Está en la página 1de 5
LITERATURA FRANCOFONA DE LAS ANTILLAS LOPEZ Laura, Literatura franeéfona de las Antillas (ensayo). En: Literatura francéfona II. México: FCE, 1996. p. 9-17. Et 12 e octusae de 1492, Cristébal Colén creia haber llegado a las In- dias por Ja ruta de Occidente, cuando lo que hacia era atracar en la isla Guanahani," del pequeiio iélago de las actuales Bermudas, un poco al norte del largo collar insular de las Antillas. Algunos hacen remontar el origen de este nombre a la misteriosa A tuad al oesteen los mapas de Ptolomeo: peo para Yolanda Wood el (ino aparece por vez primera en un mapa anénimo portugués que Jenomina —ante-yllas— a los tervtorios insulares “antes de llegar a desfilaron por las islas, di tanto escala entre las posesiones continentales y las metr6polis euro- peas. El verdadero proceso de colonizacién no se realiza sino hasta el si- slo xv1, con fines fundamentalmente agricolas.> Los aborigenes arauacos fueron los primeros pobladores de esas tierras tandoselas por su posicién estratégica en que desarrollaron una sociedad relativamente avanzada desde el punto de vista material, con lo que consiguieron imponer una cierta unidad lingtfstica y cultural sobre otros grupos como los siboney o los lucayos. La supremacia de los arauacos en las islas dur6 hasta que el grupo cari- be los desplaz6 en parte y ambos, a su vez, sufrieron la embestida del hombre “blanco y barbado” a raiz de la cual estos pueblos se extinguie- ron casi totalmente poco mas de un siglo después, para ser sustituidos por Jos contingentes traidos de Africa. Cualquier acercamiento a lo que podria denominarse antillanidad im- pone tomar en consideracién al menos tres criterios: el geogréfico, el lingUfstico y el socioétnico. De acuerdo con el primero, nuestro objeto de estudio es un universo fragmentado, discontinuo, debido a su cardc- ter insular; desde la perspectiva lingifstica descubrimos un mosaico de Jenguas que conllevan otras tantas tradiciones culturales; por iltimo, el criterio socioétnico nos coloca ante un mundo en el que se mezclaron, en proporciones diferentes, grupos amerindios, europeos, africanos y asié- | Perteneciente a las Lucayas, sls colonizadas mis tarde por los ngleses.Colén la bau- ti26 con el nombre de San Salvador y se cree que sa la isla Watling. 2 *Repensar el espacio Caribe’, en Universidad de La Habana, nim. 236, La Habana, 1989, p.73, 4 Salvo en Cuba, que fue desde sus iniios el trampolfa clave de los espafoles en el pro- ces0 de conquista y colonizacién de la América continental, gracias alo cual esta isla prosperé antes y mds que la otras, * Taual que los grupos caribes, también tenfan asentamientos en tirras continentales, donde algunos lograron refugirse al huir de la barbarie europes. 0 LITERATURA FRANCOFONK DE LAS ANTILLAS {icos.* Del conjunto de enfoques se desprende la nocién de drea cultural ue nos remite, en el caso del Nuevo Mundo, a tres grandes bloques, Mamaria Euro-América, correspondiente al cono sudamericano, Evtades Unidos y Canada, cuyos territorios contaban con pocas riquezas nate, Jales, poblaciones aborigenes poco avanzadas y grandes flujos europeos, Indo-América, segunda Area, estaria constituida por Mesoamérica y el altiplano andino donde se encontraron iciones avanzadas, abun- dantes riquecas naturales y donde se produjo tn considerable proceso cde mestizaje. Por tiltimo, la América de las plantaci Poblaciones poco adelantadas, fueron territorios de cia el con- tinente, cuya organizacién estuvo centrada en explotaciones de mono. cultivo y un répimen esclavista que dio lugar a la importacién de grandee ", marcado, no obstante, por el exotismo y el si bien con una vena, ca, Hannibal Price escribe su Rehabilitation de la race noire (1900). Como era de suponerse, estas obras encontraron poco eco en los cfrctt. los parisinos y no se les recone Coicou quien, al desatarse las convul- ‘que sacudieron al pafs al empezar el sigho xx, paga con I LITERATURA FRANCOFOMA DE LAS ANTILLAS Ja vida sus erticas ala condicién que impera en la replica. La litera tura hai iguié encabezando la produccién antillana en francés; sin embargo, ya entrado nuestro siglo, las Antillas empezaron a unir sus vo- cesaun ‘0 que alcanzé uno de sus momentos cumbre con el mo- vimiento de la negritud. La bisqueda de una literatura se agudiza en Haitf durante la ocupacién norteamericana toma cuerpo en el movimiento “indigenista”! que traduct tencia ‘moral y cultural, aunada al combate armado, frente a la invasién ex- ndicaciones enarboladas por la Negro Renais- poetas negros norteamericanos,"“un que desde el punto de vista estético y psicolégico se inscriben en la Iinea del surrealismo, desem- pefian un papel importante en este proceso de liberacién cultural ligado ‘as reivindicaciones del grupo de antillanos que en Paris encabezan el trastocé sus ideales. En tales condiciones, el proyecto de la negritud supone como primera tarea reconciliar al propio negro con el color de su piel, con sus orige- nes, hacerlo que se enorgullezca de los valores de su raza como condi- cién sine qua non para destruir todos los vinculos que lo encadenan simbélicamente a la antigua metr6poli. Una vez asumida sin complejos cconstitufa su propia esencia, sus valores gent i Voc y pore error ata cecuce Conermur ese ‘Du Bols, Langston Hughes, Claude Maclay y chard Wight fend Meni, Jules Monnert Ame Cessrey Léon Gontraa Dams, «No obstante, es preciso aclarar que el tasfondoy el curso ulterior del movimiento aa © 6 LITERATURA FRANCOFONA DE LAS ANTILLAS Ja diferencia racial, lo que queda al descubierto es la estratificacién cla- Diop, y Léopold Sédar Senghor, quien enuncia las prin- olégicas del movimiento. Der bio, aunque igualmente “ conflicto en cuanto a id de sus rafces que algunas décadas de colonizacién no habian mutilado, a diferencia de los primeros, cuya his- ‘oria de esclavitud los habia desposeido de todo. ana su cima el genio poético de la identidad negra el primero; y el segundo con su Cahier d'un retour los afos cincuenta y més plenamen- tea partir de los sesenta, las posiciones ideolbgicas de los intelectuales y artistas van tomando cauces mas precisos. En este sentido, sus posturas se ven reflejadas en el discurso que adoptan, ya sea en cuanto a una con "ren los modelos y modas europeos—, ya por lo que se refiere a traducen la realidad de la que emanan. Obras como Le i soleil (1964), de Edouard Glissent, hacen la crdnica exaltada Ia conciencia de 108 que a veces ignoran su propia historia, para cons- lidario 0 para revalorar lo que a partir de sus raices tidad. Existen muchos rasgos que explican la idad en el imaginario antillano. En primer tér- lavitud, de la enajenacién cultural, del color de la piel, de la insularidad, de la no pertenencia— presente en ‘buena parte de toda la literatura anti 3, rigor y combatividad. ‘muchos de cuyos artistas e intelectuales se encuentran, ‘como en los territorios que siguen perteneciendo a Fran- stionables, Junto a los precursores,surgen figuras Edouard Glissant, René Dépestre, Jacques Stéphien ien, que amplian y rebasan algunos de los postulados LITERATURA FRANCOFONA DE LAS ANTILAS ” iniciales de la negritud, por cuanto se refieren a la necesidad de circuns- cribir més espectficamente la identidad antillana."” En todo caso, lo que queda claro en la produccién literaria mas re- ciente es que las tendencias atentas a las modas —teméticas y forma- Jes— emanadas del Viejo Mundo han pasado a formar parte de la histo- ria, La nevesidad de templar una voz alerta y fil al imaginario antillano, al sentir de un pueblo que reconoce el barro magico y desgarrado de {que esté hecho, encarna en obras de hombres y mujeres que ya no re- quieren probar su genio creativo para borrar el estigma del color, que se afirma en la exaltacién de su diferencia. La autonomia de esta literatura se produce a partir del momento en que el sujeto dominado puede acce- der a la expresién de y en un espacio cuyo significado le pertenece. En el curso de los altimos treinta afios se ha registrado un notable desarrollo de la literatura en lengua erdole. Durante mucho tiempo la practica de la lengua matema acentué las diferencias de condicién so- blicos vinculados al francés —lengua imagenes de promocién social, de po- vernécula, remitia a las esferas opues- To afectivo—. Esta situacin de diglosia ahora siones —en francés y en créole— de sus obras, para conferir a su lengua ‘matema el rango que le corresponde en la cultura nacional y como ex- presién auténtica de su pueblo, pero también para acercarse al publico local y que éste se identifique més plenamente con el universo que pin- tstad asocada un pasado enl que sus hablanes pact Ia cond cign de esclavos. En ella seguramente lograra consolidarse una literatu- ra ms libre de los esquemas colonialistas que marcaron a las letras an- tillanas en sus inicios. " Para ahondar sobre el particular, se impone Ia Jetura de “Buenos dias y adie negritud” (Cuadernos Cass,nim. 29, Casa de las Américas, La Habune, 1983), de René Dépesre; Dscours anilas (Le Seu, Pats, 1981), de Edouard Glssant, y Poau noire, ‘masques blanes (Le Seul, ars, 1952), de Frantz Fanon, ®

También podría gustarte