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1

El que habita al abrigo del Altísimo


se acoge a la sombra del Todopoderoso.
2
Yo le digo al SEÑOR: «Tú eres mi refugio,
mi fortaleza, el Dios en quien confío.»
3
Sólo tú puedes librarme de las trampas del
cazador
y de mortíferas plagas,
4
pues me cubrirás con tus plumas
y bajo tus alas hallare refugio.
¡Tu verdad será mi escudo y mi baluarte!
5
No temeré al terror de la noche,
ni la flecha que vuela de día,
6
ni la peste que acecha en las sombras
ni la plaga que destruye a mediodía.
7
Podrán caer mil a mi izquierda,
y diez mil a mi derecha,
pero a mí no me afectará.
8
No tendré más que abrir bien los ojos,
para ver a los impíos recibir su merecido.
9
Ya que te he puesto SEÑOR como mi refugio,
*

Y protección,
10
ningún mal habrá de sobrevenirme,
ninguna calamidad llegará a mi hogar.
11
Porque tú le ordenarás a tus ángeles
Que me cuiden en todos los caminos.
12
Con sus propias manos me levantarán
para que no tropiece con piedra alguna.
13
aplastare al león y a la víbora;
¡hollare fieras y serpientes!
14
« tú me libraras, porque yo me acojo a ti;
Me protegerás, porque reconozco tu nombre.
15
te invocare, y tú me responderás;
Estarás conmigo en momentos de angustia;
Y me libraras y llenaras de honores.
16
me colmaras con muchos años de vida
y me harás gozar de tu salvación.»

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