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EL CONFLICTO ENTRE LAS DOS SIMIENTES

1.- La Iniquidad Es El Cuerpo De Pecado Como vimos en el capítulo anterior, la iniquidad es la semilla
diabólica engendrada en el espíritu del hombre y que va a determinar la actividad pecaminosa de éste
durante su vida.
La Biblia nos habla de dos simientes que están en continuo conflicto la una con la otra.
"Y Jehová dijo a la serpiente: ...y pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu simiente y la simiente
suya; ésta te herirá en la cabeza y tu la herirás en el calcañar." -Génesis 3:15
Estas simientes son dos naturalezas, una demoníaca y caída y la otra divina, que esJesús. Esta es la
simiente en la cual se encuentra la promesa que Dios le hiciera a Abraham: Ahora bien, a Abraham
fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: a sus simientes, como si hablase de muchos, sino
como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo" Gálatas 3:16

Cuando venimos a Cristo, a través de reconocer y aceptar en nuestras vidas lo que él hizo por nosotros
en la cruz y bautizarnos, somos engendrados en nuestro espíritu, de esta simiente divina. A partir de ese
momento va a empezar un conflicto interno en nosotros entre la llamada "Carne" o "alma no
regenerada y la semilla de vida que acaba de ser plantada en nosotros. La carne va a querer prevalecer y
va a ser alimentada a través de la iniquidad; y la vida de Cristo va a luchar contra ella destruyéndola y
llevándonos a vivir por el Espíritu.
¿Qué es la carne? Esta es la estructura de maldad que a través de la iniquidad en nosotros, el diablo
edificó en nuestra alma, para torcernos del camino de Dios. Desde que nacemos, la iniquidad
implantada en nuestro espíritu empieza a contaminar, nuestro corazón, nuestros razonamientos, todo el
concepto de quienes somos, nuestra forma de desenvolvernos, en donde vamos poniendo nuestra
confianza etc.
La carne entonces, es una estructura, es nuestra formación interna como criaturas caídas, donde toda la
herencia espiritual de iniquidad va a ser vertida en nosotros, para que se cumplan los designios del
diablo y no los de Dios. Para desviarnos de la justicia de divina y tomar nuestra propia forma caída como
bandera de conducta y auto justificación. "OH congregaclOn ¿Pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis
rectamente hijos de los hombres? Antes en el corazón maquináis iniquidades; hacéis pesar la violencia
de vuestras manos en la tierra. Se apartaron los impíos desde la matriz; Se descarriaron hablando
mentira desde que nacieron" -Salmo 58:1-3
El rey David reconoce esta situación interna que lo arrastra al mal luego de caer en adulterio con
Betsabé.

El va a tener un claro entendimiento de lo que le ha sucedido y en su oración va a dirigirse a la raíz del


problema. Vernos cómo, la luz del altísimo le hace diferenciar nítidamente entre iniquidad, rebelión y
pecado. El entiende que la razón de su forma pecaminosa de actuar es mucho más profunda que el
simple pecado cometido, y escribe: "Ten piedad de mí. OH Dios, conforme a tu misericordia borra mis
rebeliones. Lávame más y más de mi iniquidad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis
rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo
delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio. He aquí
en iniquidad he sido formado y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo
íntimo y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría." -Salmo 51:1-6.
Aquí vemos como la iniquidad es implantada desde el nacimiento y si no es purgada de nuestro ser, va a
alimentar continuamente la vida de la carne enemistándonos así con Dios e invadiéndonos de muerte.
Las dos simientes están en continuo conflicto hasta que una de las dos muera. Las consecuencias de que
la iniquidad no sea por completo desarraigada van a traer mucho más conflicto que una lucha interna,
como lo veremos más adelante.
La iniquidad mana del espíritu del hombre y le da forma y estructura a la carne, además de nutrirla de
poder. La iniquidad se manifiesta en la vida del alma formando densos velos que impiden el desarrollo
de una vida espiritual efectiva. Es una fuerza que nos jala a permanecer en los terrenos de la mente y de
nuestro corazón dependiendo más de nuestra forma de pensar y de nuestros deseos que de Dios. La
carne, la cual es la evidencia manifestada de la iniquidad entre otras cosas, es un concepto mucho más
profundo que tan solo considerar los frutos de ella. Como dice la epístola a los Gálatas: "Y manifiestas
son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes a estas; acerca de las cuales, os amonesto como ya lo he dicho antes, que los que practican
tales cosas no heredarán el reino de Dios" -Gálatas 5:19-21
Estos son tan solo frutos, evidencias externas de una estructura, de hábitos y paradigmas que han
controlado nuestra vida por años y que sólo por el poder del Espíritu podemos destruirla. Tratar con los
frutos es tan solo una obra externa.
Un ejemplo de esto es un alcohólico que viene a Cristo y deja de beber. Pero nunca trata con las raíces
de dolor, de rencor y de rebelión que lo condujeron a evadirse de la realidad de esta forma.
Inevitablemente el poder de la iniquidad atrás del pecado lo arrastrará a otras formas de evasión
pecaminosas.
La razón es porque en su corazón está grabado: "Tienes que evadirte, no soportas el dolor". Este decreto
hecho por él mismo es alimentado por la iniquidad que va de continuo a presionar su carne, y caerá en
una vida llena de mentiras, o se evadirá a través del adulterio o la pornografía cibernética.
El cree que ha sido libre del alcohol, pero en realidad lo único que hizo fue podar un fruto visible, pero
nunca fue a la raíz del problema.
Tratar con la parte superficial, que es el pecado visible, en aras de buscar nuestra santificación no es
suficiente. Por eso hay tanta frustración, condenación e hipocresía en las Iglesias. Dios quiere iluminar
nuestro entendimiento a través de estas líneas para alcanzar la verdadera herencia de vida abundante
que Jesús tiene para nosotros.

En el intenso camino de oración buscando las llaves para contribuir en llevar a la iglesia a su verdadero
estado de gloria y de liberación, Dios me mostró que muy poco de su pueblo entiende lo que es caminar
por el Espíritu. Esta forma de conducirse, no es ir a la iglesia todos los domingos o todos los días, ni
tampoco es saberse la Biblia de memoria, ni tampoco es un servicio sistemático en la organización de la
iglesia. Caminar en el Espíritu tiene que ver con desarrollar cada área de nuestro ser espiritual. Es un
caminar sobrenatural y totalmente guiado por el Espíritu de Dios, es la manifestación visible de Cristo en
nosotros y la total destrucción del cuerpo de pecado que es la iniquidad.
NO ES LA VOLUNTAD DEL HOMBRE LA QUE DESTRUYE LAS OBRAS DE LA CARNE SINO EL ESPÍRITU DE
DIOS.

Es la simiente de Dios trayendo muerte a la simiente diabólica en la carne. Esto solo se logra
entendiendo la vida del Espíritu, y pasando tiempo en intimidad con Dios.
La carne se disfraza de espiritualidad trayendo hacia sí terribles espíritus de religiosidad. La religión
subyuga la carne, la doblega, tratando con hábitos externos, dándole apariencia de piedad, pero
negando la eficacia de la misma.
La religión no puede por medio de sus normas y legalismos tratar con la parte interna del ser, donde
radica la iniquidad.
Esto solo puede ser hecho por medio del Espíritu, adecuando nuestro espíritu al de Dios.

Al hombre religioso le agrada HACER cosas aparentemente piadosas; pero lo que es del espíritu no tiene
que ver con el hacer, sino con el SER.
Esto es de tal relevancia que si no 10 entendemos, estaremos viviendo conforme a la herencia de
iniquidad en nosotros, haciendo esfuerzos y sacrificios que para 10 único que sirven es para agotarnos y
terminar hartos de todo 10 que se llame iglesia. Por eso vemos y se acercan a nosotros tantos siervos de
Dios, quemados, sin fuerzas y sin saber ya que hacer o para donde dirigir sus pasos. Es parte de los
planes del diablo, invadir de religiosidad
La Santa Iglesia de Jesucristo, para gobernar a través de la iniquidad y matar la vida del espíritu.
Tenemos que entender que todo 10 que no es originado día a día en el cielo y traído a nosotros por el
Espíritu Santo de Dios, tiene su origen en la carne y su fin es muerte. Se puede orar en la carne,
oraciones mentales, peticiones llenas de llanto pero que carecen de fe. Se puede leer la Biblia en la
carne, consiguiendo tan sólo, no la revelación, sino las ataduras a la letra. Se Puede adorar, cantando tan
solo con la boca y sin ningún objetivo de alcanzarlo a El, tan solo para llenar un tiempo del servicio,
mientras los corazones están disipados en otros pensamientos. Estos son lazos de iniquidad que no
permiten un desarrollo eficaz del espíritu.
Es una gran mayoría de iglesias las que ponen poco o ningún énfasis, en la adoración profunda del
Espíritu y en dar lugar a un genuino fluir dentro de la intimidad de Dios, que habilite a los creyentes en
su desenvolvimiento espiritual.
Ha sido prácticamente una tendencia generalizada el dar prioridad a los programas de los hombres que
a la libertad de lo que Dios quiera hacer, y cómo Ello quiera hacer. Esto ha producido un cristianismo
carnal (estructurado humanamente) que carece de eficacia espiritual en la gran mayoría de los
miembros de una iglesia.
Es relativamente fácil crear un sistema religioso de normas y formulas que todos puedan seguir. Porque
en el fondo a muchos les da temor entrar en los caminos desconocidos e intangibles del espíritu, donde
ya no podemos controlar lo que va a suceder; ni tampoco podemos ponerle palabras de explicaciones
humanas. Entonces es más fácil, desechar lo incomprensible del Espíritu y llevar la cosa en la medida
que la podamos manejar. Esta actitud desgraciadamente ha invadido a la Iglesia, haciéndola en su
mayoría inefectiva,
sin poder, carnal y muerta.
Pero Dios está volviendo a tocar a la puerta, para que entendamos verdades que nos van a llevar a la
plenitud con El, a través de una vida llena de Su conocimiento y de un espíritu investido de Su poder y
de Su sabiduría. Una vida que ha crucificado la carne en forma verídica.
"Pero los que son de Cristo HAN CRUCIFICADO la carne con sus pasiones y deseos" -Gálatas 5:24
La carne entonces ligada íntimamente a la iniquidad, sirve a la ley del pecado y de la muerte y se opone
a la vida del espíritu, matando en muchos casos la vida espiritual del creyente.
En el libro a los Romanos vemos la clara lucha entre las dos simientes y el resultado de ésta va a
determinar nuestro destino final.
"Ahora, pues, ninguna condenación hay en Cristo Jesús, para los que no andan conforme a la carne sino
conforme al espíritu.
Porque LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA en Cristo Jesús me ha librado de la LEY DEL PECADO Y DE LA
MUERTE. "-Romanos 8: 1 y 2
Note en este pasaje cómo Dios aclara que no hay condenación alguna, para los que andan conforme al
espíritu.
No dice que no hay condenación para todo aquel que dice "Señor, Señor". Sino para los que no andan
conforme a la carne sino conforme al espíritu. Después de esto, el Apóstol menciona las dos leyes que se
oponen entre sí: la ley del Espíritu de vida gobernada por Cristo a través de una vida espiritual; Y la ley
del pecado y de la muerte dirigida por el diablo por medio de la iniquidad.
Mientras la iniquidad no sea erradicada, mantendrá al creyente atado en los terrenos de la carne, por un
lado tratará de llevar una vida espiritual, puesto que ama a Jesús, pero inevitable será arrastrado a hacer
conjeturas carnales. Por lo general en sus decisiones será inducido a hacer lo que su mente o sus
emociones le indiquen. Su opinión en asuntos espirituales será muchas veces contaminada por
pensamientos religiosos. Tendrá un crecimiento lento. Manifestará negativismo y su fe, unos días será
alta y otras baja y hasta nula. La iniquidad siempre trae consigo sentimientos de culpa y se esforzará por
tratar de quitarle la paz y llenarlo de muerte.
La iniquidad tiene por objetivo hacernos permanecer enfocados a este mundo. Es enemiga de la cruz, y
tratará de evadirla a toda costa. Como ministerio a las naciones he recibido invitaciones a predicar
donde específicamente me prohíben hablar de la cruz, o de nada que pueda ofender la comodidad de la
iglesia. Obviamente no acepto dichas invitaciones. En muchos seminarios aún se enseña, que si se
quiere tener una iglesia numerosa lomejor es hablar lo menos posible de la cruz y del pecado. Muchos
ministros de Dios son atrapados en las redes de la iniquidad cuando en la apariencia de espiritualidad
están buscando tener grandes ministerios en ESTE MUNDO, anhelan la fama DE ESTE MUNDO, quieren
el reconocimiento de los grandes ministerios y el favor de los hombres. Es por eso que muchas veces la
predicación de la palabra es comprometida 10 mismo que la libertad del Espíritu, porque la iniquidad
tiene sus ojos en el temor del hombre antes que en el temor de Dios. "Hermanos, sed imitadores de mí y
mirad a los que se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.

Porque por ahí andan MUCHOS, de los cuales os dije muchas veces, y aún ahora 10 digo llorando, que
son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo Dios es el vientre, y cuya
gloria es su vergüenza; que solo piensan en 10 terrena1." -Filipenses 3: 17-19 El espiritual está satisfecho
con 10 que Dios quiera para él; si es un ministerio grande, qué bueno y si no también. Lo importante es
hacer la voluntad de Dios aunque implique perderlo todo aquí para ganarlo todo en el cielo. "Porque los
que son de la carne, piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu en las cosas del
espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte; pero el ocuparse del Espíritu es vida y es paz. Por
cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios ni
tampoco pueden." -Romanos 8:5-7

Una cosa que yo veo con claridad en la escritura es que no se puede SER delbEspíritu y SER de la carne al
mismo tiempo. se es del uno o se es de la otra.
El SER del Espíritu implica un camino, una forma de vivir y de actuar, y objetivos muy diferentes a los de
este mundo. Por algún lado se infiltró en la Iglesia la teoría que se puede ser de la carne y del Espíritu y
que la justicia de Dios nos justifica, no importa cómo vivamos. Esto es un grave error, que ha dado como
resultado en muchos casos, una iglesia llena de pecado, de muerte espiritual, de enfermedades, de
religión y carente del poder y de la victoria de Jesucristo. Una iglesia que en su mayoría no tiene la
menor idea de lo que es vivir por el Espíritu.
Creo que Dios nos está llamando a detenernos, y revisar muchas doctrinas que venimos arrastrando, y
revisarlas a la luz de los resultados prácticos que éstas han producido.

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