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EL HOSPITAL DE CARIDAD DE MONTEVIDEO EN EL SIGLO XIX (1825-1900) Dr. Augusto Soiza Larrosa Djsuelta la Hermandad de Caridad en 1815, y persoguidos sus miembros por los eaudillos de Ta re- volucion artiguista, atento a su condicién de espatio- les y monérquicos ortodoxos, el Hospital de Caridad fen adelante: HC) quedé a cargo de sucesivos Cabil- Gos. Entre los afios 1814 a 1822 sueedieron para la vida de la institucién acontecimientos notables: un médico de origen portugués, el Dr. Pedro De Oliveira fue encargado de la direccién (1817); se adquirieron Jas casas del médico Juan Cayetano De Molina, sobre 25 de Mayo y Maciel (nomenelatura actual), para am- pliacién (1818 y 1822); se arrendaron las casas de Don Juan Forndndez (a) "Soldado”, sobre Guavant, donde se insialé la Casa Cuns (1818, 5-XD} se ered la lotorfa del HC (1819) y se fundé In Imprenta de la Caridad (1822). Se decide erigir un nuevo hospital (1824) En 1821, bajo 1a dominacién luso-brasilefia, le fue dovuclta a la Hermandad de Caridad la administra- cin del HC, conservando ol Cabildo Ia parte conta- ble. En 1824 (1-XD) comenzaron su administracion el Hermano Mayor Don Carlos Camusso y el Seeretario Don Joaquin Sagra y Periz, los que recibieron un activo de solo 132 pesos. La planta fisiea del HC no era por cupuesto la misma do 1788. Sucesivas ampliaciones hebien au- mentade su capacidad a 100 camas, Particularmente In adniinistracién de 1822 (Hermano Mayor Don Fé- lix Saenz y Seeretario don Manuel Del Castillo) habia cedificado varias piezas en la casa. Cada vex més usuarios, hombres, mujeres y nifios; depositados por la Justicia y domontes, demandaban el ingreso, Bajo la administracién comonzada on 1824, se iscutié si atender esas demandas requerfa reformar el HC existente, o hacer una obra nueva, Hubo quien 8 conforms con correr 6] techo de azotea y los preti- les; cambiar la puerta; revocar las easas de Molina; otros querfan eonstruir un hospital de jerarquse, En diciembre se resolvié demolor tedo el viejo ei ficio y construir desde los eimientos otzo: “que en todos los sentides sea el mejor da su clase ‘en este continente y que haga honor al gobiemo y al pucblo donde go levanta”, Es admirable, en nuestro criterio, el empuje de esa asociacién de earidad, gestora de Ia hermosa obra piibliea, la mas grande de su época, En el acta del 81 de enero do 1825 quedé asenta- da la diseusién cobre el destino a dar al viejo HC de 1788, BI Hermeno Mayor Camusso, viendo que las ideas no adelantaban en relacién a Ins vertidas en sesiones anteriores, propuso se tomara una decis sobro los siguientes puntos; 1)"2Si sea eual fuere la obra a amprenderse, se debe hacer plano de ella y trabajarse segtin 61; la mayoria se ineliné por la afiemativas 2) "Si In obra se ha de emprender con- tando s6lo con los fondos destinades hoy para ella, y con el tiempo que puede darar nuestra administra: cién?’s por la afirmativa votaran doce miembros, acordando que: “In obra so ha de hacer con solidez y en grande... arteglando los trabajos por el barémetro de_los for dos con que sucesivamente se vaya contando y Ins ex- pectativas de nuevas entradas que se presenten”. Para erigir el nuevo HC, la Hermandad contaba, de su propiedad: con un érea de 100 varas de frente (1) y un fondo irregular de 40 varas por lado, mis 87 por otro, In- clasa (2), la Capilla, y con 75 en el centro”. En esas condiciones, el terreno irregular deman- Garia una de dos soluciones posiblee; adquirir lo qué restaba para completar &/4 de manzana, con esperan- za de futuras recsudaciones; 6: “Ponsarse on edifiear de altos, para quo la linea de sire supla Ta falta de superficie, por ser innumeras ait bles las piezas que se han de necesitar con tiempo, para lenar les abjetoe que comprende la casa”, Por unanimidad se resolvi6 en Ja histéviea sesin de la Junta Directiva que venimos glosando: “que el plano se haga tirando una lines de calle a calle por el costado ooste de Ia enformeria de muje- res, dentro de la cuel so comprenderén dos casas de Jos herederos de Don Juan Fernandez, via de Fajar- do, y parte del sitio de los herederos del finado Padre Sauico (3), propiedades que no nos serén may éifeiles de adquitir..y que sobre esta planta so levante el plano del edifiio con e1 alto 0 los altos que se preci- sen para las atenciones que se deiican” La Comisién de Obras, el Arquiteeto y el Pla- Una Comisiin de Obras para ol HC fue integrada gon un Hermano Directo, Don Domingo Vazquez; dos Hermanos Diputades (Contadores), Don Joaquin Sa- gray Poriz y Don Manuel Figueroa; y un Tesorero, Don Manuel Luna. De autoria de Joaquin Sagra, Secretario de Ia Hermandad, es ef "Roglamento para la Comisin En- sargada de la obra del Hospital de Caridad y Casa de Expésitos de Montevideo”, aprobado ol 17 de febrara de 1825 & impreso luego por la Imprenta de la Cari- dad en 1826. Los fondos se recibieron de la Junta Gubernativa de la Hermandad; al Hermang Director contraté los obreros y les asigné funciones. En las actas de la cofvadia quedé asentado con total claridad que el arquitecto de la obra y autor del plano fue José Toribio. José Manuel Toribio fae hijo de Tomas Toribo, Maestro Mayor de Reales Obras de Montevideo; y de ‘Fosefa Gentex. Nacido on Bspaia en 1794, vino al Rio de la Plata con sus padres, siendo muy nifo, arriban: do a nuesira ciudad a mediados de 1799. No era ar- quitecto, pero aprendié de su padre, arquitecta egre- sado de la Real Academia de San Fernando de Ma- arid, el ofieio de disefiar y eonstruir. De tal forma, logé a. ser Maestro Mayor de Obras de Montevideo desde 1829 hasta su muerte en el aio 1858. Sus trax bajos mas importantes fueron: el ala det HC edifica- da con frente a 25 de Mayo (1825); la planta alta del Cabildo (1880); y la casa de Montero (0 de Roosen}, de 1891, hoy Museo Romantico, Son obras de facture neoclisiea, estilo arquitesténico intredueido por To- més Toribio. El constructor fue el Maestro Albafil Don José Calderén. Bl plano de ia obra original no so eaace, pero hey varias menciones al mismo. En el mes de Setiembre de 1825 borradores del plano fueron exa- Méaieos Uruguayos Rjemplaroe 478 Horacio Gutisrrea Bianco minados por el brigadior de ingenieros Don Daniel Pedro Muller, gobernador militar de Mentevideo, ha- léndolos periectos y ajustados, haciéndoles alsunas enmiendas. No habjondo aquf buenos dibujentes, los borradores debieron ir a Buenos Aires para confeceio- nar el original; en diciembre de 1825 atin no habfa Negado de la otra bande. A falta de plano, podemos utilizar e} testimonio asontado on la “Menoria Ins- tructiva det Origen, Estado, Rentas, Gostos y Adm nistracién de la Hermandad de Caridad de Montevi deo, que por via de informe presenta la Junta de Go- bierno de ta misma al Iilmo. y Exemo. Sr. Presidente de ta Provincia”, impresa en la imprenta de ta Cari- dad en 1826. En’su eapttulo XX, bajo el ackipite “Des- eripeién del Edificio quo so est construyendo para Hospital y Cana*, se asenté: “Sobre un area do 7.500 varas euadradas ha le- vantado un plano del edifieio, que ya enmenzé a cons truir, y que ha merecido la aprobacién de los Mmos. y Exmos. Sofores Vizeonde la Laguna, y Drigadier ‘de Ingonieros D. Daniel Pedro Muller, hoy Goberna- dor militar de esta Plaza. Este so divide en las si guientes reparticiones principales: la parte det oesta, con frentes de 50 varas Norte y 40 Ooste, esta desti- nada a Hospital de Hombres, eapaz de unas 200 ca- ‘mas; el baxo para Cirugia y el alto para medieina eon salas espaciosas y muy ventiladas; la parte del Este, con frente de 45 a 50 varas Norte, y 254 Este, los baxos para botica, Impranta y tallerés de artesanas, y el alto para Hospital de Mujeres, como pava unas 70. En el centro, Iglesia, easa de locos y algunas ofici nas. Al Sud de la Iglesia, on terreno de 36 vara de frente al Esto (que sin no es nuestro pero que ospe: ramos poder comprar), las habitaciones de nias en su infancia abajo, y en’su pubertad arviba, can comt- nicacién por la de 1a Direccién al Coro de la Capilla; y al Sud del Hospital con frente a Ooste de 35 varas, ‘Abajo, el torno y habitaciones de los nifios en la lacta: cin y despecho, y Ia do los infantos varonos; y arviba las de Jos mismos en su estado de pubertad, can sus maestros, Con 87 piezas, ademiis de muy eémodos estresuelos para depésitos y cuatro aljibes, con una sola entrada general, pero con la saparacién e inde- pendencia conveniente cada ramo”, Sobre el autor ha dicho ol Arg. Carlos Pérez Mon- toro (4): “El edificio del Hospital de Caridad aparece pro- yectado por Don José Toribio, hijo mayor de,Dn. To- ‘mis, que no posefa las condiciones arquitecténieas indispensables para realizar una composieién de tel catogoria. Su padre debe de haber dejado apuntes y esbozos, y tal vez proyoctos completes del hospital; por lo ménas de Ja parte sobre la enlle 25 do Mayo, ‘que su hijo Tlevé a la practica, Cuando fallecié Toribio en 1810, su hijo José tenia tan sélo 15 0 16 afios; ¥ aunque practied a su lado, es0 no fixe suficiente para El Hospital de Caridad a mediados del sigio XIX fesguina Guarant y 25 de Mayo) aleangar los conocimientos que le permétirian proyec- tar y divigir In obra del hospital; « posar de haber desemperiado el cargo de Maestro Mayor de Obras de Ja ciudad desde 1829 hasta 1858, ese cargo lo desem- pefia mas como constructor que camo arquitecia, con fianciones técnieo -administrativas”, Pose a las dudes do Pérez Montero, José Toribio demostrd en el Cabildo, y en la easa de Montero, hhabor sido buon diseipulo de su padre, tan buen alumno como su maestro, por lo quo os vorosimil que fuera efectivamente de ‘su autoria el proyecto del ‘nuevo hospital. Montevideo tenin entonces 15.000 ha- Ditantes, Primera etapa de la construccién (1825-1844) Demolido el viejo odificio, desde la portada sobre 25 de Mayo hasta Guarant, se coloes la piedra fanda- mental del nuevo el 24 de abril de 1825, al dfa si sguiente del patrocinio de San José, presidiendo el acto ol jofo do gobierno de la Provincia Cisplatina, Carlos Federico Lecor, Barén de Ia Lagana, y al br gadier Juan José Duran, gobernador intendente, am- bos miembros de Ia Hermandad. La coremonia quedé rogistrada para le historia por el dibujente Juan Ma- rue! Besnes Irigoyen. Al iniciarso tas construcefones en 1825 (V-VD, fue todo empuie; eada avance fue objeto de ceremoniosas ceelebraciones, con sonetos impresos y dedicados a los miembros do la Hermandad, que hoy dia son cadicta- das piezas bibliograficas, A fines de afio (XI-XID se comenzé el techado de la nueva sala, que ocupé el sitio del primitive HC, no sin antes sortear algunos obstdeuilos imprevistos, Bl més importante fue el desnivel del terreno, que hoy fa puede apreciarse desde Ja ealle 25 de Mayo, des- de Maciel hacia Guarani; o on los patios ("do) brocal 0 de la megnolia” y “do Ta palmer”). La diveceisn de la ‘obra opiné que: “Aividido el edificio por grandee patios en aiferen tes reparticiones, parece que (en) nadé puede influir aque el piso de cada una de éstas haya baxado en proporeién que baxa @ Ia alle, eon tal ue Tas lvees y cornisa sobre ella guarden la orisontal y deinds re- las de simetrfa; que haxéndose en In parte superior de} terreno las Iuees hasta el ras de la calle, entre el mediopunto y la cornisa queda un macizo bastante para que sobre cada ventana se haga un trageluz de figura regular, que en el edifiei de Ia’ parte del este de Ja puerta principal, sirva de ventilador de la parte superior de la sala; y en el do la parto del ocsto, de Juz para el entresuélo (5); y que en fin, éste pueda hhacorse de dos varas o algo. mas de alto, sin més costo que au enmaderado y, distribuide en ocho o diez piezas de cinea 6 s0is varas, destinarse a difaventes offeinas de Ta easa, ya que no quieran hacorse habita ciones de empleados; © enferinos de distincidn, por estar entre las dos enfermer‘as superior 6 inferior”. Para decidir sobre esta modifiencién y otras, Tos borradores de los planos de José Toribia fasren eon: sultedos eon el brigadier ingeniero Den Daniel Pedro Muller. Hste sostuvo varias entravisles eon Toribio, y cité a In comisién de obras; $e mostré conforme con Ia idea de os entrepisds y nuovas. dependoneias, e hizo algunas enmiendas a los esquicios, sobre Lodo desti- nadas a dar mayor elegancia @ la obra, Aceptadas por 479 In comisién, se le comunies a José Toribio las refer- ‘mas, tomando como base del terreno (nivel cero}, la zona mas elevada, que correspondié a 1a parte mas al sur de la eapilla. A las chservaciones del brigadior Muller, se debie- ron: un pértico de ingreso mas elegante; una suntio- 5 escalera; un espacioso vestibulo; las ventanas que se abrieron al “patio do la magmolia” desde los talle- resyy sala de mujeres. En 1826 (9-IIt) la comisién presents el estado de ccaja: so llovaban gastados 4675 pasos, y so habfan construido una espaciosa sala de 24 varas sobre 25 do Mayo y 24 varas sobre Guarani; sétano y entrepi- 30; pero ademas se habfan odifieado cuartos en las casas de Molina (hoy intendencia y evarto del reloj de entrada); una pieza en Ia sacristia; ventanas con re jas on la Casa Cuna; Ia habitacién de la imprenta fue ividida; se compuso la béveda de Ta eapilla; y #0 cumplieron otras refacciones, E124 do abril de 1826 so inauguré Ja nueva sala, pero los fondos y recursos de Ia Hermandad ne pudio. ton, salvo ayuda oficial, dar continuidad al ambieioso proyecto de hospital-cuns-asilo-manicomio, Se rect- rrié a Ta “proteccién do su Magestad Imporia!", pero en van, y las obras debieron suspenderse, Por empujes, segtin los ingrosos, hubieron algunos avances. En 1827 (194I1) se firm6 el contrato para la, provisién de la marmoleria del HC, procedente de Génova: ornamentes del pértico eon inseripeién en plomo y niimeros romanos; tres repisas de baleones ‘con molduras; un esealén de 2 1/2 varas para le puer- ta de entrada, en una sola pieza; catoree escalones para el patio; veintidds de 2 12 varas, y cineuentiads de 2 14 varas para la esealora principal. También las tres estatuas (Caridad, Religidn y Constancia); toda 1a obra en marmol blanco, excepto el ornament de la entrada, que so provey6 en jaspe. Bl importadar dis- puso de un afio para entregar portion y osealones. Las estatuas fueron colocadas, coronando la fachada, en 1830, IHC hasta 1852 fue de una sola planta, habién. dose edificado a nuevo el ala entre el portico de 25 de Mayo y Guarani, con sétano y entrepiso; también 24 varas sobre esta ultima calle, Existfan Ios dos patios principales y todo el actual corredor sobre 25 de Mayo. Bl ala entre el pértico y Maciel, y por ésta hhasta la capilla, correspondia todavia a las viejas ea- sas de Molina, refaccionadas y subdividides. Una acuarele de Juan Manuel Besnes Irigoyen, do 1896, a diez afios de iniciadas las obras, muestra la fachada de HC on una sola planta, desde la capilla hasta. la sexta ventana sabre Guarani. La Guerra Grande lo encontré, ocho afios después, préetieamente detenido en las mismas condiciones. Méaicos Uruguayos Rjemplaros 480 Horacio Gutiérrez Blanco La Casa Cuna y de Expésitos Mientras se estaba ouiffeando el nuevo HC, por la calle Guaranf funcionaba esta seceién del estableci- miento, que también seria objeto de especial aten- ign, de acuerdo al plano de José, Toribio, como vi- Instalada en 1818, en base al proyecto del gober- nador intondente do Montevideo brigadier Sebastiéin Pinto do Aratljo Correa, por idea dol Presbitero Don, Démaso Antonio Larrarisye, funcioné 2 los fondos dal ‘HC, en las fincas arrendadas a los herederos del veci- no Juan Fernandez (a) “Soldedo". Con 27 1/2 varas de fondo y 25 varas de frente a la elle Guarans, las paredes eran de ladrillo asentado en barro, techo de tejas y piso de ladrillo. La Cuna en aus inicios tayo seis piozas y un patio. A la callo daba el “torno", ispositivo giratorio en que podia depositarse un aise sbandonado, de manera anénima, al estilo del que ya existia en Ia Casa de Expésitos de Buenos Aires. Co- munieabs el torno con Ia habitacién de la mayordo- me, que lo fue inicialmente Dofia Petrona Alamo, con tun sueldo de 12 pesos mensuales. El primer expdsito fue un varén (5-X1) al quo pusieren por nombre Re- migio de los Mitegros, quien muvié a los euatro das de haber ingresado. EI torno no fue la Unica via de admisién, ya que los recién nacidos en el hospital contiguo también fueron recibidos. ‘Los nifios reeibieron aqui los primeres cuidados y el bautismo, La lactaneia (pecho directo) estuvo @ cargo de nodrizas contratadas por a Hermandad, que lactaban un minimo de un afio; algunos nifies fuoron eolocados en los domicilios de sus nedvizas. Bl primer médico de le Cuna, a su ver también del HC, fue Don Juan Gutiérrez Moreno. Era natural de Mé- Jaga y habfa estudiado en el Real Colegio de Medicina y Cirugia de Cadiz, ebteniendo en 1808 el grado de ‘bachiller. Llegé Montevideo cama eirujano de mari- nna en vinje de préctiea en 1809. De inmediato se Te designs administrador de la vacuna, En 1817 fue ‘médico del HC y en 1818 le oxtendicron aus funciones a la Casa Cuna, ya que el Cabildo no dispuso de recursos para pagar dos médicos. Desde 1819 el Ca- bildo lo designé “Médico de In Ciudad”, esto es, médi- co municipal con funeiones forenses y epidemiolégi- ccas, cargo en el cual permaneeié por aiios, Solicits y oblavo en 1890 de Ja Junta de Sanidad, el reemplazo, por trasladarso a Buonos Airos para recibir el grado de Doctor en Medicine, expedide por el Tribynal ho- ‘ménimo, con lo cual subsané la irregular sitineién de ejercer sin diploma. Ruben Gorlero Bacigalupi lo con- sider6, con justicia, el primer pediatra en el Uruguay. La direccién @ inspeceién diaria de la Cuna fue ejercida hasta 1825 por una Junta de Gobierno eom- puesta por tres miombros de la Hermandad} desde ese afio el control directo quads a cargo de los propios emplesdos supervisados por aquella Junta a través de un Hermano Semanero, La mortalidad de los ingresados fue muy alta, pues habiendo sido admitidos entre 1818 y 1826, 282 nifios, murioron 152 (69,5 %), siendo Ia mayoria de una edad entro D y 6 meses. La loterfa publica de billetes, a Ta eval haremos despuss referencia, fue el principal recurso para el sostén del establecimiento. Rentas del Hospital y Cuna La construceidn del nuevo HC emprendida por ‘una asoeiacién privada no pudo ser solventada por los intograntes de Ia misma, ni atin con la caridad piblica, pese a logados y donaciones valiosas. Le de manda de hospitalizacién iba en aumento, exigienda mayores gastos. BLTIC era el tinico nosoeomio monte: videano, pues el Hospital del Rey (fusionados desde 1786 el'de Marine y ol de In Tropa), ubieado en el “Barracén de la Marina’, en Piedras entre Colén y Solis, dei de funcionar como hospital de militares contre 1899 y 1830, Desde entoneos debié atender ese contingente. EI personal por supuosto también se hex bia inerementado; en 1825 habia que pagar sueldos a mayordome, ayudante, capella, médico-cirsjnno, rmédico segtind, dos practicantos, cabo da sala, boti- carlo, unturero, euntro enfermeros, colehonero, porte- to, encinero; y en Ia Cuna se axrogaban, mayordoma, dos enfermeras, casturera, nodriza, dos. sirviontes, ‘ademas de los expdsitos eoloeados El abildo primero, y las sntoridades gubernati- vas después, a partir de 1826 vertieron a la eaja del HC el producto de varios ramos: + impuesto de aduanas (Montevideo, Colonie, Mal- donado}: 1 1/2 %. +s impuesto a la carne: 1 real por res (desde 1885, 2 reales; 5 por porcino; 5 contésimos cada ovina) simpuesto a licencias y pasaportes: 4 a 8 pesos cada viajero, segtin et puerto de destino, -remate de Ia captura de lobos merinos: V3 del producido (la primera cuota se aloné on 1822). + impuesto a earretillas, botes y Janchones: 1 peso por mes. + impuesto a Jos buques que zarpan: 2 pesos. + impuesto a rifas: 3% + impuiesto a los testamentas: 2 reales. ~hospitalidades (6): 5 reales cada enfermo pus iente, = cuoia a Hermanos de Ia Cofradia: 4 reales los més jévenes, hasta 12 reales los mas viejos, por = Tamos varios: Venta de esclavos sin duefio; resca- te do expdsitos. En 1831 (1L-XD) se adjudicaron para ser adminis. twados por el HG, el lamade “Conventilio de Cipria no" en la calle 26 de Mayo entre Pérez Castellano y Colén; y la Casa de Comedias, bienes resultantes de Ja tostamentarfa de Don Manuel Cipriano de Mello, fallecido en 1813, Poro sin duda, ol ramo que mas renta dejé al HC fue Ie loteria publica de billetes. Creada en Ia Cispla- tina por iniciativa del Baron’ de la, Loguna Carlos Fedorieo Lecor, para soatén de la Casa Guna y de Exoésitos (1818), fue ademas ol principal recurso det HC. En sus inicios (primer sorteo: 9-VIE-1819) funcio- 16 bajo administracién del Cabildo, ya que la Her- mandad estaba disuelta, depositandose su produeido en la “caxa municipal”; del mismo, una parte so des- tind a la Cuna y otra'a entidades diversas, como la Casa de Camedias, Los sorteos llegaron, a eontar con §.000 eédulas, que vendianse por Ioteros en Ia via piblica por un’ real, con un premio mayor de 200 ‘pesos, un segundo de 100 pesos y varios de 50, 25, 10 y 5 pesos. En total 48 premios por un monto de 750 pesos. Una vez que se ayotsron las cédulas, so efte- tuaba In extraecién de los premios por chiens Namae dos “sorteadoree”, en el propio HG ante jue y eseri- ano, preeedido del correspondiente aviso péblic. Cuando la Hermandad recuperé suis derecbos (1821), se hizo cargo de la loteria (1822), desechanda proce. der a su remate, y ocupsindose de procesarle por sf misma, Formé un “Reglamento para la Comision de Loieria” (27-VIID que fue impreso por la Imprentit de la Caridad en 1826. Esta Comision se integr6 con Don Manuel Luna, Don Domingo Vazquez y Don Ber- nardo Pereira Mezquita, Se modificaron los sorteos, de’ acuerdo al aviso pilblico (2-IX) “Su extraccién se hard indispensablemente todos los martes por la tarde a las pusrtas del Exm. Cabil do, debiendo ser el préximo, el 10 del corrionte. Los billotes premiados se pagarén puntutalmente en la casa de Don Manuel Fernéndez Ocampo, que vive frente al mismo Cabildo, hasta los 90 dias de la ex- traceisin”. La eantidad do eédulas on juego fueron ahora 18.000, pagéndose premios por 1.218 pesos, eon uno mayor de 500 pesos. La loleria se maniuvo adminis trada por Ja Hermandad hasta la Guerra Grande: La Imprenta de la Caridad, Constituy6 una bia singular, extrechamen te vin: culada 2 la labor social de la Hermandad y a so hospital, en cuyo edificio funcioné. La imprenta fue fundada a fines de 1822 par idea de Don Joaquin Sagra y Periz para imprimir las cé- 481 ulas do 1a Joterfa, por entonces encargndas a pren- ‘sas particulares. Quion gostioné la compra fue Don ‘Miguel Antonio Vilardebé, en vista que el impresor Don Franeisco de Paula Pérez vendia una prensa en, 1360 pesos; y los tipos do lotras y ntlmeros necosarios, en 70 pesos. Esta imprenta, lamada “de Pérez”, tava por origen los tipos que trajo a Montevideo en 1818 el general chileno Don José Miguel Carrera para hacer propaganda contra Pueyrredién y San Martin, y fn- ciond hasta 1819 como “Imprenta Federal”. Bra una imprenta vigjera, parte de cuyo material adquiris Paula Pérez, quion ademés mandé confeecionar una prensa més grande, Para ponar en funcionamionto la imprenta, la Hermandad caleulé que eran necesarios 660 pesos, cn tanto imprimir la loterie costaba anvalmento 764 pesos. Resultaba por simple eustraccisn, un evidente beneficio pudiendo en dos semanas imprimirse lo ne- cesario para un afio. Asi podria luego ceuparse en trabajos particulares, empleando ademés chicos ex- Pésitos, con lo eval so lograba obra social. Luego de algunos problemas, puos la prensa que do Paula Pé- rez hab(a encargado estaba fabricandose, y no se ha- Dia pago, se cerré trato, eancelindose por prensa y 1ipos 450 pesos que se tomaron prestadas, a exenta de recaudaciones futuras y del ramo de loteria. La “Imprents de la Caridad” se inauguré el mis- ‘mo afio de 1822 (19-KIl) con presencia de le Herman- @ad en pleno. Uno de los cofrades dio tinta a» los moldes; y el Hermano Mayor manejando la prensa tiré el primer ejemplar, que fue un billete da loteria, archivandose. Se instals 1a prensa en dos plezas del hospital, eorrespondiontes « las casas de Molina, en la esquina da 25 de Mayo y Maciel, eon puerta a la calle principal. En el grabado de Wiegeland, litogra- fiado en 1857, puede observarse esta puerta en la fachada de HC, cuando la imprenta ya no existia, dando acceso on esa época a la escuela de beneficen- cia. Le direceién se encomendé Don Joaquin Sagra y Periz, quien redact6 un folleto sobre “Estableci- ‘miento e Instruccién para la Direccién y Forento de fa Imprenta de la Caridad”; fue secundado por Den Salvador Tort, contador; y Don Manuel Pernéndez do Lona, tesorero, La manejaron un batidor y un oficial ae caja y prensa, inicialmente; un miembro de la Hermandad hizo de corrector. En 1826 (8-0), Sagra y Luna adquitieron en remax te publico, por 800 poses, la “Imprenta del Estado”, que habfa sido trafda por los portugueses, comprada fen Inglaterra, y recibido mas tarde tipos provenien- tes de la “Imprenta de la Ciudad de Montevideo” (también llamada “de la Princesa Carlota”), que ha: Bia venido en 1810. En 1825, la imprenta quo se ematé funcionaba on el Cabildo, pero daba pérdidas ¥ estaba casi paralizada por falta de tipdgvafos, re- igenteada por ol “maestro compositor D. Pedro Ascen- Médieos Uraguayos Ejomplares 482. Horacia Guticrres Blanco cio de Souza”, Todavia en el mismo afto (28-1V), la Hermandad reeibié “2 urrobas de letra” (7) de origen spatial La “Impronta de la Caridad” fue e] establecimien- to tipogratice montevideano mas importante de su tiempo, pues tuvo una variedad y riqueza de tipos inigualable, ast como vifietas y adornos recibidos, ‘como vimos, de diferentes imprentas, Los hubo de fundicién espaiola, inglesa, francesa, y hasta fundi- os en el pais por los hermanos peruanos Rosendo y Valentin Aylin. Se dio ol lujo de editar un eatélogo de "Muestras de Caracteres, de Letras Geraglificas y Guarniciones que Bsisten en ta Imprenta de la Cari dad, ano do 1838, asi como editar impreses en seda ¥ papel, de actos recordativos, trabajos tIpogréficos ‘adornados con orlas y filetes de dific! ejecueidin, que domostraron la habilidad de sus artesanos griificos. Entre su rica bibliografia, que han exhumado el* Padre Guillermo Furlong, Don Horacio Arredondo, Don Dardo Bstrada y el Prof. Jusn B. Pivel Dovoto, entre otros, que va de 1822 a 1855, caben citar los euutro tomes de las “Actas de la Asamblea Constitu- yente” (1880); 1a “Memoria” con el plan edilicio para Montevideo de Carlos Zucchi (1837); la “Revista det Plata”, publieada por Juan Bautista Alberéi y Miguel Cand (1839); la “Historia det Territorio Oriental del Uruguay", de Juan Manuel de la Sota (1841). La im= prenta fue obra magna de Don Joaquin Sagra y Periz (1784-1851), un corufiés que murié en Montevideo después de més de cuarenta afios de residencia. Ges- tor del HC de 1825 siondo secretario de Ia Herman- dad, fue ademas miembro de Ia Comisién de la Casa de Comedias; secretario de [a Asamblea General Constituyente (1828); diputado, senador, miembro del Supremo Tribunal de Justicia; de la Asamblea de Notables (1846), #1 Consejo Universitario lo nembré casi al fin de sus dias, Licenciado Académico. La hi toria natural de la enfermedad que lo Tlevé @ la muer- te fue abjeto de un raro folleto escrito por su yerno y médieo, el Dr. Bartolomé Odieini. Sobre Sega, y la imprenta, dijo con justieia Juan E. Pive] Dovato: “que fue el “alma mater” de oso ostablecimiento ejemplar en su época en ef Rio de la Plata” ya que se le aprocie por la calidad do las piezas cestampadas en sus prensas, o por la proyeccisn social de la obra que dio oficio noble y trabajo digno a tan- tos jovenes dosamparados. Hs que, bajo la atencisn vigilante de Sagra y Periz, 1 “Imprenta de la Cari- dad” alcanzé desde 1822 a 1846, prosperidad y ex pplendor artfstico; con su alejamienta se inicié In decli- nacién del taller que fue orgullo de Montevideo. En efecto, en 1852, el Ministerio do Gobierno eomunies lacénicamente a la Junta Eeonémico Administrativa de Ia capital, que en ol Departamento de Policia he- bia algunos ttiles de su imprenta, de los que hacia dovolucisn, El Hospital en época de la Guerra Grande 4848-1851) Al aproximarse la Guerra Grande, eon la edifica- cién detenida, monguades Jos reeurscs por el estado general del pais, amenazado de invasién, el HC o- menzé a recibir critieas a través de In prensa. En at= Hleulo que trascribe Velarde Pérez Fontana (8) del periddico montevideano “E] Constitucional’, edieién el 17-VIIL-1841, “Unos orientales observacores” (sie), dirigen sus disparos a los funcionarios del establec miento. Sucedon hechos ten singulares como le sali- da comprobada de internados a las pulperfas de la zona (habfa varias en la manzana), pese a la existen- cia de portero; se ingresaban bebidas aleohlicas para consumo de los enformos; los enfermeras de sala se mosiraban totalmente indiferentes a las ropas de cama sucias, a los colchones ensopados de liquidos de todo tipo; un eadaver féeilmente permaneefa en el Aepisito dos o tres dfas, sin gue el esbo de sala so molestara en comunicarlo a la Policia. Solamente es- ‘eaparon a Ja andanada, la Joterfa y la imprenta, E) sitio militar que inieié en la matiana del 16 de febrero de 1843 frente a Montevideo, e] derracado ex- presidente genoral Don Manuel Oribe, buscando re- cuperar la magistratura que le habia sido arrancada, por el general Don Fructuoso Rivers, fue e] golpe de racia para la tambeleante Hermandad de Caridad, y 1 principio del fin para su administracién hoapitala- ria. Dentro de las urgentes modidas que el gobiorno de la época hubo de tomar, tavo lugar el nombra- miento de una Comisiin Directive de Hospitales de Sangre (Militares), El cirujano mayor dol ojéreito, el médico argentino Juan Gualberto Tigrinbt no ancon- {6 otro hospital para atender los faturos heridos que el HG, cuyas condiciones ya sabemos dejaban mucho que desoar. La comisién formada (VII-1843), integra- da por médicos también argentinos, Dres, Hilario Almeira, Ramén del Area y Daniel Torres, debi reeu- rir & Ia eroacién de enfermerias pequetios hospita- les, en odificios particulares, que cronalégieamente fueron: “Hospital Militar Central, u Hospital de Sangre de la Ira. Seccidn (17-F11-1848 a} 8-1-1844), an la casa del general Melchor Pacheco y Obes, en Rinedn esqui- na Juneal. “Hospital de Pereyra, v Hospital da Sangre de la 2da, Seccién (28-VIHI-1843 a V-1845), en la barraca e Don Mariano Pereyra (manzana delimitada por Andes, Colonia, Mercedes y Convencién), Otros hospitales fueron: “Hospital del Fuerte, de la “Sociedad Filantrépiea de Damas Orientales” (7-IV-1843 « XII-1848), en la Casa de Gobierno, ex-"Fuerte” de la época colonial (on la eetual Plaza Zabala), “Hospital de la Login Francesa y Regimiento Vasco, u Hospital de la 2da. Legion (2-VI-1843 a XT- 1847, en que pasé al gobierno), en la casa de inquil nato de Don Juan Maria Péroz (Sarandi entre Juneal y Bacacay), Hospital do le Legiém Italiana (LV-1844), en una barraca de la calle Colonia esquina Conveneisn, -Depésito de Invélidos “Martives de la Patria” (15+ ‘X-1843), dependencia del Ministerio de Guerra, y Iuego de la Sociedad de Caridad Pitblica; en la casa de Don Franciso Llambt (25 de Mayo y Maciel) -Establecimfento do Convalecientes (1-1844), que ‘ocup6 Ia casa de Melchor Pacheco y Obes, al dejar de aibergar el Hospital Militar Centeal, que pasé al de Is Caridad (9), En 1843 fallecis en Montevideo (11-2) el Dr. Dax nie] Torres por fibre tifoidea contraida en el HC; poco después (III-1844), murié en el Yi, en manos de una partida enemiga, el Dr. ‘Tigeimbi. Ast, se dos: membré la Comision de Hospitales, y quedé acéfala Ia jofatura sanitaria del ojéreito. EI. gobierno cesé aquella comisién y nombré al Dr. Fermin Porreira para ambos cargos, quien durante Lado el sitio y on Spocas sucosivas, fue la figura dominante en la socie- dad médiea de Montevideo, Bn diciembre de 1843 la Hermandad, bajo la égi- da dol Hermano Mayor Don Joaguin Sagra y Periz, cedié su hospital al gobierno de Montevideo quien ordené su pasaje a la drkita de] Ministerio de Guerra (22-XID. En 1644 (6-D, el Ministre de Guerra, gene- ral Melchor Pacheco y Obes enteré ela Comision de Hospitates (ya presidida por Fermin Ferreira, desde 1 29-X-1843), de la. novedad. El traspaso formal se hizo 01 8 de enero de 1844 mediando un inventario que entregs Don Joaquin Sagra al general Melchor Pacheco y Obes. Al recibir la Comisién, de Hospitales 1 HG, éste disponia de una sala de medieina de hom- bros 2 eargo del Dr. Juan Gutiérrez Moreno: wna de ciragia do hombres, pero oeupada por enfermos médi 2s, a cargo del Dr. Bernardo Canstatt (10); uns de mujeres (‘Sala Torres’, por el. médico argentino muorto ol ao antes), a cargo también de) Dr. Juan Gutierrez Moreno; ademas una pequona sala para “distinguidos” (oficiales. militares), de. ocho camnas; imprenta, botica, expésitos, capille, y varias depen doneias oeupadas por emploados,familias recogidas, y atin enfermos mentales erénicos. Todo el conjinto en uuna irregular edificacién, de una sola. planta, que ceupaba algo més de media manzana, Bn el resto de 489 Bl Hospital de Caridad a medias del sig XIX (esquina Maciel y 25 de Mayo) Ja misma, al sur de la eapilla, go ubieaba la pulperia de Manuel Orela, elgunas casas de familia, Ia finea que habitaba el jefe politico Don Andrés Lamas, otro comereio y Ia casa dal Maestro de Obras Don José Calderén, constructor del HC. Por la ealle Washing: ton, otras fincas, algin inquilinato y la pulperia de Juan Garefa, Por la ealie Guarani, al sur de la Cuna, mas fineas, EL HC, bajo direceién ahora del cirujano mayor del ejéreito Fermin Ferreira, fue adaptado a las nue- vas funciones de Hospital Militar Central. Los oficia- les militares ocuparon una nueva sala (Capille”), y los jefes otra ("Expésitos"); se abrieron nuevas venta nas para ventilacién y luz; y se subdividieron las en- fermerias existentes para aumentar In eapacidad. Por entonces el “staf” Médico se increments conside- rablemente, y aparecié la primera nomenclatura de las salas: “Protector de los hospitales”, a cargo del Dr. Cosme Argerich (11); “Porras”, para mujeres, Dr. Juan Antonio Fernandez (12); “Ofieistes”, Dr, Juan José Montes de Oca (13); “Zabala”, Dr. Patrieio Rae ‘mos (14) ; “Capille”, Dr. Bartolomé Odicini (15); °Ti- grim", Dr. Andrés Adolf Brunel(16); “Maciel”, Di Juan Bautista Antonini (17); eirujano de entrada, Dr ‘Viconte Arriaga (18); Juan Gutiérrez Moreno, Pran- cisco Bergara (19), Teodoro Miguel Vilardebé y Fer- min Ferreira, A fines de 1844 (24-X1), 1 HOy la Cuna (ésta avin a cargo de Ia Hermandad, que se disolvis definitiva- mente), asf como e! Depésite de Invalides, quedaron Médteos Uragwayos Rjomplares 484 Horncie Gutierrex Blanco bajo control de una “Soefedad 0 Comisién do Caridad Pibliea’, presidida por el Ministro de Guerra, gene- ral Rufino Bauzf. Une subcomisién, dirigida por Don Alejandro Chucarro, se ocupé de aquellos establect- ‘mientos directamente, Durante el sitio, el HC fue dentro de los muros de Montevideo, tostigo del nacimiento de una nueva eta- pa de la medicina: In unestosia general por inhala- ein. Sus pormenores son eonocides, sobre todo a trax ¥és de le excelonte monografia de los Dres. Alfredo Pernin y Dardo Vega (20), lo que nos exeusa do abtin- dar en ese acontecimiento que honra a nuestro hospi- tal En 1647 (1-V) Je fue amputado el brazo a un arti: Hero, victime del disparo accidental de su pieza, por el Dr. Adolfo Brunel, en tanto el Dr. Patricio Ramos Jo administrés éter sulfiirieo medianto una méscera improvisada con una vejiga, can total éxito, Esta fue Ja primera anestesia general practicada en Montevi- eo y on al Rio de ia Plata. Ha 1848 (17-1) se usé por ver primera el cloroformo, on una operacién por fimo- sis, con intervencién del Dr. Permfn Ferreiray El HC tuvo duranto todo este periodo de nueve afios, un importante movimiento, pes Montovideo legs albergar mas de 30.000 habitantes en el area urbana y aledasios (Censo de 1849), sin contar Ia tro- pa de Iinea, Bl Dr. Vietor Martin de Moussy publics en 1855 un estudio sobre morbimortalidad en Monte. video en el periodo (1840-1854), adjuntando cifras de Jos nueve afios del asedio (21). Kn 1843, aito de inielo de la guerra, murieron 2711 personas: 1763 eiviles en sus domicilios (datos parroguiales); 360 en el HC; 120 militares, a causa de heridas; y 468 por enferme- dades varias, todos ellos en los hospitales. Bl nilmera do bajas por reftiegas on campo de guerra, na pudo ser detorminado. La morbimortalidad camprendié también enformedades epidémicas: el escorbuto, si se cuentan sélo los ingresados al HC, afects entre 1843, y 1845 a 153 personas, do las cuales murieron 80. Al ‘eferinse al afio 1848, lo califiea come “benigno”, y sin embargo contabiliza 900 muertos por enfermedades, ya que al suspenderse las hostilidades no hubieron heridos. Cuando estudia ol allo 1849, pese 1a dismi- nucién de la poblaciin por migracién, y al alivio de Jas epidemias, suma 700 muertos. Al pasar al gobierno el HC también pasé ol ramo de loteria, Fue explotado para obtener fondos de gue- ra, y no para uso del hospital snicamente. La pobla- cin empobrecida poco pudo colaborat en la compra de billetes, y el HC précticamente perdié sus recur- 808 y quedé detenide. El Hospital de Caridad pasa a la Junta Eeo- némico Administrativa de Montevideo (1852- 1889) En 1851 (8-X) se firmé Ia paz, cesando el asedio a ‘Montevideo. En 1852 (28-V) un deereto firmado por cl presidente Juan Franeiseo Git y su ministro Flo ventino Castellanos, eoloed al HC bajo administracién de ‘a llamada Junta Beonémico Administrative do Montevideo (JEAM). Estas corporaciones de indole municipal, instituyéronse por la Constitueién de 1830. Fueron organismos administratives que toma- ron a su cargo Tas funciones de los Cabildes, disueltos en 1826. En Montevideo la JEAM se instalé en 1830 (14-X) y 0086 en 1919, Al ingresar las obras de beneficencia, incluido el HG, en la 6rbita de la sdministracién municipal, cess la Sociedad de Caridad Publica. En la sesién de la JEAM de) 8-V1, se tomé conocimiento del deerato del elecutivo, decidiéndose formar una: "Comision del Hospital’, que fue presidida por Don Pedro Pitieyriia (AT-VID y que se ampli con varios miembros en pos: {eriores sesiones, a medida que la corparaeisn fue tomando conciencia do Ia complejidad de la adminis tracién del HC. La JEAM en pleno visité el establecimiento, exi- giendo un inventario y un informe por e] eeénomo, sobre empleados, sus sucldos, y otros pornienores, gue fue elevado el 17-VI. La Comisin abrié un euar™ to dol HG, cerrado y lacrado, donde se habia guarda- do el archivo, y recién entonees recibié formalmente el cctablecimiento, ineluida la eapilla, habiéndose exigido al “eclesiéstico” el respactivo inventario, Uno do los problomas més acuciantes con que se enfrenté Ia Comisién fuo el défieit presupuastal, La marcha del HC demandabe 3000 pesos “mensuales, no cubiortos, por lo quo existia un défieit de 700 pe- sos, Esto trastornaba la marcha regular de Ie institu. cida, lo que obligé a la Comisién a reclamar la devo- lucién de Jos recursos asignados, especialmente la lo- teria que estaba, come vimos, en manos dal gobierno. La loteria, sacada a romate, ya lo habia sido para todo el aio 1851; se pidié entonces que en e? futuro fuera sdministrada por la JEAM, a beneficio de su natural destinatario, ol HC, En 1852, se logré que el acaudalado Don Francisco Bstéver rematara el rama de loterfa por dos afios (1853-1855) en 8000 pesos mensualos, los cusles réeaudados por Ia JEAM, ae destinaron al HC. Asf, lontamente, la JEAM éoinenzé # ordenar Ia marcha del HG luego de una guerra dé niieve atios Entre otras doterminaciones, prohibié que el juego de loterfa se hiciora on los corredores y Salas del HC; y designé a Antonio de Yarza y Echaniz, como “médica de entrada” (5-VIT1), eargo que estaba vacante, pero bajo condicion do eubrir “ata y noche”. En 1855, la JBAM queds presidide por el Dr. Francisco Antonino Vidal y Don Juan Ramon Gémez (22). Este Gltimo, Director a la ver de la “Comisign ol Hospital” (1855-1860), nombré dos “Comisioncs” para el contro! de los establecimientos de heneficen- cia, La primera, “Sociedad de Beneficencia de Sefo- ras’, fue instalada’e} mismo fio (16-1) y en el acta ospoctiva se ragistré que'su funeién seria: “actuar on ol alivio de los infelices enfermos, Ios esvalidos expdsitos, y demas establecimientos publi 0s dirigidos a} bien de su sexo” Bs decir, se ocupé incluso de. dementes y recogi- as fomoninas. La,segunda comisién, a cargo de ca Dalleros, regented le marcha del resto del HC. Toda la beneficeneia publica de la épaca estaba dentro de las paredes del mismo. En 1857 (9-XIL), el Ministro de Gobierno y RR.BE. Dr, Joaquin Requens, aprobé el “Reglamenta Interno det Hospital de Caridad de Montevicieo”, presentado por Don Juan Ramén Gémez. Segiin el mismo, las bases generales de la asistencia quedaron resumidas fon tres grandes principins de Ia beneficeneia publica, que habia dirigido y siguié presidiendo Ja mareha del HG: gratuidad de las prestaciones, si no podia pagar- se; generalidad a todo usuario, desde eb nifo hasta el vigjo; facilidad de ingresa, sin mayores requerimien- tos_ni complieaciones, La administracién por la SHAM fue delegada a una “Comisién de Caridad”, excepto los servicios de beneticencia y expésitos, que ‘quedaron 8 eargo de la "Sociedad de Caridad y Bene- Foercia de Seforas”, ya eitada, El servicio interao del HC queds arreglago asit 485, -Los médicos debieron asistir en verano a las 8 y 80; ¥ en invierno a las 9 30. -Los practicantes (idéneos contratados), se encar- garon de las curaciones, los llamados noeturnos por trgencias, y Ia asistencia a los médieos on su vieita Gisrie a las salas, -Al ingresar los enfermos, se anuneié eon un toque do campans para lamar al practicante. -Los pobres no pagaron por In asistencia, pero do- bieron exhibir certificado del cénsul de su pafs, 0 del cura pérrooo; tampoco los militares, mediante certifi- ceado de su jefe de cuerpo o del Estado Mayor, -Los “pudientes” fueron recibidos como ponsionis- ‘as, costandoles 1 peso fuerte por habitacién separa- da, © V2 peso en sala comin. -No se admitieron enfermos contagiosos inewra- bles, 0 viejos achacosos, Bl servicio religioso (Hermanas de Caridad, con- tratadas por la JEAM en Italie poco antes, expresa- monte para ci HC) adquiris grandes potestades, que Tego fueron motive do conflictos con los propios mé- dicos, La loteria continué siendo el principal recurso para mantener los establecimientos de benoficencia, por Ia JEAM, aunque ninguna disposicién legislativa le garantizaba la propiedad y el destino. Incluso la loterfa de pafses vecinos le hacfa fuerte competencia, al punto de haberse lanzado un edieto policisi, por ‘José Gabriel Palomeque, jofe de Ja polieia en 1854, ‘que prohibid ingreso de loteria extranjera a la cay tal. En 1856 (9-VIID) por ley, al producido de la lote- rin ordinaria pasd a ser exclusiva propiedad det HC, representado por la JEAM; en las extraordinavias, decretadas por la Asamblea General, el derecho fue del 3%. Garantizado de esta forma este importante ‘recurso, por la primera ley de loterfe, Ia Comisién de Caridad resolvié sacar a remate ese ramo por dos afios, siendo adjuudieada (22-X) a Don Pablo Goyena, cen represontaeién del general César Diaz, desde el 1: 11867. Al ser éste fusilado en el Paso de Quinteros Iuego do su fracasado motin (1-11-58), se rescindié el contrato, En el perfodo 1860-1884, el concesionario de la venta de la loteria fuo Don Francisco Vidiella, Ha- cia 1881, el sistema de sorteos se moderni26, adop- tndose dos globos accionados mecénicamente, im- portados de Francia, con mtimoros uno , y con pre- ios otro, Los expésitos y los dementes abandonan el Hospital de Caridad Expositos y enfermos mentales erénicos (eufemis- ‘tleamente llamados “dementes”) constituyeron siem- Médicos Uroguayos Rjemplazes 486 Horacio Gutierre Blanco, pre un problema para la marcha del HO, por las caracteristicas ospeciales de unos y otras, Los nifios abandonades obligaron a desviar mucho dinero para Jos sueldos de las nodrizas y las evidadores extra hospitalarias. La mantencién extramural de estos ni- fios fue diffcil de controlar y reeibié eritieas, al punto que ya desde el inicio de su administracién.en 1852, Ja JEAM trate de recoger e osos huérfanos dentro del cedificio del HC. La intoncién no prosperé ante la te- naz resistencia de las enidadoras, que no quisieron perder su mensualidad, on tanto algunas habjan in- tegrado al nino como hijo propio, provocando con su alejamiento un verdadero drama, En el caso de los dementes, lo que comenzé como tuna obra de caridad, se transformé en una pesada ‘carga, ya que debioron ubjearse totalmente separa- dos de otros enfermos y oxpésitos, en reducidas y precarias instalaciones. B} problema de los expésitos podfa ser resuelto , ereando un asilo en otra zona do la ciudad, y a este proyecto so aboeé la “Sociedad de Beneficeneia de Se- floras” desde su creacién y primera presidencia de Dofia Maria Agell de Hocquart. Interin, las viejas instalaciones de la Casa Cuna de 1818, se refacciona: ron con el producide de una loteria extraovdinaa. Bn 1856 (18-VID) se propuso a la JEAM la creacisn dei Asilo de Expésitos y Huérfanos, autorizando el gobierno a realizar los trémites pertinentes. Bl pro- yecto original era muy ambicioso, pues se pensd on albergar en el Asilo, también a mendigos, elegos, de- mentes e hijos menores de ocho afios. Se penss en el local del antiguo Cologio de la Unien {hoy Hospital Pasteur), edificio que construyera para Universidad y Academia de Jurisprudencia, el general Don Manuel Oribe durante la Guerra Grande. Alf luego ee instals efectivamente un Asilo, pero no de expésitos sino de mendigos. En 1857, la epidemia de fiebre amarilla en que murié el Dr. ‘Teodoro Miguel Vilardebé y el viea- rio apostdlico Joss Benito Lamas, sobreeargé de haér- fanos la Case Cuna, por muerte de los padres, agra- Vando el problema. Llegado elfin dela primera co sién directiva de la "Sociedad de Beneficencia de Se- oras’ no se habia podido coneretar el Asilo, eomo tampoco lo logré la sogunda comisién iniciada on 1858, bajo presidencia de Dofia Maris Busebia Vidal y Zabala, Revién en 1861 se pudo hacer el traslado de algunos huérfanos, al haberse alguilado una finea en la calle 18 de Julio entre Vézquea y Médanos, propie- dad de los herederos de Don Franciso Ramin Antoni= no Vidal, padro dol médieo de igual nombre yapellido graduado en Paris, Hasta esa easona, fueron brasla- dacos los expésitos ya destotados (16-X), aliviando en algo la situacién de la Casa Cuna, Hsta no desapare- ig, y siguié funcionando anexa sl HC, eon su torno. En 1869 (24-XID la “Sociedad” aprobé el nuevo “Re glamento Interno del Asilo de Espasitos y Huérfanos”, bajo presidencia nuevamente de Doria Maria Agell de Hoequart. E] toro constituyé un departamento separado del resto de la Casa Cuna: al depositarse en él un nifio, sonaba una campana para alerter a Ia encargeda To- sidente, que se hacia cargo del expésito. Se snotaia fecha, hora, sexo, color y sefias particulares, para la Identificactén; se le aseaba y eo entregaba a una no- Ariza que se eneargaba desde entonees de a lactan- cia, bajo vigilancia de une socia semanera, Los niflos asf recogides quedaban en Ia Casa Cana, o eran entregados en custodia a Ia nodriza, que Jo amamantaba un afo; luego del destete se traslada: ba al Asilo, salvo que fucran reclamados por sus pa dres. La reclamaciin sélo tuvo efecto hasta e] tercer afio, siendo la decisién potestad de la “Sociedad” y no doun jucz. Diariamente eran visitados por el médico de Ie Cuna y Asilo, que se encargé también de las visitas & domicilio, evar estadistiens y vacsnar, En 1870 se doné ala “Seciedad”: “una manzana limpia de terreno, en In colina nor- te de Ix Playa Ramfrez, situada entre las calles de San Salvador y de la Estanzuela (sctual Gonzalo Ramirez), dos cuadras mas arriba de la calle Yaro, con ‘a obligacién de edificar dentro de un afio, por valor de 40.000 pesos, un Asilo de Expésitos, dos es- ‘cuelas para varones y nif, y una capilla publica” por los seffores Arsine Lermitte y Roman Rernan= ez. Bl establecimiento, luego llamado “Asilo Démaso Antonio Larrariaga”, dol que hoy subsisten ruinas y 1s eapilla, fue comenzado a edifienr en 1872, proyecto del Arg. Vietor Rabi, inaugurdndose en 1875 (24-X), La Cuna y su torno pasaron entonces al Aailo (alli persistieron hasta 1933), en tanto Tas instalaciones abandonadas en la ciudad vieja permitieron al HC crecer y planifiear su ampliacién (23). Con respecto a los enformos mentales erénicos, abandonados por sus familias, ol problema era dis tinto. Se producian escenas desagradables en Jos epi- sodios de agitacién, pues se dehié reeurvir a la con- teneién forzada ante inoxistencia de otras medidas terapéuticas, Se sucedioron reiteradamente foxes, y hhubo que reeurrir més de una vez a la fuerza publica. En los fondos del hospital, se aglomeraban 94 enfer- ‘mos en 1856 y 40 on 1858 (16 hombres y 24 mujeres). Como sucedié con los huérfanos, apenas iniciada la administracién de Ia JEAM, se recibieron quejas por estos enfermos. Hl médieo del HC Luis Michaels- son planted la imperiosa necesidad de cambiar Ia To- calidad de Jos dementes. Pero Ia solucién no fue fails fracasé Ia tentative de colocarios en el ex-Colegio de Ja Unida, transformado en un Asilo global, como ya referimos. La JEAM finalmente opté por arrendar en el barrio del Reducto, Is quinta de Don Miguel. Anto: nio Vilardebs, padre de! médico fullecido on la epide. mia de fiebre smarilla, Esta quinta, transformada precariamente en *Asito do Dementes”, roeibié final- mente en 1860 (17-VI), 28 enfermos procedentes del HC. EI hospital prosigue su edificlo. Las amplia- ciones (1852 - 1885) Durante Ja etapa do la Guerra Grande, ol HC tuvo transformaciones internas para sumentar ea capacidad de internacién, pero oxternamente, finali- zado ol sitio, la edifioacién eiguié paralizada en tuna sola planta. & fines de 1852 (19-XIl) la “Comision del Hospital’, interesé a Jos miembros de la JEAM sobre la necesidad de continuar las obras de las salas, que habfan sido abandonadas en sus inieios. La deeisién de reiniciar las construcciones, pese a ser favorable, se cificult6 por la falta de recursos hasta 1856, en quo mediante el producido de un sorteo extraordina- vio de la loterta, y 1a promesa dol gobierno de donar 2.500 palacones, se acometié la empresa de coneluir el edificio. En 1867, el departamento do domentes fue dividi- do por sexos; se refaccionaron las salas, construyén- doso dos mas, La hermosa litografia hecha en Monte- video por Valpotre y C*., que reproduce ol dibujo de Luis Wiegeland, muestra al HC en 1857, enfocando la esquina de 25 de Mayo y Maciel. Por esta viltima calle, sélo estabe edificado hasta le eapilla, en dos plantas, hasta la cuarts ventana; mds al su, las eae sas que fueron de los herederos. de José Fajardo y compradas en 1844 (6-¥). La eapilla muestra at fax chada revocada y finslizada su espadaia por Bernar- do Poncing, que por ese afio ya arrendaba sus servic ios a la JEAM y su Comision de Caridad. Por 25 de Mayo, ol HC aparece tambisn con dos plantas, una sola puerta do entrada, y el antiguo local de Ta im- prenta destinado ahora a escuela. de beneficencia (24), La edificacién por la ealle Guarant se observa a su vez en ol plano do Aimé Avlbourg “Montevideo y sus Monumentas”, dibujade por el Arq. Victor Rabi, de 1858. En la esquina superior deresha del plano, Rabi dibujé el HC, pero enfocando la esquina de 25 do Mayo y Guarani; por esta ealle se habia edificado cen dos plantas, hasta la quinta ventana, La primera ampliacién del HC se hizo en 1859, Juego que la Comisién de Caridad contraté con ol Arg. Bernardo Poncini (25) la construceién del ala sobre Guarani, desde la quinta ventana hasta 20 me- tros antes de la esquina sobre Washington, Para esta ampliaetén, se tuvo que comprar en ese aie (18-V), al sur de la Casa Cuna, las fracciones a nombre de Reiss sig y Cla. y de Nicolés Queirolo, En la obra, que construyé 1a empresa de Juan Reeaoto y Hno. se in- cluy6 ademas: 481 srevoque de Ia fachada del HO, comprendida la capilla: -roforma de Ia ontrada sobre 25 de Mayo, sustitu- yendo jas dos ventanas por sendas puertes, adqui- Tiendo el aspecto que conserva al presente, con sus arcos de medio punto, la osealinats, y el amplio vesti- bulo -Ja construceién dol entrepiso sobre 25 de Mayo, sin tocar la planta alta Poneini adecué al estilo que inflmndiera a la obra su antecesor, José Toribio, esto es el estilo neoclésicn, Ja ampiiacién sobre Guarant, dando homogeneidad @ Ja soberbia y austera estructura. De 1859 también es la colocacién de la estatua “La Caridad", de José Livi, en el descanso de Ja esea- leva (actuslmento on o] hall de entrada), Entre 1859 y 1877 se adquirieron por Ja JEAM més parcelas de la manzana: 1863, a Petrona Ville gas de Cordero; 1881, a Sebastién Pitas; 1887, a Manel Bastos; todas sobre Maciel y al sur de la ca- pila. Entre 1881 y 1888 so eompraron las fracciones sobre Washington, de esquina a esquina, Asi tode la enedra quedé para la obra del HC, habiendo insumi @o para ceuparla nada menos que 100 afos (1788 - 1888), En 1864, con la empliacién de Poneini, se pudie- von habilitar en todo el HC once selas (tres de muje- res y ocho de hombres), que clevaron su eapacidad a 827 camas. De este aio es Ia sogunda nomenelatura de las salast Zabala, Maciel, Cabrera (Don Francisco Cabrera, miembro notable de Ia Hermandad de Cari dad), Larrafisga, Vilardebé, Bienhechores, San Vi- cente (de Paul), Padre (Ramén) Cabré, Artigas, Lava lleja y Hermandad de Caridad. En 1879 61 HC inicié su segunda ampliaciin sobre Ja esquina de Guaranf y Washington, @ eargo del Ing. Eduardo Canstatt (26), y empresa constructora de Larrechart y Mallet. Del mismo aiio es la calocactin del busto de Franciseo Maciol (1757-1807), obra del escultor florentino César Sighinofi, contratado por la Comisién de Caridad. Al siguiente ao se hizo lo mis. mo con ei busto de! Dr. Fermin Ferzeira (1803-1867), las dos lépidas de marmol del vestibule que registran los nombres de los miembros notables de la Herman. dad do Caridad (1775-1831), de las Hermanas distin- guidas (1783-1825), y de los Bienhechores (1788. 1631), El farol a gas portonecié al alumbrado publica de Montevideo, y pueden observatse faroles similares en grabados y fotografie de la époea, en las esquinas aol HC, La tercera ampliacién, también neoelasica, fae hecha en 1889 por el Arg, Julidn Masquelez (27), y el Médicos Uraguayos Rjemplares 488 Horacio Gutiérrex Blanco, constructor Emilfo Turini, totalizando el HC las 10,000 varas cusdradas dofinitivas. Esto téenico, fuertemente influenciado por el elasicismo, amplié la parte sureste del establecimiento con frente a las ca- les Washington y Maciel, La parte maa destacada es «el acceso que da a Washington, sobre la que ha dieho el Arg, Aurelio Lucchini: “Aquel acceso, hoy gravemente doteriarado, revela Js obra original de un arquitecto que eonoeia eompo- sicién y tenfa una sélida base cultural artistiea, Por eso Ta plantea anteponiéadole un patio a la francesa para permitir su mejor aprectaeién. La organizacion de la fachada y su ormamentaeién muostran com- prensién del ospiritu clisico franeés, y su tratamien- to ornamental, hecho con libertad, al tiempo que ant In toda idea de copia evidaneia la imaginaetén eroado- ra de Masquelez”. (28) Administracién, Rentas y Servicios del Hos- pital en el tillimo cuarto del siglo XIX Hasta 1880, los establocimientes de beneficencie ¥ la Comisién de Caridad se mantavieron bajo dopen- Mencia de la JEAM, como lo orders la Constitucitn de 1830, En 1880 (10-1V), la administracién de Francis: co Antonino Vidal hizo cesar dicha depondencia, tras ladéndola al Ministerio de Gobierno y a una “Comi sién de Caridad y Beneficencia Publica” (CCBP) nom: brads por éste; poco después (21-VIID), ex vistas a mal resultado da esa modificaciin, se rostablecié la superintendencia de la JEAM sobre la Comision de Caridad y sobre la loteria. En 1885, bajo el gobierno del general Maximo Santos, la JEAM quedé con potestad absoluta sobre Iss instituciones de beneficencia y sebre Ia loterfa, ce= sando de actuar ia Comisién de Caridad (VI) En un ir y venir de acuerdo al gobernante de tur no, que manejaba a su gusto le administracién, el genoral Maximo Tajos en 1886 (31-XIT) cesé definiti- vamente la superintendencia de la IEAM ¢ instals una Comisién de Caridad y Beneficeneia Publica, a la cual le otorgé 1a administracién y los recursos, bajo dependencia del gobierno, En realidad existié apeten- ia mal disimulada por e} producido de la laterin, [a cual recién en 1935 (31-X1D se suspendié eoma “Lote: a del Hospital de Caridad” y pasé su venta al Mini terio de Hacienda, En el afio 1889 (20-VID, el HC fixe nacionatizado al {gual que los otros bienes de caridad (Asilo de Dementes, del Reducto; Asilo de Expésitos y Huérfs nos; Asilo de Mendigos, on la Unién; Asilos Materna. les; Escuela de Artes y Oficios; Loteris), asi eomo los que surgieren en el futuro, pasando a ser administra- dos por tna “Comisin Nacional de Caridad y Benefi

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