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Armando Reverón

Armando Julio Reverón Travieso Es el artista venezolano de mayor


trascendencia en la historia del arte nacional. Su particular obra pictórica,
muñecas de trapo, objetos y El Castillete han sido motivo de exhaustivos
estudios para muchos críticos y amantes del arte.
Nacimiento: 10 de mayo de 1889, Caracas
Fallecimiento: 18 de septiembre de 1954, Caracas
Padres: Julio Reverón Garmendia y Dolores Travieso Montilla
Cónyuge: Juanita Mota (m. 1946–1954)
Obras más famosas de Armando Reverón:

- La cueva - Figura bajo un uvero -Fiesta en Caraballeda -El rancho (El caney)

-Retrato de Juanita con ramo de flores -El rancho -Navidad con muñecas -El
Playón

-Autorretrato con muñecas -Cruz de mayo y la Muñeca

Carrera artística
En 1904, junto a su madre, se muda a la casona donde nació Francisco de
Miranda, convertida en pensión, y allí conoce al joven pintor César Prieto,
quien lo convence de inscribirse en la Academia Nacional de Bellas Artes,
dirigida para entonces por Emilio Mauri. Hay quienes comentan que fue su
tío Ricardo quien lo inscribió en la academia. Durante este período viajaba de
visita a Valencia, se reunía con Josefina Rodríguez Zucca, su hermana
espiritual, con quien compartía sus obsesiones y sus inquietudes. En "Dama
Tejiendo", la pinta en el jardín de la casa a la sombra de un níspero.

En 1910, instalado con su madre en una pensión de Torres a Matrices,


disfruta de las ventas de frutas y legumbres, le apasiona la plaza del
mercado, nacen sus naturalezas muertas. Al año siguiente, su rendimiento en
la Academia Nacional de Bellas Artes merece la postulación de los profesores
para una pensión de estudios en Europa. Su madre le ayuda a costear el viaje
a Barcelona, España, en donde ingresa a la Escuela de Artes y Oficios y Bellas
Artes, donde ya se encontraba su amigo Rafael Monasterios desde hacía un
año. En el país ibérico recibe clases de colorido de Vicente Borrás Avella y
Clemens le enseña dibujo. Estudia el trabajo de Goya y El Greco. También se
interesa por las obras de Velásquez.

A finales de 1912 regresa a Venezuela, según se cuenta, sin dinero. Pinta el


retrato de Enrique Planchart. Tras una corta estadía vuelve a España. Se
inscribe en la Academia de San Fernando de Madrid en los cursos de Antonio
Muñoz Degrein y José Moreno Carbonero, extravagante pintor maestro de
Dalí. Estando en París, acogido por Fournier y la esposa de éste, Clotilde
Pietro de Daudat, rechaza las obras de los creadores que están boga en la
ciudad. No despiertan interés en él los trabajos de artistas como Cézanne,
Picasso, Chagal o Modigliani.

"O me mandan a buscar o me tiro al Sena", escribe Armando a su madre.


A su regreso a Caracas, en 1915 conoce a Samys Mutzner, un pintor rumano
de modestas cualidades que ejerce cierta influencia en su trabajo.
Residenciado en la casa de su tía Pepita Reverón de Martínez Zozaya, se hace
asiduo visitante del Círculo de Bellas Artes, fundado en 1912 por sus
compañeros de la academia caraqueña, quienes a pesar de su anterior
ausencia siguen considerándolo uno de ellos. Es el centro de atención de
escritores y pintores, asombrados por su conocimiento de la obra de Lope de
Vega, Calderón de la Barca y de todo el movimiento literario del Siglo de Oro
español.
En el año de 1917 muere su hermana de crianza Josefina Rodríguez-Zucca.
Hundido en una gran depresión, se refugia junto a su madre en una casa de
Pilita a Mamey. Conoce al pintor ruso Nicolás Ferdinandov, quien le brinda
consejos que determinarían su futuro: conseguirse algo de dinero, comprar
una vivienda que le permitiera aislarse y compartir su vida con una mujer
humilde. Reverón pinta los primeros paisajes que definirían su período azul.
El artista conoce a una mujer llamada Juanita, con quien compartirá el resto
de su vida, convirtiéndola en su compañera, modelo y cómplice. En 1920
expone en los salones de la antigua Universidad Central de Venezuela. Las
obras, doce óleos que muestran sus primeros temas sobre Macuto,
comparten espacios con los trabajos de Federico Brandt, Rafael Monasterios
y del carismático Ferdinandov, quien aseguraba que Reverón era el dios de
los pintores. Un año después aparece "Paisaje de Macuto", un cuadro en el
que el comienza a mostrar un estilo propio, desprendiéndose de sus
influencias.
Luego de varias mudanzas dirigidas por su deseo de aislarse, el artista
compra un terreno al costado del río El Cojo en el litoral, donde se instala e
inicia la construcción de la vivienda que lo alojaría durante los siguientes 33
años, hasta su muerte. Con el paso del tiempo, los lugareños bautizan la casa
de Reverón como "El Castillete". Continuando su búsqueda y definiendo su
estilo propio el artista retira colores de su paleta. Pinta "Los uveros azules" y
"La Trinitaria". En 1923 es víctima de una depresión cuando su amigo
Ferdinandov decide marcharse a Curazao. Reverón vive una difícil situación
económica, que apenas puede superar con una modesta ayuda de su madre.
Hacia 1924 nace lo que se considera como su época blanca. Pinta "Fiesta en
Caraballeda", una obra en la que el lienzo brinda su palidez como recurso
plástico. "Playa con figura de mujer" consolida la expresividad del período. Su
precaria situación económica no le permite usar el tren para viajar de La
Guaira a Caracas, camina el trayecto cada vez que necesita viajar a la capital,
lo que le produce llagas en las plantas de sus pies. Brotan gusanos en uno de
ellos.
"Oleaje" y "Playa de Macuto" son las únicas obras que se le conocen en el
año 1926. El siguiente año pinta "Juanita", el primer óleo en el que retrata a
su fiel acompañante. Con "Luz tras mi enramada", lleva a los límites su delirio
de la luz. El artista vende obras importantes a precios muy bajos para saldar
una deuda de 2.500 bolívares que mantenía con la pulpería Las quince letras,
embargada a su amigo Fausto Duarte.
A principios de los años 30, aislado y a la caza de la luz, surgen sus primeros
autorretratos. Alfredo Boulton organiza una exposición en el Ateneo de
Caracas para ayudar al artista; sin embargo, se venden pocas obras, 200
bolívares es el mayor monto alcanzado por una de ellas. Años más tarde
algunos de estos cuadros son expuestos en la galería Katia Granoff de París.
Aquellos que un día costaron 200 bolívares fueron cotizados en 30.000
bolívares.
En la segunda mitad de la década trabaja con materiales de desecho que
recupera en el Puerto de La Guaira. Utiliza soportes de coleto que incorporan
a su obra tonos marrones, definiendo el período sepia en la trayectoria del
artista. Crea sus muñecas para que ocupen el lugar de modelos que ya no
puede pagar. Cerca de "El Castillete", el artista construye un rancho para
alojar a su madre, anciana y enferma. Juanita se encarga de los cuidados de
doña Dolores. El 2 de enero de 1942 finalmente acabarían para siempre las
migrañas que afectaron durante toda su vida a la madre del artista. Muere
doña Dolores. Producto de esto se sumerge en un profundo dolor y sufre un
desequilibrio mental. Es atendido por el doctor J.A. Báez Finol. Dos meses
después se recupera y vuelve a pintar; sin embargo, se aleja de los paisajes y
la temática de sus cuadros recrea el mundo mágico en el que se refugia. Así
comienza la etapa que lo consagraría como un verdadero precursor, si no el
primer exponente, del expresionismo en estas latitudes.
En 1949, con la ayuda de Alejandro Otero, expone en el Taller Libre de Arte.
Dos años después presenta su tercera exposición individual en el Centro
Venezolano Americano. El Salón Oficial de Arte Venezolano le otorga en 1953
el Premio Nacional de Pintura, el primer reconocimiento a su obra. Al año
siguiente, se refugia en "El Castillete", retraído, solitario ante los ojos de la
gente, siempre acompañado por sus muñecas y por un incondicional oyente,
de luz y aire, que lo acompaña en sus recorridos por la playa. El artista es
llevado nuevamente al sanatorio del doctor Báez Finol y allí fallece.

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