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B¡blioteca de Patrística

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GREGORIO
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MAGNO
regla pastoral

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1 635
ISBN 84-97 r5-0i12-3

'L Q^t
llilllililllilililill nllfitllltr C¡ udad Nueva
O)
Gregorio Magno
REGLA PASTORAL
Aunque nos separan quince siglos de la vida
de Gregorio Magno (540-604), es mucho lo
que este maestro de síntesis de la patrística
occidental nos puede enseñar a los cristianos
del siglo XXI.
Gregorio Magno
Gregorio, el de familia senatorial, el prefec-
to de Roma, el monje, el diácono legado
papal, el Papa, n¡vo que dar respuesta a
interrogantes ineludibles que le presentaba
su tiempo: el del nacimiento de Europa.
Su pastoral se disdnguió siempre por su
equilibrio, fidelidad, discernimiento pn¡-
dente, espíritu desprendido, sentido de la
responsabilidad y oportunidad, amor al
orden y a la justicia. Se le ha llamado "el
REGLA PASTORAL
Papa de la caridad" llegando a convertir los
bienes de la Iglesia en los bienes de los Introducción, traducción y noras de
pobres. Su humildad, nacida de una profun- Alejandro Holgado Ramírez y josé Rico pavés
da armonía entre contemplación y acción, le
hizo tomar el apelativo de ..siervo de los
siervos de Dios".
La Regh Pastoral, escrita entre 591-592 co-
Segunda edición corregida
mo respuesta al obispo de Rávena, se inser- )t adaptuda
ta en la misma línea que la Oratio secunda
ad fugam de Gregorio de Nacianzo o el De
sacerdotio de Juan Crisóstomo, que ante la
responsabilidad pastoral optaron por la
huida.
Desde su composición ha servido como
libro de formación pastoral para sacerdotes.
Así lo aconsejaron los concilios de Reims,
I ltilil iltil iltil ilil ililt ltilt ililt ilil ilil
Maguncia, Tours y Chalon-sur-Saone (813). I 8939
Juan XXIII confesaba que "este libro es el
más precioso código de la acción pastoral,
I r, j5 1,7 359150
después del Evangelio y de las Cartas de los
,IIIVI IISIDAD P
Apóstoles, parala santificación de las almas COMILLAS

sacerdotales y la dirección de los fieles".


Juan Pablo II nos ha recordado la perenne
actualidad de esta obra: "Será sumamente
útil y oportuno tomar de nuevo en la mano
este libro verdaderamente áureo, para sacar
del mismo enseñanzas todavía válidas e indi- Q^t
Ciudad Nueva
caciones prácticas de experiencia pastoral ¡
Nl,rtllicl - Ilogot:í IJucr.ros Aircs - Móxico - I\{or¡1g1.i11q,,¡ S.rrrti.rg.,
diría, los secretos mismos de un arte que es
indispensable aprender para poder ejercerlo
dcspués".
Segunda ediciírn: dicicmbre 2001 A cuantos ban formado parte del
Seminario Mayor Santa Leocadia de Toledo.

o Alcjanrlro Ilolgarlo lJ.amírcz v


José l{ico I).rvós

o 1991, l-clitori¿l Ciurl.td Nueva


Andri's T:lnrit\'() 4 - 2u028 Madricl

ISBN: 84-9715-002-.1
Depósito Lcgal: M-52 I 5(r-2001

Imprcso cn Españrr - Printccl in Spain

Prcin.rprcsión: MCIr Tcxtos. M,rclricl


Irnprirnc: Artes Gráficas Cucsta. M¡clricl
PRESENTACIÓN

Tiene el lector en sus manos la segunda edición de la


Regla Pastoral llevada a cabo por la Editorial Ciudad
Nueva. Agotada la primera edición en algo menos de seis
años, se publica ahora de nuevo esta obra clásica de la lite-
ratura cristiana primitiva. Respecto a la primera edición, la
presente viene calificada con dos adjetivos ("corregida" I
"adaptad¿') que merecen una aclaración.
Ante todo, esta nueva edición es, ciertamente una edi-
ción corregida. La primera edición se realizó a partir del
texto latino de la "Patrologia Latina" de Migne. Texto, que
sin ser crítico, era el único disponible cuando emprendimos
Ia tarea de traducción. Cuando nuestra versión se encon-
traba ya en la imprenta, la Colección Sowrces Chrétiennes
publicaba en dos volúmenes una edición bilingüe con un
texto latino críticamente fijado, establecido a partir del ma-
nuscrito más antiguo que se conserva de nuestra obra. La
segunda edición de la Regla pastoral debía, necesariamente,
hacerse a partir de ese texto, adoptando las variaciones res-
pecto al texto de Migne y asumiendo la nueva numeraciórr
y distribución. El lector paciente podrá, no obstante, c()nr-
probar cómo estas variaciones son mínimas.
Esta segunda edición es, además, una edición adaptadn.
Desde que apareció la primera edición de la obrrr grcgor-i:r-
na hasta hoy, la colección "Biblioteca clc [):rtrístic:r' h:r rc-
corrido un importante trecho en cl cluc los volúrncncs que
la conforman han ido adquiricndo un,r fisononrí:r c;lcla vez
Presentactón

más definida: introducciones proporcionad,ts ;r l:r olrt.t l r .t ABREVIATURAS Y SIGLAS'T


ducida, índices más completos, notas más ¡rrccis.ts... l'ttt's
bien, hemos considerado oportuno adaptar l,r sc¡¡trrl.l.r .'.li
ción de la .Regla pastor.al al estilo de toda l:r (lolc.'t'i,irr. lrrr
consecuencla, se ha reducido sensiblementc la Irttrotltl..'t'r.itr,
omitiendo aquellas consideraciones que pcrtcrlcc('rr rrr,r\ ,r
otro ámbito de estudios; se han simplificado lrts rt.)l.rs, \tr
primiendo aquellas alusiones que sólo pueclcrr i¡rtt'r't's,tr .rl
especialista; se han ampliado, en fin, los índiccs, ttlt't',.'i.'tt.l.'
asi un instrumento de lectura útil a cualquier ti¡'ro tlc lt't'tor. Obras de Gregorio Magno
Felicitamos, una vez más a la Editorial Ciutl.rtl Nt¡t'r'.t
por Su valentía al promover el conocimiento y l,r lcctt¡¡'.t tlt' Dial Diálogos
la literatura cristiana primitiva, y Por impulsar cst:l s('lltlrr Ep Registro epistolar
da edición, corregida y adaptada., de una ol-rr:r (ltt(' ('sl)('r'.r Ex Cant Exposición sobre el Cantar de los Cantares
mos siga entusiasmando a cuantos Se accrquctl .l t'll.r: l.r Hm Ev Homilías sobre los Eaangelios
Hm Ez Homilías sobre Ezequiel
Regla pastoral de Gregorio Magno.
In I Reg Exposición sobre el Libro I de los Reyes
Mor Libros morales
Alejandro Holgado Ramírez - Josi' ltit',, l'.tvtls Reg Past Regla pastoral
Roma - Toledo, 3 de septicrrrbrt' tlt' 1000
Festividad de san (]rcgot'io IVl.tgrrtr
Fuentes generales

Acoll Grégoire le Grand, Actes des Colloques Internario-


naux du CNRS (Chantill¡ 15-19 septembre 1982),
Paris 1986
BAC Biblioteca de Autores Cristianos (Madrid)
BPa Biblioteca de Patrística, Ed. Ciudad Nueva (Madrid)
CCL Corpus Christianorum series Latina, Ed. Brcpols
(Turnhout)
CSEL Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorur¡n
(Vien)
FuP Fuentes Patrísticas, Ed. Ciudad Nucva (M.rdritl)

'f La Sagrada Escritura se cita scgún las ¿rbrs'i,rtur';rs (le l.r llibli¿ dc
.f crusalén.
10 Abreaiaturas y siglas

PG Patrologia Graeca, J. P. MrcNr', ([):rris) INTRODUCCIÓN


PL Patrologia Latina, J. P. MrcNr, (Paris)
PLS Patrologiae Latinae Supplemcntunr, ctl. A. I l.rrr¡nr,ur,
Paris 1957-1971
SC Sources Chrétiennes, Les Éditi.rr',r tlu ( ,r,r I (t'.rris)
TS Teología del Sacerdocio, Colcccitin pulrli.',r,l.r ¡,,,r l.r
Facultad de Teología del Nortc clc I'.s¡'r.rrr,r, r...1,. .'r'
Burgos

I. VIDA Y ÉPOCA DE GREGORIO MAGNO


1,. Primeros años y contexto bistórico
Gregorio nació en Roma hacia el año 540, en el seno de
una familia patricia, cercana a los aniciosr. Del linaje de los

1. Para el estudio de la vida breves datos sobre Gregorio se


de san Gregorio Magno contamos han rccogido en la Historia fran-
con fuentes diversas. Las principa- corum, de Gregorio de Tours (cf.
les las constituyen sus escritos, es- PL 71, 527-529), en el De viris
pecialmente el Registro de cartas. illustribus de Isidoro de Sevilla (cf.
Existen también Vidas, algunas dc PL 83, 1102-llo3) y en cl propio
cllas con carácter legendario: bio- de Ildefonso de Toledo (cf. PL 96,
grafía de un monje anónimo de 197-199), así como en la Historia
Vhitb¡ escrira hacia el 213 (es la ecclesiatica gentis anglorum, de
biografía conocid¿ más antigua), Beda el Venerable (.f. PL 95).
cxiste edición de A. Gnsqurr, ,4 Entre las biografías generales mo-
Itft of Pope Gregory tbe Great, dernas, ciramos: H. Dudden,Gre-
\üTestminster 1904 y otra más re- gory the Great, his place in bistory
ciente de B. Colcn¡ve, Tbe ear- and tbought, 2 vols., Lonckrrr
liest life of Gregory the Great, by 19Q5, 1967; H. H. Howorrh, .\r.
dn anonymus monb of Whitby, Gregory tbe Great, London l9l2;
Cambridge 1985; biografía de V. Stullfath, Gregor I. Lcl¡t,n bis
Pablo Diácono, escrita hacia el zur Wabl zum Papsrc..., Hciclcl-
770-780, (cf. PL 75,47-60); otra de berg 1913; H. Grisar, .\an Orcgo-
Juan Diácono escrita en Roma rio Magno, traduccitin dcl alcmiin
enrre el 872-82 (cf. PL 75,59-242); al italiano clc A. rlc Santi, Roma
12 Introducción Introducción l.]

anicios fue también Boecio, I con él ()tr()s rttit'tttlr,,..l,'l,r saparecía para siempre el Imperio Romano de Occidente. Oc-
nobleza y senado romanos. Entre sus ilrlt('¡r.ts,t.l. 'r \(' ('n cidente se gobernará entonces desde Oriente. Los godos se
cuentran el papa Félix III, el presbítero (]ortli.ln,', t't'l ¡r,r¡r,¡ habían extendido por los países mediterráneos, uniendo a su
san Agapito (535-536). Sus padres, Gortli.ur., r' Silvi.r, s,,n culrura las grandes aportaciones de la decadente Roma. Ván-
venerados en la Iglesia como santos, jurtto c,,ll tl,)s lt,ls l).r dalos en el norte de África, visigodos en Hispania, ostrogo-
ternas que ejercieron sobre él un decisivo inl'luio tlt'(.u.r ,r dos en Italia... pretendieron rornanizar su culrura. Roma se-
su conversión, Társila y Emiliana. Siendt-r [)orttíl'it't', ( itt'1'. guía ejerciendo su influjo, pero ahora, sin tener la iniciativa.
rio hablará de su conversión y de su inici:rl rcsistcrtt'i,t .r l.t Con Justiniano las aspiraciones imperiales renacieron.
gracia de Dios2. Sin embargo, podemos cst¿1r scgt¡r'()s (1..' ,¡rr..' Desde Oriente quiso reconstruir el Imperio; la unidad reli-
ya en el ambiente familiar encontró un ejcnrpltt viv.' ,1.' t,' giosa sería uno de los medios empleados. Pero los tiempos
guimiento a Jesucristo. lrabían cambiad o, yd no eran los de Constantino, y menos
Cuando apenas contaba seis años, Grcgorit) tuv() (lu(' ¿rún los de Teodosio. Los pueblos godos iban siendo cada
asistir al asedio y destrucción de Roma por p¿rrtc tlt'l.rt tr,, vez más fuertes; en ellos iba naciendo una idea que encon-
pas del rey godo Totila. Roma no era lugar pacíl'ico \' .tsr l,' trará su plasmación en el Renacimiento, y que halló su pri-
recordaría en el futuro. Entre guerras, se i[-r:r ftr-rn.ttt.l() ('n micia en España: la idea de nación, presupuesto del Estado
Gregorio un corazón tan pacífico, como Anl:lrrtc tlt' l(()nr,l, rrroderno renacentista.
s¡z Roma. Siendo yaPapahará frente a los brttt,tl..'t .tst'tlir¡s En el III Concilio de Toledo (5S9), la unidad religiosa
longobardos. A la destrucción respondió con p:r7 \' .un()r; llevó a la unidad nacional. La conversión de Recaredo al ca-
el resultado fue la formación de una verdadcra sr)('t('/.n ('ntr (' tolicismo no significaba sólo el final de las controversias
bárbaros y romanos. arrianas en Hispania, sino que supuso, ante todo, el triun-
El siglo vI es de singular importancia par:r l:r lrisr,,ri.t,l..' fo de un proyecto común, nacional. El proyecto, asumido
Europa. Con la deposición de Rómulo Augústult, ('lll') rlt' como vocación, fue la Cristiandad; el resultado, el naci-
rniento de un estado, la España visigoda, primicia de los es-
tados europeos. El fruto se frustró con la invasión musul-
1928; P. Batiffol, Grégoire le Roma 1994; .1. l(it lr,rr rls. ( ,,r'¡rl rnana; el proyecto permaneció como principio motor de la
Grand, Paris 19281'E. M. Marin, of God. 'l'l¡c ltl,' ,trt,l Ittttt', ,,1 Reconquista y de la unidad lograda por los Reyes Católi-
Gregorio I Papa della caritá, Gregory tbc ( )tt,tl, I .,rt.l.',' ¡')SOl cos3. En Toledo, en efecto, se gestó Europa.
Roma l95l; Ch. Chazottes, Gré- V. Parotlctt.,, (;,.'t'.t,ttt, ll,t,t',u,,.
goire le Grand, Paris 1958; C. Da- Un mat'slt',, ,tll,' t',tt'.utt (,t\!t.ut.'
gens, Grágoire le Grand. Cultwre d'Euro¡t,t, l(r'rtt.t l')s5; ( ;.|t.
et expérience cbrétiennes, Paris Ev:tns, 'l'l¡c tltttttvl¡l ,,1 ( irr',r'rr )' 3. "El Concilio de Toledo ha sentada en el Encuentro clc intc-
1977; E. Gandolfo, Gregorio tbc Ort',tt, (,,rrrrl'ri.l¡',,' l(,ri'il,; r I l(. crcado futuro; ha construido Eu- lectuales sobre Catolicismo 7r (.t,1-
Magno, servo dei serzti di Dio, GoIrlrtN< ;, /lr/,/r,,r',¡,tlt,t tlt ( , t t .t',t, ropa, produciendo la unidad a par- tura, cclebrado en Madricl .lur.rtr-
Milano 1980; reeditada con Pe- rio hldttto ( Ili')0 l'),\')), l(,'nt.t tir de la fuerza del espíritu": J. te los días 24 y 25 ,Jc fcbrcro clc
queñas variaciones con el título 1990, I l{ 2 I . IlnlzlxcpR, Perspectiaas y tareas 1990; recogida cn Catolic'ivno y
Gregorio Magno, Papa in un'epo- 2. (.1. IVl.'r, ( ,ttt,t tlt'tlt,,t!,,tt,t tlal Catolicismo en la actualidad y Cultura, EDICI:, M:rrlricl 1990,
ca trar.tagliata e di transizione, I (lll'.r {2, r'l). ,lc cara al futuro, ponencia pre- 90.
t4 Introduccirín Introducción l5

En Occidente se estaba operandt) Lnr:1 unitl.rtl (lu(' n. l).1 cle los emperadores. Todo tenía fuerza de ley. Es sorprcn-
saba ya por los cauces del Imperio, ni sc rctlut'í.r ,r 1,, r,, dente que esta masa legislativa no fuese org Ár.^d^ y codi-
manizado. La Cristiandad nacía com() pr()y('('t() ()( ('i.lr.'r¡t.rI; ficada hasta el siglo vI por Justiniano, cuand o ya casi no
los pilares de Europa se estaban ponicntlo, v ('()nr() ('()r\ hacía faka. El emperador nombró una comisión encargada
tructor perito aparecía la figura de Grcgorio M.r¡{n(), .,.rl,t' de hacer una primera compilación. Después de catorce
za de la Cristiandada. meses apareció el llamado Código Justiniano. Satisfecho de
cste primer fruto, Justiniano nombró una segunda comisión
para codificar la legislación civil romana; esta comisión
2. Formación y estudios tardó tres años en redactar lo que hoy llamamo s el Diges-
to, o las Pandectas. Por fin, Justiniano hizo ordenar un tra-
Gregorio fue educado en el clima dc l,r rcttt,r'.tt'i.,rr ., rrl tadito sumamente práctico, resumen del Digesro, llamado
tural promovida en Italia por Justiniano. Irl crnpt'r'.rtl,'r Iri Instituta, y fundó escuelas de derecho en Roma, Consran-
zantino, deseando la unidad del Imperio, h:r['rí:l cnrl)r'('rr,li,l,, tinopla y Berito.
una magna labor renovadora. Conocemos las inici.rtiv.rs t'rn Es probable que Gregorio visitara durante sus años de
prendidas en materia religiosa (lucha contrrr l:rs lrt'r't'ir,r' )' cstudiante alguna de estas escuelas. Los cargos y misiones,
controversias teológicas) y en política rrilit,rr. l,.rs rt'l()r nr,rs civiles y como legado pontificio, que años más tarde de-
culturales son, quizás, mayores que las Antcriorcs, \' \(rr l,rt sempeñó invitan a pensar en ello. En cualquier caso no te-
que le han valido más fama para la pt-rstcrirl¡ttl, s,,lt¡.'totlo nemos ningún testimonio directo que lo asegure. Sí sabe-
en el campo jurídico. rnos, por el testimonio de Pablo Diácono, QUe Gregorio
"de
En efecto, Justiniano queriendo rcst¡cit.u' l,r l(,,rrr,r ,urti rriño se educó en las disciplinas liberales: gram ática, retóri-
gua, mandó codificar el antiguo dercclr,r r'()nr,ur(). I .r .rrrti ca y dialéctica; de modo que, aunque en aquel tiempo flo-
gua legislación romana se había fornr:rtlt, l)()r' .r('r¡nrul.r. i,,n recían en Roma los estudios literarios, sin embargo, ningu-
de elementos muy diversos. Como núclt',) t('nr,r l.r lt'r .'1.' no tenía el prestigio de éstos,,s, y que desde joven dio mues-
las Doce Tablas, arcaica, imposiblc, pcr() totl.tvr.r rrrir .r.l.r ('( )n tras de inteligencia preclara6.
veneración. A ésta hay que añadir l,rs lt'l'.'t ,rpr,'l',r.1.¡. p,,r'
el pueblo en los comicios republican()s; los rr'r/,r/ tt¡ tru¡ul
5. Vita Gregorii,2: PL 75,42. un tiempo proporcionado, salían
tws o decisiones del Senado, las ordcnrlnz.ls nruni. i¡',r1,'r ,,
6. "Siendo de corta edad, re- de su garganta proferidos conr()
edictos de los pretores, eue cambirrb:ln t'.rtl,r.ur('; l,r...lt'..i ¡lizaba ya estudios superiores; se dulce miel": P¡sLo DrÁcc-lNr.l, Vir,l
siones de jurisconsultos célebrcs, y por. lirr, l,tr t('\( ril't,rt rrnía a las enseñanzas de los ma- Gregorii, 2: PL 75, 42-43; cn l;r
\'()res, y si escuchaba algo digno misma línea se sitúa Juan [)i;ict'
.lc ser aprendido, no lo entregaba no, el cual afirma dc Grcg.rrio t¡ut.,
4. "Por su accitln de gober- l'norlosis ('ur'P('rl.urrr',. I l , '^; .rl olvido, sino que lo conservaba a una edad prcmaturrr ((//rrt tt('('t'-
nante responsablc, estc cónsul de 'tAtNt, I ltt l,,tt,l,ttt'ttt tlt' l'l ttt,,¡,t' ('()n tenaz memoria. Apuraba, ya ba aetate) ya rcalizeb¡ cstutli.rs su-
Dios logró dar en catorcc años un Orlrottt' lt'(,t,ttt,l1l'l1) ¡,11'l), I lr'l ('ntonces, en su sediento pecho, los periorcs; cf . Vit¿ Orrpttrit,3: I)1.
impulso eficaz al devcnir de un nr.intit'.r l'f (lt,st), l/t t()rrcntcs de la doctrina, los cuales, 75, 64.
Occidente empeñado cn su nrctir- ..lcspués de haberlos asimilado en
l6 Introducción Introducción 17

3. Prefecto en Roma A pesar de asumir estas responsabilidades, hacia el año


570 había empezado ya Gregorio a sentir deseos de una vida
El año 565 Justino II sucedió a.fustin;;ln(t .rl lrcnrc tlt'l más perf ec:.a y de una entrega del todo a la oración y con-
Imperio. Con Justiniano terminaba urt:t ['¡rot'.r; .lt'r¡rut's tlt' templación de Dios. Estos deseos fueron aprovechados por
é1, el Imperio de Bizancio empezarii;t c()r'r'('r' l.r ¡r¡isnr.r \u('r' algunos monjes gu€, arrastrados por las invasiones, llegaron
te que el Imperio Romano. Las rcfor¡n;ls (lu(' ('nrpr1'¡r.1r,,, a Roma procedentes de Montecasino. Al monje Constancio
sobre todo la jurídica, los esfucrzos p()r'l.r¡¡r'.u l.r u¡ri.l.r,l t..' (f560), de la generación siguientc a san Benito, debió co-
rritorial del Imperio y su vigilanciir 1'ror l.t t'ut'sti,,rr r.'li¡ii,, nocerle cuando Gregorio era bastantc joven; y a Simplicio
sa serán todavía las líneas de fucrz.:r (lr,r('s('lluir,r¡r su\ \u('(' ff575) debió tratarle cuando ya ocupaba altos cargos en la
sores en el gobierno y dirección dcl lrrrpt'r'i'. sociedad romana. También parecc quc influyó en él el monje
En un ambiente de amenaz.a lorrgttlr.u'tl.t, ( irt'¡i,,ri,, in Valentiniano, también de Montccasino y abad del Monaste-
gresa en los funcionarios del gol-ricrno biz;urtirro tlc l(()nr,r, rio de San Pancracio de Letráne. Sin cmbargo, no quiso pre-
recibiendo hacia eI 572 la suprcrnrr nrrrgistr'.lrur'.r , ivil: lut' cipitar su cambio de vida ¡ después de reflexionarlo con
nombrado Praefectus urbi, c:lrl{() cn cl t¡tt.' .r.1.¡u¡n,, r tlr' tiempo, decidió continuar su vida de seglar.
mostró las actitudes desplegirclrrs nrris t.trrl('('n l.r r.',rr¡1.rrrr
zación del Patrimonio dc satr l)cclro y cn l:t nrt'tli.r, r,,n lrt'n
te a los lombardos. 4. Conztersión. Vida monástica
En este ticmpo prrsrrtlo cr) l,r ¡tlrrri¡rist r.rt'ior¡ irrr¡tt'¡ i.¡l
aprendió a tcncr clcv,rrlo c()nc('l)t,r .1.'l ortlt'rr, l.¡ .1r., iltlrrr.r, Gregorio experimentaba que en su interior se iba aqui-
el respcto a l:r lcy, ctc. I)r' lrt'r'1r.,, sit'tt.l.r l'.r¡).r, tt't,,rrri,'rr,l.t latando una vocación realmente contemplativa; y aunque al
a sus ol'lisl'ros quc tcnl]iln r'()nl() nro.lcl,,.'rr l.¡t ¡1t'stror¡.',.', lt'. principio no se atrevió a dar el paso definitivo, al fin un día
siásticas cl orclcn, l,r rliligr'rrt'i.r v t'l r('\l)('t,.r l,r lt'r',1.''l,,s cambió las vestimentas púrpuras de gobernante por el saco
buenos funci.,n¡r'ios t'ivilcs'. humilde de monjero. Hacia el añ,o 574 se produce su defi-
[ln cl cilt]lP() cclt'si.istit'o, lu\'() (lut' ot ulr.¡¡,r1' .1.'l ,,rrrllir'- nitiva conversi ón a la vida contemplativa, tras una madura
to origin¿tdo p'rol'cl cisnt.tr.lc l,rs'l'rt's (,.r¡rttttlor, ,rl (lu('\(' reflexión y un largo titubeo.
habían adhcrido :rlguttos .rlris¡t.rs ,1.' lr.¡lr.r \t'Pl1'¡rtr i,,rr.rl. Transformó la casa paterna -situada en el Cliztus Scau-
Adernás, gracias a su gcstitirt, t'rt t'l .utr¡ 5/.1, stn. rilri,) (()n ri- en el monasterio de San Andrés, donde ya el Papa Ag"-
otros reprcscntantcs dc la Irolllcz..t r'()r'n.lrr.r,.''l .rr t.r t('n l.l (lu(' pito había instituido la Biblioteca de exégesis bíblica, pro-
el arzobispo de Milán, Lorcnz.o, r'cconot'í.t Jrts ,1,'ltl'r'r,¡/,r tlt'l yectada por Casiodoro y é1, cvya realización fue impedida
Concilio de Constantinopla dcl 55.1 v l,l ..'.,rr.1.'rr.r.l.'l,,s'l'rt's por la guerra gótica.
Capítulos, reconciliándose con l:r Sctlt' A¡rortolit .r".

9. Cf. Dial II, Prol., 2 (SC Historia francorum X, I (PL 7l,


7. Cf . Ep II, 48 (CCL 140, t{. (,1. lV, .' (( ( I t.t0, 260, 128). s27).
139-140). 2r8-2re). 10. Cf. GRnconro ou TouRS,
18 Introducciórt Introducción l1)

Este cambio de vida, sin ser c()ttscctt('lt..'i.t .1,' l.¡ ¡rt,',1.t No se sabe con seguridad si Gregorio había asumido la
de entonces, sí que se vio favorcciclo tlr'.rl¡iurr tn,,.l, l)r)r' clirección de la comunidad de Roma; lo cierto es que en los
la desgraciada condición de aquellos.clí:ts. lirt'rttt' .r l,¡\ t('n primeros momentos de su fundación era abad el monje Va-
siones y amenazas provocadas por lrrs ('()tlli¡tt¡,tt ttt\',t\t() lencio (574-584) -qr. ya lo había sido en la provincia Va-
nes, la interiorizacíón de la vida cristi¡rr.r s(' l)tt'st'trt.tl,,t leria tt- y, durante la estancia de Gregorio en Constantino-
como una tarea capaz de poner pa7. cll lttt',li,t .1,' l.r lrrr pla fue elegido abad Maximiano (584-589) -que después fue
bación. Además del monasterio dc S¡rrt A¡t.lrt't, .,'l't.' ,'l obispo de Siracusar4-; del 590 al S9S lo fue Mariniano.
monte Celio, instituyó y dotó otros scis ltt.)tt.t\l('lr()\ rrr.l\ Tampoco se puede afirmar con certeza que Gregorio y
en los terrenos que él poseía en Sicili:r, lrt'r'.',1.t.1,,.,,1.'stt sus monjes hubieran profesado la Regula Benedicti. Aún se
madre. duda acerca de la consonancia de fondo entre el ideal mo-
Esta etapa es decisiva en la vida dc (it'('ll()rr,,; .r l.r lrrz ,lt' nástico de Benito y el de Gregorio, e incluso, si esto no im-
ella podemos comprender mejor su obr:t litt'r.rrr.r v .s¡ri¡i plica necesariamente un preciso vínculo jurídico de la co-
rual. Formado en el Derecho y enam()l':rtlo .1.' ttt l,tt ('.1, t,,l,t munidad del Celio con los monasterios benedictinosrs. En
tras una madura reflexión abandona los .tl.utcr nnnr(l.rtt,rs, cualquier caso, el aprecio de Gregorio por la Regla de san
inspirado por un deseo de eternidad. Lrr vitl,t rrr,rr.r,.¡l .,' ll,t Benito sí parece suficientemente probador6.
maba senticio de Dios, y el monastcrio t't',t t'l lrr¡1,rr .1.'l ...'r' Los años vividos como monje en San Andrés marcarán
vicio del Señor. Tres objetivos llevab,r (irt'¡i,)rrr) ('rr',rr r()r.r definitivamente la espiritualidad de Gregorio y su solicitud
zón cuando ingresó en San Andrés: clci.rt'.t rttt l,t,l' l.rr t.t posterior por la reforma monástica. Gregorio, QU€ podía
reas exclusivamente mundanas, seguir tttl l)to( ('\r' .1.' ¡tttri haberse retirado a un monasterio ya existente, quiso, sin
ficación y mortificación de sus pasiorrt's \'¡',t/.rr ,1,'l.t .,'tt embargo, transformar la casa paterna en uno nuevo. No se
templación de Dios. "Me esforzab¿l p()t' \'('t ('\lttttttr.tltrt,'rt trataba, pues, de renunciar a lo anterior despreciándolo,
te los supremos gozos y, anhelandtl l¡ visi,,¡¡ ,1,' l)r.',. rl,'.. t.t sino de asumirlo y transformarlo orientándolo definitiva-
no sólo con mis palabras, sino cttn totlo ttlt ,,)t.l/(,tr: l,'l,,t mente hacia Dios. Lo que hizo con el hogar familiar, lo
dicho mi corazón: "He bwscado tu roslnt"; ttt ttttltr¡ l'tttt,t había hecho previamente con su propia vida, de ahí que
ré, Señor (Sal 2Z,8)"". Gregorio pueda hablar de verdadera conversión al abrazar
Esta fundación de San Andrés :ttlt¡t¡iri,r nru\' lrrnrrt, un,l la vida de monjetT.
gran fama entre los monasterios r()tll:ltlos. ( ,r,rr ,'l ¡t.tt.tr .1r.'l
tiempo fue creciendo su influencirr, lr.tst,r .'l prn¡1,, ,1,' ,¡ttt'
algún autor lo compara con el misrrto Montcr.run', urr. 111' 13. Cf. Dial IV 22 (SC 26s, 16. Cf. Dial II, 36 (SC 260,
los baluartes de la civilización occiclcrrt.tl''. 78). 242).
14. Cf. JunN DtÁcoNo, V/ra 17. Paralas reformas mon¿ísti-
()regorii,I, 6 (PL 75,65). cas emprendidas por Gregorio v e I

15. Cf. O. Poncnl, La doctri- ambiente monástico de su ticnr¡'ro,


I,5 (CCL 140,5). A'l,tvt,,tl ( ,'1t,,, l.r ( r,tlr., ( ,,rr,,
11. Cf. Ep na monástica de san Gregorio Mag- cf. G. JrNu, Grégoire lc Clr,utd ct
Gntsnn,llmonas- lil.'.r \Vlll, r,'l \'l (1"'r.'). 'll
12. Cf. H. tto y la "Regula monacborum,, la aie monastique dans l'ltrtlic dc
tero primitivo di S. Gre gorio Madrid 1951. son temps, en AColl, 147-155.
20 Introducción Introducción 21,

5. Legado del papa Pelagio II c,rba el principio del hilemorfismo aristotélico al dogma
c:rtólico.
Benito I18, pero más probablementc Pcl:r¡¡io ll, .,rtlt'rr.i Hacia el 586, Gregorio abandonó la corte imperial de
diácono a Gregorio y lo envió, en el 579, contt, lt'g.r.l,) \ir\() ( lonstantinopla y volvió a Roma, donde desempeñó las fun-
a la corte imperial de Constantinopla, dontlc' l)('nrr.urt'r iri ciones de consejero y secretario del papa Pelagio II hasta
hasta fines del SgS o principios del 586. No crrltc l.r ¡rr,'rr,,r' principios del 588. Siguiendo la inclinación narural de su es*
duda de que, estando allí, echaba de mcn()s cl s.rsi.'¡ir¡ \ t'l píritu, se retiró al monasterio de San Andrés. Allí pasó en-
silencio de sus años de vida monásticar". l)or t'st,, ¡titli,r r¡rrt' t()nces algunos años de vida tranquila y de profunda medi-
vinieran a Constantinopla un grupo de hcrrrr,lr'¡()s (lttt' lt' ¡rt'r' tación. En este tiempo inició algunos de sus comentarios bí-
mitieron reconstruir, en el Palacio dc (l.rll.r l'1.r, i,li,r, un lrlicos, como la Exposición sobre el Cantar de los Cantares,
clima de recogimiento similar al del Cclio. Homilias sobre Ezequiel y Exposición sobre el Libro I de los
A partir de las piadosas conversaciortcs nr.lntt'rri,l.rr .rt¡rrí Reyes. Posiblemente se refiera también a este tiempo una
con estos monjes y con todo prelado (lu('s('.ttt'rt.rlr.t.rl tradición antigua que presenta a Gregorio recorriendo las
grupo2o, nació la Expositio in lob o Mortli,t ttt l,,l,,l,r ,,1,r'.r calles de Roma y encontrándose con unos esclavos anglo-
exegética más grande de nuestro aut()r, (lu(' tt'r'ir,, 1 ( ()n- sajones, de ruda cabellera y talle esbelto; se informó sobre
cluyó durante su pontificado. su procedencia y prometió hacer todo lo posible por su con-
En Bizancio mantuvo cordiales rcl:rci.)n('s ( r,tr .'l .'nrJrt'- versión. De hecho, consta que pidió a Pelagio II permiso
rador Mauricio, su esposa Constantin:r y ulr.r l.rr¡1.r list.r tlc para consagrarse a la conversión de los anglosajones y par-
personajes: Teoctisa, Teodoro -médico .lc l.r t ortt' , l(usti- tir a la Gran Bretaña par^ evangelizarla. Había obtenido ya
ctana, etc. Por otra parte, conoció a frrttl,r .'l ,'s¡tl,'rrrl,t ,lc licencia para emprender esta empresa; pero, habiéndose en-
la liturgia y canto bizantinos. De hccll,,, l.t r(',rl',.rn/.r( r()n tcrado el clero y el pueblo romanos, obtuvieron del Papa la
de la scbola cantorum de Roma, el Kyric ,'|,'tr,,n \' t,tr,rs in- revocación del permiso. Gregorio permaneció, .rrto.r.é, .r,
novaciones llevadas a cabo durantc su po¡rt¡lit,¡rlo r,,rr ,'1,'- Roma como consejero de Pelagio II. El prestigio de Gre-
mentos que recuerdan las celebraciortcs t' l.r. ,,,r."' ,l(' lti gorio se iba extendiendo.
zancro. Durante este tiempo residió en San Andrés; hay datos
se ocupó también de cucstio¡rcs tt''l,f'r(.r" rlt'lt'r¡
Allí suficientes como para pensar que fue abad de dicho mo-
diendo la tesis tradicional acerca dc l,t r'r''un r('( ( r'n ,1,' l,,s nasterio desde el S89. Como secretario del Papa y en su
cuerpos contra el Patriarca biz¿ulti¡lo l'.utir¡ttt, r, rlu,' ,r¡'li rrombre, redactó la Epístola III de Pelagio sobre la cuestión
..lc los Tres Capírulos2r. En ella sostiene la legitimidad de la
t'ondena de los Tres Capítulos emitida por el Concilio de
18. Cf. Junr.r DtÁcoNo, Vira rilt',rvu(l,r ctt l.tr,,t ,lr l.r l¡'l,.r.r ,1..' ( lonstantinopla del 553, por iniciativa de
Gregorii, I,25 (PL 75,72). l:s1t,¡¡¡.¡, p('r"('l',rrtrl.t ¡'r,r 1,," )',,,1,,r
Justiniano. Para é1,
19. Cf. Ep V 53 (CCL 140, .rt'r'i.ttt,,s. l',tt,t.l .trl', n \ | r.rl'r', rl('
348). ('()ttll)(l\i( t(ltt ,1, 1,,', I tlttttr ttttt¡,t
20. Como Leandro de Sevilla, /,'r, , l. lll',r '1.'. I I t I 21. Cf. PR¡lo DrÁcoNo, De 95,522).
presente en la capital para implo- "t'stis Langobardorum, III, 20 (PL
22 Introducción Introducción 23

era airn una cuestión de derecho y ¡r.r tlt' ollotloxt.t, (lttc rlor Mauricio no confirmara el consensus del pueblo. Sa-
venía siendo sostenida por la Sedc l{ort't¡ur¡t, l)or ( r¡ltt'rt'rtt'i.t lre mos que desde Justiniano se necesirab a la praeceptio o
y uniformidad disciplinar :una vcz. qttc ósl.r lr,rltr.r ,l.t.l,' ttt iusio del emperador para ser consagrado Papa. Gregorio,
asentimiento. (lue conocía esta norma, escribió a su antiguo amigo, el
crnperador, pidiéndole que no confirmarala elección. Pero
óste no aceptó su petición. Los historiadores, Pablo Diá-
6. Gregorio, Papa cono y Gregorio de Tours, nos hablan de los numerosos
intentos de Gregorio por esconderse en las montañas más
A comienzos del año 590, Grc¡¡orio rlrslrtlt.rlt.r ,1.' l¡ cercanas a Roma; todos fueron inútiles. El pueblo lo cogió
paz del monasterio de San Andri's. At't,tttt't ilttt('ttto\ irt- y llevado a la fuerza fue consagrado Papa el 3 de sep-
Sospechados iban a cambiar la tr:tyt't'toli.t Itt,'¡'t.tlt,.t ,lc tiembre del 5902+.
este monje, consejero y secretaritt tlt' I't'l.r¡ii,, ll. \ ('rr i'l La elevación al Pontificado fue para Gregorio un duro
de toda la Iglesia. En el otoño clcl ,rtto 5lltl, trn,r\ lltrvi.rs golpe; el mundo se le venía encima. En octubre del mismo
torrenciales provocaron varias irrtrrrtl.lt'i,ttt.'s ('r¡ .ltr'.'t's:ls ;rño escribe a su amigo Narsés de Constantinopla: "Sabed
campiñas italianas. La mayoría clc l¡s ('.ls.l\ \' l',t.rt¡('r.\ (lttc- que mi dolor es tan grande que apenas puedo expresarlo.
daron inservibles. Para colmo dc ¡lr,rlt's, .t.1.'rrr.t\ rl,' l.rt rlttc- 'friste es todo lo que veo, y todo lo que se cree consolador
rras y el hambre, surgió un brtltc tlt'¡t.'ttr (r¡tt,tttt ttt,qtri- resulta lamentable en mi corazónrr25. Y en otra carta a Teoc-
nariarn 'I)ocant)22, Que se extenclitl pot' lotl.r l(,rltl.t, l)l ()\'()- tisa, hermana del emperador, con la que había entablado
cando millares de muertos. [Jnrr tlt' l.rt l)ttlttr'l,t', \ rt lttll.ts amistad durante su estancia en Constantinopla, escribe: ,.He
fue el papa Pelagio II, que muriti t'l T rlr l,'l'r,'r,' l,r si- perdido el alto gozo de mi tranquilidad y rengo la impre-
tuación era crítica: Ia cátedra clc l'r'tlt,t lt,' ¡t,t,lt,, lt,'r rrl.t- sión de andar disperso interiormente al haber sido elevado
necer vacante largo tiempo. Ctltt voz lll¡.lllllll(', r lt'l o, st'- cxternamente. No deseando ni temiendo nada de este
nado y pueblo romanos aclamrtl'o¡t ,tl .rlt.¡,1 ,1.' \.rtt r\rr,lrt's
Sumo Pontífice.
La noticia SOrprendió abruttl¡ltlt)t'.lttt('ltlr' .t ( rtr'|'r,t t,,: tll
era indigno de tal puesto dc s¿rntitl.rtl. ¿llt.r ,r r('trrrrrt r.rr' .l rne había parecido atractiva, cosa refugio de esa vida, se me lanzara
¡roco común entre los dedicados a en medio de las complejidades del
la tranquilidad tantas veccs [ttts.',t.l.l ('lt ,'l ttt'r¡,trt.'ti,t? l,r oratoria. Añádase a esto que mundo',: Gn¡conlo NACIRNCr,No,
Gimió, protestó, rechazí la iclc,r, l)t't'o \tt\ I.¡/ort(". ttu l1¡q'- cierta vez que me vi en grandes y Oratio adfugam (PG 35,410: BPa
ron atendidas23. Sólo había ultrl ('sl)('t.ttt/.t: (lttt' r'l lnrl)('r,l- gravísimos aprietos, prometí a 35, 38).
[)ios retirarme a la soledad. Como 24. "Y mienrras preparaba cl
consecuencia de lo cual probé esa refugio donde esconderse, fue dcs-
vida y, aunque lo hice durante cubierro, cogido y a la Basílica dc
22. Cf. Pa¡lt-r DtÁcONtl, Vit,r i¡',rr.rl ,¡rr.' ('l r¡r\r, r,I'rlr Lr ,.rr'.'.1 nluy poco tiempo, sentí un muy san Pedro conducido": GRt,r;onrtr
Gregorii, 10 (PL 75, 46). ,1.' I'r .'¡lrt tlttrl l,.t',l.t.tl '\t rrlr, grande deseo de ella y ya no so- ot Touns, Historia franc.orum, X,
23. Resuenan cn Grcg<lrio l.rs .t.1,'nt.t'.,,'l tt,'1,1,',1, t,,r rl, urt.t r t,l.t ¡'rortaba que se me hiciera violen- 1 (PL 71,529).
palabras del Nacianccr.l(), quc .rl tr,ur(¡trl.r \ ,r¡r,¡¡t.lrl,r, 'lrr",rr'nrl,r(' cra ni que, arrancado del sagrado 25. Ep I, 6 (CCL 140,7).
24 Intrr¡ducciótt Introducción 25

mundo, me pareció que estaba c()tll() ('ll l.t , rts¡tt.l,' rlr' tlll Satisfizo con sus obras lo qwe de palabra enseñó, convir-
alto monte; pero ahora el torbcllillo tlt't'sl.t ¡rttt.'lt,t rn.'lt:t tiéndose en locwaz ejemplo de místicas palabras.
derrumbado. Me veo arrastrado ptlr la t'ol'l'it'lttr' rl. l'r ttc- Con magistral piedad, conairtió a los anglos a Cristo, ad-
gocios y batido por la tempestacl,,r". quiriendo para k fe mwltitudes de gentes nuel.)as.
Abierto, sin embargo, a seguir ltts r'lt's.',tt .1.'l llrt.rr l'.ts- Este trabajo, este esfuerzo, estos cwidados corno pastor los
tor, fue asumiendo con paz la rcsp()r'rs:llrili.l,r.l ,1,' Lr rrusi,iti hacías, para ofrecer al Señor los míthiples beneficios de
que tenía que realizar en la Iglcsie y ('tr .'l rrrrrrrrl,' ,lt'su la grey.
época. Así, en una carta dirigida:1 l.t'¡¡t.|t,,,,,lrt\lr,,lt'Sc- Alegren estos triunfos al conztertido en cónsul de Dios,
villa, en abril de 591, se muestra ltt¿ís ('sl)('!.tttz.trlr¡ \ ()l)ti- pues el premio de tws obras ya sin fe lo posees.
mista. Aquí descansa el papa Gregorio, que mwrió el año XIII,
Lavoz de Gregorio era escuch¡l(l,r v l)lt\r,t(l.t ,'r¡ t,'tl.t lrr mes VI, día X de sw Pontificado.
cristiandad. El 1,2 de marzo del fr04 ('()n(.lrr\,,r \u., (lr.rs r'n Enterrado el IV día despwés del idws de marzo27.
esta vida. Por fin colmó sus ansirrs tlt't't.'lltt.l,r.l \ .rrrr(,r'r.lc
Dios. Su obra fue la de consolar, s.t..'.)t't'('t, .tvttrl.¡r, ('rr\('ll.ll;
curar las heridas de una socicd:rcl c¡r ¡'tt i¡ t.t. N, , l t tt o t¡¡¡s II. LA R¿G LA PASTORAL
luchar, principalmente, contra dcsvi,rci,)tl('\ tl,'¡'ttr.rlr( ,t\, pc't't'r
sí con la desesperación de los vcncitl.,s t' l.r ',,,1,,'rl't.t ,1.'l,rs t. Ocasión y fecha de composición
vencedores.
Su epitafio canta con acicrt() l;r lt.'1.'lt, l.t .1,' ttrr l',tpa Cuando el obispo de Rávena, Juan, supo que Gregorio
Grande: lrabía querido rehuir el Pontificado, le hizo llegar una bw-
milde y benigna desaprobación. No podía imaginar enton-
Reciba la tierra el cwerpo qut'dc l,t ltt'tt,t lttttt,t\lt', t'tlt'- ces que el nuevo Papa le contestaría de la forma que lo hizo:
'uueLua un día lo que el Dios,l,'l,t Yt,l,t l,,tl,,,t tlt't'o- cscribiendo la Regla pastoral. Con ello, quería Gregorio dar
bustecer. a entender que las responsabilidades recién asumidas no eran
Tu espíritu se dirija a las allur,tr, tl,,tt,l,','l ¡tttttt, ttt)t,\'tttt de poca monta, que acceder a las sagra das órdenes no se ha
mal te prodwzca. de hacer si no es buscando decididamente la santidad. ¡Di-
Pwes la muerte de esta aida cs r'l (ttttttttt, ,1,'l,t t,lt,t. chosa reprensión, que dio tan buen fruto! No era la primera
vez en la Historia de la Iglesia que una obra nacía en con-
Qrt este sepulcro cubra kts tttit'tttl,t,,, ,1,'l \ttttt,, l'rttrttf i- diciones parecidas.
ce que innumerables bicrtcs biz,t ttttt'ttlttt\ í'ti'tt'
Venció el hambre proc'ut'ttttdtt ,tlttttt'ttlttt, ,'l ltt,, ,l,ttttlr¡ En efecto, en el siglo Iv, Gregorio de Nacianzo, sabien-
aestidos y a las almas pxtlt'gitt,lr'l l'ttt',ttt,t't, t(,tt \//r s¿t- do que iba a ser ordenado obispo, huyó, temiendo las san-
grados consejos. tas responsabilidades que le venían encima. Después dc unos

26. Ep I, 5 (CCL 140, 5-6). 27. Es decir, enterrado el 19 de marzo.


26 I ntrod u ct i,itt Introducción 27

meses de retiro en el desicrto, rcgt'csti, t'x¡tlir.rtttlo ¡r.r ('s- lclismo entre las Reglas monásticas (Regla de san Benito,
crito cuáles habían sido las causas t¡trt'lt'lr.rltr.nr nr,r'¡,1,,.1 l)or ejemplo) y ésta de san Gregorio Magno''. Existiendo
huir; nació entonces la Oratio st't'ttttrl,t, tttl lrtr,,trtt"'. ( ,ir'- coincidencia en el tírulo creemos, sin embargo, que en el
cunstancias parecidas vieron naccr cl l)r ,,ttt'ttlult,r rlt' r,l11 Lrso de Gregorio regla está significando otra cosa. La Regla
Juan Crisóstomo2e. ,lc san Benito está destinada a la formación personal de los
Gregorio Magno se sitúa, pucs, c()n slr vi.l.r,'n un.r lrn.'¡ monjes; su ámbito se circunscribe a la comunidad que se
de tradición patrística que tcmc :lccr'('.lrs(' .r l.r. ',,r¡,r.rrl.rr ,r'- rige por esa regla. Cuando un cristiano entra en un mo-
denes, con el santo temor del cluc c()n()(('l.r ¡ir.urrl.z.r,lt'l nasterio, sabe que ha de atenerse al estilo de vida especifi-
don y la pequeñez del que lo rccillc. l',r¡ (irr'¡i,rn. n(,\ ('n- co de una familia religiosa, significado en unas formulacio-
contramos, sin embargo, con un:t rtllr',1 (llr(' ltr'nr' .l( ('nt()s nes bien determinadas. El uso de regla en las reglas mo-
propios y personales. Las circunst:ln('i.rs lr.ur ( ,urrl,r.r.l.. Lrr rrásticas se asemeja más al sentido jurídico de cAnon, avn
Iglesia ejerce un influjo decisiv() cn l.t s,,. i,'.l.r.l; l,r', (()r)s- superando su alcance.
tantes invasiones bárbaras haccrr (lu(' s(' \'r\.r ('r un .lnr- Cuando Gregorio habla de regla pastoral, teniendo en
biente de profunda tensión csc:rtolrigit'.r; .'l ',.'nnnu('nl() r'('- cuenta la vida monástica que conoció por haberla vivido,
ligioso marca incluso el nacimic¡tt.t r,1.' ¡rttt'ltl,,', ('nt('r()s il cstá ofreciendo en primer lugar un contenido32, un mode-
la fe; el monacato posee ya cn ()ct'itlt'¡¡tt' l.r nr.r , l,r,,l,i.rs, lo, que se expresa según un orden propio. Gregorio es
estables, decisivas para la configur':rt'ior¡ .1.' l.¡ I ,l.r,l l\lt'tli.r; consciente de que el ordenado, el que ha recibido el sa-
el Patrimonio de Pedro es adn-rirtist¡'.t.1,) \' r('l',rr1,,,,,, ¡'1.¡¡¡- cramento del orden, recibe una configuración nueva. El
teamientos que servirán de rcfcrcnt'i.r ,,ltlr¡i.r,l.¡ ,'r' ',rr .1r''r.r- pastor posee ya un ser nuevo que le hace vivir según un
rrollo posterior; la CristiandAcl, t'rr tlt'lirritrr.r, r ,¡ .r , ,,rrf i- orden (una regla) nuevo. Por eso, la regla pastoral antes
gurar-amalgamando bajo la cnscñ,r,1.'l.r lr'. n',tr.ur,r l,r tr'.r- que normativa, antes que dar normas de conducta, es des-
dición clásica grecolatina y las cr)stunrl,¡.'. ,1,' 1,,'. 1,,,.'l,los
bárbaros (germánicos, sobrc totlo) t'st' (lu(' 1r,,1 ll,rrn.r-
mos Europa. ), "regula" en los documentos no tanto como un tratado dc pastoral.
La obra de san Gregorit) p:lrti..'i¡t.r .1.' r'rrt' l,rtrr ,lt' le c'ristianos y en los cristianos de los Fue acogida favorablemente y
Historia. El mismo título, Rcg/,r l)tttltn,tl, ,l¡nnt.r ('n ('stc rres primeros siglos de la lglesia, en pronto llcgó a scr el código de los
TS 21 (1990),239. obispos, lo mismo que la Regla de
sentido3o. Ha habido autores r¡uc lr.r¡r (lu('n,1,, r'.'r un Jr.l¡';1-
31. Cf. la intervención de C. san Benito era el código de los
I)agens tras la ponencia de B. monjes". Cf. B. AtlRNrn - A.
.f udic en el Congreso Internacio- Srulsn-x, Patrologie, Freiburg 1978
28. PG 35,407-514; BPa 35. ttsrt .lir.rltl¡rr,rt (tt yttl,t rral sobre san Gregorio Magno, (8" ed.), 453' "[la Regla pastoral)
29. PG 48,623-692;SC 272. ,¡tt.' l,r r.'¡il.r "',r \ r l,,r ,r ' publicado en AColl, 417. Cf. tam- represenraba para el clero sccular
30. Manuel Guerra ha cstu- al,t trrt,,',,',1,',tr,r,',,,1,',, bién la Introducción de Melquía- lo que la Regla de san Benito para
diado el origen, uso y significatl.' \(',r, \(' ',.r1.' ,1, I ( .rnrr, \ .les de Andrés a las Obras de san los monjes".
de los términos regula y canln crl (ltt(' ll. r,rlr .r l,¡ | r,r'., r Gregorio Magno, BAC, Madrid 32. "Yo pintor feo he pintado
los tres primeros siglos dc la I lis tlt'sl ('lr'r rt,, ,lr I lt,,'.,
trr( ) 1958, 38: "La Regla pastoral es un al hombre bello": Reg Past IV (SC
toria de la Iglesia, notando cn su ,/,,t ¡',lttltl\ t \lt( ttltr,t,,lt código de sanridad sacerdotal 382,540).
28 Inlrotl tttt tt¡tt Introducción 29

criptiva. En ella se delinca l:r f igur',r .1.'l lltrt'r¡ l'.¡rrr,r t¡rricn nidad de juicio de quien ha experimentado en sus propias
ha sido configurado a Él,.l.l'r" vivi¡'('()nr. r'ivr,, ll l)r'r'o cspaldas los pesos de la solicitud pastoral pero ha encon-
esto, primeramente, como dirr,ultisrtt,, irrt.'r i,,r ,¡rr(' \(' r.'ci- trado ya en la atención a lo interior la foraleza para car-
be, I no como norma de vicla s:tct'r'tl.rt,rl, l;s,1.¡r' (lut't'sto garlos sobre sí. Creemos, por tanto, que no pudo ser es-
comPorta también precisioncs ¡to¡'nr.tt ir'.rs .1.' t onrlu('tiU crita antes de la primera mitad del año 591. Es decir, la
pero éstas sc ven como critcrio ¡r.tr t'l .'r¡.¡l ,'l ,,r,1,'n,rrlo Regla pastoral fue escrita entre el año 591 (finales) y el año
examina su fidelidad al don rccibitl.t t' no ( r,nr,, rn,'tlio 59234.
para obtener ese don. Se pucdc tlccir' (lrr(' ('n l.r l,,r rnrrlrr- Cuando uno se acerca a esta obra descubre en ella
ción regla pastoral lo adjetivo (¡rrrstor',rl) tprctl.r \u\r.rrrlir,:r- una exposición ordenada y completa. A diferencia de las
do hasta el punto de informar (cl;n'lorrrr.r) .r 1,,.u\r,lnti- demás obras de Gregorio, el autor cumple en ella el pro-
vo. Y es que, el Buen Pastor cs cl l)orr (lu('\('r,lrt',t'.r Sí yecto inicialmente presentado. Puede uno entonces pre-
mismo en el sacramento del ordcn,, conligtrr,ur.l,, un nr.rcvo suntarse ¿cómo es posible escribir un libro tan bien
ser, de cuyo dinamismo brotarán l'onrr.ls ,r'r,/, ttl,t¡ tl.'' .'.r'r- trabado, fruto de una reprensión? ¿No ha precedido nin-
ducta. gún escrito previo del autor que preparase la Regla pas-
Gregorio fue consagrado o[-rispo rlc l(,,rrr.r .'l I tlt' scl'r- toralT
tiembre de 590. Poco después rccibi,i l.r tt'lrt1'¡¡r,,,,, .lcl La ocasión, en efecto, de la Regla pastoral fue la inter-
obispo de Rávena. A raíz de la rnisnl,r, t'l nu('\'(, l',rP,r cs- vención del obispo de Rávena; sin embargo, Gregorio, antes
cribió la Regla pastoral. La obra cst¡i tlt'rli,.r.l.r ,rl nrisnro de ser nombrado papa había expresado su intención de es-
obispo que le reprendió habcr irrtt'rrt.rtlo lruir; ,.rl,t'rnos cribir una obra sobre el ministerio pastoral. En los Libros
que este obispo murió el año 595. l)or ono l.rrlo,.r lina- morales, cuya "primera edición" es anterior a la Regla pas-
les del añ,o 593 Gregorio estaba ¡rrt'tlit',lrr.l,, srt: ll,,tnilías toral, el monje Gregorio había escrito: ..Deseo en otra obra
sobre Ezequiel,las cuales tuvo quc inl('r'r rrrrr¡tir .urr..' .'l .rse- tratar sobre los que, por gracia de Dios, han sido elevados
dio de Roma por parte de las tro¡r.rs,l.'A¡irrilrrll,,. I-a ,rl orden de exhortar,'35. Tal deseo lo cumple en la Tercera
Regla pastoral no pudor por tant(), s('t' ('s('r it.r ,l('\l)r¡r.is clcl Parte de nuestra obra.
año 593. No se trata, por tanto, de una obra que haya surgido es-
Sabemos, ademásr QU€ los prinrcr'()s rrr.'s.'s ,lt' l',,rrtifi- pontáneamente tras una reprensión; Gregorio ya la había
cado fueron para Gregorio dc trcrttcrrtl,,r.1.'r.rs,rsit'¡io intc- concebido con detalle tiempo antes. La ocasión surge al ser
rior. Sus primeras cartas com() I)ontíf it't' r.'r'.'l.r¡r urr ,rlrna clevado al Pontificado, pero el contenido ya había sido pen-
apenada, QU€ ha perdido la scrcrtirl¡ttl t'xtt'¡ior (lu(' t:lnto sado y meditado por Gregorio, eue al escribir demuestra
amaba para la contemplación. l,¿rs t¡lr'('.ls llr'.r\'.rrr s,,lrrr' ó1, tcner ideas bien claras y definidas.
haciéndole añorar los tranquilos rtrlt,s tl.'.1i..'.r.1,,s .r l.r ,rr¿r-
ción en el monasterio33. La Rc'¡3/,t l,ttitttt',t/ r't'llt'j.r l.r scrc-
34. Para B. Judic, las dos pri- brero del 591; cf. SC 3Ul, 22.
nrcrAs partes, al menos, tuvieron 35. Mor 30, 13 (CCL 1438,
33. Ep I, 5 (CCL 140, s-7). (lr.rc cstar terminadas antes de fe- 1 s00).
30 Introdutt ttttt Introducción 31

2. Estructwra y contenidot" vocación, su vida de santid ad y su humildad. La tercera, que


ocupa dos tercios del total de la obra, trata de los diversos
La Regla pastoral está enrn:trc:rtl:t t'n .l,rs r t'l('r ('n( r,r\ l)('r'- modos de exhortar a los fieles según su condición. Esta ter-
sonales al obispo de Rávena, c()r't l.rs r'¡ut' t onn('nl,1 \ t('r'- cera parte que versa sobre el ministerio del pastor, no se
mina Gregorio su obra. Apartc .lc crt.ri r.'l('r('n( r,r', ,1,' t'sti- puede comprender sin las dos primeras y sin la cuarta. El
lo epistolar, no encontramos cn torl:r l,r,,ltr.r otr.r\ \('rrr.'j.rrr- ser y el obrar del pastor constituyen una sola realidad. San
tes. Al igual que había hecho con los Lil,t,,, tttrt,tlt'r, r'l I'.n- Gregorio se esfuerza en exponer en las dos primeras partes
tífice abre su obra con una cscuctrl l)r'('s('nt.rt r,n ¡,',1.r, t.r..l,r las características del nuevo ser del pasto r, para cargar luego
a modo de carta dedicatoria. Sin scr l)r'o¡ri.rrn('nt(' nn,r (.u [.r, cle sentido la actividad del mismo38.
el recurso al género epistolar lc pcnnitc.rl .tutor ,'rrl.rl,l.rr trn La primera parte (Vocación del pastor) presenta la gran-
diálogo más personalizado con cl lcct,rr', situ.rr¡,1,,r.' ,1.'.,1.'' cl deza del sacerdocio, la altura de su misión y la santidad de
principio en el ámbito concrcto clc l,r vi.l.r nu\nr,r r'.rl,.ur- vida que requiere en el candidato. El que desee acercarse a
donando la abstracción. La estructur:t rlt' l.r,rlr¡.r Irr,'r',(' .ls('- las sagradas órdenes ha de medir sus propias fuerzas, ha de
meja a un tratado, en el que los c()rtl('rtitlos \('lrrt",r'nl.rrr rlc conocerse a sí mismo, para discernir si posee las cualidades
forma bien ordenada <para quc pcn('lrt', ¡r.¡.,,.r lr.r'.', r'n cl y actitudes que tan alto ministerio requieren. En esta parte,
ánimo del lector por medio dc raz.o¡r:r¡¡rit'ntos or,l.'rr.rrlos,, r'. Gregorio expone las señales de idoneidad atendiendo a las
La obra está dividida en cuatr() P:lrt('s. I .r ¡tnnr('r,r, l,r sc- cuales puede uno ser admitido al orden sacerdotal. Conclu-
gunda y la cuarta consideran la 1'rcrs.rt¡.¡.1.'l p.rrtr¡r r'l/ r/, SLI ye Gregorio esta parte analizando las señales de no-idonei-
tlad, tomando como base para su argumentación el pasaje
clcl Levítico, donde se enumeran las imperfecciones natura-
36. Para este apartado, cf. B. Mdrtto, t'¡r 'l\ t 1l'l'l¡ l" 'rr; llr.,
lcs de que debía estar exento en la Ley mosaica el sacerdo-
Juulc, Structure et fonction de la lil sttt'ttlu!t' t'\n t'tutt\tt ¡tt¡ t l \,ut
Ort'pt,tt,, ,4l,tt,tt,,, ('n l\ .l (l')22) tc del Altísimo.
"Regula Pastoralis", en AColl,
409-417; J. Znwtzra., El ministe- 221 25): lt, . Lt l,t'!t'\t,ttl ,lt'l La segunda parte (Vida del Pastor) la articula Gregorio
rio y la aida sacerdotal en san orrlrtt t'tt \,t,t ( 't.'t,t,nt' t/,r.r,1,r, t'rl cn torno al conocimiento que el pastor debe tener de la san-
Gregorio Magno, Claretianum 13 'l'S ¡l ( l',,/r') 1.", lli0, 1r,., l.,t tidad del ministerio para llevar una vida santa. Es necesario
(1973) 81-186; CH. CHazottls, ltrlt'tttn,tlttl,,r¡,t , ,, l,t tt¡tlt'tt,tt t(,tt ), que el pastor <sea puro de pensamiento, sobresaliente en el
Sacerdoce et ministére pastoral d' prcrli,.ttt(ttt \!'t,tttt ,'l ¡,,r¡',¡ t,ttt ( irc-
aprés la correspondance de saint goritt il,tt'tt¡¡,.'rr'l'\ I '(l',s l) 154
Grégoire le Grand, Lyon 1955; B. 190; V. l'Al(rt\rl ll,, ( t,,t,t(,!,t/t(,tt('
FtSCHen, Der niedere Klerus bei dt'l "l,,trt,,t,, tt,'ll't,l,t',,t ,lt ( itcto- 38. Creemos un error presen- puede sacar un elenco de obliga-
Gregor dem Grossen, Zeitschrift rirt t lr¡,rrrr, llt'rtc-
/ll,t¡,,rt,,. l,',,u,t t.rr aisladamente la Tercera Parte ciones que el pastor debe cumplir
für Katolische Theologie 62 clictin.r ll (l',s,1) 1.", t,l t; I t,\ .'lc la Regla pastoral, como ha al amonestar a los fieles, con el pc-
(1938) 37-75; L. D. HnuPLruaNN, I'tA¡'t,t, l',',,1,,v.t,t . ,tuttt\!. t,, ,1,'ll,t lrccho la edición alemana prepara- ligro de que éstas sean considcra-
Tbe concept of ministry in Grc- p,rrol,t nt \,ttt ( ,t t ,t,t,t tr, ,ll,tt,ttt¡, .l.r por G. Kubis (Gnrcon DER das como normas externas y no
gory the Great, St. Louis 198a; J. l',rlt'r'nr,) l(rS/ (ittossl, Regula pastoralis, Verlag como explicitaciones dc un dina-
HrRNRNoo, El arte de gobernar l/. l{t'¡i l}.rst, ( .tt!,t tlt'tltt,tttt Stvria, Graz-Vien-Kóln 1986). De mismo interior.
las almas según san Gregorio n,r (S( , ls l, ll.l). rrnrr lectura aislada de esta parte se
32 Introducción Introducción 33

actuar, discreto con su silencio, útil al hablar, cct'cilrro 1r1¡¡' l,rs relaciones con el prójimo (.rp. 20 al 23); el cuarto grupo
la compasión con cada uno, ante todos entregadtl :r l.l ,,rtt- considera a un grupo de destinatarios más espe ctalizados, en
templación, compañero por su humildad de los c¡ut' lr.r('r'n cuanto se dirige a los que han seguido una vocación especí-
el bien, firme por el celo de la justicia contra los vici.'' tlc y 25); por último, un quinto grupo que com-
fica (cap . 24
los pecadores, sin que la ocupación exterior debilitc su .rt('n- p'rrendeun tipo de situaciones humanas que evocan la cali-
ción a lo interior, y sin que la solicitud por lo intt'r'i.,r lc ficación de sabiduría de la carne (."p. 26 al 36). Continúa
haga abandonar Ia atención a lo exteriorr'¡". La scgurt(l:l l).u'te csta parte considerando no ya la diversidad de hombres, sino
termina con una exhortación a leer continuamcntc l,r S.r- Irr diversidad de pasiones en el mismo hombre (cap 37). En
grada Escritura. Las virtudes enumeradas sc nlrlntt'rr,lr'.ín los tres últimos capítulos de esta parte, Gregorio nos sor-
prontas y firmes, sólo si el pastor lleva en su scrl(), ¡r.r' l;1 prende con consejos que revelan una magnanimidad propia
meditación, las divinas Palabras como si se trAt:ls(' tlt'l Arca sólo del hombre de Dios y del pastor santo: hay ocasiones
de la Alianza. cn que se han de permitir vicios menorcs cn los ficles para
La tercera parte (Ministerio Pastoral) es c()nr(t t'l ,lt's,r- cvitar los mayores (cap. 38), de poco sirve predicar cosas
rrollo de las potencialidades del pastor dcscrit:ls ('n l.tt .ur- clevadísimas a las mentes débiles (cap. 39), se ha de predi-
teriores. Con una sutilísima penetración psicologic.r, ( irt'so- car tanto con obras como con palabras (cap. 40).
rio describe los diversos tipos de fieles a los r¡uc tlt'ltt' .rco- En la cuarta parte (Humildad del Pastor), después de
modar el pastor su exhortación. Esta tcrccr':l l).lrl(' ('s Lu'l haber propuesto la grandeza del sacerdocio y la solicitud
canto a la dignidad de la persona, única c irrt'¡''r'tilrlt', t¡ue tlcl pastor por cada uno de los fieles, previene Gregorio al
merece por parte del pastor un trato p€rsort:tliz.rtl,t, .tl tttoclo c¡ue llegare al magisterio de humildad que es el sacerdocio,
como Dios trata con ella. El primer ca¡rítul,, .lt' t'st,l l):lrte contra el grave peligro de la soberbia.
recoge toda una larga serie dé situaci.ri't", r's¡ririttt,tlt's t¡ue La actividad y espiritualidad del pastor de almas se en-
requieren una forma de amonestación 1'rro¡ri.r. l,os t'.tst)s se cuentran en una zona media de lo que es propio de los se-
tratan dos a dos, según la relación dc.rl't.rsit'ir)lt (lt¡('t'xiste glares y de lo de los monjes; es decir, entre la dedicación a
entre ellos; así, es distinta la exhortacitin (ltl('s('.1.''lt.''tlirigir l;rs ocupaciones profanas y la pura contemplación. Aunque
a pobres y a ricos, a tristes y a alcgrcs,.t s.tlti,)s \' .r irrcul- participen de unas y otra, no se confunden con ellas. Co-
tos, a los humildes y a los orgullos.)s, r'tt'. l)t'rrtr',t.lc los rrrentando Gregorio el versículo de Ezequiel 44,22 (Los sa-
tipos indicados, se pueden hacer clivcrs,)s llrtrl)()\: rtrr ¡'tt'irtter ccrdotes no se raparán la cabeza ni dejarán crecer sw cabe-
grupo que refleja Ia condición natur':rl (t',rl'íttrl,,s I r' l2) y llo), concluye: "Los cabellos en la cabeza equivalen a los pen-
la condición sociológica (.tp. 2 y 4,rl r'¡; un s('llutr..l,, grupo s;lmientos exteriores en la mente. Los que se producen sobre
en el que se incluye toda una seric tlc'..'.tr'.t..'tt't.''s ¡tsi,.'oltigicos c'l cráneo insensiblemente designan los cuidados de la vida
(cap. 3,7 aI 11 y 13 al 19); si¡¡uc un lt'rtt'r I',rul)(' .'n .'l cu¿rl l)rcsente; pues, al surgir inoportunamente, por falta de ad-
el carácter se examina más cx¡rlícit.ttrr.'rtt.' lr,ti,, ,'l ,rs¡rt't'to cle vcrtencia, es como si crecieran sin nosotros sentirlo... El cui-
.l,rdo de la solicitud temporal debe ser atendido tanto como
sc¿1 neces ario y, a un tiempo, ser cortado para que no crez-
39. Reg Past II, 1 (SC 3tll, l/4). c,r inmoderadamente. Y es que los cabellos se conservan en
34 Introducción Introducción 35

la cabeza del sacerdote paracubrir su picl v s(' (''r't.trt P.tr;1 dres demuestran gran veneración. El sacerdote se embarca en
no taPar sus oios, cuando la vida de ltls cl.lcl'l)()s s('l)l'otctc una delicadísima misión, transcendenhl como ninguna otra,
con un providente cuidado de lo exterior, (lt.t('r'r() r'('strlt,t i¡tr- cuya aceptación tiene mucho de temeridad+s. Por eso, Gre-
pedido gracias a una moderada vigilancirr .lt'l t'r,r',rztirt'ro. gorio afirma: "Quien está libre de ellas [las cargas pastorales]
Estas mismas ideas las expone Gregoritl cll otros lttg,tt'r's'rr. no las desee imprudentementei / Quien imprudentemente ya
Gregorior pues, considera normal quc cl s,r.'.'r'.l.tt', .t cli- las deseó, tema mucho haberlas conseguidorra6.
ferencia de los monjes, se encuentre inmcrs() ctl l.ts ¡'tt't',rctt-
paciones del mundo, participando de ellas rtl t'stil,t t,t,.'t'r'clo-
tal, no seglar. Sin embargo, la verdadcra ttl()l'ir.l,r .1.''l silccr- 3. Influencia posterior
dote está en la cumbre de la contemplaci<in. I)or t'llo, t.tll1-
bién él puede y debe orientar a los mortics r''. l )t' ('s.l cutn- La Regla pastoral dirigida inicialmente al obispo de Rá-
bre baja al llano para enseñar a los ficlcs. Ilstt'sulrir r brri:rr vena, alcanzó pronto gran difusióna7. El año 594 enviaba
es lo propio del sacerdoteas. Gregorio otro ejemplar de su obra al obispo Venancio de
La pastoral tiene para Gregorio, coltt() ¡r.tr'.t l,rs l'.ttlr'('s prc- I-uni, precisando que iba dirigida al sacerdote Columbus, de
cedentes, mucho de arte. Requiere un cstll('t'.ttl. .rPr'.'rl.liz.,tie forma que el obispo no debía guardárselapara sí, pues pron-
y un tacto equilibrado para llevarlo a l:r pr',i.'tit'.r. S.rrr (ircgo- to le enviaría otro ejemplar+8. Aún en vida de Gregorio, el
rio recoge del Nacianceno la frase..cl Holrit'r'rr,r tlt'.tlrn:rs cs cmperador de Bizancio, Mauricio, encargó l" traducción al
el arte de las artesrraa. Al hablar de cstc ¡lrt('s.lHr'.t.|,,, ltts Pa- griego, asignando la tarea a Anastasio, Patrtarca de Antio-
quía. No fue muy larga la historia de la versión griega; en
cl siglo IX ya había desaparecido.
No ocurrió lo mismo con el texto latino. Gregorio
40. Reg Past II, 7 (SC 381, l.'' ¡( rrrrrt,' llcgar
cios tlt'l .r¡iI,,, t.'
crrvió, también en el año 594,|a Regla pastoral a san Lean-
230). al prirrr.r.l.'.1.'l,rr rlt'rrr.rs. I'.stt'rs,
41. Cf. Ep VII,5 (CCL 140, p.tr l.r i¡irt,'t,rrr,r,r,.r(lu('ll,'. '.tbicn- clro de Sevilla, quien pronto la distribuyó entre los obispos
450). tl., \' tt( ) lt.t. l.'tt,l, ', ¡'rt'r tlt'rt las .le la penínsulaae. Liciniano de Cartagcna, amigo de san Le-
42. I Rcg 3, 170 (CCL 144, irlln.ts .l.' 1,,r srrl'.lrt(,\: nr('n()sPrc-
292). ci.ttt.l,r l,tttrlrit'tt l.tt , .r\.1\ ('\l)lr itu;r-
43. Igualmcnte, cuando Grc- lcs r' ti¡irrr.'tt.l,, l.tt (,rrrr.tl('\ \' tc- 45. Juan Crisóstomo emplca- Sacerdotio, III, 8 (SC 272, 160).
gorio da consejos a los obispos I'rctt.l\ 1...1 l)(' l.tl,r t'sl.s ,lf .lllcs comparación: "Si el capitán
l''.'r csta 46. Reg Past, Carta dedicato-
para que seleccionen acertadamen- tlc tttt.l ttt('ttt(' .l. tr ¡.t.1.t, lrrtcdc ,lc un navío mcrcante, llcno dc rc- ria (SC 381, 124).
te a los candidatos al sacerdocio, n¡lc('l' l.r rr.'¡ilt¡1,'n, r.r ¡r.t l,tr .tlnras nrcros y cargado de preciosas mer- 47. Cf .Introducción dc B.J"-
rccalca la idca dc quc cl candidato .1.' l.rt rrrl'.lrt,,r, ,'l ,1.'r¡'r,'. i,r clc mc hiciera sentar junto
(':urcías, al dic a Gn¡coln¡ t-¡ GnnNo, Rigle
debe haber superado de antcman., (.r'ist., t l,r l.r¡'r.l.r( rt,rr (l( l,rt posi- tirnrin y me mandara atravesar el pastorale,I, Paris 1992 (SC 381,88-
la inclinación a dedicarsc, cottto lo bilitl.r,l.'.,1,'l.¡ l¡i1,",'.,": I l(t'[ lt, lJ5 rnar Egeo o Tirreno, inmediata- 102).
hace rectamentc cualquicr scgl,rr,.r ((,(.l l'l'l , 'r')" 'rtr() nrcntc saltaría negándomc, ¡ si al- 48. Cf. Ep V 17 (CCL 140,
los negocios sccularcs: "Es lct.rl r' 't'1. l(.'¡i l',r',t I, I 1 li{ I, l2ti); sLrno me preguntara por qué, en 284-285).
mortífero, cuando, t'r cicgtls 1'tttt'l't (;l(l('()l(l(| Nr' tr^rt I\t ()¡'tlitt
" 'csuida respondería: porque no 49. Cf . Ep. V 53 (CCL 140,
ignorancia o arrojados a ltts tt.'g,t ,ttl lrtv,,tttt, lt' (ltl',r l''.'ll'). (luicro echar a pique el navío": De 348; BPa 42, 25-26).
36 Introducción Introducción 37

andro, escribía al Papa expresándole su aclltlir':tt'iti¡t ¡'t.tt' l,r rio, para que los pastores de la Iglesia entendiesen cuál debe
obra y su preocupación de quedarse sin clcro si ,r¡'tlit'.rb.r el ser su vida y cómo deben amonestar a los súbditos"sa. El 9
contenido de la misma5o. El hermano y succs()¡'tlt's.ttt l.c- de junio, después de otros tres días de ayuno, tuvo su aper-
andro en la sede de Sevilla, san Isidoro, sc l,r rt'rtrititi ¡ s:rn tura el Concilio de Maguncia, dividiéndose sus miembros
Braulio, aún arcediano de Zaragoza, y la rcctlcrtl¡l t'tr str /)e en tres secciones: la primera, la de los obispos, leyó y dis-
viris illwstribu.t como obra singularmentc aPrccieltlt' t'rttrc las cutió el Evangelio, las Epístolas y los Hechos de los Após-
del santo Pontífice5r. De esta obra extract(i stts rtt.'i,tt','s tltl- toles, los cánones y la Pastora/ de san Gregorio. Cincuenta
cumentos Tajón, Sucesor de san Braulio, cll sl.ls r.'irt.',, librtls cánones aprobó el Concilio de Tours, y sesenta y seis el de
de las Sentencia.s dedicados a san Quirico tlt' li,rr,'t'lt)rrrl y Chalon-sur-Saone, de los cuales el tercero y primero, res-
remitidos también a san Eugenio de Tolcclo'''. pectivamente, ordenan que ningún obispo ignore el libro
Agustín, monie de San Andrés, la llcvti .t lrrgl.rt('r'r;l' a Pastoral del bienaventurado papa Gregorio, en donde cada
donde había sido enviado por el Papa crr cl ¡ttlo 5()(,. Iiue cual debe mirarse como en un espejo y vivir y predicar
allí donde a fines del siglo tx el rey Alfrcclo .'l ( ir,rrrtlc hizo según la forma allí descrita55. Todavía más calurosas y en-
que se tradujera, junto con los Diálogos, :rl .trtgl,rs,t¡titt, ct't- carecidas son las recomendaciones de otro Concilio reuni-
tregando un ejemplar a cada obisposr. do en Aquisgrán en febrero de 836, por Luis el Bondado-
En el año 813, un año antes de la tttttct't('tlt'(,,rt'lorllrtg- so. Los obispos congregados, respondiendo a las varias cues-
no, se celebraron, por mandato del empct'rttlol', l,,s ,'.tlrcilitls tiones de reforma propuestas por el emperador, declaran en
de Reims, Maguncia, Tours y Chalon-stll'-Sil()rl('. l',sttts ctla- la introducción de las actas, su propósito de sujetarse en sus
tro concilios aconsejan con unanimidatl il t'll(,ttit's, ..li'r'igcls respuestas a las enseñanzas de los Padres, especialmente de
y pastores de la Iglesia, la meditaciírrr )' l,r l)r,tt'li, ,r tlc la san Gregorio. Según Hincmaro, obispo de Reims (806-882),
Regla pastoral. De los 44 cánones dccrct:ttl,,s .1.'.¡ttt,:s tlc ttn se solía poner en las manos del obispo que iba a ser consa-
ayuno de tres días, por los padres y lrt'r'rrr,rlr()\ r('trrti.los a grado, el libro de las Sagradas Escrituras y la Regla pasto-
mediados de mayo en Reims, decía cl c,rtt,rtt,lt:,irtt,t: "Sc le- ral, recomendándole que en su vida procediese tal como allí
yeron trozos del libro Pastoral dcl bi.'rr.l\'('rrlttt,t.l,r ( ircgo- se describía. En la Edad Media, pues, la Regla pastoral fue
uno de los libros más estimados por los pastores de la Igle-
sia; fuente en la que se formó el clero durante siglos.
50. Cf. J. M,rooz , Liciniano 5.]. I'l rrri.rrr,, r ,.r r\ llr t't10, cn
Hoy, sigue siendo un libro de perenne actualidad. El
de Cartagena y sus Cartds. Edición los vt't'r,)\ ('rr l,,t ,¡tt.' 1",'l,tg,r la
Madrid tt'irrlttt'r'iotr
bombre bello delineado por Gregorio en su obra sigue sir-
crítica y estudio histórico, .trt¡',1.".t¡t 'tt.¡, .tlirrn¿1.:

1948. 'l'.stt't's.til,r ll.ll() t\¡',trstl" tlr.'l tnc- viendo a los pastores de hoy. Su enseñanza brilla todavía con
51. Cf. IStoctRct I)E St.vll.l.n, tli,t.lí.r, ,1.'l l.r,l., ,1,' ,rll,r ,1.'l r,rl,rdo
De piris illustribus,40,53 (PL ti3, rtrirr' .t 1,rr lt.tl,tl.rttlt ., .1,' l.r isla,
1102). scgtitl s.' l,' ltt.ttt'|" ''l lrt'r'rltltt clc 54. Cf. R. AncoNADA, o. c. nones o el Libro Pastoral dcl Papa
52. Cf. La Introducci<1n dc l{. l)ios, t.l ¡',r¡',r ,lc l(,,rrr.r, ,'l s.rbio XXIII. Gregorio. En estos libros sc han
AncoNno¡ a Regla Pastoral tlt's,ttt (irt'¡¡r,ti,,, r'.'tt,t,l,, , tr l,r , it'¡l,.i.l t' 55. "No se ha depermitir -en de mirar como en un cspcjo":
Gregorio Magno, Barcelona 1930, .1.' .t.ltttu,tltl.' u.tl,t,lt¡¡t.t" , it.ttltl l,r medida de lo posible- que haya canon 3" del III Concilio Turo-
XXI. ¡ror l(. At,,trt,t.l.t, rl'r'l , \ l\' .rlgún obispo que ignore los Cá- nense (813), citado cn PL 77, 10.
38 Introducción Introducción ](/

el esplendor que en siglos pasados; pues, alirlrcrtt.írt,l,tsc cn l'inido pastoral y, por tanto, dirigido propiamente al servi-
la Escritura, no hace sino ofrecer doctrina sicnr¡rrc viv,t sttbre cio del Evangelio de la salvación, será sumamente útil y
la vida y actirudes del Buen Pastor. Juan XXIII cottlcsrrba ()portuno tomar de nuevo en la mano este libro verdadera-
que <este pequeño libro ha hecho a Nos comp:rñí,t tlttr':'t11te rnente áureo, para sacar del mismo enseñanzas rcdavía vá-
casi medio siglo procurando a Nos alegrías incf,rblt's :ll rc- lidas e indicaciones prácticas de experiencia pastoral y, diría,
leerlo en todas las circunstancias de la vida (...) cl rtr,ís prc- los secretos mismos de un arte que es indispensable apren-
"t .ler para poder ejercerlo después"s8.
cioso código de la acción pastoral después dcl l',vrrrruclio y
de las Cartas de los Apóstoles Para la santificrrcitirr ,lc las
almas sacerdotales y la dirección de los fielcs,,5". .ltt¡¡l l':r[rlo
4. La presente edición
I, en los cortos días de su Pontificado, tuvo trrltrbii'rl pela-
bras conmovedoras sobre la Regla pa.storali "(Jtlisicr':l tl'rltar
La aparición de un texto crítico latino de la Regla pas-
-dice el Papa- de imitar al segundo [a san Grcgorio M:tgno], toral es un hecho reciente. La prestigiosa colección francesa
que dedica todo el libro tercero de su Regula lttsttrtlis al
Sowrces Chrétiennes, de ..Les Éditions du Cerf", publicaba
tema qualiter doceat, es decir, cómo el pastor tlcb.' cltscñar.
cn 1992 la primera edición crítica de la Regwla pastoralis,
A lo largo de 40 capítulos, Gregorio indica c()r'rcr'('t:rrncnte :rcompañada, como es habitual, de la traducción francesa.
varias formas de instrucción, según las divcrs:rs t'irct¡tlst¿ll-l-
lrxisten más de quinientos manuscritos latinos catalogados
cias de condición social, edad, salud y tempcrilt't'tcrlt() Illoral
cle nuestra obrase. Para la colección francesa los editores se
de los oyentes. Pobres y ricos, alegres y tristcs, sttl'tt't'i.,r'cs y
l-ran conformado con fijar un texto definitivo que se apoya
súbditos, doctos e ignorantes, descarados y tírltitlos, ctc...
cn el manuscrito más antiguo60, incorporando un reducido
todos están en ese libro". Y en la misma honlilí4, rtlirrlt;t: .l:n
¿lparato crítico. Los mismos editores anuncian, para un fu-
Roma, estudiaré en la escuela de san Grcgtlr-io Mrlgtlo"i/.
turo indeterminado, una edición crítica completa que incor-
Por último, Juan Pablo II, sucesor dc l)ctl¡t) ('()r'llo (lrc-
pore las referencias a toda la traducción manuscrita6r.
gorio, con motivo del XIV Centenario clc stl t'lt'r'.r.'itirr al
Pontificado, nos ha recordado la percnnc rlcru¡litl,r,l tlc csta
obra: ..Transcurridos veinticinco años clcstlc l:l t'l:tttsttr'.r del
58. JunN Paslct II, Carta con pal de toyes, cuya fecha se sitúa
Concilio Vaticano II, que no ya por un itrici.t t't'tltlt'tivo ni ¡notiao del XIV Centenario de la a finales del siglo VI y principios
superficial, sino por una concreta tl¡'tcitirr o¡rt't'.ttir'.t t'll rcs- t'lc¡tación de san Gregorio Magno del VII. Se trata, por tanto, de un
puesta a las instancias de los tiernpos ¡'¡l.rtlt't'rl,,s, lt,t sitlo dc- al Pontificado, en L-Osservatore manuscrito contemporáneo a Gre-
I{omano (ed. esp.), 4 de julio de gorio Magno, que pudo incluso
1990. ser modificado por él mismo; cf.
59. Cf. R. \í. CLn,nl,NT, A R. \í. Ct-t rltNl, Tz¡to Contempo-
56. Discurso a la 3" Sesión del 1970, ('n l ,'t )1,,r.'' \'.rl( )t (' l(otll¡trt't Ilandlist of Manuscripts Contai- rary Gregorian editions of Popa
Sínodo Romano, 27 de enero dc (ctl. r's¡'t.) l.l rlt' irrlr, ' tlt' l')/0. ning Gregory's Regula Pastoralis, Gregory tbe Great's "Regula pas-
1960 en Acta Apostolicae Sedis 52 57. llot¡ttl!tt t'u .\,ttt lrt,ttt dc Manuscripta 28 (1984),33-44. toralis" in Troyes ms. 504, Scripto-
(1960) 246. Cf . también Pnuro Vl, l.clt',tn,.l l tlt' rt'¡rl ¡¡'¡¡¡l¡¡.' rlt' lt)7t1. 60. Se trata del manuscrito rium 39 (1985), 89-97.
Audiencia general, 8 dc julio dc ms. 504, de la Biblioteca Munici- 61. Cf. SC 381, 103.
40 Introducción

Nucstra traducción se ha realtzado a partir cl.'l tr'xto lrt-


tino publicado en 1.992: GnÉcotnE LE GRANtr, /tt;t/( l),tstr¡-
rale, Introduction, notes et index par B. Judic; 'lt'xtc' o'iti-
que par F. Rommel; Traduction par Ch. Morcl, *Sourccs
Chrétiennes>> 381,-382, Les Éditios du Cerf, Prrris l()91. Sc
ha respetado la división de la obra y la numcr:rci<in tlt' csta
edición. Hemos, sin embargo, alterado los títult)s (lu(' [)r'c-
ceden a cada una de las cuatro partes, simplificálttlolt)s, [)Lrcs'
como advierte el editor francés, no pertenecen a l¡ tl'.r.licitir-r
manuscrita. Se han tenido tambtén a la vista l¿rs tr'¡tlttccio-
nes castellanas anteriores a nuestra ediciónt'', rtsí cottto l;ts
Gregorio Magno
más recientes traducciones a otras lenguas moclct'tl:'rs"t. REGLA PASTORAL

62. Treynta y seys amonesta- gula pastoraái, übcrs. u. ¡nit c. l.inl.


ciones del Pastoral de beatissimo vers. von G. Ktrbis, ( ir..rz Vicn-
padre el Grande Gregorio Papa, Kóln, Styria 198(, IStil., irt..'lt¡rt' l¿
trad. del Licenciado Moya de Con- Tcrcera Partc]; Gnl t,, rtttt , l\l \(,\( ),
treras, Zaragoza 1547, 89 fols.; Pas- Rcgola pastoralt'. tt'. irttr. (' rr()t(' .l
toral de san Gregorio Papa, trad. P. cura di A. Canclcl,rr',rsi, Ltlizr,rri I).r-
Fr. Gregorio de Alfaro, Madrid oline, l9Z8; Grrl<;oltto l\1,\r,\r ,, /-4
l6Q4; Gobierno eclesiástico y seglar Regola pastorult'. tl'. llltl. (' ll()l(' rl
que contiene el Pastoral del glorio- cura di M¿rria'IL'r'cs.t Lor'.r1., l{o¡]r.1,
sísimo..., trad. P. Fr. Grcgorio de Al- Citt) Nuov,r, lgtil; (;l(l(,(,li\ llll:
faro, Valencia 1769; Pastoral de san Gnl'xt', Prtstt¡t'¿l ( ..tt t',
'li ,r rrr. u ith
Gregorio Papa, trad. Fr. Grcgorio introd., I'l()tcs.ul(l ilt.li,. t lrt I lt'tlrr'
Alfaro, Apostolado c-le la
Prensa, Davis, Wcstnlrnst.'r l\l,rrr l.rrr..l. 'l'hc
Madrid 1944; Regla Pastoral de San Ncw Press, l')50; ( ;l( I { '( )li\ I I II

Gregorio Magno, trad. Gor-rzalo San Gnl,,r'1,'l'11¡ lttxt/r',,1 l',t't,,t,tl rulc


Martín, Introd. P. Ric¿rrdo de Ar- antl sclt'rlt'd c¡,¡r¡1,',, 'li.trr'. uitlt ill-
conada, Barcelona 1930; Obrrts de trtlcl., tlotcs ,ttttl rrr,,lir..'t Itr .l.trrtcs
san Gregorio Magno, incluye Barnlbr', ( ir'.urrl l(.r¡'r.l', l\lr, lrig.rn,
l()S l; ( ;lil (,' )ll(l l l
l'.crclllt.trts.
"Regla pastoralo, "Holnilías sobrc
la profecía cle Ezcquielo, oCuarc¡l- (]H,rNt,, /ict/, l,,trl,,t,tl,', lrrltotlrtc-
ta homilías sobre los Evangclios", tion, ttolcs t't irr,l,'r ¡'.rr li..ftrrlic;
trad. Paulino Gallardo, Introd. 'll'xtc'
t'r'it r.¡tr.' l),rr l'. li, 'rn¡ttt'l: I't'rt-
notas e índiccs Melquiades Andrés, tluclr.tn P,rr ( .lr. l\1,'r.'1, St tttt'ccS
BAC, Madrid 1958. (llr¡'t'ticrrn..s.. \SI tSl, It' Irlitios
63. Gnl-c;oR l)t:R Gnosst'. 1i¿'- rltr (.t'r'1. I),trrr l')')1.
SAN GREGORIO MAGNO, PONTÍFICE ROMANO

LIBRO DE LA REGLA PASTORAL1


a JuRN2, Osrspo DE LA cruDAD or RAvrNn

CARTA DEDICATORIA

Gregorio, al reverendísimo y santísimo bermano Jwan,


compañero en el episcopado

Querido hermano, con benigna y humilde intención de-


sapruebas el que, ocultándome, haya querido rehuir las car-

1. Tal es el título que encon- 2. Isidoro de Sevilla (De viris


tramos en los más antiguos códices illustribus,40,53: PL 83, 1102) e
de nuestro libro (Codex Corbeien- Ildefonso de Toledo (Dt ztiris
sis, Sancti Petri Belaacensis, etc.).; illustribus, 1: PL 96, 198) identifi-
por lo demás, el mismo Gregorio can este Juan con Juan el Ayuna-
cmplea este título refiriéndose a su dor, Patriarca de Constantinopla
libro en cartas posteriores a su apa- (532-595). La primera biografía de
rición. Así, en Ep V 53 (CCL 140, san Gregorio, compuesta por un
348) se lee: ut librum regulae pas- monje inglés de Vhitby hacia el
toralis, quem in episcopatus mei 713, es la primera fuente en la que
cxordio scripsi (para la traducción se indica que la Regula pastoralis
completa al castellano de esta carta, se dedica al obispo de Rávcna (cf.
cf. BPa 42,25-26). En códices pos- B. Corcn avr, The earliest ltf, ,tf
tcriores se lee: Liber curae pastora- Gregory tbe Great, by an dnony-
/is, título que se apoy^ en la lectu- mous monb of Wbitby, Tcxt, trans-
r,r del comienzo de la obra: Pasto- lation and notes, Crrmbridge
ralis curae me pondera... 1e85).
44 Gregorio Magno Carta dedicatoria

gas de la solicitud pastoral. A fin de que éstas no prlrczcan la humildad le impida llegar a ella, ni la vida contraclig,r t.l
a algunos que son livianas, expongo por escrito clt cl ¡rre- lraberla alcanzado, ni la enseñanza descalifique su vida, ni
sente libro todo lo que considero sobre su importanci:r. De la presunción ensoberb ezca su enseñ anza.
modo que quien está libre de ellas, no las desee impnrclcn- Por tanto, lo primero es que el temor modere el apcti-
temente; y quien imprudentemente ya las dcscít, tcma to. Después que la vida acredite el magisterio, aceptado sin
mucho haberlas conseguido3. haberlo buscado. Luego,fs necesario que el bien que ma-
Este libro se divide en cuatro partes, para quc pcrlctre, nifiesta el pastor con s/rrida, lo proclame también con su
paso a paso, en el ánimo del lector por medio dc r¿1zona- palabra. Queda, por último, que la consideración de la pro-
mientos ordenados. Pues, cuando lo pide la necesiclacl, hay pia flaqu eza rebaje la posible perfección de sus obras, para
que pensar mucho con qué cualidadesa debe uno llcgar ala que la hinchazón del orgullo no la apague ante los ojos del
cima de este gobiernos; y habiéndola alcanzado dcbida- .luez invisible
mente, cómo debe enseñar. De forma que enseñanclo recta- Como son muchos los 9ue, faltos de sabiduría -al igual
mente, reconozc a día a día su propia flaquez¿1, p:lrrl que ni que yo-, sin conocerse todavía, pretenden enseñar lo que
no han aprendido, y consideran la carga de este magisterio
tanto más liviana cuanto más ignoran la fuerza de su gran-
tleza, desde la misma Introducción de este libro queden re-
3. Ya en el primer párrafo no- quc invitrrn il pun(u;lliz.u- cn l¿ di-
prendidos. Al inicio mismo de nuestro discurso sean ya re-
tamos una apertura de intenciona- rcccitin que n()s()tt'.,s 1., h.rccnros;
lidad por parte de Gregorio: cliri- cf. por cjcnrl'tlo, 1't.rr'.r cl uso dc chazados por la osadía de su precipitación aquellos indoc-
gido el libro al obispo clc Rávcna, r¡udlitt'r: ln I ltcg l, 55 (SC 151, tos e imprudentes que apetecen poseer la cumbre protegida
cxpondrá Grcgorio t¡lr:t cloctrirt:t 272), I)i.rl lV s6 (S(.265, 182), de la doctrina6.
válida no sírlo parir cl clc l{rívcn.r Mor XVl, 54 (S( . 221, 220); para
sino para toc{rt cl quc sc irccr(luc .l e l. I)i.rl IV 47
c'l t¡s,, ,lr' ,¡tt,,ttt,,r/o,
las sagraclas tirclcncs. L:r ocrrsititr (S( l
265, 166), l'.x ( .,t¡rt l t (SC
de cstc libro surgc, pucs, tlc ttn.r .114, Sti), lrr I l(cg l, 1l (SC 351,
puntual reprcnsirirr; l,r ,rrn¡rliturl tlc 2.lri ).
la respuesta invita a pcnsirr cn un:r 5. ( .'ttltttctt t t'titnini-r: cs fre-
obra previamentc conccbida ¡ror cl cr.rcnl(' t'tt ( it't'got'i() t'sl.t cx¡lrcsión
autor. Cf. Mor 30, 13 (CCL l4lll, p.tr,t tlcsigtt.tt' .'l t.t.'r.'t'r'1.t.'i,t como
1 s00). cur,rr'1.' .tlln.tt. (.)u.' r.' tretc del
4. Hemos traducido qualitcr nríxilno g.rbit'r'rt.t (lu(' un ltrlmbre 6. Con arx doctrinae designa para designar la sede episcopal; cf.
por qué cualidades siempre que el pucrl,t cjcrccr s. rlrt't' l.r t icrra es
( ircgorio la dignidad episcopal. p.ei. Honorio Clemenciano Vc-
( .orno más adelante dirá, el pastor nancio Fortunato, obispo de Poi-
texto lo ha permitido, y no por algo t¡uc nl.ís .r.lt'l,ultc rlt's.tt'rolla-
('s como el Arca de la Alianza, que tiers contemporáneo de san Gre-
cómo. Esta conjunción contiene r:í. Jurrrr ( lrististo¡n,r, ll.tlrl.utclo de
un m¿tiz cualitativo que lo dife- Ios s:rccrrl,)tcs \'.1 .tlir rn,i: ,. I l;trt rc- l)()rt¿ dentro de sí la presencia de gorio (530-600), en Vita s. Marti-
rencia del quomodo, gue no exis- cibiclo Llnil p()t('st.t,l, .¡tt.' ni l)ios [)ios para su Pueblo, principal- ni I, 210 (PL 88, 372); y lrnrrorlio,
te en castellano. En general, Gre- misnro tli<i ¡ l,rs .irrgclt's ni :r los r)rcrltepor la Sagrada Escritura (cf. obispo de Pavía (mucrto cr.r cl
Ill, l{es Past II, 11). Ya otros autores 521), en Dictiones I (cf. PL (r3,
gorio utiliza qualiter y quomodo arcárrgclcs " (l)c stt<t'rtlolir. 5:
indistintamente, si bien hay textos sc 272, 148). lr.rbían empleado el término arx 267).
Regla pastoral I, 1 47

Pnrunnn Pnrn, que los grandes de este m¡rndoa -por iniciativa de Dios-
VOCACIÓN DEL PAS'I'OIT tienden a reveren ciar la rel(ión. Desean ser renidos por doc-
tores, anhelan sobresalir por encima de los demás y, po-
niendo por testigo a la Verdad, quieren el primer puesro en
los banquetes, los primeros asicr-ltos en las sinagogas y que
se les salude en primer lugar en la plazas.
En la medida en que éstos llcgaron sólo por orgullo a
esta cátedra de humildad, en csa misma medida, son inca-
paces de desempeñar dignarnente el ministerio de la solici-
tud pastoral que han recibido. Se cae en contradicción en
1,. El que no sepa, que no enseñe este magisterio cuando se enseña una cosa y se vive otra. El
Señor se queja mucho contra ellos, diciendo por el profeta:
Ningún arte se asume para ser enseñado, si .lntcs rt() se Reinaron sin contar conmigo; han establecido príncipes ig-
ha aprendido con atenta reflexión. Puesto quc l¡ rlirccción norándolo yo6. Estos, pues, que no se apoyan en virtud al-
de almas es el arte de las artes', iQué grandc cs l:t tcnrcri- guna -de ningún modo llamados por Dios- reinan por su
dad de los que reciben el magisterio pastoral carcntcs tlc sa- cuenta y no según la voluntad del Rey Supremo. Movidos
biduría! Pues, ¿quién no sabe que las heridas clcl .rlnl:r cstán por su pasión arrebatan, más que alcanzan, la cima de este
más ocultas quc las dc la carne? Los que no c()n()cc¡r lrt fuer- gobierno. Con todo, el Juez interior los eleva, p€ro los ig-
za curativa de los medicamentos se avergüenz.irrt tlc scr te- nora. Porque aunque los tolera permitiendo que sean ele-
nidos por médicos del cuerpo, en cambio, los r¡uc tro han vados, ciertamente los ignora por un juicio de reprobación7.
conocido en absoluto las leyes del espíritu, nt, tcntcn hacer
de médicos del alma2.
Dentro de la Santa Iglesia hay algunos quc coclician la 4. Gregorio piensa especial- ta a la que Gregorio desea res-
gloria de estc honorr, bajo apariencia dc nrinistcrit,,, ahora mente en el emperador y los ponder. La respuesra no deja de
miembros de la corte bizantina, a ser misteriosa: Dios lo permite, sí,
los cuales había conocido perso- pero en el mismo hecho de per-
1. "Ars est artium regimen usada a nrcnu(l() ¡'r.,r' cl N,tciance- nalmente siendo apocrisario del mitir que sean elevados tales hom-
animarum" (arte dc las artes es el no; cf. ()r¿titt tl lttg,trtt 16-34 Papa en Constantinopla. bres, son ya juzgados, pues, Dios
gobierno de almas). Gregorio Na- (BPa 35, 46-61). 5. Cf. Mr 23,6-7. mismo los ignora. Espantoso
cianceno expresó el mismo pensa- 3. (lrnvienc n()t.ll'ctitntl Gre- 6. Os 8, 4. drama el del hombre que guiado
miento al escribir: "Tengo para mí gorio rlistirrguc cntr'(' l¿ ¡¡loria 7. La expresión es fuerte y por su egoísmo es ignorado por
que el gobierno de almas es el arte (tcrnporrrl) t¡uc c.,rtllc!'il .rsurnir el :rpunta al secreto juicio de Dios Dios, según las palabras que el
de las artes, y la ciencia de las cien- ¡¡obicnr,t pilst()r'rll, ), cl scrvicio sobre la historia y sobre los hom- amo dice, en la parábola, a las vír-
gi¿s" (Oratio ad fugam, 16: BPa -c()r'n() rlrn dc l)ios rccilritlt,- quc 11¡s5.
"¿Cómo es posible que Dios genes necias: amen dico nobis nes-
35,46). sup()ttc. Acc¡rtrrr lo lrrirttertt bajo p'rermita que lleguen al episcopado cio vos (Mt 25, 12). Comentando
2. La comparación entre el prctcxt() tlc rc¡liz,r¡' lo scgurtclo, es tluiénes sólo buscan alimentar su un texto que más adelantc cita (Lc
médico del cuerpo y el del alma es lo c¡uc (ircgorio rccrirlrirt.t. .rnrbición?>, p2Í€ce ser la pregun- 13, 27), Gregorio afirma: <para
48 Gregorio Magno Regla pastoral I, 1-2

l
Por eso, a algunos que acudían a El, incluso clcspr-ri's dc rc- Irvangelio: Si un ciego guía a otro cieg/, los dos cacn cn t,l
ahzar milagros, les dijo: Apartaos de mí, los r¡u.c obráis la boyor3. Por eso, también el salmista-zno por capricho, sirro
iniqwidad; no sé qwiénes sois9. por su ministerio profético- anuncia: oscurézcanse sus ojos
La voz misma de la Verdad echa en cara l:r incptitucl de para que no ,(.)eAn, y dóblense siempre sus espaldaíra. En ver-
los pastores, al decir por el Profeta: Los mismos pdstores dad, ojos son los que puesros en lo más honorable del pro-
están faltos de inteligenciae. IJna vez más cl Scñor los de- pio rostro han asumido el ministerio de atisbar el camino.
testa, diciendo: Ni los depositarios de la Ley mc cotto('it'ront0. Y espalda.s se llama a los que de algún modo los siguen. Así
La Verdad se lamenta de que por culpa de éstos rro lc h,ryan pues, cegados los ojos se dobla la espalda; porque, cuando
conocido y da fe de que no reconoce la autoriclacl clc los los que van delante pierden la luz de la ciencia, enronces sus
faltos de inteligencia. De lo cual da testimonio s,rn l)rrblo di- seguidores se encorvan para llevar las cargas de sus pecados.
ciendo: Si alguien la ignora, será ignoradorr. l)orcluc' cier-
tamente, esos que ignoran lo que es del Scñr>r, son ignora-
dos por el Señor. 2. Para enseñar, bay que viztir lo que se predica
Por lo demás, la ineptitud de los pastorcs cstí cn pro-
porción con los méritos de los fieles: porquc, cn rigor, aun- H^y también algunos que, con mucha curiosidad, sonde-
que carecen de la luz de la ciencia -sin tot:rl culp:r 1'rropia- ¿rn las leyes del espíritu, pero desprecian con su vida lo que
sin embargo, sucede que por la ignorancia clc :tquó'llos, tam- penetran con el entendimiento. Enseñan a la ligera lo que
bién pecan éstosr2. De ahí, quc la misma Vcrtl;rcl clig,r cn el aprendieron no con sus obras sino sólo con el estudio; y lo
que predican con sus palabras lo contradicen con sus acciones.
De ahí se sigue gue, cuando el pastor se encamina por
Dios "ignt)rar> cs rcpnrlrar" (Mor cscritos r'l ir',.'l t.r. r't'l'sio¡rcs dc la
despeñaderos, el rebaño lo sigue al precipicio. Por eso, el
2, 6: SC 32bis, 262; IlP.t 42, 132). llibli.r, l)ttt's ('n ()tr'()s cscritos
Obsérvcsc la rclrrcitin clc cs.r rlr.,c- su\'()s,.rl ,.'it.rr'('st('t('\t(), rlifiere de Señor se lamenta de la despreciable ciencia de los pasrores,
trina con lir clc srrn Agustín cuilr)- l.t vt'rsirirt t¡ttr'.tt¡rtí t'rttl'rlcrr;.f.p. diciendo contra ellos por el profeta: Vosotros mismos, cuan-
do afirnra: "¿Qui' siqnil'icrt, [)()r' cj. M,rr J, 6 (SO .]2bis, 262: BPa do bebéis agua limpísima, enturbiáis el resto con los pies; mis
tanto, no os t'onozt't¡? ( )s rl.'s.r- 41, I .]2 ). ovejas han de pa.star lo que ,uuestros pies han pisoteado y
pruebo, os rcprucbo. No ()s c()- (). ls 5(r, ll. beber lo que ztuestros pies ban entwrbiadots. En verdad, los
nozco en mi artc; rni ilrtc (lcsc()- r 2, li.
lO. .f
pastores sí que beben agua limpísima cuando se sacian de
noce los vicios. Cos:r ¡¡rirndc óst,t: ll. I (.or 14, .ll{.
desconoce los vicios I, sin ernb,rr- 12. -(Jtricrl vivt' r)r.rl:r¡nente los manantiales de la verdad y la entienden correcramenre;
go, los juzga. Los dcsconocc p()r- cn prcs('n('i.¡ rlr' ,t,¡ucllos rr cuyo pero enturbian con sus pies esta misma agua cuando co-
que no los hace; lo juzga cuando h'cntc t'sl.i, t'n ('u.lnt() tlc i'l clcpen- rrompen con su mala vida lo estudiado en la santa medita-
los reprueba. Así, pues, no os co- clc, rli,, lnucrt('t.rrrrlritln:r los fucr- ción. Y, por supuesto, las ovejas beben agua ensuciada por
nozco>> (Sermo 93, 16 PL 38, 579; tcs. Quicrr lt' irnit.r r)rucrc; quicn
BAC 441,620). no lc inrit.r siguc vivicnrlo. Sin cm-
8. Lc 1.3,27. Probablementc, blrgt,, cn cu.lnt() tlc¡rcnrlc rlc i'1, ha
Gregorio cita de memoria o ha cl,rrl,, llrucr-tt' .r rrnrbos.: At;ttsl'ÍN, 13. Mt 15, 14. 15. Ez 34, 18-19.
manejado en la elaboración de sus St'nno 46, '.) ((.(.1. 41, 536). 14. Sal 68,24.
50 Gregorio Magno Regla pastoral I, 2-3 51

sus pies. cuando algunos. fiele.s no siguen las palabras que Con piedra de molino se expresa muy bien el ajetreó y
oyen, slno que sólo imitan los Inalos ejemplos que .ven. la fatiga de una vida mundana. Y con lo profundo del mar
Értor, cuando sienten sed de la Palabra, al beber toman lodo sc designa el castigo definitivo. Por consiguiente, si quien
lr,r llegado a este puesto de santidad escandalíza a los demás
-como si bcbieran de fuentes corruPtils-, porque con sus
obras se pervierten16. Por eso, tambió'n está escrito por el con su palabra o con su ejemplo, preferible le hubiera sido
profeta: ínto de la rwina de mi pucblo, sac'crtlotes malostT. c¡ue las acciones mundanas las realizara como seglar hasta
be ahí que el Señor diga de nuevot Hdn sido para Ia casa lrl muerte, antes que mover a los dernás a imitarle en la culpa
de Israel ocasión de culPats. ir causa de su sagrado ministerio. Porque si sólo cae é1, la
En realidad, nadie hace más daño :r l:r lglcsi:r quc quien, pena del infierno -sea corno fuese- le atorm entará de modo
teniendo nombre y Puesto de santidad, :rctú:r pcrvcrsalnen- más soportable22.
tere. Porque a éste, cuando obra mal, n,rclic sc iltrcvc a re-
prenderlo; y así, cuando se honra al pccaclt)r P()r rcsPeto a
ia jetarquía, ese pecado se extiendc con vchclnctrcirl ctlnvir- l. Soportar las adztersidades, temer las prosperidades
tiéndosé en ejemplo2o. En cambio, todos cstos irtclisrros cvi-
tarían el peso de un castigo tan grandc si l'llcclit,rr:rn cn su Hemos dicho todo esto brevemente, para poner de ma-
corazón con oído atento la frase dc la Vcrcl:rtl t¡trc clicc:,4/ nifiesto la importancia que tiene la responsabilidad de este
que escandalice a uno de estos pequcños quc crccn cn m[ rninisterio2r; de modo que quien no esté preparado, no se
*¿t It vale qwe le cwelguen al cuclk¡ und ¡tic'tlr¡ dc molino,
de asno, y le hundan en lo profwndo dt'l tttttt"tt.
22. "Dios rcclama sus ovcjas dus amoris: gravit:rr dcl eros clc la
..lc los pastorcs, 1' reclam,r su rnucr- criatura cristian¿r h¿rci¿r Dios), jutrt.-,
rc clc las mAnos de cllos": Ac;us'tíN, con otras accpcioncs (como pcso clc
l(r. "Y¡t vcis... ctt.íll rtblitl.ttl,t .lt' sc't' ll.rrtr.t..l,, " l)('l'l'() irrr¡rúdico"". \t'rmo 46,20 (CCL 41,546). la carnc, dc la corrupción, dc los
cst:í cl plrst()r clc .rllll.ts .r p, ttt.'t' ..1r''
'f',rnrlltitr t'rl .'.), t¡.2, c..12:
Qui nec 23. taducimos pondus por golpcs dcl destino, cle la virtud, y
manificsttl ltls llr.ttt.tttti.rles ot'ultos r(tnttnu\ (4') 1 lir it'tlbt'r'g) rcpite la ,.r'csponsabilidad". El término lati- cspccialmcnte dc l,r autoridad: pon-
.rtls.'r'i¡',,.'i,,n .l s,lrl Agtrstítl clcl tér- n<t pondus cs mucho más rico de lo dus auctoritatis), un aspecto recu-
para darlcs a sus sctliclrt.rs ovcj.ts
nrirr,, r .utr\ ntl,ntlr( trs. ..¡r-rc pucda traducir una sola palabra pcrado dc la gloriosa rcvclaciírn del
un agua pura e ittllocLt:t': A<;tls¡lx,
Sermo 128,5,7 (PL 3t'1, 716). lO. ..( .t¡.ut.lr' tttl.l ovcj:t, xurl- c¡stcllana. Gregorio dcsarrolla una Antiguo Tcstamento: babod es ori-
l; 9, 8. (lu(' \('.1 .1('' l.tt lt¡t'l tt's, r e f't'cCUcn- r crdadera Tbeologia ponderis. En ginariarncnte la irnportancia o pcso
17. Cfr. Os 5,
18. Ez 44, 12. tctll('tll(' .l sl'l stt¡rt't io¡' 1¡tl3 vive P.rl,rbras dc Hans IJrs von Baltha- de una pcrsona; Yahvó descarga su
19. Gregorio comicnza cstil nt.rl, .tl't.tl't.t 1,,, .tj,ts tlt' l.ts tlormas s.rr: <Extraño y ciertamcnte único kabod sobrc los profetas, sobrc Is-
frase con la fórmula Nemo quiPPc rlcl Scnttr t' lttir.r .tl lt,tttt[trc, co- ,.'n la lristoria dcl espíritu cristiano rael, sobre el mundo": Gloria, IY,
("En realidad, nadie"). Er-r el De- nlicnz.t .t tlt't'il ('ll \tl r'ot'.tztitl: *Si cs, como en el caso dc Grcgorio, cl Madrid 1986, 307-308. Sobrc cstc
nli sttpct'i,,t' r'ir'.'r.1.' ('\l.l i()l'lna' ('nrpleo dc un término predilecto, mismo punto cf. M. \WRLTHl,tt, Pon-
cretum Gratiani (293 Friedberg), '\Ycrt-
el recopilador atribuyc csta scn- ¿quii'rt sor' \'( ) l).lt'.t '1. t ll.rccr lo l,tmdus (peso, gravitación), radical- dus, Dispensatio, Dispositio,
tencia a san Agustín, añadicndo quc ól hrrct'?"": At,trsllr, .t¿'rrno nrcrlte nutrido por su expcriencia historische Untersuchungcn zur
.Y así, cl obispo quc tales delitos 4(r, 9 (()()L 'l I, 5.]5). ,'ristcncial y sólo periféricamente Frómmigbeit Papst Grcgor tlt's
no corrigc, mcior quc obispo h,r 21. Mt lli, 6. .rjrrstirdo al uso augustiniano (pon- Grossen, Diss., Bcrn 1941.
52 Gregorio Magrut Regla pastoral I, 3 53

y tl() rlccptc, por el


atreva a recibir los sagrados ministerios; no lo quiera, se ve obligado a recap^citar sobre sí mismo.
deseo de esta dignidad, ser llevado a la pcrclicitin. l)c ahí l'.n las primeras frecuentemente se pierden las buenas obras
que Santiago piadosamente lo prohiba, clicicrrtlo: No que- hcchas en el pasado; en las segundas, por el contrario, se
ráis mwcbos ser hechos md'estros, bermanos rníos)'t- corrigen las malas cosrumbres admitidas desde hace mucho
Por eso, el mismo Mediador entre Ditls y l1ls htrtnl-rres, tie mpo27.
que excede en conocimiento y comprensiorr dc lo humano Y es gue, generalmente, en la cscucla dc las contrarie-
y de lo divino a los mismos espíritus cclcsti:tlcs, y rcina en cl,rdes de la vida, el corazón sc sorncte a csta disciplina; y
los Cielos desde toda la eternidad, evitó quc lc nonrl-rraran cuando alguien alcanza la dignidad de este estado, por la rá-
rey en la tierra. Ciertamente está escrito: Dándosc cuenta lrida costumbre que genera la gloria, se llena de soberbia2s.
Jesús de qwe iban a ir a prenderlo por la J'ucrza y hacerle
-rey, l)el mismo modo que Saúl: al principio, considerándose in-
huyó de nue,no al monte Él solo25. Pucs, ¿t¡r.rión hubie- cligno, huyó; pero tan pronto como aceptó el gobierno del
r" gobé.nado tan libre de culpa como É1, .1.'. htrl-ricra regi- rcino, se ensoberbeció2e. Por su deseo de honor ante el pue-
do a los que Él mis-o había creado? Para cs(), prccisamente, blo, no quiso ser reprendido públicamente y apartó de sí al
había venido en carne: no sólo Para redilnirrl()s P()r su pa- tlue lo había ungido reyio. Así también David, que en casi
sión, sino también para enseñarnos coll sLl ¡rrcdicación tt-rdos sus actos agradaba al juicio del Creador, tan pronto
dando ejemplo a los que le siguen^. N.g quis() (Frc lc hicie- como careció del peso de sus obligaciones, manifestó vio-
ran rey, slno que voluntariamente fue llcv:rclo ,rl patíbulo de lcntamente la hinchazón de su herida3r. Y por su debilidad
la cruz. Rechazó la gloria del poder quc sc lc ofrccía y pre- sc volvió disoluto, por el deseo de una mujer y, con cruel-
firió la pena de una muerte vergonzosa. Y cst(), cl,rro está, .l,rd, se hizo inflexible en la muerte de aquel varónr2. El que
para que sus miembros aprendieran a rcchr'rz.,rt' ltls halagos :ultes sabía perdonar con piedad a los malvados, después
del mundo, a no temer en abSolUto SUS :1lllclll17,i1s, a amar .rprcndió, sin retactarse, a desear incluso la muerte de los
las adversidades por causa de la Verdacl; ,'r trt, confiar -te-
merosos- en las prosperidades, Porquc óst:ts, c.rtl frecuen-
cia, manchan el corazón con la vanagloria., nlicntras que las 27. Nos encontramos ante un sos de la lengua para mejor expo-
adversidades lo purifican con el dolor2". .lrrro ejemplo de contraste o antí- ner el mensaje cristiano.
En las prosperidades el alma se cngríc; cll c:lllll'rio, en las r¿'sis: dos ideas contrarias (prospe- 28. "¡Ojalá que nosotros pu-
ritl,rd y adversidad) se alternan en diéramos ser deudores dignos para
otras, aun cuando estuviera engrcída, sc htllllill:r. F.n aqué- ..'l cliscurso del autor por medio de poder pagar todo lo que hemos re-
llas, el hombre se olvida de quién cs; pcr() ctt ó'strts, aunque l.r fórmula in istis... in illis. Con cibido, sin que nos ensoberbezca el
.'llo, se da mayor realce a lo que don del sacerdocio o del ministe-
'c cluiere decir, guiando al lector al rio!": At'4snoslo or MILÁN, Exposi-
24. St 3, l. rrcccititt, l¡ r'itl.r ctcrrl.l v fcliz del lt,irr,rfo que sigue como conclu- tio evangelii secundum Lucam,YII,
1'5. Irlulltlo l'utttro. 'lirlcrclltos lo pre-
25. Jn 6, 'r.in de lo que se ha ido expo- 83 (CCL 1,4,241; BAC 257,384).
26. uEn Su pasión, nucstro sctltc V cs[)crcll'l()s lo futuro": rrir.'rrc1o. No se trata de un caso ais- 29. Cf . I S 10, 1; 15, 30-35.
Señor Jesucristo pone ante nucs- A<,tls'ltN, ,\t'rt¡ttt. 2llA (PL 47, l,rtlo cn la obra de Gregorio. Edu- 30. Cf. Hch 13, 20-22.
tros ojos las fatigas y los dolorcs ll77; BA(" +47. l+2)' t,rtlo en la cultura clásica, sabe 31. Cf. 2 S 1I,2.
del mundo presente; en su rcsu- ( ircgrrrio hacer uso de los recur- 32. Cf.2 S 11, 15.
54 Gregorio Magno Regla pastoral I, 3-4

buenos. Al principio, ciertamente, no tluiso hcrir rrl ¡'rerse- cayó bajo la ira del Juez en el castigo de su futura clcsccn-
guidor que tuvo en sus manos; pero lucgr,, :rLnl con daño dencia, porque pensó que había actuado lícitamentei5.
del extenuado ejército, acabó con la viclrr tlc su obccliente A menudo, mientras tienen por delante muchas tareas y
capitán. Su culpa le habría llevado muy lcjos tlcl núrncro de pueden llevarlas a cabo, por el hecho de hacerlas -cosa quc
los elegidos, si sus penitencias no lc ht¡bicsc¡r tlcvuclto el admiran los fieles- el alma se engríe en el pensamiento y
perdón. provoca totalmente la ira del Juez, aunque ésta no se mues-
tre externamente por medio de acciones desfavorables. En
verdad, el que juzga está en lo interi or y es lo interior lo
4. Gobierno y serenidad de juicio que se juzga. Por tanto, cuando pecamos en el corazón, lo
que hacemos se esconde a los hombres; sin embargo, tene-
Con frecuencia, cuando se accpt:l un l)ucst() clc go- mos al mismo Juez como testigo de nuestro pecado.
bierno, el corazón se agita con divcrs:ls t:lrc:ls; \' corno la De hecho, tampoco el rey de Babilonia se mostró en-
mente confusa se dispersa en much:rs c()s:rs, cl t¡uc gol'lierna tonces culpable de soberbia, cuando dijo palabras orgullo-
se encuentra incapacitado para atctrclcr :r c:rrl:l un:l rlc cllas. sas36. Ért., ciertamente, cuando acabó de decirlas, oyó de la
Por eso, cierto sabio lo prohibc ¡rrcviso¡':uncntc, cliciendo: boca del profeta una sentencia de reprobación. Y es que, el
Hijo, no te metas en multiplcs asunlo-t ". l)t)r'(luc cstá claro que predicó al Dios omnipotente a todas las gentes, al cual
que nunca se puede uno conccntrilr' plcrt:u'n('ntc crt cl sen- se dió cuenta que había ofendido, ya había antes limpiado
tido de cada una de las t:rrc,rs, si l¡ r'nc'ntc sc rlisp'rcrsa en la culpa cometida por soberbia. Pero, después de esto, en-
muchas de ellas. Siemprc t¡uc l,r nrclttc cs:ltl-:tírl:t,rl cxte- soberbecido por el éxito de su poder, cuando se alegraba de
rior por la curiosicl:rcl,, sc vilcí:l ..lc l,r srlirlt'z..lc st¡ temor haber realizado grandes hazañ,as, primero se prefirió a sí
ir-rtcrior; sc cntrcg,t,t lrrs tr'.r[l.rj()s ('\tcrrtt)s c()rt st,lícita dis- mismo antes que a los demás, y después, aún engreído, dijo:
posicitin y pcns:uldrt stil.t rlc sí c()s.ls igttot.ls, sc clcscono- jl/o es ésta la gran Babilonia que yo he edificado como mi
ce ¿r sí rtrisrno'r. l)Ltcs, c()r)r() s('('(,rrr¡'tlir'.t rn.is.lc lo nece- residencia real, con el poder de mi fuerza y para la gloria
sario ctr lo cxtct'ior', 1,sc rlistr'.tc cn cl t'.ultin(), sc olvida de de mi majestadirT. Evidentemente, esta expresión puso de
aquello a lo cluc tcn(lí.r. l)r't.rl rrr.ur('r'.1 (lrrc', t'rr.ricn,rcla por manifiesto la venganza de aquella ira que la oculta soberbia
la afición c{c sLl cLrriosirl.ttl, rri sit¡rrit'r',r t'll.r nrisrrr:t consi- encendió.
dera los daños qLrc sufrc, ) rlcsc,rtt,rcc cn ctt.ínt:ts obras El Juez severo ve primero invisiblemente lo que des-
peca. pués reprende con un castigo público. Por eso, lo convir-
Tarnpoco Ezcquías crcyti pcciu' ct¡rutrlt) n'r()strti lrt cáma- tió en un animal irracional, lo separó de la comunidad hu-
ra de los perfumes a los cxtr,rnjcros (luc vinit'r'.,rr.r ['1. Pero r-nana y, transtornada su razón, lo asoció a las bestias clcl
campo; para 9ue, por estricto y justo juicio, el que se h:rbí:r

33. Si 1 l, 10. c:rrcnciir .lc l.r vcrtl.trl -: A( ,t,s t'iN,


34. "Toda curiosidad ilícita Scrrno, ll2A, ,l (l'l.S 2, -l2li; BAC 35. Cf. Is 39,4;2 R 20, 13. 37. Dn 4,27,
no cs otra cosa quc una pcstilcntc '141, tiO(r). 36. Cf. Dn 4, 16ss.
56 Gregorio MdSnl Regla pastoral I, 4-t 57

estimado por encima de los dcn-r:ís hombres, perdiera in- irrrnediatamente que le amaba, oyó: Si mc dm^s, apacienta
cluso el ser hombre. tttis ovejasao.
Así pues, al decir esto, no rcprcnclcmos la potestad, sino Por consiguiente, si el apacenrar es un tcstimonio de
que fortalecemos la flaqueza del cor:rz.rin ante la codicia de .unoÍ, el que teniendo abundancia de virtudcs rchusa apa-
aquélla; a fin de que cualquier inrpcrfcct() no se atreva a aI- ccntar el rebaño de Dios, convénzase de que no .-, .l ,r-
canzar por empeño la dignidad dc cstc cstado, y los que ti- l)rcmo Pastor. Por eso dice Pablo: si cristo ba mwerto por
tubean, mientras están en camino ll,uro, no pongan su pie trdos, entonces todos ban mwerto. Y si ha muerto por todos,
en el precipicio. no queda más que los qwe viven, ya no viaan pira sí, sino
l¡ara aqwel que murió y resucitó por ellosat.
También Moisés dice que el hermano vivo reciba a la
5. No rehwsar el gobierno por propia comotlidad si se pwede r'ujer sin hijos del hermano difunto y engendre hijos en
dar buen testimonio rombre de su hermano. Si él rechaza-recib]rla, l.
QU€
cscupa a la cara, le descalce un pie y que su .rr. ,. "ll.
llame
Hty algunos que recibieron excelcrrtcs virtudcs y están casa del descalzado+2. El hermano difunio es el gue, después
enriquecidos con grandes cualidades p:rrrr l:r forrnación de rlc su resurrección, aparece en gloria diciendo, id, otrir)d o
los demár. Éttor, en su celo por la casticlrrcl rrnte el mundo, mis bermanos+3. Él murió, .., rn sentido, sin hijos porque
fuertes en la constancia de su abstirrcnci:l, colmados de rr. había completado el número de sus elegidos. Ei aeci.,
abundante doctrina, humildes en la cntcrczil clc su pacien- ,¡r-re el hermano vivo ha de aceptar a la muje. del otro por-
cia, levantados en la foraleza de l,r autoriclacl, son buenos (llre es necesario que se le imponga el cuidado de la Santa
en la gracia de la piedad y estrictos cn l:r rcctitucl clc su jus- Iglesia de Dios a quien más vále p^t^ regirla bien. Si él no
ticia. t¡rriere aceptarla, QUe la mujer le escupa ál^ r^r^; porque a
Si llamasen a éstos a la dignidad dc cstc cst¿rdo, renun- (lulen no procura aprovechar a los demás con los dones que
ciarían aceptarla, perdiendo para sí l:r ¡n¿ryorírr rlc los dones h¿r recibido, la Santa Iglesia le reprocha por los doner qu.
que habían recibido no sólo para ellos nrisnros sino en favor ticnc, como si le escupiera en la cara. ya éste se le qri,"
de los demás. Mientras piensan en sus c()sils y n() cn el bien un calzado para que su casa se llame casa del descalz'ado,
de los otros, ellos mismos, que dcscrln c()nscrv:rr tales bie- l)ues está escrito: calzados los pies en preparación del Eztan-
nes para sí, se privan del Bien. Por cso, clijo la Vcrdad a sus
discípulos: No puede ocultarse una c'iud,tcl ¡tucst,t cn la cima
de wn monte, ni tampoco enciendcn una lámpd"tLt y la ponen 40. Jn 21, 16. ra romar posesicin; el rexro dc
debajo del celemín, sino sobre el candc'l('ro, pdr(t quc alwm- +1. 2 Co 5, 14-15. Rut atcstigua, sin cmbargo, quc
42. cf . Dr 25,5; cf. historia ya cn tiempos de su .o-p,-,ri.i,i,.,
bre a todos los que están en la casrl\s. Y t:rnlbió'n :r Pedro:
,lt' Noemí y Bt>z: Rt 4, l-lt. En cl rito de descalzarsc halí.r ,i.1,,
Simón, hijo de Juan, ¿me amasii". Pcclro, cu,rnclo respondió , l tiempo de vigcncia dc la ley sustituido por cl rcsrinr.ni. cs-
nr()saica, el zapato era símbolo crito.
,1,' .lonrinio y posesión, cf. Sal 60, 43. Mt 2u, lO.
38. Mt 5, 14-15. 39. Jrr 21, 16. lJ rlonde se arroja el calzado pa-
t;

58 Gregorio Mdgnl Regla pastoral I, 5-7

gelio de la Paz'o.Por tanto, si cst¿llllos atentos al prójimo siclcran inferiores. Su humildad es verdadera anrc los ,j.s
como a nosotros mismos, protcgclll()s lluestro pie con el tlc Dios si se rodea también de las demás virtudes; es dccir,
calzado. Pero quien desatiende :1 sLts ¡'rríriirnos, Pensando en r'u:rndo no se obstina en rechazar lo que se le manda accp-
su propio beneficio, es como el quc pricrclc desgraciadamente t:u'. Pues, no es verdaderamente humilde el que sabe quc
el calzado de un pie+5. ,lcbe asumir el gobierno por un juicio de Dios ¡ sin em-
Así pues, h^y algunos -cortto clijirrtos- quc, dotados de lrrrrgo, lo rcchaza.
grandes dones, mientras están cntttsi:rstll,rcltls mirándose a Sí Ahora bien, el que es fiel a las disposiciones divinas y
mismos, rechazan poner sus dolrcs ,rl sct'vicitl del prójirno cs ajeno al vicio de la obstinación, cuando se le impone la
por medio de la predicación. Alrrrttr cl ensitlrisnlarse en la ,lignidad de este gobierno, si ya esrá provisto de dones con
quietud y desean la soledad p,rr,t stt rlrctlit¡citln. Pues bien, Ios que puede aprovechar a los demás, debe huir de su in-
Sl por esto Se les juzga estrict:ltttctttc, silr tltlcl:l., son culpa- clinación y obedecer contra su deseo.
blás de la perdición de todos ,'tt¡uclltts ,r l.,s .'¡uc pudieron
aprovechar apareciendo antc cl ¡rtrclrl.t. I'.1 t¡trc 1'rucclc bene-
ficiar notablemente a sus prójitttos, ¿c()rt t¡tre' rrlzírn antcPo- 7. (Jnos desean rectamente el ministerio de la predicación,
ne su soledad al beneficio dc los clcrtl,is, cttrrtrclo cl rnismo t¡troS rectamente son obligados
a él
Unigénito del eterno Paclrc clcsccrrcliti tlcsclc cl seno del
Padre hasta nosotros a fin tlc ,t1rt',,vccll,ll' rr llltlchos? A veces, algunos desean laudablemenre el ministerio de
le prcdicación, micntras otros, no menos laudablemente son
llcvados a él ala fuerza. Esto se ve claramente si pensamos
6. Son humihlcs los r¡ut'lto s('olott('tt ¿ lrts juicios de Dios t'n la conducta de dos profetas: uno de ellos se presentó vo-
Itrntariamente para ser enviado a predicar, mientras el otro
H.y rrlgultos rlttc rclrttvcrl ('st.l I'('sl)()lls:lbilidad sólo por
'c'cl-razó
llevar a cabo esre ministerio por miedo. En efecro,
hu¡lilcl:rd, p:11':1 tl() sct'prcl'critl.,s,t l,rs tlclllás, pues Se con- lsrrías se ofreció voluntariamente al Señor que se pregunra-
lrrr a quién enviaría, cuando le dijo: heme aquí, enpíAmea'.
I',rr cambio, Jeremías fue enviado y, no obstante, como si no
41. Ef 6, 15. r'.t1, ¡'t,)\('\'('ll(l(t l,ts clt,tlcs quc Dii-rs ,lclriera ser enviado, se resistió humildemente diciendo: Ab
45' Cf' Ar;ustÍx' ('tttttr¿ ()t()l'!l'l l)'rr''l t'll.' cs rcchrlT-ar lo más \cñor Dios, mira que no sé hablar, que soy un niño+7. La
Faustum Manicbacum, 32, lO írttitrr.t ,1..' l.t r',.'l.rcitirl rrupcial a la
(CSEL 251,769). Nos sorprcnclc t¡uc l)i,'s ll.un.r crttt'c cl p,rstor v la r.z de cada uno de ellos se expresó externamente de dis-
cn este párrafo Grcgorio corl u11 lglcsi.r. l{r't'lr.tz,tr tlichrr rclacitln es, tirta forma, pero no procedía de una fuente de amor dis-
ejemplo claro de lectur,r alcgriric:r c()nsce u('nlr'nl('ltl(', t¡ttccl.rr irrfccun- ti.ta. Dos son los prcccpros de la caridad: el amor a Dios
de la Escritura' Entrclazando tcx- clt" ccll'rtltlt''t Pt'r'tlct'ltts tlotlcs quc r cl amor al prójimo. Isaías deseó la vida acriva en el mi-
tos del Antiguo y del Nuevo Tcs- l)ios otor'¡¡ri .l ttrro err i.rvt,r clc los
ramenro, con la sabiduría propia dcnrás. [)¡clrr l.t lccci,irr, Grcgorio 'ristcrio de la predicación a fin de aprovechar a los próji-
del quc lcc nrás allá clc l,r lctra, nos s:'tc.r l¿1 c()rtscctlctlci.r ttt()r.tl cn el
ha prescnt,rclo una sugcrcntc lcc- párrafo qtrc siutrc. I )c cst¿ i,,rrrta,
ciciÁ: no accprar la solicitud pasto- al scntido :rlcgorico sistlc cl ntoral. -l(;. Is 6, 8. 47. Jr l, 6.
60 Gregorio Magno Regla pastoral I, 7-8

mos. En cambio, Jeremías, dese¿rnckr la vida contemplativa, 8. I{o hay que desear este gobierno
unido exclusivamente al amor dc su Crcador, se resiste a ser
enviado a predicar. Por tanto, uno l,ruc{ablemente deseó que ocurre con frecuencia que los que apetecen estar al fren-
le enviaran, mientras el otro se espantír cle ello. Ést e, para tc del pueblo de. Dios por caprichó, roman como argumen-
no perder los beneficios de la contcnrplación silenciosa to las palabras del apósrol, cuando dice: Si alguno árrro ,l
cuando hablara; el otro para no scr-ltir- los prejuicios dcl tra- cpiscopado, buena cosa deseaas. Pero é1, a pesai de alab ar al
bajo del contemplativo cuando callar:r.
.seguida convirtió en morivo de iemo, lo que aca-
deseo,. en
Ahora bien, esto hay que considcr,rrlo con agud eza en cada lraba de elog-iar, añadiendo a conrinuación: es, pues, necesa-
caso, porque el que se resistió, no kr hiz.o totalmen¡e, y el qy9 rio que el obispo sea irreprensiblea'). y enumeiando a ren-
quiso ser enviado se vió antes purificacl() por un carbón del glón seguido las virtudes que le son necesarias, pone en claro
altar. De modo que quien no cstó ¡rurific;rcl() no se atreva a cr-r qué consiste el ser irreprensible. Aprueba .1 d.r.o, pero
aceptar los sagrados ministerios, v a quicrr h,'ry,r clcgido la gra- hace temer con su precepto, como si dijera .la.ame.rte:
cia de lo alto no se oponga orgullos:uncnLc l'r:rjo rrpariencia de "alabo que lo busquéis, pero anres, sabed bien qué es lo que
humildad. Pero como es nruy difícil rcc()noccr si se está pu- buscáis; no sea que descuidando el conocimiento d. ,roro-
rificado, en principio, niégL¡csc :1 tockrs cl nrinisterio dc la pre- tros mismos, lleguéis a ser más dignos de corrección, cuan-
dicación, si bien -como hcrn,rs clichtp n() sc nicgue cuando t¿r más prisa os deis para que los demás os vean en la cum-
se sabe que la voluntad dc [)ios cs qLrc lo rccib,r. bre de este honorr'.
Moisés adn-rir,rblcmcntc puso cn pr':íctic,r :unbas tareas: El gran maestro en el artc de regir les urgc co. su elo-
no quist) poncrsc :rl f:rcntc rlc ,tt¡ucll,r cn.,r'nlc nruchedum- gio, pero les advierre con precauciones a fin ác alejar- a sus
bre ¡ sin cnll'r:trgo, obcclcciti. I'urlo h¡lrcr siclo soberbio si ()\'cntes de la soberbia. ! alabando el mir-risterio que se
hubicsc rrccpt:tclo sirr tcnror cl gobicnr() tlc urr ¡rucblo innu- busca, los dispone para tal clase de vida. No obstrr,ü, d.-
rncrablc. Y, :tclcnlrís, sc lrubicsc nr()str-:rtlo sobcrlrio si se hu- bcmos observar_que esro lo dijo en aquel tiempo, en el que
biesc ncg,rdo ,r obcdcccr cl rrriln(lilt() clcl (lrc:rdor. En ambas ,¡uien presidía al pueblo de Dios, era el p.i-eio ..r ,., üe-
ocasioncs fuc hunlilclc y dticil, Pucs tcnrii'rrclt)sc :1 sí mismo r',rdo a los tormentos del martirio. Consiguientemente, en-
no quiso ponersc ¿rl frcntc dcl 1rr"rc[rlt, y, sin enllrargo, con- t()nces fue elogiable buscar el episcopado, cuando por ejer-
sintió confiando cn quicn lc diri cl nr:rrrrlrrto. r'cr este ministerio, no había duda en encont.r.r. con los
Deduzcan de cstos ejcrn¡rlos los inrprudcntcs lo grande rrrás graves sufrimientos. De ahí que el mismo ministerio del
que es su culpa si por amor propio n() tcnrcn scr preferidos .'lriscopado se defina con la expresió n buena cosa, cuando
a los demás, viendo que aqucllos s:lnt()s v:lr()ncs ternieron ,liio: si algwno desea el episcopado, buena cosa desea5o. por
aceptar el gobierno, incluso h¿rbicrrclo siclo ¡ll,rnclado por r.rnto, quien busca el episcopado, no por ser buena cosa este
Dios. Moisés, alentado por Dios, tcnrt'rki. ¡Y tocl:rvía estos rrrinisterio, sino por la gloria terrena de este cargo, da tes-
imprudentes desean recibir el misrno honor'! Sc clisponen
con ello a ser aplastados por poncr sus honrbros bajo las
cargas ajenas. ¡No pueden con su propi¿r c:1rg:l y :lunlcntan +8. I Tm 3, l. 50. I Tm 3, 1.
la que llevan! 49. I Tm 3,2.
62 Grcgorio Magno Regla pastoral I, B-9 63

timonio contr:l sí rnisnro clc cluc no lo desea. Pues, aquel l'icl. Así, sabrá al instante si podrá reahzar como superior
que anl-rcla la cligrriclacl clc cstc cstado, deleitándose en la I. que se había propuesro. Porque de nada le vale , uro
oculta mcclit,rcion clc pcnsar cn cl dominio de los demás, .rprender humildad en un puesro de superioridad, si no dejó
alegráncl()sc cn su propi¿r al,rb:rnz.r1, ¿lpoyando su corazón en ,lc ensoberbecers-e en un puesto de sumisión. eui.n ,p..n-
los hont)rcs y rc¡¡ocijiindosc crr la al-runclancia de bienes, no clió a desear el elogio cuando no lo renía, no rrb. .eÉuirlo
sólo no iun¿1 cn al-rsoluto el r¡inistcrio s:rgrado, sino que no cuando lo tiene a- mano. El que no ha podido bastarsc por
lo cor-rr-rcc. Sc busca el lucro mundano bajo l:r apariencia de sí mismo, no puede de ningún modo vencer la avaricir.unn-
cstc honor cuando debieron haber dcstruiclo dicho munda- clo_pretende sustentar a muchos. Por consiguiente, descubra
no lucro. Y así, cuando el alma piensa cn alcanzar lo más cirda uno, desde su vida pasada, qué clase de hombre es, a
alto de la humildad, por ensoberbecerse, nlezcla en su inte- lin de que el aperito de un p,r.rto de gobierno no le enga-
rior lo que deseó en apariencia. ñc con un falso propósito.
Mry a menudo, cuando se acepra esra responsabilidad,
sc renun cia a la práctica de las buenas obras qu. r. hacían
9. ha de desear presidir, prometiéndose en su
.A/o se cuando la vida era rranquila; porque mient.r, .i mar esrá en
imaginación realizar bwenas obras c,rlma, hasta el_inexperto maneja bien una barca, pero rur-
bado por las olas de la tempestad, incluso el marinero ex-
Generalmente, los que anhelan alcanzar el ministerio perto se confunde. ¿Qré es, pues, el poder en un puesto de
pastoral, también proponen a su alma algunas obras buenas; sobierno, sino una tempestad para el alma? En ella, la barca
y aunque las aperezcan con la intención de vanagloriarse, .lcl corazón se conmueve siempre por las tormentas de los
sin embargo, sc crcen quc tiencn que hacer grandes obras. lrcnsamientos y es zarandeada de aquí para allá, de modo
Por cso, una cos:l cs lr intcnci<in cscondida en lo interior, rlue, por repentinos excesos del hablar y del actuat se res-
y otra lo quc ticrrc lugrrr cn la supcrficic de su mente, pues, quebraja con las rocas que le salen al pasosr.
frecucntcnrcntc, cl ,rlrn:r sc cn[:1ña :1 sí rnisma accrca de sí. En medio de estas adversidades, ¿qué se ha de seguir?,
Finge amar las bucn,rs ol'rr,rs quc cn rcalidad n() ama y no ¿a qué hay que arenerse sino a que acceda al gobiernJ-in-
amar la gloria nrundana quc clc hccho sí quc arna. Entu- cluso a la fuerza- quien es apreciado por sus ü.tudes, y no
siasmada por un pucsto dc gobicrn(), sc hacc tírnida cuan- .rcceda -ni siquiera coaccionado- quien no renga virtuies ?
do lo busca, pero audaz cuando lo crrcucntrir. l'.1 primero, si se resiste del todo, i.-, q,,r. poi guardar el
Buscando este ministcrio, cl alrn,r cst¿í tcnrcrosar pero t.rlento recibido en su pañuelo, sea juzgadó poi su ómisión52.
cuando lo alcanza, de repente piensa quc lo cluc l-ra conse- (]uardar el talento en el pañuelo significa esconder los dones
guido lo merecía en justicia. Entonccs, Lrnil vcz. rccibido el bajo un perezosa y persistente desidia. El otro,
'ccibidos
puesto de gobierno, comienza a disfrutrrrlo nruncl,r.narnente,
olvidándose de los pensamientos rclisiosos quc tcnía. Por
eso es necesario que en cuanto el pcnsanricr-tto sc sirlga de 51. Por propia expcricncia para el alma.
su camino, el ojo del alma reflexione acerca dc los hcchos
'.rirc Grcgorio que un pucsto de 52. Cf . Mt 25, lgss.
pasados, mirando cada uno qué hizo cuando cr:1 un simple r',rbicrno cs colno una tcmpcstad
ll

Ragla pastoral I, 9-l t


/ 65
64 Gregorio Magno

rcgar los corazones áridos de los demás con abundancia de


por el contrario) como era costumbre dc los fariseos, si ape-
.loctrina.
i... .l gobicrno, renga cuidado de que aquello que- deset 1o
Sí, el que así vive, por la práctica y la experiencia de
sea ob;áculo para enrrar en el Reino, a causa del ejemplo
,ración, ya ha aprendido que puede obtener de Dios 1o
de sus rnalas accio.tes. Pues, según la palabra del Maestro53,
..1ue le pida. De él dijo precisamente el profeta: Hasta en
ni ellos rnismos entran, ni dejan entrar a los demás. Ade- ,'l momento que bables, diré "he aquí que te ayudo"5+. Si
más, éste dcbe considerar que, cuando el obispo elegido
.rleuien quisiese llevarnos a interceder en favor suyo ante
aceptó el cuidado del pueblo, vino a ser como el médico
.rlgún hombre poderoso que estuviese enfadado con él y
que Se acerca al enfermo. Por tanto' si en Su actuar están
['ste nos fuera desconocido, en seguida responderíamos:
aún vivas las pasiones, ¿con qué derecho se apresura a curar'
. no podemos ir a interceder porque no tenemos amistad
mientras él lleva una herida abierta en la cara?
írrtima con é1". Por tanto, si un hombre se avergüenza de
.¡ue le hagan intercesor ante otro en quien no confía de
rringuna manera, ¿con qué razón se arroga el papel de in-
10. Señales de idoneidad
tcrcesor del.pueblo antc Dios quicn no está familiarizado
con su gracta en la conducta de su vida? O, ¿cómo pide
Aquel que haya muerro a todas las pasiones de la carne,
perdón a Dios en favor de los demás, quien no sabe si está
qr. ,rirra yt .tpititualmente, que haya pos.Puesto los bie- rcconciliado con Él?
,r., d. est! mundo, que no tema ningun:r adversidad, y que
En esto hay además que atender seriamente otra cues-
sólo desee los bienes interiores, dcbc scr Puesto' por todos
tión: el que se cree capaz de aplazar la ira de Dios, él rnismo
los medios, como ejcmplo dc vicla. lJno tal, siendo cohe-
sc hace merecedor de ésta por su propio pecado. Todos sa-
rente con su bucna irrtclrrcitill', no sc rcsiste ni por una de-
bemos muy bien que, cuando se envía para interceder a aI-
bilidad total clc str cLtcrP()., ni ¡rtlr ull:1 cxceslva contumacla
guien que desa grada, se provo ca al irritado a resoluciones
de su cspíritu. No sc dcj,r llcv:tr p()r cl dcseo de lo ajeno'
peores. Por tanto, el que aún está atado a los deseos terre-
Sirro qua cl,r gclrcl-()S:lttlctltc clc ltl sttyo. Con entrañas de
nos, tenga cuidado de no encender más gravemente la ira
ternura, pront() se lrltlttll.l,r 1t,rr,r 1'rct'cltltrirL Pero nunca to-
del Juez justo, no sea que por complacerse en el puesto de
lerando más dc lo ncccs,lrio, ¡r:tr:l ctrc:ltlrillarse hacia la per-
gobierno se convierta en el autor de la ruina de sus fieles.
fección de la rectitud. No conrctc lr:'rcl:'t ilícittl, sino que de-
plora como si fuese propio lo corlrc'titlo por otros. Desde
.l fottdo de su corazón, sc c()lllp,r,lccc .lc l,r cnfermedad I 1. Señales de no-idoneidad
ajena y se alegra con el bicn clcl prtiiimo cotrlo con el suyo
p."piá. Se -ú.s ffa a los dcmás ctr totlo lo qttc h¿rcc de tal
Por tanto, que cada uno se conozca diligentemente a sí
rnoá" que no tiene que avergoltT.arsc :rntc cllt)s por nada
rnismo, de modo que no se atreva a aceptar el ministerio
del prrrdo. Desea vivir de tal rl-lrlllcr:1 qLlc scil c:1paz de

54. Is 58, 9.
53. Cf. Mt 25, 13.
I

66 Grcgorio Magno Regla pastoral I, 11 I 67

de pastor, si cr-r sí mismo el vicio reina aún vergonzosa- nttriZ como la torre que está en el Líbanose. Porque, en ver-
mente; y no dcsee h¿rccrsc intercesor de las culpas ajenas, .lrrd, la santa Iglesia, que avanza sobre las teniaciones de
aquel a quicn su propia culpa le afea. Por eso, la voz de lo ..ad1 caso singular, percibe por su discernimiento y divisa,
alto dijo a Moisés: Di a Aarón: descendiente tuyo Por 8e- .lesde lo alto, las guerras de vicios que han de venir. Sin
neraciones, que tenga mancha, no ofrezca los panes a Dios crr-rbargo, h^y algunos gu€, disgustándoles ser tenidos por
sw Señor, ni acceda a su ministeriott. Y, a renglón seguido, t()rpes, a menudo se dejan engañar por excesivas sutileias,
añade: Ni ciego, ni cojo, ni de nariz grande, pequeña o tor- v se meten, más de lo necesario, en ciertas disquisiciones.
cida; ni que tenga roto el pie o la mano; ni jorobado, ni le- l)or eso también se añade: Ni de nariz grande o torcida. La
gañoso, ni el que tenga unt nube en el ojo, ni una sarna nariz es grande y está torcida debido a la inmoderada su-
incurable, ni infección cutánea en el cuerPo, ni sea de peso uleza de sus distinciones, de modo gu€, cuando crece más
extremo56. de lo que conviene, le distorsiona la rectitud de su propio
Está cicgo el que no ve Ia luz de la contemplación divi- ,rbrar.
na. Envuelto en las tinieblas de la vida presente, cuando mira Tiene roro el pie o la mano el que de ningún modo puede
la luz venidera, no la ama y,, por tanto, no sabe hacia dónde seguir el camino de Dios y es roralmente ajeno a las bue-
dirigir los pasos de su conducta. Por eso, se dice en la pro- nas acciones. Pero en esto, él no es como el cojo, que las
fecía de Ana: Gwarda los pies de sus fieles, y los malos pe- hace aunque con dificultad, sino que éste está totri-..rt.
recen en las tinieblassT. clesprovisto de ellas.
Está cojo quien ve el camino que debe seguir, Pero a Además, está jorobado aquel a quien oprime el peso dc
causa de la debilidad de su ánimo, es incap az de seguir el l,rs preocupaciones terrenas de tal modo que nun., ii..r. ..t
camino de la vida que ve. Porque mientras no levante su consideración las del cielo, sino que sólo atiende a las cosas
costumbre debilitada -en la que se apoya su deseo- hasta que aquí abajo se pisotean.o. Si en algún momenro, él oye
una actitud virtuosa, no sc sigue cl camino del obrar efi- ,rlgo bueno de la patria del cielo, de hecho, no lo lleva a la
cazmente. Consccucntctncntc, dicc Pablo: Leztantad las presencia del alma, porque está sobrecargado con el peso
manos caídas y las rodillas cntumccidas y enderezad para cle los malos hábitos; y no puede lerrantai la actitud d. r,
ouestros pies los caminos tortuosr¡s, para que el cojo no se ¡rensamiento, quien está encorvado por el hábito de la pre-
descoyunte, sino que más bicn sc curcls. trcupación mundana. En verdad, acerca de estos tipos, ái..
Es de nariz pequcña cl quc no cs icltinco para discer- cl salmista: estoy encoraado, bwmillado en toda ocisión'r. y
nir. Por la nariz distinguirnos los bucnos olores de los la Verdad, por sí misma, también reprueba su culpa, di-
malos. Por eso, la nartz simboliza dircctarnentc cl buen jui- ciendo: La semilla que cayó entre espinos, son los qi, oyr-
cio; ya que por él elegimos las virtuclcs y rcprobamos los ron la palabra, pero al caminar son sofocados por iot pito-
vicios. De ahí que en alabanza dc la It spos:r se diga: Tw

59. Ct 7, 5. volvcrá a hablar más dctcnid¿r-


55. Lv 21, 17. 57. I s 2,9. 60. Sobrc el sacerdocio y las mentc en la parte II, capítulo 2".
56. Lv 21,18-20. 58. Hb 12,t2-13. ,,cupaciones mundanas, Grcgorio 61. Sal 37,7.
--t

68 Gregorio Magno Regla pastoral I, 11 (t()

cuPaciones, las riquezas y los placeres de la r.tida, y no pro- un hombre tiene una sarna incurable cuando constrr'-
ducen frwto62. tcmente es dominado por los desenfrenos de la carne. Er-r
Es legañoso aquel cuyo ingenio brilla para el conoci- cfecto, en la sarna el ardor de las vísceras brota hasta la piel;
miento dé la Verdad y, no obstante, le oscurecen las obras de con ello se esrá expresando claramente la lujuria, porque así
la carne63. En los ojos legañosos, las pupilas están sanas Pero' como el ardor interno hace que brote la sarna hasta ia piel
puesro que no se ha echado ningún líquido, los párpados se hiriendo al cuerpo exteriormente, así también la ,..rrr.ió.,
entumecen; y al frotar fuertemente con alguna infusión, se l'rrota siempre desde el corazón hasta las obras, de modo
daña hasta la superficie de las pupilas. Así, hay algunos cuya que cuando el placer no se domina en el entendimiento, tam-
-debilitada
percepción está por las obras de una vida carnal. poco se domina en la acción. Pablo, en cierta manera, pro-
Hrbri".t podido discernir con agud eza y corrección, sin em- curaba hacer desaparecer el picor de la piel, cuando dijo: l/o
bargo, están cegados por el hábito de sus malas acciones. Por habéis sufrido tentación que no sea humanA66. como si di-
trnó, es legañoso aquel a quier-r la naturaleza le afinó el sen- icse claramenre: <es propio del ser humano sentir la tenta-
tido, pero ló pervirtió el camino de una vida depravada. Con ción en el corazón y es diabólico si en la batalla con la ten-
razón se le dice a éste por medio del ángel: [Jnge tus ojos con tación uno es vencido en el intento,,.
colirio para que 'IJeas6a. Ungimos nuestros ojos con colirio Tiene una infección cutánea en el cuerpo quien en su
para ver, cuando asistimos a los ojos de nuestro entendi- ,rlma es devastado por la avaricia. Si ésta .tt ,.^domina en
-i.trto con los medicamentos de las buenas acciones a fin de detalles pequeños, crece desmesuradamente. En verdad, la
poder
^ percibir la claridad de la \uz de la Verdad. infección, invade el cuerpo sin dolor y se exriende en el afec-
Tiene una nube en el ojo el que no puede ver la luz de tado sin producir molesrias, mientras afea la belleza de los
la Verdad, porque está cegado a causa de la arrogancia de su rniembros. Así, la avarjcia, una vez cautivada el alma, forma
sabiduría o justicia. I-a pupila del ojo, si es ncgra' ve; pero úlceras, mientras parece deleitar. Del mismo modo, cuando
si ticnc una nul'rc, cntonccs lto ve nada. Cuando un hombre r-rno llena el pensamiento con la adquisición de una cosa rras
reconocc quc cs nccitt y pccaclor, su facultad de entendi- ()tra, enciende enemistades sin provocar dolor en la llaga, ya
miento percibc cl conttcirlricr-rtc-r dc la luz interior. En cam- que el alna con fiebre le promete la abundan.ir .o-o prgo
bio, si se atribuye a sí misrno cl esplendor dc su sabiduría por su pecado. La belleza de los miembros se pierde p..
o justicia, se priva de la luz. dcl conocimicnto divino y no que por la avaricia, también se afea la belleza de las demás
llega jamás a alcanzar la cl,rridad de la luz. vcrdadera. Pues 'irtudes.
Y casi todo el cuerpo se irrita, porque todos los
se e*alta a sí mismo con su arr()gancia, c()lllo se dijo acerca arrargan en el alma, como afirma pablo,-diciendo: La
'icios
raíz de todos los males es la avaricia6T.
de algunos: jactándose de sabios, se ztolzticron csttipidos6s.

62. Lc 8, 14. 65 1; BAC 44 1 , u25). 66. I Co 10, 13. ncla conslstc l'lo en ser rico, sino
Sl. "¡Elimina la vanidad si 64. Ap 3, lll. 67. I Tm 6, 10. San Agustín en querer serlo": Sermo,85, 6 (PL
quieres escuchar la verdad ! ": 65. Rm 1,22. ('()rnenta:
"La avaricia es en efecto 38, 523; BAC 441, 502).
Ac;ustÍN, Sermo, l1'3, 6 (PL 38, l¡ raíz de todos los males. La ava-
lr

70 Gregorio Magno

SecuNon Pnnrn
por último,es de peso excesivo el que no realiza obras
con- LA VIDA DEL PASTOR
vergonzosas y, ,i., e-targo, .sob recarga el .alma con el
. i,r,noderado pe.rsrmi.nto de aquéllas. Este de nin-
tirrrio
gri; -"ao se lanza r l^ obras malvadasr pero su alma se
á.l.it" sin ninguna repugnancia en el deseo de la lujuria. El
á.i..ro de la p"esadez .r irntrdo por el descenso del humor
de las ,rísceras hacia las zonas genltales. Lo cual produc..t.
irrriJioro y feo bulto68. Pues bien, es de peso excesivo quie.n
de
deja flui. !. sí mismo todos los pensamientos lascivos,
,,'ádo que lleva en su coraz1n una carga de torpeza, Pugs l. Cwalidades del pastor
;;;;;.';o realice obras malas, no aparta su pensamiento de
ellas. Y no puede remontarse hacia la reahzación de
obras
La vida del prelado debe superar a la del,pueblo en la
buenas porque, ocultamente'- carga con peso tan torpe'
misma medida que la vida de un pastor dista de la de su grey.
por tanto, ,. ha de prohibir a quie.t esté sometido a al- lrs conveniente, pues, que aquel por el cual el pueblo es lla-
guno de estos defectos que ofre zc^ panes . al Señor. Pues, rr-rado gre\ se esfuerce en considerar atentamente lo obliga-
ciertamenre, no puede ."pirt los pecados aienos quien
aún
clo que está por la circunstancia de llevar una vida santa.
está dominado por los suyos propios' Por consiguiente, es necesario que sea puro de pensa-
Hemos p.r.*o de manifiesto, en pocas palabras, con qué nriento, sobresaliente en el actuar, discreto con su silencio, útil
cualidad., ,. debe uno acercar dignamente al ministerio pas- el hablar, cercano por la compasión con cada uno, ante todos
toral, y cómo el indigno debe temer mucho llegar ? él: cr-rtregado a la contemplación, compañero por su humildad de
Ahora'hablarcmos dc cómo debe vivir en este ministerio el los que hacen el bien, firme por el celo de la justicia contra
que dignamcnte ha llegado a él' krs vicios de los pecadores, sin que la ocupación exterior de-
bilite su atención a lo interior, y sin que la solicitud por lo
interior le haga abandonar la atención a lo exterior.
Esto, no obstante, que al enumerar hemos tocado de pa-
s,rda, lo trataremos con un desarrollo algo más extenso.

2. Pwreza de pensamiento

El pastorr debe ser siempre puro de pensamiento. Y en

1. El término empleado por B. Judic (SC 381, 176; n. l), rr un


(ircgorio es rector. Como obscrva latino esa palabra le cvoca la t¿rca
68. Es decir, una grucsa y fca ptlnza'
72 Gregorio Magno
Regla pastoral II, 2 73

tal grado que no haya inmundicia alguna que manche a ocurra que quien ha sido constituido para ejemplo de otrosn_.
quien asumió tal oficio, y pueda así limpiar en los demás piense algo indiscreto o inútil, debiendo manifestar, por el
corazones las manchas de la impureza. Y es gue, es necesa- contrario, con la gravedad de su vida, cuánra razón lléva en
rio que quien se dedica a limpiar impurezas Procure tener su pecho.
las manos limpias, no sea que teniendo lodo, al limpiar y cuidadosamente se añade que en esre pectoral se escri-
estar sucias, manchen más. Por csto se dice por el profeta: ban los nombres de los doce patriarcas. Llévar siempre ins-
Limpiaos los qwe lleaáis los ztasos del Señor2. Llevan, en efec- critos en e-l pecho a los padres, es meditar ininterrumpida-
to, los vasos del Señor aquellos a los que se les encarga con- mente en la vida de los antiguos. El sacerdore, por tanto,
ducir, en la fe de su trato, las almas de sus prójimos a las camina irreprensiblemente cuando contempla continuamen-
moradas eternas. te los ejemplos de los padres que le precedieron, escruta sin
Mediten, pues, dentro de sí mismo, con cuánta pvreza cesar las huellas de los santos y abate así los pensamienros
deben vivir los que portan en el corazón de su compromi- ilícitos, no dando un paso al actuar que esré fuera del lími-
so, los vasos vivos hacia el Templo de la eternidad. te del orden.
La Palabra de Dios ordena que se coloque, atado con con razón se llama racional del juicio, porque con un
cordones, el pectoral del juicio sobre el pecho de Aarón3, a examen agudo debe discernir lo bueno y lo malo, y pensar,
fin de que pensamientos vanos no ocupen nunca un cora- además, cgn grll c9lo,. gyé y a quién, cuándo y cómo tal
zón sacerdotal, sino que éste se sujete sólo a la razóna. No cosa convlene. No ha de buscar nada propio sino que juz-
gará como su provecho el bien ajeno. Por eso, encontramos
¿rllí escrito: Pondrás también en el pectorat det juicio la Doc-
de dirigir (regere) una Iglesia, de (doctrina y verdad). Eran suertes
nlantcner su gobiern o (regimen), o sagradas, varillas o piedras, que
trina y la verdad, las cuales estarán en el pecho de Aarón
simplcmcnte, la ractitudo quc sc servían para avcriguar la voluntad cuando entre en la presencia del Señor, y oti llevará siempre
debc exigir a la tarcit pastoral. clc Dios y dcscubrir la verdad de el juicio de los bijos de Israel en la presencia del Señors.
2. Is 52, ll. lrrs cosas. Consult¿rr la doctrina y Llevar en el pecho el juicio de los hijos de Israel a la
3. cf. Ex 28, 15. Ratiottttlc iu- la x,t,rddd cr,r l,'r mismo que con- presencia de Dios, signific a para el sacerdote analizar las
dicii (en hebreo bsn mspt = obolsa sult,tr ,r l)ios. I)ios había prome-
causas de sus fieles de acuerdo sólo con la intención del
para cl oráculo"): era una bolsa ticl,r rcvcl,rr su vtllunt:rd por cste Juez
iecta.tgular, semejant e al efod, con nlctlio irl surntt s,tccrdotc en asun- i.terior, de modo que nada de su condición humana se mez-
anverso y reverso que colgaba por tos clc ittrportrrncitr. cle en aquello que administra haciendo las veces de Dios6.
dos cadenas de oro, abrochada a 4. (ircgerio h,rcc aquí un No vaya a ocurrir que el dolor personal haga ásperos los
los ónices del efod. De los ángu- iucgt, tlc p,rlabras crltrc rationale csfuerzos de la corrección. Así, siempr. qré se ieba e,r-
los inferiores salían dos cintas quc iutlitii(clttc trosotrt¡s hctnos tradu-
los sujetaban a dos anillos. En cl cickr c,,trr'' "pcct,rt',rl clcl juicio") y
anverso llevaba doce picdras pre- ratio, ¡'r.rrrr ,rfirttt:tr qLtc cl cor¿rzón
ciosas colocadas en cuatro filas, sacerdotal, v¿rcío clc r'.ttrtts Pensa- 5. Ex 28, 30. pastores quc lrilcc. l,rs veccs dc
con los nombres de las doce tri- micntos, c'lcbc pr()curilr cn todo 6. "vosotros, hermanos, co- Dios, sicrv.s cll.s trrrlLrió' y
bus grabadas en oro. Denrro del hallar la voluntad clc Dios. rrro dijo é1, sois el pueblo de Dios mic¡nbros dcl pasror,: A<;usr.ÍN,
pectoral estaban lo ítrím y tummín r l,rs ovejas de sus pasros. Tenéis Sermo,24, S (CCL 41, j3O).
74 Grcgorio Magno Regla pastoral II, 2-3 75

los oyentes con mayor agrado, ya que al enseñarlo hablan-


frentar a los vicitls :tjctrtts, pcrsígalos como si fueran Pro-
pios, para quc ni unx oculta cnvidia ni una ira precipitada do, ayuda a que se cumpla monstrándolo.
perturbcn l:r tranquilidacl clcl juicio. Por esto, ciertamente, se dice por el profeta: Súbete a un
Nt-r obstantc, cu:tnclt) sc considcra el temor producido alto monte, tú que anuncias buenas nue,uas a Sión8. Es decir,
p.or quicn todo lo gobicrna, esto es, el temor del Juez inte-
quien se ocupa de la predicación del cielo, dejando al punto
las obras terrenas, ha de manifestar que se mantiene por en-
rlor, sc cornge a los fieles no sin gran sobrecogimientoT. So-
cima de ellas. Y tanto más fácilmcnrc conducirá a los fieles
brccogimiento que al humillar la mente del pastor, la puri-
hacia los bienes mejores cuanro más los proclame con el mé-
fica, háciendo que su espíritu no se ensoberb ezca Por la pre-
sunción, no se mancille por el placer carnal, ni por la ino-
rito de su vida.
portunidad de un sucio pensamiento se oscur ezca deseando Por eso, el sacerdote, según la ley divina, para que su
lo terrenal. acción además de útil sea singular, toma la pierna derecha,
Deseo de lo terrenal, sí, que aunque no incite al alma apartándola para el sacrificioe. Por tanto, quien es superior
a los fieles, en virtud de la dignidad recibida en la ordena-
del pastor) es necesario vencer con Prontitud oponiéndole
,esiste.tcia, no sea que el vicio que tienta cautivando, le do-
ción, debe también superarlos por la santidad de sus cos-
mine a causa de la molicie que engendra el placer, y cada tumbres; de modo que no haga lo que es bueno sólo según
los pecadores, sino según los fieles que viven sanramente.
vez que con perezalo rechace el alma, sucumba juzgado por
la espada. Además, se otorga al sacerdote como alimento el pecho
v la pierna,para que aprenda a inmolar en sí mismo al Cre-
,rdor lo que se le manda romar del sacrificio. No se limite,
3. Sobresaliente actuar por tanto, a considerar en su pecho lo que es bueno; atrai-
ga también hacia los bienes supremos a los que le observan
El pastor dcbc destacar cn su acción, a fin de que, con por su santidad de vida. No desee, pues, prosperidad algu-
de este mundo; no rema la adversidad. Atendiendo en lo
su \rida, dé a conoccr a los ficles el camino de la vida; y la 'a
rnás íntimo al temor de Dios, menosprecie las seducciones
grey, que sigu e la voz y las costumbres del pastor, camine
movido por el ejemplo más que por las palabras. Pues, quien clcl mundo; y al considerar el encanro de la dulzura inte-
está obligado por la necesidad de su cargo a exPoner con su
rlor, tenga en poco sus temores.
palabra lós misterios supremos, está impelido, por.la misma
La Suprema Palabra ordena también que el sacerdore se
.recesidad, a monstrarlos con su vida. Aquí, cuando la vida
sujete el velo del superhumeral en cada uno de sus hom-
brosr0, para que así el ornato de sus virtudes le proteja siem-
del que predica lo acredita, su voz Penetra en el corazín de
lrre contra la adversidad y la prosperidad. De modo que,
.rl apoyarse sólo en lo interior, avanzando a dere cha e iz-
7. .Tú quieres crrar, tú quie- ten!l() rlticclo a ti. No pucdes de-
rcs pcrderte; yo no quiero. En úl- rrib¿r cl tribun,rl dc Cristo y cons-
ti-" inst"ncia, no quiere aquel que tituir cl tribunal dc l)onato": 8. Is 40, 9.
mc atemoriza... ¿Tengo que re- Acusr'ÍN, Sermo,46, l4 (41, 541). 10. Cf. L,x 29, 5.

mcrtc a ti más que a él? No te


9. Cf. Ex 29,22.
76 Crcgorio Magno Regla pastoral II, 3 77

quierda con las armas de la justiciarr, como dice san Pablo, le recibieron, les.dig la potestad de ser hecbos bijos d,e Diost,.
el pastor no vacile en ninguno de los extremos a que invi- Asimismo, el salmista considera esra dignidad i. l, fortalc-
ta la más pequeña seducción. No le envan ezcan, pues, las za cuando dice: Para mí, sin embargo,"tt¿s amigos ban sid,o
prosperidades, no le perturben las advcrsidades. Las ala- bonrados en exceso, Dios, en exceso hla sid,o colsolid.ad,o su
banzas no le ablanden nunca la voluntad, las asperezas no principador{. Y es que, la mente de los santos, cuando ma-
le hundan en la desesperación. De este modo, al no reba- nifiesta en lo exterior sufrir vilezas, se levanta, como un
jar la intención de la mente con ninguna pasión, manifes- príncipe, en los bienes supremos.
tará cuánta es la belleza del superhumeral con el que se
cubre los hombros.
. Al oro, a1 jacinto y a la púrpura, se incorpora una doble
tintura escarlata t pxra qu. .i bien que prodri.r, las virtudes
En cuanto al humeral, se prescribe incluso, con acierto, se realce ante los ojos del
I,uez inteiioipor la caridad; y,
que sea de oro, jacinto y púrpura, dos veces teñido de color todas las virtudes que brillan ante los htmbres, ,n^ráérr^n', "í,
escarlata, 1, de lino fino retorcido t p"ro, dar a entender la di- en la presencia del Juez oculto, la llama del amor interior.
versidad de virtudes que debe brillar en el sacerdote. La c,aridad, porque ama a un tiempo a Dios y al pró¡i-o,
Anté todo, brille de verdad, en el hábito de los sacer- resplandece como con doble tiniura. por conriguí.rr,.,
dotes, el oro, de modo que resplandezca en é1, principal- quien, anhelando la bell eza del creador descuida i, ,r.rr-
mente, la comprensión de la sabiduría. Se añade el jacinto, c.ión a.lo.s prójimos,^o, quien, ocupándose en atender
al pró_
que resplandece con el color dorado, para que todo lo que jimo, lo hace de tal forma qu. pr*liza su amor
a Dios -por-
penetre con su inteligencia no le lleve a buscar ínfimos que en cualquier caso descuida uno de los dos-, flo ,rb.
aplausos, sino que le conduzca al amor de los bienes del tener en el ornamento del superhumeral la doble ,ir,rrr" .r-
cielo; no ocurra que al dejars e atrapar por las alabanzas se carlata.
pierda en él la comprensión misma de la Verdad. Aun cuando la mente tienda a los precepros de la cari-
Al oro y al jacinto se agrega la púrpura. Sin duda, con dad, queda todavía que se mortifique ..r l, .á*. por la
abs-
el fin de que el corazón sacerdotal, al esperar las grandezas tinencia. Por eso, a la doble tinturi escarlata se añade el lino
que predica, reprima e-n sí mismo las sugerencias de los vi- fino retorcido. La belle za nírida del lino nace de la tierra.
cios y se oponga a ellas cgTo con poder regio, de modo
í,Qré designa, pues, con el lino sino la castidad, que bri-
se.
que siempre examine la nobleza de una regeneración inte- lla con la bellez"
rior y defienda, con sus costumbres, el hábito del Reino de {. la pureza corporal? por orro iado, el
lino se une rerorcido a la belle z^ dei superhumeral, sin duda
los Cielos. porque, al castigar la carne con la abstinencia, l^ ír^pl^o)^
Sobre esta nobleza de espíritu se dice por Pedr o: Sin em- conduce al perfecto candor de la pureza. y es qu., ,ü-pr.
bargo,,uosotros sois linaje elegido, sacerdocio real 12. A su vez, que enrre las demás virtudes camina el mérito i. urr, .rrrr.
Juan nos confirma la existencia de esta potestad (potestad, abatid.a, parece que brilla de forma especial el lino rerorci-
sí, pues sometemos los vicios) al decir: Pero a todos los que do del superhumeral.

ll. Cf.2Co6,7. t2. I P 2,9. 13. Jn 1,72. 14. Sal 139,17.


78 Grcgorio Magno Regla pastoral II, .4
/,,

4. Discreto cn cl silcnc'io, útil al bablar dad y estwpidez, ! no pwsieron al descubierto tu iniquidad


para inducirte a la penitenciate.
El pastor dcbc scr discrcto cn cl silencio y útil al hablar, En la Sagrada Escritura, alguna vez, se llama a los pro-
a fin d. qu. no diga lo quc dcl-rc callar, ni calle_ lo qu.e debe fetas "doctores>>, pues, al indicar que es fugaz lo presente,
decir. Pues, así como hablar incautarnentc conduce al error, anuncian lo que ha de suceder. Sin embargo, la Palabra di-
así también un silencio indiscreto deia en el error a quienes vina los refuta de ver falsedades porque cuando temen de-
podían ser instruidos. Ocurre con frecucncia que los Pasto- nunciar los pecados, favorecen en vano a los pecadores pro-
i.s i-prudenres, temiendo perder el aplauso de los hom- rnetiéndoles tranquilidad. Értor no ponen, en absoluto, al
bres, tienen mucho miedo de decir con libertad lo que es descubierto la iniquidad de sus pecados, puesto que callan
rectors. Éstos, conform e a la voz de la Verdad'o' en modo la palabra de imprecación. En verdad, la llave para descu-
alguno sirven ya con el celo que los pastores tienen por la brirla es la palabra de corrección, porque con la increpación
cu"stodia de la greft sino que, al contrario, lo hacen con el se patentiza el pecado, el cual, a menudo, el mismo que lo
de los asalariadót;-p.t.t, al esconderse en su silencio, huyen comete lo ignora. Por eso dijo Pablo: Para que sea capaz
cuando llega el lobo. de exhortar conforme a la sana doctrina y de rebatir a los
El Señór los amonesra -por el profeta diciend o: son pe- que contradicen2o. Por lo mismo se dice por Malaquías: Zos
rros mwdos que no sirzten para ladrartT. Y en otro lugar: No labios del sacerdote custodien la ciencia y busque la Ley en
os elevasteis desde lo adaerso, ni constrwisteis ,tn muro en su boca, Porque es mensajero del Señor de los ejércitos2r. De
d,efensa de la casa de Israel Para qwe .resistierais en la bata- ahí que el Señor amoneste, por medio del profeta Isaías, di-
Itá el día del Señorr8. Elevarse desde lo adverso es ir contra ciendo: Clama, no ceses, alza tu aoz como una trompeta22.
los poderes de cstc n-rundo hablando libremente en defensa Y es que todo aquel que accede al sacerdocio recibe el ofi-
de la grey. Y estar en la batalla el día del Señor es resistir a cio de pregonero, a fin de que él mismo, claro está, marche
los pei,re.sos combaticntcs desde el amor de la justicia. Por clamando antes de la venida del Juez que llega terriblemen-
,rrrü, que el pasror tema decir lo que cs recro ¿qué es sino te. Por tanto, si el sacerdote no sabe predicar, el pregonero
dar la espalda callándose? Por cl contrario, tlpone un mulo rnudo ¿qué voz de clamor habrá de dar? Por esto, el Espí-
para l, .rm de Israel en conrra de los encmigos quien sale ritu Santo se posó sobre los primeros pastores en forma de
,l prro en defensa de la grey. De ahí que, al pecar e.l ¡ye- lcnguas23: porque a los que llena, los hace ininterrumpida-
blo, ,e diga en otro lugar: Tws profetas ztieron pdra' ti false- rnente elocuentes de Sí. También por esto se ordena a Moi-
sés que el sacerdote, al entrar en el tabernáculo, se rodee de
campanillas2a; sin duda t para que entre con voces de predi-
lg. *¿cómo decir que son do?... ¡oh pastor quc buscas tus cación y no ofenda con su silencio cl juicio del Supremo
aquellos qr., te-i.ndo herir a los intereses, no los de Jesucristo!":
que hablan, no sólo no les prepa- Acus'tÍN, Sermo, 46, ll (CCL 41,
ran para las tentaciones inminen- 537).
,.r, iino que hasta les prometen la 16. Cf' Jn 10, 12' 19. Lm 2,14. 22. ls 58, l.
felicidad de este mundo, que Dios 17' Is 56, l0' 20. Tt 1,9. 23. Cf . Hch 2, 3.
no prometió ni al mismo mun- 18' Ez 13, 5' 21. Ml 2,7. 24. Cf . Ex 28, 33.
80 Grcgorio Mdgno Regla pastoral II, 4 gl

Espectador. Irstá cscrit(): Pard quc sc oiga cl sonido cuando dentro de sí diversidad de méritos. por tanto, para
que el
entre y salga ('n t'l stntu,trio cn prcscnc'ia del Señor, y no pasror no se lance a hablar como un incauto,
muera25. Mucrc cl srrccrclotc quc cntra o sale si no se oye
l, ü.rJrá, p*
sí misma, clama a su: discípulos esro que ya hemos
dicho:
su sonido, porquc, al pcnetrar sin cl sonido de la predica- Tened en 'uosotros sal y ttnid paz entrr' ,oiorros2e.
como si
ción, hacc srrlir l¿r ira clcl .lucz. r-rculto contra sí. figuradamente dijera refiriénáose al hábito
del sacerdore:
Por otro l:rdo, muy oportunamcntc, se indica que las "unid granadas a las campanillas, para que, con cauta ob-
campanillas cstán insertas en su vestido. En efecto, iqué otra servancia' se manrenga la unidad i. la fe
por todo t" qu.
cosa dct'rcrnos entender por los vestidos del sacerdote sino 0ecls>>.
sus l-ruer-ras obras? Lo atestigua el profeta que dijo: Tws sa- Se ha de advertir con solícita intencióna los pasrores
cerdotes se 'uistan de la jwsticia26. Las campanillas van pega- c1ue, además de no. predicar cl nral baj.
.á,r."pro,
das a sus vestidos con el fin de que las mismas obras del sa- 'ingún
tampoco anuncien lo recto presuntuosa y desárdenrdr_.rr_
cerdote anuncien también, junto al sonido de la lengua, el ,.. I es que ocurre con f.eiuencia qr. Ír, palabras
camino de la Vida. su fuerza cuando inoportunamenre se quiere ;t;;J;;
a los
Ahora bien, el pastor, cuando se disponga a hablar, atien- corazones de los oyentes con la imprude'cia ^gr^dá,
dJ la locuacil
da a la gran cautela con que lo ha de hacer, no ocurra que, dad. Tal locuacidad deshonra a su mismo auror,
pues igno-
lanzándose desordenadamente a hablar, hiera los corazones que se ha de servir a los fieles para su prove.ho. po.".ro
'i1
de sus fieles con el golpe del error. Atienda también a ella sc dice correcramenre por Moisés: E/ hámb*
que padece
par.a no romper tontamente los lazos de la unidad cuando lluio de semen, será iimundoio. En verdad, la óalijad del
quiera acaso aparecer como un sabio. Por eso dice la Ver- rliscurso
.proferido es semen del pensr-;."io que se pro-
dad: Tened en'uosotros sal y tened Paz entre eosotros2T. Con rlr¡ce en la menre de los fieles; pu.r, cuando
se concibe el
sal se designa la sabiduría de la palabra. Por tanto, quien se scrmón por el oído, se genera el pensamiento
en la mente3r.
esfuerce por hablar sabiamente teng a gran temor, para que l'.r eso, incluso los sablos de esie mundo, lraman al predi-
por su elocuencia no se vaya a alterar la unidad de sus oyen- r'.rc{or egregio osembrador de palabras,,r;.
Se declara in-
tes. De ahí que Pablo dijera: no saber más de lo que con-
'rr-r'do al que sufre flujo de semen, porque dedicado a la
viene saber, sino saber tendiendo a la sobriedad2s. r'.rl,rbrería se deshonra por ella, ya que si la expusiera or-
Por lo mismo, conforme ala Palabra divina, se unen gra-
'1.'adamente podría enfendrar unr prol. d. buá;;;;";;
nadas al vestido del sacerdote. ¿Qué se designa con las gra- en los ,or^tonás de sus oy.rrt.r. por el .orr'r.rrlo,
nadas sino la unidad de la fe? Porque del mismo modo que
'ricrrtos
r r¡.r'do el incauto se desmanda
.omu locuacid"d, d.rrr-,
en una granada, con una sola corteza exterior, se protegen
muchos granos en su interior, así también la unidad de la fe
guarda a muchos pueblos de la Santa Iglesia conteniendo 29. Mc 9,49. que enrra por el oído del interlo_
10. Lv 15,2. cutor, se engendra cn cl que escu_
I l. L,r irnagen de Gregorio cs cha el pensamiento. Esta imagen es
,1, qr',rn cxprcsividad: del misnro Ia que lc pcrrnitc interpreta'r ale-
25. Ex 28,35. 27. Mc 9, 49. ,,,,,,1,,quc por el semen sc conci_
góricamentc cl texto del Levítico.
26. Sal 132,9. 28. Rm 12,3. l', un rrue vo ser, así por la palabra 32. Cf . Hch 17, 18.
82 Gregorio Magno Regla pastoral II, 4-5 83

semen, no para cngendrar, sino Para la inmundicia. Por eso trando.ya los secretos celestiales, examina, sin embargo, el
Pablo, cuando amoncsta a su discípulo sobre la insistencia lccho de lo carnal debido a sus enrrañas de miseri.o.ii". A
de la prcdicación, dijo Tc conjuro en la presencia de Dios y li1, yez, estando elevado, lo levanta a lo invisible, y siendo
de Cristo Jesús, quc ha de juzgar a aivos y muertos, Por su nrisericordioso, inclina la mirada de su corazón a los secre-
ztenida y por su reino: predica la palabra, insta a tiempo y tos.de las. flaqu ezas. Traspasó el cielo con su conremplación,
a destiempo33. Al decir a destiempo, antepuso a tiempo, pues v sin embargo, no menospreció el estrato de las .oir, ."r-
si la inoportunidad ignora ser oportuna, vilmente se des- rr,rles; ya que unido por el lazo de la caridad a lo más alto
truye a sí misma la predicación en la mente de su oyente. a lo más bajo a un mismo tiempo, también en sí mismo
' arrebatado
cs con poder a las alturas por la fuerza del Es-
píritu y, por su piedad con los otroi, él mismo enferma
5. Cercano por la compasión, entregado a la contemplación ccuánimemenre. Por eso dice: ¿Quién enferma que yo no
cnferme? ¿quién se escandaliza que yo no *, obrose-?37. y
El pastor debe ser cercano por la compasión con cada uno cn otro lugar: me bice judío como los judíos38. Evidente-
y destacado sobre todos en la contemplación, para que por rnente, no lo hacía abandonando su fe, sino dilatando su
sus entrañas de piedad asuma las debilidades de los demás ¡ piedad, con el fin de gu€, al tomar la forma de los infieles,
a un tiempo, por la misma altura de su contemplación, pe- i'l mismo aprendiera en sí cómo había que rener misericor-
netre los bienes invisibles apeteciéndolos. De modo que ni clia de los demás y cómo ofrecer a los áemás lo que él hu-
por apetecer los bienes eternos desprecie las debilidades de biera querido que le ofrecieran. Por esro, se dice también:
sus prójimos, ni uniéndose a estas debilidades lo haga de tal si hemos perdido el juicio, ba sido por Dios; si somos sensa-
forma que abandone el deseo de los bienes supremos3a. to.s, lo es por-vosotrosse. Y es que, sabía con la contempla-
Pablo, conducido al Paraíso y sondeando los secretos del ción trascenderse a sí mismo y, a la vez, moderarse .oná.r-
tercer cielo, después de estar suspendido en la contempla- cendiendo con sus oyentes.
ción de lo invisible, vuclvc, sin embargo, al lecho de lo car- Jacob' estando el Señor arriba, sobre la escalera, y la pie-
nal y dispone cómo han de rclacionarsc en la intimidad con- dra ungida abajo, vio a sus ángeles subiendo y bajandooo.
yugal, diciendo: Sin embargo, por razón de la fornicación, Lo cual significa que los buenos predicador., .d.-ái de an-
cada uno tenga su Propia mwjer, y cada wna tenga su proPio lrclar con la contemplación al sehor -Cabeza ya elevada de
marido. El marido devuekta a su mujcr lo que le es debido, l¿ Iglesia-, descienden también por su miseiicordia a los
e igwalmente la mujer al maridors. Y poco después: .l1o os nriembros que están en lo bajo.
defraudéis el uno al otro, a no ser de comun acuerdo Por un Por lo mismo, Moisés enrra y sale con frecuencia del Ta-
tiempo, con el fin de dedicaros a la oración y lwego tornéis bcrnáculo, significando con ello que quien es arrebatado a
a juntaros no sea que os tiente Satanás36. Y es que, pene- I. interior de la conremplación, ei también urgido a lo ex-

33. 2 Tm 4, l-2. 35. 1 Co 7,2-3. 37. 2 Co 1,1,29. 39. 2 Co 5, 13.


34. Cf.2 Co 12, 1.-6. 36. 1, Co 7,5. 38. 1 Co 9,20. 40. Cf. Gn 28, 11-18.
84 Grcgorio Magno Regla pastoral II, 5 85

terior por lrrs fatigas dc los débiles. Por dentro' considera f ran las sacudidas de las tentaciones, puedan recurrir a la
los miitcrios cscrriididor dc Dios, por fuera soPorta las pe- nrente del pastor como al seno de su madre, y el pastor
saclas cargas dc los carnalcs{r. El rnismo Moisés, ante las pueda además lavar, con el consuelo de su palabra y con las
'farbcrnáculo y consula al Señor lágrimas de su oración, aquello que les haya manchado por
dudas, ,..u.r. siernprc al
.i Arca de la Aiiauza. Con ello daba eiemplo a los pas- los sucios impulsos del pecado.
".,,.
rores, para que al discutir por fuera lo que han de disponer, Delante de las puertas del Templo doce bueyes sujetan
lru.l,rm ,i.Ápre a su mente -como si fuera el Tabernáculo- rrn Mar de bronce, esto es, una gran bañera para las purifi-
revolviendo dentro de sí las. páginas de la Sagrada Escri- c¿rciones de los que entrenaa. Estos bueyes, además, mues-
¡ tran al exterior sus rostros, pero ocultan sus partes traseras.
íir^, consulten al Señor, por décirlo así, ante el Arca de la
Alianza aquello que dudan. ¿Qué se designa con los docc bucycs sino cl orden univer-
También la -is-a Verdad, manifestada a nosotros al car- s,rl de los pastores? Pablo dice sobrc ellos, citando la Ley:
gar con nuestra humanidad, permanece en el monte en ora- l{o taparás la boca al buey qwe trillaa5. Podemos reconocer
!i¿" y realizamilagros en las óird"d.ta2. Así ofrecía a los bue- l,rs obras que manifiestan los pastores, pero ignoramos las
,ro, p"r.ores el .rititto de la imitación; de modo que si por .'¡ue qued an para el futuro, en la retribución oculta ante el
l" cónt.-plación apetecen ya los bienes eternos' se unan a .luez severo. Estos pastores, al disponerse condescendientes
los necesiádos .omptttiendo sus enfermedades. Cuando uno .r borrar con paciencia los pecados confesados de sus próji-
se abaja a lo más baio de sus projimos' entonces se eleva ad-
mos, es como si sujetaran la bañera que está ante las puer-
mirablemenre a h -er alta caiidad,ya que si con benignidad t:rs del Templo, indicando que todo el que desee entrar por
desciende a lo inferior, valerosamente reto rna a lo superior' l:r puerta de la eternidad, ha de descubrir sus tentaciones a
Ahora bien, los pastores deben presentarse ante los fie- l:r ment€ del pastor y lavar sus manos, de pensamiento u
les de tal forma que éstos no se avcrgücnccn de mostrarles obra, en la bañera de los bueyes.
sus secretosar; .on .l fin de quc los pcqucñuelos, cuando su-

t.rrnbién por sus presbíteros. En nistración del sacramento y que,


41. Preciosa formulación dc fuc fornr,rndo la práctica de que euanto a penitencia pública o pri- en ningún caso se dudaba del
la vida del pastor: Intus Dei arca- cada uno, p:rr:r la confesión de Pe- t.rda, el principio seguido era éste: poder de la Iglesia para perdonar
na considerat, foris onera carnt- cados secrct()s v ocultos, se esco- .r pecados públicos, penitencia pú- los pecados. Para una exposición
lium portat. gíir un srrccrtlotc v cjecutaba tam- l'lica. Había casos cxcepcionales, más detallada del problcma de la
42. Cf . Lc 6, 12. bién cn privaclo la penitencia que t'r)rno el caso de los clérigos. San penitencia pública y privada, y
se le irnponía. Tal práctica, inicia- ( )rcgorio Magno sólo permitía sobre la absolución sacramental en
43. Aquí Parece que san Grc-
gorio se está refiriendo al sacra- da en Oricntc, pirsó Pronto a Oc- ,rplicar a los clérigos penitencia tiempos de san Gregorio, cf. E.
rn.nto de la penitencia. En la cidcntc. L,n cl siglo v, sc iue gene- [''rivada, nunca la pública. En cual- GoElLl,R, Papsttum und Bussge-
época de san Gregorio (s. vr), la ralizanclo l¿ ct.rstumbrc cle dejar ,¡uier caso, de esta época sabemos walt in spátromiscber und früb-
disciplina penitencial de la Iglesia ordin,rrianlcntc ¿1 los rnonjes la ad- t't)n ceft€Za que la penitencia pri- mittelaberlicher Zeit, Freiburg
fue sustancialmente la misma quc ministracicin clc la pcnitencia. La r.rda ya estaba en uso junto con la 1933.
en los siglos anteriores. Desde fi- administración de la penitencia co- ¡''Llblica, que correspondía al obis- 44.cf. 1P.7,23.
nales del siglo rv sabemos que sc rrespondía al obispo, que actuaba 1'o (o a delegados por él) la admi- 45. 1 Co 9, 9.
86 Grcgorio Magno Regla pastoral II, 5-6 ¡i/

Sucedc con frccLlcncia quc cl ánimo del pastor' conocien- .lc considerar en sí la potestad del orden sino la igualdad dc
do por su cttnclcsccndcncirr las tcntaciones aienas' se siente condición, y no alegrarse de estar al frente de los hombrcs
ren;do. L,l agurr clc la bañcra, con la cual se limpia todo. el sino de servirlesas.
pueblo, t.,,'tbión sc mancha. Al rccibir las impu r.ezas de. lo1 También nuestros antiguos padres recuerdan haber sido,
q.r. ," purificirn, cs como si ella misma perdiera la serenidad r1o reyes de hombres, sino pastores de rebaños. De modo
d. ,u pur"r^. por lo demás, estas cosas no deben asustar al .¡ue al decir el Señor a Noé y a sus hijos: Creced y muhi-
,uuestro temor
prr,or, pues Dios, que lo ha pensado todo sutilmente, aparta ¡tlicaos, y llenad la tierraae, añadió enseguida: y
i. lrs tentacion., .ótt más facilidad a los que más misericor- .1, miedo sea sobre todos los animales de la tierraso. Temor y
diosamente se entregan a combatir las tentaciones ajenas' nriedo que al ordenar que sea sobre los animales de la tie-
r-ra, se prohibe recaiga sobre los hombres. El hombre ade-
lrrntz, por su naturaleza, a los animales salvajes, pero no a
6. Compañero de los qwe bacen el bien, firme frente a los los demás hombres. Por eso mismo, se dice que sea temido
vicios de los Pecadores por los animales y no por los hombres, porque querer ser
tcmido por un igual es ensoberbecerse contra la naturaleza.
El pastor debe ser, por su humildad, compañero de los Y, sin embargo, es necesario que los pastores, cuando des-
q.re hrcen el bien y, al mismo tiempo, ha de permanecer cubran que sus fieles no temen a Dios, sean temidos por ellos,
fir-., por el celo de la justicia, frente a los vicios de los pe- para que los que no temen los juicios divinos, al menos teman
.rdor.i; de modo que no se considere en nada superior a pecar por miedo a los hombres. Los pastores no se han de
los buenos y pu.dr, a su vez, reconocer sin dilación l1 qo-
testad dc su pr.emincncia cuando lo cxijan las culpas de los
cn cste puesto del quc hcrnos dc los (cncontranros rcminiscencias
malhccho..r. Pc-rr tanto, callando su dignidad' debe consi- (l.rr cuenta estrechísima, tenerrros de la Regla de san Benito, c. 64).
derarse igual a los ficlcs quc vivcn rcctamente, y n9 ha de (lLrc distinguir dos cosas: quc No cs la primera vez quc Grego-
temer que se practiqLlcn las lcycs dc la rcctitud con los per- \()nros cristianos y que somos su- rio se refiere a la dignidad del pas-
versos. Y es qu., .o,',-,o rccucrclo hirlrcr dicho en los Libros Pcriores vuestros. El ser cristianos tor para explicar en qué consiste.
Moralesat, eS evidente quc l:r naturalcza ha hecho a todos cs en beneficio nuestro; el ser su- En su época, a la dignidad sacra-
los hombres iguales, Pero, según el clivcrso orden de sus mé- ¡'''criores es en el vuestro": Acus- mental, se había añadido una de
nN, Sermo, 46, 2 (CCL 41, 529- orden social: el pastor (obispo o
ritos, la culpa pospone unos a otros. Esta misma diversidad i.10). sacerdote) poseía ya un status so-
que proc.¿l ¿.t ,ri.io, esrá re gulada por el. juicio divino, a 48. Dignidad y servicio se cial clevado. No cxtraña por ello
fi" i. que unos rijan a orros, pues no- todos pueden per- La que Gregorio se opusiera con
.rbrazan en la figura del pastor.
manece; igualmente firmesaT. Por eso' los Pastores no han ..lisnidad no puede entenderse todas sus fuerzas a ser elevado a
r'()nlo distinta del servicio para el esta dignidad. Negándose a ser
,¡uc cl pastor ha sido elevado; en Obispo de Roma, rehusaba la dig-
csto reside precisamente la digni- nidad social que conllevaba, no cl
46. cf . Mor 2l , 22-24 (ccl- 47. .Nosotros, a quienes el .l.rd del pastor: en haber sido sa- sacramento del orden.
143A, lO82); 26, 44-46 (CCL Señor .nos Puso' Porque T: lo c.rclo de entre los hombrcs, por el 49. Gn 9, 1.

1438, 1291-1302). quiso É1, no por nuestros méritos, \.rcr¿mento del orden, para servir- 50. Gn 9, 2.
88 Gregorio Magno Regla pastoral II, 6 89

ensoberbecer en modo alguno a causa de este temor necesa-


Lo mismo ocurrió a SaúI, QU€ tras el mérito de su hu-
se hinchó de soberbia por el culmen del poder. El
rio, ya que cn él no han de buscar su gloria sino Ia santidad 'rildad,
Señor lo. puso_ al frente por su humildad y lo .epiobó por
de sus fielcs. En esto, es como si dominaran a animales y no
su soberbia. Él mismo ló atestigua al decii' sienio prqrrno
a hombres, porque, claro está, en aquello en que los fieles
¿ tt4S ojos, ¿no te he constituido cabeza de las vibus de Is-
son como bestias deben también ser sometidos por el miedo.
rael?n. Primero se veía pequeño anre sus propios ojos, pero
Sucede muchas veces que el pastor se ensoberbece arro-
lr-rego, afianzándose en su poder temporal, ,ró ,. consiáeró
gantemente pensando que está al frente de los demás. Como
t¿rl. Se consideraba mayor a todos, pues al compararse con
todos están sujetos a su servicio, como sus órdenes se cum-
los demás, tenía más poder que ellos. Y, sin embargo, de
plen prontamente según sus deseos, como los fieles le lle-
rrrodo admirable, cuando para sí era pequcño, fue g.ande ante
nan de alabanzas en aquello que hizo bien y no le repro-
l)ios; mas cuando se creyó grandc, fue pcqueño para Dios5+.
chan lo que hace mal por no tener autoridad, como además
le alaban incluso aquello que debieran reprochar, su ánimo
Y es gu€, sucede a menudo que el alma del pastor, en-
greída por la cantidad de fieles que tiene, se corrompe por
se engríe porque tales cosas se le rinden. Y así, mientras por
l.r.soberbia que engendra la altura del poder. poder éite que
fuera anda rodeado de una gran estima, por dentro está vacío
s,rbe administrar bien quien, manteniendo la cantidad de fie-
de la Verdad. Olvidado de sí, anda disipado en la palabre-
lcs, lucha conrra la soberbia. Gobierna bien el que sabe
ría ajena y llega a creerse tal como lo pintan por fuera y no
cr'rmo mantenerse firme frente a las culpas, gracias a su poder
tal como debiera descubrirse por dentro. Se considera su-
\/, a un tiempo, usa de éste para tratar a los demás como a
perior.en sabiduría.a-aquellos que de forma manifiesta le
iguales. Pues si la mente humana se engríe muchas veces in-
aventa,an en autoridad. Se coloca a sí mismo en cierta altu-
.'luso cuando no se apoya en ningún poder, ¿cuánto más se
ra y rehusa tratar a los demás col'l-lo a iguales, él que está
lrinchará si además se le suma éste? Por tanto, administra
unido a los demás por una misrna condición de natvraleza.
r'()rrectamente el poder quien con gran cuidado sabe tomar
De esta forma, sc asemcja a irqucl clel quc está escrito: Mira
,lc él lo que ayuda y rechazar lo que tient a y,, al mismo tiem-
todo lo elevado, y ól mismo cs ray sobrc todos los hijos de
la soberbia5t. El cual, descandt-, la curnbre extraordinaria y ¡'ro, sabe considerarse con él igual a los demás y anreponer-
despreciando vivir en común con los ángeles, dijo: Pondré 'c a los pecadores por el celo de la retribuciónss.
mi trono hacia el Norte y seré semcjante al Altísimo52. Sin
embargo, mientras por fuera sc lcvantal-ra en el culmen del
poder, en su interior se precipitaba a la fosa de la ignomi- 53. I S 15, 17. 55. "Pertenecéis a una familia
nia debido a ese razonamiento tan espantoso. Sí, el Pastor 54. "[¡ las cosas visibles, y nosorros [los obispos] somos los
l'.r'',r alcanzar lo que está en lo alto administradores de esa misma fami-
que siendo hombre rehusa ser semejante a los hombres se lr.rr quc erguirse; a Dios, sin em- lia; todos perrenecemos a un únicc-r
asemeja al ángel de la apostasía. l'.rr-s., ¿lunquc es lo más alto dc Señor. Lo quc doy no lo doy de mi
rrr1f 1¡, 5g le alcanza no ensalzándo- propia cosecha, sino de la
despcns,r
'.t', sino humillándoseo: AcusrÍN, de Aquel de quien rambién yo r"-
\t't'tLtot 35l, 1 (PL 39, 1536; BAC cibo": A<;usr.ÍN, Sermo, lO1, 4 (pL
51. Jb 41, 25; está hablando 52. Is 14, 13-14; se refiere a
t6t. 174). 38,607; BAC 441, 682_688).
del Leviatán. Lucifer.
90 Grcgorio Md{rut Regla pastoral II, 6

Reconoccrcl'ttos nrás plcrl:llllctltc t¿rl moderaclón Sl exa- Por tanto, la máxima dignidad es bien administrada
minarnos los cjcn-r¡'rlos clc los ¡rrin-rcros Pastores. cuando el que preside domina más sus vicios que a sus her-
pcdro, qu. l...i[-rió clc DiOs cl Primado de la Santa Igle- nranos. Tras corregir a los fieles que pecan, es necesario to-
sia, rehusó [a cxccsiva vcrtcraci(rtl por Partc de Cornelio que rlavía que los que presiden atiendan cuidadosamenre a lo si-
crcía actuar bien al postrarsc humildcmcntc ante é1. Pedro se guiente: por guardar la humildad, deben los pastores reco-
reconoció igual a él al decir: Levántate y no lo bagas, que rlocerse iguales a aquellos que corrigen, / eSto, en la misma
también yo soy hombre56. Sin embargo, manifestó con cuán- nredida que castiguen las culpas con la debida disciplin a ha-
to poder habíá sido puesto al frente de los demás cuando des- ciendo uso de su derecho poresrativo. Aunque muchas
cubrió el pecado de Ananías y Safira57. Con su palab-ra quitó \,cces, también es muy digno que, en nuestro callado pen-
la vida , értor; vida que puso al descubierto escudriñando s;1miento, prefiramos más a aquellos que corregimos que a
con su espíritu. Así, se reconoció el mayor dentro de la tgl.- nosotros mismos. Y es que, nosotros ya castigamos sus vi-
sia contrt lot pecados, lo cual no considcró cuando le rendí- cios con el rigor de la disciplina, pero nadie reprende con
an honor vivamente los hermanos que obraban bien. Aquí, p;rlabras de censura lo que nosotros mismos cometemos. Por
la santidad de vida mereció la comunión en igualdad; allí, el cllo, estamos tanto más obligados ante el Señor, cuanto más
celo de la retribución descubrió el derecho de la potestad. irnpunemente pecamos ante los hombres. Por otro lado,
Pablo mostró no tener conciencia de su preeminencia nuestra disciplina deja a nuestros fieles tanro más libres en
sobre los que obraban bien cuando decía: No es que vaya.- cl juicio divino cuanto aquí no deja sin castigo sus culpas.
mos a dominar vuestra fe, sino que somos colaboradores de Por consiguiente, se debe conservar la humildad en el
vuestro gozo5tr. Y añadió a continuación: pwes estáis firmes corazón y la disciplina en las obras. Pero de tal forma que
en la fr".Como si abiertamente diera a conocer qu9 reve- no vayan a desvanecerse los derechos del cargo por custo-
laba ésto: oNosotros no dominamos sobre vuestra fe por- tliar sin moderación la virtud de la humildad; no sea gu€,
que estáis firmc cn clla, y sabcmos que somos iguales a vo- habiéndose humillado el pastor más de lo conveniente, la
sotros en aquello que estáis firmes". Y es como si ignorase r ida de los fieles no pueda estar sometida bajo el lazo de la
estar al frentc de los hermanos cuando dccía: Nos bicimos .lisciplina. Los pastores, pues, deben mantener por fuera lo
pequeños
^cimos
en medio de vosotroscc. Y en otro lugar: I',los hi- ..1ue recibieron para provecho de los demás, y conservar en
siervos auestros por Crisfot'r. Sin cml'rtrrgo, cuando en- sr-r interior gran temor de ser estimados. Los fieles, por su
contró un pecado que debía scr corrcgiclo, al instante se re- l):1rte, deben descubrir por ciertos signos que se manifies-
conoció magistrado, diciendo: ¿Qwó c¡ucróis, que vaya 4 ao- l:u'l oportunamente, que sus pastores Son humildes, de forma
sotros con el palo?62 ,¡r-re puedan descubrir en ellos lo que deben manrener de su
,rutoridad y lo que han de imitar de su humildad.
Así pues, esfuércense los pastores sin descanso en humi-
ll.ir su autoridad exteriormente, para que no venza a la reflc-
56. Hch 10, 26. 60. I Ts 2, 7.
57. Hch 5, 3-5. 61. 2 Co 4, 5. ritin, ni arrastre al alma a complacerse en sí misma, no sc:l
62. I Co'1, (lLrc no pudiéndola administrar ya con la mente, se apoclcre
58. 2 Co 1,24. 21.
59. 2 Co 1,24. .'le clla el placer de dominar. Por eso, para que el áninro rlcl
92 Grcgorio Magno Regla pastoral II, 6 93

pastor no sc cngría complaciéndose en su poder, se dice acer- ,1. el que cae en el pecado es reconducido con fuerza al es-
tadamente por cl sal'rio: Te han nombrado jefe, no te engrías, t.rdo de justicia gracias a la solicitud pastoral. y un venda-
sino sé entrc los demás como uno de ellos"3. Por lo mismo dijo ic' suelda lo quebrado cuando el pecado es abatido por la
Pedro: No dominando a lo asignado, sino hechos forma del ,lisciplina, a fin de que la herida, si no la coarta la severi-
rebaño,a. También la Verdad, llamándonos a las más altas ..l¿d del casrigo, no lleve a la muerte.
cumbres de la virtud, dice por Sí misma: Sabéis qwe los prín- con frecuencia, la fractura se quiebra más gravemente
cipes de las gentes, las dominan, y los que son grandes ejercen si se venda sin precaución, pues más se .esie.rte si las ven-
su poder en ellos. No será así entre ztosotros, si algwno quiere ,las aprietan inmoderadamente. Por eso, es nccesario que
ser becho grande entre 'uosotros, sea auestro servidor; y quien .rl oprimir con la corrección la herida del pecado en ios
quiera ser el primero, será vuestro esclazto; porque el Hijo del l'icles, se aplique moderadamente la prohibición; de mane-
hombre no ba venido a ser servido sino a serztir65. De ahí que rir que se ejerzan de tal modo los derechos de la discipli-
indique los suplicios que le quedan para después al esclavo na contra los pecadores, que no se pierdan las entraRas de
que se había engreído por el cargo recibido, diciendo Pero si piedad. En verdad, el pasror ha do procurar ser para sus
aquel siervo malo dijera en su corazón: " Mi Señor tarda en l'ieles como una madre por su piedad y como un prdr. po.
venir,, y se pusiera a golpear a sus compañeros, y se pwsiera su disciplina. Y, en ambos casos, prever con solíiita aün-
a comer y a beber con los borrachos; y ztiene el Señor de aquel ción que su severidad no sea rígida, ni su piedad remisa.
siervo, el día que no espera y a k hora qwe ignora, lo sepa- f
)ues, como dijimos en los Libros Mora[es7a, disciplina
-ya
rará y pondrá su suerte entre los bipócvitas66. En verdad, el rnisericordia pierden mucho si no va la una con la otra.
que use el ministerio pastoral para dominar simulando disci-
'l)or tanto, en los pastores debe hallarse,
respecto a sus fie-
plina será justamcnte considerado entre los hipócritas. lcs, tal misericordia que castigue justamente y tal discipli-
Y, sin embargo, a veces se peca más gravemente si con na que repruebe con piedad. Por eso, como enseña la Ver-
los malhechorcs sc procura más igualdad que disciplina. Por .lad7r, el samaritano llevó al que estaba medio muerto a la
eso, el estricto Juez castigó a Elí y a sus hijos con una ri- 1'rosada, y le aplicó vino y óieo a sus heridas, para gue,
gurosa sentencia, porque llcvado dc una falsa piedad no claro está, se cauterizaran por el vino y se calmr., ,, dólot
quiso herir a sus hijos pccadorcs"T. f)e ahí que la palabra ¡ror el óleo. Es necesario que todo el que esté al frente ^óleo
para
divina le diga: Honraste a tus bijos más q.ue a.mí68. Por esto s¿lnar heridas añada al vino el escozor del dolor, y
mismo increpa a los pastorcs, por mcdio del profeta, di- l;1 ternura de la piedad; de modo que por cl vino se "lpuri-
ciendo: Lo que está quebrado no lo soldáis, y lo que está l'ique lo pútrido y, por el ólco se defienda lo qu. i.be
descarriado no lo recogé¿i6e. Se recogc lo descarriado cuan- sanar.
Por c-onsiguiente, dulzura y severidad han de ir juntas,
rrrezclándolas proporcionadamenre paraque ni por la mucha

63. si 32, t. 67.Cf. 1S4,t7-18.


64. 1, P 5,3. 68. 1 S 2,29.
65. Mt 20,25-28. 69. Ez.34,4. 70. Mor 20, 14 (CCL 143A, 71. Cf . Lc 10, 33.
66. Mt 24, 48-51. I 0 12).
94 Gregorio Magno Regla pastoral II, 6-7 (r5

aspereza se exaspe rcn los fieles, ni por la excesiva benigni- ,rnhelan día y noche con la agitación de una menre dcsor-
dad se hagan disolutos. El Arca del Tabernáculo es Para san ,lcnada. cuando hallan un respiro, quízás porque haya clc-
Pablo muy bucn signo dc estoZ2. En ella, a un tiempo' se s.rparecido una oportunidad, se sienten más cansados por su
encuentran junto a las Tablas la vara y el maná. Así tam- ¡nisma quietud. Consideran una satisfacción estar oprimi-
bién, en cl pccho dcl buen pastor, junto a la ciencia de la tl.s por las ocupaciones, y un infortunio el no trabajar en
Sagrada Escritura, han de ir Ia vara del castigo y el_maná de .lsuntos terrenales. Sucede entonces que mientras se alegran
la áulzura. por eso dijo David: Tu ztara y tu ca.yado me so- tlc estar agobiados por vanos esfuerzos mundanos, ignóran
siegantt; la vara nos golp ea y el cayado nos sostiene. Por .rquellos secretos interiores que debieran enseñar a otros. A
trrrto, si se da el castigo con la vara que hiere, debe darse causa de esto, claro está, la vida de los fieles se debilita, por-
también el consuelo con el cayado que sostiene. (lue cuando pretend-en. progresar espiritualmenre, tropiézan
En conclusión, haya amor' Pero que no ablande; haya crl su camrno con el obstáculo que es para ellos el ejemplo
rigor, pero que no exaspere; haya celo, Pero que no se exal- clc su prelado. Y es que, languideciendo la cabeza,.n ,ráno
te sin moderación; haya piedad, Pero que no tenga más con- crecen los miembros; e inútilmenre avanza un ejército para
sideración de la que conviene. Y así, el que está al frente, al cxplorar al enemigo, si se equivoca el mismo guía del ca-
temer con justicía y clemencia estar en la cumbre del mi- rnino. Ninguna exhorración eleva ya la menre de los fieles,
nisterio, pueda cautivar, atemorizando, los corazones de sus ninguna amonestación castiga sus pecados. Porque cuando
fieles, y pueda moderarlos, cautivándolos' Por el respeto que cl pastor de las almas se dedic a a ejercer el oficio de juez
produce el temor. terreno, el cuidado pasroral por la custodia de la grey se de-
bilita. Con ello, los fieles no desean ya alcanzar laluz de la
Verdad, pues, al estar ocupada la mente del pastor en los
7. Atención a lo interior, solicitud por lo exterior .rfanes terrenos, el polvo provocado por el viento de la ten-
tación, ciega los ojos de la Iglesia.
El pastor no debe disminuir su atención a lo interior Por El Redentor del género humano, reprimiendo en noso-
las ocupaciones exteriorcs, ni dcbe abandonar el cuidado de tros la voracidad del vientre, dice contra esto: Atended a
1o e"teiior por la solicitud de lo intcrior; de modo que no uosotros mismos, para que no se os emboten ztuestros cora-
se derrumbe interiormente al entregarsc a lo exterior, ni im- zones en la glotonería y la borracherdT4, añadiendo ense-
pida aquello que por fuera debe a sus prójimos ocupándo- suida: o en las preocwpaciones de esta vida75. E insistiendo,
se sólo en lo interior. agrega más adelante el remor: para que no venga -dijo-
A menudo, algunos, olvidándose de que son prelados en ttQuel día de improviso sobre ,uosotros76. Anuncia, además,
la causa de sus hermanos, Se entregan con todo el esfuerzo cómo será la venida de aquel día, diciendo: como un lazo,
de su corazón a los cuidados seculares: cuando están Pre- pues aendrá sobre todos los qwe habitan la faz de la tierra77.
sentes, se ensoberbecen realizándolos y cuando faltan, los

74. Lc 21,34. 76. rbid.


72. cf . Hb 9, 4. 73. Sal 23,4. 7s. rbid. 77. Lc 21,35.
96 Grcgorio Magno Regla pastoral II, 7 ,)
/

Por eso clicc cn otro sitio: l',ladic puedc sentir a dos se- no sea que la cabeza, doblado el cuerpo, se incline hacia tic-
ñores7s.
rra y tropiecen los pies al avanzar en su caminosr.
por lo rnisrno, Pirlrlo, convcncicndo más que forzando, Si el director de almas está ocupado en los asuntos te-
aparta la mente clc las pcrson¿ls rclig.iosas. del trato con
el rrenos que él mismo debía reprender en los otros ¿cómo
de Dios' se en- puede arrogarse entre los demás el honor de pastor? Por esto,
-trndo, al clccir: Ninguno que milita fiQs a.l q.ue_\ h.a
las
reda en los negocios á, to ói,Jo, para complacer cl Señor amen za con la ira de una justa retribución dicien-
la Iglesia clo por el profeta: El sacerdote será tal como sea el pweblo\2.
alistad,oT'). De ahí que se ordené a los Pastores de
esrar libres de afanes y se les enseñen remedios para go.- Irn efecto, el sacerdote es como el pueblo cuando, debiendo
.lesempeñar un oficio espiritual, se dedica a hacer lo mismo
b..."r, diciendo: Si twztiereis tribwnales P¡ra ¡suntos coti-
d;r;;r:, poned por jueces a los que no representan nada en que los que andan todavía entregados a los afanes carnales.
ta lglisia*. Eé d.ti., que los qr. no están adornados de lrl profeta Jeremías contempló y deploró esto mismo, con
áon!, espiritualcs se d.iiq.t.tt a las tareas terrenas. O dicho sran dolor de su corazón, bajo la imagen de la destrucción
clel templo, cuando dijo: Cómo se ba oscurecido el oro, ca,m-
más claramente: puesto que Son incapaces de escrutar los
misterios íntimos, trabaien al menos por fuera en lo que sea ltiado sw color supremo; las piedras del santuario están es-
parcidas por las esqwinas de todas las plaza.s83. Por oro, que
necesario.
También Jetró, siendo extranjero, reprende a Moisés sobresale sobre los demás metales, ¿qué hay que'entender
c.on un esfuerzo sino la excelencia de la santidad? ¿Qué se expresa con color
-que hablaba".on Dios- pues se ocuPabl sLtpremo sino es la reverencia de la religión, amable para
.,r*o de los asunros terrenos del pueblo. Y le ofrece a con-
tinuación un conseio, para que nombre a otros que diriman todos? ¿Qué se designa con piedras del santwario, sino es a
l:rs personas del orden sagrado? ¿Qué se simboliza con el
i"t pf.i,os en ,u lúgt., y éi mismo, más libre' conozca los
rrrrmbre de plaza.s, sino la anchura de la vida presente? En
mrsterlos esprritualei pa.a instruir a los pueblos'
griego, anchura se dice platos; de ahí que, por su anchura, se
Po. .onriguientc, los ficles deben encargarse de los asun-
llrrmen plazas. La Verdad dice por Sí misma: Ancho y espa-
tos inferiores y los pastores han de meditar los bienes su-
no cioso es el camino que lleva a la perdición\+.
premos, a fin-de que- el que está al frente p^ra Prever
,ruble su mirada atendietrdt al polvo. Los que están al fren-
te son cabeza de los fieles, y p^'^ que los pies puedan .re-
correr rectos caminos debe la iabeza preverlos desde lo alto, 81. No quiere esto decir que están llamados a la misma santidad,
l,ts fieles seglares no deban meditar pero no de la misma forma. Recor-
l,rs bienes supremos de cara a la san- demos que la Iglesia venera como
quc, destinaclos a las ocupaciones ri.lrrd. Lo que se afirma claramente santos a los padres de san Grego-
7g. Lc 16, 13. ('\ clue a los pastorcs (obispos y sa-
Tg.2Tm2,4.Ciprianodcrcligiosas,ntl'pucdcrrapartarsede rio, Gordiano y Silvia, que santa-
los nego- r t'r'dotes) no les toca desempeñar ta- mente vivieron en matrimonio.
Cartago, cr-,mentandn .ir. tcxtc), la Iglcsia y clcclic,rrsc a
afirma: *Y si csta rccomcndación cios dcl sislo?": Epistula l' 1 r('.rs seculares; realizarlas sería pri- Sobre esto mismo, cf. infra III, 4.

más (CCL 38' l-2; BAC 241' 364- a los fieles seglares del don del 82. Os 4, 9.
cstá dicha para toclos,¿cuánto '.rr
implicacio- 365)' r.rccrdocio ministerial que es Prop- 83. Lm 4, 1.
dcben alejirse dc talcs
nes y embarazos profanos, los 80' 1 Co 6' 4' t(t' bomines. Sacerdotes y fieles 84. Mt 7, 13.
98 Grcgorio Magno Regla pastoral II, 7 1).)

Por tanto, cl ()ro sc oscurcce cuando la santidad de vida mos; no sea que la mente del que se ocupa de ellos,
solrrc-
se mancha cor-l obras tcrrcnales. El color supremo se muda cargada y vencida por su peso, s. pre.ipite desde
los cick>s
cuando disminuyc la cstirna dc aquellos sobre los cuales se a lo profundo.
creía llevaban una vida rcligiosa. Pues aquel que después de H?y orros a los que se les encarga el cuidado de la greft
llevar una vida dc santidad sc metc cn obras terrenales, pá- pero desean enrregarse de tal modo"a los asuntos
espirlr;-
lidece ante los ojos humanos, y se olvida su reverencia como l.:, para.su propio provecho, bajo ningún .árr..p,o
si cambiara de color. ¿rtienden los asunros exreriores. lue
b.rpr..irrrdo"fo, ;;;ñ;:
Se dispersan, también, las piedras del santuario en las to los asuntos materiales, no ,o.orr.i las necesidrd.,
d.^ru,
plazas, cuando los que debían dedicarse a los misterios in- fieles. No debe asombra¡ que su- predicación
sea d.rpr..i.-
ternos para adorno de la Iglesia vagan por fuera, en los an- da' pues, al corregir los h.iho, dé lo, pecadores sin
ofrecer
chos caminos de las causas seculares. Para esto, ciertamen- lo necesario para la vida presente, no son escuchados
con
te, fueron hechos piedras del santuario: para aparecer den- agrado. Y es 9ue, la docirina prcdi cada no penetra
tro del Sancta Sanctorwm con vestido de Sumo Sacerdote. rnente del indigenre, si junto a iu ánimo no
e' la
ü ,..o-;.rrJ,
Los ministros de la religión, cuando por el mérito de su vida una mano misericordiosa. La
son incapaces de hacer brotar de los fieles alabanzas a su fácilmente cuando la piedad del ¡emilla de la palab* g.r-ir*
que predi [,^ h,i.;; .; ;l
Redentor, aunque tengan ornamento de Pontífice, no son pecho gy.tte. Por eso, es .,...rrrio que el prlro. ,."
piedras del santuario. Las piedras del santuario yacen dis-
Í.1
capaz de infundir bienes interiores y ,l..tr.
d. la, ;;";;:
persas por las plazas cuando las personas del orden sagra- zas exteriores.
do se entregan a la anchura de sus placeres y se apegan a
los asuntos terrenales.
. lor pasrores deben, además, arder respecro a los afanes
i'teriores de sus fieles, pero de tal
Hry que notar, además, que no se dice que estén dis- -odo que no dejen el
cuidado de sus vidas .., hr ocupaciones .^t..ior.s.'pues,
persos en las plazas, sino en las esquinas de las plazas; por- como ya hemos dicho, el ánimo de la grey se debilita
casi
que incluso cuando se entregan a los asuntos terrenales de- con r.azón para recibir la_predicación, siel'pasto,
d.spr..i"
sean que se les consideren sobrcsalientes para mantenerse, 'rtender ay.udas externas. po. .ro, el primer'prrro, amones-
por la complacencia en sus placeres, en el camino ancho, y t¿1 con solicitud diciendo: A los prrrlítrro,
q* están entre
estar, sin embargo, en las esquinas de las plazas gracias a la itosotros, viztamente os pido, yo copresbítero'y
testigo de los
dignidad de su cargo. sufrimientos de cristo y porúripe'de lo glo,río que
se ba de
Nada impide tampoco que tomemos por piedras del san- manifestar en el k gTey de'Dios
,fu.tw12:'apaceitad que os
twario a las mismas piedras con las cuales estaba construi- cstá encomendada,'s. Él mismo .r.lrre.". íi t" que actnseja
do. Éstas yacen dispersas en las esquinas de las plazas cuan- cs alimento para el corazón o para el cuerpo,
al añadir en-
do los que han recibido las sagradas órdenes, en cuyo mi- scguida: Gobernando no por'fwerza, ,iri
grrrroromentc,
nisterio santo parecía antes encontrarse la gloria, se entre- ;cgún Dios; no por mezquino afán de gananiio,
,ino ,orun-
gan a las obras terrenales movidos por el deseo. A veces se
deben soportar por compasión ciertos asuntos temporales.
Nunca, sin embargo, se han de solicitar por amor a los mis- fl5. tP5,t_2.
100 Gregorio Magno Regla pastoral II, Z-g t0t

tariamente Con cstas palabras advierte fielmente a-lo-s pas-


8('. pues, al surgir inoportunamenter por falta de advertencia,
tores p^ra que al satisfáce r las necesidades de los fieles no es como si crecieran sin nosotros sentirlo. Rectamente sc
se hieran con el aguijón dc la ambición t f para. que al re- prohibe a los sacerdotes raparse la cabe za y dejarse crecer
cuperarse los ficlci gracias a sus_ ayudas .materiales, no se el
.pelo, - ya que los pasto..r, ,u.rque debér, ,.rr.. ciertas
q,.r.d.., ellos ..r ,yrñas de-l pan de la iusticia. Pablo exhor- solicitudes exreriores, no deber, ,ü embargo, dedicarse a
á, ,d.- ás, a esra solicitud pastoral cuando dice: Quien no ellas con vehemencia. De modo que ,ro ,párten de sí to-
se preocupa Por los suyos !, especialmente,-por los de
su cLsa'' talmente los pensamientos crr.ralés de la de fie-
bi ,rntgadó dt k f, y es peor que un infiel87. Por tanto, se "i¿, por sus
le.s, ni.se relajen dejándolos crecer en exceso. eso, se
debe ,.i.r. siempre un santo temor y estar- con atenta vigi- dice bien: se cortarán cuidadosamente el peloeo. Es d;.ir,
lancia, para que al dedicarse al cuidado de lo exterior' no se el cuidado de la solicitud temporal deb. ,.i atendido ,r.,ro
debiliie la atención a lo interior. Y es gue, como ya hemos como sea necesario y, a un tiempo, ser cortado para que
dicho, sucede muchas veces que los coraT.ones de los pas- no crezca inmoderadamente. Los cabellos se conservan en
tores .rrt..grdos incautamente a la solicitud temporal, se en- la cabeza del sa.cerdote para cubrir su piel y se corr an para
frían en el amor interiof, y, sumergidos en los asuntos de no tapar sus ojos, cuando la vida de los cuerpos se pro-
fuera, no remen olvidarse áe haber iecibido como misión la tege. con un
_providente cuidado de lo .*t.rio., qrá ,ro
dirección de almas. resulta impedido gracias a una moderada
Por consiguiente, es necesario que la solicitud exterior corazón. "igilrrr.ia del
en favor de lás fieles se manrenga baio cicrta medida. De
ahí que se diga por el profeta Ezequiel +?t sacerdotes no
,, ,iporán ti ,ibtto, ii dejarAn crecer libremente su ca'- 8. Buscando agradar a Dios y no a los hombres
betti, sino que se cortarán cuidadosamente el pelot'. L9t
qu. .stár, ,í fr..rte son llamados ..sacerdotes>, pue: están Junto a todo lo dicho, es necesario que el pastor esté
p^r^ administrar un mando sagradose. Pues bien, los ca- alerta para.que.no busque, impulsado po, *, prriorr., agra_
,
fellos en la cabeza equivalen a los pensamientos exterio- dar a los homb¡es más qu. r Dios, ii d.r.. que le ,ñ..,
res en la mente. Los q.t. t. producen sobre el cráneo in- rnás a él que a la verdad cuando profundice los bienes in-
sensiblemente designan los cuidados de la vida Presente' teriores movido por el celo y atienda próvidamente las ta-
reas exteriores. No ocurra que pa.eciendo ajeno al mundo
por sus buenas obras, se haga exrraño a su Autor debido a
86. 1 P 5,2. Ezecbielem libri XVI, 13, 44 su amor propio.
87. 1 Tm 5,8. (ccl- 75,658). Quien por las obras buenas que hace desea ardiente-
88. Ez 44, 20. RaParse la ca- 89. Gregorio hace aquí un rncnte que la. Iglesia le ame a él en lugar de a su Redentor,
bcza era signo de luto; dejar cre- juego de palabras cntrc sacerdotes
cs enemigo de éste. El joven por
ccr el cabello era signo de lujuria y sacrum ducatum; sacerdotes -ed1o del cual el .rporo
y barbaric; ninguna de estas cosas namque iure ,¿ocati sunt, qui ut sd-
debía aparecer en el sacerdote. Cf. crum ducatum Praebeant, fidelibus
prLesunt. 90. Ez 44,20.
Jl.nrlNtuct, Commentariorum in
102 Gregorio Magno
Regla pastoral II, g IOJ

transmite regalos es reo de pensamientos adúlteros si con para su provecho. No remen nada
del juicio que ha de venir,
esos regalos busc a agradar a la csposa. y se glorían malvadamente de su
Cuando el amor propio sc apodera de la mente del pas-
p"i;;;porar. Les gusta
hacer libertinamenre ro ilícito y
que ninguno de los fieles le
tor, unas veces le conducc a la blandura y otras a la aspe- contradiga. Al afanarse .tr hrá.i.r
esto callen los demás, él mismo se -ji
reza. La mente del pastor se vuclca por su amor propio a querer que anre
cor,rriérre en testigo que
la blandura cuando no se atreve a corregir a los fieles que va en su conrra' pgrque al no querer
que defiendan i, vl,
pecan para evitar que el amor que éstos le tienen se debili- dad contra sí, .rti d.r.ando qr. l.
,-á , él que a EIla.
te; llegando incluso en ocasiones a alabar con adulaciones También es cierro que no i*y ,rrdi. -],
los errores de los fieles que debiera reprender. Se dice muy lu.
gue nunca peque' Sin embargo, quien dér., "i",
de tal modo
bien por el profeta: Ay de aquellos que cosen almohadillas que se ame más
inrensamenre a la verdaa qi. a
para ponerlas debajo de todo codo, y hacen almohadas Para
é.1""-;;i;re que en favor
ru{: .\^y^.quien escarime álgo . h v..árJ. por
ponerlas debajo de las cabezas de toda edad, para atra.par a eso pedro
recibió de buena gana ra incrépación
las alma.ser. Poner almohadillas bajo todo codo es, cierta-
d. prblo ,,3, y David es-
cuchó humildemente ra .or....ión
de ,, ,.iuai,;i. y;;;;;,
mente, adobar con persuasivas adulaciones las almas que de- los buenos.pastores, al no tener amor
caen de su rectitud y se inclinan al placer de este mundo. propio, consideran
rcomo un obsequio de humildad la palab., i. ir;;;;^;;;;-
Cuando se suprime la aspe reza de la corrección y se ofre- za de sus fieles.
ce la blandura del halago al pecador, al cual para que per- Junto a esto, es necesario que se gobierne con tanto
manezca blandamente en el error ninguna aspereza de con- que los fieles, movid.os por recto, ,..r1i-ienros, arte
tradicción le acusa, es como si se pusiera al abrigo el codo puedan acu-
dir al pasror con liberiad de parabra. liu..rra
y la cabeza de uno que yace con almohadilla y almohada. debe convertir en soberbia, no sea
que no se
que al conceder una des-
Claro, que los pastores que se aman a sí mismo sólo tienen medida libertad de palabrr, ,. pierda
en los fieres la humil-
tal actitud con aquellos que piensan pueden dañar su deseo dad de vida.
de gloria temporal. Es necesario saber también
Sin embargo, se fijan en aquellos que nada les pueden gue los buenos pastores, sin
buscar agradar a los hombres, debe.,
hacer, los oprimen con la aspere za de una rígida mordaci- los prójimos
al amor a la verdad gracias a la dulzura^rr^ri-^
dad, nunca los amonestan con clemencia, sino 9u€, olvi- desear ser amado pá. ellos, ,irro
J.-;; traro. No para
dando toda mansedumbre, los aterran con su derecho de
pr* t *, de ese amor
como un camino por el cual lo, .árazones
dominación. La Palabra divina increpa rectamente a estos se introduzcan en er amor al creador.
d. *, oy;;;;;
pastores por el profeta, diciendo: Vosotros, sin embargo, los
Es .i..tr-.nte difi
cil que se escuche de buena.qr.l, al predicador
habéis dominado con violencia y dwrezae2. Los que se aman amal aunque enseñe cosas subidísimas.
que no se
más a sí que a su Creador se erigen jactanciosamente sobre Por consiguiente' el pastor. debe procurar
sus fieles, atendiendo no a lo que debieran sino a lo que es ,le amen que sus fieles
Io suficie.rr. pr., que le .r*itr.rr, ,i
uur.ando, sin

91. Ez 13, 18. 92. Ez 34,4. 93. Cf. Ga 2, lI. 94.Cf.2512,7.


104 Gregorio Magno
Regla pastoral II, 8-10 t05

embargo, su aÍror por sí mismo; no sea que descubra estar 10. Discreto al corregir
enfrentándosc en la oculta tiranía de su pensamiento a
Aquel a quien lc corrcspondc servir por oficio. Bien lo in- También
sinúa Pablo cuando nos manifiesta lo oculto de su a[án, di- deben
!^v qu€ saber que en algunas ocasiones sc
disimular-prrd.nr.-..rr. los .,ricio's de los fi;i;;;;.;"
ciendo: Como también yo en todo complazco a todoses. Y dando a entend.i q.r. se disimulan. y
en otro lugar: Si todaztía tratase de complacer a los hom- berán tolerar oporrunamenre los vicio,"ri
,rr* veces se de-
bres, no sería siervo de Cristoe6. Por tanto, Pablo complace
á"rrifi.rr", y"árr*
indagar agudamente incluso los o.ultor.
y no complace; porque en aquello que desea complacer, ¿lcusar con suavidad y otras increpar
ü'* habrá q;; r --'
con vehemencia.
busca, no a sí, sino por medio suyo que la Verdad com- efecto,,hay vicios que, .oÁo hemos dicho,
plazca a los hombres. se deben
d.isimular prudeni.-.rrt., p.ro dando
a entend., q.r. ;; d"
simulan; de modo que el pe.ado, ,l d.r.ub.i,
qu. fr, ,;á"
sorprendido pero no corregido, se avergüence de aumentar
9. Distinguiendo los vicios de las ztirtudes pe.cados qug considera en ér calladam;;; ,ol..ráál
tnismo, que ha sido excusado con clem.rr.i, r;i
El pastor también debe saber que los vicios muchas veces por la p..iJrr.i.
del pastol se cor_rija justamenre. con el
mismo disimulo co-
fingen ser virtudes. Y así, bajo el nombre de moderación se rrige el Señor a Judea cuando dice por .i pror.,
disimula la avaricia, y el derroche se oculta bajo la apela- Err, ,Á-
busrcra y de mí no te has acordado,i-"o- ^,
ción de generosidad. Al perdón desordenado se le llama pie-
tríi refrexionado en
tu corazón, porque yo, callando, bagó como
que no ,eos7. Di-
dad y a la ira sin freno se la considera virtud de celo espi- simuló sus pecados y a un tiempo To, ini;.á,
ritual. Se llama eftcaz prontitud a la acción precipitada y de- Ios silenció, sin. embargo, dijo por qué "^que
ro, .ríJu;.*'
'""""'
aunoue
liberación de peso a Ia ardanza en el actuar. Por eso, es ne- Por otro lado, cuando el momento no sea
cesario que el director de almas discierna, con vigilante cui-
oportuno para
se corrüan abiertamente, los vicios claramente
dado, las virtudes de los vicios. De modo que la avaricia no :u.
fiestos se deben tolerar oporrunamenre.
mani-
ocupe su corazón ni se ensob erbezca creyéndose parco en
si se sajan inopor-
tunamente las heridas, se lrritan mucho más,
donaciones. No se gloríe al derrochar abundantemente y ,i lo, -.ai
camentos no se aplican a su tiempo,
es .rriáerrte que pier_
como si fuera misericordiosamente generoso. No conduzca clen su eficacia. Mi.rrtr* se brrá .t
a sus fieles al suplicio eterno perdonando lo que debiera cas- -o-.rrro oportuno
r)ara. corregir a los fieles, la paciencia del pasror se pone
tigar, ni castigue los pecados tan brutalmente que él mismo a
¡trueba bajo el peso de sus p.cador. Po, .io ,. dice rccta-
peque con mayor gravedad. No se anticipe precipitadamen- rnenre por el salmista: Sobri mis espaldas
te, debilitando lo que podía haberse hecho con rectitud y construyeron los
pecadoreses. Y es q-ue, ciertamente, sostenemos sus cargas
gravedad, ni aplace el premio de la obra buena convirtién- sobre nuestras .rprldrr, de ahí gu.9 se
dola en mala.
q.r.¡. d. qr.f"r^i"_
cadores hayan construido sobre'ella. ¡,
.á-o si claramen-

95. 1 Co 10, 33. 96. Ga 1, 10. 97. Is 57,17. 98. Sal 129,3.
Grcgorio Magno
Regla pastoral II, 10 l0/
106
los sostengo como sobre la tierra pero anhelan todavía como premio el h,rl,rgt,
te dijera: oA los quc no puedo corregir' terreno. Los reptiles están pegados con todo su cuerpo a l,r
a una carga sobrc mí>>' tierra y los animales, aun teniendo gran parte de su cuerpo
Sedebcntambiénindagaralgunospecadosqueestá.''''-
-tl elevada sobre ella, se inclinan siempre por su deseo de gula
tilmente ocultos, de fot'na que ptttbt' guiado por ciertas
lo-que.late escondida- a la tierra. Y así, cuando se revuelven en la mente pensa-
señales qu. ,p*...t', dt"9ült 'oáo mientos que nunca se elevan sobre los deseos terrenos es
así, cuando llegue
menre en la -."r. ¿. sus fieles y pueda- como los reptiles que están entre las paredes. De igual
;i ;;-.nto de corregir, conocer lo mayor qor lo pequeno' forma, es como si los animales estuvieran entre las paredes
PorestosedicerectamenrcaEzeq.uiel:Hijodebombre,, cuando, teniendo pensamientos justos u honestos, se dese-
atra'uiesa la pared,'e. Y el mismo ptoitt" ^i,?!'
enseguid^t Y-
allí wna puerta; Y an sin embargo ganancias y honores temporales. Por aqué-
habiendo atra,e:sado la pared, ipareció llos, ya se estaba sobre la tierra, por éstos, se sumen en lo
que éstos
me d,ijo: oEntra y ,ue .lai terriblis abominaciones profundo como por deseo de gula. De ahí que se aiada acer-
hacen abí,. Y eínando zti rcda clase
de reptiles y animales
la Casa de Israel estaban tadamente: Y todos los ídolos de la Casa de Israel estaban
reDupnantes, y-il¿"t llos ídolos de
pintados en la paredro3. Ciertamenre esrá escrito: Y la azta-
designando aquÍ p.or oEze-
;i"";;;;;--r"' ú panedloo'.St está la dureza ricia, que es una esclavitwd de ídolosro4. Se describen los ído-
q"i.f" " l" p..ion, dt los pastores' Por "pared' los después de los animales porque algunos, aunque ya casi
sino abrir la dure-
de los fieles. ni.r',.'"t l' p"td, ¿qué es se levantan de la tierra, se precipitan a ella debido a su des-
za del ,or^róÁ.o" 'gud"t ittdtg"iiotttt? Despuét--dt ^tra- lronesta ambición. Acertadamente se dice: Estaban pintados,
;t;;t prr.d, a Ezeq"uiel le apareció.una Puerta' Y es 9ü€'
cuando la dtrler^ de:'corazón se quiebra,
yt t.t con afano- porque.cuand.o las figuras exteriores atraen interiormente es
es como sr como si se pintara en el corazón todo lo que se piensa al
sas indagaciones ya con oportunas correcclones' reflexionar con falsas imágenes.H^y que notar además que
se presen r^r^- rrrí,, desde la cual se ven los pensa-
pt""'
interioret á aquel a quien - se corrige' Por eso' ¡-rrimero está la abertura de la pared, luego se presena la
mientos puerta y sólo entonces se manifiestan las abominaciones
;;J. Entra y ve las terribles abominaciones que
enseguid a:
para contemplar .las abomi- ocultas. Y es que, ciertamente, primero se presentan exte-
éstos bacen ahírct L,ntra como
exte- riormente los signos de cada pecado, luego la puerta de la
,,r.ion., el que, después de considerar ciertos signos iniquidad descubierta, y sólo entonces aparece todo lo malo
rioresquesemuestran'penetradetalmodoenloscorazo- c¡ue late en el interior.
todos los Pen-
nes de sus fieles que es c apaz de descubrir Hty también pecados que deben ser acusados con sua-
aiada: Y
samientos ilícitos qtt t" tliot hay' De ahí que
',:- vidad, pues, cuando se peca, no por malicia sino sólo por
trando ,i toio ,li* reptiles'y animales repugnantesta2'
d,e
te- isnorancia o debilidad, es necesario atemperar con gran mo-
óot "r.ptiles' se designan'plenamente los pensamientos rlcración la corrección al pecador. Todos estamos sornctidos
rrenos' con "ani-.ltJ" los que ya están un Poco
elevados
.r las debilidades de nuestra corrupción rnicntr¿ls permane-

99. Ez 8,8. 1Ol. Ez 8, 9-10.


lO2. Ez 8, 9-10. 103. Ez 8, 10. 104. Col 3, 5.
100. Ez 8,9-10.
108 Gregorio Magno Regla pastoral II, I0 l0e

cemos en esta carne mortal. Por eso, cada uno deb e juzgar cuando se dice:
por sí mismo con quó miscricordia se debe presentar ante de ti, ?*o ?ara ti un radriilo y ponro derante
y traza en él la ciudad d,e Jerusab;, id. q.rie; .; fi
la debilidad ajcna, no sca que, lanzándose con enardecida gura. el profeta Ezequiel sino d. io,
-rgirtrrdos ? Los san-
tos doctores roman para sí un ladrillo .ürrdo .rpr*
increpación contra la debilidad ajena, parezca que se olvida
.r-.,
de sí. Por esto Pablo amonesta acertadamente, diciendo: Si razón rerreno de sus oyenres con el fin de instruiiles. ponen
fuere sorprendido un bombre en algún delito, aosotros que el ladrillo delante de si porque custodian dicho
,or^rón ,Án
sois espiritwales, instruidle en espíritu de mansedumbre de toda la intención de ru
-.nt.. Se ordena, adem ár, t ,n
tal manera, que considerándote a ti mismo, no seas tentado él la ciudad de Jerusalén porque cuando se p.edica ^r^,
a los co-
tú tambiéntos. Como si claramente dijera: ..Cuando te de- razones terrenos se procura con el mayor
cuidado mostrar
sagrada la debilidad ajena que observas, piensa lo que tú la visión de la paz suprema.
.Sin emb ^igo,.nrd. op"rirrrr_
eres, para que se tempere tu espíritu en el celo de la incre- mente: Y ordenarás contra ella wn orrño, y ,dtfiárá;;r;;
pación al temer también para ti aquello que increpas". ch1ras.,.ya que se reconocería .r y1.9 ra'gíoria de la p^t i^
Otros pecados, sin embargo, deben ser increpados ve- celestial si no se admiriera la cantidad d. i.rrt".iones
qr. .l
hementemente para que el autor, cuando no reconozca su astuto enemigo p"l9 aquí. Los santos predicadores
orá.rr'
culpa, descubra por boca del que increpa su graved ad y para un asedio conrra el ladiillo en el que árú t
la ciudad
9u€, si hay alguno que suavice el mal cometido por la du- de Jerusalén, cuando muestran a l,
-..rt. ^rada
terrena, que desea
reza de la corrección, tema seriamente que ésta misma se va la patria celestial, cuántas dificultades ofrecen los vicios
vuelva contra é1. Es deber del pastor manifestar a sus fieles para alcanzarla durante su vida. pues cuando se
pone al des-
la gloria de la patria celestial con la palabra de su predica- cubierto cómo. cada-pecado acecha a los que progresan
es
ción, exponer cuántas tentaciones del viejo enemigo laten en como si, con la
.palabra del predicador, * oigrn"i zara un
el camino de sus vidas y corregir con gran aspereza, nacida cerco alrededor de la ciudad de
Jerusalén.
del celo, los males que no se deben tolerar con suavidad; de . . El pasror no sólo debe dar a conocer cómo acechan los
modo que no sea tenido por reo de todas las culpas que no vlclos' sino también cómo nos robustecen las virtud.,
q,.r.
se atreve a atacar. Por eso, se dice acertadamente al profeta guardamos' por eso se añade recrarnenre: Edificará,
,i¡n-
Ezequiel: Toma para ti wn ladrillo, y ponlo delante de ti, y cberas. En verdad, el.r_ltrro predicado, .o.rrouye
trincheras
traza en él la ciudad de Jerusal¿nrce . Y añade enseguida: Y cuando p-one de manifi.r,o ,quellas virtudes .á.,
l* qr. ,.
ordenarás contra ella wn asedio, y edificarás trincberas, le- rcsiste a los vicios.
vantarás terraplenes, darás contra ella campamentos y pon- como sucede también que muchas veces, al crecer la vir-
drás arietes a sw alredsf,lrroz. Agregando inmediatamente tud, aumentan los ataquer ie l, tentación, ,. ,g..ga
ahora:
después para su defen sa Toma wna sartén de bierro y coló- I'cvantarás terraplenes, darás contra ella campamenrcs
y pon-
cala como muro entre ti y la ciwdadt)s. ,lrás arietes a su alrededor. Se levanra un tirraplén
.1";"Jo
cl predicador denuncia el peso abrumador de i, ,.n,r.iJ'
(lre crece. se emplaza uncampamento
contra Jerusalén cuan-
105. Ga 6, 1. 107. Ez 4,2-3. ,1. el predicador previene la ,..,. intención ¿.
,u,
106. Ez 4, l. 108. Ez 4,3. ,lc las ocultas y cási incomprensibles asechanzas "r.";;,
del asruro
Gregorio Magno
Regla pastoral II, 10 II I

110

nos da a co- pecadores se abaten en la desesperación. Por eso, es nccc-


enemigo. Instala arietcs a su alrededor cuando sario que el pastor exasperado recurra siempre dentro de sí
,rá.., ia, ,util.zas dc una tentación que nos rodea por
todas
el muro de la virtud' a la penitencia cuando crea haber golpeado la mente de sus
Í-. en esta uiJ, y.atravicsa,. inclusb,
partes
no arde con un espíritu de fieles más de lo debido, para que obtenga por sus lamentos,
Sin embargo, ;i'.1 predicador en presencia de la Verdad, el perdón en aquello que pecó
uno' aunque. explique
combate .onr.r'lo, pét'dos de cada rnovido por el afán de su celo.
i"¿. esto con habilidad, no adquirirá par^ sí absolución al- Esto mismo preveyó el Señor figuradamente por Moisés
o par^ la eternidad. se añada: Toma wna sartén de bie-
guna al decir: Si uno se introduce en la sel'ua con un amigo para
Di ahí que recramenre cortar leña, y se le escapa el hacha de la mano por el árbol y
,ro y ,otócok como muro entre ti y la ciud,a.d' Con
<sartén>>
saha el hierro del mango y le da a sw amigo y lo mata, éste
;i.r;*a el fervor de la mente, .ot od. hierro" la fortale-
sufrir con huirá a una de las ciudades citadas y viairá. No sea que algún
za de Ia corrección. Pues ¿qué enfervoriza y
hace
Dios? Por eso pariente de aquel cuya, sangre fue derramada, arrebatado de
más ardor la mente del doctot que el celo de dolor, le persiga, le dé alcance y acabe con su ztidarro. Vamos
pablo ,. ,brrr"ba con el ardor^ de su sartén cuando decía:
se escandaliza ,rl bosque con un amigo siempre que nos volvemos a consi-
¿úl¿"- ri¡rr*o que yo no enferme? se¿qw.ién dice: colócala como derar las faltas de los fieles. Derribamos árboles, cuando con
que yo no me.abrase?'tan. Rectamente piadosa intención atajamos los vicios de los que pecan. Pero
en el
muro entre t;-; ¡, c,iud,od, ya que quien se enciende se nos va el hacha de la mano cuando corregimos con más
celo de Dios ,. d.fi.nde con fuerte custodia'
no sea que se
aspereza de la necesaria. Salta el hierro del mango cuando las
l" .o.td.n. Por negligente' Se pone yt". sartén de hierro
'férrro;";. el profet a y la ciudad, porque los
palabras de la corrección se exceden en dureza. Y da y mata
como muro ,rl amigo porque con la afrenta mostrada hace morir en su
u., fuátte celo,-pueden.luego
irrior.r, al manifesrar "ho., como si fuera una fuerte trinche- oyente el espíritu de amor. Y así, si la corrección proferida
conservar ese mismo celo
diso- uolpea más de lo debido la mente del corregido, ésta se hunde
ra entre sí y sus oyentes, no_ ocurra que siendo ahora ;rl momento en el odio. Ahora bien, es necesario que quien
lutos en la'.orr..áón, sean luego arrojados al castigo.
ha golpeado el árbol incautamente y ha matado a su próji-
que la.mente del doctor' cuan-
Junto a esto, se debe saber se le esca- rno huya a las tres ciudades, para que viva protegido en una
do se .t"rp.., ,l .o,"gir, es muy difícil que no cle ellas; porque si, entregado en la unidad del sacramento al
menudo que la lengua del
t-;;;decir also indebido. sucede a exageradas
oe
cuando corrige llanto de la penitencia, se refugia en la esperanza y la cari-
t."á*rira con palabras tlad, no será considerado reo del homicidio perpetrado. Y el
mordazm.nr.lo, p..'dá' de los fielés' Y así' cuando lt :o-
de los ¡rariente del fallecido no le matará, pues el estricto Juez, que
rrección se enciende sin moderación, los corazones
sc unió a nosotros al tomar nuestra naturaleza, cuando venga,
no reclam ará Ia responsabilidad de una culpa protegida, por
srr perdón, con la fe, la esperanza y la caridad.
log. 2 Co 11, 29' Este cercanía del Pastor. Aquí sin em-
mismo texto ha sido citado Por bargo, se aduce Para exPresar el
Gregorio en el caPítulo V de esta celo de Dios que en el Pastor
debe haber.
110. Dt 1,9,5-6.
misÁa parte para demostrar la
112 Gregorio Magno Regla pastoral II, 11 IIl

Santa Iglesia? Se manda poner cuatro anillos de oro en los


11. Atento a Ia Sagrada LeY
cuatro ángulos precisamente porque la Iglesia, extendida por
r podrá llevar a cabo debidamente todo 1o que las cuatro partes del mundo, declara estar sostenida por los
El pasto
hemos dicho si, inspirado Por el espíritu de dilección y cuatro Libros del Santo Evangelio. Y se hacen barras de ma-
dera de acacia que se introducen en los anillos para llevar-
remor sagrado, -editt todos los días la -sagrada Escritura
la, porque se han de buscar doctores fuertes y perseveran-
con verdld.ro celo. De modo que las palabras de amones-
tes como barras incorruptibles, de modo que siendo siem-
tación divina restauren en él el vigor de la solicitud Pasto-
.;i y de la providente considerróión de la vida celestial. pre fieles a la enseñanza de los Libros Sagrados, proclamen
Vigár q.r. ,. destruye constantemente en el habitual trato la unidad de la Santa Iglesia y lleven el Arca como intro-
humanollr. Así ,r-bién, el que simpatizando con el mundo ducidos en los anillos.
se conduce a la anrigua vida, se renovará siempre en el 1m91
Llevar el Arca con las barras es llevar la Santa Iglesia
a la patria espiritual gracias al aliento de la comPunción. Y
con la predicación de los buenos doctores a las rudas men-
tes de los infieles. Se ordena también que las barras se cu-
., q.r., el corazó.r t. disipa mucho cuando anda entre pa-
labras humanas. bran de oro, para que los pastores, al hacer vibrar a los que
por tanto, cuando conste sin duda, el pastor que_cae por están entregados al oficio de la predicación no abandonen
sí mismo ante el impulso que produce el ajetreo de las ocu-
el estudio de la Sagrada Escritura. Para esto, pues, se orde-
na que estén siempre las barras en los anillos: para que no
paciones exteriores.debe procurar resurgir .incesantemente
se produzca mnguna tardanza al introducir las barras cuan-
por .1 deseo de instrucción. De ahí que ?ablo amoneste a
lu discípulo y prelado de la greft diciendo: Mientras llego, do la ocasión exija llevar el Arca. Es ignominioso que el
pastor, cuando es requerido por los fieles en algo espiritual,
aplícate a la'liccióntt2. Por lo mismo dijo David: Cuánto
se ponga entonces a esrudiar debiendo ya saber aclarar la
i*o tu Ley, Señor, todo el día es mi meditaciónll3. Y,- por
cuestión. Por tanto, deben introducir las barras en los ani-
eso, el Señár dio órdenes a Moisés sobre el modo de llevar
.l Ár.r, diciendo: Harás cuatro círcwlos de oro que pondrás llos, para que los doctores, meditando siempre en su cora-
en los cuatro ángulos del Arca, y harás u1as barras de ma- zón las Sagradas Palabras, alcen el Arca de la Alianza sin
d,era d.e acacio I lot cubrirás de oro, y lf .meterás por los
demora cuando sea necesario enseñar algo repentinamente.
cwatro círcwlos que están en los ángwlos del Arca, para que
El primer pastor de la Iglesia amonesta correctamente a los
demás pastores, diciendo: Estad siempre preparados para dar
pweda ser llevaáo po, ellas que están en los círcwlos y nu:nc.a
'rr r*,noigan d,e rliotrr4. ¿De qué es figura el Arca sino de la satisfacción a todo el que os pida razón de aquello que en
aosotros es esperanzAtls. Como si claramente dijera: <<no se
retiren nunca las barras de los anillos, para que ninguna de-
111. Afirmaciones de este mejor, nunca el texto sagrado se te mora impida llevar el Arca".
tipo son frecuenres en la Literatu- caiga de las manos, : Epistula 52,7
ra crrsüana pnmitiva. Recordemos (PL 22,533; BAC 530' 473)'
únicamente la exhortación de san 112' I Tm 4' 13'
Jerónimo
'"
a Nepociano: "Lee muy 113' Sal 118,97'
las Divinas Escrituras, o 114' Ex 25, 12-1'5' 115.1P3,15.
-".tudo
Regla pastoral III, I

Tt,nc;nnn Pnnrr, cmiten una melodía armoniosa porque son rocadas con unrr
MINISTERIO DEL PASTOR misma púa, pero no con un mismo tipo de pulsación. por
MODO DE EXHORTAR Y ENSEÑNN A LOS FIELES tanto, un maestro, a fin de edificar a todos en una misma vir-
tud de caridad, debe tocar los corazones de sus oyentes con
la misma doctrina, pero no con la misma y únicaexhortación.

l. Diversos modos de exhortar


De un modo hay que exhortar a los hombres y de orro
a las mujeres2; de un modo a los jóvenes y de orro a los an-
Prólogo cianos; de un modo a los pobres y de orro a los ricos; de un
modo a los alegres y de orro a los tristes; de un modo a los
Ya que hemos expuesto cómo debe ser el pastor, ex- fieles seglares y de orro al clero; de un modo a los siervos
pondremos ahora cómo debe enseñar. Pues, como ya ense- y de otro a los señores; de un modo a los sabios de este
ñó mucho antes que nosotros Gregorio Nacianceno -de ve- rnundo y de orro a los rorpes; de un modo a los impruden-
nerable memoria-, ro es conveniente una misma exhorta- ,:t y de otro a los tímidos; de un modo a los impetuosos y
ción para todos, puesto que no todos están sujetos al mismo cle otro a los cobardes; de un modo a los impacientes y de
modo de vidar. Porque, con frecuencia, lo que aprovecha a otro a los pacienres; de un modo a los bondadosos y de otro
uno, perjudica a otros. Y así, generalmente, las hierbas que ,r los envidiosos; de un modo a los sinceros y de otro a los
alimentan a unos animales causan la muerte a otros; el suave rnentirosos; de un modo a los fuertes y de orro a los débi-
silbido que amansa a los caballos, excita a los cachorros; la les; de un modo a los que viven inocentemente por temor al
medicina que a unos alivia la enfermedad, a otros se la agra- c.astigo y
4. otro a los que no se corrigen ni con casrigos;
vai y el pan que robustece la vida de los fuertes, estropea la cle un modo a los que son muy callados, y de orro a los que
de los recién nacidos. so.n muy charlatanes; de un modo a los perezosos y de oi.o
Por consiguiente, la palabra de un maestro debe adaptar- a los precipitados; de un modo a los mansos y de otro a los
se a la condición de los oyentes, de modo que a cada uno le coléricos; de un modo a los humildes y de orro a los so-
venga bien; ¡ sin embargo, no deje de ejercer el arte de la berbios; de un modo a los testarudos y de orro a los in-
edificación de la comunidad. ¿Qué son las almas atentas de constantes; de un modo a los golosos y de orro a los absti-
los oyentes, sino -por así decir- unas cuerdas de arpa, tensa- nentes; de un modo a los que reparten lo suyo misericor-
das de distinta manera, que el artista toca de modo diferen- cliosament€, r de otro a los que intentan robar lo ajeno; de
te, para que no produzcan sonidos disonantes? Las cuerdas run modo a los que ni se quedan con lo ajeno, ni reparten lo

1. Cf. Oratio ad fugam 15 (BPa 35,45-46). 2. Cf . Mor 30, 13 (CCL 1438, 1499).
116 Grcgorio Magno Regla pastoral III, l-2 |tl
suyo, y de otro ,r los quc rcparten lo que tienen sin renun- rrás difíci.les,
y a ellas las más leves3; de modo que los h.'r_
ciar a robar lo ,rjcno; cle un nrodo a los que viven en dis- l'cs puedan realizar obras grandes, y ellas, e., cr-bio, sc
cordia y dc otro a los quc vivcn en paz; de un modo a los r'onvierran tratando con duliura las á.eas más sencillas.
sembradorcs clc cliscordia y cle otro a los pacificadores; de
un modo a los que no conlprenden bien la Ley santa, y de
otro a los quc la enticndcn, pero la enseñan sin humildad; ll'¡. A los jóvenes y a los ancianos
de un rnodo a los que no predican por humildad, y de otro
a los que se precipitan para predicar; de un modo a los que De un modo hay que exhortar a los jóvenes y de orro
prosperan y de otro a los que fracasan; de un modo a los .r los ancianos. Pues, por lo general, u.r, ,du.rt.i.i,
seria
esposos y. de otro a los célibes; de un modo a los que tie- rlis.pone a. aquéllos. para que avancen, mienrras
que una pe-
nen experiencia de pecados carnales, y de otro a los que no rición cariñosa induce . érto, a obrar mejor. pues, está
es-
la tienen; de un modo a los que deploran los pecados de r'r'ito: No reprendas al más anciano, sino'exbórtati como
a
obra, y de otro a los que deploran sólo los de pensamiento; tu padre+.
de un modo a los que no se abstienen de los pecados que
deploran, / de otro a los que no los deploran cuando se abs-
tienen; de un modo a los que aprueban lo ilícito deliberada- ). A los pobres ya los ricos
mente, y de otro a los que lo condenan pero no lo evitan;
de un modo a los que son vencidos por una concupiscencia De un modo hay que exhortar a los pobres y de orro a
repentin a, y de otro a los que se entregan a la culpa delibe- A los pobtes renemos qr. ofricerles .t ,tirrio ¿.
l,rs ricos.
radamente; de un modo a los que pecan impulsivamente, y .nr consuelo a su tribulación; mientras que a los ricos
de_
de otro a los que lo hacen deliberadamente; de un modo a l''cmos infundirles miedo a su soberbia. É" efecro,
el Señor
los que repetidas veces caen en pequeños pecados, y de otro lc dice al pobre por medio del profeta: No temas
porque no
a los que librándose de estos, alguna vez caen en los graves; t.:' avergonzaráss. Y, más abajo, le dice con
cariñ ó, pábreci_
de un modo a los que ni siquiera comienzan obras buenas, l11, a?tada por los vientos6.'y además, le consuela,
dicien-
y de otro a los que emp ezándolas no las terminan; de un ,lo: Te be recogido en el camino de tu pobrezaT.
modo a los que hacen el mal ocultamente y el bien a la vista
de todos, y de otro a los que actúan al contrario.
Pero ¿de qué sirve haber enumerado toda esta serie de 3. Grcgorio participa de
formas de exhortación, si no las desarrollamos una a una, . ra cómo habrar a los hombres y a ras
t rrrcepción social de su época, fi- mujeres; por eso, podemos'rupo-
con la brevedad que nos sea posible?. ".rlcs del siglo vr. Por tanto, sóro ner que .n época ,ro'r.
( ()'oce mujeres_que
no acostum- hacía probl.-"^qu.li,
d. esta cuestión.
l,r'.rn á trabajar fuera de casa, sino 4. I Tm 5, l.
1,a. A los bombres y a las mwjeres rlr.rc sc dedican habitualmcnre a las
5. Is 54, 4.
l,r('nas del hogar. Por otro lado, 6. Is 54, ll.
De un modo hay que exhortar a los hombres y de otro lr.rv que indicar que él sólo dedi- Z. Is 4g, 10.
a las mujeres. Porque a ellos hay que proponerles las tareas .r cstas breves líneas al tema de
118 Grcgorio Magno Regla pastoral III, 2 I l',

Por el contr¿lrio, lt:rt-rltl lc dice a su discípulo acerca de cl furor de los dementes. Así, cuando se condesciendc con
clulzura, se mitiga la enfermedad.
las riquc z.as: A los ric'os dc cstc mundo mándales que no sean
,obrr^bios, ni pongan su cspcranzT en Io pasajero de sus
ri- No hay que olvidar, por negligencia, que, cuando el m¿rl
cspíritu invadía a SaúI, David tocaba al arpa y calmaba su
quezast. Aqui l-,r"y qu. ,',,-,r,.. qu.e cl maestro de la humil-
rlelirio'0. ¿Q.ré se quiere significar por medio de SaúI, sino
árd, refirióncl.rr. á los ricos, no dijo a su disclpllg <<ruega>'
la soberbia de los poderosos?, y ¿qré, por David, sino la
,iná *orr)a; pctrque si la compasión hacia la debilidad tiene
vida humilde de los santos? Cuando a Saúl le atacaba un es-
qr. ,"r. i,-rn-,i,-,.r-rt., .ro debe sei así la atención a la soberbia.
Éo. ,rr,,o, se 1., ái.. 9u€, en la medida en que se ensober-
píritu inmundo, David templaba su delirio entonando un
canto. Pues, cuando la disposición de los poderosos -por su
É...r, por la altanería d. ,r, pensamientos acerca de los bie-
soberbia- se convierte en delirio, es necesario que se resta-
nes pasa)eros, en esa misma medida, se les manda estricta-
blezca la salud de su alma con palabras amables, como si
*.rri. ,qu.ll" recrirud. De ahí que el Señor les diga en el fr-rera con la suavidad de un arpa.
Evangeliá: ¡Ay de vosotros, los ricos!, que.ya tenéis auestro
Cuando los poderosos de este mundo se resisten, pri-
,onrirloe. Estos, como no saben qué son los gozos eternos'
pre- nrero hay que persuadirles por medio de algunas compara-
se consuelan con la abundancia de los bienes de la vida
crones, como si se tratase de un caso ajeno al suyo. Y así,
sente.
H.y que ofrecer consuelo a los q.ue atormenta el cami- cuando hayan dado a conocer su recto juicio contra este
()tro, entonces hacerles reconocer de modo convincente su
no de i, pobt. za; y hay que infundirles temor a los que
adorna el consuelo'de la gioria remporal; a fin de que los ¡rropio pecado. Y esto, a fin de que su alma, hinchada por
e I poder temporal, no se levante contra quien le corrig e; ya
pobres caigan en la cuenra de que poseen las riquezas que
'^o ,r.rr, y iot ricos sepan que no puede.n tener por siempre (lue, por su propio juicio ha pisado la cabeza de la sober-
las riquáas que ,r..t. Si., embargo, suele.Pasar que, la ttl-
bia, y no puede hacer nada en su defensa, pues a esto le
compromete la sentencia que ha salido de su boca.
lidad moral de la gente afecta a iu actitud personal, cuando
El profeta Natán, fue a denunciar al rey, procurando que
el rico es humild." y el pobre soberbio. De ahí que el len-
pronunciase su juicio en el caso de un pobre contra un
guaje del predicadtr d.ba amoldarse con inmediatez al
ricort; para que, antes que nada, el rey pronunciase su sen-
3yá,., de ial modo, qY. golfiia la soberbia del pobre con
.í -ir-o rigor que no le doblega su misma pobr eza, y ha- tcncia ¡ después, oyera su delito. De modo que no contra-
,.lijese la justa sentencia que él mismo había pronunciado
lague la huáildad del rico con la misma suavidad con que
.rrrtes. El santo varón, considerando al rey como pecador,
él"no se exalta apoyado en su abundancia'
e()n un asombroso orden, Quiso primero atarle con su con-
No obstrr,,., a veces, al rico soberbio también hay que
lcsión -como a un reo audaz- y después, herirle con su acu-
aplacarle con una amable exhortación; pues, frecuentemen-
s:rción. Brevemente, mantuvo en secreto lo que pretendía,
te, las penas y las heridas se arenúan pol medio de un suave
.orrr.r.io, lo -ir-o que por el halago del médico se calma [)cro de repente hirió a quien tenía delante. Pues, si hubie-

9. Lc 6,24. 10. Cf. 1 S 18, 10ss. 11. Cf. 2 S 12, lss.


8. 1 Tm 6, 13.
t20 Crcgorio Magno Regla pastordl III, 2-4 t2l

otros debemos decirles que, en efecto, ciertos vicios están


se querido dcnunciarlc su culpa claramente desde el princi-
1.'rr relación con ciertos temperamentos. Los alegres son pro-
pio'de su discurso, qui7.ás ftat-rría ido más lento; Pero, em-
p.rrttdo por una ..r,r-tprrrción, cxpuso inmediatamente la l)cnsos a la lujuria y los tristes a la ira. Por tanto, cada uno
,lcbe considerar no sólo lo que soporta a causa de su tem-
acusación quc mantcuía cn sccrcto.
Al iguai quc un médico cuando va a operar la herida de l)cramento, sino también los males peores a los que se apro-
\rma; no sea que por no luchar contra cl vicio, caiga cn ó1,
.r., ..rf.i-o, y duda de la paciencia de éste. Esconde el cu-
,rl ceder ante el mal contra el cual se cree inmune.
chillo bajo el'vestido ¡ de repenre, lo saca y l.. g.P.la la he-
rida. De modo que el enfermo sienta que el cuchillo le corta,
antes de verlo; .to t.t que si lo ve antes' no se deie operar'
+. A los fieles seglares y al clero

A y a los tristes De un modo hay quc cxhortar a los ficles seglares y de


3. los alegres
otro 2l cleror6. A los primeros, para que la sumisión no les
,rgobie; a los otros, para que no se ensoberb ezcan en su
De un modo hay que exhortar a los alegres y de otro a
los tristes. A los alegrés hay que Presentarles las Penas que l)uesto superior. A aquéllos, para que cumplan no menos de
Itr que se les manda; a éstos, para que no manden más que
acompañan al castigó't; en cambio a los tristes hay que.ha-
..rl.r^ caer en l" cué.,t, de las alegrías que están Prometidas l. justo. Los fieles, que obedezcan con humildad; los cléri-
ri()s, que prcsidan con moderación.
con el Reino. Los alegres deberían aprender, por la severi-
Así, puede entenderse metafóricamente que se les diga a
dad de las amen azas.,Io q.t. deben temer; y los'confían
tristes de-
l,,s seglares: Hijos, obedeced en todo a ouestros padres en el
berían escuchar los gozoi ¿. los premios que al-
qwe abora \cñor't; en cambio, a los otros les manda: Y los padres no
canzar. A los alegres te les dice: ¡Ay de'uosotros'
reís!, porque lloraréis'r; y los tristes-oigan al mismo Maes- l,ruuoquéis con ira a vuestros hijosts. Los fieles aprendan
,'tirno mantener en orden sus disposiciones interiores ante
,ro q.r. di.., Volveré a 'ueros y s.e alegrará vuestro corazón
l,r ¡nirada del Juez interior; y el clero, cómo ofrecer exte-
y vwestra alegría nadie os la podrá qwitarta'
' Alg.rnos átán alegres o tristes, no Por las circunstancias riormente a sus encomendados el testimonio de una vida
tá.
mismai, sino por el temperamentors. Tanto a unos como a
s.r rt

Sepan los clérigos que si alguna vez hacen algo que está
,rr.rl son responsables de tantas muertes como ejemplos de

12. Por el contexto se deduce conspersio, que suele significar "ac-


que se está refiriendo no a la ale- ción de desparram¿¡"; pero aquí
jría cristiana, sino a un modo ale- tiene el significado de "temPera- 16. Podía haber dicho, si- dos', llamados a prolongar el mi-
mento o carácter"; cf. A. BI-Rtsl,, r',rrrr'ndo el ritmo habitual de antí- nisterio de los apóstoles...), o bien,
[.. (rrp..ficial e irresponsable) de r,.srs,.lgs fieles" I..los clérigos". para significar cada uno de ellos,
io-"rr. la vida cristiana' Dictionnaire Latin-Frangais des Au-
teurs Cbrétiens, Turnhout crnbargo, éstos aparecen casi <p¿1stor/cs>.
13. Lc 6, 25. 1958,
","
r( nrprc nombrados o bien en su 17. Col 3,20.
14. Jn 16, 22.
-Gregorio
208. Vuelve a aparecer con el mismo
término sentido en el capítulo XXXVII.
,,,¡rirrr-lto "el cleroo (los "elegi- 18. Col 3,21.
15. utiliza el
t22 Grcgorio Magno Regla pastoral III, 4 l2]

perdición dieron a sus fielcs. De ahí que sea necesario que el se ha comprometido a cumplir, en su propia conducta, l.
ie guarden de dar ,rrrtitcstimonios, con tanto más cuidado, (lue prescribe a los demás con su palabra.
cuanto que -por los quc clcn- no sólo mueren ellos, sino De ahí que en seguida se añada oporrunamente la cx-
también sc haccn rcsponsablcs dc la muerte de las demás hortación que dice: Haz esto que digo, hijo mío, y queda-
almas a las quc rnatAron con sus malos ejemplos. rás libre, pues bas caído en manos de tu prójimo: coire de-
De mancra quc hay que amonestar: a los fieles, Para que ¡trisa, importuna a tu amigo; no concedas sueño a tus ojos,
al mcnos no sean castigados más severamente si en su con- ,i duerman tus párpados2r. A todo el que está puesto al fren-
ciencia se ven como culpables; y a los clérigos, Para que no tc de los demás para darles ejemplo, hay que exhortarle no
sean juzgados por los errores de los fieles, aunque ellos se stilo a que él mismo se cuide, sino también a que importu-
encuentren ya seguros. A los primeros; para que vivan tanto nc a su prójimo. No es suficiente que se cuide é1, viviendo
más pendientes de sí mismos, cuanto más libres están de srlntamente, si no despierta de la rcrpeza del pecado a aquel
atender a los demás; y los otros, para que lleven a cabo su .r quien preside. Se le dice con razón: No concedas sueño a
solicitud por los demás, sin olvidar cuidarse también a sí tus ojos, ni duerman tus párpados22. Conceder sueño a los
mismos. De este modo sean tan fervorosos en el cuidado de ,,jos significa que, una vez cesada la atención, se desentien-
sí mismos, que nunca descuiden lo más mínimo atender a ..lc uno totalmente de sus fieles. Duermen los párpados cuan-
los que se les ha encomendado. Pues, al que no se tabaia tlo nuestros pensamientos, oprimidos por la pereza, hacen
a sí mismo, se le dice: Vete donde la bormiga, perezoso, con- l¡ vista gorda a lo que saben que tienen que decir a los fie-
sidera sus caminos y aprenderás sabidwríAte. En cambio, al les. Estar dormido profundamente es no conocer ni corre-
otro se le amonesta, cuando se dice: Hijo mío, si has salido gir las acciones de los que le han sido encomendados. No
('star dormido, sino desentendido, es saber lo que hay quc
fiador de tu amigo, si has ligado tu mano con un extraño,
si te bas comprometido por las palabras de tw boca y Por rcprender ¡ sin embargo, no enmendarles -por desidia- con
ellas te has dejado prender2c. Salir fiador del próiimo signi- l.rS rner€cidas amonestaciones. Y, descuidarlos, se apodc-
fica cargar con el alma de otro obligándose a salvarla. Su r',r de los ojos un sueño total que, "l de ordinario, cuando cl
mano queda ligada con un extraño, Porque el alma queda (lLre preside no ataja el mal que conoce, por su ncgligencia,
obligada a soportar la c^rga de una resPonsabilidad que llcga incluso a ignorar los pecados de sus fieles.
antes no tenía. Y comprometerse por las palabras de su boca, Así pues,h^y que exhortar a los que presiden, para quc
'irando su alrededor rengan los ojos despiertor por dór,-
dejándose prender por ellas, significa que, cuando piense dar a
buenos consejos a sus fieles, antes, es necesario que él mismo tr'o y por fuera; y procuren hacerse como los animales clcl
viva lo que ha dicho. Por tanto, se compromete Por las pa- .'iclo23, que son presentados y descritos como llenos de ojos
labras de su boca, cuando por exigencia de la recta raz6n, lr,rr dentro y por fuera2+. Es necesario que todos los t¡trc
se reprimepara que el camino de su vida no se desvíe a otro ¡''r'esiden tengan ojos por dentro y por fuera; puesro quc clc-
que no sea el de su enseñanza. En presencia del Juez justo,

21. Pr 6,3-4. 23. Cf . Ez l, ltl; lO, 12.


19. Pr 6,6. 20. Pr 6, l-2. 22. Pr 6,3-4. 24. Cf . Ap 4, 6.
124 Gregorio Magno Regla pastoral III, 4-t l.l5

nerse de criticar, aunque sea débilmente, ciertos exccsos clc


sean agradar en sí mismo al Juez interior, Pre-sentando al ex-
sus pastores, es como si cortaran sigilosamente el borde clc
rerior ij.-plos de vida, dcbcrían descubrir lo que hay que
sus mantos. Mientras tiran por tierra la dignidad del pastor,
corregir a los demás.
y a los fielcs hay que exhortarles para que no juzguen sin daño y ocultamente, es como si cortaran la vestidura su-
pe.rior del rey. Sin embargo, reflexionan y se reprenden a sí
temerariarnentc l, uídn^de sus Pastores' si ven que éstos tal
mismos muy severamente, aun por la palabra más leve con
vez actúan reprensiblement.. i). modo que no hablen de
que han murmurado contra ellos. Por eso, también está es-
sus defcctos, aun con buena intención; no sea que, Por eso
mismo, caigan en males mayores, a causa de la precipitación
crito allí, sabiamente: Después de esto, a Daztid le latía su
corazón fuertemente, porque cortó el borde del manto de
de su soberbia.
Hry que exhortarles a que, cuando consideren las faltas Saú126.

de sus'prrror.r, Do sean tan mordaces contra ellos; antes No herir la conducta de los pastores con la es-
se debe
pada de la lengua; aun cuando se juzgue, con buena inten-
bien, si algunas cosas de ellos son demasiado malas, sePan
juzg'ar..t ,., interior, de tal modg que, movidos por el temor ción, que deben ser reprendidos. Y si, algunayez,la lengua
resbala criticándoles aun en lo más mínimo, es necesario que
i. bior, no rechacen obedecerles con reverencia. cI corazón sea dominado por medio de una fuerte peniten-
Esto se aclara más si recordamos lo que hizo David25.
cia. Debería reflexionar sobre sí mismo ¡ después de haber
Cuando SaúI, su perseguidor, entró en la cueva a evacuar su
O.i'id con sus hombres. Étte ya hacía ialtado a la dignidad de un pastor, tema mucho el juicio de
vienrre, estaba
"tii
mucho tiempo que aguanraba aquella persecución. Sus hom-
Aquel que le ha puesto como pastor. Pues, cuando faltamos
contra los pastores, nos oponemos a Aquel que nos los da
bres le habían itr.itJo par^ q.r. hiti.se a Saúl; pero él los
para que vayan delante. Por eso mismo, también Moisés,
reprendió, diciéndoles que no debía levantar su mano con-
cuando supo que el pueblo había murmurado contra él y
trá .1 ungido del Señoi. No obstante, se levantó sigilosa-
contra Aarón, dijo: Pwes, ¿qué somos nosoÚos? No van con-
mente y L .ot,ó el borde del manto. ¿A quién representa
tra nosotros vwestras murmuraciones, sino contTa el Señor27.
Saúl sino a los malos pasrores? y ¿a quién David sino a los
buenos fieles? Que Szul euacue-su vientre significa que los
malos pastores e*tienden la maldad concebida en su cora-
5. A los sierztos y a los señores
zón haita obras de mal olor, mostrando en sus actos exter-
nos el mal que hay en sus Pensamientos'
David temió herirle, poiqu. los corazones piadosos de De un modo hay que exhortar a los siervos y de otro a
los fieles, absteniéndose áe todo pecado de murmuración,
los señores. A los siervos, por supuesto t pa.Ía que vean siem-
pre en sí mismos la humildad de su condición; en cambio,
no hieren, con una lengua que es como espada, la vida de
,r los señores, para que no se olviden de su propia natura-
sus pasrores, aun cuaná" lor atrapen en alguna imperfec-
lcza, por la que han sido creados iguales a los siervos.
ción. Y si esros fieles, apenas pueden, por flaqueza, abste-

25. Cf. 1 S 24, 4ss.


26. I S 24,6. 27. Ex 16, 8.
126 Gragorio Magno Regla pastoral III, 5-6 l)/

Hry que exho rt"ar a los sicrvospara que_-no desprecien ce¡les saber que deben prescindir de saber lo quc sa[-rc.; r,
¿r los torpes, que deben desear saber lo que ignoran. Lo p'i-
a los ,éñoi.t, ni ofcndan ¿r Dios por su orgullosa oposición
a lo que Ét hr dispucsto. Y hay que amonestar a los seño- rnero que hay que eliminar en los sabios es que se crean quc
.., ..r"ndo no rccon()zcan quc la naturaleza de aquellos a son sabios; y a los rorpes, hay que formarlos en lo quc sc
los que por la circuustancia mantienen como siervos, es igual conoce de la sabiduría divina; pues, ya que no se ensobcr-
a lr'rrya; porque por culpa dc sus riquezas se ensoberbe- becen, sus corazones están bien preparados para recibir esta
cen contra Dios. formación.
A los siervos hay que decirles que sepan ser verdaderos En los sabios, hay que trabajar para que se hagan más
siervos de sus señores; y a los señores, que caigan en la- cuen- sabiamente necios, abandonen la sabiduría tonta y apretrdarl
ta de que ellos son <co-siervos> de sus siervos. De hecho, lir sabia necedad de Dios. En cambio, a los torper, hry qr.
se les dice: Sierrtos, obedeced a awestros señores de este predicarles para que pasen más pronram.nt. á. lo que se
mwnd.o2n. Y de nuevo: Todos los que estén como sierztos bajo considera necedad a la verdadera sabiduría. A los primeros
el yugo de la seraidwmbre, consideren a. sus señores como sc les dice: Si algwno entre ztosotros se cree sabió en este
d;g";, de honor2e. En cambio, a los señores se les dice: Y a mundo, bágase necio, para que sea sabioir. Y a los otros: l/o
pisotros, señores, obrad de la misma manera con ellos, dt- ltay mwcbos sabios según la carne32. Y de nuevo: Ha esco-
jand.o a un lado las amenAzAs, sabiendo qwe está en los cie- gido Dios a lo necio del mundo para confundir a lo sabio33.
los vwestro Señor y el de ellos3o. Lo sabios, normalmente, se convierten por argumentos
r'¿rcionales. Los torpes, sin embargo, se convierten mejor por
I.s buenos testimonios. A aquéllos, más les aprovecha ,rá.r.
6. A los sabios de este mundo y a los torPes r''cncidos en sus razonamientos; mientras que a éstos, les
lr:rst2 con que alguna vez cono zcan las acciones encomia-
De un modo hay que exhortar a los sabios r.gútt .tte bles de alguien.
mundo, y de otro r t"r rorpes. A los sabios hay que ha- Por eso, el gran maesrro decía: Soy deudor de sabios y
,lc ignorantes3a, cuando exhortaba a algunos sabios hebreos
v también a algunos más lentos en comprender, acerca del
2g. col 3, 22. beración. Grcgorio, al dcfender la eumplimiento del Antiguo Testamento, superando con su
2g. I Trn 6, l. igualdad de todos los hombres .rrgumentación la sabiduría de aquellos sabios, al decirles:
30. Ef 6, 9. En tiempos de (aequaliter conditi, aequales. per
l.o qwe está anticwado y ztiejo está a punto de cesar35. pero
Grcgorio, los esclavos ,eg.rían naturae consortium), es sólo here-
vcía que a algunos sólo les podía atraer con ejemplos, y en-
,i.náo la columna vertebral de la dero de una tradición que se re-
economía, agrícola e industrial, monta al mismo Jesucristo. l"l" t()nces añadió en la misma cartai Los santos soportaron bwr-
del mundo ,ó-"no. Tan-rbién tra- una visión sir-rtética del papel de
bajaban las tierras pertenccientcs la Iglesia en la cucstión social de
P"t.in-tonio de la lglesia. Ahora los primeros siglos dc nuestra cra,
"l
bien, dcsdc sus orígc,res, la Igle- cf. H. Jt,t>tN, Manual de Historia 31. Co 3, 18. 34. Rm 1,74.
sia inculcó el .erpcto a los cscla- de la lglesia, II, Barcelona 1980, 32. Co 1,26. 35. Hb 8, 13.
vos y facilitó en lo posiblc su li- 547-574' 13. Co 3,27.
128 Gregorio Magno Regla pastoral III, 6-B 129

las y azotes, y hasta cadenas y prisiones; son apedreados, tor- ¿Así de insensatos. sois que comenzando por el espíritu ter-
turados, mutilados, mucrtos a espada36. Y de nuevo: Acor- mináis abora en la carne?at. Sin .-br.gá, las culpas
de los
daos de aucstros dirigentcs, que os anunciaron la palabra de tímidos las reprende como compadeciJndose de ellos:
Me
Dios y contcrnplando el l-inal da su vida aquí, imitad su fe37. alegré mucho en el S.eñor, porqr) ya al
fin haya" ft"rrriúá
Así, el r¿lzonilnricntt> victorioso convierte a los sabios, y la 'uuestros buenos sentimientos para'ror*igo,
,o'*o yo lo, tr-
influcr-rcia clc un l-rucn testinronio levanta a los torpes hasta níais;.sólo que estabais. ocupa'dosa2. o. .it.
prro J.
los bicr-res nr¿ís clcv¿rc1os. manifiesto las culpas de loi imprudenres con-odojuna firme in-
crepació n,, y advirtió la negligencia de los tímidos
con un
lcnguaje más suave.
7. A los imprudentes y a los tímidos

De un modo hay que exhortar a los imprudentes y de 8. A los insoleües y a los cobardes
otro a los tímidos. Los primeros, por su vicio de impru-
dencia, no se contienen si no es por una firme increpación; De un modo hay que exhortar a los insolentes y de
y los otros, se disponen para lo mejor con una modesta ex- otro a los cobardes. Pues, aquéllos, mientras presumen
hortación. Los imprudentes no saben que obran mal hasta r'ucho de sí mismos, derp.ecün a los demás; y értor,
que muchos les increpan; mientras que a los tímidos suele scr demasiado conscientes de su flaqueza suelen
,l
caer." .r
ser suficiente para su conversión quc el maestro les haga re- tlesaliento.
cordar sus errores con suavidad. Los insolentes estiman muchísimo todo lo que hacen,
Al imprudente se le corrige mejor si se le reprende di-
rectamente. Al tímido se le convence más provechosamen- 'rientras
hacen
9r. los .otros piensan convencidos qr. lo qu;
despreciable y, por eso mismo, caen en el desáni-
_es
te si se le habla dc aquello que se le reprende como inci- r'o. Hay que discutir con los insolenres por medio de su-
dentalmente. De hccho el Señor claramente increpó la im- tilcs argumentos' para que comprendan qu. d.rrgradan-a
prudencia del pueblo juclío, dicicndo Tu tenías rostro de l)ios en aquello en_ que se ag.adan a rí
mwjer meretriz, no quisiste avergonzarte". Y, por otro lado, -is-os. Les corre-
ilmos mejor cuando les mostramos que, lo que creen que
reanima al pueblo tírnido, al decirle: De la confwsión de tu lricieron bien, está mal; a fin de que, en lo que creen
con-
mocedad te olvidarás, 1, los oprobios de tu viwdez no recor- tcguir la gloria, encuenrren una p.ou..ho* io.rfrsión.
darás, porque el qwe te hizo te poseerá3". También Pablo in-
Al-
glrnas veces, cuando no se dan cuenta
en absoluto de que
crepa claramente a los gálatas que obran descaradamente: lr,rn caído en el vicio de la insolencia, llegan
antes a corre-
¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó?|a. Y de nuevo: qirse si indirecramenre se les presenra
.r.r, Jrlp a ajenamucho
rrrís grave. Así, puesto que eso no pued.tr rproúarlo,
reco-
r()cen que sostienen sin razón lo que defienden.
36. Hb tt, 36-37. 39. Is 54,4.
37. Hb 13, 7. 40. G¿r 3, l.
38. Jr 3, 3. 41. Ga 3, 3. a2. Flp 4, I O.
130 Gregorio Magno Regla pastoral III, 8-9 t.lt

Pablo, cuando vio que los corintios estaban enaltecidos debilidad, diciéndoles: Debemos dar gracias a Dios en todo
por la insolencia, en contra unos de otros, de tal modo que tiempo Poruosotros, berma.nos, como es jwsto, porque TJues-
,no r. decía de Pablo, otro de Apolo' otro de Cefas' otro tra fe progresd mwcbo, y abunda la mwtua ,o'ridoi de todos
de Cristoas, declaró abiertamente el pecado de incesto que y cada uno de 'uosotros; hasta tal punto que nosotros mismos
entre ellos se había cometido y aún no se había corregido, nos gloriamos de ,uosotros en las iglesiai de Dios, por ,rues-
diciéndoles: llo se oye bablar entre vosotros de otra cosa más tra paciencia y ftot.
que de inmoralidad, y una inmoralidad tal, que no se da ni También Pablo, despu-és de pronunciar las palabras que
entre los gentiles, basta el pwnto de que wno de aosotros vhte lralagaban sus vidas, añade: os rogamos, brrrionor, poi lo
con la mwjer de sw padre. Y ¡vosotros andáis tan hincbados! aenida de nuestro Señor Jesucristo,-y nuestra rewnión'en É1,
Y no babéis becho más bien duelo para que fuese expwlsa- que no os dejéis alterar tan fácilmente en ,uuestros ánimos,
do de entre vosotros qwien bizo tal accióna+. En otras pala- ni os amedrentéis ni por algún espíritu, ni por algwna pala-
bras: ..¿por qué en vuestra insolencia decís que sois de éste bra, ni por alguna carta present)da como nuestrt, como si
o de aquel, cuando demostráis en vuestra negligencia que os instasen que está presente el día del Señora|.
no sois de ninguno?". como verdadero maestro, hizo que primero oyeran en
Por el contrario, a los cobardes les hacemos entrar más su elogio lo que debían recordar
¡ d.rp"és, en ,u .rhorta-
fácilmente en el camino del bien, si les referimos indirecta- ción, lo que debían hacer. De modo qr. el elogio primero
mente algunas obras buenas que hayan hecho. Corrigiendo les robusteciera el corazón y no le domin Ií -ridrd d.
y desaprobando unas, alabando y aprobando otras' se palia la que habló después. Y aunquc él sabía^t^ que estaban in-
su sensibilidad por el elogio que han oído; aunque su falta quietos por la sospecha de un fin cercano, ,rb los reprendió
sea reprendida con una suave exhortación. Pues, general- por haberse inquietado, sino que, como ignorando dicha in-
mente, nosotros conseguimos un progreso mejor con ellos, quietud, les prohibió inquierarse de ahoá en adelante. Así,
si les hablamos también de sus buenas acciones. Si hicieron ¿l sentirse conocidos por el predicador mediante aqr.llá
algunas desordenadas, corrijámoslas, desaprobando que en suave exhortación, se consideran más dignos de reprensión
adela.tte se lleguen a cometer. El elogio que les hacemos les cuanto más temen ser conocidos por é1.
estimulará su celo por lo que aprobamos, I la exhortación
amable será más eficaz, en los cobardes, contra lo que re-
prendemos. 9. A los impacientes y a los pacientes
El mismo Pablo, al enterarse que los tesalonicenses, que
permanecían fieles a la predicación recibida, estaban turba- De un modo ha_y que hablar a los impacienres y de otro
dos por la cobardía, pues creían que el fin del mundo esta- .r.los pacientes. A los primeros hay que d.ci.l.,
i.r. si se
rriegan a refrenar sus ímpetus, se verán arrastrado, , ot.o,
ba muy cerca, los alaba primero por la foraleza que ve en
ellos ¡ después, exhortándolos con prudencia, robustece su rruchos abismos de maldad que no desean. porque, cierta-

44. I Co 5, l-2. 45. 2 Ts 1, 3-4. 46. 2 Ts 2, l-2.


132 Gregorio Magno Regla pastoral III, 9 113

mente, la impetuosidad empuia al. pe.nsamiento a donde


no sean conocidas sus buenas obras interiores por el vicio de
sin saber qué la ostentación. Por el contrario, el arrogante, prefiere pre-
Ñ;. ü uotuntad; y ésta, pertutbl sólo
da, acrúa
después de darse cuenta sumir de buenas acciones, aunque sean falsas; de tal modo
está haciendo, lamentándose
que no puede sufrir la más mínima contrariedad. De ahí que
-- lo que ha hecho. también a los impacientes 9u€, cuando
de
cuando se pierde la paciencia, también se estropean las
Hü que decirles demás obras buenas que se hayan hecho.
actúan
andan p.é.ipit"dos bajo el impulso de sus pasiones'
como ,i f.r.r.n otros distintos a ellos mismos, y aPenas re- Sabiamente se manda a Ezequiel que abra una fosa en el
altar de Dios, para que en ella se guarden los holocaustos
.árro..., el mal que han hecho. Cuando no resisten su Pe.r-
;;ú;l¿n, desfiglrr' el bien que con la mente serena p"qí- todo
colocados sobre el altarso. Porque si en el altar no hubiera
una fosat', el viento esparciría toda la ofrenda que hubiera
an haber h..ho;"y por un i-pulso rep€ntino destruyen
1o q.r. habían .otrtr.tido .o" gtlt ttft"t'o'
durante mucho allí. ¿Q.ré entendemos por el altar de Dios, sino el alma del
justo, que pone ante los ojos de Dios todas las buenas ac-
;i.ñ;. po, .l vicio de la impáciencia se pierde Ia virtud de
ciones que ha realizado, como un sacrificio? Y ¿qué signi-
lr.rridrd, que es la misma madre-y protectora de las vir-
Por tanto' fica la fosa del altar, sino la paciencia de los buenos gu€,
tudes. Pues, está escrito: La caridad es pacienteaT.
it"y nada de caridad' humillando el alma para soportar las adversidades, la mues-
.,rr"¿" no hay nada de paciencia, "o
por otra parre, .ste ,ricio de 1a impaciencia, también di- tran como si fuese una fosa colocada en lo bajo? Por tanto)
que se haga una fosa en el altar para que el viento no dis-
,ip, l" doctrina, que susrenta a las ,rirtudes. Como dicep4-1a
Eicritura; La docirina de wn bombre se conoce por su perse la ofrenda colocada sobrc é1, significa que el alma de
cienciaas. consiguientemente, uno demuestra
ser menos los elegidos conserve la paciencia para que, cuando sea agi-
En verdad, tada por el viento de la impaciencia, no pierda el bien que
Jo.ro en la -.dld, en que es más impaciente.
había realizado.
;"ga. impartir la enseña nza de lo con
;;; que es bueno, si
ecuanimidad Acertadamente se prescribe que esta fosa tenga un codo
en su propla ,rida no sabe cómo soportar
de anchott; porque si no falta la paciencia se conserva la me-
los males ajenos.
También el vicio de la impaciencia suele trasPasar el alma dida de la unidad. Por lo que dijo Pablo: Aywdaos mutua-
no mente a lleztaruuestras cargas, y así cumpliréis la ley de Cris-
.ort .l pecado de la ,.,og""ia' Porq.ue'. cuando alguien
que
,oporr, ser despreciado en este mundo, intenta mostrar
llega hasta
tiene buenas ..rrlidrdes; y así, por su rmpactencia'
l^ y, ya que no pu.de soportar el desprecio, s.e
50. Cf. Ez 43, 13. metro o el pie en los sistemas mo-
^rrog^ncia. sí mismo de mani- 51. Esta.fosa'es un hueco o
gio.i" E. l" orr.árr.ión, poniéndose a dernos de medida. Gregorio apro-
fiesto. por eso, está escriá: Es mejor el paciente. que
el so- cavidad, de un codo por un codo vccha cste sentido para afirmar
mal, antes que clc ancha, que había en el altar, que, así como el codo cs la unidad
berbto+e. El pr.i.rrr. prefiere sufrir cualquier
l)ara quc el viento no csparciera las patrón entre las diversas medidas,
.rfrendas, según Ez 43,73. así también la paciencia es el cle-
52. Cf . Ez 43,14. Un codo es mento patrón y unificador de
49. Qo 7, l.r medida patrón entre los hebre- todas las virtudes. Cf. también
47. I Co 13, +. 8.
()s, de la misma forma que el
48. Pr 19, 11. Hm Ez II,9, 14 (SC 360, 457).
134 Gregorio Magno Regla pastoral III, 9 I l5

to53.Laley de cristo es la caridad en unidad; y ésta sólo,la ¿lunque no por eso ignora que todo tendrá su compensrrcirirr
alcanzanqui.n., no la quebrantan, ni siquiera cuando se
les cn el juicio final.
ataca.
Por otro lado, hay que exhortar a los pacientes, a quc
Oig.n los irnpacicntcs lo- que está escrito: Mejor es el no se quejen en su interior por lo que sufren externamcn-
'qwc te, ni desvirtúen, por la infección de una malicia interior, cl
bo*bri paciente cl hombie fw.erte,.el dueño de sí qwe
sacrificio de tan gran valor que ofrecen íntegramente. Pues,
,l ,orqr'irrodo, di ciwdad.es5a. La victoria sobre ciudades es
¿runque esto no lo sepan los hombres, se peca delante dc
,lgo i. menos importancia, Porque lo.que se somete es
,t[o ."rerno. En cambio, es -tttho meior que el.alm.a se Dios; y llegará a ser peor, en proporción a la fama de vir-
.áq.rirte y se someta a sí misma, cuando la paciencia la tud que quieran aparentar ante los hombres.
lleva a dominarse en su interior. oigan los impacientes
1o Hry que decir a los pacientes que procuren amar a los
En ztwestra pacienr:o p2- que tienen que soportar, no sea que si el amor no sigue a la
f.r. di..,uuestras
la Verdad a sus elegidos:
seeréis almas55. En verdad, hemos sido crcados de ¡'raciencia la virtud manifestada se convierta en un pecado
tal modo 9ue, la raz6n Posee al alma y el alma al cuerp-o' peor, de odio. Por eso, dijo Pablo: La caridad es paciente, y
r'r renglón seguido añadió: Es benigna5T. Con lo que de-
Pero el alma no Posee ,i .t"'po, si antes no s-e posee ella
oor la razón. Po, .ro, el Señor puso de manifiesto que la rnuestra, efectivamente, que no cesa de ama\ por la benigni-
clad, a los que soporta por la paciencia. De ahí que el mismo
pr.i.n.i, es el guardián de nuestra naturaleza, pues _nos en-
maestro aconsejara la paciencia a sus discípulos diciendo:
señó a poseernos a nosotros mismos mediante ella.
Por
.o.trigui..,t., sabemos qué culpl tan grande es la impa- Toda amdrgura, irA, enojo, gritos, blasfemia desaparezca de
.i*i"r, po. Í, cual perdÉ-or iniluso la posesión de lo que oosotros5s. Como si ya estuviese todo bien dispuesto hacia lo

somos.
cxterior, se dirige a lo interior, cuando añade: Toda maldads',;
oigrn los impacientes lo que dijo Salomón: El necio da porque en vano se quitan del exterior el enojo, los gritos, la
lo apyigua'.y .re- blasfemia, si en el interior está dominado por la maldad,
'r;;r; todo su espíritu, el que es sabio impulso
salida"a
de la im- nr¿rdre de los vicios. Como también en vano se corta por
poro despuési. Ci..,..n..rt., bajo el
y saca a fucra su per- iucra la enfermedad de las ramas; ya que si ésta perdura den-
fr.i.n.i, ,. dirp.rsa todo el espíritu.
turbación lo ,ná, rápidamente posible, porqu: to hay
nin- tro de la raí2, brotará de nuevo, incluso con más fuerza.
inte.ioi qu. la reserve. El La misma Verdad dice: Amad a vuestros enemigos, haced
il;, disciplina de ia sabiduría y r:sel:a mo- c'l bien a los que os odien, y orad por los que os maldigan y
Jabio, por el contrario ,la apa,cigYt Para -otro
ven- ¡,or los que os calwmnien60. Si ante los hombres es virtuoso
mento. De esta manera, cuando él está herido, no desea
soportar a los adversarios, ante Dios, la virtud está en amar-
;rrr; inmediatamenre; porque tolerando prefiere perdonar, Ios. Ya que Dios sólo acepta este sacrificio, QUe ante sus ojos

53. Ga 6,2. ritum ticnc aquí un sentido rnuY


54. Pr 16,32. amplio, predominando cl asPccto 57, I Co 13, 4. sdparezca de aosotros.
55. Lc 21,19. psicológico (soplo vital, pasiírn,"') 58. Ef .+, 31. 60. Lc 6,27-28.
56. Pr 29, ll. El tórmino sPi- sobrc cl religioso. 59. Ibid. Sc sobrcnticndc de-
Gregorio Magno
Regla pastordl III,9 lt/
r36

Después, el vencedor del primero, al que sometió inci-


esquemadoporlallamadelacaridad,enelaltardelasbue-
nas obras. A quienes tienen paciencia y' tl" embargo'.tro tándole, se levanta con todo su poder contra el otro y se rc-
ves Ia mota qwe bay quema contra el que le ha resistido valientemente y le ha
aman, d. nrr.,ro les dice: ¿Cómo es que
que bay en tu vencido. Y, ya que no pudo incitarle cuando le lanzaba el
;';'-;í o¡o A, ru bermoró, y no nes la viga es como una mota' insulto para que lo devolviera, cesa entonces de luchar abier-
oio?6t La perturbación de la impaciencia
una viga 91 el ojo. tamente contra é1. Acosando su pensamiento por medio de
::;" ñ;ü;á .n et coraz'n es como con- secretas sugestiones63, busca el momento oportuno para en-
É;^;;,;;. i, ,;;tación agita la mora, pero.la maldad
sumada hace ,.".r-?¡"-.."t. l, viga en
el ojo. Por eso, ahí

se añade ,on ,^tOni U'pa"ita, sica


primero k yiga dY tu
63. El mecanismo de la tenta-
ojo, y entonces podrás ó" po,'o sacar
la mota del oio de tw ción, cuyos momentos se concate- producido por una larga serie de
que se queja inte
hermanour. Coáo si dijera al alma débil nan unos a otros, ha sido muy consentimientos puntuales); cf. T.
por su Paclen-
riormente y que se muestra al exterior santa L'rien analizado por los padres es- SptoLIr, La Spiritualitá dell' Orien-

cia: ..ant., qt."n u'ol" it ti la viga.de la, maldad' y des- pirituales orientales, sobre todo te Cristiano, Roma, 1985, 211ss.
^i^, la ligerezt dt tt' impaciencia; no ¡ror aquellos de la espiritualidad Gregorio, por su parte, fiel expo-
;;t,;;r.i¿. , lor' dt-á' vencer tu hipocresía ¡ "sinaítica", como Evagrio, Nilo, nente de la patrística occidental,
sea que no te J.diqt"s to" afátt a .fuan Clímaco, Esiquio, Filoteo... distingue tres momentos o dimen-
entonces, sea peor Par.a ti.soportar los -it:: "itltj:':^ ^..^ lrstudiaron los momentos que se siones de la tentación y lo expre-
También, es experiencia común entre los
pactentes.que' suceden antes de consentir al pe- sa, respecto de Jesucristo y de no-
o reciben i"iY- cado y de los cambios psicológi- sotros, de la siguiente manera:
en el -o-.rrrJ ;;'q". sufren la adversidad
cos que siguen a esta decisión vo-
su. paciencia, de "Debemosr pu€s, saber que la ten-
rias o no sient"e"^"ügri" dolor y muestran luntaria: primero, la sugestión tación se produce de tres maneras:
Ia inocencia de su cora-
modo que no olrridañ salvagua r'dar (prosbolé, una simple idea o ima- por sugestión, por delectación, por
estas mismas
zón; pero .rr"ndo ,.t"t'dJ", poco. después' r:cn sugerida al espíritu o al cora- consentimiento. Nosotros, cuando
cosas que h.;-;;porrado, ,. .nt.d....t
con el fuelo. del t.ón por el enemigo); después, la somos tentados, comúnmente nos
de la deslizamos en la delectación y
dolor, buscan excusas paravengarse ¡ arrepintiéndose .rproximación para conv ersar (sün-
la'cont'lerten en maldad' diasmós, conversación con el obje- también hasta el consentimiento;
mansedumbre q.,. "'ít" to sugerido, ¿lo hago o no?);
"''"ieron porque, engendrados en el pecado,
A éstos, prorrro se les remedia por la. predicación' si
se les le
sigue el consentimiento (süghatát- llevamos además en nosotros el
demuest ra cuál es la causa de su cambio' /.rcsri, consentir al placer prohibido campo donde soportar los comba-
una guerra
Aquí, de hecho, el astuto enemigo provoca propuesto al pensamiento, esto tes. Pero Dios, que, hecho carne
que sea la prime-
contra dos personas' A una la incita para constituye el pecado). Se habla en el seno de la Virgen, había ve-
;;;; frof.ri. iffitt y ala otra Par' 9üe.' sintiéndose ofen- t:rmbién de la lucha interior (palé, nido al mundo sin pecado, nada
dida, se las de,rúel"a' Pero, to" f"tuüci"'
mientras que 9l .'s el momento decisivo, inmedia- contrario soportaba en sí mismo.
lanzase el insul- t() al consentimiento). Y como Pudo, por tanto, ser tentado por
enemigo ,r.n.. al que persuadi ó para que eonsecuencia, el aprisionamiento, sugestión, pero la delectación del
ro, es ''.rcido po, it q.r. tol.r, .f i.,r.rlio
.ott ecuanimidad' l.r esclavitud, o también, la pasión pecado ni roz6 su alma; y así, toda
(¿ichmal6sía, páthos, la atracción aquella tentación diabólica fue cx-
violenta del corazón, un hábito vi- terior, no de dentro": Hm Ev 16,
62. Mr 7,5. e ioso como una segunda naturale- 1 (CCL l4l, 110-lll). En noso-
tros, por tanto, la facilidad de in-
Grcgorio Magno
Regla pastoral III, 9-10 I l')
138

se gocen en las vir_tudes ajenas,_demodo que-las consiclcl'ctt


gañarle. Y, en algql rnomcnto tranquilo' vuelve al alma del
lós daños sufridos, o bien como propias. Deberían aplaudir con afecto las accioncs clc
ü". f. venció y, 3 L-,i.n lc recucrda los demás, de suerte que las multipliquen imitándolas. l)cl
io, dr.dos dc ias i,-,iu'ias ¡ exagerando mucho 1o que tu
so-
Y.perturbt mismo modo, si en este estadio de la vida presente no asis-
portO lc prcsc',. ,oá., .rt., .o,',-tJ intol..able. ten al combate ajeno como entusiastas defensores, sincr
el hombre de
alma con ran gran aflicciírn quc, lnuchas-veces, como espectadores aburridos, permanecerán sin premio di-
pr.i..,.i, ..uiiurdo ya sc avergüenza' después de su victo- vino después del combate; porque no lo trabajaron con afán.
iir, d. lo que había soportado pacíficamen.te; y sebusca arreplen-
Entonces, contemplarán afligidos las palmas de victoria de
,. á. ro hrb., derruelto los insuitos que recibió, y
oca-
quién' pues' aquéllos, en cuyos trabajos, ellos no participan perezosos.
sión oportuna paradevolver daños mayores. ¿A Pues, efectivamente, nosotros pecamos mucho si no nos
ven-
,. prré..n érto'r, sino a lgt ql: quedaron como valientes
d:tt'ii:' complacemos. en las buenas acciones de los demás; y
cedores en el ;;d J. utátta' pero después'.pgf "?l^
merecemos, sl no las imitamos, en la medida de lo posible.
;;;;;do, á.",ro de lo' -t"os de la ciudad? ¿A quién Así pues, hry que decirles que si no se apresuran en imi-
grave enfer-
se aseme¡rn, ,ito , fo, que, invadidos Por.una tar las buenas acciones que aprueban con su complacencia,
embargo' les mata una Per-
-.Jrd, io pierden la "ida y, sin
el gozo que sienten por la santidad de las virtudes es igual
,irt.ntá fiebrecilla que les acomete suavemente?' que el de los necios espectadores por la vana destreza de los
Por tanto, hay qt" a los que tienen p.aciencia
"o"sejar
d.lá,,'i.toti', coraz6n; O:-:L'
foáifiqttttt tu juegos públicos. Éstos ensalzan con aplausos las actuacio-
que, desp.r¿, nes de aurigas y actores, pero no desean ser como aquéllos
q"., a.uae las altas torres del pensamiento' Procuren vlgl-
Y teman más a ¿r los que aplauden. Se admiran de que hayan realizado ac-
iu ^tenemigo vencido en la baialla abierta.
el astuto enemigo tuaciones bonitas y, no obstante, evitan agradar igual que
la enfermedad q.r. r. insinúa, no sea que éstos. H"y que decirles que cuando contemplan las accio-
,. ..go.ije con mayor exultación' cuando P?t t:Tfl
"11
durante mucno nes de los demás, deberían examinar su propio corazón y
subsi[uiente pise el cuello de los que ¿ntes' no presuman de las acciones de los otros, ni alaben lo que
,i.rnp"o, habían sido inflexibles ante él'
está bien, mientras se niegan a hacer lo mismo. Serán más
severamente sancionados los que no quisieron imitar aque-
ya llo que tanto les agradó.
lO. A los bondadosos los enaidiosos
Por otro lado, hay que exhortar a los envidiosos, para
que consideren qué grande es la ceguera de aquellos a los
Deunmodohayqueexhortaralosbondadososyde que les duele la prosperidad de los demás y se mueren de
primeros que
otro a los envidiosor. Éry que aconseiar a los pena por el gozo ajeno. ¡Qué infelices, los que empeoran con
la mejora del prójimo y se afligen amargamente dejándosc
clinaciónhacialadelectación,ybatalla.Yvivirdescuidados'co- rnatar por la maldad de su corazón, al ver cómo crece la pros-
algo sin impor-
por al.rí, al conscnrimiento, na- mo si esto fuera plante-
peridad del otro! ¿Quién puede ser mas desgraciado quc cstils
l" h".ll; ;;;-'."t .f
J.¡O tancia en nuestra vida, es
ce cle pcrsonas que, cuando ven la felicidad, sufren y llegan :1 scr'
pecado o.riginal. Por é1, en no- ar dicha batalla sin csperanza de
rnás desdichados a causa de este tormento que padcccn ?
sotros mlsmos está el campo dc vencer'
140 Gregorio Magno Regla pastoral III, 10-l l t41

Si se complacieran en los bienes de los demás, que ellos cn gran manera y se abatió su rostro65. La envidia al sacri-
no pueden tener, los harían suyos. Pues, todos los que están ficio del otro fue la semilla del fratricidio. Le dolió qr. Áb.l
unánimes en la misrna fe son como miembros de un mismo fuese. mejor que él
f, para que no lo fuera, lo mató.
cuerpo. 9uc, aunquc ticncn diferentes funciones, se hacen También hay que decirles que, mienrras se consumen con
una mlsrna cosa cn aqucllo que concuerdan mutuamente. este vicio interior, matan en sí mismos cualquier otra
cosa
Sucede que cl pie ve gracias al ojo y los ojos andan gracias buena que parecen rener. por lo que está esc.iio: vida de
los
a los pies. La función de oír de las orejas sirve a la boca y cue.rpos es la salud del corazón, podredumbre de los
hwesos
la lengua coopera en la función de las orejas. El estómago cs la envidia66-.¿Qué se entiend. po. el cucrpo,
sino las obras
mantiene a las manos y las manos tabajan para el estóma- débiles y frágiles, y qué por los hr.ror, ,i,rá l^ acciones
va-
go. Consiguientemente, en la misma composición del cuer- lientes? con frecuenlia, sucede que, unos, con inocencia
de
po vemos lo que debemos hacer. Es totalmente vergonzoso corazón, parecen débiles en algunas de sus obras; mientras
no imitar lo que somos nosotros mismos. De hecho, lo que otros, aunque realizan acciones valientes a los ojos de los
amamos en los demás es nuestro, incluso si no podemos hombres, sin emb.rlgo, se mueren de pena interiormente
por
imitarlo; y lo que en nosotros es amado, llega a ser pose- cl vicio de la envidia que sient.n hrcia las buena, obr", de
sión de los que lo aman. Por eso, piensen los envidiosos qué los demás. Por lo que se dice con razón: vid.a de los cuer-
eficaz es la caridad, que hace nuestras, sin trabajarlas, las pos es la salud del corazón. si se mantiene la inocencia
del
obras del esfuerzo ajeno. corazón, incluso -las acciones que externamente son endebles,
Por tanto, hay que decir a los envidiosos que, si no se alguna,vez se robustec erán. y también se añade con razón':
guardan de la envidia, se hunden en la antigua maldad del Podredumbre de los huesos es la envidia. porque, debido
al
astuto enemigo. Acerca del cual está escríto: Por enztidia del vicio de la envidia, incluso aquello que, a los ojos de los
diablo entró la muerte en el orbe de la tierra6a. Como éste hombres' aparece como eficaz-., ,,rlt a los ojo, d. Dios.
perdió el cielo, tiene envidia del hombre, que está creado Q.r. los huesos tengan la_ podredumbre de la envidia signi-
para el cielo; y ya que se ve perdido, quiere extender su fica que, incluso cieitas obras buenas, se echan , p..d.rl
condena perdiendo a los demás.
H^y que exho rtar a los envidiosos a que sepan a cuán-
tas caídas y mayores daños se someten, ya que, cuando no ll. A los sinceros y a los mentirosos
arrojan del cora z6n la envidia, se precipitan abiertamente
hacia obras malvadas. Si Caín no hubiese tenido envidia de De un modo
que la ofrenda de su hermano fuese_ agradable a Dios, de !1y qu. exhortar a los sinccros y de orro
a los mentirosos..Hay que alabar a los sinccros, porque se
ninguna manera hubiera llegado a darle muerte. Por eso está csfuerzan en no decir nunca f,rlsccl:rc.lcsi
l.rcr. hry ir.'r;;_
escrito: El Señor miró propicio a Abel y sus dones, pero no nestarles para que sepan ocultar lir vcrd..l .n .igrrr*
oca-
miró propicio a Caín y sus dones; por lo que se irritó Caín siones. Lo mismo que siempre cs
¡rcrjuclicial decii cosas fal-

64. sb 2,24. 65. Gn 4, 4-5. 66. Pr 14,30.


142 Grcgorio Magno Regla pastoral III, ll | .t l

sas, a veces, también hacc daño a algunos oír la verdad. Por dice Jeremías: Enseñaron a su lengua a hablar
la mcrttir,t,
eso, el Señor, mocleranclo con el silencio su discurso, dijo a trabajaron en hacer el marTt co-o"ri dije;;claramenrc:
,.r.s
sus discípukrs: Mucbas cosas tcngo que deciros, pero abora que sin esfuerzo alguno podían haber siáo
amigos de Ia vcr._
no podéis czn cllas"'. dad, se esfuerzan por pecar
Por tanto, hay quc exhortarles a que, así como siempre dad,
¡ rehusando vivir en sinceri-
cargan de trabajos para morir,,.
_se
les aprovcch¿r cvitar la falsedad, dcl mismo modo, también Normalmente, aunque sean descubiertos en
su falta,
decir la vcrdad oportunamente. H^y que decirles que aña- huyen de ser conocidol q9. lo que ;.rl;;"re
son, se es-
dan a la virtud de la sinceridad, la de la prudencia; a fin de conden. baig un velo de ?alsed
y r. .rrr.. zan por disi-
que puedan tener esa seguridad que viene de la sinceridad, mular el mal que comeren. D. ^d que, rrr,
sin perder la salvaguarda de la prudencia. Por eso, dice el
-oio
con toda claridad su falsed ad, a u...r,'.1
.rr.rdo se ve
apóstol de los gentiles: Quiero qwe seáis sabios para el bien
!r. intenta
gir sus faltas, engañado por la niebla de la'frlr.d"J-;*r;;
corre_

e ingenuos para el malot. Y la Verdad misma aconseja a sus ta, casi l.lega a creer que no es verdad la
convicción q;;',;;,
elegidos: Sed prudentes como serpientes y sencillos como pa- acerca de éstos_. por eso, dice el profeta,
bajo L fi;r; J;
lomast'. En verdad, en los corazones de los elegidos, la pru- Judea, contra el alma que peca y se excusa a sí misma: Allí
dencia de la serpiente debe afinar la sencill ez de la paloma, tendrá su cue'ua el eri)o?2: Er ío-br. J.i
doblez del alma menrirosa que se excusa
.¡ro d.ri;"; l;
y la sencillez de la paloma debe moderar la prudencia de la sagazmenre. El
serpiente; con el fin de que, ni caigan en la astucia seduci- erizo, al ser sorprendido, aú'se le ve la ,^6ri^,1*
dos por la prudencia, ni se hagan perezosos en el ejercicio todo el
prtrrl
.cuerpo; pero en el momenro en que se f. J"i., ,i
de aprender a causa de la sencillez. hace todo él una g9lr, guarda sus paras
en su interior y'.r_
Por otro lado, hay que exhortar a los mentirosos, para conde su cabeza. ! así1omo ,.rt.i se le veía
entero, ahora
que sepan lo grave que es el negocio de la doblez, que ellos desaparece en las manos del que lo sostiene.
Ilevan culpablemente; ya que, temiendo que les sorprendan, Tal es, por tanto, el caso á. l* almas
buscan siernpre argumentos engañosos y están inquietos con
,
do son sorprendidas en su rransgresión. Se-.rrti.oras
cuan_
ve ra cabeza dcr
temerosas sospechas. Nada es nr¿ís defcndido que la since- ertzo porque un-o percibe desde el principio
al pecador quc
ridad, ni nada es rnás fácil dc dccir quc la verdad. Pero, se acerca a su delito. También se.r..,
l* prr* a.i ..ir", p.-r-
cuando un hombre se esfuerza por defender su mentira,, [a- que por las huellas se conoce el mal .á-.rido,
y, .Jtirr¡r,
tiga su corazón con un trabajo muy duro. Por eso, está es- al exponer de repente sus excusas, recoge dentro
sus pilt:rs.,
crito: Ahógwelos la labor de sus mismos labiosTa. Pues, la porque esconde todas las huellas de su"pecadn.
cu.r.t" L.
maldad que ahora les satisface, después, les descarga su peso; cabeza., porque muestra, mediante admiábrcs
cXCr¡^:r.s, quc
porque al alma de la que brota ahora con una suave in- no ha intentado cometer nada malo. y p;.,;.,rccc
bola en las manos.de quien ro sostie.., p.,..¡,,.
co'() L¡na
quietud, la oprime después con un suave castigo. Por lo cual, qr¡ic¡r rc co-
rrige, pierde de vista iodo lo que ,rlrí,,'¿"
¿,1 y sostiene al

67. Jn 16, 12. 69. Mt 10, 16.


68. Rm 16, 19. 70. Sal 139, 10. 71. Jr 9,5. 72. ls 14. 15.
Grcgorio Magno Regla pastoral I I I, I 1- 12 t45
t44

pecador, envuclto clt su propia conciencia. Así, el que había ¿ QuÍ se entiende por las. ciudades fortificadas, sino las almas
uirro el erizo enter(), cr-r cl illo-.ttto de cogerlo, engañado suspicaces y cercadas siempre por una defensa falsa 9uc,
con la tergivers¿rcit'rn dc ur-ra falsa defensa, se queda igual cuando se reprende su culpa, no se dejan alcanzar por los
que si lo dórc,rt-l<tcicsc tcltalnlentc. Por consiguiente' el erizo dardos de la verdad? ¿Qué se entiende por las torres de los
tienc su cucv:t ctr los tllcntirosos' Porque la doblez de un ángulos, sino la doblez del alma mentiros a, ya que la pared
es siempre doblc cn los ángulos? Y ¿qué se entiende por los
alma rnalicios:r, QUC sc mete der-ltro de sí, se esconde en las
tinicblas dc sus excusas. ángulos de la pared, sino los corazones impuros que, al huir
oigan los mentirosos lo que esrá escrrto: Qwien anda de la sinceridad de la verdad, en cierto modo, se repliegan
,o, siicrridad, anda seguro73. En la sinceridad de la acción dentro de sí por la perversidad de la doble z y, Io que es

está la confianza de .r.rt gttt seguridad. Digan lo que dice peor, se enorgullecen en sus conciencias de este mismo pe-
el sabio: Pues el Espíritw Santo que nos edwca, huye (e! en- cado de doblez, apareciendo como prudentes?
gaño7a. De nuevo oigan lo que la Escritura les dice: El Señor
Por tanto, viene el día del Scño r, día llcno dc vcnganza
lirn, su con'uersación íntima con los sencillosTs. La conver- y de ira contra las ciudades fortificadas y contra las torres
sación íntima de Dios consiste en revelar sus secretos a las de los ángulos, porque la ira del juicio final destruye los co-
almas humanas, ilustrándolas con su presencia. Se dice que razones humanos que se han cerrado a la verdad, y pone al
tiene su conversación íntima con los sencillos' porque con descubierto a los que están envueltos en dobleces. Entonces,
laluzde su visita revela los misterios divinos a las almas de caen las ciudades fortificadas, porque Dios condena a las
aquellos que no están ensombrecidos con ninguna doblez. almas suspicaces; y se desploman las torrcs dc los ángulos,
Es un mal particular el de los falsos, porque, mientra.s porque los corazones que se ensoberbecen por la prudencia
engañan a otros con su perversa y torcida acción, se glorí- de la mentira caen a tierra por sentencia de la justicia.
,.r1. ser más prudentes que nadie; y, al no tener en cuen-
ta lo riguroso áel juicio, estos pobres desgraciados se rego-
cijan en sus propios daños. 12. A los fuertes y a los débiles
por .ro, óig* cómo el profeta Sofonías carga sobre cllos
la luerza dc la'i"dignación divina, diciendo He aqüí e! d,ía De un modo hay que exhortar a los fuertes y de otro a
d,el Señor que ttegá grande y borrible,.... día de ira el día los débiles. A los primeros, para que empleen la salud cor-
aqwel,... üá de ürieblas y de oscwridad, día de nwblado y de poral en beneficio de la salud espiritual. No sea que sc l-ragan
¡itrnio niebla, día de trompeta y de clamor, sobre todas las peores, si utilizan la gracia de la salud que han rccil'riclo cn
ciwdad,es fortificadas y las- excelsas torres de los ángwlos76.
provecho de la maldad; pues, entonces, se harán nrcrcccdo-
res de los castigos más graves, por no habcr tcnriclo hacer
rnal uso de los bienes que Dios las había c{ac{o ,rlrundante-
73. Pr 10, 9. brían hccho nrás terrible la re- rnente.
74. sb 1, 5. prensitin dcl profeta. El presente H^y que exhortarles para que no dcsprccicn lir oportu-
75. Pr 3,32. pasajc cs el quc serviría a Tomás
nidad de la salud de que gozan, a fin clc quc scrrn dignos de
76. So 1, 14-16. Grcgorio de celano parir iniciar su inmortal
omite algunas expresiones que ha- Dies irae, dics illa' clla en la eternidad. Pues, está escrito: He aqwí ahora el
146 Grcgorio Magno Regla pastoral III, 12 147

tiempo aceptable , he aquí ahora el día de salvación77. Hty quien hace uso del tiempo que ha recibido, para vivir segú.
qu. r.ottsejarlcs quc si no quieren agradar a Dios ahora que la voluntad del enemigo que le domina p^tá su mal.
pueden, más tardc, cu:tndo quieran hacerlo, no podr.án. La En el mismo lugar se añade con razón: No se harten de
iabiduría abandon¿l ¿1 los que había llamado antes durante tws bienes los extraños, ni estén tus trabajos en casa del ex-
mucho ticrnpo y lto quisicron prestarle atención, cuando tranjeros'. Todo el que, haciendo uso de su salud corporal
dice: Os bc llamado y no habéis querido; be tendido mi y de la sabiduría asignada a su inteligencia, no trabaja por
-lu-
muno, y nadie ha prestado atención; habéis despreciado todos cjercitar las virtudes, sino por cometer el mal obrando
mis consejos, no habéis hecho caso de mis reprensiones; tam- juriosamente o por soberbia, enriquece con el fruto de sus
bién yo me reiré de ztwestra destrucción, me burlaré cwando sudores, no su casa, sino la de extraños. Es decir, acrecien-
llegue 'uuestro espantott. Y, de nuevo Entonces me llama- ta las obras de los espíritus malignos, porque, al asociarse a
ráñ, y no responderé; se leoantarán temprano y no me ha- ellos, aumenta el número de los que se pierden.
llarán7". También añade con acierto: No sea que gimas a la pos-
Al despreciar la salud corporal recibida para hacer el tre, cu.Ando tu cuerpo y tu carne se consumantr2. Y at qra,
bien, una vez perdida es cuando se da uno cuenta de su normalmente, los vicios gastan la salud de la carne; p.ro
valor. Y, tl final, se la busca en vano, cuando no se emplea cuando ésta se pierde de pronto, cuando la carne se des[asta
con provecho el don que se ha recibido en tiempo oPortu- a causa de ciertas molestias, cuando el alma está a putrto d.
no. Por eso, bien dijo Salomón: No des tu honra a' extra- salir del cuerpo, enronces se busca la salud, perdiáa y por
ños, ni tws años a los crueles; no se barten de tws bienes los tanto tiempo mal empleada, para vivir bien. Entonces los
extraños, ni estén tws trabajos en casa del extranjero; no sea hombres gimen por no haber querido servir a Dios, cuan-
qwe gimas a la postre cwando tw cwerpo y tu carne se con- clo les es totalmente imposible servirle, ni pueden reparar
sumanto. ¿ Q.té hay que entender por extraños a nosotros, los daños de su negligencia. Por lo que tr-tié.r se diie en
sino los malos espíritusr QU€ han sido separados de la pa- otra parte: Cuando los castigaba, entonces le requeríans3.
tria celestial? ¿Qué, por nuestra honra, sino que' aunque Por otro lado, hay que exhortar a los débiles, a que se
creados colt cucrpos dc barro, sin embargo, hemos sido hc- clcn cuenta de que son hijos de Dios, por el hecho de que
chos a imagen y semejanza de nuestro Creador? Y ¿quién los flagela con eI azote de la corrección. No se entrerendría
es el cruel, sino aquel ángel apóstata gue, por soberbia, se c'n enseñarles por medio de sufrimientos, a menos que renga
buscó para sí mismo la muerte y, aun perdido, no cesa de dispuesto en sus planes darles su hered ad a los corregidos.
buscar la muerte para el género humano? Así pues' da su I)or eso le dice el señor a Juan, por medio del ángel: yo a
honra a gente extraña quien, creado a imagen y semeianza los que amo, los reprendo y corrijo84. Y también eitá escri-
de Dios, emplea los años de su vida en complacer a los cs- rr>: Hijo mío, no desprecies la corrección del señor; ni te de-
píritus malignos. Además, entrega sus años a alguien cruel' sanimes al ser reprendido por É1. Prtt, a qwien el Señor amt,

77. 2 Co 6, 2. 79. Pr 1,28. 81. Pr 5, 10-ll. 83. Sal 77,34.


78. Pr 1,24-26. 80. Pr 5, 9-11. 82. Pr 5,12. 84. Ap 3, 19.
148 Gregorio Magno Regla pastoral III, 12

le corrige; y azota a todos los bijos que recibe\s. Y el sal- Esto fue indicado correctamente por Balaam en el nrisr..
mista: Muchas son las desgracias del justo, Pero de todas le retraso de su viaje (¡si hubiese tenido ganas de seguir obc-
libra el Señor86. El santo Job, exclamando en su dolor, dice: clientemente la voz de Dios'"!). Vemos que Balaam intenr¿r
Si soy jwsto, no levantaré mi cabeza, saturado de aflicción y llevar a cabo su propósito, pero se lo impide la bestia quc
de miseriasT. lHay quc decirle s que, si creen que su patria es llevaba como ofrenda. El asno se para por un mandato y ve
la del cielo, es necesario que padezcan trabajos en ésta, como rl un ángel que el alma de hombre no ve; porque, por lo ge-
si fuese extraña. Por eso, las piedras Para la construcción del neral, la carne detenida por sus molestias, hace con su dolor
Templo de Dios fueron martilleadas fuera; pará' que pudie- tlue el alma conozca a Dios a quien no veía el espíritu que
ran ser colocadas sin ruido de martillo; y así nosotros, ahora lrr rige; y así, impide los deseos del espíritu gu€, como de
somos martilleados fuera con el azote, Para que después, se- paso, quiere el provecho de esre mundo, hasta que llega a
amos colocados dentro del Templo de Dios, sin martillazos conocer al que invisiblemente le sale al paso del camino. Por
de corrección. Todo lo que en nosotros es superfluo se quita lcr que muy bien dice Ped ro: Fue corregido por su locura.
a base de golpes; y así, sólo la concordia de la caridad une Una bestia de carga muda, hablando con 1)oz bwmana,
el edificio. probibió la insensatez del profetaeo. un hombre loco es co-
Además, hay que decirles, que tengan en cuenta cómo rregido por una bestia muda, cuando la carne afligida re-
se castiga a los hijos con el azote de la disciplina, para que cuerda al alma ensoberbecida la virtud de la humildad que
alcancen la herencia terrena. ¿Qué dolores de corrección di- debía tener. Pero Balaam no recibió el don de la corrección;
vina nos son duros, si por ellos evitamos el castigo eterno? porque, maldiciendo, cambió sus palabras, pero no su in-
Dice Pablo: Teníamos a nuestros padres según la carne, que tcnción.
nos instruían, y les respetábamos. ¿l/o nos someteremos También hay que aconsejar a los enfermos que conside-
mejor al Padre de los espíritws para viztir? Y eso que ellos 'cn
lo grande que es el don de la molestia corporal: limpia
nos corregían segwn su voluntad y por poco tiempo; y esto Ios pecados y evita los que se podrían cometer; y, arran-
para el que es provecboso recibir la santificación\8. cilndo las molestias de las heridas exteriores, clava en el alma
Se les debe aconsejar que consideren qué importante es .rfligida las heridas de la penitencia. Está escrito: Las cica-
para la salud del alma, la molestia del cuerpo. Pues, llama trices de las beridas son remedio contra los males, los golpes
ál rl-r, con insistencia, al conocimiento de sí misma. Y ade- ('urA.n basta el
fondo de las entrañas"r. Las cicatrices de las
más, actualiza la memoria de la propia debilidad; lo cual se lreridas remedian los males; es decir, Que el dolor de los cas-
descuida, generalmente, cuando se goza de buena salud. Así, tisos limpia los males, tanto del pensamiento como de las
el espíritu que es llevado fuera de sí mismo hacia la sober- ,rl'rras. Y por entrañas suele entenderse el alma; porque así
bia, viene a acordarse de la condición a la que está sujeto, ('()mo el vientre consume los alimentos, del mismo modo el
por las molestias que soporta en su carne. .rlma, al valorar las molestias, las purifica. Esto de que cl

85. Hb 12,5-6. 87. Jb 10, 15. 89. Cf. Nm 22, 23ss. 91. Pr 20,30.
86. Sal 33,20. 88. Hb t2,9-t0. 90.2P2,15-16.
150 Grcgorio Magno Regla pastoral III, I2-13

vientre significa cl alma se cnseña por la sentencia que dice: do fue adorado con burla; cómo É1, que es la misma Vida
Lámpara del Señor cs cl cspíritu del hombre qwe investiga y prepara la vida a los muerros, llegó irrt" la muerte!
todos los secrctos dcl vicntrc"r. Como si dijera: "cuando el ¿Por qyé, pues, se cree que es rtg" muy duro, quc cl
espíritu divino ilurnina cl ¿rln-ra del hombre, hace que.se co-
,hombre
tolere de Dios los azoter poi los Áaler, ,l á. lo,
nozca a sí rnismir; ella que antcs de la venida del Espíritu l'rombres soportó Dios rantos
Santo podía tcncr malos pcnsarrnicntos, pero no sabía ex-
-r1., en vez de bienes ? o
¿quiérr, en su_:1no juicio, se mosrrará rngrato por sus cas_
piarlos". tigos, cuando É1, que vivió aquí sin pecadó, ,,o salió a. ,q"r
Las penas de las heridas remedian los males con inci- sin ser azotado?
siones que llegan hasta las entrañas; porque cuando somos
heridos exteriormente, callando y sufriendo, recordamos
nuestros pecados y ponemos delante de nuestros ojos todo 13- A los que ztiaen inocentemente porque temen
los
lo malo que hemos hecho. Y así, porque sufrimos por fuera, castigos y a los que no se corrigen ni ,on costigo,
nos dolemos por dentro más de lo que hemos pecado. Con
lo cual, sucede que, por medio de las heridas externas del De un modo lay que exhortar a los que temen los cas-
cuerpo, nos purifica más la herida escondida del corazón; tigos y por eso viven inocentemente, y d; orro a los que
se
porque ésta sana el mal de la obra perversa. han endurecido en la maldad y tri .oÁ castigos ,. .orrig..r.
Además, hay que exhortarles a que conserven la virtud
de la paciencia, de modo que tengan en cuenta, constante-
\^y que decirles a los temerosos, que nunca deseerr, .J-o
algo grande, los bienes rernporal.r qL. ven poseer a los
mal-
mente, cuántos sufrimientos soportó nuestro Redentor por vados. Y. qu9 huya' de los ,á-po.rles,
aquellos que había creadoi icómo aguantó tantas injurias y
-nunca -rle, como
llgo intolerable, con loi que saben que tambi¿r, ,o.. ,fiigi-
reproches; cómo, Aquel que rescata cada día las almas cau- .los los justos.
tivas de las manos del antiguo enemigo, recibió las bofeta- H^y que decirles..que si de veras desean no tener males,
das de los que le insultaban; cómo É1, que nos lava con cl ternan mucho los suplicios erernos; pero no se queden
.r, .llos,
agua de la salvación, no cscondió su rostro a los salivazos sino que crezcan con el alimento de l" caridad hasta t^ gr^ri^
de los malvados; cómo É1, qr. nos libera del castigo eter- del amor. Pues, en verdad, está escrito: La caridaa pr'jrrt)
no, toleró en silencio los latigazos; cómo É1, que nos con- cxpulsa el rcmorn', Y también, en otro lugar: pues, no
reci-
cede honores permanentes entre los coros de los ángeles, bisteis un espíritu de serztidumbre para recaer en el támor;
,ino
soportó los puñetazos; cómo É1, q,.t. nos salva de las pun- un espíritu de bijos adoptiros, en el que exclamamos:
¡Abbá,
zadas de los pecados, no rechazóla corona de espinas; cómo Padrelea. Por eso, el mismo
É1, qn. nos embriaga de eterna dulzura, aceptó en su sed l,r
-r.rtro dice de nuevo: Donde
cstá el Espíritw del Señor, allí está la libertad.,5. por
ranro, si
amargura de la hiel; cómo É1, q.r. adoró al Padre por no- todavía es el temor del castigo lo que le aparta de hacer cl
sotros, aún siendo igual r Él .n su divinidad, se calló cuan-

93. I Jn 4, 18. 95. 2 Cct 3, 17.


92. Pr 20,27. 94. Rm 8, 15.
t52 ()rcgorio Magno Regla pastoral III, 13 153

mal, verdaderanrentc no goza cle libertad de espíritu este alma liabilonia se le dan medicinas ¡ sin embargo, no llega a esrar
que está tan dominacla por cl tcmor. Pues, si no temiera el s:lna' cuando el alma, confundida por el mal ob.ri oye las
castigo, sin duda, conrctcría cl pccado. El alma ignora la gra- g'ralabras y recibe los castigos de córrección y, no obrt.,rt.,
cia de la libcrtad, cu,rndo sc somcte a la esclavitud del temor. ,lcsprecia volver a los recros caminos de la'salvaciórr. po,
El bien ticnc quc scr arnado por sí mismo, y no se debe prac- cso, el Señor reprende al pueblo de Israel, cautivo y no con-
ticar a impulsos del tcmor al castigo. El que hace el bien sólo para mí, io casa d,e
'crtido aún de su iniquidad, diciendo:
porque tcmc los daños de los castigos, desea que no haya nada lsrael se ba convertido en escoria; todos éstos ,o,n ,o6re, es-
que temer para, así, poder cometer audazmente obras ilícitas. tttño., Itierro, plomo en medio de un bornoror. como si dije-
Por lo que se ve más claro que la luz, que se peca con el r'¿r claramenre:
"he querido purificaros por el fuego de la t.i-
deseo, ante Dios, en cuya presencia se pierde la inocencia. bulación
-y
h. intentado haceros .o--o plata o como oro,
Por otro lado, a los que se han endurecido en la mal- pcro en el crisol os habéis convertido en iobre, estaño, hie-
dad y ni con castigos se corrigen, hay que reprenderles con
'ro y plomo, porque en medio de la tribulación os enrre-
gtrsteis a los vicios y no a la virtud,,.
fuerza, tanto más aguda, cuanto mayor es la insensibilidad
en la que han caído. Por lo general, hay que mostrarles des- cuando se golpea el cobre suena más que los demás
dén, pero sin despreciarlosi / también desc onfianza, p€ro por eso, quien al ser golpeado prod'u.. el sonido
'retales;
sin deses peranza, sino de tal manera que esta desc onftanza tlc la murmuración, se ha conrrértido en .ob... En cambio,
los haga temer, y la exhortación que se les añada los haga cl estaño, cuando se elabora con arte, parece igual qu. lá
volver a la esperanza. H^y que poner de manifiesto lo que plata; por eso, el que no se desprend. á.1 viciJde t, ¿iri-
las sentencias divinas dicen contra ellos, para que se reco- nrulación, en su tribulación, se h, .orrr.rtido en estaño. El
nozcan en ellas, al consid erar la eterna maldición. Oigan que hierro se usa para acechar la vida del prójimo; por eso,
en ellos se ha cumplido lo que está escrtto: Aunque ma- r¡uien no se desprende de la malicia de ^hr... ¿ánf, .r, ,,
chaqwes al necio en el mortero, como se machaca la cebada tribulación, se ha convertido en hierro. El plomo, por su
con el mazo, no se apartará de él su necedad''. También el Part€, es más pesado que los otros metales; por .ro, quien
Señor se queja contra ellos, diciendo por el profeta: Les tri- sc encucntra muy_ oprimido por el peso de su pecado, . i"-
turaste a ellos, pero recbazaron la enseñanza')7. Y en otra cluso en su tribulación no se despega de lo, der.os rerre-
parte: Hice estragos y mwertes en este pueblo y, sin embar- nos, se ha convertido en plomo.- pár lo que está escrito:
go, no han retrocedido de sws caminosetr. Y de nuevo: El pue- Con mucbo trabajo ba sudado, pero no ba podido quitar sw
blo no se ha conztertido bacia quien le bieree". ¡nucha berrumbre, ni siqwiera ion el
frrgár02. El fu.go d.
Se queja el profeta con la voz de los que castigan, di- lrr tribulación nos remueve para limpiar Jn ,,oro,ro, la h.-
ciendo: Dimos medicinas a Babilonia y no ba sanado r00. A
'rumbre dc los vicios; pero, ni poi el fuego perdemos la
herrumbre, cuando aun en medio de los .rr"rigár no nos li-
bramos de nuestros vicios. Por eso, el profeta"dice una vez
96. Pr 27,22. 99. Is 9, 13.
97. Jr 5,3. 100. Jr 51,9.
98. Jr 15,7. lQl. Ez 22, 18. 102. Ez 24, 12.
154 Grcgorio Magno Regla pastorctl III, 13-14 t5s

más: En ztano derritiri cl fundidor,, pues no han sido consu- 1''r'cnderlos. Por lo que, algunas veces, el alma llevada por l,r
midas sws maldaclcstc\. t.berbia desprecia, como a gente más endeble, a los que oyc
Pero hay quc s:rbcr qr-rc, ;rlgu na vez, cuando Permane- lrel'rlar. Al cerrar la boca de su cuerpo, no se da cuénta de
cen incorregidcls cn mcclio de la dureza de las pruebas, tie- euántos vicios pone de manifiesto por ensoberbecerse. Re-
nen quc scr amonest¿rdos con una cxhortación suave. Pues, p'rrimen su lengua, se ensoberbece su alma ¡ sin considerar
a los que los sufrimicntos no corrigen, a veces, la amabili- ru maldad, acusan ranto más libremente a los dcmás en su
dad los aparta de sus malas acciones. Porque a la mayoría 1'tropio corazón, cuanto más secretamente se quejan de ellos.
de los enfermos a los que no pudo curar la poción de hier- Por tanto, hay que amonesrar a los qr. io.r demasiado
bas, antes le devolvió la salud el agua templada. Y las heri- e,rllados, para que procuren saber con todo cuidado, no sólo
das que no se pudieron curar por incisión, se curan con fo- etimo deben monstrarse al exterior, sino también cómo
mentos de aceite. El duro diamante de ningún modo se ,lcben comportarse interiormente. De tal modo, QUe teman
puede cortar con un cuchillo, pero se reblandece con la nrás el secreto juicio acerca de sus pensamienros, quc la re-
suave sangre de los machos cabríosrca. ¡''rensión a sus palabras por parre de los demás. Puesto que
cstá escrito: Atiende bijo mío, a mi sabidwría, aplica tu oído
,t mi prudencia, para que guardes la reflexiónros. No hay en
14. A los mwy callados y a los muy charlatanes nosotros nada más fugaz que el corazón; porque se aleja de
n()sotros tantas veces como se desliza por malos pensa-
De un modo hay que exhortar a los que son muy ca- rrientos. Por eso, dice el salmista: Mi corazón me ha aban-
llados, y de otro a los que están vacíos en su mucho hablar. ,lonado 106. Y, volviéndose a sí mismo, dice: Tu siento ba en-
Hry que decir a los primeros que, mientras huyen impru- t'r¡ntrado su corazón para orar a ¡iroz. Se encuentra el cora-
dentemente de ciertos vicios, se ven envueltos interiormen- zrin acostumbrado a huir, cuando se domina el pensamien-
te en otros peores. Pues, con frecuencia, por reprimir in- to vigilantemente.
moderadarnente su lengua, hablan mucho y peor en su co- con frecuencia, los que son demasiado callados, cuan-
razón; de modo que estos pensamientos fluyen en la mentc, ,1,> sufren algunas injusticias, llegan a soporrar un dolor más

en proporción a la rcprcsión que ellos se hacen por un vio- ,rsudo; puesto que no hablan de lo que les hace sufrir. Si su
lento e indiscreto silencio. Gcr-reralmente, estos pensamien- lc'gua hablase tranquilamenre de las molestias que esrán pa-
tos fluyen con mayor abundancia, en la medida en que sc t.rndo, el dolor saldría de sus conciencias; pues, las heriáas
creen más seguros de que no los ven quienes podrían re- t'crradas atormentas más. En cambio, cuando se expulsa la
irfección interna, el dolor abre paso a la salud. Debén saber
t'sto los que más callan, para que no aumenten el grado dc
103. Jr 6,29. 12, l,14 (PL 82,426). Estos aut()- ,lolor, callando las molestias que sufren.
lO4. Este extratio uso l9 cn- rcs, urlo ¿utcrior (f+:O¡ y otr'()
conrriutlos irtestiguirclo tambión cn poco postcrior (f636) ;r Grc¡¡orio,
()tros Padrcs: cf. Ar;uslíx, Dc Ci- P¿lrcccn dcpcr-rclcr clircct,r o indi
aitntc Dei, 21, 4 (CCL 48, 763); rcctamcntc de Pt.lxro, Historia na' 105. Pr 5, l-2. 107. 2 s 7,27.
IsrutrRtr ul SLvtt t-n, Etl,rnologiac, tural 20, proernit'r; 37, 55. 106. Sal 39, t3.
156 Gregorio Magno Regla pastoral III, 14 157

Hry que decirles quc, si aman a sus prójimos como a sí srrn, cuando se apartan de la rectitud por la multiplicidad de
l,rs palabras. El alma humana se comporta como el agua:
mismos, ,ru.r.. les dc[-tc,-t ocultar lo que iustamente les de-
cuando está encerrada, se concentra hasta el nivel más alto,
berían corregir. Así, con la mcdicina de la _palabra concu-
porque busca de nuevo la altura de la que había descendi-
rren ambr, fr.,., cn la promoción de la salud; puesto que
se corrige la mala acción en quicn la lleva a cabo, I :. -?-
tlo; y cuando está suelta, se pierde, porque se desparrama
inútilmente por lo más bajo. Por tanto, todas las palabras
dera el ár.lo, del dolor que ,opor," cl que tiene abierta la
superfluas disipan la censura de su silencio, como si se sa-
herida.
liese de madre por diversos riachuelos. Por esto mismo, es
Por consiguiente, los que ven las malas acciones de los
incapaz de recogerse interiormente hacia el conocimiento de
demás y, no Jbttt.tt., en silencio reprimen su lengua' a.ctú-
sí misma, porque, disipada por su mucho hablar, no ahon-
,. .o-o el que, viendo las heridas, no aplica el medica-
mento. y se ñr..r autores de esa muerre, porque, pudien-
cla en lo profundo de una íntima consideración. En cambio,
queda toda al descubierto a las heridas del enemigo que la
do curar el virus, no quisieron hacerlo. Por tanto' la lengua
.rcecha, porque no estaba rodeada por ninguna fortificación
debe ser prud.nt.-.nt. moderada, sin dejarla totalmente
rri vigilancia. Está escrito: Como una ciwdad abierta y sin
amarrada. Pues, está escríto: El sabio guarda silencio hasta
murallas, es el bombre que, puesto a hablar, no puede con-
sw horaro8. De modo que, cuando lo considere oPortuno, de-
jando a un lado l, .e.rs.rra del silencio, se ocupa provecho- tcner sw verborreAtrr. En efecto, la ciudad del alma sin las
rnurallas del silencio, está expuesta a los dardos del enemi-
,r*..rr., hablando aquello que sea conveniente. También go; y cuando ella misma sale afuera por sus palabras, se en-
esrá escrito en ot.o l.rg" r: Hiy tiempo de callar y tiempo de
cuentra indefensa ante el adversario. Y éste la vence con
bablarroe. Es decir, q* hty que juzgar prudentemente las
nruy pocos problem as, ya que el alma también lucha con-
distintas ocasioner, á. rnrn.ru que cuando la lengua deba
tra sí misma, debido a su mucho hablar.
moderarse, no se deslice por pálrbr"r inútiles; ni cuando
Como, normalmente, el alma es empujada paso a paso a
pueda hablar consrructivamenre, deje de hac.erlo por pereza.
^El lrr caída, cuando no evitamos las palabras ociosas, caemos en
sal-ista, teniendo esto bien en cuenta, dice: Pon, Señor,
l,rs nocivas. De tal modo que, en primer lugar, le gusta ha-
en mi boca un centinela, y wn vigía a Ia puerta de mis la-
blar de cosas ajenas, después, morder con detracciones la
biosuo. No pide que se le ponga a su boca una pared' sino
t'ida de los que se habla ¡ finalmente, la lengua se precipi-
una puerta que, evidentemente, abr-a y cierre. Por tanto' te-
t.r €r claras injurias. Por eso, se siembran los celos, nacen
nemos que aprender cuándo la palabra debe abrir la boca
l;ls riñas, se encienden las pasiones del odio, se apagala paz
discretamenté y en tiempo oPortuno ¡ también, cuándo la
.le los corazones. Por lo que, bien dice Salomón: El que
debe mantene r cerrada en un oPortuno silencio'
pleitosr12. Soltar el agua signifi-
por otro lado, hay que e"hoitar a los que son -tl char- 'uelta el agua es cabeza de
c.l soltar la lengua en un torrente de palabras. Y, al contra-
latanes, a que miren .on tt.ttción, cuántas veces se disper-
rirr, se dice en otra parte: Las palabras en la boca del hom-

108. si 20,7. 110. Sal 140, 3.


109. Qo 3, 7.
II l. Pr 25,28. 112. Pr 17, 74.
I

158 Gregorio Magno Regla pastoral III, l4-l j l5g

bre son agua profunda rrr. Por tanto, el que suelta el agua es dcjen pasar las buenas accion es, aplazándolas para orro mo-
causa de disputas, porquc quien no modera su lengua, rompe rnento. En cambio, a los otros hay que decirles, que no re-
la concordia. Tambión cstá cscrito de otra man era El que bajen el mérito de las buenas acciorres, cuando se'adelantan
impone silencio al nccio, mitiga las iras rra. Cuando el char- .rl momento oportuno, anticipándose imprudentemente. A
laún no quierc modcrar su lengua, tampoco puede mante- los perezosos, hay que hacerles caer en la cuenta de gu€,
nerse er-r la rcctitud dc la justicia, como atestigua el profeta: rnuchas veces, cuando no queremos hacer oportun"-.rrta lo
No ande más sobre la tierra el hombre deslengwadotr5. Y que podemos,
también Salomón: En la mwhiplicidad de palabras, no fal- .po:o después, si queremor, y, no podemos.
ciertamente, el alma perezosa, cuando no ,. ercierde co'
tará peca6Jotrc. Además, dice Isaías: El silencio guarda la jus- un fervor conveniente, le crece impcrceptiblemente la desi-
ticiatrl. Es decir, que la justicia del alma es desolada cuan- clia, por la que pierde todo sentidó d. i.r.o del bien. por
do no se priva de hablar sin moderarse. Por lo que dice San- cso, dice claramente salomón: La pereza bunde en el
tiago: Si algwno se cree religioso, Pero no refrena su lengua, soport22.. El perezoso, cuando pietrsa correctamente, está
sino que engaña su proPio corazón, sw religión es 'uanatt\. Y como despiertoi pero, cuando no hace nada, se adormece.
en otra parte: Sea todo bombre rápido Para escuchar y tardo Se dice que la pereza hunde en el sopor, porque, cuando
para hablar I re. X definiendo el poder de la lengua, añade: cesa. el afán.por hacer el bienr poco a poco ,e pi.rde inclu-
Es la lengua wn mal twrbulento, lleno de veneno mortífe- so el cuidado de pensar bien. Por lo qu. r. a¡ade acertada-
rona. Por lo que la Verdad misma nos advierte, diciendo: rnente: Y el alma descuidada pasari f.7a2n[rrrzt. El alma,
De toda palabra ociosa qwe bablen los bombres, darán cuen- .'uando por negligencia no aspiia a las cosas superior.r, ,.
ta en el día del juicio r2r. Es palabra ociosa la que no es jus- rlispersa en bajos deseos. Mientras no se someta c on fuerza
tamente necesaria, o la que no tiene religiosa utilidad. Por ¿r sí misma al deseo de lo más sublime,
es herida por los de-
tanto, si se ha de dar cuenta hasta de una palabra ociosa, .seos de las bajas pasiones. consecuentement., .ó-o recha-
consideremos qué pena tan grande tendrá el mucho hablar, z.a someterse a disciplina, está descuidada, hambrienta de
por donde llegamos a pecar con palabras nocivas. ¡rlaceres. Por lo cual, escribe el mismo Salomón: Tod,o ocio-
so es codiciosot2a.
La misma Verdad predica que la casa quedó limpia,
15. A los perezosos y a los precipitados cuando salió un sólo espíritu; pero que, cuanio está u^rí^',
-la
con otros muchos que ocúpan r2s. No.-rl-.r,t.,
De un modo hay que exhortar a los perezosos y de otro 'uelve
cl perezoso se niega a hacei lo que le correspondc; .lgun*
a los precipitados. A los primeros hay que decirles que no cosas porque las ve difíciles, y orras, porque 1., t.-I i--
prudentemente. Así, cuando encuentru rlgutr. razón apa-
rcnte para temer, declara que no actuó tan mal p,r, ,-,-,rr.t.-
113. Pr 18,4. 118. St 1,26.
I 14. Pr 26, 10. 119. St l, 19.
ll5. Sal 139,12. 120. St 3, 8.
I 16. Pr 10, 19. l2l. Mt 12,36. 122. Pr 19, 15. 124. Pr 21,26.
t 17. Is 32, 17 . 123. Pr 19, 15. 125. Ct. Mt 12, 44ss.
160 Gregorio Magno Regla pastoral III, I t-16 l6t

nerse inactivo. Sobre é1, dice Salomón con razón: Por el frío, rá arrepentimiento r2rr. y de nuevo:
eue tu aista se ad.elan-
no quiso arar el perezoso; por tanto, en verano mendigará, tc a tus pasosr2e. Tu vista precede a tus pasos, cuando los
y no le darán nadarr6. El perezoso no ara a causa del frío, 'cctos
consejos preceden a ru actuación^. El que rechaza
cuando dejándose dominar por la desidia y la pereza, aI pen- r'irar, considerando lo. que va a hacer, camin, *r, lo, ojos
sar lo quc debc hacer, se excusa o no lo hace. También deja ccrrados y' conrinuando su camino, no ve delan,. i.
;i;,
de arar por el frío, cuando teme males pequeños dcl adver- r)or eso mismo, cae antes, porque no atiende con l^
sario y tolera que se cometan males mayores. Bien se dice: ..lcl consejo donde debía pó".i el pie de su acción. ^ir^áá
En verano mendigará, y no le darán nada; pues, quien no
suda ahora por hacer el bien, cuando aparezca más ardien-
te el sol del juicio, en verano mendigará, y no le darán nada, 16. A los mansos ya los coléricos
puesto que en vano pedirá entrar en el reino.
Dice en otro lugar Salomón: El que observa al viento, De un modo. hay que exhortar a los mansos y de otro
no siembra; el que mira a las nwbes, nunca siegar27. ¿Qué se .r los coléricos. A vecei, cuando los mansos estár, al frente
entiende por el viento, sino la tentación de los espíritus ma- ..le la comunidlg, p_1d.cen algo parecido
a la pereza que en_
lignos?, y ¿qué, por las nubes que mueve el viento, sino las qcndra la desidia. ! .ror-rl-enre, por una resolución
ex-
adversidades de los malvados? En efecto, los vientos empu- r'csiva de mansedumbre, suavizan de lo necesario el
j^n a las nubes, como el soplo de los espíritus malignos i'igor de la severidad.
-;r
mueve a los malvados. Por tanto, el que vigila al viento, no Por el contrario, los coléricos, cuando desempeñan un
siembra; y el que mira a las nubes, no siega. Todo el que t'.rrgo.de gobierno, empujados por la ira, se precipiian
al fre-
teme la tentación de los espíritus malignos y todo el que rcsí de su menre, f así, int.oducen la iurbación .r, la vida
teme la persecución de los malvados, ni ahora siembra los ,lc sus fieles, disipando su paz. Éstos, cuando son arrebata-
granos del buen obrar, ni después cosechará las gavillas de ,lrs por la ira, no se dan cuenta de todo lo que los airados
la santa rctribución. Ir,rcen, ni todo lo que ellos sufren. En cambio,
Por otra parte, a los precipitados hay quc aconsejarles r's grave, algunas veces creen que el
r esto sí que
''ás d. ,., i.,
gue, cuando se adelantan al momento oportuno de hacer .s celo por la justicia. Y, cuando rl ui.io se".r.báto
le considera vir-
una obra buena, echan a perder su valor; y, con frecuencia, t ucl, la culpa crece sin ningún
miedo.
llegan a caer en el mal, por no discernir de ningún modo el Por tanto, con frecuencia, los mansos se muestran débiles,
bien. Nunca consideran qué y cuándo actuar; pero, nor- l)()rque les repugna. reprender; y los coléricos se engañan .n .i
malmente, reconocen que no debieron haber actuado así. A .'clo. por la rectitud. Así pues , a la virtud de los
pii-..or, ,.
éstos, como si fueran sus oyentes, les dice Salomón: Hijo, ,rri¿rde latente el vicio; y orros, el vicio les parece ferviente
sin consejo no hagas nada, y despwés de becho, no te causa- r i.tud. Por consiguiente,"lor
hay que exhorta* lo, mansos a que
lruvan de lo que está junto r.llo, mismo; y a los.ol¿.i.o],,

126. Pr 2Q, 4; cf. Mor 27, 15 127. Qo 11, 4.


(ccl 143B, 1340). t28. Si 32,24. 129. Pr 4,25.
162 Gregorio Magno Regla pastoral III, 16 l(,.]

Es muy diferente la tra que brota bajo apariencia de celo,


que huyan de lo quc ticncn. Aquéllos, disciernan lo que no
rlc la ira que arrebaa el corazón turbado, incluso sin nin-
tienen; ér,or, lo quc ticncn. Los mansos, que se hagan más so-
lícitos; los coléricor, quc condenen su irritabilidad. uún pretexto de justicia. La primera se muestra desordena-
Hry que cxl-rortar a los mansos a _que deseen tener tam- .la en lo que debe; pero la segunda, se enardece siempre en
Io que no debe. Hry que saber que, a este respecto, los co-
bién .álo^ por la iusticia; y ,r los coléricos, QUe añadan la
..lo que crccn tener. Por esto mismo, el lóricos se diferencian de los impacientes: aquéllos, causan in-
manseclumbre
"l
Espíritu Santo se nos É, -ortrado en forma de_ paloma y cluso la imposición que hay q,,r. ropo tt^r; ésros, no sopor-
t:rn la imposición de los demás.
,r,irbi¿r, de fuego. Porque, evidenterlente, a todo aquel a
de la paloma, De hecho, los coléricos persiguen incluso a los que se
frri.r, Él ll..rr, T. prodúce tanto la sencillez
ningún modo lleno lcs doblegan, promueven la ocasión para reñir, se divierren
.o-o el fervor d.i fr.go. No está de
con el esfuerzo de una polémica. A los otros, sin embargo,
del Espíritu Santo, quién, en la tranquilidad de la manse-
nrejor les corregimos si nos doblegamos ante su misma irri-
du-br., no tiene .l i.rrro,- dcl celo; ni quien, con el ardor
t:rción; pues, una vez irritados, no se dan cuenta de lo que
del celo, pierde la virtud de la mansedumbre'
si presen- .veflr pero, cuando vuelven en sí, aceptan de muy buena
euizás podamos explicar meior esta cuestión
discípulos dotados s¿1na las palabras del consejo, en la misma medida en que
,r-ot, el magisterio de Pablo que a dos.
la predica- sc avergü enzan de haber sido aguantados tan pacíficamen-
J. ig"rt ."rü"d les da diferenies consejos para tc. Y es que, al alma embriagada de furor, todo lo bueno
ción] Exhortando a Timoteo, le dice: Reprende, conjwr-a, in.-
(lue se le dice le parece malo. Por eso, Abigail, admirablc-
;r;i, con tod,a paciencia y.doctrinat3c. Y a Tito: Así bas de nrcnte se mantuvo en silencio ante la culpa de Nabal, cuan-
bo'blor, exhortar y reprender con toda autoridaflrtt. ,Cómo
..lo éste estaba borracho; pero bien se la echó en cara cuan-
es que el gran maestro en el arte de la enseñanza proPone'
..lo se le pasó el efecto del vinor'. Así pudo reconocer la
..r ér,. .rñor,..ión, la paciencia a uno y la autoridad al otro,
eulpa que cometió, de la que no escuchó nada mientras es-
si no es porqu. ,r. qu. Timoteo es de _espíritu más colérico
le modera con la sua- tLlvo borracho.
f ri," .r rlgá -ás -anso? A Timoteo con el deseo del Cuando los coléricos arremeten contra los demás, de tal
íiar¿ d. l"'paciencia; a Tito le estimula
nrodo que es imposible doblegarles, se les debe llamar la
celo. A éste ü añade lo que le falta, y al otro le quita lo que
.rtcnción, no con un reproche por las claras, sino tratándo-
le sobra. A Tito, procura estimularlo como con una esPue-
lcs con cierta cortesía. Esto lo aclararemos mejor con el
la; a Timoteo, -ód..ttlo como con un freno'
,.'icrnplo de Abnerrr3. Cuando Asahel le perseguía con im-
De este modo, el gran cultivador de la Iglesia que ha to-
mado a su cargo, riegá a los sarmientos que deben crecer, y
poda a los que ve creccr más de lo iusto; a fin de que ni 132. Cf. 1 S 25,36ss. rey a Isbaal (cf.2 S 2,8-ll), hijo
á.j.., de dai fruto por no crecer, ni se pierdan los frutos 133. Abncr, hijo dc Neq so- de SaúI. Suscitó la desconf tanza de
producidos por crecer desmesuradamente' l,r'ino dc Saúl (cf. t S 14, 50ss.) y éstc por casarse con Rispá, concu-
,.rpitán dc su ejército. Tras la bina de SaúI, y pretcndió llevar las
r)ucrtc de Saúl cs quicn dirige a tribus dcl Norte a David; pcro fuc
131. Tt 2, 15. I s tribus dcl Norte v proclanra asesinado por el general de Davicl,
130. 2 Tm 4, 2.
164 Gregorio Magno
Regla pastoral III, l6-17 165

prudente prisa, dicc la Escritura: Habló Abner a Asahel, di- los' sin embargo, no dejen de decir
sutilmente algunas cosas
ciendo: "Aparta., no qwieras perseguirme, ni me pongas en que rebajen indirecramenre el ánimo
trance de coserte con la lanza a la tierra,. Ésft se negó a es- Abner, al enfrenrarse, a su p.erseguidor,
J.i .orérico. por eso,
,ro l. traspasó direc-
cucbar y no quiso apartarse. Y Abner le birió en el vientre tamenre' sino con la lanza del rJvés.
con la lanza del revés, le atravesó y murió r'r4. ¿A quién re-
Á-.r* zar con Ia lanza
es oponerse con el ataque de. un
claro reproche, y i..1, ll
presenta Asahel, sino a los que sc dejan llevar precipitada- que te persigue con la lanza del revés,
,igrrifi. íoL^, á;-ri_
mente en un arrebato de ira? Éstos, cuando se hallan bajo guna manera.{ ."1 tranquilidad al ^
colérió y vencerle como
el ímpetu de la .ra, deben ser doblegados, tanto más cuida- con respeto. No obstante, Asahel murió
enseguidr, .o-o i*
dosamente, cuanto más locamente hayan sido arrebatados. rrlmas irascibles; cuando ,i..r,.n
que se res tiene en conside_
Por eso, Abner, que en nuestra lengua significa ,.luz del ración y se les toca el coraz(
padre"r35, huyó. Es decir, que si la lengua de los maestros, i n m e d i á t,*,.
- jl'ffi l,: i;?ij'
s e b a j a n a. r'," i
Hil'r
que da a conocer la suprema luz de Dios, cuando se da cuen- ll
quienes se vuelven at.ás en el ímpetu
ta que el alma de alguno se deja llevar por los precipicios ,1: su
ue rra lonsiguienre,
",1:: con un toque suave, mueren como
a golpe de rinza.
de.la íra, y no le lanza los dardos de su palabra, actúa como
quien no quiere herir al que le persigue.
Pero, cuando los coléricos no se tranquilizan con ningu- 17. A los humildes ya los soberbios
na consideración, les pesa como a Asahel, QUe no cesan de
perseguir y ensañarse, entonccs, es necesario que los que in- De un modo. hay que habrar a los humildes
tentan calmarles, nunca se muestren furiosos, sino tranqui- Ios soberbios. A los p.i-..o, hry
y de orro a
qu. d;;ü;; conocer cuán-
to vale la excelencia que .rp.rrrráo han
.onr.guido. En cam-
bio, a los otros,,hay qu. hr..rl.; JJ;;ü
vana es la glo-
Joab. David lc cledicír una hcrmo- trata con un colérico, -v clcbe ha-
ria de esre mundo quá ambicion an y
rroliJn.rr.
sa lament,rción (2 S 2,3l-34). Pcro ccrlo así, corno con rcspcto al oigan los humildes qué e_ternos son ros bienes
fue Salomón quicn condcnír ;r principio, pcro sin doble garsc sean y qué pasajeros los. que desprecian;
que de-
muerte al asesino. Asahel, hcrma- hasta hacerle bajar de su ira. El oigan 1", ,ou.ruio,
qué pasajeros son los bienes qué ambicionln
no rnenor de Joab, pcrsiguió cn l:r quc sc dcja llcvar de la ir:r (Asa-
los que pierden.
y qué erernos
batalla a Abner v murió a rnan()s hcl), sufrc las consccuencias de ha-
dc óste. Antes dc matarlo, Abner, bcrsc prccipitado y dcbc rccibir las oigan los humildes la parabra del maes tro:
Todo er que
con actitud noble -que contrasta correcciones del pastor. se humilla, será. ensarzado]tu; y ros
soberbios, Todo er qwe
con la de Joab al vengar a su hcr- 134. 2 S 2,22-23. se exalta, será fir*¡l/of,orsz.
mano) cf. Z S 3,7- amonesta a Asa- 135. Cf. Jt,nóNtt'tr>, De nomi- oigan los humildes: La humildad precede
hel; pero, al final, se ve empujado nibus hebraicis, 34, 16 (CCL 72, y los soberbios: Ante la ruina ,, ,*olto a ra groriats,.
a darle muerte clavándole la punta 102). "Ab-¡g¡", dcl hebreo 'abn|r ,t ,:,rpiritr,r.
de la lanza atravesándole el vien- o 'ábínér, significa: "cl padrc
tre. Gregorio resalta con estc (Dios) cs antorch¿"; cf. HnRc;-vRN
ejcmplo la actitud noblc, c¿rballe- Il,N BonN-Aust'1o, Diccionario dc 136. Lc 18, 14.
resca dc Abner que sienifica el que la Biblia, Barcelona, 1982. 138. Pr 15, 33.
137. Ib;d.
139. Pr 16, ltt.
166 Gregorio Magno Regla pastoral III, 17 rc7

Oigan los humildes: ¿A qwién ,uoy a mirar, sino al hu- d.td, y a orros' la ignorancia de su soberbia. por
milde y pacífico, y al qwe tiembla a mis palabras?rao y los lo general,
algunos que se .r.é., humildes tienen un remor
soberbios: ¿Por qué se ensoberbece el que es tierra y ceni- que no de-
bieran; mientras. que a los soberbios l.s ,uele
t+t caracterizar
24? . un gran atrevimienro en el hablar. cuando se les
Oigan los humildes: Dios mira a los bwmildesra2; y los la corrección de ciertas faltas,.l"r p.r-..oi
lh; ;;;;
soberbios: Y a los soberbios los conoce de lejosta3.
.rllr'p;; ;.il;;
y, no obstantc..r..:tr que lo h"r.r, po, hu-ildad;
Oigan los humildes: Porqwe el Hijo del Hombre no ba que los otros' hablan áebido a la impaciencia -i."rr*
venido a ser serztido, sino a servirtoo; y los soberbios: Por- de su sober-
\ia y, no obsta.r:, rj.creen que lo hr¿.; ;;, .l ,rrlor de de_
que el inicio de todo pecado es la soberbiata5. fender la rectitu.d. El ,.-or, bajo rp*iá.;,
Oigan los humildes, que Nwestro Redentor se bwmilló a
d. t r-ii¿rá,
reprime a los primeros par? qr. ,.piendan lo
que está mal,
sí mismo, se bizo obediente hasta la mwertet46. Y los sober- en cambio, la ir.rt. p.rturbriiór,, trj.
bios, lo que está escrito acerca de su jefe: Él mismo es el rey ;;ri.r,.i, de valen_
empuja r r.pi..rder lo qr. ná d.b.,. o a reprender
sobre todos los bijos de la soberbiat4T. La soberbia del dia- l3: 5
cxcesrvamente.
blo se convirtió en ocasión de perdición nuestra, y la hu- Por eso' hay que exhortar a los soberbios a que
mildad de Dios demostró ser la señal de nuestra redención. no sean
rnás arrevidos de lo convenier!.; y a los humilda, , q;;;;
Nuestro enemigo, creado como las demás criaturas, deseó se abajen más de lo debido. con er fin
de que no suceda
aparecer como superior a todas; en cambio, nuestro Re- que aquéllos conviertan la defensa de la justicia
dentor, que es mayor que todos, se dignó hacerse pequeño .r, .j.rri.io
de soberbia, ni los otros, al dese". ,o-*..r.
los
entre nosotros. más de lo conveniente, se vean en el .o-fro-iso " de<Jemás
tener
H^y que decir, pues, a los humildes que mientras se aba- que respetar incluso sus vicios.
jan, ascienden a semejanza de Dios; y a los soberbios, que H".y que tener en cuenta que, normalmente, podemos
mientras se enaltecen, descienden a imitación del ángel após- corregir con más provecho . lor soberbior,
tata. Así pues, ¿qué hay que sea más rastrero que la sober-
si mezclamos
con las correcciones algunas alabanzas conciliacloras r4ri.
bia, que cuanto más se eleva, más se aleja del camino de la Pues, hay que ponerlcs ,rri. ,r, ojos
algurra, ..rrlidades bue_
verdadera cima?, y ¿qué hay que sea más sublime que la hu- rlas.que tengan o decirles que ciertamente
podían t.rr.rlr, ,i
mildad, que cuanto más se abaja, más se aceÍca al Creador, ¡ro las tie.nen; y sólo .rrro.r.., hay que ,ápr.rrd.r
que vive en lo más alto? lo malo
g",lgr disgusta de ellos, una vez q.r. lo bu.no -que se les
En esto hay algo que debemos meditar con arención. ha dicho que les agrada- les ha'dejado ui.r,
Muchas veces, a unos los engaña una apariencia de humil- I
para escucharnos. También así, a lo, .ábdlos
dir;;;;
indó-ito, lo,
tocamos primero con la mano suavemente,
para d.rp.re, ,u-
jetarlos
r.jol con el látigo. y al -rl srboi J. h -.di.ir'
se le añade el dulzo. de Ia miel, con
140. Is 66, 2. 144. Mr 20,28. el fin de que, gusran-
141. si 10,9. 145. si 10, 15.
142. Sal 137,6. 146. Flp 2, 8.
143. rbid. 147. Jb 47,25. 148. Idea repetida cuando habra de los fuerres,
cf. Reg past III, r2.
168 Gregorio Magno Regla pastoral III, 17-18 169

su desa- ayuda, para dársela él; lo requería como guía para el cami-
do 1o que ha de aprovechar a la salud' no sienta con el
no con el fin de guiarle a él en su vida. Y de este modo,
gradable amargur". Dt este modo' engañad.o ^g"tl9
el
infección mor- consiguió que aquel oyente soberbio se rindiese ante la voz
dulzor, se expulsa mediante lo que amargala
que le aconsejaba, porque pensaba aventajar a su consejero.
úfera.
de la co-
Por tanto, a los soberbios, en los comienzos
rrección,selesdebeincluirunaParteProPorcionadadeala-
banza, Para que mientras aceptan los honores
que aman' 18. A los testarudos y a los inconstantes
les disgusta' General-
también ,..ib".r la corrección que
meioi a los soberbios, para su De un modo hay que exhortar a'los testarudos, y de
-.*., podemos persuadjr proba- otro a los inconstantes. A los primeros hay que decirles que
propio prorr..ño,'ri le'- decimos que sus Progresos ellos
que para presumen de sí mismos más de lo que son y, por tanto, no
blemente ,or, -e, beneficiosos para nosotros
un favor
;i;;;t, y si les pedimos qtt " enmienden como acogen los consejos que les dan los demás. En cambio a los
para nosotros antes que Para ellos' A tales personas se,les otros, hay que decirles que se estiman por debajo de su pro-
que su cambio pia dignidad, al desconfiar excesivamente de sí mismos ¡
conduce más i;;ii-.;te al bien, si creen
debido a la inseguridad de sus pensamientos, cambian de
aprovech ará a los demás'
-Éo,,á"tido el mandato de
Moisés, q";,"tig"ietdo
Dios' caminaba parecer a cada momento.
por el d.ri.rio por una columna de nube' cuan- H^y que. decirles a los testarudos que, si no es porque
do quiso ,r.r, i. t""t los gt''tiles a su pariente Jobab y se creen mejores que los demás, ciertamente, no pospon-
deT Señor Dios iodopoderoso, le drían jamás los consejos de todos en favor de su propio jui-
;;";;i;lri" i, ou.¿i.ncia cio. Y a los inconstantes que, si tuviesen en cuenta lo que
á¡o' .Poríirr*o, po,o el lwgar que el Señor nos dará; ba
'uen
pro-
biin' el señor realmente son, nunca les agitarían los vientos de la mutabi-
con nosotros y te tratd'remos Po.rque
metid.o bieneí a Israel'. Como oqiAt lt "no ,iré lidad por tantos sitios diferentes. A los primeros, les dice
"tpo'd,ió: Pablo: No queráis ser prudentes pala con 'r)osotros mismos rs0.
contigo,sinoqwezloltleréamitierraenlaqwehenaudo";
ono qwieras dejarnos, pues tú' conoces e: quÍ
el otro añadió: -debemos
Por el contrario, oigan los otros: No seamos zarandeados
poner el camPamento' tw seras por todo aiento de doctrinatst.
Irgor6 del desierto
1é preocupase des-
nuestro guo.>r4e. Y no es qt" " Moisés
Salomón dice de unos: Comerán el fruto de su camino,
conocerelcamino'puestoqueelconocimientodeladivi- y se satwrarán de sws propios consejostt'; y de otros: El co-
razón de los necios será inconstanter5r. En verdad, el cora-
nidad l. hrbi" J;;re" de la ciencia de profecí.a, y..llevaba
delante l, ,rrrb. lr,. lt guiaba, además
su trato familiar y su zón del sabio es siempre constante, porque al estar inquie-
interior- to por los rectos consejos, constantemente se dirige a obrar
conversación ínr'i-. .o". Dios le iba instruyendo
mente acerca de cualquier asunto' Pero' el varón verdade- cl bien. En cambio, el corazón de los necios es inconstan-
ramenre p."i."r*-;": habló al oyente
soberbio, le pidió

150. Rm 12, 16. 152. Pr 1,31.


151. Ef 4,14. 153. Pr 15,7.
149. Nm 10,29-31.
170 Gregorio Magno Regla pastoral III, IB-19 t71

te, porque al mostrarse variable y cambiante, nunca perma- se muestra libre de todo esro, cuando dice:
¿Acaso obré con
nece tal cual era. Puesto que ciertos vicios engendran es- ligereza o lo que pienso lo pienso según lo'rornr, d.e modo
pontáneamente otros, cs muy importante tener en cuenta que baya en mí
3l sí y el 776?rss. como si dijera-claramen-
que podemos hacerlos desapareccr mejor, si con la correc- te: <no me dejo llevar por el viento de la irrcónstancia, por-
ción secamos la misma fuente de sus amarguras. Así, la tes- que no me domina el vicio de la ligereza,,.
arudez nace de la soberbia, y la inconstancia de la ligereza
de carácter.
H^y que aconsejar a los testarudos que reconozcan la 19. A los golosos y a los abstinentes
soberbia de su pensamiento y que procuren vencerse a sí
mismos; para que no suceda gu€, rechazando someterse ex- De un modo. hay que exhortar a los golosos y de orro a
ternamente a los buenos consejos de los demás, se queden los abstinenres. A los golosos acompañr la charlátanería su-
internamente prisioneros de la soberbia. Hry que decirles perflua,. la hgereza en la conducta y la lujuria. En cambio a
que consideren diligentemente que el Hijo del hombre, cuya los abstinenres, muchas veces, l.r ,á- p^á^el vicio de la im-
voluntad era siempre una con la del Padre, nos dice, para paciencia y, orras muchas, el de la soberbia. Si a los golosos
darnos ejemplo en el dominio de nuestra voluntad: No bwsco no los dominara la charlaaner.ía superflua, aquel ,i.J qr.
mi voluntad, sino la volwntad del Padre que me ba envia- diario banqueteaba espléndidr-.ri,., no- hrbiera seátido"
f,ots+. Para recomendar más el valor de esta virtud, declara
1d9r su lengua con una fuer za tal, que le llevó a exclamar:
que mantendrá lo mismo en el juicio final, cuando dice: Yo Padre Abraham, ten misericordia di mí, enztía a Lázaro
por mí mismo no puedo ltacer nada, sino que juzgo según
!
qw.e.moje la punta de sw dedo e-n agua, para que refresque
lo que oigotss. ¿Con qué conciencia puede un hombre des- mi lengut, me atormentan estas llamásr5z.'con ár,r, prlrb.r,
preciar el consentimiento a la voluntad ajena, mientras que se demuestra que, al banquete ar diariamente, había p..rdo
el Hijo de Dios y del hombre, cuando viene a manifestar la más a menudo con su 1.ng.rr; por lo qr., ,r., quemándose
gloria de su poder, afirma que no puede juzgar por su cuen- entero.' pidió que le refrescara especialmente la lengua.
ta? Además, a los golosos acompaña siempre la lifer eza en
Por otro lado, hay que decir a los inconstantes, que for- la conducra, como afirma la autoridad sa[, ad,a: Sí sentó el
talezcan su juicio con seriedad; pues, si arrancan de sus co- pueblo a, comer y a beber, )t se leoantarorioro d,ivertirsets,.
razones las raíces de su ligereza, en ese mismo momento se Por lo general, su glotonería les lleva a la lujuria; por-
secan en ellos los brotes de la variabilidad. Es lo mismo que clue cuando el vientre aumenta por la saciedad,'r. .*Éirrn
cuando se dispone de un lugar sólido en el que poner los los estimulantes de la lujuria. por eso, la voz a. oio, ai;"
cimientos, entonces se construye un edificio firme. Por ,rl astuto enemigo, eue despertó la concupiscencia del hoÁ-
tanto, mientras no se corrija la ligereza del juicio, no se ['rre para que apereciera aquella fruta, r,.rjeiándole por
el l^no
vence la inconstancia de los inconstantes. Pablo, muy bien

156. 2 Co l, 17. 158. Ex 32,6.


154. Jn 5, 30. lss. Ibid. 157. Lc 16,24.
172 Gregorio Magno
Regla pastoral III, 19 173

cosAs tienen apariencia de sabiduría en superstición y bw-


del peca do: Reptarás sobre tu P.ech? y tw .ztientrerse. Como
mildad, pero no para abstenerse del cuerpo, ni para otro
si le dijera con toda claridad: ..dominarás los corazones hu-
bonor que la satisfacción de la carnet65.
manos por medio del pensamiento y de la glotone.ríarrt'a.
De este pasaje hay que destacar que en su discusión, el
También el profeta afirma que la lujuria acompaña a los go-
gran predicador equip ara Ia apariencia de humildad con la
losos, .rrndo narrando cosas claras, da a entender otras más
superstición; porgue, cuando se mortifica la carne por la
o.ultrr, diciendo : El príncipe de los cocineros destruyó.los
abstinencia más de lo necesario, externamente se muestra
rnuros d,e Jerusalént6t. El principe de los cocineros es el vien-
humildad, p€ro internamente se ensoberbece más grave-
rre, al qr. lot cocineros- hacen regalos con gran diligencia
mente a causa de esa humildad. Y, a no ser que el alma se
p^í^ qr. ,. llene agradablem€nre de manjares. En cambio,
hubiera ensoberbecido por esta abstinencia, el fariseo arro-
io, -.rros de ¡erusálén son las virtudes del alma, elevada
gante no hubiera incluido esto entre sus grandes méritos, al
para el deseo á. l" p'z que viene de lo alto. Por tanto, el
j.f. de los cocin.ror destiuye los muros de Jerusalén, qo.- dccir: Ayuno dos zteces en semanát('6.
Por consiguiente, hay que recomendar a los golosos, que
qr., cuando aumenta el vientr..pgr .la glotonería, se echan no se traspasen a sí mismos con la espada de la lujuria, en-
abafo las virtudes del alma por la luiuria'
'po1. tregándose al placer de la comida. Deberían considerar cuán-
o,.o lado, si las almas de los abstinentes, normal-
ta charlatanería y ligereza de juicio les acecha por medio de
mente, no perdieran la serenidad interior, a causa de la im-
la comida; de manera que no se dejen amarrar cruelmente
pacierrcia, Pedro, cuando dijo: Añadid a vwestra fe la vir-
tnd, o la pirtud la ciencia, a la ciencia la abstinenciaro2, ro
por los lazos de los vicios, por servir tiernamente al vien-
tre. Y es que, tanto más nos alejamos de nuestro segundo
hubiese agregado: A la abstinencia la pacienci4t63. Se dio
Padre, cuanto más repetimos la caída de nuestros primeros
cuenta, pues, de que a los abstinentes les solía fakar la pa-
padres, por el hábito inmoderado de extender las manos
ciencia; por .ro se la recomen d6 para que la tuviesen.
hacia la comida.
Además, si el vicio de la soberbia no se introdujese al-
Por el contrario, a los abstinentes hay que exhortarlos a
guna vez en los pensamientos de los abstinentes Pablo tam-
no juzgwe al. q,ue que vigilen siempre con mucha atenciónt paro, no caer en vi-
io.o hubiera dicho, El qwe no come, las disposiciones de los cios peores, con apariencia de virtud, cuando huyen de la
io*rr64. En otra ocasión, óriticando
que se gloriaban de su virtud de abstinencia, les dijo: Estas ¡;ula. Y de este modo, al mortificar Ia carne, no vayan a
parar a un espíritu de impaciencia. Pues, si la ira vence al
cspíritu, entonces ya no hay ninguna virtud en dominar la
se interpreta mal la locución he-
carne. Sin emb argo, algunas veces, cuando el alma de los
15g. Gn 3, 14.
160. cf. Mor 21, 5 (ccl- brea y traduce "jefe de los cocine- ,rbstinentes reprime la ira, surge cierto regocijo extraño, que
143A, tO67). ros>' Cf' también Mor 30' 59 ccha a perder y desvanece el mérito de la abstinencia; pues-
16l. 2 R 25, S-10. El texto he- (CCL 143B., 1530)' to que no se guarda en absoluto de los vicios del espíritu.
breo original y la Vulgata hablan 162' 2 P 1, 5-6'
¿sf "jefe de la escolta". Gregorio 163' 2 P 1, 6'
sc sirve aquí de la Vetus latina, que 164' Rm 14' 3 '
165. Col 2,23. 166. Lc t8, 12.
traduce de la SePtuaginta, donde
Gregorio Magno
Regla pastoral III, 19 I75
174

por eso, bien dice el profeta: En los días de auestros Lyu- voque en los otros la soberbia, oigan los primeros lo que
abaio: Aywnáis dice la misma Verdad: Atended ztosotros, para que no se
,or, burrobais rtuestro antoiot6T; Y poco má.s pl hagan muy pesados'uwestros corazones en borrachera, en em-
en'juicios y riñats, ! oS d,o,l pwñe'ta)o.rres. antojo se refie-
briagwez y en preocupaciones de este mundot72. Y ahí añade
r. .l t.goói;o, el pleito a la ira' Por tanto' en vano se mor- un provechoso temor: Y ztenga aqwel día de improztiso sobre
en los
tifica el cuerpo .én l, abstinencia, si el alma se disipa vosotros. Como un lazo ztendrá sobre todos los qwe se asien-
;;i;t, guiada por movimientos desordenados' mantengan tan sobre la faz de la tierratT3.
t"ttibi¿tt hav que amonestarles par^ que se Pero oigan los otros: No es lo que entra en la boca, lo
nunca crean que
siempre en la ,bttin.ttcia, sin disminuirla'y que contamina al hombre; sino lo qwe sale de la boca, con-
ésta es l, ',ri.tuJ -á, .troordinaria ante el Juez invisible; de
tamina al hombrel74. Y oigan los golosos: Pero lo uno y las
se creen. tene: grandes méritos' no se
-"¿o que si, tai vez,en soberbia' Poi eso' dice el profeta:
otras destrwirá Diost75.Y de nuevo: Nada de comilonas y bo-
le, elerre ,l coratón rracberastTí.Y también: La comida no nos acerca a Diost77.
qu.e yo be elegido? Más bien' parte
¿Acaso es éste el aywno Oigan los abstinentes: Porque todo es limpio para los
't, pon al hambriíntg, y- lteóa a tw casa a los pobres y 'u4-
qu-é P.tqytñ1 es la limpios; Pero para los contaminados e incrédulos, nada bay
sabundo.,un. pn donde hry qn. descubrir limpiol78. Oigan los otros: cuyo dios es el vientre y cuya
sloria está en su vergü enzatTe. Y oigan éstos: Algunos apos-
virtudes. po, .ro, dice Joel: Santifiral ,l ayunorTo.
Santifi-
de la carne tatarán de la fetto' y dice de ellos poco después: Hacen
car el ayuno ,ignifi., Áor,r", una abstinencia probibición del matrimonio, abstinencia de los alimentos que
ilg"; dá Dior, ácompañada de las demás virtudes.
Dios creó para que fweran comidos con acción de gracias, por
H^y q.r. ."horrrrl., a los abstinentes a que t.tqtl. ofre- los creyentes y los qwe han conocido la verdadtst.
del alimen-
cer un ayuno agradable a Dios, -privándose ellos Oigan otra vez los golosos: Es bweno no corner cArne,
,á i ¿eÁdolo generosamente , iot pobres. Pues, entendién- ni beber aino, ni bacer algo que sea escándalo para tu her-
dolo bien, tienSn que oír 1o que el Sé¡or reprende por Pro-
el
pecho en el qwin- tnanor82. Y oigan los abstinentes: Toma un poco de ztino a
fea; Cuand.o oyriasteis y o; golpeasteis el
(düSd de tu estómago y de tus frecuentes indisposicionests3.
años' ese ayuno
to y séptimo mes, durante estos setenta ¿aca'so
Y así, los golosos aprendan a no apetecer desordenada-
pi, mí? y cu'and'o comisteis ¿acaso no comisteis
frí Z !'b-i!'!s
'y bibirtris p'o,t)osotros mismos?r7r. IJn hombre ayuna por.sí nrcnte la comidapara el cuerpoi ¡ los abstinentes, a no atre-
lo que quita vcrse a condenar a las criaturas de Dios que ellos no ape-
mismo y no por Dios, cuando no da a los pobres l('ccn.
a después'
a su estómago' sino que lo guard para.tomarlo
Portanto,.paraque''ielapetitodelagulahagaenunos
decaer la fffmezr d. su juicio, ni Ia carne mortificada pro- 172. Lc 21,,34. 178. Tt 1, 15.
173. Lc 21, 34-35. 179. Flp 3, 19.
174. Mt 15, 11. 180. I
Tm 4, 1.
175. I Co 6, 13. 181. I
Tm 4, 3.
167. Is 58, 3. t7o. Il 2, 1,5.
176. Rm 13, 13. 182. Rm 14,21,.
168. Is 58, 4. t7l. Za 7, 5-6.
177. I Co 8, 8. 183. 1 Tm 5,23.
169. Is 58, 5.
176 Gregorio Magno Regla pastoral III, 20 177

20. A los qwe reparten lo swyo misericordiosamente, y a los rnente, de manera que no repartan indignamente lo que han
que intentan robar lo aieno recibido; no sea que den algunas cosas a quiener .ro debie-
rron dar trr$l
.ni dejen de dár a quienes debieron dar algu-
De un modo hay que exhortar a los que reparten lo suyo nas cosas; ni den mucho a quienes deben dar poco, ni Je.,
misericordiosamente, y de otro a los que intentan robar lo q9:" a.los.que deben dar mucho; a fin de que no desper-
ajeno. A los primeros hay que decirles que engreídos en s_u dicien inútilmente- lo que reparren, debido r r.r precipita-
pensamiento no se crean más que aqu.ellos a quienes dan de ción, ni hagan sufrir a los que piden, debido al retrrrt .rt
lo suyo; y, que no se tengan Por me;ores' porque ven que darles.
mantienen a otros. El dueño de una casa aquí en la tierra, No los asalte la intención de recibirrecompensa, para
al distribuir los cargos y servicios entre los criados) a unos que el aperiro de la alabanza pasajera no apagueialuz á. la
los pone para que manden, y a otros Para que sean manda- limosna, ni tengan tristeza que anule .l áo" ofrecido. Así
dos; a unos, les manda que provean lo necesario para los c.omo tampoco se regocije el alma, más de lo debido, por el
demás, y a otros, que tomen lo que han recibido de aque- don ofrecido con justicia; ni se atribuya a sí misma .ritrgr-
llos. No obstante, muchas veces, los que mandan desagra- na cosa, cuando lo haya realtzado todo correctamente, no
dan al padre de familia, mientras que los que son manda- sea que después de haberlo hecho, al momenro, lo eche a
dos le p.t-ttt.cen agradecidos. Luego, los administradores perder.
merecen la ira, y los que están bajo el mando de otros se con el fin de que no se atribuyan a sí mismos la virtud
mantienen sin caer en desagrado. d.e la generosidad, oigan lo que esrá escrito: si alguno sirzte,
Por tanto, a los que ya reparten lo suyo misericordio- sffva como en ztirtud de Diosr8s. Para que no se regocijen
samente hay que exhortarles a que Se reconozcan como ad- _por sus buenas accitnes, oigan I" qr.
clesmesuradamenre
ministradores, puestos por el Señor del cielo, de los bienes cstá escrito: cwando hayáis hecho lo que os
fui mandado,
remporales. Y provean con más humildad, en la medida en decid: <somos sierztos inútiles, hicimás lo que debíamos
que saben que lo que administran son cosas ajenas'84. -Al bacer" rs6. Para que la tisteza no eche r p.rd., su genero-
considertt q.t. están puestos al servicio de aquellos a los sidad, oigan lo que también esrá escrrtof Dios ama" al que
que dan g...tottmente lo que han recibido, jamás se debe rJa con ylegríat87.. Para que no busquen la alaban r^ p^r^irr^
ensalzar la soberbia en sus almas; antes bien, que el temor por el favor realizado, oigan lo que esrá escrito: No s epa tu
la contenga. Por eso, es necesario que reflexionen atenta- mano izquierda, lo que bace tu derecb- r88. Es decir, qr. .on
tu generosa limosna jamás se mezcle el deseo de gloria mun-
danar, sino que la buena obra ignore el deseo de recompen-
184. Pensamiento éste fre- ideas más destacadas de los Padrcs sa. Para que no busquen la vuelta del don dispensado, o1ga.t
cuente en los escritos patrísticos: sobre las riquezas y la propiedad. lo que está escrito: cuando des un almuerzo^o una cena, no
Dios ha otorgado bicnes a ciertos Para una selección de textos pa-
hombres para que los custodien y trísticos sobre este tema cf. R. Slr--
dispensen a los pobres y necesita- nnn, E/ mensaje social de los Pa-
doi. En Gregorio se encuentran dres de la lglesia' Ciudad Nueva, 185. 1 P 4,11. 187. 2 Co 9,7.
recogidas, fundamentalmente, las Madrid, 1989. 186. Lc 77, 10. 188. Mt 6, 3.
/tt',qlr ldstt)nrl II I, 20 179
178 Gregorio Magno

ni a tus pariclttcs'' l,'s r¡rrc tlcbcn, ()ill¿lr'r lo que está escrito: A todo el que te
llames a tus amigos, ni a tus hermanos' la inui- t"'t
rc devuelaan l,ttl,t d,t .
ni a tws rtecinos ricos, no sea qwe ellos un ban- l)rrr';r qLlc r-ro dcn ni siquiera algo a los que no deben dar
cuando des
tución, y alcances recompensa'; sino- que crr,rl'rsoluto, oigan lo que está escrito: Da al bueno, y
a
llama o íot ioU'"t, a los débiies' a los
cojos' los ci'c'.-
'r,r..l.r
,níi,'"r";;;
au.ete, t8,". trtt tt't'lttcs al pecador; haz bien al humildr, y no te des al
frür,'porque no tienen pay,
recompensLrte
oigan l. tttt¡tir¡ re5. Y también: Coloca tu pan y tu vino sobre las se-
1""';"'o;T"'i;; irrdf lo que d.be" dar pronto, y rtueltte' ffid- l,ttlturas de los justos, y de ello no comas y bebas con los pe-
;;;.,ú escritor No d'ig.a' i tn amigo: .<vete
puedes darlereo' Para quc t,trlr¡rcs Ie6. Da su pan y vino a los pecadores quien reparte
ñana rc daré,,- si inmeá'iatamente .rrs ,ruxilios a los inicuos, precisamente porque son inicuos.
1o que poseen ;;1; d.rp..dicien
itrúril*.nte, baio aparien-
Chorree la Ii- l'or cso, algunos ricos de este mundo, mientras el hambre
cia de gr^ndr)^, oig"t io qtt está escrito: ,rt()r'r'nenta a los pobres de Cristo, alimentan a comedian-
mosna en tu n;anoier.
p.., que cuando sea necesario dar
está escrito: Quien siem- It'srrz, dándoles con abundancia. Sin embargo, quien da su
mucho, to d.n-fáto, oig"" lo que 'r;o"cbaráts2' Para no dar lr.rn al pecador indigente, no por ser pecador, sino por ser
bra pa'rca'mente, parcame."' lr,rnrbre, en verdad, no alimenta al pecador, sino a un pobre
después, no,se im-
mucho cuando sea necesa.o dar poco ¡
pacienten por tener que sopo.,ri
It escasez' oigan lo quc irrsto; ya que en é1, no ama el pecado, sino su naturaleza.
También hay que exhortar a los que dan de lo suyo mi-
irtá .r.ritá: No"r¡lí para que sea remedio de otros' sea' ^puro
cia s up la, ,cricordiosamente a que, cuando por la limosna redimen los
p a.r a, 1) o s otros,' lo i ig, o,l d o d,,(,) u e str 4 ..ab wn dan
de ellos sea suplen'Lento lrccados cometidos, se esfuercen con vigilancia para no co-
sw pobrero, poro que h zbrrdancia nrcterlos más; y no consideren sobornable la justicia de
a vwestra Pobrezate3 ' l)ios, creyendo que se puede pecar impunemente si ya han
la escasez,
cuando .i ;l;, del que da no sabe soporrar .l,rdo dinero por sus pecados. Pues, es más el alma que los
en sí mismo.
,i ,. ;;i"a de-;;;h., da pie a 1a impaciencia la paciencia ¡ des- ,tlimentos, el cuerpo que el ztestidores. Por tanto, quien da a
Primero r'ry quJ;;;;;J el alma pi'^ l,rs pobres alimento o vestido y,,no obstante, se mancha el
no sea que al tener
pués, ya se pi.d. d" todo o -"iho; .rlma o el cuerpo con la maldad, ofrece a la justicia lo que
la escase z que le inva-
que soportar con Poc.a ecuanimidad cs menos,y al pecado lo que es más; pues, dio cosas a Dios,
la limosnl qYt se acaba
de, se echen p..i.. los méritos de
" el alma por la l)cro se entregó a sí mismo al diablo.
de dar, o, Io que es peor' salga perdiendo Por otro lado, hay que aconsejar a los que intentan robar
dejen de dar algo a
queja subsigui.,,,t' Ásí' part !"t no Io ajeno, que oigan atentamente lo que el señor les dirá cuan-
do llegue el día del juicio: Estuzte hambriento, y no me dis-
texto bíblico en la Didaché l, 6
189. Lc 14, 12-14'
(FuP 3, 85; BPa 50, 41) Y en Acus-
190. Pr 3,28. 194. Lc 6, 30. caractcrístico del desprecio que la
191. Es extraño que los Pa- tíN, Enarrationes in Psalmos 146'
17 (ccl- 40,2t35). 195. si 12,4. antigua Roma sentía por la gente
dres citen este aPotegma' toman- 196. Tb 4, 18. quc sc dedicaba a las represcnta-
192. 2 Co 9, 6'
dolo como si fuera bíblico, cuan- 197. El ejemplo de los cornc- ciones callejeras.
193. 2 Co 8, 13-14'
do de hecho no lo encontramos en tlirr.ntes, tomado por Gregorio, cs 198. Lc 72,23; Mt 6, 25.
la Sagrada Escritura' Se cita como
180 Gregorio Magno Regla pastoral III, 20 181

teis de comer; sediento, y no me disteis de beber; fui foras- a ellas. Pero. quien las retiene con apego, peca sin excepción
tero, y no me acogisteis; estu'ue desnudo, y no me 'uestisteis; y no saca ningún provecho.
enfermo y en la circel, y no me nisitasteistse. A éstos los re- cuando, al mismo tiempo, se enardecen por estar re-
,h^t^, diciendo: Apartaos de mí, malditos, id al fytgo et:r- pletos de toda clase de riqué zas, oigan lo que está escrito:
no, que está prepirado para el diablo y sus ángeles2oo. Hay Quien se apresura por ser rico, no será inolente2oa. En ver-
q.r. á.ttt.tt q,.ré no se dice que comentan robos u otras ac- dad, el que ambiciona poseer más riqu ezas, no se interesa
.iorr., violentas ¡ sin embargo, son entregados a los fuegos por evitar el pecado, / cautivado por csta mala costumbre,
eternos del infierno. Por eso, hay que considerar a qué gran se preocupa de las cosas terrenas y no se da cuenta que el
castigo serán condenados los que.se quedan con lo ajeno, si lazo del pecado les estrangula.
con tanta severidad son amonestados los que indiscretamente cuando deseen cualquier ganancia del mundo presenre,
retuvieron lo propio. Piensen a qué los ata -lo que han ro- y se olviden de.las pérdidas que sufrirán en el fr.rtrio, oigan
bado por su p..rio, si lo que no han dado les somete a tal lo que esrá escrito: Herencia-a la que uno se apresura ¿r7¿,
castigo. Refl&ionen qué merecerá la iniusticia cometida, si el principi?, o la postre carecerá ie bendición^2'5. y es
9u€,
la piédad no ejercidr is digna de un casrigo tan grande.. cn esta vida iniciamos un camino que nos ha de llevar er, .l
oigan lo que esrá escriro, cuando pretende-n apropiarse último día a heredar una bendición. por tanto, los que se
de lo
"';.no' ¡Áy det que multiplica lo ajeno.! ¿.basta cwándo :rpresuran desde el principio por heredar, aparran dé sí la
bará más pesaio, contra sí mismo, el denso lodo?20r. En ver- herencia de bendición del último día; porq,r., cuando dese-
dad, ha.ei más pesado el denso lodo, contra el avaro, sig- an enriquecerse aquí por el pecado de arraiicia, se hacen allí
nifica acumula, tiqurt^s rerrenas a costa del pecado. desheredados del patrimonio eterno.
cuando quieran ampliar el espacio de su casa, oigan lo cuando ambicionan mucho, o pueden conseguir todo lo
que está escrito: ¡Ay del que une casa con casa y campo con que ambicionan, oigan lo que .rtá .r.rito: quá oprovecba
¿
io*po, hasta orupo, todo-el lwgar! ¿Acaso.babitaréis sólo vo- al hombre si gana todo el mundo, pero boii detiimento a
sotrls en la tierra?2l2. Como si dijera claramente: "¿hasta sH alma?zoo. como si la misma verdad dijera claramenre:
dónde os extenderéis, los que no podéis tener en común la "iq.rÍ aprovecha al hombre juntar todo lo que hay fuera de
misma suerte que el mundo? Oprimís a los cercanos y s.iem- ól mismo, si se condena lo que él mismo .i?,.
pre encontráis a otros contra quienes os podéis extender"' . -si" embargor por lo general, se corrige antes la avaricia
Cuando deseen ávidamente aumentar sus dineros, oigan cle los rateros si, en las palabras del q.t. l.r exhorra, se le
lo que esrá escrito: El az)Aro no se barta de dinero; y el que rnuestra
-lo pasajera -que es esra vida y, si les recuerda que
o*) las riquezas, no cogerá fruto apenas2l3. Ciertamente' sa- los que han intentado enriquecerse en este mundo durante
caría fruto de ellas, si quisiera distribuirlas bien, sin apegarse 'rucho
tiempo no han podido permanecer adheridos por
srempre a sus riquezasr pu€s una muerte repentina les ha

199. Mt 25,35-36. 202. Is 5, 8.


200. Mt 25,41. 203. Qo 5, 9. 204. Pr 28,20. 206. Mt 16,26.
201,. Ha 2,6. 205. Pr 20,21.
182 Gregorio Magno Regla pastoral III, 20-21 r83

quitado de una vez todo lo que su maldad había acumula- e i:r, también dice el salmista: con largweza da a los pobres,
do poco a poco; de forrna que no sólo dejan aquí lo quc su justicia.permanece por siempre2o*. Al hablar aquí de esta
han arrebatado, sino quc sc llcvan consigo para el juicio las l.rrgueza dispensada a los pobres, prefiere no llamarla mise-
causas de sus robos. sino justicia; porque es una cuestión de justicia que
'icordia,
Así pues, oigan estos ejemplos, Quienes sin duda condenan I. que se ha recibido del Señor dc todas las .orrr, deberia
con sus palabras, para que, cuando las palabras lleguen al co- usarse par.a el bien común. Por cso, dice Salomón: El que
razón, al mcnos se avergüencen de imitar a los que condenan. t's justo, do y no cesArá2le.
También hay. que decirles quc rncditcn con atcnción que,
cl severo agricultor se queja contra la higucra quc no'da
21. A
los que ni se quedan con lo ajeno ni reparten de lruto d¡ gue ocupa una parre de la ¡;..rr:rl. La higuera que
lo swyo, y a los que reParten de lo suyo sin renwnciar a da fruto ocupa la tierra, cuando el alma del avá.o grrr-
quedarse con lo ajeno
'o
,la inútilmenre lo que podría aprovechar a orros
-r.ho"r. La
higuera que no da fruto ocupa la tierra, cuando el lugar que
De un modo hay que exhortar a los que ni se quedarr rrtro podía ocupar para ser cultivado bajo el sol ¿.1 Ui."
con lo ajeno, ni reparten de lo suyo, y de otro a los que rc- ,r[rrar, lo cubre el necio con la sombra de su desidia.
parten de lo suyo sin renuncíar a quedarse con lo ajeno. A Sin embargo, se suele decir algunas veces: ..usamos de
los primeros hay que amonestarles para que aprendan con I. que se nos ha dado, no buscamós lo ajeno ¡ si no hace-
interés que lo que han tomado es tierra común para todos rrros nada digno de recompensa, no obsta.rt., rro hacemos
los hombres ¡ que, por los mismo, también produce ali- n,rda malor'. Piensan esto, porque cierran el oído de su co-
mentos para todos. Por lo tanto, inútilmente se creen ino- ,.:rtó\ a las palabras del cielo. Y es que, el rico del evange-
centes los que reclaman para sí el don de Dios para todos. lio, el que se vestía de púrpura y linó,
QU€ banqueterbr L-
Los que, al no dar de lo que han recibido, llevan adelantc 1rlóndidamente cada día2tr, ro quitó nada a los áemás, pero
la matanza de sus prójimos, porque matan casi diariamentc ,1Tpg:" empleó fructuosamenre lo suyo. ! después de esta
a tantas personas como son los que mueren en pobreza, de- r ida, llegó a-l infierno; no porque hubiese he.ño positiva-
bido a que se guard an para sí los alimentos de los pobres. rncnte el mal, sino porque se entrcgó del todo a obras líci-
Pues, cuando repartimos cualquier cosa necesaria a los trls, pero usándolas sin moderación.
pobres, no damos generosamente de lo nuestro, sino que les que aconseiar a éstos que se de.r cucnta de que su
devolvemos lo que es suyo: realizamos un deber de justicia,
Try
r'iuria, ante todo, se la hacen a Dios; porque mientias se
más que una obra de misericordia. Por eso, la misma Ver- ,l:rn a todos los placeres, no le ofrccetr nitrgutra víctima ex-
dad, cuando habla de que hay que practicar prudentemen- 1''iatoria de misericordia. Por lo quc el Salmista dice: Nadie
te la misericordia, dice: Fijaos que vuestra justicia no la ha- ,lará a Dios su propia propiciación, ni el precio de la reden-
gáis delante de los hombres2)7. De acuerdo con esta senten-

208. Sal 111,9. 210. Cf. Lc 13,7.


207. Mr 6, l. 209. Pr 21,26. 211. Cf . Lc 16, 19.
184 Gregorio Magno Regla pastoral III, 21-22 lg5

ción de su alma2t2. Pagar el precio de la redención es de- t'st), el Señor reprueba hasta los mismos sacrificios, dicien-
volver una obra buena por la gracia que nos anticipó lo quc tl. por el pro{eta: Yo, el Señor, amo el derecho y odio la ra-
tenemos. Por eso, Juan exclama, diciendo: Ya está el bacha l,iria en el holocausto2ta. Y en orro lugar de las Éscrituras se
,licc: Las víctimas expiatorias de los impíos son abominables,
Puesta a la raíz dcl árbol. Todo árbol que no dé buen fruto,
l,ts que se ofrecen desde la maldaf,zts. it¡os también quitan
será cortado y ecbado al fwego2rr. Por tanto, los que se creen
inocentes porquc no roban lo ajeno, que se Prevengan antc l'ccuentemente a los pobres lo que ofrecen a Dios. pcro
el golpe del hacha que está ya cercana, y pierdan la torpc- r't)rno dijo cierto sabio, el Señor los recha za con mucha in-
za de una seguridad desprevenida; no sea que por no pro- ,lisnación:-El qu9 ofrece sacrificio de la bacienda del pobre,
('s como el
ducir frutos de buenas obras, sean cortados de raíz,los quc .que degüella a un hijo a la ztista de su pidre2t6.
están plantados en la vida presente. ¿Qué_ puede ser más intolerable que la muerte do un hijo
Por otro lado, hay que exhortar a los que reParten ltr ,ulte los ojos de su padre? Con esto, pues, se muestra con
,¡r-ré enfado contempla este sacrificio, que se compara con el
suyo, sin renunciar a robar lo ajeno, a que no deseen quc
les tengan por muy generosos, haciéndose peores bajo aPa- ,lolor de un padre afligido por su hijo.
riencia de buenos. Tales personas, al dar de lo suyo sin dis- Generalmente, ellos consideran cuánto dan, pero evitan
ci'eción, no sólo caen -como dijimos antes- en la impa- l)cnsar en lo que roban. Llevan cuentas de los favores que
Ir,tcen, pefo no de sus culpas. Así pues, oigan lo que está
ciencia de murmurar, sino que, forzados por la escasez,lle-
gan a caer también en la avaricia. Y entonces, ¿quién puedc cscrito:
ll q": iuntó los salarios, los metió á, toro )gujere-
,tdo2t7. cuando el dinero se mete en saco agujereadol s. ,r".
ser más infeliz que el alma de aquellos en quienes la genc-
rosidad engendra avaricia y la virtud les produce una cose- l'cro, cuando se pierde, no se ve. Por tanto, los que están
cha de pecados? Por tanto, hay que aconsejarles que, pri- lrcndientes de cuánto dan, pero no de cuánto quitán, echan
tr,rs limosnas en saco agujereado; porque las échatr con la
mero, sepan usar lo suyo razonablemente y, después, n()
r'-speranza de que estarán seguras, pero las pierden por no
deseen poseer lo ajeno. Y es que, si no se destruye la raí2.
de la culpa en su mismo brote, nunca se cortará la espina lijarse.
de la avaricia por las ramas exuberantes.
Consecuentemente, se evita la ocasión de robar, si, en
primer lugar, se ordena bien el derecho a poseer y se aPren- )2. A los que vizten en discordia y a los que vhten en paz
de, después, a no mezclar las obras de misericordia con cl
vicio de la avaricia que se le une. Pues, reclaman con vio- De un modo hay que exhortar a los que viven en dis-
lencia, lo que dieron con largveza. Una cosa es hacer misc- errrdia, y de orro a los que viven en p^r. A los primeros
ricordia por los pecados, y otra, pecar. Y ésta, nunca puedc lr,ry que amonesrarles para que sepan .tn toda ,"rirt^ gu€,
llamarse misericordia, porque no puede producir fruto dulcc rrr>r más que quieran rener virtudes, no podrán de ningún
lo que am^rga, debido a un virus maligno en su raí2. Por
214. Is 61, 8. 216. si 34,24.
212. Sal 48, 8. 213. Lc 3,9. 215. Pr 21,27. 217. Ag l, 6.
186 Gregorio Magno Regla pastoral III, 22 187

modo hacerse espirituales, si rechazan vivir unidos a los l.,r sal sin paz no es un don de virtud, sino causa de con-
demás en concordia. Está cscrito: Pwes el fruto del espíritu ,lcnación. De hecho, peca más gravemenre quien más sabe;
es la caridad, el gozo, la paz2rs. El que no se preocupa por )', por eso mismo, merec erá el castigo sin excusa, porque si
mantener la paz, rechaza producir los frutos del espíritu. Prudenremenre hubiese querido, hubiese podido^ erriiar el
Por eso, dice Pablo: Mientras baya entre aosotros compe- lrecado. Bien les dice Santiago a éstos: Si tinéis amargrt en-
tencia y discordia, ¿no sois aún carnales?2re. Y cn otra parte: t'idia y contiendas en vuestro corazón, no os queráis
{lorioa
Procurad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadic tti mintáis contra la verdad. Esta sabidwría ni ,t la qle des-
zterá al Señor220. Y amonesta de nuevo) diciendo: Estad so- ciende de lo alto, sino que es terrena, animat, d¡ab¿t¡ca. En
lícitos para conserr)ar la unidad en el vínculo de la paz: Un cambio, la sabidwría de lo alto es primero pura y después pa-
cuerpo, un espíritu, como una es la esperanza en la que ba- cífica224. Evidentemente es pura, porque pi.nrr casramente;
béis sido llamados a vuestra ztocación22r. Por tanto, no sc v es pac ífica, porque de ningún modo ré d.r.rrre de l" ,o j
llega a la esperanza única a la que hemos sido llamados, si ciedad de sus prójimos, .".rm de la soberbia.
no se corre hacia ella con el alma unida a los demás. "
También h^y que amonesrarles para que sepan gu€,
Con frecuencia, algunos que reciben ciertos dones es- nrientras no vivan concordes en caridad .o.t lor demás, ,ro
peciales, se ensoberbecen y pierden el don de la concordia, ,,frecen ningún sacrificio de buenas obras a Dios. Está es-
que es más valioso. Así, por ejemplo, hay quien domina su crito: si llevas tu ofrenda al altur, y altí te acuerdas de que
carne refrenando la gula, pero tiene en menos vivir en ttn bermano tuyo tiene algo contra ti, deja allí tw ofrrido
concordia con los que supera en abstinencia. No obstantc, ,tnt.e el ahar, y ve primero a reconciliartá con tu hrí*oro,
el que separa la concordia de la abstinencia debería atendcr .), luego ,uelve a lleztar tu ofrenda225. Debemo, drr'o,
al salmista que dice: Alabadle con el tamboril y A coro22. ruenta, por esta enseñanza, qué intolerable se ve su falta,
En el tamboril resuena la piel seca al ser golpeada. En cam- cuando se rechazan sus sacrificios. ! sabiendo qr. todm
bio, en el coro, las voces son reunidas en concordia. Por l¡s obras malas se borran con las buenas siguierri.r, con-
tanto, todo el que mortifica su cuerpo y carece de concor- sideremos qué malas son las faltas de discoidir; pues, no
dia, alaba ciertamente a Dios con cl tamboril, p€ro no il Pcrmiten que siga el bien, si no han sido totalmenre ex-
coro. r inguidas.

Muchas veces, algunos dotados de mayor inteligencia, sc Hry que decirles también, que si cierran sus oídos a los
ensoberbecen distanciándose del resto de la sociedad; y, tc- del cielo, deberían abrir sus almas para ver lo que
'n¿rndatos
niéndose por los que más saben, se equivocan en cuanto ¿r ()curre en los seres más inferiores. A menuáo, las aves de
la virtud de la concordia. Por eso, oigan lo que dice la mismrr rur mismo género no se separan unas de otras, sino que vue-
Verdad: Tened sal en'uosotros, y tened paz entre ztosotros22'. l.rr-r juntas; y las bestias también pacen juntas. Si considera-
rnc>s bien el caso, la naturaleza iiracional de acuerdo consi-
go misma indica cuánto mal comete la criatura racional por
218. Ga 5,22. 221. Ef 4,3-4.
219. I Co 3, 3. 222. Sal 150, 4.
220. Hb 12, 14. 223. Mc 9,49. 224. St 3, 14-15. 17. 225. Mt 5,23-24.
188 Gregorio Magno Regla pastoral III, 22 189

discordia, cuando pierde, movida Por la


la También hay que amonestar a los aplacados, para que no
medio de
.lejen de reprend.i h mala conducta de los ho-br.r, pt. d.-
razón226,1o que su instinto natural le lleva a conservar'
por otro lado, hay que exhortar a los que viven en paz, scar demasiado la paz humana; ni se aparten de la paz del Cre-
.rdor, por consentir con los perversos; ni anulen la paz rnterior,
a que no amen más de lo necesario esa paz que Poseen; no
sea que no quleran alcan zar la perpetua' I tt que' general- 1'ror miedo exterior a las disputas humanas. Pues, ¿qué es la
paz transitoria, sino un vestigio de la eterna? Por consiguien-
-.rr., l, t.rnq.rilidad de la vidaque
tienta más gravemente las
cuando la vida que se tc, ¿qué puede haber más demencial que amar las huellas im-
aspiracion.r dél alma. Es decir,
ama menos la que no se tiene; presas en el polvo, y no amar a quien las dejó impresas?
tiÉne resulta poco molesta, se
pues, cuanro más deleita lo temporal,. menos se Procura lo
Por eso David, cuando lo restringía todo a los pactos de
lr..no. Por eso, la Verdad misma, distinguió entre la paz te- h paz interior, afirmó que no tenía concordia con los mal-
vados, diciendo: ¿Acaso no odio, Dios, a los que te odian y
rrena y la celeste, para estimular a sus discípulos desde la
nte consumían tus enemigos?22e. Haber odiado a los enemi-
paz presenre a la futura, diciéndoles: La paz os de-jo, .mi paz
gos de Dios significa amarlos como criaturas suyas, pero in-
L, dLyrrr. Es deci r, dejo la paz transitoria y os doy..la eter-
n 22r." Si el corazón se apega a la que deja, nunca llegará.a crepar lo que hacen. Y es 9ue, reprobar la conducta de los
n-ralvados es provechoso para sus vidas.
la que da. Por eso, Ia p^, qu, se tiene aquí se debe tener dc
t"l',,,rrr.ra que ,. y i t^ vez, se menospr€cie;.a fin.dc Por tanto, cuando dejamos de reprender a los malvados,
"-i,
que el alma q.r. Ir ama, no se deje coger por la culpa, si la
.lcbemos tener en cuenta qué gran culpa es mantenerse en
ama sin moderación. [);rz con ellos, puesto que un profeta tan importante ofre-
ció a Dios como sacrificio el haber excitado conrra sí la ene-
nristad de los malvados en nombre de Dios. Por esro, la
tribu de Leví, cuando tomó las espadas y pasó por en medio
226. El tcxto latino dice a ra- jar (en la Vulgata relinquo) en cl .lcl campamento, no quiso perdonar a los pecadores que de-
tionis intentione Perdidit' Ch. sentido de oabandonaro, "desc-
char,,. En Libros Morales (Mor l'''
bían ser castigados; pues, sus manos habían sido consagra-
Morel, entiende la preposición "a"
53: CCL 143, 322), se cxPlica quc rl:rs a Dios230. Así, Pinjás, desdeñando el favor de sus con-
con un valor privativo Y traduce
<se soustrayant i la tcndance de la la paz dejada por el Salvador cs e iudadanos, castigó al que se juntó con la madianita; y por

raison,, (.f. SC 382, 407; n. 1). sólo una paz inicial, consistente ctr nredio de su ira, aplac ó la ira de Dios23t. La misma Verdad
Creemos, sin embargo' quc es más la tranquilidad terrena del hombrc ,lice: No penséis que be venido a enoiar la paz a la tierra.
exacto conceder a la PrePosición con su Creador; mientras que l,r
i\'lo vine a enaiar la paz, sino la espadan2. Y es que, cuan-
su valor habitual' Gregorio, en paz dada es una paz Perfecta' con-
efecto, subraya la paradoja de la iirt..rt. en la visión beatífica en cl
condición humana, que siendo ra- Cielo: *Nuestra p^z se inicia con
el deseo del Creador, se comPlct,t 229. Sal 138, 2l-22. dianitas (cf. Nm 31, 6-12). Dcbi-
cional, puede utilizar su razón en
con la visión manifiesta' Será plen.r 230. Cf. Ex 32,27ss. do a su celo por Yahveh lc fuc ga-
contra del impulso natural que le
cuando nuestra mente no esté cc- 231. Cf . Nm 25, 7ss. Pinjás, rantizado un sacerdocio vitalicio
lleva a la sociabilidad y a la con-
gada por la ignorancia ni se vcrr lri¡o de Eleazar, sacerdote israelita (cf. Nm 25, 6-13; 1 M 2,26).
cordia.
227. Jn 14,27' áftig;d. con los combates de l.r , ()nternporáneo de Moisés, partici- 232. Mt 70,34.
228. Gregorio interPreta de- l).lntc en la lucha contra los ma-
Gregorio Magno
Regla pastoral I I I, 22-23 l9l
190
,.1a.paz subsiste por el acuerdo de dos partes, si la rech azan
do imprudenremenre hacemos amistad con los malvados,
Ios que son corregidos, que se mantenga, sin embargo, en
que. eS re-
.ro, ..rr.damos en Sus culpas. Por eso, a Josafat,
l,rs almas de los que hacen la corrección". Por eso, aconse-
."-."¿rJo p9, el testimo.io de su vida pasada, se 1e echa
en cara su amlstad con cl rey Acab, como si estuviese
dis- ie lo mismo a otros discípulos, diciéndoles: Si alguno no
pot p-rofeta: Prestas aw- ,,bedece a nwestra palabra, escrita en esta carta; señaladle y
puesto a Pereccr. El Señor le dice .tl^
'r¡t¡o Siñor amistad; no tratéis con é1, para que se aaergüengs236. Y en seguida
al impío, y con éstos qwe odi)n al tienes
.iñade: Y no le estiméis como enemigo, sino corregidle como
por tanto, *rr:rres Ia ira del Señor, pero se ban ballado en ¿ bermano237. Como si diese a entender: <<romped la paz ex-
ti obras buenas, pues urrancaste los'bosques .s.agrldos de la
prr;¿enremente, nuestra vida discrepa ya tcrior con é1, pero conservad la interior cordialmente para
tierra de Jwdátir'
a causa de con él; de modo que vuestra discordia golpee el alma del
de una armonía .on É1, que es Sumamente iusto,
p'rccador y la paz no se aparte de vuestros corazones, aun
nuestras amistades con los malvados'
cuando sea rechazada,,.
Tambiénhayqucdecirles,quenotenganmiedodeper-
turbar su Paz ,!-portl, por lanzarse a corregir.de palabra'
Deben guárdar interiormente esa pa? Ju: exterlormente
se
haber guarda- 2.3. A los sembradores de discordias y a los pacificadores
turba p3, l, corrección verbal. Oa"id declara
Jo p..ra.nremenre las dos, cuando dice: Con estos que gdlan
De un modo hay que exhortar a los sembradores de paz,
la paz, era pacífico, cuand'o les bablaba' me contrariaban
graciosamente23a . l' otro a los pacificadores. A los primeros hay que de-
de
cirles que se den cuenta de a quién siguen; pues, está escri-
He aquí que cuando él hablaba, se le oponían Y'. no "b:-
los equi- to -cuando se halló ctzaña mezclada con el trigo- acerca del
ranre, era'pac-ífico; porque ni dej1b1 dereprender a
lár reprendidos. Por eso' también dicc .Írrgel rebelde: Algún enemigo ha becbo esto238. Y Salomón
,ro.ráor, ,ri ¿.
^Á'r,
prUi"' Siifrrro posible, ,n tá qu9 deplnla d.e vosotros' tened ,lice de uno de sus cómplices: Un hombre apóstata, ztarón
Con el fin de exhortar a sus inutil, anda con la boca torcida, guiña el ojo, arrastra los
fi) to" íod,o, ios bombres23s-. ¡,ies, babla con los dedos) en su corazón malztado maquina
iiscípulos a quc tuvieran paz con todos los hombres, Ies ,'l ma[ y en toda ocasión siembra pleitos2re. He ahí que, pri-
Ji;o pr.rrir','.1-,-t.' Si fwera posible, y ademá.2: En lo qwe d.e- r)lcro, quiso llamar apóstata a quien siembra discordias; por-
i;"i, d'e vosot rr. P.,.,, tit"'-ente'
corregían
era difícil que P"{i:-
sus malas acciones. Ntl t¡ue si no hubiese caído interiormente como el ángel sober-
ran tener paz contodos, si
lrio ante la presencia del Creador, después no habría llega-
obstante, cuando la paz t.-po'il se vea confundida en los
corrección' es necc- .'lo a sembrar discordias exteriormente. Bien se le describe
corazones de los -ai'urdos por nuestra ('()mo hombre que guiña el ojo, arrastra los pies, habla con
Por eso, dejti
;;;i;q,.r. .n los nuestros se mantenga intacta. Ios dedos. Puesto que es lo interior lo que mantiene en
bien claro: En lo qwe d,ependa de ,ótonot. Como si
diiera:

235. Rm 12, 18' 236. 2 Ts 3, 14. 238. Mt 13,28.


233. 2 Cro 19,2-3.
237.2 Ts 3, 15. 239. Pr 6, 12-14.
234. Sal I 19, 7.
192 Gregorio Magno Regla pastoral III, 2J t,, r

orden los miembros externos, por tanto, el que ha perdido si la paz asienta en la maldad de los perversos, c(). t()(l,l
_se
la estabilidad del alma, consiguientemente, se desparrama seguridad, aumenta el poder de sus
hacia fuera, movido por la inconstancia; y con su movilidad -rlrr ,..iorrár, p,,r.¡,,..
:rl estar de acuerdo en la maldad, acometen más .fi.árnl..,,
exterior da a entender gue, interiormente, no se mantiene te, afligiendo a los buenos.
en pie desde la raíz de la estabilidad. Por esto, la palabra divina dice del bienaventurado
Oigan, pues, los sembradores de discordias, lo que está c'ontra los prcdicadores de aquel vaso de perdición, es
J.[r,
d'ecir,
escrito: Bienaventwrados los pacífico¡ porque serán llama- clel anticristo: Los miembros- de su cuerpi están bien
unidt¡s
dos bijos de Dios240. Deduzcan 9ue, si los que trabajan por cntre sí24t. Y dice con el símbolo de lai escamas, acerca
dc
la paz son llamados hijos de Dios, los que la perturban, sin sus acompañantes: La una a la offa se une, que ni
un soplo
duda serán confundidos con hijos de Satanás. De hecho, pasa entre ellas242. sus secuaces, por no estar ii"idido,
todos los que se separan por la discordia de la savia del
..rrr.
sí -por eso mismo- se unen con más fuerza, en
perjuicio de
amor, se secan. Aunque en su conducta produzcan frutos los buenos. Por tanto, un hombre que ,. con los mal-
buenos, sin embargo, no valen nada; porque no nacen de vados en paz, añade gravedad a su maldad; "ro.i"
porque empeo_
la unidad de la caridad. Y, por eso, tengan éstos en cuenta r';1 a los buenos, a quienes persigue unánim.-.rrr..
que pecan de modo múltiple; pues, al cometer una maldad, El gran-predicador, .o.pr.ttdido por una grave persecu-
..
al mismo tiempo, erradican del corazón humano todas las ción entre fariseos y saducáos, viéndol.s firmemente unidos
demás virtudes. Con un solo mal hacen muchos, porque al contra é1, intentó provocar una división entre ellos, dicien-
sembrar la discordia apagan la caridad gu€, de hecho, es la ,lo: Herm,no' yo soy fariseo, bijo d.e
madre de todas las virtudes. Nada es más precioso para fariseos, se me juzga
p.or esperar la resurrección de lot murí¡652a3. como
Dios que la virtud de la caridad; ni nada es más deseable
lá, J-
rluceos negaban la esperanza de la resurrección de los muer-
para el diablo que extinguir la caridad. Por consiguiente, tos y -los fariseos creían en ella según las enseñanzas de
la
todo el que sembrando discordias destruye el amor al pró- Sagrada Escritura, se inrrodujo la áiscordia en la
jimo, sirve al enemigo de Dios, como si fuera su amigo ín- unanimi-
,l¿d de los.perseguidores; y, dividida la multitud qrr. l.
timo. Y es que, por la pérdida de aquella virtud cayó el á.-
rrvo cuando estaba unida, pablo logró salir ileso.
diablo; ¡ por eso, trata de quitarla de los corazones de Así pues, h^y que exho rtar a los que se dedican a pro_
aquellos a los que ha herido, cortándoles el camino de su t'uÍár la.paz, a qu_e infundan antes el ,-o, de la p^. {*r_
ascensión.
Por otro lado, hay que aconsejarles a los pacificadores, 'ior en las almas de los malvados; a fin de que, des^pués, les
¡rueda ser provechosa la paz exterior. Mieniras sus corazo-
que no rebajen el valor de su misión, si no saben entre quié- rrcs aún están inseguros en la apreciación de la
paz interior,
nes deberían establecer Ia paz. Pues, lo mismo que hacc ,lc ningún modo
mucho daño la falta de unidad entre los buenos, también lo .deberían apresurarse a l, -rldrd, ,J"p_
t,rndo la paz exterior; y mientras están preparándose prrri,
hace si esta unidad no falta entre los malvados. Por tanto,

241. Ib 41,14. 243. Hch 23, b.


24Q. Mt 5,9. 242. Jb 41,7.
194 Gregorio Magno Regla pastoral III, 23-24 195

paz del cielo, tampoco deberían poner la paz terrena al ser- , Bien dijo el profeta: Desgarraron a ras preñadas de Ga-
laad,.para ensancbar su terriiorio244. Galaaá significa ..-or-
vicio de su perversión.
Ahora bien, a algunos perversos, que son incapaces dc tón del testimonio>>24s. y como toda la comuni¿r, d.
la Igle_
hacer daño a los buenos, aunque quisiesen, se les debe ofre- sia al mismo tiempo, sirve por su confesión
como testimo-
cer primero la paz terrena, aun antes de que puedan cono- nio de la verdad, no es foizado entender por Gal
aad, a la
cer la paz del cielo. De modo 9u€, los que exasperan su mal- Iglesia, que p-or boca de todos sus fieles ,t.rtig,.r"
acerca de
vada impiedad contra el amor de Dios, puedan -al menos- l)ios lo que hay de verdad2a6. En cambio, poi preñadas
se
disponerse por medio del amor al prójimo. Y así, como pa- cntienden las almas que, por amor divino, .ár.ib.rr
la com-
sando de lo peor a lo mejor, puedan alcanzar la paz que aún prensión de la palabra. Estar almas, si llegan a tiempo
a su
está tan lejos de ellos, Ia paz de su Creador. perfección, han de dar a luz la palabr, .8rr..biar,
io"ierr-
dola de manifiesto en sus obras. Ensanchar sus territorios
s.ignifica extender la fama de su propia opinión.
no, ,"rrro,
24. A los qwe no comprenden bien la Ley santa, y a los quc desgarraron a las preñadas de G"i".i p^riensanchar
sus re-
la entienden pero la enseñan sin hwmildad porque, efectivamente, los herej., h.* p;;;;
'ritorios,
por su perversa predicación, las almas de'los fieles
qu. hr_
De un modo hay que exhortar a los que no compren- bían concebido algo de la verdad. y así, .*ii.rrd.r,
,,., fama
den bien la Ley santa, y de otro a los que la entienden bien, cle sabios. Además, con la espada del .rro,
.orrr' los cora-
pelo no la enseñan con humildad. H^y que exhortar a los z'ones de los niños fecundadór po.- la concepción
d. h f"-
primeros a que tengan en cuenta que convierten un vas() l;rbra, convirtiendo su opinión ér, do.trirrr. '
de vino sanísimo en copa de veneno para ellos, y se hacen oor consiguiente, cuando intentamos enseñarles que no
una herida mortal con un arma medicinal, cuando destru- ,
l)lensen equivocadamente,-primero es necesario que l.r'r.orr-
yen las cosa sanas de por sí, por mantener lo que debieron sc,emos que no busquen la vanagloria. pues,
si cortamos la
cortar en atención a su salud. H.y que aconsejarles quc r:líz'{e su soberbia, consecuentemente se secarán las
ramas
consideren que la Sagrada Escritura está puesta como lám- ,le sus falsas afirmaciones. Thmbién h"y qu.
á..irl., q". i."-
para para nosotros en la noche de la vida presente; cuyas qan cuidado de..ro .onrrertir, ..rg..rdránáo
.rrores y discor-
palabras, cuando no se entienden correctamente, se oscu- ..lias, la misma ley de Dios en iacrificio
a Satanás; pues se
recen en medio de Ia luz. Es decir, a éstos, una mala in- ,lio para prohibir, precisamenre, los sacrificios a Satanás. por
tención no les hubiese arrastrado a una mala comprensión,
si no fuera porque se han inflado previamente de soberbia.
Al creerse más sabios que los demás, desprecian seguir :r 244. Am 1, 13. de testigo en el pacro realizad,o
otros hacia una mejor inteligencia. Como quieren obtener 245. Cf. Gn 31, 47ss. Acentus L""bán y
tt'stimonii significa literalmente el "r,tr"246 para Jacób.
para sí -a la fuerza- el nombre de sabios ante el pueblo ig- nlontón del testimonio'. Se en- en cuanto .o-u.,ián,
ó.egorio, la Iglesia,
norante, procuran por todos los medios desacreditar lo quc ti.:'de el montón de piedras sobre ria de la fe,
., d.p'or;o_
correctamente han entendido otros, y sostener sus perver- d.'l" r"u"i".iir.,,
rertigo
' l que comieron Labán, Jacob y d" l; p.;r:ncia del que es ra
sos puntos de vista. lug"I
'r¡s hermanos. Ese montón sirvió Verdad.
196 Gregorio Magno Regla pastoral III, 24 197

eso, se queja el Señor, diciendo por el profeta: Les di 1rigo, dad, hay que amonestarles para gu€, al aplicar remedios a
ztin'o y iceíte, les muhipliqwé la plata y el oro, qu.e ofrecie- un enfermo, cuiden el virus de su propia infección; no sea
,on i Baal247. Recibimos el trigo de Dios, cuando, en los que, mientras intentan curar a otros, mueran ellos.
más oscuros pasajes, sustituimos Ia cáscara de la letra y- Per' También hay que decirles, que se fijen si está en desa-
cibimos, a tra',rés de la fuerza interior del Espíritu, el más cuerdo su modo de expresarse y aquello que dicen. No sea
profundo significado de la Ley- Fl Señor. nos da su vino, que prediquen una cosa con sus palabras y otra con sus
irrndo .tos .-b riaga con la sublime predicación de su Es- obras. Por eso, oigan lo que dice la Escriiura: si alguno
critura. Nos da su áceite, cuando ordena nuestra vida con babla, que lo baga como predicaciones de Dios248. por tinto,
suave ternura Por sus PrecePtos más llanos. Multiplica. la los que no tienen como propias las palabras que predican,
plata, cuando ,rt, ,.r.ni.ristra iu palabra llena del resplandor ¿por qué se enorgullecen como si fueran suyas? Oigan lo
i. la rrerdad. Y nos enriquece con oro, cuando irradia a nues- que está escrito: como de parte de Dios y en presencia de
tros corazones la .ompiensión de su suPremo esplendor. Dios, hablamos en Cris¡s2ae. Como de parte dL Oios y en
Los herejes ofrecen todo esto a Baal, Porque pervierten su presencia, habla el que entiende la palabra de predicación
los corazones de sus oyentes con todas estas materiasr QUc que recibe de Dios y, con ella, bus ca agradar a Dios y no a
han entendido compleiamente al revés. Y tanto el trigo dc los hombres. oigan lo que esrá escriio: Abominación det
Dios, como su ,,ino y Su aceite, así como su plata y Su oro Señor es todo arrogante2so. Pues, está claro güe, mientras se
ofrecen en sacrificio a Satanás; Porque las palabras de paz' busca. la propia gloria en la palabra de Diós, se usurpa el
las desvían hacia el crror de la discordia.H^y que amones- derecho del Dad or,, y no se reme preferir los elogios para
tarles para que se den cuenta de que, mientras la perversi- sí, antes que para El, de quien se ha recibido todo aquello
dad dá sus mentes engendre discordia a Partir de los pre- por lo que los demás le alaban.
ceptos de la paz, e\Ios mismos, ante el justo juicio de Dios, oigan lo que dice Salomón a los predicadores: Bebe el
.rr.onrr" rán la muerte por las palabras de vida' lgua de tu cisterna, la qwe fluyt de tu pozo. Rebosen por
Por otro lado, hay que exhortar a los que entienden co- f\rro tus fuent€s, ! se esparzan las aguas por las plazas. Ten-
rrectamente la Lcy de Dios, Pero no la enseñan con humil- ly pya ti sólo, no participen contigo los-extrañós2sr. El pre-
dad, a que anres á. q.t. elloi expliquen a otros la p-alabra dicador bebe el agua de su cisterna cuando, al examinr. ,.,
de Dioi se examiner a sí mismos; no sea que, pendientes corazón, se escucha antes a sí mismo. Bebe el agua que fluye
de las acciones de los demás, se abandonen ellos mismos y, d.. t.r pozo, cuando se inunda con el riesgo á. r,.r propia
aunque entiendan correctamente toda la Escritura, se olvi- palabra. Donde bien se añade: Rebosen poi frrro trí
frir-
d.n rólo de lo que ella dice a los soberbios. En verdad, les te.S,.y,se esparzan las aguas por las plazas. Pues, es justo que
ocurre como .tt ímprobo e ignorante médico que -desctr ól beba primero ¡ después, dé a los demás de beber .tr l"
"
curar a alguienr p€fo á.r.otto.e su propia enfermedad. Pol' predicación. Rebosar por fuera las fuentes significa infundir
tanto, r l""t que no exPresan la palabra de Dios con humil-

248. 1 P 4,11. 250. Pr 16,5.


247. Os 2,8. 249. 2 Co 2, 1,7. 251. Pr 5, 15-17.
Gregorio Magno Regla pastoral III, 24-25 lc)9
198
predicación. En .lcn en cuestiones más importantes, por preocuparse más de
exreriormenre en los otros la eficacia de su l¿s de menos importancia. Si éstos mismos escondieran el
."-Ui", espacir las aguas por las p.lazas sig,nifica repartir
la
rlinero que tuvieran ante los prójimos necesitados, se harían
pr1rU."'¿irrir,. entre li g"tt -t'"hüumbre dt :L::tt:'^i*t-
iárrdor. a la condición de cada uno' Y' porque'
normal- -sin ninguna duda- cómplices de su calamidad. Por ranro,
mente, asalta el deseo de vanagloria'. tt""do
la palabra. de consideren de qué delito se hacen culpables los que escon-
muchos, des- .lcn los remedios vitales para las almas que se mueren, cuan-
Dios está corriendo como bu.á noticia para
oués que se ha dicho: Y se espa.rzan las'agwa: !o, 2t Pl.o- rlo no les dan la palabra de la predicación a esos hermanos
i;;, bL; se sigue: Tenlas para ti sólo, no participen cont.t'go ¡recadores. Por eso, cierto sabio dice con razón: Sabiduría
extraños especialmenre a los espíritus t'scondida y tesoro invisible, ¿qué utilidad ltay en ambos?253.
los extraños. ilr-,
de quienes iitt el profeta' por las.pa- Si el hambre acosara a los pueblos2sa y ellos mismos con-
malignos, ,
"qrr.llos contra mí los servaran los trigos escondidos, indudablemenre acruarían
labras de un tro-Ur. t.rrtrdot Se leztanioro,
Por eso' diiot ! !' como autores de su muerte. Consecuentemente, consideren
,*tronor, brrroron con rabia mi alma252'
;;;;;rt^; to, o'gro, io, h' plazas, Perg que salgas ati reali-
telks p.ara sól'o.' con qué pena deben ser castigados los gue, mientras las
,rlmas se mueren a causa del hambre de la palabra, no ad-
como si diiera'cla."m..rte: <<es necesario n-rinistran el pan de la gracia que han recibido. Por eso, bien
modo 9"t- 1o
zar el servicio de la predicación' pero de.tal
pot medio de la soberbia' dice Salomón: Qwien esconde el trigo, es maldecido en el
te unas a los .rpirir,tt inmundot
ministerio de la pueblo255. Esconder el trigo significa retener uno mismo las
ni admitr, ,.rr'enemigo' ' p"titiPar en el
" t'p"ti-os,las aguas por las ¡'ralabras de predicación. Y esto, lo maldice el pueblo, por-
;;ltb;; áe Dios". Por tanto' nosotros' clue por la sola faka de su silencio es reo del castigo de todos
pl^r^r, y no obstante, ltl guardamos sólo para
al exte- ,rquellos a los que pudo haber corregido.
cuando dif.rrrdimo, abu.rdrñr.-.r,te la-predicación
mundó ambicionamos al- Los que conocen perfectamente la ciencia de la medici-
il ; ,i.' .-ül;;;, ;"..nada del ¡ra y reconocen la herida que hay que curar, pero rechazan
,^n las alaba it^t de los hombres' sanarla, sin duda alguna, cometen pecado de homicidio por
^',
omisión. Por tanto, vean que se enredan en una gran culpa,
25. A predican por hwmildad y
los qwe no
o los qwe se quienes, conociendo las heridas de las almas, se niegan a cu-
rarlas con el filo de la palabra. Bien dice ,el profeta: Maldi-
pre ciPitan Para Pre dicar

predi-
De un modo hay que exhortar a los que pueden'
humildad' y LXX.
car dignr-."* p;; ,'; lo hacen Por excesiva
253. Si 20, 30 según huían de los lombardos. En algu-
aun- 254. A Gregorio, siendo na ocasión pidió provisión de
de otro a los q"J tt precipitación lés empuia 1 nre$icar' I)apa; le tocó proveer de alimentos trigo a Sicilia p^ra paliar esros
o edad' A los prime-
l.r. ,. f" i-iiat tu ;-ptrfección
, q.r. se den
su
cuenta de cuánto pier-
.r la población romana, afcctada males. Este desvivirse por su pue-
ros hay qrr. J*hortarles [)or el hambre que siguió a la blo le mereció cl sobrenombre de
[)cste; así como los problemas que "Papa de la caridad'.
.rcarrearon las inmigraciones de 255. Pr 11, 26.
pr-reblos del norte de Roma, que
252. Sal 53, 5.
,l

200 Gregorio Magno Regla pastoral III, 2i 201

to el que prive a su espada de sangre256.Privar la espada de de Salomón, cómo le promere multiplic ar ra ciencia de
la
sangre significa prohibir, a la palabra de la predicación, predicación en aque] qL. no renga el vicio de la p,rr:rr^
matar la vida carnal. Además, se dice de esta espada: Y mi aquello que ya consiguió, pues dlc.r Alma qu, br)dice "n
será
espada comerá carne257. colmada, y el qu, toiio la-sed, también ét sirá ,or¡o¿o-*1.
Así pues, éstos, cuando escondan en sí mismos la pala- cs gu€, el que bendice por su predicación, recibe un au-
*
bra de la predicación, oigan las divinas sentencias en contra menro total de bienes interio..rf
suya, a fin de que el temor de Dios arroje de sus corazo-
¡ mientras no cesa de sa-
ciar el alma de.sus oyenres .o., Í" bebida de la palrbrr,-Zl
nes el temor de predicar258. Oigan, por ejemplo, que el que rnismo es saciado con la bebida de una gracia
no quiso negociar su talento 1o perd ró, y además recibió su oigan cómo David ofreció esro a dior como -"tripti.rar.
condenazsc. Oigan cómo Pablo no se creyó responsable de
.dec.ir, áon. Es
.que_no escondió el don de la predicación q,.r. hrbi,
la sangre de sus prójimos y, por eso, no cesó de hablar con- recibido, diciendo: He aquí que no hi contenid.o *¡,
t^il"r,
tra los vicios de los que tenían que ser reprendidos, dicién- Señor, tú lo sabes; no esconií tu justicia en mi corazón,

doles: Os testifico en el día de hoy, que limpio estoy de toda proglamado ru verdad tu salaa'ción26a. oigan cómo
Z en el
sangre; pues no me acobardé para impedir que os anuncia- diálogo del esposo con la esposa, se dice: Tí qu, habitas
en
ra todo consejo de Dios26a. Oigan cómo una voz angélica los huertos, te oyen mis ami[os; bazme oír tu voz265.
En ver-
amonesta a Juan: El que oiga, diga: ,,'uenrr26t. Es decir, que dad,.la Iglesia habita .n lor huerros; pues, conserva en ver-
el que haya oído lavoz interior, eleve su propiavoz y llame dor interno las plantas frescas de las^,oirtúdes que ha culti-
a otro allí adonde él mismo es llevado. No sea que acer-
"."d9.- Qr.
los amigos oy_en su voz significa qu. todos los
cándose al que le llamó, le encuentre con las manos vacías. clegidos desean oír las páhb*r de su
iredicación. También
También oigan cómo Isaías, que interrumpió el ministe- cl esposo desea oír su iot, pues anhelá predicar a las almas
rio de la palabra iluminado por una luz de lo alto, se re- de sus elegidos.
prende a sí mismo con un gran grito de arrepentimiento, oigan cómo Moisés, cuando vio a Dios airado con el
exclamando: ¡Ay de mí, porque callétzoz. Oigan las palabras pueblo y que le mandó romar la espada para castigarlo, ad-
virtió g.r. r.. pusieran de. parte d. bio, io, qu. cástigaserr,
sin vacilar, los crímenes dé los malvados, dicien d", sl'oi["]
no es del Señor, se una a mí; cíñase el varón su espada ,ib*
256. lr 48, 10. tencia sigue esquemas práctica-
su pierna; id y repasad d.e pwerta en puerta, poi
257. Dt 32, 42. mentc idénticos, en un discurscr med,io der
258. En siete sentencias pre- que tiene toda la fuerza del estikr campamento, y mate cada uno d su hermano, o su
amigo y
cedidas de audiant, se reprende a profético": La Bibbia nella Rego- a su ztecino266. ceñirse.la espada a la pierna signifi., pilJ-
los pastores negligentes. Al res- la Pastorale di San Gregorio rir el celo por la predicación qre los plac.res" de la irrrr.;
pecto comenta G. CRstutRscol-l: Magno, en "Vetera Christiano- de manera que quien quiera Érbla, d. cuesriones ,r.r,rr,
"En siete sentencias, con frases bí- rum> 6 (1969),49.
blicas, se describe la culpa de los 259. Cf . Mt 25, 24ss.
que se cierran en el silencio en 260. Hch 20, 26-27.
lugar de proclamar la palabra de 261. Ap 22,17. 263. Pr 11,25. 265. Cr 8, 13.
Dios. La estructura de cada sen- 262. Is 6,5. 264. Sal 39, l}-tl. 266. Ex 32,26-27.
202 Gregorio Magno Regla pastoral III, 25 203

car, dijo a continuación: Vosotros, asentaos en la ciudad hasta


tiene que vencer las tentaciones ilícitas. Pasar de puerta en
puerta significa pasar de un vicio a orro, por los que la muer- que seáis inztestidos con la virtwd de lo al¡sz;t. Ciertamente,
i. p.rr.rá en el alma. Pasar por medio del campamento sig- nos asentamos en la ciudad, cuando nos quedamos en el in-
,rifi." vivir en la Iglesia con una ecuanimidad tal, que sea terior de nuestras almas y no divagamos hablando al pue-
capaz de repro.hrihr faltas de los pecadores, y no dejarse blo, para gue, cuando seamos investidos perfectamente con
lle't at en fa.ro. de ninguno. Por eso, añade con raz6n: Mate la virtud de lo alto, entonces salgamos fuera de nosotros
cada uno a sw bermaro, o su amigo, a. su ztecino. Es decir, mismos, incluso para instruir a los demás. Por eso, dice cier-
mata a su hermano, a su amigo, 2 su vecino, el que descu- to sabio: Adolescente, apenas hables en tu causa; si dos'ueces
se te Pregunta, tenga sentido tw respwestA268. Por eso, nues-
briendo en ellos algo que debiera ser corregid-": no usa la
espada de la l-.pr.rriiólt con aquellos que ama debido al pa- tro Redentor, aunque sea el Creador y esté en el cielo,. es
r..^nr.r.o. Por ü.t,o, si se dice que Pertenece a Dios quien, siempre el maestro de ángeles por la manifestación de su
por el celo del amor de Dios se mueve a combatir los vi- poder; ¡ sin embargo, no quiso ser maestro de nadie en la
iior; verdaderamenre, niega ser de Dios quien, siendo capaz tierra, hasta los treinta años. Evidentemente, pará infundir
¿r los precipitados un sanísimo temor; ya que quien no podía
de áecirlo, rehusa reprenáer la vida de los carnales.
Por el contrario, deben ser amonestados los que se Pre- perder la gracia de la vida perfecta, no predicó hasta tener
cipitan a predicar a pesar del cargo, torpeza o edad; para una edad madura. Pues, está escrito: Cuando tenía doce
q.r..rl ,^rg t precipiiadamente sobre sí el peso de tan gran años, se quedó el niño Jesíts en Jerwsalén26e. Y poco después
se añade que, buscado por sus padres: Lo encontraron en el
mrnlsterlo, no ,. á..r.n en 1o sucesivo a una posible me-
jora.No sea que, por lanzarse inoportunamente a hacer algo templo sentado en medio de los doctores, escuchándoles y
'p^r^
lo que r-rt ,rrj.n, echen a perder incluso -lo que podían pregwntándoles27o.
^h"b.. Así pues, h^y que considerar con aguda reflexión que,
hecho a su tiemPo y pongan de manifiesto su igno-
rancia en lo que intentan exPoner a destiempo' cuando Jesús tenía doce años, sentado en medio de los ma-
H^y que amonestarles para que tengan en cuenta que cstros, no enseñaba, sino que estaba haciendo preguntas.
lo, poil.r.io, d. aves, si quieren volar antes de que sus alas I'.ste ejemplo muestra que nadie debe atreverse a enseñar;
esré; preparadas, por q.rér.r alcanzar lo alto, caen precipi- puesto que aquel niño, que por su divinidad administró pa-
trdr-.nti al su.lo. Y que con las construcciones recién he- labra de ciencia a los mismos doctores, euiso ser enseñado
chas y aún no consolidadas, si no se les pone encima los te- h,rciendo preguntas. Pues, como dice Pablo a su discípulo:
.hor,'no se fabrica una casa, sino ruinas. Además, que si las Predica y enseña estas cosas; nadie menosprecie tu adoles-
hembras dan a luz los hijos que han concebido, antes de t'cnciaztt. 7^ loién hay que tener en cuenta que en la Sa-
que esrén plenamente formadoi, no llenan las casas, sino las srada Escritura alguna vez se llama a la juventud adoles-
sepulturas.
' Por- esro, la misma verdad, que había podido perfeccio-
nar en un momento a los que hubiese querido, una vez ins- 267. Lc 24,49. 270. Lc 2,46.
truidos los discípulos aceróa de la eficacia de la predicación, 268. Si 32,10-11. 271. I Tm 4, 1l-12.
269. Lc 2,42-43.
con el fin de qr. lot imperfectos no se atrevieran a predi-
204 Gregorio Magno Regla pastoral III, 2t-26 205

'ltrdo el que en el juicio de su corazón no pone freno a la


cencia. Esto se demuestra en seguida, si se traen a colación
las palabras de Salomón, QU€ dice: Gózate ioven en tu ado- l)rosperidad de que disfruta, en favor del amor a la vida
Iescencia272. Si no juzgase que ambas cosas son la misma, no
rnejor, convierte el halago de la vida pasajera en ocasión de
hubiera llamado joueñ al que aconsejaba en su adolescencia' llruerte PerPetua.
De ahí que, figurados en los idumeos, se increpe a los
(lue, vencidos por su propia prosperidad, se alegran de su
26. A los qwe prosperan y 4 los que fracasan ¡rrundana fortuna, diciendo: Se han atribwido mi tierra en
beredad, con gozo, y con todo el corazón y toda el alma27a.
De un modo hay que exhortar a los que prosperan en [)e estas palabras se deduce que son heridos con severa re-
.t.gú.r
aquello que dese"n el mund o, y de otro a los 9ue, ¡'rrensión, no sólo porque se alegran, sino además, porque
deseando lo que es del mundo, se cansan por la contrarie- Io hacen con todo el alma y el corazón. Por eso, dijo Salo-
dad de ,r, .rTr. rzos. Hry que amonestar a los que Pros- rnón: Su aaersión a los pequeños los matará, ! la prosperi-
peran en lo que apetecen mundanamente, pafa -que no des- tlad de los necios les perderá275. También Pablo amonesta di-
iuiden b.rsc"i al óador, una vez que tengan todo 1o que de- ciendo: Los que compran, como si no poseyesen, y los que se
sean, ni fijen su mente en aquello que se les da. No sea que' sirven de este mundo, como si no se sirztiesen de é1276. Está
en lugar de la patria, amen el peregrinar, cambien lo Que son claro esto se dice para que aquello que tenemos en
-que
,yr.rdit para e[ camitro en obstáculos para llegar, ó rehuyan ,rbundancia lo pongamos a nuestro servicio, en la medida en
.b.rt.-plar la claridad del sol deleitados Por la luz noctur- que no nos aparte, por el afán de placer, de los bienes su-
na de lá l.ttta. Por tanto, se les debe aconsejar que conside- premos. No ocurra que, aliviando la fatiga de la peregrina-
ren todo lo que consiguen en este mundo, como un con- ción interior, se presenten tales bienes como un refugio para
suelo para la fatiga y no como un premio de recompensa2T3. los que estamos en el destierro, / rros alegremos en lo que
Alcen, pues, ,.r, -.tttes frente a los halagos del mundo para cs transitorio como si fuéramos felices; nosotros, que mien-
que no sucumban en ellos por la complacencia del corazón. tras estamos separados de los bienes eternos, nos reconoce-
mos miserables.
De ahí que la Iglesia diga por boca de los elegidos: Sz
272. Qo !1, g. En la culrura 40 (45) a los 60; 5) Senectus, vejez: izquierda está bajo mi cabeza, y su derecha me abrazA277.
romana se distinguían cinco eda- comenzaba con los 61 años' En el [-a prosperidad d.. l.r yidl presente es como si Dios pusie.ra
des o períodos de la humana: Presente- pasaie Gregorio sugiere su mano izquierda bajo la cabeza, apremiando al deseo del
"ida que en la Vulgata no siempre se
l) Pueritia, infancia: comprendía rlmor supremo. Y la diestra de Dios la abraza, porque con
hasta los t5 (17) años; 2) Adoles- hace distinción entre adolescentia
centia, primera juventud: com- y iuaentus; Por eso, se pueden al- toda entrega conserva a la Iglesia bajo la dicha eterna. Por
prendía i"rm los 20 o incluso 30 rernar los términos. Cf. Hm Ez 1, cso, dice Salomón en otro sitio: Largos días en su derecba,
3) Iuventu.s, juventud: com- 2,3 (CCL 142, l9)'
"not;
pre.rdía desde los 20 (30) años 273. Gregorio no cree que los
ir"rt, lo, aO (a5); 4) Aetas senio- bienes conseguidos en este mundo
rum, madurez: se consideraba la sean señal dc predestinación. 274. Ez 36,5. 276. I Co 7,29-30.
275. Pr 1,32. 277. Cr 2, 6.
mejor edad, comprendía desde los
Gregorio Magno
Regla pastoral III, 26 207
206
Ios réprobos decaen en lo interior, cuando no correspon-
y en su izquierda riqweza y gloria278. De esta forma enseñó
.lcn con obras buenas a los favores divinos y se abando-
io-o ,. d.b.n ,..,.i las riqué zas y la gloria, recordando que nan totalmente aquí, dispersándose en las prosperidades
esrán a la ízquierda. Por lb mismo, diio el.salmista: Sálva-
.¡ue les aprovechan exteriormente. Por eso, al rico ator-
me con ru díerVo27e. No dljo mano, sino diestra; sin duda, ¡rrcntado en el infierno se le dice: Recibiste bienes en tu
paf^ indicar que al decir diestra buscaba la salvación eter- uida284. El malvado recibe aquí bienes para recibir allí
,rrzso. Por eso, también está escrito en otro sitio: Tw mano
-rnás plenamente- males, ya que aquí, ni por sus bienes
d,iestra, Señor apa.rta a los enemigos2st. Los enemigos de
sc convirtió.
Dios, aunque avancen en su rzquierda, son aplastados en su
Contrariamente deben ser amonestados los que desean
d.r..hr; pt.qu. a menudo la vida presente eleva a los per- Ios bienes del mundo, pero la adversidad los fatiga; para que
versos, p.ro ia lrenida de la dicha ererna los condena.
valoren con solícita consideración con cuánta gracia vela
Hti que exho rtar a los que ProsPeratt :t este mundo a
sobrc cllos el Creador y Ordenador de todo, que no les
qrr. .oáriá.... profundamen; q.t., . ,r...r,.Ia prosperidad de
,rbandona en sus necesidades. El médico que desahucia a un
la vida presenri se da para provocar una vida mejor, o PaTa cnfermo, le permite tomar todo lo que le apetece. Sin em-
una mayor conden. .n la eternidad. Por eso, se prometió la lrargo, al que juzga que puede sanar, lo aparta de muchas
tierra de canaán al pueblo de Israel: para Provocar que espe- cosas que apetece. Por otra parte, también apartamos dine-
fafan siempre en la pat.i" ererna. Aquel pueblo terco no hu-
ro para los hijos t paro, quienes, al mismo tiempo, reserva-
biera creído en las pio-.ms que Dios le hacía Pa:a el futu.ro,
nros como herederos todo el patrimonio.
si no hubiera p.r.iÉido en el pt.t.ttt. algo de su Prometedor'
Por tanto, aquellos a los que la adversidad de la vida
Es decir, para que el pueblo se consolidara con mayor.certe-
tcmporal humilla, llénense de gozo con la esperanza de la
za en la-fi de los bienes eternos, no lo avajo a dichos bienes
herencia eterna; ya que la divina Providencia no refrenaría
sólo con la esperanza, sino con los bienes que le dio a la es- .r los que instruye bajo régimen de disciplina, si no supiera
prr^n Cla.a-ente lo atestigua el salmista diciendo: Les dio ..¡ue iban a ser salvados para siempre2ss.
^. pweblos;
Tor rrgiores de los gentilrr, y fot,yer9n los vabajos de
En definitiva, a los que se fatigan en estas cosas que de-
para qwe gwarden-sus precePtos y obsenten su !'y"': .
' C.rarrio Ir mente humana no corresponde a Dios -que scan según el mundo, por el esfuerzo que supone la adver-
sidad, se les debe aconsejar que consideren que también la
da en abundancia- con buenas obras, creyéndose piad-o- cr"rlpa atrapa en muchas ocasiones -como en un Iazo- a los
samente nutrida de ellas, precisamente Por eso, se conde-
iustos, cuando el poder temporal los eleva. Pues, como ya
na más. De ahí que el srl-irt" diga en otro lugar: Los de-
.lijimos en la primera parte de este libro286, David fue más
rribaste, miertrá, se elepafionzat. Porque, evidentemente' rcctamentc amable con Dios cuando era siervo, que cuan-

278. Pr 3, 16' 281. Ex 15,6.


284. Lc 16,25. ción es, como en otros problemas
279. Sal 107, 7. 282. sal 104,44-45.
285. El pensamiento de Grc- teológicos, agustiniano.
280. Es el sentido que ticnc 283. Sal 72,18.
qorio en cuanto a la predestina- 286. Ct. Reg Past I, 3.
diestra en Mt 25,33.
208 Gregorio Magno Regla pastoral III, 26-27 209

El siervo, por amo r a.la justicia, temió que, mientras lo que hacen es transitorio, lo que desean es
do llegó al reino2tiT.
herir í ,r, ya capturado: sin embargo, el rey,. P?r cterno; que los males del mundo no desalientan el corazín
"d,,rersario
la persuasión de la luiuria, mató al fiel soldado incluso bajo cuando está fortalecido por la esperanza de los bienes eter-
nos; que los bienes de la vida presente no defraudan, cuan-
deseo de fraude2ss.
Por consiguiente, ¿quién buscará, sin perjuicio, riquezas, do los sospechados males del juicio futuro entristecen.
De este modo, el ánirno débil y fiel de los cónyuges cris-
poder o gloriá, si incluso se hicieron dañinas para aquel que
"rin
ir, ,.rlro b.rr.arlas? ¿Quién, sin gran discernimiento, se tianos, que no puede menospreciar totalmente los bienes
temporales, podrá unirse, sin embargo, por el deseo de los
salvará entre tales .orrr, si aquel que, elegido por Dios y
cternos. Y, aunque perman ezca entretanto en el goce de la
preparado para ellas, se vio abrumado por las mismas, cuan-
carne, se restablecerá con el alimento de la esperanza su-
áo interuino el pecado?
En conclusián, hay que amonestarles para que conside- prema. Si posee las cosas que son del mundo como ayuda
ren que no se ,...r.rd" que _Salomón, antcs de caer, tuviera cn el camino, esperará las que son de Dios como fruto en
adversid ad; y, sin embargo,.después de tanta sabidu-
la llegada. Y, para no decaer por completo en lo que debió
"ig,rru
,íi ,. dice que ,^ya incluso en la idolatría. La sabiduría esperar robustamente, no se entregará del todo a lo que
lrace. Acertada y brevemente lo expresó Pablo, diciendo: Los
concedida abandonó su corazón, porque no la custodió ni
qwe tengan mwjer, 'zttuan como si no la twztiesen; los qwe llo-
con la más mínima disciplina de tribulación28e'
rAn, como si no llorasen; los que se alegran, como si no se
alegrasen2eo. Tiene mujer como si no la tuviese, el que t pa.ra

27. A los esPosos a los célibes consuelo de la carne, vive con ella de tal modo que con su
Y
rlmor nunca se aparta de la mejor rectitud de intención bus-
De un modo hay que exhortar a los unidos en matri- cando obras perversas. No estar llorando ¡ sin embargo,
monio, y de orro a los que están libres de tal lazo. Hay que llorar, es lamentarse de las adversidades externas, de tal
,-orr.ríar a los unidos en matrimonio Para 9u€' al pensar modo que se sepa gozar con la consolación de la esperan-
cada uno que es del orro, procure agradar a su cónyuge de za eterna. Estar alegre sin alegrarse es elevar el ánimo desde
las cosas más bajas, de tal modo que nunca deje de temer
tal mane." q,r. no ofenda al Creador; Para qüe.traten las
las más altas.
cosas de erté mundo de tal manera que no olviden desear
las que son de Dios; para que se alegren de los bienes pre-
Allí mismo, añadió poco después: Pwes la apariencia de
cste mundo pasará2er. Como si dijera claramente: "No que-
sentes, de tal manera que tengan' con solícita intención' gr-an
remor de los males át.rnor; para que lamenten los males ráis amar constantemente el mundo, pues ni el mismo
rnundo que amáis puede permanecer. En vano fijáis vuestro
temporales, de tal manera que fiien su esPeranza, con ínte-
corazón como si fuerais a permanecer, porque lo mismo que
gr, .o.rolación, en los bienes Perennes; y así, reconozcan
.rmáis pasa>.

287. cf . t s 24, 18. 289. cf. 1 R 11, 4.


288. cf.2 s 11, 17. 290. I Co 7,29-30. 291. 1 Co 7,31..
'l,rrrrlti.'l¡ ll,l\' (ll¡(' ('rltoll.tt ,t l,t. r lll\ lll'ir'', |,ll.l (ltlr' trr ,,1r..,' ,'l l,'. lr,, .r 1,,. (llt(.(.tr.tt. lt,,t t'r,r, .1il.1(11,, .t,l..tu.tr ,t l,,t
l.'lt'rt ntttltt,t ,' 1r,,,, l('lll('lll('l1l(' .lrlrr,'11.,'r t n'.,1', ('ll l.¡" (lll(', 'l ,1, I'rlr',, I I nt,nttltt,lr, l,,,lr'1,t,1,,,t l,t ttttt¡t.t
),tlt't,t.tt,tl ttt,,rl,,
vcccs, s(, siclltt'lt rlt's.'.rnl('ttlosi tl.' tlt,,,l,, .llt(', .lltllll,lt¡.1, t'.,' ,'l 1,,,uttl('t,tl ttt,ttttltt"'t. Al,.,,rr..t.,lt.r,rlg,, tlt. r,,,luPttrositl.rtl
ullo al ()tl'()., l.rs s.l)('l'cll. l'tlt's, t'rl,l t'rt l ll.' / I t';',ttl tttttltt't ,1, nl,,.l.'l,r rir.rrr lr.rrrt'stitl.rrl ,l.'l.r rnritirr c()nvt¡g¡1, ¡rl:rrliti:
"". I 't
mente'uuestras cdt'$cts, )t,tst ('tttttl)lttr't, l,t l,'.1' ,lr'(.tt:1o I't ttt t'¡ltt t,, l,, rlt,q,) (()nt() ittrlttlgt,ttt'id, llo colllo lnttntlalo)e1.
ley de Cristo cs' c11 cfccttl, l;r c'rl'itl'rtl; r 'r (ltl(' ¡l(t s.lt) ll." 'rr' ul(li...r .¡trt' 1,, c.xtt'r'rlitlt, cs pcc:tclo; pcro c'lLlc sc pcrdo-
entregó en abundancia sus bicr-rcs clcsdc sí Irtisrlt,r, sitto t¡ttr' n.r nr.r\ l.it'ilnrcnt(', yir (lr.rc n() consistc tanto en hacer algo
ademáS cargó Serenamente con nucStrOS lll:llcs. I)ol' trlllt(), .ll rlr. rr., ('()nr() cn n() tcncr b:rjo c()ntrol lo que lícitamente se
imitarla, cumplimos la ley de Cristo; cuandtt cntrcg:lll)(,s lt.' lr.r. r'.
nignamente nuestros bienes y soportamos ficlrlrcrltc lltl('s At'r'r't:rtl:ultcntc lo cxpresa Lot en sí mismo: huyó de So-
tros males. Hay que amoncstarles además, a quc c:tcl,t t¡1t,, rlr,rn.l (lLrc:rrdí:I, pcro al llegar a Soar, no subió en seguida
atienda, no tanto a lo que tiene que aguantar dcl otro, sirt,' .,1 nr,urtcr"r'. [{uir de Sodoma ardiendo es apartarse del ardor
a lo que el otro tiene que aguantar de é1. Si considcr:l l.ts rlr, irr, .lc h carnc. La altitud del monte es, por otro lado, la
cosas proplas que el otro Soporta, podrá soPortar coll ll-l:lv()l Irur('/.:r dc los que se abstienen. O si se quiere, están como
suavidad las que aguanta el otro. ., un nronte los unidos en matrimonio que, salvo para asu-
A los cónyuges hay que aconsejarles que recuerdcn cltrt' ,',ir lrr:rclrnisión obligada de la prole, no dejan libre pasión
se han unido en matrimonio para engendrar hijos, y qrl(' .rllltrn:r dc la carne. Permanecer firme en el monte es no en-
transforman la ocasión de procreación en ejercicio de la v.t rr('qilrsc a la carne, sino buscar el fruto de la procreación.
luptuosidad, cuando se hacen esclavos de una unión innltr l't'r'.rAnecer firme en el monte es no adherirse carnalmente
derada. Han de considerar que transgreden los derechos clcl .r l.r carne.
matrimonio en la misma unión conyugal, aunqu.e no se sal- Lot salió de Sodoma porque son muchos los que aban-
gan fuera de lo permitido. Por eso, €S rl€c€sario que' coll ,l,rnAn los desórdenes de la carne ¡ sin embargo, al casar-
reiteradas súplicas, limpien la pura imagen de la unión con- \c, no observan los derechos del rrato debido. No subió en
yugal que manchan al añadir voluptuosidades. De ahí quc :r'suida a la montaña porgu€, aunque ya dejaba la ida ver-
el Ápóstol, conociendo por experiencia l,a medicina celes- s()nzosa, todavía no poseía con delicadeza la altura de la
tial, diga, no tanto para instruir a los sancDs, como para en- ('()ntinencia conyugal. La ciudad de Soar esrá en medio y
señar la medicina a los enfermos: De Io Eue me babéis es- '.ilva al débil que arde, porque cuando los cónyuges se unen
crito: Bweno le es al bombre abstenerse de mwjer; No obs- 1',rrr la incontinencia, además de ahuyentar la caída desor-
tante, a causa de la fornicación, cada una tengt su mujer, ,lcnada, se salvan también por el perdón. Y es gue, en tal
y cada wna tenga su marido2e3. Al dirigir el precepto a los crlso, el matrimonio es como si llegaran a una pequeña ciu-
que no están firmes, avisó del peligro d e la fornicación. ..lad en la que se defienden de las llamaS, Ix que tal vida
Ahora, para 9u€, quizás, no se estrellen contra el suelo,

294. I Co 7, 3. 296. Cf . Gn 19, 30.


292. Ga 6,2. 293. I Co 7,1-2. 295. I Co 7, 6.
210 Gregorio Magno Regla pastoral III, 27 ^2il

También hay que exhortar a los cónyuges para que to- .frece el lecho a los que caen. Por eso, añadió además a los
leren mutua y pacientemente aquellas cosas en las que, a débiles: El marido dé lo debido a la mujer y de igual modr¡
veces, se sienten descontentos; de modo 9u€, animándose el mwier al marido2s4. Al
uno al otro, las superen. Pues, está escrito: LLeztad mwtua-
\ conceder algo de ,rolriptuosidad
dentro de la gran honestidad de la unién .o.ry.rgrl, añadió:
mente auestras cargas, y así cumpliréis la ley de Cristo2e2.La Pero esto os lo digo como indulgencia, no como mandato2ts.
ley de Cristo es, en efecto, la caridad; ya que no sólo nos Se indica que lo concedido .r pe.ado; pero que se perdo-
entregó en abund ancta sus bienes desde sí mismo, sino que rra más fácilmen te, ya que no consiste irnto .tr hr.á, algo
además cargó serenamente con nuestros males. Por tanto, al ilícito, como en no rener bajo control lo que lícitamenr."r.
imitarla, cumplimos la ley de Cristo; cuando entregamos be- l-race.
nignamente nuestros bienes y soportamos fielmente nues- Acertadamenre lo expresa Lot en sí mismo: huyó de So-
tros males. Hay que amonestarles además, a que cada uno .l.o-" que ardíl qero al llegar a Soar, no subió en seguida
atienda, .ro tr.rio lo q.t. tiene que aguantar áel otro, sino ,rl monre2e6. Huir de sodomi ardiendo es aparrarse del irdor
"
a lo que el otro tiene que aguantar de é1. Si considera las ilícito de la carne. La altitud del monre .t, po, orro lado, la
cosas propias que el otro soporta, podrá soportar con mayor pureza de los que se abstienen. o si r. qri..., esrán como
suavidad las que aguanta el otro. cn un monte los unidos en matrimonio qr., salvo para asu-
A los cónyuges hay que aconsejarles que recuerden que r'rir la admisión obligada de la prole, no dejan libie pasión
se han unido en matrimonio para engendrar hijos, y que .rlguna de la carne. Permane..r li.-. en el Áo.rr. es no en-
transforman la ocasión de procreación en ejercicio dc la vo- tregarse a la carne, sino buscar el fruto de la procreación.
luptuosidad, cuando se hacen esclavos de una unión inmo- I)ermanecer firme en el monte es no adherirse carnalmente
derada. Han de considerar que transgreden los derechos del .r la carne.
matrimonio en la misma unión conyugal, aunqu.e no se sal- Lot salió de sodoma porque son muchos los que aban-
gan fuera de lo permitido. Por eso, es necesario que, con .lonan los desórdenes de la .á'. ¡ sin embargo, al casar-
reiteradas súplicas, limpien la pura imagen de la unión con- s.,, no observan los derechos del rraro debido. ño subió en
yugal que manchan al añadir voluptuosidades. De ahí que scguida a la montaña porgu€, aunque ya dejaba la ida ver-
el Apóstol, conociendo por experiencia la medicina celes- sonzosa, todavía no poseía con delicadeza la altura de la
tial, diga, no tant o para instruir a los sanos, como para en- c.ntinencia conyrgll. La ciudad de Soar está en medio y
señar la medicina a los enfermos: De lo que me habéis es- s¿lva. al.débil que arde, porque cuando los cónyuges se unen
crito: Bueno le es al bombre abstenerse de mujer; No obs- Iror la incontinencia, además de ahuyentar l^ cí¡d^ desor-
tante, a causa de la fornicación, cada uno tenga su mujer, ,lcnada, se salvan también por el perdón. y es gue, en tal
y cada una tenga su marido2e3. Al dirigir el precepto a los crlso, el matrimonio es como si llegaran a una pequeña ciu-
que no están firmes, avisó del peligro de la fornicación. ..lad en la que se defienden de las llamaS, ^q";
rx tal vida
Ahora, para gue, quizás, no se estrellen contra el suelo,

294. I Co 7,3. 296. Cf . Gn 19, 30.


292. Ga 6,2. 293. I Co 7, l-2. 295. I Co 7, 6.
2t2 Gregorio Magno Regla pastoral III, 27 lll

conyugal, aunque no sea admirable en sus virtudes, al uuestro provecbo, no Para tenderos un lazo; sino para mo-
menos está exenta de suplicios. Por eso, el mismo Lot dice Lteros a lo que es honesto y a lo que es abundante y a poncr

al ángel: Abí cerca está la ciudad, a la que puedo buir. Es i)uestra atención sin impedimento en el Señor300. Las soli-
prqnino.
'alma
Me salvaré en ella. ¿Acaso no es modesta y mi citudes terrenas nacen, ciertamente, de los matrimonios.
aivirá en ella¿2e7. Se dice, en efecto, QU€ está cerca' y I)or eso, el maestro de los gentiles persu ade a sus oyentes
sin embargo, se presen ta a la vista como Segura .para sal- :r Qu€ tiendan a los bienes mejores, para que no se aten
varse. y ei 9u€, la vida conyugal ni está separada. a qr?n con la solicitud terrena. Por eso, el célibe, para quien los
distancia del^mundo, ni es ajena al gozo de la salvación' cuidados seculares son un estorbo, aunque no esté sujeto
Los cónyuges custodian su vida como si estuvieran en una .rl matrimonio, sin embargo, no ha escapado aún de sus
pequeña'ciidrd, cuando interceden con asiduas súplicas por c:1rgas.

ellos mismos. De ahí que rectamente se diga por medio del Los célibes deben ser amonestados para que no piensen
(lue pueden unirse a mujeres no casadas, sin un juicio de
ángel al mismo Lor: ife a.qu! que ta,m4iéry en esto admití
tus preces, para no destruii Ia ciudad de la que- b7!las2e8. condenación. Pues, cuando Pablo unió el vicio de la forni-
Es áecir, cua.rdo se profiere la súplica a Dios, tal vida con- cación a tantos crímenes execrables, indicó que era pecado,
yugal no se condena. Pablo amonesta también sobre esta ,liciendo: Ni fornicadores, ni los qwe siraen a los ídolos, ni
,rifti.. al decir: No os defraudéis el uno al otro, 4 no ser tdúlteros, ni afeminados, ni homosexuales, ni ladrones, ni
d,i *utro acuerdo, por u-n cierto tiempo, pa'ra daros a la lr)Aros, ni borrracbos, ni blasfemos, ni rapaces poseerán el
oración2ee. raino de Diosior. Y en otro sitio: En cambio, a los fornica-
Al contrario hay que aconsejar, a los que no están uni- ,lores y adúlteros los juzgará Dios302.
dos en matrimonio, que se pongan más rectamente al ser- Por tanto, hay que exhortarles a solicitar el refugio del
vicio de los precePt;s celestialis, y^ que.el ltgo de.la nratrimonio, si reciben la tormenta de las tentaciones con
unión carnal l.t hace tender a los cuidados del mundo' ¡'tcligro para su salvación. Está escrito: Mejor es casarse que
""
De modo que peso ilícito de la solicitud terrenal no
el (luemarse303. Así, si aún no se consagraron a algo mejor, lle-

oprima r los qr. ir carga lícita de la unión conyugal no s;lrán sin pecado al matrimonio. Ya que, quien se propuso
incomoda, sinó que el último día los sorprenda tanto más subir a un bien mejor, hizo ilícito el bien menor permitido.
preparados cuanro más libres esrán ahora. Y así, no me- l'.n efecto, está escrito: Nadie que pone su mano en el arado,
rezcan un suplicio peor, Por su negligencia, estando libres t' mira bacia atrás, es apto para el reino de los cielosso4. Por
para poderse^dedicar a ló mejor. Escu.lr:" que el apóstol, t.rnto, quien se haya determinado hacia un empeño más va-
i.rrtráo instruía a unos sobre la gracia del celibato' no me- licnte, queda convicto de volver la vista atrás si, dejados los
nospreció el matrimonio, sino que rechazó los cuidados lricnes mayores, regresa a los menores.
del mundo que de él nacen, diciendo: Esto os digo para

300. I Co 7,35. 303. I Co 7,9.


297. Gn 19,20. 299. I Co 7,5. 301. I Co 6, 9-10. 304. Lc 9,62.
298. Gn 19,21. 302. Hb 13,4.
2t4 Gregorio Magno Regla pastoral III, 28 2t5

28. A los qwe tienen exPeriencia de Pecados carnales y a bs {r'()s en sí mismos, se corrompen por la perversión de la
que no la tienen t'o ncupiScencia incitadora.
Hry que amonestar a los que rienen experiencia de pe-
De un modo hay que exhortar a los que tienen expc- t'.rdos de carne; pzra que consideren con vigilante atención
riencia de pecados de la carne, y de otro a los que los ig- r'or cuánta benevolencia nos abre Dios las entrañas de su
noran. H^y que amonestar a los primeros para que al menos 1''icdad, haciéndonos volvet a Él después de nuestros deli-
teman al mar después del naufragio, y aborrezcan los peli- t()s, cuando dice por el profeta: Si un hombre despide a su
gros de su perdición vna vez conocidos. De modo que los tnujer, y ella alejándose se ,ua con otro bombre, ¿acaso se
que se han mantenido fieles después de perpetrar el mal, no ¡,uelve a ella después? ¿Acaso no será aquella mujer impu-
mueran improbamente al repetirlos. r.r y contaminada? Tú, en cambio, bas fornicado con mu-
Al alma que peca y nunca deja de pecar se le dice: Ros- , bos amantes y sin embargo, nuelves a mí, dice el Señor3o7.

tro de mujer meretriz tenías, no qwisiste aztergonzarte3ol. I Ie aquí que se propone un argumenro de justicia sobre la
Deben ser amonestados para que procuren resarcir las ras- rnujer despedida que fornica, ¡ sin embargo, a nosorros que
gaduras, ya que no quisieron conservar íntegros los biencs vt>lveremos después de la caída se nos ofrece, no justicia,
de la naturaleza recibidos. Es necesario además, que con- sino piedad. Concluyamos de aquí, principalmenre, que si a
sideren cuántos ha¡ entre tan gran número de fieles, QUc n()sotros que pecamos se nos perdona con tanta piedad, qué
se conservan intactos y convierten a muchos de su error. srave es nuestro pecado si después del delito no volvemos
Pues, ¿qué han de decir, si estando otros firmes en su in- ., É1, o cuál será el perdón que dará a los ímprobos, É1 que
tegridad, ellos mismos no se arrepienten después de comc- no cesa de llamarnos después del pecado. Tan misericordiosa
ter sus daños? ¿Qué han de decir, si ni siquiera se somc- llamada se expres a acertadamente por el profeta, cuando dice
ten al Señor que los espera, habiendo muchos que llevan .rl hombre hostil: Y tus ojos verán al que te enseña, y con
consigo a otros al reino? Se les debe aconsejar que consi- tus oídos oirás al que te aconseja tras tw espalda3os.
deren las faltas pasadas y eviten las inminentes. Por eso, cl El Señor amonestó al género hum ano cara a cara cuan-
Señor trae de nuevo a la memoria de las mentes corruptas .lo indicó al hombre, creado en el Paraíso y teniendo el libre
en este mundo las culpas pasadas; para que se avergüencen .rlbedrío, lo que debía y no debía hacer. Pero, como era so-
de mancharlas en el futuro, diciendo por el profeta: Forni- bcrbio, menospreció sus mandatos. Sin embargo, Dios no
caron en Egipto, en su adolescencia fornicaron; allí fuerort .ibandonó al soberbio, sino que entregó la ley al hombre
sobados sws pechos y quebrantados sus senos en su moce- l)ara que se retracrase, envió ángeles exhortándole y Ét
f,of,too. Son sobados sus pechos en Egipto, cuando la vo- nrismo apareció en la carne de nuestra morralidad. Luego,
luntad de la mente humana se somete al infame deseo dc l)ermaneciendo a nuestras espaldas, nos amonestó. ¡É1, que
este mundo. En Egipto se quebrantan sus senos en su mo- Ir:rbiendo sido despreciado, nos llam ó para que recuperáse-
cedad, cuando los sentidos naturales, hasta entonces íntc- nros la gracia!

305. Jr 3, 3. 306. Ez 23,3. 307. lr 3, L 308. Is 3Q,20-21.


216 Gregorio Magno Regla pastoral III, 28 2t7

Esto que a un tiempo se puede decir de todos en gene- un lugar y mejor nombre que el de hijos e bijas3oe. son eu-
ral, es necesario que sea sentido por cada uno en particular. nucos los
_que, conteniendo las mociones de la carne, cor-
Cada uno recibe las palabras de su amonestación como si tan en sí la tendenci a a la obra perversa. y se indica qué
estuviera ante el rostro de Dios, cuando antes de cometer lugar ocuparán junto al Padre, poiqr. en la casa del padre,
los pecados considera los preceptos de su Voluntad; ya quc csto es, en la mansión ererna, también se prefiere a los hijos.
estar aún ante su rostro es no menospreciarle pecando. oigan lo que se dice por Juan: Estos son-los que no se man-
Cuando se ha abandonado el bien de la inocencia, el que charon con mujeres; pues son vírgenes, y sigien al Cordero
escoge la iniquidad apeteciéndola, ya dio la espalda a su Ros- a d.ondeq.uiera que.aaya:ro. 6¿.-ás, caÁtañ un cántico que
tro. Pero Dios, que sigue aún a su espalda, lo amonesta e tadie, salvo aquellos ciento cuarenra y cuarro mil, puÉde
incluso lo persuade para gu€, una vez que ha pecado, vuel- pronunciar. Cantar un canto singular al Cordero es
v^ a É1. Lla-a al hostil, no mira lo cometido, y al que re- .o.r Él para siempre, delante dJtodos los fieles, por j" i;-
"l.g.r.r.
gresa, le abre sus entrañas de piedad. Por consiguiente, es- corrupción de la carne. cántico, sin embargo, q.r. pueden
cuchamos detrás de nosotros la voz que amonesta si, des- cscuchar ciertos ele-gidos, aunque no lo pu.Jrn prorrtrrr.ia.;
pués de pecar, al menos nos volvemos al Señor que nos in-
vita. Debemos respetar la piedad del que nos llama, si no 'a que por su caridad se alegran del privilegio de los orros,
.runque no alcancen sus premios.
queremos temer la justicia; porque tanto más grave es la Los que ignoran los-pecados de la carne oigan lo que la
maldad con que se le desprecia, cuanto que El, aun despre- Vcrdad, por, sí misma, dice sobre esra integridld: No 'todos
ciado, no para de llamar. c(rPtan este lenguaje3t'. Al negar que fuera áe todos, daba a
Por otro lado, se debe exhortar a los que desconocerl conocer que era algo_ sumo, y al decir que se capra difícil-
los pecados de la carne, a que teman caer en la ruina tanto nlcnte, daba a entender a sus oyentes la cautel, .on que se
más solícitamente, cuanto más alto se encuentran. Hay quc lr,r de conservar cuando se tiene.
amonestarles para que entiendan que por permanecer en Por tanto, los que desconocen los pecados de la carne
lugar más elevado, el tentador los ataca con sus flechas más lr,rn de ser amonestados par? que sepa.t preferir la virgini-
frecuentemente. Y es 9u€, el tentador suele erigirse con ,lad al matrimonio; ¡ sin émbargo, no se ensob.rb.r.".r"po,
más ardor cuando considera que se le vence con más fuer- t''cima de los có.nyuges. Hay que aconsejarles qu., pr._
za, y rehusa ser vencido cor más intolerancia cuando vc "l d.
lcrir la virginidad, deben colocarse en un s.grr.rdo pi"no,
que se lucha contra él con la fortal eza de la débil carnc I.rma que no se descu.ide lo que tienen en i.ryo, estima, y
íntegra. Jruedan perseverar en lo que .to .r motivo de .ranagloria.
'
También hay que decirles que, aceptando ininterrumpi- También hay- que invitarles a considerar gu€, "-u.h*
damente las gracias, desprecien las fatigas de las tentaciones \ ('ces, la vida de los célibes se confunde con la acción
de los
que sufren. Pues, si se atiende a la felicidad sin fin que al- ,nundanos, cuando asumen tareas que exceden su condición
canz1 se hace suave lo que transitoriamente fatiga. Oigan
lo que se dice por el profeta: Esto dice el Señor a los eunu-
cos, que guardaron mi sábado, y eligieron lo que yo qwise', 109. Is 56,4-5. 311. Mt 19, 17.
y mantienen mi alianza: les daré en mi casa y en mis muros 310. Ap 14,4.
2t8 Gregorio Magno Regla pastoral III, 28-29 219

y no mantienen ardiente su corazón, precisamente, con lo ('Lrríntas obras hacen


mejor los que están en una situación
que es propio de su estado. Por eso, se dice con razón por irferior. Porque en el examen del recto Juez,la calidad de
el profeta: Avergüenzate Sidón, dijo el mar3t2. Y es 9uc, l.rs acciones cambia los méritos de la situación.
¿Quién, QUe
cuando se comp ara la vida de los mundanos y la de los quc t'onsidere las imágenes mismas de las cosas, desconoce que
fluctúan en est¿ mundo, con la de quien se presenta com() t'n la naturaleza de las piedras preciosas el rubí se prefiere
protegido y perseverante, ésta última queda reprobada com() .rl jacinto? Sin embargo, el jacinto de color azul oscuro se
si Sidón fuera avergonzada por la voz del mar. Pues, a me- ¡''r'efiere al rubí amarillenro, porque lo que la naturaleza le
nudo sucede que, algunos que vuelven al Señor despr,rés dc rcsta a aquél, se lo añade su bello aspecro; y a éste, que el
pecar, se muestran tanto más ardientes en obras buenas, rrrden natural pone por encima, lo afeala cualidad del color.
cuanto más merecedores de condena se ven por sus malas l'ues, así ocurre en el género humano: algunos son peores
obras. Y, por el contrario, algunos que perseveran en la in- t'stando en situación superior, y otros son mejores estando
tegridad de la carne, al considerar qu€- tienen menos que llo- cn situación inferior; porque ésros, al vivir bien, trascienden
rar, juzgan que la inocencia de su vida es ya más que sufi- l.r condición de su estado inferior, y aquéllos rebajan el mé-
ciente para ellos, y no se inflaman de un ardoroso estímu- rito del puesto superior al no corresponder con su vida.
lo con un espíritu de fervorsrs. En consecuencia, más grat:r
se hace a Dios la vida que arde en amor, tras el pecado, quc
la inocencia que se entumece en su seguridad. Por eso, tam- 29. A los que detestan los pecados de obra y a los que
bién se dice por boca del Juez: Quedan perdonados sus mu- dctestan sólo los de pensamiento
chos pecados, porqwe mucbo amó3t+. Y: Más se alegrarán en
el cielo Por un pecador que se arrePiente, que por noaenta De un modo hay que exhortar a los que detestan los pe-
y nueae justos que no necesitan arrepentimientos15. Verdad c,rdos de obra, y de orro a los que detestan los de pensa-
a la que llegamos en seguida desde la misma experiencia, si rniento. Los que detestan los pecados de obra deben ser
sopesamos los juicios de nuestra mente. Y es gu€, amamos .unonestados para que con llanto perfecto borren los peca-
más la tierra que produce frutos abundantes, después de ha- ..los cometidos, de forma que no se fijen ranro en la deuda
berle sacado los abrojos, que aquella que no ha tenido abro- .casionada por la obra perpetrada, como en expiarlos con
jot y da frutos vanos, a pesar de ser cultivada con esmero. lígrimas de reparación. Pues, está escrito: Nos das a beber
H^y que decirles a los que desconocen los pecados dc l,ígrimas sin medida3t6. Es decir, el alma de cada uno, al
la carne, que no se consideren superiores a los demás, por hacer penitencia, bebe sus lágrimas dc compunción, en la
el privilegio de su situación superior; ya que desconocen nredida en que recuerda haber estado scdicnta dc Dios a
r':ruSx de sus pecados.
Se les debe aconsejar que traigan constantemente ante sus
312. Is 23,4. meta se abandona la carrera": Mor ,,jos los pecados cometidos y quc actúcn en su vida, de ma-
313. "En vano se hace el bien 1, 56 (CCL 743, 57; BPa 42, 124).
si se abandona antes de terminar 314. Lc 7,47.
la vida, pues de nada sirve correr 315. Lc 15,7.
velozmente si antes de llegar a la 316. Sal 79,6.
220 Gregorio Magno Regla pastoral III, 29 22t

nera que tales pecados no sean vistos por el estricto Juez. Por Por tanto, se les debe decir, una vez más, que confíen en
eso, David, al orar, decía: Aparta tus ojos de mis pecadoftT, su esperanza para que no se entumezcan con una incauta se-
habiendo dicho antes: Tengo siempre Presente mi pecadút8. guridad. Sucede con frecuencia que el temerario enemigo se-
"cu"n-
Como si dijera: "Te pido que no tengas en cuenta mi peca- duce al alma con el engaño de una pesrífera seguridad,
do, porque yo mismo no dejo de considerarlo". De ahí que {o, afligida, considera su ruina, haciéndola caer en el peca-
también el Señor diga por el profeta: Y yo no bago memoria do. Esto mismo se expresa, figuradamente, cuando r. r.-
de tws pecados, tú, en cambio, haz memoria de ellofte. cuerda el suceso de Dina323. Está escrito: Salió Dina para Trer
H^y que exhortarles a que consideren en particular los 1
las mujeres de aqwella región; quien al ser vista por siqwem,
pecados cometidos, de modo que, al llorar por cada uno dc bijo de Jamor el jivita, príncipe de aquella tierri, la amó, se
ellos, detesten la mancha de su error y se purifiquen con la llevó y se acostó con ella, violando a la ztirgeni ! su alma
sus lágrimas ellos mismos y sus pecados. Por eso, al sope- sg apegó a ella; y con palabras lisonjeras sedujo a la afligi-
sar cada uno de los delitos de Judea, se dice acertadamentc dosz+. Dina sale para ver a las muieres de aquelh r.giJtr,
por Jeremías: Divisiones de aguas derraman mis ojos320. De- cuando un alma, negligente en sus ocupacionei, anda de un
rramamos divisiones de aguas por los ojos, cuando damos lado.para otro fuera de su condición ¡ estado propios, me-
equitativas lágrimas a cada pecado. Y es que, el alma no tiéndose en las rareas ajenas. Siquem, el príncip. d-. aquella
siente el mismo dolor por todos ellos en un momento o el'l tierra, la viola, porque, claro esrá, el diabló pervierte r la que
otro. Sin embargo, cuando con mayor dolor se conmuevc ¿rnda volcada en ocupaciones exteriores. Y: S¡z alma se apigó
ahora de éste, luego de aquéI, por el recuerdo de cada pe- a ellal25, porque la considera unida a sí por la iniquidai. -
cado, conmovida por cada uno de ellos, se purifica a un Ahora bien, cuando el alma se arrepienre de su- culpa, se
tiempo de todos. cntrega con esfu erzo al llanto del pecado cometido. Sin em-
H^y que aconsejarles que confíen en la misericordia quc ba.rgi, el corruptor coloca ante sus ojos esperanzas y segu-
imploran y no se hundan por la fuerza de una inmoderada que restan eficacia a su aflicción; pór eso, añád. á'
'idades
aflicción. El Señor, si hubiera querido castigar severamentc razón: Y con palabras lisonjeras sedwjo a la afligida326. y así,
a los pecadores) no hubiera puesto con dulzura ante sus ojos
sus deplorables pecados. Consta que quis o apartar de su jui-
323. Dina (forma abreviada para acomerer su empresa de en-
cio a los que htzo jueces de sí mismo, previniéndoles corl ,lc Adinam, .señora,,) aparece sólo
su misericordia. Por eso, está escrito: Adelantémonos en con-
gañar y matar al asesino pagano
., dos de las listas de los hijos de (|dt 9, 2-4).Se muesrra q.r.'l"lr.-
fesión a,nte el rostro del Señor32t. Por lo mismo, dice Pablo:
-f.,.r.
.f ,rcob, como hija única, porque de- sunción de los paganos ,ü--
Si nosotros mismos nos juzgásemoq ciertamente no seríamos scmpeña un_ papel en Gn 34. si- pre, orgullosos de su potencia mi-
"príncipe del país,, litar, para Israel .r.r
sentenciaf,ottzz .
(lrL'rn, hijo del y un
r i.la a Dina y pretende hacerla su morivo para confiar"riár,d"lo
en la d.
rrrujer. Los hermanos de ésta tra- Dios. "yuj"
rn¡n una venganza desaprobada 324. Gn 34, I-3.
317. Sal 50, 11. 320. Lm 3,48. ¡',rr Jacob. En el libro de Judit, se 325. Gn 34, 3.
318. Sal 50, 5. 321. S¿l 94,2. .licc que Judit (judía también) se 326. Ibid.
319. Is 43,25. 322. I Co 11, 31. ,rnirna con el recuerdo de Dina
222 Gregorio Magno
Regla pastoral III, 29 223

le dice que las acciones de los demás son más graves, que cnemigo, el segu.ndo por la carne y el tercero por el
no es nada lo que ha cometido, que Dios es misericordio- espíri-
tu. Pues, el instigador sugiere lo perverso, la ^.r.rr. ,.'."-
so, e incluso, le promete que en adelante se podrá dedicar trega a la complacencia y, por último, el espíritu, vencido
a la penitencia. De esta forma, al ataer la mente con tales por ésta, consiente. Por eso, la serpiente sugirió lo p.*.r-
engaños, la aparta de la penitencia, logrando que en el fu- so; Eva, como si fuera la carne, se entreg a í ra.o-plr.*-
turo no reciba ningún bien, la que ahora no se duele de nin- cia;, y Adán, vencido por ésta, de la
gún malr / Que la que se alegra ahora incluso en los peca- -irri, forma q.r. .l .r_
píritu por la sugesrión, asintió. Reconocemos el pe.ado
en
dos, se abrume después con mayores suplicios. la sugestión, somos vencidos por la complr..rrcia y enca-
Por el contrario, a los que detestan los pecados de pen- denados por el consenrimiento.
samiento, se les debe exhortar a que consideren solícita- Por tanto, los que detestan las maldades del pensamien-
mente si en lo escondido de sus almas pecaron sólo con la to deben ser amonestados paraque consideren, con toda
complacencia, o si lo hicieron también con el consenti- so-
licitud, en qué grado de pecadá .ry"ron; de modo q.r.
miento327. alcen con un lamento proporciorrrdt al grrdo d. ,uirr-a
,.
Sucede, muchas veces, que el corazón es tentado com- interiormente sienten en sí mismos. N"o sea gue, d;
placiéndose en la disipación de la carne ¡ sin embargo, se al ,.,
menos atormentados por los malos pensamientos,
cometan
opone con la razón a esa misma disipación; de modo que cl acto.
lo que agrada, contrista y lo que contrista, agrada. Otras Junto con esto, se les debe infundir un temor que, sin
veces, en cambio, el alma es absorbida por el abismo de la cmbargo, no los desaliente. A menudo, Dios misericordio-
tentación, de tal manera que en absoluto la resiste, sino gu€, so absuelve los pecados del corazón, no permitierrdo
impulsada por la complacencia, la sigue deliberadamente; y qu. ,.
conviertan en obras, al absolver las maldades pensadrr'rr.rro
si encuentra a mano ocasión externa, consuma en seguida rnás pronto' cuanto con mayo.r rigor no se ligan
a la ejecu-
los deseos interiores realizando el pecado. Entonces, claro ción de la obra. Por eso, se dice lon razón por el salmista:
está, si tiene en cuenta el justo castigo del recto Juez, no es Dije: "pronunciaré ante el señor, contra mí, mis injusticias,,
ya pecado de pensamiento, sino de obra; porque si la len- y tú absolztiste.la.impiedad de mi corazón32e. É., .f..to,
titud del proceso difirió el pecado exterior, interiormente lo quien sometió la impiedad del corazón, indicó q,.r. queríá
colmó la voluntad con ese acto de consentimiento. confesar las injusticiis de sus pensamienros. por .ro,'dijo:
En el primer padre aprendimos que cometemos la mal-
dad de toda culpa de tres modos, a saber: sugestión, com- liie: "p.ronunciaré,, y añadió: y tú absoraiste. Demosrran-
clo así, lo fácil que es el perdón sobre esro.
placencia y consentimiento328. El primero se comete por el euien prome-

rlcl demonio, complacencia (delec- cado por la soberbia, por el cual,


327. Gregorio expone aquí la 193-199; BPa 42, 273-279) y Hm tdtio)o concupiscencia de la carne, el pecador tiende a justificar su pe-
doctrina de la concupiscencia, se- Ev 16, 1 (CCL l4l, 110-111). v consentimiento (consensus). Gre_ cado (cf. Mor 4, 49: CCL 143,193;
ñalando los pasos que se dan hasta 328. F{ay tres etapas en el de- qorio añade un cuarto elemento: la BPa 42,273).
que se consuma el pecado. Cf. sarrollo de un pecado, llamadas ¿udacia defensionis per elationem, 329. Sal 31, 5.
también Mor 4, 49-54 (CCL 143, sugestión (suggestio) o tentación .'l atrevimiento a excusarse provo-
Gregorio Magno
Regla pastoral III, 29-30 225
224

pudo impetrar, sino que además, se revuelca por su cuenta


tió implorar, obruvo eso mismo que había prometido pedir. como en agua fangosa. Pues, convierte en despreciables, ante
i.; ó"., d. la misma forma qu. .l pecado no llegó a la los ojos de Dios, las mismas lágrimas con las que elimina-
obra, ,sí tampoco la penitencia llegará.al castigo, sino. que
ba la suciedad de su vida.
i, dil p.nr"-i.nto purifiéará la mente, manchada Por eso, está escrito en otro lugar: No repitas palabra
"fÍi..i¿n
sólo por la iniquidad Pensada'
en tw oración3rr. Repetir palabras en la oración es cometer,
después de haber llorado, lo que es necesario volver a llo-
rar. De ahí que se diga por Isaías: Laaaos, estad limpios332.
30.A los que no se abstienen de los pecados qwe detesta'n y Y es gu€, todo el que, vna vez que se ha lavado, no se pre-
a los qrt ,o los detestan cuando se abstienen ocupa por estar limpio, no custodia la inocencia de vida des-
pués de haber llorado. Se lavan sin quedar limpios los que
De un modo hay que exhortar a los que lloran los pe-
no dejan de llorar los pecados cometidos ¡ sin embargo,
cados cometidor, p.ro .o lot dejan, y de otro a los que-los
llo- cometen de nuevo lo que han de llorar. De ahí que se diga
dejan, pero ,to 1o, lloran. H"y que amonestar a los que
a qu9 consl- por cierto sabio: Quien se purifica de tocar a un muerto, y
.ri lot pecados cometidos Pero no los deian, le vuehte a tocAr, ¿de qué le aprozte.cha su purificación?333.
deren solícitamente que los que se manchan viviendo en el
Se purifica de tocar a un muerto quien con sus lágrimas se
vicio, inútilmettr. .r-biarán-de vida si se lavan con lágri-
del mundo' Por eso' está limpia de pecado; y, vna vez purificado, toca al muerto,
-r, prra volver a las ruindades quien después de llorar, repite el pecado.
escrito: Como el perro que rtwelve a su vómito, y s.e laaa en
H^y que amonestar a los que lloran los pecados, pero
,i ,rrogal d.e toáo:ro. 91 perro, al vomitar,- expulsa el. ali- rro los dejan, para que reconozcan, ante los ojos del justo
á."," !.r. l. oprimía ,u pe.ho; Pefo,.al volver a su vómi-
;;; ,t ,irg^ d. ,-r.r.,ro d. io q.t. i9 había aliviado. También .luez, que son semejantes a esos que, cuando están en la pre-
scncia de ciertos hombres, los halagan con gran sumisión,
io, q.r. lláran los pecados cometidos expulsan, al confesar- pcro al. revolverse, los atacan atrozmente con todo el odio
ior, i, maldad .n Ir que se habían saciado y que oprimía lo
v perjuicio posible. ¿Qué es, pues, llorar la culpa, sino mos-
í.rtímo de sus conciencias; maldad que vuelven a tragar. trar a Dios la humildad que nace de consagrarse a Éll y
cuando, después de confesar, la repitén.. Por otro lado, el
qué es cometer lo perverso, sino ensañarse con soberbio
cerdo, al lavarse, vuelve al cenagal áe lodo, con más sucie- ¿
,,clio, después de haber llorado, contra aquel a quien se había
dad. Así también, el que llora lós pecados cometidos, pero
r'..rgado? Ya lo atestiguó Santiago al decir: Qwienquiera ser
no los abandona, se somere a una pena de mayor culpa;-por-
al llorar' ,tmigo de este siglo, se constitwye enemigo de Dios33a.
0"., no sólo menosPrecia el mismo perdón 9u€' También hay que decirles que consideren solícitamente,
t¡uc así como los malvados, muchas veces se apenan inútil-

330. 2 P 2, 22; cf. Pr 26, ll. teración en el pecado: cf. AcusrÍN'


El ejemplo del perro que vuelvc a Enarrationes in Psalmos 83, 3
331. Si 7,15. 333. Si 34, 30.
,, .'ó-iio citado repetidas veces
es (CCL 39, 1148)'
332. Is 1,16. 334. St 4,4.
por los Padres para explicar la rei-
226 Gregorio Magno Regla pastoral III, 30 227

mente para obtener justicia, así también los buenos muchas por añadir otras cosas borra 19 va escrito. Ni uno que pro-
veces son tentados para la culpa. En efecto, se produce una fiere ultrajes, queda perdonado .on sólo callrr, .u"irdo'h;-
admirable proporción cntre la disposición interior y los mé- biese sido necesario .o.rt.r.restar las palabras precedentes,
ritos que se exigen. De modo gu€, los que hacen algo bueno fruto de su soberbia, con orras d. ,r-i* hu-ildad. Ni al
sin concluirlo, se sienten soberbiamente confiados, a pesar deudor se le perdona una deuda, porque no adquiera orr*
del mal quc sí cometen plenamente; mientras que los que nuevas' srno porque paga aquellas que le tienen atado. pues
son tentados y no consienten con el mal, aftanzan con bien, así también sucede cua.rdo ofendemos a Dios: no re-
mayor certeza la marcha de su corazón hacia la justicia, gra- paramos las ofensas con sólo aparrarnos de la iniquidad,
sino
cias a su humildad, ya que su debilidad les hace tirubear. que es necesario, además, detestemos las ,roirptuosida-
-QUe
Balaam, despreciando los tabernáculos de los justos, dijo: des que amamos, añadiendó el llanto338. y es que, incluso
si
Muera mi alma con la muerte de los justos, sea mi úhima ningún pecado de obra nos hubiere manchado .r, .rr"
bora corno la suya335. Sin embargo, pasado el tiempo del "id;;
no sería aún suficiente para esrar seguros, viviendo rcdauíá
arrepentimiento, maquinó contra sus vidas, a pesar de que aquí, que muchas cosas ilícitas inciian al alma. por ranro,
había pedido tener una muerte similar aIa de ellos; y cuan- ¿.91 q_ué menre estará seguro quien, habiendo cometido ini-
do encontró ocasión de ejercer la avaricia, al punto se olvi- quidades, es él mismo teitigo para sí de no ser inocente?
dó de la inocencia que había pedido para sí33ó. De ahí quc Dios no se goza con nuestros tormentos, sino que sana
el doctor y predicador de los gentiles dijera: Veo otra ley en las enfermedades de nuestros pecados con medicamentos
mis miembros, que repugna a la ley de mi alma, y me llezta proporcionados., a fin de que lós que nos aparramos de Él
cautizto en la ley del pecado, que está en mis miembros337. seducidos por las voluptubsidade, ,roluamos afligido; p;;
Sí, para eso es tentado: para 9ue, al conocer su debilidad, se las lágrimas; quien.r .áí-os precipitándonos en jo ili.ito,
consolide con más fuerza en el bien. ¿Qué significa, por nos levanremos apartándonos lnclr^o de lo que es lícito;

tanto, que Balaam se apene, pero no se acerque a la justicia corazón gye se había enfriado en sana se abrase en
y que Pablo sea tentado y no se manche con el pecado, sino ^legría,
una saludable sobriedad; y, lo que lh ,rrJgancia de la so-
esto que claramente se expresa: que ni las buenas obras sin berbia había herido, lo .uie el abatimiento á. ,r* vida hu-
concluir ayudan a los malos, ni las malas sin consumar con- rnilde. Por eso, está escrito: Dije a los inicwos: *no bagáis
denan a los buenos ?
Por otro lado, hay que exhortar a los que abandonaron
los pecados cometidos sin llorarlos, para que no crean que 338. Gregorio anticipó la res- Agustín: .pues no es suficienre
ya los han superado; pues, aunque no los multipliquen co- r)ucsta que tiempo después se dio paralaconducra, el volverse mejor
metiéndolos, tampoco los han limpiado con lágrimas. Dc .r los herejes que sosrenían que el y abando.,ar las -"1", obras reali-
igual forma, un escritor que haya terminado de escribir, no rrcro hecho de dejar de pecar o la zadas, si a esto no se añade el
'cra dererminación de no volver
.t pccar' eran suficientes para bo-
dolor de penitencia, el llanto hu_
milde, el iacrificio de un corazón
rr'¿r.un pecado cometido. A fina- contrito y la limosna, rodo cll.,
335. Nm 23, 10. 337. Rm 7,23. lcs dcl s' rv' en uno de sus-prime- q,.r. ,"tiri"ga a Dios": sermo 35r,
336. Cf. Nm 24, 14. r'()s sermones' ya había afirmado 12 (pL 39, 1549; BAC 46l,2ol).
228 Gregorio Magno Regla pastoral III, 30-31 229

iniqwidad"; ! a los impíos: <no exaltéis el crterno,33e. Los ildemás, hacen, hay que exhorrarles para que consideren que,
impíos exaltan el cuerno si, conociendo su iniquidad, no se muchas veces, pecan más con la palabra que con la obra. Po.
humillan para hacer penitencia. De ahí que se diga en otra sí solos, comeren perversidades al obrar, pero alabando la ini-
parte: [Jn corazón contrito y bwmillado, ob Dios, no lo des- quidad, la muestran y enseñan a todos los que le escuchan.
precias34o. Todo el que llora sus pecados y no los deja, cier- Por tanto, se les debe amonest ar para que, si no se preocu-
tamente, constriñe su corazón, pero desprecia el humillar- pan por erradicar los males, al menos, teman mucho propa-
se. Y, por el contrario, el que yaha dejado los pecados, Pero garlos. H^y que decirles también que cosideren suficiénte su
no los llora, ciertamente se humilla, pero rechaza constre- propia perdición; de modo que si no remen ser malvados, al
ñirse. Por eso, dijo Pablo: )' tales fuisteis algunos; pero ha- menos se avergüencen de ser tenidos por tales. Y es que, su-
béis sido laztados, habéis sido santificados3'tr. Porque una vida cede a menudo, que el pecado, al ocultarse, se ahuye.tir, por-
más enmendada santifica a los que la aflicción purificadora que cuando el alma se avergü enza de aparecer como lo que
de las lágrimas limpia por la penitencia. De ahí que Pedro, no teme ser, siente vergüenza de ser lo que rehuye parecer.
al observar a algunos que estaban aterrados Por la conside- Sin embargo, cuando un perverso se da a conocer des-
ración de sus maldades, les ordenó: Haced penitencia y bau- caradamente, comere las maldades más libertinamente en la
tizaos cada uno de'uosotros342.Y así, antes de mandar el bau- medida en que las considera lícitas; y, en consecuencia, se
tismo, anuncia el llanto de la penitencia, para que primero l-runde de forma más reiterada en aquello que juzga líciro.
se introdrtzcan en el agua de su aflicción ¡ luego, se laven Por eso, está escrito: Predicaron su pecado como Sodoma, y
en el sacramento del bautismo. lto se escondieron343. Sodoma escondería su pecado si, al
Por consiguiente, los que no se Preocupan de llorar las rnenos, pecara con temor. Pero ésta, que ni siquiera busca-
culpas que permitieron ¿con qué mente viven seguros de ba las tinieblas para pecar, había renunciado totalmente a los
obtener el perdón, si el mismo Sumo Pastor de la Iglesia frenos del temor. Por eso, está escrito en otro lugar: Se ba
creyó que a este sacramento, que borra los pecados, se ha multiplicado el clamor de los de Sodoma y Gomirra3aa. En
de añadir también la penitencia? verdad, pecar con clamor es pecar de obra, haciéndolo de-
liberadamente.
Por otro lado, hay que amonestar a los que reprochan
31. A los que aprueban lo ilícito deliberadamente y a los qwe lo perverso pero no lo evitan, para que sopesen con pru-
lo condenan pero no lo evitan clencia qué dirán en su defensa en el justo juicio de Dios;
cllos que ni siquiera pueden excusarse de la pena de sus crí-
De un modo hay que exhortar a los que aprueban lo ilí- menes, mientras son jueces de sí mismos. ¿Qué otra cosa
cito que hacen, y de otro a los que reprochan lo que es per- son éstos, sino pregoneros de sí mismos ? Profieren palabras
verso pero no lo evitan. A los que aprueban lo ilícito que, contra los pecados, pero ellos mismos, con sus obras, se de-
claran reos.

339. Sal 74,5. 341. I Co 6, 1 1.

340. Sal 50, 19. 342. F{ch 2,38. 343. Is 3, 9. 344. Gn 18, 20.
230 Gregorio Magno Regla pastoral III, 31-32 231

Se les debe exhortar a que descubran que ya es indica- primeros se les debe exhortar a que se den cuenta del pre-
tivo de la retribución secreta del juicio, el que sus almas Po- sente, I gue, por ello, deben proteger su corazón con el es-
sean luz para ver el mal que cometen y no procuren ven- cudo de un solícito temor, ya que no se pueden prever qué
cerlo. Justamente porque ven mejor, más g-ravemente pecan; heridas se produ cirán. De esta forma temerán mucho los
ya qu; además d. p.r.ibir la luz de la inteligencia, no aban- dardos ocultos del enemigo instigador y se resguardarán con
áotr".t las tinieblas de la obra perversa. Y es gu€, al no tomar perseverante intención, ante tan sombría lucha, en la forta-
en consideración la ciencia recibida Para ayudarse, convier- leza del alma. Y es que, si se deja eI corazón sin un atento
ten esta misma ciencia en testimonio contra Sí, y aumentan cuidado, se arriesga a ser herido, porque el astuto enemigo
sus suplicios con la \uz de la inteligencia que habían recibi- hiere el corazón con mayor libertad, cuando más al descu-
do para borrar sus pecados. bierto de la coraza de la Providencia lo encuentra.
Rl dir..rnir el mal que realizan, anticipan ya aquí, con A los que vence una repentina moción se les debe acon-
sus maldades, el juicio vénidero. Y así, mientras aquí,-al exa- sejar que dejen la costumbre de cuidar tan en exceso los
minarse, no se considera absuelta' se sabe suieta a los su- asuntos terrenos; pues, al implicarse sin moderación en estas
plicios eternos. El tormento q9. recibirá. allí será tanto materias pasajeras, no se dan cuenta de los dardos del peca-
mayor cuanto que aquí no abandonó el mal que ella misma do que atraviesan su intención. Por eso, también por Salo-
cond.nó. Por .ro, di.. la verda d: El siervo que conoció la món se expresa la voz del herido y dormido, al decir: Me'
voluntad de su Señor, y no preparó nada, ni actuó según Sw han golpeado, pero no me ba dolido; me han arrastrado, pero
voluntad,, recibirá *ríbot )toirtr+s. J"-[ién se dice por el no lo be sentido, ¿cuándo me despertaré y hallaré vinos de
salmista: Viztos desciendan al infiernoi46. Los vivos saben y nueao?347. El alma, cuando se duerme en el cuidado de su
sienten lo que se hace a su alrededor; los muertos' en cam- propia solicitud, es golpeada y no le duele, porque como no
bio, no p.t.d.tt sentir nada. Pues bien, descenderán al in- presta atención a los males inminentes, tampoco reconoce
fierno .ó-o muertos, si cometen maldades ignorándolo; los que ha cometido. Y es arrastrada a palos y no lo siente,
pero, si éstos que viven y sienten, conociendo el mal, lo co- porque, llevada por la seducción de los vicios, no se des-
meren, ,. pr..ipitarán al inficrno como miserables. pierta para su custodia. Prefiere, además, vigilar sin descan-
so para encontrar vinos de nuevo, porque, aunque su cui-
dado esté dominado por el sueño de la disipación, se afana
32. A los qwe pecan impwlsiztamente y a los qwe lo hacen en atender los cuidados del siglo, a fin de embriagarse siem-
deliberadamente pre de voluptuosidades. Y así, al dormir en aquello que aten-
tamente debiera vigilar, desea fijarse en esto otro, para lo
De un modo hay que exhortar a los que son vencidos que no hubiera podido dormir loablemente. Por eso, estaba
por una repenrinr -oóió.r de la concupiscencia, y de otro escrito de antes: Estarás como durmiendo en medio del mar
, lo, qr. r. enredan en el pecado deliberadamente. A los y como amodorrado timonel en un punto perdido348. Duer-

345. Lc 12,47. 346. Sal 54,16. 347. Pr 23,35. 348. Pr 23,34.


232 Gregorio Magno Regla pastoral III, 32 233

me en medio del mar quien, entre las tentaciones de este dencia de los santos está puesta en alto, para ver las ase-
mundo, descuida prever la insinuación de los vicios que ata- chanzas de las tentaciones, antes de que rréng.r y aguantar
can como si fueran cúmulos inminentes de olas. De modo protegida cuando lleguen. Y es que, cuando se p..'oétr l"t
que el alma, puesta para regir la nave del cuerpo, al aban- tentaciones futuras, hacen menos fuerza; pues, al-volvernos
donar el esfuerzo de la solicitud, se convierte en piloto que contra el golpe más preparados, el enemigo, que se creía
deja el timón. Dejar el timón, cuando se está en medio del inesperado, justamenre por haber sido pre'nirto, se debilita.
mar, es no tener la intención precavida ante las tormentas Por el contrario, a los que se enredan en el pecado de-
de este siglo. Y es que, cuando el timonel agarra diligente- liberadamente, hay que amonestarles para que sopesen con
mente el timón, dirige la nave entre movimientos adversos prudente consideración que, al hacer el mal sabiénáolo, arra-
y rompe oblicuamente el ímpetu de los vientos. De la misma en contra sí un juicio más severo; y, que la senrencia les he-
forma, cuando el alma dirige con vigilancia el ánimo, aplas- rirá con mayor dureza cuanto más estrechamente se enre-
ta unas tentaciones venciéndolas y debilita otras previéndo- d.en en el pecado con los lazos de la deliberación. y es que,
las. No sólo somete con su esfuerzo las tentaciones presen- si sólo hubiesen pecado por una moción repentin a, quizás
tes, sino que, además, se crece ante futuros enfrentamientos, hubieran podido borrar sus pecados más rápidamente ha-
al preverlas. De ahí que en otro sitio se diga, a propósito de ciendo penitencia; ya que se absuelve más tardíamente el pe-
los fuertes guerreros de la patria celestial: Cada uno se ciñe cado que se ha consolidado por la reflexión previa.
su espada sobre su pierna, por los temores nocturnos3ae. En Por tanto, los que pecan sabiéndolo se diferencian de los
verdad, uno se ciñe la espada sobre su pierna, cuando se so- que lo hacen por una moción repentina en que los prime-
mete a la perversa sugestión de la carne con la espada de ros, al abandonar por su pecado el estado dé justicia, mu-
una santa predicación. Con noche se expresa, la ceguera de chas veces, caen -al mismo tiempo- en los lazos de la de-
nuestra flaqueza, pues, una adversidad que acecha en la sesperación. De ahí que el Señor, reprendiendo no tanto las
noche no se ve. Por consiguiente, cada uno lleva la espada perversidades de los precipitados, como las confabulaciones
ceñida por los temores nocturnos, porque, claro está, los d-e los-pecadores, diga por el profeta: No sea que se encien-
santos varones, al terner aquello que no ven, están siempre (a el fwego de mi indignación, ! se inflamr, y io haya quien
en pie, preparados ante cualquier enfrentamiento. Por esto, lo
.apagu!, por la maldad de ztuestros afanes3st.
y, po, lo
se dice en otra parte a la espo sa: Tw nariz como la torre que mismo, dice indignado en orro lugar: os visitaré a aásoüos
está en el Líbano350. Claro, porque lo que no percibimos por juntamente con el fruto de vuestros afanes3s2. Efectivamen-
los ojos, muchas veces, lo advertimos por el olor. Además, te, los pecados cometidos deliberadamente se diferencian de
por la nariz distinguimos los buenos olores de los fétidos. los ocrosi pues, el señor no reprocha tanto los pecados que
¿Qué se quiere decir por <<nariz de la lglesia',, sino la dis- se realizan perversamenre, cuanto las confabulaciónes de t"l.t
creción prudente de los santos? También se dice de ella que maldades. Y es 9u€, en las acciones se peca a menudo por
es semejante a la torre del Líbano, ya que la discreta pru- debilidad o por negligencia, sin embargo, en la confabula-

349. Ct 3, 8. 350. Cr 7, 4. 351. Jr 4,4. 352. Jr 23,2.


234 Gregorio Magno Regla pastoral III, 32-33 235

ción se peca con maliciosa intención. Frente a esto, con razón precia lo pequeño, poco a poco swcumbirá354. En efecro, quien
se dice por el profeta, describiendo al hombre santo: No se descuida llorar y evitar los pequeños pecados, pierde el esta-
sienta en la cátedra de pestilencia353. La cátedra suele ser del do de justicia, no de repenre, pero sí progresivamente.
juez o del que preside; sentarse, en cambio, en cátedra de Quienes se exceden, con frecuencia, en los pequeños de-
pestilencia es cometer maldades deliberadamente; sentarse en talles deben ser amonestados para que caigan con solicitud
cátedra de pestilencia es distinguir con el juicio las obras en la cuenta de que no es verdad que se peque menos en lo
malas ¡ sin embargo, cometerlas. El que se erige con tanta pequeño que en lo grave. Pues, al reconocer más rápida-
arrogancia, fruto de la iniquidadr QU€ se esfuerza en come- mente la mayor gravedad de un pecado, lo enmendamos
ter el mal, incluso sabiéndolo, es como si se sentara enla cá- también con mayor prontitud; sin embargo, el pecado
tedra de un perverso consejo; de modo que, afianzándose en menor, justamente porque lo consideramos como si no fuera
el honor de dicha cátedra, se convierte en prelado que asis- nada, se convierte en peor, pues lo mantenemos en uso con
te a los desórdenes. Por eso, los pecados cometidos delibe- mayor tranquilidad. Por eso, sucede a menudo que, el alma
radamente superan a los que son fruto de la precipitación. habituada a males leves, no tiene miedo a los graves ¡ llega
nutrida de culpas a cierta justificación de su maldad; de
modo que, en la medida que aprendió a pecar, no temiendo
33. Alos qwe caen repetidas'ueces en pequeños pecados y a a los menores, menosprecia el temor a caer en los mayores.
los que librándose de éstos algwna 'uez cAen en los gra'ues Por el contrario, h^y que advertir a los que se proregen
frente a los pecados pequeños, pero alguna vez se precipi-
De un modo hay que exhortar a los que repetidas veces tan en los graves, que se entreguen con solicitud al propio
caen en pequeños pecados, y de otro a los que se libran de conocimiento; ya que, al engreírse por haberse protegido de
los pequeños, pero caen alguna vez en los graves. Los que lo pequeño, el mismo abismo de su arrogancia los devora,
con frecuencia se exceden, aunque sea en cuestiones mínimas, llevándolos a cometer lo grave y, al dominar por fuera lo
deben ser exhortados para que no consideren la calidad, sino pequeño pero estar entumecidos por dentro a causa de su
la cantidad de pecados que cometen. Pues, si no temen sus vanagloria, echan por tierra al alma, vencida interiormente
obras al valorarlas, deben espantarse al contarlas. Pequeñas, por la debilidad que produce la soberbia y exreriormenre
pero innumerables gotas de la lluvia llenan las profundas por las maldades mayores.
simas de los ríos; y el pozo, creciendo en lo oculto, hace lo Por tanto, hay que amonestarles a éstos para que no su-
mismo que la tormenta que se desencadena manifiestamente; cumban por dentro, en lo que por fuera juzgan que esrán fir-
y pequeñísimas son las heridas que brotan en los miembros mes; no sea que, ante la retribución del justo Juez, la arro-
por la sarna, pero cuando se cubren de una multitud de ellas, gancia de una justicia menor se convierta en camino para caer
hacen perecer la vida del cuerpo lo mismo que lo haría una cn una culpa mayor. Y es que, los que se engríen en vano,
grave herida en el pecho. Por eso, está escrito: Quien des- poniendo todas sus fuerzas en custodiar los bienes pequeños,

353. Sal 1, 1. 354. Si 19, L


236 Gregorio Magno Regla pastoral III, 33-34 237

se sobrec argan precisamente por estar abandonados de peca- dolas, no las terminan. A los primeros hay que decirles
dos graves y, al caer, aprenden que aquello en que se man- que no se deben poner a realizar lo que en buenas con-
tuvieron firmes no ha servido para evitar que males inmen- diciones hubieran querido hacer, sino que primero deben
sos opriman sus corazones, engreídos por bienes pequeños. destruir aquello en lo que ellos mismor r. .nr.dan vicio-
Se les debe aconsejar que consideren que, por los peca- samente. Ya que no desearán hacer lo que oyen, pues no
dos graves, no sólo se atan a una profunda pena, sino que, tienen experiencia de ello, si antes no descubren lo per-
además, al protegerse de los pequeños, pecan muchas veces nicioso que es aquello en lo que sí están experimentados.
de forma peor; ya que, por aquéllos se convierten en ini- El que no sabe que ha caído, justament. por .ro saber-
cuos, pero, por éstos, ocultan a los hombres su iniquidad. lo, ni siquiera desea ser levantado; lo mismo que el que
Al cometer grandes males, manifiestan ante Dios que son no siente dolor en una herida, no pide los remedios para
inicuos y, al proteger los bienes pequeños, simulan ante los sanarla.
hombres su santidad. De ahí que se diga a los fariseos: ltr¿l- Por tanto, primero hay que poner de manifiesto lo vano
tráis un mosquito y os tragáis un camello35s. Como si dijera que es aquello que dese an f,luego, se debe insinuar con in-
claramente: "distinguís los males menores y os tragáis los terés lo provechoso que es aquello que pasan por alto. Es
mayores". Por eso, en otro lugar, se increpa por la voz de decir, hay que hacerles descubrir que deben ahuyen-
la Verdad: Dais el diezmo de Ia menta, del a,neto y del co- ".ries
tar lo que aman ¡ lueg o, ya sin dificultad, amar lo que ráh.r-
mino; pero descwidáis lo más importante de la ley, el juicio, y.en. Pues, acepran mejor.aquello de lo que no tienen expe-
la misericordia y la fe356. No se nos pase gu€, al decir que rlencla sr conocen la verdad de lo que sí han experimenta-
pagaban el diezmo de cosas pequeñar-, lo nombró las peo- do. claro, porque al comprender con cert eza qve era vana
res, sino que prefirió mencionar las de buen olor; dando a la falsedad mantenida, aprenden a buscar los ,reráaderos bie-
entender, efectivamente, que los falsantes, al custodiar lo pe- nes, deseándolos plenamente.
queño, buscan propagar sobre sí el olor de ser tenidos en Oigan, por ranro, que el placer de los bienes presenres
santa consideración. De modo que, aunque menosprecien pasa pronto, pero la cuenta que de ellos deben rendir para
cumplir lo mayor, observan, en cambio, lo menor, gue, según su retribución, persiste y durará hasta el fin. Porque ahbra,
el juicio humano, despide un perfume por todos lados. .e quita incluso lo permitido a los que no quieren, lo que
I
duele se reservará luego para el suplicio a los que no q.ri.-
ran. Y así, deben remer, para su provecho, aquello miimo
34. A los que ni siqwiera comienzan obras bwenas ya los e1 lo que perjudicialmenre se complacen; de modo que, al
que, ernpezándolas, no las terminan abatir su mente considerando los profundos daños a lós que
lleva su ruina y viéndose ya caídos cr-r cl precipicio, les den
De un modo hay que exhortar a los que ni siquiera la espald a y, aterrorizado por lo quc habían amado, apren-
comienzan obras buenas, y de otro a los 9u€, empezán- dan a amar lo que despreciaban.
Por eso, a Jeremías, enviado a prcdicar, se le dijo: He
aqwí que desde boy te pongo sobre las gentes y los reinos,
355. Mt 23,24. 356. Mt 23,23. para que extirpes y destruyas, para que pierdas y disip€l, !
238 Gregorio Magno Regla pastoral III, 34 239

para. que edifiques y plante{rs7. Claro' porque no se.Puede gu€, hablando desde el cielo, reprendió los hechos de su
.difi.rt con provecho rectamente, sin destruir antes lo per- perseguidor ¡ sin embargo, no le mostró en el acto lo que
verso. En efácto, en vano se sembrarían las palabras de una debía hacer. He ahí que ya se había derrumbado todo el
predicación muy santa, si antes no se hubiesen arrancado montaje de su arrogancia y pedía humilde, tras su ruina,
ios espinos del amor vano, de los corazones de los_ oyentes. ser edificado; ¡ sin embargo, destrui da ya la soberbia, aún
Por eio, Pedro, cuando no advirti1 a los judíos de lo que se guardaban las palabras de edificación. Sin duda, con el
iban a hacer, sino que los increpó por lo que habían hecho, fin de que el cruel perseguidor yaciera postrado largo tiem-
primero destruye y luego edifica, diciendo: A Jesús Naza- po, y se levantase luego tanto más robustecido en el bien,
,rno, bombre acreditado por Dios entre l.)osotros, con pode- cuanto más plenamente derribado se encontrara de su error
res, prodigios y signos que Dios hizo por medio de El en
anterior.
*riio de-votótror, ,o*o sabéis; a éste, qwe fue entregado Por el contrario, h^y que amonestar a los que no cul-
por determinado designio y prettio conocimiento de Dios, lo minan las buenas obras comenzadas, para que consideren
matasteis clavándolo por manos de unos inicuos, a éste, Dios con cauta circunspección que al no llevar a término sus pro-
lo reswcitó librándolo- de los dolores del infierno358. Sin duda, pósitos, destruyen también lo que han empezado. Pues,
parague, destruidos por el conocimiento de su maldad, bus-
como se ve, al no crecer con intención solícita lo que se
.rr"r^r.r edificados por la santa predicación, con un deseo debe hacer, también decrece lo que hasta entonces se hu-
proporcional al provecho con que la escuchaban. Por eso, biera hecho correctamente. Y es gue, el alma humana es
i. ..rpondieron allí mismo: Lwego, ¿qué hemos de hacer, como la nave que va corriente arriba: en ningún lugar le está
hermáno.si E inmediatamente se le dice: Haced penitencia, permitido pararse, porque si no se esfuerza en ir hacia arri-
y bautizaos cada wno de'uosotros35e. Palabras edificantes 9u., ba, regresa aguas abajo. Por tanto, si la mano del que hace
ti..tr-.nte, hubieran despreciado si antes' no hubiesen des- una obra no levanta con fuerza hacia la perfección las obras
cubierto con provecho la ruina de su perdición. buenas comenzadas, la misma dejadez del que debiera ac-
De ahí qui Saulo, al resplandecer sobre él la luz envia- tuar se enfrenta contra lo que ya ha sido hecho. Por eso, se
dice por Salomón: Quien es perezoso y descuidado en su tra-
da del cielo, escuchara, no lo que a partir de entonces debía
hacer con rectitud, sino lo que había hecho Perversamen- bajo, es bermano del que destruye su obra363. Porque, evi-
te. Cuando postrado preguntó: ¿Quién eres' Señor?, se le dentemente, el que no termina con rigor las buenas obras
respondió en seguida: Yo soy Jesús Nazareno, a quiry !ú comenzadas, imita, con la languidez de su negligencia, la
peisigues3lo. Y át añadir de repente: Señor, ¿qué debg mano del que destruye. De ahí que se diga al ángel de la
'horel?ror, Iglesia de Sardes: Sé vigilante, fortalece a los restantes que
allí mismo se le contesta: Leaántate y entra en la
estaban Para morir, pues no encuentro tus obras plenas en la
ciudad, allí se te dirá lo que debes bacer362. He ahí al Señor
presencia de mi Dios364. Así anunciaba que las obras res-
tantes que ya habían sido hechas iban a morir, porque sus

357. Jr 1, 10. 360. Hch 22, 8;9, 4-5.


358. Hch 2,22-24. 361. Hch 22, 10.
362. Hch 9, 7. 363. Pr 18, 9. 364. Ap 3,2.
359. Hch 2,37-38.
240 Gregorio Magno Regla pastoral III, 34-35 241

obras no habían sido encontradas plenas en la presencia de 3?. A los qwe bacen el mal ocwltamente y el bien a la vista
Dios. Y es gu€, si lo que hay muerto en nosotros no se des- de todos y a los qwe actúan al contrario
pierta a la vida, también se cxtingue lo que aún se conser-
va vlvo. De un modo hay que exhortar a los que hacen el mal a
También hay que amonestarles para que piensen que hu- escondidas y el bien públicamenre, y de oi.o a los que ocul-
biera sido más soportable no tomar precipitadamente el ca- tan el bien que hacen y permiten que se opine
mino de lo recto, que volver luego la espalda a lo empren-
-"i d. ellos
públicamenre en ciertos hechos. A los primeros hay que ex-
dido; pues, no hubieran sentido pere za respecto al esfuer- hortarles para que piensen cuánra es la velocidad con^la que
zo iniciado, si no hubieran mirado hacia atrás. Oigan lo vuelan los juicios humanos, r cuánta la inmutabilidad con
que está escrito: Mejor les sería no conocer el camino de la la que perduran los divinos. Hay que amonestarles para que
jwsticia, qwe, despwés de conocerlo, volverse atrás36s. Y ade- pongan los_ ojos del alma en el fin de las cosas, porque no
más: ¡Ojalá fueses frío o caliente!; pero porque eres tibio, ni sólo pasa el testimonio humano de alabanr", sinó q.rá, ,d.-
frío, ni caliente, voy a ztomitarte de mi boca366. Es caliente más, la suprema sentencia, que penetra incluso lo iscondi-
el que culmina los buenos trab_ajos que- emprende, y frío el do, recobra fuerza para la retribución perperua. De modo
que ni siquiera empieza lo que ha de culminarse. Del mismo gue,-al poner anre el Juez divino los males bcultos y el bien
modo que se pasa del frío al calor por la ribieza, así tam- que hacen públicamenre, éste queda sin testigo, pero no que-
bién, se regresa del calor al frío por ella. Por tanto, todo el dan sin el Testigo ererno sus ocultos pecadós. y así, esün-
gu€, habiendo abandonado el frío de la infidelidad, vive sin diendo sus pecados a los hombres y manifestándoles sus vir-
crecer hasta arder superando la tibi eza, actúa enfriándose, tudes, declaran, al ocultarlos, por qué han de ser castigados;
al no buscar el calor y demorarse perjudicialmente en la ti- y esconden, al manifestarlas, aquello por lo que podríán ser
bíeza. Lo mismo que antes de la úbieza hay esperanza en remunerados. La Verdad les llama a éstos sep;lcyos blan-
el frío, así también en la ribieza, al llegar el frío, hay de- qweados, de buen aspecro por fuera, pero llenós de los hue-
sesperación. Y es que, quien anda todavía entre pecados no sos de los muertos por dentro367; poryue ocultan dentro los
abandona la espe ranza de la conversión; pero quien, des- males de los vicios, pero ante los ojoi humanos se lisonje-
pués de la conversión permanece tibio, elimina incluso la an mostrando ciertas obras que sólo por fuera tienen .oiot
esperanza que pudo tener siendo pecador. Se busca que de justicia.
todos sean fríos o calientes, a fin de no ser vomitados como También hay que amonesrarles para gu€, sin menospre-
tibios, para que quien aún no se ha convertido conserve la ciar 1o que hacen con recrirud, consideren sus obras aún iig-
esperanza de la conversió. y, para que quien ya se ha con- nas de mayor mérito. En balde aprecian sus obras bu..rás
vertido arda en vinudes; no sea que, volviendo por pereza los que juzgan que, para ellas, son suficientes los aplausos
al perjudicial frío desde el calor que prometió, sea vomita- humanos. Y es que, cuando a cambio de una obra bu.rra ,e
do como tibio. busca la alaban za pasajera, se vende a un vil precio lo que

365. 2 P 2,21. 366. Ap 3, 15-16. 367. Cf . Mt 23, 27.


242 Gregorio Magno Regla pastoral III, 35 243

es digno de retribución eterna. La Verdad dice acerca de tal y, por otro lado, se prescribe que debe ser vista. ¿Qué sig-
precio: En verdad os digo, recibieron su recompensa3's. H^y nifica esto, sino que tenemos que hacer las obras, ocultán-
que aconsejarles que reflexionen en que, al mostrarse per- dolas, para no alabarnos a nosotros mismos, y manifestán-
versos en lo oculto y presentarse como ejemplo de obras dolas, para acrecentar la alabanza al Padre celestial? Cuan-
buenas, declaran que se ha de seguir lo que tratan de evitar do el Señor nos prohibe practicar la justicia delante de los
y proclaman que se debe amar lo que odian. Viven, en fin, hombres , allí mismo añade: Para que seáis aistos por ellof71.
para los otros y mueren para sí. Y, cuando manda en otra parte que nuestras buenas obras
Por el contrario,h^y que amonestar a los que hacen bue- deben ser vistas por los hombres, en seguida añade: Y glo-
nas obras a escondidas, pero permiten que públicamente se rifiqwen a 'uuestro Padre que está en el cielo372. Por tanto,
piense mal de ellos en ciertos hechos t pata 9ue, al vivificar- cómo han de ser vistas y cómo no han de serlo, lo expresó
se rectamente en virtud de la obra buena, no causen la muer- al final de las sentencias; de modo que, el alma del que act(ra,
te a otros por el ejemplo de una perversa estimación; no sea no obrara para ser visto t g d un tiempo, no ocultara su obra
que amen menos a los prójimos que a sí mismo ¡ bebien- para dar, por medio de ella, gloria al Padre.
do ellos la saludable bebida del vino, viertan un pestífero Sucede muchas veces que, la obra buena, cuando se hace
brebaje envenenado a las almas que están atentas a su con- públicamente, queda en lo oculto y, al revés, cuando se hace
sideració.n. Al procurar hacer a escondidas lo que es recto, a escondidas, se hace pública. Pues, quien habiendo obrado
y esparcir en ciertos hechos una mala opinión sobre sí que bien en público, no busca su gloria sino la del Padre Su-
sirve de ejemplo, ayudan, con lo primero, bien poco a la premo, oculta aquello que hizo, ya que sólo tuvo como tes-
vida de sus prójimos, y, con lo segundo, ciertamente les pro- tigo a Aquel a quien procuró agradar. Y, po. el contrario,
ducen gran daño. Todo el que ofrece al desprecio de los quien habiendo realizado su obra buena en secreto y deseó
demás la complacencia de ser alabado, si oculta el bien que ser descubierto y alabado, actuó delante de los hombres, aun
hace, está cometiendo un fraud e a la edificación de sus pró- cuando nadie viera lo que manifestaba, ya que atrajo hacia
jimos. Quien no da a conocer la obra que ha de ser imita- sí tantos testigos como alabanzas humanas buscó en su co-
da es como aquel que quita raíces, después de echar la se- razón.
milla que ha de germinar. Por eso, dijo la Verdad en el Evan- Cuando la mala reputación, en cuanto que prevalece sin
gelio: Vean 'uuestras bwenas obras y glorifiquen a auestro que se cometa pecado, no se elimina de la mente de los que
Padre que está en el cielo36e. observan, se ofrece la copa del pecado, por ejemplo, a todos
En el mismo Evangelio se ofrece otra sentencia que pa- los que piensan que sus obras son malas. De ahí que ocu-
rece decir lo contrario: Cwidad de no hacer '(.)uestra justicia rra a menudo, que los que permiten que se opine mal de
delante de los hombres, para qwe seáis ztistos por ellos370. Se ellos, nada inicuo hacen por sí mismo, pero, por su medio,
dice que nuestra obra debe hacerse de modo que no sea vista los que les hubieran imitado pecan más gravemente. Por eso,
Pablo dice a los que comen ciertas cosas inmundas sin con-

368. Mt 6,2. 5. 370. Mt 6, 1,.


369. Mt 5, 1.6. 321. Ibid. 372. Mr 5,6.
244 Gregorio Magno Regla pastoral III, 35-37 245

taminarse, pero incitan por ellas a los que aún son imper- y a otro' como con espada_ de doble filo. Y así, se predique
fectos, al escándalo de la tentación: Mirad que vuestra li- a los soberbios de tal modo la humildad que .ro irezc, el
cencia no sea tropiezo para el débiF73. Y también: Por tu co- miedo en los tímidos. Se infunda de tal
-ódo la autoridad
nocimiento se pierde el débil, bermano, por qwien Cristo ba en los tímidos que no crezca el desenfreno en los soberbios.
muerto. Y pecando así contra los hermanos, biriendo su débil A los ociosos y disipados se predique la solicitud por las
conciencia, pecáis contra Cristo374. Por eso también, cuando buenas obras, de tal forma que no aumente la licenci a para
dijo Moisés: No maldecirás a un sordo, añadió en seguida: obrar inmoderadamente en los precipitados. se ofrezca
Ni pondrás tropiezo delante de un ciego37s. Maldecir a un -.-
sura a los precipitados, de tal forma que el ocioso y disipa-
sordo es menospreciar al que está ausente y no oye. Y, poner do no se sientan satisfechos. Se elimine la ira de lás i-pr-
un tropiezo delante de un ciego significa hacer algo discre- cientes, de tal modo que no crezca la negligencia en los ,rrrr-
to, pero ofreciendo la ocasión de escándalo al que no tiene quilones y remisos. Se encienda el celo etr lor tranquilones
Ia \uz de la discreción. y remisos, de tal modo que no avive el fuego en los ira-
cundos. Se infunda generosidad para dar en lo-ar,aros, de tal
manera que no cedan los frenos de la efusión en los pródi-
36. Cómo exbortar a la virtwd sin Provocar los zticios gos. Se predique la parquedad en los pródigos, de tal ma-
contrarios nera que no aumente el deseo de conservar las cosas pere-
cederas en los avaros. Se alabe el matrimonio para los irr-
Todo lo que hemos dicho es lo que el director de almas continentes, de. tal modo que los ya continentes no se pre-
debe atender en su predicación, con el fin de presentar el cipiten en la lujuria. Se alabe la virginidad del cuerpo, de tal
remedio oportuno a la herida de cada uno. Es cierto que es modo que no haga despreciable la fecundidad de la carne
trabajoso instruir a cada uno acerca de su propio problema en los casados. Predíquense los bienes, de tal forma que no
y distribuirle la consideración adecuada, / Que es aún más se fomenten, de paso, los males. se elogien los bienÉs ma-
trabajoso acomodar dicha consideración a cada uno de los yores, de tal modo que no se desprecien los menores. y cuí-
exhortandos; sin embargo, mucho más trabajoso es todavía dense los menores, de tal modo gu€, por considerarlos su-
instruir a innumerables oyentes, entregados a diversos afa- ficientes, no se tienda a los mayores.
nes, a un mismo tiempo y con un mismo sermón.
En efecto, se ha de hacer, además, con tal arte, que se
diga lo que es conveniente a cada uno con el mismo ser- 37. cómo predicar al fatigado por pasiones contrarias
món, aun cuando los vicios de los oyentes sean diversos. Es
decir, que se ataquen las pasiones en una sola dirección, p€ro Es también arduo trabajo para el predicador atender en
cortando el tumor de los pensamientos carnales a un lado el mismo sermón a las mociones y causa ocultas en cada
uno, y volverse, como luchador en la palestra, de un lado a
otro. Sin embargo, se fatiga con más doloroso trabajo, cuan-
373. 1 Co 8, 9. 375. Lv 79,14. clo.se ve. obligado a predicar a uno que anda esclaviLado por
374. 1 Co 8, 11-12. vicios diversos.
246 Gregorio Magno Regla pastoral III, 37-38 247

Y así, sucede a menudo, que uno se manifiesta con un algo más invisible, no va servir para sanar enfermedades de
carácter alegre en exceso y, en cambio, interiormente le opri- orden diverso en las cosrumbrei?
me una tristeza surgida de repente. Por ello, el predicador
debe protegerle dc la repentina triste za, de tal modo que la
alegría, abundante por su carácter) no crezca en exceso; y, 38. omítanse los vicios leves para arrancar los más grar)es
debe frenarle dicha alegría de carácter, de tal modo que no
aumente la tristeza repentina.
Ért. se cansa de actuar con inmoderada precipitación,
. H^y veces en que dos vicios debilitan y angustian a un
tiempo, uno de forma más grave y otro más levemente. Lo
y, sin embargo, encuentra una fuerza que se le opone, correcto en estos casos es aplicar el remedio con más ur-
fruto de un temor repentino, en aquello que debiera hacer gencia al vicio que puede conducir más rápidamente a la
con prontitud. Aquél se cansa de actuar con un temor in- muerte. cuando, por orro lado, no puede reprimirse el que
moderad o, y, sin emb argo, alguna vez se precipita a ac- lleva a la muerre, sin que crezca el ,ri.io corit.ario yr ."ir-
tuar temerariamente. Pues bien, en éste se debe reprimir tente, se debe permitir al predicador gu€, con su predica-
la precipitación surgida de repente, de tal manera que no ción y arte de moderación, consienta que éste crezca de
domine el temor que lleva impreso por su carácter; y en modo que pueda retener que el otro le llerra a una muerte
aquéI, se debe reprimir el temor repentino, de tal manera inmediata. Haciendo esto no aumenta la enfermedad, sino
que no crezca la precipitación durante largo tiempo cul- que salva la vida de su enfermo, ya que aplica tal medica-
tivada. mento mientras encuentra la ocasión oportuna para alcan-
¿Qué tiene de admirable que los médicos de almas atien- zar su salud.
dan estas cosas, cuando los médicos se aplican a curar con
tanto arte de discreción, no los corazones sino los cuerpos ?
- Y es que, sucede a menudo, que el que no modera su
glotonería con los alimenros y r. ii..rt., .d.-ás, oprimido
Sucede a menudo que una debilidad desmesurada oprime a por los estímulos de la lujuria que casi le super:^, it"rr^do
un cuerp o ya débil de por sí. Se aplican fuertes remedios con el miedo que le produce tal lucha, cuando procura con-
para su sanción y el cuerpo débil no los resiste. El que cura tenerse con la abstinencia, se siente atacado por la tenta-
debe aplicarlos para eliminar la enfermedad persistente, dc ción de vanagloria; y así, no sólo no exring.r. .rtr vicio, sino
tal modo que no aumente la debilidad reinante en el cuer- que crece orro. ¿Qué vicio se debe perseguir con mayor
po; no sea que ésta termine con su vida. Es decir, debe apli- ardor, sino el que angustia con -ryo. peligro? por ,rÁro,
-absiinen
car el remedio con tal discreción, que a un tiempo se re- se debe tolerar gu€, por la virtud de la cia, crezca
medien la enfermedad y la debilidad. entretanto la arrogancia, aun a riesgo de su vida, no sea que
Por tanto, si una medicina para el cuerpo, aplicada in- la lujuria, a causa de la glotonería, acabe totalmente con su
divisiblemente puede servir divisiblemente (pues decimos vida.
que es verdadera medicina si al aplicarse, puede sanar a la Por eso, Pablo, sopesando en su débil oyenre, por un
enfermedad y lo que es propio del carácter), ipor qué la lado, el querer todavía el mal, y, por orro, el alegra^. d. It
medicina del alma, aplicada en la misma y única predica- ac_ción recta por la retribución de la alaban za himana, dijo:
ción, que actúa con mayor eficacia cuando se administra a ¿Quieres no temer a la autoridad? Haz el bien y obtendrás
248 Gregorio Magno Regla pastoral III, 38-40 241)

de ella alabanza376. Es decir, que no se ha de hacer el bien las multitudes. Y, po. eso, la Palabra divina, ordenó por su
por temor ala autoridad dc este mundo, ni por recibir como medio que si uno, aI cavar un pozo se olvidaba cubrirlo y
recompensa la gloria de una alabanza transitoria. Como pen- caía en él un buey o un asno, debía pagar su precio como
saba que el alma enferma no podría alcanzar una foraleza restitución380.
tal que le permitiera evitar a un tiempo la maldad y la aIa- Porque, evidentemente, al llegar a las profundas fuentes
banza, el predicador egregio, con su amonestación, ofreció y de la ciencia y no ocultarlas a los corazones embrutecidos
quitó algo: le concedió lo leve y le arrancó lo más grave, para de los oyentes, uno se hace reo de castigo, si por sus pala-
así, poder quitar sin esfuerzo al alma algo suyo, dejando que bras la mente, pura o impura,) cae prisionera en el escánda-
se abandonara familiarmente en un vicio también suyo, ya lo. Por eso, se dice al bienaventurado Job: ¿Quién dio al
que no podían ser arrancados todos al mismo tiempo. gallo inteligensia?3sr. El santo predicador, cuando clama en
este tiempo de tinieblas, es como el gallo que canta en la
noche, al dccir: Ya es bora de levantaros del sueño382. Y en
39. No se deben predicar exclwsivamente los bienes eternos otro sitio: Despertaos justos y no pequéis3n3. Ahora bien, el
a las almas enfermas gallo emite un canto profundo en las horas más profundas;
pero, cuando se aproxima la hora matinal, emite pequeños
El predicador ha de saber que no debe arrastrar el alma y tenues sonidos. Y es 9u€, quien predica rectamente, pro-
de su oyente más allá de sus fuerzas, no sea que, por así clama a los corazones entenebrecidos, lo que es manifiesto;
decir, al estirar más de lo que se puede, se rompa la cuerda no indicándolcs nada sobre los misterios ocultos, de modo
del alma. A muchos oyentes habrá que ocultarles ciertos bie- que, al acercarse a la luz de la Verdad, puedan escuchar pa-
nes eternos, mientras que sólo a unos pocos habrá que des- labras más sutiles.
cubrírselos. Por eso, la Verdad dice por sí misma: ¿Quién
piensas que es el administrador fiel y prwdente a quien pon-
drá como señor de sw familia, para que les dé a su tiempo 40. Predicar con palabras y obras
la ración de trigo?377. Con ración de trigo se expresa la mo-
deración en el hablar, para que al ofrecer algo al corazón Después de todo lo que hemos dicho, debemos volver
sin capacidad, no se le derrame por fuera. De ahí que Pablo fin de que todo predicador re-
a centrarnos en la caridad, a
dijera: No pwde hablaros como a esPiritwales, sino como a suene m.ás por sus hechos que por sus palabras; de modo
carnales. Como niños en Cristo, os pude dar lecbe, no ali- gu€, mejor que mostrar con su palabra por dónde avanza,
mentos378. Por lo mismo, Moisés, cuando salió de la intimi- deje, viviendo santamente, las huellas para que le sigan.
dad con Dios, se tapó ante el pueblo el rostro radiante3Te, También el gallo, tomado por el Señor para expresar la
pues, no quería mostrar los secretos de la íntima caridad a figura del buen predicador, al preparase a cantar, sacude pri-

376. Rm 13,3. 378. 1 Co 3,7-2. 380. Cf. Ex 21,33. 382. Rm 13, 11.
377. Lc 12, 42. 379. Cf . Ex 34, 33. 381. Jb 38, 36. 383. I Co 15, 34.
2s0 Gregorio Magno

mero sus alas, ¡ golpeándose a sí mismo, se pone más vi- Cunnrn Pnnrr
gilante. Claro, porque es necesario que los que mueven las HUMILDAD DEL PASTOR
palabras de la santa predicación trabajen primero sin des-
canso, deseando haccr bucnas obras; no sea gu€, estando
ellos entumecidos para actuar, muevan a otros con su pala-
bra. Por tanto, dedíquense primero a vivir, con solicitud,
santamente. Golpéense primero a sí mismos con las alas de
los pensamientos; descubran con atenta indagación todo lo
que les entumece inútilmente; corríjanlo con severa ani-
madversión ¡ sólo entonces, pongan en orden con su pala-
bra la vida de los demás. Es necesario que el pastor procure cuidadosamente he-
Procuren castigar primero con sus lágrimas los defectos rirse con la laceración del temor. pues, sucede a menudo,
propios, y denuncien luego, lo que se ha de corregir en los que_el alma del predicador, cuando la predicación ,. .rprr-
otros. Y, antes de que suenen las palabras de la predicación, ce abundante y convenientemente, se engríe consigo
-isma
proclamen con sus obras todo lo que vayan a decir. de la propia osr.ntrción con una ocul a"alegría. No ocurra
que el mismo que devuelve la salud a orros, iurarrdo las he-
ridas, se entum ezca al descuidar la propia salud, y se aban-
done a sí mismo el que ayuda a los projimor, o .áig, el que
levanta a otros.
Muchas veces, la grand eza de virtud fue para algunos
ocasión de-.perdición: sintiéndose desordenadamenre "segu-
ros al confiar en sus fuerzas, perecieron inesperada-eite
po. r..r. negligencia. Y-es_ que, cuando la virtud- se opone a
los vicios, hace que el alma se lisonjee con cierta .á-plr-
cencia de sí; de modo que el alma del que obra .orr..,"-
mente, perdiendo el temor que produce 1a prudencia, des-
cansa segura en su propia confianza. Entonces, entumecida
ya Ia mente, el astuto seductor le enumera todo lo que hizo
con rectitud y la exalta con el pensamiento dc r.r
los demás.
-.¡or que
El resultado de esro es que anre los ojos del Juez justo,
cl recuerdo de la virrud se convierre en trampa pir^.I rl-r,
porque recordando lo que hizo al enaltecerse ante sí, se re-
baja ante el Autor de la humildad. por eso, se dice al so-
berbio espíritu: Porque eres más bello, desciende y duerme
252 Grcgorio Magno Regla pastoral IV 253

con los incircwncisost. Como si dijera claramente: <Porque gulleció confiando en su virtud, después de lo dicho aña-
te engríes por la belleza de tus virtudes, por tu mismo en- dió: Retiraste tu rostro de mí, y me dejaste desconcertados.
canto eres empujado para que caigas". Como si dijera claramente: ..Me creí fuerte entre las virtu-
De ahí que sc rcpruebe con fuerza al alma soberbia, fi- des, pero, abandonado, reconocí cuánta es mi debilidad".
gurada en Jerusalón, cuando se dice: Eras perfecta en belle- De ahí que dijera en orro lugar: He jurado y he de guardar
za parór mí, tú a quien yo babía revestido, dice el Señor; y los juicios de tu justicia.. Ahora bien, como no estabá ..r ,r,
babiéndote fiado de tw bermoswra, fornicaste en tu nombre2. fuerzas el mantener la custodia de lo que juraba, turbado,
El alma, fiada de su hermosura, se engríe, cuando se gloría cayó en seguida en la cuenta de su debilidad. Por eso, al
contenta de los méritos de sus virtudes, sintiéndose segura instante, se refugió en lafuerzade la súplica, diciendo: Estoy
ante sí. Pero por esta misma confianza es guia da a la forni- humillado por todas partes, Señor; ztiztifícame según tu pa-
cación, porque cuando tales pensamientos engañan al alma labraT.
arrebatándola, los espíritus malignos la corromPen sedu- A veces, la suprema moderación hace volver a la mente
ciéndola con innumerables vicios. el recuerdo de la debilidad, antes de ororgar favores, para
H^y que notar que se dice: Habiéndote fiado de tw ber- que no se entum ezca por las virtudes recibidas. Por esto,
mosurA, fornicaste; y es 9u€, cuando el alma abandona el cada vez que se lleva al profeta Ezequiel a conremplar los
respeto al. supremo Pastor, busca sin cesar la propia alaban- bienes celestiales es previamente llamado hijo de hombres;
za y comrenz a a arrogarse para sí todo lo bueno que reci- como si el Señor le amonestara claramente: "a fin de que tu
bió, para emplearlo en anunciar a su Dador. Y así, preocu- corazón no se engría en arrogancia por lo que ves, sopesa
pándose por aparecer admirable ante todos, el alma desea- prudentemente lo que eres, para que al penetrar en lo su-
ría extender la gloria de su fama. En definitiva, se fía de su blime, reconozcas que eres hombre y, al ser arrebaado más
hermosurapara fornicar, el alma que, abandonando la unión allá de lo que eres, vuelvas a ti solícito por el freno de tu
legítima de su matrimonio, se entrega miserablemente al es- debilidad".
píritu del corruptor por deseo de alabanza. Por consiguiente, es necesario que cuando nos lisonjeen
Por eso, dijo David: Entregó al cawtirterio su fwerza y su la abundancia de virtudes, el alma vuelva su mirada ala pro-
hermosura en manos del enemigot.Se entrega la fuerza al pia debilidad, reba)ándose saludablemenre a lo más bajo.
cautiverio y la hermosura en manos del enemigo, cuando el Considere así, no lo que hizo correctamente, sino lo que
viejo adversario domina la mente que ha sido engañada por descuidó hacer; para que, al humillarse el corazón por el re-
la arrogancia de la obra buena. Tal arrogancia de la virtud, cuerdo de su debilidad, se consolide más rob.rsta-..rre en
a menudo, tienta incluso al alma elegida, aunque no la vence la virtud ante el Autor de la humildad.
totalmente. Por eso, dijo David en otro lugar: Yo decía en Y es que, sucede también muchas veces que, Dios Om-
mi abundancia: no vacilaré nwncaa. Pero, dado que se enor- nipotent e, a la vez que perfecciona el alma de los pasrores

l. Ez 32, 19. 3. Sal 77,61. 5. Sal 29,8. 7. Sal 118,107.


2. Ez t6, 14-15. 4. Sal 29,7. 6. Sal 118, 106. 8. Cf. Ez 2.
254 Gregorio Magno

en gran medida, las deja también imperfectas en otra pe-


queña parte; para que al brillar con virtudes admirables, se
humillen con el hastío de su imperfección, y no se erijan
como grandes quienes aún han de luchar con insistencia
contra mínimos defectos. Así, puesto que no pueden ven-
cer hasta el final, no se atreverán a engreírse por sus actos
más destacados.
He aquí, buen hombre, que al intentar mostrar cuida-
dosamente cuál ha de ser la calidad del pastor, obligado por
tu reprensión, yo, pintor feo, he delineado al hombre bello,
dirigiendo a otros a las costas de la perfeccióni Io, que aún ÍNolcr,s
navego en las mareas del pecado. Ruego que en el naufra-
gio de esta vida me sostengas con la balsa de ru oración,
para que la mano de tu mérito me eleve, ya que mi propio
peso me sumergee.

9. No es ésta la primera vez Por lo demás, la imagen marítima


que Gregorio emplea una metáfo- es frecuente en esta época para re-
ra marítim a para expresar la con- ferirse a la vida: cf. FrusrrNo ol
dición del hombre en la tierra, cf. Rnz, Sermón 24 (CSEL 21,,3'19):
por ejemplo, Mor, Carta dedica- el mar es el mundo; el monaste-
toria 1 (CCL 143, l; BPa 42, 67), rio, es el puerto en el que el
en la que emplea incluso la misma monje deberá fijar para siemprc
fórmula buius oitae naufragio. su ancla.
ÍNorcn nÍsuco

Génesis 21,, 17: 66.


3, 14 172. 21, 18-20: 66.
4, 4-5: t4t.
9, l: 87. Números
9,2: 87. 10,29-31: 168.
18,20: 229. 22, 23ss.: 149.
19,20 212. 23, l0: 226.
19,21: 212. 24, 14: 226.
19,30: 2tl. 25, 7ss.: 189.
28, 1 1-18: 83. 25,6-13: 189.
31, 47: 195. 31,6-12: 189.
34, 1-3: 22t.
Deuteronomio
Éxodo
19,5-6: llt.
25,5: 57.
15,6: 206.
16,8: 125.
32,42: 200.

21, 33: 249. Rut


25, 12-15: tt2. 4, l-11 57.
28, 15: 72.
28,30: 73. 1 Samuel
28,33: 79. 2,9: 66.
28,35 80. 2,29: 92.
29,5: 75. 4, 1.7-18: 92.
29,22: 75. 10, 1: 53.
32,6: 171. 14,50: 133.
32,26-27: 201. 15, 17: 89.
32,27: 1 89. 15, 30-35: 53.
34, 33: 248. 18, lOss.: ll9.
24, 4ss.: 124.
Levítico 24,6: 125.
15, 2: 81. 24, 18: 208.
19, 14 244. 25, 36ss.: 163.
Índice bíblico 259
258 indice bíblico

38,36: 249. 21, 27: 1 85.


2 Samuel 50, I 1: 220.
41, 7: 193. 23, 34: 231.
2, 8-ll: 163. 50, 19: 228.
41, 14: 193.
53, 5: 98. 23, 35: 231.
2,22-23: 164. 1
41, 25: 88,166.
54, 16: 230. 25,29: 157.
2,31-34: 164.
68,24: 49. 26, l0: 1 58.
3,7: 164.
Proverbios 26, 1l:
72, 18: 206. 224.
7,27: I 55.
1,24-26: 146.
74,5: 228. 27,22: 152.
11, 2s.; 53. l, 28: 146. 28,20: r 81.
1, 53. 77, 34: 1,47.
1 15:
77,61: 252.
l, 3l: 169. 29, ll: 134.
11, 17: 208. l, 32: 205.
12, 1 ss.: 119. 79,6: 219.
3, 16: 206. Eclesiatés (Qo)
12,7: I 03. 94,2: 220.
3,29: 178. 3,7: 156.
104,44-45: 206.
3,32: t44. 5,9: 1 80.
1 Reyes 107, 7: 206.
111,9: 83.
4, 25: l6t. 7, 8: 132.
7, 23: 85. 1

ll, 4: 208. 118,97: tt2.


5, 7-2: I 55. ll, 4: 160.

1 18, 106: 253.


5, 9-ll: 1,46, 147. 11,9: 204.
5, 12: 147.
2 Reyes 118,107: 253.
5, 75-17: 197. Sabiduría
20, 13 55. 119,7: 190.
6, 1-2: 122. 1, 5: 144.
25,8-10: 172. 129,3: 105.
132,9: 80.
6, 3-4: 123. 2,24: 140.
6,6: 122.
2 Crónicas 137,6: 166.
138, 17: 77.
6, 12-14: t9l. Eclesiástico (Si)
19,2-3: 190.
10,9:
138, 2l-22: 1 89.
144. 7,15: 225.
10,19: I 58. 10,9: 166.
Tobías 139,10: 142.
11, 25: 201. 10, l5: 166.
4, r79. 139, 12: I 58.
18:
140,3: 1 56.
ll, 26: 199. 1 1, 10: 54.
14,30: 141. 12, 4: 179.
1 Macabeos 150,4: 1 86.
15, 7: 169. 19, 1: 235.
2,26: I 89. 15, 33: t65.
Cantar de los Cantares 20,7: t56.
16,5: 197. 20,30: 199.
Salmos 2,6: 205.
16,19: 165. 32, 1.: 92.
1, 234. 3, 8: 232.
32, l0-ll:
1:
16, 32 134. 203.
23,4: 94. 7, 4; 232.
17, 14: 157. 32, 24: t6l.
27,8: 18. 7, 5: 67.
18,4: 1 58. 34,24. I 85.
29,7: 252. 8, 13: 201.
18, 9: 239. 34,30: 225.
29,8: 2s3. 19, 1 1: 132.
31,5: 223. Lamentaciones
19, 15: 159. Isaías
33,20: 148. 2, 14 79.
20,4:
3,48: 220.
160. 1, 16: 225.
37,7: 67.
20, 21:
4, 97.
181. 3,9: 229.
39, 10-11: 201. 7:
20,27: 150. 5, g: I 80.
39, 13: 1 55.
20, 30: 149. 6, 5: 200.
48, 8: I 84. Job 21, 26: 159,193.
10,15: 148.
6, 8: 59.
50, 5: 220.
Índice bíblico indice bíblico 261
260

g, 13: 2: 253. Sofonías 25, 13: 64.


152.
14, 13-l4t 88. 4, l; 1 08. l, 1,4-1,6: t44. 25, 18ss.: 63.
4,2-3: 1 08. 25, 24s.: 200.
23,4: 218.
8, 8: 106. Ageo 25, 33: 206.
30,20-21: 215.
8,9-10: 106, 107. 1,6: 85. 25, 35-36: 1 80.
32, 17: 1 58. 1

10, 12: 123. 25, 4l: 180.


34, 15 t43.
13,5: 78. 28,10: 57.
39,4: 55. Zacarías
75. 13,18: 102.
40,9: 7, 5-6: 174.
16, 14-75: 252. Marcos
43,25: 220.
tl7. 22, 18: 1 53. 9,49: 80, 81, 186.
48, 10: Malaquías
23,3: 2t4.
52, rl: 72.
I 53. 2,7: 79. Lucas
54, 4: 117, L28. 24, 12:
252. 2,42-43: 203.
54, ll: tl7. 32, 19.21
92,102. Mateo 3,9: 1 84.
56,4-5: 217. 34,4:
78. 34,18-19: 49. 5,6; 243. 6, 12 84.
56,10:
205. 5,9: 192. 6,24: 18.
56, lt 36,5: 1
48.
33. 5, 14-15 56. 6,25: 120.
57, ll: 43, 1.32 1
105.
79. 43, 14: 133. 5, 16: 242. 6,27-28: 135.
58, 1:
t74. 44, l2z 50. 5,23-24: t87. 6, 30: 179.
58, 3:
t74. 44,20: 100, 101. 6, l: 182,242, 243. 6,41: 136.
58,4:
t74. 44,22: 3J, 6, 3: r77. 7,47: 2t8.
58, 5:
65.
6,25: 179, 242. 8, 14: 68.
58,9:
85. Daniel 7, 3: 136. 9,62: 2t3.
61,8: 1

t66. 4, 16ss.: 55. 7, 5: 136. 10, 33: 93.


66,2:
4, 27: 55. 7, 13: 97. 12, 23: 179.
10, 16: 142. 12, 42: 248.
Jeremías 10, 34: I 89. 12, 47: 230.
l, 6: 59. Oseas
12,44ss.: 159. 13, 7: 1 83.
1, 10: 238. 2,8: t96.
13,28: t9t. 13, 27: 47,48.
2,8: 48. 4,9: 97.
215.
15, 1 1: 175. 14, 12-14: 178.
3, 1: 5, 1: 50.
128, 214.
15, 14: 49. 15, 7: 218.
3, 3: 8,4: 47.
16,26: 181. 16, 13: 96.
41 4: 233. 9, 8: 50.
152.
18,6: 50. 16, 19: r 83.
5, 3:
6,292 154.
19, ll 217. 16,24: 17t.
Joel 20,25-28: 92. 16, 25 207.
9,5: t43. 2, 174.
ts2.
15:. 20,28: 166. 17, l0 177.
15,7:
23, 6-7: 47. 18, 12: 173.
23,2: 233.
200.
Amós 23,23: 236. 18, 14: 165.
48, 1O: 195.
1, 13: 23,24: 236. 21, 19: t34.
51,9: 152.
23,27: 241. 21, 34: 95, 175.
Habacuc 24, 48-51: 92. 21, 35 95.
Ezequiel
123. 2,6: 1 80. 25, 12: 47. 24,49: 203.
1,18:
262 índice bíblico
Índice bíblico 263

Juan l, 26: 127.


6,7: 76. 1 Timoteo
1, 12: 77. 3, 7-2: 248.
5,30: 170. 3, 3: 86.
8, 13-14: 178. 3, 1: 61.
6, 15: 52. 3, 4;
1

1 30.
9,6: l7B. 3,2: 61.
10, 12: 78. 3, 18: 127.
9,7: 117. 4, 1: 175.
11, 29: 83, 1 10. 4,3:
14, 27: I 88. 3,27: 127. 175.
12, l-6: 82. 4, ll-12:
16, 12: 142. 4,21 90. 203.
16,22: 120. 5, l-2: r 30. 4, 73: 112.
Gálatas
27, 76: 56,57. 6, 4: 96. 5, 1: 117.
1, 10: 104.
6,9-10: 5, g:
213. 2, ll: 03.
100.
6, ll:
1
Hechos de los Apóstoles 228. 5, 23: 175.
3, 1: 128.
2,3: 79. 6, 13: 175. 6, 1: 126.
3,3: t29.
2,22-24: 238. 7,1-2: 210. 5,22: I 86.
6, 10: 69.
2,37-38: 238. 7, 2-3: 82. 6, 13: 1 18.
6, 7: 1 08.
2,38: 228. 7, 3: 2lt. 6,2: 134, 210.
5,3-5: 90. 71 5: 82,212. 2 Timoteo
9,4-5: 238. 7, 6: 2tl. Efesios
)^. 96.
9,7: 238. 7, 9; 213. 4,3-4: 4, 1-2: 82.
I 86.
10, 26: 90. 7,29-30: 205,209. a). 162.
4, 14: 169.
1,3, 20-22: 53. 7,31: 209. 4,31: 1 35.
17, 18. 81. 7,35 213. 6,9: Tito
126.
20,26-27: 200. 8, 8: 175. 6, 15: 58.
l, g: 79.
22,8: 238. 8, 9: 244. 1,15: 175.
23,6: 193. 8, 11,-1,2: 244. Filipenses 2, 15: 162.
91 9: 85. 2,8: 166
Romanos 9,20: 83. 3, 19: 175. Hebreos
l, 14; 127. 10, l3: 69. 4, l0: 129. 8,13: 127.
l, 22: 68. 10, 33: 104. 9, 4: 94.
7,23: 226. I l, 31: 220. Colosenses 17,36-37: 128.
8,15: 151. 13, 4: 132, 135. 2,23: 173. 12, 5-6: 148.
12, 3: 80. 14,39: 48. 3, 5: 107. 12, g-10: 148.
12, 16: 169. 15, 34: 249. 3,20: l2l. 12, 12-13: 66.
12, 18: 190. 3,21: l2l. 12, l4: l 86.
13, 3: 248. 2 Corintios 3,22: 126. 13, 4: 213.
13, ll: 249. l, 17: 171. 13, 7: 128.
13,13: 175. l, 24: 90. 1 Tesalonicenses
14, 3: 172. 2, 17: 197. 2,7: 90. Santiago
14, 2l: 175. 3, 17: 151. l, lg: l 58.
2 Tesalonicenses 1,26:
16, 19: 149. 4, 5: 90. 1 58.
7, 3-4: 131. 3,
5, 13: 83. 1: 52.
2, l-2: 13t. 3, g:
1 Corintios 5, 1,4-1,5: 57. I 58.
3, 14:
1,12: 130. 61 2: 146.
191. 3, 14-17: 187.
3,15: t9t. 4, 4: 22s.
264 Índice bíblico

', )). 224. ÍNorca DE NoMBRES Y MATERIAS


1 Pedro
2,9: 76.
1 Juan
3, 15: 1 13.
4, 1'1: 1,77, 197. 4, 18: 151.

5, l-2: 99.
5,2: 100. Apocalipsis
3,2: 239.
5,3: 92.
3, 15-16: 240.
3, 18: 68.
2 Pedro
3, 19: 147.
l, 5-6: t72.
r23. Aarón: 66,72,73, 125. África: 13.
lr 6: t72. 4,6"
217.
abatimiento: 227. Agapito, papa: 12, 17.
2, 15-16: 149. 14,4:
200.
Abel: 140, l4l. agitación: 95.
2,21: 240. 22, 1.7:
Abigail: 163. agricultor: 183.
abismo: 222,235. agua: 49,86, 150, 154, 157, 158,
Abner: 163-165. 17l, 197, 225, 228.
abominaci ón: 197. aguijón: 100.
Abraham: 171. Aguilulfo: 28.
absolución: 110. Agustín de Canterbury: 36.
abstinencia 56, 77, 172-175, 1,86, Agustín de Hipona: 48, 50-52,
247. 54, 58, 68-69,73-74,78, 87,
abundancia: 57, 62, 65,69, 118, 89, 154, 1.78, 224, 227.
154, 178-t79, 205-206, 2r0, ajetreo: 51, ll2.
252-253. alabanza: 62, 66, 168, 177, 241,
Acab: 190 243,247-248, 252.
'1.6, albedrío:215.
actitud/es: 31, 38, 66, 67, 102,
1 18. Alfredo el Grande: 36.
actividad externa: 31, 33. alegría: 120, 177, 227, 246, 251.
acusación: l19,'120. alianza: 32, 84, ll3, 216.
Adán 223. alimento: 75, 99, 151, 174, 179,
administración: 16. 209,224.
administrador 248. alivio: 1 17.
admiración: 36. alma: 28, 45, 52, 55, 62-63, 67,
adolescencía: 203-204, 214. 69-70, 74, 89,97, ll9, 122,
adversario: '1,57, 160, 208, 252. t32-134, 136, 138, 142-145,
adversidad 64,75, 136, 207-208, 147-15Q, 152-153, 155, 157-
232. 159, 1,63-164, 172-t74, 177-
afán: 18, 95-97, 99, 1.04, lll, 136, 179, 181, 183-184, 186, 188,
139, 159, 205,233, 244. t9t-1,92, 198, 201-202, 205,
afeminados:213. 212, 214, 219-222, 226-227,
aflicción: 138, 148, 220-221,224, 229, 231-232, 235, 239, 241,,
228. 243,246, 248, 251-253.
266 indice de nombres y materias Índice de nombres y materias 267

almohada: 102. apostasía: 88. Balthasar, H.U. von: 51. caridad: 59,77,83-84, 111, 115,
Altaner, B.: 27. apóstata: 146, 166, l9l' bañera: 85-86. 131-132, 134-136, 1.40, l4g,
altanería: 1 18. apóstol/cs: 37 -38, 61, 142,210,212. banquete: 178. l5l, 1,62, 186-187, 192, 210,
altar: 60, 133, 136, 187. aprendizaj e: 34. bárbaros: 12,26. 217,248-249.
altirud: 211. arca: 32, 84,94, ll2-113. Barmb¡ J.: 40. Carlomagno: 36.
amabilidad 154. arcediano: 36. batalla: 69,78, 138. carnal/es: 68,74, 82-84,97, 101,
amargura: 135, 150, 168. Arconada, R.: 36-37, 40. Batiffol, P: 12. l16, 186, 200, 202, 212, 214,
ambición: 100, 107. argumentacíón: 31, 127. bautismo: 228. 244, 248.
Ambrosio de Milán: 53' arma/s:76, 194. bebida: 201, 242. carne: 33, 45, 52, 54, 68-69,77,
amistad: 23, 65, 190. armonía: 190. Beda el Venerable: I 1. t08, t27, 129, 146-149, l7l,
amonestación 32, 95, I 1,2, 21'6, 248. arpa: ll4, ll9. belleza: 69, 76-77, 252. 173-175, 186, 200-201, 209,
amor: 12, 24, 45, 57, 59-60,76- arrebato: t61,164. bendición:181. 211, 214-219, 222-223, 232,
78,94, 98, 100-104, lll-112, arrepentimiento: 1,61, 200, 218, beneficio: 58, 145. 245.
135, 151,, 192-195, 202, 205, 226. bcncvolcncia: 215. Cartagena: 35.
208-209, 218, 238. arrogancia: 68, 132,227, 234-235, benignidad: 84, 94, 135. Casiodoro: 17.
amor propio: 60, 101, 102, 103. 239,247, 252-253. Benito, abad: 17, 19-20,27, 87. castidad: 56, 77.
Ana: 66. arte: 34, 39, 45,61, 103, ll4, 153, Berito: 15. castigo: 50-51, 55,91,93-94, ll0,
Ananías: 90. 162, 244,246-247. bestia:149. 115, 120, 142, 148, 150-152,
Anastasio, patriarca: 35. arte de las artes: 34, 45. bienes eternos: 82,84,118, 165, 180, 1 87, 1,99, 222, 224, 249.
Andrés, M. de: 27,40. artista: 1 14. 205-206, 209,248. cátedra de humild ad: 47.
aneto:236. arzobispo:16. bienes pasajeros: 118, 165. Cefas:130.
ángel/es: 68, 83, 88, 146-147, Asahel: 1,63-165. Bizancio: 16, 20, 35. ceguera: 139,232.
149-150, 166, 180, 191, 203, ascensión:192. blasfemia:135. celibato, célibe: 212-213.
212,215, 239. asechanzas 109,233. boca: 55, 79, 85, 108, ll9, 722, celo: 24, 32, 56, 7 l, 73, 28, 86, 89-
anglos: 25. asedio: 12, 28, 108-109. 140, 155-157, 175, l9l, 195, 90, 94, 701, 104, 108, 110-
anglosajón: 21, 36. asentimiento 22. 205,218,240. l12, 130, 16l-163, 201-202,
angvstia: 247. asno: 50, 1.49,249. Boecio: 12. 245.
anicios: ll-1,2. aspcrcza: 94, 102, 108, 111. borrachera:95, 175. charlatanería: 171, 173.
animadversión: 250. astucia:142. bosque:111. Chazottes, Ch.: 12, 30.
ánimo: 30, 44, 66, 86,88, 91, 99, atrcvimicntol. 167. Boz: 57. cielo/s: 67, 75-76, 82-83, 123,
165,209, 232. auriga: 139. Braulio de Zaragoza: 36. 140, 148, 776, 183,187,794,
ansias: 24. autoridad: 48, 56, 88, 91, 162, brebaje:242. 203, 218, 238-239, 242-243.
Anticristo: 193. 177, 245, 247-248. buena intención: 64, 124-125. cicncia: 48-49, 79, 94, 168, 172,
Antioquia: 35. auxilio: 190. buey: 85,249. 199, 201, 203, 230, 249.
aparición: 39. avaricia: 63, 69, 1,04, 107, 181, burla:151. Cipriano clc Cartago: 96.
apariencia: 45, 60, 62, 763, 166- 184,226. clcnrcncia: 94, 102, 105.
167, 173, 178, 184,209. aversión: 205. Caín: 140. Clemcnt, R. V.: 39.
apego:181. ayuno: 36-37, 1,73-174. calzado: 57-58. clórigos/ clero: 2l -22, 36, 37, 1.15,
apelación:104. azote 147-148. Canaán:206. l2l, 122.
apetito: 45, 63, 174, 177. Candelarasi, A.: 40. Colgrave, B.: 11, 43.
aplauso: 78. Baal: 196. canon:26. Columbus: 35.
Apolo: 130. Babilonia: 55, 152-153. carga pastoral: 45, I22. compasión: 24, 32, 71, 82,98, 118.
268 Índice de nombres y materias indice de nombres y materias 269

complacencia: 98, 139, 204, 222- 83, 91 -92, 94, 97, 99, l0l, Dagens, C.: 12, 27. 169, 170-171, 174_175, 177,
223,242,251,. 104-107, 109, ll2-1,1,3, 120, daños: 54, 138, l4O, 144, 147, l7g, lg2-t93, 195_197, 1gg,
comprensión 52, 76, 194-196. t24-125, 131, 136, 138-142, 152, 214, 237. 192, lg4-1,99, 200_202, 205_
compromiso:72, 167. 150, 154-155,158, 163, 165, dardos: 138, 145, 757, 164,231. 209, 212-213, 215_216, 219_
compunción: 112,219. 169, 174, 782-183, 187-188, David: 53,94,103, 1 1.2, ll9, 124, 2lg, 222-223, 225, 227_229,
comunidad 19, 27,55, I14, 16l. l9l-192, 197, 201, 204-205, 125, 7gg, 190, 201,207,220, 236, 239-240, 249, 253.
comunión:90, 1,95. 208-209, 21,8, 222-223, 226- 252. dirección: 16, lg, 38, lOO, 244.
conciencia: 90, 122, 144, 170, 228, 231,243, 248, 253. Davis, H.: 40. discerrrimi ento: 67, 208.
244. cordero:217. debilidad/es: 53, 64, 66,82, lO7- disciplina: 16, 53, gl-93, 134,
concordia: 148, 158, 186, 189. Cornelio: 90. 109, 119, 131, 149, 226,233, 149, l5g, 207-209.
concupiscencia: ll6, 171, 215, corrección: 61, 68, 73, 79, 93, 235, 246, 253. discípulo: 82, l12, 118, 203.
230. 102-103, 107-108, 110-111, defecto/s: 70, 124, 250, 254. discordia: 116, 185-188, 191-193,
condena/ción: 16, 21, 140, 145, 147-149, 153, 167-168, t70, defensa: 78, 108, ll9, 144-145, 196.
181, 187, 200, 206, 212, 213, 190-191, 167, 229. discreción: 184, 232, 244, 246.
218. costumbre: 53,64,66. delito/s: 108, 119, 143, 199,215. disipación: 222, 231.
confesión: 119, 1,95, 220. Creador: 53, 60, 75,77,102-103, descanso: 91,231,250. divinidad: 150, 168, 203.
confianza: 144, 251, 252. 146, 166, 189, 191, 194,203, desconfian za: 152. doblez: 142-145.
conocimiento: 8, 31,, 52, 61, 68, 207-208. deseo: 18,29, 52-53, 59, 61, 64, doctor/es: 47,79, 109-110, 11J,
148, 157, 168, 235, 238, 244. Cremascoli, G.: 200. 66,70,74,92, gg, 102, lo7, 203,226.
consagrado: 23,28, 37. criatura/s: 166, 775, 187, 189. ll2, 152, 759, 162, 172, '177, doctrina: 38, 56, 65,73,79,99,
consejero: 21,22, 169. crímenes: 201, 213, 229. 1gg, 205, 209-209,214, 239, 115, 132,162, 169, lg5.
consejo/s: 24, 33, 96, 122, 146, Cristo: 25, 57, 82, 90, 99, 104, 245,252. dolor: 23, 52, 69,73,93,97, l1l,
1,60-163, 169-170, 200, 234. 130, 134, 179, 1,97,2r0,244, desesperación: 24, 76, lll, 233, 136, 149-149, 155_156, 1g5,
consentimiento: 170, 222-223. 248. 240. 220,237.
consideración: 45, 67, 94, 712, crueldad: 53. desidia: 63, 123, 159-161, 183. don/es: 26, 28, 146, 149, 177, lB2,
157, 164-165, 207, 228, 230, cruz: 52. desierto: 26, 768. 1 86-1 87, 201.
233, 236, 242, 244. cualidades: 24, 31, 44, 56,70, 77, designio: 238. duda/s: 19-20,58, 61, 76-77,79,
consolació n: 208-2Q9. 132, 167. deuda: 219,227. 112, 120, 152, lg2, 1.92, lgg,
Constancio 17. cucrpo: 24, 56, 64, 66, 69, 97, 99, deudor: 127,227. 206,238-239.
Constantina:20. 107, 134, 140, 741, 143, 146- Diablo: 140, 166, l7g, l8O, Ig2, Dudden, H.: 11.
Constantino: 13. 148, 150, 155, 173-175, 179, 221. dulzura: 75,93-94,103, I 17, l19,
Constantinopla: 1 5, 16, 1,9-21, 23. 186, 193, 232, 234, 245-246. diezmo236. 150,220.
consuelo: 85, 94, ll7-118, 204, culmen regiminis: 44. Digesto: 15. durcza: lO2, 106, l08, lll, 154,
209. culpa/s: 48, 50-52, 54-55, 60,66- dignidad: 32, 52-53, 5G, 59, 62, 233.
contemplación: I 7 -18, 24, 28, 32- 67, 86, 108, 1ll,
1,16, 120, 75,77,96,91, gg, 125, 169.
34, 60, 66,71, g2-94. 726, 129, 134, 745, 16l, 163, dinero: 179-180, 185, 199,207. edad: 26, 37-38, lO2, lg8, 202-
continenci a: 211. 184, 188-189, 199, 207, 221- Dios: 12, 17 -19, 24-25, 29, 32-33, 203.
conversión: 12, 13, 17, 1,9,21, 222,224-226, 235. 47, 52, 55, 57-61, 65_67,72_ ll4, 239, 242.
cdificirciírn:
128,240. cumbre: 34,56,61, 88, 94. 73,75,77, g2-94, g6_97, gg_ eficacia: l05, 198, 202, 221, 246.
cónyuge/s : 208-212, 217. curiosidad: 49, 54. g0, 96, gg, 101, ll0, 124, 126_ efod: 72.
corazón: 12, 18,23,34, 50, 52- custodia: 78,95, 110, 225, 231, l2g, 131, 133, 135, 140_141, Egeo: 35.
56, 62-64, 69-70, 72, 74, 76, 253. 144-149, l5l-152, 164, 166, Egipto: 214.
indice de nombres y materias 271
270 Índice de nombres y materias

fortaleza: 29, 56, 77, 1 10, 130, herejías: 14.


ejemplo: 12,25,27, 50-52, 64,73- 173, 186, 196, 198, 218, 223,
216,231,249. herencia: 24, 148, 181, 207.
74,84,95, 123, 163, 170, 186, 251-252.
futuro: 12, 39, 85, gg, 1,81, 206, herida/s: 24, 53, 64,93,105, 18,
200, 203, 242-243. Irspiritu Santo: 74, 144, 150, 162. 1
209,214,222. 120, l4g-150, t54-157, 1,59,
elección: 23. csplendor: 20, 38, 68,196.
elegido/s: 19, 54, 57, 6Q, 64,76, csposa: 20, 66, 102, 201, 232. lg4, lgg, 231, 234, 237, 244,
Galaad: 195. 251.
133-134, 142, 174,201, 205, csposo: 101,201.
Galla Placidia: 20. hermosura 252.
208, 217. cternidad: 18, 24, 52, 72, 85, 1 10,
Gallardo, P.: 40. Hernando, J.: 30.
elevación: 23, 38. 145, 206.
Gandolfo, E.: 12. Hincmaro de Reims: 37.
elogio/s: 61,63, 130-131, 197. Eugenio de Toledo: 36.
Gasquet, A.: 11. hipocresía 136.
Emiliana: 12. eunucos: 216-217.
generosidad: 104, 177, 184,245. hombre: 33, 37, 52, 56, 63, 65,
enemigo: 24, 95, 101, 108-110, Eutiquio: 20.
gloria: 46, 52-53, 55, 57, 6l-62, 6g-69,91, gz-gg, 90,92, 106,
136, 138, 140, 147, 150, 157, Eva223. gg, gg-gg, 102, 109-109, 119,
166, 17l, 't9l-192, 221, 223, Evangelio: 37-39, 49, 113, 118,
l0g, 132, 1,34, l3g, 140, 142,
129, 165, 170, 177, 197, 206, 149-151, 157-159, 166, 170-
225, 231, 233, 252. 183, 242.
209, 243,249,252. 171, 174-175, l7g, lg1, 1gl,
enfermedad: 64, ll4, ll9, 135, Evans, G.R.: 12.
glotonería: 95, l7l-172, 247. 193, 1gg, 210, 215, 234, 239,
138, 196, 246-247. exhortación: 32, 95, l14-116,
gobierno: 16,34, 44, 47, 53-54, 253-254.
enseñanza: 37, 45, ll3, 122, 132, 118, 123, t28, 1,30-131, 152,
152,162,187. 154, 1,62.
56,59-65, 16l. homicidio: 1ll, 199.
Godding, R.: 12. homosexuales: 213.
entendimiento: 49, 68-69. experiencia 39, 65, 1,16, 136, 210,
Goeller, E.: 85. honestidad:211.
entrañas: 64, 82-83, 93, 149-750, 214-215, 218, 237.
Gordiano: 12,97. honor: 46, 53, 60-62, 90, 97, 126,
2r5-216. cxposición; 9, 21, 29.
Gordiano, presbítero: 12. 173, 234.
entrega: 17, 54, 146, 205, 221, Ezequías: 54.
gozo: 23,90, 139, 186,205,207, honra: 50,146.
223,252. Ezequiel: 9,21, 28,33, 100, 106,
envidia: 74, 140-141, 187. 109, 109, 133,253.
212. Howorth, H. H.: 11.
gracia: 12, 29, 56, 60, 65, 145, humildad: 24, 31-33, 45, 47, 58-
episcopado: 43, 61.
151-152, lg4, lgg, 201, 203, 60, 62-63,71, 96, gg, gl, I 03,
errorles: 78, 80, 102, 122, 128, falsedad: 142-143, 237.
1,95-196, 214, 220, 239. fama: 14, 18, 135,'t95,252.
207,212,215. 116, l7g, l2l, 125, l4g, t65-
Gregorio de Alfaro: 40. 167, I73, 176, lg4, 196,
escándalo: 175, 244, 249. familia: ll, 27, 176, 248.
Gregorio de Tours: 11, 17,23.
I 98,
esclavitud: 107, 152. fariscc.r/s: 64, 173, 193, 236. 225-227, 245, 251, 253.
Gregorio Naciancen o: 23, 25, 34,
esclavo/s: 27, 92, 210. fatiga/s: 84, 276.
46, ll4. ídolos: 106-107,213.
Escritura: 10, 32, 38,79, 84, 94, Faustino dc Riez: 254.
grey: 25, 71, 74, 78, 95, 99, 112. idoneid¿d: 31, 64-65.
112-113, 132, 144, 164, 193- favor/cs: 56, 65, 100, 103, 168-
Grisar, H.: 1 1. idumeos: 205.
194, 196-197,203. 169, 177,189,202,205.
Guerra, M:26. Iglcsia: 72, 22, 24-26, 36-37, 50,
espada: 74, 124-125, 128, 173, fe: 25-26, 48,72,80-81, 83, 90,
gula: 107, 173-174, 186. 57, 67,90, 93, 90,95-96, gg,
189, 195, 200-202, 232, 245. 100, I ll, 1,28, l3l, 140, 172,
esperanza: 22, lll, ll3, ll8,152, 175, 206, 236. 101, 1 13, 162, lg5, 201-202,
hábito/s: 67-68,76, 81, 173. 205, 229, 232, 239.
185-186, 193, 206-209, 221, felicidad: 1,39, 216.
halago/s: 52, 102, 107, 118,204- ignorarrcia: 48, 107, 167, 202.
240. fervor: 110, 159, 1,62,218.
205. Ildefonso de Toledo: 1.1, 43.
espíritu/s: 21, 24, 45, 49, 52, 64, Fischer, B.: 30.
hambre: 22, 24, 159, l7g, lgg. imagen: 97, 146,210.
74, 76, 79, 83, 90, 108, 110- flaqueza: 44-45, 56, 124, 129, 232.
Hemplemann, L. D.: 30. impaciencia: 1,32-134, 136, 167,
ll2, ll9,129, 1,31, 134, 144, Fontaine, J.: 14.
herejes: 195-196.
146-152, 159-160, 162, 165, fornicación 82, 21,0, 213,252. 171-173, 179, lg4.
272 indice de nombres y materias indice de nombres y materias 273

imperfección 124, 198, 25+. Jcnal, G.: 19. 158, 16I-163, 167, 177, 179, magisterio; 33, 45, 47, 162.
ímpetu: 164-165,232. jcrarquía: 50. 1,82-183, 201, 208, 215-216, mal/es: 24, 50,81, 88, 103, 108,
impiedad: 194,223. Jeremías: 59-60, 97, 143, 220, 237. 226, 233, 235, 240-243, 253. 116, 119, 121, 123-124, l2g-
impío/s: 179, 185, 1,90,228. Jcrónirno: 100, 112, 164. justificación: 235. 129, 132, t42-145,, 147, 150,
imprudencia: 81, 128. Jerusalén: 108-109, 172, 203, 252. juzgar: 82, 108, 124, 156, 170. 152-153, 158-160, 167, 193,
rmpureza:72. Jcsucristo: 12, 1,31. 187, 19t-192, 21.4, 222, 226,
inconstancia: 170-17 l, 192. Jesús: 52,82,203,238. habod:51. 230, 233-234, 241-243, 247.
incontinen cia: 2ll. Jerró: 96. Kubis, G.: 31, 40. Malaquías: 29.
incorrupción 21.7. Job: 148, 193,249. maldad: 124, l3l, 135-136, 739,
indignación: 144, 185, 233. Jobab: 168. La Piana, L.: 30. 140, 142, 145, l5l-152, 155,
infierno: 51, 180, 183, 207, 230, loel: 174. lágrimas: 85, 219-220, 224-228, 179, 182, lg5, lg2-193,216,
238. Josafat:190. 250. 222, 224, 233, 235,,239,249.
iniquidad: 48,79, 107, 153,216, Juan Ayunador: 43. Lázaro: l7l. malicia: 107, 135, 1.53.
221, 224, 227-229, 234, 236. Juan Crisóstomo: 26, 35, 45. Leandro: 20,24,35-36. maligno: 184.
injuria/s: 136, 138, 150, 157, 183. Juan diácono: 11, 15, 19-20. leyles: 14, 16, 31, 48-49,75,79, maná:94.
injusticia:180. Juan, obispo de Rávena: 25, 43. 85-86, 1.1.2, 116, 133-134, 144, mandato/s: 36,60, I49, 168,187,
inocencia: 136, l4l, 152, 216, Juan Pablo I: 38. 196, 206, 210, 215, 226, 236. 2ll, 215.
218,225-226. Juan Pablo II: 38. Líbano: 67, 232. mansedumbre: 1.02, 108, 136,
insolencia: 129-1,30. Juan XXIII: 38. libertad: 78, 103, 151-152, 231. t6t-162.
inteligencia: 15, 48, 76., 147, 186, Judá: 190. Liciniano de Cartagena: 35. mar: 50, 51, 63, 85, 214,218,231-
194,230, 249. Judea: 105, 143,220. limosna: 1,77-179. 232.
intención: 29, 43, 62, 64,73, 76, Judic, B.: 27, 29-30, 35, 40,71. llanto: lll, 219, 221, 227 -228. Marin, E. M.: 12.
81, 109, 111, 124-125, 149, Justiniano I: 13-16, 21, 23. locuacidad: 81. Mariniano: 19.
177, 194, 208-209, 231-232, Justino II: 16. Lorenzo: 16. martirio:61.
234,239. judío/s: 83, 128, 238. Lovato, M. T.: 40. matrimonio: 175, 208, 210-213,
intimidad: 82,248. jueccs: 96,220,229. Lot:2ll-212. 217, 245,252.
ira divina: 55, 65, 80,97, 144-145, Juez: 55, 79, 218, 241; estricto: Lucifer: 88. Mauricio, emperador 20, 23, 35.
1.76, t89-190. 92, 111, 220; invisible: 45, Luis el Bondadoso: 32. Maximiano, abad: 19.
ira humana: 55, 74,104,121,,135, 174; interior 47, 73-74,77, lujuria: 69-70, 121,, 77 l-173, 208, mediación: 16.
161, 163-1,65, 173-174, 189, 121, 124; justo: 65, 122, 225, 245, 247. Mediador: 52.
245. 235, 251; oculto: 77, 80; luz: 18, 48-49, 66, 68,95, 144, medicamento 156, 247.
Isaías: 59,79, 158, 200, 225. recto: 219, 222; severo: 55, 152, 164, I77, 194-195,200, medicina: ll4, 156, 167, 199,210,
Isidoro de Sevilla: 11,36, 43, 154. 85. 202, 204, 230, 238, 244, 249. 246.
Israel: 50, 73, 78, 89, 106-107, juicio: 24, 29, 38, 47, 53-55, 59, meditación: 21, 32, 36, 49, 58, 62,
1,53, 168, 206. 66, 72-74, 79, 83, 86, 91, 103, madianita: 189. 112.
Italia: 13, 14, 16. ll9, 1,25, 135, 144-145, l5l, Madoz, J.:36. memoria: ll4, 1,48, 214, 220.
iusio:23. 155, 158, 160, 169,170,173- madre: 18, 85, 93, 132, 135,157, mente: 33, 54, 62, 74,76-77, 8l-
174, 179, 182, 196, 205,209, 192. 82, 84-85, 89, 91, 95-96, gg-
jacinto: 76-77,21,9. 213, 220, 229, 230, 233-234, Madrid: 13. 100, 102, 1,06-107, 109-111,
Jacob: 83. 236. maestro: 61, 64, 110, lt4-tr5, 132, 154, 16l, 177,204,206,
lamor:221. justicia: 24,32, 56, 62, 68,71,76, 118, 120, 127-128, 131,135, 214, 2lg, 222, 224, 226-229,
Jedin, H.: 126. 78, 80, 86, 93,94, 100, 145, l5l, 162, 165,203, 213. 237, 243, 249, 251-253.
274 indice de nombres y materias indice de nombres y materias 275

mentira: 1,42, 1,43, 1,45. Nabal: 163.


oyente/s: 38, 61, 75, 80-83, 99, 153, 158, 166, 171,-172, 179-
mérito: 75,77,89, 98, 159, 173, narizt 66-67,232.
103, 109-111, ll4-115, 118, 181, 187, 199, 208, 211, 213,
219,241, 254. Narsés: 23.
160, 168-169, 196, 198,201, 2t5-216, 218, 220-227, 229-
miedo: 59, 78, 87-88, ll7, 16l, Natán: 119.
213, 217, 238, 244, 247-249. 231., 233, 235, 243, 254.
189-190, 235,245,247. naturaleza: 68, 86-88, 111,, 125-
pecador: 50, 68, 102, 105, 107,
milagros: 48, 84. 126, 134, 179, 187,214, 219.
Pablo diácono: 11, 15, 2l-22,23. 119, 143-1,44, 1,79, 191, 218,
ministerio; 29, 3l-32, 47, 49, 51, naufragio: 214, 254.
paciencia: 56, 85, 7Q5, 120, 737- 240.
59-62, 65-66, 70, 92, 94, 98, necedad: 127,152.
136, 138, 150, 1,62, 172, 178. Pectoral del juicio: 72-73.
11.4, 198, 200, 202. necesidad: 44,74.
Padre (Dios): 58, 148, 150-151, pecho: 72-73, 75, 94, 99, 172,
mirada: 14, 83, 96, 1,21,, 16l, negligencia: 1,1,9, 123, 129-130,
764, 170-171, 173, 217, 242- 174, 224, 234.
253. 147, 159, 212, 233, 239, 245,
243. Pedro, apóstol: 16, 22, 26, 38, 56,
misericordia: 83, 93, 108, 171,, 251.
ll7, 76,90,92, 103, 149, 172,228,
padre: 93, 130, 17 6, 185, 222.
1,82-184, 220, 236. noche: 95, 1.94, 232, 249.
palabra: 25, 45, 51, 79-80, 85, 238.
misión: 24,31,35, 100, 192. Noé: 87.
108-109, 114, 123, 1,25, t3l, Pelagio Il: 20-22.
misterios: 7 4, 84, 96, 98, 144, 249. Noemí: 57.
156, 158, 164, 190-19r, 195, peligro/s: 33, 210, 21,3-214, 247.
moción: 230,231,233. nombre: 21, 50, 57, 96-97, 104,
197-201,, 203, 225, 229, 250. pelo:100-101.
moderación: 90-91, 94, 1,04, 107, 143, 189, 194, 217, 252.
Palabra de Dios: 50, 64, 67, 72, pena/s: 51-52, I 18, 120, 139, l4l,
ll0, l2l, 183, 1 88, 231, 247- norma/s: 23,27-28.
74-75,79-80, 82,92, 99, 102, 150, 158, 199, 224, 229, 236.
248,253. 128, 165, 193, 196-198,249, penitencia:79, 17l, 125, 149,219,
Moisés: 57, 60, 66,79,81, 83-84, obedecer: 59-60.
2s3. 222, 224, 228, 233, 238.
96, l'l,l-112, 1.25, 168, 201, obediencia:168.
pan: 100, ll4, 174, 179,199. pensamiento/s: 24, 31, 33, 55, 62-
244,248. obispo: 19, 24-25, 28-30, 35-37,
Pancracio: 17. 63,67,69-74,91, 85, 91, 100-
molestia/s: 69, 147-149, 155. 43,61,64.
Pandectas: 15. 702, 704, 106-107, 1,1,6, 118,
Montecasino: 17-18. ocupaciones externas: 33, 94-95,
paraíso: 82, 215. 123-124, 132, 137-138, 149-
monte: 24, 52, 56,75, 84, 211. 99, 172, 221.
Paronetto, Y.: 1,2,30. 150, 154-155, 169-170, 772,
Monte Celio: 18. odio: 111, 135, 157, 185, 189, pasión: 47,52,76,211. 776, 279, 222-224, 250-252.
Morel, Ch.: 40. 225.
perdición: 52, 58, 97, 122, 766,
pasiones: 78, 33, 64, 101, 132,
mortificación: 18. oficio: 72, 79, 95, 97, 104, ll3. 193, 214, 229, 238, 251.
157, 159, 244-245.
Moya de Contreras: 40. ofrcnda: 133, 140, 149,187.
pastor: 24-25, 27-28,30-33, 38, perdón: 54, 65, 104, 11,1, 21,1,,
muerte: 24, 36, 5l-53, 93, ll4, óleo: 93.
45, 49, 57, 66, 71, 74, 76, 78, 21,5, 223-224, 228.
122, 140, 146, 1,57, 156, 166, olor: 124,232,236.
80-82, 85-86, 88-89, 9l-95, pereza: 74, 123, 156, 159-161,
181, 185, 196, 199,202,205, opinión: 195,242.
97, 99, 101-106, 108-109, 201,240.
226, 242, 247. oración: 17, 28, 65, 82, 84-85,
ll7-174, 125, 228, 251-252, perfección: 45, 64, 795,239,254.
mujer: 53, 57, 82, 128, 130,209- 212, 225, 254.
254. perjuicio: 193, 208, 225.
ztt, 214-215. orden: 16, 27-29, 31, 73,85-87,
patria celestial: 108-109, 146, 232. persecución: 124, 160, 193.
mundo: 23-24, 34, 47, 52, 56, 64, 97-98, 119, 1.21, 192, 219,
patrimonio: 16, 26, 181,, 207. perseguido r / es: 54, 124, 165, 193,
75,78, 81, 96, l0l-1,02, ll2- 247,250.
paz: 12, 18, 22, 24, 58, 80-81, 109, 239.
ll3, 115, 118, 119, 126-1,27, orgullo: 45, 47.
71.6, 157, 16l, 172, 185-194, perturbación: 132, 134, 136, 1.67.
130, 132, 149, 165, 175, 179- oro: 76-77, 97-98, ll2-113, 153,
196. pestilencia: 234.
181, 198, 204-209, 212, 214, 196.
pecado: 50, 55, 65,69,79,85,90, piedad: 25, 53, 56, 82-83,92-94,
218,224, 232, 248. ostentación: 1,32-133, 251.
93, 107, 109, 1,19, 123-1,24, 99, 104, 180, 215-216.
murmuractón 124, 153. ovejas: 49,57.
130, 132, 135, 143, 145, 1,50- piel: 34, 69,707, 186.
276 indice de nombres y materias indice de nombres y materias 277

pies: 49-50, 57, 66, 96-97, 140, Rationale iudicii:72. sabio: 54, 80, 92, 127, 1.34, 1.44, 118, l2l, 124-126, 128-129,
191,. Ratzinger, J.: 12. 156, 1.69, 1.85, 199, 203, 225. 731, 134, 1,40, r42, 1,44-1,45,
Pinjás:189. razonamiento: 88, 128. sacerdocio: 10, 31, 33,76,79. 147-148, 150-153, 156, 168,
placer/es: 68-69, 74, 91, 98, 1.02, rebaño: 49,57,92. sacerdote: 31., 34-35, 73, 75-76, 174, 179, 183, 185-186, 190,
159, 173, L83, 201, 205, 237. Recaredo:13. 79-81,97-98, 101. 196-197, 201, 206, 213-216,
Plinio: 154. recompensa: 177-178, 183, 204, sacramento: 27 -28, ll1, 228. 218,220, 223, 230,233, 238,
pobreza: ll7-118, 178, 182. 242,248. sacrificio: 73, 133, 135, l4l, 185, 243, 248, 249, 252-253.
pontífice: 12, 22, 24, 28, 30, 36, rectitud: 56, 64, 67, 86, 1,02, 1,04, 187, 189, 195-196. serenidad: 28, 54, 86, 172.
43,98. 1,18, 157-1,58, 161, 167,209, Safira: 90. servicio: 18, 39, 58, 88, 176,194,
Porcel, O.: 19. 238,241, 251. Sagrada Escritura: 10, 32,79, 84, 198, 205, 272.
potestad: 56, 76-77, 86-87, 90. redención: 166,184. 94, 1t2-1,t3, t93-194, 203. servidumb re: 126, 1.5'1..
praeceptio:23. Redentor: 95, 98, 101, 150, 166, sagrados ministerios: 52, 60. severidad: 93, 120, 161, 180.
praefectus: 16. 203. Salomón: 134, 146, 157-160, 169, Sicilia:18.
predi\ció n; 52,58-60, 75,79-80, reflexión: 17 -18, 91, 155, 203, 233. 183, 191, 197, 199,201,204- Sicrra, R.: 176.
92,\99, 108, ll3, 130, 1.36, regula:26. 205, 208,231, 239. siervo: 91,104, t55,207-208, 230.
162, 195-202, 232, 238, 244, reino: 53, 64, 76, 82, 120, 1.60, San Martín, G.: 40. silencio: 20, 24, 32, 71,, 78-79,
246-247, 250-251. 208,2t3-214. Santi, A. de: 11. 142, 150, 154, 156-158, 163,
predicador: 8 1, 03,
1 1 09- I 1 0, religión: 47, 97-98, 158. Saúl: 53, 89, 119, 124-125. r99.
118, 131, 173, r93, 197,226, remedio: 149, 178, 244, 246-247. Saulo: 238. Silvia: 12, 97.
245-249, 251. reprensión: 25, 28-29, l3l, 155, salud: 38, 119, 141,,1,45-148, 154- Simón: 56.
prclado: 20, 71, 95, ll2, 234. 202,205, 254. 156, 168, 194,247,251. Simplicio: 17.
premio/s: 25, 104, 107,720, 139, responsabilidad: 24, 51, 58, 63, salvación: 39, 146,150, 153, 201, sinceridad 142-145.
204, 217. 1,11, 122. 206,212-213. Sión: 75.
preocupación/es: 34, 36, 67, 95, rcsurrección; 20, 57, 193. Sancta Sanctorum:98. Siquem:221.
175. rctribución: 85, 89-90, 97, 160, sangre: l1l, 154,200. Siracusa: 19.
presbítero: 12. 230, 235, 237, 241-242, 247. santidad: 22, 25, 31., 50-51., 75, Soar:211.
profecía: 66, 168. retórica: 15. 88, 90, 97-98,139, 186,236. soberbia: 24, 33,53, 55, 61, 88-
prójimo: 33, 58-59, 64, 77, 1Ll, Richards, J.: 12. santuario: 80,97-98. 89, 103, ll7-119, 124, 146-
122, 123,139, 153,192, 194. rigor: 48,91,94, 11.8, 223, 239. Satanás: 82, I92, 195-196. 148, 155, 166-167, 170-172,
prosperidad: 75, 139, 205-206. riqueza/s: 68, 118, 126, 180-181, satisfacción: 95, ll3, 173. 174-176, 187, 194-195, 198,
providenci a: 207, 231. 206,208. seglar: 17, 34, 51. 227, 235, 239,252.
prudencia: 130, 142, 1,45, 155, Roma: 8, ll-I7, 19-23, 28,38. seguridad: '1.9, 142, 144, 184,193, Sodoma: 211,229.
229,251. Rommel, F.: 40. 218,221. Sofonías: 144.
pueblo: 14,21-23,50, 53, 58, 60- Rómulo Augústulo: 12. semen:81-82. soledad: 58.
61, 64-65, 71, 78, 86, 96-97, rostro: 1,8,49, 128, 1.41, 1.50,21'4, semilla: 67, 99, l4l, 242. solicitud pastoral: 29, 44, 47,93,
125, 1,28, t52-153, r71, 1,94, 21,6,220, 248,253. sencillez: 142, 162. 100, 1 12.
199, 201,203, 206,248. Rusticiana: 20. sentencia: 55,92,119, 145, 150, solicitud temporal: 33, 100, 101.
pvrezai 71,-72, 77, 86, 103, 21'1. Rut: 57. 233,241-242. Spidlik, T.: 137.
purificación: 18,225. sentimiento/s; 26, 103, 129. Stuiber, A: 27.
sabiduría: 33, 68, 76,80,88, 122, Señor: 18,25, 47-50,59, 66,70, Stullfath, V.: 1 1.

quietud: 58, 95. 1,27, 134, 146-1.47, 1.55, 173, 72-73, 78-80, 83-84, 87, 89, suavidad: I05, 107-108, 118-1 19,
Quirico de Barcelona: 36. 187,199,,208. 9l-92, 97, 105, 11 1-1 12, tl7- 128, 162,210.
Índice de nombres y materias 279
278 indice de nombres y materias

vida: 1 l, 17-21, 24, 26-28,30-31, vigor: ll2, 16l.


sufrimiento/sufrir: 77, ll0, 132- trabajo: 25, 60, t42, 153, 239,
virginidad:
133,155,177. 245.
33-35, 37-38, 45, 49, 51, 53- 217 , 245.
54, 59-61, 63-66, 68, 71., 73- virtud: 47,75,91-92, 104, 109-
sumisión: 63, 121,225. tradición: 21,26, 40.
tranqtrilidad 22-23, 74, 79, 162, 75, 80, 90-91, 95-101, 103, 110, 175, 132, 135, 142, 149-
superhumeral 75-77.
superstición: 173. 165, 188,235.
109-172, ll4, 118-119, l2l- 150, 153, 16l-162, 170, 172-
1,22, 1.24, 128, 132, 138, 141, 1,73, 177, 184, 186-187, 192,
suplicio: 1,04, 212, 237. tribulación: l17, 153, 208.
146, 151,, 153, 157, 16l, 169, 203, 242, 244, 247, 251-253.
tristeza: 177, 246.
181, 183-184, 188, 190, 194, visión: 18, 109.
Tajón:36. tummín:72.
1.96, 200, 202-203, 205-207, vocación: 13, 17,31, 33, 186.
talento: 63,200.
209, 21,1.-212, 2t7-21,9, 224- voluntad: 47, 60, 76, 132, 1,47-
tareas: 18, 28, 54-55,60, 96, 101, unidad: 13-14, 16, 80-81, 111,
113, 133, 134,186,192.
225, 227-228, 234, 240, 242, 148, 170, 214, 216, 222,
1,17,217,221.
246-247, 250, 254. 230.
Társila: 12. unión: 210-212,252.
viento: 95, 133, 136, 160, 1,69, l7l.
temor: 26, 45, 54, 60-61, 74-75, úrím:72.
vientre: 95, 124, 149-150, 164,
80, 87-88, r\+-rS, 1oo, 112,
1,7t-173, t75.
\Walther, M.: 51.
1 15, I 18, 124\l 5l-152, 167, Valencio: 19. Vhitby: 11,43.
viga: 136.
175-176, 200, 203, 208, 223, valentía: 8, 167.
vigilancia: 16, 34, 100-101 , 157,
229, 231, 235, 246, 248, 251. Valentiniano: 17.
t79, 232. Zabaleta, J.: 30.
temperamento: 38, 1,20-121. Valeria:19.
templanza: 77. vanagloria 52, 195, 198,217,235,
templo: 72, 85,97, 1,48, 203. 247.
tentación: 69,95, 109-110, 136, varón: 53, ll9, 1.68, 191,201.
160, 222, 244, 2+7. vehemencia: 50, 101, 105.
tentador:216. Vcnancio de Luni: 35.
Teoctisa: 20, 23. vcneración 14, 35, 90.
Teodoro, módico: 20. vcnganza: 55,145.
Teodosio: 13. vcrdad: 47-50, 52, 55-56, 67-69,
ternura: 64,93, 196. 73, 76,78-81, 84, 88, 92-93,
testigo: 47, 55, 99, 103, 227, 241- 95, 97, 101, 103-104, 109, lll,
243. 132, 134-135, l4l-143, 145,
testimonio: 15, 48, 56-57, l2l, l5l, 158-159, 169, 175, 179-
r28, 190, 1,95,, 230, 241. 182, 186-189, 195-196, 201-
tibieza: 240. 202, 217-218, 229-230, 232,
tierra: 24, 52, 77, 87, 95, 97, 107, 235-237, 241 -242, 248-249.
125, 140,145, 158, 164, L66, vergücnza: t75,229.
168, 175-176, 180, 182-183, vestido: 80, 98, 1,20, 1,79.
189, 190, 203,205-206, 218, vicio/s: 24, 32-33, 59, 66-67, 69,
221,235. 71, 74,76, 86,91, 104-105,
tinieblas: 66, l+4, 229-230,249. 109, 1ll, l2l, 128-1,29, 132-
Tirreno: 35. 133, 135, 1.41, 147, 153-155,
Toledo: ll, 13, 36. 167, 170-174, 184, 200-202,
tormento/s: 61, 139, 227, 230. 213, 224, 231-232, 241, 244-
Totila: 12. 245, 247-248, 251-252.
ÍNorcn cENERAL

Pn¡srNtncróN 7
AnnrvrnruRAs Y srcLAS 9

INTRODUCCIÓN 11,
I. Vron v EpocR oe Gn¡conro MncNo ............ 11
1. Primeros años y contexto histórico ............ 11
2. Formación y estudios 1,4

3. Prefecto en Roma 1,6


4. Conversión. Vida monástica 17
5. Legado del Papa Pelagio II ........... 20
6. Gregorio, Papa :............... 22
II. L¡ Recln PRston¡l 25
1. Ocasión y fecha de composición 25
2. Estructura y contenido 30
3. Influencia posterior 35
4. La presente edición 39

GnEconro MncNo
REGLA PASTORAL

Cnnrn DEDTcAToRTA 43

Primera parte
VocncróN DEL Pnsron

1. El que no sepa que no enseñe ............ 46


2. Para enseñar hay que vivir lo que se predica 49
3. Soportar las adversidades, temer las prosperidades 51
282 indice general Índice general 283

4. Gobierno y serenidad de juicio 54


6. A los sabios de este mundo y a los torpes 1,26

5. No rehusar el gobierno por propia comodidad si se puede 7. A los imprudentes y a los tímidos 128
dar buen testimonio ............ 56
8. A los insolentes y a los cobardes 129
6. Son humildes los que no se oponen a los juicios de Dios . 58 9. A los impacientes y a los pacientes 131,

7. IJnos desean rectamente el ministerio de la predicación, 10. A los bondadosos y a los envidiosos 138

otros rectamente son obligados a él ........ 59


11. A los sinceros y a los mentirosos ............ 141,

8. No hay que desear este gobierno ....... 6t 12. A los fuertes y a los débiles t45
9. No se ha de desar presidir, prometiéndose en su imagi- 13. A los que viven inocentemente porque temen los casti-
nación realizar buenas obras 62
gos y a los que no corrigen ni con castigos 151

10. Señales de idoneidad 64


1,4. A los muy callados y a los muy charlatanes 1,54

11. Señales de no-idoneidad ....... 65


15. A los perezosos y a los precipitados 158
16. A los mansos y a los coléricos 161,

Segunda parte 17. A los humildes y a los soberbios r65


Ln vro¡ DEL PASTo;\ 18. A los testarudos y a los inconstantes t69
\ 19. A los golosos y a los abstinentes 171
1. Cualidades del pastotl 7l 20. A los que reparten lo suyo misericordiosamente, y a los
2. Pureza de pensamiento 7l que intentan robar lo ajeno 176
3. Sobresaliente actuar 74 21. A los que ni se quedan con lo ajeno ni reparten de lo
4. Discreto en el silencio, útil al hablar 78 suyo, y a los que reparten de lo suyo sin renunciar a que-
5. Cercano por la compasión, entregado a la contempla- darse con lo ajeno 182
ción ....... 82 22. A los que viven en discordia y a los que viven en paz .. 185
6. Compañero de los que hacen el bicn, firme frente a los 23. A los sembradores de discordias y a los pacificadores ... 191
vicios de los pecadores 86 24. A los que no comprenden bien la Ley santa, y a los que
7. Atcnción a lo intcrior, solicitud por lo exterior 94 la entienden pero la enseñan sin humildad 194
8. Buscando agradar a Dios y no a los hombres 101 25. A los que no predican por humildad y a los que se pre-
9. Distinguiendo los vicios dc las virtudcs 104 cipitan para predicar ........ 198
10. Discreto al corregir 105 26. A los que prosperan y a los que fracasan ......... 204
1 1. Atento a la Sagrada Ley tt2 27. A los esposos y a los célibes 208
28. A los que tienen experiencia de pecados carnales y a los
Tercera Parte que no la tienen 214
MrNrsrEnro DEL Pnsron. Mooo DE EXr r()R.rAR y ENSENAR A 29. A los que detestan los pecados de obra y a los que de-
LOS FIELES testan sólo los de pensamiento 219
Prólogo 30. A los que no se abstienen de los pecados que detestan y
........ 11,4
1. Diversos modos de exhortar 115
a los que no los detestan cuando se abstienen 224
2. A los pobres y a los ricos 117
31. A los que aprueban lo ilícito deliberadamente y a los que
3. A los alegres y los tristes 120
lo condenan pero no lo evitan ............ 228
4. A los fieles seglares y al clero 121
32. A los que pecan impulsivamente y a los que lo hacen de-
5. A los siervos y a los señores ........... 12s
liberadamente ....... .. 230
284 indice general Editorial Ciudad Nueva
BIBLIOTECA DE PATRÍSTICA
33. A los que caen repetidas
veces en pequeños pecados y a los
que librándose de cstos alguna vez caen en los graves ...... 234
34. A los que ni siquiera comienzan obras buenas y a los que,
empezándolas, no las terminan 236 1 - Orígenes, COMENTARIO AL CANTAR DE LOS CANTARES,
2.^ 8d.,326 págs.
35. A los que hacen el mal ocultamente y el bien a la vista
de todos y a los que actúan al contrario 241 2 - Gregorio Nacianceno, HOMILÍRS SOnnf LA NATIVIDAD,
2.^ Ed.,l54 págs.
36. Cómo exhortar a la virtud sin provocar los vicios con-
trarios 244 3 - Juan Crisóstomo, LAS CATEQUESIS BAUTISMALES,
37. Cómo predicar al fatigado por pasiones contrarias 24s 2.^ Ed.,256 págs.

38. Omítanse los vicios leves par^ arrancar los más graves .. 247 4 - Gregorio Nacianceno, LA PASIÓN DE CRISTO,
2.^ F,d.,208 págs.
39. No se deben predicar exclusivamente los bienes eternos
a las almas enfermas ............ 248 5 - Jerónimo, COMENTARIO AL EVANGELIO DE SAN MARCOS,
40. Predicar con palabras y obras .......\...... 249 2! 8d.,136 págs.
6 - Atanasio, LA ENCARNACIÓN DEL VERBO,
)
Cuarta parte / 2.^ Ed,160 págs.

Hurr,ur-oRD DEL Pnsron ......../...... 25t 7 - Máximo el Confesor, MEDITACIONES SOBRE LA AGONÍA Of JESÚS,
2." Ed., 136 págs.

8 - Epifanio el Monje, VIDA DE MARÍA,


Í¡'totcr,s 2.^Ed., 192 págs.
9 - Gregorio de Nisa, LA GRAN CATEQUESIS,
ÍNorcn BÍBLrco 257 2.^ Ed., 172 págs.

ÍNucE DE NoMBRES Y MATERIAS 265 10 - Gregorio Taumaturgo, ELOGIO DEL MAESTRO CRISTIANO,
2.^ Ed,180 págs.

l1 - Cirilo de Jerusalén, EL ESPÍRITU SANTO,


3." Ed., ll2 págs.
12 - Cipriano, LA UNIDAD DE LA IGLESIA - EL PADRENUESTRO -
A DONATO,
2.^ Ed.,l60 págs.

l3 - Germán de Constantinopla, HOMILÍAS MARIOLÓGICAS,


2.^ 8d.,232 págs.

14 - Cirilo de Alefandría, ¿POR QUÉ CRISTO ES UNO?,


2.^ Ed.,184 págs.

15 - Juan Crisóstomo, HOMILÍAS SOBRE EL EVANGELIO DE SAN JUAN/I


2." Ed., 352 págs.
16 - Nicetas de Remesiana, CATECUMENADO DE ADULTOS,
148 págs.

17 - Orígenes, HOMILÍRS SO¡RE, EL ÉXODO,


228 págs.
18 - Gregorio de Nisa, SOBRE LA VOCACIÓN CRISTIANA, 38 - Tertuliano, EL APOLOGÉTICO,
132 págs. 256 págs.
19 - Atanasio, CONTRA LOS PAGANOS, 39 - Juan Crisóstomo, SOBRE LA VANAGLORIA, LA EDUCACIÓN
128 págs. DE LOS HIJOS Y EL MMRIMONIO,
20 - Hilario de Poitiers, TRATADO DE LOS MISTERIOS, 268 págs.
122 págs. 40 - Juan Crisóstomo, LA VERDADERA CONVERSIÓN,
21 - Ambrosio, LA PENITENCIA, 232 págs.
2.^ Ed., 152 págs. 41 - Ambrosio de MiIán, EL ESPÍRITU SANTO,
22 - Gregorio Magno, REGLA PASTORAL' 280 págs.
2.^ F,d.,288 págs. 42 - Gregorio Magno, LIBROS MORALES /1,
408 págs.
23 - Gregorio de Nisa, SOBRE LA VIDA DE MOISÉS,
252 págs. 43 - CASiOdOTO, INICIACIÓN A LAS SAGRADAS ESCRITURAS,
240 págs.
24 - Nilo de Ancira, TRATADO ASCÉTICO,
252 págs. 44 - Pedro Crisólogo, HOMILÍAS ESCOGIDAS,
256 págs.
25 - Jerónimo, LA PERPETUA VIRGINIDAD DE MARÍA,
104 págs. 45 - Jerónimo, COMENTARIO AL EVANGELIO DE MATEO,
352 págs.
26 - Cesáreo de Arlés, COMENTARIO AL APOCALIPSIS'
190 págs. 46 - León Magno, CARTAS CRISTOLÓGICAS,
288 págs.
27 - Atanasio, VIDA DE ANTONIO,
148 págs. 47 - Diadoco de Fótice, OBRAS COMPLETAS,
208 págs.
28 - Evagrio Póntico, OBRAS ESPIRITUALES'
296 págs. 48 - orígenes, HOMILÍAS SOBRE EL GÉNESIS,
368 págs.
29 - Andrés de Creta, HOMILÍAS MARIANAS
192 págs. 49 - Gregorio de Nisa, LA VIRGINIDAD,
192 págs.
30 - Gregorio Nacianceno, LOS CINCO DISCURSOS TEOLÓGICOS,
288 págs. 50 - PADRES APOSTÓLICOS
640 págs.
3l - Gregorio de Nisa, vlDA DE MACRINA - ELOGIO DE BASILIO,
176 págs. 51 - orígenes, HoMILÍRS SOBR¡ EL CANTAR DE LOS CANTARES,
128 págs.
32 - Basilio de Cesarea, EL ESPÍRITU SANTO,
280 págs. 52 - Minucio Félix, OCTAVIO,
y 176 págs.
33 - Juan Damasceno, HOMILÍAS CRISTOLÓCICAS MARIANAS,
232 págs. 53 - Juan Crisóstomo, SOBRE EL MATRIMONIO ÚNICO,
160 págs.
34 - Juan Crisóstomo, COMENTARIO A LA CARTA A LOS GÁLATAS,
200 págs. 54 - Juan Crisóstomo, HOMILÍAS SOBRE EL EVANGELIO DE
sAN JUAN/2,
35 - Gregorio Nacianceno, FUGA Y AUTOBIOGRAI'ÍA, 344 págs.
272 págs.
55 - Juan Crisóstomo, HOMILÍAS SOBRE EL EVANGELIO DE
36 - Dídimo el Ciego, TRATADO SOBRE EL ESPÍRITU SANTO, sAN juAN/3,
208 págs. 360 págs.
37 - Máximo el Confesor, TRATADOS ESPIRITUALES' 56 - Rufino de Aquileya, COMENTARIO AL SÍMBOLO APOSTÓLICO,
256 págs. 144 págs.

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