En los últimos anos, nuestra visión de la economía española de los siglos
XVIII y XIX debe cambiar. Pues, Nadal se centra en la insaciable demanda de crédito por parte del Estado y la consiguiente desviación de capital de comercio y la industria a la compra de tierras y la falta de un modelo como el británico. Pues, el fracaso para Nadal fue que España no alcanzó en 1913 el nivel económico e industrial de Gran Bretaña en 1850.
Por lo general, para los partidarios de la idea de fracaso, es que la
industrialización no alcanzó gran desarrollo o que era inferior a la de Inglaterra, Holanda y Francia y que, la agricultura siguió siendo el sector más importante de la actividad económica; tampoco el régimen parlamentario logró una estabilidad firme, falseada por la práctica del caciquismo y la burguesía no tuvo la fuerza de la de los otros países europeos. Esto, a nuestro parecer es una mala percepción de la industrialización. Cada país tiene su ritmo y modo y se industrializa en comparación con su pasado y sí mismo. La noción de desarrollo y de industrialización debe ser relativizada.