendo casos en que se comía par-
te del sacrificado, con fines de comunión religiosa.
En las ceremonias habían juegos y danzas, simi-
lares a las de la cultura mexica; practicándose el
juego conocido como "El Volador", en el cual cinco
bailarines, disfrazados de águilas, representaban a
Curicaveri y sus hermanos, o dioses de las partes
del mundo ya citados.
Como representante del dios del fuego que era, el
rey era el único que podía ser quemado al morir.
A su muerte se le lavaba y vestía, se le ponían sus
mejores joyas y se le acostaba sobre unas andas; de-
signándose a las personas que habían de morir tam-
bién, con objeto de que le sirvieran de acompañan-
tes a la otra vida. Por lo general estas personas eran
siete mujeres y siete hombres, uno para cada oficio,
entre ellos un zapatero, un remero, una tejedora, etc.
Según la Relación de Michoacán, a media noche
salía el cortejo fúnebre, marchando por delante los
que habían de morir, acompañados de música pro-
ducida por huesos de caimanes y carapachos de tor-
tuga. En el patio del templo se preparaba una ho-
guera y sobre ella se colocaba el cadáver para su
incineración; mientras se daba muerte a los acom-
pañantes que se enterraban alrededor del templo.
Después de la incineración se depositaban las ce-
nizas en un saco y se le ponía dentro de una fosa
excavada para el efecto, acompañándolo de una más-
cara, una rodela de oro y alhajas, plumas, mantas,
jarras con vino y alimentos, etc.
Arqueológicamente se han encontrado entierros
de algunas personas de importancia, dispuestos ra-

FOTO 6R
dialmente y con sus acompañantes alrededor del
cuerpo circular de las Yácatas de Túntzuntzan; pero
es probable que los entierros del rey o señor prin-
cipal estén por debajo de los basamentos o templos,
ya que las ofrendas halladas no indican la riqueza
que se menciona en las crónicas. Como quiera que
sea, la costumbre de enterrar a la gente importante
con acompañantes y ofrendas sí está comprobada.
Al igual que los mexicas, los tarascas usaban para
la guerra armas ofensivas y defensivas. Entre las pri-
meras se pueden citar: arco y flecha, carcaj es, ma-
canas y espadas de madera, porras, clavas, mazas de
encino con púas de metal, hondas, lanzadardos, etc.;
defendiéndose con rodelas o escudos, cascos protec-
tores, petos y jubones forrados de algodón, muñe-
queras de piel, etc.
Su declaración de guerra consistía en un haz
de leña con una flecha encima y, antes de iniciar la
pelea, se invocaba la protección de los dioses y se
celebraban ceremonias especiales. Con el ejército
iban músicos que tocaban grandes trompetas, cara-
coles, carapachos de tortuga y otros instrumentos; lo
mismo que algunos sacerdotes que llevaban al dios
de la guerra y estandartes con la figura de la deidad.
En el ejército habían espías que trazaban los ma-
pas de las regiones que iban a ser atacadas, mismos
que tenían un jefe general; en tanto que los escua-
drones, al mando de un capitán, obedecían al capi-
tán generala al Cazonci, cuando éste participaba en
la guerra.
La táctica que utilizaban era generalmente el ata-
que por sorpresa o la emboscada. Antes de atacar
se destacaban vigías que espiaban los movimientos
del enemigo; siendo el capitán general el que deter-
minaba la forma de atacar, explicándolo a sus sub-
alternos por medio de planos que se trazaban sobre
el suelo. A una seña convenida caían sobre los po-
blados, lanzando fuertes gritos para atemorizar al
enemigo; procediendo luego a incendiar los pue-
blos y tomar prisioneros para el sacrificio y la es-
clavitud.
Los tarascos fueron un pueblo belicoso, que me-
diante la conquista de otros, lograron consolidar un
vasto imperio; no habiendo prestado ayuda a los
mexicas, cuando éstos la demandaron para contener
a los españoles, ya que ambos imperios estaban en
constantes pugnas por sus intereses expansionistas.
De haberse unido no sabemos si se hubiera cambia-
do el curso del fin de las culturas prehispánicas.
Guerrero. Los estudios arqueológicos realizados
en el Estado de Guerrero, no pasan de ser simples
reconocimientos superficiales, practicados en algunas
zonas de bastante importancia, entre ellos los de la
Cuenca del Balsas, Costa Grande y distrito de Yez-
da Naranjo, amén de otros sitios aislados.
La Cuenca del Balsas queda situada en el borde
de la Sierra Madre del Sur, y dá lugar a una serie
de valles que quedan por encima de los 200 y 300
metros de elevación; habiendo sitios como Tetela
del Río, Cubo Viejo, Amuco, Tanganhuato, Mexi-
quito, Placeres del Oro, Oztuma, Oxtotidán, etc.,
que presentan rasgos culturales de varios períodos.
En términos generales, esta zona presenta grandes
montículos, plataformas, plazas y, en algunos casos,
escultura monumental. Hay tableros decorados con
"clavos" de piedra; uso de cantos rodados en el re-
vestimiento de las construcciones; juegos de pelota
159

con anillos de piedra; pilares esculpidos; hachas y
cinceles de cobre; metates cóncavos; machacadores
de papel; figurillas al pastillaje; idolillos de jadeita
tipo La Venta; cráneos con mutilación dentaria; or-
namentos de concha; etc.
La mayoría de estos rasgos se localizan en luga-
res del Balsas Medio; habiendo juegos de pelota en
cerro de Los Monos; arco falso en Oxtotitlán; for-
tificaciones en Oztuma; etc.; lo cual prueba que esta
zona tiene sitios que corresponden principalmente a
los horizontes postclásico e histórico.31
En la Costa Grande hay lugares como San Geró-
nimo, Coyuca de Benitez, Petatlán, Tambuco, Co-
yuca de Catalán, Zihuatanejo, Acapulco, etc., en los
cuales se han encontrado evidencias de grupos que
31 Sociedad Mexicana de Antropología, 1948.
160
,i
FOTO 69
pueden colocarse desde los finales del Preclásico Su-
perior, hasta los tiempos históricos.
La zona presenta centros ceremoniales; juegos de
pelota; estelas y lápidas esculpidas; figurillas con
ojos perforados; esculturas tipo La Venta; figurillas
con influencias teotihuacanas y toltecas; orejeras de
barro; vasijas trípodes; pipas de barro; objetos de co-
bre y oro; cerámica plumbate o plomiza; etc.
En Coyuca de Catalán hay montículos artificia-
les, restos de habitaciones, terrazas en los cerros, va-
sijas con asa vertedera; cerámica rojo sobre café,
naranja, blanco sobre rojo y negro sobre blanco;
pipas de barro; machacadores para papel, sellos de
barro, ornamentos de concha, etc.
En San Gerónimo se observan también montícu-
los de tierra, a veces con tumbas en su interior; ha-
 FOTO 70.
biendo ofrendas de cerámica rojiza, orejeras y pec-
torales de jade, pequeñas lápidas o placas de jade
con dibujos en relieve, figurillas de tipo arcaizante
y con ojos perforados, entierros, etc.
En las cercanías del puerto de Acapulco, hay lu-
gares como El Embarcadero, Tambuco, etc., que
también han dado ciertos conocimientos a la arqueo-
l<;>gíade Guerrero; citándose figurillas de tipo San
Gerónimo; orejeras caladas tipo Tambuco; estelas
de Papanoa; vasijas y ornamentos, etc.
En el paraje conocido como La Picuda, muy cerca
de Acapulco, hay una serie de oquedades en las que
se han encontrado fragmentos de cerámica, conchas
perforadas, puntas de proyectil en forma de hoja de
laurel, fragmentos de máscaras de madera con mo-
saico de jade y turquesa, artefactos de piedra y
restos de un mosaico con cuentas de concha y
piedra.32
También han aparecido cascabeles de cobre, he-
chos a base -de alambre de cobre enredado y con
motivos ondulantes o en zig-zag; lo mismo que una
especie de escudo de madera, en bajo relieve, y
con una figura similar a las de los códices mixte-
coso La época de estos objetos es bastante tardía,
tal vez por el siglo xv, y provienen de la zona mix-
teca de Oaxaca.
Por algunos lugares de la Costa guerrerense, hay
vasijas con altos soportes almenados, hechos en mol-
de y con figuras humanas o deidades que recuer-
dan al Tipo Chorotega de Costa Rica; lo mismo
que grandes rocas COn pictografías y a veces seme-
32 Bernal, 1951.
16]
 FIGURA
jantes a figuras de tigre, rana, etc., como las que se
ven en Nicaragua.
Por todo 10 anterior puede decirse que la costa
fue un corredor por donde entraron y salieron las
influencias culturales de varios grupos, entre ellas
162
53
tal vez el concepto de las tumbas de tiro que se
observan en el Occidente; las vasijas de piedra con
figuras humanas o de animales; los soportes alme-
nados con representaciones de deidades; etc.
La zona del distrito de Yeztla-Naranjo tiene ras-
gos culturales bastante tardíos, por ejemplo entierros
en cuevas; cráneos deformados; hachas, argollas, ani-
llos y orejeras de cobre; bezotes de obsidiana; ma-
lacates tipo Azteca IlI-IV; cerámica conectada con
Cholula y Azteca IV, etc.
Por último, hay que mencionar a la Cuenca del
Río Mezcala, con sitios como Taxco, Buenavista, El
Naranjo, Iguala, etc., en los cuales hay objetos de
estilo olmeca; figurillas de serpentina; máscaras
de madera y serpentina; hachas ceremoniales; yu-
gos de piedra; placas y pectorales, imitaciones de
colmillos de jaguar en jade; etc.
El estilo Mezcala se refiere principalmente a las
hachas de serpentina, figurando seres humanos no-
tablemente esquematizados; pero hay también re-
presentaciones de templos en serpentina y algunos
otros objetos.
De la zona del Mezcala provienen algunas vasi-
jas de color guinda sobre crema, o negro y guinda
sobre crema, con soportes de asa o trípodes efigie,
las cuales están relacionadas con la cerámica Ma-
tlatzinca y Tlahuica. Esta alfarería es típica de Ich-
catepec; pero se le encuentra en Taxco, Sultepec,
etcétera.
163
 Bibliografía

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164
INDI~ES
 INDICE DE ILUSTRACIONES

PLANOS: 23. Cerámica y figurillas del período Teotihuac~n II 89

24. Cerámica y figurillas del período Teotihuacán III 91
l. Distribución del Complejo Sandía . 17 25. Ejemplos de esculturas Toltecas. Tula, Hidalgo . . 99
2. Distribución del Complejo Clovis . 19 26. Lápidas y banqueta con bajorrelieves. Tula, Hi-
3. Distribución del Complejo Folsom . 21 dalgo 100
4. Extensión de los Recolectores-Cazadores Inferiores 24 27. Cerámica de Tula, Hidalgo ............. 10 1
5. Extensión de los Recolectores Semisedentarios .. 28 28. Chapulín tallado en piedra. Cultura Mexica .... 106
6. Extensión de los Sedentarios Agrícolas . 31 29. Escultura representando a la diosa Tlazolteotl.
7. Límites y Regiones del Area Mesoamericana . 39 Cultura Mexica 107
8. Hallazgos Prehistóricos de México . 42 30. Escultura representando al dios Xipe. Cultura
9. Sitios Olmecas del Preclásico Medio . 65 - Mexica 107
10. Focos estilísticos y sitios Olmecas del Preclásico 31. Cerámica Mexica 108
Superior . 66 32. Indumentaria Mexica según los códices 111
11. Sitios del Horizonte Preclásico en la Cuenca de 33. Indumentaria Mexica según los códices 111
México . 67 - 34. El dios Xiuhtecuhtli 114
12. Zona de Chupícuaro, Guanajuato . 126 35. El dios Xipe 116
13. La Región del Occidente de México . 131 36. Ocelocuauhxicalli o recipiente para guardar las
ofrendas del sacrificio. Cultura Mexica .. . . . . .. 119
37. Escultura en forma de coyote. Cultura Mexica .. , 120
FIGURAS:
38. Mujer dando a luz. Cultura Mexica . . . . . . . . . .. 121
39. Figurillas mostrando el cuidado del cabello. Chu-
l. Pumas de proyectil tipo Sandía . 16 pícuaro, Guanajuato 129
2. Puntas de proyectil tipo Clovis . 18 40. Figurillas desnudas. Chupícuaro, Guanajuato . . .. 129
3. Puntas de proyectil tipo Folsom . 20 41. Instrumentos musicales de Chupícuaro, Guanajuato 129
4. Puntas de proyectil tipos: Plainview, Eden, Scons-
42. Figurilla sedente de Chupícuaro 130
bluff y Angostura . 23 43. Figurilla tipo H4 de Chupíeuaro 130
5. Figurillas del Preclásico Inferior. El Arbolillo,
44. Varios animales en la cerámica de Colima .. . .. 132
Estado de México . 54- 45. El modo de vestir en las figurillas de Colima. .. 134
6. Cerámica del Preclásico Inferior. Tipo El Ar-
46. Algunas costumbres en las figurillas de Colima 136
bolillo . 55 47. Músicos y danzantes de las figurillas de Colima 137
7. Algunos tipos de figurillas del Preclásico Inferior 56 48. Figurillas de Colima mostrando gentes de impor-
8. Evolución de la serpiente acuática hacia dragón
tancia 138
celeste . 59 49. Jorobado sobre peces. Jalisco, Jalisco 140
9. Formas cerámicas del Preclásico Medio. Tlatilco,
50. Maqueta de una casa. Nayarit, Nayarit .. . . . . .. 144
Estado de México . 61 51. Música y danza en las figurillas de Nayarit . . . .. 144
10. Figurillas de Atlihuayán, Morelos, mostrando los
52. Figurilla de Apatzingán, Michoacán 148
elementos felinos que se ven en la cerámica de
53. Placas de jadeita. San Gerónimo, Guerrero .. . .. 162
Tlatilco . 62
11. Algunos tipos de figurillas del Preclásico Medio 63
12. Figurillas tipo D2 con rasgos negroides. Tlatilco 64 FOTOGRAFIAS:
13. Dios Viejo o del Fuego. Cuicuilco, D. F . 68
.14. Cerámica y figurillas del Preclásico Superior . 69 _ 1. Templo de Las Siete Muñecas. Dzibilchaltún,
15. Cerámica y figurillas del período Teotihuacán 1 75 Yucatán 11
16. Figurilla del período Teotihuacán III . 78 2. Basamento principal de El Tigre, Campeche 12
17. Figurillas teotihuacanas mostrando la indumentaria 78 3. Detalle de la Iglesia de Tonantzintla, Puebla . . . 12
18. Detalle del Tlalocan o Paraíso de Tlaloc. Tepan- 4. Mamut No. 2 de Santa Isabel 1ztapan, Estado de
titla, Teotihuacán . 81 Méxi¿o 52
19. El dios Tlaloc. Tepantitla, Teotihuacán . 82 5. Implementos asociados al mamut de Santa Isabel
20. Dioses teotihuacanos . 83 1ztapan 53
21. Fresco de La Agricultura. Teotihuacán, Estado de 6. Vasija en forma de pez. Tlatilco, Estado de México 56
México . 84 7. Sello de barro. Tlatilco ..... ............... 57
22. Atavíos sacerdotales en las pinturas de Teoti- 8. Mujer con niño en los brazos. Figuriila tipo DI.
huacán . 85 Tlatilco 57

167
 9. Representaci6n de una bailarina. Figurilla tipo 45. Figura hueca polícroma. Chupícuaro .. . . . . . . . . 128
D-K. Tlatilco 58 46. Figurilla tipo H4. Chupícuaro, Guanajuato .... 128
10. Máscara de barro. Tlatilco 58 47. Perro cebado con mazorca en la boca. Colima,
11. Entierro con ofrenda. Tlatilco .. . . . . . . . . . . . . . 60 Colima 133
12. Figurilla olmeca de Tlatilco 64 48. Perros en actitud de pelea. Colima, Colima 133
13. Antigua estructura del Cerro del Tepalcate, Estado 49. Figurillas de Colima 135
de México 7O 50. Cargador de Colima 139
14. Plataforma con agujeros para postes. Cerro del 51. Jugador de pelota. Jalisco, Jalisco 140
Tepalcate 71 52. Mujer en cuclillas. Jalisco, Jalisco. . . . . . . . . . .. 141
15. Antiguo basamento de lodo. Cuicuilco, D. F. 71 53. Figura de Chapala, Jalisco 141
16. Basamento circular escalonado. Cuicuilco, D. F. 72 54. Figura con vasija en la mano. Nayarit, Nayarit .. 143
17. Basamento piramidal escalonado. Tlapacoya, Es- 55. Figura de Nayarit 145
tado de México 73 56. Maqueta de un juego de pelota. Nayarit, Nayarit 145
18. Tumba con ofrenda en el interior de la pirámide 57. Plato rojo sobre café amaríllento. Sinaloa .. . . .. 146
de Tlapacoya 73 58. Máscara en forma de perico. Guasave, Sinaloa .. 147
19. Vasija blanco sobre rojo. Teotihuacán I 76 59. Jarra con decoración al fresco. Sinaloa . . . . . . . .. 147
20. Figurilla del período Teotihuacán n 79 60. Figurilla sedente. Chehuayo, Michoacán 149
21. Detalle de la serpiente emplumada. Teotihuacán, 61. Pipa de barro. Michoacán 150
Estado de México 80 62. Plato trípode de Tzintzuntzan, Michoacán 151
22. Figura del dios Viejo. Teotihuacán ... 82 63. Vasija con asa vertedera. Tzintzuntzan, Michoacán 153
23. Pirámide del Sol. Teotihuacán 86 64. Máscara de cobre. Michoacán 154
24. Templo de la Serpiente Emplumada. Teotihuacán 87 65. Cascabel en forma de tortuga. Tzintzuntzan, Mi-
25. Olla trípode del período Teotihuacán n 89 choacán 154
26. Figurilla de jadeita. Teotihuacán n .. . . . . . . . . . 89 66. Orejeras de obsidiana. Tzintzuntzan, Michoacán . . 155
27. Vasija antropomorfa. Teotihuacán III 90 67. Figurilla con rasgos olmecas. Tzintzuntzan, Mi-
28. Vasija en forma de pie. Cerámica naranja delgada. choacán 157
Teotihuacán III 90 68. Hacha o maza de Mezcala, Guerrero. . . . . . . . .. 159
29. Vaso trípode con decoración al fresco. Teotihua- 69. Máscara de piedra. Mezcala, Guerrero 160
cán nI ..... ............................ 91 70. Placas, cuentas y orejeras de jadeita. San Geróni-
30. Figurilla desarmable o títere. Teotihuacán In .. 92 mo, Guerrero .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ., 161
31. Urna del período Teotihuacán IV 92
32. Pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli. Tula, Hidalgo 96
33. Templo circular dedicado a Quetzalcoatl. El Co- DIBUJOS: Hipólito Sánchez Vera.
rral, Tula, Hidalgo 97 Román Piña Chán.
34. Columnas serpentinas y colosos del templo supe-
rior dedicado a Tlahuizcalpantecuhtli, Tula, Hi-
dalgo 98 FOTOGRAFlAS: Instituto Nacional de Antropología e
35. Pirámide de Tenayuca, Estado de México 103 Historia.
36. Copa pulquera, Cultura Mexica .. . . . . . . . . . . .. 109
37. Incensario tipo laca mixteca. Cultura Mexica ... 109
38. Reconstrucción de Tenochtitlán, según Marquina 113 ILUSTRACIONES: Dibujos realizados a base de los siguien-
39. Escultura representando a Ehecatl o dios del Vien- tes libros: Prakolumbische Kunst aus
to. Calixtlahuaca, Estado de México 115 Mexiko und Mittelamerika; Arte Anti-
40. Escultura representando a la diosa Coatlicue. Cul- guo de México; L'Art Tarasque du Me-
tura Mexica .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115 xique Occidental; Summa Artis; Ar-
41. Huehuetl o tambor de madera. Malinalco, Estado quitectura Prehispánica; La Civilización
de México 117 Azteca; El Esplendor del México. Anti-
42. Plato trípode, tipo laca mixteca. Cultura Mexica 122 guo; Ancient Man in North America;
43. Figurilla de El Opeño, Michoacán . . . . . . . . . . . . 124 Un Palacio en La Ciudad de los Dio-
44. Vasija negro y rojo sobre crema. Chupícuaro, ses; Indian Art of Mexico and Central
Guanajuato 127 America.

168
 INDI~E ALFABETI~O

A Ananiuliak Island 29
Ancón, Perú 33
Abilene, Texas 17 Andes de Sudamérica 47, 48
Acamapichtli 105 Andinas, variedades '. . . . . .
........... 47
Acapu1co, Guerrero 132, 160, 161 Andina, Area 10, 46, 48
Acosta, Joseph de 13 Angamucurachas 158
Achaca (cacique) 156 (Los) Angeles, fase. Tamaulipas 41
Acolhuas 103, 104 Angostura, puntas 22, 25
Acuitze Catápeme 158 (La) Angostura, Michoacán 149
Africa 47 Angus, Nebraska 18
Agate Basin, Wyoming .... 25 (Las) Animas de Colima. . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .. 148
Agricultura, fresco de Annis, Kentucky 30
la, Teotihuacán, México 84, 88 Apatzingán, fase 148
Aguarato, cerámica 147 Apatzingán, Michoacán 131, 148
Ahuacatlán, Nayarit 143 Apu1co, cerámica. Jalisco 141
Ahuizotl 105, 112, 153 (El) Arbolillo, México 32, 54, 56, 92
Ainús 16 Arellano 43
Afontova 16 (El) Arenal, Jalisco. . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . .. 142
(El) Ajusco, Serranía 51, 72 Argentina, República 26
Alamiros, cerámica 147 Arias Montano 13
Alabam~, E.U.A 17, 25 Arica 27
Alaska 15, 16, 18, 20, 23, 29, 33 Aristóteles 13
Alberra, Canadá 17, 20, 23 Arizona, E.U.A 18, 27, 41, 47
Albuquerque, New México. .................... 27 Arizpe, Sonora 41
Las Aldas. Sudamérica .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47 Arkansas, E.U.A. 23
Aleutas 9, 29 Armería, Colima 92
Aleutianas, Islas ., . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 Armería, Complejo 140
Algonquinos 10 Armería, Río 132, 139, 142
Allen Site, Nebraska 23 Armillas, Pedro .............. . . . . . . . . .. 22, 29
Altillos, cerámica. Jalisco . . . . . . . . . . . . . . .. 140, 141 Arperos, Guanajuato 43
Altiplano, de México 38, 40, 46, 51, 66, 74 76, Asia 14, 15, 16, 18, 22, 26, 29,
84, 94, 102, 104 30, 32, 33, 48
Avalos, Alonso de ...... . . . . . ..139 Asiáticos 14
Alvarez Chico, Juan. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..139 Atapascanos ' " 9, 10
Amana1co de Becerra, México ........ ....... 43 Atecpanecatl 95
Amantecas 93 Atete1co, Teorihuacán, México 88
Amargosa, puntas 30 Atlacauallo ~. . . 13
Ameca, Jalisco 43, 103, 125, 139 Atlántida 13
Amequemecan, ver Amecameca 103 Atlihuayán, Morelos 32, 65, 76
Ameghino, Florentino 13 Aroro, México 56
América 9, 10, 11, 13, 14, 15, 16, 22, Australiano 14
33, 34, 45, 46, 47, 48, 53 Australoide 14
América Central 110 Auandaro 157
Amistad, Presa de la, Chihuahua .. . . . . . . . . . . . . . . . 41 Auicanime 158
Amuco, Guerrero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 159 Autlán, Complejo 140
Amula, Jalisco 142 Aurlán, Jalisco 140, 141, 142, 145
Amur, Río ........................ 29 Aurlán-Tuxcacuesco, Zona de 139, 140
Amurianos 15 Axamechas 157
Anáhuac 122 Axayacarl 105, 112, 153
Anáhuac-Ayotla 110 Ayampitín 26
Anáhuac-Xicalango 110 Azcapotza1co, D. F 67, 68, 92, 93, 103, 104,
Anaktuvuk Pass, Alaska 29 105, 109, 110

169
 Aztatlán, Complejo, Sinaloa 143, 146, 147 Carpentarios 15
Azteca, cerámica 102, 103, 106, 107, 163 Cartagineses 13
Carter 14
Casapedrense 26
B Casas Grandes, Chihuahua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Casas, Bartolomé de las ......... .... 13
Baikal, Lago 16, 29 Caso, Alfonso 82, 88, 148
Baja California, Estado de " 18, 27, 41 Caucasoides 15, 16
Balsas, Río 51, 125, 159, 160 (El) Cauce, Nicaragua 22
Baluarte, Río del .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 145 Cazonci 142, 156, 159
Barbeau Creek, Illinois 25, 27 Ce Acatl Topiltzin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Bárcena, Mariano 43 Centroamérica 9,22,33,47,48,92
Bat Cave, New Mexico 27, 32, 46 Cereal, Canadá 23, 29
Beagle, Canal de 27 (El) Cerrito, Querétaro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 102
Beals, Ralph 146 Cerritos, San Luis Potosí 43
Becerra, Lomas de, D. F. ...... 67 Cerro Aereado, Cueva del, Puebla 32
Becerra Superior, formación 43, 46 Cerro Curutarán, Michoacán 131, 148
Bee County, Texas 18 Cerro Escuintla, Michoacán " 149
Behring, Estrecho de 13, 15, 16,27,29,33 Cerro de Cuauhtlatzinco -;-. . . . . . . . 74
Bhrom Site, Canadá. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Cerro de La Estrella, D. F. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94, 95
Big Bend, Texas '.' . . . . . . . . . . . . . . . . 41 Cerro del Chivo, Guanajuato . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 131
Birdsell, Joseph B. ...... ................. 15 Cerro Gordo 74
Bison antiquus figginsi 20 Cerro de Las Mesas, Veracruz 92
Bison taylori 20 Cerro de Los Gatos ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 149
Blackwater, New Mexico 23 Cerro Isabel, cerámica .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 147
Boca de La Presa, S. L. P 43, 44 Cerro Tariaqueri, Michoacán . . . . . . . . . . . . .. 152
Borax Lake, California 27 Cielito, Cerro del, Hidalgo . . . . . . . . . . . . . . .. 94, 97
Borbolla, Daniel F. Rubín de la ............ 150 Cihuacoatl 112, 115, 120
Bosch-Gimpera, Pedro 14, 16 Cimarrón, Río .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Bosques Orientales, Cultura de los 26, 33 Cincalco 116
Boturini, Códice 104 Cinteotl 102, 115
Burnet, Cueva 18 Circle, Alaska 23
Brand, Donald D. 146 (La) Ciudadela, Teotihuacán 85, 86, 87
Brasseur de Bourbourg, Abate .............. 13 Ciudad Guerrero, Tamaulipas 23, 41
Brasil 13, 47 Claypool Site, Wyoming .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Brewerton 30 Clovis, Complejo , 18, 33
Brooks, Sierra. Alaska 29 Clovis, New Mexico 18, 23
Browns Valle y, Minnesota 25 Clovis, puntas 18, 20, 23, 41, 43, 44
Bushnell, Geofrey 16, 22 Coacalco 112
Buenavista, Guerrero 163 Coahuiltecas 9
Bull Brook, Massachussetts 18, 25 Coatepantli 95, 97
Buret 16 Coatepec, México. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
Coatlaquetzalli 94
Coatlicue 115
C Coatlinchan, México 103
Coaxayacayo Tilmatli 110
Cactzolzin 153 Cochise, Arizona 26,27,41,43
(La) Caldera, volcán 51 Cocoyolitos, cerámica 146
Calgary, Canadá 20 Cody, Complejo 23, 25
California, E.U.A 22, 25, 26, 29, 30 Cofradía, Complejo 140
California, Golfo de 27 Cojumatlán, Michoacán 149
California, Universidad de 71 Colima, Estado de 92, 125, 132, 133, 135, 137,
Calmecac 112, 121 138,139,140,141,142,143,
Cam 13 151, 153
Camaxtli 113 Colima-Armería, fase 140
Campeche 47, 110 Colima, Volcán de . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 136
Campus Site, Alaska 29 Colimán, reino de 139
Canadá " 9, 17, 18, 20, 22, 23, 29 Colombia 46
Canals Frau, Salvador 14 Columnas, Palacio de las 95, 97
Candonga, Cueva de . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 26, 27 Colorado, E.U.A 17, 18, 20, 23
(La) Cañada, Nayarit . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 143 Colorado, Río 27
Cañadón de las Cuevas 26 Comalá, Jalisco 142
Capsicum anuum 47 Comanche Springs, New Mexico 27
Capsicum frutescens 47 Comondú, Arroyo de 41
Caribe, Islas del 47,48 Concho, Arizona 20, 27
Caribe, rama 47 (La) Concepción, Campeche. ................... 44
Carlson, Kentucky .,...................... 18 Confederación Chimalhuacana 153

170
 Confins 22, 26 Chapultepec, D. F. 105, 112
Contreras, D. F. 67 Chavín de Huantar, Perú o ••••••••••• 33, 61 o ••••••••

Copi1co, D. F. 56 Chehalis River, Washington 23 o • • • • • •

Coralillo, Complejo 141 Chiapa de Corzo, Chiapas 32

Coronéo, Río. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 126 Chiapas, Costa de 44
(El) Cortés o •••••••••••••••••••••• 76 o • • • • • • • •
Chiapas, Estado de 44, 46, 65, 66, 95, 102
Cortés, Hernán 109,112, 121, 139 Chibcha-as 9, 31
(El) Corral, Tula ' 97, 102 Chichén-Itzá, Yucatán 102
Costa del Noroeste, E.U.A 10, 33 o ••••••
Chichimecas 93, 94, 103, 104, 150
Costa Grande, Guerrero 159, 160 o •••••••
Chicama, Valle de 45
Costa Guerrerense 161 Chicoloapan, México ~ 26, 27, 43, 45, 53
Costa (Mocorito ) 146 Chicomecoatl 115
Costa Rica, República de 20, 22, 161 o •••••••••
Chicomoztoc 104
Coyotlatelco, cerámica 93, 101 o "
Chiconauhtla, Cerro de 51
Coyotlatelco, Complejo 77 Chiconautla, México o 44 • • • • • • • • • • • • • • • • • •

Coyuca de Benítez, Guerrero 160 o • • • • • • • ••

Chihuahua, Estado de 27, 38, 41 o • • • • • • ••

Coyuca de Catalán, Guerrero 160 o ••••••••••• o o • ••

Chila, fase o • 148 • • • • • • • • • • • • • • • • ••

Coxcoxtli 104 Chile 47

(Las) Cruces, Serranía de 51 Chimalhuacán, México 43, 44, 67
Cruz de Piedra, cerámica 140, 141 Chimalma 94 o o

Cuanalán, México 44, 67, 68 Chimalpanecas 103

(Los) Cuartos, Río 54 Chimalpopoca .. '. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 105
Cuauhnahuac 103 China o. • • • • •• 16 •• • • •• •• •• • • • •• • • •

Cuauhtémoc o 105 •••••••• o •••••• o • • • • • ••

Chinos " " '" '" 13, 16
Cuauhtinchan, Puebla o 103
••••••••• o • • • • • • • • • • • • ••
Chiricahua, fase " 27, 30
Cubagua 33 Chiricahua, Montañas 26
Cubo Viejo, Guerrero 159 Cholulteca, cerámica 93
Cucurbita ficifolia 47 o • • • • • • • • • • • •
Cholula, Puebla 32, 92, 93, 95, 163
o ••••••••

Cucurbita pepo 47 o • • • •
Chorrera, Ecuador 33 o • • • • • • • • • • • • • • • • •

Cuenca de México 26 o •••••••••••••••• o •

Chorreas, Arroyo, Tamaulipas o 41 ••••••••••••••• o • •

Cuerauáperi 157, 158 o ••••

Chou-Kou-tien, Cueva Superior de 16 o • • • • • • • • • •

Cuicuilco, D. F 32,67,68,70,71,72,76 Chukchee, Costa 27 o ••••••• o • •

Cuitlahuac 105 o • o • • • • • • • • • • • • • ••
Chumbícuaro, fase 148
Cuitzeo, Michoacán 125, 127, 152 (La) Chuparrosa, Coahuila 41 o • •

Culebras, Perú 47
o • o • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Chuperipatis 156
Culhuacán; D. F 94, 95, 104, 106 Chupícuaro, Guanajuato 27, 32, 43, 44, 68, 73, 125,
Culiacán, Sinaloa .. o 145, 146, 147
•••••••••••••••••••
127, 128, 131, 132
Cumiechuícaro 157 Chupi Tirípeme 158
Cumro Site, Nebraska 25
Cupanzieri 157 o • • • • • • • • • ••

Cupisnique, Perú 33, 47 D

Curátame 153
Curicaveri 156, 157, 158 Dalton 30 o •••••• o

Curínguaro, Michoacán o....................... 153 Dallam County, Texas 20

Curitacaheri 157 Danger Cave, Utah o,, •••••••••••• 25 o • • • • • •

Curizitachos 157 Dawes, Nebraska o o • • • • • • • • • • • • 20 • • • • • • • • •

Delicias 41, 148

o • • • • ••

Denbigh, Cabo. Alaska o •••••••••••• 20, 23, 29

CH Denbigh, Complejo ........... 29
Dent, Colorado o ••••••••••••• 18, 41
Chacmol 15 1 Desierto, Cultura del 26, 27
Chalcatzingo, Morelos 32, 65, 76, 92 De Terra, Helmuth o •••••••• 43 o o o

Chalco, Complejo 43, 44, 45 Diablo, Complejo. Tamaulipas 25, 41, 42

Chalco, Lago de . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 52, 80 Díaz del Castillo, Bernal . . . . . . . . .. 120
Chalco, México 26, 27, 43, 53, 73, 77 Dios del Fuego ........... ........... 80
Chalchihuites, Zacatecas o...................... 37 Dios Gordo 80
~halchiuhapan o • • • 94
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Dios Viejo o • • • • • • • • • • • • 80
• • • • • • • • •

Chalchiutlicue 80, 84, 88, 115, 116 Di Peso, Charles 41

Chametla, Sinaloa 145, 146, 147 Dirección de Prehistoria, LN.A.H 43 o • •

Chamola 145 Disko Bay, Groenlandia 29

(El) Chanal, Colima 139, 142 Distrito Federal, México .. " '" 51, 75, 76
Chanapata, Perú 33 o • • • • • •
Dixthada Site, Alaska o • • • • • 29
• • • • • • • • •

Chantuto, Islona de, Chiapas .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 Doering, Texas o............................. 18

Chapala, Jalisco 125 Dorset, Cultura 29
Chapala, Lago. Baja California 27, 41 Durán, Fray Diego 152
Chapa la, Lago de, Jalisco 142, 149, 152 Durango, Estado de 18,27,37,38
Chapalilla, Nayarit o' o • 143
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Du Solier, Wilfrido . . . . . . . . . . . . . . . . ........... 149

171
 E G

Early Macon ..................•............. 30 García, Padre Gregorio 13

Ecuador 38 George Lake Site, Canadá 23
Echerendo 157 Gila, Río 26
Eden, puntas 23 Gifford, E. W. 143
Edmonton, Canadá 23 Ginés de Sepúlveda, Juan 13
Egipcios 13 Glacial Kame 30
Egipto 47 Gladwin, Harold S. ..... ............. ... .. 14
Ehecatl 102 Gobi 29
Eickstdet ~. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 Golfo, Costa del 38,57,64,65,76,86, 105
Ejutla, Oaxaca 44 Gossypium arboreum . . . . . . . . ........... ... ... . 47
Ekholm, Gordon 44 Gossypium barbadense . . . . . . . . ... ... ... ... ..... 47
(El) Embarcadero, Acapulco 161 Gossypium hirsutum 47
Eneani 152 Gossypium Raymondii . . . . . . . .................. 47
Engigstciak, Canadá 29 Gran Cañón, Colorado 27
Engel, Frederic 47 Gran Cuenca, E.U.A. 26
Engerrand, George 44 Graham Cave 30
Enterline, Complejo 23, 25 Grand Junction 20
Enterline, industria 18 Grandes Llanos 20, 24, 26
Escandinavos 14 Grants, New Mexico .. . . . . . . .................. 27
Escuela Histórico-cultural 14 Grassy Island, Florida 30
Escuela Norteamericana. ....................... 13 Gravetense 16
Escurialense, Códice 152 Great Bear Lake, Alaska 23
Eslabones, fase 41 Grocio, Hugo 14
España 13 Groenlandia ...........•.................... 29
Esquimal-Aleuta 33 Gruta del Oro 26
Esquimal, Cultura 29 Guadalajara, Jalisco 142
Esquimales : 9, 10, 14, 16, 29 Guadalupe, Sierra de 51
Esquimoides 16 Guaje, Mesa de .. . . . . . . . . . . .... .............. 42
Estado Incaico 10 Gualupita, Morelos 32, 92, 131
Estados Unidos de América 9, 18, 20, 23, 25, 26, Guanajuato, Estado de 27,68,73,95, 125, 127,
27,30,33,37,38,41, 131, 151
47,92 Guasave, Sinaloa 38, 145, 147
Estevan, Canadá 20 Guatemala 20, 22, 46, 47, 48, 66,
Etna Cave, Nevada 27 76, 92, 101, no
Etzatlán, Jalisco 142 Guaymas, Sonora 41
Eurasia 48 Guerra, fase 42
Europa Oriental 16 Guerrero, Estado de 47, 56, 65, 66, 125, 131,
Europeos 15 132, 151, 158, 161
Eva 30 Guzmán, Laguna. Chihuahua 41
Guzmán, Nuño de 154
Gypsum Cave, Nevada 25,26, 27,41

F H

Fairbanks, Alaska 23, 29 Haida-as 9, 10

Falcón, Presa 23 Heber 13
Faulkner 30 Heine-Geldern 14
Fell, Cueva de, Patagonia 26 Hermosillo, Sonora 41
Fenicios 13 Hicuangaje 153
Finley Site, Wyoming 23 Hidalgo, Estado de 51, 93, 94, 95
Fishbone Cave, Nevada .................. 27 Historia de Los Soles 114
Five Mile Rapids, Oregon 27 Hidden Valley, Missouri 25, 30
Flacco, fase 42 Hirepan 153
Florida, Estado de 30 Hooton 15, 16
Folsom, Complejo . . . . . . . . . . . .. 18, 20, 33 Hood Creek, California 27
Folsom, New Mexico 19, 20 Homo Sapiens 16
Folsom, puntas 20,21,22,41,44 Hondo, Río ............... ............. 54
Fort Liard, Canadá 29 Honduras .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 38, 94
Fort Rock Cave, Oregon 25 Hopis 10, 47
(La) Frailesca, Chiapas. . . . . . .................. 44 Hoptiechas 157
Frightful, Cueva, Coahuila . . . . .................. 41 Horizonte Clásico 32, 125
Frontenac 30 Horizonte Preclásico 32
Fuego Nuevo 104 Hrdlicka 78
Fueguino-os 9 Horner Site, Wyoming 23

172
Housron, Texas 23 Jomon, Complejo 32
Huaca Prieta, Perú 33, 45 Juchipila, Jalisco 27
Huachinango, Puebla 95 Juchipila, Río 43, 125
Huancayo, Perú 27 Jucutácaro, Lienzo de 155
Huarmey, Perú 47 Jucutácato, Michoacán 155
Huasteca 66, 93
Huasteca Potosi na 38
Huastecos 76 K
Huatabampo, Complejo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 147
Huehueteotl 80, 84, 93, 114, 136 Kamchatka, Península de 27
Huehueroca ,............. 94 Kaminaljuyú, Guatemala 32
Hueipochtlan 94 Kansas, E.U.A. 25
Huejotzinco ,..... 103 Kelly, Isabel ., . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 140, 145, 146, 148
Huemac 95 Kentucky, E.U.A 18, 25
H uetamo, Michoacán .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 151 Khin, etapa de . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
Huey-Tlaroani 12, 139 Kiakhta 16
Hueytozoztli 116 Kincaid Shelter, Texas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Huitzilihuitl 105 Kirchhoff, Paul 37, 38
Huitzilopochtli 12, 112, 113, 114, 116 Kobiacova 47
Humboldt, fase 27 Krickeberg, Walter 102
Hupa 10 Krader-Lawrence 29
Kugurok River, Alaska ...... 29
Kulpowruck River, Alaska . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
I Kwakiutl 10

lchcatepec, Guerrero 163

Iguala, Guerrero 163 L
Ihuatzio, Michoacán 151, 152, 153, 156
Ilhuicamina 105 Lagenaria siceraria 47
Il1inois, E.U.A 25, 27 Lagoa Santa, Brasil 22, 26
Imbelloni 14 Laguna, fase 41
Inca-as '..... 9 Lamoka 30
India 14 Lancaster, Nebraska . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Indian Knoll : .. ,................. 3O Larrea 152
Indonesia '. ....... 33 Laughlin 29
Indonesiós 14 Lehner, Arizona 18
Infiernillo, fase 42 Lejano Oeste 10
Intihuasi . 26 Lenca 37
Iowa, E.U.A. 17 León Portilla, Miguel 118
Ipalnemohuani 113 Leonard Rock Shelter, Nevada 27
Ire Thicátame 152 Lerma, Complejo 22, 25, 41, 42, 44
Iroqueses ' 9, 10 Lerma, Río 68, 126, 127, 149
Israel, Diez Tribus Perdidas de ... ....... 13 Levin :..................... 29
Ixcuina '...... 115 Lewis Ranch, Montana 20
Ixtapalapa, D. F 112, 120 Lewisville, Texas 18
(El) Ixtépete, Jalisco 92, 142 Li Chi 16
Ixtlán del Río, Nayarit 143, 145 Lime Creek, Nebraska 23
Iyatayet, Alaska 29 Lind Coulee, Washington 25
Izcoatl 105 Lindenmeier, Colorado 20
Izpapalotl 102 Linger, Site, Colorado 20
Iztlacoliuhqui 114 Lipscomb, Texas 20
Lister, Robert 149
Little Gem, Canadá . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
J Llanos, Complejo 19
( La ) Loma, cerámica 141
Jacona, Michoacán 151 Lone Wolf Creek, Texas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Jala, Nayarit 143 Long Site, South Dakota 23
Jalisco, Estado de 27, 41, 47, 92, 94, 125, 133, Lubbock, Texas 20
138, 139, 140, 141, 142, 143, Lucy Site, New Mexico 17, 18, 20
151, 153 Luna, pirámide de la 76, 77,84,86,87
Japón 32, 33
Jiménez Moreno, Wigberto 94, 95
Jimmy AlIen Site, Wyoming " 23, 25 M
Jiquilpan, Michoacán " 131, 148
(El) Jobo, Venezuela 22, 26 Mackie 47
Johnson Site, Colorado 20 Macuilxochitl 115
(La) Jolla, California 22,25 Madre, Sierra 125, 159

173
(La) Magdalena, Querétaro 102 Milnesand Site, New Mexico 23
Malayo-Polinesio 14 Milnesand, puntas 23
Malinalco, Cerro de 74 Milpa, Complejo 140
(La) Malinche, Cerro de 94, 95 Minnesota, E.U.A. 25
Mal País 148 Minotlacoya 142
Malta 16 Mísquitos 37
Mamenhi 94 Missouri, E.U.A. 17, 25
Manabí, Ecuador 33 Mitla, Oaxaca 44
Manchurria 18 Mixcoamazatzin 94
Mangelsdorf, Paul 46 Mixcoatl 94, 95
Maní, Cenote . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 Mixteca 93, 103, 149
Manicuare 33 Mixtecas, indios 102
Manzano Cave, New Mexico 25 Moctezuma Ilhuicamina 105
Marabasco, depresión del . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139 Moctezuma Xocoyotzin 105
Marquina, Ignacio 86 Mochica 48
Marfil, Cañada, Guanajuato 27,43, 125 Modock Rock Shelter, lI1inois " 25, 27
Mari Galante, raza 48 Mohave, Lago, California " 25, 26, 27, 30, 41
Marquesa, Islas 33 Monagrillo, Panamá 33
Martínez del Río, Pablo 14 Mongolia 29
Massachussetts, E.u.A. 18, 25 Mongoloides 14, 15, 16
Matlacoctzin 95 Montana, E.U.A 20, 23
Matlacxochitl 95 (Los) Monos, Cerro de 160
Matlatzinca 163 Monte Albán, Oaxaca 32, 77, 93
Mauina 158 Monte Negro, Oaxaca 32
Maya-as 9, 10, 38, 66, 76, 102 Montículo "B", Tula 96
Mayahuel 115 Montrose, Colorado 20
Mazapan 93,94, 102, 103, 141, 149 Moravia 16
Mazatán, Chiapas 32 Morelos, Estado de 51,57,65,66,76,77,92,
Mazatlán, Sinaloa : 32, 141, 146, 147 93, 94, 131
Mazatte 142 Morelos, Valle de 51
Mc Haffie, Montana 23 Mortlach, Canadá 17,20,23
Mc Lean, Texas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 Motagua, Río 38
Mc Neish, Richard 41, 42 Muertos, Barranca de los . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Mecatlán 112 Muertos, Calle de los 85
Melanésicos-Polinésicos 33 Muertos, Playa de los 33
Melanesoides •............................... 16 Mukden, Manchurria /. 18
Meserve, puntas ..... ............... .......... 23 Múzquiz, Coahuila 41
Meserve Site, Nebraska ............... ..... 23
Mesoamérica 10,15,32,33,37,38,39,40,
54, 77, 92, 127, 138, 140 N
Mesolítico 29, 33
Mexica-as 10,80,81,84,88, 103, 104, 105, Naco, Arizona 18
106, 109, 139, 153, 159 Nahuas 94, 95, 152
Mexican¡l-Centroamericana, región 46, 47, 48 Nahuyotzin 000. • • • • • • •95 • • • • • • • • • • •

México, Ciudad de 46, 102, 110, 112, 154 Nanahuatzin 114

México, Cuenca de 26, 27, 43, 51, 54, 57, 65, Napa Valley, California 27
66, 67, 68, 70, 71, 73, 74, Nal-tel, especie 45, 47
77,88, 102, 103, 104, 121, (El) Naranjo, Guerrero 163
131, 139 Nauhyotl 95, 103 o • • ••

México, Estado de 22, 51, 70, 72, 127 Navolato, cerámica 147
México-Guatemala, región 47 Návajo 10
México, Occidente de 75, 143, 152 Nayarit, Estado de 70, 125, 133, 138, 142,
México Prehispánico 94 143, 147, 151
México, República de 9, 11, 12, 18, 20, 23, 25, Naranxan, Michoacán 152
27, 44, 46, 47, 48, 53, Nebo Hill, Kansas ........................ 25
93, 121 Nebraska, E.u.A 13, 20, 23, 25
México, Valle de 26, 27, 44, 51, 72, 74, 76, 77, Negritos 15
102, 103, 104, 105, 127 Nelson 29
Mexiquito, Guerrero 159 Neolítico 33
Mezcala, Guerrero 66 Nepeña, Perú 33
Mezcala, Río 163 Netzahualcoyotl 105, 113, 117
Mezquital 94, 103 Nevada, E.U.A 22, 25, 27
Michoaques 152 Nevada, Sierra ...... .................... 74
Michoacán, Estado de 125,131, 132, 142, 148, 149 New york.................................. 29
Mictlán 116 Nicaragua, República de 22, 38, 94, 102, 162
Mictlantecuhtli 117 Nicholson, Irene 117
Millon, Renee 76 Nicoya, Golfo de ............. ...... 38

174
Noatak, Río 20 Paleolítico Superior 15, 33
Noé 13
Palestina 13
Nogales, fase 41, 42
Palmillas, Tamaulipas 42
Noguera, Eduardo 149
Palli-Aike, Cueva de 26
Nordenski61d 14
Pames 103
Nopaltzin 103
Panhandle, Texas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Noroeste, Costa del 10, 33
Pantecatl 114
Norteamérica 9, 16, 26, 27, 30, 32, 33,
Pantepec 119
44, 46, 47
Pánuco, Río o ••••••••••••••••••••••••••••••• 38, 76
Norteamérica Arida 37, 39
Pánuco, Veracruz 32, 65
Nueva España 76, 119
Pantlan 38, 76
Nuevo Continente 9, 13, 33
Papalotla, México 67
Nuevo León, Estado de .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
Papanoa, Guerrero 161
Nuevo México 17, 18,20,23,25,27,48
Paracas, Cavernas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
Nutka-as 10
Parrish, Kentucky 18,25,30
Paso Real, cerámica 141
Patagonia, Argentina . . . . . . . . . . .. 22, 26
o Patecatl .. '................. 115
Patlachique, Cerro de 74
Oaxaca, Estado de 47, 65, 66, 76, 102
Pátzcuaro, Michoacán 125, 151, 152, 153, 156
Oaxaca, Zona Mixteca de 161
Paulo JII 13
Obscher Site, Texas .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 23
Ocampo, Complejo 46 Pavácume 153
Pehuame 158
Ocampo, Tamaulipas 27,32,42
Pennsylvania, E.U.A 18, 23, 25
Occidente de México 38,46,68, 125, 162
Peñón de Los Baños, D. F. 43
Oceanía 14
Peralta, Complejo 41, 45
Oceánicos 14
Periquillo, Complejo 139
Océano Pacífico 10
Ocós, Guatemala 32 (La) Perra, Tamaulipas 27,32,41,42,45,46
Odell Lake, Oregon 27 Perú 10, 13, 33,47,48, 149
Ojo de Agua, Cueva 27 Perú, Costa Norte de 45
Okhostsk 27, 29 Petamuti 156, 157
Okladnikov, A. P. 27 Petatlán, Guerrero 132, 160
Oklahoma, E.U.A. 17 Phaseolus acutifolius 47
Okolana~ Arkansas .. . . . . . . . . . . . . . . .. 23 Phaseo1us lunatus 47
Okvik, etapa ,.... 27 Phaseolus vulgaris 47
Old Bering Sea, etapa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 (La) Picuda, Guerrero 161
01d Copper, Cultura .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 29, 32 Piedra Verdes, Río 46
Olivé, Julio César 15, 33 Pinto Basin, California " 25,26,27, 30,41
Oliviense, industria 22, 26 (Las) Pinturas, Río de .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
Olmeca-as 60,61,62,64,65,66, Pirovaque Vardari 156
76, 80, 95 Pisagua 27
Olsky, Isla 29 Placeres del Oro, Guerrero' . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
Omecihuatl 113 Plainview, puntas " 23, 26, 29, 33, 41, 43, 44
Ometecuhtli 113 Plainview, Texas 23, 25
Omeyocan 113 Plancarte 149
Onas 9 Platón 13
(El) Opeño, Michoacán ' 32, 125, 148 Pleistoceno 14, 16, 125
(Los) Ordos 16 Pointed Mountain Site, Canadá 29
Oregon, E.U.A 17, 25, 27 Polinesia 14
Orinoco, Río 48 Pomo 10, 20
(El) Oro, Cueva 27 Ponce, Fray Alonso . . . . . . . . . . . .. 142
(Los) Orrices-Las Animas, Complejo 138, 141, 148 Portales, New Mexico 18, 23
Otumba, Valle de 74 (El) Potrero de la Isla. . .. . . . . .. . .. . . . . . . .. 148
Omotí-es 93, 103 Poverty Point 30
Otomianos 94, 95 Powars, Colorado 20
Oztuma, Guerrero 159, 160 Pre-Chapalote, especie 46
Oxtotitlán, Guerrero 159, 160 Primorskaya 18
Protoindonesios 14
Puebla, Estado de 51,65,76,93, 102, 110, 149
P Pueblo, indios 10
Puerco, Río 27
(La) Pacanda, Isla de . . . . . . . . . . . . . . . . .. 158 Puerto de León 149
Pacasmayo, Perú 45 Punin 22, 26
Pacífico, Costa del 27 Punta Hope, Alaska . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Palenque, Chiapas 93 Punuk, etapa 27
Paleolítico Inferior 14, 22 (La) Purificación .......................•... 142

175
 Q San Luis Potosí, Estado de 38, 43, 47 o •• o o o. o o •• o • o o o o

San Miguel Amantla 92, 93 o o • o o ••• o • o o o o o o o o o • o o o o'

Quad, Alabama o o • o o o o •• o o o o o 25 o •• o o o • o o o o o • •• •
San Miguel, Rancho 143 o ••• o •••••• o ••••••• o o o • o ••

(La) Quemada, Zacatecas o o o o' 37, 149

o o • o o •• o o' • o ••
San Nicolás o o o 51 o •• o •• o o ••••••• o • o o ••• o •••••• o

Querenda Angapeti o o • o o o o o o o • 157 o o o o o • o o o o o • o •• o

San Pedro, fase ..... 41 o o ••••• o • o • o o o o • o •••••• o o

Queretana o •• o o •••••• o • o •• o o 102 o o o o o • o o o o • o o o o o

San Pedro, San Luis Potosí 43 o ••••• o •• o •• o o • o •••• o

Querétaro, Estado de . o o o ••• o. 51,92,102,151

o o •• o o o.
San Salvador ... 102 o o •••••••• o o • • • • • • • • • • • • • • • ••

Quetzalcoatl o o • • • •• 80, 93, 94, 95, 96, 97, 98, San Sebastián, Villa de . 139 o ••••• o o •••••••• o o • • • ••

102, 113, 114, 118 Santa Catarina, Sierra de 51 o o o o o o •• o •• o o ••••• o o o o •

Quetzalcoatl, pirámide de o • 95 o •• o o ••• o • o • • • • •

Santa Cruz, Argentina 26 o' o o o o ••• o ••••• o •• o •••• o

Quetzalcoatl, templo de o 60,77, 112 •••• o o' o o o'

Santa fe de La Laguna, Michoacán .. 153 o •••• o o •• o o o

Quichés o ••• o o o • o • o o o o ••••• o 51 o o o o o o o o •• o o o o • o

Santa Isabel Iztapan, México .... 22, 42, 43, 45, 53 o •• o o.

Quinby . o ••• o • o •• o •• o •• o o' 14

••••••••••••••• o o
Santa Isabel Iztapan, puntas 22 O" o ••• o •••• o ••••• o •

Quinatzin o. o • o o o o o o o •• o • o • o 103 o o o o o o o o o o • o • o o o
Santa Marta 44 o o o o •••••••••• o ••• o • • • • • • • •

Quiroga, Michoacán o" o o o •••• 15 1o •• o o o • o • o o o o o o o

Santa Rosa Island, California ..... 27 o o ••••••• o o •• o

Santa Rosa Xtampak 32 O' •••• o ••••• o •••••• o • o ••• o

Santiago, Río 125 o ••••• o • o • • • • • ••

Santiaguillo, Lago 27, 43 o ••••• o o • o • o o o.

R
Santiaguito Atepetlac, México .. 104 o •• o •••••• o • o •• o

Sarmiento de Camboa 13 o' ••• o ••••••••••• o •• o • • • •

Ramírez, Fernando, Rancho o ••• o o o ••• o • 143 o •••••• o.

Saskatchewan, Canadá ..... 17, 20 o ••••••••••• o o • • • ••

Ray Long Site, South Dakota o' •• o ••• o •• 25 o o • • • • • •

Sauer, Cad o 146
••••••••••••• o •• o •••• o ••• o • • • • ••

(El) Rayo, Loma . o •• o •••• o ••••• o • o o 126 o • • • • • • ••

Sayula, Jalisco 139, 142 o o •••••• o • o o ••• o.

(El) Recreo, Nicaragua o ••• o ••••• o o o o 22 • o o o • o • o •

Scottsbluff, Nebraska 23 O' •••• o ••••• o •• o • • • • • • • • • •

Red Deer, Canadá o o o ••••••••••••••• o 23 • o o • • • • • •

Scottsbluff, puntas. 22,23,27,29,33,43,44 o •••• o •••••

Red Smoke Site, Texas .. o •• o o ••••• o • o 23 •••••• o o •

Scharbauer, Texas 20 o ••••••••••• o o •• o o •••••• o • • •

Regina, Canadá .. o ••••••• o ••• '. • ••••••••• 20 o • •

Schmidt ... o 14
••••••••••••••••• o o •••• o • o ••• o o •

Relación de Michoacán .. o o •••••• o •••••• 152, 156, 158 Schroeder Site, Durango . 37 o •••••••••••• o •••• o •• o

Remojadas, Veracruz o' o o o •••• o·.. ••••••••••••• 32 Sears, Paul B. . ... 46 o ••••• o o ••••••••••• o •• o o o o •

Renaud o ••••••••• o o o o ••••• o • o •• o o • 14 • • • • • • • • •

Sem o. o ••••••• 13 o ••••••••••• o •••••• o • • • • • • • • •

(El) Risco o. o o ••• o ••••••••••• o • • • • 44 • • • • • • • • •

Seminoles 9 o ••••• o o •••••••••• o o ••• o o o

Rivet, Paul o ••••••• o ••••• o o •• o • o •••••• 14 o • • • • •

Sergeyev o ••• 27o •• o ••••• o • o o •••• o ••••••• o • • • • •

Roberts County, Texas .. o o ••• o • o ••••••• 18 o ••• o o •

Shakwak Valley, Alaska .. 29 o o • o •• o o o ••••••••• o o • •

Rocosas, Montañas. o ••••••••• o ••••• 17,20, 22, 25, 27 Shoop, Pennsylvania 25 o o •••••• o •• o •• o o •••• o o • • • •

Rodríguez de Villa fuerte, Juan . o o o ••••••••• 139 o • o ••

Siberia ... o o 16, 29
•••••• o •••• o o o o o • o o o o o • o o o o • O'

Rudenko . o o' •••••••• o •••• o o ••••• o • 27 o ••• o •• o •

Sicuirancha O" 152 o ••••• o ••••••••• o ••••••••••• %

Russell Cave, Alabama ..... o •••••• o • o 25 •• o •••• o o

Siete Cuevas 104 o o •• o • o o • o o • o o o o o o o • o •• o o o

Sinaloa, Estado de .. 38,46,93,94,125, 145, 151 o ••••••

Sinaloa, Río de ... 38, 147 o •••••••••••• o o o o o • o o o • o ••

s Sinanthropus pekinensis 16 o •• o • o ••••• o • • • • •

Sioux ..... o 9
••••••••••••• o o ••• o ••••• o •• o o • o o

Sahagún, Fray Bernardino de o' o ••• 76, 77, 81, 93, 102, Sirahtatáperi 157 o • o •••••••• o • • • • • • • • • • ••

116, 119 Sol, pirámide del 76, 77, 85, 86, 87, 112, 116 o ••••

Saladero . o o • • • • • o • o • • • • • • o o o •• o • • 33 • • • o • • • • • o Solanense, industria 22 o' ••••••••••• o ••••• o • • • • • •

Salinillas, Arroyo . o •• o ••••••• o •••• o •• 41 o ••••••• o Solutrense O" 16

o o •• o ••••••••••••••••• o • o • • • • • •

(La) Salta o ••• o •• o ••• o o o •••••• o o • 41 o o o • • • • • • • Sonora, Estado de . 18, 41, 46 o • o •••• o o o •••• o o •••• o o ••

(El) Salto .. o o •••• o ••••••• o o o o ••• o 43 o o o • o ••• o • Soustelle, Jacques 122 o •••• o o •• o ••••• o •• o • o o o o •

(El) Salvador .. o •••••••••• o •• o ••• 38, 66, 94

o • o • • •• South Dakota, E.U.A 23, 25 o •••• o o ••• o •••••••

Samalayuca o o •••• o • o •• o o • o 41 o ••• o • o • • • Stahl Site, California 27

San Cristóbal Ecatepec . o o o o •••• o o • o o 52, 67
••••• o • o •• Steward .... 37, 79
o ••••• o •••••••••••• o ••• o •• o • ••

Sandía, Complejo o •••• o o •••••• o o o ••••••••• 15, 17, 33 Sudamérica . 9, 22, 26, 27, 33,46,47,
o •• 48 o •••••••••

Sandía, Cueva ..... o •••••• o o ••••••• 17, 18, 20, 22, 23 Sultepec 163 o •••••••• o • • • • • • • • • • • • • • ••

Sandía, puntas o •••• o o ••••• o • o ••• o ••••••••••• 16, 18 Supe o o •••• o 45

••••• o • o • o ••• o o •••• o ••••• o • • • • •

San Dieguito, Playa o o o o • o o o • o o • o o •• 26 o o •••••• o • Superior, Lago 29

O'" •••••••••• o •••••• o •••• o ••• o

Sandoval, Gonzalo de . o o o ••••• o •• o ••••••• 139, 142 o • o Suroeste de Estados Unidos 10, 26, 32, 46 o •••• o ••••• o O'

San Francisco Mazapa o ••• o o • o ••••• o o 44 o •••• o • o • • Swallow, Cueva 46 o •••••• o •••••• o •• o •••••• '

San Gerónimo, cerámica o •••••• o ••••• 160, 161o • o o o •••

San Gregorio, Cerro de o o o o •••••• o o o • 142 o o • • • • • • ••

San Jerónimo, Guerrero .. o o o ••••••• o • 132 : o •• o. o • •• T

San Juan del Río, Querétaro 92, 102 o •••••••

San Juan, industria de . o o •• o • o o o •••••••••••• 43 o o •

Tabasco, Estado de o • o •••••• o ••••••• o 76, 102
San Juan, Río o ••• o • o •• o • o o ••••• o •• 74 o ••• o o ••• o
(La) Taberna . o •••••••••••• o ••• o • • • • • • • • • • 14~
••

San Joaquín, Baja California. o • o o •••••• 18, 41 o o •••••• Tacuba O' ••••••••••••• o ••• o • o ••• o • o o ••••• 109, 112
San Jon Site, New Mexico o' • o o o •••• o 23 o •• o o •••• o
Tajín, Veracruz o o • o o •• '••• o •••••••••• 92, 93
San José, Complejo o. o •••••••••• o o •••• 27 o o •••• o o
TaItal .. o •••••••• o ••••••• o o •• o • o o ••• o o o o • • 27 •

San Josecito, Nuevo León o ••••• o ••• o 43

•••• o • o • • • •
Tamaulipas, Estado de o. o o •• 22,23,25,27,38,41,42,'16
San Lorenzo .. o o ••••• o o o o o •• o •• o o 146
o • o o • o o ••• o Tambuco, Guerrero ., o o •••• o o • o • o •• o o o o • o o o 160, 161

176
Tamazula 142 Tihuime 158
Tamoanchán 76, 77 Tildio, Cuenca 27, 41
Tanana, Valle de ." . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Tirípemes 158
Tangancícuaro 15 1 Tirípeme Caheri 158
Tanganhuato 159 Tirípeme Quarencha 158
Tangaxoan II 139, 153 Tirípeme Xungápeti 158
Tarasca, Cultura 149 Tizayuca 103
Tarascos 10, 150, 152, 155, 158, 159 Tízoc 105
Tareta Vaxatati 156 Tlacatecuhtli 120
Tariácuri 153, 158 Tlacaxipehualiztli 116
Tasmanoide 14 Tlacopan 105, 112
(El) Taste-Mazatlán 146 Tlahuica 163
Taxco, Guerrero 163 Tlahuizcalpantecuhtli 102
Taylor, Walter 41 Tlalchitonatiuh 102
Tecama 94 Tlaloc 80, 81, 82, 84, 88, 90, 93, 102,
Tecomán, Colima 132 104, 112, 115, 116, 139, 149
Tecos 139, 152, 153 Tlalocan 81, 88, 116
Tehuantepec, ltsmo de 110 Tlailotlaques 103
Tello, Fray Antonio 142 Tlapallan : 95, 141
Telpochcalli 121 Tlapacoya, México 32, 44, 56, 65, 67, 68, 80, 92
Temalacatl 112 Tlatelolco, D. F 109, 112, 118
Templo Mayor 104, 112 Tlatilco, México 32, 54, 56, 58, 59, 60,
Tenango 142 62, 65, 76, 78, 80
Tenayuca 103, 104, 106 Tlatoani 156
Tenochtitlán 10, 104, 105, 107, 108, 109, Tlaxcala, Estado de 51, 93
110, 111, 112, 153 Tlaxochimaco 116
Teoeintle 47 Tlazolteotl 115, 116
Teotihuacán, Valle de 77 Tlicotzin 95
Teotihuacana 66, 93, 94, 101 Tlillan 95, 114
Teotihuacán 60,67,72, 74, 75, 76, 77, 79, Tlingit 10
80,81, 84, 85, 87, 88, 90, 91, Tlotzin 103
92, 93, 114, 128, 148 Tlopei 142
Teotitlán del Camino 110 Tloque Nahuaque 113
Tepalcate, Cerro del 67,68, 70, 127 Toei 115
(El) T~palcate, México 67 Tohil, cerámica 102
Tepanecas 103 (Los) Toldos, Argentina 26
Tepantitla, Teotihuacán ................ 88 Tolimán, Complejo 141
Tepetate, fase 148 Tollan 94, 95
Tepetlaoztoc, México ............. 67 Tollantzinco 95
Tepexpan, México 22, 43, 45, 5 Toltecá-Chichimeca 100, 101, 138
Tepexpan, Hombre de .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43 Tolteca-ts 51,80,93,94,97,98,
Tetela del Río, Morelos 159 102, 103, 152
Tetitla 88 Toltepeuh 94
Tepeyac 112 Tonacacihuatl 113
Tepotztecatl 95 Tonacatecuhtli '. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
Tepoztlán, Morelos 94 Tonantzin 115 \\
Tequixquiac 43 Tonatiuh 113
Teteoinan 115 Tonatiuhichan 116
Tetelpan, D. F. 67 Tónichi, Sonora. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Teuquettatequemuy 142 Topiltzin 95
Teutlán 141 Toriles 143
Texas, EU.A 18, 20, 23, 41, 47 Torquemada, Fray Juan de 13, 81
Texcoco, Lago de 52, 104 Toscano, Salvador 152
Texcoco, México 67,76,92, 103, 105, 107, 117 Totolica, Río .54
Texcotzingo 103 Totonaca-as 9, 76
Tezcatlipoca 113, 114, 116, 119 Totoate, Jalisco 142
Tezcatlipocas 112, 113 Toxcatl 116
Tezozomoc 103, 104 Trail Creek, Alaska .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
Tezoztontli 116 (El) Trapiche, Veracruz ... .. . . . . . . .. . . 65
Tharés Upeme . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157 Tres Zapotes, Veracruz 32
Thicátame, Iré 152, 153 Tula, Hidalgo 51, 94, 96, 100, 101,
Tianquiztli 109 102, 103, 114
Ticomán, D. F 32, 67, 75 Tulancingo, Hidalgo 93, 94, 95
Tierra del Fuego " 9, 26 Tule, etapa 27
(El) Tigre, Río 126 Tule Springs, Nevada 22, 25
Tigre, Sierra del ~. . . . . . . . . .. 143 Tuxcacuesco, Complejo 141
Tigrovaya, Río 29 Tuxcacuesco, Zona de 141, 142

177
(Los) Tuxtlas, V eracruz..................................................... 65
Tuxtlan .................................................................................... 119
Tzacoalco ............................................................................... 139
Tzitzispandácuare............................................................ 139, 153
Tzintzuntzan, M ichoacán.......... 97, 151, 152, 153, 156, 159
Tzompantli ......................................................................... 96, 112
U Xicotlán .................................................................................. 142
Uaxactún, Guatemala .......................................................... 32
Uayaméo, M ichoacán............................................................ 152
Uhcumo ................................................................................. 158
Uirauanechas .......................................................................... 157
Ulúa, Valle del ...................................................................... 33
Uraliano ................................................................................. 14
Urende-quaue-cara ................................................................. 158
Utah, E.U.A.............................................................................. 25
Utukok, Río, Alaska ............................................................ 20
V Xochiquetzal ........................................................................... 115
Valdivia E cuador................................................................... 33
Valladolid ..................................... ........................................ 13
Valle de Bravo, México ..................................................... 43
Vápeani ................................................................................. 153
Vavilov .................................................................................... 46
Venaxanoti ............................................................................. 156
Venezuela ............................................................................. 22, 26
Venta de Carpió, México .................................................. 44
Ventana Cave, A rizo n a..................................................... 20, 27
(La) Venta, T abasco.......................... 32, 64, 65, 66, 77, 160
V en u s................................................................................. 114, 158
Veracruz, Estado d e ............................................................ 76, 92
Verkholensk .......................................................................... 16
Victoria County, Texas ....................................................... 23
Viento, dios del ................................................................. 96, 97
Villa Acuña, C oahuila.......................................................... 41
Villita ...................................................................................... 143
Vinette I .................................................................................. 32
Virginia, E.U.A....................................................................... 25
Vladivostock .......................................................................... 29
Volador, juego del .............................................................. 158
Volantín, Michoacán ............................................................ 152
Vosburg .................................................................................. 30
W Zacuala, Teotihuacán .......................................................... 88
Washington, E.U.A.............................................................. 23, 25
Weicker, R an ch o ................................................................... 43
Weidenreich, Franz ............................................................ 16
Welhausen, E. J....................................................................... 46
W ett Leggett, Site New Mexico .................................... 27
W ikiup Damsite, Oregon .................................................. 27
Willey, Gordon ................................................................... 38
Williamson, Virginia .......................................................... 25
Wisconsin, E.U.A.................................................................... 29
Wisconsiniana, Glaciación ........................................... .. 15
Wormington, M a rie ............................................................ 14, 33
Wyoming, E.U.A....................................................................23, 25
178
Xaloztoc, México ................................................................. 56
Xaltocan, Lago d e ..................................................... 52, 103, 104
Xanamu .................................................................................. 152
Xarácuaro, Michoacán ........................................................ 153
Xaratanga ................................................................................ 158
Xatepeque ................................................................................ 51
Xicalango ................................................................................ 110
Xico, México ........................................................ 43, 51, 67, 68
Xicotitlan ................................................................................ 94
Xicuco, Cerro del ................................................................. 94
Xilonen .................................................................................. 115
X ip e ............................................................. 80, 84, 93, 113, 116
Xipe Totee ............................................................................. 115
Xitle ....................................................................................... 71, 72
X iuhcoatl........................................................................... 104, 115
Xiuhtecuhtli ........................................................................... 115
Xoconusco .............................................................................. 110
Xocoyotzin ............................................................................. 105
Xochimilco, Lago de ............................................................ 52
Xochicalco, Morelos .......................................................... 93, 95
Xochipilli ........................................................................... 93, 115
Xoloc ....................................................................................... 103
Xolotl .......................................................... 103, 104, 114, 138
Yácata del Rey ...................................................................... 152
Yacatecuhtli ........................................................................... 110
Yahuarato, Michoacán ........................................................ 151
Yanhuitlán, Oaxaca ............................................................... 44
Yarumela, Honduras ............................................................. 33
Yeztla-Naranjo, Guerrero ............................................ 159, 162
Yucatán, Estado d e .......................................................... 102, 110
Yucatán, Península d e ......................................... 44, 47, 93, 94
Yuma, Complejo ................................................................. 33
Yuma County, C olorado............................................ 20, 23, 33
Yumanos ................................................................................ 9
Yuriria, Guanajuato ............................................................. 152
Yurok ....................................................................................... 10
Zacatecas, Estado d e .................................. 37, 38, 94, 145, 149
Zacapu, Michoacán .................................... 148, 149, 152, 156
Zacapuhireti ........................................................................... 152
Zacatenco, D. F........................................ 32, 54, 56, 58, 67, 76
Zacatula, Guerrero ............................................................... 139
Zacoalco, Jalisco .................................................................... 142
Zamora, Michoacán ........................................................ 131« 148
Zapata, Colorado .................................................................... 20
Zape, Durango ...................................................................... 37
Zapoteca-os ............................................................ 9, 66, 88, 102
Zapotlán, Jalisco .................................................................... 142
Zea mays ev erta.................................................................... 45, 46
Zinapécuaro, Michoacán ..................................................... 148
Zihuatanejo, G u errero .......................................................... 160
Zirambanecha ......................................................................... 152
Zuangua ........................................................................... 139, 153
Zumpango, Lago d e ..................................................... .. 52
Zuñis ....................................................................................... i .1.0
SE ACABÓ DE IM PR IM IR ESTA OBRA EL
DÍA 20 DE OCTUBRE DE 1960, E N LOS
TALLERES DE EDIMEX, S. DE R. L., ANDRÓ-
M ACO 1, M ÉXICO 17, D. F.

L A EDICIÓN CONSTA DE 3,000 E JE M P LA ­

RES Y ESTUVO A L CUIDADO DEL LIC. JOR­
GE GURRÍA LACROIX.
•
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