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Dr.

Odilón
_____________________
CARLOS A. BACCELLI
POR EL ESPÍRITU
PAULINO GARCIA

Dr. Odilón

DID IER
“Pierre-Paul Didier”

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Revisión: Fausto De Vita

Capa: Marcos Ferreira

Composición y diagramación:
Marcos Ferreira

Impresión: Jobemar Gráfica & Editora


Rua Bahia, 911 – Centro – Tel (017)422-1413
CEP 15500-005 – Votuporanga – SP – Brasil
E-mail: jobemar@votuporanga.com.br

Baccelli, Carlos. A., - “Dr. Odilón”


Carlos A. Baccelli / Paulino Garcia – Uberaba – MG
- Comunicaciones de mediunidades: - Escritos
psicografiados:

© Copyright 1998 by
Casa Editora Espírita “Pierre-Paul Didier”
Rua Leonardo Commar, 1127 – Bairro Pozzobon
Tronco central: Tel/Fax (017)421-2176
E-mail: didier@zaz.com.br

1ª edición
10.000 Ejemplares
ABRIL/1998

______________________Impreso en Brasil_____________________

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Índice

Dr. Odilón
Entrando en Conciencia
En Río Negro
Primeros Contactos
La Palabra del Mentor
Tomando notas
Concluyendo
En Uberaba
Escuchando al Dr. Odilón
Hermano José
Entrando en Sintonía
En Trance
Los Mensajes
Bendiciones
Tratando de Aprender Más
Saliendo
Despidiéndome
Remembranzas
El Pasado
En los Registros Públicos
Todavía el Pasado
En Oviedo
La Iglesia de San José
Hacienda Primavera
Observando lo que hice
Nueva Visión

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Un nuevo amigo
Conversación Sincera
Pedido de Auxilio
Esclareciendo
Un Punto de Vista
Invitación INNEGABLE
Valiosa Explicación
Rubério
En el Hospital de los Médium
Caso Doloroso
Afecto Enfermizo
El Joven Motociclista
Debatiendo con el Instructor
Increíble
Parados en el Tiempo
En la Casa de Antão
Renuncia y Sacrificio
Humildad
Mediunidad en Acción
Continuando
Palabras de Alerta
Llagas a la Vista
Creando Luz
Cirugía del Pase
Bendiciones Ocultas
Hostilidad Fraterna
Invitados a salir
Otras Aclaraciones
“Rancho de Luz”
Apoyo inesperado
Hermano José

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Exhortación
Otro Ángulo de la Mediunidad
“Maestro Amado”
El Rescate de Cecilia
Gracias

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DR. ODILÓN

El libro de nuestro hermano Paulino Garcia, que estamos presentando a nuestros


lectores, más que un homenaje al Dr. Odilón Fernandes, el amigo instructor con quien se
encariñó en la Vida Espiritual, es una interesante fuente de conocimiento para todos los que
se preocupan, en la Tierra, con la vida después de la muerte.
Según entendemos, es un compendio de incuestionable valor doctrinario para los
compañeros que desean profundizarse en el conocimiento de la existencia real de los
espíritus, en las dimensiones espirituales más próximas del hombre.
En forma resumida, es un enfoque apasionante y profundo, sin ninguna pretensión
innovadora de los temas que, generalmente, tratan respecto a los que desde hoy se
preocupan con el propio futuro, sirviendo a la causa de la Doctrina Esporita en el mundo.
Este volumen, realizado con esfuerzo por nuestro Paulino, el Dr. Odilón, como siempre se
revela como el investigador incansable de la mediunidad y sus relaciones con los temas
concernientes a la luz del Evangelio Restaurado.
Entregando al escrutinio de nuestros hermanos de ideal, rogamos al Maestro que nos
guarde a todos en su Paz.

Hermano José

Uberaba (MG), 29 de agosto de 1997.

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ENTRANDO EN CONCIENCIA

Cuando me hallé en el mundo de los espíritus, un poco más libre de las influencias
de la materia, comencé a experimentar sensaciones raras... Pensaba en mi familia en la
Tierra y, si pudiese, retornaría al cuerpo, volviendo a la convivencia de aquellos que me
hablan más cerca del corazón; aún en la condición de espíritu liberado reconocía la
necesidad de seguir adelante, esforzándome al máximo para no permanecer al margen del
camino.
La realidad tan vieja como la propia Creación, porque la Ley es de todos los
tiempos, me parecía tan nueva como el paisaje que observaba alrededor, aunque por cierto
ya lo hubiese contemplado un sinnúmero de veces.
¡No era la primera vez que moría!... ¿Por qué entonces todo me parecía novedoso?
Antes de ir a la Tierra, yo estaba aquí, era aquí donde vivía... ¿Por qué, repito, volviendo de
las experiencias físicas, tenía la impresión que mi habitat de origen era el mundo y no la
nueva dimensión a la cual la muerte me había llevado? Creo que el referido fenómeno
tenía como causa mi excesivo apego, mi condicionamiento mental a la rutina de la vida en
el cuerpo de carne.
Somos, a lo largo de las experiencias que vivimos en el cuerpo, entrenados, o
sugestionados de tal forma que nos identificamos con nuestro domicilio físico terminamos
confundiéndonos con él...
Me sentía más liviano, sin embargo empezaba a sentirme profundamente solitario, a
solas con mis pensamientos. Todo lo que tenía ahora estaba donde siempre estuvo – dentro
de mí - y ahora necesitaba aprender a luchar con valores que, de algún modo, no fueron
considerados por los hombres.
¿Hacia donde ir? ¿Cuáles serían mis caminos? ¿Dónde buscar trabajo? ¿Quién
habría de “apadrinarme” e interceder por mí?...
Eran tantas mis preocupaciones que no me quedaba tiempo para pensar en el pasado
o simplemente entregarme a las lágrimas que, de hecho, se anudaban en el pecho.
Mi padre, mi madre, mis hermanos... Yo los quería, pero me era imperiosa la
necesidad de pensar de otro modo para no sufrir y no hacer sufrir...

EN RÍO NEGRO

Me accidenté en Brasilia y, por consecuencias kármicas que ahora no me es posible


analizar, dejé el cuerpo. Desperté aún en Río Negro en el suceso que infelizmente, constaté
era irreversible... Digo infelizmente porque, siendo tan joven, quizá hubiese podido
aprovechar aún la experiencia que no es fácil enfrentar en la Vida Espiritual. Reencarnar
en las circunstancias en que pude hacerlo es realmente una bendición, principalmente para

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un espíritu endeudado como reconozco que soy... Nacer en un hogar equilibrado, en una
familia unida, en que prima la dignidad y ganar el pan honestamente, con oportunidades de
crecimiento moral a mi disposición, realmente es lamentable perder la posibilidad de un
mejor aprovechamiento entre la alegría de una larga convivencia
Después de aquel período de transición que sigue naturalmente al desenlace físico,
enjugadas las primeras lágrimas y aplacados los temores iniciales, empecé a ver el mundo
en que me encontraba, en aquella llamada “dimensión extra física”. A decir verdad, debo
aclarar que todo para mi era tan semejante que tenía la impresión de que la ciudad que
ahora habitaba era la misma Río Negro... Quizá estaba residiendo en un barrio nuevo de
nuestra progresista urbe – barrio que no tuve la oportunidad de visitar -, hacia donde
hubiesen transferido su residencia personas de diferente condición de vida y que, en su
mayoría, efectivamente yo no conocía. Digamos que estaba en una auténtica réplica de Río
Negro, un tanto mayor y remodelada, con líneas arquitectónicas más modernas y un paisaje
más cuidado.
Desencarné recientemente y traje conmigo la idea de que era materia compacta...
Aún no perdí los parámetros que traje del mundo. Lo que tenía delante de mis ojos era
efectivamente materia... Podía tocarla, palparla, pesarla, medirla, si quisiera, pero se trataba
de una materia más sutil, a semejanza del agua plastificada. Hoy, pasados algunos años de
mi permanencia en la Vida Espiritual, puedo decirles que, delante de mis ojos, la materia es
tan materia como un pedazo de roca lo es para quien todavía está encarnado.
No sé si consigo expresarme con la claridad necesaria, en mi esfuerzo para que
inteligencias de todos los niveles me comprendan, me refiero a las inteligencias afines con
los estudios concernientes a la vida después de la muerte.

PRIMEROS CONTACTOS

Ni bien me establecí en el espacio y en el tiempo, después de desencarnar (uso aquí


la terminología espírita, aunque en la Tierra no tuve mayor intimidad con ella), empecé
evidentemente a identificar a mi lado a aquellos que me habían sido familiares en la
experiencia corpórea. Además de mi abuela, que me socorrió en los primeros pasos en los
caminos del más allá, vino a mi encuentro un antiguo miembro de nuestra familia en
España, que me solicitó que lo llamara Pedro Garcia y Garcia, o simplemente Hermano
Garcia, aclarándome: - “Nuestros vínculos reales son los del espíritu... Hijos de Dios, en
realidad, todos no pasamos de ser apenas hermanos los unos de los otros”.
El Hermano Garcia dialogando conmigo me ponía al día de la situación... Me
informaba sobre mi casa y no permitía que llorase inútilmente... Cuando las emociones
amenazaban fluir por mis ojos, él me decía: - “Paulino, ¿cuál es el motivo de tus lágrimas?
¿De hecho murió alguien?... Contrólate. Muy pronto, te será posible establecer contacto
con tus familiares... ¿Sabes lo que es mediunidad? Mira a lo alto, ve el Infinito... Estamos
en el primer peldaño de esa escalera que necesitamos subir. No te entregues al desánimo.
Una existencia física es una experiencia de las miles que ya tuvimos y de las muchas que

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aún tendremos. Nada se interrumpe. ¡El trabajo continúa, la vida no cesa y el ideal de
servir se amplía en los horizontes de la inmortalidad!
Tenía razón. La nostalgia era y continúa siendo, una “entidad” viva dentro de mí pero, en
verdad, de nada serviría cultivarla. Más tarde habría de comprender que la nostalgia en
exceso es una forma rara de enfermedad que mantiene los espíritus en la más completa
inanición en la Vida Espiritual. Me encontraría con espíritus que se negaban a la
renovación de hábitos, entregados a la nostalgia que, de alguna forma, les bloqueaba la
mente, impidiéndoles romper las cadenas que todavía los mantenían cautivos a la Tierra.
Fue el Hermano Garcia que, en aquellos días, me informó de la presencia del Dr.
Becerra de Menezes en Río Negro. La venerable entidad, de paso, daría una rápida
conferencia en un centro de convenciones de nuestra ciudad espiritual.

LA PALABRA DEL MENTOR

Imaginé que todos en la ciudad vendrían a escuchar a nuestro Dr. Bezerra. Me equivoqué.
En nuestra ciudad del más allá, muchos seguían adeptos a otras religiones o simplemente
continuaban indiferentes a los asuntos concernientes a la fe. Este tópico, por si sólo,
merecería un tratado que, infelizmente, no me encuentro en capacidad de desarrollar.
En el referido centro de convenciones, maravillosamente iluminado, estábamos
aproximadamente tres mil personas aguardando la palabra del Mensajero que, como
sabíamos, está unido directamente a la Esfera de Cristo. Algunas caravanas de otras
regiones espirituales también estaban presentes. Después de algunas melodías, ejecutadas
por una eximia organista, la figura admirable de aquel hombre caminó con pasos lentos,
hacia la tribuna que había sido improvisada.
Recordé que cierta vez había visto su foto en la casa de uno de mis amigos y he
podido constatar que, de hecho, era él mismo, digamos que de semblante un poco más
jovial, sin perder, sin embargo, aquella aura de paternidad que me impresionaba y
estableciera, entre nosotros una simpatía mutua.
Con una sonrisa amable, miró con ojos muy agudos a la silenciosa y reverente
asamblea, empezando a hablar:
- “Hermanos, que la paz del Señor esté con vosotros, ahora y siempre.
“El trabajo que nos toca desarrollar en la edificación del Mundo mejor está apenas
empezando... No nos será lícito el descanso o el ascenso a los planos más elevados de la
existencia, omitiendo nuestros compromisos con la Tierra, donde aún luchan aquellos que
integran, más de cerca, nuestra familia espiritual.
“¿Qué diríamos del alpinista que renuncia a escalar la montaña y se echa en el pasto
del valle? El momento es de transición. El mundo se convulsiona y, a las puertas del
Tercer Milenio, la Humanidad experimentará profundas transformaciones. Hay mucho que
hacer... ¡Nadie se crea espíritu redimido sólo porque en su último paso por el mundo
abrazó los principios redentores del Evangelio Resucitado!... Somos servidores en deuda

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con la Ley. Alejemos de nosotros la idea de que hemos acumulado algún crédito, sólo
porque empezamos única y exclusivamente a despertar a realidades mayores de la vida...”

TOMANDO NOTAS

A medida que hablaba, daba la impresión que el Dr. Bezerra nos transmitía más que
sus palabras a nuestros oídos como si, en aquel momento, su espíritu estuviese flotando
sobre nosotros y sobre cada uno en particular, auscultando y respondiendo a nuestros más
íntimos deseos.
- “Nadie – prosiguió – crea que está eximido de luchar y construirse a sí mismo...
¡Cristo nos enseñó el camino de la ascensión hacia la Luz! La vida no para y el trabajo no
puede ser interrumpido. Muchos de aquellos que han convivido con el Señor en la Tierra
están, infelizmente, estacionados en el tiempo... No aprovecharon el excelso consejo. El
Mundo Espiritual no es el Cielo de nuestras antiguas concepciones religiosas. No existe
milagro que no sea alcanzado con sudor. El hombre es lo que es, según lo que determine
ser. Sobre nosotros laten estrellas y soles donde viven humanidades ante las cuales no
pasamos de ser primitivas formas de vida... ¡Necesitamos crecer! No hay cómo subir al
Calvario, dejando la cruz de nuestros deberes.”
Recorriendo con los ojos la multitud, podía percibirse que muchos lloraban,
ciertamente prenunciando las luchas por su necesario regreso a la Tierra, en retomar al
cuerpo, con el propósito de mejorar la vida, mejorándose a si mismos...
- “Olviden sus intereses personales... Tracen planes para el futuro, rogando al
Maestro la bendición del renacimiento, desde temprano, en un ambiente de trabajo. Amen
de forma más amplia para no exponerse al peligro de la reincidencia en el error. No
piensen vivir en el mundo sólo en función de sus caprichos afectivos. Asimilen el
Evangelio, para que no se transformen en fanáticos defensores de sus propios puntos de
vista. El personalismo, más que otros vicios, ha comprometido seriamente a los adeptos de
la Doctrina Espírita... Muchos de ellos, creyéndose investidos de elevadas tareas, olvidan el
compromiso básico de la renovación íntima, convirtiéndose en jueces de la vida ajena.
“Por sobre todo, empecemos a ver el bien de los otros...”
Noté que, brevemente, el Hermano Garcia y varios compañeros que se encontraban
allí iban tomando apuntes del venerable Bienhechor, registros de los cuales me valgo ahora,
también de forma resumida, para transmitirles algo de las palabras del Dr. Becerra.

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CONCLUYENDO

- “La intención de Cristo – concluyó – es hacer de la tierra un planeta de conciencias


despiertas. Él nos invoca a hacer brillar nuestra propia luz. Necesitamos ascender
interiormente, dejando la bajeza de la individualidad por el altar de la conciencia superior.
Trabajemos hasta el cansancio en la construcción del Reino Divino entre los hombres, sin
olvidar que tal iniciativa será, sobretodo, trabajar sobre nosotros mismos, ejercitando las
facultades que, en nosotros, se encuentran adormecidas. ¡Tener fe es asumir el control
mental de la propia vida! El hombre de fe es aquel que hace y sabe como hacerlo. El que no
cree en sí mismo avanza a pasos excesivamente lentos en la senda del progreso.
“Así como el Sol ilumina la esfera terrestre, los adelantados en el conocimiento
espiritual (¡es de la Ley!) deben iluminar los caminos de los que caminan en las sombras…
¡El hombre no es más que un gusano que trae en sí la genética de un ángel! Se
arrastra penosamente en el suelo, a semejanza del caracol que se prende de su propia
secreción…Reconocemos que la comparación es fuerte, pero es real, porque delante de
aquellos que ya se sublimaron, no pasamos de seres primitivos, recién salidos de las
cavernas oscuras del “yo”…
“La ambición del hombre, por más ambicioso que sea, no significa nada frente a lo
que está llamado a conquistar: ¡El universo inexplorado de sí mismo! El hombre “juega”
con las cosas efímeras, disputando el dinero y el poder que el tiempo destruye rápidamente,
reduciéndolos a polvo… ¡El placer sexual que corrompe los sentimientos y que lo esclaviza
a la Ley del Karma no es más que fuego fatuo frente al éxtasis perdurable en comunión
conciente con el Creador!...
“Hermanos, el Espiritismo es un camino iluminado que necesitamos recorrer, en el
deseo de encender la luz que nos transformará en camino para los semejantes… ¡Aplazar la
decisión de servir es prolongar, voluntariamente, el sufrimiento que hemos experimentado a
lo largo de los siglos!...”
Fijando los ojos en la Inmensa Altura, el Dr. Becerra con inolvidable inflexión de
voz terminó:
- “¡Que Jesús y María Santísima, la Excelsa Madre del Señor, inspiren nuestros
propósitos y nos auxilien para mantener la lucidez en nuestra impostergable necesidad de
reconstruir el destino!...”

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EN UBERABA

Por intercesión de mi abuela y de mi tío, fui a Uberaba con el Hermano Garcia para
un posible contacto con mis familiares que, nostálgicos, buscaban ansiosos una institución
espírita, para conseguir intercambio mediúnico.
Llegando, me presentaron a un señor de nombre Mario Franco, que, sonriendo, se
identificó como amigo de casa. Fui llevado a las dependencias del Hogar Espírita “Pedro y
Paulo”, donde se realizaría la referida reunión, presentándome a la vez al Dr. Odilón
Fernandes, responsable por la coordinación de las tareas de mediunidad que allí se
realizaban.
- ¿”Entonces, eres Paulino? ¡Nosotros te estábamos esperando, hijo mío!...
Acomódate que necesito tomar algunas precauciones finales”.
La reunión estaba por empezar y el movimiento era intenso. Hasta ese momento no
había percibido la presencia de mis padres en aquel ambiente simple y acogedor. Cuando
los vi en la hilera de los consultantes, quise llorar, pero mi abuela adelantándose me dijo:
“No te entregues a ninguna emoción que impida la posibilidad del contacto que dentro de
algunos momentos intentaremos… Escribí a tus padres a través del amigo que cooperará
con nosotros una vez más. No es fácil Paulino. Observa la multitud de los que desean tener
noticias de sus seres queridos… Quédate tranquilo. Cuando tu padre y tu madre entren en el
salón para los contactos iniciales con el médium, entraremos juntos”.
Estaba impresionado. Aquello me parecía una estación de “metrô”… Personas
llegando, personas saliendo y, a pesar del orden y del relativo silencio, personas afligidas y
apuradas, como si aquella casa funcionase al mismo tiempo como un hospital improvisado.
Los espíritus cargaban objetos, aparatos electrónicos de imagen y sonido, así que observé
que aquella sesión sería retransmitida a diferentes regiones de la Vida Mayor.
Algunos minutos después, el Dr. Odilón Fernandes regresó, siempre solícito,
afirmando: - “Listo, ya está todo más o menos encaminado. Ahora podemos conversar.
Necesito darte algunas orientaciones. Paulino, serás uno de los seis comunicantes de hoy.
Trata de desempeñarte bien y valoriza la oportunidad que decenas de otros, infelizmente,
no tendrán”.

ESCUCHANDO AL DR. ODILÓN

En ese intervalo empezamos a notar una pequeña algarabía afuera… ¿Qué estaría
sucediendo? – me pregunté, sin atinar, de inmediato, que espíritus bullangueros buscaban
invadir el recinto donde la reunión estaba por empezar. Se les oía gritando: - “¡Déjennos
entrar!... ¿Por qué solo los escogidos?... ¡Salgan de allí!...” Otros más agresivos, quizá

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ocultando su verdadera intención, bramaban cerrando los puños: - “No vale… Esto tiene
que acabar…” Ustedes hablan de caridad, pero no nos acogen…” Para mí, era nítida la
intención de aquel grupo de nómades espirituales, infiltrados entre los que realmente
necesitaban ser acogidos, se encontraban los agentes de los que se interesaban en perturbar
el trabajo encaminado, comprometiendo la tarea de los que, con dificultad, se
responsabilizan por tan significativa acción del Mundo Espiritual entre los hombres, con la
intención de liberarlos de las ataduras de la propia inconciencia referente a su destino.
Con voz tranquilizadora, el Dr. Odilón nos explicó: - “No se desesperen… Casi
todas las semanas es así. Sin embargo, el problema mayor no es mantenerlos fuera de
nuestro ambiente: luchamos para impedir que sus pensamientos lleguen a los compañeros
encarnados involucrados más directamente con las actividades de mediunidad realizadas
aquí… Necesitamos aislar al compañero que nos sirve de intérprete, sin duda, el blanco
directo de los que luchan contra la Luz que intentamos encender en los corazones.
Infelizmente, hace algún tiempo, esta casa, que empieza a molestar a los que se interesan en
mantener el estado de ignorancia en que el hombre todavía vive sobre la Tierra, ha sufrido
constantes arremetidas de las tinieblas. Confiemos en el Señor no nos dejará de
proporcionarnos el auxilio necesario. Mantengamos elevados nuestros propósitos y
preparémonos para nuestras actividades, buscando facilitar el trabajo de los compañeros
que nos vienen dando lo mejor de sí en el cumplimiento de sus obligaciones”.
Consultando un reloj de pared, nuestro orientador dijo: - “Ya es hora…
Participemos de la oración y después, Paulino, póngase junto a sus padres en la hilera de los
consultantes de esta mañana. Cuando entres a la pequeña sala donde nuestro hermano
médium promueve el trabajo de selección inicial bajo su responsabilidad directa, actuando
evidentemente bajo nuestra inspiración, entraremos juntos, ayudándolo a establecer la
sintonía imprescindible.

HERMANO JOSÉ

Fuimos a la amplia sala donde se realizaría la reunión y, gratamente sorprendido,


constaté la presencia de una entidad que, hasta el momento, no había percibido.
- “Se trata del hermano José – nos explicó el Dr. Odilón. La coordinación de todas
nuestras actividades en esta casa está en sus manos. Instructor que todos apreciamos, le
corresponde la oración de apertura de nuestras tareas semanales... Él viene aquí antes que
cualquiera de nosotros, y después que todos nos retiramos, él vuelve solo para evaluar el
resultado de nuestros esfuerzos.
Cruzando las manos adelante, a la altura de las caderas, con una expresión de
indefinida serenidad, el Hermano José empezó a orar:
- “Señor, en Tu nombre, estamos iniciando una reunión más en esta casa que Te
pertenece... Ayúdanos Maestro, para que todo se realice según Tu voluntad. Fortalece
nuestro ánimo y concédenos el don del discernimiento para que, efectivamente, podamos
ser útiles a cuantos Te buscan en este ambiente...”

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Con los ojos entreabiertos, noté que a medida que oraba, nuestro bienhechor se
transfiguraba visiblemente. Una luminosa estrella se encendió en su pecho y su frente
parecía coronada de luz...
- “Extiende, Señor, una vez más Tus manos benditas sobre la multitud... Como
antes, cura a los paralíticos, limpia a los leprosos, resucita a los muertos... Multiplica el pan
para los colaboradores que tienen hambre; sacia la sed de quien se expone al sol abrasador
de la prueba, seca la lágrima de los que sufren sin esperanza...
Noté que Dr. Odilón, habitualmente sonriente, lloraba discretamente y, junto a él,
prácticamente todos los cooperadores espirituales de la institución. Concluyendo su
petición conmovedora, el Hermano José, quien tampoco controló el llanto espontáneo que
invadía sus ojos concluyó:
-¡“Maestro, los supuestamente muertos que hoy aquí se presentan, y los que, en el
cuerpo, creen que la vida física es la única forma de manifestación de Tu amor y de Tu
Saber, consigan finalmente encontrarte resucitado, en las bendiciones de la Doctrina de la
Inmortalidad que restaura Tu Palabra que jamás podrán callar!...”

ENTRANDO EN SINTONÍA

En presencia del médium, el Dr. Odilón recomendó que me colocara a su lado,


tratando de observarlo atentamente. Poniendo una de las manos sobre mi frente y la otra en
la del médium, que no podía verme hasta aquel momento, comenzó a notar mi presencia
espiritual, y con el auxilio de nuestro orientador, pude ampliar mi capacidad de percepción.
Un poco tímido, y por qué no decir, dudando de la veracidad del fenómeno que
posiblemente protagonizaba, mis padres empezaron a contestar a las rápidas preguntas que
el intermediario les planteaba.
- ¿Por qué – pregunté al Dr. Odilón – la necesidad del interrogatorio en la entrevista
que participamos? ¿No podría el sensitivo obtener por sí mismo, todas las informaciones
que de forma inequívoca, convencieran a mis padres de las realidades de la Vida
Inacabable?...
- “Paulino, mediunidad es compañerismo, para confiar en ti el médium necesitará la
mínima información a tu respecto. Ni siquiera una computadora trabaja sin que se le
programe... Ese contacto inicial del médium con tus familiares es, digamos, una especie de
“disket” que le permitirá establecer sintonía sin mayor dificultad. Obviamente que
podríamos manejarlo sin semejante providencia; sin embargo, de parte nuestra, el sensitivo
tendría que entregarse a nosotros con total inconciencia y, de nuestra parte, no
conseguiríamos utilizarlo en condición de médium completamente inconsciente,
mantenerlo en trance el tiempo que fuera necesario en la reunión. Cree que aún en el Cielo,
ningún ángel entraría sin conocimiento previo de la “señal” que abre las puertas de las
Esferas Resplandecientes”...
Haciendo una rápida pausa, Dr. Odilón prosigue hablando con la facilidad que le es
peculiar:

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- “Y después hijo mío, podrás observar que, en el momento de la transmisión del
mensaje, necesitarás del apoyo activo del médium, que en ningún fenómeno mediúnico es
tan pasivo...”
No tardamos más que tres minutos en la presencia del sensitivo, que de ahora en
adelante, pasó a contar con la íntima seguridad de que yo aparecería en las cartas que
algunos de nosotros, los desencarnados, tendríamos la oportunidad de escribir a nuestros
familiares en la Tierra.

EN TRANCE

Desde ese momento me sentí prisionero del médium, como si un indefinible


“cordón umbilical” nos uniera. Al finalizar aquella reunión éramos seis, los liberados del
cuerpo físico -que en aquella mañana inolvidable- tuvimos la oportunidad de intercambio a
través de los recursos de la mediunidad.
Más tarde preguntaría al Dr. Odilón acerca de los criterios utilizados para
seleccionar a los comunicantes de una sesión como aquella:
- “¿Paulino –nos respondería aclarando- los criterios son semejantes a los utilizados
por un equipo médico en el campo de operación…? Frente a tantos heridos, socorrerían a
los casos más graves, ¿no es así? Se engañan los que piensan exclusivamente en casos
relacionados al mérito. De hecho, es de Ley honrar lo que pretendemos alcanzar, pero no
podemos desatender la gracia divina que, en muchas ocasiones, nos ayuda, a pesar de no
tener los “méritos suficientes”.
Cuando el Dr. Odilón me llamó, confieso que sentí en estremecimiento en todo
cuerpo… Si pudiese, habría retrocedido; sin embargo, pensando en mis padres y en mis
hermanos, no tuve el coraje de desistir.
Pensando con más fuerza en mi nombre, el médium me atraía hacia él, en un
fenómeno de casi “acoplamiento psíquico”, sí así me puedo expresar.
Hasta hoy, no sé de cierto lo que pasó conmigo en aquella hora, diferente de esta en
que escribo ahora -por el mismo médium- sin ninguna ansiedad…
- “Paulino, empieza a pensar como si estuvieses distante, escribiendo una carta a tus
padres, como si las palabras viajasen materializándose fuera del espacio… Vamos,
imagínate agarrando la mano del médium, toma el lapicero y escribe. Aprovecha los pocos
minutos a tu disposición. Tendremos que ayudar…”
Experimentado cierto vértigo, semejante al de un astronauta en una cabina de
pruebas, empecé a pensar – escribiendo, sin conservar una noción exacta de lo que iba
saliendo en el papel. Cuando terminé, estaba extenuado y necesité el amparo espiritual del
pase revitalizador, que el Dr. Odilón pidió que me fuera aplicado.

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LOS MENSAJES

Noté que al recibir las páginas que les envié del Más Allá, mis padres quedaron
extremadamente satisfechos, aunque, en el fondo, esperaban más… Yo también, confieso,
me quedé frustrado. Al acompañar la lectura hecha por el médium en voz alta, muchas
veces sentí el impulso de interrumpir, con el deseo de complementar o de hacer más claro
este o aquel pensamiento. Es cierto que yo estaba en aquellas líneas que, sin duda, eran de
mi autoría, pero ellas no eran más que el pálido reflejo de mis pensamientos.
Percibiendo mí desconcierto, el Dr. Odilón Fernandes afirmó:
- “Quédate tranquilo, Paulino. ¿Qué querías?... ¿Creías acaso que en la primera vez
conseguirías sobreponerte al médium, sin sufrir la influencia de él o de las ideas de los
encarnados o desencarnados que pululan en el ambiente psíquico de la reunión? Una mayor
identificación tuya con el médium que te sirve de intérprete se dará luego de una mayor
convivencia con él, y en ese sentido, no podemos dejar al margen la confianza que
necesitarán cultivar mutuamente.
- ¿Y los mensajes de los otros comunicantes…? ¿También fueron desnaturalizados?
– pregunté, ávido de nuevos conocimientos.
- “No se si él término descaracterización – dijo el ponderado instructor – está bien
puesto. A pesar de los pesares, en el mensaje transmitido, tu mismo eres el que compareces.
Tus familiares, después de sucesivas lecturas de la misma, conseguirán sorprenderse con la
esencia de tus pensamientos y, con un poco de buen censo podrán, digamos, separar el trigo
de su vestidura de paja…
“En cuanto a los demás comunicantes, podrás percibir que cada caso es un caso, Por
ejemplo, mira la situación de aquel espíritu suicida que, en esta reunión, se dirigió a sus
familiares tratando de dar una explicación…”
Aún no me había detenido para observar al joven que, sobre una camilla, emitía
sordos quejidos en el ambiente, tartamudeando palabras apelaba al perdón de sus padres,
que en un banco próximo, apretaban algunas hojas escritas contra su pecho.
Llamándome más cerca del joven, que exhibía una herida abierta a la altura del
mentón, el Dr. Odilón dijo:

BENDICIÓN

“Este hermano nuestro cometió el acto insano aproximadamente ocho meses


antes… Se dejó dominar por la depresión, y sin la luz de la fe, enrumbó por caminos de las
sombras. La familia está desesperada. El padre se siente culpable por no haber percibido a

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tiempo el problema del hijo, y la madre, últimamente viene alimentándose de ideas de
autodestrucción…Se debe hacer algo”.
- “Pero él – repliqué sorprendido – ¿consiguió escribir en el estado en que se
encuentra?
- “Evidentemente que no. Uno de nuestros colaboradores lo hizo por él, como
cuando imposibilitados, solicitamos a alguien que nos haga el favor de representarnos… Él
vino acá con el fin de recibir tratamiento y, en contacto con los padres que, infelizmente no
ve, pero puede presentir de alguna forma en el ambiente para sentirse más esperanzado.
Aunque incapacitado de escribir con su propia mano, es el autor de la nota que sus padres
recibieron a través del médium que nos sirve en esta casa. Ni los mayores delincuentes son
condenados al absoluto aislamiento… La Misericordia Divina a nadie desampara. Si
existen seres angelizados en las Regiones Bienaventuradas, existen igualmente los abismos
donde se mueven aquellos que los excavaron por su libre voluntad…”
Notando los padres de aquél joven que, aún llorando con su misiva del Más Allá en
las manos, no cesaban de agradecer a Dios por la bendición recibida. En aquellos minutos
he podido comprender mucho más de lo que muchas palabras hubieran querido decirme.
- ¿Y el Valle de los Suicidas? – pregunté al Dr. Odilón, a quien se le habían
acercado diversos espíritus en entrenamiento espiritual, aproximándose de él con cariño
como los sedientos que se arriman a la fuente de agua pura.
- “Paulino, el llamado Valle de los Suicidas”, es el valle en que nuestros infelices
hermanos se precipitaron individualmente por la actitud extrema que les fue inspirada por
la falta de confianza en Dios y en si mismos. En realidad, es más una situación íntima que
un cuadro exterior. Aunque cercado por el cariño de los espíritus que se interesan por él de
este otro lado de la Vida, nuestro hermano confronta mentalmente a solas, el
remordimiento, sintiéndose como no podría dejar de ser, vagando por sinuosos caminos de
dolor… Toda herida siempre necesita tiempo y a veces un tiempo bastante largo para
cicatrizar”.
La reunión, llegaba a su fin.

TRATANDO DE APRENDER MÁS

Yo no sabía cual era el motivo de estar recibiendo tanta bendición por parte de los
espíritus que nos habían recibido en aquel ambiente acogedor, ni la razón de mi súbito
interés por los asuntos relacionados al intercambio con los vivos de la Tierra. Para ser
sincero, veía raro lo que me estaba sucediendo… Quería llorar, compartir con mis padres
añoranzas, las manifestaciones que con seguridad estarían activadas en aquella hora en que,
por decirlo así, nos encontrábamos en medio camino entre la Tierra y del Plano Espiritual,
como si aquella casa hubiera sido edificada en una región fronteriza en los dos planos de la
Vida…
Es interesante que continuando con mis rápidas observaciones, noté que los padres
del referido suicida se pusieron en la platea, ocupando lugar en un banco igual al que el

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infeliz joven descansaba sobre la camilla en que había sido transportado… Ellos estaban
allí, padres e hijo, sin querer salir del lugar, como si una fuerza invisible los imantase…
Ávidos, los progenitores del joven no se cansaban de leer el trecho en que “él” había
escrito: “Papá y mamá, perdónenme por lo que hice… Ustedes no han tenido culpa de nada.
¡Mamita, no pienses morir! Ayúdenme con sus oraciones…. Yo necesito, voy a mejorar…”
Listos para salir, pregunté al Dr. Odilón si las tareas de aquella mañana habían sido
plenamente satisfactorias, contestando el piadoso orientador:
- “Hijo, plenamente, ¿sería desear mucho, no lo crees? El trabajo de la
edificación espiritual es realmente muy lento. Estamos en la fase de preparar el suelo y no
en el de la siembra, que positivamente, estamos lejos de iniciar. Lo esencial es no abdicar
en nuestros esfuerzos a favor del bien. En cada reunión que perseveremos al lado de
nuestros compañeros encarnados, obtenemos un gol más… Una actividad como la que
termina depende de innúmeros factores para alcanzar un resultado positivo. Necesitamos
sumar esfuerzos para que todo transcurra dentro de las expectativas de todos. Una sola
pieza que deje de funcionar es una especie de hueco que nuestros adversarios aprovechan
para infiltrarse…”
- ¿Como? Pregunté, aprovechando la pausa que se hizo.
- “Existen aquellos que vibran negativamente… Por increíble que parezca y en ese
sentido, Kardec estaba cubierto de razón, los mayores opositores a la Doctrina se
encuentran entre sus adeptos. Una Tarea igual a esta tiene que sobrevivir soportando la
presión de las tinieblas y tolerando el ataque indiscriminado de los compañeros encarnados
que se dejan llevar por la envidia y por los celos...

SALIENDO

Cuando salíamos, antes de subir a la nave, una especie de carro con alas, que nos
conduciría a la ciudad espiritual de Río Preto, con el Dr. Odilón que nos acompañó a las
despedidas, pude notar que “la gente del contra” continuaba allá afuera, a la espera de una
oportunidad…. Preguntando al solícito instructor sobre aquella concurrencia, a las puertas
de la institución que se empeñaba en amparar a los más carentes, obtuve la explicación que
como siempre, me pareció extremadamente lógica:
- ¿“Paulino, los delincuentes del mundo muchas veces merodean en las cercanías de
nobles casas de señorío social, como en los más diversos templos religiosos, durmiendo
bajo sus aleros, asediando a los que allí se dirigen para orar? Nos toca junto a esos
compañeros, el ejercicio de la tolerancia, aunque no debemos descuidar la vigilancia… En
realidad, a muchos de ellos les gustaría penetrar al recinto de nuestras oraciones para ver lo
que sucede ahí. En el fondo, en el fondo, son espíritus carentes y, si no rompen con las
entidades que los dominan es porque todavía no han tomado la determinación que, poco a
poco, habrán de conseguir. No nos preocupemos en exceso con ellos. Alrededor de la
lámpara siempre vuelan los insectos de la noche… Una que otra vez, uno de ellos consigue

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entrar y, cuando sale, se revela un tanto modificado, sin norte, por lo que tuve oportunidad
de ver y oír…”
Pasando delante del pequeño grupo de caminantes fuera del cuerpo, sin que
pudieran notar nuestra presencia, debido a la situación psíquica deplorable que revelaba su
propia indigencia, oí a uno comentando en voz baja:
- “No podemos desistir. Esto tiene que acabar… La “gente” está presionando y
necesitamos derrumbar las estructuras… Esa gente que nos acompaña es debilucha. No
tiene nuestro mismo interés… No podemos darles tregua. Vigilemos. Cuando salgan los
tontos, trataremos de seguirlos… Ya que no podemos aproximarnos, busquemos
influenciarlos a distancia… Ellos tendrán que ceder”.
Percibí claramente que se estaban refiriendo a los compañeros encarnados que
integraban el equipo mediúnico de la casa. !Pobrecitos! ¡La presión cotidiana que deben de
soportar para poder perseverar en la tarea debe ser terrible!...

DESPIDIÉNDOME

Aún estaba medio confundido… Todo había sucedido tan rápido que sinceramente
no conseguía comprender como de un momento a otro, consiguiera tantas experiencias.
Percibiendo en algo mi aturdimiento, como si hiciera un gran esfuerzo de auto
superación, con el propósito de tranquilizarme, el Dr. Odilón me dijo:
- “Paulino, no intentes saberlo todo ahora… Somos espíritus viejos, sin embargo,
nuestra ignorancia, nuestra falta de dominio sobre nosotros mismos, nos induce a creer que
todo sea absolutamente nuevo para nosotros. Ya morimos decenas de veces… El Mundo
Espiritual es nuestra primera casa. Los paisajes que contemplamos ahora no nos son del
todo desconocidos… Quédate tranquilo. Poco a poco te sentirás mejor. Tus recuerdos
pasados volverán. La vida en el cuerpo nos provoca una rara amnesia… No te olvides que
la reencarnación es, por decirlo así, un proceso hipnótico de larga duración…”
Sonreí, sin ánimo para más preguntas. El Dr. Odilón había sido formidable. No sé
que vínculos empezaban a existir entre nosotros. ¿Será que estábamos retomando apenas
una relación afectiva del pasado?
No sin lágrimas abracé al compañero paternal prometiendo visitarlo pronto.
Mientras el carro de mis padres corría por la carretera, de regreso a Río Preto, me
acomodé en el vehículo que igualmente nos llevaría de regreso a la ciudad espiritual, -Entre
mi abuela y el Hermano Garcia, no percibí la hora en que quedé dormido. Creo que debo
haber descansado lo que no había descansado desde que me sintiera impulsado a dejar el
cuerpo.
Cuando desperté, después de casi tres días de invencible somnolencia, tenía la
sensación de estar más liviano, como si aquellas largas horas de sueño me hubiesen
proporcionado una benéfica desintoxicación psíquica.
Sintiéndome más dispuesto, mi abuela me sirvió un jugo de “acerola”,
explicándome sonriente:

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- “Paulino, las raíces de la vida están aquí… Donde residimos no existen ángeles
que se alimenten exclusivamente de la Voluntad del Padre; somos humanos y aún no
superamos el hábito de comer… La “acerola”, como sucede también con la soya, procede
de la Vida Espiritual para la Tierra… Nuestros técnicos especializados en genética vegetal
la concibieron en los laboratorios del Invisible y consiguieron, después de exhaustivas
experiencias, transplantarlas a la Tierra…”

RECUERDOS

Pasaron algunos días. Me acostumbraba lentamente a la nueva situación. A veces,


con el auxilio del Hermano Garcia, iba al departamento de mis padres, me sentaba en una
poltrona y quedaba horas observando el movimiento de la casa. No me sentía preso al
ambiente doméstico, pero aquella situación, confieso, me hacía bien.
Sacaba fuerza para no llorar cuando mi madre o mi padre, siempre a escondida uno
del otro, entraba en mi habitación y quedaban mirando “mis” cosas… En aquellos
momentos, sentía deseos de decirles algo, pero la palabra –perdónenme – en el pensamiento
no se articulaba con precisión.
Oía a mis padres conversando en la mesa con mis hermanos, refiriéndose a mí de un
modo que me dejaba un tanto avergonzado. Nunca fui lo que ellos se imaginaban que fuera.
Estaba conciente de mi fragilidad, y los elogios exagerados me deprimían.
Las personas de casa empezaban a conocer más del espiritismo. El mensaje que
conseguí transmitirles en Uberaba, de alguna forma les había impresionado, induciéndoles
a la lectura de obras referentes a la continuidad de la vida después de la muerte. Sin duda, la
comunicación escrita que les envié había dado frutos y frutos que estábamos lejos de
imaginar que un día pudiésemos cosechar en el patio de nuestra casa…
Justamente en una de esas visitas, escuché a mi madre conversando con alguien por
teléfono en la sala:
- ¡“Pero qué crees que Paulino pudo haber hecho en el pasado!… Sólo pudo haber
sido en el pasado, pues en esta vida él solamente buscaba ayudar a las personas…”
El diálogo de mi madre por teléfono encendió una luz en mi espíritu. ¡Es verdad,
que hiciera para merecer lo que me estaba ocurriendo!
En aquel momento, entrando en la habitación, el Hermano Garcia me anunciaba:
- “Paulino, hay visita para ti…”
Casi instantáneamente observé la figura sonriente del Dr. Odilón Fernandes, que
venía a verme.

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EL PASADO

Di la bienvenida al Dr. Odilón a mi casa – digo mía, porque efectivamente todavía


me consideraba vinculado fuertemente a lo que en realidad ya no me pertenecía más. Con el
pasar del tiempo veía que el sentimiento de poseción es una de las mayores trabas que tiene
el espíritu en su lucha para que se libre del todo de lo que le ata a la tierra, y esto sucede,
incluso después de tomar conciencia de la pérdida del cuerpo físico.
Saludándome con alegría, el Dr. Odilón preguntó:
- ¿“Paulino, estás listo para el trabajo? ¿Estás listo para cooperar con nosotros?...”
- A pesar del inmenso júbilo que se apoderó de mi corazón en aquel momento, no
conseguía esconder cierta melancolía que se veía reflejada en mi semblante. Con la
perspicacia que siempre habría de admirar más en él, el devoto instructor continuó
hablando:
- “Se muy bien el motivo de tu preocupación…¿Quieres saber, no es cierto Paulino?
Estoy aquí para ayudarte, claro que dentro de mis posibilidades. Volver a los recuerdos de
vidas pasadas debe ser un fenómeno natural. No nos conviene forzar las puertas
desconocidas del “yo”… No sabemos - afirmó jugando – qué tipos de “fantasmas”
albergamos en los sótanos de la inconciencia… Podemos crear ciertas situaciones que nos
faciliten el recuerdo de lo que fuimos y de lo que hicimos, sobre todo en el pasado
reciente”.
En compañía del Hermano Garcia, el Dr. Odilón me invitó a ir con él al que
denominaba de Escritorio de Registro de Experiencias Pasadas.
- “Nuestro Currículum Vitae, Paulino, aclaró, yace naturalmente impreso en la
conciencia, sin embargo existen, en el Más Allá, documentos que hablan de nuestros
antecedentes… La organización de los hombres, los papeles que se acumulan en las
estanterías empolvadas, comprueban que todo es un verdadero desorden, comparando con
los archivos que tenemos por ahí a nuestra disposición… En nuestro Plano, todo es
computarizado, mucho antes de que esto se hiciera en el mundo…”
En Río Preto (me refiero a la ciudad extra física), llegamos al amplio edificio, todo
hecho de material semejante al cristal. Todas las puertas se abrieron automáticamente con
la simple presencia del Dr. Odilón. Posteriormente, habría de comprobar que nuestro
bienhechor poseía acceso a casi todos los departamentos de la Vida Mayor que tuviera
relación con asuntos relativos al espíritu.

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EN LOS REGISTROS PÚBLICOS

No había mucha gente circulando en los corredores del referido edificio. Todo allí
era de un orden impecable y de extremo buen busto.
Caminando con el Dr. Odilón, entramos a una pequeña sala donde fuimos atendidos
por una joven simpática que nos condujo a la presencia del Dr. Orlando. Saludando
efusivamente la visita del Dr. Odilón y, saludándome con cortesía, inmediatamente
entablaron el diálogo:
- “¿Qué buenos aires lo traen por acá Odilón? Hace mucho que no nos vemos…
¿Cómo están las cosas en los alrededores de Uberaba? ¿Mucho trabajo?..”
- “Trabajo, Orlando, sabes que trabajo es lo que no me falta. Pero todo está bien.
Este aquí es nuestro Paulino. ¿Lo conoces?”
- “Claro que lo conozco, es hijo de nuestro Paulino y de nuestra Eurides… Supe de
su regreso. Pero, por lo que veo, parece que todo está bien contigo, ¿no es cierto
jovencito?”
La conversación era tan natural y amena que no tuve más recurso que adherirme a
su informalidad:
- Gracias a Dios, estoy bien. Cuento con amigos como el Dr. Odilón y hasta creo
que estoy mejor de lo que merezco… Apenas…
“Es cierto Orlando, intervino Dr. Odilón, Paulino quiere saber… Creo que con tu
auxilio podremos ayudarlo a recordar. ¿Estarías dispuesto?”
- “Mira, Odilón, sabes como son esas cosas… No es lícito que avancemos la señal.
Lo que puedo hacer es pasarles algunos datos para la investigación. ¿Sería suficiente, no?”
“Más que suficiente, Orlando, y te agradecemos mucho. Contamos con Paulino en
nuestras actividades junto a la Costra y nos gustaría verlo con la necesaria serenidad en el
trabajo”.
- “Vengan conmigo” – Nos invitó aquel hombre, cuya figura, por sí solo, imponía
respeto por doquier.
Las puertas se iban abriendo automáticamente a medida que subíamos por una
escalera en espiral que nos llevó a la cima del edificio, donde en una amplia sala, se
localizaba el archivo al cual pocos tenían acceso.
Apretando unos botones en el panel, el Dr. Odilón me solicitó nombre completo,
fecha de nacimiento, filiación, fecha y local de desenlace.
Pasados algunos segundos, estaba con mi ficha en la mano. El corazón acelerado,
latía fuerte en el pecho…

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TODAVÍA EL PASADO

Nos sentamos. Una joven entró en el salón, sirviéndonos un jugo..Para relajarme, le


pregunté:
- ¿Es de maracuyá?...
La gente sonrió y el Dr. Orlando, sin miramientos, fue diciendo:
- “Paulino, lo que sabemos, lo que tenemos en nuestros registros es lo siguiente: has
vivido en el siglo pasado en Oviedo, en España, fuistes una persona rica y poseías
envidiables caballos… Dejaste el cuerpo por un colapso fulminante en la primera década de
este siglo…”
Observando mi reacción, el Dr. Odilón agregó:
- “Así es Paulino, por eso siempre has estado ligado a los asuntos relacionados con
la tierra. Tu y tu padre…”
Recordé que desde niño, quedaba mirando largamente dibujos de caballos en las
revistas y siempre me gustó montar, conservando en mi dormitorio, en forma de
decoración, el busto de un caballo, espuelas, botas, sombrero, montura, en fin, todo lo que
tenía relación con el arte de la caballería.
Les confieso que quedé algo decepcionado…Esperaba que la consulta fuera una
revelación más detallada de mis experiencias pasadas, incluso de existencias más remotas.
Por cierto, notando mi descontento, el Dr. Odilón consideró:
“Hijo mío, el verdadero escritorio de registro de nuestras vidas anteriores se
encuentran dentro de nosotros mismos… Lo que fuimos y lo que hicimos, corresponde
exclusivamente a nosotros. No hay nada que pueda cambiar nuestra intimidad, sabiendo
más de lo que sabemos de nosotros mismos. Lo que muchos hacen al respecto en el mundo
es mera especulación, fanatismo y mistificación, Aunque debemos tener el máximo respeto
a los que se dedican a la investigación seria de las revelaciones que se hacen
espontáneamente en este o en aquel lugar…Si deseas saber más, te sugiero que cuando sea
posible, te entregues a la introspección, visitando, quien sabe, aquellos caminos en las
cercanías de Oviedo. Puede ser que allí, en contacto con lo que todavía es reciente para ti,
consigas por lo menos acordarte parcialmente…”

EN OVIEDO

No podía suponer que en el Más Allá hubiera fronteras y aduanas.


De Brasil a España fuimos volitando, lo que no era problema para el Dr. Odilón y el
Hermano Garcia, pero, en lo que a mi se refiere, todavía no me sentía habilitado para
cumplir, a través de la facultad de volitación, un tramo de espacio tan largo.

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Cuando llegamos a la frontera de la región española, conducidos por una especie de
submarino etéreo, vehículo apto para navegar en el vasto océano de las más diferentes
dimensiones, bajamos y nos dirigimos a las autoridades que controlaban la frontera. Se
engañan los que se imaginan que el espíritu aún vinculado a la Tierra pueda, en el Más
Allá, caminar a gusto… Es peligroso aventurarse por los caminos que seguimos -por allí
pululan espíritus errantes-, a no ser que la densidad de nuestro cuerpo espiritual nos permita
subir para viajar, digamos, por encima.
Enseñando sus credenciales, que consiguió en una especie de Consulado en la Vida
Mayor, entramos a España. Así que pisé tierras españolas, empecé a sentirme diferente,
como si poco a poco, otra personalidad fuese apoderándose de mí. Amparado por el Dr.
Odilón y el Hermano Garcia, que me ladeaban, empecé a experimentar la posibilidad de la
volitación. Sin percibir, me elevé al espacio sostenido por ellos y, como si me deslizara por
una pista de hielo sobre patines, me moví a cierta velocidad. No he podido, sin embargo,
prestar mucha atención al interesante fenómeno, puesto que, con sinceridad, yo mismo me
sentía un tanto raro…
En pleno aire, empecé a sentirme en la piel de un torero y oía con ritmo, los gritos
de “ ¡olé! ¡olé!”, pareciéndome ver sobre el lomo de fogoso corcel, la figura de un hombre,
que era yo mismo.
Una que otra vez el Dr. Odilón me solicitaba firmeza de pensamiento, buscando
conversar conmigo para no entregarme totalmente a aquellos devaneos.
Oviedo no me atrajo la atención a punto de que pudiese reconocerla, a no ser por la
antigua iglesia que observé de paso, en una de las plazas de la ciudad. Seguramente, la
ciudad había cambiado y las nuevas construcciones alteraron de algún modo los registros,
es decir, la historia reciente de la ciudad, como si sus pobladores se sobrepusieran a la
historia antigua.
Es preferible que no me identifique completamente, por este motivo, les pediré
permiso para no identificar mi nombre completo –nombre que Dr. Orlando nos diera en la
Oficina de Registro en Río Preto-; para que entiendan la narración que hago. Debo decirles
que, en Oviedo, mi nombre de pila era Juan.

LA IGLESIA DE SAN JOSÉ

En verdad, lo que llamó mi atención en Oviedo fue la iglesia de San José.


Comprendiendo que conocer el pasado fuese talvez, un capricho que no debía seguir
adelante y estaba a punto de desistir, cuando el Dr. Odilón me invitó a entrar en el simple
templo, todo pintado de blanco y rodeado por un jardín muy bien cuidado.
Por cierto el Hermano Garcia anticipándose al desarrollo de los acontecimientos, me
recomendó tranquilidad. Sin embargo yo leí en sus ojos mucho más de que lo que él
pretendía decirme.
Recorriendo la pequeña Iglesia de San José, conservada interiormente en sus
trazos originales, examinaba detenidamente cada detalle… El altar de madera de buena ley,

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los toscos bancos, las imágenes barrocas, el silencio que me parecía entrecortado de voces
en oración… Sin embargo, me llamó la atención un confesionario que me parecía obra
tallada, localizado en la entrada de la sacristía. Nos aproximamos, más atraídos por aquella
verdadera obra de arte, que por la revelación me habría de dejar perplejo.
En una placa de plata, leí con los ojos asombrados: “Donación del hacendado
Juan…, dueño de la Hacienda Primavera. Que San José lo bendiga”. Evidentemente, lo que
yo acababa de leer estaba en español. Toqué suavemente con los dedos la referida placa y
en aquel momento, una corriente eléctrica corrió por mi cuerpo, como si estuviese poniendo
en funcionamiento determinados centros de la memoria…
“¡Hacienda Primavera!”… ¿Donde estaría localizada?... ¿Existiría todavía después
de tanto tiempo?
Miré al Dr. Odilón, que, a cierta distancia, observaba mis reacciones. Cambiando
confidencias con el Hermano Garcia, noté que mi tío salió, regresando casi enseguida,
mientras yo, sentado en uno de los bancos de la iglesia, intentaba recuperarme, controlando
la respiración, que se había acelerado.
Acercándose a mí, el Hermano Garcia, poniendo la mano sobre mi hombro, dijo:
- “Ella todavía existe Paulino… Me informé y supe que tu antigua herencia es hoy
propiedad de la prefectura local…”
El Dr. Odilón me peguntó:
- “¿Hijo mío, quieres continuar? Quizá sea mejor aplazar la visita, ¿no crees?...”
- Contesté que no. Sí retrocediera ahora, aquello no más me saldría de la cabeza.

HACIENDA PRIMAVERA

Me repuse después de algunos minutos y salimos con las informaciones obtenidas


por el Hermano Garcia. Se nos ha hecho fácil llegar a la Hacienda, donde con seguridad
viví en el pasado buena parte de mi vida.
Así que llegamos a la entrada de la hacienda, el Dr. Odilón me recomendó el
contacto con la tierra, Aunque, indirectamente, buscando acariciarla con los propios pies en
las vibraciones que constituyen el armazón magnético.
A medida que caminaba, estableciendo sintonía con aquel ambiente que de pronto
pasé a identificar, a pesar de los cambios que la prefectura realizara allí, me sentía raro,
como si estuviese transitando la propiedad que todavía era mía… Dr. Odilón y el Hermano
Garcia me dejaban caminar adelante, aunque todo el tiempo permanecieron vigilantes,
listos para intervenir en caso de un acceso de desequilibrio mío.
Fui al corral, al lago próximo, a la pequeña huerta, pero sin duda al lugar donde
quedaban los caballos fue lo que más me interesó… A pesar de extensa, solo un viejo
caballo, enganchado a una carroza, permanecía en la conservada caballeriza. Sin embargo,
cuando entré en la casa hacienda, no pude contener el asombro. ¡Me he visto en un busto de
bronce sobre una cristalería! Aquel era yo mismo, con muy pocas diferencias

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fisonómicas…Colgados en la pared, estaban el sombrero de torero, la capa, la espada y la
lanza… Al otro lado, las espuelas de plata y un viejo blasón de la familia…
No conseguí permanecer en el local por mucho tiempo. Todo aquello era demasiado
para mí. Empezaba a arrepentirme y, sin embargo, no me convenía rehusar. El Dr. Odilón
no podía estar perdiendo su tiempo conmigo… Les digo que de hecho no vale la pena el
recuerdo, a no ser que venga en forma espontánea, a semejanza de una flor que se abre a
tiempo.
Caminé sin rumbo, sin sospechar que finalmente caminaba al encuentro de mi
propio destino. Caminando por el pasto que diera lugar a extensa grama, no noté que mis
pies estaban al borde del precipicio… Algo me imantara al piso con fuerza desconocida y,
cuando miré el fondo del abismo, una especie de cinta cinematográfica empezó a
proyectarse en la pantalla viva de mi memoria...

OBSERVANDO LO QUE HICE

La escena a que me refiero tuvo inicio de adelante hacia atrás, o sea, era como si
fuese un video, con la cinta rebobinada…
Cuando centré la visión en el fondo del abismo, con imagen y sonido, percibí a un
hombre que, montado en un caballo, se precipitaba… ¡Todo ha ido retrocediendo de forma
vertiginosa, hasta que me he visto, a unos quinientos metros de allí, atando a un hombre de
espaldas sobre un caballo ciego! Incluso he podo oír el diálogo que manteníamos:
- “Juan, me suplicaba el infeliz, percibiendo mi descontrol, no hagas eso… Te
prometo que nunca más asediaré a Isabela… Me iré definitivamente de Oviedo… ¡Tenga
compasión!...”
- ¡Cállese, Pablito!... – le decía insano, atándole las manos con impaciencia. Estoy
harto. Desde que los sorprendí en el silo, me aloqué… Ustedes me han apuñalado por la
espalda. Los acogí en mi casa como amigos y vean lo que me han hecho… Todos comentan
mi desdicha y se ríen de mí… ¡Ni una palabra más!...
Después de todo, sentí que no había en aquel hombre que era yo, la intención de
matar al amigo. Quería sí, que él desapareciera de mi camino, pero… le tenía tanta
estimación que por mis propias manos no tenía coraje de matarlo ni de contratar a alguien
que diera fin a su vida.
En el apogeo de la perturbación, no he visto cuando he dado un fuerte golpe en el
anca del caballo, que, desprovisto de visión, se empinó y salió galopando velozmente. He
querido detenerlo, pero era tarde… Cuando percibí lo que había hecho, me arrodillé en el
pasto, de aquella tarde casi de noche, llorando profusamente, comenzando, allí mismo, a
padecer mi dolor a través del remordimiento que, por largo tiempo, seguiría en forma de
terrible espectro, poblando mi sueño de espantosas pesadillas.
Pablito, atado sobre el dorso del animal, se precipitó al abismo, sin que el caballo y
el caballero pudiesen adivinar lo que les sucedía. En aquel preciso momento, no se por qué

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mecanismos, me he visto en Brasilia, manejando el carro, que, entrando en un buzón en
pleno asfalto, me lanzara muy distante…
No hubo necesidad que alguien me explicase. Entendí todo y les pido permiso para
omitir detalles de mi estado de tristeza, que no sé precisar cuantos días duró.
El Dr. Odilón y el Hermano Garcia se encargaron de traerme de regreso a Brasil,
dejándome guiar todo el tiempo en silencio por mis devotos amigos. Me consideraba un
criminal. Ahora sabía la razón de todo lo que me había ocurrido… Yo mismo induje el
accidente, preparando los mínimos detalles, para librarme del remordimiento y la
conciencia me impeliera al preciso rescate.

NUEVA VISIÓN

Me recuperé lentamente del conocimiento parcial que tuve del pasado… Empecé a
poner mis ideas en orden y llegué a la conclusión que de hecho, la Ley no descansa. No
hay nada que hagamos a los otros que no estemos haciéndonos a nosotros mismos, tanto el
bien como el mal.
Tenía el consuelo de que no fui el único en equivocarme… La humanidad de un
modo general estaba sometida a las consecuencias de sus arbitrariedades y de sus
desmanes. Reconozco que la Ley es de amor, visto que única y exclusivamente la
corrección del culpado, permite cosechar el resultado de su propio sembrío.
El Dr. Odilón me dejó solo por algunos días. Entregado a largas reflexiones, llegué
a la conclusión de que para mi no había otros camino que el de empezar a trabajar de
inmediato. Sin embargo, de ahora en adelante decidí dedicarme al cultivo del espíritu,
abandonando temporalmente el campo de la política, en la cual me había enredado. No
tenía base para no dejarme arrastrar, complicando cada vez más mi situación espiritual,
dadas las facilidades que la actuación política ofrece principalmente a sus adeptos en Brasil.
Tarde o temprano iba a caer, a pesar de la rígida formación moral que recibiera de mis
padres. Si no cayera del todo, es probable que por lo menos me alejara del compromiso
social que me había propuesto brindar junto a los órganos públicos, casi todos ellos mal
dirigidos e insensibles a las necesidades reales del pueblo.
En la primera oportunidad que tuviera de encontrarme con el Dr. Odilón Fernandes
le solicitaría trabajo.
Días después, ya fortalecido, me encontré de nuevo con el devoto instructor.
Acompañando a mis padres a una visita al “Pedro y Paulo”, en Uberaba, fui recibido en la
puerta de la institución por el amigo Dr. Odilón que me esperaba con una amplia sonrisa.
Es curioso que “el grupo de la contra” continuaba afuera al acecho, carcajeando y
profiriendo improperios. No había recurso. El que deseara servir a la luz tendría que
soportar a los vecinos de las tinieblas.
Indagando respecto a mi estado de ánimo, contesté al paternal compañero:

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- “Vamos yendo… Todavía estoy bajo los efectos que me causaron la visita a
Oviedo, pero ya no quiero saber más nada… ¡Dios me libre de investigar el pasado! Jamás
revolveré mi propia tumba…”
Dr. Odilón me reconfortó con un gesto cariñoso en el pecho, a la altura del corazón,
y me llevó hacia dentro.

UN NUEVO AMIGO

La casa como siempre, estaba repleta. Aquél sábado estaba agitada. Comprendía la
importancia de aquel núcleo en la divulgación de los postulados espíritas, a través de la
creencia de la inmortalidad y de los esclarecimientos que allí eran dados a varios que por
primera vez entraban en contacto con el Evangelio Resucitado.
Llevándome a la sala de reuniones, el querido bienhechor me dijo:
- “Paulino, quiero presentarte a un nuevo amigo… Ustedes dejaron el cuerpo en el
mismo día, mes y año; él, en una mesa de cirugía (como ves: ¡una simple cirugía de
vesícula!) y tu, en un accidente de carro…”
Al lado del médium, como si estuviera haciendo guardia, noté la presencia de
alguien con la fisonomía un tanto seria.
- “No te preocupes, Paulino: Luiz es así desconfiado por naturaleza. Se trata del
hermano del médium que, teniendo gran simpatía por él, con el permiso del Hermano José,
últimamente viene dándole importante ayuda en ciertas dificultades”.
Nos saludamos y nuestro abnegado instructor le preguntó:
- “¿Cómo van las cosas Luiz? ¿Y en casa, todo está mejorando?...”
- “El futuro es promisorio, pero los niños están dando mucho trabajo. Sin embargo,
he seguido sus recomendaciones: intento interferir lo menos posible, dejando que aprendan
con sus errores. La cosa es complicada… La muerte, a pesar de ser ficticia, produce un
cambio real en todo…”
Teniendo que ausentarse, atendiendo al llamado de uno de los encargados de la
reunión, el Dr. Odilón nos dejó conversando, diciendo que regresaría luego.
El médium no cesaba de escribir. Pequeña fila de desencarnados, simulando
personas pretendiendo utilizar una cabina telefónica, se ponían a su lado, transmitiendo
noticias del Más Allá. ¡Imaginé que para él la tarea no debería ser fácil!... Servir de
intérprete en pocos minutos a tantos y tan diferentes emociones debería provocarle un
desgaste muy grande.
Dando inicio al diálogo, me arriesgué a preguntar:
- Y entonces Luiz, ¿que me dices?...
- “Mira, a mi me ha gustado conversar siempre, pero ahora, he aprendido a
observar más… Todo lo que tengo que decir es relativo y, siendo relativo, el argumento es
pasajero. ¡He metido mucho la pata!... He caído, estoy tratando de levantarme. Mientras
tanto, la práctica que realizo acá me va ayudando en la aceptación natural de los hechos.

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Siempre hablé de la muerte, siempre deseé morir, ahora entiendo la gran tontería… Nada se
ha alterado, y si alguna cosa cambió, cambió para peor…”

CONVERSACIÓN SINCERA

La amena conversación del médium con el hermano desencarnado me estaba


agradando. Su forma sincera de hablar sobre las cosas eran compatibles con mi estilo,
aunque no fuese capaz de expresar mi opinión sino cuando era absolutamente necesario.
El Dr. Odilón resolvía algunas cosas pendientes (la reunión era muy trabajosa) y
mientras no regresaba, continuamos conversando.
- Luiz –arriesgué la pregunta- ¿prácticamente desencarnaste en una mesa de cirugía,
no?...
“Es cierto, digamos que hubo una negligencia... La anestesia me provocó vómitos
sucesivos y como estaba algo obeso, facilitaron que yo aspirase. Me quedé con los
pulmones inundados y tuve varios paros cardíacos.”
- Pero, ¿tu muerte estaba programada?...
“Claro que lo estaba... Podía haberme quedado un poco más, sin embargo mis
créditos espirituales eran insuficientes para que pidiera una prórroga –los míos y los de mis
familiares- y de aquellos que estaban vinculados conmigo que todavía me necesitaban en el
mundo...
- ¿Ya has investigado tu pasado?
- “No Paulino, todavía no tuve tiempo para tanto. Estoy abrumado por los
abundantes problemas de mi desenlace que, sinceramente, me falta la serenidad necesaria
para aventurarme en el conocimiento del pasado. Cuando estoy acá, intento articular
algunas cosas en beneficio de los míos, incluso sin tiempo para pensar en mi propio
futuro.”
¿Y los médicos que te operaron?... ¿En verdad hubo negligencia?
- ¡Si lo hubo! Antes de que perdiera totalmente la conciencia, he podido oírlos
discutiendo en la sala... Uno culpaba al otro y yo me moría, sin que ellos supiesen qué
medidas tomar. Por cierto habrán de pagar por su irresponsabilidad. Pero eso no es
conmigo”.
- ¿Guardas algún resentimiento contra ellos?
- “De ningún modo, no puedo perder tiempo... La Medicina en el mundo, todavía es
una ciencia casi primitiva y los médicos, sus sacerdotes, tienen un conocimiento un poco
más avanzado que los de los curanderos (“pajés”). La Medicina de investigación en
laboratorio, es una; la de los consultorios es otra completamente distinta. Muchos médicos
salen de las facultades y van aprendiendo de sus propios errores, solo que hasta que
aprendan, ya enviaron a muchos al cementerio...”
- ¿Y ahora qué?...
- “Ahora, paciencia... Aceptar que no soy diferente, que mis hijos no son diferentes,
que en suma, nadie es diferente de nadie y que todos estamos en camino...”

30
PEDIDO DE AUXILIO

Cuando el Dr. Odilón regresó, la reunión estaba prácticamente finalizando. Pidió


perdón por la tardanza y pasó a acompañar los diálogos que se establecían entre el médium
y las personas que deseaban orientación.
Llamó nuestra atención los padres que presentaban al hijo adolescente al médium.
El joven con 17 años, afirmaba ver a los espíritus, oírlos entrar en contacto con ellos...
Decía que se sentía perturbado en los estudios y no conseguía concentrarse en ningún tipo
de trabajo. La familia, de ciertos recursos financieros, se dejaba envolver por sus
argumentos, creyendo que quizá allí estuviese un misionero de la mediunidad. Por no poder
conciliar el sueño en la noche, todos los días el joven dormía hasta casi la hora del
almuerzo...
El médium se entregó a la reflexión por algunos segundos, como si estuviese
dándose tiempo para apreciar mejor el problema. Fue lo suficiente para que reaccionando
rápidamente, el Dr. Odilón casi se incorporase en ello, incluso de modo imperceptible para
el propio médium... Al mismo tiempo que se certificaba de las facultades de nuestro amigo,
con la mano sobre la frente del joven, el Dr. Odilón pasó a auscultar su psiquismo.
Para sorpresa general, el piadoso instructor, habló por la boca del médium de forma
incisiva:
_ “Hijo mío, no debes preocuparte ahora de la mediunidad... Necesitas estudiar y
trabajar. Frecuenta la Juventud Espírita, para conocer la Doctrina. Selecciona a tus
compañeros... Apártate de las malas noches y de las drogas. Realmente percibes a los
espíritus, pero estás bajo una influencia perturbadora...”
A medida que el Dr. Odilón hablaba, el joven iba agrandando los ojos como si,
finalmente, alguien lo hubiese “descubierto”. Sus progenitores, engañados por él en sus
imprudentes propósitos, nada entendían... Habían ido a otros centros espíritas y en algunos,
habían recibido información de que el hijo era médium y tenía una tarea misionera que
cumplir. Un amigo de la familia que los acompañaba, exhibía una sonrisa significativa por
las palabras que supuestamente habían sido dichas por el médium...
La conversación no duró más que 4, 5 minutos. El joven salió hablando bajito con
sus padres:
- “No regreso más por acá... Él no sabe nada. ¡Ustedes me meten en cada una!...
¡Venir de Campinas para nada! ¿Cómo puedo estudiar y trabajar si los espíritus no me
dejan? ¡No duermo de noche: me quedo exhausto de luchar con los espíritus, necesito estar
con mis amigos, que son los únicos que me distraen!...”

31
EXPLICANDO

Regresando a nuestra reunión el Dr. Odilón aprovechó para aclarar:


- “No se preocupen. Ahora los padres empezaran a pensar diferente y exigirán una
mayor coherencia en sus actitudes. Nadie está completamente desamparado. Amparado en
nuestras palabras, el amigo que lo trajo habría de abrirles los ojos para el hecho de que el
hijo, en realidad, no quiere asumir ninguna responsabilidad. Es un bon vivant (“vivo”) que
si continúa como está, acabará víctima de una vampirización espiritual de impredecibles
consecuencias. A veces, la caridad manda que se diga la verdad...”
- “¿Pero – preguntó Luiz – y los centros espíritas Dr. Odilón, que los orientaron de
forma equivocada?...”
- “Lo han hecho con buena intención. Han intentado ayudar, pero el problema es
que la mayoría de las personas con las que buscamos orientación están ellas mismas,
necesitando orientarse mejor. No es suficiente ser espírita para estar apto en la tarea de
aconsejar. El médium necesita estudiar para atraer compañías espirituales más esclarecidas
y puedan asesorarlo. ¡Infelizmente en nuestras casas espíritas hay mucho más misticismo
que Espiritismo! La autosuficiencia de los Médium los destruye... Creen que lo saben todo
y que no necesitan estar en constante aprendizaje, esmerándose, primordialmente en su
renovación íntima.”
- Pero – pregunté - ¿por qué los espíritus no hablan directamente con esos Médium
sobre su necesidad de un estudio más amplio de la mediunidad?
- “Hablan Paulino, hablan, pero no son escuchados... los médium, en un número
significativo, creen que los comunicados que reciben no tienen nada que ver con ellos.
Existen Médium que establecen una especie de sintonía selectiva con los espíritus.
Escuchan apenas lo que quieren escuchar... Están bajo influencia de espíritus de la misma
estirpe. Semejante atrae a semejante, ¿no es así? Se Establecen centros espíritas para el
ejercicio de su vanidad y no el de la mediunidad con Jesús, acorde con las sabias
orientaciones de Allan Kardec. ¿Qué podemos hacer, sino continuar cumpliendo con el
deber que nos impone la conciencia?... Gracias a los Cielos, el Espiritismo en poco más de
cien años, creció mucho, pero hablando con sinceridad, no se si sería importante que por
ahora siguiera creciendo más... El fenómeno no debe ser puesto a nivel superior en la
necesidad de convertirse en templos espíritas, en escuelas del alma. No se debe considerar,
bajo pena de graves perjuicios futuros, los imperativos de la evangelización infantil y de la
orientación del joven...”

32
PUNTO DE VISTA

Ya casi no había nadie en la sala. Los compañeros encarnados, se habían retirado


casi todos lentamente y los amigos de nuestro Plano ultimaban los preparativos para partir.
El Dr. Odilón continuaba dialogando pacientemente con nosotros, preocupado quizá
en transmitirnos su pensamiento, ayudando a la visión doctrinaria que teníamos interés en
aprender.
- “Con referencia a los jóvenes – continuó seguro de lo que expresaba -, que
actualmente parece que se han apartado de las casas espíritas, opino que, infelizmente los
padres vienen fallando en su conducción... No promocionan el Culto del Evangelio en el
Hogar, no tienen el hábito de dialogar con los hijos sobre los temas concernientes a Dios y,
sobretodo, se juzgan dispensados de hacer dentro de casa lo que se esfuerzan para hacer
fuera, o sea, no se esmeran en el ejemplo de una vivencia cristiana auténtica... Está claro
que los padres espíritas no son seres angelicales, ni los espíritus que se incorporan en
condición de hijos. Todos tienen sus dificultades existenciales, todavía la indiferencia y la
pasividad son actitudes lamentables”.
Tratando de sintetizar para no alargarnos en exceso, frente a la perspectiva de
nuevas actividades, el abnegado instructor prosiguió:
- “El mundo de hoy es, sin duda, el mismo de siempre, sin embargo, podemos
expresarnos completamente diferente del mundo de ayer. Las reuniones espíritas
consagradas a los jóvenes necesitan adecuarse para darles interés y cautivar su presencia,
caso contrario, continuaremos observando la ausencia que viene ocurriendo en las
Juventudes Espíritas. Respetamos la opinión de los compañeros que no piensan como
nosotros, pero creemos que, en el mundo de hoy, el mensaje espírita necesita unirse al arte,
en sus más diversas expresiones... Tenemos la poesía, el teatro, la música... Evidentemente
que los excesos deberán ser cohibidos, pero ese moralismo atávico que impera en nuestro
Movimiento, es el gran responsable por la ausencia de los jóvenes de las casas espíritas.
Concordamos que hay que dar preferencia a la calidad y no a la cantidad de adeptos, sin
embargo son nuestros hijos y nuestros nietos, espíritus comprometidos con nosotros, que
están a la deriva en el agitado mar de la existencia física...”
Anticipándome a las conclusiones del Dr. Odilón, nuestro Luiz preguntó:
- “¿Usted quiere decir que las reuniones espíritas no tienen interés para los jóvenes
porque son demasiado serias?”
- “No es bien así, Luiz... El Evangelio es un himno de alegría a la Vida. No
podemos transformar la religión en algo que no proporcione júbilo a las almas. Con todo
respeto, existen reuniones espíritas que son auténticos velorios, y los difuntos... somos
nosotros. El joven espírita debe sentirse feliz en la actividad espiritual en la que se
envuelve; debe sentir que el Espiritismo no le quita la libertad de acción ni anula su forma
de ser; en suma, debe comprender libremente, lo que Paulo escribió: “Todo para mi es
lícito, pero ni todo me conviene”...

33
INVITACIÓN INNEGABLE

Al salir, el Dr. Odilón nos pidió que lo acompañásemos. Tendría un encuentro con
el Hermano José y, según él, podríamos Luiz y yo participar sin problemas de la
conversación.
Tomamos un vehículo que nos condujo a los cielos de Uberaba, donde se localizaba
la ciudad espiritual del mismo nombre. Era, de hecho, una metrópoli casi tres veces mayor
en tamaño e infinitamente más progresista que la urbe de tantas tradiciones espirituales en
Brasil, que hospedaba, en la presente peregrinación terrenal, a uno de los más fieles
discípulos de Cristo incorporado en la Tierra.
Les pido que me dispensen de la obligación de describirla, considerando que éste no
es el principal objetivo de nuestros modestos apuntes.
En un amplio parque, lleno de árboles y extensos jardines, nos esperaba el Hermano
José. A mi parecer, Luiz ya disfrutaba cierta intimidad con él, pero, en lo que a mí se
refiere, era la primera vez que tendría el privilegio de oírlo.
Saludándonos con alegría, el venerable bienhechor, sin pérdida de tiempo, se dirigió
al Dr. Odilón:
- “Odilón, necesitamos interceder a favor de Rubério. Creo que éste es el momento
propicio. Si puedes hacernos ese favor… Es una lástima que se haya equivocado así, un
médium con tantas posibilidades. Sucumbir a las críticas de los compañeros que,
impensadamente, lo han inducido al suicidio… Hace más de un año que estamos tratando
de rescatarlo. ¿Tu estarías dispuesto a descender?...”
- Por supuesto que sí contestó el Bienhechor, sin titubear. Aguardaba simplemente
tus instrucciones. Vamos a ir en su auxilio. Conozco a Rubério y se lo que vale, todavía no
nos fue posible librarlo del karma pasado. ¡Si por lo menos los amigos del Centro le
hubiesen dado atención!... Pero hubo demasiada habladuría y el pobrecito no resistió.
Descenderemos. Con su anuencia, llevaré a Paulino y a Luiz conmigo. Será una
oportunidad para que vean…”
El Hermano José nos miró fijamente con sus ojos claros, hablando finalmente:
- “Hijos, aprendan a no dar crédito excesivo a las palabras de los hombres, espíritus
tan enfermos como nosotros mismos. Cumplan con el deber que les compete y sigan
únicamente a Jesucristo. Hagan el bien y callen. Comenten solamente lo positivo, porque
toda vez que abordemos un asunto infeliz, estaremos cooperando con la fuerza de las
tinieblas. Sin dudas el escándalo es necesario, pero pobre de quien lo promueva…”
Dejando que el Hermano José y el Dr. Odilón hablasen solos, Luiz y yo nos
apartamos algunos metros, tratando de aprender el significado de aquellas palabras, que han
sonado enigmáticas a nuestros oídos.

34
UNA VALIOSA EXPLICACIÓN

Cuando regresó, percibiendo el Dr. Odilón nuestra preocupación en lo referente al


asunto, nos explicó sin rodeos:
- “Rubério renació con determinados conflictos en el campo sexual. Médium de
excelentes posibilidades fue víctima del prejuicio que, infelizmente, aquí y en otras partes
prevalece entre los espíritas que todavía no aprendieron a ver dentro de sí mismos.
“Criado sin padre, Rubério, desde temprano cayó en las garras de espíritus
oportunistas que en el cuerpo o fuera de él, abusaron de él, quitándole las fuerzas. Luchó
para no entregarse a desarreglos mayores y escapar a la acción de las drogas. Joven
valeroso, empezó a frecuentar determinada casa espírita, pero, ni bien los dirigentes
percibieron sus tendencias homosexuales, lo invitaron a apartarse, afirmando que el
ejercicio de la mediunidad es incompatible con lo que se llama inmoralidad… Le dijeron
que era víctima de espíritus vampirizadores y, enfermos, que necesitaban ser tratados en
condición de obseso común…
“Buscando un nuevo grupo de trabajo, Rubério sufrió el mismo tipo de censura y,
cosa rara, algunos compañeros de insospechada moral lo miraban con malicia y deseo, al
mismo tiempo que a boca de jarro, lo atacaban, considerándolo una amenaza a las buenas
costumbres. Médium psicofónico de grandes posibilidades, le negaron la caridad de una
silla en la reunión de mediunidad y ni siquiera le permitieron cooperar en la transmisión de
los “pases…”
Haciendo una breve pausa y buscando dar vuelta al delicado asunto, para no ser tan
incisivo y tan detallista, el instructor continuó:
- Durante casi diez años, Rubério trató de integrarse en un grupo, pero, cuando
percibió que difícilmente sería tratado con naturalidad, se apartó definitivamente,
agravando su situación. Hemos hecho lo posible. Intentamos inspirar a compañeros para
que escribiesen con tolerancia sobre el asunto, sin poder ignorar que casi todos no deben
comprometerse. La ola moralista a ese respecto, que se propaga actualmente entre los
adeptos de la Doctrina es semejante a la caza de brujas en la Edad Media…
“Para terminar, les digo que Rubério terminó por ahorcarse. Sin el apoyo que
podría haberle ayudado a vivir mejor consigo mismo, y al no verse libre de todas sus
dificultades personales, contrajo el HIV y rendido a las sugerencias de las tinieblas,
determinó matarse…
“Hemos tratado, hace casi dos años, recatarlo del estado de extrema rebeldía en que
se encuentra, pero hasta ahora, ni siquiera puede oír hablar de
Espiritismo…”

35
RUBÉRIO

Nos preparamos y… bajamos. Rubério vagaba en el mundo, cual indigente


expuesto a la intemperie. Vivía en progresista ciudad del interior del estado de Minas
Gerais y ni siquiera era recordado por las oraciones de aquellos que lo habían conocido en
la condición de médium.
El Dr. Odilón, siempre listo al debido socorro a los intermediarios, nos aclaró que
necesitaríamos aproximarnos con cuidado. Rubério vivía en las calles y se unía a un grupo
de espíritus que no eran nada compatible con él. Sufría crisis de asfixia y se atormentaba
por el remordimiento, pero su indignación era tal que rehusaba a veces, la protección que
tratábamos de llevarle, conduciéndole en el Más Allá, a conocido hospital dedicado a
Médium caídos.
No fue difícil localizarlo. Estaba en una de las plazas centrales de la ciudad,
completamente desfigurado. Excesivamente delgado, se notaban las secuelas del Síndrome
de Inmunodeficiencia Adquirida que marcó el cuerpo espiritual. Al ver la presencia del Dr.
Odilón, trató de levantarse y correr, pero, tambaleando, cayó al piso, ante la indiferencia de
las demás entidades que le acompañaban.
Apurándose, el piadoso labrador del Bien consiguió sentarlo sobre el gras. Mientras
Luiz y yo permanecíamos casi sin acción.
- “Rubério – empezó a decirle el Dr. Odilón -, ¡no puedes continuar así, hijo mío!
Ven conmigo. Existen amigos que realmente tienen interés por ti. No guardes tanta
amargura en tu corazón. Jesús no desprecia a nadie…”
- “!No, no voy!... – contestó el joven con dificultad. Yo no pedí ser médium. No
quiero nada con el Espiritismo… Usted deber ser igual a los otros. Vea a que estado
ustedes me redujeron. ¡Me ahorqué es verdad, pero fueron ustedes los que me pusieron la
soga en el cuello! ¡Todos tendrán que pagar!... ¡Moralistas falsos, hipócritas!... ¡Fariseos
de los tiempos modernos!... ¡Qué hospital ni nada! Prefiero la calle… ¡Déjenme!...”
A pesar de resistir, el joven estaba en las últimas. Mirándonos significativamente,
el Dr. Odilón, reaccionando rápidamente, se agachó cogiéndolo en sus fuertes brazos.
Cuando la gavilla quiso reaccionar, como quien reclama la presa que le pertenecía, yo y
Luiz lo escoltamos, mientras con voz firme hablaba:
“! Apártense!... ¡La víctima es nuestra! ¡Apártense!... Vengo acá a rescatarlo en
nombre de Cristo. De ahora en adelante nosotros nos responsabilizamos por él. ¡Él cayó y
soportamos con él las consecuencias de la caída!...
En el calor paternal de los brazos del Dr. Odilón, Rubério se tranquilizó, profiriendo
palabras de delirio. Estaba completamente agotado. Conduciendo a Rubério como si
estuviese conduciendo un precioso trofeo, nuestro instructor, habitualmente comunicativo,
no pronunció ninguna palabra, ni siquiera en el recorrido de regreso.

36
EN EL HOSPITAL DE LOS MÉDIUM

El Hospital de los Médium estaba dirigido por el Dr. Inácio Ferreira, médico
espírita, que, durante más de 50 años, dirigió el Sanatorio Espírita de Uberaba.
Recluido en la referida casa de asistencia, Rubério ciertamente sería sometido a un
tratamiento por largo tiempo, preparándose, en la medida de lo posible, para una futura
experiencia en el cuerpo.
En mi presencia y la de Luiz, el Dr. Inácio y el Dr. Odilón entablaron un diálogo
significativo, que felizmente, he podido anotar en su esencia:
- “Así es Odilón – inició el Dr. Inácio, con su forma franca y natural - uno más de
nuestros compañeros que se complica… ¡Es una lástima!...”
“¿Cuantos tenemos actualmente internados aquí Doctor?.... – preguntó nuestro
instructor, sensibilizado con la situación de los hermanos que fracasaron en la tarea de
mediunidad.
- “Más de doscientos… Muchos en estado lastimoso. No se observa gran diferencia
entre ellos y los enfermos del “Sanatorio”… No sé que será. Hemos hecho lo posible, pero
muchos de ellos revelan raros síntomas de esquizofrenia… No se puede observar bien, pero
parecen que están dominados por inteligencias que los controlan a distancia… Tienen
delirios, alucinaciones…”
- “¿Y el problema del remordimiento?...”
- “Está presente de forma arraigada… Escaparon del compromiso, han desertado de
la responsabilidad… Retrocedieron, alegando dificultades de las más variadas, pero, en el
fondo, se dejaron dominar por el comodidad… Culpan a los compañeros espíritas de no
haberles extendido las manos. En algunos casos tienen razón, pero, si hubiesen estudiado la
Doctrina, sabrían que existen enormes diferencias entre seguir a Cristo y seguir a los
cristianos…
“De hecho, Luiz y yo podíamos observar la reacción de los médium desencarnados
allí recogidos. Uno escribía sin parar, palabras incoherentes en restos de papel; había sido
un psicógrafo de excelentes recursos; otro pedía silencio, a fin de poder registrar, por la
clariaudiencia, la voz de los espíritus; más allá notábamos un compañero que guardaba, en
una maleta vieja, objetos utilizados por él en sus mistificaciones, en las llamadas reuniones
de materialización; cuando los espíritus no encontraban condiciones de manifestarse.
Creaba variadas manifestaciones de orden física, con la intención de mantener el prestigio
que disfrutaban a costas de la mediunidad; otro bisturí en mano, caminando por los
corredores, paraba al frente de casi todos, proponiéndoles una cirugía de mediunidad… El
infeliz ultrapasaba los límites del buen sentido e hizo de su talento mediúmnico un medio
de ganar la vida, y muchos han quedado con la salud comprometida por su imprudencia…

37
CASO DOLOROSO

Escuché cuando el Dr. Odilón preguntó al Dr. Inácio por el caso de Marcelo…
- “Continúa en lo mismo”- contestó el valeroso Director de la Benemérita
Institución. – Venga a verlo. Él y Antonio no se dejan… No habrá medio de separarlos, y
estamos en los preparativos para que en breve vuelvan al cuerpo…”
Mediante invitación, acompañamos a ambos doctores por el largo corredor, hasta
que llegamos a un departamento que tenía puerta y ventanas enrejadas.
¡Quedamos boquiabiertos! Marcelo, en un proceso de auténtico injerto psíquico,
estaba prácticamente adherido a una entidad que no lo dejaba…
Volteándose hacia nosotros, el Dr. Odilón nos explicó:
- “Se trata de Marcelo, fracasado médium psicofónico, y Antonio, el compañero
espiritual que debería trabajar con él en el campo de la mediunidad de socorro…
Infelizmente lo que debía ser una relación de amistad se convirtió en vínculo de odio…
Marcelo huyó del compromiso y “arrastró” al amigo consigo. Usó y abusó de la
mediunidad, obligando a Antonio a participar de sus caprichos personales. No en vano los
espíritus esclarecidos intentaron interferir… Marcelo quería el placer, el dinero fácil, y se
valió de su magnetismo para involucrar a mucha gente… Se comprometió,
comprometiendo al amigo que, de cierta forma, era su dependiente, no sabiendo vivir fuera
de su esfera psíquica. Ahora…”
- “Ahora - completó el Dr. Inácio – viven avasallados por el remordimiento. Al
mismo tiempo en que se acusan mutuamente por el desastre, reconocen, cada uno a su vez,
que han fallado… Marcelo incorporaba a Antonio en sus propósitos de seducción de tantas
jóvenes. Antonio con el tiempo aceptó su juego y terminó por gustarle, estableciéndose
entre ellos un irreversible proceso de vampirización. Estamos estudiando la posibilidad de
que renazcan en la condición de hermanos gemelos, porque no vemos de manera alguna,
otra alternativa. Tendrán una infancia perturbada y sufrirán constantes crisis epilépticas…”
- “Existen muchos médium y espíritus así – dijo el Dr. Odilón, con la intención de
aclararnos. Se apartan del compromiso común y, víctimas unos de otros, tratan de
imponerse psíquicamente, en la relación que les debería servir de ejercicio de solidaridad.
El espíritu valiéndose del médium para disfrutar todavía, indirectamente, de las sensaciones
groseras de la materia y el médium valiéndose del espíritu para transferir
responsabilidad…”

38
APEGO ENFERMIZO

- “Odilón – dijo el Dr. Inácio -, presentemos a Eulálio a nuestros amigos… Sería


interesante para que aprendan en esta rápida visita.
Llevándonos al patio del hospital, bajo algunos árboles frutales, encontramos a
Eulálio. Tenía aparentemente 60 años, y al vernos, se levantó y nos extendió la mano
saludándonos, forzando una sonrisa…
El Dr. Odilón, abrazándole, preguntó:
- “¿Cómo estás hijo mío? ¿Está todo bien?...”
- “Claro, todo siempre estuvo muy bien conmigo; además, no sé que estoy haciendo
aquí… Jesús debe de haberme mandado a este lugar en misión… La envidia me persigue
aún después de muerto… La gente jamás aceptó con naturalidad mi condición de médium
con múltiples facultades. Yo no tenía culpa de ser admirado y aplaudido en salones
repletos… - contestó Eulálio, sin respirar.
Aunque sin mucha experiencia en el asunto, yo y Luiz nos miramos
significativamente. Estábamos, de hecho, ante un caso complicado.
Poniéndole la mano en el hombro, el Dr. Inácio habló, apartándose con cuidado para
que el hermano no se sintiera ofendido:
- “Eulálio, descansa un poco más. Nuestros amigos están con el tiempo
cronometrado. Más tarde “te volverán a ver…”
Mientras caminábamos, el ilustre psiquiatra desencarnado consideró:
- “Nuestro compañero, médium de amplios recursos en la Tierra, terminó por
llenarse de vanidad en el ejercicio de la mediunidad. No mercantilizó, en la acepción de la
palabra, sus dotes mediúnicos, pero le encantaba ser lisonjeado… No quería dinero, sin
embargo quería proyección. Al principio servía a la mediunidad, sin embargo, con el pasar
del tiempo, la puso a su servicio… Se hizo como Narciso, el joven de la mitología, que
todos los días, iba a la fuente para mirarse en el espejo del agua.
El Dr. Odilón, valiéndose de la pausa natural de la palabra del Dr. Inácio, completó:
- “Ahora él no quiere dejar de ser médium… Está habituado, digamos, al status que
la mediunidad le confirió y no acepta otro trabajo. Pregunta constantemente cuando será
reconducido a las conferencias en que era aclamado; pregunta por la presencia de aquellos
que, en el mundo, formaban su séquito; pregunta sobre las nuevas atribuciones que tendrá,
pensando que está siendo preparado para el desarrollo de una elevada misión… No quiere
ni limpiar la habitación donde se encuentra. Es un caso de médium que “enferma de
mediunidad”, si podemos decirlo así, ¿verdad Dr. Inácio? “
- Es verdad Odilón, tenemos que crear una terminología nueva para este caso.
Quizá digamos mejor que nuestro Eulálio es un caso nato de “auto-obsesión”.

39
EL JOVEN MOTOCICLISTA

Pasados algunos días, el mentor nos invitó a llevar auxilio a un joven que
desencarnó manejando una moto. El joven salió de un bar en la madrugada, y nada sobrio,
se llevó un poste de encuentro.
La familia desesperada, solicitó la intervención del Mundo Espiritual y el Dr.
Odilón, antiguo conocido de su madre, se atribuyó el deber de socorrer al motociclista, que
permanecía alrededor de su cuerpo inmóvil, tratando inútilmente alzarlo del ataúd.
El velorio se caracterizaba por una enorme consternación, principalmente por parte
de los colegas de escuela del joven, que era destacado atleta en las competencias
estudiantiles.
Llegando vimos al espíritu del joven, echado sobre el propio cadáver, llorando
copiosamente:
- ¡No! ¡No! ¡No es posible!... gritaba inconsolable. - ¡Estoy viviendo una pesadilla!
Esto es un juego de mal gusto… ¡Papá, mamá, despiértenme!... ¿No ven ustedes que estoy
dormido? ¡Yo no puedo morir! Todavía estoy muy joven para morir… ¡Auxilio, Dios
mío!...”
Asumiendo la coordinación de los espíritus que allí permanecían interesados en
confortar a la familia, el Dr. Odilón, identificando la presencia espiritual del abuelo del
joven motociclista, trató que el joven pudiese verlo, ya que había muerto hace años, a fin
de que pudiese enfrentar la realidad, la dura realidad que, infelizmente de hecho había
perdido el cuerpo en un accidente fuera de su programa kármico específico…
Cuando el trabajo socorrista especial concluyó, nos explicó el amable Bienhechor:
- “Muchos pensarán que nuestro amigo está resarciendo deudas del ayer, pero con
mayor propiedad diríamos que está sufriendo las consecuencias de su imprudencia de hoy.
Él estaba prácticamente ebrio, volando con su “250 cilindros”… No había como
anticiparnos a la velocidad con que él buscó la muerte. Es un joven bueno, sin embargo
todavía tiene deudas espirituales que le garantizarán una protección permanente en nuestro
Plano. ¡Él aprenderá de la fatalidad de la que fue víctima! Ninguna experiencia es inútil
para un espíritu en evolución… Realmente, el accidente no estaba en su programación
kármica específica, pero con seguridad, no sucedió sin el conocimiento de la Voluntad de
Dios. Lo que creemos es que a veces no está en el programa, la Ley Divina hace que esté.
Lo que estamos diciendo es difícil de ser aceptado, pero es la verdad. Para quien mucho
debe como sucede con nosotros, todo sirve para amortizar las deudas…”

40
RECAPITULANDO

- “Quiere decir entonces – quiso saber Luiz queriendo entender mejor su propia
situación - ¿que nuestro joven “murió” antes de la hora? “
- “No cae ni una hoja sin que Dios lo determine, nos enseñó Jesús, pero a veces, la
tempestad que sacude las ramas es creación nuestra – aclaró con sabiduría el Dr. Odilón. –
La amarga experiencia que le será útil al espíritu, en el futuro permitirá adquirir nociones
de responsabilidad frente a la vida que, con seguridad, sus padres no estaban consiguiendo
transmitirle”.
- Pero – pregunté – ¿como puede suceder una cosa así?... De un minuto a otro, ¡un
poste segando una vida tan joven!...
- “Paulino, no olvides que la muerte no existe; estás raciocinando como quien está
en el cuerpo perecible… Una existencia física es sin duda preciosa, sin embargo, ante la
eternidad, es apenas un pequeño viaje… Toda separación es temporaria. Volveremos a
encontrarnos con nuestros seres queridos y el dolor nos preparara mejor para ello…”
- “¿Y con relación a los padres del motociclista? ¿Estaba en la programación
kármica de ellos quedar sin el hijo?...” – preguntó Luiz, recapitulando el Dr. Odilón.
- “El raciocinio es el mismo. Muchos padres creen que amar a sus hijos es satisfacer
todos sus caprichos. La mayoría cree, desde el punto de vista material, el que no le falte
nada a sus hijos es suficiente para hacerlos hombres de bien. Son buenos y preocupados
con los que les nacieron de las entrañas, olvidándose de las nociones de solidaridad
con relación a los demás miembros de la familia humana. Una muerte puede significar
muchas vidas, o sea, según nos lo dijo el Maestro, si el grano de trigo no muere, de él no se
hará pan para sustento de muchos… Antes de la programación kármica, establecida por
nosotros, existe la programación de la Ley, que, naturalmente, nos impulsará al progreso.”
- ¿Pero no podemos alterar el curso de los acontecimientos funestos?
- Por supuesto que sí, Paulino. Somos nosotros quienes ponemos los mecanismos de
la Ley en funcionamiento, aún hacemos poco casi o nada para, según los artículos hindúes,
mover la rueda del destino a nuestro favor… La vida es una especie de tribunal al que
somos llamados para abogar por nuestra propia causa. Si no fuéramos elocuentes y
convincentes…”

INCREÍBLE

Con el Dr. Odilón hemos realizado un valioso aprendizaje. Después de la reuniones


semanales en el centro “Pedro y Paulo”, nos invitaba a pequeñas excursiones de excelente
provecho para nosotros. Nuestro grupo iba aumentando lentamente. Ahora éramos cinco

41
los pupilos del devoto instructor, que tanto auxiliaba a los jóvenes desencarnados
recientemente.
Un fin de semana, nos invitó a que lo acompañásemos a una región espiritual
fronteriza de la ciudad de Uberaba. Nos pidió que conservásemos la calma, se trata de ver
con naturalidad lo que observaríamos.
Dejando, a cierta distancia el vehículo que nos conducía, empezamos a bajar, a pie,
una ladera resbalosa, hasta que nos encontramos con la entrada de una caverna.
- “Vamos a entrar – nos dijo él – en una comunidad donde viven espíritus que no
desean salir de la condición en la que se encuentran. Viven tal cual vivían en la tierra y no
aceptan oír hablar de renovación…Se vuelven violentos cuando son invitados a cambiar su
modo de vida y su modo de pensar. Nadie diga nada. Observemos apenas. Si uno de
ustedes es abordado, conteste que simplemente están visitando amigos”.
¡Era increíble! Una extensa barriada, constituida aproximadamente de 2 a 3 mil
espíritus… ¡Una ciudad en miniatura, en las entrañas de la tierra! Sus habitantes parecían
impasibles, como zombis caminando de un lado para otro… Mucha suciedad en las calles,
gente durmiendo en el piso, casuchas casi desmoronándose. Desagües abiertos, moscas
volando, colores pálidos y escasez de luz… El día parecía constantemente oscuro, con
neblina y lluvioso.
Sobre una pequeña elevación vimos una iglesia. El Dr. Odilón nos invitó entrar. El
templo estaba repleto y un sacerdote profería un sermón:
- “!Dios existe!... La Iglesia es su Representación… Infelizmente, las sectas
diabólicas nos redujeron a la situación en que nos encontramos… Si ustedes saben de
alguien que siga una fe diferente a la nuestra, denuncien al Tribunal del Santo Oficio… El
mundo se oscureció… Somos pocos los sobrevivientes del gran cataclismo… Obedezcamos
a las autoridades sobrevivientes…Existe gente loca hablando de vida fuera de nuestros
dominios… Inclínense ante el crucifijo…!Todo es mentira! El cielo esta aquí… ¡Los
ángeles son nuestros bienhechores!...”

SUSPENDIDOS EN EL TIEMPO

¡No era posible!... ¿Como creer que en alguna región del Mundo Espiritual pudiera
existir algo semejante?... Lo que presenciábamos parecía cosa de ficción, relato fantasioso
de un autor de historietas.
El Dr. Odilón, controlándonos con la mirada solicitaba la máxima naturalidad.
Pocos notaban nuestra presencia en el lugar, Aunque allí no había suficiente luz para que
fuéramos vistos.
Asistimos a la misa, en que el excesivo incienso, durante todo el tiempo, no impidió
notar que las primeras cinco bancas cerca del altar, estaban ocupadas por gente que vestía a
la moda medieval – largos y pesados abrigos oscuros, con capucha, trabajadas con hebras
de oro y plata.

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Salimos rápidamente, y apenas ganamos la plaza donde se erguía el templo
dedicado a San Ignacio de Loyola, el Dr. Odilón nos explicó bajito:
- “No se sorprendan… Aquí, la ficción corresponde exactamente a la realidad. La
comunidad que visitamos es una de centenas existentes en esta región…
“Existe muchas moradas en la Casa del Padre”, ¿no es cierto? Todos estos
hermanos no han vivido en época de la Inquisición, que, en Brasil, felizmente no tuvo tanta
repercusión: sin embargo muchos religioso fanáticos permanecen bajo el dominio de
algunas entidades espirituales que acá emigraron, oriundas principalmente de España y
Portugal. ¡Ellas se encuentran suspendidas en el tiempo! Rehúsan avanzar y se niegan a
expiar las inmensas deudas contraídas, distorsionando los principios de la religión… No
admiten herejes por aquí y si descubren nuestra condición de espíritus espíritas,
encenderían hogueras para quemarnos…”
- “¿Cómo conseguirán salir?... – indagó Luiz, captando la pregunta que yo también
me preparaba a hacer a nuestro instructor.
- “El trabajo es muy lento, semejante al que se emprende en la Tierra con los
toxicómanos… Muchos están aquí hace decenas de años, en estado mental casi de larva,
víctimas de cruel hipnosis. Son espíritus ociosos, sin aspiración de orden superior; aún no
creen que estén tan relegados… Abnegados corazones se han infiltrado acá con la intensión
de rescatar afectos que quedaron postergados… Existen, en nuestro Plano, centenas y
centenas de comunidades semejantes, espíritus que reproducen en el más allá con
impresionante exactitud, la época, el clima, el idioma, las costumbres, las creencias, en fin,
todo lo que les caracterizaba su condición de vida en el planeta… Eso ocurre tanto en las
regiones inferiores como en las regiones espirituales más altas, donde, por ejemplo, se
concentran espíritus que estiman vivir en la Europa del siglo XVI o en Roma, en el tiempo
de los césares…”

EN CASA DE ANTÃO

El Dr. Odilón nos condujo por una especie de laberinto, eran muchos los pasajes que
se entrecortaban. Nos llevó a la casa de un amigo, explicándonos que por espíritu de
sacrificio y de renuncia -por más de veinte años- residía en aquellos parajes, tratando de
aproximarse a un corazón amado que, voluntariamente se distanciara del suyo.
Detrás de un cerro, estaba la casucha de Antão, que nos recibió con moderadas
manifestaciones de alegría en la puerta:
- “Perdonen ustedes – nos dijo dirigiéndose especialmente a mi y a Luiz -, el Dr.
Odilón sabe que por aquí no podemos hacer mucha fiesta… Existen ojos por todas partes y
bocas listas para denunciar. Entremos rápidamente.”
En lo que pude observar, Antão residía sólo y vivía cuidando de una pequeña huerta
en el corral. No molestaba a nadie y todos allí le tenían un respeto que no sabían definir. Es
que, según nos explicó, no se oponía a la forma de vida del pueblo de aquel raro lugar;
estaba allí por amor a Cecilia, la esposa, que, infelizmente, fanatizada al extremo por

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asuntos de religión, se unió, en el pasado, al Santo Oficio, delatando a amigos e incluso a
familias que no rezaban por la doctrina de la Iglesia.
- “¿Cómo está Cecilia?... – preguntó el Dr. Odilón.
- Está despertando lentamente…No sé todavía cuanto tiempo tardará en reconocer
sus errores… Estoy en una situación delicada. Los dragones me soportan, porque saben de
mi historia, sin embargo viven burlándose de mí… Muchos de ellos llegan a preguntarme
que estoy haciendo aquí todavía. Alegan que Cecilia continúa tan insensible como otrora y
que, cuando desee, facilitarán mi salida de este lugar, sin mayor problema…”
- Volviéndose hacia nosotros, el Dr. Odilón explicó:
- “Cecilia fue inducida por su confesor a denunciar a Antão ante el Tribunal de la
Inquisición, bajo la promesa de que procediendo así, ambos, ella y el esposo, ganarían el
Cielo… Cuando encontró al marido ardiendo en la hoguera, Cecilia se alocó y, desde
entonces, permanece bajo el yugo de los espíritus abusivos… Ya regresó a la Tierra, en la
condición de monja, pero tan perturbada por el remordimiento cuyo origen no conseguía
identificar, hasta que cierta noche, poblada de pesadillas y voces inclementes que la
acusaban, terminó ahorcándose en su propio dormitorio, en el convento en que residía”.
Antão con la mirada perdida, tenía lágrimas que escurrían por su rostro…

RENUNCIA Y SACRIFICIO

La situación del compañero que nos recibía en su casa, erigida en aquella región de
sombras, era penosa. Yo y Luiz, mirándonos, no podíamos dejar de pensar que, de hecho,
existen cuadros de dolor más graves que aquellos que, eventualmente, pasamos. De mi
parte, les digo que están animalizados… No suponía que la vida pudiera continuar, y
continuar dentro de esa gama inmensa de problemas. La muerte no evitaba ninguna
dificultad, más bien hacía que todos los impedimentos se hicieran más evidentes,
llevándonos a imaginar que de algún modo, el cuerpo, para la mayoría, es una especie de
escondite…
Cuando recobró el ánimo para hablar, Antão dijo:
- “!Me siento responsable!... ¿A donde iría dejándola aquí? ¿Cómo conseguir ser
feliz, sabiendo que Cecilia está llena de indecibles padecimientos? La Ley nos une unos a
otros de forma tal que sin aquellos que amamos, se nos hace imposible respirar… Cecilia es
mi cruz redentora, mi mayor desafío, mi necesario aprendizaje, mi referencia hacia
Cristo… Tengo confianza que, dentro de poco, conseguiré una mayor aproximación hacia
ella… Mientras tanto ella no consigue identificarse plenamente…”
De pronto, mientras dialogábamos, una mujer visiblemente perturbada entró en la
choza de apenas dos habitaciones. Prácticamente ciega, reflejaba en su semblante las
inconfundibles marcas del sufrimiento… Vestía un hábito de monja y tenía un pedazo de
soga colgado del cuello… Llamaba por Antão, buscando sentir su presencia. Pasamos
desapercibidos en el ambiente, observando la dolorosa escena que se desarrollaba frente a
nosotros.

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Agarrándola por las manos, Antão le preguntó si ya había comido:
- “Aún no – contestó con voz ronca. – No he encontrado nada por allí… ¿Tendrías
un pedazo de pan y un vaso con agua?...”
Después de servirse, Cecilia alzó las manos y recitó en Latín algunas palabras
sagradas, completando en portugués:
- “! Necesitas convertirte! ¡Sed definitivamente uno de los nuestros! Podrás ser
denunciado como hereje… ¿Por qué no vas a misa?... Te estoy defendiendo de
insinuaciones maliciosas. Eres bueno, pero no eres católico… No se, pero tengo la
impresión que te conozco… Cuando tomo tus manos en las mías, siento alguna cosa
extraña en el corazón…”

HUMILDAD

Acariciando la desgreñada cabellera de Cecilia, Antão le hablaba:


- “Hija, es suficiente que creamos en Dios y que seamos buenos. La Religión y la
violencia no combinan, pues el fanatismo, en todos los tiempos, ha precipitado muchas
almas al abismo de la perturbación. Necesitamos, sobretodo, buscar la Verdad, ¿Estás de
acuerdo? A veces nos equivocamos, somos traicionados por nuestros sentimientos o
inducidos al error… Dicen, Cecilia, que vivimos muchas vidas… Quien sabe si hemos
estados juntos en algún lugar, pues también siento mucho cariño por ti…”
Cecilia oía, algo molesta, lo que Antão le decía, sin tener fuerzas para contestar las
palabras que le decía con tanta ternura y humildad.
- “Necesitamos – continuó él – salir buscando mayor claridad… Yo ya te invité
varias veces. Tengo amigos que residen lejos de aquí… Podríamos escucharlos. Conozco
médicos que estarían dispuestos a tratarte de la enfermedad de la garganta, sanando tu idea
de constante asfixia. ¡No estarías abandonando la Iglesia!… Por Dios, Cecilia, no avasalla
ninguna conciencia…”
- “Pero es raro – persistía ella -, me siento alrededor de una hoguera, siendo
obligada a ver que están quemando a alguien… No sé definir bien esas visiones. Otras
veces, me veo en la condición de religiosa que, en otros tiempos, enloqueció dentro de un
convento. He conversado con el Padre Oscar y él dijo que todavía estoy bajo la influencia
de Satanás… ¿Será?... Solamente veo bultos frente a mí, y nadie conversa conmigo como tu
lo haces…”
- “Mi querida Cecilia, no puedes continuar así… Ven conmigo, Partiremos en la
madrugada y te prometo que no dejaré que nadie más te haga daño. Concertaré con
algunos compañeros, les enviaré un mensaje y ellos nos esperarán en un carruaje…”
- “Voy a pensarlo Antão, Dame un poco más de tiempo… ¡Oiga!... Me están
llamando… No digas nada; de lo contrario, estaré perdida… El Padre Oscar es demasiado
severo con quien no le obedece. Tengo miedo de ir definitivamente al Infierno… Él dice
que quizá me puedo salvar… Necesito ir ahora. ¡Que Dios le pague por el pan y por el
agua!...”

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Cecilia salió titubeando y hemos podido sentir que no estaba lejos el día en que
Antão conseguiría rescatarla de aquella condición lastimosa.
Al despedirse, el Dr. Odilón prometió al amigo que, cuando necesitase de él,
bastaba solo accionar el bip de la oración… Dejaría todo y vendría tan pronto Antão le
contactase con el pensamiento sin cable, inhalámbrico…

MEDIUNIDAD EN ACCIÓN

Dando secuencia a aquél curso intensivo que realizábamos en compañía del Dr.
Odilón, asistimos, Luiz y yo, junto con él, a una reunión mediúnica realizada en el templo
espirita que, cuando encarnado, él fundara en homenaje a su padre, el Dr. Ludovico
Fernandes, pionero del Espiritismo en Uberaba.
La sesión de mediunidad se estaba desarrollando normalmente, nuestros hermanos
médium compenetrados en el servicio de enfermaría espiritual, cuando de pronto la
presencia de una entidad, que se apoderó de una médium, vino a romper la bendita tarea de
rutina preparada para la noche.
Contorsionándose, la médium entró en trance profundo, prácticamente atrayendo al
espíritu que el Dr. Odilón nos avisó se trataba del Padre Oscar, el mismo que ejercía
implacable dominio sobre centenas de desencarnados, en la región conocida por el drama
que envuelve a Antão y Cecilia.
- “La médium – nos explicó el Dr. Odilón -, interesada en servir mejor, rebuscó
psíquicamente los caminos espirituales que visitamos y de cierta forma atrajo la presencia
del Padre Oscar a esta casa, a la cual, sin voluntad, ha venido… Existen leyes actuando que
escapan completamente a nuestra percepción. Es posible que todo se haya desencadenado a
partir de nuestra rápida estadía en la región controlada por el Padre Oscar y sus
preferidos… Por más que intentase no conseguiría traducirles en palabras cómo se procesa
el referido fenómeno. Motivada, inconscientemente por nuestra influencia inconsciente, el
Padre Oscar está también acá sin mayor conciencia de las fuerzas que lo obligan…”
Antes de que Dr. Odilón pudiese proseguir en sus consideraciones, el clérigo, que
todavía no percibía su presencia en el ambiente, empezó a vociferar:
-“¿Quién me trajo acá?... ¿Quien se atreve a quitarme las ideas de ese modo?...
Exijo respeto. No permaneceré por mucho tiempo… ¿Qué quieren ustedes de mí?...
¿Saben acaso que con la fuerza de mi mente puedo inducirlos a sufrir?... Déjenme
tranquilo… ¿Por qué invaden mi domicilio e intentan seducir a mis seguidores?... ¡Yo los
destruyo!...”
La adoctrinadora, con energía y suavidad medio incorporada por el Dr. Odilón, que
a ella prácticamente se colgó, decía:
- "Hermano mío, esta casa es de Jesús…" Vamos a conversar. Nadie aquí le falta el
respeto. No hay quien pueda hacer daño a nadie… ¡Esto es una ilusión! No pierda más
tiempo. Libérese de las ataduras del pasado. La Inquisición acabó hace mucho tiempo… El
que esclaviza es esclavizado. No pretendemos atraer a nadie hacia nosotros, pero todos

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necesitamos llegar hacia Cristo. ¡Estamos en las puertas del Tercer Milenio y ustedes
todavía están viviendo en la Edad Media!

SIGUIENDO

Entre el Padre Oscar, antiguo adepto del Santo Oficio, y el Dr. Odilón controlando a
la diligente y simpática adoctrinadora, proseguía el diálogo…
- “Yo los conozco muy bien – volvía a decir el sacerdote, a través de la médium,
que transpiraba abundantemente. – Sé de ustedes. Tenemos gente infiltrada en su medio…
¡Hipócritas! Todo es mentira… Ustedes se están destruyendo los unos a los otros por
envidia y por celos. Es mejor que sean auténticos y asuman de una vez… No se queden con
esa voz suave hablando del Evangelio…”
- “Usted nos está haciendo el favor en alertarnos en cuanto a nuestras
imperfecciones – replicaba con coraje el Dr. Odilón. – De hecho, aparentamos ser lo que
todavía no somos, pero nos hemos esforzado para mejorar. Por lo menos, no más robamos
ni matamos… La transformación es lenta, sin embargo ya hemos tomado la iniciativa del
primer paso… No lo estamos llamando para la santidad…. Usted ha de convenir que, en
nombre de Jesús, hemos tratado de redimirnos, Aunque muchas veces fallamos en nuestros
propósitos de no ser más lo que ya fuimos…”
- “Palabrerías… Usted intenta conmoverme. Ustedes no son más que un bando de
personalistas… ¡Lo más fácil para nosotros es estropearles la fiesta!...!Médium de luz!...
¡Como no! Nos es suficiente un soplo de idea, una simple sugestión y ustedes rápidamente
se ponen en acción… ¡Y después nos tildan de espíritus de las tinieblas! Nos echan la
culpan por lo que hacen con la mayor naturalidad… ¿Ustedes no tienen vergüenza?
Todavía me quieren convencer de que estoy equivocado…”
- “No se puede generalizar – insistía nuestro instructor, cada vez más presente en los
argumentos de la adoctrinadora. – Nadie es dueño de la Verdad. Usted debe entender que
también en el terreno de la religión la paja crece al lado del trigo… Tenemos, sí,
compañeros que todavía no consiguen verse a sí mismos, sin embargo no es porque alguien
mienta que no haya quien se esfuerce para ser sincero… Piense en lo que estamos
conversando. ¿Por cuánto tiempo más usted se imagina que la Ley lo va a esperar?...
Llegará el momento que las cosas por sí mismo pidan cambio. Nadie ignora que todo se va
modificando de modo imperceptible…”
Las palabras del Dr. Odilón estaban surtiendo un efecto inesperado. Temiendo ser
convencido allí, en aquel exacto momento, el sacerdote desencarnado reaccionó,
retirándose casi de improviso, dejando a la médium sin la intervención de varios asistentes
espirituales para que se repusiese, facilitando en pocos minutos, la palabra al propio Dr.
Odilón por su intermedio, orientando al grupo de compañeros, encarnados y desencarnados,
en número superior a cincuenta, que se tranquilizó para oírlo, al término de la reunión
consagrada a los servicios de desobsesión.

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PALABRAS DE ALERTA

“Mis hermanos, empezó el Dr. Odilón, pero cosa curiosa, por más que se esforzaba,
la médium no conseguía captar todo su pensamiento, a similitud de un traductor con
dificultad para traducir simultáneamente lo que un conferencista decía en otro idioma…
“Recordemos que Jesús cuando enseñó que determinado orden de espíritus, a fin de
que nos dejen en paz, necesitan ser adoctrinados por quien se somete a ciertos tipos de
ayunos espirituales… ¿Que pretendía el Señor que supiéramos con tal advertencia? Que
necesitamos esforzarnos cotidianamente con el ejemplo de aquello que predicamos… Que
necesitamos aprender a renunciar a nuestros deseos personales… Que necesitamos
demostrar nuestra fe, testimoniando el perdón, la solidaridad, el verdadero amor de unos
para con los otros…
“En nuestras casas espíritas, en nuestra convivencia común, necesitamos respetar a
nuestros compañeros… Respeto hacia aquellos que no piensan como nosotros, pues todos
tienen el derecho de pensar libremente… ¡Cuidemos la palabra, vigilando el propio
pensamiento! Muchos han fallado en el momento del testimonio personal de su asimilación
del Evangelio… Infelizmente, en nuestros templos de fe, nos hemos transformado en
adversarios comunes… ¿Cómo podremos llevar adelante esta doctrina, a la cual nos hemos
consagrado con las mejores fuerzas del corazón?...”
Aunque, repetimos, no captase literalmente el pensamiento del instructor,
observamos que la esencia de sus ideas brotaban por los labios de la médium.
- “Compañeros – continuaba incisivo -, si no nos despojamos de la tiniebla interior,
no combatiremos con éxito, la sombra exterior…”
“Seamos fraternos y busquemos, en el estudio del Espiritismo, una mayor
concientización. ¡Nadie se crea misionero! Somos todos en el cuerpo, o fuera de él,
espíritus altamente comprometidos con la Ley. No hacemos nada especial… Hay que estar
felices con la posibilidad del cumplimiento del deber. Hay que calmar las discordias,
pongamos un alto a nuestras divergencias… Que el personalismo no nos esclavice
induciéndonos a repetidas y lamentables equivocaciones… ¡Seamos, antes que nada, los
intermediarios de la paz y de la verdadera unión! ¡El mejor intérprete de la palabra de
Cristo es aquél que se vuelve su mejor seguidor! ¡Que Dios los bendiga, hoy y siempre,
son nuestros deseos sinceros!...”
La reunión había llegado a su término y en silencio admirábamos, Luiz y yo, el
esfuerzo vigente de nuestro abnegado orientador para que en todo se sintiera la influencia
de Cristo.

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LLAGAS A LA VISTA

Ni bien se encendieron las luces, percibí que las palabras del Dr. Odilón todavía se
sentían en la sala, pudimos notar las vibraciones desencontradas que flotaban en el
ambiente.
Para algunos, lo que el Dr. Odilón dijo era para los otros y no para ellos…
Llegamos, incluso, a escuchar: - “¿A quien le habrá caído la indirecta?... Pocos habían
asimilado en espíritu y verdad, las palabras de alerta del devoto instructor. Alguien llegó a
deducir: - “No, el Dr. Odilón, en nuestra casa, habló para tal o cual grupo… Yo supe que
las cosas no andaban muy bien por allá…” Hasta el momento, manteniéndose en silencio,
con la intención de grabar en lo íntimo lo que acabara de oír de la Espiritualidad, la
dirigente de la casa dedujo: - ¡el Dr. Odilón habló de todos nosotros, para todos nosotros!...
Creo que cada uno debe aplicar para sí mismo la advertencia a fin de que seamos más
vigilantes…”
Observando nuestra admiración y sin perder sobretodo su inconfundible buen
humor, el Dr. Odilón nos tranquilizó:
“Siempre es así… Algunas “semillas caen entre las piedras y otras entre espinos…
No se preocupen. ¡Algunas habrán de caer en tierra fértil! Reconozco también haber sido
así con relación al Divino Sembrador…”
Cuando salimos, en la puerta de la institución pudimos oír la conversación entre dos
compañeros, con respecto al comentario doctrinario:
- “¿Ya supiste de fulano? Pues es así mismo, yo nunca creí en su forma de ser….
No hay duda, es un médium y tanto, pero es una lástima…”
- “¡Verdad! ¿Supiste de mengano? Si continua así, los espíritus van a separarlo del
cuerpo… Acabarán provocando un accidente con él… Está comprometiendo la Doctrina de
ese modo…”
Miré al Dr. Odilón y no he podido dejar de reír al preguntarle:
- “¿Quién va separar a fulano del cuerpo? ¿Nosotros?... ¿Acaso ellos se están
refiriendo a nosotros? ¿Será que somos criminales sin que tengamos conciencia de eso?...”
Daba placer ver al Dr. Odilón terminar cualquier asunto, por más complicado que
fuese, con una gran carcajada. En esa noche él ya carcajeaba a sus anchas, obviamente
antes que nos aclarara el asunto.

ILUMINANDO

Aclarando el asunto que nos intrigaba, el Dr. Odilón explicó:

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“Nuestros hermanos evidentemente, están exagerando… Quizá estén manifestando
el deseo que eso suceda, con el propósito, digamos, de influenciar en Ley con sus
recompensas impensadas. Es cierto que tenemos el poder de atraer las cosas, o mejor, de
precipitar acontecimientos, sean ellos de carácter negativo o positivo… Es cierto también
que cuando actuamos con irresponsabilidad pagamos las consecuencias de nuestra falta de
vigilancia… Es cierto que no es raro ir al encuentro de acontecimientos que podrían, en
otras circunstancias, ser evitados… Ningún espíritu incluso en nuestra esfera de acción, ha
podido decretar la desencarnación de quien quiera que sea. Quien tiene el poder de
conceder la vida no ejercería el poder de conceder la muerte…”
Nos esforzamos para acompañar el pensamiento claro de nuestro instructor, que proseguía:
- “Ni aún el Creador negaría a la criatura la oportunidad de realización. Barrabás
permaneció en el mundo porque el mundo le reservaba indispensables lecciones para
mejorar… Sí determinado compañero espirita perseverara en el mal, errando y exponiendo
la Doctrina a críticas infundadas, él tendrá que responder por semejante desatino; puede
incluso, dejar el cuerpo, pero retornará a él, pues es la Ley; que el campo de nuestra
siembra sea el mismo de nuestra cosecha… Infelizmente, los amigos que se transforman en
censores de la vida ajena quizá incurran en un error mayor que aquel que involuntariamente
lo haya cometido. Puede ser que, en la Justicia Divina, reo y juez estén sentados en sillas
cambiadas…
“Los propios obsesores, que han sido directamente responsabilizados por tantos
acontecimientos funestos ante los hombres, actúan tan solo en sintonía con quienes les atrae
y les permiten la influencia. No se puede, en sana conciencia, incriminarlos, pensando que
Dios les reservó la tarea que no quiso para sí, o sea, la tarea de castigar a quien tiene culpa.
Sí ellos, los obsesores, sospechasen que son instrumentos inconcientes del bien, con
seguridad se rehusarían a participar del proceso educativo a que someten a aquellos que
acosan…”
Deseando dar el caso por encerrado, el Dr. Odilón Fernandes arremetió
burlonamente:
- “Yo jamás hice ningún médium desencarnar, pero, si pudiera, reconduciría muchos de los
que conozco de regreso a las luchas del cuerpo, tantos son los problemas que acaban
creándonos por acá, principalmente cuando llegan de la Tierra abrazando “El Evangelio”,
por el que lucharon toda su vida para que otros lo pongan en práctica y no ellos…”

CIRUGÍA DEL PASE

Después de casi un mes, siempre en la educadora compañía del Dr. Odilón,


asistimos en la ciudad de Uberaba, a determinado templo espirita donde se realizaban
trabajos normales.
Curioso, pregunté al Dr. Odilón sobre el controvertido problema de las cirugías
espirituales. Atento, nuestro amigo me respondió:

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- “Paulino, en las cirugías de mediunidades genuinas, la utilización de instrumentos
cortantes es completamente dispensable. Aunque respetemos a los intermediarios y a los
espíritus que utilizan semejantes medios, explicando que así proceden con la intención de
sugestionar los pacientes, facilitando su intervención; creemos que no hay prodigio mayor,
marcando la presencia de la Espiritualidad, que un tumor extirpado apenas mediante la
imposición de manos… Jesús, por así decir, fue el pionero, en la Tierra, de la sanación por
la imposición de las manos, además, en muchas circunstancias, no era ni Él quien tocaba a
los enfermos – era tocado por ellos, como en el caso de la mujer con hemorragia… Cabría
citar todavía a Simón Pedro, al pasar delante el conocido paralítico que mendigaba en los
alrededores de la Puerta Hermosa, en Jerusalén; interpelado por quién le tendiera las manos
por un óbolo, contestó: “No tengo oro, ni plata, pero lo que tengo te doy: Quiero que
quedes curado!...”
Respirando, mientras observaba a Luiz dirigiéndose a la cabina de pases del referido
templo, el Dr. Odilón prosiguió:
- “Ven conmigo Paulino. Nuestro Luiz está actualmente ejercitándose en el campo
de las sanaciones, pensando, en un futuro, ejercer la Medicina en el mundo… Con la ayuda
de nuestros hermanos médium que operan en esta casa, intentará, hoy, socorrer a una
hermana que padece de un proceso tumoral inicial en el ovario. Pobre y sin recursos, ella
ha orado y nos ha dirigido ruegos para aliviar sus dolores, infelizmente no ha conseguido
sensibilizar a los médicos a los cuales recurrió”.
Aproximándonos a una señora canosa que se acomodó para recibir el pase, he visto
cuando Luiz se le aproximó y empezó, con cierta velocidad, a manipular los fluido-
ambientes como quien estuviera, por así decir, haciendo algodón dulce… Sus manos, junto
a las manos del médium, que aunque fervoroso, reaccionaba sin conciencia alguna al
fenómeno que sucedía por su intermedio, en pocos segundos aliados a la fuerza de su
pensamiento orientado hacia el bien vio como que se transformaba en tijeras ectoplásmicas
que con eximia pericia, cortaban… Observé cuando la referida señora experimentó uno de
los cólicos que periódicamente la incomodaban… Dentro de poco, Luiz exhibía sonriendo,
en la palma de la mano derecha, el tumor maligno casi del tamaño de una pepa de aceituna,
que si continuase evolucionando, en breve sería responsable por metástasis fatales.
Nadie había percibido nada y el auxilio divino sucedió sin alarde. En aquel
momento, la simple cámara de pases se había transformado en sala de cirugía … Bajo las
orientaciones del Divino Médico, Luiz y el médium que daba pases, el aprendiz de cirujano
y el hábil enfermero que se dispuso a asistirlo, intervinieron en el anonimato a favor de la
compañera que merecía Vida Mejor y la bendición de una prórroga.

BENDICIONES OCULTAS

El fenómeno de la mediunidad que acabamos de observar, sin tener que hacer


mayores comentarios sobre él desde el punto de vista científico, me llevó a preguntar al Dr.
Odilón:

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-“¿Hubo aquí, por decirlo de otra forma un milagro?”
-“Desde todos los tiempos, los Espíritus Benevolentes, siempre en base al mérito de
cada uno y con los impositivos del karma individual, atendieron los ruegos de los que
tocaron las puertas de la Misericordia Divina, sin importar el credo que profesan.
Presenciamos un fenómeno similar a aquellos que ocurrieron en las sesiones de
materialización con el transporte de objetos… El tumor fue desmaterializado y retirado del
ovario de nuestra hermana, siendo que los elementos que lo constituían, a semejanza de lo
que ocurre con el agua en elevada temperatura, se evaporaron o, usando un término más
usado, se “pulverizaron”… Me aclaró el diligente instructor, agregando:
“A veces, muchos desprecian los beneficios del pase a través de la imposición pura
y simple de las manos… Quieren fenómenos que les satisfagan su ansiedad visual, por el
hecho de “ver para creer”, aún que numerosos obreros invisibles y anónimos del Bien
actúan a nombre de Cristo, llevando bendiciones ocultas entre los “hijos del Calvario”…
Nadie contabiliza en las casas espíritas el saldo altamente positivo del auxilio prestado
cotidianamente en sus reuniones. Sanaciones idénticas a las que acabamos de ver,
obsesiones deshechas, inclinaciones al suicidio, son detenidas, perturbaciones de todos los
matices y angustias diversas son combatidas con éxito… El trabajo es intenso. En aquellos
pocos minutos, los Espíritus Amigos multiplican la capacidad de protección espiritual a su
alcance y buscan, en la medida de lo posible, no olvidar ninguna petición”.
Quizá preocupados con las anotaciones que resumidamente yo iba haciendo de todo
cuanto nos decía, el Doctor. agregó
-“Paulino, vuelvo a repetir que considero válido el trabajo de los médium que
actúan con los espíritus cirujanos, aquellos que utilizan el bisturí, la aguja, la tijera
cortando y la sangre corriendo a borbotones; sin embargo, tales hechos son completamente
dispensables para cuantos traen, en nombre de Jesús, el remedio en las manos… Debe
haber aún extremo cuidado, por cuanto tales actividades de mediunidades, cuando están
fuera de la disciplina exigida y principalmente “Dar gratis lo que gratis recibisteis”,
terminan atrayendo a los aprovechadores del Mundo Espiritual interesados en traer el caos
y comprometer aún más el avance del mensaje espírita, que, en toda ocasión, debe guiarse
por la dignidad.
Sí tu, Paulino, pretendes transmitir el resultado de nuestros diálogos y experiencias a
nuestros hermanos en la Tierra, no te olvides de reafirmar nuestro punto de vista personal,
una vez que entre los propios desencarnados, existen aquellos que divergen sobre el asunto;
Además, la divergencia de opiniones es común entre los espíritus que todavía se vinculan a
las dimensiones espirituales vecinas del Orbe… La unidad de pensamiento todavía no es
posible para nosotros, sujetos a futuras experiencias en la carne, donde, a ejemplo de Cristo,
buscar, a través de siglos y siglos, la perfecta identificación con el Padre…”
Luiz, un tanto fatigado por el esfuerzo mental que desplegó, salió satisfecho de la
reunión y, valiéndose de la ocasión, el Dr. Odilón nos invitó para que en la próxima
semana, asistiésemos con él a una actividad de sanación a realizarse en una ciudad del
interior de São Paulo. Según él, sería de extrema importancia vivir diferentes experiencias
a la vivida en la casa espírita, preocupada en la práctica del Evangelio de Jesús en las
interpretaciones de Allan Kardec.

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FRATERNA HOSTILIDAD

Llegando a la referida institución, el movimiento en los dos planos de la vida era


enorme… Decenas de carros afuera, una multitud inmensa buscando la sanación inmediata
para sus males...
Antes que ingresáramos al patio de la institución, fuimos abordados en la puerta por
celosos guardianes que nos exigieron credenciales a fin de que tuviéramos entrada libre.
Conversando con calma, el Dr. Odilón explicó que éramos de paz, pertenecientes a las
falanges vinculadas al ejercicio de la mediunidad con Jesús y Kardec, diciendo aún que
nuestra presencia en el local era exclusivamente por espíritu de observación.
Uno de la seguridad, adelantándose, dijo a su instructor:
- “Desde que no vengan a interferir, está bien. Hemos soportado críticas de los
kardecistas. Muchos de ellos asisten con la intención de disuadir al médium de su
compromiso con nosotros… No se aproximen demasiado. Respetamos su orientación en las
tareas que dicen, pero exigimos reciprocidad. A la menor sospecha, los pondremos en la
calle…”
Allí, evidentemente, no podríamos dialogar abiertamente. Un vigilante fue
destacado para acompañar nuestros movimientos. Impresionante era la cantidad de gente
de nuestro Plano en la amplia sala donde el médium, vestido de blanco, atendía la enorme
fila… En realidad, no sabría definir el ambiente en que estábamos – parecía un hospital, sin
embargo, daba la impresión de que estábamos, con la debida reverencia, en un templo
repleto de mercachifles, lo que me hizo acordar de inmediato a Jesús y su vehemencia con
los ambulantes.
Bajito, pregunté al Dr. Odilón:
-¿”Pero, como puede ser?...”
Sin que necesitase detallar mis dudas, el diligente bienhechor me aclaró con voz casi
inaudible:
- “Paulino, que no te llame la atención… Tú eres nuevo por acá. Podríamos, en una
fuerza de expresión, decir que sólo ahora, después de siglos y siglos, tú estás ensayando tus
primers vuelos en la Espiritualidad… Tranquilízate. Tenemos igualmente desde el otro
lado de la vida, los que veneran la figura de Cristo, y no por eso se anima a seguir las
enseñanzas, y no hay nada peor que hablar de Jesús manteniendo el corazón inaccesible a
su Evangelio…. Ahora prestemos atención.”
El médium sin duda estaba en trance… Dos entidades que me parecían de
procedencia oriental protegían las maniobras con el afilado bisturí que, sin la menor
ceremonia, cortaba superficialmente el abdomen de una señora. Una de las entidades,
hablando en un alemán arrastrado, se identificaba como el Dr. Fritz…
Sin utilizar palabras, pregunté al Dr. Odilón sobre la verdadera identidad del espíritu
que, íntimamente, sentía que no era quien él afirmaba ser.
- “No – replicó -, de hecho no es el Dr. Fritz, quien desde lo Más Alto, por lo que
estoy informado, viene luchando mucho contra la explotación indebida de su nombre en las
tareas mediúnicas de sanación que se realizan en la Tierra… Existen servidores

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desencarnados que integran las falanges del médico alemán a quien nos estamos refiriendo
y que, en su nombre, actúan en otra parte. Esos espíritus encuentran afinidad con el
médium, de quien se valen y se entregan a delirios de grandeza, suponiendo ser los
misioneros que no son… La situación es demasiado compleja para que podamos conversar
claramente”.
Sinceramente, no sabría decir el interés de aquellas entidades allí… Es verdad que el
médium tiene sus intereses ligados a las áreas del personalismo y del dinero fácil, pero…
¿cuál sería la ganancia de aquellos espíritus, decenas de ellos, en aquel ir y venir que me
parecía completamente sin razón?...

INVITADOS A SALIR

Después de algunos minutos de permanencia en el recinto. Atentos a cuanto sucedía


en aquella institución que acogía a tanta gente esperanzada, fuimos invitados a salir por el
vigilante que permanecía atento a nuestros movimientos. Entendiendo la situación, el Dr.
Odilón agradeció y salimos a la amplia avenida, frente a la referida casa, donde aún
tardamos un poco más, en sana conversación, ya que no asistimos con la intención de
criticar.
- “Vean – dijo el Dr. Odilón -, son centenares de personas… A pesar de los pesares,
es posible que la Misericordia Divina, tenga el propósito de protección. Por cierto nuestros
hermanos pueden ser criticados por sus propósitos, que talvez no sean los más legítimos,
pero estarán imperceptiblemente siendo “utilizados” por Dios a fin de aliviar el dolor de esa
gente… Ni creen en los prodigios de los cuales se hacen vehículos… La gente que los
busca no está preparada para “esperar la sanación con paciencia”… Con raras excepciones,
son pocos los que acá, entienden que en realidad no existe sanación del cuerpo sin la
sanación del alma y que están predispuestos a la renovación necesaria…”
- “Sin embargo – preguntó Luiz – ¿por que se forman grupos aislados?...”
- “Son espíritus que se agrupan por afinidad – dijo el instructor – como se reúnen
los guerrilleros, los traficantes, los profesionales de una u otra área… Cuando encuentran
en el médium el respaldo moral e intelectual del que carecen, forman grupos cerrados y
creen que están en lo cierto. Existen espíritus, mi querido Luiz, que tienen terror a la
reencarnación, a la reivindicación, al sacrificio y no quieren de ninguna manera volver a un
cuerpo. Creen fatigoso el camino y se acostumbran a esta cómoda situación temporal y
luchan con todas sus fuerzas para mantenerse así. Claro que establecen con nuestros
hermanos encarnados vínculos obsesivos y viceversa. Están, por decirlo de otra forma, en
un estado de simbiosis. Difícilmente el médium conseguirá ahora escapar de esa influencia
a menos que se produzca un cambio total en su vida… Cuando la ambición y el
personalismo son más altos que ellos, los Espíritus no permitirán que les falte dinero en los
bolsillos ni fotografías en los periódicos…“
- ¿Y cuál será el fin de todo eso? - pregunté luego.

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- “Lo que no se construye sobre piedra no resistirá el soplo de las adversidades; nos
enseñó Jesús. Difícilmente un grupo como el que visitamos sobrevivirá largo tiempo…
Rápidamente empezarán las deserciones entre los mismos desencarnados, las disputas por
el poder, sin mencionar el asedio de otros grupos espirituales que tratarán de controlar la
situación y establecer su cuartel general…

OTRAS ACLARACIONES

- “¿Cómo?... –exclamó Luiz lleno de espanto- ¿Otros grupos espirituales?...”


- “¿Por qué no?... respondió con naturalidad el sabio compañero, para el cual la vida
en el Más Allá parecía no tener secretos. - ¿La casa del hombre no es asediada por
ladrones? ¿Quién sería capaz de dormir con puertas y ventanas abiertas? Esa vigilancia
que ustedes observaron no es contra nosotros… Por ejemplo, si quisiéramos mediunizar allí
y realizar una conferencia doctrinaria auténtica, no lo habríamos conseguido. Aunque los
asesores espirituales del médium nos hubieran permitido una aproximación con él, su
mente estaba muy distante… En vano pensaríamos transformarlo en ese momento, en
receptor de nuestras ideas… Él está vibrando en otra banda vibratoria… Sin embargo,
existen hermanos desencarnados que llegarían acá, y si fueran rechazados, tumbarían las
puertas; tomarían al médium por asalto, lo someterían a cruel hipnosis y pasarían a
vampirizarlo, haciéndole volverse contra su equipo de colaboradores. La situación es
delicadísima… Mientras no se estén excediendo más de lo que habitualmente se exceden,
sólo nos resta orar… Sólo si permiten el ingreso de algunas obras en su librería a
disposición de los visitantes, debemos considerarnos felices, aunque la capacidad de
asimilación varía mucho… No nos olvidemos de que el trabajo de construcción del Reino
Divino sobre la superficie de la Tierra, se hará ladrillo por ladrillo, o sea, alma por alma…”
- ¿Y aquella señora que hemos visto allá adentro ser sometida a cirugía? ¿Alcanzará
la sanación?... Insistí para mayores aclaraciones.
- “Aquella señora probablemente es portadora de una tumoración en el abdomen… Si ella
tiene réditos y si la ley del karma actúa en su beneficio, es probable que obtenga cierta
moratoria. La intervención quirúrgica en sí, nada valió, pero puede devolverle el
optimismo y, según sabemos, el pensamiento tanto puede abreviar como prolongar la
vida… No tenemos condiciones para una evaluación más profunda del caso. Todo
dependerá de la fe y del mérito. No olvidemos que el propio Señor no logró beneficiar a
todos… Necesitamos por otro lado, considerar que cuando merecemos la intervención
debida, ella puede venir a nosotros hasta por las manos de un asesino… Cuando no la
merecemos, es inútil que los propios “santos” intenten la realización de algún milagro…”
Las aclaraciones del Dr. Odilón han sido más que suficientes para reflexionar. La
tarde se hizo noche, cuando decidimos regresar, agradeciendo a los Cielos una vez más por
aquella lección maravillosa.

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“RANCHO DE LUZ”

En pocos días mis padres, nostálgicos tanto como yo, me atrajeron nuevamente a las
áreas de “Pedro y Paulo”, donde como siempre, encontré al Dr. Odilón con su alegría
contagiante. Además, entre nosotros se estableció un vínculo indisoluble que según creo el
tiempo irá estrechando más y más.
Al verme entrar en el reciento, el maestro Odilón me saludó con un fuerte abrazo:
- “¿Paulino, estás dispuesto a escribir nuevamente?... me preguntó. Sigue
entrenando, hijo mío… Tus padres han venido, son varias las peticiones, pero veremos lo
que se puede hacer. Sin embargo, Paulino, existe una condición…”
Abrí bien los ojos, sorprendido, como si en aquel momento estuviese desconociendo
al abnegado amigo que tantas gentilezas me ofreciera.
- “Tu ahora, después de aquella fase natural de las nostalgias a flor de piel, deberás
invitarlos al trabajo… ¿Qué piensas? Tus padres necesitan mostrar todo lo que son capaces
de hacer. ¿El correo del Más Allá no puede o, por lo menos, no debe existir sin dar frutos,
estás de acuerdo?
Claro que sí, contesté aliviado. Usted tiene toda la razón. Escribiré y pediré a mis
padres para que con parte de mi herencia –herencia que no he podido traer a este otro lado
de la Vida- construyan una casa de refugio para niños desvalidos, un rancho que en nombre
de Cristo, les haga recordar el pesebre en que nació…
- “Un Rancho de Luz, Paulino, donde nosotros, simples mortales (en este trecho de
nuestro diálogo, Dr. Odilón no consiguió dejar de reír), en el cuerpo o fuera de él podamos
reunirnos alrededor del pesebre divino donde el Excelso Infante nos bendiga… Como ves
Paulino, quien piensa en morir para descansar es mejor que se quede en la Tierra…
Arrojemos hoy, la semilla de esa idea y verás lo que puede hacer la fuerza del bien…”
Quedé impresionado. Al terminar de redactar una de mis pobres cartas del Más Allá
a mis padres -después el médium procedió a la lectura, en que los convocaba junto con mis
hermanos a un trabajo más efectivo en la Caridad- percibí que mis padres, especialmente
mi mamá, sentían la felicidad como si me hubiesen concebido nuevamente… Percibiendo
mi júbilo y el entusiasmo de mis progenitores, el Dr. Odilón se aproximó y jugueteando
dijo:
- “Agárrate Paulino, agárrate que el hijo es tuyo… Ahora ya no tendrás más tiempo
para quedarte pensando en el pasado o interrogando sobre el futuro… trata de ir a Río Preto
y abona la semilla que plantaste…”
- ¿Que yo planté?... – indagué como vislumbrando la grandeza de la tarea que me
esperaba. – Pero fue Usted…
- “Mi función Paulino, es la de incentivar… ¡Evidentemente podrás contar con nosotros,
pero puedes ir empezando a elaborar el proyecto, pues, por lo que estoy percibiendo, el
niño quizá no pase de los siete meses!…” – y sonrió, cubriéndonos con el calor de su
abrazo de hermano mayor.
De hecho, confirmando las previsiones del Dr. Odilón, en Río Preto, mis padres
promovieron inmediatamente el proyecto, reunieron a los más allegados, pidieron apoyo,

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hicieron contactos y, gracias a Dios, la esperanza volvió definitivamente a reinar en nuestra
casa.
Sólo no he podido estar de acuerdo con mi nombre en la fachada del modesto local,
donde los niños vienen recibiendo pan, las madres son recogidas con amor y todos,
indistintamente, reciben una palabra de cariño y confianza en la Vida… Todo está bien. A
pesar del homenaje inmerecido, comprendo que todo pertenece originariamente a
Jesucristo, a quien todo debemos, incluso lo que somos y lo que seremos.
La construcción del “Rancho”, respondió a mis íntimos deseos, que no tenía coraje de
exteriorizar después de mi partida del mundo, y he podido, de una vez por todas, aceptar lo
que me estaba reservado. Así mil vidas tuviera todas las daría de una vez a fin de que mil
“Ranchos de Luz” fuesen edificados, haciéndome mucho más útil a los otros que lo que
jamás hubiera podido ser.

APOYO INESPERADO

Durante la construcción del “Rancho de Luz”, en Río Preto, sucedieron algunas


cosas curiosas, evidenciando el auxilio de la Espiritualidad Mayor a todos aquellos que se
disponen a hacer el bien en la Tierra.
Cuando las actividades de la construcción del edificio se iniciaron, después de la
limpieza del terreno y la llegada de los primeros camiones de piedras, los espíritus que
tenían los alrededores de la urbanización como su habitat natural se aproximaron curiosos.
Eran parientes desencarnados de los moradores del “Suelo Sagrado”, que no habían
conseguido aún separarse definitivamente de lo que los retenía en la retaguardia de la vida
física… Eran padres y madres, tíos y abuelos, hijos, amigos y compañeros fuera del cuerpo
todos atentos con aquel movimiento inusual.
Yo los acompañaba distante, sin conocer sus propósitos inmediatos… Se
aglomeraban en decenas. Cuando finalmente les pude explicar que pretendíamos edificar
allí una casa de refugio, los necesitados, principalmente en labores dirigidas a la infancia
desvalida, se tranquilizaron, y muchos, con lágrimas en los ojos, nos agradecieron
humildemente la iniciativa. Uno de ellos, que a mi entender era una especie de líder de los
demás, dijo:
- “Ustedes pueden contar con nosotros para cualquier cosa… Tenemos a nuestros
familiares en situación precaria en la Tierra y nada hemos podido hacer para auxiliarlos.
Espiritualmente, esta es todavía una región inhóspita y ustedes necesitarán nuestro apoyo.”
De hecho, cierta tarde, cuando las primeras paredes empezaron a ser levantadas,
fuimos visitados por un grupo de personas de mala índole que, vociferando y profiriendo
palabras de mando trataron de intimidarnos:
- “¡Fuera de aquí sinvergüenzas!... La región es nuestra. ¡Este es nuestro cuartel!
¡Fuera, fuera!... ¡Sí no salen van a sentir el peso de nuestro puño!...”
Mis padres inspeccionando la construcción en esa tarde y captando las vibraciones
de la gavilla, se sintieron desfallecer… Por momentos, se imaginaron que el deseo era

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superior a sus propias fuerzas y que no conseguirían llevar adelante el proyecto apenas
iniciado.
Sin embargo, en aquel exacto momento, antes que decidiera tomar cualquier
providencia, quien sabe, una vez más apelando a los favores del Dr. Odilón, los amigos que
me habían ofrecido su solidaridad, y al parecer emergiendo de las entrañas de la tierra, nos
rodearon y con mucho coraje ahuyentaron a aquel bando de malhechores del Más Allá.
El líder del referido grupo, con el cual dialogué diversas veces, me dijo:
- “Paulino, cuando tengas oportunidad, dile a tus padres que no se desanimen…
Contamos con ellos para que los nuestros consigan mejorar su propio nivel de vida… Las
tinieblas han de regresar; sin embargo, sin que seamos la luz, estaremos aquí en guardia,
sirviendo de poste de iluminación en esta casa, defendiéndola hasta las últimas
consecuencias. En los caminos de muchos de nosotros, a través de las vidas que
arrastramos, ésta ha sido nuestra primera oportunidad de emancipación espiritual.”

HERMANO JOSÉ

En la inauguración del “Rancho”, al lado de dos compañeros encarnados, asistieron


los amigos que, en poco tiempo, había conquistado en la Vida Mayor: Palminha, José
Grosso, Eurícledes Formiga, Luiz y varios otros pioneros espíritas en Río Preto y en la
región. Entre ellos destaco la presencia del Dr. Orlando Van Revén, pero mi mayor alegría
fue sin duda, la presencia del Dr. Odilón Fernandes.
Mientras se realizaba la reunión en el ambiente físico del local, nosotros nos
congregábamos en las dependencias espirituales de la casa y, aún sin experiencia, solicité al
Dr. Odilón que hablase por nosotros en aquella oportunidad.
- “No Paulino – me dijo. – Hoy la palabra no es tuya ni mia… Preparémonos para
recibir la visita de nuestro venerable Hermano José…”
Rápidamente la figura del grande líder cristiano de otras épocas se hizo presente, sin
que yo supiera precisar de dónde había salido… El silencio se hizo mayor y, con gran
simplicidad, aún vistiendo como los primitivos cristianos, túnica alba y sandalias pobres,
asomó a la improvisada tribuna y nos habló con emoción.
-¡“Hermanos, que Jesús nos ilumine! Que sea regocijo para el Señor este haz
luminoso de su Evangelio erigido en esta ciudad… ¡Esta casa es hija de las lágrimas de la
esperanza y no del llanto de la desesperación! Es más una prueba irrefutable de lo que el
hombre puede realizar cuando entra en sintonía con los Planos Más Altos de la Vida…
¡Será siempre así nuestro esfuerzo de colonización espiritual de la Tierra para Aquél que,
en el Calvario, convirtió la espada de los opresores en la cruz de los redimidos!... Las
arremetidas de los que en el cuerpo o fuera de él intentan mantener a la Humanidad cautiva
en su propia ignorancia espiritual no renunciarán tan rápido… Vientos fuertes han de soplar
y el deseo de lanzar por tierra nuestros sueños por un mundo mejor; no debe desalentarnos,
debemos estar preparados para dar testimonio cotidiano de fe… En el mundo de hoy, no
nos envían más a los circos del martirio ni necesitamos perecer lapidados en una plaza

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pública… Hoy somos llamados por el amor a Jesucristo, al coraje silencioso de quien
necesita renunciar a si mismo para servir mejor. Veamos el ejemplo de la Naturaleza…
Existen plantas que son cortadas por la furia de un machete… ¡Pero, no olvidemos que sus
raíces desde el suelo brotarán nuevamente y volverán a florecer!...”
Las palabras del hermano José sonaban en el recinto, envolviendo a desencarnados
y encarnados en sus dulces vibraciones que a su contacto, nos hacia sentir mejores.

EXHORTACIÓN

Haciendo una ligera pausa, como si escuchara su pensamiento más íntimo, el


Hermano José continuó:
- “Hermanos, necesitamos subir... ¡Hace mucho tiempo que el Señor nos espera! Es
necesario encontrar sin retraso lo que hemos venido a buscar... Todo lo que hacemos sin
pensar en la vida del espíritu, es una simple pérdida de tiempo. El aprovechamiento
integral de los minutos es para nosotros un constante desafío... El hombre baja a la Tierra
como si estuviera sumergido en lo más profundo de si mismo, trayendo el inconsciente al
conciente, es decir, descubriendo a plenitud su unión con el Creador...
“Hay que tener ánimo con el trabajo, con la convicción de que estamos ganando
nuevas experiencias, adquiriendo la luz que necesitamos para el camino... No hay que
retroceder ante las críticas, una vez que la crítica que nos incomoda es la verdad que no
queremos oír... Aceptemos las observaciones de los compañeros que conviven con
nosotros: hay que analizarlas lo máximo posible, para saber lo que necesitamos mejorar,
pero no debemos confiar en el desaliento como quien utiliza el pretexto de sus limitaciones
para cruzar los brazos, proclamando su propia inutilidad...
“En este ocaso de milenio, la Tierra será sacudida por temblores psicológicos en que
la Humanidad busca acomodarse a los sublimes mandatos de la Ley, que actúa sin pausa.
Nadie se intimide ante el cumplimiento de las profecías que hace siglos se están
anunciando... De hecho, explotarán, aquí y allá, conflictos colosales... Habrá llanto y crujir
de dientes, según lo dicen las Escrituras, sin embargo todo ocurre para bien de aquellos
que aman a Dios, de acuerdo con lo que dice el Apóstol de los Gentiles... Un templo de
amor y fe, de paz y luz, como el que ahora saludamos, abriendo sus puertas a los
necesitados, ¡Es el prenuncio de una nueva era!... Oremos al Señor, para que junto con Él,
seamos todos abejas trabajadoras en la fabricación de la miel de la esperanza y no de los
zánganos personalistas comprometiendo la colmena... En el trigal del amor al prójimo ¡no
hay lugar para la mala hierba del amor propio! Sirvamos y saludemos, incansablemente, a
nuestros hermanos que están en el servicio desinteresado.
“Esta casa ha de prodigarnos, tanto cuanto otras, el patrocinio de nuevos núcleos de
Cristianismo... No nos es permitido solicitar a nuestros compañeros desencarnados
desprendimiento y una cuota más de su precioso tiempo, sin embargo, nosotros que
vislumbramos un destello de la Divina Luz del Señor tenemos el deber de ser más

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dedicados, de entregarnos nosotros mismo más intensamente a la tarea –a la tarea, que
estamos postergando hace siglos- !El de la propia iluminación!...”
Al inmenso silencio que se hizo, el venerado amigo que nos visitaba, proveniente de
una dimensión espiritual diferente de la nuestra, concluyó:
- “¡Bienaventurados los que opten por la mejor parte, atendiendo, de una vez por
todas, el llamado del Señor a través de la voz que vibra en la conciencia!...
Infelices, por tanto los que estando ahora tan cerca de la luz prefieran el lugar de las
sombras a las cuales se acostumbraron, sin ánimo y sin motivación para abdicar del hombre
viejo... ¡Que el Señor de la Vida nos proteja y ampare siempre!...

OTRO ÁNGULO DE LA MEDIUNIDAD

Siempre interesado en auxiliarnos, pasado algún tiempo, el Dr. Odilón nos invitó, a
mi y a Luiz, para que visitáramos con él determinada reunión mediúnica consagrada a la
desobsesión. Según nuestro instructor, sería posible que nosotros pudiésemos observar otro
ángulo de la mediunidad.
De hecho, en el transcurso de las actividades mediúnicas de auxilio, el poeta
Eurícledes Formiga se presentó al médium, que esa noche, permanecía al margen de las
tareas psicofónicas, entablando con él, sin palabras, el diálogo que reproducimos:
- “Vamos a intentar componer, improvisar, un poema para que nuestro Sérgio
Santos pueda musicalizar...”
- “Entonces quiere decir – habló atentamente el médium – ¿que Usted no siempre
escribe en forma improvisada?”
-“Muy raramente, nosotros los espíritus interesados en comunicar nuestros
pensamiento al mundo, recurriendo a los médium dotados de buena voluntad, actuamos en
base a la improvisación... A pesar de repetitivo, no podría escribir un poema sin trabajarlo,
interesado como estoy ahora en divulgar el mensaje espiritista a través de los versos...
Nuestros textos son en su mayoría, expresamente preparados... Si estás dispuesto...”
- “Lógicamente que sí...”
“Entonces, coja lapicero y papel y empecemos. Intentaré dictarle palabra por
palabra, rima a rima, y a la medida que escriba, podré por su intermedio, corregir lo que
escribo, cambiando una palabra aquí, un verso más adelante...”
Yo, que hasta aquel momento, juzgaba que las páginas del Más Allá fuesen todas
transmitidas por inspiración ininterrumpida por quien dictaba, registré este curioso
fenómeno. Actuando telepáticamente, casi valiéndose de la clara audiencia mediúnica,
nuestro Formiga comenzó a escribir, a escribir pensando en la forma y en la musicalidad
del poema que, Aunque meditado, le brota con admirable espontaneidad.
Pregunté al Dr. Odilón:
- “¿Y si el médium duda? ¿Y sí por ventura cree que fue el mismo quien concibió el
poema?... Por qué el médium está escribiendo como si no estuviese en trance...?”
Sonriendo, el devoto amigo contestó:

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- “Si el médium empezara a creer que el poema es de su autoría, peor para él... En
breve no será capaz de concebir ni siquiera una trova, porque inclusive él puede tener la
rima, pero no la idea... Quizá aquí no sea el caso. Nuestro compañero sabe que por si sólo
no tendría condiciones para tanto. La autocrítica es muy importante para poder librar a los
intermediarios del exceso de auto confianza, puerta abierta a la vanidad y al personalismo
que, en poco tiempo, acaban con cualquier médium...”
Al terminar de escribir el poema, he podido escuchar a nuestro Formiga solicitar al
intermediario:
- “Léalo en voz alta... O mejor, vamos a leerlo juntos, en pensamiento alto, para
verificar como están la armonía y la cadencia musical... Necesitamos entregarlo a nuestro
Sérgio casi listo, facilitándole el trabajo de la melodía...”
Casi entrelazados, Formiga y el médium, en notable proceso de compañerismo, han
leído el expresivo poema, considerando por fin, que aquella era su forma definitiva, sin
necesidad de ningún retoque.

“AMADO MAESTRO”

Sin duda, aquel proceso de compañerismo mediúnico, aceptado concientemente por


los médium, abriría una nueva perspectiva a la mediunidad literaria en el mundo.
- “Casi siempre – explicó el Dr. Odilón - los textos mediúnicos son pobres, porque
los médium cierran los ojos y ni siquiera se disponen a cooperar con el espíritu en el
movimiento de su propio brazo... Es un exceso de escrúpulo sin ninguna razón. El médium
que es médium realmente, es sobretodo aquél que sabe que solito no sería capaz de trabajar
en la producción fundamental de los más diferentes y variados fenómenos de origen
espiritual. El médium necesita leer más, estudiar más, reflexionar más, esmerarse más...
Infelizmente, tenemos pocos buenos médium en la Tierra, porque la gran mayoría es
desinteresada o – perdónenme – perezosa... No quieren participar: quieren ser simples
espectadores del fenómeno que esté sucediendo por su intermedio... De la inmensa gama de
espíritus interesados en transmitir a los hombres su visión de la vida en el Más Allá, muy
pocos lo consiguen... Esto no tiene que ser así. Lo ideal sería tener buenos intermediarios a
nuestra disposición, cada uno dentro de las características de su sensibilidad mediúnica,
abriéndose un abanico de opciones al infinito.”
Antes que nuestro hermano Formiga se retirara humildemente, me aproximé a él y
pregunté si podría darme una copia del poema, que se tituló “Maestro Amado”, o si fuera
oportuno, me permita transcribirlo en mis estudios. Él aceptó y abajo, agradeciendo la
gentileza del poeta, reproduzco su respectiva oración:

Señor Jesús, Maestro Amado,


Socórrenos en nuestros dolores.
Transforma a nuestros pies
Tantas espinas en flores...

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De nuestro rostro entristecido.
Seca el amargo llanto
Y cura nuestras heridas
Por Tu poder santo...

¡Venid a nosotros, de la Altura inmensa!...


Hace brillar Tu luz
En las sombras en que vagamos,
Gimiendo bajo la cruz...

Extiende Tus manos


Sobre las nuestras, si lo quieres
Guiando nuestros caminos
¡En camino a las estrellas!...

“EL RESCATE DE CECILIA”

Era la noche avanzada cuando nos retiramos de las dependencias espirituales de la


casa donde habíamos sostenido diálogo prolongado con el Dr. Odilón y otros compañeros
de la Vida Superior.
De pronto, sin que pudiéramos atinar la causa, el Dr. Odilón pareció sentir una
pequeña crisis de nostalgia... Inexplicablemente, paró de conversar en medio de una frase, y
por rápidos segundos, permaneció ensimismado. Ya estaba preparado para intervenir,
cuando Luiz, con leve toque de mano, me solicitó que me mantuviera a la expectativa.
Regresando del trance inusual que presencié por primera vez, como si nada hubiera
ocurrido, el bendito instructor nos aclaró:
- “!Vamos rápido!... Antão nos necesita. No debemos perder tiempo...”
Cogiéndonos por la mano, creo que con la fuerza extraordinaria de su pensamiento
en acción, el mentor nos hizo volitar con él, partiendo vertiginosamente, hacia el local
donde a través de la entrada de una cueva, visitamos, meses atrás, a Antão y Cecilia, en
aquella rara e inhóspita región del Mundo Espiritual.
Sin decir palabra, mientras volitábamos, nos pareció que hacía contactos a través del
pensamiento, quizá solicitando auxilio para la huída emprendida por Antão, en rescate de
Cecilia.
Cuando llegamos a las regiones referidas, divisamos a Antão, que con dificultad,
subía con Cecilia en los brazos, perseguido por casi una decena de dragones que
cumpliendo órdenes, habían partido en su búsqueda. Es probable que si no hubiéramos
llegado a tiempo, los dos habrían sido capturados y nadie podría prever lo que les esperaba
por tal acto de insubordinación. Sin embargo, los truculentos dragones, por cierto, no
habrían retrocedido de su malsana intención, si no recibiéramos el refuerzo de Zé Grosso, el

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bondadoso amigo de más de dos metros de altura, que portando una indumentaria de
“bandolero”, se colocó al pié de una roca, cortando camino entre Antão y los dragones...
Riéndose en la noche con su estruendoso tono, Zé Grosso consiguió intimidar a la milicia
de las tinieblas y darnos la cobertura necesaria para que providenciáramos el auxilio
definitivo a favor de Cecilia y Antão.
Cuando finalmente respiramos aliviados, protagonistas de lo que nos pareció una
escena de película de ciencia ficción, el Dr. Odilón nos aclaró:
- “Ustedes han quedado impresionados con Zé Grosso, ¿no es cierto? Zé Grosso, a
pesar de su aspecto, tiene un corazón de niño... Él ha sido de extrema utilidad en la Vida
Superior y hace hincapié en conservar su aspecto, Aunque en esencia, sea un ángel...”
- “¿Y si esos dragones no retrocedieran?... indagó Luiz.
- “No sabría que decir... – contestó Odilón. – No sé cuál sería la reacción de Zé
Grosso, es probable que les hubiese pedido una plegaria...”

“GRATITUD”

En compañía del Dr. Odilón el tiempo pasaba rápidamente. Sin lugar a duda,
conocerlo, fue para mí extremadamente gratificante. El devoto instructor sabía ser alegre y,
cuando era necesario, sumar a su natural buen humor la energía indispensable. Se hizo, en
el Mundo Espiritual admirado por sus cualidades de buen corazón y por su conocimiento,
siempre dispuesto a proteger sea a quien fuera.
Cuando le comuniqué el deseo de intentar repasar a los compañeros encarnados las
experiencias vividas con él, me dijo:
- “Paulino, hijo mío, si las consideras educativas para nuestros hermanos de la
Tierra no me opongo, siempre que, evidentemente, les diga, en mi nombre, que respetamos
profundamente a quien tenga que discrepar de ellas, ya que no me considero más de lo que
soy – apenas un hermano fuera del cuerpo, interesado en el conocimiento de la verdad y
con mucha duda de no ver con claridad los reflejos de su luz... ¿Sabes?, la gente actúa con
el único propósito de ser útil, pero reconozco mis limitaciones y lejos está de mí ser un
espíritu con el propósito de traer innovaciones para la Doctrina.”
` Besé sus manos paternales y le dije que, apenas ordenara mis apuntes, ahora
esparcidos, les entregaría para una revisión: a lo que, sin pestañear, me contestó:
- “Pediremos a nuestro querido Hermano José que las examine por nosotros...
Cuado sea oportuno, podrás pasarlas tu mismo a sus manos.”
Trabajé mucho para poner todo más o menos en orden, todo lo que día a día, desde
que inicié conocimiento con el Dr. Odilón, iba apuntando... Escribí, acrecenté, he revisado
todo diversas veces con la intención de darle la mayor fidelidad posible, recurriendo,
incluso, al apoyo generoso de nuestro hermano Luiz, que opinó en una u otra parte,
sugiriendo ampliaciones para mayor claridad del pensamiento.
Esperé, ansiosamente, el encuentro con el Hermano José. Cuando surgió la
oportunidad, me aproximé a él puse el volumen en sus manos, prácticamente concluido, al

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que, para mi sorpresa, el venerable bienhechor se refirió manteniendo el libro cerrado como
si, por los enigmas de la psicometría estuviera sondeándo:
- “Yo ya sabía, hijo mío... Está todo muy bien. Publiquemos la obra tal cual fue
concebida por ti, A la vez que a la par de las lecciones preciosas que contiene, será, por
nuestra parte, un justo homenaje a quien tanto se esforzó junto a nuestros compañeros que
abrazan la bendecida pero tan dura tarea de la mediunidad. Hago votos que nuestros
hermanos de la Tierra comprendan tu esfuerzo, que nos merece la mayor consideración...””
Por respeto, yo, que muy pocas veces me había dirigido al Hermano José, me atreví
a preguntarle:
El libro está sin título... He pensado y no encuentro uno que pueda darle al lector
una idea del contenido de la obra. ¿Usted tendría alguna sugerencia?...
Casi sin pensar, El Hermano José me contestó, con una sonrisa discreta aflorando de
sus labios:
- ¡Póngale como título “Doctor. Odilón”!...”Y completó: - “¡Pero a él no le diga
nada!...”
Feliz, con el corazón saltando por la posibilidad de hacer un simple homenaje al
paternal amigo, que tanto me ayudó en la difícil e inesperada travesía, agradecí a Dios con
mi insignificancia, por haberme hecho igualmente intermediario de estos apuntes que,
seguramente harán mucho bien a los que la leerán, tanto como me hizo a mi…

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