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Tony 7 Pasos
Tony 7 Pasos
"Mi padre tenía el hábito de madrugar. Por la mañana bajaba a la cocina, se sentaba y se tomaba un
café antes de que el resto de la familia se despertase. Solía decir que este era el momento del día en el
que pensaba. Su momento de soledad. Y cualquiera que fuera el problema, grande o pequeño, para
cuando los demás se despertaban, él ya había reflexionado sobre el problema hasta que ya no era tal,
sino una tarea más que tenía que realizar."
La capacidad de resolver problemas es una de las cualidades más solicitadas en los anuncios de trabajo,
porque está relacionada directamente con la posibilidad de alcanzar un rendimiento excelente.
Se trata, pues de una competencia transversal, útil en los distintos ámbitos de trabajo además de la
vida privada. Cada uno de nosotros está sometido continuamente a prueba; y la calidad de nuestra vida
depende del modo en que afrontemos los problemas que encontramos en nuestro camino, de nuestra
capacidad de transformarlos, como hace el padre de Robbins en la cita, en tareas a realizar.
Libera Tu creatividad.
Ten Fe.
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REGLA 1
MATA EL MONSTRUO CUANDO ES PEQUEÑO
UCUANDO ES PEQUEÑO
Cuanto más se finge que no existe el problema o se pospone su solución, más crece el "monstruo" y
corremos el riesgo de que nos aplaste.
Por eso la primera regla del solucionador de problemas es "mata el monstruo cuando es pequeño", es
decir, si tengo un problema he de afrontarlo enseguida.
En las empresas esta fase estratégica corresponde especialmente a los líderes; en la vida diaria la
capacidad de mirar de frente la realidad y reconocer la presencia del monstruo, aunque sea pequeño, es
una cualidad típica de quien es líder de sí mismo.
El líder debe desarrollar la capacidad de identificar las más mínimas señales que indiquen la existencia
de un problema y al mismo tiempo tener la determinación de querer enfrentarse a él.
REGLA 2
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REGLA 2
ACCEDE A UN NIVEL DE PENSAMIENTO SUPERIOR
"Nuestros problemas no pueden ser resueltos en el mismo nivel de pensamiento en el que han sido
generados"
Albert Einstein
Si tenemos un problema cuya solución somos incapaces de encontrar, continuar utilizando los mismos
esquemas de pensamiento que se han mostrado insuficientes no nos servirá para desbloquear la
situación.
Para salir del problema es necesario ver algo que todavía no hemos tenido en cuenta, abrir la mente a
posibilidades que todavía no hemos explorado, impulsando nuestro pensamiento desde un nivel en el
que es incapaz de resolver el problema hasta otro más elevado en el que esté en situación de
comprender la solución.
Podemos representarnos el crecimiento personal, nuestra evolución mental, emocional y espiritual como
una serie de "anillos" superpuestos que se dirigen de abajo hacia arriba.
Cuanto más crecemos, aprendiendo de la experiencia, desarrollando una mayor conciencia, expandiendo
nuestro pensamiento, más ascendemos hacia los anillos superiores, desde los cuales tenemos una visión
distinta de la situación; como un escalador que desde la cima de la montaña puede disfrutar de un
panorama más amplio.
Todos recordamos, por ejemplo, conflictos en nuestra adolescencia que en aquel momento
considerábamos casi de "vida o muerte" y que vistos ahora con nuestros ojos de adultos, nos hacen poco
más que sonreír.
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CÓMO RESITUAR EL FOCUS
Imagina que vas a una fiesta llevando una vídeocámara porque quieres filmar la velada para tener un
recuerdo. La fiesta es estupenda y hay centenares de personas divirtiéndose. De repente tu atención se
centra en una pareja, en un rincón de la sala, que discute ásperamente. Comienzas a filmarla y mantienes
el objetivo sobre ellos, que no paran de discutir. Obviamente, tu visión de la fiesta se limita a lo que ves a
través del objetivo de la cámara. Imagínate que vuelves a casa y se lo muestras a algún amigo. ¿Qué
pensará de la fiesta? ¿Y cuál ha sido tu impresión de la velada concentrándote sólo sobre esa pareja,
mientras a pocos metros había una multitud que se divertía?
Nuestras experiencias se construyen sobre lo que decidimos ver a través del objetivo de nuestro
cerebro, el cual, cómo no puede mantenerse concentrado en varias cosas a la vez, sin que nos demos
cuenta decide dónde poner su atención, sobre qué focalizarse y qué omitir.
Por eso aunque todo lo que nos rodee pueda ser positivo y bueno, siempre podemos encontrar algo que
no responda a nuestras expectativas y focalizar nuestra atención sobre lo que no funciona. Esta es una
fórmula sensacional par vivir inmersos en los problemas sin encontrar nunca una vía de escape.
Y por el contrario, si conseguimos incluso en los momentos más difíciles, concentrarnos sobre lo que hay
de positivo en una situación, sobre aquello de lo que podemos disfrutar, tendremos más posibilidades de
encontrar una solución.
Preguntas del estilo: "¿Por qué todo me pasa a mí?", "¿Por qué nunca consigo lo que quiero?",
son preguntas improductivas porque nos hacen concentrarnos sobre el problema, induciéndonos
estados emocionales negativos como la frustración, la rabia, la tristeza, etc. que nos privan de las fuerzas
necesarias para afrontar y resolver el problema.
La mejor manera para dirigir el focus es plantearse preguntas como: "¿Qué hay de bueno en todo esto?",
"¿Cómo puedo mejorar?"
Tales preguntas nos ayudan a concentrarnos en la solución, pero, sobre todo, parten de la base de
que es posible una solución. Esto induce estados de ánimo positivos y por lo tanto llenos de recursos.
Las preguntas nos permiten plantear el problema de la manera correcta, y desde el momento en que se
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define bien, ya estamos en camino de la solución.
La palabra es el principal medio a través del cual interpretamos la realidad; "etiquetar" de una manera
determinada nuestras experiencias, cambia automáticamente las sensaciones que nos produce,
Con las palabras comunicamos nuestros estados de ánimo, nuestras ideas, nuestras creencias a los
demás, pero sobre todo a nosotros mismos. Aquello que decimos continua e intensamente, poquito a
poco, se acaba convirtiendo en nuestra realidad. Resumiendo, las palabras pueden tener un verdadero
poder hipnótico sobre nosotros.
Posiblemente una de las palabras más utilizadas a diario es "problema" y cuando decimos: "Tengo un
problema", tendemos a hacerlo como si tuviésemos una gran espada de Damocles sobre nuestra cabeza.
Una situación puede resultar más fácil de resolver si en lugar de considerarla un problema, término
cargado de emociones negativas, la vemos como un reto o una tarea.
Empecemos, pues, por eliminar la palabra problema de nuestro vocabulario y a sustituirla por otra más
productiva como: "una cuestión para resolver".
(Continuará...)